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Ventura de la Vega, 13
Madrid (Centro)
Sol
91 429 76 06
25 - 35
Un nuevo restaurante italiano conquista el centro de Madrid. Muy cerca de la Puerta del Sol, el restaurante Scacco Matto ofrece auténtica gastronomía italiana basada en una cocina tradicional del Sur de Italia. Su planta en forma de “U” le permite albergar 100 comensales distribuidos en cinco comedores, que pueden privatizarse desde un mínimo de 8 comensales. Acompañando a las entradas de su extensa carta, disponen de dos menús del día de lunes a viernes a mediodía: Menú Scacco (11,80 €) y Menú Matto (16,80 €). Su horario de apertura es de 13:00h a 16:00h y de 19:00h a 23:30h -hasta las 00:30h viernes, sábados y vísperas de festivo-. No cierra ningún día de la semana.
4,0
Rayo: ¡Juegan “pastas” y ganan! Únicamente son necesarios cinco movimientos para acorralar al paladar y darle… ¡Scacco Matto! O dicho de otro modo: Un sugerente entrante, un generoso plato principal, un vino italiano, un postre casero, un delicioso cappuccino y… ¡Jaque mate! ¡Fin de la partida! Claro que, podremos ir a “jugar” todos los días que queramos… Aunque una y otra vez sucumbamos -de buena gana- ante ese “scacco matto” de sabor.
Muy cerca de la Puerta del Sol, exactamente en el número 13 de la céntrica calle Ventura de La Vega, podemos disfrutar de una sabrosísima partida gastronómica de ajedrez. El tablero está puesto sobre la mesa, y corre de nuestra cuenta elegir una a una cuidadosamente las piezas con las que jugaremos para que en cinco movimientos -o incluso menos- seamos capaces de salir victoriosos.
La entrada del Restaurante Scacco Matto de Madrid es realmente vistosa y tremendamente elegante -siendo un italiano, no me extraña-. La madera -acabada en negro azabache- se entremezcla con el metal panelado en mate, creando por la noche -gracias a una acertada iluminación- un portal de lo más llamativo. ¿Entramos?
El Restaurante Scacco Matto se convierte en uno de los últimos restaurantes italianos que conquistan el centro de Madrid, pues no lleva ni tan siquiera un año abierto, así que tenéis la posibilidad de estrenarlo mientras todavía luce todos sus enseres completamente nuevos. ¡Ahora es el momento ideal!
Este peculiar rinconcito italiano que aterriza en la capital de la mano de Ignazio Deias, seduce al comensal desde todas las esquinas pues, al estar distribuida su planta en forma de “U”, permite multitud de escondrijos gracias a un sinfín de arcos blancos de ladrillo visto escoltados por densas cortinas negras. A medida que avancemos en las fotografías veremos que podríamos perfectamente jugar al escondite mientras los alfiles, los caballos y las torres van eliminando nuestros peones.
El ambiente resulta muy acogedor, los tonos grises que riegan el espacio permiten una visión en blanco y negro que mantiene cierta nostalgia. Cada esquina bien podría ser una coqueta salita individual en la que evadirnos del resto de comensales, pues la gran mayoría de mesitas de dos lucen correctamente espaciadas, y el resto, son perfectas para comidas de grupo.
La equilibrada combinación de diferentes fotografías, retratos, espejos, apliques, plantas y libros, consiguen unificar una decoración que se repite en cada una de las estancias… El Restaurante Scacco Matto luce de blanco y negro, y únicamente el sol dorado que preside algunas mesas para parejas pone la nota de color.
Disponemos de cinco comedores perfectamente diferenciados en el Restaurante Scacco Matto que suman un total de 100 cubiertos. ¡Imaginaos la versatilidad que ofrece el local si deseamos un espacio privado para nosotros solos! Podemos reservar un comedor privado desde 8 comensales en adelante para una comida o cena de empresa, familiar o de amigos si tenemos alguna reunión o celebración en mente.
Dependiendo del comedor en el que nos encontremos, el suelo del Scacco Matto cambia de granito a moqueta. Las sillas de madera varían su tapizado con diferentes estampados y tonos lisos, incluso las hay de anea en la última salita. También encontramos bancos corridos salpicados de cojines en alguna de las estancias. Diferentes formas de sentarse a la mesa para un mismo disfrute.
Desde las esquinas, una visual esquivando los arcos de ladrillo visto hacia el centro del local nos ofrece unas vistas muy seductoras. La cueva del Scacco Matto convierte el espacio en un restaurante que parece estar plagado de laberintos, por lo que el equipo de sala debe agudizar los sentidos para no perder señal alguna. Complicado de manejar, pero sencillo de disfrutar.
La cálida y tenue iluminación que emana de sus apliques mantiene un clima gratificante que resuelve el comedor en una sala presumida a la vez que hospitalaria. ¡Se está muy a gusto entre las mesas del Scacco Matto!
Enormes lámparas de pastilla completan la luz que envuelve el recinto, cuidando en todo momento el predominio de la escala de grises que pinta el local, pero adquiriendo un sutil protagonismo con un tono anaranjado que reina desde lo alto. No falta luz en el Scacco Matto, pero tampoco se echan de menos las sombras que hacen del espacio un restaurante misterioso plagado de secretos.
La vajilla luce completamente a estrenar, nadie pone en duda que nos encontramos en un local de nueva apertura. Del mismo modo, la cubertería y la cristalería están a la altura. Las servilletas recorren la escala de grises, y podemos encontrarlas más claras o más oscuras. Como podéis observar en la siguiente fotografía, apetece sentarse a la mesa y dejarse llevar por las entradas de la carta del Sccaco Matto. ¿Acaso miento?
Si recorremos toda la planta del Restaurante Scacco Matto, llegamos hasta el final de la “U”, donde nos encontramos un pequeño comedor presidido por un largo espejo. Aquí hacen acto de presencia las sillas de anea, que se encargan de poner un puntito rústico a esta moderna partida italiana de ajedrez.
La luminosidad llega al Scacco Matto de la mano del comedor donde disfrutamos de la velada todo el equipo de Cucharete, que es el único que me queda por mostrar. Se encuentra en la base de la “U”, enfrente mismo de la zona de barra. Es la única salita en la que las paredes se vuelven blancas y la madera a media altura se baña de un tono gris claro -en vez de negro-. Quizás pueda denominarse como el espacio más distinguido del Restaurante Scacco Matto, perfecto para una celebración en privado, equilibrando las sombras por las que optarán las parejas en las salas contiguas. ¡Aquí es donde observamos la versatilidad que nos ofrece el Scacco Matto! Cada ocasión requiere de su espacio, manteniendo siempre una línea decorativa integral que le permita mantener intacta su esencia.
Parte de la bodega del Restaurante Scacco Matto se guarda en esta sala. ¡Cuidado que embruja! Si te quedas mucho rato frente a ella, terminarás buscando en la carta las botellas que te hayan seducido con su etiqueta desde la cristalera… La siguiente instantánea muestra claramente la amplia separación de la que gozan las mesas… Algo que siempre agradeceré en todos aquellos locales que valoran este compromiso. Para mi disfrute personal durante la velada, resulta un aspecto esencial.
La barra del Scacco Matto nos permite disfrutar de los combinados más habituales una vez terminada la cena, y encontrándonos en pleno centro de Madrid, ¿por qué no tomarse la primera copa allí mismo si posteriormente nos vamos de marcha por la zona? Nosotros porque fuimos entre semana, que si no… ¡Caía un Gin-Tonic de Hendrick’s fijo!
Visto el restaurante… ¡Vamos con la comida! Porque lo que hemos visto hasta ahora son meros movimientos estratégicos de acorralamiento… Ahora avanzaremos con paso firme hasta el ansiado: ¡Jaque mate!
La carta del Restaurante Scacco Matto consta de cinco secciones diferenciadas: Gli Antipasti (Los Entrantes), Il riso all’ italiana (Risottos), La Pasta, I Pesci (El Pescado) y La Carne. Además, añaden al final otra sección denominada “Platos Vegetarianos”, que resulta ser una recopilación de los platos vegetarianos de las secciones anteriores -no son platos nuevos-, e incluso marcan con una “V” las viandas aptas para veganos que, sin duda alguna, los seguidores de esta filosofía y estilo de vida agradecerán.
El pan del restaurante Scacco Matto está bien bueno, tanto, que nosotros no lo dejábamos de mojar en las salsas de las viandas. Sabéis aquello de: “está para mojar pan”, ¿verdad? ¡Pues eso! Esta rica masa de harina horneada -de gran tamaño- se factura a 1,80 € por persona, incluyendo también en el importe el aperitivo, que en nuestro caso corrió a cargo de estas sabrosísimas croquetas de arroz con guisantes y gambas, que ellos llaman: Arancino riso. Unas pequeñas bolitas de arroz rebozadas que probablemente muchos de vosotros no hayáis probado anteriormente… ¡Muy ricas!
La carta de vinos del Scacco Matto supera las 50 referencias -que se complementan con otras 11 referencias más de la exclusiva carta del Boccondivino (reconocido restaurante italiano de Madrid, propiedad también de Ignazio Deias)-. Como reza la misma: “Il vino è poesía in bottiglia” y, como creo que lo habéis entendido todos y no precisa traducción alguna, comenzamos a “entonarnos” -poéticamente, por supuesto- con riquísimo espumoso aromático extra seco Prosecco D.O.C. Treviso de las Bodegas Maccari que nos resultó exquisito. ¡Hemos acordado en la mesa que lo compraremos para tenerlo en casa! Con eso ya os lo digo todo… ¡Nos encantó! La cubitera a pie de mesa se encargó de mantenerlo a su temperatura ideal durante la degustación de los entrantes.
El Restaurante Scacco Matto nos ofrece una cocina tradicional del Sur de Italia que corre a cargo del Chef Ignazio Deias y, si nos sentimos un poco perdidos, no hay nada mejor que dejarse aconsejar por los camareros del local para disfrutar de esta cocina auténtica y artesanal, pues todo el equipo es italiano y conoce a la perfección los platos que salen de sus fogones -aunque nos ayudará en gran medida que las entradas de la carta se acompañan de una traducción al español-.
Esa noche íbamos cinco cucharetes a analizar minuciosamente el Scacco Matto: Roberto, Esteban, Vanessa, Ninillas y un servidor. Y tras la sabrosísima “partida italiana de ajedrez”… ¡Salimos encantados! Ya veréis, ya… ¡Que queda mucho todavía!
Comenzamos con Vanessa, que os enseña la Caponata alla catanese, un guiso de verduras de sabor agridulce que lleva berenjena, pimiento y piñones. Viene siendo una especie de pisto, pero al estilo que los árabes introdujeron en Sicilia. Fijaos si estaba bueno, que incluso sorprendió y gustó a los “no-pisto” de la mesa. ¡Riquísimo!
Esteban os muestra el Vitello tonnato all’albese. Se presenta en finas lonchas de ternera que se acompañan con mahonesa de atún y alcaparras. A mí y al resto de carnívoros de la mesa nos encantó, creemos que le quedaba de lujo la mahonesa de atún a la carne. Es un plato que se sirve frío, como la venganza -Si me lío, aún voy a acabar hablando de la mafia-.
La siguiente imagen pertenece a la Melanzane alla parmigiana, con formaggio e pomodoro al basilico. Una rica lasaña de berenjenas fritas, tomate y queso. Esta vianda le resultará muy original a todo aquel que no esté habituado a la cocina italiana, porque es una lasaña hecha con berenjenas en vez de pasta. ¡Probadla! ¡Merece la pena!
Fijaos en la pinta que tiene este primer plano del Zucchine e pecorino. Que viene siendo una generosa ración de milhojas de calabacines y queso de oveja. El queso imprimía fuerza y personalidad al plato, pero que queréis que os diga… ¡Estaba riquísimo! No podíamos poner pega alguna de momento a cómo iba discurriendo la velada. Cada plato, para mi gusto, estaba mejor que el anterior…
Para los cursos principales, nos decantamos por una botella de Nero d’Avola 2009 Sicilia I.G.T de las Bodegas Piccini. La uva nero d’avola produce uno de los tintos más populares de la mayor isla del Mediterráneo, un vino con personalidad propia que se exporta desde Sicilia a todos los rincones del mundo. Correcto para el disfrute de la cena, pero eclipsado por el espumoso que escribió los primeros versos de la “poesía” cucharetera.
Exquisito Le fettuccine con i funghi e tartufo nero. Repito por si no ha quedado claro… ¡Exquisito! Son unas “pequeñas cintas” -significado de fettuccine- de pasta con forma de fideo plano, que vienen acompañadas de hongos y aderezadas con crema de trufa negra. ¡Ni se os ocurra perdéroslo! ¡Sabrosísimo!
Aquí me tenéis con el Tortelloni al fegato grasso, salsa cacio e pepe. Vienen siendo unas gruesas piezas de pasta rellena de foie en salsa de queso y pimienta negra. El queso deslucía el sabor del foie, pero el conjunto no puedo negar que estaba bien rico.
Una vianda que nunca falla en un restaurante italiano que ofrezca cocina auténtica y de calidad son los Spaghetti alla checca. Unos sencillos pero sabrosos espaguetis con tomate crudo, mozzarella y aceite de oliva que siempre triunfan, y mucho más cuando se sirven al dente. Si no quieres complicarte con la carta del Scacco Matto, esta es tu elección, no te defraudarán.
Roberto posa con los atractivos y coloridos Spaghetti al pesto genovese, piacevano a De Andrè. Unos espaguetis -también judías- con salsa de albahaca, ajo, queso y piñones. Como diría Lorca: “¡Verde que te quiero verde!” Me encantó esta vianda, además el pesto estaba riquísimo, vamos… que el pan se nos quedaba sin miga a medida que dejábamos el plato limpio, limpio.
Con la ayuda de la cuchara, íbamos rotando en plato por las posiciones de la mesa y… ¡Zas! ¡Riquísimo bocado verde al canto! Os seguro que si pudiese atravesaba la pantalla ahora mismo y le metía un mordisco del 15. ¡A ver esos nuevos monitores 3D! ¿Quién me regala uno? Aunque creo que es mejor esperarse un poco, pues pronto incorporarán difusores de aromas según la fotografía que muestren… ¡Después sí que vais a sufrir con Cucharete!
Me toca salir en la foto con el Rodaballo con setas. Pedimos rodaballo porque nos lo aconsejaron los propios camareros, pues era el pescado del día y merecía la pena. ¡No se equivocaron en absoluto! El rodaballo estaba fresco y bien bueno. Si es que cuando la materia prima es de calidad… ¡El resto está hecho!
Pedimos también una ración de Pollo ruspante al limone. Un zanco de pollo de corral guisado con vino blanco y limón que venía acompañado de unas patatas deliciosas. La salsa terminó con nuestros últimos pedacitos de pan porque ¡estaba riquísima!, y resultaba perfecta para humedecer el pollo dándole un poco más gusto.
¡Nos habíamos pasado! ¡Porque todavía nos quedaban los postres y no nos pensábamos ir sin probarlos! Ya nos lo habían advertido los camareros, pues pedimos 2 platos por persona -siendo las raciones muy generosas en el Scacco Matto y sabiendo de antemano que los postres eran caseros y los íbamos a pedir sí o sí-. Mientras nos trajeron la carta de sobremesas, nos dimos cuenta de alguien sentada a nuestro lado que nos había estado observando durante toda la cena, así que… ¡Le hice una foto! ¿Sugerente, verdad?
Vanessa os enseña la Torta di cioccolato e arance. ¡Fácil traducción! Una tarta de chocolate y naranja apta para los más chocolateros, como yo. Si lo vuestro es el chocolate… ¡No os defraudará! Además tiene un sutil toque amargo que le da personalidad y la hace más atractiva si cabe.
La pardula al cucchiaio era uno de los postres que más despertó nuestra atención en la carta. ¡No pudimos evitar el pedirlo de inmediato! Una mousse de requesón con azafrán y picatostes de amaretti que nos sorprendió a todos. Tiene un sabor muy peculiar que a mí me gustó mucho, eso sí, no os olvidéis de meter la cucharilla hasta el fondo de la copa, para llegar a la gelatina que está en el fondo.
¡Ufff! Sabía yo que iba a llegar la hora de hablar de este postre y me iban a entrar las ganas de ir corriendo a por una cucharilla ahora mismo y rascar la pantalla… ¡Pero qué rica estaba la Panna cotta e caramello! Un exquisito y suavísimo flan de nata súper cremoso que, con un ligerísimo toque a caramelo de violeta, está que se sale… ¡Delicioso! Estoy seguro que si termináis con este pedazo de postre la cena estáis muertos… ¡Scacco Matto!
Termino con el brillo del vinito en los ojos y con este riquísimo Tiramisú made in Scacco Matto, pues ya sabéis que no existe una receta única de elaboración de esta reconocida sobremesa italiana. Estaban realmente exquisitas estas galletitas borrachas en café -en su punto justo- y queso mascarpone.
Un buen postre para terminar, ¿verdad? No sé si sabéis de dónde viene la palabra “tiramisú” -de ahí mi pregunta anterior- Pues yo os comento… Su origen se fecha en los años 50 en la región del Véneto (al Este del Norte de Italia) y las malas lenguas atribuyen su creación a los burdeles de la zona que, por aquellos tiempos, disponían de cocinero y ofrecían a los clientes un dulce que “ti tira su”, fortalecedor y de efecto inmediato, que podríamos traducir como “te tira pa’ arriba”. ¡Un tentempié perfecto para la ocasión! Así que… ¡Ya sabéis parejas!
Y después de un exquisito cappuccino que os muestra Ninillas en su sección… ¡Nos enamoramos del Scacco Matto!
En una partida de ajedrez, la posición de “jaque mate” (Scacco Matto en italiano por si alguno vaga todavía perdido) simboliza que el Rey no tiene escapatoria posible. Y ésa es exactamente la situación en la que se encuentra el cliente que visita este céntrico restaurante italiano, quien, inexorablemente, sucumbe a los sabores tradicionales y auténticos del país transalpino. La guinda del pastel del Restaurante Scacco Matto es el precio en el que nos movemos en estos tiempos de crisis, que difícilmente supera los 30 € por persona. ¡A disfrutarlo!
Ninillas: Hacía muchísimo tiempo que no visitábamos un italiano, lo cierto es que no puedo daros una razón, sencillamente no ha cuadrado porque, si os soy sincera, a mí me vuelven loca. Sobre todo si, como el restaurante de hoy, ofrece una cocina de tan alto nivel a unos precios tan competitivos. El caso es que, aunque hemos tardado, el resultado ha merecido la pena y espero que a vosotros os agrade tanto como a mí. De modo que así, sin más preámbulos, os presento el Restaurante Scacco Matto. Os invito a que echéis un vistazo conmigo antes de que nos sentemos a una de sus mesas. ¿Me acompañáis?
El restaurante Scacco Matto -Jaque Mate en italiano- está ubicado en el madrileño barrio de las Letras, concretamente en la calle de Ventura de la Vega 13, ocupando el mismo local donde antaño encontrábamos el restaurante Bilbaino. Abrió sus puertas hará unos diez meses más o menos, lo que significa que estamos ante un nuevo restaurante italiano en Madrid, pero con la ventaja de que ya ha tenido el suficiente rodaje como para que las cosas vayan sobre ruedas y, por experiencia propia, doy fe de que así es.
Hacer un recorrido por el Scacco Matto puede resultar un tanto complicado porque es como introducirte en una especie de cueva donde te vas encontrando grutas interconectadas entre sí. Es el encanto que tienen los locales situados en pleno centro de Madrid. Así, de un comedor central, con capacidad para 32 comensales, se abren arcos que dan paso a otras cuatro salas hasta completar los 100 cubiertos de los que dispone el restaurante.
Echando un vistazo rápido, se pueden encontrar coquetos rincones, como el que os muestro a continuación, donde uno se siente un poco como en casa, con la diferencia de que las fotografías no son instantáneas de nuestras vidas sino del glamour y costumbrismo italiano, pero eso… ¿Qué importa cuando uno está a gusto?
Blancos, grises y negros son los colores que impregnan cada uno de los rincones del restaurante Scacco Matto. Dependiendo del comedor, podemos encontrarnos con paredes grises y zócalos negros o puede que sean paredes blancas y zócalos grises. Eso sí, todo sin romper la armonía del local que se mueve continuamente entre la calidez y el recogimiento, lo cual no implica que sea un local “no apto” para grupos, todo lo contrario, de hecho su comedor más grande es perfecto para uno con un gran número de comensales y las otras cuatro salas, ideales para privatizarlas con grupos más reducidos. Es la ventaja de disponer de diferentes espacios.
Bajo la atenta mirada de una hermosísima Nastassja Kinski que aparece rodeada por varios espejos, en el Scacco Matto se puede disfrutar de una agradable velada romántica en cualquiera de sus amplias mesas de dos de las que dispone el restaurante. Al mismo tiempo, gozarás de una gran intimidad, ésa que proporciona la adecuada separación entre mesas, como podéis apreciar en la siguiente imagen.
El espacio se ilumina y se torna tremendamente agradable gracias a unas enormes lámparas naranjas y diversos apliques y farolillos que van salpicando de luz cada uno de los rincones con los que cuenta el Scacco Matto. De forma que, el juego de luces y sombras parece constituir un enorme tablero de ajedrez donde, sin duda, se jugará la partida más importante, la del gourmet que quiere disfrutar de la auténtica cocina del Sur de Italia.
El toque rústico, viene de la mano de arcos rematados en ladrillo visto y engalanados con cortinas negras que van dando paso de un comedor a otro, creando diferentes estancias donde la privacidad está asegurada. Qué duda cabe, que el encanto que se consigue en los locales de estas características, supera con creces a los espacios diáfanos donde todo se nos presenta más uniforme y sin vida.
Resulta curioso cómo las sillas van cambiando dependiendo del comedor donde te encuentres. Las hay con tapizado en blanco y negro -no podían faltar-, fucsias, de anea… Y, recorriendo gran parte de sus paredes, largos bancos corridos acompañados de cojines blancos.
Mirando hacia el cielo, en el Scacco Matto no vas a ver estrellas, pero sí las originales vigas de madera que han sido pintadas de blanco para conseguir más luminosidad en el espacio y, de paso, continuar con el juego de claro-oscuros que nos propone el restaurante. Y es que aquí, desde que entras por su puerta, empiezas a jugar una interesante partida de ajedrez hasta que finalmente hay un vencedor. Lo curioso es que no sabría decir exactamente quién ejecuta el “jaque mate”, si el restaurante con sus sabrosas recetas tradicionales italianas o por el contrario, el comensal que disfruta de ellas.
Las mesas del restaurante Scacco Matto aparecen vestidas con bajo mantel y mantel en tonos grises -simulando un tablero de ajedrez- y servilletas de tela. Por su parte, la cubertería, la cristalería y la vajilla se nos presentan muy acordes a la categoría del restaurante.
En la trastienda del restaurante Scacco Matto se encuentra Ignazio Deias, alma mater de Boccondivino y Acquafredda, entre otros, que en esta nueva andadura nos presenta una auténtica trattoría italiana, que es lo que aquí denominamos casa de comidas. Por eso, en su carta podemos encontrar no sólo pastas, sino también guisos, verduras, carnes y pescados, que podremos ir eligiendo en sus diferentes apartados de Entrantes, Risottos, Pastas, Pescados y Carnes. Además, muchos de sus platos están indicados como vegetarianos, e incluso algunos de ellos también son pensados para veganos.
Además de su carta, de lunes a viernes a mediodía, cuentan con dos menús del día: el Menú Scacco -11,80 €- y el Menú Matto -16,80 €-. Por supuesto, también elaboran menús de grupo atendiendo siempre a las necesidades del cliente. En definitiva, varias opciones, pero siempre con un denominador común: el ritmo que imponen los sabores del país transalpino.
Respecto a su carta de vinos, Scacco Matto nos ofrece más de 50 referencias italianas con precios que oscilan desde los 9,80 € del más económico hasta los 195 € del más exclusivo, pero con muchas y atractivas referencias por debajo de los 25 €, y a ésas nos fuimos directos nosotros. Además, también tiene una especie de carta itinerante de vinos -10 entradas más o menos- procedentes de Boccondivino y que van cambiando mensualmente.
Ahora sí, comenzamos nuestra cena cucharetera. El pan ya lo han servido en la mesa -muy rico, por cierto- y también el aperitivo, compuesto por Arancino riso -croquetas de arroz con guisantes y gambas-, Rayo os lo muestra en su sección.
Regamos nuestra cena con dos vinos, el primero -os lo muestro en la siguiente imagen- un Prosecco D.O.C. Treviso de las Bodegas Maccari. Un blanco espumoso muy aromático y extra seco que nos sorprendió a todos. Tremendamente recomendable. Para los principales nos pasamos al tinto con una botella de Nero d’Avola 2009 Sicilia I.G.T de las Bodegas Piccini -Rayo os lo presenta en su sección-, sin duda, un tinto con personalidad que me gustó, pero que tuvo la mala suerte de venir después del exquisito espumoso.
Abrimos el desfile de viandas con un plato de procedencia árabe típico de Sicilia: Caponata alla catanese. Es un guiso agridulce de verduras, una especie de pisto manchego con berenjena, pimiento, piñones y tomates, pero esta vez con el toque italiano. A mí me encanta el pisto y éste no podía ser menos, tanto es así que lo incluyo en mi lista de imprescindibles del Scacco Macco.
En primer plano, llega el Vitello tonnato all’albese, que son unas lonchas frías de ternera que venían con una salsa de mahonesa de atún con alcaparras por encima. Me gustó mucho, y eso que yo no soy fan de las carnes frías.
No dejamos de lado las verduras y continuamos con el Zucchine e pecorino. Así leído, o sabes italiano o no tienes ni idea de lo que vas a comer, pero en seguida os cuento que son unas milhojas de calabacines y queso de oveja. Os aviso que este plato es delicado, a mí personalmente me gustó muchísimo, tanto es así que está entre mis imprescindibles, pero el queso de oveja es fuerte y puede resultar un sabor demasiado intenso dependiendo del paladar.
Roberto os muestra el Melanzane alla parmigiana, con formaggio e pomodoro al basilico. Se trata de una lasaña de berenjenas fritas con tomate y queso. Nos gustó y nos sorprendió mucho a todos.
Terminados los cuatro entrantes, pasamos a los principales que estuvieron formados por cuatro pastas, un pescado y una carne. A continuación, os muestro Le fettuccine con i funghi e tartufo nero, deliciosas cintas con hongos y crema de trufa negra. Un plato donde se desplegaban los potentes sabores de la tierra y que, desde ya, está entre mis imprescindibles.
Muy ricos estuvieron también los Tortelloni al fegato grasso, salsa cacio e pepe. Se trataba de una enorme pasta rellena de foie en salsa de queso y pimienta negra. El queso enmascaraba un poco el sabor de foie, pero aún así me gustaron.
Vanessa os muestra los Spaghetti alla checca, unos espaguetis con tomate crudo, mozzarella y aceite de oliva, o lo que es lo mismo, la excelencia de la sencillez. Un plato de pasta cocinada al dente con pocos ingredientes y que sabe delicioso.
Y si estamos en una trattoria, donde prácticamente en toda su totalidad la plantilla es italiana, su carta de vinos está repleta de caldos italianos, su cocina es tradicional italiana… ¡El agua no podía ser menos! Y, cómo no, también es de Italia. La verdad es que en el Scacco Matto se respira, se come y se bebe Italia.
El plato que viene a continuación reconozco que es responsabilidad mía, porque me vuelve loca. Se trata de los Spaghetti al pesto genovese, piacevano a De Andrè. Unos riquísimos espaguetis en salsa de albahaca con ajo, queso, piñones y judías verdes donde sólo con ver su intenso color ya te apetece hincarles el diente. Debo añadir que el pesto estaba perfecto de sabor, suave aunque sin perder su potencia.
Y de las pastas, nos pasamos al pescado, que curiosamente supuso una grata sorpresa en nuestra mesa. La elección no fue demasiado ardua, pues en el Scacco Matto sólo cuentan con dos entradas, la Dorada al horno en costra de cítricos y un Pescado del día que fue por el que optamos, y que consistía en un Rodaballo con setas. La grata sorpresa vino porque el rodaballo estaba buenísimo, perfecto de punto y súper fresco y, sinceramente, no esperaba que el pescado tuviera ese nivel en un restaurante italiano donde parece que hay pasta y poco más. Desde luego, el restaurante Scacco Matto ya nos había dado avisos de que era mucho más, pero con el Rodaballo con setas lo dejó definitivamente claro. ¡Ah! Se me pasaba, meted también el rodaballo en los imprescindibles.
Respecto a las carnes, Esteban os muestra el Pollo ruspante al limone. Pollo de corral guisado en una salsa de vino blanco y limón que estaba de toma pan y moja. Bueno, de hecho eso es lo que hicimos. Además el pollo llevaba como guarnición una especie de patatas panadera que estaban riquísimas.
Como habréis apreciado a lo largo del artículo, nuestra comanda fue excesiva, pero no lo podemos evitar, nos gusta probar muchas cosas. Bueno, eso, y que somos de buen comer. Aún así, los postres no estábamos dispuestos a perdérnoslos porque, la verdad, es que en los restaurantes italianos suelen tener un nivel muy alto y, por supuesto, queríamos saber si el Scacco Matto respondía a esta máxima. Ya os adelanto que sí.
El apartado de postres, todos ellos caseros, cuenta con 10 entradas cuyos precios oscilan entre los 4,80 y 5,50 €. El primero que hizo acto de presencia en nuestra mesa fue esta Torta di cioccolato e arance que, como podéis intuir, es una tarta de chocolate y naranja. Se trata de un postre apto para los muy chocolateros con un ligero toque amargo entre las capas de bizcocho.
La pardula al cucchiaio, era un mousse de requesón con azafrán y picatostes de amaretti. Había que meter bien la cucharilla hasta el fondo de la copa y así coger tanto la gelatina de amaretti como el requesón. A mí este postre me gustó muchísimo, me pareció una combinación de sabores y texturas muy original.
Otra cosa que no puede faltar en todo restaurante italiano que se precie es un buen Tiramisú, y en el Scacco Matto es excelente, tanto, que es un postre imprescindible. Riquísimas galletas borrachas en café y queso mascarpone que daban como resultado un delicioso, suave y cremoso tiramisú. ¡No os lo podéis perder!
Claro que si el tiramisú nos encantó, con la Panna cotta e caramello que os presenta Roberto dimos palmas. Era un perfecto flan de nata con caramelo de violeta que se comía sin sentir y dejaba una sensación tan agradable en el paladar que la cucharilla volvía al plato casi por instinto. Sin dudarlo, otro imprescindible.
Una cena tan sobresaliente se merecía una sobremesa a la altura de las circunstancias y eso hicimos, pero claro, la acompañamos convenientemente de unos cafés con leche -2,50 €-, unas infusiones -3 €- y unos capuchinos -3,50 €-. Sobra decir que el café era especialmente bueno.
Me quedan un par de precios que daros para pasar a mis detallitos. Empiezo con el pan y el aperitivo -a 1,80 €- y termino con precio del agua -a 2,25 €-. Ahora sí, vamos con los detallitos. El Scacco Matto es un restaurante italiano de ambiente cálido y acogedor donde uno se siente a gusto desde el minuto cero, de ello no sólo tiene culpa la decoración del local sino también sus camareros -casi todos italianos- que con su simpatía y cordialidad intentan agradar en todo momento, además de guiarte convenientemente en los entresijos de su carta cuando la situación lo requiere. Respecto a su cocina, ofrecen platos pocos habituales en el resto de italianos de la capital, donde tradición, elaboración y buena materia prima, constituyen el santo y seña de su identidad. En definitiva, el Scacco Matto no es un italiano más, sino el italiano de la Calle de Ventura de la Vega, en pleno centro de Madrid, donde sabes que sucumbirás a los aromas y sabores genuinos de Italia de la manera más agradable y, todo ello, a unos precios adecuados. Desde luego, yo pienso volver.
Cucharete: Fueron a “jugar” una partida gastronómica cucharetera de ajedrez en la céntrica calle Ventura de la Vega número 13 y… ¡Jaque mate! ¡Qué bien cenaron mis chicos en el Scacco Matto! La verdad es que tenían muchas ganas de volver a analizar un nuevo restaurante italiano en el blog, disfrutando de platos de pasta de calidad, representativos de la cocina italiana tradicional del Sur de Italia. ¡Y lo han conseguido! La elección del restaurante Scacco Matto ha cumplido con creces sus espectativas. Y no tengo ninguna duda de que volverán a por esa Panna Cotta de violeta como guinda que culmine una cena de excelentes pastas al dente en menos que canta un gallo… Mi equipo cenó por 32 €/persona, cinco personas con 4 entrantes, 6 platos principales, 4 postres y 2 botellas de agua. A lo que tendríamos que añadir una botella de vino blanco -19 €- y otra de tinto -14,50 €-. Los cafés fueron a 2,50 €, los tés a 3 € y el capuchino a 3,50 €.
Su céntrica situación, cerca de la Puerta del Sol. Su agradable y cálido espacio decorado en blanco y negro. La versatilidad que ofrecen sus cinco comedores, interconectacos entre sí por vistosos arcos de ladrillo visto. El amable y ágil trato del servicio en todo momento. Su relación calidad/cantidad/precio. La elaboración y autenticidad de sus platos. La calidad de sus materias primas. Sus excelentes pastas al dente. Su Panna Cotta. Aceptan todos los cheques de comida.
Pequeños detalles, sin importancia.
4,0
3 comentarios a “Scacco Matto”
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Hola, cucharetes
Voy a probar este restaurante el sábado con unos amigos así que ya os contaré la experiencia, la verdad es que promete.
Saludos
Buenas a todos,
Usualmente he consultado vuestra web en busca de nuevos sitios para comer por Madrid y me he llevado dos sorpresas. La primera desilusión el Rincon de Avenencia (no hubo monólogo) y la mayor hoy, en Scacco Matto.
Me leí todo la crónica y parecía un sitio curioso que probar, sobre todo me llamó la atención la buena pinta de todos los platos que pedísteis. De hecho tomé buena cuenta de ellos para pedirlos cuando me dieran la carta.
En primer lugar, un restaurante al que se entra directamente desde el comedor y que haya que recorrer todo el pasillo hasta el final donde está la mini barra para que te atiendan me chocó un poco. La decoración del sitio me gustó pero el resto…rotundo no.
El servicio deja mucho que desear. Llegar a las 14:30 al restaurante y que te atiendan con la cara larga y un “educado”: “sentaos ahí mismo”… Que te traigan dos botellas de agua y a un comentario de “creo que sólo nos beberemos una por ahora” la camarera te mire con odio diciendo “la otra no es para vosotros” tampoco es de recibo.
En cuanto a la comida, la parmigiana estaba bastante buena tengo que recalcar pero los espaguettis con almejas al vino blanco no tenían más sabor que un espaguetti cocido y mis fettuchinis con tartufo y setas en los que tenía tanta ilusión vinieros secos y con una cabeza de ajo enterita que mastiqué por error con “sabroso” resultado y que debían de haber apartado del plato antes de servirlo.
Intentamos arreglarlo con los postres pero sólo nos atrevimos a pedir uno: Panna cotta e caramelo. Esperaba recibir el mousse de yougurt con violetas que tanto os gustó pero no! Llego el yougurt pero con frutos rojos que era básicamente un yougurt de 5€, nada especial, sólo el precio.
Avisaros también de que en la carta ya no están ni la pardula al cucchiaio, ni el zuchine e pecorino que tan buena pinta tenían en vuestra crónica.
Pedimos el Prosecco de Treviso que estaba rico pero comimos, como podéis ver, menos comida que vosotros. La cuenta para 2: 73€!!
- 1 Parmiggiana
- 1 Spaguettis al vino tinto con almejas
- 1 Fettuchini al fungi e tartuffo
- 1 Panna cotta
- 1 botella de agua
- Vino
- Pan
Me parece que el rango de precios tendríais que cambiarlo o hacerles una segunda visitilla sorpresa, os llevaríais una mala impresión.
Odio los restaurantes en los que te sirven cosas que no has pedido y luego te las cobran.
Nos sirvieron una tapita antes de traernos la comida y nos pusieron una bandeja con pan que ni tocamos. Ambas cosas sin pedirlas. Pero… sorpresa! ambas cosas estaban religiosamente en la cuenta. Qué necesidad hay de engañar a la gente con esos detalles tan feos?