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martes, 18 de octubre de 2011

El obispo Irurita, un mártir de la Cruzada Nacional que no fue tal


Un suceso curioso y casi desconocido de la postguerra española es el supuesto martirio del prelado de Barcelona Manuel Irurita, al que la propaganda nacionalcatólica daba por asesinado por los rojos en los años de la guerra de España. Se trata de un caso aleccionador, por cuanto contiene todos los elementos típicos con los que el franquismo y sus secuaces eclesiásticos forjaron las fantasías que les siguen sirviendo para elevar a los altares a tantos hombres de Dios presuntamente pasados por las armas por los revolucionarios españoles en aquellos años en los que efectivamente corrió la sangre, aunque mayormente proletaria y en mucha menor cuantía de enemigos acérrimos como Irurita.

Manuel Irurita era navarro, euskaldún y ferozmente carlista. Nombrado obispo de Barcelona en 1930, existe alguna foto de él de los años treinta en la que aparece rodeado de pistoleros carlistas catalanes armados hasta los dientes, durante alguna de sus múltiples "visitas pastorales" a la Catalunya profunda. Según la leyenda forjada en la postguerra, Irurita fue detenido por elementos anarquistas el 19 de julio de 1936  y asesinado algunas semanas más tarde. La realidad histórica es muy otra, como señala un extenso artículo de El País publicado el 3 de abril de este año, a propósito de la aparición del libro "Societat i Esglèsia a Catalunya. Cent anys entre constitucions i dictadures", cuyo autor es el doctor en Historia y profesor de Teología, Joan Bada.  

En su libro, el profesor Bada aporta pruebas y datos que demuestran de manera fehaciente que Irurita estaba vivo y libre cuando los franquistas entraron en Barcelona, en enero de 1939. En realidad Joan Bada no descubre nada nuevo, porque ya en la Barcelona de los años cuarenta se comentaba sotto voce que diversas personas que  conocieron al obispo antes de la guerra le habían encontrado en la calle, vestido de civil y paseando del brazo de una señora. Según Joan Bada, el obispo Irurita habría comprado su vida entregando tres millones de pesetas al líder anarquista Buenaventura Durruti, de los cuales uno habría ido a parar directamente a las arcas de la FAI como precio por su vida siendo entregados los otros dos a la Generalitat de Catalunya. Durruti e Irurita habrían retirado los fondos del palacio episcopal el 20 de julio. Según recoge el artículo de El País "documentos de la Cruz Roja Internacional también dan por vivo a Irurita en junio de 1937, fecha en que estaba encarcelado en la prisión de Montjuïc". Antes, Manuel de Irujo, dirigente nacionalista vasco y Ministro de Justicia del Gobierno Negrín, pagó 24.000 pesetas "para conservarle la vida en la cárcel de Sant Elíes", según explicó por carta un testigo, el canónigo Alberto Onaindía, al obispo de Vitoria, Mateo Múgika. Posteriomente, en enero de 1939, dos personas significadas de la comunidad católica barcelonesa que habían tenido estrecha relación con Irurita antes de la guerra, el doctor Josep Raventós y Francesc Aragonés, explicaron que habían visto a Manuel Irurita salir del palacio episcopal barcelonés y que hablaron con él. En una reunión posterior a la que asistieron diferentes personalidades del nuevo Régimen en Catalunya, incluido el jefe de los servicios secretos franquistas, el coronel Ungría, se les exigió silencio sobre el asunto.  Y es que el régimen de Franco no iba a renunciar a un mártir así como así.

A pesar de ello y como decía antes, la voz popular hablaba de este asunto en los años cuarenta y emparejaba a Irurita con una señora mayor,  que según unos era una antigua monja y según otros una dama viuda de la alta sociedad con la que el obispo se conocía también en el sentido bíblico desde antes de la guerra. A mediados de esa década Irurita desaparece para siempre (en 1942 se había nombrado obispo de Barcelona a Modrego, otro personaje que merece más de un post).

A cuantos tras la ocupación franquista de Barcelona se acercaron a él reconociéndole en la calle, Irurita les suplicó asustado "no griten, que me comprometen". Seguramente tenía razón. Dada la dimensión propagandística del caso y la intervención en él de los servicios secretos franquistas, no es descartable que Manuel Irurita fuera finalmente asesinado por aquellos a quienes su muerte anunciada más beneficiaba, ya que en caso de hacerse pública su  "resurrección" quedaban expuestos al ridículo más bochornoso.

En la fotografía que ilustra el post, una imagen oficial del obispo Manuel Irurita.

lunes, 13 de junio de 2011

Jesús Ulled y sus hermanos, una saga de políticos monegrinos en Barcelona


A petición de mi amigo el escritor y coleccionista zaragozano Roberto Mateo Caballero, anduve rastreando en Internet estos días información sobre un olvidado grupo llamado Juventud Republicana Aragonesa, que actuó en la Barcelona de principios del siglo XX.

He aquí lo que he hallado en relación a quienes fueron sus principales impulsores, la familia Ulled, originarios de Sariñena (Huesca), y a su actuación política a lo largo de la primera mitad del siglo pasado.

Político, abogado y periodista, Jesús Ulled Altemir muy probablemente nació en Sariñena en 1894, aunque algunas fuentes le dan por nacido en Huesca. Fallecido en Barcelona en1968.

Al igual que su padre, Antonio Ulled Ballarín, y sus hermanos Rafael y José, ambos nacidos en Sariñena, se trasladó a Barcelona, ciudad en la que militó desde muy joven en la órbita del Partido Radical, siendo toda la familia muy cercana a Alejandro Lerroux “desde sus primeras luchas en Barcelona”, como recordó el propio Lerroux en ocasión de un banquete celebrado en honor del político aragonés en 1932.

En la Ciudad Condal Jesús Ulled fue miembro destacado del grupo de sicarios lerrouxistas autodenominado Jóvenes Bárbaros, uno de cuyos principales líderes fue su hermano José, y fundador y líder de la organización político-cultural Juventud Republicana Aragonesa.

En 1909 Jesús y sus hermanos son acusados de ser instigadores de los incendios de iglesias y conventos durante la Setmana Tràgica barcelonesa, y han de huir de la ciudad (José se exilia en París). Las buenas relaciones de los Ulled con elementos militares les salvarán del destino que sufrieron inocentes como Francesc Ferrer i Guàrdia y otros.

En 1913 Jesús Ulled escribió en colaboración con Jaume Durany una obrita de teatro titulada El Divíno vagabundo, Dante Alighieri (episodio dramático en un acto y en verso), siendo ésta la única publicación que se le conoce.

De 1917 a 1919 José Ulled es consejero de Trabajo en la Mancomunidad de Prat de la Riba. En 1921, siendo el presidente del sindicato de periodistas barceloneses, sufre un atentado llevado a cabo por pistoleros del Sindicato Libre -que en esos años actuaban a sueldo de la patronal catalana Fomento del Trabajo Nacional, en connivencia con el gobernador civil, Martínez Anido-, de cuyas secuelas fallecerá en 1929. En ese año Jesús, que desde hace tiempo es corresponsal en Barcelona del diario El Liberal, es elegido presidente de dicho sindicato.

Impulsor de la Casa de la Democracia Aragonesa en Barcelona, Jesús Ulled fue uno de los elementos fundadores del Centro Aragonés de la capital catalana, entidad en la que estuvieron presentes los hermanos Ulled desde el principio y de la cual Rafael era presidente en 1928.

Durante la Segunda República, lejos ya de los ardores revolucionarios juveniles, los Ulled se convierten en políticos del sistema republicano, siempre cerca de Lerroux. Rafael tendrá su feudo electoral en Sariñena y Los Monegros, y será miembro de la ejecutiva nacional del Partido Radical aunque fracasará en sus intentos de ser elegido por Huesca. Jesús será primer teniente de alcalde del Ayuntamiento de Barcelona y subsecretario del Ministerio de Trabajo durante el Bienio Negro (1933-1935), la etapa republicana de gobierno radical-cedista.

Al producirse la sublevación militar de 1936 y fracasar ésta en Barcelona, Rafael, que se encuentra en la capital catalana, es detenido y encerrado en el barco-prisión Uruguay, fondeado en el Port Vell. En 1937 es sacado del barco por elementos anarquistas, y fusilado inmediatamente.

De Jesús no vuelve a haber constancia documental hasta su fallecimiento por causas naturales en 1968. El 20 de marzo de ese año el diario La Vanguardia le dedicó a Jesús Ulled una cumplida necrológica en la que da cuenta de su funeral, oficiado en la iglesia barcelonesa de Santa Maria del Pi, en el que según ese periódico se le tributaron honores de teniente de alcalde y al que asistió la flor y nata del periodismo franquista catalán de la época. Por su parte, el Colegio de Abogados de Madrid le incluyó en la esquela anual en honor de sus colegiados fallecidos en 1968 publicada en el diario ABC ése mismo año.

Ironías de la Historia: Jesús Ulled Altemir de cuerpo presente, en un funeral católico y recibiendo honores de jerarca franquista en una emblemática iglesia barcelonesa a la que probablemente pegara fuego sesenta años antes…

En la imagen, fotografía de Rafael Ulled durante los años de la Segunda República (tomada de la web de República-Huesca).

viernes, 10 de junio de 2011

Presentaciones de "Un castillo en la niebla" en Barcelona y Huesca



El pasado día 6 de junio se presentó "Un castillo en la niebla" en Barcelona, en la sala Goya del Centro Aragonés. Abrió la presentación Jacinto Bello, presidente del Centro Aragonés, quien dijo unas palabras de bienvenida. Le seguimos en el uso de la palabra el editor Salvador Trallero, el historiador Juan Manuel Calvo y un servidor de ustedes. Finalmente tuvimos un coloquio con los asistentes y un pica-pica ofrecido por gentileza de la entidad que nos acogía.

El acto tuvo una buena concurrencia de público, obviamente interesado en el tema. Asistieron amigos y familiares, personas relacionadas con la Amical de Mauthausen y socios del Centro Aragonés, principalmente. Entre los asistentes estuvo Teresa Relach, uno de los dos últimos testigos directos relacionados con Mariano Carilla Albalá que quedan con vida, y Arturo Morera, nacido en Sariñena y superviviente del exilio, quien narró su experiencia en la Francia ocupada por los nazis.

El día 6 de junio finalizó la rueda de presentaciones en Huesca. La presentación se hizo en el salón de actos del Instituto de Estudios Altoaragoneses (IEA), y corrió a cargo de Carlos Escartín, presidente del Círculo Republicano de Huesca. Entre los asistentes estuvo Jesús Inglada, profesor e impulsor de la recuperación de la memoria de los deportados aragoneses en la provincia de Huesca. Hablamos Escartin, Salvador Trallero y yo, y luego de los parlamentos hubo el acostumbrado coloquio con el público.

En la presentación de Huesca ocurrió un detalle conmovedor. La tarde anterior había fallecido un hermano de Carlos Escartín, tras una rápida y cruel enfermedad. Carlos tuvo la extrema amabilidad de venir al acto directamente desde el tanatorio, hacer la presentación y marchar de nuevo al velatorio, donde le aguardaban familiares y amigos. No puedo menos que reiterarle desde aquí mi más profundo agradecimiento por su gesto, tan propio por otra parte de la civilidad de un viejo republicano.

Finalizada como digo la rueda de presentaciones concertadas, quedamos a la espera de las gestiones que se están haciendo para presentar "Un castillo en la niebla" en septiembre en algunas localidades del sur de Francia.

La fotografía que encabeza el post corresponde a la presentación en Huesca, y fue publicada por Diario del Alto Aragón en su reseña del acto. De izquierda a derecha, Carlos Escartín, un servidor y Salvador Trallero.


sábado, 21 de mayo de 2011

Resistiendo a los bárbaros. A votar contra Gürtel y sus compinches en Catalunya


La fotografía que encabeza este post es de 1996. El Partido Popular acababa de ganar las elecciones generales por apenas 300.000 votos. El señor de la izquierda es José María Aznar, caudillito del PP y aspirante entonces a la presidencia del Gobierno español. A su derecha, Xavier Trías, dirigente de la derecha nacionalista catalana, CiU, y en aquellos años portavoz de esta en el Parlamento español. Gracias a los votos de CiU, Aznar fue elegido presidente y pudo sumir a España en ocho años de neoliberalismo salvaje, especulación financiera e inmobiliaria sin freno, y corrupción generalizada allá donde llegaban los tentáculos de su partido y de las Administraciones gobernadas por éste.

Ahora el PP pretende hacerse con la mayoría de comunidades autónomas y ayuntamientos en toda España, y tiene muchas posibilidades de lograrlo sino se produce mañana una fuerte movilización en contra. Hay que pararlos.

Tampoco los de Trias son unos angelitos precisamente. Los 25 años de CiU gobernando la Generalitat de Catalunya dejaron asimismo una larga estela de arrogancia, autoritarismo y corrupción. Los casos Casinos de Catalunya, Loterías catalanas, Prenafeta, 3% de comisión sobre la obra pública catalana, Palau de la Música, y tantos otros muestran un estilo en nada disímil al propio del PP; quizá por eso se entienden tan bien. Neoliberales salvajes como son, los de CiU apenas han retornado al Gobierno catalán han comenzado a dinamitar los servicios públicos, singularmente la sanidad y la enseñanza, con el objetivo claro de beneficiar a sus patrocinadores, los sectores de la burguesía catalana más extremadamente ricos y reaccionarios. Hay que pararlos ya.

Solo las candidaturas de izquierdas son verdaderamente útiles para frenar a esta "turba infame y mentirosa", como les llamó el cineasta José Luis Cuerda en las generales de 2008. Barcelona no puede caer en manos de una alianza formada por los partidos patrocinados por la red de corrupción Gürtel y por los saqueadores de los fondos del Palau de la Música Catalana. Es nuestra responsabilidad como votantes de izquierdas desde los más reformistas hasta los revolucionarios más radicales, y también de todos aquellos que se consideren simplemente como personas honestas y demócratas. Esta ciudad es un símbolo, y no puede convertirse en trofeo de esa banda de politicastros sin escrúpulos y de los intereses económicos espúreos de los que son vicarios.

Las candidaturas del PSC y de IC en Catalunya y en España las del PSOE y de IU, son las únicas que pueden evitar que el lunes nos levantemos con un país sometido a la hegemonía asfixiante de la derecha extrema/extrema derecha española. ¡Resistir es vencer!.

jueves, 17 de marzo de 2011

Las penas de un viajante de comercio. Una carta de Lanaja a Barcelona fechada en 1820



El lunes pasado recibí en casa un tesorito que compré hace unos días en una subasta de Internet.

Se trata de una carta fechada el 11 de octubre de 1820. La carta está escrita en Lanaja (en La Naja, dice), provincia de Huesca, por un señor llamado Manuel Lasala y va dirigida a su "querido amigo" y al parecer jefe en Barcelona, Joseph Brufau y Piqué "del Comersio" (sic).

La carta es prefilatélica, y no tiene por tanto sello de correos (no se comenzaron a usar hasta el reinado de Isabel II, sobre 1840 o 1850). Va dirigida como digo a un tal señor Brufau y Piqué "en Barselona" por "Saragosa y Lleida". Seguramente la debió transportar alguien en mula de Lanaja a Zaragoza, y desde allí en diligencia hasta Barcelona.

Primera sorpresa: está escrita en catalán. Y en un catalán prenormativo, lógicamente, lleno de resonancias antiquísimas y con algunos términos de cuyo significado no tengo ni idea. La caligrafía es buena, de alguien acostumbrado a escribir para que le entiendan.

Segunda sorpresa: del contenido se deduce que su autor debía ser una especie de viajante de comercio que da cuenta al "Amich Carido" (amigo querido) de sus desgracias por tierras oscenses. Y es que al parecer el pobre hombre aterrizó en aquellos lares en una época poco apropiada para vender nada. Dice Lasala que los najinos "No quieren comprar ni un poco de grano, ni caro ni barato" (traducido por mí del catalán). Y sigue textualmente " "lo quadern de las comandas de La Naja diu el Sr. Ynasio que fara costat ab tot lo que puga pero que no es tems de aixo que vol tems y pasiensia ara tots son per les aldeias sambran com lo samante es lo que no ses vist de bo sembran de nit i dia no tornan en casa en tota la samana".(sic). La traducción es: "con el cuaderno de los pedidos de Lanaja dice el señor Ignacio que ayudará en todo lo que pueda pero que no es tiempo de eso, que necesita tiempo y paciencia, ahora todos están por las aldeas sembrando la simiente, es lo que nunca se ha visto, siembran de día y de noche y no regresan a casa en toda la semana".

En la misiva se mencionan de pasada otras poblaciones de la zona como "Panijalba", "Guesca" y "St. Garren", por las que el pobre Lasala había pasado o pensaba visitar en breve. Se refiere seguramente a Peñalba, Huesca y Sangarrén.

Acaba la narración de forma tragicómica, ya que en sus últimas líneas el redactor dice literalmente que (en mi traducción): "Mi desgracia me ha transtornado y perjudicado y no tiene remedio. Dios lo quiere, cúmplase Su Voluntad".

En resumidas cuentas, a través de la carta Lasala se está disculpando ante el "amich Brufau" de que no haber conseguido un solo pedido en Lanaja ni al parecer en todas las poblaciones oscenses que había visitado.

Divertido y curioso ¿no les parece?.

En la imagen que ilustra el post, azulejos populares catalanes de los siglos XVIII-XIX representando diferentes faenas que se realizaban en el campo.

lunes, 28 de febrero de 2011

Josep Dencàs regresa a Catalunya



En la edición de Catalunya de ayer lunes hay una entrevista que le retrotrae a uno en el túnel del tiempo. Concretamente hasta los años treinta, cuando lo que entonces se llamaba "el Orden Público" y hoy denominan "la seguridad ciudadana", estaba en Catalunya bajo la (ir)responsabilidad de un individuo llamado Josep Dencàs, conseller (ministro) de Gobernación (hoy diríamos Interior) de la Generalitat republicana catalana.

El tal Josep Dencàs fue un elemento de cuidado. Dirigente de Estat Català (el sector literalmente fascista del independentismo catalán de la época), máximo jefe de los tenebrosos "escamots" (escuadras) paramilitares de "camises blaves" (camisas azules) de Estat Català, protector de los hermanos Miquel y Josep Badía (dos significados sicarios, que desde la dirección de la policía autonómica catalana dirigieron el pistolerismo antisindical nacionalista), y en fin, agitador extremista cuya hoja de servicios concluyó abruptamente el 6 de octubre de 1934, cuando tras fracasar la asonada independentista huyó del palacio de la Generalitat a través de las alcantarillas, apareciendo una semana después a la derecha de Mussolini en el balcón de Piazza del Popolo desde el que el Duce arengaba a sus secuaces. Una joya, el señor Dencàs. Pues leyendo la entrevista que publica hoy El País, se diría que Dencàs ha regresado a la Patria reencarnado en la figura de Felip Puig, actual conseller de Interior en el flamante gobierno de la Generalitat formado recientemente por la derecha nacionalista catalana.

Quede claro desde el principio que en sus primeras semanas al mando de policías y bomberos catalanes, Felip Puig no ha perdido el tiempo, eso es seguro. De Puig ya eran conocidos de antiguo sus exabruptos cuarteleros, su desprecio hacia la izquierda y sus valores, y su inquina contra los inmigrantes en general y los españoles en Catalunya en particular. Su mentalidad y maneras no han cambiado. Las primeras actuaciones del señor Puig, ya pregonadas antes de tomar posesión del cargo, han sido eliminar las cámaras de filmación de las comisarías de los Mossos d'Esquadra y derogar el Código Ético de esta policía autonómica, medidas ambas aprobadas por el Gobierno tripartito de izquierdas precedente con objeto de atajar los abusos (por llamarlos finamente) detectados en las comisarías catalanas. Los cambios revanchistas de Puig no se han frenado ahí, y puestos a derogar ha anulado la limitación de velocidad a 80 km/h en los accesos a Barcelona. Por derogar ha derogado incluso el mobiliario de despacho instalado por su antecesor, Joan Saura, del partido post-comunista IC, que ha sustituido por completo a pesar de la austeridad monacal en los gastos que predica el nuevo conseller.


Para Felip Puig, el rojerío que le precedió en la conselleria "se había impuesto una cierta complicidad con la transgresión al límite de la ley. La gente nos pedía que marcáramos los límites". Según Puig, Joan Saura y sus bolcheviques "no consideraban necesario tener una buena policía". Ya hace tiempo que de modo especial, Puig le venía afeando a su antecesor la impunidad de la que presuntamente han gozado okupas y otros maleantes por el estilo en la etapa del Tripartito de izquierdas. Y es que ya se sabe que la cabra roja tira al monte, y que no hay rojo que no se sienta solidario con un delincuente. Ocurre que probablemente Puig y Saura (y con él, este servidor de ustedes) no acaban de coincidir en la definición del término delincuente: para el actual conseller de Interior sólo lo son los greñudos okupas, y nunca los atildados caballeros de la "sociedad civil" catalana que se dedican desde hace décadas a saquear los fondos públicos del Palau de la Música y a recaudar el 3% del coste de toda obra pública contratada en Catalunya, ingresando esas jugosas comisiones en las cajas B de Convergència Democràtica de Catalunya, el partido del señor Felip Puig, quien por cierto ha ejercido en él como secretario de Organización amén de otros destacados cargos.

Pero Puig va más lejos. Mucho más. Cuando el periodista Jesús García le pregunta "cómo afrontarán los Mossos d'Esquadra bajo su mandato la amenaza islamista radical" el señor conseller al mando contesta que evitando que arraiguen los focos que promueven un determinado sistema de valores, caso del islamismo radical. E inmediatamente añade: "también tenemos un neoanarquismo revolucionario que está activo. Los Mossos están en esos frentes". Es decir, equipara, metiéndolos en el mismo saco, a grupos terroristas de carácter políticorreligioso reaccionario con colectivos legales y legítimos que sustentan convicciones políticas contrarias a las suyas. Puig considera que ser revolucionario le convierte a uno en objetivo policial. Está claro que lo que a Felip Puig le encantaría es meter en cintura a los anarquistas y a la izquierda en general siguiendo el acreditado método de Dencàs y los Badia.

Pues este tipo es quien tiene a su cargo la seguridad ciudadana de los catalanes. Una seguridad que en Barcelona comportará en breve la retirada de dos mil policías autonómicos, quienes por iniciativa de Felip Puig se "replegarán" fuera de la ciudad a menos de tres meses de las elecciones municipales: un modo artero de fomentar la sensación de inseguridad entre la ciudadanía de la urbe esperando que perjudique a la izquierda que gobierna la ciudad. Y es que Barcelona, la Gran Babilonia según los nacionalistas reaccionarios catalanes, nunca ha gustado a los "camises blaves".

En la imagen que ilustra el post, Felip Puig mitinea delante de la bandera independentista catalana inventada en Cuba a finales del siglo XIX por comerciantes y propietarios de esclavos catalanes.

lunes, 21 de febrero de 2011

Jordi Hereu descalabra al aparato del PSC



La victoria de Jordi Hereu en las primarias para decidir el cabeza de lista del PSC, estaba cantada. Lo corrobora el cómodo margen por el que se ha producido (un 60% de los votos para Hereu y el 40% para Tura), que deja en evidencia al aparato central del PSC, patrocinador en la sombra de la candidatura de Montserrat Tura. En última instancia el resultado de las primarias significa sobre todo una derrota sin paliativos para el sector nacionalista del partido, el valedor público de Tura, cuyos personajes más significativos andan estos días dudando entre reorganizarse en el PSC o huir hacia los verdes pastos de CiU, como ya han hecho los más consecuentes de ellos.

En lo que hace al resultado de los comicios, mientras que la señora Tura sólo ha ganado en tres distritos, los tres significativamente correspondientes a barrios burgueses (Sarrià-Sant Gervasi, Gràcia i Eixample), Hereu ha ganado en siete distritos, arrasando en los barrios obreros, donde ha obtenido el 79% de los votos en Sant Andreu, el 75% en Nou Barris, el 73% en Sant Martí y el 66% en Horta-Guinardó. Hereu recibió el voto de casi dos de cada tres militantes y de casi el 40% de los simpatizantes que acudieron a votar. El descalabro de la señora Montserrat Tura ha sido pues total, lo cual no es de extrañar a poco que se conozca el mundo del socialismo barcelonés y hechos tan significativos como el de que la candidata ni siquiera pudo votar, ya que no está afiliada al partido en Barcelona.

Se trata ahora de sumar fuerzas para cerrar el paso a que la derecha reaccionaria en sus versiones/disfraces españolista y catalanista logre su sueño conjunto de 32 años: hacerse con la alcaldía de Barcelona para desactivarla. De momento la señora Tura, como era previsible, ha dicho no a figurar en una candidatura de integración socialista. Con todo, es probable que a diferencia de la Comunidad de Madrid se acabe pactando una lista con cierta integración de elementos afines a la señora Tura y al aparato central de la calle Nicaragua; el principal problema será encontrar esos afines, pues en la política municipal barcelonesa brillan por su ausencia.

Jordi Hereu ha demostrado tener redaños y cierta capacidad para maniobrar en las procelosas y estancadas aguas del PSC. La pena es que a su vez se halla rodeado de personajes en su mayoría de segunda fila, y de algunos individuos a los que más valdría jubilar de la política lo antes posible en aras del bien común. Un detalle significativo ha sido que durante la pasada campaña de las primarias, Hereu ha conseguido agrupar en torno a su candidatura a un cierto número de cuadros y técnicos del Ayuntamiento barcelonés afiliados al PSC o próximos a la izquierda local en cualquiera de sus variantes, aunque ciertamente lejos de las proporciones que tuvo ese fenómeno en tiempos del alcalde Pasqual Maragall.

En cualquier caso las primarias han servido para desperezar al electorado de izquierdas sobre todo en los barrios periféricos barceloneses, lo que ha debido empezar a preocupar y mucho en esos ambientes de la derecha catalanista que encuestas en mano pero contra toda evidencia política y sociológica, daban por cazado el oso municipal barcelonés. En realidad, la partida por Barcelona no ha hecho más que empezar.

En la imagen que ilustra el post, Mntserrat Tura i Jordi Hereu escenifican, probablemente de modo inconsciente, su desencuentro.

domingo, 6 de febrero de 2011

Primarias socialistas en Barcelona: Jordi Hereu, el mal menor



La campaña previa a la votación para elegir cabeza de lista del PSC a la alcaldía de Barcelona ha empezado con más pena que gloria. El entusiasmo que sienten militantes, simpatizantes y ciudadanos en general por los dos candidatos en liza, resulta perfectamente descriptible y a la altura de sus respectivos merecimientos. Cabe apuntar eso sí, que mientras que el actual alcalde, Jordi Hereu, inició su rueda de mitines por barrios ante 300 personas en el distrito Sant Martí (una de las barriadas obreras de la ciudad), su oponente, la sra. Montserrat Tura, lo hizo -cómo no- en el superburgués Eixample, ante apenas un centenar de ciudadanos.

Es cierto que la trayectoria profesional y política del señor Hereu no deja de ser la de un cuadro de la Administración discreto y grisáceo, eficaz a su manera pero carente no ya de carisma, sino siquiera de un asomo de liderazgo que concite en torno suyo voluntades listas para la acción. Un servidor, que tuvo el honor de conocer en vivo y en directo la época de Pasqual Maragall al frente del Ayuntamiento barcelonés y ha vivido lo que vino después, los mandatos de Jordi Clos primero y ahora de Jordi Hereu, no puede menos que hacerse cruces ante la merma que venimos sufriendo en cuanto a la calidad del personal político, circunstancia que obviamente resulta homologable en las respectivas escalas de la política catalana, española y europea en general; donde antes había gigantes ahora nos tenemos que conformar con enanitos más o menos aplicados.

Claro que todo esto resultan disquisiciones más o menos entretenidas, si consideramos la oponente que le ha salido al alcalde Hereu. Y es que toda la experiencia municipal de la señora Montserrat Tura se concentra en sus años como alcaldesa de Mollet, una pequeña población de la periferia barcelonesa. Su conocimiento de la ciudad de Barcelona no debe diferir mucho del que tienen los turistas europeos que nos invaden los fines de semana, al menos por lo que hace a la Barcelona popular y trabajadora, la de los barrios periféricos. Francamente no me extraña que la señora Tura haya comenzado su campaña por el Eixample, el centro bienestante de la ciudad, ya que dudo que sepa siquiera dónde están la Vía Julia, la plaza Valentí Almirall o el Paseo Torras i Bages, por poner sólo unos ejemplos de lugares ubicados en zonas populosas de las barriadas obreras barcelonesas. Yendo un poco más allá, dudo incluso que la carrera política de la señora Tura hubiera llegado siquiera a iniciarse de no ostentar el dignísimo y admirado apellido que lleva. Pero dejemos eso; aquí de lo que se trata al parecer es de encontrar ahora un puesto de trabajo de altura a una persona que ha perdido el que tenía en la Generalitat de Catalunya. Pues bien, señora Tura, si tanto le gusta la política municipal esta es una ocasión pintiparada para volver a presentarse como candidata a alcaldesa de su pueblo, Mollet, y dejarnos en paz a los barceloneses.

Y es que en contra lo que hoy mismo se afanan en hacer creer la mayoría de medios, la señora Tura no tiene la más mínima posibilidad de vencer al candidato de la derecha nacionalista, CiU, el señor XavierTrias. Y eso que el señor Trias es un candidato verdaderamente penoso: un anciano con graves problemas de salud física y mental, que encabeza la lista de un partido corrupto y trapacero como probablemente no haya otro en toda la Península Ibérica, incluido su más que probable futuro socio municipal, el Partido Popular español, la extrema derecha españolista. Ocurre que en los barrios obreros de Barcelona los últimos votantes que le quedan al PSC ya están haciendo saber indignados que en modo alguno van a votar por una posible candidata que representa el establishment burgués nacionalista catalán, una persona que en caso de fracasar en el intento (lo que como digo parece inevitable), no seguirá como concejala y acabará un día u otro yéndose al pesebre que en CiU han habilitado para "catalanistas desencantados" del PSC (véase el caso Ferran Mascarell y otros), es decir, para tanto cuadro y dirigente "socialista" sin expectativas de seguir viviendo de la política en el ámbito de la izquierda.

Es por todo ello que Jordi Hereu representa un mal menor para quienes, a pesar de todo seguimos creyendo en un proyecto de izquierdas para la ciudad de Barcelona. El nuestro es un voto sin entusiasmo alguno, ya que hace tiempo que sabemos bajo mínimos la credibilidad política de quienes presuntamente lideran este proyecto, en Barcelona desde luego y también en toda Catalunya; para el caso, lo mismo da la Federación de Barcelona que la sede de la calle Nicaragua (el aparato central del partido). Pero también es cierto que votaremos con la firmeza de quienes saben que el apoyo a otras opciones significa entregar inerme nuestra ciudad al enemigo de clase.

domingo, 30 de enero de 2011

Barcelona retira el último símbolo civil franquista


El último símbolo civil del franquismo en Barcelona ha sido desmontado esta mañana. Trabajadores del Ayuntamiento de Barcelona han retirado la estatua de la Victoria (sic), en el cruce entre el Passeig de Gràcia y la avenida Diagonal. Se cumple así la Ley de la Memoria Histórica, liberando por fin a la ciudad de un infame y muy visible símbolo del oprobio al que fue sometida tras ser invadida por el Ejército fascista del general Franco en enero de 1939.

Centenares de personas han asistido al momento portando banderas republicanas. Muchos han aplaudido cuando la grúa ha levantado en el aire la figura, que por increíble que parezca seguía en su pedestal saludando al estilo fascista treinta y cinco años después de la muerte del criminal cuya victoria sobre su propio pueblo celebraba.

A muchos nos hubiera gustado que esa basura en bronce hubiera sido destruída allí mismo. Sin embargo parece que será relegada a un almacén del Museo de Historia de la Ciudad. Quizá el sitio más adecuado para ubicarla fuera alguna cloaca ciega o un basurero municipal.

Ahora, en Barcelona ya solo algunos edificios militares exhiben emblemas franquistas en sus fachadas. Veremos quién le pone el cascabel al gato y libera de una vez el paisaje urbano de gallinas coronadas, yugos, flechas y demás simbología fascista, habida cuenta lo que ha costado terminar con los símbolos colocados en mitad de la calle.

En la fotografía de El País que ilustra el post, banderas republicanas ondean mientras es levantado en el aire el símbolo fascista desmontado hoy en Barcelona.

viernes, 21 de enero de 2011

Adiós a un campesino aragonés



El miércoles murió mi padre. Tenía 83 años.

Les parecerá absurdo pero mientras escribo, el hecho de que mi padre esté muerto me sigue pareciendo tan irreal como lo creía el miércoles, cuando expiró a las siete y algunos minutos de la tarde. Se hubiera dicho que estaba dormido, haciendo otra de sus inacabables siestas.

Por una de esas piruetas del destino, mi padre falleció en la misma planta del hospital donde nací yo, en un ala diferente, pero como digo en la misma planta. Medio siglo entre un suceso y otro, para volver casi al mismo sitio al que llegó corriendo una tarde de verano con la paga del 18 de Julio en el bolsillo. "Este niño no viene con un pan debajo del brazo, sino con una paga extraordinaria", le dijo una enfermera a mi madre. Entonces mandaba Franco, ya saben.

Lo que me ha dejado un tanto perplejo hoy es darme cuenta de que al parecer había muchas cosas que no sabía de mi padre. De algunas acabo de darme cuenta viendo la gente diversa que ha venido a despedirle. Familiares, vecinos, amigos. Un montón de amigos y amigas a quienes yo no conocía de nada. Y es que mi padre hacía un nuevo amigo con solo sentarse en un banco en la calle; se ponía a hablar con un desconocido, y ya tenía otro amigo. Ah, el tanatorio estaba en el quinto pino, no crean que era nada fácil llegar; había que echarle voluntad y ganas.

Al acabar la ceremonia, mientras improvisaba unas palabras de despedida para él y de agradecimiento para los asistentes he caído en la cuenta de que con certeza, en mi modo de pensar y de vivir hay muchas cosas que a mi padre no le gustaban. A diferencia de mi madre, que desde que yo me negaba a tomarme la papilla acostumbra a expresarme sus críticas a grito pelado, mi padre jamás me reprochó nada, jamás me recriminó nada. La última vez que me expresó disgusto por algo relacionado conmigo aún vivía Franco y mi madre había encontrado propaganda ilegal dentro de mi macuto de progre setentero; la bronca fue de órdago, y eso que mi padre era antifranquista desde antes de que el Generalito sentara su gordo trasero en el trono de El Pardo. Pero por encima de todo a mi padre le preocupaba el bienestar y la seguridad de su familia. Por nosotros, por mi madre y por mí, vivió, luchó y trabajó. Todo eso es importante, claro. Pero hasta esta mañana, como digo, no entendí algo que es todavía mucho más trascendente y, por qué negarlo, también un poco mortificante para un servidor de ustedes: que por encima de todo, con seguridad mi padre me respetaba mucho más a mí que yo a él.

Lo del respeto a los demás sin moverse un ápice de sus modos de sentir, pensar y vivir lo aprendió mi padre del suyo, un anarquista convencido que en los días finales de julio de 1936 se echó a las calles de su pueblo monegrino escopeta de caza en mano junto con otros centenares de campesinos, dispuestos a hacerles la raya en el pelo engominado al puñado de señoritos falangistas llegados de Zaragoza que atacaron el pueblo en esos días. Este revolucionario partidario de la "acción directa" estaba casado con una católica practicante de las de misa y rosario; como tenía el sueño ligero, el padre de mi padre solía despertar a su mujer en las frías mañanas de los domingos invernales aragoneses diciéndole que acababa de oír tocar la campana de la iglesia llamando a misa, y que sino se levantaba deprisa llegaría cuando hubiera empezado y ya se sabe que la misa empezada no sirve como cumplimiento del deber dominical. Si al morir mi abuela no fue directa al Cielo sin pasar por el Purgatorio, no fue desde luego por culpa de su ateo esposo.

Así que a mi padre no solo no le costó compaginar la admiración simultánea por Durruti y Felipe González (quien no lo crea posible es que no sabe nada acerca de las clases trabajadoras españolas del siglo XX), sino que además tenía unas creencias religiosas que pasaban por un cristianismo en el que "los curas" (en bloque) no pintaban nada. O sea, que tenía criterio propio y lo vivía con total coherencia y serenidad, como suelen hacerlo los campesinos de su tierra. Porque por encima de todo mi padre fue un campesino aragonés, trasplantado medio siglo a Barcelona y doblado de obrero, pero campesino aragonés hasta el final: un hombre recio, formal, fiable.

Hoy es uno de esos días en los que me gustaría que Dios existiera, ustedes ya me entienden. Aunque me fastidiara tener que darle la razón, una vez más, a mi padre.

La fotografía que ilustra el post muestra un atardecer en los Monegros, un paisaje familiar en la infancia y juventud de mi padre. Foto de Chavinandez.

viernes, 22 de octubre de 2010

Ratzinger, vete al diablo


La visita a Barcelona del presunto representante de Dios en la Tierra será, además de un "gran negocio espiritual y económico", como reconocía con toda desfachatez un miembro de la jerarquía eclesiástica española hace unos días, una agresión directa al bienestar de los barceloneses en general y sobre todo de los residentes en el área en torno a la Sagrada Familia, esa aberración en hormigón que George Orwell propuso en su momento dinamitar.

Joseph Ratzinger, el ¿ex?nazi que llegó a Papa, y la turba que le acompaña caerán sobre Barcelona el fin de semana del 6 y 7 de noviembre. Su presencia supondrá que 17 manzanas del Ensanche barcelonés y alrededor de 10.000 personas residentes en la zona quedarán bajo un estado de excepción tan real como no decretado. Dice El País de hoy que en el perímetro afectado "se cortará el tráfico por completo a las dos de la tarde del sábado y hasta las seis de la mañana del lunes, día 8".

Peor que el corte de circulación es desde luego, el que "los movimientos de personas también se limitarán desde la medianoche del domingo o las siete -según la zona- hasta las personas invitadas a la dedicación de la Sagrada Familia y a los vecinos que acrediten que son residentes y comerciantes. El Ayuntamiento no ha explicado cómo se podrá demostrar que se es residente en los casos en que la documentación -DNI o carné de conducir, por ejemplo- refleje otra dirección, algo bastante corriente", continúa El País. Es decir, que los vecinos residentes en la Zona Cero de este verdadero atentado de masas deberán acreditar su condición de tales si quieren salir o entrar de su casa; menos mal que según la Cosntitución Española los ciudadanos de este país tienen total libertad de movimientos en él. Alucinante.

Las repercusiones sobre nuestros bolsillos tampoco son moco de pavo. En tiempos de restricciones económicas a todo trapo, con los sueldos de los funcionarios rebajados por decreto, el ayuntamiento barcelonés acaba de aprobar una partida de 350.000 euros para pagar horas extraordinarias de profesionales (Guardia Urbana, bomberos...) con motivo de la visita del Papa. Según El País, "el monto total que aportan las Administraciones es de 1,8 millones de euros, incluyendo 700.000 del coste de la retransmisión del periplo". Es decir, los ciudadanos españoles vamos a pagar incluso los derechos de transmisión televisiva de la visita de Ratzinger sin participar en los ingentes beneficios que se generarán a costa de la publicidad, que obviamente se repartirán entre los promotores y la jerarquía católica (recuerden la visita de Ratzinger a Valencia organizada por la trama de corrupción Gürtel, un caso que ahora está en los tribunales).

Sin embargo, Barcelona no es una aldea tercermundista sumida en el fanatismo de la patraña religiosa, ni la finca feudal propiedad de un puñado de granujas con sotana o traje italiano a la que se pueda sangrar económicamente con impunidad. El rechazo popular que debe cosechar esta visita ha de quitarles a sus instigadores las ganas de volver a organizar otra en tanto se tenga en pie la Sagrada Familia.

Atentos a las movilizaciones y a la campaña Jo no t'espero!.

miércoles, 29 de septiembre de 2010

29 de septiembre: ¡Zapatero, rectificación o dimisión!


Gran éxito de la clase trabajadora catalana: más de 400.000 personas en Barcelona dicen rotundamente ¡No! en la calle a la política neoliberal del Gobierno Zapatero. El pulso lo ha perdido la derecha económica y política y sus aliados en el gobierno español: Zapatero debe rectificar o dimitir. Se impone el despido inmediato de la ministra de Economía, Elena Salgado.

Los incidentes en el centro de la ciudad son obra de provocadores "alternativos", manejados y azuzados por los elementos que han perdido la batalla librada hoy: capitalistas reaccionarios y especuladores sin escrúpulos, politicastros corruptos y elementos fascistas enquistados en los cuerpos policiales. ¡Son las tácticas de siempre para intentar manchar una gran victoria de los trabajadores y la izquierda sindical, pero ya no engañan a nadie!.

lunes, 19 de julio de 2010

19 de julio de 1936, el día en que vencimos a los dioses



Domingo, 19 de julio de 1936. Bajo un calor sofocante y pegajoso, durante la mañana tropas sublevadas y elementos monárquicos y falangistas han salido de los cuarteles de Pedralbes y bajado por la Diagonal, camino del centro de la ciudad. Ya desde el comienzo mismo de la marcha empiezan a desertar numerosos soldados, a los que los oficiales rebeldes han intentado engañar diciéndoles que iban a sofocar otra rebelión separatista como la de octubre de 1934 o que los anarquistas pretendían tomar la ciudad. El despliegue Diagonal abajo se ha hecho inicialmente bajo la bandera tricolor y dando gritos a favor de la República, aunque luego han comenzado los vivas al rey y los ¡Arriba España!, que desenmascaran a los arteros traidores.

Contra sus previsiones iniciales y a medida que avanzaban, los rebeldes han encontrado una resistencia armada progresivamente más dura y organizada. Masas cada vez mayores de trabajadores se han ido incorporando a la pelea, apoyados por Guardias de Asalto y policías de paisano. En la lucha participan en grupos organizados miembros de la CNT, FAI y en menor medida del POUM, pero son decenas de miles los obreros y empleados sin afiliación política que armados con cualquier cosa atacan los flancos de las columnas rebeldes, hostigándoles desde azoteas, balcones, portales, y parapetados detrás de automóviles y tranvías.

Hacia el mediodía llega en hidroavión desde Mallorca el general Goded, que inmediatamente se encierra en la Capitanía General, donde los sublevados tienen secuestrado al jefe de la División, general Llano de la Encomienda. Los rebeldes que avanzaban por las calles son finalmente cercados y se refugian en la plaza Catalunya, donde se parapetan en el hotel Colón y en la Telefónica: otros se atrincheran en el cuartel de Drassanes, junto al puerto. Los cuarteles de Sant Andreu, Lepanto y otras instalaciones militares son abiertas al pueblo por soldados leales. En la avenida Icaria, obreros armados usan como parapetos enormes bobinas de papel y derrotan y ponen en fuga a la columna que había salido del cuartel cercano. Durruti, los hermanos Ascaso, Joan García Oliver, Abad de Santillán, Josep Rovira... son los líderes y estrategas que dirigen la resistencia al golpe.

A primera hora de la tarde, decenas de guardias civiles suben mosquetón en mano y en doble columna por Via Laietana. Al llegar a la Comisaría de Orden Público, el president Companys sale al balcón, acompañado del comandante Guarner, del coronel Escofet, jefe de los Mossos d'Esquadra, y de otros militares leales; el general Escobar, que avanza al frente de la columna pistola en mano, se cuadra y le saluda militarmente. La lealtad de Escobar, que es católico practicante y aunque republicano no resulta muy de fiar, la garantiza el general Aranguren, jefe territorial de la Guardia Civil en Catalunya y militar de firmes convicciones republicanas. Cuando las fuerzas de la Guardia Civil llegan a la plaza Catalunya, varios oficiales rebeldes se suicidan y sólo los más desesperados disparan contra los del tricornio. En unos minutos y tras rápida negociación, se rinden la Telefónica y el hotel Colón.

En Capitanía General, Llano de la Encomienda, al que un grupo de tenientes y capitanes sublevados borrachos y ahora muertos de miedo han insultado y vejado durante las horas pasadas, convence a Goded para que llame a Companys y se rinda. Aeroplanos de la base militar de El Prat, que manda el coronel Díaz Sandino, socialista, sobrevuelan la ciudad, controlando desde el aire con su presencia los últimos focos rebeldes. El cuartel de Drassanes resistirá 24 horas más.

Radio Barcelona EAJ 1 emite continuamente, dando cuenta de los hechos y de la victoria popular. Las noticias vuelan desde la emisora barcelonesa a toda España, y contribuyen a que en Madrid, Valencia y otras ciudades las masas salgan a la calle en las horas siguientes y derroten o cerquen a los rebeldes.

En Barcelona, al caer la tarde, una muchedumbre abigarrada y eufórica invade La Rambla, comenzando una verbena popular que convierte la ciudad en una fiesta que durará todo el "corto verano de la anarquía". Se baila, se bebe y se come en la calle, hay altavoces colgados de los árboles que amplifican música y noticias, todo el mundo se abraza y se llama "compañero", los guardias civiles posan con pañuelos de la FAI anudados al cuello, jóvenes obreras besan a agotados soldados leales, los oficiales republicanos son llevados a hombros por las calles, las sirenas de los barcos atruenan el puerto...

Barcelona ha derrotado en la calle la sublevación militar fascista.

La fotografía que ilustra el post, tomada por Robert Capa en Barcelona en julio de 1936, muestra a un miliciano y a su compañera descansando en unas sillas de La Rambla.

miércoles, 7 de julio de 2010

Dinamita para la Sagrada Familia



El último disparate alumbrado por los beneficiarios económicos de ese Paraíso del hormigón armado que es la Sagrada Familia de Barcelona, ha sido organizar una "campaña popular" para impedir las obras del AVE. Es obvio que se han tomado todas las medidas habidas y por haber para que el túnel del AVE que atraviesa el centro de la ciudad no suponga ningún riesgo no ya para la dichosa Sagrada Familia, sino también para cualquier edificio de viviendas de los muchos bajo los cuales circulará este tren. Pero a ellos les da igual.

Sucede que la construcción del AVE comporta molestias con repercusión directa en la cuantía de los ingresos limpios de polvo y paja que proporciona ese fabuloso negocio, libre de toda clase de impuestos y que en 2005 se calculaba en cinco mil millones de pesetas anuales, que es el flujo de turistas visitantes del templo que imaginara más que proyectara Antoni Gaudí. La entrada básica cuesta 12 euros, y se calculan unos 10.000 visitantes diarios: echen cuentas. Así que lo que lo que realmente preocupa al Arzobispado de Barcelona, empresa explotadora de la Sagrada Familia a través de la pantalla legal que es la Junta de Obras del Templo Expiatorio, no es que se hunda el edificio, algo que saben no va a suceder, sino que disminuya ni que sea temporalmente el río de dinero que lleva años proporcionándole. Y ello sin tener siquiera licencia municipal de obras, que jamás se ha gestionado ni requerido por la autoridad competente. ¿Imaginan que en Barcelona o en cualquier otra ciudad civilizada se levante un edificio sin ningún tipo de permisos ni control oficiales? Pues existe, como digo: la Sagrada Familia.

Ítem más: hace muy poquitos años, el Arzobispado "exigió" al Ayuntamiento de Barcelona que derribara los edificios de viviendas circundantes, a de fin de crear un gran espacio panorámico que permita observar la Sagrada Familia a gusto de sus visitantes (y cotizantes en taquilla). El argumento de los caritativos propietarios del templo de marras es que en el proyecto de Antoni Gaudí estaba contemplada esa macroplaza. Ocurre que cuando Gaudí ideó y comenzó a levantar la Sagrada Familia, hace 120 años, el edificio se hallaba en medio del campo; un siglo después se encuentra casi en el centro de la ciudad.

Por lo demás, y para los admiradores sinceros de la obra gaudiana, hay que darles una mala noticia: lo que hoy ven como Sagrada Familia, casi nada tiene que ver con el proyecto original gaudiano. El único sector levantado en parte en vida de Gaudí es la Fachada del Nacimiento, imagen típica en las postales turísticas barcelonesas de los años 50 y 60. Todo el resto ha sido obra de una serie de arquitectos que han ido reinterpretando a Gaudí según sus gustos, capacidad y posibilidades económicas en cuanto al uso de materiales. Los Juegos Olímpicos de 1992 pusieron a Barcelona en el mapa y millones de turistas enloquecieron -nadie ha sabido aún explicar por qué- con este monumental bodrio en piedra, alumbrado por la mente calenturienta de un carlista meapilas, ultrareaccionario y al parecer adicto a ciertos hongos existentes en la provincia de Tarragona cuyo consumo le propiciaba "experiencias místicas". Desde el punto de vista arquitectónico, Gaudí no dejó planos ni casi directrices escritas sobre la construcción aparte de algunos dibujos muy vagos. Lo peor vino pues tras su muerte, de modo que hoy la Sagrada Familia es un pastiche infame hecho de retazos y pegotes, como una sábana recosida con trozos de tela de diferentes texturas y colores, a gusto de los distintos arquitectos directores de la obra que se han sucedido a lo largo de un siglo.

Y como es sabido, a mayores ingresos, menos gastos. O viceversa. El caso es que desde que a finales de los años 80 del pasado siglo, el escultor Josep Maria Subirach se convirtió en el "hombre fuerte" del proyecto contemporáneo de la Sagrada Familia, la obra ha tomado un rumbo que preocupa incluso a muchos de los partidarios de su prosecución. Los materiales son ya de ínfima calidad (puro hormigón), componiendo con ellos unas superficies grisáceas y tristonas, carentes de vida. Por otra parte, el programa escultórico de Subirachs plasmado en la Fachada de la Pasión mueve a la risa y a la irreverencia. Si lo dudan, denle un vistazo a las figuras que componen el grupo de la Crucifixión, y observen a los soldados romanos: efectivamente, están clonados de los guerreros de la Guerra de las Galaxias, película muy de moda en los años 80, época en que fueron creadas e instaladas estas esculturas. Sant Jordi es una pura estilización de Darth Vader.

Sobre las supuestas cualidades artísticas globales de esta mamarrachada en hormigón, George Orwell escribió en su "Homenaje a Catalunya" (1937): For the first time since I had been in Barcelona I went to have a look at the cathedral [La Sagrada Familia] -- a modern cathedral, and one of the most hideous buildings in the world... Unlike most of the churches in Barcelona it was not damaged during the revolution -- it was spared because of its 'artistic value,' people said. I think the Anarchists showed bad taste in not blowing it up when they had the chance." Ya ven: "uno de los edificios más horribles del mundo", y una prueba del "mal gusto artístico de los anarquistas al no haberla derribado cuando tuvieron ocasión de hacerlo". En realidad parece que el Comité de Milicias Antifascistas barcelonés llegó a calcular las cargas de dinamita que se necesitarían para reducir la Sagrada Familia a escombros, pero alguien decidió emplear esos explosivos en el frente de Aragón.

De todos modos, pienso que algún día, cuando dejen de fluir los turistas visitantes y el dinero que proporcionan a las arcas de los curas, quizá vuelva a retomarse el proyecto de tirar abajo esta mamarrachada monumental. O que en unos pocos años el hormigón comience a degradarse de tal modo, que su estado aconseje el derribo para evitar riesgos ciudadanos.

En la fotografía, grupo de El Prendimiento, en la fachada de la Pasión, obra de Subirachs. Observen los cascos y las corazas de los soldados romanos situados detrás de Cristo.

miércoles, 16 de diciembre de 2009

Paseando por la Fira de Santa Llúcia


Este mediodía fui a donde trabajaba antes, invitado al vermut de Navidad. La verdad es que no me dio mucha nostalgia volver a ver mi antiguo despacho y la gente con la que estuve. No soy de los que se pasan la vida añorando cosas y gentes, prefiero vivir al día.

Terminamos pronto, así que me fui a dar una vuelta solo por el centro de Barcelona. Como tenía tiempo y un poco de hambre -apenas picotée en el vermut-, subí la Rambla y me fui a comer un platito de jamón ibérico acompañado con un par de copas de vino, en la vinoteca de la plaza de l'Àngel. Quería comprar vino en Colmado Lafuente, en la calle Ferran, y como todavía faltaba un rato para que abrieran y tras tomar un café y un chupito de grappa en el café presuntamente italiano de al lado de la vinoteca, me acerqué a la plaza de la Catedral para ver la Fira de Santa Llúcia.

Para los no barceloneses, que supongo serán la mayoría de mis amables lectores, la buena de Santa Llúcia (pronúnciese "Llousia", como en francés) les resultará una completa desconocida. Digamos que es la versión local de la Santa Lucía que todo el mundo conoce. Ocurre sin embargo que Llúcia es quizá la santa más querida de los barceloneses, gentes que tienen (tenemos) una relación extraña con el santoral. Dicen por ejemplo que Santa Eulàlia, la antigua patrona de la ciudad, aquella niña patricia romana que de creer a las respectivas tradiciones locales cristianas está enterrada en tres lugares distintos (en Barcelona, Mérida y Oviedo), perdió la condición de primera santa barcelonesa cuando durante una epidemia de peste en época renacentista no consiguió detener la mortandad; enfurecida la ciudadanía con su protectora, al término de una procesión llevó la imagen con andas y todo a la vera del mar y la arrojaron al agua. Rápidamente entronizaron a la Virgen de la Mercè como nueva patrona, dejando a la pobre Eulàlia dando tumbos entre las olas frente a la playa de la Barceloneta.

Santa Llúcia sin embargo continua a través de los siglos gozando del afecto y el cariño de la mayoría. En su honor se celebra cada año durante el mes de diciembre en la plaza de la Catedral, una muy concurrida Fira donde se pueden adquirir artículos para los belenes caseros y también diversos complementos ornamentales relacionados con la Navidad. Es tradición antiquísima comprar muérdago en la Fira de Santa Llùcia, que luego se cuelga en la puerta de casa por dentro, lo que habla a las claras del origen pagano de la celebración y acaso de nuestra santa, probablemente un trasunto de alguna divinidad femenina grecolatina cuidadora de la salud y la casa.

De niño me llevaron algunas veces a comprar cositas para el belén de casa. Luego ya de mayor he caminado cerca de la Fira bastantes veces, cuando trabajaba en el centro y me desplazaba a paso de ejecutivo andando a algún sitio cercano. Pero este año ha sido la primera vez en mucho tiempo que me he dedicado a pasear tranquilamente entre los puestos de venta. Y la verdad, lo he encontrado todo bastante cambiado. Por ejemplo, en las figuritas el plástico ha vencido ampliamente al barro. Convendrán conmigo que una figurita de plástico pintado no puede ni compararse con una de barro cocido; nada que ver. Rebuscando entre los estands he encontrado algunos, pocos, en los que todavía venden figuras a la antigua usanza hechas en barro, en las dos versiones de toda la vida: unas con trajes al estilo judío y árabe tradicionales de Oriente Próximo, y otras vestidas como campesinos catalanes de época medieval y moderna. Siempre me han gustado esas figuras que representan oficios artesanos. En Bolonia, donde hay una de las más antiguas ferias de belenes del mundo a pesar de que el material que venden procede en su totalidad del Mezzogiorno italiano, compré en la Navidad de hace dos años una extraordinaria pareja de campesinos napolitanos vestidos a la usanza de los siglos XVII o XVIII.

Hoy compré en Santa Llúcia dos cositas pequeñas pero preciosas: una pareja de campesinos catalanes intemporales, y una figura de un pastor con cayado y una especie de ánfora pequeña en la mano. Son figuras de barro cocido, naturalmente, pintadas a mano y por sólo 5 euros cada pieza.

En fin, si vienen a Barcelona en diciembre acérquense a la Fira de Santa Llúcia y abandónense a los recuerdos y ensoñaciones de niñez por un ratito. Siempre viene bien una rápida excursión a la infancia, la única verdadera patria de cada cual, según dijo alguien cuyo nombre no recuerdo pero que debía ser un tipo muy inteligente.

La fotografía es una imagen de la Fira de Santa Llúcia tomada en el siglo XIX. Obsérvese que aún no existía la plaza de la Catedral, ya que los edificios circundantes -derribados hace muchos años- se asoman prácticamente a la escalinata, estando montadas las paradas de la feria sobre los mismos escalones y el rellano que da acceso al pórtico catedralicio.

sábado, 26 de septiembre de 2009

Tim Robbins en Barcelona


El actor, director y activista político norteamericano Tim Robbins está estos días en Barcelona con motivo del estreno de su adaptación al teatro de "1984", la conocida novela de anticipación política que escribiera George Orwell.

Tim Robbins es quizá uno de los pocos hombres de Hoollywood con una actitud consecuentemente de izquierdas. Escapa por tanto a la difusa etiqueta de "liberal" estadounidense (socialdemócrata, en términos de política europea), tan habitual en los ambientes culturales y en el show business estadounidenses; en estrictos patrones políticos europeos, a Robbins puede considerársele como un socialista de izquierdas. Casado con la actriz feminista Susan Sarandon y amigo y colaborador del también actor Sean Penn (con quien protagonizó Mystic River), otro "rojo" irremediable, hace décadas que Robbins es un referente ético y político en su país, sobre todo entre los miembros más progresistas de la industria cultural norteamericana.

El diario El País le entrevistó ayer para la edición catalana del periódico, y por aquellas ironías de la vida la entrevista tuvo lugar en el teatro Poliorama, donde estrena Robbins, un edificio de La Rambla barcelonesa en el que en 1937 se hallaba la sede central del POUM, el partido en cuya milicia se alistó Orwell durante su participación en la guerra de España. Desde el tejado del Poliorama, el escritor inglés y sus compañeros sostuvieron duros tiroteos con las fuerzas del gobierno catalán y del PSUC, el partido comunista estalinista de la época, hechos que Orwell narró en su imprescindible "Homenaje a Cataluña". El escritor hubo de huir de España pocas semanas después para no ser asesinado por los agentes estalinistas. Fueron precisamente la experiencia vivida del acoso comunista y el peligro que para el mundo representaba el estalinismo rampante una vez vencido el nazismo, los que llevaron a George Orwell a escribir "1984".

Sobre "1984" dijo Robbins a El País "que no es una obra del pasado, sino más relevante hoy que nunca, por cuanto hay en ella un fuerte aviso sobre las libertades individuales". Robbins, que se enfrentó públicamente a las políticas criminales y represoras del gobierno de George Bush hijo y su banda de neocons, insistió en la idea de que hay que seguir defendiendo con ahínco la libertad "No hay que dejarse intimidar, pues cuando tienes miedo ya no eres libre. La manera de doblegarte de los totalitarismos es haciendo que tú mismo pienses que no eres libre. No eres libre si no eres libre por dentro. Debes vivir con coraje. Nadie puede controlarte si estás realmente dispuesto a ser libre".

Un gran tipo, Tim Robbins.

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Barcelona: putas, lumpenturismo e hipocresía burguesa


De unas semanas aquí ha prendido en la ciudad de Barcelona un crudo debate, que rápidamente se ha contagiado a toda la España municipal y ha asaltado las portadas de los medios madrileños. Resulta que el diario El País publicó unas fotografías de como unas putas callejeras atendían clientes lumpenturistas -afortunada defición de Josep Ramoneda- bajo los arcos del mercado de la Boqueria, en horario nocturno eso sí. Y ahí se organizó la marimorena.

Recordaba Ramoneda hace unos días en otro de sus brillantes artículos de análisis más sociológico y psicológico que político, que la prostitución en la zona baja de La Rambla debe ser tan antigua al menos como Barcelona o como mínimo, tanto como la existencia de La Rambla, el emblemático paseo que discurre entre la plaza de Catalunya y el Port Vell. Sucede, viene a decir con sorna el filósofo, que hasta ahora las putas no se habían puesto a ejercer en la Boqueria, el mercado sancta sanctorum donde durante el día los burgueses barceloneses adquieren (a precios carísimos, por cierto) los productos con los que abastecen sus mesas. La reacción ciudadana ante la denuncia formulada por El País tiene pues mucho de histeria bienpensante ante la violación de un símbolo colectivo.

Y sin embargo, la degración de La Rambla y del Raval (antes Barrio Chino) es un fenómeno viejo y constante, atajado en parte por el esfuerzo urbanístico desplegado en la ciudad con motivo de los Juegos Olímpicos de 1992. Empero, casi inmediatamente después de los Juegos se reanudó la decadencia de la zona y dio comienzo un nuevo ciclo de marginalidad, cutrez y dejación de responsabilidades públicas sobre ella. Algunos artículos aparecidos en la prensa estos días acusan directamente -no sin motivo- a las instituciones públicas barcelonesas, singularmente al Ayuntamiento local, de haberse dejado ir de las manos no sólo el asunto de la prostitución callejera, que en sí sería apenas un síntoma de un fracaso mucho más global; el problema de fondo lo constituiría el visible y estrepitoso derrumbe de una política urbanística diseñada en comandita por las instituciones públicas, las fuerzas vivas ciudadanas y los "promotores" urbanísticos e inmobiliarios dirigida a sanear o, mejor, a hacer desaparecer los "barrios pobres" que manchan tanta belleza premoderna, modernista y postmoderna como acumula Barcelona. Se trataría por tanto de una propuesta urbanística netamente ideologizada e informada por los valores propios de la burguesía bienestante y clasista que hegemoniza la ciudad, que una vez más habría pretendido unir el placer con el negocio.

Según muchos observadores, el despliegue de esa política habría llevado a arrasar el viejo Raval con la pretensión de convertirlo en lugar de residencia para ciertas clases medias-altas emergentes, que finalmente han desoído los cantos de sirena y no se han instalado en la zona. Quien sí lo ha hecho y de modo masivo en las partes del viejo barrio que han sobrevivido a la piqueta especuladora, ha sido la inmigración procedente del Tercer Mundo. Ya hay calles del Raval donde el porcentaje de personas que hace cinco años no habían pisado España, supera el 50% de los residentes. Contra lo que la derecha xenófoba españolista o catalanista proclaman es precisamente esa gente recién llegada, que a menudo conviven en grupos familiares o están unidos por múltiples lazos de afinidad, quienes han salvado a la barriada del total hundimiento en el pozo negro de la marginalidad.

El caso concreto de la prostitución callejera barcelonesa resurgida en el Casc Antic de la ciudad, responde por un lado a la presión de un estado de "opinión publicada" que ha obligado a cerrar burdeles en el Raval y en toda la ciudad, salvo los de lujo ubicados en la parte alta (por ejemplo, en los alrededores de la Plaza Macià y de la avenida Diagonal en general); por otro, a la situación de desemparo en la que viven cientos de mujeres "importadas" por mafias con conexiones políticas y policiales en nuestro país, mujeres que son objeto de explotación intensiva por esas bandas sin escrúpulos; y en fin, a la presencia cada vez mayor en las calles de un lumpenturismo proveniente de diversos países europeos, pero especialmente de la arruinada y desestructurada Gran Bretaña post-tatcherista, que ha convertido Barcelona en La Meca de sus desmanes y excentricidades. El turismo "de bajo coste" está teniendo un precio altísimo para una ciudad que hasta ahora, si algo amaba era mostrarse con todos sus tesoros al visitante atento, cortés y con un poco de dinero que gastar en ella. Esta clase de turismo de calidad -que no quiere decir de lujo-, está siendo barrido literalmente por el turismo-basura.

Hay que decir que en ello han tenido una buena parte de responsabilidad los propios comerciantes de las zonas centrales. Ahora claman al cielo y se rasgan las vestiduras al ver qué clase de turistas invaden la ciudad, pero ellos han propiciado la llegada de semejantes hordas reventando precios y ofreciendo ínfima calidad en productos y servicios, como un modo fácil y rápido de rebajar costes y maximizar beneficios.

En suma, el antaño elogiado por todos "modelo Barcelona" ha muerto, y su cadáver permanece insepulto en mitad de La Rambla. Francamente, empieza a desprender olor a podrido. Es hora pues de que entre todos los interesados lo mandemos de una vez a la fosa, y nos pongamos a pensar con urgencia qué ciudad queremos para esta primera mitad del siglo XXI. Y por favor, basta de sueños burgueses, de prejuicios y de hipocresías.

En la imagen, un lumpenturista inglés semidesnudo duerme la borrachera en mitad de la plaza de Catalunya.

lunes, 27 de abril de 2009

Geriátricos, donde nos acaban de exprimir


Dice El Periódico de Catalunya de hoy que "cada vez hay más plazas libres en residencias privadas de Barcelona". Se refiere a residencias de ancianos, a geriátricos. "De hecho", prosigue la información del diario barcelonés, cerca del 80% de estos centros tienen en estos momentos habitaciones sin ocupar". La razón es muy prosaica: "parece que cada vez menos barceloneses pueden permitirse pagar los 2.000 euros mensuales que cuesta de media un centro en la capital catalana". Más adelante el diario informa de que una plaza individual cuesta unos 3.000 euros de media.

Imagínense el panorama. Ancianos cobrando pensiones de miseria que ni de broma se aproximan a los 1.000 euros mensuales, deben pagar una media de 2.000 euros si quieren ser acogidos en una de esas santas y privadas instituciones. Según el diario, el elevado número de vacantes se debe -faltaría más- a la crisis económica: yo diría que tiene que ver más bien con la jeta de cemento armado que gastan sus dueños, al cobrar esas salvajadas por ser acogido en sitios que no suelen brillar precisamente por la calidad de vida que ofrecen.

Ya que la famosa Ley de Dependencia está resultando papel mojado (no hay ni financiación ni voluntad política para aplicarla), y que con la dichosa crisis los inmigrantes sin papeles son cada vez menos un recurso alternativo de atención al abuelo semiabandonado por su familia, un servidor cavila que algo habrá que hacer con los viejos. Tal vez convertirlos en una especie de pastillas energéticas consumibles por los jóvenes, como planteaba la película "Soylent Green" hace treinta y tantos años. Nuestro pomposo Estado del Bienestar sacaría así un último provecho social de ellos.

Porque la solución que plantea la Conselleria de Acció Social i Ciutadania de la Generalitat catalana ni siquiera es un parche, sino una pura contribución a que siga adelante la rueda especulativa. Al parece se arbitrarán "ayudas" para "centros concertados" situados en Barcelona ciudad por importe de 15 millones de euros, con la condición de que las tarifas de esas residencias no superen los 2.000 euros mensuales. En realidad, bastará conque las camas disponibles por ese precio supuestamente de ganga no sean menos del 15% del total de las disponibles en el centro. O sea que los dueños podrán seguir especulando con el 85% de camas restantes, y además cobrar una jugosa subvención por ofertar unas cuantas al precio concertado, que francamente, ya es de por sí un verdadero atraco.

Para colmo, y según la propia conselleria, de los geriátricos barceloneses "uno de cada cuatro tendrá obstáculos graves para acreditarse, sobre todo por un problema de barreras arquitectónicas". Así que cobran 2000 ó 3.000 euros según casos, y ni siquiera tienen adaptadas las instalaciones. Por no hablar de las condiciones sanitarias y alimenticias en que se tiene a los internos, que seguramente obligarían a cerrar la mayoría de geriátricos privados caso de hacerse en ellos inspecciones mediamente rigurosas.

Definitivamente, la solución planteada por "Soylent Green" era más racional y probablemente más humana.

jueves, 23 de abril de 2009

Sant Jordi, fiesta de la (in)cultura


Ya he escrito alguna vez sobre lo profundamente patética que resulta esta Fiesta del Libro con la que los catalanes celebramos Sant Jordi. Hoy es el día en que es imposible acceder a una librería en todo el Principado, porque no cabe en ellas ni un alfiler; sin embargo mañana volverán a estar, como siempre, vacías. En la Rambla, atestada de paradas de libros y compradores, hoy no se puede dar un paso; todo el mundo compra "el libro", ése que además de ser en la mayoría de los casos el único que adquirirán en todo el año, muy pocos leerán.

Esta es la fiesta de la incultura, en la que se venden a porrillo best sellers y libros que en todo el año no volverán a tener salida. Los libreros lo saben bien (las ventas de hoy, en un solo día, representan entre un 20% y un 30% de su caja anual). En definitiva, si aman los libros, no gustan de las multitudes y están hoy en Barcelona o en cualquier otra población catalana, huyan como de la peste de las librerías y de las paradas de libros. La mayoría de librerías le harán mañana el famoso descuento del 10%, y gozará de la mayor tranquilidad para hojear libros a su placer.

Pero en fin, contradictorio como es el ser humano, y después de esta admonición, les facilito los títulos que he comprado en la Rambla a primera hora de la mañana, mientras aún estaban poniendo las paradas y antes de que llegara la marabunta:

- El honor de la República, de Ángel Viñas, editorial Crítica.
El volumen cierra la trilogía del profesor Viñas sobre la llamada guerra civil española, y lo hace reivindicando la figura y la obra de gobierno del doctor Juan Negrín, aquél presidente del Consejo de Ministros al que de haberle hecho caso ("resistir es vencer"), hubiéramos tenido a cambio "una Guerra Mundial en cinco meses" y luego "la cabeza del general Franco". En fin, que Franco habría terminado colgado de una farola en la plaza de Oriente, España hubiera sido una democracia desde 1945 y con seguridad nos habríamos beneficiado directamente del Plan Marshall. Ya ven.

- La rana viajera, de Julio Camba, editorial Alhena Media.
Camba fue un extraordinario periodista y casi mejor humorista, que escribió durante toda la primera mitad del siglo XX. Este es un librito de relatos breves y divertidos, que convierten en materia literaria viajes de su autor por Catalunya, Madrid, Galicia y el País Vasco de la época.

- Los Mur, masajistas del Barça, de Enric Banyeres, editorial La esfera de los libros.
Ustedes ya saben que odio el fútbol actual y aún odio más aquello en lo que se ha convertido el FC Barcelona. Por eso mismo les recomiendo este libro, que habla de una saga familiar de gente que es historia viva del fútbol catalán y español. Los Mur, padre e hijo, representaron una concepción del mundo del fútbol más cercana a la épica caballeresca medieval que al sucio negocio que en las últimas décadas ha llenado de porquería los estadios. Además, Ángel y Angelito Mur son de mi familia, de mi propia sangre. En mi casa se les honora, y se mantiene vivo su recuerdo a pesar de algunos pesares.

sábado, 4 de abril de 2009

Un poema anarquista de Joan Salvat-Papasseit


Joan Salvat-Papasseit fue quizá el mayor poeta en lengua catalana del siglo XX. Hijo de obreros y huérfano de padre desde niño, Salvat-Papasseit apenas vivió 30 años, a caballo entre los siglos XIX y XX. Autodidacta y anarquista, su vida fue la de un obrero pobre y luchador, inmerso en la miseria material. Tanto fue así que terminó contrayendo la tuberculosis, enfermedad que le causó la muerte y a la que parece no fue ajena su etapa como guarda nocturno en los muelles de Barcelona.

Les dejo la traducción al castellano de un bellísimo poema suyo, en el que reivindica precisamente esa condición de trabajador nocturno de los muelles. Hace años Ovidi Montllor le puso música y aquella manera honda y estremecedora que tenía el cantautor valenciano de decir poemas con contenido social.


NOCTURNO PARA ACORDEÓN


Heme aquí: yo guardé madera en el muelle,

(Vosotros no sabéis

qué es

guardar madera en el muelle:

pero yo he visto la lluvia

a cántaros

sobre los botes,

y guarecerse bajo las tablas el destajo de la angustia:

bajo los flandes

y los melis,

bajo los cedros sagrados.


Cuando los carabineros acechaban en la noche

y era un túnel la bóveda del cielo

sin luz en los vagones, hice un fuego de estrellas en la boca del lobo.


Vosotros no sabéis

qué es

guardar madera en el muelle:

pero todas las manos de todos los golfos

como una farándula

se juramentaban al abrigo de mi fuego.

Y era como un milagro que tiraba de las manos entumecidas.


Y en la niebla se perdían los pasos.


Vosotros no sabéis

qué es

guardar madera en el muelle:

ni sabéis la oración de las linternas de los buques,

que son de tantos colores

como la mar bajo el sol:

que no le hacen falta velas).


Joan Salvat-Papasseit