"Los hijos son como viajes al interior de una misma en los cuales el cuerpo, la mente y el alma cambian de dirección, se vuelven hacia el centro mismo de la existencia"
Isabel Allende



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1.8.15

Creciendo


¡¡¡¡Luminoso David, deseo lo mejor de la vida para ti!!!

Se que estamos aprendiendo y cada día lo vamos haciendo mejor, aunque a veces volvemos a caer y nos levantamos con más fuerza, estamos haciendo lo mejor que podemos y eso es muy valioso, no importa el que dirán porque no debemos hacer nada para agradar a los demás, no somos los dueños de la verdad, tampoco tenemos la razón absoluta, simplemente nos vamos guiando por lo que nos dicta el corazón, lo que resuena con la intuición y hace que nos sintamos muy bien, tranquilos y a gusto, sabes que siempre estaremos incondicionalmente para ti y nuestra bandera es el Amor que todo lo cura.

Resultado de imagen para mensaje para mi hijo pinterest

1.8.13

Video: No es maña


Excelente vídeo, el cual que nos hace reflexionar para encontrar otras formas de hacer y decir las cosas con nuestros niños, es importante que ellos sepan que pueden confiar en nosotros, que les creemos, los escuchamos, los respetamos...y que pase lo que pase estaremos allí para ellos...





No existe una única forma de ser padres, ni de ser hijos.

¡¡¡Espero que sea de gran utilidad!!!

6.1.10

Niños "bien portados"

¡¡Hola todos!!

Por estos días de celebraciones escuchamos a muchos padres decir a sus nenes, si no te portas bien, los Reyes Magos ó Papá Noel no te traerá regalos, cosa que realmente me molesta, eso no debería ser así, ya que los niños deben guardar en sus corazones recuerdos hermosos de estas fechas, mirar más allá de los regalos, es bueno que como padres reflexionemos más acerca del tema y veamos a fondo que valores estamos transmitiendo a nuestros hijos...

Debido a esto yo me pregunto si los adultos sabemos y entendemos ¿Que es Portarse bien? Nosotros como padres hemos hablado y reflexionado mucho acerca de este tema, y casi siempre llegamos a la misma conclusión, como adultos pedimos ó exigimos a los niños, más de ellos mismos, sin tener en cuenta en muchos momentos lo que sienten, piensan ó desean, colocando así nuestros deseos, por encima de los suyos propios teniendo un poco de ventaja por nuestra autoridad; con esto no queremos decir que debemos dejarlos hacer todo lo que quieren, sino aprender a identificar sus necesidades, para negociar de una forma acertada las diferentes situaciones que se nos presentan.

La imagen la encontré acá

Casualmente hoy me he encontrado con un excelente y acertado articulo, el cuál espero que sea de mucha utilidad, para todos aquellos padres que al igual que nosotros, andan buscando respuestas para saber que hay más allá de ese "Pórtate bien"

Para leer el articulo puedes hacer clic en el siguiente enlace:

Niños "bien portados"

Está parte me pareció muy acertada, y en ocasiones caemos fácilmente en actitudes y en comportamientos que no deseamos, solo por el miedo al que dirán...


...."Como padres de familia, probablemente en alguna oportunidad habrán sentido presión de los adultos a su alrededor respecto a su función de educadores de sus hijos. De hecho, en ocasiones (si no es que con frecuencia), se siente que el comportamiento de los hijos es evidencia de qué tan buenos padres o madres de familia somos. Lamentablemente, muchas veces este querer “demostrar” nuestras habilidades educativas y “exhibir” hijos “bien portados” hace que adoptemos actitudes represivas con ellos o los sobornemos con premios, pretendiendo que se comporten como adultos cuando aún les falta mucho para ello"....

Por: Mónica Sulecio de Álvarez
Licenciada en Educación


Muchas veces hemos caído en la típica frase: Si te portas bien, pasará algo y si te portas mal, no tendrás algo, realmente no comparto la idea que nos venden de las recompensas, las pegatinas y otros tantos métodos poco eficaces, y que considero sobornan a los nenes, pero también por muchas más razones, espero en otro post profundizar más al respecto.

Saludos cordiales.

24.11.09

Cambiando, Creciendo, Aprendiendo....

Hola todos!!

Después de unos días muy difíciles y de mucha reflexión quise compartir algo de lo que estamos viviendo por estos meses....

Nuestro nene está Cambiando, está Creciendo, y junto a él estamos Aprendiendo a enfrentar, nuevas situaciones; el mundo de los niños no es lo que nosotros creemos ó pensamos que es y ellos así nos lo hacen saber y sentir....

Muchas veces los adultos no lo entendemos, ó nos resistimos a aceptar la realidad, las cosas no siempre son lo que queremos, ó quisieramos que fuesen, ellos están, viviendo en un mundo que quizás no comprenden muy bien... Estan experimentando Cambios, el querer una cosa y luego la otra, pasar de la felicidad al llanto más inconsolable, tener rabietas monumentales, gritar, enojarse, y volverse a contentar, son solo algunas de las muchas cosas que en realidad nos desbordan, y nos hacen sentir los padres más malos, empezamos a preguntarnos mil cosas ó a buscar culpables en donde no los hay...




Si vemos el otro lado de la hoja, entendemos que nosotros estamos ahí para guiar, consolar, apoyar, respetar y explicar con palabras todo un mundo nuevo que se abre ante los ojos de nuestros nenes, somos su todo, pero sobre todas las cosas estamos ahí para Amar Incondicionalmente.... Estas étapas también pasarán es lo que me digo una y mil veces cuándo siento caer, finalmente se que todo terminará en un Te Amo, un Beso y un Abrazo de nunca acabar, y una lección que nos hará crecer para ser mejores la próxima vez... ¡¡Eso es lo mejor!!

No es fácil y cuesta un montón, ya que debemos arrancarnos las vestiduras de legados pasados, que llevamos anclados como parte de nosotros, ahí el mérito es mayor, porque el esfuerzo se hace más grande, y la lucha viene a ser con uno mismo, para no permitirnos repetir historias ó frases y actos inútiles que muchas veces se apoderan de nuestra razón... En muchas ocasiones sentimos que necesitamos dosis extra de paciencia y en esos momentos es bueno preguntarnos: ¿No será que les estamos exigiendo demasiado? Ya que de cualquier forma nuestros niños siempre seran nuestra razón de ser, nuestra felicidad, nuestros tesoros los que logran despertar lo mejor en el interior de cada uno de nosotros para saber que todo vale la pena.

Por último les comparto una frase que me gusta mucho, del libro Un tesoro de Sabiduría Femenina, dice:

Nada es trivial en la vida. La vida es una donde quiera y
cuándo quiera que la tocamos, y
un momento ó acontecer no es menos sagrado que otro.

Por: Vimala Thakar

8.10.09

Las Palabras Mágicas, hay que hablar desde el Corazón

¡¡Hola todos!!

Después de algunos días de ausencia hoy les traigo un tema muy interesante.

Algunas personas pretenden que los niños se comporten como adultos y yo realmente me siento mal por ellos, cuándo veo a estas personas exigiendo algo más de este niño indefenso que realidad no siente querer hacer lo que le piden, ó sencilla mente no entiende el porque debe hacer lo que le dicen. Muchas veces sus padres actúan presionados por terceros...

Para nosotros las palabras mágicas son aquellas que salen del corazón y se dicen solo porque así se sienten, como perdón, por favor, gracias, salud, lo siento etc. Y así se lo hemos transmitido a nuestro hijo. Los niños aprenden estas palabras por imitación y si nosotros no somos un buen ejemplo no podremos pedirles que digan lo que no sienten ni han visto en casa, es absurdo obligarlos a decir lo que no sienten.


Recuerda: Un niño puede decir "por favor", pero no podemos obligarle a ser cortés; un niño puede decir "gracias", pero no podemos obligarle a sentir gratitud; las palabras mágicas deben salir del corazón. Si no es así, son palabras vacías, y sin ningún sentido.


Por esta razón hoy comparto con ustedes un excelente articulo que muy amablemente la Dra. Jan Hunt, nos ha permitido publicar aquí, aprovecho para enviarle nuestro agradecmiento. Espero que sea de mucha utilidad para todos.




Las imagenes las encontré en www.google.com



El Articulo dice



Por Jan Hunt, M.Sc.

En una reciente carta al editor de un periódico local, el escritor expresó una queja común: varios niños se habian olvidado de decir "gracias" por el regalo de Halloween que les había dado.


Sugirió además que estas palabras son la consideración más importante, y que los padres deben recurrir a la fuerza, si es necesario, para extraerlas de ellos. Es natural sentirse herido cuando parece que nuestra amistad se da por sentado. Pero tal vez deberíamos mirar un poco más a fondo, sobre todo cuando se trata de niños.





Como yo lo veo, hay dos razones completamente diferentes por las que un niño diría "gracias". Un niño puede darnos las gracias porque está realmente agradecida por nuestra amabilidad, y ha escuchado muchas expresiones de gratitud en su propia familia (en particular expresó su agradecimiento a ella).
Otro niño puede decir "gracias", pero puede ser simplemente pronunciando palabras vacías por temor al castigo. El comportamiento basado en el miedo, con poca comprensión del significado más allá del ritual, no significa mucho. Tal conducta no es sólo de sentido, es inútil, ya que no logra lo que estamos buscando ya que puede crear una conexión entre la desafortunada acción de gracias y sentimientos de vergüenza y de presión. Con amenazas de castigo, que pueden obligar a un niño a decir "gracias", pero no podemos obligar a la cortesía auténtica que realmente queremos.

La verdadera bondad crece dentro de un niño cuando es tratada con amabilidad. No puede ser forzado en su corazón al obligarlo a decir palabras que salgan de su boca. Además, ¿dónde está la alegría de escuchar "las palabras mágicas" que habla sumisamente un niño asustado? Todas las palabras pierden su magia si no se hablan desde el corazón.

El educador John Holt describió una vez un "verdadero" gracias que había recibido espontáneamente de un joven amigo un "pequeño y encantador de las palabras, llenas de placer, el afecto y la gratitud". Él dijo: "Hasta donde yo recuerdo, esta fue la primera vez que me han dicho" gracias "... A esta persona nunca se le ha dicho que diga " gracias ".

¿Entonces por qué me ha dicho, si nadie le ha dicho? ¿Cómo lo aprendiste? Muy simple, debido a que los adultos siempre le dicen "gracias", y porque nos oye decirnos el uno al otro. Es la observación, Como que quiere hacer lo que hacemos, por eso hizo lo mismo.

Es como cuando la gente hacer algo bueno por los demás, como un acto de amor, y el que recibe el regalo le da un pequeño regalo de vuelta. Con el tiempo, llegará a ser tan natural como respirar.

Holt continuó, "¡Qué diferencia con otro tipo de escena, lo que he visto más veces de las que puedo recordar: una mirada infantil perdida en el placer, el entusiasmo y la curiosidad, cuando una voz de adulto, dice, a menudo en una reprimenda o tono airado, "¿Qué dices? El niño es arrancado de su mundo de placer y de repente se le hace sentir culpable y avergonzado. Oye y entiende muy bien lo que le dicen como una amenaza - si él no dice "gracias", algo malo le va a pasar. Así que, todo el placer se ha ido, posiblemente, incluso puede sentirse rencoroso con los presentes que le ha colocado en esta situación dolorosa, a regañadientes y de mal humor dice "gracias". "

En Halloween, los niños hacen un esfuerzo demasiado grande, seleccionando cuidadosamente su nueva identidad, disfrazados y caminando de arriba para abajo durante una hora o más.


¿Cuántos de nosotros se molestó en decir: "Gracias por mostrarme tu disfraz"?...


Esto es más que una cuestión de equidad, sino también de utilidad, porque la cortesía verdadera viene sobre todo a través de la imitación. Los niños aprenden a tratar a los demás con amabilidad por la observación de los adultos alrededor de ellos haciendo cosas buenas, y por las explicaciones que, respetuosamente les damos, y de las razones de los comportamientos que preferimos.

En lugar de quejarnos sobre la rudeza en los niños, debemos recordar que los niños se comportan así como se les trata, y así como nos ven tratar a los demás.



"Reproducido con autorización the Natural Child Project, para ser publicado en nuestro blog.

Traducido al Español por Martha Medina para Beso de Amor, con autorización de su autor, titulo original en Inglés: The "Magic Words" Must be Spoken from the Heart

Jan Hunt es el autor de:
A Gift for Baby (The Natural Child Project, 2009)
The Unschooling Unmanual (The Natural Child Project, 2008)
The Natural Child: Parenting from the Heart (New Society, December 2001)


Jan ofrece consejería telefónica en todo el mundo sobre la crianza con apego y unschooling. Para obtener sus libros ó más información puedes dejar un mensaje gratis al telefono: 877-593-1547 también puedes visitar sitio web en http://www.naturalchild.org/ ".

Muchas gracias.

24.8.09

Aprendiendo de Ti...

¡¡Hola todos!!

Quiero agradecer muy especialmente a mí esposo y a mi amiga Elena B., y por supuesto a ustedes nuestros suscriptores y visitantes, que hacen de este espacio algo muy especial y que sea una gran razón para seguir adelante, a pesar de las adversidades...

Bueno ellos me motivaron a escribir este post, luego de algunos días muy dificiles por los que pase... Hoy quiero decirles gracias por sus palabras de aliento cuándo más las necesitaba y sentía desfallecer, gracias por el apoyo incondicional que me demuestran a diario, y por las buenas vibras. Espero poder ayudar en algo a otras personas que buscan no sentirse solos en este maravilloso camino aprendiendo a ser papás y mamás, que al igual que nosotros, desean lo mejor para sus hijos, que de alguna manera están viviendo y sintiendo lo mismo...

¿Alguna vez has sentido que estas perdiendo el norte, y te preguntas una y mil veces si estas haciendo las cosas bien ó si por el contrario estas fallando en algo? Bueno yo siii muchas veces y en otras me he sentido un poco desorientada, porque estamos viviendo nuevas situaciones y nos estamos enfrentando a nuevos retos, nuevos desafíos en la Crianza de nuestro hijo, que ya se hace grande y así nos lo deja saber....

Hace unos días estuvimos de visita en casa de nuestra amiga Elena Nieto, (En una reunión que estamos tratando de organizar, con nuestra tribu, en el blog de Mamas Koala hablare con más detalle acerca del tema). Bueno David disfruto mucho, y aunque la pasamos bien, debo admitir que me sentí a prueba con el comportamiento de nuestro hijo; las cosas estan cambiando, creí que nos lo hubieran cambiado, siii es en serio, tuvo varias pataletas y nada parecía funcionar; después de todo hubo un momento en el que me quede en blanco, y claro poco después las dudas no se hicieron esperar....

Nuestro hijo nos hace buscar respuestas a lo desconocido, y de alguna forma ese día fue diferente, porque nos estamos enfrentando a nuevas situaciones las cuales nos pueden llevar al límite de nuestra paciencia, y ponen a prueba todas nuestras creencias sobre la crianza respetuosa y entonces no somos todo lo buenos que deseamos ser, pero lo intentamos; y seguimos en la búsqueda...

De camino a casa y luego de tener una charla juntos, empecé a revisar si estamos fallando en algo... Me sentí mal por él, verlo llorar desconsolado, confundido, y enojado por no obtener lo que quería, fue duro.... Solo se que lo único que funciona es el amor incondicional, la paciencia y la constancia en lo que hagamos, pero sobre todo estar siempre dispuestos a la comunicación en familia....

Se que nuestro nene se esta haciendo grande, y lo entiendo, de verdad; se que se esta auto afirmando como una personita independiente, se que quiere todo y no quiere nada, al mismo tiempo, y lo único que deseo es verlo crecer feliz, y que sea un hombre de bien... El es nuestro gran maestro, es un niño muy inteligente, y tierno, pero al mismo tiempo tiene carácter fuerte y desafiante...

Gracias a él estamos aprendiendo a ser padres, estamos aprendiendo a ver más allá de nosotros mismos, para entenderlo y guiarlo por este camino que es la vida de la mejor forma, con cada nueva situación que se nos presenta, vamos aprendiendo cosas nuevas, vamos rectificando ó ratificando lo que pensamos y creemos, de hecho nos damos cuenta, que las cosas son muy diferentes a todo lo que dicen los demás.



Buscando algo acerca del tema encontré este articulo y pensé en compartirlo con ustedes, dice:

Algunos Tips para manejar la Rebeldía y los Caprichos en los niños:

Abundan las situaciones de la vida cotidiana en que los chiquitos deben ser especialmente contemplados. Aunque a los padres esto no nos haga la menor gracia. Es habitual que entre los 2 y 4 años pasen por la etapa de la rebeldía.

En este período se despierta la voluntad propia del pequeño y la quiere poner en práctica. Pero como todavía es muy chiquito para elaborar decisiones positivas, se centra en las negativas: se opone a todo. Descubre que decir no es fácil y desencadena efectos espectaculares.

Y si no se hace su voluntad reacciona con violentos ataques de ira. Bueno, es en ese instante cuando, hace falta comprender que en plena rabieta no hay nada que hacer; es uno de los momentos menos propicios para entrar en acción. Hay que aprovechar los intervalos entre berrinche y berrinche para revisar las buenas relaciones entre padres e hijos, que tan a menudo se ven afectadas en esta fase de auto afirmación. Se trata de postergar las medidas educativas y de no “engancharse”con el malhumor del niño.

Esta fase de la terquedad se atenúa mandando y prohibiendo lo menos posible, armándose de toda la paciencia del mundo, aunque sí manteniéndose firme en lo estrictamente necesario.

También da buenos resultados ofrecerle alternativas al niño, por ejemplo, cuando se niega a abrigarse, proponerle elegir entre el pullóver rojo o el verde, o cuando no quiere comer, darle espacio para que empiece por las verduras o las papas, y si se resiste a ir a dormir plantearle la opción de llevar un oso o un libro a la cama. La elección es una instancia que lo sorprende, porque él no la tenía en cuenta, además de distraerlo y seguramente alejarlo del empecinamiento inicial.


Sitio Oficial Aquí

27.5.09

"Cuándo no nos entendemos"

Hola todos!! después de tantos días de ausencia, quiero compartir con ustedes un excelente articulo que había leído hace mucho tiempo, pero ahora que lo estamos viviendo con nuestro hijo nos viene muy bien, nos ofrece respuestas muy acertadas a todas nuestras preguntas, para saber como actuar ante las distintas situaciones de nuestro diario vivir, y nos hace reflexionar acerca de que tanto conocemos el mundo de nuestros hijos, para no juzgarlos mal por ser precisamente niños, inocentes, traviesos y con ganas de explorar el mundo de una forma divertida, para que logremos ver las cosas de niños desde su perspectiva y no desde la nuestra, he visto y escuchado muchas cosas acerca de este tema, algunos padres obligan a sus hijos a hacer su voluntad, con gritos, insultos y castigos; solo dan ordenes, no ofrecen razones, cuando quizás lo único que los niños necesitan es mas tiempo para asimilar las cosas, y para que los padres entiendan que aún esta aprendiendo y dependen de nosotros para ello...

"MI MAMÁ Y YO A VECES NO NOS ENTENDEMOS"


Publicado en revista Max Mara. Ayuntamiento de Bilbao.


¿Cuántas veces sentimos ante un niño o una niña pequeña, que nos está tomando el pelo?
¿Cuántas veces hemos pensado, que están “sordos”?
¿Qué paciencia hay que tener en el difícil oficio de ser madre y padre!
¿Por qué les cuesta tanto escucharnos? ¿Por qué no colaboran?...


Estas reflexiones y sensaciones son bastante comunes en el mundo de los adultos.

Pero ¿vaya sorpresa nos llevaríamos, si supiéramos lo que ellos sienten!

¿Por qué les cuesta tanto hacer lo que les pedimos?, ¿nos están probando?

Los adultos interpretamos la conducta de nuestros hijos o hijas con el cristal de nuestra experiencia vital adulta, donde todo está teñido de intencionalidad. Leemos en sus actos una “intención”, como ocurre en el mundo adulto. Además estamos convencidos que nosotros “sabemos” y ellos “no”. Y ahí comienza una batalla a veces desesperante por hacernos entender, que acaba en más de un llanto y pataleta cuando no en enfados e impotencia. Es decir, en desarmonía, que es precisamente lo que no deseamos.

Pero a veces da la sensación que no quieren aprender la experiencia. Por ejemplo, cuando todas las mañanas son un suplicio porque se entretienen con cualquier cosa y no les da tiempo ni a desayunar para ir al cole. Y no hay forma de que lo entiendan.

Podríamos narrar cien mil experiencias similares y conocer tantas respuestas como personas, que a veces funcionan y otras no, con el objetivo de que nos hagan caso (amenazas, castigos...). Pero el problema seguiría sin solucionarse satisfactoriamente. Si queremos una relación positiva, basada en cierta armonía y no en batallas cotidianas donde hay ganadores y perdedores, tenemos que cambiar radicalmente el “chip” como adultos, viendo su conducta con los “ojos de niño”, para entender qué pasa en sus corazones y en sus cabecitas.

Entonces, ¿quizá somos nosotros quienes no les entendemos?

Ese es el punto de partida. Somos nosotros los que debemos de ponernos a su altura, y no ellos a la nuestra. Tenemos bastante desconocimiento sobre el mundo infantil: olvidamos demasiado a menudo que se están formando, que son inmaduros, y que están aprendiendo día a día. A veces les pedimos respuestas que ellos viven ajenos a su edad. Y los pequeños, a veces se sienten incomprendidos con nuestro enfado cuando no hacen lo que queremos. Es como pedirle a una niña de 6 meses que camine o hable como si tuviera 3 años. No corresponde a su edad madurativa.


Sin embargo, el mensaje de “desayuna que hay que ir al cole” o lávate los dientes para ir a la cama”, parece muy sencillo como para ser entendido.

¡Claro! Y es que antes de los 3 añitos entienden perfectamente el discurso verbal. Pero no la lógica que para los adultos tiene. Y comprender esto es crucial para que no interpretemos que nos desobedecen. Nos provocan y todas esas atribuciones que acostumbramos a adjudicarles.

¿Podrías ampliar este planteamiento?

El mundo adulto y el infantil son por naturaleza opuestos: los pequeños aprenden jugando, para ellos todo es posible, viven en la fantasía. Nosotros funcionamos desde la realidad y generalmente desde nuestros deberes. Esto es lo esencial: desde que nacen hasta los tres-cuatro años aproximadamente, están regidos por el denominado principio del placer.


¿Qué significa esto? Que para crecer sanos, sólo viven para jugar y para la expansión. Puede que recojan por imitación los juguetes, pero no lo integran como algo lógico en su vida. A partir de esas edad, y muy poco a poco, empiezan a asumir que además de jugar hay que hacer otras cosas que no gustan tanto. Pero lo hacen con ayuda del adulto. Eso es fundamental. Para ningún niño o niña el “deber” tiene el sentido que para el adulto. Se lo tenemos que recordar. No porque sean tontos, sino porque son pequeños. Porque sus necesidades y las nuestras no tienen nada que ver.


Mucho más lentamente de lo que desearíamos, van asumiendo responsabilidades en su corta vida, pero esto es realmente difícil para ellos antes de los 6-7 años, edad que la que finaliza la formación de su carácter.

¿Cómo podemos llegar a entendernos?

Lo primero de todo, cambiando el “chip” y no leyendo en sus actos malas intenciones, sino inmadurez. Lo segundo, acompañándoles con mucho cariño y paciencia en las “labores” cotidianas que tengan que ver con el aseo, comidas, vestirse, etc. Porque para ellos no tienen el mismo valor que para nosotros. Lo tercero, recordando cómo nos sentíamos cuando nuestra madre o padre nos reñían, gritaban, pegaban o amenazaban por no “hacerles caso”, cuando nuestra única intención era seguir jugando. Y por último, y lo más importante pero difícil por falta de práctica, acostumbrándonos a relacionarnos en base a “acuerdos” y no tanto en “órdenes” de que sabe hacia el que “no sabe”, puesto que esa no es la mejor forma de acompañar en el crecimiento y en la exploración de la vida a lo que más queremos, nuestros hijos e hijas.

Por: Yolanda González

Psicoterapeuta

Sitio oficial Aquí

21.4.09

Siete Mitos de la Crianza

Hola!!
Muchas veces y casi sin darnos cuenta nos dejamos llevar por lo que nos dicen los demás acerca de la crianza de nuestros hijos y terminamos juzgandolos mal, cometiendo errores de los cuales muy pronto nos arrepentimos, los niños solo necesitan nuestro amor, nuestra atención y comprensión, para terminar con esas falsas creencias y mitos equivocados, lo que realmente debemos hacer es lo nace de nuestro corazón, de nuestro instinto.... Por ello les comparto este excelente articulo que encontre, sobre las falsas creencias que rodean la crianza de los niños:


Foto: (www.flickr.com/) Madres e hijos de Alberto Lumbreras

1. No debes tomar a tu hijo en brazos cada vez que llore:


Muchos creen que al hacerlo, el niño se acostumbrará a usar el llanto como técnica para obtener lo que quiere. Lo cierto es que al menos hasta los seis meses, su única misión es esa: llorar para demostrar que necesita algo. Por lo mismo, el objetivo central de los padres debiera ser atenderlo (cambiándole el pañal, alimentándolo o tan sólo regaloneándolo). Naturalmente, un niño cansado puede llorar un buen rato antes de quedarse dormido y no es necesario que sus padres salten a su lado cada vez que suspire. Pero hay que tener claro que es la falta de respuesta de parte de los adultos lo que enseña a los niños a manipular y no al revés.


2. Si no los castigas, tus hijos harán lo que quieran contigo:

Los expertos han estudiado a las familias en que los padres en vez de castigar a sus hijos cuando hacen algo incorrecto, les explican las razones de por qué no deben hacerlo. Resultado: logran mantener la situación bajo control y lo incitan a desarrollar la autodisciplina. Por el contrario, cuando la política familiar es la de castigar a los hijos cada vez que se portan mal, se obtiene una peor conducta. Y es que el castigo, después de todo, no es más que causar sufrimiento, ya sea física (pegándole al niño) o psicológicamente (privando al niño de goce). Este dolor que el padre infringe en el hijo, aunque crea que es para bien, difícilmente generará algo constructivo. Claramente algunas intervenciones (como llevar al niño a un “tiempo fuera” ó alejarlo de la situación que causo la pataleta si éste ha perdido el control) pueden ayudarlo a retomar la compostura. Pero en ese caso, el “tiempo fuera” no está siendo usado para privar al niño de goce, sino para ayudarlo a calmarse.


3. Se debe forzar a los niños a crecer:

Algunos padres se obsesionan en que sus hijos actúen como grandes. Se llenan de libros sobre el tema y dedican su tiempo con ellos a corregirlos. Afortunadamente, no es necesario hacer del diario vivir una lección o una oportunidad de aprendizaje. Las relaciones de amor comunes y corrientes son la mejor forma de enseñar y el mejor escenario para que los niños crezcan.


4. Los “dos años” son terribles:

Esta edad (que en realidad va desde los 18 a los 30 meses) es maravillosa, aunque también tiene su lado agotador. Lo que ocurre es que a los dos años los niños descubren nuevas maneras de explorar el mundo y comunicarse. Aquí la clave es la supervisión, teniendo en cuenta que es más productivo controlar las “situaciones” que al niño y cada una de sus acciones y movimientos.


5. Los padres no debieran pelear delante de los hijos:

Es prácticamente imposible marginar a los niños de todos los conflictos que afectan a sus padres. Por lo mismo, si éstos quieren que sus hijos se conviertan en personas respetuosas y disciplinadas, deben serlo ellos mismos. Lo ideal será que discutan en privado, pero cuando esto no sea posible, se deben esforzar por evitar las palabras hirientes y las reacciones impulsivas entre ellos.


6. Puedes confiar en el instinto maternal:

No siempre… ¿cuántas veces hemos corrido a casa seguras de que la ambulancia que escuchamos iba para allá? En general, el instinto maternal a seguir es aquel que dice a las madres que gocen a sus hijos, les demuestren libremente su amor y les ofrezcan cariño y protección cuando sea posible.


7. “Sobornar” a los niños está mal:

Es común que los niños se pongan mañosos o les den pataletas cuando están cansados o tienen hambre. Ayudarlos a superar ese estado requiere de mucha paciencia, para lo cual será necesario usar palabras, gestos e infinitas demostraciones de cariño. Distraer al niño con un juguete no es “soborno”, sino sólo una manera de ayudarlo a recuperar su equilibrio. Mucha gente piensa lo contrario, pero lo cierto es que lo que le importa al niño no es el regalo en sí, sino el tiempo que le están dando sus padres. Sólo podemos malcriar a un niño cuando usamos un regalo concreto para sustituir la atención o el cariño.


Por: Elizabeth Berger MD Psiquiatra infantil estadounidense, autora del libro “Raising Children with Caracter” (http://www.parentigbyheart.com/), casada, madre de dos hijos, y colaboradora exclusiva de revista HF.


Sitio Oficial Aquí

22.1.09

"Los Miedos Infantiles"

Muchas veces escuchamos decir que los niños tienen miedo, creo que la mayoría de estos son originados y creados por algunos padres a veces sin darse cuenta, otras con conocimiento de causa, ya que creen que porque a ellos les funciono, con sus hijos también funcionara, pero realmente están muy equivocados ya que actúan por salir del paso haciendo en ocasiones mucho daño a los niños... Cuándo les golpean, amenazan, critican, juzgan, rechazan, comparan y descalifican a sus hijos. Está es una invitación para los padres a tomar en serio a los niños a no ignorarlos, a responder sus preguntas acompañandolos en cada etapa que experimentan en su desarrollo y a ofrecerles lo mejor de nosotros como personas, ya que merecen respeto y toda nuestra atención para lograr comprender un poco mejor este mundo....



El Articulo dice:


Nuestros hijos, tienen miedo?
Qué es el miedo y para qué sirve?
Qué podemos hacer con él?


Estas son algunas de las preguntas más habituales, tanto en la consulta privada como en las Escuelas de padres-madres.


- ¿Qué es el miedo, que tanto miedo nos da?


No nos agrada que nuestros hijos, sientan miedo. Pero en si mismo no es negativo. Además, como padres y educadores, sabemos que no es propiedad exclusiva de los más pequeños. De hecho es tan antiguo como la vida misma. El miedo, cumple una función de supervivencia. Es un instinto básico y por tanto es natural. Ese miedo, puede vivirse ante un hecho real o imaginario, pero no debe negarse si el niño-a lo manifiesta. Porque, para el pequeño-a, es una vivencia real.

Miedos habituales:

Los niños pequeños, tienen miedos a todo aquello que sienten que puede poner en peligro su integridad emocional o física, más allá de que nos parezca o no razonable a los adultos.


Los más habituales, son:


  • El fuego.
  • La agresión (ser pegados o castigados)
  • El abandono de los seres queridos (éste es el más importante para su integridad emocional)
  • A lo desconocido (A lo nuevo, si no hay presencia que asegure)
  • A la oscuridad (necesitan de nuestro acompañamiento)
  • A los fantasmas, monstruos (La t.v. es muchas veces la causa directa de escenas impactantes) Ningún menor de tres años, debiera estar ante la T.V. No la necesitan y no están maduros para integrar las imágenes).
  • A los animales (algunos niños adoran a los animales. Otros los temen. Es importante, la actitud tranquilizadora y positiva del adulto)

¿Que hacer ante el miedo?


Lo primero de todo, contactar con nuestros propios miedos y analizar si consciente o inconscientemente, se lo transmitimos. En segundo lugar, nunca negar su miedo. No somos quienes para poner en duda su sentimiento, independientemente de la edad que tengan. NO se debe humillar la vivencia del miedo, aunque no se entienda. En tercer lugar, empalizar y dar seguridad con nuestra actitud corporal, tono de voz, afecto y sobre todo presencia, si la requieren. No debiéramos de negarles nuestra compañía. Es lo única que les da seguridad, y desde ahí podrán superarlo con la edad. Por supuesto, que no utilizar historias de miedo (“si te portas mal, vendrá…” o “ no te querré”, para lograr obediencia. Tampoco contar historias de miedo o terror.



Conclusión

En definitiva, tenemos que comprender que, muchos miedos son fruto de la vivencia natural de inseguridad, propia de su inmadurez psicoafectiva. Necesitan nuestro apoyo y afecto, independientemente de su edad. No se trata de endurecerlos, sino de acompañarlos en su crecimiento, con empatía, amor y muchas dosis de paciencia.

Por: Yolanda González
Sitio Oficial Aquí
Con autorización de su autora para ser publicados en este sitio

7.1.09

De la dependencia a la Independencia

¡¡Hola, hoy quiero compartir con ustedes un excelente artículo que encontré, es un poco largo pero vale la pena!!

Habla justamente de lo que actualmente estamos viviendo con nuestro hijo David, tiene dos años y cinco meses, es un niño muy feliz, tierno, juguetón y parlanchin; creo que esta dejando se ser bebe para convertirse en niño, y a veces siento que estamos fallando en algo, queremos respetar sus frustraciones, sus momentos de enojo y de felicidad, sus rabietas, y el querer hacerlo todo el "Solito". Pero hay situaciones que nos superan....Queremos guiarlo de la mejor forma sin llegar a sobre protegerlo, así que me parece que este articulo nos da muy buenas pautas para llevar de la mejor manera esta etapa en su crecimiento, con Amor y con Respeto...



El articulo dice:

Todos hemos dejado atrás la ayuda de otras personas cuando aprendimos a hacer algo por nuestra cuenta...

Cada vez nos apoyamos más en nosotros mismos, somos más independientes, podemos resolver nuestros asuntos con nuestros propios medios. Tu hijo hace lo mismo.

¿Qué tanto lo apoyas en su camino hacia la independencia?

¿Qué tanto quiere él ser auto suficiente?

¿En qué actividades depende tu hijo de ti?

¿Cuáles son las actividades que tu hijo realiza con independencia?

El niño y la niña tienen que recorrer un largo camino para pasar de la dependencia casi total del recién nacido a la independencia de un ser humano maduro

Cuando nace, el bebé está sujeto a que sus papás lo alimenten, lo limpien, lo muevan o lo abriguen. Poco a poco podrá hacer estas cosas por su cuenta, pero solamente lo conseguirá si lo dejamos practicar.

El pequeño tiene que aprender a comer y dormirse solo, a moverse de un lado a otro, a decidir lo que quiere y lo que no quiere hacer, a saber qué desea y a conseguirlo cuando sea posible. Cualquier cosa que realicemos por nuestro hijo cuando él ya sabe hacerla, es un obstáculo que ponemos a su desarrollo.

Es mucho más fácil vestirlo o darle de comer en la boca, así no tenemos que esperar a que él
termine de ponerse los pantalones ni limpiar la mesa. Pero ayudarle de más le quita al niño el orgullo de progresar, de poder decir: “Yo lo hice solito”. Quitarse los zapatos, ponerse el suéter, guardar sus cosas, son para él verdaderas victorias. No vale la pena arrebatárselas.

Tampoco es conveniente pedirle antes de tiempo lo que aún no es capaz de hacer

Al principio hay que enseñarle. Repetirle varias veces cómo se hacen las cosas: “Y ahora tallamos las rodillas con la esponja”, “Primero metemos la cabeza y luego los brazos”. Debemos observarlo y dejarlo que pruebe. Él irá demostrando sus habilidades: a los siete meses podrá quitarse los calcetines, a los cuatro años será capaz de vestirse solo; a los diez meses comerá con las manos, a los tres años manejará bien una cuchara. Es un verdadero arte ir a su paso: ni más rápido ni más lento.

Aunque el niño depende de sus padres y de los adultos en general, se encuentra en una lucha constante por su independencia física y emocional

A esta edad el niño quiere que lo apoyemos, pero también que lo dejemos libre. Se enoja cuando no le permitimos hacer todo por sí mismo, pero al mismo tiempo pide ayuda. En estos primeros años van a darse etapas en las que hace berrinches, desobedece y dice “no” a lo que le pedimos. Estos comportamientos son ensayos para aprender. El pequeño no sabe cómo ser independiente, y lo único que puede hacer es rebelarse. Poco a poco, encontrará maneras más suaves, positivas y eficientes de ser autónomo sin causar problemas.

Los padres nos sentiremos menos impacientes si sabemos que estas situaciones incómodas son necesarias para el crecimiento de nuestro hijo

La rebeldía forma parte del impulso natural del niño hacia la independencia. Es sano que el pequeño nos necesite cada vez menos.

Contemplar el camino completo del desarrollo del niño y saber a dónde va puede aliviar las tensiones del viaje; si sólo vemos los baches y las barrancas, no disfrutaremos del paisaje y de las flores y, sobre todo, no apreciaremos ni nos daremos cuenta de cómo nuestro hijo va adquiriendo la capacidad de resolver sus propios asuntos, de ser responsable, independiente y autónomo.

El niño quiere que lo apoyemos y que lo dejemos libre

Para dar un salto, regresamos unos pasos. Para cruzar un río, nos detenemos un tiempo hasta encontrar el sitio más seguro. El niño hace lo mismo. Así es el crecimiento. Los retrocesos en algunas ocasiones son buenas señales de que el niño está preparándose para avanzar. Sucede también que algunas situaciones como el cambio de casa, el nacimiento de un hermanito, las tensiones en la familia o algunas pérdidas importantes, provocan algún retraso en el niño. Si ya había dejado el biberón o los pañales, vuelve a necesitarlos; si ya guardaba sus cosas, vuelve a dejarlas tiradas

No es conveniente utilizar el castigo para corregirlo, y mucho menos decirle:
“Ya eres grande, ya es hora de que...”

Por el contrario, debemos apoyar a nuestro niño, ayudarlo un poco más en lo que hace, acompañarlo a la hora de dormir, decirle palabras de aliento, permitirle estar más tiempo con nosotros, manifestarle nuestro afecto.

Se necesita paciencia, respeto y una gran comprensión para entender qué está construyendo nuestro niño cuando hace las cosas por sí mismo.
Nada menos que su libertad.


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5.11.08

"Yo Solito" las nuevas palabras de nuestro hijo

Nuestro hijo cada día nos pide hacer algunas cosas el solito, nos sorprende con cada nuevo descubrimiento y me siento muy orgullosa de él, se que debemos ayudarlo a ser independiente por ello trato de evitar el "No" para los momentos en que realmente sea necesario, es dificil pero encontre una regla de oro: Por cada No, debes decirle dos Sies" Ya que es muy importante respetarle el deseo de hacer las cosas por sí mismo, (siempre que esto no implique un peligro); en esta etapa, lo que los niños necesitan es reafirmar su autoestima y muchas veces los adultos no lo entendemos así y colocamos etiquetas en los niños.

Creo que debemos enfoncarnos en las cosas que hacen bien y no en lo que no hacen, también es importante No tomar los berrinches como “caprichos”, sino que hay que entenderlos como la forma que tienen los niños de esta edad para expresar el descontento que les provoca la contradicción entre su deseo de independencia y su realidad de dependencia, aunque la gente no crea los niños nos entienden y debemos consolarlos cuándo se den cuenta de que no puede hacer algo y se sientan frustrados por ello, sin enojarnos y explicándole que ahora puede hacer algunas cosas y que cuando sea más grande podrá hacer muchas más.



Les comparto este articulo:

Tu bebé empieza a disfrutar de más autonomía

Durante los primeros meses de vida, tu bebé depende de ti totalmente, pero cuando empieza a moverse por sus propios medios, aunque sea gateando, empieza a ser autónomo.
Mes a mes comprobarás cómo va haciendo cada vez más cosas por sí mismo. Esto supone más trabajo para ti (porque tienes que estar más pendiente de él) pero también te hace sentirte orgullosa y feliz de ver cómo tu peque va creciendo. Tu hijo tiene todo por aprender en este mundo, y tú puedes guiarle, con mucho amor y paciencia, para que cada paso que dé asiente su seguridad. Aquí tienes algunos de los avances más importantes en los que puedes ayudar a tu hijo. Recuerda que las edades son aproximadas, cada niño es completamente diferente y tiene su propio ritmo:

“Ya como solito”Al principio pondrá todo perdido; sólo es cuestión de paciencia. Entre el año y medio y los dos años él mismo te pedirá que le dejes comer solito. Le será mucho más cómodo si los cubiertos están adaptados para él. La cuchara debe estar especialmente diseñada para sus pequeñas manitas. También es recomendable que su vaso tenga asas, y que no sea de un material que se rompa fácilmente. No le regañes si tarda mucho o si pone todo perdido al intentar comer él solito: al fin y al cabo, está aprendiendo. colócale un babero que impedirá que se manche la ropa. No le dejes comer viendo la televisión, le distraerá y tardará más en comer. Empieza a acostumbrarle a lavarse los dientes después de cada comida, para que aprenda cuanto antes este hábito.

“Ya me visto solito” Déjale que elija su propia ropa. Tú siempre puedes intentar orientarle sobre los colores que mejor combinan, pero es bueno que vaya desarrollando sus propios gustos y aprenda a tomar decisiones. Sobre los dos años de edad los niños pueden empezar a vestirse solos. No te impacientes; es mejor que os levantéis diez minutos antes todas las mañanas y que se vista con tranquilidad a que acabes haciéndolo tú porque tenéis prisa. Con algunos pequeños trucos será más fácil: cómprale ropa que tenga pocos botones, opta por los corchetes, los pantalones de gomas y el velcro para los zapatos, un dibujo en la parte exterior de los calcetines le ayudará a saber cuál es de cada pie, igual que los jerseys con un dibujo en la parte delantera.

“Ya voy al baño solito” A partir de los dos años el niño empieza a controlar los esfínteres (pero no olvides que el ritmo de cada niño es diferente). Cuando detectes que el niño está preparado para dejar los pañales, cómprale un orinal, cómodo y fácil de limpiar, con una base de goma para que no se desplace y así evitar vuelcos accidentales. Cuando ya sea capaz de controlar mejor el pipí y la caca -el aprendizaje suele durar unos 2 o 3 meses-

“Ya ayudo en casa” Como todos los miembros de la familia, los niños deben participar en el hogar colaborando; sólo tienes que asignarles tareas de acuerdo con su edad. Una buena forma de empezar es recogiendo sus juguetes. Las primeras veces, ayúdale tú y haz que se convierta en un juego. Si alguna vez refunfuña, no insistas mil veces ni le regañes, sólo déjale claro (sin gritar lo más mínimo) que no hará ninguna otra cosa hasta que no recoja. Es algo que puede hacer aun siendo muy pequeño. Después vendrán: ayudar a poner y quitar la mesa (sin llevar cuchillos ni objetos calientes o frágiles), hacer su cama, doblar su ropa y echarla a lavar…

Parecen muchas tareas para un niño tan pequeño, pero, si perseveras en su aprendizaje y tienes paciencia, conseguirás que tu peque aprenda a valerse por sí solo de forma divertida, y potenciarás su autoestima y su confianza en sí mismo.

Por Aurora Rodriguez
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22.9.08

"¡Es mío, mío y sólo mío!"

La etapa de los dos años que esta viviendo nuestro pequeño, trae consigo muchas situaciones nuevas para todos.... Encontré este articulo que tiene muy buenas ideas por ello lo comparto con ustedes:

¿Por qué nuestro hijo de dos años no es capaz de compartir sus cosas con los otros niños, y ni siquiera con sus propios padres? ¿Es un niño egoísta? Debemos tener claro que la actitud posesiva es normal en los niños de esta edad. Nuestro hijo todavía no entiende que una cosa le pertenece aunque la preste y la comparta. Tampoco entra en su cabecita que no puede tener todo lo que pide. Nuestro trabajo como padres y educadores consiste en conseguir que interiorice estos valores, teniendo en cuenta que nuestra actuación es un modelo importantísimo para su futuro comportamiento.

"Mío, mío y sólo mío". Éstas son palabras familiares para los padres que tienen hijos de dos años, e incluso un poco más mayores. En la escuela podemos ver a un niño apropiándose de los juguetes de sus compañeros o al mismo niño reaccionando de manera agresiva si alguien intenta arrebatarle los suyos. No hay por qué intranquilizarse. Esta actitud es comprensible y, de hecho, necesaria en su desarrollo: nuestro hijo está viviendo una etapa de egocentrismo. Durante este período intenta satisfacer sus deseos y enseguida ve en peligro todas sus posesiones, que son las que le proporcionan la diversión y el placer. El niño de esta edad todavía no es consciente de que los otros también tienen juguetes, y de hecho aún le costará un par de años aprenderlo. Debemos entender que necesitará tiempo -durante el cual decidirá qué quiere prestar y qué no-- para asimilar los valores del intercambio y la generosidad.
Nosotros podemos regular estas conductas egocéntricas evitando darle todo lo que pida y recompensando las acciones generosas, por ejemplo, cuando comparte un juguete. Además, podemos demostrar qué conducta queremos a través de nuestro ejemplo.

Nuestro papel es básico para su educación, no sólo porque somos quienes premiamos o reprochamos sus acciones sino también porque tenemos la responsabilidad de explicar por qué "quitarle el osito a Marcos no está bien". Algunas indicaciones útiles sobre cómo podemos transmitir valores como la generosidad son:

Establecer previamente las normas del "juego". Hay que negociar. Por ejemplo, explica a tu hijo que debe prestar sus juguetes a los otros niños, y que eso también debe hacerlo en casa, donde las cosas son de todos y no sólo suyas. Poco a poco irá aprendiendo que los otros también tienen "cosas" (la merienda, un juego nuevo, etc) que le gustaría que compartieran con él.

No crear sentimiento de pérdida. Si tu hijo ha decidido compartir su "amada manta" con un amigo suyo, asegúrate de que ésta volverá a sus manos. En caso contrario, puede tener la sensación de que ha perdido su preciado objeto y por tanto le costará volver a prestar sus cosas. Si llega esta situación y al principio tu hijo se muestra rebelde no se lo reproches porque, igual que los adultos, tiene sus derechos y ha de saber defenderlos.

Exigirse a sí mismo lo que quiere exigir a los otros. Si quieres enseñarle qué es la generosidad, muéstrale ejemplos. Nosotros le servimos de modelos y es fácil que más adelante nos imite. Si te pide algo, actúa como querrías que él lo hiciera.

Ponerse de acuerdo con nuestra pareja en todo lo referente a la educación de los hijos. Es muy típica la situación del niño que quiere salir al parque y que sabe perfectamente a cuál de los dos debe acudir para cumplir sus deseos. Esta situación es especialmente cierta en los hijos de padres separados. Hay que tener cuidado e intentar no crear rivalidades ni hacer chantaje emocional.
Relación entre comprensión y exigencia. A veces se puede pensar, equivocadamente, que ser poco exigentes con nuestros hijos está asociado con ser más comprensivos. Para una buena educación es tan importante ser comprensivos como tener un nivel de exigencia adecuado a su edad.
Importancia de la participación. Crear situaciones de participación y cooperación con los hijos, estimulando un trabajo y unas actitudes que son las que se han de aprender. Promover la construcción en equipo de un puzzle, ya que en el correspondiente intercambio de piezas será muy fácil que aparezcan conductas de "mío, mío, mío". Los juegos de grupo son muy apropiados para estas edades porque les enseña la importancia de compartir con los demás.
Saber resistir ante frustraciones y dificultades. Hay que ser perseverantes. Se trata simplemente de una etapa infantil. La paciencia es básica mientras se producen los cambios.
Reforzar las conductas positivas. Decirle por ejemplo: "Eres un encanto" o "Eres un amor" cuando nuestro hijo preste un juguete a su hermano o a un amigo, o cuando muestre cualquier conducta de colaboración.
Tener claros los valores que queremos inculcar y actuar consecuentemente. Prémialo con la lectura de un cuento cuando comparta sus libros con su hermano pero no ignores esta conducta (al menos mientras estás tratando de que la aprenda) al día siguiente porque estás cansado o tienes un mal día. Cumple con tus promesas. Si le has dicho que le leerás un cuento, mantén tu palabra.
No coaccionar afectivamente. Son muy contraproducentes frases como: "Si no prestas el coche a Luis, mamá no te querrá" Estás reduciendo el valor de la generosidad a una mera transacción emocional. Tu hijo no aprenderá a ser generoso sino todo lo contrario. Compartirá sus cosas para conseguir algo a cambio: tu cariño y atención. Hay que hacerles comprender que las sanciones o límites que reciben por nuestra parte son independientes a nuestro cariño por ellos. Eso es incondicional.
Los niños, unos más y otros menos, necesitan atención y mucha paciencia. No podemos emitir juicios precipitados pensando que tenemos un hijo desconsiderado. Dale tiempo y ayúdale a resolver sus dudas.
En resumen, cuando nuestro hijo actúe de forma interesada, cuando pensemos que tiene un comportamiento egoísta, debemos comprender que a esta edad todavía no ha interiorizado valores básicos como la generosidad. Nuestro papel educativo como padres es imprescindible para darle a conocer todas las experiencias posibles para que aprenda a su ritmo. Experiencias como nuestras propias conductas (respetar, amar, compartir, prestar) y nuestras actitudes (tener paciencia, ser coherentes, comprensivos…) son las que mostrarán un modelo familiar claro para el niño.
Por: Montse Barceló Moreso
Licenciada en Psicología
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15.9.08

Las Rabietas

Buscando sobre el tema de los dos años, encontré este interesante articulo, en donde podemos aprender a entender los sentimientos de nuestros hijos, ya que muchas veces hemos vivido momentos de tensión, y mantener la calma resulta muy dificil....


Imaginemos una escena: Una mujer espera ansiosa a su marido, deseosa y necesitada de que su esposo la abrace y converse con ella. Pero sabe que este hombre no suele ser afectuoso corporalmente. Por lo tanto hace ya mucho tiempo que la mujer en cuestión no se lo pide, aunque crece su frustración, enojo y soledad. Cuando el marido le solicita algo, por ejemplo, que le traiga un café a la cama; ésta estalla a través de gritos llenos de rencor y desesperación.

Imaginemos que este hombre solicita una consulta médica porque su mujer hace rabietas sin motivos. O que se junta con sus amigos para contarles que su mujer está loca y que hace rabietas a repetición y no hay forma de hacerla entrar en razones. ¿Nos resulta graciosa la imagen? ¿Tal vez algo ridícula?

Ahora traslademos por un instante esta situación imaginada a la realidad emocional de un niño pequeño. Un niño cualquiera que no sabe cómo pedir lo que necesita, porque lo ha intentado con magros resultados. Ha pedido brazos, mirada, o sencillamente presencia. Pero se le ha hecho saber que su pedido era desmedido o fuera de lugar.

Ese niño a veces enloquece en su desesperación por satisfacer alguna necesidad básica, posiblemente no comprendida por el adulto. Entonces grita, hace berrinches, da patadas, se tira al suelo, llora, se tapa los oídos, tose, vomita; en fin, nos ofrece un espectáculo atroz, sobre todo cuando nos sucede en la fila para entrar a ver un espectáculo de títeres, o durante un almuerzo familiar con tíos, suegros y padrinos como testigos. No es necesario aclarar que nos inunda una imperiosa necesidad de desaparecer de la faz de la tierra en ese preciso instante. Y si fuera posible, también devolveríamos a ese niñito no sabemos bien dónde ni a quién.

Hasta aquí, todas las madres y los padres sabemos de qué estamos hablando. ¿Qué hacer? Tenemos dos opciones:

Uno) Ponernos de acuerdo entre los adultos, asegurando que los niños están imposibles, que las rabietas se les pasarán cuando crezcan y que lo mejor es no darles importancia; o

Dos) Interesarnos en comprender qué le pasa al niño. Para esta última decisión, será menester “rebobinar la película”, y averiguar especialmente qué le estuvo pasando al niño ANTES de la famosa y estruendosa rabieta.

En la mayoría de los casos, hubo pedidos genuinos, respecto a la necesidad de ser mirados, a los pedidos de introspección, de desaceleración de ritmos familiares, a la necesidad de contacto, de escucha, de acercamiento a sus mundos internos. Claro, que todo esto pertenece al universo sutil de los sentimientos, que en principio es “invisible a los ojos”.

El problema es que cuando los adultos no logramos reconocer con sencillez y sentido lógico una necesidad personal, tampoco podemos comprender la necesidad específica del otro, y menos aún si está formulada en el plano equivocado. Generalmente, sin darnos cuenta, pedimos lo que creemos que será escuchado y no lo que realmente necesitamos. A este fenómeno tan frecuente y utilizado por todos nosotros, lo llamaremos “pedido desplazado”. Así las cosas, si sé de antemano que una necesidad no tiene posibilidades de ser escuchada, la voy a expresar a través de otro deseo “escuchable”. Pero así es como se instala el malentendido.

En relación a los niños esta situación es tan corriente que la vida cotidiana se convierte en “un campo de batalla”. Levantarse para ir a la escuela, comer, bañarse, ir de compras, hacer la tarea, llegar o irse de algún lugar, ir a un restaurante en familia, todo parece ser “una lucha” no se sabe muy bien contra quién. Y hemos encontrado un rótulo muy de moda aplicable a casi cualquier situación: “a este niño le faltan límites”, “es un niño caprichoso” o “con sus rabietas no conseguirá nada bueno”.

Si nos enfrascamos en estas creencias, es poco lo que podremos hacer para ayudar al niño a expresarse y encausar su necesidad hacia una resolución posible y para que los adultos podamos compartir momentos felices con los niños, fuera del estrés de quedar atrapados en el circuito de las imparables rabietas.

Para ello, puede resultarnos muy útil ponernos en el lugar de los niños. Imaginarnos en sus cuerpos y en su confusión, en la imposibilidad de comunicar lo que genuinamente les pasa ya que frecuentemente piden “lo que puede ser escuchado”, por lo tanto, los adultos no logramos llegar hasta la necesidad real.

Esto no significa que los adultos tenemos la obligación de “hacer todo lo que al niño se le antoje” ni responder ciegamente a pedidos incomprensibles. Lo que sí tenemos la obligación de hacer, es enterarnos. Ayudarlo a comprender qué necesita. Conversar. Dialogar. Transmitir al niño lo que a nosotros, los adultos, también nos pasa. Y darnos cuenta que tenemos que llegar a algún tipo de acuerdo donde los deseos de unos y otros puedan coexistir.

Si somos capaces de generar espacios de intercambio con el niño pequeño, constataremos que las rabietas desaparecerán. Porque el niño se sentirá escuchado y tenido en cuenta, independientemente si “eso” que deseaba podrá ser o no satisfecho. La prioridad reside en haber sido comprendido por el adulto amado. Dentro de esa relación abierta, de confianza y diálogo, el niño puede pedir lo que quiera, también puede recibir un “no” explicado con sencillez, relacionado con la capacidad o limitación del adulto. De ese modo todos accedemos y compartimos la realidad emocional de todos. Nadie queda excluido. Y ya no será imprescindible comprar un caramelo o vestirse a tiempo. Ninguna situación exigente para el niño devendrá imposible de asumir, porque el niño no estará solo. Sabrá que haga lo que haga, o necesite lo que necesite, los padres estarán cerca para comprenderlo, y encontrar juntos maneras posibles de satisfacerlo.

Esta manera de encarar el “problema de las rabietas” trae consigo otra ventaja: los niños podrán acceder a la realidad de los adultos, interesándose por sus padres y haciendo esfuerzos por comprender el mundo de las personas grandes. Esto les amplía la percepción del mundo, se vuelven niños curiosos y deseosos de saber más, comprender más, y de participar en el intercambio emocional.

Por: Laura Gutman
Escritora y Terapeuta Familiar
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23.8.08

La Autoestima genera Confianza

La mayoría de los padres velan por que sus hijos estén bien de salud: los llevan a controles médicos, les aplican las vacunas necesarias, mantienen un botiquín en casa y, en muchos casos, los llevan a urgencias solo con la presencia de un llanto inesperado.
Sin embargo, muchos olvidan que también es fundamental ‘inyectarles’ autoestima. Esa capacidad que tiene un ser humano para conocer sus habilidades y sus destrezas.
Fomentarla es esencial porque de esta dependerá su desarrollo en el aprendizaje, en las relaciones sociales y en la construcción de la confianza en sí mismo.


La mejor manera para proyectarla es que los padres les brinden a sus hijos seguridad en las actividades que enfrentan, teniendo en cuenta la edad del menor.
Juana Morales, sicóloga infantil especialista en desarrollo y crianza, explica que “a los 4 años un niño apenas está formando su autoestima, la cual le permitirá en un futuro tener confianza en sí mismo. Por ende, los adultos deben incentivarlo a que resuelvan problemas que ellos no se sientan capaces de lograr. Eso sí, sin llevarlos al peligro”.


Los mayores deben permitirles comer solos, jugar, compartir, enseñarles a prestar atención y a esperar. La sicóloga clínica especialista en niños y adolescentes Beatriz Parra también sugiere dedicar tiempo para dialogar y jugar con el menor.
Entre tanto, debe evitar decirle palabras como “tú no eres capaz, no hables”, porque esto genera en el niño el sentimiento de que no se desarrolla como persona, fomentando la baja autoestima.
El efecto final trae como consecuencia depresión y timidez. Además, se sentirá inferior a otras personas, será rígido y tendrá conductas agresivas con la gente.
Los beneficios de tenerla
Son niños más autónomos y responsables de sus actitudes.
Aprenden a decir ‘no’ cuando es necesario.
Se comunican con mayor fluidez.
Reconocen fácilmente los problemas.
Toman decisiones acertadas.
Aprenden con sencillez a cumplir órdenes.
Reconocen con más facilidad los límites.
Se vuelven niños seguros de sí mismos.
Favorece la sociabilidad y el desempeño.
Enfrentan las derrotas con altura y luchan por superarse.
Para formentarla, tenga en cuenta
Permita que su hijo se enfrente a situaciones nuevas.
Deje que él realice actividades solo, pero siempre acompáñelo.
No le resuelva todas las dificultades que a él se le presentan; explíquele y ayúdelo a solucionarlas.
Incítelo a colaborar con el arreglo de la casa, a bañarse y comer solo y a seleccionar su propia ropa. Esto le dará autonomía.
Ponga límites y aprenda a decir “no” cuando se debe.
Aunque puede ser flexible, trate de respetar los horarios de las rutinas y de los acuerdos creados.
No sea tan exigente con su hijo; él da según sus capacidades.
Una persona con autoestima defiende sus ideales y principios.

Por Mónica Toro
Redactora ABC del bebé.
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Independencia y Frustración


El niño desarrolla rápidamente una sensación de ser una persona independiente y aparte, con derechos, preferencias y estratagemas personales. Ya no se ve a sí mismo como parte de usted, por lo que tampoco acepta tan fácilmente el control total que ejerce sobre su vida. Desea afirmarse a sí mismo y es correcto que lo haga así. Su «obstinación» es una señal de que esta creciendo y de que ahora se siente lo bastante seguro como para intentar controlar las cosas por sí mismo. Pero la vida es difícil para el niño. Todavía no comprende muy bien las cosas; a menudo desea hacer algo que el mundo de los adultos no le permite, y todavía es muy pequeño y físicamente incompetente. Así, sus esfuerzos por alcanzar la independencia conducen a la frustración. Aunque parece bastante inevitable que experimente algo de esa frustración, demasiada puede dañar su amor propio y hacerle perder tiempo y energía en arranques de furia que utilizaría mucho mejor en algo tan práctico como es aprender.


Frustración provocada por los adultos: Los adultos pueden frustrar con suma facilidad el nuevo sentido de la independencia del niño, sus sentimientos sobre sí mismo como persona aparte y su sentido de la dignidad. En cuanto se siente tiranizado, mandado o presionado, se atrinchera. Cualquier tema es válido para una pelea. La causa que la origine puede ser el orinal o la ropa, la comida o la cama. Si tiene la sensación de que usted insiste, se resistirá. Pero si cree que se le permite controlar su propia vida, utilizará ese orinal, se comerá esa comida, se quedará en la cama, acudirá cuando se le llame, se marchará cuando se le diga y además, le encantará. Por muy respetuosos que sean los adultos hacia sus sentimientos, habrá innumerables ocasiones en las que habrá que impedirle hacer ciertas cosas o que desea conseguir que haga otras que preferiría no hacer. Cuanto más cómodamente pueda afrontar la necesaria obligación, tanto más aprenderá sobre ella, así que procure cultivar no sólo las virtudes evidentes, como el tacto, el humor y la paciencia, sino también el talento como actriz. ¿Tiene usted prisa por llegar a casa? Si coloca al niño en el cochecito cuando quería andar, se desatará un verdadero infierno. Pero si actúa usted como si dispusiera de todo el tiempo del mundo y se ofrece a ser un caballo que lo transporta de regreso a casa al galope, verá como llega allí con toda la rapidez de que sea capaz.


Frustración provocada por otros niños: Los niños pequeños y hasta los bebés se muestran a menudo profundamente interesados por otros niños de su mismo grupo de edad. Si se les da oportunidad, muchos establecen amistades reales y duraderas. Pero hasta los mejores amigos del niño son a menudo frustrantes y se causan daño unos a otros porque todavía no pueden ponerse en el lugar del otro como para comprender sus sentimientos. Si los dos quieren el mismo juguete, lo más probable es que el miembro dominante de la pareja se apodere de él y 'que el otro se eche a llorar, de modo que los adultos terminarán por sentirse vagamente descontentos con los dos. Si uno quiere abrazar y el otro no quiere ser abrazado, quizá le resulte difícil decidir por quién siente más pena. Las habilidades sociales se desarrollarán con la práctica. Mientras tanto, no espere que los niños pequeños solucionen las cosas por sí mismos. Necesitan de los adultos para mantener la paz y para explicarse unos a otros. No se aprende nada útil tirando de los pelos y dando mordiscos.

Frustración provocada por los objetos: Los objetos que el niño intenta utilizar se niegan a comportarse como él desea porque todavía no es muy fuerte y su coordinación muscular aún no es siempre todo lo exacta que se requiere. A menudo las batallas con los objetos y con juguetes frustrantes son muy educativas. El niño empieza a descubrir lo que son capaces de hacer o no hacer las cosas, y eso constituye una información esencial para él. Quizá se sienta frustrado, por ejemplo, porque no logra introducir los cubos de plástico en los agujeros redondos. Pero el hecho de que no encajen es algo que tiene que aprender; no tiene ningún sentido ocultarle esa clase de hechos. Un poco de frustración de este tipo hará que el niño continúe probando y, de ese modo, aprenderá. Pero demasiada frustración actúa en el sentido opuesto. Si afronta tareas imposibles por sí solo y, en consecuencia se enfrenta a fracasos continuos, terminará por abandonar. Por lo tanto, esté dispuesta para intervenir y ayudar cuando vea (Y oiga!) que el pequeño se siente más y más frustrado y es, por lo tanto, cada vez menos eficiente. Incluso en ese momento, trate de ver cuál es su problema y ofrézcale ese mínimo de ayuda que le permitirá tener éxito en su empeño; hacerlo en su lugar no le ayudará en nada.

Frustración por ser demasiado pequeño: Cuando un niño comprende lo que se supone que deben hacer los objetos y cómo lograr que lo hagan, pero no lo consigue porque es demasiado. pequeño o débil, entonces necesita ayuda. No hay placer en aprender en una situación así; sólo se siente dolor y abandono. Los niños no necesitan habitaciones llenas de juguetes caros, ya sea para su placer o para su desarrollo Pero cualquier cosa de la que dispongan debe ser adecuada para sus capacidades físicas. Quizá sea lo bastante alto para empujar el cochecito de su hermana menor, pero todavía no lo bastante para llegar a la manija de la puerta. Quizá pueda darle patadas a la pelota de su hermano mayor pero ser todavía demasiado ligero para manejar sus pesas. Si no puede tener un camión y un cochecito propios, y una pelota de playa o “hinchable” será mejor que se quede sin ninguna hasta que sea mayor. Queremos que se sienta tan grande, fuerte y competente para manejar su mundo como sea posible. Por eso tenemos que procurar que sus posesiones se adapten a la escala de ese mundo.


Del libro de Penelope Leach
Traducido por Soledad González Mendez
Post Educar con cariño


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