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viernes, 28 de enero de 2011

Y ahora Egipto



A pesar del toque de queda que rige en el país, centenares de miles de manifestantes han tomado las calles de las principales ciudades egipcias. Esta tarde los insurgentes acaban de entrar por la fuerza en el ministerio de Asuntos Exteriores, mientras la policía antidisturbios se ve superada por la marea humana que anega las calles. Según el diario La Vanguardia, el régimen egipcio acaba de sacar los tanques de los cuarteles, mientras la policía comienza a abandonar el centro de El Cairo y arde la sede del partido del Gobierno. Se diría pues que al régimen de Hosni Mubarak le quedan horas más que días.

Egipto ha demostrado ser el eslabón más débil de la cadena magrebí después de Túnez. Treinta años de dictadura de Mubarak, a los que habría que añadir otras decenas más protagonizados por Nasser primero y Sadat después, están a punto de caer al suelo hechos añicos por causa de la fuerza desbordada de un pueblo que ya no aguanta más. Los egipcios están librando una batalla feroz calle por calle para conquistar un régimen político decente.

Mientras tanto, el régimen responde con más represión. La detención de El Baradei, que encarna la única posibilidad de una salida pactada entre el régimen y los insurgentes, el arresto de periodistas occidentales y el bloqueo de las comunicaciones por móvil e Internet, no son más que vanos esfuerzos para parar lo que ya no tiene remedio. Mubarak va a caer, y de él y sus secuaces depende de si lo hace en medio de un baño de sangre (ya hay varios manifestantes muertos y algún policía también); los jóvenes egipcios no aflojan, ya no hay vuelta atrás. Las cancillerías occidentales siguen sin abrir la boca. Solo Hillary Clinton ha pedido "reformas" en Egipto, que al parecer pasarían por una retirada de Mubarak y la asunción del poder por su hijo. Demasiado tarde. Eso ya se intentó en Túnez, cuando Ben Ali anunció que seguía en el cargo y que no se presentaría a las pseudoelecciones programadas para dentro de cuatro años... apenas 24 horas antes de salir corriendo del país.

Atentos a la batalla de Egipto. Todavía va a durar unos días, pero el desenlace es inevitable.

lunes, 17 de enero de 2011

Empiezan a caer las fichas del dominó magrebí



Mientras Ben Alí huía de Túnez apenas 24 horas después de prometer su retirada política para dentro de cuatro años, acompañado en su vergonzosa estampida por su señora esposa y una tonelada y media de oro que la dama en cuestión hizo sacar del Tesoro Nacional como contribución forzosa del país a su exilio evidentemente dorado en Arabia Saudí, las manifestaciones en Argelia y Egipto toman proporciones de insurrección popular a semejanza de la tunecina, ese patético despojo que es Gadaffi (¡qué malo es el abuso de las drogas!) se lamenta de que los tunecinos hayan echado a Ben Alí "demasiado pronto", y en Marruecos comienzan a darse los primeros síntomas de que no tardará en tocarle el turno al sátrapa local, en este caso coronado.

Las democracias occidentales están desbordadas, y no saben hacia dónde mirar. Francia, tradicional valedora del puñado de tiranos cuyos regímenes están siendo cuestionados por las masas populares de Casablanca a El Cairo, intenta desesperadamente maniobrar para salvaguardar su influencia en la zona sin que se note demasiado que es precisamente gracias a ella que las satrapías magrebíes han aguantado en el poder durante décadas. El silencio de los norteamericanos es igualmente clamoroso. La ONU y los diversos organismos internacionales, incluidos los que se dicen garantes de la democracia y los derechos humanos en cualquier rincón del mundo, callan y otorgan igualmente. Ni uno solo de entre ellos ha alzado la voz para exigir esas "reformas democráticas" que se le piden día sí día también a Cuba o China, por poner dos ejemplos muy nítidos de hipocresía geoestratégica internacional. ¿Dónde está la boquita parlanchina de nuestra sinpar ministra de Exteriores, doña Trinidad Jiménez? Callada como una muerta.

En catalán hay una frase intraducible, que define perfectamente la situación: lo que ocurre es que el movimiento insurreccional popular en el Magreb nos ha cogido a europeos y norteamericanos "con los orines en el vientre". Es decir, no nos hemos enterado de nada hasta que ha sido demasiado tarde, y ahora todo son prisas y nervios por parte de nuestras democráticas cancillerías. Que Dios nos ampare de la recua de cabestros que nos gobiernan: ni ellos podían haber llegado a más ni las democracias occidentales a menos.

Las piezas del dominó magrebí van a caer una tras otra sin solución de continuidad. La insurrección democrática popular se extiende como una mancha de aceite a 14 kilómetros de Tarifa, y mientras tanto Europa continúa enfrascada en si una vez más nos bajamos los pantalones ante "los mercados" o levantamos una nueva valla electrificada con mayor voltaje entre lo que queda de nuestras colonias y África, de modo que se tapone de una vez por todas la entrada al único Paraíso al que aspiran esos jóvenes musulmanes con PC portátil bajo el brazo y ropa de marca occidental, esos chicos y chicas que desde hace unas semanas se están jugando la vida cada día en las calles de ciudades que están a tiro de piedra de las nuestras.

En la imagen que ilustra el post, manifestantes tunecinos. Uno de ellos sostiene un cartel que en inglés y francés reza: "Yo tengo un sueño. Un Túnez libre".

domingo, 16 de enero de 2011

¡¡ Viva la revolución en el Magreb !!


Revolución en todo el Magreb!

Viva la libertad, la democracia y el socialismo!

Fuera los sátrapas y las religiones!!

No pasarán!!!

Revolution a tout le Magreb! Vive la liberté, la democracie et le socialisme!.

viernes, 7 de enero de 2011

El Magreb revienta


Las protestas y disturbios iniciados en Túnez hace unas semanas, se han extendido ya a Argelia. Miles de jóvenes, estudiantes y parados en su mayoría, ocupan las calles y se enfrentan con la policía, en batallas campales cada vez más difíciles de reprimir.

El origen de estos movimientos es espontáneo y popular. La chispa la constituyó el suicidio de un joven tunecino, titulado universitario sin trabajo, que vendía fruta en las calles con un carrito, de modo ilegal; la policía tunecina le destrozó el vehículo y la mercancía, y en señal de protesta el muchacho decidió acabar con su vida ante un edificio gubernamental. Al correrse la voz y en apenas unas horas, las calles de las principales poblaciones de Túnez, el más pequeño y occidentalizado de los países del Magreb, se convirtieron en volcanes que escupían la ira popular contra el régimen de Ben Ali, el sátrapa que gobierna el país desde hace casi un cuarto de siglo y que al parecer padece un cáncer terminal.

En Argelia los disturbios han comenzado ahora por contagio de su vecino Túnez, pero tienen raíz propia en la reciente y fuerte subida de precios en productos básicos como el aceite y el azúcar. Las protestas en Argelia son más juveniles y radicalizadas que en Túnez, pues además de las subsistencias tienen presencia en su génesis factores muy complejos, como la opresión política y cultural que sufren los bereberes desde los tiempos de la independencia argelina, entre otros.

De todos modos es interesante señalar que tanto en Argelia como en Túnez los movimientos tienen carácter popular, y las respectivas oposiciones políticas no juegan hasta el momento papel alguno ni en su origen ni en su desarrollo. En Túnez sin embargo, el Colegio de Abogados está intentando ponerse a la cabeza y liderar un proceso que parece tender hacia un cambio de régimen. Hasta ahora los servicios secretos occidentales y sus cajas de resonancia mediáticas habituales se han abstenido de vincular las revueltas magrebíes a la fantasmal Al Qaeda, pero no desesperen los comulgantes en la conspiración terrorista islámica galáctica: pronto hará acto de presencia Bin Laden en una fiesta a la que nadie le ha invitado, lo que allanará el camino a la represión de movimientos que en definitiva, sólo pretenden conseguir aquello que los europeos nos hartamos de recomendar: libertad, democracia y unos estándares de calidad de vida que no ofendan la condición humana.

Al cabo lo que que esta gente del Magreb quiere es una vida digna, al menos lo que se entiende por tal en los anuncios y programas de nuestras televisiones europeas, que las nuevas tecnologías meten en los salones de sus casas y en los cibercafés de ciudades y pueblos de todo el Tercer Mundo.

En la fotografía que ilustra el post, un hombre enarbola una barra de pan durante una de las masivas manifestaciones que se vienen sucediendo en Túnez los últimos días.

martes, 24 de agosto de 2010

Del Sahel a Barcelona

La liberación de Albert Vilalta y Roque Pascual, los dos miembros de la ONG "Barcelona Solidària" secuestrados por una presenta rama magrebí de Al Qaeda, representa un triunfo de la diplomacia española y una apuesta decidida de un gobierno occidental por la negociación y la complejidad frente al recurso a la fuerza bruta, ensayado recientemente en un caso semejante por los franceses, con el resultado predecible: la muerte del secuestrado.

Dejaré de lado la presencia de ONG's como "Barcelona Solidària" en la zona del Sahel. Un servidor se asomó a esa parte de África hace unos años desde el entonces territorio seguro de Senegal, y lo que vio le dejó sin ganas de regresar; y ya digo que se trataba del norte de Senegal, nada que ver con las áreas tribales de Mauritania, Malí y Niger. Por lo demás quienes siguen este blog ya conocen mi opinión sobre las ONG's en general; el caso concreto de "Barcelona Solidària" no hace sino reforzar mi aprensión hacia esas organizaciones, sus fines y algunos personajes que las integran. Otro día les explicaré en detalle el por qué.

Yendo a lo que importa ahora, lo que más me ha llamado la atención en la resolución de este secuestro ha sido el clamoroso silencio con el que ha sido acogido por la prensa internacional. En Le Monde ayer, por ejemplo, la noticia se despachaba en apenas unas líneas escondidas en la sección de internacional. Está claro que en Francia deben andar algo resentidos porque el "método Zapatero" de chalanear haya resultado más eficaz que resucitar "Beau geste" y emprenderla a tiros con medio Sahel, pero aún así Sarkozy y la izquierda mediática francesa deberían ser más deportivos y reconocer que en este caso, y probablemente sin que sirva de precendente, el Gobierno español les ha pasado la mano por la cara. De los norteamericanos y su "Cruzada contra el terrorismo internacional", mejor ni hablar. La liberación pactada de los secuestrados es la peor noticia que podían recibir quienes comulgan con sus llamémosles principios, y no sólo en EEUU. Por ahí anda cierto Guerrero del Antifaz que aún no hace una semana se paseaba por la frontera de Melilla "con dos cojones", como le gritaron sus partidarios.

En realidad, más que a Zapatero y a "su" Soraya (Soraya Rodríguez, la Secretaria de Estado de Cooperación Internacional) el éxito hay que apuntárselo una vez más a Alfredo Pérez Rubalcaba, quien ha vuelto a ser el eficaz bombero moviendo los hilos y coordinando desde Madrid, y a los servicios secretos marroquíes (¡qué papelón estos días el del Partido Popular!), como daba a conocer hoy en el Telediario el mismo Rubalcaba. Añadan alguna muy discreta gestión de Gaddafi y tendrán el cañamazo sobre el que se ha tejido la libertad de Vilalta y Pascual. Con un añadido gratificante: los países de la zona saheliana han sido capaces de cooperar entre ellos, alternando la presión militar y la negociación política, para lograr que las bandas responsables del secuestro se avinieran a cobrar el rescate y dejar marchar a sus rehenes.

Porque en realidad, no se engañen: si todo este asunto ha terminado bien, como así ha sido por fortuna, se debe fundamentalmente a que a esos presuntos islamistas lo único que les interesaba era el dinero. Conseguido éste y la libertad de uno de sus cabecillas preso de los mauritanos, han soltado a los secuestrados sin más. ¿Al Qaeda del Magreb Islámico? puro invento de los servicios secretos magrebíes y occidentales. Vean el comunicado de los secuestradores enviado ayer a El País, un texto supuestamente redactado por islamistas furibundos, que en su torpeza y simplonería mueve a la risa; no hace falta ser experto en nada para tras su lectura, darse cuenta de que no es más que burdo maquillaje "político" redactado por un grupo de bandidos, probablemente touaregs, de los que llevan siglos asaltando viajeros y caravanas en esa área geográfica tan extensa como incontrolada, y que mediante él buscan un paraguas ideológico que les evite represalias.

Los de "Barcelona Solidària" han tenido mucha suerte. Más que nada, porque al sur de Argelia los únicos islamistas que hay hoy día son los que inventan los "expertos en terrorismo internacional" para manipular las opiniones públicas occidentales.

En la fotografía que ilustra el post, publicada por El Periódico de Catalunya a los pocos días de haber sido secuestrados, aparecen de izquierda a derecha Albert Vilalta, Alicia Gámez y Roque Pascual. La mujer sería liberada unas semanas más tarde.