Léelo n'asturianu
De más que prestosa puede calificarse la noche de encuentro con las músicas de raiz, en las que vivimos con intensidad la presentación en el escenario de Valles de dos bandas per asturianes, Corquieu y SEU, ambas de nuestro cercano concejo de Ribadesella. De la primera poco se puede decir que los amantes de la música de raíz no conozcan ya. Recién cumplidos los 18 años de existencia y con tres discos en el mercado, la banda ha sabido ir ganándose el respeto de la crítica y del público, que siempre disfruta y participa de manera activa con los músicos a pie de escenario. Sobre las 23:30, y con la sede a medio gas todavía, iniciaron un concierto muy completo y convincente, de aires básicamente tradicionales acompañados con temas propios, en los que fueron intercalando baladas y añadas con saltones, reels y otros ritmos más danzables. El formato sexteto combinó una poderosa parte rítmica, aportada por bouzoukis, guitarra acústica y violín, con melodías galopantes y vivaces -que los asistentes bailaron y palmearon con alegría- traídas de la mano de la gaita de Rigu y la magnífica flauta travesera de David Álvarez. La voz melancólica de Llucy González contribuyó de manera determinante a crear esa atmósfera apacible, llena de neblinas, anhelos y añoranzas que cimentan la música popular asturiana.
Por su parte, el quinteto SEU
casi debutaba en Valles, pues llevan un escaso año como formación, a pesar de
que sus componentes tienen ya en su mayoría las suelas gastadas de patear praos
y escenarios de festivales folk y rock. Surgidos casi como una ‘spin off’ de
Corquieu, por la presencia de Rigu y Paul Balmori a la gaita y al bouzouqui y
voz, respectivamente, a los que se ha unido recientemente el flautista Santiago,
ofrecen un estilo menos tradicional, más basado en la fusión, hasta el punto de
autodenominar a lo que hacen ‘folk progresivo’, término que me encanta. Y
efectivamente, sobre todo en la última parte del concierto se apreciaron esas
influencias del rock progresivo en la extensión de los temas, y la creciente
complejidad de las estructuras y de los arreglos. La presencia del bajo
eléctrico de Joan balmori y la batería de Christian Carrio, unidas a la voz
singular de Paul contribuyen a dar esa presencia contundente, electrizante a
veces, alejada por momentos de las estructuras y las melodías de la música
folk. Tienen por delante todavía un necesario tiempo de rodaje para llegar a
sonar con la solidez y la seguridad que se merecen, y que seguramente
sorprenderá a muchos por lo arriesgado de su propuesta y por su creatividad, verdaderamente
renovadora en la escena folk actual.
Conchi Gálvez
https://www.youtube.com/watch?v=_PH0xe2PxDghttps://www.youtube.com/watch?v=nDZFry3hTng
Léelo n'asturianu
Traducido por Miguel Isla