Eran las 9 y media de la noche de anoche, cuando comenzaban llegar a nuestra querida casa hermandad el devenir de costaleros, todos ellos acompañados con sus esposas, novias, hijos e hijas, y sobre todo por sus compañeros de trabajadera que un año más venían a compartir una noche calurosa y agradable.
Como recepción, en el patio central de la misma comenzaban las tertulias cofrades acompañados con una frescante bebida y unos aperitivos, para posteriormente pasar al corral donde esperaban unas mesas repletas de un magnífico menú elaborado gracias a Juanmi y Bejarano, que años tras años ponen desinteresadamente sus servicios del bar a sus compañeros de trabajadera.
Después de mediar conversaciones y risas acompañadas al son de unos exquisitos platos, llegó el momento de darles los reconocimientos oportunos a dos hermanos costaleros de nuestras cuadrillas. tras una breve presentación de nuestro Hermano Mayor, Ignacio Moreno quiso hacer patente su alegría de ver aquel patio lleno de familias, así como dar su agradecimiento por compartir otra noche inolvidable en otra ocasión más. Seguidamente tomó la palabra el capataz del Santísimo Cristo de la Vera-Cruz, Cristóbal Martagón, que se dirigió a su costalero homenajeado con caracteres de humildad, de silencio, de puntualidad a los ensayos, de compañero de sus compañeros, costalero de sangre, de servidumbre ante su capataz, y sobre todo de VERA-CRUZ. El costalero homenajeado sería Jesús Manuel Gallego Orellana que recibió un costal en recuerdo a este día y por su labor dentro de la cuadrilla, así también su esposa recogió un ramos de flores. Tras la entrega de obsequios, Jesús Manuel dirigió unas palabras todas ellas llenas de sentimiento y sobre todo de nerviosísmo ante el reconocimiento inesperado recibido.
Después, el capataz de María Stma. del Mayor Dolor en su Soledad, Antonio Cobo toma la palabra y pide un aplauso para su cuerpo de capataces que años tras años soportan esos ensayos, ese trabajo que hay detrás de la configuración de una cuadrilla, y de forma cariñosa esas "manías" que vienen con la edad. Igualmente quiere acordarse de aquellos que por varias circunstancias este año no nos acompaña en este día tan especial, destacando a Víctor Orellana que por motivos de trabajos va estar impedida realizar su estación de penitencia a nuestro lado. Antonio se dirige a su homenajeado con pequeñas pinceladas de que es uno de los verdaderos amigos que tiene en esta vida, peculiar y bromista por su forma de ser, sin afán de protagonismo, veterano, etc. todo ello para dirigirse a Manuel Muñoz Fernández, es decir, a el "Cañi" como todos los hermanos lo conocemos. Igualmente que el anterior homenajeado, sus palabras están llenas de sencillez, brevedad y mucho nerviosísmo ante tal noche inesperada, acompañado de su mujer que recogió un ramo de flores.
Tras esta sesión de homenajes, prosiguió la copa hasta altas horas de la noche donde poco a poco empezaban abandonar los asistentes la casa.
A continuación os mostramos una serie de fotos en recuero a los momentos acontecidos en esa noche de copa de costaleros: