La indecencia ha ganado en Francia. ¡Un pacto Ribbentrop-Mólotov redivivo!, lo llamó. Y ¿cómo piensan gobernar Le Pen y Mélenchon y con quién? ¿Acaso juntos? No, no tiene la culpa Macron, como clama la prensa socialdemócrata, y si él fuera el presidente francés, impondría un primer ministro por decreto cada 15 días, ¡hasta que aprendan!
Lo pasa muy bien con Gepetto y así lo demuestra en su columna de este jueves. No cree -lo dice algún estudio- que haya una inteligencia creada de izquierdas y una de derechas, pero sí está convencido de que recoge las idées reçues. ¡Qué prodigio -se admiró- que ChatGPT muestre el alma andaluza como lo haría un búlgaro!
De la amenaza de Vox a los pactos regionales con el PP solo le interesa la respuesta del PP. Y una vez más, tuvo que reconvenir de nuevo. Feijóo, dijo, es un hombre para gobernar con el PNV y Convergencia, ¡pero ese mundo ya no existe! Lo dirá una y mil veces: si quiere ser un día presidente del Gobierno no le queda más remedio que pactar con Vox y dejar esas reacciones al baño maría.
No le extraña el desastre en los resultados educativos de España porque primero es el desastre de Cataluña. No se debe a la inmersión, opinó, sino a los pedagogos y, por supuesto, al ambiente general de decadencia.
Rindió homenaje, por cierto, al juez Manuel Marchena, que se despide de la presidencia de la Sala II de la Audiencia Nacional y que fue, en el momento más dramático de este país desde el golpe de Estado del 81, el mejor y más carismático director de aquella orquesta de razón y verdad que fue el juicio al proceso.
Comentó un estimulante burning paper que demuestra la superioridad de los que piensan en el futuro, celebró las reflexiones de Mark Lilla sobre no querer saber y sentenció de Joselito -más allá de Pigget y patrocinios-: es lo mejor de España.
Y fue así que Espada yiró.
Bibliografía:
- Mark Lilla, Pensadores temerarios
- Jordi Pérez Colomé, Newsletter de Tecnología
- «Pasando del pasado», Personality and Social Psychology Review, 30 de noviembre de 2024