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Cuando hablamos de amor en la mitología y en las historias de nuestras las leyendas, siempre lo entendemos según nuestro paradigma occidental y contemporáneo. Pero este, como otros tantos conceptos, se ha ido adaptando con el paso del tiempo. En el anterior capítulo mitológico estuvimos hablando de Afrodita y las dos interpretaciones que se le daba al amor. En el de hoy, analizaremos el amor en la Edad Media.
1. ¿Qué propició la aparición del amor cortés?
Contexto histórico
El concepto que vamos a analizar es uno que ya hemos visto en algunas de las leyendas medievales que te he traído al podcast, como el de Tristán e Iseo o El Caballero del León. Me refiero al amor cortés.
Antes de entrar en detalles sobre él, es importante ubicarlo histórica y geográficamente. La Edad Media ocupa desde la caída del imperio romano (s. V) hasta el descubrimiento de América (s. XV). Como puedes imaginar, a lo largo de estos diez siglos se dan muchos cambios, tendencias y modas estéticas. Por eso, se suele dividir esta gran época en dos más pequeñas: la Alta Edad Media, hasta el s. IX; y la Baja Edad Media, hasta el s. XV.
Simplificándolo mucho, la primera etapa es la que se corresponde al imaginario popular que tenemos como Edad Media. Se trata de una época en la que el sistema social y económico es el feudalismo, donde grandes señores reparte sus tierras entre diferentes vasallos y ellos, a su vez, permiten que vivan y trabajen en ellos labriegos. Además, se trata de la época de las conquistas y luchas por el territorio contra los musulmanes, que se han hecho con la península. En definitiva, se trata de una época muy ligada a la caballería y a la lucha santa.
Por otra parte, a lo largo de los siglos, se dan diferentes cambios que desatan un nuevo orden social y, sí, también una nueva forma de entender el amor. En la Baja Edad Media, surgen las ciudades y una nueva clase social que empieza a dominar al resto: la burguesía. Además, el cristianismo se extiende lo suficiente como para no necesitar a esos aguerridos caballeros. De hecho, los nobles pierden su razón de ser y pasan de ser caballeros a cortesanos. Esta será la gran diferenciación que propiciarán el surgimiento del amor cortés. Porque sí, los nobles se aburren en la corte sin tener nada contra lo que luchar.
No fue el único motivo. Como te explicaré más adelante, en el amor cortés la mujer pasa a una posición dominante en el juego de enamorados. Esta revalorización puede explicarse con la recuperación al culto de la virgen María que se da en esa época, poniéndola a la misma altura que su hijo. También beberá del catarismo, un movimiento religioso cristiano que tuvo especial influencia en Occitania, zona en la que nace el amor cortés, y que no relegaba a las mujeres a una posición secundaria en el culto.
Contexto social y literario
Cuando hablamos del amor en la Edad Media, solemos siempre referenciarlo al amor cortés. Lo primero, y más importante, que tengo que explicarte es que se trata de una corriente literaria. Seguramente alguna de las historias que se contaban fueran ciertas o estuvieran basadas en experiencias reales, pero se convirtió en un cliché que se repetía de corte a corte.
Debido a todos los motivos que te he explicado antes, nos encontramos de pronto a un montón de nobles encerrados en sus palacios. Aburridos, muy aburridos. Al mismo tiempo, y de forma paralela, se separan de la etiqueta de caballero para adjudicarse la de cortesano. La primera hacía referencia a la fuerza bruta, a su capacidad de combate; en la segunda, se trata de un noble refinado que aúna su habilidad con las armas con la de la pluma. De esta forma, se revaloriza el arte, en todos los sentidos, y los nobles se dedican o bien a componer o bien a hacer de mecenas de compositores.
Antes de esto, ya existía la figura del juglar. La mayoría se dedicaban a contar historia, cantar, bailar o hacer malabares; podían dirigir sus espectáculos al pueblo o a la corte, y pocas veces eran ellos mismos los que componían sus obras. De hecho, con el surgimiento del amor cortés, se crea la figura del trovador, autor y compositor de canciones de amor cortés. Este trovador empezó siendo un noble, pero poco a poco se fue ampliando a gente de la plebe. De hecho, estoy usando un masculino genérico, pero también existieron grandes trobairitz.
Este tipo de amor en la Edad Media se empezó a cultivar en verso, en lo que actualmente conocemos como lírica provenzal y se escribía en occitano. Esto se debe a que nació en Occitania, gracias al apoyo y difusión que hizo Leonor de Aquitania de este género, y se extendió por todo el territorio. Fue tan importante el género que estas relaciones de amor se reflejaron también en los cantares de gesta tardíos, en los romans y en los libros de caballerías.
2. ¿Qué es el amor cortés?
Características generales
Esta relación se daba dentro de un esquema muy particular del cual nunca se salía. Se trataba de una relación de amor adúltera entre un hombre, que podía estar casado o no, y una mujer que siempre estaba casada. Si cantaba el trovador, se expresaba desde el punto de vista masculino; si cantaba la trobairitz, desde el femenino.
Además, existía una relación de poder muy evidente en el que la mujer era la que estaba por encima de su enamorado y era la que decidía aceptar su relación, rechazarla o avanzar en su camino del amor. Esta posición se daba porque pretendía replicar las relaciones de vasallaje medievales, en las que un señor (midons) aceptaba a su vasallo con un beso. De esta forma, la dama será nombrada con el apelativo masculino midons; y el trovador, entendido como vasallo, intentará conseguir su aprobación y ese beso de amor. Debido a la relación con el vasallaje medieval, encontraremos muchos paralelismos con este y las relaciones de amor.
Por lo que respecta a la expresión del amor, se empleaban varios lugares comunes. Se decía que cuando uno caía en este amor era pres d’amor, es decir, cautivo de amor. De esta forma, el trovador le entregará homenajes de amor: la será leal y le ayudará siempre que lo requiera, haciéndolo totalmente dependiente de ella. Debido a que está casada, tendrá que esconder su relación. También en las canciones que hacía cantar de corte en corte y, por eso, empleaba una senhal (pseudónimo) para esconder su verdadero nombre.
El camino del enamorado
¿Qué historias explicaban estos textos? No se trataba solo de una relación adúltera sin más, sino que se debía trazar un camino hasta alcanzar a la dama por completo. Este camino constaba de cuatro grados y se organizaban dependiendo en qué punto se encontraba el enamorado.
- Fenhedor. Aún no ha manifestado sus sentimientos a la dama y suspira por ella. Se expresa el enamoramiento en su primera etapa, que muchas veces es a primera vista o, incluso, de oídas.
- Pregador. Ya ha manifestado sus sentimiento y le pide que acepte su cortejo. Es una etapa crítica, pues entregaba su corazón a la dama esperando su respuesta, que podía no llegar nunca o ser rechazado. Entonces, se quedaba en este grado, llorando su pérdida o, incluso, lanzando acusaciones a la dama o a otros trovadores que se habían ganado su favor antes que él.
- Entendedor. La dama ha aceptado su cortejo. Podía hacerlo sonriéndole, dedicándole bellas palabras o entregándole una prenda (un pañuelo, una joya, un mechón de pelo…). En esta etapa se engloban esas escenas de cortejo a escondidas del marido celoso y de otros pretendientes.
- Drutz. Etapa de culminación de la relación de amor a través de contacto íntimo. Este podía darse de forma directa con un coito, o de forma idealizada pasando la noche juntos sin tocarse o con una espada entre ambos, como sucede en la historia de Tristán e Isolda.
Personajes
Dentro de este tipo de historias, tenemos diferentes personajes que van a ayudar o a intentar evitar la relación amorosa entre los dos enamorados. Depende del texto, de su extensión y su complejidad, aparecerán más o menos conflictos.
En todos ellos, sin embargo, son imprescindibles los tres protagonistas:
- El trovador, aquel que intenta el amor de su amor, aunque puede haber sido rechazado por ella.
- El gilós (celoso), el marido de la dama. Puede mostrarse más agresivo y atento, o más despreocupado. Pero siempre aparece en las historias, aunque sea de forma pasiva, al estar la dama ya casada con otro.
- La midons (dama) que vertebra el triángulo amoroso. Es ella que decide en todo momento en qué grado avanza el enamorado y él le entrega todo para poder alcanzar la última etapa. Pueden leerse las historias también desde su punto de vista si lo escribe una trobairitz.
Además de estos, pueden aparecer otros tantos que pueden intentar perjudicarla a los personajes. Algunos ejemplos son:
- Los lausengiers (aludadores o calumniadores) son amigos del celoso que intentarán descubrir la relación adúltera de su esposa y calumniarán a la pareja constantemente.
- El gardador (vigilante) se trata de un guarda nombrado por el celoso que vigila a la dama y que impedirá o hará más complicados sus encuentros.
- El enojó (envidioso) es otro trovador que pretende los amores de la misma dama.
Géneros
Como te he comentado, este tipo de amor en la Edad Media nació como un cliché poético. Su género principal fue la cançó (canción), en la que se contaban estas historias de amor desde diferentes perspectivas y grados en la búsqueda del amor.
Sin embargo, los mismos trovadores cultivaron otros géneros que trataban el mismo tema o se incluían dentro del mismo contexto:
- Alba. Se trataba de una escena en la que el drutz y la midons debían despedirse a la salida del sol tras pasar la noche juntos.
- Pastorela. Se explica el encuentro entre un caballero y una pastora, a la que requiere un encuentro sexual. Aquí cambia completamente el tono, pues no es una midons, sino una moza; y el tono de él no será de servidor feudal, sino de galanteador. Es más, ella se muestra muy despierta: puede intentar engañarlo o participar en su mismo juego de seducción.
- Sirvantés. Texto poético que su objetivo principal era hacer una crítica de algo. El tema más habitual es el de calumniar y sacar todos los trapos sucios a otro trovador. Era habitual que el aludido respondiera con otro sirvantés. Así, encontramos discusión muy divertidas entre diferentes trovadores.
- Tençó. Discusión o debate entre dos trovadores sobre un tema concreto, muchas veces haciendo alusión a técnicas poéticas, la naturaleza del amor o dando consejos para conquistar a una dama. Estas tençós muchas veces se apalabraban y se cantaban en la corte para abrir un debate. No tenían ese tono agresivo que sí poseían los sirvantés.
3. Trovadores y otros siervos del amor en la Edad Media
Trovadores
Para que te hagas una idea de cuán importante fue el género en la época, entre 1110 y 1280 se registran, aproximadamente, 450 trovadores y trobairitz de idioma occitano.
Puesto que el capítulo de hoy se ha alargado muchísimo, voy a nombrarte a algunos de los más significativos. Recuerda que en mi canal de Twitch amplío el contenido que trato en el podcast y que, en esta ocasión, lo que haremos será acercarnos a los textos de estos autores.
- Marcabrú hay que mencionarlo porque es uno de los autores más antiguos que conservamos. Varios de sus textos se han adaptado con música.
- Jaufré Rudel es uno de los más famosos. Trata, sobre todo, el tema del deseo amoroso frustrado por la distancia que separa a los amantes. Se cuenta que su enamoró de su midons sin haberla visto nunca, solo por lo que oía de ella.
- Bernat de Ventadorn expresa su vasallaje hacia su midons, volviéndose tímido ante su presencia, y desarrolla el tema principal del amor como una prisión. Todo ello para intentar conseguir ese fin sexual al que todo trovador aspira.
- Beatriz de Dia es una de las trobairitz más famosas. Expresa esta cuitas de amor desde el punto de vista femenino, mostrando abiertamente sus deseos hacia su enamorado.
Otros siervos del amor en la Edad Media
Además de a los trovadores, otros autores también recogieron los temas principales de este amor cortés y lo traspasaron a otros géneros e, incluso, otras épocas.
Chrétien de Troyes. Hemos hablado ya largo y tendido de él, autor de varios romans artúricos, en los que se recogen las relaciones adúlteras entre diferentes personajes, siendo la más importante la de Lancelot y Ginebra.
Otro autor muy significativo es Guillaume de Lorris, autor del Roman de la Rose, un poema alegórico que explica el viaje que tiene que trazar el enamorado hasta llegar a su midons, la Rose. En él, se personifican los diferentes sentimientos y virtudes que debe guiar al enamorado (Amor, Alegría, Generosidad…), convirtiéndose casi en un manual de conducta.
Fuera del terreno literario, podemos encontrar algunos libros de no ficción llamados «libros de cortesía» que pretendían hablar sobre este tipo de cuitas de amor, fuera para ofrecer consejos o desaprobarlo. Uno de los ejemplos más significativos es el Libro de las tres virtudes (1405) de Christine de Pizan. En este caso, Christine crítica este tipo de relaciones ilícitas que se esconden tras la ficción, pues podría servir para cubrir y esconder relaciones adúlteras reales. Este tipo de libros, de hecho, tantos los que se plantean como apoyo o desaprobación de estas relaciones, nos hacen pensar que, tal vez, sí se daban estos triángulos amorosos en las cortes europeas.
Y eso es todo por hoy. Hacía tiempo que tenía ganas de explicar cómo se entendía el amor en la Edad Media, pues ya habíamos hablado de varias leyendas que se regían por este tópico. Aunque no sabemos a ciencia cierta si era una práctica habitual, si no servirá para entender la relaciones amorosas en la literatura y el imaginario medieval.