TRATADO METODICO Y
PRACTICO DE MATERIA
MÉDICA Y
DE TERAPÉUTICA FUNDADO
EN LA LEY DE LOS
SEMEJANTES
Tomo primero
A. ESPANET
v
INTRODUCCION.
I.—El medicamento y los medicamentos.
Los tres reinos de la naturaleza suministran sustancias que
determinan sobre el hombre efectos contra-naturales: en esto
consisten los medicamentos. Se distinguen de los alimentos en que
estos solo determinan efectos naturales. Pero hay ciertas sustancias
que participan de lo uno y de lo otro, es decir, de medicamento y
alimento, y entre varias, podemos citar el aceite de hígado de
bacalao, algunos frutos, y ciertas raíces.
El medicamento puede ejercer su accion sobre el hombre sano ó
enfermo, y de aquí resultan los dos órdenes de efectos, fisiológicos y
terapéuticos.
Los primeros son objeto de estudio del médico, tan indispensable
como el de los efectos de las causas morbosas ó síntomas de la
enfermedad, porque para transformar los efectos fisiológicos en
terapéuticos ó curativos, es indispensable haber establecido antes la
relacion de la enfermedad con el medicamento. Mas esta relacion, en
el estado actual de nuestros conocimientos, ni es, ni puede ser mas
que una relacion de analogía y de semejanza: hé aquí, pues, por lo
que basamos nuestro Tratado sobre la ley de los semejantes.
Esta ley es por otra parte el principio y orígen de las indicaciones
terapéuticas. Sabemos que se ha discutido la fórmula de esta ley;
pero la esencia de la relacion de los medicamentos con la
enfermedad, ha quedado la misma. No queremos, no, entablar una
disputa de palabras.
El medicamento sin embargo cura de tres maneras ó procederes
distintos: 1.º desarrollando en el organismo síntomas incompatibles
con los de la afeccion morbosa, los cuales son disminuidos,
adormecidos ó estinguidos; 2.º modificando al organismo en sus
elementos constitutivos por una accion física ó química, es decir,
ejerciendo una accion alterante, reconstitutiva; modificacion que
puede esplicarse por una accion dinámica que vuelve al organismo
su receptividad, á los tejidos y á los vasos su sensibilidad normal, y
restableciendo la integridad y la armonía funcionales; 3.º obrando
directamente sobre la vitalidad, por sus propiedades especiales y
dinámicas, para disipar los síntomas de la enfermedad con la que
tiene mas afinidad, mas semejanza, ó para combatir directamente su
causa.
Estos tres procedimientos corresponden á tres métodos terapéuticos.
A los dos primeros puede bastarles dósis mas ó menos fuertes. Se
reservan las mas débiles para el tercero, que es el mas pronto y
menos sujeto á percances. La supremacía pertenece siempre á la ley
de los semejantes, que descansa sobre el tercer procedimiento.
Aunque la mayor parte de los medicamentos gozan de una unidad de
accion incontestable en su tendencia general; sin embargo su accion
constituye una série de efectos sucesivos y especiales, que no
armonizan siempre con su unidad fundamental durante toda su
evolucion y duracion. Despues, los efectos difieren segun las dósis,
por lo que se reconoce en los medicamentos otros efectos que los
especiales que resultan de las débiles dósis, porque hay muchos
medicamentos que corresponden á diversos métodos terapéuticos.
La ipecacuana, por ejemplo, que es antiflogística, antiespasmódica,
antineurálgica y antihemorrágica, es tambien evacuante; el tártaro
estibiado, el ruibarbo y los calomelanos tienen una accion
evacuante además de su accion especial. No se pueden negar los
efectos diuréticos del azoato de potasa, aunque no sean
homeopáticos. El guayaco, el acónito y el carbonato de amoníaco,
por sus efectos sudoríficos, corresponden á otros métodos que al de
los semejantes. Las propiedades narcóticas del opio y de la
belladona, que tienen sus indicaciones en el método de los
contrarios, gozan de propiedades especiales tan diferentes como
útiles en el sentido de la ley de los semejantes. Muchos
medicamentos de los que vamos á tratar bajo el punto de vista
homeopático, son tambien agentes de los métodos derivativo y
revulsivo, etc..... y otros varios, por su aplicacion esterior, gozan
mas de la propiedad de provocar irritaciones, la vesicacion..... etc.
Del mismo modo hay que reconocer los efectos alterantes de la
mayor parte de las sustancias conocidas, es decir, la propiedad de
determinar en los líquidos y sólidos un cambio insensible por el que
vuelven á su estado normal; tal puede considerarse algunas veces la
accion del arsénico, del bromo, del hierro, etc...., en la resolucion de
los infartos glandulares, en la reconstitucion de la hematosis, en la
reabsorcion de diversos derrames, en la cicatrizacion de algunas
úlceras, etc....
Todos estos métodos curativos son imitaciones de la naturaleza que
cura por sí misma las enfermedades dejadas á sus solos esfuerzos, ya
por vómitos ó diarreas, por las orinas, el sudor, por una secrecion
particular, ó ya tan solo por la vuelta insensible á la salud, etc....
Preciso es convenir en que estas imitaciones son con frecuencia muy
incompletas, no solo en el modo de terminar (¿qué diferencia, en
efecto, no hay entre las deposiciones, los sudores, las orinas críticas,
y estas mismas evacuaciones provocadas por un medicamento?),
sino mas aun en las relaciones de los períodos de las enfermedades;
porque si los flujos críticos sobrevienen al fin de su evolucion para
juzgar y terminar la alteracion patológica, los flujos provocados no
producen esta resolucion ó sedacion mas que al principio; y cuando
así obran, solo la completan supliendo á la insuficiencia de las
evacuaciones críticas. Por otra parte, ¡cuántas veces no han agravado
la enfermedad las evacuaciones provocadas!
La hidroterapia, la gimnasia, los viajes, todos los medios higiénicos
capaces de auxiliar un tratamiento médico, ó de causar por sí
mismos modificaciones orgánicas; de escitar una reaccion, y aun de
restablecer la armonía funcional, son otros tantos agentes de
curacion, ó auxiliares importantes que todo médico práctico admite
sin oposicion.
Sin rechazar, pues, los otros métodos ó los medios accesorios de
curacion, consagramos esta obra al método terapéutico basado sobre
la ley de los semejantes, esponiendo los efectos fisiológicos de los
medicamentos y deduciendo esperimentalmente los terapéuticos,
pues están estos tan relacionados con los primeros, que generalmente
nos ha bastado señalar entre los efectos terapéuticos los principales
efectos fisiológicos, á fin de evitar fastidiosas é incesantes
repeticiones, sin perjudicar por esto al diagnóstico de la enfermedad,
que seguramente es igual al del medicamento.
En fin, así como la patologia natural no es susceptible de
clasificacion (á no ser que se haga tan solo para facilitar el estudio)
porque la clínica escrita no presenta jamás al observador los cambios
fugaces de las enfermedades que la ciencia describe, divide y
clasifica, así tambien la patogenesia, que es la patologia artificial, no
puede clasificar los síntomas fisiológicos de los medicamentos, que
constituyen enfermedades artificiales.
Es verdad que un gran número de medicamentos han producido por
su esperimentacion en el hombre sano los dos efectos contrarios:
boca húmeda, por ejemplo, y seca; orinas escasas y abundantes,
estreñimiento y diarrea; verdad es tambien, que muchas veces las
dos condiciones opuestas son curadas por un mismo medicamento,
es decir, que este ha curado su semejante y su contrario, por lo cual
se ha querido concluir que la ley de los semejantes era falsa. Esta
objecion es puramente especiosa; pues si bien la distincion de los
síntomas en primitivos y secundarios, no la resuelve, y ni el mismo
Hahnemann que la estableció pudo justificarla; es un hecho que el
medicamento, así como la causa morbosa, provoca síntomas
diferentes ú opuestos en personas de constitucion y temperamentos
tambien diferentes y opuestos. Esto no obstante, y á pesar que los
dos síntomas contrarios, diarrea y estreñimiento, por ejemplo, en el
acónito, brionia, cantárida y nuez vómica, etc..... tienen el mismo
orígen, esto es, que la accion medicinal es la causa, ya obre sobre el
sistema vascular de la mucosa intestinal, ó sobre la fibra del
intestino, es indudable que, segun que se administren á sugetos
irritables ó apáticos, biliosos, ó linfáticos, en un estado esténico ó
asténico, etc..... así se presentará el estreñimiento ó la diarrea. Esta
es la razon por la que hemos querido indicar para cada medicamento
hasta donde la ciencia lo permita, las disposiciones orgánicas
favorables ó análogas á las que él tiende á provocar.
¿No confirma la esperiencia el mismo resultado respecto á los
efectos de las causas morbosas? Aunque una misma causa obre
simultáneamente sobre varios indivíduos, en uno se desenvuelve una
afeccion gástrica con diarrea, mientras que en otro es una cefalalgia
con estreñimiento. Todos los dias observamos que un enfriamiento
contraido en las mismas circunstancias, determina en una persona
sequedad de la piel con descomposicion de vientre, en otro una
irritacion en el pecho; en este dolor de cabeza con estreñimiento, y
en aquel, vómitos, neuralgias, etc.....
El genio epidémico y de las constituciones médicas es la causa que
ha inducido á algunos á no creer en la universalidad de la ley de los
semejantes. Sabemos que el genio epidémico se descubre ó se aclara
mas especialmente por la accion benéfica de los medicamentos, que
menos responden á veces á los síntomas mas aparentes de la
afeccion, que á su causa, aun cuando esta sea apenas sospechada por
los síntomas poco conocidos en un principio, ó considerados como
poco importantes. Reinó hace unos años una constitucion médica
seudo-membranosa que se manifestó por anginas diftéricas, contra
las que los habituales medicamentos, mercurio, sulfuro de cal, el
bromo y la brionia entre otros, fueron tan poderosos como eficaces.
Pero estos medicamentos son tambien utilísimos en otras afecciones
para las que la ley de los semejantes indica otros distintos. Que la
ley es positiva, no se puede negar; pero exige en su exacta
aplicacion y para una curacion rápida, toda la sagacidad del médico,
como sucede en las neuralgias sifilíticas y sicósicas, en las que el
mercurio y la thuya son mas eficaces que el acónito y la
belladona..... medicamentos al parecer indicados en el primer
exámen del cuadro sintomático, y que particularidades poco
sobresalientes y esenciales inducen mas á favor de los primeros.
Que el medicamento posee las propiedades de tal de una manera
absoluta, es incontestable. Pero la accion de estas propiedades es
relativa al estado en que se halla el indivíduo enfermo. Así se
observa, que mientras en una epidemia produce buenos resultados
un medicamento dado, en otra, al parecer semejante, es otro el mas
eficaz.
Para hablar con exactitud, dirémos: que lo que las propiedades de los
medicamentos tienen de absoluto, disminuye á medida que se
aproxima á sus especialidades: los efectos físico-químicos son
siempre necesarios, sea cual quiera el estado del sugeto; los efectos
perturbadores y tóxicos son ya menos necesarios, pero los dinámicos
son relativos.
II.—La naturaleza y el médico.
Todo este artículo supone y prueba el axioma que Hipócrates opuso
á los errores de la terapéutica, y que le valió el nombre de padre de
la medicina: Natura morborum medicatrix. Este principio solo puede
ejercer su supremacía en el método homeopático basado en la ley de
los semejantes, y que establece la relacion de la enfermedad con el
medicamento. Tratado ya con bastante estension este asunto, nos
creemos dispensados en esponerle didácticamente en esta ocasion.
No es indiferente consignar que esta ley se halla espresada por
Hipócrates y otros médicos de la antigüedad. Los mismos preceptos
clínicos la manifiestan de diversas maneras. Los medicamentos
obran en el sentido de la naturaleza, ayudan sus esfuerzos, tienden á
donde ella tiende: quò natura vergit eò ducendum.
Si la naturaleza no secunda la accion del medicamento, verdad hay
en creer que por lo menos se ha dado en vano: natura repugnante
irrita sunt omnia, porque sobre la naturaleza, sobre la fuerza vital es
donde obra, y esta fuerza es la que le utiliza y le emplea para sus
fines, cuando su accion la es análoga y simpática: natura morborum
medicatrix.
No creemos á la fuerza vital tan impotente é incapaz de dirigir las
sinergias morbosas, como lo han dicho algunos teóricos y
Hahnemann mismo. ¿No es la fuerza vital la que dirige el consensus
armónico de la salud y las acciones morbosas? Quæ faciunt in sano
actiones sanas, eædem in ægro morbosas. La naturaleza con su
ciencia ciega es mas poderosa y mas instruida que nuestra débil
razon.
El arte es, pues, la imitacion de la naturaleza: ars imitatio naturæ;
verdad que implica el conocimiento de los efectos fisiológicos de los
medicamentos; por cuya razon la importancia del médico consiste en
interpretar la naturaleza: naturæ minister et interpres. Debe
subordinar sus medios de accion á la naturaleza para ayudarla, y no
emplearlos para contrariar y oprimir sus tendencias.
La increible esposicion que bosqueja Mr. Trousseau de la
homeopatía, la interpretacion singular que da de la ley de los
semejantes; de su aplicacion y de la accion de las dósis
infinitesimales; la oscuridad y las sospechas que difunde sobre la
ciencia y los trabajos de los homeópatas, no pueden producir en el
hombre erudito mas que la ventajosa opinion en favor de una
doctrina que merece tan elevadas animadversiones y á la que, sin
embargo, se la hacen incesantes concesiones.
Mr. Trousseau ha dicho, entre otras cosas, que la homeopatía se
halla fuera del movimiento científico, que los homeópatas
desprecian la fisiologia y las ciencias accesorias á la medicina.....
Pero distan ya mucho sus convicciones de las espresadas hace treinta
años. Confiesa despues que todos los medicamentos han sido
ensayados en el hombre sano por los homeópatas, que han
constituido una materia médica pura, en la que hay ideas muy
preciosas sobre las propiedades especiales de los medicamentos y
sobre una multitud de particularidades de su accion que ignoramos;
ignorancia que conduce á que solo conozcamos de los agentes
terapéuticos sus propiedades generales mas groseras; y que en
presencia de las enfermedades que ofrecen cambios y tan variadas
indicaciones, nos faltan con mucha frecuencia modificadores
apropiados á estos cambios. Mr. Trousseau, que hace estas
concesiones desde la altura de su cátedra, arroja á sus discípulos y á
los prácticos una terapéutica formada de los antiguos sistemas que él
ha criticado, reservándose el desden para un método superior al
suyo.
III.—Clasificacion.
Mr. Trousseau establece medicaciones que su carácter de
generalidad las hace infecundas, en lugar de atenerse á determinar la
especialidad de accion de cada medicamento en sus relaciones con
las particularidades de cada enfermedad. ¡Ah! ¿cómo es posible
concebir una doctrina que no dé al diagnóstico del medicamento la
misma importancia que al diagnóstico de la enfermedad? Si es
preciso conocer las enfermedades por el conjunto de sus síntomas,
tambien lo es el conocer al medicamento por el conjunto de sus
efectos fisiológicos. ¿Qué significan esas divisiones generales de las
medicaciones en tónica, escitante, narcótica, etc.... reuniendo bajo
la misma denominacion y proponiendo para lograr un mismo fin,
sustancias tan diversas y destinadas á llenar indicaciones tan
diferentes? Lo que Mr. Trousseau nos dice en seguida tratando de la
medicacion tónica: que «estas analogías genéricas no impiden á cada
especie del género, á cada indicacion de la especie, el tener su
especificidad y su individualidad;» á lo que nosotros preguntarémos
qué ha querido decir con esas fórmulas que afectan ó aparentan tener
un rigor científico. Si el hierro es el hierro, y la quina la quina; si
cada uno de ellos tiene su especialidad de accion, ¿á qué conduce la
medicacion tónica? ¿Qué bienes podrán producir esas grandes
divisiones que confunden los medicamentos y falsean las
aplicaciones? ¿Porqué hacer de la belladona un narcótico, cuando al
opio, á la cicuta y al acónito se les da la misma denominacion?
Mr. Trousseau que anatematiza á Hahnemann, va mucho mas lejos
que él en la vía de la especificidad. Nosotros investigamos las
indicaciones y los medios de llenarlas hasta donde es posible;
estudiamos cada medicamento en los caractéres propios y
distintivos de su accion, sea fisiológica ó terapéutica.
El profesor Giacomini de Pádua parece no interesarse mas que por
las fuertes dósis, que es el pecado comun de nuestra época; se afana
por producir efectos, sean los que quieran, en lugar de tomarse el
tiempo necesario para estudiar los efectos fisiológicos, que, aunque
lentos, son mas verdaderamente especiales; efectos característicos de
las dósis pequeñas, que se adaptan mejor á la sensibilidad orgánica y
á las particularidades de las enfermedades. Su Tratado peca tambien
por su clasificacion, que, bajo otros nombres, adopta las mismas
generalidades y conduce á la misma confusion. Sin embargo, tiene
este autor un mérito particular, que es el de haber fijado en algo la
accion electiva de cada sustancia sobre los principales aparatos
orgánicos.
En general, los terapeutistas modernos han reconocido la necesidad
de introducir como elemento de la materia médica la observacion de
los efectos de los medicamentos sobre el hombre sano. Hé aquí una
confesion de los errores del pasado y de los defectos de la antigua
materia médica, y al mismo tiempo un homenaje tributado á
Hahnemann, y una base para el porvenir. Giacomini ha ido mas lejos
que ningun otro en este sentido y hubiera ciertamente llegado á
obtener resultados mas notables, si hubiese estudiado la accion de
las dósis bastante mas pequeñas para no provocar ni los efectos de
una perturbacion rápida, ni los esfuerzos eliminadores de la
naturaleza previsora.
Por otra parte, creemos que es imposible una clasificacion de los
medicamentos fundada en sus efectos fisiológicos y en sus
propiedades, porque estos efectos y estas propiedades, aunque
caracterizadas durante la plenitud de accion del medicamento,
ofrecen no obstante grados y variaciones sintomáticas en los
diversos períodos de su evolucion.
Esta accion que es una en sus tendencias y en su fin, se multiplica en
sus efectos sucesivos; de suerte que el mismo medicamento tiene
realmente muchos grupos de efectos fisiológicos, distintas
electividades y varias propiedades, correspondiendo cada una de
ellas á varias afecciones simples ó elementos morbosos.
Para confeccionar los autores sus clasificaciones, han debido
sacrificar una parte de los efectos de cada uno de ellos, ó interpretar
los demás en un sentido contrario. En la quina por ejemplo, se
esplica su accion escitante y tónica por una teoría particular,
contradiciéndose en el mismo capítulo, para darse cuenta de los
efectos frio y calosfríos, atribuyéndoles por una esplicacion opuesta
á una propiedad antivital, á un ataque directo dado á las fuerzas
radicales del organismo, hasta el punto de asimilar este
medicamento á la digital y al eléboro blanco (veratrina); se
contradicen pues, para esplicar sus efectos neurálgicos y reumáticos
por una accion escitante de la circulacion y de la sensibilidad.
Aun hay más: se sacrifican los medicamentos mismos á la necesidad
de clasificacion. Mas sea por esta razon ó por cualquiera otra, es un
hecho notable el abandono casi universal que se hace poco á poco de
un gran número de medicamentos, y la facilidad con que se limita á
paliativos en una multitud de males que se ha renunciado á curar, y á
los cuales no se opone mas que la paciencia, si las cataplasmas, los
baños é infusiones molestan por su inutilidad. ¿Estará el hombre
destinado á padecer esa multitud de enfermedades crónicas, sin
haber recibido del Creador la inteligencia para buscar los medios de
curarlas? ¡No ciertamente! y si el práctico despues de haber
comprendido la importancia de nuestros estudios para cada
medicamento, quiere completarles mas con las colecciones
especiales de patogenesias sirviéndose al efecto de nuestras
indicaciones, bien pronto tendrá la satisfaccion de reconocer que
dispone de una multitud de medios eficaces, no solo contra las
enfermedades agudas y crónicas que ha convenido tratar, sino
tambien contra esa multitud de males que se ha renunciado á
combatirles, y cuya rebeldía y formas incesantemente variadas, le
conducen en su despecho á acusar de incompleta la materia médica
de nuestros dias.
El orden alfabético nos ha parecido preferible á toda otra especie de
clasificacion, porque ni altera la unidad del medicamento, ni
prejuzga nada sobre su accion y propiedades. Preciso es convenir en
que esta ventaja compensa ámpliamente los ligeros inconvenientes
que puedan atribuírsela. Porque la clasificacion misma por grupos de
medicamentos correspondientes á los elementos morbosos,
inflamacion, dolor, espasmo, ataxia, reumatismo, etc..... aunque
opuesta á las grandes divisiones de que hemos hablado, y no
obstante su pretension de dar mucha mas claridad en la apreciacion
de la accion de cada sustancia, no es menos imposible en el estado
actual de nuestros conocimientos.
Respecto á la clasificacion por grupos segun la analogía de los
medicamentos, ya ha sido ensayada por la escuela del Brasil y mas
recientemente por el doctor Teste. Si los esfuerzos de nuestro
ilustrado correligionario no han podido vencer las dificultades
inherentes á su objeto, tiene el mérito por lo menos de haber
intentado lo que el porvenir realizará.
IV.—Efectos fisiológicos.
En el fondo de todas las patogenesias, se halla siempre una accion
primordial del medicamento sobre el sistema nervioso. Esta accion
se espresa por dejadez, por alteracion en la calorificacion y por
indisposiciones morales. La referida accion es notable, no solo por
su unidad original, sino porque puede representar el período de
invasion de casi todas las enfermedades, cuando la sensibilidad, la
irritabilidad y la calorificacion son las únicas afectadas.
Muchos medicamentos producen fenómenos de concentracion, de
espasmos que preceden á la reaccion febril, á la cual suelen unirse
algunas veces las neuralgias. Estos fenómenos difieren
esencialmente de los síntomas nerviosos graves, en que estos se
presentan en el período sobreagudo de ciertas fiebres; fácil es
además conocer la distancia que separa á estos dos órdenes de
fenómenos, comparando por ejemplo los fenómenos de la brionia, el
zumaque venenoso, el acónito, la belladona, el fósforo.....
Otros varios no han desenvuelto fiebre en la esperimentacion y los
resultados clínicos permiten afirmar que algunos son apiréticos. Los
demás afectan igualmente á la vida vegetativa ó la plasticidad, que á
la circulacion.
Para los medicamentos piréticos mas conocidos, el segundo período,
el período de espansion ó febril tiene numerosos síntomas que
espresan frecuentemente un estado sobreagudo. Estos medicamentos
representan la mayor parte de las afecciones graves piréticas en su
período clásico de reaccion. En esta ocasion, es cuando el
medicamento hace sentir su accion mas allá de los aparatos de la
sensibilidad y de la circulacion, llegando á veces hasta los de la
nutricion y de la plasticidad.
Viene despues el estado subagudo, que es el en que la vida ha
resistido convenientemente y que se ha sobrepuesto á las causas de
descomposicion. Esta faz intermediaria entre la agudeza y la
cronicidad sigue la marcha ó el período de la crísis, y da lugar al
restablecimiento de la armonía funcional, ó á la cronicidad;
pertenece á todos los medicamentos piréticos como el cuarto
período.
A medida que la accion del medicamento se estiende y propaga á
todo el organismo, la afeccion de la plasticidad se pronuncia mas y
domina; se declaran las localizaciones y absorben los movimientos
vitales, ó bien se presenta una discrasia con síntomas de alteracion
de los líquidos y sólidos propios á cada medicamento; se
desenvuelven alteraciones dinámicas, y se declaran perturbaciones
funcionales, porque son las razones de ser en las lesiones de los
órganos, ó de su estímulo; se alteran los humores como los tejidos, y
se declaran lesiones orgánicas: este es el cuarto período, es decir, el
estado crónico.
Este período es estraño á varios medicamentos, sin que se pueda
atribuir en todos, á la imperfeccion de los ensayos fisiológicos,
puesto que la coloquíntida estudiada esperimentalmente por
Hahnemann mismo, carece de este órden de fenómenos crónicos.
Los que son susceptibles de determinarlos, ofrecen variaciones muy
notables en sus espresiones sintomáticas, y son poderosas armas
para hacer frente á las formidables tribus de las lesiones orgánicas y
de las caquexias.
Así como un gran número de enfermedades se confunden en su
principio hasta el punto que no es posible saber muchas veces si se
presentará una fiebre inflamatoria, intermitente, tifoídea, una
neurose, un catarro, etc..... así tambien los síntomas primordiales
confunden la mayor parte de los medicamentos en cierta alteracion
de la inervacion. En este caso, todos los medicamentos se parecen.
Por esta razon juzgamos pueril y anticientífica la falta tantas veces
lanzada contra la materia médica pura, de dar á todos los
medicamentos un gran número de síntomas que se asemejan y
parecen confundirlos.
Las enfermedades solo se caracterizan bien en su período de
agudeza; el estado crónico conduce á las indecisiones del principio;
del mismo modo los medicamentos no son bien conocidos sino por
sus síntomas agudos.
La naturaleza pues justifica nuestro método que agranda
considerablemente y precisa la accion de los medicamentos; permite
caracterizar los síntomas que se observan en la mayor parte de las
enfermedades, por particularidades de conjunto y de detalle que
sirven de base á las indicaciones.
Sabido es que las diferencias que existen entre los síntomas de los
diversos medicamentos, son algunas veces casi inapreciables aun
para el observador mas atento. ¿Pero sabria este observador
distinguir mejor las diferencias de estos mismos síntomas en muchas
enfermedades? Citaré un ejemplo: todas las fiebres están
acompañadas de alteraciones de la digestion, del calor, de las
secreciones..... en unas, la materia de las deposiciones diarréicas es
amarilla, verdosa, negruzca, mucosa, acuosa, etc..... en otras, las
evacuaciones son precedidas, acompañadas ó seguidas de vértigos,
de incomodidades, de cólicos. Coexiste tambien, unas veces sed ó
adipsia; otras, humedad ó sequedad de la piel, cefalalgia, timpanitis
ó flojedad del vientre..... Pero en todas hay fenómenos
sobresalientes: estreñimiento, sudor, neuralgia, vómitos..... cada uno
difiere por su espresion y sus accidentes, en cada medicamento,
como en cada fiebre. Todos estos cambios de un mismo síntoma y
sus epifenómenos constituyen el diagnóstico diferencial en patologia
como en patogenesia, y obligan al práctico á hacer el exámen mas
minucioso.
V.—Dósis infinitesimales.
Las dósis infinitesimales han suscitado una multitud de cuestiones
que están aun por resolver, relativas á la repeticion, alternacion,
duracion de accion y cantidad. Se cree generalmente que es
necesario repetir las dósis de un medicamento con tanta mas
frecuencia, cuanto mas aguda sea la enfermedad. Está tambien
admitido dar dos medicamentos, no mezclados, sino alternados,
como por ejemplo, una cucharada de hora en hora, una vez de
acónito, y otra de manzanilla.
Respecto á la duracion de accion, há ya mucho tiempo que se la
viene dando la misma importancia y aun los mismos límites que
marcó Hahnemann. Bueno será advertir que seria injusto olvidar sus
preceptos respecto á este asunto. Que las afecciones agudas gastan
rápidamente la accion de los medicamentos, y que exigen una
repeticion mas ó menos frecuente; que muchas crónicas no ceden
bien sino á dósis pequeñas dadas á largos intérvalos, es un hecho
incontestable adquirido por la esperiencia.
Es natural ciertamente que al abrazar el método que adapta el
medicamento á la enfermedad por la ley de los semejantes, se
detenga un médico ante tan pequeñas dósis; pero nadie ignora, que
cuando prácticos distinguidos las prefieren á las fuertes, arrostrando
la injuria ó el ridículo, es porque creen y les consta, que son mas
útiles. Esta conducta merece ser tomada en consideracion por tres
razones: la primera, porque han estudiado los efectos fisiológicos de
los medicamentos; la segunda, porque su reputacion está interesada
en la curacion; la tercera, porque emplean los medicamentos por la
ley de los semejantes.
Los principiantes no deben fiarse en las dósis miasmáticas,
imponderables, infinitesimales, dinamizadas, como quieran
llamarlas, sin estar antes convencidos por sí mismos de su eficacia
en los casos en que la accion del medicamento esté en relacion con
la enfermedad. La última ilusion que les abandona, es la que les hace
recordar el gran poder curativo de las dósis fuertes. Poco á poco y
con la fuerza de los hechos es como llegan á creer en el poder de las
pequeñas.
No hay perjuicio en que empiecen por dósis mas sensibles. Les
dirémos al efecto, que pueden en general emplear con ventaja en las
enfermedades agudas y en las recrudescencias de las crónicas,
algunas gotas al dia de la tintura del medicamento indicado, ó
algunos decígramos de su trituracion.
Se puede con mas frecuencia que la que muchos médicos creen,
administrar dósis mas fuertes aun. No afirmarémos que sea posible
dar hoy reglas para este objeto, pero multiplicados hechos atestiguan
la exactitud de esta asercion para cierto número de casos. Por otra
parte, segun Koch, «cuanto menos análogo sea el medicamento, mas
frecuente debe ser la repeticion,» y Gross agrega, «y mas puede
elevarse la dósis.» Este último pretende, que lo que falte al
medicamento de analogía, de semejanza, debe compensarse con
aumentar la cantidad. Debemos consignar que estos casos son
escepciones.
Añadamos que en la época en que Hahnemann proclamaba la
necesidad de las dósis muy débiles, las llamadas infinitesimales,
exigia imperiosamente un régimen rigoroso, mejor dicho, imposible.
La esperiencia ha demostrado que es preciso descender de las alturas
especulativas en que aquel se mantuvo, y dar mas latitud al régimen
sin que sea necesario aumentar las dósis, porque las infinitesimales
gozan de cierta independencia, es decir, que se escapan á las
combinaciones químicas, y que sus moléculas se sustraen á las
acciones y reacciones de las sustancias gástricas y de los elementos
químicos de la economía.
La accion de las dósis muy débiles cuenta hace mucho tiempo con
numerosas adhesiones, y es el objeto de sérias preocupaciones desde
que las ideas de Hahnemann invadieron las escuelas.
Mr. Trousseau ha podido decir sin causar admiracion: «Si se quiere
obtener los efectos especiales de los medicamentos, es necesario
administrarlos generalmente á pequeñas dósis, porque entonces sus
efectos comunes son poco sensibles.»
Este profesor al proclamar las dósis mínimas y de ningun modo
comparables á las dósis de los compuestos actuales, ha conmovido
el edificio de la posologia ordinaria y cada dia mas condenada por
algun órgano de la ciencia.
El director del Moniteur des sciences médicales et pharmaceutiques,
con motivo de los hechos sometidos á la Academia por el doctor
Rilliet sobre la accion de las dósis muy débiles, manifiesta una viva
impaciencia por ver resueltas las cuestiones de posologia, y dice:
«Es preciso que la discusion se establezca sobre este punto de una
manera categórica. La oscuridad que se deje sobre esto, puede tener
consecuencias mas tristes en el espíritu de la ciencia que lo que á
primera vista aparece.»
El doctor Bossu dice por su parte: «¿Es necesario refugiarse con Mr.
Velpeau en la singularidad de los efectos de las pequeñas dósis de
los medicamentos sobre el organismo? Cuestion es esta que merece
una formal atencion y que está llamada á provocar, mas tarde ó mas
temprano, una esperimentacion concienzuda y sostenida de los
principales agentes terapéuticos.»
Y Mr. el doctor Diday esclama á propósito de las pequeñas dósis:
«Cuestion candente que se ha procurado evitar, pero que será
preciso abordar, mas ó menos pronto, con todo el cuidado que
exige.»
Es necesario muchas veces llegar á dósis tan débiles, que no tienen
otro elemento de conviccion que la propia esperiencia, la cual
demuestra bien pronto: 1.º que cuanto mas irritables y dotados de
fuerza de reaccion son los sugetos, tanto mas atenuadas deben ser las
dósis; 2.º que estas dósis, en las enfermedades crónicas, tienen una
accion de mayor duracion, hasta dos y tres semanas para algunos
medicamentos; 3.º que cuanto mas nerviosos, irritables y delicados
son los enfermos, menos regular y durable es la accion: «reaccion
fuerte y temperamento vigoroso son las condiciones mas
favorables;» 4.º que el punto mas esencial es la eleccion del
medicamento semejante.
Consagramos algunas líneas al tratar de cada medicamento para
indicar las dósis, por lo que ahora no entramos en detalles
posológicos. Esto no obstante, tanto aquí como despues, decimos
algo sobre los diversos grados de debilitacion y atenuacion de las
dósis; pero el que quiera mas detalles, le recomendamos la
Farmacopea de Jahr y Catellan. En esta obra hallarán todo lo que
concierne á la eleccion de las sustancias, su grado de pureza, las
cantidades determinadas para las atenuaciones, los procedimientos y
vehículos usados. No hemos querido hacer mas voluminosa esta
obra con nociones que se hallan fácilmente en otra parte, ni con la
descripcion de los caractéres físicos, químicos y de historia natural
mas ó menos familiares á todos.
Siendo la tintura ó alcoholatura la preparacion mas constantemente
igual en sus proporciones y en su grado de actividad, cuando se la
hace en tiempo conveniente y con las partes determinadas de las
sustancias usadas, la indicamos casi con esclusion de los estractos,
de los jarabes, de los polvos..... Para las sustancias salinas, minerales
y las que no se emplean disueltas en el alcohol, nos limitamos á la
preparacion que consiste en dividirlas por trituraciones sucesivas
con azúcar de leche, escluyendo todos los compuestos que no
permiten conocer la proporcion exacta de la sustancia y el grado de
su atenuacion. Desechamos con mas razon toda especie de mezcla y
todo medio accesorio capaz de alterar la accion del medicamento.
VI.—Accion química y dinámica del medicamento.
Es evidente que muchos autores, en odio al dinamismo, han elevado
hasta el absurdo sus pretensiones quimiátricas. Esplican la accion de
los medicamentos por sus efectos químicos sobre la sangre, sin
meditar que las dósis mas débiles, dósis que no pueden tener accion
mas que sobre la vitalidad y por esta sobre los líquidos y sólidos,
producen frecuentemente los mismos efectos, y aun mas prontos y
mas durables.
Una de las últimas memorias presentadas á la Academia imperial de
medicina, nos da un ejemplo. Quiere el autor esplicar la accion del
percloruro de hierro en el tratamiento de la púrpura hemorrágica, y
atribuye los efectos á su accion directa, es decir, química, sobre la
sangre. Es completamente un absurdo.
Se apoya, es verdad, en diversos autores y particularmente en BurinDubuisson, que es el que á su manera ha tratado con mas estension
del percloruro de hierro. Se imaginan que esta sustancia obra
justamente sobre los capilares en el sitio de la hemorragia (es
cuestion de hemorragias internas) como si se aplicase directamente
sobre los vasos abiertos de una úlcera ó de cualquiera otra solucion
de continuidad. Primeramente se administra este medicamento en el
estado de pureza, al interior: se le dilata despues en una gran
cantidad de líquido; se mezcla en seguida con los ácidos y
mucosidades de las vías gástricas; en fin, una vez absorbido, se
diluye aun en los humores que le sirven de vehículo; y si habia de
obrar químicamente, lo haria primero sobre las superficies de
absorcion, ó sobre la red de vasos que están en contacto inmediato
con él. Pueril es á la verdad insistir sobre este asunto, pues apenas se
comprende cómo se puede adoptar semejante opinion, mas bien que
reconocer la accion especial y vital del medicamento, su accion
dinámica sobre el sistema nervioso, por la cual son modificadas
muchas veces con increible rapidez las condiciones vitales de los
órganos que son el sitio de la hemorragia.
Las mismas consideraciones pueden servir para establecer la
verdadera accion del hierro en la anemia. Esta accion es de tal modo
vital, que el medicamento obra soberanamente, lo mismo, y mas
particularmente á dósis muy débiles. Por otra parte el hierro no cura
todas las anemias hasta donde es necesario.
La esperiencia obliga á reconocer una anemia paludiana, mercurial,
sifilítica, escrofulosa y la cancerosa.
.... Hay mas de un medicamento distinto que goza de mas eficacia
que el hierro en las diversas anemias. No está demostrado, ha dicho
Mr. Claude Bernard, que la causa de la clorosis resida en la falta de
hierro en la sangre. Muchos trabajos modernos tienden á probar, y
Mr. Reveil lo ha demostrado, que á pesar de la disminucion de los
glóbulos de la sangre, esta contiene las mismas proporciones de
hierro; justa y racional es la tésis que sostenemos, á saber: que la
accion dinámica del medicamento produce los efectos que se
atribuyen falsamente á su accion química, no solo en las
circunstancias ordinarias, sino aun en aquellas para las que se han
dado las esplicaciones que combatimos, y en otras de este género.
Separamos sin embargo los casos en que el medicamento suministra
moléculas á la absorcion y tiende á modificar las cualidades
químicas de los líquidos y los sólidos, por una accion que
llamarémos alterante ó reconstitutiva, pero unida necesariamente á
su accion dinámica, la única quizá que será admitida algun dia,
porque puede bastar á esplicar la accion alterante por la
modificacion favorable de las condiciones vitales de la hematosis.
Al hablar de la accion de los medicamentos, nos servimos de las
palabras dinamismo, efecto dinámico, con las que queremos dar á
entender, no una fuerza pura en accion, sino una fuerza que no es ni
puede estar separada de la materia. Hace diez años dijimos, que las
moléculas asimiladas, una vez sometidas á la fuerza vital, no perdian
ni su individualidad, ni la vitalidad ó propiedades químicas, y que la
propiedad del medicamento era un compuesto de su dinamismo
especial y de sus moléculas; que de aquí la necesidad de admitir, no
el dinamismo puro segun la idea que suscitara la palabra, sino una
accion vital y molecular, una accion dinámica sobre la sensibilidad y
contractilidad (efecto nervioso), y sobre los líquidos y los sólidos
(efectos sanguíneos y alterantes).
Es evidente que las moléculas de un medicamento llevan su accion,
por medio de la absorcion, hasta los últimos elementos orgánicos, es
decir, hasta las fibras y las celdillas rodeadas de una atmósfera
nerviosa y vascular. En estos elementos es donde se verifican los
fenómenos íntimos de la vida al contacto de las últimas
ramificaciones nerviosas y vasculares. En estos elementos es donde
tambien suceden las acciones medicamentosas dinámicas, teniendo
por base la molécula orgánica y por agente la molécula
medicamentosa; acciones que no pueden por consiguiente en caso
alguno ser químicas como se viene admitiendo de que los
medicamentos pueden serlo en las primeras vías ó en la superficie de
los tejidos con los que se ponen en contacto, por sus masas mas ó
menos divididas, con la materia de los sólidos y de los líquidos.
No nos hemos distraido de hablar del medicamento como agente
dinámico, por ocuparnos de las propiedades evacuantes, derivativas,
etc..... de algunos de ellos. No hemos dicho nada de los medios
domésticos tan útiles algunas veces. El baño tibio, y en general el
agua templada, en tisana, lavativas y fomentos, calma el eretismo,
relaja la fibra y dispone al organismo á recibir la accion de un
medicamento destinado á combatir una congestion, á regularizar los
movimientos vitales.
El agua fria en locion, lavativa, infusion, ó aplicada por medio de un
lienzo empapado, en pediluvios, y aun por inmersion instántanea,
estimula la reaccion, disipa el frio de una manera durable, entona la
fibra, fortifica los tejidos y los escita. Muy frecuentemente las
cataplasmas pueden ser reemplazadas por compresas humedecidas
incesantemente con agua templada ó fria, ó de una solucion del
medicamento dado al interior.
Se puede tambien en algunos casos recurrir á la accion de ciertas
aplicaciones que por la rubefaccion cutánea que producen, pueden
ayudar á la medicacion interna y regularizar la reaccion.....
Aunque limitamos considerablemente los casos en que una
revulsion, una evacuacion...... parecen útiles, estamos muy distantes
de condenarlas de un modo absoluto: estos medios indirectos son á
veces necesarios á falta de un medicamento directo y bien
semejante.
Una observacion mas relativa al régimen. Importa arreglar la
alimentacion desde el momento en que pueda ser conveniente.
Todos sabemos la importancia del régimen en las enfermedades
crónicas. Pero recomendamos á los que sean muy severos, que
atenuen sus exigencias, pues hay mas que temer de las innovaciones
muy bruscas en las bebidas y alimentos habituales.
La dieta no debe ser muy severa, porque importa no perjudicar á la
accion del medicamento por las simpatías de un estómago cuyas
fuerzas, estando libres, reaccionan dolorosamente sobre otros
aparatos. Es conveniente que los jugos gástricos no permanezcan
mucho tiempo sin sufrir algun trabajo de digestion por la ingestion
de alimentos adaptados al estado del enfermo. La leche es con
frecuencia un medio de restablecer la salud. El instinto que impulsa
al enfermo á desear tal ó cual especie de alimentos, no debe mirarse
con indiferencia.
La dieta prolongada mas allá de los justos límites, determina algunas
veces en las afecciones febriles fenómenos atáxicos y pútridos. Es
de observacion que las heridas y las lesiones tratadas tan felizmente
por el árnica, se curan tanto mas pronto, cuanto menos severa ha
sido la dieta; la fiebre misma en lesiones graves se combate y cura
con mas seguridad, si se ha tenido el cuidado de dar á intérvalos
convenientes una alimentacion ligera, como la sustancia de pan, para
ocupar lo menos posible las fuerzas especiales del estómago y del
tubo digestivo. En este caso es preciso fiarse del medicamento.
Pero no nos hemos propuesto redactar preceptos que se hallan en un
gran número de obras especiales, ni dar reglas higiénicas ó
dietéticas.
Entremos en materia.
TRATADO
METÓDICO DE MATERIA
MÉDICA Y
DE TERAPÉUTICA.
ACÓNITO (Aconitum).
§ I.—Historia.
Planta de la poliandria triginia de Linneo; de la familia de las
ranunculáceas de Jussieu. Esta familia tiene muchas especies casi
igualmente activas, y sus propiedades bastante semejantes; pero solo
se ha estudiado el acónito napelo, y á él dedicamos este capítulo.
Mucho se ha escrito sobre el acónito; pero en nuestro concepto, solo
la escuela hahnemanniana le ha tratado de una manera completa.
Para convencerse, basta leer las páginas que le ha consagrado
Giacomini. Mr. Trousseau hace de él un simple estupefaciente ó
narcótico, á pesar de la multitud de hechos que patentizan sus
propiedades antiflogísticas y antineurálgicas, así como su estensa
esfera de accion. La ciencia posee otros trabajos muy juiciosos, pero
sus autores no han pretendido estudiar mas que una parte de las
propiedades de este medicamento. Tal es Mr. Imbert Gourbeyre,
que, en una escelente memoria, considera al acónito tan solo como
antineurálgico.
Aunque el acónito ha sido usado en todos tiempos, las
observaciones de los antiguos son poco seguras para estar ciertos de
la identidad de la planta empleada. Es preciso llegar á Stoerk para
obtener las primeras observaciones sobre este medicamento. Este
práctico llama vivamente la atencion de sus contemporáneos sobre
el acónito, que administra como igual á la cicuta, en las afecciones
reumáticas y aun en tumores escirrosos. Desde entonces, el acónito
ha sido empleado por muchos médicos, pero en multitud de
enfermedades diferentes. Hahnemann le somete á esperimentaciones
sérias en el hombre sano y las comprueba despues en la práctica. Él
es el que determina mas exactamente sus propiedades, dotando á la
terapéutica de uno de sus agentes mas usados. Staps, Ruckert,
Wahle, Baldriani, Devay, Pereira y otros muchos han contribuido
bastante á este resultado. En medio de documentos de todo género,
no podriamos limitarnos á un estudio práctico, adoptando una
division que nos permita utilizarlo todo, sin separarnos de la
concision que nos hemos impuesto.
La accion del acónito no ofrece el desarrollo continuo de efectos que
se puedan comparar á una enfermedad completa y que deba
oponerse á los síntomas de la misma en el órden sucesivo de su
aparicion. Esto parece que obliga á atenerse al método empleado por
los esperimentadores; pero no se opone á que se reunan los
elementos por un sistema de racional apropiacion del medicamento á
la enfermedad, agrupando los síntomas por funciones y aparatos,
refiriéndoles á su orígen y marcando los que caracterizan su accion.
Mas si las enfermedades complejas no hallan en el medicamento el
conjunto de síntomas segun su evolucion sucesiva, no por eso dejan
de estar en correspondencia con él en algunos de sus períodos que
pueden determinarse. En cuanto á las enfermedades simples, están
fielmente representadas en algunos grupos sintomáticos del
medicamento apropiado.
§ II.—Efectos fisiológicos.
El acónito abraza en su inmensa esfera de accion un gran número de
afecciones ó de períodos de enfermedades. Es el medicamento mejor
adaptado al elemento inflamatorio, al elemento fluxion sanguínea y
á la hiperemia arterial; y quizá, en todos sus diversos síntomas y
hasta en sus especialidades, afecta al árbol arterial de una manera
hiperesténica.
Muchos autores le atribuyen el aumento de la actividad de las
arterias y la hemitis. Algunos estienden su influencia al sistema
fibroso cuya vitalidad exalta; Rau nos da de la hiperestenia arterial
del acónito una esplicacion que me parece convendria mejor á otros
medicamentos. Cree que proviene de que no obrando el acónito
sobre el sistema venoso, resulta un éstasis sanguíneo en los vasos de
esta parte del sistema circulatorio, ó una congestion pasiva de los
capilares.
Tampoco han faltado médicos eminentes que asignen á la
inflamacion una falta de vitalidad y de tono del sistema sanguíneo,
aun el arterial; la fiebre para estos no es mas que un signo de
debilidad de la vida, relativamente á la potencia de la causa
morbosa. Esto es opuesto á lo que pretende la escuela vitalista en sus
opiniones sobre la reaccion; todo lo cual nos importa poco.
La accion del acónito sobre el corazon y el sistema arterial se
manifiesta en la universalidad de sus síntomas con una persistencia
notable, que tambien se halla en el fondo de otros medicamentos con
diferencias de forma que les son peculiares. Ello es que esta accion
se manifiesta por el intermedio del sistema nervioso. Así se esplica
que el medicamento pueda compararse á la causa morbífica, porque
todas las afecciones morbosas son unas, como las afecciones
medicamentosas, por la unidad del sistema nervioso y el consensus
funcional: Est tamen una ei eadem omnium morborum forma et
causa.
Es lo cierto que los síntomas del acónito en general demuestran una
espansion inseparable del orgasmo sanguíneo y de la sobreescitacion
del sistema arterial, y que esta exaltacion de la vitalidad procede de
dentro á afuera; no es menos verdadero que una parte de sus
síntomas denotan una debilitacion de la vida, no pura y simple, sino
acompañada de irritacion y de tension con contraccion. Este doble
movimiento de espansion y de concentracion se halla en todos los
medicamentos en diversos grados de intensidad, como lo verémos,
con la diferencia, que la espansion y el movimiento á la periferia
dominan en unos, como en el acónito, belladona, etc., y que en
otros, como en el arsénico, ácido fosfórico, etc., es la concentracion,
la acumulacion de la actividad vital sobre los centros la que
prepondera. Estos movimientos de espansion y de concentracion no
varian tan solo en intensidad para cada medicamento, sino que
ofrecen orígenes distintos, relaciones singulares con ciertos aparatos
orgánicos, lo cual es comun á la accion de todos los medicamentos,
y lo que les aproxima por un carácter tan decidido de la accion de las
causas morbosas.
La fiebre del acónito ofrece tal aspecto, que cualquiera creeria al
organismo bajo la influencia de un esceso de electricidad que se
acumulase en la periferia ó sobre las superficies internas, las
mucosas.
Esta observacion, que es sin duda prematura en el estado actual de la
ciencia, se adapta de diversas maneras á todos los medicamentos
piréticos, y quizá encierre la solucion de las dificultades que se
esperimentan en referir á un estado orgánico ó funcional
determinado, las variaciones que sufren las secreciones en sus
cualidades físicas y en su composicion química. Así es como la
saliva es algunas veces ácida y el sudor alcalino, lo cual es lo
contrario del estado normal. Pero si la piel representando el polo
positivo da productos ácidos, y las mucosas funcionando como el
polo negativo dan productos alcalinos, ¿no habria inversion de los
polos, cambio de electricidad, cuando los productos sufren una
alteracion igual? ¿Y no podria tenerse á los medicamentos como
modificadores de este estado? Abandonamos estas ideas al lector sin
detenernos mas ni volver á reflexionar sobre ellas, aun cuando
muchos medicamentos se prestan á hacerlo: así pues, los sudores son
siempre ácidos cuando el conjunto de síntomas exige acónito; los
sudores dulzosos y alcalinos no son nunca de su competencia, y
corresponden perfectamente á la brionia. Repetidas veces hemos
hecho observaciones de este género. Las deyecciones coléricas nos
han parecido completamente neutras, y constituyen uno de los mas
notables caractéres del eléboro blanco.
La indicacion esencial del acónito se funda en que la afeccion
morbosa que le corresponde, tiene su punto de partida al interior.
Que la fiebre exista ó no con localizacion de la inflamacion, la pars
mandans está siempre en la impresion recibida por los centros
nerviosos y trasmitida al corazon. Esto es lo que hace tan importante
al acónito en casi todas las fiebres, y por lo que tiene el sobrenombre
de antiflogístico por escelencia, y esto es lo que le diferencia
positivamente de la árnica.
Las causas de las enfermedades en las que el acónito es mas útil,
confirman la importancia de este dato y la naturaleza de su accion
electiva sobre el sistema circulatorio. Estas causas son: una
escitacion moral caracterizada por un movimiento de concentracion
al que suceden la espansion y el reflujo de la sangre á la superficie,
como el espanto y la indignacion contra los cuales se rehace; la
accion de un viento frio y seco que concentra la actividad sobre los
centros y provoca su accion espansiva; el temperamento sanguíneo,
una vida animal y de inercia, una alimentacion muy nutritiva, la
juventud y la adolescencia.
Las causas de las agravaciones, tales como el vino, el tacto, el
movimiento, aun el de inspiracion, cualquiera movimiento de la
parte afecta, el calor, el aire de las habitaciones cerradas, el ruido y
una luz muy viva están en los mismos casos. Las causas contrarias,
como el aire fresco, la espiracion, la distraccion, el reposo, el
silencio y la calma, alivian.
Los síntomas conocidos del acónito se prestan mejor que ningun
otro medicamento á la division en estado prodrómico, agudo,
sobreagudo y crónico. Esta division surge naturalmente de la accion
especial y progresiva del medicamento sobre la economía. Su
primera impresion sobre el sistema nervioso comprende un gran
número de síntomas que corresponden al período prodrómico de la
mayor parte de las enfermedades febriles; su accion sobre el sistema
sanguíneo representa su período agudo, y su accion consecutiva
sobre el sistema nervioso, es decir, la afeccion de los centros bajo la
influencia de las alteraciones generales suscitadas en el organismo,
responde al período nervioso ó sobreagudo de algunas fiebres. Por
su accion diatésica en fin, el acónito ofrece síntomas análogos á los
de varias enfermedades crónicas.
Verémos despues medicamentos cuyos síntomas ofrecen poca ó
ninguna analogía con el período prodrómico de las enfermedades
agudas; que otros tampoco la tienen con el período maligno ó
crónico; así es que cada agente terapéutico tiene su especialidad;
cada uno corresponde á una ó mas fases diferentes de la enfermedad;
cada uno manifiesta una esfera de accion mas ó menos estensa; y el
medicamento que mejor corresponde á la agudeza de tales
afecciones piréticas, no siempre está en analogía con la malignidad ó
alguna otra faz ó período de la enfermedad.
Cuando la materia médica agrande el círculo de sus estudios, no
tanto en la adquisicion de agentes nuevos, como esperimentando
mejor los que ya posee, estenderá considerablemente la esfera de
accion y precisará mas sus indicaciones. Hé aquí pues el objeto de
nuestra obra, tan difícil y aun atrevida quizá, pero que se ha hecho
necesaria, y que facilitarán su redaccion los mas completos
materiales: en atencion pues á nuestro buen deseo y á las inmensas
dificultades que nos hemos esforzado en vencer, juzgamos serán
motivos justos para escusar sus muchas imperfecciones, y que
agradecerán sin duda su publicacion los médicos interesados en el
progreso de este ramo tan atrasado de nuestros conocimientos, el
mas importante, la terapéutica.
§ III.—Efectos terapéuticos.
1.º Estado prodrómico.—Por variados que sean los síntomas
nerviosos del acónito, tienen relativamente una marcha mas
constante que en otros medicamentos, y una fijeza de accion mas
pronunciada. Este carácter de fijeza se hace aun mas notable en sus
síntomas flegmásicos (período agudo), nuevo motivo para referirle
al elemento inflamatorio.
Distinguimos en las enfermedades dos especies de fenómenos
nerviosos: los de los prodromos debidos á la impresion de la causa
morbosa, y los que suscitan las simpatias de los órganos
profundamente atacados, ó la afeccion de los sólidos y líquidos que
reaccionan sobre los centros nerviosos. Estos dos órdenes de
síntomas tienen sus análogos en el acónito y en otros varios
medicamentos. Los primeros pertenecen al período prodrómico, y
los segundos al sobreagudo y diatésico. Veamos los primeros.
El frio y calosfríos cutáneos del acónito son esteriores, pero
precedidos de indisposiciones internas, de bocanadas de calor y de
frio procedentes del interior. Estas sensaciones internas que se
desplegan en la superficie, en frio mas ó menos intenso con
azulamiento limitado de los dedos de las manos, sin impresiones
lineales en los miembros, se prolongan por algunas horas, rara vez
por dias, hasta que el sistema circulatorio empieza á intervenir
activamente. El espasmo contractivo de los capilares determina el
éstasis sanguíneo en la periferia, éstasis eminentemente activo y
espasmódico. Los vasos arteriales y el corazon mismo sufren una
tension contractiva de sus túnicas musculares y fibrosas, que
comunica al pecho un ritmo seco, tenso, y provoca palpitaciones,
ansiedades precordiales, síncopes.
Todo en la economía está vinculado al espasmo central; el cerebro
por el vértigo, la sensacion de vacilacion, de contusion, de tirantez;
el estómago por sensaciones análogas y por náuseas; el sistema
muscular por su debilidad, su endolorimiento, sus dolores erráticos y
su lumbago; la piel por su frio, su palidez, su sequedad; las mucosas
en fin, por la aridez ó sus flujos espasmódicos. El moral produce la
inquietud por la instabilidad de las ideas, la falta de atencion;
despues sobrevienen ensueños angustiosos, delirio, ó ideas fijas muy
tristes.
Los síntomas de parálisis que se hallan entre los efectos del acónito,
proceden de varios casos de envenenamiento, que admitimos y
mencionamos desde este momento, aunque sus análogos
sobrevengan en un estado agudísimo ó crónico, porque entran en su
esfera de accion como efectos de congestiones activas en los centros
nerviosos. La esperimentacion en el hombre sano solo contiene los
rudimentos tales como prurito con adormecimiento, sensacion de
pesadez, convulsion, calambres.
No sucede lo mismo con los vómitos. Estos síntomas del acónito
pertenecen todos á hechos tóxicos, y no podemos ver en ellos mas
que esfuerzos eliminadores ocasionados por fuertes dósis.
Reconocemos que el espasmo del estómago se eleve algunas veces
hasta el vómito en el estado prodrómico, y que este mismo
fenómeno se produzca por otra causa, la congestion por ejemplo,
sobre el estómago, en los períodos prodrómico y agudo. Acaso sea
necesario referir á esta categoría de síntomas la sensacion de frio en
el estómago, mientras que la ansiedad, la opresion, la angustia, el
pulso pequeño y contraido, aunque debidos á intoxicaciones,
pertenecen á la accion dinámica del acónito por sus congestiones y
su accion sobre el corazon.
En los niños dominan los fenómenos convulsivos en el período
prodrómico de las fiebres: este estado de eretismo espasmódico
existe tambien en las personas muy nerviosas, aunque en estas hay
menos regularidad en el desarrollo de los síntomas; en casos de esta
especie es en los que el acónito cura afecciones para las que la
manzanilla ha sido ineficaz, aunque este medicamento
eminentemente nervioso parezca estar mejor indicado. En las
personas muy linfáticas y de constitucion floja, el acónito tiene
menos accion y desenvuelve menos síntomas nerviosos.
La grande utilidad de este medicamento está en las enfermedades
febriles de la infancia en la que el sistema nervioso nunca está
completamente dominado por el sanguíneo; en esa edad de la vida
vegetativa que precede á la del sistema arterial. El acónito está tanto
menos indicado en el viejo, cuanto mas predomina el sistema venoso
y con él los síntomas de una descomposicion incesante é irreparable.
Entre estas dos épocas de la vida, hay una, en la que la circulacion
arterial goza de toda su plenitud de accion desde la pubertad hasta la
edad madura. En la pubertad sobre todo, esperimenta el organismo
la necesidad de una sangre mas rica y mejor oxigenada: el pulmon se
hace el centro de una grande actividad, ó de una formal indicacion
del acónito en casos dados, hasta el momento de la edad madura en
la que la actividad vital pasa al aparato digestivo.
En todo este período floreciente de la vida, el sistema nervioso mejor
arreglado por una hematosis mas perfecta, se sostiene con menos
turbulencia en los límites de una marcha regular hácia la solucion de
la enfermedad; á los síntomas prodrómicos suceden los fenómenos
febriles. El aparato cérebro-espinal, que es el primero que sale del
entorpecimiento, es el último que entra en la calma de una accion
tan poderosa y reguladora como conveniente á las últimas
evoluciones de la vida vegetativa.
Pero prescindiendo de todas estas consideraciones, el acónito es uno
de los mas poderosos agentes de curacion en un gran número de
enfermedades agudas durante su período de concentracion y
espasmo, en aquel período en que el sistema nervioso es el único
que parece está en accion, y es tambien el mejor medio abortivo de
ese mismo período, y por consiguiente, preventivo de los siguientes.
La designacion de estas enfermedades la harémos en el párrafo
siguiente. Agreguemos, que si el acónito no se opone siempre á su
desarrollo, contribuye al menos á regularizar su marcha, y que es útil
para prevenirlas y para prevenir hasta esas fiebres temibles cuyos
prodromos se adaptan á sus síntomas y tienen su punto de partida en
los centros; esto es seguramente lo que la esperiencia ha debido
enseñar á todo médico familiarizado con el uso de este
medicamento.
Las impresiones morales violentas en fin, como la cólera y el
espanto, entran en su esfera de accion, porque siendo su efecto el de
operar una concentracion sobre el cerebro ó el corazón, el alma se
reacciona por un movimiento de indignacion, de venganza ó de
valerosa resistencia. A falta de esta resistencia, el opio reclama la
curacion.
Una congestion pasiva con estupor y estancacion sanguínea que
proceda de otra causa, no es del recurso de acónito. La apoplejía
misma no halla en él un agente curativo, cuando árnica solo es
preferible en sus prodromos frecuentemente despreciados,
desapercibidos ó muy rápidos; pero vuelve el acónito á tener lugar
en el tratamiento, cuando habiéndose vencido con otros medios la
congestion, el corazon toma su influencia activa; en este caso,
árnica ó algun otro modificador mejor apropiado, debe asociársele
generalmente.
2.º Estado agudo.—El estado agudo de una fiebre francamente
inflamatoria escluye el predominio de los fenómenos nerviosos que
caracterizan los prodromos. Desde el momento en que el estado
espasmódico primordial termina sus calosfríos, el árbol arterial entra
en accion simpática, y la participacion del corazon resume la
afeccion, domina la escena.
Despues de mas ó menos tiempo de duracion de los calosfríos, las
bocanadas de calor que salen al esterior se hacen mas frecuentes, se
presenta la cefalalgia, se pronuncian mas algunos síntomas gástricos,
desaparecen los dolores erráticos, se calienta la piel, la rubicundez
reemplaza á la palidez, y las horripilaciones y la incomodidad dan
lugar á una sensacion de bienestar y de calor halituoso, á veces
ardiente, pero menos intenso que lo que por su fuerza se pudiera
creer.
Conveniente es observar que el calor interno se estiende
rápidamente á la superficie siguiendo los gruesos troncos arteriales y
las partes mas vasculares. El pecho y cabeza no tardan en ponerse
ardorosos y aun verse amenazados de congestiones peligrosas. A
medida que la accion espansiva se regulariza, los fenómenos locales
se disipan, ó mas bien todo el sistema vascular capilar se
congestiona uniformemente, y la tension de la fibra se apodera de la
turgencia sanguínea. Los síntomas varian poco en los primeros
instantes de una congestion inflamatoria sobre una víscera ú órgano
cualquiera, pero ofrecen particularidades cada vez mas perceptibles
á medida que el órgano se afecta, hasta que la flegmasía se
desarrolla con todo el acompañamiento de síntomas.
Esta regularidad en el desenvolvimiento de los síntomas febriles del
acónito es tal, que la enfermedad aguda que se separa notablemente
de ella, no corresponde á este medicamento. El acónito, ha dicho
Hartmann, se dirige perfectamente á los síntomas nerviosos que
despiertan el consensus del sistema arterial y le dominan en el
estado normal. En este sentido, el acónito resuelve los espasmos
como la fiebre: febris solvit spasmos. Sin embargo la influencia del
sistema nervioso continúa haciéndose sentir en el carácter activo de
los fenómenos y en un estado de tension de la fibra, tanto mas
marcada, cuanto mas próxima se la observa á la época del estado
espasmódico primitivo. Esta tension es la que, al parecer, tiene como
comprimidos los conductos de la periferia. Ningun medicamento,
escepto la brionia en algunas ocasiones, es mas propio que el
acónito para provocar y apresurar el que estalle. Su uso en semejante
caso, es seguido de un sudor que alivia y que es con frecuencia el
precursor de un sueño reparador; sudor bien diferente del que se ha
observado en algunos envenenamientos por el acónito, y que es
debido, mas que á su accion armonizadora, á los esfuerzos
eliminadores de la economía.
La flojedad subsiguiente al uso de este medicamento es tanto mas
pronta y útil, cuanto mas próximo se halla el enfermo á la edad
adulta, en la que la organizacion goza de la plenitud de la vida y de
toda la energía del sistema sanguíneo. La vida en el niño es
ciertamente mas espansiva, pero se dirige lo mismo á la cabeza que
á la piel; en el viejo, los movimientos vitales se dirigen al interior, á
los órganos secretorios, y sus condiciones patológicas son opuestas á
las del niño. Esto esplica el por qué la misma fiebre que con solo
acónito se puede curar en el adolescente y el adulto, se ha de ayudar
su accion con belladona, manzanilla ó café, en el niño segun el
grado de predominio nervioso, ó reemplazarle por la nuez vómica y
el arsénico en los viejos.
Creemos haber dicho lo bastante para que el lector aprecie la
utilidad del acónito en las rápidas indicaciones siguientes.
El acónito es el medicamento mas importante de las afecciones
inflamatorias, esténicas, y de los órganos mas dotados de sangre
arterial; aquellos en que domina la fibra muscular son del dominio
de árnica, y se modifican especialmente por la pulsatila, si abunda
la sangre venosa, y así sucesivamente para otros casos segun el
carácter particular de cada medicamento en su propiedad pirética y
flogística.
La plétora simple por esceso de hematosis no es, como se ha dicho,
propia del acónito. Es necesario para que este medicamento sea útil,
que la plétora sea irritativa, arterial, mas bien por esceso de
oxigenacion de la sangre en el pulmon, que por esceso de
quilificacion: esta plétora del acónito afecta mas especialmente el
pulmon izquierdo y el corazon; su efecto es casi nulo en el esceso de
la hematosis, porque estiende su accion igualmente á la
sanguificacion que á la vida vegetativa. La plétora general con
movimientos tumultuosos del corazon, congestion caliente de los
capilares y una especie de seudo-adinamia, no corresponde al
acónito. Este es uno de los casos raros en que es conveniente la
sangría depletiva, con la condicion de que se emplearán
inmediatamente despues los medios higiénicos y terapéuticos
capaces de prevenir este insidioso estado y de oponerse á la
costumbre tan fatal de las sangrías.
Aparte de todo, la plétora es el efecto de una diátesis, en la que la
primera es el síntoma general ó local de un estado morboso, de una
afeccion especial. Las manifestaciones, ya de sangre, ya de bilis, ya
de linfa, equivalen á un estado morboso con predominio de bilis, de
linfa, de sangre. La lanceta no prueba mas la verdad de la poliemia,
que el purgante la de la policolia. No se debe atener el médico al
efecto, sino remontarse á su orígen, á la discrasia; pues si algunas
veces, volvemos á decirlo, se necesita la sangría por la urgencia de
los síntomas, preciso es no perder de vista que solo es un medio de
llegar á los que combaten la disposicion discrásica y dinámica del
organismo.
El acónito no es en general análogo de las fiebres y flegmasías mas
que en sus prodromos y en el estado de simple agudeza ó de
formacion de las congestiones activas. Deja de estar indicado desde
que la congestion se ha localizado y que se prepara un trabajo de
trasudacion, de hepatizacion, una alteracion cualquiera de los
líquidos ó sólidos. Es sin embargo cierto, que este medicamento
goza algunas veces en el período agudo de una facultad abortiva
disipando la congestion antes que se desenvuelva una lesion.
Las congestiones activas recientes, ó en vía de formacion, se
manifiestan por los síntomas generales nerviosos, espasmódicos, y
sanguíneos de la reaccion, por la tension de la fibra, por la alteracion
del órgano afecto y la laxitud, por el calor exagerado de la parte, por
la tumefaccion, por los dolores tensivos y dislacerantes,
frecuentemente acompañados de palpitaciones y ansiedad. Tales son
tambien los síntomas correspondientes al acónito, salvas algunas
escepciones favorables á las personas muy nerviosas é
impresionables. En estas personas, por pequeña que sea la irritacion,
y aun por poco estendida que esté á la membrana mucosa, da lugar á
síntomas generales en los que el sistema nervioso juega el principal
papel: como laxitud, dolores agudos, calosfríos, espasmos; el
acónito no deja de estar indicado en ellos, aunque la afeccion local
no tenga grande importancia por sí misma.
El éstasis sanguíneo en un órgano flogoseado no está en relacion
terapéutica con el acónito; porque unas veces el entorpecimiento
nervioso existe por esceso ó por debilidad de la vitalidad, en cuyo
caso los medicamentos indicados son: arsénico, opio, centeno
cornezuelo; en otras, es por la irritabilidad de la fibra, la cual
reclama árnica; en otras, en fin, los tejidos se alteran, se forma un
nuevo producto, y segun las circunstancias, pueden estar indicados
la brionia, el azufre ó el fósforo.
Por otra parte, las congestiones y las flegmasías deben ser tratadas
en general con relacion á la causa, aunque sin perder de vista el
cuadro sintomático. A ninguna enfermedad se adapta mejor esta
observacion que á la hepatitis producida por un acceso de cólera ó
una alteracion moral violenta. El acónito en estos casos debe
asociarse á otros agentes tales como la manzanilla y la brionia.
La atencion que debe prestar el médico á las causas morbosas, se
estiende á todas ellas, como lo hemos indicado ya en la
introduccion. Es tan importante la consideracion de la causa, que sin
ella, la ley de la similitud está mal establecida. Todos los dias
tratamos toses, diarreas, neuroses, congestiones y fiebres, con
medicamentos apropiados á las causas, con mas principalidad que á
sus síntomas aparentes, como sucede por ejemplo en las emociones
morales, en el enfriamiento, en la insolacion, en la cólera, nostalgia,
etc.
Estraño es por lo menos que hombres que deben estar al corriente
del progreso terapéutico, acusen á los homeópatas de no tener jamás
en cuenta las causas, por atenerse tan solo á los síntomas de las
enfermedades que tratan. No es esta sola la acusacion que se dirige á
los homeópatas, pues Mr. Trousseau se entrega al vano pasatiempo
de relegar la homeopatía entre las doctrinas desechadas. La cuestion
de las causas no es ciertamente cuestion de homeopatía, sino de
medicina y del arte de curar. No tenemos, no, la pretension de
colocarnos como campeones de Hahnemann, ni de erigirnos en
críticos de un sistema; solo abrigamos el deseo de apreciar fielmente
los trabajos de nuestros antepasados y de observar atentamente el
movimiento de la terapéutica. Volvamos á nuestro objeto.
Para determinar con exactitud los casos de susto y de cólera propios
de acónito, es necesario recordar que el espíritu debe reaccionar por
un sentimiento afectivo cualquiera, porque la pasibilidad relegaria
estos casos á las atribuciones de otros medicamentos. La reaccion
del moral disipa el abatimiento físico, vuelve las fuerzas, apresura la
solucion de la concentracion y conduce á una espansion febril. El
acónito se opone entonces eficazmente á toda localizacion,
generalizando primero el movimiento espansivo y debilitando
despues la sobreactividad de la circulacion.
El papel activo del acónito le escluye del tratamiento de las
congestiones pasivas y de todas las flegmasías y fiebres de carácter
adinámico ó de postracion, como sucede en las neumonías de los
viejos y en la fiebre tifoídea en su segundo período; así como
tambien su especialidad de accion no corresponde al tratamiento de
la metritis puerperal, de la flebitis y otras afecciones de este género.
Todas las inflamaciones de las mucosas y todas las flegmasías
propias del acónito son muchas veces fáciles de designar, y su
eficacia se comprende fácilmente en afecciones como la angina, la
amigdalitis, la gastritis, etc. Sin embargo, la inflamacion del oido no
le pertenece, como lo verémos estudiando la pulsatila; se comprende
tambien su eficacia en los períodos de invasion y agudo de las
enfermedades agudas. Entremos en detalles.
Corresponde á la pleuritis, neumonitis y á cualquiera otra afeccion
aguda del pecho, por la fiebre, la turgencia de la cara, las punzadas
en el costado, la tos dislacerante, y por el terror, la agitacion, la
ansiedad estrema, síntomas característicos de esas especies de
flegmasías en que la respiracion está comprimida. Su indicacion en
la neumonía no se estiende mas allá de los síntomas que manifiestan
una congestion mas ó menos violenta; porque los esputos rojizos
pertenecen á la brionia. Una neumonía, sin embargo, puede ser
parcial y renovarse sobre otro punto, mientras que la parte del
pulmon afectado primeramente, ofrezca un grado mas avanzado de
la enfermedad, lo cual esplica la necesidad de volver á veces al
acónito, si bien por poco tiempo.
En la simple pleuritis, este medicamento solo está indicado por la
fiebre y la fluxion local. El efecto debe ser pronto; y sin aguardar
mas de un dia, se debe recurrir al árnica ó á la brionia, generalmente
á este último, mas tarde ó mas temprano, para evitar la exudacion y
el que se formen falsas membranas. La pleuritis crónica reclama
generalmente el ranúnculo escelerado, la cebadilla y el sulfuro de
cal. Dirémos al efecto y con relacion á todas las fluxiones y
congestiones posibles, que cuanto mas activas y de sangre roja sean,
hasta el derrame plástico, tanto mas indicado está el acónito en su
principio; pero el tiempo de su uso será tanto mas corto, cuanto mas
rápida sea la marcha de la enfermedad.
Las afecciones catarrales reclaman el uso del acónito en aquellos
casos principalmente en que la flegmasía local domina á la fiebre,
pero con la condicion de que esta haya precedido, aun cuando ya no
exista. La tension, el eretismo, una cefalalgia obtusa, frontal, dolores
erráticos, sed y la sequedad de las superficies exhalantes le indican
suficientemente; y si la causa ha sido un aire frio y seco, el acónito
la combate con ventaja; todas las flegmasías están en este caso, hasta
el punto que si la pleuresía no reconoce esta causa, no es propia de
acónito.
Debemos confesar que se abusa de este medicamento en estas
especies morbosas, porque es raro que no ofrezcan alguna relacion
terapéutica; pero estas relaciones son mas propias de otros
medicamentos que obren sobre el sistema sanguíneo. La tos fuerte,
llena, por ejemplo, no es mas propia de él que la diarrea catarral ó la
otitis y la otorrea de la misma naturaleza. ¿No se ha dado
inútilmente el acónito en muchas bronquitis y gripes, que la brionia,
la cicuta, el mercurio y la escila hubiesen curado en menos tiempo?
Permítasenos una reflexion respecto á las bronquitis de los niños.
Cuando la tos es húmeda, tragan á veces masas considerables de
mucosidades que no saben espectorar, resultando un embarazo
gástrico para el que un ligero purgante es frecuentemente muy
oportuno, pues tiene la ventaja de desobstruir las primeras vías y
determinar una revulsion favorable sobre el tubo intestinal; pero una
dósis de emético en lavativa ó de vino emético, seria aun preferible
por los efectos especiales del tártaro estibiado.
Otra observacion más relativa á los niños. Desde que se observa en
los niños una tos que por sus accesos mas ó menos violentos con
ronquera en el intérvalo, se teme la invasion del crup, es conveniente
agregar el sulfuro de cal al acónito, alternándoles á intérvalos mas ó
menos aproximados. El acónito es, en fin, el primer medicamento
que se debe emplear en el crup sin insistir mucho, si en poco tiempo
no produce una mejoría sensible. La formacion de una simple
exudacion en las amígdalas le escluye formalmente; se debe recurrir
al mercurio, iodo, bromo, sulfuro de cal, á menos que no se prefiera
alternarle con la ipecacuana ó la brionia por algunas horas.
Los síntomas del acónito son análogos á los de la angina de pecho,
al asma de Millar, dolor violento detrás del esternon, en la region del
corazon, reproduciéndose por accesos. Esta afeccion está siempre
asociada á una sensacion de debilidad y á un vértigo que puede
elevarse hasta el síncope; el arsénico participa como el acónito de
los honores de la curacion. Hablamos aquí de esta neuralgia en
consideracion á su agudeza y á su sitio.
La peritonitis reclama acónito en su período de concentracion, con
ansiedad, calosfríos violentos, pulso pequeño y contraido, alteracion
de la cara. Es muy poco útil en el primer período, en el estado agudo
simple, á no ser que no se le ayude con otro medicamento mas
apropiado, y es menester aproximar las dósis sin insistir mucho.
Conviene mejor en la gastritis y enteritis que reclaman dósis
repetidas con insistencia, mientras que la enfermedad no se agrave, ó
por poco que se alivie, pues puede bastar por sí solo para triunfar,
cuando es simple; la colitis, cualquiera que sea, obtiene del acónito
muy pocas modificaciones favorables.
En las afecciones reumáticas, bien se puede decir que el acónito solo
es apropiado á la forma febril; se le puede administrar en el período
de agudeza, pero no es indispensable; la brionia llena la indicacion
de fondo, y muchas veces hasta de forma, es decir, que corresponde
á la naturaleza de la enfermedad, así como á su modo de
manifestacion. Citamos la brionia como un medicamento
generalmente indicado en estas afecciones, sin prejuzgar otros, tales
como: zumaque, nuez vómica, belladona, mercurio, quina, tártaro
estibiado, etc. En la electividad propia de los medicamentos, unos se
dirigen al corazon, otros á las membranas serosas, este á la cabeza,
aquel á los nervios espinales. Hé aquí algunos datos sobre las fiebres
reumáticas en el primer período, cuando el acónito puede disputar la
indicacion á otros medicamentos.
Desde los primeros síntomas de la invasion, cuando el diagnóstico
está aun indeciso, el acónito está indicado. Obra siempre muy bien,
cualesquiera que sean las partes afectadas: las membranas serosas,
los tejidos fibrosos y tendinosos ó aponeuróticos, con tal que haya
tumefaccion inflamatoria fija, ardores febriles, dolores lancinantes y
tensivos, pesadez y dolor por el movimiento y el tacto, y
sensibilidad esquisita de la parte. Pero cuando estos casos son
debidos á un principio gotoso, reclaman la quina, la sabina ó el
árnica, mientras que si el frio húmedo ó el contacto del agua es la
causa de la afeccion reumática, el zumaque venenoso ó la dulcamara
deberá administrarse prontamente en lugar del acónito; la brionia le
reemplaza frecuentemente ó le sucede bien pronto cuando hay
eretismo, dolor violento en la cabeza é hinchazon roja y lustrosa de
la parte afecta, acompañando á esto grande susceptibilidad y dolores
intolerables. El sudor en estos casos contraindica el acónito y
requiere mas bien mercurio, ó tártaro estibiado; el acónito
corresponde, en las fiebres reumáticas, si el calor es halituoso ó
madoroso todo lo más.
Omitimos hablar de una multitud de flegmasías en las que el acónito
solo cubre ó está indicado en el principio y primer período de
agudeza, pues juzgamos que el lector no olvidará los principios que
deciden su uso. Así pues, la inflamacion de los órganos en que no
abunda la sangre arterial, es poco ó nada análoga á este
medicamento: tal es la oftalmía, que para exigir acónito, debe
tomarse en sus prodromos, antes del estado inflamatorio, lo cual
sucederá rara vez. Mas la oftalmía franca ó catarral, que se puede
denominar erisipelatosa y en la que los tejidos próximos al ojo están
mas afectados que este órgano ó la conjuntiva, pertenece al acónito,
aun cuando bien pronto son otros los medicamentos oportunos.
El tratamiento de la mayor parte de las fiebres exantemáticas
empieza por la brionia ó por el acónito, segun la causa de su
especialidad espansiva y de su accion regularmente inflamatoria. La
belladona y la pulsatila tienen especialidades mas estensas que las
de los anteriores en iguales casos, y aun superan al acónito;
preceden por el contrario con ventaja el azufre, mercurio, zumaque
venenoso, staphisagria y brionia en las afecciones eruptivas febriles
en que estos medicamentos puedan estar indicados. La miliar febril
simple, y sobre todo la purpúrea, es muy propia de acónito, así como
algunas variedades pertenecen á la belladona y al zumaque. El
acónito es mas eficaz que la belladona en el tratamiento de la
escarlatina complicada con la púrpura, si bien es general alternarlos
en estos casos.
En las fiebres del dominio del acónito, el estado de tension de los
grandes vasos y del cerebro reacciona dolorosamente sobre el moral,
dando lugar al delirio agudo con ideas fijas que subsisten á pesar de
tener delante la realidad contraria, el coma vigil, la irritabilidad, la
ansiedad y el temor de la muerte. Este último síntoma tiene tanto
mas valor, cuanto mas robustas son las personas y mas bruscamente
acometidas de la enfermedad. El acónito corresponde á la
somnolencia debida á la congestion del cerebro y á una plétora
sanguínea de este órgano, pero no á la somnolencia efecto de la
anemia ó de un estado de asfixia; el insomnio reclama acónito
cuando reconoce por causa un eretismo con orgasmo sanguíneo que
puede dominar á la congestion cerebral ó precederla, y que una
violenta impulsion del corazon y la escitacion febril bastan para
esplicarla.
Se han hecho falsas aplicaciones del acónito en las afecciones
inflamatorias del bajo vientre, en las mujeres embarazadas, en las
personas dispuestas á hemorróides, mujeres que se hallan en la edad
crítica, en enfermos de neumonías, afecciones tifoídeas y en una
multitud de casos en que predominan la accion del sistema venoso,
la elaboracion crítica ó pútrida de la sangre, una inflamacion falsa,
un éstasis sanguíneo simulando congestiones flegmásicas,
afecciones todas con las cuales no tiene el acónito relacion alguna.
Este medicamento, repetimos, exige la participacion activa del
sistema arterial; pero, puesto que hemos escluido en general de su
accion las afecciones del bajo vientre y del útero, preciso es
establecer una notable escepcion, comprendida sin embargo en la
regla general. Esta escepcion es relativa á ciertas amenorreas
eréticas en jóvenes que aun no han contraido el hábito á
congestiones venosas, si así podemos espresarnos.
Suspendemos aquí el detalle de las indicaciones del acónito en la
inmensa tribu de flegmasías febriles, para terminar diciendo algo
sobre las hemorragias. Las que el acónito cura, son activas,
congestivas y eréticas, con fiebre, calor local, pulsaciones y pérdida
de una sangre roja que se coagula prontamente. Solo el árnica puede
disputar al acónito sus indicaciones hemorrágicas, especialmente
cuando predomina el eretismo, ó si no hay fiebre. Hay no obstante
indicaciones sacadas del órgano asiento de la hemorragia, como la
del estómago é intestinos, que exigen la nuez vómica y el arsénico;
la epistaxis se acomoda mejor al azafran y árnica; la metrorragia
prefiere la canela, la ipecacuana y la manzanilla. La hemoptisis
reclama siempre el acónito cuando hay fiebre, si es que no alterna
con árnica ó brionia, despues de su efecto sedativo sobre la
circulacion. Ya tendremos ocasion de hablar de otros medicamentos
contra las hemorragias, y se verá que hay algunos que gozan en
estos casos de una especialidad de accion muy notable, como son:
árnica, centeno cornezuelo, mil hojas, quina, los ácidos minerales
cuya accion en las hemorragias pasivas y pútridas ya indicarémos.
3.º Estado sobreagudo.—Ya sabemos que la utilidad de acónito en
este período de las fiebres es muy limitada. Por regla general,
cuando un enfermo ha llegado á este estado, es muy conveniente
prescribir una cantidad de acónito para tomarla en algunas horas y
por fracciones, á fin de debilitar la violencia de la fiebre hasta el
grado que sea dable en las atribuciones de este medicamento; el
acónito, en efecto, tiene entre sus síntomas algunos de los
característicos de las fiebres en su apogeo; su pulso llega por su
pequeñez y dureza al mas alto grado de agudeza; corresponde por lo
mismo á la gastritis y pericarditis sobreagudas; pero es preciso
usarle sóbriamente á fin de no dejar pasar los momentos en que
pueden jugar otros medicamentos mas directamente indicados.
Los síntomas mas graves del acónito son: grande ansiedad, angustia,
inmovilidad, mas bien que postracion ó adinamia; accesos de
desvanecimiento, con opresion momentánea de las fuerzas, con
atontamiento y fijeza de la mirada, cara pálida y aun hipocrática,
ojos hundidos, ó bien cara azulada, inyectada, sudor viscoso,
petequias: estos síntomas, repetimos, pueden indicarle si existen con
un estado erético; sin predominio de los fenómenos nerviosos ó
atáxicos, que la fiebre no haya tenido ni tenga irregularidad
estraordinaria en su marcha, y que los fenómenos locales ó
especiales hayan conservado la relacion de subordinacion con el
estado del sistema circulatorio.
Existen en esta época de la fiebre algunos síntomas característicos
que pueden conducir al uso de acónito, como la sequedad y el ardor
de la lengua y de la boca que disten de la fuliginosidad, las
exacerbaciones nocturnas, el sudor en las partes cubiertas, sensacion
á veces de frio interno, al que sucede otra sensacion de calor vivo; la
sequedad de las membranas mucosas es muy pronunciada, las orinas
sedimentosas, sed ardiente, pulso tirante y algunas veces pequeño y
frecuente.
4.º Estado crónico.—Que la fiebre disminuya de intensidad, ó que
pase al estado sobreagudo, ó que se prolongue retardando ó
prolongando una convalecencia mal determinada, el acónito puede
estar indicado, pero alternado con el licopodio, el azufre, ó algun
otro medicamento cuya accion se estienda hasta la fibra, hasta la
nutricion, hasta la plasticidad. Debilitada ó profundamente alterada
la vida por la enfermedad, reclama otra cosa que un simple
antiflogístico como el acónito; porque si la irritacion sanguínea que
subsista puede reclamarle, la indicacion vital que resulta del estado
general, debe llamar la principal atencion del práctico.
No es esto decir que no pueda ser útil aun en las lesiones orgánicas,
sino que será muy accidental y solo por la recrudescencia de la
inflamacion anunciada por calosfríos, incomodidades, calor y fiebre.
Las afecciones crónicas que corresponden á acónito son poco
numerosas, y tienen todas un sello febril ó de eretismo, como se ve
por los síntomas siguientes: irritabilidad moral, insomnio, síntomas
gástricos, piel amarilla y seca, cefalalgia habitual y supra-orbitaria,
movimientos congestivos en diversos puntos, ligeras epistaxis,
palpitaciones, deposiciones duras, negruzcas, pero con forma
regular, orinas encendidas y calientes, rigidez y sensacion como de
contusion en los miembros, pulso vibrátil y agravacion por la noche.
Las afecciones en las que menos indicado está el acónito, son:
caquexias y fiebres hécticas, frecuentes recidivas de irritaciones
mucosas, ya vaginales, ya bronquiales, en el engrosamiento de las
membranas y su adelgazamiento por la disminucion de la tonicidad á
causa de congestiones vasculares repetidas.
Se le cree eficaz por algunos síntomas en las leucorreas ligeras, en
las irritaciones uretrales, la flegmasía alba dolens y la eclampsia de
las recien paridas. Juzgamos que serán muy raros los casos de esta
especie en los que el acónito pueda ser útil. Lo mismo decimos de
las afecciones mentales con ideas fijas ó con alternativas de alegría y
desesperacion, ó con temor escesivo de la muerte.
Todos los síntomas de espasmos, preliminares de una afeccion
grave, corresponden mejor al acónito que á ningun otro, inclusos los
primeros momentos de una hernia estrangulada, aun cuando los
fenómenos de concentracion anuncien la participacion de los
grandes aparatos orgánicos en la lesion local, porque aun en este
caso, el acónito puede impedirlo; pero los momentos son cortos y
pocas veces está el médico presente.
Importante es apreciar el carácter de las enfermedades crónicas por
los conmemorativos y la etiología, como se ve por el siguiente
ejemplo: si un eczema situado en la pélvis, ó un dartro exudante, ó
si, en fin, un prurito vaginal con leucorrea hubiese desaparecido,
desarrollándose antes una gastralgia, y hay sed, dolor fijo,
lancinante, agravacion por el movimiento y el reposo, sensibilidad
en el epigastrio á la presion, el acónito podrá aliviar; pero para curar
es necesario dar los medicamentos indicados en la enfermedad que
desapareció.
Hé aquí otro ejemplo mas á propósito para nuestro objeto: una jóven
de veinte años y de robusta constitucion fué atacada de clorosis; una
viva impresion de miedo, si bien no la suprimió sus reglas,
desarrolló un estado que, fisiológica y patológicamente, era lo
mismo, puesto que dió lugar á un flujo de sangre abundante, á una
congestion en el útero que se presentaba en la época catamenial y
hacia difícil la rehabilitacion del flujo menstrual; habia cólicos,
pesadez en las piernas, calor é incomodidad en el bajo-vientre,
hinchazon de la vagina y exudacion hemorrágica. Estas congestiones
han producido un eretismo del útero y un estado de tension en este
órgano, que era un obstáculo irritativo al restablecimiento del flujo
periódico. En esta afeccion se observaron al principio fenómenos
simpáticos nerviosos, espasmódicos; se desarrolló en el ínterin la
anemia, producida por la influencia del eretismo ya referido, por la
disminucion de las secreciones, cefalalgias variadas, sed, aridez de
la piel, ó por sudores debilitantes ó calores acres. El remedio de este
estado crónico será el acónito, pero con la sola mira de sostener el
efecto de otros medicamentos.
Las neuralgias que en este párrafo mencionamos como propias de
acónito, además de ser congestivas y caracterizadas por un eretismo
general ó local, su accion electiva sobre el nervio trigémino las da el
principal rango. Uno de los caractéres de las neuralgias de este
medicamento es el de que se alivien con el frio, ó por el aire fresco
al menos, por el reposo y la inmovilidad. Generalmente las que
corresponden á acónito son lancinantes y nocturnas, ó si se
reproducen por accesos y hay calor y aun rubicundez en la parte, y
que á las lancinaciones sucede una sensacion como de contusion ó
magullamiento.
El carácter del dolor es insuficiente por sí solo para fijar la eleccion
del medicamento, pues el dolor lancinante, por ejemplo, pertenece á
mas de treinta, siendo necesario atender al conjunto de síntomas
característicos, á la facies del medicamento, adaptada á la
constitucion del enfermo, á su género de vida, á las causas que han
producido la neuralgia, cuyas circunstancias todas determinan el
carácter de un medicamento en particular. Las neuralgias reumáticas
debidas á la influencia de un frio seco, las ocasionadas por un calor
escesivo y por el ácido carbónico, son del dominio del acónito, así
como las que se sitúan en el corazon, y otras muchas acomodadas á
la discrasia y electividad del medicamento, y que reconocen por
causa una actividad sanguínea, arterial, y quizá una irritacion del
neurilema, una plenitud de los vasos que se estiende á los nervios y
sus membranas.
Digan lo que quieran los terapeutistas, entre los cuales se cuentan
algunos modernos, el acónito no es un medicamento principalmente
antineurálgico; su especialidad es la actividad arterial exagerada.
Aunque baste él solo para curar algunas neuralgias, y aun cuando
elevando la dósis se estienda su potencia curativa á mayor número
de estas afecciones, es lo mas regular que se curen administrando
despues del acónito otros medicamentos cuya accion sobre el
sistema nervioso es mas especial ó directa, como la manzanilla, el
café, el eléboro blanco, la cochinilla, la belladona, el zinc, la nuez
vómica y el arsénico. En muchas ocasiones, para obtener la curacion
de neuralgias crónicas producidas por una causa mas íntima y
oculta, como la sífilis, la artritis, el herpetismo, etc., hay precision de
recurrir á medicamentos cuya accion, si bien es menos directa sobre
los nervios, es mas profunda y mas constante sobre los tejidos, entre
los cuales podemos citar al mercurio, ácido nítrico, azufre, thuya,
sílice y licopodio.
No terminarémos este estudio del acónito sin completar el cuadro
sintético de sus efectos, indicando sus relaciones con la constitucion
y parte moral de las personas sometidas á su influencia. En su accion
aguda, armoniza con la constitucion sanguínea, con sugetos bien
nutridos, alegres, indiferentes ó descuidados, jóvenes ó adolescentes;
por su accion crónica, tiene relacion con la misma constitucion
deteriorada y convertida en mas nerviosa á consecuencia de
privaciones, padecimientos y de una hematosis insuficiente; en estos
casos, el moral es triste, inquieto y dispuesto á sobresaltos interiores.
Corresponde tambien perfectamente el acónito á las causas de las
inflamaciones en general; á la primavera, la juventud, una
alimentacion escitante, el uso inmoderado de los placeres, el tiempo
seco y frio, la insolacion, el susto, la cólera, las impresiones vivas y
profundas.
El recomendar á los terapeutistas de la escuela hahnemanniana el
que armonicen el medicamento, no solo con los síntomas del físico,
sino tambien con los del moral, no es una cosa insignificante y de
poca importancia: esta recomendacion se enlaza muy bien con la
necesidad en que se halla el práctico de formarse la idea mas justa
posible de la constitucion que el medicamento tiene tendencia á
favorecer ó provocar, por la série de modificaciones que imprime al
organismo. Esta necesidad está limitada al deber de conocer los
efectos del medicamento sobre el hombre sano, para aplicarle á la
enfermedad conocida en sus síntomas; y el conocimiento de los
efectos sobre el moral emana de los efectos físicos.
Más, así como no es posible que el mismo medicamento produzca
en todos los indivíduos los mismos síntomas físicos; así tambien los
síntomas morales de un medicamento varian segun las personas
sujetas á la esperimentacion, sin perder lo que hay de esencial y
característico en ellos. Se concibe bien que las observaciones sobre
el modo de comportarse los séres inanimados sean y permanezcan
invariables; que se sepa la hora y hasta casi el segundo en que se
verifica el paso de la tierra por su perihelio en su inmutable rádio
vector; admitimos que no haya ni aun un segundo de error en el
cálculo aplicado á la revolucion anual de nuestro planeta; que las
influencias siderales y las fuerzas astronómicas no alteren en lo mas
mínimo la composicion y densidad de los astros; pero la ciencia del
hombre no puede establecer la certeza en sus observaciones y
estudios analíticos, porque la vida está sometida á mil influencias
distintas, y porque tiene por objeto, por fundamento, organismos
muy variables y susceptibles de ser diversamente afectados. El
hombre difiere de sí mismo á cada instante y en las varias épocas de
su existencia, en sus órganos, en su sensibilidad, en sus
disposiciones de irritabilidad, de absorcion, de escreciones, etc.
Supérfluo creemos demostrar en este momento el cómo influye el
físico sobre el moral. Los medicamentos y las causas morbosas
influyen sobre uno y otro, del mismo modo que el moral influye
sobre el físico, sobre la enfermedad y sobre la accion de los
remedios. Esperamos, que en su dia estos estudios harán resaltar
estas verdades, dándolas un carácter práctico y haciendo de los
medicamentos agentes capaces de modificar el organismo, hasta el
punto de hacer cambiar las disposiciones morales que dependan de
su estado físico.
El acónito produce la agitacion, la angustia, la inquietud, el temor de
la muerte ú otros síntomas que se aproximan á los característicos y
que en cierto modo lo son, como los llantos, los gemidos, la
irritabilidad, la misantropía y el miedo, que conduce á huir ó
escaparse.
Dósis.—Las afecciones agudas soportan bien las dósis menos
débiles de acónito, hasta la misma tintura; y cuanto mas simple y
decidido es el carácter inflamatorio, mas eficaz y pronta es su
accion. Lo mismo sucede cuando se le usa en el período prodrómico.
Pero su influencia es de corta duracion y tanto menos persistente
cuanto mas viva es la fiebre; de esto resulta la necesidad de repetir
las dósis con tanta mayor frecuencia, cuanto mas aguda es la
afeccion y que la enfermedad agota mas pronto su accion. Hay
afecciones neurálgicas que se acomodan mejor á dósis mas elevadas,
como, por ejemplo, en el tic doloroso de la cara y la angina de
pecho. Mientras que el carácter inflamatorio persista, aun cuando se
alivie, se debe insistir sobre el acónito y repetir sus dósis: el mejor
indicio de su utilidad es el pulso que disminuye de frecuencia al
cabo de algunas horas. Conviene algunas veces administrar en el
intérvalo del acónito varias dósis de un medicamento cuya accion es
análoga á la suya en la enfermedad que se trate, como la belladona,
la manzanilla, la pulsatila. En las exacerbaciones agudas de las
flegmasías crónicas y en el período subagudo de ciertas fiebres de
larga duracion, la alternacion del acónito y del azufre produce
escelentes resultados. El tipo de la accion benéfica del acónito es la
fiebre inflamatoria: este medicamento la modifica prontamente por
una reaccion seguida de sudor, de calma y de un sueño reparador.
Jamás se verá el médico obligado á elevar la dósis mas allá de 10 ó
12 gotas de la tintura en 6 onzas de agua para todo el dia. La dósis
comun, en la fiebre y la amigdalitis por ejemplo, es de 3 á 4 gotas de
la primera atenuacion diluidas en agua. En las neuralgias ú otras
afecciones muy propias del acónito, no se debe bajar de la tercera
atenuacion.
AGARICO MOSQUEADO (Agaricus muscarius).
§ I.—Historia.
Familia de los hongos y de la criptogamia de Linneo, de la que se
conocen algunas centenas de especies de agáricos, si bien solo nos
ocuparémos del agárico mosqueado ó pintado ú hongo carmesí, y
de cuya sustancia activa nada dicen los terapeutistas. Murray sin
embargo ha manifestado el uso que se ha hecho de él en ciertas
induraciones linfáticas de las amígdalas, en las manchas de la
córnea, las úlceras callosas, los temblores musculares y la epilepsia.
Aunque el agárico moscado tiene en su patogenesia varios síntomas
que es preciso separar, como los suministrados por ejemplo por un
dartroso, esperiencias recientes hacen á este medicamento
recomendable por algunos efectos aun no observados. Estamos
distantes de atribuirle propiedades reales contra estados diatésicos y
herpéticos como algunos autores creen, pues este medicamento no
parece que tiene una influencia constante sobre la nutricion.
Pocos medicamentos ofrecen, como el agárico, síntomas accesorios
insignificantes ó de valor dudoso, porque son pocos los que tienen
una accion mas completamente limitada á la esfera nerviosa. Inútil
es, pues, buscar en él otros síntomas nerviosos que los llamados por
nosotros esenciales, opuestos á los que resultan de las fiebres graves
y otras perturbaciones y que denominamos consecutivos ó
sintomáticos. Menos aun se hallan indicios que anuncien una lesion
de los tejidos y una alteracion de los líquidos. En cuanto á los
síntomas sanguíneos y gástricos, el valor se deduce de su accion
eminentemente nerviosa. No se puede dar á tales síntomas del
agárico la misma importancia que á los suministrados por el acónito
ó la nuez vómica, al menos en la misma categoría. La apreciacion
del carácter dominante de un medicamento indica el valor de los
síntomas que de él se separan.
§ II.—Efectos fisiológicos.
La exaltacion intelectual y física, el delirio y el furor, son efectos
inmediatos del agárico á dósis elevadas; son efectos tóxicos tales
como los buscan ciertas poblaciones del Norte que le comen para
proporcionarse cierta especie de embriaguez, como los orientales
toman el haschisch y fuman el opium. Bajo este aspecto, la analogía
del agárico con el opio es notable, pues se eleva hasta los efectos de
entorpecimiento y asténicos que tanto abundan en otros. Pero hay la
diferencia que estos efectos, en el opio, son producidos por
congestiones y éstasis sanguíneos, mientras que en el agárico
dependen de una lesion simple de la sensibilidad y contractilidad, en
lo que son antagonistas estos dos medicamentos, siendo el agárico
mas análogo á belladona por sus efectos sobre el encéfalo.
Este medicamento parece tener una accion electiva limitada al
sistema nervioso general, pues el circulatorio y la vida vegetativa
están como sustraidos de su influencia, ó deprimidos mas bien. Este
carácter de astenia de los fenómenos nerviosos se estiende á todas
las modificaciones del organismo y da al agárico un sello especial
que rara vez se ve tan marcado en otros medicamentos.
Todos los síntomas del pulso se refieren á su pequeñez, su debilidad,
su fácil depresion; así es que se le observa muy pequeño, muy lento,
filiforme, y aun cuando una causa escitante le acelere, no por eso se
hace mas fuerte. La intermitencia es otro carácter del agárico; el
pulso es pequeño, desigual, intermitente, falta una pulsacion despues
de la 10.ª, 30.ª ó 40.ª: hé aquí por cierto un pulso eminentemente
asténico, sin que su carácter deje por lo tanto de ser nervioso.
Dos síntomas solamente indican un aumento de calor, aunque
desigual; las mejillas están quemantes y las manos frias; el calor
dura poco tiempo, y solo tiene lugar en la cama; los calosfríos y
sensaciones de frio de toda especie preceden, y generalmente no son
precursores mas que de espasmos. El frio es casi siempre irregular, y
se reproduce por poco que se descubra ó impresione el aire; la
sensacion de frio es á veces interior y acompaña con frecuencia á los
dolores de cabeza y de otras partes. El sudor febril es nulo, ó solo se
le observa por la noche en la cama, ó como un signo de debilidad
despues del cóito, del paseo, ó algun otro ejercicio corporal.
La falta de memoria, la inaptitud á toda aplicacion, la apatía, una
alegría tonta, una locuacidad sin objeto, un delirio que parece el
último término de la fatiga ó de la instabilidad, ó bien la
indiferencia, la taciturnidad, el abatimiento, la tristeza y el mal
humor, anuncian para el cerebro, no la actividad, sino un estado
pasivo que se ve en la somnolencia y el sueño profundo, dos
síntomas referidos varias veces á propósito de espresar los efectos de
la fatiga física y moral, muscular y nerviosa; la inquietud que se
esperimenta en las piernas y que retarda ó altera el sueño, es
circunstancia característica. El sueño, en fin, no es reparacion de las
fuerzas, sino una tregua incompleta de la irritabilidad, porque es con
frecuencia interrumpida ó agitada por inquietudes, sueños penosos é
intranquilos, siendo preciso hacerse violencia para salir de la cama y
tardando mucho en poderlo efectuar.
Los males de la cabeza no tienen nada de agudos; son dolores
sordos, presivos, como de estremecimiento y adormecimiento; la
cabeza está atontada, pesada y con sensacion como de vacío; hay
vértigos acompañados de distintas circunstancias; se esperimenta
dificultad para ver, se vacila; pero un esfuerzo de la inteligencia, un
acto de la voluntad, tonifican el cerebro y hacen cesar el vértigo;
tambien se le hace cesar girando rápidamente la cabeza, movimiento
que acumula mayor cantidad de sangre.
Los globos oculares están igualmente exentos de dolores; los
numerosos síntomas que suministran, se reducen á prurito,
estremecimientos y presion: esta última es la mas frecuente; la
frotacion los calma, aunque lo realiza mejor la accion del vino y el
calor de la cama. Poca ó ninguna falta nos hacian estas
circunstancias para creerlos procedentes de la debilidad, del mismo
modo que algunos fenómenos convulsivos, tales como los ojos giran
en su órbita, los globos se dirigen hácia arriba. En fin, todos los
síntomas de la vision denotan la astenia, como se ve por el
oscurecimiento de la vista, por las manchas en el campo de la vision;
los objetos palidecen ó aparecen cubiertos de una tela de araña, de
una nube; la vista es débil, se ven los objetos duplicados; este es el
único síntoma de ambliopia, así como se consigna otro de miopia
que es el de ser necesario aproximar los objetos para verlos
distintamente. En la audicion notamos, el zumbido, una especie de
tintineo al aire libre y un ruido de glu-glu, parecido al que produce el
agua ó vino al salir de una botella.
Todos los síntomas que acabamos de referir escluyen la idea de una
intervencion activa del corazon. Lo mismo sucede con los que
presentan los órganos digestivos siguientes: dolores y punzadas en el
ombligo, hipocondrios, estómago; cólicos, retortijones, tenesmo sin
síntomas congestivos, flatuosidades con borborigmos, tension,
timpanitis; la lengua está como picoteada en su punta, algo corroida,
y presenta capas de diferente aspecto; el epitelio parece á veces algo
levantado en distintos puntos de la boca, y hay dolor.
Las funciones genitales están asténicas; hay erecciones sin deseos
venéreos; se presentan por la noche, á causa probablemente de la
escitacion que produce la plenitud de la vejiga; si se tienen deseos al
cóito, no hay ereccion, ó se carece de sensacion voluptuosa en el
acto. La eyaculacion seminal es tardía y seguida de debilidad, de
fatiga, de postracion, de sudor abundante; las poluciones nocturnas
se presentan sin ensueños lascivos; y si en la mujer se observa una
menstruacion mas abundante, la evacuacion no va acompañada de
sensacion alguna incómoda, de síntoma alguno de congestion. Los
síntomas del aparato urinario no anuncian flegmasía alguna, pues si
el tenesmo, por algunas circunstancias, podria hacer creer en una
afeccion de la próstata, el carácter bien conocido del medicamento
conduce á buscar su orígen en alguna estrechez ó estado
espasmódico.
La cavidad torácica nos presenta sensaciones variadas, sin dolores
vivos; las punzadas sordas, los estremecimientos, las constricciones
y opresiones, son las mas ordinarias y comunes, y los dolores
lancinantes detrás del esternon y en algunos puntos del pulmon, son
fugaces. La sensacion de ahogo ó de opresion domina entre los
síntomas suministrados por el corazon; si hay algunas punzadas y
pulsaciones un poco mas fuertes, carecen de calor y solo ofrecen un
carácter nervioso.
Los síntomas relativos á los sistemas nervioso y muscular son
numerosos á contar desde el dolor vivo hasta la debilidad paralítica,
último término del dolor y del espasmo, y resultado infalible del
agotamiento de las fuerzas nerviosas.
En la cabeza existen los síntomas siguientes: dolores tirantes,
presivos, sensacion de un clavo sobre el parietal, punzadas,
dislaceraciones por accesos, prurito, frio glacial en la sutura coronal
que se estiende é invade la frente, contracciones y temblores
distintos de los párpados que se cierran y se abren con dificultad,
sensacion de ardor en los ángulos de los ojos, punzadas en las
mejillas y los maxilares, contracciones espasmódicas de los
maséteros, odontalgia que se limita á una sensacion de prolongacion
de los dientes ó un dolor corrosivo de los molares con pulsacion y
dislaceraciones, con dentera de los incisivos inferiores.
Los músculos lumbares, los del dorso y de la nuca son el sitio de
sacudidas espasmódicas, de dolores generalmente dislacerantes y de
sensaciones de presion, de cansancio, de debilidad, de rigidez. Estos
síntomas son bastante numerosos y variados para simular una
afeccion de la médula espinal. Las mismas sensaciones se hallan en
los miembros superiores é inferiores con síntomas de parálisis:
debilidad,
laxitud,
temblor,
movimientos
irregulares,
adormecimiento, vacilacion, frio, sensacion de quemadura, dolor
paralizante y aun calambre en el pié. El calambre está aislado en
medio de una multitud de otros síntomas neurálgicos.
Para establecer exactamente la esfera de accion del agárico, nos
falta indicar las modificaciones que induce en los tejidos y las
secreciones.
El ojo está seco; hay prurito en los oidos y algunos granos en la
parte posterior del pabellon. El prurito y cosquilleo se observan en la
nariz y en las narices; hay alguna irritacion en el interior, sequedad,
romadizo, coriza y aun coriza fluente; sale de la nariz, por gotas un
humor parecido al agua clara; estornudos frecuentes, y el olfato que
en el coriza catarral está embotado, en el agárico está exaltado. El
prurito es un síntoma muy comun en este medicamento, sin que,
como es natural, se observe erupcion alguna, á cuyo síntoma
debemos reunir tambien los pinchazos como por alfileres en el
menton. Al estado de las encías hinchadas, dolorosas y sangrantes,
es preciso agregar el punteado y erosion de la lengua, las aftas
observadas cerca del frenillo, la salivacion abundante y la sensacion
de acorchamiento en toda la boca. La sed es mas pronunciada que el
apetito; las náuseas y los vómitos parecen depender, como los
cólicos, de la flatulencia y de un estado nervioso y atónico; el
tenesmo y las deposiciones suceden á los retortijones; las
deposiciones son al principio blandas ó como rizadas, y la primera
parte escrementicia es la que tiene generalmente el carácter normal.
Las deposiciones diarréicas van siempre acompañadas de dolores y
emision de gases. El ano es el sitio de hormigueo, comezon y
prurito, sin otro síntoma; no se ha observado variacion alguna en las
orinas, así en su cantidad como en su calidad; y el prurito
voluptuoso del pubis, del pene, del prepucio y de la vulva, es un
síntoma aislado como el de la uretra y del escroto, é igualmente que
el flujo de un moco viscoso por el canal de la uretra.
La laringe y el pecho ofrecen pocos síntomas: la tos es seca y
espasmódica, provocada por un cosquilleo en los bronquios: los
síntomas relativos á la respiracion son poco numerosos y puramente
nerviosos.
Se sienten algunos pruritos, hasta quemantes, sobre la pared
torácica, un grano en el pezon izquierdo y un dolor de escoriacion en
varios puntos. Se observa el prurito en el dorso y en el brazo;
vesículas que escuecen y corroen, y algunos granos en esta última
parte. Los mismos granos, semejantes en los pequeños á los de mijo
é inflamados, se observan en el dorso de la mano izquierda. La
eminencia tenar, el índice, la tuberosidad isquiática, las piernas, el
dorso del pié y sus dedos, son tambien el sitio de algunos pruritos.
Los esperimentadores no mencionan mas que un forúnculo en la
nalga derecha, y una erupcion miliar, blanquecina, seguida de
descamacion, en la pierna izquierda, y que produce una comezon
que obliga á rascarse.
Hemos indicado los síntomas de la esfera vegetativa, no porque los
creamos de gran valor en sí mismos, sino para confirmar su
naturaleza asténica. Verdad es que en la esperimentacion pura no se
puede obtener mas que los rudimentos de la accion de los
medicamentos sobre los tejidos, pero lo mismo sucede con el
agárico, y sus síntomas no pueden tener la misma significacion que
los de otros medicamentos de accion electiva sobre la piel.
La astenia y la nerviosidad constituyen, segun lo que se acaba de
ver, el carácter fundamental de la accion del agárico. Así pues, los
dolores que presentan los músculos ó los tejidos blancos, lejos de
observarse en ellos fijeza, hinchazon y rubicundez, es la debilidad y
la instabilidad lo que domina. Hay dolores simultáneos en partes
separadas, ó bien que se cruzan de un lado del cuerpo al otro y de
arriba á abajo; algunos se desarrollan en la inmovilidad, ó se
agravan, ó vice-versa, se alivian con el movimiento, la impresion del
aire frio: los síntomas, vértigos y convulsiones, se declaran por
accesos mas ó menos frecuentes; pero todo esto no basta para hallar
relaciones entre los síntomas y los ataques de epilepsia, aun cuando
se admita como auténtico el síntoma de un poco de espuma en las
comisuras de los labios.
Dirémos para terminar este asunto que pocos medicamentos tienen
una accion continua, y que cuanto mas se limita su accion á la esfera
nerviosa, tanto mas intermitente es en los fenómenos neurálgicos y
espasmódicos. Esta irregularidad, este ritmo de la accion
medicamentosa es fecundo en indicaciones terapéuticas. Hay
igualmente pocas enfermedades, especialmente nerviosas, que sean
continuas, pues como en los efectos de los medicamentos, las
afecciones invaden por la tarde, por la mañana, por la noche, ó
aumentan de intensidad á ciertas horas. Hé aquí caractéres no menos
importantes que los resultantes de la agravacion ó mejoría
producidas por el calor de la cama ó el frio, por el reposo ó el
movimiento, por el agua fria ó caliente, etc. Los prácticos saben muy
bien que estos caractéres tienen mas importancia que los que
emanan de la forma lancinante, tirante, dislacerante, etc., de los
dolores que generalmente son tan distintos en cada medicamento.
La fisonomía general, el carácter esencial y fundamental del agárico
está en su accion nerviosa y en la astenia. La actividad del mismo
corazon se debilita: este órgano no se exalta ó es muy accidental el
que se verifique; y si bien hay que reconocer alguna reaccion en la
accion del medicamento, su fiebre no difiere de sus movimientos de
calor y sudor, que están en relacion del estímulo de una emocion
viva, ó que sobrevienen por un ejercicio, aunque sea moderado, en
personas nerviosas, debilitadas y casi desprovistas de calor vital. El
agárico, en efecto, corresponde muy bien á las constituciones
nerviosas, debilitadas, ya presenten cierta gordura con abultamiento
ó palidez y aspecto enfermizo, ya sean demacradas y de fibra seca:
en uno y otro caso, el eretismo es una escepcion; la versatilidad
nerviosa y la debilidad constante, hereditaria en los unos ó adquirida
por escesos venéreos en otros, los temblores convulsivos y los
sudores debilitantes son habituales, así como la debilidad muscular y
visual, los desbarates de vientre, las palpitaciones, los vértigos, la
somnolencia por el dia, los ensueños fatigosos por la noche, la
flojedad.
El moral está en armonía con el estado orgánico: estas personas
huyen de la conversacion, son indolentes, inconstantes, y
descontentos del presente, se arrojan al porvenir por el poetismo y el
gusto á las profecías; tienen un sueño ligero, interrumpido con
frecuencia, y desde este estado enfermizo llegan basta la manía, á
accesos de furor, de opresion y palpitaciones, á accesos
epileptiformes, á neuropatías, á cierto embrutecimiento. La
sensibilidad del cuero cabelludo; el latido en el vértice de la cabeza,
las dislaceraciones lancinantes en el occipucio y sienes, los sudores
por debilidad, sobre todo en las partes superiores y en el pecho; la
rubicundez é inyeccion momentáneas de la cara, el lagrimeo y los
bostezos son mas que suficientes para establecer una relacion
terapéutica entre los efectos del agárico y los síntomas producidos
por los accesos venéreos y el funesto vicio del onanismo, vicio que
desarrolla en los órganos de la generacion los mismos efectos que el
agárico.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Las enfermedades, como la ambliopia amaurótica, la odontalgia, los
dolores osteócopos, los espasmos clónicos, los accesos
epileptiformes, las gastralgias y gastro-atonías con sensacion de
hambre, las diarreas y cólicos flatulentos, las neuralgias de la
cabeza, del tronco, y el asma que se cura con agárico, deben ser mas
valoradas. Belladona es con frecuencia el medio principal, y el
agárico su mejor auxiliar, pero generalmente á dósis bastante
fuertes, si nos es permitido invocar nuestra propia esperiencia. La
belladona, ácido fosfórico y algunos otros contienen al parecer en su
patogenesia la esfera de accion del agárico.
Este medicamento está indicado en ciertas cefalalgias con sensacion
de frio en la cabeza, en la hemorragia asténica de las encías, en
ciertas aftas indolentes, en convulsiones sin fijeza, limitadas á
algunos músculos, con agilidad y movimientos fáciles, en ciertas
erupciones pruritosas ó miliares, en el prurito de los dedos de los
piés y en los sabañones de los niños delicados y de personas
nerviosas.
Algunos lectores podrán quizá juzgar que hemos dado poca
importancia á este medicamento, pero les dirémos que no obramos
así con todos, y que si lo hacemos con algunos es con el objeto de
trazar mejor un estudio sério de la materia médica y manifestar el
que hemos seguido.
Dósis.—El agárico mosqueado se administra bajo la forma de
tintura ó alcoholado. Es uno de los medicamentos que mas
fácilmente se atenúan y dividen. La dósis que preferimos es una gota
de la primera atenuacion hasta 5 ó 10 de la tintura en una pocion de
150 gramos, para tomar á cucharadas en las veinticuatro horas.
ALOES (Aloe gummi).
§ I.—Historia.
El aloes es un jugo resinoso de una planta de la familia de las
liliáceas, de Jussieu, y de la hexandria monoginia, de Linneo. Este
medicamento es uno de los empleados antiguamente como purgante.
Hahnemann y sus discípulos investigaron sus efectos especiales y
dinámicos en el curso de sus esperimentaciones y las apuntaron
como vía de nuevas aplicaciones. Los efectos del aloes han sido
aceptados por Mr. Trousseau, pero evita el citarle, como lo hace
siempre, por no rendir homenaje á los trabajos del sabio reformador
de la materia médica.
§ II.—Efectos fisiológicos.
El aloes llama la atencion del práctico por su accion congestiva
sobre el sistema venoso en general y el de la vena porta en
particular, como lo prueban los dolores cólicos, las deposiciones
sanguinolentas y el calor del bajo-vientre que acostumbra provocar.
En la práctica se observa que es muy conveniente á los
temperamentos melancólicos, venosos, con constitucion gastada por
los abusos de la mesa. Corresponde principalmente al sexo femenino
ó al hombre en la edad madura y en la vejez. No limita su influencia
al abdómen, sino que la estiende al pecho, á la cabeza, á todo el
sistema venoso, á las membranas mucosas que se engrasan, toman
un color mas oscuro y pierden su tonicidad.
Los síntomas del aloes son: tosecilla seca, eructos frecuentes, gases
fétidos, apetito irregular, sed, estreñimiento ó deposiciones
diarréicas y disentéricas con ardor pruritoso en el ano y cólicos; las
orinas son escasas, ardorosas, sucias; hay á veces tenesmo,
escitacion irritativa de los órganos genitales, sensacion de plenitud
en el bajo-vientre, diminucion del flujo menstrual con cólicos y
tenesmo uterino, ó aumento de las reglas en mujeres débiles; las
venas subcutáneas están abultadas; la piel es terrosa, seca, y se
agrieta fácilmente; las cavidades esplánicas, sobre todo el abdómen,
son el sitio de dolores tensivos, de latidos, de una sensacion de calor
incómodo. La region hepática está con frecuencia timpanizada,
tirante, caliente; el enfermo esperimenta dolores agudos,
incomodidades, angustias, y la cabeza misma no está exenta de
síntomas congestivos con sensacion de una barra ó peso en la base
del cráneo.
§ III.—Efectos terapéuticos.
El aloes produce, segun resulta de sus efectos fisiológicos, una
actividad, una plenitud venosa, que sus indicaciones están
claramente limitadas á los casos morbosos caracterizados por esta
venosidad, lo cual esplica el por qué, á pesar de las recomendaciones
de los terapeutistas, la administracion del aloes no determina los
hemorróides, si bien molesta con frecuencia al bajo-vientre: esto
esplica tambien cómo este medicamento, dado para libertar al
cerebro de congestiones crónicas, segun los consejos de la rutina,
hace á estas mismas congestiones mas tenaces y agrega fenómenos
mas graves, como la hipocondría y los éstasis venosos abdominales.
Preciso es, para utilizar las propiedades del aloes y obtener felices
resultados, administrarle á dósis débiles, si bien con cierta
continuidad algunas veces. Es utilísimo en las plétoras de la cabeza,
del pecho, del abdómen, cuando dependen de un raptus sanguíneo
que tenga su punto de partida del sistema de la vena porta. Se le
emplea con ventaja en todos los accidentes congestivos debidos al
molimen hemorroidal incompleto, abortado, suprimido, y tambien al
molimen catamenial en las mismas circunstancias. Generalmente en
estos casos el sistema venoso de todo el organismo y el del abdómen
en particular, han sido muy escitados por causas como la buena
mesa, la vida sedentaria y la edad madura, causas que tienden á
exagerar la accion de este sistema, dilatando sus vasos por
congestiones y éstasis frecuentemente repetidos, y que se estienden á
otras cavidades y á otros órganos, ya por simpatía, ya por las leyes
de la fluxion.
Las enfermedades que dependen de este estado de cosas, son aun
propias del aloes, como algunas palpitaciones, embarazos gástricos,
infartaciones del hígado y la diarrea biliosa. En todos estos casos la
indicacion del aloes se saca de los síntomas concomitantes
enumerados entre los efectos fisiológicos.
Dósis.—En las dósis débiles, por ejemplo, una gota, mas ó menos,
de la tintura, son en las que se hallan los efectos mas especiales y
útiles del aloes. Dada esta dósis en agua por pequeñas fracciones,
modifica la vitalidad y disipa las congestiones y los éstasis venosos,
mientras que las dósis elevadas les agravan siempre. La derivacion
ejercida por las dósis de la misma sustancia, como 10 ó 20
centígramos de una vez, si alivian momentáneamente, perjudican
algun tiempo despues, por la exageracion del estado venoso y por
una escitacion anormal de la mucosa recto-anal que puede simular
algunas veces las hemorróides, pero que se limita ordinariamente á
desarrollar la diátesis; y que crea fenómenos sérios á medida que se
desarrollan los efectos del medicamento.
ALÚMINA (Alumina.—Argilla).
§ I.—Historia.
Se estrae la alúmina del alumbre por medio del amoníaco segun los
procedimientos indicados en la farmacopea. El precipitado obtenido
es la alúmina pura, ú óxido de aluminio.
Este medicamento, desconocido hasta hace poco, ha sido empleado
primeramente en Alemania. Hahnemann hizo de él un objeto de sus
estudios y le introdujo en la materia médica. Debemos sin embargo
citar al profesor Ficinus, en Dresde, y á los doctores Wesse y Sciler
que le han recomendado en las diarreas y disenterías rebeldes.
La mayor parte de los autores modernos guardan silencio sobre la
alúmina, pero los que deseosos de seguir los progresos de la
terapéutica, hacen mencion de este medicamento, están acordes
sobre la naturaleza eminentemente crónica de su accion y de sus
efectos mas especiales. El doctor Teste está sobre esto muy esplícito,
y los que dan á la alúmina alguna importancia en el tratamiento de
las enfermedades agudas, solo han procedido por ideas teóricas.
Aislan los grupos de síntomas que demuestran alguna agudeza, de
otros grupos á que están unidos y de los cuales dependen, y que
revelan una lesion profunda de la vitalidad en el sentido de la atonía,
así como una falta de plasticidad, en lo cual este medicamento es
opuesto á la thuya y al carbonato de cal, cuya accion electiva se
ejerce en la misma esfera, pero exagerando la fuerza plástica ó
determinando su aberracion.
§ II.—Efectos fisiológicos.
La accion de la alúmina produce á la larga una diátesis asténica que
no solo escluye el eretismo como elemento esencial, sino que le
encadena y evita. Los accidentes febriles que figuran en esta
diátesis, solo son tendencias del organismo para proporcionar al
sistema nervioso ganglionar el grado de actividad que ha perdido,
porque la alúmina obra particularmente sobre este sistema, y sus
estados febriles sugieren la idea de una fiebre lenta, especie de fiebre
regeneradora que produce sus mas grandes modificaciones en la
esfera vegetativa, en la plasticidad. Los mismos dolores y los
fenómenos de la sensibilidad ponen de manifiesto la afeccion del
sistema nervioso de la vida de relacion, al no presentar los caractéres
de la esencialidad, y al referirse en general á la afeccion de los
órganos de la vida animal, resultando que no puede asignarse á
ningun grupo de síntomas un estado agudo suficientemente
caracterizado. Este carácter de la alúmina emana del conjunto de sus
síntomas y está además apoyado por la clínica.
Otro carácter que se debe consignar, es el que consiste en la
disposicion particular de la piel á lesiones, que asténicas en un
principio, no dejan de acompañarlas algunos fenómenos de
irritacion, si bien estos aceleran el movimiento de descomposicion y
no el de restauracion: esta exaltacion de la fuerza de descomposicion
y de eliminacion quizá no sea debida mas que á el processus
plástico, lo cual esplicaria tambien la falta de colecciones serosas, de
exudaciones y de hipertrofias, entre los fenómenos atribuidos á la
alúmina. En este sentido y bajo su influencia, es como se
manifiestan las afecciones de las membranas mucosas.
Los fenómenos simpáticos generales son con principalidad
nerviosos; la misma escitacion sanguínea está subordinada á
aquellos, y estos fenómenos arrancan de un estado de debilidad y de
discrasia correspondientes á las lesiones producidas por un vicio,
como el herpetismo, que obra en la profundidad de los tejidos, sobre
la vida vegetativa y sobre el conjunto de las membranas mucosas.
Lógico es pensar, y los hechos lo prueban superabundantemente,
que los diversos vírus ó miasmas crónicos que atacan al organismo,
afectan diversas formas en los distintos períodos de sus evoluciones,
es decir, que se manifiestan en la piel, en los gánglios linfáticos y las
glándulas, en los huesos y los órganos parenquimatosos, sobre las
membranas mucosas y en las misteriosas vías de la nutricion; que
vuelven á la piel ó á los órganos anteriormente afectados por ellos,
modificándose en su espresion fenomenal; y que en estos diversos
estados, bajo las diferentes formas, todos estos vírus ó miasmas,
inclusa la misma sífilis, pueden merecer los epítetos de primario,
secundario, terciario, quaternario, segun el aparato orgánico que
afecten en una época dada de su marcha invasora. Pero esta marcha
es tanto mas oculta, y dificulta tanto mas conocer la causa del mal,
cuanto mas se generaliza este por una propagacion creciente, y á
medida que, partiendo de un órgano ó aparato orgánico determinado,
penetra sucesivamente en todos, y concluye por fijarse,
confundiéndose con los hábitos funcionales y vitales, con sus
propiedades convertidas en menos refractarias ó vivas, pero no por
eso menos perniciosas.
Combatido el organismo por tantas y tan funestas causas, puede
sufrir distintas alteraciones que correspondan á la competencia de
diversos medicamentos. La alúmina reclama los casos en que no
haya que deplorar lesiones orgánicas internas, sino los en que la
vitalidad esté disminuida, y en los que falten ciertos materiales
necesarios á la nutricion del sistema cutáneo y de sus accesorios; lo
cual esplica el que la piel esté dispuesta á varias lesiones que tienden
á estenderse por la carencia de jugos reparadores, y que las uñas
sean frágiles y que los cabellos se sequen y se caigan.
Hay pocos medicamentos, cuyos síntomas morales exijan una
apropiacion tan exacta á los de la enfermedad, y cuyo conjunto de
síntomas mejor caracterice su accion general sobre la economía,
como la alúmina. Las facultades mentales están decaídas, la
inteligencia apática, versátil; la memoria es débil, el humor variable,
y con mas frecuencia importuno é irascible; muchas veces hay
ansiedad ó indecision, que es el carácter moral de las personas que
hace mucho tiempo padecen ó que están sometidas á la instabilidad
de una salud cada dia mas alterada, y entregadas á las dudas de su
restablecimiento. Y si á pesar de sus temores exagerados, de su
ineptitud á todo trabajo y de su decaimiento moral, hay á veces
momentos lúcidos de actividad intelectual, es para hacer despues
mas penosa su vuelta al estado anterior y para mas lamentarse de su
impotencia.
Las funciones de la vision y de la audicion están en armonía con este
estado, pues se observan alteraciones varias, debilidad de la vista,
estremecimiento y centelleo en el campo de la vision; tendencia á
llevarse la mano para separar moscas y telas blancas que revolotean;
se ve un círculo alrededor de la luz, y los objetos aparecen amarillos;
en el oido hay zumbidos, ruidos como de campanas, silbidos, ó de
otra voz que no es la suya.
Entre los síntomas que confirman la influencia de la alúmina en el
sistema circulatorio, es el de un frio interno que se espresa por
calosfríos y que persiste á pesar del calor esterior, que generalmente
es parcial y limitado á las estremidades, aunque en ocasiones recorre
todo el cuerpo. Los piés y manos están temblorosas y heladas, pero
no azuladas; no hay sed, pero sí existe, como en todas las discrasias
que alteran profundamente la economía, una gran sensibilidad al
frio, frio que penosamente se corrige en la cama, pero que solo con
esta circunstancia se mejora. Además, el movimiento aumenta el
frio, y parece que cada esfuerzo obra disminuyendo la suma de
fuerzas radicales.
No es raro que la reaccion se límite al desarrollo de calor en las
estremidades y la cara con dolores congestivos en la cabeza,
vértigos, palpitaciones, incomodidades y rubicundez oscura de las
mejillas. El calor y el orgasmo tampoco son generales, y los
calosfríos alternan con el calor, el cual rara vez es universal, ni
interno á la par que esterno; pero va acompañado de escitacion
sanguínea y abatimiento, si bien no tiene constancia ni gran duracion
y que la sed no se hace sentir. Esta fiebre empieza ordinariamente
por la tarde, durante el frio fisiológico de la digestion, y afecta el
tipo tercianario.
Al asignar á esta fiebrecilla muchos síntomas del pecho y de las
vísceras abdominales, se la aproxima naturalmente á la fiebre
héctica, ó mas bien, á esa fiebre completamente nerviosa, remitente,
cuya existencia escluye las lesiones orgánicas y que es el resultado
de una discrasia generalmente herpética, de una caquexia que puede
denominarse mucosa por el carácter particular que la dan las
alteraciones de las membranas mucosas y la alteracion de los jugos
escretados por ellas.
La falta de calor vital demuestra la debilidad orgánica y la poca
actividad del processus plástico. El sugeto es friolero, y tiene frio
aun cuando en distintos sitios siente calor. La debilidad de la vista y
del oido se observa en los otros sentidos, en particular en el del
gusto; sus sensaciones varian mucho, pues esperimenta sabor
amargo, ácre, dulzoso, mucoso, insípido; el apetito no es menos
variable; hay repugnancia á los alimentos, y siente la necesidad de
tomarlos, y aun hambre y vacuidad del estómago.
La mayor parte de las neuralgias son congestivas, pero en un
organismo debilitado, en el que la sangre no está enérgicamente
dirigida por la tonicidad de la fibra; la rubicundez limitada de la
cara, en la que se reflejan los sufrimientos del sistema ganglionar,
tiene el mismo orígen, y los capilares ejercen una influencia pasiva.
Los dolores vivos, aunque esten acompañados de calor y ardor, no
tienen nada de inflamatorios. En general, los dolores, las punzadas
en la cabeza y otras partes aumentan en la accion de bajarse y de
comer; y por una razon directamente opuesta á los mismos efectos
que se observan en el acónito, la comida fatiga y el trabajo de la
digestion altera la cabeza. El calor de la cama alivia la mayor parte
de los padecimientos, y, sin embargo, el aire libre produce buen
efecto, porque en este estado la accion de uno y otro tiende á
fortificar la fibra. El simple contacto aumenta el dolor, y la presion
fuerte le alivia, porque corrige momentáneamente la relajacion de
los tejidos. La menor cantidad de bebidas alcohólicas produce
pesadez y enerva, y los alimentos escitantes hacen laboriosa la
digestion. En fin, á los dolores sucede pronto el abatimiento, la
debilidad, contracciones espasmódicas, temblores asténicos,
movimientos involuntarios, conmociones de los músculos ó una
grande postracion despues del menor ejercicio ó tan solo por la
accion de hablar y pensar. A estos fenómenos acompañan
sensaciones de calor incómodo, y se complican con otros fenómenos
paralíticos, de cuyos síntomas presenta la alúmina un rudimento.
Los dolores de los dientes no tienen la violencia que se observa en
otros medicamentos: son variados, y la mayor parte irradian á otros
puntos; se estienden al oido, á la sien, á la garganta; aparecen por la
tarde y la noche, se agravan si ya existen; los dientes parece que se
alargan, la masticacion aumenta el dolor, y este parte del fondo del
alvéolo. Al considerar los otros caractéres de la alúmina y el estado
de las encías, se puede admitir una alteracion de la mucosa alveolar,
porque existen alrededor de los dientes ulceraciones semejantes á
pequeñas escrecencias, y porque el resto de las encías está hinchado,
da sangre con facilidad y los dientes mismos están sucios y cubiertos
de mucosidades.
Hay sensacion de arañamiento en la garganta, sequedad de la nariz y
de la boca sin sed, á pesar del calor interno; pero estos fenómenos
son pasajeros, pues habitualmente hay abundancia de saliva y de
moco nasal, que con frecuencia es puriforme. Esto es, en general, lo
que ocurre en las membranas mucosas. La ocular presenta algunos
indicios de irritacion y sequedad, sobre todo por la tarde; pero lo
mas natural es que haya secrecion abundante de lágrimas,
aglutinacion de los párpados por un moco espeso que corre en cierta
cantidad, y los ojos están legañosos. La conjuntiva puede ponerse
rubicunda é hinchada sin gran dolor; las alteraciones de la vista, los
orzuelos frecuentes, la caida de las cejas, la debilidad y la parálisis
del párpado superior confirman la accion asténica del medicamento
que obra del mismo modo en el oido. El órgano del olfato padece
igualmente; los escozores, los pruritos y los estornudos no son mas
que el preludio de corizas interminables, ó que se reproducen por la
causa mas pequeña, porque dominan los síntomas del coriza y de la
abundante secrecion nasal. Estas mucosidades pasan con frecuencia
de las fosas nasales á la garganta, observándose al efecto como una
especie de silbido en las mismas y una alteracion de la voz, que está
como ronca, y denota el engruesamiento de la mucosa de la faringe.
Como este estado secretorio es muy pronunciado en la membrana
pituitaria, predispone á los catarros y epistaxis pasivas y abundantes.
La accion de la alúmina en el pecho representa exactamente la
bronquitis en personas que ya la han padecido con frecuencia, y
hasta la tísis mucosa, por lo cual se observa ronquera, diversas
sensaciones de arañamiento que escitan á toser, ruido mucoso en la
traquearteria, opresion, estertor mucoso, tos seca de toda especie,
aun la nerviosa y por accesos, seguida generalmente de
espectoracion abundante, sobre todo por la mañana; el moco
escretado se mezcla algunas veces con la saliva y otras con un poco
de sangre; la obstruccion de la mucosa pulmonal produce además
frecuentes opresiones, peso en el pecho y embarazo congestivo.
Punzadas, dolores de escoriacion y otras sensaciones dolorosas, que
podrian referirse al pulmon, no son en este medicamento mas que un
efecto de la afeccion de la mucosa de las vías aéreas ó de las pleuras.
Los síntomas que surgen de los órganos digestivos, por numerosos
que sean, tienen un carácter de astenia que se revela por gases
abundantes que salen por arriba ó por abajo, ó que producen, cólicos
y timpanitis, con circunstancias en estremo variadas. Se debe notar
la falta de vómito, si bien hay náuseas bajo una multitud de formas.
Consignarémos pues el estado mucoso de la lengua, la saliva mas ó
menos espesa y abundante, la incomodidad, el malestar, la pesadez
en el vientre, las mucosidades que barnizan los escrementos duros ó
que constituyen las deposiciones diarréicas, y, en fin, la inercia de
los intestinos que produce ordinariamente el estreñimiento, aunque
las materias fecales no siempre tengan la forma natural y no sean
escasas.
En esto la alúmina está en oposicion directa con la nuez vómica;
pues por una accion contraria á la de este último medicamento, las
deposiciones son difíciles, el intestino débil y el recto inerte; la
defecacion se efectúa por los esfuerzos musculares abdominales; el
ano es el sitio de varios pruritos y hormigueos, mas que de
sensaciones dolorosas, que solo se reducen á ligero ardor, á algo de
escozor y á punzadas. Se observan algunos tumores hemorroidales
atónicos, con exudacion mucoso-sanguinolenta ó con flujo de sangre
negra, que gota á gota llega á colorear los escrementos, sin otro
dolor que algo de ardor y pequeñas punzadas.
Los órganos génito-urinarios presentan calor, sequedad, dolores,
debilidad, inercia, irritaciones pasajeras y secreciones aumentadas;
la membrana mucosa, así como la de los labios, párpados y el ano,
presenta un color rojo oscuro que indica la estancacion de sangre
venosa en los capilares. Apenas hay prurito en la uretra ó la vagina,
ni aun en el acto de orinar ó con la leucorrea. Esta es abundante y de
consistencia, con color muy vario, pero generalmente es serosa y
acre; las reglas son escasas ó suprimidas, y aun cuando persistan con
abundancia, hay laxitud y padecimientos que dan á este flujo un
carácter pasivo.
Los síntomas de las membranas serosas son pocos y sin carácter
particular, pues estos órganos no parecen atacados por la alúmina, y
ya hemos consignado que las colecciones serosas no son de su
dominio: todo esto puede servir para establecer sus relaciones con el
sistema exhalante en general y los estados morbosos que le
reclaman.
El sistema glandular tampoco parece afectado por la alúmina, á no
ser que se le atribuya una ligera amigdalitis, y que algunos
fenómenos abdominales induzcan á creer en la infartacion de las
glándulas mesentéricas; los gánglios linfáticos, en fin, no ofrecen
alteracion alguna. No sucede lo mismo con el sistema cutáneo, en el
que se presentan miliares lentas, nodosidades, tuberosidades
indolentes, vesículas, rágades, dartros hasta crustáceos, con prurito,
hormigueo, rubicundez oscura en las mejillas y punta de la nariz.
La mayor parte de las lesiones cutáneas son exudantes y húmedas.
La piel además tiene disposicion á inflamarse y supurar, sobre todo
en las estremidades, resultando con frecuencia úlceras atónicas muy
rebeldes. Se desarrollan tambien erosiones de un rojo oscuro en las
membranas mucosas esteriores, en la entrada de la vagina, en el
prepucio y los labios, los cuales se hinchan y cubren de vesículas y
costras. La plasticidad está disminuida, falta energía en sus
operaciones, pero no hay aberracion de su tipo, ni degeneraciones é
hipertrofias de los tejidos.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Los servicios que puede prestar la alúmina son mas numerosos que
lo que se ha creido, especialmente en enfermedades cuya rebeldía
cansa á los enfermos y á los médicos. Se trata de las leucorreas,
espermatorreas, catarros pulmonal y vesical, diarreas, corizas, que
por su duracion, por la frecuencia de sus recidivas ó por la
coincidencia con convalecencias penosas, son el orígen de mayores
indicaciones. Las membranas mucosas en general tienen un color
rojo oscuro en su parte esterna, y se observan en ella erosiones,
tumefacciones, vesículas, úlceras superficiales, efecto de la laxitud
de los tejidos, de una especie de descomposicion, y con frecuencia
de un vicio herpético, por no decir que es la regla general. La
alúmina puede en estos casos curar los infartos amigdalares, las
anginas y las hinchazones mucosas; su naturaleza es herpética, y por
lo menos la cronicidad es el carácter dominante. Así pues, este
medicamento se adapta á la angina herpética, al herpes de la mucosa
vaginal, etc.
En estas circunstancias, la quina y el arsénico pueden agregarse con
ventaja. Sin embargo, el carbonato de amoníaco y el borax tienen
mas analogía con alúmina, y por consiguiente obran en el mismo
sentido en un tratamiento de larga duracion. Las dósis mas
considerables, pero siempre perfectamente divididas, son en estos
casos de la mayor utilidad.
Este estado de las mucosas suele existir en las fiebres del mismo
nombre, en su período de decrecimiento y cuando aparentan durar
indefinidamente. En este caso, además de la debilidad muscular y de
la fatiga, por hablar, pensar y por el menor movimiento, hay una
multitud de accidentes neurálgicos ó neuropáticos; palpitaciones,
movimientos fluxionarios abortados que hace que los enfermos lo
refieran á la sangre; afecciones paralíticas en personas que tienen los
caractéres de la alúmina, y aun está indicada cuando se presentan
algunos síntomas de irritacion simulando la inflamacion.
El práctico comprende que aun es útil en algunos casos de gastroatonía y en varias hemorragias de los viejos y personas debilitadas;
en ciertos casos de gota irregular, aun con irradiaciones á las
vísceras, cuando en el dedo gordo del pié hay dolores y rubicundez
lustrosa, indicada entre los síntomas de la alúmina.
El cólico saturnino puede ser tambien de alúmina, cuando sea ya
antiguo; igualmente juega en algunas consecuencias sifilíticas
cuando los enfermos han sido mal tratados ó se les ha dado muchos
medicamentos, y si las membranas mucosas están afectadas con
preferencia. En todas estas circunstancias no debe haber
tumefacciones sero-subcutáneas, y el estado moral y físico del
enfermo debe reunir la mayor analogía posible con el cuadro que de
este medicamento dejamos trazado.
Muchas enfermedades podrian requerir el uso de alúmina en las
mismas personas, y aun la hernia, de la que este medicamento
presenta algunos síntomas; pero está especialmente indicada en
varias erupciones herpéticas, en las que la vitalidad de la piel parece
languidecer y alterarse su tejido, por una inercia vegetativa, por falta
de jugos reparadores. En estos casos, el prurito, las rubicundeces
oscuras, ciertos sabañones, son modificados ventajosamente por esta
sustancia, del mismo modo que la ozena ó el herpes pituitario si se
quiere, cuando depende de un estado análogo de la mucosa nasal.
La alúmina, en fin, es de una utilidad incontestable en las fiebres
lentas con exacerbacion hácia la noche, sin predominio de calor,
escepto las efervescencias de sangre, en fenómenos congestivos
irregulares interrumpidos por calosfríos. Estas fiebres están
acompañadas de debilidad y alteracion de las mucosas en personas
reumáticas y herpéticas que han abusado del régimen vegetal, y en
aquellos, en fin, que presentan un estado general semejante al de la
alúmina.
Dósis.—La alúmina es un medicamento que obra muy bien y
desarrolla sus efectos especiales en un estado de division
conveniente y de atenuacion bastante débil, es decir, á la primera,
segunda y tercera trituracion. La cantidad debe algunas veces
elevarse á un gramo por dia y por dósis. En un gran número de casos
han bastado atenuaciones mas elevadas. Se le administra entonces en
agua, mientras que las trituraciones se toman poniendo la cantidad
de polvo sobre la lengua, y bebiendo despues una cucharada de agua
pura.
AMBRA GRISEA (Ambar gris).
§ I.—Historia.
El ambar gris se cree hoy que es el producto de los intestinos de
ciertos cetáceos, y se le considera como una concrecion biliaria; es
una especie de gomo-resina que se prepara con alcohol para el uso
en medicina. Tambien se puede atenuar por trituracion.
Los señores Trousseau y Pidoux colocan al ambar gris en la clase de
los antiespasmódicos con la valeriana y los éteres, con el alcanfor y
el almizcle. Los antiguos le consideraban como un medicamento
capaz de escitar y fortificar los nervios; Rhassis le daba una accion
especial sobre el corazon, y Abanus sobre el cerebro. Recientemente
Mr. Cloquet ha indicado su eficacia contra las fiebres atáxicas, las
dispepsias nerviosas y los catarros crónicos, y Riviere le prescribe
contra la gastro-atonía. Ha sido mirado generalmente como un
escelente medio para la epilepsia y la hipocondría. Preciso es
confesar que un medicamento cuyas indicaciones se limitan á
semejantes generalidades, bien merece que se le descuide algo y mas
hubiera valido someterle á esperimentaciones formales, como lo ha
hecho la nueva doctrina, especialmente en Alemania y los EstadosUnidos.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Este medicamento no afecta lo bastante la vida vegetativa para dar
lugar á lesiones orgánicas, pues si bien desarrolla exantemas, su
carácter no está ni en la cronicidad, ni en la rebeldía. Los exantemas
que provoca se limitan á veces á cosquilleos, pruritos, ardores,
ligeras hinchazones, rubicundeces pasajeras, ya en la piel, ya en las
membranas mucosas. Los exantemas en la piel consisten casi
únicamente en granos rojos, forunculáceos, y en manchas herpéticas
furfuráceas. El prurito ardiente hace pensar en las molestas
sensaciones que producirá una erupcion que se cree inminente.
Los síntomas del ambar van acompañados generalmente de eretismo
y de tension, si bien su limitacion y la astenia constituyen el fondo.
La turgencia sanguínea es rara y puramente accidental; solo se la
observa parcialmente.
Entre las afecciones aliviadas por el ambar, se cuentan las neuroses,
en las que se aplicó este medicamento en collares, de la misma
manera exactamente que hoy se aplican las cadenas metálicas. La
electricidad puede con mas razon reclamar estos casos.
El conjunto de fenómenos á los que se da el nombre de fiebre, no
son del dominio de este medicamento; pero corresponde á una
especie de fiebrecilla, de irritacion sanguínea, generalmente
nocturna, precedida de susceptibilidad moral, de ideas molestas, de
escitacion de las facultades intelectuales, que dan lugar á un
despecho interior, á conatos al llanto, á la ansiedad, al abatimiento.
El enfermo se agita, se estira, efectúa el movimiento como para
bostezar; su estado se agrava hácia la noche, no puede dormir; las
manos y los piés están helados, adormecidos, temblorosos; frio
interior sin calosfríos, pero con laxitud y pesadez de cabeza que le
fatiga; la cara y las partes genitales se conservan calientes; tiene
apetito y se dispone á satisfacerle. El calor que sobreviene ni es ácre
ni angustioso; ocupa con preferencia la cabeza, el cuello, las
estremidades, y con frecuencia va acompañado de prurito y de
picotazos, sobre todo en los dedos y en las palmas de las manos. La
imaginacion es viva, penetrante, la palabra fácil; pero el ejercicio
abate, enerva. El sudor es algunas veces general y de larga duracion,
acompañado ó seguido de sueño, á no ser que la opresion se presente
al mismo tiempo que un gran calor. Esta fiebrecilla es provocada por
la fatiga, el trabajo mental, la falta de sueño, pero no por el pesar ú
otras causas inmediatamente deprimentes. Los dolores del ambar
gris, que son completamente neurálgicos, no presentan fenómeno
alguno congestivo. Dependen de un estado neuropático anterior, ó
simplemente de una sobreescitacion actual del sistema nervioso; á
los vértigos acompañan sensacion de debilidad en el cerebro,
aniquilamiento, incomodidad precordial, calor en el estómago ó
calosfrío interior; la cabeza está como sujeta y apretada; se
esperimenta á veces afluencia de sangre y la cara está pálida; los
dolores son tirantes ó semejantes á los que produciria una saeta. En
el intérvalo de los dolores, así como por efecto de una debilidad
consecutiva, hay la sensacion como si los cabellos se desprendiesen
de la cabeza; la memoria se debilita, la inteligencia es lenta, y la
astenia general es casi continua.
Los fenómenos nerviosos y neurálgicos que se observan en los
miembros y las estremidades, son mucho mas asténicos que los
otros. Consisten en movimientos convulsivos, en calambres,
rigideces, pesadez, y mas especialmente, en adormecimientos y
ataques bruscos de parálisis sin persistencia. La sensacion de tirantez
domina en los dolores superficiales; los de las articulaciones simulan
la artritis, y los internos son presivos y contractivos. Estos caractéres
dicen bastante para apreciar en qué afecciones reumáticas, artríticas,
epileptiformes y paralíticas se ha podido emplear el ambar gris, y el
partido que se haya podido sacar en casos de este género.
Los síntomas concernientes á los órganos de los sentidos, espresan
el mismo eretismo, confundido primero con el orgasmo, pero
tendiendo siempre á la debilidad, á la astenia. Los ojos, la nariz y los
oidos no presentan nada de especial; conveniente es consignar que
mas bien hay ardor, sequedad y exhalacion sanguínea, que coriza. A
pesar del calor ácre y de la sequedad, de la sensacion de arañamiento
en la boca y garganta, á pesar de las vesículas y ampollas que se
observan, no hay sed. Tampoco existe salivacion, ni el menor aflujo
de saliva, lo cual está en armonía con el estado de tension y de
eretismo que se observa en los enfermos curados por el ambar, ni
del mismo modo se presenta tumefaccion sensible en las amígdalas
y garganta, á pesar de algunos síntomas de angina.
Los síntomas del estómago, tales como flatos, eructaciones ruidosas,
amargor, inflacion del estómago, provocados por los esfuerzos de
espectoracion; las náuseas, regurgitaciones, digestion penosa,
movimientos congestivos en la cabeza durante la digestion, con
necesidad de acostarse por una sensacion de debilidad en el
epigastrio, se manifiestan por la mañana y por la tarde. Se nota
tambien pirosis, espasmos del estómago, tirones que se propagan
hasta la cara, y presiones en los hipocondrios. El vientre está
abultado, hay borborigmos y espulsion de gases que ocasionan con
frecuencia dolores y otras sensaciones penosas. Los dolores cólicos
y las deposiciones diarréicas no son mas características que el
estreñimiento; el tenesmo y el cólico gaseoso lo son más, así como
tambien el prurito en el ano, el flujo de sangre despues de las
deposiciones y otros síntomas de hemorróides.
Indicarémos para los órganos génito-urinarios, el aumento de las
orinas, su sedimento oscuro, su mezcla con la sangre, y el ardor en
todo el canal al orinar, y además, leucorrea espesa, por lo comun
nocturna, irritacion vaginal, punzadas y reglas anticipadas; y en el
hombre, prurito violento, ereccion y prurito voluptuoso sin
escitacion de las partes esternas. El estado de la laringe y del pecho
merece mas atencion, y es el orígen de indicaciones preciosas en las
personas nerviosas y de constitucion delicada, con voz ronca, tos por
la noche generalmente; la tos se presenta algunas veces por accesos
de una violencia estraordinaria; su carácter es espasmódico,
sostenido ó escitado por una sensacion de ardor, de cosquilleo en la
laringe que se hace insoportable y se propaga hasta el estómago; la
tos simula á veces á la coqueluche con sensacion de escoriacion en
un punto limitado de la laringe, silbido y aflujo de saliva á la boca.
Hay dolores agudos que atraviesan el pecho y dorso, espectoracion
fácil y sucia, dolores y quebrantamiento, opresion espasmódica que
se disipa comiendo, palpitaciones con palidez de la cara, sensacion
de constriccion del pecho, ansiedad precordial y bocanadas de calor.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Segun el cuadro precedente se puede determinar fácilmente los
casos de espasmos epileptiformes ó efémeros, las neuralgias, las
palpitaciones, los accesos de opresion, las toses convulsivas, sobre
todo nocturnas, las hemorragias y las hemorróides, las dispepsias, la
ictericia y las gastropatías que el ambar gris debe curar. Es un
medio muy útil contra el eretismo febril y el estado nervioso de los
tísicos, de las personas delicadas con piel seca y que la tos fatiga
particularmente.
Dósis.—En semejantes casos el jarabe de ambar gris ó su tintura,
tomada por gotas en un terron de azúcar, hasta la cantidad de diez á
quince gotas en veinticuatro horas, son dósis convenientes. En la
mayor parte de los otros casos, en aquellos especialmente en que
predomina el elemento nervioso, conviene atenerse á una de las
primeras atenuaciones, por ejemplo, una gota de la tercera dilucion
en agua. El jarabe de ambar gris se prepara magistralmente, segun la
necesidad, en la proporcion de dos á diez gotas de la tintura por onza
de jarabe de azúcar.
AMMONIACUM GUMMI (Goma amoníaco).
§ I.—Historia.
Gomo-resina del Ferula ammoniacum, de la familia de las
feruláceas, umbilíferas de Jussieu; se la prepara por trituraciones
sucesivas ó por la disolucion en alcohol (tintura). La goma
amoníaco es un medicamento conocido desde la antigüedad, pero
que hoy está casi abandonado. Los antiguos, en general, utilizaban
sus propiedades para las afecciones catarrales asténicas ó con infarto
de las glándulas ó de las vísceras. En nuestros dias, Mr. Cruveilhier
le ha usado en las afecciones asmáticas.
§ II.—Efectos fisiológicos.
La goma amoníaco posee una accion notable sobre las membranas
serosas, lo cual interesa ya lo bastante para ser indicado; y á esta
accion debemos una gran parte de sus síntomas, y quizá es la causa
indirecta de otros, puesto que parecen ser la espresion de una
desarmonía funcional, una consecuencia. La afeccion del neurilema
ejerce probablemente su influencia.
Todas las articulaciones son el sitio de dolores, de tumefacciones
subagudas; téngase presente, subagudas ó crónicas, que presentan el
cuadro de los padecimientos de ciertas personas afectadas de artritis
irregular ó de reumatismo vago, tenaz. El moral está en armonía con
esta disposicion patológica: mal humor, taciturnidad, repugnancia
universal, incapacidad de pensar: este estado general coincide con
una astenia general.
En la cabeza, las meninges espresan la afeccion por dolores agudos,
dislacerantes, sensaciones de presion, de hinchazon, de embarazo en
diversos puntos, y se observan tambien punzadas en el cuero
cabelludo y prurito. Los ojos se alteran; hay á veces fotofobia, y
generalmente sequedad, presion, ardor, hormigueos. La sequedad de
la conjuntiva existe sin hipersecrecion, mientras que en todas las
membranas mucosas esta secrecion es seguida de flujos mas ó
menos abundantes y de flegmorragia, sobre todo por la nariz y los
intestinos. La orina es abundante.
Los violentos dolores abdominales, los pinchazos, la sensacion de
presion dolorosa en el hipogastrio, pueden referirse al peritóneo, así
como las punzadas en el cordon espermático. La pleura por su parte
está afectada de manera que hace recordar ciertas pleuresías crónicas
con derrame seroso: respiracion angustiosa, elevada, acelerada,
opresion, punzadas en el lado izquierdo, peso hácia el dorso y
presion en el esternon ó en la profundidad del pecho.
Las estremidades y el tronco son el sitio de dolores artríticos y
reumáticos que justifican lo que dejamos dicho. Las articulaciones
son las principalmente afectadas: en algunas, se observa punzadas,
dislaceraciones y aun hinchazon de los dedos de los piés, ardor y
dolores lancinantes en el dedo gordo del pié.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Aun cuando este medicamento esté casi abandonado por los
modernos, se debe, sin embargo, confirmar su eficacia en casos
análogos á los en que los antiguos le empleaban, pues la
esperimentacion fisiológica apoya esta asercion. La goma amoníaco
está indicada en personas poco irritables ó sanguíneas, en los viejos,
cuando las membranas mucosas son el punto de la astenia ó
hipersecrecion, ó que las serosas padecen de irritaciones crónicas
que han debilitado los tejidos y dispuesto á derrames y exudaciones
serosas. La pleuresía crónica y ciertas hinchazones articulares de los
piés y manos están en este caso, así como tambien algunas
dispepsias, bronquitis y catarros asmáticos ó flegmorrágicos,
diarreas, amauroses, irritaciones de la uretra, de la vagina, etc., con
esceso de secrecion mucoso-purulenta.
Dósis.—La goma amoniaco, triturada con agua, da una emulsion
que puede emplearse con tanta utilidad como la tintura, á la dósis de
20 gotas: se puede igualmente prescribir varios centígramos. Se
administran las trituraciones á la dósis de 1 á 2 decígramos varias
veces al dia. Pero el práctico verá con sorpresa mejores efectos con
dósis mucho menores, tales como una debilísima fraccion de la
tercera atenuacion en 150 gramos de agua.
AMMONIACUM CARBONICUM.—A.
MURIATICUM (Subcarbonato y clorhidrato de
amoníaco).
§ I.—Historia.
El amoníaco es un gas tan violento que solo se usa combinado con
otros cuerpos y en estado de sal. Las dos sales mas conocidas y
usadas son el subcarbonato y el clorhidrato. En cuanto al amoníaco
líquido, que es agua saturada de gas amoníaco, le tratarémos en un
apéndice á este capítulo. Los antiguos conocian las sales de
amoníaco, pero rara vez las usaban solas. Los más se servian de
diversas composiciones, tales como el espíritu de Minderero, el de
asta de ciervo y la sal volátil, etc. Se considera á las sales de
amoníaco como estimulantes, resolutivas, diuréticas, sudoríficas, y
se las usa en casos de infartos crónicos, de catarro, etc.
Solo hablarémos del subcarbonato y clorhidrato por tener los dos
efectos semejantes, y permitir por lo tanto confundirlos en un mismo
estudio. Despues de Hahnemann se han ocupado muchos autores
sobre el modo de que la ciencia fije sus efectos y propiedades.
Preciso es citar á Hartlaub y Nenning, Wibmer y Ruckert. Huxham
cita el caso de un hombre en el que el uso del subcarbonato de
amoníaco desarrolló una afeccion escorbútica.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Tenemos en estas sales una accion que es comun á la de todos los
alcalinos por su carácter fundamental: si, bajo su influencia, la
fuerza plástica no sufre alteraciones que hagan degenerar su tipo y
den lugar á productos nuevos, á escrecencias, á vegetaciones, ni aun
á exudaciones que constituyen falsas membranas, y que no
confundimos con las capas mucosas, ni á exudaciones simples y
mucoso-purulentas, la fuerza plástica se debilita hasta el punto que
los elementos orgánicos presenten una falta de cohesion, una especie
de descomposicion incipiente; la sangre se empobrece, los sólidos se
ponen flácidos, los líquidos se alteran, las fuerzas se debilitan, las
membranas mucosas y serosas se convierten en puntos de
secreciones abundantes, el tejido celular se engruesa y deja distender
las células por la serosidad, el organismo entero está en un estado de
atonía y deterioro que puede ser precedido de cierta turgencia
sanguínea con sequedad de las superficies exhalantes y secretorias, y
que le subsigue siempre. El aumento de secrecion de los riñones, de
la piel, de las mucosas, constituye el período intermedio al estado
febril erético y á la infiltracion serosa de los tejidos, efecto de la
defibrinacion de la sangre.
Este estado es el cuadro de los efectos crónicos ó de dósis repetidas
de subcarbonato y clorhidrato de amoníaco. La analogía de este
cuadro con el de las personas linfáticas ó de una constitucion
sanguínea alterada por una vida penosa, un mal régimen y una
habitacion fria y húmeda indican claramente el uso de estas sales en
tales personas. Pero como por otra parte sus efectos crónicos son
precedidos de algunos fenómenos de escitacion, se sigue que los
sugetos que se hallan en un estado opuesto al que acabamos de
señalar, tienen, habida consideracion á otras circunstancias de
agudeza ó de estacion, condiciones favorables á la accion de estas
sustancias.
En los fenómenos de escitacion es necesario, por consiguiente,
reconocer el predominio de la vida material orgánica sobre la de
relacion; de suerte que las sales de amoníaco están poco indicadas
en las personas nerviosas, inteligentes, vivas, y lo están mas en las
que son blandas, frias ó entregadas á la vida animal. En todos estos
casos el moral presenta la mayor parte de los síntomas ordinarios de
las afecciones que alteran profundamente la vida nutritiva, como la
tristeza, la inquietud, la dificultad de pensar, la aversion al trabajo, la
ansiedad y el mal humor: estas dos últimas disposiciones del
espíritu, que se manifiestan con preferencia en el estado agudo ó
febril, y por la tarde, época natural de la sobreescitacion sanguínea
en las fiebres humorales, catarrales, mucosas, etc., son propias de las
sales de amoníaco.
A. Estado agudo.—El carbonato de amoníaco tiene en su
patogenesia síntomas de sobreescitacion sanguínea continuos y
remitentes, y se los puede dividir en dos períodos: el de eretismo y
de relajacion, ó agudo y subagudo: el de este medicamento, sin
embargo, es mas bien subagudo, comparado con el de medicamentos
francamente piréticos.
El período de eretismo revelado por la esperimentacion pura y por el
uso clínico, dura poco; se espresa por ebulliciones de sangre, aliento
ardoroso con latidos, punzadas en la parte afecta y particularmente
en el cerebro: movimientos fluxionarios pasajeros en los ojos y otros
puntos, generalmente en los principios de las membranas mucosas y
en los órganos de los sentidos; ojos, oidos, nariz, boca, bronquios,
ano, y partes genitales. Estos órganos son el sitio de un orgasmo que
se eleva hasta la tumefaccion, con sequedad, calor, ardor, exudacion
sanguínea. Movimientos semejantes se observan en la piel, en la que
se presentan manchas y placas escarlatinosas, forúnculos, todo con
fiebre, y alternativas de calosfríos y bocanadas de calor. Los
síntomas febriles se manifiestan ó se agravan durante la primera
parte de la noche, y ofrecen una gran variacion del pulso, el cual,
unas veces es lleno, otras blando y otras duro. Pocos estados
febriles, como no sea el estado catarral, producen tanta ansiedad,
tanta agitacion, tanta irritabilidad; tambien se observan
intermitencias en la fiebre con accesos separados por muchos dias,
hasta el número de siete.
El carbonato de amoníaco representa con bastante exactitud en su
patogenesia el cuadro de una fiebre mucosa y de la erisipela que
acompaña al estado mucoso, en los linfáticos, frioleros y dispuestos
á las afecciones catarrales, con el aire esterior, la humedad y el frio.
En medio de los diversos síntomas de coriza y aun de angina, el
enfermo arroja un moco sanguinolento y aun sangre pura por una ú
otra nariz; los labios están secos, hendidos, escoriados; la boca de un
color rojo oscuro y ardorosa; hay vesículas, aftas en la lengua, lo
cual tiene lugar en los primeros dias y durante el período de flojedad
que se prolonga indefinidamente; las encías están tumefactas,
pálidas ó rojas, y sangran fácilmente; la faringe está irritada,
escoriada y de un color rojo vivo ú oscuro. Despues de los primeros
dias de eretismo, hay aumento de las secreciones salival y mucosa.
Domina el gusto ágrio, aunque puede ser dulzoso, el aliento es malo,
no hay apetito, el disgusto es continuo, especialmente para la carne y
alimentos grasos y cocidos; la sed varía, si bien suele ser muy
pronunciada en los primeros dias; las náuseas conducen con
frecuencia á vómitos mucosos, ágrios; el epigastrio está caliente,
dolorido, es el punto de unas punzadas que se observan tambien en
toda la estension del vientre; hay además una sensacion de malestar,
de constriccion ó de plenitud. Los dolores cólicos abaten, las
deposiciones son escasas con tenesmo, ó diarréicas con ó sin
conatos; la orina es mas bien clara, si bien llega á ser sanguinolenta
algunas veces.
En los casos en que el pecho es el mas comprometido, se observa un
ardor constante, aflujo de sangre, tos seca muy fatigosa acompañada
de calor en la cabeza y varios síntomas de pleuresía y bronquitis
intensa.
El período de relajacion se espresa insensiblemente despues de
algunos dias, siendo notable por el restablecimiento de todas las
secreciones y por el incremento de las mismas. Las deposiciones
fecales, sin embargo, continuan siendo sólidas y escasas, ó lo llegan
á ser por la persistencia de una irritacion que se concentra en los
órganos digestivos, y complica ó sostiene el embarazo gástrico. El
sudor es considerable, y tambien un signo esencial de las
indicaciones de las sales de amoníaco en las fiebres mucosas.
Necesario es agregar las frecuentes alternativas de frio ó de
impresion de frio; los dolores contusivos y constrictivos mezclados
de punzadas en las cavidades esplánicas; las orinas muy abundantes,
blanquecinas y turbias; ciertas manchas y erupciones miliares y
vesiculosas en la piel y sobre el límite de las membranas mucosas; el
sudor circunscrito á las articulaciones en fin, síntoma que, unido á
otros, hace reconocer cierto grado de orgasmo en las sinoviales ó
membranas serosas articulares. En tal estado, la cabeza está siempre
pesada, dolorida, con vértigos y náuseas, ó presion sentida
ordinariamente de dentro afuera como en la belladona.
B. Estado crónico.—Este estado sobreviene poco á poco, despues de
una duracion variable, pero siempre larga, del período precedente.
Entonces la astenia y la inmovilidad de los síntomas dominan,
escepto algunas ocasiones en que la persistencia de la tos, ciertos
dolores y el estreñimiento reproducen la irritabilidad y el eretismo.
La cara, sin embargo, está pálida, hinchada, con una espresion
enfermiza; la menor emocion, el trabajo mental y el de la digestion
congestionan el cerebro con calor y sensacion particular de tension.
La piel está pálida y ha perdido su tonicidad; todos los síntomas que
se observan, anuncian una tendencia á la descomposicion: los
ardores y punzadas agudas, las vesículas llenas de serosidad acre y
quemante, los granos que pican y escuecen despues de rascarse,
dejan escoriaciones rebeldes para curarse; las erupciones miliares,
las rubicundeces escarlatinosas, así como los equímosis ó eritemas
pasivos, las escoriaciones entre las piernas, los granos forunculosos,
los orzuelos, hinchazon y esfoliacion de los dedos, las grietas de los
labios, de las manos, que se ponen tumefactas cuando se las deja
colgantes: estos fenómenos de estancacion de los líquidos en tejidos
debilitados son propios del carbonato de amoníaco.
Sus dolores espresan la naturaleza de su accion: hay por lo tanto
diversas sensaciones y modificaciones funcionales. En la cabeza, los
dolores no son agudos, pero sí tenaces, pasivos, vertiginosos, con
náuseas, punzadas rápidas, sensacion de vacuidad ó de escoriacion,
síntoma que se repite en otros órganos, tanto al interior como al
esterior: la sensibilidad del cuero cabelludo está aumentada, pero por
un simple predominio de la nerviosidad sobre la sangre; el infarto, si
le hay, es reemplazado por los jugos linfáticos y serosos, y el tejido
se debilita y los cabellos se caen.
La odontalgia se alivia por la aplicacion de paños calientes, y se
agrava por la presion de los dientes de ambas mandíbulas; el dolor
pasa por todos los grados, desde la sensacion de dentera como por
ácidos, hasta violentas dislaceraciones. Las encías están encendidas
ó pálidas, el epitelio corroido; sangran fácilmente.
El sistema muscular no ofrece particularidades notables; las
punzadas y las sensaciones de contusion, de pesadez, de
quebrantamiento, de cansancio y de frio, los calambres ligeros, las
contracturas y la debilidad muscular, manifiestan tambien el
aniquilamiento de la vitalidad, espresado por los estremecimientos
musculares, los hormigueos, los adormecimientos parciales y
momentáneos, por una debilidad muy grande y el marasmo.
Los ojos no presentan rasgos de inflamacion franca, pero sí una
turgencia humoral subaguda que ya hemos indicado anteriormente
hablando del estado de las mucosas en la fiebre. Se observa la
fotofobia por la mañana á la primera impresion de la luz, y ya se
sabe que la fotofobia se manifiesta con frecuencia bajo la influencia
de medicamentos eminentemente asténicos; así como la debilidad de
la vista, el pestañeo y estremecimiento de los párpados, y
nieblecillas que parecen revolotear en el campo de la vision.
En el oido hay ruidos imaginarios, sensaciones como de golpes, y
zumbidos con disecea. La nariz, aparte de las diferencias
dependientes de la disposicion de las partes, no ofrece otros
síntomas que los demás órganos, si no es el flujo de un líquido acre
y mas abundante, y de algunos granos forunculosos.
La palidez de la piel cuando no es habitual, ofrece variaciones
inherentes á la accion del medicamento sobre los sistemas sanguíneo
y nervioso en general; se nota comunmente una hinchazon que es la
del tejido celular de los miembros, y los rasgos de la cara espresan el
sufrimiento.
Los granos, las vesículas escocientes sobre los labios y sus
comisuras, las grietas y costras en los mismos puntos, reunidas á los
síntomas análogos ya indicados en las mucosas y la piel, son de gran
valor en las fiebres y en los estados mucosos febriles, subagudos,
diferenciando á este medicamento de otros que no provocan esos
fenómenos sino despues de la fiebre, en la convalecencia, como una
crísis.
Entre los síntomas que suministra el estómago, se notan, entre otros
del estado agudo y que simulan la gastritis mucosa y la saburra
gástrica, numerosos fenómenos de gastroses, cuyo cuadro es el
siguiente: disgusto, náuseas y hambre hasta canina, el trabajo de la
digestion fatiga muchísimo, hay pesadez, incomodidades y
endolorimiento del estómago, vómitos, sensacion de vacío,
flatuosidades, algunas veces corrosion, sensacion de frio y ardores
con abatimiento. Los síntomas de las sales de amoníaco nos
presentan tambien el cuadro de enteritis crónicas, de infartos
hepáticos, de diversas afecciones de los órganos abdominales, como
se ve por estos síntomas: dolores tensivos y compresivos, punzadas,
sensacion de plenitud, de borborigmos, de constriccion, dolores
cólicos, flatuosidades, gases abundantes, tumor herniario, diarrea,
hemorróides.
Apenas se observa turgencia en la mucosa de los órganos génitourinarios. Su estado, bajo la influencia de este medicamento, es la
astenia con ó sin obstruccion de la mucosa. Las mismas
disposiciones presentan los órganos de las funciones sexuales y
partes adyacentes. Si hay deseos venéreos, los órganos no
corresponden, y si se escitan los deseos, no existen; la debilidad
general produce este estado, y la grande agitacion de la sangre
provocada por el cóito lo demuestra igualmente, así como los
timbres producidos por simples deseos venéreos. Se manifiestan
poluciones frecuentes, dolores, y el descenso de los testículos en el
hombre; en cuanto á la mujer, pruritos en la vulva, ardores,
escoriaciones,
leucorreas
blancas,
acuosas,
abundantes,
generalmente acres; la sangre menstrual es descolorida, pobre en
fibrina, acre y escoriante; reglas anticipadas, copiosas, precedidas de
violentos dolores de vientre y acompañadas de varias
incomodidades, tales como odontalgia, tristeza, grande abatimiento,
bostezos y estremada sensibilidad al frio.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Estos diversos grupos de síntomas dan á conocer suficientemente la
utilidad de este medicamento en muchas afecciones de personas de
constitucion floja, mas ó menos linfáticas, debilitadas hace mucho
tiempo ó bien que aun conservan lozanía. Son poco impresionables,
tienen una vida mas material que intelectual, y las fuerzas
musculares no están en relacion con las apariencias de su salud.
Las afecciones agudas propias de las sales de amoníaco se hallan
reducidas al círculo de la fiebre mucosa y de las irritaciones de esta
membrana, cuando tienen una influencia importante. La fiebre es
remitente ó intermitente; el coriza, la bronquitis y las
subinflamaciones de las membranas mucosas, especialmente en el
período de la hipersecrecion ó relajacion, son propias de este
medicamento. En iguales casos, no es raro que haya recidivas; los
sujetos tienen análogas indisposiciones y las contraen fácilmente al
aire frio y con la humedad; tampoco es raro que la mayor parte de
las mucosas se afecten simultáneamente, ó que se desenvuelvan en
diferentes puntos movimientos fluxionarios y que la afeccion se
estienda á las membranas serosas.
Las sales de amoníaco son muy eficaces en corizas con ozena, en
ciertas irritaciones de estómago con astenia, en algunas cefalalgias
crónicas unidas á corizas, en varios casos de hidrotorax y de
pleuresía crónicos, en diversas bronquitis antiguas con flegmorragias
complicadas con padecimientos asmáticos; en vaginitis rebeldes,
leucorreas irritativas y otras afecciones de este género, cuando los
síntomas generales y aun los locales armonizan con los del
medicamento, principalmente si la piel está pálida, terrosa, fácil á
escoriarse, hinchada y aun edematosa; cuando las orinas son
abundantes, las secreciones mucosas exageradas, que hay epistaxis,
hemoptísis, flujos hemorroidales poco abundantes, con atonía de las
mucosas que están infartadas y aun momentáneamente irritadas.
Estas sales son tambien eficaces en los infartos glandulares,
linfáticos, precedidos de dolores erráticos y reumáticos, en la miliar
crónica con prurito y ardor, en el herpes furfuráceo pruritoso, en
diversos dolores musculares y artríticos, con caquexia,
adormecimiento, pesadez, temblor y grande debilidad en los órganos
de la vida de relacion. El tic doloroso de la cara puede ser, en ciertos
casos, propio de este medicamento. Pero no podemos admitir, como
se hace en muchos Manuales, la eficacia del carbonato de amoníaco
en un estado tifoídeo cualquiera ó simplemente inflamatorio.
La dismenorrea, que este medicamento cura, es un simple accidente
del estado general, del que se han de sacar las indicaciones
terapéuticas, entre las que se halla la de la esterilidad por atonía
uterina, como sucede en el raquitismo y las escrófulas. Como
medicamento adaptado al estado general es como se puede sacar
partido de él en la gota, de la cual tiene algunos de sus síntomas,
como picotazos, punzadas, dislaceraciones en el dedo gordo del pié,
estremecimientos, hormigueos, dolor quemante, tumefaccion
dolorosa y roja en el dedo gordo del pié. La amaurosis y el bocio no
entran en su esfera de accion sino por circunstancias del estado
general. Las verrugas y vegetaciones, de cualquier género que sean,
solo reclaman el uso de este medicamento como condiciones de
afeccion de nutricion y de debilidad de la actividad orgánica.
Algunos médicos le han aconsejado en la diabetes, enfermedad poco
conocida y contra la que pocos medicamentos están indicados como
curativos, y sí solo como paliativos. Ningun hecho clínico, ninguna
indicacion sintomatológica puede invocarse en favor de esta
pretension, como no sea la abundancia de las orinas y su calidad
física, pero no química y el estado de caquexia. Esto no obstante, en
tales circunstancias puede ser útil.
Dósis.—Las tres primeras atenuaciones en trituracion, á la dósis de
algunos centígramos varias veces al dia, hasta un gramo en
veinticuatro horas, son las dósis y las preparaciones mas simples y
convenientes en los estados crónico y anémico. Es preciso limitarse
á una de las atenuaciones superiores, la sesta, por ejemplo, en
algunos casos mas ó menos agudos con grande susceptibilidad.
La tercera trituracion es frecuentemente preferible en las afecciones
febriles subagudas: se dan cinco centígramos por hora. La digital
debe preceder en su uso en las fiebres saburrales ó mucoso-gástricas,
con lentitud del pulso al principio.
AMMONIACUM CAUSTICUM (Amoníaco líquido.—
Alcali volátil).
Escluimos en esta obra, como ya se ha dicho, las acciones químicas
y mecánicas de los medicamentos, por lo que no cuestionarémos
aquí sobre las propiedades corrosiva y vesicante del amoníaco
líquido, ni de los efectos sudoríficos y diuréticos de las sales de
amoníaco á fuertes dósis, ó de sus efectos locales estimulantes por
su aplicacion tópica en fumigacion ó de otro modo.
Independientemente de la accion del amoníaco líquido sobre el
cerebro, accion que le constituye en el mas poderoso antídoto de los
licores alcohólicos, existe otra no menos directa sobre las
membranas mucosas, que da lugar á sentir el poco uso que de él se
hace y la falta de datos suficientes de sus efectos en el hombre sano.
Hé aquí algunos dignos de llamar la atencion: grande debilidad
muscular, temblor y aniquilamiento de las fuerzas, accidentes
asmáticos, sudores, orgasmo sanguíneo, secreciones mucosas
abundantes.
Se le ha preconizado en los envenenamientos por el ácido
hidrociánico y por el ópio; se le da con resultados á la dósis de una ó
dos gotas en un vaso de agua. Administrado de esta manera disipa
prontamente la embriaguez producida por bebidas alcohólicas, y
tambien ha disipado y corregido las hemicráneas graves y los
accesos de asma.
Todo anuncia que el amoníaco líquido puede gozar de grande
eficacia en los casos graves en que, aunque indicado el carbonato de
amoníaco, sea insuficiente para vencer la astenia y la falta de
vitalidad agravada incesantemente por leucorreas escesivas, por
flegmorragias abundantes, por falta de nutricion en personas
debilitadas, combatidas por plétoras serosas y afectadas de caquexia
mucosa.
ANACARDIUM ORIENTALE (Anacardio de
Oriente).
§ I.—Historia.
Arbol de la familia de las terebintáceas, Jussieu; pentandria diginia,
Linneo. Los frutos de este árbol consisten en una almendra
encerrada en un receptáculo muy duro. Entre este y la almendra se
halla un líquido acre, cáustico, negruzco; es la sustancia usada con el
nombre de anacardio. Se prepara por tintura ó en trituraciones. Son
pocas las observaciones conocidas de este medicamento antes de
Hahnemann; despues de él, Thorez, Lobethal, Wahle y Romani han
publicado algunas.
Hasta hoy las esperiencias confirman los efectos fisiológicos y
terapéuticos del anacardio, siendo sensible que no sea mas usado, y
que la mayor parte de los terapeutistas modernos le hayan escluido
de sus tratados. Luego se verá que sus propiedades pueden ofrecer
ventajas, máxime cuando hoy las afecciones del sistema nervioso
dominan ó complican la mayor parte de las enfermedades.
§ II.—Efectos fisiológicos.
El anacardio es análogo por el conjunto de sus efectos á aquellas
constituciones en las que el sistema nervioso está afectado, ya por el
esceso de trabajos intelectuales, ya por la alteracion repetida de la
sensibilidad, el hábito de las emociones y de los estimulantes
morales, de las pasiones y de los placeres sensuales.
Este estado conduce al marasmo, á la palidez, á un aspecto
enfermizo con rubicundez fácil, pero pasajera de las mejillas, ojos
apagados y los signos de la decadencia física y moral. El anacardio
está en relacion con el cerebro y el sistema nervioso de la vida de
relacion.
Esceptuados algunos fenómenos simpáticos que se despiertan en la
cabeza y el epigastrio, la fiebre del anacardio es absolutamente
igual á la que ocasionarian un trabajo intelectual prolongado, una
emocion de mucha duracion en una persona nerviosa; el sueño es
pesado ó bien agitado por ensueños penosos. Las personas son
frioleras, el frio se hace penetrante cuando sobreviene la fiebre, y
recorre rápidamente el cuerpo; hay calosfríos, temblor general, y los
piés y manos están helados. Algunas veces se desarrolla un calor
sensible al tacto, y que no lo es si no se toca; las palmas de las
manos y la cara se ponen calientes, se declara la sed, y los labios
están secos; tanto el calor como el frio se reparten con irregularidad
y existen parcialmente en varios puntos, como en las fiebres
nerviosas, especie de ataxia benigna, en la que se mezclan sudores
frios, sobre todo en la frente, y á consecuencia de los que sobreviene
siempre un sudor que calma la agitacion febril, cuando es abundante
y general. Se ha observado en la esperimentacion una fiebre notable
por una sensacion de frio que con nada se puede disipar, calor en la
cabeza y las estremidades, coriza y frio alternante con calores
incómodos; el calor era seco, la agitacion nerviosa muy pronunciada
y se unian calambres en la pantorrilla á los demás fenómenos
nerviosos.
Orígen y causa hasta cierto punto de la sobreescitacion nerviosa que
conduce á la astenia física, el estado del moral es en un todo
conforme á esas disposiciones del sistema nervioso ganglionar y de
relacion, disposiciones que, aun cuando la astenia sea profunda y
tienda á la descomposicion, la escitacion tiene aun sus momentos de
elevarse hasta la cólera, y la risa insensata, hasta la vivacidad de la
memoria de los sentidos, hasta el encendimiento de la cara, las
sofocaciones, la sensibilidad escesiva de los ojos á la luz. Hé aquí,
en fin, el estado habitual del moral: debilidad de las facultades
intelectuales, indiferencia profunda, temores pueriles, alucinaciones
de los sentidos, como si el alma estuviera aislada é independiente del
cuerpo; hay frecuentemente mal humor, desaliento, y una tristeza
que se eleva hasta la hipocondría. Pero en el fondo hay siempre una
falta de voluntad y de inteligencia. Este estado del moral es análogo
al en que se halla el organismo; en él se ven las consecuencias de
una fatiga intelectual y física, un abuso de estimulantes morales y
sensuales, un juicio alterado y una semejanza preciosa con ciertas
afecciones mentales para las que el anacardio será un medicamento
eficaz.
Los vértigos, la sensacion de calor incómodo á la menor aplicacion
del espíritu, la de presion de dentro afuera y varias otras sensaciones
estupefacientes y de vacío en la cabeza, son síntomas mas constantes
para esta parte, que las dislaceraciones, los rasgos dolorosos, las
sacudidas nerviosas, las punzadas, los golpes como de retraimiento,
las sensaciones de frio y de ardor quemantes que se manifiestan en
las diversas partes del sistema muscular y hasta en el dedo gordo del
pié, sin escluir la cabeza. En el resto del cuerpo, se observan
rigideces musculares, dolores y chasquidos en las articulaciones,
adormecimiento,
pesadez,
contracciones
espasmódicas,
estremecimientos, temblores, y todos los síntomas que anuncian ó
acompañan á las afecciones paralíticas, afecciones contra las que
puede emplearse muy útilmente.
Los fenómenos convulsivos son menos pronunciados en este
medicamento que en los otros que contienen estricnina y cuyo tipo
puede ser la nuez vómica.
Todo conduce á creer, sin embargo, que el anacardio la contiene,
pero combinada con otros principios activos que modifican su
accion. Quizá con ensayos mas completos y una accion mas intensa,
el anacardio produzca los espasmos tetánicos, el trismus y las
neuralgias mas agudas y duraderas; en sus efectos conocidos se
descubre el rudimento, principalmente en las estremidades
inferiores, como se ve en los siguientes síntomas: sobresaltos en la
cama, estremecimientos, endolorimiento universal, sacudidas,
golpes repetidos y como eléctricos, ráfagas neurálgicas ó
irradiaciones dolorosas.
El sistema cutáneo solo es afectado indirecta ó accidentalmente por
el anacardio, y sus efectos característicos de herpetismo no tienen
aquí importancia alguna, pues solo se refieren á la accion general del
medicamento. Siempre es preciso tener en cuenta los ardores
pruritosos, el prurito algunas veces general y voluptuoso, cuya
significacion es mas bien nerviosa, si se tienen presentes, la palidez,
la sequedad de la piel, el aspecto enfermizo, los ojos apagados, el
calor y el frio desigualmente repartidos, las rubicundeces fugitivas,
el calor en las palmas de las manos, su sequedad, ó su sudor viscoso,
su temblor, la quemazon en la punta de los piés, que son otros tantos
signos que revelan la astenia y la nerviosidad.
Las membranas mucosas no presentan síntomas mas importantes
que la piel. La conjuntiva no está afectada; la accion del anacardio
se limita al nervio óptico y á los nervios del movimiento; el lagrimeo
es debido á dolores constrictivos, y lo mismo sucede
comparativamente con los órganos del oido y del olfato. El
romadizo, el coriza, el estornudo, se manifiestan con una especie de
fiebre catarral, con epistaxis algunas veces, que indica sequedad y
sobreviene cuando se suena la nariz con fuerza. Los labios están
secos, rodeados de una zona rugosa con prurito, y las encías, que
están hinchadas, dan sangre al menor frote. Vesículas dolorosas
invaden la boca que está seca, con gusto amargo, lengua seca,
blanca, como raspada, con sensacion de pesadez é hinchazon. El
aflujo de saliva ni escluye la sed, ni la sensacion de sequedad en la
garganta, cuya circunstancia prueba, en union con la sequedad
general de las superficies mucosas, que el aflujo de saliva es debido
á alguna cosa espasmódica, mas que á la accion simpática del
estómago despues de la comida.
El disgusto, las náuseas, muchos síntomas dispépsicos se hallan
entre los efectos del anacardio unidos á cierto eretismo que se
espresa por la tension y la sed despues de haber comido, por
picotazos, sensacion de presion, por acumulacion de gases sin
espulsion inferior, y que por la parte superior solo hay algun eructo,
mientras que constituye una especie de gastritis la manifestacion de
varios síntomas nerviosos, tales como: pirosis, eructos quemantes,
acedías, sequedad de la garganta, hipo, aflujo de agua á la boca,
sensacion de debilidad, punzadas en el estómago, síntomas todos
que sobrevienen ó se agravan despues de la comida y á la que siguen
siempre, abatimiento, incomodidades angustiosas, somnolencia,
inaptitud al trabajo y tosecilla. A estos desórdenes de la sensibilidad
y de la contractilidad cuyo sitio es el abdómen, es preciso agregar
deposiciones blandas, necesidad frecuente de defecar,
particularmente despues de la comida; esfuerzos inútiles ó
defecacion lenta como por atonía de los intestinos, ó una diarrea con
esfuerzos. Hé aquí un estado erético, que se manifiesta por los
síntomas siguientes: prurito, exudacion en el ano, hemorróides
dolorosas, orinas claras y frecuentes estando en ayunas; orinas
turbias con sedimento, conato frecuente á orinar, prurito en la uretra,
sensacion de ardor en el glande durante la miccion, flujo de humor
prostático despues de orinar, irregularidad de las sensaciones y de
los actos sexuales, ó predominio de la astenia, leucorrea, en fin, con
escoriacion y prurito.
Los órganos de la respiracion, como los de la digestion, presentan
muchos síntomas nerviosos: la menor irritacion produce una
sensacion de titilacion y de hormigueo que determina la tos. Esta es
corta, seca, ruidosa y por accesos; impide dormir algunas veces, hay
esputos de pedacitos mucosos grisáceos ó de materia purulenta y
mezclados con sangre. Se observa una gran variedad de dolores, de
punzadas, de presiones, que se suceden con frecuencia por golpes ó
sacudidas rápidas; respiracion acelerada, opresion angustiosa que los
llantos alivian y que el movimiento y el aire esterior disipan; el asma
nervioso en fin, los dolores reumáticos del tronco y la pleurodinia
están altamente representados en la patogenesia del anacardio.
§ III.—Efectos terapéuticos.
La fiebre de anacardio ofrece algunas indicaciones clínicas en las
fibrillas mas ó menos nerviosas, y no existe sin alguna lesion
orgánica; están ordinariamente unidas á artritis irregulares y á
cefalalgias crónicas, ó á un estado nervioso causado ó sostenido por
la aplicacion escesiva del espíritu, en cuyos casos hay siempre
debilidad habitual de las facultades morales y de los sentidos.
Este aniquilamiento moral y físico constituye el fondo de las
afecciones mentales propias de este medicamento, mas que la
obstinacion y el mal humor; la inercia de las facultades está unida á
la inercia de la sensibilidad, á la del sistema muscular, á un estado
de estupidez, de embrutecimiento, del que salen de cuando en
cuando los enfermos, por la influencia de ciertas escitaciones y de
un delirio á veces lipemaniaco. El anacardio será aun un
medicamento escelente en ciertos casos de ninfomanía que coincida
con el estado general que hemos designado, á la altura y por la
misma razon que la ignatia ó el mercurio; su indicacion abraza la
idea de una aberracion de la sensibilidad, de una especie de
aberracion libidinosa.
Las afecciones paralíticas curables por el anacardio, son el último
grado de las neuralgias, de la nerviosidad y de la debilitacion. Está
indicado en ciertos casos de hipocondría, de histerismo, de asma
nervioso, de coqueluche degenerada, cuando el estado general
armoniza con el de anacardio y corresponde á las mismas causas,
incluyendo en este mismo estado general la debilitacion de los
sentidos, sus alucinaciones y su discrasia. No discutirémos los
demás casos patológicos en que se ha creido indicado este
medicamento, contentándonos con los que preceden, y advirtiendo al
lector, que en el cuadro sintético de sus efectos, hallará mas de una
vez la ocasion de administrarle en algunas afecciones amauróticas,
catarrales, flegmorrágicas por la astenia que sucede al eretismo, y en
accidentes eréticos é irritativos abdominales de fiebres nerviosas en
su período subagudo.
Dósis.—El anacardio es un medicamento que exige toda la variedad
de dósis que nos ofrece la posologia, desde su alcoholatura ó tintura
hasta las atenuaciones elevadas. El uso y una esperiencia razonada,
son las que pueden poner al práctico en estado de discernir la dósis
mas conveniente en un caso dado. No creemos que sea necesario
jamás dar mas de dos ó tres gotas de la tintura al dia; mas
frecuentemente se obtendrá todo lo que se pretenda, de una gota ó
algunos glóbulos de la tercera ó sesta atenuacion en un vaso de agua
para tomar á cucharadas de hora en hora ó con mas espacio.
ANTIMONIUM CRUDUM (Antimonio crudo).
§ I.—Historia.
Este mineral es un sulfuro ó protosulfuro de antimonio, y se prepara
por trituracion con azúcar de leche. El nombre de antimonio procede
de los funestos resultados que produjo en los religiosos que
estudiaron sus efectos.
El antimonio parece haber sido conocido desde la mas remota
antigüedad médica, si bien se limitaba á emplearle al esterior. En los
siglos XV y XVI se le honró, y muchos médicos disertaron larga y
vivamente en pro y en contra de su uso. Fué condenado por un
decreto de la facultad de Paris del 3 de agosto de 1566 y prohibido
por un acuerdo del parlamento. Cincuenta años despues, la facultad
escluia de su seno á uno de sus miembros, á Mr. Paulmier, por haber
contravenido al decreto, lo cual no impidió que un gran número de
médicos prescribieran en secreto preparaciones de antimonio. En
1637 fué sin embargo admitido en la farmacopea en calidad de
purgante, por un acuerdo del parlamento, y un nuevo decreto de la
facultad del 16 de abril de 1637 ordenó su uso. Bien pronto se
reanimó la discusion, y Guy Patin se presentó como uno de los mas
fogosos adversarios de un medicamento que debia conquistar un
rango distinguido en la materia médica y ser preconizado contra
todas las enfermedades ó poco menos.
El antimonio crudo y el tártaro estibiado son los solos antimoniales
conocidos por sus efectos fisiológicos y los únicos que deben formar
parte de nuestros estudios.
Se observa bastante analogía en los efectos de uno y otro para no
dejar de reconocer la presencia de una misma sustancia; en uno y
otro hay sin embargo bastantes particularidades para dar la debida
importancia á las que pertenecen á cada uno de los dos. Los
tratarémos, pues, separadamente, anticipando á su estudio especial la
idea general, de que si los dos tienen relaciones bien marcadas con
el nervio neumo-gástrico, se nota la diferencia de que el antimonio
crudo afecta mas particularmente la parte inferior, y que el tártaro
estibiado obra con especialidad sobre la superior.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Los efectos del antimonio sobre el moral espresan la agitacion y el
mal humor, con frecuencia la tristeza, la taciturnidad y la inquietud
sobre su suerte. El delirio es pasivo; hay síncope y sensacion de
debilidad y de vacuidad de la cabeza, somnolencia por el dia y sueño
inquieto por la noche. Los calosfríos y el frio dan lugar al sueño y al
calor, y en la cama se declara el sudor, que puede presentarse en
todos tiempos: á veces es abundante, pero siempre fácil, dulce,
inodoro y sin ardor en la piel; se observa un sudor frio y pegajoso; el
sugeto está muy friolero, y si se manifiesta el calor, es por
movimientos congestivos en la cabeza y otras partes, frecuentemente
con frio en los piés ó sensacion de frio interno.
El antimonio presenta en sus efectos, aunque rara vez, un estado
febril notable por su intermitencia. Fuera de esta especie de accesos,
el pulso es concentrado, pequeño, raro, irregular, ofreciendo unas
veces dos pulsaciones mas rápidas, y otras, dos mas lentas; es el
pulso completamente abdominal. En los accesos, el pulso es lleno y
acelerado;
hay
palpitaciones,
movimientos
congestivos,
rubicundeces de la cara, si bien esta escitacion del sistema sanguíneo
es precedida de grande postracion, de lentitud en el pulso, y de frio
generalmente de larga duracion, agravado por el movimiento y la
accion del aire. El calor es escesivo y con sed, agravado por el
menor movimiento; el sudor es de los mas copiosos, y el calor que le
sucede de nuevo, pone fin al acceso. Estas especies de accesos de
fiebre sobrevienen ordinariamente por la tarde y el sudor tiene lugar
durante la noche. El sudor aparece algunas veces al mismo tiempo
que el calor; pero es mas frecuente que estos dos estadios sean de
mucha duracion y distintos; lo escesivo del sudor es característico, á
no ser que los vómitos y una salivacion estraordinaria detengan la
fluxion cutánea ó abrevien su duracion. Cuando los vómitos
preceden al acceso ó complican el estadio del frio, es cuando se
observan los sudores frios, el síncope, grande ansiedad y
palpitaciones violentas.
El vértigo, el dolor de cabeza estupefaciente, un estado en el cerebro
semejante al que acompaña á la embriaguez, y algunos dolores mas
ó menos vivos en la cabeza, conducen á la eleccion del antimonio en
ciertas neuralgias reumáticas del cuero cabelludo y de la cara, y
contra los dolores que coinciden con afecciones cutáneas mal
desarrolladas, ó con una supresion del sudor y el abotagamiento de
la cara.
Las neuralgias del resto del cuerpo son generalmente tirantes, se
presentan á lo largo del dorso, en las profundidades de los miembros
y en las articulaciones, particularmente en la rodilla, en la cadera, en
los dedos de piés y manos, en el dedo gordo con una forma artrítica.
Se observan algunos dolores contusivos, pesadez y adormecimiento
de los piés; grande debilidad muscular, sin síntomas de parálisis, á
no ser que se tengan por tales algunos accidentes espasmódicos,
convulsivos de los músculos, calambres en fin, particularmente en
los miembros inferiores, ó tambien un temblor general y
movimientos convulsivos de la cabeza y de los miembros,
precursores de la muerte, en casos de envenenamiento. La vista está
alterada, hay ceguera y abolicion del oido, y por lo general zumbido
de oidos, sordera pasajera y varios accidentes neurálgicos sin
importancia. La voz es débil, ronca, y aun nula, si bien reaparece en
el reposo.
Los fenómenos de la vida orgánica son mas importantes para la
clínica, y confirman los que acabamos de consignar en la vida de
relacion. Hay aumento en las secreciones, como ya lo hemos visto
con el sudor: ahora la indicamos para las mucosas de los ojos, de la
nariz, de las vías aéreas, digestivas y genitales. Pero no se deben
olvidar los síntomas que indican la sequedad de estas superficies,
aunque solo sea accidental y momentáneamente, como la sequedad
de la nariz que sobreviene al aire libre, mientras que el coriza, el
romadizo y la acumulacion incesante de mucosidades en la nariz,
constituyen el estado ordinario.
Si la tos, así como la garganta, ofrecen sequedad, preciso es
reconocer un pasajero estado de espasmo en los bronquios y laringe,
bastante propio del antimonio, derivándose de aquí fenómenos
asmáticos muy caracterizados, y la tos por accesos con ardores en el
pecho. Es muy comun que los esputos sean viscosos y que el
aumento de salivacion se convierta en tialismo. Se observa, sin
embargo, entre los efectos de este medicamento una tos seca,
pequeña, profunda, que se puede denominar gástrica y que es
simpática de una plenitud ó de un embarazo del estómago; el ano,
merced á los tumores hemorroidales, es el sitio de una exudacion
serosa, que emana con frecuencia de la membrana mucosa. La
miccion es abundante y frecuente, el color de la orina es mas bien
natural que oscura, las poluciones son mas frecuentes, no tienen
carácter activo, y la leucorrea es acre ó consiste en una serosidad
sanguinolenta.
Por lo espuesto hasta ahora, se puede comprender que el antimonio
no tiene lugar en el tratamiento de una enfermedad francamente
inflamatoria, porque esceptuados los accidentes febriles
intermitentes, todos sus fenómenos indican el período de flojedad en
las enfermedades, ó el subagudo y crónico. Las mucosidades
segregadas son, en general, dulzosas é insulsas, la lengua pálida,
húmeda ó cubierta de una capa generalmente mas bien blanquecina
que de un amarillo sucio; la faringe está espasmodizada, é impide la
deglucion y se estiende al exófago; la disfagia depende algunas
veces de un infarto que se resuelve por la espulsion de mucosidades
y saliva, infarto mucoso, fluxionario, que puede llegar hasta
constituir una angina.
El estado del estómago é intestinos es el de una plenitud gástrica ó
intestinal, mas bien mucosa y saburral que biliosa; las
regurgitaciones, la saliva y las mucosidades que afluyen á la boca
tienen el gusto de los alimentos; hay náuseas, anorexia y sed,
algunos eructos insípidos ó un poco ágrios, regurgitaciones gaseosas
y malestar, que se eleva hasta la angustia, con cólico, pinchazos en
el vientre, conato á vomitar, vómitos mucosos, á los que se une la
bilis por efecto de los espasmos y sudores generales. Los vómitos
escesivos con enfriamiento, sudor frio, síncope, sed violenta,
sensibilidad del vientre, hinchazon en el epigastrio, dolores presivos
y lancinantes, proceden de casos de intoxicacion y entran en la
esfera de accion del medicamento en las raras circunstancias en que
los síntomas son producidos por la marcha de una enfermedad ú
ocasionados por ciertas indigestiones, á los que hay que agregar
cólicos violentos, borborigmos y flatulencias, meteorismo, dolores
intolerables, desesperantes en el vientre, calores hasta ardientes, y
endolorimiento.
Las deposiciones son con mas frecuencia diarréicas é irregulares, la
diarrea alterna con el estreñimiento, ó mas bien se presentan primero
deposiciones insuficientes, duras, amoldadas, y despues blandas y
líquidas. Las materias de las deyecciones son poco coloradas,
acuosas, sanguinolentas á veces, pero no contienen ventosidades ni
mucosidades espesas y consistentes. Las secreciones producidas por
el antimonio no tienen el carácter de irritacion.
La piel está floja, generalmente pálida, y la cara del mismo color y
abotagada. Se presentan edemas en diferentes puntos de las
estremidades, hay algunas veces una hinchazon pálida, serosa por
todo el cuerpo, como si el procesus plástico y la actividad nutritiva
estuvieran detenidas; en otras ocasiones la misma causa da lugar á
un marasmo general y siempre con gran debilidad. Una multitud de
accidentes seudo-inflamatorios se presentan en la superficie, tales
como, tumefacciones rojas y calientes en el pabellon de la oreja,
granos en la nariz que se escorian y trasforman en úlceras con
costras y flujos de sangre, tumefaccion de los párpados que están
rubicundos y legañosos. Fenómenos semejantes se presentan en las
encías, que sangran con facilidad, así como tambien los alvéolos y
dientes cariados, en los que los dolores de los mismos se aumentan
despues de comer, por el agua fria y por la tarde; vesículas sobre la
lengua é incomodidad en la garganta; irritacion del ano con
secrecion mucosa, hemorróides, escoriaciones que dan una sangre
negruzca y que son el punto de dolores quemantes; espulsion de
gases que arrastran á veces mucosidades en su salida; ciertas
hinchazones rojas y calientes, principalmente en los dedos, proceden
de la estancacion de sangre en los capilares y recuerdan los
sabañones.
Los síntomas cutáneos son ricos en erupciones, como lo prueban las
sensaciones de presion y las punzadas locales que á aquellas se
refieren, y mas aun el prurito, del que ninguna erupcion está exenta;
en el cuero cabelludo está acompañada de alopecia; en las
irritaciones hay hinchazones, erupciones, inflamaciones de los ojos,
de los oidos, de la nariz y otros puntos. Importa notar que el
antimonio, además de las escoriaciones en el ano, produce
fenómenos semejantes en los ángulos de los párpados y de los
labios, en cuyos puntos supuran; el zinc tambien las produce, pero
menos húmedas. Las erupciones, propiamente dichas, pueden ser
miliares y urticarias, aunque lo mas general es que consistan en
granos rojos ó blancos, rodeados de una auréola de ampollas y
vesículas que se trasforman rápidamente en costras; pero los
síntomas de este género mas dignos de atencion son los granos duros
y conoideos de las producciones sicósicas, los tubérculos, pústulas, y
conos semejantes á los de la varicela, síntomas que ponen de
manifiesto la accion del antimonio sobre el dérmis. Estos fenómenos
no se separan de la lesion profunda de la nutricion general, que está
como suspensa, y cuya alteracion produce aglomeraciones plásticas,
como colecciones serosas, abundantes secreciones y la debilidad
muscular.
El conjunto de estos síntomas está caracterizado por una falsa
flogosis, por úlceras fistulosas, por un accidente de gangrena en el
pié, por la hinchazon roja del talon con punzadas quemantes, por
sabañones rojos y dolorosos. Indicarémos igualmente que todos los
síntomas eruptivos tienen la misma interpretacion al reunirlos con la
alopecia, con la antigua existencia de los clavos y de las placas
córneas, de las manchas hepáticas, de la lividez de las uñas, de su
decoloracion, de su deformidad; pues no parece sino que la fuerza
plástica no abandona la periferia sin haber arrojado primero una
especie de aumento de actividad.
No hay medicamentos, aun entre aquellos cuya accion es mas
asténica y deprimente, que no despleguen al principio de accion
algunos síntomas hiperémicos, que no tengan un momento de
orgasmo, un movimiento de escitacion, sino siempre sanguíneo,
nervioso al menos, y como tal, fluxionario generalmente. El
antimonio crudo no está exento de este período esténico por una
accion directa sobre el sistema nervioso ganglionar é indirecto sobre
el sistema sanguíneo, resultando, por consiguiente, que este último
es de muy poca importancia para la práctica y que no reporta
indicacion alguna si no acompañan los fenómenos de la vida
vegetativa y del sistema gástrico. La accion hipostenizante del
antimonio sobre el trisplánico es bien manifiesta, y se estiende á los
sistemas sanguíneo y nervioso cérebro-espinal, ejerciéndose
directamente sobre las funciones digestivas, respiratorias y plásticas;
de aquí resulta su influencia particular sobre las membranas
mucosas y serosas, sobre los tejidos blancos y fibrosos, sobre el
tejido celular, en fin. Los fenómenos que espresan la inflamacion y
el orgasmo sanguíneo son de carácter pasivo y sanguíneos por
accidente. La misma apoplejia, que está anotada entre los efectos del
medicamento, es simpática de la afeccion del trisplánico y se refiere
á las congestiones cerebrales por indigestion ó por lesion del
estómago. El mismo orígen tienen las palpitaciones y la
irregularidad del pulso.
Consta además que la irregularidad del pulso es un síntoma no
equívoco de ciertas afecciones gastro-intestinales.
Este fenómeno, sin embargo, podria muy bien depender de la accion
directa del antimonio sobre el nervio neumo-gástrico, de la misma
manera que el asma y los accidentes asmáticos dependen de su
esfera de accion. Los síntomas convulsivos y espasmódicos, siempre
parciales y locales, no implican su accion directa sobre el cerebro y
la médula espinal, pero sí la accion simpática de los nervios por
anastómosis, por perturbaciones profundas de la vida vegetativa y de
las vísceras abdominales. A la misma causa se refiere la escitacion
genital, y, sin embargo, es necesario reconocer que esta escitacion
puede proceder del orgasmo visceral que establece la accion del
antimonio en el sistema nervioso ganglionar como preludio á sus
efectos asténicos y depresivos.
Las constituciones mas favorables á la accion del antimonio, son
notables por el desarrollo de las vísceras abdominales, con un tejido
celular adiposo abundante ó escaso; tienen los sentidos obtusos y
están sujetas á la tristeza y afecciones deprimentes, ó á la alegría que
resulta de la satisfaccion de los instintos animales ó de las
tendencias del amor físico. Los climas mas cálidos y la estacion del
estío son para la mayoría de las constituciones circunstancias
armónicas con la accion del antimonio. En las personas colocadas en
tales condiciones de clima y estacion, la piel se atrae una parte de la
actividad visceral, que por su atonía entra fácilmente en la esfera de
accion de este medicamento, tanto mejor, cuanto que la salud ó la
armonía funcional exige en el estío y en países cálidos un régimen
sóbrio, mas escitante que escesivo en cantidad, y capaz de producir
mas escitacion que trabajo á los órganos digestivos; pues la menor
plenitud del estómago y ciertos desvíos de régimen ocasionan
digestiones laboriosas, aumentan la debilidad de los intestinos y
gastan la actividad de los nervios ganglionares ya debilitada. Estos
efectos son tanto mas análogos á los del medicamento de que nos
ocupamos, cuanto que los órganos en que se desarrollan están en
relaciones simpáticas con la superficie cutánea, esa zona periférica
de la vida vegetativa.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Ya estamos en el dominio de las fiebres intermitentes gástricas, ora
procedan directamente de esta perturbacion, de esta debilidad
gastro-intestinal, ora que un enfriamiento, una impresion de frio, y
especialmente de frio húmedo en la piel, las determinen por la
repercusion de su propia actividad á los órganos de la vida orgánica.
Esto es aplicable igualmente á las afecciones reumáticas, pues el
antimonio reclama muchas de las que se han creido propias de la
dulcamara, especialmente si se trata de dolores reumáticos
repercutidos al interior y de las diarreas que les reemplazan.
La fiebre propia de antimonio es remitente y terciana ó cotidiana.
Desde el principio se observan en los labios ó sus comisuras los
gérmenes de erupciones que deben despues hacerse crustáceas, y
cuyo carácter febril dejamos ya indicado. La observacion práctica
demuestra que puede agravarse por una cefalalgia interna, hacerse
intolerable y aun llegar á despertar síntomas nerviosos y un eretismo
que no cede sino con la diminucion de los síntomas gástricos. La
menor dósis que se puede dar en este caso, es un centígramo de la
sustancia ó un gramo de la primera trituracion. Esta medicacion hace
cesar el eretismo, acelera la solucion de la fiebre ó del acceso por
abundantes sudores, que se presentan simultáneamente con el sueño.
El adormecimiento, la anorexia, el disgusto, la lengua mucosa y las
orinas sedimentosas persisten en los momentos de remision y
reclaman nuevamente este medicamento. Muchas fiebres gástricas
sin agudeza, las designadas con el nombre de mucosas, exigen el uso
de antimonio, cuando una indigestion ó un estado saburral mas ó
menos habitual figura como causa en la etiologia ó en la
recrudescencia y su prolongacion.
Las anginas con gastricismo muy pronunciado, sin rubicundez, con
ronquera, debilidad de la voz y sensacion de un cuerpo estraño en la
garganta que escita vanos esfuerzos de deglucion, deben ser tratadas
con este medicamento. En las afecciones de pecho de los niños es
necesario auxiliar á este medicamento con ipecacuana, porque hay
en su esfera de accion terapéutica ciertas hipersecreciones de las
mucosas, sin esceptuar la blenorrea del recto, el embarazo gástrico y
gastro-intestinal con salivacion, sin calosfríos, pero con sensacion de
frio, y gastropatías á consecuencia de los escesos de una
alimentacion empalagosa, farinácea, indigesta. En este caso, la
hepatitis misma es de la competencia de antimonio, entendiéndose
por tal una exacerbacion subaguda de una hepatitis preexistente y
crónica.
La fiebre reumática aguda no pertenece á este medicamento. No
tiene lugar en su tratamiento, sino cuando la reaccion languidece, y
que los síntomas gástricos se pronuncian mas en el sentido de su
accion. Los síntomas estacionarios se manifiestan al mismo tiempo,
y entre otros, el sudor, las orinas abundantes, cargadas de una
nubécula; hay tambien afeccion de las articulaciones y de los tejidos
blancos con hinchazones subagudas. Los dolores reumáticos
apiréticos no son propios de antimonio, á no ser que haya
hinchazones articulares indolentes; el reumatismo muscular no le
pertenece. Pero es raro que no tenga indicacion en la gota producida
por los escesos de la mesa; pues aun cuando este medicamento no
hiciese mas que combatir las causas y regularizar las funciones
digestivas, la gota se modificaria ventajosamente, sin prejuzgar y sin
perjudicar las indicaciones particulares de la nuez vómica. La
odontalgia que el antimonio puede curar, se renueva comiendo, se
agrava con el agua fria, se hace congestiva por la noche con un calor
que parece ascender del pecho, y hay con frecuencia hemorragia de
las encías.
En algunas erupciones subagudas, sintomáticas de saburras ó
embarazos gástricos, el antimonio puede ser eficaz, si las erupciones
son pustulosas, miliares, vesiculosas. Corresponde tambien á las
escrescencias epidérmicas, como los clavos, ciertas verrugas y
producciones sicósicas, aun cuando estas producciones no esten
acompañadas de síntoma alguno gástrico. Los fungus articulares y
otras escrescencias nacidas en los tejidos blancos, si no se curan con
el antimonio, serán accesibles á la accion de la stafisagria, del
carbonato de cal y otros medicamentos. En la supuracion de los
ángulos de la boca, de los párpados, de la nariz, ó simplemente en
las escoriaciones con costras en su circunferencia, el antimonio es el
rival del grafito y del zinc; es importante en los exantemas
tuberculosos de la cara, en los que se manifiesta, por lo menos igual,
si no mejor que el carbonato de cal.
Concluirémos indicando que el antimonio está con mas frecuencia
indicado en los viejos que en otras edades, porque la vida está
concentrada al interior en la vejez, y apenas conserva la escitacion
necesaria al sistema nervioso ganglionar. Las secreciones de las
glándulas están aumentadas á espensas de las de la piel: los viejos
son naturalmente dispuestos á los flujos mucosos. El antimonio, en
fin, está muy indicado en los grandes comedores, en los que usan
alimentos abundantes y no fermentados, ó insulsos, y en las
embarazadas. La somnolencia y las afecciones comatosas de estos
sugetos pueden reclamar el uso del medicamento que acabamos de
estudiar.
Dósis.—Las trituraciones, es decir, las bajas atenuaciones del
antimonio son útiles, si bien no negamos la eficacia de la sesta y aun
duodécima atenuacion á la cantidad de algunos glóbulos. Preferimos
uno ó dos decígramos de la primera, segunda ó tercera atenuacion,
dósis que se puede repetir aun de hora en hora en los casos febriles.
Las atenuaciones mas elevadas solo son útiles en las afecciones
perfectamente apiréticas y dermóides.
ANTIMONIUM TARTARICUM (Antimonio
tartarizado.—Tártaro estibiado).
§ I.—Historia.
Es el tartrato antimoniado de potasa, ó tartrato de potasio y de
antimonio. Gran número de médicos de diversas escuelas han
contribuido á enriquecer la materia médica con preciosas
observaciones sobre las propiedades de este medicamento, y todas
concuerdan con las esperimentaciones fisiológicas de Stapf, de
Moor, etc..... Unas y otras se corroboran mútuamente al establecer
las relaciones especiales de este medicamento con el sistema
nervioso ganglionar, y al reconocerle propiedades análogas á las del
antimonio crudo, si bien mas intensas.
Se conoce el abuso que de este medicamento ha hecho el sistema
italiano, y las singulares publicaciones á que ha dado lugar el contraestimulismo. Los prácticos mas discretos han sacado un dato
precioso. Para ellos, el tártaro estibiado era el medio antiflogístico
mas seguro y mas cómodo, á la dósis de 5 centígramos en 1 ó 2
litros de agua tomada por fracciones. A esta dósis se obtienen los
efectos sedativos del medicamento, la diminucion y desaparicion de
la fiebre y una suspension sin accidente y sin mas evacuacion que un
sudor dulce y continuo.
Por este medio se obtiene tambien la cesacion de la fiebre con
turgencia y violenta neuralgia en las partes superiores del cuerpo, ó
con flegmasía, como en la otitis congestiva y en ciertas fluxiones de
la mejilla con fiebre violenta. Tales son en resúmen los efectos de la
ipecacuana á igual dósis, y aconsejamos que no olvide nadie esta
advertencia, porque hay casos en que el acónito y otros
medicamentos al parecer indicados, son ineficaces, y porque hay
fiebres cuyo carácter, mas bien gástrico ó catarral, que inflamatorio,
ceden muy bien al tártaro estibiado empleado de esta manera.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Nos limitarémos á algunos puntos de comparacion entre los efectos
del tártaro estibiado con los del antimonio crudo. La fiebre
provocada por el primero es mas marcada, los síntomas de reaccion
mas violentos, así como los de concentracion y el frio, que se elevan
hasta el síncope; el ardor epigástrico, los vómitos, las deposiciones,
los espasmos, en particular los del exófago, son mas pronunciados, y
todavía mas los síntomas relativos al pecho: pulso pequeño,
respiracion corta, opresion asmática, hepatizacion del pulmon,
inyeccion de la mucosa pulmonar y espectoracion abundante. El
tártaro estibiado, por sus síntomas diatésicos, produce una
alteracion profunda de la vida, y espresa su modo de accion sobre el
sistema nervioso ganglionar, accion debilitante que tiende al
aniquilamiento del influjo nervioso en los tejidos y órganos de la
vida vegetativa del organismo en general, y de los pulmones y
vísceras abdominales en particular; su accion se estiende hasta el
reblandecimiento y ulceracion de las mucosas.
No es pues de admirar que se cuente, entre los efectos generales, el
frio interno, la grande disposicion al frio, los sudores frios, los
sudores y las secreciones mucosas abundantes y dulzosas, insípidas
mas bien que ácidas ó elaboradas, la angustia y la agitacion, accesos
de vértigo, coma letárgico, abatimiento, debilidad muscular
estremada, temblor de los miembros, adormecimiento é
insensibilidad, principalmente de los miembros, neuralgias,
calambres, convulsiones, salto de tendones, desfallecimiento, sin
que á pesar de esto haya parálisis.
Debemos consignar un carácter particular que no carece de
importancia en las indicaciones del tártaro estibiado, el cual
consiste en el endolorimiento y sensibilidad exagerada de todo el
cuerpo, mas notable en el epigastrio y vientre; se la observa
igualmente en el interior: el estómago está sensible y se resiente
hasta del contacto de los alimentos que se ingieren: esta sensacion se
reproduce en los intestinos como si estuvieran llenos de cuerpos
duros; y por otra parte, el adormecimiento y la estrema debilidad
muscular, las manchas de color oscuro bastante grandes é
indolentes, la insensibilidad de los dedos cuya punta está seca y
como muerta, pueden pasar por el último término de la sensibilidad
exagerada, y revelar la naturaleza asténica y su orígen en la
influencia de los nervios de la vida orgánica.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Las afecciones mas comunes que requieren el uso del tártaro
estibiado, tienen por carácter la integridad, la relajacion de la fibra,
las orinas turbias ú oscuras, las secreciones exageradas no
suficientemente elaboradas, á lo cual podemos agregar: un estado de
gastricismo, laxitud muscular pronunciada, agravacion del malestar
y de los padecimientos abdominales estando sentado, las náuseas,
deseo de ácidos, irregularidad del apetito y de la sed; y para los
casos crónicos, palidez habitual, hinchazon de la cara, postracion,
pesadez y embarazo de la cabeza, apatía moral.
Las fiebres intermitentes con somnolencia, conatos á vomitar, saliva
filamentosa y aumentada, y sin sed notable, grande sensibilidad al
frio antes del acceso, son del dominio del tártaro estibiado. La
fiebre es con mas frecuencia remitente, con accesos por la tarde
hácia la noche. El frio y calor son menos notables que el sudor, el
cual es abundante y supera á los otros estadios en duracion. El pulso
débil y fácil de deprimir, y que se hace pequeño y apenas sensible en
el estadio del frio, es una indicacion esencial para el tártaro
estibiado. Este medicamento no tiene uso en cualquiera otra fiebre
que no tenga carácter catarral, reumática y gástrica. En estas
afecciones está indicado por la angustia ó la agitacion y el
abatimiento, por la apatía moral y una astenia profunda cuyo punto
de partida es el gran simpático.
Las afecciones reumáticas que corresponden al tártaro estibiado, no
son febriles, ó tiene la fiebre el carácter que dejamos consignado,
observándose siempre una afeccion gástrica ó hepática y que los
accidentes reumáticos son articulares.—No es raro que esten
acompañadas de dolores lancinantes en los músculos, calambres en
las piernas y aparezcan ó se agraven por intérvalos. Las punzadas y
el dolor profundo, la crepitacion y el edema de la parte, caracterizan
al reumatismo articular que corresponde á este medicamento, cuya
accion no es menos eficaz cuando la referida afeccion se limita á los
tejidos blancos que cubren la articulacion.
La fiebre gástrica del tártaro estibiado es mas biliosa que saburral;
en el sistema gastro-hepático hay orgasmo y plenitud; tension,
hinchazon, calor, latido, pesadez, pandiculacion, somnolencia,
agravacion por el mas ligero alimento, y muchas veces erupciones
variadas, entre otras, la miliar roja, vesículas en los labios y aftas en
la boca. Su accion parece terminar en las dos superficies cutánea y
mucosa con lesion de su tejido, y es raro que las afecciones que
restan en su esfera de accion no ofrezcan algunas de las erupciones
de que acabamos de hablar, ó cierta lesion de la mucosa gastrointestinal, tales como aftas, vesículas, inflamacion foliculosa y
ulceraciones. Ultimamente, el reblandecimiento producido por este
medicamento, es una adquisicion para la ciencia, por lo cual puede
empleársele en la gastromalacia de los niños y en casos análogos en
los adultos.
No pasarémos en silencio la reciente aplicacion que se ha hecho del
tártaro estibiado en el primer período del cólera y contra la colerina.
Su accion especial sobre los nervios ganglionares, su tendencia á
aniquilar la vitalidad y los fenómenos de la mas íntima nutricion,
justifican esta aplicacion, si no de una manera absoluta, en los casos
al menos en que ni ipecacuana ni el eléboro están indicados.
Sabemos que el tártaro estibiado ha sido para muchos terapeutistas
objeto de curiosas investigaciones y de brillantes estudios; pero
tambien hemos visto pasar estos trabajos sin producir los óptimos
frutos que sus autores se prometian. En opinion de estos autores, el
tártaro estibiado, el calomelano, el opio y la quina curan todas las
enfermedades: no deberiamos ocuparnos de materia médica si no se
supiese sobre qué fundamentos se han elevado tales pretensiones y
con qué facilidad se ha descuidado el estudio de la accion electiva y
de las especialidades de cada medicamento.
El tártaro estibiado es un escelente medicamento á las mas débiles
dósis para la diarrea y la disentería crónicas, en los flujos de vientre
rebeldes, que se reproducen por la menor causa, y sobre todo por la
menor falta de fuerza, por el trabajo corporal y por el movimiento;
en los cólicos con abatimiento y sensacion de aniquilamiento en el
momento de las deposiciones, cuya materia es mucosa,
sanguinolenta á veces, y su consistencia es blanda ó líquida.
Para las afecciones del pecho hay en este medicamento otras
indicaciones importantes. Corresponde perfectamente al período de
ciertas neumonias, en el que la agudeza de los síntomas empieza á
ceder, no por efecto de la resolucion, sino porque la persistencia de
la hepatizacion produce la exudacion por falta de vitalidad de los
tejidos y por el estado edematoso de los pulmones; el dolor ha
disminuido ó desaparecido; la tos es húmeda, con espectoracion
abundante que alivia; la inervacion de este órgano está entorpecida,
la respiracion solo es posible estando sentado, las mucosidades
obstruyen los bronquios; la ansiedad y sofocacion inminente
anuncian el edema.
Por las razones espuestas el tártaro estibiado es útil en ciertos asmas
húmedos, en el catarro sofocante, en todos los casos de parálisis
inminente del pulmon, y si el ácido muriático, el arsénico y el
fósforo no están mejor indicados. Los accidentes de un asma con
sensacion de constriccion, amenazada la inervacion del pulmon por
un estado pletórico de este órgano, por una congestion humoral, son
tambien del recurso del tártaro estibiado, así como la hepatizacion ó
la astenia nerviosa que resulta á veces del crup. Pero es necesario
distinguir bien las propiedades de este medicamento de las del
fósforo, porque el tártaro estibiado no está indicado por la
hepatizacion, sino por la falta de inervacion que sostiene el infarto
del tejido pulmonar y determina su lesion. Así, pues, está indicado
en las toses, síntomas de este estado del pulmon; las toses son
precedidas de espasmos de la glotis, de la laringe y de los bronquios;
están acompañadas de estertor mucoso, de salivacion y debilidad de
la respiracion. Por los referidos datos puede ser útil en algunos casos
de crup, simplificando la dolencia y oponiéndose al infarto
pulmonar, resultado del estado espasmódico, de la dificultad de la
respiracion, en una palabra, de la lesion nerviosa, de la inminencia
de la parálisis del pulmon.
Indicarémos algo acerca del uso de este medicamento en los
derrames pleuríticos, asemejando su accion á la de la scilla. Si el
tártaro estibiado goza de alguna virtud contra esta afeccion, es tan
solo devolviendo su energía al pulmon y restableciendo sus
movimientos, que pueden dar por resultado el facilitar la reabsorcion
del líquido derramado en el saco pleurítico.
Nos falta mencionar la eficacia probable del tártaro estibiado en
ciertas amaurosis, precedidas ó acompañadas de chispas delante de
los ojos con vértigos. Es preciso en estas circunstancias determinar
la influencia ejercida por el estómago y los nervios ganglionares
sobre los ojos. Este dato se aplica al acné juvenilis, á ciertas
producciones sicósicas, á erupciones de granos con auréola roja, y á
pústulas seguidas de costras y de una pequeña cicatriz cóncava.
Dósis.—Se administra el tártaro estibiado á la dósis de 5
centígramos por litro de agua azucarada, tomada á cucharadas cada
hora y media por uno ó dos dias; se le administra tambien en
trituracion: algunos centígramos de la primera ó segunda y tercera,
en agua, para el dia, repitiendo esta dósis varias veces. El vino
emético es una preparacion antimonial que merece usarse en los
niños á la dósis de algunas gotas repetidas con frecuencia.
ANTROKOKALI (Carbon potaseado).
§ I.—Historia.
Esta sustancia es un compuesto de sosa y antracita. Se ha empleado
por primera vez como medicamento por el doctor Polya (de Pesth),
quien consignó su utilidad en las afecciones herpéticas en una
memoria (1837), siendo esperimentada y aplicada á la clínica por el
doctor Klinger, en 1839, y despues por otros varios.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Los efectos fisiológicos de este medicamento pueden resumirse del
modo siguiente: aumento de la actividad cutánea y de la secrecion
urinaria; diarrea, anasarca, erisipela crónica. Pero es necesario notar
que el sudor abundante, generalmente nocturno ó en la cama, solo se
presenta cuando el sugeto esperimenta irritacion en la garganta, con
sequedad, sed y síntomas de angina. Pero este sudor no tiene lugar
ínterin subsistan la diarrea ó la afeccion faríngea, sino despues que
una y otra han cesado. La orina sigue siendo abundante; el sudor en
fin, no se presenta si hay vomituriciones sin diarrea. La accion, pues,
especial de este medicamento en la piel cambia de rumbo,
dirigiéndose á la mucosa intestinal, y del mismo modo pasa de esta á
la piel, resultando que las afecciones cutáneas y mucosas se suplen ó
reemplazan.
La escitacion sanguínea, en fin, es siempre la primera que se
manifiesta bajo la forma fluxionaria, con calor y prurito en la piel,
pulso febril, calor general, opresion y palpitaciones violentas,
calosfríos que alternan con ardores, calor y sequedad de la faringe y
sed viva; ardor al orinar y prurito en el orificio de la uretra;
erecciones frecuentes y menstruaciones anticipadas. La escitacion
parece terminar con diuresis, mucosidades, diaforesis: esta
relajacion general reviste entonces el carácter asténico por
infiltraciones serosas, por flatulencia que se eleva hasta la
timpanitis, por un exantema urticario, por pústulas y nudosidades
pruritosas que se presentan por la noche y desaparecen por el dia,
por una erisipela crónica. El embarazo gástrico no es constante.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Es sensible, que los ensayos hechos hasta el dia con el carbon
potaseado y que anuncian en él propiedades muy notables y muy
especiales, no sean completos. No se debe sin embargo despreciar
este medicamento en ciertas diátesis ó caquexias herpéticas, en las
afecciones catarrales y gástricas ó intestinales antiguas, con flujos
exagerados, sudores, agravacion nocturna, sabañones, fluxiones
herpéticas y escrofulosas.
Dósis.—Pueden emplearse con éxito las tres primeras atenuaciones,
es decir, las trituraciones á la dósis de 1 á 4 ó 5 decígramos al dia.
Las otras divisiones posológicas, desde la sesta atenuacion, son
útiles en las mismas circunstancias que las hacen preferibles en otros
medicamentos.
ARGENTUM METALLICUM (Plata metálica).
§ I.—Historia.
Este metal parece haber sido empleado por los árabes en el siglo
XVII en ciertas afecciones mal apreciadas, pero aun esto se habia
dado al olvido, hasta que Hahnemann le sometió á la
esperimentacion. Se hallan sin embargo en 1827 observaciones de
fiebres intermitentes curadas con algunas dósis de limaduras de
plata. El doctor Muller fué, despues de Hahnemann, el primero que
llamó la atencion sobre este nuevo agente, que realmente merece
ocupar un lugar importante en la materia médica.
§ II.—Efectos fisiológicos.
La accion prolongada de esta sustancia en el organismo presenta
alguna analogía con el estado de las personas en que predomina el
elemento nervioso de la vida de relacion, no precisamente por la
nerviosidad, ó el temperamento nervioso, sino por el desarrollo de la
accion nerviosa cerebral modificada, ó exaltada por la cultura del
espíritu y su aplicacion á los trabajos intelectuales.
Su accion especial sobre el sistema nervioso cérebro-espinal no es
dudosa; obra además sobre la vida vegetativa en los fenómenos mas
íntimos de la nutricion intersticial y sobre los vasos sanguíneos.
A. Apreciacion de sus efectos en los órganos de la vida de
relacion.—El moral, por la carencia casi total de síntomas, parece
anunciar la influencia de una voluntad firme é ilustrada, sobre el
aparato sensitivo; dos son tan solo los síntomas consignados: el uno
es presa una idea fija del sugeto, y el otro, mal humor, que es un
síntoma comun á la mayor parte de medicamentos de accion
profunda. Se puede notar con mas razon el disgusto y el cansancio
que hacen preferible el silencio á la tendencia á conversar.
El sueño es estremadamente agitado por ensueños vivos y
angustiosos. Lo notable en estos ensueños y que apoya las
indicaciones que se sacan del moral, es que versan, en general, sobre
los sucesos del dia, que se razona y se convence uno de su realidad
mientras dura, para olvidarlos al despertar. El sueño no parece
reparador; se podria decir, que sustraido de la influencia del moral,
el organismo cae en el abatimiento; así es que se nota grande
decaimiento al despertar, sintiéndose despues como molido; por la
mañana, hay laxitud y debilidad, sensacion de quebrantamiento,
flojedad estando adormecido; al principio del sueño en la primera
parte de la noche, dificultad de dormirse, vértigos, estremecimientos
convulsivos: estos movimientos convulsivos se presentan durante la
siesta, ó desde que se ha dormido, simulando algunas veces á una
conmocion eléctrica en los miembros. Unidos estos síntomas á otros
varios, tales como: vértigos, aturdimiento completo al
reconcentrarse en sí mismo, hacen pensar en la epilepsia, así como
tambien, la obnubilacion, los vértigos por accesos, oscurecimiento
como si la cabeza estuviese llena, atontamiento, sensacion de vacío
en la cabeza, sueño vertiginoso, imposibilidad de reunir las ideas,
sensacion como de embriaguez y de conmocion eléctricas en los
miembros, accesos de compresión en el cerebro, dolores
calambróides en los músculos, calambres con sensacion de
acortamiento de los tendones, contraccion de los dedos, debilidad
paralítica.
Los dolores afectan principalmente las partes profundas, el periostio
y los huesos; revisten casi todas las formas, pues en los músculos
son calambróides y como de quebrantamiento; en los huesos y
periostio, son dislacerantes, quemantes, osteócopos, y muchas veces
calambróides y lancinantes; los dolores superficiales se manifiestan
por pequeños puntos y suelen agravarse con el tacto. Pero los
dolores que ocupan las superficies internas, las mucosas, ofrecen la
sensacion de escoriacion. Se observan dolores que aumentan
gradualmente en algunos segundos, y que desaparecen súbitamente
en su maximum de agudeza; otros son rápidos como rayos, y pueden
considerarse como los precursores del dolor. En general, los dolores
desarrollados por la influencia de la plata, tienen, por la
profundidad, el carácter lancinante, el ardor, la forma de
sacudimiento y la agudeza rápida, numerosos puntos de analogía con
los dolores osteócopos y los de las lesiones orgánicas.
Una singularidad de este medicamento consiste en que su accion se
limita á síntomas insignificantes en los dientes: sensibilidad en una
muela cariada; los dientes de la mandíbula inferior se unen á los de
la superior como si el esmalte estuviese cubierto de goma. Análoga
es su accion en las vísceras y órganos de la vida orgánica, en las que,
como vamos á ver, no desarrolla neuralgia ni dolor alguno
propiamente dicho. Pero indicarémos antes el carácter de su accion
sobre la piel. No induce modificacion en su tejido ni aun en el
epidérmis; no hay granos, ni manchas, ni rasgo alguno herpético.
Los dos granos forunculosos que se han observado, pertenecen mas
bien á las partes subyacentes, al tejido celular. Todos los síntomas
de la superficie cutánea, consisten en sensacion de prurito de todas
especies y en todas partes, ya con calor ó ardor, ya sin estas
sensaciones; el prurito obliga á rascarse y se presenta por la tarde en
la cama y otras veces por la mañana; en ciertas circunstancias
degenera en un picor muy vivo. Algunos puntos, en fin, producen la
sensacion de una escoriacion con dolor quemante, resultando de
todo esto que la afeccion de la piel es como la de las membranas
mucosas.
B. Apreciacion de los síntomas en los aparatos de la vida
orgánica.—Se debe tener presente el predominio del apetito aun
cuando el estómago esté lleno. Tambien se hace sentir el hambre y
la acompaña á veces alguna incomodidad. Se comprende que en
ciertos estados diatésicos desaparezca el hambre; solo dos ó tres
síntomas indican la pérdida ó diminucion. La pirosis, los eructos
quemantes, algunas regurgitaciones con vértigos, pinchazos y
meteorismo, indican la accion de la plata sobre el estómago. Se
observan sensaciones de presion sobre el vientre, dolores cólicos,
timpanitis, meteorismo, pero ningun dolor, porque los únicos que se
han referido para el abdómen, pertenecen á los músculos psoas, á la
íngle y anillo inguinal.
Las deposiciones son mas bien normales, ó cuando más un poco
líquidas; se manifiesta una sensacion de presion, vómito una sola
vez al tiempo de defecar, y un malestar en el vientre seguido de
deposicion, por la mañana. El ano es el punto de varias sensaciones
de prurito, como si se espulsasen lombrices; las orinas son mas
abundantes, y hay un poco de ardor, ó punzadas al orinar. Varios
síntomas espresan el dolor como de contusion en los testículos,
dolores profundos en su sustancia, dislaceraciones á lo largo de los
cordones; poluciones, en fin, nocturnas y pasivas.
Las funciones de los sentidos, inclusa la audicion, no dan indicios de
alteracion alguna, y los mismos órganos no ofrecen mas que los
fenómenos comunes á las membranas mucosas, como prurito en los
ojos, punzadas y tirones en los oidos; y tambien debemos indicar la
tumefaccion de algunas glándulas submaxilares, con punzadas vivas,
la hinchazon del labio superior, ó una tumefaccion del mismo, con
ardor, rubicundez y dolor.
Las membranas mucosas, en general, presentan un estado erético
con sequedad, la cual se manifiesta varias veces y con diversas
formas en la boca, la lengua y otras partes; pero esto no obsta para
que se indique la salivacion, si bien ocurre en un estado de espasmo
y de contraccion producido por el reposo. Respecto á las encías hay
que agregar, que están doloridas al tacto; que la lengua está seca, y
se pega al paladar; que esta sequedad de la lengua solo es á veces
una sensacion de desarmonía con su humedad real, y que su punta
presenta un ardor quemante, y vesículas algunas veces con dolor de
escozor tambien quemante.
La mucosa nasal difiere del estado de sequedad de la boca.
¿Consistirá en que está contigua á la de la garganta mas
particularmente afectada por la accion de la plata, ó en que los
esperimentadores usaban tabaco?
Ni los oidos ni los ojos ofrecen flujo alguno; pero es preciso tener en
cuenta el orígen primitivo: irritacion en la nariz como por un coriza;
las dos narices están como tapadas; latido en la fosa nasal;
pinchazos, estornudos, cosquilleos, fuertes epistaxis al sonarse: este
estado es seguido de un coriza fluente muy pronunciado, cuya
duracion supera á la de la sequedad.
La faringe es la parte del sistema mucoso en la que mas se
concentran los síntomas: la sensacion de escoriacion es aquí
dominante, y para darla mas realidad, se presenta con especialidad
en el acto de la deglucion y con la tos; hay tension al bostezar,
presion y arañamiento por todo el dia, mucosidades espesas, de color
gris, gelatinosas, que se desprenden fácilmente al espectorar por la
mañana: esta época debe tenerse presente. Existe en la laringe una
sensacion como de taponamiento que ocasiona un dolor contusivo
en la faringe, y como una hinchazon que dificulta la deglucion y
produce vanos esfuerzos para tragar; arañamiento mas desagradable
que doloroso, que se estiende á todo el velo del paladar; dolor
grande que se propaga á uno ú otro oido por la trompa de Eustaquio,
á veces un hormigueo pruritoso; diferentes sensaciones, arañamiento
irritante que obliga á toser; los accesos de tos son provocados al
bajarse y riendo, y van seguidos de expectoración mucosa fácil, lo
cual, en union de otros síntomas, indicaria una irritacion crónica
debida á una hipertrofia de los folículos mucosos, que efectuan una
secrecion abundante y rápida. La espectoracion mitiga la tos, y es
blanquecina y muy acuosa; cuando hay tos seca, es provocada por
un arañamiento en los bronquios.
Se perciben ciertos ruidos anormales en el acto de la respiracion,
entre otros, el chirrido y el zurrido metálico. Las punzadas y otros
dolores se limitan á las paredes: hay hipo, opresion como por un
gran peso sobre el pecho, ardor presivo en la region del corazon y
frecuentes palpitaciones espasmódicas sin dolor ni sensibilidad. El
pulmon, el corazon, así como las demás vísceras están sustraidas á la
accion directa del sistema nervioso cérebro-espinal, y no
esperimentan dolores. Todas las neuralgias de la plata se presentan
en los órganos de la vida de relacion. Esto, así como el prurito en la
piel y la sensacion de escoriacion en las mucosas, son caractéres
sobresalientes. La influencia de la plata en la vida vegetativa
procede de su accion especial sobre la estremidad de los vasos
capilares, y no por una accion particular sobre los nervios
ganglionares: esto es lo que resulta de los caractéres que acabamos
de indicar en la mayoría de sus síntomas relativos á la vida
vegetativa, de su prurito y de sus efectos terapéuticos.
La calorificacion esperimenta modificaciones que se espresan por
calosfríos, por una sensacion como si corriese agua por la piel,
horripilaciones, calores repentinos é irregulares que confirman, en
efecto, la afeccion particular, el espasmo del sistema capilar, que se
estiende á los grandes vasos, como lo prueban las palpitaciones
espasmódicas y algunos fenómenos de la respiracion; la fiebre es
nula, el sudor insignificante y la reaccion limitada á la aceleracion
del pulso, con sed, y á una fuerte pulsacion de las carótidas del lado
izquierdo, síntoma que pertenece mas bien al espasmo; todo lo cual
es lo menos que puede producir el gran desarrollo de la actividad
nerviosa. A pesar de todo, estos ligeros fenómenos de reaccion
tienen la significacion práctica de que la plata, indicada ya para
combatir las lesiones de tejido y las enfermedades de los huesos, por
sus dolores característicos y profundos, por su accion sobre las
estremidades de los vasos capilares sanguíneos ó linfáticos, así como
en la plasticidad, tiene una indicacion mas claramente espresada en
estas lesiones, cuando se desenvuelven en un estado de salud dado,
que son infebriles, ó con ligera fiebre vespertina, ó que los sugetos
no son muy dispuestos al frio, y que la nutricion general está menos
afectada en sus atributos vegetativos que en algunos de sus efectos
especiales ó locales.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Para apreciar las indicaciones reales de la plata metálica, basta que
el lector recuerde lo que dejamos espuesto en sus efectos
fisiológicos.
1.º Está indicada en varias afecciones dolorosas, neurálgicas, hasta
con caquexia desarrollada en el curso de la dolencia ó despues de
tratamientos por grandes dósis, sean cualesquiera los medicamentos
empleados: estas dósis dejan en pos de sí un eretismo que reconoce
por causa una discrasia, que podriamos llamar medicamentosa; se
observan dolores profundos, vivos, rápidos, osteócopos y otras
neuropatías que afectan simultáneamente la sensibilidad y la
contractilidad, lo cual ocurre con preferencia en los tratamientos
mercuriales, yódicos, alcalinos, arsenicales, capaces de modificar la
constitucion del sugeto, de producir obstrucciones é infiltraciones en
los órganos internos.
2.º En ciertas lesiones orgánicas y degeneraciones de tejido: de las
mamas, del útero, laringe, lengua, estómago, en las periostitis y
osteitis crónicas, en las cáries, osteo-sarcomas, generalmente con
dolores y sensibilidad física y moral exaltada.
3.º En las laringitis crónicas sin fiebre, sostenidas por la
conversacion ó el canto, exentas de vicio herpético, y producidas
mas especialmente por irritaciones repetidas, enfriamientos
frecuentes, por la accion de sustancias acres, de medicamentos
absorbidos en cantidades considerables y suficientes á modificar
estas partes y otras porciones de las mucosas, en particular la génitourinaria. Las trituraciones de plata tienen en estos casos una accion
mas segura y mas pronta.
4.º En el insomnio producido por ideas ilusorias durante la primera
parte de la noche, con prurito variado y nerviosidad.
5.º En algunas otras afecciones, tales como la flatulencia y los
borborigmos rebeldes, en personas nerviosas de ambos sexos, con
eretismo, facilidad ó disposicion á los espasmos y aumento de orina;
diabetes; ciertos estados que se elevan hasta la epilepsia y el
histerismo por medicaciones que han alterado el organismo, con
palpitaciones, impotencia ó astenia genital, dependiente de la
imaginacion ó de las medicaciones, así como algunos corizas
crónicos y ciertos casos de artritis con debilidad muscular y sin
alteracion de las funciones digestivas, pero sí con sequedad de la
piel y aumento de las secreciones urinaria y mucosa. 6.º Es probable
su indicacion en la diabetes, pero con seguridad en los flujos
urinarios de los niños, así como en la incontinencia nocturna, cuando
la orina está alterada, en la consecutiva al parto en mujeres
delicadas, y cuando esta escrecion es repentina ó involuntaria.
Dósis.—Las trituraciones, ó las tres primeras atenuaciones, son las
dósis mas útiles generalmente. Sin embargo, se han obtenido
resultados completos con atenuaciones mas elevadas, aun en las
necrosis escrofulosas, casos en que el azufre debe preceder á la
plata. En todas las lesiones esternas se puede usar una preparacion
de plata en forma de tópico, ya bajo la forma de pomada, compuesta
con un gramo de una de las trituraciones y cinco de enjundia ú otro
cuerpo graso, ya en mistura con un gramo de la tercera trituracion
para empapar constantemente una compresa.
ARGENTUM NITRICUM (Nitrato de plata).
§ I.—Efectos fisiológicos.
Damos á este medicamento una accion fundamental análoga á la de
la plata metálica. Hay caractéres comunes á los dos, pero al
indicarlos, establecerémos un diagnóstico diferencial. Produce en
primer lugar un espasmo erético que unas veces suprime todas las
secreciones mucosas, y otras las aumenta en parte, ó desenvuelve
una relajacion espasmódica que dilata todos los conductos; pero sea
cual quiera el estado de las secreciones, las orinas son siempre
frecuentes y abundantes, aunque pálidas y claras. Estas dos
circunstancias denotan en los dos medicamentos un espasmo de los
vasos; espasmo, que si es ya notable en la plata metálica, es mayor
en el nitrato: las palpitaciones y latidos no se limitan al corazon,
sino que se presentan tambien en el epigastrio y pecho; el frio y
calosfríos se elevan basta la horripilacion convulsiva, y están
acompañados de bostezos, pandiculaciones, estiramientos,
abatimiento estraordinario y aun ansiedad. La ansiedad y malestar
siguen tambien á las palpitaciones; el bostezo y los calosfríos se
presentan por accesos; el espasmo del exófago se une á la timpanitis
del estómago, con eructacion y regurgitacion acuosa; estos
accidentes se presentan por accesos como otros muchos síntomas.
Los fenómenos de reaccion y de calor febril son nulos, lo cual
constituye un estado nervioso constante y fundamental mucho mas
pronunciado en el nitrato que en la plata metálica.
El sudor nocturno y matutinal es propio del nitrato de plata: este
síntoma es característico, y parece resultar de su diminucion ó
cesacion, á la que sigue el espasmo, los calosfríos de la tarde, por lo
que parece estar indicado en fiebres intermitentes cuyos accesos
carecen del estadio de calor, ó es muy corto.
El sueño es agitado, y con ensueños que hacen despertar con
frecuencia. El vértigo es angustioso; el atolondramiento de la cabeza
produce sensaciones penosas, especialmente en el occipucio; la
concepcion es lenta, difícil, y el moral está en apatía; el aspecto es
enfermizo, y la piel sucia y como arrugada.
La sensacion de escoriacion que se presenta en diversos puntos de
las membranas mucosas, es comun á los dos medicamentos; pero en
el nitrato de plata es mas pronunciada y se estiende más; por esta
razon hay dolor como de ulceracion en el paladar y de escoriacion
en la lengua, la cual se hincha y se pone dolorosa como si estuviera
ulcerada; sus papilas son prominentes hasta formar pequeños granos
rojos, y es tal el ardor de la lengua, que parece quemada. El dolor de
ulceracion se siente vivamente en la garganta y el estómago, y el
vientre está como escoriado. La mucosa bucal está algunas veces
seca, árida: esta sequedad se estiende á los labios y garganta, el
epitelio se levanta y la boca parece ulcerada; el dolor de ulceracion
existe tambien en la uretra.
Los dolores que en la plata metálica se limitan al sistema de la vida
de relacion, en el nitrato de plata se estienden á algunas vísceras: el
dolor en estas, consiste principalmente en punzadas vivas y rápidas,
cuyo carácter es comun á los dos medicamentos; las punzadas en el
lado izquierdo del pecho, en el hígado, en el bazo, en los riñones, en
la garganta, en la cual se observa una angina que se desarrolla
súbitamente despues de un dolor vivo durante la noche, induce á
pensar, en atencion al carácter general del medicamento, que este
dolor es debido á un espasmo de los vasos de estos órganos y á un
punto de estancacion sanguínea, que es el momento inicial de una
flogosis. Los dolores del nitrato de plata en los órganos de la vida
de relacion, son mas pronunciados y mas durables al parecer, y
ningun músculo está exento; produce algunas neuralgias particulares
que simulan una ciática, una inflamacion, ó una neuralgia de la
rodilla, una afeccion de los huesos de la nariz como si estuvieran
rotos. Los dolores son generalmente mas vivos y tirantes con un
carácter convulsivo y rigidez. Esta afecta especialmente la médula,
está acompañada de estremada laxitud por la tarde, y produce la
sensacion de fatiga con rigidez de los músculos de la pierna como
despues de una marcha forzada. El nitrato de plata afecta mas al
sistema muscular: debilidad con temblor, estremecimiento con
temblor de las piernas, sensacion de quebrantamiento en las
pantorrillas, pesadez paralítica en las piernas, debilidad paralítica y
estenuacion de las estremidades inferiores. Estos síntomas y el
abatimiento general son mas pronunciados despues de comer y por
la tarde, y en esta época se presentan con preferencia una cefalalgia
con pesadez y plenitud, y calosfríos, que, para la plata, son
eminentemente característicos del espasmo del sistema circulatorio.
Harémos notar otro punto de analogía entre estas dos sustancias: es
el prurito en la piel y las membranas mucosas esteriores; lo es
tambien la afeccion particular de estas membranas en la garganta, en
los ojos, en la nariz, en los oidos y en los órganos génito-urinarios.
Pero en la accion de la plata, esta afeccion es muy poco manifiesta,
así como lo es mas en la garganta. El nitrato de plata, sin embargo,
á pesar de no ser tan rico en ensayos fisiológicos, se nos presenta
con mas claridad: produce tintineo en los oidos, prurito, disecea,
ligera exudacion mucosa; en la nariz, estornudos, prurito, granos que
dan sangre, coriza; en los ojos, una especie de oftalmía pruritosa,
con rubicundez de la conjuntiva, que está inyectada, tumefacta y que
asciende hasta el reblandecimiento; hay fotofobia y alteracion de la
vista, flujo mucoso abundante, legañas y costras en el borde libre de
los párpados que se invierten hácia afuera; los síntomas se mitigan al
aire libre. La tumefaccion de la conjuntiva está separada por la
carúncula lagrimal que se hincha y aun se sale como si fuera un
pedazo de carne roja. En la garganta se segregan tantas
mucosidades, que obligan á arrancar sin cesar; tosecilla escitada por
pequeños esputos viscosos, oscuros, amarillentos; en el fondo de la
faringe se fija un dolor como de ulceracion, está como hinchada, y
dificulta la deglucion como si hubiera un cuerpo estraño. Se agregan
á veces síntomas espasmódicos y desarrollan un flujo de saliva y de
mucosidades, si bien lo mas general es sequedad y aridez.
Los órganos génito-urinarios presentan un estado análogo al de los
demás órganos: la orina es abundante, pálida y clara, y su emision
frecuente es fácil; hay ardor con frecuencia, sensacion de hinchazon
en el canal de la uretra; se espelen algunas gotas de orina despues de
haber orinado; el chorro se bifurca, se presenta una exudacion
mucosa en la uretra y se siente dolor de escoriacion; se han
observado úlceras en el prepucio; el pene está hinchado y un
testículo mas duro y grueso. En fin, el orgasmo sanguíneo local
acelera la menstruacion, provoca poluciones, pero sin aumentar la
propension al cóito ni las sensaciones voluptuosas.
En la region renal, hay dolor como de luxacion estando sentado,
inquietud, fatiga y dolor sordo; dolor mas profundo y mejor
determinado que arranca quejidos; dolores vivos, punzadas en los
riñones, en los que se esperimenta una sensacion penosa que impide
bajarse. En atencion á estos síntomas y á los de las orinas, el nitrato
de plata está mas indicado en la diabetes que la plata metálica.
Los accidentes de los bronquios, del pulmon y de los órganos
digestivos, confirman la idea general que nos hemos formado del
nitrato de plata: tos seca por titilacion en la laringe, plenitud en el
pecho con dolores variados, ansiedad, tendencia á suspirar, tos
convulsiva por accesos, accidentes asmáticos, mucosidades
abundantes en momentos dados. La acumulacion de saliva en la
boca está acompañada generalmente de una sensacion de astriccion;
los calambres en el estómago ponen fin al sueño por la mañana; hay
latidos acompañados de emociones internas; una sensacion de
torsion se estiende al vientre; las flatulencias y la timpanitis carecen
de borborigmos, pero sí hay horripilaciones: este síntoma acompaña
tambien á la gastralgia y se une á la rigidez de los músculos de las
piernas. Las deposiciones son naturales, mas frecuentemente
diarréicas con tenesmo, la materia es mucosa y contiene gases y aun
sangre; uno de los caractéres de las deposiciones es el de efectuarse
por la noche y la mañana; generalmente en estas alteraciones de los
órganos digestivos, el malestar es muy pronunciado, y el apetito se
disminuye y se satisface prontamente.
Entre los caractéres diferenciales de este medicamento respecto á la
plata metálica, se deben contar las afecciones cutáneas: para el
nitrato de plata, el prurito de la piel degenera en erupciones;
vesículas pruritosas en el dorso, en el pecho; granos pruritosos en el
cuero cabelludo, en la nuca, con sensacion de escoriacion al
rascarse; elevaciones pruritosas en el cuero cabelludo y en la nuca;
una erupcion semejante á la sarna, pústulas en el epidérmis de los
labios, granos dolorosos en las comisuras de la boca; el sistema
linfático no parece atacado, pues solo se observa una sensacion de
hinchazon y de tension en las glándulas axilares.
En vista de lo espuesto, fácil es apreciar que el nitrato de plata
posee una accion fundamental mas intensa que la plata metálica, y
que presenta algunas diferencias importantes.
§ II.-Efectos terapéuticos.
El doctor Kopp ha publicado un notable trabajo sobre este
medicamento en su Memorabilia médica, t. III. Le ha usado muchas
veces en los casos siguientes: deformidad de los huesos, afecciones
orgánicas del corazon, aneurisma, hipertrofia del corazon, angina de
pecho, asma crónico, epilepsia, de cuyo uso se felicita mucho. Hé
aquí cómo esplica las propiedades del nitrato de plata. Para él, este
medicamento goza de una accion especial sobre los huesos y el gran
simpático, y por consiguiente sobre los nervios del corazon y de las
grandes arterias, y que ha observado sus pulsaciones estando
acostado el enfermo. Atribuye á este medicamento el eretismo del
corazon y de los grandes vasos, así como la propiedad de rebajar la
sensibilidad exaltada. En su concepto, el nitrato de plata acelera la
formacion de los mamelones carnosos en las heridas, porque
aumenta el tono y fuerza de los vasos capilares. La epilepsia que
este medicamento cura, es debida, en su concepto, á la alteracion de
la circulacion determinada por el espasmo de los vasos sanguíneos
del cerebro ó de la médula oblongada. Aplica este dato á ciertas
cefalalgias y neuralgias que él ha curado con el nitrato de plata, así
como á afecciones nerviosas del útero, á metrorragias rebeldes, á
epilepsias catameniales, cuando el espasmo de los vasos del útero
produce desórdenes particulares de la circulacion y de la inervacion.
Los calambres tenaces del estómago, la cardialgia crónica y aun
melánica, se curan por la accion de este medicamento, que tambien
es especial sobre la estremidad de los capilares. En este sentido, el
arsénico tiene la misma indicacion, y la cianosis perteneceria á los
dos.
El empirismo ha hecho uso del nitrato de plata contra la epilepsia y
algunas afecciones, cuyo carácter no determina y en las que ha
fracasado; se le ha empleado tambien en estrecheces de la uretra, en
el asma por alteracion de la circulacion, y para gastralgias
espasmódicas en personas delicadas. Hoy se pueden apreciar mejor
las aplicaciones de este medicamento, así en estas afecciones, como
en otras que están en relacion con sus efectos, tales como:
afecciones sifilíticas rebeldes y antiguas, laringitis y anginas
herpéticas, disfagia espasmódica, accesos epileptiformes é
histéricos; algunas erupciones psóricas y herpéticas pruritosas,
ciertas fiebres intermitentes nerviosas é irregulares, neuralgias
espasmódicas, diarreas ó disenterías con agravacion por la noche y
por la mañana; en ciertos períodos de tifus abdominal en los que ya
le han empleado algunos médicos italianos, y en lesiones orgánicas
análogas á las que hemos indicado al hablar de la plata metálica, y
cuando se la ha usado despues del nitrato.
Dósis.—La estremada facilidad en descomponerse esta sal de plata,
hace dudar del valor de sus trituraciones; pero el resultado de su uso
no justifica estas aprensiones. Se han exagerado sus dósis, es verdad;
pero tambien lo es, que los médicos, atenidos estrictamente á la
posologia hahnemanniana, no han sacado todos los resultados que
podian esperar: no creemos necesario el limitarse á los glóbulos y
atenuaciones elevadas. La segunda y tercera trituracion, así como la
sesta y duodécima atenuacion, son suficientes generalmente á la
dósis de algunos centígramos ó de algunas gotas.
No nos hemos propuesto estendernos sobre el uso de los
medicamentos por los métodos revulsivo, derivativo, contraestimulante, etc.; y respecto á su uso esterno, los señores Trousseau
y Pidoux dan los mas ámplios detalles, así como no consignan los
mejores datos para el uso médico é interno de los medicamentos.
Recordarémos sin embargo los buenos efectos del nitrato de plata
en ciertos casos de oftalmía ulcerosa, de diarrea irritativa antigua, de
fiebre tifoídea y de gonorrea rebelde á un tratamiento racional y
metódico. El colirio se compone de 5 centígramos de nitrato de
plata cristalizada para 30 gramos de agua destilada. La lavativa se
compone de 20 centígramos para 500 gramos de agua destilada, y en
las inyecciones uretrales entran de 10 á 15 centígramos para 30
gramos del mismo líquido. Este medicamento es uno de los mejores
modificadores de las membranas mucosas, sitio de flegmasías
subagudas ó crónicas rebeldes.
ARNICA MONTANA (Árnica).
§ I.—Historia.
De la familia de las corimbíferas, de Jussieu, y de la singenesia
poligamia, de Linneo.—Este medicamento era mucho mas conocido
en la antigüedad que en la época en que el célebre reformador de la
materia médica descubrió sus propiedades por la esperimentacion en
el hombre sano, dotando á la terapéutica con uno de sus mas
poderosos agentes. Ratier decia que el árnica obra sobre las vías
digestivas y secundariamente sobre el cerebro, concluyendo con
estas palabras: «Es inútil hablar de sus pretendidas cualidades
vulnerarias, que le han valido el nombre de panacea lapsorum.» Aun
para los medicamentos mas útiles era indispensable llegar á
confirmar sus propiedades por ensayos en el hombre sano, para que
su uso en el enfermo se hiciese con reglas positivas, pues los datos
tradicionales caen en el olvido. Esto no obstante, dos siglos antes de
Ratier y de Hahnemann, se han escrito estas palabras: «En las
contusiones y las caidas tiene el árnica una virtud tan grande y es
tan directa, que apenas se encuentra en los tres reinos de la
naturaleza un remedio simple tan eficaz.» En el dia, gracias á los
trabajos modernos y á los ensayos fisiológicos de esta planta, sus
propiedades se han divulgado de otro modo y se han confirmado
para siempre con la esperiencia. Pero es triste el ver que este
medicamento no se halle mencionado en la mayor parte de las
materias médicas de nuestra época.
§ II.—Efectos fisiológicos.
No podemos decir que el árnica amortigüe la circulacion capilar
como el carbon vegetal, porque el éstasis sanguíneo que determina
en las últimas ramificaciones del sistema arterial, y no venoso, no es
un éstasis pasivo: su accion es erética; produce en los vasos un
movimiento de constriccion, por una accion especial sobre la fibra
orgánica, ya muscular, ya fibrosa, siendo opuesto en esto á la
stafisagria, cuyos equímosis son pasivos. Se ha querido comparar la
accion del árnica á la de la pulsatila, despreciándose el carácter
fundamental del último, que tiene una accion especial sobre el
sistema venoso. Ni aun el arsénico, por sus efectos sobre el sistema
capilar, puede compararse con el árnica, sino mas bien con el
carbon vegetal.
La accion especial del árnica sobre la estremidad de los vasos
sanguíneos arteriales, y hasta en el sistema capilar en general, se
confunde con su accion sobre la fibra orgánica, accion que parece
directa si se considera que el carácter del árnica es obrar de la
circunferencia al centro, y de afectar todos los sistemas,
especialmente las membranas fibrosas, el periostio, las membranas
serosas y hasta las mucosas. La estremidad de las últimas
ramificaciones nerviosas son las que parece sienten primeramente, ó
de un modo mas pronunciado, su influencia, y los centros nerviosos
solo se afectan despues del golpe ó directamente por la afeccion de
los vasos capilares, lo cual esplica su accion sobre el cerebro y la
médula oblongada. La árnica está, pues, indicada por la condicion
de que la irritabilidad de la fibra, el eretismo y la afeccion de la red
capilar y nerviosa constituyen el fondo de la enfermedad ó son el
efecto de una conmocion, de una violencia esterior, y aun del
estupor seguido de reaccion. Este eretismo repentino ó consecutivo
al estupor, á la inercia momentánea, se observa en todos los aparatos
y en todas las funciones. El moral ofrece, por una parte, la
postracion, la indiferencia, la falta de atencion y de memoria; y, por
otra, la ansiedad, la agitacion, el mal humor, la irritabilidad. Los
órganos, en general, presentan estos dos grupos de síntomas bien
diferentes: exaltacion y decaimiento de las propiedades vitales.
La exaltacion tiene un sello nervioso evidente; sobreviene despues
del decaimiento ó de una impresion que se estiende desde la
periferia á los centros, y nunca es tan viva como en la periferia ó en
los órganos de los sentidos. De aquí se deduce que el delirio no se
halle en los efectos de la árnica; la escitacion del cerebro se limita á
la ansiedad, al esceso de la sensibilidad que no puede soportar la luz,
el sonido y el ruido; y si el eretismo del cerebro provoca el delirio,
es pasajero y sin carácter particular. Es mas propio de este
medicamento el producir sueños, que simulan el delirio, ó una
somnolencia comatosa con agitacion y estravagancias. El
incremento de la sensibilidad no existe tan solo en los ojos y los
oidos, sino que se estiende á toda la superficie cutánea, en la que la
sensibilidad y la contractilidad adquieren una agudeza estraordinaria
y se elevan hasta las convulsiones y el tétanos. Lo contrario no se
observa jamás, y el decaimiento de las fuerzas, el coma, la parálisis
de un lado del cuerpo, que son otros efectos de la árnica, no
constituyen nunca un estado de insensibilidad general.
Los accesos de desfallecimiento, la parálisis, la caida de las fuerzas,
la rigidez de los músculos, la pesadez y adormecimiento de los
miembros, no están aislados de algunos síntomas eréticos, tales
como cansancio doloroso, estremecimiento muscular, laxitud con
temblor y agitacion, ansiedad en los miembros, fogaradas de sangre,
calor congestivo hácia los centros, calor febril con frio en diversos
puntos, especialmente en las partes inferiores.
Las sensaciones dolorosas de contusion y luxacion caracterizan al
árnica; sin embargo, los dolores tirantes, presivos y calambroideos,
las neuralgias reumáticas y el prurito quemante, abundan entre sus
efectos, y están siempre acompañados de cierta tension de la fibra
con falta de movimiento, carencia de secreciones y sensibilidad
exagerada; tambien se hallan entre sus efectos dolores por frio en la
piel, punzadas y dolores por sacudidas, ó afectando puntos
limitados, el cráneo particularmente.
Los síntomas febriles carecen de fijeza y regularidad. El espasmo
periférico con frio, escalosfríos, pulso lento y duro, es de mas
duracion que en cualquiera otro medicamento pirético, y solo cesa
cuando el calor, mas ó menos general, anuncia la participacion del
corazon en la afeccion: así, pues, la sensacion de frio se desarrolla
en la cama y dura toda la mañana; el frio interior que siente al
despertar persiste por todo el dia; se manifiesta un violento frio al
bostezar y recorre todo el cuerpo; una sensacion de calor incomoda é
impide dormir; hay accesos de calor angustioso, y tambien interno
con frio general y seco que concluye por hacerse insoportable; pero
el frio sobreviene al moverse en la cama y destaparse; la sensacion
de calor seco recorre el dorso; se presenta por la noche un sudor de
olor ágrio, pasajero, angustioso, general y con frecuentes
interrupciones; hay, en fin, sensacion de frio, aun cuando se tenga un
calor regular. La fiebre consiste en movimientos de calor y de
congestion, que se estienden á la cabeza, con frio en otros puntos; en
pequeños accesos de calor que parece brotan por humaradas y se
reparten por todo el cuerpo; la sed no está en relacion con los
fenómenos de frio y de calor febril, persistiendo durante el frio y con
mas frecuencia durante el calor.
El árnica es un medicamento que no se adapta al elemento
inflamatorio; sus fluxiones son eréticas, sus congestiones no
terminan ó se estienden en superficie, y se disipan por resolucion,
como sus equímosis, ó mas bien rubicundeces eritematosas. Los
síntomas del árnica denotan una escitacion sanguínea de los órganos
internos, sin que se le atribuya por eso una accion francamente
inflamatoria. Los dolores simpáticos, su irradiacion á otros órganos,
así como el estado del pulso y de la calorificacion, dan á ciertas
afecciones un carácter de nerviosidad manifiesto. Bajo su influencia,
ningun órgano está exento de síntomas de irritacion sanguínea y
nerviosa, de fenómenos congestivos y hemorrágicos, de los que
darémos una idea en la enumeracion de los síntomas del pecho y de
algunos órganos, y son los siguientes:
Tos seca, generalmente por titilacion en la parte superior de la
tráquea-arteria, ó en los bronquios; tos con sensacion de escoriacion
en el pecho, tos con punzadas en la cabeza; tos con lancinaciones en
el vientre; tos que produce una sensacion de quebrantamiento en
todo el cuerpo; punzadas en el dorso, en el pecho y otras partes en el
acto de la inspiracion; tos con esputos de sangre, respiracion corta,
opresion con ansiedad, incomodidad en la cabeza ó el vientre, dolor
en la parte inferior del esternon al inspirar, punzadas aumentadas
con la inspiracion, é inspiracion rápida y difícil ó lenta; sensacion de
escoriacion en el pecho; espectoracion sanguinolenta; todo el torax
está como quebrantado y contundido á cada movimiento de la
respiracion; ansiedad en el pecho.
El estornudo y la ronquera son los principales síntomas de la
garganta y de la nariz. Para la tos, las punzadas, ardores, lágrimas
quemantes; para los oidos, ardor, punzadas, zumbidos: estos
síntomas tienen necesidad de unirse á otros para que tengan un valor
inflamatorio; todo lo mas que en ellos se ve, es un orgasmo
sanguíneo, un estado de irritacion sanguínea y nerviosa. Los órganos
génito-urinarios la ofrecen en un grado mas marcado; dolores
variados afectan á la uretra; los síntomas de hematuria no son
equívocos; la orina es generalmente encendida, escasa, difícil de
evacuar; el tenesmo puede elevarse hasta la retencion de orina; hay
escitacion venérea, erecciones, menstruaciones anticipadas.
Pero si el elemento inflamatorio en su estado agudo conviene poco á
este medicamento, no sucede lo mismo con los dos períodos
opuestos de una afeccion febril á consecuencia de una conmocion,
de una lesion mecánica por un instrumento quirúrgico que obra
profundamente en los tejidos, produciendo la deplecion rápida de
una cavidad, la estraccion del feto, y todo lo que obra hácia afuera
mecánicamente. El primer período de las afecciones producidas por
tales influencias, representa exactamente el período de espasmo
febril, de contraccion, de calosfrío y de fiebre propia de árnica. Pero
si en una época dada de esta fiebre, se postran los centros nerviosos
y sanguíneos por la influencia de una conmocion cualquiera, que
provoca la alteracion, y la comprueban los fenómenos de inercia
cerebral, de estupor, de tifoidismo y aun de ataxia, la indicacion del
árnica es natural y precisa.
En semejantes casos, se observan tambien síntomas de irritaciones
viscerales, hepáticas y gástricas, mas ó menos estendidas á los
intestinos, en los que se desarrollan con el estado tifoídeo.
El cuadro del último período se halla constituido por los síntomas
siguientes: vértigos, dolor de cabeza estupefaciente, atontamiento de
la cabeza, somnolencia angustiosa, cefalalgia presiva, punzadas en
el cerebro con náuseas y vómitos al menor movimiento, vértigos y
náuseas al leer, ardor en la cabeza y frio en el cuerpo,
descomposicion de los rasgos de la cara, calor seco y rubicundeces
pasajeras de las mejillas, dilatacion ó contraccion de las pupilas,
obnubilacion, exaltacion de la audicion, ó disecea y diminucion de
esta facultad, epistaxis, calor y ardores pasajeros en la nariz y los
oidos; disuria y supresion de las orinas; aliento pútrido, fétido;
labios secos, escoriados, ardorosos, tumefactos; sequedad y ardor en
la boca; disfagia; ruido al tragar, como si el exófago fuera inerte;
gusto pútrido, eructos é hipo; saliva sanguinolenta; ruido de gases en
el vientre; deposiciones sanguinolentas, purulentas, involuntarias;
las palpitaciones del corazon se parecen mas al estremecimiento;
postracion de fuerzas, desaliento, coma.
El árnica no es pues un medicamento capaz de producir discrasias,
estados crónicos con modificacion alguna particular de los humores.
Su accion es rápida, y su corta duracion no le permite llegar á la
esfera vegetativa de una manera marcada. Estas apreciaciones
resultan tambien de los síntomas cutáneos siguientes: hormigueo y
prurito lancinante y quemante; pequeños granos purulentos; granos
sensibles al tacto, algo purulentos y rodeados de una auréola roja;
especie de diviesos dolorosos; mancha roja, pruritosa en el glande,
en el prepucio, con granos que incitan á rascarse; ulceraciones en las
comisuras de la boca; tumefaccion de los labios, de la nariz, del pié;
hinchazon activa de los gánglios submaxilares.
Antes de pasar á la aplicacion razonada del medicamento, debemos
manifestar que el conjunto de síntomas del árnica recuerda la
constitucion nerviosa y sanguínea, é irritable de un adulto, y que en
este sentido son análogas la nuez vómica y la brionia.
De lo espuesto se deduce, que son propias del árnica las afecciones
con aumento de irritabilidad, eretismo sanguíneo y tension de la
fibra, aun en los períodos malignos y atáxicos, siempre que, como
hemos dicho, procedan de la periferia, que tengan su punto de
partida en el sistema capilar y en las últimas ramificaciones
nerviosas, aun cuando la causa no sea una lesion esterior y
mecánica, pues basta que la red nerviosa esté particularmente
afectada por la causa morbífica.
En esto es precisamente en lo que árnica es opuesta á acónito y en
lo que difiere de arsénico cuya accion principal es de los centros á la
circunferencia; de esto resulta la diferencia práctica de los
fenómenos de postracion y tifoidismo de los dos medicamentos;
fenómenos tan característicos para el árnica, que Stohl daba el opio
como antídoto, y no el café ó la nuez vómica. La escuela italiana, y
mas especialmente uno de sus mas instruidos representantes, el
profesor Giacomini, solo ha considerado esta faz del árnica, y por
ella le ha clasificado entre los medicamentos hipostenizantes,
recomendándole por lo tanto en las fiebres y afecciones
inflamatorias, en armonía sobre esto con los antiguos autores, pero
mas en armonía con su sistema en el que solo admite en los
medicamentos una accion irritante ó debilitante, hiperesténica ó
hiposténica.
§ III.—Efectos terapéuticos.
A. Fiebres traumáticas.—Ya podemos trazar el cuadro de las
indicaciones terapéuticas de la árnica sin minuciosos detalles. Los
prodromos de la fiebre de este medicamento son espasmódicos y
eréticos; los calosfríos tienen mas irregularidad y duracion que los
de acónito, y su calor no es nunca tan general y regular, es mas acre
y se complica con rubicundeces y movimientos congestivos sin gran
fijeza. La reaccion ofrece mas tension que la de una escitacion
benéfica. La ansiedad domina á la concentracion y á la reaccion; y la
escitacion dolorosa de la sensibilidad de la piel y de los sentidos
conduce á buscar la calma, el silencio, la oscuridad. Esta escitacion,
este eretismo, se elevan hasta el mayor grado que precede á la crísis
ó á la adinamia; pero en este caso, los fenómenos nerviosos atáxicos
no son estraños á la enfermedad. Todo esto es relativo con
principalidad á las fiebres traumáticas, cualquiera que sean, y á los
efectos generales de toda conmocion violenta. Pero la árnica no
constituye por sí un tratamiento completo, si bien basta
admirablemente para prevenir aquellos; no hay médico que posea
este medicamento heróico, que no haya observado, que las fracturas,
heridas, contusiones graves, caidas y otros casos de este género
tratadas por el árnica, no ofrezcan fiebre ni complicacion.
Los fenómenos pútridos de las fiebres graves, traumáticas, ó que se
presentan despues de una violenta sobreescitacion nerviosa propia
de árnica, reclaman generalmente la cooperacion de otros
medicamentos, como, por ejemplo, el opio que se asocia bien al
árnica en ciertas meningitis, en las fiebres cerebrales. En todas estas
graves afecciones, corresponde al coma, á la pérdida del
conocimiento, al estupor, pero sin delirio; la epistaxis que no
produce alivio alguno, tambien pertenece á este medicamento y
conduce á pensar en la quina y los ácidos minerales.
B. Flegmasías.—Si persiste el eretismo primitivo, indicará al
práctico hasta qué punto debe fiarse del árnica, ó alternarla con otros
agentes auxiliares, ó sustituirles, como sucede en algunas
inflamaciones exudativas y con derrame, en las que parecen mejor
indicados la brionia, el tártaro estibiado, la senega, la digital y el
azufre. La pleuritis solo reclama árnica en su principio, ó por su
orígen reumático, pleurodínico; la peritonitis puerperal exigirá
árnica por la accion de las maniobras del parto ó por la irritacion de
la fibra. Las inflamaciones eréticas, tales como las artritis, las
flogosis por lesion mecánica y las irritaciones crónicas en la piel por
frotacion ú otra causa flegmásica, se modifican felizmente por este
medicamento, solo, ó alternado con el azufre. Este carácter de
irritabilidad de la fibra, de sensibilidad exagerada, con ó sin
rubicundez de los tejidos, hacen al árnica muy eficaz en ciertas
escoriaciones de los pechos en las nodrizas; en escoriaciones de los
labios, de los dedos, con rubicundez. El grafito y el licopodio están
generalmente indicados despues de árnica, y aun pueden darse
alternados, cuando no hay rubicundez y cuando se trata de rágades
mejor caracterizadas.
La accion atribuida al árnica sobre el tejido celular, es una analogía
abusiva de su accion sobre la fibra, sobre las ramificaciones
nerviosas y la red vascular; por cuya razon no está justificada su
eficacia en la erisipela flegmonosa, en el flemon y quemaduras
profundas; está mejor indicada en las erisipelas superficiales ó
eritematosas, en la rubicundez simple y activa, y en los equímosis
que complican una herida, una contusion. Juega indispensablemente
este medicamento en todas las inflamaciones de los órganos
contusos ó lesionados mecánicamente, ó divididos; por lo cual puede
ser muy útil en ciertas orquitis, hepatitis y otras flegmasías. C.
Congestiones. Lesiones mecánicas. Hemorragias. Apoplejía.—La
árnica debe estar clasificada entre los principales medicamentos de
accion congestiva, como belladona, pulsatila, azafran, ipecacuana,
etc. Ya se conoce cuáles son los caractéres que deben reclamar este
medicamento en el tratamiento de una congestion, aun cuando se
efectúe en un órgano debilitado; y que ni su estado puede ser el solo
dato que deba tenerse presente, ni el medicamento mas principal
puede ser suficiente para todos los períodos de la enfermedad.
Siempre que una lesion mecánica ha obrado sobre los tejidos, la
árnica está indicada, pues no solo se opone al desarrollo del orgasmo
local, sino que impide el desenvolvimiento de los fenómenos
generales, y hasta de la fiebre. Inútil creemos insistir mas sobre este
punto. Su relacion directa con el sistema capilar, halla su aplicacion
natural en los equímosis, y cuando la sangre se ha estravasado en los
tejidos heridos ó contundidos, ningun medicamento acelera mas su
reapsorcion, que árnica. La calendula oficinal, el cystus canadensis,
la cicuta, la consuelda mayor, el zumaque y la ruda poseen
propiedades análogas á las de árnica como vulneraria. Conviene
tener presente que en ciertas inflamaciones traumáticas, las del ojo
por ejemplo, el acónito debe ser alternado ó preferido al árnica, por
la constitucion del órgano. La mayor parte de las hemorragias están
en su esfera de accion, en circunstancias sintomáticas análogas á sus
efectos; pues son activas, irritativas, aun en un organismo debilitado,
asténico. Se observa que árnica es completamente eficaz en ciertas
hemorragias que complican á una fiebre atáxico-adinámica, en cuyo
caso, dado este medicamento á dósis comunes, nos ha parecido que
obra como estimulante de la contractilidad de los vasos sanguíneos y
que aumenta la tonicidad del sistema nervioso. Así se esplica el
valor de su propiedad en los equímosis y escoriaciones en enfermos
sumidos en cama por mucho tiempo.
En las hemorragias por golpes ó heridas debe considerarse la árnica
como un hemostático escelente, y tanto mas eficaz, cuanto que es el
mejor vulnerario, con cuya palabra se espresa una multitud de cosas.
En la apoplejía, independientemente del estado congestivo y
hemorrágico propio de árnica, está aun indicado este medicamento
por el eretismo local y muchas veces general, que precede ó
acompaña al derrame. Bajo este aspecto, como bajo el de las causas
de la apoplejía, tales como irritaciones reumáticas, eretismo habitual
del cerebro, abuso de bebidas escitantes, etc., árnica es un
medicamento tan heróico, que no comprendemos cómo hay médicos
que recurran á la sangría; pues seria suficiente para iniciarse en los
estudios esperimentales sobre este medicamento el que se le
emplease para combatir los vértigos y otros síntomas precursores de
la apoplejía, y se convencerian de su poderosa eficacia. Dirémos, sin
embargo, que este medicamento no es el único á propósito para
disipar los síntomas irritativos y congestivos del cerebro y para curar
la apoplejía, pues casi siempre toman parte en el tratamiento el
acónito, la belladona, el opio, el zumaque y la nuez vómica,
reservándonos hablar de la utilidad que pulsatila, carbon vegetal,
opio, azufre é ipecacuana pueden prestar en los éstasis sanguíneos
pasivos, en el estado varicoso de la base del cráneo y en otros casos
particulares.
Los éstasis capilares con cefalalgia frontal, producidos por el calor y
el ardor de las estufas en las habitaciones, exigen acónito; pero
árnica es preferible cuando estos éstasis capilares, estas especies de
congestiones son ocasionadas por una marcha forzada al sol, como
lo hemos observado frecuentemente en las columnas espedicionarias
de Africa, cuando nuestros soldados caian asfixiados ó atacados de
una apoplejía capilar.
Algunos autores, al hablar de las virtudes del árnica, la han
aconsejado en casi todas las enfermedades; mas la falta de
indicaciones precisas les ha hecho recorrer todo el cuadro
nosológico relativo á cada medicamento.
Ya hemos puesto al lector en el estado de determinar por sí mismo
los casos en que árnica puede ser útil accidentalmente en las
enfermedades de que hemos hablado; ya puede apreciar las ventajas
de su uso en los dolores violentos que siguen al parto y acompañan á
la matriz á su contraccion natural; en los accidentes producidos por
las maniobras del comadron y la introduccion de varios cuerpos en
las aberturas naturales; en la irritabilidad que se manifiesta en los
tejidos distendidos por una coleccion serosa, ó cuando se estrae
rápidamente el líquido derramado; en la irritabilidad, en fin, de la
fibra por un trabajo corporal violento.....
D. Neuralgias.—Rico este medicamento en síntomas y dolores, está
con frecuencia indicado en afecciones neurálgicas, reumáticas,
artríticas, por el carácter erético é irritativo que estas presentan,
como, entre otras, las cefalalgias por accesos, los tics dolorosos, las
neuralgias del ojo, las odontalgias de las personas nerviosas y
sanguíneas ó provistas de músculos fuertes y poco tejido adiposo,
especialmente cuando estas neuralgias sobrevienen por una
insolacion, por el cansancio de un trabajo corporal y por
movimientos violentos.
Arnica es preferible á la sabina en accesos de gota aguda, en sugetos
sanguíneos é irritables, y cuando hay hinchazones y eretismos de la
sensibilidad en los tejidos. En todos los casos neurálgicos,
neurodínicos y artríticos, el azufre, dado alternativamente con
árnica, es con frecuencia eficaz. Sabido es que el árnica es el mejor
medio para combatir el lumbago producido por el cansancio ó por
una distension de las fibras musculares, ó en dolores análogos que
ocupan el cuerpo del músculo; su alternacion en ciertos casos con el
cobre la hace ser de grande eficacia.
E. Distension de la piel. Forúnculos. Tos. Delirium tremens.
Disentería pútrida. Tétanos. Parálisis.—La árnica tambien está á
veces indicada en las enfermedades crónicas, si bien esta indicacion
se refiere tan solo á edemas y otras tumefacciones de los tejidos, en
las que la materia derramada ejerza la accion de cuerpos estraños
irritantes; es decir, en irritaciones crónicas despertadas por una causa
mecánica, como la frotacion, pruritos lancinantes con sensibilidad en
la piel, úlceras rodeadas de un círculo rojo y sensible, de granos
forunculosos, de antrax que se reproducen tenazmente en personas
musculosas, sanguíneas, irritables, afectadas de una especie de
diátesis, que la árnica, el azufre y muchas veces la nuez vómica
curan radicalmente. Ciertas toses rebeldes é irritantes pueden por lo
menos ser paliadas por árnica, y mas de una bronquitis; los mismos
catarros crónicos se han modificado ventajosamente por este
medicamento; pero donde ha sido mas eficaz es en las laringitis
crónicas y por irritacion, y en algunas coqueluches. Arnica, en fin,
casi siempre está indicada en el delirium tremens ó corea alcohólica.
Solo nos resta indicar ciertas disenterías pútridas, el tétanos
traumático y las parálisis, que pueden exigir árnica.
Mas no terminarémos sin prevenir á los lectores contra las
exageraciones del doctor Starke y otros médicos, sobre las
agravaciones que casi siempre ven aun por las mas débiles dósis,
Arnica es uno de los medicamentos que en muchas circunstancias
puede ser empleado en tintura y á la dósis de algunas gotas en un
vehículo inerte, como el agua pura ó azucarada, dósis que todos los
dias demuestran su utilidad, no solo en las lesiones mecánicas, sino
tambien en la gota y algunas neuralgias, tanto internas como
esternas. El uso esterno de los medicamentos en compresas
empapadas en una atenuacion, es con frecuencia muy útil, y
reemplaza ventajosamente á otros tópicos menos útiles y mas
incómodos, ayudando á la accion del mismo medicamento tomado al
interior. No se curan más, pero sí tantas disenterías pútridas con
árnica, como Stohl curaba, ni menos parálisis y amaurosis que
Colléri. ¿Consistirá esto en que se han reducido sus dósis? La escala
posológica es vasta; no se debe el médico limitar á las dósis mas
débiles, privándose del beneficio de las otras. Estended por una parte
la variedad de las dósis; aumentad por otra el número de los
medicamentos, especificando sus indicaciones, y la terapéutica será
tan rica como poderosa.
Dósis.—Este medicamento es el mas usado al esterior contra las
contusiones y lesiones mecánicas: se ponen de 10 á 20 gotas por
medio litro de agua, para empapar compresas que se aplican á las
partes heridas. Esta dósis conviene mejor que otras mas fuertes que
puedan provocar una irritacion erisipelatosa y sostener las heridas
sangrantes y frescas por muchos dias; es decir, por el tiempo que
bastaria para su cicatrizacion, si se hubiese empleado una dósis mas
débil. A la vez que al esterior se da al interior una gota de la tintura
en un vaso de agua, para tomar en el espacio de un dia. En
cualquiera otra circunstancia esta dósis puede ser conveniente, á no
ser que la estremada impresionabilidad del enfermo haga recurrir á
una gota ó algunos glóbulos de la tercera ó sesta atenuacion, y aun á
dósis mas débiles.
ARSENICUM ALBUM (Arsénico).
§ I.—Historia.
Vamos á tratar aquí del ácido arsenioso, llamado tambien óxido
blanco ó deutóxido de arsénico, y vulgarmente arsénico: las demás
sales ó compuestos arsenicales son muy poco conocidos para que
nos ocupemos de ellos, si bien algunos hechos nos hacen esperar que
la terapéutica tendrá en ellos, por ejemplo el sulfuro de arsénico, un
medicamento muy precioso. ¡Cuáles no serian ya la riqueza de la
materia médica y el poder del arte de curar, si, desechando la ciencia
vanas preocupaciones y cuestiones de amor propio, se dedicase á los
estudios serios!
Los antiguos solo conocieron el sulfuro de arsénico nativo.
Paracelso le empleó, y Brandt fué el primero que se dedicó á
apreciar su accion á principios del siglo pasado. El arsénico es muy
poco empleado, y, segun Mérat y Delens, no tiene indicacion en
medicina. Su uso está limitado á aplicaciones esternas, generalmente
escaróticas. Los indios le administraron antes que nosotros en las
fiebres intermitentes, mordeduras de animales venenosos, el cáncer,
etc.; las píldoras asiáticas son una esportacion de la India.
§ II.—Generalidades.
Bien podemos decir con el estudioso Lobethal, que el arsénico es un
medicamento inagotable en efectos fisiológicos y terapéuticos. Su
monografía completa exigiria un gran volúmen, como puede
juzgarse por las dos memorias del doctor Imbert-Gourbeyre sobre
las erupciones y parálisis arsenicales. Este erudito profesor ha
dicho, que la accion terapéutica del arsénico era quizá mas estensa
que la del azufre. Pertenece á este autor la indicacion á los señores
Trousseau y Pidoux del camino que deberian haber seguido para
hacer verdaderamente útil su artículo sobre el arsénico.
Los autores se han hallado embarazados para establecer la
electividad del arsénico, ante la importante influencia que ejerce en
cada aparato orgánico, pues se le ha dotado de una accion especial
sobre los mas principales. En una obra de las mas modernas sobre
este asunto, se dice que obra de una manera insidiosa: 1.º sobre las
vías digestivas; 2.º sobre los órganos de la cabeza; 3.º sobre el
aparato cutáneo, y 4.º sobre la envoltura cutánea. ¿Y por qué no
sobre las membranas mucosas, sobre el corazon y sobre el pulmon?
Sin duda ha sido, porque, á causa de su influencia sobre los sistemas
venoso y exhalante, le han tomado por un disolvente, por un
antiplástico, por un agente propio á producir hidropesías y caquexias
de todo género. Fundados algunos en sus efectos sobre el sistema
capilar y sobre el corazon, han adoptado la opinion de la accion
especial del arsénico sobre estos aparatos; así como otros, basados
en sus efectos mas graves, le han atribuido una potencia deletérea
maligna, causa de gangrenas, de lesiones orgánicas, de putridez.
Para salir de este laberinto y apreciar con mas exactitud los efectos
del arsénico, es necesario admitir varios grados en su accion, ya
considerándola inicial, ligera, pasajera y limitada á la esfera
nerviosa, ya mas viva y afectando la circulacion, ya violenta y
oprimiendo la vida, ya, en fin, obrando con intensidad, ó con una
duracion suficiente á modificar profundamente la vitalidad, los
líquidos y sólidos. Este es el método natural que hemos seguido,
pues por numerosos que sean los síntomas fisiológicos, tóxicos y
clínicos del arsénico, se les puede agrupar para constituir la unidad
de una accion especial y generadora de estos mismos síntomas,
fijando el punto de partida en el sistema nervioso ganglionar que
ningun medicamento afecta de un modo tan profundo, tan especial y
tan universal. Desde este centro se puede conducir su accion á todos
los sistemas, con el carácter de su índole destructora. Los sistemas
mas profundamente atacados, son sin duda alguna los de la nutricion
y de la vida vegetativa.
En toda la esfera de accion del arsénico, se observan las mas
notables alteraciones, desde la simple dispepsia hasta el cólera
epidémico; desde la simple fiebre intermitente hasta la tifoídea y
atáxica; desde la vesícula efémera hasta la petequia pútrida ó la
úlcera fagedénica; desde el simple espasmo, hasta la epilepsia ó el
asma mas violento; puede empezar por el eritema y concluir por la
gangrena; se inicia por una neuralgia y suele elevarse hasta el
aniquilamiento de las fuerzas; el sistema nervioso ganglionar juega
en todos estos trastornos, lo anima todo, es la atmósfera vital de
todos los tejidos y aun del mismo cerebro que está bajo su
dependencia, así como las vísceras que pertenecen á la vida orgánica
y elaboran los materiales. Todas estas afecciones, todos estos
estados patológicos, se producen y desarrollan, ya por la accion
débil ó inicial del arsénico, ya por una accion fija, mas profunda,
rápida ó lenta, completa en fin, acciones especiales todas, que
pueden referirse, si se quiere, á una sola, alterante: esta es la
venosidad, es decir, la influencia directa de este medicamento sobre
la sangre venosa.
La sangre, por una parte, se regenera incesantemente por el quilo
vertido en sus vasos, y por la respiracion; por otra, suministra el
alimento del cuerpo dejando en la trama de los órganos los
materiales apropiados á cada uno de ellos, y abandonando los
gastados ya y, por lo mismo, inútiles ó perjudiciales. Este trabajo de
apropiacion, de asimilacion, de descomposicion y de eliminacion, se
verifica por dos corrientes opuestas al través de todo el organismo y
está dirigido por los nervios ganglionares. De esta manera se
comprende el cómo, segun el grado ó la especialidad de accion de
los nervios ganglionares, la sangre admita mas sustancias
constitutivas, y sustancias mas ó menos elaboradas. De aquí resulta
una modificacion de sus cualidades físicas y vitales capaces de
influir en la nutricion general y la inervacion; por lo mismo el
régimen tiende á producir modificaciones notables en un sentido, ó
en otro, segun los elementos de que se compone y su cantidad; y hé
aquí por qué el régimen debe ocupar un lugar en el tratamiento de
todas las enfermedades, y en particular de las enfermedades
discrásicas, y el por qué los medicamentos á su vez tienden á operar
modificaciones de este género, por su accion sobre los nervios
ganglionares.
El carácter del arsénico es el de modificar mas particularmente el
sistema de la vena porta. Los vasos se ingurgitan y dan lugar á todos
los síntomas que espresan la plenitud, con la índole especial de la
accion del arsénico, tales como dolores quemantes, ansiedad, etc.
Como alterante, y á consecuencia de su accion sobre el sistema
venoso, el arsénico obra sobre los sistemas exhalante y absorbente,
determinando la diátesis serosa de la que es un modificador muy
eficaz, y por consiguiente goza de grande influencia sobre la
plasticidad. Los autores que han pretendido esplicar esta influencia
por su accion directa y tóxica, no han observado que era
precisamente uno de los efectos mas lentos y crónicos del arsénico.
Es preciso no olvidar, que el arsénico, como todos los
medicamentos de una esfera de accion muy estensa, obra de dentro
afuera en sus relaciones con el sistema sanguíneo, pero que lo
realiza de una manera irregular é inconstante. Su accion sobre la
vida vegetativa es, por el contrario, mas concentrada, porque su
tendencia final es oprimir y desorganizar.
El eléboro blanco parece seguir en su accion el mismo camino que
el arsénico, pero se limita mas al aparato gástrico; y si bien su
accion es menos estensa, en cambio se concentra más, y, por otra
parte, si su accion es menos intensa, ataca del mismo modo las
fuerzas radicales, con escepcion de la putridez y desorganizacion de
los tejidos.
El eretismo, la irregularidad y la ataxia de la manzanilla y su misma
versatilidad, corresponden perfectamente á los efectos perniciosos
del arsénico en su forma benigna. El arsénico posee en alto grado la
mayor parte de los síntomas de los medicamentos secundarios y aun
de otros mas importantes. La semejanza de sus efectos con los de la
nuez vómica deja entrever la diversidad de su orígen y la alteracion
especial de la médula espinal en este último medicamento. La
ipecacuana, análoga á arsénico muchas veces, se distingue, entre
otras cosas, en que los espasmos congestivos y tónicos del segundo
son debidos á la intermitencia del influjo nervioso y aun á su
aniquilamiento. El arsénico y el centeno cornezuelo tienen muchos
puntos de contacto, pero se observa en el último una influencia
especial sobre las estremidades vasculares á las que parece limitar su
esfera de accion.
El arsénico obra de distinta manera que árnica en los vasos
capilares: el primero paraliza la irritabilidad por el foco mismo de su
accion, que es el sistema nervioso ganglionar, mientras que el
segundo tiene por centro el cerebro. Por esta razon, la accion
espansiva de arsénico converge bien pronto hácia los centros á los
que oprime tanto más, cuanto mas viva es su espansion, mientras
que árnica provoca una reaccion tanto mas pronunciada, cuanto mas
profunda ha sido la concentracion. La comparacion que han
establecido algunos autores entre el arsénico y la manzanilla no
carece de fundamento; pero la accion del primero es maligna y
profunda, y representa todo lo que hay de mas violento, como el
dolor, la inflamacion, la lesion de los tejidos. La accion de la
manzanilla ofrece cierta exaltacion viva, pero no profunda, mucha
movilidad en los síntomas, y un desarreglo fácil de los aparatos
bilioso y nervioso, y una apropiacion especial á las enfermedades de
los niños.
Si la accion de la belladona sobre el cerebro y sistema nervioso de la
vida de relacion es directa y activa, la de arsénico en los mismos
órganos es indirecta y pasiva; si la una oprime exaltando, el otro
exalta oprimiendo; la electividad, en fin, de la belladona se dirige á
los centros vasculares, mientras que la de arsénico está en las
estremidades, en los capilares. El carbonato de cal tiende á deprimir
la vitalidad por el procesus plástico; el arsénico tiende á destruir la
vida vegetativa por la inervacion trisplánica; el carbon vegetal apaga
la vida por la inercia de los vasos capilares; el arsénico apaga la
circulacion capilar por la inercia de la vitalidad; el mercurio
disuelve, descompone los líquidos y sólidos por una accion directa
sobre el sistema linfático; el arsénico llega al mismo resultado por
su accion directa sobre el sistema nervioso ganglionar, y ambos en
su accion crónica y final conducen al mismo aniquilamiento de la
inervacion, á los temblores y á las parálisis; y si no hay
medicamentos mas antiplásticos que estos, téngase en cuenta que los
dos son muy flogísticos. Las inflamaciones de arsénico son grandes
en profundidad, violentas, desorganizadoras por la gangrena, y las
del mercurio estensas en superficie y desorganizadoras por
supuracion.
Por incompletos que sean estos diversos términos de comparacion
en el estado actual de la ciencia, hemos creido conveniente
esponerlos, no sin deplorar los vacíos de la materia médica y las
vanas discusiones de la prensa y sus folletines.
§ III.—Síntomas característicos.
El arsénico modifica muy poco ó nada la inteligencia; la voluntad
permanece lúcida y firme; pero obra poderosamente sobre los
sentimientos y el carácter, en lo cual son análogos la nuez vómica y
otros medicamentos: esta disposicion del arsénico manifiesta su
accion especial sobre los nervios ganglionares y la vida vegetativa.
La ansiedad es grandísima, la agitacion escesiva; no se halla reposo
en parte alguna, el abatimiento es á la vez inmenso y el decaimiento
de fuerzas espantoso.
Este abatimiento, esta postracion, esta pérdida de las fuerzas, existen
tambien aisladas de otros síntomas; sobrevienen por accesos, por
cualquiera causa, complican fácilmente á otros síntomas y hasta
impiden el poderse mover.
Los síntomas relativos al corazon, á la circulacion, á la reaccion, ó al
sistema nervioso cérebro-espinal, son con frecuencia periódicos y
marcan estadios que simulan la fiebre intermitente.
El pulso es pequeño y acelerado, débil y pequeño, ó pequeño é
intermitente; algunas veces tirante y frecuente, y en otras muchas
con movimientos tumultuosos del corazon.
La sed es ardiente, inestinguible; á veces no existe; podria decirse
que el organismo no percibe la sensacion.
Los dolores son angustiosos, y sobre todo quemantes; llegan á ser
insoportables; las afecciones, las lesiones y dolores internos tienen el
mismo carácter de ardor quemante.
Las fluxiones y congestiones denotan el éstasis sanguíneo y tienden
á la gangrena. La inflamacion tiene un carácter maligno, con
rubicundez lívida, quemazon y tendencia á la gangrena.
La propiedad de los dolores de arsénico es la de calmarse por la
aplicacion del calor esterior.
Las secreciones en general son acres, corrosivas, quemantes, con
especialidad en el coriza y la leucorrea.
La ansiedad por la tarde despues de acostarse y por la mañana, y
hácia la mitad de la segunda parte de la noche, caracteriza tambien
su accion, así como el sudor al principio del sueño, la agravacion de
los síntomas en el reposo, y su mejoría estando de pié ó levantado y
andando.
En fin, los insignificantes síntomas de vértigos, vómitos, neuralgia,
diarrea, coriza..... producen una inmensa debilidad, en oposicion al
síntoma que parece haberla determinado. La ipecacuana, el centeno
cornezuelo y el eléboro blanco convienen con arsénico en conducir
á un abatimiento súbito y total de fuerzas, aun por un síntoma de
poca importancia y sin gravedad por sí mismo.
El arsénico es un medicamento muy propio para las personas
debilitadas y en las que la resistencia vital es casi nula; juega en
sugetos de distintos temperamentos y en los que el sistema gástrico
ha perdido su actividad, por abusos, por un género de vida
exuberante en digestiones de alimentos suculentos y abundantes; en
personas de predominio venoso; en indivíduos jóvenes aun, y de
carnes frescas y vigorosas, pero en los que la vitalidad sufre
frecuentes alteraciones, y que la causa mas pequeña destruye la
armonía funcional; está indicado en todos los que el malestar menos
importante provoca desfallecimientos y abatimientos que parecen no
tener causa alguna. Los ancianos se adaptan fácilmente á arsénico, y
se usa en ellos con mas frecuencia que en los jóvenes, porque el
sistema venoso domina en la vejez, en la cual este sistema
esperimenta obstáculos y plenitudes, causadas, ya por el uso de los
órganos, ya por la super-abundancia de materiales de
descomposicion, de moléculas gastadas y muy animalizadas;
productos que los tejidos arrojan en las venas para eliminarlas
despues de la última elaboracion en el sistema de la vena porta. En
esta edad efectivamente, el movimiento de descomposicion supera al
de plasticidad y de composicion, que es el que domina en la
infancia. Existen sin embargo una multitud de circunstancias en las
que el arsénico puede dar á este movimiento toda su
preponderancia, y modificar las organizaciones jóvenes, en las que
se operan concentraciones peligrosas en el sistema nervioso
ganglionar, en las vísceras abdominales y en los aparatos linfático y
quilífero.
El moral espresa exactamente las modificaciones producidas en el
cuerpo humano por el arsénico, desde la impresionabilidad sensorial
hasta la apatía melancólica; desde los temores y pesares incesantes,
hasta el disgusto de la vida; desde la ansiedad mas viva, hasta el
desaliento mas completo. Todos los síntomas morales parecen
emanar de la profundidad de los órganos y de las vísceras que
padecen; influyen pues sobre las facultades afectivas y sobre los
instintos, pero no sobre la inteligencia y la voluntad; el cerebro, en
efecto, no está nunca afectado idiopáticamente, sino de un modo
secundario; el delirio de arsénico es siempre pasivo y debido al mal
estado de los sólidos y líquidos.
§ IV.—Estado prodrómico.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
La violencia de los efectos del arsénico presenta en los simples
prodromos de la fiebre fenómenos de una gravedad inminente. Este
medicamento no es insidioso, si se tiene en cuenta que los síntomas
poco graves á que corresponde conmueven de tal manera al
organismo, que las circunstancias de que se rodean no inspiran
seguridad; así es que un vómito por ejemplo, con frio moderado al
principio de una fiebre, se le verá complicado con una postracion
considerable, con una sed ardiente, con un síncope.
Todos los síntomas en conjunto anuncian, desde el primer momento,
un profundo ataque de la vitalidad, una índole maligna y atáxica, un
carácter de putridez y destruccion.
En general, la concentracion es viva, el calor interno quemante en
ciertos puntos; la sed grande y ardiente, á menos que la sensacion no
sea abolida; la palidez es estremada; la piel está seca, áspera, fria,
azulada por placas ó por digitaciones, y el azulamiento de los dedos
todos se estiende á las manos y piés con frio glacial, á lo cual se une
el aniquilamiento súbito de las fuerzas y algunas veces hasta el
síncope. Los vértigos, los dolores violentos, la angustia y la
debilidad muscular obligan á acostarse, ó provocan náuseas y
vómitos. No es rara la somnolencia en este estado, aun en medio de
los mas violentos calosfríos; el enfermo parece consumirse en pocas
horas, los ojos se hunden, la estancacion de sangre en los capilares
produce la cianosis, un frio marmóreo se estiende por la periferia y
mas principalmente en el interior, ó se presenta en el epigastrio una
sensacion de ardor quemante llena de ansiedad. En este estado, los
espasmos no parecen ser otra cosa que sacudidas irregulares de
impotentes influjos nerviosos en la trama orgánica amenazada de
postracion; la vida lucha con la muerte, por medio de tirones
dolorosos, de calambres, de temblores, de quejidos acompañados
siempre de una ansiedad estremada, de un pulso pequeño, vivo,
concentrado. La sed es ordinariamente inestinguible, sobrevienen
sudores frios, diarrea y dolores violentos en el corazón ó en otros
puntos.
Una de las prácticas mas útiles en las constituciones epidémicas
malignas, es administrar el arsénico desde el principio, y desde que
se observan los primeros síntomas de una afeccion sometida á la
influencia de este genio maléfico; de esta manera se podrá detener el
desarrollo ó combatir en un principio, las neuralgias, diarreas y
fiebres que despues hubiesen sido graves. En casos análogos, la
manzanilla y el mercurio son á veces sus mejores auxiliares.
Es indudable que en la mayor parte de las enfermedades
caracterizadas, cuando desde el principio puede preveer el médico su
marcha, es muchas veces mejor y mas útil insistir poco en los
medicamentos que parecian mejor adaptados á los primeros
períodos, para usar cuanto antes los indicados en el estado
característico del período principal que se prevée y previene. Así se
concibe cómo el zumaque y el arsénico alternados desde el principio
del segundo período de la fiebre tifoídea, y continuados hasta el fin
del período grave, han producido muchas veces el mejor efecto, del
mismo modo que el eléboro blanco y el arsénico obran mejor al
principio del cólera.
§ V.—Estado agudo.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
A una concentracion estremada que puede elevarse hasta la
postracion de la vida y destruir al indivíduo, sucede despues una
reaccion desordenada. Cualesquiera que sean el calor, la sequedad y
su acritud, el calosfrío se reproduce por la impresion del aire
esterior, por la ingestion del agua fria deseada con vehemencia, y
aun por la sola sustraccion del calor aplicado. La sed persiste; los
fenómenos gástricos se manifiestan ó aumentan de intensidad si ya
existian; el ardor interior no disminuye, á no ser que se presente la
diarrea, y aun en este caso se concentra algunas veces sobre el
intestino y el ano. El vientre está quemante, aun al esterior; se
observan con frecuencia en la piel eflorescencias vesiculosas,
urticarias, penfigosas, y eritemas que no tienen persistencia.
Hay á veces movimientos de calor como por ondulaciones,
ebulliciones de sangre que oprimen, y ocasionan palpitaciones ó
vértigos y diversos dolores. El sueño produce en su calma orgánica
una especie de relajacion con sudor general que es la mas útil. La
calma que se advierte al despertar indica ordinariamente mas
debilidad; el calor es con mas frecuencia angustioso con la cabeza
despejada; el vientre parece ser siempre el sitio de congestiones y de
calor, produciendo por consiguiente la imposibilidad de dormir, la
ansiedad y la necesidad de moverse sin cesar en la cama.
A intérvalos mas ó menos largos, en el mismo dia, y alternando con
los síntomas de concentracion, se repiten diversos fenómenos
reactivos ó de espansion menos regulares, que son propios de
arsénico: estos fenómenos se asemejan unas veces á fiebres
intermitentes, otras á estados crónicos sometidos á exacerbaciones.
En estos casos, los movimientos congestivos sobre el cerebro, sobre
el vientre ó el pecho, acompañan siempre á los movimientos de
espansion y pueden dominar la escena; pero se distinguen siempre
por algunos de los caractéres ya mencionados. En este caso es
cuando principalmente se manifiestan el decaimiento rápido de las
fuerzas, los síncopes, los sudores frios, los vómitos, las diarreas
aliviadas por la aplicacion del calor, los dolores concomitantes son
quemantes, y se observa intermitencia ó una agravacion hácia el
final de la noche.
El arsénico corresponde á una multitud de afecciones sin carácter de
malignidad, como ciertas intermitentes, por ejemplo, pero siempre
en casos semejantes se observa irregularidad en los accesos y una
especie de caquexia palúdica, ó un estado asténico en el que la
nutricion está paralizada, y es inminente, si ya no ha comenzado, la
diátesis serosa.
§ VI.—Estado sobreagudo.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
El período sobreagudo de la accion de arsénico solo es inferior en
síntomas al período crónico ó diatésico. Es el resultado de la
influencia del medicamento sobre todas las potencias del organismo
á la vez, y de las perturbaciones que induce en la esfera nerviosa.
Esta se altera secundariamente por las modificaciones producidas,
no solo en el sistema circulatorio, sino en los elementos
constitutivos de la sangre y de los líquidos, y de estas
modificaciones, debidas á la accion del arsénico, dependen los
cambios operados en la vida vegetativa, real y profundamente
atacada ya en la época de los movimientos críticos y del desarrollo
de las lesiones consecutivas.
En este estado sobreagudo se observan los síntomas mas discordes y
opuestos en gravedad, lo cual esplica, no solo la especialidad atáxica
de este medicamento, sino el fundamento de los dos hechos
siguientes: el primero, relativo á la variedad de las dósis que han
provocado los síntomas fisiológicos, desde los envenenamientos con
muerte casi instantánea, hasta los producidos por las mas débiles
dósis; el segundo, referente á la distinta receptividad medicinal de
las personas sometidas á la accion de esta heróica sustancia.
Como la accion del arsénico se concentra en el sistema nervioso que
preside á las funciones nutritivas y vegetativas, y como de estas
emanan los graves desórdenes que estallan en otros aparatos, resulta
que la reaccion y las inflamaciones que produce tienen el carácter de
tension y de quemazon que, aun en lo mas intenso de su agudeza, se
alivia por el calor esteriormente aplicado, como si este calor se
opusiese momentáneamente á la descomposicion, á la alteracion de
los líquidos y á su estancacion asténica.
Siendo consecutiva esta accion sobre la sangre, de la que ejerce este
medicamento en la inervacion, claro es, que debe ser de la misma
naturaleza; es decir, atáxica y maligna; el corazon es afectado en
este sentido, y despues de él todas las vísceras mas provistas de
vasos capilares de toda especie, porque su tenuidad les coloca en los
límites de la esfera sanguínea, y donde, por consiguiente, son mas
dependientes de la vida vegetativa. Lo mismo sucede en el aparato
linfático; todos los tejidos, todos los sistemas son atacados, ya
directa, ya indirectamente por este medicamento.
A. Fiebres nerviosas. Cólera.—El arsénico es el medicamento de
las fiebres é inflamaciones nerviosas sobreagudas que ofrecen los
caractéres de la ataxia, de la putridez, de la tendencia á la gangrena,
caractéres que se espresan por síntomas particulares en el período
prodrómico y agudo, como lo hemos consignado. Por esta razon,
prácticos distinguidos administran el arsénico en las fiebres pútridas
y tifoídeas desde el principio, limitándose casi á este medicamento
en toda la duracion de la enfermedad, dando con esta práctica el
ejemplo de que es mas útil la simplificacion del tratamiento, que una
gran variedad en las prescripciones. Está, pues, fuera de duda, que
cuando la fiebre se presenta con todos sus caractéres se la puede
detener y aun hacerla abortar: puede estarse seguro de poder
dominar sus elementos, de impedir sus manifestaciones mas graves,
de conducirla, en fin, dulcemente á la curacion. Creemos tambien
que es generalmente mas útil, hecha ya la eleccion del medicamento,
persistir en su uso, á fin de que pueda desplegar toda su unidad de
accion y toda la estension de sus efectos, á cambiar de
medicamentos, por influir menos convenientemente sobre la marcha
de la enfermedad.
Cuando cambios esenciales en los síntomas exijan otros
medicamentos, aun se puede obtener ventaja en persistir en el uso
del que corresponde al fondo, al genio de la enfermedad, limitándose
tan solo á alternar con el mismo el que mejor se adapte á la forma;
esto no obstante, no debe olvidarse el sabio precepto de los
maestros, de reemplazar prontamente un medicamento por otro
semejante en las afecciones graves, sobreagudas, en las que su
accion se gasta y agota pronto, pero con la condicion de no
abandonar por mucho tiempo y aun de no cesar del todo en la
administracion del que llenaba la indicacion principal. Los
caractéres del arsénico se confunden á veces, en cuanto á la forma
de las fiebres graves en los detalles de sus síntomas, con los del
zumaque, y aun de la brionia y otros medicamentos. ¿No sucede lo
mismo en el cuadro patológico de las fiebres tifoídeas?
Con el auxilio de los síntomas que han precedido al estado
sobreagudo grave, es siempre fácil el diferenciarles. Pongamos
algunos ejemplos. Para el zumaque, este estado es precedido de mas
espansion en la piel, de un orgasmo mas general y mas fijo; para la
brionia, es precedido de estreñimiento que coincide con dolores
congestivos en las partes superiores; para el beleño, ha precedido
una exaltacion de los sentidos y delirio violento, y para el uno y el
otro hay en el tifoidismo disecea y diminucion ó supresion de las
orinas. El carbon vegetal reemplaza ventajosamente al arsénico en
las afecciones orgánicas y disentéricas graves con timpanitis, aun
cuando no se haya observado cambio importante en los síntomas con
el uso del último.
El arsénico, en fin, está especialmente indicado: 1.º en el momento
de las flegmasías graves, en que el esceso de inflamacion amenaza
aniquilar la vida, siendo, por otra parte, muy digno de notar que
siempre los fenómenos iniciales de tales inflamaciones indican la
postracion de los capilares locales, ó la accion de un principio
deletéreo; que la vida vegetativa es atacada primitivamente, y los
fenómenos espasmódicos primordiales denotan un carácter nervioso
grave; 2.º en aquel momento de la fiebre grave, en el que los
síntomas nerviosos graves se desenvuelven en medio de la
postracion, que no atacan los órganos de la vida de relacion sino
despues de afectada la plasticidad y en plena tendencia pútrida. En
atencion á estos datos, es fácil distinguir la adinamia arsenical de la
de acónito, opio, etc..... porque en el arsénico se une á la ataxia
desde el principio ó antes de los fenómenos de reaccion mas graves,
y en el acónito es debida á una simple plenitud que detiene esta
reaccion, y que en el opio depende de la congestion cerebral.
En vista de lo espuesto, las aplicaciones clínicas del arsénico
ofrecen pocas dificultades, y todos los casos de curacion obtenidos
por este medio en todas las escuelas proclaman altamente el carácter
de su accion. Es sensible que los profesores modernos no hayan
tenido todos el buen juicio de servirse de este medicamento en
enfermedades mortales con harta frecuencia, como el cólera por
ejemplo. Una multitud de trabajos modernos prueban hasta la
evidencia la eficacia de este medicamento en esta terrible
enfermedad, y abrigamos la creencia, como otros varios autores, que
las dósis un poco mayores que las usadas por médicos meticulosos
han producido buen efecto.
El envenenamiento por el arsénico ofrece el cuadro mas acabado del
cólera en su período ciánico. Esta enfermedad y las flegmasías
sobreagudas con dolores quemantes, éstasis venosa, cianosis,
manchas, petequias, tumefacciones lustrosas y lívidas, y síntomas
generales graves, del mismo modo que la gangrena, que es el
resultado con edema elástico, distension por gases, putrefaccion
incipiente, angustia, cara térrea, descompuesta, así como tambien las
úlceras quemantes, fétidas, costrosas, saniosas, inflamadas, de
bordes elevados, dolorosos en el reposo y por el frio, como si la
calma acelerase la descomposicion y que el estímulo del
movimiento y del calor la detuviese, son propias del arsénico.
Siendo el arsénico el medicamento esencial de todos los desórdenes
graves de la economía en que la vitalidad está profundamente
atacada y los líquidos dispuestos á una funesta alteracion, es
necesario no olvidarle en el tifus y gangrenas de hospital, en la
fiebre amarilla y la peste, al menos en ciertos períodos de su
evolucion.
Despues de lo que acabamos de indicar, creemos conveniente
consignar el dato práctico importante, de que no se confundan los
síntomas de las fiebres nerviosas graves con ciertos síntomas de la
inflamacion de la píamadre y de la sustancia gris del cerebro, tales
como delirio continuo, movimientos desordenados, trismus,
rechinamiento de los dientes y varias parálisis que se presentan en el
último período de las enfermedades febriles y flegmásicas. Estos
síntomas constituyen una meningitis que, aunque sintomática, exige
medios directos que no siempre son los de la fiebre en cuya
finalizacion se les observa, como suele suceder en la fiebre tifoídea,
en la exantemática, en la neumonía reumática, etc. El arsénico, sin
embargo, puede estar indicado en el tratamiento de estas especies de
meningitis.
B. Fiebres intermitentes.—La importancia de este medicamento en
el tratamiento de las fiebres intermitentes es bien conocida. Se
necesitaria un volúmen para discutir los trabajos que se han
publicado desde medio siglo, por lo menos, hasta los de Mr. Boudin.
Nuestro plan, como se ve por el carácter de esta obra, no es el de
citar, discutir y clasificar las memorias y observaciones terapéuticas,
porque con este método, si bien se ilustra al lector sobre los casos en
que se ha administrado un medicamento dado, y se le puede instruir
con la historia del mismo, nada se le enseña respecto de los casos en
que no deba usarse; porque estos trabajos carecen de indicaciones
precisas, y como estas forman, por el contrario, nuestro principal
objeto, bastan algunas páginas que resuman los estudios fisiológicos
y terapéuticos para llenar lo primero, y alguna reflexion de los
lectores para comprender con certeza lo que de esto pueden
prometerse en el estado actual de la ciencia.
El arsénico, por su estado prodrómico, corresponde á ciertas fiebres
de accesos, cuyos prodromos esten caracterizados por un
abatimiento estremado con ansiedad y sed, sin que se puedan referir
estos fenómenos de una concentracion que parece debia hacerles
graves, ni á la diarrea, ni á los vómitos, ni al estado gástrico, ni á la
cefalalgia que acompaña ordinariamente á este estado general.
Corresponde á los estadios de frio y calor violento y escesivo, como
hemos consignado ya en las páginas precedentes, y con los mismos
caractéres generales que les hemos dado, y sobre los que no
juzgamos á propósito insistir más.
En las fiebres que se presentan por accesos, es necesario distinguir el
fondo de la forma. Esta es la espresion sintomática que varía segun
los indivíduos, en las diferentes estaciones, y segun la causa que
constituye la naturaleza de la fiebre y su carácter fundamental. La
causa, para el arsénico, es el miasma palúdico, el cual,
independientemente de la forma de reaccion, produce síntomas que
son su fondo, y que consisten en una ansiedad con sed, abatimiento
grande que conduce al desfallecimiento con angustia precordial, y en
gastricismo que termina con vómitos, con diarrea, ó en una simple
irritacion de estómago.
Tres medicamentos corresponden á los caractéres fundamentales de
las afecciones palúdicas: la ipecacuana, la quina y el arsénico.
Todos tres podrán ser menos aptos en cuanto á la forma de los
accesos y de la reaccion que cualquiera otro medicamento, pero
ninguna fiebre verdaderamente palúdica se curará sin uno de los
tres, porque todos abrazan sus caractéres fundamentales, y porque
los tres tienen las mismas tendencias que el miasma palúdico. Estas
tendencias caquécticas, deprimentes de la actividad vital y plástica,
las espondrémos en el capítulo de la quina. Por ahora nos limitamos
á indicar la ipecacuana por sus relaciones con el primero y mas
débil grado de esta depresion y de esta caquexia, y al arsénico por
sus relaciones con el grado mas violento y la espresion mas elevada
de la deplastizacion y de la desorganizacion, lo que le hace mas á
propósito en general y mas frecuentemente indicado que la
ipecacuana y la misma quina, en las fiebres intermitentes crónicas
tenaces y mal tratadas. Pero los tres tienen el mismo punto de
partida en la afeccion del trisplánico con una espresion sintomática
poco diferente, ya en la concentracion, ya en la reaccion que se
manifiesta por una turgencia sanguínea, cuyo desenvolvimiento
sigue las proporciones de la concentracion y marcha por accesos
mas variados que para la mayor parte de otros medicamentos.
En arsénico, el estado general espresa mas eretismo; pero á esta
tension de la fibra y á este orgasmo sucede una astenia mayor y una
diminucion de la cohesion de los sólidos y líquidos. Del mismo
modo, despues de los espasmos, los desfallecimientos y la escitacion
sanguínea erética, sobrevienen á cada acceso sudores mas fuertes,
mas prolongados y mas debilitantes. En todas estas circunstancias,
en fin, se observa sed, alivio por la aplicacion del calor, aumento del
frio al descubrirse, agravacion al beber, y se confirma que el estadio
del calor disipa los dolores, y que el sudor disminuye la angustia.
C. Fiebres eruptivas.—En la mayoría de los casos, el arsénico es el
medicamento mas apto para conjurar el peligro en las fiebres
exantemáticas que tienden á la malignidad y á la metástasis con
abatimiento de las fuerzas vitales. Aun está mas indicado en un
estado mas avanzado, cuando hay putridez, desaparicion del
exantema regular, y presentacion de petequias y ataxia. La
belladona calma las fiebres eruptivas con violenta turgencia,
congestion en la cabeza, delirio, calor quemante en la piel, sequedad
de la boca, y sed ardiente; pero si no aliviase y el delirio se hiciese
subagudo, arsénico será eficaz.
En las fiebres eruptivas malignas, importa tener presente la asfixia
cutánea de que se ha hablado á propósito de la viruela confluente. La
piel cubierta de la erupcion, es impermeable al aire, y no da paso á la
materia de la transpiracion, resultando de esto graves desórdenes, la
disolucion de la sangre y la muerte. Se concibe bien que en este
estado sea refractaria la enfermedad á todo medicamento, y que la
aireacion de la piel sea preferible al mismo arsénico.
D. Flegmasías. Neurosis.—Un gran patólogo aleman recomienda el
arsénico con el carbon vegetal, en la angina diftérica maligna,
gangrenosa, ya por los síntomas tifoídeos generales, ya por el estado
de la garganta y aun de la exudacion plástica. Esta exigiria mas bien
el bromo, el sulfuro de cal y el mercurio; pero proponiéndonos en
este momento investigar los agentes que modifican el estado de la
sangre de una manera especial, debemos preferir el arsénico á los
medicamentos mas relacionados con las exudaciones plásticas.
El arsénico conviene mas en los focos purulentos, en las
exudaciones serosas, en las afecciones de las glándulas y en las de
los tejidos atacados en profundidad y dispuestos á la gangrena ó
afectados ya de ella. Está sin embargo especialmente indicado en la
inflamacion erisipelatosa del escroto, particularmente la de los
desollinadores, á causa sin duda de su electividad sobre los
capilares. Por esta razon es eficaz en la piogenia, y en los derrames
serosos con inflamacion crónica, alternado en este caso con el
azufre.
Hemos dicho ya, que es del recurso de arsénico toda inflamacion
grave, cuando ha llegado al punto en que la estancacion de los
líquidos acumulados y la distension escesiva alteran los tejidos y
tienden á gangrenarlos; como por ejemplo, la enorme dilatacion que
sufre la conjuntiva palpebral en la oftalmía erisipelatosa. En general,
la oftalmía que corresponde á los efectos de arsénico, se presenta
con tumefaccion, sensacion de quemazon, ulceracion; y de esta
manera se presenta tambien la oftalmía escrofulosa en los niños;
otros medicamentos deben preferirse cuando los síntomas son menos
intensos, tales como mercurio, azufre y carbonato de cal.
Puede jugar aun el arsénico en oftalmías sobreagudas dependientes
de una causa reumática, de un exantema, de la menstruacion. La
mayor parte de los fenómenos graves que se manifiestan en los
puntos en que se distribuye el nervio neumo-gástrico durante una
enfermedad aguda, son propios de arsénico, y lo son tanto más,
cuanto que estas afecciones tienen mucha gravedad, como las
carditis y las neuroses de los órganos respiratorios.
La carditis aguda con todos los desórdenes orgánicos del corazón y
los terribles accesos de sofocacion y ansiedad que produce, puede
ceder con arsénico que parece fortifica la accion propia del corazon
contra el aflujo é impulsion de la sangre, y que regulariza la
contraccion de sus fibras. Despues de acónito, segun las
indicaciones, es arsénico el que mejor corresponde á la inflamacion
aguda ó á las neuroses intensas del corazon.
Entre las neuroses de los órganos respiratorios, indicamos primero la
opresion. Se ha recurrido á arsénico cuando el enfermo parece débil
para respirar profundamente, y que los esfuerzos de los músculos
que concurren á la respiracion son insuficientes. Mas si los esfuerzos
para efectuar esta funcion, tienden á cesar por parálisis, no solo de
los músculos, sino tambien del pulmon, tártaro estibiado es el
medicamento mas racional á que debe dirigirse el práctico. Pero sea
de esto lo que quiera, el arsénico es un escelente medio que puede
emplearse en los accesos de sofocacion, tanto asmáticos como
gastrálgicos, puesto que ataca directamente los orígenes de la
inervacion ganglionar. Así pues, el catarro sofocante le reclama en
primera línea, especialmente si la ipecacuana ha sido ineficaz. El
asma de Millar ó la angina de pecho es mas propia de arsénico,
despues de acónito algunas veces. El arsénico cura con preferencia
el asma en general, cuyos accesos reaparecen por la mañana antes de
amanecer. En esta circunstancia obra perfectamente y de un modo
análogo á la nuez vómica ó alternándole con esta por dias.
La eficacia del arsénico debe muchas veces unirse á la del zumaque
venenoso, tártaro estibiado, etc...., en la neumonía de los viejos, en
las complicadas con fiebres graves y en las flegmasías viscerales
adinámicas y pútridas; en estos casos se le administra antes ó
despues del mercurio, el carbon vegetal, el ácido fosfórico.....
Una de las afecciones graves con la que los síntomas del arsénico
tienen mas analogía, es la gastritis sobreaguda, pues es sabido que la
ansiedad y la sensacion de ardor quemante son síntomas
característicos de su accion. En algunos casos puede el fósforo ser su
auxiliar, así como el acónito que se administra antes.
La disentería pútrida reclama el uso de arsénico, lo mismo que la
hematémesis, la melena y las hemorragias pasivas ó pútridas con
calor quemante general ó local y ansiedad estremada. Estas
afecciones requieren tambien á veces los ácidos fosfórico y
clorhídrico, el carbon vegetal, ó la nuez vómica.
§ VII.—Estado subagudo.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
El arsénico tiene pocos ó ningun síntoma pura ó simplemente
inflamatorios, porque su accion sobre el corazon y el sistema
vascular es especial y subordinada á una alteracion profunda de la
vida que tiende al aniquilamiento de la inervacion. Sus
inflamaciones afectan formas atáxicas, gangrenosas, malignas. En
cuanto á los síntomas propios á un estado subagudo, no están
aislados de estas formas graves ni de la adinamia. Las afecciones
subagudas de arsénico presentan tambien mas ó menos graduados
los síntomas que caracterizan su accion, tales como: abatimiento
considerable, pérdida rápida de las fuerzas, calor acre, pulso
pequeño y frecuente, desfallecimientos, angustias, éstasis
sanguíneos, tumefacciones con sensacion de ardor, edemas, dolores
quemantes, gran sed, ó adipsia; casi siempre estas afecciones, así
como las mas agudas, se agravan por las bebidas frias y acuosas, por
estarse sentado ó andar, y por el frio esterior.
A. Afecciones mucosas, catarrales.—Estas afecciones tienen por
regla general un carácter de lentitud y astenia que aumenta las
secreciones y relaja los esfínteres. Las membranas mucosas abundan
en moco, la piel en sudores, pero con alternativa á intérvalos, de
ardor y sequedad; cuando esto último existe, que es lo mas
frecuente, las orinas suplen á las demás evacuaciones, ó bien se
forman colecciones serosas, edemas, y á veces una hinchazon
general blanda y blanca del tejido subcutáneo. Hay tambien fiebres
lentas, con ó sin lesion orgánica, pleuresías, endocarditis y
pericarditis subagudas, estados mucosos, que los antiguos llamaban
pituitosos, con fiebre vespertina, sudor matutinal y otros síntomas
que pueden exigir la quina, el sílice.... Mas á pesar de todo, no
conocemos mejor medio que el arsénico en fiebres catarrales con
ansiedad y debilidad, eretismo violento, coriza fluente con calor
quemante en la nariz y que se alivia por la noche y al calor de la
cama.
B. Gastropatías.—Este medicamento modifica ventajosamente la
gastritis crónica y la gastrose agravadas por los alimentos y las
bebidas frias; es tambien el remedio de las indigestiones por abuso
del agua fria, de los frutos acuosos y de las dispepsias producidas
por dósis exageradas de la quina, del opio y de las bebidas
alcohólicas tomadas por costumbre.
C. Fiebres lentas. Afecciones subirritativas.—Sabidos son los
servicios prestados por el arsénico en las fiebres intermitentes que se
hacen irregulares por falta de tratamiento ó por efecto de los
febrífugos inconsideradamente empleados, especialmente cuando
hay congestion venosa abdominal, infarto del bazo, lientería,
caquexia, edemas, flujos colicuativos. Casi siempre la belladona, el
azufre y la quina son útiles en esos casos. El arsénico, en fin, entra
en el tratamiento de varias caquexias, de la clorosis, de las
colecciones serosas, cuando hay fiebre remitente, eretismo fugaz,
flujo colicuativo, sudores matutinales, reabsorciones purulentas.....
En los primeros tiempos de la atrofia por falta de nutricion de un
órgano ó de todo el organismo, teniendo el aparato de la
quilificacion por punto de partida, con eretismo febril, el arsénico es
uno de los principales medios que, con el carbonato de cal, se puede
emplear, escepto los medicamentos mejor indicados por la causa
determinante.
Los síntomas de arsénico le colocan antes del azufre, el hierro, el
mercurio y el subcarbonato de potasa en las leucorreas con
sensacion de ardor, fiebre lenta, caquexia y síntomas locales
subinflamatorios.
Su indicacion en las afecciones reumáticas está en la subagudeza
con mejoría de los dolores, por el calor y sudores, casi siempre
nocturnos ó matutinales.
Algunas afecciones, en particular las del sistema nervioso con
fiebre, cuando reclaman el uso de arsénico, ofrecen síntomas de
irregularidad y gravedad propios de esta sustancia; tales son: algunas
neuralgias febriles ó fiebres larvadas neurálgicas, el eretismo
convulsivo, cierta fiebre urticaria y la mielitis; en esta, la utilidad del
arsénico es secundaria. Pero en el ergotismo convulsivo, cualquiera
que sea la violencia de la fiebre, este medicamento es un medio
escelente; muchas veces el cornezuelo de centeno es específico,
cuando no es él mismo la causa de la enfermedad.
§ VIII.—Estado crónico.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Es fácil formarse una idea exacta de los fenómenos diatésicos del
arsénico, teniendo en cuenta su modo de obrar, que ya conocemos
en parte, y que debemos continuar esponiendo aun, á pesar de
algunas repeticiones, consignando al efecto los siguientes
fenómenos: debilidad estraordinaria,—agitacion,—ansiedad,—
insomnio,—acritud de las secreciones,—calor seco quemante,—
sed,—palpitaciones,—dolor sordo en el corazon,—plétora venosa
abdominal,—hipocondría,—hemorróides,—colecciones serosas,—
dolores quemantes,—alivio por el calor,—agravacion por la
ingestion del agua fria,—agravacion por la noche,—sudor por la
mañana al dormirse,—ardor de las deposiciones,—estreñimiento ó
deposiciones involuntarias, insensibles,—diarrea con ardor
pronunciado y con quemazon en el ano.
Todas las causas de astenia que obran lentamente y que á la par que
debilitan rechazan al interior la actividad de la piel, como los
enfriamientos y la humedad, tienden á producir modificaciones
análogas á las del arsénico, y afectan el sistema nervioso ganglionar.
Son tambien propias de la esfera de accion de arsénico las causas
que, aunque con lentitud, aceleran el movimiento de
descomposicion, que fatigan las vísceras, ya por irritaciones
nerviosas y sanguíneas, ya por una alimentacion muy animalizada,
así como las que aumentan la actividad venosa, principalmente en el
vientre.
En el estado crónico desarrollado por este medicamento, se observan
grupos de síntomas especiales que sobresalen del cuadro de nuestras
apreciaciones. Este estado está caracterizado, en general, por una
tension y por un eretismo que conduce á la inercia de la fibra y á los
flujos colicuativos, al marasmo, á la postracion paralítica. El
arsénico corresponde por la multitud de sus síntomas á muchas
enfermedades, en las que es un auxiliar útil, y en ocasiones es el
único é indispensable medio de curacion.
A. Afecciones del corazon y de los vasos capilares.—Las relaciones
especiales del arsénico con el corazon le hacen muy eficaz en la
mayor parte de las lesiones de este órgano. La spigelia es mas
análoga al arsénico por sus efectos en este órgano, que el acónito y
el azoato de potasa, porque la primera tiene, como el medicamento
que estudiamos, una accion mas profunda y mas crónica sobre el
centro de la circulacion. Los dos se adaptan mejor á las pericarditis,
á las endocarditis, á las lesiones crónicas seguidas de carditis
agudas, de reumatismo ó de artritis. La brionia, y á veces el
cólchico, tienen una indicacion evidente en las afecciones
francamente reumáticas y gotosas del corazon, cuando hay eretismo
febril, neuralgia, punzadas violentas con síntomas graves como el
desfallecimiento.
La spigelia, y mas aun el arsénico, corresponden á las palpitaciones
de corazon tumultuosas y como en tropel, movimientos
ondulatorios, ruido como de una cascada, pulsacion de las carótidas,
grande dificultad de respirar al cambiar de posicion, espasmo del
pecho, ansiedad.... Los dolores quemantes no indican en este caso
mas que arsénico; pero aun hay otras particularidades, como la
existencia habitual de dolores sordos en el corazon, lancinaciones de
vez en cuando, especialmente por la impresion del frio en la region
precordial, y un pulso mas frecuente por la mañana que por la tarde.
Este estado del pulso es tambien el de las lesiones orgánicas del
corazon; el sueño parece activarlas, como si concentrase en el centro
de la circulacion las fuerzas vitales distraidas de los órganos que
reposan.
Los toxicólogos han apreciado muy bien las relaciones del arsénico
con el corazon al indicar entre las principales lesiones que produce
las manchas de un rojo violado y el reblandecimiento de su
membrana interna. Se podria tambien darle análogas lesiones en los
capilares, en los que su accion es bien manifiesta por la estancacion
de sangre, la cianosis, las manchas grisáceas, las digitaciones, la
detencion de la circulacion, las tumefacciones gangrenosas, la
gangrena. El hecho es, que el arsénico se ha manifestado como un
poderoso medicamento en una multitud de casos acompañados de
estos síntomas.
B. Afecciones del sistema nervioso. Manías. Parálisis. Espasmos.
Neuralgias.—Es notable que, aun cuando no parece que el arsénico
tenga influencia sobre las facultades intelectuales, provoque una
monomanía angustiosa, una tendencia al suicidio por
preocupaciones inquietas y llenas de angustia, el suicidio
lipemaníaco: estos fenómenos están acompañados de ansiedad
precordial, de palpitaciones, de sensacion de constriccion en el
corazon, de un estado venoso, de estancacion venosa, en fin, en las
vísceras, que se propaga al encéfalo. El arsénico en esto es muy
semejante al oro, al mercurio y al carbon vegetal, cuya accion sobre
el sistema venoso y los capilares se relaciona igualmente con la de
arsénico sobre el moral.
La parálisis que depende de arsénico afecta con particularidad los
miembros inferiores; es precedida de temblores, de dolores, de
contracturas, de convulsiones. La ciencia no puede aun marcar con
exactitud la diferencia de la parálisis arsenical de la de otros
metales, como el estaño, bismuto, antimonio, zinc, plomo y
mercurio.
La parálisis de arsénico depende de la afeccion de la parte inferior
de la médula espinal, mientras que la producida por el mercurio se
estiende á toda ella. En la de antimonio parece que solo se afecta la
parte superior, y en el plomo la parte media, dependiendo de esto los
síntomas particulares de estas diversas parálisis.
La parálisis arsenical afecta tambien las partes superiores de la
médula, en las que pueden presentarse dolores, adormecimiento,
hormigueo, contracciones espasmódicas, efectos directos del
arsénico, lo mismo que los calambres, los edemas, palidez,
diminucion de calor, marasmo sin atrofia. En medio de estos
desórdenes, la vejiga y el recto funcionan bien.
Hungría, que es el punto en el que mas particularmente se observa la
parálisis arsenical, es tambien donde se ve establecida la singular
costumbre de tomar el arsénico á grandes dósis como escitante, y
con el intento de conservar la frescura del aspecto y la gordura. No
nos detenemos mas sobre esto, porque no es la ocasion ni la
oportunidad de hablar de otro modo de este uso del arsénico.
Las dósis débiles están reservadas para los casos en que la reaccion
vital y la accion nerviosa son débiles en el sentido de los síntomas
cuyo cuadro hemos dado. Por esta razon en el baile de San Vito con
debilidad muscular y caquexia caracterizada, y que se ha resistido á
los medicamentos mejor indicados, cede con el arsénico y el licor de
Fowler, del mismo modo que el delirium tremens de los borrachos y
ciertas neuropatías espasmódicas y paralíticas debidas á una
irritacion espinal. Sin prejuzgar la naturaleza del mal de mar,
debemos indicar que una de las especialidades del arsénico, es el
aliviar esta incomodidad, con especialidad cuando se le administra
despues de la coca de Levante (cocculus).
El tic doloroso, la hemicránea, las cefalalgias y las neuralgias que
corresponden á la esfera de accion del arsénico, proceden de una
ingurgitacion venosa gastro-hepática, de una estancacion sanguínea
ó serosa, con irritacion subaguda de las meninges ó de los nervios
ganglionares, lo cual les asimila á las neuralgias de la nuez vómica.
Esta apreciacion se aplica á la mayor parte de los padecimientos
crónicos que corresponden al arsénico: la fisonomía espresa un
profundo padecimiento. Es de observacion que la ciática se agrava
despues de comer y que el dolor es quemante. El reumatismo
articular crónico tiene hinchazones y está acompañado de una
discrasia serosa ó anémica. La gota tiene los mismos caractéres: hay
mas rigidez é hinchazon con manchas rojas ó lívidas. La mayor parte
de las neuralgias propias de este medicamento se agravan en el
reposo.
No creemos que sea indispensable en la práctica distinguir las
diversas gastralgias, de la que se ha dado el nombre de neuralgia
celíaca. Los caractéres de esta, por la violencia de los síntomas y por
la forma intermitente, son indicantes del arsénico y casi siempre de
la nuez vómica tambien; los dos representan la neuralgia celíaca en
sus efectos fisiológicos. Pero estos dos medicamentos se completan
mútuamente por su accion electiva sobre los intestinos, sobre los
nervios ganglionares y por la naturaleza de su dolor. Se adaptan
igualmente á violentas gastralgias con dolor vivo, quemante,
dislacerante, que se eleva hasta el furor ó el síncope: este dolor
parece situarse encima de la apófisis sifóides, irradia pronto hasta el
cuello ó se divide siguiendo el trayecto del gran simpático; está, en
fin, acompañada de mas ó menos opresion, y deja despues del
acceso una sensacion de vacuidad en el estómago, desórdenes en la
nutricion ó en la defecacion y una grande laxitud.
Estas especies de neuralgias son en general muy rebeldes, tienen un
curso variable y fenómenos particulares en los intérvalos de los
padecimientos: en estos intérvalos presentan indicaciones para el
fósforo, el eléboro, la manzanilla, la ipecacuana y aun el bismuto.
Las gastro-enteralgias, los cólicos biliosos, nefríticos y
hemorroidales exigen muchas veces arsénico, pero ayudado
generalmente por la nuez vómica, la belladona....
C. Afecciones venosas y mucosas. Vómitos. Asma. Hemoptísis.
Flujos de vientre.—El arsénico es casi siempre tan necesario como
el azufre y la nuez vómica en el tratamiento de los padecimientos
hemorroidales; sus síntomas indican suficientemente su importancia
terapéutica en estas afecciones, y en las siguientes, en las que está
indicado con frecuencia:
1.º En los vómitos rebeldes del embarazo que se han resistido á la
ipecacuana y nuez vómica; 2.º en el asma y catarro sofocante, como
ya queda dicho; 3.º en ciertas hemoptísis; 4.º en la estomatitis y
varias afecciones de la boca y de la laringe; 5.º en la disentería, la
diarrea, la lientería; 6.º en la enfermedad de Bryght. Se notan, en
efecto, entre los síntomas de este medicamento algunas
especialidades relativas á los riñones y orinas albuminosas: el
arseniato de potasa (licor de Fowler) parece preferible en este caso,
así como en otros varios; 7.º en la afeccion varicosa ó irritacion
crónica de la próstata y del ano, con tenesmo, sensacion de
quemazon....
D. Afecciones cancerosas, ulcerosas, escrofulosas. Colicuacion.—
La accion electiva del arsénico en la plasticidad é inervacion
ganglionar le da un gran valor en el tratamiento de las caquexias y
de las afecciones especiales de una gravedad inminente: 1.º en el
cáncer del tejido celular, de las glándulas, del útero, pues consta que
goza de una accion especial en los cánceres esteriores, aplicado
directamente y como tópico; 2.º en las úlceras sarnosas, dartrosas,
fagedénicas; en el cáncer corrosivo, que tambien se modifica por el
oro, el azufre, el ácido azótico, la thuya, las sales mercuriales; 3.º en
las desorganizaciones de los tejidos de naturaleza escrofulosa y la
caquexia tambien escrofulosa en los niños y adultos, con
irritabilidad, marasmo; en todos estos casos se le administra á dósis
sensible, y es tanto mas útil, cuanto mas grave es la forma morbosa,
y que los síntomas son mas pronunciados, tales como alteracion
profunda de la constitucion, diarrea, supuraciones saniosas, fiebre
consuntiva.
Se facilita ó completa su accion algunas veces con el mercurio ó el
azufre, la belladona y el sílice.
El arsénico, con el ácido fosfórico, la pulsatila, etc., es el remedio
estremo de las diarreas de los niños escrofulosos; el carbonato de
cal le sustituye cuando se supone existen ulceraciones de la mucosa
intestinal: este mismo medicamento es aun preferible al arsénico en
algunas oftalmías ulcerosas con fungosidades ó simplemente con
ciertas escrescencias ó vegetaciones conjuntivales. El arsénico, en
fin, es casi siempre el indicado en los niños, cuando en una afeccion
aguda hay calor quemante, movimientos convulsivos durante el
sueño y espresion de ansiedad en la cara.
La afeccion oscura, conocida con el nombre de reblandecimiento del
estómago en los niños que aun maman, exige mejor arsénico que
acónito en el período de reaccion; mas tan pronto como los
intestinos participen ó no de la grave lesion de la mucosa del
estómago, el arsénico es uno de los mejores medicamentos, así
como la creosota, el carbonato de cal y otros varios que los
síntomas puedan reclamar.
E. Afecciones cutáneas.—Llegamos á las afecciones cutáneas que el
arsénico abraza en su esfera de accion y que él representa
eminentemente en muchos casos. Pero es preciso evitar dos abusos
en su administracion: el de dar dósis muy atenuadas, á las que
propende la escuela hahnemanniana, y el de prescribir igualmente
dósis muy fuertes. Despues de haber usado por algun tiempo el
arsénico, es preciso dar algunos medicamentos de accion
suplementaria ó análoga, para volver á él, si la mejoría obtenida no
le contraindica.
Pocos tratamientos exigen mas perseverancia, si bien las
indicaciones de arsénico en estos casos proceden de sus síntomas y
de su electividad. Mas es probable que las dósis muy débiles sean
aquí infructuosas, porque la afeccion ocupa la zona mas apartada del
foco de influencia arsenical, y porque los tejidos de la superficie
periférica están debilitados, menos dispuestos á la reaccion y
profundamente atacados en su vitalidad y constitucion.
Indicamos: 1.º las afecciones pruritosas, en particular las del ano, del
escroto, de la vulva, con ó sin alteracion de la piel ó de la mucosa, é
igualmente el prurito general, con especialidad en personas
dispuestas á la congestion hemorroidal ó de circulacion venosa
entorpecida, y en las que la nutricion padece por escesos que las
debilitan lentamente; 2.º la costra láctea simple solo reclama
arsénico cuando el niño está caquéctico: este medicamento puede
jugar mejor en la costra serpiginosa, en la tiña maligna, en el favus
ulceroso con exudacion abundante y aniquilamiento del indivíduo; el
zumaque venenoso puede alternarse ventajosamente con él en
muchos casos, si bien al hablar de la zarzaparrilla manifestarémos
los casos en que puede ser mas útil; 3.º los dartros saniosos y
corrosivos, y en general las erupciones escamosas y húmedas con
quemazon, si bien reclaman el mercurio, el zumaque y la stafisagria
son igualmente eficaces. El azufre debe frecuentemente preceder ó
seguir despues de arsénico en las afecciones cutáneas rebeldes; 4.º el
acné rosáceo de la nariz y de las mejillas, la zona y la erisipela del
escroto en los deshollinadores; 5.º las erupciones crónicas urticarias,
miliares, papulosas, liquenoídeas y pitiriáseas, cuando la sensacion
de quemadura va unida al prurito.
F. Derrames serosos.—Acabarémos esta revista terapéutica con las
indicaciones sacadas de la electividad del arsénico sobre los vasos
capilares y los sistemas exhalante y absorbente, electividad que le da
tanta eficacia en los derrames serosos de toda especie.
Distinguirémos al efecto dos clases de hidrohemias correspondientes
á los efectos del arsénico: 1.ª la que resulta del empobrecimiento de
la sangre y de la astenia profunda; 2.ª la que procede de un obstáculo
en la circulacion de la vena porta ó de la acumulacion de la sangre
en las arterias pulmonales, con dilatacion pasiva de los vasos,
estancacion en las estremidades capilares, exudacion ó depósito, por
un procedimiento cualquiera, de la serosidad en los tejidos, en las
cavidades, ya de los miembros inferiores, ya del abdómen ó del
pecho, ya del pulmon mismo.
Dósis.—De las preparaciones arsenicales de uso mas simple y fácil
deben preferirse las diversas atenuaciones cuyas dósis, por otra
parte, es fácil graduar segun los efectos que se quieren producir.
Deben usarse con preferencia las trituraciones en el tratamiento de
las intermitentes: 1 ó 2 decígramos de la primera, de la segunda ó de
la tercera, en tres ó cuatro dósis, en el intérvalo apirético, y que se
pueden repetir por tres ó cuatro dias. Las afecciones cutáneas exigen
con frecuencia las mismas dósis: el licor de Fowler es en estos casos
de uso muy cómodo á la dósis de una á diez gotas al dia en varias
tomas: esta preparacion es tambien útil muchas veces en las
afecciones gangrenosas esternas, á la dósis de 10 á 20 gotas por litro
de agua, que se puede emplear en lociones y aplicaciones tópicas.
Las fiebres nerviosas y exantemáticas requieren dósis mas débiles.
Casi siempre las afecciones nerviosas y neurálgicas, así como las
crónicas, escepto á veces las enfermedades cutáneas, tambien
crónicas, no exigen otras.
El arsénico es un medicamento en el que es necesario saber utilizar
todos los grados de la escala posológica, desde algunos centígramos
de la primera trituracion hasta las gotas ó glóbulos de la trigésima
atenuacion y aun mas allá, porque los efectos de estas diversas dósis
tienen grados de accion distintos á los que conviene recurrir, segun
que se procure obtener efectos alterantes ó que se quiera combatir
estados morbosos en los que predomine el elemento sanguíneo ó el
nervioso.
Los antídotos del arsénico son de varias especies. Como todo
veneno, tiene su antídoto químico y neutralizante, que es el
protóxido de hierro hidratado, del que apenas nos ocupamos en esta
obra, pero que le hallarán los lectores en escritos especiales y en
formularios. Solo indicarémos los principales antídotos adaptados á
los efectos dinámicos del arsénico: estos antídotos son múltiples
como los grupos de sus síntomas principales.
Las afecciones crónicas y paralíticas que resultan de los vapores y
emanaciones arsenicales ó de la accion prolongada de las dósis
débiles ceden á la quina en su elemento intermitente y gástrico, con
el carbon vegetal, en su forma venosa y cianítica, y hasta los efectos
gastrálgicos con sensacion quemante, el estado hidrohémico, las
congestiones asténicas y las hemorragias pasivas. El sulfuro de cal y
el grafito curan las supuraciones y las irritaciones crónicas en la
piel; el azufre y el mercurio combaten la diátesis serosa con
temblores y espasmos; los baños calientes sulfurosos hacen cesar las
contracturas.... En fin, los efectos dinámicos del arsénico,
inmediatos á la ingestion de esta sustancia, exigen la nuez vómica,
en los fenómenos gástricos, en la postracion de fuerzas y las
deposiciones alvinas especiales; el opio juega en la cianosis con
adormecimiento paralítico, y la manzanilla en la irritabilidad....
ASA FOETIDA (Asafétida).
§ I.—Historia.
Es una gomo-resina estraida del férula asa fœtida, género de la
familia de las umbilíferas, de Jussieu, pentandria diginia, de
Linneo.—Boerhaave, Whyt, Millar y Kopp la consideraban como un
escelente antiespasmódico. Otros prácticos recomendaron despues
su uso en varias enfermedades, como Hufeland en la cáries, y
Bergius en las fiebres intermitentes....
Los hechos que poseemos de este medicamento tienen el doble
inconveniente de ser incompletos y de estar basados en datos
rutinarios. Sin embargo, las esperimentaciones hechas en el hombre
sano han suministrado síntomas que anuncian un medicamento
activo; pero es preciso no confundirlos con otros síntomas
procedentes de enfermedades curadas con fórmulas compuestas, y
de casos de envenenamiento en los que la asafétida no ha jugado
sola; en resúmen, admitimos, en union con el mayor número de
terapéuticos, algunas de sus propiedades reveladas por la clínica, y
asentimos ciegamente á la eficacia que se la atribuye en las
flatuosidades, las indigestiones, los cólicos, la timpanitis, la
odontalgia, las convulsiones, la parálisis, y en casi todas las
enfermedades, á ser ciertas las aserciones de una treintena de
autores.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Giacomini atribuye á la asafétida una accion hipostenizante vascular
y espinal, á la cual refiere todos sus efectos y facultades resolutiva,
sudorífica, antiséptica, calmante, antiespasmódica.
De todo lo que hemos podido recoger y observar, resulta que la
accion de la asafétida á dósis elevadas es primeramente escitante,
dirigiéndose electivamente á los nervios espinales, al corazon y al
sistema gástrico; que á dósis exageradas, ó usada por mucho tiempo,
sus efectos son sedantes, debilitantes y desorganizadores en fin; bajo
su influencia se altera la digestion, la nutricion se debilita, se forman
obstrucciones linfáticas y cesa la plasticidad en los órganos de jugos
blancos y en los límites de la vida orgánica. En este estado de cosas,
no estando el sistema nervioso suficientemente regido y escitado,
estallan varios desórdenes que conducen á la astenia por espasmos y
temblores paralíticos, mientras que las sensaciones de plenitud, las
congestiones pasivas, los infartos, las lesiones atónicas de los
tejidos, las alteraciones de las secreciones mucosas y el desarrollo de
lombrices denotan una caquexia enteramente especial.
Brera, célebre profesor de Pádua, habia entrevisto esta filiacion de
los síntomas, cuando atribuyó la utilidad de este medicamento, en
los casos de helmintiasis, á la accion dinámica, que combate, dice, la
condicion orgánica propia al desarrollo de las lombrices.
§ III.—Efectos terapéuticos.
No siempre es necesario, para utilizar las propiedades de la
asafétida, el que haya fenómenos procedentes de un estado
caquéctico; basta que estos fenómenos puedan ser considerados
como el principio, ó ser referidos al sistema nervioso ganglionar.
Sin embargo, las neuralgias que este medicamento combate
eficazmente, están siempre complicadas con discrasia, debilidad
relativa de la nutricion ó del predominio de los jugos blancos. Los
dolores de asafétida sobrevienen ó se agravan cuando el organismo
está mas particularmente sometido á la inervacion ganglionar; es
decir, durante el reposo, y no se modifican por el movimiento, en
atencion á que siempre desarrolla la actividad de la inervacion
cérebro-espinal. Esta circunstancia es la que distingue los dolores de
este medicamento de los del zumaque y del arsénico, que se agravan
con el reposo, así como de los de la quina, que se aumentan con el
movimiento. Además, los dolores de la asafétida proceden de dentro
afuera y de abajo arriba; no son jamás continuos, sino que se
manifiestan por intérvalos y son precedidos ó seguidos de
convulsiones parciales de los músculos y de adormecimiento.
Las palpitaciones que este medicamento combate son simpáticas; su
accion no ataca al corazon directamente: tales son las palpitaciones
que acompañan al histerismo, la clorosis, la plétora venosa
abdominal, la caquexia escrofulosa; y en general las alteraciones
funcionales del corazon están caracterizadas por la ansiedad, por
padecimientos asmáticos. En estos casos, la asafétida armoniza mas
en su estado nervioso con el café, la nuez vómica, la ignacia; y en su
estado diatésico con el mercurio, el ácido azótico y el fosfórico. Su
accion empieza por la escitabilidad de los nervios de la vida
orgánica, y produce una estremada susceptibilidad del estómago,
palpitaciones en el abdómen, cierta agitacion y convulsiones
musculares; de suerte que las dispepsias, que cura mejor, son las
precedidas de esta sensibilidad de los órganos de la digestion, y en
particular del estómago.
Los cólicos gaseosos y la flatulencia reclaman la asafétida cuando
hay sensibilidad en los intestinos y sensacion de frio en el bajo
vientre; y sus indicaciones, en semejantes casos, son muy diferentes
de las de la belladona y de los medicamentos piréticos, así como
tambien del eléboro blanco, del arsénico, de la manzanilla y de los
medicamentos atáxicos; del acíbar y de los medicamentos que
corresponden al molimen hemorroidal; del carbon vegetal en fin, del
fósforo y de los medicamentos adinámicos.
Este medicamento obra solamente como paliativo en la hipocondría,
cuando la plétora venosa abdominal está acompañada de gases, de
pinchazos, de sensibilidad, cuando esta plétora ocasiona síntomas
histéricos, tales como constriccion, bola histérica con esfuerzos de
deglucion y espasmos uterinos, la asafétida puede curar por una
accion opuesta á la de la sepia (gibia), por adaptarse mas la primera
al orígen nervioso de los mismos fenómenos.
La asafétida es preferible al oro en las periostitis y cáries
superficiales de los huesos de la nariz, en las tumefacciones de los
cartílagos y engrosamiento del periostio, cuando sobrevienen estos
accidentes despues de la accion del mercurio.
Enumerarémos la principal propiedad de la asafétida empezando por
las inflamaciones lentas, de naturaleza escrofulosa. Este
medicamento es siempre útil, hasta en la cáries de los huesos con
flogosis del periostio y sensibilidad de la parte, en lo cual difiere del
oro, del sílice, del grafito y de la plata, asemejándose, por el
contrario, á la belladona, pulsatila y mercurio, si bien estos
medicamentos son superiores en la inflamacion del periostio y de los
huesos. En un período mas avanzado de la afeccion, la asafétida es
inferior al ácido azótico, al mezereum, al ácido fosfórico, á la plata y
á la stafisagria. Esta última tiene relaciones con la asafétida en las
úlceras escrofulosas que se estienden á los huesos; pero ni una ni
otra son suficientes para constituir el tratamiento de aquellas.
Dósis.—Las trituraciones de asafétida se usan en las afecciones
humorales crónicas y en personas linfáticas, hasta la cantidad de un
gramo por dia en varias veces; pero la segunda y tercera trituracion
son las mas usadas. Se puede preparar una bebida dulcificada con
miel ó jarabe de azúcar. La tintura puede emplearse de la misma
manera, á la dósis de una á cinco gotas en veinticuatro horas; pero es
preferible recurrir á una ó dos gotas de la sesta y aun de la
duodécima atenuacion cuando se trata de afecciones gastropáticas en
relacion con sus efectos.
ASARUM EUROPÆUM (Asaro de Europa).
§ I.—Historia.
Planta de la familia de las aristoloquias, Jussieu; de la ginandria
monoginia, de Linneo. Se usa la planta entera, con la que se prepara
la tintura. Ha llamado la atencion el ásaro por los síntomas violentos
de vómitos que los autores le atribuyen; pero lo único notable que
hay en él son los síntomas especiales y su accion dinámica referidos
por los esperimentadores.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Este medicamento obra poderosamente sobre el sistema nervioso, y
secundariamente sobre el aparato circulatorio; los efectos
fisiológicos que espresan su accion en el cerebro consisten en
vértigos y dolores sordos y presivos mas bien que lancinantes; la
cabeza está pesada y atolondrada; hay atontamiento y abatimiento
moral, á pesar de los fenómenos de irritacion y exaltacion; que solo
son pasajeros y accidentales. Los sentidos están embotados, y la
vista y el oido están particularmente debilitados.
Un buen número de síntomas representan padecimientos reumáticos,
como son las sensaciones de constriccion, de presion, de
quebrantamiento, de adormecimiento; las punzadas rápidas y
pasajeras, temblores y estremecimientos musculares. Las partes
blancas no están menos afectadas por la accion del ásaro; pues casi
todas las articulaciones son el sitio de punzadas, cansancio,
presiones, constricciones, y con especialidad dolores de luxacion.
Todos los síntomas se agravan en general por el movimiento y la
impresion del aire esterior; pero tienen de particular que están mas ó
menos mezclados de sensacion de frio y que se localizan á un punto
dado, como el ángulo del ojo, una parte del cuero cabelludo, un
diente, el estómago, un dedo del pié..... Esta sensacion se parece
algunas veces á un soplo, á una corriente de aire frio; otras veces es
producida por los líquidos escretados, la saliva por ejemplo, que
parece fria. Si bien hay síntomas, aunque raros, de calor ardiente,
parecen accidentales.
La secrecion mucosa nasal clara y abundante, la saliva acuosa, y las
lágrimas, son en los efectos de este medicamento mas bien un
resultado de los vómitos y espasmos que les acompañan que no de la
relajacion ó flojedad.
Estos mismos vómitos son eminentemente espasmódicos, y sus
esfuerzos violentos conmueven toda la economía, y están
acompañados de constricciones, temblores y estremecimientos
musculares, de una sensacion de quebrantamiento en los miembros,
y de dolores congestivos en la cabeza. Los vómitos son precedidos
de calosfríos parciales y generales, y de flujo de saliva; cada
esfuerzo corta á veces la respiracion; la materia del vómito es nula,
las deposiciones son diarréicas y notables por una consistencia como
resinosa, y de color gris, y por líquidos sanguinolentos algunas
veces.
Este estado manifiesta en el ásaro una accion electiva sobre las
membranas musculares, su fibra se contrae violentamente, y es
probable que los músculos de la vida de relacion se afecten de la
misma manera.
La misma apreciacion se deduce de los síntomas del pecho. La tos es
escitada por una constriccion, por una sensacion de apretamiento, y
algunas punzadas espasmódicas; produce una espectoracion
abundante de mucosidades no elaboradas, que provocan la opresion
hasta que son espulsadas. Los silbidos bronquiales prueban tambien
el espasmo que afecta á las fibras musculares de los bronquios y la
acumulacion de mucosidades insípidas.
Las punzadas en el pecho son numerosas, y su carácter es el de
manifestarse en el acto de inspirar; tambien en este caso se observan
las sensaciones de constriccion y de presion, como indicio de la
accion del medicamento sobre la fibra y sobre la rapidez de las
punzadas y el hipo.
Algunos de los dolores lancinantes y tensivos se refieren al corazon;
la afeccion de este centro de la circulacion resulta del carácter
nervioso de la fiebre, como se deduce de los síntomas siguientes:
somnolencia, calosfríos y náuseas, calosfríos parciales, frio glacial,
azulamiento de la cara, manos frias con calor general, y sensacion de
frio en la piel. El carácter diferencial del calosfrío y del frio de este
medicamento es el reproducirse con el menor movimiento y de no
escitar sed. Esta solo existe durante el calor, que es irregular, mal
repartido y mezclado con calosfríos. La cabeza está mas ardorosa al
principio, el sudor se manifiesta con preferencia en las partes
superiores del cuerpo, lo cual tambien es uno de los efectos del
centeno cornezuelo; el sudor, en fin, se hace general por la noche, en
cuya época termina. El calor se presenta generalmente por la
tardecita, y el frio por el dia.
A este conjunto de síntomas agregarémos la particularidad de que el
movimiento agrava los vértigos y los dolores de cabeza, y que el
contacto del aire ó del agua calma los síntomas. Es, por último,
importante indicar la falta de fenómenos que indiquen la accion del
ásaro en la nutricion y la plasticidad, en el sistema linfático y las
membranas mucosas y serosas.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Un medicamento que goza de una accion electiva tan marcada sobre
la fibra orgánica, y cuyos efectos se aproximan tanto á los de ciertas
afecciones reumáticas, no solo está indicado en los vómitos
espasmódicos, sino en los espasmos del corazon y en las neuralgias
de los órganos carnosos. Merece seguramente ser empleado en las
toses convulsivas caracterizadas por los síntomas que acabamos de
referir, en las fiebres nerviosas gástricas, de que ya hemos hecho
mérito, y en los dolores reumáticos y artríticos trasladados; es decir,
que habiendo abandonado los músculos de la vida de relacion, se
han fijado en túnicas musculares ó fibrosas de las vísceras, del
estómago, de la vejiga, del corazon, y aun en este mismo órgano, al
que este medicamento afecta quizá tanto como la spigelia.
Dósis.—Este medicamento está muy poco usado para poder fijar su
posologia: la primera atenuacion, ó la tintura, á la dósis de dos á diez
gotas, y hasta veinte á veces en agua, es aun la preferible, con tanta
mas razon, cuanto que la brionia, en su calidad de medicamento mas
conocido, es susceptible de usarse con mas exactitud en varias
afecciones que el ásaro podria combatir.
ASPARAGUS OFFICINALIS (Espárrago).
§ I.—Historia.
Se usan las ramas tiernas de esta planta colocada por Jussieu en la
familia de las esparragíneas, y de la hexandria monogínea, de
Linneo. El espárrago es cultivado, y su uso como alimento se eleva á
la mas remota antigüedad. Debemos á Broussais el uso de esta
sustancia como medicamento, ó, por mejor decir, á él debemos el
rehabilitar su uso, porque Sethi, médico griego, le administró ya en
el siglo XII contra las palpitaciones, y otros varios le imitaron antes
de la escuela de Val-de-Grâce.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Es digno de notar que las observaciones antiguas esten acordes con
las modernas, para confirmar las relaciones de la accion de este
medicamento con las membranas mucosas bajo el aspecto
hiperémico con hemoptísis, flujo hemorroidal, hematuria, escitacion
génito-urinaria, esceso de la menstruacion, abundancia de una saliva
dulzosa y de mucosidades bronquiales, aumento de las secreciones
biliosa é intestinal, diarrea, orina y mucosidades aumentadas de las
superficies génito-urinarias. Todos estos síntomas han sido
revelados por la esperimentacion.
Esta hiperemia, este orgasmo de las membranas mucosas, esplica
otros síntomas, tales como opresion, tos violenta y por accesos, sed,
sensacion de plenitud en el vientre, irritacion de la nariz y de los
ojos, aturdimiento de la cabeza, somnolencia, y aun algunos
síntomas neurálgicos y neuropáticos.
La accion del espárrago sobre el corazon está unida á la que ejerce
en la secrecion urinaria y aun en las demás secreciones: esta accion
parece que tiene su orígen en el orgasmo de la membrana interna.
Por otra parte, se presenta relacionada con la inervacion del corazon,
alterando los movimientos de dilatacion y contraccion. Se podria,
pues, admitir, que es un hipostenizante cardíaco-vascular y algo
análogo á la spigelia y asafétida. Mas por su accion sobre las
secreciones ó sobre las membranas mucosas, es decir, sobre el
sistema exhalante, es preciso asemejarle al azoato de potasa y á la
digital.
§ II.—Efectos terapéuticos.
Creemos que este medicamento es útil en los desórdenes funcionales
del corazon; en las palpitaciones llamadas nerviosas, y que quizá
reconocen por causa una hiperemia y aun una hinchazon mas bien
edematosa y subirritativa de la mucosa cardíaca y vascular. Nos ha
sido muy útil en las afecciones catarrales con somnolencia por el
dia, ansiedad, palpitaciones, irritacion de los bronquios y vías
urinarias, con orinas y esputos mas abundantes. En una palabra, el
espárrago devuelve la calma y el sueño nocturno, y hace
desaparecer en poco tiempo la irritacion y las palpitaciones.
Dósis.—Se comprende toda la utilidad que puede sacarse de una
alimentacion en la que entren los espárragos en cantidad notable. En
fin, la tisana de las ramas, el jarabe y la tintura que se preparan,
tienen la ventaja de poderse dosificar mejor y emplearse en todas las
épocas del año. Casos hay en los que se debe recurrir á la tercera y
sesta atenuacion, á la dósis de algunos glóbulos ó gotas en agua.
ASTERIAS RUBENS (Estrella de mar).
§ I.—Historia.
La estrella de mar es un zoófito del género de los equinodermos
pedunculados. Este medicamento se ha administrado en otro tiempo
como aperitivo y antiepiléptico. Para usarle en este último concepto,
se le quemaba y se hacia respirar el humo á los enfermos. La
confianza que inspiraba al doctor Petroz el célebre Cotugno, le
decidió á esperimentarle en sí mismo y en otras personas, pasando
despues á emplearle en varias enfermedades. Los efectos
terapéuticos no han confirmado completamente las esperanzas que
se abrigaban, especialmente como antiepiléptico. Pero sea de esto lo
que quiera, el tiempo y la esperiencia darán á la estrella de mar, en
la materia médica, una importancia que quisiéramos contribuir á que
la lograse.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Se pueden establecer algunas relaciones entre la accion de este
medicamento y el sistema nervioso, la piel y los órganos
generadores.
La escitacion cerebral no es dudosa; es parecida á la de la
embriaguez; los sentidos están tambien escitados, é igualmente los
órganos de la vida de relacion sobre los que refleja la modificacion
de los centros. A esta afeccion del sistema nervioso se agrega una
escitacion particular del sanguíneo, que se espresa por fenómenos
congestivos en distintos puntos, empezando por el cerebro, que es,
mas que otros órganos, el sitio de un eretismo y de una turgencia
sanguínea que conduce á la astenia de los músculos de relacion y de
los sentidos.
La digestion, la respiracion y las funciones en general sufren una
modificacion análoga; pero, además de los síntomas que la espresan,
se observa un estado congestivo y los rudimentos de las lesiones de
tejido; dolores fijos, terebrantes; calor, aflujo de sangre,
particularmente en la cara, en el cerebro, en las mamas, en la matriz;
y, por último, cualquiera que sean los grupos de síntomas morales,
nerviosos, sanguíneos y febriles, ofrecen una irregularidad que
confirma el predominio de la accion del sistema cérebro-espinal.
§ III.—Efectos terapéuticos.
La estrella de mar combate las congestiones apopléticas que se
desenvuelven lentamente y por movimientos fluxionarios sucesivos:
en estos casos se observa la debilidad de la vista, las pulsaciones de
las carótidas, sofocaciones en la cabeza, vértigos bruscos y como por
sacudidas, contracciones musculares en las piernas, y estreñimiento.
Este medicamento produce los mejores efectos en las afecciones
escirrosas y cancerosas de los pechos y de la matriz, aun cuando
haya úlcera; que sus bordes esten reenversados y que haya
supuracion icorosa y vegetaciones rojizas como las del fungus
hematodes.
La accion que se la ha atribuido sobre el dérmis para desarrollar
escrescencias sicósicas, tendria en la práctica frecuentes aplicaciones
en muchas lesiones rebeldes y que interesan todo el espesor del
dérmis. Aun seria muy útil en casos de impotencia para escitar los
órganos genitales; varios hechos comprueban esta propiedad en
mayor grado quizá que en el fósforo. La estrella de mar, en fin,
podrá combatir ventajosamente una epilepsia cuyos accesos sean
precedidos de estremecimientos por todo el cuerpo y caracterizados
por un ataque repentino, cara violada, espuma en la boca y que las
sacudidas son violentas. Se observan alucinaciones sin pérdida de
conocimiento.
Dósis.—Algunas gotas ó un gramo de la tintura constituyen las dósis
á que se debe recurrir, siendo sin embargo preferibles unas gotas de
la tercera ó sesta atenuacion en los casos de irritabilidad y
congestion cerebral.
AURUM (Oro).
§ I.—Historia.
Nos ocuparémos primero del oro metálico preparado para el uso
homeopático por trituraciones y atenuaciones sucesivas segun las
reglas de la farmacopea. Completarémos este capítulo con algunos
datos sobre las sales de oro.
Este metal en polvo fué empleado por los árabes, en el siglo VIII, en
la melancolía; se le ha ensalzado despues como utilísimo en la
misma dolencia, en la debilidad del corazon, en la ambliopia
amaurótica, la disnea, las palpitaciones, la fetidez del aliento, la
alopecia, y recientemente, en la melancolía elevada hasta el suicidio,
y en otras afecciones que los efectos producidos por el oro en el
hombre sano han hecho apreciar mejor.
§ II.—Efectos fisiológicos.
El estudio razonado de los síntomas fisiológicos de este
medicamento y de los hechos prácticos obtenidos con él, nos prueba
que el carácter final de su accion es la debilitacion de la
contractilidad de la fibra, y que este efecto está acompañado de
congestion, de fluxiones, de orgasmo, cuya espresion puede
efectuarse en el cerebro, el pulmon y otras vísceras, la nariz, el pié y
todas las partes del sistema cutáneo. Estas congestiones y estos
éstasis sanguíneos venosos están en relacion bastante exacta con los
efectos de las meditaciones profundas y de un asíduo trabajo mental,
del abuso de la mesa y de las bebidas alcohólicas, en una palabra, de
la plétora venosa abdominal. Otras veces, la atonía de la fibra se
espresa por afecciones nerviosas, por desórdenes funcionales, por
espasmos pasivos, por la debilidad de los tejidos y la pérdida de su
contractilidad. La influencia del oro queda ya demarcada en su
simplicidad electiva, y representa una multitud de estados morbosos
que reconocen por causa todo lo que tiende á desarrollar
directamente una astenia general, como son: el pesar y odio
prolongados, una alimentacion insuficiente, la escrófula con su
exuberancia de jugos blancos insuficientes á la escitacion de los
órganos, la infeccion sifilítica constitucional ó hereditaria, el abuso
del yodo, del mercurio y de las sustancias minerales en general, aun
en los casos en que estas causas no hayan todavía producido efectos
sensibles sobre el conjunto de la economía.
La patogenesia del oro tiene tres órdenes de síntomas perfectamente
establecidos: 1.º los síntomas nerviosos efémeros, unidos á los de
escitacion sanguínea; 2.º síntomas nerviosos fijos, asociados al
estado diatésico, al orgasmo pasivo del sistema sanguíneo y á la
pérdida de la contractilidad de la fibra; 3.º los infartos, las lesiones
de tejidos, especialmente de los tejidos blancos, tales como los
huesos, la piel y las glándulas. Estos tres órdenes de síntomas tienen
una mútua dependencia entre sí, y se suceden necesariamente en el
órden indicado, á causa de la accion prolongada del medicamento
que nos ocupa.
En el primer órden de síntomas, la fiebre tiene mas tonicidad, y el
sistema nervioso está mas sensible; la escitacion sanguínea está al
parecer bajo su dependencia, y de cuya escitacion resultan: la
impaciencia y la cólera, el insomnio, las sensaciones vivas, los
dolores dislacerantes en la cabeza, el centelleo de los ojos, la
contraccion de la pupila, la escesiva finura del olfato, calor y
escozor en la boca, sed ardiente, calor y sensibilidad en diversos
puntos del abdómen y en otras partes, erecciones dolorosas,
exaltacion del apetito venéreo, sensibilidad grande de todo el
cuerpo, punzadas y dislaceraciones casi en todas partes,
estremecimientos, dolores calambroídeos, calosfríos febriles, frio;
aumento de calor despues, prurito en el corazon y en casi todo el
cuerpo.
En el segundo órden de síntomas, la fiebre ha perdido ya su
tonicidad, de lo cual resulta la manifestacion de los fenómenos
nerviosos siguientes: ansiedad, melancolía, pusilanimidad, temblor
nervioso como por impotencia de dominarse, vértigos, cefalalgia
contusiva, latidos en la cabeza, contusion en la misma, sensacion de
presion y de tension en todas partes, dilatacion de la pupila, color
azulado en los ángulos internos de los ojos, ardor en los mismos,
hemiopia, ruido en el oido, olor pútrido en la nariz al sonarse; saliva
y mucosidades abundantes y dulzosas, gusto pastoso, pútrido,
anorexia, náuseas, dolor presivo, eructos, borborigmos, desarrollo de
gases, estreñimiento, orina mas abundante en cantidad que la bebida
ingerida, erecciones frecuentes, deseos venéreos, poluciones. Estos
síntomas de exaltacion de los órganos genitales solo se esplican por
la plétora venosa abdominal, y se completan con la gonorrea
prostática, la flacidez del pene, los dolores presivos y la hinchazon
del testículo. Tambien se observan en esta segunda série, la pesadez
de los miembros, el adormecimiento y el sueño irresistible por el
dia; dominan el frio y el calosfrío, el calor es infebril y sin sed, el
frio es por lo general superior al calor de la cama, ó bien alternan el
frio y el calor, el sudor es parcial y muchas veces matutinal. Se
presenta igualmente susceptibilidad al frio, movimientos
congestivos en la cabeza, en el pulmon, en el corazon, útero,
intestino grueso; opresion y punzadas en el pecho, disnea asmática,
palpitaciones de corazon, sensacion de ardor, latidos en las vísceras
abdominales; la sangre parece hervir en los vasos; la sensacion de
ardor quemante es seguida de muchas punzadas, dolores y
congestiones.
Los síntomas del tercer órden constituyen el grado mas avanzado de
la accion del oro: la melancolía se eleva hasta el desaliento y el
disgusto de la vida; el moral se resiente de la debilitacion de la
voluntad, y la tristeza y la morosidad son interrumpidas por raptos
de mal humor y de cólera impotente; los trabajos intelectuales
fatigan y aniquilan. Hay además: tumefaccion de los párpados,
grano indolente en el borde del párpado inferior, hinchazon roja de
la nariz, mancha roja-oscura, prurito quemante en la nariz, coriza,
romadizo, costras y escoriaciones en la nariz, salida de pequeños
granos en la cara, abotagamiento de la misma, ampolla escociente,
grano quemante en el labio inferior, aftas en la boca, tumefaccion y
hemorragia de la encía, grano purulento, ulceracion en la encía,
infarto de los gánglios submaxilares, dolores lancinantes y
sensibilidad en el epigastrio, ardor en el estómago; punzada,
hinchazon dolorosa en el ano, ardor quemante en la uretra y la
vagina, infarto doloroso del testículo; tenesmo uterino, grande
opresion, erupciones de pequeñas pústulas en el cuello y el pecho,
tumefacciones exantemáticas y nudosidades cutáneas en la cabeza,
en los brazos, en las piernas, con prurito muchas veces, granos
supurantes en la cara, prurito en distintos puntos, hinchazon de los
piés, rubicundez de los dedos, rubicundeces erisipelatosas.
Este último órden de síntomas, en union con el segundo, es el orígen
de las indicaciones terapéuticas, pues el primero solo contribuye
como conmemorativo en los preludios.
Reconocemos en el oro una accion predominante sobre el sistema
nervioso ganglionar, con una electividad sobre la fibra muscular,
dispuesta en forma de envoltura ú organizada como membranas.
Esto es todo lo que nos autoriza á hablar de la fenomenología del
oro, inclusas las curaciones obtenidas con este medicamento. Uno de
los grandes caractéres diferenciales del oro, es el no tener en su
patogenesia síntoma alguno que indique la irregularidad, la ataxia, la
putridez, ningun síntoma que establezca relaciones entre su accion y
las fiebres esenciales ó los ataques graves á la vitalidad, y por lo
mismo con la parálisis; sin embargo, las esperiencias hechas hasta
hoy nos parecen insuficientes respecto á este punto.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Bosquejemos ahora las enfermedades que son del dominio del oro.
Este medicamento es el que mejor responde á la melancolía con
disgusto de la vida y con tendencia al suicidio angustioso. A esta
tendencia acompañan movimientos congestivos en el corazon, en el
pecho, en el epigastrio, y están unidos siempre á la alteracion de la
circulacion venosa en las vísceras, á la atonía que resulta de
congestiones repetidas, á los éstasis de sangre venosa en los vasos
abdominales.
Se curan tambien con el oro varias afecciones neurálgicas y
espasmódicas, la odontalgia, la hemicránea y algunos padecimientos
histeriformes y asmáticos producidos por las mismas causas ó
unidas á un mismo estado. Aun en las neuralgias mas simples en
apariencia, se observa siempre la discrasia, que es indicadora de este
medicamento, con una sobreescitacion de los sentidos, y á veces, tan
solo de los órganos genitales ó de la sensibilidad general. Los
dolores generalmente son quemantes ó por lo menos nocturnos, en
lo cual son análogos del oro, el mezereum, el estaño, la spigelia, el
arsénico y el mercurio. Entre los síntomas histeriformes propios del
oro, es preciso contar el erotismo y la ninfomanía por abuso de los
placeres: estas afecciones tienen su orígen en un estado congestivo
crónico de los órganos de la reproduccion.
Las congestiones pasivas son tambien las causas de esas opresiones
constrictivas con palpitaciones, angustias y sensacion de una bola ó
de un vapor que ascienden á la garganta ó al cerebro, que se
manifiestan con preferencia por la noche, y que el oro disipa
igualmente. Lo mismo decimos de las hepatitis ó de la ictericia con
dolor en el hígado, de ciertas afecciones del corazon relacionadas
con las hemorróides, y aun de estas mismas con la hipocondría.
Una de las propiedades mas especiales del oro es la de dirigirse á la
atonía de las membranas musculares. Es á estas membranas y á su
contractilidad, lo que la quina á los tejidos en general y á su
vitalidad; tonifica, escita la accion de la fibra. Esta accion del oro se
estiende á las túnicas de los vasos y á todos los órganos huecos, por
lo cual es un medicamento precioso y muchas veces superior á la sal
marina, á la sepia y á la nuez vómica en el estreñimiento por atonía
del intestino grueso, en ciertas relajaciones de los órganos genitales
de la mujer, en el descenso de la matriz, en la hernia intestinal, en
las gastro-atonías y las gastralgias rebeldes.
Se ha citado un gran número de casos de escrófulas de distintas
formas curadas ó aliviadas por el oro, del mismo modo que algunas
inflamaciones é induraciones de gánglios linfáticos, infartos del
hígado, de las glándulas mamarias y de los testículos, hasta escirros
y úlceras de mal carácter; la cáries misma de los huesos de la cara,
de la nariz, del oido, de la faringe, exóstoses de la cabeza y de la
tibia, periostitis con supuracion y fístula, la ozena sifilítica, ciertas
inflamaciones erisipelatosas con tumefaccion roja-oscura de la piel
de la nariz, oftalmía escrofulosa y algunas infiltraciones serosas.
En general, los infartos linfáticos del oro tienen una sensibilidad
exagerada; pero la mayor parte de estas afecciones rara vez las cura
el oro solo, aun cuando esté indicado por el estado general y la
mayor parte de los síntomas especiales; forma parte de un
tratamiento en el que entran medicamentos capaces de cubrir
sucesivamente indicaciones múltiples.
La semejanza que presentan entre sí las diátesis escrofulosa y
sifilítica, como se observa entre ciertas formas de la escrófula y
algunos fenómenos remotos de la sífilis, conduce naturalmente á
tratarlas por este medicamento. La sífilis antigua degenerada, y
ciertos accidentes ocasionados por el abuso del mercurio y del iodo,
se combaten tambien con el oro cuando hay periostitis, dolores
osteócopos, neuralgias congestivas, éstasis sanguíneos, lesiones de
la faringe y de las fosas nasales. El oro, ayudado con el sulfuro de
cal, es el mejor medicamento en la mayor parte de las afecciones
mercuriales, así como tiene muy poca influencia en las
enfermedades de la piel, escepto algunas sifílides con manchas
rojizas y escoriaciones ó grietas.
El café y el alcanfor son los mejores antídotos de los efectos
dinámicos del oro; sus congestiones pasivas esternas ceden con la
stafisagria y el mercurio. Como antimercurial y antisifilítico, son
sus análogos el sulfuro de cal, el iodo, la clematis. Por otra parte, el
fósforo, el mercurio, el ácido azótico, la sepia, la nuez vómica.... son
análogos del oro en el estado diatésico; los dolores, los abatimientos,
las debilidades musculares, se alivian ó cesan con el movimiento,
con la accion del aire y la influencia de la luz que parecen combatir
la atonía de la fibra.
AURUM MURIATICUM (Hidroclorato y deutocloruro
de oro).
Esta sal de oro, cuya accion sobre la vida vegetativa y los tejidos es
mas profunda y mas enérgica que la del oro metálico, no produce
una astenia y una diminucion de la tonicidad de la fibra tan
ostensibles como el último. La belladona y el sulfuro rojo de
mercurio son los antídotos mas frecuentes; el frio y el calor agravan
igualmente sus padecimientos, mientras que el movimiento pasivo
del carruaje y la distraccion les alivian.
Tiene esta sal casi las mismas propiedades que el oro metálico, y
ataca con mas eficacia á la gota, los granos de mal carácter en los
labios, los chancros y las úlceras corrosivas, las lesiones de tejidos,
muchos accidentes tenaces de la sífilis ó del abuso del mercurio. Se
adapta mejor, en fin, á los efectos producidos por los pesares.
AURUM SULFURICUM (Sulfuro de oro).
Esta sal de oro tiene una accion mas erética, aun cuando conserva
las mismas propiedades. El frio y el movimiento pasivo agravan los
padecimientos que el reposo de la cama alivian. Sus síntomas
carecen del ardor quemante, que es reemplazado por las punzadas.
Es mas eficaz en la hipocondría, las neuralgias, ciertas enfermedades
de la boca, de la piel, de la nariz y de los ojos, en el catarro crónico,
los infartos y las ulceraciones mismas del útero, en los restos de la
sífilis, algunas erisipelas, la clorosis, y ciertos casos de paraplegia.
Es conveniente en los tratamientos de larga duracion, recurrir á estas
tres preparaciones del oro, porque cada una de ellas obra en el
mismo sentido, aunque de diverso modo en los desórdenes nutritivos
y lesiones orgánicas.
Entre los síntomas que las distinguen, se cuentan para el oro
metálico, la hemicránea con náuseas y vómitos, el coriza fluente que
tambien pertenece al hidroclorato, lo mismo que las hemorróides, la
leucorrea blanca y espesa, la tos seca, las palpitaciones que
sobrevienen estando acostado sobre el dorsal.
La vacilacion de la cabeza pertenece mas bien al hidroclorato: esta
sal no produce erupcion en la cara, pero sí infartos gangliónicos en
el cuello; tiene aun el hidroclorato entre sus síntomas, la leucorrea
amarilla (efecto tambien del sulfuro), el desarrollo de granos en los
grandes labios antes de las reglas, la tos mucosa y con esputos
amarillos: estos esputos pertenecen tambien al sulfuro, así como las
sofocaciones por la mañana.
Al sulfuro pertenecen: la alopecia, el coriza seco, la palidez de la
lengua y de las encías, la sensacion de una bola que rueda en el
vientre y el estreñimiento, síntoma opuesto al de las otras dos
preparaciones. Le pertenecen tambien: la incontinencia de orina y la
ronquera: esta es rara en el hidroclorato, y no la tiene el oro
metálico; este y el sulfuro poseen el dolor de las parótidas y una
especie de tortícolis. La tumefaccion de los pechos con sensibilidad
al tacto, escoriaciones en el pezon seguidas de punzadas, son
particulares del sulfuro, así como una viva escitacion, pero rápida é
impotente, de los órganos genitales. El infarto del testículo pertenece
mas al hidroclorato y al sulfuro que al oro metálico. El sulfuro, en
fin, parece tener una accion sobre la médula espinal, y especialmente
sobre su parte inferior, de donde proceden la vacilacion de las
piernas, la incertidumbre de los movimientos y el adormecimiento
de los piés.
Dósis.—Las trituraciones del oro metálico son muy útiles en la
mayor parte de los casos de diátesis que son de su dominio. Las
dósis menores son mas necesarias en todas las demás circunstancias;
como, por ejemplo, una gota de la sesta ó duodécima atenuacion en
agua, ó algunos glóbulos de estas diluciones y aun de la trigésima.
Bastan generalmente estas débiles dósis para las sales de oro;
algunas veces se debe recurrir á dósis mas elevadas, tales como 5
centígramos de la sustancia para 500 gramos de agua destilada,
administrando una sola cucharada todas las tardes. Hay
conveniencia en emplear al esterior una solucion de la sal de oro
administrado al interior, tal como 7 ú 8 decígramos de la segunda ó
tercera atenuacion en 120 gramos de agua pura, para lavar las
úlceras, empapar compresas y tenerlas húmedas y siempre aplicadas
á los tumores..... Se puede obtener una pomada aurífera útil en
ciertas adenitis, mezclando un gramo de cada una de las tres
trituraciones de oro, ó 5 centígramos de una de sus sales, con 30 ó
60 gramos de manteca ú otro vehículo conveniente.
BARYTA (Barita).
§ I.—Historia.
Se emplea indistintamente el subcarbonato ó el hidroclorato de
barita. Muchas veces esta última sal es mas activa y posee quizá una
accion mas pronunciada sobre la piel; tambien debe ser preferida en
el tratamiento de las afecciones cutáneas que le son propias; entra en
fin en la composicion de varios remedios secretos contra los dartros.
Las sales de barita introducidas en nuestros dias en la materia
médica, se han abandonado casi inmediatamente. Se las preconizaba
en las afecciones escrofulosas, pero el yodo es al parecer el que las
ha reemplazado. Esto no obstante, la barita debe conservar su lugar
en la materia médica entre el yodo y el manganeso.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Las sales de barita referidas obran particularmente sobre el sistema
linfático en general, desde los gánglios hasta la piel. Es uno de los
medicamentos que merecen el nombre de alterantes; modifica la
grasa de los humores en el sentido del linfatismo y de la produccion
de materiales nutritivos menos animalizados.
Todo indica en este medicamento que su esfera de accion no se
limita á estados discrásicos, al empobrecimiento de la sangre y á la
exageracion del sistema linfático. Entre sus síntomas nerviosos, los
dolores son profundos; consisten en tirones acompañados de
calosfríos, de sacudidas, de malestar, y seguidos de temblores y
debilidades paralíticas, que algunas veces vienen precedidas de
sobreescitacion de los sentidos. Este medicamento difiere del
causticum, por las hinchazones serosas y por sus tumefacciones
blandas. El reposo agrava y el movimiento alivia los dolores, así
como los demás fenómenos nerviosos de la barita; es necesario
agregar, que el lado izquierdo, que es el menos ejercitado, es el mas
afectado, lo cual constituye un indicio mas de la naturaleza asténica
de sus síntomas.
Esta es la conclusion, que por otra parte debe deducirse de las
infiltraciones que siguen al marasmo, de la necesidad de estar
sentado ó echado, de la pesadez en todo el cuerpo, de la debilidad
intelectual y física, de la sensacion de frio, y de la facilidad á
resfriarse.
La fiebre de la barita consiste totalmente en frio; la horripilacion se
apodera del enfermo, y recorre todo el cuerpo; molesta mas á la
cabeza y el epigastrio, y solo es interrumpida por un calor ligero y
pasajero; el sudor se presenta por la noche. Durante esta se presentan
ciertos movimientos congestivos ó de efervescencia sanguínea y
palpitaciones de corazon con ansiedad; el sueño es agitado.
Lo que aun puede caracterizar á la barita, es una sensacion en el
corazon como si estuviera escoriado, la imposibilidad de echarse
sobre el lado izquierdo, las palpitaciones violentas, la somnolencia
por el dia, la grande impresionabilidad al frio; la debilidad de los
sentidos de la vista y del oido, con chispas ó puntos volantes delante
de los ojos, y la exaltacion del olfato; las pulsaciones en el oido,
sobre todo por la noche; la debilidad de los órganos genitales y del
apetito sexual; la odontalgia nocturna, y tumefaccion de las encías
antes de la menstruacion; las escoriaciones en la lengua y sequedad
de la boca, las punzadas y tumefacciones de la laringe y de las
amígdalas, la sensacion de un tapon en la garganta; el gusto ágrio, la
anorexia ó pronta saciedad, un dolor de escoriacion en el estómago y
ano, así como tambien en el escroto; la voz profunda ó la ronquera;
la rigidez de la columna vertebral, varios dolores reumáticos que
afectan con preferencia los tejidos blancos, los huesos, los vasos y
gánglios linfáticos, las sensaciones de picaduras, de quemazon y de
escoriacion en la piel; la rebeldía, en fin, á desaparecer las lesiones
cutáneas.
Las afecciones de los tejidos radican sobre los vasos y gánglios
linfáticos, principalmente en el cuello; hay erupciones húmedas en la
cabeza detrás de las orejas, en el periné, con inflamacion crónica de
los párpados y de la conjuntiva, y sudores fétidos en los piés.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Los efectos terapéuticos emanan de los cuadros sintomáticos que
preceden. Se emplea pues con eficacia este medicamento:
1.º En ciertos casos de debilitacion grave, ya de la inervacion, ya de
la nutricion, y mas particularmente en la parálisis de la lengua y en
la debilidad senil. Un práctico aleman le ha considerado como la
panacea de los viejos. Se ha usado en catarros sofocantes, en los
accidentes por debilidad del pulmon, en afecciones paralíticas
consecutivas á la apoplejía, en fluxiones asténicas, y por lo mismo,
en ciertas congestiones cerebrales metastásicas de los viejos.
2.º En los sudores fétidos de los piés en personas escrofulosas, y en
la alopecia que sobreviene despues de las fiebres graves: usado al
esterior, en pomada, es un buen auxiliar del mismo administrado al
interior.
3.º En algunos dolores reumáticos, aun en el tic doloroso de la cara,
en el lumbago con rigidez muscular, en personas cacoquímicas. El
subcarbonato de potasa, el grafito, el yodo, etc..., tienen
propiedades análogas. Las relaciones de la barita con el lado
izquierdo del cuerpo le hacen mas apto á combatir las afecciones de
esta parte, especialmente cuando dominan los calosfríos y el sudor, y
que el movimiento y el frio agravan las indisposiciones.
4.º La barita obra tambien sobre la garganta, y la clínica ha
sancionado este hecho. Se la ha observado mas eficaz en las
amigdalitis subagudas y los infartos crónicos que persisten despues;
se opone á la reproduccion de las que proceden por el menor
enfriamiento; antes ó despues de este medicamento se puede dar el
grafito y el bromo; se ha empleado tambien la barita con resultado
en anginas graves con infarto considerable de las parótidas, de las
amígdalas, de los gánglios submaxilares, en la escarlatina con
sequedad en la garganta y dolor lancinante al tragar: en este caso el
sulfuro de cal es el mejor auxiliar; pero si la angina llegase hasta el
punto de alterar los tejidos y aun gangrenarlos, la cantárida y el
arsénico son los preferibles.
5.º La última série de afecciones propias de la barita están
comprendidas en los infartos escrofulosos del cuello, en erupciones
de la cabeza, oftalmía escrofulosa con sensacion de quemadura, de
presion, con vesículas en la conjuntiva y secrecion sebácea en los
párpados; infarto de las glándulas del mesenterio, acompañado de
infiltracion general, deposiciones blandas sin diarrea, acidez de los
jugos gástricos; los niños son tímidos y perezosos; hay sensibilidad
en el abdómen. A pesar de la accion de la barita en la tabes
mesentérica, es preferible el azufre, el carbonato de cal, la
belladona, el sulfuro de cal, el sílice y aun el arsénico; pero en todos
los casos tiene la barita un momento oportuno en el tratamiento
antiescrofuloso; acaba de desinfartar los gánglios, corrige el
desarreglo de vientre que subsiste despues del carbonato de cal,
disipa las induraciones que ha dejado la inflamacion, y aun los
tumores de carácter escrofuloso que se presentan espontáneamente.
En los casos rebeldes ó mas graves, se prefiere el hidroclorato ó el
acetato al subcarbonato de barita. Por otra parte, aun cuando este
último tenga aplicaciones mas frecuentes en las afecciones cutáneas,
es preciso establecer la distincion que le separa del hidroclorato en
sus efectos terapéuticos; el subcarbonato corresponde mejor á los
dartros húmedos y exudantes, y el segundo á los secos, que se
presentan en las caquexias como síntoma de la falta de materiales
nutritivos necesarios á la reparacion y conservacion del tejido
cutáneo.
En fin, no creemos inútil volver á indicar que los niños, los viejos y
los escrofulosos son los que presentan indicaciones mas frecuentes
de este medicamento, cuya accion espresa una pobreza real del
sistema sanguíneo y de la hematosis.
Terminarémos emitiendo una opinion que nos ha sugerido este
estudio, y que se apoya tambien en hechos particulares de nuestra
práctica: se refiere al uso de la barita, y particularmente el
hidroclorato, en el tratamiento de las fiebres mucosas de curso lento
y en la diátesis verminosa, en la que los jugos gástricos están
alterados y dejan á la circulacion materiales imperfectos; la hemos
administrado con gran resultado en ciertas dispepsias gastrálgicas,
con dolores de escoriacion en el epigastrio, en personas que habian
abusado de tisanas y agua templada, en algunas diarreas mucosas
con tenesmo, en corizas, en irritaciones de la mucosa bucal y en
ciertas fiebrecillas y sudores nocturnos, afecciones todas que
persisten tenazmente á consecuencia de fiebres mucosas.
Dósis.—La insuficiencia de las dósis, así como su cantidad
exagerada, han tenido mucha parte en los reveses atribuidos á la
barita y del olvido en que ha caido. Este medicamento nos parece
que es del número de aquellos que precisa dársele en general á dósis
medias; es decir, á la primera, segunda ó tercera trituracion, en
cantidad de uno ó dos gramos divididos en varias dósis para el dia.
BELLADONNA, ATROPA BELLADONNA
(Belladona).
§ I.—Historia.
Planta de la familia de las solanáceas, de Jussieu, y de la pentandria
monoginia, de Linneo. Al principio de este siglo la belladona estaba
casi olvidada, á pesar de la importancia que se la habia dado en la
terapéutica. Su poderosa accion fué el motivo que desvió á los
médicos de usarla, por no ocurrírseles el atenuar sus dósis. Se
limitaba su uso á enfermedades graves y rebeldes, «á aquellas, dice
Ratier, que exigian recursos farmacológicos usuales.» Sin embargo,
algunos médicos ingleses y alemanes, Himly, Greding, Holbrook,
Will, Blacket, Herber, Munch, Hufeland, y los franceses Ibrélisle,
Andrey, Giraudy, Sage, Pauquy, Méglin, Lisfranc, Chaussier,
Cruveilhier, publicaron cada uno multitud de observaciones
interesantes sobre las diversas propiedades de esta maravillosa
solanácea, cuando el R. P. Debreyne se esforzó en reunir todos estos
trabajos, resumiéndolos de una manera tan ambigua como
incompleta, en su monografía sobre la belladona.
Muchas escuelas solo han considerado á la belladona como un
hipostenizante vascular. Uno de nuestros terapéuticos modernos
esplica su virtud preservativa de la escarlatina por el narcotismo.
Merat y Delens solo han mencionado una de las menos interesantes
observaciones de Hahnemann sobre sus propiedades; nosotros
queremos ser justos y verídicos atribuyendo á este último el
movimiento que llamó la atencion de todos sobre este poderoso
agente terapéutico.
La profilaxis, la preservacion de enfermedades por débiles dósis de
medicamento, es una conquista reciente de la ciencia, y la posteridad
reconocerá á Hahnemann por su autor, no solo por sus
observaciones sobre la profilaxis de la escarlatina, sino por los
principios que sentó, y por la práctica de los inspirados en la de
Hahnemann. La profilaxis, en efecto, no se limita á la escarlatina;
comprende enfermedades hereditarias, un buen número de agudas, y
hasta el cólera. Esto es lo que multitud de hechos permiten hoy
confirmar, y lo que armoniza perfectamente con los datos que
resultan de las modificaciones fisiológicas y terapéuticas del
organismo por la influencia de agentes morbosos ó medicinales. Es
posible modificar la vitalidad y sus condiciones fisiológicas en un
sentido que hace imposible el desarrollo de una enfermedad, es
decir, la modificacion patológica del organismo. Ya recogerémos
sobre esto materiales para utilizarlos algun dia si Dios quiere.
§ II.—Generalidades.
Los síntomas recogidos en los casos de intoxicacion y en las
esperiencias sobre el hombre sano, están perfectamente acordes para
asignar á la belladona una accion electiva sobre el encéfalo, y por
consiguiente sobre los sistemas sanguíneo y linfático, como lo
prueban por otra parte los hechos clínicos. La belladona tiene una
grande analogía de accion con el acónito, si bien la primera obra
directamente sobre el sistema nervioso, é indirectamente sobre el
sanguíneo; su accion es igualmente espansiva de dentro afuera. Mas,
como ya dejamos dicho, y el lector lo confirmará frecuentemente
por sí mismo, toda accion espansiva supone otra de concentracion
equivalente en el medicamento que la provoca, pero en cierta época
de la duracion de su accion y en cierto grado de su intensidad. Los
dos puntos estremos de esta accion, sus dos polos, son los centros
nerviosos y sus irradiaciones á las superficies interna y esterna; de
aquí nace la influencia directa de la belladona, ya sobre los centros
nerviosos y sanguíneos, ya sobre la piel y las mucosas, hasta el
punto que se ha podido muy bien decir, que uno de los efectos
fundamentales de este medicamento era un éstasis sanguíneo en la
red capilar. Bajo todos los puntos de vista, su esfera de accion es
inmensa.
Por su accion espansiva y por su electividad sobre el encéfalo, la
belladona se adapta con preferencia á la infancia, á las
constituciones linfáticas, á los jóvenes y personas en las que la piel
goza aun de grande permeabilidad, y el sistema circulatorio de
grande energía. Tambien las constituciones secas y nerviosas, en las
que las membranas mucosas tienen, á espensas de la superficie
cutánea, mayor suma de actividad y de hiperemia, son igualmente
del dominio de la belladona. Esta se adapta tanto mas á una
enfermedad dada, cuanto mas manifiesta es la afeccion encefálica,
punto de partida de la dolencia, su carácter es mas congestivo, y la
persona enferma tiene un cerebro física y psíquicamente mas
desarrollado.
La belladona es uno de los medicamentos, en el que es mas difícil
determinar sus dósis. Es verdad que el principio general que indica
que las mas bajas sean para las enfermedades agudas, es aplicable á
la belladona; pero tambien lo es, que ningun medicamento tiene
tanta necesidad como este de las variadas dósis de toda la escala
posológica. Se la ha visto despertar afecciones simpáticas latentes,
suscitar neuralgias, provocar congestiones, y desarrollar
rubicundeces en la piel; y esta consideracion la ha valido, en
concepto de algunos médicos, el que se la deba contar entre los
medicamentos aptos para combatir las enfermedades crónicas y los
herpes aun bajo sus formas mas degeneradas. Bien se puede decir
que su accion sobre la piel es mas aguda que crónica, y que
corresponde á los exantemas escrofulosos y á las lesiones de tejido
con hiperemia. El carbonato de cal es el medicamento mas análogo
á belladona en estas especies de afecciones; el grafito y la
staphisagria lo son mas en su accion crónica.
Creemos conveniente omitir la multitud de puntos de contacto y
analogía entre la belladona y otros medicamentos, por no ser
difusos; pero sí indicarémos, que, alternada con algunos otros, como
el acónito ó el mercurio por ejemplo, es útil todos los dias y produce
resultados incontestables. El vino y el café son los antídotos
generales de la belladona; pero es necesario, en fin, combatir sus
síntomas especiales con sustancias de efectos análogos.
Desde la primera impresion del medicamento en la economía, hasta
lo mas completo é intenso de su accion, se observan, como en todos
los policrestos, estados tan distintos, que permiten dividir los efectos
en períodos, prodrómico, agudo, sobreagudo, crónico, y formar
grupos que representan diversas afecciones morbosas; pero en este
medicamento hemos preferido variar la manera de estudiarle y
adoptar otro género de esposicion. Primeramente, sin embargo,
vamos á dar una idea general de los efectos de la belladona,
enumerando los de su principio activo, la atropina: dilatacion é
inmovilidad de la pupila, alteracion de la vision, somnolencia y
ofuscacion de las ideas, alucinaciones de la vision, anestesia,
sequedad de la boca y de la garganta, pérdida del apetito, palabra
difícil, delirio, disfagia, rubicundez de la piel, pesadez y temblor
paralítico. Estos síntomas en conjunto pertenecen al sistema cérebroespinal; al cerebro primero, y despues á la parte que este preside en
el sentido de la vista, en el pensamiento y la locucion; á la médula
espinal, en la parte que esta tiene en las fibras radiadas del íris, en
los constrictores de la faringe y los esfínteres, y en fin, sobre los
músculos de relacion.
Por medio de la médula espinal, obra poderosamente la belladona en
el corazon y los capilares, siendo por lo mismo uno de los
principales medicamentos piréticos; y la plenitud, tension de la
arteria, prontitud y vivacidad de las pulsaciones, constituyen uno de
los caractéres esenciales de su indicacion en las fiebres, aun cuando
la postracion se haya estendido al sistema muscular. El pulso
miserable y filiforme no impide que la belladona juegue en el último
período de las fiebres y de las afecciones graves; pero es preciso en
estos casos que haya toda la semejanza posible entre sus efectos
sobre el sistema nervioso y la piel. Hé aquí pues los datos prácticos
esenciales.
§ III.—Efectos fisiológicos y terapéuticos sobre el sistema
nervioso.
A grandes dósis, la belladona escita los sistemas nervioso y
sanguíneo; y á mayores aun, debilita primero y paraliza despues los
movimientos orgánicos, por lo cual la escuela italiana la ha atribuido
una accion hipostenizante. Pero en estos efectos estremos, en esta
accion tóxica de la belladona, solo se puede observar la menor parte
de su valor terapéutico revelado por las débiles dósis. Con estas, que
podriamos llamar especiales, este medicamento desenvuelve un gran
número de modificaciones de la sensibilidad y de la contractilidad,
modificaciones que constituyen á la belladona en un agente
terapéutico precioso y especial.
Se observan dolores variados: unas veces consisten en una
exaltacion de la sensibilidad que hace insoportable la menor presion;
otras son neuralgias de formas diversas que espresan toda especie de
dolores, desde los mas agudos hasta el adormecimiento.
Los dolores de la belladona están acompañados ordinariamente de
un elemento espasmódico; de contracciones, estremecimientos,
sacudidas, pinchazos; se agravan hácia el fin del dia y por la noche;
el contacto y el movimiento les agravan tambien por lo que tienen de
congestivo.
Sus calambres, sus espasmos, sus convulsiones, no afectan mas que
los órganos de la vida de relacion, las fibras musculares que
obedecen al encéfalo. Ni el corazon, ni las paredes de los intestinos
sufren directamente su accion, porque su punto de partida y de
eleccion está en el cerebro y no en el sistema nervioso ganglionar,
en lo cual difiere del carbonato de cal, del arsénico é ipecacuana,
que obran sobre el último, y de la misma nuez vómica, que se refiere
á la médula oblongada.
Los fenómenos nerviosos de la belladona son indirectos ó directos,
segun que se presentan en la periferia, ó que se limitan á los centros.
Se dividen en dos órdenes: 1.º síntomas nerviosos activos que
dependen de una afeccion primitiva esencial del cerebro ó de los
nervios; 2.º síntomas nerviosos que dependen de una alteracion de
los órganos ó de su estímulo, y que son pasivos ó secundarios, como
hemos indicado para el acónito.
Los fenómenos nerviosos atáxicos de las fiebres graves, con los que
las virtudes de la belladona tienen relacion terapéutica, son de este
número. Consignamos por tanto, que los síntomas atáxicos en
cuestion no dependen realmente de la escitacion sanguínea y del
delirio activo, sino del último grado de la congestion cerebral, y que,
en fin, la ataxia propiamente dicha no es tan propia de la belladona
como de otros medicamentos, pues sus fenómenos mas graves están
siempre acompañados de congestion y se observa en ellos el
predominio de la accion del cerebro sobre la de la médula espinal y
los nervios de la vida orgánica. Una de las diferencias notables entre
el acónito y la belladona, recomendada infundadamente en los
síntomas prodrómicos de las fiebres, consiste en que el acónito por
su impresion inicial mas fija sobre el sistema nervioso ganglionar, es
mas apto para combatir los prodromos que la belladona, cuya accion
sobre el encéfalo es mas directa: bajo este punto de vista, la
ipecacuana y el arsénico son igualmente preferibles.
Opinamos con Mr. Trousseau que no se debe establecer distincion
entre las dósis fuertes de belladona administradas en la pasion ilíaca,
la hernia estrangulada, el tétanos y las afecciones de este género, y
las dósis muy débiles que se dan en estas mismas afecciones y en las
incontinencias de orina, ciertas dismenorreas y algunos espasmos
localizados; en el primer caso, se procura la relajacion de la fibra, no
por el adormecimiento nervioso y la hipostenia, sino por la accion
especial del medicamento como en el segundo caso.
A dósis débiles, y sin desarrollar síntomas accesorios, la belladona
provoca y sostiene la dilatacion del orificio uterino, cuando este no
se dilata suficientemente con los verdaderos dolores de parto; lo
mismo sucede en algunos casos de dismenorrea con eretismo
congestivo del útero, y en la incontinencia nocturna de los niños
debida á la contraccion activa del esfínter de la vejiga. Esta
incontinencia cede mejor que la de los viejos debida á una causa
opuesta y que requiere la nuez vómica. Por otra parte, cuando el
elemento nervioso predomina en una afeccion espasmódica
cualquiera, son preferibles á belladona, el beleño, la manzanilla, la
ignacia.
Las afecciones histéricas y epilépticas se modifican felizmente con
la belladona. Las dósis fuertes no hacen mas que retardar los
accesos, mientras que las débiles obran de una manera mas duradera,
lo cual es un hecho práctico. En muchos casos se agregan como
auxiliares de la belladona, el carbonato de cal, la ignacia, el cobre,
etc.
El asma con orgasmo arterial reclama con frecuencia belladona, así
como tambien el asma tímico, el de Millar, la angina de pecho, la
neuralgia celíaca, el cólico nefrítico, el corea ó baile de San Vito, si
bien esta última afeccion exige mas principalmente la nuez vómica.
Para que la belladona esté indicada en todas estas enfermedades,
debe haber un elemento flogístico ó congestivo, un orgasmo del
encéfalo, ya sintomático, ya como pars recipiens. La eclampsia de
las embarazadas y el ergotismo están en el mismo caso. Los
espasmos, que, en general, se curan con belladona, ocupan con
preferencia los músculos flexores y son precedidos de hormigueo.
La disnea constrictiva, producida por la belladona, ha sido la causa
de emplearla con resultados ventajosos en la coqueluche; pero para
usarla en esta afeccion, es preciso que el elemento espasmódico esté
casi enteramente separado del inflamatorio, dirigiéndose antes á este
último con acónito ó ipecacuana..... En la coqueluche, además, es
necesario á veces combatir la causa con la dulcamara ó el
amoníaco..... si es catarral, ó con otros medicamentos en lo que
ofrezca de particular, si es epidémica. ¿No hemos visto curarse con
la cicuta y la ipecacuana la mayor parte de las coqueluches en su
segundo período, que han reinado en uno de estos últimos años?
La bola histérica, la pirosis y la gastralgia son generalmente una
misma afeccion, procedente de la alteracion de un mismo nervio. Al
investigar la relacion de sucesion, se debe determinar primero, si es
necesario preferir la belladona, al arsénico y á la nuez vómica.
Las neuralgias de la belladona son hiperémicas, es decir, que están
acompañadas de un movimiento congestivo; que se presentan por la
tarde, ó por lo menos que se agravan en este momento, así como
tambien se aumentan por el tacto y el movimiento. Es difícil apreciar
si son mas bien lancinantes que dislacerantes ó de otra forma. Los
efectos de muchos medicamentos nos ofrecen dolores análogos, bajo
este punto de vista, á los de la belladona; pero el último carácter que
puede servir para diferenciarla, es que las neuralgias propias de
belladona se alivian por el frio. Pero este carácter es propio tambien
de las neuralgias del acónito; mientras que el del mercurio, nuez
vómica y stafisagria, es el de mejorarse las neuralgias por el calor.
Esto es cuanto podemos decir sin detallar mas las hemicráneas, los
tics dolorosos, los dolores reumáticos, las odontalgias.....
Consignarémos sin embargo, que aun cuando la compresion y
constriccion alivien los dolores intestinales, esto no contraindica la
belladona.
Este medicamento, en fin, se emplea útilmente en algunos casos de
parálisis de la cara, y aun en la parálisis mas ó menos general
producida por la hemorragia cerebral, cuando hay afonía,
diminucion de las funciones sensoriales, pérdida de movimiento y de
sentimiento, salivacion y disfagia. Es pues uno de los medicamentos
curativos y preservativos de la apoplejía.
En las enfermedades no febriles, el insomnio, que es análogo al que
produce la belladona, depende del orgasmo cerebral con calor en la
cara y en la frente. El delirio, que está igualmente en relacion con
los efectos de este medicamento, es alegre cuando es infebril,
consistiendo mas bien en alucinaciones é ilusiones de los sentidos.
Los casos mas crónicos ofrecen el enflaquecimiento, la sequedad de
la piel, el color amarillento y espasmos internos con una fiebrecilla
con exacerbaciones nocturnas. El eretismo domina la escena, y las
neuralgias se agregan frecuentemente á los espasmos.
§ IV.—Efectos fisiológicos y terapéuticos sobre el sistema
sanguíneo.
Siendo directa la accion de la belladona sobre el encéfalo,
naturalmente sus fiebres y sus flogosis tienen un carácter nervioso
que se podria definir por un eretismo sanguíneo; y si bien su accion
irradia de los centros á la periferia, puede suceder que el sistema
capilar sea el teatro principal de la enfermedad. De aquí resulta que
ni la palidez de la cara ó su turgencia, ni los espasmos, ó la
resolucion de las fuerzas musculares, ni la impresionabilidad y las
alucinaciones, ni la debilidad é insensibilidad, ni el furor ó la apatía,
ni aun la misma contraccion de la pupila, ó su dilatacion, tomados
aisladamente, pueden ser por sí mismos síntomas característicos de
la belladona, sino en su órden de sucesion; la escitacion y los
espasmos preceden siempre al abatimiento y la postracion. Pero está
siempre indicada por la relajacion pasiva de los esfínteres y por las
evacuaciones involuntarias, cuando estos síntomas han sido
precedidos de escitaciones.
La fiebre de la belladona, en su período de agudeza y de incremento,
ofrece casi la misma regularidad que la de acónito; pero tiene una
tension mas duradera, debida á la escitacion cerebral que parece
como que comprime todos los conductos, y que frecuentemente
produce un abundante sudor en la frente. Mas tarde, los fenómenos
nerviosos y la afeccion del cerebro la caracterizan eminentemente
por el delirio activo, las constricciones dolorosas, en particular en la
garganta, las rigideces, los espasmos aun tetánicos, la sensibilidad
exagerada de los órganos de los sentidos, las alucinaciones, un pulso
lleno y acelerado..... Mas tarde aun, la piel se pone fria, pálida, seca,
arrugada, el pulso muy pequeño, el delirio pasivo, la pupila
contraida, el calor interno es molesto, las evacuaciones, en fin, son
involuntarias.
Las fiebres exantemáticas que afectan la cabeza requieren
belladona. Este es el medio curativo de la escarlatina lisa y tambien
un preservativo del sarampion, de la erisipela que se estiende en
circunferencia con tumefaccion roja, lustrosa, y generalmente con
rubicundeces lisas en la piel. La angina de la escarlatina es un
indicante de la belladona como el carácter del exantema; tambien
juega en otras fiebres en las que la garganta se inflama, á menos que
el mercurio que la auxilia tantas veces, no deba administrársele
primero. La observacion demuestra que todo exantema cuyos
síntomas generales y febriles, no se alivien con la belladona,
requiere otro medicamento. Es indispensable en la agudeza de las
fiebres mucosas y gástricas de las personas jóvenes y linfáticas, y
siempre que las superficies mucosas esten flogoseadas con supresion
de las secreciones, pulso desarrollado y exacerbacion de la fiebre al
anochecer ó por la noche. Generalmente se unen síntomas
congestivos en la cabeza. Las indicaciones de la belladona en la
fiebre tifoídea y en las fiebres nerviosas corresponden á un estado
semejante. Cuando el sistema nervioso ganglionar está escitado por
el profundo ataque de la inervacion visceral, este medicamento tiene
una corta y momentánea indicacion, y se le debe sustituir por otro
mas indicado.
Aun en este período de congestion aguda, se usa la belladona en la
meningitis y en muchas inflamaciones con ó sin fiebre. Si despues,
los tejidos se alteran en su testura ó en su secrecion, y se forman
derrames, falsas membranas, é induraciones, otros deben ser los
medios que se elijan para combatir estas alteraciones.
Los síntomas que indican la belladona en una fiebre intermitente,
que no puede ser mas que cotidiana ó subcontinua, denotan que el
cerebro y el corazon han tomado una participacion casi igual. El
dolor de cabeza es atroz y dilatante; hay delirio, visiones terribles, á
veces alucinaciones deliciosas, y esta accion exagerada del cerebro
prolonga el estadio del calor; los estadios se suceden con cierta
irregularidad; el sudor suele presentarse despues del frio, y el calor
terminar la fiebre, que generalmente es entonces subintrante ó
subcontinua. Para que semejantes fiebres requieran belladona deben
presentar el carácter de un dolor circunscrito á la cabeza, un punto
neurálgico desarrollado paulatinamente en medio de los accesos
indeterminados al principio, y cuyo punto neurálgico persiste en la
remision ó la apirexia. La belladona se adapta mas á personas
sanguíneas, á los adultos y á los niños.
Los accesos se presentan hácia el anochecer. Está frecuentemente
indicada en las caquexias palúdicas despues del abuso de la quina y
sus sales, de las sales de hierro y aun del arsénico mismo.
La belladona es un recurso poderoso en las fiebres reumáticas
caracterizadas por el eretismo y la escitacion cerebral, con
tumefacciones rojas, fijas, con dolor lancinante y que se agrava
hácia la noche y por la presion. En estos casos el dolor suele
calmarse, pero no la tumefaccion.
La importancia de la belladona en el tratamiento de las hemorragias
y de la apoplejía misma guarda un término medio entre el acónito y
árnica; sus síntomas armonizan con la turgencia de la cara y su
tumefaccion de un rojo oscuro, con los espasmos y las alucinaciones
del oido y de la vista; corresponde á los prodromos de la hemorragia
cerebral y al estado de turgencia y de congestion que son
consiguientes.
En toda hemorragia en la que este medicamento es un agente
curativo, hay un elemento pletórico ó congestivo por lo menos. La
plétora del corazon y el síncope por aflujo de sangre reclaman
algunas veces belladona; las palpitaciones son vivas y causan una
especie de emocion en el pecho, con pesadez de la cabeza. La
dismenorrea espasmódica y las congestiones uterinas cesan á veces
con este medicamento, si es que la nuez vómica, la pulsatila ó la
ipecacuana, y aun la manzanilla, no están mejor indicadas.
Los síntomas que espresan la accion de la belladona sobre el cerebro
son sus mejores indicantes, ya usada sola ó alternada con el acónito,
en el delirio agudo, en la frenitis, y aun en el delirium tremens y en
la manía, ya esencial, ya unida al histerismo, al estado puerperal ó
en el corea, con tal que á los fenómenos congestivos se agreguen
algunos de los efectos particulares de la belladona, tales como
contraccion de la pupila, fotofobia, ambliopia, chispas en el campo
de la vision, alucinaciones alegres, sed ardiente, afonía, tialismo ó
boca seca, hidrofobia, disfagia, temblores musculares.
Se ha usado la belladona con buenos resultados en afecciones
mentales de carácter asténico, y parece obrar mas directamente que
otros medicamentos sobre el encéfalo en los desórdenes de las
facultades mentales, modificando el orgasmo cerebral. La belladona,
en fin (para no repetirlo en el párrafo siguiente), se la ha empleado
infundadamente en nuestros dias con mas frecuencia que el eléboro
blanco, en el delirio crónico y la demencia. Se ha reconocido entre
sus síntomas, fenómenos morales que la recomiendan en el suicidio
maniático, y en el mismo por escrúpulos con fenómenos histéricos,
llantos involuntarios y olvido de las personas mas queridas.
Las inflamaciones propias de belladona son profundas; ocupan el
espesor de los órganos en los que hay punzadas y aun dolores, que
tienen un carácter neurálgico. La brionia afecta mas las superficies
cutáneas, mucosas y serosas. El mercurio se usa útilmente despues
de belladona en las flegmasías subagudas.
Estos dos medicamentos se alternan ventajosamente en el
hidrocéfalo agudo y en todas las inflamaciones de las membranas
serosas, despues de acónito y antes de brionia. La belladona se
alterna igualmente con el mercurio, hasta en el período de las
inflamaciones en que se altera la testura de los órganos y se efectúan
derrames: este dato es aplicable á belladona en el tratamiento de las
inflamaciones de los órganos parenquimatosos, de las glándulas, de
las membranas mucosas, del tejido celular, del periostio mismo; se
auxilia ó se completa la accion de belladona con los medicamentos
convenientes al sitio, carácter y período de la inflamacion, porque
esta solanácea solo conviene, por punto general, en el momento de
la agudeza, en la violencia de la afeccion.
Debemos, sin embargo, consignar que en semejantes casos los
síntomas mas notables por la gravedad, reclaman muchas veces el
arsénico, como en la pericarditis, por ejemplo, cuando la ansiedad
estremada, la sed ardiente, los dolores lancinantes y la dilatacion de
las pupilas no ceden pronto á la accion de acónito ó belladona, si es
que están indicados. Cuando la metritis pasa á metro-peritonitis
deben administrarse prontamente brionia, mercurio ó arsénico, en
vez de belladona, para combatir los síntomas de una violenta
concentracion en el bajo vientre, con grave reaccion sobre el cerebro
y corazon.
La belladona y la pulsatila se disputan la preeminencia en el
tratamiento de la otitis aguda, pero la primera se adapta mejor á la
otitis interna; en cualquiera otra flegmasía la pulsatila se dirige á un
período menos agudo de la afeccion.
Lo mismo sucede en la angina respecto al uso de belladona ó
mercurio despues de acónito; el mercurio corresponde á un estado
mas local y menos agudo. La agudeza de las flegmasías esternas é
internas propias de belladona carece de tendencia maligna y de
fenómenos nerviosos graves, pudiendo elevarse hasta los síntomas
siguientes: dolor vivo, tension, grande sensibilidad, síntomas
generales nerviosos; cuando el tumor está situado al esterior, está
caliente y la rubicundez no se circunscribe al mismo. Una de las
flegmasías en la que mas ventajosamente juega la belladona es la
oftalmía con movimientos congestivos, dolores violentos, grande
fotofobia, inyeccion rojo-oscura, aunque sea gonorréica, seca ó
purulenta; el mercurio viene despues, como en los casos ordinarios.
La accion de la belladona en la pupila debe decidir á emplearla con
fundamento en la retinitis y en la iritis. Es notable que la dilatacion
del íris en esta última afeccion se presente despues del alivio de los
síntomas inflamatorios.
Hemos hablado, en general, de la eficacia de la belladona en las
flegmasías de las membranas mucosas, y ciertamente no hay una,
aguda, en la que este medicamento no tenga su momento de
oportunidad. Pero en estas, como en cualquiera otra flegmasía, el
estado subagudo y aun crónico está caracterizado por momentos de
agravacion que, aunque menos agudos sus síntomas, se acomodan
muy bien á belladona sola ó alternada con otros mas propios, para
dar á los tejidos su tonicidad debilitada, como el borax, el carbonato
de amoníaco, la quina y el azufre. La vaginitis sin leucorrea, es
decir, en su período crítico, es propia de belladona; pero la
manifestacion del flujo la escluye, y requiere mas bien el mercurio.
La utilidad de la belladona es, sin embargo, incontestable en las
metrorragias, los loquios escesivos y las leucorreas inflamatorias,
cuando se observa plétora, sensacion de presion de arriba abajo con
un movimiento de dilatacion del útero, como si fuera á salirse.
La belladona, por último, es con el acónito, la manzanilla, y el
mercurio uno de los mas grandes antiflogísticos de la infancia, en la
que las enfermedades presentan tantas veces la somnolencia, las
convulsiones y la agravacion febril por la tarde y por la noche. No
mencionarémos enfermedad alguna en particular, pero recordarémos
para terminar este párrafo la estremada pobreza que en
antiflogísticos ha estado hasta ahora esa terapéutica, en la que los
tratados ex-professo no dan como tales mas que el malvavisco y las
bebidas acuosas, á pesar de que la ciencia proclama hace mucho
tiempo, y en todas partes, medicamentos tan eficaces como estos,
pero á dósis convenientes, segun el efecto que se desea.
§ V.—Efectos fisiológicos y terapéuticos en las afecciones del
sistema linfático.
A propósito del uso de la belladona en las enfermedades crónicas, y
mas generalmente en las afecciones de los tejidos y en las
alteraciones plásticas y humorales, es necesario tener presente que
toda escitacion prolongada conduce á la astenia y á cierta discrasia:
la belladona, que en su accion sobre las esferas nerviosa y sanguínea
produce fenómenos de escitacion que se elevan hasta la opresion de
las fuerzas, tiende igualmente por la continuidad de su accion á un
estado discrásico que conserva el carácter de su accion y de las
diversas modificaciones de los tejidos.
Así, pues, aun cuando no se trata ahora de la agudeza y del orgasmo,
ó de si estos estados solo son accidentales en las enfermedades
crónicas, no por eso carece de eficacia la belladona en estas
afecciones, ni deja de estar indicada por su estado diatésico. En
nuestro concepto, la accion de la belladona sobre el sistema linfático
y sobre la plasticidad consiste en la influencia que este medicamento
ejerce en la inervacion cérebro-espinal y en la circulacion, ataque é
influencia que los hechos clínicos comprueban.
La escrófula necesita siempre de la belladona en distintas épocas de
su duracion y en sus diversas formas. Al principio de esta, cuando se
observa epistaxis, hinchazon de la nariz ó de los labios, eritemas,
erisipelas habituales, anginas repetidas, oftalmías frecuentes,
inflamaciones de vientre, linfatismo con plétoras parciales, ó bien
enflaquecimiento continuo en medio de estos síntomas, haya ó no
adenitis, la belladona puede emplearse sin perjuicio del mercurio,
del azufre, del carbonato de cal, especialmente en los niños y los
jóvenes. Un estado un poco mas crónico, con mas flacidez en la piel,
el aspecto mas enfermizo y con menos fenómenos congestivos, y
menos recrudescencias flegmásicas, constituyen las indicaciones
mas claras del aceite de hígado de bacalao.
Los infartos de los gánglios del cuello y de otras partes, ciertas
hepatitis crónicas, el infarto linfático del útero y de su cuello, y la
induracion de las glándulas, no pueden menos de requerir belladona,
si hay eretismo, sequedad de la piel ó simplemente aumento de calor
por la noche y la tarde, y agravacion á veces de los fenómenos
inflamatorios locales.
La belladona tiene propiedades recomendables para tratar las úlceras
corrosivas, el lupus vorax y las afecciones ulcerosas que suceden á
las induraciones linfáticas, aun en el cuello del útero, lo cual ha
hecho que se la recomiende en el cáncer de la matriz. En todos estos
casos los bordes están endurecidos, sensibles y rubicundos, y la
rubicundez se estiende y desaparece gradualmente. El arsénico, el
mercurio, el oro y el azufre..... son los auxiliares mas frecuentes. Las
periostitis y las inflamaciones de los huesos exigen la belladona
entre otros medios curativos; y los mejores auxiliares de esta son: el
mercurio, la plata, la asafétida, el carbonato de cal....; lo mismo
sucede en el tratamiento de las luxaciones espontáneas del fémur, y
en los tumores blancos articulares. En todas estas lesiones no
procedemos, como lo han hecho algunos terapeutistas, atribuyendo á
la belladona una accion curativa especial y directa; solo vemos en
ella un medio de destruir el orgasmo linfático, de disipar el eretismo,
de modificar la induracion y la lesion, hasta tal punto, que la
reduccion se simplifique, facilitando despues la curacion con
medicamentos mas especiales.
La oftalmía escrofulosa no se cura sin belladona; la angioleucitis y
la leucoflegmasía, así como tambien algunos derrames pleuríticos
con orgasmo local, y varios accidentes ó formas de la clorosis, de la
ascitis, y de los edemas renitentes, se modifican ventajosamente con
este medicamento.
Corresponde belladona á todas las variedades del pénfigo de los
niños, en su principio, pero sin olvidar que merecerá la preferencia
la dulcamara, si las vesículas son simples, sin irritacion en la piel;
que lo será el zumaque, si las vesículas están rodeadas de una
auréola rosácea, y el azufre, ó el mezereum, cuando dejan una
escoriacion con costra. Está tambien indicada la belladona, aunque
solo como auxiliar, en la pitiriasis con rubicundez, y en ciertas
erupciones liquenóides, papulosas, eritematosas.
El lector, en fin, distinguirá fácilmente los casos de salivacion
espontánea ó mercurial en los que conviene belladona, y suplirá con
la ayuda de todos los caractéres de la accion de este medicamento
las indicaciones que omitimos y ni aun designamos. No queremos
sin embargo dejar de mencionar la utilidad de la belladona en la
hidrofobia, cuyos síntomas se ajustan tan exactamente á sus efectos
fisiológicos; hablamos, es verdad, bajo la fé de otros, pero tambien
lo es que consta de testimonios muy respetables. El beleño, el
estramonio y la cantárida participan igualmente, al parecer, de esta
propiedad. Se ha empleado la belladona como preservativa de la
rabia, y nosotros creemos tener hechos que lo prueban.
Há ya mucho tiempo que la primera de estas propiedades está
reconocida; la segunda se deduce tan naturalmente, que es de
admirar no se la haya utilizado fuera de la escuela hahnemanniana.
¿No ha indicado ya la esperiencia como medios preservativos del
cólera, de la escarlatina y de ciertas fiebres, á los medicamentos que
las curan? Fácil es, pues, presentir las numerosas conquistas que aun
restan.
Dósis.—En general, las afecciones febriles y flegmásicas soportan
mejor las primeras atenuaciones que las afecciones nerviosas; las
neuralgias, sin embargo, son las que al parecer exigen el uso de una
ó dos gotas, por ejemplo, de la primera atenuacion, ó varias de la
misma tintura en agua. Ultimamente, cuanto mayor sea la
irritabilidad, mas débil debe ser la dósis, y aun pasar de la trigésima
atenuacion, lo mismo en las fiebres que en las neuralgias. Las
enfermedades crónicas están en el mismo caso, cuando consisten
principalmente en lesiones funcionales; y en muchas ocasiones,
como en la de los espasmos de los esfínteres, es conveniente
aumentar la dósis y recurrir aun á la tintura misma, pudiéndose
emplear hasta veinte gotas en veinticuatro horas, usar tambien
pomadas compuestas con belladona ó unturas con el estracto de la
misma, loco dolenti, pudiéndose obrar del mismo modo en algunos
infartos linfáticos. Si se alterna con la belladona algun otro
medicamento como el mercurio, es necesario elevar
proporcionalmente las dósis de este, sin necesitarse casi nunca mas
que las trituraciones dadas al interior. Pocos medicamentos hay en
los que sea mas necesario variar la potencia de las dósis en los
diversos casos morbosos, que en la belladona, unas veces segun la
naturaleza de la enfermedad, otras segun la impresionabilidad del
enfermo, ó en fin, por la analogía mas ó menos perfecta entre la
enfermedad y el medicamento.
BISMUTHUM NITRICUM (Bismuto).
§ I.—Historia.
El subnitrato de bismuto de que nos vamos á ocupar no se le empleó
en su principio mas que al esterior y en calidad de cosmético. Su uso
interno como medicamento corresponde al fin del siglo pasado, en
cuya época fué recomendado por Odier y casi inmediatamente
olvidado. El lugar que los terapéuticos modernos le han dado en la
materia médica, no es ciertamente usurpado, pero sí muy
indeterminado. ¡Qué mas! Un profesor ha hecho de él un tónico
astringente, y sin embargo se ha usado en fiebres intermitentes, en el
tialismo, en los vómitos rebeldes y hasta en el cólera; pero mas
particularmente en afecciones gástricas y diarreas crónicas. En
nuestros días se le ha empleado felizmente en neuralgias agravadas
por la aplicacion del agua fria. El papel que le hace jugar el profesor
de Pádua con el título de hipostenizante gástrico, no arroja luz
alguna sobre sus propiedades reales.
§ II.—Efectos fisiológico y terapéuticos.
Las propiedades antigastrálgicas son hoy las mejor conocidas; ¿pero
cuál es el carácter de esta gastralgia? Se puede responder, que es
calambroídea, complicada con atonía, y acompañada de náuseas,
vómitos, flatuosidades y endolorimiento del epigastrio ó del vientre.
Esta sensibilidad y la gastralgia aparecen ó se agravan despues de
haber comido.
En cuanto á los síntomas que pueden conducir á apreciar la accion
del bismuto y conocer sus indicaciones, son los dolores
calambróides y presivos en diversos puntos, contracciones
quemantes seguidas de temblores ó de debilidad, palpitaciones con
decaimiento de la circulacion, pesadez de cabeza y vértigos con
alteracion del estómago, y orinas frecuentes y acuosas. Se ha
observado tambien escozores y prurito en la piel, vegetaciones
verrugosas, cara pálida y empañada, rubicundez de la conjuntiva,
legañas en los párpados, tumefaccion y dolor de escoriacion en las
encías.
El bismuto, segun los datos clínicos, es el mejor medicamento para
combatir los dolores calmados por el agua fria, y las gastralgias con
calambres y estremecimientos musculares. Ciertas palpitaciones
nocturnas en particular, y mas ó menos unidas con padecimientos
del estómago, se curan con este medicamento, cuyas relaciones con
el nervio neumogástrico están bien justificadas. Estas relaciones
esplican la afeccion de las funciones digestivas en el sentido
asténico y la lesion de la plasticidad, y mas especialmente una
hipersecrecion intestinal que constituye una diarrea mucosa; de las
mismas se deduce igualmente, que la facilidad de las deposiciones ó
la diarrea, las orinas abundantes y frecuentes y un aumento de saliva,
son los síntomas que acompañan siempre sus indicaciones, ó las
constituyen.
Dósis.—Suele ser insuficiente una centésima parte de una de las tres
primeras trituraciones, pudiéndose dar entonces una vigésima; mas
en ciertos casos de gastralgia y otras neuralgias, es preferible una
sola gota de la sesta.
BORAX.—NATRUM BORACICUM. (Borax.—
Subborato de sosa).
§ I.—Historia.
El borax es un medicamento que, á pesar de las esperiencias
bastante numerosas que se han verificado, es de un uso poco
frecuente, si bien algunos autores le han recomendado en las fiebres
inflamatorias, las hemorragias, los espasmos, la epilepsia, y se le
tiene por un hipostenizante vascular. Este compuesto de sosa y
ácido borácico tiene una esfera de accion mas limitada que la que
podria suponerse, á juzgar por la del hidroclorato de sosa, que es
estensa: el uso clínico no es grande, y sus efectos fisiológicos, que
indican muchos puntos de analogía entre los dos medicamentos, no
han sufrido la prueba práctica, sin la que los medicamentos
permanecen en la region del olvido.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Todos los efectos del borax llevan el sello de la astenia. El frio
domina en la fiebre, y si hay calor se reproduce por poco que se
descubra. Hay somnolencia, y si el sueño es inquieto lo es por
calores incómodos y otros varios padecimientos. La ansiedad, el
susto y la irritabilidad caracterizan el estado moral. La cefalalgia
ofrece una sensacion de plenitud, de congestion; se observan
vértigos que se elevan hasta producir náuseas ó desvanecimiento.
Los ojos, la nariz, los labios, la vulva, ofrecen algunos dolores de
escoriacion y sensaciones de ardor; hay á veces espectoracion
sanguinolenta y epistaxis, algunas fluxiones subagudas en las
mejillas, en la boca, é irritaciones inflamatorias en los ojos, en la
nariz, en la boca, con costras, hemorragia, secrecion mucosa.
Los dolores son lancinantes y tractivos en general, quemantes
algunas veces en los dedos de los piés y de las manos, y en este caso
hay calor y rubicundez. Los dolores propios del borax son tenaces, y
se agravan en tiempo húmedo, y están acompañados de palidez y
debilidad, particularmente en las articulaciones.
La palidez de la cara es sucia, las fuerzas están disminuidas, las
secreciones aumentadas, escepto el sudor; hay á veces irritacion de
la uretra, que produce disuria; la diarrea es persistente,
frecuentemente con irritacion en el ano y espulsion de líquidos
sanguinolentos ó espumosos.
Uno de los fenómenos mas notables de la accion del borax es la
lesion superficial de los tejidos, la facilidad á renovarse las heridas,
y la piel á irritarse y ulcerarse, como si la astenia se dirigiese
principalmente á la plasticidad y á la inervacion orgánica.
Consignarémos al efecto los siguientes síntomas: inflamacion y
erosion del borde libre de los párpados y de los ángulos, con
mucosidades palpebrales; la otitis subaguda con flujo abundante;
ulceracion de las narices; costras en la nariz y mucosidades nasales
en mayor cantidad; granos en la cara, en la nariz, en los labios, en
las nalgas; sabañones, inflamaciones erisipelatosas en las piernas y
otras partes; síntomas escorbúticos y aftas en la boca, leucorreas
corrosivas; vesículas, en fin, purulentas y corrosivas, erupciones
herpéticas.
El apetito es nulo ó pervertido; hay náuseas, digestiones difíciles; la
de las frutas es laboriosa y se desarrollan gases; el estómago y el
vientre están lánguidos, doloridos, timpanizados, con acedías.
La tos es seca, y los pocos esputos que se presentan tienen un olor
como de moho. Aun cuando los síntomas torácicos no sean
inflamatorios, hay, sin embargo, opresion, punzadas, disnea al subir
una elevacion, dolores lancinantes al bostezar, al toser, al moverse;
el decúbito alivia.
El borax es, pues, un medicamento que dirige su accion
electivamente á las membranas mucosas y á la piel. Esta accion tiene
un carácter asténico: disminuye la actividad moral, circulatoria y
digestiva; retarda la nutricion, y parece antiplástico, corrosivo,
destructor de los tejidos superficiales, pero sin malignidad.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Se ha usado este medicamento con éxito en la gastro-enteritis de los
niños; sus signos característicos son: deposiciones diarréicas en
forma de papilla ó acuosas, borborigmos y cólicos con violento
tenesmo; retraccion del vientre en el centro, lengua seca y
encendida, calor en la cabeza, orinas escasas, boca quemante y
aparicion de vesículas en distintos puntos de esta cavidad.
Cuando el mercurio, y sobre todo el cinabrio, no han curado las
aftas de los niños y el muguet, enfermedad que se propaga de la
mucosa bucal á la intestinal, es necesario emplear el borax, que,
además de ser el mas indicado, completa la curacion. El estado
general que en los niños se confunde muy fácilmente con el que
caracteriza á otras enfermedades, presenta síntomas que diferencian
al mercurio del borax.
En este, hay ardor y sequedad en la boca, que sangra fácilmente; en
el mercurio, aftas confluentes y salivacion. En muchos casos es
preciso elegir otros medicamentos, tales como ácido clorhídrico,
arsénico, thuya, ácido azótico..... respecto á las aftas en los adultos.
El borax es muy eficaz en la oftalmía crónica con alteracion del
borde libre de los párpados é inversion de las pestañas, y en las
fluxiones asténicas de las mucosas, cuando se observa la inactividad
del sistema linfático con secreciones aumentadas, hemorróides
mucosas, pérdida del apetito, digestiones difíciles, disposicion á la
diarrea, incomodidad en el pecho.
Es igualmente eficaz en las irritaciones asténicas de las mucosas con
placas rojizas, color oscuro como de vino, aftas que se reproducen
incesantemente, y reblandecimiento de la mucosa bronquial ó
intestinal, con diarrea espumosa: estos casos se presentan
frecuentemente despues de largas enfermedades febriles con
afeccion de las mucosas, ó á consecuencia de repetidas recidivas de
bronquitis ó gastritis.
El uso antiguo del borax en obstetricia y en afecciones del sistema
uterino ha caido en el olvido mas completo. Se le puede hoy
recomendar justamente en los infartos de la matriz, la dismenorrea,
en la inercia de aquella para espulsar la placenta ó presentarse los
loquios, y en los casos en que las contracciones de la matriz para la
espulsion del feto son irregulares, impotentes ó muy dolorosas. La
accion electiva del centeno cornezuelo y del borax sobre el útero, se
diferencia por la astenia pura, simple, por la relajacion de la fibra en
el centeno cornezuelo, y por la astenia irritativa con lesion de la
plasticidad, y por fluxiones linfáticas en el borax.
Dósis.—Las dósis del borax son las mismas que para el hierro, el
subcarbonato de potasa.....
BROMUM (Bromo).
§ I.—Historia.
Este cuerpo simple, que tanto se aproxima al cloro, se descubrió en
1826. La escasez del yodo inclinó á algunos médicos á buscar un
sucedáneo, y creyeron haberle hallado en el bromo. Las esperiencias
de Barthez, de Lembke y de Hering suministraron las primeras
nociones de su accion fisiológica. Los trabajos del doctor Kournet,
de Kussmann, de Huette, de Glower, Ozanam y otros han
descubierto en él mucha actividad. Giacomini, que invitaba á los
médicos á estudiar su accion en el hombre sano, se limitó á referir
algunos de sus efectos tóxicos, que en todos ó casi todos los
medicamentos se reducen á desórdenes gástricos y á efectos
eliminadores que oscurecen su accion especial. Se reconoce, en
general, en el bromo una analogía notable con el yodo y el cloro; se
da al primero una accion especial sobre los ojos, el pulmon y el
corazon; pero se le cree inferior al yodo en las afecciones
escrofulosas. Es análogo del fósforo en las neumonías en el período
de hepatizacion, y goza de propiedades notables en la
tuberculizacion y desarrollo de las falsas membranas. Es muy
probable, en fin, que la mayor parte de los efectos fisiológicos del
bromo, tomado á débiles dósis, sean debidos al mismo alterado ó
combinado con los ácidos; opinamos tambien con algunos, de que se
empleen sus sales para tener una preparacion mas fija.
El bromuro de potasio, entre otras, seria quizá la que menos difiriese
del bromo. Nosotros agregamos que este parece gozar de una
propiedad anticontagiosa igual á la del cloro, y el doctor Ozanam no
duda en aconsejarle como preservativo de la influencia contagiosa
de las seudo-membranas y de las afecciones diftéricas; se le usa
igualmente en la curacion de las mismas.
§ II.—Efectos fisiológicos.
El bromo, tomado á dósis fuertes, desarrolla ciertos fenómenos
análogos á los del yodo sobre el cerebro, y que se conocen con el
nombre de iodismo. El bromo produce una sedacion que se puede
denominar anestesia, pero sin influencia en la terapéutica, á no ser
que la esperiencia confirme esta accion y la establezca sobre datos
prácticos.
El bromo obra poderosamente sobre la vida vegetativa, pues por una
parte se ha justificado que por su influencia la grasa aumenta, y por
otra se ha observado una gran palidez, infartos escrofulosos y
muchas veces un enflaquecimiento escesivo. La actividad del
sistema sanguíneo está deprimida. Todos los síntomas febriles
consisten en calosfríos y en frio; el calor de las estremidades apenas
indica la reaccion, y muchas veces consiste tan solo en una
sensacion. El pulso es generalmente lento, duro, y si es acelerado, es
pequeño é insensible.
Los síntomas tienen un carácter de astenia pronunciada. El aire libre
y el movimiento alivian los padecimientos; hay rigidez y temblor de
las estremidades, debilidad general, temblor de todo el cuerpo, el
menor movimiento hace transpirar; el moral presenta el carácter de
aburrimiento, de tristeza, de error de los sentidos y de escitacion; el
sueño no es reparador.
La fiebre está acompañada de sensacion de ardor, congestion
irritativa en los ojos, en el oido, en el labio, en la garganta,
estómago, uretra, y algunos dolores reumáticos: estas sensaciones
tienen la misma importancia que las de escoriacion en las
membranas mucosas de los órganos de los sentidos, y aun en la piel
y en la region renal.
Los dolores en los miembros superiores son dislacerantes y
lancinantes, algunas veces sordos y con sensacion de constriccion;
tambien se observa rigidez, debilidad, chasquido é infartos artríticos.
Estas ingurgitaciones se presentan con preferencia en los miembros
inferiores, en los que los dolores son reemplazados por la rigidez,
hormigueo, debilidad paralítica, latidos, calor, sensacion de frio en
el dedo gordo del pié, y temblor. Los dolores viscerales son presivos
y constrictivos con movimientos congestivos, y el vértigo se agrava
por el tiempo húmedo.
Las lesiones de los tejidos y las flegmasías consisten, para los ojos,
en ulceraciones, escoriaciones de la conjuntiva, oftalmía, dolores
lancinantes, fotofobia, lagrimeo; para los oidos, en latidos,
congestion, calor, tumefaccion; se observa epistaxis, escoriacion de
las narices, coriza fluente, con mucosidades abundantes; para la
boca, en salivacion, odontalgia con latido, granos en la lengua; para
la garganta, la laringe y la tráquearteria, en inflamacion, quemazon,
tumefaccion de las amígdalas, exudaciones plásticas, dolor de
escoriacion, deglucion difícil, rubicundez oscura, ronquera ó afonía,
sensacion de constriccion, tos ronca, espasmódica, sibilante, crupal,
con disnea y estornudos, tos con vomituricion, accesos de tos con
sofocacion.
El pecho presenta síntomas congestivos, inflamatorios y hasta los de
hepatizacion y supuracion del pulmon, de la carditis y de la
hipertrofia del corazon. Ofrece, por último, respiracion difícil con
necesidad continua de inspirar, opresion violenta, sensacion como si
la respiracion se suspendiese; dificultad de respirar acompañada de
lagrimeo, de vómitos espumosos, quejidos, palpitaciones de
corazon, postracion y temblores; la boca y la nariz se llenan de
saliva: estos síntomas completan el cuadro de las afecciones
crupales.
El estómago espresa la atonía, las mucosidades abundan; los
fenómenos de inflamacion y ulceracion de esta víscera son el efecto
de dósis tóxicas. El infarto del hígado y del bazo puede existir sin
inflamacion ostensible; la inflamacion del peritóneo es seguida de
engrasamiento y desarrollo de falsas membranas ó de exudacion
serosa. El estreñimiento es un síntoma de los primeros dias, pues por
poco que persista la accion del medicamento, se declara la diarrea
aun con tenesmo, y el producto es mucoso, negruzco, ó líquido, con
estrías sanguinolentas.
La secrecion de la orina es la única que disminuye. Hay irritacion de
la uretra; la actividad de los testículos se aumenta y están como
infartados. No faltan síntomas de inflamacion de la vagina; las
reglas son abundantes ó anticipadas.
Podemos, pues, deducir, que la accion del bromo se dirige
particularmente á la laringe y la garganta, á las membranas mucosas
y serosas, á la vida vegetativa y á todo el sistema linfático.
§ III.—Efectos terapéuticos.
El bromo empezó á usarse en el crup por los doctores Noack y
Trinks; y siguieron despues varios médicos que publicaron sus
observaciones. El doctor Ozanam, en fin, presentó en 1856 una
memoria sobre este asunto á la Academia de las ciencias, y, por
consiguiente, este medicamento llamó sériamente la atencion. No
hay medicamentos, inclusos el azufre, la cal y la esponja, que
presenten tanta semejanza en sus efectos con los síntomas del crup.
¿Es esto decir que las indicaciones del bromo se limitan al crup? Es
indudable, y la esperiencia ha empezado á confirmar, que este
medicamento es eficaz en los infartos del hígado y del bazo, en las
peritonitis y pericarditis subagudas y crónicas, en las irritaciones
ulcerosas ó flegmorrágicas de la nariz, de los ojos, de la vagina y de
la uretra, cuando la diminucion de la actividad del sistema sanguíneo
coincide con los síntomas que acabamos de referir.
Dósis.—La posologia del bromo es la misma que la del yodo; desde
2 á 3 gotas de la primera atenuacion dadas en veinticuatro horas,
hasta la menor fraccion de la sesta y duodécima atenuacion.
Bromuro de potasio.—De todas las sales de bromo,tales como el
bromuro de hierro y el bromuro de mercurio, solo nos ocuparémos
de la primera, ó sea del de potasio. Esta sal solo es conocida hasta
ahora por los apuntes de algunos médicos alemanes y por la
memoria del doctor Huette. Aun cuando no se le dan las mismas
propiedades del bromo, y se le cree análogo al yoduro potásico, es
necesario reconocer que no están aun bastante apreciados sus efectos
para formar una idea justa de su accion electiva y de sus caractéres
diferenciales. Se ha observado que por la influencia del bromuro de
potasio, se desarrollan dolores sordos, presivos, con vértigos; esta
cefalalgia difiere de la del yodo, en que se fija en los senos frontales
y consiste en punzadas. Hay somnolencia, adormecimiento, cierto
estado de embriaguez, de atontamiento con abatimiento moral, y
muchas veces, una irritabilidad de los sentidos y del cerebro con
aberraciones y delirio inquieto. El aumento de la sensibilidad es
momentáneo y precede el estado contrario que antes hemos
señalado. La diminucion de la sensibilidad se estiende á los órganos
todos de la vida de relacion, á la laringe y órganos genitales. La
anestesia es simultánea con la debilidad muscular.
Se ha observado una irritacion subaguda, humoral, de las mucosas
de los órganos de los sentidos, con flegmorragia, y precedida con
frecuencia de una irritabilidad que disminuye las secreciones. Esta
sucesion de efectos es notable con particularidad en los órganos
genitales, la laringe y el tubo digestivo. En el fondo, la astenia es la
que domina, puesto que las digestiones son lentas, fatigosas, el
apetito venéreo está disminuido, y debilitada la circulacion de la
sangre.
Los ensayos hechos con el bromuro de potasio en las afecciones
sifilíticas aun en las terciarias, no han dado resultados satisfactorios;
lo mismo ha sucedido en algunos casos de cáries escrofulosa, de
escirro ó de induracion glandular; pero es probable que se obtengan
buenos resultados, en casos de debilidad general ó parcial, con
empobrecimiento de la sangre y algunos puntos flegmásicos
crónicos con secrecion sero-mucosa. La esperiencia dirá lo demás;
mas no es dable pueda ser útil en calidad de narcótico, como no se le
administre á dósis tóxicas.
Dósis.—Es un error creer que se obtienen mas efectos terapéuticos
con dósis fuertes. Algunas gotas de una de las mas bajas
atenuaciones ó de la primera para un dia, y repetidas por el tiempo
necesario, es lo suficiente generalmente. Habrá casos en los que se
deba elevar las dósis hasta varios decígramos disueltos para tomar
en el dia, pero con tales dósis desarrolla el medicamento pocos
efectos especiales como lo prueba la observacion en la mayoría de
ellos.
BRYONIA ALBA (Brionia).
§ I.—Historia.
Hahnemann ha sacado á este medicamento del olvido en que habia
caido por el escasísimo conocimiento que de sus propiedades se
tenia hace medio siglo. Le pertenece sin disputa por completo, la
gloria de haber enriquecido la materia médica con uno de sus mas
poderosos agentes. Bien se puede dudar que, sin sus
esperimentaciones sobre la brionia, se hubiese pensado jamás en
emplearle como se ha hecho otras veces en las fiebres biliosas,
gástricas ó intermitentes, en los vómitos, cólicos, flujos de vientre,
hidrotorax. Ratier no reconocia en él mas que una propiedad
drástica, y concluyó por limitar su uso á la aplicacion de la pulpa de
su raiz, en la tumefaccion inflamatoria de las articulaciones, modo y
forma de usarle, que, aunque empírico al principio, se hizo racional,
como se verá á la conclusion de este estudio. Mr. Trousseau mismo
no tuvo el valor de dar á la brionia el rango eminente que debe
ocupar en terapéutica, y se detuvo en el punto de Ratier,
contentándose con colocarle entre los evacuantes al lado del
elaterium y de la coloquíntida. Sin embargo, pocos medicamentos
han hecho sus pruebas como la brionia en una multitud de
afecciones febriles, flegmásicas, reumáticas. Se puede afirmar,
volviendo al objeto, que nada hay nuevo sub-sole, y que el arte
moderno no hace mas que volver á hallar los datos del primitivo tan
pronto olvidado y aun desconocido hoy por los mismos que deben
marchar á la cabeza del progreso. Se halla en Plinio algunas
propiedades de la brionia, y Dioscórides la cree eficaz en varias
afecciones pulmonales y en la pleuresía: oppressis, tussientibus,
latere dolentibus datur.
A los recientes trabajos del doctor Curie, á sus esperiencias
fisiológicas y á sus observaciones prácticas, debemos, por una parte,
el conocer la propiedad de la brionia de desarrollar falsas
membranas y exudaciones plásticas en la laringe, en la boca y otros
puntos, alteraciones que ya Teste habia indicado y que Orfila
justificó para el intestino recto; á Curie se debe tambien el que la
brionia cure el crup y la angina pseudo-membranosa en doce horas,
á la dósis de 6 á 8 gotas de la tintura. Estas afecciones se contienen
generalmente á las doce horas, y la curacion se verifica en las
cuarenta y ocho ó setenta y dos, segun el grado de gravedad.
§ II.—Estado prodrómico.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Generalidades sobre la accion fisiológica de la brionia.—El
conjunto de fenómenos producidos por la brionia en el hombre sano,
espresa un incremento de actividad sanguínea y nerviosa, y permite
establecer su electividad sobre los órganos membranosos provistos
de tejido celular abundante y de gran número de vasos capilares.
Hartmann dijo ya en 1836 que la brionia «conviene con preferencia
al temperamento sanguíneo nervioso.» La esperiencia clínica ha
justificado plenamente lo que la accion fisiológica de este
medicamento habia hecho presentir á los primeros esperimentadores.
Doleus dijo en el siglo XVII, que «la brionia convenia á las personas
robustas.»
Poseemos ciertamente en la brionia un poderoso modificador de los
sistemas nervioso y sanguíneo, bajo el punto de vista de las
fluxiones y congestiones activas de la piel, las membranas mucosas,
las serosas, las sinoviales de todo el organismo. Tampoco se puede
decir que su accion electiva se dirija mas á los órganos gástricos que
á las meninges encefálicas, y á la pleura, con preferencia al
intrincado laberinto de celdillas pulmonales, y á los bronquios mejor
que al peritóneo y las articulaciones. La brionia produce efectos
análogos en el moral; está en armonía con la irritabilidad de la fibra;
hay aumento de actividad moral é intelectual, hasta la irascibilidad y
el delirio, hasta los pesares desesperados, y aun hasta el abatimiento,
como término de la irritabilidad exagerada. La disposicion moral
irascible de los temperamentos musculosos, nerviosos, sanguíneos,
es análoga á la accion de la brionia.
Obra con menos especialidad que el acónito en los fenómenos
nerviosos prodrómicos y primitivos, pero es superior en las
erupciones agudas y las fiebres exantemáticas, para facilitar la
erupcion y calmar el eretismo; y aparte de esto seria necesario darla
la superioridad en las flegmasías y las fiebres que empiezan con esta
irritabilidad, con esa tension del pulso y ese eretismo que tanto
caracterizan su accion.
La brionia se dirige á la flogosis y á la fiebre completamente
desarrollada con todas sus sinergias. No tiene la misma accion
electiva que la belladona sobre el encéfalo, ni sobre las mucosas,
pero es superior en las serosas y en las mismas mucosas con
eretismo. Se adapta á las mismas personas que la nuez vómica, con
menos electividad sobre los sistemas gástrico y raquidiano, pero con
mas en los órganos respiratorios y los tejidos fibrosos. Semejante al
zumaque, en cuanto á los órganos afectados, difiere, sin embargo,
por la astenia y la agudeza que la caracterizan. Tiene alguna
analogía con árnica, en cuanto á la irritabilidad de la fibra, y guarda
un término medio entre esta y el zumaque.
Eminentemente activa y flogística, así como nerviosa, la accion de la
brionia corresponde á las afecciones enteramente desenvueltas, á las
fiebres que han llegado á la plenitud de su manifestacion, á no ser
que el estado inicial espasmódico sea el efecto de una causa moral,
como la cólera, y que la espansion esté como comprimida por la
tension de la fibra, por el espasmo. En este caso es cuando
principalmente se observa la cefalalgia frontal y supra-orbitaria
apropiada á la brionia en el mas alto grado de su accion. Hay
además en este medicamento una alternativa de calosfríos y calor,
que sin la cefalalgia, se confundirian sus indicaciones con las de la
nuez vómica, tanto mas, cuanto que en estos casos el pulso es menos
lleno, menos duro y poco frecuente, mientras que en cualquiera otro
estado febril el pulso de la brionia es duro, fuerte y frecuente.
Su accion especial en las membranas serosas la da una influencia
muy importante en sus secreciones, resultando de lo mismo su
indicacion particular en las inflamaciones llegadas ya hasta el punto
en que la alteracion del sostenimiento y del estímulo llega á producir
exudaciones plásticas, trasudaciones serosas mas ó menos graves.
Esta especialidad de la brionia, bien reconocida en cuanto á las
membranas serosas y sinoviales, no es al parecer menos ostensible
en las membranas mucosas: los que la creen demostrada aconsejan
la brionia en las inflamaciones mucosas con exudaciones y seudomembranas, sobre todo en el crup, afeccion para la cual la alternan
con la ipecacuana. Nuestra esperiencia no nos permite apoyar ó
rechazar esta medicacion.
Mas sea de esto lo que quiera, la brionia, repetimos, goza de una
accion esténica electiva sobre el sistema nervioso periférico, sobre
las membranas, los tejidos fibrosos y el sistema capilar, y de un
modo secundario sobre los sistemas absorbente, exhalante y
gástrico. Nosotros le atribuímos el elemento inflamatorio en sus
formas sanguínea, catarral, reumática, gástrica y nerviosa grave. La
brionia es, en una palabra, un antiflogístico especial de los mas
poderosos.
Hay en las enfermedades momentos de agravacion ó de mejoría, que
sirven frecuentemente para diferenciar muchas veces las de una
misma naturaleza. Esta misma observacion se ha hecho y
confirmado por la esperiencia en los efectos de los medicamentos,
que se agravan ó disminuyen en circunstancias determinadas y por
accidentes conocidos. Pero, segun los datos de la etiología, no hay
ninguna tan importante como la que resulta de las variedades del
ritmo de los fenómenos morbosos. Así es que para la brionia los
síntomas neurálgicos se agravan por el movimiento, al aire libre, por
la presion, así como tambien despues de la comida y hácia media
noche. Desde que un dolor, una tos, esperimenten sus
modificaciones en las mismas circunstancias, requieren el uso de la
brionia, aun cuando otros medicamentos ofrezcan condiciones de
analogía é indicaciones sintomáticas exactas bajo otro aspecto. Los
lectores hallarán ejemplos notables de la importancia de estos datos
en la nuez vómica, la pulsatila, el zumaque venenoso y el mercurio.
§ III.—Estado agudo.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Sea cual quiera el número de fenómenos nerviosos inscritos entre los
efectos fisiológicos de la brionia, se puede realmente decir que este
medicamento se adapta poco á los prodromos de las fiebres, y menos
aun á los de las flegmasías. Es necesario que por lo menos domine el
frio al estado febril inicial: esta circunstancia es la única que puede
probar la exactitud de la asercion de Hahnemann cuando dice: «La
fiebre de la brionia consiste principalmente en frio;» porque, lo
repetimos, este medicamento es el mas indicado en el estado febril
completo, en la congestion consumada, en la afeccion ya
desarrollada y en toda su agudeza, pues por ardiente y general que
sea el calor febril, se observa interrumpido por calosfríos. Se ha
notado que el frio afecta mas particularmente la parte derecha del
cuerpo; en el zumaque sucede lo contrario, pues el frio se dirige con
preferencia al lado izquierdo.
Pocas fiebres habrá en las que la brionia no tenga indicacion en un
momento dado. Su uso, en general, está fundado en la alternativa de
calosfríos y calor, en un calor violento, en la irritacion de los
bronquios, el deseo de bebidas frias, pulso fuerte y frecuente,
cefalalgia frontal y temporal, con tension, irritabilidad moral,
agravacion á la mitad de la noche, y sudores abundantes, ácidos y
nocturnos, ó mas bien matinales.
A. Fiebres intermitente, remitente y biliosa.—La fiebre intermitente
de la brionia reconoce ordinariamente por causa el calor del estío, y
está acompañada siempre de un elemento gástrico ó reumático, de
suerte que mas bien es una remitente gástrica. En esta fiebre se
observa una sed mas viva que lo que indican los demás síntomas,
como acumulacion de agua en la boca, náuseas y frecuentes
calosfríos, que exigirian pulsatila. En este caso, la fiebre sínoca, y
aun la mucosa y la biliosa, están caracterizadas por la sensacion de
plenitud en el estómago y el dolor frontal infra-orbitario. La fiebre
biliosa reconoce ordinariamente por causa una emocion violenta, un
acceso de cólera: es debida tambien á una indignacion, á la
insolacion, y á veces á un enfriamiento despues de un violento calor,
y presenta una fuerte escitacion sanguínea y nerviosa sin remision,
pero con vómitos biliosos. Cuando la fiebre mucosa ha llegado á su
mayor altura, la brionia calma el estado nervioso casi entorpecido y
la cefalalgia supra-orbitaria violenta.
B. Fiebres nerviosas graves.—En las fiebres nerviosas, el estado
congestivo de las meninges, el delirio activo, los gritos durmiendo,
el despertar sobresaltado, y los dolores lancinantes y dislacerantes
son propios de brionia.
Hay calor, pero no turgencia de la cara como en la belladona; hay,
en fin, alternativas de calosfríos y calor, pero sin intermision.
El carácter nervioso sanguíneo de la brionia parece justificar
plenamente la práctica de Flinchmann en su hospital de Viena. Este
profesor empieza por brionia en el tratamiento de casi todos los
casos de fiebre tifoídea, á no ser que esté muy avanzada, y exija
imperiosamente arsénico ó ácido fosfórico, medicamentos que
considera en cierto modo como específicos en estas fiebres.
Es evidente que la brionia solo debe jugar en las fiebres tifoídeas y
en todas las nerviosas graves, en el período de agudeza, cuando el
estupor y la ataxia no están manifiestamente declaradas. Esta la
escluye formalmente. La brionia favorece la accion de los
medicamentos indicados en estos elementos morbosos, y
corresponde á la agravacion remitente en union con otras
indicaciones.
Se observa muchas veces en el curso de estas fiebres ó en su
declinacion, y despues de la desaparicion de los fenómenos
tifoídeos, el enfisema de los lóbulos inferiores del pulmon por el
decúbito prolongado. Este caso es frecuente en los jóvenes, pero no
constituye en ellos el neumotifismo, y aun no debe confundirse con
él, porque la brionia, alternada con el mercurio, basta á disipar este
accidente, mientras que el zumaque es preferible en el
neumotifismo, salvo la conveniencia de medicamentos mejor
adaptados al estado general y á esta forma de la afeccion tifoídea.
C. Fiebres reumáticas.—En estas fiebres, en las que las membranas
serosas y las partes fibrosas de las articulaciones son el sitio de
violentos dolores, de tumefaccion roja y lustrosa, con grande
escitacion de los sistemas vascular y nervioso, rigidez de las partes y
constancia de las tumefacciones inflamatorias, la brionia es
soberanamente benéfica, y sus efectos, además, son perfectamente
análogos.
D. Fiebre puerperal.—La fiebre puerperal, especialmente si la causa
determinante es una contrariedad ó la cólera, requiere brionia, con la
condicion de que la agudeza no haya aun desarrollado fenómenos
nerviosos consecutivos, y que el peritoneo esté particularmente
afectado. Brionia es, con el mercurio, el modificador mas útil en
este período en que la sensibilidad del hipogastrio es escesiva, la
hinchazon considerable, con ó sin diarrea, eretismo, fiebre violenta,
sed ardiente y alternativas de calosfríos y calor. En varios de estos
casos se la alterna con belladona. Cuando la escena pasa
principalmente en la mucosa del útero, no es la brionia, sino el
zumaque ó el arsénico..... Esto es justamente lo que el doctor Roth
ha combatido en el tratamiento de esta afeccion, porque brionia no
corresponde á los fenómenos generales, ni tampoco á los locales de
putridez, de astenia prolongada, de piogenia. E. Meningitis y
mielitis.—Las afecciones del cerebro cuyos síntomas armonizan con
los de la brionia, consisten en la inflamacion. Es útil en la
aracnoiditis despues de belladona, para impedir el derrame ó la
exudacion. Tambien se la alterna con mercurio y quizá con el
bromo. Es utilísima en union con la digital ó árnica, el eléboro y el
azufre en las irritaciones subagudas de las meninges, consecutivas
de las fiebres graves. Aun cuando la belladona y aun el mercurio ó
el carbonato de cal merecen la preferencia en el tratamiento del
hidrocéfalo agudo, es necesario no olvidar la brionia, pero antes del
estado comatoso, pues se dirige su accion para combatir el derrame
seroso y las demás alteraciones meningíticas. Está tambien muy
indicada en los niños al principio de las enfermedades del cerebro, ó
mas bien en las afecciones del mismo que se desarrollan con
lentitud, cuando el curso es irregular, el carácter variable, hay
obnubilacion, cambio frecuente del color de la cara y dolores en los
miembros, síntomas que indican que la trasudacion seudomembranosa es inminente. Con frecuencia en estos casos, es muy
útil antes y despues de zinc y aun quizá de indigo.
La nuez vómica no es siempre el mejor medicamento en las
afecciones de la médula espinal. La mielitis aguda, en particular,
reclama muchas veces la brionia, no solo por la agudeza y el
eretismo de la fiebre, sino por la afeccion de las membranas que
envuelven la médula y que hacen á este medicamento apto á
modificarla. En la accion de la brionia sobre los nervios, se puede
apreciar la que ejerce en los neurilemas, manifestándose así la
diferencia de la nuez vómica, y mas aun del fósforo, que obra sobre
la pulpa nerviosa.
F. Fiebres eruptivas.—La especialidad que se atribuye á la brionia
de activar la salida del sarampion ó de impedir que su supresion
tenga fatales consecuencias, consiste en su apropiacion exacta á los
casos de fiebres con eretismo, bronquitis intensa y aun la congestion
pulmonal. Cualquier otro medicamento puede en los mismos casos,
pero en otras circunstancias, llenar la indicacion principal, sobre
todo arsénico, á causa de los síntomas graves que sobrevienen
ordinariamente. Esta observacion se refiere al mayor número de
exantemas agudos y de fiebres exantemáticas. La brionia tiene
tambien su indicacion en ciertos casos de fiebre miliar, en las
mujeres paridas, con angustia, opresion, suspiros, y especialmente
síntomas de afeccion uterina. La manzanilla, la ipecacuana, el
arsénico, son generalmente convenientes.
G. Pleuresía y neumonía.—Desde que el doctor Gross publicó en
1822 la primera observacion de pleuresía franca tratada y curada con
brionia, se han agregado muchos medicamentos á la lista de los que
convienen á esta enfermedad en diversas circunstancias. Ya se ha
visto el papel que juegan el acónito y el árnica; ahora dirémos el
partido que se puede sacar de algunos otros; pero la brionia es el
medicamento por escelencia en los casos agudos. La pleura y las
células pulmonales son el sitio principal de su accion, pero
congestionadas y flogoseadas. La brionia corresponde igualmente al
período de la pleuresía en que se efectúa la exudacion plástica, para
el que, el mercurio, la digital, el azufre..... son medios útiles y
muchas veces indispensables. La hiperemia de las pleuras, cuando el
pulmon no está interesado, se sostiene con el acónito y cede
directamente con brionia, sea cual quiera la fiebre concomitante. Es
preciso hacer constar respecto á este punto, que si este medicamento
conviene en el período de agudeza ó en el principio de la formacion
seudo-membranosa, cesa de ser oportuno cuando la fiebre termina, á
no ser que se le alterne con el azufre; es ineficaz en los derrames
serosos con fiebre moderada ó sin ella, y con empobrecimiento de la
sangre.
La brionia está aun indicada en toda la agudeza de una neumonía, y
con mas razon á la de una pleuro-neumonía. En este período, la
congestion se ha realizado, hay hepatizacion, exudacion plástica,
incipiente al menos, esputos herrumbrosos y aun estriados de sangre:
es el segundo grado de la neumonía. Bien se puede afirmar,
comparados los síntomas de la brionia y del fósforo, que este obra
mas sobre el parénquima del pulmon, y la primera sobre las partes
membranosas; el fósforo corresponde, como veremos cuando nos
ocupemos de él, en el tercer grado de la neumonía. La resolucion de
la inflamacion pulmonal se obtiene frecuentemente con la brionia,
repetida por tanto tiempo como convenga á la intensidad y duracion
del período á que la inflamacion corresponde. La sangre desaparece
de los esputos, el sonido observado por la percusion se hace menos
mate y concluye por ser claro, la broncofonía es reemplazada por el
ruido crepitante, este por el mucoso, y este, en fin, por la respiracion
vesicular y normal.
La brionia, sin embargo, está poco indicada en la neumonía de los
niños, aun cuando haya dolor, lo cual es raro. La flexibilidad de los
tejidos en esta edad parece escluir el eretismo propio de este
medicamento; la ipecacuana, la manzanilla, la belladona, el
mercurio y la sal de nitro le reemplazan ventajosamente.
H. Tísis tuberculosa.—Gran número de medicamentos tienen una
accion congestiva sobre el pulmon; se pueden citar la ipecacuana, el
azafran, el opio, el zumaque, la digital, la scila, la gibia, el fósforo,
el azufre, la cicuta, el mercurio, el licopodio, el hierro..., sustancias
que pueden jugar en el tratamiento de la tísis tuberculosa, en su
principio, y en particular en sus prodromos; pero la brionia es la
que, entre todos esos medicamentos, ofrece mas síntomas análogos
al período en que los tubérculos empiezan á irritar el tejido pulmonal
que le sirve como de ganga, y á provocar la tos, la opresion, el calor,
los esputos de sangre; brionia es incomparablemente mas útil que
las sangrías cortas y repetidas con las que tanto se ha molestado á
los enfermos.
I. Bronquitis; crup.—La bronquitis propia de brionia tiene una tos
por accesos, especialmente por la mañana, por la tarde, á media
noche; es seca con esputos escasos, viscosos y aun sanguinolentos.
Hay dolores lancinantes, una opresion que puede ser muy fuerte, y
mucho eretismo y fiebre; la opresion, en fin, es intensa y vesicular.
La scila, el tártaro estibiado y otros medicamentos son mas á
propósito en el estado menos agudo, ó cuando cesa la tension, y
cuando empieza la espectoracion con sus matices y colores diversos.
Todo lo que hasta aquí hemos dicho parece confirmar las
propiedades de la brionia en el crup y la angina membranosa. Estas
afecciones de la sangre que aguardan aun la solucion de las dudas
que pueden suscitar bajo este aspecto, se han llevado á feliz término
con el acónito, el mercurio, la esponja quemada, el bromo y el
sulfuro de cal, escepto para los médicos sistemáticos que solo
acuden aun hoy á los medios rutinarios y á las prácticas irracionales
de los derivativos y de la traqueotomía.
J. Pericarditis.—Los fenómenos agudísimos de la brionia relativos
al corazon, corresponden á la pericarditis, que casi siempre es en
estos casos producida por la emocion de la cólera, por el reumatismo
ó la artritis. Los movimientos del corazon son mas regulares y
menos tumultuosos que en el acónito y la belladona. No hay, no, el
orgasmo sanguíneo de este último medicamento; pero en cambio
existen dolores atroces, tension precordial, síncopes, al menos
inminentes, y un conmemorativo artrítico.
K. Hepatitis.—En la hepatitis, la brionia está indicada cuando hay
ictericia, estreñimiento, accidentes asmáticos, fiebre violenta erética
y agravacion nocturna. Se dirige, pues, mas bien á la afeccion de la
cara superior del hígado, ó de su superficie peritoneal, mientras que
la pulsatila lo hace en la hepatitis profunda, en la inflamacion de la
porcion vascular y gástrica de esta víscera, con angustias, conatos al
vómito, salivacion abundante, deposiciones copiosas, etc..... La
belladona parece mas indicada en la flogosis parenquimatosa del
hígado, con mayor sensibilidad, fiebre con delirio....; el mercurio es
muchas veces un auxiliar indispensable de estos tres medicamentos,
aun cuando la hepatitis reconozca por causa un acceso de cólera, lo
que, en todos casos, reclama brionia, y á veces acónito y manzanilla
despues de aquella.
La brionia es poco útil en la hepatitis crónica, á no ser que haya
recrudescencias, ó que deba asociársela al azufre y al mercurio. Es
por regla general en las flogosis agudas en las que está indicada la
brionia, en el momento en que los tejidos van á sufrir una alteracion
piogénica, como en la otitis reumática, la metritis, la ovaritis, la
inflamacion roja y nudosa de los pechos en las nodrizas, en la
oftalmía reumática y artrítica; pero en este caso, el zumaque y el
cólchico..... son ayudantes muy útiles. El fósforo le sucede con
preferencia en la inflamacion de las mamas.
L. Flegmasías esternas.—Todas las inflamaciones esternas de la
brionia tienen tumefaccion, calor vivo, tension y rubicundez lustrosa
y circunscrita. El dolor es grande y dislacerante con mucha tirantez y
agravacion al menor movimiento. En general estas inflamaciones
son fijas, y este es el carácter de la erisipela que se observa alrededor
de las articulaciones, y en la que conviene la brionia. Tambien se
adapta muy bien á los forúnculos y gánglios muy inflamados, en los
sabañones con hinchazon muy caliente y dolorosa, y en las úlceras
antiguas cuyos bordes están ardorosos, tumefactos, tirantes y
rodeados de un círculo rubicundo y lustroso. La belladona y el
mercurio son los medicamentos mas análogos de la brionia en estas
circunstancias; lo son despues, el fósforo, que está indicado en el
momento en que se observa un principio de alteracion en los sólidos
y líquidos del tumor inflamatorio; el arsénico, que tiene su momento
de oportunidad, cuando el esceso de la flogosis y la ingurgitacion de
los vasos producen la tension y el éstasis que preceden á la gangrena
y que caracterizan el calor quemante.
Siempre que las tumefacciones artríticas revistan los caractéres de
las inflamaciones reumáticas articulares, como la inmovilidad, la
rubicundez lustrosa menos circunscrita á las articulaciones, tension,
pesadez, rigidez del miembro y sensibilidad al tacto, la brionia es un
medicamento heróico; lo es en general en las inflamaciones de los
tejidos blancos, con fiebre, eretismo y estreñimiento.
§ IV.—Estado crónico.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Las modificaciones producidas en la economía por el uso de la
brionia se dirigen mas al sistema nervioso y sanguíneo que á la
constitucion química del cuerpo; modifica la sangre, pero no entran
en su esfera de accion las lesiones orgánicas y las enfermedades del
sistema linfático ó nutritivo, sin inflamacion erética. Sin embargo, el
color amarillento de la piel, los sudores viscosos, los cabellos
grasientos, las erupciones urticarias y miliares, el prurito y los
dartros furfuráceos, justifican que tiene la brionia alguna accion
sobre el sistema cutáneo y en la vida nutritiva.
A. Hidropesías.—La brionia se usa poco en el tratamiento de los
derrames serosos, de los edemas, y por consiguiente en la
hidropericarditis y el hidrotorax crónicos ó solamente subagudos. Es
necesario, para que sea útil, que los fenómenos inflamatorios
exacerben estas afecciones, del mismo modo que las adenitis, las
úlceras, etc....., en la esfera de su accion aguda.
B. Asma, histerismo.—Los accesos nocturnos del asma, ciertos
espasmos histéricos y otros padecimientos uterinos siempre
presentan un elemento erético y de irritacion, que forman en casos
dados una indicacion de la brionia.
C. Dispepsia, estreñimiento, diarrea.—La brionia es un escelente
remedio en las dispepsias del estío ó las producidas por esceso de
calor, así como tambien en el estreñimiento ó la diarrea con
escrecion difícil, en el de los niños con acedías del estómago y calor
frontal, y en las disenterías con materias ácidas. Es análoga á la nuez
vómica por su electividad sobre el tubo intestinal, por lo cual se usa
con tanta frecuencia como esta, y es infundado el imputarla que no
cura ciertas gastralgias y gastropatías si no se repiten
instantáneamente sus dósis.
D. Neuralgias, reumatismo.—La preeminencia de la brionia en el
tratamiento de las afecciones infebriles reside en sus relaciones con
los elementos artrítico y reumático. El dolor esencial y puramente
nervioso rara vez le corresponde, siendo preferibles el acónito, la
belladona, la spigelia, etc. Los dolores de la brionia son
congestivos, irritativos y ocupan con preferencia las aponeurosis, los
tejidos blancos, las membranas sinoviales y serosas, las envolturas
del corazón y las túnicas musculares del estómago é intestino; son
lancinantes, dislacerantes, violentos unas veces, y otras con ardor
quemante exacerbado por el movimiento y el tacto, y aumentado por
la noche.
Es muy difícil á veces distinguir los dolores de la brionia de los de
la nuez vómica, del zumaque, etc.; es necesario para esto recurrir á la
diferencia de su ritmo, segun las observaciones que hemos hecho
antes. Agregarémos, sin embargo, que el dolor de la nuez vómica
tiene algo de mas periódico en su intermitencia, y que el dolor de la
brionia, que reside en los miembros, se fija á veces por algun tiempo
en las cavidades, sobre las envolturas del corazon, en los intestinos,
etc..... Además, las partes no afectadas están rígidas, y su
movimiento agrava el dolor, que puede casi siempre referirse á la
gota, al reumatismo y á las causas reumáticas. Por lo espuesto y por
los signos distintivos de este género es como se llega á determinar
las neuralgias tratadas con éxito por la brionia, tales como
odontalgia, clavo histérico, cefalalgia, ciática, lumbago, gastrodinia,
metralgia, pleurodinia, neuralgias del corazon.... E. Flegmasías
crónicas.—No insistirémos en la utilidad de la brionia, sola ó
alternada con el mercurio ú otros medicamentos, en el tratamiento
de la hepatitis subaguda y crónica, y en ciertos infartos glandulares ó
del tejido celular; pero debemos completar lo dicho indicando sus
escelentes efectos en la hinchazon de los miembros, la
leucoflegmasía en particular, en la phlegmasia alba dolens, en el
enfisema subagudo y crónico del pulmon, y en los focos de
hepatizacion diseminados y simulando la tísis; en estos casos, haya ó
no fiebre, la brionia alternada con el mercurio, este por la mañana y
aquella por la tarde, á la tercera, segunda y aun primera atenuacion,
y á la dósis de 2 ó 3 gotas ó de 10 á 15 centígramos, producen
maravillosos efectos.
Dósis.—Las afecciones febriles exigen las dósis mayores; una ó
varias gotas de la tintura ó de la primera y segunda atenuacion. Pero
estas dósis son muy fuertes en los casos en que hay fiebre y
flegmasía con eretismo. Entonces, como en la mayor parte de las
neuralgias propias de la brionia, es necesario, segun la constitucion
mas ó menos irritable del enfermo, dar atenuaciones elevadas, de la
tercera á la trigésima. Algunas afecciones locales reumáticas ó
flegmásicas exigen aplicaciones de compresas empapadas en una
mezcla de 4 á 6 gotas de la tintura por vaso de agua pura, ó una
aplicacion de la pulpa de la raiz de brionia mezclada con el salvado
ó harina de linaza. Pero la solucion que designamos es un poco
superior á las cataplasmas, aun las compuestas con la pulpa.
CALCAREA CARBONICA (Subcarbonato de cal).
§ I.—Historia.
Esta sustancia la suministra la concha de la ostra, y se prepara por
una estremada division con el intermedio de un vehículo inerte, del
mismo modo que las demás sustancias secas ó salinas. El carbonato
de cal obtenido de la concha de la ostra no está, es verdad,
rigurosamente puro; pero como es el que se ha esperimentado,
merece, por consiguiente, la preferencia.
Los que solo ven en el carbonato de cal una sustancia inerte se
admirarán del lugar que ocupa en esta materia médica. Sin embargo,
es forzoso aceptar el imperioso lenguaje de los hechos, y este
estudio, por imperfecto que sea, pondrá en disposicion de juzgar de
la actividad de las sales de cal, y de su eficacia en casos
determinados. Estas sustancias, además, se han empleado en todos
tiempos, tales como el polvo del coral, de los huesos, de la nácar de
perla, de las cáscaras de huevos, de las conchas de ostra, de diversas
concreciones, de los ojos de cangrejo y el agua de cal,
atribuyéndolas antiguamente eficacia en un gran número de
enfermedades, cuales son: fiebres intermitentes con hinchazon mas
bien edematosa del hígado y bazo, leucoflegmasías, escorbuto,
dartros, sarna, úlceras atónicas, escrófulas, infartos lácteos,
leucorreas y enfermedades del útero, edemas, cánceres, infartos
articulares, artritis, coqueluche, hidrofobia, cálculos vesicales,
acedías del estómago, marasmo, fiebre verminosa y gonorrea
antigua. La aplicacion que Mr. Bretonneau acaba de hacer del agua
de cal en las diarreas antiguas con ulceraciones, solo es la
renovacion de un procedimiento de Hipócrates, ó tomado de
Hahnemann.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Debemos indicar ante todo que los efectos fisiológicos desarrollados
por la cal en las personas espuestas á sus emanaciones, por ejemplo,
ó viviendo en habitaciones recientemente blanqueadas ó construidas,
están en perfecta armonía con los observados en los ensayos sobre el
hombre sano, referidos por Desbois (de Rochefort), y que no pueden
atribuirse á la humedad, tales son: estornudo, tos frecuente, ligeras
incomodidades en la garganta, con constriccion, conatos á vomitar,
cólicos, diarrea, disentería, sensacion de apretamiento en el pecho,
parálisis, abscesos frios. Romazini enumera los efectos de las sales
de cal y de las sustancias calcáreas, en los que las manejan del modo
siguiente: concreciones tuberculosas en los pulmones, cólicos
violentos de estómago é intestinos, sequedad de la boca, temblores,
parálisis, estreñimiento pertinaz de la garganta, diarrea, dificultad de
orinar, escozor, sequedad en la piel.
La accion del carbonato de cal tiende á la astenia, á la depresion de
la vitalidad, á la desunion de los elementos orgánicos. Está en
relacion con la vida nutritiva; la esfera vegetativa es de su dominio;
los órganos todos sienten su influencia, pero mas especialmente el
depósitos serosos, flujos; los ácidos desecan los tejidos, les acortan,
reducen la trama ó masa; los humores descompuestos sufren una
diminucion por la transpiracion insensible, cutánea y pulmonal, por
una especie de evaporacion, y los derrames serosos, mas lentos, son
el último grado de la lucha; 3.º los alcalinos disminuyen
considerablemente
el
calor
animal,
producen
grande
impresionabilidad al frio, y la fiebre lenta está caracterizada por el
predominio del mismo y de los flujos mucosos y escrementicios; los
ácidos aumentan el calor animal, y la fiebre lenta que provocan es
notable por el predominio del calor, y por el estado de tension que
no escluye las secreciones; 4.º los alcalinos, en fin, afectan la
plasticidad, producen aberraciones hipertróficas y vegetativas,
mientras que los ácidos tienen una accion descomponente mas
directa, y desarrollan ulceraciones, pérdidas de sustancia, erosiones.
El ácido azótico es el único que cuenta entre sus efectos las
vegetaciones ficoides en las membranas mucosas y las producciones
carnosas en las úlceras. Y, cosa notable, el ácido azótico es
precisamente el mejor antídoto del carbonato de cal, especialmente
en las lesiones de tejido.
Algo más es, pues, necesario investigar en los alcalinos que lo de
simples neutralizantes de los ácidos, y en estos, alguna otra cosa que
la de meros medios de neutralizar los primeros. En efecto, así los
alcalinos como los ácidos, y es una condenacion esplícita de la
quimiatría por el mismo profesor Trousseau, gozan de propiedades
dinámicas que les adaptan perfectamente y con buenos resultados á
los estados caquécticos, en razon de su analogía con los que son
capaces de producir. Por esta razon, el profesor que acabamos de
citar, dice que es necesario «dar á los indivíduos en los que la
sangre, por su estado de disolucion, les predispone tanto á las
hidropesías, el medicamento reputado como el disolvente por
escelencia de la misma.»
Los padecimientos ocasionados por el carbonato de cal, se agravan
en el tiempo húmedo, por la esposicion al aire libre, por la presion
en los puntos dolorosos, y tambien despues de comer, estando
sentado ó acostado, y en fin, por la noche y por la mañana.
Los síntomas distintivos de este medicamento están en armonía
completa con lo que hemos dicho de los efectos de los alcalinos en
general, como se ve por los siguientes: calor escaso, grande
sensibilidad al frio, vómitos de sangre, movimientos congestivos en
diversos órganos con sensacion de frio que sigue por lo menos la
direccion del calor, debilidad muscular, temblores paralíticos, atonía
nerviosa, vértigos, palpitaciones y sensaciones de frio interior, así
como tambien en personas de una nutricion aparentemente buena, de
aspecto pálido, hinchado; edemas parciales, obesidad ó
enflaquecimiento, piel dispuesta á irritarse y supurar, irregularidad
de la nutricion y desarrollo de verrugas, de kistes, de hipertrofias;
aumento de las secreciones y de las mucosidades, flujos crónicos.
Es un hecho observado que todas las sustancias que, en proporciones
apreciables, forman parte del cuerpo humano, gozan, como
medicamentos, de una accion profunda y persistente quizá en mayor
grado que cualquiera otra; pero consta tambien de la observacion,
que no ejercen su poderosa influencia en el organismo, sino en dósis
de una atenuacion prodigiosa. El práctico puede convencerse todos
los dias con el hierro, el fósforo, el azufre, la sal marina y el
carbonato de cal en particular, que entra en grande proporcion en la
composición de nuestros órganos, que existe en nuestros alimentos y
bebidas, y que sin embargo es uno de los mas poderosos
modificadores terapéuticos en todas las edades, y el medicamento
indispensable de la infancia.
Las otras sales de cal, como el acetato, el fosfato, el sulfato, el
muriato, y aun la misma cal viva, están menos estudiadas y
administradas con menos exactitud aun, y por consiguiente menos
conocidas. Tienen no obstante un fondo de accion análoga á la del
carbonato de cal, si bien mas ó menos pronunciada en este ó en
aquel sentido. Algun dia utilizará la terapéutica estas diferencias; y
ya hoy mismo se puede preferir el acetato de cal en las afecciones
asmáticas con caquexia serosa, porque posee una accion electiva
sobre el neumogástrico y sobre el pulmon; el muriato de cal dirige al
parecer á las membranas mucosas y los vasos capilares la accion
disolvente y la aberracion plástica de la cal.
El fosfato de cal, cuya preparacion debe ser idéntica á la de Hering,
su principal esperimentador, obra mas especialmente en el sistema
nervioso cuya sensibilidad exalta, por los desórdenes de la nutricion,
mas que por una accion directa. Ultimamente, todas estas sales de
cal obran siempre en sentido de la astenia, de la disolucion de los
humores y de la aberracion de la plasticidad.
La quina, el mercurio, el sílice, el causticum, la pulsatila, el ácido
azótico, el fósforo y la belladona son los medicamentos que tienen
mas analogía con la accion fisiológica y terapéutica del carbonato
de cal, y los mas frecuentemente indicados con él en el curso del
tratamiento de una misma enfermedad crónica.
§ III.—Efectos terapéuticos.
A. Afecciones nerviosas.—Los fenómenos nerviosos y morales del
carbonato de cal manifiestan un estado de padecimientos crónicos y
de nutricion enfermiza; el moral le espresa por la ansiedad, la
impaciencia, abatimiento, tristeza, sustos, hipocondría, indiferencia,
falta de memoria y de voluntad. El delirio no se presenta sino á
consecuencia de cefalalgias congestivas sostenidas por mucho
tiempo; pero lo que sí se ha observado, es la enajenacion mental con
visiones espantosas y desesperacion.
Los dolores, aunque variados, son generalmente tractivos con
endolorimiento ó sensacion de contusion; los calambres, las
convulsiones y el adormecimiento no son estraños á este
medicamento, y casi siempre se han observado movimientos
congestivos, grande debilidad y síncopes ó disposicion á los
mismos. Los espasmos están acompañados de bocanadas de calor y
palpitaciones, con frio algunas veces, y seguidos de fatiga y de una
sensacion de magullamiento.
Se cree eficaz á este medicamento en el corea, pero es en el que se
presenta en la edad de desarrollo enfermizo en la que esta afeccion
espasmódica es menos probable sea producida por la irritacion
directa de la médula espinal. Se reconoce en la calcarea una accion
innegable en las epilepsias y accesos epileptiformes, ya en los niños,
ya en constituciones deterioradas, y ya en sugetos hemorroidarios,
escrofulosos ú obesos. Su accion, en estos casos, es mas
pronunciada en los accesos nocturnos. Bœninghaussen la alterna con
la belladona. El causticum es algunas veces su mejor auxiliar. La
mielitis y ciertas irritaciones crónicas de la médula espinal reclaman
su uso si hay las condiciones de escrófulas y marasmo, en cuyo caso
el sílice es tambien muy útil.
Las hemicráneas, las cefalalgias crónicas con presion, plenitud,
pesadez, vértigos, oscurecimiento de la vista, náuseas, pertenecen á
la esfera de accion de este medicamento; se ha observado que la
hemicránea del lado derecho cede mejor con el carbonato de cal, y
la del izquierdo con mercurio. Estas afecciones y las neuralgias en
general y las neuroses del carbonato de cal, están acompañadas de
una sensacion de frio como las de agárico y eléboro blanco, y
dependen de su éstasis venoso ó linfático, de la escrófula, de la
debilidad nerviosa y vegetativa, de los trabajos intelectuales y de
otras causas debilitantes, sin que sea preciso que la debilitacion esté
desarrollada.
La calcarea carbonica es uno de los medios curativos en las
afecciones paralíticas que dependen de una discrasia, de una
caquexia análogas á las del medicamento. Tambien se la ha
empleado en la atonía de los órganos respiratorios, en la parálisis
incipiente del pulmon á consecuencia de bronquitis repetidas y de
una hematosis insuficiente. Su utilidad en las afecciones asmáticas y
en el catarro sofocativo crónico es indudable; su indicacion en estos
casos es la misma, y procede tambien de la flegmorragia y la
sensacion de apretamiento en la base del pecho que acompañan á
estas afecciones.
La influencia, en fin, del carbonato de cal en las enfermedades
nerviosas se estiende á ciertas gastralgias, en las que el grafito le
disputa su eficacia; pero se observa en estos casos el mal estado de
la nutricion y el desprendimiento de gases intestinales, como en las
cefalalgias y otras neuralgias de este carácter.
B. Afecciones del sistema circulatorio.—El carbonato de cal juega
rarísima vez en las afecciones febriles, porque no le pertenece el
elemento inflamatorio agudo, ni las flegmasías francas, aun en su
período de declinacion y terminacion. Esto no obstante, no se debe
despreciar el recurrir á él en ciertas fiebres mucosas en su período de
flojedad, en fiebres intermitentes crónicas, con caquexia serosa,
obstrucciones abdominales y flujo de orina, diarrea, sudores fáciles
y abundantes; en algunas fiebres hécticas con hinchazones
edematosas y secreciones aumentadas, y en fiebres exantemáticas
que se prolongan hasta despues de la desecacion. Este medicamento
es tambien útil aun en afecciones febriles de niños enfermizos ó
cacoquímicos, cuando la fiebre aparece ó se agrava por la noche y
por la mañana. En todos estos casos de fiebres y de enfermedades
febriles, con ó sin lesion orgánica ó flegmasía crónica constante, el
carbonato de cal requiere el predominio del frio, la debilidad
muscular, bocanadas frecuentes de calor, sudores nocturnos ó
matutinales, edema, enflaquecimiento ó polisarcia, aspecto pálido y
exacerbaciones que remiten por la tarde, sin calosfríos antes del
calor, pero con frio en las estremidades durante el calor, grande
sensibilidad al frio y dolores contusivos. El azufre y el mercurio, la
quina y el sílice son los mas análogos en todas estas circunstancias.
Algunos de los síntomas del carbonato de cal se refieren al
aneurisma del corazon ó de los grandes vasos. Curaciones
admirables se han obtenido con este medicamento en casos casi
desesperados de este género, en personas debilitadas, linfáticas y
jóvenes. A su electividad sobre la nutricion y á su poderosa
influencia para corregir las aberraciones de la plasticidad, se deben
los resultados de su administracion en la hipertrofia del corazon. La
estancacion de sangre venosa, aun con dilatacion de los vasos
capilares, reclama igualmente su uso. En todas estas afecciones se
asocian con ventaja, segun los casos, el licopodio, el carbon vegetal
y la pulsatila.
C. Afecciones gastro-pulmonales.—La accion especial del
carbonato de cal sobre la vida vegetativa y la nutricion intersticial,
no la permite influir directamente en las afecciones nerviosas,
sanguíneas y mucosas, sin sitio de predileccion. Es útil, sin embargo,
en las afecciones gastro-pulmonales y en las del sistema nervioso y
linfático, cuando la nutricion se altera, ó que las fiebres graves se
elevan hasta la adinamia, que se manifiestan diarreas y disenterías
crónicas con ó sin deposiciones purulentas y estrías de sangre,
picotazos abdominales, ulceraciones ó simples flujos mucosos ó
muco-purulentos. Es el remedio por escelencia de ciertas lienterías
por atonía del tubo digestivo, cuando la quina, el hierro, el laurelcerezo y el azufre no están indicados, ó que su uso no ha modificado
el estado de los intestinos en el sentido de su accion. El carbonato
de cal corresponde á la lientería, en la que, si bien las deposiciones
son duras muchas veces, no están digeridas las sustancias, y son
blanquecinas ó diarréicas, espumosas, de olor ágrio, con retortijones
por la noche y despues de comer; está acompañada de tabes
mesentérica, con infartos mesentéricos, esplénicos ó hipertrofia de
las criptas mucosas de los intestinos.
El carbonato de cal es, con el arsénico, la pulsatila y el ácido
fosfórico, el principal medicamento de las diarreas rebeldes de los
niños. Por último, ciertas dispepsias y gastro-atonías con pirosis,
desarrollo de gases despues de la comida, agravacion por la leche,
salivacion y calor en el vientre, pueden tratarse con éxito con la
calcarea.
Hemos hablado de sus indicaciones en el asma y la bronquitis con
carácter nervioso, aun cuando estas mismas afecciones pueden
reclamar su uso por una índole mas bien asténica y humoral. Ahora
agregarémos que las irritaciones de la garganta con salivacion,
sensacion de constriccion, rubicundez con tumefaccion de las
amígdalas y erupcion de vesículas en la superficie faríngea, ceden á
este medicamento, especialmente en los niños, y despues del uso del
mercurio; en estos casos, sin embargo, son preferibles el bromo y el
sulfuro de cal, si hay, por lo menos, astenia y linfatismo.
D. Afecciones del aparato génito-urinario.—Ninguno de los
síntomas del carbonato de cal relativos á la vejiga, al útero y sus
dependencias, tiene el carácter de la inflamacion franca; todos los
síntomas de este medicamento espresan una irritacion mas ó menos
viva, pero asociada siempre á la astenia con fluxion humoral y
flojedad.
Si bien hay exaltacion del apetito venéreo y de los órganos, el cóito
fatiga siempre sin embargo, aniquila y produce pesadez de cabeza, y
existe alguna de las circunstancias siguientes: ereccion insuficiente,
emision seminal tardía y débil, falta de deseos.
El carbonato de cal corresponde á las menstruaciones escesivas,
frecuentes, á las pérdidas en la época catamenial, siendo este
precisamente el principal carácter de su accion congestiva y
asténica. Corresponde tambien á la amenorrea completa ó á las
menstruaciones retardadas, á la dismenorrea en las mujeres obesas ó
simplemente pletóricas, sin eretismo, pero sí con insuficiencia del
flujo menstrual. Bajo estos dos aspectos se adapta á las jóvenes en la
época de la pubertad, á las mujeres en la edad crítica, ya por su
efectividad sobre el sistema plástico y el desarrollo material del
organismo, ya por su accion no menos especial en los capilares
venosos, en la época de la vida en que el útero va á perder su
influencia; se adapta igualmente por estos dos estados al embarazo,
y muchos prácticos quieren que este medicamento remedie la mayor
parte de las incomodidades de la gestacion, deseo al que los
síntomas les autoriza perfectamente, y que tienen mucha analogía
con los de la sepia.
Otros muchos medicamentos tienen en sus patogenesias los síntomas
de menstruacion escesiva y pérdidas muy frecuentes, pero los unos,
como la belladona, obran activamente; otros, como la ipecacuana,
congestionan espasmódicamente; el carbon vegetal y el centeno
cornezuelo determinan un éstasis venoso con congestion capilar,
mientras que el platino obra por escitacion nerviosa; el carbonato de
cal es análogo á la magnesia y subcarbonato de potasa por su
congestion venosa asténica y porque se dirige mas que estos al
fondo del útero, privando á los vasos de su tonicidad ó
entorpeciendo la nutricion, y empobreciendo, por consiguiente, la
sangre; se observan al mismo tiempo en el carbonato de cal,
cefalalgias, odontalgias, infartos sensibles de los pechos. La mucosa
vaginal además está congestionada, irritada; hay por lo mismo
várices, escrescencias poliposas en el cuello, y casi siempre
leucorreas y flujos acres ó escoriantes. Se ha empleado con
fundamento este medicamento en ciertas gonorreas virulentas y cuyo
flujo no habia cedido á un tratamiento especial; se le dirigia
entonces á combatir el estado de la mucosa uretral, por una parte, y
el humoral del organismo por otra, y estas condiciones le dan una
importancia notable en el tratamiento de algunos catarros vesicales.
Debemos aun mencionar la curacion de ciertos pólipos y
vegetaciones del cuello uterino ó de los labios por el carbonato de
cal. Alternado con la pulsatila ha modificado tan favorablemente el
estado varicoso de los órganos de la gestacion, del que procede el
aborto, que en muchas ocasiones ha podido prevenir este accidente;
la calcarea y pulsatila, en fin, tienen una eficacia innegable en las
recien paridas, para disipar ciertos fenómenos febriles debidos á la
metástasis láctea ó á la supresion de la leche.
E. Afecciones del sistema cutáneo.—Las erupciones secas son las en
que mas indicada está la calcarea. La superficie cutánea parece
carecer de jugos reparadores; pero aun hay otra razon no menos
fundada para que las erupciones húmedas no sean estrañas á este
medicamento, y es la abundancia de jugos mal elaborados, máxime
si la astenia cutánea favorece la estancacion de los mismos.
Generalmente basta este medicamento para hacer desaparecer las
manchas rojizas que subsisten despues de la curacion de algunos
exantemas; las rubicundeces eritematosas y las naturales del acné
rosáceo ceden tambien con el carbonato de cal. Las pústulas del
acné se tratan mejor con este medicamento, seguido ó precedido de
la nuez vómica y del arsénico. Las diversas formas del impétigo
reclaman la calcarea en primera línea, pero algunas veces solo
ceden con fósforo, licopodio, sílice....
El elemento papuloso de las erupciones crónicas exige el uso del
carbonato de cal; pero el prúrigo se acomoda tambien al arsénico.
La calcarea se adapta esencialmente al herpes escrofuloso en todas
sus formas; á la tiña, y en particular al favus mucoso, á la costra
láctea de carácter serpiginoso, y á ciertas sifílides rebeldes. Mas
todas estas afecciones, generalmente rebeldes, exigen un tratamiento
largo, y el que pueden jugar otros varios medicamentos; se hará bien
en preceder á la calcarea, el azufre ó el ácido azótico, segun que se
trate de erupciones pruritosas, secas, escrofulosas, húmedas y
escamosas, ó de otras que presenten escrescencias, erupciones con
fungosidades, exudaciones sanguíneas ó un orígen sifilítico. En estos
tratamientos, con la perseverancia y la eleccion de medicamentos
bien indicados, se obtienen resultados mejores y aun superiores á las
medicaciones mas acreditadas por la rutina.
F. Afecciones del sistema linfático.—La simple diátesis escrofulosa
en personas bien constituidas, no es del recurso del carbonato de
cal, pues este medicamento se adapta mejor á la caquexia
escrofulosa con agravacion febril, principalmente por la mañana; el
licopodio la presenta por la tarde.
El carbonato de cal está indicado en el tratamiento de las afecciones
escrofulosas de todas las edades, pero mas especialmente en la
infancia y hasta la edad del completo desarrollo orgánico. Sus
caractéres principales en los niños son: lentitud en la osificacion,
retardo en osificarse las fontanelas, cabeza voluminosa, huesos
blandos, flexibles; en los niños, como en los jóvenes, venas
abultadas, ojos tristes y con ojeras azuladas, desarrollo exagerado
del sistema linfático, apetito voraz, adipsia, grande
impresionabilidad al frio, movimientos congestivos en las partes
superiores, vértigos frecuentes, debilidad muscular, apatía.
Es uno de los principales medicamentos de la tabes mesentérica, y
aun puede ser suficiente para curarla, administrado despues del
azufre. El arsénico, en una afeccion análoga, no tiene los mismos
movimientos congestivos en la cabeza y la misma persistencia; pero
hay mas calor ácre, mas sequedad en la piel y mayor postracion.
El raquitismo es indudablemente una de las enfermedades en la que
es mas eficaz el carbonato de cal; es el medicamento mas á
propósito para fortificar, enderezar, consolidar el sistema óseo,
dirigir su desarrollo normal y regularizar la nutricion, aun cuando se
trate de la denticion.
La accion de la calcarea se activa y hace mas eficaz muchas veces
con el uso anterior del azufre ó del ácido azótico, sobre todo, en las
enfermedades de los huesos, en la tabes mesentérica y en los infartos
de los gánglios linfáticos. El carbonato de cal no está indicado en el
momento de la supuracion de los abscesos, de las ulceraciones, los
exantemas, las glándulas y los tumores blancos, pero es casi
necesario antes de este momento y cuando la supuracion ha cesado ó
se ha hecho crónica por degeneracion.
La oftalmía escrofulosa es la afeccion de este género, en la que este
medicamento es indispensable. Primeramente en la de los recien
nacidos, cuando su abundante secrecion se ha resistido al azufre y
que el mercurio no está indicado; despues, en todas las
enfermedades del ojo y sus dependencias, cuando tienen el carácter
escrofuloso. Los fenómenos inflamatorios requieren primero
belladona y mercurio; despues de los cuales, produce escelentes
resultados el carbonato de cal, especialmente cuando hay una
abundante secrecion mucoso-purulenta. Ultimamente el sílice y el
causticum juegan en el tratamiento de las afecciones complejas, que
ceden á veces al azufre y á la calcarea carbonica alternados y á
bajas atenuaciones.
G. Afecciones de la plasticidad.—Tan pronunciada es la accion del
carbonato de cal, de alterar la cohesion químico-vital de los sólidos
y líquidos del organismo, como su tendencia á las aberraciones
nutritivas y á la exuberancia vegetativa sobre ciertos puntos, de lo
que resulta su propiedad reconstitutiva y su aptitud de volver el
nisus formativus y la plasticidad á su tipo normal.
A esta propiedad, pues, debe la calcarea el poder prestar señalados
servicios en ciertas atrofias y en algunos casos de obesidad y de
hipertrofia. Igualmente se utilizan sus propiedades en las
induraciones en que terminan ciertas inflamaciones, y en los infartos
abdominales resultado de ciertas fiebres, en las manchas y
oscurecimiento de la córnea y del cristalino á consecuencia de
oftalmías, y hasta la deformidad de la pupila. El carbonato de cal
activa la denticion, consolida y afirma el tejido óseo; es el
medicamento principal de las llamadas glándulas de crecimiento, y
cuyos accidentes atenúan el ácido fosfórico y el sílice. El carbonato
de cal corresponde mas al reblandecimiento de los huesos por la
insuficiencia de las sales calcáreas en los tejidos, mientras que el
cystus canadensis, el sílice y el mismo grafito se adaptan mejor á las
lesiones supurantes del tejido óseo, así como la belladona y el
mercurio se dirigen á su inflamacion.
La calcarea carbonica remedia la falta de elementos nutritivos de la
piel, y devolviendo la vitalidad y los jugos nutritivos, cura las fisuras
superficiales, secas, escamosas: difiere del licopodio, en que este
cubre mejor los rágades profundos y callosos; del sílice, porque sus
fisuras son sangrantes; del grafito, porque se dirige con
principalidad á los rágades de las pequeñas articulaciones y de los
mamelones; de la ignacia, de la sal marina, del fósforo, del zinc,
porque sus fisuras ocupan con preferencia los labios, el ano, el
prepucio. Pero ninguno es mas eficaz que el carbonato de cal para
devolver á la piel arrugada su flexibilidad y su suavidad, y al cuero
cabelludo los cabellos que se caen. Esto no obstante, la alopecia por
pérdida de humores y aniquilamiento de las fuerzas, reclama mas
bien la sepia, el mercurio, la sal marina y la barita carbónica, así
como la alopecia dependiente del mal estado de los vasos capilares
es mas propia del carbon vegetal.
Los sudores fétidos de los piés y el oleaginoso de las palmas de las
manos son del dominio de calcarea, del mismo modo que las orinas
sedimentosas que se descomponen fácilmente, y la ozena,
considerada como vicio de secrecion.
El carbonato de cal, en fin, goza de una accion especial en las
verrugas lisas, ayudado algunas veces del causticum y la dulcamara;
obra tambien en ciertos kistes de los párpados y del cuero cabelludo;
en las escrescencias en forma de frambuesa, especie de ficus
esponjoso, sanguíneo; en ciertas vegetaciones ficoides, rojas, y aun
erectiles de los niños; en los pólipos de la nariz, de los oidos, de la
matriz, cuando son mucosos y lisos. Todas estas producciones
exuberantes exigen generalmente otros medicamentos, tales como
sílice, ácido azótico, licopodio, causticum, fósforo.
Dósis.—Para las sustancias cuya actividad depende de su estremada
division, y para el carbonato de cal en particular, las atenuaciones
mas altas, son las curativas con mas seguridad. Se prescribe
ordinariamente la calcarea á la dósis de una gota ó de algunos
glóbulos de la sesta á la trigésima atenuacion; sin embargo, en
algunas afecciones locales flegmásicas, así como en ciertos casos de
oftalmía escrofulosa, la segunda y tercera trituracion son muy
eficaces, ya se de 1 ó 2 decígramos en varias veces al dia, ó ya se
use como colirio hecho con la misma cantidad de medicamento para
60 gramos de agua destilada.
CAMPHORA (Alcanfor).
§ I.—Historia.
Esta sustancia tan conocida, es un aceite esencial, sólido y volátil,
que procede del laurus camphora, de la familia de los laureles,
Jussieu.—De la eneandria monoginia, de Linneo.
El alcanfor ha sido siempre juzgado con tanta diversidad, que ni aun
las esperiencias de Hahnemann posteriores á otras muchas, repetidas
igualmente despues de él, han terminado los debates ni resuelto la
cuestion.
Los que creen que es un escitante, como los que le consideran como
un hipostenizante, han juzgado los efectos del alcanfor bajo un
punto de vista diferente: unos y otros tienen razon.
Ya lo hemos dicho, los medicamentos gozan en mas ó menos grado,
ya directa, ya indirectamente, de dos acciones distintas, espansiva y
concentrante, esténica y asténica, escitante y debilitante: esto es un
hecho demostrado, sobre todo en el alcanfor. Aun volverémos á
tratar este punto á propósito de otros medicamentos, del opio
particularmente; esta cuestion es propia de cada sustancia y se
resuelve siempre por la experimentación y la clínica, en favor de la
doble accion; pero además se observan fenómenos sucesivos y no
alternantes manifestados por un efecto directo ó indirecto del
medicamento.
Mas, en tanto que la mayor parte de los medicamentos que tienen
una accion de duracion mas larga, mas fija, mas permanente, mas
profunda, desarrollan las dos acciones lentamente, con regularidad y
segun el grado de sensibilidad del organismo; el alcanfor, sustancia
muy volátil, cuya accion es de duracion corta, efémera, las
desarrolla rápidamente y con poca regularidad. Sus efectos pueden
compararse á los de un acceso de cólera que escita tumultuosamente,
pero que abate despues sin medida.
§ II.—Efectos fisiológicos.
La accion del alcanfor se espresa del modo siguiente: sensacion de
calor precedida de una sensacion de frescura, ligera escitacion
precedida de algun abatimiento, calor como por bocanadas hácia el
corazon, el cerebro y la médula espinal (este último síntoma ha sido
principalmente observado por nosotros, y con no menos constancia
que los demás, en los ensayos que hemos hecho para la obra que
publicamos); calor general, pulsaciones en las vísceras y en la
cabeza, palpitacion de corazon, ardor y rubicundez en la cara y en
toda la superficie cutánea; sobreescitacion de los sentidos, de la vista
en particular, sensibilidad exagerada de la piel, congestiones de las
mucosas y de las vísceras, de donde resulta ardor al orinar, disuria,
romadizo, náuseas, opresion, dolores congestivos, exaltacion de la
inteligencia. Estos son los síntomas menos constantes, síntomas que
son seguidos de un estado espasmódico y de la astenia que es mas
durable, y que conduce á la relajacion, al abatimiento, á la
postracion, y que ordinariamente son los siguientes: flujo de orina,
diarrea, sudor, vómito, diminucion del pulso y del calor,
convulsiones tetánicas y epileptiformes, cefalalgia gravativa,
pesadez de los miembros, abatimiento moral, embotamiento de los
sentidos, temblor, síncope, parálisis.
Durante este período asténico, el frio que primeramente se presenta,
aumenta rápidamente y se hace glacial. La sensacion de frescura
sentida desde el principio, y apenas indicada por algunos
esperimentadores, es, con algunas ligeras indisposiciones, el indicio
de la impresion del medicamento sobre el sistema nervioso; y la
escitacion fugaz é intermediaria del sistema sanguíneo que precede
al período espasmódico, no puede ser debida mas que á la rápida
absorcion del alcanfor y á su accion difusible; pero el estado
nervioso recobra el dominio y se atribuye toda la accion de este
medicamento, porque el sistema sanguíneo solo la espresa por una
debilidad, que la astenia nerviosa y la inercia cérebro-espinal
oscurecen.
La accion espasmódica del alcanfor es directa, y, sin embargo, ha
sido negada por Giacomini, alegando precisamente la larga cita de la
esperiencia de Alexandre, que arriesgó perder la vida por
esperimentar los efectos espasmódicos y las convulsiones
epileptiformes. Esta accion espasmódica del alcanfor es esencial y
no inflamatoria, directa y no consecutiva de la alteracion de los
líquidos y sólidos. Lo singular que ofrece la doctrina del profesor de
Pádua, es que hace del alcanfor un medicamento hipostenizante
cardíaco-vascular y espinal, lo cual es exacto, así como por una de
sus peculiares contradicciones afirma indirectamente sus efectos
espasmódicos.
Mr. Trousseau se admira de las enormes contradicciones de sus
antepasados, y busca un vínculo natural que les una. Cree haberle
hallado en la esposicion difusa de tres órdenes de fenómenos, en los
que la accion química y mecánica juega un gran papel. El lector
juzgará, pero es conveniente que lea el largo y erudito artículo del
profesor de Paris, y la cuestion entonces quedará reducida á sacar
una conclusion práctica.
La tésis que sostenemos está demostrada, no solo por los efectos
fisiológicos de este medicamento, sino tambien por sus efectos
clínicos, y seria supérfluo pretender establecer otra opinion sobre su
electividad, objetando la versatilidad de sus efectos y los casos de
envenenamiento producidos en un órden no diferente del que hemos
indicado, pero sí mas irregular. Las propiedades del alcanfor
manifestadas por las curaciones obtenidas están todas basadas en sus
efectos espasmódicos, nerviosos é hipostenizantes, como lo hemos
hecho ver.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Tan eficaz como es el alcanfor en el frio mas intenso del estado
prodrómico de una afeccion nerviosa ó de una fiebre grave, tanto
mas impotente es en el frio que resulta de la cesacion de la reaccion,
á no ser que la ataxia domine. La agudeza y la rapidez de su accion
le hacen generalmente impropio al tratamiento de una enfermedad
crónica, y en particular orgánica; su mayor utilidad consiste en su
importancia como medio abortivo, á la dósis de 2 á 3 gotas de la
tintura (espíritu de alcanfor), repetida varias veces, aun cada cinco
minutos, hasta que empiece la sedacion ó la reaccion. Su efecto es
resolver los espasmos, regularizar la calorificacion, reanimar la
periferia, hacer cesar las evacuaciones peligrosas, producir la
diaforesis y bienestar general, seguido de un sueño reparador que se
le puede considerar como crítico.
Los síntomas que constituyen su indicacion son: invasion brusca,
frio violento y glacial, desfallecimiento, calor interior, cólico,
náuseas, vómito, diarrea acuosa, supresion de orinas ó frecuente
emision de estas muy claras, calosfríos, calambres en los miembros
y aun en las vísceras, cefalalgia constrictiva, espasmos y
convulsiones distintas, neuralgias terribles, sed, éstasis sanguíneo en
los capilares subcutáneos, y azulamiento de los dedos de las manos,
que están helados, piel fria y viscosa, relajacion de los esfínteres y
deposiciones acuosas involuntarias, sudores frios, postracion
paralítica, pulso pequeño y duro, ansiedad moral y orgánica.
El frio es el síntoma constante de las afecciones graves espresadas
en el cuadro sintomático que precede. Así, pues, el cólera, desde su
principio, cuando no es fulminante, es la principal afeccion que cede
con el alcanfor; se le emplea tambien con igual resultado desde el
principio de un acceso de fiebre álgida, en la fiebre atáxica, tifoídea,
pestilencial, cuyos prodromos presentan los principales caractéres de
la accion del alcanfor. Esta medicacion es tanto mas oportuna;
cuanto que se emplean muy pocos medios en estas circunstancias.
Un acceso de neuralgia, una brusca invasion de espasmos, ya
muscular, ya del estómago, de la vejiga, del pulmon, un acceso de
epilepsia, un ataque de asma, un flujo colicuativo agudo, disentérico
por ejemplo, que aparece repentinamente, empezando con una
gravedad y cuyos síntomas se hallan en el cuadro que hemos
presentado mas arriba, indican indispensablemente el alcanfor á
dósis débiles y repetidas.
La esperiencia ha probado que es el antídoto de casi todas las
sustancias vegetales, y de la mayor parte de las minerales. Si se
agrega á este hecho el de su poder abortivo y no preventivo, de las
enfermedades mas graves, de las que atacan profundamente el
sistema nervioso, se comprenderá fácilmente el abuso que comete la
medicina popular, y la confianza que inspira un medicamento que ha
prestado servicios tan positivos, servicios que no se pueden negar.
No aceptamos la propiedad antimiasmática del alcanfor, en el
sentido que destruya los animalillos, el miasma animado,
productores de enfermedades graves; por otra parte, sus efectos en el
cuerpo humano, su electividad sobre el corazon, el cerebro y la
médula oblongada, nos esplican racionalmente sus propiedades,
tales como las hemos indicado. Pero podemos concluir de todo lo
espuesto, que quizá los médicos descuidan algo este medicamento.
Nosotros mismos nos hemos dirigido esta inculpacion por los
estudios especiales á que hemos debido dedicarnos, felicitándonos
despues por haber recurrido tantas veces á él, en atencion á los datos
que acabamos de esponer.
Pero el alcanfor no solo está indicado en los prodromos nerviosos
por su propiedad abortiva, sino que corresponde igualmente á ciertas
irritaciones efémeras de la piel, con rubicundez, especialmente en la
erisipela, desde el principio, y antes que la congestion y la
rubicundez se hayan desarrollado. Despues de este momento no es
de utilidad alguna. Es preciso estender su uso á algunas congestiones
ó fluxiones internas con predominio del elemento nervioso, y antes
de su fijacion y desarrollo completo; así es como el alcanfor disipa
incomodidades de cabeza que tienen este orígen, ciertas irritaciones
ó sobreescitaciones eréticas de los órganos genitales, inflamaciones
de la mejilla, odontalgias incipientes.
Su accion sobre la fibra, que no nos atrevemos á comparar mas que
con la del opio y la de la nuez vómica, produce una sedacion, una
relajacion que le pone en aptitud de combatir, ó por lo menos aliviar,
paliando ciertas irritaciones intestinales ó de otro punto, que
desarrollan el estreñimiento nervioso, vomituriciones, disuria,
dismenorrea. Esta accion sedativa del alcanfor puede prestar
servicios reales, á pesar de la corta duracion de su accion, en las
fiebres nerviosas graves, cuando se trata de obtener una diminucion
de la irritabilidad, al abrigo de la cual el organismo se deja modificar
mas fácilmente por los medicamentos curativos.
El alcanfor tiene otra indicacion en las fiebres nerviosas con
diminucion del calor, embotamiento de la sensibilidad, abatimiento
de las fuerzas: este medicamento á fuertes dósis y el espíritu de nitro
dulce, son los mejores medios para escitar la inervacion y dar lugar
al uso de otros medicamentos. La utilidad del alcanfor es grande
bajo este concepto, en algunos casos de erupciones repercutidas, con
ataxo-adinamia y en el peligroso hundimiento de la cara en la
viruela.
El alcanfor, en fin, es útil, á título de medio perturbador, en el
elemento natural de las enfermedades nerviosas, en las prolongadas
y frecuentes impresiones afectivas que han modificado la
inervacion, la sensibilidad; que asimismo han conducido á fiebres
lentas nerviosas, á neurosis, á neuralgias con alteracion de la
hematosis y de la nutricion general. En estos casos es superior al
opio.
Dósis.—Se emplea el alcanfor en polvo, mezclado con azúcar, á la
dósis de algunos centígramos que se pueden repetir, aun cada cinco
minutos, hasta ocho y diez veces. Pero es mas cómodo usar dos ó
tres gotas de la tintura ó espíritu de alcanfor en un terron de azúcar.
Estos modos de administrarle y estas dósis convienen especialmente
cuando se le emplea como abortivo y en las fiebres graves, ó como
escitante momentáneo y perturbador. Rara vez se ha recurrido á
atenuaciones mas altas que la tercera, y precisamente ha sido en
casos muy especiales, que no estamos en estado de particularizar,
pero que se observan con preferencia en sugetos irritables.
CANTHARIS MELOE VESICATORIA (Cantárida).
§ I.—Historia.
La cantárida es un insecto coleóptero, conocido de los antiguos, que
designaban á muchos escarabajos ó insectos con el nombre de
cantharis. Aun hoy está siendo este medicamento objeto de muchas
divergencias en la apreciacion de sus efectos. No nos proponemos
esponer su historia terapéutica, ni estudiarle en su accion mecánica ó
como vesicatorio, accion con la que se cubren las indicaciones de los
métodos derivativos, revulsivos, y que con mas frecuencia quizá
produce efectos especiales por su accion dinámica.
Conveniente es, sin embargo, consignar, tratándose de un
medicamento casi universalmente limitado hoy á usos esternos, que
muchos médicos le han considerado de un modo muy distinto.
Independientemente de la electividad especial que todos la han
reconocido sobre los órganos génito-urinarios, se la dan igualmente
en la albuminuria, la cistitis, la nefritis y la metritis, por los señores
Bouillaud, Rayer, Fabre, Morel-Lavallée, Trousseau y Pidoux, etc.,
fundados en sus propias observaciones y en las de sus predecesores,
que han consignado en sus obras; el catarro vesical, la blenorragia,
aun la virulenta, la hematuria y la disuria, han sido tratadas con la
cantárida, segun Merat y Delens, y por Werlhoff, Rayer, Valleix.
Aparte de estas observaciones, es necesario indicar que en estas
afecciones y otras varias se ha usado frecuentemente la cantárida al
interior, especialmente por médicos antiguos.
El doctor Fabre considera la accion general ó interna de las
cantáridas como idéntica á su accion local. Hipólito Cloquet queria
que se distinguiese le preparacion, y preferia, siguiendo á Lange,
Maza, Baumès, la tintura á la administracion interior del polvo de la
sustancia.
Pero sea la que quiera la propiedad escitante é inflamatoria de la
cantárida, se ha usado tanto y con tanta frecuencia en afecciones
esténicas y flegmásicas, que, ignorando los médicos las ideas
hahnemannianas, comprenden poco sus resoluciones. Mr. Trousseau
ha salido felizmente en su auxilio con el descubrimiento del método
sustitutivo; y el doctor Fabre no ha podido disimular su opinion
sobre la sustitucion, diciendo con sinceridad que la doctrina de la
accion sustitutiva se aproxima bastante á la doctrina de los
semejantes de Hahnemann.
Quiera Dios, y Mr. Trousseau tambien, que no esté distante el
momento en que desaparezcan las singulares denominaciones de
homeópatas y alópatas, para quedar tan solo la natural de médico, de
hombre instruido en el arte de curar.
§ II.—Generalidades sobre su accion fisiológica.
La primera impresion de la cantárida sobre el sistema nervioso es la
de producir, como otros varios medicamentos, una sedacion notable
y apreciada por los síntomas siguientes: decaimiento del pulso,
abatimiento, frio, incomodidad, orinas abundantes; pero este estado
dura poco, y le reemplazan fenómenos de escitacion sanguínea que
conservan el carácter nervioso, espasmódico; afecta despues el
medicamento al sistema nervioso de un modo mas profundo; su
accion se hace hipostenizante, franca, propagándose electivamente
al sistema circulatorio, especialmente á los vasos capilares, á los que
ataca con preferencia á medida que se prolonga su accion, y que aun
se hace crónica hasta el punto de alterar la nutricion y los sistemas
exhalantes y absorbentes.
Se comprende bien, y ya lo hemos indicado, que las tres esferas
orgánicas no puedan recibir simultáneamente la influencia del
medicamento, y que obre primero sobre la nerviosa, despues sobre la
sanguínea, y por último sobre la vegetativa, de la que procede su
accion consecutiva y sintomática sobre el sistema nervioso. Esta es
tambien, segun hemos manifestado, la marcha que siguen las causas
morbosas en la economía animal, hasta el desarrollo completo de su
accion. Los autores que, como Giacomini, tan solo han reconocido,
la accion hipostenizante en la cantárida, sacrifican una parte de las
propiedades del medicamento y atribuyen los efectos de escitacion
nerviosa y sanguínea, es decir, los efectos dinámicos de la primera
impresion, á una accion mecánica y química, que, aunque verdadera
en la vesicacion que produce, es impotente para esplicar los efectos
de escitacion especial, tales como fiebre, espasmos y flogosis, que
tambien se desenvuelven por las dósis débiles de la cantárida,
tomada al interior, sin acompañamiento de efectos mecánicos.
Solo con el estudio completo de este medicamento se puede reunir
en un cuadro sucinto el conjunto de los efectos que comprende toda
su esfera de accion: diminucion del pulso y del calor, postracion,
melancolía, aumento de las orinas y de la saliva, espasmo de la
glotis y del cuello vesical, sequedad de la boca, calor, sudores, gran
sed, fiebre ardiente, delirio, incomodidad general, vómito,
disentería, hematuria, tenesmo, angustia, lascivia, dolores
dislacerantes y quemantes en los miembros, convulsiones,
ninfomanía, postracion.
§ III.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Las afecciones nerviosas propias de la cantárida son neurálgicas y
espasmódicas. Está indicada en las neuralgias antiguas, reumáticas,
quemantes, dislacerantes, en la que se ha llamado reumatismo
gonorréico, y tambien se ha observado que en la ciática de la
cantárida hay disuria. Por último, las convulsiones que caracterizan
la accion de este medicamento y que se elevan hasta la forma
tetánica, indican su influencia especial sobre la médula espinal,
influencia que la pone en aptitud de ser útil despues de arsénico y
nuez vómica en las afecciones de esta parte; pero cuando la irritacion
espinal dependa, por regla general, de un eretismo actual ó pasado, ó
proceda de escesos venéreos.
Las afecciones espasmódicas particulares á las que corresponde este
medicamento, se limitan al espasmo del exófago y á las
convulsiones hidrofóbicas, acompañadas siempre de inflamacion de
la garganta, ninfomanía, priapismo y movimiento convulsivo de los
ojos que están brillantes. Desde una época remota se ha preconizado
la cantárida contra la rabia, constituyendo la base de muchos
remedios secretos ó conocidos para esta implacable enfermedad.
Quizá el empleo sucesivo de la belladona, del stramonium y de la
cantárida constituya una buena medicacion contra la hidrofobia.
La fiebre de la cantárida es inflamatoria, con prolongados y
violentos calosfríos al principio; está caracterizada por un calor acre
y vivo, por la rubicundez cutánea y por una sed violenta y sequedad
de la boca; el predominio del eretismo cutáneo y mucoso produce
grande inquietud y un delirio molesto por la fijeza de las ideas.
La cantárida está poco indicada en la inflamacion de las glándulas,
aun cuando puede tener un momento de oportunidad en el
tratamiento de la hepatitis aguda con la quina y el antimonio,
despues del uso de los medicamentos mas á propósito para combatir
la flogosis y cuando esta se prolonga. La sensibilidad, la
tumefaccion y los dolores quemantes en la region del hígado, y su
agravacion por el acto respiratorio, son síntomas dignos de
consideracion; las membranas son las partes preferentemente
afectadas en la hepatitis propia de cantárida. La accion de este
medicamento sobre las mucosas en particular, es digna de tenerse en
cuenta. Desarrolla una inflamacion generalmente intensa, que
produce unas veces flujo de sangre; otras, falsas membranas y
secreciones muco-purulentas, ó ya la espulsion del epitelio, lo cual
esplica la sensacion de escoriacion que acompaña á sus flegmasías
mucosas. Suele tambien producir un flujo mucoso, sin reaccion
general, pero sí con irritacion crónica, como se observa, por
ejemplo, en la salivacion y en la diarrea que les son propias.
No hay ciertamente flegmasía alguna de las membranas mucosas
estraña á la cantárida, desde la del exófago y de la faringe, que
simula la hidrofobia, aun con encefalitis, hasta las inflamaciones
mucosas de los riñones, de los intestinos, del estómago, de la vejiga
y de la uretra. Todas estas flegmasías exigen la cantárida, aun en su
estado crónico con las condiciones de eretismo, que es el fondo de la
accion de la cantárida, aun en el último grado de la astenia. La
hematuria y la hematémesis, el tenesmo vesical y los vómitos
nerviosos mas incómodos, son propios de este medicamento; así
como tambien ciertos estreñimientos ó disenterías, con deposiciones
como rizadas, mucosas ó con falsas membranas. La influencia de la
cantárida en la gonorrea sifilítica misma, aun en su mayor agudeza,
hace desaparecer la estranguria y la miccion sanguinolenta;
igualmente desaparecen por su accion el catarro vesical, los dolores
quemantes, el tenesmo, y la gonorrea catarral y las erecciones
dolorosas.
Algunos síntomas de la cantárida indican á la inflamacion de las
membranas serosas, por los cuales puede usarse despues la brionia,
cuando se forman exudaciones. No se debe, pues, despreciar la
cantárida, aun en las peritonitis y algunas inflamaciones articulares.
Pero cuando mas principalmente puede usarse despues de la brionia,
es en la pleuritis, y su utilidad en este caso está en poder prevenir ó
combatir el derrame ó la exudacion plástica, en disipar el dolor y
restablecer, por consiguiente, el estado normal. Esta propiedad de la
cantárida es la que ha dado lugar á decir que aumenta la sensibilidad
y escita las secreciones.
Es cierto que sus síntomas la dan una influencia marcada sobre el
sistema capilar y sobre los exhalantes y absorbentes, por las
alteraciones que induce en las secreciones, y que la clínica ha
probado su eficacia en ciertos edemas, en algunas hidropesías
locales, en la ascitis con irritabilidad de la fibra, mas bien por una
afeccion de los vasos exhalantes y absorbentes, que por una diátesis
serosa ó por el empobrecimiento de la sangre. La accion benéfica de
la cantárida, como vesicatoria, no puede de otro modo esplicarse en
una multitud de casos de este género y de irritaciones, en las que
muchos prácticos la dan al interior en lugar de usarla ó aplicarla en
vejigatorios.
Hemos llegado á los efectos de la cantárida que caracterizan la
afeccion de los vasos capilares, en la quemadura con el simple
desprendimiento del epidérmis y la rubicundez; en el sabañon, con
estancacion y vesicacion; en las úlceras psóricas, de un rojo oscuro,
caseosas, de mal aspecto; en la pitiriasis ó herpe furfuráceo que
cubre la piel edematosa; en todas estas afecciones presta la cantárida
servicios innegables.
Dósis.—Aparte del uso esterno de la cantárida como vejigatorio, lo
mas comun y regular es emplear una ó dos gotas de la primera á la
sesta atenuacion; en algunos casos de úlceras, de quemaduras, de
irritaciones mucosas antiguas, de lesiones de tejido, de edemas,
puede darse igual dósis de la tintura, y aumentarla hasta 5 ó 6 gotas
en agua para veinticuatro horas; tambien se emplea en algunos casos
la misma sustancia al esterior, en lociones ó pomada, en la
proporcion de 4 á 5 gotas por 30 gramos de manteca ó de líquido.
CARBO VEGETABILIS.—CARBO ANIMALIS
(Carbon).
§ I.—Historia.
El carbon se convierte en medicamento, como se va á ver bien
pronto, cuando se le divide al infinito por trituraciones sucesivas con
el azúcar de leche. El carbon vegetal y el animal son dos sustancias
que pueden pasar por un solo y mismo medicamento. Hay no
obstante algunas diferencias en sus efectos, pudiéndose reservar el
carbon animal para el tratamiento de algunos infartos glandulares y
ciertas afecciones nerviosas, que tambien son propias del carbon
vegetal, pero cuyas agravaciones se presentan por la mañana ó
despues de la comida. Hablarémos con preferencia de este, porque
está mejor estudiado y su uso es muchísimo mas frecuente. El
carbon vegetal es un medicamento que probaria por sí solo, si fuese
necesario, la escelencia de la esperimentacion pura para constituir la
materia médica. Es el medio principal dado al hombre para
reconocer la virtud oculta de las sustancias que pueden servirle de
remedios; el carbon, perfectamente triturado y dividido, ha revelado
propiedades que nos permiten señalarle como uno de los mas
importantes medicamentos, debido á las esperiencias de
Hahnemann, y que el doctor Belloc ha desprestigiado por el uso
empírico é inexacto que del mismo ha hecho.
§ II.—Reseña general de la accion de este medicamento.
Los efectos del carbon representan un estado de astenia, en la que la
inervacion cérebro-espinal y los nervios trisplánicos están afectados
de inercia; el movimiento nutritivo, la plasticidad, las funciones de
los órganos circulatorios y secretorios están debilitadas,
suspendidas; hay atonía general, adinamia, estancacion de sangre en
los capilares, lentitud pasiva en la circulacion venosa, en particular
de la vena-porta.
Este estado grave es precedido de ansiedad, de timidez, de
irresolucion, aversion al trabajo, desesperacion, deseo de la muerte é
irascibilidad á veces. Hay vértigos, atolondramiento; se observan
dolores tensivos, congestivos, quemantes en la cabeza y otros
puntos, con agravacion por la noche, por la tarde, al aire libre y por
el frio. El sueño no es reparador, y los fenómenos dependientes de la
calorificacion y de la miotilidad se agravan por la mañana. Los
síntomas de irritacion tienen un carácter erético y congestivo poco
persistente, aproximándose á la accion del arsénico por la sensacion
de quemadura que acompaña á las congestiones y á los dolores, por
la desazon general, por el decaimiento rápido de las fuerzas, por el
prurito en la piel y la irritacion de las mucosas de los sentidos, por
ciertas erupciones petequiales, por el aniquilamiento de las fuerzas
musculares, por la facilidad, en fin, á resfriarse, en el momento en
que la inflamacion parece dominar. La debilidad paralítica, la
insensibilidad, las convulsiones, el aliento frio, la consuncion rápida
de la cara, el hundimiento de los ojos en sus órbitas, el color oscuro
de la piel, la falta de pulso, la cara hipocrática, las hemorragias
pasivas, y los flujos involuntarios, son el último grado de la accion
del carbon. El físico como el moral están igualmente inertes. Pocos
medicamentos prestan servicios mas eminentes en el último período
de las enfermedades con estancacion de la sangre en los capilares.
El carbon comprende á todos los sistemas orgánicos en su esfera de
accion, por su influencia en los nervios ganglionares y en el sistema
capilar venoso; porque está en relacion especial con los nervios de la
vida orgánica, las estremidades de los vasos sanguíneos y con la
sangre misma; su accion sobre los centros es una consecuencia de
estas relaciones y de la atonía general, así como de la estancacion
que resulta.
Se puede comparar su accion sobre el sistema capilar venoso á la del
mercurio sobre el sistema linfático y sus capilares, y á la del fósforo
sobre los capilares arteriales. La accion del carbon vegetal está
caracterizada, como la del arsénico, por la ataxia é infiltracion
sanguínea violenta, que conduce á la gangrena en los efectos de este,
y á la asfixia en los del carbon. Si en la putridez, efecto del
arsénico, la reaccion es tumultuosa, la languidez de la circulacion y
la inercia nerviosa diferencian entonces la accion del carbon; su
pulso es pequeño y mas bien raro que frecuente.
Por su accion sobre los capilares de las estremidades, el carbon
disputa al centeno cornezuelo su indicacion, por la hinchazon lívida
de los dedos de los piés, y por los éstasis asténicos de la sangre;
tambien se la disputa al causticum, porque las estancaciones de este
tienen un carácter seroso, mientras que las del carbon son venosas.
Por esta razon, su accion electiva sobre la sangre es mucho mas
especial, ya porque obra directamente sobre este líquido,
modificando su vitalidad en un sentido opuesto á la accion
descomponente del causticum, ya porque modifica la hematosis por
la asfixia lenta que determina.
Bajo todos estos aspectos, el carbon es eminentemente asténico; es
el opuesto al acónito en su accion sobre el sistema sanguíneo, y á la
nuez vómica sobre el sistema nervioso. Acaso se le ha recomendado
en el tratamiento de las fiebres pútridas y adinámicas, porque su
accion sobre los centros nerviosos es indirecta; pero está mas
racionalmente indicado en la postracion y la adinamia procedentes
de un estado asfítico; asimismo está indicado en la timpanitis y en el
desarrollo de gases producido por el decaimiento de la inervacion, y
tambien en los calambres y las convulsiones, cuando son el
resultado del adormecimiento é insensibilidad de la fibra, bien
diferentes de los calambres y convulsiones activas. La accion
curativa del carbon corrobora estas apreciaciones, porque amortigua
la actividad orgánica y la sensibilidad, empezando por la
circulacion.
El carbon, por su accion dinámica, es un medicamento nuevo, y el
doctor Belloc es el primero, despues de Hahnemann, que ha hecho
de él una aplicacion terapéutica en afecciones dinámicas.
Sin embargo los efectos tan poderosos y tan estensos de este
medicamento se circunscriben de tal modo por la imperfeccion de la
preparacion, que su utilidad es muchas veces problemática, sin
contar con que lo vago de sus indicaciones acarrea á los prácticos
reveses que les desalientan para proseguir esta medicacion en
circunstancias en que los mismos enfermos la tolerarian sin gran
repugnancia.
§ III.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
A. Afecciones agudas, cólera.—Los fenómenos febriles del carbon
no pueden interpretarse ni en el sentido de una reaccion legítima, ni
el de la ataxia, pues llevan en sí el carácter de la astenia. El frio y el
enfriamiento son largos y penosos; sobrevienen despues del sudor,
hay digitaciones y azulamiento de los dedos de las manos con sed
ardiente. Esta sed desaparece á medida que el calor se manifiesta;
los accesos ó exacerbaciones tienen lugar por la tarde, y solo en esta
época, ó en momentos dados, el calor se hace general y aun urente,
pero con abatimiento estraordinario de las fuerzas musculares, con
somnolencia, atontamiento, sudores como colicuativos que no
alivian por lo general y que se presentan con preferencia por la
noche.
Por regla general, esta fiebre se desarrolla á espensas de un estado
caquéctico con tumefaccion del tejido celular subcutáneo, piel sin
elasticidad, é inercia de la vida vegetativa. En el calor de la fiebre, la
cara se pone vultuosa, el moral recobra la energía que solo tiene
durante el calor, y los dolores quemantes que el enfermo siente en lo
mas profundo de los miembros, dan lugar á un bienestar, y con mas
frecuencia á una incomodidad general.
La fiebre tiene la remitencia de las fiebres hécticas en general. Sus
caractéres son: grande postracion, sudores frios, timpanitis ó
flatuosidades abundantes, estancacion de los vasos capilares con
azulamiento de la piel por placas como jaspeadas, insensibilidad ó
debilidad del pulso que se estingue poco á poco. Esta es la tendencia
fatal, á no ser que la fiebre se prolongue bajo la forma adinámica de
las fiebres graves que no conducen á crísis y que parecen
perpetuarse por el aniquilamiento de las fuerzas.
El carbon difiere en estos casos del arsénico por la falta del
subdelirium. Si el enfermo está sin conocimiento, es mas bien por
falta de vitalidad; sucede igualmente que las congestiones pasivas
suspenden la inervacion é imposibilitan el ejercicio de las facultades.
Los autores le atribuyen una accion particular sobre la sangre por la
cual deja de ser coagulable y no estimula los órganos. En este grado
del estado tifoídeo, adinámico ó de postracion, es en el que la sangre
se hace impropia para la escitacion vital, y en el que se observa la
resolucion de las fuerzas musculares, la adipsia, la sequedad de la
lengua, la respiracion débil, lenta, pero tranquila, el aliento frio, la
insensibilidad casi absoluta, las hemorragias pasivas, el olor
cadavérico, las petequias, los equímosis, los sudores viscosos y
frios, el decúbito dorsal, el pulso casi nulo y el aspecto ciánico de la
piel por la cesacion de la circulacion capilar; en este caso, repetimos,
es cuando el carbon puede todavía prestar un auxilio casi
maravilloso, y compararse, en su accion terapéutica, con los ácidos
minerales, tales como el hidroclórico y el fosfórico, á los que es
muchas veces superior, porque aquellos presentan, en sus últimos
períodos del estado febril, un pulso frecuente, aunque débil, un calor
vivo al esterior, con frio al interior y subsultus tendinum. El método
terapéutico que recurre al éter, al espíritu de nitro y al almizcle, en
un estado que, como el que acabamos de señalar, es de indicacion
del carbon por el método de la semejanza y de la analogía, no da los
mismos resultados. Es por lo tanto discutible si se debe rechazar en
principio el uso de los estimulantes difusivos en algunos casos,
cuestion que no nos determinamos á resolver.
EL carbon desplega su mas admirable eficacia en el cólera asiático,
cuando ha llegado al período álgido, cianítico y asfítico; cuando el
pulso se va estinguiendo, que la respiracion se hace cada vez mas
rara, y cuando la piel azulada y aun negruzca está marchita, fria, sin
vitalidad. Tiene casi iguales indicaciones que el arsénico, pero no
corresponde tanto como el último á la sensacion de quemazon en el
epigastrio, sensacion tan notable en esta cruel enfermedad. Se puede
á veces alternar con buenos resultados los dos medicamentos en
estos estados casi desesperados, y con tanta frecuencia aliviados
maravillosamente por ellos. No cansarémos á nuestros lectores en
discutir teórica y estadísticamente este punto de práctica, resuelto ya
por muchos médicos alemanes, ingleses y franceses, en sus obras
especiales.
B. Estados diatésicos resultantes de afecciones agudas.—La
influencia del carbon vegetal sobre la vida y su principio, conduce á
presumir fácilmente cuáles serán los estados diatésicos generales,
consecutivos de fiebres graves y de afecciones profundas de la vida
vegetativa en que está indicado este medicamento. Estos, pues, son:
los derrames serosos, especialmente pleuríticos con fiebre héctica y
exacerbacion vespertina, y algunas exudaciones seudo-membranosas
de poca estension; las colecciones purulentas y plásticas no son de
su dominio, sino del arsénico, del azufre, del sulfuro de cal.....
Tambien está indicado en la diátesis palúdica, cuando la hinchazon
de la piel presenta una palidez mate á consecuencia de la infiltracion
serosa difundida en las mallas del tejido celular, y que la nutricion es
nula y las funciones están inertes. Pero en este caso, el subcarbonato
de cal, el mercurio, la sal marina y el azufre pueden disputarle la
preeminencia en el tratamiento.
Se puede, en fin, utilizar las propiedades del carbon en la diátesis
escorbútica, en la ictericia crónica procedente de un estado
congestivo del sistema de la vena-porta, y en ciertos estados
caquécticos, resultado del abuso de medicamentos llamados
alterantes, de grandes pérdidas humorales, sobre todo por purgantes,
y tambien de enfermedades graves.
C. Afecciones del sistema venoso.—Es un hecho comprobado por la
esperimentacion pura y por la clínica, que el carbon ejerce una
influencia especial sobre el sistema venoso en general, y en el de la
vena-porta y capilares venosos en particular. Los síntomas que
manifiestan esta accion, espresan perfectamente los padecimientos
hemorroidales y uterinos, diversos éstasis venosos en el abdómen y
otras cavidades esplánicas, las estancaciones sanguíneas de los
capilares cutáneos y viscerales, como por ejemplo, las inyecciones
pasivas, las estrías oscuras, las redes varicosas, los sabañones, las
sensaciones de ardor, los dolores quemantes, el prurito, la lentitud, el
adormecimiento, los latidos, las hemorragias, las exhalaciones
sanguíneas por diversos puntos de las membranas mucosas esternas
ó internas.
El aborto por plétora venosa abdominal, con flatulencia,
hipocondría, várices internas, puede hallar en el carbon un poderoso
medio preventivo, y no menos útil en su esfera de accion que el
centeno cornezuelo, la sabina, el fósforo, la sepia.....
El carbon vegetal está perfectamente indicado en las menstruaciones
casi menorrágicas ó cuya aparicion es muy frecuente; si el flujo es
precedido de calambres, pesadez con calor quemante; cuando la
sangre es pálida, la mucosa vaginal está ardorosa, tumefacta, y que
presenta aftas y una especie de leucorrea corrosiva. Este flujo seromucoso, amarillento, que precede á las reglas con sensacion de
escoriacion ó de ardor, cede al carbon, positis ponendis. La
pulsatila, la magnesia y la manzanilla son necesariamente sus
mejores auxiliares.
El carbon corresponde mejor en los cólicos hemorroidales que en el
flujo mismo, el cual exige mas generalmente la nuez vómica y el
azufre. El capsicum annuum, el acíbar y la pulsatila obran en este
caso en el mismo sentido que el carbon, que tambien presenta un
pequeño flujo sanguíneo antes de las deposiciones, pero con mas
frecuencia flujo de una serosidad viscosa, prurito, ligeras punzadas y
exudacion en el periné.
La importancia del carbon es mayor en el tratamiento de las
afecciones varicosas esternas ó internas, y combate con especialidad
los éstasis sanguíneos de carácter venoso. En las redes varicosas que
existen en la base del cráneo, con los vértigos característicos, ó en
otras cavidades, con sensacion de calor incómodo, de escoriacion,
pesadez, plenitud, es el carbon el mas á propósito para escitar la
reaccion de los tejidos, á fin de disipar esas especies de congestiones
varicosas, con el auxilio de los medicamentos apropiados á ciertos
órganos y á ciertas fases de la afeccion. Los sabañones que exigen el
carbon están en esta categoría, del mismo modo que el estado
aploplético producido por el éstasis venoso cerebral ó pulmonal, á
consecuencia de enfermedades graves, ó que se desarrollan
gradualmente por congestiones ó somnolencias habituales, por
plétora venosa; el carbon combate en este caso el entorpecimiento y
la especie de asfixia capilar.
Bajo el mismo punto de vista debe considerarse la utilidad del
carbon en la hemoptísis, unida á la plétora venosa abdominal ó
pulmonal, ó á una pars mandans hemorroidal. Sin embargo, el uso
del carbon despues de acónito, árnica y brionia en la espectoracion
sanguinolenta, efecto de la presencia de tubérculos, es de utilidad
incontestable; quizá sea necesario distinguir un elemento venoso,
segun la edad y la constitucion; hé aquí un punto de práctica que
puede ayudar á resolver el hecho de si la espectoracion
sanguinolenta propia del carbon debe ser crónica y acompañada de
sofocaciones y calor quemante al interior.
Varias hemorragias, completamente venosas y pasivas, pertenecen
tambien á este medicamento, como la de los ojos, de la nariz, de las
encías, el vómito de sangre, las deposiciones y orinas
sanguinolentas, la exudacion, en fin, de la sangre en la superficie de
las úlceras; en todos estos casos se debe tener en cuenta los síntomas
generales ó locales que caracterizan la accion del carbon.
D. Afecciones de los órganos de los sentidos, del pecho y del
vientre.—Corresponde al carbon la irritacion crónica de los ojos,
agravada por la lectura ó un trabajo intelectual, con prurito, ardor,
aglutinacion de los párpados por la mañana, tumefaccion roja ó
pálida de la conjuntiva, exudacion sanguínea y aun hemorragia,
particularmente en personas de constitucion delicada que han
abusado de la mesa.
Fenómenos semejantes se observan en la nariz y fosas nasales;
cuando hay comezon y costras, flujo de serosidad ó de sangre,
obturacion, coriza fluente, exigen tambien el carbon; estos síntomas
se agravan ó aparecen despues de esfuerzos que agolpan la sangre á
la cara. Cierta rubicundez con un poco de hinchazon de la nariz
pertenece con especialidad al carbon animal.
La boca y la garganta ofrecen síntomas análogos; los dientes
vacilan; las encías, tumefactas ó no, se esfolían y sangran, y están á
veces escoriadas. Generalmente hay salivacion y abundancia de
mucosidades, y el dolor de la garganta es quemante; no falta la
sensacion de arañamiento, de escoriacion y de estorbo, como por
hinchazon ó apretamiento. La euphrasia, la staphisagria y el fósforo
son los medicamentos cuya accion se aproxima mas á la del carbon
en las irritaciones crónicas y venosas de los ojos, de la nariz y de la
boca.
En la angina gangrenosa, ó mas bien que amenaza ser tal, por la
astenia y congestion sanguínea negruzca, el carbon está tan indicado
como el ácido clorhídrico; ambos son preferibles á la quina en la
afeccion profunda de la garganta, cuando el arsénico no está
indicado ó que ha sido ineficaz. El carbon es conveniente en las
laringitis con la sensacion de arañamiento, de escoriacion ó de ardor
quemante en la laringe, con la ronquera mas pronunciada por la
tarde, y por una especie de hormigueo que provoca una tos
calambroidea seca ó con espectoracion verdosa.
Es el principal medicamento de la ronquera agravada por hablar,
pero casi únicamente en los adultos y en la edad madura, cuando el
sistema venoso abdominal goza de toda su actividad.
El carácter venoso y de congestion se halla en las afecciones
torácicas propias del carbon. Este es, despues del arsénico, el
principal remedio de la bronquitis crónica, del catarro sofocante y
del de los viejos. Es un recurso poderoso en las personas debilitadas,
enervadas y que esperimentan dificultad para espectorar. Con el
carbon se ayuda á fortificar las mucosas relajadas. El tártaro
estibiado tiene sus indicaciones diferenciales, tales como abundancia
estraordinaria y asfixiante de las mucosidades, alteracion directa de
la inervacion, parálisis inminente del pulmon.
La espectoracion no es un efecto característico entre los del carbon,
pues es variable y aun nula. La respiracion es muy difícil; los
accesos de sofocacion son debidos á calambres ó á gases; hay
necesidad de respirar profundamente, y se observa siempre opresion,
sensacion de plenitud, de ansiedad, de escoriacion, de calor
quemante. Los movimientos congestivos en el corazon se espresan
con las mismas sensaciones y con palpitaciones que reflejan en la
vena cava.
Se ha dado el carbon como un medio de impedir el que la
coqueluche pase al período convulsivo; pero su accion es mas eficaz
despues del semen contra y de la drosera, y cuando la tos parece
perpetuarse, con ronquera, angustia, congestiones á la cabeza y
azulamiento de la cara.
La accion electiva del carbon sobre el estómago y los intestinos es
un hecho generalmente conocido, que emana de su electividad sobre
los mismos capilares venosos y sobre el sistema nervioso
ganglionar. Esta accion se dirige mas especialmente á los órganos
digestivos, porque están mas dispuestos á entorpecerse, en atencion
á que su actividad vital es inferior ó susceptible de ser disminuida y
alterada por mayor número de causas. Así pues, el carbon es,
despues del arsénico, el medio mejor de escitar esta vitalidad,
cuando la ingestion de alimentos frios, de agua fria y aun el hielo, la
han rebajado hasta el punto que la reaccion local no puede
reanimarla con el calor; los calambres, los dolores quemantes y la
ansiedad, son la consecuencia de este estado, á menos que no revista
una marcha menos aguda, pero que no por eso es menos eficazmente
combatida por el carbon.
Los calambres, los dolores quemantes, el meteorismo, la
sensibilidad de los tegumentos del vientre, la sensacion de
contusion, de pesadez, de plenitud; los cólicos calambroídeos; la
agravacion de estos síntomas por la menor ingestion de alimentos,
por el frio, por la noche, caracterizan la accion del carbon en las vías
gastro-intestinales, y hacen de él un medicamento escelente en los
calambres de estómago; en la gastralgia y la pirosis con eructos
ácidos; en ciertas disenterías pútridas, despues del período de
congestion activa; en la inercia de los vasos abdominales con
estancacion del sistema de la vena-porta, tension de los hipocondrios
y de la region hepática, dolores en los riñones y el sacro,
hemorróides pasivas con ó sin hemorragia, estreñimiento ó
irregularidad de las deposiciones.
El carbon animal no presenta en las neuralgias y neuropatías el
dolor quemante tan marcado como el carbon vegetal. Estas
afecciones, en su principio, tienen pocos caractéres dominantes, y el
estado general de los enfermos está poco modificado; pero ya
crónicas, con mayor ó menor debilitacion, suponen, en general,
sugetos irascibles, susceptibles, y alterándose mas con los cambios
del tiempo, del bueno y apacible al húmedo y frio; son
hipocondríacos, caquécticos, debilitados por los escesos de la mesa;
de aspecto amarillo pálido, que se resfrian con facilidad y carecen de
energía vital.
E. Afecciones de los sistemas cutáneo y linfático.—
Aunque el carbon altera la piel de diversos modos, domina siempre
el carácter pasivo y asténico, la estancacion en los capilares, el
prurito, la sensacion quemante, como se observa en la alopecia que
cura ó detiene cuando procede de congestiones, de irritaciones
repetidas del cuero cabelludo, como el eritema, la erisipela. Lo
mismo sucede en las erupciones psóricas ó escamosas, en el eczema,
en las erupciones vesiculosas de la urticaria y de la miliar crónica,
que se reproducen con ardor y prurito; en todos estos casos, si no es
el medicamento curativo, es por lo menos muy importante en el
tratamiento, que exige tambien el mercurio, el arsénico, la sal
marina; y para la miliar, la clemátida, la zarzaparrilla y la
stafisagria.
El carbon vegetal, y mejor aun el animal, está indicado en el acné
rosáceo y granular de la cara, particularmente de la nariz, y una
especie de acné con ardor quemante. Estas afecciones, cuando son
propias de arsénico, presentan un aspecto menos venoso; las del
ácido azótico tienen menos granos; las del fósforo se limitan á las
mejillas.....
El carbon, despues del azufre, es el mas eficaz en ciertas erupciones
psóricas, en sarnas inveteradas ó degeneradas, cuyas vesículas
aparecen en todos los miembros, se suceden y se reproducen aquí y
acullá, cambiando de aspecto, pero persistiendo en ser pruritosas.
Las úlceras dolorosas, que sangran fácilmente, con sensacion de
quemadura, en personas debilitadas, apáticas, se combaten bien con
el carbon; tambien es útil en las lesiones cutáneas y mucosas, como
las aftas y úlceras, cuya atonía da lugar á una hinchazon pútrida,
próxima á la gangrena. La quina y el ácido clorhídrico están muchas
veces indicados en estos casos. Si el carbon es eficaz en estas
afecciones, no es como desinfectante, aun cuando se espolvoree la
superficie, sino por su accion dinámica, administrándole al efecto á
diversos grados de atenuacion y division, hasta en las placas
gangrenosas ocasionadas por el decúbito prolongado en las fiebres
graves. La quina, el arsénico y el sílice, segun los casos, están
indicados cuando se ha alterado el hueso subyacente, dados siempre
al interior; su aplicacion tópica, como la del carbon, no es esencial
al tratamiento.
El carbon reemplaza al azufre en la medicacion y cura de las úlceras
varicosas, y al arsénico en las fagedénicas y de mal carácter situadas
en las piernas, y ordinariamente con caquexia serosa.
Los abscesos tuberculosos, hemorroidales ó profundos en la márgen
del ano, y en las fisuras de esta region, se combaten bien con el
carbon animal cuando el calomelano ha sido ineficaz ó no está
indicado; no es menos útil el cyclamen y aun preferible á causticum,
si en lugar de disiparse la induracion, tiende á formar senos y trazar
un trayecto fistuloso; la nuez vómica, en fin, y otros varios
medicamentos forman á veces el tratamiento de estos abscesos ó de
algunos de sus accidentes.
El doctor Gaspari ha sido el primero en preconizar el carbon animal
en el bubon indurado. Este mismo medicamento ha evitado muchas
veces la supuracion y su abertura, ó el orígen purulento de los
bordes endurecidos, en circunstancias en que el mercurio habia
concluido su indicacion ó se le habia dado con esceso. El clematis
tiene propiedades análogas que puede ser conveniente utilizar. Ya se
ha empleado el carbon, especialmente el animal, en el infarto de las
glándulas mamarias, en toda induracion glandular, aun la reputada
por escirrosa; como paliativo en el cáncer uterino para calmar los
grandes dolores, ya antes, ya despues de otros medicamentos, tales
como, la clemátida, el oro, la thuya.
Dósis.—Las afecciones que corresponden al carbon exigen dósis
tanto mas fuertes, si bien estremadamente divididas, cuanto mayor
es la inercia. La segunda atenuacion por fracciones de un decígramo
cada media hora, es preferible en la adinamia y el período ciánico
del cólera. En los casos de postracion profunda, se puede depositar
la dósis sobre la lengua. El tratamiento de las afecciones combatidas
por el carbon, requieren el uso de todas las atenuaciones hasta la
trigésima, que es la que mejor se adapta á los casos mas especiales
de caquexia ó de lesiones de la sensibilidad y de la circulacion. La
dósis es siempre de una ó varias gotas ó de algunos glóbulos en agua
para uno ó mas dias.
CAUSTICUM.
§ I.—Historia.
La preparacion obtenida destilando una masa de cal viva, de
bisulfato de potasa y de agua, se la ha designado con el nombre de
principio cáustico de la cal viva, y el de causticum por Hahnemann,
que es el que ha enriquecido la materia médica con esta sustancia.
Hé aquí, pues, otro medicamento nuevo, cuyas propiedades, por
notables que sean, no es de estrañar hayan pasado desapercibidas de
los terapeutistas.
§ II.—Generalidades sobre su accion fisiológica.
El causticum es quizá el único medicamento que, teniendo una
esfera de accion muy estensa, solo posee efectos deprimentes y
asténicos, y no juega en el tratamiento de las afecciones agudas. Los
ensayos repetidos no han variado lo mas mínimo esta opinion,
primer resultado del estudio y comparacion que hemos hecho de sus
efectos patogenéticos. La escitacion sanguínea no es propia de este
medicamento. De mas de treinta síntomas que espresan de la manera
mas variada el frio y el calosfrío, solo dos ó tres manifiestan calor en
la frente ó en la cara, y uno solo, un calor general sin sed, que se
estingue sin sudor y le reemplaza una sensacion de frescura.
Además, algunos síntomas indican el sudor sin calor, y sudores que
se presentan por la noche, sin otro accidente. El frio se siente en las
estremidades, con calor interior algunas veces; es raro que sea
interno y esterno simultáneamente; afecta con particularidad el lado
izquierdo, mientras que el calosfrío suele afectar el derecho. Este
estado denota la astenia nerviosa especial del causticum confirmada
por el carácter de los calosfríos que empezando en el dorso, se
estienden á lo largo de la espina dorsal, irradiando despues á los
miembros superiores ó inferiores, hasta que al fin se fijan entre las
escápulas con la sensacion como si un viento frio soplase desde este
último espacio.
El conjunto de los efectos del causticum fija el punto de partida en
los nervios ganglionares, opinion emitida hace mucho tiempo por el
doctor Kalbenback.
Obra electivamente sobre la hematosis, la plasticidad y la piel. Es
análogo al subcarbonato de cal y las sustancias alcalinas. Pero debe
reconocérsele, aparte de la accion descomponente, otra alterante en
la pulpa nerviosa, análoga quizá á la del fósforo, ó una propiedad
antiherpética, que ataca el herpes hasta la profundidad de los tejidos,
como el azufre.
Es preciso notar en efecto, que el carácter de sus incomodidades en
la cabeza indica una accion profunda en el cerebro, accion que se
reproduce en la columna vertebral, en la médula oblongada, que su
patogenesia abunda en dolores que conducen al temblor, á las
sacudidas, á los movimientos convulsivos, á las contracturas, á los
padecimientos semi-laterales, á la debilidad paralítica.
Sus dolores, bastante semejantes por el ritmo y su cualidad, á los de
la nuez vómica, se distinguen por la rigidez muscular, por el
acortamiento de los tendones, en que se agravan por la tarde, por el
movimiento y la menor impresion de frio; circunstancias que
anuncian el padecimiento del sistema nutritivo y la astenia. Se cree
fundado atribuir las neuropatías del causticum á la atrofia nerviosa,
y la clínica corrobora esta opinion: estas neuropatías son distintas de
las del subcarbonato de cal que proceden de una atrofia plástica. Es
preciso, en fin, no confundir el acortamiento fibroso y las
contracturas del causticum, con las de la coloquíntida que son
simplemente espasmódicas sin insidiosidad, mientras que la accion
del causticum es esencialmente lenta, crónica y profunda. No
siempre es fácil distinguir su accion sobre la plasticidad, de la del
subcarbonato de cal, del carbon, del sílice..... porque la diátesis
serosa, los derrames, y las seudo-membranas son tambien propias
del causticum. Sus síntomas denotan una falta de jugos nutritivos y
el predominio del sistema absorbente sobre el exhalante. Su accion,
por último, sobre la piel es de las mas notables y especiales, pues
indica mas bien la inercia vegetativa que la exuberancia plástica, y
es análogo al mercurio, la sepia y el grafito, por sus grandes
relaciones de accion antipsórica, si bien lo es mas con el fósforo y el
sílice.
§ III.—Efectos fisiológicos y terapéuticos sobre el sistema
nervioso.
Los efectos generales de los padecimientos nerviosos del causticum
son: dolores dislacerantes, tirones dolorosos articulares; sacudidas,
contracciones
y
movimientos
convulsivos;
convulsiones
epileptiformes, con orinas involuntarias ó frecuentes; rigideces,
presiones, inquietudes y agitaciones musculares; abatimientos,
temblores é irregularidad de los movimientos; entorpecimiento y
debilidad
paralítica.
Estos
padecimientos
se
alivian
considerablemente en la cama y con el calor; se agravan con el agua
fria, el aire libre, con el frio y por la tarde; están en fin acompañados
de adormecimientos y rigideces musculares; los sugetos son muy
impresionables al frio.
El causticum está muy indicado en ciertas rigideces tetánicas, en
convulsiones generales y parciales de los miembros, cuando hay frio
habitual y temblor. Con estas condiciones es como puede combatir
el lumbago despues de la quina y la coca de Levante, mientras que
otros remedios de esta afeccion se adaptan mejor á un estado mas
agudo ó mas reciente.
Las afecciones de la cabeza propias del causticum están
caracterizadas por el peso y un vértigo como por embriaguez; hay
sensacion de debilidad en la cabeza, de contusion interior; á las
punzadas acompañan rigidez, y muchas veces movimientos
congestivos y agravacion por la noche ó por la mañana al levantarse.
La odontalgia de este medicamento, como la de la sepia, reconoce
por causa la impresion del aire esterior en la boca, que el dolor es
tirante, y depende frecuentemente del mal estado de las encías que
están sensibles, ulceradas, y sangran con facilidad.
El causticum es muy recomendable en las neuralgias reumáticas y
artríticas crónicas. Bœninghausen le atribuye una accion especial en
los dolores y parálisis de los músculos flexores; el hidroclorato de
sosa tiene, respecto á esto, analogía con causticum. Se puede indicar
que es el opuesto del cobre y el plomo, puesto que estos afectan con
preferencia los músculos estensores.
Los dolores reumáticos del causticum están relacionados con un mal
estado de la nutricion; se distinguen por un adormecimiento de la
parte y por un temblor del miembro; tambien hay con frecuencia
retraccion de los tendones y rigidez de las fibras musculares. Los
dolores se sitúan generalmente en las articulaciones, aun cuando
haya nudosidades artríticas. Alternado con el subcarbonato de cal ó
el lachesis, es muchas veces mas eficaz. Se le puede emplear de esta
manera con medicamentos de accion aguda y pirética. Los dolores
reumáticos ocasionados por el frio, y que se hacen crónicos, son mas
análogos á causticum. En general, los dolores reumáticos que
reclaman su uso, son los que se presentan en personas de
movimiento vacilante, que tienen habitualmente frio y padecen
incontinencia de orina. El temblor paralítico y el de los viejos son
propios de causticum. Hay mas pasibilidad que en el temblor de la
cicuta, el cual es espasmódico; el de causticum depende mas bien de
la debilidad del influjo nervioso y de una especie de sequedad de la
fibra, de una atrofia muscular; conviene tambien en las parálisis
parciales, cuando el temblor se presenta especialmente en el
momento en que el enfermo se levanta ó empieza á moverse. Es
igualmente útil en parálisis procedentes de neuralgias y de un esceso
de sensibilidad de las partes afectas; está sobre todo indicado en las
parálisis de la cara, precedidas de neurosis antiguas, notándose en
este caso una falta particular de armonía entre las contracciones y las
retracciones musculares de la cara. No se le debe desatender en las
hemiplejias por apoplejía, ni en las parálisis reumáticas. Es esencial
en las de la lengua, en cuya afeccion es muy útil la barita carbónica.
§ IV.—Efectos fisiológicos y terapéuticos sobre los órganos de
los sentidos y aparatos gastro-pulmonales.
Las afecciones de los ojos, en las que se observa una sensacion de
presion y como de arena entre los párpados y el globo del ojo, una
inflamacion crónica de la conjuntiva, con inyeccion venosa,
aglutinacion de los párpados por la mañana, se curan bien y pronto
con causticum y el oro. La tumefaccion del pabellon de la oreja con
calor quemante, zumbido y ruido batiente, con otorrea fétida, exigen
tambien el causticum. La sepia no es tan eficaz como aquel en la
otorrea escrofulosa complicada con dartros. La epistaxis ligera, la
pérdida del olfato, el flujo de mucosidades fétidas por la nariz y el
coriza fluente con bronquitis, son propios de causticum.
Corresponde á las fluxiones de la cara en personas venosas,
varicosas, melancólicas y en las que la piel está amarillenta y seca;
que esperimentan movimientos congestivos en la cabeza, con
dolores lancinantes y sensacion de ardor en la cara, y se observa
tambien granos rojos, negruzcos y escoriacion de los labios. En
general, las tumefacciones inflamatorias del causticum son
subagudas, no despiertan simpatías del corazon, y tienen el carácter
venoso de estancacion y la sensacion caliente y quemante. Las
fluxiones que se manifiestan en las membranas mucosas de la boca y
de los sentidos tienen aquella sensacion ó la de escoriacion; son mas
crónicas y presentan ulceraciones, aftas dolorosas y aun sangrantes.
Las escrescencias rebeldes de las encías requieren tambien el
causticum.
Las afecciones de la garganta, y en particular la laringitis, están
caracterizadas para el causticum, por el estertor mucoso, por el dolor
de escoriacion y aun quemante, por la ronquera y la afonía paralítica
algunas veces; hay necesidad frecuente de deglutir, y dolor
lancinante, con sensacion de hinchazon y de estrechez del istmo de
la garganta. La sensacion de ardor quemante no escluye una especie
de escalofrío y de frio, que asciende hasta la garganta. La tos se
reproduce por la palabra, por el frio, por el cosquilleo en la faringe;
es corta, conmovente, seca, con sensacion de escoriacion en el
pecho.
Esta cavidad es el sitio de una opresion nerviosa, como por
aniquilamiento de las fuerzas. La respiracion es corta; hay accesos
de asma y espasmos, movimientos congestivos que oprimen y
producen palpitaciones, sensaciones de constriccion y punzadas en
el pulmon y el corazon.
Los padecimientos gástricos que reclaman el causticum son
numerosos: gastro-atonía, dispepsia nerviosa, cólicos gaseosos,
vómitos ácidos ó de alimentos, indisposiciones gástricas aliviadas
por el decúbito y el calor; congestiones pasivas en los hipocondrios
y en las hemorróides, con prurito en el ano. Está indicado, como la
ignacia y la nuez vómica, en las afecciones del bajo vientre con
fenómenos nerviosos, que tienen su orígen en el plexo solar, con la
sola diferencia de que hay mas astenia y palidez de los tejidos para
el causticum. El estreñimiento rebelde por atonía nerviosa y
nutritiva, con palidez de la cara, dolores y ansiedad, asimismo que la
diarrea crónica, son propios de causticum: esta es mas pronunciada
por la noche y la forman sustancias viscosas, grasientas, pálidas. En
el estreñimiento y la diarrea hay prurito en el ano, palpitaciones y
angustias; el primero, además, se trasforma en diarrea, y esta se
agrava por la impresion de frio en el vientre.
El molimen hemorroidal que es propio de causticum, produce mucha
irritacion y aflujo de humores, con exudacion serosa, pareciéndose
en cierto modo al molimen menstrual; los dos escitan simpatías
dolorosas hácia las partes superiores. En la menstruacion hay
incomodidad renal, calambres uterinos y debilidad.
La accion de causticum en los órganos génito-urinarios es asténica y
nerviosa; las orinas, frecuentes y abundantes, se aumentan hasta la
incontinencia por el dia y por la noche; la irritacion pasiva de las
mucosas despierta deseos venéreos sin ereccion, la eyaculacion de
un esperma no elaborado, pérdidas seminales, y en la mujer
repugnancia al cóito. Se observa en el hombre un flujo de licor
prostático despues de las deposiciones, sensacion de ardor quemante
al orinar, úlceras y prurito en el prepucio y en el glande, y una
secrecion abundante sebácea alrededor de este.
En atencion á lo espuesto, se le ha prescrito con ventaja en la
incontinencia de orina de los viejos y de personas debilitadas, en la
dismenorrea y en las menstruaciones retardadas, en las irritaciones
de los órganos genitales con impotencia ó debilidad, en el prurito de
la vagina, del glande, del ano, con ó sin exudacion; en el histerismo
asociado á síntomas paralíticos ó á una astenia nerviosa de las
membranas sinoviales articulares, y en algunos infartos glandulares
indolentes.
§ VI.—Efectos fisiológicos y terapéuticos en el sistema cutáneo.
Los hechos clínicos dan cada dia mas importancia al hecho general
de los vírus hereditarios ó adquiridos con sus variadas formas en los
diversos tejidos y en las distintas épocas de su evolucion. Que el
herpe en su forma primitiva, ó mas bien en su período primario,
afecte la superficie cutánea, lo general es que los individuos que le
padecen gozan de buena salud; pero que abandone el herpe esta
superficie, que se estienda á las membranas mucosas, que se fije
sobre cualquier punto de su estensa superficie, y se verá que
inmediatamente se altera la salud y sufre ataques de una gravedad
relativa, ó por lo menos de grande tenacidad y rebeldía. ¿No puede
el herpe, en ciertos indivíduos dotados de disposiciones dadas,
atacar la profundidad del organismo, fijarse en las membranas
serosas, en el neurilema, en las meninges, en el periostio? ¿No puede
atacar las vísceras, el parénquima de los huesos, la médula espinal,
etc?
Há ya medio siglo que muchos médicos lo han observado, y de
cuantos en nuestros dias se han dedicado á su estudio con mas
entusiasmo, preciso es reconocer que el profesor Trousseau merece
la preferencia. Al hablar de este asunto, nos hemos propuesto
determinar mejor la esfera de accion del causticum en las
enfermedades de la piel, y esplicar cómo este medicamento, que es
uno de los principales antipsóricos, tiene el privilegio de estender su
accion terapéutica hasta los tejidos afectados por el herpe en sus
períodos secundario y terciario.
Así pues, cuando el causticum ni alivia ni cura, ignoramos si existe
un desórden funcional ú orgánico, procedente del retroceso de una
erupcion crónica de la piel con neuro-astenia. Es, por lo tanto, una
de sus especialidades en el tratamiento de los reumatismos crónicos,
de las convulsiones y de la corea, de las parálisis de un lado del
cuerpo y de la cara, de los tics dolorosos, de las hemicráneas, de las
oftalmías antiguas, de los corizas, de las laringitis, de las vaginitis,
de las otitis, de las estomatitis, de las gastralgias, de los
estreñimientos y diarreas interminables, del asma y de las afecciones
del corazon, el que estas enfermedades procedan de uno de esos
vicios que no indicamos, de un herpe si se quiere, que ha llegado al
período secundario ó terciario; es decir, que habiendo abandonado
total ó parcialmente su sitio original, la piel, se ha fijado en los
tejidos mucosos, serosos, musculares, fibrosos, óseos.
Es, pues, en personas herpéticas y afectadas profundamente y por
mucho tiempo de esta diátesis, en las que obra con preferencia el
causticum por su accion electiva sobre la piel. La afeccion de esta
superficie, sumamente modificada, alterada en su vitalidad, en su
tejido, en sus funciones, basta para esplicar una multitud de
afecciones internas, ya se presenten bajo la forma de neuralgias, de
neurosis, de irritaciones mucosas, ó ya se desarrollen con estremada
lentitud, empobreciendo la sangre ó disminuyendo la energía vital y
la actividad nutritiva. Un violento prurito, parcial ó general, que no
se limita á la piel, sino que ataca á las mucosas que están en contacto
con ella; la piel amarilla y arrugada; las erupciones miliares y
urticarias; las aftas, las ulceraciones, las erosiones en las mucosas y
la piel; los dartros pruritosos, que generalmente son húmedos,
exudantes, las vesículas ó el prurito, que se trasforma en dolor de
escozor ó corrosion; los dolores escoriantes y quemantes en las
mucosas, hé aquí los efectos del causticum, á los que es necesario
agregar el endolorimiento de los callos y clavos, y de las várices, el
desarrollo de verrugas y de inflamaciones limitadas á las
estremidades de los dedos de los piés y de las manos.
La clínica ha estendido el valor de estos síntomas, porque se ha
curado con el causticum, así como con la sal marina y el
subcarbonato de potasa, afecciones liquenoides, y porque se le ha
usado con éxito en el pénfigo y los efélides, como el arsénico y el
petróleo. Con el causticum, y algunas veces con el oro, la
staphisagria, el azufre y el ácido fosfórico, se han curado chancros
corrosivos, de carácter sifilítico ó mercurial, cuando el mercurio no
ha podido triunfar ó que habia contribuido á cambiar la forma
primitiva.
No se han tratado afecciones procedentes de una sarna mal curada ó
degenerada sin que se haya empleado el causticum, no obstante el
uso del azufre, la sepia, la clematida y otros medicamentos. Estas
afecciones entran naturalmente, ya por sí mismas, ya por los efectos
generales que determinan, en la esfera de accion del causticum.
El intertrigo, ó sea una especie de eritema que se sitúa en las
articulaciones, cede al causticum ó á grafito..... Los casos mas
simples y que no se refieren tan particularmente á una afeccion
antigua, tienen suficiente con la manzanilla, la ignacia y el
mercurio. El causticum con el subcarbonato de potasa, el carbon
vegetal y el centeno cornezuelo, es el mejor medicamento en los
sabañones, las tumefacciones lívidas, y las hinchazones venosas
asténicas de los dedos de los piés y de las manos.
Se usa el causticum con preferencia á la sepia, y antes y despues de
este medicamento, en las costras espesas, pruriginosas, situadas en
las partes laterales é inferiores de la cara. Se le usa tambien en el
acné despues de nuez vómica, cuando el arsénico y el subcarbonato
de cal no están mejor indicados. Despues del arsénico, es causticum
el primer medicamento que se debe elegir en el tratamiento de la
zona. El grafito, el zumaque y el mercurio tienen la misma
indicacion en esta afeccion.
Los dartros en general, y las erupciones vesiculosas en particular,
son propias del causticum. Es sabido que las dificultades que suscita
el tratamiento de las afecciones cutáneas, conducen á poner en juego
otros medicamentos como el mercurio, la sal marina, el zumaque,
que afectan tener en estos casos una accion análoga á la del
causticum. Este es tambien útil en la frambuesa, especie de ficus
esponjoso sanguíneo, y para el que puede usarse el carbonato de cal.
Las verrugas ceden mejor al causticum, y el prúrigo reclama este
mismo ó el mercurio.
Debemos indicar la utilidad del causticum en la viruela en union con
el mercurio corrosivo. Esta medicacion, recomendada por el doctor
Teste, que aconseja administrar el primero por la mañana y el
segundo por la tarde, desde las primeras pústulas, está ya indicada
en parte por Hahnemann y autorizada por los ensayos hechos con el
causticum por el doctor Dufresne en 1833, como se ve por los
síntomas siguientes: «en las manos: granos trasparentes, cristalinos,
redondos en su vértice, pruritosos, sin auréola; al dia siguiente están
rodeados de una auréola roja y llenos de una agua lechosa; al tercer
dia se llenan de pus, algunos se ulceran; en el cuarto, los que están
aislados, se secan.»
El doctor Teste ignora probablemente estos síntomas que no se han
insertado en la patogenesia del causticum publicada posteriormente.
Nos resta indicar su eficacia en las fístulas del ano y en los abscesos
de la márgen del mismo. Para este último caso, el mercurio dulce, el
cyclamen y el carbon animal son medicamentos de una utilidad
superior á causticum. Hé aquí algunas afecciones en las que la
esperiencia hablará quizá en favor de causticum: ambliopia
amaurótica, catarata y la misma blefaroftalmía. El causticum ha sido
eficaz algunas veces en ciertos casos de escoriaciones de los niños y
de los pezones de las nodrizas; pero en el primer caso se debe
preferir el azufre, la stafisagria y la manzanilla; en el segundo, están
mejor indicados el azufre y el árnica, y aun el grafito.
Dósis.—Quizá no se cite un caso en que este medicamento haya sido
útil á mas dósis que la de una gota de la sustancia pura tomada en
varias veces al dia, mientras que la clínica registra en sus anales
multitud de hechos curados con dósis de una gota ó de algunos
glóbulos de la sesta hasta la trigésima atenuacion, administradas á
largos intérvalos, por ejemplo una dósis por semana, ó ya con
insistencia á dósis diarias por quince ó mas dias.
CHAMOMILLA.—MATRICARIA CHAMOMILLA
(Manzanilla).
§ I.—Historia.
La manzanilla comun ó chamomilla matricaria es hoy uno de los
medicamentos mas importantes; es hasta indispensable en un gran
número de enfermedades de los niños. Esta planta es de la familia de
las corimbíferas, Jussieu.—De la singenesia poliandria, Linneo.
Al leer este capítulo sobre la manzanilla, los lectores no
acostumbrados á los trabajos de Hahnemann y á estudios del género
de los que nos ocupamos, se admirarán quizá de la importancia
terapéutica tan auténticamente reconocida en esta pequeña planta,
que se la puede denominar, con un célebre profesor de terapéutica de
Viena, la panacea de los niños y de las personas nerviosas.
Hahnemann tiene títulos incontestables al reconocimiento de todos
los médicos, preciso es confesarlo con franqueza, sea cual quiera la
escuela á que pertenezcan. Al hablar de la manzanilla, importa
recordar que la mayoría de plantas usadas en la antigüedad han sido
separadas poco á poco de nuestras materias médicas, hasta el punto
de caer en el mas completo olvido, ó cuando mas, relegadas á las
recetas populares y á las madres de familia que las emplean en tisana
é infusiones, guiadas por los groseros datos del empirismo; viéndose
la medicina privada de las propiedades de los simples que el Creador
ha esparcido con profusion alrededor nuestro, con sus variadas y
especiales virtudes. Esta es la razon del por qué hallamos remedios
activos y útiles, medios terapéuticos de una potencia incomparable
muchas veces, en las plantas vulgares, en vegetales que por su
abundancia y pequeñez parecen despreciables, cuando es una verdad
demostrada que la naturaleza es mas especialmente admirable en las
cosas pequeñas: maxime miranda in minimis; siendo generosa hasta
un punto que afecta desconocer la ciencia moderna, demasiado
orgullosa con sus descubrimientos químicos.
§ II.—Generalidades sobre la accion fisiológica y terapéutica.
La manzanilla es el primer medicamento de la infancia; corresponde
al predominio nervioso de esta época de la vida y á todas sus
instabilidades, á su sensibilidad exagerada, á sus congestiones
fugaces ó incompletas, á sus alteraciones gástricas, á sus fiebres en
lo que tienen de nervioso, á sus acedías, á sus vómitos ácidos, á sus
diarreas biliosas ó ácidas, á sus cólicos, á sus insomnios, á sus
ansiedades ó agitaciones. La manzanilla hace inútiles en esta tierna
edad multitud de medios indirectos, y reemplaza en union de
acónito, mercurio y la belladona, los vejigatorios comunes, los
emolientes, los absorbentes, los narcóticos.
En los adultos y aun en los viejos, corresponde la manzanilla á la
nerviosidad, al eretismo de las personas delicadas, en los muchos
padecimientos ocasionados por una sensibilidad exagerada y por la
disposicion á fluxionarse los órganos debilitados. Disminuye la
sensibilidad en las neuralgias, calma la impresionabilidad general y
hace menos graves los inconvenientes que resultan del abuso del
café y de los paliativos narcóticos; disipa la fiebre, el calor, la
cefalalgia, los movimientos espasmódicos, las odontalgias, la
opresion de estómago y las diarreas, cuando estos padecimientos son
debidos á grande incomodidad moral, y particularmente si proceden
de afectos tristes y contrariantes, y cuando el despecho que resulta
ha podido desahogarse por la cólera, ó un arranque de impetuosidad.
Es importante indicar que los efectos de la manzanilla son nulos en
los casos en que la impetuosidad ó la cólera ha sido comprimida y
no ha podido estallar; en esta circunstancia, está mejor indicada la
staphisagria. Otro signo de gran valor práctico es que la manzanilla
es inútil en las personas que soportan los dolores con calma y
paciencia. Los prácticos que mas han empleado este medicamento
están acordes sobre el carácter de la manzanilla, y en que difiere
esencialmente de la pulsatila, de staphisagria, del cólchico, del
zumaque, de la quina, etc.
Bajo el imperio de la manzanilla, el humor es desapacible, terco, y
la persona sensible é irritable. La nuez vómica le produce irascible y
violento; la coca de Levante tiende á la grosería y á una
concentracion taciturna en sí mismo; la pulsatila, por el contrario, le
produce dulce, tímido, sensible hasta hacer llorar, etc.... Por otra
parte, los caractéres del moral tienen tal importancia en la eleccion
del medicamento, que á veces inclinan por sí solos la balanza en pró
ó en contra de uno ó de otro, cuando los síntomas físicos son iguales
para todos, ó, por el contrario, indican que debe recurrirse á otro.
La accion electiva de la manzanilla sobre los nervios ganglionares
reconocida por Hartmann, es innegable cuando se estudia la larga
série de sus fenómenos nerviosos prodrómicos, y sus efectos
secundarios sobre el sistema sanguíneo: estos efectos no carecen de
toda influencia nerviosa, y conducen seguramente á la astenia y á la
disminucion de la actividad nutritiva. La manzanilla, en fin, altera la
nutricion á consecuencia de las lesiones funcionales que determina
por su accion nerviosa; sus efectos en las vísceras y las glándulas no
tienen otro orígen. Su accion sobre el cerebro y médula espinal
tambien es indirecta.
Se podria hacer de la manzanilla un hipostenizante nervioso y
gástrico en el espíritu de la doctrina rasoriana, y un escitante
nervioso y gástrico segun las ideas del vitalismo hipocrático. Para
nosotros, es un medicamento que obra electivamente sobre el
sistema nervioso ganglionar, y por este, en el nervioso cérebroespinal; en su accion sucesiva en uno y otro sistema nervioso,
consiste el que sea nervioso, neurálgico, espasmódico, gástrico,
sanguíneo, y finalmente asténico. Esta astenia aumenta al principio
la sensibilidad, pero lo hace de una manera muy distinta de como lo
verificaria si su accion fuese directa sobre el cerebro, puesto que
siempre imprime su sello especial en la esfera nutritiva y linfática, es
decir, allí donde produce su primera impresion en los nervios
ganglionares.
Las afecciones neurálgicas de la manzanilla no tienen gravedad á
pesar de su agudeza, ni en el momento, como en las de arsénico, ni
por sus consecuencias como en el causticum y la nuez vómica.....
Sus espasmos, su nerviosidad, no tienen el punto de partida en los
centros nerviosos, como el café y la belladona, sino que se dirigen á
aquellos directamente, como el semen-contra, la gratiola.
Los fenómenos nerviosos que se pueden referir á los prodromos de
un estado febril, denotan en la manzanilla alguna analogía con la
ipecacuana, y sobre todo con el acónito; y cuando se trata de
inflamaciones locales, la manzanilla es superior en eficacia al
último, antes que la flogosis se desarrolle francamente y cuando se
trata de órganos dotados de una grande sensibilidad, como el ojo por
ejemplo. Sus síntomas, que recuerdan la accion nerviosa grave del
arsénico, no son el efecto directo de una accion especial sobre el
sistema nervioso, sino de una perturbacion funcional, debida á un
esceso de sensibilidad, de tal manera, que se podria atribuir á la
manzanilla una ataxia benigna, mientras que la maligna es propia de
arsénico.
La manzanilla presenta inflamaciones que terminan por resolucion,
y nunca por metástasis, como sucede en la pulsatila; ó por
supuracion, como en la belladona; ó por diaforesis, tialismo y
aumento de mucosidades, como en la dulcamara, el saúco, la
ipecacuana; ó por derrames serosos, exudaciones de linfa plástica,
como en el arsénico, brionia, mercurio; las inflamaciones de la
manzanilla tienen un carácter nervioso, que no se eleva á la altura de
las inflamaciones reumáticas. El elemento reumático en la
manzanilla está exento de tumefaccion real, pero no de tension, y
sus dolores son vivos; á veces son escesivos, y parecen ocupar los
órganos profundos, los neurilemas, las membranas fibrosas, el
periostio. Los fenómenos generales se manifiestan mas por la noche,
y la fiebre es mas nerviosa que sanguínea, en lo cual es análoga á
ipecacuana, como se ve por los síntomas siguientes: dolores cólicos,
vómitos, diarrea, molimen hemorrágico, hemorragias, opresiones,
tenesmo uterino y anal, eretismo, congestiones tumultuosas. Se ha
preconizado infundadamente este medicamento en una multitud de
afecciones graves, no solo febriles, sino orgánicas, y hasta en el
cáncer. ¿Seria menester, á propósito de un carcinoma, enumerar
todos los agentes capaces de modificar ó disipar los síntomas
puramente accesorios? Obrar de esta manera, seria estender el uso
de la manzanilla, haciéndola salir de su esfera de accion. No
queremos decir con esto que no se pueda emplearla en casos graves,
para obrar sobre el sistema nervioso y calmar el esceso de
sensibilidad que complica á la enfermedad. Por otra parte, rara vez
es suficiente por sí sola para curar una afeccion, porque corresponde
á la recrudescencia de una dolencia crónica, al eretismo, á la
nerviosidad, á la fluxion, pero no puede abrazar en su esfera de
accion los diversos elementos de una enfermedad aguda fija y de
alguna duracion.
Se usa la manzanilla, lo mismo que el café, para calmar la
irritabilidad que exacerba la receptividad medicinal. Es opuesto en
esto al azufre, que escita la impresionabilidad del organismo. La
manzanilla solo es el antídoto del café, en cuanto que corresponde á
la irritabilidad que este último ocasiona. Esta es tambien la razon del
por qué es igualmente el antídoto de la nuez vómica, pero con la
diferencia, respecto al café, que la manzanilla aumenta la
irritabilidad nerviosa general y la cefalalgia, y la accion de la nuez
vómica se manifiesta por el eretismo gástrico é intestinal.
Debemos manifestar que no se trata aquí de antídotos químicos, de
los que no nos ocupamos. Ya se ha podido conocer que solo
indicamos incidentalmente los dinámicos: la razon es bien óbvia,
puesto que el antídoto dinámico es simplemente el medicamento que
por sus efectos se aproxima mas á los producidos por otro, como
acabamos de manifestar en la manzanilla, respecto al café y la nuez
vómica. La importancia que en ciertos manuales se da á los antídotos
nos parece pueril, puesto que no mencionan los síntomas
medicamentosos que indiquen tal ó cual medicamento. Obrar de esta
manera es introducir en el cuadro nosográfico los padecimientos
medicinales, lo cual es por lo menos, supérfluo, porque esta especie
de enfermedad medicamentosa es del dominio de la materia médica,
y lleva consigo la idea del medicamento que la ha producido y del
que mejor cubre los síntomas; estos, además, son aislados é
incapaces de constituir una enfermedad, solo son epifenómenos,
accidentes, que el médico llamado á combatirles trata con los
medicamentos apropiados al caso presente. Así, pues, la pulsatila,
que es uno de los medicamentos mas opuestos á la manzanilla,
puede, no obstante, llegar á ser su antídoto, especialmente en las
afecciones gástricas y en las neuralgias.
§ III.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Para hablar con propiedad, la manzanilla no tiene mas que una
accion aguda, porque aun en las afecciones crónicas en que está
indicada, solo las constituye en realidad una lesion funcional debida
á un esceso de irritabilidad. Al espresarnos así, no es nuestro ánimo
decir que las lesiones nutritivas y de los tejidos sean estrañas á la
manzanilla, sino manifestar tan solo el hecho demostrado por la
clínica, que las lesiones son consecutivas á la irritabilidad exagerada
de los tejidos, á una sensibilidad morbosa de los órganos digestivos
y quilíferos, de donde resulta una diminucion de la actividad
nutritiva, una falta de reparacion orgánica y las lesiones de los
tejidos.
Se puede decir en verdad que hay pocas enfermedades agudas ó
crónicas, y en todas las edades, en las que la manzanilla no tenga
una indicacion que llenar; pocas enfermedades que no pueda
simplificar ó regularizar; pocos padecimientos que no alivie, ya que
no los cure. Es un medicamento de uso habitual, y tanto mas útil hoy
dia, cuanto que el elemento nervioso se une más y más á las fiebres,
y que la astenia nerviosa produce la irritabilidad anémica en un gran
número de enfermedades crónicas.
A. Fiebres.—En toda afeccion febril las consideraciones etiológicas
tienen la mayor importancia. La irritabilidad, el estado nervioso, el
eretismo, que caracterizan la accion de la manzanilla, la hacen
propia naturalmente en las fiebres con síntomas versátiles, tales
como ansiedad, frio, calor intenso, escitacion sensorial, abatimiento,
etc. Pero remontándose á la causa, se observa casi siempre, que
cuando es moral la que preside en una afeccion dada, y consiste en
una contrariedad viva con acaloramiento ó en un acceso de cólera
manifiesto, las afecciones que resultan son del dominio de la
manzanilla. Con mas irregularidad y espasmos, reclama desde luego
la ignacia, y si la gravedad fuese mayor, el eleboro blanco, la coca
de Levante, el arsénico, medicamentos que estarian mas indicados,
el arsénico solo con principalidad, si el despecho y la cólera no
fuesen las causas de la fiebre.
Cuando la alternativa de los calosfríos y del calor es mas regular, y
la fiebre ha avanzado más, es preferible la brionia, aun cuando las
causas sean las mismas y el principio de la dolencia igualmente
nervioso. Si se declara un foco inflamatorio, cada órgano, cerebro,
hígado, pulmon, reclamará el medicamento pirético mas
conveniente, la belladona, el mercurio, sin renunciar, no obstante, á
la manzanilla ó la brionia, que son aun los mas indicados, si los
primeros efectos de la cólera ó de la indignacion indican una
hepatitis ó cualquiera otra flegmasía, porque esta inflamacion estará
caracterizada por la nerviosidad y el eretismo del mismo modo que
la fiebre.
La fiebre catarral, en su principio, que reconoce por causa un
enfriamiento, exige la manzanilla por los síntomas nerviosos, así
como por la gastricidad. Esta puede ser ardiente, y el calor
desigualmente repartido, el abatimiento grande, como la ansiedad ó
la susceptibilidad; hay calosfríos frecuentes y aumento de algunas
secreciones, á espensas de otras, como, por ejemplo, mucosidades
intestinales, vómitos, diarrea, sequedad de la piel, coriza fluente,
lagrimeo y escasez de las orinas; porque la irregularidad de la accion
de la manzanilla se estiende á las funciones é induce en las
secreciones una alteracion eminentemente nerviosa, que es la natural
de este medicamento.
La manzanilla tiene por lo mismo la propiedad de restablecer el
sudor, suprimido por un enfriamiento ó una emocion fuerte, cuando
esta supresion provoca una grande irritabilidad y agravacion de la
fiebre. Pero esta propiedad no se estiende á volver el sudor
suprimido en el curso de una fiebre exantemática y que agrava el
estado del enfermo, porque la lesion deja de ser simplemente
funcional por las circunstancias de la erupcion y las modificaciones
que este accidente no tarda en producir, si el acónito ó el arsénico
no lo remedian.
B. Afecciones locales; flegmasías.—Si la manzanilla está mas
frecuentemente indicada en los niños y las personas nerviosas y
delicadas, es porque su organismo es mas impresionable, sus
enfermedades mas eréticas é irregulares, y mas subordinadas á la
accion nerviosa. Tambien las circunstancias de heridas, de pérdidas
de sangre, de emocion violenta, de dolores fuertes y vivamente
sentidos, disponen favorablemente á la accion benéfica de la
manzanilla. Una de las principales circunstancias de este género, es
el parto y el estado de las recien paridas. Su impresionabilidad exige
muchas veces el uso de este medicamento, aun cuando se presenten
fluxiones uterinas y peritoneales: en estos casos, la versatilidad de
los síntomas, los espasmos, la estremada sensibilidad, el carácter
nervioso de la fiebre, el dolor y tension locales, están acompañados
de abundantes loquios, mientras que las demás secreciones se
suprimen. No debe admirar que la manzanilla haya sido tan usada
mas bien como medio accesorio en las fiebres puerperales, en las
metritis, en las metrorragias, aun en las ocurridas despues del parto,
en los fenómenos nerviosos que preceden y siguen al aborto, en las
convulsiones y en los espasmos abdominales de las mujeres
embarazadas ó paridas, en la fiebre láctea y en la supresion de esta
secrecion, en los cólicos menstruales en fin, y en los dolores
violentos que suceden al parto.
La manzanilla solo juega en el tratamiento de las afecciones de los
órganos torácicos, á título de paliativo, de una irritabilidad y de una
astenia nerviosa característica; por ejemplo en ciertas coqueluches y
toses por irritacion. El catarro sofocante y la bronquitis de los niños
exigen con frecuencia su uso, particularmente si la causa es un
enfriamiento, ó se la alterna con la ipecacuana ó la belladona. Los
casos mas graves reclaman el arsénico. Ultimamente, tambien
pertenecen á la manzanilla la respiracion sibilante y anhelosa de
ciertas bronquitis, la tos con sensacion de contusion en la region
umbilical, la que es seca y mas violenta por la noche, la producida,
en fin, por una sensacion de arañamiento en la laringe.
No es solo en la hepatitis ocasionada por la indignacion ó la cólera
la en que la manzanilla tiene su oportunidad, sino en todas las
fluxiones é inflamaciones que reconocen las mismas causas, que
presentan la misma irritabilidad de la fibra, la misma tension, el
mismo estado de espasmos. Estos casos, mas bien nerviosos,
presentan con preferencia la sensacion de tension á la tumefaccion,
la sensacion de calor quemante que el calor real; no hay dolores á la
presion, pero sí mas ansiedad que dolor. Respecto á la hepatitis, el
dolor es nulo ó casi nulo en la inspiracion, y este dolor, la opresion y
la incomodidad en la region precordial, manifiestan más el carácter
nervioso de esta inflamacion, que no la afeccion de la cara convexa.
La manzanilla, en fin, conviene esencialmente en la hepatitis de los
niños, en los que el parénquima del hígado se afecta muy poco.
El primer período de la oftalmía catarral, pertenece á la manzanilla,
si hay sequedad de la conjuntiva; despues se administra la belladona
por regla general; la euphrasia está indicada cuando hay lagrimeo, y
sobre todo en el segundo período; la manzanilla además es
igualmente útil en la oftalmía húmeda de los niños y en las
conjuntivitis dolorosas. Lo es tambien en casos de fotofobia, de
irritacion de los bordes libres de los párpados, en personas nerviosas
que cansan la vista en el bufete y en los talleres.
Agregarémos para concluir este asunto, que la manzanilla
corresponde en las mujeres nerviosas y en el molimen menstrual de
las jóvenes, si hay cólicos y sensacion de presion hácia el útero; en
menstruaciones abundantes en las que la sangre es oscura y
coagulada, con accesos de debilidad, frio en las estremidades, sed,
movilidad nerviosa; en las leucorreas corrosivas con escozor en la
vagina y aun dolores quemantes. Es igualmente propio de la
manzanilla, la supresion menstrual con escesiva sensibilidad,
tension y eretismo, dolores como los del parto, sensibilidad en el
hipogastrio, y mal estado de la nutricion, con derrames serosos.
C. Afecciones nerviosas.—Es muy eficaz este medicamento en la
eclampsia con diarrea; convendrá la ipecacuana si hay vómitos; y la
belladona, en la congestion cerebral; el estramonio, en la eclampsia
con congestion cerebral de carácter nervioso mas que sanguíneo; el
centeno cornezuelo, si hay temblor y contorsiones musculares.....
Las congestiones cefálicas á consecuencia de un acceso de cólera
pertenecen á la manzanilla, si dominan los espasmos y la
nerviosidad, a la somnolencia.
Calma asimismo de un modo maravilloso las convulsiones de los
niños, aun cuando tengan lombrices, en cuyo caso la somnolencia
indica la cina; la ignacia tiene tambien sus indicaciones en las
convulsiones graves de los niños, y cuyo peligro se puede conjurar
con igual facilidad con la manzanilla. Los gritos de los niños cuya
causa se ignora, ceden muy bien á este medicamento, y todo lo mas
que puede ocurrir, es el recurrir á veces á la belladona; debiéndose
comprender que no hablamos aquí del grito cefálico.
La grande impresionabilidad nerviosa que molesta y prolonga
algunas convalecencias y que es propia de algunas constituciones
delicadas, cloróticas, á la menor emocion, á la menor pérdida de
humores, presenta una indicacion vital de primer órden la
alimentacion; pero para que esta sea fructuosa, debe intervenir la
manzanilla, sola ó alternada con la quina. Si es preciso crear sangre
como el moderador natural de los nervios: sanguis moderator
nerviorum, la manzanilla ayuda á su reparacion, porque modera,
calma el sistema nervioso al menos paliativamente, combatiendo la
sensibilidad morbosa.
D. Neuralgias.—La accion de la manzanilla sobre el sistema
nervioso induce á considerarle como un medicamento precioso en
las neuralgias y las afecciones dolorosas. Estos dolores están
acompañados de un estado de escitabilidad y sensibilidad superior á
todo, sufrimiento, espasmos, debilidad como paralítica, accesos de
desvanecimiento; los dolores son dislacerantes, tractivos, pulsativos;
se agravan con el calor de la cama, ó durante la noche. Esto no
obstante, el calor les alivia en particular por el dia; se esperimenta,
en fin, una necesidad de mover constantemente las partes afectas.
Desde que el dolor empieza, decaen las fuerzas, sobreviene el
abatimiento, y la sensacion de incomodidad y de angustia que
inspira, se eleva hasta la desesperacion; se la cree, por lo menos,
insoportable. La hemicránea, las incomodidades de la cabeza, las
odontalgias, los dolores del ojo y del oido, las gastralgias, los cólicos
y los calambres que cura la manzanilla, tienen algunos de los
caractéres designados.
E. Afecciones reumáticas.—Las que son propias de este
medicamento consisten en la alternativa de calosfríos y calor,
calores parciales, rubicundez de las mejillas y frio de las
estremidades, igual irregularidad del sudor, aumento y
generalizacion del calor que á veces es quemante por la noche y en
la cama, ansiedad, sed, gemidos. A los dolores dislacerantes
acompaña la sensacion de entorpecimiento; no hay hinchazon; este
llega hasta la parálisis de las partes afectas, particularmente despues
de la sensacion de dolor, como si la inervacion estuviese agotada en
estas partes. Estos dolores, además, son ordinariamente profundos, y
parecen situarse en el periostio y las partes fibrosas. No es raro que
se exacerben mas bien al crepúsculo, se alivian siempre por la
mañana y dejan dormir. Este es tambien el carácter de los dolores de
la quina, del ledum, del mercurio.
F. Afecciones gástricas.—La eficacia de este medicamento en las
afecciones gástricas; gastritis crónicas, gastralgias, gastro-atonías,
dispepsias, diarreas, enteralgias, se ha hecho proverbial en la escuela
alemana y entre un gran número de prácticos de otros puntos..... Su
accion se dirige esencialmente al elemento eretismo con astenia, es
decir, á la neuro-astenia. Cuantas veces se administre la manzanilla
en afecciones gástricas de esta naturaleza, su efecto curativo es
maravilloso. Contiene los vómitos y diarreas ácidas de los niños, si
bien alguna vez debe ser secundada con el ácido sulfúrico. La
brionia es el medicamento mas análogo en las gastralgias
procedentes de aflicciones morales, de emociones y de un esceso de
sensibilidad. Cuando se administra la manzanilla en una diarrea,
obra con particularidad en el estado nervioso de los intestinos, ó en
las congestiones y fluxiones eréticas del hígado y sus dependencias.
El elemento nervioso es su herencia y hoy dia es el dominante. En la
mayor parte de los casos de gastropatía, se puede tener presente, que
si la nuez vómica es ineficaz, la manzanilla aliviará, aun cuando sea
otro el medicamento indicado para la curacion.
Dósis.—Se curará á veces con una ligera infusion de un puñado de
la planta seca, que es preciso no confundir con la manzanilla
romana. Con mas frecuencia podrémos felicitarnos de las dósis
minimas, aun mas allá de la trigésima dilucion, especialmente si se
quiere rebajar y calmar la grande irritabilidad de los niños. Algunos
glóbulos ó una gota en medio vaso de agua tomada á pequeñas
cucharadas, es suficiente muchas veces.
La manzanilla matricaria no ha llamado la atencion de los
terapeutistas que desdeñan puerilmente los trabajos de Hahnemann,
pero colocan la manzanilla romana, que tiene mucha analogía con la
anterior, entre los medicamentos escitantes.
La manzanilla parthenium es otra planta parecida. La tintura á la
dósis de 3 á 5 gotas tomadas en tres ó cuatro veces y durante tres
dias, en el intérvalo apirético, en la remitencia, es un escelente
febrífugo en los niños, en los sugetos nerviosos, impresionables y
para todos los demás, cuando hay fenómenos gástricos y eretismo.
CHINA.—CINCHONA OFFICINALIS (Quina).
§ I.—Historia.
Vamos á tratar de la corteza de un árbol de la familia de las
rubiáceas, Jussieu.—De la pentandria monoginia, Linneo.—De las
varias especies de quina que se conocen, la de Loja ó quina amarilla
real es la de que nos vamos á ocupar, por ser la que ha servido para
las esperimentaciones fisiológicas, y porque es la que contiene las
proporciones mas convenientes y mas fijas de elementos
constitutivos, entre otros, la quinina.
La quina no es tan solo un antiperiódico. Esta denominacion general
es impropia para calificar exactamente la accion de este
medicamento, y aun capaz de inducir á error sobre el conjunto de
sus propiedades y omitir la mayor parte. Al denominar en absoluto
antiflogístico al medicamento que disipa la inflamacion;
antineurálgico al que cura el dolor, se cae en el mismo
inconveniente, porque hay pocos medicamentos que no puedan
reclamar uno de estos títulos, curando la fiebre intermitente, la
inflamacion y el dolor con los cuales cada uno de ellos está en
relacion de semejanza.
Felizmente la quina, proclamada por todas las escuelas como tónico
y antiperiódico por escelencia, es aun más, es un antineurálgico, un
antianémico..... Ya que nos dirijamos á su accion electiva
fundamental, ya que recurramos á alguna de sus propiedades
especiales, siempre tendrémos en la quina uno de los medicamentos
mas útiles en una multitud de enfermedades diferentes.
Guardémonos, pues, de limitar la quina á su accion sobre el sistema
vascular, á su virtud tónica ó á su propiedad hipostenizante; tanto
mas, cuanto que segun la intensidad de su accion y su duracion, es
sucesivamente escitante, sedativo, tónico, alterante, etc..... Es
preciso estar entusiasmado por una idea sistemática largo tiempo
sostenida, para clasificar todos los medicamentos con los nombres
de hiperestenizantes ó hipostenizantes de los diversos aparatos
orgánicos; clasificacion que se ha ensayado en la dominacion de las
escuelas, sin conseguir otra cosa que enumerar con el primer título,
esto es, de hiperestenizantes á algunas sustancias que en su accion
completa solo habian llegado á deprimir las fuerzas, y conduciendo
á la astenia, si bien produciendo alguna escitacion en su primera
impresion sobre el organismo. El amoníaco, el opio, el alcohol, la
canela, ¿no conducen á caquexias profundas, á efectos dinámicos
radicalmente asténicos? Y la menta, el acónito, la belladona, la
quina, ¿no escitan el sistema vascular y el eje cérebro-espinal? Solo
se llega á la verdad estudiando la accion de un medicamento en
todas sus fases y apreciándola en el conjunto de sus síntomas.
§ II.—Efectos fisiológicos.
La esperimentacion es el único modo mejor de apreciar el justo
valor de los efectos del medicamento de cuyas propiedades nos
vamos á ocupar. El título de antiperiódico en las fiebres
intermitentes, ya regulares, ya irregulares y palúdicas, le ha
adquirido
legítimamente.
Los
resultados,
generalmente
momentáneos, obtenidos con la quina en varias enfermedades en las
que la intermitencia solo es un accidente, depende de la exageracion
de las dósis.
El valor de la quina como antiséptico, está limitado á las úlceras
atónicas, á las escaras en el sacro y en casos de abundante
supuracion. Pero no es comparable con el arsénico, ácidos
minerales, centeno cornezuelo, carbon vegetal en las lesiones
gangrenosas y en las afecciones pútridas, propiamente dichas.
Cualquiera que sea su potencia tónica y restaurante, está
contraindicado en las convalecencias de toda enfermedad grave, en
la que no ha habido pérdidas humorales debilitantes. Conveniente es
indicar, aunque de paso, que la debilidad en estos casos está siempre
caracterizada por cierto eretismo, que parece ser la causa de los
colores de las diversas secreciones. La quina no es útil en toda
debilidad y atonía, sino tan solo en la ocasionada por la inercia
nerviosa ganglionar, y por la falta de plasticidad, por la carencia de
reparacion nutritiva.
La accion antineurálgica y antireumática de la quina no es menos
patente que su accion febrífuga. Por una parte, exalta la accion
cérebro-espinal, y por otra disminuye la vitalidad de la fibra; los
tejidos pierden de su tonicidad y adquieren mas sensibilidad. Pero en
su primera impresion adormece la una y la otra por la influencia de
la congestion cerebral. Estos estados se suceden y caracterizan su
accion. Es el remedio especial de la diátesis reumática y de la artritis
subaguda, no solamente por su accion sobre la sensibilidad, sino
porque afecta particularmente los tejidos sero-fibrosos. Sus dolores
se distinguen por la agravacion nocturna y por la exacerbacion al
tocar la parte afecta; son seguidos, no de hormigueo y espasmos,
sino de debilidad pura.
Fenómenos constantes indican su accion sobre el cerebro, tales
como tintineo en los oidos, disecea, la misma sordera,
obnubilaciones; chispas; debilidad de la vista; somnolencia;
alteracion de las ideas, cefalalgia congestiva, latidos en la cabeza,
delirio, alucinaciones; estos fenómenos se aproximan á los de la
belladona.
Agréguese á esto los dolores variados; los calosfríos por todo el
cuerpo, y á lo largo de la columna vertebral, los dolores al empezar á
andar, los movimientos convulsivos de los miembros, el
adormecimiento de las partes sobre las que se está echado, la
debilidad general con temblor, la escitabilidad de todo el sistema
nervioso, los dolores pulsativos y dislacerantes en los huesos, las
incomodidades en los riñones, los infartos articulares, la estremada
sensibilidad á la impresion del aire esterior y de las corrientes de
aire, ¿quién no creerá que dibujamos el cuadro de las afecciones
reumáticas y artríticas?
Los fenómenos morales son: la alegría y la escitacion moral en el
período nervioso y sanguíneo de su accion. A este período pertenece
tambien la mayor agudeza ó exaltacion de los sentidos. Pero en el
curso de su influencia sobre la nutricion, ó, mejor aun, en su accion
pura sobre el sistema nervioso ganglionar, el moral está apático y
desanimado, la inteligencia parece participar del estado de
disolucion de los elementos orgánicos. A este período pertenece el
insomnio, el sueño agitado, interrumpido, no reparador, así como la
somnolencia es la compañera de la congestion cerebral, de la fiebre
ardiente, de su accion inicial.
El estado crónico de la quina está caracterizado por una profunda
astenia que afecta al moral lo mismo que al físico. Los líquidos se
empobrecen, los sólidos pierden de su consistencia, la piel se arruga,
concluye por distenderse por el esfuerzo de la serosidad que baña las
láminas del tejido celular. Los sudores y las orinas se aumentan y
arrastran materiales que deberian servir á la nutricion; se declaran
flujos colicuativos y sobre todo diarreas.
El conjunto de estos fenómenos espresa una accion constante en los
sistemas nervioso, raquidiano y ganglionar, tales son; calosfríos,
turgencia y edema, que constituyen la afeccion de los vasos
capilares; la flogosis y la hipersecrecion de la piel y de las mucosas;
la lesion de los órganos de la hematosis; el empobrecimiento de la
sangre y la abolicion de la nutricion, que forman la afeccion de la
vida vegetativa; el esceso de irritabilidad y la atonía de la fibra; las
neuralgias y los espasmos, que constituyen la alteracion de los
tejidos y una lesion especial de los nervios de relacion; la hiperemia
sanguínea y la escitacion del sistema circulatorio; la hidrohemia, que
constituye una lesion especial de la sangre.
Todos los síntomas flegmásicos de la quina son congestivos,
remitentes ó intermitentes. El número de pulsaciones disminuye
fuera del estado pirético, y en su accion pura y simple sobre el
corazon. En el mismo estado pirético, este medicamento tiene algo
de especial que no emana del estado inflamatorio. Está
perfectamente contraindicado en todas las enfermedades en que
domina este elemento, y especialmente en las afecciones agudas de
la vías aéreas.
El hierro, el arsénico, el mercurio, corresponden principalmente á
ese grupo de síntomas químicos; el mercurio, sin embargo, exige
mas disgusto y temblores musculares, que no son efectos constantes
de la quina. El hierro es generalmente su antídoto, y casi siempre en
este caso, la astenia nerviosa determina una sensibilidad escesiva por
la accion de los estimulantes esteriores, y de los latidos, de las
bocanadas de calor en las partes superiores. Así pues, los edemas y
los derrames serosos son por dos partes un elemento esencial de la
caquexia; si domina la diarrea, ó, mejor aun, si hay sudor rebelde, el
ácido fosfórico será el mejor antídoto de la quina; el mercurio lo
será en los infartos del hígado; la ipecacuana y el arsénico se
adaptan mejor á los efectos de la quina, complicados con afecciones
palúdicas.
§ III.—Efectos fisiológicos de las sales de quina.
Las observaciones de Wittmann, de Boelher, de Otton, primeros
esperimentadores del sulfato de quinina, le atribuyen los mismos
síntomas que á la quina y en el mismo órden de desarrollo:
escitacion del sistema sanguíneo, congestion é irritacion cerebrales,
afeccion gástrica y de todos los órganos digestivos, orina mas
abundante, turbia y sedimentosa, afeccion de la laringe y estado
anginoso, y otros síntomas mas especiales que las fuertes dósis
empleadas en un principio no favorecieron su libre desarrollo:
sobreescitacion de la sensibilidad y de los sentidos, disecea,
ronquera, dispepsia, diarrea, timpanitis, apatía moral, dolores
dislacerantes, chasquido en las articulaciones, accesos tercenarios y
cotidianos, reproduccion de los accesos á los ocho dias.
El sulfato de quinina es mucho mas apropiado al tipo intermitente de
las enfermedades que se presentan por accesos, aun en aquellas en
que la quina no está indicada. Al sulfato de quinina solo se deben
los síntomas de crup y de angina membranosa, y para los que se le
ha empleado recientemente. Se debe al parecer recurrir á esta sal en
los casos en que los tejidos y el sistema nervioso están mas
profundamente atacados.
Se han observado en la cinconina y sulfato de cinconina fenómenos
análogos á los producidos por la quina y el sulfato de quinina, pero
menos intensos, como lo prueba el escelente trabajo de Noack sobre
la cinconina y sus diversos compuestos. Esta no llega á la escitacion
violenta del sistema nervioso que produce el sulfato de quinina, y,
menos aun, á los efectos narcóticos, que son el último término. La
grande analogía de estos alcaloides de la quina consiste en sus
efectos sobre los órganos digestivos y la esfera nutritiva, por lo que,
en definitiva, armoniza con la accion de los ácidos minerales, y solo
difiere de la del causticum, por las hipersecreciones y derrames
serosos.
Los muchos autores que han tratado por esperiencias repetidas de
introducir la cinconina en la materia médica, para sustituir al sulfato
de quinina, son dignos de elogio; pero no han podido conseguir que
la primera sal cure mejor las dispepsias y las acedías que el sulfato
de quinina....., y las moderadas dósis que la exacta apropiacion del
medicamento exige en la mayor parte de los casos, no permiten dar á
la cuestion de economía la misma importancia.
Resulta de observaciones multiplicadas que la quina goza de mayor
eficacia en las estaciones cálidas y templadas, en lugares bajos ó
pantanosos, en personas debilitadas por fuertes sudores durante sus
trabajos ó en los grandes calores; en los que han sufrido pérdidas
considerables por evacuaciones sanguíneas, por purgantes, por
supuraciones; en los que abusan de bebidas acuosas ó gaseosas y
cargadas de ácido carbónico; en los temperamentos linfáticos,
linfático-sanguíneos, y en los casos de debilidad general con
flojedad. Sus contraindicaciones, por el contrario, se hallan con
frecuencia en las personas nerviosas, en hombres de una actividad
intelectual incesante y tambien física.
Se habla mucho de febrífugos, de sucedáneos de la quina; se observa
con cierta admiracion que, cuanto mas febrífugos son, mas gozan de
propiedades antineurálgicas; hay afan de clasificar las fiebres
intermitentes sin consideracion á los síntomas esenciales y
característicos, y no le hay para clasificar los febrífugos, cuyos
caractéres y síntomas diferenciales se desconocen; no se ha
comprendido la razon de la preeminencia de la quina, y sobre todo
del sulfato de quinina; es decir, su accion especial sobre el sistema
nervioso raquidiano en sus relaciones con el sistema nervioso
ganglionar.
Jamás se reemplazará al sulfato de quinina en el tratamiento de
afecciones periódicas nacidas bajo la dependencia de los nervios
raquidianos, ya directamente, ya por la reaccion de los nervios de la
vida orgánica sobre la médula espinal; en neuralgias periódicas,
fiebres larvadas de todo género, accesos de fiebres intermitentes
paludianas, fiebres remitentes de los países cálidos y pantanosos,
fiebres tifoídeas con accesos intermitentes y remitentes irregulares,
con tal que estas afecciones tiendan mediata ó inmediatamente á la
raquialgia, ó alguna otra afeccion, aun imperfectamente apreciada de
los nervios espinales, que reaccionan sobre los ganglionares, ó
recibiendo su influencia.
Es digno de notar que la quina, y especialmente el sulfato de
quinina, sean indispensables en el tratamiento de la mayor parte de
las fiebres graves, que se pueden llamar climatéricas, y que afectan
al hombre en ciertas épocas de su existencia, hácia los 7, 14, 21, 28,
35 años próximamente, segun las constituciones ó en una ú otra de
estas edades. En estas épocas de la vida sufre el organismo cambios
constitucionales importantes; las moléculas de la economía están,
por decirlo así, en estado de reconstitucion, y como en estas
afecciones, climatéricas tambien, es decir, de una aclimatacion como
la que los habitantes de un país muy septentrional sufren
generalmente al poco tiempo de instalarse en otro muy meridional;
afecciones intertropicales, fiebres graves, fiebres siempre largas,
siempre de tipos nerviosos y mas ó menos intermitentes ó
remitentes, durante las que cada parte del cuerpo, cada aparato es
afectado y modificado, y que en el curso de las mismas sufre la
nutricion los mas profundos ataques, y cuyo objeto evidente es
volver la constitucion de la persona enferma á un estado orgánico
mas en relacion con las nuevas influencias del sol y del clima, y mas
análogo á la constitucion de los naturales del país ó de los que ya le
habitan hace mucho tiempo.
§ IV.—Efectos terapéuticos.
A. Afecciones flegmásicas. Fiebres intermitentes. Diátesis
palúdica.—La quina no cuenta entre sus efectos, ni la fiebre
inflamatoria, ni las inflamaciones locales simples; la oftalmía que
registra su patogenesia, es subaguda, venosa ó linfática. Todos los
síntomas de la laringe y del pecho indican, ya el elemento nervioso,
ya la astenia, ya un molimen hemorrágico. El sulfato de quinina solo
produce un conjunto de síntomas locales y generales que se adaptan
al crup y á la angina diftérica, afecciones que no se puede decir que
sean simplemente inflamatorias, y para las cuales se la ha empleado
ventajosamente en nuestros dias. Sobre este asunto debe leerse el
erudito trabajo del doctor Tessier.
Aprovecharémos esta ocasion para espresar al menos una vez, que si
nuestras rápidas indicaciones pueden ser suficientes para los que
conozcan la materia médica, y que tengan la plena inteligencia de
nuestros resúmenes, pueden no bastar á otros que hallarán en las
monografías y en los tratados y memorias especiales, como en el
trabajo citado sobre el crup, todos los detalles necesarios. La
literatura médica es muy estensa, muy rica si se quiere, para poderse
detener á hacer todas las citas necesarias. Hubiéramos necesitado
duplicar la obra y redactar un trabajo de erudicion, y no una obra
directamente útil, una esposicion completa, y no una síntesis, es
decir, un cuadro general de estudios y de aplicaciones prácticas.
La quina, repetimos, no se adapta al elemento inflamatorio, no
ofrece analogía con el estado agudo febril y flegmásico franco. Así
pues, en una bronquitis es necesario aguardar al período subagudo y
crónico; y la respiracion sibilante, anhelosa, es entonces una de sus
mejores indicaciones, así como para la manzanilla; porque las dos
corresponden en este caso á la astenia nerviosa. La quina está
tambien indicada en la neumonía crónica ó que tiende á serlo; el
zumaque, el azufre, el mercurio y el licopodio están en el mismo
caso; pero el rhux y el mercurio no exigen, como la quina, que la
fiebre haya cesado: el azufre requiere mas irritabilidad y el licopodio
mas cronicidad.
En la fiebre reumática, la quina exige la remitencia, la cesacion ó
diminucion de la escitacion sanguínea, y una sensacion de frio al
interior y en las estremidades; exige tambien gastricidad y la
agravacion de los dolores por el menor contacto. El ranúnculo
bulboso es quizá el medicamento que, en esto, tiene la mayor
analogía con la quina.
En la fiebre nerviosa grave, gástrica-nerviosa, tifoídea, la quina
corresponde al estado de adinamia debida principalmente á las
grandes pérdidas del organismo; se observa una flojedad con
sudores ó flujo que aniquilan más y más. En general, la quina
responde á todas las fiebres procedentes de pérdidas, ó que las ha
habido humorales en el curso de la dolencia, y en todas las que se
prolongan por la influencia de fuertes evacuaciones naturales ó
provocadas, especialmente cuando estas son la causa principal de los
síntomas tifoídeos ó atáxicos.
Esta es la razon de por qué está indicada en la peritonitis, en su
período de exudacion, con calosfríos cuando el enfermo se destapa,
sudores muy abundantes y que no alivian, estado nervioso grave,
caracterizado por el calor ardiente y la sequedad de la boca, la
lengua de un blanco sucio, hendida y negruzca, las mejillas
encendidas, delirio, debilidad estrema. El arsénico es preferible en
los casos en que hay escesiva agitacion, con grande debilidad y calor
quemante.
La fiebre héctica reclama la quina, cuando el pulso es muy frecuente
y débil, el calor es mas fuerte por la noche, y que sudores
abundantes debilitan incesantemente; hay indiferencia para las
bebidas y los alimentos, incomodidad precordial despues de la mas
ligera cantidad de estos, y abultamiento del vientre. Se ha observado
hace ya mucho tiempo en las fiebres propias de este medicamento, y
en particular en la fiebre héctica, el sudor de la parte izquierda del
cuerpo.
La quina es el remedio mas comun de las fiebres intermitentes. Se la
ha sustituido, ventajosamente con el sulfato de quinina para el cual
el tipo intermitente es aun mas característico. Los tres estadios de los
accesos son regulares; hay calosfríos y frio, calor, sudor. La
turgencia de los capilares es muy pronunciada, la congestion cefálica
se eleva hasta el delirio, y no es raro que el dolor de cabeza sea
violento antes, durante y despues del acceso; muchas veces le
preceden accidentes gástricos, y otras tantas les subsiguen.
Todo tónico poderoso, todo estimulante enérgico, además de las
sustancias que tienen accion especial, son antiperiódicos, agentes
curativos de la fiebre intermitente por el método perturbador. Y nos
consta en efecto, que el ponche, el vino caliente, la esencia de
menta...., han curado en Africa tantas fiebres intermitentes como la
quina y sus sales.
Bajo este punto de vista, la quina es un tónico poderoso capaz de
provocar una escitacion perturbadora que cura momentáneamente la
generalidad de las fiebres intermitentes y de las enfermedades que se
presentan por accesos. Pero la accion aguda de la quina se dirige
especialmente á fiebres intermitentes regulares, de accesos francos;
como asimismo á los de toda afeccion que reconozca por causa el
miasma palúdico. En estos casos, con dósis débiles, no con las
perturbadoras, goza la quina de toda la especialidad de su accion
antiperiódica, y está en la plenitud de su accion terapéutica, porque
se halla perfectamente indicada. Estingue la fiebre, sin convertirse
en causa de otro acceso; vigoriza las fuerzas, sin perturbacion y de
una manera fija. Pero no es la panacea de todas las afecciones por
accesos ni de todas las fiebres intermitentes; no es un febrífugo
universal, y por consiguiente, los casos que reclaman su uso están
limitados á los que tienen analogía con sus síntomas.
Su accion fisiológica presenta tres estadios bien distintos, mas claros
que en cualquier otro medicamento. Obra primero en el sistema
nervioso, despues en el circulatorio, y luego sobre el nutritivo. Es
por lo tanto sucesivamente, concentrante, reactiva y discrásica. El
conjunto de esta accion sobre los dos primeros sistemas representa el
estado agudo en los tres estadios del acceso pirético. Su accion sobre
el sistema nutritivo representa el estado crónico y el período
diatésico.
Los fenómenos del estado agudo, en la quina, corresponden á la
constitucion linfático-sanguínea. La fiebre es precedida del espasmo
general de los capilares, desenvolviendo sus primeros fenómenos en
las estremidades de los vasos arteriales, en lo cual consiste uno de
sus principales puntos de contacto con el arsénico. La turgencia de
los vasos capilares á la que sigue el calosfrío y el frio, produce
despues un calor tanto mas vivo, cuanto mas violento ha sido el
orgasmo sanguíneo, guardando relacion directa con la intensidad del
calosfrío y del espasmo inicial.
En las constituciones mas análogas á la accion de la quina, la
irritacion, es decir el eretismo, no existe en el estado agudo; se
presenta, por el contrario, en las personas secas y nerviosas, lo cual
no es, en casos semejantes, una contraindicacion para su uso. Las
dos acciones de los sistemas nervioso y sanguíneo son separadas,
sucesivas, y la flojedad ó atonía que completa el movimiento
espansivo, el estado fluxionario de los órganos periféricos,
constituye el primer grado de la accion discrásica del medicamento.
Tal es la sucesion de los tres estadios del acceso. Esto esplica el por
qué en la quina no se presenta la sed sino en el momento en que los
fenómenos de escitacion sanguínea reemplazan á los de
concentracion y de frio espasmódico, es decir, en el momento en que
domina el orgasmo.
Sin embargo, así como una causa morbosa no produce en todos los
mismos efectos, y que, aun cuando la enfermedad tenga en todos la
misma índole, presenta no obstante formas diferentes; así un
medicamento no desarrolla constantemente en todos los mismos
síntomas, aunque su accion conserve siempre los mismos caractéres
esenciales. Por ejemplo, la quina producirá la sed en un sugeto
nervioso-sanguíneo durante los prodromos, ó si se presenta entre el
frio y el calor, se prolongará hasta la conclusion del tercer estadio, ó
bien el sudor será menor que en los linfático-sanguíneos.
El estado crónico de la quina está caracterizado por lesiones
funcionales permanentes, por dolores reumáticos y por alteracion de
la nutricion y de los tejidos. Estos efectos son siempre la espresion
del abuso del medicamento. Sometidos habitualmente los tejidos á la
escitacion erética y al orgasmo vascular de la trama orgánica, vienen
á ser el teatro de una laxitud asténica, de una estancacion de los
vasos privados de tonicidad, y sus células, sus láminas sobrenadan
en los líquidos dentro de los cuales no pueden reaccionar más.
La fuerza plástica se ejerce por la doble accion de apropiacion y
eliminacion, y si bien asimila incesantemente al organismo
moléculas nutritivas, tambien elimina y rechaza otras; á esta doble
accion, pues, de la vida vegetativa es á la que ataca la quina, á la que
debilita y aun reduce á la inercia. Así pues, el tejido celular,
elemento orgánico de todos los tejidos, de todos los órganos,
siempre está hinchado, edematoso, infartado, ó endurecido en alguna
parte. En este estado, es importante tener en cuenta los síntomas
morales. Son perfectamente análogos á los físicos, y están
caracterizados por la apatía, la indiferencia, el desaliento.
A medida que la vida se debilita, las alternativas de concentracion,
de espansion y de laxitud se hacen mas y mas irregulares, se agregan
á una fiebre discrásica consecutiva á la falta de nutricion, y tienden á
hacerse continuas. El estadio de flojedad ó relajacion que consiste en
el sudor, se trasforma en infartos, en flujo y con mas frecuencia en
diarrea; y aparte del endurecimiento de algunas glándulas y vísceras,
la quina no tiene lesiones orgánicas de otra índole. Las afecciones
quínicas, pues, son mas rebeldes que graves, y muchas veces un
régimen dietético conveniente y la actividad muscular son los
mejores medios curativos, porque desenvuelven mas enérgicamente
la fuerza plástica y producen un movimiento de sucesion mas rápido
de las moléculas orgánicas, es decir, una reparacion mas activa de
los materiales constitutivos de la economía.
Si el estado agudo de la quina corresponde á la constitucion
linfático-sanguínea, su estado crónico y discrásico está en relacion
con el temperamento linfático, con la constitucion fria y floja, en la
que el procesus plástico está lánguido y como entorpecido; en este
caso, ya lo hemos indicado, el moral está afectado en armonía del
organismo; los dos parecen en vías de disolucion: el organismo con
estancacion de materiales destinados á la reparacion de los órganos ó
á la eliminacion por las vías escretorias, y el moral con la apatía
característica de este medicamento. En este grado de la afeccion,
llega un momento en que es tal la diminucion de las fuerzas, que el
sistema nervioso, irritado por la insuficiencia de los materiales
asimilables, provoca una reaccion erética, que espresa á los ojos del
práctico las necesidades íntimas de la economía. Esta es la fiebre
recorporativa, metasincrítica, lenta, nerviosa, que da á veces por
resultado la reabsorcion de los líquidos infiltrados, y conduce á una
diarrea colicuativa con sobreescitacion nerviosa erética. Los
síntomas morales presentan entonces irritabilidad y ansiedad, y es
tambien cuando se observan algunos fenómenos atáxicos y pútridos,
último término de la accion quínica.
Ya hemos consignado, al hablar de otros medicamentos, como
tambien en este, un último período nervioso, una reproduccion de las
sinergias sobre el mismo sistema, cuyos síntomas difieren
esencialmente de los que indican el primer período de la accion
medicinal, el de espasmo ó de concentracion. En el primer
período, la accion se verifica de afuera adentro, y en el último es de
dentro afuera.
El estado caquéctico, espuesto en las líneas precedentes, recuerda la
consuncion tuberculosa y la diátesis paludiana; tres caquexias que se
asemejan con bastante exactitud. La quina, empero, es el remedio de
la caquexia palúdica, y el miasma palúdico es un remedio para la
tuberculizacion. Lo hemos indicado, aunque de paso; lo hemos ya
demostrado, y muchos prácticos, entre otros los doctores Boudin y
Feuillet, lo han confirmado. No es con negaciones como se destruye
este hecho adquirido, en nuestro concepto, por la ciencia; no se
consigue tampoco oponiendo los casos de fiebre intermitente
observados en algunos tísicos; porque seria menester saber en qué
grado de la tísis debe obrar el miasma palúdico. Habria, pues,
ligereza al tratar de comparar estos accesos de fiebre observados en
tísicos en el último período, y para los cuales no hay lucha posible.
No confundamos la caquexia, efecto directo de la infeccion
paludiana, generadora de la fiebre accesional y sus consecuencias,
con la caquexia quínica, efecto de las dósis repetidas y exorbitantes
de la quina ó de sus sales: el antídoto de esta última caquexia es el
arsénico, el hierro, la belladona, el sílice; el de la primera es la
quina. Cuando la caquexia paludiana ha avanzado, á pesar de haber
usado ó abusado de antemano de la quina, esta es aun uno de los
mejores medios de curarla, con la dósis de dos gramos del polvo en
un litro de agua, dejándole macerar por una noche, y dándola á beber
por fracciones, en uno ó dos dias, por supuesto despues de haberla
decantado. Este medio debe ser continuado por mucho tiempo, por
más de un mes, con cortas interrupciones.
B. Afecciones neurálgicas, reumáticas y artríticas.—La quina puede
contener casi todas las neurosis y neuralgias en su esfera de accion,
cuando domina el elemento asténico á consecuencia de pérdidas
considerables del organismo. La ninfomanía misma, las
espermatorreas, la corea, hallan en la quina, ya que no un remedio
curativo, al menos un poderoso auxiliar del tratamiento. En cuanto á
la ninfomanía y á la satiriasis, en las que la estenuacion y la
exaltacion nerviosa son producidas por el onanismo, es mas racional
recurrir al ácido fosfórico, al oro, á la nuez vómica y al mercurio.
Se ha despreciado generalmente el uso de la quina en las neuralgias,
y en particular en las odontalgias, por dirigirse á medicamentos cuya
accion sobre el sistema nervioso es mas electiva. Las odontalgias y
neuralgias de la quina son pulsativas y con calor; el dolor puede
hacerse quemante; se forman tumefacciones en el sitio del dolor; en
el mismo punto se verifican al menos, movimientos congestivos, con
principalidad en las odontalgias y cefalalgias. Estas últimas están
caracterizadas por una sensacion de presion y de agravacion en el
crepúsculo, por la noche y despues de comer: el hierro y la sabina
presentan casi los mismos caractéres generales y locales. Otro tanto
se puede decir del mercurio y la pulsatila, cuyos dolores se agravan
por el calor. Los dolores producidos por la quina se alivian á veces
con la misma; pero en este caso, así como en la mayoría de sus
neuralgias, el dolor se exaspera por el tacto, la impresion y el
movimiento. La agravacion por el tacto se encuentra tambien en
otros medicamentos, por ejemplo, en la stafisagria y el capsicum
annuum; en este último, el dolor está mas estendido en todo el
espesor de los tejidos de la parte afecta, mientras que en la quina se
presenta mas localizado. Los dolores de esta, en fin, ofrecen,
respecto á los de la manzanilla, del mercurio y del ledum de los
pantanos, además de la analogía de los síntomas generales y del
estado discrásico, la notable semejanza de agravarse en el
crepúsculo y aliviarse por la mañana.
Las afecciones reumáticas propias de la quina no empiezan por
fenómenos locales, sino por síntomas generales, tales como
calosfríos, congestion sanguínea en la cabeza y en la piel, y sudores
abundantes que no alivian. El medicamento mas análogo á la quina
bajo este aspecto es el ranúnculo bulboso, cuya fiebre es remitente
con exacerbacion por la tarde.
La quina guarda un término medio en cuanto á su agudeza en la
artritis, entre la brionia y el árnica. La brionia representa la mayor
agudeza, y el árnica la mas próxima al estado crónico, y la lesion
local domina los fenómenos generales en este último medicamento.
La pulsatila, por su accion sobre los capilares, presenta mucha
analogía con árnica, en la que las congestiones proceden mas bien
de la diminucion del movimiento circulatorio en los capilares, pero
con la diferencia de que estas congestiones son fijas en el árnica y
esencialmente movibles en la pulsatila, como ya se verá. La artritis
gotosa, en fin, mas en armonía con la quina, se presenta en la
rodilla. Pero sea cual quiera el punto en que se sitúe esta dolencia,
árnica y sabina son sus mejores auxiliares en los accesos
irregulares, ó que por lo menos se repiten despues de algun tiempo.
La piel que cubre la tumefaccion, no presenta cambio de color para
la quina y la sabina; está erisipelatosa para el árnica, roseada para la
pulsatila, roja para el mercurio. La stafisagria, que es un
medicamento cuyos síntomas generales armonizan con los de la
quina, está indicada en las artritis de accesos repetidos y con tofos;
el calor las alivia; así como, por el contrario, las artritis propias de la
sabina se alivian con el aire fresco.
C.—Afecciones hemorrágicas, anémicas, serosas. Flujos
colicuativos ó asténicos.—La quina es un medicamento esencial en
toda hemorragia pasiva, esterna ó interna. Está perfectamente
indicada en el estado congestivo local, el cual no debe confundirse
con el de una hemorragia activa, aun cuando la astenia nerviosa
desarrolle síntomas de eretismo local y aun general. El molimen
hemorrágico de la quina, ó este estado congestivo precursor y foco
de una hemorragia de este género, difiere poco de la del hierro; no
tiene los fenómenos nerviosos y atáxicos en el grado que les
presentan el fósforo y los ácidos minerales, y menos aun la
hemorragia. La quina conviene mas principalmente en las
hemorragias por recidiva, y cuando el organismo carece de sus
elementos reparadores. Se usa con éxito, por ejemplo, en las
epistaxis crónicas y repetidas, en las que el azafran es un buen
auxiliar; está tambien indicada en la clorosis dependiente de
menstruaciones escesivas, y de metrorragias; pero es preciso en
estos casos esplorar el estado del cuello del útero y atender á las
causas mecánicas ú orgánicas.
Las afecciones hidrópicas que resultan del empobrecimiento de la
sangre por evacuaciones sanguíneas y humorales escesivas, como la
hidroemia clorótica en las mujeres que han padecido metrorragias; el
edema local y la anasarca con palidez, debilidad, hinchazon y
tension del vientre, diarrea, orinas sedimentosas, son del dominio de
la quina. Tambien cura esta, auxiliada con el azufre, las oftalmías
agudas de las personas que padecen diversos derrames serosos. En
ciertos edemas de los órganos internos y en el hidrocéfalo
escrofuloso, se alterna este medicamento con el mercurio: en estos
mismos casos pueden obtenerse felices resultados con el sílice, y
aun tambien con la digital y la clematis.
En atencion á las condiciones asténicas de la quina, la ténia reclama
con frecuencia su uso, si bien el azufre, el grafito y el mercurio son
indispensables para su espulsion y para oponerse á su renovacion.
La nuez vómica está en el mismo caso, y la indicacion de una ó de
otra consiste principalmente en la debilidad muscular, en el color
amarillo de la piel, que además está seca y presenta placas
ligeramente furfuráceas; en una gran variedad, en fin, de
padecimientos nerviosos asténicos; para la quina, solo hay edema en
las estremidades é hinchazon de los párpados.
Acontece á veces en las personas leucoflegmásicas, edemáticas y
anémicas, que una grande irritabilidad se opone á la accion normal
de los medicamentos, y que el organismo tiene entonces menos
receptividad medicinal. Este estado, debido á la astenia nerviosa,
puede reclamar la benéfica accion de la quina, que disipa esta
irritabilidad tonificando, y que pone al organismo sensible á los
medicamentos apropiados.
Los flujos francamente colicuativos son muchas veces superiores á
los recursos del arte, por lo cual no es posible oponer con confianza
un medicamento. Sin embargo, cuando el organismo ha llegado al
marasmo mas completo por pérdidas considerables, los sudores y la
diarrea colicuativa pueden aun ceder con la quina. Este
medicamento, por otra parte, corresponde á todos los flujos
producidos por una debilidad estremada; está indicada en la
estomatitis y en la angina mercurial despues del yodo; en la lientería,
que la modifica tan ventajosamente como el laurel-rosa, el hierro, el
arsénico, el fósforo; en los loquios y leucorreas que debilitan por su
abundancia, en las broncorreas, en los catarros subagudos y crónicos
y en las tísis mucosas, que la dulcamara, el estaño y otros
medicamentos modifican igualmente. El uso de la quina en las
espermatorreas es menos feliz que el del ácido azótico, del hierro,
de la drosera y del sílice.
D.—Afecciones gangrenosas, ulcerosas.—Las escaras producidas
por el peso del cuerpo en un punto dado, ó que sobrevienen en el
curso de las fiebres, son del dominio del arsénico, del centeno
cornezuelo y del carbon vegetal, mas que de la quina y sobre todo
del alcanfor. No es el punto principal de la cuestion privar de olor á
las placas gangrenosas, indicacion mil veces insuficiente, sino el de
reanimar la vida, combatir la putridez, y dar á los tejidos sanos la
energía necesaria para eliminar la parte gangrenada. El arsénico, sin
olvidar el carbon vegetal y el centeno cornezuelo, es el medio mas
eficaz que se debe emplear, esterior é interiormente; con tanto mas
motivo, cuanto que es el mas á propósito para modificar la fiebre y
el estado general de un modo ventajoso.
La quina, sin embargo, y mejor aun el sulfato de quinina, se adaptan
á cierto período y á ciertas formas de estas especies de fiebres con
distintos fenómenos de putridez; la quina corresponde mas en las
escaras gangrenosas del sacro y de los íleos, pero despues que la
gangrena se ha limitado, que ha caido la escara, y que la superficie
de la herida está pálida y segrega un líquido mas bien seroso y
sanioso que purulento. Alternada en estos casos con el azufre,
facilita el desarrollo de los granos carnosos; efecto que produce en
cualquiera otra úlcera atónica con pérdida de sustancia.
La quina, el arsénico, el carbon vegetal y la manzanilla son los
medicamentos mas apropiados en las convalecencias penosas, segun
la forma de las lesiones, ya nutritivas, ya orgánicas, ya nerviosas y
funcionales, que caracterizan los estados respectivos de cada uno de
ellos. Nos limitarémos á indicar que tambien es útil la quina en los
chancros corrosivos despues del mercurio, ó alternándola con él ó
con el azufre. Esta medicacion evita casi siempre el dar el ácido
fosfórico, la stafisagria y el sulfuro de cal, y está basada en síntomas
que la diferencian de los efectos del oro, del arsénico y del
causticum, y mas aun de los de las sales del mercurio y yodo.
Hé aquí, en resúmen, las indicaciones de la quina y de sus sales,
indicaciones que, aunque mas numerosas, puede el práctico suplirlas
fácilmente por el conocimiento de su accion electiva y de los efectos
de este medicamento.
Dósis.—La quina se administra del mismo modo que la mayor parte
de los medicamentos, desde 5 á 10 gotas de la tintura, hasta una gota
ó algunos glóbulos de la tercera y aun de la sesta atenuacion.
Tambien se la usa, como ya lo hemos dicho, haciendo macerar por
una noche, de uno á tres gramos del polvo en un vaso grande de
agua, y tomándolo despues de decantado, por cuartas ú octavas
partes en el dia, aumentándose el resíduo de la misma manera hasta
dos veces.
La quina es uno de los medicamentos del que mas frecuente y
fácilmente se abusa. Muchas veces se va mas allá del objeto, y el
enfermo que se hubiera curado con una dósis pequeña, continúa lo
mismo por el efecto de las cantidades exageradas. Este es uno de los
motivos que indujeron al profesor Magendie á condenar todas las
medicaciones. Pero si hubiese meditado los resultados de las
pequeñas dósis propinadas por el principio de los semejantes, tal vez
hubiera proclamado la superioridad de este método al de la
espectacion, porque ayuda á la naturaleza sin contrariarla, y sin
traspasar sus tendencias.
Las trituraciones de la quina, á la dósis de un gramo en tres ó cuatro
tomas para un dia, son una de las mejores preparaciones contra la
fiebre intermitente ó contra la hidroemia, y ciertos estados diatésicos
análogos á la accion crónica de la quina.
El sulfato de quinina, como febrífugo, no tiene rival en el
tratamiento de las fiebres perniciosas y en las que nosotros hemos
denominado nerviosas graves, climatéricas, reconstitutivas, contra
las que es preciso usar dósis fuertes, hasta un gramo por dia, pues
sobre tan temibles afecciones, no hay aun tentativas suficientes para
establecer un tratamiento quizá mas racional.
En un gran número de casos de fiebre intermitente, puede
reemplazarse fácilmente á la quina con otros medicamentos de
accion mas análoga á la variedad de la forma febril. Ultimamente,
bastan las trituraciones cuando está bien indicada; se dará uno ó dos
gramos de la primera en tres porciones para el primer dia y en el
intérvalo apirético; la misma dósis de la segunda, para el segundo
dia, y, en fin, la de la tercera en el tercer dia, siempre en el intérvalo
de dos accesos, ó en la época en que se presume deba presentarse la
apirexia. A los consejos que en el curso de este capítulo hemos dado
sobre las dósis, al hablar de la apropiacion del medicamento por el
método de la semejanza, agregamos ahora, que estas deben ser tanto
mas débiles, cuanto mayor sea la apropiacion del medicamento.
CINA.—ARTEMISIA CONTRA (Semen-Contra).
§ I.-Historia.
La cina ó semen-contra (lombrices), la artemisa de Alep, cuyas
semillas se han empleado hace mucho tiempo en medicina, es de la
familia de las corimbíferas, Juss.—De la singenesia poligamia
supérflua, Linn.—Los autores antiguos solo se han ocupado de este
medicamento como antihelmíntico. Algunos han indicado, sin
embargo, el peligro de usarle á dósis muy fuertes, y tambien de sus
virtudes estomacales; Vitet dijo antes que algunos médicos
modernos: «Que esta sustancia irrita mucho; que produce cólicos y
convulsiones en los niños cuando se le administra en dósis muy
fuerte.» Pero estas aserciones no fueron apreciadas, resultando por
consiguiente ser completamente estériles. La santonina, principio
activo de la cina, y que tanto se usa hoy, goza al parecer de las
mismas propiedades que la sustancia de donde se estrae. Esto no
obstante, los estudios esperimentales hechos solamente con la cina,
nos obligan á ocuparnos esclusivamente de ella, con tanta mas
razon, cuanto que, empleada por la ley de la similitud y de
electividad, no ha sido nunca necesario emplearla á dósis fuertes,
evitándose así las incomodidades y molestias que el uso de las
mismas ocasiona.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Los efectos de la cina se manifiestan en los sistemas nutritivo,
gástrico y circulatorio, y están caracterizados por una alternativa de
calofríos y de calor, con pulso acelerado ó movimientos febriles
remitentes que conducen á la palidez, á la debilidad muscular, á la
diarrea, al aniquilamiento de las funciones, al empobrecimiento de la
sangre. El semen-contra tiene además entre sus efectos, la
hipersecrecion mucosa intestinal y la sensacion de hambre en la
misma fiebre. El nervio neumogástrico se altera particularmente por
la accion de este medicamento, y por consiguiente, las espansiones
de los nervios ganglionares en las membranas mucosas gástrica y
pulmonal son el sitio predilecto de la alteracion.
Sus efectos en el cerebro emanan de esta accion, pero no por eso son
menos importantes. La afeccion del vientre y del cerebro constituye
los dos puntos esenciales de su potencia terapéutica, cuyo centro
está en los órganos de la digestion. Las convulsiones en la cina,
siempre son precedidas de un elemento gástrico, por no decir
verminoso, y tienen su punto de partida en el estómago é intestinos.
Entre los síntomas se halla una grande escitacion del sistema
nervioso abdominal, unida á la atonía é hipersecrecion de las
superficies intestinales; las mucosidades se alteran en sus cualidades
químicas y favorables al desarrollo de la helmintiasis.
De esta disposicion resulta la indicacion de la cina en las personas
en las que predominan los jugos blancos, cuyo sistema digestivo está
muy desarrollado, en los niños sobre todo. Las fiebres, aun las
graves, con congestion en la cabeza por intérvalos, y en las que los
fenómenos tifoídeos y nerviosos dependen del estado del vientre, en
las personas ya referidas, son las que reclaman este medicamento.
Los fenómenos mucosos caracterizan la fiebre de la cina, fenómenos
tanto mas pronunciados, cuanto mas debilitado está el enfermo. En
todo estado febril de este medicamento, si no hay verdadera
intermitencia, se observa por lo menos una remitencia generalmente
nocturna ó vespertina. La agitacion, la palidez de la cara, las
congestiones en la cabeza, las convulsiones, los vómitos, la diarrea
mucosa, el hambre, hasta canina, le aproximan al mercurio. Pero es
mas análogo del carbonato de cal por su accion antiplástica y por la
anemia con menstruacion escesiva. El ruibarbo tiene la mayor
analogía con la cina por los fenómenos gástricos y el estado mucoso
con empobrecimiento de la sangre, por la nutricion insuficiente.
Pero ninguno supera á la cina en eficacia contra las lombrices, no
porque tenga la propiedad de destruirlas directamente, sino porque
modifica admirablemente las secreciones mucosas intestinales y la
nutricion, la hematosis. Esto depende indudablemente de que su
accion con dósis débiles no puede obrar directamente sobre las
lombrices. Há ya mucho tiempo que se ha dicho, que su virtud
antihelmíntica no es mas que un resultado secundario de su accion,
así como las lombrices no son mas que un fenómeno concomitante
de una enfermedad, de una diátesis mucosa: vermes nidulantur in
muco; la alteracion de las mucosidades es favorable á su
multiplicacion.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Muchos síntomas de la cina representan una fiebre intermitente de
tipo cotidiano. El calofrío precede siempre al calor, y es poco
intenso. La perversion del apetito se manifiesta en la cina por la
sensacion de hambre que sobreviene inmediatamente despues de los
vómitos. Esta sensacion se presenta principalmente despues de los
vómitos, del estadio del frio, ó si este falta, en el curso del acceso,
casi siempre antes del fin del calor; aquel se alivia tomando
alimento. Estas fiebres no son raras en los jóvenes, en las personas
nerviosas, caquécticas, en las que han estado sometidas á largas
privaciones; la dieta es perjudicial porque alarga y eterniza la fiebre.
La fiebre mucosa reclama con frecuencia la intervencion del semencontra cuando el pulso se debilita y que el enfermo languidece. Se le
emplea con ventaja en las fiebres de este género que revisten formas
nerviosas y tifoídeas en indivíduos flojos, linfáticos, y en los niños
cuando la cabeza es la pars recipiens de los movimientos
fluxionarios que parten del abdómen.
La fiebre con tos seca y nocturna, diarrea, consuncion y sudores
nocturnos en los niños, se cura con cina.
La encefalitis de los niños no puede tratarse sin que intervenga este
medicamento, ya en su principio, ya en el segundo período, en el de
exudacion con parálisis parcial de los esfínteres, en el que se observa
la tendencia de llevar los dedos á la nariz para rascarse. La digital
produce mas bien el colapsus de las fuerzas que las convulsiones, el
estramonio exige el estrabismo en este estado; otros varios
medicamentos están aun indicados segun los síntomas.
Después de la manzanilla y antes de la ignacia, es preciso tener
presente á la cina en las convulsiones de los niños, aun cuando haya
fiebre y congestion cerebral; la somnolencia está entonces
interrumpida por gritos que no deben confundirse con el cerebral,
pues son provocados habitualmente por cólicos. Las convulsiones se
parecen algunas veces á los espasmos epilépticos sin fiebre y sin
síntomas de inflamacion. La cina se usa tambien en el corea y en
toda especie de espasmos en los niños y personas debilitadas,
caquécticas, mal nutridas. Las convulsiones, en el hidrocéfalo, son
tambien propias de este medicamento.
Los síntomas de los órganos respiratorios en el segundo período de
la coqueluche, y aun mas tarde, cuando á los éstasis sanguíneos
suceden las alteraciones de la nutricion, reclaman el semen-contra.
Este medicamento puede curar asimismo la coqueluche con
agravacion por la mañana, en los niños escrofulosos y verminosos,
cuando hay acumulacion de mucosidades en la traquearteria.
La cina está poco recomendada en las varias especies de favus; es,
sin embargo, mas útil que la dulcamara en las mismas personas,
debilitadas y escrofulosas, pero subordinada al licopodio. En estos
indivíduos, la epistaxis cede á cina y azufre. Se la puede utilizar en
la iritis con contraccion é inmovilidad de la pupila sin debilitacion
de la vista. Entre sus numerosas propiedades en las enfermedades de
la infancia, es necesario indicar la de facilitar la lactancia en los
casos en que la nodriza, aunque tiene la leche abundante, el niño, sin
embargo, rehusa coger el pecho. El mercurio es necesario si la leche
es muy serosa.
En la mayor parte de las indicaciones de la cina, la helmintiasis
entra como elemento accesorio. Es evidente que al reparar la
actividad digestiva, y modificar la vitalidad de la mucosa intestinal,
destruye la condicion de existencia de las lombrices. Estos ascárides
vermiculares y lombricoides se desarrollan en ese estado mucoso en
el que la nutricion se altera y en el que todo el organismo elabora
una mala quilificacion; de esto resulta que el carbonato de cal y el
azufre son los mejores auxiliares de la cina en los niños; esto esplica
el por qué vuelve el apetito ó se calma cuando es escesivo; en una
palabra, regulariza, activa la nutricion y mejora la hematosis
volviendo á las mucosas gástricas á su estado natural.
Dósis.—Este medicamento se usa en la dósis y forma ordinarias,
como en el acónito y el cólchico... por ejemplo.
COFFEA CRUDA (Café).
§ I.—Historia.
El café es de la familia de las rubiáceas, Juss.—De la pentandria
monoginia, Linn.—Se usa el fruto y es preferible el de Moka. Las
diferencias entre el café crudo y el tostado son quizá poco
importantes; pero como la tintura del primero es la que se ha
esperimentado, solo de este nos ocuparémos; á pesar que, á decir
verdad, los efectos del café tostado se han recogido al mismo tiempo
que los otros y forman parte de la patogenesia de este medicamento.
Los referidos efectos, apreciados por un gran número de
observadores, no contrarian los que se atribuyen al café crudo, antes
por el contrario, les confirman generalmente.
§ II.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
El café dirige su accion al cerebro y sistema nervioso cérebroespinal. Todos los fenómenos que demuestran la escitacion del
sistema sanguíneo y la afeccion de las vías digestivas, son
secundarios y subordinados al elemento nervioso que es siempre el
dominante. El causticum es, bajo todos aspectos, el medicamento
mas análogo del café. Esta sustancia ofrece del modo mas
característico la sobreescitacion nerviosa, la impresionabilidad, la
exaltacion de los sentidos, la vivacidad de las facultades
intelectuales, la sensacion de bienestar y la escitacion de los órganos
sexuales. Mas cuando ha cesado este período de su accion, se
observa el endolorimiento del cuerpo, el abatimiento, la
obnubilacion, la impotencia. El grado medio entre estos dos efectos
se espresa por la intervencion del sistema circulatorio, en los
calofríos, la fiebre, las palpitaciones, ó del aparato gastro-intestinal,
en el gastricismo, en el desarrollo de gases, en la dispepsia. La
accion del café no llega hasta producir lesiones orgánicas por su
accion dinámica; pero ataca evidentemente á las funciones nutritivas
y á la plasticidad, cuando su accion se prolonga por mucho tiempo,
llegando á desarrollar efectos discrásicos. Las convulsiones
producidas por el café se presentan con mas frecuencia en el período
de escitacion, que en el de debilitacion, y son precedidas de
pandiculaciones y seguidas de dolores quemantes y lancinantes, de
movimientos congestivos en la cabeza; las convulsiones se agravan
por la presion y por el ruido, ó por la aplicacion del calor esterior. Se
observan rigideces tetánicas y una sensibilidad dolorosa de las partes
musculares.
El café, por su electividad cerebral y por su escitacion, se le usa con
maravillosos resultados para calmar la irritabilidad que aumenta la
sensibilidad á la accion de los medicamentos y á la violencia de los
dolores. En esto es muy análogo á la manzanilla, pero solo se dirige
á los dolores agudos, muy violentos é intolerables, calmándoles
generalmente con sorprendente rapidez.
Como la constitucion de la infancia no permite que el sistema
nervioso predomine esclusivamente, por la accion estensa y superior
del sistema sanguíneo llamado á llenar las necesidades de un
organismo en estado de desarrollo continuo, el café no es por lo
comun útil en los niños. Se le usa tan solo como medicamento
intercurrente, en las grandes escitaciones nerviosas causadas por el
dolor ó por emociones fuertes, cuando hay espasmos, agitacion,
ansiedad y hasta gritos con convulsiones, insomnio, con
particularidad en los niños débiles y delicados. No es menos
necesario el café en los que gritan y demuestran padecer mucho. Es
preferible á la manzanilla y á la belladona cuando hay insomnio, ó
sueño interrumpido y grande escitabilidad.
Este medicamento se acomoda mucho mejor á las constituciones
nerviosas y á las personas sensibles, impresionables, que tienen un
carácter muy voluble, caprichoso. En estas personas es en las que el
café, aun antes que ignacia, es eficaz para curar las afecciones muy
dolorosas y espasmódicas, y un poderoso recurso para devolver al
cerebro la accion súbitamente deprimida por un acceso de alegría y
una fuerte emocion de placer.
El café es el antídoto de la belladona y del opio en los efectos sobre
el encéfalo, de la manzanilla en los que la misma produce en el
estómago y la inervacion muscular, del fósforo en los órganos
génito-urinarios y la médula espinal. El café, á dósis pequeñas, es su
propio antídoto, cuando ha producido efectos molestos, vértigos,
grande impresionabilidad, insomnio. El tabaco y el causticum son
sus antídotos mas generales.
Algunos autores le han recomendado en el asma esencial, en la
oftalmía crónica, en la impotencia, en la hemicránea, pero sin
precisar mas sus indicaciones.
Se ha sacado un partido ventajoso del café en las personas nerviosas
y delicadas para calmar la escitacion nerviosa, la agitacion de los
dolores que entorpecen el curso de una fiebre ó que la invaden desde
el principio; provoca generalmente el sudor que produce una
resolucion favorable; en este caso es mas útil que el acónito, porque
este se refiere mas bien á la agitacion que depende de la violencia de
la fiebre. Para diferenciar mejor su accion, agregarémos que el
arsénico se adapta mejor á la ansiedad, á la angustia con
abatimiento, la nuez vómica á la irritabilidad de la fibra, el beleño á
la violencia del delirio.....
Ningun medicamento obra mejor para disipar una congestion
cerebral ocasionada por una fuerte emocion, siquiera la congestion
se eleve hasta la apoplejía. Su accion especial, en fin, sobre el
cerebro eleva al café al rango de un medicamento precioso en
algunas apoplejías nerviosas y aun sanguíneas precedidas de grande
actividad intelectual y sensorial, vértigos y exaltacion de la
sensibilidad de la fibra, en personas que ejercitan mucho el cerebro.
El delirium tremens reclama el uso del café, ya en el principio si hay
impresionabilidad escesiva, ya en el tercer período, al lado del
árnica; el opio y el estramonio corresponden tan solo al segundo
período, al estado congestivo, y la nuez vómica á la gastricidad del
primer período.
Las neuralgias propias del café son intensas, por accesos, y tienen
una agudeza y rapidez estraordinarias. Aun cuando la manzanilla y
spigelia sean hasta cierto punto análogas, sus indicaciones exigen
mas nerviosidad y personas mas sensibles é impacientes para el
dolor, no solo por temperamento, sino tambien por circunstancias ó
disposiciones del espíritu. Los trabajos mentales y las emociones
vivas agravan en general el dolor, el reposo le exaspera igualmente ó
le hace reaparecer, lo cual es aplicable con particularidad á la
hemicránea esencialmente nerviosa, y que se presenta muchas veces
al despertar con la menor escitacion esterior ó á la primera emocion.
El clavo histérico cede tambien al café, si hay zumbido de oidos,
palpitaciones, timpanitis hipogástrica, deseos venéreos, inconstancia
en los placeres y en el carácter.
La escesiva escitacion, durante las reglas abundantes, reclama café,
y acaso la manzanilla y la nuez vómica. El útero, foco de grandes
escitaciones nerviosas, es al parecer muy susceptible á la accion del
café: este medicamento disminuye y arregla el flujo catamenial en
las mujeres muy impresionables; calma los dolores violentos del
parto, y la escesiva sobreescitacion que le acompaña ó le sigue.
Dósis.—En muchos envenenamientos, como los producidos por el
opio, la belladona, se usa el café tostado como antídoto; en otras
circunstancias es mas útil emplear la tintura del café crudo á la dósis
de algunas gotas en agua: á veces es mas conveniente administrar
tan solo débiles fracciones de la tercera ó décimaoctava atenuacion,
como por ejemplo en los casos de neuralgias esenciales ó de
accidentes puramente nerviosos.
COLCHICUM AUTUMNALE (Cólchico).
§ I.—Historia.
La raiz fresca preparada segun arte, es la parte usual de esta planta,
de la familia de las monocotiledóneas de Juss.—De la hexandria
triginia, de Linn.—Las numerosas observaciones que de los efectos
fisiológicos y químicos del cólchico se han recogido, nos inducen á
creer que no está aun suficientemente conocido. Antes que se
estudiasen sus efectos sobre el hombre sano, ya el cólchico habia
sido preconizado y empleado en las hidropesías de las cavidades
trisplánicas; posteriormente se abandonó su virtud hidragógica, para
aceptar otras propiedades drásticas y diuréticas. Bien pronto se
reconoció su eficacia en la artritis, aunque sin espresar las
indicaciones precisas para su uso. Tambien se le ha administrado
hace mucho tiempo en oftalmías, inflamaciones de la matriz y
diversos padecimientos de este órgano, en afecciones reumáticas y
neurálgicas muy diversas por su forma y por su sitio, en erisipelas, el
prúrigo, leucorreas, corea, histerismo. Cualquiera pudiera creer que
estos datos tradicionales están basados en el conocimiento de los
efectos fisiológicos del cólchico, efectos conocidos antes y
olvidados despues, porque las modernas esperiencias no contradicen
la mayor parte de las aplicaciones clínicas de la antigüedad, antes
bien detallan con mas exactitud sus indicaciones; pero esto solo
prueba que ha sucedido con el cólchico lo que con otros
medicamentos antiguamente usados, que posteriormente se han
abandonado, y luego han vuelto á rehabilitarse.
§ II.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Los efectos del cólchico tienen mucha analogía con los del eléboro
blanco, especialmente en lo relativo á las alteraciones funcionales
del estómago é intestinos; son semejantes á los del árnica en cuanto
á la impresionabilidad de la fibra y de los nervios para sentir
dolorosamente la influencia de los escitantes esternos, tales como el
ruido, la luz, la presion y asimismo el trabajo intelectual. Sus dolores
son lancinantes y dislacerantes, y mas vivos por la noche que
durante el dia. Es notable la irregularidad en la marcha de los
síntomas, pues en cuanto á la fiebre, no hay órden ni relacion en la
aparicion del calor, los calofríos y los sudores, ocurriendo lo mismo
en la sensibilidad que tampoco está uniformemente repartida, pues
mientras es escesiva en un punto, disminuye en otro, se exalta en
todas partes por un momento, dando despues lugar al abatimiento, á
la sensibilidad dolorosa general, á la debilidad paralítica, en fin, para
volver como en su principio á un simple esceso de aquella. Pero en
las personas poco irritables, que son mas bien linfáticas que
nerviosas, se observa en el cólchico una accion algo diferente, pues
obra con mas regularidad en el sentido de la depresion, ó bien las
neuralgias son mas simples y mas aisladas de los fenómenos
linfáticos y de la influencia del corazon.
Es cierto que el cólchico posee una accion electiva sobre los plexos
nerviosos ganglionares, y principalmente sobre el plexo solar; pero
no por eso obra menos electivamente sobre los nervios de la vida de
relacion, puntos de numerosos dolores, con particularidad en las
partes fibrosas y serosas; el cólchico parece que goza de las mismas
propiedades nerviosas que la brionia en los tejidos, si bien con
menos participacion del sistema sanguíneo. El cólchico exige una
disposicion de los tejidos á la exhalacion serosa, siendo por lo
mismo muy útil en este derrame, ya reumático, ya artrítico. Este
medicamento se adapta mejor á las personas nerviosas y delicadas y
en las que la nutricion se altera, en los reumáticos cuyos dolores se
localizan en las articulaciones, en las cavidades, en las membranas
serosas, el peritóneo y sobre todo en el pericardio. Un carácter
frecuente de sus dolores es el que solo ocupan un lado del cuerpo.
Pocos son los casos en los que deje de sentirse en el corazon algunos
dolores en el curso de la afeccion; la accion del medicamento es mas
pronunciada en otoño y en los tiempos frios y húmedos.
El cólchico corresponde á fiebres reumáticas con agravacion
nocturna, con dolores que pasan de una á otra articulacion, y de esta
á una membrana serosa aun intestinal. Los dolores desarrollan una
hinchazon esterna subaguda, serosa muchas veces, que cambia
fácilmente de sitio para presentarse en otro con dolor. El ranunculus
sceleratus y el bulbosus, ó la pulsatila, están frecuentemente
indicados antes ó despues de él; la brionia, el acónito y el árnica
deben precederle en los casos agudos. El carácter errático de sus
dolores le hace análogo á pulsatila, pero se distingue por las
palpitaciones, por la irregularidad de los movimientos del corazon
sobre el cual obra especialmente, y porque produce en él dolores
dislacerantes, y hay opresion y ansiedad muy frecuentes.
El tortícolis, el lumbago y los dolores reumáticos, situados en las
articulaciones de las vértebras, así como tambien los dolores
reumáticos blenorrágicos, que se presentan por la noche y
desaparecen por el dia, son propios del cólchico. Se le usa
igualmente con ventaja despues de árnica en los dolores de gota
cuando el acceso se prolonga ó que queda en pos de sí dolores en el
órgano central de la circulacion. Se debe, en fin, tenerle presente en
parálisis parciales que sobrevienen á consecuencia de afecciones de
este género ó de enfriamientos abandonados, tanto por lo menos
como el zumaque, el azufre...
En resúmen, las indicaciones del cólchico en las afecciones
reumáticas y artríticas proceden de su electividad y de sus síntomas,
así como tambien de los antecedentes del enfermo y de sus
padecimientos anteriores. Convendrá con mas frecuencia á personas
que han padecido dolores é infartos articulares, dolores en el
corazon, y endocarditis antigua, que en las que son invadidas de
ataques recientes de reumatismo. Ciertas diátesis serosas,
neuropáticas, con dolores reumáticos, son circunstancias mas
favorables á la accion de este medicamento, cuando existe
endolorimiento de las masas musculares, sobreescitacion moral,
dolores dislacerantes en el pecho ó en el corazon; en estos casos, el
estado caquéctico se caracteriza ordinariamente por irregularidades
y dificultad en la respiracion y circulacion.
Estos datos nos conducen al asma por afeccion orgánica del corazon,
procedente de un reumatismo y de la endocarditis. La sensacion de
frio general es habitual, y con especialidad en las estremidades que
están además edematosas. El aire frio y húmedo agrava ó determina
este asma del que el cólchico es un poderoso modificador. Lo es
igualmente de esos padecimientos gástricos, especie de gastritis
reumática caracterizada por una sensacion de frio aislado de
cualquier otro síntoma del estómago.
El cólchico es en general el remedio de los padecimientos
reumáticos de las vísceras, escepto las diferencias que hacen
preferible la brionia. La disentería otoñal, ó la diarrea reumática
cede mejor al cólchico que á la dulcamara y á la ipecacuana: esta se
dirige mas bien al estómago y á las mucosas; la dulcamara se dirige
á estas últimas; el cólchico obra sobre las membranas musculosas y
serosas de los intestinos, está muy indicada en la disentería rectal ó
anal, en la cual los cólicos son poco pronunciados, pero que hay
presion sobre el ano, y tenesmo con evacuaciones muy pequeñas. El
mercurio corrosivo solo combate la disentería con afeccion del tubo
intestinal y dolor en el ano.
Se ve, pues, que el cólchico responde á los dos elementos morbosos,
reumático y seroso. Esto esplica el por qué está indicado en varias
hidropesías, como la ascitis, la hidropericarditis, la hidrartose y el
hidrotorax, puesto que el elemento reumático ó el reumatismo
blenorrágico y el elemento dolor han obrado ú obran como
estimulante nervioso ó como causa. El ojo mismo reclama la accion
del cólchico en ciertas inflamaciones subagudas, aun cuando pueda
considerárselas como escrofulosas, si sus partes fibrosas y serosas
son las principalmente atacadas. Dósis.—El cólchico otoñal se
presta mas que ningun otro medicamento á la graduacion de las
dósis, ó se las puede adaptar á los diversos grados de agudeza y de
irritabilidad. Así, pues, se usa la tintura de una á diez gotas por dia, y
las atenuaciones desde la primera hasta la trigésima, á la dósis de
algunos glóbulos, ó de una gota en veinticuatro horas.
COLOCYNTHIS (Coloquíntida).
§ I.—Historia.
Esta planta es de la familia de las cucurbitáceas, de Juss.—De la
monoecia singenesia, de Linn. Se usa el fruto seco pulverizado con
el grano para las preparaciones comunes.
La coloquíntida ha sido conocida en medicina en todos tiempos. El
abuso que de la misma se hizo, condujo á algunos médicos á
proscribirla; las enormes dósis á que se la administra provocan
efectos que la han hecho entrar en el número de los purgantes
drásticos, sin permitirla desenvolver los síntomas especiales que la
hacen recomendable en varias afecciones nerviosas y de otra índole.
Ya en la antigüedad se la empleaba en el asma, la hipocondría, los
dolores crónicos y otras enfermedades reputadas como nerviosas ó
incurables, casi del mismo modo que los griegos usaban el eléboro
blanco; es decir, como último recurso. Mas recientemente se la ha
preconizado en la gonorrea crónica; y en una obra moderna de
materia médica se hallan estas indicaciones: «La coloquíntida no ha
sido usada tan solo como purgante drástico, sino que se la ha dado
como vermífuga, hidragoga, emenagoga, desobstruente; se la ha
prescrito en la ciática, en los dolores producidos por el mercurio, en
el reumatismo, la gota, y aun en la misma rabia...»
§ II.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
Se admite en la coloquíntida relaciones fisiológicas y terapéuticas
muy especiales con los nervios trigéminos y los plexos lumboabdominal y sacro. Sus efectos son bastante limitados, y por
consiguiente, es de creer que los trabajos de Hahnemann y otros
varios esperimentadores, entre los cuales se cuentan algunos
indivíduos de sociedades alemanas, han agrandado el cuadro, aun
cuando todavía no se comprende en la esfera de accion de este
medicamento mas que los nervios designados, y la piel en sus
relaciones con la mucosa gastro-intestinal.
En las neuralgias propias de la coloquíntida, hay siempre grande
escitacion nerviosa y alteraciones funcionales que demuestran la
afeccion secundaria de los nervios ganglionares; son tirantes,
calambroides, semi-laterales algunas veces; y hay punzadas rápidas
al través de la parte afecta. No es raro que al mismo tiempo se
presenten evacuaciones alvinas, orinas muy abundantes, calambres
verdaderos, contracciones musculares y tendinosas. Estas
contracciones son algunas veces generales, súbitas, hasta con
retraccion de los tendones, pero sin persistencia, y bien diferentes de
las contracturas del causticum.
La coloquíntida guarda cierta analogía con la brionia en las fiebres y
las flegmasías, pero su accion es mas nerviosa que sanguínea; y
cuando se afectan el estómago y los intestinos, los vómitos son mas
violentos, los dolores cólicos mas pronunciados y frecuentes, las
evacuaciones diarréicas mas acuosas, mas escocientes y abundantes.
En casos de este género, se observan con preferencia accesos de
debilidad y de desfallecimiento que dan á la coloquíntida cierta
analogía con el arsénico, la manzanilla y el eléboro blanco. Este
último tiene otros puntos de contacto con la coloquíntida, ya
respecto á su accion electiva, ya tambien en sus fenómenos
simpáticos y consecutivos.
Las personas reumáticas y gotosas, las puramente nerviosas, de una
constitucion fibrosa, de piel seca, amarillenta, escamosa, y con un
prurito incómodo, mayor por la tarde en la cama, son las mas
predispuestas á sufrir padecimientos análogos á los efectos de la
coloquíntida, y por lo tanto las que con mas frecuencia reclaman
este medicamento, ya como principal y fundamental, ya como
agente de curacion secundario ó intermediario.
Precisarémos algunos caractéres de las diversas afecciones que este
medicamento puede combatir.
La hemicránea propia de la coloquíntida afecta y sigue con
preferencia la direccion del ramo frontal del trigémino, y coincide ó
alterna con padecimientos abdominales, y se aproxima á los efectos
del eléboro blanco, de la brionia y de la nuez vómica. Su tic
doloroso se sitúa principalmente en el nervio supra-orbitario; es con
frecuencia intermitente, pero rara vez con accidentes espasmódicos
locales. Estas especies de neuralgias se agravan con el aire frio y al
bajar ó mover la cabeza ó los párpados solamente. De todos los
dolores reumáticos y artríticos del dominio de la coloquíntida, la
ciática es la mas frecuente; su carácter es calambróide, con
sensacion de constriccion local. Tambien tiene á veces el de estar
complicada con cólicos, diarrea, diversos padecimientos
abdominales, principalmente despues de comer. Es frecuente que
haya otros dolores que recorren el cuerpo al mismo tiempo,
especialmente en las escápulas y pequeñas articulaciones, en las
manos y en los piés.
Los cólicos que este medicamento alivia ó cura, son espasmódicos, y
su violencia les distingue de los del eléboro blanco. Por lo comun
hay desarrollo de gases, deposiciones frecuentes, acuosas y
disentéricas, escasas algunas veces y muy dolorosas, y en otras
abundantes y con vómitos violentos. La presion en el vientre alivia
los cólicos aun cuando haya síntomas de flogosis subaguda. La
palidez de la cara con contorsiones, los gritos y la violenta
contraccion de los miembros inferiores son en los niños indicaciones
de la coloquíntida. Es con frecuencia preferible á cualquier otro
medicamento en las disenterías de esta edad, á causa de la estremada
susceptibilidad del sistema nervioso y de la mucosa intestinal, ya
con violento tenesmo, ya con parálisis de los esfínteres ó que su
relajacion espasmódica dé lugar á evacuaciones involuntarias. No se
debe olvidar la utilidad de la coloquíntida en la tumefaccion
dolorosa de las hemorróides, con grande irritacion, estreñimiento y
flujo de sangre, en los gotosos y en las personas que vienen
padeciendo hace mucho tiempo del bajo vientre.
La coloquíntida, así como la spigelia, tiene un carácter precioso en
la inflamacion del ojo, que es el de afectar sus partes profundas, sus
elementos fibrosos. Por esto, y por su carácter general, está indicada
en la oftalmía artrítica, en la que haya mas dolor que inflamacion
manifiesta. Este dolor, para la coloquíntida, se estiende á los lóbulos
anteriores del cerebro, mientras que en la spigelia, parte de dentro á
afuera en el ángulo interno del ojo; y para los dos, la inyeccion
varicosa de los vasos de la conjuntiva forma algunas veces un rodete
ó cordon alrededor de la córnea. En la coloquíntida, los objetos
aparecen iluminados, y la inyeccion es rubicunda y de menos
estension que en la spigelia; pero constituye un síntoma bastante
constante con la sensacion de presion y de ardor quemante.
La coloquíntida ¿podrá estar indicada en el asma esencial, puesto
que ofrece entre sus síntomas una tos seca, opresion, sensacion de
constriccion en el pecho y palpitaciones de corazon, aun por
accesos? Este medicamento ¿será preferible á la nuez vómica, á la
brionia, y á la manzanilla, en la ictericia producida por una rápida
concentracion, efecto de un susto ó de un frio escesivo, puesto que
desarrolla en la piel calor y sequedad, prurito violento con el calor
de la cama, una especie de descamacion general del epidérmis,
náuseas, gusto amargo, vómitos verdosos, sensibilidad y punzadas
en la region hepática? Cada medicamento tiene su especialidad de
accion en todos estos casos; pero la práctica manifiesta que se ha
usado poco la coloquíntida. ¿Indicaremos, en fin, la diabetes como
una de las enfermedades que son del dominio de este medicamento?
Solo nos falta la autoridad de Bœnninghausen para afirmarlo; y sin
embargo, es un hecho que en Alemania se le ha dado como un
específico de esta fatal dolencia. Mas debemos manifestar que si
algunos esperimentadores han obtenido de este medicamento orinas
abundantes, frecuentes y claras, otros han logrado orinas escasas y
con tenesmo, y otros unas orinas fétidas y que se vuelven
prontamente espesas, gelatinosas y glutinosas.
Dósis.—Lo que dejamos sentado sobre las dósis en el medicamento
anterior, es aplicable á las de la coloquíntida.
CONIUM MACULATUM (Cicuta mayor).
§ I.—Historia.
Es una planta de la familia de las umbelíferas, Juss.—De la
pentandria diginia, Linn.—La cicuta mayor, cuyas propiedades
venenosas fueron conocidas en la antigüedad, y que la muerte de
Sócrates la hizo ya célebre, se la preconizó primeramente en muchas
enfermedades, y despues se la usó casi esclusivamente en los
infartos glandulares, en las induraciones linfáticas, en los escirros y
afecciones cancerosas, bastando al efecto indicar los trabajos de
Stoerk. Pero las esperiencias de Hahnemann han permitido
ensanchar el círculo de las aplicaciones de esta sustancia, y dar la
razon de su eficacia ó de su impotencia, en enfermedades para las
que se la habia usado sin conocer sus efectos fisiológicos.
La cicuta mayor ha sido, pues, rehabilitada y ha recobrado su
verdadera importancia. Se la ha empleado en la grippe, en ciertas
toses convulsivas y en la coqueluche, en afecciones verminosas, en
el vómito crónico dependiente de una induracion del píloro, en la
leucorrea por inflamacion lenta de las criptas mucosas de la vagina y
de la matriz, en neuralgias y dolores reumáticos y artríticos, en
muchas flegmasías subagudas escrofulosas, en otras enfermedades
en las que no siempre
ha sido eficaz. Se ha reconocido que la cicuta procedente de los
países meridionales es mas activa que la de los países frios. La
conicina, alcalóide reputado como el principio activo de la cicuta
mayor, se le usa generalmente en los infartos glandulares. Ninguna
esperiencia demuestra que su accion difiera de la de la planta de que
se ha estraido.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Los estudios fisiológicos y clínicos de este medicamento inducen á
creer que no afecta al cerebro del mismo modo que la belladona y el
opio; su accion sobre este órgano es indirecta. Los vértigos, la
escitacion cerebral y la diminucion de la sensibilidad, la debilidad de
la vista, la somnolencia, los movimientos congestivos, no impiden el
tener conciencia de su estado. La cicuta difiere de otros narcóticos,
porque no tiene accion electiva sobre ciertos nervios en particular,
como el acónito sobre el quinto par, y el estramonio sobre el nervio
vago.
Su accion en los gánglios linfáticos es de la misma naturaleza que la
que ejerce sobre el sistema venoso, y es relativa á su influencia
especial sobre la médula oblongada y los nervios ganglionares. Esta
accion electiva se espresa: 1.º por calambres y convulsiones que
difieren de las de la nuez vómica, y tienen un carácter de tonicidad
que las hace análogas á las del eléboro blanco; 2.º por un malestar
considerable y la debilidad muscular de los músculos voluntarios.
Mas, así como la belladona y sus análogos afectan especialmente los
esfínteres, que la cicuta paraliza ó debilita, esta solo obra sobre el
sistema muscular en general; 3.º debilitacion de la respiracion que es
corta, difícil, retardada por la debilidad ó el estado convulsivo de los
músculos respiratorios y aun por los de la faringe; 4.º por la lentitud
y diminucion de los movimientos del corazon, por sus pulsaciones
congestivas; 5.º por la influencia que ejerce en la sangre
disminuyendo la hematosis y favoreciendo la formacion de sangre
venosa, porque su accion sobre la médula espinal y el neumogástrico retarda la respiracion. En esto difiere esencialmente del
acónito que obra electivamente sobre la circulacion arterial,
aproximándose mucho al centeno cornezuelo; 6.º por las
estancaciones y congestiones, en fin, que produce en los capilares
venosos, y en los vasos y gánglios linfáticos.
Esta accion de la cicuta indica una actividad terapéutica, que si es
menor quizá que la que en otros tiempos se la ha atribuido, es mayor
que la que hoy se la da generalmente; está indicada en las
inflamaciones subagudas y de un carácter venoso y linfático, en los
infartos glandulares, en afecciones espasmódicas, histéricas,
hipocondríacas; en alteraciones gastro-intestinales y uterinas
dependientes de una debilidad nerviosa con estancacion venosa
abdominal. Por esto está recomendada en las enfermedades
atribuidas al celibatismo, á la continencia, cuando estos estados han
exigido gran fuerza de voluntad, privaciones que conducen á la
apatía, á la morosidad y hasta el disgusto de la vida. Es tambien útil
en personas aniquiladas por causas contrarias, y todavía mejor en
aquellas cuyo sistema venoso y linfático está lánguido por astenia y
que predispone á congestiones é infartos, mas bien por falta de
contractilidad y de tono en la fibra, que por la actividad de las
inflamaciones. Las indicaciones generales de la cicuta no escluyen,
sin embargo, cierta agudeza de los accidentes flegmásicos, y cierto
eretismo con tension de la fibra, en las mismas personas, pero en el
primer período de la afeccion; período que corresponde á la
irritabilidad que es uno de los efectos de la cicuta, en su accion
sobre la esfera nerviosa y antes que se haya propagado á los sistemas
circulatorio y nutritivo.
Concluirémos estas consideraciones, esponiendo el carácter de la
accion de la cicuta sobre el sistema nervioso ganglionar y sobre la
vida vegetativa. Privada la piel de su tonicidad, produce la inercia de
sus vasos; no la priva de los jugos nutritivos, pero estos no tienen
condiciones restaurantes; la piel está mas bien ingurgitada que seca,
aun en la cara; hay inflamaciones superficiales muy limitadas,
manchas rojizas, oscuras ó amarillentas en las estremidades, como si
la sangre estuviera despojada de la materia colorante; prurito
violento, granos psóricos, costrosos, erupciones urticarias, lesiones
herpéticas húmedas, úlceras súcias con supuracion abundante; los
vasos y gánglios linfáticos están ingurgitados, inflamados,
dolorosos; las glándulas se infartan y sobreviene la induracion; las
mismas vísceras pierden su tonicidad, se dejan infiltrar y se infartan;
la quilificacion no se hace libremente, y la hematosis se altera, ya
por la perturbacion de las secreciones y de los órganos glandulares
afectados, ya por la lesion de los vasos absorbentes y de las criptas
secretorias de las membranas mucosas; de todo lo cual procede la
debilidad profunda del cuerpo y de espíritu, la ineptitud para el
trabajo, las ansiedades nerviosas, la indiferencia hipocondríaca.
El café es el antídoto de la cicuta como escitante de la contractilidad
fibrilar. Los dolores de la cicuta se agravan por la mañana, al aire
frio, y muchas veces despues de comer. Este carácter no tiene nada
de especial para diferenciar su accion, hecha abstraccion del estado
general.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Procurarémos, sin entrar en grandes detalles, indicar las
enfermedades y los períodos de las mismas que son propios de este
medicamento. Empezarémos por la hipocondría de las personas
deterioradas por esfuerzos morales ó escesos venéreos, con tal que
no esperimenten calor pronunciado en el vientre, ó todo lo más,
algunas veces, una sensacion de escoriacion. El estómago es el sitio
de un malestar, asímismo de dolor con sensacion de frio; hay
incomodidad casi contínua. Esta hipocondría puede elevarse hasta
presentar accesos de manía, sin alteracion de las funciones
sensoriales ni musculares, no contando como tal alteracion una gran
debilidad.
La cicuta es por último muy útil en las mismas personas y en los
escrofulosos, en los padecimientos gástricos y abdominales, con
lentitud de las digestiones; estreñimiento erético ó diarrea, con
astenia; cuando hay eructos con gusto á los alimentos, dolores
calambróides, sensacion de frio, especialmente en la espulsion de
gases que son abundantes; la timpanitis es parcial, ocupa el
epigastrio, los hipocondrios ó la region umbilical; y en este punto es
en el que se sienten con preferencia los dolores, las lancinaciones.
Los espasmos de las personas histéricas en los que la cicuta es el
medicamento indicado, tienen su punto de partida en el útero, con
presion en la garganta y sensacion de una bola que asciende del
fondo del estómago, desvanecimientos que obligan á apoyarse en los
objetos próximos, y mal humor. La cicuta es en estas personas un
escelente medio para restablecer la regularidad del flujo catamenial,
en lo cual armoniza con la magnesia y la sepia; los calambres de la
matriz, el prurito vulvario, la laxitud ó un estado varicoso del cuello,
menstruaciones habitualmente débiles y adelantadas, son síntomas
que indican formalmente este medicamento. La cicuta es por lo
mismo conveniente para combatir la esterilidad, haciendo
desaparecer las disposiciones morbosas de que acabamos de hablar.
Agreguemos que la cicuta corresponde tambien á este estado venoso
abdominal y uterino que produce hemicráneas y sueños angustiosos,
y que se manifiesta por dolores hepáticos, por un calor local con
presion de dentro á fuera, por tiranteces á lo largo de los vasos
linfáticos y venosos de la íngle.
La hemicránea que la cicuta cura, es vertiginosa con sensacion como
de contusion en el lado afecto, náuseas hasta el vómito. El dolor es
generalmente estupefaciente y muy movible: esta hemicránea se
presenta por accesos frecuentes y cortos, y es producida, ya por el
molimen catamenial y hemorroidal, ya por el estreñimiento que
ocupa el intestino grueso; y que nunca persiste mucho tiempo la
hemicránea sin ocasionar la alopecia.
Se ha usado muy poco la cicuta en las neuralgias y los dolores
reumáticos; es á veces superior á la brionia en los dolores que se
agravan por el movimiento. Estas neuralgias son con frecuencia
tirantes y calambroides, con dolores como de contusion, y, cosa
notable, el sudor en la palma de las manos que es un síntoma de la
cicuta, y la sequedad de la garganta que es otro del acónito,
acompañan por lo regular á las neuralgias propias de la cicuta.
Si numerosos síntomas no indicasen su accion sobre las membranas
mucosas de las vías aéreas, la clínica bastaria para probar su eficacia
en algunas bronquitis que se desarrollan con la fiebre en personas
irritables y linfáticas, en los niños y los viejos; es una fiebre catarral.
El eretismo y la sequedad de la tos que la caracterizan, son mas
incómodas que la debilidad del sistema sanguíneo hace suponer; los
enfermos están muy enervados, angustiosos; el sueño no es
reparador, el menor ruido incomoda y aumenta la afeccion de la
cabeza; la orina es turbia; la tos es seca y casi continua ó por accesos
violentos. En semejantes casos, usada la cicuta antes del acónito,
produce una flojedad favorable y un alivio estraordinario; la misma
tos cede con facilidad. La nuez vómica es preferible, si los enfermos
son mas sanguíneos, mas biliosos, mas robustos, aun cuando está
mas indicada por los calofríos, mientras que el aumento de calor en
el pecho corresponde mejor á la cicuta, y que en las bronquitis y en
las grippes exige quizá mas escitacion, mas sensibilidad en el
cerebro.
Ya está pues espuesto todo el aparato febril que la cicuta cura;
tambien se la ha empleado con utilidad en ciertas coqueluches en el
período inicial y aun en el convulsivo, cuando el organismo nervioso
y sanguíneo reviste los caractéres que dejamos indicados; en el asma
seco, nervioso y con accesos de tos violentos, durante los cuales la
cara se pone como inflada y azulada; en la tísis mucosa, en fin, con
sudores de las manos, calores internos, palpitacion de corazon; en
todos estos casos hay recrudescencias de la tos y de la irritacion
febril. La cicuta en estas circunstancias, guarda un término medio
entre el carbonato de amoníaco y el estaño; es asimismo útil
algunas veces en las toses con vulsivas que persisten con algun
infarto pulmonal despues de una neumonía, en cuyo caso es este
medicamento un escelente auxiliar del fósforo.
En cuanto á las propiedades bien conocidas de la cicuta en las
inflamaciones de los vasos y gánglios linfáticos, en las adenitis,
infartos é induraciones glandulares aun escirrosas, tenemos poco que
decir. La cicuta en estas afecciones es inferior á belladona,
pulsatila, azufre, mercurio y yodo, y no es realmente médico quien
no haya observado su ineficacia, aun en las inflamaciones de las
glándulas mamarias á consecuencia de una contusion, que son los
casos en que los alemanes la dan como específica. La tabes
mesentérica se alivia algunas veces; y si su accion benéfica no llega
hasta la curacion de los tejidos degenerados, calma el dolor y disipa
la irritabilidad; obra con eficacia en las induraciones que existen y
en las que vienen á terminar las inflamaciones de los vasos y de los
gánglios linfáticos. No siempre es posible distinguir con exactitud
los casos en que deba ser preferible á la barita, al yodo, al mercurio,
al oro, al carbon animal, escepto en las circunstancias y personas de
que hemos hablado y cuyo estado ofrece analogía con sus propios
síntomas. Los escrofulosos están en el mismo caso, especialmente
cuando vienen padeciendo irritaciones oftálmicas, intestinales, con
hipersecreciones mucosas. La cicuta cura el rechinamiento de
dientes nocturno de los niños, y tambien disipa los infartos
glandulares de que son afectados.
Los niños de temperamento venoso ó linfático y dispuestos á los
infartos, son los que presentan las indicaciones de la cicuta en las
afecciones siguientes: 1.º en la opacidad del cristalino ó de su
cápsula á consecuencia de un golpe ó de derrame linfático; 2.º en la
ozena; 3.º en la otorrea con flujo sero-sanguinolento; 4.º en las
manchas amarillas de la piel, ó en estas y equímosis de los viejos; 5.º
en cierta gonorrea ó gota militar que se ha resistido al ácido azótico,
al sulfuro de cal, á la thuya; 6.º en las úlceras induradas, saniosas,
húmedas; 7.º en el lupus sin dolores quemantes; 8.º en la sarna
degenerada, ciertas erupciones crónicas con manchas rojizas en la
piel, dartros húmedos, escamosos; 9.º en oftalmías escrofulosas con
fotofobia; 10.º en el coriza crónico con laxitud de la membrana
pituitaria, ó de una especie de pólipo mucoso.
Dósis.—No hay necesidad, en la mayoría de los casos, de elevar las
dósis de la cicuta mas de diez á quince gotas de la tintura para
veinticuatro horas; pero sus efectos terapéuticos se desenvuelven
mejor y mas fácilmente con dósis débiles desde la primera á la sesta
atenuacion, sobre todo en las fiebres catarrales en que está indicada,
en las neuralgias, en las congestiones venosas y en las
subirritaciones. Estas dósis son suficientes algunas veces aun en el
tratamiento de las induraciones y tumores que reclaman su uso
interno, mientras que se aplica al esterior, ya en fomentaciones con
el cocimiento de la planta en la proporcion de 15 á 20 gramos para
un litro de agua, ya en pomada compuesta de seis partes de grasa por
una de estracto de cicuta, ó de conicina, ya, en fin, con el estracto, ó
la conicina simplemente, en unturas sobre la parte afecta, en
pequeñas dósis fraccionadas ó distribuidas para varias veces.
CUPRUM (Cobre).
§ I.—Historia.
El cobre metálico y sus diversas sales tienen casi unas mismas
propiedades; pero como el metal es el que ha sido particularmente
estudiado en sus efectos fisiológicos, á él referirémos con
especialidad todo lo que espongamos. Aun cuando las
esperimentaciones sobre el cobre no sean tan completas como fuera
de desear, es preciso borrar del número de sus síntomas los que se
han tomado de autores antiguos y que se refieren á envenenamientos
con esta sustancia unida al mercurio, al azufre, etc..... Si no bastasen
las nuevas observaciones recogidas para llenar este vacío y poder
determinar la esfera de accion del cobre, y aun cuando los datos
clínicos fuesen, en el estado actual de nuestros conocimientos, el
elemento mas débil de nuestros estudios, seria suficiente el cólera
que viene reinando en un período de treinta años, para que el cobre
adquiriese el título de medicamento eficacísimo.
§ II.—Efectos fisiológicos.
El cobre goza al parecer de tan grande influencia en todos los
aparatos orgánicos, que la esperiencia y la observacion le elevarán
un dia al rango de policresto. Pero su accion es mas especial sobre
los nervios de la médula oblongada y sobre los plexos ganglionares.
Sus dolores son á veces profundos y osteócopos, comunmente
presivos, calambróides, manifestándose en cualquiera parte, pero
con particularidad en las articulaciones y en los músculos; los
calambres musculares se presentan con frecuencia y por accesos
irregulares; siendo esta la forma de presentarse la mayor parte de los
fenómenos del cobre, entre otros, las convulsiones, que es el
síntoma dominante, como se ve por el siguiente cuadro:
convulsiones epileptiformes, movimientos involuntarios como en el
baile de San Vito, desórden en los músculos de la cara, distorsion,
risa espasmódica. Las convulsiones empiezan generalmente por los
dedos de las manos y de los piés, por las estremidades. Algunas
veces son generales; el sistema muscular está en movimiento como
por una fuerza estraña, y se observan estremecimientos convulsivos
aun durante el sueño.
Este estado nervioso de la vida de relacion se completa por una
sensacion como de contusion despues de las convulsiones, así como
tambien despues de los simples dolores, por una gran laxitud que se
hace permanente, por una debilidad que llega hasta la parálisis. El
encendimiento de la cara, la escitabilidad de todos los órganos y la
impresionabilidad de los sentidos, y los accesos de desvanecimiento
acompañan y complican á los otros síntomas nerviosos formando un
grupo, y por accesos que conducen al marasmo, á la consuncion; en
este caso, la vida nutritiva está ya alterada y el sistema sanguíneo
afectado, si bien secundariamente; presentándose calosfríos, fiebre
lenta, sudores frios y copiosos, por la noche.
Las funciones respiratorias y digestivas están profundamente
alteradas. Las primeras presentan, desde la ronquera y la sensacion
de cosquilleo en la laringe, hasta la tos convulsiva, seca, con disnea,
y á la matutinal con espectoracion purulenta, comprendiéndose en
esta escala los accesos de asma seguidos de espectoracion mucosa,
blanquecina. Los músculos respiratorios ofrecen movimientos
espasmódicos, y la respiracion es difícil, corta, angustiosa y como
estinguida por el calambre y el espasmo constrictivo. Los calambres
no escluyen el vientre ni aun el corazon, pues los accesos irregulares
de palpitaciones espresan su padecimiento.
Las funciones digestivas no están menos alteradas. Las bebidas
producen cierto ruido al descender: este síntoma, en el cobre, solo es
momentáneo é indica el espasmo del exófago, no su parálisis. Hay
salivacion, espuma en la boca, hipo, náuseas ó conatos al vómito que
parecen ascender desde el bajo vientre, vómitos violentos, sensacion
de magullamiento, depresion, calambres en el estómago y en el
vientre, convulsiones en el acto de defecar, cólicos espasmódicos,
retraccion del vientre, dolores con ansiedad ó convulsiones,
deposiciones sanguinolentas.
La escena pasa completamente en el sistema nervioso de las dos
vidas, y el corazon no toma parte en ella; no está afectado como
órgano de la circulacion, sino como víscera y como músculo; el
pulso es débil, mas lento que lo que está habitualmente. De la esfera
nerviosa, pasa directamente la accion del cobre á la vida vegetativa
sin el intermedio del sistema linfático. La nutricion está afectada en
sí misma, como lo prueba el marasmo, la consuncion, la palidez de
la cara, el hundimiento de los ojos, la tristeza del semblante; hay
azulamiento de la cara por efecto del espasmo; prurito quemante en
la piel, manchas rojas no circunscritas, escoriacion en la parte
interna de los labios, erupciones y ulceraciones en diversos sitios.
En cuanto al moral, se observan igualmente accesos de furor y de
melancolía, ansiedad que alterna con arrebatos ridículos, la dulzura
con la obstinacion; agitación continua, ocupaciones imaginarias,
falta de aptitud para el trabajo, accesos de enajenacion mental con
ojos huraños. El color amarillento, las encías ulceradas y de un rojo
de púrpura en su borde, son síntomas mas propios del carbonato de
cobre. La tos sanguinolenta pertenece al acetato de cobre, así como
tambien la accion sobre el dérmis con la que tiende al desarrollo de
escrecencias ficiformes, y aproximándose en esto al ácido azótico.
Se atribuye por último al cobre, el coriza, el dolor dislacerante de los
dientes hasta la sien, el sueño con sobresaltos, el mearse en la cama,
dolor presivo en los ojos, ardor y sudor en la planta de los piés, dolor
de cabeza vertiginoso y sensacion de vacío en la misma, exaltacion
de la sensibilidad y de la contractilidad, calambres, retraccion
momentánea de ciertos músculos, acortamiento de los dedos, hipo,
mirada esquiva, sudor frio; el curso de la afeccion es por accesos
irregulares de grupos de síntomas neuropáticos.
La mayor parte de los dolores se agravan por la presion; los vómitos
se alivian bebiendo; lo opuesto sucede con el eléboro blanco, del
cual por otra parte es análogo; los dolores viscerales se agravan con
el tacto y el movimiento. El cobre, en fin, es aun poco conocido por
los detalles de las circunstancias de este género capaces de influir en
sus efectos.
Su accion sobre la circulacion es consecutiva de la alteracion que
produce en la vida nutritiva por los nervios de la vida orgánica. El
acetato de cobre es tambien digno de consideracion bajo este punto
de vista, y merece ser contado entre los medicamentos de accion
especial en el dérmis por las producciones sicósicas y las
vegetaciones.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Entre las afecciones diatésicas con fiebre lenta que el cobre puede
combatir con resultados, es la tísis pulmonal, si bien pertenece mas
especialmente al carbonato ó acetato de cobre. Los síntomas que
indican con preferencia el carbonato de cobre y que pertenecen
esencialmente á esta sal, son: tos seca, marasmo, pérdida de las
fuerzas, color amarillento, sudores nocturnos, estreñimiento y
cólicos; los siguientes indican mejor el acetato y forman parte de su
sintomatología: marasmo, cara pálida y hundida, palpitaciones con
esputos sanguinolentos, respiracion difícil, contraccion dolorosa del
pecho, inquietud, agitacion continua, lengua húmeda, sed viva, pulso
pequeño. Estas dos sales cuentan entre sus efectos la ulceracion ó
reblandecimiento de las encías con un cordoncito de un rojo
púrpura.
El cobre no debe ser estraño al tratamiento de la tísis mesentérica,
de los catarros crónicos, de las leucorreas antiguas con grande
irritacion vulvaria, cuando la nutricion general está alterada, que se
desarrollan accidentes espasmódicos, y que el eretismo persiste en
los órganos de la vida de relacion, ó que se establece un flujo
mucoso ó purulento. El cobre es quizás mas eficaz que la plata en
ciertas cáries con discrasia mas bien venosa que linfática, sobre todo
si hay fiebre lenta, y si esta es remitente é irregular con abultamiento
del vientre, estreñimiento, ojos hundidos, pulso pequeño y
concentrado. Hay además, vómitos rebeldes, diarrea abundante que
sucede al estreñimiento, retraccion del vientre y timpanitis algunas
veces, eructos, flujo de aguas como gaseosas y sanguinolentas,
calambres y presion dolorosa en el estómago, ansiedad...., síntomas
todos, que unidos al estado general, indican el cobre en ciertas
afecciones crónicas del estómago y aun en la induracion tambien
crónica de algunas de sus partes.
El cólera asiático ha puesto en relieve este importante medicamento,
dándole un lugar necesario en el tratamiento y profilaxis de esta fatal
enfermedad. El doctor Schmit, médico de la duquesa de Toscana,
fué el primero que ideó las pequeñas láminas de cobre aplicadas
sobre la piel, como preservativo del cólera; el doctor Burq inventó
las cadenas metálicas para el mismo objeto, segun las observaciones
recogidas en los obreros que trabajan en metales, y por lo tanto en el
cobre, y que han gozado de una inmunidad general en todas las
epidemias del cólera. Hahnemann fué el primero en aconsejar el
cobre con el arsénico y el eléboro, en la primera invasion colérica.
Los resultados obtenidos por esta medicacion á la cual se agregan
algunos otros medicamentos, tales como el carbon vegetal, la
ipecacuana...., se han propagado por todas partes, y el tratamiento
está recomendado por una multitud de prácticos instruidos. El cobre
se alterna con el eléboro y el arsénico como profiláctico del cólera.
Para el tratamiento curativo, se le da en los calambres que siempre
alivia y que tambien cura, contribuyendo así á modificar las
evacuaciones. Pero estas son mas propias del eléboro blanco, lo cual
esplica por qué se alternan estos dos medicamentos á cortos
intérvalos en el cólera confirmado.
Es racional el uso del cobre en la diarrea aguda ó crónica por
irritabilidad intestinal, ó eretismo espasmódico, despues de un
enfriamiento algunas veces, haya ó no tenesmo, pero sí dolores
cólicos que abaten y aniquilan las fuerzas; que el vientre está
retraido y se observan tirones dolorosos en los miembros inferiores.
El estreñimiento propio del cobre depende igualmente de la
irritabilidad y se aproxima al del plomo; y durante el mismo es
cuando se presentan las hemorróides dolorosas y sangrantes. En
estos dos casos, las orinas son escasas y producen escozor. Solo son
abundantes en los estados convulsivos, generales ó parciales; pero
en cualquiera otra circunstancia son turbias ó fétidas.
La utilidad del cobre, en particular del acetato, es innegable en la
supresion del sudor de los piés, así como en la de las reglas, si se
desenvuelven espasmos histéricos, diarreas violentas ó asma
espasmódico: la indicacion del cobre es clara, si se trata de personas
delgadas, irritables, con estremecimientos musculares en el reposo, é
inquietud moral habitual. Estas personas reclamarán fácilmente el
cobre en muchos casos de dolores reumáticos y aun osteócopos, que
se manifiestan frecuentemente por contracciones. En estos dolores la
fibra muscular se fatiga mas por el movimiento, el espasmo, el
dolor, y la fibra muscular espresa mas bien la sensacion como de
contusion ó magullamiento. Las convulsiones y los calambres
musculares del cobre tienen cierta analogía con los efectos de la
ipecacuana y del centeno cornezuelo. El cobre y el plomo afectan
mas especialmente los músculos estensores en las afecciones
dolorosas reumáticas y paralíticas; así como el causticum y la sal
marina afectan, por el contrario, los músculos flexores.
El cobre no modifica la corea sino cuando es crónica ó muy
incipiente y parcial; los espasmos y las convulsiones no son
continuas; el enfermo tiene buenos momentos, si bien los músculos
voluntarios están en una escitacion continua.
Los espasmos histéricos y la eclampsia del cobre se aproximan á las
convulsiones epileptiformes. Las vísceras del bajo vientre participan
del estado convulsivo; hay repugnancia, vómito, regurgitaciones
dolorosas ó diarrea, constriccion en la garganta, pero sin fenómenos
consecutivos. La ignacia, el platino y la valeriana tienen algunas
analogías con el cobre.
Este medicamento corresponde á la epilepsia puramente nerviosa,
esencial, con palpitaciones musculares, gritos repentinos al
principio, caida rápida, contorsiones, convulsiones que de las
estremidades convergen hácia el tronco. El acetato de plomo, tan
poco conocido aun, podria ser análogo; necesario es indicar, sin
embargo, que el plomo metálico corresponde á las convulsiones
epileptiformes que, partiendo del tronco y de las vísceras, convergen
hácia las estremidades; el cerebro es el último que se afecta;
verificándolo antes la periferia en el cobre. El carbonato de cal y la
belladona son útiles en un tratamiento de este género, por distintos
motivos que el cobre, y los tres se completan mútuamente. El zinc
cubre mejor que ninguno otro los gritos y prodromos de una
epilepsia, por cuya razon puede estar indicado y ser uno de los
medicamentos en un tratamiento semejante. Es muy importante
tener en cuenta, particularmente en esta horrible enfermedad, el
estado moral, que en el cobre es análogo al de la melancolía, deseo
de la soledad, la antropofobia, el aislamiento hasta la alucinacion y
la manía.
Es preciso pensar en el cobre, cuando á consecuencia de accesos
frecuentes de epilepsia, los enfermos conservan la vista huraña, los
ojos brillantes ó apagados, las facciones sombreadas, el aspecto
angustioso, grande desigualdad de carácter, laxitud, grande debilidad
muscular, movimientos y estremecimientos involuntarios, y grande
impresionabilidad de todos los órganos. El acetato de cobre se ha
manifestado sobre todo útil á consecuencia de accidentes
convulsivos en algunas afecciones mentales caracterizadas por la
tristeza, el miedo ó susto y una exageracion hipocondríaca.
Indicarémos otra propiedad del cobre que quizá algun dia recibirá
una legítima sancion, relativa á su estension á los espasmos
viscerales, la cual consiste en su eficacia contra las toses convulsivas
en el segundo período de la coqueluche. Su indicacion es justa y
completa, si la tos está desprovista de todo elemento flegmásico. En
los accesos la cara y los labios están azulados, los ojos equimosados,
y cuando se presentan por la noche, que es lo mas frecuente,
producen vómitos por el dia, lo cual no es privativo del cobre; el
espasmo es prolongado, la respiracion interrumpida, la rigidez del
cuerpo tetánica; hay asimismo calambres, y terminados los accesos,
los enfermos tiemblan, vomitan, están abatidos, aunque menos que
en la belladona, cuya accion se dirige al cerebro, y que corresponde
además al elemento flegmásico. Lo que parece diferenciar la drosera
del cobre, es que este no tiene el frio de las estremidades, ni la
epistaxis de aquella, y que la drosera no tiene la suspension de la
respiracion hasta el mismo grado, ni la rigidez tetánica, y la
apariencia de asfixia que caracteriza los casos graves propios del
cobre y principalmente del acetato de cobre.
Varios prácticos han indicado el cobre para el crup antes de la
formacion de las falsas membranas, y en el elemento convulsivo de
esta afeccion, caracterizado por la angustia, la respiracion
convulsiva, la ronquera pertinaz, la tos seca con sofocacion: estos
síntomas del cobre pertenecen mas bien al último período del crup y
á sus consecuencias; y decimos del cobre, porque todavía se conoce
muy poco la accion de sus sales, y á las que tal vez en un porvenir
mas ó menos remoto se las dará mayor importancia en la
coqueluche, en el catarro sofocante, en la angina de pecho..... Mas el
uso del cobre en el asma nervioso y espasmódico está justificado,
tanto por los síntomas patogenésicos como por hechos prácticos,
pero con la circunstancia de que la mayor parte de los accidentes
asmáticos tienen su orígen en el espasmo de los músculos
voluntarios de la respiracion.
Quisiéramos, para terminar, poder establecer las indicaciones del
cobre en las lesiones orgánicas y las afecciones cutáneas. Su eficacia
en estos casos no está suficientemente comprobada por los hechos.
Aceptando el hecho aislado de la accion del acetato de cobre sobre
el dérmis para la produccion de vegetaciones sicósicas, se puede
utilizar esta sal en la sícosis rebelde, así como tambien en las
afecciones dartrosas, rebeldes, secas, con prurito y escamas, en
ciertas cáries indolentes, sin supuracion y estacionarias, y por último
en úlceras costrosas inveteradas.
Dósis.—Se usa al interior la primera, segunda ó tercera trituracion
del cobre ó de sus sales á la dósis de 1 á 4 decígramos en
veinticuatro horas y por fracciones frecuentemente repetidas, en
casos en que la actividad de la reaccion ha sufrido graves ataques
como en el cólera; pero es mas comun y mas útil el uso de dósis mas
débiles, de la sesta ó duodécima atenuacion. Las neuralgias y las
lesiones de la sensibilidad requieren
ó son suficientes las atenuaciones aun mas elevadas; las afecciones
locales y las lesiones orgánicas exigen á veces el uso de las
trituraciones, y además la aplicacion local del acetato de cobre para
la cauterizacion de las aftas, de las úlceras, y en ciertas oftalmías
granulosas.
DIGITALIS PURPUREA (Digital).
§ I.—Historia.
Esta planta es de la familia de las escrofularias, Juss.—De la
didinamia angiospermia, Linn.—La parte usada es la hoja del
segundo año antes de que florezca. Es un medicamento muy
comunmente empleado, del que se ha escrito mucho, que todas las
escuelas han estudiado, y que sin embargo está aun reducido al papel
de sedativo de la accion del corazon, y de diurético. Podemos decir,
que sus efectos han sido mal apreciados. No se juzgará exagerada
esta asercion cuando se recuerde que el profesor Bouillaud se ha
admirado de que esperimentadores formales hayan atribuido á la
digital las dos propiedades contrarias de disminuir la circulacion y
de acelerarla; ¡tan despreciada es aun la esperimentacion sobre el
hombre sano! ¡tan desconocida es la accion del medicamento que se
desenvuelve en el organismo desde la esfera nerviosa hasta la
sanguínea y nutritiva, accion que se manifiesta aguda ó
crónicamente, y que produce efectos especiales ó tóxicos! No
volverémos á ocuparnos de este asunto, pero aprovecharémos la
ocasion, al tratar de la digital, de indicar el grave error de la escuela
italiana respecto á los efectos opuestos en un mismo medicamento.
Tommasini, uno de los jefes de esta escuela, ha ido mas allá, preciso
es hacerle justicia, que la mayor parte de los autores de materia
médica, puesto que conoció, en los medicamentos que estudió, esta
doble accion; una irritativa, esténica, hiperestenizante, escitante, y
otra atónica, asténica, alterante é hipostenizante. Sin embargo, al
clasificar cada medicamento de una manera absoluta, ó entre los
hiperestenizantes, ó entre los hipostenizantes, partió del principio de
considerar el primer período de la accion medicinal, de su accion
esténica, como un efecto local, como una accion irritante
determinada en un punto dado; aceptando y dando, por el contrario,
al otro período de la accion medicamentosa el carácter de una
estimulacion dinámica, de un efecto asténico general. Esta es la
teoría de la escuela italiana. Téngase entendido que no es objeto de
cuestion para nosotros la admision del efecto local mecánico de un
medicamento; la aceptamos como todo el mundo, pero no la
seguimos en nuestros estudios puramente médicos, porque nos
atenemos á los efectos dinámicos; estos son irritantes en su
principio, y sedativos despues, á medida que la accion se propaga á
todos los sistemas orgánicos, es decir, á medida que esta accion se
prolonga, ó que es bastante eficaz para completarse. De modo que
esta escuela, al separar de la accion de un medicamento una parte
importante y necesaria de sus síntomas, limita su esfera de accion,
reduce el campo de la materia médica y de la terapéutica, y se sujeta
á una posologia capaz de producir lo mas pronto posible los efectos
hipostenizantes, únicos que se desean obtener.
Es, pues, evidente, que apreciada y conocida la accion del
medicamento en toda su estension, ofrece una esfera de actividad
mucho mayor, grupos diferentes de síntomas, que exigen, por
consiguiente, una posologia mucho mas estensa, y que abrace todas
las dósis, puesto que debe responder á todos los efectos del
medicamento, efectos, que son nerviosos, sanguíneos, ó que
consisten en lesiones orgánicas; en lugar, pues, de esta terapéutica
grande, natural y eminentemente eficaz y útil, la escuela italiana se
limita á perturbar y á producir una sedacion que es la opresion de la
vitalidad, en lugar de calmar la actividad y dirigirla en armonía con
el antiguo precepto: Quo natura vergit eò ducendum; para la escuela
italiana la naturaleza no es la naturaleza medicatriz de Hipócrates:
Natura morborum medicatrix. Si es á la vitalidad á la que se dirige
el medicamento para restablecer por su mediacion, la armonía de las
funciones y la integridad de los órganos, esta vitalidad debe ser
moderada, escitada, dirigida, en un sentido mas ó menos especial,
por la accion convenientemente aplicada del medicamento.
§ II.—Efectos fisiológicos.
Ni puede ponerse en duda que la digital aumenta la frecuencia del
pulso, ni tampoco puede considerarse este aumento como un efecto
mas frecuente que su diminucion, pues precisamente cuando mas
acelerado es el pulso, la debilidad se presenta mayor. Se observan
habitualmente palpitaciones tumultuosas sin causa apreciable. Las
pulsaciones son irregulares é intermitentes manifestándose una
pulsacion fuerte y llena despues de dos débiles. El antimonio tiene
una accion algo análoga sobre el corazon, y además produce
sudores, deposiciones frecuentes y saburra gástrica; la digital
aumenta las orinas, desarrolla el embarazo gástrico, y goza por otra
parte de una electividad sobre el corazon, que, como en el
antimonio, se efectúa por mediacion de los nervios ganglionares. En
los dos medicamentos se nota una marcha subaguda de los
fenómenos flegmásicos y la sedacion cuando su accion se ha
completado. Estas analogías entre el antimonio y la digital se
estienden hasta el estado constitucional en el que con preferencia
están indicados, y que es el que se observa en los temperamentos
venosos ó linfáticos. Un incremento de actividad en los absorbentes
disminuye la tonicidad de estos vasos por el hecho de la estancacion
y de la tension; los materiales asimilables, convenientemente
elaborados y animalizados primero, pierden luego más y más esta
cualidad, y conducen á una debilitacion general y una diátesis
venosa ó linfática. Esta disposicion corresponde á la constitucion de
los gastrónomos, y á las constituciones, ya flojas ó flegmásicas, ya
melancólicas.
Hay sugetos en los que la digital disminuye siempre, por un efecto
inicial sedativo, los latidos del corazon, si bien esto depende tambien
de la dósis, y algunas veces de la idiosincrasia. La digitalina
produce mas frecuente y distintamente este efecto. Pero sea de esto
lo que quiera, la accion de la digital sobre el corazon es directa; es
altamente asténica y armoniza perfectamente con la sedacion
simultánea que altera los riñones, cuya secrecion se aumenta, y los
órganos abdominales, afectados de una atonía real, precisamente
cuando los vómitos primeros parecian indicar cierta irritabilidad
gástrica. Las opresiones, las congestiones torácicas, el aflujo
desordenado de sangre al corazon y á la cabeza, indican mas bien
una debilidad de la inervacion del órgano central de la circulacion,
una debilitacion de la energía del corazon, en los momentos mismos,
y mas especialmente cuando las pulsaciones precipitadas de este
órgano, las opresiones, los calores, los ardores del pecho denotan la
estancacion de sangre en el pulmon; porque entre los efectos de la
digital no hay uno que esprese la congestion activa, la flegmasía
franca; antes por el contrario, todos proclaman la pasibilidad ó la
tendencia á este estado asténico.
En los casos de afecciones del corazon, de tísis, de hidropesías, de
escrófulas, referidas por Bayle, el pulso era frecuente, y la digital
pudo estar muy bien indicada, pues tambien ha curado ó aliviado
casos graves.
Estos resultados clínicos, apoyados por un gran número de autores,
no nos permiten aceptar las aserciones de Hahnemann que quiere
que las indicaciones de este medicamento solo se hallen en los casos
en que haya lentitud y debilidad del pulso, por la razon de que la
diminucion de este es un efecto primitivo de la digital y su
aceleracion otro secundario. Con mas motivo se pudiera decir que
las dósis fuertes deben reservarse para los casos de pulso frecuente,
y las muy débiles para los en que hay diminucion, porque en estos
últimos, la administracion de la digital está basada en la ley de la
similitud, mientras que en los primeros lo está en la de los
contrarios.
Los fenómenos febriles son los siguientes: frio con sudor tambien
frio, irregularmente distribuido; frio de las estremidades, sudores
nocturnos precedidos frecuentemente de calosfríos y calor fugaz; la
debilidad muscular es notable, la orina abundante, el pulso pequeño,
débil, lento y por lo mismo irregular. En los casos mas agudos, hay
siempre un fondo de astenia, embarazo gástrico, lengua blanca y
ancha, adipsia, orinas mas abundantes, grande debilidad, vértigos,
turgencia en la piel y lentitud del pulso, diarrea algunas veces.
La debilidad nerviosa, el abatimiento inmenso, la estremada
angustia, la postracion y los desfallecimientos, demuestran que los
efectos de la digital están bajo la dependencia del sistema nervioso
ganglionar, como ya lo hemos dicho. Las vísceras y los órganos que
estos nervios animan, abundan en síntomas que prueban su
debilitacion, como por ejemplo: éstasis sanguíneo en los capilares,
atonía de los vasos absorbentes, decadencia de los órganos de la vida
animal, convulsiones, desfallecimientos con sudor general, vértigos
con temblor, sensacion de ondulacion en el cerebro como si
contuviese agua, congestion en la cabeza, palidez de la cara,
náuseas, vómitos, sensacion de debilidad, como si la vida se retirase
del epigastrio, timpanitis, diarrea, deposiciones involuntarias,
retencion de orina y flujo de la misma, constriccion sofocante del
pecho, congestion en el mismo, padecimientos asmáticos,
palpitaciones violentas y efervescencia de la sangre, frio y
adormecimiento de las estremidades.
Si la accion electiva de la digital sobre el sistema nervioso
ganglionar se estiende al corazon por el plexo cardiaco, no es menos
real en los vasos absorbentes por la influencia de los mismos nervios
en sus terminaciones, en los riñones, en el estómago y el hígado por
sus respectivos plexos. Privados de tonicidad los vasos absorbentes,
se disminuye su funcion ó no absorben la serosidad, que trasuda de
las membranas serosas en las cavidades esplánicas y mallas del
tejido celular; por otra parte, esta exudacion que constituye el
fenómeno de exósmosis, se aumenta por la astenia general y se
estiende indistintamente á todos los vasos capilares, formándose así
los derrames serosos. La flojedad es manifiesta, la parte edematosa
está generalmente mas flácida que tirante y distendida, la piel mas
bien fria que caliente, y pálida mas que encendida, y la hidropesía es
pasiva. La agudeza de los fenómenos hidrópicos, la piel caliente, el
pulso tirante, la resistencia del edema, pueden ser una indicacion de
la scilla. Pero una astenia mayor, el temblor, la debilidad de los
músculos voluntarios y la decoloracion de las mucosas, requieren
mercurio. La subagudeza con eretismo exigiria el azufre; el
cólchico, que tiene menos afinidades con las membranas serosas,
puede ser preferible á la digital cuando el derrame es subagudo y
seroso. A pesar de las diferencias existentes en las relaciones de la
digital con la astenia de los vasos absorbentes, es preciso hacer
constar que esta se dirige en general á todos los vasos capilares,
como lo prueban la cianosis de los labios y de otras partes, la
secrecion aumentada de las orinas, los sudores escesivos, los sudores
frios, la ictericia misma, los infartos y las estancaciones linfáticas.
No obstante los síntomas graves que produce la digital, como solo se
opone indirectamente á la nutricion, apenas juega en las lesiones de
tejido, en las alteraciones orgánicas que indican siempre, ó una falta
de jugos nutritivos, ó su profunda alteracion, ó bien una aberracion
del tipo plástico. Todos los síntomas que al mismo se refieren, son:
punzadas quemantes con astenia general y frio, palidez de la piel,
neuralgias calambróides con debilidad nerviosa, ciertos dolores
tirantes en el dorso, en los miembros, en la rodilla, con calofríos,
seguidos de hinchazon pálida, de rigidez paralítica y de
adormecimiento de los dedos.
§ III.—Efectos terapéuticos.
A. Afecciones del corazon y del sistema circulatorio.—Segun lo que
dejamos dicho, la digital corresponde á las enfermedades del
corazon con pulso irregular intermitente, lento algunas veces, con
contraccion enérgica de los ventrículos. Se presenta tambien
frecuente y pequeño, manifestándose por ondulaciones irregulares,
como si fuera á desaparecer despues de tres ó cuatro pulsaciones. En
los primeros momentos de una afeccion del corazon manifestada con
tales síntomas, hay menos alteraciones generales y palpitaciones
tumultuosas; estas se presentan por accesos con opresion; el pulso,
en fin, no se acelera ni con el menor movimiento, ni por la mas
ligera causa escitante. Estos fenómenos solo se observan con el
progreso de la enfermedad, y á medida que la astenia del sistema
circulatorio y de los absorbentes produce la palidez y frialdad de la
piel, la flacidez de los tejidos, la lividez de los labios, el edema de
las estremidades, hidropesías con laxitud de las paredes, ó que la
resistencia del edema, si este se presenta desde el principio, cesa
para dar lugar á la laxitud y á la flacidez.
La ascitis, el hidrotorax, la hidropericarditis...., que requieren la
digital, están siempre caracterizadas por la mayor parte de estos
síntomas. Hay además, en la hidropesía del pecho y del pericardio,
accesos de asma, opresion, movimientos congestivos, palpitaciones,
constricciones sofocantes.
El asma, por lesion orgánica del corazon, y los desórdenes de estas
lesiones están comprendidos en la esfera de accion de la digital,
cuando hay derrames pleuríticos y pericardiacos. La digital está
indicada en las congestiones pulmonales y en las hemoptisis, si
existen las circunstancias espresadas por los grupos de síntomas que
enumeramos en el anterior párrafo. Sin embargo, tambien puede
estar indicada en los accidentes de este género y en las metrorragias
con ciertas condiciones de irritacion y de orgasmo, ínsitas á una
mala disposicion del corazon para provocar congestiones y
hemorragias, efecto del éstasis sanguíneo accidental, irritativo, y que
aun no es puramente asténico. Es necesario agregar que las grandes
dósis empleadas en estos casos, han sido mas eficaces que las
débiles.
La accion que la digital ejerce en el corazon y que se eleva hasta
abolir sus contracciones, por el intermedio de fenómenos cianíticos
parciales, ha conducido á algunos prácticos á emplearla en el cólera.
Pero ignoramos hasta donde llegará la poderosa eficacia de este
agente terapéutico sobre la circulacion en estas circunstancias. No
negamos que se puedan obtener buenos resultados, pero varios
medicamentos han dado ya sus pruebas en esta terrible enfermedad.
(Véase Arsénico, Carbon vegetal, Eléboro, Centeno cornezuelo,
etc.).
Se ha usado con buenos resultados la digital al principio de las
fiebres mucosas, cuando la lengua está sucia, con síntomas de
embarazo gástrico, adipsia y anorexia, pulso lento; tambien se ha
usado en un período mas avanzado, cuando la turgencia sanguínea
ha dado lugar á una debilitacion espresada por la lentitud del pulso
sin alivio de los síntomas gastro-mucosos. El pulso lento, pausado y
pequeño, en la fiebre gástrico-nerviosa; cuando las fuerzas vitales
están como aniquiladas, las orinas escasas y oscuras; que hay
vértigos y desvanecimientos con accesos de palpitaciones irregulares
y tumultuosas, reclaman igualmente á la digital. En estas diversas
fiebres se debe dar gran valor á un síntoma que es mas especial de la
digital que del zumaque, del arsénico y de la quina: este síntoma es
el frio de la parte izquierda del cuerpo.
La digital, con el tártaro estibiado, el antimonio y sénega, es el
mejor medicamento que se puede emplear en las inflamaciones
exudativas, cuando las exudaciones son serosas, y los síntomas
generales asténicos y graves, y particularmente cuando la brionia y
el mercurio han sido ineficaces ó que no han estado indicados en el
período subagudo. Que estas inflamaciones tengan ó no alguna
analogía ó relacion con las fiebres mucosas que acabamos de
señalar, es lo cierto que unas y otras se convierten en indicantes de
la digital, como se ve por estos síntomas: grande decaimiento de la
vitalidad, pulso lento, débil y que se estingue gradualmente,
diminucion de la calorificacion, inapetencia, vómito, diarrea,
ansiedad, sueño corto y agitado, orinas abundantes, variables,
descompuestas ó que se alteran fácilmente.
B. Afecciones de los órganos secretorios y del sistema
absorbente.—La accion especial de la digital no está limitada al
plexo cardíaco, sino que se estiende á otros puntos del sistema
nervioso trisplánico, con el mismo carácter de astenia nerviosa y
debilitacion de la contractilidad de los vasos absorbentes y de los
capilares. Esta es la causa de alterarse el hígado y de que la ictericia
sea una consecuencia, cuando es simple, sin lesiones orgánicas, sin
fiebre, con deposiciones arcillosas, orinas frecuentes y generalmente
turbias, diminucion del pulso, sensacion de frio local, sin
sensibilidad al del esterior. La ictericia de los niños está
generalmente en este caso, y la acompañan la caquexia y los
vómitos. El mercurio y la manzanilla corresponden á esta afeccion,
cuando las deposiciones son poco amarillas, que no hay alteracion
particular del corazon, y que las orinas no sufren cambio alguno
notable.
Un fenómeno singular y bastante característico de la digital, es el
color azulado de las orinas, color que coincide siempre con la
decoloracion de las deposiciones. La orina azulada parece ir unida á
una afeccion dinámica del hígado, ó por lo menos de los órganos de
la digestion. Consignamos este síntoma sin pretender esplicarle. Por
estraordinaria ó por mas ligera ó pronunciada que sea esta
coloracion azul de las orinas, la hemos visto dos veces, y siempre en
niños de seis á once años, y dos veces la ha corregido la digital,
disipando al mismo tiempo las alteraciones hepáticas ó abdominales
con fiebre.
La digital constituye el tratamiento de las ascitis y de toda
hidropesía que reconozca por causa la dificultad en la vuelta de la
sangre hácia el corazon. Pero la influencia de la digital en las
hidropesías procedentes de una lesion orgánica del corazon, es
diferente de la que ejerce en las enfermedades debidas á la flojedad,
á la astenia de los vasos absorbentes. Las dósis en general, deben ser
muy atenuadas en las hidropesías por causas dinámicas, y mucho
mayores en las producidas por causa mecánica, tal como el
aneurisma del corazon.
Pero escluyendo esta, para solo ocuparnos de algunas
particularidades de las hidropesías esenciales, debemos manifestar,
que la pasibilidad de estas afecciones, aun cuando se compliquen
con subirritaciones y con tumefaccion dura, á causa del
padecimiento de los tejidos y de una prolongada distension de la
fibra, exige algunas veces árnica y eléboro negro. En el hidrotorax
se alterna la digital con el azufre. El hidrocele escrofuloso requiere
con preferencia el mercurio y el sílice, si bien puede usarse despues
la digital y tambien la quina. Las consecuencias de una apoplejía
serosa requieren la cicuta mayor, aunque tambien se adaptan á veces
á la digital. Sus indicaciones en el hidrocéfalo agudo son las del
período de exudacion con cólicos.
En todas las precedentes aplicaciones de la digital, se halla una
contraindicacion en la hidropesía y en la diátesis serosa propiamente
dicha. Este medicamento no estiende su influencia hasta modificar
estas especies de caquexias. Es impotente para remediar las lesiones
de la nutricion y de la plasticidad, y las de los tejidos. Las afecciones
orgánicas del corazon solo logran un efecto paliativo y la
desaparicion momentánea de las hidropesías que dependen de ellas.
Entre las contraindicaciones de la digital, no hemos titubeado en
colocar las flegmasías francas, y aun las subagudas. La oftalmía y la
encefalitis que se atribuyen á la digital consisten: la primera, en
alteraciones nerviosas asténicas con irritacion herpética; la segunda,
en congestiones pasivas, ó en fluxiones sintomáticas, en personas
debilitadas. La amaurosis que se desarrolla lentamente con
hemeralopia, puede hallar un modificador ventajoso en la digital, la
quina, el zinc. Se usa la digital con mejores resultados en las
irritaciones del borde libre de los párpados, en cuya afeccion es
especial su accion, del mismo modo que la del mezereum y de la sal
marina.
No queremos concluir sin mencionar la eficacia de la digital en la
hemoptisis y la tísis, segun refieren varios autores. Para llegar á los
resultados apetecidos, es necesario aumentar las dósis de este
medicamento de un modo visible, pues poseemos otros varios mas
especiales y mas seguros contra la hemoptisis en todas sus
variedades; respecto á la tísis solo reconocemos en la digital una
accion paliativa de muy escasa importancia.
Dósis.—Las dósis deben ser tanto mas débiles cuanto mas exacta
sea la indicacion y mas marcada la semejanza de sus síntomas. En
este concepto, la esperiencia demuestra con evidencia que el carácter
de diminucion de pulso exige dósis mas débiles, aunque se trate de
un estado febril; es preciso, pues, recurrir, segun las circunstancias, á
dósis de 20 gotas de la tintura al dia; otras veces, y es lo mas
frecuente, de dos ó una gota, ó tambien puede bastar una pequeña
fraccion de la duodécima atenuacion. En algunos casos de
hidropesías, sobre todo de las partes inferiores, se emplea la digital
al esterior en fomentos y en fricciones; pero es mejor en estos casos
usar el cocimiento con 30 gramos de hojas por litro ó litro y medio
de agua.
DULCAMARA. (Dulcamara).
§ I.—Historia.
La dulcamara es de la familia de las solanáceas, Juss.—Pentandria
monoginia, Linn.—Los hechos referidos por los autores antiguos
han servido en gran parte á Hahnemann para formar la patogenesia
de la dulcamara. Varios de sus síntomas merecen poca confianza,
porque son debidos á medicamentos compuestos: indicarémos
particularmente los atribuidos á Althof, como resultado de una
mezcla de dulcamara y antimonio.
Boerhaave contribuyó mucho á popularizar la dulcamara: este
médico, Linneo, de Hahen, Sauvages, de Razoux, etc..., la han
recomendado para varias enfermedades flegmásicas, neurálgicas,
dartrosas. A juzgar por lo que han dicho muchos autores, la eficacia
de la dulcamara, en un gran número de afecciones herpéticas, es un
hecho generalmente admitido. Mr. Trousseau la coloca en la clase de
los medicamentos narcóticos.
§ II.—Efectos fisiológicos.
La piel y las membranas mucosas son el sitio preferido de la accion
de la dulcamara. La relacion de estas dos vastas superficies, cutánea
y mucosa, es muy evidente en los efectos de este medicamento; y
esto solo bastaria para demostrar su eficacia en una multitud de
afecciones cutáneas y mucosas, si su accion, por otra parte, no fuera
bien ostensible en el sistema sanguíneo, al cual altera por un efecto
reactivo, por un movimiento fluxionario, que parte de la piel, que es
siempre en este caso la pars mandans de la alteracion circulatoria y
de otros desórdenes internos.
El carácter principal de sus efectos piréticos es el de empezar por
una impresion de frio en la piel, un calofrío prolongado, un
enfriamiento que altera las funciones cutáneas; sobreviene despues
un calor seco que llega hasta la acritud, que produce picazon,
rubicundez, fluxion con eretismo; sudor abundante y general que
conduce á una relajacion ó flojedad completa.
Tal es la influencia de la dulcamara sobre el corazon. La que ejerce
en las mucosas bronquiales, intestinales.... es de la misma
naturaleza: frio en la piel, enfriamiento de esta superficie, despues
bronquitis, diarrea, catarro vesical. Su influencia en el sistema
nervioso sigue la misma marcha y tiene el mismo carácter, pues por
la accion que ejerce en la piel se propaga á los nervios de la cara y
de otros puntos, y desarrolla neuralgias, accidentes reumáticos,
inflamaciones artríticas, segun las disposiciones de la persona y la
diátesis de que adolezca. En general, la fluxion que se concentra en
una parte dada del sistema cutáneo, desarrolla en ella una
tumefaccion flegmásica que se resuelve siempre por diaforesis,
salivacion...., y la que se fija en el sistema linfático y sus gánglios,
produce adenitis é infartos; así como la fluxion mucosa de los
bronquios y de los intestinos determina una bronquitis, una colitis
con hipersecrecion.
Segun lo espuesto, la dulcamara es un escelente medio para
combatir la afeccion herpética que por repercusion se fije en las
mucosas. La esperiencia ha probado y la práctica de médicos
antiguos ha autorizado hasta cierto punto esta interpretacion de la
accion de la dulcamara, porque se adapta muy bien á estas
metástasis, con tal que sean recientes, ó que la repercusion de la
afeccion dartrosa á un punto de la membrana mucosa, siquiera no
tenga el mismo carácter, conserve, no obstante, relaciones con la
piel, por pruritos, rubicundeces y granos que aparezcan de cuando en
cuando, y que desenvuelva fenómenos de irritacion y de fluxion en
la mucosa donde se fija.
De esto se deduce: 1.º que este medicamento será mas útil en las
personas jóvenes de piel fina, mas permeable, cuya constitucion es
linfática y predispuesta á acatarrarse; 2.º que desarrolla mas
francamente su accion en los tiempos frios y húmedos, en los que la
temperatura y el estado hidrométrico facilitan la reaccion de la piel
sobre las mucosas; 3.º que estos fenómenos, en fin, se agravan por la
tarde, con el reposo y el calor de la cama, en lo relativo sobre todo, á
la fiebre y síntomas flegmásicos y congestivos, y que se alivian por
el movimiento.
En las circunstancias de cronicidad ó en los casos agudos cuya
etiologia se ignora, las indicaciones de la dulcamara no resultan de
la relacion apreciable entre la superficie esterna é interna, sino de la
constitucion del enfermo, de sus antecedentes, del carácter de las
afecciones mucosas que padece habitualmente, de su estado
herpético en la estacion de otoño mas comunmente.
La dulcamara, por último, corresponde aun á cierto número de
síntomas bastante constantes y característicos, tales como: piel fria,
caliente y aun ardorosa despues, que se pone árida y seca, ó se cubre
de sudor, con un orgasmo á veces mas ó menos general; prurito,
rubicundez, erupciones herpéticas, salivacion, ronquera, bronquitis,
opresion, tos convulsiva, hemoptisis, náuseas, vómitos, dolores
cólicos, diarrea, retencion de orina; orinas abundantes, involuntarias,
escasas, difíciles de evacuar, turbias; escozor y sequedad en la
garganta, otalgia, vértigos, oscurecimiento de la vista, fluxion en el
ojo, en la mejilla; hipersecrecion de las mucosas, infarto de las
glándulas, pesadez de cabeza, congestion en la misma, delirio,
epistaxis, dolores con sensacion de frio por el cuerpo, convulsiones
en los labios, en los párpados; cardialgia, enteralgia, laxitud, ardor
quemante aquí y allí, temblores, debilidad paralítica; parálisis de la
lengua, de la cara; sudores frios.
§ III.—Efectos terapéuticos.
Enumerarémos las aplicaciones prácticas evitando ámplios detalles,
pero sin que esta concision disminuya en nada su utilidad práctica.
Las fiebres propias de la dulcamara son catarrales y reumáticas, es
decir, producidas por un enfriamiento. Estas fiebres son las únicas
que corresponden á este medicamento, tanto en sus períodos inicial
y de agudeza, como en los de descenso y cronicidad. La supresion
del sudor por enfriamiento es su carácter distintivo; en la manzanilla
es producida por escitacion nerviosa y por emocion moral; en la
pulsatila, por la aparicion de otro flujo, por metástasis; en la quina,
por congestion cerebral ó por debilidad profunda, etc..... La
dulcamara corrige el desórden patológico, reproduciendo el sudor,
restableciendo las funciones de la piel. La indicacion de la
dulcamara es la misma, ya que el sudor está completamente
suprimido, ó ya que solo esté disminuido, alterado y de mal olor, ó
que la accion del aire frio y húmedo haya agravado ó determinado
una fiebre eruptiva, la urticaria misma, con ó sin fiebre, y síntomas
mucosos ó catarrales.
El acónito puede estar indicado para llenar las primeras indicaciones
que correspondan á la dulcamara; pero esta es preferible si el
enfriamiento ha producido cólicos, salivacion, tos convulsiva,
retencion de orina; ó bien, si en el período de decrecimiento y de
flojedad se presentan flujos mucosos aun de carácter crónico como
son: diarrea, salivacion, tos con espectoracion abundante, asma
húmedo, y otros accidentes, cuya curacion exige que se escite la
accion recíproca de la piel y de las mucosas. Las tísis mucosas
pueden en estas circunstancias curarse con dulcamara; sus síntomas
son: la ronquera, la tos mucosa y aun hemotóica, dolores lancinantes
en el pecho, opresion, sequedad de la piel, agravacion vespertina,
pulso tirante, sudor nocturno. La coqueluche es tambien del recurso
de la dulcamara, cuando la causa es el enfriamiento, ó que por lo
menos la agrava y sostiene; en este caso facilita mucho la accion de
la drosera.
En las afecciones reumáticas y neurálgicas propias de dulcamara, es
preciso tener en cuenta la electividad de este medicamento sobre la
piel, punto de partida de la afeccion, y no á una pretendida accion
particular en la fibra de los músculos afectados. Además de su
carácter etiológico, los dolores de la dulcamara, como los de
rhododendrum, son lancinantes y dislacerantes; se agravan por la del
tejido celular en los recien nacidos; sus síntomas patogenésicos le
indican tambien en los casos de hinchazon edematosa, agitacion,
gritos, dolores, diarrea. El escleroma tiene generalmente una marcha
rápida; se ha recomendado la quina en casos de anemia y debilidad,
y el mercurio despues. El arsénico es para los casos mas graves.
Volvamos al punto de partida de la accion de la dulcamara, y
registremos las enfermedades de la piel en que conviene. Son
primeramente la mayor parte de las erupciones de los jóvenes
complicadas con infartos glandulares é inflamaciones linfáticas. Su
accion debe preceder á la del mercurio en las afecciones de
naturaleza escrofulosa y herpética, aun en los adultos; la dulcamara
está indicada en las cinco formas principales de las afecciones
cutáneas: manchas, pápulas, pústulas, costras, úlceras; así como
tambien en las manchas mas ó menos prominentes, escarlatinosas,
petequiales, efélides; pequeños granos llenos, como los del
sarampion, de la miliar, de la porcelana (ó escara, pequeños
tubérculos, el Trad.); afecciones pruriginosas; el impétigo, la
urticaria, los dartros con el elemento vesiculoso, con costras, tiña,
costra láctea, y aun la serpiginosa y seca, á pesar del carácter general
exudante y húmedo de las lesiones cutáneas en que está indicada la
dulcamara; úlceras escrofulosas, psóricas, mas ó menos inveteradas,
indolentes y corrosivas, erupciones de sarna degenerada y algunas
sifílides rebeldes.
Necesario es manifestar que en todas estas diversas formas
patológicas cutáneas, la indicacion de la dulcamara procede siempre
de un cambio anterior de las afecciones herpéticas de las membranas
mucosas, á la piel, de esta al periostio, á las glándulas, á las
membranas mucosas y serosas, aun cuando en este último caso, se
presente edema, hidropesías serosas, anasarca. Así, pues, la sarna
degenerada que reaparece en la piel en estaciones dadas, y en formas
indeterminadas, para volver á fijarse en las mucosas por todo el resto
del año; los restos sifilíticos y aun las sifílides situadas en la piel y
principio de las mucosas que constituye una de las últimas
trasformaciones; las afecciones herpéticas sucediendo á la diarrea, al
asma, al catarro; y estos, sucediendo á su vez al herpes; todas estas
trasformaciones y metástasis pueden ofrecer indicaciones suficientes
para la eleccion de la dulcamara. Pero la rebeldía bien conocida de
estas dolencias exige tambien otros medicamentos, tales como, el
guayaco, la clematis, el mezereum, el azufre, la zarzaparrilla, el
zinc, el grafito...., por ser los mas análogos de la dulcamara en su
accion sobre la piel.
Las verrugas son, además, uno de los síntomas de la dulcamara; son
lisas, muchas veces como trasparentes, crecen rápidamente, se
presentan muchas á la vez, como si fueran erupciones que
aparecieran sucesivamente. Su sitio preferente es la cara y las
manos; y en su tratamiento, la accion de la dulcamara, es muchas
veces preparada ó completada por la del azufre, licopodio,
carbonato de cal. Algunas erupciones de forúnculos, ó su aparicion
sucesiva, sobre todo en los reumatismos, reclaman ordinariamente el
uso de la dulcamara. Los dartros que corresponden á este
medicamento, se sitúan con preferencia, como las verrugas, en la
cara, las manos, parte interna de los muslos, la anterior del pecho,
las articulaciones de los miembros, es decir, en los puntos en que la
piel es mas fina, como asimismo en los labios y grandes labios.
Quizá esta particularidad esplica uno de los principales caractéres de
las afecciones herpéticas de la dulcamara, que es una secrecion mas
abundante y por la que se las denomina húmedas. Es de observacion
que las erupciones secas y liquenoides, las eflorescencias
furfuráceas y la pitiriasis, no están en relacion con este
medicamento.
Dósis.—Se usan las mismas dósis y forma de administracion que en
el acónito, la thuya y la mayor parte de los medicamentos vegetales.
EUPHRASIA OFFICINALIS (Eufrasia).
§ I.—Historia.
Familia de las pedicularias, Juss.;—didinamia angiospermia,
Linn.—Esta graciosa y pequeña planta, conocida ya en la
antigüedad, tiene propiedades bastante limitadas, lo cual justifica
quizá el olvido en que cayó; pero estas propiedades son con
frecuencia tan útiles y tan patentes, segun las recientes
esperimentaciones, que hemos creido conveniente dar á este
medicamento un lugar en esta obra.
§ II.—Efectos fisiológicos y terapéuticos.
El conjunto de síntomas de la eufrasia espresa un estado catarral.
Limitémonos, pues, á indicar los que tienen un carácter mas
marcado: exacerbacion de los síntomas por la tarde, dolores
erráticos, bostezos, ensueños fatigosos, sueño agitado, somnolencia
por el dia, calofríos, frio, sudores nocturnos. Este medicamento, en
fin, obra poco sobre el sistema sanguíneo, y corresponde mas bien á
afecciones catarrales infebriles, ó con fiebre vespertina. Es el
medicamento del principio, aun en el sarampion, en cuya afeccion
está indicado por sus síntomas de bronquitis, de oftalmía y de coriza.
Repetiriamos lo que todos saben si refiriéramos los síntomas de este
medicamento, análogos á los de la afeccion catarral, desde la
pesadez de cabeza hasta la emision frecuente de orina clara, y desde
la tos seca hasta la pesadez y picazon de las estremidades.
Hé aquí en resúmen los síntomas referentes á estos efectos:
1.º En la oftalmía por causa catarral; afeccion de la conjuntiva que
está inyectada, lagrimeo abundante y coriza fluente simultánea; hay
secrecion mucosa y aun sanguinolenta en el ojo, hasta úlceras en la
córnea, nubecillas que ceden con eufrasia cuando son recientes,
usada al interior y aplicada como tópico.
2.º En el coriza que siempre está acompañado de oftalmía ó de otitis,
ó de un estado catarral general: este estado es húmedo en su
principio, con secrecion mucosa abundante, pesadez de la cabeza y
lágrimas corrosivas; la eufrasia corresponde tambien al romadizo, á
la epistaxis, á la escoriacion de las narices.
3.º En la bronquitis, que, entre otros síntomas catarrales, tiene la tos,
al principio seca y convulsiva solo por la noche llegando hasta cortar
casi la respiracion, y despues húmeda y seguida de la espulsion de
mucosidades abundantes.
Hé aquí, por último, algunos caractéres que diferencian la accion de
la eufrasia de los varios medicamentos análogos, en las afecciones
catarrales. En la drosera el frio afecta generalmente á las
estremidades, y empieza por calofríos; hay sensacion de
quebrantamiento de los miembros, irritacion de la laringe con
sequedad y arañamiento que escita la tos; despues, la superficie del
cuerpo está fria y se presenta epistaxis. En el mezereum, la fiebre es
mas viva, hay mas constantemente alternativas de frio y de calor, y
este sucede á los calofríos y dura mas que ellos. La eufrasia estiende
su irritacion mas allá de la laringe, sin fiebre ó antes que esta se
declare; las mucosas de los ojos y de la nariz se alteran y se siente en
ellas escozor, lagrimeo, estornudo. Difiere del mercurio, en que en
la eufrasia el calor es mas vivo y con sensacion de plenitud en la
cabeza, y porque además tiene esta entre sus síntomas, el mal
humor, la irritabilidad, la alternativa de calofrío y de calor, y el
quebrantamiento y endolorimiento de las partes musculares.
La eufrasia no es estraña á los dolores reumáticos; son pasivos,
calambroides, seguidos de adormecimiento, de tension, de pesadez
paralítica. Dolores lancinantes recorren el cuerpo que espresa una
sensacion de frio.
Es probable que un estudio mas completo de la eufrasia haga mas
estensa su esfera de accion y dirija al práctico en la aplicacion de
algunos de sus efectos sobre la conjuntiva, la uretra, la membrana
pituitaria, y le demuestre que posee propiedades indicadas ya por
algunos esperimentadores, en las escrescencias poliposas ó
ficiformes de las superficies mucosas, afecciones en las que ya se ha
usado con éxito.
Dósis.—Se da una ó dos gotas de la tintura ó de una de las primeras
atenuaciones, por dósis repetidas en veinticuatro horas. Cuando se
use en las escrescencias sicósicas y poliposas, se la administra como
la thuya, al interior y al esterior. Para el esterior, se toca las
escrescencias con una mezcla de una parte de tintura y dos de agua
comun.
FIN DEL TOMO PRIMERO.