De mundo a mapamundi
Te fuiste y, recobradas mis dos manos, miden ya otras espaldas que la tuya. A palmos que conoces tan sedientos cartografían, trazan y se beben a ciegas otras constelaciones de otras pieles, accidentes geográficos distintos, lindes nuevas que cruzan el deseo.
Así, de ser el mundo entero que vibraba, lo ignoto de su bóveda celeste, y todas las ciudades en un cuerpo, digo, de ser la capital de los asombros, llegaste a mapa solo, de memoria: un trozo de papel con marcas de refugios y dragones, itinerarios, piélagos, fronteras, valles hospitalarios y desiertos, y una equis que al fin no marcaba tesoro.
Un trozo de papel, carne de archivo, que se pliega y se guarda con cariño, que se pierde y tampoco importa tanto.