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COGNICIÓN Y PERCEPCIÓN LINGÜÍSTICAS
Enrique Serra
Universitat de València
Gerd Wotjak
&
Universität Leipzig
–editores –
Enrique Serra & Gerd Wotjak (eds.): Cognición y percepción lingüísticas
COGNICIÓN Y PERCEPCIÓN LINGÜÍSTICAS
Comunicaciones presentadas al
VI Congreso Internacional de Lingüística Hispánica
Leipzig, 8–12 de octubre de 2003
Volumen 3
ENRIQUE SERRA (Universitat de València)
GERD WOTJAK (Universität Leipzig)
EDITORES
València / Leipzig
2004
© Los autores, 2004
Cubierta: Reproducción de un fragmento de la obra
de Ramon Montalt (2004) Sense títol
(colección particular)
Diseño y maquetación: Enric Serra
Departament de Teoria dels Llenguatges
Universitat de València
Imprime: Guada Impresores, S.L.
c/ Montcabrer, 26
46960 Aldaia–València
ISBN: 84-370-6051-6
Depósito legal: V-5132-2004
ÍNDICE
Gerd Wotjak & Enrique Serra: Acercamientos cognitivo-perceptivos al
estudio del lenguaje...................................................................................................5
Belén Alvarado, Elisa Barrajón, Jaime Climent, Susana Rodríguez & Larissa
Timofeeva: Patrones espaciales: Creación de estructuras lingüísticas ...............14
Nicole Delbecque: El marco conceptual de los verbos de respuesta en
español .....................................................................................................................25
Renata Enghels & Eugeen Roegiest: Percepción visual y percepción
auditiva: la naturaleza del objeto...........................................................................47
Francisco Hernández Paricio: Estructura léxico-conceptual y predicados de
movimiento (acerca del predicado caer)................................................................60
Carlos Hernández Sacristán & Beatriz Gallardo Paúls: Relaciones léxicas:
orientación cognitiva en intervención logopédica .................................................75
Pablo Jiménez: Estructura nominal y comprensión lectora........................................87
Julia Kuhn: Aspectos psicolingüísticos en el análisis de los determinantes
pocos y escasos..................................................................................................... 102
Ángel López García: Una caracterización cognitiva de la actancia: ¿flujo
pregnante o forma saliente? ................................................................................ 108
Ricardo Maldonado: ¿Voz media o voz antipasiva? Mirada cognoscitiva.............. 117
María Amparo Montaner Montava: Fundamentación cognitiva de las
relaciones actanciales del español: Estudio comparativo de algunos
verbos relacionados con el dominio de la transferencia de información .......... 136
Estanislao Ramón Trives: La parataxis en el horizonte de las construcciones
aseverativas en español y en francés. Fundamentos noemático-cognitivos ...... 149
Eugeen Roegiest: Conceptualización y estructura argumental de la pasiva
pronominal en español y en italiano.................................................................... 166
Carlos Subirats Rüggeberg: FrameNet Español. Una red semántica de
marcos conceptuales ............................................................................................ 182
Alejandra Vigueras Ávila: Cuantificación adverbial gradual de las
diferentes clases semánticas verbales. Un acercamiento cognoscitivo ............. 197
Magdalena Viramonte de Ávalos: Inferencias de significado, comprensión y
metacomprensión lectora ..................................................................................... 213
Índice general de las Actas del VI Congreso Internacional de Lingüística
Hispánica .............................................................................................................. 218
Índice de las Actas de las V Jornadas Internacionales de Lingüística
Contrastiva............................................................................................................ 224
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 5-13
ACERCAMIENTOS COGNITIVO-PERCEPTIVOS
AL ESTUDIO DEL LENGUAJE
Gerd Wotjak <
[email protected]>
Universität Leipzig
Enrique Serra Alegre <
[email protected]>
Universitat de València
Este volumen comprende una parte de las contribuciones presentadas
en el VI Congreso Internacional de Lingüística Hispánica que tuvo lugar en
Leipzig entre el 8 y el 12 de octubre de 20031.
Con este congreso culminó toda una serie de encuentros científicos
organizados por el Departamento de Lingüística Románica y Traductología
del actual Instituto de Lingüística Aplicada y Translatología de la
Universidad de Leipzig entre los años 1978 y 2003; los 25 años
transcurridos desde que se reunió un pequeño grupo de hispanistas de
Leipzig y de algunas universidades de la entonces RDA, con las actas de
cada congreso publicadas a partir del segundo de 1983 (que contó con la
presencia de tres colegas españoles y de muy pocos lingüistas de los
llamados países hermanos de la entonces comunidad de países socialistas:
Checoslovaquia, Polonia, Hungría y Rumania), atestiguan el interés
creciente por la temática enfocada en estos congresos por parte de la
comunidad lingüística, incluyendo también a la española y a la de otros
países del mundo occidental, poco asequible hasta la caída del muro en
Berlín y los cambios políticos impulsados por las impresionantes
manifestaciones de Leipzig, que modificaron fundamentalmente el mapa y
el destino europeos.
Concebidos inicialmente para remediar en parte el relativo
aislamiento existente en esta parte oriental de Alemania frente a los colegas
y en parte también frente a la bibliografía del hemisferio occidental, los
1
Véanse al final de éste los índices de los cinco tomos con comunicaciones leídas en este mismo
congreso. Asimismo se han incluido los índices de los dos tomos que contienen las comunicaciones
presentadas en las V Jornadas Internacionales de Lingüística Contrastiva celebradas en Leipzig del 4
al 6 de octubre de 2003. La publicación de las actas del Congreso de Lingüística Hispánica ha sido
posible gracias al apoyo recibido por el programa ProSpanien de cooperación entre la Embajada de
España en Berlín y la Asociación de Hispanistas alemanes que han contribuido, además de la DFG,
de forma importante a la organización del congreso mismo.
5
congresos de Leipzig ya conocieron en 1988 un primer apogeo con la
participación de más de 20 hispanistas de España en este III Congreso cuyas
actas fueron publicadas como anejo a la prestigiosa revista Verba editada
por la Universidad de Santiago de Compostela.
Con ese congreso se dio inicio a encuentros cada vez más numerosos
centrados alrededor de una temática considerada como actual y
privilegiando la descripción del verbo. Además de análisis valenciales
morfosintácticos se hacía hincapié ante todo en la semántica, la estructura
argumental y su relación con las estructuras cognitivas de un lado y con las
secuencias actanciales morfosintácticas por el otro. Después de los
congresos III (1988) y IV (1993), ambos dedicados exclusivamente o
preferentemente al verbo (el de 1993 incluyendo al adverbio), hemos
ampliado la temática incluyendo en 1998 al adjetivo y al sustantivo.
Podemos comprobar con cierto orgullo que no nos hemos limitado
nunca a centrarnos en un solo enfoque metodológico, sino que hemos hecho
todo lo posible para contribuir a establecer contactos y viabilizar un discurso
más allá de los límites de los distintos paradigmas cuyo discurso a veces
bastante hermético no deja ver claramente las impresionantes convergencias
existentes en la actualidad entre estos paradigmas, convergencias que no
suelen tomarse en consideración mutuamente.
Tales convergencias pueden observarse en los análisis de verbos,
adjetivos, adverbios y sustantivos, y conciernen al objeto focalizado y en
parte también a los resultados obtenidos y a las hipótesis establecidas.
Convergencias más o menos notorias y evidentes saltan a la vista de quien
se esfuerza por tener en cuenta y, dado el caso, asimilar las investigaciones
cada vez más centradas en la descripción del léxico, independientemente de
que se trate de enfoques valenciales en los niveles sintáctico, semántico,
lógico-semántico o pragmático, de la léxico-gramática, de la lexemática
adaptada a la gramática funcional de Dik en la lexicología funcional, de la
descripción detallada de las estructuras argumentales recurriendo a
caracterizaciones ulteriores semántico-categoriales (clasemáticas) y
semántico-funcionales (papeles temáticos, roles semánticos) o bien de
esquemas sintáctico-semánticos y hasta de enfoques generativistas y –como
no– cognitivistas.
Vista la importancia del nuevo paradigma cognitivista, bajo la
influencia de la mainstream lingüística de corte norteamericano ya hemos
podido observar en los dos congresos anteriores la aparición de un número
creciente de contribuciones en las que se seguían las propuestas de
Langacker, Talmy, Johnson/Lakoff, pero también de Fillmore con su
understanding semantics, de Abel, Schank y Minsk, intentando detectar las
6
representaciones cognitivas activadas por el semantismo verbal y de otras
unidades léxicas y enfocando la descripción de scripts, escenas, escenarios,
pero también de metáforas y metonimias.
No es de extrañar que en el VI Congreso, donde se había hecho
hincapié en la presentación y si fuera posible discusión y evaluación de
distintos enfoques metodológicos, entre los casi 150 comunicantes un
número considerablemente mayor haya recurrido a una fundamentación
cognitiva de sus análisis y esto no sólo en las contribuciones aquí reunidas,
sino también en varias otras publicadas tanto en el volumen temático sobre
fraseología, editado por las universidades de Murcia y Leipzig, como en el
que reúne aspectos de la creación léxica y terminológica, publicado por las
universidades de Granada y Leipzig.
El boom cognitivista ha dejado huella en la comunidad lingüística
mundial y estamos lejos de pronosticar su debilitamiento, al contrario. Este
boom y prestigio pueden inducir a veces a los autores a recurrir al epíteto de
“cognitivo” para transferir a sus artículos mayor aceptación y actualidad sin
que su contenido cumpla siempre cabalmente con los requisitos de los
varios enfoques que se suman bajo el término de cognitivista.
Huelga decir que bajo el impacto de este nuevo y pujante paradigma
muy fácilmente suelen ignorarse trabajos y enfoques en la vieja Europa
cuyo acercamiento justificadamente podría calificarse de cognitivo o
cognitivista.
Baste con mencionar, por ejemplo, a Guillaume y los trabajos de
Bernard Pottier y su discípulo François Rastier, de Heger con su noemática
o bien el enfoque basado en la psicología gestáltica de los años 20/30 del
siglo pasado y que se ha plasmado en la gramática liminar y otras
investigaciones llevadas a cabo por el grupo de Valencia bajo la certera guía
de Ángel López García2.
Consideramos que hay que abarcar, en la pista del cognitivismo, un
máximo de enfoques distintos cuyas convergencias y divergencias habrá que
detallar escrupulosamente y al mismo tiempo hay que invertir bastantes
esfuerzos todavía para describir la controvertida relación existente entre
significado léxico (de sistema, de norma y del habla) y las estructuras
cognitivas que según algunos coinciden totalmente con el significado o que
solo parcialmente coinciden con este último. Ya no se está contestando la
existencia de una muy estrecha interrelación entre el nivel semántico y el
2
Que no se considere falta de modestia si mencionamos aquí incluso una publicación nuestra
conjunta con un filósofo y que también focaliza –como otra descripción cognitivista avant la lettre–
la relación entre concepto/conceptualización y significado léxico: W. Lorenz / G. Wotjak (1977): Zum
Verhältnis von Abbild und Bedeutung. Berlin: Akademieverlag.
7
cognitivo-conceptual y no nos parece muy prometedor cualquier intento de
descripción de las diversas estructuras cognitivas que conforman nuestro
saber (enciclopédico) del mundo desligándolo del lenguaje que nos sirve de
medio para almacenar los conceptos y las conceptualizaciones y posibilitar
el intercambio de ideas, convicciones y apreciaciones y de esta forma la
comunicación, interacción e intercomprensión social y la supervivencia del
género humano. Todavía quedan muchos detalles por esclarecer y
esperamos que los artículos, que hemos incluido en este tomo y cuya
publicación ha sido factible gracias a la generosa ayuda brindada por el
Departamento de Teoría de los Lenguajes de la Universidad de Valencia,
puedan contribuir a elucidar algunos puntos y a despertar interés por seguir
investigando otros y teniendo en cuenta en los análisis los resultados y
postulados de este nuevo paradigma. Este último ya abarca tantos
fenómenos distintos que podría ser una tarea del futuro contribuir a su
clasificación y sistematización para facilitar la orientación de futuras
indagaciones en este campo limítrofe entre lenguaje y pensamiento que ha
dejado de ser –con mucha razón ya que los análisis cognitivo-psicológicos
nunca podrán deshacerse por completo del recurso a la lengua– el campo de
acción exclusivo de la psicología, teoría del conocimiento, neuropatología,
neurosemántica, etc. y suele reclamar una cooperación también con los
lingüistas semantistas y otros.
En cuanto a las contribuciones al VI Congreso aquí recogidas, como
se señalaba antes, abordan la descripción y discusión de aspectos
lingüísticos diversos, pero vienen a coincidir en haber recurrido
preferentemente a una fundamentación cognitiva para los análisis.
El trabajo de Belén Alvarado, Elisa Barrajón, Javier Climent, Susana
Rodríguez y Larissa Timofeeva, “Patrones espaciales: creación de
estructuras lingüísticas”, plantea la elaboración de estructuras lingüísticas
fijas a partir de esquemas de movimiento. El estudio se centra en el verbo
entrar, y persigue un doble objetivo. De un lado, pretende trazar un patrón
de gramaticalización que avance desde un significado componencial,
presente en estructuras propiamente locales con el verbo entrar, hasta llegar
a una mayor fijación e idiomaticidad, representada por las locuciones que
contienen dicha unidad verbal. De otro lado, observa cómo se refleja este
recorrido en la lexicografía monolingüe del español; en concreto, se analiza
la presentación del régimen verbal y de la fraseología, tanto de manera
explícita como implícita, con el objeto de advertir la ideología que subyace
a su tratamiento lexicográfico.
Nicole Delbecque, en “El marco conceptual de los verbos de
respuesta en español”, adopta un enfoque cognoscitivo que sigue más bien
8
una lógica “reticular” para captar la naturaleza dinámica de las categorías, y
se centra en los verbos relacionados con la noción de “respuesta”,
concretamente en contestar y responder. Se plantea, por una parte, cómo
situarlos frente a otros verbos, en particular la categoría de los verbos de
comunicación, y, por otra, cuál es la relación entre ambos verbos. La tesis es
que responder y contestar tienen significados diferentes y remiten a
esquemas conceptuales distintos. Las estructuras reticulares del significado
de estos verbos se presentan también como diferentes, siendo más densa la
de contestar que la de responder.
Renata Enghels y Eugeen Roegiest, en “Percepción visual y
percepción auditiva: la naturaleza del objeto”, intentan demostrar que las
diferencias sintácticas observadas entre los verbos de percepción visual y
los de percepción auditiva reflejan la naturaleza distinta de ambos modos de
percepción. A partir de la observación de diversos fenómenos sintácticos,
los autores muestran que los datos sobre estos tipos de percepción no son
simplemente transferibles de uno a otro, lo que les permite analizar las
diferencias entre las dos clases de percepción relacionándolas con los
indicios sintácticos descritos.
El trabajo de Francisco Hernández Paricio, “Estructura léxicoconceptual y predicados de movimiento (acerca del predicado caer)”, es un
estudio microléxico de la estructura léxico-conceptual de predicados de
movimiento del tipo caer en español, frente a predicados evidentemente
relacionados del tipo tirar. Asumiendo que la estructura eventiva de un
predicado forma parte de su estructura léxico-conceptual, el autor considera
que el predicado caer es un incausativo que forma grupo con otros que
describen un proceso de desplazamiento internamente causado, pero con un
significado de recorrido o trayectoria y con interpretación télica y atélica.
Carlos Hernández Sacristán y Beatriz Gallardo Paúls, autores de
“Relaciones léxicas: orientación cognitiva en intervención logopédica”,
estudian la capacidad léxica relacionada con manifestaciones patológicas de
la conducta verbal. Teniendo en cuenta el estatuto cognitivo de diferentes
tipos de relación léxica (sinonimia, homonimia, antonimia, hiponimia) y su
contribución relativa a la activación de la función simbólica del lenguaje,
exponen algunos criterios básicos que deberían regir la intervención
logopédica. Los referidos criterios contribuirían a la fundamentación y
mejora del material de activación lingüística en protocolos de rehabilitación
adaptados al español o pensados originariamente para esta lengua (aunque
las observaciones que se realizan presentan una clara proyección
interlingüística).
La aportación de Pablo Jiménez, “Estructura nominal y comprensión
9
lectora”, se centra en el alto grado de incidencia de ciertos sustantivos y
adjetivos en la comprensión lectora, pues su estructura semántico-lógica
determina la aparición de otras unidades lingüísticas que crean el marco
adecuado para su comprensión. En su opinión, estos hechos son de gran
importancia en los modelos de procesamiento, ya que harían pensar que la
estructura textual puede explicarse en gran medida por el léxico.
Julia Kuhn, en su contribución “Aspectos psicolingüísticos en el
análisis de los determinantes pocos y escasos”, aborda las dificultades de
diferenciar los cuantificadores en diccionarios y gramáticas. La autora
ilustra una propuesta de diferenciación para las formas pocos y escasos que
se enmarca en las tradiciones lógica y psicolingüística.
Ángel López García, en “Una caracterización cognitiva de la
actancia: ¿flujo pregnante o forma saliente?”, reflexiona sobre la noción de
actancialidad y la tipología de actantes, que han sido observadas desde
planteamientos analíticos (del suceder a los actantes), a la manera de
Tesnière, o desde planteamientos sintéticos (de los actantes al suceder), a la
manera de Fillmore. La discusión sobre si unos –los esquemas actanciales–
u otros –los actantes– son innatos y/o primarios le lleva a plantear un
problema de rabiosa actualidad, el del origen del lenguaje. El autor defiende
que, si bien parece obvio que los actantes (o “casos”) surgieron como
primitivos semánticos, sucede que los dominios de la captación perceptiva
–los escenarios actanciales– tuvieron que compartir primariedad cognitiva
con sus componentes. Concluye, pues, que entre las primeras formas
cognitivo-perceptivas de la incipiente vida relacional se sitúan sin duda los
esquemas actanciales junto con los actantes que los definen.
Ricardo Maldonado aborda en “¿Voz media o voz antipasiva?
Mirada cognoscitiva” uno de los temas conflictivos de la gramática
española, el análisis del clítico se. Parece haber coincidencia en explicar este
clítico como la presencia de la cancelación de un argumento. Pero la
discrepancia surge cuando se trata de describir ciertas construcciones en que
se convive con una frase prepositiva oblicua. Una de las propuestas actuales
analiza estas construcciones como estructuras antipasivas (intransitivas) que
se derivarían de estructuras transitivas. En esta comunicación se revisa la
función de la voz antipasiva en las lenguas que cuentan con este modo de
marcación, para mostrar a continuación los aspectos en que el análisis
antipasivo es insostenible para el español. Frente a ello, el autor propone
describir las construcciones de se + frase preposicional oblicua a partir de la
coherencia interna del significado de la construcción media.
María Amparo Montaner Montava, en su “Fundamentación
cognitiva de las relaciones actanciales del español: Estudio comparativo de
10
algunos verbos relacionados con el dominio de la transferencia de
información”, comenta el comportamiento de algunos verbos de
transferencia (o con acepciones entroncadas con la transferencia)
caracterizados por una combinatoria sintáctico-semántica peculiar. Para
fundamentar cognitivamente la razón de que se dé tal combinatoria, se basa
en nociones aportadas por la lingüística cognitiva y la lingüística perceptiva,
como la relación entre construcción y escenario. La autora compara el
comportamiento actancial del verbo decir –que en su sentido más básico de
transferencia de información puede considerarse prototípico– con el
comportamiento de otros verbos (responder, sonsacar, quitar o felicitar)
que presentan normalmente posibilidades combinatorias más atípicas.
Estanislao Ramón Trives, autor de “La parataxis en el horizonte de
las construcciones aseverativas en español y en francés. Fundamentos
noemático-cognitivos”, entiende que todo enunciado, por el hecho de serlo,
puede ser evaluado sobre sus propiedades veridictivas como prefiguración
utópica a partir de la configuración prototípica clasificatorio-esencializadora
del estado de cosas. El encadenamiento paratáctico de enunciados responde
a la necesidad articulatoria en la medida en que el decir directo sin la
intermediación de marcadores deja incólume la capacidad decidora de la
lengua toda. Ahora bien, para el autor la concatenación sintagmática de
enunciados se comporta como una suerte de silogismo, en sentido
etimológico en cuanto enunciados concomitantes en un fenotexto, y también
en sentido inferencial pleno, si se tiene en cuenta el proceso de
dinamización del genotexto, en cuya virtud la materia verbal configurada
estético-perceptivamente se hermana y sustenta en su energía significativointelectiva o configuración noemática.
El estudio de Eugeen Roegiest, “Conceptualización y estructura
argumental de la pasiva pronominal en español y en italiano”, defiende que
la tradicionalmente llamada pasiva pronominal no es, ni formal ni
funcionalmente, una pasiva, pues sólo muestra coincidencias parciales con
la pasiva canónica. En las lenguas románicas examinadas –español, italiano
y, parcialmente, rumano– se muestra como una construcción inestable que
sufre un cambio notable respecto a la conceptualización de la acción
expresada; cada idioma se situaría en etapas diferentes de un mismo
desarrollo. Este proceso evolucionaría, según el autor, desde una estructura
conceptual proceso-centrada hacia una estructura agente-centrada; mientras
el español, los dialectos italianos meridionales y, sobre todo, el rumano
conservan mejor el carácter proceso-centrado, el italiano estándar y el del
norte pasan deliberadamente a una conceptualización dinámica centrada en
el agente.
11
Carlos Subirats, en “FrameNet Español. Una red semántica de
marcos conceptuales”, expone los objetivos y resultados de este proyecto de
investigación. Se trata de estudiar la red conceptual de marcos semánticos
que estructura el léxico de predicados del español, básicamente, los verbos,
los nombres y los adjetivos predicativos. Para ello, se parte de la
identificación de los marcos que determinan el significado de los predicados
del español y se estudia su proyección en las distintas construcciones
sintácticas que están controladas por dicho predicado, en un corpus de 300
millones de palabras, que incluye textos actuales del español europeo e
hispanoamericano. El corpus está etiquetado con una aplicación que utiliza
un diccionario de 600.000 formas simples y locutivas, y se consulta con el
Corpus Workbench del Institut für Maschinelle Sprachverarbeitung de la
Universidad de Stuttgart. Las construcciones seleccionadas para su
anotación semántica se extraen automáticamente del corpus etiquetado
mediante una aplicación que utiliza autómatas. Las construcciones anotadas
semánticamente se organizan en una base de datos que será de dominio
público. Hasta el momento actual se ha abordado el estudio de predicados
dentro del dominio de emoción y comunicación. La comparación del
español y del inglés en relación con estos dominios semánticos ha permitido
poner de manifiesto las diferencias en la estructuración de los significados
en ambas lenguas y, asimismo, ha permitido delimitar las características
propias del español.
Alejandra Vigueras Ávila, en “Cuantificación adverbial gradual de
las diferentes clases semánticas verbales. Un acercamiento cognoscitivo”,
pretende mostrar que las posibilidades de cuantificar un verbo están
determinadas por la existencia de uno o varios dominios presentes en la
composicionalidad del verbo. Cuando se une un cuantificador adverbial a un
verbo se pueden obtener diferentes lecturas de cuantificación. El dominio
que predomine será el que determine el tipo de lectura de la cuantificación.
Si no hay dominio que cuantificar no es posible la cuantificación. Aquí se
analiza la composicionalidad de las cuatro clases semánticas tradicionales
de verbos: actividades, estados, logros y realizaciones.
El trabajo de Magdalena Viramonte de Ávalos, “Inferencias de
significado, comprensión y metacomprensión lectora”, centra la atención en
las relaciones entre comprensión y metacomprensión lectoras. Para ello
presenta un análisis de numerosas respuestas a preguntas inferenciales
léxicas que se formularon en pruebas de comprensión a un grupo de
escolares, pero focaliza el interés en el cruce entre el resultado de esas
respuestas y las que los mismos sujetos dieron al responder a la prueba de
metacomprensión. Son también objeto de análisis las propias pruebas de
12
comprensión y de metacomprensión que fueron empleadas.
Los quince trabajos que se recogen en este volumen constituyen una
buena muestra de los resultados que el acercamiento cognitivo-perceptivo
está dando en el estudio del lenguaje. Este abanico de aportaciones habla
bien a las claras de la vitalidad y versatilidad del paradigma genérico de
investigación en el que se enmarcan.
Los editores agradecemos a los autores su contribución y al
Departamento de Teoría de los Lenguajes de la Universidad de Valencia la
ayuda prestada que ha hecho posible esta publicación. Deseamos que este
tomo despierte el interés de estudiantes, lingüistas e incluso de psicólogos y
que contribuya a promover el diálogo interdisciplinar tan enriquecedor e
indispensable para la propagación y adquisición de los nuevos
conocimientos.
13
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 14-24
PATRONES ESPACIALES:
CREACIÓN DE ESTRUCTURAS LINGÜÍSTICAS
Belén Alvarado <
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Elisa Barrajón <
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Jaime Climent <
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Susana Rodríguez <
[email protected]>
Larissa Timofeeva <
[email protected]>
Universidad de Alicante
1. INTRODUCCIÓN
El objetivo del presente estudio consiste en poner de manifiesto la
creación de estructuras lingüísticas fijas de nuestra lengua a partir de
esquemas de movimiento. Para ello, hemos seleccionado en esta ocasión un
verbo de movimiento, como es entrar, definido y caracterizado a partir de
sus semejanzas y diferencias con el verbo salir. Lo que pretendemos es
trazar un patrón de gramaticalización que avance desde un significado
componencial, presente en estructuras propiamente locales con el verbo
entrar, hasta llegar a una mayor fijación e idiomaticidad, representada,
fundamentalmente, por las locuciones que podemos encontrar con dicha
unidad verbal1. Intentamos enmarcar este estudio en el ámbito general de la
gramaticalización (Heine y Traugott 1991) –entendida en sentido amplio–,
según la cual las lenguas evolucionan constantemente y la tarea del lingüista
sería determinar los patrones de cambio.
Asimismo, nos interesa observar cómo se refleja este recorrido en la
lexicografía monolingüe del español; en concreto, analizamos la
presentación del régimen verbal y de la fraseología, tanto de manera
explícita como implícita, con el objeto de advertir la ideología que subyace
a su tratamiento lexicográfico.
2. USOS DE ENTRAR EN DIFERENTES DOMINIOS CONCEPTUALES
En un trabajo anterior (ILEA, en prensa) analizamos el verbo de
1
Nuestra base de datos es una vez más el corpus ALCORE (Azorín 2002).
14
movimiento salir a partir de un esquema conceptual básico formado por tres
componentes fundamentales: origen, meta o destino y trayectoria. Dicho
esquema conceptual aparecía vinculado a tres ámbitos conceptuales: local,
nocional y discursivo (Sweetser 1990). El esquema lo representamos de la
siguiente manera:
+3 (RECORRIDO O TRAYECTORIA)
+2 (META)
+1 (ORIGEN)
En virtud de la mayor o menor focalización de cada uno de estos
componentes y del mayor o menor predominio de un ámbito conceptual u
otro, clasificamos las distintas estructuras sintáctico-semánticas de este
verbo. Esta misma manera de proceder la vamos a utilizar para analizar el
verbo entrar.
El verbo entrar presenta algunas diferencias significativas con
respecto al verbo salir. En primer lugar, en cada una de las estructuras
sintáctico-semánticas en las que aparece el verbo salir se pone de relieve un
componente distinto. Unas veces, se focaliza el origen, otras, la meta o el
destino y, en otras ocasiones, la trayectoria. Sin embargo, en el caso del
verbo entrar solo se focaliza un componente: la meta o destino, dado que el
origen y el trayecto siempre permanecen implícitos. Esto puede
representarse de la siguiente forma:
+3 (RECORRIDO O TRAYECTORIA)
+2 (META)
+1 (ORIGEN)
Como podemos observar, los componentes origen y trayectoria
aparecen más debilitados que el componente meta, ya que, cuando entramos
a algún sitio o en algún sitio, realizamos un recorrido partiendo de un
determinado origen; pero lo realmente importante es la meta, es decir, el
lugar al que nos dirigimos o en el que nos ubicamos.
Este esquema podemos ponerlo en práctica analizando cada una de
las estructuras con el verbo entrar que hemos encontrado en nuestro corpus.
Las variaciones de significado siempre vendrán dadas por los distintos
niveles o ámbitos conceptuales en los que se vean inmersas. Comenzaremos
por el ámbito local.
Dentro del ámbito local, tenemos el significado ‘Ir o pasar de fuera
adentro’, localizado en las siguientes ocurrencias:
15
(1)
(2)
<T7, M, 2, Ba, EE, E >: Vienes a las casas y entras a las casas: “¡Qué casas
más bonitas!” Pero entras a la portería y piensas: “¿Qué gente vive aquí?”.
<T6, M, 2 Me, EE, V >: Entonces la forma de regalármelos con una
chincheta en mi habitación. O sea, entonces entrabas en la habitación y
veis una <ininteligible></ininteligible>puesta así.
En ambos casos se focaliza el componente meta (la casa, la portería
o la habitación), aunque siempre suponiendo un origen y un recorrido en
ese desplazamiento. La entidad desplazada es de carácter humano y
desempeña la función de sujeto agente. Sin embargo, lo que nos interesa
destacar de estos dos ejemplos es el diferente uso que el hablante puede
hacer de la preposición que introduce el complemento preposicional. Si
utiliza la preposición a, el hablante está enfatizando la direccionalidad del
desplazamiento, y la sensación de movimiento es mayor. Por el contrario, si
usa la preposición en, la sensación de movimiento resulta menor, porque lo
que realmente se focaliza es el sentido de ubicación y de contenido, de
recipiente.
En este sentido, Morera (1988: 149) señala que, en cuanto a los
verbos que significan ‘movimiento hacia el interior de algo’, como entrar, si
bien suelen construirse en el español normativo actual con la preposición en,
no es extraño encontrar ejemplos en los que aparezca la preposición a,
aunque las estructuras no serían del todo sinónimas. Así, con la preposición
a, se haría hincapié en la ‘dirección del movimiento’, mientras que, con la
preposición en, se matizarían los límites del lugar hacia el que se dirige el
movimiento, es decir, se estaría expresando la ‘situación final del
movimiento verbal’, condicionada por el valor télico que presenta entrar.
En lo que respecta al ámbito nocional, podemos señalar los
siguientes significados:
a) ‘Entrar a formar parte de una corporación’:
(3)
(4)
<F2,M,2,Ba,EI,V>: El <número>primer</número> año</simultáneo> que
mi hija entró en el despacho a mí, todos los años, pero el
<número>primer</número> año me quedé, me regalaban una caja.
<F3,M,3,Me,EI,E>: Bueno, es un colegio un poco especial porque cuando
yo entré allí con <número>dos</número> años, yo hice guardería,
preescolar y <sigla>EGB</sigla> allí, y <sigla>BUP</sigla> porque no
había, si no, también lo hubiera hecho.
Tanto en un caso como en otro, el hablante se está refiriendo al
comienzo de un trabajo o de unos estudios. Estas entidades (un trabajo o
unos estudios) no son concebidas de la misma manera que una casa, una
portería o una habitación, por lo que hemos avanzado desde un dominio
local o físico, en el que las entidades están perfectamente delimitadas y son
tangibles, a un dominio más abstracto o puramente nocional, en el que las
16
entidades ya no se conciben como entes físicos. A pesar de que un despacho
o un colegio sean lugares delimitados, debemos tener en cuenta que no están
utilizados con un sentido local, puesto que existe una clara extensión
metonímica que consiste en la mención del lugar de trabajo o de estudio en
vez de la profesión o de los estudios cursados. En estos casos, pues, el sujeto
no realiza movimiento alguno, sino que experimenta un cambio en su
estatus (social, intelectual…).
b) ‘Intervenir o tomar parte en una determinada actividad’:
(5)
<B3,M,1,Ba,EI,E>: Yo de la política digo que to<(do)> el que entra va a
llenarse y to<(do)>el que entra va a lo mismo.
Un aspecto común a estos tres últimos ejemplos es que no existe
desplazamiento físico ni sensación de movimiento. El recipiente ya no es
local, sino nocional. La política, como actividad, no puede considerarse
como una entidad física; no entramos literalmente en ella, sino que tomamos
parte o no en la misma. La lectura que puede hacerse en este caso del uso
del verbo entrar es absolutamente nocional.
c) ‘Tratándose de afectos, estados de ánimo, enfermedades, etc., empezar a
dejarse sentir o ejercer su influencia’:
(6)
<T7, M, 2, Ba, EE, E >: Mira, me entró un temblor, Sonia.
En este caso, si bien no aparece explícito el complemento
preposicional, podemos deducir que el recipiente es una entidad humana que
se corresponde con el elemento pronominal me. Este me constituye un
dativo ético del que el hablante se sirve para poner de manifiesto su interés
en el proceso verbal. Por ello, el lugar y el experimentador del temblor
coinciden, produciéndose un cruce entre dos funciones sintácticas: un dativo
ético (me) y un complemento preposicional (en mí).
Por otra parte, estamos ante un movimiento no físico en el que la
entidad desplazada es inanimada (temblor), lo cual contrasta notablemente
con lo que comentábamos en los ejemplos anteriores.
Como ejemplo del último ámbito, el discursivo, hemos encontrado
una ocurrencia que exponemos a continuación:
(7)
<T5,H,2,Ba,EE,V>: María. Estábamos acosta<(d)>os</simultáneo>, claro y
se había compra<(d)>o el coche, y entra y di<(c)>e: “Mamá,
<repetición>mamá</repetición>“.
Fíjate
tú
a
las<ininteligible></ininteligible> de la noche estaba yo ya durmiendo.
En este caso, María no entra a ningún sitio, sino que lo que hace es
presentar su propio discurso, lo que va a decir a continuación. Esta
estructura resulta idéntica a la de sale y dice que analizábamos en otro lugar
(ILEA, en prensa).
Hasta aquí hemos comentado las estructuras sintáctico-semánticas de
entrar, partiendo de un esquema conceptual que presenta algunas
17
diferencias con respecto al que hemos trazado para analizar las
construcciones de las que forma parte el verbo salir. Hemos avanzado desde
un sentido puramente local, pasando por otro nocional, hasta desembocar en
un significado discursivo, en el que ya no quedan rastros de los semas
propios de entrar: +movimiento, +desplazamiento, etc. A continuación,
avanzaremos aún más en esta cadena de gramaticalización, comentando una
serie de unidades que presentan una mayor fijación en nuestra lengua. Nos
referimos a las unidades sintagmáticas, a las colocaciones y a las locuciones.
3. USOS DE ENTRAR EN EL ÁMBITO FRASEOLÓGICO
Las unidades que presentamos a continuación contienen un grado de
fijación mayor que las estructuras que hemos presentado anteriormente, de
ahí que estén en un estadio más avanzado en nuestra cadena de
gramaticalización. De nuestro corpus, hemos extraído y estudiado solo las
unidades con estructura sintagmática para analizar el grado de
gramaticalización y los factores que desencadenaron este proceso en ellas.
Las primeras estructuras a las que tenemos que hacer referencia en
este breve recorrido son las unidades sintagmáticas (USs). Bajo esta
denominación agrupamos construcciones frecuentes de la lengua, que, pese
a que muestran cierto grado de fijación, resultan muy regulares y se siguen
utilizando en la lengua como una especie de “molde” para la formación de
otras estructuras. En palabras de Ruiz Gurillo (2001: 31), “una unidad
sintagmática es un compuesto con estructura de sintagma”, es decir, su
significado está claramente determinado por la combinación de palabras que
la componen. Su relativa fijación se debe a las circunstancias de uso, pero
no atenta contra su regularidad sintáctica y semántica. Además, en el caso
de las USs verbales2, que nos interesa aquí, existe otra característica, que
tiene que ver con la importante pérdida por parte del componente verbal del
valor léxico, que se concentra en la parte nominal de la unidad. En otras
palabras, el verbo aparece como un componente gramaticalizado que
principalmente soporta la carga morfológica de la US.
En nuestro corpus, hemos localizado estructuras que corresponden
con la definición dada de US. Hay que tener en cuenta que tanto la fijación
como el desplazamiento del valor semántico no se manifiestan de la misma
manera en todas estas estructuras, sino que hay diversos grados como
2
L. Ruiz Gurillo (en prensa) define las unidades sintagmáticas verbales como “complejo sináptico
constituido por un verbo, que conserva exclusivamente valores morfológicos, y por un nombre, unido
al verbo de forma directa o por medio de una preposición, que soporta el peso léxico de toda la
expresión: tomar nota, hacer uso, tener en cuenta, poner en tratamiento”.
18
consecuencia de su frecuencia de aparición en la lengua oral. Estas unidades
obedecen al patrón estructural entrar en + sustantivo:
(8)
<CB3,M,2,Me,EE,E>: Yo creo que ni poniéndose encima de Justo entra
ésta en calor.
Esta estructura concentra su carga semántica en el componente
nominal. El verbo, como comprobamos, aunque no ha perdido totalmente el
valor original, aparece debilitado y, por tanto, es un componente
morfosintáctico. Respecto a la preposición en, observamos que, como
comentábamos anteriormente, desvía la sensación de movimiento y focaliza
el recipiente implícito, que en este caso es el ser humano, quien experimenta
el síntoma de calor.
En esta construcción destacamos, asimismo, otra característica
propia de las USs, como es la posibilidad de sustituirlas por un verbo simple
de la misma raíz del sustantivo, que en este caso se trata de calentarse.
Las mismas características se dan en entrar en razón:
(9)
<Chu3,M,3,Me,EE,E>: Claro, hay momentos en que sí<pausa></pausa>
<sic>si al hijo no le entra en razón</sic> <pausa></pausa> pues, te
castigan.
Al igual que en el caso anterior, el verbo aparece bastante
desemantizado y la carga léxica la lleva el elemento nominal razón. El
verbo simple que sustituiría esta construcción sería razonar.
Avanzando en nuestro recorrido “fraseológico”, llegamos a las
colocaciones léxicas. Por esta denominación entendemos una combinación
de dos o más palabras caracterizada por la frecuencia y la preferencia de
coaparición de sus componentes. Desde el punto de vista de la lengua, son
estructuras libres; sin embargo, poseen cierto grado de fijación como
consecuencia de uso (Corpas 1997; Koike 2001). Pese a ser protagonistas de
múltiples trabajos que se han desarrollado en los últimos años en el ámbito
de la fraseología, las colocaciones todavía no cuentan con un marco teórico
suficientemente claro y son propensas a confusiones. Creemos que, al igual
que en el caso de las USs, se trata de un rasgo propio de este tipo de
estructuras por el mero hecho de gozar de una posición periférica y, por
consiguiente, fronteriza entre los ámbitos lingüísticos contiguos.
En nuestro corpus hemos localizado entrar morriña como una
posible colocación, ya que consideramos que morriña solo puede
combinarse con verbos como tener, dar o entrar:
(10) <C4,H,1,ME,EI,E>: Han dejado de<pausa></pausa></simultáneo> de creer
que ya no eran útiles a nada, y se han<pausa></pausa> y han muerto
de<pausa></pausa>
<repetición>de,
de,
de,
de
eso</repetición><pausa></pausa> de morriña, esa morriña,
ese<pausa></pausa>, esa cosa que les entraba, y se<pausa></pausa> yo he
19
conocido<fático= interrogación></fático>.
En definitiva, para los objetivos de este estudio es importante
destacar que las colocaciones, al igual que las USs, han sido alteradas por
los procesos gramaticalizadores en varios niveles, aunque se encuentran en
estadios menos avanzados que las locuciones, que trataremos a
continuación.
Entendemos por locuciones las estructuras sintagmáticas que se
comportan como lexemas y que se caracterizan por la fijación y, en
ocasiones, por la idiomaticidad. La fijación la concebimos como la
imposibilidad de someter estos sintagmas a una serie de modificaciones
morfosintácticas, y, con idiomaticidad, nos referimos al significado no
composicional de estas construcciones.
Al igual que en los casos anteriores, la gradación en la manifestación
de los rasgos de fijación y de idiomaticidad está presente en las locuciones.
Así, por ejemplo, habrá locuciones totalmente fijas e idiomáticas que se
corresponderían con la idea de locución prototípica, aunque se pueden
presentar otras con un significado transparente y, por tanto, menos
idiomático, y con un grado de fijación variable. En todas ellas hay rasgos de
gramaticalización, principalmente en dos niveles: nivel sintáctico y nivel
semántico.
En nuestro corpus, hemos encontrado el siguiente ejemplo:
(11) <F4,H,3,Me,EI,E>: Bueno no, ingresado no, porque fue entrar y salir.
Estamos ante un caso complejo en el que una combinación verbal
adquiere un valor adjetival, ya que, como vemos en el contexto, la
construcción ser algo entrar y salir se correspondería con ser algo rápido.
Sin embargo, es importante destacar que esta construcción solo puede
aparecer en contextos que manifiesten movimiento.
En este apartado dedicado a las estructuras fijas, hemos intentado
reflejar un continuum en el proceso de gramaticalización, puesto que se
parte de las unidades con menor grado de fijación y no idiomáticas (USs y
colocaciones) hasta llegar a las locuciones, que se encuentran en el estado
más avanzado de la cadena de la gramaticalización.
4. PLASMACIÓN DE LOS USOS DE ENTRAR EN LA LEXICOGRAFÍA DEL ESPAÑOL
A continuación, intentaremos apreciar cómo se refleja este proceso
de gramaticalización en dos diccionarios monolingües del español, el
DRAE, de carácter normativo, y el DUE, descriptivo. A primera vista, y en
comparación con las estructuras sintáctico-semánticas del verbo salir, en las
que era posible enfatizar hasta tres componentes (trayecto, origen o meta), el
20
verbo entrar (con la única posibilidad de enfatizar la meta) refleja una
menor complejidad desde el punto de vista sintáctico-semántico y
fraseológico. En ello redunda, repetimos, el hecho de presentar una única
estructura.
En ambos tipos de diccionario apreciamos carencias y deficiencias
que afectan tanto a la decodificación como a la codificación de los usos del
verbo entrar; sin embargo, nos parece que el DUE muestra intenciones más
codificadoras, así como una pretensión de ofrecer mayor claridad sobre los
diversos usos de las estructuras en el discurso.
Ejemplos Categoría
DUE
1/2
Acepción 1.
Preposición explícita: a / en / por
(pero en los ejemplos solo se usa
en)
3/4
Acep. 5. Subacepción 1.
Prep. en (deducible de los
Intr.
ejemplos)
5
Acep. 5. Subacepción 2.
Marca informal.
6
DRAE
Acepción 1.
También pronominal.
También en usos figurados
Acep. 8.
Prep. en (deducible de los ejemplos)
Acep. 23.
Prep. en (destacada en mayúsculas en los
ejemplos)
Acep. 14.
Ejemplos sin conjugar y sin dativo ético.
Acep. 15.
Ejemplos conjugados y con
dativo ético
7
_
_
_
Tabla 1. Resumen de la información sobre estructuras sintáctico-semánticas en los diccionarios
En ambos diccionarios parece que los valores locales (entrar a las
casas y entrabas en la habitación) son los que aparecen en las primeras
acepciones, seguidos de los nocionales (entró en el despacho, entré en el
colegio, entra en política y me entró un temblor). Respecto a los valores
discursivos, observamos, como pasaba con el verbo salir, que no suelen
tener entrada en los diccionarios monolingües del español. Además, no
existe ninguna otra indicación explícita que vincule los valores locales y los
derivados de estos, con lo que se facilitaría didácticamente la comprensión
de la relación entre los diversos sentidos del verbo entrar.
Es más, nos sorprende que la acepción básica de esta forma verbal,
es decir, la local (acepción 1), no resulte clara en ambos diccionarios: en el
DRAE se indica que puede ser tanto intransitiva como pronominal, así como
utilizarse con valores locales y figurados; según nuestro patrón de
gramaticalización, la estructura sintáctico-semántica sería intransitiva y de
valor físico. También el DUE motiva confusiones; si bien discierne
adecuadamente la estructura intransitiva y el valor local, se indica
explícitamente el uso de preposiciones para la meta que no coinciden con
21
las preposiciones requeridas: por un lado, los ejemplos solo describen el uso
de en, con lo que no se diferencia del de a, y, por otro, se añade la
preposición por, que sería característica de complementos circunstanciales y
no del régimen, como en oraciones del tipo El ladrón entró por la ventana.
En general, el DUE, dado su carácter descriptivo, muestra mejor que
el DRAE las estructuras implicadas, así como la preposición regida. No
obstante, nos sorprende el tratamiento que da al ejemplo 5 (entrar en
política), al marcarlo como informal y no ofrecer ejemplos de su
construcción o del uso de preposición, aunque sí nos parece acertado
destacar el vínculo de significado con los ejemplos 3 (entró en el despacho)
y 4 (entró en el colegio). A partir de nuestro trabajo podemos apreciar cómo
los corpora orales muestran que la apreciación de informal aplicada a dicha
estructura no sería contemplada en el discurso del mismo modo.
FRASEOLOGÍA
DUE
Entrar en calor
Entrada
por otro lema
Apartado de fraseología al final del lema
calor.
Entrar en razón
Subacepción 3 de la acepción 17.
En el apartado de fraseología al final del
También aparece en el apartado de lema razón están entrar en razón alguien y
fraseología hacer entrar en razón, hacer entrar en razón a alguien.
con remisión a razón.
Entrar morriña
Deducible por la acepción 15.
Ser algo entrar y
salir
Tabla 2. Fraseología en el DUE
FRASEOLOGÍA
DRAE
Entrar en calor
Entrada
por el lema verbal
Subacepción 2 de la acepción 17.
Entrada
por el lema verbal
Ejemplo de acepción 22
Entrada
por otro lema
Entrar en - alguien que tenía frío. Fr.
Al final del artículo de calor.
Entrar en razón
Deducible de acepción Entrar alguien en -. Fr. Al final del artículo de
22
razón.
Entrar morriña
Deducible de acepción
14
Ser algo entrar y
salir
Tabla 3. Fraseología en el DRAE
Respecto a la presencia en los diccionarios de la fraseología derivada
de la forma verbal entrar, hemos de destacar, en primer lugar, el tratamiento
deficiente y confuso que esta recibe. Así, podemos observar como entrar
morriña y ser algo entrar y salir no tienen entrada como fraseología;
además, el significado de esta última no sería recuperable por ninguno de
los sentidos de entrar. Solamente las USs se incluyen como fraseología en
22
el apartado correspondiente, bajo el lema sustantivo, siguiendo la
ordenación lógica que se explica en las respectivas introducciones. En estos
casos se ofrece, como información adicional, el contorno (concretamente el
tipo de sujeto requerido por la estructura).
No obstante, dichas USs presentan un tratamiento diferente bajo el
lema verbal, puesto que se ofrecen como ejemplos de una acepción y no
como fraseología, con lo que se incurre en una incoherencia que refleja
nuevamente la dificultad de categorizar las unidades pertenecientes a la
fraseología.
Por último, el tratamiento de entrar en razón en el DUE reviste gran
confusión; por un lado, distinguen dos USs distintas, entrar en razón y
hacer entrar en razón, a las que da entradas separadas, cuando en verdad es
una sola US. Por otro lado, bajo el lema verbal, entrar en razón no sería US,
pero sí hacer entrar en razón, que remite a razón.
5. CONCLUSIONES
A lo largo de este estudio nuestro interés se ha centrado en la unidad
verbal e n t r a r y en sus diversas posibilidades combinatorias
(preposicionales, no preposicionales, etc.) con el objetivo fundamental de
dar cuenta de una serie de valores locales, nocionales y discursivos
presentes en estas estructuras y entre los que existe una importante
conexión. Dicha conexión se ha establecido, por un lado, a partir del
componente metafórico y su carácter direccional, es decir, su avance desde
lo más concreto y delimitado en nuestra experiencia cotidiana hasta lo más
abstracto y menos delimitado; y, por otro, hemos trazado un esquema
conceptual que se adecue al esquema sintáctico-semántico del verbo salir.
Pero no solo hemos puesto de manifiesto estos valores semánticos, sino que
también hemos partido de los parámetros de la gramaticalización para dar
cuenta de la convencionalización y pragmatización que han sufrido
determinadas estructuras. En estos casos, no debemos olvidar, y así lo
hemos comentado, que la frecuencia de uso de estas construcciones es el
factor fundamental y el determinante en el desarrollo de las mismas, lo que
se observa en el mayor o menor grado de idiomaticidad que presentan. Por
último, desde el punto de vista lexicográfico, hemos analizado el
tratamiento y la presentación de todas estas estructuras que presenta el verbo
entrar y, con ello, hemos comprobado la existencia de incoherencias e
insuficiencias en los diccionarios comentados, así como las dificultades con
las que el usuario puede encontrarse a la hora de buscar el significado y la
combinatoria de alguna de esas estructuras en concreto.
23
En definitiva, todos estos puntos de vista (semánticos, sintácticos,
pragmáticos y lexicográficos) tomados en conjunto reflejan una cierta
unidad a la hora de estudiar determinados fenómenos lingüísticos, que en
nuestro caso los hemos centrado en el análisis del verbo entrar, a partir de
las ocurrencias aparecidas en el ALCORE.
BIBLIOGRAFÍA
Azorín Fernández, Dolores (coord.) (2002): Alicante corpus del español (ALCORE), ISBN:
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24
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 25-46
EL MARCO CONCEPTUAL
DE LOS VERBOS DE RESPUESTA EN ESPAÑOL
Nicole Delbecque
<
[email protected]>
K.U.Leuven
El campo semántico de la RESPUESTA se compone de los verbos
contestar, responder y otros que son menos frecuentes, como rebatir,
refutar, replicar, reponer. A continuación nos ocupamos de los primeros
dos. El interrogante es doble: ¿cómo situarlos frente a otros verbos, en
particular la categoría de los verbos de comunicación? y ¿cuál es la relación
que existe entre los propios verbos responder y contestar?
Señalan una acción socialmente relevante: cuando alguien nos dirige
la palabra, sabemos que espera una reacción de nuestra parte. La fuerza del
mecanismo se ve en (1) y (2).
(1)
(2)
-(...) Mil veces me he hecho la misma pregunta: ¿por qué estamos aquí?
-El mundo es un puente. Pasad por él pero no os instaléis en él.
-Pero -insistí- no has respondido a mi pregunta...
-Sí, Jasón, sí lo he hecho. Este mundo es como la antesala del Reino de mi
Padre. Prepárate en la antesala, a fin de que puedas ser admitido en la sala
del banquete. ¡Sé caminante que no se detiene! (J.J. Benítez, Caballo de
Troya, 1984 (Novela))
- Pero, ¿por qué no os queréis casar?, digo yo.
- Mamá, por favor, ¿te quieres meter en tus cosas?
- Primero contéstame.
- No nos queremos casar porque no creemos en el matrimonio.
(A. Marsillach, Se vende ático, 1995 (Novela))
Por sencillo y básico que sea el acto de contestar/responder, lo
percibimos de maneras muy variadas y le atribuimos funciones y efectos
distintos en términos de interacción. Cabe suponer que esto se reflejará en la
variedad de construcciones y participantes que admiten los dos verbos.
1. DOS VERBOS: DOS CONCEPCIONES, DOS REDES SEMÁNTICAS
Asumiendo que el análisis lingüístico tiene por cometido proveer una
aclaración integrada e integradora del conjunto de los fenómenos
25
relacionados con los verbos en cuestión, tenemos que prestar atención a su
relevancia funcional-cognitiva a la hora de emprender el análisis
semasiológico, e intentar captar las relaciones que puedan existir entre
distintos sentidos, por un lado, y distintas construcciones, por otro. Significa
que hay que estar dispuestos a acoger cuán vaguedad y polisemia sea
posible acomodar sin desechar extensiones metafóricas ni interpretaciones
figuradas en general.1
Mi tesis es que responder y contestar no significan lo mismo y que
incluso donde parecen traslaparse sus significados, remiten cada uno a un
esquema conceptual diferente. Anticipando sobre los resultados del análisis,
y simplificando a ultranza, la imagen que evocan puede representarse como
en las figuras 1 y 2. En contestar destaca la asociación entre dos actos de
habla vista desde la perspectiva del segundo locutor en su reacción al
primero.
1.
2.
Figura 1. La imagen evocada mediante el predicado “contestar”
La imagen de responder también es dual, pero es más abstracta. El
perfil de las entidades conectadas no es necesariamente personalizado.2
1
A todas luces no es suficiente decir que contestar sólo denota una realización, mientras que
responder también puede denotar un estado o una disposición.
2
Veremos que pueden ser de índole variada: unidad semiótica, creación artística, proceso natural, etc.
26
1.
2.
Figura 2. La imagen evocada mediante el predicado “responder”
La representación asociada con el verbo comprende una
configuración de parámetros a partir de la cual la forma se asocia con la
situación evocada en el discurso. Los elementos del contexto deben
contribuir a fijar los valores específicos atribuibles a los parámetros en
juego. Procuraré mostrar que la configuración paramétrica –o sea, la
representación esquemática de responder y contestar– se inserta en modelos
cognitivo-culturales distintos. Aun cuando parecen sustituibles uno a otro,
no activan la misma representación mental. Es decir, pueden “referirse” a la
misma situación, pero no por esto “denotan” lo mismo, ya que proyectan
cada uno la “instanciación” –la ocurrencia concreta– sobre una red
semántica diferente que sigue presente como trasfondo.
El enfoque cognoscitivo procura arrojar luz sobre los modos de
conceptualización que encierran las construcciones en que se integran los
distintos lexemas. Dos nociones básicas caracterizan al paradigma
cognoscitivo: (i) la pertenencia a una categoría no se define a través de
condiciones necesarias y suficientes, sino que el límite entre categorías es
difuso y está marcado por miembros periféricos; (ii) un mismo evento puede
ser conceptualizado de distintas maneras. Al examinar las propiedades
formales del lenguaje desde su perspectiva conceptual, nos proponemos dar
cuenta de la estructura gramatical en términos de las funciones que sirve en
la representación de la estructura conceptual.
De ahí que el enfoque cognoscitivo siga más bien una lógica
“reticular” para captar la naturaleza dinámica de las categorías: en una
estructura radial se puede pasar de una entidad a otra y varias entidades
pueden llegar a fusionar hasta cierto punto. Langacker (1991: 266) analiza
los miembros de una categoría como “nudos en una red, vinculados unos a
27
otros por varios tipos de relaciones categorizadoras”. De estas relaciones, la
“instanciación” y la “esquematización” son particularmente relevantes, ya
que permiten unir bajo una estructura más abstracta y general (el esquema)
unas construcciones estructuralmente variadas (las instanciaciones). La
relación entre los distintos nudos (significados) será percibida como más o
menos estrecha según que se encuentren a una distancia más o menos
grande del prototipo.
Hablando del significado en términos de conglomerados
conceptuales (clusters), la metáfora de la red permite captar la naturaleza
dinámica de las categorías semánticas así como de las conexiones entre
ellas. Existen varias maneras para establecer y activar conexiones entre dos
o varios de los nudos que constituyen una red.3 En mi análisis de responder
y contestar procuraré mostrar que según el nudo por donde se entre en la
red, cambia la perspectiva y variará la manera de distinguir entre sentido de
base y sentidos derivados. Disponemos, en efecto, de varios procedimientos
de ampliación: además de los tradicionales procesos de generalización y
especificación, también conviene tomar en cuenta varios mecanismos de
extensión metafórica y metonímica. Todo fluye (panta rei), y aunque las
conclusiones que saque el analista dependerán del punto de vista que elija,
esto no le exime de multiplicar las observaciones hasta alcanzar la visión
caleidoscópica más completa posible. Así acabará por emerger la estructura
semántica interna de cada verbo. Las figuras 3 y 4 representan de forma
esquemática sus respectivas redes semánticas con las principales conexiones
entre los diferentes nudos. Los grandes espacios rectangulares delimitados
por líneas quebradas señalan los dominios generales y las variantes
prototípicas vienen enmarcadas y marcadas en negrita.
Como no hay incompatibilidad entre una teoría de categorización
basada en la distinción prototipo/periferia y la aceptación de un nivel de
lingua mentalis para estructuras semánticas (cf. Wierzbicka 1980, 1987)4,
las combino en una representación topológica de inspiración langackeriana.
La red de responder (figura 3) se mueve en cuatro dominios. En torno a la
expresión verbal, que puede considerarse el dominio central, se conciben, en
paralelo, dos dominios laterales en que la dimensión verbal no es condición
necesaria. Y todo lo que son reacciones no verbales constituye un dominio
lateral aparte. El gráfico da cabida a las variantes encontradas y muestra las
3
Así, por ejemplo, de acuerdo con la concepción relativista del universo y sus componentes (apoyada
por la física moderna y otras disciplinas) una categoría –nudo– puede difuminarse e integrarse en otra.
4
La lingua mentalis para estructuras semánticas es constituida de una serie de primitivos
(preconceptuales) tratados como unidades a base de las cuales se componen estructuras más
complejas.
28
principales interconexiones entre ellas. Las líneas flechadas indican la
dirección de la instanciación, partiendo de lo más esquemático y yendo a lo
más elaborado. En sentido inverso, las líneas quebradas señalan la dirección
de las extensiones. Las descripciones en las casillas no tienen por cometido
dar definiciones exhaustivas, sino etiquetar los conceptos más importantes
asociados con una variante particular. Para expresar las relaciones entre esos
conceptos, me sirvo de frases para sugerir que tras todas y cada una de las
representaciones encasilladas hay un modelo mental complejo del evento
evocado por tal o cual subsignificado. Para describir aquellos modelos haría
falta introducir gran cantidad de parámetros y valores.
La red de contestar es más densa que la de responder. A los vínculos
trazados en la figura 4 se podrían añadir algunos más para señalar
interconexiones suplementarias entre varios de los nudos de la red. El acto
de contestar interviene en un marco situacional –a menudo institucional– al
que el hablante se pliega. Si bien puede adaptar hasta cierto punto el guión,
la iniciativa le escapa: como contestador reacciona ante el iniciador del
intercambio en función de su respectivo estatus social (por ejemplo: médico
vs. paciente, ministro vs. periodista, o viceversa). Contestar enfoca el rol
interpretado: la actuación se perfila como reveladora de la naturaleza del
papel asumido. Mientras que responder hace abstracción de la dimensión
social y de la posible asimetría en la relación, contestar la pone en
evidencia.
El diseño de estas redes semánticas refleja un recorrido teórico y
aplicado a la vez. La presente contribución se centra en el marco conceptual.
Para pasar revista a la variación léxica y construccional, y comentar las
dimensiones relacionales perfiladas alternativamente por los dos verbos,
haría falta más espacio.5 Tras un breve apartado dedicado a las fuentes
utilizadas, definiré el campo semántico de la RESPUESTA haciendo hincapié
en los conceptos subyacentes. Para terminar, propondré una representación
esquemática que permite captar sinópticamente el contraste entre responder
y contestar.
5
Las correspondencias formales y funcionales más distintivas, así como los problemas que una
aproximación exclusivamente lexicalista o construccionista dejaría sin resolver, serán presentados en
otra ocasión.
29
Reaccionar ± verbalmente
c. realizar acto Y en reacción a X
d. Y corresponde a X
g. X = acto anterior
h. X = estímulo,situación
e. Y hace efectivo X
i. devolver el mismo
tratamiento
(benéfico / maléfico)
reciprocar
f.X e Y son de
índole similar
j. X = señal
k. señal =
acústica
l. ≈ descolgar,
abrir (puerta)
Reaccionar verbalmente
a. al enunciado de otro
b. a una pregunta con el fin de satisfacer las
expectativas del hablante anterior, o sea,
siendo informativo y asumiendo
responsabilidad por las propias palabras
Reaccionar no verbalmente
m. asumir
responsabilidad
n. hacer como se espera:
satisfacer, obedecer
p. aceptar las consecuencias
o. corresponder a lo requerido servir
q. dar
garantías
Figura 3. Representación esquemática de la estructura reticular del significado de responder
30
conativo (el contestador automático)
saludo
intercambio codificado
rellenar el hueco de una pregunta
ámbito personal
consensual
turno de habla
contrapuesto (replicar)
etc.
interlocutor en un evento de habla ya iniciado
entrevista
finalidad informativa
rueda de prensa
ámbito público
finalidad persuasiva →
argumentar (reponer)
actuar verbalmente desempeñando un papel reactivo
examen
marco institucional
parlamento
tribunal
etc.
interventor / opositor en un proceso de toma de decisiones
defenderse
marco conflictivo
criticar
ir a contracorriente
oponerse
Actuación no verbal
dar señales de oposición no verbales
Figura 4. Representación esquemática de la estructura reticular del significado de contestar
31
2. DE LA INFORMACIÓN LEXICOGRÁFICA AL BANCO DE DATOS CREA
La lexicografía da por supuesto una sinonimia parcial entre
responder y contestar. De la información recogida en los diccionarios se
desprende al mismo tiempo que responder tiene une estructura semántica
más compleja que contestar:
I.
suele haber más menciones de contestar bajo responder que
viceversa;
II. se cuentan más subentradas para responder que para contestar;
III. se mencionan más verbos parcial o potencialmente equivalentes o casi
sinónimos;
IV. se aducen ejemplos de un mayor número de construcciones diferentes;
V. criterios semánticos se entremezclan más a menudo con criterios
construccionales;
VI. la convergencia conceptual y explicativa entre los diccionarios es
menor que para contestar;
VII. la “familia” derivacional (el número de derivaciones) es bastante más
extensa.
Por lo demás, se vuelven a encontrar las mismas construcciones en la
mayor parte de los diccionarios. En cuanto a los tipos de evento, se ve por
las definiciones que para los dos verbos suele tratarse –en terminología
vendleriana– de eventos dinámicos y télicos; se definen como realizaciones
o logros según que sean durativos o no. Finalmente, se suele señalar que
responder también puede denotar un estado y una disposición.
La información lexicográfica no permite, sin embargo, profundizar
el tema en el sentido deseado. Para hacerlo es imprescindible tener acceso al
uso real en sus más variadas manifestaciones y proceder de manera
inductiva. Esto sólo es posible con un gran corpus fácilmente consultable. El
Corpus de Referencia del Español Actual de la Real Academia (CREA)
cumple estas condiciones. Para mantener la suficiente homogeneidad, me he
limitado al subconjunto de los datos de España6. Como se ve en el cuadro 1,
se trata de un muestrario suficientemente amplio para que tenga validez
como base empírica.
6
Sin análisis pormenorizada de la aportación de los diversos subgéneros, no resulta posible
interpretar la proporción ligeramente más alta de contestar en España que en el resto de los países
hispanohablantes.
32
CREA: total
CREA:
España
Ocurrencias
Documentos
Ocurrencias
Documentos
Responder
24541
9450
12594
51,3%
5296
Contestar
13789
4428
7909
57,3%
2867
Cuadro 1. Frecuencia absoluta y relativa de responder y contestar en CREA-España respecto al total
Verbos
3. CONCEPTOS SUBYACENTES AL CAMPO SEMÁNTICO DE LA respuesta
Yendo de lo más general a lo más particular, se pueden distinguir
esencialmente cuatro dominios que inciden directamente en la noción de
RESPUESTA como concepto constitutivo de un campo semántico: (i) la base
espacio-temporal, (ii) el dominio de la comunicación, (iii) el dominio de
control, (iv) el dominio de la dinámica de fuerzas.
3.1. La base espacio-temporal
En la base espacio-temporal se incluyen los hechos relativos a los
dominios físicos de las entidades participantes así como las relaciones
espaciales entre ellas que pueden cambiar sobre el vector temporal. El
marco esbozado en la figura 5 constituye la base para los predicados
responder/contestar: en la medida que designan la emisión y transmisión de
un enunciado del locutor (L) al interlocutor (I) envuelven necesariamente
una dimensión temporal. La imagen que tenemos del evento se refleja en la
expresión “dar una respuesta/contestación”, ilustrada en (3) y (4).
•••
•••
TIEMPO
Figura 5. La base espacio-temporal de “dar algo a alguien”
33
(3)a.
b.
c.
(4)a.
b.
c.
(…) alguien le había preguntado: “Por qué vas a un psicoanalista”. No dio la
respuesta estilo Woody Allen. Dio una respuesta mucho más interesante y
dice: “Cada uno tiene un secreto en su vida. Un secreto para sí mismo. Hay
quien se lo lleva a la tumba y hay quien decide saber algo de él, ponerse a
descifrar ese secreto”. (24/04/97, Cadena SER (entrevista))
No son curiosidades, perdón, son preguntas muy concretas, y que usted, y
cualquier persona y más preguntas que nos que nos podamos plantear, ¿no?
Mire, yo le podría dar respuesta en estos momentos a esas dos preguntas,
pero, insisto, prefiero no vamos a vamos a dejar que la investigación
discurra. (13/03/97, Cadena SER (tertulia))
También pensamos que es la primera vez que se da una respuesta tan rotunda
a ETA, y al mismo tiempo a su cómplice, que será HB, y esperemos que esto
despierte en el ciudadano vasco, en el País Vasco posibles circunstancias que
se puedan dar para que la gente despierte y salga a la calle perdiendo el
miedo y el terror que hoy en día tenemos en este país. (11/06/88, TVE 1
(Reportaje))
Les dimos también el teléfono de nuestro contestador automático, al que
podían llamar para darnos su contestación y el teléfono es el Nueve-cerocero-uno-cero-uno-cuatro-dos-ocho. Apúntelo bien porque es el mismo
teléfono al que pueden llamar para contestar a la pregunta que les haremos
en ¿Usted qué haría?, nueve-nueve-uno-cero-uno-cuatro-dos-ocho. ¿usted
qué haría?, ¿se le ocurre algo?, dígalo muy pronto, dígalo ya. (Madrid,
26/02/91, Radio 5)
Para dar contestación a estas preguntas, el arzobispo de Valladolid cita
diversos pasajes de la Sagrada Escritura que se refieren a los sufrimientos
que padeció Cristo por amor a los hombres. (ABC, 09/04/1985)
Según la misma encuesta del CIS, entre los más partidarios de la
concertación están los votantes del PSOE y del Partido Popular, que,
respectivamente, dan una contestación afirmativa un 57,3 y un 60,6 por 100
de los preguntados. (ABC, 01/05/1989)
Ahora bien, contrariamente a lo que sugiere el modelo de dar, los
verbos de respuesta no se entienden en términos de TRANSFERENCIA más
que por proyección metafórica a un dominio más específico, a saber el de la
COMUNICACIÓN. Este marco analógico lleva a ampliar el concepto de
“objeto transferido” para dar cabida a objetos semióticos: en vez de ser
material, el objeto que se transfiere es una secuencia de signos cargada de
significado. A su contenido proposicional que suele expresarse en discurso
directo (5) o indirecto (6), se remite a veces subsidiariamente de modo
anafórico o catafórico por alguna forma (pro)nominal neutra (7) o un
pronombre interrogativo (8). Nótese que la interrogación indirecta parece
ser exclusiva de contestar (6b), que asimismo admite formas mezcladas de
discurso directo e indirecto (6c); parece, pues, más propicio que responder
34
para remitir a la escenificación de situaciones dialogales.
(5)a. Me pregunta cuánto tiempo he pasado en la India. «Tres meses», respondo.
(M. Leguineche, El camino más corto. Una trepidante vuelta al mundo en
automóvil, 1995)
b. Le contesté a Augusto con bastante rapidez y en voz alta:
- Bien... No pasa nada... ¿Queréis que me vaya?
(J.R. de la Morena, Los silencios de El Larguero, 1995)
(6)a. Le respondí que la familia, incluido yo, naturalmente, no hablábamos con
Franco de esos asuntos. (L. Herrero, El ocaso del régimen. Del asesinato de
Carrero a la muerte de Franco, 1995)
b. Vamos a hablar de esos reportajes, de todas maneras no me ha contestado
usted por qué no hace cine. (TVE 1, Un día es un día, 20/09/90)
c. Yo te contesto que de acuerdo y listo. (J. Cacho Cortés, Asalto al poder. La
revolución de Mario Conde, 1988)
(7)a. En una encuesta efectuada en 1973 por Diez Nicolás en mujeres en edades
comprendidas entre los 15 y los 45 años, a la pregunta sobre las cualidades
que más admiraban en un hombre, respondieron lo siguiente: (..) (E.
González Duro, Las neurosis del ama de casa, 1989)
b. - ¿Piensa seguir en el INI hasta el 93? - Siempre contesto lo mismo. El día
que me contrataron hice dos cosas: firmar la carta de dimisión y después
hacerme a la idea de que me voy a jubilar en la casa. (Cambio 16, nº 957,
26/03/1990)
(8)a. - ¿Qué le respondieron? (Cambio 16, nº 969, 18/06/1990)
b. - ¿Y qué te ha contestado? (F. Fernán-Gómez, El viaje a ninguna parte,
1985 (Novela))
Tanto el formato de la respuesta como la distancia espacio-temporal
entre emisor y receptor, y quizá otros factores del contexto, presentan cierta
variabilidad. A la hora de establecer la red semántica de los predicados
contestar y responder, hay que decidir cuál es la extensión que conviene
atribuir a estas dimensiones generales de la estructura esquemática. Al
incorporar, por ejemplo, la dimensión abstracta del tiempo, no queda claro
si también se “transporta” –para así decirlo– del dominio fuente al dominio
meta, o si simplemente es consistente con alguna estructura esquemática
preexistente. Tiendo a optar por la segunda alternativa, por lo cual desisto
de hacer mención explícita de la base espacio-temporal en los esquemas
individuales de los dos verbos. Esto no significa, sin embargo, que el
análisis deba quedar confinado al nivel de la estructura argumental.7 Como
se sabe, ésta se suele caracterizar de manera atemporal por el tipo lógico del
predicado verbal, indicando por qué complementos sintácticos debe ser
7
Las explicaciones lexicalistas se basan en la estructura argumental que se atribuye a cada verbo en el
lexicón; la apreciación de las propiedades sintácticas y semánticas se deriva de las propiedades de los
elementos léxicos combinados.
35
saturado para convertirse en un predicado de eventos. Se dará pues por
supuesto que las relaciones entre los participantes se realizan en una
estructura eventiva, o sea temporal, que incluye la referencia establecida a
través de la construcción en su conjunto y se presta, por ende, a una
diferenciación más matizada.
3.2. El dominio de la comunicación
La noción de RESPUESTA se relaciona espontáneamente con el campo
de la COMUNICACIÓN, a su vez un subcampo que corresponde al modelo
general de la noción de TRANSFERENCIA (9). La metáfora subyacente al
campo de la COMUNICACIÓN ha sido adecuadamente definida por Reddy
(1979) y Lakoff (1987: 450-451) en términos de CONDUCTO: en cuanto
emisor, el locutor L se concibe como “el que da algo” y el mensaje se
percibe como “el objeto dado”, que pasa por el dominio espacio-temporal
del locutor L al interlocutor I, que es el “receptor”. En la figura 6 aparece la
diferenciación –en terminología langackeriana– entre el trayector primario,
por un lado, y por otro, el “landmark”, o sea, la pauta primaria –que es al
mismo tiempo el trayector secundario– y, finalmente, la pauta secundaria.
(Véase Langacker 1987: 122-122, 217-222).
(9)
TRANSFERENCIA > COMUNICACIÓN > respuesta
PT1
TR
PT2
PT2
TR
PT1
“DAR”
COMUNICACIÓN VERBAL
Figura 6. Extensión de “DAR” a la comunicación verbal
La inclusión de un campo semántico más específico en otro más
amplio, y así sucesivamente –a la manera de las muñecas rusas– es práctica
clásica. Sigue la lógica de las categorías concebidas metafóricamente como
“contenedores”. Los campos semánticos pueden en efecto concebirse como
36
conjuntos que “contienen” lexemas semánticamente relacionados cuyo
parecido semántico puede rastrearse por el hecho de que comparten las
mismas posibilidades construccionales. Para el concepto de transferencia y
los subcampos que de él se derivan, la construcción bitransitiva, que da una
realización icónica completa del concepto, se suele considerar como la
prototípica: el sujeto humano (N0) denota la fuente, el régimen directo (N1)
el objeto, y el régimen indirecto (N2) la meta (10). Al predicado genérico
prototípico “dar algo a alguien” le corresponde “decir algo a alguien” para el
campo de la COMUNICACIÓN (cf. Delbecque & Lamiroy: 1996: 99 ss.). En
las construcciones que siguen este modelo, contestar y responder se
comportan pues como dar y decir (10-11).
(10) N0 [humano] + Vdar + N1 [no animado] + a + N2 [humano]
(11) (...) ahora puedo resumir con palabras mías lo que entonces me respondió:
obedecía a su necesidad ineludible de justificación. (G. Torrente Ballester,
Filomeno, a mi pesar. Memorias de un señorito descolocado, 1988)
→
puedo resumir lo que me {dio / dijo}
(12) VECINO.- Es lo que yo le he contestado a mi señora. (J. Salom, El corto
vuelo del gallo, 1980 (Teatro)
→
Es lo que yo le he {dado / dicho} a mi señora.
Para delimitar el subconjunto que nos interesa, una vía posible
consiste en añadir restricciones semánticas sobre los papeles semánticos
desempeñados por los tres actantes. La descomposición de la noción de
transferencia en movimiento intencional de un objeto hacia una meta se
presta a caracterizaciones del tipo de las mencionadas en (13). Las
precisiones añadidas a la derecha delimitan el campo de la COMUNICACÍON,
pero aún no logran distinguir los predicados contestar y responder de otros
como comunicar, decir, declarar, etc.
(13) N0: [Fuente > Agente > Emisor > Locutor]
V: contestar, responder, ... decir, comunicar, decir, declarar ... comentar,
contar, sugerir, ...
N1: [Objeto > Paciente > Objeto semiótico > Contenido Proposicional]
N2: [Meta > Destinatario > Receptor > Interlocutor]
3.3. El dominio de control
Como el objetivo es que la descripción sea distintiva, conviene que
nos centremos en primer lugar en los dominios más específicos –a saber,
C O N T R O L y DINÁMICA DE FUERZAS – que pueden generar diferencias
pertinentes en el subcampo de la RESPUESTA.
Las especificaciones del Agente como Locutor, del Paciente como
Objeto semiótico, y del Receptor como Interlocutor pasan por alto una
37
diferencia no desechable entre el macrocampo de TRANSFERENCIA y el
campo de la COMUNICACIÓN. En efecto, cuando alguien “da” algo a alguien,
en el sentido literal, el C O N T R O L sobre el objeto pasa del agente al
destinatario y acaba encontrándose totalmente en manos de este último,
fuera del alcance del donante. Sin embargo, no ocurre así en la
comunicación. Resulta ser relativo e imperfecto el paralelismo según el cual
L controla su respuesta λ y el interlocutor I recibe acceso a λ como lo recibe
el receptor de un acto de transferencia material. Antes de abordar lo que
pasa del lado del locutor-emisor (L) y de examinar la modulación del papel
del interlocutor-receptor (I), es importante advertir que a menudo ni
contestar ni responder llevan objeto directo expreso (14-15). Obsérvese la
perspectiva generalizadora y abierta de responder (siempre (14a), si...
(14b)), frente al marco específico y más bien codificado en que se inserta
contestar (la liturgia en (15a), la relación padre-hijo (15b)). Volveremos a
estas diferencias, pero detengámonos primero en el macronivel.
(14)a. Siempre me ha respondido usted huyéndome y riendo. (ABC Cultural,
20/09/1996)
b. Pero si algo más quieres saber, pregunta, que yo te respondo. (F. Nieva,
Delirio del amor hostil o el barrio de Doña Benita, 1978 (Teatro))
(15)a. -Padre nuestro que estás en los cielos...
Mosén Alberto rezó. Y le contestaron todos los presentes. (J.M. Gironella,
Los hombres lloran solos, 1986)
b. MARY Nosotras hemos fracasado. Ni las lágrimas ni las amenazas han
servido. A su padre ni siquiera le ha contestado. (M.M. Reina, Reflejos con
cenizas, 1990)
En la transferencia material lo que se puede “dar” preexiste
necesariamente al evento. Suele tratarse de algo que pertenece al propio
ámbito del agente, posiblemente es un objeto que ha fabricado él mismo,
pero no puede estar creándolo en el acto. En la comunicación, en cambio, el
CONTROL no se efectúa sobre un objeto exterior al agente, sino sobre el
propio proceso de creación. Cuando el predicado verbal perfila un acto de
habla específico, puede construirse sin objeto explícito. Es el caso de
responder y contestar. Además, pueden construirse sólo con régimen
preposicional (16), a la manera de mentir (17), por ejemplo. En la medida
que los predicados de transferencia y la mayoría de los de comunicación no
admiten esta construcción preposicional biactancial (como se ve en (18)),
resulta difícil derivar ésta de la construcción bitransitiva. Desde el punto de
vista lexicalista lo lógico será concluir entonces que entran en otra clase
semántica, llamémosla provisionalmente la de los verbos de
comportamiento reactivo. Bajo este análisis, el CONTROL queda del lado del
agente (Juan) y Pedro es el actante afectado, analizable como dativo
38
beneficiario. Ya no “controla” a su vez, sino que recibe acceso a la visión
particular de la que el locutor le quiere hacer partícipe; pero de la
construcción no se puede inferir si llega a compartir esta visión o no. Si no
se quiere seguir esta lógica, queda como alternativa unificadora la
posibilidad de considerar que responder y contestar operan a veces como
predicados complejos que llevan el objeto incorporado, o sea, que siguen
siendo descomponibles como “dar una respuesta / contestación a alguien”.8
(16)a. Juan {responde / contesta} a Pedro.
b. Juan le {responde / contesta} a Pedro.
c. Juan le {responde / contesta}.
(17)a. Juan miente a Pedro.
b. Juan le miente a Pedro.
c. Juan le miente.
(18)a. *Juan {le / ∅} da a Pedro.
b. *Juan {le / ∅} dice a Pedro.
Sea como sea, esta variación construccional obliga a revisar el
razonamiento analógico. Por otra parte, la diferencia construccional no
parece obstaculizar la proyección metafórica. El que los predicados de
respuesta, a diferencia de los de transferencia, puedan limitarse a perfilar
sólo la fuente y la meta del evento, no impide que la transmisión se conciba
como un proceso que sigue una trayectoria virtual que va desde L, por la
respuesta λ, hasta I. Esto puede aducirse como argumento a favor de cierto
relajamiento de la estricta condición de invariabilidad, conocida como la
“Invariance Hypothesis” avanzada por Lakoff (1990). Según esta hipótesis,
la estructura esquemática del campo-fuente queda preservada. Sin embargo,
también existen teorías opuestas. En opinión de Turner (1990, 1993), por
ejemplo, prevalece la estructura del campo-meta. Pero una y otra teoría
parten del supuesto de que es inequívoca la identificación de los campos
fuente y meta. Sin embargo, en el curso del análisis veremos que, en
realidad, esto no resulta siempre tan evidente.
En efecto, la imagen es vacilante aun en otros respectos. Al igual que
los predicados de transferencia, pero a diferencia de la mayor parte de los de
comunicación, contestar y responder admiten un complemento
preposicional no animado. Esto aumenta la vaguedad conceptual y
construccional, e inspira reflexiones como las de R. Trujillo, citada a
continuación:
“Le aparece a veces (…) con verdadero sentido referencial de “lugar”, sobre todo con
verbos intransitivos en los que el término se siente como INTERNO [en negrita en el
original] al significado. Está claro, por ejemplo, que en respondí a María y respondí a
8
Vs. “*responder/contestar una respuesta”: objeto interno pleonástico, no explicitable.
39
la llamada, ambos terminales guardan idéntica relación con el verbo, pese a que
prejuicios designativos puedan hacernos pensar lo contrario. Diríamos, incluso,
respondí a ella para ambas situaciones, aunque si añadiéramos le, tenderíamos a sentirlo
sólo como referente de María, en tanto que no lo identificaríamos igualmente con la
llamada en le respondí a la llamada.” (Trujillo 1988: 208)
A la posible ausencia de objeto directo, se añade pues la inseguridad
del estatuto sintáctico-semántico del oblicuo introducido por la preposición
a. Con esto nos alejamos aun más de la configuración bitransitiva,
considerada como la típica construcción de los verbos de COMUNICACIÓN. El
que los papeles semánticos de los participantes parezcan fluctuantes sugiere
que los verbos de RESPUESTA no son –o sólo parcialmente– equiparables a
una subclase de los predicados de COMUNICACIÓN. Esto quizá explique por
qué los verbos de RESPUESTA quedan sin mencionar en el inventario de las
clases de verbos que Levin (1993) ha establecido para el inglés, ni tampoco
aparecen entre los verbos citados en la red semántica de construcciones
bitransitivas elaborada por Goldberg (1995: 38). Detengámonos pues en las
relaciones entre los participantes.
3.4. El dominio de la dinámica de fuerzas
Para entender las dimensiones relacionales susceptibles de variar
conviene introducir como cuarto dominio conceptual el de la dinámica de
fuerzas. En términos generales, las acciones se dejan concebir en términos
de flujo energético como procesos que se extienden de una fuente de energía
a un objetivo en que se “deposita” esta energía.9
FUENTE
DEPÓSITO
DE ENERGÍA
DE ENERGÍA
el que da
el que recibe
Figura 7. La dinámica de fuerzas (representación adaptada de Newman 1996: 50)
La figura 7 evoca la imagen del tipo de evento más generalmente
asociado con predicados de acción, entre ellos los de transferencia y hasta
cierto punto los de comunicación (si hacemos abstracción de la dimensión
de control). Sin embargo, esta representación unidireccional es insuficiente
9
Langacker (1991: 292-293) utiliza los términos “energy source” y “energy sink”.
40
para dar cuenta del perfil relacional de los predicados de RESPUESTA. La
relación que estos verbos establecen entre el emisor-locutor y el receptorinterlocutor deriva su sentido de una anterioridad y de un movimiento de
inversión de la relación establecida en esta anterioridad. Esta dimensión
reactiva hace que la acción de responder/contestar no puede aparecer en el
momento inicial T1 de un discurso, sino que aparece necesariamente en un
momento T2. Es una acción “segunda” o “derivada” que se caracteriza por
formar la continuación, en T2, de una acción situada en el momento T1 en
que el actor-emisor de T2 aparece como recipiente-receptor. O sea, que
como mínimo hay que imaginar una bidireccionalidad, que se puede obtener
desdoblando la imagen como se propone en la figura 8.
T1
L1
___-__ ≡
I2
T2
I1
≡
L2
Figura 8. La generación de un nuevo objeto semiótico en sentido inverso del primero
Así se ve que hay un punto de referencia causal inmediatamente
externo que repercute en la nueva relación establecida en T2. La escena que
forma la base del predicado de respuesta comprende en efecto un doble
marco espaciotemporal: en T1 el respondiente/contestador ocupa la posición
de “depósito de energía”, o sea, de receptor, y la inversión de la
direccionalidad en T2 implica que de receptor se convierte en emisor,
mientras que otro elemento de T1 –el iniciador del primer evento, su
producto, o el evento mismo– llegan a ocupar la posición de receptor, pero
no sin perder su valor de instigador primero de la acción en T2. Como en el
marco T1 se perfilan dos entidades como trayector (el primer locutor X y su
enunciado p_λX), además de la pauta (Y que es el receptor), y que éste se
convierte en trayector primario (Lt2) con como trayector secundario sus
palabras de respuesta (p_λY), –o sea, una entidad parecida al trayector
secundario en T1 (p_λX)– este último, que es el primer enunciado, es
susceptible de transportarse como pauta al marco invertido en T2, en
competencia con X, el primer emisor, que ahora se encuentra en el otro
41
extremo de la dinámica de fuerzas. Significa que en vez de tres participantes
que interactúan (como en los casos de transferencia y comunicación no
marcados), hay que contar con cuatro. Además del locutor (L) y del
interlocutor (I), no sólo cabe tener en cuenta las palabras (p-l) de
respuesta/contestación que L produce en el acto de responder/contestar, sino
también las que le fueron dirigidas anteriormente por el interlocutor (p_i).
Es decir, que para ejecutar la acción, L debe producir p_λ interactuando no
sólo con I sino también, crucialmente, con p_i. Esto viene reflejado en la
fórmula:
L {contesta/responde} [(p_λ) a ( I / p_i)]
La inversión de los papeles puede proyectarse esquemáticamente
sobre el eje temporal como se muestra en la figura 9:
ACTO REACTIVO
ACTO ESTÍMULO
X
Lt1
Vde acción/habla
p_λX
Y
I t1
⇒ Y
Lt2
Vde respuesta
p_λY
X
I t2
p_λX = p_i
TIEMPO
Figura 9. Posición en el tiempo de la respuesta como acto reactivo.
X e Y: los referentes; a la izquierda de V: el protagonista; a la derecha de V: el antagonista;
L locutor, I interlocutor, p_λ las palabras de L, t1 y t2: dos momentos sucesivos
4. EL MARCO CONCEPTUAL DE LOS PREDICADOS DE respuesta
Acabamos de ver que la proyección metafórica en términos de
transferencia, comunicación y control claudica. En cambio, al situar la
respuesta como acto reactivo sobre el trasfondo de un acto estímulo, se
pueden motivar los fenómenos mencionados y varios más. Como telón de
fondo para la interacción hay que imaginar, por un lado, la superposición de
papeles en las entidades X e Y, y, por otro, las entidades semióticas en juego
en la escena primaria y secundaria. Por otra parte, hay que adoptar el punto
de vista de Y, es decir del Lt2 que se encarga de la respuesta. Para este
locutor, las palabras de Lt1, las de X en t1, son las palabras de su interlocutor
I, o sea, p_λX equivale a p_i o su contenido proposicional p’_i. Así se
obtiene el espacio discursivo cuatripolar siguiente:
42
IV
p_λX
p_i
p’_i
I
Y
It1
Lt2
L
RESPUESTA
X
Lt1
It2
I
III
p_λY
p_λ
p’_λ
II
Figura 10. Espacio discursivo cuatripolar de los predicados de RESPUESTA
Bajo el supuesto de que a toda diferencia en forma de expresión de
las entidades que ocupan este espacio corresponde una diferencia en
significado, seguirá habiendo una base semántica común por un lado y, por
otro, un abanico de perfilamientos diferentes de los papeles respectivos. Lo
que unirá el conjunto de las construcciones de responder y contestar es su
proyección sobre este telón de fondo, en el que la dinámica de fuerzas
reparte el control de la predicación entre dos actores alternativamente
afectados (L e I) y sus productos respectivos (p), por extensión metonímica
susceptibles de conllevar el flujo de energía que emana de sus productores.
La predicación –el centro de este cuadrilátero– se ve, pues, entrecruzada por
cuatro fuerzas cuya distancia con respecto al centro puede variar, así como
la proximidad entre ellas, según el grado de explicitud y las formas que
toman.
Por falta de espacio no resulta posible comentar aquí los resultados
de la exploración empírica. Sólo dejaré constancia de las tendencias
globales. De la variación construccional y las combinatorias encontradas se
desprende que más allá de la base conceptual que responder y contestar
comparten, el nivel relacional al que dan mayor prominencia –o
“saliencia”10– uno y otro no es el mismo. Responder centra la atención en la
10
Neologismo empleado e.o. por Á. López García.
43
relación entre Y y X, y maximiza la capacidad agentiva de Y para generar la
respuesta adecuada ante X, de tal modo que la entidad X puede ser relegada
a un segundo plano.11 En la figura 11 el espacio operativo de responder se
realza mediante el rectángulo horizontal y la flecha en negrita.
IV
p_lX
p_i
p’_i
I
Y
It1
X
Lt1
Lt2
It2
responder
L
I
III
p_lY
p_l
p’_l
II
Figura 11. Espacio operativo de responder
Contestar, en cambio, denota una reacción legitimada en el plano
semiótico. Perfila más bien el eje que va del polo II al polo IV: el enunciado
cuenta más como parte de un guión que como reacción de Y, ya que el que
“contesta” lo hace en virtud de un papel socio-simbólico que le toca
desempeñar en una escena dialogal o un marco institucional. La relación
que resalta viene marcada en la figura 12 por el rectángulo vertical.
El que las figuras 11 y 12 sean variantes de la figura 10 muestra que
el camino seguido desemboca en una aclaración integrada e integradora del
objeto de estudio.
11
Esta tendencia se realiza plenamente en la construcción “responder de algo / alguien (ante
alguien)”.
44
IV
p_lX
p_i
p’_i
I
Y
It1
Lt2
L
contestar
X
Lt1
It2
I
III
p_lY
p_l
p’_l
II
Figura 12. Espacio operativo de contestar.
BIBLIOGRAFÍA
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Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 47-59
PERCEPCIÓN VISUAL Y PERCEPCIÓN AUDITIVA:
LA NATURALEZA DEL OBJETO
Renata Enghels <
[email protected]>
Eugeen Roegiest <
[email protected]>
Universiteit Gent
1. INTRODUCCIÓN
En esta ponencia trataremos de demostrar que los verbos de
percepción no constituyen la unidad léxica que se les atribuye generalmente
y que las diferencias sintácticas observadas entre los verbos de percepción
visual y los verbos de percepción auditiva reflejan la naturaleza distinta de
ambos modos de percepción.
La percepción se define como un tipo particular de proceso cognitivo
por la que un individuo (animado, generalmente humano) experimenta un
estímulo exterior y obtiene por este estímulo información sobre el mundo
exterior. La percepción visual y auditiva son dos modos diferentes para
obtener este conocimiento.
Por lo general los estudios lingüísticos caracterizan los verbos de la
percepción visual, ver y mirar, y de la percepción auditiva, oír y escuchar,
de la misma manera. Desde el punto de vista semántico, ambos distinguen
del mismo modo entre percepción involuntaria (ver y oír) y percepción
voluntaria (mirar y escuchar). A ambos tipos de verbos de percepción se
atribuye además la misma clase léxico-aspectual. Según Vendler (1967:113121) y Dowty (1979:113-114) see y hear se definen como estados. Felser
(1999:148-149) limita el carácter estativo de estos verbos a su uso
epistémico, mientras que la percepción directa es activa. En efecto los
verbos de percepción visual y auditiva admiten el imperativo (1) y la
construcción progresiva en inglés (2), son susceptibles de subordinarse a
verbos de coerción como forzar y obligar (3) y se construyen con adverbios
que indican un límite temporal:
(1)
See that man over there!1
1
Ejemplos citados por Felser (1999:148-149). Las estructuras correspondientes españolas serían:
¡Mire qué flores más lindas! (RAE); Le parecía estar oyendo la voz de Begoñita […]. (RAE); Me han
obligado a ver la interpretación de Tallulah Bankhead. Y no quería verla. (RAE); De las seis a las
47
(2)
(3)
(4)
John thought he was hearing those voices again.
They forced him to see/watch Russia beat Scotland.
From six to eight we heard her play the piano.
Sintácticamente los verbos de percepción visual y auditiva tampoco
se distinguen en cuanto a los tipos de complementos que pueden regir.
Ambos admiten la percepción de entidades y se construyen con OD
nominal; ambos admiten también la percepción de un evento y se
construyen en español con una completiva, un infinitivo o un gerundio.
Varios autores observan además que el experimentante de un verbo de
percepción –contrariamente al experimentante de un verbo psicológico–
aparece encodado como sujeto, exactamente como el sujeto de un verbo
agentivo, y el estímulo como objeto directo: «Perceivers of see, look at,
hear are more likely to be coded like the agents of transitive verbs than
experiencers of emotions» (B. Blake 1994:57).
Tal estructura refleja una relación asimétrica, jerárquica entre el
perceptor y el estímulo que no parece llevar interpretación causal como en
el caso de los verbos psicológicos.
Varias interpretaciones son posibles. El carácter activo de la
percepción directa corroborado por los tests sintácticos mencionados arriba
(cf. C. Felser 1999:148) permite atribuir una propiedad causal de iniciador
al perceptor que así asume cierto grado de control sobre el acto de percibir y
sobre el estímulo, objeto de la percepción. Según la teoría de Felser
(1999:6) los verbos de percepción directa ejercen cierto control sobre el
objeto: «verbs expressing direct sensory perception act as a specific type of
control predicate». Lo corrobora la condición de simultaneidad temporal
entre la percepción directa y el evento percibido. Además el estímulo podría
interpretarse como incluído en el campo de percepción del experimentante.
A pesar de las similitudes, varios fenómenos sintácticos sugieren que
los datos sobre la percepción visual no son simplemente transferibles a la
percepción auditiva y vice versa. En esta contribución describiremos estos
indicios sintácticos y analizaremos las diferencias entre la percepción visual
y auditiva.
2. OBJETO DIRECTO PREPOSICIONAL Y LEÍSMO
2.1. Si el acto de percepción representa una acción transitiva asimétrica con
perceptor activo y estímulo inactivo, la tasa de frecuencia de la marca
especial del objeto directo debería ser relativamente baja. Los datos
ocho le oímos tocar el piano (ejemplo nuestro).
48
estadísticos corroboran esta tesis, como lo muestra el cuadro 1, que compara
el uso de a delante de un OD humano indefinido detrás de ver (no
acompañado de infinitivo) con el uso general de a detrás de cualquier verbo
en un corpus de novelas españolas contemporáneas:
Ver sin infinitivo
+hum –def sg
+hum –def pl
todos los V confundidos
+hum –def sg
+hum –def pl
+a
21
10
%
50
33
-a
21
20
%
50
67
256
103
cuadro 1
67
51
127
100
33
49
Paralelamente la tasa de frecuencia del leísmo, la ocurrencia de le en
vez de lo, debería ser más baja con los verbos de percepción que el
promedio. Es exactamente lo que observamos en el cuadro 2 que compara la
frecuencia relativa de lo(s) de ver con la tasa general en varios autores de
novelas contemporáneas:
Montero
Laforet
M.Gaite
Matute
Mendoza
Ballester
Pavón
M.Molina
Sender
lo
7
3
10
3
4
14
14
57
7
le
25
19
54
4
18
9
2
4
-
% lo
21.87
13.63
15.63
42.86
18.18
60.87
87.5
93.44
100
ver
los
3
9
9
2
4
5
3
6
5
les
8
1
7
2
1
-
%los
27.27
90
56.25
50
80
100
100
100
100
2
lo
69
37
72
30
97
161
312
399
100
todos verbos confundidos
le
% lo
los les
421
14.08
23
85
233
13.7
40
47
475
13.16
63
76
75
28.75
18
46
268
26.57
44
51
212
43.16
88
8
107
74.46
57
18
126
76
83
23
40
71.43
51
12
%los
21.3
45.97
45.32
28.13
46.32
91.67
76
78.3
80.95
cuadro 2
Claro está que ver pertenece a esa categoría de verbos que ocurren
bastante frecuentemente con lo en autores leístas y que rechazan le en
autores no leístas.
Al mismo tiempo, cuando los verbos de percepción se construyen
con un infinitivo, el uso de le en vez de lo aumenta pero no en la misma
medida en que ocurre le con los verbos factitivos (hacer, dejar + infinitivo)
y de coerción como obligar, forzar. La tasa más baja de leísmo es
directamente proporcional con el grado de control o de manipulación por
parte del sujeto matriz. Los verbos de coerción difieren de los verbos de
percepción en que implican a la vez el control de un evento y el control del
sujeto subordinado –cf. E. Roegiest (en prensa a).
2
Prescindimos de ocurrencias con se pasivo.
49
2.2. Todo lo que acabamos de exponer es válido para ver. Lo extraño es que
el verbo de percepción auditiva, oír, no se conforma con estos datos. Las
diferencias con ver son considerables:
(a) el objeto directo humano de oír está siempre marcado por a, en
cualquier contexto;
(b) incluso con un objeto definido que refiere a un animal, oír admite más
frecuentemente a que ver;
(c) le ocurre sistemáticamente más a menudo con oír que con ver (oír +
le/lo = 15/13 vs. ver + le/lo = 15/49)
BAL
SEN cr
SEN req
SEN rr
SEN Ad
MAT
total
Oír + le
Sg
pl
2
3
2
4
1
3
12
3
Oír + lo
sg
pl
3
1
1
5
3
12
1
cuadro 3
Ver + le
sg
pl
9
-4
2
13
2
Ver + lo
sg
pl
14
2
4
5
3
12
2
2
3
2
40
9
y en autores leístas lo desaparece completamente con oír:
MEN
LAF i
GAI rl
GAI ev
MON hc + tt
total
Oír + le
sg
pl
1
2
1
1
5
2
4
12
4
Oír + lo
sg
pl
1
0
1
cuadro 4
Ver + le
sg
pl
18
1
19
1
31
4
20
3
24
7
112
16
Ver + lo
sg
pl
4
4
3
9
3
4
4
3
6
3
20
23
La frecuencia mayor del pronombre dativo con oír se nota también
cuando el objeto de percepción es un evento expresado por un infinitivo:
ver + infinitivo
oír + infinitivo
lo
46
13
le
31
30
cuadro 5
los
27
4
les
7
4
En autores poco leístas le sólo ocurre con oír + infinitivo mientras
que ver + infinitivo se construye con el pronombre acusativo:
(7)
(8)
Lo único, que no le oí salir. (Pav us:94)
Me estoy acordando, Manuel – ahora que lo veo entrar. (Pav us:44)
50
(9)
Y lo vio descender de un coche muy lujoso. (Pav us:106)
Así en la construcción oír + infinitivo el uso de le objeto directo casi
alcanza la tasa de frecuencia del leísmo con los verbos factitivos y de
coerción.
3. LA POSICIÓN DE S2
EN LA CONSTRUCCIÓN
S1 +
VERBO DE PERCEPCIÓN
+
INFINITIVO
3.1. S2 preverbal o postverbal
La estructura verbo de percepción + infinitivo utilizada cuando el
acto de percepción es directo, representa un sujeto observador (S1) que
percibe un evento. Este evento comporta un segundo sujeto (S2), percibido,
que es responsable de la acción expresada por el infinitivo. El S2 puede
anteponerse o posponerse al infinitivo.
El análisis de nuestro corpus3 muestra indiscutiblemente que en la
mayoría de los casos, S2 se pospone al infinitivo:
Ver
Oír
Mirar
Escuchar
total
395
381
28
72
S2 preverbal
72
137
7
42
18,2%
36%
25%
58,3%
cuadro 6
323
244
21
30
S2 postverbal
81,8%
64%
75%
41,7%
Escuchar constituye la única excepción, pero se nota que oír también
admite más fácilmente la anteposición del S2 al infinitivo que los dos
verbos de percepción visual.
Los ejemplos siguientes ilustran estas construcciones con S2
3
Nuestro corpus consta de ejemplos de El País (cd-rom, EP 1999); El Mundo (EM 2000-2002);
Diario Sur (DS 2002), La Nación (LN 1994-2002); CREA (Corpus de Referencia del Español Actual,
RAE); Jorge Luis Borges, Ficciones, Madrid, Biblioteca Borges, 1999 (F); Miguel Delibes, El
Hereje, Barcelona, Destino, 1998 (EH); Carmen Martín Gaite, Las ataduras, Barcelona, Destino,
1990 (LA); Antonio Muñoz Molina, Los misterios de Madrid, Barcelona, Seix Barral, 1992 (MM);
Antonio Muñoz Molina, El jinete Polaco, Barcelona, Planeta, 2001 (JP), GonzaloTorrente Ballester,
Filomeno, a mi pesar, Barcelona, Planeta, 1988 (Bal); Francisco García Pavón, La guerra de dos mil
años, Barcelona, Destino, 1971 (Pav g); Francisco García Pavón, El último sábado, Barcelona,
Destino, 1974 (Pav us); Carmen Martín Gaite, Entre visillos, Barcelona, Destino, 1958 (Gai ev);
Carmen Martín Gaite, Ritmo lento, Barcelona, Destino, 1974 (Gai rl); Ana María Matute, El Río,
Barcelona, Destino, 1972 (Mat); Rosa Montero, La hija del caníbal, Madrid, Espasa, 1997 (Mon hc);
Rosa Montero, Te trataré como a una reina, Barcelona, Seix Barral, 1985 (Mon tt); Ramón Sender,
Adela y yo, Barcelona, Destino, 1978 (Sen Ad); Ramón Sender, Réquiem por un campesino español,
Barcelona, Destino, 1974 (Sen req); Ramón Sender, El rey y la reina, Barcelona, Destino, 1978 (Sen
rr), Ramón Sender, Una virgen llama a tu puerta, Barcelona, Destino, 1973 (Sen vl).
51
postverbal (10) o preverbal (11):
(10) Está tan abstraído tratando de mirar sin ser visto, que no oye los pasos que se
acercan, ni ve entrar en la estancia a su hermana […]. (RAE)
(11) Mientras me visto, oigo a mi madre entrar en casa. (RAE)
Además, como los sujetos subordinados de los verbos de la
percepción involuntaria son más explícitamente postverbales que los de los
verbos de percepción voluntaria, llegamos a la jerarquía siguiente:
S2 postverbal
percepción
visual
involuntaria
VER
S2 preverbal
percepción
visual
voluntaria
percepción
auditiva
involuntaria
MIRAR
OÍR
percepción
auditiva
voluntaria
ESCUCHAR
Sorprende que la distinción percepción voluntaria vs. involuntaria
aparezca como jerárquicamente secundaria a la cesura entre la percepción
visual y auditiva. Por eso, nos centraremos en los dos verbos de percepción
prototípicos ver y oír. Más particularmente, estudiaremos la interacción
entre el modo de percepción y las características del evento percibido, o sea
la naturaleza léxico-semántica del sujeto subordinado (S2) y el tipo de
infinitivo seleccionado.
3.2. El modo de percepción y la naturaleza referencial del sujeto percibido
Distinguimos sujetos con referentes humanos (HUM), animados
(ANIM), inanimados dinámicos (INAN DIN)4 e inanimados no dinámicos
(INAN NO DIN):
HUM
ANIM
INAN DIN
INAN NO DIN
VER (395)
147
37,2%
12
3,1%
36
9,1%
200
50,6%
cuadro 7
OÍR (381)
295
77,4%
13
3,4%
11
2,9%
62
16,3%
Admitamos que los sujetos HUM, ANIM e INAN DIN son
potencialmente agentivos mientras que los sujetos INAN NO DIN se
caracterizan como inagentivos. Los datos estadísticos muestran claramente
4
Los inanimados dinámicos son objetos que autocontrolan su actividad. Las máquinas y los
vehículos por ejemplo producen energía sin intervención de una fuerza externa, lo que no es posible
por los inanimados no dinámicos como una mesa o una casa.
52
la tendencia del verbo de percepción auditiva a seleccionar un sujeto
percibido potencialmente agentivo (83,7%).
El verbo de percepción visual admite más fácilmente los sujetos
inagentivos5. Esta inclinación del verbo oír a construirse con sujetos
potencialmente agentivos explica en gran medida la tasa más elevada de los
sujetos percibidos antepuestos al infinitivo. En efecto, como la agentividad
es una característica fundamental del sujeto prototípico6, el sujeto percibido
agentivo se comporta más como el verdadero sujeto del infinitivo (pues
antepuesto al infinitivo) que como el objeto de la percepción.
3.3. El modo de percepción y el infinitivo subordinado
En segundo lugar examinamos la correlación entre el modo de
percepción y el tipo de infinitivo seleccionado: transitivo (TR), intransitivo
inacusativo (INTR INAC) o intransitivo inergativo (INTR INERG)7. Los
datos muestran claramente el comportamiento diferente de ver y oír:
5
Nuestros datos corroboran esta tesis. La tasa de los objetos no dinámicos percibidos visualmente es
más alta que la tasa de los objetos dinámicos:
N Abstracto (47)
N Concreto (212)
-HUM
-ANIM
-INAN DIN
-INAN NO DIN
81
3
8
120
38%
1,4%
3,8%
56,6%
Los objetos de oír se dividen en tres clases: los ruidos, las informaciones/comunicaciones y los
productores de ruidos. Analizando los datos de la última clase concluimos que los productores de
ruidos (potencialmente) agentivos son mucho más frecuentes que los productores no agentivos:
Ruido (105)
Información/comunicación (63)
Productor de ruido (82)
-HUM
-INAN DIN
-INAN NO DIN
60
11
11
73,2%
13,4%
13,4%
6
Véase Langacker (1991:306): «Prototypically, the subject is an agent and hence the starting point
with respect to energy flow along the action chain. If the profiled relationship includes a participant
whose role is clearly agentive, its choice as subject represents the default-case option; […].»
7
Para determinar el carácter inacusativo o inergativo de los infinitivos, utilizamos los criterios y
definiciones de Mendikoetxea (1999): los verbos inergativos tienen un sujeto típicamente agentivo
(pej. verbos de modo de movimiento), mientras que los inacusativos se construyen con sujetos no
agentivos, con sujetos que designan el que padece o en el que se manifiesta la eventualidad que
denota el verbo (pej verbos de aparición, existencia, verbos de movimiento de dirección inherente).
53
Ver (395)
Inf TR
Inf INTR INAC
Inf INTR INERG
21
307
67
5,3%
77,7%
17%
cuadro 8
164
71
146
Oír (381)
43,1%
18,6%
38,3%
Analizando la jerarquía de los infinitivos seleccionados,
Ver: INAC > INERG > TR
Oír: TR > INERG > INAC
concluimos que en la mayoría de los casos el infinitivo del evento percibido
visualmente es inacusativo (12) mientras que oír se construye
frecuentemente con infinitivos transitivos (13) o inergativos (14). Por tanto,
existe una correlación entre el modo de percepción y el tipo de evento
subordinado. El verbo de la percepción auditiva selecciona infinitivos
activos, o sea inergativos y transitivos, con sujetos agentivos, mientras que
el verbo de percepción visual admite también sujetos y eventos menos
agentivos, o sea inacusativos:
(12) Me arrojaron contra la barra y derribé toda una hilera de botellas, vi caer a
Mark de un patadón en las partes y recibí un botellazo en la cabeza. (RAE)
(13) […] pedí un cubalibre y estuve oyendo a Janis Joplin cantar Summertime.
(JP: 345)
(14) ¿Y con el cristal, qué? -espeta Nina todavía adormilada al oír a los
muchachos apostar. (RAE)
3.4. La correlación posición de S2 – carácter dinámico – tipo de infinitivo
Existe además una correlación entre la posición del S2 por un lado y
su carácter más o menos dinámico y el tipo de infinitivo por el otro lado.
Según nuestros datos, el 76,6 % de los sujetos preverbales de ver son
potencialmente agentivos (15)8, mientras que el 56,7% de los sujetos
postverbales son inagentivos (16):
S2 preverbal (72)
76,6%
45
4
6
17
23,4%
cuadro 9
HUM
ANIM
INAN DIN
INAN NO DIN
8
S2 postverbal (323)
43,3%
102
8
30
183
56,7%
No sorprenderá que un S2 marcado por a se anteponga más fácilmente que un S2 sin a:
S2 preverbal
Ver
Oír
total
72
137
+a
51
122
-a
70,8%
89%
21
15
29,2%
11%
total
323
244
+a
96
174
Lo confirman también los datos estadísticos en Roegiest (en prensa b).
54
S2 posverbal
-a
29,7%
227
71,3%
70
70,3%
28,7%
(15) Ana María, la madre del niño, vio a su hijo llegar a casa «pálido y sudoroso»
y tras conocer lo ocurrido se fue en busca del sacerdote, quien «ni me miró a
la cara», rememora. (DS:14/6/02)
(16) Después «todo fue muy rápido, salimos corriendo hacia el río donde
escuchamos la explosión y vimos salir una columna de humo», relata María,
una camarera de piso. (DS: 23/6/02)
Paralelamente, los infinitivos transitivos seleccionan de preferencia
sujetos preverbales, mientras que los infinitivos inacusativos se construyen
con sujetos postverbales. Además, los infinitivos inergativos admiten más
fácilmente sujetos preverbales que los inacusativos:
TR
INTR INAC
INTR INERG
21
307
67
Preverbal
19
90,5%
26
8,5%
27
40,3%
cuadro 10
Postverbal
2
9,5%
281
91,5%
40
59,7%
Con oír también, el número de sujetos preverbales potencialmente
agentivos (94,8%) (17) es mucho más alto que el número de sujetos
preverbales inagentivos (5,2%), aunque la correlación sujeto inagentivosujeto postverbal es mucho menos explícita:
S2 preverbal (137)
125
94,8%
3
2
7
5,2%
cuadro 11
HUM
ANIM
INAN DIN
INAN NO DIN
S2 postverbal (244)
170
77,4%
10
9
55
22,6%
(17) Marina, al oír a su madre gritar, va a su encuentro.(RAE)
(18) La iniciativa de esta recuperación surgió cuando una de las componentes de
la Asociación Comarcal y Cultural Campos Góticos oyó hablar a su abuela
sobre la danza del paloteo de Valdenebro y de lo interesante que sería su
recuperación. (RAE)
Del mismo modo, el S2 se pospone al verbo inacusativo detrás de oír
pero con los infinitivos transitivos e inergativos el S2 preverbal no es
mayoritario:
TR
INTR INAC
INTR INERG
164
71
146
preverbal
78
47,5%
23
32,3%
36
24,6%
cuadro 12
55
postverbal
86
52,5%
48
67,7%
110
75,4%
Concluimos que en el caso de ver existe una correlación consecuente
entre la posición del S2 y el grado de actividad del S2 y del infinitivo. Al
revés la misma regularidad no se encuentra en la construcción oír +
infinitivo: un S2 dinámico y un infinitivo activo corresponde frecuentemente
a una posición postverbal. En otros términos, con oír la correlación entre el
orden infinitivo + S2 y el rasgo /-DIN/ es menos evidente y necesitará otra
explicación.
4. PERCEPCIÓN VISUAL Y PERCEPCIÓN AUDITIVA
De los apartados precedentes se concluye que oír selecciona
preferentemente infinitivos activos, sujetos subordinados dinámicos,
marcados por a y pronominalizables por le mientras que ver admite más
frecuentemente verbos inacusativos, sujetos subordinados inactivos y
relativamente a oír recurre menos a la marca preposicional, al pronombre le
y a la posición preverbal del S2. Estas diferencias sintácticas entre ver y oír
se explican esencialmente por las características cognitivas y físicas de los
mismos modos de percepción.
La primera diferencia fundamental se sitúa en el campo de la
fisiología de los órganos receptores. La aptitud de manipular, o sea abrir,
cerrar y orientar los ojos, definida por Ibarretxe (1999:113) como «the
focusing ability of vision that enables us to pick up one stimulus at will from
many, to differentiate fine features», no vale por los órganos auditivos: «In
hearing, the voluntary on-off control of vision is no longer applicable, we
cannot control the reception of sounds.» En otros términos, el sujeto de la
percepción visual tiene más control sobre el acto de percepción y sobre el
estímulo. El sujeto de la percepción auditiva, en cambio, es más pasivo y
tiene menos capacidad de controlar el acto de percepción.
Como el experimentante visual ejerce más control sobre el objeto
percibido que el perceptor auditivo, la distancia jerárquica entre sujeto
perceptor y objeto percibido es mayor con ver que con oír, lo que justifica la
menor frecuencia de a y de le y del S2 preverbal con ver.
En segundo lugar observamos una diferencia esencial en cuanto a la
naturaleza del objeto de la percepción. Contrariamente a la percepción
visual, el estímulo de la percepción auditiva es raramente el objeto percibido
mismo. La percepción visual de un objeto resulta de su mera presencia. Al
contrario, la percepción auditiva sigue generalmente del efecto de la
presencia de una entidad. Esta propiedad tiene dos consecuencias. Primero,
la percepción auditiva implica una relación parte-todo: por ejemplo, cuando
oigo al niño en realidad oigo la voz del niño. Segundo, la percepción
56
auditiva es menos directa que la percepción visual. Como el estímulo
auditivo produce un efecto perceptible por el perceptor (un ruido, un
mensaje, un discurso,…), se califica como más activo, más dinámico que el
objeto de la percepción visual. En oigo al niño el objeto directo no es
simplemente el objeto de la percepción, sino la fuente de la percepción
auditiva que tiene un carácter procesal:
(19) Oigo al niño [cantar, hablar,…], a un coche [llegar, circular,…], *una
mesa/*una casa
En cambio, en veo al niño el objeto de la percepción visual es
inactivo, o hace parte del evento percibido:
(20) Veo al niño, un coche, una mesa, una casa
(21) Veo al niño [comer, correr,…], a un coche [llegar, circular,…]
Mientras que lo visual está localizado en el espacio y tiene carácter
objetal, lo auditivo se localiza en el tiempo y tiene carácter procesal9. Así se
entiende que oír selecciona más fácilmente objetos humanos y animados y
que prefiere infinitivos transitivos e inergativos con sujetos agentivos,
contrariamente a ver que prefiere infinitivos inacusativos cuyo sujeto es un
paciente. Al mismo tiempo el S2 de oír, siendo el argumento externo del
infinitivo, ocupa más frecuentemente la posición preverbal, la marca
sintagmática de un sujeto, que el S2 de ver.
Finalmente las diferencias entre ambos modos de percepción
condicionan extensiones semánticas diferentes. Si la percepción visual se
extiende hacia el campo de la cognición,
(22) […] porque se veía claro que tras su voz tan suave y sus maneras delicadas
se ocultaba una ambición sin límites, era también un ferviente y desatado
católico, […]. (MM:168)
(23) Y más ahora que veo que a ti te parece bien. (LA:36)
(24) Ya veo que te has informado bien. (EH: 173)
la percepción auditiva induce a extensiones semánticas que se relacionan
con el aspecto de la comunicación10. En otros términos, si el esquema
conceptual de ver corresponde a un acto de percepción o de cognición, el
esquema conceptual de oír representa bien un acto de percepción, bien un
acto de comunicación que es fundamentalmente trivalente.
De esta forma la estructura argumental de oír difiere potencialmente
9
La anécdota siguiente de Miller & Johnson-Laird (1977 42) ilustra este contraste: «An observer
stands watching a scene. He sees a man and hears the man call to a friend. At that point the observer
turns away momentarily. When he turns back, he sees the man again, and again hears the man call to
a friend. The observer believes that he saw the same man both times, but he does not believe that he
heard the same call both times. The man is perceived as an object persisting through time, but the call
is perceived as an event that occurs and is gone.»
10
«The function of hearing is regarded as linguistic communication, as a means of intellectual and
emotional influence on each other » (Ibarretxe 1999:114).
57
de la de ver, en el sentido de que oír puede ser asimilado a la clase léxica de
los verbos de comunicación, cuyo objeto humano se interpreta como la
fuente de la información comunicada. La estructura argumental de oír puede
considerarse como trivalente, con un objeto cognado tácito y un objeto
humano que se acerca al objeto indirecto11. Varios hechos corroboran esta
hipótesis12:
(a) a es más frecuente cuando oír refiere a un acto de comunicación:
(25) La comunicación global a través de los satélites está abierta y todos esos
países están oyendo ahora al gorila. (SEN vl:203)
(26) Oí tu caballo junto a mi ventana. (PAV g:122)
(b) oír acompañado de lo insiste en el acto de percepción, mientras que le
implica un participante más activo:
(27) Oírla a ella era como oírlo a él, aunque en sordina. (BAL:384)
(28) […] No me apetece oírle. En ese caso, señor, ¿a qué seguir hablando? (BAL:
434)
5. CONCLUSIÓN
Tratamos de demostrar que el modo de percepción (visual o
auditiva) tiene un impacto considerable en el comportamiento sintáctico de
los verbos de percepción. Por lo menos por lo que se refiere al objeto
percibido, un tratamiento global del acto de percepción como tal no se
justifica: las marcas del objeto (directo) percibido, la pronominalización del
objeto, la naturaleza del evento percibido y, consecuentemente, del sujeto
del evento percibido difieren según el modo de percepción. El cuadro
sinóptico siguiente resume las principales divergencias:
percepción visual
-mayor control del Exp
-presencia de la entidad
percibida
-percepción directa
-estímulo inactivo
-carácter objetal
extensión: cognición
ver
[-a]
[-le]
+ inf
inacusativo
S2 paciente
S2 postverbal
bivalencia
percepción auditiva
-menos control del Exp
-efecto de la presencia de la
entidad percibida
-percepción indirecta (inferida)
-estímulo activo
-carácter procesal
extensión: comunicación
oír
[+a]
[+le]
+ inf transitivo o
inergativo
S2 agentivo
S2 preverbal
trivalencia
Como ya lo han señalado varios autores13, un estudio profundizado
de los verbos de percepción no se puede limitar a un análisis de la
11
Oír admite estructuras trivalentes: Cuando se me acaban las historias que le he oído a mi abuelo
(MM:188).
12
Para más detalles véase Roegiest (en prensa b: 6-8).
13
Véase por ejemplo Miller & Lowrey (2003: 133).
58
percepción visual, y los datos de la percepción visual no son simplemente
transferibles a los otros modos de percepción. Ciertas diferencias sintácticas
(también en comparación con otras lenguas románicas) necesitan sin
embargo un análisis más detenido del que presentamos aquí.
BIBLIOGRAFÍA
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59
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 60-74
ESTRUCTURA LÉXICO-CONCEPTUAL Y PREDICADOS DE
1
MOVIMIENTO (ACERCA DEL PREDICADO CAER)
Francisco Hernández Paricio
<
[email protected]>
Universidad de Zaragoza
Este breve estudio está dedicado a exponer unas cuantas
consideraciones acerca de un tipo especial de predicado tradicionalmente
problemático. El predicado caer (junto con morir) suele aparecer,
efectivamente, entre las excepciones a las clasificaciones de predicados,
dentro de las cuales suele ser considerado como verbo de movimiento.
Nuestro trabajo no hará sino encuadrarlo en el modo de análisis que nos
hemos propuesto y aportar una serie de consideraciones acerca de lo que
podríamos llamar un estudio microléxico acerca de la estructura léxicoconceptual de un predicado.
EVENTOS Y ESTRUCTURA EVENTIVA
Rosen (1999) alude acertadamente a los esfuerzos dedicados a
establecer algún tipo de clasificación de los eventos, esto es a la búsqueda
de un numero limitado de tipos que permita la ordenación de todos los
eventos. Como ella misma muestra, se ha producido un traslado desde
concepciones enmarcadas en la filosofía y la lógica al ámbito de la
lingüística. En dicho traslado han tenido influencia fundamental Vendler y
Dowty. Tenny y Pustejovsky (2000) se remontan a Reichenbach (1949) y a
Davidson (1967), o a Ryle (1949) y Kenny (1963), y apuntan también a
Vendler (1967) como piedra angular en el inicio de la tradición “eventiva”
en la bibliografía ligada a la semántica léxica.
Desde mi punto de vista, la inclusión de la noción de evento en los
análisis léxico-semánticos ha producido avances notables en nuestro
conocimiento del léxico y de sus relaciones con la sintaxis, por una parte, y
con nuestro sistema general del conocimiento, por otra. Creo, sin embargo,
1
La investigación que subyace a esta contribución forma parte del proyecto de investigación
“Eventos verbales, alternancias y predicados complejos en español” subvencionado por la Diputación
General de Aragón (P114-2001).
60
que la rapidez con que se han aceptado propuestas no suficientemente
aquilatadas ha dado también lugar a algunos problemas que cada día se
hacen más patentes.
No es un problema pequeño el hecho de que la terminología
relacionada con este campo se haya multiplicado, dando lugar a usos
diversos de un mismo término o a múltiples denominaciones de un único
hecho. Sólo como ejemplo, pero absolutamente básico, podemos fijarnos en
que el propio término evento suele ser utilizado indistintamente cuando se
habla de predicados o de oraciones, y todo ello sin haberlo separado con
claridad de lo que podríamos llamar eventos “reales”.
Es cierto que podemos reunir un cierto conjunto de ideas
compartidas:
•
•
•
El estudio del significado de los predicados ha de tener en cuenta la información
que acerca de los eventos parece estar codificada en ellos.
La noción de evento que manejamos se restringe a objetos analizables desde la
gramática, por lo que hablamos más que de eventos de estructuras eventivas.
Esas estructuras eventivas pueden ser simples o complejas, en consonancia con
la idea de que los eventos pueden serlo también, ya que poseen una cierta
estructura interna.
Pero, más allá de las ideas comunes, las diferencias en el modo de
integrar los aspectos eventivos en el modelo de la gramática y del léxico se
hacen evidentes.
Si, por ejemplo, resumimos las cuestiones que Tenny y Pustejovsky
(2000) consideran primordiales, estaremos sin duda de acuerdo con ellos.
i)
ii)
iii)
iv)
v)
¿Representa la gramática de la lengua natural los eventos de algún modo?
¿Qué naturaleza tienen esos eventos?
¿A qué hacen referencia?
¿Cómo están representados?
¿Cuáles son los primitivos que pueden permitirnos representarlos
adecuadamente?2
Y, ya desde el punto de vista exclusivamente gramatical,
vi)
¿Está también gramaticalizada la estructura interna de los eventos
gramaticalizados?
Como decía, es fácil el acuerdo en torno a lo acertado de este tipo de
preguntas que, evidentemente, atañen al fundamento del uso lingüístico de
la noción de evento. No obstante, las respuestas a estas cuestiones pueden
llegar a ser extremadamente divergentes. Y, aunque todos confesamos
compartir la tradición de la clasificación de Vendler y todos acudimos al test
de Dowty, unos acaban proponiendo análisis semántico-conceptuales y, en
el otro extremo, algunos pugnan por una interpretación sintacticista.
2
Cuestiones éstas que Tenny y Putsejovsky ponen en relación con la tradición que va de Reichenbach
a Davidson.
61
Lo que es peor, en muchas ocasiones, esas preguntas tan fáciles de
aceptar no se plantean, con lo que la investigación avanza pecando de falta
de fundamentación.
La breve pero densa historia del uso lingüístico de la noción de
evento está ya bien elaborada en Rosen (1999) y Tenny y Pustejovsky
(2000). Los tres autores reflejan la diversidad de aproximaciones y su
evolución, y en ese repaso se observa cómo hemos pasado de un momento
en que se planteaba la descomposición léxica de los predicados en busca de
componentes atómicos a una situación similar referida a los eventos,
considerados también como descomponibles, dotados de una estructura
interna a la que se han incorporado los predicados atómicos iniciales.
Como hemos dicho, a pesar del acuerdo en torno a ideas centrales,
los modelos más extendidos divergen de manera notable y responden de
modo distinto a la cuestión de cómo se proyecta la estructura argumental en
la sintaxis. Aquí defenderemos una interpretación en que la estructura
eventiva de un predicado forma parte de su estructura léxico-conceptual.
LA DECISIÓN CATEGORIAL
Baker (2003) señala, con razón, la ironía de que lo primero que
aprendemos es lo último que entendemos. Se refiere a las categorías,
naturalmente. En su capítulo 5 habla de la “naturalidad” de la relación entre
categorías y nociones, pero aporta razones para un propuesta sintacticista.
Levin y Rappaport (2003) plantean, como es sabido, una distinción
entre “raiz” y estructura eventiva y afirman que las raíces se encuentran
sistemáticamente asociadas con las estructuras eventivas. En sus palabras,
una raíz licencia una estructura eventiva de acuerdo con el significado que
codifica. El mecanismo al que acuden para explicar (o mejor, describir) el
modo en que se relacionan raíz y EE se conoce con el nombre de Reglas de
Realización Canónicas. Éstas especifican la estructura eventiva básica
asociada a un verbo en función del tipo ontológico de su raíz. En otros
momentos hablan de la categorización ontológica (aludiendo a nociones
como estado, resultado, cosa, lugar, manera, etc.).
Esta noción de categorización ontológica, relativamente aceptable si
nos situamos en el interior de una sola categoría (verbo, por ejemplo)
presenta el inconveniente de su indefinición y, además, desdibuja una
característica básica desde el punto de vista léxico, probablemente ligada
con esas nociones ontológicas. Y ésta es, naturalmente, lo que
habitualmente y de manera simple llamamos categorización, esto es, la
pertenencia o la adscripción de las unidades léxicas a alguna de las
62
categorías relevantes y visibles para la sintaxis.
Comparto las reticencias de Baker (2003: cap. 5) a la hora de
relacionar categorías y nociones, y, como él, asumo que la información
categorial de una entrada léxica es parte de la información sintáctica que
contiene. No es menos cierto, sin embargo, que es posible aceptar que la
categorización no se limita probablemente a eso, y que no es un proceso
ciego destinado a proporcionar modos de visibilidad para la sintaxis sino
que participa en y del significado de las unidades léxicas. Esto tiene que ver
con el problema de la naturaleza de las raíces, a las que se ha prestado
menor atención que a las estructuras eventivas o a las argumentales3.
Esa falta de atención no impide que, en el caso de los predicados
complejos, se hable de formaciones denominales o deadjetivales, con lo que
implícitamente se asume que existen al menos dos niveles categoriales en
esos predicados: uno “final” cuando consideramos los verbos derivados, y
otro “inicial” cuando consideramos la “raíz” a partir de la cual se forman.
De hecho, sabemos que esos predicados complejos presentan dos tipos de
características diferenciables:
•
•
unas, relacionadas con el significado específico (las propiedades semánticas
inherentes) de la base,
otras, derivadas de la naturaleza categorial de la base.
Nos situamos, pues, en una concepción próxima a la Hale y Keyser,
dentro de lo que suele conocerse como sintaxis léxica, y con una
interpretación del léxico como lista sistemática de entradas categorialmente
caracterizadas. Por lo que se refiere a los predicados, asumimos que en ellos
se reconoce una estructura eventiva determinada por la categoría de la raíz,
tanto en el caso de predicados complejos como en los “simples”, esto es,
que un predicado verbal consiste esencialmente en la proyección de un
núcleo léxico V, N, A o P.
Dado lo limitado de las pretensiones de este estudio, nos limitaremos
a los aspectos relativos a los predicados de movimiento relacionados con
caer.
De la diferenciación aspectual entre estados, actividades, logros y
realizaciones, nos interesan evidentemente los logros. La calificación como
logro corresponde a predicados que carecen de iniciador pero tienen
delimitador (específicamente, un argumento interno que es un protopaciente).
En nuestra interpretación, los logros están en correlación con la
3
Levin y Rappoport se limitan a los aspectos nocionales generales. Véase, desde un punto de vista
más ligado a la sintaxis Harley (2001), donde se plantea que las raíces presentan propiedades
semánticas inherentes relevantes para la sintaxis (en particular, la “limitación”).
63
verbalización de A y de P. Por ello, asumiremos que caer es un predicado
de logro, resultado de la proyección de una P, con una configuración del
siguiente tipo:
(1)
V
esp
V*
V*
P
El argumento interno será el especificador de V, y se convertirá en
sujeto cuando dicha configuración sea complemento de la Flexión. Se
trataría de una P que no tiene complemento (como Hale y Kayser suponen
para A), y a la que V* proporciona una posición de especificador4.
Dentro de nuestra interpretación, el núcleo P determina una
estructura argumental que da lugar a la estructura eventiva de logro5.
Podríamos proponer descripciones lexico-semánticas al modo de
Jackendoff, y que pueden encontrase en la bibliografía:
(2)
[x become [DOWN]]
Sin embargo, existen varias razones que lo desaconsejan. Una de
ellas es considerar que become no es un predicado simple y otra, más
fundamental si cabe, que la raíz no debería ser representada por una P
específica, sino por el conjunto de significados relevantes de esa raíz, a los
que ha de añadirse la categorización como P y la estructura eventiva que
ello implica. No es difícil adelantar que el significado de la raíz de caer ha
de incluir algo como “en un punto inferior respecto de otro en una escala
dada” y que tal escala no forma parte del predicado sino que viene dada por
la oración en la que aparezca o el contexto. P es, pues, la forma de
categorización. El significado de la P que constituye la raíz de caer habrá de
ser elucidado a la vista de un análisis de los verbos que le son afines, pues
compartirá significados con ellos y se diferenciará, al menos, por un rasgo.
4
De acuerdo con la propuesta de Baker (2003), el Verbo is +V = ‘tiene un especificador’ (las
preposiciones son parte de un sistema diferente (funcional)), y aunque nuestra propuesta no entra en
el ámbito de lo que Baker plantea, no es menos cierto que puede apoyarse en ella, pues la
verbalización de P pasa de manera fundamental por la posición de especificador qu V* le
proporciona. La consideración de P como intransitiva responde a convicciones que no podemos
exponer aquí. Sin embargo, debe quedar claro que ello no altera la explicación categorial que
proponemos. Si P es transitiva, su complemento se incorpora a ella y sufre el mismo proceso que P
intransitiva. Naturalmente, la diferencia fundamental estaría en explicar la distribución de
significados entre P y su complemento.
5
En contraste con L&RH (1988) para quienes son las constantes ontológicamente categorizadas las
que se asocian a estructuras eventivas definidas sin relación al aspecto, y éstas a su vez constriñen la
proyección de los argumentos. Como puede verse, estamos más cerca de los postulados de Ramchand
(2003).
64
LOS VERBOS DE MOVIMIENTO
De acuerdo con Morimoto (2001), los verbos de movimiento en
español, desde una perspectiva léxico-conceptual pueden ser de dos tipos:
Verbos de Desplazamiento y Verbos de “Manera de Moverse”. Citando a
Lamiroy (1991:65-66) indica que los VVDD “expresan un desplazamiento
con una determinada orientación o dirección”. Como Lamiroy señala, se
trata de desplazamientos orientados y condicionados por un punto del
espacio que es constitutivo del significado del verbo.
Como esquema mínimo de la estructura del evento de movimiento
expresado por los VVDD (estructura léxico-conceptual, pero limitada al
evento), Morimoto propone la siguiente:
(3)
[Evento IR ([Objeto], [Trayectoria)])]
a este tipo de representación, al estilo de Jackendoff, Demonte (1999: 308)
añade una que tiene en cuenta el contenido eventivo (estructura eventiva,
pues) al estilo de Putsejovsky:
(4)
[...]
Estr. evento:
[E1, proceso]
[E2, estado]
q. formal: “cambiar” (e2,x)
q. agent.: “trayectoria hacia un lugar o estado” (e1,x)
[...]
Por lo que se refiere a nuestro predicado CAER, nos encontraríamos
ante un inacusativo (característica del verbo caer) que forma grupo con
otros del mismo tipo que describen un proceso de desplazamiento (un
cambio de lugar con recorrido o trayectoria) internamente causado6.
Para Levin y Rappaport-Hovak (1995), estaríamos ante verbos
inacusativos atélicos de movimiento inherentemente dirigido, a los que se
aplicaría su
Directed Change Linking Rule:
The argument of a verb that corresponds to the entity undergoing the directed
6
En los ejemplos de Demonte, caer aparece con ir, subir, fluir, entre otros. Bien es cierto que se trata
de ejemplos orientados por el interés específico del estudio, pero ello no invalida, sino que refuerza,
la agrupación, puesto que Demonte estudia comportamientos que resultan ser comunes.
65
change described by that verb is its direct internal argument
De momento, los rasgos que caracterizan a nuestro verbo caer son
i)
ii)
iii)
iv)
v)
La inacusatividad
Un significado de movimiento internamente causado
Un significado de recorrido o trayectoria
Un significado de dirección7
Con interpretación télica y atélica8
Demonte (2002) esboza una clasificación de los predicados en virtud
de su adscripción a diferentes clases léxico-sintácticas. De acuerdo con la
autora,
“Una clase léxico-sintáctica de predicados es un conjunto de predicados que se agrupan
en virtud de las siguientes características:
1.
Comparten una estructura léxico-conceptual y, grosso modo, tiene la misma
estructura argumental (la misma estructura sintáctico-relacional).
2.
No obstante la característica indicada en 1), pueden dar lugar a “alternancias” en
la realización de la estructura argumental. (…)
3.
Son susceptibles de cambios o giros en su telicidad. (...) presencia del se télico:
la veleta giró a la derecha / la veleta se giró a la derecha (…)
4.
(…)” (p. 132)
Si atendemos a su clasificación, el predicado caer veremos que no es
del tipo A.1 (verbos con un predicado ‘causa’ o con un predicado ‘hace’), de
causación indirecta o externa, al que si pertenecería tirar.
Podría entrar en el tipo A.2 “eventos de causa directa o inmediata
(causación interna en Levin/Rappaport-Hovav 1995), entre los que se
encuentran (mantenemos la numeración de Demonte):
2.1.1 Verbos de causación (ejercicio de un impulso) con cambio de lugar:
2.1.1.1 Verbos ‘con una dirección inherente’ (L/RH 1995) (no son agentivos): llegar,
venir, ir, subir, bajar, regresar, acercarse a, dirigirse a, aproximarse a, alejarse
de.
2.1.1.2 Verbos con dirección inherente y localización (generalmente son agentivos):
penetrar, irrumpir, entrar, salir.
2.1.2 Incoativos ‘puros’ de cambio de estado, no tienen variante con causa externa,
son siempre intransitivos y son ‘inacusativos’: florecer, crecer y morir(se),
7
Este rasgo es en realidad redundante respecto del anterior si entendemos que la dirección está
marcada por la escala en que se da la trayectoria. Más que como predicado de dirección inherente,
caer se presenta como la conceptualización de un modo de dirección del movimiento. Mostraría una
codificación simultánea de los conceptos de Path y Manner de Talmy, y en cierto modo contradiría su
suposición de que el español es una lengua de tipo “path”.
8
Frente a verbos de movimiento como llegar o venir, caer y los relacionados (descender, ascender)
pueden tener ambas interpretaciones (cf. Levin y Rappaport-Hovak (1995:10). A este respecto, véase
lo que señala Ramchand (2003):
“Indeed, going back to diagnostics for unaccusativity, it seems that verbs which describe a change of
state on the part of an argument do not necessarily entail the attainment of a final state.
(18) widen, harden, descend, rise, fall
A gap can widen but is doesn’t necessarily become wide; a balloon can rise without ever hitting the
top of the sky.”
66
nacer, germinar, estallar, palidecer, arder, enrojecer (María enrojeció de
vergüenza)9.
Aunque la adscripción a este grupo es clara, no lo es tanto su
inclusión en uno u otro de los subgrupos. Si reconocemos el significado de
“dirección inherente” en caer, tendríamos problemas a la hora de incluirlo
entre los de cambio de estado, aunque también parece claro que no puede
incluirse entre los de “causación con cambio de lugar”. Las dudas aumentan
si comparamos caer con girar, que aparece clasificado en un grupo B entre
los que no implican desplazamiento, puesto que ambos podrían ser
considerados como expresión de un cambio de estado/lugar con un tipo
peculiar de desplazamiento.
Dado lo provisional de la clasificación de Demonte, no haremos aquí
sino aprovechar su evidente utilidad, por lo que adoptaremos como criterio
unificador la inacusatividad, de modo que caer habrá de quedar incluido en
el grupo A.2.1.2, entre los incoativos puros de cambio de estado. Si ello
parece inconveniente, habría que considerar la posibilidad de que el grupo
acogiera también verbos de cambio de lugar con desplazamiento, o bien
estudiar la posibilidad de analizar caer como expresión de un cambio de
estado. En ese apartado, caer aparecería junto a morir(se), con el que
comparte algunas características (entre otras el resultar llamativa su
inclusión en ese grupo).
Si ahora comparamos caer con predicados próximos como tirar o
bajar, observamos que, en el primer caso, encontramos un predicado de
causación externa que da lugar a estructuras transitivas. Además de poseer
una estructura eventiva compleja, es claro que el movimiento afecta al
argumento interno (proto-paciente), pero que ese movimiento no tiene las
características de la trayectoria de caer. Por lo que respecta a bajar, en él se
observa una estructura eventiva aparentemente similar a la de caer, excepto
que presenta un iniciador (un proto-agente), como predicado de actividad
que es. El significado aparentemente próximo (lo que llamaríamos la
“dirección hacia abajo”) se encuentra mediatizado por el carácter de
causación de bajar que no está presente en caer.
CAER CON EL CLÍTICO SE
La posibilidad de aparecer incrementado por la forma se (tenga ésta
9
Existe otro grupo B) Verbos con un predicado abstracto (‘moverse, ir’) que, a diferencia de los
anteriores, son “verbos de manera de moverse o de movimiento intrínseco (no implican
desplazamiento)”. Los hay agentivos (nadar) y no agentivos (inacusativos en otras lenguas (girar,
botar…)).
67
la naturaleza que tenga) es una característica que caer comparte con muchos
otros verbos. La repercusión que la aparición de se tiene en estos casos ha
sido objeto de estudio tradicional y sigue siéndolo en nuestros días. Como
veremos, además, apoya un análisis diferenciado de caer y otros predicados.
Por citar sólo un caso, Martín Zorraquino (1997), en el capítulo
dedicado al análisis de los casos en que se da presencia y ausencia de las
“unidades reflexivas” con verbos intransitivos dice a propósito de los verbos
de movimiento: “para bastantes verbos puede descubrirse que la presencia
del reflexivo obedece al deseo del hablante de dejar claro que el proceso es
voluntario. Es decir, para ciertos casos el pronombre indica la
intencionalidad o voluntariedad del hablante en el proceso” (p. 299). Para
los casos de construcciones con sujetos inanimados plantea que ha de haber
otros factores y subraya la posible influencia de las construcciones con
sujeto de persona. Para otros casos se señala que “el pronombre reflejo
indica si no la intención o voluntad del sujeto en el proceso, al menos su
responsabilidad en el mismo” (p. 314).
Como ejemplo de trabajo reciente, tenemos el de De Miguel y
Fernández Lagunilla (2000:13). Las autoras se esfuerzan en mostrar que el
pronombre átono, con verbos como beber(se), ir(se), marear(se), morir(se),
subir(se), ver(se), etc. funciona como un “operador aspectual de naturaleza
cuantificacional, enfocador de una fase del evento denotado por el predicado
en que aparece”. Con esta propuesta rechazan aquellas que lo habían
considerado argumento benefactivo, expresión de felicidad u operador
verbal10.
Los aspectos básicos de la propuesta tiene que ver con dos puntos
fundamentales:
i)
ii)
La existencia (o no) de fases diferenciables en los eventos.
La propuesta de separar culminación de terminación (a favor de la primera)
Con estas premisas, el clítico es considerado como un operador
aspectual que “señala que el evento culmina en un punto que desemboca en
un cambio de estado” (de ahí la denominación de se culminativo).
Omitiremos ahora la discusión de los múltiples tipos de eventos que
las autoras proponen y nos centraremos en el pertinente para nuestros
propósitos. Se trata del tipo de evento “Transición (T2)”, correspondiente a
su esquema (17.g)11:
10
En el trabajo pueden verse las referencias. No entraremos aquí en las sutilezas no suficientemente
argumentadas con que se rechazan propuestas como las de Zagona.
11
T está por transición, L por logro, P por proceso y E por estado.
68
(5)
Transición (T2)
T2
L
L
L
(P) L
(E)
Corresponde a eventos delimitados que implican una transición entre
dos puntos de culminación; “tanto el subevento inicial como el final pueden
a su vez descomponerse en dos fases (aparecer(se), bajar(se), caer(se),
ir(se), morir(se), subir(se), venir(se), volver(se)).”
De nuevo me abstendré de criticar la clasificación y me limitaré a
apuntar los rasgos relevantes de estos predicados: se trataría de verbos “que
en su versión sin se pueden interpretarse como delimitados (aceptan el
adverbial durativo con en: subió en diez minutos) y como no delimitados
(aceptan el adverbial durativo con durante: subió durante una hora), con la
excepción de morir” Básicamente, la complejidad del evento se debe a que
consideran que se compone de un subevento de logro (“el punto de
abandono de una locación o estado”), de un proceso que puede durar y un
segundo logro “que implica un punto culminante seguido de un cambio de
estado”.
Curiosamente, los verbos que no se comportan de manera
excepcional son caer y morir12.
Probablemente, la argumentación no acaba de explicar en qué se
diferencia realmente la culminación de la telicidad, pero sí subraya
precisamente que caer mantiene una relación peculiar con esos conceptos.
Veamos algunos ejemplos:
(6)
(7)
a. La bolsa cayó en un instante/durante las primeras horas de la mañana.
b. El avión (*se) cayó durante cinco minutos y luego volvió a subir.
a. Afortunadamente (Juan/la teja) cayó sobre unos cubos de basura.
b. Pasaba por allí cuando cayó el meteorito.
c. El niño (se) cayó al estanque.
d. Cuando (se) cayó la torre yo ya no vivía allí.
Como puede verse, la variante no delimitada (con expresión
durativa) rechaza la aparición del clítico, lo que queda suficientemente
explicado con la noción de telicidad. No hay en cambio limitaciones para el
clítico por lo que respecta a la naturaleza del sujeto que, como realización
del argumento interno, es el único limitador. Parece, pues, que ese
argumento ejerce una limitación bastante diferente que no afecta al tipo de
12
Vuelvo a insistir en que no critico la esquematización, aunque debe quedar claro que no encuentro
ninguna razón para compartirla y, en particular que no puedo aceptar un análisis como evento
complejo que ni siquiera tiene en cuenta la estructura argumental.
69
logro expresado por el verbo, lo que quizá tenga que ver con su naturaleza
de proto-paciente y, en definitiva, con el carácter inacusativo de caer13.
Aceptar que se trata del se télico, y atribuirle al clítico la expresión
de ese contenido, no acaba de explicar qué es lo que en el significado de
caer hace posible esa aparente alternancia. Dicho de otro modo, habremos
de preguntarnos qué es lo que el se delimita, y más precisamente qué
aspecto o parte de la estructura eventiva. La primera impresión, la de que el
se puede marcar la culminación o terminación del evento puede inducir a
error. Queda descartada en cualquier caso una interpretación de caer como
evento complejo, puesto que la raíz y una estructura eventiva simple bastan
para dar cuenta de su significado.
Quizá convenga recordar las evidencias. En primer lugar, que el se
no es parte del predicado desde el punto de vista léxico: aparece (o no) en
una construcción sintáctica y colabora a la determinación aspectual del
evento que la oración denota. El único predicado que tenemos es caer, y en
su estructura léxico-conceptual sí debe haber algo que posibilite el hecho de
que pueda combinarse con delimitadores aspectuales oracionales como el se
(en la sintaxis). Pero ese “algo” puede estar muy bien relacionado con la
raíz y no necesariamente, o no sólo, con su estructura eventiva.
Pensemos en ejemplos como
(8)
a. La maceta en cuestión (se) había caído del cuarto piso.
b. La maceta… (¿se) había caído desde el cuarto piso.
donde la diferencia, si se acepta, parece deberse a que en el primer caso se
marca un origen (compatible con el se télico), mientras que en el segundo
ese origen no aparece precisado de la misma manera y sí se subraya la
trayectoria.
Otros casos interesantes son los de
(9)
a. Se me cayó un ladrillo.
b. Me cayó un ladrillo.
De nuevo vemos la diferencia: el se marca el punto de partida, lo que
tiene como consecuencia interesante que me designa en tal caso el origen,
mientras que en el segundo designa el punto de llegada. Véase la misma
situación en el contraste A Newton le cayó una manzana / A Newton se le
cayó una manzana.
Por lo que vamos viendo, el se télico parece estar ligado al inicio del
13
Nos estamos limitando a aspectos generales que tiene que ver con el predicado, por lo que
obviamos hablar de la construcción aspectual en la sintaxis. Como señala Demonte (1999:289) “el
significado de las expresiones sintácticas complejas no es solo función del significado global de las
palabras que las forman sino también de los elementos de esos significados, susceptibles de
combinarse entre sí una vez que se han formado las estructuras sintácticas.”. Son esos “elementos de
los significados” los que nos interesan ahora.
70
evento. No obstante, otros ejemplos como los de
(10) a. Le cayó un ladrillo (que alguien había tirado).
b. Se cayó un ladrillo (*que alguien había tirado).
Podemos pensar en interpretaciones ligadas a las nociones de
intención, voluntad o responsabilidad a las que aludía Martín Zorraquino.
En el segundo caso, la presencia del clítico hace incompatible la oración con
una continuación en que se atribuye la responsabilidad a un elemento ajeno.
Desde otra perspectiva, parece más plausible interpretar el contraste
atribuyendo a se, a su carácter télico, la capacidad de limitador absoluto, en
el sentido de que excluye la posibilidad de concebir el evento como causado
y, en conclusión, dificulta interpretaciones con agentividad exterior al
propio evento. Incluso con un predicado claramente no causativo, enuciados
como los de
(11) a. Luis se cayó.
b. Se me ha caído el bolígrafo.
no reflejan ningún tipo de voluntariedad o responsabilidad, sino que
expresamente impiden una interpretación en que esa voluntad o
responsabilidad se atribuya a otro elemento.14 La diferencia entre Luis murió
y Luis se murió no estriba en la voluntad, pero en el segundo caso queda
vedada la búsqueda de responsables. Con esta interpretación desaparece la
dificultad aparente de que el se ocurra con sujetos animados e inanimados,
ya que, como puede deducirse del ejemplo, no es un problema de sujetos
sino de estructura eventiva oracional.
Como puede verse, la aparición del se tiene relación con la
causatividad, pero como también es evidente no es aquí una marca de
decausativización sino un cierre eventivo que veda la interpretación en que
el evento habría sido externamente causado. En estas condiciones, es
preciso suponer que el predicado caer no prevé tal limitación en su
estructura léxico-conceptual (puesto que es en la sintaxis donde aparece). En
realidad, la noción de trayectoria es más que suficiente, puesto que define
por sí sola dos puntos que necesariamente han de estar ligados al tiempo o al
espacio. De ahí que la denominación de incoativo pueda alcanzar aquí cierta
validez aplicada al se que aparece con caer. A pesar de ello, para mayor
claridad, hablaremos de delimitación inicial. Pero vuelvo a subrayar que si
esa delimitación es posible es porque el predicado como tal no las contiene
14
En ejemplos como Se me ha caído ha querido verse un cierto tipo de implicación volitiva o de
responsabilidad. Sin embargo, parece claro que el papel de me es el que hemos señalado. Nótese que
Se me ha caído es pragmáticamente fórmula atenuante de Lo he tirado, pero que más atenuante es Se
ha caído, no porque desaparezca la mención del responsable sino por que no se cita el “origen”. Y es
esa “presencia personal” que proprciona el dativo es la que puede tener repercusiones pragmáticas
que no se dan cuando el origen es de otro tipo.
71
en su estructura eventiva15.
Otros casos en que es relevante la noción de delimitación inicial los
encontramos en combinaciones con dejar cuando el sujeto del infinitivo está
controlado por el sujeto de dejar. Si examinamos los ejemplos
(12) a. Dejó que los amigos subieran / Los dejó subir.
b. Dejó que ellas bailaran / Las dejó bailar
c. Dejó que las hojas cayeran / Las dejó caer.
d. Dejó que los enemigos murieran / Los dejó morir.
No tendremos problemas en aceptar una interpretación como la que
hace Hernanz (1999). En efecto, para ejemplos como María dejó caer su
pañuelo al suelo, Hernanz propone asimilar el verbo dejar a los del tipo
hacer, atendiendo a su valor causativo. En el ejemplo c. se observa con
claridad la neutralización de los dos valores básicos que corresponderían a
dejar (causación y permisión), puesto que admite las dos paráfrasis: una con
“causar” (en el sentido de “no impedir”) y otra con “permitir”16.
En ejemplos con estructuras de control encontramos casos como:
(13) a. Se dejó subir.
b. Se dejó tirar.
c. Se dejó caer.
d. Se dejó morir.
e. *Se dejó salir.
con claras diferencias entre unos y otros. Así en a. y b. se es correferencial
con el objeto de subir y tirar, respectivamente. En c. y d., en cambio, se es
correferencial con el sujeto de caer y morir. Mientras que e. es agramatical
porque el sujeto de un inergativo no es un argumento interno (como en el
caso de los inacusativos caer y morir). Tenemos aquí, pues, una prueba más
de la especial condición de caer y morir. En efecto, de todos los predicados
que hemos recogido en las clasificaciones de Demonte (2002) y De Miguel
y Fernández Lagunilla (2000), estos dos predicados son los únicos que
pueden aparecer en las condiciones señaladas17.
Frente a subir o bajar, por ejemplo, caer y morir carecen de
15
Vuelvo a prevenir sobre la necesidad de separar los predicados, como unidades léxicas que
contienen una estructura eventiva, de las oraciones en que aparecen, que denotan un cierto evento.
16
Aunque habla de esos dos valores, también indica que “una análisis algo más cuidadoso del
significado de dejar parece sugerir que sus diferentes acepciones, más que constituir primitivos, son
en realidad derivables de un valor básico para dicha pieza verbal equivalente en lo esencial a “no
impedir”, “no oponerse a la acción expresada por un infinitivo” (cf. DUE s.v.)”.
17
Este test recuerda el de Aranovich (2000) que argumenta que el sujeto de quedar es capaz de
controlar objetos de transitivos y sujetos de inacusativos (Quedan varias hojas por caer, Quedan
muchas plantas por regar). Nuestra prueba es, a la vez, más drástica e inesperada. El caso de Me dejo
ir no contradice la prueba ya que en tal construcción no presenta ninguna de sus características
habituales.
72
contrapartidas léxicas que expresen un cambio en dirección contraria. A ello
no puede ser ajeno, naturalmente, el tipo de conceptualización de la realidad
que lexicalizan. De hecho, existen unidades aparentemente opuestas como
tirar o matar. La idea de considerar que las estructuras de tirar y matar
incluyen las de caer y morir no resulta sorprendente, si además explicamos
que tirar no incluye el significado de trayectoria de caer, y otras diferencias.
En realidad, no se trata de antónimos sino de expresiones causativas
relacionadas que son utilizadas para suplir lo que ya hemos señalado: la
imposibilidad de que caer o morir (frente a subir o bajar, por ejemplo)
adquieran un significado causativo, esto es, adquieran el significado de una
realización. Este “bloqueo” tiene que ver con su naturaleza inacusativa,
desde luego, y con ese doble juego del argumento interno que puede
funcionar como sujeto. La versión “realizativa” de bajar supone la
incorporación de un tema o un delimitador (Luis bajó las maletas, Luis
subió a la montaña). La naturaleza inacusativa de caer impide que aparezca
un nuevo delimitador y la naturaleza de proto-paciente de su argumento
interno impide una interpretación de causación.
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73
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74
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RELACIONES LÉXICAS:
ORIENTACIÓN COGNITIVA EN INTERVENCIÓN LOGOPÉDICA
∗
Carlos Hernández Sacristán <
[email protected]>
Beatriz Gallardo Paúls <
[email protected]>
Universitat de València-Estudi General
1. INTRODUCCIÓN
La capacidad léxica ha sido, sin lugar a dudas, uno de los temas que
con mayor recurrencia se ha sometido a estudio desde las perspectivas
psico- o neurolingüística y, en particular, en estrecha relación con diferentes
manifestaciones patológicas de la conducta verbal. Las hipótesis sobre la
organización mental del léxico han ido normalmente unidas o se encuentran
presupuestas en los estudios sobre nuestra capacidad de acceso a este
componente del lenguaje, sea desde el punto de vista de la producción o de
la comprensión. Para comprobar lo que decimos basta con un breve
recorrido por las revistas más significativas en las que se publican este tipo
de investigaciones: Journal of Verbal Learning and Verbal Behavior
(Journal of Memory and Language), Cognition, Brain and Language,
Journal of Experimental Psychology, Journal of Neuropsychology, entre
otras. La heterogeneidad de las aportaciones puede en principio crear cierto
grado de confusion o perplejidad a quien se aproxima a las mismas, y
también la sensación de que las diferentes propuestas siguen abiertas a
debate, siendo poco realmente lo establecido de forma concluyente. Con
todo, parece al menos asumida la existencia de tres niveles o ámbitos de
estudio a los que cabe suponer que corresponde un estatuto psicológico
diferenciado. Estos tres niveles pueden ser designados como: nivel de las
clases léxicas, nivel de las relaciones léxicas y nivel de la estructura del
significado (cf. Hernández Sacristán 2003). Se trata de niveles de trabajo
bien conocidos en la tradición lingüística de la semántica léxica y la
lexicografía. Nuestro interés en la presente comunicación es señalar la
∗
Este trabajo se inscribe en el marco de investigación de los siguientes Proyectos: “Estudio de
variables morfológicas y sintáctico-semánticas en la evaluación de afasias” (BFF2001-3234-C02-02)
y “Elaboración y análisis pragmático de un corpus de lenguaje afásico” (BFF2002-00349), ambos del
Ministerio de Ciencia y Tecnología.
75
relevancia que puede tener, desde una perspectiva logopédica, el nivel de las
relaciones léxicas. Por ellas nos referimos básicamente a los conocidos
fenómenos de sinonimia, homonimia, antonimia e hiper- hiponimia. Aunque
el tema puede ser discutible, consideramos que metodológicamente
conviene situar la polisemia dentro del nivel de estructura del significado
(esto es, como aspecto que corresponde a la estructura del significado de
una palabra y no como fenómeno de relación entre palabras. Para una
discusión actualizada sobre el tema cf. Casas Gómez 1999). El objetivo final
de este estudio es contribuir a la fundamentación y la mejora del material de
intervención lingüística en protocolos adaptados al español u
originariamente pensados para esta lengua. Las observaciones que
realizaremos presentarían, con todo, una clara proyección interlingüística.
2. LAS RELACIONES LÉXICAS COMO ACTIVADORAS DE LA FUNCIÓN SIMBÓLICA
DEL LENGUAJE
Desde la perspectiva psicolingüística, los estudios más recientes
sobre las relaciones léxicas se centran en su contribución relativa al
procesamiento de unidades léxicas, tanto en el ámbito de su accesibilidad en
la producción de lenguaje, como en el de su reconocimiento en los procesos
de comprensión (cf. Allen & Badecker 2002; Dijkstra, Grainger & van
Heuven 1999; Gaskell & Marslen-Wilson 2001; Klein & Murphy 2001;
Klepousniotou 2002; y Rodd, Gaskell & Marslen-Wilson 2002, entre otros).
Suele ser común a este efecto diseñar experimentos en que a los sujetos de
investigación se les requieren tareas con objetivos claramente delimitados,
aunque siempre en mayor o menor medida artificiosos: esto es, no
representan lo que normalmente entendemos como práctica común del
lenguaje. Esto no es sino consecuencia de los presupuestos metodológicos
que caracterizan a los modelos neuropsicológicos dominantes, interesados,
ante todo, en determinar los módulos o componentes de una capacidad
lingüística entendida como sistema de procesamiento. Sin duda, esta
perspectiva ha contribuido notablemente a nuestra comprensión de muchos
aspectos en el funcionamiento de dicho sistema, pero cabe decir también
que esta orientación analítica, necesariamente disgregadora de los
componentes del lenguaje, descuida el estudio de algunas propiedades
“emergentes” de la conducta verbal. Nos referimos a propiedades que no
serían atributos de determinados componentes de la referida conducta, sino
que la afectan globalmente, y que se encuentran en general asociadas a
factores psicológicos del tipo conciencia, atención, percepción o
motivación. Compartimos, en este sentido, el punto de vista de posiciones
76
críticas respecto a los derroteros del cognitivismo actual, tal como fueron
expresadas ya por Bruner (1991) en una obra que se ha considerado hito
fundacional del paradigma conocido como psicología cultural: una
perspectiva etnográfica en la obtención del dato referido a la conducta
verbal nos parece algo fundamental en la renovación de algunos de los
presupuestos metodológicos y epistemológicos del cognitivismo actual.
Nuestra hipótesis de trabajo asume, de todas formas, la esclarecedora
idea de la neuropsicología cognitiva según la cual los tipos básicos de
relación léxica representan esquemas cognitivos de la organización mental
de léxico. Esto es, las relaciones léxicas no son sencillamente algo dado en
el material léxico, sino que representan procesos (cierto tipo de actividad
computacional) gracias a los cuales las estructuras léxicas se reordenan o
adaptan continuamente a las situaciones comunicativas, particularmente
también en situaciones patológicas (cf. Murphy & Andrew 1993).
Asumiendo esta idea de partida, entendemos también que el
desarrollo y uso funcional de dichos esquemas se encuentra íntimamente
relacionado con la emergencia de una función simbólica que caracterizaría
de forma global al sistema lingüístico. Las propiedades características de
este último, como son la recursividad, la doble (o múltiple) articulación y la
capacidad prevaricadora (entre otras), representan tan solo aspectos técnicos
con los que se manifiesta esta función simbólica. Esta función se caracteriza
globalmente como capacidad de hacer un uso estratégico de los medios
expresivos adaptable a una gama indefinida de contextos. A ello
contribuyen conjuntamente las propiedades referidas. Símbolo es signo
asociado a un uso estratégico y que se modificará según este tipo de uso. Así
pues, el trabajo sobre las relaciones léxicas en el ámbito logopédico deberá
contribuir al mantenimiento o rehabilitación de esta función simbólica.
Antes de pasar a comentar brevemente la aportación particular de las
diferentes relaciones léxicas que consideramos pertinentes, conviene realizar
una precisión sobre la naturaleza de los esquemas cognitivos que subyacen a
las mismas: lo importante de un esquema cognitivo, como sería el caso de la
sinonimia (identidad de significados) o el de la homonimia (identidad de
significantes), no es que, de hecho, se realice o actualice en términos
prácticos, sino su valor de norma ordenadora, evaluadora o autoevaluadora
de nuestra actividad lingüística. Del esquema abstracto que representa un
fonema no pedimos tampoco que se realice materialmente, sino que valga
en tanto que criterio regulador de la actividad fonética. Tal vez en este
sentido quepa entender bajo nueva luz la vieja polémica relativa a si existen
o no sinónimos u homónimos absolutos.
77
2.1. Sinonimia
La sinonimia responde virtualmente al esquema cognitivo de
identidad entre los significados de dos palabras. En términos discursivos
este esquema se traduce como capacidad de suplencia, a determinados
efectos, de una expresión por otra. La actualización de esta capacidad estará
asociada a algún tipo de motivación, que deberá explicarse
(paradójicamente) por las diferencias de sentido entre los términos cuya
identidad de significado se propone. Este componente motivacional de la
operación tiene que ver con nuestra capacidad y nuestro interés en realizar
un ajuste fino de los medios expresivos, de acuerdo con una serie de
dimensiones contextualizadoras de la acción comunicativa.
Como es bien sabido, en muchas situaciones patológicas del lenguaje
esta capacidad o motivación contextualizadora se ha perdido, de manera
que, con independencia de que el sujeto reconozca o no sinónimos, cabría
pensar que lo perdido puede ser algo más. Se trataría del “sentido” o el
“para qué” de la operación sinonímica. Si consideramos, con un criterio
amplio, el eufemismo y disfemismo como parte de la operación sinonímica,
no deja de ser interesante observar en la práctica clínica el hecho de que en
ciertos pacientes afásicos puedan preservarse expresiones disfemísticas con
pérdida de las expresiones neutras correspondientes. El fenómeno se explica
convencionalmente por la carga emotiva asociada a determinadas
expresiones, lo que facilita el hecho de que se preserven en determinadas
situaciones patológicas, pero parece claro también que todo el sentido
asociado al uso de un disfemismo queda cancelado en este tipo de
situaciones.
El interés de un trabajo centrado en las operaciones sinonímicas
estriba en el hecho de que, convenientemente seleccionadas, pueden
permitirnos activar esa capacidad y motivación contextualizadoras a las que
sirven de expresión. Esto es otra manera de decir que estimularíamos, en
definitiva, gracias a ellas, un aspecto básico de estatuto simbólico del
lenguaje. La sinonimia se encuentra, en efecto, asociada de forma
consustancial a la función simbólica de las unidades léxicas. Corresponde,
de hecho, a la estructura connotativa del signo, esto es, la que permite el
desplazamiento adaptativo de su capacidad referencial. Los conocidos
fenómenos de atracción o expansión sinonímicas manifiestan siempre, como
es bien sabido, desplazamientos de esta naturaleza. En definitiva, nuestra
capacidad de connotar (desplazar el uso denotativo de los términos) y
nuestra capacidad de proponer sinónimos es una y la misma operación.
En determinadas situaciones patológicas cabe decir, sin embargo,
78
que se preserva el sentido y motivación de la operación sinonímica, aun
cuando el sujeto no la materialice con producción de sinónimos
convencionalmente asumidos como tales. Así lo entendemos en muchas
situaciones de anomia en las que el sujeto afásico propone un término que
guarda cierta relación de similitud con el término pretendido. Ciertamente,
el hablante no consigue formular un sinónimo convencionalmente aceptable
para la unidad léxica bloqueada, pero cabe entender que en el contexto
propio de una capacidad léxica patológicamente limitada determinados usos
pueden valorarse funcionalmente como operaciones sinonímicas. El
siguiente ejemplo de Lesser (1978: 131) cita un estudio de M. Dennis sobre
una joven afásica con anomia específica para las partes del cuerpo:
“Parecía, por tanto, que las partes del cuerpo funcionaban para ella como una categoría
psicológica claramente delimitada. Dentro de esta categoría, había algunas palabras que
continuamente eran nombradas y entendidas de manera correcta (ojo, oído, nariz) y
otras, en cambio, que casi siempre lo eran de manera errónea (índice, muslo). Los
errores no eran casuales, sino que implicaban que no todos los rasgos habían sido
correctamente incorporados. Por ejemplo, puño solía aparecer cambiado por tobillo, y
en otras ocasiones, por nudillos”.
Como se puede apreciar, la sustitución de puño opta por un término
de parecida ubicación, no ya en el brazo sino en la pierna, elección que
podríamos considerar, en cierto modo, “sinonímicamente motivada”, por
cuanto existe una esfera de significación compartida por ambos términos
(elemento articulatorio situado al final de la extremidad). Desde otro punto
de vista, la motivación sinonímica puede encontrarse presente en afasias
fluentes. En un hablante de nuestro corpus (AN), diagnosticado con afasia
de Wernicke, y que muestra claras dificultades pragmáticas para ceñirse al
tema del discurso y aceptar las estrategias dialógicas propuestas por el
interlocutor, la sinonimia puede aparecer como fenómeno clave de
prolongación del discurso, con circunloquios y paráfrasis constantes:
P:
yo tuve ya/ de pequeño/ un trastazo en la cabeza/ bueno-ahí/ ahí (SEÑALA) que
es- que es/ donde tenemos/ donde se juntan/ las tres- eeh consideraciones/ las
tres- como si fueran las tres líneas/ de lo que ves/ de lo que hablas/ y (de) lo que
dices/ las tres señales”
[CORPUS PerLA, AN. 03: 07]
Naturalmente, el sentido preservado de la operación sinónimica
deberá reconocerse, cuando exista, como punto de partida de la intervención
logopédica. Cuando dicho sentido no pueda deducirse de la conducta verbal
del paciente, la labor inicial deberá centrarse justamente en desarrollarlo o
desinhibirlo. En cualquier caso, entendemos que ninguna técnica verbal
puede ser plenamente rehabilitada, si no alcanzamos a “reponer” el sustrato
funcional que la justifica estratégicamente (esto es, que la justifica en
términos discursivos).
79
2.2. Homonimia
El esquema cognitivo virtualmente asociado a la homonimia se
expresa como identidad de formas significantes con significados en
principio no relacionados. Parecería menos claro aquí cuál puede ser el
sentido de la homonimia en tanto que operación discursiva, pero
defenderemos que existe y que su aportación a la función simbólica del
lenguaje sería, en cierto sentido, equiparable a la operación sinonímica. Para
entender esto convendrá precisar, antes de nada, que el criterio de identidad
formal se preserva con independencia del alcance que queramos asignarle.
De esta manera, la homonimia es siempre en cierto sentido parcial, esto es
relativa a los segmentos de materia significante que son selectivamente
focalizados. Lo que comentamos vale también para las clásicas precisiones
de homografía y homofonía, pero en un sentido amplio lo homonímico
(siendo, como decimos, necesariamente parcial) puede afectar a
cualesquiera segmentos del plano significante. De esta manera, la rima entre
dos palabras sería, en definitiva, una manifestación del fenómeno
homonímico en este sentido amplio. De igual forma, dentro de la
homonimia concebida en este sentido amplio, deberán incluirse identidades
de formas significantes de las palabras que se generan por contexto
fonotáctico (cf. Gaskell & Marlen-Wilson 2001), e incluso el conocido
fenómeno del calambur. El fenómeno homonímico se ha tratado, en general,
desde el punto de vista de las interferencias y como una suerte de
manifestación anómala del sistema lingüístico. El acceso a un término
homónimo tendría un efecto inhibitorio respecto al acceso a otro. Pero en el
sentido amplio de la relación homonímica que proponemos esto no tiene por
qué ser así. El efecto facilitador, por su valor nemotécnico, de la rima no
parece que tenga que ser probado, y el efecto facilitador de otros tipos de
homonimia parcial se encuentra presente en cualquier prueba de evocación
libre de palabras.
Pero lo importante en la relación de homonimia no son los procesos
de inhibición (homonimia total) o facilitación (homonimia parcial) del
acceso al léxico, sino lo que podríamos entender como valor semiótico de su
presencia en un sistema de comunicación. Las relaciones de homonimia
actúan como activadoras de la función metalingüística o, si se quiere, de una
toma de distancia respecto a los medios expresivos requerida para la
actualización de la referida función. En niños de unos cuatro años, que no
conciben en principio sino una relación natural de necesidad entre un
significante y su significado, el primer encuentro con términos homónimos
80
suele entrañar una particular sorpresa, que hemos tenido la oportunidad de
observar (algo parecido al descubrimiento de que “madres hay más que
una”). Si bien se piensa, todo uso metalingüístico del lenguaje contiene
implícitamente una relación homonímica. Cuando digo “autobús tiene tres
sílabas”, el significado del significante ‘autobús’ nada tiene que ver con su
significado en la oración “el autobús llega a las tres” (no se trata desde
luego de una relación polisémica).
En este sentido, resulta congruente admitir que los homónimos que
una lengua nos ofrece de forma natural actuarían como activadores de la
función metalingüística. El trabajo con estos términos en protocolos de
rehabilitación de la capacidad verbal podría tener el mismo efecto positivo
que otras tareas en las que se propone crear duplicaciones especulares de un
signo (su expresión oral junto a su expresión escrita, la escritura y la lectura
de lo escrito, la imagen gráfica de su significado con su expresión oral, etc.).
La expresión de la función metalingüística requiere como llave de acceso
del homónimo de manera no anecdótica, sino que nos atreveríamos a decir
que necesaria. Nos permitimos formular una hipótesis que sabemos de
difícil comprobación empírica: si por alguna eventualidad una lengua
careciera de homónimos, estos se buscarían o crearían de forma tan
necesaria como los sinónimos.
La relevancia del componente estrictamente fónico de la palabra, que
está implicada en la operación homonímica, ha sido en cualquier caso
demostrada reiteradamente en psicolingüística. Así, por ejemplo, algunos
estudios recientes sobre la anomia (Ávila et al. 2001) o sobre las
representaciones semánticas (Ince & Christman 2002) evidencian una
activación parcial de la fonología por parte de la semántica; también el
conocido fenómeno de tener una expresión en la “punta de la lengua”
muestra que el hablante (afásico o no) es capaz de proporcionar ciertas
informaciones formales sobre la palabra que le resulta inaccesible: número
de sílabas, primera letra o primer sonido, esquema acentual, etc. Ávila et al.
(2001: 192) presentan un hablante anómico (FR), algunos de cuyos errores
en las tareas propuestas apuntan a este manejo de afinidades fonéticas:
“It is important to stress that semantic errors and circumlocutions were immediately
rejected suggesting excellent underlying conceptual knowledge for the target pictures.
However, phonological errors were not consistently recognized as errors. Interestingly,
in addition to consistency or accuracy across trials, FR also demonstrated consistency
for phonologically related paraphasias. For example, FR said “arca” (‘chest’) instead of
arpa (‘harp’) and “arcilla” (‘clay’) instead of “ardilla” (‘squirrel’) on the three
administrations”.
De la cita precedente nos interesa destacar el hecho del diferente
grado en que se manifiesta la toma de conciencia sobre errores semánticos y
81
sobre errores fonológicos. En la detección de los primeros el marco
conceptual y referencial sirve de ayuda. En la detección de los segundos esta
ayuda no existe, y el ejercicio de una actividad metalingüística, focalizadora
de la materia significante, sería lo requerido, aunque no resulta fácilmente
accesible para el paciente. Con todo, un saber relativo a esta materia
significante sigue de alguna manera actuando, y explica las afinidades
fonéticas que dan cierto grado de consistencia a los errores fonológicos. Por
eso pensamos que el trabajo con las relaciones de homonimia puede
contribuir al desarrollo o desinhibición de una actividad metalingüística que
habilite para el control eficiente de los errores fonológicos.
2.3. Antonimia
La relación de antonimia se asocia a un esquema cognitivo de
oposición o contraste relativo a un rasgo semántico dimensionable,
compartido junto a otros rasgos por dos términos léxicos. En un sentido
amplio de lo antonímico la naturaleza del referido rasgo, como es sabido,
puede ser muy variable. Idealmente la relación de oposición o contraste
afectaría solo a un rasgo semántico dimensionable, siendo idéntico el resto
de la denotación de los dos términos (antonimia pura), pero, como sucede
para otras relaciones léxicas, esta situación ideal puede manifestar
discursivamente aproximaciones de diferente naturaleza. Murphy & Andrew
(1993) destacaban cómo, por lo que se refiere a las relaciones de antonimia
entre adjetivos, estas deben entenderse como contextualmente motivadas, al
menos desde una perspectiva psicolingüística. Para un adjetivo dado, su
relación de antonimia con otro, o dicho en otros términos, cuál puede ser su
antónimo, depende en buena medida del contexto discursivo en el que la
relación entre antónimos se expresa. La inaccesibilidad al antónimo ideal de
un adjetivo se manifestaría también discursivamente como aproximación,
más o menos satisfactoria, en la que los términos léxicos implicados pueden
presentar diferencias denotativas o connotativas al margen del rasgo
semántico dimensionable que comparten. Conviene tener presente que la
posición ideal de un antónimo puede representar un vacío léxico, como
sucede en español para el antónimo ideal de “profundo” (“shallow” en
inglés). Ello no impide que la operación antonímica pueda también
realizarse aproximativamente por vía sintáctica (“poco profundo”). En
definitiva, también aquí las relaciones de antonimia deben considerarse no
como algo dado en el material léxico, sino fundamentalmente como
operación o proceso que nos permite articular y adaptar discursivamente el
referido material.
82
Pero lo que aquí nos interesa nuevamente destacar es la dependencia
de la operación de antonimia respecto a propiedades más generales en
nuestra organización del sistema lingüístico. Con la relación de antonimia
queda expresado en el nivel léxico una relación opositiva básica que
trasciende este nivel y se proyecta sobre otros niveles del sistema
lingüístico: el morfológico y el sintáctico, cuando menos. El léxico debemos
decir que constituye, en principio, el nivel más accesible de cuantos
componen el referido sistema. Por este motivo, si es concebible cierto grado
de transferencia de propiedades genéricas entre niveles, el ensayo previo de
las mismas en el nivel léxico puede ser un proceder bastante justificado
desde la perspectiva rehabilitadora (aunque con las naturales prevenciones
según el tipo de patología y de paciente, y dejando aquí al margen el nivel
fonológico). El trabajo con relaciones de antonimia nos permite ya ilustrar
las diferentes concreciones de las propiedades de marca y neutralización que
caracterizan la relación opositiva básica entre unidades del sistema
lingüístico. Estas propiedades son paradigmáticas de la noción de
“emergencia”. No pueden considerarse atributos de un componente
particular del sistema, sino que afectarían “transversalmente” al conjunto de
los mismos. Una reeducación orientada al desarrollo o desinhibición de su
potencial simbólico deberá iniciarse, con todo, atendiendo a sus
manifestaciones en alguno de los componentes del sistema lingüístico.
Reiteramos aquí la idea de que el componente léxico puede ser
especialmente significativo en este sentido.
Sucede, por otra parte que, a diferencia de las relaciones de
sinonimia y homonimia, la relación de antonimia presenta estrechas
implicaciones con los niveles morfológico y sintáctico. Por lo que al
primero de estos niveles se refiere, parece claro que la relación de antonimia
puede llegar a expresarse con índices morfológicos (uno de los cuales suele
ser un grado ø, por ej.: moral / inmoral, legal / alegal). Esta expresión
morfológica dota de cierto tipo de recursividad al esquema cognitivo que
subyace a este tipo de relación, aspecto este último que convendría también
destacar. Por lo que se refiere al nivel sintáctico, puede resultar
especialmente significativa la implicación que presentan los antónimos
verbales (ir / venir, comprar / vender) en la reconfiguración tanto de
funciones sintácticas como de los papeles temáticos asignados a las mismas.
El trabajo con antónimos verbales resulta ser a un tiempo, sin lugar a dudas,
una tarea de naturaleza sintáctica. Estas imbricaciones de la relación de
antonimia con los niveles morfológico y sintáctico pueden considerarse
puentes naturalmente establecidos gracias a los cuales se facilitan las
operaciones de transferencia de las propiedades genéricas de una relación
83
opositiva. Constituyen también, por este motivo, un ámbito de trabajo
especialmente relevante desde la perspectiva logopédica.
2.4. Hipo- o hiperonimia
Las relaciones de hiponimia o hiperonimia representarían una
capacidad fundamental en la organización del material léxico estrechamente
relacionada, por otra parte, con el nivel de organización correspondiente a
las clases léxicas, o conjuntos de unidades co-hipónimas. Comentaremos,
con todo, brevemente aquí los aspectos que consideramos más significativos
de la hiponimia o la hiperonimia en tanto que relaciones léxicas. El esquema
cognitivo subyacente a las mismas consiste en una operación lógica de
partición sobre el dominio referencial de los términos, que está dotada de la
propiedad transitiva. De esta manera se introduce un principio jerarquizador
sobre el léxico al que cabe también atribuir una realidad psicolingüística.
Ascensos o descensos en esta jerarquía pueden cumplir una función de
ajuste de los términos a las necesidades discursivas en una escala que
llevaría de la generalidad a la especificidad. Estos movimientos en la
jerarquía pueden ser en la práctica equivalentes a operaciones sinonímicas (a
efectos discursivos, los límites entre hipo- hiperónimo y sinónimo pueden
ser bastante difusos). Como es sabido, en la constitución de las jerarquías
léxicas los términos base suelen ser de generalidad o especifidad media (cf.
Rosch et alii 1976). A partir de los términos base, o focales por la especial
pregnancia perceptiva de sus referentes, la jerarquía se iría construyendo
ramificándose en la dirección de la mayor especificidad. En la dirección de
ascenso en la jerarquía sabemos que uno de los términos de determinado
nivel (uno de los potenciales cohipónimos) puede asumir también la
posición correspondiente al hiperónimo, cuando este carece de
representación léxica. Esta circunstancia suele ser la común en las primeras
etapas de desarrollo de la capacidad léxica.
Las propiedades formales de esta jerarquía, y algunas de las
condiciones que nuestras capacidades psicolingüísticas imponen sobre la
constitución y procesamiento de la misma, pueden ser, en gran medida,
asimilables a las propias de una jerarquía sintáctica. En cualquier caso, las
relaciones de hipo- o hiperonimia constituyen una clara expresión del
carácter pluriarticulado y jerarquizado de las estructuras lingüísticas, y del
carácter iterativo o recursivo de los principios con los que esta
pluriarticulación y jerarquización se constituye y se procesa. Con
independencia, pues, de otro tipo de intereses que pueden estar también
asociados al dominio de estas relaciones, el trabajo sobre las mismas entraña
84
operaciones activadoras de principios semióticos generales propios de un
lenguaje con capacidad simbólica. La pluriarticulación y jerarquización de
las estructuras lingüísticas contribuyen ciertamente a dotar a las mismas de
una flexibilidad y capacidad adaptativa casi ilimitadas.
3.CONCLUSIÓN
Con todo lo anterior, nuestro interés prioritario ha sido mostrar cómo
en el particular dominio de las relaciones léxicas quedan manifiestos
principios generales o propiedades emergentes de un sistema de
comunicación dotado de capacidad simbólica. La práctica logopédica suele
asumir de forma intuitiva el presupuesto de que “el lenguaje rehabilita al
lenguaje”, esto es, de que el trabajo con una muestra significativa de
conducta verbal preservada puede tener efectos en general positivos para la
recuperación de otros aspectos de la conducta verbal alterados o perdidos.
Indagar en las razones (posiblemente de variada naturaleza) por las que este
presupuesto debe mantenerse consideramos que es algo sumamente
razonable a la hora de fundamentar y entender el sentido de la intervención
logopédica. Las relaciones léxicas nos permiten también observar cómo
estos principios generales o propiedades emergentes pueden encontrarse
diferenciadamente representados en un particular dominio de nuestra
capacidad verbal, lo que podría resumirse en el siguiente cuadro:
sinonimia
homonimia
antonimia
hipo- o hiperonimia
potencial connotativo del símbolo
potencial metalingüístico del símbolo
marca y neutralización en oposiciones básicas
pluriarticulación y jerarquización de las estructuras
Naturalmente, las asociaciones que proponemos no deben entenderse
aquí como exclusivas, sino tan solo como prevalentes para cada uno de los
pares propuestos.
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Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 87-101
ESTRUCTURA NOMINAL Y COMPRENSIÓN LECTORA1
Pablo Jiménez Jiménez
<
[email protected]>
Universidad de Los Lagos
INTRODUCCIÓN
Este estudio muestra la existencia de sustantivos y adjetivos que
poseen un alto grado de incidencia en los procesos de comprensión lectora.
Esta incidencia, según este estudio inicial, se debe probablemente a
su estructura semántico-lógica que determina la aparición necesaria de otros
elementos lingüísticos (nominales o verbales) que crean el marco apropiado
para su comprensión. Estos elementos pueden manifestarse por extensiones
considerables de texto, de allí su incidencia en los procesos de comprensión
lectora.
En este sentido se dan dos hechos importantes: por un lado, la
centralidad del término para organizar la información de un texto, y por
otro, la capacidad para establecer una red de relaciones. Es este último
hecho lo que hace necesaria la presencia explícita o implícita de otros
elementos cada vez que se usa este léxico. Así, dichas palabras muestran
procesos en su estructura semántico lógica que corresponden ya sea a un
encadenamiento de acciones (causa-efecto), a una constatación explícita o
implícita de las condiciones para la veracidad del enunciado, etc.
En síntesis, el léxico al que nos referimos dice relación con los
rasgos propios de la palabra (estructura interna), y con las relaciones
necesarias que el vocablo impone a su entorno.
MARCO TEÓRICO
La situación antes descrita plantea problemas y requiere una mayor
precisión al momento de comprender un texto ya que el lector debe
obligatoriamente manejar todos los elementos semánticos que la palabra
requiere. En el caso específico de tener que trabajar con un gran número de
1
Este artículo se financió con fondos de la Dirección de Investigación de la Universidad de Los
Lagos
87
palabras desconocidas en una lengua (nativa o extranjera), este problema se
minimiza -en parte- al atender a la configuración especial de estas palabras,
configuración basada en la presencia de otros elementos afines para su
correcta comprensión. Estos elementos ayudan a inferir significados, a
establecer las funciones adecuadas en el texto y además refuerzan la
coherencia y mantienen la continuidad. Un lector idóneo es capaz de
contextualizar elementos léxicos, identificando las pistas necesarias que le
ayudan a descifrar el problema. Probablemente, la primera forma de
enfrentar este hecho es recurrir a las formas cognadas (en el caso de una
lengua extranjera) con el peligro de que se trate de un falso cognado. En este
caso, ésta no es la solución, como tampoco lo son intentar analizar la
palabra desde su etimología o desde afijos derivacionales.
En este sentido, el conocimiento del significado de la palabra se
transforma en un uso creativo ya que se la entiende en diversos discursos.
Esta misma creatividad sugiere un nivel de evaluación ya que se debe estar
constantemente verificando la compatibilidad de un significado dado con los
diversos textos en que aparece. La importancia de estos hechos en los
modelos de procesamiento es grande ya que es factible pensar que la
información estructurada de una oración se codifica desde una perspectiva
lexicalizada. Es decir, la estructura textual puede ser en gran parte explicada
por el léxico.
Según esto, los significados de las palabras, como veremos más
adelante, deberían reflejar estructuras conceptuales más profundas en el
sistema cognitivo y reflejar asimismo el dominio en el que operan. Es decir,
esta estructura debería reflejar principios no lingüísticos de organización
conceptual y manifestarse en el discurso con marcas específicas.
Esta importancia se manifiesta además en otra estrategia lectora: las
inferencias asociadas al proceso de interpretación, factor relevante al
momento de comprender un texto ya que determina en gran medida el grado
de comprensión (superficial o profunda) de él. Por otro lado, Pustejovsky
(1998) también considera que la representación del contexto de una emisión
involucra diversos factores generativos. Éstos explican la forma en que los
usuarios del lenguaje crean y manipulan dichos contextos para darse a
entender.
Bajo esta perspectiva, y según este autor, los diversos niveles
semánticos (léxico, composicional, discursivo, etc.) son fuentes
independientes de interpretaciones pero que permiten inferencias locales
altamente seguras. Al integrarse en un discurso, ellas deben hacerse
globalmente coherentes para lo cual se requiere de procesos de cooperación
entre los módulos semánticos. De cualquier modo, lo importante es que la
88
interpretación semántica procede en base de principios y siempre consciente
de cuál es la fuente de una inferencia en particular y de cuál es la certeza de
su valor. Además de esto, es muy importante saber que el proceso de
razonamiento es identificable y computacionalmente efectivo.
De todos modos, cualquiera de estos importantes aspectos antes
mencionados apunta claramente al conocimiento semántico que el hablante
posee al momento de usar su lengua, conocimiento que se puede resumir
diciendo que un hablante nativo identifica la anomalía lingüística, la
paráfrasis, la sinonimia, la antonimia, los rasgos semánticos, la
contradicción, la ambigüedad, los pares de adyacencia, las implicaciones y
las presuposiciones (Kreidler 1998).
Sin embargo, se debe reconocer que si bien lo anterior es efectivo,
las complicaciones en un texto no son sólo de reconocer los aspectos antes
mencionados, sino más bien establecer una red de relaciones que explique la
estructura textual o de pensamiento de un texto sobre una extensión
considerable de oraciones. En esta red, el conocimiento semántico se
manifiesta de una manera diferente y bastante más compleja, más cercana a
la idea de Pustejovsky (1998) ya comentado.
Otro aspecto importante a considerar es el valor de organización
conceptual del léxico. Según Dirven y Verspoor (1998) de acuerdo al
principio de iconicidad del lenguaje es posible concebir una similitud entre
una forma de la lengua y la cosa que representa, regida esta similitud por
tres sub principios de orden secuencial, distancia y cantidad.
El primero se refiere a fenómenos de sucesos temporales y
disposición lineal de elementos en una construcción lingüística; determina el
orden de dos o más cláusulas, el uso de conjunciones temporales, el orden
de palabras (sujeto, verbo, complemento), etc. El de distancia explica que lo
que está integrado conceptualmente tiende a estar lingüísticamente junto y
se ubica a distancia, aquello que no lo está. Esto explica el contraste (un
grupo merodeaba por…; un grupo de ruidosos jóvenes punk merodeaban
por…); diversos tipos de complementos y subordinaciones (la obligué a
irse: “la” inmediatamente antes del verbo; quería que se fuera: “ella” alejada
de quería).
En esta capacidad de organizar la realidad y de incidir en la
capacidad inferencial también podemos considerar la noción de relaciones
entre los sentidos de una palabra y las relaciones radiales que así es posible
establecer: estamos hablando de sentidos de una misma palabra y de
elementos que están de alguna manera contenidos en ella misma. Aquí, es
posible captar sentidos que son prominentes (salient) y otros periféricos. Por
ejemplo, en el caso de la palabra inglesa “school”, Dirven y Verspoor
89
(1998: 35) la explican del siguiente modo:
(1)
METONYMY
a. “learning institution”
b.
“lessons for group of students”
c.
“teaching staff”
GENERALISATION
f. “school of artists”
SPECIALISATION
g. “school of thought”
e. “special course”
d.
“university faculty
METAPHOR
h. “school of fish”
Esta red radial de sentidos de “school” permite a su vez explicar la
ampliación de sus significados y los procesos usados en su ampliación
(metonimia, especialización, generalización y metáfora). Sin embargo, esta
estructuración, en cierta medida, es interna a la palabra misma y nada nos
dice de otros elementos con los cuales se estructura (estructuración externa).
Por otro lado, es importante además reconocer la utilidad de este constructo
ya que salta inmediatamente a la vista las diferencias que existen de una
lengua a otra y las dificultades que asimismo se crean cuando en una lengua
existen dos o más vocablos como en el caso del español escuela y colegio
que cubren aspectos diferentes de esta red radial.
Esto se relaciona con lo planteado por Geiger (1993: 271, 273) en el
sentido que estos elementos léxicos corresponden a expresiones
referenciales u “objetos mentales” y que en la actualidad ellas se entienden
como el procesamiento cognitivo de un individuo que ocurre cuando una
persona habla a otra. La referencia se sitúa cada vez más en un contexto
interactivo mayor en el que dos o más “mentes” colaboran mutuamente en
la construcción y mantención de una base discursiva.” Pensamos que si bien
nuestro interés no se centra en la conversación, los planteamientos generales
(interacción de dos mentes (escritor – lector), colaboración, construcción,
base discursiva) se aplican al proceso lector.
Más aún, si consideramos la idea de Jackendoff (1995: 78) respecto
de una teoría de la categorización no preocupada de valores veritativos,
“sino de qué información y procesos deben adscribirse a un organismo para
explicar sus juicios de categorización” nuestra percepción del problema de
la comprensión lectora guiada por el nivel léxico se percibirá más
claramente. Desde nuestra perspectiva teorizamos en el sentido de que si el
lector sabe qué léxico le aporta mayor información y mayor estructuración
de esa información podrá a su vez establecer los procesos más adecuados
para lograr dicha comprensión. De esta manera los juicios necesariamente
serán más explicables, razonados, y con evidencia que se encuentra en el
90
mismo medio en el cual se expresaron: el discurso y su estructuración.
A la luz de este concepto, entonces, de acuerdo a Jackendoff (1995:
78) “un juicio de categorización es el resultado de una yuxtaposición de dos
estructuras conceptuales.” Frente al problema de la comprensión de un
determinado discurso, ésta exige el contraste de estructuras conceptuales
que permitan inferir una determinada comprensión, estructuras en las que
priman (Jackendoff 1995: 17) “la riqueza e interconexión de los conceptos
y, más significativamente, el crecimiento ya sea de reglas bien formadas o
de la capacidad computacional...” Por esto es posible pensar que, por
ejemplo, las conceptualizaciones [TYPE] (Jackendoff 1995: 83) “contienen
como parte de su estructura interna un conjunto de principios, reglas o
condiciones que hacen posible la categorización creativa.” Este parece ser
una cuestión clave ya que cada vez que el lector enfrenta un texto el
problema central de una comprensión lograda se centra precisamente en la
identificación de los diversos conceptos de los que trata un discurso dado y
de la red de relaciones que el autor establece entre ellos en ese discurso. Así,
la riqueza de las interconexiones, el aumento de las reglas y la capacidad de
realizar diversos procesos (inferencias, crítica, proyecciones, etc.)
determinan el grado de comprensión de un discurso dado.
En este proceso, (Jiménez 2002: 145) no asignar valores correctos,
no identificar las funciones, no realizar los procesos adecuados, no
establecer las configuraciones necesarias ni las relaciones pertinentes
produce errores que obligatoriamente deterioran en mayor o menor grado la
comprensión de un texto. Peor aún, los errores son acumulativos y llega un
momento en que el lector no sabe qué hacer con el texto. El daño en la
comprensión se manifiesta como omisión de información importante,
desconexión o desestructuración de la información, debilidad de los datos de
apoyo para las inferencias, confusión o no pertenencia de los datos,
contradicción, discontinuidad o quiebre del tema y finalmente pérdida de la
coherencia. Estos casos obviamente invalidan la comprensión; sin embargo,
lo más grave es la dificultad que significa intentar aplicar un conocimiento
elaborado erróneamente, lo que crea un muro insalvable de dificultades
respecto de la lectura.
Parte de esta complicación está dada por el desconocimiento del rol
que juega la semántica y su capacidad para establecer relaciones. Así en
Pustejovsky (1998: 8) el tipo semántico de una palabra es el aspecto más
importante en el significado de ella desde la perspectiva de la tradición de la
semántica formal. Así, la información categorial determina no sólo la
conducta sintáctica de la palabra sino además los elementos a los que se
refiere la categoría. Por esto, “love” y “hate” establecen relaciones entre
91
individuos, mientras que “woman” sólo elige del conjunto de todos los
individuos en el mundo aquellas que son mujeres. Por otro lado, “the” y
“or” se consideran operadores lógicos centrados en operaciones de teoría de
conjunto relativa a grupos de individuos o instrucciones de procedimiento.
Una mayor subcategorización nos entrega distinciones entre +/- animado y
sustantivos contables /masa. En cuanto a verbos y oraciones es posible
distinguir los tipos aspectuales de Actividades (caminar, correr, etc.),
Logros, (construir, destruir, etc.) y Estados (enfermarse, saber, amar, etc.).
Estas propiedades aspectuales, sin embargo, pueden cambiar por
modificación adverbial, por la posición de una frase nominal en posición de
argumento o por la presencia de una frase preposicional que, por un lado,
explican casos como La botella se rompió de repente y María rompió la
botella de repente pero, por otro, restringen secuencias como La carta llegó
a tiempo y *El cartero llegó la carta a tiempo.
Esta alternancia verbal también se da en los sustantivos –alternancia
nominal– con lo que es posible distinguir oraciones que se centran en la
sustancia (masa) como Los hombres toman mucha cerveza o cantidades
(contable) Disfrutó cada cerveza que se tomó, lo que pone de manifiesto las
relaciones que los sustantivos pueden establecer a nivel de oración. Otras
relaciones son horizontales (vecino-hermana) o de jerarquía (padre-hija),
etc.
Respecto de los adjetivos, las relaciones que se pueden distinguir
denotan propiedades accidentales (hambre, rabia) y necesarias de una
especie (bípedo), de un individuo (alto) y de una sustancia (dura), lo que
determina que en inglés, por ejemplo, lo accidental puede ser progresivo
You’re being so angry again!, pero no así lo esencial *You are being tall
again.
De modo más preciso Pustejovsky (1998: 34) considera que la
polisemia no compromete el proceso composicional si se usa una estructura
de datos léxicos estándar del tipo categoría (CAT ) y una especificación
básica del término género (G E N U S ) que simplifica el proceso de la
composicionalidad de la sintaxis frente a la interpretación semántica. La
versión fuerte de la composicionalidad (Jackendoff 1995: 76) considera que
cada constituyente sintáctico en una oración se corresponde con un trozo
contiguo independiente e identificable de la estructura semántica. De este
modo, si se usa el verbo inglés lend éste elegirá en uno de sus sentidos
finacial_institution como su sujeto de entre las múltiples sentidos que
puedan existir, construyéndose la oración The bank will lend the money to
the customer
92
(2)
lend1
= verb
= R0 (Ø1, Ø2, Ø3)
ARG1 = np
ARGSTR
ARG2 = np
ARG3 = np
CAT
SEM
+financial institution
+ money
+human
descartando el segundo sentido de bank, correspondiente al GENUS = shore.
En síntesis, en estos casos operarían procesos de composicionalidad y
selección de tipo que permitirían generar y dar la interpretación correcta a
las oraciones.
Sin embargo, esta descripción no es lo suficientemente fuerte para
explicar casos más complejos. Según Pustejovsky (1998), estos casos
necesitan una representación de estructura de cuatro componentes (sólo nos
referiremos a tres de ellos): estructura de argumento (A) que contiene los
parámetros que necesariamente se expresan en la sintaxis y son necesarios
para la buena formación lógica de la oración, aun cuando pueden no
expresarse en la sintaxis de superficie (p. 62); especificación del tipo de
evento (E) cuya configuración ordena los eventos tanto por precedencia
temporal como por prominencia relativa. La prominencia se indica por un
marcador CABEZA que se hace patente con las reglas de concordancia y
gobierno. Estos eventos pueden ser PROCESOS, ESTADOS y TRANSICIONES con
subtipos “parte-de”, “orden parcial”, “traslapo”, e “inclusión” (p. 67). La
importancia de este nivel es que permite enfocar la acción que (de allí la
preeminencia) genera un estado, que determina el logro, que causan otros
procesos, etc.
Finalmente, se considera la estructura de qualia (Q) (p. 76) que une
los parámetros Argumento y Evento. Esta estructura da la fuerza relacional
de un ítem léxico: los ítemes léxicos se entienden como relacionales aun
cuando la forma cómo se expresan funcionalmente difiere de categoría en
categoría. Es el conjunto de propiedades o eventos asociados a un ítem
léxico que mejor explica el significado de esa palabra. Incluye cuatro roles
esenciales: Constitutivo (relaciona un objeto y sus partes constituyentes,
expresa diferencias estructurales internas: lo constitutivo de una novela es lo
narrativo, la historia; lo de un diccionario es el listar palabras), Formal (lo
que la distingue dentro de un dominio mayor, distingue un objeto de su
conjunto mayor: alimento es el todo, galleta es una parte), Télico (indica el
propósito, la función, lo que se hace con un objeto determinado; su
propósito es ser leído (libro) o consultado (diccionario) o comido (galleta))
y Agentivo (determina los factores involucrados en su origen, gestación o la
93
forma cómo obtiene la existencia; algo se gesta al ser escrito o compilado,
la manera en que algo es creado es un modo de explicación). Así, secuencias
como “María disfrutó la película, su café y el libro de Stephen King”,
proyectan las actividades de ver, beber y leer respectivamente para la
interpretación de la frase verbal, por el rol télico. Su importancia radica no
sólo en que ayuda a la interpretación, sino que además permite elidir
información proyectada. Específicamente es este nivel el que pensamos se
puede conectar con la estructura del texto o de pensamiento, pudiéndose
determinar su función textual, su generación en un texto determinado y la
capacidad que tiene para guiar un proceso de comprensión lectora. Es decir
(Pustejovsky 1998: 87), “Una representación semántica sólo es útil si
facilita una inferencia lógica o una interpretación. Más aún, tal información
puede atribuirse a un ítem léxico específico sólo si se puede argumentar que
el proceso interpretativo es guiado por representaciones específicas del
lenguaje o restricciones más que sólo por la inferencia lógica. La Qualia es
interesante en este aspecto, ya que no sólo estructura nuestro conocimiento
de las palabras, sino que también “sugiere” interpretaciones de palabras en
contexto.”
Con esto, deseamos notar que si bien el objetivo de Pustejovsky
(1998) es de determinar cómo se elaboran y comprenden diversos sentidos,
especialmente con el constructo que él llama Qualia, nuestro fin es
determinar cómo este constructo puede aplicarse a extensiones discursivas
mayores, y ver si él puede explicar la estructuración de un discurso dado a
partir del léxico.
DISCUSIÓN
En efecto, como afirmábamos antes, parece sintomático que ciertos
vocablos, al margen de su propia configuración, tengan la fuerza para
establecer una estructura semántica que exige la presencia constitutiva de
otras palabras para un desarrollo más acabado del tópico. Otro aspecto también notorio - es que cada vez que este léxico es usado, se activa una
totalidad estructural mayor que es posible identificar y predecir. Esto
también puede tener incidencia en la distinción que hacemos entre textos
que pertenecen a distintas áreas del conocimiento humano.
Analizaremos, a modo de ejemplo, tres casos para ver la manera
cómo estructuran relaciones de significado y ver si es posible adaptar el
constructo antes referido y lograr así su representación semántica. Los
vocablos son [ENFERMEDAD], [DIFICULTAD] y [NO SUFICIENTE]. Los textos
utilizados son en Inglés ya que se utilizan en cursos de comprensión lectora.
94
El primer caso es [ENFERMEDAD], tomado del texto de Magnus Gjoen
et al (1997). La configuración léxica para “disease” la entrega la presencia
obligatoria de los siguientes elementos:
(3) (disease) problems,
enzootic (diseases),
vaccines,
resistance to (diseases).
medicated feed,
bacterial (diseases),
epizootic or
Es decir, el entorno que obligatoriamente acompaña a esta palabra
permite construir un sentido tal, relacionado con problemas y que necesita
de ciertos elementos para su solución. Una mirada más atenta, muestra la
misma condición para el resto del texto:
(4) specific (disease),
infectious (diseases)
(disease) resistance
resistant to (disease),
(un/affected by) infection,
resistance against (diseases) Newcastle, Marek’s (disease)
(disease) resistance
Marek’s (disease) virus
En función de este primer análisis, se puede inferir una posible
matriz de sentido para este término:
(5)
[DISEASE]
problems
resistance
vaccines
medicated
infection (infectious)
bacterial, virus
Specific: Newcastle, Marek
Si bien este vocablo es claramente definido –y estos rasgos están
presentes en el texto– como afección de organismos vivos causada por
infección, los rasgos específicos de esta palabra (problems, vaccines,
medicated, infection, bacterial, virus) enfatizan la necesidad de evitar una
situación (resistance, resistant) por un medio particular (vacunas o
medicamentos). También es posible identificar aspectos particulares
identificables (specific) de este término (las dos enfermedades indicadas con
nombre propio).
Es importante resaltar la centralidad del término en tanto organiza
casi toda la información del texto y la capacidad que tiene para establecer
una red de relaciones. Respecto de esto último, se podría afirmar que posee
cierta “fuerza” que hace que otros elementos de información orbiten en su
entorno. Esta fuerza permite establecer relaciones que hacen más clara su
importancia en la estructura del texto o de pensamiento. Tentativamente, se
podría especificar la estructuración de las relaciones (que apuntan a eventos)
para esta palabra de la siguiente manera:
95
(6) (Existe una causa que la produce)
[DISEASE]
Produce efectos
(negativo (Pérdidas) económicas))
Respecto de 1 se debe por lógica plantear un objetivo o
meta que controle o elimine 1
Especificar
Tipo, cantidad de acciones para hacer 2 efectivo y
neutralizar 1
actividades
Medir
l a s Para cada actividad diseñada en 3, se consideran efectos
secundarios
consecuencias
Forma, manera en que considerando 4, 3 es efectivo para
Evaluar logros
activar 2 y eventualmente eliminar 1
Reducir efectos
De esta forma es posible crear y entender la red de relaciones que se
expresa o debe expresarse en un texto para un vocablo determinado. Así
entonces, es más fácil entender la coherencia como una red estructurada en
base de información que debe emerger para que la estructura del texto (o de
pensamiento) sea construida. Respetando situaciones de mayor o menor
precisión, este encadenamiento de sucesos, en este caso en particular, debe
estar presente, explícita o implícitamente cada vez que se use este léxico.
Así, la estructura semántica propuesta es
(7)
[DISEASE]
ARGSTR
ARG1 = X: animado
ARG2 = desorden_infección
ARG3 = físico_mental
EVENTSTR
E1 = proceso (causa)
E2 = estado (efecto)
E3 = medidas (tratamiento)
CONST
FORM
QUALIA TELIC
=
=
=
AGENTIVO =
X:
estado anormal (físico_mental)
salud
analizar, tratar (información nueva_dada:
solucionar problema)
describir, definir (cadena causal)
En tanto esta representación contiene el elemento lingüístico [x:
animado] es que se puede inferir que las enfermedades se refieren a peces y
no a la industria acuícola que es lo único que se menciona en el párrafo
inicial del artículo. Esta configuración -que el lector debe conocer - es la
que a su vez permite la aparición de otros elementos lingüísticos
semánticamente relacionados y fundamentales para la estructura de
pensamiento, como por ejemplo: metas más importantes (major goals)
problemas de enfermedades (disease problems), control mejorado
(improved management), grandes pérdidas (big losses), etc. También es
sintomática la aparición del aspecto perfectivo y su foco en el proceso: Los
problemas de las enfermedades han disminuido…(Disease problems have
abated…), …esto ha reducido… (this has reduced…), La vacunación ha
96
evitado … (Vaccination has prevented…). Por último, un aspecto muy
peculiar es la estructura de pensamiento de este texto que en algún grado
refleja el encadenamiento causa-efecto –tratamiento indicado en (6) y (7)
arriba: X debido a (X due to diseases…), X ha disminuido debido a … (X
have abated due to…), esto ha reducido el consumo total…(this has reduced
the total consumption…), X ha evitado grandes pérdidas causadas por… ( X
has prevented big losses caused by…), etc. Si nos fijamos en el rol Télico
podemos percatarnos que el propósito está marcado por la construcción en
infinitivo: …pero para hacer…(but in order to make…), …para disminuir el
riesgo… (to decrease the risk…), …para seleccionar…(to select). A nivel
puramente léxico es dable distinguir los sustantivos pérdida (loss), metas
(goals), consumo (consumption), riesgo (risk), resistencia (resistence) y los
adjetivos mejorada (improved), medicamentado (medicated) y beneficioso
(beneficial), entre otros.
Para el caso de [DIFICULTAD] –ejemplos tomados de Horsley (1995)–
la estructura de pensamiento que crea para su uso y que necesita para
relacionarse en el texto es de distinto orden.
Si para el caso anterior, la primera imagen léxica es la de un
encadenamiento de eventos para el logro de un propósito claramente
definido, en éste, la estructura de pensamiento exige la constitución de un
marco del tipo antecedente. Este momento posee una clara función de
análisis crítico o discusión/debate de un hecho dado. Este primer paso indica
el carácter elusivo, problemático, confuso, contradictorio, etc. de un tópico
dado. Referida fundamentalmente a algo inanimado como una situación,
estado o condición es necesario establecer claramente los límites y aspectos
que demandan mayor atención. Por esto, además, toma la forma de una
modalidad especial: es la visión del autor, su opinión respecto de esa
situación. Por lo mismo debe de alguna manera plantear la dificultad en sí y
junto con ello, demostrar la existencia o no de algún tipo de solución, que el
problema no ha sido claramente planteado o la existencia de alguna falla. Es
por esto que este segundo momento –consecuente– ciertamente es el cierre
del análisis crítico y por lo mismo adquiere, de alguna manera, el valor de
una conclusión.
En el ejemplo de Horsley (1995: 70), el momento “antecedente” está
dado por el siguiente léxico que enmarca toda la situación: hay algo que
posee “fluctuaciones, contradicciones”, que requiere “esfuerzo”, para algo
“digno (merecedor)”, de intenciones “serias”, todo lo cual crea “tensión”.
Este análisis crítico se cierra con “Existe también la dificultad de
efectivamente dar una ubicación y una forma política a su vago anhelo...”.
Lo que es claro en este cierre es el modo de conclusión que él adquiere,
97
dado por la construcción “..dar una ubicación y una forma ... a su vago...”.
Esto es así ya que cualquier planteamiento que posea “fluctuaciones y
contradicciones” imposibilita su comprensión, creando un acto de habla
vacío, imposible de categorizar. En estas circunstancias se debe concluir
identificando la falla y sugiriendo algún tipo de solución. Por esto
consideramos un cierto grado de cercanía entre este léxico y el concepto
complejo “crítica”. Otros ejemplos estudiados (Horsley 1995: 83) son
bastante claros al respecto “Las vacilaciones son causadas básicamente por
la dificultad de encontrar tal experiencia trascendente...” y esto porque en el
antecedente se sostiene que los personajes buscan experiencias más
profundas que son imposibles de encontrar en un mundo muerto... Resalta
nuevamente la relación inferencial entre el antecedente y el consecuente
dando mayor fuerza a [DIFICULTAD ] para que diversos elementos se
congreguen en su derredor. Se da entonces una situación en la que según
una visión no se han cumplido ciertos logros o falla algún elemento, de allí
también que no es extraño que la dificultad se dé relacionada a cierta
causalidad como en el caso de las vacilaciones o este otro también de
Horsley (1995: 200) “Es este tipo de dificultad…que intenta explicar el
hecho…
En estos términos, este léxico se representaría así
(8)
[DIFICULTAD]
ARGSTR
ARG1 =
ARG2 =
X:
Y:
sistema
explicación insuficiente: prop
E1 = estado
EVENTSTR E2 = x: antecedente
E3 = y: consecuente: prop
QUALIA
CONST
FORM
TELIC
AGENTIVO
= condición_compleja
= crítica_comprensión
= aclarar, mejorar, proponer
= indagar, analizar
Se puede afirmar que la capacidad relacional que posee este léxico es
fuerte en tanto maneja no sólo una extensión física de texto que puede ser
bastante amplia por necesidad de desarrollo de un tema, sino además porque
su función le exige manejar una amplitud de criterios que deben
precisamente especificar algún impedimento. Por otro lado, este léxico
identifica normalmente un sistema conceptual de ciertas características que
sólo puede ser explicitado a través de otro sistema conceptual: Por esto
mismo no es raro encontrar incluso una sintaxis adecuada a la situación. En
el ejemplo que citábamos antes (Horsley 1995: 83) se da un paralelismo
entre “fluctuaciones, contradicciones” y “dar ubicación y forma” con lo que
98
de alguna manera se contrarrestan las fluctuaciones (ubicación) y se evitan
las contradicciones (forma). Queda claro así también la fuerza lógica que el
término posee.
El tercer caso que deseamos presentar es el de [NO SUFICIENTE].
Aquí, la condición básica se refiere a un estado constituido por un a)
elemento junto a b) su función. Este elemento no cumple con c) el propósito
para el que fue especificado o demuestra – tras un análisis – que la situación
estudiada exige más capacidad. Dado que así no es posible cumplir el
propósito, debe crearse otro d) elemento que supla la carencia. De este
modo, en este último momento se introduce un factor que puede ser
totalmente nuevo para servir ese propósito. De éste se espera que sea
superior o más fuerte, etc. motivo por el cual se pasa a una estructura de
comparación y puede introducir un constituyente textual de mayor
envergadura.
Otro aspecto forzosamente presente es lo que se ha denominado
–para esta palabra– “función” que pasa a ser el eje de esta comparación y la
unión del texto: es sobre él que gira la exigencia de más capacidad. El caso
tomado de Putejovsky (1998: 72) claramente muestra estos cuatro
momentos.
(9)
1
2
3
4
The structural information discussed
…for event structure, …, is not sufficient,
to capture lexical distinctions that …. importance of the subevents …
Talmy …and others have long noted that the event information … can
be much richer than the “sequence of events” …. These grammatical
observations, … I will call event headedness … Event headedness
provides … of event arguments…
a) Elemento carente
b) Función
c) Propósito
d) Elemento Suplente:
justificación,
descripción
Con estos antecedentes se puede plantear la siguiente representación
(10)
[NO SUFICIENTE]
ARGSTR
ARG1 =
ARG2 =
X: carente
Y:
suplente
E1 = x: proceso (finalidad)
EVENTSTR E2 = x: estado (incompleto)
E3 = y: proceso (completo)
QUALIA
CONST
FORM
TELICO
AGENTIVO
= carencia (x)
= función (x, y)
= verificar propósito: comparar
= completar (x,y)
Elementos verbales como “discuss, capture, convey, encode,” etc.
99
aumentan su significación y coherencia, en parte por la estructura textual en
la que se encuentran, lo que facilita la exposición del problema que se
plantea. También es importante lo que llamamos eje de la comparación: la
palabra “event” con todas las derivaciones que presenta, incrementa la
coherencia y hace que esta parte del texto se constituya en una unidad, a
partir de la cual se introduce un tópico nuevo en la discusión, tópico que
probablemente se desarrolle por una extensión considerable de texto.
Para finalizar, reconocemos que si bien estos son algunos casos con
los que intentamos ejemplificar este nivel de representación semántica,
parece importante que el constructo logre abstraer los factores distintivos de
ellos. Sabemos que como estos casos existen otros muchos más que es
necesario describir y sintetizar –tal vez– mejor de lo hecho hasta aquí, que
también es necesario identificar los “primitivos” (télicos, agentivos, etc) que
permitirán una más exhaustiva descripción. Pero también es importante que
este nivel no quede sólo como palabras y puedan integrar un nivel
explicativo mayor; tal vez ampliar el término composicionalidad o
integrarlo al discurso.
De todos modos, es necesario concluir diciendo que las
representaciones de este tipo de léxico
•
Contienen conocimiento que permite manejar información. Este es un
factor de gran importancia ya que se debe claramente diferenciar la
información de lo que se puede hacer con ella: conocimiento.
•
Apuntan a pequeños sistemas de pensamiento muy bien organizados,
probablemente universales y más o menos conocidos por los usuarios.
son marcadores de funciones de pensamiento superior: crítica,
análisis, inferencias, deducciones, etc.
•
Ponen en juego un sistema de conceptos necesarios para la
comprensión de un texto.
•
Crean coherencia ya que el léxico que se organiza en su derredor es
semánticamente relacionado: tienen “fuerza” para estructurar el
discurso de una manera determinada.
•
Crean patrones que exigen la aparición de otros factores o nociones
con lo cual apoyan la coherencia, relacionándose estrechamente con la
inferencia.
•
Tienen un alto impacto en la adquisición de lenguas (nativa y
extranjera) y en la comprensión lectora.
BIBLIOGRAFÍA
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100
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Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 102-107
ASPECTOS PSICOLINGÜÍSTICOS
EN EL ANÁLISIS DE LOS DETERMINANTES POCOS Y ESCASOS
Julia Kuhn
<
[email protected]>
Universität Wien
Esta presentación parte del hecho de que los cuantificadores no se
diferencian bien en diccionarios y gramáticas. En el pasado se han
desarrollado distintos métodos que analizan esta temática. Algunos de ellos
permiten un acercamiento a la descripción exacta, por ejemplo aquellos
incluídos en la tradicion lógica, matemática y psicolingüística.1
Con relación a las formas pocos y escasos este estudio ilustrará una
propuesta en el ámbito de la tradición lógica y la tradición psicolingüística.
Escasos y pocos son formas2 semejantes: ambas designan una cantidad
pequeña, ambas están en contraste con muchos, ambas aparecen en
contextos que reflejan el mundo real o bien mundos posibles (por ejemplo).
1)
2)
Creo que relativamente pocos españoles son hoy de “derecha”.** 1977,
PRENSA, El País, 18/09/1977: Los partidos y las opiniones, ESPAÑA,
03.Política
También se ha hecho constar que hace pocos días se celebró en el mismo
local el congreso ... ** 1977, PRENSA, El País, 29/09/1977: Las Juventudes
Socialistas, ESPAÑA, 03.Política
1
El presente trabajo esta basado en diversos corpora digitales. Se utilizó sobre todo el Corpus de la
RAE (Real academia española) que contiene más de 200 Mio de palabras. Este se divide en dos
subcorpora: CREA para el español actual, es decir textos y documentos de los pasados 25 años y el
corpus diacrónico CORDE para aquellos casos, en los cuales fué necesaria tambien la perspectiva
diacrónica. El Corpus Glossanet contiene textos provenientes de periódicos en varias lenguas, entre
otras el español. El trabajo con corpora digitales no está siempre exento de problemas, especialmente
en el caso de formas frecuentes donde al recibirse gran número de ejemplos es necesaria cierta
restricción. Para mantener las series restringidas representativas se intentó buscar un cierto equilibrio
en los ejemplos elejidos. Así se investigaron 100 documentos provenientes de textos de periodicos,
100 de textos científicos, 100 de texos literarios y 100 que provenían de la lengua hablada (teniendo
en cuenta los diferentes registros).
2
Existen una serie de nomenclaturas y denominaciónes para estas formas. Estas denominaciones no
siempre quedan correctamente distinguidas y en parte algunas nomenclaturas se utilizan de maneras
distintas. Ya Coyaud (1983), Martínez (1989) y Partee (1985 etc.) han mostrado que hay dificultades
en la definición de la clase de palabras tratada aqui, una clase que tiene la función de cuantificar
dentro del ámbito de las pequeñas cantidades, una clase que es muy heterogénea.
102
3)
Hay mucho antifelipista que está desorientado. Y había mucho antifelipista
agazapado, esperando nuestro 34° Congreso para seguir con su trabajo de
perseguir, denigrar, atacar, calumniar a Felipe González. Pero en escasos
meses se pueden volver antialmunistas. Es posible, pero la obsesión
neurótica con la que algunos han afrontado el debate político ya no tiene
sentido.** 1997, PRENSA, El País Digital, nº 420, 27/06/1997: JOAQUÍN
ALMUNIA - SECR ESPAÑA
El estudio de la cuantificación en el lenguaje natural tiene cierta
tradición. Ya Frege (1879; 1892) y Russell (1903; 1918; 1919) se dedicaron
a aspectos de cuantificación e introdujeron el cuantificador de totalidad.
El análisis de la cuantificación en el lenguaje natural se limitó
largamente hasta los años 70 del siglo XX a dos cuantificadores, el
cuantificador universal y el cuantificador existencial. Los límites de la
lógica predicativa se reconocieron ya en los años 80 cuando Barwise y
Cooper propusieron una nueva forma de análisis de cuantificadores que se
orienta a la lógica: la GQT. Pero ya en 1986 el artículo de Keenan y Stavi,
en 1988 Partee y en 1997 Corblin mostraron que la GQT no permite el
análisis profundo de los cuantificadores.
López Palma describe todavía en el año 1999 los cuantificadores
paucales como la clase de los numerales más extensas y menos estudiada.
Routh mostró en 1994 que los „standard logical quantifiers” han sido
estudiados en detalle pero que el análisis de los „non standard quantifiers”
(como por ejemplo pocos / unos pocos) permanecía en el olvido.3 Se ha
mencionado que los cuantificadores paucales ya fueron tratados en la
tradición lógica. Entre los primeros en analizar las propiedades de los
cuantificadores paucales son Barwise y Cooper. Una de las propiedades que
ellos proponen forma la base de lo que se presentará aquí. La propiedad
elegida es la monotonía:
Un determinante es
a. Monótono creciente a la izquierda si, para todos los sets A, A’ y B, es válido:
A ⊆ A’, si DAB es válido DA’B
Ejemplo: Si algunos alcaldes son mas jóvenes de 30 años, algunos políticos son más
jóvenes de 30 años.
b. Monótono decreciente a la izquierda si, para todos los sets A, A’, B, es válido:
A’ ⊆ A, si DAB es válido DA’B
Ejemplo: Si todos los cristianos creen en la resurrección, todos los católicos creen en la
resurrección.
c. Monótono creciente a la derecha si, para todos los sets A, B, B’, es válido
B ⊆ B’, si DAB es válido DAB’
3
Routh (1994: 199): „The standard logical quantifiers all, some and no (...) have been the subject of
much (...) investigation in recent years (...) By comparison, the ubiqitous and much more numerous
non standard quantifiers (e.g. many, most, few, a few) have suffered form relative neglect”.
103
Ejemplo: Si todos los estudiantes tienen problemas enormes con este libro, todos los
estudiantes tienen problemas con este libro.
d. monótono decreciente a la derecha si, para todos los sets A, B, B’, es válido
B’ ⊆ B, si DAB es válido DAB’
Ejemplo: Si ninguna persona atea cree en la existencia de dióses, ninguna persona atea
venera a Zeus.
P o c o s y escasos son determinantes monótonos decrecientes.
Intentemos recordar este hecho porque más adelante jugará un papel
importante.
El análisis de estas dos formas es interesante también desde otra
perspectiva. Lo que nos interesa aquí es el enfoque. Este ya fué tratado con
el ejemplo de determinantes ingleses por Moxey y Sanford (1993) y puede
ser trasferido tambien a pocos/escasos.
El significado de las formas se construye y analiza en función de su
contexto. Veremos a partir de ahora como el contexto empieza a jugar un
papel más importante del que tenía con anterioridad, añadiendose a el un
nuevo factor: el enfoque.
En el interior de una frase nominal el enfoque puede ser dirigido por
el cuantificador. Este puede establecer dos perspectivas diferentes: puede
focalizar sobre el set de referentes (refset) o sobre un set complementario
(compset). Es decir: En una estructura QAB como (pocos AB, muchos AB,
ciertos AB) un cuantificador puede focalizar sobre los A que tienen la
propiedad B. Estos A (que tienen la propiedad B) se denominan el refset y
estos A que no tienen la propiedad B se llaman el compset. Así en una frase
como “Pocos amigos vinieron a la fiesta.” de entre los amigos (conjunto A)
aquellos que tienen la propiedad B (haber venido a la fiesta) constituyen el
refset. Mientras que aquellos de entre los amigos (A) que no tienen la
propiedad B (haber venido a la fiesta) constituyen el compset.
Hemos visto lo que es el refset y lo que es el compset. Un tercer
grupo sería el maxset que constituye el conjunto de todos los A, es decir la
suma del Refset y del Compset (amigos en la fiesta y amigos en otro lugar).
Explicaremos esta idea con un sencillo ejemplo.
De un conjunto total de 10 dioses existentes (cf. Fig. (1)) haremos
dos frases utilizando en una un cuantificador monótono creciente (frase (a))
y en otra uno monótono decreciente (frase (b)).
104
Fig. (1)
Formulamos la frase (a) con un cuantificador monótono creciente:
(a)
Dos / Unos pocos dioses frenan una buena cosecha.
(b)
Escasos / Pocos dioses frenan una buena cosecha.
Y la frase (b) con un cuantificador monótono decreciente:
La frase (a) nos surgiere que dos dioses impediran que la cosecha
llegue a buen puerto.
Resultado (a): la cosecha sera mala
La frase (b) por el contrario nos sugiere que la cosecha sera buena ya
que son escasos los dioses que frenan el exito agrícola.
Resultado (b): la cosecha sera buena.
Modelo: Existen diez dioses.
Q
Dos/Unos pocos
A
dioses
Escasos/Pocos
dioses
B
frenan una
cosecha
frenan una
cosecha
Fig. (2)
Resultado
buena cosecha buena
buena cosecha mala
Para comprender la importante diferencia que existe entre ambas
frases (y entre la función que cumplen los cuantificadores) debemos
apreciar que el enfoque es distinto. En la primera se focaliza sobre los dos
dioses que frenan y en la segunda, sobre los ocho que NO frenan.
En este contexto queremos recordar las nociones refset y compset.
Siguiendo el ejemplo tenemos que dos dioses es el refset de la frase (a);
escasos dioses el de la frase (b) (cf. Fig. 3).
105
Fig. (3)
y ocho dioses (cf. Fig. (4)) es el compset en ambos casos.
Fig. (4)
El total de diez dioses (cf. Fig. (1)) es lo que denominaremos maxset.
En la frase (a) el enfoque es sobre el refset (cf. Fig. (3)) en la frase (b) es
sobre el compset (cf. Fig. (4)).
Tenemos dos tipos de cuantificadores diferentes: Q1 (dos/unos
pocos, monótonos crecientes) y Q2 (escasos/pocos, monótonos
decrecientes).
En el primer caso Q1 focaliza sobre los elementos A que tienen la
propiedad B mientras que Q2 focaliza sobre los elementos de A que no
tienen la propiedad B.
Así que se ve que pocos/escasos en la terminología de la tradición
lógica son cuantificadores monótonos decrecientes que focalizan sobre un
compset. Así que estas formas se distinguen de los cuantificadores no
monótonos (como por ejemplo dos o unos pocos) que focalizan sobre un
refset.
106
Conclusión
Se ha mencionado el siguiente problema: en diccionarios y
gramáticas los determinantes que cuantifican la pequeña cantidad se definen
de modo idéntico o muy semejante. En general, la definición queda limitada
a la propiedad de cuantificar la pequeña cantidad. Pero los determinantes
pueden tener también otras propiedades que distingan estas formas unas de
otras. Una de estas propiedades es la habilidad de focalizar sobre un set de
referentes o bien transferir el foco hacia un set complementario. Esta
distinción semántica muestra que una definición unitaria de determinantes
de la cantidad pequeña no basta y que hace falta añadir otros factores más
como por ejemplo la focalización.
BIBLIOGRAFÍA
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Unwin.
107
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 108-116
UNA CARACTERIZACIÓN COGNITIVA DE LA ACTANCIA:
¿FLUJO PREGNANTE O FORMA SALIENTE?
Ángel López García
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Universitat de València-Estudi General
Ninguna teoría sintáctica puede prescindir de la noción de
actancialidad ni de una tipología correlativa de actantes. Y, en efecto, todas
las corrientes actuales incorporan dicha noción y dicha tipología. Lo curioso
es que algo aparentemente tan central para el origen y surgimiento del
lenguaje haya tardado tanto en formar parte del canon de la sintaxis. Si bien
se mira, casi toda la tradición gramatical grecolatina se mantuvo al margen
del problema, fuera de las ideas de Maximus Planudes (Anderson 1971) y,
en general, de la corriente bizantina que este apadrinó. Para los gramáticos
clásicos, la sintaxis consiste en la descripción de las clases de palabras y de
sus combinaciones. Tampoco la renovación que el siglo XX representó para
nuestra disciplina fue al principio más favorable para la actancialidad.
Todavía en los grandes estructuralistas del siglo pasado, como Bloomfield,
Harris o Hjelmslev, las referencias a la misma son algo secundario,
incidental y, a veces, inexistente. Como es sabido, hubo que esperar a
Tesnière (1959) para que en Europa los lingüistas se hicieran cargo de
verdad del problema; en América sucedió algo parecido y sólo desde
Fillmore (1968) se puede decir que la cuestión empieza a interesar de
verdad.
¿No es esto sorprendente? Al fin y al cabo la metáfora tesneriana de
la oración como una pequeña escena teatral no puede ser más obvia
(Tesnière 1959: 102):
“Le noeud verbal, que l’on trouve au centre de la plupart de nos langues européennes,
exprime tout un petit drame. Comme un drame en effet, il comporte obligatoirement un
procès, et le plus souvent des acteurs et des circonstances. Transposés du plan de la
réalité dramatique sur celui de la syntaxe structurale, le procès, les acteurs et les
circonstances deviennent respectivement le verbe, les actants et les circonstants”.
Por otro lado, la idea de Fillmore de que los sintagmas nominales
desempeñan papeles en su oración similares a los que sus referentes
desempeñan en el mundo, también pertenece al dominio del más elemental
sentido común, aunque su propuesta se vea lastrada, en su concepción, por
108
la relación histórica que establece con los sistemas morfológicos del caso
(Fillmore 1968: 23-24):
“In the basic structure of sentences, then, we find what might be called the
‘proposition’, a tenseless set of relationships involving verbs and nouns … The P
constituent is ‘expanded’ as a verb and one or more case categories … The case notions
comprise a set of universal, presumably innate, concepts which identify certain types of
judgements human beings are capable of making about the events that are going on
around them, judgements about such matters as who did it, who it happened to, and
what got changed”.
Como se puede ver, tanto Tesnière como Fillmore –y, naturalmente,
todos sus continuadores– parten de la idea de que las nociones actanciales
remiten a una captación de las escenas que ocurren en el mundo. No de la
misma manera, es cierto: el primero las concibe en forma de als ob (como
si), que es como se construye el teatro; el segundo alude a una interpretación
relativa a lo que sucede en el mundo. La consecuencia de lo anterior es que
el primero adopta un planteamiento analítico (del todo a las partes) mientras
que el segundo prefiere un punto de vista sintético (de las partes al todo):
I)
Planteamiento analítico: del suceder a los actantes. Para Tesnière lo
que hay no es una serie de actores en el mundo y de actantes en la
oración, sino ante todo un suceder, una escena del mundo, que es
interpretada por una serie de actantes, los cuales reciben sus
características de cada suceder en particular y de la posición que
ocupan en el mismo. Por eso dice que la naturaleza del primer,
segundo y tercer actante depende del verbo.
II) Planteamiento sintético: de los actantes al suceder. Fillmore parte de
una serie de actantes, mutuamente especificados los unos por relación
a los otros (su famosa nómina de “casos”: Agente, Instrumento…), y
se sirve de ellos como sillares para construir un cierto entramado
actancial –el frame– que sustenta un verbo y, con él, una escena del
mundo.
A primera vista pudiera pensarse que es indiferente empezar en los
actantes de la izquierda y terminar en los sucederes de la derecha o al
contrario:
ACTANTES
SUCEDERES
agente, instrumento, objetivo,
experimentador, locativo …
abrir (agente, instrumento, objetivo), matar
(agente, instrumento, experimentador), ver
(experimentador, objetivo) …
Al fin y al cabo la relación que liga a unos y a otros tiene forma de
grafo:
109
1↑
2↓
y un grafo no orientado puede recorrerse en ambos sentidos, de abajo arriba
(1: del esquema actancial a los actantes) o de arriba abajo (2: de los actantes
al esquema actancial).
Sin embargo, a la hora de la verdad, resulta que la lengua siempre se
presenta en forma de compuestos, es decir, que nuestro grafo parece ser un
grafo orientado. En los textos no encontramos un cierto tiempo o un
determinado género, sino un tiempo que forma parte de una forma verbal
comimos o un género que pertenece a un sustantivo carne. Por eso, la
práctica habitual de todos los gramáticos descriptivistas es analítica,
consiste en descomponer las unidades textuales en sus componentes
constitutivos. La situación recuerda a la de la Química: aunque los
elementos de partida son los átomos que constituyen la tabla de Mendeleiev,
en realidad, en la naturaleza, hay agua, H2O, o amoniaco, NH3, y, si acaso
hidrógeno libre en estado molecular, H2, pero no átomos de hidrógeno H.
Es verdad que en la naturaleza, junto a las moléculas, también
existen los átomos y que es precisamente a ellos a los que se atribuye(n)
una(s) cierta(s) valencia(s): el amoniaco responde a la fórmula NH3 porque
N tiene valencia 3 y puede combinarse con tres átomos de H, que tiene
valencia 1. Como es sabido, la transferencia metafórica del concepto de
valencia al ámbito de la actancialidad responde a la misma idea: dar tendría
valencia 3 porque puede combinarse con tres argumentos, pero comer sólo
puede combinarse con un par y de ahí que tenga valencia 2, etc. Sin
embargo, los elementos atómicos del lenguaje no son como los de la
naturaleza porque constituyen el resultado de una abstracción
categorizadora, pero no existen como tales en el mundo lingüístico. Esto
quiere decir que aunque el átomo de H no existe en libertad, es posible
obtenerlo en el acelerador de partículas, por lo que resulta preciso
reconocerle una entidad sustancial: es un átomo con un núcleo y un electrón
que gira en torno del mismo. En cambio, el género masculino de perro del
que nos habla el gramático no está ahí, ni siquiera tras un esfuerzo
considerable: como mucho, lo que podemos aislar es un alomorfo que, por
lo general, puede representar también otras cosas (-o es alomorfo de
masculino, pero igualmente de 1ª persona singular del presente de
indicativo). En este sentido, podría pensarse que cabe decir lo mismo de los
110
actantes: el Agente o el Instrumento, fuera del discurso metalingüístico, no
son signos, sino papeles desempeñados por algunos signos.
Es verdad que siempre cabe contrargumentar que el lenguaje no es
un hecho físico, sino un hecho mental, y que cognitivamente tan relevante
resulta el signo lingüístico esta llave de esta llave abre el cajón como el
signo metalingüístico «instrumento». En otras palabras, que una cosa es que
en el mundo de la lengua nos topemos con sustantivos como llave o con el
suceder verbal abrir, antes que con el género o con el instrumento, y otra
cuál pueda ser la forma de ser cognitiva de los citados elementos. Sin
embargo, de lo que se está discutiendo aquí no es de conceptos secundarios
resultantes de un proceso de abstracción ulterior a la captación del
fenómeno lingüístico. Del lado de las clases de palabras se ha pretendido
muchas veces que el sustantivo o el verbo son categorías primitivas (López
García 2001), y de ahí las veleidades logicistas de la gramática, pero nadie,
que yo sepa, ha insinuado que lo sean también desde un punto de vista
perceptivo: al fin y al cabo, los niños las van descubriendo a lo largo del
proceso ontogenético y, por ello, la primera oposición cognitiva a la que
llegan, [+N] vs. [-N], supone la pronta aparición de una segunda oposición
dentro de [-N], la de [+V] vs. [-V], y así sucesivamente. Por eso, el llamado
programa minimalista no parte de N y V, sino de dos categorías abstractas
α y β que son fusionadas por la operación merge.
Por el contrario, tanto los actantes como los esquemas actanciales se
suelen considerar primitivos fenomenológicos (perceptuales), un poco en el
mismo sentido en el que los átomos y las moléculas son primitivos
ontológicos (empíricos). Así, Fillmore pretende que los actantes son innatos,
mientras que otros autores han atribuido primariedad cognitiva a los
esquemas actanciales (Wildgen 2002). No voy a entrar en la discusión de si
unos y otros deben considerarse innatos o si simplemente se imponen con
una notable evidencia fenomenológica a la intuición eidética del observador:
me basta aquí con constatar su primariedad cognitiva.
Esto nos lleva a plantearnos el problema del origen del lenguaje,
cuestión ampliamente debatida en la actualidad (López García 2003). No
comentaré el supuesto chomskiano del carácter innato de ciertos principios
sintácticos muy abstractos como la estructura X-barra, el movimiento de α o
los elementos nulos. Se piense lo que se piense de esta postura, lo cierto es
que plantea un reto serio a la Biología, y así lo reconoce el propio Chomsky.
En lo que me quiero fijar es en las consecuencias que se derivan del punto
de vista más generalmente aceptado y que ya fue planteado por Ch. Darwin
(1871): la idea de que el lenguaje tiene su origen en los hábitos
comunicativos de las especies animales más próximas a nosotros. Aunque la
111
Société de Linguistique de Paris llegó a prohibir a sus socios en 1866 los
debates sobre el tema del origen del lenguaje, dado el cúmulo de
insensateces a que daban lugar, hoy asistimos a un espectacular
renacimiento de los mismos. No son ajenos a ello los modernos progresos
de la Genética y de la Biología molecular.
Resumo rápidamente el estado de la cuestión siguiendo a Knight,
Studdert-Kennedy y Hurford (2000). En un primer momento se pensó en
una solución gradualista, en la línea de la selección natural darwiniana, la
cual va eliminando las variaciones peor adaptadas al medio poco a poco.
Así, Bickerton (1981) propuso una etapa intermedia de palabras unidas en
grupos de dos o tres elementos y sin vínculos morfológicos, el
protolenguaje, como prueba de que el lenguaje fue apareciendo de manera
gradual: dicho estadio se aprecia en el habla de los niños menores de dos
años, en los pidgins y en los intentos realizados para enseñar lengua de
signos a los chimpancés. Sin embargo, el paso al lenguaje adulto y con él, la
aparición de la sintaxis, seguía siendo un misterio, por lo que se pasó a
proponer una solución brusca, una gran mutación que habría modificado la
forma del cráneo y la del tracto vocal al tiempo que reordenaba las
conexiones sinápticas del cerebro. Pero en Biología este tipo de solución
resulta inverosímil, por lo que en Calvin & Bickerton (2000) se opta por
explicar el surgimiento del lenguaje como un efecto baldwiniano (hipótesis
compatible con las ideas de Darwin), es decir, como la exaptación de un
código social. Esto quiere decir que, de la misma manera que la vejiga
natatoria de los peces fue aprovechada por los reptiles, sus descendientes,
para desarrollar el pulmón, una vez que ya no fue necesaria, las conexiones
neuronales que un grupo de homínidos había desarrollado para su incipiente
vida social basada en gestos habrían sido transferidas a un medio audiovocal
y terminaron dando lugar al lenguaje humano.
Esta hipótesis ha sido corroborada por las observaciones del
primatólogo Dunbar (1993) y por las del arqueólogo Mithen (1996). En
efecto, los primates, afirma el primero, tienen vida social y esta exige el
reconocimiento de papeles tales como agente, paciente, beneficiario, etc. (si
yo te espulgo hoy, espero que tú me devuelvas el favor mañana). Por otro
lado, los primeros testimonios culturales del Homo sapiens demuestran que
el módulo mental social, compartido con los primates, fue el primero en
aparecer y que sólo a partir del surgimiento del arte y de la agricultura se
completa con los otros dos módulos, el del conocimiento tecnológico y el
del conocimiento de la naturaleza gracias a la intermediación del lenguaje.
Yo no sé hasta qué punto tiene razón Fillmore cuando pretende que
sus “casos” son innatos. Sin embargo, lo que sí parece obvio es que
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surgieron como primitivos semánticos, aunque es muy posible que dichos
papeles fueran simplemente adquisiciones culturales del incipiente lenguaje
que cada generación transmitió a las siguientes en calidad de memes
(Dawkins 1976: chap. XI): las madres humanas tuvieron sin duda buen
cuidado de enseñar a sus crías qué animales eran predadores de los que
debían huir (es decir, “agentes” en el escenario de la captura), cuáles presas
(esto es, “objetivos”), con qué palos o piedras era más fácil cazarlos
(“instrumentos”), y así sucesivamente. Pero ello planteó desde el principio
una contradicción gnoseológica: que los escenarios, los dominios de la
captación perceptiva, tuvieran que compartir primariedad cognitiva con sus
componentes.
El dilema se plantea tanto si adoptamos el punto de vista analítico
como si optamos por el sintético: para Tesnière las escenas son lo primario y
la naturaleza de los actantes sería una mera consecuencia derivada; para
Fillmore hay que partir de los casos y las estructuras oracionales se
derivarían de su asociación. Pues bien, el problema es que, frente a lo que
sucede en otras partes de la Gramática, donde primero se produce la
captación de las unidades y luego la determinación de sus componentes,
aquí unidades y componentes parecen darse al unísono, forman un sólo
bloque cognitivo. Lo vio muy bien V. Báez (2002: 80) cuando dice:
“De aquí que la presencia de unidades en todas las lenguas cuyo contenido categorial
sea modo del suceder (tipo del suceder) –los núcleos predicativos– haya de
presuponerse como universal y, naturalmente, puesto que suceder es concebible como
mero suceder (llueve), suceder algo o suceder un existir (así) de alguien o algo en algún
lugar, en algún momento y de algún modo … de aquí se deduce la existencia en todas
las lenguas de embragadores del tipo yo / tú / alguien / algo / algún modo /algún lugar /
algún momento…”.
No es de extrañar, en consecuencia, que, pese a su obviedad
perceptiva, la actancialidad haya tardado tanto en llegar a las gramáticas.
Sin embargo, la dificultad metalingüística (de reflexión sobre el lenguaje) de
la actancialidad no obsta para que, en términos perceptivos, resulte una
realidad que se impone de manera palmaria y que, presumiblemente, debió
hacerse presente desde los mismos orígenes del lenguaje como ha mostrado
Wildgen (2003) mediante un cuidadoso análisis de los primeros testimonios
semióticos del ser humano. La pregunta sigue siendo el cómo.
Para entender esta peculiar forma de cognición procederemos a
definir dos conceptos empleados por Thom (1988), el de pregnancia y el de
saliencia. Como es sabido, el primer rótulo fue introducido ya por los
psicólogos de la Gestalt (Prägnanz) para hacer referencia a las condiciones
ideales de organización psicológica, la cual será tan buena como lo permitan
las circunstancias exteriores (Koffka 1935: 110). El segundo, la saliency, es
113
más moderno, no aparece hasta la Lingüística cognitiva; Langacker (1987: §
5.1) reúne ambos conceptos en la pareja base / perfil, donde la base es el
conjunto de dominios cognitivos necesarios para comprender una expresión
y el perfil, la subestructura que se destaca de aquella. Se trata, pues, de la
vieja distinción gestáltica del fondo y de la figura, aunque el fondo no
coincidía con la pregnancia, lo cual nos debe hacer reflexionar.
Pero lo que Thom quiere significar con los términos correlativos
pregnancia y saliencia no coincide respectivamente con el fondo y con la
figura. La pregnancia tiene una entidad ontológica distinta de la saliencia, de
forma que la alcanza o es emitida por ella, pero no podría ponerse en su
lugar. En realidad, para Thom estos conceptos, sobre todo el de pregnancia,
tienen un claro valor dinámico. Aunque da una definición muy general de
ambos, es conveniente captar estos conceptos por sus ejemplos.
Supongamos que una corriente fluida llega hasta un obstáculo, hasta una
piedra situada en el centro de su cauce; cuando la alcance, la piedra, que es
una forma con saliencia, opuesta al avance del fluido, será desplazada
parcialmente y, tal vez, erosionada de manera característica, pero, en
cualquier caso, también modificará la corriente pregnante convirtiéndola en
una segunda pregnancia con turbulencias. O piénsese en un depredador
sometido de repente a la visión de una presa: el depredador es un elemento
saliente que se siente impulsado por la pregnancia hambre inducida por la
visión de la presa y no logra calmarla hasta que consigue cazar la presa e
ingerirla. La definición que da Thom de ambos conceptos es, por supuesto,
formalista (Thom 1992: 14):
“Ces expériences fondamentales de notre perception nous obligent à considérer deux
types d’entités: les objets saillants dans notre champ perceptif (qui se manifestent à
l’Ego par des discontinuités du temps interne), et d’autre part ces entités à caractère
irréversiblement rayonnant, qui suscitent chez les formes saillantes des aspects
“perceptifs” eventuellement variables. Ceci m’a conduit à introduire à coté des formes
matérielles saillantes, ces entités ubiquistes qui suscitent des changements d’aspect chez
les formes saillantes qu’elles investissent: j’ai proposé d’appeler “prégnances”
(objectives) ces entités … Toute prégnance est émise à partir d’objets sources
(saillants); dans sa propagation une prégnance investit certaines formes saillantes, c’est
à dire produit en elle des transformations d’ètat ayant des effets observables (effets
figuratifs). La forme saillante investie par une prégnance (p) peut réémettre cette
prégnance sous une forme diférente (p’). La transformation (p) > (p’) peut alors
apparaître –dans certains cas– comme un «codage»”.
Resumiendo: las saliencias son formas individuadas; las pregnancias
son acciones propagativas emitidas por las formas salientes (se dice que las
pregnancias las catectizan) y que recaen en otras formas salientes
induciendo en ellas determinadas transformaciones formales que se conocen
como efectos figurativos. Es fácil darse cuenta de que esto fue exactamente
114
lo que sucedió con la actancialidad. El agente, el experimentador, el
instrumento son, respectivamente, otras tantas formas salientes que
llamaban la atención de nuestros antecesores en aquellos tiempos difíciles:
un predador que podía atacarles, una presa que podían hacer suya, un palo
aguzado con el que cazarla, etc. Pero pronto se dieron cuenta de que estos
actantes salientes tendían a organizarse en sistemas –el agente que con un
instrumento da caza al experimentador– y les dieron nombre, en este caso el
de cazar. Así surgieron las pregnancias predicativas, verdaderos programas
de actuación que no tardarían en proyectarse sobre nuevos elementos
salientes produciendo en ellos efectos figurativos. Por ejemplo, abrir es una
pregnancia que tiene su origen en un agente, un instrumental y un objetivo,
según sabemos desde el clásico análisis de Fillmore, pero el hecho de que
Juan abrió la puerta con una llave conviva con esta llave abre la puerta y
con la puerta se abrió son otros tantos efectos figurativos resultantes de la
presencia de determinados elementos como un contexto modal de capacidad
en el primer caso (algo así como no consigo abrirla con mi llavín, pero…) y
un contexto de ocurrencia fenoménica en el segundo (del tipo hubo un golpe
de viento y…). Como ha observado Wotjak (2001: 101):
“Diese Mikrostrukturen stellen als akontextuelle Systeminvarianten generische
Handlungsmusterwissensvorgaben, abstrakte Anleitungen bereit zur allosememischkonkretisierenden wie modifizierenden Verwendung der betreffenden Lexikalische
Einheit-Sememvariante, d.h. zur flexiblen Interaktion der zumeist relativ abstrakten
mikrostrukturellen Systemvorgabe mit den konkreten situativen wie
Weltwissensrepräsentationen, letzlich der je individuellen und unikalen diskursiven
Konzeptualisierung hic et nunc im Kopfe des konkreten Sprachbenutzers”.
Lo anterior no quiere decir que los esquemas actanciales pregnantes
y los actantes salientes tengan por qué ser innatos. Desde luego, en el cotejo
exhaustivo al que he sometido –siguiendo una sugerencia de Jakobson
(1971)– las propiedades formales respectivas del código genético y del
código lingüístico (López García 2002) no me los he encontrado por
ninguna parte. Es difícil imaginar cómo podrían articularse dichos
conceptos en términos puramente formales. Más verosímil es suponer que se
trata de primitivos cognitivos que son captados y desarrollados por los niños
en las primeras fases del desarrollo ontogenético, de manera parecida a
como surgen en los grupos de primates. Según ya mostró Lewin (1936), el
niño va modificando su espacio vital psicológico (psychologisches
Lebensraum) a medida que nuevos objetos van apareciendo en su horizonte
perceptivo. No es lo mismo el mundo perceptivo del lactante, que el del
niño que ya agarra objetos, ni este que el del que empieza a andar o, menos
aún, del que rompe a hablar. Cada fase de la ontogénesis se caracteriza por
unas formas cognitivo-perceptivas, es decir, por unas Gestalten. Y entre las
115
primeras Gestalten de esta incipiente vida relacional se sitúan sin duda los
esquemas actanciales junto con los actantes que los definen.
BIBLIOGRAFÍA
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116
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 117-135
¿VOZ MEDIA O VOZ ANTIPASIVA?
MIRADA COGNOSCITIVA
Ricardo Maldonado
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Universidad Nacional Autónoma de México y
Universidad Autónoma de Querétaro
I. INTRODUCCIÓN
Hecho incuestionable análisis del clítico se constituye una de las
zonas más conflictivas de la gramática del español. No menos conocido es
que para ellas existe un notable número de propuestas analíticas que,
mutatis mutandis, tienden a coincidir en analizar el clítico s e como la
presencia de la elisión o la cancelación de un argumento, sea este el sujeto,
el objeto directo o el indirecto (Goldin 1971; Aid 1973, 1987; Grimshaw
1982; y muchos otros). Pero donde los análisis tienden a dispararse en
direcciones distintas es respecto de una amplia gama de construcciones en
que el clítico se convive con una frase prepositiva oblicua como la que se
ejemplifica en (1 y 2):
1.
2.
Juan se olvidó de lo que le dijeron
Juan se compadece de los muchachos
De los análisis contemporáneos resalta aquel en que dicha
construcción es analizada como una estructura antipasiva, es decir, una
construcción en que el clítico se es la marca de antipasiva y la preposición
codifica la democión del objeto directo a oblicuo (Constenla 1997, Bogard
1999). De acuerdo con ese análisis las oraciones en (b) en la segunda
columna se derivan de las oraciones transitivas de la primera columna por
medio del mecanismo antes descrito:
Transitivas/directas
Constenla (1997)
3.a.
4.a.
5.a.
6.a.
Él olvidó lo que le dijeron
Él montó la mula
Él me cogió de la mano
Él encontró a Juan en el camino
¿Antipasivas?
b.
b.
b.
b.
117
Él se olvidó de lo que le dijeron
Él se montó en la mula
Él se me cogió de la mano
Él se encontró con Juan en el camino
Bogard (1999)
7.a.
8.a.
9.a.
10.a.
11.a.
12.a.
13.a.
Juan aprovechó tu experiencia
Juan compadece a los muchachos
Juan despidió a los excursionistas
El gobierno no desviará la política...
Carlos está evadiendo la justicia
Juan lamentó tus palabras
Juan soltó la cuerda
b.
b.
b.
b.
b.
b.
b.
Juan se aprovechó de tu experiencia
Juan se compadece de los muchachos
Juan se despidió de los excursionistas
El gobierno no se desviará de la política
Carlos se está evadiendo de la justicia
Juan se lamentó de tus palabras
Juan se soltó de la cuerda
Como bien se puede ver se trata de un mecanismo simple, con un
alto grado de productividad, que deriva construcciones intransitivas a partir
de transitivas. Los argumentos en favor de la intransitividad de las
construcciones con se son transparentes. En primer lugar está el hecho de
que en la construcción sólo puede haber complementos oblicuos
introducidos por una preposición. El uso de pronombres (14.a) o frases
nominales sin marca prepositiva (14.b,c) produce emisiones agramaticales:
14.a. *Me olvidé ti
b.
*Juan se aprovechó tu experiencia
c.
*Juan se compadece los compañeros
En segundo lugar está el hecho bien sabido de que en las
construcciones transitivas el objeto directo no es omisible. En cambio, en la
construcción con se la frase oblicua se puede elidir sin producir
agramaticalidad alguna:
15.a. Juan se aprovechó ... porque le dieron facilidades
b.
Juan se compadece ... ante los problemas que observa
Puesto que la frase oblicua no es argumental la construcción es
intransitiva, como lo es también en construcciones deponentes que carecen
de correlato transitivo. Ambos argumentos son igualmente válidos con ese
tipo de verbos, como los atestiguan lo ejemplos (b y c) que aparecen a
continuación:
16.a.
b.
c.
17.a.
b.
c.
Juan se arrepiente de sus tonterías
*Juan se arrepiente sus tonterías
Juan se arrepiente... ahora que no hay remedio
Juan se jacta de sus buenos resultados
*Juan se jacta sus buenos resultados
Juan se jacta... porque le falta humildad
La incuestionable ventaja de esta aproximación es su alto grado de
rendimiento. Con sólo una regla se resuelve una amplia variedad de
fenómenos. Las reglas de amplia generalidad son por supuesto bienvenidas
pero hay para ellas una condición incuestionable en todo análisis lingüístico:
tales reglas deberán que reflejar con la mayor fidelidad la organización
interna del sistema. Esta es una condición que desde las primera etapas de
118
generativismo fue impuesta para frenar tanto las sobregeneraciones
producto del poder desmedido de las regalas, como los excesos de la
abstracción. Dado el grado de avance de nuestra disciplina, el requisito de
transparencia (Dryer 1986) es, sin duda, ineludible, y a la luz de esas
exigencias deberá ser medida la propuesta antipasiva. Para tales fines en la
próxima sección reviso la función de la voz antipasiva en las lenguas que
cuentan con ese modo de marcación. En la sección siguiente muestro en qué
puntos fundamentales el análisis antipasivo son insostenibles para el
español. Con ello en mente, en la ultima sección mostraré que tales
construcciones caen en forma natural en las aguas de la voz media y que las
distintas construcciones de se + frase preposicional oblicua pueden ser
analizadas en forma sistemática a partir de la coherencia interna del
significado de la construcción media.
II. VOZ ANTIPASIVA
El primer paso para evaluar al propuesta antipasiva es revisar tanto el
comportamiento como la función de la voz antipasiva en las lenguas en que
tal construcción es productiva. Lo primero que hay que señalar es que la
antipasiva es una construcción característica de las lenguas con marcación
típicamente ergativa.
II.1. Democión de objeto
En las lenguas dominantemente ergativas el verbo recibe una marca
de antipasividad mientras que el objeto absolutivo se convierte en una frase
oblicua. Como lo muestra la siguiente tabla, el resultado es una construcción
intransitiva con sujeto absolutivo:
Transitiva
Intransitiva
Activa/directa
S
Erg
Abs
O
Abs
⇒
Antipasiva
S
Abs
Abs
Obl
En estas lenguas el absolutivo es la forma naturalmente prominente;
de manera que la antipasiva hace que la figura natural del evento pierda
prominencia para poner en foco al agente o a la acción que se lleva a cabo.
Este comportamiento general tiene manifestaciones específicas de notable
importancia cuyos efectos comunicativos enlisto a continuación.
Primero la antipasiva hace que la actividad no sea totalmente
realizada debido a que la marcación de oblicuo genera cierto grado de
119
dificultad para que el agente produzca el efecto deseado en el objeto (Dixon
1980, Cooreman 1994). El ejemplo del Chamorro está adaptado al español a
partir de Cooreman (1988: 578)
18.a. Un-patek I ga’lago
ERG.2SG-patear el perro
‘Patesaste el perro’
b.
Mamatek
hao
gi
ga’lago
2SG.ABS LOC perro
‘Pateaste hacia el perro’
AP-patear
Mientras que en la activa-directa el agente hace contacto con el
paciente, la marcación de oblicuo impide que se dé dicho contacto. En
consecuencia, el agente no hace más que patear el aire, pero en dirección al
perro.
Segundo. Aunque haya contacto con el objeto, en la construcción
antipasiva el evento es incompleto. En el caso del Esquimal de Groenlandia
(Bittner 1987) la oración transitiva directa (19.a) deja abierta la posibilidad
de que el evento no haya sido totalmente concluido, en cambio en la
antipasiva (19.b) no hay duda de que el evento no ha sido llevado a término:
19.a. Jaaku-p
illu
taa-nna
sana-pa-a
Jacob-ERG
casa
esta.SG-ABS
cosntruir-TR.IND-3S.ERG/3SG.ABS’
‘Jacob está/estaba construyendo esta casa (puede no haberla terminado)’
b.
Jaaku
illu-mik
taa-ssuinnga sana-0-pu-p
esta-SG.INSTR cosntruir-AP-INTR.IND.3SG.ABS
Jacob
casa-INSTR
‘Jacob está/estaba construyendo esta casa (no la ha terminado)’
Tercero. En lenguas como el samoano, el contacto se puede dar pero
ahora la construcción designa un significado partitivo (20.b), que contrasta
con la designación de la construcción activa directa en que el objeto es
totalmente afectado. El ejemplo del Samoano proviene de (Mosel 1988),
según cita de Cooreman:
20.a. Sa
b.
‘ai
e
le
tiene le
i’a
PAS
comer ERG
DET
niña
DET
pescado
‘La niña se comió (todo) el pescado’ (‘The girl ate (all of) the fish’)
Sa
‘ai
le
tiene i
le
i’a
PAS
comer DET
niña
LOC
DET
pescado
‘La niña comió (algo de) pescado’ (‘The girl ate some of the fish’)
Cuarto. En casos quizá más sutiles la construcción antipasiva reduce
la transitividad de la cláusula al bajar el grado de
individuación/identificación del objeto. Según (Cooreman 1988) en
Chamorro la antipasiva es obligatoria cuando el objeto es indefinido, como
en (21.b):
21.a. Mgnonne’ (guihan) i peskadot b. Ha -kone’
i peskadot i guihan
AP.atrapar (pez) el pescador
ERG.3.SG-atrapar el pescador el pescado
‘El pescador atrapó un pescado’
‘El pescador atrapó el pescado’
Quinto. En el esquimal de Groenlandia (Bittner 1987) la antipasiva
120
es particularmente útil para referirse a objetos que o no son específicos o
que no quieren hacerse explícitos. Ese sería el caso en que por ciertos
motivos ocultos el profesor prefiere evitar la identificación de la alumna a
quien va a ayudar. En ese caso la antipasiva en (22.b) será la forma idónea:
22.a. atuartut
ilaat
ikiur-tariaqar-pa-ra
estudiantes
uno.ABS
ayudar-deber-VTR.IND-1S.ERG/3SG.ABS
‘Debo ayudar a un/al etudiante’ (a uno en particular)
b.
atuartut
ilaannik
ikiu-i-sariaqar-pu-nga
ayudar-deber-VINTR.IND-1S.ABS
estudiantes
uno.INSTR
‘Debo ayudar a un estudiante’ (cualquier estudante)
Además si el sustantivo en cuestión corresponde a un tipo en lugar
de a un objeto particular es la antipasiva (23.b) y no la directa la
construcción deseada:
23.a. qajak
atur-unnaar-pa-a
kayak-ABS
usar.no.más-VTR.IND.3SG.ABS
‘Ya no usa el kayak (uno en particular)’
b.
qaannamik
atur-ø-unnaar-pu-q
usar-AP-YA.NO-VINTR.IND.3SG
kayak-INSTR
‘Ya no usa kayak (cualquier kayak)’
Bien se puede ver que la función central de la construcción
antipasiva es imponer algún tipo de distancia real o conceptual entre el
agente y el paciente de manera que el último no está a disposición del sujeto
para ser afectado. La baja de prominencia del objeto se manifiesta ya en
distancia, ya en partitividad, ya en bajo nivel de individuación de manera tal
que mientras el agente permanece en perfil, ni el objeto ni la afectación en él
impuesta ocurren en primer plano.
En este punto, una aclaración es necesaria. Uno podría estar tentado
a sugerir que en la voz antipasiva puede tener una extensión más. Se trata de
la construcción en que el objeto directo es omitido. Pareciera la última
manifestación del fenómeno de degradación del objeto. Es un hecho que los
casos de elisión de objeto en lenguas ergativas reciben la marca de
antipasiva. Por ejemplo en la antipasiva del mam (maya, England 1988) si el
objeto no es específico no puede ser expreso:
24.a. ma 0-
-w -aq’na-7n-a
b.
ASP ABS.3SG-ERG.1SG-work-DS-1SG
‘Yo lo trabajé’
ma chin
aq’naa-n-a
work-AP-1SG
‘Yo trabajé’ (no hay objeto implícito)
ASP ABS.1SG
Y no es menos cierto que, en lenguas como el chamorro, la elisión de
objeto permite hacer afirmaciones genéricas que bien pueden designar
estados, como en (25.):
121
25.
Mang-guaiya
yo’
AP-amar
ABS.1SG
‘Yo amo (a alguien) / estoy enamorado’
Aunque éstas son muestras indudables de elisión de objeto,
Cooreman (1988) ha mostrado que no todas las lenguas que tienen elisión
de objeto tienen también antipasivas con complemento oblicuo. Mientras la
elisión de objeto se da en prácticamente cualquier lengua, la construcción de
oblicuo es la gramaticalización de una estrategia de reducción de
prominencia de un participante naturalmente sobresaliente. La elisión de
objeto no es pues la última extensión de la antipasiva, sino más bien una
estrategia pragmática básica en que el objeto directo deja de mencionarse ya
porque es evidente en el discurso, ya porque constituye un tópico que se
quiere evitar. En la mayoría de los casos se trata de asociaciones naturales
establecidas como conocimiento compartido. Tales casos se dan incluso en
español: Desde que escribes__ estás insoportable en que escribir sin objeto
presupone literatura.
Lo hasta ahora dicho muestra una serie de operaciones de reducción
de transitividad que se obtienen como consecuencia de distintos procesos de
democión del objeto absolutivo. Hay por otra parte correlatos aspectuales
que no se pueden dejar de lado y que reviso sumariamente en la siguiente
sección.
II.2 Correlatos Aspectuales
Tsunoda (1988) ha señalado que mientras las pasivas tienden a
manifestarse en aspecto perfectivo, las antipasivas tienden a hacerlo en
formas aspectuales de corte imperfectivo. Como bien es sabido los efectos
de la imperfectividad se observan en varias dimensiones.
Primero. La marcación imperfectiva sirve para designar eventos
habituales que comúnmente se asocian con designaciones de corte genérico.
Así se manifiesta en Tsutsujil según datos de Dayley (1985):
26.
Ja
nuutee7
la
mi.madre barato
‘Mi madre vende barato’
b’aráata nk’ayin
3SG.ABS.vender.AP
wi7
ENF
Segundo. Si bien no siempre el evento es habitual sí puede ser
repetitivo. Cooreman (1988) aporta el siguiente ejemplo del Chamorro:
27.
Mang-galuti
gue’
ni
ga’lago
AP-pegar
ABS
OBL
perro
‘He pounded on/repeatedly hit the dog’
Tercero. El evento imperfectivo tiende a ser no puntual. Mientras la
activa directa permite que haya un evento ubicado en un espacio temporal,
122
la antipasiva sirve para designar la potencial ocurrencia de un evento en un
tiempo cualquiera. Ejemplo típico de ello es (28.b) según notas de Fortescue
(1984:86) sobre el Esquimal del Oeste de Groenlandia:
28.a. inuit tuqup-pai
gente.ABS matar-VTR.IND.3SG.ERG.3PL
‘El mató a la gente’
b.
inun-nik
tuqut-si-vuq
matar-AP-VINTR.IND/3SG.ABS
gente-INSTR
‘El mató gente’
Los datos hasta aquí aportados permiten esquematizar las funciones
básicas de la voz antipasiva en la siguiente tabla.
Evento incompleto
Baja de afectación
Falta de contacto
Evento incompleto
Significado Partitivo
Bajo nivel de individuación
Objeto indefinido
Objeto no especifico
Objeto Genérico
Omisión de objeto
Aspecto imperfectivo
Habitual
Repetitivo
No puntual
Las tendencias son claras. Se trata de eventos incompletos
generalmente no ubicados en tiempo específico alguno y en los que no hay
afectación completa del objeto dado su bajo nivel de individuación.
Estamos ahora en la posición adecuada para evaluar la propuesta
antipasiva en el español. Una revisión de los casos analizados como
antipasivas tanto por Bogard, como por Constenla mostrará que todos sus
ejemplos no sólo no coinciden con las de la antipasivas, sino que presentan
las propiedades opuestas.
Constenla
29.a Él se olvidó de lo que le dijeron
b.
Él se montó en la mula
c.
Él se me cogió de la mano
d.
Él se encontró con Juan en el camino
Bogard
30.a. Juan se aprovechó de tu experiencia
b.
Juan se compadeció de los muchachos
c.
Juan se despidió de los excursionistas
d.
El gobierno no se desviará de la política económica actual
e.
Carlos se evadió de la justicia
f.
Juan se lamentó de tus palabras
g.
Juan se soltó de la cuerda
Tanto en (29.) como en (30.) sobresale el hecho de que los
complementos oblicuos son de alta individuación. Se trata tanto de nombres
123
propios (29.d), como de sustantivos comunes marcados con artículos
definidos. Por su parte los valores aspectuales son notoriamente perfectivos.
Ocurren todos en pretérito y en ningún caso designan acciones habituales,
iterativas o genéricas. Se trata de acciones claramente ancladas en un
momento puntual en relación con entidades específicas y bien determinadas.
Lo mismo sucede con construcciones que carecen de correlato transitivo,
como las de (31.):
31.a. Juan se arrepintió de sus tonterías
b.
Juan se jactó de sus buenos resultados
c.
Juan se quejó de la política económica
Nótese que en ningún caso hay restricciones para emplear adverbios
que subrayan la puntualidad momentánea del evento. Nótese asimismo que
el cambio a singular definido del complemento oblicuo no presenta efecto
negativo alguno:
32a.
b.
c.
f.
g.
h.
Fue en ese momento que Juan se aprovechó de tu experiencia
Al verlo sufrir Juan se compadeció del muchacho
En punto de las cuatro de la tarde Juan se despidió del excursionista
En el momento en que mencionaste su nombre Juan se lamentó de tus
palabras
Cuando dijeron “alto ahí” Juan se soltó de la cuerda
Justo cuando murió su padre se arrepintió de sus tonterías
Es indudable que en todos estos ejemplos se da un fenómeno de baja
de transitividad. Pero igualmente nítido es que tal fenómeno no parece
obedecer a las propiedades de la voz antipasiva. De lo anterior se deduce
que no todo fenómeno de reducción de transitividad debe ser visto como
muestra de la voz antipasiva. Todo parece indicar que la noción de
antipasividad aplicada al español no es más que la imposición del patrón de
las lenguas ergativas sobre una lengua radicalmente distinta. Es bien sabido
que los patrones básicos de alineamiento de una lengua determinan la
conformación básica de su comportamiento. Si bien los casos de ergatividad
escindida existen, la imposición de ese patrón sobre el español parece
generar más problemas de los que soluciona.
Lo inadecuado de la propuesta no sólo es ver el español como lengua
ergativa sino que la aplicación de ese patrón borra la distinción entre una
serie de construcciones que en esta lengua contrastan con claridad.
Aprovecharse de alguien difiere notablemente de montarse en la mula o de
soltarse de la cuerda y éstas contrastan de manera verdaderamente radical
de jactarse y de arrepentirse del algo. La falta de diferenciación en estas
construcciones parece obedecer a un intento por negar la aportación del
significado en la organización sintáctica de las lenguas. Tal negación del
significado opera en por lo menos tres niveles. En primer lugar se deja de
124
considerar la posibilidad de que, aunque gramaticalizado, el clítico se
conlleve algún tipo de carga semántica. En segundo, se deja de lado que la
preposición del complemento oblicuo designa significados específicos y se
desconoce más aun la posibilidad, ahora bien reconocida (Langacker 1992,
Goldberg 1995 entre muchos otros), de que la construcción completa pueda
tener significado propio. Dadas las limitaciones del análisis antipasivo, en la
siguiente sección propongo que las construcciones que nos competen son
manifestaciones de lo que he analizado en otros trabajos como fenómenos
de voz media (Maldonado 1992, 1999).
III VOZ MEDIA. ANÁLISIS ALTERNATIVO.
De las distintas definiciones de la voz media con que se cuenta
sobresale la noción de que la acción concierne al sujeto o sus intereses.
Lyons (1968) la define en términos de “Action or state affecting the subject
or her/his interests”. Según Benveniste (1950) “In the middle…the verb
indicates a process centering in the subject being inside the process”. Las
situaciones típicas que la voz media tiende a marcar en las lenguas del
mundo son ejemplificadas en (33.) a partir de Kemmer (1993). Las glosas
en español muestran el valor medio de ese clítico en nuestra lengua:
33. Situaciones medias:
Cuidado personal.
Movimiento no traslativo.
Cambio de posición.
Movimiento traslativo:
Indirecta.
Emocional.
Expresión emocional.
Cognición.
Eventos espontáneos:
Latín: lavo-r ‘lavarse’
Kanuri: tàn-t-în ‘estirarse’; Latín: reverto-r ‘voltear(se)’
Indonés: ber-lutut ‘arrdillarse’; Guugu Yimidhirr ‘daga-adhi ‘sentarse’
Pangwa: i-nu-xa ‘treparse’; Guugu Yimidhirr ‘madha-adhi ‘treparse’
Turko: ed-in ‘conseguir’; Griego clásico: kta-sthai ‘ conseguir’
Guugu Yimidhirr: dumiba-adhi’asustarse’;Mohave: mat iθa:v ‘enojarse’
Latín: quero-r ‘quejarse’; Griego clásico: olophyre-sthai ‘lamentarse’
Indonés: ber-pikir ‘pensar’, Pangwa:-i-sala ‘considerar’
Indonés: ber-henti ‘detenerse’; Francés: s’evatiouir ‘desaparecer’
El hecho de que estas situaciones involucren solamente al sujeto
explica por qué la forma natural de ocurrencia de la voz media es
intransitiva. Bien se sabe que en las lenguas que no tienen media estas
situaciones se expresan con verbos no transitivos. El equivalente inglés del
latín lavo-r es ‘wash’, no ‘wash oneself’. Se puede afirmar en consecuencia
que la intransitividad de los ejemplos que se han querido analizar como
anitpasivos se desprende del carácter medio de la construcción.
Kemmer (1993) ha sugerido que se trata de situaciones en que el
sujeto y el objeto correferenciales no se distinguen con claridad. La
reducción de distinguibilidad opera en forma adecuada en constructos
medios que se derivan de construcciones reflexivas. Sin embargo hay una
notable cantidad de casos en que las medias constituyen la forma natural de
125
concebir el evento. Desde una perspectiva cognoscitiva Maldonado (1992,
1999) y Nava y Maldonado (en prensa) han sugerido que la voz media
designa eventos que permanecen en el dominio del sujeto. Esta definición
coincide con el análisis de Manney (2001, 2002) en no ver necesariamente a
la media como un fenómeno de derivación a partir de la reflexiva.
Especialmente notable es el hecho de que en lenguas como el p’orépecha
(Nava y Maldonado en prensa) o en le toba (uaycurú, Mesineo en prensa) es
la media la que constituye la base para la construcción reflexiva. La
independencia entre reflexivas y medias se presenta en una amplia cantidad
de lenguas. Manny muestra una amplia clase de verbos del griego moderno
en que la forma transitiva contrasta con la media sin que en ello esté
implícita la construcción reflexiva:
34.a. Stenaxoryéme
me
tin
iyía
tu
1sg=preocupar=MED/A PREP ACC
salud GEN
‘Estoy preocupado por su sald’ (Estoy muy preocupado)
b.
i
iyía
tu
me
stenaxorí
NOM
salud
GEN
ACC
3sg=preocupar=ACT/M
‘Su salud me preocupa’ (Estoy menos preocupado)
El ejemplo del griego moderno es especialmente ilustrativo para el
español puesto que en ambas lenguas se da el mismo contraste. Cuando me
preocupo por algo, no me preocupo a mí mismo por algo, sino más bien la
preocupación emerge en mí. No hay pues una estructura reflexiva. Se trata
más bien de un cambio emocional que ocurre en el sujeto experimentante.
El contraste se establece, al igual que en griego, entre la forma media y la
activa. La voz media designa un aumento de participación por parte del
experimentante. Si bien la evolución histórica de las construcciones medias
de cuidado personal en español evidentemente proviene de usos reflexivos,
el desarrollo de una amplia gama de construcciones proviene, como
mostraré más adelante, de la organización interna de la voz media
(Maldonado 1992, 1999).
Si algo llama la atención de la propuesta antipasiva es que la baja de
afectación esperada en la construcción sólo se presenta en el ejemplo (1)
con el verbo olvidar. En todos los demás ejemplos hay un incremento de
participación del experimentante o un aumento de dinamicidad, incoatividad
o inceptividad del evento, fenómenos claramente identificados como
medios, que no como antipasivos (Kemmer 1994, Klaiman 1991).
Una revisión rápida de los ejemplos analizados como antipasivos
mostrará que, en lugar de reducción, hay incremento: a) de participación por
parte del experimentante: compadecerse, l a m e n t a r s e , etc. o, b) de
dinamicidad en el evento: montarse, desviarse, etc. Veamos cada uno por
126
separado. En primer lugar están los casos de incremento de participación del
experimentante. En forma consistente, Juan participa con mayor intensidad
en la construcción con se que en os ejemplos en (b) que en la forma
transitiva:
35.a.
b.
36.a.
b.
Juan compadece a los muchachos
Juan se compadece de los muchachos
Juan lamentó tus palabras
Juan se lamentó de tus palabras
El incremento de participación en estas construcciones tiene
manifestaciones evidentes. El uso de adverbios degradantes que disminuyen
el nivel de participación del sujeto entran en conflicto con la presencia del
marcador se:
37.a.
b.
38.a.
b.
Juan compadeció a los muchachos sin mayor compromiso
??Juan se compadeció de los muchachos sin mayor compromiso
Juan lamentó sus palabras sin realmente sentirlo
??Juan se lamentó de sus palabras sin realmente sentirlo
En cambio el empleo de adverbios que elaboren en mayor detalle el
incremento de participación del sujeto experimentante no presentan
conflicto alguno:
39.a. Juan se compadeció de los muchachos con todo el corazón
b.
Juan se lamentó de sus palabras con inmenso dolor
El caso extremo de incremento lo constituye (40.b) en que no sólo
hay aumento de participación y de explotación del objeto sino que el acto
rebasa los límites de la normalidad para designar una lectura de contra
expectativas:
40.a. Juan aprovechó tu experiencia
b.
Juan se aprovechó de tu experiencia
Y su comportamiento, en lo que a incremento de participación se
refiere, coincide con los casos anteriores en cuanto a que la intensidad
aumenta con el uso del clítico se y no así con la forma transitiva:
41.a. Juan se aprovechó de tu experiencia deliberadamente
b.
??Juan aprovechó tu experiencia deliberadamente
Lo interesante de este incremento de participación es que no es
necesario otro constructo que el de la voz media para dar cuenta cabal de él.
Lo que en la voz media es realmente productivo es el incremento en el nivel
de participación del participante o en la dinamicidad del evento. Con verbos
mentales de bajo control y con verbos emocionales la voz media codifica un
aumento de participación del experimentante (García 1975, Maldonado
1999):
42.a. Ese tipo de música me entristece
b.
Me entristezco con ese tipo de música
127
43.a.
b.
44.a.
b.
Los logros de Adrián me emocionaron
Me emocioné con los logros de Adrián
Su voz me irrita
Me irrito con su voz
Por otra parte el aumento de participación con verbos transitivos está
claramente documentado en el español. En el llamado “dativo ético” el uso
del marcador medio designa la afectación total del objeto. El término de
“medio de explotación máxima” (Maldonado 2000) responde justamente a
ese contenido. Según ese análisis la función del se medio es la de explotar al
máximo el significado nuclear del verbo. De manera tal que si conseguir
tiene significado benefactivo, la benefacción se incrementa en la forma
media (45.b); en forma paralela, si el evento implica consumo de un objeto,
su explotación es total (46.b). Condición básica para que se dé esta
construcción es que el verbo sea de consumo; más precisamente, se trata de
verbos que designan la acción de traer el objeto al “dominio” del sujeto:
comer, beber, fumar y sus correlatos abstractos leer, saber, aprender, etc.
De ese modo de conceptualización se ha dado una extensión en que el
incremento de participación se muestra no sólo en el objeto afectado sino en
el objeto efectuado (47.a) y de ahí se ha puesto en perfil el incremento en el
nivel de participación del sujeto experimentante (47.b). Este incremento de
transitividad se da como bien se puede esperar con verbos en forma
perfectiva y con objetos altamente individuados.
45.a.
b.
46.a.
b.
47.a.
b.
Adrián consiguió un empleo maravilloso
Adrián se consiguió un empleo maravilloso
Adriám se comió la torta
Adrián se leía el periódico de una sentada
Se aventó una cena deliciosa
Tongolele se bailó una rumba inolvidable
BENEFACTIVO INTENSIVO
EXPLOTACIÓN MÁXIMA
EXPLOTACIÓN MÁXIMA
PARTICIPACIÓN POTENCIADA
PARTICIPACIÓN POTENCIADA
Mientras los verbos de consumo traen el objeto al dominio del
sujeto, la construcción con se enfatiza la benefacción que ello implica
(conseguirse). Ya ubicados en tal dominio, los objetos son explotados al
máximo (comerse, saberse). En tal proceso de explotación máxima se
desarrolla el incremento de participación del sujeto (bailarse una rumba,
prepararse una cena). Un análisis más puntual de este tipo de
construcciones puede ser consultado en otros trabajos (Maldonado 1999,
2000).
Es un hecho pues que los fenómenos de incremento de participación
están bien representados en el ámbito de la voz media. Sea que estos vengan
de verbos transitivos de “consumo”, sea de verbos emocionales, la
participación del sujeto aumenta, como aumenta también en las
construcciones que erróneamente han sido analizadas como antipasivas.
128
El segundo tipo de incremento tiene que ver con la dinamicidad del
evento. Me refiero a los casos en que el clítico s e focaliza el punto
específico en que se da el cambio de estado. Se trata, en la mayoría de los
casos, de verbos en que el movimiento implica algún tipo de contacto con
un objeto o con una locación:
48.a. Juan soltó la cuerda
49.a. Él me cogió de la mano
b.
b.
Juan se soltó de la cuerda
Él se me cogió de la mano
En segundo lugar están aquellos en que el cambio implica mayor
dinamicidad. En unos casos el participante hace contacto con un objeto con
mayor dinamicidad que en la forma transitiva:
50.a. Juan despidió a los visitantes
b.
Juan se despidió de los visitantes
En otros casos, el cambio de estado o de locación del sujeto se
conceptualiza en forma dinámica. Se trata de eventos inceptivos o
incoativos en que el objeto oblicuo designa la fuente locativa respecto de la
cual se da le cambio de ruta:
51.a. El gobierno no desviará la política económica actual
b.
El gobierno no se desviará de la política económica actual
En (51.b) es evidente la representación abstracta de eventos de
movimiento concreto como en (52.):
52.
Juan se desvió del camino
Esta observación es de vital importancia porque en la interpretación
antipasiva (51.b) se deriva de la transitiva en (51.a). Y si el presente análisis
es correcto, el ejemplo de movimiento abstracto en (51.b) se deriva del
concreto en (52.). De manera tal que la transitiva en lugar de ser al forma de
base es una extensión que se da a partir de la representación abstracta de
desvirase. Nótese que en el ámbito de lo concreto sucede lo mismo. En
español Juan desvió el camino es la forma marcada que se extiende a partir
de la media con se en (52.). Como ya lo he señalado, las formas medias no
necesariamente deben desprenderse de formas reflexivas a partir de las
transitivas. El caso de desviarse y de la gran mayoría de los verbos de
movimiento en español parecen ratificar esa sugerencia.
Desarrollo consistente con las formaciones medias es la extensión de
la focalización del cambio de estado a la codificación de eventos dinámicos
y puntuales que pueden suceder en forma rápida o abrupta:
53.a.
b.
54.a.
b.
Carlos está evadiendo la policía
Carlos se está evadiendo de la policía
Él montó la mula
Él se montó en la mula
En todos estos casos el comportamiento del clítico se medio es el
mismo: focaliza la acción en el dominio del sujeto. El cierre focal en el
sujeto impide que haya información respecto del desarrollo del evento, de
129
manera que el significado dinámico (inceptivo o abrupto) se desprende del
él en forma natural. La generalización es pues que el clítico se medio pone
en perfil eventos energéticos (Maldonado 1999:115). Según esa propuesta,
el clítico se transforma eventos absolutos en energéticos. Absolutos son
aquellos eventos que se conceptualizan sin que haya energía alguna puesta
en perfil. Aunque el evento pueda involucrar energía, ella no es sobresliete
en la construcción. Del siguiente conjunto de ejemplos, aquellos en (a) son
absolutos. El movimiento traslativo se pone en perfil sin que la energía sea
prominente. En cambio los de la segunda columna son consistentemente
energéticos. En todos los casos el punto focal de cambio de locación se pone
en perfil y en forma paralela, el evento sucede en forma puntual como en
(55.b) o abrupta como en (56.b, 57.b):
55.a. Valeria fue al antro
56.a. La lluvia (*Ø) cae
57.a. Juan subió el Popocatepetl
b.
b.
b.
Valeria ya se fue (al antro)
Adrián se cayó de la cuna
Juan se subió a la silla
Hay una abundante gama de argumentos en favor de este análisis. En
los eventos en que la acción no puede ser potenciada, como es el caso de la
lluvia en (56.a), el empleo del marcador medio se tiene efectos de
agramaticalidad. De manera paralela, la forma se con verbos de
desplazamiento se puede emplear con espacios reducidos como el salto a la
silla, pero no así con distancias largas que involucran un largo rastreo
secuencial, como el asenso a la montaña Popocatepetl. Lo mismo sucede
con el contraste ir/irse en que sólo la forma pronominal puede usarse sin la
meta, dada su focalización en la fuente: *Juan ya fue / Juan ya se fue.
(Maldonado 1988, 1993).
Permítaseme agregar que las lecturas de contraexpectativas: morirse,
desparecerse, etc. se desprenden justamente de eventos como (56.b) en que
la falta de información respecto de las circunstancias que inducen el evento
hace que su acaecimiento sea visto como accidental (Maldonado 1988,
1993).
Queda por ver la función de la preposición. Del análisis antipasivo se
desprende que la preposición no tiene significado alguno y que su
ocurrencia está restringida a marcar la democión del objeto. El términos de
gramática relacional es la marca que permite identificar al oblicuo como
“chômeur”. Sin embargo no hay motivo para negar el evidente contenido de
la preposición en este tipo de constructos. Lo obvio es que la consistente
aparición de la preposición de codifica la fuente, es decir, el origen de donde
se desprende la acción. Evidentemente en fenómenos de movimiento, la
fuente es locativa: Juan se soltó de la cuerda, Él se me cogió de la mano.
Con verbos mentales y emocionales la fuente toma una representación más
130
abstracta.
58.
59.
Juan se compadece de los muchachos
Juan se lamentó de tus palabras
Tanto los muchachos cuanto tus palabras constituyen el origen de la
manifestación emocional. La noción de FUENTE explica también los usos de
corte partitivo (aprovecharse de alguien). Y el uso de otras preposiciones
confirma el carácter no mecánico de su empleo. Cuando no se trata de la
fuente, en codifica la meta: Se montó en la mula. De lo anterior se
desprende que el lugar de una derivación mecánica de democión de objeto,
como lo ha sugerido por el análisis antipasivo, en el español existe una
construcción media altamente motivada por la necesidad de codificar
eventos que permanecen en el dominio del sujeto, que manifiestan algún
tipo de afectación ya sea reducida o potenciada y cuya fuente se hace
explícita por medio de la frase oblicua.
El último punto que quizá valga la pena subrayar es el clásico
problema de los verbos medios deponentes, es decir, verbos que no tienen
correlato transitivo. Nótese que el fenómeno es altamente recurrente en
lenguas con un sistema medio. Kemmer (1993) aporta ejemplos como los
siguientes:
60. Verbos deponentes
Latín
oblivisco-r
Turko
hastal-án
Islandés
elda-st
ótta-st
Gugu Yimidhirr
daga-adhi
‘olvidarse’
‘enfermarse’
‘envejecer’
‘temer’
‘sentarse’
Ahora en el español hay una serie de verbos deponentes que tienen
exactamente la misma configuración que los supuestamente antipasivos:
61.a. Juan se arrepintió de sus tonterías
b.
Juan se jactó de sus buenos resultados
c.
Juan se quejó de la política económica
La falta de una fuente transitiva impediría derivar la estructura
antipasiva. Por supuesto que el argumento histórico está a la mano para
decir que estas aparentes antipasivas se derivaron en el curso del tiempo de
transitivas y que en su proceso de lexicalización se perdió la forma
transitiva. De hecho esto es justamente lo que sucedió, aunque jactar era
dominantemente intransitivo. Pero en la solución antipasiva el argumento
histórico no frena la obligación de enlistar estos casos como excepcionales,
dado que la gramática no los puede generar con herramientas actuales.
Como bien se sabe todo hecho enlistado es un hecho no explicado. Y es
claro que tenemos la obligación de dar cuenta de cada construcción y, en la
medida de las posibilidades, motivar la emergencia de una forma
131
gramatical. Para un análisis en términos de voz media, estos ejemplos
encuentran su explicación natural en la base misma de la definición de la
media. Se trata de eventos de sensación interna restringidos al dominio del
sujeto. Pero además presentan exactamente las mismas propiedades que la
amplia gama de casos en los que la participación del sujeto experimentante
aumenta. Un significado degradativo como ‘con desgano’ no coincide con el
significado de la construcción (Juan se jactó de sus buenos resultados (*con
desgano), Juan se quejó de la política económica (*con desgano)). Tales
ejemplos aceptan además intensificadores de participación como en (62.a),
situación que en verbos intransitivos absolutos produce resultados negativos
(62.b):
62.a. Juan se quejó de la política económica cuidadosa/agresivamente
b.
*Los políticos lloran cuidadosa/agresivamente
La lectura irónica que de llorar cuidadosamente proviene justamente
de la imposibilidad de oponer en perfil energía alguna en este tipo de
verbos. Los ejemplos con se operan pues como parte de las construcciones
medias en las que el clítico se medio incrementa el grado de participación
del sujeto experimentante. Desde esta perspectiva, los verbos deponentes
nada tienen de excepcionales; se explican en forma natural con base en el
constructo conceptual de incremento de participación que caracteriza a una
zona amplia del sistema medio.
CONCLUSIONES
Espero haber demostrado que el análisis de superficie según el cual
el español tiene construcciones antipasivas permite obtener, en forma
mecánica el resultado esperado, sin embargo ese resultado no coincide con
la configuración básica de las antipasivas en las lenguas que cuentan con ese
tipo de marcación, y sobre todo ese tipo de análisis presenta un sistema
totalmente discordante con la organización interna del español.
En su lugar he defendido la propuesta de que tales construcciones se
analizan en forma natural a partir de la voz media. Consecuencia predecible
de la voz media, en que el evento se centra en el dominio del sujeto, es que
coincidan una serie de construcciones que ocupan una zona intermedia entre
las construcciones transitivas y las intransitivas. Como he tratado de
mostrar, respecto de las construcciones de altamente transitivas, la voz
media impone una reducción de transitividad cuya más evidente
manifestación es la disminución de control por parte del sujeto (olvidar >
ovlidarse de X). En cambio, en la mayoría de las situaciones la voz media
marca un incremento importante de participación del experimentante. De
132
hecho la representación prototípica de la voz media viene de verbos de
emoción en que las sensaciones emocionales son potenciadas por el
marcador medio (véase 33.). El español coincide notablemente con esas
tendencias generales. Los casos típicos de incremento de participación
provienen de un patrón altamente productivo en que el objeto humano se
convierte en sujeto gracias al clítico medio (esto me alegra > me alegro con
esto). Puesto que la función del clítico se medio es focalizar el punto crucial
en que se da el cambio de estado, la energía de la acción se centra en el
sujeto y actúa en él. En consecuencia el incremento en el nivel de
participación del sujeto experimentante es predecible. De ahí que en notable
cantidad de casos el incremento de participación se manifieste en distintos
dominios cognoscitivos. En verbos mentales y emocionales, como
concentrarse y emocionarse, así como en los de manifestación oral de la
emoción compadecerse y lamentarse toda la atención se centra en dicho
acto interno, mientras que la forma oblicua codifica el impulso que genera
tal cambio.
Los últimos casos que he tratado de explicar responden a casos de
incremento de dinamicidad del evento. Se trata de verbos como irse, salirse,
subirse, montarse, desviarse, casos todos en los que la focalización del
punto en que se da el cambio de locación genera lecturas dinámicas: el
cambio es momentáneo, rápido o abrupto. En cuanto a la preposición, nada
hay de mecánico en su elección. Para codificar la fuente se usa la
preposición de (irse de, cogerse de), para las metas con contacto se usa en
(montarse en) y cuando se quiere especificar una meta en la que todavía no
hay contacto se emplea a (irse a).
El sistema medio que he tratado de representar identifica una zona
intermedia entre las construcciones transitivas máximamente energéticas y
las intransitivas o absolutas en que la energía no está puesta en perfil.
Respecto de las constructos naturalmente energéticos, la voz media baja el
nivel de energía, en cambio respecto de aquellos de baja energía lo
incrementa. El cruce con la construcción pasiva refleja, seudorrefleja o
anticausativa (entre otros posibles nombres) en este análisis es vista como
consecuencia del mismo fenómeno de focalización en el punto crucial del
cambio de estado. Sin embargo, su tratamiento minucioso es objeto de un
estudio independiente del que me he ocupado en otro trabajo (Maldonado
1999).
En la evaluación de un análisis debe estar en juego no sólo el grado
de rendimiento y el nivel de generalidad de una regla, sino, de manera
fundamental, tanto su motivación como el nivel con que tal regla refleja la
coherencia interna del sistema. En la medida en que el análisis antipasivo
133
propone una regla general de democión que borra las distinciones entre
distintas construcciones del español y ofrece una representación cuyo
contenido es diametralmente opuesto a lo que las construcciones en cuestión
designan en otras leguas, es pertinente, me parece, buscar un análisis
alternativo. Tal análisis debe mostrar las distintas fuentes de las que
provienen varias construcciones de estructura superficial paralela. Debe
reflejar la base conceptual que tales construcciones comparten, con la
consecuente obtención de un sistema global con alto nivel de coherencia
interna y debe, sin duda, proveer con precisión las bases conceptuales que
motivan la emergencia de tales construcciones. Espero haber mostrado que
el análisis medio responde en forma natural a tales demandas.
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FUNDAMENTACIÓN COGNITIVA DE LAS RELACIONES
ACTANCIALES DEL ESPAÑOL: ESTUDIO COMPARATIVO DE
ALGUNOS VERBOS RELACIONADOS CON EL DOMINIO DE LA
TRANSFERENCIA DE INFORMACIÓN
María Amparo Montaner Montava
<
[email protected]>
Universidad de Alicante
1. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
La presente aportación procede de un estudio más exhaustivo en el
que hemos analizado un amplio conjunto de verbos caracterizado por
comportamientos actanciales peculiares (Montaner 2000, 2001). Este
estudio se ha realizado con el corpus CREA y sobre un grupo de verbos de
transferencia o con acepciones entroncadas con la transferencia. En nuestro
análisis hemos observado que mientras algunos verbos de transferencia de
posesión (como dar) o de transferencia de información (como decir),
cuando se usan en su sentido más básico, el de mera transferencia, muestran
comportamientos actanciales recurrentes1, otros presentan peculiaridades en
su combinatoria actancial, que merecen una atención más profunda.
Es el caso de ciertos verbos con acepciones que se incluyen total o
parcialmente en el dominio de la transferencia. Tenemos, por un lado,
verbos que se caracterizan por una capacidad valencial mayor de lo habitual
o por permitir construcciones poco habituales, como responder, otros
presentan una correspondencia inusual entre funciones semánticas y
funciones sintácticas, como sonsacar, algunos destacan por la
obligatoriedad de cierto argumento, como quitar, y otros por aparecer
frecuentemente con ciertos circunstanciales de difícil elisión, como felicitar,
etc.
1
En realidad verbos como decir y dar también presentan en muchos contextos comportamientos no
prototípicos. Nos referimos a construcciones del tipo “decir algo a algo”, etc. Pero en este trabajo
tomamos como punto de referencia la construcción más básica de estos verbos y particularmente del
verbo decir. El verbo decir, en su sentido de transferencia de información más básico, funciona como
verbo prototípico de transferencia de información, sin negar que pueda participar en otras
construcciones y que adquiera en esos casos otros matices.
136
En estas páginas compararemos el comportamiento actancial del
verbo decir, el cual en su sentido más básico de verbo de transferencia de
información puede considerarse prototípico, con el comportamiento de otros
verbos que presentan normalmente posibilidades combinatorias más
atípicas, como son responder, sonsacar y felicitar. En estos análisis
intentaremos responder a preguntas como a qué responde la actancia, las
razones de las diferencias entre verbos relacionados por dominios o las
causas de las diferencias entre análisis actancial sintáctico y semántico, etc.
2. ENFOQUE TEÓRICO
A la hora de adoptar un enfoque teórico hemos tenido en cuenta que
la noción de actancia es básicamente amplia. La noción lingüística de
actancia, referida a las relaciones que se establecen entre el verbo y los
actantes que de él dependen se puede extender a nuestra concepción del
mundo e incluso al mundo mismo, si en vez de verbo y actantes pensamos
en acciones y personajes y objetos implicados en ellas.
Considerando esta amplitud de la noción de actancia hemos
trabajado con la siguiente hipótesis: Si el lenguaje es una imagen del
mundo, las relaciones actanciales que se establecen entre el verbo y los
elementos que dependen de él simbolizarán nuestra imagen de las relaciones
que se establecen entre esos elementos de mundo. Por tanto hemos
considerado la existencia de una relación entre las características
lingüísticas de cualquier construcción y las características del escenario al
que hace referencia. Nuestros análisis confirman la existencia de dicha
relación.
Teniendo en cuenta esta premisa básica, nuestro enfoque teórico
presenta tres características principales: En primer lugar nuestro concepto de
actancia es amplio y abarcador, pues no tiene en cuenta sólo la sintaxis, o la
semántica, sino que adoptamos un enfoque cognitivo que, englobando las
facetas sintáctica y semántica de análisis de la actancia, no pierde de vista la
concepción de mundo que subyace a estas facetas. Por otro lado, y en
relación con esta idea, nos decantamos por las teorías que postulan una
motivación cognitiva de las funciones semánticas. Además, hemos adoptado
un enfoque construccional, no meramente verbal, puesto que trabajamos con
un corpus real y, por tanto, con construcciones, tal y como se usan en el
discurso cotidiano.
En resumen, nos decantamos por los enfoques teóricos capaces de
explicar más datos, por los enfoques que engloban sintaxis, semántica y
cognición. En esa línea, nuestra técnica de trabajo incluye aportaciones de la
137
semántica de marcos, la gramática de construcciones, la escuela perceptiva
de Valencia, etc.
Este enfoque abarcador nos ha permitido integrar aportaciones de
diversos autores estudiosos de la actancia. Así los conceptos de argumento y
actante que emplea G.Wotjak nos han sido útiles para postular un primer
estudio separado de las facetas sintáctica y semántica de la actancia, técnica
útil para determinar el grado de existencia de interfaz entre estos aspectos.
Este tipo de estudio separado no implica independencia de estas facetas,
pero aporta objetividad al análisis.
3. ALGUNOS ASPECTOS TEÓRICOS APLICADOS AL PROYECTO
En nuestro análisis hemos tenido en cuenta varias nociones básicas
en Lingüística cognitiva que a continuación exponemos brevemente: Para
empezar queremos señalar que las acepciones de los verbos que hemos
trabajado pertenecen a diversos dominios, pero todos ellos participan del
esquema de la transferencia (transmisión de cierta entidad desde un punto
origen a un punto meta.) También consideramos que estos verbos se podrían
relacionar metafóricamente. Por ejemplo, los verbos de transferencia de
información, que trabajamos en este caso, pueden considerarse de
transferencia si aplicamos el concepto de conduit metaphor, según el cual la
información puede entenderse como un paquete que se transfiere.
Por otro lado en el análisis de los verbos y sus construcciones hemos
partido de un concepto de dominio semántico-cognitivo, cercano al
postulado por R. Langacker. Según este autor una estructura de significado
(el significado de un verbo) evoca un dominio de conocimiento, que incluye
ciertos conceptos que se presuponen necesariamente.
Es importante señalar que hemos tenido muy en cuenta el concepto
de integración conceptual (blending) trabajado por autores como P.A.
Brandt, según el cual un verbo tiene la capacidad de participar en más de un
dominio a la vez, con lo cual puede combinarse con argumentos de más de
un dominio dando lugar a blendings construccionales. Las construcciones
integradas constituyen así un reflejo lingüístico de la integración de
dominios.
Uno de los conceptos más importantes que manejamos es el de
escenario. Este concepto tiene la capacidad de funcionar como puente entre
mundo y lenguaje. La idea es que al emplear un verbo en una construcción,
se activa una escena del mundo, que implica una serie de participantes que
establecen relaciones entre ellos. Pues bien, la combinatoria verbal puede
entenderse como un reflejo de las relaciones que se establecen en los
138
elementos de una escena de mundo. En ese sentido, el escenario, entendido
como conceptualización del mundo al que el lenguaje hace referencia, es un
concepto que actúa como puente entre lenguaje y mundo.
El concepto de construcción ha sido también básico en nuestra
investigación. Entendemos la construcción como un reflejo del escenario del
mundo en el cual el verbo es la acción. Formalmente, en contextos reales, la
construcción puede añadir argumentos que el verbo no rige por sí y hemos
comprobado también la existencia de construcciones integradas. A fin de
conseguir interpretar todos los ejemplos que la realidad nos ofrece, el
concepto de construcción se ha considerado básico en nuestro análisis.
4. TÉCNICA DE ANÁLISIS
Teniendo en cuenta estas consideraciones, la técnica de análisis que
hemos aplicado se basa en una metodología integradora de talante cognitivo
y lingüístico. Como hemos comentado, nuestra técnica de análisis, nacida de
una concepción amplia de la actancia, comienza por el análisis cognitivo y
llega al lingüístico, y nos ha permitido comprobar que las peculiaridades en
la actancia sintáctica y/o en la semántica y las incongruencias entre los
análisis sintáctico y semántico de la actancia se pueden fundamentar
cognitivamente. En concreto hemos comprobado si el tipo de escenario
evocado por cada verbo tiene reflejo en el comportamiento actancial del
mismo, desde las perspectivas sintáctica, semántica y de la relación entre las
mismas.
Nuestro análisis ha seguido estos puntos: En primer lugar, hemos
determinado en qué dominio se encuadra cada verbo estudiado y si este es
básico o integrado, lo que nos ha servido como punto de referencia para el
análisis.
Después hemos indicado con precisión cuál de los sentidos del verbo
estamos trabajando, pues no hemos tenido en cuenta sentidos de otros
dominios ajenos a los que se trabajaban: Hemos seguido una técnica de
trabajo que establece una división por dominios previa.
Seguidamente hemos realizado un análisis exhaustivo del escenario
evocado por el verbo. En este análisis hemos considerado cuestiones como
la caracterización de los elementos participantes en el escenario, su papel, el
enfoque perceptivo que se realiza sobre los mismos, las etapas de la escena,
cuáles se enfocan y cuáles permanecen como fondo perceptivo, etc. Hemos
señalado en detalle los participantes en el escenario evocado por el verbo.
(Véase apéndice con dibujos).
El reflejo lingüístico de los participantes evocados por un verbo se
139
refiere a las funciones semánticas y funciones sintácticas evocadas por
estos. Hemos adoptado una nómina de funciones semánticas que incluye
funciones como agente, experimentador, objeto, destinatario, estímulo,
origen, locativo.
Acto seguido hemos comprobado cuáles son las correspondencias
prototípicas que se establecen entre funciones semánticas y funciones
sintácticas en los verbos de transferencia. Estas son las siguientes: Agente y
experimentador: Sujeto. Objeto: Objeto directo. Destinatario: Objeto
indirecto. Estímulo: Objeto oblicuo. Origen: Objeto indirecto.
Hemos realizado una diferenciación entre funciones sintácticas
primarias y secundarias, que consideramos básica, pues el lenguaje reserva
las funciones primarias para destacar los elementos más reseñados del
escenario, dejando las funciones secundarias para el resto. Este sistema de
análisis nos ha permitido comprobar cuándo se rompen las correspondencias
habituales entre funciones semánticas y sintácticas, y explicar
cognitivamente estas situaciones.
A partir del corpus CREA hemos contabilizado las construcciones en
que realmente aparece el verbo y hemos intentado relacionarlas con el
escenario cognitivo evocado por este.
Finalmente hemos demostrado en cada caso cuál ha sido la relación
entre análisis cognitivo del escenario y análisis lingüístico de la actancia.
Cuando hemos detectado comportamientos peculiares en la actancia
sintáctica, semántica o en la relación entre ambas, hemos aventurado una
explicación a partir de un tercer factor: la cognición.
Para finalizar esta introducción queremos mencionar algunos de los
conceptos cognitivos que han resultado fundamentales para relacionar las
peculiaridades lingüísticas de la actancia y las peculiaridades del escenario
(en los verbos escogidos). Estos conceptos han sido trabajados por autores
como Ch.J. Fillmore, L. Talmy, y específicamente para el español por A.
López García y su equipo.
Nos ha parecido especialmente relevante la distinción que hacen
autores como L. Talmy entre materia y objeto. Esta nos permite distinguir,
por ejemplo, los objetos de una transferencia real de los de una transferencia
figurada.
Dentro del estudio del dominio, otro aspecto interesante trabajado
por el mismo autor es el señalamiento del movimiento ficticio en el lenguaje,
que nos ha permitido explicar el comportamiento de un gran número de
verbos de transferencia figurada. No menos interesante es la noción de
axialidad, que nos ha permitido entender el comportamiento de verbos que
se combinan con algún elemento que actúa como eje de referencia, como
140
quitar.
También la de perspectiva es una noción básica trabajada por estos
autores. La adopción de una perspectiva secuencial o global nos permitirá
distinguir entre verbos como sonsacar y robar.
La selección de la atención es uno de los aspectos más trabajados
por estos autores y ha resultado fundamental en nuestro proyecto, pues la
adopción de ciertos elementos como figura y otros como fondo perceptivo
determinará la formalización lingüística. En ocasiones se enfoca solamente
determinada fase del evento, lo que tiene consecuencias en la combinatoria
actancial.
El sistema esquemático de la fuerza es un factor importante en la
cognición y también en el lenguaje. La oposición de fuerzas entre los
elementos de mundo a que se refieren los actantes suele tener consecuencias
lingüísticas, como veremos, por ejemplo, en el caso de sonsacar.
Conceptos perceptivos como los de situante y situado, afectado y
efectuado se han revelado así mismo fundamentales para el análisis.
5. ANÁLISIS DE ALGUNOS VERBOS DE TRANSFERENCIA DE INFORMACIÓN
Vamos a comenzar nuestro análisis con dos verbos que pueden
considerarse prototípicos cuando se emplean en su sentido más básico: Por
un lado analizaremos dar, verbo prototípico de la transferencia de posesión,
que para algunos constituye el tipo más básico de transferencia, y que nos
va a servir como contrapunto al análisis del verbo central de la transferencia
de información, decir. Este va a ser el siguiente verbo analizado, y nos
servirá como punto de referencia para el análisis de otros verbos de
información con comportamientos menos prototípicos. Sabemos que estos
verbos son susceptibles de combinatorias diversas, que no siempre pueden
considerarse prototípicas, pero vamos a tomar como punto de referencia la
combinatoria más típica en el domino más básico de estos verbos, el
dominio de la transferencia (de posesión o de información) pura, sin mezcla
de otros dominios.
Podríamos describir cognitivamente a dar como verbo típico de
transferencia de posesión, caracterizado por un escenario básico y
temporalmente simple. Implica un estado de cosas anterior (en el que existe
un participante poseedor, un participante no poseedor y una posesión) y un
estado de cosas posterior (en el que se produce un cambio de papeles entre
poseedor y no poseedor puesto que la posesión ha cambiado de dueño). Dar
enfoca el momento de la transferencia que se produce entre estos dos
estados.
141
En un análisis más detallado del escenario se observa que la posesión
transferida se caracteriza por ser un objeto limitado, discreto, palpable,
concreto, definido. Los elementos del escenario tienen una importancia
relativa semejante, aunque la del donante es mayor, por ser el origen activo
de la acción. Este participante es seleccionado como figura perceptiva. La
estructuración del espacio constituye una trayectoria abierta con origen en el
participante poseedor y meta en el no poseedor.
Como contrapunto formal de estas características, el verbo dar
presenta un comportamiento lingüístico típico y podemos considerarlo como
punto de referencia para el estudio de otros verbos de transferencia. Las
relaciones entre los participantes en el escenario y las funciones semánticas
y sintácticas que desempeñan son las siguientes: El participante poseedor
actúa como donante, semánticamente es AGENTE2 y sintácticamente es
sujeto. Por su parte la posesión transferida semánticamente es OBJETO y
sintácticamente es objeto directo. Finalmente el participante no poseedor
actúa como destinatario, semánticamente es DESTINATARIO y
sintácticamente es objeto indirecto.
También decir en su sentido más básico funciona como un verbo
prototípico de transferencia de información3. Por ello nos servirá como
punto de referencia para el análisis de los otros verbos de comunicación que
vamos a considerar.
Su escenario es simple y sincrético. Se compone de los participantes
hablante, oyente y mensaje. Es precisamente el mensaje el elemento que
presente un mayor interés cognitivo. A diferencia de objeto de una
transferencia de posesión, el mensaje define como un flujo de información,
inconcreto y efectuado (sin existencia previa a la propia transferencia).
Las correspondencias entre participantes y funciones semánticas y
sintácticas son las siguientes: El hablante y poseedor de información es
semánticamente AGENTE y sintácticamente sujeto. El mensaje transferido
es semánticamente OBJETO y sintácticamente objeto directo. El oyente y
destinatario de la información es semánticamente DESTINATARIO y
sintácticamente objeto indirecto.
En relación con estas características el análisis lingüístico de decir
como verbo de transferencia de información en su sentido más básico
presenta un comportamiento prototípico. Cabe destacar el hecho de que el
objeto directo (que se corresponde con un objeto efectuado) no se pueda
2
En lo sucesivo las funciones semánticas se marcarán con mayúscula.
Decir puede funcionar también como verbo directivo, y como verbo de reacción y transferencia,
pero, como hemos señalado anteriormente, no vamos a considerar ahora estos sentidos, sino el sentido
prototípico más básico del verbo, el de la transferencia de información.
3
142
eliminar fácilmente.
Si nos apartamos un poco de este escenario prototípico
comprobaremos que en muchas ocasiones los verbos con algunas
características relevantes en su escenario presentan también características
lingüísticas peculiares. Para esta comunicación hemos elegidos los verbos
responder, sonsacar y felicitar. Todos ellos presentan gran interés porque
no son verbos puros de transferencia de información, pero presentan
acepciones entroncadas en distinta medida en este dominio.
En primer lugar vamos a comentar el comportamiento de responder,
cuando funciona como verbo de reacción y transferencia de información. Es
importante señalar que responder puede funcionar como verbo de reacción
o como verbo de reacción y transferencia de información (cuando se
reacciona verbalmente). En este artículo nos limitaremos a trabajar
responder en este sentido, porque es el entroncado con los verbos de
transferencia de información.
Cognitivamente responder en el sentido expuesto se caracteriza por
pertenecer a los dominios de reacción y transferencia de información. 4Su
escenario es temporalmente complejo e incluye dos etapas, puesto que una
respuesta implica una fase anterior de emisión de información a la que se
responde. El uso de responder implica un enfoque perceptivo sobre la fase
de respuesta, mientras que la fase previa presenta un carácter recesivo.
En el escenario de responder aparecen cuatro participantes: hablante
1, hablante 2 (el que responde), respuesta, pregunta previa a la que se
responde, pero se enfocan perceptivamente sólo dos: El hablante 2
(destinatario primero) y la respuesta.
Del esquema espacial destaca la trayectoria de ida y vuelta de los dos
objetos (La pregunta va del espacio del hablante 1 al espacio del hablante 2
y la respuesta vuelve al espacio previo (espacio de la pregunta y de hablante
1). Podríamos decir así que pregunta y respuesta recorren trayectorias de
sentido opuesto, que conforman un esquema de ida y vuelta.
Con relación a estas características, el comportamiento lingüístico de
responder es muy peculiar. Responder puede combinarse con cuatro
elementos, no sólo con tres, porque enfoca una fase del acto de habla
complejo estímulo-respuesta en la cual la respuesta actúa como figura, pero
el estímulo de la misma aúne está presente, de forma recesiva.
Las funciones semánticas de los elementos del escenario son
AGENTE, OBJETO, DESTINATARIO, ESTÍMULO. En cuanto a las
4
Reiteramos que también decir puede adquirir este sentido en usos menos centrales que el que hemos
tratado en este trabajo.
143
funciones sintácticas que típicamente se corresponden con ellas son las de
sujeto, objeto directo, objeto indirecto y objeto oblicuo (o suplemento).
Como verbo de información responder se combina con objeto
directo y objeto indirecto. (Alguien responde algo a alguien) Pero su
capacidad valencial es mayor. Así, como verbo de reacción, responder se
combina con objeto oblicuo. (Alguien responde a algo) Pero no necesita un
circunstancial actitudinal. En términos semánticos, responder recoge el
ESTÍMULO de los verbos de reacción y el OBJETO y DESTINATARIO de
los de transferencia. La existencia de construcciones integradas se relaciona
con la adscripción del verbo a dos dominios.
Resulta muy destacado observar que objeto indirecto y objeto
oblicuo no aparezcan juntos porque DESTINATARIO y ESTÍMULO
ocupan el mismo espacio en el escenario. Por ello, la sintaxis resalta una de
las dos funciones, no las dos. En consecuencia las construcciones sintácticas
triactanciales comúnmente admitidas por responder son S-OD-OI, S-ODO.Oblícuo. Esta última combinación es infrecuente en español porque las
funciones semánticas de los objetos directo y oblicuo suelen coincidir, pero
con responder no es el caso. En ese sentido, la posibilidad de existencia de
construcciones integradas se relaciona con la pertenencia del verbo a dos
dominios.
Seguidamente vamos comentar el comportamiento de sonsacar,
como ejemplo de verbo que presenta un participante caracterizado como no
poseedor el cual es elemento activo y origen de la transferencia. En ese
sentido el comportamiento de sonsacar presenta bastantes similitudes con el
de quitar, verbo del dominio de la transferencia de posesión, y
cognitivamente más básico, por lo que comentaremos antes el
comportamiento de este verbo en su sentido perteneciente al dominio de la
transferencia de posesión.
El escenario de quitar implica un estado de cosas previo, en el que
aparecen unos participantes poseedor y no poseedor y una posesión. Pero, a
diferencia de lo que ocurre con el verbo prototípico dar, en el caso de quitar
se produce una inversión de perspectiva: El participante caracterizado como
no poseedor es el origen de la transferencia (además de su meta), y actúa
como agente de la acción. En el caso del poseedor, por otro lado, es
relevante el parámetro de la axialidad, pues el poseedor actúa como situante
del objeto, como punto de referencia.
Otro de los aspectos importantes cognitivamente es la oposición de
fuerzas que se establece entre poseedor y no poseedor. También
señalaremos la focalización del participante no poseedor, que compensa el
papel secundario, de referente, del poseedor.
144
El tratamiento del espacio es también muy importante en este verbo,
y cabe destacar dos hechos: Por un lado, en cuanto a la estructuración del
espacio, el participante no poseedor debe alcanzar el espacio de poseedor
para desplazar el objeto y, por otro lado, la manera en que se percibe el
espacio es muy peculiar, ya que el objeto sustraído actúa como objeto
primario y el participante el que se el quita actúa como objeto secundario.
En cuanto a la selección de la atención, sigue una perspectiva
secuencial. Se enfoca la etapa de la sustracción. Los estados previo y
resultante son fondo perceptivo.
El comportamiento lingüístico del verbo está muy relacionado con
estas características y cabe destacar que quitar, como verbo de transferencia,
no admite la construcción sin OD (cognitivamente es el objeto primario) y
tampoco admite la construcción sin OI (es punto de referencia necesario).
Si intentamos comparar el comportamiento de quitar con el de
sonsacar, veremos que el comportamiento de este verbo presenta grandes
semejanzas con el anterior, aunque también algunas diferencias. Su dominio
es el de la causa de transferencia de posesión y en ocasiones presenta un
cruce con el dominio de la información, como sucede con los casos que aquí
tratamos.
El escenario de sonsacar es complejo temporalmente y significa
causación de transferencia. En ese sentido sonsacar es más complejo que
quitar y robar. Las características relevantes de los participantes del
escenario son las siguientes: El objeto sonsacado puede ser un objeto o un
flujo. Existe una oposición de fuerzas entre los participantes carente y
poseedor, que se resuelve en beneficio del carente.
La importancia relativa de los participantes es bastante equivalente,
pues el carente es figura en la etapa de causación y el poseedor en la etapa
de realización del evento. El participante no poseedor es activo y origen en
la primera fase y el poseedor en la segunda. La perspectiva de la visión es la
del sonsacador. Desde un punto de vista espacial se recorre una trayectoria
cerrada, pues realmente hay dos trayectorias y dos fuentes de energía. En
cuanto a la selección de la atención se focalizan dos etapas: La causación de
transferencia y la transferencia misma.
En resumen, la importancia del segundo participante es mayor que
en quitar. Hay oposición de fuerzas mayor y una etapa de actividad del
segundo actante humano. Por esas razones sonsacar permite la construcción
con segundo actante como objeto directo alguien sonsaca a alguien, que no
admite quitar.
Finalmente comentaremos un verbo de transferencia de información,
que implica la existencia de una fase previa que causa la transferencia y un
145
juicio sobre dicha fase previa, es el caso de felicitar. Es este un verbo del
dominio de la transferencia de información, que tiene relaciones con otros
como el de juicio. Su escenario es temporalmente complejo: Implica una
etapa previa de acción realizada y de juicio meritorio de la misma. Se
selecciona la última fase (felicitación consiguiente). En el escenario
aparecen tres participantes: Emisor, receptor, causa de la felicitación.
Agente y destinatario de la felicitación son figuras. La causa (etapa previa)
es fondo perceptivo.
El comportamiento lingüístico es el siguiente. Las construcciones en
que aparece mayormente el verbo son S V OD (CCC) (Alguien felicita a
alguien por algo), que es la más frecuente, y S OD OI (Alguien le felicita
algo a alguien) En la construcción más frecuente vemos que el destinatario
aparece como objeto directo porque es figura perceptiva.
El argumento causativo es inherente al significado y al escenario del
verbo, por tanto su correlato sintáctico es un circunstante especial, de rango
superior. Esto se prueba por su frecuencia, aparición en el contexto o
cotexto, por el hecho de que pueda ser objeto directo y porque pueden
aparecer dos circunstantes de causa juntos.
Con estas palabras hemos querido ilustrar con algunos ejemplos
cómo en numerosos casos puede postularse una relación estrecha entre
lenguaje y cognición en el estudio de la actancialidad.
APÉNDICE: REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE LOS ESCENARIOS
Estos dibujos corresponden a los escenarios evocados por los verbos anteriores en los
sentidos expuestos. Convenciones: Las personas y objetos representan a los
participantes en el escenario. Las diferentes viñetas son fases de un evento. La negrita
se usa para realzar perceptivamente un participante en el escenario o una fase del
evento.
DECIR (Como verbo de transferencia de información en su sentido básico)
146
QUITAR (Con el sentido de sustracción)
SONSACAR (Con el sentido de verbo causativo de transferencia de posesión)
RESPONDER (Con el sentido de verbo de reacción y transferencia de información)
FELICITAR
1=bueno
147
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148
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LA PARATAXIS EN EL HORIZONTE DE LAS CONSTRUCCIONES
ASEVERATIVAS EN ESPAÑOL Y EN FRANCÉS.
FUNDAMENTOS NOEMÁTICO-COGNITIVOS*
Estanislao Ramón Trives
<
[email protected]>
Universidad de Murcia
Si je crois en Dieu? Oui, quand je travaille. Quand je
suis soumis et modeste, je me sens comme aidé par
quelqu’un qui me fait faire des choses bien au-dessus de
moi. Henri Matisse
1. A la hora de abordar el comportamiento verbal, nos damos cuenta de que
los diversos enunciados verbales autosuficientes que jalonan el flujo
discursivo tienen que ver con el estado de cosas, al que como flechas
utópico-referenciales apuntan desde su configuración intelectiva todos los
enunciados propiciados por el comportamiento verbal intersubjetivo, dado
que es postulable que el estado de cosas presenta una configuración formal
análoga a la interiorización verbal perceptible en la configuración de la
composición proposicional o discursivo-verbal. En cierto modo, hablamos
para ir más allá de lo que resulta del comportamiento de nuestros órganos,
psicomotrices o sensoriales, o para sustituirlos ventajosamente. Lo que,
evidentemente, exige la activación de la imaginación para aventurar el
resultado de nuestro raciocinio intelectivo, que nos permite ir más allá de los
datos estrictos de los sentidos. En efecto, como muy bien señala Aristóteles,
«En vez de sensaciones, el alma discursiva utiliza imágenes. Y cuando afirma o niega
(de lo imaginado) que es bueno o malo, huye de ello o lo persigue…Se trata, desde
luego, de una facultad cuya unidad es como la del límite»….La facultad intelectiva
intelige, por tanto, las formas en las imágenes. Y así como en las sensaciones le aparece
delimitado lo que ha de ser perseguido o evitado, también se pone en movimiento
cuando, al margen de la sensación, se vuelve a las imágenes: por ejemplo, cuando uno
percibe que la antorcha es fuego y, viendo que se mueve, reconoce por medio del
sentido común que se trata de un enemigo. Otras veces calcula y delibera, comparando
el futuro con el presente, como si estuviera viéndolo con ayuda de las imágenes o
conceptos que están en el alma. Y cuando declara que allí está lo placentero o lo
*
Proyecto PB/60/FS/02 de la Fundación Séneca-2000.Comunidad Autónoma de la Región de Murcia
(España).
149
doloroso, al punto lo busca o huye de ello: siempre es así tratándose de la acción. En
cuanto a lo verdadero y lo falso, que nada tienen que ver con la acción, pertenecen al
mismo género que lo bueno y lo malo; difieren, sin embargo, en que aquéllos lo son
absolutamente y éstos por relación a alguien» (De Anima, III, 7, 431a, 15-23-431b,1-5).
2. En realidad, a la hora de comportarnos verbalmente somos testigos en
convergencia filogenética y ontogenética del adiestramiento del hombre en
sociedad, que es tal por su lenguaje, resultante de la dialéctica y dinámica
interiorización de experiencias humanas del grupo humano hablante así
como de la interiorización personal de cada uno de los hablantes. El
comportamiento verbal se manifiesta como la modalidad instructivointersubjetiva a propósito de la figura o modelo del estado de cosas que
hacemos ver a través de los distintos estadios de nuestros enunciados
verbales. En cierto modo el eje dialéctico clasificador de la escritura de
Bernanos, analizada tan sagazmente por A.J. Greimas (1966:141-256),
puede ayudarnos a comprender el alcance aseverativo del comportamiento
verbal, desde los meros lexemas como vida y muerte, que implicitan el
aseverema entre sus componentes noemático-cognitivos, hasta los
enunciados proposicionales, cuya modalidad aseverativa es fundamental
para el intercambio intersubjetivo esencial en la operación verbal. Greimas
nos puede ser de valiosa ayuda para comprender la densidad dialécticodiscursiva de nuestro aseverema, al decirnos (1966:252) que
«la dénégation et l’assertion apparaissent comme deux démarches successives, comme
la manifestion de deux types de relations –disjonctives et conjonctives- qui s’établissent
entre contenus préalablement donnés. Comme ces relations sont métalinguistiques par
rapport aux termes linguistiques entre lesquels elles s’établissent, cette nouvelle
interprétation ne contredit en rien la formulation antérieure selon laquelle la dénégation
et l’assertion étaient considérées comme des fonctions modales des messages
métasémantiques. Seulement, comme il s’agit de la consécution de deux fonctions, on
doit considérer la séquence diachronique ainsi définie non plus comme un message,
mais como un algorithme dialectique, constitué de deux messages».
También Aristóteles, más allá del valor deíctico de la existencia
h u m a n a , destaca su valor de espectáculo intersubjetivo, como
posteriormente el integrador Greimas (1966:253), en cuanto entidad sujeta a
modalidad deíctica y espectáculo aseverativo-conjuntivo o disyuntivo. En
efecto, el común sentir en torno al comportamiento verbal puede
fundamentarse en el diseño aristotélico siguiente, De Anima ( III,8,432a y
ss):
«el alma es comparable a la mano, ya que la mano es instrumento de instrumentos y el
intelecto es forma de formas así como el sentido es forma de las cualidades sensibles. Y
puesto que, a lo que parece, no exista cosa alguna separada y fuera de las magnitudes
sensibles, los objetos inteligibles –tanto los denominados abstracciones como todos
aquellos que constituyen estados y afecciones de las cosas sensibles- se encuentran en
150
las formas sensibles. De ahí que, careciendo de sensación, no sería posible aprender ni
comprender. De ahí también que cuando se contempla intelectualmente, se contempla a
la vez y necesariamente alguna imagen: es que las imágenes son como sensaciones sólo
que sin materia. La imaginación es, por lo demás, algo distinto de la afirmación y de la
negación, ya que la verdad y la falsedad consisten en una composición de conceptos. En
cuanto a los conceptos primeros, ¿en qué se distinguirían de las imágenes? No cabría
decir que ni éstos ni los demás conceptos son imágenes, si bien nunca se dan sin
imágenes».
3. La configuración de la composición proposicional inherente en el
comportamiento discursivo-verbal nos introduce de lleno en la actividad
deíctico-señalética, pues, como señala L. Wittgenstein en su Tractatus
(2002: 4.021-4.024):
«La proposición es una figura de la realidad. La proposición es un modelo de la realidad
tal como nos la pensamos. La proposición muestra su sentido. La proposición muestra
cómo se comportan las cosas si es verdadera. Y dice que se comportan así. La realidad
tiene que quedar fijada por la proposición en orden al sí o al no. …La proposición es la
descripción de un estado de cosas. Comprender una proposición quiere decir saber lo
que es el caso si es verdadera. (Cabe, pues, comprenderla sin saber si es verdadera). Se
la comprende si se comprenden sus partes integrantes».
Aristóteles, en su De Anima (I,1,403a,29-403b,1-10), nos dice, muy
acertadamente, a propósito de la iconicidad intelectiva propia de la
configuración esencial al comportamiento discursivo-verbal que es propio
del intelecto humano, algo que bien podemos considerar anticipatorio de los
actuales modelos prototípico-figurativos del comportamiento verbal
humano:
«el físico y el dialéctico definirían de diferente manera… El uno daría cuenta de la
materia mientras el otro daría cuenta de la forma específica y de la definición. Pues la
definición es la forma específica de cada cosa y su existencia implica que ha de darse
necesariamente en tal tipo de materia; de esta manera, la definición de casa sería algo
así como que es un refugio para impedir la destrucción producida por los cientos, los
calores y las lluvias. El uno habla de piedras, ladrillos y maderas mientras el otro habla
de la forma específica que se da en éstos en función de tales fines».
Aristóteles en el De Anima es modélico, en muchos de los
planteamientos que inciden de lleno en los problemas que aquí planteamos
(III,3, 427b, 15 y ss):
«La imaginación es, a su vez, algo distinto tanto de la sensación como del
pensamiento…Que la imaginación no es un sentido se deduce con evidencia de los
hechos siguientes. El sentido está en potencia o en acto –por ejemplo, vista y visiónmientras que una imagen puede presentarse sin que se dé ni lo uno ni lo otro, como
ocurre en los sueños. Además, el sentido está siempre presente y disponible pero no la
imaginación….las sensaciones son siempre verdaderas mientras que las imágenes son
en su mayoría falsas. Amén de que cuando nuestra percepción del objeto sensible es
exacta no solemos decir «me imagino que es un hombre»; antes bien, solemos decirlo
cuando no percibimos con claridad. Es entonces cuando se dan las sensaciones
151
verdaderas y falsas…..incluso con los ojos cerrados aparecen visiones….. Sólo queda
ver, pues, si es opinión, puesto que la opinión puede ser verdadera o falsa. Ahora bien,
la opinión va siempre acompañada de convicción –no es, desde luego, posible mantener
una opinión si no se está convencido-< …> Además, toda opinión implica convicción,
la convicción implica haber sido persuadido y la persuasión implica la palabra.
4. Son muchas las proposiciones que podríamos aducir, para nuestros
propósitos, del Tractatus de L.Wittgenstein, pero contentémonos con las
siguientes:
4.463:«Las condiciones veritativas determinan el espacio de juego que les es dejado a
los hechos por la proposición. (La proposición, la figura, el modelo, son, en sentido
negativo, como un cuerpo sólido que limita la libertad de movimiento de los demás... ».
4.464: «La verdad de la tautología es cierta; la de la proposición, posible; la de la
contradicción, imposible. (Cierto, posible, imposible: he ahí los distintivos de la
graduación que necesitamos en la teoría de la probabilidad)».
4.53: «La forma general de la proposición es una variable. La proposición es una
función veritativa de las proposiciones elementales. (La proposición elemental es una
función veritativa de sí misma)».
5.01: «La proposiciones elementales son los argumentos veritativos de la proposición».
Nada que objetar a los planteamientos de Wittgenstein, siempre que
tengamos en cuenta que, en el comportamiento verbal, no relacionamos
meras o cualesquiera señales sensibles, sino palabras, que si semejan
puntos, para seguir con el símil wittgensteiniano (3.144), son luminarias
vectoriales por donde penetramos en el universo de la memoria experiencial
humana, que es nuestro universo utópico-referencial. Y, a fortiori, las
proposiciones o esquemas oracionales configuran flechas, que marcan un
sentido utópico-referencial más selectivo, puesto que por debajo de cada
palabra en un enunciado concreto hay que postular los paradigmas
clasificatorio-significativos que dan vigencia y razón de ser a cada palabra
prediscursiva y discursiva. En tal sentido, más allá de las tautologías y
contradicciones meramente sensibles, que nos harían zozobrar con respecto
al principio de no contradicción y tercio excluso, en la medida en que se
recuperan los paradigmas incidentes en la operación verbal, se recupera el
horizonte de coherencia que el hablar, el decir cumple plenamente. En
efecto, tu hijo es tu hijo y tu hijo no es tu hijo no son enunciados
tautológicos ni contradictorios, pues el esquema oracional S ← P, con el
sentido de soporte←aporte, tópico←comentario, tema←rema, impone
matices derivados del rol sintagmático-posicional enunciativo-aseverativo,
como ya hemos observado en otro lugar (1994:13-29).
Todo enunciado es producto de la manifestación de la circuitería
cerebral consagrada a la estructura sintáctico-gramatical así como de la
orientación o sentido inferido de la memoria discursiva, en cuanto
152
acoplamiento de dos configuraciones esenciales, la sintagmático-perceptible
y la discursivo-inteligible; para lo cual remito a los comentarios de S. Pinker
y R. Schank en J. Brockman (1996:157-169), cuya lectura agradezco a la
generosidad del Director de mi Departamento de Lengua y Lingüística
General de la Universidad de Murcia, Dr. Perona. Entiendo el proceso
sintagmático-enunciativo como un encadenamiento silogístico, con sentido
etimológico y pleno del término, pues las palabras objeto de sintagmación
se presentan como configuraciones perceptibles dotadas de configuración o
memoria discursiva o utópico-referencial, en la medida en que la materia
perceptible de las cadenas verbales se orienta solidaria o exigencialmente
con respecto a la energía intelectivo-inferencial o discursiva.
En convergencia con lo anterior y como claro anticipo de que el
«conocimiento co-evoluciona con el conocedor y no como una
representación exterior objetiva», al decir de Francisco Varela en John
Brockman (1996:180), son clarificadoras las observaciones de Ortega,
(1983 (1942), 6:414-415):
«…un ejemplo de pensamiento: el silogismo. Es este un movimiento intelectual. En él
se cumplen diversos «actos» de pensar, pero estos «actos» que integran el silogismo son
inseparables y pertenecen a un pensamiento unitario. Al pensar la premisa inicial ya
estamos en la unidad total «silogismo», porque la pensamos como premisa. En este
primer acto se anticipa todo el silogismo, pero no sus partes como tales. Estas, la
segunda premisa y la conclusión, están en la primera contenidas potencialmente. El
segundo y tercer «acto» de pensar son, pues, la actualización de ese contenido potencial,
pero el segundo, a la vez, reabsorbe de nuevo en potencialidad al primero, puesto que se
refiere a él y lo conserva al suponerlo. El tercer «acto» se comporta lo mismo con los
dos que le preceden. De esta manera el pensar va convirtiendo en acto lo que en él era
antes potencia y va reabsorbiendo en potencia lo que de él fue antes en acto».
El modo elemental o prototípico del decir es el paratácticoaseverativo. Se van enunciando diversos segmentos verbales como
prefiguradores o configuradores de estados de cosas para hacer ver el
conjunto de hechos o estados de cosas como integral de sentido inferencial
resultante. Dicho proceso se fundamenta en la modalidad predicativoaseverativa de cada enunciado por elemental que este sea: «al pan pan»; «al
vino vino», «café café», «perro ladrador, poco mordedor», «trabaja, vive de
su trabajo, ahorra, paga sus impuestos: es un buen ciudadano», etc. Es
importante al respecto considerar los siguientes planteamientos de T.
Adorno:
«Según Adorno –con las palabras de su biógrafo Stefan Müller-Doohm (2003:543)-, el
contenido enunciativo de los poemas era puesto por Holderlin al servicio de su
momento expresivo a través de un medio especial: a través de artísticas perturbaciones,
parataxis […] que eluden la sintaxis que subordina a la jerarquía lógica». El lenguaje
paratáctico es, para Adorno, el intento de suprimir la lógica de la sintaxis. De esa
manera, el poema adquiere su dignidad a partir de lo artístico de la constitución
153
lingüística. Según formulaba Adorno en su conferencia –alude a «Parataxis. Zur späten
Lyrik Hölderlins», Hölderlin quería ‘hacer hablar al lenguaje’».
Más allá el hablante, en cuanto sujeto enunciador, puede tomar
como objeto las relaciones planteables entre los diversos estados de cosas
enunciados o enunciables y marcar dichas relaciones mediante marcadores
morfológico-discursivos explícitos, mediante los cuales se invita al receptor
a salir del ∅ sintáctico-paratáctico para orientarse a N relaciones
sintácticas, por donde se hace circular las características planteables dentro
del campo energético-intelectivo establecible entre los distintos bloques
enunciativo-discursivos. Lo cual se puede hacer desde la sumación de
enunciados, ya en forma «tautológica» o asertivo-esencializadora o desde la
sustracción de los mismos, ya en forma de contradicción o negativoesencializadora, ya desde la inferenciación positiva o por modus ponens, o
desde la inferenciación negativa o por modus tollens.
Las «tautologías» y «contradicciones» como límites puramente
formales de los valores de verdad de las proposiciones, según se plantea en
el Tractatus (4.45-4.4661), son plenamente operativas en el comportamiento
sintagmático-discursivo, como he señalado en otro lugar (1982:215-222), en
cuanto sintagmaciones por identificación. Entre los 14 valores aseverativos
o veritativos posibles, según lo planteado en el Tractatus (5.101), el sentido
discursivo-inferencial o silogístico-intelectivo es análogo en francés y en
español. Piénsese en enunciados como
a.Si lo sé, no vengo
≡a.1.Si lo hubiera sabido, no hubiera venido
≡a.2.Si lo hubiera sabido, no habría venido
≡a.3.Lo hubiera sabido (y) no hubiera venido
b.Si je l’avais sû, je n’étais pas venu
≡?b.1.Si je le sais, je ne viens pas
≡b.2.Je l’avais sû (et) je n’étais pas venu
En efecto, más allá de la análoga figura interproposicional, las
soluciones morfosintácticas son distintas, como se observa, dado que en a.
se da una frecuencia distinta a la que se observa en b., y las alternativas
presentan enunciados aseverativos diversos.
5. En el comportamiento verbal, las palabras van en busca de su sentido,
siempre en el más allá, al otro lado del camino del hablar, nunca concluso,
siempre en actividad proyectivo-predictiva, como resultado de la persistente
dinámica dialéctica, que es el resultado de la «obligación de seguir
pensando, para no sentirse perdido», para decirlo al modo orteguiano (9,
1960:352).
154
El ser humano experimenta la necesidad de decir, de hacer ver lo
que es el caso, más allá de los datos de los sentidos, merced a la elaboración
intelectiva de las más atrevidas imaginaciones, en función de los datos que
van sucediéndose sin límite posible. De ahí la necesidad del aseverema que,
en cada momento del intercambio verbal, configura todo decir orientándolo
como una flecha hacia lo que es el caso, el hecho, el darse efectivo de
estados de cosas.
En efecto, como señala Francis Jacob (1970:294):
«Nada nos dice que se vaya a conseguir alguna vez, no sólo por su complejidad, sino
también porque, desde Gödel, se sabe que un sistema lógico nunca se basta para su
propia descripción. <…> Por un lado, el programa prescribe con rigidez las estructuras,
funciones y atributos; por otro, sólo determina potencialidades, reglas, marcos. En un
caso impone, en el otro permite….Al aumentar la capacidad de respuesta a los estímulos
aumentan los grados de libertad del organismo en la elección de respuestas. En el
hombre, el número de respuestas posibles es tan elevado que cabe habar del «libre
albedrío» tan querido de los filósofos. Sin embargo, la ductilidad tiene sus límites».
La configuración aseverativa subyace a todos los enunciados, por
elementales que estos sean. Así, en enunciados como A. y B.,
A.
B.
C.
El día 14 de marzo de 2004 votan en España quienes sean españoles y
mayores de 18 años;
En esta zona se alojan residentes e invitados; En esta zona se alojan
residentes o invitados;
O está conmigo o contra mí.
es fácil ver cómo el esquema aseverativo dialéctico-intelectivo que subyace
en A. difiere del operante en B., y el de ambos difiere del que es operativo
en C.
En A. el esquema-matriz discursivo-intelectivo de su coherencia
sintagmática, con el sentido otorgado por Aristóteles en De Anima,
(II,3,414b,19) a la «facultad discursiva y el intelecto» se discrimina o
identifica como coherente desde los valores de verdad o aseverativos
correspondientes a la conjunción, en virtud de la cual si llamamos «ser
españoles», p, y «mayores de 18 años», q, sabemos que «sólo siendo
simultáneamente afirmativos son posibles los supuestos aseverativos de p y
q», en función de la matriz noemático-discursiva subyacente, cuyas
características intelectivo-veridictivas son las siguientes:
1/p.q
p. q
p. ∼q
∼p. q
∼p. ∼q
+
1
0
0
0
p
≅
q
0/p.(∼q)
0/(∼p).q
∼q
∼p
0/(∼p).(∼q)
En cambio, en B. el esquema discursivo-intelectivo que subyace es el
155
propio de la adjunción, cuyo recorrido dialéctico-intelectivo, siendo «ser
residentes», p, y «ser invitados», q, nos permite saber que «no sólo si son
simultáneamente afirmativos sino también siéndolo alternativamente, son
posibles los supuestos aseverativos de p y q», en virtud de la matriz
noemático-discursiva, cuyas características intelectivo-veridictivas son las
siguientes:
p. q
p. ∼q
∼p. q
∼p. ∼q
v
1
1
1
0
1/ p . q
p
q
≅
1/p.(∼q)
1/(∼p). q
∼q
∼p
0/(∼p).(∼q)
En C. el esquema discursivo-intelectivo que subyace es el propio de
la disyunción, cuyo recorrido dialéctico, siendo «estar conmigo», p, y «estar
contra mí», q , nos permite saber que «sólo uno de los supuestos
aseverativos de p y q es posible», en función de la matriz noemática, que,
siguiendo los planteamientos de K. Heger (1976), tiene las características
aseverativas siguientes:
p. q
p. ∼q
∼p. q
∼p. ∼q
/
0
1
1
0
0/ p . q
p
q
≅
1/p.(∼q)
1/(∼p). q
∼q
∼p
0/(∼p).(∼q)
Lo que le pasa a los marcadores simples es fácil comprobarlo con
cualquier relación sintagmático-discursiva de segmentos verbales, puesto
que, aunque el comportamiento verbal vaya más allá de las expectativas
simbólico-formales, según lo señalado en otro lugar (1982), la operación
verbal cabal no incurre en contradicción ni incoherencia, en la medida en
que tengamos en cuenta su sentido integrado expresivo-significativo.
6. En consecuencia, como hemos señalado en otro lugar (Actas del V
Congreso Internacional de Lingüística Contrastiva, de Leipzig, 2003), el
ser humano desarrolla mecanismos aseverativos que van configurando los
diversos momentos de su intercambio intersubjetivo, dialécticoconversacional o dialógico. En estos casos, tanto en francés como en
español, se otorga al verbo, como gran relator u organizador enunciativoproposicional, la modalidad aseverativa que orienta directamente hacia los
estados de cosas previsibles en positivo y, por el contrario, cuando se
156
configuran estados de cosas imposibles o como no siendo el caso, los verbos
precisan de morfología negativa explícita.
Pero pese a las grandes semejanzas en estos comportamientos
discursivo-verbales, se pueden observar diferencias, en orden a una, si cabe,
mayor ambigüedad del español frente a una mayor concreción por parte del
francés.
Me refiero a enunciados como el que aparece en la entrevista que
Juan Carlos Rodríguez hace a Miguel Delibes en LA RAZÓN, 29-II-2004, a
propósito de su obra, España 1936-1950: Muerte y resurrección de la
novela española, de próxima aparición en la editorial Destino, donde se
reflexiona sobre los distintos aspectos de la creación literaria y sobre las
actitudes del autor de Los Santos Inocentes. En enunciados como el
destacado más abajo, el contexto o memoria discursiva de los distintos
momentos enunciativos va configurando el sentido aseverativo de cuanto se
dice. El texto que destaco de la mencionada entrevista es el siguiente:
«-Finalmente, este libro celebra el número 1.000 de la colección Áncora y Delfín, donde
se ha publicado toda su obra narrativa. ¿Qué ha supuesto para usted esta estrecha
vinculación a lo largo de 55 años?
-Lo considero un premio a mi fidelidad. En mi vida he sido fiel a una mujer, a un
periódico, a una editorial…., y me agrada que esas cosas no se olviden, aunque en el
caso presente haya tenido que rebuscar y apelar a un «collage» para conseguir un libro».
A la hora de citar en estilo directo las palabras de Miguel Delibes en
la cabecera del texto, el entrevistador ha tenido buen tino al entrecomillar el
buen sentido de las palabras del Académico:
Delibes: «He sido fiel a una mujer, un diario y una editorial, y me agrada que eso
no se olvide»
En efecto, si el entrecomillado de la cita se hubiese hecho
reproduciendo el enunciado introducido por la locución «En mi vida», el
efecto de sentido presentado hubiese resultado ambiguo, cuando no
contradictorio, con respecto a la memoria discursiva en la que se encuentran
esas palabras, con incidencia directa en «Lo considero un premio a mi
fidelidad». El encabezamiento, al desconectar del contexto sintagmáticodiscursivo (o co-texto), hubiese obligado a marcar el sentido dado por su
autor a ese enunciado completo mediante el marcador de sentido siempre,
[En mi vida siempre he sido fiel a una mujer,…]; de lo contrario, no se
hubiese podido evitar la lectura posible con el sentido contradictorio
respecto de lo dicho por su autor, en el sentido de [En mi vida jamás he sido
fiel a una mujer,…]. De ahí, el buen criterio que percibimos en la decisión
del entrevistador, que, a la hora de tomar las palabras de su entrevistado
para titular su entrevista, ha sabido ser fiel a la energía noemático-cognitiva
o sentido intelectivo más allá de la mera reproducción de la materia verbal,
157
que, siendo materialmente una reproducción literal, hubiese sido una burda
tergiversación de su sentido integral, como hemos comentado.
En francés, la traducción de este enunciado introducido por «Dans
ma vie» no hubiese dado problemas a la hora de reproducir la traducción de
esas palabras en un titular del tipo «Dans ma vie j’ai été fidèle à une
femme,…». La traducción negativa hubiese sido una tergiversación o mala
interpretación, «Dans ma vie je n’ai pas été fidèle à une femme,…»
Más allá de estas configuraciones aseverativas de las construcciones
verbales que se actualizan en la dinámica discursiva sin necesidad de
morfema verbal ad hoc, como le ocurre al japonés, y más allá también de
los lexemas intrínsecamente positivos o negativos, como algo/nada,
alguien/nadie, todo/nada, siempre/nunca, vida/muerte, etc., como se ha
señalado anteriormente, en 3., tanto el francés como el español poseen una
morfología aseverativa específica, que en las dos lenguas presenta unos
comportamientos tónicos y átonos que conviene analizar.
Es verdad que en la configuración dialógica de los enunciados
cualquier unidad lingüística envuelve o puede envolver capacidad
predicativa y en tal caso el aseverema inherente a la operación enunciativa
como tal debe ser postulado para cualquier enunciado con memoria
discursiva, como ocurre a quien ofrece pan o vino, y se le responde que vino
o pan:
-¿Quieres pan o vino?/Voulez-vous du pain ou du vin?
-Pan (¡por favor!)/Du pain (s’il vous plaît!)
7. El carácter integrado del estudio noemático-cognitivo del
comportamiento discursivo-sintagmático que postulamos, no es ajeno a los
planteamientos de F de Saussure, como lo muestran sus recientemente
descubiertos Écrits de linguistique générale, según el texto establecido y
editado por S. Bouquet y R Engler, (2002:272):
«....c’est tout simplement de la linguistique qu’on nous offre sous le nom de stylistique.
Oui, messieurs, tout simplement de la linguistique. Seulement, la linguistique j’ose le
dire, est vaste. Notamment elle comporte deux parties: l’une qui est plus près de la
langue, dépôt passif, l’autre qui est plus près de la parole, force active et origine
véritable des phénomènes qui s’aperçoivent ensuite peu à peu dans l’autre moitié du
langage».
La configuración sintagmática está presente en Aristóteles, Retórica
(III,5-6), al referirse a las 5 condiciones de hablar con coherencia y eficacia:
«Una condición, pues, es el buen manejo de las conjunciones; la segunda es hablar con
las palabras propias, y no con términos universales. La tercera, no servirse de palabras
ambiguas, a no ser que se prefiera lo contrario <...> En cuarto lugar, guardar lo que
Protágoras distingue sobre los géneros de las palabras, masculinas, femeninas y objetos
<...> En quinto, expresar con exactitud lo múltiple y lo poco y lo uno »
158
Como en un rompecabezas, nadie piensa que ninguna pieza por
separado sea la responsable de la figura holonímica resultante, no podemos
desconocer que la figura global surge de la combinación de los componentes
o entidades meronímicas. Los valores macrosintagmáticos producidos
convienen tanto, si no más, al conjunto composicional resultante como a las
entidades merológicas intervinientes, separadamente consideradas.
8. En el caso que nos ocupa, el /SI/ en castellano y, en su caso, en francés se
encuentra llenando un paradigma deíctico-aseverativo subyacente a sus
“alomorfos sintagmáticos”, desde el funcionamiento como”aseverema”
tónico, convergente con el movimiento prototípico propio de la tensión I, la
de la función aseverativa en su concreción, según G. Guillaume, como
muestra morfológica del acuerdo intersubjetivo dentro del comportamiento
verbal, hasta el funcionamiento como”aseverema” átono, en la medida en
que su semismo deíctico-aseverativo se combina con el de las otras unidades
con las que forma construcción sintagmática, convergente con el
movimiento propio de la tensión II, la de la función aseverativa en proceso
de integración o generalización:
{{OUI/SI///SÍ}// {SI-///SI-}}
Al observar el comportamiento verbal, a partir del paradigma
morfológico-categoremático de la aseveración, nos podemos topar con síes
afirmativos, síes irónicos, síes evidenciales, síes deliberativos, síes
desiderativos, síes condicionales, síes interrogativos, etc., en la medida en
que se obtiene una indudable rentabilidad de la tarea intelectiva del
pensamiento organizador de los más variados enunciados, que se vale –sin
quedar presa de ellas- de las intuiciones significativo-unitarias primarias de
los segmentos verbales.
El comportamiento análogo en otras lenguas, el latín (sic/si-), catalán
(si/si-), italiano (si/se-), francés (oui-si/si-), portugués (sim/se-), alemán (jadoch/wenn--falls—ob—wie-), inglés (yes/if—whether-), griego (ναι/να-),
euskera ( bai/ba-), etc., aunque nunca pueda probar nada, dada su extracción
designativo-contrastiva, puede reforzar nuestra hipótesis del carácter
lingüístico unitario de estas entidades, de las que la lengua en su dinámica
discursiva obtiene una muy rica rentabilidad significativo-discursiva, en su
159
acomodación o asimilación al entorno dialógico-sintagmático en el que
actúe, según se concrete en el SI tónico-autonómico o se generalice en el SI
átono- o integrado sintagmáticamente, en función conjuntiva, subjuntiva o
interjuntiva.
9. En un sentido prototípico o primario, SI se presenta como morfema
dialógico-aseverativo anafórico, en virtud del cual el hablante muestra o da
cuenta de su acuerdo o actitud aseverativa o concluyente con respecto a una
cuestión previa. Pero el hablante puede entrar en otro tipo de valores donde
el SI no es el exponente concluyente del testimonio aseverativo a una
cuestión previamente planteada, sino el mediador –operador o, en su caso,
marcador-, catafórico o anafórico-catafórico, de otra serie de valores
complejos, emparentados con el semiotipo prototípico, en la medida en que
el SI no es sino el componente meronímico de otra serie de valores
inferenciales holonímicos, el anafórico-evidencial, el anafórico(-catafórico)argumental, el catafórico focalizado, tematizado, etc., etc. En tales casos, el
valor inferencial del SI- no es sino silogístico, de acuerdo con su etimología,
en cuanto inferido combinatorio-frásticamente.
Teniendo en cuenta los valores sintagmático-discursivos
emparentados en cuanto variantes discursivo-memorizadas o normativas,
adaptando a mis propósitos actuales lo planteado en el Homenaje al Prof.
Manuel Alvar, Institución “Fernando el Católico”, Zaragoza, el aseverema
puede articularse del siguiente modo:
/ASEVEREMA/ -en español/SI/
[SI]
/NO/
[SI-]
[NO-]
[n]
[]
[ ←SI NO] // [SI NO-→]
[NO]
[n]
[←SINO-]
[SI/NO// SI-n / NO-n // [←SI NO]/[SI NO-→]// [←SINO] /Siendo n=variedades de
160
construcción sintagmática zaumásico-independiente, hipotáctica y diatáctica, para
referir las llamadas optativas, completivas, condicionales, etc.
/ASEVEREMA/-en francés-
/OUI/
[(AFF)←OUI]
[(NÉG)←SI]
/NON/
[SI-]
[NON PAS QUE]
[n]
[]
[SI...NE...PAS→]
[NE...PAS]
[NON]
[n]
[←SINON QUE→] [←MAIS]
[←SINON]
n=variedades de construcción sintagmática zaumásico-independiente, hipotáctica y
diatáctica, para referir las llamadas optativas, completivas, condicionales, etc:.
10. Para los diversos usos discursivos presentados por la memoria o
competencia discursiva del español, remito a lo formulado en otro lugar
(2003:135-156). De la vigencia de esta familia sistemático-discursiva en la
conciencia lingüística de los hablantes pueden darse muchas otras muestras
actuales, donde el SI se emplea, en términos sintagmático-discursivos, en
las más diversas funciones sintagmáticas, como «enunciado autónomo»
–que no independiente–, como «indicador argumentativo diatáctico» o
interoracional –acomodando a nuestros propósitos los planteamientos de E.
Eggs (1994:58-60)– o, en fin, como «indicador argumentativo hipotáctico»
o suboracional, como aspectos fundamentales de la muy variada gramática
sintagmático-discursiva de SI.
Pero a la hora de dar cuenta de la operación discursivo-verbal, no
podemos desdeñar ni el incremento significante producido por el
comportamiento sintagmático-discursivo, cuando nos disponemos a ubicar
e identificar el sentido global resultante –diversos sentidos discursivos de
los que es componente SI-, ni podemos olvidar que el dinamismo
sintagmático-discursivo no puede desvirtuar ni anular la identidad de las
161
unidades lingüísticas –nuestro SI como aseverema en cuanto unidad
deíctico-aseverativa, operante tanto en construcciones tónicas como en
construcciones átonas–, que pese a su respectividad esencial, tanto en la
lengua como en el discurso, no por ello dejan de ser unidades verbales con
identidad propia.
Para terminar, permítaseme aludir a un comentario muy clarificador
y anticipador de nuestras reflexiones, cual es el de Greimas (1983 (1976):
68-69):
«La transformation peut être considérée, du point de vue paradigmatique, comme une
catégorie sémantique (même si son investissement minimal la fait paraître comme un
universel du langage) et projetée sur le carré dit sémiotique:
S1
S2
/assertion/
/négation/
_____________
où
____________
/négation/
/assertion/
S2
S1
_____________
/négation/ = /assertion/
et ceci donne lieu à la définition interne de la contradiction: S1 et S2 sont contradictoires
si S 2 = S1 et S1 = S2 ; la contradiction apparaît ainsi comme un cas particulier de la
contrariété.
Du point de vue syntaxique, c’est-à-dire du point de vue des opérations qui, effectuées
sur le carré, se constituent en suites:
_____________
/ négation/ ≠ /assertion/
Ainsi l’exemple français de:
S1
S2
oui
non
si
S2
S1
montre bien que si n’est pas une simple assertion, mais un lexème chargé de «mémoire»
et qui présuppose un énoncé de négation qui lui est antérieur.
Le détour que nous venons d’effectuer a un double but. Il s’agit de justifier la
projection, sur le carré, des catégories binaires (des contradictoires). Il s’agit aussi de
marquer une différence de traitement entre la logique (qui est de nature phrastique et
n’opère que par substitutions) et la sémiotique discursive (dont les énocés possèdent, de
plus, une signification positionnelle)».
Teniendo en cuenta que las condiciones semiótico-discursivas
posicionales, sagazmente planteadas por Greimas, son análogas a las que
162
aquí consideramos como noemático-discursivas, podemos saturar el
cuadrado semiótico tanto en francés como en español, sólo que con
diferente morfología y, sobre todo, con distinta orientación o sentido
aseverativo. Con lo cual, si se presenta no ya una mera proyección de
formas sistemáticas, sino sus posibilidades aseverativas con memoria
noemático-discursiva, los modelos polimórfico-polisémicos previsibles son
francamente análogos:
S1
← oui
S2
non→
S1
← sí
S2
no→
vs
si! ←→
S2
←→ non!
S1
¡sí!←→
S2
←→¡no!
S1
Si tenemos en cuenta los fundamentos noemáticos del proceso
relacional sintagmático-discursivo que podemos cifrar en las tablas de
veritativas, al modo de lo señalado en otro lugar (1982:46-73), cabe plantear
distintos momentos anafóricos extradiscursivos e intradiscursivos del
aseverema en ambas lenguas. En efecto, junto al aseverema deícticoanafórico afirmativo-veridictivo, oui (1.), el francés presenta el aseverema
deíctico-anafórico afirmativo-contradictivo o contradiccional, si! (1.1.),
mientras que el español, junto al aseverema deíctico-anafórico afirmativoveridictivo sí (I.), presenta el aseverema deíctico-anafórico afirmativocontradictivo ¡sí! (I.I.). Funcionamiento análogo presenta el aseverema
deíctico-anafórico negativo, que en las dos lenguas se manifiesta de forma
análoga, tanto en situación veridiccional, non/no, (2./II.), como en situación
contradictiva, non!/¡no! (2.1./II.II). Dejando constancia de mi gratitud por
su sabio asesoramiento a mi cuñada, Françoise Nicolas, Profesora de
Francés de la Escuela Oficial de Idiomas de Alicante, véanse los siguientes
enunciados:
1.
1.1.
I.
I.I.
2.
2.1.
II.
II.II.
Avez-vous mangé?-Oui.
Vous n’avez pas mangé?-Si!
¿Ha comido usted?-Sí.
¿No ha comido usted?-¡Sí!
Avez-vous mangé?-Non.
Vous avez mangé, n’est-ce pas?-Non! (bien sûr que non)
¿Ha comido usted?- No.
¿Usted no ha comido (no es cierto)?- ¡No! (¿Por qué tendría que haberlo
hecho?)
Para concluir, insistamos en que todo enunciado, por el hecho de
serlo, asevera cuanto dice y por lo mismo puede ser evaluado sobre sus
163
propiedades veridictivas a partir del estado de cosas, de cuya configuración
prototípica clasificatorio-esencializadora el enunciado es una prefiguración
utópica. El encadenamiento paratáctico de enunciados responde a la
necesidad articulatoria, de la que se hace virtud, en la medida en que el decir
directo sin la intermediación de marcadores discursivos o metadiscursivos
deja incólume la capacidad decidora de la lengua toda, como se observa en
el decir poemático, en las descripciones, en los inventarios, en los
resúmenes, etc., etc. No obstante, si todo enunciado autónomo es λογος, por
el hecho de ser instrucción intersubjetiva bona fide o aseverativa, la
concatenación sintagmática de enunciados se comporta como una suerte de
silogismo, en sentido etimológico en cuanto enunciados concomitantes en
un fenotexto o texto dado, y también en sentido inferencial pleno, si se tiene
en cuenta el proceso inevitable de dinamización del genotexto, en cuya
virtud la materia verbal configurada estético-perceptivamente se hermana y
sustenta en su energía significativo- intelectiva o configuración noemática.
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CONCEPTUALIZACION Y ESTRUCTURA ARGUMENTAL
DE LA PASIVA PRONOMINAL EN ESPAÑOL Y EN ITALIANO
Eugeen Roegiest
<
[email protected]>
Universiteit Gent
0. En este estudio sobre la llamada pasiva pronominal propongo examinar
las tesis siguientes:
(a)
(b)
(c)
la construcción que se llama tradicionalmente pasiva pronominal no es una
pasiva, ni formalmente, ni funcionalmente;
la pasiva pronominal española y románica es una construcción inestable que
sufre un cambio importante respecto a la conceptualización de la acción
expresada;
los idiomas romances que abordamos aquí (español, italiano y superficialmente
el rumano) presentan etapas diferentes en el mismo desarrollo.
1. La hipótesis pasiva de las construcciones pronominales del tipo se venden
libros y se cultiva el campo consideradas como equivalentes de la pasiva
perifrástica con el V copulativo ser constituye el fundamento de la lógica de
la gramaticografía tradicional en español y en la mayoría de las lenguas
románicas. Véase a título ilustrativo la gramática de la Real Academia
Española (1973:382): “La paz fue aceptada equivale a La paz se aceptó. Si
el sujeto pasivo estuviese en plural, diríamos respectivamente, Las paces
fueron aceptadas o Las paces se aceptaron.”
Al mismo tiempo esta lógica es responsable de ciertas
inconsistencias entre la actitud prescriptiva y el uso. Así la misma gramática
de la Real Academia (1973:379) considera la presencia de un complemento
de Agente como evidente: “La paz fue firmada por los embajadores”
equivale a Se firmó la paz por los embajadores”. Una opinión semejante se
nota en varias gramáticas, a pesar de que por + agente resulta
extremadamente raro con la construcción pronominal (J. Alcina Franch / J.
Blecua 1980:918-919). Otros autores consideran su uso con la pasiva
pronominal como gramaticalmente incorrecto e inaceptable1. G. DeMello
(1997:132) sugiere que los raros casos de SP marcados por por con un V
1
Para una visión global de la polémica, véanse W. Oesterreicher (1992:250-251) y J. De Kock / G.
DeMello (1997:127-133).
166
pronominal se interpretan como adverbios (causa, instrumento o medio) más
bien que como Agentes prototípicos. Verdad es que el SP contiene casi sin
excepción un N pl, un colectivo o un referente genérico2, raras veces un N
humano definido en sg. W. Oesterreicher (1992:253) llega a un conclusión
similar: “auch im Spanischen ist der prototypische Agens im Prinzip in der
se-Konstruktion mit passivischem Sinn nicht ausdrückbar”, pero “nichtprototypische <Agentes> wie die semantischen Rollen <Kraft>, <Causa>,
<Instrument>, <Mittel>, <Konkomitanz> etc. können nämlich durchaus mit
por konstruiert werden.”3
La hipótesis pasiva implica también que el objeto directo del V
transitivo se transforma en sujeto y provoca obligatoriamente la
concordancia del V pronominal. La gramática normativa es particularmente
significativa a este propósito: “lo más intolerable sería: “Se olvida los
beneficios”; “Se fertiliza los campos” (A. Bello / R. Cuervo 1970:267) y:
“Hay otra incorrección que se está desarrollando modernamente, aun entre
grandes escritores, de carácter bastante desagradable, y que consiste en
poner el verbo en singular aun cuando la cosa que siga esté en plural”
(Américo Castro citado por F. Marcos Marín 1980:291).
En realidad la concordancia del V transitivo pronominalizado con su
objeto directo inicial constituye el único argumento formal que permite a los
gramáticos definir el SN como sujeto y consecuentemente la construcción
pronominal como pasiva.
En efecto, el SN que desencadena la concordancia manifiesta por
otra parte todos los rasgos sintácticos y semánticos de un objeto más bien
que de un sujeto. En primer lugar, ocupa casi siempre la posición
postverbal. Sólo se admite en posición preverbal un SN definido, lo que
además da frecuentemente lugar a una lectura causativa. Luego, la inmensa
mayoría de los SN son indefinidos, no anafóricos e inanimados (cf. R.
Hidalgo 1994:176). Estas propiedades caracterizan al objeto directo y lo
diferencian del sujeto prototípico en el marco de un enfoque semántico y no
discreto de la noción de transitividad y de sus argumentos. Por último,
incluso un N genérico, que en función de sujeto exigiría en sg un artículo
definido, se construye con un indefinido en la pasiva pronominal:
Se bebe vino en el Mediterráneo.
Es verdad que el SN sujeto de la pasiva pronominal raras veces tiene
2
Algo similar se concluye sobre el empleo excepcionalmente frecuente de este complemento en los
textos jurídicos (cf. C. Sánchez López 2002:61). Cf. también el ejemplo bien conocido del título de
una obra de J. Menéndez Pidal: Romances que se cantan por los Asturianos.
3
Nótese también el ejemplo que facilita Sánchez López (2002:51): Se prohibió fumar por orden
gubernamental.
167
un referente humano y en el caso afirmativo suele posponerse al V:
Se necesitan obreros calificados
Un referente humano definido o individuado tiende a provocar una
interpretación activa en las lenguas románicas si se antepone al V4:
Los representantes se anuncian
I testimoni si cercano
Os monarcas acusam-se
Por lo tanto en principio una lectura pasiva (no causativa) sólo es posible en
posición postverbal, por lo menos en italiano, portugués y rumano:
Si cercano i testimoni del incidente
Acusam-se os pequenos industriais de que são um peso morto (E. Gärtner
1998:619)
Inainte de a fi adusa martora se întreaba înculpatul
En español, al revés, la misma construcción con sujeto humano
pospuesto sólo se observa en los estadios antiguos del siglo XV al XVII.
Véanse los ejemplos siguientes de A.Bello / R. Cuervo (1970:482):
De tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros (Cervantes,
Quijote)
Degolláronse todos los enemigos a vista de la ciudad (Coloma, Guerras de
los Estados Bajos)
Hoy, como sabemos, el SN humano definido está marcado por la
preposición a siguiendo las mismas reglas que rigen el empleo de a delante
del objeto directo:
Se acepta mejor al abuelo que al tío (Jim.)
Se oprime a los pobres (Torrente Ballester, Filomeno a mi pesar, 130)
Siempre este largo silencio después de que se nombraba a mamá (Martín
Gaite, Entre visillos, 23)
La gramática española explica la ocurrencia de a como una
estrategia de desambiguación, como lo ilustra el comentario que se lee en la
gramática de la Real Academia española (RAE 1973:382): “Por ejemplo, la
frase ambigua Se obsequian las señoras se convierte en Se obsequia a las
señoras, donde no hay duda posible”. A. Bello / R. Cuervo (1970:261)
hacen una reflexión similar: “si el sujeto fuese un ser capaz de la acción
significada por el verbo, la construcción ofrecería dos sentidos diversos, o
tal vez ofrecería naturalmente el reflejo. ‘Se miraban los reyes como
superiores a la ley’ pudiera significar o que se miraban a sí mismos o que
4
A menos que se trate de una construcción pasiva pronominal genérica del tipo: Las mujeres no se
conocen nunca bien en los que el sujeto puede interpretarse asimismo como semi-agente (C. Sánchez
López 2002:66-67). En este estudio no insistiremos en la posición de este tipo de construcción
pronominal, que consideramos como una mera variante genérica de la pasiva pronominal con la
misma trayectoria derivacional.
168
eran mirados; pero quizás más naturalmente lo primero.” Por el otro lado
sorprende que el problema no se plantee en los mismos términos en las
gramáticas de los demás idiomas romances, en los que la posición
postverbal parece ser suficiente5. Es particularmente sorprendente en
rumano que dispone, igual que el español, de una preposición (pe) para
marcar el OD humano definido bajo condiciones análogas, pero que nunca
recurre a esta preposición en la construcción pronominal pasiva6:
se auzea cineva plescaind prin apa (Preda, orometii, 13)
“Se oía a alguien chapotear en el agua”
striga ca se vede jandarmul (Ibid. 336)
“Gritó que se veía al guardia”
Balosu nu se mai vazu (Ibid. 145)
“Ya no se vio a Balosu”
a no ser que la ocurrencia de a en español no sea la marca de un auténtico
OD.
El estatuto gramatical de este SN marcado por a está efectivamente
controvertido en la tradición gramatical española. A se interpreta como la
marca sea de un OD sea de un OI7. La primera solución es consecuente con
la hipótesis pasiva, que opera por definición sobre una construcción
transitiva. Se apoya además en la pronominalización: las formas acusativas
lo(s), la(s) ocurren en la construcción pronominal, sobre todo en fem. (cf.
los ejemplos de E. Alarcos Llorach 1994:209-211):
Se la admitió sin reparos en la clase
Impidieron que se lo tomase en serio como escritor [a él]
El Coronel ha empalecido. Se lo nota tenso
Su presencia está condicionada también geográfica y socialmente (cf. F.
García González 1996:387-405) y considerada a menudo como una
derogación de la norma8.
La segunda solución concuerda con el desarrollo diacrónico: la
pronominalización por las formas acusativas es mucho más reciente que la
del dativo en la pasiva pronominal: “desde que aparecen con pronombre las
frases verdaderamente impersonales, llevan le y les” (A. Bello / R. Cuervo
5
Cf. también las reservas formuladas a este propósito por A. Martín Zorraquino (1979:160-161).
Cf. también Dumitrescu (1983). En rumano la pasiva pronominal no tiene la misma extensión que
en las demás lenguas románicas. Se extiende a los verbos intransitivos, pero no a los verbos
copulativos, ni a las oraciones pasivas (cf. Dobrovie-Sorin 1986, 1994, 1995). La diferencia entre
rumano y español podría explicarse en parte por un comportamiento diferente del OD preposicional
rumano (cf. E. Roegiest 2001) pero también por una conceptualización diferente de la pasiva
pronominal (cf. infra).
7
Compárense p.ej. las opiniones divergentes de A. Bello / R. Cuervo (1970:266) y de A. Alarcos
Llorach (1994:208-212) por una parte y de F. Marcos Marín (1980:290) por otra parte.
8
Cf. el comentario de A. Martín Zorraquino (1979:170-179).
6
169
1970: 483). El uso tradicional y la frecuencia general, incluso en fem. hacen
concluir a R. Cuervo que el SN humano marcado por a debe ser analizado
como OI. La explicación es a la vez diacrónica y sincrónica: por un lado le
se hubiera generalizado por analogía con se le dice, se les ruega, y por el
otro lado por la necesidad de diferenciación con relación a la construcción
activa se lo quita, se lo entrega en que se representa al OI y lo al OD, tanto
más que en la pasiva pronominal “la tradición sintáctica […] hacía sentir
siempre un acusativo en el pronombre reflejo y no fué posible introducir
otro acusativo.” (A. Bello / R. Cuervo 1970:485). Otra antigua teoría
propuesta por Bello y recuperada recientemente atribuye la presencia del OI
humano a rasgos inherentes a la pasiva pronominal: la pasivización se hace
a partir de un paciente sobrentendido en se le admira, lo que explicaría al
mismo tiempo la pasivización del verbo intransitivo a partir de un OD
implícito o cognado (cf. Sánchez López 2002:40-41)9.
Resulta curioso que bajo estas condiciones el V de la pasiva
pronominal concuerde a veces en pl. con el SN humano definido marcado
por a. Desde sus primeras manifestaciones en el siglo XV hasta hoy, el
fenómeno pervive –aunque de manera reducida– tanto en el registro escrito
como en la lengua hablada, como lo subrayan ampliamente los ejemplos
aducidos por A. Martín Zorraquino (1979:163-166):
Fue recibido con grandes juegos e danzas, como se suelen recebir a los reyes
que de alguna conquista vienen victoriosos (Crónica Juan II)
Orden por la que se nombran funcionarios de nuevo ingreso en el Cuerpo de
Ingenieros de Minas a los aspirantes que se indican (Boletín Oficial, apud F.
Marcos Marín 1980:281)
el cuartel donde […] se han ajusticiado a varios criminales de guerra (R.
Arenas: Otra vez el mar 57)
Las explicaciones alegadas habitualmente para esta concordancia no son
muy satisfactorias. Se trataría bien de una contaminación con la
construcción sin a (Bello / Cuervo), bien de una vacilación de una
construcción inestable (Cartagena), bien de una concordancia en pl. con un
agente inespecífico subyacente (Schroten)10.
9
El planteamiento semántico y multifactorial de la transitividad en una aproximación lingüística
cognitiva subraya el carácter gradual y no discreto del concepto gramatical de la (in)transitividad y
permite así entrever varios grados de transitividad.
10
Esta última solución parece tanto más discutible que el V no se pone nunca en pl. cuando el SN
humano se usa en sg. Para más detalles cf. A. Martín Zorraquino (1979:164-166). Además contrasta
con la imposibilidad de hacer concordar atributos en pl. contrariamente al italiano donde el sujeto
tácito se interpreta como pl. (cf. Sánchez López 2002:22): Non si è mai contenti / *no se está nunca
contentos.
170
2. De la descripción precedente se concluye que por un lado el SN que la
gramaticografía define como sujeto –basándose en la concordancia verbal–
manifiesta un comportamiento poco subjetivo y que por el otro lado la
misma concordancia se hace con SSNN que difícilmente pueden definirse
como sujeto de modo que la concordancia tampoco es un indicio suficiente
de subjetividad. Estas observaciones debilitan considerablemente la
hipótesis pasiva.
Una comparación con la pasiva perifrástica muestra efectivamente
que la construcción pronominal sólo coincide parcialmente con los dominios
funcionales que se suelen atribuir a la pasiva. En el marco de un análisis
prototípico (cf. T. Givón 1982, 1990, F. Palmer 1994: 172, B. Primus 1999:
217), se reconoce generalmente que la pasiva canónica asume tres funciones
fundamentales.
(a) La función primaria la constituye la desagentivización o
detopicalización (democión como tópico) del actante más dinámico
(cf. Shibatani 1985: “defocusing of the Agent”). Son factores
contextuales los que determinan esta democión: el Agente puede ser
desconocido, obvio o sin interés para el locutor y consecuentemente
ser relegado al segundo plano donde puede –aunque no debe–
aparecer como rematizado. B. Primus (1999:219) especifica más: “a
prototypical passive does not change the thematic structure of the
predicate. A passive verb conveys the same thematic information as
the corresponding active one, but it has a reduced argument structure.”
Eso significa que el Agente no se realiza sintácticamente en el
predicado11, pero que se mantiene como relación semántica del
predicado pasivo12.
(b) Simultáneamente el no Agente sufre una promoción pragmática o
topicalización y una promoción sintáctica o subjetivización. Es sabido
que la pasiva canónica es más natural si su sujeto es definido y
anafórico (cf. e.o. R. Hidalgo 1994:171). La pasiva canónica implica
pues una inversión de los roles temáticos y, en contraste con la
construcción activa centrada en el participante más dinámico, la
pasiva está centrada en el participante menos dinámico (cf. M.
Manoliu 1994:88).
11
Citamos a B. Primus (1999:222-223): “The agent phrase surfaces in a non-argument position and
receives its thematic interpretation by the preposition by.” et “prototypical passives ‘background’ the
agent syntactically by reducing its primary structural position”.
12
Cf. también M. Manoliu (1994:94): “the plain passive demotes the Agent, but does not eliminate it
from the underlying structure”, en que interpretamos la estructura subyacente (“the underlying
structure”) como la estructura semántica de los roles temáticos.
171
(c)
La pasiva implica una detransitivización de la acción en una
perspectiva resultativa. Como el Agente acaba por ocupar una
posición oblicua o adverbial, la desagentivización ocasiona una
reducción de la valencia verbal. Desde este punto de vista no
sorprenderá que la pasiva canónica sea formalizada generalmente por
auxiliares estativos como ser/essere/être y un participio pasado. Claro
está que la construcción pasiva es semánticamente menos transitiva,
pues es más estática que la activa (cf. T. Givón 1982:34).
La pasiva pronominal no participa de estos dominios funcionales.
Está claro que la reflexivización de que resulta la pasiva pronominal
repercute en las propiedades funcionales de la última13 y da cuenta de los
contrastes con la pasiva canónica. Aunque sea de otra índole, sabemos que
la reflexivización opera igualmente (lo mismo que la pasiva perifrástica)
sobre la transitividad14. Así M. Selig (1998) subraya que la reflexivización
se caracteriza particularmente por el hecho de que un solo referente asume
dos roles semánticos distintos. Reduciendo de este modo la distancia
referencial, la construcción reflexiva ocupa una posición intermedia en la
escala de la transitividad semántica entre una proposición monoactancial y
una proposición biactancial: “Reflexives in many languages have properties
which can be explained by appealing to their intermediate status between
one-argument and two-argument clauses” (P. Hopper & S. Thompson
1980:277). La construcción pronominal se emparenta pues con la pasiva
porque se caracteriza igualmente por una detransitivización y por una
reducción de la valencia verbal.
En la pasiva pronominal y en otras construcciones pronominales,
como las que se llaman tradicionalmente medias (la cuerda se rompe, las
luces se apagan), la reducción actancial tiene por objeto al Agente15, pero
esta desagentivización se distingue de la de la pasiva canónica por no haber
inversión de roles: el Agente no está rematizado, sino eliminado o no
implicado como rol temático16. Queda suprimido al nivel semántico. Este
hecho explica por qué, en contraste con la pasiva canónica, la ocurrencia del
Agente como objeto oblicuo marcado por la preposición por nunca se
impuso con la pasiva pronominal. Aun así el participante activo puede
presentarse al nivel pragmático, es decir en el contexto extralingüístico.
13
Cf. T. Givón (1995:75): “their structure still reflects many features of their earlier point of origin.”
Cf. W. Oesterreicher (1992:243-244) quien recuerda la observación de E. Coseriu según la cual el
significado de la reflexividad sería “l’inversion (ou négation) de la transitivité”.
15
Según J. Grimshaw (1990:156), los V pronominales se caracterizan como V inacusativos y por eso
no llevan argumento externo al SV.
16
W. Oesterreicher (1992:253) lo formula como sigue: “Anders als das Passiv ist die grammatische
Pseudoreflexivität in allen romanischen Sprachen grundsätzlich rezessiv, agensnegativ”.
14
172
Cualquier acción detransitivizada implica la existencia de una fuente de
energía, cuyo prototipo es humano17. Lo confirma el hecho de que la pasiva
pronominal no se aplica sino a acciones que presuponen imperativamente un
participante activo humano18. Lo confirma también la ocurrencia posible de
ciertos adverbios agentivos o de subordinadas finales que refieren a tal
participante19:
Se retrasó la reunión deliberadamente.
Se retrasó la reunión para esperar a los que faltaban.
Al mismo tiempo, el Paciente se topicaliza muy pocas veces, como
lo demuestra R. Hidalgo (1994:180-183) quien observa que el Paciente
(generalmente indefinido) de la pasiva pronominal lleva un valor elevado de
distancia referencial y un valor de persistencia temática muy débil. Si a
pesar de todo ocurre una topicalización del Paciente –únicamente posible
con un SN definido– esa topicalización implica en la mayoría de los casos
un proceso dinámico sin Agente, en el que el sujeto se interpreta
virtualmente como el participante más activo (la puerta se abre sola, la
cuerda se rompió sola, las luces se apagaron inesperadamente) o como un
participante dotado de unas propiedades que contribuyen a la realización de
la acción (este libro se vende fácilmente), de modo que puede ser concebido
como teniendo cierto control sobre la acción20.
De ahí se infiere que la construcción con se no está centrada ni en el
Agente (como la activa), ni en el Paciente (como la pasiva), sino en la
actividad misma, a la que se puede relacionar el Paciente. Prescindiendo de
la fuente del proceso y detransitivizando la acción, la construcción
pronominal focaliza el evento. Este análisis es compatible con el análisis
propuesto por M. Manoliu (1994:88) y recuerda la observación de S.
Fernández (1986:114-115), cuando opone la pasiva pronominal (se ve, se
dice, etc.), que se concentra exclusivamente en la acción, a la 3a persona del
pl. (ven, dicen, llaman) que incluye un realizador localizable fuera de las
personas del discurso:
Con el verbo ver, por ejemplo, la fórmula reflejo-pasiva suele realizar una total
objetivación, remueve de nuestras representaciones la idea de sujeto que percibe: se
17
Todas las construcciones pasivas impersonales suponen universalmente un Agente humano. Como
el primer uso de la lengua es el discurso, parece que los elementos no referenciales toman su
referencia de los participantes en el discurso que son humanos por definición (cf. C. Sánchez López
2002:23).
18
E. García (1975:200) señala la inaceptabilidad de oraciones como *?se susurra en las ramas, *?se
come heno en la finca. Cf. también C. Otero (1968:1844): “se usa esta partícula sólo cuando el verbo
admite un sujeto humano que ha de dejarse inexpresado.*Se cuesta mucho no es posible en español y
se rebuzna a menudo o se llueve a voluntad del interesado sólo son posibles en sentido traslaticio.”
19
Véase C. Sánchez López (2002:58-59) a la que prestamos los ejemplos citados.
20
Cf. M.Manoliu (1994:108) y la nota 4 supra.
173
ve(n) equivale muchas veces a aparece(n) […]. En cambio la 3a p. pl. actualiza el acto:
ven (vieron, veían …) es el acto de sorprender, descubrir, observar, realizado por
alguien en una situación determinada.21
Por consiguiente, ni formalmente, ni funcionalmente la pasiva
pronominal puede ser puesta en un pie de igualdad con la pasiva canónica.
Formalmente el V pronominal concuerda con un SN que lleva las marcas de
un OD, incluso de un OI (en los raros casos en que el V pronominal
concuerda con un SN marcado por a). Semánticamente, la construcción
focaliza el evento y pragmáticamente prefiere proposiciones con una
estructura tética22. Mientras que la pasiva perifrástica que por ser pacienteorientada conceptualiza la acción expresada desde una perspectiva
resultativa, la llamada pasiva pronominal con concordancia verbal es
proceso-orientada. Esta diferencia de organización conceptual da cuenta de
lo que Mendikoetxea (1999:1670-1671) llama el uso más irrestricto de la
pasiva pronominal. Los verbos intransitivos con objeto cognado (como
dormir, hablar), los verbos de movimiento con objeto adverbial (como
andar, correr), verbos con una completiva como OD (se dice que…),
locuciones verbales con verbos léxicamente débiles (dar razón, dar una
vuelta, etc.) aceptan el proceso de reorganización operado por se, pero no la
aplicación de la pasiva perifrástica, porque con se el Paciente no se
topicaliza y mantiene consecuentemente su posición postverbal.
La pasiva pronominal representa pues un tipo particular de
conceptualización, distinto de la pasiva, pero que recuerda formal y
funcionalmente a una estructura tipológicamente ergativa, tal como la define
e interpreta R. Langacker (1991:380-381). En el planteamiento cognitivo de
R. Langacker (1991:291), la organización formal de una estructura ergativa
que presenta al Paciente como el argumento no marcado y con el que
concuerda el V, conceptualiza el proceso expresado como un evento que
afecta a los actantes, en vez de como una acción dinámica vista a partir de la
fuente de la actividad, o sea desencadenada por un Agente.
La tipología española es particularmente sensible a este tipo de
estructura ergativa, o quizá más correctamente a lo que los tipólogos llaman
la partición intransitiva (split intransitivity)23: el hecho de que los
21
S. Fernández (1986:114). La aproximación funcional entre se ve(n) y aparece(n) confirma la
posibilidad de un parentesco entre la pasiva pronominal y un enunciado tético, como la construcción
presentacional. Según M. Manoliu (1994:110), esta similitud resulta de que la pasiva pronominal está
centrada en el mismo evento.
22
Cf. C. Sánchez López (2002:54 nota 46).
23
Según B. Primus (1999:116-119) el fenómeno de los VV inacusativos con sujeto pospuesto como
en alemán corresponde al fenómeno de la partición intransitiva. Rechaza la hipótesis ergativa en una
lengua acusativa como el alemán, argumentando que el sujeto de los VV inacusativos no es un
argumento primario o externo al SV, como sería el caso en una lengua tipologicamente ergativa.
174
argumentos de ciertos VV intransitivos (generalmente los VV inacusativos)
se comportan como los Pacientes de los VV transitivos: faltan ejemplos
interesantes, crecen amapolas en el campo. De la misma forma el español
dispone de una estructura sintáctica pronominal peculiar para referir a
procesos espontáneos (unplanned occurrences):
Se le olvidó la llave
Se le rompieron las gafas
Se me acuerda tu carta
El participante humano aparece como OI en vez de S, mientras el V
concuerda con el Paciente (originariamente OD) que sigue marcado como
tal por su posición postverbal. Así la desagentivización y la detransitivación
operadas por se formalizan la falta de responsabilidad por parte del
participante humano. La acción transitiva está conceptualizada como un
evento «experimentado» que afecta a los actantes y no como un proceso
causativo provocado por un Agente volitivo y responsable24.
El paralelismo entre estas construcciones y la pasiva pronominal es
obvio y podría además dar cuenta del uso enigmático de la marca dativa
para referentes humanos (se le acepta, se les oprime, etc.). En vez de
imputar el fenómeno a una eventual ambigüedad con se lo (< le lo), la
desagentivización propia a la pasiva pronominal sería una condición
suficiente para que cualquier argumento humano no volitivo aparezca como
dativo, por analogía con las formalizaciones que se observan en las demás
construcciones en las que falta un Agente volitivo25. En otros términos, las
marcas del OI sirven para significar que el argumento humano y definido no
asume la función de argumento más prominente, contrariamente a la
interpretación prototípica.
3. En el marco del razonamiento que acabamos de elaborar, la concordancia
verbal generalizada, la concordancia aberrante con el SN marcado por a y la
pronominalización por le(s) hacen todas parte de la misma organización
sintáctica que acabamos de denominar ergativa o de partición intransitiva.
Estos hechos ya no están respetados en las etapas más recientes del español.
El abandono de la concordancia verbal, la pronominalización por el
acusativo tanto del referente humano como inanimado, la aplicación de se a
VV intransitivos (se vive tranquilo, se habla de política) e inacusativos (se
entra por aquí), a VV copulativos ((nunca se está seguro de nada) y a la
24
Cf. también R. Schmidt-Riese (1999) y J. Bechert (citado par B. Primus 1999:71) quien ve en esta
construcción un nuevo tipo de organización formal.
25
Hasta cierto punto pero a partir de otras premisas, se confirma así la intuición de Bello/Cuervo
(1970:266), según la cual le no representaría un OD, sino un OI.
175
pasiva (se sufre mucho cuando se es traicionado por los amigos),
interpretados en la gramaticografía como impersonales en vez de pasivas,
pertenecen a otra lógica gramatical y constituyen el desenlace diacrónico de
la pasiva pronominal como construcción inestable.
Cambia efectivamente la estructura conceptual del proceso, cuando
el SN postverbal no desencadena la concordancia del V, se pronominaliza
por un pronombre acusativo y cuando la reflexivización se aplica a
cualquier construcción intransitiva (incluso a construcciones pasivas y
copulativas): estos hechos señalan que ya no hay detransitivización y que la
acción se concibe como potencialmente dinámica, enfocada como cualquier
estructura acusativa, o sea a partir del iniciador, la fuente natural de la
transmisión de actividad26.
La desagentivización no implica más que la indeterminación del
participante activo. La construcción pronominal conceptualiza esta vez una
actividad que procede de un Agente inespecífico, pragmáticamente
localizable. Desde ahora el Agente hace parte de la estructura argumental,
aunque siga implícito. El clítico se, morfema verbal que como se sabe no
asume el estatuto sintáctico de sujeto gramatical27 pasa por un marcador del
sujeto inespecífico. Como la posición del participante activo está rellenada
conceptualmente, resulta natural que el SN Paciente sea pronominalizado
por un pronombre acusativo en vez de Ø o un pronombre nominativo. La
misma conceptualización explica las restricciones bien conocidas (cf. C.
Sánchez López 2002:47-48) con las formas no finitas del V:
No habiéndose descubierto al culpable, resulta imposible determinar…
No habiéndose trabajado lo suficiente,…
??No habiéndose llegado a tiempo de solucionar el conflicto,…
*No siéndose feliz en el matrimonio,…
*Habiéndose sido maltratado, es difícil volver a fiarse de nadie.28
Como con un V inacusativo, pasivo o copulativo se implica la misma
indeterminación del Agente que la morfología de las formas verbales no
finitas, sólo ocurrirá se pasivo en cuanto modifique la organización
conceptual de la oración, o sea con un V transitivo o ergativo.
4. Si comparamos la construcción pronominal española con la italiana, se
destacan, a pesar del paralelismo entre ambos idiomas, algunas divergencias
menores sorprendentes.
26
De ahí que R. Hidalgo (1994:173) pone intuitivamente que la construcción impersonal sin
concordancia verbal es al mismo tiempo la más activa.
27
Para más detalles cf. E. Roegiest / A. Spanoghe (1993:293-294) y C. Sánchez López (2002:20-21).
28
Los ejemplos provienen de C. Sánchez López (2002:48).
176
(1) En italiano el atributo del V cópula y el participio de la pasiva con essere
y del passato prossimo de los VV intransitivos con auxiliar essere
concuerdan en pl. mientras que el V se conjuga en sg.:
Qui si è felici
Quando si è vecchi, si resta all’ombra anche avendo dello spirito (Servo,
apud Wehr 1995:182)
Si è pagati dal ministero, non dalla regione (Cennamo 1993:40)
Si è partiti all’alba (Cennamo 1993:39)
En español, por el contrario, el atributo no concuerda en plural
aunque sí tiende a aceptar la concordancia de género29:
Hoy no se está segura en ningún sitio
En vez de una referencia a un humano inespecífico, que justificaría una
concordancia en plural como en italiano, se trata de una referencia virtual al
locutor, lo que constituye una de las funciones estilísticas del pronominal
impersonal condicionada por factores pragmáticos30.
(2) El clítico si en italiano está más íntimamente ligado al lexema verbal que
el clítico español que puede ser separado por otros clíticos:
it. Lo si vede
esp. Se le ve
Además en italiano la posición de si depende de su función. Como
pronombre reflexivo si precede a los demás clíticos; como marcador
impersonal, si ocupa siempre la última posición cerca del V: se lo spiega (=
se lo explica < le lo explica) vs lo si spiega (= se le explica).
(3) En español se pasivo-impersonal es incompatible con el pronombre se de
cualquier V pronominal. La secuencia se se es imposible. En italiano
tampoco es aceptable la secuencia si si pero el italiano desarrolló un
alomorfo ci que se combina con el pronombre si del V pronominal:
it. Ci si lava
esp. *Se se lava
En este caso, la mayoría de los italófonos no aplican la concordancia con el
SN (cf. L. Renzi 1988:1,106):
Ci si compra molte cose inutili
*Ci si comprano molte cose inutili
(4) El italiano recurre a la construcción pronominal como equivalente de la
1ª persona pl. El morfema si se sustituye al sufijo –iamo y puede
combinarse con el pronombre tónico de la 1a persona pl.:
Andiamo a Roma = (noi) si va a Roma
Noi ci si è bevuto una birra
Si pensa prima sempre a noi stessi
29
30
Véase la encuesta efectuada por M.A. Martín Zorraquino (1979:210-212).
Cf. M.A. Martín Zorraquino (1979:273 nota 101) y C. Sánchez López (2002:23).
177
En español también el locutor puede sustituir la 1ª o la 2ª persona por la
construcción pronominal, pero el fenómeno no tiene ni la misma
importancia, ni la misma función: se trata siempre de una estrategia
pragmática consciente e intencional por parte del locutor31, contrariamente
al italiano contemporáneo que gramaticalizó la referencia a la 1ª persona pl.
por si impersonal a principios del siglo XX (cf. B. Wehr 1995:242).
Todos los hechos peculiares del italiano y divergentes del español
son al mismo tiempo innovaciones recientes y se observan en la lengua del
norte, no en el sur (cf. B. Wehr 1995 y M. Cennamo 1997). Todos suponen
la referencia a un participante activo. La marca del plural en el atributo o en
el participio verbal y la posible equivalencia con la 1ª persona del plural
sólo pueden justificarse por la referencia a un sujeto activo indeterminado y
por lo tanto no individuado.
Consecuentemente, como el morfema si es la marca de una
proposición con S indeterminado, se puede destacar del paradigma de los
pronombres objetos: por eso su posición sintáctica con relación al lexema
verbal puede diferir de la del pronombre reflexivo si; por eso también puede
desdoblarse con los verbos pronominales y tomar la forma de un alomorfo
(ci si lava).
De lo que precede se deduce que el italiano ha evolucionado más
hacia una conceptualización dinámica de la construcción pronominal que el
español y que valoriza más lo impersonal que lo pasivo/ergativo.
Dos fenómenos más corroboran nuestra tesis. El italiano
contemporáneo ha generalizado la pronominalización del SN por el
acusativo (lo si vede, la si compra, le si mangia). Este uso, raro en italiano
antiguo, es considerado hoy como perfectamente gramatical (Lepschy &
Lepschy 1977:218) y aceptado por todos los italófonos (L. Renzi 1988:
1,102). Sabemos que el mismo fenómeno se manifiesta en español pero se
limita generalmente a los SSNN humanos. La ocurrencia del pronombre
acusativo es de todos modos menos sistemática que en italiano. Algo similar
se observa con la concordancia del verbo. En ninguna variante española se
generalizaría la no concordancia según M.A. Martín Zorraquino (1979:154155)32. Paralelamente la no concordancia es habitual en la lengua hablada
del italiano del norte y del centro y la concordancia se restablece a partir de
31
Referimos al comentario de M.A. Martín Zorraquino (1979:269 nota 100): «aun en los casos en que
se parece sustituir a la 1ª persona, la representación del yo es más tenue […] que cuando se usa uno
[…]. Para los ejemplos en que la construcción con se representa a tú (o usted), el proceso queda
también atenuado».
32
Lo confirma un estudio de DeMello (1995) citado por C. Sánchez López (2002:36-37) y que
analiza el corpus de la norma culta de las capitales hispanas.
178
la frontera meridional de la Toscana (cf. B. Wehr 1995: 189,194,233).
La comparación entre el español y el italiano muestra que el italiano
estándar y el italiano del norte han optado deliberadamente por una
concepción agente-centrada, tipológicamente acusativa de la construcción
pronominal. Una comparación con el rumano –que no podemos profundizar
aquí– revelaría que este idioma se sitúa al lado opuesto al italiano en la
escala proceso-centrado vs. Agente-centrado, como lo confirman los
estudios de Dobrovie-Sorin (1986, 1994, 1995). En rumano la construcción
pronominal con se sólo se aplica a VV transitivos o ergativos (a los que se
puede atribuir un objeto cognado), no a los predicados atributivos o pasivos,
e implica también la concordancia con un Paciente humano (cf. supra):
*Nu se este niciodata multumit33
«No se está nunca satisfecho»
*Adesea se e tradat de prieteni falsi
«A menudo se es traicionado por falsos amigos»
El mismo principio da cuenta del contraste entre el español y el italiano por
un lado y el rumano por el otro lado con los VV de control:
*Se încearca a lucra corect
Se intenta trabajar correctamente
*S-a promis a respecta dispozitiile
Se prometió respetar las disposiciones
*Se spera a ajunge la capatul drumului
Se espera llegar al final del camino
Estas construcciones exigen generalmente un Agente controlador del que el
rumano no dispone porque conceptualiza la pasiva pronominal como un
evento, y no como una acción dinámica a partir de un iniciador /
controlador34.
5. Llegamos a las conclusiones siguientes.
(a) La pasiva pronominal en romance es una construcción tipológicamente
inestable que evoluciona desde una estructura conceptual proceso-centrada
hacia una estructura Agente-centrada. Los desarrollos más recientes
pertenecen a la segunda estructura que es tipológicamente acusativa.
(b) De las tres lenguas consideradas el italiano estándar pasa
deliberadamente a una conceptualización dinámica centrada en el Agente,
mientras que el español, los dialectos italianos meridionales y sobre todo el
rumano conservan mejor el carácter proceso-centrado de la construcción
33
34
Los ejemplos rumanos provienen de Dobrovie-Sorin (1995).
Para más detalles referimos a Dobrovie-Sorin (1995:82-86).
179
pasivo-pronominal en conformidad con su tipología de partición
intransitiva.
(c) La tradición gramatical española preconiza un análisis proceso-centrado,
aunque la lengua tiende cada vez más hacia la solución opuesta con
participante activo inespecífico.
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FRAMENET ESPAÑOL.
UNA RED SEMÁNTICA DE MARCOS CONCEPTUALES1
Carlos Subirats Rüggeberg
<
[email protected]>
Universitat Autònoma de Barcelona
1. OBJETIVOS
FrameNet Español2 es un proyecto de investigación de semántica
cognitiva (Fillmore 1985), cuyo objetivo es el estudio de la organización
conceptual de la red de clases semánticas que configura semánticamente el
léxico de predicados de la lengua española. Su propósito es triple:
1.
2.
3.
identificar las clases semánticas (o marcos semánticos) que configuran
conceptualmente el léxico de predicados del español;
determinar los argumentos semánticos (o frame elements) que determinan
cada una de dichas clases o marcos;
anotar semántica y sintácticamente construcciones en las que aparecen
predicados pertenecientes a dichas clases.
Estos tres objetivos se materializarán en una base de datos relacional en
MySQL, que estará integrada por oraciones anotadas y que se podrá
consultar y modificar con FNDesktop,3 un conjunto de aplicaciones que
permite realizar básicamente dos operaciones:
1.
2.
anotar semántica y sintácticamente (Fig. 2) oraciones que previamente han
sido extraídas de forma automática de un corpus textual y, posteriormente,
importadas en formato XML a la base de datos;
realizar consultas mediante una interfase web que permite acceder a la
organización automática de la información resultante de la anotación
1
Quisiera darles las gracias a Rocío Donés, Jordi Duran, Mercedes García de Quesada, Paloma
Garrido, Covadonga López Alonso, Lídia Moya y Marc Ortega por su colaboración. Este proyecto de
investigación está financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de España (TIC2002-01338)
y se está desarrollando en colaboración con el proyecto FrameNet de Berkeley, California. Quisiera
expresar mi agradecimiento a Collin Baker, Michael Ellsworth, Charles Fillmore y Miriam R.L.
Petruck, sin cuya ayuda me hubiera sido imposible llevar a cabo este proyecto. Finalmente, quisiera
dar las gracias al Ministerio de Ciencia y Tecnología por las ayudas que me ha concedido para poder
realizar estancias de investigación en el International Computer Science Institute.
2
http://gemini.uab.es/SFN/
3
FNDesktop es un software desarrollado por el proyecto FrameNet de Berkeley, California.
182
semántica (Fig. 3 y 4); esta interfase permite realizar consultas sobre:
•
•
descripción de las clases semánticas y sus respectivos argumentos conceptuales;
anotación semántica de un predicado perteneciente a una clase semántica
específica; este tipo de consulta permite visualizar las distintas construcciones
sintácticas en las que aparecen los distintos argumentos semánticos y, también,
combinaciones de argumentos asociados a dicho predicado.
La base de datos de FrameNet se puede consultar asimismo con
Spanish FrameSQL, una interfase web desarrollada por el Prof. Hiroaki Sato
en la Universidad de Senshu (Japón). FrameSQL permite realizar consultas
transversales, es decir, consultas sobre argumentos semánticos y/o
construcciones sintácticas que se pueden realizar dentro de toda una clase
semántica o, incluso, dentro de toda la base de datos.
Los resultados del proyecto FrameNet Español serán de dominio
público a partir de enero de 2006 y consistirán, como ya hemos señalado
anteriormente, en una base de datos relacional en MySQL, que contendrá:
1.
oraciones etiquetadas en función de la aparición en ellas de predicados
específicos, que pueden ser tanto verbales, nominales como adjetivos;
las descripciones semánticas de las clases semánticas a las que pertenecen
los predicados analizados y
los subcórpora de cada entrada debidamente anotados.
2.
3.
Los resultados de FrameNet se podrán consultar vía web; asimismo, se
podrá descargar de la red tanto la base de datos como el software para su
consulta, con objeto de que los resultados del proyecto se puedan explotar
también localmente.
La base de datos de FrameNet español tendrá fundamentalmente dos
aplicaciones:
•
•
Desde un punto de vista lingüístico, se podrá usar como diccionario semántico
online, pues incluirá definiciones de los predicados estudiados, descripciones de
las clases semánticas a que pertenecen y tablas –organizadas automáticamente–
que permitirán acceder a las oraciones anotadas, que ejemplificarán la
realización sintáctica de los argumentos semánticos asociados a un predicado.
Desde el punto de vista informático, se podrá usar como corpus de entrenamiento
para aplicaciones de etiquetación semántica automática (Gildea y Jurafsky
2002).
La interfase web de consulta de FrameNet Español se podrá enlazar
con los resultados de otros proyectos de investigación de semántica léxica
del español, como p.e., el proyecto ADESSE (Alternancias de Diátesis y
Esquemas Sintáctico-Semánticos del Español)4 y, eventualmente, con otros
bases de datos con información semántico-léxica del español, como p.e., los
resultados sobre el español del proyecto EuroWordNet5, en la medida en
4
5
http://webs.uvigo.es/adesse/
http://www.illc.uva.nl/EuroWordNet/
183
que la política de difusión y distribución de estos proyectos6 coincida con la
de FrameNet Español, cuyos resultados, como hemos señalado
anteriormente, serán de libre consulta y distribución.
2. EL CORPUS TEXTUAL DEL FRAMENET ESPAÑOL
FrameNet Español utiliza un corpus textual de 350 millones de
palabras7 como base textual para realizar las búsquedas de construcciones
sintácticas y también para realizar extracciones automáticas de oraciones.
Este corpus incluye tanto textos del español de América (60%) como del
español europeo (40%)8. La consulta de las construcciones oracionales del
corpus se realiza con XKWIC, una aplicación desarrollada por el Institut für
Maschinelle Sprachverarbeitung de la Universidad de Stuttgart9, que se
distribuye libremente con licencia.
La etiquetación, lematización y especificación de las propiedades
morfológicas flexivas de las palabras del corpus –tanto formas simples
como locuciones– se ha realizado con una aplicación de transducción léxica,
que utiliza un diccionario electrónico de 600.000 formas10. Este diccionario
electrónico expandido se genera automáticamente a partir de un diccionario
que contiene 93.000 lemas, concretamente:
•
•
68.000 lemas simples –i.e., cadenas de caracteres entre dos espacios en blanco,
independientemente de que se puedan descomponer morfológicamente o no–,
como p.e., amaríamos, libertad, allí, etc.;
25.000 lemas locutivos que no requieren información sintáctica para su
identificación automática, como p.e., bombas atómicas, maestros de escuela, a
troche y moche, etc.
Los elementos léxicos que requieren información sintáctica para su
identificación automática, como p.e., las locuciones verbales hacer caso
omiso, levantar acta, etc., y los grupos preposicionales predicativos estar de
6
EuroWordNet no permite la distribución libre de sus resultados.
Desgraciadamente, nos ha sido imposible utilizar el Corpus de Referencia del Español Actual
(CREA) de la Real Academia Española (http://corpus.rae.es/creanet.html), ya que dicho corpus no
está etiquetado e, incomprensiblemente, tampoco es de dominio público –ni siquiera parcialmente–, a
pesar de haber sido desarrollado con dinero público.
8
Cf. http://gemini.uab.es/SFN/SFN_Corpus.html para un análisis detallado de la composición de este
corpus.
9
http://www.ims.uni-stuttgart.de/
10
La creación de los léxicos electrónicos, las primeras versiones de los programas de (1) generación
automática de léxicos expandidos y (2) etiquetación y lematización automáticas de formas simples y
locuciones han sido desarrollados gracias a la financiación concedida por (1) el Ministerio de
Educación de España CAICYT (PB85-371), CICYT (PB87-780 y PB92-0635), y (2) el Ministerio de
Obras Públicas y Transportes (TIC90-403). Los diccionarios electrónicos se pueden consultar en la
red en: http://gemini.uab.es:8080/servlets-examples/busca_dico.html.
7
184
moda, estar en condiciones, estar a disposición, etc., se detectan
automáticamente con ALIA (Algoritmo de Intersección de Autómatas) –cf.
Ortega 2002–, un software de intersección de autómatas11 que permite
realizar análisis sintácticos automáticos. ALIA usa la información de 2.300
transductores léxicos, que formalizan las propiedades léxicas y sintácticas
que posibilitan el reconocimiento y la etiquetación automáticos de las
locuciones verbales y los grupos preposicionales predicativos en español.
La extracción automática de las construcciones sintácticas que
ejemplifican los argumentos semánticos de los predicados estudiados se
realiza también con ALIA, que, para realizar dicha extracción, utiliza un
conjunto de transductores específicos asociados a cada predicado, que se
construyen semiautomáticamente con una aplicación gráfica, a partir de las
características de las construcciones detectadas en el corpus.
3. ARGUMENTOS SINTÁCTICOS Y COMPLEMENTOS ADJUNTOS
La determinación sintáctica de los argumentos de un predicado se
establece en función de determinadas propiedades formales que dicho
predicado mantiene con sus argumentos:
1.
2.
3.
la concordancia en número y persona entre el verbo predicativo y su primer
argumento o el verbo de soporte y el primer argumento del predicado no
verbal correspondiente;
la selección de clases disjuntas de pronombres clíticos de tercera persona en
la pronominalización de segundos argumentos, concretamente, lo, los, la, las
para el objeto directo y le, les para el objeto indirecto;
la selección de marcadores de argumentos como a, d e , en, etc., que
introducen los segundos argumentos (objetos preposicionales) en el caso de
algunos predicados verbales y no verbales.
Sin embargo, además de los argumentos sintácticos, los predicados verbales
y no verbales requieren argumentos con características conceptuales
sistematizables, que están asociadas a clases de predicados. A menudo, estos
argumentos son complementos adjuntos y, por tanto, no responden a
ninguna de las propiedades formales mencionadas antes en 1., 2. y 3.
Analicemos un ejemplo. Desde el punto de vista sintáctico,
comentario en la oración Max le hizo un comentario a Eva es un nombre
predicativo de dos argumentos. No obstante, cuando se hace un comentario,
11
El desarrollo del software de intersección de autómatas y su aplicación al análisis sintáctico
automático, así como la construcción de transductores con información léxica para la detección de
unidades léxicas locutivas se han desarrollado en el marco de los proyectos del Ministerio de
Educación de España CICYT (TIC96-0804 y TIC1999-0753).
185
se debe realizar necesariamente sobre un tema12, independientemente de que
dicho tema sea explícito, como p.e., sobre estas irregularidades en (1), o no
sea explícito, como en (2):
(1)
(2)
Max le hizo un comentario a Eva sobre estas irregularidades.
Max le hizo un comentario a Eva.
Asimismo, un comentario se puede hacer en un medio, como p.e. en la
prensa en (3):
(3)
Max hizo un comentario sobre estas irregularidades en la prensa.
Desde un punto de vista estrictamente sintáctico, el tema y el medio de las
anteriores oraciones (1) y (3) no constituyen argumentos sintácticos de
comentario, al menos, tal como los hemos definido anteriormente.
Asimismo, estos adjuntos sintácticos pueden ser formalmente muy distintos,
como se puede observar en (4):
(4)
Max hizo un comentario (sobre, a propósito de, en relación con, acerca de,
etc.) estas irregularidades (en la prensa, por televisión, etc.).
Los adjuntos sintácticos de la oración (4), i.e., (sobre, a propósito, en
relación con, acerca de, etc.) estas irregularidades, y en la prensa, por
televisión, etc., se podrían derivar sintácticamente mediante reducciones (cf.
Subirats 2001:138-141). No obstante, una derivación sintáctica no podría
dar cuenta del hecho de que, conceptualmente, comentario requiere
complementos adjuntos que constituyen argumentos semánticos de dicho
predicado y que tienen unas características conceptuales ligadas a la clase de
predicados a la que pertenece, es decir, a la clase de predicados de
comunicación. Por ello, la determinación de los argumentos de un predicado
con criterios estrictamente sintácticos no coincide, en general, con la
proyección sintáctica de sus argumentos conceptuales. Por este motivo,
FrameNet parte de la caracterización conceptual de los predicados del léxico
y estudia su proyección sintáctica como un reflejo de su estructura
conceptual y, por tanto, se antepone la semántica a la sintaxis.
4. CLASES DE ARGUMENTOS SEMÁNTICOS
Los argumentos semánticos de un predicado pueden ser básicamente
de tres tipos: externos, implícitos e incorporados.
Los argumentos conceptuales externos se manifiestan fuera del
grupo o constituyente encabezado por el predicado analizado. En general, se
trata de argumentos que satisfacen el requerimiento conceptual de un
predicado y tienen las siguientes características sintácticas:
1.
12
Pueden ser primeros argumentos de:
Los argumentos semánticos (o frame elements) aparecen en minúsculas y en cursiva.
186
•
•
•
verbos predicativos en forma personal, como p.e. encantar en A Juan le encanta
[la paella]Externo;
nombres predicativos con verbo de soporte, como p.e. dar un ultimátum en [El
presidente]Externo les dio un ultimátum a los terroristas o adjetivos predicativos,
como p.e., ser rico en [Venezuela]Externo es rica en tradiciones;
infinitivos que han sufrido una reducción, que ha elidido su primer argumento,
como p.e. bajar en [Los políticos]Externo decidieron bajar los impuestos o firmar
en [Le]Externo obligaron a firmar el contrato.
Los argumentos conceptuales implícitos son aquellos que se han
elidido y no se manifiestan como argumentos o adjuntos de un predicado.
Con objeto de agrupar automáticamente las oraciones con el mismo
requerimiento conceptual, independientemente de que sus argumentos sean
o no explícitos, la anotación semántica utiliza etiquetas específicas para dar
cuenta de la elisión de argumentos conceptuales. Establecemos una
distinción básica entre tres tipos de elisión de argumentos conceptuales:
1.
2.
3.
elisión de argumentos definidos, como p.e., la elisión de Juan como
argumento de trabajar en Juan estudia por las mañanas y trabaja por las
tardes;
elisión de argumentos indefinidos, como en la oración Ya no se estila ser
galante con las mujeres, en la que galante ha sufrido una reducción de su
primer argumento indefinido;
elisión de argumentos inducida por una construcción sintáctica, como p.e. la
elisión de la causa o el agente en una oración como El barco se hundió por
sí solo, en la que la construcción de se medio bloquea la posibilidad de que
una causa o un agente aparezcan como argumentos de hundir.
Llamamos argumentos incorporados a aquellos que se funden con
un predicado. Así p.e., en la oración Les dispararon con una ametralladora,
el constituyente independiente con una ametralladora especifica el arma
utilizada. Por el contrario, en la oración Les ametrallaron, el arma no es un
constituyente independiente, como en nuestro anterior ejemplo, sino que se
ha incorporado al propio predicado verbal ametrallar.
5. CLASES CONCEPTUALES Y ARGUMENTOS SEMÁNTICOS
Las clases semánticas en las que se pueden integrar los predicados
del léxico forman una red que se puede estructurar conceptualmente, de
forma tal que se pueden establecer relaciones de herencia de argumentos
entre dichas clases. Estas subredes de herencia de argumentos permiten
explicar las características semánticas más generales del requerimiento
conceptual de los predicados del léxico. Así p.e., las características
semánticas del verbo empujar están determinadas por sus argumentos
conceptuales nucleares, es decir, un agente y un tema que realiza un
187
desplazamiento que se puede determinar en función de un origen, una
trayectoria y una meta. Pero empujar pertenece a una clase semántica más
general, concretamente, a la clase de los predicadoseventivos y, por ello,
podemos considerar que empujar hereda de dicha clase los argumentos
conceptuales no nucleares tanto temporales como locativos. Este hecho
permite poner de manifiesto que las propiedades semánticas más generales,
es decir, aquellas que afectan a múltiples clases semánticas, se pueden
explicar por medio de las relaciones de herencia que se establecen en el
marco de la red conceptual en la que se integran los predicados del léxico.
La identidad en la selección de argumentos conceptuales configuran
las características del significado del léxico de predicados e inducen su
partición en clases semánticas. Así p.e., los predicados causativos de
movimiento en español se caracterizan porque, en ellos, un agente es el
causante de que un tema realice un desplazamiento, es decir, un agente
mueve una figura en relación con una base. Sin embargo, dentro de este
mismo esquema conceptual, existen distintas clases de predicados que
ponen de relieve los diferentes argumentos conceptuales que integran dicho
esquema.
Así p.e., la clase conceptual de los predicados de colocación
(placing), a la que pertenecería poner en la acepción que tiene en (5), evoca
un esquema conceptualen el que un agente –María– desplaza un tema –las
flores– en relación con una meta –sobre la mesa– y se enfatiza el tema que
es desplazado por un agente:
(5)
María puso las flores sobre la mesa.
Poner, por supuesto, no es el único predicado que tiene las características
descritas, sino que existen otros, como colocar, situar, etc. Analicemos
ahora la clase conceptual de separación (removing); esta clase incluye
predicados como p.e. sacar en (6), que se refieren a un esquema en el que
un agente –Eva– retira un tema –los libros– de un origen –las cajas–:
(6)
Eva sacó los libros de las cajas.
Los predicados que pertenecen a la clase de separación –al igual que los
pertenecen a la clase de colocación– enfatizan el tema. Nótese que existen
otros predicados que evocan el mismo esquema conceptual que sacar, como
p.e., extraer, extracción, descargar, etc.
A diferencia de lo que sucede con los predicados pertenecientes a las
clases de colocación y separación, en las que, como hemos señalado antes,
se enfatiza el tema, los predicados de llenado (filling), como p.e. llenar en
(7), en los que un agente –Max– desplaza un tema –los discos– a una meta
–la caja–, enfatizan la meta, que suelen ser contenedores, áreas, etc.:
(7)
Max llenó la caja de discos.
188
Por el contrario, los predicados de la clase de vaciado (emptying), como p.e.
vaciar en (8), en los que un agente –Max– retira un tema –de trastos– de un
origen –la casa–realzan el origen:
(8)
Max vació la casa de trastos.
Obsérvese que llenar y vaciar comparten sus respectivos esquemas
conceptuales con otros predicados, como p.e., inundar, untar, etc., y
desinflar, etc.
La integración de los predicados del léxico en clases conceptuales no
implica su homogeneidad absoluta desde el punto de vista de los aspectos
conceptuales que caracterizan sus argumentos semánticos. Analicemos, p.e.,
las diferencias relacionadas con los argumentos semánticos de los
predicados de movimiento que enfatizan la trayectoria que sigue un tema en
su desplazamiento. Algunos predicados de esta clase indican la trayectoria
en función de un alejamiento con respecto a la dirección de la trayectoria
inmediatamente anterior al desplazamiento especificado por el predicado,
p.e., girar, virar, etc.:
(9)
Max giró a la derecha para tomar la carretera principal.
Otros predicados indican la trayectoria en relación con un camino lineal
implícito, como p.ej., zigzaguear; otros, como desviarse, denotan la
trayectoria del tema como un alejamiento de su trayectoria anterior, sin que
el predicado realce la dirección de dicho alejamiento:
(10) El avión se desvió de su ruta por causas desconocidas.
Otros predicados, como cruzarse en (11), realzan la trayectoria de un tema
en relación con la trayectoria de otro tema:
(11) Max se cruzó con Eva por la calle.
En otros casos, el verbo realza la trayectoria en relación (1) con el área por
la que discurre dicha trayectoria, como en el caso de cruzar, atravesar, etc.,
o (2) con el límite de dicha área, p.e., bordear, esquivar, etc. Otros
predicados de esta clase conceptual realzan la trayectoria del
desplazamiento de un tema en relación con el tipo de curso que atraviesa
dicho tema, como en el caso de vadear, que se utiliza únicamente para
desplazamientos que atraviesen corrientes de agua, como ríos, etc. Otros
predicados de la clase conceptual que estamos analizando evocan
desplazamientos con trayectorias no orientadas, p.e., vagar, merodear,
vagabundear, etc. Nótese que los predicados que especifican el curso o
trayectoria en relación con los límites de un área, como bordear en (12):
(12) Bordeamos el lago para llegar a la casa.
pueden hacer referencia también a la forma física de un trayecto, como en
(13), si bien en estos usos no se refieren al desplazamiento real de un tema
y, por tanto, no existe movimiento propiamente dicho:
189
(13) La antigua carretera bordeaba el lago.
Es importante distinguir los predicados como bordear de los anteriores
ejemplos (12), (13), de predicados como bifurcarse, que solo se pueden
utilizar para describir la forma de una trayectoria física, como en (15), o de
una trayectoria metafórica, como en (16), pero no para hacer referencia al
desplazamiento de un tema, como podemos observar en (17):
(15) La carretera se bifurca después del puente.
(16) A partir de aquel momento, nuestras vidas se bifurcaron para siempre.
(17) *Max y Eva se bifurcaron a partir de aquel punto.
6. LAS
CUATRO TAREAS FUNDAMENTALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA
RED DE MARCOS CONCEPTUALES
La primera tarea que se tiene que llevar a cabo en el proceso de
construcción de la red de marcos conceptuales del léxico del español
consiste en la identificación de los esquemas semánticos que configuran
dicha red y los elementos conceptuales que permiten delimitar dichos
esquemas. Paralelamente, es necesario determinar los elementos léxicos que
podrían incluirse inicialmente en esta primera aproximación a la definición
de un esquema conceptual junto con sus argumentos, puesto que dichos
esquemas tienen que ser un reflejo de las características conceptuales del
léxico. Por ello, FrameNet no propone esquemas conceptuales abstractos
desvinculados del léxico, puesto que estos no permiten construir un análisis
conceptual del léxico ni de su organización en redes semánticas.
La segunda tarea en el proceso de creación de la red conceptual de
predicados de FrameNet consiste en la identificación en el corpus de las
distintas construcciones sintácticas que vehiculan el significado de los
argumentos conceptuales asociados a cada uno de los predicados que
integran una clase semántica determinada. Este proceso se realiza con la
herramienta de consulta XKWIC (Fig. 1) que permite acceder al corpus
textual de FrameNet, que incluye 350 millones de palabras (§ 2. en este
artículo). A partir de la identificación de las construcciones sintácticas en las
que aparece un predicado, se construyen semiautomáticamente gramáticas
electrónicas con expresiones regulares (o autómatas), que permiten que el
software ALIA (§ 1. en este artículo) realice una selección automática de
todas aquellas construcciones del corpus que tienen las características
formales especificadas en el autómata. Posteriormente, el sistema de
creación de subcórpora –asociado a un predicado– selecciona aleatoriamente
30 ejemplos, entre los que los lingüistas posteriormente eligen algunas
oraciones para anotarlas semántica y sintácticamente.
190
Fig. 1. Consulta de usos de sorprender en el corpus de FrameNet con la aplicación XKWIC
En suma, el objetivo de este segunda tarea consiste en automatizar el
proceso de extracción de aquellas oraciones que contienen determinadas
proyecciones sintácticas de los argumentos conceptuales de un predicado
para organizar y facilitar su posterior anotación semántica.
La tercera tarea constituye el núcleo central del desarrollo de
FrameNet: la anotación semántica y sintáctica semiautomática de las frases
extraídas automáticamente del corpus en las que aparece un predicado en
construcciones sintácticas previamente establecidas. Esta tarea se realiza
con la aplicación FNDesktop, que ha sido adaptada al español (Fig. 2).
Fig. 2. Anotación del nombre predicativo solicitud perteneciente a la clase conceptual de predicados
de petición (request) con la aplicación FNDesktop
191
Como se puede ver en la Fig. 2, la aplicación FNDesktop se divide
en un marco central y un menú. El menú es un marco de navegación, que da
acceso directo a los principales objetos que integran la base de datos de
FrameNet, i.e., las clases semánticas, sus argumentos conceptuales y las
unidades léxicas que integran dichas clases. A su vez, el marco central
alberga los objetos necesarios para llevar a cabo la etiquetación, i.e., las
oraciones y las etiquetas semánticas. El menú incluye una lista de todas las
clases conceptuales que integran la base de datos. Al pinchar sobre una clase
conceptual, p.e., Request13 (petición) en la Fig. 2, se despliega la lista de sus
argumentos semánticos y, debajo de ellos, aparece la lista de las unidades
léxicas pertenecientes a la clase. Al pinchar sobre los elementos léxicos,
p.e., solicitud en la Fig. 2, se despliega la lista de subcórpora asociados a
dicho predicado que han sido extraídos automáticamente del corpus. El
nombre de los subcórpora está en relación con las características de las
construcciones sintácticas que los integran. Finalmente, al pinchar sobre los
subcórpora, aparece, en el marco central, una lista de 30 oraciones, entre las
que el lingüista puede elegir las que prefiere anotar semánticamente.
Obsérvese que el marco central, que es donde se realiza la anotación, está
dividido en tres secciones. En la sección superior, se encuentran las
oraciones que se pueden seleccionar para su anotación. Pinchando una
oración con el ratón, esta se despliega en la sección intermedia del marco
central. Para llevar a cabo su anotación, se selecciona el constituyente que
se quiere etiquetar y, en la sección inferior, se pincha el argumento
semántico con el que se quiere anotar el constituyente seleccionado. Existen
tres niveles de anotación, que permiten especificar (1) el argumento
semántico, (2) su función sintáctica y (3) el tipo de constituyente. En la
práctica, no es necesario especificar manualmente estos tres niveles de
anotación, puesto que, al seleccionar la etiqueta correspondiente a un
argumento semántico, como p.e., Speaker, Adressee, etc., la aplicación
FNDesktop asigna automáticamente –con un margen de error muy bajo– su
función gramatical, como p.e., External, Direct Object, etc., y el tipo de
constituyente, p.e., NP, PP, etc. Por ello, la anotación semántica y sintáctica
constituye un proceso semiautomático, puesto que, al asignar una etiqueta
semántica a un constituyente, FNDesktop añade automáticamente la
especificación de su función sintáctica y el tipo de constituyente.
La cuarta y última tarea en el desarrollo del proyecto FrameNet
consiste en la consulta vía web de la organización automática de los
13
Los nombres de las clases semánticas, así como el de sus argumentos conceptuales, están en inglés
en la base de datos.
192
resultados de la anotación, tanto para verificar dicha anotación, como para
examinar la caracterización semántica del predicado analizado. La consulta
vía web se puede realizar con FNDesktop (Fig. 3) y, también, con la
aplicación Spanish FrameSQL14 (Fig. 4). Una de las consultas más básicas
que se puede efectuar con FNDesktop consiste en acceder a los resultados
de la anotación de una unidad léxica, a partir de los argumentos
conceptuales que han sido utilizados en su anotación, como p.e. en la Fig. 3:
•
•
•
en la columna de la izquierda, aparece el nombre de los argumentos conceptuales
que han sido utilizados en la anotación del predicado solicitud;
en la columna del centro, encontramos la especificación del número de oraciones
anotadas en las que aparece el correspondiente argumento conceptual con
enlaces que permiten acceder a las correspondientes oraciones anotadas;
en la columna derecha, se especifica el tipo de constituyente y la función
sintáctica de los argumentos semánticos especificados en la columna de la
izquierda, con enlaces que permiten acceder a los ejemplos correspondientes.
La aplicación Spanish FrameSQL permite realizar consultas más
complejas sobre los resultados de la anotación de un predicado. Así p.e. en
la Fig. 4, podemos observar el resultado de la consulta de la combinatoria de
todos los argumentos conceptuales de la anotación semántica del nombre
predicativo solicitud. Obsérvese que en la Fig. 4, FrameSQL especifica la
posición que ocupa solicitud en relación con sus argumentos conceptuales e
indica los verbos de soporte, junto con los auxiliares que intervienen en la
formación de los tiempos verbales compuestos; asimismo, en la columna de
la izquierda, aparece el número de predicados en los que aparece la
combinación de argumentos especificada, con un enlace que permite
visualizar el ejemplo correspondiente. En el caso de un nombre predicativo
como solicitud, la detallada especificación combinatoria que ofrece
FrameSQL nos permite distinguir fácilmente los usos con verbo de soporte,
que se corresponden con las combinaciones especificadas en las 7 primeras
filas de la Fig. 4, de las construcciones con reducción del verbo de soporte
(cf. Subirats 2001:141-143), que aparecen en las filas 8-15, en las que
podemos apreciar claramente cómo los argumentos semánticos aparecen
siempre a la derecha del predicado.
14
Esta aplicación ha sido desarrollada por el Prof. Hiroaki Sato.
193
Frame Element
Number Annotated
Realizations(s)
Addressee
6 exx
PP.Comp 2 exx
PP.Pobj 4 exx
Manner
1 exx
AVP.Mod 1 exx
Medium
1 exx
PP.Comp 1 exx
Message
14 exx
PP.Pobj 1 exx
PPinf.Pobj 8 exx
PqueSsubj.Pobj 5 exx
Purpose
5 exx
PPinf.Adct 4 exx
PqueSsubj.Adct 1 exx
Speaker
20 exx
AJP.Ext 1 exx
NP.Ext 1 exx
PP.Adct 16 exx
Poss.Ext 2 exx
Time
1 exx
NP.Mod 1 exx
Fig. 3. Consulta de la realización sintáctica de los argumentos conceptuales de solicitud.
7. CONCLUSIONES
El proyecto FrameNet proporcionará un mapa de la organización
conceptual de léxico del español y ofrecerá, además, descripciones
detalladas de la proyección de este mapa conceptual en el léxico de
predicados del español. Asimismo, la anotación semántica y sintáctica de un
número significativo de oraciones en las que aparecerán predicados del
léxico del español pertenecientes a clases conceptuales muy diversas, como
p.e., emoción, percepción, cognición, movimiento, comunicación, etc.,
permitirá poner de manifiesto las características específicas de la
manifestación léxica de dicho mapa conceptual.
La visualización vía web de la reorganización automática de la
información de la base de datos de FrameNet mediante FNDesktop y
FrameSQL, en función de las clases semánticas y sus argumentos, la
combinatoria de argumentos, etc., proporcionará un diccionario semántico
online, que abrirá nuevas perspectivas para el análisis cognitivo de las
características semánticas de los predicados del léxico español. Asimismo,
la posibilidad que ofrece FrameSQL de realizar consultas cruzadas y
simultáneas sobre FrameNet en español y en inglés permitirá que nuestra
base de datos se pueda usar como un diccionario semántico bilingüe online
inglés-español y español-inglés, el cual, además de aplicaciones para la
consulta humana, tendrá sin duda repercusiones en el desarrollo de sistemas
de traducción automática basados en el análisis cognitivo del léxico.
Finalmente, la creación de una base de datos con un número
194
significativo de oraciones anotadas con información semántica, sintáctica,
categorial y léxica permitirá desarrollar nuevas aplicaciones en el ámbito del
tratamiento automático del español, que no solo posibilitarán el desarrollo
de nuevas tecnologías para el procesamiento semántico automático, sino
también para las nuevas formas de tratamiento de la información textual que
va a requerir el futuro desarrollo de la web semántica en español.
Num
FE/LUset (sort = FE; Request, solicitud, N, )
01
haber_hacer + solicitud.N + Addressee + Purpose
01
hacer + solicitud.N + Addressee + Purpose
01
Speaker + hacer + solicitud.N + Addressee
02
Speaker + solicitud.N + Message
01
solicitud.N + hacer + Time + Speaker + Purpose
01
solicitud.N + irse_hacer + Addressee + Speaker
01
solicitud.N + irse_hacer + Medium + Addressee + Speaker
03
solicitud.N + Message
01
solicitud.N + Message + Speaker
01
solicitud.N + Addressee
01
solicitud.N + Manner + Speaker
01
solicitud.N + Purpose
03
solicitud.N + Speaker
08
solicitud.N + Speaker + Message
01
solicitud.N + Speaker + Purpose
27
Fig. 4. Combinaciones de argumentos conceptuales de las oraciones en las que aparece el nombre
predicativo solicitud.
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196
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CUANTIFICACIÓN ADVERBIAL GRADUAL
DE LAS DIFERENTES CLASES SEMÁNTICAS VERBALES.
UN ACERCAMIENTO COGNOSCITIVO
Alejandra Vigueras Ávila
<
[email protected]>
Centro de Lingüística Hispánica
Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM
I. INTRODUCCIÓN
El propósito de este trabajo es analizar la cuantificación verbal de los
adverbios de cantidad graduales: mucho, poco, bastante, demasiado, más y
un poco, en relación con las clases semánticas verbales. No todas estas
clases verbales: actividades, estados, logros y realizaciones1 son
combinables con los cuantificadores adverbiales2, por lo tanto, se plantea la
posibilidad de averiguar qué factores determinan su posibilidad de
combinación. Una breve revisión que presento en (1) nos permite visualizar
algunas restricciones. En (1.a), el verbo caminar se clasifica como un verbo
de actividad y acepta ser cuantificado por mucho; en cambio, en (1.b)
encontrar no acepta la misma cuantificación:
1.
a. Gerardo camina mucho.
b. *Gerardo encuentra mucho.
A partir de estos ejemplos sostengo que los verbos de actividad
aceptan cuantificaciones graduales (1.a); no así los adverbios de logro (1.b).
A continuación presento algunas combinaciones entre los adverbios
de cantidad graduales y las distintas clases semánticas de los verbos que nos
permitirán proponer algunas correlaciones existentes entre el significado
léxico del verbo y la composición semántica de los cuantificadores
adverbiales graduales.
2.
3.
Doña Julia nada mucho para tener buena condición física ACTIVIDAD
Doña Julia sabe mucho, siempre está estudiando de todo ESTADO
1
A menos que señale otra referencia, las clases de verbos que considero en este capítulo son las
propuestas por Vendler (1967) y retomadas por Dowty (1979) y por van Valin (1996).
2
En este capítulo continuaré trabajando con los adverbios que describí en el capítulo “Descripción
semántica de los adverbios de cantidad”.
197
4.
5.
6.
Doña Julia mejora mucho en primavera LOGRO
* Doña Julia encuentra mucho siembre está buscando LOGRO
* Doña Julia resuelve mucho el problema REALIZACIÓN
En cuanto a las cuantificaciones graduales enlistadas de (1-6),
encontramos que se combinan perfectamente con las actividades y con los
estados, pero no con todos los logros, ni con las realizaciones.
La distribución observada de (1-6) nos permite proponer que la
configuración aspectual de los verbos va a tener una correlación importante
con la composición semántica de los cuantificadores adverbiales. Algunos
autores ya han abordado este tema como lo muestro brevemente a
continuación.
II. APROXIMACIONES AL PROBLEMA.
Referido al español, el tema de la cuantificación adverbial de
predicaciones verbales ha sido tratado brevemente por Delmonte (1995) y
más detenidamente por Bosque y Masullo (1999). El primer autor describe
el fenómeno en relación a las clases semánticas verbales, mientras que los
segundos lo hacen desde un enfoque lexicalista. En este trabajo planteo la
posibilidad de cuantificar las diferentes clases de verbos en relación con su
carácter aspectual y propongo una explicación del fenómeno de la
cuantificación desde el presupuesto de una perspectiva cognoscitiva: toda
estructura semántica es una predicación que se caracteriza en relación con
dominios cognoscitivos (Langacker, 89: 147). El fenómeno de la
cuantificación, como otros fenómenos, se vale de expresiones que imponen
una o varias imágenes en uno o en varios dominios, con este enfoque
abordaré la cuantificación verbal.
III. LA
CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA VERBAL Y
3
ADVERBIALES GRADUALES .
LOS CUANTIFICADORES
Un primer acercamiento al problema mediante el patrón general de
la clasificación semántica de los verbos nos permite establecer tendencias de
concurrencia con los cuantificadores adverbiales. En el cuadro que muestro
a continuación observamos cómo se distribuyen ambas clases.
3
De acuerdo con la descripción de los adverbios hecha en el primer capítulo, los cuantificadores
adverbiales graduales pueden ser de dos tipos: estrictamente graduales o graduales ubicados en el
extremo superior de una escala. En esta sección me referiré a los estrictamente graduales como
graduales, ya que los otros no pueden formar parte de este capítulo por no ser compatibles
semánticamente con los verbos.
198
CUADRO 1: CUANTIFICADORES ADVERBIALES GRADUALES
ACTIVIDADES
Mucho
Más
Bastante
Demasiado
Poco
un poco
menos
TOTAL
ESTADOS
16
10
2
2
3
3
3
39
Mucho
Más
Bastante
Demasiado
Poco
un poco
indeciblemente
TOTAL
LOGROS
(Achievements)
mucho
más
bastante
demasiado
un poco
TOTAL
15
4
2
2
2
1
1
27
REALIZACIONES
(Accomplishments)
0
6
3
1
1
2
13
Totales de los cuantificadores adverbiales graduales:
» Actividades
» Estados
» Logros
» Realizaciones
39
27
13
0
Estas cifras nos permiten establecer la siguiente jerarquía:
Actividades > estados > logros > *realizaciones
En una primera mirada del cuadro 1 advertimos la compatibilidad de
los cuantificadores graduales con los verbos de actividad y con los verbos
de estado en mayor grado que con los verbos de logro y los verbos de
realización. Sin duda esta apreciación es acertada, pero no deja de ser una
afirmación general y, al mismo tiempo, limitada. Hay que explicar
claramente por qué las actividades y los estados presentan frecuencias altas
de combinación, por qué los logros ocupan un tercer lugar con pocas
frecuencias y por qué las realizaciones no registraron ninguna ocurrencia.
También atenderé el hecho de que en cada clase semántica verbal se
encuentran diferencias entre las propiedades de los verbos que deben ser
tomadas en cuenta para explicar la asociación entre el aspecto y la
cuantificación adverbial. En la sección IV retomaré cada una de estas clases
para establecer más puntualmente sus características y comportamientos
gramaticales.
199
IV. LOS CUANTIFICADORES ADVERBIALES GRADUALES
SEMÁNTICA VERBAL. UN ACERCAMIENTO PUNTUAL.
Y LA CLASIFICACIÓN
Al interior de las clases semánticas verbales existen diferencias en la
composicionalidad verbal que determinan la posibilidad de combinación
con los cuantificadores adverbiales. Cuando un verbo acepta un
cuantificador adverbial gradual se obtienen diferentes lecturas de
cuantificación, dependiendo del dominio que prevalezca en la combinación
del verbo con el cuantificador. El dominio que predomine será el que
determine el tipo de lectura de la cuantificación.
Langacker (1991:87) sostiene que las propiedades, íntimamente
relacionadas, de homogeneidad, expandibilidad, delimitación y
reduplicabilidad, tanto en los nombres como en los verbos, son
determinantes en su composicionalidad, lo que resulta fundamental para el
fenómeno que estamos analizando, ya que las propiedades mencionadas son
las que determinan los tipos de cuantificación que puedan tener los verbos.
La homogeneidad consiste en tener el mismo componente
semántico en cualquier parte de la región que ocupa el verbo; nadar o
trabajar, por ejemplo, son verbos de actividad que, desde el inicio hasta el
final, tienen una composición semejante. En un ejemplo como (7) el verbo
trabajar presenta una configuración estática a través del tiempo:
7.
Las voluntarias trabajamos en el hospital
En general, los verbos de actividad y especialmente los verbos de
estado poseen esta característica.
La expandibilidad es la propiedad de mantener una
composicionalidad constante, como una instancia válida de su categoría, en
cualquier serie de estados, sea ésta grande o pequeña. El ejemplo (8) nos
muestra esta propiedad:
8.
Las voluntarias trabajamos en el hospital.
En cualquier punto que tomemos el proceso de trabajar encontramos
que sus estados componentes son idénticos, lo mismo sucedería con un
verbo de estado como amar:
9.
Mari ama a los perros y a los gatos.
Tanto en los verbos de actividad como en los de estado la propiedad
de expandibilidad es muy relevante.
Para marcar un cambio en estas propiedades –homegeneidad y
expandibilidad–, se necesita un reflejo en la sintaxis, por lo tanto, si se
quiere señalar el inicio del proceso o del estado se debe usar un auxiliar
incoativo, ya que no podemos incorporar a la estructura interna de trabajar
el inicio del proceso (10 y 11):
200
10.
11.
Las voluntarias empezamos a trabajar en el hospital.
Mari empezó a amar a los perros y a los gatos después del accidente.
Ni en empezar a trabajar, ni en empezar a amar tenemos la misma
homogeneidad que en trabajar, pues estamos registrando un cambio de
estado en el tiempo. Tampoco encontramos la propiedad de expandibilidad
puesto que no hay constancia en todas las series del proceso, la serie del
principio será diferente de las series subsiguientes.
La siguiente propiedad que nos ocupa es la delimitación, fenómeno
que consiste en tener bien definidos los lindes del proceso; ellos, además, se
encuentran incluidos en el ámbito (scope) temporal de la predicación, como
lo muestro en (12):
12.
Rosa brinca la reata.
Brincar es un verbo delimitado, el proceso tiene un principio y un fin
perfectamente demarcados dentro de la predicación. En un verbo como
brincar, una instanciación completa incluye sus puntos finales.
En cuanto a la reduplicabilidad, se trata de una propiedad que va de
la mano con la delimitación, pues esta última condiciona que exista la otra.
La reduplicabilidad es una propiedad característica de los verbos que sufren,
en su configuración semántica, un cambio a través del tiempo. Este cambio
es un proceso que inicia, termina, vuelve a iniciar y a terminar en forma
cíclica, dentro del ámbito de la predicación, como se ejemplifica en (13):
13.
Rosa brinca la reata.
En esta predicación nos imaginamos que Rosa da al menos dos o tres
brincos, la acción de brincar se repite varias veces en la predicación porque
brincar tiene la propiedad de la reduplicabilidad.
La distribución del Cuadro 1 muestra ciertas tendencias de
aceptación de los cuantificadores con los verbos, pero atendiendo a las
cuatro propiedades (homogeneidad, expansibilidad, delimitación y
reduplicabilidad), sugeridas por Langacker (1991: 87) y descritas
anteriormente, veremos cómo la composicionalidad de los verbos determina
su combinación con los cuantificadores adverbiales.
IV.1 Los verbos de actividad y los cuantificadores adverbiales graduales
En la sección III mostré los verbos de actividad con la frecuencia
más alta de cuantificación adverbial gradual (cfr. Cuadro1). Este alto nivel
de compatibilidad nos obliga a responder qué factor composicional de
ambos grupos determina su posible combinación. A continuación explico
algunos aspectos relevantes.
201
IV.1.1 La homogeneidad de las actividades.
Los verbos de actividad tienen la propiedad de ser homogéneos en
su interior. nadar, fumar, caminar, cuidar, correr, trabajar, hablar,
presentan la misma estructura con el paso del tiempo, no cambian en su
estructura interna como sí sucedería con romper:
14.
Enrique nada mucho en los entrenamientos / *Enrique rompe mucho los
tarros de cerveza.
Nadar es homogéneo, como se podría apreciar en un ámbito de la
predicación lo suficientemente grande. Sin duda nadar, visto como proceso,
tiene propiedades distinguibles, a la manera de las subregiones de las que
habla Langacker (1991: 71) en relación con los nombres de masa como
pasto, pero tanto la homogeneidad de pasto como la de nadar no son
cuestionables pues al ampliar el ámbito de la predicación no cambia la
acción de nadar, como tampoco cambia la instancia de pasto. Una vez
ampliado el ámbito, para el caso de nadar tendríamos nadar más o nadar
mucho y para el caso de pasto tendríamos más pasto o mucho pasto. Sin
embargo, las características de pasto no son idénticas a las de agua, como
tampoco las características de nadar son idénticas a las de amar o temer.
Vislumbramos en los casos de pasto y de nadar que su homogeneidad no es
perfecta, nadar es menos homogéneo que amar y pasto es menos
homogéneo que agua. Sin embargo, su comportamiento es homogéneo.
IV.1.2 La expandibilidad de las actividades
De especial importancia resulta el que los verbos de actividad,
además de ser internamente homogéneos, sean expandibles, los concebimos
como episodios que pueden alargarse y contraerse. Cuando se alargan se
asemejan a los estados. Esta capacidad de extenderse es fundamental porque
al alargar el tiempo de la actividad se puede percibir, además de la
homogeneidad a través del tiempo, la posibilidad de continuarse.
IV.1.3 Dominios predominantes en los verbos de actividad
En el caso de los verbos de actividad, la unión de éstos con
cuantificadores graduales, ofrece una serie de lecturas en las que resaltan los
dominios temporal y locativo.
En primer lugar, explico el caso del dominio temporal. Con los
verbos de actividad este dominio ofrece al menos dos lecturas A cada una le
corresponde una noción diferente. Cuando se trata del número de veces que
202
se repite la actividad de nadar, tenemos casos de iteratividad, como vemos
en (15):
15.
Nadar mucho = nadar todos los días / nadar poco = nadar de vez en cuando
También podemos tener otra lectura en el dominio temporal pero
ahora con noción de duratividad, es decir, en donde la cuantificación
consiste en que la actividad dure mucho tiempo. En este caso tendríamos
una interpretación como la de (16):
16.
Nadar mucho = nadar cuatro horas / Nadar poco = nadar 10 minutos
El segundo dominio que mencionamos es el locativo. En éste la
distancia es la noción que nos importa y, en este caso, tenemos ejemplos
como (17):
17.
Nadar mucho = nadar 10 km / Nadar poco = nadar 100 m
Finalmente, también podemos ubicar una lectura que cuantifique la
realización de la actividad en relación con un punto de referencia ubicado en
una escala como lo muestra (18):
18.
Nadar mucho = nadar más de lo que debería, excede lo indicado por el
instructor / Nadar poco = nadar menos de lo que debería, no se esfuerza ni
un poquito.
Para un verbo de actividad como trabajar tendríamos presentes el
dominio temporal con un rasgo predominante iterativo ‘repetición de la
acción’ y en el mismo dominio temporal, un rasgo predominante
‘durativo’, como en el caso de nadar.
Según lo sostenido por Bosque en el trabajo mencionado al principio
de este capítulo, en un verbo como trabajar tendríamos, además, una lectura
que resalta la cuantificación del resultado de la acción de trabajar, es
decir, de ‘lo efectuado’: Trabaja mucho = hace mucho trabajo, sin
embargo, no creo que en trabajar mucho lo cuantificado sea el trabajo
hecho como resultado de la acción de trabajar, como tampoco en maneja
mucho sería el manejo lo cuantificado. Creo que lo cuantificable en sí son
las acciones en sí de los verbos, no un elemento léxico.
IV.1.4 Comer cuantifica algo más
El verbo comer es un verbo de ingestión en el que la cuantificación
predominante es la del objeto cognado del verbo, es decir, la comida. Lo
mismo sucede con todos los verbos de ingestión y con otros verbos de
objeto cognado: baila mucho, canta mucho. Este fenómeno está relacionado
con la transitividad de esta clase verbos porque el objeto puede ser afectado
significativamente por el verbo de manera cuantitativa gradual, como se ve
en (19):
19.
Rodrigo come mucho = Rodrigo come grandes cantidades de comida.
203
En (19) nos encontramos con lo propuesto por Krifka (89: 91) quien
plantea que el objeto va siendo afectado conforme se desarrolla en el tiempo
la acción del verbo. En consecuencia al añadir un cuantificador éste
extenderá su ámbito tanto al verbo como al objeto, lo mismo sucede cuando
se trata de un objeto cognado como (19).
Por otro lado, este tipo de verbos puede ser cuantificado desde el
dominio temporal con prominencia del rasgo iterativo, como sucede con los
verbos de actividad que vimos anteriormente como correr, n a d a r y
trabajar. En el ejemplo (20) tenemos un ejemplo de esta segunda lectura:
20.
Rodrigo come mucho = Rodrigo come a cada rato
IV.1.5 Llorar presenta prominencias diferentes
En una actividad como llorar, el dominio de la iteratividad se pone
en relieve al añadirle un cuantificador gradual. Esto obedece al hecho de que
llorar es un verbo de actividad cuya composicionalidad establece una
expandibilidad corta, --sobretodo si se compara con otro verbo de actividad
como nadar--, y además, se presenta, para este caso, la característica de
delimitación, que favorece la iteratividad. Con un verbo como llorar la
prominencia de la homogeneidad pasa a un segundo término. El ejemplo
(21) muestra esto:
21.
Diana llora mucho / Diana llora poco
La lectura que predomina es la que nos dice que Diana llora
frecuentemente, o que llora muy esporádicamente, como sería el caso de
Diana llora poco, pero una lectura durativa para (22) no sería nuestra
primera opción:
22.
Diana llora mucho = ? ‘Diana llora durante varias horas’
ni una lectura argumental como se propone en (23):
23.
Diana llora mucho = * ‘Diana llora grandes cantidades de llanto’.
IV.1.6. Breve recapitulación sobre las actividades
En IV.1 intenté mostrar que la composición semántica de los verbos
de actividad es básicamente homogénea y expandible, con excepciones del
tipo de llorar que combinan la homogeneidad con la delimitación. También
mostré que la cuantificación gradual de los verbos de actividad opera en
diferentes dominios: en primer lugar, está el dominio temporal que presenta
dos modalidades: una en la que predomina un rasgo de frecuencia y nos da
como resultado una lectura iterativa y otra en la que el rasgo predominante
es la duración de la actividad que nos proporciona una lectura durativa.
204
En segundo lugar, propuse como dominio característico de la combinación
entre adverbios graduales y verbos de actividad el dominio locativo; en éste
la noción de distancia es la predominante. En tercer lugar, tendríamos los
dominios propios de los verbos transitivos como en el caso de comer que
ubica en prominencia el objeto cognado al ser cuantificado y el último caso
de los verbos de actividad del que me ocupé fue el de los verbos que si bien
cumplen con el requisito de la expandibilidad presentan como característica
principal de su componente semántico la delimitación y la reduplicabilidad.
En estos casos, la lectura iterativa predomina, y aunque es un verbo de
actividad, en su composición presenta características semejantes a las que
veremos en los verbos de logro (achievements).
IV.2 Los verbos de estado y los cuantificadores adverbiales graduales
En nuestra revisión de la sección IV, mostramos la facilidad que
tienen los verbos de estado para combinarse con los cuantificadores
adverbiales graduales. Los estados comparten con las actividades las
propiedades de no delimitación, de homogeneidad y de expandibilidad que
favorecen la presencia de los adverbiales graduales. Verbos como
parecerse, amar, querer, gustar, saber, conocer presentan estas cualidades
de manera prototípica, es decir, son las mejores manifestaciones de ellas.
IV.2.1 La homogeneidad de los verbos de estado
De las cuatro clases semánticas verbales, los verbos de estado son
los mejores representantes de la característica de homogeneidad: parecerse,
amar, querer, gustar, saber, creer, tener y desear mantienen la misma
configuración semántica a través del tiempo, como lo muestra (24):
24.
Valeria se parece mucho a su papá.
Parecerse es absolutamente homogéneo, aun cuando fijáramos un ámbito
muy grande de la predicación. La homogeneidad de parecerse no presenta
subregiones como sí sucedería con nadar; parecerse presenta las mismas
propiedades en cualquier ámbito de la predicación sea cual sea su extensión;
si ampliamos el ámbito tendremos el mismo estado de parecerse como
pasaría con los nombres de masa como agua: tendríamos más y más agua
con las mismas características4.
4
Sin embargo, en Se está pareciendo mucho a su papá lo que tenemos es la presencia de una escala
en la que va subiendo el hecho de parecerse con la misma calidad.
205
IV.2.2. La expandibilidad de los verbos de estado
La segunda característica de los verbos de estado es la
expandibilidad. La composición semántica de esta clase verbal se mantiene
a través del tiempo, es decir, si alargamos todo lo posible el ámbito de la
predicación, los verbos de estado mantendrán su estructura semántica
idéntica.
En el caso de los verbos de estado, las propiedades de homogeneidad
y de expandibilidad se presentan de manera conjunta, así que esto los hace
un grupo idóneo para combinarse con los adverbiales graduales, pues éstos
se caracterizan por expandirse sin conocer límite alguno. (25) ejemplifica
esta combinación:
25.
Valeria se parece mucho a Ricardo / Valeria se parece poco a Ricardo.
IV.2.3 Dominios predominantes en la cuantificación de los verbos de estado
La presencia del dominio mental de un participante de la
predicación, que en ocasiones concuerda con el sujeto es fundamental en la
cuantificación de los verbos de estado, este diminio mental contrasta con los
dominios temporal y locativo, tan presentes en la cuantificación de los
verbos de actividad. La ausencia de estos dominios propios de los verbos de
actividad impide que tengamos lecturas iterativas, durativas, etc., con los
verbos de estado, como vemos en (26):
26.
* A Gonzalo le gusta mucho el teatro, cada fin de semana. (Eventiva o
iterativa)
*A Gonzalo le gusta mucho el teatro, todo el año. (Durativa)
IV.2.4. De la imposibilidad de cuantificar a la dinamicidad de las
predicaciones de los verbos de estado
La cuantificación no es aceptada en algunos verbos de este grupo,
como es el caso de existir, ser y tener. En (27) se muestra esta imposibilidad
de combinarse con los graduales.
27.
* Los demonios existen mucho / * Los demonios son mucho /
* Los demonios tienen mucho.
La explicación que doy para los casos de (27) es que los tres verbos
carecen de rasgos como la iteratividad, la frecuencia, la duración o la
distancia que permitan cuantificaciones temporales y locativas. Si bien
cumplen plenamente con las características de homogeneidad y
expandibilidad no hay posibilidad de gradación.
206
Otros verbos de estado, como creer, al menos en el dialecto
mexicano, no aceptan cuantificación en su significado básico de ‘tener por
verdadero algo’, como se muestra en (28):
28.
*Cree mucho que tiene amibas
En cambio, si revisamos el uso polisémico --creer en--´tener fe o
tener confianza’, la presencia del dominio mental del experimentante
adquiere prominencia al aceptar la cuantificación gradual, según se ve en
(29):
29.
Pili cree mucho en la Virgen de Guadalupe
Algunos verbos de estado transitivos como querer exigen la
presencia del objeto para aceptar la cuantificación debido a que mucho no es
pronominal y requiere de sus dos argumentos como lo muestra (30):
30.
Rosa quiere mucho a su papá / *Rosa quiere mucho
Por otro lado, la cuantificación de un verbo de estado como saber
tiene un comportamiento semejante al descrito anteriormente para comer
que ubica en prominencia al objeto cognado del verbo: come mucho,
cualquier cosa que tiene enfrente / sabe mucho, casi cualquier cosa que se
le pregunta.
Para el caso de la cuantificación de los verbos de estado, en IV.2 he
descrito cómo la homogeneidad y la expandibilidad son propiedades de la
composicionalidad semántica de esta clase de verbos. Por otro lado, he
propuesto como dominio predominante en la cuantificación de esta clase
semántica verbal el dominio mental, ya sea del experimentante o del
benefactivo, siendo imposible la presencia de un dominio iterativo o
durativo como en el caso de las actividades. El rasgo predominante que
permite la cuantificación de los verbos de estado es la intensidad.
IV.3. Los verbos de logro (achievements) y los cuantificadores adverbiales
graduales
Los verbos de logro presentan una configuración semántica diferente
a los verbos de actividad y a los de estado. Estos últimos son homogéneos y
no delimitados, mientras que los verbos de logro presentan una composición
diferente, son heterogéneos y delimitados.
IV.3.1. La heterogeneidad de los verbos de logro
La heterogeneidad de los verbos de logro consiste en el cambio que
éstos tienen a través del tiempo. Si en un verbo como llegar afocamos un
ámbito suficientemente extenso, podemos ubicar una serie de segmentos y
207
cada segmento tiene una referencia distinta. La secuencialidad de llegar nos
permite identificar varias fases, su contenido cambia de un momento a otro.
IV.3.2. La delimitación de los verbos de logro
En contraste con lo difuso o no delimitado de los verbos de estado y
de las actividades, los verbos de logro tienen una nítida delimitación. En
todo verbo de logro cada instanciación incluye los puntos finales del
proceso. La delimitación de esta clase de verbos favorece, específicamente,
la presencia del dominio iterativo, pues si tomamos un ámbito lo
suficientemente grande podemos apreciar la repetición del proceso de este
tipo de verbos, como sería el caso de (31):
31.
Los niños se caen mucho mientras aprenden a caminar.
En cuanto a las otras dos propiedades: la expandibilidad y la
reduplicabilidad, son características de los verbos de logro, pero no se
presentan en todos ellos, como podemos verlo en (32.a-.d):
32. a. Me acuerdo tanto de ella... como no sabes.
(+Heterogéneo, +delimitado, +reduplicable. -expandible)
b. Cambia un poco/mucho el estado mental. Terminar la carrera y trabajar
poco.
(+Heterogéneo, +delimitado, -reduplicable. -expandible)
c. Sé que me ha servido para seguir adelante y mejorar cada día más.
(+Heterogéneo, +delimitado, +expandible, -reduplicable)
d. Oscureció un poco mientras caía la tormenta.
(+Heterogéneo, +delimitado, +expandible, -reduplicable)
En los ejemplos anteriores las características constantes de
heterogeneidad y delimitación son evidentes, pues son procesos que
implican varios cambios y tienen un principio y un fin; en cambio, la
expandibilidad y la reduplicabilidad son variables, ya que la duración de los
procesos es diferente: mejorar y oscurecer tienen una duración mayor que
acordarse y cambiar; por otro lado, acordarse es un proceso casi
instantáneo, lo que favorece la reduplicabilidad.
IV.3.3 La expandibilidad de los verbos de logro.
De crucial importancia resulta la propiedad de expandibilidad, ya
que junto con la propiedad de reduplicabilidad permiten establecer
diferencias al interior del grupo de los verbos de logro.
Un verbo como morir, en su significado básico, no permite la
expansión en el tiempo; pues no podríamos proponer una expresión como la
de (33):
208
33.
* Jonás murió dos veces.
Morir es un verbo de logro que no permite la expandibilidad lo que
obstaculiza la posibilidad de ser cuantificado. Una vez que el verbo morir
llega al límite de la última secuencia, es imposible reiniciar el proceso.
Mejorar en cambio, a pesar de ser heterogéneo y delimitado, permite la
cuantificación gracias a que es expandible y esto le permite ubicarse en
distintos puntos de una escala.
IV.3.4 Dominios en la cuantificación de los verbos de logro.
En (32.a), Me acuerdo tanto de ella... como no sabes, el
cuantificador tanto opera en el dominio iterativo ‘repetición de la acción’ y
éste toma prominencia. El verbo acordarse no se expande en el tiempo, no
es el mismo en una serie de estados, sino que se reduplica en el tiempo
debido a la cuantificación de tanto: “se acordó tantas veces de ti”. En 32. b
cambia un poco el estado mental, no tenemos ni expandibilidad, ni
reduplicación. En este caso la cuantificación de cambiar se ubica en el
dominio escalar: lo cuantificado es la magnitud del cambio con respecto a
una norma; además en cambiar está presente el rasgo instantáneo que se
opone a la reduplicabilidad y a la expandibilidad. Para el caso de 32.c,
mejorar cada día más, tenemos que, al ser expandible, la ubicación en
distintos puntos de la escala que conlleva en su composición semántica, lo
haga comparativo; además, se trata de un verbo que presenta
reduplicabilidad. El último caso: oscureció un poco, presenta la misma
configuración que mejorar, es expandible, no reduplicable. Lo que podemos
concluir respecto de algunos verbos de logro como mejorar y oscurecer es
que el tiempo procesal del cambio característico de estos verbos al ser
mayor que en los instantáneos la escala que conllevan permite la ubicación
de la cuantificaciòn en distintos puntos de la escala, por eso pueden ser
cuantificados gradualmente.
La composicionalidad semántica de los verbos de logro como lo
señalé anteriormente, se caracteriza fundamentalmente por la
heterogeneidad y la delimitación que favorecen la presencia de las
cuantificaciones iterativas. Estas características se manifiestan
perfectamente en los prototípicos verbos de logro de cambio de estado de
conciencia como despertarse, en donde el dominio iterativo es el
predominante en la cuantificación, (34) es un ejemplo de esto:
34.
Carlitos se despierta mucho cuando tiene pesadillas = despierta muchas
veces
En el ejemplo anterior, la reiteración de despertarse motiva la cuantificación
209
en el número de veces que sucede la acción. En cambio, en el caso de
dormirse, el dominio predominante es el durativo, como se aprecia en (35):
35.
Mauri duerme mucho si viaja en autobús = duerme mucho tiempo
Otro tipo de verbos de logro que no acepta la cuantificación gradual,
como son los verbos de posesión (perder, adquirir, obtener y recibir), según
se ejemplifica en 36. a-d:
36. a. Cualquier maestro pierde un poco la paciencia con ese grupo.
b. ? Un líder adquiere mucho el reconocimiento del pueblo.
c. ? Algunos artistas obtienen bastante el beneficio de la fama.
d. ? Los escritores de ese momento reciben demasiado la influencia germana.
La incompatibilidad de los verbos de logro de posesión con los
cuantificadores graduales (36.b-c) parece explicarse por el hecho de que
estos verbos no son ni expandibles ni reduplicables, lo que imposibilita el
hecho de que la propiedad nuclear del verbo sea expandida o reducida por
un elemento gradual.
He expuesto como propiedades fundamentales para la cuantificación
de los verbos de logro la heterogeneidad y la delimitación, asimismo he
propuesto que la expandibilidad juega un papel fundamental en la
cuantificación de algunos verbos de logro, ya que aquellos verbos de logro
que poseen esta propiedad son más susceptibles de ser cuantificables (Morir
versus mejorar). Los dominios predominantes en la cuantificación de los
verbos de logro son el iterativo y el escalar. También mencioné el caso de la
cuantificación durativa en este grupo verbal, aunque es menos frecuente que
los dos mencionados anteriormente. Finalmente, señalé la cuantificación de
verbos de logro de posesión como poco aceptable.
IV.4. Los verbos de realización (acomplishments) y los cuantificadores
adverbiales graduales
Los verbos de realización al igual que los verbos de logro se
caracterizan por ser heterogéneos y perfectamente delimitados. Sin
embargo, a diferencia de los verbos de logro, las realizaciones no tienen la
posibilidad de la expansión del verbo: fumarse un cigarro, escribir un
poema, pintar la pared, hacer la tarea tienen como elemento prominente el
objeto que es justamente el elemento que realza la delimitación e impide la
expandibilidad que sería la propiedad susceptible de favorecer la
cuantificación. Esta delimitación impuesta por el objeto de la realización
entra en conflicto con la gradualidad no delimitada del cuantificador
adverbial. Por lo tanto, la cuantificación gradual no es posible en el caso de
las realizaciones.
210
CONCLUSIONES
En esta exposición he tratado de mostrar las distintas posibilidades
de cuantificación con las diversas clases semánticas verbales. En primer
lugar, describí la composición semántica de los verbos de actividad como
básicamente homogénea y expandible, señalando la existencia de casos
como el verbo llorar que combinan la homogeneidad con la delimitación.
También mostré que la cuantificación gradual de los verbos de actividad
opera en diferentes dominios: el primero es el dominio temporal que
presenta dos modalidades: una en la que predomina un rasgo de frecuencia y
nos da como resultado una lectura iterativa y otra en la que el rasgo
predominante es la duración de la actividad que nos proporciona una
lectura durativa. En segundo lugar, propuse el dominio locativo, en éste la
noción de distancia es la predominante. En tercer lugar, tendríamos los
dominios propios de los verbos transitivos como en el caso de comer que
ubica en prominencia el objeto cognado al ser cuantificado y el último caso
de los verbos de actividad del que me ocupé fue el de los verbos que si bien
cumplen con el requisito de la expandibilidad presentan como característica
adicional de su componente semántico la delimitación y la reduplicabilidad
(llorar). En estos casos, la lectura iterativa predomina, y aunque es un verbo
de actividad, en su composición presenta características semejantes a las que
presenté para los verbos de logro (achievements).
En segundo lugar, me ocupé de la cuantificación de los verbos de
estado: He descrito cómo la homogeneidad y la expandibilidad son
propiedades fundamentales de la composicionalidad semántica de esta clase
de verbos. Por otro lado, he propuesto como dominio predominante en la
cuantificación de esta clase semántica verbal el dominio mental ya sea del
experimentante o del sujeto y la importancia del objeto sobre el que recae
también la cuantificación, siendo imposible la presencia de un dominio
iterativo o durativo como en el caso de las actividades. Un rasgo
predominante en la cuantificación de los verbos de estado es la intensidad.
En tercer lugar, expuse como propiedades fundamentales para la
cuantificación de los verbos de logro la heterogeneidad y la delimitación,
asimismo he propuesto que la expandibilidad juega un papel básico en la
cuantificación de los verbos de logro, porque aquellos verbos de logro que
poseen esta propiedad son más susceptibles de ser cuantificables (Morir
versus mejorar). Los dominios predominantes en la cuantificación de los
verbos de logro son el iterativo, el escalar y el durativo, aunque éste último
es menos frecuente, finalmente señalé la cuantificación de los verbos de
211
logro de posesión como poco aceptable.
Por último, en relación con los verbos de realización mi propuesta
consiste en que la delimitación impuesta por el objeto de la realización entra
en conflicto con la gradualidad no delimitada del cuantificador adverbial, lo
que impide la cuantificación gradual.
BIBLIOGRAFÍA
Bolinger, Dwight (1972): Degree words. The Hague: Mounton.
Bosque, Ignacio / J.P. Masullo (1998): “On verbal quantification in Spanish” en Dullana,
O. y F. Roca (eds.) Studies on the Syntax of Central Romance Language. Universitat de
Girona, 9-63.
Delmonte, Rodolfo (1995): “Lexical Representations, Event Structure and Quantification”
en Quaderni Patavani di Linguistica.
Dowty, David. (1979): Word Meaning and Montague Grammar. Dordrecht: Reidel.
Krifka, Manfred (1989): “Nominal Reference, Temporal Constitution, and Quantification in
Event Semantics” en Bartsch, R. / Benthem J. van / Emde Boas P. van (eds.) Semantics
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Langacker, Ronald W. (1989): Foundations of Cognitive Grammar, Vol 1, Theoretical
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Langacker, Ronald W. (1991): “Nouns and Verbs” en Concept, Image and Symbol. Berlin;
New York: Mouton de Gruyter
212
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 213-217
INFERENCIAS DE SIGNIFICADO,
COMPRENSIÓN Y METACOMPRENSIÓN LECTORA
Magdalena Viramonte de Ávalos
<
[email protected]>
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina
1. ANTECEDENTES DE NUESTRA INVESTIGACIÓN
Desde 1991 nos preocupa y ocupa, en la investigación, la
problemática de la comprensión lectora. Tema de sensible interés social,
particularmente desde la mirada de la educación sistemática. Hay una
generalizada inquietud respecto al grado de competencia en lectura
demostrado por los escolares de cualquiera de los ciclos del actual sistema
educativo. Los docentes se encuentran con una valla de difícil superación
cuando intentan revertir el déficit que observan pues están escasos de los
instrumentos que hoy requiere la conduccion del proceso lector como
actividad lingüístico-cognitiva. Se entiende por instrumentos desde una
formación científica especializada hasta la tecnología de apoyo.
Para colaborar con la superación de esas ausencias, se procuró, en
una primera etapa, diseñar pruebas de comprensión que pudieran abrir, en el
aula, una vía de orientación para detectar los puntos neurálgicos (V. de
Avalos, M., A.M.Carullo de Díaz, M.Peronard 1995; V de Ávalos, M.,
A.M. Carullo de Díaz 1997). En etapas sucesivas, la incidencia de los
factores socioeducativo, edad, sexo, escuela fueron centro de interés y de su
estudio emergió la necesidad de atender a las diferencias socioeducativas y
de edad para el desarrollo general de las actividades lecto-comprensivas en
la escuela (V de Ávalos, M y A M Carullo de Díaz 1997).
Por cuanto la incidencia de la estructuración textual de los libros
escolares de estudio podía tener alguna consecuencia en el modo de operar
con la comprensión, otra etapa de la investigación estuvo centrada en el
análisis de las relaciones retóricas que se dan en los textos (M. Peronard,
M.V de Ávalos, A.M. Carullo de Díaz, L.Gómez M. 1996).
Desembocamos así en la ardua etapa de analizar las diferentes
operaciones cognitivas que se ponen en juego a la hora de leer/comprender
y procurar develar la manera cómo el adolescente las pone en práctica. La
213
tarea se realizó mediante instrumentos que intentaban recoger respuestas a
preguntas inferenciales, entendiendo la inferencia como uno de los procesos
superiores más productivos. Esto nos permitió, por un lado, un indicador de
grados de dificultad y por otro, un amplio análisis de errores (Viramonte de
Ávalos, M. comp. 2000).
Sin embargo, el valor de incentivo hacia pasos sucesivos de toda
investigación, nos puso en el umbral de otra pregunta ¿qué saben los
alumnos de lo que es leer como actividad lingüística?¿qué “teoría” implícita
tienen en sus mentes? ¿cuánto saben de ello? ¿de qué manera evoluciona la
metacognición según se asciende en edad?. La respuesta a estas preguntas
constituyó una etapa investigativa muy fructífera. Altamente significativo,
como resultado, fue haber logrado un instrumento para estudiar el grado del
metaconocimiento de la actividad de leer (Peronard, M., Velázquez, M.,
Crespo, N., Viramonte de Ávalos, M. 2002). El cuestionario exige el
reconocimiento de alternativas (con fundamento en la Redescripción
Representacional de Karmiloff-Smith 1992) sobre “campos” que se
corresponden con categorías que hemos distinguido en nuestro esquema
modélico (planificación, estrategia, evaluación, remedial, tarea, texto).
2. TAREA Y RESULTADOS
Así las cosas –y esta vez como tarea personal, esto es, ya no en
equipo- intentamos cruzar resultados de los estudios sobre comprensión y
los relativos a la metacomprensión, sin que, en tal sentido, las perspectivas
fueran halagüeñas (en pequeñas muestras, los resultados no arrojan datos de
fehaciente relación entre comprensión y metacomprensión en el mismo
sujeto). Sin embargo, planteos como los vigotskyanos que muestran una
confianza en la capacidad autorreflexiva del ser humano nos llevaron a la
hipótesis de que hay saberes que inciden en el proceso de construcción de
los significados y de los sentidos del texto leído (v.gr. saber que el texto es
una estructura jerárquica, que la finalidad propuesta y el monitoreo personal
son nervios vitales, etc.).
Hacker, Dunlosky y Graesser (eds. 1998) postulan la necesidad de
ayudar al alumno a mejorar su capacidad de reflexionar acerca de su propia
cognición, esto es, aumentar su capacidad cognitiva.
Los avances teóricos llegados desde la lingüística textual y desde la
psicología cognitiva han dejado al descubierto un lector y un escritor
estratégico, interactivo con el texto (V Dijk y Kintsch 1983), con voluntad
para la acción de leer y guiado por una finalidad.
A esta literatura sumamos todo lo propuesto sobre metacognición
214
desde los trabajos pioneros de Flavell (1979, 1985) en adelante, a fin de ir
acaudalando miradas, concepciones, vías de acceso que pudieran ser
iluminadoras para nuestro trabajo.
Decidimos entonces focalizar nuestra atención en la comparación de
algunos de los resultados obtenidos, por un lado, por ejemplo, en inferencias
léxicas y macroestructurales y, por otro, esto es, en metacomprensión, en las
áreas estrategia, evaluación y remedial. Valga como ejemplo:
Prueba de comprensión: ¿qué quiere decir inocua en el texto?
Prueba de metacomprensión: ¿Cuándo no entiendo una palabra de lo que estoy
estudiando, ¿qué hago? a) pienso si se parece a otra palabra que conozco, b) leo las
palabras cercanas para ver si me ayudan a entenderla, c) la busco en el diccionario o le
pregunto a alguien.
El resultado de la comparación dejó a la vista que en el análisis
realizado no se encontró significatividad estadística.
Contando los casos de respuesta nula
2
Chi Crítico
Sin contar los casos de respuesta nula
Chi2 Crítico
= 16,92
Roma 6 Gandhi 6
Roma I10 Gandhi I8
= 9,49
Roma 6 Gandhi 6
Roma I10
Gandhi I8
P1 1,4127 0,0458
P1
10,6576 2,60661
P1 0,5368 0,10541
P1
4,088651 2,451667
P2
P3
P4
P5
0,5399
18,913
4,2529
2,2056
P2
P3
P4
P5
7,83157
7,37663
7,27557
6,46288
P2
P3
P4
P5
0,32793
13,2246
3,57186
1,27756
P2
P3
P4
P5
6,302752
1,389284
3,933036
4,368053
2,382556
1,956391
3,308373
1,98486
P6 3,2774 1,3722
P7 0,9401 5,0289
P6
9,23411 3,65321
P6 3,2774 0,8371
P7 0,9401 4,12607
P6
3,84419
2,871795
3,6882
4,1409
0,1852
4,1802
3,65461
2,5304
4,34675
3,09753
2,784
1,3607
0,1852
4,1802
Análisis Estadístico
Para cada grupo y para cada par, se realizó una tabla de doble entrada en la que se clasificaron a los sujetos de
acuerdo con el puntaje obtenido en la pregunta de comprensión y en la de metacomprensión. Es decir que, en cada
celda del cuerpo de la tabla se registra la cantidad de sujetos que obtuvieron en la pregunta de comrpensión, el
puntaje indicado en la cabecera de la fila, y en la de metacomprención, el indicado en la cabecera de la columna.
Las celdas de totales muetran las frecuencias marginales. Para cada tabla se determinó el valor del indicador
estadístico CHI cuadrada, que ofrece la posibilidad de decidir si existe una correlación significativa entre las
variables que se analizan. Se eligió realizar las pruebas a un nivel de significación alfa=0,05.
Estos resultados motivaron en nosotros varias dudas, entre ellas y a
partir de una básica hontestidad intelectual ¿Serán los instrumentos que
hemos diseñado suficientes y adecuados para lo que estamos analizando?
¿Cuánta razón tiene la teoría que dice que “en el nivel más elevado del
desarrollo del conocimiento de un dominio, las representaciones no sólo
están definidas explícitamente sino que son accesibles a la reflexión
consciente y verbalizable” (Karmiloff-Smith, 92, comentado en Mar Mateos
2001, p.49). Y una tercera pregunta que hace referencia a una de las
variables de la investigación: el papel de la escuela: ¿Qué papel juega la
215
escuela en el desarrollo del conocimiento de un dominio tan fundante como
el de las inferencias léxica y macroestructural?
Debido a la experiencia acumulada tras largos años de trabajo en las
escuelas y con los docentes, en este último interrogante detuvimos nuestra
atención y nos movió a sospechar algunas causas, entre ellas, que este
resultado tiene que ver con el discurso docente que itera enunciación de
principios (v.gr “para hacer el resumen debo subrayar las ideas principales”)
pero esto no garantiza que el alumnado haya logrado el “conocimiento del
dominio”.
3. PROYECCIONES
Guiar al alumno a comprender su proceso cognitivo, más allá y más
acá del tema disciplinar que esté manejando, es el desafío que la escuela
tiene por delante. Pero, para eso, debería poder postular un llamado por
nosotros “triángulo axiológico” que aquí sólo enunciamos nominalmente y
que aspira a ser la base de la propuesta programática con la que se pueda
responder a la inquietud que nos generó el resultado arriba comentado. En
un vértice, el valor de la llamada por B. Rogoff (1993:30), la “participación
guiada”, basada en la intersubjetividad. “Los niños son aprendices del
conocimiento, activos, en sus intentos de aprender, a partir de las
observaciones y de la participación en las relaciones con sus compañeros y
con miembros más hábiles de su grupo social”; en otro, el valor de la
gramática como conocimiento especializado que implica habilidad
metalingüística y metacognitiva de control sobre la lengua y, como tercer
elemento, el valor del “cambio conceptual” a lo largo y a lo ancho de toda la
escolaridad, esto es, llegar a la “reestructuración” (N. Rumelhart y Norman
1981) del pensamiento-acción para lo cual y siguiendo de Rodríguez
Moneo, M. (1999:56), se necesita una insatisfacción respecto a las
condiciones existentes, la nueva concepción debe tener sentido y ser
significativa, debe resolver cuestiones que antes no tenían resolución y debe
ser vista como un instrumento con poder explicativo para el futuro.
BIBLIOGRAFÍA
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Revista de tecnología educativa, 7 (4), 307-321
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Peronard, M., M. Velásquez, N. Crespo, M. Viramonte de Ávalos, (2002), “Conocimiento
metacognitivo del lenguaje escrito: Instrumento de medida y fundamentación teórica”,
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217
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 218-223
ÍNDICE GENERAL DE LAS ACTAS DEL VI CONGRESO
INTERNACIONAL DE LINGÜÍSTICA HISPÁNICA
Desde 1978 y con una cadencia de cinco años, se celebran en
Leipzig los Congresos Internacionales de Lingüística Hispánica. Si se juzga
la cantidad y sobre todo la calidad de los especialistas que tomaron parte
entre los días 8 y 12 de octubre de 2003 en el sexto de los encuentros, queda
bien claro que se llegó a la culminación de tantos años de esfuerzos y
compromiso de una persona: Gerd Wotjak.
En este sexto congreso con el marco temático Descripción de la
interfaz entre el léxico (la semántica léxica) y la sintaxis del español
intentamos reunir trabajos que incorporaran enfoques y metodologías
diferentes, de modo que se pudiera observar desde una perspectiva más allá
de escuelas y enfoques únicos las coincidencias y diferencias pero también
las posibilidades de mutua complementación que ofrecen los paradigmas
más importantes para la descripción de sintaxis y de semántica léxica.
La mayor parte de los congresistas llegó de España: unos eran
investigadores ya reconocidos internacionalmente mientras que los otros
eran representantes de una cualificada joven generación de investigadores.
Junto con ellos, contamos con una treintena de hispanistas alemanes y
también con colegas provenientes de Argentina, Méjico, Cuba, Chile, Perú,
Japón, Bélgica, Dinamarca, Austria, Suiza y Polonia, lo que supuso una más
que prometedora ocasión para el intercambio de conocimientos y resultados
como también para buscar nuevos caminos y plantear nuevas preguntas.
Ahora podemos enorgullecernos de presentar al público en cinco
volúmenes temáticos un panorama bien amplio y cabal del estado de la
cuestión en algunos de los ámbitos más importantes de la investigación
lingüística en y sobre el español.
1. ALMELA PÉREZ, RAMÓN; RAMÓN TRIVES, ESTANISLAO Y WOTJAK, GERD
(EDS.) (2004): F RASEOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE MURCIA Y UNIVERSIDAD DE
LEIPZIG.
Distribución: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, c/ Actor Isidoro
Máiquez, 9, Edificio Saavedra Fajardo, E-30007; Murcia (España).
http://www.um.es/publicaciones/
218
Esther Blasco Mateo: Similitudes entre perífrasis verbales de infinitivo con enlace y
locuciones verbales de infinitivo
Alberto Bustos Plaza: Poner en movimiento – in Bewegung setzen: verbos
pseudocopulativos españoles frente a verbos funcionales alemanes
Yolanda Congosto Martín: La presencia de unidades fraseológicas en el léxico náutico
Ofelia Duo de Brottier: Unidades lingüísticas complejas en el discurso de investigación
científica
Mario García-Page: Colocaciones simples y complejas: diferencias estructurales
Isabel González Rey: La noción de hapax en el sistema fraseológico francés y español
Silvia Beatriz Kaul de Marlangeón: Evaluación de clichés del discurso paraepimónico
Georges Kleiber: Petite sémantique des proverbes avec une vue spéciale sur leur statut de
dénomination
Kazumi Koike: Colocaciones complejas en el español actual
Tomás Labrador Gutiérrez & Gonzalo Martínez Camino: Módulos fraseológicos: de busilis
a bluyines
Gonzalo Ortega Ojeda & María Isabel González Aguiar: En torno a la variación de las
unidades fraseológicas
Antonio Pamies & Olena Potápova: Metaphoric Competence and the Recognition of
Idioms: an Experimental Approach
Juan Manuel Pérez Vigaray & José Juan Batista Rodríguez: Composición nominal y
fraseología
Marina Luz Roa Arancibia: Fraseología oral en Chile: una propuesta metodológica
Leonor Ruiz Gurillo: Las locuciones marcadoras del español: análisis y aplicaciones
Ascensión Sierra: Rôle du nom propre dans la traduction français-espagnol des expressions
imagées
Encarnación Tabares Plasencia & José Juan Batista Rodríguez: Notas sobre fraseología
jurídica comparada español-alemán
Pablo Zamora Muñoz: Fraseología periférica e non solo
María Teresa Zurdo: Panorama de los estudios fraseológicos en Alemania
2. FABER, PAMELA; JIMÉNEZ HURTADO, CATALINA Y WOTJAK, GERD (EDS.)
(2004): LÉXICO ESPECIALIZADO Y COMUNICACIÓN INTERLINGÜÍSTICA,
UNIVERSIDAD DE G RANADA Y U NIVERSIDAD DE LEIPZIG, SERIE GRANADA
LINGVISTICA.
Distribución: Método Ediciones, Calle Rector López Argüeta, 21, E-18001 Granada
(España). http://www.metodoediciones.com/
Marek Baran: ¿Casualidad, mero instrumento de denominación o necesidad inherente? – El
porqué de las metáforas en terminología
Antonio Barcelona Sánchez: La presencia simultánea de la metonimia en múltiples niveles
de análisis lingüístico: forma y significado, léxico y sintaxis, semántica y pragmática
José María Bernardo & Manuel Pruñonosa: Terminología y cognición
Francisco M. Carriscondo Esquivel: Las palabras y acepciones fantasma desde el punto de
vista de la creatividad léxica
219
Guiomar Elena Ciapuscio: Las metáforas como recursos para el trabajo de producción
discursiva en la comunicación especializada
M. Magdalena Díaz Ferrán & Roquelina Beldarraín: Usos léxicos cubanos y creación en el
español actual de Cuba
María José Domínguez Vázquez: Sistematización de fenómenos terminológicos: una
aproximación
Pamela Faber & Carlos Márquez Linares: El papel de los recursos figurativos en la
comunicación especializada
Catalina Jiménez & Claudia Seibel: El lenguaje controlado para una definición variable:
“no ambiguity through homonyms, no redundancy through synonyms”
Linus Jung: Acerca del lexema y sus aportaciones textuales: un análisis lexicológico
funcional
Inés Kuguel: El significado de los nombres genéricos en el léxico de especialidad
Carmen Llamas: La conformación del significado léxico creado a partir de metáfora:
consideraciones semánticas y pragmáticas
María del Pilar Mesa Arroyo: Funciones comunicativas y medios lingüísticos en
correspondencia
Marisa Montero Curiel: Telecreativisión
Christiane Nord: Comunicarse funcionalmente en dos lenguas
Elena M. Rojas Mayer: La creatividad en la comunicación cotidiana en el habla y en la
prensa
Pelegrí Sancho Cremades: La gramaticalización en los intensificadores: el caso del español
menudo y del valenciano coloquial d’a xavo
Claudia Seibel & Catalina Jiménez: El componente pragmático en la definición de las
unidades terminológicas. Ejemplos del dominio oncológico
Encarnación Tabares Plasencia: Estudio de la formación de palabras en el ámbito del
derecho civil español
María Isabel Tercedor Sánchez: Esquemas metafóricos en el español de la ciencia y la
tecnología
Patricia Vallejos Llobet: La metáfora en el discurso de las ciencias sociales en la Argentina
Karin Vilar Sánchez: Diccionario de sinónimos funcionales
Y W OT JAK , GERD (EDS.) (2004): C OGNICIÓN Y
PERCEPCIÓN LINGÜÍSTICAS, UNIVERSIDAD DE V ALENCIA Y UNIVERSIDAD DE
LEIPZIG.
3. SE R R A , ENRIQUE
Distribución: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia, Calle Bachiller
1-1ª E-46010 Valencia (España). http://puv.uv.es/
Belén Alvarado, Elisa Barrajón, Jaime Climent, Susana Rodríguez & Larissa Timofeeva:
Patrones espaciales: creación de estructuras lingüísticas
Nicole Delbecque: El marco conceptual de los verbos de respuesta en español
Renata Enghels & Eugeen Roegiest: Percepción visual y percepción auditiva: la naturaleza
del objeto
Francisco Hernández Paricio: Estructura léxico-conceptual y predicados de movimiento
(acerca del predicado caer)
Carlos Hernández Sacristán & Beatriz Gallardo Paúls: Relaciones léxicas: orientación
220
cognitiva en intervención logopédica
Pablo Jiménez Jiménez: Estructura nominal y comprensión lectora
Julia Kuhn: Aspectos psicolingüísticos en el análisis de los determinantes pocos y escasos
Ángel López García: Una caracterización cognitiva de la actancia: ¿flujo pregnante o forma
saliente?
Ricardo Maldonado: ¿Voz media o voz antipasiva? Mirada cognoscitiva
María Amparo Montaner Montava: Fundamentación cognitiva de las relaciones actanciales
del español: Estudio comparativo de algunos verbos relacionados con el dominio de la
transferencia de información
Estanislao Ramón Trives: La parataxis en el horizonte de las construcciones aseverativas en
español y en francés. Fundamentos noemático-cognitivos
Eugeen Roegiest: Conceptualización y estructura argumental de la pasiva pronominal en
español y en italiano
Carlos Subirats Rüggeberg: FrameNet Español. Una red semántica de marcos conceptuales
Alejandra Vigueras: Aspecto verbal y cuantificación adverbial gradual
Magdalena Viramonte de Ávalos: Inferencias de significado, comprensión y
metacomprensión lectora
Y W OTJAK , GERD (EDS.) (2004): A LGUNOS
DE LA DESCRIPCIÓN SINTÁCTICO-SEMÁNTICA,
4. CUARTERO OTAL, JUAN
PROBLEMAS ESPECÍFICOS
FRANK&TIMME.
Distribución: Frank&Timme GmbH i.G.; Wittelsbacherstr. 27a; 10707 Berlin
(Alemania).
[email protected]; htpp://www.frank-timme.de/
Luis Amador Rodríguez & Juan Manuel Pérez Vigaray: Los derivados españoles en -ero/a
Francisco Cortés Rodríguez & Ricardo Mairal Usón: La formación de palabras, de nuevo,
como encrucijada: la interfaz semántica-morfología-sintaxis-fonología en el Modelo de
Gramáticas Léxicas
María Tadea Díaz Hormigo: Entre el léxico y la sintaxis: a propósito de la denominada
sintaxis interna de las formaciones derivadas
Martina Emsel: Enfoques semánticos en el estudio de la formación de palabras en español
Raúl Fernández Jódar: El papel del léxico en el aprendizaje y la adquisición de lenguas
primeras y segundas
Guillermo Fernández Rodríguez-Escalona: Sustantivos eventivos en -miento
María Pilar Garcés Gómez: Los marcadores del discurso en una teoría de sintaxis y
semántica textual y oracional
Dolores García Padrón: Variaciones gramaticales y denotativas de la familia de palabras de
PART- en su manifestación categorial verbal
Mabel Giammatteo: Alternancias temporales: los verbos durar y tardar
Mabel Giammatteo, Hilda Albano &Adalberto Ghio: Clases de predicados y
nominalización
Salvador Gutiérrez Ordóñez: Diátesis no verbal
Gerda Haßler: El uso evidencial de adverbios modales
Laura Kornfeld: Ambigüedad categorial en construcciones de infinitivo
Gonzalo Martínez Camino, Manuel Pérez Saiz & Tomás Labrador Gutiérrez: Una
clasificación de verbos rectores según la selección del indicativo y el subjuntivo en el
221
verbo subordinado
Ricardo Mairal Usón: La naturaleza de las reglas léxicas en la Gramática del Papel y la
Referencia
Alf Monjour: “La humillación de Don Franco a Don Juan”. Otra vez sobre la valencia
nominal en español
Wiaczesɹaw Nowikow: Sobre la relación entre las propiedades semánticas del núcleo
regente, la negación y la selección del modo en las subordinadas sustantivas
Isabel Pérez Jiménez & Norberto Moreno Quibén: Argumentos a favor de la centralidad de
las nociones aspectuales en la interficie léxico-sintaxis: la correlación telicidadinacusatividad en español
Minerva Rosas: Manejo léxico-semántico y habilidades de pensamiento en alumnos de 5°
año de enseñanza general básica
Enrique Serra Alegre & Montserrat Veyrat Rigat: A vueltas con el significado de los
coordinadores
Carsten Sinner: Pronombres incompatibles en castellano
Teresa Solias Arís: Dobles sujetos y dobles objetos en español
5. WOTJAK , GERD Y C UARTERO, JUAN (EDS.) (2004): E NTRE SEMÁNTICA
L É X I C A , TEORÍA DEL LÉXICO Y SINTAXIS , COLECCIÓN “STUDIEN ZUR
ROMANISCHEN
SPRACHWISSENSCHAFT U N D
INTERKULTURELLEN
KOMMUNIKATION”, VERLAG PETER LANG.
Distribución: Peter Lang GmbH, Eschborner Landstrasse 42-50, D-60489 Frankfurt am
Main (Alemania). http: //www.peterlang.com/
Hilda Albano: Enfoques y metodologías para describir la interfaz entre el léxico (la
semántica léxica) y la sintaxis del español
Miguel Albi Aparicio: Hacia un concepto ampliado de Teoría de Valencias
Moisés Almela Sánchez: Aspectos de la adecuación de las técnicas de corpus para la
descripción de campos léxico-asociativos
Valerio Báez San José: Una teoría desde el hablar a las lenguas para la comparación
lingüística de las unidades significativas
Valeriano Bellosta von Colbe: Construcciones y esquemas sintácticos
Nuria Campos Carrasco: Categorías semánticas y funciones sintácticas: el cambio
categorial
Miguel Casas Gómez: Semántica de la lengua y semántica del hablar: fenómenos y
disciplinas implicadas en su delimitación
Irene Castellón, Ana Fernández & Gloria Vázquez: La semántica oracional del español:
perspectiva desde el léxico
Juan Cuartero Otal: Un modelo de clasificación léxico-semántica de los complementos
preposicionales del español
Paul Danler: Los alrededores del “núcleo predicado-argumento” desde un enfoque formal y
funcional
Janet DeCesaris & Paz Battaner: Una cuestión de semántica léxica en los diccionarios del
español bajo las fórmulas por extensión y en especial
Janet DeCesaris & Elisenda Bernal: La gramática de los nombres de materia en los
222
diccionarios
Pablo Devís Márquez: Algunos problemas en la teoría de los esquemas oracionales
Luis Escoriza Morera: El discurso como elemento caracterizador de unidades léxicas
Gérard Fernández Smith: La cohesión léxica y sus implicaciones para la semántica del
texto
José M. García Miguel, Lourdes Costas & Susana Martínez: Diátesis verbales y esquemas
construccionales – Verbos, clases semánticas y esquemas sintáctico-semánticos en el
proyecto ADESSE
Eberhard Gärtner: Funciones semánticas de argumentos proposicionales en español
Hilde Hanegreefs: Acerca de los verbos ver, mirar y observar: descripción lexicográfica y
análisis de corpus
César Hernández Alonso: El funcionalismo lingüístico: tendencias, corrientes y caminos
abiertos
Martin Hummel & Rolf Kailuweit: La sintaxis semántica, los esquemas sintácticosemánticos, la gramática de construcciones y los papeles temáticos
Rocío Jiménez Briones & María Beatriz Pérez Cabello de Alba: La interfaz léxico-sintaxis
desde una perspectiva léxico-funcional – ejemplificación de verbos que expresan
sentimiento en español
Luis Fernando Lara: ¿Es posible una teoría del léxico?
Eva Lavric: Sistema, norma y habla en la semántica de los determinantes nominales
españoles
Martin Mehlberg: Las propiedades combinatorias de las unidades léxicas como base para la
descripción de las medioestructuras semánticas verbales
José Luis Mendívil Giró: El comportamiento variable de molestar: A Luisa le molesta que
la molesten
Luis Miranda Esquerre: Las solidaridades léxicas
Marcial Morera: La gramática del léxico
Yuko Morimoto & María Victoria Pavón Lucero: Estructura semántica y estructura
sintáctica de las construcciones atributivas con ponerse y quedar(se)
Borja Navarro Colorado: Una estructura de rasgos computacional para la presentación y
adquisición automática de patrones sintácticos-semánticos en español
Ana Rodríguez-Piñero Alcalá: Criterios delimitadores de los hechos de parasinonimia
José F. Val Álvaro, Francisco Hernández Paricio, José L. Mendívil Giró & M. Carmen
Horno Chéliz: Alternancias verbales: estructuras subeventivas y sintaxis léxica
Carmen Varo Varo: Algunas observaciones sobre el comportamiento clasemático de los
antónimos
Gerd Wotjak: ¿Por qué arar el campo semasiológico y qué aparecerá detrás de la fachada
medioestructural?
223
Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 224-226
ÍNDICE DE LAS ACTAS DE LAS V JORNADAS INTERNACIONALES
DE LINGÜÍSTICA CONTRASTIVA
Asimismo, durante los días inmediatamente previos al VI Congreso
de Lingüística Hispánica, entre el 4 y el 7 de octubre de 2003, se celebraron
también en Leipzig las V Jornadas Internacionales de Lingüística
Contrastiva –comparación de lenguas románicas entre sí y con el alemán–,
cuyas actas se van a publicar asimismo a finales de 2004.
SCHMITT , CHRISTIAN Y W OTJAK , BARBARA (EDS.)
ROMANISCH-DEUTSCHEN UND INNERROMANISCHEN
VOLS.), ROMANISTISCHER VERLAG.
(2004): S TUDIEN ZUM
SPRACHVERGLEICH (2
Distribución: Romanistischer Verlag, Hochkreuzallee 46, D-53175, Bonn (Alemania).
http: //www.rv-hillen.de/hsh.htm/
Tomo I
Jörn Albrecht: Nochmals zum Begriff der Übersetzungsäquivalenz. Ein Versuch zur
Ausräumung von Missverständnissen
Eric Castagne: Le programme “Inter Compréhension Européenne” (ICE) ou comment
utiliser la linguistique contrastive pour mieux se comprendre en Europe
Nicole Delbecque: Iconicidad en la poesía de F. García Lorca y su traducción francesa
Martina Drescher: Zur Rolle von funktionaler Äquivalenz und intralingualem Muster beim
interlingualen Vergleich von Textsorten
Brigitte Eggelte: Funktionen der Wortbildung – Eine Priorität bei der Vermittlung von DaF
für Spanischsprecher
Martina Emsel: Lokalisierungstypen bei denominalen Verben im Spanischen und ihre
deutschen Entsprechungen
Volker Fuchs: Von der Schwierigkeit, besonders stilrelevante Textstellen im
Übersetzungsvergleich zu ermitteln
Katrin Herget: Zur Rolle englischer Entlehnungen in portugiesischen Fachtexten der
Informatik unter besonderer Berücksichtigung der Integrationsprozesse von
Anglizismen in die portugiesische Sprache
Carlos Hernández Sacristán: Cooperatividad y transculturalidad: un “tertium
comparationis” en la solución de errores pragmáticos
Maria Iliescu: Auf der Suche nach dem romanischen Prototyp
Eva Lavric: Quel tertium comparationis pour la sémantique référentielle?
Christian Lehmann: Zum Tertium Comparationis im typologischen Sprachvergleich
Ángel López García: Der Sprachvergleich in biologischer Sicht
224
Consuelo Moreno Muñoz, Rosa Piñel & María Luisa Schilling: Frauen- und Männerrollen
in ausgewählten DaF-Lehrwerken im Vergleich mit SaF-Lehrwerken
María Naro Wirf: Deutsche und französische Komposita im Vergleich
Christiane Nord: Gewogen – und für leicht genug befunden? Qualitätskriterien für die
Kulturmittlung
Wolfgang Pöckl: Anmerkungen zum Stand der Kontrastiven Textologie
Holger Proschwitz: Substantivierung deutscher Adjektive im Französischen – Versuch
einer übersetzungsorientierten, normativen Systematisierung
Estanislao Ramón Trives: Fundamentos noemáticos de la comparación interlingual en
relación con el comportamiento sintagmático del aseverema en español y en francés
Ida Sonia Sánchez: Representaciones y contextualizaciones en la producción discursiva en
traducción
Harald Scheel & Sabine Schmitz: Der translationsorientierte Sprachvergleich als
didaktisches Instrument. Überlegungen zur Gestaltung eines Übersetzerlehrbuchs
Schmitt Christian: Sprachliche Globalisierung – diachronische und synchronische
Problemfelder für die Romanistik
Bernd Spillner: Kontrastive Linguistik – Vergleichende Stilistik – Übersetzungsvergleich –
Kontrastive Textologie. Eine kritische Methodenübersicht
Kerstin Störl: Zur Definition des Stilbegriffs als theoretisches Konzept der komparativen
Stilistik
Gisela Thome: Der Sprachvergleich in Übersetzungstheorie und Übersetzungspraxis
Christian Timm: Die Bedeutung der Wortarten für die Klassifizierung subordinierter Sätze
in den Grammatiken von Alarcos Llorach und Helbig/Buscha
Médéric Vildebrand: L’apprentissage du vocabulaire dans une unité de formation
universitaire
Gerd Wotjak: Kognitive, kommunikative und kulturelle Aspekte des
übersetzungsorientierten Sprachvergleichs
Jakob Wüest: Die Illokutionshierarchie als Grundlage des Textsortenvergleichs
Tomo II
Miguel Albi Aparicio: Überlegungen zu einer kontrastiven Analyse der lexikalischen
Bedeutung ausgewählter deutscher und spanischer Lokalverben
Sabine Bastian & Françoise Hammer: Paralleltextvergleich und Übersetzung – Eine
Beispielanalyse anhand der konklusiven Marker bref und en somme
Juan Cuartero Otal: Gibt es im Spanischen und Französischen zwei Klassen von
Fortbewegungsverben?
Martine Dalmas: Der Widerspenstigen [erfolgreiche?] Zähmung. Partikeln und verwandte
Widerspenstige im deutsch-französischen Vergleich
Paul Danler: Sememisch perspektivierte, verbmorphologisch realisierte Zirkumstanten im
Französischen, Italienischen, Portugiesischen und Spanischen
Cornelia Döll: Morphosyntaktische Unterschiede zwischen dem europäischen und dem
brasilianischen Portugiesischen – Zum Subjektausdruck in Parallelübersetzungen von
Harry Potter and the Prisoner of Askaban
María José Domínguez Vázquez: Die Präpositionen der Präpositivergänzung am
Sprachenpaar Spanisch-Deutsch
Hiltraud Dupuy-Engelhardt: Semantische Unterschiede im Übergangsbereich zwischen
225
‚typischem‘ Verb und ‚typischem‘ Substantiv – Beobachtungen zum Verweis auf das
Hörbare im Deutschen und Französischen
Nicole Fernández Bravo: Le langage de l’expressivité et de l’émotion dans la traduction de
textes allemands et français
Gerda Haßler: Objektsprädikativa und direkte Objekte im Sprachvergleich: ein Beitrag zur
Argumentstruktur von Verben
Christine Hundt: Komparative Phraseologismen im Sprachvergleich Portugiesisch-Deutsch
Vessela Ivanova: Zum Vergleich deutscher und spanischer Arbeitsverträge: Instrumentell
und/oder dokumentarisch übersetzen?
Catalina Jiménez & Claudia Seibel: Kommunikativ-funktionale und/oder kommunikativsemantische Beschreibungen des Terminus im Sprachenpaar Spanisch-Deutsch
Linus Jung: Eine kontrastive Analyse zum kommunikativen Potential von Lexemen
Rolf Kailuweit: Lokativalternanz bei transitiven Verben. Englisch, Französisch, Spanisch
und Deutsch im Vergleich
Birgit Kraus: Übersetzungen und Paralleltexte im Sprachvergleich – Möglichkeiten und
Grenzen
Juan Pablo Larreta Zulategui: Zur logisch-semantischen Valenz als Tertium Comparationis
beim Vergleich verbaler Kollokationen (am Beispiel des Sprachenpaares DeutschSpanisch)
Enrique Martín García: Las funciones comunicativas en algunos tipos de texto: análisis
contrastivo
Meike Meliss: Geräusch-Verben des Deutschen und Übersetzungsäquivalente im
Spanischen
Cristina María Moreira Flores: Zum Ausdruck des ‚höchsten Grades‘ im Deutschen und im
Portugiesischen
Daniela Pirazzini: Kollektive Sprachmuster im interkulturellen Vergleich: DeutschFranzösisch-Italienisch-Spanisch
Aude Rebotier: Le présent futural en allemand et en français
Blanca Segura García: Los falsos amigos en los fraseologismos en español y sus problemas
de traducción
Eva Stoll: Textsortenspezifische Übersetzungsprobleme – Phraseologismen in
Stadtplanprospekten des Französischen, Italienischen, Spanischen, Englischen und
Deutschen
Kristel Van Goethem: La préposition à et ses correspondants romans (espagnol, italien) et
germaniques (néerlandais, allemand)
María Teresa Zurdo: La textualización de ‘silencio’ en alemán y en español
226