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martes, 30 de noviembre de 2010

Tricornios subversivos: todo por la pasta


Esta foto no está trucada, ni es una broma. Son guardias civiles de verdad, miembros de la autodenominada Asociación Unificada de Guardias Civiles, dando una rueda de prensa "en la clandestinidad" para denunciar la "represión" a la que les somete el Gobierno de Zapatero.

"No podemos seguir siendo los que más horas trabajen y los que menos cobren", han subrayado estos obreros en lucha. Pobrecillos. El suyo si que es un trabajo duro, y no el de los que se suben a un andamio o cogen olivas mientras hiela.

¿Saben lo que cobra uno de estos caballeros en la Agrupación de Tráfico? Dos mil euros limpios al mes. Habría que denunciar a Zapatero por torturarles con semejante sueldo de miseria, a ellos que lo dan todo por la Patria.

Verdaderamente, estas cosas sólo pasan en España.

sábado, 7 de agosto de 2010

El veraneo andaluz de la señora Obama


Como en un remake de Bienvenido, mister Marshall, las vacaciones de Michelle Obama y la hija menor de la pareja presidencial estadounidense han convertido parte de Andalucía en el trasunto del decorado de aquella genial película de Berlanga, con paletos figurantes incluidos. Como cabía esperar, la "visita privada" (sic) de la emperatriz consorte está llenando portadas en los medios y abriendo telediarios. Aunque pensado más despacio, más que a la película del cineasta valenciano la visita de la señora Obama y todo el folklore desencadenado como consecuencia de ella remiten directamente a la gira triunfal de Evita Perón por aquella España del hambre y del miedo, a primeros de los años cincuenta del siglo pasado, con Franco reinando como un Zeus paticorto y de voz aflautada.

A lo que íbamos. Las presuntas "sencillez" y "cordialidad" de la señora visitanta -que diría la ministra Aído-, contrastan con las 60 habitaciones alquiladas para ella y su séquito en un hotel de hiperlujo marbellí, y con los kilómetros de playa cerrados al público para que la menor de los Obama y su corte de amiguitas se dieran un chapuzón, mientras mamá Michelle y sus acompañantes adultos se reponían de los calores tomando cocktails en la sombra de la terraza de un club marítimo próximo. Y es que aunque las gitanas del Albaicín se empeñaran en decirle a las cámaras de televisión que la señora Obama "es una persona normal, como una de ellas", resulta que la Alhambra fue cerrada al público durante un día entero sólo para que doña Michelle se diera un garbeo de unos minutos por sus estancias y patios, y el propio Albaicín fue tomado policialmente al asalto a fin de que la ilustre dama comiera en un restaurante típico (en el que no se permitieron otros clientes) y contemplara la espléndida puesta de sol desde el mirador de San Nicolás (al que no se permitió acceder a nadie más).

Toda esta historia del veraneo andalusí de la presuntamente sencilla y cordial abogada de Chicago casada con el actual presidente norteamericano, huele que apesta a spot de promoción del turismo español en los EEUU, una especie de videoclip promocional que desde luego no ha debido salir gratis visto el nutrido cortejo visitante y las medidas de seguridad locales tomadas (traduzcan esto último por medidas para tocar las narices a los lugareños y visitantes menos ilustres). Es obvio que estos días los medios de comunicación yanquis andan mostrando a todas horas imágenes de su Primera Dama paseando palmito por Marbella, Granada, Ronda y otros ignotos rincones de un lejano país llamado España, al que muchos universitarios estadounidenses acostumbran a ubicar al sur de México y algunos más enterados, en el norte de África. Se dirá que esta es una promoción impagable, pero no es cierto: el publirreportaje tiene, seguro, un precio muy concreto en euros, y éste seguramente se ha abonado ya con cargo directo a nuestros impuestos.

Así que ya saben: cada vez que Michelle Obama sonría durante sus vacaciones en España, le está sonriendo a usted. O a su cartera, que para el caso es lo mismo.

En la fotografía que ilustra el post, Michelle Obama y su hija caminan rodeadas de guardaespaldas por una calle de Marbella previamente vaciada de gente.

martes, 7 de julio de 2009

Ryanair, el rey de los vuelos-basura


En el diario francés Le Figaro comentan hoy que la aerolínea de vuelos-basura Ryanair ha tenido la genial idea de plantearse ofrecer pasajes de pie en sus aviones a precios más baratos que los que dan derecho a asiento. El lema de Ryanair sobre el que pivota esta iniciativa es "Si se viaja de pie en autobús ¿por qué no en Airbus?"; un prodigio de creatividad, como pueden ver.

Hace tiempo que Ryanair es conocida por iniciativas promocionales tan estúpidas y al parecer, tan efectivas publicitariamente como ésta. Probablemente estemos ante una más calculada como mera campaña publicitaria, pues resulta más que dudoso que los organismos internacionales que regulan y controlan la navegación aérea permitan una cosa así, y ello por estrictas razones de seguridad además de las obvias que tienen que ver con el trato digno que deberían recibir los clientes de una compañía aérea, incluida Ryanair.

En cualquier caso, no les quepa duda de que si hubiera la más mínima posibilidad de que se llevara a cabo esa idea/alucinación de hacer viajar de pie a los pasajeros de un avión, los tiburones que se lucran con las empresas de vuelos-basura se iban a poner las botas estabulando a sus clientes como ganado llevado al matadero. Hoy día cuando tomas un vuelo aunque sea en una compañía de bandera, a lo único que realmente tienes derecho es a que te lleven al aeropuerto de destino en un tiempo que más o menos esté relacionado con el horario que contrataste y sin que se estrelle el avión en el que viajas. La maximización de beneficios hace que la inmensa mayoría de compañías aéreas te nieguen hasta un vaso de agua o que lo cobren aparte, como si no lo hubieras pagado con creces al abonar el billete.

A todo eso lo llaman "libertad de mercado", esa paparrucha ideológica que pretende justificar el saqueo del bolsillo ajeno a cambio de nada, y que constituye el fundamento del ultraliberalismo económico. El resultado es lógicamente un servicio cada vez más degradado y antipático y un incremento exponencial de las incidencias en los vuelos, desde el simple fallo mecánico hasta el accidente con hecatombe de pasajeros incluida. Ocurre que las compañías "ahorran" hasta en las sonrisas del personal de a bordo; sino recuerdo mal, Ryanair misma proponía no hace mucho cobrar por el uso de los WC de a bordo.

Todo esto pinta muy mal y huele peor. Habrá que ver donde termina esta loca carrera entre aerolíneas por aumentar beneficios a costa de lo que sea.

sábado, 18 de octubre de 2008

Seguridad pública, sindicalismo policial y demagogia corporativa


La foto de la portada de El País de hoy es de las que hay que guardar para días venideros. Resulta que esta mañana, miles de policías, guardias civiles y hasta "mossos d'esquadra" han ocupado el centro de Madrid para manifestarse pidiendo lo mismo que pedimos todos: más salario. Y es que la crisis económica que dicen que hay se nota al parecer, incluso entre los "trabajadores de la seguridad pública". Cosas de la democracia.

Lo curioso del caso es que toda esta gente que hoy marchaba tras sus pancartas y siglas sindicales corporativistas son los mismos que llegado el caso, suelen repartir hostias a manta cuando quienes se manifiestan son trabajadores abocados al paro o a la pobreza u otros colectivos en defensa de sus reivindicaciones y derechos. ¿No habíamos quedado en que ser miembro de estos cuerpos era un honor y un sacrificio? ¿A qué viene pues mezclar el vil metal con tan altos conceptos?.

Pues no señor, a la que empiezan a otearse nubarrones económicos en el horizonte, los guardianes de la ley el orden saltan a la calle en defensa de lo suyo, como cualquier hijo de vecino. Seguro que más de un trabajador o estudiante que hayan recibido las profesionales atenciones de estos caballeros hoy no le habría hecho ascos a enfundarse en un equipo de antidisturbios, y con razón o sin ella ejercer como tal contra el reivindicativo y colorista cortejo. Y es que en Catalunya, sin ir más lejos, las manifestaciones de estudiantes suelen ser reprimidas con todo ardor por los "mossos d'esquadra" a diferencia de lo que ocurre con los gamberros del fútbol, por ejemplo. Por lo que hace a los trabajadores, si la tendencia a las "reducciones de plantilla" y a la deslocalización de empresas se incrementa en los próximos meses, veremos actuar a tutiplén como repartidores de leña callejera a estos esforzados sindicalistas que hoy llenaban Madrid de gritos reivindicativos.

Fíjense sobre todo en la sospechosa pancarta que abre el desfile, tras los maniquíes: "La policía en defensa de la seguridad pública". ¿Pero la manifestación no estaba convocada para sostener las reivindicaciones salariales de este colectivo? ¿Desde cuándo la seguridad pública se identifica con el dinero que cobran o dejan de cobrar los encargados de mantenerla?. Menudo tufo a demagogia barata y a chantaje social.

jueves, 9 de octubre de 2008

Un nuevo escáner de control desnudará a los pasajeros en los aeropuertos


Un nuevo y delirante ataque a la privacidad de los ciudadanos está a punto de instalarse en todos los aeropuertos del mundo. Tras un tiempo de pruebas oficialmente limitado a los aeropuertos estadounidenses de Phoenix y Dallas (en realidad, parece que se han hecho pruebas secretas en muchos más), un escáner que proyecta imágenes virtuales de los pasajeros sin ropa comenzará a operar en breve. Su supuesta utilidad se ciñe, dicen, a la "detección de artículos peligrosos" como armas y explosivos adosados al cuerpo del sujeto examinado.

El pasajero es encerrado en un pequeño cubículo y sometido a una especie de aparato de rayos X evolucionado, que transmite una señal hasta una habitación situada a unos metros desde donde un policía o vigilante la visualizará en un monitor, ajustando la resolución de la pantalla de modo que pueda observar a la persona escaneada sin ropa haciendo visibles incluso sus partes genitales. Es importante remarcar que el operador del escáner tendrá en su mano el hacer oscilar a voluntad la concreción de la imagen entre la pura silueta del contorno del cuerpo humano y la definición detallada de su superficie.

En un principio, será opcional y por tanto decisión del pasajero ser escaneado o revisado por otros métodos (arco detector, cacheos, paleta electrónica...). Obviamente, y tras ir domeñando la previsible resistencia inicial ciudadana, el escáner terminará por convertirse en obligatorio.

Para la abogada especialista en derecho civil estadounidense, Shelby L. Babosky, "todo esto se trata de una violación a los derechos del público". El eurodiputado catalán Ignasi Guardans se ha manifestado en el mismo sentido, considerando intolerable esta nueva agresión contra la intimidad de las personas.

Se trata en suma de la implantación de un nuevo método de control social extremadamente fascista que deja en mantillas todo lo conocido hasta ahora, y que obviamente será aplicado en otros espacios públicos en cuanto se haya conseguido el consenso social o la resignación de la ciudadanía ante su uso.
La imagen que ilustra este post fue tomada con uno de esos escáneres de pruebas en el aeropuerto de Dallas (EEUU).

viernes, 3 de octubre de 2008

La sociedad del miedo


Nuestra sociedad vive atrapada en el miedo. El miedo es libre, dicen, pero no es cierto. Tal vez lo fuera antes, pero hoy día es inducido desde la política y las mafias que venden seguridad; se crea miedo para luego ofrecer seguridad a un alto precio, y no sólo económico. Nos están educando en la creencia de que seguridad es el valor superior a todos, y que a cambio de ella la libertad, la intimidad, la dignidad y cualquier otro valor o derecho propio de la condición humana resulta secundario y sacrificable. Nos mienten para mejor controlarnos y sacarnos nuestro dinero.

Dice El País de hoy que un estudio presentado en una reunión internacional en Roma muestra que el "90% de los habitantes metropolitanos declara que sufre al menos algún tipo de miedo, y el 42,4% siente un "miedo muy fuerte". El miedo sin embargo, no afecta a todos por igual. Son más temerosas las mujeres y las personas que tienen "menos medios, menos cultura y más años". El miedo se ceba pues en los más indefensos.

El estudio afirma que "Roma es la capital mundial del miedo", récord al que parece no ser ajena la histérica campaña de "seguridad" lanzada por el gobierno Berlusconi y el nuevo alcalde de la ciudad, el fascista Alemanno, a través de la cual se presenta a inmigrantes rumanos y gitanos como agentes de todos los males posibles.

Dice el diario que según el psicoanalista y filósofo James Hillman, "el miedo es, como dijeron Sartre y Kierkegaard, una invención, una religión, una creencia, una ilusión. Pero no hay nada tan ilusorio como la seguridad perfecta y mágica que nos venden los políticos y que nos hace perder la libertad". Y naturalmente, "los temores de la gente provienen del entorno, de la economía, del racismo", concluye Hillman. El miedo pues "se compra y se vende". Hay por tanto gentes interesados en fomentarlo, en hacerlo parte de nuestras vidas. "La política y el mercado" nos venden seguridades falsas. Un opíparo y floreciente negocio. Hillman aborda el caso norteamericano como un ejemplo arquetípico de cómo el sentimiento de miedo se crea y se manipula. El miedo "une al Estado porque crea un enemigo común. Bush hizo eso mismo tras el 11-S, aprovechó la unidad espontánea que se generó en el país y en el mundo para crear el enemigo que Cheney y los neocon habían señalado previamente". Más claro, agua.

Sin embargo, y contrariamente a lo que se pueda pensar, la mayor parte de la población es capaz de identificar a los responsables de la extensión del miedo. Según el estudio citado, los encuestados señalaban como provocadores del miedo a los políticos, para generar consenso, (29,5%); los terroristas, para infundir pavor (25,7%) y los medios, para ganar audiencia (20,4%). Por tanto, si todavía hay ciudadanos capaces de señalar a los beneficiarios de su miedo, significa que al menos una parte de nuestra sociedad conserva cierta capacidad crítica y que no es tan fácil pastorearla.

El papel de los medios de comunicación en la difusión del miedo y del morbo asociado a él es, en fin, fundamental y merece comentario aparte. Es a través de ellos como el miedo penetra de modo capilar en nuestra sociedad. Se nos induce a temer e inmediatamente a comprar seguridad (votando a determinados políticos, contratando con empresas especializadas, exigiendo más control social...), en un masaje continuo de efectos embrutecedores.

"El miedo guarda la viña", dice un viejo refrán. Y en los tiempos actuales, la expande y hace más rico a su propietario.

martes, 9 de septiembre de 2008

El privadísimo negocio de la seguridad en los aeropuertos


El señor Oriol Aragón, jefe del área de seguridad y “facilitación” (sic) de Aviación Civil, anda preocupado estos días porque según la letra del nuevo reglamento europeo ya no es obligatorio descalzarse o quitarse el cinturón en los controles antes de acceder a la “zona segura” del aeropuerto (El País, 8-9-2008).

“Si dejamos que piten antes de pedir que se descalce, el pasajero pasa dos veces el arco y se pierde tiempo", explica Aragón. Para evitar "molestias" en los 200 filtros de seguridad que hay en los aeropuertos españoles seguirán "recomendando" quitarse el calzado y el cinturón, junto con los objetos metálicos. "Vamos a tratar de explicarlo en el control", para evitar "molestias".

Quizá lo mejor fuera que los pasajeros pasaran el arco desnudos, así no habría "pérdidas de tiempo". O ya en plan más radical, prohibir que los vuelos de aviación lleven pasajeros; a grandes problemas, grandes soluciones.

De todos modos, nada de ésto tendrá arreglo mientras la seguridad en los aeropuertos y en dependencias e instalaciones estratégicas en general siga en manos de EMPRESAS PRIVADAS que hacen de la seguridad, de nuestra seguridad, SU SUCULENTO NEGOCIO PARTICULAR. La responsabilidad última de todas las molestias que recibimos es, en última instancia, de todos nosotros en tanto que ciudadanos, porque hemos permitido que nuestra seguridad sea rehén de unas empresas que únicamente están interesadas en hacer dinero a cuenta del erario público, es decir de nuestros impuestos. Se quedan con nuestro dinero, y encima nos martirizan en los aeropuertos.

El perfil del personal que emplean es coherente con esa lógica de saqueo del interés público y maximización de beneficios: personas de inteligencia por debajo de la media, baja formación académica y general y cierta propensión a cobrarse en sus semejantes sus complejos y frustraciones. Les ponen un uniforme, les dan una porra y unas esposas, y se creen que son Walker, ranger de Texas en misión especial, cuando la inmensa mayoría de ellos no son más que empleados de baja cualificación contratados temporalmente por compañías privadas, la mayoría de ellas por cierto, dirigidas por antiguos cargos policiales de la etapa de gobierno del PP.

Hay que remarcar que los "vigilantes de seguridad" no son autoridades policiales ni agentes de la autoridad en nivel alguno, y no tienen más derecho a dar órdenes o a detener a alguien que el que tiene la señora que limpia los WC de la terminal. Si tiene un conflicto con alguno de estos individuos, simplemente "pase" de él y requiera tranquilamente la presencia -obligatoria en cualquier puesto de control- de un guardia civil o policía nacional; verá cómo se le bajan los humos al sheriff.

Nunca discuta con ellos, sólo sirve para inflar su ego y que piensen que son alguien. Y en todo caso, recuerde que el salario de ése tipo y los beneficios de su jefe los está pagando usted directamente de su bolsillo.

viernes, 11 de julio de 2008

Lucha por tus derechos, también en los aeropuertos


Quienes viajamos en avión con cierta frecuencia estamos hasta el gorro de esas estúpidas ceremonias que, en nombre de la seguridad, se producen antes de los embarques. Lo peor de todo es que esas "medidas de protección" no sirven absolutamente para nada: ya he explicado aquí como un servidor sigue viajando con verdaderas cuchillas metálicas en la funda de sus gafas, y pasando controles con ellas encima como si nada. Ante tanta situación desagradable, chusca o simplemente ofensiva para la inteligencia y la dignidad de las personas como se producen en los controles aeroportuarios, no es posible seguir callando. Nos jugamos mucho en éste órdago que ciertos poderes públicos y algunos privados nos han lanzado al conjunto de los ciudadanos.

El culmen aquí de tanto despropósito -cuya biblia fundacional es la criminal Patriot Act norteamericana-, es la ya tristemente célebre "directiva secreta" de la UE, de aplicación en los países de la comunidad europea. Se trata de un texto tan secreto que en realidad nadie, ni siquiera los encargados de aplicarlo, lo conoce realmente, posiblemente porque de publicarse en algún diario oficial sus promotores acabarían todos procesados ante el Tribunal de Derechos Humanos de Estrasburgo.
Como es "secreta", la aplicación de la directiva faculta a cualquier mindundi con placa de una empresa privada de seguridad contratada a tal efecto -uno de esos tipos que a duras penas tienen terminados los estudios primarios-, a tratar a ciudadanos libres de toda sospecha -en el ordenamiento jurídico europeo, todo el mundo es inocente hasta que la autoridad competente pruebe lo contrario en un caso concreto-, como si fueran delincuentes en potencia. Las humillaciones inflingidas que todos hemos vivido -como obligar a una cola de ciudadanos a descalzarse en pleno invierno y pasar así el arco detector, para luego no examinar siquiera el posible contenido de los zapatos-, seguramente ahorran mucho dinero en psiquiatras a estos zotes en quienes los poderes públicos han resignado funciones que son competencia intransferible de los cuerpos policiales, pero están degradando el concepto mismo de seguridad para convertirlo en un puro escarnio. Amén de enriquecer a empresas que han crecido como hongos venenosos, penetrando en todo el ramo de la seguridad y substituyendo de facto a las fuerzas de orden público en muchas de sus funciones.

En este contexto aparece No sin zapatos , un foro que agrupa y da voz a cuantos ciudadanos cabreados quienes relatar en él sus experiencias y luchar por sus derechos. Les aconsejo visitar la web, inscribirse en el foro y dejar allí sus impresiones. Verán que hacerlo tiene efectos terapéuticos inmediatos.

Al cabo, no sólo los matones con chapa de "segurata" privado han de tener derecho a liberarse de sus agobios.

La foto de este post corresponde al control de visitantes extranjeros en el aeropuerto estadounidense de Phoenix. Sobran los comentarios.

martes, 8 de abril de 2008

jueves, 18 de octubre de 2007

Cuaderno de mi vuelta al mundo: el fiasco de la seguridad en los aeropuertos


Publicado originalmente en Izaronews, el 14-10-2007

Se dice que Mohamed Atta secuestró uno de los aviones del 11-S tras cortarle la garganta a una azafata con un cúter de tamaño no mayor que un pulgar, y que ése era todo el armamento que llevaban encima los secuestradores del aparato. Con aquella cuchilla paralizó de terror a la tripulación y el pasaje de un avión, dicen.

Se supone que desde entonces, es imposible subir a un avión en cualquier parte del mundo con un instrumento cortante encima. Mentira, yo llevo años haciéndolo. Y lo que es más impactante todavía, acabo de hacerlo dando la vuelta al mundo.

Desde hace unos 15 años tengo unas gafas de sol de cierta marca norteamericana muy conocida. Con ellas he hecho viajes en avión por países de todo el mundo, pasando fronteras y controles en aeropuertos de al menos una treintena de países (entre los que no se incluyen EEUU ni el Reino Unido, donde ni he puesto los pies ni pienso hacerlo por ahora).

Cuando compré las gafas, me suministraron con ellas una funda. Pasaron los años, y las bandas colocadas a modo de cierre en uno de los extremos de la funda se fueron desgarrando poco a poco hasta abrirse del todo. Cuando el material plástico flexible acabó de desgarrarse, mi sorpresa fue de órdago al hurgar dentro: del interior de cada una de las bandas extraje dos piezas metálicas cortadas de unos 9 cm. de largo cada una, un poco más de 1 cm. de ancho, y los bordes cortantes aunque no afilados; en total, cuatro trozos de una de esas cintas métricas metálicas que, cuando están enteras, se enrollan dentro de una carcasa.

Desde el día en que me di cuenta de esa circunstancia, y dado que sigo usando esas gafas y la funda cumple su papel, he seguido viajando en avión llevándolas encima, sin haber tenido nunca el menor problema al pasar controles. En ocasiones las llevo en el bolsillo de la camisa, otras en el de una chaqueta, y la mayoría de las veces en un bolsillo lateral exterior de una pequeña mochila de trekking que me acompaña en todos mis viajes desde hace al menos una década y que nunca facturo, llevándola siempre conmigo como equipaje de cabina. Así, hay ocasiones en que las gafas y su funda pasan los controles de seguridad dentro de la bandeja donde te hacen poner los objetos como carteras, llaves, monedas, etc, y otras –la mayoría, como decía antes- tan pimpantes en el bolsillito exterior de la mochila, que lógicamente es pasada por el scanner y observada por el operador correspondiente. Jamás nadie ha reparado en la funda desgarrada en su extremo, ni por supuesto en las cuatro navajas de 9 cm. cada una que aloja.

El ejemplo más brutal de hasta dónde llega la inanidad de las supuestas medidas de seguridad aplicadas en los controles aeroportuarios, lo acabo de vivir recientemente. Entre el 3 de septiembre y el 3 de octubre pasados tomé un total de 11 vuelos de 4 compañías aéreas diferentes, atravesando los controles de seguridad de 10 aeropuertos (Barcelona, Madrid, Ciudad de México, Santiago de Chile, Isla de Pascua, Papeete, Sydney, Manila, Hong Kong y Ámsterdam), pertenecientes a 8 países (España, México, Chile, Polinesia Francesa, Australia, Filipinas, China y Holanda).

En todos estos lugares las medidas de seguridad son supuestamente tan extremas, que, como ocurre en el aeropuerto de Sydney, superar los sucesivos controles le cuesta horas al atribulado viajero. En Manila te obligan incluso a descalzarte… aunque a nadie se le ocurre mirar qué hay dentro de tus zapatos.

En Manila y Hong Kong sendas funcionarias policiales abrieron una cremallera superior de mi mochila. En el primer caso una mujer policía se contentó con palpar con la punta dedos una cámara fotográfica, y en el segundo su colega china ni se molestó en dar una ojeada dentro: abrió y cerró la mochila como quien abre y cierra la puerta de un frigorífico, mientras seguía charlando con una compañera. A nadie se le ocurrió ni tocar los costados de la mochila, ni por supuesto abrir la cremallera del bolsillo que alojaba la funda y las gafas de sol.

¿Cuántas fundas de gafas debe haber como las mías? Probablemente millones. ¿Cuántos de sus propietarios suben con ellas a un avión cada día?.

En suma, ¿de qué hablan entonces cuando se refieren a seguridad en los aeropuertos?

lunes, 16 de abril de 2007

Bienvenidos a España



Domingo 15 de abril, diez menos cuarto de la mañana, estación de Port Bou, Talgo Montpellier-Barcelona-Cartagena, vagón número 7.

Hace algunos minutos que el tren está detenido en la estación. De repente se abre una de las portezuelas del extremo del vagón, y dos hombres irrumpen en él con paso vivo mientras el que va delante nos espeta: "¡Buenos días, policía española, control de documentos!", con un tono de voz muy cercano al que colegas suyos empleaban al ordenar "¡Disuélvanse y circulen!" hace ya algunos años.

Inmediatamente la pareja comienza a requerir documentos de identificación. Vistos de frente, ninguno de ellos porta elemento visible alguno que le identifique como policía: ni placas, ni gorras, ni traza de uniforme habitual en los cuerpos y fuerzas de Seguridad del Estado. Ambos visten chalecos deflectantes color pistacho que sólo en la espalda llevan rotulados "Policía española". Como digo, vistos de frente podrían perfectamente ser tomados por operarios de mantenimiento de las vías, por ejemplo.

De los dos, el que abre la marcha y parece actuar como jefe gasta unos modales autoritarios y secos. A un muchacho de aspecto nórdico -y que por tanto probablemente no entiende una palabra de castellano-, que está de pie en el pasillo entre los asientos sacándose la mochila de la espalda, le espeta un "apártate, que voy a pasar" que suena demasiado contundente. Dos mujeres latinoamericanas que intentan encontrar su asiento y le enseñan sus billetes, reciben como respuesta a su consulta un "eso pregúntenselo a los de la RENFE, yo soy policia" que las enmudece ipso facto.

El examen de los documentos de todos los pasajeros no dura en conjunto más de tres o cuatro minutos, y eso que el vagón está prácticamente lleno. El escrutinio de pasaportes o DNI carece de todo rigor: simplemente uno de los dos agentes lo toma en su mano, ojea algunas páginas al azar si es un pasaporte o le da la vuelta si es un DNI, y lo devuelve al propietario sin más.

Cuando llega junto a mí el segundo policía toma mi DNI, le da la vuelta y pasa la punta de un dedo un par de veces por una parte de su superficie, en un gesto cuyo significado se me escapa; tal vez busque restos de cocaína o de polvo de diamantes, o simplemente esté haciendo como que se interesa por mi documento. El caso es que mi DNI está renovado de hace apenas unos meses y se halla en perfectas condiciones, sin roturas ni manchas. Me lo devuelve sin comentarios.

Concluida su actuación los dos policías desaparecen sin más, sin siquiera haber dirigido una mirada a maletas y equipajes.

Parece legítimo pues preguntarse a qué viene este show. Porque si lo que se pretende es garantizar la seguridad en España mediante el control de las personas que atraviesan esta frontera, el modo precipitado y rutinario en que se ha realizado es simplemente una pérdida de tiempo y un generador de molestias para quienes lo hemos sufrido; ésta no es obviamente la manera correcta de detectar posibles amenazas a la seguridad colectiva.

Por lo demás, estando vigente el Espacio Schengen en Europa la existencia de controles fronterizos entre países miembros de la Unión Europea (UE) es, como mínimo, una inutilidad: todas las personas que viajan en este tren o bien no han salido de territorio Schengen (libre circulación interior en la UE) o bien han ingresado en territorio de la UE a través de otro país miembro, y por tanto han sido sometidos a controles fronterizos exhaustivos en ése punto.

En suma, acabamos de vivir una chapuza con la que simplemente se pretende cubrir el expediente.