Y en el día del Señor...
Mi pensamiento se viste de Ti, como ramas de hojas nuevas. Mi piel es un desfiladero de caricias que emergen al toque de Tu Mano, aún ausente. Y se eriza. Se eriza como pétalo de flor en las aristas de una gota de rocío. Me desvelo en el placer de Mi Entrega donde Te ofrezco el ánima desbordada de lujuria, la incontinencia plena del Deseo, la ebriedad de Mi Ser conjugado a Tus Pies. 

Azul de Magdalia

Y en el día del Señor… 

 A Tus Pies, el deseo se vuelve necesidad… 

y servirTe, un infinito placer… 

con esta Mi Entrega que me permite volar alto. 

Azul de Magdalia

Con los ojos cerrados… y en paz. Cobijada por mi Pilar, Mon Monsieur, Mi Señor, el que inspira. Custodio de mi salvaguarda, de mi equilibrio. La calma y la serenidad de este Mi Sentir en este Nuestro Mundo de perversiones consentidas y consensuadas. De disfrute del deseo y del placer, donde la dicha impera con el respeto y la humildad. 

Azul de Magdalia

Y en el día del Señor.. 

 Bendito sea el Maná que Mi Señor derrama... 

y que mi boca, cáliz de Su Esencia, 

acoge como nido de Deseo y Razón. 

De Plegaría y Pecado. 

De Humildad y Perversión. 

De Adoración y Obediencia. 

Azul de Magdalia

Me atrapas en este abrazo en el que Te respiro, latiendo en Tu Piel siendo un impulso que me eleva desde mis raíces. Soy, vástago de Tus Pupilas, señal de Tu senda y pasión que nada entre Tus Manos... 

Azul de Magdalia