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POEMAS DE CORNVCOPIA (ANTOLOGÍA POÉTICA)

2021, El Toro Celeste

«Peces de colores», «Recuerdo unos ojos», «Juegos de soleá», «Vías de buen amor», «Haineto interestelar. Las preguntas no formuladas también necesitan respuestas», «We Will Meet Again», seis poemas publicados en Cornvcopia (Antología poética), edición de Jesús Baena Criado, Pedro J. Plaza González y Beatriz Domingues López.

Cornvcopia [Antología poética] Cornvcopia [Antología poética] Cuerno de la abundancia: Flores de hoy Fotografía: Gerardo Ballesteros 226 Pedro J. Plaza Naufragué en las aguas del mundo, bajo el sol meridional de Málaga, el 4 de abril de 1996, y era aquel día, curiosamente, Jueves Santo. Tal vez por eso he pasado buena parte de mi vida buscando a Dios —entre la niebla—, a quien todavía, esquivo e inasible, no he logrado encontrar en mi eterno vagar. Mi infancia, escasa, transcurrió en la villa de Alhaurín el Grande. Luego, a causa del violento divorcio de mis padres, me mudé, pedazo a pedazo, al pueblo vecino —y sano rival, claro—, Alhaurín de la Torre, y desde entonces he vencido las estaciones yendo y viniendo de uno a otro municipio, de una a otra realidad, de uno a otro corazón. Cuánto habré perdido en el camino… Empecé a escribir, movido melancólicamente por los males de amor, allá en mi adolescencia, y ya nunca pude dejar de hacerlo, de soñarlo: me convertí en poeta del amor, sembrado siempre de contradicciones. Publiqué, en aquel tiempo joven, algunos artículos y poemas en la revista La Fontana; atendí al magisterio de Santiago Rueda y de Juan Cuadra; y, además, obtuve algún que otro premio a nivel local y provincial mientras estudiaba y crecía en el I.E.S. Gerald Brenan. La vida me permitió, más tarde, estudiar Filología Hispánica en la Universidad de Málaga, aprender a debatir de la mano de Jesús Baena Criado y, asimismo, realizar un par de másteres —de cuyos nombres no preciso acordarme— para completar mi formación, la cual se ha desarrollado bajo el cálido pu227 pilaje filológico de José Lara Garrido y Belén Molina Huete. También me concedieron, en algún momento, un inesperado accésit al V Premio Cero de Poesía de «Los Lunes del Pimpi», por el poema «We Will Meet Again», el cual se publica por primera vez aquí, en esta hermosa y única antología; y resulté ganador del III Premio Alborán de Microrrelato, organizado por la asociación cultural Amigos de la Barca de Jábega, con una composición titulada «Viento cruzado», la cual se acabaría publicando, a la postre, en el número 43 de los Cuadernos del Rebalaje. En 2017 tuve la fortuna y el atrevimiento de publicar, junto a mi profesor y amigo Giovanni Caprara, la traducción de los Cantos suspendidos entre la tierra y el cielo, obra del gran poeta italiano Silvestro Neri. Esta fue acogida, con cariño, por la malagueña Editorial Independiente en una bella edición bilingüe. Gracias a la invitación y a la amistad inestimable de Silvestro Neri y Lorenzo Cittadini, en 2018 publiqué, rodeado de dos de mis poetas favoritos y dos de mis mejores amigos, Alberto Escabias y Jesús Baena, dos poemas en el primer volumen de los Quaderni Mediterranei: «Las Ínsulas Baratarias» y «El héroe derrotado». He prologado, hace poco, Alas vividas (Editorial Independiente, 2019), poemario emocionante y sincero de Alberto Escabias Ampuero. De otra parte, a mi cuidado quedó la edición de algunos de los libros de poesía de mi maestro, José Lara Garrido, por ejemplo, Cancionero del amor fruitivo (Cancioneros Castellanos, 2018) o Baraja de complementarios (Cancioneros Castellanos, 2019); y la edición de Desde el Sur te lo digo (Rafael Inglada Ediciones, 2019), 228 joya artesanal que reúne todos los poemas que Antonio Gala ha dedicado a Málaga, para Málaga, desde Málaga. A este autor tan querido y a su lírica tan íntima consagro, actualmente, mi incipiente tesis doctoral, que se titula Tradición y modernidad en la poesía de Antonio Gala: Exégesis y relección desde su obra total. Por último, pienso, honestamente, que lo mejor que puedo decir sobre mí mismo es que soy parte del equipo de Cornvcopia, junto a Jesús Baena, Beatriz Domingues y, recientemente, James Smith. Participar en esta aventura y conocer, humana y profesionalmente, a los compañeros y ahora amigos de El Toro Celeste —Rafael Ballesteros, Juan Ceyles y Gerardo Ballesteros— ha sido, sin duda, un regalo inmerecido de valor incalculable. Al igual que Walt Whitman, propugno que no hay que dejar de creer que las palabras y la poesía sí pueden cambiar el mundo, y por esa causa, adentrándome en las ficciones para transformar la realidad, lucho. 229 PECES DE COLORES «Éramos como extraños que se conocían muy bien» Big Fish Te contaré una y mil veces las cosas, respiraré en silencio tus historias de antaño. Beberé de tus memorias, secaré tus miradas hoy llorosas al fuego del amor que tú rebosas. Sumergiré tus risas transitorias y tu cautiva fe en amatorias imágenes de cirios y de rosas en las que yo jamás podré creer, burbuja sin milagros. Y aunque todo lo olvides, besa el agua de tu ser, que siempre, en mi mar, yo recordaré que no nos hace peces nuestro modo de olvidar. Crece; crece y te querré, pez de color, pez grande, pez de miel. 230 RECUERDO UNOS OJOS Por y para Francisco Recuerdo unos ojos, y cómo duele recordarlos. Recuerdo unos ojos marrones, melados, infantiles, profundos. Recuerdo su luz aterciopelada, y recuerdo la sombra suave de su sueño cada noche. Recuerdo unos ojos durmiendo en la habitación de al lado, cuando la vida era posible, cuando vivíamos juntos. Recuerdo unos ojos fraternos, y cuánto, cómo los extraño. 231 JUEGOS DE SOLEÁ I Él, de entre sus soledades, surgió. Y ella, Soledad, sesgó sus solos pesares. II Ser solía un solitario soldado sudando sol. Sí, su savia lo ha salvado. III Soledad, si tu soleá susurra —sopla en el aire—, sola la mía se va. IV Si tu sola faz solaz asoma, serpea —¡sueña!— mi sangre su oscuridad. 232 V La sorpresa con solera de reír a diario sonrisas de ser, de miel y de seda. VI Si eres, como soy, un alma soltera, sal del secreto: siente, sana, besa, abraza. VII Un crisol de sentimientos sale, sube, absorbe, siempre fluye de fuera hacia dentro. VIII Con un solsticio de sal, de sol, vaciaré cualquier mar, el mar, la mar, tu mar. 233 IX ¿Será esa? Sea la salida: saltar solos, pero juntos, en silencio, hacia arriba. X Tu solecismo: ¿sintaxis sencilla y sensacional al corazón con psoriasis? XI Suena la sal, suena el son, suena en el suelo sombreado nuestra sólida canción. 234 VÍAS DE BUEN AMOR Porque sabes de Dios, de su forma secreta; porque atrapas recuerdos nuestros en tu libreta. Porque eres mi milagro, en esperanza neta; porque eres el camino y la victoriosa meta. Porque te sacrificas, por entero, en tus besos; porque nos conmocionas, ya no entramos ilesos. Porque siempre me calas, cicatrizas mis huesos; porque avanzo contigo contra los retrocesos. Porque eres, en silencio, mi Soledad sonora; porque eres una herida desde dentro indolora. Porque antes fuiste tú, serás luego, eres ahora: hoy mi cuerpo tu cuerpo abraza y atesora. Por eso, amor; amor, por eso, yo te quiero, y comulgo en tus labios de ínsula y de velero. Por eso, amor; amor, por eso, yo te espero en movimiento suave rumbo a nuestro sendero. 235 HAINETO INTERESTELAR. LAS PREGUNTAS NO FORMULADAS TAMBIÉN NECESITAN RESPUESTAS Te beso arriba, se estremece una estrella; o la luz de ella. Su fugitiva señal, que vino, que iba, que viene, que ya vendrá, nos sella en mi retina. Activa la azul secuencia: es hoy el lugar y fue aquí el momento de mi existencia, don secular. Alzo tu mano, intento traerlos, por turno, los mil —sin par— anillos de Saturno. 236 WE WILL MEET AGAIN A Jesús Baena Criado, hipocentro de este terremoto poético; a Alberto Escabias Ampuero, epicentro de mi fenómeno artístico Hoy me he levantado especialmente poético o, lo que es lo mismo, especialmente idiota. He abandonado entre las sábanas la métrica y la rima, no me parecen necesarias, no, ni adecuadas ni cómodas: nada. Nada. También he olvidado el amor y mis amores en una esquina; de verdad, ya no quiero querer ni que me quieran. Sin embargo, nadie se confunda, aún creo en los «para siempre». Los amigos van y vienen mientras la amistad siempre se queda, permanece. Con el amor tres cuartos de lo distinto: los amantes mueren en tanto que el amor persiste por siempre jamás pues, como decía aquel genio melenudo, «podrá no haber poetas pero siempre habrá poesía». Siempre. La amistad, el amor, la poesía: los eternos retornos. Lo eterno. Me gusta pensar que si algún día lejano (quizá no tan día, quizá no tan lejano) no tengo donde morirme alguien vendrá y tendré donde morirme: mis amigos, mis amigas, ellos me llevarán de regreso a casa. Go home, porque casa es aquel lugar en el que sentimos sentirnos libres de todo, 237 incluso de nosotros mismos, aquel lugar en el que el corazón sí es al fin corazón. Asimismo, aunque camine roto, derruido, siempre habrá una mirada en la distancia con la que cruzarse cómplice en los pasillos; una falda esperada más corta de lo esperado; un té o un café, una canción, una película, un libro; puede que un culo respingón y bonito. Por eso, cada vez que hagas el amor y el amor te haga será la primera vez, será la última: el final siempre vuelve para acabar en el principio. Siempre. Y sigue. Y sigo. La libertad es algo propio de la persona, no se da, no se quita; es un regalo de cuanto somos, seremos, fuimos. La libertad es estar donde quieras, cuando quieras, con quien quieras; por ello estoy aquí, ahora, contigo. Tal vez nadie conozca al hombre que soy, tal vez solo conozcan al hombre que quiero ser. En ocasiones me echo de menos por perderme de más y me busco con el acostumbrado miedo de encontrarme y descubrirme y recordarme: mi peor recuerdo es mi mejor olvido. Siempre. Besos a mí, versos a mí. La poesía nació ayer, vivió hoy para morir y mañana habrá resucitado como siempre. Siempre… Las letras me persiguen, la poesía no es métrica, no es rima, no es ritmo. La poesía sin ser nada ya lo es todo, todo, porque la poesía es una manera muy concreta de ver y entender el mundo, de ser y estar en él, de sentirlo. Y lo pienso y lo digo y lo muerdo y lo escribo y lo peleo y lo grito. La amistad, el amor, la poesía; en efecto, 238 todo es un juego sin ganadores ni perdedores pero sí con ganados pero sí con perdidos. Que el tiempo perdido sea ganado, temps gagné. Al fin y al cabo lo verdaderamente importante es participar, llevarse una rodilla despellejada, un codo hinchado o un corazón partido que enseñar al mundo tras el feroz combate. Así es que esperaré, esperaré como siempre y cuando vuelvan yo ya habré vuelto porque nunca me habré ido. Y otro silbato dará comienzo al juego y jugaremos como críos. Y yo estaré allí, solo, conmigo. 239