Volvamos a Francia; al Segundo Imperio de allí, que al principio del último tercio del siglo XIX vivía tiempos interesantes. Con Napoleón III, sus iniciativas urbanas y sus suntuosas fiestas, París se había convertido en la Ville-lumière, la Ciudad-luz que fascinaba a los visitantes extranjeros, convertida en referente mundial del urbanismo, el arte, la moda y el buen gusto (todavía, siglo y medio después, vive de lo que colea aquello), hasta el punto de que ese ambiente, muy bien descrito por los novelistas de la época, Hugo, Flaubert, Dumas y otros grandes narradores franceses, puede calificarse como una auténtica edad de oro de la burguesía y el dinero (para quien lo tenía, por supuesto), con la aparición de grandes dinastías industriales y financieras como los Talbot, los Wendel, los Péreire y los Schneider. En lo social, claro, allí como en todas partes, era la clase obrera (relegada a insalubres barrios periféricos y cada vez más encabronada) la que sudaba a chorros para pagar la fiesta; pero la cosa se disimulaba con los buenos negocios, el auge de la clase media y el hecho de que, en una Francia mayoritariamente agrícola, los campesinos, en su mayoría de talante conservador, se mostraban satisfechos con la política económica del gobierno. Se las prometía así Napoleón III muy felices para comer perdices, pero una serie de metidas de pata en política exterior le capó de mala manera el gorrino. Consciente (en esto fue de verdad perspicaz) de que el nacionalismo iba a ser la fuerza más poderosa en el futuro inmediato, mostró querencia a mezclarse en asuntos ajenos, resuelto a convertir a Francia en árbitro de las viejas y las nuevas naciones; y así anduvo por jardines cada vez más complicados. Dispuesto a conchabarse con la Inglaterra liberal para segar la hierba bajo los pies de potencias reaccionarias como Austria y Rusia, metió a Francia en la guerra de Crimea (la de la famosa carga de caballería británica en Balaclava), de la que salió con los pies fríos y la cabeza caliente, sin beneficio alguno. Tampoco en Italia le fueron bien las cosas, porque sus victorias militares contra los austríacos en Magenta y Solferino, con la anexión de Niza y Saboya, más que admiración suscitaron la desconfianza de una Europa que veía demasiado chulesco al emperata gabacho, en plan de dónde sacas, chaval, para tanto como destacas. Y ni siquiera mojarse como se mojó por la unidad italiana le sirvió de gran cosa; porque, al final, su apoyo al papa le enajenó la simpatía de los de allí. En lo colonial le fueron mejor las cosas, pacificando Argelia y estableciéndose en África Negra, Conchinchina y el Pacífico; pero hasta ahí llegó el nivel, pues una pésima racha, de desastre en desastre y tiro porque me toca, se le acabó llevando el crédito y el negocio. Lo más pintoresco (y descabellado) fue el intento de crear en América un imperio hispano-latino que equilibrase por abajo el poder creciente que los Estados Unidos alcanzaban por arriba. La idea no era mala sobre el papel, pero irrealizable sobre el terreno. Sin embargo, empeñado en llevarla adelante con el apoyo de España, Napo envió a México una expedición militar hispano-franchute (a los nuestros los mandaba el general Prim) para afirmar en el trono de allí a un pobre tiñalpa que se sacó de la manga, Maximiliano de Austria, al que los mexicanos se apresuraron a fusilar como Dios manda; con lo que el proyecto imperial americano se fue al carajo. Pero la guinda del pastel consistió en que, como toda Europa, Napoleón III subestimaba el poderío creciente de Prusia. Aunque su ejército era inferior al prusiano y sus generales más incompetentes (estaba el canciller Bismarck al mando de los boches, así que calculen), le declaró la guerra, que hace falta ser pringado, y su querida Frans se comió en la batalla de Sedán (1870) una derrota como el sombrero de Pancho Villa. Habiendo hecho el ridículo ante toda Europa, no le quedó al francés sino abdicar y largarse a Inglaterra, donde palmó dos años después. Dándose así la curiosa circunstancia de que un emperador dos veces respaldado en plebiscitos cayó fulminado por una derrota militar, lamentable fin a uno de los períodos más esperanzadores y prósperos de la historia europea. Pero así es la puñetera vida. El caso fue que, mientras Napoleón III hacía las maletas, los diputados republicanos constituyeron en París un gobierno provisional que acabaría proclamando la Tercera República. Si iba a ser liberal o conservadora (pese a lo que en España piensan algunos idiotas, siempre hubo republicanos de derechas), eso se decidiría en los siguientes años. Y no sin sangrientos sobresaltos.
[Continuará].
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Publicado el 29 de noviembre de 2024 en XL Semanal.
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Los lodos que fueron viniendo después de estos polvos (esto va sin segundas, por favor; o quizás sí), en los sesenta años siguientes, fueron nefastos para Europa. Se inician las guerras y las destrucciones. Quedará Europa como un erial.
Todo porque el intento nacionalista de Napi tercero para Francia, hizo crecer y desarrollarse como un gran monstruo el perverso y nefasto nacionalismo alemán. Europa destruyéndose a sí misma. Se inicia un proceso irreversible: inicio, por ahora sólo intuido, del fin de la hegemonía europea e inicio de la hegemonía americana. Quizás nunca una derrota tuvo tantas consecuencias.
El desastre de México, aventura que parece que fue instigada por la Montijo, quepenapena, debería haber sido un aviso. Pero bueno, el muy gilipollas, continuó de derrota en derrota hasta el desastre final.
Hacerse preguntas sobre lo que podría haber sido puede resultar fútil pero yo me pregunto qué hubiera pasado si no se hubiera iniciado este nefasto proceso y los nacionalismos hubieran perdido fuelle a favor de la unidad europea y la colaboración mutua en lugar de desangrarse. Quizás hoy no estaríamos bebiendo Coca-Cola, comiendo en McDonald’s y hablando a través de un iPhone.
El nacionalismo. Repetir viejos errores. Todo lo corrompe, todo lo destruye, todo son peculiaridades, diferencias, predominios, supremacismos. Todo son odios y rechazo al otro. Parece increible que, de nuevo, los viejos nacionalismos del XIX hayan renacido con más fuerza en el XXI. Viejas ideologías nacidas de la absurda pureza de la raza y de la supremacía de la cultura propia, siendo como somos todos hijos de Lucy. Muchos no han superado el XIX.
Bismark y los boches del XIX. Si hubieran sabido cómo terminaría todo en 1945…
Y, Francia. A partir de entonces, la eterna perdedora. Eso sí, con París como un pincel a pesar de que, de nuevo los jacobinos, estuvieron a punto de destruirla con la Comuna, otra consecuencia más del tercer Napi y su Penapena.
Respecto a su frase final, don Arturo, habría que reflexionar si realmente «algunos idiotas» piensan. Si se fijan ustedes bien, todos los idiotas, además de tener la mente cuadiculada, funcionan con esquemas de polarización mental, dicotomías: fachas-progresistas, izquierdas-derechas, viejos-jóvenes, chorizantes-paganinis… Polarización. El mundo, el universo, son dicotómicos. Deben ser muchos, don Arturo, porque están consiguiendo una sociedad polarizada en extremos irreconciliables. Los matices no van con ellos, son muy complicados (los matices, claro).
Muy buena semblanza histórica, don Arturo.
Saludos.
Cuidado con la envidia a los Estados Unidos, mientras Europa no deja de extender la mano pedigüeña…
Sr. Prats, sincera y objetivamente creo que no es envidia. Los Usa vinieron a salvarnos de los excesos imperiales y totalitarios en dos ocasiones. Es de agradecer, sí. Pero también es cierto que no hubiese habido necesidad de ello si los europeos nos hubiéramos comportado como adultos.
Saludos.
Buenos días Sr Pérez Reverte.
La consecuencia que saco yo del convulso y desconocido para mí siglo XIX es que, cuando finalizó y dejaron se pelear, los franceses siguieron teniendo todo lo mejor que puede poseer un país.
Paisaje, agricultura, arte, literatura (un poco rollos), París, La Costa Azul,Alta Costura, Alta Cocina… No sé si tienen algún conflicto separatista o queda algo más, pero es un país afortunado.
Ah! Me olvidaba, tienen La Marsellesa.
Sí conozco el nombre del general Prim. Había una canción que no recuerdo por qué tuve que cantar. Comenzaba así:
En la calle del Turco
le mataron a Prim
sentadito en el coche
y con la Guardia Civil.
Supongo que habría que estudiarlo en Historia porque yo estudié la Historia y Geografía mundiales( de las que no recuerdo casi nada), es que sucedió en mi Prehistoria.
Have a nice day.
La ciudad de las luces
Aunque fijándose en Londres
París mejoró el concepto
Y el gran secreto se esconde
En Georges Hausmann, arquitecto.
Optó Luis Napoleón
Por elegir al sujeto…
Y luego lo hizo Barón
Celebrando así el acierto.
L’Etoile, con sus bulevares,
La Ópera de Garnier,
Los puentes, vías fluviales,
Loreto y La Madeleine.
El gas de las luminarias,
La cuna del cabaré,
Moulin Rouge, el César Palace,
El Lido y Folies Bergere.
Notre Dame, Santa Capilla,
Los nuevos Champs Elysees,
Le Louvre, bistró, tortilla…
Y, al final, la Torre Eiffel.
Es la ciudad de las luces,
La patria de La Boheme,
Pero yo me hago de cruces…
¡Vaya mierda el PSG!
Estupenda rima, sr. A. Por lo menos al Napi tercero le funcionó el Hausman, no como al Calatrava que se le caen a pedazos los edificios y nunca hubo puente más feo en Venecia.
Por estos lares somos más de Moneo…
Un saludo y FELIZ NAVIDAD a la tropa.
«Que Dios bendiga y colme de bienes a todos los hogares de nuestra patria»
F.F.
PD:
Yo ya he empezado a conmemorar el próximo 2025, dentro de los cánones que ordena el gobierno recordando algunas frases…
Por favor, sr. A., por ser Navidad, recuérdenos los cánones del gobierno y las frases, a se posible con rimas. Háganos felices. Y si crea usted un villancico con todo ello, mejor. Del tipo: «roban y roban y vuelven a robar, con creces y en el lío… »
Feliz Navidad (frase maldita paer buenistas, progres, carmenas odiadoras de belenes, psociatas, podemitas, sumatorios y restatorios, super-pablos, moniquísimas e irenìsimas, etc.) para usted y los suyos.
Es curioso que los del Poder, o los del Joder, odien los belenes y tengan ahora mismo montados varios belenes con los pastorcillos koldos, aldamas y ábalos y la reina baltasara del software. ¡Menudo belén!
Lo dicho, para escarnio de progres, ¡feliz Navidad!
Y mas peligroso!
«allí como en todas partes, era la clase obrera (relegada a insalubres barrios periféricos y cada vez más encabronada) la que sudaba a chorros para pagar la fiesta; pero la cosa se disimulaba con los buenos negocios, el auge de la clase media».
Qué poco ha cambiado el panorama, ¿verdad?. Esta frase que escribe usted se podía muy bien trasladar a la época actual. Francia sigue manoseando en sus antiguas colonias africanas a través de una moneda llamada Franco CFA, en cuyo consejo directivo del banco emisor, sientan sus posaderas dos miembros nombrados por el gobierno de París. En la periferia de ese Gran Paris, hoy se afanan por salir adelante miles de seres humanos venidos de esas antiguas colonias que han sustituido a esa clase obrera «que sudaba a chorros para pagar la fiesta». Esa es la fotografía de París, de Francia en los estertores del siglo XIX, pero bien podría ser la fotografía de la Francia del siglo XXI, o por qué no, del Madrid y de la España de este mismo siglo.
La historia es cíclica, se reitera, se repite, constantemente, cada cierto número de años, ahí estamos otra vez, repitiendo errores. El terrible siglo XX, y más concretamente su terrible primera mitad, fue consecuencia de la segunda mitad del siglo anterior, el XIX, y de un fenómeno que casi nadie quiso ver venir: la inmisericorde explotación de millones de personas con el objetivo de alcanzar logros económicos de lo más perverso. El enfrentamiento con Prusia llevaría a la unificación de Alemania, y todos sabemos que pasó en Alemania entre los años 1.900 y 1945, y que consecuenciastuvo aquello para Europa y Francia. Hechos que en este siglo XIX del que se ocupa usted hoy, nadie podía imaginar.
Así pues, aprendamos, pero eso sí, con propósito de enmienda.
Saludos.
Así fué Don Arturo, una Francia de la mano de un pavo real arrogante como Napoleón III. No contaba la diva francesa con una Prusia calladita, armada hasta los dientes y encima competente. La ruina de la política exterior francesa estaba cantada desde entonces. Hasta el mismo Adolf se paseó sonriente por debajo del Arco del Triunfo con su Estado Mayor; mayor deshonra no conocierón los gabachos en su Historia.
Imaginé gracias a Ud D. Arturo, al emperador Maximiliano tratando de gobernar a los Charros, cuando ni ellos mismos podían. Magistrales clases de historia a su especial estilo. Agradecido
Cooperación ¡ja! Ayuda mutua ¡ja,ja! Derechos humanos universales ¡ja,ja,ja! Adios a los nacionalismos criminales ¡ja ja,ja,ja! Y así podríamos continuar indefinidamente, aumentando la carcajada en cada afirmación por la incapacidad de los humanos en aceptar que la violencia, las guerras en especial, jamás serán el camino para el verdadero progreso. También podríamos pensar que en cada «ja» se esconde la bestialidad y la muerte, representada por la autoafirmación de lo prusiano, germano después, en ser los mejores y quizás los únicos en ganar en esta fiesta de carnaval que es la triste historia europea de estos últimos siglos.
A Europa se le fueron los éxitos del capitalismo burgués y el racionalismo científico en luchas intestinas y guerras sin sentido, igual que a España se le escapó siglos antes la riqueza obtenida de América en las guerras de Flandes y en las controversias religiosas.
Los imperios, la historia lo demuestra machaconamente una vez tras otra, no pueden estar basados en la violencia y en la dominación de unos frente a otros. La Humanidad sigue sin encontrar el camino para perpetuar la amistosa convivencia, la confianza mutua y la riqueza compartida como los ejes en los que vertebrar una vida en común de todos y con todos. Somos, por ello, un fracaso clamoroso y evidente como especie. Y para uno que, hace más dos mil años, nos transmitió que «amar al prójimo como a ti mismo» era el camino del éxito…sólo se nos ocurrió crucificarlo. Sí, Ese, cuyo nacimiento festejamos por estas fechas para intentar olvidarnos del resto de 355 días homicidas y egoistas de cada año.
¿Algún día acabaremos con tanta desgracia, desigualdad, brutalidad y muerte? Como dijo un tal Lennon, para algunos otro profeta asesinado: ¡Demos una oportunidad a la Paz!
Un abrazo y mi deseo, no puedo aspirar a más, de una Feliz Navidad.
Incomparable felicitaciòn de Navidad, estimado amigo. Consensuar en el portal a Lenon, al Maestro, a la Humanidad, a los derechos universales, al capitalismo burgués, al racionalismo cientítico, a las fiestas de carnaval, etc., es una obra maestra de la cohesiòn y del consenso.
Por cierto, al Maestro lo lleva crucificando la Romana y Apostólica, más de dos mil años.
Aunque no sea posmoderno, ni falta que me hace, Feliz Navidad a usted, sr. B., y a todo el resto de la panda navideña zendiana. Con mis mejores deseos para todos. Feliz Navidad.
Un abrazo.
Mantiene el difícil ritmo de su prosa desenfadada, irónica, en una España donde da la impresión de que sus políticos agonizan
Cuando leo los resúmenes de historia Europea del señor Pérez Reverte me asombra la cantidad de siglos que abarca.
En mi opinión, tal vez Europa ya no sea el centro del mundo económico, y tampoco en donde se toman las principales decisiones políticas que impactan en el mundo; pero continúa siendo el faro cultural por excelencia.
La historia Europea a lo largo de siglos es la que le dio forma al mundo actual, su experiencia y las mentes más privilegiadas en todas las disciplinas conocidas, han salido de allí.
filósofos, guerreros, conquistadores, marinos, científicos, pintores, escritores, músicos, cantantes, y una lista interminable de personalidades han nacido en Europa.
La elegancia y el prestigio de la arquitectura Europea no tiene rivales, todas las corrientes arquitectónicas son discípulas de la antigua y prolongada cultura Europea.
Los principales idiomas utilizados en el mundo son de raíz Europea.
Creo yo que aún podemos esperar mucho más de Europa; debo decir que haber podido crear una única moneda, el Euro, a pesar de los inconvenientes que esa empresa debió sortear, lo han logrado. Qué países de diferentes banderas, puedan lograr ponerse de acuerdo en un proyecto y llegar a un resultado, ya es una hazaña para ser destacada.
Esa es mi humilde apreciación de una sumatoria de pueblos que en mi opinión se han sabido respetar y se han desarrollado pensando en el futuro de sus hijos, sin mirar demasiado al pasado; pero entendiendo que su pasado es tan vasto y repleto de hechos como estrellas hay en el cielo.
Cordial saludo
Parece un destino irremediable; decenas de millones de personas en todo el mundo son pobres, tienen hambre o viven a la intemperie, o peor aún, están en guerra.
El ser humano quiere conquistar Marte, dejando al planeta tierra en el más profundo caos.
La inteligencia artificial, la cual se la quiere presentar como un logro que mejorará la vida de los seres humanos, ahora mismo deja en la calle a millones de personas.
No creo que exista tiempo para una transición menos dramática a un mundo digital y robótico.
No obstante ocurren cosas curiosas, Stellantis, una mega empresa automotriz, que fusionó a otras empresas de automóviles afamadas como: Fiat, Abarth, Alfa Romeo, Chrysler, Dodge, Jeep, Lancia, Maserati y RAM, por el lado de FCA; y Peugeot, Citroën, DS, Opel y Vauxhall, por parte de PSA; empresas cuyos productos eran garantía de calidad, buen gusto, estilo; joyas de la mecánica de todos los tiempos; echaron a su CEO, porque sus ventas se desploman ante la potencialidad, confort, cantidad de sistemas informáticos, bajos precios, que poseen los automóviles eléctricos Chinos, que inundan los mercados en todo el mundo. Es decir que China es hoy una potencia mundial tecnológica e industrial impresionante.
Estamos en ante un nuevo mundo, en donde muy pocos saben cómo seguir.
A esto debo decir como ejemplo, que los gobiernos latinoamericanos no se si están a la altura de las circunstancias, de este mundo en donde, el cambio climático, la economía, la educación, provocan bolsones de personas desprotegidas, sin preparación alguna para poder enfrentar este mundo nuevo que se avecina como un tsunami.
Tal vez este comentario no es propicio para un tiempo de navidad, en donde lo único verdaderamente importante es compartir la vida y gozar con la familia.
Pero reflexionar con calma sobre estos aspectos, no está mal, al menos para tratar de entender un poco más al mundo en el que estamos, y poder diferenciar lo urgente de lo importante.
¡Feliz Navidad!
Los tiempos de decadencia de una civilización, de crisis profunda, de grandes cambios, nadie de los que son contemporáneos los entiende. Todo es tremendamente frágil y efímero. Todo transcurre a velocidad de vértigo y en todos los ámbitos: no solo en el económico, también en el social y en el político. También en las mentalidades. Nadie, por muchos gurús que haya, sabe lo que va a acontecer.
Bauman ya lo intuyó antes de morir: todo es líquido. El ser humano ha dejado de ser coherente, compacto y entendible y se ha convertido en un ser líquido, cambiante, sin substancia. Y ya Foucault, en los sesenta, definía al hombre como un rostro que se desdibuja en la arena en el borde del mar. El hombre, su rostro, desaparecerá. Si llegamos a ser, seremos otra cosa.
Y algunos, la mayoría, no se enteran. Ni de la hegemonía china e india, ni de la maldita polarización socavadora de sociedades, ni del final de la sociedad Occidental. Cada uno a lo suyo. Como usted dice, sr. Brun, los gobiernos latinoamericanos no se enteran. En Europa tampoco. Y, en España, la imagen es la del cuadro de Goya: el duelo a garrotazos, hundidos en el fango de la corrupción.
Pero, efectivamente es Navidad. Esperanza. Quizás.
¡Feliz Navidad, de nuevo!
Así es señor Ricarrob, estamos presenciando un cambio en la sociedad sin precedentes, por eso pienso que se debería hoy más que nunca proteger y rescatar a la familia, pilar fundamental de la sociedad.
Estamos en la época del año que después de dejar las responsabilidades al menos por un tiempo, durante las fiestas de navidad y año nuevo, tenemos la posibilidad de reflexionar sobre la vida, que mejor.
Todos los años poseen altibajos, así es este viaje, pero poder tener tiempo para reflexionar en paz es muy importante.
Tener y ser parte de una familia, es la conjunción de todas las satisfacciones, sólo entre nuestros seres queridos conseguimos esa sensación de seguridad espiritual, en donde no existe la hipocresía, la envidia, la maldad, la competencia; formar parte de una estructura familia permite ser un hombre o una mujer completo, íntegro; porque solo en familia podemos encontrar las respuestas correctas.
Estos tiempos son difíciles, en mi opinión porque la antigua estructura en donde el hombre era el proveedor y la mujer cumplía con su rol de ama de casa, cambió, y ambos tienen que salir a trabajar, porque el dinero no alcanza, y esto deja a los hijos en el mejor de los casos en manos de la escuela, y en el peor en la universidad de la calle, con todos los riesgos que ello implica. Este cambio cultural se produjo gracias a la idea de conseguir la igualdad de género, mezclando roles, que en mi opinión desfavorecen mucho más a la mujer que al hombre, al menos en Latinoamérica, ahora la mujer a parte de salir a trabajar, tiene la responsabilidad de cuidar a los hijos. Debo decir que esto es más predominante en familias de bajos recursos, pero justamente abarca a la mayoría de la población.
Otro cambio cultural muy evidente se está produciendo con las redes sociales, en donde se piensa, que por subir a la nube cierta producción o información se puede ganar dinero o incluso ser famoso. Esto ha provocado por la facilidad con que se puede hacer un video casero o un blog, que millones de personas lo intenten, con posibilidades nulas de llegar a conseguir dinero y menos aún fama.
Natalio Botana, presidente de la Academia de historia de la República Argentina, en un reportaje que le hicieron, dio su opinión con respecto a las redes sociales y dio una explicación muy simple.
“Las redes son justamente eso, una gran red que contiene a todos, creyendo que estamos en libertad, sin entender que solo somos pequeños peces atrapados en esa red que alguien controla”.
Cordial saludo estimado amigo, y como siempre le aconsejo, es recomendable en estas épocas tomar solo lo justo y necesario… no es conveniente apagar la sed solo con vino torrontés, es mejor hacerlo con un buen borgoña.
Razón lleva usted en todo, sr. Brun. La naturaleza indica que para todos los mamíferos la familia es fundamental, desde las orcas a los elefantes, pasando por los chimpancés y las ballenas. Y también otras especies como las aves. Nefasto deseo de la ingenierìa social de los progres de eliminar la familia para dejar al individuo innane.
Por cierto, en lo del vino también tiene usted razón, aunque me es válido igualmente un rioja español o argentino, hispanos ambos.
Un abrazo.
Buenas mañanitas nos de el Señor. En especial como ésta, previa a la de la mañana (donde todo serán preparaciones, decoraciones, regalos tal vez y cenas familiares) de la noche – para mi- más esperada del año, en la que nos debemos creer que todo tiene o debería tener una nueva oportunidad para mejorar. Si olvidamos eso la Navidad, con su noche de paz y noche de amor y con su profunda tradición religiosa, carece de sentido.
Desgraciadamente, por lo que acaban de decir ustedes, queridos amigos Ricarrob y Brun, pienso que todo ese amor se está convirtiendo en supuesta y deseada fama y prisa (por llegar tarde,como dice Serrat, a donde nunca pasa nada) y un tiempo salvaje de compras y consumismo desaforado; y donde las familias -cada vez más reducidas- se van a aseme(n)jando a una reunión de mantis religiosas en época de apareamiento y posterior gula cercana al canibalismo.
Es época de Esperanza y de olvidar oscuros presagios y cantar villancicos con ganas, y de Paz, y Libertad y Amor.
FELICES FIESTAS A AMBOS Y A TODOS LOS HOMBRES Y MUJERES DE BUENA VOLUNTAD.
NOTA: debo encontrar durante 2o25, D.m., una buena definición de la «buena voluntad», para poder declarar que lo he conseguido en la próxima carta a sus Majestadas los Reyes Magos de Oriente.
PREGUNTA FINAL: ¿En estos tiempos de cambio climático, los Reyes Magos siguen trayendo carbón a los malvados o, directamente, ya traen energías y productos no contaminantes?
¡Ay! se me acumulan las tareas y aún no hemos empezado el año…
Estimado señor Basurillas si pensamos en la triste realidad de millones de personas en este preciso momento creo que no tenemos nada para festejar; no obstante la navidad sigue siendo al menos, un momento de paz en familia. Para los que podemos hacerlo, tenemos que pensar que somos privilegiados y tratar desde nuestra posición, quizás tan insignificante como un grano de arena, tratar de que el mundo cambie para bien, empresa ambicioso pero no imposible.
Miles de granos de arena conforman un puñado, miles de puñados una playa.
¡Feliz navidad estimado amigo!