Adoro
levantarme temprano los primeros días de Primavera: Ver que a las
siete ya se cuela la luz del día por cualquier resquicio de las
persianas, oler en el patio de luces el café recién hecho.
Desperezarte y darte las primeras garfadas con agua fresca, y abrir
la galería para observar como la gente se pone en marcha con la
intermitencia de los minutos: Los laboriosos madrugadores, los
servicios de limpieza, las madres, los niños...
Las
canciones y el autor que nos ocupan, tienen un efecto catalizador
parecido; con total certeza, el colchón musical idóneo para
organizarse un día cualquiera.
Xavi Moyano
se puso manos a la obra en este duro mundo de la música de
supervivencia hace seis años, con su banda embrionaria POLISCOPIA;
quizás porque la rutina de su labor docente como profesor de
Historia en Institutos, necesitaba de otro tipo de historias más
identitarias. Aquellas que nos forman desde dentro con las vivencias, los
desamores, y las cúspides existencialistas de nuestro día a día.
Aquellas a las que se les pone música y acaban por recitarse
mientras nos merendamos el tiempo en un acto de autodeterminación
continuo y cotidiano.
Si su
aventura en clave de banda llegó a un punto de inflexión
trascendental, su reciente aventura en solitario no hace más que
reafirmar la dirección de sus composiciones. Una decisión que surge
desde las verdaderas tripas de la vida, de la lucha por ocupar un
lugar digno y sobretodo de un camino que llevó Xavi a dejar su
tierra, Gandía, y a establecerse en el Raval de Barcelona para compaginar la supervivencia en el maltratado mundo educativo con la
de cantautor redentor. Todo eso se cita en los nueve cortes de este
proyecto autofinanciado, donde brillan con una luz propia una
producción e instrumentación exquisita a cargo de Albert Jordá.
En cualquier
caso, son las letras las que acaban por empujarnos al
universo de XAVI MOYANO, y a su particular forma de construir la
dualidad que rige música, letras, y el juego de éstas últimas dan
para confeccionarnos nuestro collage personal. Desde su single más
directo y optimista, “Por mi parte me parece bien”, hasta
la más oscura y reptante “Desmaquíllate”, una de mis
preferidas.
El disco
mantiene un fulgor de road movie del que se pueden extrapolar
viajes de largo recorrido, viajes a pie de calle, viajes mentales
propios del “Pasley Underground” o del Nuevo Rock Americano; como
refleja por ejemplo “Yo también pasaba por allí”, una
pieza clave que refleja toda esa sensación de viaje continuo ya sea
físico o imaginario.
Pero desde luego la virtud innata de este trabajo es principalmente su efecto desencadenante de infinitos contextos, para el que como yo ve creciendo el disco en cada escucha. Puede que por la ausencia de estructuras y estribillos predecibles, por su indisciplinada falsa apariencia de música de autor, o porque simplemente es un disco donde las canciones salen a flote con tanta naturalidad como rasgos propios atesoran: Las eléctricas “Las Narcopijas de Mestalla”, o “La mujer Vapuleada” que rompen con la equívoca idea de que es otro de tantos trabajos acústicos en solitario.
“¡Viva Portugal!” como una de las más preciosas y emotivas del disco, en la que se nos encomienda a la revolución pacífica y cultural. “Tu prefieres no saber” biográfica exposición de aquellos satélites que nos intentan moldear, y el impulso irracional por seguir nuestro camino. O “Este es mi grito”, que con la cadencia de una procesión ensalza todo aquello que mejor se plasma en la obra con pausado, pero determinante paso : Canciones medicinales y curativas para un día cualquiera de nuestra vida que desprenden ese perfume reflexivo de quien ordena su vida pasada a base de inconformidad y la pone a disposición del oyente.
Bajo el paraguas del Pop de orfebrería, transpirando lecciones Dylanianas. Adoptando para si la postura de otros cómplices coetáneos como Fernando Alfaro, Antonio Luque, Nacho Vegas, Refree o el mismo Joaquín Pascual, como una nueva especie de contadores de historias al margen del Mainstrean. O más lejanos en tiempo e influencias conceptuales, que de género como serían las de Rolling Stones, The Modern Lovers, Bob Dylan, Wilco, Eels, o el joven Neil Young.
Xavi Moyano ha conseguido con su nimio sueldo recortado de profesor interino, la incontestable ayuda de buenos músicos y mejores amigos y sobretodo con un gran dosis de ilusión y pasión;un disco que se hace querer, convirtiéndose en inseparable compañero de viaje tal y como gana con cada escucha.
ESCUCHA Y DESCARGA EL DISCO DE FORMA LIBRE: