Dicen los sabios vísteme despacio, que tengo prisa. Pero es que, a veces, aún caminando por la vida con pasos lentos y seguros, una bicicleta nos atropella por accidente, en un despiste de lo más absurdo. Y decora el arcén con nuestros sueños rotos.
Al igual que aquella farola, me siento recluida en un bosque poblado por extraños árboles que me observan con cierto recelo desde la distancia. El cálido núcleo de mi bombilla no deja de regalarles pequeños destellos de luz en un mundo doblegado por la oscuridad, pero los muy ingratos se atreven incluso a arrojarme piedras con la esperanza de destruirme. Y luego presumen de respetar las diferencias individuales... ¡Hipócritas!
Cuando algunos preguntan "¿Qué fue antes: el huevo o la gallina?", otros responden "El huevo, porque los dinosaurios ya ponían huevos". Ahora yo me pregunto a mí misma "¿Qué fue antes: el Casi que no de Siete Vidas... o el Kasi ke no de la vida real?
Doctora, le prometo que no soy la única culpable de mi desgracia sentimental. Cuando me siento triste, todo el mundo me parece feliz. Sin embargo, cuando por fin me siento feliz, el mundo no tarda en acudir a mi encuentro para amargarme el día...