We WANNA rock the jewelry sector

Dede el principio vimos claro que el camino por el que nuestros clientes estaban caminando no les llevaba a un destino claro. Sino más bien a un páramo, donde difícilmente podían convertirse en una love brand. Así que desarrollamos todo un análisis de mercado y tendencias con el que validamos nuestra percepción inicial. A partir de ahí creamos la estrategia sobre la que construimos el posicionamiento de JOYS, su identidad de marca y, posteriormente, el concepto y toda la propuesta creativa.

We WANNA create a love brand

Las joyas para la nueva era deben hablar el idioma de la generación a la que empoderan. Por eso creamos un discurso nuevo y un imaginario inaudito y disruptivo, fundamentado en el lenguaje gráfico y verbal de los jóvenes, en sus valores y gustos. ¿Y hay algo que les guste más que el trap en estos momentos?

Para los jóvenes el lujo ya no es elegante. De hecho, está próximo a lo “barriobajero”. Las pieles combinan con el chándal. Las uñas arty, con unas chanclas Balenciaga. Esa estética ratchet nos inspira para crear la nueva identidad visual de JOYS. 

We WANNA design an unseen store.

Para crear la propuesta de interiorismo de JOYS nos inspiramos en el costumbrismo de andar por casa de los videoclips trap. Y lo elevamos a lo conceptual. A partir de ahí, creamos un diseño provocador que ensambla diferentes tendencias vistas en las calles, la moda, el arte, el diseño y la gastronomía. 

Nuestro objetivo es provocar una desubicación consciente en el cliente. A través del uso de materiales y texturas, de los diferentes elementos decorativos y de la experiencia olfativa creada ad hoc.

Es por eso que preside el espacio un mueble de baño central alicatado que sirve de expositor. Sobre él cuelga un espejo suspendido de una “cadenaca” de rapero. Y a su alrededor hay dos tótems de metacrilato que contienen patitos de goma, y otros cuatro en los que se aprecia el destello de la tipografía de marca. Acolchamos en plata el escaparate y el techo para dar continuidad a la estética del logotipo. Elegimos un cerámico morado diseñado ad hoc para el suelo y salpicamos las paredes de diamantes y lingotes de oro de Homapal. E incluimos una reja al más puro estilo “Compro Oro”, para rendir tributo a Usera, el Chinatown de Madrid donde se sitúa la tienda.  

El resultado es una especie de joyería-baño con mucho bling bling. Algo absolutamente disruptivo en el sector. Pero de manera coherente. Porque si  las joyas ya no son lo que eran. Las joyerías tampoco deberían serlo.