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El Carabobeño

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Historia y Tradición: Los Locos de la Vela de Coro

Por Eumenes Fuguet - 28 de diciembre de 2020 9:04 am

Fiesta tradicional, celebrada el 28 de diciembre, en el Día de los Santos Inocentes, recordando la maldad
del rey Herodes “El Grande”, contra los niños.

Es una réplica de antiguas tradiciones, cuando los amos les concedían a los esclavos, permiso para
disfrazarse con improvisados harapos y el rostro cubierto, pudiendo parrandear, tomar y hasta robar
animales de corral.

En Carabobo se celebra en Canoabo, en Lara en Sanare igualmente en algunas poblaciones de Cojedes.

En esta oportunidad nos referiremos a la festividad que se realiza en la Vela de Coro, municipio Colina,
ciudad histórica, Patrimonio Cultural de la Humanidad por disposición de la UNESCO, desde el 9 de
diciembre de 1993, se lleva a cabo, esta emotiva actividad, constituyéndose en sitio de reencuentro de
la Falconianidad, de visitantes de diferentes ciudades del país y países vecinos.

El vestuario es preparado en secreto, representando animales con variados modelos; algunos trajes
llegan a pesar hasta veinticinco kilos.

El esfuerzo es recompensado con valiosos premios en metálico, la alegría, aplausos y la motivación de


los miles de asistentes.

Es una vieja tradición española con algunos matices afro indígenas, que con el tiempo, ha tomado cierto
estilo caribeño y brasilero.
Los cientos de participantes se organizan en “comparsas”, conocidas como “Las Locainas”, con su jefe
denominado “Capitán” o “el Diablo Cachimbo de Piedra”, quien se desplaza con su vestimenta y un rejo,
se convierte en el terror de los niños.

En 1930, durante los inicios de esta fiesta popular, se utilizaban antifaces y vestimenta de mamarrachos,
elaborados con harapos.

los participantes, robaban gallinas, chivos y cochinos, para mitigar el hambre; actualmente, reciben
colaboración de los comerciantes y asistentes.

El festejo, se inicia el 27 de diciembre, con la salida a las siete de la noche de “La Mojiganga”, vestida con
levita, montada en un burro, en bicicleta, moto o vehículo, al son del tambor veleño, ella anuncia el
inicio de la celebración y señala las casas a ser visitadas por los Locainas o comparsas.

El 28 a las siete de la mañana, se lanza un “primer cohete”, anunciando la aparición del “Pordiosero”,
quien se desplaza en bicicleta o moto, conocido como “el Correo”; este personaje toca de casa en casa,
invitando a los pobladores, sumarse a la festividad.

Al lanzarse el “segundo Cohete”, los comerciantes proceden a cerrar sus negocios, dada la proximidad
de “las Locainas”, dispuestos a perturbar la paz del pueblo veleño; al dispararse el “tercer Cohete”, bajo
la animación de los conjuntos musicales, aparecen “las locainas”, luciendo sus brillantes trajes y
ocultando sus rostros con máscaras, algunas al estilo veneciano.

En la cabeza, algunos se colocan una especie de cucurucho, decorado con colores brillantes, sus manos
cubiertas con guantes o medias femeninas.

Durante la celebración, se utilizan instrumentos tales como: maracas, violín, cuatro y el conocido tambor
veleño.

Luego del oficio religioso y el desfile, las comparsas se distribuyen por las calles y al entrar en las casas,
para jugarles broma a los residentes, distorsionan la voz, para no ser reconocidos,
Concluida la celebración, las autoridades proceden a la premiación de disfraces y comparsas.

En el Carnaval del Mundo en 1997, realizado en Bélgica, participó una representación de la Vela de Coro,
recibiendo los mejores elogios y comentarios de la prensa y de los asistentes.

Esta celebración, conjuga el sincretismo religioso con la fiesta pagana.

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