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Cognición y percepción lingüísticas

2004

María Amparo Montaner Montava: Fundamentación cognitiva de las relaciones actanciales del español: Estudio comparativo de algunos verbos relacionados con el dominio de la transferencia de información .......... 136 Estanislao Ramón Trives: La parataxis en el horizonte de las construcciones aseverativas en español y en francés. Fundamentos noemático-cognitivos ...... 149 Eugeen Roegiest: Conceptualización y estructura argumental de la pasiva pronominal en español y en italiano.

CORE Metadata, citation and similar papers at core.ac.uk Provided by Repositori d'Objectes Digitals per a l'Ensenyament la Recerca i la Cultura COGNICIÓN Y PERCEPCIÓN LINGÜÍSTICAS Enrique Serra Universitat de València Gerd Wotjak & Universität Leipzig –editores – Enrique Serra & Gerd Wotjak (eds.): Cognición y percepción lingüísticas COGNICIÓN Y PERCEPCIÓN LINGÜÍSTICAS Comunicaciones presentadas al VI Congreso Internacional de Lingüística Hispánica Leipzig, 8–12 de octubre de 2003 Volumen 3 ENRIQUE SERRA (Universitat de València) GERD WOTJAK (Universität Leipzig) EDITORES València / Leipzig 2004 © Los autores, 2004 Cubierta: Reproducción de un fragmento de la obra de Ramon Montalt (2004) Sense títol (colección particular) Diseño y maquetación: Enric Serra Departament de Teoria dels Llenguatges Universitat de València Imprime: Guada Impresores, S.L. c/ Montcabrer, 26 46960 Aldaia–València ISBN: 84-370-6051-6 Depósito legal: V-5132-2004 ÍNDICE Gerd Wotjak & Enrique Serra: Acercamientos cognitivo-perceptivos al estudio del lenguaje...................................................................................................5 Belén Alvarado, Elisa Barrajón, Jaime Climent, Susana Rodríguez & Larissa Timofeeva: Patrones espaciales: Creación de estructuras lingüísticas ...............14 Nicole Delbecque: El marco conceptual de los verbos de respuesta en español .....................................................................................................................25 Renata Enghels & Eugeen Roegiest: Percepción visual y percepción auditiva: la naturaleza del objeto...........................................................................47 Francisco Hernández Paricio: Estructura léxico-conceptual y predicados de movimiento (acerca del predicado caer)................................................................60 Carlos Hernández Sacristán & Beatriz Gallardo Paúls: Relaciones léxicas: orientación cognitiva en intervención logopédica .................................................75 Pablo Jiménez: Estructura nominal y comprensión lectora........................................87 Julia Kuhn: Aspectos psicolingüísticos en el análisis de los determinantes pocos y escasos..................................................................................................... 102 Ángel López García: Una caracterización cognitiva de la actancia: ¿flujo pregnante o forma saliente? ................................................................................ 108 Ricardo Maldonado: ¿Voz media o voz antipasiva? Mirada cognoscitiva.............. 117 María Amparo Montaner Montava: Fundamentación cognitiva de las relaciones actanciales del español: Estudio comparativo de algunos verbos relacionados con el dominio de la transferencia de información .......... 136 Estanislao Ramón Trives: La parataxis en el horizonte de las construcciones aseverativas en español y en francés. Fundamentos noemático-cognitivos ...... 149 Eugeen Roegiest: Conceptualización y estructura argumental de la pasiva pronominal en español y en italiano.................................................................... 166 Carlos Subirats Rüggeberg: FrameNet Español. Una red semántica de marcos conceptuales ............................................................................................ 182 Alejandra Vigueras Ávila: Cuantificación adverbial gradual de las diferentes clases semánticas verbales. Un acercamiento cognoscitivo ............. 197 Magdalena Viramonte de Ávalos: Inferencias de significado, comprensión y metacomprensión lectora ..................................................................................... 213 Índice general de las Actas del VI Congreso Internacional de Lingüística Hispánica .............................................................................................................. 218 Índice de las Actas de las V Jornadas Internacionales de Lingüística Contrastiva............................................................................................................ 224 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 5-13 ACERCAMIENTOS COGNITIVO-PERCEPTIVOS AL ESTUDIO DEL LENGUAJE Gerd Wotjak <[email protected]> Universität Leipzig Enrique Serra Alegre <[email protected]> Universitat de València Este volumen comprende una parte de las contribuciones presentadas en el VI Congreso Internacional de Lingüística Hispánica que tuvo lugar en Leipzig entre el 8 y el 12 de octubre de 20031. Con este congreso culminó toda una serie de encuentros científicos organizados por el Departamento de Lingüística Románica y Traductología del actual Instituto de Lingüística Aplicada y Translatología de la Universidad de Leipzig entre los años 1978 y 2003; los 25 años transcurridos desde que se reunió un pequeño grupo de hispanistas de Leipzig y de algunas universidades de la entonces RDA, con las actas de cada congreso publicadas a partir del segundo de 1983 (que contó con la presencia de tres colegas españoles y de muy pocos lingüistas de los llamados países hermanos de la entonces comunidad de países socialistas: Checoslovaquia, Polonia, Hungría y Rumania), atestiguan el interés creciente por la temática enfocada en estos congresos por parte de la comunidad lingüística, incluyendo también a la española y a la de otros países del mundo occidental, poco asequible hasta la caída del muro en Berlín y los cambios políticos impulsados por las impresionantes manifestaciones de Leipzig, que modificaron fundamentalmente el mapa y el destino europeos. Concebidos inicialmente para remediar en parte el relativo aislamiento existente en esta parte oriental de Alemania frente a los colegas y en parte también frente a la bibliografía del hemisferio occidental, los 1 Véanse al final de éste los índices de los cinco tomos con comunicaciones leídas en este mismo congreso. Asimismo se han incluido los índices de los dos tomos que contienen las comunicaciones presentadas en las V Jornadas Internacionales de Lingüística Contrastiva celebradas en Leipzig del 4 al 6 de octubre de 2003. La publicación de las actas del Congreso de Lingüística Hispánica ha sido posible gracias al apoyo recibido por el programa ProSpanien de cooperación entre la Embajada de España en Berlín y la Asociación de Hispanistas alemanes que han contribuido, además de la DFG, de forma importante a la organización del congreso mismo. 5 congresos de Leipzig ya conocieron en 1988 un primer apogeo con la participación de más de 20 hispanistas de España en este III Congreso cuyas actas fueron publicadas como anejo a la prestigiosa revista Verba editada por la Universidad de Santiago de Compostela. Con ese congreso se dio inicio a encuentros cada vez más numerosos centrados alrededor de una temática considerada como actual y privilegiando la descripción del verbo. Además de análisis valenciales morfosintácticos se hacía hincapié ante todo en la semántica, la estructura argumental y su relación con las estructuras cognitivas de un lado y con las secuencias actanciales morfosintácticas por el otro. Después de los congresos III (1988) y IV (1993), ambos dedicados exclusivamente o preferentemente al verbo (el de 1993 incluyendo al adverbio), hemos ampliado la temática incluyendo en 1998 al adjetivo y al sustantivo. Podemos comprobar con cierto orgullo que no nos hemos limitado nunca a centrarnos en un solo enfoque metodológico, sino que hemos hecho todo lo posible para contribuir a establecer contactos y viabilizar un discurso más allá de los límites de los distintos paradigmas cuyo discurso a veces bastante hermético no deja ver claramente las impresionantes convergencias existentes en la actualidad entre estos paradigmas, convergencias que no suelen tomarse en consideración mutuamente. Tales convergencias pueden observarse en los análisis de verbos, adjetivos, adverbios y sustantivos, y conciernen al objeto focalizado y en parte también a los resultados obtenidos y a las hipótesis establecidas. Convergencias más o menos notorias y evidentes saltan a la vista de quien se esfuerza por tener en cuenta y, dado el caso, asimilar las investigaciones cada vez más centradas en la descripción del léxico, independientemente de que se trate de enfoques valenciales en los niveles sintáctico, semántico, lógico-semántico o pragmático, de la léxico-gramática, de la lexemática adaptada a la gramática funcional de Dik en la lexicología funcional, de la descripción detallada de las estructuras argumentales recurriendo a caracterizaciones ulteriores semántico-categoriales (clasemáticas) y semántico-funcionales (papeles temáticos, roles semánticos) o bien de esquemas sintáctico-semánticos y hasta de enfoques generativistas y –como no– cognitivistas. Vista la importancia del nuevo paradigma cognitivista, bajo la influencia de la mainstream lingüística de corte norteamericano ya hemos podido observar en los dos congresos anteriores la aparición de un número creciente de contribuciones en las que se seguían las propuestas de Langacker, Talmy, Johnson/Lakoff, pero también de Fillmore con su understanding semantics, de Abel, Schank y Minsk, intentando detectar las 6 representaciones cognitivas activadas por el semantismo verbal y de otras unidades léxicas y enfocando la descripción de scripts, escenas, escenarios, pero también de metáforas y metonimias. No es de extrañar que en el VI Congreso, donde se había hecho hincapié en la presentación y si fuera posible discusión y evaluación de distintos enfoques metodológicos, entre los casi 150 comunicantes un número considerablemente mayor haya recurrido a una fundamentación cognitiva de sus análisis y esto no sólo en las contribuciones aquí reunidas, sino también en varias otras publicadas tanto en el volumen temático sobre fraseología, editado por las universidades de Murcia y Leipzig, como en el que reúne aspectos de la creación léxica y terminológica, publicado por las universidades de Granada y Leipzig. El boom cognitivista ha dejado huella en la comunidad lingüística mundial y estamos lejos de pronosticar su debilitamiento, al contrario. Este boom y prestigio pueden inducir a veces a los autores a recurrir al epíteto de “cognitivo” para transferir a sus artículos mayor aceptación y actualidad sin que su contenido cumpla siempre cabalmente con los requisitos de los varios enfoques que se suman bajo el término de cognitivista. Huelga decir que bajo el impacto de este nuevo y pujante paradigma muy fácilmente suelen ignorarse trabajos y enfoques en la vieja Europa cuyo acercamiento justificadamente podría calificarse de cognitivo o cognitivista. Baste con mencionar, por ejemplo, a Guillaume y los trabajos de Bernard Pottier y su discípulo François Rastier, de Heger con su noemática o bien el enfoque basado en la psicología gestáltica de los años 20/30 del siglo pasado y que se ha plasmado en la gramática liminar y otras investigaciones llevadas a cabo por el grupo de Valencia bajo la certera guía de Ángel López García2. Consideramos que hay que abarcar, en la pista del cognitivismo, un máximo de enfoques distintos cuyas convergencias y divergencias habrá que detallar escrupulosamente y al mismo tiempo hay que invertir bastantes esfuerzos todavía para describir la controvertida relación existente entre significado léxico (de sistema, de norma y del habla) y las estructuras cognitivas que según algunos coinciden totalmente con el significado o que solo parcialmente coinciden con este último. Ya no se está contestando la existencia de una muy estrecha interrelación entre el nivel semántico y el 2 Que no se considere falta de modestia si mencionamos aquí incluso una publicación nuestra conjunta con un filósofo y que también focaliza –como otra descripción cognitivista avant la lettre– la relación entre concepto/conceptualización y significado léxico: W. Lorenz / G. Wotjak (1977): Zum Verhältnis von Abbild und Bedeutung. Berlin: Akademieverlag. 7 cognitivo-conceptual y no nos parece muy prometedor cualquier intento de descripción de las diversas estructuras cognitivas que conforman nuestro saber (enciclopédico) del mundo desligándolo del lenguaje que nos sirve de medio para almacenar los conceptos y las conceptualizaciones y posibilitar el intercambio de ideas, convicciones y apreciaciones y de esta forma la comunicación, interacción e intercomprensión social y la supervivencia del género humano. Todavía quedan muchos detalles por esclarecer y esperamos que los artículos, que hemos incluido en este tomo y cuya publicación ha sido factible gracias a la generosa ayuda brindada por el Departamento de Teoría de los Lenguajes de la Universidad de Valencia, puedan contribuir a elucidar algunos puntos y a despertar interés por seguir investigando otros y teniendo en cuenta en los análisis los resultados y postulados de este nuevo paradigma. Este último ya abarca tantos fenómenos distintos que podría ser una tarea del futuro contribuir a su clasificación y sistematización para facilitar la orientación de futuras indagaciones en este campo limítrofe entre lenguaje y pensamiento que ha dejado de ser –con mucha razón ya que los análisis cognitivo-psicológicos nunca podrán deshacerse por completo del recurso a la lengua– el campo de acción exclusivo de la psicología, teoría del conocimiento, neuropatología, neurosemántica, etc. y suele reclamar una cooperación también con los lingüistas semantistas y otros. En cuanto a las contribuciones al VI Congreso aquí recogidas, como se señalaba antes, abordan la descripción y discusión de aspectos lingüísticos diversos, pero vienen a coincidir en haber recurrido preferentemente a una fundamentación cognitiva para los análisis. El trabajo de Belén Alvarado, Elisa Barrajón, Javier Climent, Susana Rodríguez y Larissa Timofeeva, “Patrones espaciales: creación de estructuras lingüísticas”, plantea la elaboración de estructuras lingüísticas fijas a partir de esquemas de movimiento. El estudio se centra en el verbo entrar, y persigue un doble objetivo. De un lado, pretende trazar un patrón de gramaticalización que avance desde un significado componencial, presente en estructuras propiamente locales con el verbo entrar, hasta llegar a una mayor fijación e idiomaticidad, representada por las locuciones que contienen dicha unidad verbal. De otro lado, observa cómo se refleja este recorrido en la lexicografía monolingüe del español; en concreto, se analiza la presentación del régimen verbal y de la fraseología, tanto de manera explícita como implícita, con el objeto de advertir la ideología que subyace a su tratamiento lexicográfico. Nicole Delbecque, en “El marco conceptual de los verbos de respuesta en español”, adopta un enfoque cognoscitivo que sigue más bien 8 una lógica “reticular” para captar la naturaleza dinámica de las categorías, y se centra en los verbos relacionados con la noción de “respuesta”, concretamente en contestar y responder. Se plantea, por una parte, cómo situarlos frente a otros verbos, en particular la categoría de los verbos de comunicación, y, por otra, cuál es la relación entre ambos verbos. La tesis es que responder y contestar tienen significados diferentes y remiten a esquemas conceptuales distintos. Las estructuras reticulares del significado de estos verbos se presentan también como diferentes, siendo más densa la de contestar que la de responder. Renata Enghels y Eugeen Roegiest, en “Percepción visual y percepción auditiva: la naturaleza del objeto”, intentan demostrar que las diferencias sintácticas observadas entre los verbos de percepción visual y los de percepción auditiva reflejan la naturaleza distinta de ambos modos de percepción. A partir de la observación de diversos fenómenos sintácticos, los autores muestran que los datos sobre estos tipos de percepción no son simplemente transferibles de uno a otro, lo que les permite analizar las diferencias entre las dos clases de percepción relacionándolas con los indicios sintácticos descritos. El trabajo de Francisco Hernández Paricio, “Estructura léxicoconceptual y predicados de movimiento (acerca del predicado caer)”, es un estudio microléxico de la estructura léxico-conceptual de predicados de movimiento del tipo caer en español, frente a predicados evidentemente relacionados del tipo tirar. Asumiendo que la estructura eventiva de un predicado forma parte de su estructura léxico-conceptual, el autor considera que el predicado caer es un incausativo que forma grupo con otros que describen un proceso de desplazamiento internamente causado, pero con un significado de recorrido o trayectoria y con interpretación télica y atélica. Carlos Hernández Sacristán y Beatriz Gallardo Paúls, autores de “Relaciones léxicas: orientación cognitiva en intervención logopédica”, estudian la capacidad léxica relacionada con manifestaciones patológicas de la conducta verbal. Teniendo en cuenta el estatuto cognitivo de diferentes tipos de relación léxica (sinonimia, homonimia, antonimia, hiponimia) y su contribución relativa a la activación de la función simbólica del lenguaje, exponen algunos criterios básicos que deberían regir la intervención logopédica. Los referidos criterios contribuirían a la fundamentación y mejora del material de activación lingüística en protocolos de rehabilitación adaptados al español o pensados originariamente para esta lengua (aunque las observaciones que se realizan presentan una clara proyección interlingüística). La aportación de Pablo Jiménez, “Estructura nominal y comprensión 9 lectora”, se centra en el alto grado de incidencia de ciertos sustantivos y adjetivos en la comprensión lectora, pues su estructura semántico-lógica determina la aparición de otras unidades lingüísticas que crean el marco adecuado para su comprensión. En su opinión, estos hechos son de gran importancia en los modelos de procesamiento, ya que harían pensar que la estructura textual puede explicarse en gran medida por el léxico. Julia Kuhn, en su contribución “Aspectos psicolingüísticos en el análisis de los determinantes pocos y escasos”, aborda las dificultades de diferenciar los cuantificadores en diccionarios y gramáticas. La autora ilustra una propuesta de diferenciación para las formas pocos y escasos que se enmarca en las tradiciones lógica y psicolingüística. Ángel López García, en “Una caracterización cognitiva de la actancia: ¿flujo pregnante o forma saliente?”, reflexiona sobre la noción de actancialidad y la tipología de actantes, que han sido observadas desde planteamientos analíticos (del suceder a los actantes), a la manera de Tesnière, o desde planteamientos sintéticos (de los actantes al suceder), a la manera de Fillmore. La discusión sobre si unos –los esquemas actanciales– u otros –los actantes– son innatos y/o primarios le lleva a plantear un problema de rabiosa actualidad, el del origen del lenguaje. El autor defiende que, si bien parece obvio que los actantes (o “casos”) surgieron como primitivos semánticos, sucede que los dominios de la captación perceptiva –los escenarios actanciales– tuvieron que compartir primariedad cognitiva con sus componentes. Concluye, pues, que entre las primeras formas cognitivo-perceptivas de la incipiente vida relacional se sitúan sin duda los esquemas actanciales junto con los actantes que los definen. Ricardo Maldonado aborda en “¿Voz media o voz antipasiva? Mirada cognoscitiva” uno de los temas conflictivos de la gramática española, el análisis del clítico se. Parece haber coincidencia en explicar este clítico como la presencia de la cancelación de un argumento. Pero la discrepancia surge cuando se trata de describir ciertas construcciones en que se convive con una frase prepositiva oblicua. Una de las propuestas actuales analiza estas construcciones como estructuras antipasivas (intransitivas) que se derivarían de estructuras transitivas. En esta comunicación se revisa la función de la voz antipasiva en las lenguas que cuentan con este modo de marcación, para mostrar a continuación los aspectos en que el análisis antipasivo es insostenible para el español. Frente a ello, el autor propone describir las construcciones de se + frase preposicional oblicua a partir de la coherencia interna del significado de la construcción media. María Amparo Montaner Montava, en su “Fundamentación cognitiva de las relaciones actanciales del español: Estudio comparativo de 10 algunos verbos relacionados con el dominio de la transferencia de información”, comenta el comportamiento de algunos verbos de transferencia (o con acepciones entroncadas con la transferencia) caracterizados por una combinatoria sintáctico-semántica peculiar. Para fundamentar cognitivamente la razón de que se dé tal combinatoria, se basa en nociones aportadas por la lingüística cognitiva y la lingüística perceptiva, como la relación entre construcción y escenario. La autora compara el comportamiento actancial del verbo decir –que en su sentido más básico de transferencia de información puede considerarse prototípico– con el comportamiento de otros verbos (responder, sonsacar, quitar o felicitar) que presentan normalmente posibilidades combinatorias más atípicas. Estanislao Ramón Trives, autor de “La parataxis en el horizonte de las construcciones aseverativas en español y en francés. Fundamentos noemático-cognitivos”, entiende que todo enunciado, por el hecho de serlo, puede ser evaluado sobre sus propiedades veridictivas como prefiguración utópica a partir de la configuración prototípica clasificatorio-esencializadora del estado de cosas. El encadenamiento paratáctico de enunciados responde a la necesidad articulatoria en la medida en que el decir directo sin la intermediación de marcadores deja incólume la capacidad decidora de la lengua toda. Ahora bien, para el autor la concatenación sintagmática de enunciados se comporta como una suerte de silogismo, en sentido etimológico en cuanto enunciados concomitantes en un fenotexto, y también en sentido inferencial pleno, si se tiene en cuenta el proceso de dinamización del genotexto, en cuya virtud la materia verbal configurada estético-perceptivamente se hermana y sustenta en su energía significativointelectiva o configuración noemática. El estudio de Eugeen Roegiest, “Conceptualización y estructura argumental de la pasiva pronominal en español y en italiano”, defiende que la tradicionalmente llamada pasiva pronominal no es, ni formal ni funcionalmente, una pasiva, pues sólo muestra coincidencias parciales con la pasiva canónica. En las lenguas románicas examinadas –español, italiano y, parcialmente, rumano– se muestra como una construcción inestable que sufre un cambio notable respecto a la conceptualización de la acción expresada; cada idioma se situaría en etapas diferentes de un mismo desarrollo. Este proceso evolucionaría, según el autor, desde una estructura conceptual proceso-centrada hacia una estructura agente-centrada; mientras el español, los dialectos italianos meridionales y, sobre todo, el rumano conservan mejor el carácter proceso-centrado, el italiano estándar y el del norte pasan deliberadamente a una conceptualización dinámica centrada en el agente. 11 Carlos Subirats, en “FrameNet Español. Una red semántica de marcos conceptuales”, expone los objetivos y resultados de este proyecto de investigación. Se trata de estudiar la red conceptual de marcos semánticos que estructura el léxico de predicados del español, básicamente, los verbos, los nombres y los adjetivos predicativos. Para ello, se parte de la identificación de los marcos que determinan el significado de los predicados del español y se estudia su proyección en las distintas construcciones sintácticas que están controladas por dicho predicado, en un corpus de 300 millones de palabras, que incluye textos actuales del español europeo e hispanoamericano. El corpus está etiquetado con una aplicación que utiliza un diccionario de 600.000 formas simples y locutivas, y se consulta con el Corpus Workbench del Institut für Maschinelle Sprachverarbeitung de la Universidad de Stuttgart. Las construcciones seleccionadas para su anotación semántica se extraen automáticamente del corpus etiquetado mediante una aplicación que utiliza autómatas. Las construcciones anotadas semánticamente se organizan en una base de datos que será de dominio público. Hasta el momento actual se ha abordado el estudio de predicados dentro del dominio de emoción y comunicación. La comparación del español y del inglés en relación con estos dominios semánticos ha permitido poner de manifiesto las diferencias en la estructuración de los significados en ambas lenguas y, asimismo, ha permitido delimitar las características propias del español. Alejandra Vigueras Ávila, en “Cuantificación adverbial gradual de las diferentes clases semánticas verbales. Un acercamiento cognoscitivo”, pretende mostrar que las posibilidades de cuantificar un verbo están determinadas por la existencia de uno o varios dominios presentes en la composicionalidad del verbo. Cuando se une un cuantificador adverbial a un verbo se pueden obtener diferentes lecturas de cuantificación. El dominio que predomine será el que determine el tipo de lectura de la cuantificación. Si no hay dominio que cuantificar no es posible la cuantificación. Aquí se analiza la composicionalidad de las cuatro clases semánticas tradicionales de verbos: actividades, estados, logros y realizaciones. El trabajo de Magdalena Viramonte de Ávalos, “Inferencias de significado, comprensión y metacomprensión lectora”, centra la atención en las relaciones entre comprensión y metacomprensión lectoras. Para ello presenta un análisis de numerosas respuestas a preguntas inferenciales léxicas que se formularon en pruebas de comprensión a un grupo de escolares, pero focaliza el interés en el cruce entre el resultado de esas respuestas y las que los mismos sujetos dieron al responder a la prueba de metacomprensión. Son también objeto de análisis las propias pruebas de 12 comprensión y de metacomprensión que fueron empleadas. Los quince trabajos que se recogen en este volumen constituyen una buena muestra de los resultados que el acercamiento cognitivo-perceptivo está dando en el estudio del lenguaje. Este abanico de aportaciones habla bien a las claras de la vitalidad y versatilidad del paradigma genérico de investigación en el que se enmarcan. Los editores agradecemos a los autores su contribución y al Departamento de Teoría de los Lenguajes de la Universidad de Valencia la ayuda prestada que ha hecho posible esta publicación. Deseamos que este tomo despierte el interés de estudiantes, lingüistas e incluso de psicólogos y que contribuya a promover el diálogo interdisciplinar tan enriquecedor e indispensable para la propagación y adquisición de los nuevos conocimientos. 13 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 14-24 PATRONES ESPACIALES: CREACIÓN DE ESTRUCTURAS LINGÜÍSTICAS Belén Alvarado <[email protected]> Elisa Barrajón <[email protected]> Jaime Climent <[email protected]> Susana Rodríguez <[email protected]> Larissa Timofeeva <[email protected]> Universidad de Alicante 1. INTRODUCCIÓN El objetivo del presente estudio consiste en poner de manifiesto la creación de estructuras lingüísticas fijas de nuestra lengua a partir de esquemas de movimiento. Para ello, hemos seleccionado en esta ocasión un verbo de movimiento, como es entrar, definido y caracterizado a partir de sus semejanzas y diferencias con el verbo salir. Lo que pretendemos es trazar un patrón de gramaticalización que avance desde un significado componencial, presente en estructuras propiamente locales con el verbo entrar, hasta llegar a una mayor fijación e idiomaticidad, representada, fundamentalmente, por las locuciones que podemos encontrar con dicha unidad verbal1. Intentamos enmarcar este estudio en el ámbito general de la gramaticalización (Heine y Traugott 1991) –entendida en sentido amplio–, según la cual las lenguas evolucionan constantemente y la tarea del lingüista sería determinar los patrones de cambio. Asimismo, nos interesa observar cómo se refleja este recorrido en la lexicografía monolingüe del español; en concreto, analizamos la presentación del régimen verbal y de la fraseología, tanto de manera explícita como implícita, con el objeto de advertir la ideología que subyace a su tratamiento lexicográfico. 2. USOS DE ENTRAR EN DIFERENTES DOMINIOS CONCEPTUALES En un trabajo anterior (ILEA, en prensa) analizamos el verbo de 1 Nuestra base de datos es una vez más el corpus ALCORE (Azorín 2002). 14 movimiento salir a partir de un esquema conceptual básico formado por tres componentes fundamentales: origen, meta o destino y trayectoria. Dicho esquema conceptual aparecía vinculado a tres ámbitos conceptuales: local, nocional y discursivo (Sweetser 1990). El esquema lo representamos de la siguiente manera: +3 (RECORRIDO O TRAYECTORIA) +2 (META) +1 (ORIGEN) En virtud de la mayor o menor focalización de cada uno de estos componentes y del mayor o menor predominio de un ámbito conceptual u otro, clasificamos las distintas estructuras sintáctico-semánticas de este verbo. Esta misma manera de proceder la vamos a utilizar para analizar el verbo entrar. El verbo entrar presenta algunas diferencias significativas con respecto al verbo salir. En primer lugar, en cada una de las estructuras sintáctico-semánticas en las que aparece el verbo salir se pone de relieve un componente distinto. Unas veces, se focaliza el origen, otras, la meta o el destino y, en otras ocasiones, la trayectoria. Sin embargo, en el caso del verbo entrar solo se focaliza un componente: la meta o destino, dado que el origen y el trayecto siempre permanecen implícitos. Esto puede representarse de la siguiente forma: +3 (RECORRIDO O TRAYECTORIA) +2 (META) +1 (ORIGEN) Como podemos observar, los componentes origen y trayectoria aparecen más debilitados que el componente meta, ya que, cuando entramos a algún sitio o en algún sitio, realizamos un recorrido partiendo de un determinado origen; pero lo realmente importante es la meta, es decir, el lugar al que nos dirigimos o en el que nos ubicamos. Este esquema podemos ponerlo en práctica analizando cada una de las estructuras con el verbo entrar que hemos encontrado en nuestro corpus. Las variaciones de significado siempre vendrán dadas por los distintos niveles o ámbitos conceptuales en los que se vean inmersas. Comenzaremos por el ámbito local. Dentro del ámbito local, tenemos el significado ‘Ir o pasar de fuera adentro’, localizado en las siguientes ocurrencias: 15 (1) (2) <T7, M, 2, Ba, EE, E >: Vienes a las casas y entras a las casas: “¡Qué casas más bonitas!” Pero entras a la portería y piensas: “¿Qué gente vive aquí?”. <T6, M, 2 Me, EE, V >: Entonces la forma de regalármelos con una chincheta en mi habitación. O sea, entonces entrabas en la habitación y veis una <ininteligible></ininteligible>puesta así. En ambos casos se focaliza el componente meta (la casa, la portería o la habitación), aunque siempre suponiendo un origen y un recorrido en ese desplazamiento. La entidad desplazada es de carácter humano y desempeña la función de sujeto agente. Sin embargo, lo que nos interesa destacar de estos dos ejemplos es el diferente uso que el hablante puede hacer de la preposición que introduce el complemento preposicional. Si utiliza la preposición a, el hablante está enfatizando la direccionalidad del desplazamiento, y la sensación de movimiento es mayor. Por el contrario, si usa la preposición en, la sensación de movimiento resulta menor, porque lo que realmente se focaliza es el sentido de ubicación y de contenido, de recipiente. En este sentido, Morera (1988: 149) señala que, en cuanto a los verbos que significan ‘movimiento hacia el interior de algo’, como entrar, si bien suelen construirse en el español normativo actual con la preposición en, no es extraño encontrar ejemplos en los que aparezca la preposición a, aunque las estructuras no serían del todo sinónimas. Así, con la preposición a, se haría hincapié en la ‘dirección del movimiento’, mientras que, con la preposición en, se matizarían los límites del lugar hacia el que se dirige el movimiento, es decir, se estaría expresando la ‘situación final del movimiento verbal’, condicionada por el valor télico que presenta entrar. En lo que respecta al ámbito nocional, podemos señalar los siguientes significados: a) ‘Entrar a formar parte de una corporación’: (3) (4) <F2,M,2,Ba,EI,V>: El <número>primer</número> año</simultáneo> que mi hija entró en el despacho a mí, todos los años, pero el <número>primer</número> año me quedé, me regalaban una caja. <F3,M,3,Me,EI,E>: Bueno, es un colegio un poco especial porque cuando yo entré allí con <número>dos</número> años, yo hice guardería, preescolar y <sigla>EGB</sigla> allí, y <sigla>BUP</sigla> porque no había, si no, también lo hubiera hecho. Tanto en un caso como en otro, el hablante se está refiriendo al comienzo de un trabajo o de unos estudios. Estas entidades (un trabajo o unos estudios) no son concebidas de la misma manera que una casa, una portería o una habitación, por lo que hemos avanzado desde un dominio local o físico, en el que las entidades están perfectamente delimitadas y son tangibles, a un dominio más abstracto o puramente nocional, en el que las 16 entidades ya no se conciben como entes físicos. A pesar de que un despacho o un colegio sean lugares delimitados, debemos tener en cuenta que no están utilizados con un sentido local, puesto que existe una clara extensión metonímica que consiste en la mención del lugar de trabajo o de estudio en vez de la profesión o de los estudios cursados. En estos casos, pues, el sujeto no realiza movimiento alguno, sino que experimenta un cambio en su estatus (social, intelectual…). b) ‘Intervenir o tomar parte en una determinada actividad’: (5) <B3,M,1,Ba,EI,E>: Yo de la política digo que to<(do)> el que entra va a llenarse y to<(do)>el que entra va a lo mismo. Un aspecto común a estos tres últimos ejemplos es que no existe desplazamiento físico ni sensación de movimiento. El recipiente ya no es local, sino nocional. La política, como actividad, no puede considerarse como una entidad física; no entramos literalmente en ella, sino que tomamos parte o no en la misma. La lectura que puede hacerse en este caso del uso del verbo entrar es absolutamente nocional. c) ‘Tratándose de afectos, estados de ánimo, enfermedades, etc., empezar a dejarse sentir o ejercer su influencia’: (6) <T7, M, 2, Ba, EE, E >: Mira, me entró un temblor, Sonia. En este caso, si bien no aparece explícito el complemento preposicional, podemos deducir que el recipiente es una entidad humana que se corresponde con el elemento pronominal me. Este me constituye un dativo ético del que el hablante se sirve para poner de manifiesto su interés en el proceso verbal. Por ello, el lugar y el experimentador del temblor coinciden, produciéndose un cruce entre dos funciones sintácticas: un dativo ético (me) y un complemento preposicional (en mí). Por otra parte, estamos ante un movimiento no físico en el que la entidad desplazada es inanimada (temblor), lo cual contrasta notablemente con lo que comentábamos en los ejemplos anteriores. Como ejemplo del último ámbito, el discursivo, hemos encontrado una ocurrencia que exponemos a continuación: (7) <T5,H,2,Ba,EE,V>: María. Estábamos acosta<(d)>os</simultáneo>, claro y se había compra<(d)>o el coche, y entra y di<(c)>e: “Mamá, <repetición>mamá</repetición>“. Fíjate tú a las<ininteligible></ininteligible> de la noche estaba yo ya durmiendo. En este caso, María no entra a ningún sitio, sino que lo que hace es presentar su propio discurso, lo que va a decir a continuación. Esta estructura resulta idéntica a la de sale y dice que analizábamos en otro lugar (ILEA, en prensa). Hasta aquí hemos comentado las estructuras sintáctico-semánticas de entrar, partiendo de un esquema conceptual que presenta algunas 17 diferencias con respecto al que hemos trazado para analizar las construcciones de las que forma parte el verbo salir. Hemos avanzado desde un sentido puramente local, pasando por otro nocional, hasta desembocar en un significado discursivo, en el que ya no quedan rastros de los semas propios de entrar: +movimiento, +desplazamiento, etc. A continuación, avanzaremos aún más en esta cadena de gramaticalización, comentando una serie de unidades que presentan una mayor fijación en nuestra lengua. Nos referimos a las unidades sintagmáticas, a las colocaciones y a las locuciones. 3. USOS DE ENTRAR EN EL ÁMBITO FRASEOLÓGICO Las unidades que presentamos a continuación contienen un grado de fijación mayor que las estructuras que hemos presentado anteriormente, de ahí que estén en un estadio más avanzado en nuestra cadena de gramaticalización. De nuestro corpus, hemos extraído y estudiado solo las unidades con estructura sintagmática para analizar el grado de gramaticalización y los factores que desencadenaron este proceso en ellas. Las primeras estructuras a las que tenemos que hacer referencia en este breve recorrido son las unidades sintagmáticas (USs). Bajo esta denominación agrupamos construcciones frecuentes de la lengua, que, pese a que muestran cierto grado de fijación, resultan muy regulares y se siguen utilizando en la lengua como una especie de “molde” para la formación de otras estructuras. En palabras de Ruiz Gurillo (2001: 31), “una unidad sintagmática es un compuesto con estructura de sintagma”, es decir, su significado está claramente determinado por la combinación de palabras que la componen. Su relativa fijación se debe a las circunstancias de uso, pero no atenta contra su regularidad sintáctica y semántica. Además, en el caso de las USs verbales2, que nos interesa aquí, existe otra característica, que tiene que ver con la importante pérdida por parte del componente verbal del valor léxico, que se concentra en la parte nominal de la unidad. En otras palabras, el verbo aparece como un componente gramaticalizado que principalmente soporta la carga morfológica de la US. En nuestro corpus, hemos localizado estructuras que corresponden con la definición dada de US. Hay que tener en cuenta que tanto la fijación como el desplazamiento del valor semántico no se manifiestan de la misma manera en todas estas estructuras, sino que hay diversos grados como 2 L. Ruiz Gurillo (en prensa) define las unidades sintagmáticas verbales como “complejo sináptico constituido por un verbo, que conserva exclusivamente valores morfológicos, y por un nombre, unido al verbo de forma directa o por medio de una preposición, que soporta el peso léxico de toda la expresión: tomar nota, hacer uso, tener en cuenta, poner en tratamiento”. 18 consecuencia de su frecuencia de aparición en la lengua oral. Estas unidades obedecen al patrón estructural entrar en + sustantivo: (8) <CB3,M,2,Me,EE,E>: Yo creo que ni poniéndose encima de Justo entra ésta en calor. Esta estructura concentra su carga semántica en el componente nominal. El verbo, como comprobamos, aunque no ha perdido totalmente el valor original, aparece debilitado y, por tanto, es un componente morfosintáctico. Respecto a la preposición en, observamos que, como comentábamos anteriormente, desvía la sensación de movimiento y focaliza el recipiente implícito, que en este caso es el ser humano, quien experimenta el síntoma de calor. En esta construcción destacamos, asimismo, otra característica propia de las USs, como es la posibilidad de sustituirlas por un verbo simple de la misma raíz del sustantivo, que en este caso se trata de calentarse. Las mismas características se dan en entrar en razón: (9) <Chu3,M,3,Me,EE,E>: Claro, hay momentos en que sí<pausa></pausa> <sic>si al hijo no le entra en razón</sic> <pausa></pausa> pues, te castigan. Al igual que en el caso anterior, el verbo aparece bastante desemantizado y la carga léxica la lleva el elemento nominal razón. El verbo simple que sustituiría esta construcción sería razonar. Avanzando en nuestro recorrido “fraseológico”, llegamos a las colocaciones léxicas. Por esta denominación entendemos una combinación de dos o más palabras caracterizada por la frecuencia y la preferencia de coaparición de sus componentes. Desde el punto de vista de la lengua, son estructuras libres; sin embargo, poseen cierto grado de fijación como consecuencia de uso (Corpas 1997; Koike 2001). Pese a ser protagonistas de múltiples trabajos que se han desarrollado en los últimos años en el ámbito de la fraseología, las colocaciones todavía no cuentan con un marco teórico suficientemente claro y son propensas a confusiones. Creemos que, al igual que en el caso de las USs, se trata de un rasgo propio de este tipo de estructuras por el mero hecho de gozar de una posición periférica y, por consiguiente, fronteriza entre los ámbitos lingüísticos contiguos. En nuestro corpus hemos localizado entrar morriña como una posible colocación, ya que consideramos que morriña solo puede combinarse con verbos como tener, dar o entrar: (10) <C4,H,1,ME,EI,E>: Han dejado de<pausa></pausa></simultáneo> de creer que ya no eran útiles a nada, y se han<pausa></pausa> y han muerto de<pausa></pausa> <repetición>de, de, de, de eso</repetición><pausa></pausa> de morriña, esa morriña, ese<pausa></pausa>, esa cosa que les entraba, y se<pausa></pausa> yo he 19 conocido<fático= interrogación></fático>. En definitiva, para los objetivos de este estudio es importante destacar que las colocaciones, al igual que las USs, han sido alteradas por los procesos gramaticalizadores en varios niveles, aunque se encuentran en estadios menos avanzados que las locuciones, que trataremos a continuación. Entendemos por locuciones las estructuras sintagmáticas que se comportan como lexemas y que se caracterizan por la fijación y, en ocasiones, por la idiomaticidad. La fijación la concebimos como la imposibilidad de someter estos sintagmas a una serie de modificaciones morfosintácticas, y, con idiomaticidad, nos referimos al significado no composicional de estas construcciones. Al igual que en los casos anteriores, la gradación en la manifestación de los rasgos de fijación y de idiomaticidad está presente en las locuciones. Así, por ejemplo, habrá locuciones totalmente fijas e idiomáticas que se corresponderían con la idea de locución prototípica, aunque se pueden presentar otras con un significado transparente y, por tanto, menos idiomático, y con un grado de fijación variable. En todas ellas hay rasgos de gramaticalización, principalmente en dos niveles: nivel sintáctico y nivel semántico. En nuestro corpus, hemos encontrado el siguiente ejemplo: (11) <F4,H,3,Me,EI,E>: Bueno no, ingresado no, porque fue entrar y salir. Estamos ante un caso complejo en el que una combinación verbal adquiere un valor adjetival, ya que, como vemos en el contexto, la construcción ser algo entrar y salir se correspondería con ser algo rápido. Sin embargo, es importante destacar que esta construcción solo puede aparecer en contextos que manifiesten movimiento. En este apartado dedicado a las estructuras fijas, hemos intentado reflejar un continuum en el proceso de gramaticalización, puesto que se parte de las unidades con menor grado de fijación y no idiomáticas (USs y colocaciones) hasta llegar a las locuciones, que se encuentran en el estado más avanzado de la cadena de la gramaticalización. 4. PLASMACIÓN DE LOS USOS DE ENTRAR EN LA LEXICOGRAFÍA DEL ESPAÑOL A continuación, intentaremos apreciar cómo se refleja este proceso de gramaticalización en dos diccionarios monolingües del español, el DRAE, de carácter normativo, y el DUE, descriptivo. A primera vista, y en comparación con las estructuras sintáctico-semánticas del verbo salir, en las que era posible enfatizar hasta tres componentes (trayecto, origen o meta), el 20 verbo entrar (con la única posibilidad de enfatizar la meta) refleja una menor complejidad desde el punto de vista sintáctico-semántico y fraseológico. En ello redunda, repetimos, el hecho de presentar una única estructura. En ambos tipos de diccionario apreciamos carencias y deficiencias que afectan tanto a la decodificación como a la codificación de los usos del verbo entrar; sin embargo, nos parece que el DUE muestra intenciones más codificadoras, así como una pretensión de ofrecer mayor claridad sobre los diversos usos de las estructuras en el discurso. Ejemplos Categoría DUE 1/2 Acepción 1. Preposición explícita: a / en / por (pero en los ejemplos solo se usa en) 3/4 Acep. 5. Subacepción 1. Prep. en (deducible de los Intr. ejemplos) 5 Acep. 5. Subacepción 2. Marca informal. 6 DRAE Acepción 1. También pronominal. También en usos figurados Acep. 8. Prep. en (deducible de los ejemplos) Acep. 23. Prep. en (destacada en mayúsculas en los ejemplos) Acep. 14. Ejemplos sin conjugar y sin dativo ético. Acep. 15. Ejemplos conjugados y con dativo ético 7 _ _ _ Tabla 1. Resumen de la información sobre estructuras sintáctico-semánticas en los diccionarios En ambos diccionarios parece que los valores locales (entrar a las casas y entrabas en la habitación) son los que aparecen en las primeras acepciones, seguidos de los nocionales (entró en el despacho, entré en el colegio, entra en política y me entró un temblor). Respecto a los valores discursivos, observamos, como pasaba con el verbo salir, que no suelen tener entrada en los diccionarios monolingües del español. Además, no existe ninguna otra indicación explícita que vincule los valores locales y los derivados de estos, con lo que se facilitaría didácticamente la comprensión de la relación entre los diversos sentidos del verbo entrar. Es más, nos sorprende que la acepción básica de esta forma verbal, es decir, la local (acepción 1), no resulte clara en ambos diccionarios: en el DRAE se indica que puede ser tanto intransitiva como pronominal, así como utilizarse con valores locales y figurados; según nuestro patrón de gramaticalización, la estructura sintáctico-semántica sería intransitiva y de valor físico. También el DUE motiva confusiones; si bien discierne adecuadamente la estructura intransitiva y el valor local, se indica explícitamente el uso de preposiciones para la meta que no coinciden con 21 las preposiciones requeridas: por un lado, los ejemplos solo describen el uso de en, con lo que no se diferencia del de a, y, por otro, se añade la preposición por, que sería característica de complementos circunstanciales y no del régimen, como en oraciones del tipo El ladrón entró por la ventana. En general, el DUE, dado su carácter descriptivo, muestra mejor que el DRAE las estructuras implicadas, así como la preposición regida. No obstante, nos sorprende el tratamiento que da al ejemplo 5 (entrar en política), al marcarlo como informal y no ofrecer ejemplos de su construcción o del uso de preposición, aunque sí nos parece acertado destacar el vínculo de significado con los ejemplos 3 (entró en el despacho) y 4 (entró en el colegio). A partir de nuestro trabajo podemos apreciar cómo los corpora orales muestran que la apreciación de informal aplicada a dicha estructura no sería contemplada en el discurso del mismo modo. FRASEOLOGÍA DUE Entrar en calor Entrada por otro lema Apartado de fraseología al final del lema calor. Entrar en razón Subacepción 3 de la acepción 17. En el apartado de fraseología al final del También aparece en el apartado de lema razón están entrar en razón alguien y fraseología hacer entrar en razón, hacer entrar en razón a alguien. con remisión a razón. Entrar morriña Deducible por la acepción 15. Ser algo entrar y salir Tabla 2. Fraseología en el DUE FRASEOLOGÍA DRAE Entrar en calor Entrada por el lema verbal Subacepción 2 de la acepción 17. Entrada por el lema verbal Ejemplo de acepción 22 Entrada por otro lema Entrar en - alguien que tenía frío. Fr. Al final del artículo de calor. Entrar en razón Deducible de acepción Entrar alguien en -. Fr. Al final del artículo de 22 razón. Entrar morriña Deducible de acepción 14 Ser algo entrar y salir Tabla 3. Fraseología en el DRAE Respecto a la presencia en los diccionarios de la fraseología derivada de la forma verbal entrar, hemos de destacar, en primer lugar, el tratamiento deficiente y confuso que esta recibe. Así, podemos observar como entrar morriña y ser algo entrar y salir no tienen entrada como fraseología; además, el significado de esta última no sería recuperable por ninguno de los sentidos de entrar. Solamente las USs se incluyen como fraseología en 22 el apartado correspondiente, bajo el lema sustantivo, siguiendo la ordenación lógica que se explica en las respectivas introducciones. En estos casos se ofrece, como información adicional, el contorno (concretamente el tipo de sujeto requerido por la estructura). No obstante, dichas USs presentan un tratamiento diferente bajo el lema verbal, puesto que se ofrecen como ejemplos de una acepción y no como fraseología, con lo que se incurre en una incoherencia que refleja nuevamente la dificultad de categorizar las unidades pertenecientes a la fraseología. Por último, el tratamiento de entrar en razón en el DUE reviste gran confusión; por un lado, distinguen dos USs distintas, entrar en razón y hacer entrar en razón, a las que da entradas separadas, cuando en verdad es una sola US. Por otro lado, bajo el lema verbal, entrar en razón no sería US, pero sí hacer entrar en razón, que remite a razón. 5. CONCLUSIONES A lo largo de este estudio nuestro interés se ha centrado en la unidad verbal e n t r a r y en sus diversas posibilidades combinatorias (preposicionales, no preposicionales, etc.) con el objetivo fundamental de dar cuenta de una serie de valores locales, nocionales y discursivos presentes en estas estructuras y entre los que existe una importante conexión. Dicha conexión se ha establecido, por un lado, a partir del componente metafórico y su carácter direccional, es decir, su avance desde lo más concreto y delimitado en nuestra experiencia cotidiana hasta lo más abstracto y menos delimitado; y, por otro, hemos trazado un esquema conceptual que se adecue al esquema sintáctico-semántico del verbo salir. Pero no solo hemos puesto de manifiesto estos valores semánticos, sino que también hemos partido de los parámetros de la gramaticalización para dar cuenta de la convencionalización y pragmatización que han sufrido determinadas estructuras. En estos casos, no debemos olvidar, y así lo hemos comentado, que la frecuencia de uso de estas construcciones es el factor fundamental y el determinante en el desarrollo de las mismas, lo que se observa en el mayor o menor grado de idiomaticidad que presentan. Por último, desde el punto de vista lexicográfico, hemos analizado el tratamiento y la presentación de todas estas estructuras que presenta el verbo entrar y, con ello, hemos comprobado la existencia de incoherencias e insuficiencias en los diccionarios comentados, así como las dificultades con las que el usuario puede encontrarse a la hora de buscar el significado y la combinatoria de alguna de esas estructuras en concreto. 23 En definitiva, todos estos puntos de vista (semánticos, sintácticos, pragmáticos y lexicográficos) tomados en conjunto reflejan una cierta unidad a la hora de estudiar determinados fenómenos lingüísticos, que en nuestro caso los hemos centrado en el análisis del verbo entrar, a partir de las ocurrencias aparecidas en el ALCORE. BIBLIOGRAFÍA Azorín Fernández, Dolores (coord.) (2002): Alicante corpus del español (ALCORE), ISBN: 84-7908-684-X. Corpas Pastor, Gloria (1996): Manual de fraseología española, Madrid: Gredos. Cuenca, Maria Josep (2000): “L’estudi de les construccions idiomàtiques des de la lingüística cognitiva i l´anàlisi contrastiva”, en: Salvador, V. / Piquer, A. (eds.): E l discurs prefabricat. Estudis de fraseologia teòrica i aplicada, Castelló: Universitat Jaume I, 33-48. Cuenca, Maria Josep y Hilferty, Joseph (1999): Introducción a la lingüística cognitiva, Barcelona: Ariel Lingüística. Heine, Bernd / Traugott, Elizabeth Closs (1991): Approaches to Grammaticalization, Amsterdam: John Benjamins, 2 vols. ILEA (en prensa): “Sobre un proceso de creación de estructuras lingüísticas: el verbo salir”, en: XVIII Encuentro de la Asociación de Jóvenes Lingüistas, León. Koike, Kazumi (2001): Colocaciones léxicas en el español actual: estudio formal y léxicosemántico, Alcalá de Henares: Universidad de Alcalá. Moliner, María (20012): Diccionario de uso del español, Madrid: Gredos. Morera Pérez, Marcial (1988): Estructura semántica del sistema preposicional del español moderno y sus campos de usos, Puerto del Rosario: Servicio de Publicaciones del Excmo. Cabildo Insular de Fuerteventura. Real Academia Española (200122): Diccionario de la lengua española, Madrid: Espasa Calpe. Ruiz Gurillo, Leonor (2001): Las locuciones en español actual, Madrid: Arco/Libros. Ruiz Gurillo, Leonor (en prensa): “Las unidades sintagmáticas verbales en el español actual”, en: Actas del XXIII Congreso de Lingüística y Filología Románicas, Salamanca: Universidad de Salamanca. Sweetser, Eve (1990): From etimology to pragmatics, Cambridge: Cambridge University Press. 24 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 25-46 EL MARCO CONCEPTUAL DE LOS VERBOS DE RESPUESTA EN ESPAÑOL Nicole Delbecque <[email protected]> K.U.Leuven El campo semántico de la RESPUESTA se compone de los verbos contestar, responder y otros que son menos frecuentes, como rebatir, refutar, replicar, reponer. A continuación nos ocupamos de los primeros dos. El interrogante es doble: ¿cómo situarlos frente a otros verbos, en particular la categoría de los verbos de comunicación? y ¿cuál es la relación que existe entre los propios verbos responder y contestar? Señalan una acción socialmente relevante: cuando alguien nos dirige la palabra, sabemos que espera una reacción de nuestra parte. La fuerza del mecanismo se ve en (1) y (2). (1) (2) -(...) Mil veces me he hecho la misma pregunta: ¿por qué estamos aquí? -El mundo es un puente. Pasad por él pero no os instaléis en él. -Pero -insistí- no has respondido a mi pregunta... -Sí, Jasón, sí lo he hecho. Este mundo es como la antesala del Reino de mi Padre. Prepárate en la antesala, a fin de que puedas ser admitido en la sala del banquete. ¡Sé caminante que no se detiene! (J.J. Benítez, Caballo de Troya, 1984 (Novela)) - Pero, ¿por qué no os queréis casar?, digo yo. - Mamá, por favor, ¿te quieres meter en tus cosas? - Primero contéstame. - No nos queremos casar porque no creemos en el matrimonio. (A. Marsillach, Se vende ático, 1995 (Novela)) Por sencillo y básico que sea el acto de contestar/responder, lo percibimos de maneras muy variadas y le atribuimos funciones y efectos distintos en términos de interacción. Cabe suponer que esto se reflejará en la variedad de construcciones y participantes que admiten los dos verbos. 1. DOS VERBOS: DOS CONCEPCIONES, DOS REDES SEMÁNTICAS Asumiendo que el análisis lingüístico tiene por cometido proveer una aclaración integrada e integradora del conjunto de los fenómenos 25 relacionados con los verbos en cuestión, tenemos que prestar atención a su relevancia funcional-cognitiva a la hora de emprender el análisis semasiológico, e intentar captar las relaciones que puedan existir entre distintos sentidos, por un lado, y distintas construcciones, por otro. Significa que hay que estar dispuestos a acoger cuán vaguedad y polisemia sea posible acomodar sin desechar extensiones metafóricas ni interpretaciones figuradas en general.1 Mi tesis es que responder y contestar no significan lo mismo y que incluso donde parecen traslaparse sus significados, remiten cada uno a un esquema conceptual diferente. Anticipando sobre los resultados del análisis, y simplificando a ultranza, la imagen que evocan puede representarse como en las figuras 1 y 2. En contestar destaca la asociación entre dos actos de habla vista desde la perspectiva del segundo locutor en su reacción al primero. 1. 2. Figura 1. La imagen evocada mediante el predicado “contestar” La imagen de responder también es dual, pero es más abstracta. El perfil de las entidades conectadas no es necesariamente personalizado.2 1 A todas luces no es suficiente decir que contestar sólo denota una realización, mientras que responder también puede denotar un estado o una disposición. 2 Veremos que pueden ser de índole variada: unidad semiótica, creación artística, proceso natural, etc. 26 1. 2. Figura 2. La imagen evocada mediante el predicado “responder” La representación asociada con el verbo comprende una configuración de parámetros a partir de la cual la forma se asocia con la situación evocada en el discurso. Los elementos del contexto deben contribuir a fijar los valores específicos atribuibles a los parámetros en juego. Procuraré mostrar que la configuración paramétrica –o sea, la representación esquemática de responder y contestar– se inserta en modelos cognitivo-culturales distintos. Aun cuando parecen sustituibles uno a otro, no activan la misma representación mental. Es decir, pueden “referirse” a la misma situación, pero no por esto “denotan” lo mismo, ya que proyectan cada uno la “instanciación” –la ocurrencia concreta– sobre una red semántica diferente que sigue presente como trasfondo. El enfoque cognoscitivo procura arrojar luz sobre los modos de conceptualización que encierran las construcciones en que se integran los distintos lexemas. Dos nociones básicas caracterizan al paradigma cognoscitivo: (i) la pertenencia a una categoría no se define a través de condiciones necesarias y suficientes, sino que el límite entre categorías es difuso y está marcado por miembros periféricos; (ii) un mismo evento puede ser conceptualizado de distintas maneras. Al examinar las propiedades formales del lenguaje desde su perspectiva conceptual, nos proponemos dar cuenta de la estructura gramatical en términos de las funciones que sirve en la representación de la estructura conceptual. De ahí que el enfoque cognoscitivo siga más bien una lógica “reticular” para captar la naturaleza dinámica de las categorías: en una estructura radial se puede pasar de una entidad a otra y varias entidades pueden llegar a fusionar hasta cierto punto. Langacker (1991: 266) analiza los miembros de una categoría como “nudos en una red, vinculados unos a 27 otros por varios tipos de relaciones categorizadoras”. De estas relaciones, la “instanciación” y la “esquematización” son particularmente relevantes, ya que permiten unir bajo una estructura más abstracta y general (el esquema) unas construcciones estructuralmente variadas (las instanciaciones). La relación entre los distintos nudos (significados) será percibida como más o menos estrecha según que se encuentren a una distancia más o menos grande del prototipo. Hablando del significado en términos de conglomerados conceptuales (clusters), la metáfora de la red permite captar la naturaleza dinámica de las categorías semánticas así como de las conexiones entre ellas. Existen varias maneras para establecer y activar conexiones entre dos o varios de los nudos que constituyen una red.3 En mi análisis de responder y contestar procuraré mostrar que según el nudo por donde se entre en la red, cambia la perspectiva y variará la manera de distinguir entre sentido de base y sentidos derivados. Disponemos, en efecto, de varios procedimientos de ampliación: además de los tradicionales procesos de generalización y especificación, también conviene tomar en cuenta varios mecanismos de extensión metafórica y metonímica. Todo fluye (panta rei), y aunque las conclusiones que saque el analista dependerán del punto de vista que elija, esto no le exime de multiplicar las observaciones hasta alcanzar la visión caleidoscópica más completa posible. Así acabará por emerger la estructura semántica interna de cada verbo. Las figuras 3 y 4 representan de forma esquemática sus respectivas redes semánticas con las principales conexiones entre los diferentes nudos. Los grandes espacios rectangulares delimitados por líneas quebradas señalan los dominios generales y las variantes prototípicas vienen enmarcadas y marcadas en negrita. Como no hay incompatibilidad entre una teoría de categorización basada en la distinción prototipo/periferia y la aceptación de un nivel de lingua mentalis para estructuras semánticas (cf. Wierzbicka 1980, 1987)4, las combino en una representación topológica de inspiración langackeriana. La red de responder (figura 3) se mueve en cuatro dominios. En torno a la expresión verbal, que puede considerarse el dominio central, se conciben, en paralelo, dos dominios laterales en que la dimensión verbal no es condición necesaria. Y todo lo que son reacciones no verbales constituye un dominio lateral aparte. El gráfico da cabida a las variantes encontradas y muestra las 3 Así, por ejemplo, de acuerdo con la concepción relativista del universo y sus componentes (apoyada por la física moderna y otras disciplinas) una categoría –nudo– puede difuminarse e integrarse en otra. 4 La lingua mentalis para estructuras semánticas es constituida de una serie de primitivos (preconceptuales) tratados como unidades a base de las cuales se componen estructuras más complejas. 28 principales interconexiones entre ellas. Las líneas flechadas indican la dirección de la instanciación, partiendo de lo más esquemático y yendo a lo más elaborado. En sentido inverso, las líneas quebradas señalan la dirección de las extensiones. Las descripciones en las casillas no tienen por cometido dar definiciones exhaustivas, sino etiquetar los conceptos más importantes asociados con una variante particular. Para expresar las relaciones entre esos conceptos, me sirvo de frases para sugerir que tras todas y cada una de las representaciones encasilladas hay un modelo mental complejo del evento evocado por tal o cual subsignificado. Para describir aquellos modelos haría falta introducir gran cantidad de parámetros y valores. La red de contestar es más densa que la de responder. A los vínculos trazados en la figura 4 se podrían añadir algunos más para señalar interconexiones suplementarias entre varios de los nudos de la red. El acto de contestar interviene en un marco situacional –a menudo institucional– al que el hablante se pliega. Si bien puede adaptar hasta cierto punto el guión, la iniciativa le escapa: como contestador reacciona ante el iniciador del intercambio en función de su respectivo estatus social (por ejemplo: médico vs. paciente, ministro vs. periodista, o viceversa). Contestar enfoca el rol interpretado: la actuación se perfila como reveladora de la naturaleza del papel asumido. Mientras que responder hace abstracción de la dimensión social y de la posible asimetría en la relación, contestar la pone en evidencia. El diseño de estas redes semánticas refleja un recorrido teórico y aplicado a la vez. La presente contribución se centra en el marco conceptual. Para pasar revista a la variación léxica y construccional, y comentar las dimensiones relacionales perfiladas alternativamente por los dos verbos, haría falta más espacio.5 Tras un breve apartado dedicado a las fuentes utilizadas, definiré el campo semántico de la RESPUESTA haciendo hincapié en los conceptos subyacentes. Para terminar, propondré una representación esquemática que permite captar sinópticamente el contraste entre responder y contestar. 5 Las correspondencias formales y funcionales más distintivas, así como los problemas que una aproximación exclusivamente lexicalista o construccionista dejaría sin resolver, serán presentados en otra ocasión. 29 Reaccionar ± verbalmente c. realizar acto Y en reacción a X d. Y corresponde a X g. X = acto anterior h. X = estímulo,situación e. Y hace efectivo X i. devolver el mismo tratamiento (benéfico / maléfico) reciprocar f.X e Y son de índole similar j. X = señal k. señal = acústica l. ≈ descolgar, abrir (puerta) Reaccionar verbalmente a. al enunciado de otro b. a una pregunta con el fin de satisfacer las expectativas del hablante anterior, o sea, siendo informativo y asumiendo responsabilidad por las propias palabras Reaccionar no verbalmente m. asumir responsabilidad n. hacer como se espera: satisfacer, obedecer p. aceptar las consecuencias o. corresponder a lo requerido servir q. dar garantías Figura 3. Representación esquemática de la estructura reticular del significado de responder 30 conativo (el contestador automático) saludo intercambio codificado rellenar el hueco de una pregunta ámbito personal consensual turno de habla contrapuesto (replicar) etc. interlocutor en un evento de habla ya iniciado entrevista finalidad informativa rueda de prensa ámbito público finalidad persuasiva → argumentar (reponer) actuar verbalmente desempeñando un papel reactivo examen marco institucional parlamento tribunal etc. interventor / opositor en un proceso de toma de decisiones defenderse marco conflictivo criticar ir a contracorriente oponerse Actuación no verbal dar señales de oposición no verbales Figura 4. Representación esquemática de la estructura reticular del significado de contestar 31 2. DE LA INFORMACIÓN LEXICOGRÁFICA AL BANCO DE DATOS CREA La lexicografía da por supuesto una sinonimia parcial entre responder y contestar. De la información recogida en los diccionarios se desprende al mismo tiempo que responder tiene une estructura semántica más compleja que contestar: I. suele haber más menciones de contestar bajo responder que viceversa; II. se cuentan más subentradas para responder que para contestar; III. se mencionan más verbos parcial o potencialmente equivalentes o casi sinónimos; IV. se aducen ejemplos de un mayor número de construcciones diferentes; V. criterios semánticos se entremezclan más a menudo con criterios construccionales; VI. la convergencia conceptual y explicativa entre los diccionarios es menor que para contestar; VII. la “familia” derivacional (el número de derivaciones) es bastante más extensa. Por lo demás, se vuelven a encontrar las mismas construcciones en la mayor parte de los diccionarios. En cuanto a los tipos de evento, se ve por las definiciones que para los dos verbos suele tratarse –en terminología vendleriana– de eventos dinámicos y télicos; se definen como realizaciones o logros según que sean durativos o no. Finalmente, se suele señalar que responder también puede denotar un estado y una disposición. La información lexicográfica no permite, sin embargo, profundizar el tema en el sentido deseado. Para hacerlo es imprescindible tener acceso al uso real en sus más variadas manifestaciones y proceder de manera inductiva. Esto sólo es posible con un gran corpus fácilmente consultable. El Corpus de Referencia del Español Actual de la Real Academia (CREA) cumple estas condiciones. Para mantener la suficiente homogeneidad, me he limitado al subconjunto de los datos de España6. Como se ve en el cuadro 1, se trata de un muestrario suficientemente amplio para que tenga validez como base empírica. 6 Sin análisis pormenorizada de la aportación de los diversos subgéneros, no resulta posible interpretar la proporción ligeramente más alta de contestar en España que en el resto de los países hispanohablantes. 32 CREA: total CREA: España Ocurrencias Documentos Ocurrencias Documentos Responder 24541 9450 12594 51,3% 5296 Contestar 13789 4428 7909 57,3% 2867 Cuadro 1. Frecuencia absoluta y relativa de responder y contestar en CREA-España respecto al total Verbos 3. CONCEPTOS SUBYACENTES AL CAMPO SEMÁNTICO DE LA respuesta Yendo de lo más general a lo más particular, se pueden distinguir esencialmente cuatro dominios que inciden directamente en la noción de RESPUESTA como concepto constitutivo de un campo semántico: (i) la base espacio-temporal, (ii) el dominio de la comunicación, (iii) el dominio de control, (iv) el dominio de la dinámica de fuerzas. 3.1. La base espacio-temporal En la base espacio-temporal se incluyen los hechos relativos a los dominios físicos de las entidades participantes así como las relaciones espaciales entre ellas que pueden cambiar sobre el vector temporal. El marco esbozado en la figura 5 constituye la base para los predicados responder/contestar: en la medida que designan la emisión y transmisión de un enunciado del locutor (L) al interlocutor (I) envuelven necesariamente una dimensión temporal. La imagen que tenemos del evento se refleja en la expresión “dar una respuesta/contestación”, ilustrada en (3) y (4). ••• ••• TIEMPO Figura 5. La base espacio-temporal de “dar algo a alguien” 33 (3)a. b. c. (4)a. b. c. (…) alguien le había preguntado: “Por qué vas a un psicoanalista”. No dio la respuesta estilo Woody Allen. Dio una respuesta mucho más interesante y dice: “Cada uno tiene un secreto en su vida. Un secreto para sí mismo. Hay quien se lo lleva a la tumba y hay quien decide saber algo de él, ponerse a descifrar ese secreto”. (24/04/97, Cadena SER (entrevista)) No son curiosidades, perdón, son preguntas muy concretas, y que usted, y cualquier persona y más preguntas que nos que nos podamos plantear, ¿no? Mire, yo le podría dar respuesta en estos momentos a esas dos preguntas, pero, insisto, prefiero no vamos a vamos a dejar que la investigación discurra. (13/03/97, Cadena SER (tertulia)) También pensamos que es la primera vez que se da una respuesta tan rotunda a ETA, y al mismo tiempo a su cómplice, que será HB, y esperemos que esto despierte en el ciudadano vasco, en el País Vasco posibles circunstancias que se puedan dar para que la gente despierte y salga a la calle perdiendo el miedo y el terror que hoy en día tenemos en este país. (11/06/88, TVE 1 (Reportaje)) Les dimos también el teléfono de nuestro contestador automático, al que podían llamar para darnos su contestación y el teléfono es el Nueve-cerocero-uno-cero-uno-cuatro-dos-ocho. Apúntelo bien porque es el mismo teléfono al que pueden llamar para contestar a la pregunta que les haremos en ¿Usted qué haría?, nueve-nueve-uno-cero-uno-cuatro-dos-ocho. ¿usted qué haría?, ¿se le ocurre algo?, dígalo muy pronto, dígalo ya. (Madrid, 26/02/91, Radio 5) Para dar contestación a estas preguntas, el arzobispo de Valladolid cita diversos pasajes de la Sagrada Escritura que se refieren a los sufrimientos que padeció Cristo por amor a los hombres. (ABC, 09/04/1985) Según la misma encuesta del CIS, entre los más partidarios de la concertación están los votantes del PSOE y del Partido Popular, que, respectivamente, dan una contestación afirmativa un 57,3 y un 60,6 por 100 de los preguntados. (ABC, 01/05/1989) Ahora bien, contrariamente a lo que sugiere el modelo de dar, los verbos de respuesta no se entienden en términos de TRANSFERENCIA más que por proyección metafórica a un dominio más específico, a saber el de la COMUNICACIÓN. Este marco analógico lleva a ampliar el concepto de “objeto transferido” para dar cabida a objetos semióticos: en vez de ser material, el objeto que se transfiere es una secuencia de signos cargada de significado. A su contenido proposicional que suele expresarse en discurso directo (5) o indirecto (6), se remite a veces subsidiariamente de modo anafórico o catafórico por alguna forma (pro)nominal neutra (7) o un pronombre interrogativo (8). Nótese que la interrogación indirecta parece ser exclusiva de contestar (6b), que asimismo admite formas mezcladas de discurso directo e indirecto (6c); parece, pues, más propicio que responder 34 para remitir a la escenificación de situaciones dialogales. (5)a. Me pregunta cuánto tiempo he pasado en la India. «Tres meses», respondo. (M. Leguineche, El camino más corto. Una trepidante vuelta al mundo en automóvil, 1995) b. Le contesté a Augusto con bastante rapidez y en voz alta: - Bien... No pasa nada... ¿Queréis que me vaya? (J.R. de la Morena, Los silencios de El Larguero, 1995) (6)a. Le respondí que la familia, incluido yo, naturalmente, no hablábamos con Franco de esos asuntos. (L. Herrero, El ocaso del régimen. Del asesinato de Carrero a la muerte de Franco, 1995) b. Vamos a hablar de esos reportajes, de todas maneras no me ha contestado usted por qué no hace cine. (TVE 1, Un día es un día, 20/09/90) c. Yo te contesto que de acuerdo y listo. (J. Cacho Cortés, Asalto al poder. La revolución de Mario Conde, 1988) (7)a. En una encuesta efectuada en 1973 por Diez Nicolás en mujeres en edades comprendidas entre los 15 y los 45 años, a la pregunta sobre las cualidades que más admiraban en un hombre, respondieron lo siguiente: (..) (E. González Duro, Las neurosis del ama de casa, 1989) b. - ¿Piensa seguir en el INI hasta el 93? - Siempre contesto lo mismo. El día que me contrataron hice dos cosas: firmar la carta de dimisión y después hacerme a la idea de que me voy a jubilar en la casa. (Cambio 16, nº 957, 26/03/1990) (8)a. - ¿Qué le respondieron? (Cambio 16, nº 969, 18/06/1990) b. - ¿Y qué te ha contestado? (F. Fernán-Gómez, El viaje a ninguna parte, 1985 (Novela)) Tanto el formato de la respuesta como la distancia espacio-temporal entre emisor y receptor, y quizá otros factores del contexto, presentan cierta variabilidad. A la hora de establecer la red semántica de los predicados contestar y responder, hay que decidir cuál es la extensión que conviene atribuir a estas dimensiones generales de la estructura esquemática. Al incorporar, por ejemplo, la dimensión abstracta del tiempo, no queda claro si también se “transporta” –para así decirlo– del dominio fuente al dominio meta, o si simplemente es consistente con alguna estructura esquemática preexistente. Tiendo a optar por la segunda alternativa, por lo cual desisto de hacer mención explícita de la base espacio-temporal en los esquemas individuales de los dos verbos. Esto no significa, sin embargo, que el análisis deba quedar confinado al nivel de la estructura argumental.7 Como se sabe, ésta se suele caracterizar de manera atemporal por el tipo lógico del predicado verbal, indicando por qué complementos sintácticos debe ser 7 Las explicaciones lexicalistas se basan en la estructura argumental que se atribuye a cada verbo en el lexicón; la apreciación de las propiedades sintácticas y semánticas se deriva de las propiedades de los elementos léxicos combinados. 35 saturado para convertirse en un predicado de eventos. Se dará pues por supuesto que las relaciones entre los participantes se realizan en una estructura eventiva, o sea temporal, que incluye la referencia establecida a través de la construcción en su conjunto y se presta, por ende, a una diferenciación más matizada. 3.2. El dominio de la comunicación La noción de RESPUESTA se relaciona espontáneamente con el campo de la COMUNICACIÓN, a su vez un subcampo que corresponde al modelo general de la noción de TRANSFERENCIA (9). La metáfora subyacente al campo de la COMUNICACIÓN ha sido adecuadamente definida por Reddy (1979) y Lakoff (1987: 450-451) en términos de CONDUCTO: en cuanto emisor, el locutor L se concibe como “el que da algo” y el mensaje se percibe como “el objeto dado”, que pasa por el dominio espacio-temporal del locutor L al interlocutor I, que es el “receptor”. En la figura 6 aparece la diferenciación –en terminología langackeriana– entre el trayector primario, por un lado, y por otro, el “landmark”, o sea, la pauta primaria –que es al mismo tiempo el trayector secundario– y, finalmente, la pauta secundaria. (Véase Langacker 1987: 122-122, 217-222). (9) TRANSFERENCIA > COMUNICACIÓN > respuesta PT1 TR  PT2 PT2 TR PT1 “DAR” COMUNICACIÓN VERBAL Figura 6. Extensión de “DAR” a la comunicación verbal La inclusión de un campo semántico más específico en otro más amplio, y así sucesivamente –a la manera de las muñecas rusas– es práctica clásica. Sigue la lógica de las categorías concebidas metafóricamente como “contenedores”. Los campos semánticos pueden en efecto concebirse como 36 conjuntos que “contienen” lexemas semánticamente relacionados cuyo parecido semántico puede rastrearse por el hecho de que comparten las mismas posibilidades construccionales. Para el concepto de transferencia y los subcampos que de él se derivan, la construcción bitransitiva, que da una realización icónica completa del concepto, se suele considerar como la prototípica: el sujeto humano (N0) denota la fuente, el régimen directo (N1) el objeto, y el régimen indirecto (N2) la meta (10). Al predicado genérico prototípico “dar algo a alguien” le corresponde “decir algo a alguien” para el campo de la COMUNICACIÓN (cf. Delbecque & Lamiroy: 1996: 99 ss.). En las construcciones que siguen este modelo, contestar y responder se comportan pues como dar y decir (10-11). (10) N0 [humano] + Vdar + N1 [no animado] + a + N2 [humano] (11) (...) ahora puedo resumir con palabras mías lo que entonces me respondió: obedecía a su necesidad ineludible de justificación. (G. Torrente Ballester, Filomeno, a mi pesar. Memorias de un señorito descolocado, 1988) → puedo resumir lo que me {dio / dijo} (12) VECINO.- Es lo que yo le he contestado a mi señora. (J. Salom, El corto vuelo del gallo, 1980 (Teatro) → Es lo que yo le he {dado / dicho} a mi señora. Para delimitar el subconjunto que nos interesa, una vía posible consiste en añadir restricciones semánticas sobre los papeles semánticos desempeñados por los tres actantes. La descomposición de la noción de transferencia en movimiento intencional de un objeto hacia una meta se presta a caracterizaciones del tipo de las mencionadas en (13). Las precisiones añadidas a la derecha delimitan el campo de la COMUNICACÍON, pero aún no logran distinguir los predicados contestar y responder de otros como comunicar, decir, declarar, etc. (13) N0: [Fuente > Agente > Emisor > Locutor] V: contestar, responder, ... decir, comunicar, decir, declarar ... comentar, contar, sugerir, ... N1: [Objeto > Paciente > Objeto semiótico > Contenido Proposicional] N2: [Meta > Destinatario > Receptor > Interlocutor] 3.3. El dominio de control Como el objetivo es que la descripción sea distintiva, conviene que nos centremos en primer lugar en los dominios más específicos –a saber, C O N T R O L y DINÁMICA DE FUERZAS – que pueden generar diferencias pertinentes en el subcampo de la RESPUESTA. Las especificaciones del Agente como Locutor, del Paciente como Objeto semiótico, y del Receptor como Interlocutor pasan por alto una 37 diferencia no desechable entre el macrocampo de TRANSFERENCIA y el campo de la COMUNICACIÓN. En efecto, cuando alguien “da” algo a alguien, en el sentido literal, el C O N T R O L sobre el objeto pasa del agente al destinatario y acaba encontrándose totalmente en manos de este último, fuera del alcance del donante. Sin embargo, no ocurre así en la comunicación. Resulta ser relativo e imperfecto el paralelismo según el cual L controla su respuesta λ y el interlocutor I recibe acceso a λ como lo recibe el receptor de un acto de transferencia material. Antes de abordar lo que pasa del lado del locutor-emisor (L) y de examinar la modulación del papel del interlocutor-receptor (I), es importante advertir que a menudo ni contestar ni responder llevan objeto directo expreso (14-15). Obsérvese la perspectiva generalizadora y abierta de responder (siempre (14a), si... (14b)), frente al marco específico y más bien codificado en que se inserta contestar (la liturgia en (15a), la relación padre-hijo (15b)). Volveremos a estas diferencias, pero detengámonos primero en el macronivel. (14)a. Siempre me ha respondido usted huyéndome y riendo. (ABC Cultural, 20/09/1996) b. Pero si algo más quieres saber, pregunta, que yo te respondo. (F. Nieva, Delirio del amor hostil o el barrio de Doña Benita, 1978 (Teatro)) (15)a. -Padre nuestro que estás en los cielos... Mosén Alberto rezó. Y le contestaron todos los presentes. (J.M. Gironella, Los hombres lloran solos, 1986) b. MARY Nosotras hemos fracasado. Ni las lágrimas ni las amenazas han servido. A su padre ni siquiera le ha contestado. (M.M. Reina, Reflejos con cenizas, 1990) En la transferencia material lo que se puede “dar” preexiste necesariamente al evento. Suele tratarse de algo que pertenece al propio ámbito del agente, posiblemente es un objeto que ha fabricado él mismo, pero no puede estar creándolo en el acto. En la comunicación, en cambio, el CONTROL no se efectúa sobre un objeto exterior al agente, sino sobre el propio proceso de creación. Cuando el predicado verbal perfila un acto de habla específico, puede construirse sin objeto explícito. Es el caso de responder y contestar. Además, pueden construirse sólo con régimen preposicional (16), a la manera de mentir (17), por ejemplo. En la medida que los predicados de transferencia y la mayoría de los de comunicación no admiten esta construcción preposicional biactancial (como se ve en (18)), resulta difícil derivar ésta de la construcción bitransitiva. Desde el punto de vista lexicalista lo lógico será concluir entonces que entran en otra clase semántica, llamémosla provisionalmente la de los verbos de comportamiento reactivo. Bajo este análisis, el CONTROL queda del lado del agente (Juan) y Pedro es el actante afectado, analizable como dativo 38 beneficiario. Ya no “controla” a su vez, sino que recibe acceso a la visión particular de la que el locutor le quiere hacer partícipe; pero de la construcción no se puede inferir si llega a compartir esta visión o no. Si no se quiere seguir esta lógica, queda como alternativa unificadora la posibilidad de considerar que responder y contestar operan a veces como predicados complejos que llevan el objeto incorporado, o sea, que siguen siendo descomponibles como “dar una respuesta / contestación a alguien”.8 (16)a. Juan {responde / contesta} a Pedro. b. Juan le {responde / contesta} a Pedro. c. Juan le {responde / contesta}. (17)a. Juan miente a Pedro. b. Juan le miente a Pedro. c. Juan le miente. (18)a. *Juan {le / ∅} da a Pedro. b. *Juan {le / ∅} dice a Pedro. Sea como sea, esta variación construccional obliga a revisar el razonamiento analógico. Por otra parte, la diferencia construccional no parece obstaculizar la proyección metafórica. El que los predicados de respuesta, a diferencia de los de transferencia, puedan limitarse a perfilar sólo la fuente y la meta del evento, no impide que la transmisión se conciba como un proceso que sigue una trayectoria virtual que va desde L, por la respuesta λ, hasta I. Esto puede aducirse como argumento a favor de cierto relajamiento de la estricta condición de invariabilidad, conocida como la “Invariance Hypothesis” avanzada por Lakoff (1990). Según esta hipótesis, la estructura esquemática del campo-fuente queda preservada. Sin embargo, también existen teorías opuestas. En opinión de Turner (1990, 1993), por ejemplo, prevalece la estructura del campo-meta. Pero una y otra teoría parten del supuesto de que es inequívoca la identificación de los campos fuente y meta. Sin embargo, en el curso del análisis veremos que, en realidad, esto no resulta siempre tan evidente. En efecto, la imagen es vacilante aun en otros respectos. Al igual que los predicados de transferencia, pero a diferencia de la mayor parte de los de comunicación, contestar y responder admiten un complemento preposicional no animado. Esto aumenta la vaguedad conceptual y construccional, e inspira reflexiones como las de R. Trujillo, citada a continuación: “Le aparece a veces (…) con verdadero sentido referencial de “lugar”, sobre todo con verbos intransitivos en los que el término se siente como INTERNO [en negrita en el original] al significado. Está claro, por ejemplo, que en respondí a María y respondí a 8 Vs. “*responder/contestar una respuesta”: objeto interno pleonástico, no explicitable. 39 la llamada, ambos terminales guardan idéntica relación con el verbo, pese a que prejuicios designativos puedan hacernos pensar lo contrario. Diríamos, incluso, respondí a ella para ambas situaciones, aunque si añadiéramos le, tenderíamos a sentirlo sólo como referente de María, en tanto que no lo identificaríamos igualmente con la llamada en le respondí a la llamada.” (Trujillo 1988: 208) A la posible ausencia de objeto directo, se añade pues la inseguridad del estatuto sintáctico-semántico del oblicuo introducido por la preposición a. Con esto nos alejamos aun más de la configuración bitransitiva, considerada como la típica construcción de los verbos de COMUNICACIÓN. El que los papeles semánticos de los participantes parezcan fluctuantes sugiere que los verbos de RESPUESTA no son –o sólo parcialmente– equiparables a una subclase de los predicados de COMUNICACIÓN. Esto quizá explique por qué los verbos de RESPUESTA quedan sin mencionar en el inventario de las clases de verbos que Levin (1993) ha establecido para el inglés, ni tampoco aparecen entre los verbos citados en la red semántica de construcciones bitransitivas elaborada por Goldberg (1995: 38). Detengámonos pues en las relaciones entre los participantes. 3.4. El dominio de la dinámica de fuerzas Para entender las dimensiones relacionales susceptibles de variar conviene introducir como cuarto dominio conceptual el de la dinámica de fuerzas. En términos generales, las acciones se dejan concebir en términos de flujo energético como procesos que se extienden de una fuente de energía a un objetivo en que se “deposita” esta energía.9 FUENTE DEPÓSITO DE ENERGÍA DE ENERGÍA el que da el que recibe Figura 7. La dinámica de fuerzas (representación adaptada de Newman 1996: 50) La figura 7 evoca la imagen del tipo de evento más generalmente asociado con predicados de acción, entre ellos los de transferencia y hasta cierto punto los de comunicación (si hacemos abstracción de la dimensión de control). Sin embargo, esta representación unidireccional es insuficiente 9 Langacker (1991: 292-293) utiliza los términos “energy source” y “energy sink”. 40 para dar cuenta del perfil relacional de los predicados de RESPUESTA. La relación que estos verbos establecen entre el emisor-locutor y el receptorinterlocutor deriva su sentido de una anterioridad y de un movimiento de inversión de la relación establecida en esta anterioridad. Esta dimensión reactiva hace que la acción de responder/contestar no puede aparecer en el momento inicial T1 de un discurso, sino que aparece necesariamente en un momento T2. Es una acción “segunda” o “derivada” que se caracteriza por formar la continuación, en T2, de una acción situada en el momento T1 en que el actor-emisor de T2 aparece como recipiente-receptor. O sea, que como mínimo hay que imaginar una bidireccionalidad, que se puede obtener desdoblando la imagen como se propone en la figura 8. T1 L1 ___-__ ≡ I2 T2 I1 ≡ L2 Figura 8. La generación de un nuevo objeto semiótico en sentido inverso del primero Así se ve que hay un punto de referencia causal inmediatamente externo que repercute en la nueva relación establecida en T2. La escena que forma la base del predicado de respuesta comprende en efecto un doble marco espaciotemporal: en T1 el respondiente/contestador ocupa la posición de “depósito de energía”, o sea, de receptor, y la inversión de la direccionalidad en T2 implica que de receptor se convierte en emisor, mientras que otro elemento de T1 –el iniciador del primer evento, su producto, o el evento mismo– llegan a ocupar la posición de receptor, pero no sin perder su valor de instigador primero de la acción en T2. Como en el marco T1 se perfilan dos entidades como trayector (el primer locutor X y su enunciado p_λX), además de la pauta (Y que es el receptor), y que éste se convierte en trayector primario (Lt2) con como trayector secundario sus palabras de respuesta (p_λY), –o sea, una entidad parecida al trayector secundario en T1 (p_λX)– este último, que es el primer enunciado, es susceptible de transportarse como pauta al marco invertido en T2, en competencia con X, el primer emisor, que ahora se encuentra en el otro 41 extremo de la dinámica de fuerzas. Significa que en vez de tres participantes que interactúan (como en los casos de transferencia y comunicación no marcados), hay que contar con cuatro. Además del locutor (L) y del interlocutor (I), no sólo cabe tener en cuenta las palabras (p-l) de respuesta/contestación que L produce en el acto de responder/contestar, sino también las que le fueron dirigidas anteriormente por el interlocutor (p_i). Es decir, que para ejecutar la acción, L debe producir p_λ interactuando no sólo con I sino también, crucialmente, con p_i. Esto viene reflejado en la fórmula: L {contesta/responde} [(p_λ) a ( I / p_i)] La inversión de los papeles puede proyectarse esquemáticamente sobre el eje temporal como se muestra en la figura 9: ACTO REACTIVO ACTO ESTÍMULO X Lt1 Vde acción/habla p_λX Y I t1 ⇒ Y Lt2 Vde respuesta p_λY X I t2 p_λX = p_i TIEMPO Figura 9. Posición en el tiempo de la respuesta como acto reactivo. X e Y: los referentes; a la izquierda de V: el protagonista; a la derecha de V: el antagonista; L locutor, I interlocutor, p_λ las palabras de L, t1 y t2: dos momentos sucesivos 4. EL MARCO CONCEPTUAL DE LOS PREDICADOS DE respuesta Acabamos de ver que la proyección metafórica en términos de transferencia, comunicación y control claudica. En cambio, al situar la respuesta como acto reactivo sobre el trasfondo de un acto estímulo, se pueden motivar los fenómenos mencionados y varios más. Como telón de fondo para la interacción hay que imaginar, por un lado, la superposición de papeles en las entidades X e Y, y, por otro, las entidades semióticas en juego en la escena primaria y secundaria. Por otra parte, hay que adoptar el punto de vista de Y, es decir del Lt2 que se encarga de la respuesta. Para este locutor, las palabras de Lt1, las de X en t1, son las palabras de su interlocutor I, o sea, p_λX equivale a p_i o su contenido proposicional p’_i. Así se obtiene el espacio discursivo cuatripolar siguiente: 42 IV p_λX p_i p’_i I Y It1 Lt2 L RESPUESTA X Lt1 It2 I III p_λY p_λ p’_λ II Figura 10. Espacio discursivo cuatripolar de los predicados de RESPUESTA Bajo el supuesto de que a toda diferencia en forma de expresión de las entidades que ocupan este espacio corresponde una diferencia en significado, seguirá habiendo una base semántica común por un lado y, por otro, un abanico de perfilamientos diferentes de los papeles respectivos. Lo que unirá el conjunto de las construcciones de responder y contestar es su proyección sobre este telón de fondo, en el que la dinámica de fuerzas reparte el control de la predicación entre dos actores alternativamente afectados (L e I) y sus productos respectivos (p), por extensión metonímica susceptibles de conllevar el flujo de energía que emana de sus productores. La predicación –el centro de este cuadrilátero– se ve, pues, entrecruzada por cuatro fuerzas cuya distancia con respecto al centro puede variar, así como la proximidad entre ellas, según el grado de explicitud y las formas que toman. Por falta de espacio no resulta posible comentar aquí los resultados de la exploración empírica. Sólo dejaré constancia de las tendencias globales. De la variación construccional y las combinatorias encontradas se desprende que más allá de la base conceptual que responder y contestar comparten, el nivel relacional al que dan mayor prominencia –o “saliencia”10– uno y otro no es el mismo. Responder centra la atención en la 10 Neologismo empleado e.o. por Á. López García. 43 relación entre Y y X, y maximiza la capacidad agentiva de Y para generar la respuesta adecuada ante X, de tal modo que la entidad X puede ser relegada a un segundo plano.11 En la figura 11 el espacio operativo de responder se realza mediante el rectángulo horizontal y la flecha en negrita. IV p_lX p_i p’_i I Y It1 X Lt1 Lt2 It2 responder L I III p_lY p_l p’_l II Figura 11. Espacio operativo de responder Contestar, en cambio, denota una reacción legitimada en el plano semiótico. Perfila más bien el eje que va del polo II al polo IV: el enunciado cuenta más como parte de un guión que como reacción de Y, ya que el que “contesta” lo hace en virtud de un papel socio-simbólico que le toca desempeñar en una escena dialogal o un marco institucional. La relación que resalta viene marcada en la figura 12 por el rectángulo vertical. El que las figuras 11 y 12 sean variantes de la figura 10 muestra que el camino seguido desemboca en una aclaración integrada e integradora del objeto de estudio. 11 Esta tendencia se realiza plenamente en la construcción “responder de algo / alguien (ante alguien)”. 44 IV p_lX p_i p’_i I Y It1 Lt2 L contestar X Lt1 It2 I III p_lY p_l p’_l II Figura 12. Espacio operativo de contestar. BIBLIOGRAFÍA Delbecque, Nicole & Béatrice Lamiroy (1996): “Towards a typology of the Spanish dative”, in: Van Belle, William & Van Langendonck, Willy (eds), The Dative. Descriptive Studies. Amsterdam: J. Benjamins, 73-117. Goldberg, Adele E. (1995): A Construction Grammar Approach to Argument Structure. Chicago / Londres: University of Chicago Press. Lakoff, George (1987): Women, Fire, and Dangerous Things: What Categories Reveal about the Mind. Chicago: University of Chicago Press. Lakoff, George (1990): “The Invariance Hipótesis: Is Abstract Reason Based on ImageSchemas?”, in: Cognitive Linguistics 1, 39-74. Langacker; Ronald W. (1991): Foundations of Cognitive Grammar. Vol. 2: Descriptive Application. Stanford, Cal.: Stanford University Press. Levin, Beth (1993): English Verb Classes and Alternations. Chicago: University of Chicago Press. Newman, John (1996): Give. A Cognitive Linguistic Study. Berlín /Nueva York: Mouton de Gruyter. Reddy, Michael J. (1979): “The Conduit Metaphor – A Case of Frame Conflict in Our Language about Language”, in: Ortony, Andrew (ed.), Metaphor and Thought. Cambridge: Cambridge University Press. Trujillo, Ramón (1988): Introducción a la semántica española. Madrid: Arco / Libros. Turner, Mark (1990): “Aspects of the Invariance Hypothesis”, in: Cognitive Linguistics 1, 247-255. Turner, Mark (1993): “An Image-Schematic Constraint on Metaphor”, in: Geiger, Richard 45 A. & Rudzka-Ostyn, Brygida (eds), Conceptualizations and Mental Processing in Language. Berlín /Nueva York: Mouton de Gruyter, 291-306. Wierzbicka, Anna (1980): Lingua Mentalis. The Semantics of Natural Language. Sydney: Academic Press. Wierzbicka, Anna (1987): English Speech Act Verbs. Sydney: Academic Press. 46 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 47-59 PERCEPCIÓN VISUAL Y PERCEPCIÓN AUDITIVA: LA NATURALEZA DEL OBJETO Renata Enghels <[email protected]> Eugeen Roegiest <[email protected]> Universiteit Gent 1. INTRODUCCIÓN En esta ponencia trataremos de demostrar que los verbos de percepción no constituyen la unidad léxica que se les atribuye generalmente y que las diferencias sintácticas observadas entre los verbos de percepción visual y los verbos de percepción auditiva reflejan la naturaleza distinta de ambos modos de percepción. La percepción se define como un tipo particular de proceso cognitivo por la que un individuo (animado, generalmente humano) experimenta un estímulo exterior y obtiene por este estímulo información sobre el mundo exterior. La percepción visual y auditiva son dos modos diferentes para obtener este conocimiento. Por lo general los estudios lingüísticos caracterizan los verbos de la percepción visual, ver y mirar, y de la percepción auditiva, oír y escuchar, de la misma manera. Desde el punto de vista semántico, ambos distinguen del mismo modo entre percepción involuntaria (ver y oír) y percepción voluntaria (mirar y escuchar). A ambos tipos de verbos de percepción se atribuye además la misma clase léxico-aspectual. Según Vendler (1967:113121) y Dowty (1979:113-114) see y hear se definen como estados. Felser (1999:148-149) limita el carácter estativo de estos verbos a su uso epistémico, mientras que la percepción directa es activa. En efecto los verbos de percepción visual y auditiva admiten el imperativo (1) y la construcción progresiva en inglés (2), son susceptibles de subordinarse a verbos de coerción como forzar y obligar (3) y se construyen con adverbios que indican un límite temporal: (1) See that man over there!1 1 Ejemplos citados por Felser (1999:148-149). Las estructuras correspondientes españolas serían: ¡Mire qué flores más lindas! (RAE); Le parecía estar oyendo la voz de Begoñita […]. (RAE); Me han obligado a ver la interpretación de Tallulah Bankhead. Y no quería verla. (RAE); De las seis a las 47 (2) (3) (4) John thought he was hearing those voices again. They forced him to see/watch Russia beat Scotland. From six to eight we heard her play the piano. Sintácticamente los verbos de percepción visual y auditiva tampoco se distinguen en cuanto a los tipos de complementos que pueden regir. Ambos admiten la percepción de entidades y se construyen con OD nominal; ambos admiten también la percepción de un evento y se construyen en español con una completiva, un infinitivo o un gerundio. Varios autores observan además que el experimentante de un verbo de percepción –contrariamente al experimentante de un verbo psicológico– aparece encodado como sujeto, exactamente como el sujeto de un verbo agentivo, y el estímulo como objeto directo: «Perceivers of see, look at, hear are more likely to be coded like the agents of transitive verbs than experiencers of emotions» (B. Blake 1994:57). Tal estructura refleja una relación asimétrica, jerárquica entre el perceptor y el estímulo que no parece llevar interpretación causal como en el caso de los verbos psicológicos. Varias interpretaciones son posibles. El carácter activo de la percepción directa corroborado por los tests sintácticos mencionados arriba (cf. C. Felser 1999:148) permite atribuir una propiedad causal de iniciador al perceptor que así asume cierto grado de control sobre el acto de percibir y sobre el estímulo, objeto de la percepción. Según la teoría de Felser (1999:6) los verbos de percepción directa ejercen cierto control sobre el objeto: «verbs expressing direct sensory perception act as a specific type of control predicate». Lo corrobora la condición de simultaneidad temporal entre la percepción directa y el evento percibido. Además el estímulo podría interpretarse como incluído en el campo de percepción del experimentante. A pesar de las similitudes, varios fenómenos sintácticos sugieren que los datos sobre la percepción visual no son simplemente transferibles a la percepción auditiva y vice versa. En esta contribución describiremos estos indicios sintácticos y analizaremos las diferencias entre la percepción visual y auditiva. 2. OBJETO DIRECTO PREPOSICIONAL Y LEÍSMO 2.1. Si el acto de percepción representa una acción transitiva asimétrica con perceptor activo y estímulo inactivo, la tasa de frecuencia de la marca especial del objeto directo debería ser relativamente baja. Los datos ocho le oímos tocar el piano (ejemplo nuestro). 48 estadísticos corroboran esta tesis, como lo muestra el cuadro 1, que compara el uso de a delante de un OD humano indefinido detrás de ver (no acompañado de infinitivo) con el uso general de a detrás de cualquier verbo en un corpus de novelas españolas contemporáneas: Ver sin infinitivo +hum –def sg +hum –def pl todos los V confundidos +hum –def sg +hum –def pl +a 21 10 % 50 33 -a 21 20 % 50 67 256 103 cuadro 1 67 51 127 100 33 49 Paralelamente la tasa de frecuencia del leísmo, la ocurrencia de le en vez de lo, debería ser más baja con los verbos de percepción que el promedio. Es exactamente lo que observamos en el cuadro 2 que compara la frecuencia relativa de lo(s) de ver con la tasa general en varios autores de novelas contemporáneas: Montero Laforet M.Gaite Matute Mendoza Ballester Pavón M.Molina Sender lo 7 3 10 3 4 14 14 57 7 le 25 19 54 4 18 9 2 4 - % lo 21.87 13.63 15.63 42.86 18.18 60.87 87.5 93.44 100 ver los 3 9 9 2 4 5 3 6 5 les 8 1 7 2 1 - %los 27.27 90 56.25 50 80 100 100 100 100 2 lo 69 37 72 30 97 161 312 399 100 todos verbos confundidos le % lo los les 421 14.08 23 85 233 13.7 40 47 475 13.16 63 76 75 28.75 18 46 268 26.57 44 51 212 43.16 88 8 107 74.46 57 18 126 76 83 23 40 71.43 51 12 %los 21.3 45.97 45.32 28.13 46.32 91.67 76 78.3 80.95 cuadro 2 Claro está que ver pertenece a esa categoría de verbos que ocurren bastante frecuentemente con lo en autores leístas y que rechazan le en autores no leístas. Al mismo tiempo, cuando los verbos de percepción se construyen con un infinitivo, el uso de le en vez de lo aumenta pero no en la misma medida en que ocurre le con los verbos factitivos (hacer, dejar + infinitivo) y de coerción como obligar, forzar. La tasa más baja de leísmo es directamente proporcional con el grado de control o de manipulación por parte del sujeto matriz. Los verbos de coerción difieren de los verbos de percepción en que implican a la vez el control de un evento y el control del sujeto subordinado –cf. E. Roegiest (en prensa a). 2 Prescindimos de ocurrencias con se pasivo. 49 2.2. Todo lo que acabamos de exponer es válido para ver. Lo extraño es que el verbo de percepción auditiva, oír, no se conforma con estos datos. Las diferencias con ver son considerables: (a) el objeto directo humano de oír está siempre marcado por a, en cualquier contexto; (b) incluso con un objeto definido que refiere a un animal, oír admite más frecuentemente a que ver; (c) le ocurre sistemáticamente más a menudo con oír que con ver (oír + le/lo = 15/13 vs. ver + le/lo = 15/49) BAL SEN cr SEN req SEN rr SEN Ad MAT total Oír + le Sg pl 2 3 2 4 1 3 12 3 Oír + lo sg pl 3 1 1 5 3 12 1 cuadro 3 Ver + le sg pl 9 -4 2 13 2 Ver + lo sg pl 14 2 4 5 3 12 2 2 3 2 40 9 y en autores leístas lo desaparece completamente con oír: MEN LAF i GAI rl GAI ev MON hc + tt total Oír + le sg pl 1 2 1 1 5 2 4 12 4 Oír + lo sg pl 1 0 1 cuadro 4 Ver + le sg pl 18 1 19 1 31 4 20 3 24 7 112 16 Ver + lo sg pl 4 4 3 9 3 4 4 3 6 3 20 23 La frecuencia mayor del pronombre dativo con oír se nota también cuando el objeto de percepción es un evento expresado por un infinitivo: ver + infinitivo oír + infinitivo lo 46 13 le 31 30 cuadro 5 los 27 4 les 7 4 En autores poco leístas le sólo ocurre con oír + infinitivo mientras que ver + infinitivo se construye con el pronombre acusativo: (7) (8) Lo único, que no le oí salir. (Pav us:94) Me estoy acordando, Manuel – ahora que lo veo entrar. (Pav us:44) 50 (9) Y lo vio descender de un coche muy lujoso. (Pav us:106) Así en la construcción oír + infinitivo el uso de le objeto directo casi alcanza la tasa de frecuencia del leísmo con los verbos factitivos y de coerción. 3. LA POSICIÓN DE S2 EN LA CONSTRUCCIÓN S1 + VERBO DE PERCEPCIÓN + INFINITIVO 3.1. S2 preverbal o postverbal La estructura verbo de percepción + infinitivo utilizada cuando el acto de percepción es directo, representa un sujeto observador (S1) que percibe un evento. Este evento comporta un segundo sujeto (S2), percibido, que es responsable de la acción expresada por el infinitivo. El S2 puede anteponerse o posponerse al infinitivo. El análisis de nuestro corpus3 muestra indiscutiblemente que en la mayoría de los casos, S2 se pospone al infinitivo: Ver Oír Mirar Escuchar total 395 381 28 72 S2 preverbal 72 137 7 42 18,2% 36% 25% 58,3% cuadro 6 323 244 21 30 S2 postverbal 81,8% 64% 75% 41,7% Escuchar constituye la única excepción, pero se nota que oír también admite más fácilmente la anteposición del S2 al infinitivo que los dos verbos de percepción visual. Los ejemplos siguientes ilustran estas construcciones con S2 3 Nuestro corpus consta de ejemplos de El País (cd-rom, EP 1999); El Mundo (EM 2000-2002); Diario Sur (DS 2002), La Nación (LN 1994-2002); CREA (Corpus de Referencia del Español Actual, RAE); Jorge Luis Borges, Ficciones, Madrid, Biblioteca Borges, 1999 (F); Miguel Delibes, El Hereje, Barcelona, Destino, 1998 (EH); Carmen Martín Gaite, Las ataduras, Barcelona, Destino, 1990 (LA); Antonio Muñoz Molina, Los misterios de Madrid, Barcelona, Seix Barral, 1992 (MM); Antonio Muñoz Molina, El jinete Polaco, Barcelona, Planeta, 2001 (JP), GonzaloTorrente Ballester, Filomeno, a mi pesar, Barcelona, Planeta, 1988 (Bal); Francisco García Pavón, La guerra de dos mil años, Barcelona, Destino, 1971 (Pav g); Francisco García Pavón, El último sábado, Barcelona, Destino, 1974 (Pav us); Carmen Martín Gaite, Entre visillos, Barcelona, Destino, 1958 (Gai ev); Carmen Martín Gaite, Ritmo lento, Barcelona, Destino, 1974 (Gai rl); Ana María Matute, El Río, Barcelona, Destino, 1972 (Mat); Rosa Montero, La hija del caníbal, Madrid, Espasa, 1997 (Mon hc); Rosa Montero, Te trataré como a una reina, Barcelona, Seix Barral, 1985 (Mon tt); Ramón Sender, Adela y yo, Barcelona, Destino, 1978 (Sen Ad); Ramón Sender, Réquiem por un campesino español, Barcelona, Destino, 1974 (Sen req); Ramón Sender, El rey y la reina, Barcelona, Destino, 1978 (Sen rr), Ramón Sender, Una virgen llama a tu puerta, Barcelona, Destino, 1973 (Sen vl). 51 postverbal (10) o preverbal (11): (10) Está tan abstraído tratando de mirar sin ser visto, que no oye los pasos que se acercan, ni ve entrar en la estancia a su hermana […]. (RAE) (11) Mientras me visto, oigo a mi madre entrar en casa. (RAE) Además, como los sujetos subordinados de los verbos de la percepción involuntaria son más explícitamente postverbales que los de los verbos de percepción voluntaria, llegamos a la jerarquía siguiente: S2 postverbal percepción visual involuntaria VER S2 preverbal percepción visual voluntaria percepción auditiva involuntaria MIRAR OÍR percepción auditiva voluntaria ESCUCHAR Sorprende que la distinción percepción voluntaria vs. involuntaria aparezca como jerárquicamente secundaria a la cesura entre la percepción visual y auditiva. Por eso, nos centraremos en los dos verbos de percepción prototípicos ver y oír. Más particularmente, estudiaremos la interacción entre el modo de percepción y las características del evento percibido, o sea la naturaleza léxico-semántica del sujeto subordinado (S2) y el tipo de infinitivo seleccionado. 3.2. El modo de percepción y la naturaleza referencial del sujeto percibido Distinguimos sujetos con referentes humanos (HUM), animados (ANIM), inanimados dinámicos (INAN DIN)4 e inanimados no dinámicos (INAN NO DIN): HUM ANIM INAN DIN INAN NO DIN VER (395) 147 37,2% 12 3,1% 36 9,1% 200 50,6% cuadro 7 OÍR (381) 295 77,4% 13 3,4% 11 2,9% 62 16,3% Admitamos que los sujetos HUM, ANIM e INAN DIN son potencialmente agentivos mientras que los sujetos INAN NO DIN se caracterizan como inagentivos. Los datos estadísticos muestran claramente 4 Los inanimados dinámicos son objetos que autocontrolan su actividad. Las máquinas y los vehículos por ejemplo producen energía sin intervención de una fuerza externa, lo que no es posible por los inanimados no dinámicos como una mesa o una casa. 52 la tendencia del verbo de percepción auditiva a seleccionar un sujeto percibido potencialmente agentivo (83,7%). El verbo de percepción visual admite más fácilmente los sujetos inagentivos5. Esta inclinación del verbo oír a construirse con sujetos potencialmente agentivos explica en gran medida la tasa más elevada de los sujetos percibidos antepuestos al infinitivo. En efecto, como la agentividad es una característica fundamental del sujeto prototípico6, el sujeto percibido agentivo se comporta más como el verdadero sujeto del infinitivo (pues antepuesto al infinitivo) que como el objeto de la percepción. 3.3. El modo de percepción y el infinitivo subordinado En segundo lugar examinamos la correlación entre el modo de percepción y el tipo de infinitivo seleccionado: transitivo (TR), intransitivo inacusativo (INTR INAC) o intransitivo inergativo (INTR INERG)7. Los datos muestran claramente el comportamiento diferente de ver y oír: 5 Nuestros datos corroboran esta tesis. La tasa de los objetos no dinámicos percibidos visualmente es más alta que la tasa de los objetos dinámicos: N Abstracto (47) N Concreto (212) -HUM -ANIM -INAN DIN -INAN NO DIN 81 3 8 120 38% 1,4% 3,8% 56,6% Los objetos de oír se dividen en tres clases: los ruidos, las informaciones/comunicaciones y los productores de ruidos. Analizando los datos de la última clase concluimos que los productores de ruidos (potencialmente) agentivos son mucho más frecuentes que los productores no agentivos: Ruido (105) Información/comunicación (63) Productor de ruido (82) -HUM -INAN DIN -INAN NO DIN 60 11 11 73,2% 13,4% 13,4% 6 Véase Langacker (1991:306): «Prototypically, the subject is an agent and hence the starting point with respect to energy flow along the action chain. If the profiled relationship includes a participant whose role is clearly agentive, its choice as subject represents the default-case option; […].» 7 Para determinar el carácter inacusativo o inergativo de los infinitivos, utilizamos los criterios y definiciones de Mendikoetxea (1999): los verbos inergativos tienen un sujeto típicamente agentivo (pej. verbos de modo de movimiento), mientras que los inacusativos se construyen con sujetos no agentivos, con sujetos que designan el que padece o en el que se manifiesta la eventualidad que denota el verbo (pej verbos de aparición, existencia, verbos de movimiento de dirección inherente). 53 Ver (395) Inf TR Inf INTR INAC Inf INTR INERG 21 307 67 5,3% 77,7% 17% cuadro 8 164 71 146 Oír (381) 43,1% 18,6% 38,3% Analizando la jerarquía de los infinitivos seleccionados, Ver: INAC > INERG > TR Oír: TR > INERG > INAC concluimos que en la mayoría de los casos el infinitivo del evento percibido visualmente es inacusativo (12) mientras que oír se construye frecuentemente con infinitivos transitivos (13) o inergativos (14). Por tanto, existe una correlación entre el modo de percepción y el tipo de evento subordinado. El verbo de la percepción auditiva selecciona infinitivos activos, o sea inergativos y transitivos, con sujetos agentivos, mientras que el verbo de percepción visual admite también sujetos y eventos menos agentivos, o sea inacusativos: (12) Me arrojaron contra la barra y derribé toda una hilera de botellas, vi caer a Mark de un patadón en las partes y recibí un botellazo en la cabeza. (RAE) (13) […] pedí un cubalibre y estuve oyendo a Janis Joplin cantar Summertime. (JP: 345) (14) ¿Y con el cristal, qué? -espeta Nina todavía adormilada al oír a los muchachos apostar. (RAE) 3.4. La correlación posición de S2 – carácter dinámico – tipo de infinitivo Existe además una correlación entre la posición del S2 por un lado y su carácter más o menos dinámico y el tipo de infinitivo por el otro lado. Según nuestros datos, el 76,6 % de los sujetos preverbales de ver son potencialmente agentivos (15)8, mientras que el 56,7% de los sujetos postverbales son inagentivos (16): S2 preverbal (72) 76,6% 45 4 6 17 23,4% cuadro 9 HUM ANIM INAN DIN INAN NO DIN 8 S2 postverbal (323) 43,3% 102 8 30 183 56,7% No sorprenderá que un S2 marcado por a se anteponga más fácilmente que un S2 sin a: S2 preverbal Ver Oír total 72 137 +a 51 122 -a 70,8% 89% 21 15 29,2% 11% total 323 244 +a 96 174 Lo confirman también los datos estadísticos en Roegiest (en prensa b). 54 S2 posverbal -a 29,7% 227 71,3% 70 70,3% 28,7% (15) Ana María, la madre del niño, vio a su hijo llegar a casa «pálido y sudoroso» y tras conocer lo ocurrido se fue en busca del sacerdote, quien «ni me miró a la cara», rememora. (DS:14/6/02) (16) Después «todo fue muy rápido, salimos corriendo hacia el río donde escuchamos la explosión y vimos salir una columna de humo», relata María, una camarera de piso. (DS: 23/6/02) Paralelamente, los infinitivos transitivos seleccionan de preferencia sujetos preverbales, mientras que los infinitivos inacusativos se construyen con sujetos postverbales. Además, los infinitivos inergativos admiten más fácilmente sujetos preverbales que los inacusativos: TR INTR INAC INTR INERG 21 307 67 Preverbal 19 90,5% 26 8,5% 27 40,3% cuadro 10 Postverbal 2 9,5% 281 91,5% 40 59,7% Con oír también, el número de sujetos preverbales potencialmente agentivos (94,8%) (17) es mucho más alto que el número de sujetos preverbales inagentivos (5,2%), aunque la correlación sujeto inagentivosujeto postverbal es mucho menos explícita: S2 preverbal (137) 125 94,8% 3 2 7 5,2% cuadro 11 HUM ANIM INAN DIN INAN NO DIN S2 postverbal (244) 170 77,4% 10 9 55 22,6% (17) Marina, al oír a su madre gritar, va a su encuentro.(RAE) (18) La iniciativa de esta recuperación surgió cuando una de las componentes de la Asociación Comarcal y Cultural Campos Góticos oyó hablar a su abuela sobre la danza del paloteo de Valdenebro y de lo interesante que sería su recuperación. (RAE) Del mismo modo, el S2 se pospone al verbo inacusativo detrás de oír pero con los infinitivos transitivos e inergativos el S2 preverbal no es mayoritario: TR INTR INAC INTR INERG 164 71 146 preverbal 78 47,5% 23 32,3% 36 24,6% cuadro 12 55 postverbal 86 52,5% 48 67,7% 110 75,4% Concluimos que en el caso de ver existe una correlación consecuente entre la posición del S2 y el grado de actividad del S2 y del infinitivo. Al revés la misma regularidad no se encuentra en la construcción oír + infinitivo: un S2 dinámico y un infinitivo activo corresponde frecuentemente a una posición postverbal. En otros términos, con oír la correlación entre el orden infinitivo + S2 y el rasgo /-DIN/ es menos evidente y necesitará otra explicación. 4. PERCEPCIÓN VISUAL Y PERCEPCIÓN AUDITIVA De los apartados precedentes se concluye que oír selecciona preferentemente infinitivos activos, sujetos subordinados dinámicos, marcados por a y pronominalizables por le mientras que ver admite más frecuentemente verbos inacusativos, sujetos subordinados inactivos y relativamente a oír recurre menos a la marca preposicional, al pronombre le y a la posición preverbal del S2. Estas diferencias sintácticas entre ver y oír se explican esencialmente por las características cognitivas y físicas de los mismos modos de percepción. La primera diferencia fundamental se sitúa en el campo de la fisiología de los órganos receptores. La aptitud de manipular, o sea abrir, cerrar y orientar los ojos, definida por Ibarretxe (1999:113) como «the focusing ability of vision that enables us to pick up one stimulus at will from many, to differentiate fine features», no vale por los órganos auditivos: «In hearing, the voluntary on-off control of vision is no longer applicable, we cannot control the reception of sounds.» En otros términos, el sujeto de la percepción visual tiene más control sobre el acto de percepción y sobre el estímulo. El sujeto de la percepción auditiva, en cambio, es más pasivo y tiene menos capacidad de controlar el acto de percepción. Como el experimentante visual ejerce más control sobre el objeto percibido que el perceptor auditivo, la distancia jerárquica entre sujeto perceptor y objeto percibido es mayor con ver que con oír, lo que justifica la menor frecuencia de a y de le y del S2 preverbal con ver. En segundo lugar observamos una diferencia esencial en cuanto a la naturaleza del objeto de la percepción. Contrariamente a la percepción visual, el estímulo de la percepción auditiva es raramente el objeto percibido mismo. La percepción visual de un objeto resulta de su mera presencia. Al contrario, la percepción auditiva sigue generalmente del efecto de la presencia de una entidad. Esta propiedad tiene dos consecuencias. Primero, la percepción auditiva implica una relación parte-todo: por ejemplo, cuando oigo al niño en realidad oigo la voz del niño. Segundo, la percepción 56 auditiva es menos directa que la percepción visual. Como el estímulo auditivo produce un efecto perceptible por el perceptor (un ruido, un mensaje, un discurso,…), se califica como más activo, más dinámico que el objeto de la percepción visual. En oigo al niño el objeto directo no es simplemente el objeto de la percepción, sino la fuente de la percepción auditiva que tiene un carácter procesal: (19) Oigo al niño [cantar, hablar,…], a un coche [llegar, circular,…], *una mesa/*una casa En cambio, en veo al niño el objeto de la percepción visual es inactivo, o hace parte del evento percibido: (20) Veo al niño, un coche, una mesa, una casa (21) Veo al niño [comer, correr,…], a un coche [llegar, circular,…] Mientras que lo visual está localizado en el espacio y tiene carácter objetal, lo auditivo se localiza en el tiempo y tiene carácter procesal9. Así se entiende que oír selecciona más fácilmente objetos humanos y animados y que prefiere infinitivos transitivos e inergativos con sujetos agentivos, contrariamente a ver que prefiere infinitivos inacusativos cuyo sujeto es un paciente. Al mismo tiempo el S2 de oír, siendo el argumento externo del infinitivo, ocupa más frecuentemente la posición preverbal, la marca sintagmática de un sujeto, que el S2 de ver. Finalmente las diferencias entre ambos modos de percepción condicionan extensiones semánticas diferentes. Si la percepción visual se extiende hacia el campo de la cognición, (22) […] porque se veía claro que tras su voz tan suave y sus maneras delicadas se ocultaba una ambición sin límites, era también un ferviente y desatado católico, […]. (MM:168) (23) Y más ahora que veo que a ti te parece bien. (LA:36) (24) Ya veo que te has informado bien. (EH: 173) la percepción auditiva induce a extensiones semánticas que se relacionan con el aspecto de la comunicación10. En otros términos, si el esquema conceptual de ver corresponde a un acto de percepción o de cognición, el esquema conceptual de oír representa bien un acto de percepción, bien un acto de comunicación que es fundamentalmente trivalente. De esta forma la estructura argumental de oír difiere potencialmente 9 La anécdota siguiente de Miller & Johnson-Laird (1977 42) ilustra este contraste: «An observer stands watching a scene. He sees a man and hears the man call to a friend. At that point the observer turns away momentarily. When he turns back, he sees the man again, and again hears the man call to a friend. The observer believes that he saw the same man both times, but he does not believe that he heard the same call both times. The man is perceived as an object persisting through time, but the call is perceived as an event that occurs and is gone.» 10 «The function of hearing is regarded as linguistic communication, as a means of intellectual and emotional influence on each other » (Ibarretxe 1999:114). 57 de la de ver, en el sentido de que oír puede ser asimilado a la clase léxica de los verbos de comunicación, cuyo objeto humano se interpreta como la fuente de la información comunicada. La estructura argumental de oír puede considerarse como trivalente, con un objeto cognado tácito y un objeto humano que se acerca al objeto indirecto11. Varios hechos corroboran esta hipótesis12: (a) a es más frecuente cuando oír refiere a un acto de comunicación: (25) La comunicación global a través de los satélites está abierta y todos esos países están oyendo ahora al gorila. (SEN vl:203) (26) Oí tu caballo junto a mi ventana. (PAV g:122) (b) oír acompañado de lo insiste en el acto de percepción, mientras que le implica un participante más activo: (27) Oírla a ella era como oírlo a él, aunque en sordina. (BAL:384) (28) […] No me apetece oírle. En ese caso, señor, ¿a qué seguir hablando? (BAL: 434) 5. CONCLUSIÓN Tratamos de demostrar que el modo de percepción (visual o auditiva) tiene un impacto considerable en el comportamiento sintáctico de los verbos de percepción. Por lo menos por lo que se refiere al objeto percibido, un tratamiento global del acto de percepción como tal no se justifica: las marcas del objeto (directo) percibido, la pronominalización del objeto, la naturaleza del evento percibido y, consecuentemente, del sujeto del evento percibido difieren según el modo de percepción. El cuadro sinóptico siguiente resume las principales divergencias: percepción visual -mayor control del Exp -presencia de la entidad percibida -percepción directa -estímulo inactivo -carácter objetal extensión: cognición ver [-a] [-le] + inf inacusativo S2 paciente S2 postverbal bivalencia percepción auditiva -menos control del Exp -efecto de la presencia de la entidad percibida -percepción indirecta (inferida) -estímulo activo -carácter procesal extensión: comunicación oír [+a] [+le] + inf transitivo o inergativo S2 agentivo S2 preverbal trivalencia Como ya lo han señalado varios autores13, un estudio profundizado de los verbos de percepción no se puede limitar a un análisis de la 11 Oír admite estructuras trivalentes: Cuando se me acaban las historias que le he oído a mi abuelo (MM:188). 12 Para más detalles véase Roegiest (en prensa b: 6-8). 13 Véase por ejemplo Miller & Lowrey (2003: 133). 58 percepción visual, y los datos de la percepción visual no son simplemente transferibles a los otros modos de percepción. Ciertas diferencias sintácticas (también en comparación con otras lenguas románicas) necesitan sin embargo un análisis más detenido del que presentamos aquí. BIBLIOGRAFÍA Blake, Barry (1994): Case, Cambridge: Cambridge University Press. Dowty, David (1979): Word meaning and montague grammar: the semantics of verbs and times in generative semantics and in Montague’s PTQ, Dordrecht: D. Reidel Publishing Company. Felser, Claudia (1999): Verbal complement clauses. A minimalist study of direct perception constructions, Amsterdam: J. Benjamins. Ibarretxe, Iraide (1999): Polysemy and metaphor in perception verbs: a cross-linguistic study, Ph.D. thesis, University of Edinburgh. Langacker, Ronald W. (1991): Foundations of cognitive grammar: descriptive application, Stanford: Stanford U.P. Mendikoetxea, Amaya (1999): “Construcciones inacusativas y pasivas”, en: Bosque, Ignacio / Demonte, Violeta (eds.): Gramática descriptiva de la lengua española, Madrid: Espasa-Calpe, 1575- 1627. 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Vendler, Zeno(1967): Linguistics in Philosophy, Ithaca (N.Y.): Cornell U.P. 59 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 60-74 ESTRUCTURA LÉXICO-CONCEPTUAL Y PREDICADOS DE 1 MOVIMIENTO (ACERCA DEL PREDICADO CAER) Francisco Hernández Paricio <[email protected]> Universidad de Zaragoza Este breve estudio está dedicado a exponer unas cuantas consideraciones acerca de un tipo especial de predicado tradicionalmente problemático. El predicado caer (junto con morir) suele aparecer, efectivamente, entre las excepciones a las clasificaciones de predicados, dentro de las cuales suele ser considerado como verbo de movimiento. Nuestro trabajo no hará sino encuadrarlo en el modo de análisis que nos hemos propuesto y aportar una serie de consideraciones acerca de lo que podríamos llamar un estudio microléxico acerca de la estructura léxicoconceptual de un predicado. EVENTOS Y ESTRUCTURA EVENTIVA Rosen (1999) alude acertadamente a los esfuerzos dedicados a establecer algún tipo de clasificación de los eventos, esto es a la búsqueda de un numero limitado de tipos que permita la ordenación de todos los eventos. Como ella misma muestra, se ha producido un traslado desde concepciones enmarcadas en la filosofía y la lógica al ámbito de la lingüística. En dicho traslado han tenido influencia fundamental Vendler y Dowty. Tenny y Pustejovsky (2000) se remontan a Reichenbach (1949) y a Davidson (1967), o a Ryle (1949) y Kenny (1963), y apuntan también a Vendler (1967) como piedra angular en el inicio de la tradición “eventiva” en la bibliografía ligada a la semántica léxica. Desde mi punto de vista, la inclusión de la noción de evento en los análisis léxico-semánticos ha producido avances notables en nuestro conocimiento del léxico y de sus relaciones con la sintaxis, por una parte, y con nuestro sistema general del conocimiento, por otra. Creo, sin embargo, 1 La investigación que subyace a esta contribución forma parte del proyecto de investigación “Eventos verbales, alternancias y predicados complejos en español” subvencionado por la Diputación General de Aragón (P114-2001). 60 que la rapidez con que se han aceptado propuestas no suficientemente aquilatadas ha dado también lugar a algunos problemas que cada día se hacen más patentes. No es un problema pequeño el hecho de que la terminología relacionada con este campo se haya multiplicado, dando lugar a usos diversos de un mismo término o a múltiples denominaciones de un único hecho. Sólo como ejemplo, pero absolutamente básico, podemos fijarnos en que el propio término evento suele ser utilizado indistintamente cuando se habla de predicados o de oraciones, y todo ello sin haberlo separado con claridad de lo que podríamos llamar eventos “reales”. Es cierto que podemos reunir un cierto conjunto de ideas compartidas: • • • El estudio del significado de los predicados ha de tener en cuenta la información que acerca de los eventos parece estar codificada en ellos. La noción de evento que manejamos se restringe a objetos analizables desde la gramática, por lo que hablamos más que de eventos de estructuras eventivas. Esas estructuras eventivas pueden ser simples o complejas, en consonancia con la idea de que los eventos pueden serlo también, ya que poseen una cierta estructura interna. Pero, más allá de las ideas comunes, las diferencias en el modo de integrar los aspectos eventivos en el modelo de la gramática y del léxico se hacen evidentes. Si, por ejemplo, resumimos las cuestiones que Tenny y Pustejovsky (2000) consideran primordiales, estaremos sin duda de acuerdo con ellos. i) ii) iii) iv) v) ¿Representa la gramática de la lengua natural los eventos de algún modo? ¿Qué naturaleza tienen esos eventos? ¿A qué hacen referencia? ¿Cómo están representados? ¿Cuáles son los primitivos que pueden permitirnos representarlos adecuadamente?2 Y, ya desde el punto de vista exclusivamente gramatical, vi) ¿Está también gramaticalizada la estructura interna de los eventos gramaticalizados? Como decía, es fácil el acuerdo en torno a lo acertado de este tipo de preguntas que, evidentemente, atañen al fundamento del uso lingüístico de la noción de evento. No obstante, las respuestas a estas cuestiones pueden llegar a ser extremadamente divergentes. Y, aunque todos confesamos compartir la tradición de la clasificación de Vendler y todos acudimos al test de Dowty, unos acaban proponiendo análisis semántico-conceptuales y, en el otro extremo, algunos pugnan por una interpretación sintacticista. 2 Cuestiones éstas que Tenny y Putsejovsky ponen en relación con la tradición que va de Reichenbach a Davidson. 61 Lo que es peor, en muchas ocasiones, esas preguntas tan fáciles de aceptar no se plantean, con lo que la investigación avanza pecando de falta de fundamentación. La breve pero densa historia del uso lingüístico de la noción de evento está ya bien elaborada en Rosen (1999) y Tenny y Pustejovsky (2000). Los tres autores reflejan la diversidad de aproximaciones y su evolución, y en ese repaso se observa cómo hemos pasado de un momento en que se planteaba la descomposición léxica de los predicados en busca de componentes atómicos a una situación similar referida a los eventos, considerados también como descomponibles, dotados de una estructura interna a la que se han incorporado los predicados atómicos iniciales. Como hemos dicho, a pesar del acuerdo en torno a ideas centrales, los modelos más extendidos divergen de manera notable y responden de modo distinto a la cuestión de cómo se proyecta la estructura argumental en la sintaxis. Aquí defenderemos una interpretación en que la estructura eventiva de un predicado forma parte de su estructura léxico-conceptual. LA DECISIÓN CATEGORIAL Baker (2003) señala, con razón, la ironía de que lo primero que aprendemos es lo último que entendemos. Se refiere a las categorías, naturalmente. En su capítulo 5 habla de la “naturalidad” de la relación entre categorías y nociones, pero aporta razones para un propuesta sintacticista. Levin y Rappaport (2003) plantean, como es sabido, una distinción entre “raiz” y estructura eventiva y afirman que las raíces se encuentran sistemáticamente asociadas con las estructuras eventivas. En sus palabras, una raíz licencia una estructura eventiva de acuerdo con el significado que codifica. El mecanismo al que acuden para explicar (o mejor, describir) el modo en que se relacionan raíz y EE se conoce con el nombre de Reglas de Realización Canónicas. Éstas especifican la estructura eventiva básica asociada a un verbo en función del tipo ontológico de su raíz. En otros momentos hablan de la categorización ontológica (aludiendo a nociones como estado, resultado, cosa, lugar, manera, etc.). Esta noción de categorización ontológica, relativamente aceptable si nos situamos en el interior de una sola categoría (verbo, por ejemplo) presenta el inconveniente de su indefinición y, además, desdibuja una característica básica desde el punto de vista léxico, probablemente ligada con esas nociones ontológicas. Y ésta es, naturalmente, lo que habitualmente y de manera simple llamamos categorización, esto es, la pertenencia o la adscripción de las unidades léxicas a alguna de las 62 categorías relevantes y visibles para la sintaxis. Comparto las reticencias de Baker (2003: cap. 5) a la hora de relacionar categorías y nociones, y, como él, asumo que la información categorial de una entrada léxica es parte de la información sintáctica que contiene. No es menos cierto, sin embargo, que es posible aceptar que la categorización no se limita probablemente a eso, y que no es un proceso ciego destinado a proporcionar modos de visibilidad para la sintaxis sino que participa en y del significado de las unidades léxicas. Esto tiene que ver con el problema de la naturaleza de las raíces, a las que se ha prestado menor atención que a las estructuras eventivas o a las argumentales3. Esa falta de atención no impide que, en el caso de los predicados complejos, se hable de formaciones denominales o deadjetivales, con lo que implícitamente se asume que existen al menos dos niveles categoriales en esos predicados: uno “final” cuando consideramos los verbos derivados, y otro “inicial” cuando consideramos la “raíz” a partir de la cual se forman. De hecho, sabemos que esos predicados complejos presentan dos tipos de características diferenciables: • • unas, relacionadas con el significado específico (las propiedades semánticas inherentes) de la base, otras, derivadas de la naturaleza categorial de la base. Nos situamos, pues, en una concepción próxima a la Hale y Keyser, dentro de lo que suele conocerse como sintaxis léxica, y con una interpretación del léxico como lista sistemática de entradas categorialmente caracterizadas. Por lo que se refiere a los predicados, asumimos que en ellos se reconoce una estructura eventiva determinada por la categoría de la raíz, tanto en el caso de predicados complejos como en los “simples”, esto es, que un predicado verbal consiste esencialmente en la proyección de un núcleo léxico V, N, A o P. Dado lo limitado de las pretensiones de este estudio, nos limitaremos a los aspectos relativos a los predicados de movimiento relacionados con caer. De la diferenciación aspectual entre estados, actividades, logros y realizaciones, nos interesan evidentemente los logros. La calificación como logro corresponde a predicados que carecen de iniciador pero tienen delimitador (específicamente, un argumento interno que es un protopaciente). En nuestra interpretación, los logros están en correlación con la 3 Levin y Rappoport se limitan a los aspectos nocionales generales. Véase, desde un punto de vista más ligado a la sintaxis Harley (2001), donde se plantea que las raíces presentan propiedades semánticas inherentes relevantes para la sintaxis (en particular, la “limitación”). 63 verbalización de A y de P. Por ello, asumiremos que caer es un predicado de logro, resultado de la proyección de una P, con una configuración del siguiente tipo: (1) V esp V* V* P El argumento interno será el especificador de V, y se convertirá en sujeto cuando dicha configuración sea complemento de la Flexión. Se trataría de una P que no tiene complemento (como Hale y Kayser suponen para A), y a la que V* proporciona una posición de especificador4. Dentro de nuestra interpretación, el núcleo P determina una estructura argumental que da lugar a la estructura eventiva de logro5. Podríamos proponer descripciones lexico-semánticas al modo de Jackendoff, y que pueden encontrase en la bibliografía: (2) [x become [DOWN]] Sin embargo, existen varias razones que lo desaconsejan. Una de ellas es considerar que become no es un predicado simple y otra, más fundamental si cabe, que la raíz no debería ser representada por una P específica, sino por el conjunto de significados relevantes de esa raíz, a los que ha de añadirse la categorización como P y la estructura eventiva que ello implica. No es difícil adelantar que el significado de la raíz de caer ha de incluir algo como “en un punto inferior respecto de otro en una escala dada” y que tal escala no forma parte del predicado sino que viene dada por la oración en la que aparezca o el contexto. P es, pues, la forma de categorización. El significado de la P que constituye la raíz de caer habrá de ser elucidado a la vista de un análisis de los verbos que le son afines, pues compartirá significados con ellos y se diferenciará, al menos, por un rasgo. 4 De acuerdo con la propuesta de Baker (2003), el Verbo is +V = ‘tiene un especificador’ (las preposiciones son parte de un sistema diferente (funcional)), y aunque nuestra propuesta no entra en el ámbito de lo que Baker plantea, no es menos cierto que puede apoyarse en ella, pues la verbalización de P pasa de manera fundamental por la posición de especificador qu V* le proporciona. La consideración de P como intransitiva responde a convicciones que no podemos exponer aquí. Sin embargo, debe quedar claro que ello no altera la explicación categorial que proponemos. Si P es transitiva, su complemento se incorpora a ella y sufre el mismo proceso que P intransitiva. Naturalmente, la diferencia fundamental estaría en explicar la distribución de significados entre P y su complemento. 5 En contraste con L&RH (1988) para quienes son las constantes ontológicamente categorizadas las que se asocian a estructuras eventivas definidas sin relación al aspecto, y éstas a su vez constriñen la proyección de los argumentos. Como puede verse, estamos más cerca de los postulados de Ramchand (2003). 64 LOS VERBOS DE MOVIMIENTO De acuerdo con Morimoto (2001), los verbos de movimiento en español, desde una perspectiva léxico-conceptual pueden ser de dos tipos: Verbos de Desplazamiento y Verbos de “Manera de Moverse”. Citando a Lamiroy (1991:65-66) indica que los VVDD “expresan un desplazamiento con una determinada orientación o dirección”. Como Lamiroy señala, se trata de desplazamientos orientados y condicionados por un punto del espacio que es constitutivo del significado del verbo. Como esquema mínimo de la estructura del evento de movimiento expresado por los VVDD (estructura léxico-conceptual, pero limitada al evento), Morimoto propone la siguiente: (3) [Evento IR ([Objeto], [Trayectoria)])] a este tipo de representación, al estilo de Jackendoff, Demonte (1999: 308) añade una que tiene en cuenta el contenido eventivo (estructura eventiva, pues) al estilo de Putsejovsky: (4) [...] Estr. evento: [E1, proceso] [E2, estado] q. formal: “cambiar” (e2,x) q. agent.: “trayectoria hacia un lugar o estado” (e1,x) [...] Por lo que se refiere a nuestro predicado CAER, nos encontraríamos ante un inacusativo (característica del verbo caer) que forma grupo con otros del mismo tipo que describen un proceso de desplazamiento (un cambio de lugar con recorrido o trayectoria) internamente causado6. Para Levin y Rappaport-Hovak (1995), estaríamos ante verbos inacusativos atélicos de movimiento inherentemente dirigido, a los que se aplicaría su Directed Change Linking Rule: The argument of a verb that corresponds to the entity undergoing the directed 6 En los ejemplos de Demonte, caer aparece con ir, subir, fluir, entre otros. Bien es cierto que se trata de ejemplos orientados por el interés específico del estudio, pero ello no invalida, sino que refuerza, la agrupación, puesto que Demonte estudia comportamientos que resultan ser comunes. 65 change described by that verb is its direct internal argument De momento, los rasgos que caracterizan a nuestro verbo caer son i) ii) iii) iv) v) La inacusatividad Un significado de movimiento internamente causado Un significado de recorrido o trayectoria Un significado de dirección7 Con interpretación télica y atélica8 Demonte (2002) esboza una clasificación de los predicados en virtud de su adscripción a diferentes clases léxico-sintácticas. De acuerdo con la autora, “Una clase léxico-sintáctica de predicados es un conjunto de predicados que se agrupan en virtud de las siguientes características: 1. Comparten una estructura léxico-conceptual y, grosso modo, tiene la misma estructura argumental (la misma estructura sintáctico-relacional). 2. No obstante la característica indicada en 1), pueden dar lugar a “alternancias” en la realización de la estructura argumental. (…) 3. Son susceptibles de cambios o giros en su telicidad. (...) presencia del se télico: la veleta giró a la derecha / la veleta se giró a la derecha (…) 4. (…)” (p. 132) Si atendemos a su clasificación, el predicado caer veremos que no es del tipo A.1 (verbos con un predicado ‘causa’ o con un predicado ‘hace’), de causación indirecta o externa, al que si pertenecería tirar. Podría entrar en el tipo A.2 “eventos de causa directa o inmediata (causación interna en Levin/Rappaport-Hovav 1995), entre los que se encuentran (mantenemos la numeración de Demonte): 2.1.1 Verbos de causación (ejercicio de un impulso) con cambio de lugar: 2.1.1.1 Verbos ‘con una dirección inherente’ (L/RH 1995) (no son agentivos): llegar, venir, ir, subir, bajar, regresar, acercarse a, dirigirse a, aproximarse a, alejarse de. 2.1.1.2 Verbos con dirección inherente y localización (generalmente son agentivos): penetrar, irrumpir, entrar, salir. 2.1.2 Incoativos ‘puros’ de cambio de estado, no tienen variante con causa externa, son siempre intransitivos y son ‘inacusativos’: florecer, crecer y morir(se), 7 Este rasgo es en realidad redundante respecto del anterior si entendemos que la dirección está marcada por la escala en que se da la trayectoria. Más que como predicado de dirección inherente, caer se presenta como la conceptualización de un modo de dirección del movimiento. Mostraría una codificación simultánea de los conceptos de Path y Manner de Talmy, y en cierto modo contradiría su suposición de que el español es una lengua de tipo “path”. 8 Frente a verbos de movimiento como llegar o venir, caer y los relacionados (descender, ascender) pueden tener ambas interpretaciones (cf. Levin y Rappaport-Hovak (1995:10). A este respecto, véase lo que señala Ramchand (2003): “Indeed, going back to diagnostics for unaccusativity, it seems that verbs which describe a change of state on the part of an argument do not necessarily entail the attainment of a final state. (18) widen, harden, descend, rise, fall A gap can widen but is doesn’t necessarily become wide; a balloon can rise without ever hitting the top of the sky.” 66 nacer, germinar, estallar, palidecer, arder, enrojecer (María enrojeció de vergüenza)9. Aunque la adscripción a este grupo es clara, no lo es tanto su inclusión en uno u otro de los subgrupos. Si reconocemos el significado de “dirección inherente” en caer, tendríamos problemas a la hora de incluirlo entre los de cambio de estado, aunque también parece claro que no puede incluirse entre los de “causación con cambio de lugar”. Las dudas aumentan si comparamos caer con girar, que aparece clasificado en un grupo B entre los que no implican desplazamiento, puesto que ambos podrían ser considerados como expresión de un cambio de estado/lugar con un tipo peculiar de desplazamiento. Dado lo provisional de la clasificación de Demonte, no haremos aquí sino aprovechar su evidente utilidad, por lo que adoptaremos como criterio unificador la inacusatividad, de modo que caer habrá de quedar incluido en el grupo A.2.1.2, entre los incoativos puros de cambio de estado. Si ello parece inconveniente, habría que considerar la posibilidad de que el grupo acogiera también verbos de cambio de lugar con desplazamiento, o bien estudiar la posibilidad de analizar caer como expresión de un cambio de estado. En ese apartado, caer aparecería junto a morir(se), con el que comparte algunas características (entre otras el resultar llamativa su inclusión en ese grupo). Si ahora comparamos caer con predicados próximos como tirar o bajar, observamos que, en el primer caso, encontramos un predicado de causación externa que da lugar a estructuras transitivas. Además de poseer una estructura eventiva compleja, es claro que el movimiento afecta al argumento interno (proto-paciente), pero que ese movimiento no tiene las características de la trayectoria de caer. Por lo que respecta a bajar, en él se observa una estructura eventiva aparentemente similar a la de caer, excepto que presenta un iniciador (un proto-agente), como predicado de actividad que es. El significado aparentemente próximo (lo que llamaríamos la “dirección hacia abajo”) se encuentra mediatizado por el carácter de causación de bajar que no está presente en caer. CAER CON EL CLÍTICO SE La posibilidad de aparecer incrementado por la forma se (tenga ésta 9 Existe otro grupo B) Verbos con un predicado abstracto (‘moverse, ir’) que, a diferencia de los anteriores, son “verbos de manera de moverse o de movimiento intrínseco (no implican desplazamiento)”. Los hay agentivos (nadar) y no agentivos (inacusativos en otras lenguas (girar, botar…)). 67 la naturaleza que tenga) es una característica que caer comparte con muchos otros verbos. La repercusión que la aparición de se tiene en estos casos ha sido objeto de estudio tradicional y sigue siéndolo en nuestros días. Como veremos, además, apoya un análisis diferenciado de caer y otros predicados. Por citar sólo un caso, Martín Zorraquino (1997), en el capítulo dedicado al análisis de los casos en que se da presencia y ausencia de las “unidades reflexivas” con verbos intransitivos dice a propósito de los verbos de movimiento: “para bastantes verbos puede descubrirse que la presencia del reflexivo obedece al deseo del hablante de dejar claro que el proceso es voluntario. Es decir, para ciertos casos el pronombre indica la intencionalidad o voluntariedad del hablante en el proceso” (p. 299). Para los casos de construcciones con sujetos inanimados plantea que ha de haber otros factores y subraya la posible influencia de las construcciones con sujeto de persona. Para otros casos se señala que “el pronombre reflejo indica si no la intención o voluntad del sujeto en el proceso, al menos su responsabilidad en el mismo” (p. 314). Como ejemplo de trabajo reciente, tenemos el de De Miguel y Fernández Lagunilla (2000:13). Las autoras se esfuerzan en mostrar que el pronombre átono, con verbos como beber(se), ir(se), marear(se), morir(se), subir(se), ver(se), etc. funciona como un “operador aspectual de naturaleza cuantificacional, enfocador de una fase del evento denotado por el predicado en que aparece”. Con esta propuesta rechazan aquellas que lo habían considerado argumento benefactivo, expresión de felicidad u operador verbal10. Los aspectos básicos de la propuesta tiene que ver con dos puntos fundamentales: i) ii) La existencia (o no) de fases diferenciables en los eventos. La propuesta de separar culminación de terminación (a favor de la primera) Con estas premisas, el clítico es considerado como un operador aspectual que “señala que el evento culmina en un punto que desemboca en un cambio de estado” (de ahí la denominación de se culminativo). Omitiremos ahora la discusión de los múltiples tipos de eventos que las autoras proponen y nos centraremos en el pertinente para nuestros propósitos. Se trata del tipo de evento “Transición (T2)”, correspondiente a su esquema (17.g)11: 10 En el trabajo pueden verse las referencias. No entraremos aquí en las sutilezas no suficientemente argumentadas con que se rechazan propuestas como las de Zagona. 11 T está por transición, L por logro, P por proceso y E por estado. 68 (5) Transición (T2) T2 L L L (P) L (E) Corresponde a eventos delimitados que implican una transición entre dos puntos de culminación; “tanto el subevento inicial como el final pueden a su vez descomponerse en dos fases (aparecer(se), bajar(se), caer(se), ir(se), morir(se), subir(se), venir(se), volver(se)).” De nuevo me abstendré de criticar la clasificación y me limitaré a apuntar los rasgos relevantes de estos predicados: se trataría de verbos “que en su versión sin se pueden interpretarse como delimitados (aceptan el adverbial durativo con en: subió en diez minutos) y como no delimitados (aceptan el adverbial durativo con durante: subió durante una hora), con la excepción de morir” Básicamente, la complejidad del evento se debe a que consideran que se compone de un subevento de logro (“el punto de abandono de una locación o estado”), de un proceso que puede durar y un segundo logro “que implica un punto culminante seguido de un cambio de estado”. Curiosamente, los verbos que no se comportan de manera excepcional son caer y morir12. Probablemente, la argumentación no acaba de explicar en qué se diferencia realmente la culminación de la telicidad, pero sí subraya precisamente que caer mantiene una relación peculiar con esos conceptos. Veamos algunos ejemplos: (6) (7) a. La bolsa cayó en un instante/durante las primeras horas de la mañana. b. El avión (*se) cayó durante cinco minutos y luego volvió a subir. a. Afortunadamente (Juan/la teja) cayó sobre unos cubos de basura. b. Pasaba por allí cuando cayó el meteorito. c. El niño (se) cayó al estanque. d. Cuando (se) cayó la torre yo ya no vivía allí. Como puede verse, la variante no delimitada (con expresión durativa) rechaza la aparición del clítico, lo que queda suficientemente explicado con la noción de telicidad. No hay en cambio limitaciones para el clítico por lo que respecta a la naturaleza del sujeto que, como realización del argumento interno, es el único limitador. Parece, pues, que ese argumento ejerce una limitación bastante diferente que no afecta al tipo de 12 Vuelvo a insistir en que no critico la esquematización, aunque debe quedar claro que no encuentro ninguna razón para compartirla y, en particular que no puedo aceptar un análisis como evento complejo que ni siquiera tiene en cuenta la estructura argumental. 69 logro expresado por el verbo, lo que quizá tenga que ver con su naturaleza de proto-paciente y, en definitiva, con el carácter inacusativo de caer13. Aceptar que se trata del se télico, y atribuirle al clítico la expresión de ese contenido, no acaba de explicar qué es lo que en el significado de caer hace posible esa aparente alternancia. Dicho de otro modo, habremos de preguntarnos qué es lo que el se delimita, y más precisamente qué aspecto o parte de la estructura eventiva. La primera impresión, la de que el se puede marcar la culminación o terminación del evento puede inducir a error. Queda descartada en cualquier caso una interpretación de caer como evento complejo, puesto que la raíz y una estructura eventiva simple bastan para dar cuenta de su significado. Quizá convenga recordar las evidencias. En primer lugar, que el se no es parte del predicado desde el punto de vista léxico: aparece (o no) en una construcción sintáctica y colabora a la determinación aspectual del evento que la oración denota. El único predicado que tenemos es caer, y en su estructura léxico-conceptual sí debe haber algo que posibilite el hecho de que pueda combinarse con delimitadores aspectuales oracionales como el se (en la sintaxis). Pero ese “algo” puede estar muy bien relacionado con la raíz y no necesariamente, o no sólo, con su estructura eventiva. Pensemos en ejemplos como (8) a. La maceta en cuestión (se) había caído del cuarto piso. b. La maceta… (¿se) había caído desde el cuarto piso. donde la diferencia, si se acepta, parece deberse a que en el primer caso se marca un origen (compatible con el se télico), mientras que en el segundo ese origen no aparece precisado de la misma manera y sí se subraya la trayectoria. Otros casos interesantes son los de (9) a. Se me cayó un ladrillo. b. Me cayó un ladrillo. De nuevo vemos la diferencia: el se marca el punto de partida, lo que tiene como consecuencia interesante que me designa en tal caso el origen, mientras que en el segundo designa el punto de llegada. Véase la misma situación en el contraste A Newton le cayó una manzana / A Newton se le cayó una manzana. Por lo que vamos viendo, el se télico parece estar ligado al inicio del 13 Nos estamos limitando a aspectos generales que tiene que ver con el predicado, por lo que obviamos hablar de la construcción aspectual en la sintaxis. Como señala Demonte (1999:289) “el significado de las expresiones sintácticas complejas no es solo función del significado global de las palabras que las forman sino también de los elementos de esos significados, susceptibles de combinarse entre sí una vez que se han formado las estructuras sintácticas.”. Son esos “elementos de los significados” los que nos interesan ahora. 70 evento. No obstante, otros ejemplos como los de (10) a. Le cayó un ladrillo (que alguien había tirado). b. Se cayó un ladrillo (*que alguien había tirado). Podemos pensar en interpretaciones ligadas a las nociones de intención, voluntad o responsabilidad a las que aludía Martín Zorraquino. En el segundo caso, la presencia del clítico hace incompatible la oración con una continuación en que se atribuye la responsabilidad a un elemento ajeno. Desde otra perspectiva, parece más plausible interpretar el contraste atribuyendo a se, a su carácter télico, la capacidad de limitador absoluto, en el sentido de que excluye la posibilidad de concebir el evento como causado y, en conclusión, dificulta interpretaciones con agentividad exterior al propio evento. Incluso con un predicado claramente no causativo, enuciados como los de (11) a. Luis se cayó. b. Se me ha caído el bolígrafo. no reflejan ningún tipo de voluntariedad o responsabilidad, sino que expresamente impiden una interpretación en que esa voluntad o responsabilidad se atribuya a otro elemento.14 La diferencia entre Luis murió y Luis se murió no estriba en la voluntad, pero en el segundo caso queda vedada la búsqueda de responsables. Con esta interpretación desaparece la dificultad aparente de que el se ocurra con sujetos animados e inanimados, ya que, como puede deducirse del ejemplo, no es un problema de sujetos sino de estructura eventiva oracional. Como puede verse, la aparición del se tiene relación con la causatividad, pero como también es evidente no es aquí una marca de decausativización sino un cierre eventivo que veda la interpretación en que el evento habría sido externamente causado. En estas condiciones, es preciso suponer que el predicado caer no prevé tal limitación en su estructura léxico-conceptual (puesto que es en la sintaxis donde aparece). En realidad, la noción de trayectoria es más que suficiente, puesto que define por sí sola dos puntos que necesariamente han de estar ligados al tiempo o al espacio. De ahí que la denominación de incoativo pueda alcanzar aquí cierta validez aplicada al se que aparece con caer. A pesar de ello, para mayor claridad, hablaremos de delimitación inicial. Pero vuelvo a subrayar que si esa delimitación es posible es porque el predicado como tal no las contiene 14 En ejemplos como Se me ha caído ha querido verse un cierto tipo de implicación volitiva o de responsabilidad. Sin embargo, parece claro que el papel de me es el que hemos señalado. Nótese que Se me ha caído es pragmáticamente fórmula atenuante de Lo he tirado, pero que más atenuante es Se ha caído, no porque desaparezca la mención del responsable sino por que no se cita el “origen”. Y es esa “presencia personal” que proprciona el dativo es la que puede tener repercusiones pragmáticas que no se dan cuando el origen es de otro tipo. 71 en su estructura eventiva15. Otros casos en que es relevante la noción de delimitación inicial los encontramos en combinaciones con dejar cuando el sujeto del infinitivo está controlado por el sujeto de dejar. Si examinamos los ejemplos (12) a. Dejó que los amigos subieran / Los dejó subir. b. Dejó que ellas bailaran / Las dejó bailar c. Dejó que las hojas cayeran / Las dejó caer. d. Dejó que los enemigos murieran / Los dejó morir. No tendremos problemas en aceptar una interpretación como la que hace Hernanz (1999). En efecto, para ejemplos como María dejó caer su pañuelo al suelo, Hernanz propone asimilar el verbo dejar a los del tipo hacer, atendiendo a su valor causativo. En el ejemplo c. se observa con claridad la neutralización de los dos valores básicos que corresponderían a dejar (causación y permisión), puesto que admite las dos paráfrasis: una con “causar” (en el sentido de “no impedir”) y otra con “permitir”16. En ejemplos con estructuras de control encontramos casos como: (13) a. Se dejó subir. b. Se dejó tirar. c. Se dejó caer. d. Se dejó morir. e. *Se dejó salir. con claras diferencias entre unos y otros. Así en a. y b. se es correferencial con el objeto de subir y tirar, respectivamente. En c. y d., en cambio, se es correferencial con el sujeto de caer y morir. Mientras que e. es agramatical porque el sujeto de un inergativo no es un argumento interno (como en el caso de los inacusativos caer y morir). Tenemos aquí, pues, una prueba más de la especial condición de caer y morir. En efecto, de todos los predicados que hemos recogido en las clasificaciones de Demonte (2002) y De Miguel y Fernández Lagunilla (2000), estos dos predicados son los únicos que pueden aparecer en las condiciones señaladas17. Frente a subir o bajar, por ejemplo, caer y morir carecen de 15 Vuelvo a prevenir sobre la necesidad de separar los predicados, como unidades léxicas que contienen una estructura eventiva, de las oraciones en que aparecen, que denotan un cierto evento. 16 Aunque habla de esos dos valores, también indica que “una análisis algo más cuidadoso del significado de dejar parece sugerir que sus diferentes acepciones, más que constituir primitivos, son en realidad derivables de un valor básico para dicha pieza verbal equivalente en lo esencial a “no impedir”, “no oponerse a la acción expresada por un infinitivo” (cf. DUE s.v.)”. 17 Este test recuerda el de Aranovich (2000) que argumenta que el sujeto de quedar es capaz de controlar objetos de transitivos y sujetos de inacusativos (Quedan varias hojas por caer, Quedan muchas plantas por regar). Nuestra prueba es, a la vez, más drástica e inesperada. El caso de Me dejo ir no contradice la prueba ya que en tal construcción no presenta ninguna de sus características habituales. 72 contrapartidas léxicas que expresen un cambio en dirección contraria. A ello no puede ser ajeno, naturalmente, el tipo de conceptualización de la realidad que lexicalizan. De hecho, existen unidades aparentemente opuestas como tirar o matar. La idea de considerar que las estructuras de tirar y matar incluyen las de caer y morir no resulta sorprendente, si además explicamos que tirar no incluye el significado de trayectoria de caer, y otras diferencias. En realidad, no se trata de antónimos sino de expresiones causativas relacionadas que son utilizadas para suplir lo que ya hemos señalado: la imposibilidad de que caer o morir (frente a subir o bajar, por ejemplo) adquieran un significado causativo, esto es, adquieran el significado de una realización. Este “bloqueo” tiene que ver con su naturaleza inacusativa, desde luego, y con ese doble juego del argumento interno que puede funcionar como sujeto. La versión “realizativa” de bajar supone la incorporación de un tema o un delimitador (Luis bajó las maletas, Luis subió a la montaña). La naturaleza inacusativa de caer impide que aparezca un nuevo delimitador y la naturaleza de proto-paciente de su argumento interno impide una interpretación de causación. BIBLIOGRAFÍA Aranovich, Raúl (2000): “Split Intransitivity and reflexives in Spanish”, en Probus 12: 165186. Baker, M.C. (2003): Lexical Categories. Cambridge: Cambridge University Press. De Miguel, E. y Fernández Lagunilla, M. 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INTRODUCCIÓN La capacidad léxica ha sido, sin lugar a dudas, uno de los temas que con mayor recurrencia se ha sometido a estudio desde las perspectivas psico- o neurolingüística y, en particular, en estrecha relación con diferentes manifestaciones patológicas de la conducta verbal. Las hipótesis sobre la organización mental del léxico han ido normalmente unidas o se encuentran presupuestas en los estudios sobre nuestra capacidad de acceso a este componente del lenguaje, sea desde el punto de vista de la producción o de la comprensión. Para comprobar lo que decimos basta con un breve recorrido por las revistas más significativas en las que se publican este tipo de investigaciones: Journal of Verbal Learning and Verbal Behavior (Journal of Memory and Language), Cognition, Brain and Language, Journal of Experimental Psychology, Journal of Neuropsychology, entre otras. La heterogeneidad de las aportaciones puede en principio crear cierto grado de confusion o perplejidad a quien se aproxima a las mismas, y también la sensación de que las diferentes propuestas siguen abiertas a debate, siendo poco realmente lo establecido de forma concluyente. Con todo, parece al menos asumida la existencia de tres niveles o ámbitos de estudio a los que cabe suponer que corresponde un estatuto psicológico diferenciado. Estos tres niveles pueden ser designados como: nivel de las clases léxicas, nivel de las relaciones léxicas y nivel de la estructura del significado (cf. Hernández Sacristán 2003). Se trata de niveles de trabajo bien conocidos en la tradición lingüística de la semántica léxica y la lexicografía. Nuestro interés en la presente comunicación es señalar la ∗ Este trabajo se inscribe en el marco de investigación de los siguientes Proyectos: “Estudio de variables morfológicas y sintáctico-semánticas en la evaluación de afasias” (BFF2001-3234-C02-02) y “Elaboración y análisis pragmático de un corpus de lenguaje afásico” (BFF2002-00349), ambos del Ministerio de Ciencia y Tecnología. 75 relevancia que puede tener, desde una perspectiva logopédica, el nivel de las relaciones léxicas. Por ellas nos referimos básicamente a los conocidos fenómenos de sinonimia, homonimia, antonimia e hiper- hiponimia. Aunque el tema puede ser discutible, consideramos que metodológicamente conviene situar la polisemia dentro del nivel de estructura del significado (esto es, como aspecto que corresponde a la estructura del significado de una palabra y no como fenómeno de relación entre palabras. Para una discusión actualizada sobre el tema cf. Casas Gómez 1999). El objetivo final de este estudio es contribuir a la fundamentación y la mejora del material de intervención lingüística en protocolos adaptados al español u originariamente pensados para esta lengua. Las observaciones que realizaremos presentarían, con todo, una clara proyección interlingüística. 2. LAS RELACIONES LÉXICAS COMO ACTIVADORAS DE LA FUNCIÓN SIMBÓLICA DEL LENGUAJE Desde la perspectiva psicolingüística, los estudios más recientes sobre las relaciones léxicas se centran en su contribución relativa al procesamiento de unidades léxicas, tanto en el ámbito de su accesibilidad en la producción de lenguaje, como en el de su reconocimiento en los procesos de comprensión (cf. Allen & Badecker 2002; Dijkstra, Grainger & van Heuven 1999; Gaskell & Marslen-Wilson 2001; Klein & Murphy 2001; Klepousniotou 2002; y Rodd, Gaskell & Marslen-Wilson 2002, entre otros). Suele ser común a este efecto diseñar experimentos en que a los sujetos de investigación se les requieren tareas con objetivos claramente delimitados, aunque siempre en mayor o menor medida artificiosos: esto es, no representan lo que normalmente entendemos como práctica común del lenguaje. Esto no es sino consecuencia de los presupuestos metodológicos que caracterizan a los modelos neuropsicológicos dominantes, interesados, ante todo, en determinar los módulos o componentes de una capacidad lingüística entendida como sistema de procesamiento. Sin duda, esta perspectiva ha contribuido notablemente a nuestra comprensión de muchos aspectos en el funcionamiento de dicho sistema, pero cabe decir también que esta orientación analítica, necesariamente disgregadora de los componentes del lenguaje, descuida el estudio de algunas propiedades “emergentes” de la conducta verbal. Nos referimos a propiedades que no serían atributos de determinados componentes de la referida conducta, sino que la afectan globalmente, y que se encuentran en general asociadas a factores psicológicos del tipo conciencia, atención, percepción o motivación. Compartimos, en este sentido, el punto de vista de posiciones 76 críticas respecto a los derroteros del cognitivismo actual, tal como fueron expresadas ya por Bruner (1991) en una obra que se ha considerado hito fundacional del paradigma conocido como psicología cultural: una perspectiva etnográfica en la obtención del dato referido a la conducta verbal nos parece algo fundamental en la renovación de algunos de los presupuestos metodológicos y epistemológicos del cognitivismo actual. Nuestra hipótesis de trabajo asume, de todas formas, la esclarecedora idea de la neuropsicología cognitiva según la cual los tipos básicos de relación léxica representan esquemas cognitivos de la organización mental de léxico. Esto es, las relaciones léxicas no son sencillamente algo dado en el material léxico, sino que representan procesos (cierto tipo de actividad computacional) gracias a los cuales las estructuras léxicas se reordenan o adaptan continuamente a las situaciones comunicativas, particularmente también en situaciones patológicas (cf. Murphy & Andrew 1993). Asumiendo esta idea de partida, entendemos también que el desarrollo y uso funcional de dichos esquemas se encuentra íntimamente relacionado con la emergencia de una función simbólica que caracterizaría de forma global al sistema lingüístico. Las propiedades características de este último, como son la recursividad, la doble (o múltiple) articulación y la capacidad prevaricadora (entre otras), representan tan solo aspectos técnicos con los que se manifiesta esta función simbólica. Esta función se caracteriza globalmente como capacidad de hacer un uso estratégico de los medios expresivos adaptable a una gama indefinida de contextos. A ello contribuyen conjuntamente las propiedades referidas. Símbolo es signo asociado a un uso estratégico y que se modificará según este tipo de uso. Así pues, el trabajo sobre las relaciones léxicas en el ámbito logopédico deberá contribuir al mantenimiento o rehabilitación de esta función simbólica. Antes de pasar a comentar brevemente la aportación particular de las diferentes relaciones léxicas que consideramos pertinentes, conviene realizar una precisión sobre la naturaleza de los esquemas cognitivos que subyacen a las mismas: lo importante de un esquema cognitivo, como sería el caso de la sinonimia (identidad de significados) o el de la homonimia (identidad de significantes), no es que, de hecho, se realice o actualice en términos prácticos, sino su valor de norma ordenadora, evaluadora o autoevaluadora de nuestra actividad lingüística. Del esquema abstracto que representa un fonema no pedimos tampoco que se realice materialmente, sino que valga en tanto que criterio regulador de la actividad fonética. Tal vez en este sentido quepa entender bajo nueva luz la vieja polémica relativa a si existen o no sinónimos u homónimos absolutos. 77 2.1. Sinonimia La sinonimia responde virtualmente al esquema cognitivo de identidad entre los significados de dos palabras. En términos discursivos este esquema se traduce como capacidad de suplencia, a determinados efectos, de una expresión por otra. La actualización de esta capacidad estará asociada a algún tipo de motivación, que deberá explicarse (paradójicamente) por las diferencias de sentido entre los términos cuya identidad de significado se propone. Este componente motivacional de la operación tiene que ver con nuestra capacidad y nuestro interés en realizar un ajuste fino de los medios expresivos, de acuerdo con una serie de dimensiones contextualizadoras de la acción comunicativa. Como es bien sabido, en muchas situaciones patológicas del lenguaje esta capacidad o motivación contextualizadora se ha perdido, de manera que, con independencia de que el sujeto reconozca o no sinónimos, cabría pensar que lo perdido puede ser algo más. Se trataría del “sentido” o el “para qué” de la operación sinonímica. Si consideramos, con un criterio amplio, el eufemismo y disfemismo como parte de la operación sinonímica, no deja de ser interesante observar en la práctica clínica el hecho de que en ciertos pacientes afásicos puedan preservarse expresiones disfemísticas con pérdida de las expresiones neutras correspondientes. El fenómeno se explica convencionalmente por la carga emotiva asociada a determinadas expresiones, lo que facilita el hecho de que se preserven en determinadas situaciones patológicas, pero parece claro también que todo el sentido asociado al uso de un disfemismo queda cancelado en este tipo de situaciones. El interés de un trabajo centrado en las operaciones sinonímicas estriba en el hecho de que, convenientemente seleccionadas, pueden permitirnos activar esa capacidad y motivación contextualizadoras a las que sirven de expresión. Esto es otra manera de decir que estimularíamos, en definitiva, gracias a ellas, un aspecto básico de estatuto simbólico del lenguaje. La sinonimia se encuentra, en efecto, asociada de forma consustancial a la función simbólica de las unidades léxicas. Corresponde, de hecho, a la estructura connotativa del signo, esto es, la que permite el desplazamiento adaptativo de su capacidad referencial. Los conocidos fenómenos de atracción o expansión sinonímicas manifiestan siempre, como es bien sabido, desplazamientos de esta naturaleza. En definitiva, nuestra capacidad de connotar (desplazar el uso denotativo de los términos) y nuestra capacidad de proponer sinónimos es una y la misma operación. En determinadas situaciones patológicas cabe decir, sin embargo, 78 que se preserva el sentido y motivación de la operación sinonímica, aun cuando el sujeto no la materialice con producción de sinónimos convencionalmente asumidos como tales. Así lo entendemos en muchas situaciones de anomia en las que el sujeto afásico propone un término que guarda cierta relación de similitud con el término pretendido. Ciertamente, el hablante no consigue formular un sinónimo convencionalmente aceptable para la unidad léxica bloqueada, pero cabe entender que en el contexto propio de una capacidad léxica patológicamente limitada determinados usos pueden valorarse funcionalmente como operaciones sinonímicas. El siguiente ejemplo de Lesser (1978: 131) cita un estudio de M. Dennis sobre una joven afásica con anomia específica para las partes del cuerpo: “Parecía, por tanto, que las partes del cuerpo funcionaban para ella como una categoría psicológica claramente delimitada. Dentro de esta categoría, había algunas palabras que continuamente eran nombradas y entendidas de manera correcta (ojo, oído, nariz) y otras, en cambio, que casi siempre lo eran de manera errónea (índice, muslo). Los errores no eran casuales, sino que implicaban que no todos los rasgos habían sido correctamente incorporados. Por ejemplo, puño solía aparecer cambiado por tobillo, y en otras ocasiones, por nudillos”. Como se puede apreciar, la sustitución de puño opta por un término de parecida ubicación, no ya en el brazo sino en la pierna, elección que podríamos considerar, en cierto modo, “sinonímicamente motivada”, por cuanto existe una esfera de significación compartida por ambos términos (elemento articulatorio situado al final de la extremidad). Desde otro punto de vista, la motivación sinonímica puede encontrarse presente en afasias fluentes. En un hablante de nuestro corpus (AN), diagnosticado con afasia de Wernicke, y que muestra claras dificultades pragmáticas para ceñirse al tema del discurso y aceptar las estrategias dialógicas propuestas por el interlocutor, la sinonimia puede aparecer como fenómeno clave de prolongación del discurso, con circunloquios y paráfrasis constantes: P: yo tuve ya/ de pequeño/ un trastazo en la cabeza/ bueno-ahí/ ahí (SEÑALA) que es- que es/ donde tenemos/ donde se juntan/ las tres- eeh consideraciones/ las tres- como si fueran las tres líneas/ de lo que ves/ de lo que hablas/ y (de) lo que dices/ las tres señales” [CORPUS PerLA, AN. 03: 07] Naturalmente, el sentido preservado de la operación sinónimica deberá reconocerse, cuando exista, como punto de partida de la intervención logopédica. Cuando dicho sentido no pueda deducirse de la conducta verbal del paciente, la labor inicial deberá centrarse justamente en desarrollarlo o desinhibirlo. En cualquier caso, entendemos que ninguna técnica verbal puede ser plenamente rehabilitada, si no alcanzamos a “reponer” el sustrato funcional que la justifica estratégicamente (esto es, que la justifica en términos discursivos). 79 2.2. Homonimia El esquema cognitivo virtualmente asociado a la homonimia se expresa como identidad de formas significantes con significados en principio no relacionados. Parecería menos claro aquí cuál puede ser el sentido de la homonimia en tanto que operación discursiva, pero defenderemos que existe y que su aportación a la función simbólica del lenguaje sería, en cierto sentido, equiparable a la operación sinonímica. Para entender esto convendrá precisar, antes de nada, que el criterio de identidad formal se preserva con independencia del alcance que queramos asignarle. De esta manera, la homonimia es siempre en cierto sentido parcial, esto es relativa a los segmentos de materia significante que son selectivamente focalizados. Lo que comentamos vale también para las clásicas precisiones de homografía y homofonía, pero en un sentido amplio lo homonímico (siendo, como decimos, necesariamente parcial) puede afectar a cualesquiera segmentos del plano significante. De esta manera, la rima entre dos palabras sería, en definitiva, una manifestación del fenómeno homonímico en este sentido amplio. De igual forma, dentro de la homonimia concebida en este sentido amplio, deberán incluirse identidades de formas significantes de las palabras que se generan por contexto fonotáctico (cf. Gaskell & Marlen-Wilson 2001), e incluso el conocido fenómeno del calambur. El fenómeno homonímico se ha tratado, en general, desde el punto de vista de las interferencias y como una suerte de manifestación anómala del sistema lingüístico. El acceso a un término homónimo tendría un efecto inhibitorio respecto al acceso a otro. Pero en el sentido amplio de la relación homonímica que proponemos esto no tiene por qué ser así. El efecto facilitador, por su valor nemotécnico, de la rima no parece que tenga que ser probado, y el efecto facilitador de otros tipos de homonimia parcial se encuentra presente en cualquier prueba de evocación libre de palabras. Pero lo importante en la relación de homonimia no son los procesos de inhibición (homonimia total) o facilitación (homonimia parcial) del acceso al léxico, sino lo que podríamos entender como valor semiótico de su presencia en un sistema de comunicación. Las relaciones de homonimia actúan como activadoras de la función metalingüística o, si se quiere, de una toma de distancia respecto a los medios expresivos requerida para la actualización de la referida función. En niños de unos cuatro años, que no conciben en principio sino una relación natural de necesidad entre un significante y su significado, el primer encuentro con términos homónimos 80 suele entrañar una particular sorpresa, que hemos tenido la oportunidad de observar (algo parecido al descubrimiento de que “madres hay más que una”). Si bien se piensa, todo uso metalingüístico del lenguaje contiene implícitamente una relación homonímica. Cuando digo “autobús tiene tres sílabas”, el significado del significante ‘autobús’ nada tiene que ver con su significado en la oración “el autobús llega a las tres” (no se trata desde luego de una relación polisémica). En este sentido, resulta congruente admitir que los homónimos que una lengua nos ofrece de forma natural actuarían como activadores de la función metalingüística. El trabajo con estos términos en protocolos de rehabilitación de la capacidad verbal podría tener el mismo efecto positivo que otras tareas en las que se propone crear duplicaciones especulares de un signo (su expresión oral junto a su expresión escrita, la escritura y la lectura de lo escrito, la imagen gráfica de su significado con su expresión oral, etc.). La expresión de la función metalingüística requiere como llave de acceso del homónimo de manera no anecdótica, sino que nos atreveríamos a decir que necesaria. Nos permitimos formular una hipótesis que sabemos de difícil comprobación empírica: si por alguna eventualidad una lengua careciera de homónimos, estos se buscarían o crearían de forma tan necesaria como los sinónimos. La relevancia del componente estrictamente fónico de la palabra, que está implicada en la operación homonímica, ha sido en cualquier caso demostrada reiteradamente en psicolingüística. Así, por ejemplo, algunos estudios recientes sobre la anomia (Ávila et al. 2001) o sobre las representaciones semánticas (Ince & Christman 2002) evidencian una activación parcial de la fonología por parte de la semántica; también el conocido fenómeno de tener una expresión en la “punta de la lengua” muestra que el hablante (afásico o no) es capaz de proporcionar ciertas informaciones formales sobre la palabra que le resulta inaccesible: número de sílabas, primera letra o primer sonido, esquema acentual, etc. Ávila et al. (2001: 192) presentan un hablante anómico (FR), algunos de cuyos errores en las tareas propuestas apuntan a este manejo de afinidades fonéticas: “It is important to stress that semantic errors and circumlocutions were immediately rejected suggesting excellent underlying conceptual knowledge for the target pictures. However, phonological errors were not consistently recognized as errors. Interestingly, in addition to consistency or accuracy across trials, FR also demonstrated consistency for phonologically related paraphasias. For example, FR said “arca” (‘chest’) instead of arpa (‘harp’) and “arcilla” (‘clay’) instead of “ardilla” (‘squirrel’) on the three administrations”. De la cita precedente nos interesa destacar el hecho del diferente grado en que se manifiesta la toma de conciencia sobre errores semánticos y 81 sobre errores fonológicos. En la detección de los primeros el marco conceptual y referencial sirve de ayuda. En la detección de los segundos esta ayuda no existe, y el ejercicio de una actividad metalingüística, focalizadora de la materia significante, sería lo requerido, aunque no resulta fácilmente accesible para el paciente. Con todo, un saber relativo a esta materia significante sigue de alguna manera actuando, y explica las afinidades fonéticas que dan cierto grado de consistencia a los errores fonológicos. Por eso pensamos que el trabajo con las relaciones de homonimia puede contribuir al desarrollo o desinhibición de una actividad metalingüística que habilite para el control eficiente de los errores fonológicos. 2.3. Antonimia La relación de antonimia se asocia a un esquema cognitivo de oposición o contraste relativo a un rasgo semántico dimensionable, compartido junto a otros rasgos por dos términos léxicos. En un sentido amplio de lo antonímico la naturaleza del referido rasgo, como es sabido, puede ser muy variable. Idealmente la relación de oposición o contraste afectaría solo a un rasgo semántico dimensionable, siendo idéntico el resto de la denotación de los dos términos (antonimia pura), pero, como sucede para otras relaciones léxicas, esta situación ideal puede manifestar discursivamente aproximaciones de diferente naturaleza. Murphy & Andrew (1993) destacaban cómo, por lo que se refiere a las relaciones de antonimia entre adjetivos, estas deben entenderse como contextualmente motivadas, al menos desde una perspectiva psicolingüística. Para un adjetivo dado, su relación de antonimia con otro, o dicho en otros términos, cuál puede ser su antónimo, depende en buena medida del contexto discursivo en el que la relación entre antónimos se expresa. La inaccesibilidad al antónimo ideal de un adjetivo se manifestaría también discursivamente como aproximación, más o menos satisfactoria, en la que los términos léxicos implicados pueden presentar diferencias denotativas o connotativas al margen del rasgo semántico dimensionable que comparten. Conviene tener presente que la posición ideal de un antónimo puede representar un vacío léxico, como sucede en español para el antónimo ideal de “profundo” (“shallow” en inglés). Ello no impide que la operación antonímica pueda también realizarse aproximativamente por vía sintáctica (“poco profundo”). En definitiva, también aquí las relaciones de antonimia deben considerarse no como algo dado en el material léxico, sino fundamentalmente como operación o proceso que nos permite articular y adaptar discursivamente el referido material. 82 Pero lo que aquí nos interesa nuevamente destacar es la dependencia de la operación de antonimia respecto a propiedades más generales en nuestra organización del sistema lingüístico. Con la relación de antonimia queda expresado en el nivel léxico una relación opositiva básica que trasciende este nivel y se proyecta sobre otros niveles del sistema lingüístico: el morfológico y el sintáctico, cuando menos. El léxico debemos decir que constituye, en principio, el nivel más accesible de cuantos componen el referido sistema. Por este motivo, si es concebible cierto grado de transferencia de propiedades genéricas entre niveles, el ensayo previo de las mismas en el nivel léxico puede ser un proceder bastante justificado desde la perspectiva rehabilitadora (aunque con las naturales prevenciones según el tipo de patología y de paciente, y dejando aquí al margen el nivel fonológico). El trabajo con relaciones de antonimia nos permite ya ilustrar las diferentes concreciones de las propiedades de marca y neutralización que caracterizan la relación opositiva básica entre unidades del sistema lingüístico. Estas propiedades son paradigmáticas de la noción de “emergencia”. No pueden considerarse atributos de un componente particular del sistema, sino que afectarían “transversalmente” al conjunto de los mismos. Una reeducación orientada al desarrollo o desinhibición de su potencial simbólico deberá iniciarse, con todo, atendiendo a sus manifestaciones en alguno de los componentes del sistema lingüístico. Reiteramos aquí la idea de que el componente léxico puede ser especialmente significativo en este sentido. Sucede, por otra parte que, a diferencia de las relaciones de sinonimia y homonimia, la relación de antonimia presenta estrechas implicaciones con los niveles morfológico y sintáctico. Por lo que al primero de estos niveles se refiere, parece claro que la relación de antonimia puede llegar a expresarse con índices morfológicos (uno de los cuales suele ser un grado ø, por ej.: moral / inmoral, legal / alegal). Esta expresión morfológica dota de cierto tipo de recursividad al esquema cognitivo que subyace a este tipo de relación, aspecto este último que convendría también destacar. Por lo que se refiere al nivel sintáctico, puede resultar especialmente significativa la implicación que presentan los antónimos verbales (ir / venir, comprar / vender) en la reconfiguración tanto de funciones sintácticas como de los papeles temáticos asignados a las mismas. El trabajo con antónimos verbales resulta ser a un tiempo, sin lugar a dudas, una tarea de naturaleza sintáctica. Estas imbricaciones de la relación de antonimia con los niveles morfológico y sintáctico pueden considerarse puentes naturalmente establecidos gracias a los cuales se facilitan las operaciones de transferencia de las propiedades genéricas de una relación 83 opositiva. Constituyen también, por este motivo, un ámbito de trabajo especialmente relevante desde la perspectiva logopédica. 2.4. Hipo- o hiperonimia Las relaciones de hiponimia o hiperonimia representarían una capacidad fundamental en la organización del material léxico estrechamente relacionada, por otra parte, con el nivel de organización correspondiente a las clases léxicas, o conjuntos de unidades co-hipónimas. Comentaremos, con todo, brevemente aquí los aspectos que consideramos más significativos de la hiponimia o la hiperonimia en tanto que relaciones léxicas. El esquema cognitivo subyacente a las mismas consiste en una operación lógica de partición sobre el dominio referencial de los términos, que está dotada de la propiedad transitiva. De esta manera se introduce un principio jerarquizador sobre el léxico al que cabe también atribuir una realidad psicolingüística. Ascensos o descensos en esta jerarquía pueden cumplir una función de ajuste de los términos a las necesidades discursivas en una escala que llevaría de la generalidad a la especificidad. Estos movimientos en la jerarquía pueden ser en la práctica equivalentes a operaciones sinonímicas (a efectos discursivos, los límites entre hipo- hiperónimo y sinónimo pueden ser bastante difusos). Como es sabido, en la constitución de las jerarquías léxicas los términos base suelen ser de generalidad o especifidad media (cf. Rosch et alii 1976). A partir de los términos base, o focales por la especial pregnancia perceptiva de sus referentes, la jerarquía se iría construyendo ramificándose en la dirección de la mayor especificidad. En la dirección de ascenso en la jerarquía sabemos que uno de los términos de determinado nivel (uno de los potenciales cohipónimos) puede asumir también la posición correspondiente al hiperónimo, cuando este carece de representación léxica. Esta circunstancia suele ser la común en las primeras etapas de desarrollo de la capacidad léxica. Las propiedades formales de esta jerarquía, y algunas de las condiciones que nuestras capacidades psicolingüísticas imponen sobre la constitución y procesamiento de la misma, pueden ser, en gran medida, asimilables a las propias de una jerarquía sintáctica. En cualquier caso, las relaciones de hipo- o hiperonimia constituyen una clara expresión del carácter pluriarticulado y jerarquizado de las estructuras lingüísticas, y del carácter iterativo o recursivo de los principios con los que esta pluriarticulación y jerarquización se constituye y se procesa. Con independencia, pues, de otro tipo de intereses que pueden estar también asociados al dominio de estas relaciones, el trabajo sobre las mismas entraña 84 operaciones activadoras de principios semióticos generales propios de un lenguaje con capacidad simbólica. La pluriarticulación y jerarquización de las estructuras lingüísticas contribuyen ciertamente a dotar a las mismas de una flexibilidad y capacidad adaptativa casi ilimitadas. 3.CONCLUSIÓN Con todo lo anterior, nuestro interés prioritario ha sido mostrar cómo en el particular dominio de las relaciones léxicas quedan manifiestos principios generales o propiedades emergentes de un sistema de comunicación dotado de capacidad simbólica. La práctica logopédica suele asumir de forma intuitiva el presupuesto de que “el lenguaje rehabilita al lenguaje”, esto es, de que el trabajo con una muestra significativa de conducta verbal preservada puede tener efectos en general positivos para la recuperación de otros aspectos de la conducta verbal alterados o perdidos. Indagar en las razones (posiblemente de variada naturaleza) por las que este presupuesto debe mantenerse consideramos que es algo sumamente razonable a la hora de fundamentar y entender el sentido de la intervención logopédica. Las relaciones léxicas nos permiten también observar cómo estos principios generales o propiedades emergentes pueden encontrarse diferenciadamente representados en un particular dominio de nuestra capacidad verbal, lo que podría resumirse en el siguiente cuadro: sinonimia homonimia antonimia hipo- o hiperonimia potencial connotativo del símbolo potencial metalingüístico del símbolo marca y neutralización en oposiciones básicas pluriarticulación y jerarquización de las estructuras Naturalmente, las asociaciones que proponemos no deben entenderse aquí como exclusivas, sino tan solo como prevalentes para cada uno de los pares propuestos. BIBLIOGRAFÍA Allen, Mark / Badecker, William (2002): “Stem Homographs and Lemma Level Representations”, Brain and Language, 81: 79-88. Avila, César / Lambon Ralph, Matthew A. / Parcet, M. 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(1976): “Basic objects in natural categories”, Cognitive Psychology, 8: 382-439. 86 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 87-101 ESTRUCTURA NOMINAL Y COMPRENSIÓN LECTORA1 Pablo Jiménez Jiménez <[email protected]> Universidad de Los Lagos INTRODUCCIÓN Este estudio muestra la existencia de sustantivos y adjetivos que poseen un alto grado de incidencia en los procesos de comprensión lectora. Esta incidencia, según este estudio inicial, se debe probablemente a su estructura semántico-lógica que determina la aparición necesaria de otros elementos lingüísticos (nominales o verbales) que crean el marco apropiado para su comprensión. Estos elementos pueden manifestarse por extensiones considerables de texto, de allí su incidencia en los procesos de comprensión lectora. En este sentido se dan dos hechos importantes: por un lado, la centralidad del término para organizar la información de un texto, y por otro, la capacidad para establecer una red de relaciones. Es este último hecho lo que hace necesaria la presencia explícita o implícita de otros elementos cada vez que se usa este léxico. Así, dichas palabras muestran procesos en su estructura semántico lógica que corresponden ya sea a un encadenamiento de acciones (causa-efecto), a una constatación explícita o implícita de las condiciones para la veracidad del enunciado, etc. En síntesis, el léxico al que nos referimos dice relación con los rasgos propios de la palabra (estructura interna), y con las relaciones necesarias que el vocablo impone a su entorno. MARCO TEÓRICO La situación antes descrita plantea problemas y requiere una mayor precisión al momento de comprender un texto ya que el lector debe obligatoriamente manejar todos los elementos semánticos que la palabra requiere. En el caso específico de tener que trabajar con un gran número de 1 Este artículo se financió con fondos de la Dirección de Investigación de la Universidad de Los Lagos 87 palabras desconocidas en una lengua (nativa o extranjera), este problema se minimiza -en parte- al atender a la configuración especial de estas palabras, configuración basada en la presencia de otros elementos afines para su correcta comprensión. Estos elementos ayudan a inferir significados, a establecer las funciones adecuadas en el texto y además refuerzan la coherencia y mantienen la continuidad. Un lector idóneo es capaz de contextualizar elementos léxicos, identificando las pistas necesarias que le ayudan a descifrar el problema. Probablemente, la primera forma de enfrentar este hecho es recurrir a las formas cognadas (en el caso de una lengua extranjera) con el peligro de que se trate de un falso cognado. En este caso, ésta no es la solución, como tampoco lo son intentar analizar la palabra desde su etimología o desde afijos derivacionales. En este sentido, el conocimiento del significado de la palabra se transforma en un uso creativo ya que se la entiende en diversos discursos. Esta misma creatividad sugiere un nivel de evaluación ya que se debe estar constantemente verificando la compatibilidad de un significado dado con los diversos textos en que aparece. La importancia de estos hechos en los modelos de procesamiento es grande ya que es factible pensar que la información estructurada de una oración se codifica desde una perspectiva lexicalizada. Es decir, la estructura textual puede ser en gran parte explicada por el léxico. Según esto, los significados de las palabras, como veremos más adelante, deberían reflejar estructuras conceptuales más profundas en el sistema cognitivo y reflejar asimismo el dominio en el que operan. Es decir, esta estructura debería reflejar principios no lingüísticos de organización conceptual y manifestarse en el discurso con marcas específicas. Esta importancia se manifiesta además en otra estrategia lectora: las inferencias asociadas al proceso de interpretación, factor relevante al momento de comprender un texto ya que determina en gran medida el grado de comprensión (superficial o profunda) de él. Por otro lado, Pustejovsky (1998) también considera que la representación del contexto de una emisión involucra diversos factores generativos. Éstos explican la forma en que los usuarios del lenguaje crean y manipulan dichos contextos para darse a entender. Bajo esta perspectiva, y según este autor, los diversos niveles semánticos (léxico, composicional, discursivo, etc.) son fuentes independientes de interpretaciones pero que permiten inferencias locales altamente seguras. Al integrarse en un discurso, ellas deben hacerse globalmente coherentes para lo cual se requiere de procesos de cooperación entre los módulos semánticos. De cualquier modo, lo importante es que la 88 interpretación semántica procede en base de principios y siempre consciente de cuál es la fuente de una inferencia en particular y de cuál es la certeza de su valor. Además de esto, es muy importante saber que el proceso de razonamiento es identificable y computacionalmente efectivo. De todos modos, cualquiera de estos importantes aspectos antes mencionados apunta claramente al conocimiento semántico que el hablante posee al momento de usar su lengua, conocimiento que se puede resumir diciendo que un hablante nativo identifica la anomalía lingüística, la paráfrasis, la sinonimia, la antonimia, los rasgos semánticos, la contradicción, la ambigüedad, los pares de adyacencia, las implicaciones y las presuposiciones (Kreidler 1998). Sin embargo, se debe reconocer que si bien lo anterior es efectivo, las complicaciones en un texto no son sólo de reconocer los aspectos antes mencionados, sino más bien establecer una red de relaciones que explique la estructura textual o de pensamiento de un texto sobre una extensión considerable de oraciones. En esta red, el conocimiento semántico se manifiesta de una manera diferente y bastante más compleja, más cercana a la idea de Pustejovsky (1998) ya comentado. Otro aspecto importante a considerar es el valor de organización conceptual del léxico. Según Dirven y Verspoor (1998) de acuerdo al principio de iconicidad del lenguaje es posible concebir una similitud entre una forma de la lengua y la cosa que representa, regida esta similitud por tres sub principios de orden secuencial, distancia y cantidad. El primero se refiere a fenómenos de sucesos temporales y disposición lineal de elementos en una construcción lingüística; determina el orden de dos o más cláusulas, el uso de conjunciones temporales, el orden de palabras (sujeto, verbo, complemento), etc. El de distancia explica que lo que está integrado conceptualmente tiende a estar lingüísticamente junto y se ubica a distancia, aquello que no lo está. Esto explica el contraste (un grupo merodeaba por…; un grupo de ruidosos jóvenes punk merodeaban por…); diversos tipos de complementos y subordinaciones (la obligué a irse: “la” inmediatamente antes del verbo; quería que se fuera: “ella” alejada de quería). En esta capacidad de organizar la realidad y de incidir en la capacidad inferencial también podemos considerar la noción de relaciones entre los sentidos de una palabra y las relaciones radiales que así es posible establecer: estamos hablando de sentidos de una misma palabra y de elementos que están de alguna manera contenidos en ella misma. Aquí, es posible captar sentidos que son prominentes (salient) y otros periféricos. Por ejemplo, en el caso de la palabra inglesa “school”, Dirven y Verspoor 89 (1998: 35) la explican del siguiente modo: (1) METONYMY a. “learning institution” b. “lessons for group of students” c. “teaching staff” GENERALISATION f. “school of artists” SPECIALISATION g. “school of thought” e. “special course” d. “university faculty METAPHOR h. “school of fish” Esta red radial de sentidos de “school” permite a su vez explicar la ampliación de sus significados y los procesos usados en su ampliación (metonimia, especialización, generalización y metáfora). Sin embargo, esta estructuración, en cierta medida, es interna a la palabra misma y nada nos dice de otros elementos con los cuales se estructura (estructuración externa). Por otro lado, es importante además reconocer la utilidad de este constructo ya que salta inmediatamente a la vista las diferencias que existen de una lengua a otra y las dificultades que asimismo se crean cuando en una lengua existen dos o más vocablos como en el caso del español escuela y colegio que cubren aspectos diferentes de esta red radial. Esto se relaciona con lo planteado por Geiger (1993: 271, 273) en el sentido que estos elementos léxicos corresponden a expresiones referenciales u “objetos mentales” y que en la actualidad ellas se entienden como el procesamiento cognitivo de un individuo que ocurre cuando una persona habla a otra. La referencia se sitúa cada vez más en un contexto interactivo mayor en el que dos o más “mentes” colaboran mutuamente en la construcción y mantención de una base discursiva.” Pensamos que si bien nuestro interés no se centra en la conversación, los planteamientos generales (interacción de dos mentes (escritor – lector), colaboración, construcción, base discursiva) se aplican al proceso lector. Más aún, si consideramos la idea de Jackendoff (1995: 78) respecto de una teoría de la categorización no preocupada de valores veritativos, “sino de qué información y procesos deben adscribirse a un organismo para explicar sus juicios de categorización” nuestra percepción del problema de la comprensión lectora guiada por el nivel léxico se percibirá más claramente. Desde nuestra perspectiva teorizamos en el sentido de que si el lector sabe qué léxico le aporta mayor información y mayor estructuración de esa información podrá a su vez establecer los procesos más adecuados para lograr dicha comprensión. De esta manera los juicios necesariamente serán más explicables, razonados, y con evidencia que se encuentra en el 90 mismo medio en el cual se expresaron: el discurso y su estructuración. A la luz de este concepto, entonces, de acuerdo a Jackendoff (1995: 78) “un juicio de categorización es el resultado de una yuxtaposición de dos estructuras conceptuales.” Frente al problema de la comprensión de un determinado discurso, ésta exige el contraste de estructuras conceptuales que permitan inferir una determinada comprensión, estructuras en las que priman (Jackendoff 1995: 17) “la riqueza e interconexión de los conceptos y, más significativamente, el crecimiento ya sea de reglas bien formadas o de la capacidad computacional...” Por esto es posible pensar que, por ejemplo, las conceptualizaciones [TYPE] (Jackendoff 1995: 83) “contienen como parte de su estructura interna un conjunto de principios, reglas o condiciones que hacen posible la categorización creativa.” Este parece ser una cuestión clave ya que cada vez que el lector enfrenta un texto el problema central de una comprensión lograda se centra precisamente en la identificación de los diversos conceptos de los que trata un discurso dado y de la red de relaciones que el autor establece entre ellos en ese discurso. Así, la riqueza de las interconexiones, el aumento de las reglas y la capacidad de realizar diversos procesos (inferencias, crítica, proyecciones, etc.) determinan el grado de comprensión de un discurso dado. En este proceso, (Jiménez 2002: 145) no asignar valores correctos, no identificar las funciones, no realizar los procesos adecuados, no establecer las configuraciones necesarias ni las relaciones pertinentes produce errores que obligatoriamente deterioran en mayor o menor grado la comprensión de un texto. Peor aún, los errores son acumulativos y llega un momento en que el lector no sabe qué hacer con el texto. El daño en la comprensión se manifiesta como omisión de información importante, desconexión o desestructuración de la información, debilidad de los datos de apoyo para las inferencias, confusión o no pertenencia de los datos, contradicción, discontinuidad o quiebre del tema y finalmente pérdida de la coherencia. Estos casos obviamente invalidan la comprensión; sin embargo, lo más grave es la dificultad que significa intentar aplicar un conocimiento elaborado erróneamente, lo que crea un muro insalvable de dificultades respecto de la lectura. Parte de esta complicación está dada por el desconocimiento del rol que juega la semántica y su capacidad para establecer relaciones. Así en Pustejovsky (1998: 8) el tipo semántico de una palabra es el aspecto más importante en el significado de ella desde la perspectiva de la tradición de la semántica formal. Así, la información categorial determina no sólo la conducta sintáctica de la palabra sino además los elementos a los que se refiere la categoría. Por esto, “love” y “hate” establecen relaciones entre 91 individuos, mientras que “woman” sólo elige del conjunto de todos los individuos en el mundo aquellas que son mujeres. Por otro lado, “the” y “or” se consideran operadores lógicos centrados en operaciones de teoría de conjunto relativa a grupos de individuos o instrucciones de procedimiento. Una mayor subcategorización nos entrega distinciones entre +/- animado y sustantivos contables /masa. En cuanto a verbos y oraciones es posible distinguir los tipos aspectuales de Actividades (caminar, correr, etc.), Logros, (construir, destruir, etc.) y Estados (enfermarse, saber, amar, etc.). Estas propiedades aspectuales, sin embargo, pueden cambiar por modificación adverbial, por la posición de una frase nominal en posición de argumento o por la presencia de una frase preposicional que, por un lado, explican casos como La botella se rompió de repente y María rompió la botella de repente pero, por otro, restringen secuencias como La carta llegó a tiempo y *El cartero llegó la carta a tiempo. Esta alternancia verbal también se da en los sustantivos –alternancia nominal– con lo que es posible distinguir oraciones que se centran en la sustancia (masa) como Los hombres toman mucha cerveza o cantidades (contable) Disfrutó cada cerveza que se tomó, lo que pone de manifiesto las relaciones que los sustantivos pueden establecer a nivel de oración. Otras relaciones son horizontales (vecino-hermana) o de jerarquía (padre-hija), etc. Respecto de los adjetivos, las relaciones que se pueden distinguir denotan propiedades accidentales (hambre, rabia) y necesarias de una especie (bípedo), de un individuo (alto) y de una sustancia (dura), lo que determina que en inglés, por ejemplo, lo accidental puede ser progresivo You’re being so angry again!, pero no así lo esencial *You are being tall again. De modo más preciso Pustejovsky (1998: 34) considera que la polisemia no compromete el proceso composicional si se usa una estructura de datos léxicos estándar del tipo categoría (CAT ) y una especificación básica del término género (G E N U S ) que simplifica el proceso de la composicionalidad de la sintaxis frente a la interpretación semántica. La versión fuerte de la composicionalidad (Jackendoff 1995: 76) considera que cada constituyente sintáctico en una oración se corresponde con un trozo contiguo independiente e identificable de la estructura semántica. De este modo, si se usa el verbo inglés lend éste elegirá en uno de sus sentidos finacial_institution como su sujeto de entre las múltiples sentidos que puedan existir, construyéndose la oración The bank will lend the money to the customer 92 (2) lend1 = verb = R0 (Ø1, Ø2, Ø3) ARG1 = np ARGSTR ARG2 = np ARG3 = np CAT SEM +financial institution + money +human descartando el segundo sentido de bank, correspondiente al GENUS = shore. En síntesis, en estos casos operarían procesos de composicionalidad y selección de tipo que permitirían generar y dar la interpretación correcta a las oraciones. Sin embargo, esta descripción no es lo suficientemente fuerte para explicar casos más complejos. Según Pustejovsky (1998), estos casos necesitan una representación de estructura de cuatro componentes (sólo nos referiremos a tres de ellos): estructura de argumento (A) que contiene los parámetros que necesariamente se expresan en la sintaxis y son necesarios para la buena formación lógica de la oración, aun cuando pueden no expresarse en la sintaxis de superficie (p. 62); especificación del tipo de evento (E) cuya configuración ordena los eventos tanto por precedencia temporal como por prominencia relativa. La prominencia se indica por un marcador CABEZA que se hace patente con las reglas de concordancia y gobierno. Estos eventos pueden ser PROCESOS, ESTADOS y TRANSICIONES con subtipos “parte-de”, “orden parcial”, “traslapo”, e “inclusión” (p. 67). La importancia de este nivel es que permite enfocar la acción que (de allí la preeminencia) genera un estado, que determina el logro, que causan otros procesos, etc. Finalmente, se considera la estructura de qualia (Q) (p. 76) que une los parámetros Argumento y Evento. Esta estructura da la fuerza relacional de un ítem léxico: los ítemes léxicos se entienden como relacionales aun cuando la forma cómo se expresan funcionalmente difiere de categoría en categoría. Es el conjunto de propiedades o eventos asociados a un ítem léxico que mejor explica el significado de esa palabra. Incluye cuatro roles esenciales: Constitutivo (relaciona un objeto y sus partes constituyentes, expresa diferencias estructurales internas: lo constitutivo de una novela es lo narrativo, la historia; lo de un diccionario es el listar palabras), Formal (lo que la distingue dentro de un dominio mayor, distingue un objeto de su conjunto mayor: alimento es el todo, galleta es una parte), Télico (indica el propósito, la función, lo que se hace con un objeto determinado; su propósito es ser leído (libro) o consultado (diccionario) o comido (galleta)) y Agentivo (determina los factores involucrados en su origen, gestación o la 93 forma cómo obtiene la existencia; algo se gesta al ser escrito o compilado, la manera en que algo es creado es un modo de explicación). Así, secuencias como “María disfrutó la película, su café y el libro de Stephen King”, proyectan las actividades de ver, beber y leer respectivamente para la interpretación de la frase verbal, por el rol télico. Su importancia radica no sólo en que ayuda a la interpretación, sino que además permite elidir información proyectada. Específicamente es este nivel el que pensamos se puede conectar con la estructura del texto o de pensamiento, pudiéndose determinar su función textual, su generación en un texto determinado y la capacidad que tiene para guiar un proceso de comprensión lectora. Es decir (Pustejovsky 1998: 87), “Una representación semántica sólo es útil si facilita una inferencia lógica o una interpretación. Más aún, tal información puede atribuirse a un ítem léxico específico sólo si se puede argumentar que el proceso interpretativo es guiado por representaciones específicas del lenguaje o restricciones más que sólo por la inferencia lógica. La Qualia es interesante en este aspecto, ya que no sólo estructura nuestro conocimiento de las palabras, sino que también “sugiere” interpretaciones de palabras en contexto.” Con esto, deseamos notar que si bien el objetivo de Pustejovsky (1998) es de determinar cómo se elaboran y comprenden diversos sentidos, especialmente con el constructo que él llama Qualia, nuestro fin es determinar cómo este constructo puede aplicarse a extensiones discursivas mayores, y ver si él puede explicar la estructuración de un discurso dado a partir del léxico. DISCUSIÓN En efecto, como afirmábamos antes, parece sintomático que ciertos vocablos, al margen de su propia configuración, tengan la fuerza para establecer una estructura semántica que exige la presencia constitutiva de otras palabras para un desarrollo más acabado del tópico. Otro aspecto también notorio - es que cada vez que este léxico es usado, se activa una totalidad estructural mayor que es posible identificar y predecir. Esto también puede tener incidencia en la distinción que hacemos entre textos que pertenecen a distintas áreas del conocimiento humano. Analizaremos, a modo de ejemplo, tres casos para ver la manera cómo estructuran relaciones de significado y ver si es posible adaptar el constructo antes referido y lograr así su representación semántica. Los vocablos son [ENFERMEDAD], [DIFICULTAD] y [NO SUFICIENTE]. Los textos utilizados son en Inglés ya que se utilizan en cursos de comprensión lectora. 94 El primer caso es [ENFERMEDAD], tomado del texto de Magnus Gjoen et al (1997). La configuración léxica para “disease” la entrega la presencia obligatoria de los siguientes elementos: (3) (disease) problems, enzootic (diseases), vaccines, resistance to (diseases). medicated feed, bacterial (diseases), epizootic or Es decir, el entorno que obligatoriamente acompaña a esta palabra permite construir un sentido tal, relacionado con problemas y que necesita de ciertos elementos para su solución. Una mirada más atenta, muestra la misma condición para el resto del texto: (4) specific (disease), infectious (diseases) (disease) resistance resistant to (disease), (un/affected by) infection, resistance against (diseases) Newcastle, Marek’s (disease) (disease) resistance Marek’s (disease) virus En función de este primer análisis, se puede inferir una posible matriz de sentido para este término: (5) [DISEASE] problems resistance vaccines medicated infection (infectious) bacterial, virus Specific: Newcastle, Marek Si bien este vocablo es claramente definido –y estos rasgos están presentes en el texto– como afección de organismos vivos causada por infección, los rasgos específicos de esta palabra (problems, vaccines, medicated, infection, bacterial, virus) enfatizan la necesidad de evitar una situación (resistance, resistant) por un medio particular (vacunas o medicamentos). También es posible identificar aspectos particulares identificables (specific) de este término (las dos enfermedades indicadas con nombre propio). Es importante resaltar la centralidad del término en tanto organiza casi toda la información del texto y la capacidad que tiene para establecer una red de relaciones. Respecto de esto último, se podría afirmar que posee cierta “fuerza” que hace que otros elementos de información orbiten en su entorno. Esta fuerza permite establecer relaciones que hacen más clara su importancia en la estructura del texto o de pensamiento. Tentativamente, se podría especificar la estructuración de las relaciones (que apuntan a eventos) para esta palabra de la siguiente manera: 95 (6) (Existe una causa que la produce) [DISEASE] Produce efectos (negativo (Pérdidas) económicas)) Respecto de 1 se debe por lógica plantear un objetivo o meta que controle o elimine 1 Especificar Tipo, cantidad de acciones para hacer 2 efectivo y neutralizar 1 actividades Medir l a s Para cada actividad diseñada en 3, se consideran efectos secundarios consecuencias Forma, manera en que considerando 4, 3 es efectivo para Evaluar logros activar 2 y eventualmente eliminar 1 Reducir efectos De esta forma es posible crear y entender la red de relaciones que se expresa o debe expresarse en un texto para un vocablo determinado. Así entonces, es más fácil entender la coherencia como una red estructurada en base de información que debe emerger para que la estructura del texto (o de pensamiento) sea construida. Respetando situaciones de mayor o menor precisión, este encadenamiento de sucesos, en este caso en particular, debe estar presente, explícita o implícitamente cada vez que se use este léxico. Así, la estructura semántica propuesta es (7) [DISEASE] ARGSTR ARG1 = X: animado ARG2 = desorden_infección ARG3 = físico_mental EVENTSTR E1 = proceso (causa) E2 = estado (efecto) E3 = medidas (tratamiento) CONST FORM QUALIA TELIC = = = AGENTIVO = X: estado anormal (físico_mental) salud analizar, tratar (información nueva_dada: solucionar problema) describir, definir (cadena causal) En tanto esta representación contiene el elemento lingüístico [x: animado] es que se puede inferir que las enfermedades se refieren a peces y no a la industria acuícola que es lo único que se menciona en el párrafo inicial del artículo. Esta configuración -que el lector debe conocer - es la que a su vez permite la aparición de otros elementos lingüísticos semánticamente relacionados y fundamentales para la estructura de pensamiento, como por ejemplo: metas más importantes (major goals) problemas de enfermedades (disease problems), control mejorado (improved management), grandes pérdidas (big losses), etc. También es sintomática la aparición del aspecto perfectivo y su foco en el proceso: Los problemas de las enfermedades han disminuido…(Disease problems have abated…), …esto ha reducido… (this has reduced…), La vacunación ha 96 evitado … (Vaccination has prevented…). Por último, un aspecto muy peculiar es la estructura de pensamiento de este texto que en algún grado refleja el encadenamiento causa-efecto –tratamiento indicado en (6) y (7) arriba: X debido a (X due to diseases…), X ha disminuido debido a … (X have abated due to…), esto ha reducido el consumo total…(this has reduced the total consumption…), X ha evitado grandes pérdidas causadas por… ( X has prevented big losses caused by…), etc. Si nos fijamos en el rol Télico podemos percatarnos que el propósito está marcado por la construcción en infinitivo: …pero para hacer…(but in order to make…), …para disminuir el riesgo… (to decrease the risk…), …para seleccionar…(to select). A nivel puramente léxico es dable distinguir los sustantivos pérdida (loss), metas (goals), consumo (consumption), riesgo (risk), resistencia (resistence) y los adjetivos mejorada (improved), medicamentado (medicated) y beneficioso (beneficial), entre otros. Para el caso de [DIFICULTAD] –ejemplos tomados de Horsley (1995)– la estructura de pensamiento que crea para su uso y que necesita para relacionarse en el texto es de distinto orden. Si para el caso anterior, la primera imagen léxica es la de un encadenamiento de eventos para el logro de un propósito claramente definido, en éste, la estructura de pensamiento exige la constitución de un marco del tipo antecedente. Este momento posee una clara función de análisis crítico o discusión/debate de un hecho dado. Este primer paso indica el carácter elusivo, problemático, confuso, contradictorio, etc. de un tópico dado. Referida fundamentalmente a algo inanimado como una situación, estado o condición es necesario establecer claramente los límites y aspectos que demandan mayor atención. Por esto, además, toma la forma de una modalidad especial: es la visión del autor, su opinión respecto de esa situación. Por lo mismo debe de alguna manera plantear la dificultad en sí y junto con ello, demostrar la existencia o no de algún tipo de solución, que el problema no ha sido claramente planteado o la existencia de alguna falla. Es por esto que este segundo momento –consecuente– ciertamente es el cierre del análisis crítico y por lo mismo adquiere, de alguna manera, el valor de una conclusión. En el ejemplo de Horsley (1995: 70), el momento “antecedente” está dado por el siguiente léxico que enmarca toda la situación: hay algo que posee “fluctuaciones, contradicciones”, que requiere “esfuerzo”, para algo “digno (merecedor)”, de intenciones “serias”, todo lo cual crea “tensión”. Este análisis crítico se cierra con “Existe también la dificultad de efectivamente dar una ubicación y una forma política a su vago anhelo...”. Lo que es claro en este cierre es el modo de conclusión que él adquiere, 97 dado por la construcción “..dar una ubicación y una forma ... a su vago...”. Esto es así ya que cualquier planteamiento que posea “fluctuaciones y contradicciones” imposibilita su comprensión, creando un acto de habla vacío, imposible de categorizar. En estas circunstancias se debe concluir identificando la falla y sugiriendo algún tipo de solución. Por esto consideramos un cierto grado de cercanía entre este léxico y el concepto complejo “crítica”. Otros ejemplos estudiados (Horsley 1995: 83) son bastante claros al respecto “Las vacilaciones son causadas básicamente por la dificultad de encontrar tal experiencia trascendente...” y esto porque en el antecedente se sostiene que los personajes buscan experiencias más profundas que son imposibles de encontrar en un mundo muerto... Resalta nuevamente la relación inferencial entre el antecedente y el consecuente dando mayor fuerza a [DIFICULTAD ] para que diversos elementos se congreguen en su derredor. Se da entonces una situación en la que según una visión no se han cumplido ciertos logros o falla algún elemento, de allí también que no es extraño que la dificultad se dé relacionada a cierta causalidad como en el caso de las vacilaciones o este otro también de Horsley (1995: 200) “Es este tipo de dificultad…que intenta explicar el hecho… En estos términos, este léxico se representaría así (8) [DIFICULTAD] ARGSTR ARG1 = ARG2 = X: Y: sistema explicación insuficiente: prop E1 = estado EVENTSTR E2 = x: antecedente E3 = y: consecuente: prop QUALIA CONST FORM TELIC AGENTIVO = condición_compleja = crítica_comprensión = aclarar, mejorar, proponer = indagar, analizar Se puede afirmar que la capacidad relacional que posee este léxico es fuerte en tanto maneja no sólo una extensión física de texto que puede ser bastante amplia por necesidad de desarrollo de un tema, sino además porque su función le exige manejar una amplitud de criterios que deben precisamente especificar algún impedimento. Por otro lado, este léxico identifica normalmente un sistema conceptual de ciertas características que sólo puede ser explicitado a través de otro sistema conceptual: Por esto mismo no es raro encontrar incluso una sintaxis adecuada a la situación. En el ejemplo que citábamos antes (Horsley 1995: 83) se da un paralelismo entre “fluctuaciones, contradicciones” y “dar ubicación y forma” con lo que 98 de alguna manera se contrarrestan las fluctuaciones (ubicación) y se evitan las contradicciones (forma). Queda claro así también la fuerza lógica que el término posee. El tercer caso que deseamos presentar es el de [NO SUFICIENTE]. Aquí, la condición básica se refiere a un estado constituido por un a) elemento junto a b) su función. Este elemento no cumple con c) el propósito para el que fue especificado o demuestra – tras un análisis – que la situación estudiada exige más capacidad. Dado que así no es posible cumplir el propósito, debe crearse otro d) elemento que supla la carencia. De este modo, en este último momento se introduce un factor que puede ser totalmente nuevo para servir ese propósito. De éste se espera que sea superior o más fuerte, etc. motivo por el cual se pasa a una estructura de comparación y puede introducir un constituyente textual de mayor envergadura. Otro aspecto forzosamente presente es lo que se ha denominado –para esta palabra– “función” que pasa a ser el eje de esta comparación y la unión del texto: es sobre él que gira la exigencia de más capacidad. El caso tomado de Putejovsky (1998: 72) claramente muestra estos cuatro momentos. (9) 1 2 3 4 The structural information discussed …for event structure, …, is not sufficient, to capture lexical distinctions that …. importance of the subevents … Talmy …and others have long noted that the event information … can be much richer than the “sequence of events” …. These grammatical observations, … I will call event headedness … Event headedness provides … of event arguments… a) Elemento carente b) Función c) Propósito d) Elemento Suplente: justificación, descripción Con estos antecedentes se puede plantear la siguiente representación (10) [NO SUFICIENTE] ARGSTR ARG1 = ARG2 = X: carente Y: suplente E1 = x: proceso (finalidad) EVENTSTR E2 = x: estado (incompleto) E3 = y: proceso (completo) QUALIA CONST FORM TELICO AGENTIVO = carencia (x) = función (x, y) = verificar propósito: comparar = completar (x,y) Elementos verbales como “discuss, capture, convey, encode,” etc. 99 aumentan su significación y coherencia, en parte por la estructura textual en la que se encuentran, lo que facilita la exposición del problema que se plantea. También es importante lo que llamamos eje de la comparación: la palabra “event” con todas las derivaciones que presenta, incrementa la coherencia y hace que esta parte del texto se constituya en una unidad, a partir de la cual se introduce un tópico nuevo en la discusión, tópico que probablemente se desarrolle por una extensión considerable de texto. Para finalizar, reconocemos que si bien estos son algunos casos con los que intentamos ejemplificar este nivel de representación semántica, parece importante que el constructo logre abstraer los factores distintivos de ellos. Sabemos que como estos casos existen otros muchos más que es necesario describir y sintetizar –tal vez– mejor de lo hecho hasta aquí, que también es necesario identificar los “primitivos” (télicos, agentivos, etc) que permitirán una más exhaustiva descripción. Pero también es importante que este nivel no quede sólo como palabras y puedan integrar un nivel explicativo mayor; tal vez ampliar el término composicionalidad o integrarlo al discurso. De todos modos, es necesario concluir diciendo que las representaciones de este tipo de léxico • Contienen conocimiento que permite manejar información. Este es un factor de gran importancia ya que se debe claramente diferenciar la información de lo que se puede hacer con ella: conocimiento. • Apuntan a pequeños sistemas de pensamiento muy bien organizados, probablemente universales y más o menos conocidos por los usuarios. son marcadores de funciones de pensamiento superior: crítica, análisis, inferencias, deducciones, etc. • Ponen en juego un sistema de conceptos necesarios para la comprensión de un texto. • Crean coherencia ya que el léxico que se organiza en su derredor es semánticamente relacionado: tienen “fuerza” para estructurar el discurso de una manera determinada. • Crean patrones que exigen la aparición de otros factores o nociones con lo cual apoyan la coherencia, relacionándose estrechamente con la inferencia. • Tienen un alto impacto en la adquisición de lenguas (nativa y extranjera) y en la comprensión lectora. BIBLIOGRAFÍA Pustejovsky, James (1998):The Generative Lexicon, The MIT Press: U.S.A. 100 Kreidler, Charles W. (1998): Introducing English Semantics, Routledge: London. Dirven, René and Verspoor Marjolijn (1998): Cognitive Exploration of Language and Linguistics, John Benjamins Publishing Company: Amsterdam. Geiger, Richard A. (1993): “Metacognitive Aspects of Reference: Assessing referential correctness and success”, en: Geiger, Richard A. / Rudzka-Ostyn (eds.): Conceptualizations and Mental Processing in Language, Mouton de Gruyter: Berlin, 267-289. Jackendoff, Ray (1995): Semantics and Cognition, The MIT Press: U.S.A. Jiménez, Pablo (2002): Comprensión Lectora, Aprendizaje y Pensamiento. Tesis para obtener el grado de Doctor en Lingüística. Universidad Católica de Valparaíso: Chile. Hans Magnus Gjoen, Terje Refstie, Ottar Ulla, Bjarne Gjerde (1997): “Genetic correlations between survival of Atlantic salmon in challenge and field tests”, en: Aquaculture 158 ELSEVIER, The Netherlands. 277 – 288. Horsley, Lee (1995): Fictions of Power in English Literature. Longman U.S.A 101 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 102-107 ASPECTOS PSICOLINGÜÍSTICOS EN EL ANÁLISIS DE LOS DETERMINANTES POCOS Y ESCASOS Julia Kuhn <[email protected]> Universität Wien Esta presentación parte del hecho de que los cuantificadores no se diferencian bien en diccionarios y gramáticas. En el pasado se han desarrollado distintos métodos que analizan esta temática. Algunos de ellos permiten un acercamiento a la descripción exacta, por ejemplo aquellos incluídos en la tradicion lógica, matemática y psicolingüística.1 Con relación a las formas pocos y escasos este estudio ilustrará una propuesta en el ámbito de la tradición lógica y la tradición psicolingüística. Escasos y pocos son formas2 semejantes: ambas designan una cantidad pequeña, ambas están en contraste con muchos, ambas aparecen en contextos que reflejan el mundo real o bien mundos posibles (por ejemplo). 1) 2) Creo que relativamente pocos españoles son hoy de “derecha”.** 1977, PRENSA, El País, 18/09/1977: Los partidos y las opiniones, ESPAÑA, 03.Política También se ha hecho constar que hace pocos días se celebró en el mismo local el congreso ... ** 1977, PRENSA, El País, 29/09/1977: Las Juventudes Socialistas, ESPAÑA, 03.Política 1 El presente trabajo esta basado en diversos corpora digitales. Se utilizó sobre todo el Corpus de la RAE (Real academia española) que contiene más de 200 Mio de palabras. Este se divide en dos subcorpora: CREA para el español actual, es decir textos y documentos de los pasados 25 años y el corpus diacrónico CORDE para aquellos casos, en los cuales fué necesaria tambien la perspectiva diacrónica. El Corpus Glossanet contiene textos provenientes de periódicos en varias lenguas, entre otras el español. El trabajo con corpora digitales no está siempre exento de problemas, especialmente en el caso de formas frecuentes donde al recibirse gran número de ejemplos es necesaria cierta restricción. Para mantener las series restringidas representativas se intentó buscar un cierto equilibrio en los ejemplos elejidos. Así se investigaron 100 documentos provenientes de textos de periodicos, 100 de textos científicos, 100 de texos literarios y 100 que provenían de la lengua hablada (teniendo en cuenta los diferentes registros). 2 Existen una serie de nomenclaturas y denominaciónes para estas formas. Estas denominaciones no siempre quedan correctamente distinguidas y en parte algunas nomenclaturas se utilizan de maneras distintas. Ya Coyaud (1983), Martínez (1989) y Partee (1985 etc.) han mostrado que hay dificultades en la definición de la clase de palabras tratada aqui, una clase que tiene la función de cuantificar dentro del ámbito de las pequeñas cantidades, una clase que es muy heterogénea. 102 3) Hay mucho antifelipista que está desorientado. Y había mucho antifelipista agazapado, esperando nuestro 34° Congreso para seguir con su trabajo de perseguir, denigrar, atacar, calumniar a Felipe González. Pero en escasos meses se pueden volver antialmunistas. Es posible, pero la obsesión neurótica con la que algunos han afrontado el debate político ya no tiene sentido.** 1997, PRENSA, El País Digital, nº 420, 27/06/1997: JOAQUÍN ALMUNIA - SECR ESPAÑA El estudio de la cuantificación en el lenguaje natural tiene cierta tradición. Ya Frege (1879; 1892) y Russell (1903; 1918; 1919) se dedicaron a aspectos de cuantificación e introdujeron el cuantificador de totalidad. El análisis de la cuantificación en el lenguaje natural se limitó largamente hasta los años 70 del siglo XX a dos cuantificadores, el cuantificador universal y el cuantificador existencial. Los límites de la lógica predicativa se reconocieron ya en los años 80 cuando Barwise y Cooper propusieron una nueva forma de análisis de cuantificadores que se orienta a la lógica: la GQT. Pero ya en 1986 el artículo de Keenan y Stavi, en 1988 Partee y en 1997 Corblin mostraron que la GQT no permite el análisis profundo de los cuantificadores. López Palma describe todavía en el año 1999 los cuantificadores paucales como la clase de los numerales más extensas y menos estudiada. Routh mostró en 1994 que los „standard logical quantifiers” han sido estudiados en detalle pero que el análisis de los „non standard quantifiers” (como por ejemplo pocos / unos pocos) permanecía en el olvido.3 Se ha mencionado que los cuantificadores paucales ya fueron tratados en la tradición lógica. Entre los primeros en analizar las propiedades de los cuantificadores paucales son Barwise y Cooper. Una de las propiedades que ellos proponen forma la base de lo que se presentará aquí. La propiedad elegida es la monotonía: Un determinante es a. Monótono creciente a la izquierda si, para todos los sets A, A’ y B, es válido: A ⊆ A’, si DAB es válido DA’B Ejemplo: Si algunos alcaldes son mas jóvenes de 30 años, algunos políticos son más jóvenes de 30 años. b. Monótono decreciente a la izquierda si, para todos los sets A, A’, B, es válido: A’ ⊆ A, si DAB es válido DA’B Ejemplo: Si todos los cristianos creen en la resurrección, todos los católicos creen en la resurrección. c. Monótono creciente a la derecha si, para todos los sets A, B, B’, es válido B ⊆ B’, si DAB es válido DAB’ 3 Routh (1994: 199): „The standard logical quantifiers all, some and no (...) have been the subject of much (...) investigation in recent years (...) By comparison, the ubiqitous and much more numerous non standard quantifiers (e.g. many, most, few, a few) have suffered form relative neglect”. 103 Ejemplo: Si todos los estudiantes tienen problemas enormes con este libro, todos los estudiantes tienen problemas con este libro. d. monótono decreciente a la derecha si, para todos los sets A, B, B’, es válido B’ ⊆ B, si DAB es válido DAB’ Ejemplo: Si ninguna persona atea cree en la existencia de dióses, ninguna persona atea venera a Zeus. P o c o s y escasos son determinantes monótonos decrecientes. Intentemos recordar este hecho porque más adelante jugará un papel importante. El análisis de estas dos formas es interesante también desde otra perspectiva. Lo que nos interesa aquí es el enfoque. Este ya fué tratado con el ejemplo de determinantes ingleses por Moxey y Sanford (1993) y puede ser trasferido tambien a pocos/escasos. El significado de las formas se construye y analiza en función de su contexto. Veremos a partir de ahora como el contexto empieza a jugar un papel más importante del que tenía con anterioridad, añadiendose a el un nuevo factor: el enfoque. En el interior de una frase nominal el enfoque puede ser dirigido por el cuantificador. Este puede establecer dos perspectivas diferentes: puede focalizar sobre el set de referentes (refset) o sobre un set complementario (compset). Es decir: En una estructura QAB como (pocos AB, muchos AB, ciertos AB) un cuantificador puede focalizar sobre los A que tienen la propiedad B. Estos A (que tienen la propiedad B) se denominan el refset y estos A que no tienen la propiedad B se llaman el compset. Así en una frase como “Pocos amigos vinieron a la fiesta.” de entre los amigos (conjunto A) aquellos que tienen la propiedad B (haber venido a la fiesta) constituyen el refset. Mientras que aquellos de entre los amigos (A) que no tienen la propiedad B (haber venido a la fiesta) constituyen el compset. Hemos visto lo que es el refset y lo que es el compset. Un tercer grupo sería el maxset que constituye el conjunto de todos los A, es decir la suma del Refset y del Compset (amigos en la fiesta y amigos en otro lugar). Explicaremos esta idea con un sencillo ejemplo. De un conjunto total de 10 dioses existentes (cf. Fig. (1)) haremos dos frases utilizando en una un cuantificador monótono creciente (frase (a)) y en otra uno monótono decreciente (frase (b)). 104 Fig. (1) Formulamos la frase (a) con un cuantificador monótono creciente: (a) Dos / Unos pocos dioses frenan una buena cosecha. (b) Escasos / Pocos dioses frenan una buena cosecha. Y la frase (b) con un cuantificador monótono decreciente: La frase (a) nos surgiere que dos dioses impediran que la cosecha llegue a buen puerto. Resultado (a): la cosecha sera mala La frase (b) por el contrario nos sugiere que la cosecha sera buena ya que son escasos los dioses que frenan el exito agrícola. Resultado (b): la cosecha sera buena. Modelo: Existen diez dioses. Q Dos/Unos pocos A dioses Escasos/Pocos dioses B frenan una cosecha frenan una cosecha Fig. (2) Resultado buena cosecha buena buena cosecha mala Para comprender la importante diferencia que existe entre ambas frases (y entre la función que cumplen los cuantificadores) debemos apreciar que el enfoque es distinto. En la primera se focaliza sobre los dos dioses que frenan y en la segunda, sobre los ocho que NO frenan. En este contexto queremos recordar las nociones refset y compset. Siguiendo el ejemplo tenemos que dos dioses es el refset de la frase (a); escasos dioses el de la frase (b) (cf. Fig. 3). 105 Fig. (3) y ocho dioses (cf. Fig. (4)) es el compset en ambos casos. Fig. (4) El total de diez dioses (cf. Fig. (1)) es lo que denominaremos maxset. En la frase (a) el enfoque es sobre el refset (cf. Fig. (3)) en la frase (b) es sobre el compset (cf. Fig. (4)). Tenemos dos tipos de cuantificadores diferentes: Q1 (dos/unos pocos, monótonos crecientes) y Q2 (escasos/pocos, monótonos decrecientes). En el primer caso Q1 focaliza sobre los elementos A que tienen la propiedad B mientras que Q2 focaliza sobre los elementos de A que no tienen la propiedad B. Así que se ve que pocos/escasos en la terminología de la tradición lógica son cuantificadores monótonos decrecientes que focalizan sobre un compset. Así que estas formas se distinguen de los cuantificadores no monótonos (como por ejemplo dos o unos pocos) que focalizan sobre un refset. 106 Conclusión Se ha mencionado el siguiente problema: en diccionarios y gramáticas los determinantes que cuantifican la pequeña cantidad se definen de modo idéntico o muy semejante. En general, la definición queda limitada a la propiedad de cuantificar la pequeña cantidad. Pero los determinantes pueden tener también otras propiedades que distingan estas formas unas de otras. Una de estas propiedades es la habilidad de focalizar sobre un set de referentes o bien transferir el foco hacia un set complementario. Esta distinción semántica muestra que una definición unitaria de determinantes de la cantidad pequeña no basta y que hace falta añadir otros factores más como por ejemplo la focalización. BIBLIOGRAFÍA Barwise, J.; Cooper, R. (1981): „Generalized quantifiers and natural language”, en: Linguistics and Philosophy 4, 159-219. Corblin, F. (1997): „Les indéfinis: variables et quantificateurs”, en: Langue française 116, 8-32. Coyaud, M. (1983): „Conectores y cuantificadores en las lenguas documentales y en las lenguas naturales”, en: Pottier, B. (ed.): Semántica y lógica, Madrid: Gredos. Frege, G. (1879), Begriffsschrift, eine der arithmetischen nachgebildete Formelsprache des reinen Denkens, Halle: Nebert. Frege, G. (1892): „Über Sinn and Bedeutung”, en: Zeitschrift für Philosophie und philosophische Kritik 100, 25-50. Keenan E. Stavi J. 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Si bien se mira, casi toda la tradición gramatical grecolatina se mantuvo al margen del problema, fuera de las ideas de Maximus Planudes (Anderson 1971) y, en general, de la corriente bizantina que este apadrinó. Para los gramáticos clásicos, la sintaxis consiste en la descripción de las clases de palabras y de sus combinaciones. Tampoco la renovación que el siglo XX representó para nuestra disciplina fue al principio más favorable para la actancialidad. Todavía en los grandes estructuralistas del siglo pasado, como Bloomfield, Harris o Hjelmslev, las referencias a la misma son algo secundario, incidental y, a veces, inexistente. Como es sabido, hubo que esperar a Tesnière (1959) para que en Europa los lingüistas se hicieran cargo de verdad del problema; en América sucedió algo parecido y sólo desde Fillmore (1968) se puede decir que la cuestión empieza a interesar de verdad. ¿No es esto sorprendente? Al fin y al cabo la metáfora tesneriana de la oración como una pequeña escena teatral no puede ser más obvia (Tesnière 1959: 102): “Le noeud verbal, que l’on trouve au centre de la plupart de nos langues européennes, exprime tout un petit drame. Comme un drame en effet, il comporte obligatoirement un procès, et le plus souvent des acteurs et des circonstances. Transposés du plan de la réalité dramatique sur celui de la syntaxe structurale, le procès, les acteurs et les circonstances deviennent respectivement le verbe, les actants et les circonstants”. Por otro lado, la idea de Fillmore de que los sintagmas nominales desempeñan papeles en su oración similares a los que sus referentes desempeñan en el mundo, también pertenece al dominio del más elemental sentido común, aunque su propuesta se vea lastrada, en su concepción, por 108 la relación histórica que establece con los sistemas morfológicos del caso (Fillmore 1968: 23-24): “In the basic structure of sentences, then, we find what might be called the ‘proposition’, a tenseless set of relationships involving verbs and nouns … The P constituent is ‘expanded’ as a verb and one or more case categories … The case notions comprise a set of universal, presumably innate, concepts which identify certain types of judgements human beings are capable of making about the events that are going on around them, judgements about such matters as who did it, who it happened to, and what got changed”. Como se puede ver, tanto Tesnière como Fillmore –y, naturalmente, todos sus continuadores– parten de la idea de que las nociones actanciales remiten a una captación de las escenas que ocurren en el mundo. No de la misma manera, es cierto: el primero las concibe en forma de als ob (como si), que es como se construye el teatro; el segundo alude a una interpretación relativa a lo que sucede en el mundo. La consecuencia de lo anterior es que el primero adopta un planteamiento analítico (del todo a las partes) mientras que el segundo prefiere un punto de vista sintético (de las partes al todo): I) Planteamiento analítico: del suceder a los actantes. Para Tesnière lo que hay no es una serie de actores en el mundo y de actantes en la oración, sino ante todo un suceder, una escena del mundo, que es interpretada por una serie de actantes, los cuales reciben sus características de cada suceder en particular y de la posición que ocupan en el mismo. Por eso dice que la naturaleza del primer, segundo y tercer actante depende del verbo. II) Planteamiento sintético: de los actantes al suceder. Fillmore parte de una serie de actantes, mutuamente especificados los unos por relación a los otros (su famosa nómina de “casos”: Agente, Instrumento…), y se sirve de ellos como sillares para construir un cierto entramado actancial –el frame– que sustenta un verbo y, con él, una escena del mundo. A primera vista pudiera pensarse que es indiferente empezar en los actantes de la izquierda y terminar en los sucederes de la derecha o al contrario: ACTANTES SUCEDERES agente, instrumento, objetivo, experimentador, locativo … abrir (agente, instrumento, objetivo), matar (agente, instrumento, experimentador), ver (experimentador, objetivo) … Al fin y al cabo la relación que liga a unos y a otros tiene forma de grafo: 109 1↑ 2↓ y un grafo no orientado puede recorrerse en ambos sentidos, de abajo arriba (1: del esquema actancial a los actantes) o de arriba abajo (2: de los actantes al esquema actancial). Sin embargo, a la hora de la verdad, resulta que la lengua siempre se presenta en forma de compuestos, es decir, que nuestro grafo parece ser un grafo orientado. En los textos no encontramos un cierto tiempo o un determinado género, sino un tiempo que forma parte de una forma verbal comimos o un género que pertenece a un sustantivo carne. Por eso, la práctica habitual de todos los gramáticos descriptivistas es analítica, consiste en descomponer las unidades textuales en sus componentes constitutivos. La situación recuerda a la de la Química: aunque los elementos de partida son los átomos que constituyen la tabla de Mendeleiev, en realidad, en la naturaleza, hay agua, H2O, o amoniaco, NH3, y, si acaso hidrógeno libre en estado molecular, H2, pero no átomos de hidrógeno H. Es verdad que en la naturaleza, junto a las moléculas, también existen los átomos y que es precisamente a ellos a los que se atribuye(n) una(s) cierta(s) valencia(s): el amoniaco responde a la fórmula NH3 porque N tiene valencia 3 y puede combinarse con tres átomos de H, que tiene valencia 1. Como es sabido, la transferencia metafórica del concepto de valencia al ámbito de la actancialidad responde a la misma idea: dar tendría valencia 3 porque puede combinarse con tres argumentos, pero comer sólo puede combinarse con un par y de ahí que tenga valencia 2, etc. Sin embargo, los elementos atómicos del lenguaje no son como los de la naturaleza porque constituyen el resultado de una abstracción categorizadora, pero no existen como tales en el mundo lingüístico. Esto quiere decir que aunque el átomo de H no existe en libertad, es posible obtenerlo en el acelerador de partículas, por lo que resulta preciso reconocerle una entidad sustancial: es un átomo con un núcleo y un electrón que gira en torno del mismo. En cambio, el género masculino de perro del que nos habla el gramático no está ahí, ni siquiera tras un esfuerzo considerable: como mucho, lo que podemos aislar es un alomorfo que, por lo general, puede representar también otras cosas (-o es alomorfo de masculino, pero igualmente de 1ª persona singular del presente de indicativo). En este sentido, podría pensarse que cabe decir lo mismo de los 110 actantes: el Agente o el Instrumento, fuera del discurso metalingüístico, no son signos, sino papeles desempeñados por algunos signos. Es verdad que siempre cabe contrargumentar que el lenguaje no es un hecho físico, sino un hecho mental, y que cognitivamente tan relevante resulta el signo lingüístico esta llave de esta llave abre el cajón como el signo metalingüístico «instrumento». En otras palabras, que una cosa es que en el mundo de la lengua nos topemos con sustantivos como llave o con el suceder verbal abrir, antes que con el género o con el instrumento, y otra cuál pueda ser la forma de ser cognitiva de los citados elementos. Sin embargo, de lo que se está discutiendo aquí no es de conceptos secundarios resultantes de un proceso de abstracción ulterior a la captación del fenómeno lingüístico. Del lado de las clases de palabras se ha pretendido muchas veces que el sustantivo o el verbo son categorías primitivas (López García 2001), y de ahí las veleidades logicistas de la gramática, pero nadie, que yo sepa, ha insinuado que lo sean también desde un punto de vista perceptivo: al fin y al cabo, los niños las van descubriendo a lo largo del proceso ontogenético y, por ello, la primera oposición cognitiva a la que llegan, [+N] vs. [-N], supone la pronta aparición de una segunda oposición dentro de [-N], la de [+V] vs. [-V], y así sucesivamente. Por eso, el llamado programa minimalista no parte de N y V, sino de dos categorías abstractas α y β que son fusionadas por la operación merge. Por el contrario, tanto los actantes como los esquemas actanciales se suelen considerar primitivos fenomenológicos (perceptuales), un poco en el mismo sentido en el que los átomos y las moléculas son primitivos ontológicos (empíricos). Así, Fillmore pretende que los actantes son innatos, mientras que otros autores han atribuido primariedad cognitiva a los esquemas actanciales (Wildgen 2002). No voy a entrar en la discusión de si unos y otros deben considerarse innatos o si simplemente se imponen con una notable evidencia fenomenológica a la intuición eidética del observador: me basta aquí con constatar su primariedad cognitiva. Esto nos lleva a plantearnos el problema del origen del lenguaje, cuestión ampliamente debatida en la actualidad (López García 2003). No comentaré el supuesto chomskiano del carácter innato de ciertos principios sintácticos muy abstractos como la estructura X-barra, el movimiento de α o los elementos nulos. Se piense lo que se piense de esta postura, lo cierto es que plantea un reto serio a la Biología, y así lo reconoce el propio Chomsky. En lo que me quiero fijar es en las consecuencias que se derivan del punto de vista más generalmente aceptado y que ya fue planteado por Ch. Darwin (1871): la idea de que el lenguaje tiene su origen en los hábitos comunicativos de las especies animales más próximas a nosotros. Aunque la 111 Société de Linguistique de Paris llegó a prohibir a sus socios en 1866 los debates sobre el tema del origen del lenguaje, dado el cúmulo de insensateces a que daban lugar, hoy asistimos a un espectacular renacimiento de los mismos. No son ajenos a ello los modernos progresos de la Genética y de la Biología molecular. Resumo rápidamente el estado de la cuestión siguiendo a Knight, Studdert-Kennedy y Hurford (2000). En un primer momento se pensó en una solución gradualista, en la línea de la selección natural darwiniana, la cual va eliminando las variaciones peor adaptadas al medio poco a poco. Así, Bickerton (1981) propuso una etapa intermedia de palabras unidas en grupos de dos o tres elementos y sin vínculos morfológicos, el protolenguaje, como prueba de que el lenguaje fue apareciendo de manera gradual: dicho estadio se aprecia en el habla de los niños menores de dos años, en los pidgins y en los intentos realizados para enseñar lengua de signos a los chimpancés. Sin embargo, el paso al lenguaje adulto y con él, la aparición de la sintaxis, seguía siendo un misterio, por lo que se pasó a proponer una solución brusca, una gran mutación que habría modificado la forma del cráneo y la del tracto vocal al tiempo que reordenaba las conexiones sinápticas del cerebro. Pero en Biología este tipo de solución resulta inverosímil, por lo que en Calvin & Bickerton (2000) se opta por explicar el surgimiento del lenguaje como un efecto baldwiniano (hipótesis compatible con las ideas de Darwin), es decir, como la exaptación de un código social. Esto quiere decir que, de la misma manera que la vejiga natatoria de los peces fue aprovechada por los reptiles, sus descendientes, para desarrollar el pulmón, una vez que ya no fue necesaria, las conexiones neuronales que un grupo de homínidos había desarrollado para su incipiente vida social basada en gestos habrían sido transferidas a un medio audiovocal y terminaron dando lugar al lenguaje humano. Esta hipótesis ha sido corroborada por las observaciones del primatólogo Dunbar (1993) y por las del arqueólogo Mithen (1996). En efecto, los primates, afirma el primero, tienen vida social y esta exige el reconocimiento de papeles tales como agente, paciente, beneficiario, etc. (si yo te espulgo hoy, espero que tú me devuelvas el favor mañana). Por otro lado, los primeros testimonios culturales del Homo sapiens demuestran que el módulo mental social, compartido con los primates, fue el primero en aparecer y que sólo a partir del surgimiento del arte y de la agricultura se completa con los otros dos módulos, el del conocimiento tecnológico y el del conocimiento de la naturaleza gracias a la intermediación del lenguaje. Yo no sé hasta qué punto tiene razón Fillmore cuando pretende que sus “casos” son innatos. Sin embargo, lo que sí parece obvio es que 112 surgieron como primitivos semánticos, aunque es muy posible que dichos papeles fueran simplemente adquisiciones culturales del incipiente lenguaje que cada generación transmitió a las siguientes en calidad de memes (Dawkins 1976: chap. XI): las madres humanas tuvieron sin duda buen cuidado de enseñar a sus crías qué animales eran predadores de los que debían huir (es decir, “agentes” en el escenario de la captura), cuáles presas (esto es, “objetivos”), con qué palos o piedras era más fácil cazarlos (“instrumentos”), y así sucesivamente. Pero ello planteó desde el principio una contradicción gnoseológica: que los escenarios, los dominios de la captación perceptiva, tuvieran que compartir primariedad cognitiva con sus componentes. El dilema se plantea tanto si adoptamos el punto de vista analítico como si optamos por el sintético: para Tesnière las escenas son lo primario y la naturaleza de los actantes sería una mera consecuencia derivada; para Fillmore hay que partir de los casos y las estructuras oracionales se derivarían de su asociación. Pues bien, el problema es que, frente a lo que sucede en otras partes de la Gramática, donde primero se produce la captación de las unidades y luego la determinación de sus componentes, aquí unidades y componentes parecen darse al unísono, forman un sólo bloque cognitivo. Lo vio muy bien V. Báez (2002: 80) cuando dice: “De aquí que la presencia de unidades en todas las lenguas cuyo contenido categorial sea modo del suceder (tipo del suceder) –los núcleos predicativos– haya de presuponerse como universal y, naturalmente, puesto que suceder es concebible como mero suceder (llueve), suceder algo o suceder un existir (así) de alguien o algo en algún lugar, en algún momento y de algún modo … de aquí se deduce la existencia en todas las lenguas de embragadores del tipo yo / tú / alguien / algo / algún modo /algún lugar / algún momento…”. No es de extrañar, en consecuencia, que, pese a su obviedad perceptiva, la actancialidad haya tardado tanto en llegar a las gramáticas. Sin embargo, la dificultad metalingüística (de reflexión sobre el lenguaje) de la actancialidad no obsta para que, en términos perceptivos, resulte una realidad que se impone de manera palmaria y que, presumiblemente, debió hacerse presente desde los mismos orígenes del lenguaje como ha mostrado Wildgen (2003) mediante un cuidadoso análisis de los primeros testimonios semióticos del ser humano. La pregunta sigue siendo el cómo. Para entender esta peculiar forma de cognición procederemos a definir dos conceptos empleados por Thom (1988), el de pregnancia y el de saliencia. Como es sabido, el primer rótulo fue introducido ya por los psicólogos de la Gestalt (Prägnanz) para hacer referencia a las condiciones ideales de organización psicológica, la cual será tan buena como lo permitan las circunstancias exteriores (Koffka 1935: 110). El segundo, la saliency, es 113 más moderno, no aparece hasta la Lingüística cognitiva; Langacker (1987: § 5.1) reúne ambos conceptos en la pareja base / perfil, donde la base es el conjunto de dominios cognitivos necesarios para comprender una expresión y el perfil, la subestructura que se destaca de aquella. Se trata, pues, de la vieja distinción gestáltica del fondo y de la figura, aunque el fondo no coincidía con la pregnancia, lo cual nos debe hacer reflexionar. Pero lo que Thom quiere significar con los términos correlativos pregnancia y saliencia no coincide respectivamente con el fondo y con la figura. La pregnancia tiene una entidad ontológica distinta de la saliencia, de forma que la alcanza o es emitida por ella, pero no podría ponerse en su lugar. En realidad, para Thom estos conceptos, sobre todo el de pregnancia, tienen un claro valor dinámico. Aunque da una definición muy general de ambos, es conveniente captar estos conceptos por sus ejemplos. Supongamos que una corriente fluida llega hasta un obstáculo, hasta una piedra situada en el centro de su cauce; cuando la alcance, la piedra, que es una forma con saliencia, opuesta al avance del fluido, será desplazada parcialmente y, tal vez, erosionada de manera característica, pero, en cualquier caso, también modificará la corriente pregnante convirtiéndola en una segunda pregnancia con turbulencias. O piénsese en un depredador sometido de repente a la visión de una presa: el depredador es un elemento saliente que se siente impulsado por la pregnancia hambre inducida por la visión de la presa y no logra calmarla hasta que consigue cazar la presa e ingerirla. La definición que da Thom de ambos conceptos es, por supuesto, formalista (Thom 1992: 14): “Ces expériences fondamentales de notre perception nous obligent à considérer deux types d’entités: les objets saillants dans notre champ perceptif (qui se manifestent à l’Ego par des discontinuités du temps interne), et d’autre part ces entités à caractère irréversiblement rayonnant, qui suscitent chez les formes saillantes des aspects “perceptifs” eventuellement variables. Ceci m’a conduit à introduire à coté des formes matérielles saillantes, ces entités ubiquistes qui suscitent des changements d’aspect chez les formes saillantes qu’elles investissent: j’ai proposé d’appeler “prégnances” (objectives) ces entités … Toute prégnance est émise à partir d’objets sources (saillants); dans sa propagation une prégnance investit certaines formes saillantes, c’est à dire produit en elle des transformations d’ètat ayant des effets observables (effets figuratifs). La forme saillante investie par une prégnance (p) peut réémettre cette prégnance sous une forme diférente (p’). La transformation (p) > (p’) peut alors apparaître –dans certains cas– comme un «codage»”. Resumiendo: las saliencias son formas individuadas; las pregnancias son acciones propagativas emitidas por las formas salientes (se dice que las pregnancias las catectizan) y que recaen en otras formas salientes induciendo en ellas determinadas transformaciones formales que se conocen como efectos figurativos. Es fácil darse cuenta de que esto fue exactamente 114 lo que sucedió con la actancialidad. El agente, el experimentador, el instrumento son, respectivamente, otras tantas formas salientes que llamaban la atención de nuestros antecesores en aquellos tiempos difíciles: un predador que podía atacarles, una presa que podían hacer suya, un palo aguzado con el que cazarla, etc. Pero pronto se dieron cuenta de que estos actantes salientes tendían a organizarse en sistemas –el agente que con un instrumento da caza al experimentador– y les dieron nombre, en este caso el de cazar. Así surgieron las pregnancias predicativas, verdaderos programas de actuación que no tardarían en proyectarse sobre nuevos elementos salientes produciendo en ellos efectos figurativos. Por ejemplo, abrir es una pregnancia que tiene su origen en un agente, un instrumental y un objetivo, según sabemos desde el clásico análisis de Fillmore, pero el hecho de que Juan abrió la puerta con una llave conviva con esta llave abre la puerta y con la puerta se abrió son otros tantos efectos figurativos resultantes de la presencia de determinados elementos como un contexto modal de capacidad en el primer caso (algo así como no consigo abrirla con mi llavín, pero…) y un contexto de ocurrencia fenoménica en el segundo (del tipo hubo un golpe de viento y…). Como ha observado Wotjak (2001: 101): “Diese Mikrostrukturen stellen als akontextuelle Systeminvarianten generische Handlungsmusterwissensvorgaben, abstrakte Anleitungen bereit zur allosememischkonkretisierenden wie modifizierenden Verwendung der betreffenden Lexikalische Einheit-Sememvariante, d.h. zur flexiblen Interaktion der zumeist relativ abstrakten mikrostrukturellen Systemvorgabe mit den konkreten situativen wie Weltwissensrepräsentationen, letzlich der je individuellen und unikalen diskursiven Konzeptualisierung hic et nunc im Kopfe des konkreten Sprachbenutzers”. Lo anterior no quiere decir que los esquemas actanciales pregnantes y los actantes salientes tengan por qué ser innatos. Desde luego, en el cotejo exhaustivo al que he sometido –siguiendo una sugerencia de Jakobson (1971)– las propiedades formales respectivas del código genético y del código lingüístico (López García 2002) no me los he encontrado por ninguna parte. Es difícil imaginar cómo podrían articularse dichos conceptos en términos puramente formales. Más verosímil es suponer que se trata de primitivos cognitivos que son captados y desarrollados por los niños en las primeras fases del desarrollo ontogenético, de manera parecida a como surgen en los grupos de primates. Según ya mostró Lewin (1936), el niño va modificando su espacio vital psicológico (psychologisches Lebensraum) a medida que nuevos objetos van apareciendo en su horizonte perceptivo. No es lo mismo el mundo perceptivo del lactante, que el del niño que ya agarra objetos, ni este que el del que empieza a andar o, menos aún, del que rompe a hablar. Cada fase de la ontogénesis se caracteriza por unas formas cognitivo-perceptivas, es decir, por unas Gestalten. Y entre las 115 primeras Gestalten de esta incipiente vida relacional se sitúan sin duda los esquemas actanciales junto con los actantes que los definen. BIBLIOGRAFÍA Anderson, J. 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No menos conocido es que para ellas existe un notable número de propuestas analíticas que, mutatis mutandis, tienden a coincidir en analizar el clítico s e como la presencia de la elisión o la cancelación de un argumento, sea este el sujeto, el objeto directo o el indirecto (Goldin 1971; Aid 1973, 1987; Grimshaw 1982; y muchos otros). Pero donde los análisis tienden a dispararse en direcciones distintas es respecto de una amplia gama de construcciones en que el clítico se convive con una frase prepositiva oblicua como la que se ejemplifica en (1 y 2): 1. 2. Juan se olvidó de lo que le dijeron Juan se compadece de los muchachos De los análisis contemporáneos resalta aquel en que dicha construcción es analizada como una estructura antipasiva, es decir, una construcción en que el clítico se es la marca de antipasiva y la preposición codifica la democión del objeto directo a oblicuo (Constenla 1997, Bogard 1999). De acuerdo con ese análisis las oraciones en (b) en la segunda columna se derivan de las oraciones transitivas de la primera columna por medio del mecanismo antes descrito: Transitivas/directas Constenla (1997) 3.a. 4.a. 5.a. 6.a. Él olvidó lo que le dijeron Él montó la mula Él me cogió de la mano Él encontró a Juan en el camino ¿Antipasivas? b. b. b. b. 117 Él se olvidó de lo que le dijeron Él se montó en la mula Él se me cogió de la mano Él se encontró con Juan en el camino Bogard (1999) 7.a. 8.a. 9.a. 10.a. 11.a. 12.a. 13.a. Juan aprovechó tu experiencia Juan compadece a los muchachos Juan despidió a los excursionistas El gobierno no desviará la política... Carlos está evadiendo la justicia Juan lamentó tus palabras Juan soltó la cuerda b. b. b. b. b. b. b. Juan se aprovechó de tu experiencia Juan se compadece de los muchachos Juan se despidió de los excursionistas El gobierno no se desviará de la política Carlos se está evadiendo de la justicia Juan se lamentó de tus palabras Juan se soltó de la cuerda Como bien se puede ver se trata de un mecanismo simple, con un alto grado de productividad, que deriva construcciones intransitivas a partir de transitivas. Los argumentos en favor de la intransitividad de las construcciones con se son transparentes. En primer lugar está el hecho de que en la construcción sólo puede haber complementos oblicuos introducidos por una preposición. El uso de pronombres (14.a) o frases nominales sin marca prepositiva (14.b,c) produce emisiones agramaticales: 14.a. *Me olvidé ti b. *Juan se aprovechó tu experiencia c. *Juan se compadece los compañeros En segundo lugar está el hecho bien sabido de que en las construcciones transitivas el objeto directo no es omisible. En cambio, en la construcción con se la frase oblicua se puede elidir sin producir agramaticalidad alguna: 15.a. Juan se aprovechó ... porque le dieron facilidades b. Juan se compadece ... ante los problemas que observa Puesto que la frase oblicua no es argumental la construcción es intransitiva, como lo es también en construcciones deponentes que carecen de correlato transitivo. Ambos argumentos son igualmente válidos con ese tipo de verbos, como los atestiguan lo ejemplos (b y c) que aparecen a continuación: 16.a. b. c. 17.a. b. c. Juan se arrepiente de sus tonterías *Juan se arrepiente sus tonterías Juan se arrepiente... ahora que no hay remedio Juan se jacta de sus buenos resultados *Juan se jacta sus buenos resultados Juan se jacta... porque le falta humildad La incuestionable ventaja de esta aproximación es su alto grado de rendimiento. Con sólo una regla se resuelve una amplia variedad de fenómenos. Las reglas de amplia generalidad son por supuesto bienvenidas pero hay para ellas una condición incuestionable en todo análisis lingüístico: tales reglas deberán que reflejar con la mayor fidelidad la organización interna del sistema. Esta es una condición que desde las primera etapas de 118 generativismo fue impuesta para frenar tanto las sobregeneraciones producto del poder desmedido de las regalas, como los excesos de la abstracción. Dado el grado de avance de nuestra disciplina, el requisito de transparencia (Dryer 1986) es, sin duda, ineludible, y a la luz de esas exigencias deberá ser medida la propuesta antipasiva. Para tales fines en la próxima sección reviso la función de la voz antipasiva en las lenguas que cuentan con ese modo de marcación. En la sección siguiente muestro en qué puntos fundamentales el análisis antipasivo son insostenibles para el español. Con ello en mente, en la ultima sección mostraré que tales construcciones caen en forma natural en las aguas de la voz media y que las distintas construcciones de se + frase preposicional oblicua pueden ser analizadas en forma sistemática a partir de la coherencia interna del significado de la construcción media. II. VOZ ANTIPASIVA El primer paso para evaluar al propuesta antipasiva es revisar tanto el comportamiento como la función de la voz antipasiva en las lenguas en que tal construcción es productiva. Lo primero que hay que señalar es que la antipasiva es una construcción característica de las lenguas con marcación típicamente ergativa. II.1. Democión de objeto En las lenguas dominantemente ergativas el verbo recibe una marca de antipasividad mientras que el objeto absolutivo se convierte en una frase oblicua. Como lo muestra la siguiente tabla, el resultado es una construcción intransitiva con sujeto absolutivo: Transitiva Intransitiva Activa/directa S Erg Abs O Abs ⇒ Antipasiva S Abs Abs Obl En estas lenguas el absolutivo es la forma naturalmente prominente; de manera que la antipasiva hace que la figura natural del evento pierda prominencia para poner en foco al agente o a la acción que se lleva a cabo. Este comportamiento general tiene manifestaciones específicas de notable importancia cuyos efectos comunicativos enlisto a continuación. Primero la antipasiva hace que la actividad no sea totalmente realizada debido a que la marcación de oblicuo genera cierto grado de 119 dificultad para que el agente produzca el efecto deseado en el objeto (Dixon 1980, Cooreman 1994). El ejemplo del Chamorro está adaptado al español a partir de Cooreman (1988: 578) 18.a. Un-patek I ga’lago ERG.2SG-patear el perro ‘Patesaste el perro’ b. Mamatek hao gi ga’lago 2SG.ABS LOC perro ‘Pateaste hacia el perro’ AP-patear Mientras que en la activa-directa el agente hace contacto con el paciente, la marcación de oblicuo impide que se dé dicho contacto. En consecuencia, el agente no hace más que patear el aire, pero en dirección al perro. Segundo. Aunque haya contacto con el objeto, en la construcción antipasiva el evento es incompleto. En el caso del Esquimal de Groenlandia (Bittner 1987) la oración transitiva directa (19.a) deja abierta la posibilidad de que el evento no haya sido totalmente concluido, en cambio en la antipasiva (19.b) no hay duda de que el evento no ha sido llevado a término: 19.a. Jaaku-p illu taa-nna sana-pa-a Jacob-ERG casa esta.SG-ABS cosntruir-TR.IND-3S.ERG/3SG.ABS’ ‘Jacob está/estaba construyendo esta casa (puede no haberla terminado)’ b. Jaaku illu-mik taa-ssuinnga sana-0-pu-p esta-SG.INSTR cosntruir-AP-INTR.IND.3SG.ABS Jacob casa-INSTR ‘Jacob está/estaba construyendo esta casa (no la ha terminado)’ Tercero. En lenguas como el samoano, el contacto se puede dar pero ahora la construcción designa un significado partitivo (20.b), que contrasta con la designación de la construcción activa directa en que el objeto es totalmente afectado. El ejemplo del Samoano proviene de (Mosel 1988), según cita de Cooreman: 20.a. Sa b. ‘ai e le tiene le i’a PAS comer ERG DET niña DET pescado ‘La niña se comió (todo) el pescado’ (‘The girl ate (all of) the fish’) Sa ‘ai le tiene i le i’a PAS comer DET niña LOC DET pescado ‘La niña comió (algo de) pescado’ (‘The girl ate some of the fish’) Cuarto. En casos quizá más sutiles la construcción antipasiva reduce la transitividad de la cláusula al bajar el grado de individuación/identificación del objeto. Según (Cooreman 1988) en Chamorro la antipasiva es obligatoria cuando el objeto es indefinido, como en (21.b): 21.a. Mgnonne’ (guihan) i peskadot b. Ha -kone’ i peskadot i guihan AP.atrapar (pez) el pescador ERG.3.SG-atrapar el pescador el pescado ‘El pescador atrapó un pescado’ ‘El pescador atrapó el pescado’ Quinto. En el esquimal de Groenlandia (Bittner 1987) la antipasiva 120 es particularmente útil para referirse a objetos que o no son específicos o que no quieren hacerse explícitos. Ese sería el caso en que por ciertos motivos ocultos el profesor prefiere evitar la identificación de la alumna a quien va a ayudar. En ese caso la antipasiva en (22.b) será la forma idónea: 22.a. atuartut ilaat ikiur-tariaqar-pa-ra estudiantes uno.ABS ayudar-deber-VTR.IND-1S.ERG/3SG.ABS ‘Debo ayudar a un/al etudiante’ (a uno en particular) b. atuartut ilaannik ikiu-i-sariaqar-pu-nga ayudar-deber-VINTR.IND-1S.ABS estudiantes uno.INSTR ‘Debo ayudar a un estudiante’ (cualquier estudante) Además si el sustantivo en cuestión corresponde a un tipo en lugar de a un objeto particular es la antipasiva (23.b) y no la directa la construcción deseada: 23.a. qajak atur-unnaar-pa-a kayak-ABS usar.no.más-VTR.IND.3SG.ABS ‘Ya no usa el kayak (uno en particular)’ b. qaannamik atur-ø-unnaar-pu-q usar-AP-YA.NO-VINTR.IND.3SG kayak-INSTR ‘Ya no usa kayak (cualquier kayak)’ Bien se puede ver que la función central de la construcción antipasiva es imponer algún tipo de distancia real o conceptual entre el agente y el paciente de manera que el último no está a disposición del sujeto para ser afectado. La baja de prominencia del objeto se manifiesta ya en distancia, ya en partitividad, ya en bajo nivel de individuación de manera tal que mientras el agente permanece en perfil, ni el objeto ni la afectación en él impuesta ocurren en primer plano. En este punto, una aclaración es necesaria. Uno podría estar tentado a sugerir que en la voz antipasiva puede tener una extensión más. Se trata de la construcción en que el objeto directo es omitido. Pareciera la última manifestación del fenómeno de degradación del objeto. Es un hecho que los casos de elisión de objeto en lenguas ergativas reciben la marca de antipasiva. Por ejemplo en la antipasiva del mam (maya, England 1988) si el objeto no es específico no puede ser expreso: 24.a. ma 0- -w -aq’na-7n-a b. ASP ABS.3SG-ERG.1SG-work-DS-1SG ‘Yo lo trabajé’ ma chin aq’naa-n-a work-AP-1SG ‘Yo trabajé’ (no hay objeto implícito) ASP ABS.1SG Y no es menos cierto que, en lenguas como el chamorro, la elisión de objeto permite hacer afirmaciones genéricas que bien pueden designar estados, como en (25.): 121 25. Mang-guaiya yo’ AP-amar ABS.1SG ‘Yo amo (a alguien) / estoy enamorado’ Aunque éstas son muestras indudables de elisión de objeto, Cooreman (1988) ha mostrado que no todas las lenguas que tienen elisión de objeto tienen también antipasivas con complemento oblicuo. Mientras la elisión de objeto se da en prácticamente cualquier lengua, la construcción de oblicuo es la gramaticalización de una estrategia de reducción de prominencia de un participante naturalmente sobresaliente. La elisión de objeto no es pues la última extensión de la antipasiva, sino más bien una estrategia pragmática básica en que el objeto directo deja de mencionarse ya porque es evidente en el discurso, ya porque constituye un tópico que se quiere evitar. En la mayoría de los casos se trata de asociaciones naturales establecidas como conocimiento compartido. Tales casos se dan incluso en español: Desde que escribes__ estás insoportable en que escribir sin objeto presupone literatura. Lo hasta ahora dicho muestra una serie de operaciones de reducción de transitividad que se obtienen como consecuencia de distintos procesos de democión del objeto absolutivo. Hay por otra parte correlatos aspectuales que no se pueden dejar de lado y que reviso sumariamente en la siguiente sección. II.2 Correlatos Aspectuales Tsunoda (1988) ha señalado que mientras las pasivas tienden a manifestarse en aspecto perfectivo, las antipasivas tienden a hacerlo en formas aspectuales de corte imperfectivo. Como bien es sabido los efectos de la imperfectividad se observan en varias dimensiones. Primero. La marcación imperfectiva sirve para designar eventos habituales que comúnmente se asocian con designaciones de corte genérico. Así se manifiesta en Tsutsujil según datos de Dayley (1985): 26. Ja nuutee7 la mi.madre barato ‘Mi madre vende barato’ b’aráata nk’ayin 3SG.ABS.vender.AP wi7 ENF Segundo. Si bien no siempre el evento es habitual sí puede ser repetitivo. Cooreman (1988) aporta el siguiente ejemplo del Chamorro: 27. Mang-galuti gue’ ni ga’lago AP-pegar ABS OBL perro ‘He pounded on/repeatedly hit the dog’ Tercero. El evento imperfectivo tiende a ser no puntual. Mientras la activa directa permite que haya un evento ubicado en un espacio temporal, 122 la antipasiva sirve para designar la potencial ocurrencia de un evento en un tiempo cualquiera. Ejemplo típico de ello es (28.b) según notas de Fortescue (1984:86) sobre el Esquimal del Oeste de Groenlandia: 28.a. inuit tuqup-pai gente.ABS matar-VTR.IND.3SG.ERG.3PL ‘El mató a la gente’ b. inun-nik tuqut-si-vuq matar-AP-VINTR.IND/3SG.ABS gente-INSTR ‘El mató gente’ Los datos hasta aquí aportados permiten esquematizar las funciones básicas de la voz antipasiva en la siguiente tabla. Evento incompleto Baja de afectación Falta de contacto Evento incompleto Significado Partitivo Bajo nivel de individuación Objeto indefinido Objeto no especifico Objeto Genérico Omisión de objeto Aspecto imperfectivo Habitual Repetitivo No puntual Las tendencias son claras. Se trata de eventos incompletos generalmente no ubicados en tiempo específico alguno y en los que no hay afectación completa del objeto dado su bajo nivel de individuación. Estamos ahora en la posición adecuada para evaluar la propuesta antipasiva en el español. Una revisión de los casos analizados como antipasivas tanto por Bogard, como por Constenla mostrará que todos sus ejemplos no sólo no coinciden con las de la antipasivas, sino que presentan las propiedades opuestas. Constenla 29.a Él se olvidó de lo que le dijeron b. Él se montó en la mula c. Él se me cogió de la mano d. Él se encontró con Juan en el camino Bogard 30.a. Juan se aprovechó de tu experiencia b. Juan se compadeció de los muchachos c. Juan se despidió de los excursionistas d. El gobierno no se desviará de la política económica actual e. Carlos se evadió de la justicia f. Juan se lamentó de tus palabras g. Juan se soltó de la cuerda Tanto en (29.) como en (30.) sobresale el hecho de que los complementos oblicuos son de alta individuación. Se trata tanto de nombres 123 propios (29.d), como de sustantivos comunes marcados con artículos definidos. Por su parte los valores aspectuales son notoriamente perfectivos. Ocurren todos en pretérito y en ningún caso designan acciones habituales, iterativas o genéricas. Se trata de acciones claramente ancladas en un momento puntual en relación con entidades específicas y bien determinadas. Lo mismo sucede con construcciones que carecen de correlato transitivo, como las de (31.): 31.a. Juan se arrepintió de sus tonterías b. Juan se jactó de sus buenos resultados c. Juan se quejó de la política económica Nótese que en ningún caso hay restricciones para emplear adverbios que subrayan la puntualidad momentánea del evento. Nótese asimismo que el cambio a singular definido del complemento oblicuo no presenta efecto negativo alguno: 32a. b. c. f. g. h. Fue en ese momento que Juan se aprovechó de tu experiencia Al verlo sufrir Juan se compadeció del muchacho En punto de las cuatro de la tarde Juan se despidió del excursionista En el momento en que mencionaste su nombre Juan se lamentó de tus palabras Cuando dijeron “alto ahí” Juan se soltó de la cuerda Justo cuando murió su padre se arrepintió de sus tonterías Es indudable que en todos estos ejemplos se da un fenómeno de baja de transitividad. Pero igualmente nítido es que tal fenómeno no parece obedecer a las propiedades de la voz antipasiva. De lo anterior se deduce que no todo fenómeno de reducción de transitividad debe ser visto como muestra de la voz antipasiva. Todo parece indicar que la noción de antipasividad aplicada al español no es más que la imposición del patrón de las lenguas ergativas sobre una lengua radicalmente distinta. Es bien sabido que los patrones básicos de alineamiento de una lengua determinan la conformación básica de su comportamiento. Si bien los casos de ergatividad escindida existen, la imposición de ese patrón sobre el español parece generar más problemas de los que soluciona. Lo inadecuado de la propuesta no sólo es ver el español como lengua ergativa sino que la aplicación de ese patrón borra la distinción entre una serie de construcciones que en esta lengua contrastan con claridad. Aprovecharse de alguien difiere notablemente de montarse en la mula o de soltarse de la cuerda y éstas contrastan de manera verdaderamente radical de jactarse y de arrepentirse del algo. La falta de diferenciación en estas construcciones parece obedecer a un intento por negar la aportación del significado en la organización sintáctica de las lenguas. Tal negación del significado opera en por lo menos tres niveles. En primer lugar se deja de 124 considerar la posibilidad de que, aunque gramaticalizado, el clítico se conlleve algún tipo de carga semántica. En segundo, se deja de lado que la preposición del complemento oblicuo designa significados específicos y se desconoce más aun la posibilidad, ahora bien reconocida (Langacker 1992, Goldberg 1995 entre muchos otros), de que la construcción completa pueda tener significado propio. Dadas las limitaciones del análisis antipasivo, en la siguiente sección propongo que las construcciones que nos competen son manifestaciones de lo que he analizado en otros trabajos como fenómenos de voz media (Maldonado 1992, 1999). III VOZ MEDIA. ANÁLISIS ALTERNATIVO. De las distintas definiciones de la voz media con que se cuenta sobresale la noción de que la acción concierne al sujeto o sus intereses. Lyons (1968) la define en términos de “Action or state affecting the subject or her/his interests”. Según Benveniste (1950) “In the middle…the verb indicates a process centering in the subject being inside the process”. Las situaciones típicas que la voz media tiende a marcar en las lenguas del mundo son ejemplificadas en (33.) a partir de Kemmer (1993). Las glosas en español muestran el valor medio de ese clítico en nuestra lengua: 33. Situaciones medias: Cuidado personal. Movimiento no traslativo. Cambio de posición. Movimiento traslativo: Indirecta. Emocional. Expresión emocional. Cognición. Eventos espontáneos: Latín: lavo-r ‘lavarse’ Kanuri: tàn-t-în ‘estirarse’; Latín: reverto-r ‘voltear(se)’ Indonés: ber-lutut ‘arrdillarse’; Guugu Yimidhirr ‘daga-adhi ‘sentarse’ Pangwa: i-nu-xa ‘treparse’; Guugu Yimidhirr ‘madha-adhi ‘treparse’ Turko: ed-in ‘conseguir’; Griego clásico: kta-sthai ‘ conseguir’ Guugu Yimidhirr: dumiba-adhi’asustarse’;Mohave: mat iθa:v ‘enojarse’ Latín: quero-r ‘quejarse’; Griego clásico: olophyre-sthai ‘lamentarse’ Indonés: ber-pikir ‘pensar’, Pangwa:-i-sala ‘considerar’ Indonés: ber-henti ‘detenerse’; Francés: s’evatiouir ‘desaparecer’ El hecho de que estas situaciones involucren solamente al sujeto explica por qué la forma natural de ocurrencia de la voz media es intransitiva. Bien se sabe que en las lenguas que no tienen media estas situaciones se expresan con verbos no transitivos. El equivalente inglés del latín lavo-r es ‘wash’, no ‘wash oneself’. Se puede afirmar en consecuencia que la intransitividad de los ejemplos que se han querido analizar como anitpasivos se desprende del carácter medio de la construcción. Kemmer (1993) ha sugerido que se trata de situaciones en que el sujeto y el objeto correferenciales no se distinguen con claridad. La reducción de distinguibilidad opera en forma adecuada en constructos medios que se derivan de construcciones reflexivas. Sin embargo hay una notable cantidad de casos en que las medias constituyen la forma natural de 125 concebir el evento. Desde una perspectiva cognoscitiva Maldonado (1992, 1999) y Nava y Maldonado (en prensa) han sugerido que la voz media designa eventos que permanecen en el dominio del sujeto. Esta definición coincide con el análisis de Manney (2001, 2002) en no ver necesariamente a la media como un fenómeno de derivación a partir de la reflexiva. Especialmente notable es el hecho de que en lenguas como el p’orépecha (Nava y Maldonado en prensa) o en le toba (uaycurú, Mesineo en prensa) es la media la que constituye la base para la construcción reflexiva. La independencia entre reflexivas y medias se presenta en una amplia cantidad de lenguas. Manny muestra una amplia clase de verbos del griego moderno en que la forma transitiva contrasta con la media sin que en ello esté implícita la construcción reflexiva: 34.a. Stenaxoryéme me tin iyía tu 1sg=preocupar=MED/A PREP ACC salud GEN ‘Estoy preocupado por su sald’ (Estoy muy preocupado) b. i iyía tu me stenaxorí NOM salud GEN ACC 3sg=preocupar=ACT/M ‘Su salud me preocupa’ (Estoy menos preocupado) El ejemplo del griego moderno es especialmente ilustrativo para el español puesto que en ambas lenguas se da el mismo contraste. Cuando me preocupo por algo, no me preocupo a mí mismo por algo, sino más bien la preocupación emerge en mí. No hay pues una estructura reflexiva. Se trata más bien de un cambio emocional que ocurre en el sujeto experimentante. El contraste se establece, al igual que en griego, entre la forma media y la activa. La voz media designa un aumento de participación por parte del experimentante. Si bien la evolución histórica de las construcciones medias de cuidado personal en español evidentemente proviene de usos reflexivos, el desarrollo de una amplia gama de construcciones proviene, como mostraré más adelante, de la organización interna de la voz media (Maldonado 1992, 1999). Si algo llama la atención de la propuesta antipasiva es que la baja de afectación esperada en la construcción sólo se presenta en el ejemplo (1) con el verbo olvidar. En todos los demás ejemplos hay un incremento de participación del experimentante o un aumento de dinamicidad, incoatividad o inceptividad del evento, fenómenos claramente identificados como medios, que no como antipasivos (Kemmer 1994, Klaiman 1991). Una revisión rápida de los ejemplos analizados como antipasivos mostrará que, en lugar de reducción, hay incremento: a) de participación por parte del experimentante: compadecerse, l a m e n t a r s e , etc. o, b) de dinamicidad en el evento: montarse, desviarse, etc. Veamos cada uno por 126 separado. En primer lugar están los casos de incremento de participación del experimentante. En forma consistente, Juan participa con mayor intensidad en la construcción con se que en os ejemplos en (b) que en la forma transitiva: 35.a. b. 36.a. b. Juan compadece a los muchachos Juan se compadece de los muchachos Juan lamentó tus palabras Juan se lamentó de tus palabras El incremento de participación en estas construcciones tiene manifestaciones evidentes. El uso de adverbios degradantes que disminuyen el nivel de participación del sujeto entran en conflicto con la presencia del marcador se: 37.a. b. 38.a. b. Juan compadeció a los muchachos sin mayor compromiso ??Juan se compadeció de los muchachos sin mayor compromiso Juan lamentó sus palabras sin realmente sentirlo ??Juan se lamentó de sus palabras sin realmente sentirlo En cambio el empleo de adverbios que elaboren en mayor detalle el incremento de participación del sujeto experimentante no presentan conflicto alguno: 39.a. Juan se compadeció de los muchachos con todo el corazón b. Juan se lamentó de sus palabras con inmenso dolor El caso extremo de incremento lo constituye (40.b) en que no sólo hay aumento de participación y de explotación del objeto sino que el acto rebasa los límites de la normalidad para designar una lectura de contra expectativas: 40.a. Juan aprovechó tu experiencia b. Juan se aprovechó de tu experiencia Y su comportamiento, en lo que a incremento de participación se refiere, coincide con los casos anteriores en cuanto a que la intensidad aumenta con el uso del clítico se y no así con la forma transitiva: 41.a. Juan se aprovechó de tu experiencia deliberadamente b. ??Juan aprovechó tu experiencia deliberadamente Lo interesante de este incremento de participación es que no es necesario otro constructo que el de la voz media para dar cuenta cabal de él. Lo que en la voz media es realmente productivo es el incremento en el nivel de participación del participante o en la dinamicidad del evento. Con verbos mentales de bajo control y con verbos emocionales la voz media codifica un aumento de participación del experimentante (García 1975, Maldonado 1999): 42.a. Ese tipo de música me entristece b. Me entristezco con ese tipo de música 127 43.a. b. 44.a. b. Los logros de Adrián me emocionaron Me emocioné con los logros de Adrián Su voz me irrita Me irrito con su voz Por otra parte el aumento de participación con verbos transitivos está claramente documentado en el español. En el llamado “dativo ético” el uso del marcador medio designa la afectación total del objeto. El término de “medio de explotación máxima” (Maldonado 2000) responde justamente a ese contenido. Según ese análisis la función del se medio es la de explotar al máximo el significado nuclear del verbo. De manera tal que si conseguir tiene significado benefactivo, la benefacción se incrementa en la forma media (45.b); en forma paralela, si el evento implica consumo de un objeto, su explotación es total (46.b). Condición básica para que se dé esta construcción es que el verbo sea de consumo; más precisamente, se trata de verbos que designan la acción de traer el objeto al “dominio” del sujeto: comer, beber, fumar y sus correlatos abstractos leer, saber, aprender, etc. De ese modo de conceptualización se ha dado una extensión en que el incremento de participación se muestra no sólo en el objeto afectado sino en el objeto efectuado (47.a) y de ahí se ha puesto en perfil el incremento en el nivel de participación del sujeto experimentante (47.b). Este incremento de transitividad se da como bien se puede esperar con verbos en forma perfectiva y con objetos altamente individuados. 45.a. b. 46.a. b. 47.a. b. Adrián consiguió un empleo maravilloso Adrián se consiguió un empleo maravilloso Adriám se comió la torta Adrián se leía el periódico de una sentada Se aventó una cena deliciosa Tongolele se bailó una rumba inolvidable BENEFACTIVO INTENSIVO EXPLOTACIÓN MÁXIMA EXPLOTACIÓN MÁXIMA PARTICIPACIÓN POTENCIADA PARTICIPACIÓN POTENCIADA Mientras los verbos de consumo traen el objeto al dominio del sujeto, la construcción con se enfatiza la benefacción que ello implica (conseguirse). Ya ubicados en tal dominio, los objetos son explotados al máximo (comerse, saberse). En tal proceso de explotación máxima se desarrolla el incremento de participación del sujeto (bailarse una rumba, prepararse una cena). Un análisis más puntual de este tipo de construcciones puede ser consultado en otros trabajos (Maldonado 1999, 2000). Es un hecho pues que los fenómenos de incremento de participación están bien representados en el ámbito de la voz media. Sea que estos vengan de verbos transitivos de “consumo”, sea de verbos emocionales, la participación del sujeto aumenta, como aumenta también en las construcciones que erróneamente han sido analizadas como antipasivas. 128 El segundo tipo de incremento tiene que ver con la dinamicidad del evento. Me refiero a los casos en que el clítico s e focaliza el punto específico en que se da el cambio de estado. Se trata, en la mayoría de los casos, de verbos en que el movimiento implica algún tipo de contacto con un objeto o con una locación: 48.a. Juan soltó la cuerda 49.a. Él me cogió de la mano b. b. Juan se soltó de la cuerda Él se me cogió de la mano En segundo lugar están aquellos en que el cambio implica mayor dinamicidad. En unos casos el participante hace contacto con un objeto con mayor dinamicidad que en la forma transitiva: 50.a. Juan despidió a los visitantes b. Juan se despidió de los visitantes En otros casos, el cambio de estado o de locación del sujeto se conceptualiza en forma dinámica. Se trata de eventos inceptivos o incoativos en que el objeto oblicuo designa la fuente locativa respecto de la cual se da le cambio de ruta: 51.a. El gobierno no desviará la política económica actual b. El gobierno no se desviará de la política económica actual En (51.b) es evidente la representación abstracta de eventos de movimiento concreto como en (52.): 52. Juan se desvió del camino Esta observación es de vital importancia porque en la interpretación antipasiva (51.b) se deriva de la transitiva en (51.a). Y si el presente análisis es correcto, el ejemplo de movimiento abstracto en (51.b) se deriva del concreto en (52.). De manera tal que la transitiva en lugar de ser al forma de base es una extensión que se da a partir de la representación abstracta de desvirase. Nótese que en el ámbito de lo concreto sucede lo mismo. En español Juan desvió el camino es la forma marcada que se extiende a partir de la media con se en (52.). Como ya lo he señalado, las formas medias no necesariamente deben desprenderse de formas reflexivas a partir de las transitivas. El caso de desviarse y de la gran mayoría de los verbos de movimiento en español parecen ratificar esa sugerencia. Desarrollo consistente con las formaciones medias es la extensión de la focalización del cambio de estado a la codificación de eventos dinámicos y puntuales que pueden suceder en forma rápida o abrupta: 53.a. b. 54.a. b. Carlos está evadiendo la policía Carlos se está evadiendo de la policía Él montó la mula Él se montó en la mula En todos estos casos el comportamiento del clítico se medio es el mismo: focaliza la acción en el dominio del sujeto. El cierre focal en el sujeto impide que haya información respecto del desarrollo del evento, de 129 manera que el significado dinámico (inceptivo o abrupto) se desprende del él en forma natural. La generalización es pues que el clítico se medio pone en perfil eventos energéticos (Maldonado 1999:115). Según esa propuesta, el clítico se transforma eventos absolutos en energéticos. Absolutos son aquellos eventos que se conceptualizan sin que haya energía alguna puesta en perfil. Aunque el evento pueda involucrar energía, ella no es sobresliete en la construcción. Del siguiente conjunto de ejemplos, aquellos en (a) son absolutos. El movimiento traslativo se pone en perfil sin que la energía sea prominente. En cambio los de la segunda columna son consistentemente energéticos. En todos los casos el punto focal de cambio de locación se pone en perfil y en forma paralela, el evento sucede en forma puntual como en (55.b) o abrupta como en (56.b, 57.b): 55.a. Valeria fue al antro 56.a. La lluvia (*Ø) cae 57.a. Juan subió el Popocatepetl b. b. b. Valeria ya se fue (al antro) Adrián se cayó de la cuna Juan se subió a la silla Hay una abundante gama de argumentos en favor de este análisis. En los eventos en que la acción no puede ser potenciada, como es el caso de la lluvia en (56.a), el empleo del marcador medio se tiene efectos de agramaticalidad. De manera paralela, la forma se con verbos de desplazamiento se puede emplear con espacios reducidos como el salto a la silla, pero no así con distancias largas que involucran un largo rastreo secuencial, como el asenso a la montaña Popocatepetl. Lo mismo sucede con el contraste ir/irse en que sólo la forma pronominal puede usarse sin la meta, dada su focalización en la fuente: *Juan ya fue / Juan ya se fue. (Maldonado 1988, 1993). Permítaseme agregar que las lecturas de contraexpectativas: morirse, desparecerse, etc. se desprenden justamente de eventos como (56.b) en que la falta de información respecto de las circunstancias que inducen el evento hace que su acaecimiento sea visto como accidental (Maldonado 1988, 1993). Queda por ver la función de la preposición. Del análisis antipasivo se desprende que la preposición no tiene significado alguno y que su ocurrencia está restringida a marcar la democión del objeto. El términos de gramática relacional es la marca que permite identificar al oblicuo como “chômeur”. Sin embargo no hay motivo para negar el evidente contenido de la preposición en este tipo de constructos. Lo obvio es que la consistente aparición de la preposición de codifica la fuente, es decir, el origen de donde se desprende la acción. Evidentemente en fenómenos de movimiento, la fuente es locativa: Juan se soltó de la cuerda, Él se me cogió de la mano. Con verbos mentales y emocionales la fuente toma una representación más 130 abstracta. 58. 59. Juan se compadece de los muchachos Juan se lamentó de tus palabras Tanto los muchachos cuanto tus palabras constituyen el origen de la manifestación emocional. La noción de FUENTE explica también los usos de corte partitivo (aprovecharse de alguien). Y el uso de otras preposiciones confirma el carácter no mecánico de su empleo. Cuando no se trata de la fuente, en codifica la meta: Se montó en la mula. De lo anterior se desprende que el lugar de una derivación mecánica de democión de objeto, como lo ha sugerido por el análisis antipasivo, en el español existe una construcción media altamente motivada por la necesidad de codificar eventos que permanecen en el dominio del sujeto, que manifiestan algún tipo de afectación ya sea reducida o potenciada y cuya fuente se hace explícita por medio de la frase oblicua. El último punto que quizá valga la pena subrayar es el clásico problema de los verbos medios deponentes, es decir, verbos que no tienen correlato transitivo. Nótese que el fenómeno es altamente recurrente en lenguas con un sistema medio. Kemmer (1993) aporta ejemplos como los siguientes: 60. Verbos deponentes Latín oblivisco-r Turko hastal-án Islandés elda-st ótta-st Gugu Yimidhirr daga-adhi ‘olvidarse’ ‘enfermarse’ ‘envejecer’ ‘temer’ ‘sentarse’ Ahora en el español hay una serie de verbos deponentes que tienen exactamente la misma configuración que los supuestamente antipasivos: 61.a. Juan se arrepintió de sus tonterías b. Juan se jactó de sus buenos resultados c. Juan se quejó de la política económica La falta de una fuente transitiva impediría derivar la estructura antipasiva. Por supuesto que el argumento histórico está a la mano para decir que estas aparentes antipasivas se derivaron en el curso del tiempo de transitivas y que en su proceso de lexicalización se perdió la forma transitiva. De hecho esto es justamente lo que sucedió, aunque jactar era dominantemente intransitivo. Pero en la solución antipasiva el argumento histórico no frena la obligación de enlistar estos casos como excepcionales, dado que la gramática no los puede generar con herramientas actuales. Como bien se sabe todo hecho enlistado es un hecho no explicado. Y es claro que tenemos la obligación de dar cuenta de cada construcción y, en la medida de las posibilidades, motivar la emergencia de una forma 131 gramatical. Para un análisis en términos de voz media, estos ejemplos encuentran su explicación natural en la base misma de la definición de la media. Se trata de eventos de sensación interna restringidos al dominio del sujeto. Pero además presentan exactamente las mismas propiedades que la amplia gama de casos en los que la participación del sujeto experimentante aumenta. Un significado degradativo como ‘con desgano’ no coincide con el significado de la construcción (Juan se jactó de sus buenos resultados (*con desgano), Juan se quejó de la política económica (*con desgano)). Tales ejemplos aceptan además intensificadores de participación como en (62.a), situación que en verbos intransitivos absolutos produce resultados negativos (62.b): 62.a. Juan se quejó de la política económica cuidadosa/agresivamente b. *Los políticos lloran cuidadosa/agresivamente La lectura irónica que de llorar cuidadosamente proviene justamente de la imposibilidad de oponer en perfil energía alguna en este tipo de verbos. Los ejemplos con se operan pues como parte de las construcciones medias en las que el clítico se medio incrementa el grado de participación del sujeto experimentante. Desde esta perspectiva, los verbos deponentes nada tienen de excepcionales; se explican en forma natural con base en el constructo conceptual de incremento de participación que caracteriza a una zona amplia del sistema medio. CONCLUSIONES Espero haber demostrado que el análisis de superficie según el cual el español tiene construcciones antipasivas permite obtener, en forma mecánica el resultado esperado, sin embargo ese resultado no coincide con la configuración básica de las antipasivas en las lenguas que cuentan con ese tipo de marcación, y sobre todo ese tipo de análisis presenta un sistema totalmente discordante con la organización interna del español. En su lugar he defendido la propuesta de que tales construcciones se analizan en forma natural a partir de la voz media. Consecuencia predecible de la voz media, en que el evento se centra en el dominio del sujeto, es que coincidan una serie de construcciones que ocupan una zona intermedia entre las construcciones transitivas y las intransitivas. Como he tratado de mostrar, respecto de las construcciones de altamente transitivas, la voz media impone una reducción de transitividad cuya más evidente manifestación es la disminución de control por parte del sujeto (olvidar > ovlidarse de X). En cambio, en la mayoría de las situaciones la voz media marca un incremento importante de participación del experimentante. De 132 hecho la representación prototípica de la voz media viene de verbos de emoción en que las sensaciones emocionales son potenciadas por el marcador medio (véase 33.). El español coincide notablemente con esas tendencias generales. Los casos típicos de incremento de participación provienen de un patrón altamente productivo en que el objeto humano se convierte en sujeto gracias al clítico medio (esto me alegra > me alegro con esto). Puesto que la función del clítico se medio es focalizar el punto crucial en que se da el cambio de estado, la energía de la acción se centra en el sujeto y actúa en él. En consecuencia el incremento en el nivel de participación del sujeto experimentante es predecible. De ahí que en notable cantidad de casos el incremento de participación se manifieste en distintos dominios cognoscitivos. En verbos mentales y emocionales, como concentrarse y emocionarse, así como en los de manifestación oral de la emoción compadecerse y lamentarse toda la atención se centra en dicho acto interno, mientras que la forma oblicua codifica el impulso que genera tal cambio. Los últimos casos que he tratado de explicar responden a casos de incremento de dinamicidad del evento. Se trata de verbos como irse, salirse, subirse, montarse, desviarse, casos todos en los que la focalización del punto en que se da el cambio de locación genera lecturas dinámicas: el cambio es momentáneo, rápido o abrupto. En cuanto a la preposición, nada hay de mecánico en su elección. Para codificar la fuente se usa la preposición de (irse de, cogerse de), para las metas con contacto se usa en (montarse en) y cuando se quiere especificar una meta en la que todavía no hay contacto se emplea a (irse a). El sistema medio que he tratado de representar identifica una zona intermedia entre las construcciones transitivas máximamente energéticas y las intransitivas o absolutas en que la energía no está puesta en perfil. Respecto de las constructos naturalmente energéticos, la voz media baja el nivel de energía, en cambio respecto de aquellos de baja energía lo incrementa. El cruce con la construcción pasiva refleja, seudorrefleja o anticausativa (entre otros posibles nombres) en este análisis es vista como consecuencia del mismo fenómeno de focalización en el punto crucial del cambio de estado. Sin embargo, su tratamiento minucioso es objeto de un estudio independiente del que me he ocupado en otro trabajo (Maldonado 1999). En la evaluación de un análisis debe estar en juego no sólo el grado de rendimiento y el nivel de generalidad de una regla, sino, de manera fundamental, tanto su motivación como el nivel con que tal regla refleja la coherencia interna del sistema. En la medida en que el análisis antipasivo 133 propone una regla general de democión que borra las distinciones entre distintas construcciones del español y ofrece una representación cuyo contenido es diametralmente opuesto a lo que las construcciones en cuestión designan en otras leguas, es pertinente, me parece, buscar un análisis alternativo. Tal análisis debe mostrar las distintas fuentes de las que provienen varias construcciones de estructura superficial paralela. Debe reflejar la base conceptual que tales construcciones comparten, con la consecuente obtención de un sistema global con alto nivel de coherencia interna y debe, sin duda, proveer con precisión las bases conceptuales que motivan la emergencia de tales construcciones. Espero haber mostrado que el análisis medio responde en forma natural a tales demandas. BIBLIOGRAFÍA Aid, Frances (1973): Semantic Structure in Spanish: a Proposal for Instructional Materials, Washington: Georgetown University Press. Benveniste, Emile (1950): “Active and Middle Voice in the verb”. Reimpreso en E. Benveniste (1971) Problems in General Linguistics. 153-161. Bittner, M. (1987): “On the Semantics of the Greenlandic Antipassive and Related Constructions” International Journal of American Lingusitics53: 194-231. Bogard, Sergio (1999): “Construcciones antipasivas en español”. 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PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA La presente aportación procede de un estudio más exhaustivo en el que hemos analizado un amplio conjunto de verbos caracterizado por comportamientos actanciales peculiares (Montaner 2000, 2001). Este estudio se ha realizado con el corpus CREA y sobre un grupo de verbos de transferencia o con acepciones entroncadas con la transferencia. En nuestro análisis hemos observado que mientras algunos verbos de transferencia de posesión (como dar) o de transferencia de información (como decir), cuando se usan en su sentido más básico, el de mera transferencia, muestran comportamientos actanciales recurrentes1, otros presentan peculiaridades en su combinatoria actancial, que merecen una atención más profunda. Es el caso de ciertos verbos con acepciones que se incluyen total o parcialmente en el dominio de la transferencia. Tenemos, por un lado, verbos que se caracterizan por una capacidad valencial mayor de lo habitual o por permitir construcciones poco habituales, como responder, otros presentan una correspondencia inusual entre funciones semánticas y funciones sintácticas, como sonsacar, algunos destacan por la obligatoriedad de cierto argumento, como quitar, y otros por aparecer frecuentemente con ciertos circunstanciales de difícil elisión, como felicitar, etc. 1 En realidad verbos como decir y dar también presentan en muchos contextos comportamientos no prototípicos. Nos referimos a construcciones del tipo “decir algo a algo”, etc. Pero en este trabajo tomamos como punto de referencia la construcción más básica de estos verbos y particularmente del verbo decir. El verbo decir, en su sentido de transferencia de información más básico, funciona como verbo prototípico de transferencia de información, sin negar que pueda participar en otras construcciones y que adquiera en esos casos otros matices. 136 En estas páginas compararemos el comportamiento actancial del verbo decir, el cual en su sentido más básico de verbo de transferencia de información puede considerarse prototípico, con el comportamiento de otros verbos que presentan normalmente posibilidades combinatorias más atípicas, como son responder, sonsacar y felicitar. En estos análisis intentaremos responder a preguntas como a qué responde la actancia, las razones de las diferencias entre verbos relacionados por dominios o las causas de las diferencias entre análisis actancial sintáctico y semántico, etc. 2. ENFOQUE TEÓRICO A la hora de adoptar un enfoque teórico hemos tenido en cuenta que la noción de actancia es básicamente amplia. La noción lingüística de actancia, referida a las relaciones que se establecen entre el verbo y los actantes que de él dependen se puede extender a nuestra concepción del mundo e incluso al mundo mismo, si en vez de verbo y actantes pensamos en acciones y personajes y objetos implicados en ellas. Considerando esta amplitud de la noción de actancia hemos trabajado con la siguiente hipótesis: Si el lenguaje es una imagen del mundo, las relaciones actanciales que se establecen entre el verbo y los elementos que dependen de él simbolizarán nuestra imagen de las relaciones que se establecen entre esos elementos de mundo. Por tanto hemos considerado la existencia de una relación entre las características lingüísticas de cualquier construcción y las características del escenario al que hace referencia. Nuestros análisis confirman la existencia de dicha relación. Teniendo en cuenta esta premisa básica, nuestro enfoque teórico presenta tres características principales: En primer lugar nuestro concepto de actancia es amplio y abarcador, pues no tiene en cuenta sólo la sintaxis, o la semántica, sino que adoptamos un enfoque cognitivo que, englobando las facetas sintáctica y semántica de análisis de la actancia, no pierde de vista la concepción de mundo que subyace a estas facetas. Por otro lado, y en relación con esta idea, nos decantamos por las teorías que postulan una motivación cognitiva de las funciones semánticas. Además, hemos adoptado un enfoque construccional, no meramente verbal, puesto que trabajamos con un corpus real y, por tanto, con construcciones, tal y como se usan en el discurso cotidiano. En resumen, nos decantamos por los enfoques teóricos capaces de explicar más datos, por los enfoques que engloban sintaxis, semántica y cognición. En esa línea, nuestra técnica de trabajo incluye aportaciones de la 137 semántica de marcos, la gramática de construcciones, la escuela perceptiva de Valencia, etc. Este enfoque abarcador nos ha permitido integrar aportaciones de diversos autores estudiosos de la actancia. Así los conceptos de argumento y actante que emplea G.Wotjak nos han sido útiles para postular un primer estudio separado de las facetas sintáctica y semántica de la actancia, técnica útil para determinar el grado de existencia de interfaz entre estos aspectos. Este tipo de estudio separado no implica independencia de estas facetas, pero aporta objetividad al análisis. 3. ALGUNOS ASPECTOS TEÓRICOS APLICADOS AL PROYECTO En nuestro análisis hemos tenido en cuenta varias nociones básicas en Lingüística cognitiva que a continuación exponemos brevemente: Para empezar queremos señalar que las acepciones de los verbos que hemos trabajado pertenecen a diversos dominios, pero todos ellos participan del esquema de la transferencia (transmisión de cierta entidad desde un punto origen a un punto meta.) También consideramos que estos verbos se podrían relacionar metafóricamente. Por ejemplo, los verbos de transferencia de información, que trabajamos en este caso, pueden considerarse de transferencia si aplicamos el concepto de conduit metaphor, según el cual la información puede entenderse como un paquete que se transfiere. Por otro lado en el análisis de los verbos y sus construcciones hemos partido de un concepto de dominio semántico-cognitivo, cercano al postulado por R. Langacker. Según este autor una estructura de significado (el significado de un verbo) evoca un dominio de conocimiento, que incluye ciertos conceptos que se presuponen necesariamente. Es importante señalar que hemos tenido muy en cuenta el concepto de integración conceptual (blending) trabajado por autores como P.A. Brandt, según el cual un verbo tiene la capacidad de participar en más de un dominio a la vez, con lo cual puede combinarse con argumentos de más de un dominio dando lugar a blendings construccionales. Las construcciones integradas constituyen así un reflejo lingüístico de la integración de dominios. Uno de los conceptos más importantes que manejamos es el de escenario. Este concepto tiene la capacidad de funcionar como puente entre mundo y lenguaje. La idea es que al emplear un verbo en una construcción, se activa una escena del mundo, que implica una serie de participantes que establecen relaciones entre ellos. Pues bien, la combinatoria verbal puede entenderse como un reflejo de las relaciones que se establecen en los 138 elementos de una escena de mundo. En ese sentido, el escenario, entendido como conceptualización del mundo al que el lenguaje hace referencia, es un concepto que actúa como puente entre lenguaje y mundo. El concepto de construcción ha sido también básico en nuestra investigación. Entendemos la construcción como un reflejo del escenario del mundo en el cual el verbo es la acción. Formalmente, en contextos reales, la construcción puede añadir argumentos que el verbo no rige por sí y hemos comprobado también la existencia de construcciones integradas. A fin de conseguir interpretar todos los ejemplos que la realidad nos ofrece, el concepto de construcción se ha considerado básico en nuestro análisis. 4. TÉCNICA DE ANÁLISIS Teniendo en cuenta estas consideraciones, la técnica de análisis que hemos aplicado se basa en una metodología integradora de talante cognitivo y lingüístico. Como hemos comentado, nuestra técnica de análisis, nacida de una concepción amplia de la actancia, comienza por el análisis cognitivo y llega al lingüístico, y nos ha permitido comprobar que las peculiaridades en la actancia sintáctica y/o en la semántica y las incongruencias entre los análisis sintáctico y semántico de la actancia se pueden fundamentar cognitivamente. En concreto hemos comprobado si el tipo de escenario evocado por cada verbo tiene reflejo en el comportamiento actancial del mismo, desde las perspectivas sintáctica, semántica y de la relación entre las mismas. Nuestro análisis ha seguido estos puntos: En primer lugar, hemos determinado en qué dominio se encuadra cada verbo estudiado y si este es básico o integrado, lo que nos ha servido como punto de referencia para el análisis. Después hemos indicado con precisión cuál de los sentidos del verbo estamos trabajando, pues no hemos tenido en cuenta sentidos de otros dominios ajenos a los que se trabajaban: Hemos seguido una técnica de trabajo que establece una división por dominios previa. Seguidamente hemos realizado un análisis exhaustivo del escenario evocado por el verbo. En este análisis hemos considerado cuestiones como la caracterización de los elementos participantes en el escenario, su papel, el enfoque perceptivo que se realiza sobre los mismos, las etapas de la escena, cuáles se enfocan y cuáles permanecen como fondo perceptivo, etc. Hemos señalado en detalle los participantes en el escenario evocado por el verbo. (Véase apéndice con dibujos). El reflejo lingüístico de los participantes evocados por un verbo se 139 refiere a las funciones semánticas y funciones sintácticas evocadas por estos. Hemos adoptado una nómina de funciones semánticas que incluye funciones como agente, experimentador, objeto, destinatario, estímulo, origen, locativo. Acto seguido hemos comprobado cuáles son las correspondencias prototípicas que se establecen entre funciones semánticas y funciones sintácticas en los verbos de transferencia. Estas son las siguientes: Agente y experimentador: Sujeto. Objeto: Objeto directo. Destinatario: Objeto indirecto. Estímulo: Objeto oblicuo. Origen: Objeto indirecto. Hemos realizado una diferenciación entre funciones sintácticas primarias y secundarias, que consideramos básica, pues el lenguaje reserva las funciones primarias para destacar los elementos más reseñados del escenario, dejando las funciones secundarias para el resto. Este sistema de análisis nos ha permitido comprobar cuándo se rompen las correspondencias habituales entre funciones semánticas y sintácticas, y explicar cognitivamente estas situaciones. A partir del corpus CREA hemos contabilizado las construcciones en que realmente aparece el verbo y hemos intentado relacionarlas con el escenario cognitivo evocado por este. Finalmente hemos demostrado en cada caso cuál ha sido la relación entre análisis cognitivo del escenario y análisis lingüístico de la actancia. Cuando hemos detectado comportamientos peculiares en la actancia sintáctica, semántica o en la relación entre ambas, hemos aventurado una explicación a partir de un tercer factor: la cognición. Para finalizar esta introducción queremos mencionar algunos de los conceptos cognitivos que han resultado fundamentales para relacionar las peculiaridades lingüísticas de la actancia y las peculiaridades del escenario (en los verbos escogidos). Estos conceptos han sido trabajados por autores como Ch.J. Fillmore, L. Talmy, y específicamente para el español por A. López García y su equipo. Nos ha parecido especialmente relevante la distinción que hacen autores como L. Talmy entre materia y objeto. Esta nos permite distinguir, por ejemplo, los objetos de una transferencia real de los de una transferencia figurada. Dentro del estudio del dominio, otro aspecto interesante trabajado por el mismo autor es el señalamiento del movimiento ficticio en el lenguaje, que nos ha permitido explicar el comportamiento de un gran número de verbos de transferencia figurada. No menos interesante es la noción de axialidad, que nos ha permitido entender el comportamiento de verbos que se combinan con algún elemento que actúa como eje de referencia, como 140 quitar. También la de perspectiva es una noción básica trabajada por estos autores. La adopción de una perspectiva secuencial o global nos permitirá distinguir entre verbos como sonsacar y robar. La selección de la atención es uno de los aspectos más trabajados por estos autores y ha resultado fundamental en nuestro proyecto, pues la adopción de ciertos elementos como figura y otros como fondo perceptivo determinará la formalización lingüística. En ocasiones se enfoca solamente determinada fase del evento, lo que tiene consecuencias en la combinatoria actancial. El sistema esquemático de la fuerza es un factor importante en la cognición y también en el lenguaje. La oposición de fuerzas entre los elementos de mundo a que se refieren los actantes suele tener consecuencias lingüísticas, como veremos, por ejemplo, en el caso de sonsacar. Conceptos perceptivos como los de situante y situado, afectado y efectuado se han revelado así mismo fundamentales para el análisis. 5. ANÁLISIS DE ALGUNOS VERBOS DE TRANSFERENCIA DE INFORMACIÓN Vamos a comenzar nuestro análisis con dos verbos que pueden considerarse prototípicos cuando se emplean en su sentido más básico: Por un lado analizaremos dar, verbo prototípico de la transferencia de posesión, que para algunos constituye el tipo más básico de transferencia, y que nos va a servir como contrapunto al análisis del verbo central de la transferencia de información, decir. Este va a ser el siguiente verbo analizado, y nos servirá como punto de referencia para el análisis de otros verbos de información con comportamientos menos prototípicos. Sabemos que estos verbos son susceptibles de combinatorias diversas, que no siempre pueden considerarse prototípicas, pero vamos a tomar como punto de referencia la combinatoria más típica en el domino más básico de estos verbos, el dominio de la transferencia (de posesión o de información) pura, sin mezcla de otros dominios. Podríamos describir cognitivamente a dar como verbo típico de transferencia de posesión, caracterizado por un escenario básico y temporalmente simple. Implica un estado de cosas anterior (en el que existe un participante poseedor, un participante no poseedor y una posesión) y un estado de cosas posterior (en el que se produce un cambio de papeles entre poseedor y no poseedor puesto que la posesión ha cambiado de dueño). Dar enfoca el momento de la transferencia que se produce entre estos dos estados. 141 En un análisis más detallado del escenario se observa que la posesión transferida se caracteriza por ser un objeto limitado, discreto, palpable, concreto, definido. Los elementos del escenario tienen una importancia relativa semejante, aunque la del donante es mayor, por ser el origen activo de la acción. Este participante es seleccionado como figura perceptiva. La estructuración del espacio constituye una trayectoria abierta con origen en el participante poseedor y meta en el no poseedor. Como contrapunto formal de estas características, el verbo dar presenta un comportamiento lingüístico típico y podemos considerarlo como punto de referencia para el estudio de otros verbos de transferencia. Las relaciones entre los participantes en el escenario y las funciones semánticas y sintácticas que desempeñan son las siguientes: El participante poseedor actúa como donante, semánticamente es AGENTE2 y sintácticamente es sujeto. Por su parte la posesión transferida semánticamente es OBJETO y sintácticamente es objeto directo. Finalmente el participante no poseedor actúa como destinatario, semánticamente es DESTINATARIO y sintácticamente es objeto indirecto. También decir en su sentido más básico funciona como un verbo prototípico de transferencia de información3. Por ello nos servirá como punto de referencia para el análisis de los otros verbos de comunicación que vamos a considerar. Su escenario es simple y sincrético. Se compone de los participantes hablante, oyente y mensaje. Es precisamente el mensaje el elemento que presente un mayor interés cognitivo. A diferencia de objeto de una transferencia de posesión, el mensaje define como un flujo de información, inconcreto y efectuado (sin existencia previa a la propia transferencia). Las correspondencias entre participantes y funciones semánticas y sintácticas son las siguientes: El hablante y poseedor de información es semánticamente AGENTE y sintácticamente sujeto. El mensaje transferido es semánticamente OBJETO y sintácticamente objeto directo. El oyente y destinatario de la información es semánticamente DESTINATARIO y sintácticamente objeto indirecto. En relación con estas características el análisis lingüístico de decir como verbo de transferencia de información en su sentido más básico presenta un comportamiento prototípico. Cabe destacar el hecho de que el objeto directo (que se corresponde con un objeto efectuado) no se pueda 2 En lo sucesivo las funciones semánticas se marcarán con mayúscula. Decir puede funcionar también como verbo directivo, y como verbo de reacción y transferencia, pero, como hemos señalado anteriormente, no vamos a considerar ahora estos sentidos, sino el sentido prototípico más básico del verbo, el de la transferencia de información. 3 142 eliminar fácilmente. Si nos apartamos un poco de este escenario prototípico comprobaremos que en muchas ocasiones los verbos con algunas características relevantes en su escenario presentan también características lingüísticas peculiares. Para esta comunicación hemos elegidos los verbos responder, sonsacar y felicitar. Todos ellos presentan gran interés porque no son verbos puros de transferencia de información, pero presentan acepciones entroncadas en distinta medida en este dominio. En primer lugar vamos a comentar el comportamiento de responder, cuando funciona como verbo de reacción y transferencia de información. Es importante señalar que responder puede funcionar como verbo de reacción o como verbo de reacción y transferencia de información (cuando se reacciona verbalmente). En este artículo nos limitaremos a trabajar responder en este sentido, porque es el entroncado con los verbos de transferencia de información. Cognitivamente responder en el sentido expuesto se caracteriza por pertenecer a los dominios de reacción y transferencia de información. 4Su escenario es temporalmente complejo e incluye dos etapas, puesto que una respuesta implica una fase anterior de emisión de información a la que se responde. El uso de responder implica un enfoque perceptivo sobre la fase de respuesta, mientras que la fase previa presenta un carácter recesivo. En el escenario de responder aparecen cuatro participantes: hablante 1, hablante 2 (el que responde), respuesta, pregunta previa a la que se responde, pero se enfocan perceptivamente sólo dos: El hablante 2 (destinatario primero) y la respuesta. Del esquema espacial destaca la trayectoria de ida y vuelta de los dos objetos (La pregunta va del espacio del hablante 1 al espacio del hablante 2 y la respuesta vuelve al espacio previo (espacio de la pregunta y de hablante 1). Podríamos decir así que pregunta y respuesta recorren trayectorias de sentido opuesto, que conforman un esquema de ida y vuelta. Con relación a estas características, el comportamiento lingüístico de responder es muy peculiar. Responder puede combinarse con cuatro elementos, no sólo con tres, porque enfoca una fase del acto de habla complejo estímulo-respuesta en la cual la respuesta actúa como figura, pero el estímulo de la misma aúne está presente, de forma recesiva. Las funciones semánticas de los elementos del escenario son AGENTE, OBJETO, DESTINATARIO, ESTÍMULO. En cuanto a las 4 Reiteramos que también decir puede adquirir este sentido en usos menos centrales que el que hemos tratado en este trabajo. 143 funciones sintácticas que típicamente se corresponden con ellas son las de sujeto, objeto directo, objeto indirecto y objeto oblicuo (o suplemento). Como verbo de información responder se combina con objeto directo y objeto indirecto. (Alguien responde algo a alguien) Pero su capacidad valencial es mayor. Así, como verbo de reacción, responder se combina con objeto oblicuo. (Alguien responde a algo) Pero no necesita un circunstancial actitudinal. En términos semánticos, responder recoge el ESTÍMULO de los verbos de reacción y el OBJETO y DESTINATARIO de los de transferencia. La existencia de construcciones integradas se relaciona con la adscripción del verbo a dos dominios. Resulta muy destacado observar que objeto indirecto y objeto oblicuo no aparezcan juntos porque DESTINATARIO y ESTÍMULO ocupan el mismo espacio en el escenario. Por ello, la sintaxis resalta una de las dos funciones, no las dos. En consecuencia las construcciones sintácticas triactanciales comúnmente admitidas por responder son S-OD-OI, S-ODO.Oblícuo. Esta última combinación es infrecuente en español porque las funciones semánticas de los objetos directo y oblicuo suelen coincidir, pero con responder no es el caso. En ese sentido, la posibilidad de existencia de construcciones integradas se relaciona con la pertenencia del verbo a dos dominios. Seguidamente vamos comentar el comportamiento de sonsacar, como ejemplo de verbo que presenta un participante caracterizado como no poseedor el cual es elemento activo y origen de la transferencia. En ese sentido el comportamiento de sonsacar presenta bastantes similitudes con el de quitar, verbo del dominio de la transferencia de posesión, y cognitivamente más básico, por lo que comentaremos antes el comportamiento de este verbo en su sentido perteneciente al dominio de la transferencia de posesión. El escenario de quitar implica un estado de cosas previo, en el que aparecen unos participantes poseedor y no poseedor y una posesión. Pero, a diferencia de lo que ocurre con el verbo prototípico dar, en el caso de quitar se produce una inversión de perspectiva: El participante caracterizado como no poseedor es el origen de la transferencia (además de su meta), y actúa como agente de la acción. En el caso del poseedor, por otro lado, es relevante el parámetro de la axialidad, pues el poseedor actúa como situante del objeto, como punto de referencia. Otro de los aspectos importantes cognitivamente es la oposición de fuerzas que se establece entre poseedor y no poseedor. También señalaremos la focalización del participante no poseedor, que compensa el papel secundario, de referente, del poseedor. 144 El tratamiento del espacio es también muy importante en este verbo, y cabe destacar dos hechos: Por un lado, en cuanto a la estructuración del espacio, el participante no poseedor debe alcanzar el espacio de poseedor para desplazar el objeto y, por otro lado, la manera en que se percibe el espacio es muy peculiar, ya que el objeto sustraído actúa como objeto primario y el participante el que se el quita actúa como objeto secundario. En cuanto a la selección de la atención, sigue una perspectiva secuencial. Se enfoca la etapa de la sustracción. Los estados previo y resultante son fondo perceptivo. El comportamiento lingüístico del verbo está muy relacionado con estas características y cabe destacar que quitar, como verbo de transferencia, no admite la construcción sin OD (cognitivamente es el objeto primario) y tampoco admite la construcción sin OI (es punto de referencia necesario). Si intentamos comparar el comportamiento de quitar con el de sonsacar, veremos que el comportamiento de este verbo presenta grandes semejanzas con el anterior, aunque también algunas diferencias. Su dominio es el de la causa de transferencia de posesión y en ocasiones presenta un cruce con el dominio de la información, como sucede con los casos que aquí tratamos. El escenario de sonsacar es complejo temporalmente y significa causación de transferencia. En ese sentido sonsacar es más complejo que quitar y robar. Las características relevantes de los participantes del escenario son las siguientes: El objeto sonsacado puede ser un objeto o un flujo. Existe una oposición de fuerzas entre los participantes carente y poseedor, que se resuelve en beneficio del carente. La importancia relativa de los participantes es bastante equivalente, pues el carente es figura en la etapa de causación y el poseedor en la etapa de realización del evento. El participante no poseedor es activo y origen en la primera fase y el poseedor en la segunda. La perspectiva de la visión es la del sonsacador. Desde un punto de vista espacial se recorre una trayectoria cerrada, pues realmente hay dos trayectorias y dos fuentes de energía. En cuanto a la selección de la atención se focalizan dos etapas: La causación de transferencia y la transferencia misma. En resumen, la importancia del segundo participante es mayor que en quitar. Hay oposición de fuerzas mayor y una etapa de actividad del segundo actante humano. Por esas razones sonsacar permite la construcción con segundo actante como objeto directo alguien sonsaca a alguien, que no admite quitar. Finalmente comentaremos un verbo de transferencia de información, que implica la existencia de una fase previa que causa la transferencia y un 145 juicio sobre dicha fase previa, es el caso de felicitar. Es este un verbo del dominio de la transferencia de información, que tiene relaciones con otros como el de juicio. Su escenario es temporalmente complejo: Implica una etapa previa de acción realizada y de juicio meritorio de la misma. Se selecciona la última fase (felicitación consiguiente). En el escenario aparecen tres participantes: Emisor, receptor, causa de la felicitación. Agente y destinatario de la felicitación son figuras. La causa (etapa previa) es fondo perceptivo. El comportamiento lingüístico es el siguiente. Las construcciones en que aparece mayormente el verbo son S V OD (CCC) (Alguien felicita a alguien por algo), que es la más frecuente, y S OD OI (Alguien le felicita algo a alguien) En la construcción más frecuente vemos que el destinatario aparece como objeto directo porque es figura perceptiva. El argumento causativo es inherente al significado y al escenario del verbo, por tanto su correlato sintáctico es un circunstante especial, de rango superior. Esto se prueba por su frecuencia, aparición en el contexto o cotexto, por el hecho de que pueda ser objeto directo y porque pueden aparecer dos circunstantes de causa juntos. Con estas palabras hemos querido ilustrar con algunos ejemplos cómo en numerosos casos puede postularse una relación estrecha entre lenguaje y cognición en el estudio de la actancialidad. APÉNDICE: REPRESENTACIÓN GRÁFICA DE LOS ESCENARIOS Estos dibujos corresponden a los escenarios evocados por los verbos anteriores en los sentidos expuestos. Convenciones: Las personas y objetos representan a los participantes en el escenario. Las diferentes viñetas son fases de un evento. La negrita se usa para realzar perceptivamente un participante en el escenario o una fase del evento. DECIR (Como verbo de transferencia de información en su sentido básico) 146 QUITAR (Con el sentido de sustracción) SONSACAR (Con el sentido de verbo causativo de transferencia de posesión) RESPONDER (Con el sentido de verbo de reacción y transferencia de información) FELICITAR 1=bueno 147 BIBLIOGRAFÍA Albi, Miguel (1999): La función circunstancial y la teoría de valencias. Tesis de licenciatura. Universidad de Sevilla. Báez San José, Valerio/ Penadés, Inmaculada (1990): “Diccionario informatizado de construcciones oracionales y el proyecto “Esquemas sintáctico-semánticos del español”. En Wotjak, Gerd/ Veiga, Aleixandre (coord.) La descripción del verbo español. Santiago de Compostela: Universidad de Santiago de Compostela, pp. 33-70. 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A la hora de abordar el comportamiento verbal, nos damos cuenta de que los diversos enunciados verbales autosuficientes que jalonan el flujo discursivo tienen que ver con el estado de cosas, al que como flechas utópico-referenciales apuntan desde su configuración intelectiva todos los enunciados propiciados por el comportamiento verbal intersubjetivo, dado que es postulable que el estado de cosas presenta una configuración formal análoga a la interiorización verbal perceptible en la configuración de la composición proposicional o discursivo-verbal. En cierto modo, hablamos para ir más allá de lo que resulta del comportamiento de nuestros órganos, psicomotrices o sensoriales, o para sustituirlos ventajosamente. Lo que, evidentemente, exige la activación de la imaginación para aventurar el resultado de nuestro raciocinio intelectivo, que nos permite ir más allá de los datos estrictos de los sentidos. En efecto, como muy bien señala Aristóteles, «En vez de sensaciones, el alma discursiva utiliza imágenes. Y cuando afirma o niega (de lo imaginado) que es bueno o malo, huye de ello o lo persigue…Se trata, desde luego, de una facultad cuya unidad es como la del límite»….La facultad intelectiva intelige, por tanto, las formas en las imágenes. Y así como en las sensaciones le aparece delimitado lo que ha de ser perseguido o evitado, también se pone en movimiento cuando, al margen de la sensación, se vuelve a las imágenes: por ejemplo, cuando uno percibe que la antorcha es fuego y, viendo que se mueve, reconoce por medio del sentido común que se trata de un enemigo. Otras veces calcula y delibera, comparando el futuro con el presente, como si estuviera viéndolo con ayuda de las imágenes o conceptos que están en el alma. Y cuando declara que allí está lo placentero o lo * Proyecto PB/60/FS/02 de la Fundación Séneca-2000.Comunidad Autónoma de la Región de Murcia (España). 149 doloroso, al punto lo busca o huye de ello: siempre es así tratándose de la acción. En cuanto a lo verdadero y lo falso, que nada tienen que ver con la acción, pertenecen al mismo género que lo bueno y lo malo; difieren, sin embargo, en que aquéllos lo son absolutamente y éstos por relación a alguien» (De Anima, III, 7, 431a, 15-23-431b,1-5). 2. En realidad, a la hora de comportarnos verbalmente somos testigos en convergencia filogenética y ontogenética del adiestramiento del hombre en sociedad, que es tal por su lenguaje, resultante de la dialéctica y dinámica interiorización de experiencias humanas del grupo humano hablante así como de la interiorización personal de cada uno de los hablantes. El comportamiento verbal se manifiesta como la modalidad instructivointersubjetiva a propósito de la figura o modelo del estado de cosas que hacemos ver a través de los distintos estadios de nuestros enunciados verbales. En cierto modo el eje dialéctico clasificador de la escritura de Bernanos, analizada tan sagazmente por A.J. Greimas (1966:141-256), puede ayudarnos a comprender el alcance aseverativo del comportamiento verbal, desde los meros lexemas como vida y muerte, que implicitan el aseverema entre sus componentes noemático-cognitivos, hasta los enunciados proposicionales, cuya modalidad aseverativa es fundamental para el intercambio intersubjetivo esencial en la operación verbal. Greimas nos puede ser de valiosa ayuda para comprender la densidad dialécticodiscursiva de nuestro aseverema, al decirnos (1966:252) que «la dénégation et l’assertion apparaissent comme deux démarches successives, comme la manifestion de deux types de relations –disjonctives et conjonctives- qui s’établissent entre contenus préalablement donnés. Comme ces relations sont métalinguistiques par rapport aux termes linguistiques entre lesquels elles s’établissent, cette nouvelle interprétation ne contredit en rien la formulation antérieure selon laquelle la dénégation et l’assertion étaient considérées comme des fonctions modales des messages métasémantiques. Seulement, comme il s’agit de la consécution de deux fonctions, on doit considérer la séquence diachronique ainsi définie non plus comme un message, mais como un algorithme dialectique, constitué de deux messages». También Aristóteles, más allá del valor deíctico de la existencia h u m a n a , destaca su valor de espectáculo intersubjetivo, como posteriormente el integrador Greimas (1966:253), en cuanto entidad sujeta a modalidad deíctica y espectáculo aseverativo-conjuntivo o disyuntivo. En efecto, el común sentir en torno al comportamiento verbal puede fundamentarse en el diseño aristotélico siguiente, De Anima ( III,8,432a y ss): «el alma es comparable a la mano, ya que la mano es instrumento de instrumentos y el intelecto es forma de formas así como el sentido es forma de las cualidades sensibles. Y puesto que, a lo que parece, no exista cosa alguna separada y fuera de las magnitudes sensibles, los objetos inteligibles –tanto los denominados abstracciones como todos aquellos que constituyen estados y afecciones de las cosas sensibles- se encuentran en 150 las formas sensibles. De ahí que, careciendo de sensación, no sería posible aprender ni comprender. De ahí también que cuando se contempla intelectualmente, se contempla a la vez y necesariamente alguna imagen: es que las imágenes son como sensaciones sólo que sin materia. La imaginación es, por lo demás, algo distinto de la afirmación y de la negación, ya que la verdad y la falsedad consisten en una composición de conceptos. En cuanto a los conceptos primeros, ¿en qué se distinguirían de las imágenes? No cabría decir que ni éstos ni los demás conceptos son imágenes, si bien nunca se dan sin imágenes». 3. La configuración de la composición proposicional inherente en el comportamiento discursivo-verbal nos introduce de lleno en la actividad deíctico-señalética, pues, como señala L. Wittgenstein en su Tractatus (2002: 4.021-4.024): «La proposición es una figura de la realidad. La proposición es un modelo de la realidad tal como nos la pensamos. La proposición muestra su sentido. La proposición muestra cómo se comportan las cosas si es verdadera. Y dice que se comportan así. La realidad tiene que quedar fijada por la proposición en orden al sí o al no. …La proposición es la descripción de un estado de cosas. Comprender una proposición quiere decir saber lo que es el caso si es verdadera. (Cabe, pues, comprenderla sin saber si es verdadera). Se la comprende si se comprenden sus partes integrantes». Aristóteles, en su De Anima (I,1,403a,29-403b,1-10), nos dice, muy acertadamente, a propósito de la iconicidad intelectiva propia de la configuración esencial al comportamiento discursivo-verbal que es propio del intelecto humano, algo que bien podemos considerar anticipatorio de los actuales modelos prototípico-figurativos del comportamiento verbal humano: «el físico y el dialéctico definirían de diferente manera… El uno daría cuenta de la materia mientras el otro daría cuenta de la forma específica y de la definición. Pues la definición es la forma específica de cada cosa y su existencia implica que ha de darse necesariamente en tal tipo de materia; de esta manera, la definición de casa sería algo así como que es un refugio para impedir la destrucción producida por los cientos, los calores y las lluvias. El uno habla de piedras, ladrillos y maderas mientras el otro habla de la forma específica que se da en éstos en función de tales fines». Aristóteles en el De Anima es modélico, en muchos de los planteamientos que inciden de lleno en los problemas que aquí planteamos (III,3, 427b, 15 y ss): «La imaginación es, a su vez, algo distinto tanto de la sensación como del pensamiento…Que la imaginación no es un sentido se deduce con evidencia de los hechos siguientes. El sentido está en potencia o en acto –por ejemplo, vista y visiónmientras que una imagen puede presentarse sin que se dé ni lo uno ni lo otro, como ocurre en los sueños. Además, el sentido está siempre presente y disponible pero no la imaginación….las sensaciones son siempre verdaderas mientras que las imágenes son en su mayoría falsas. Amén de que cuando nuestra percepción del objeto sensible es exacta no solemos decir «me imagino que es un hombre»; antes bien, solemos decirlo cuando no percibimos con claridad. Es entonces cuando se dan las sensaciones 151 verdaderas y falsas…..incluso con los ojos cerrados aparecen visiones….. Sólo queda ver, pues, si es opinión, puesto que la opinión puede ser verdadera o falsa. Ahora bien, la opinión va siempre acompañada de convicción –no es, desde luego, posible mantener una opinión si no se está convencido-< …> Además, toda opinión implica convicción, la convicción implica haber sido persuadido y la persuasión implica la palabra. 4. Son muchas las proposiciones que podríamos aducir, para nuestros propósitos, del Tractatus de L.Wittgenstein, pero contentémonos con las siguientes: 4.463:«Las condiciones veritativas determinan el espacio de juego que les es dejado a los hechos por la proposición. (La proposición, la figura, el modelo, son, en sentido negativo, como un cuerpo sólido que limita la libertad de movimiento de los demás... ». 4.464: «La verdad de la tautología es cierta; la de la proposición, posible; la de la contradicción, imposible. (Cierto, posible, imposible: he ahí los distintivos de la graduación que necesitamos en la teoría de la probabilidad)». 4.53: «La forma general de la proposición es una variable. La proposición es una función veritativa de las proposiciones elementales. (La proposición elemental es una función veritativa de sí misma)». 5.01: «La proposiciones elementales son los argumentos veritativos de la proposición». Nada que objetar a los planteamientos de Wittgenstein, siempre que tengamos en cuenta que, en el comportamiento verbal, no relacionamos meras o cualesquiera señales sensibles, sino palabras, que si semejan puntos, para seguir con el símil wittgensteiniano (3.144), son luminarias vectoriales por donde penetramos en el universo de la memoria experiencial humana, que es nuestro universo utópico-referencial. Y, a fortiori, las proposiciones o esquemas oracionales configuran flechas, que marcan un sentido utópico-referencial más selectivo, puesto que por debajo de cada palabra en un enunciado concreto hay que postular los paradigmas clasificatorio-significativos que dan vigencia y razón de ser a cada palabra prediscursiva y discursiva. En tal sentido, más allá de las tautologías y contradicciones meramente sensibles, que nos harían zozobrar con respecto al principio de no contradicción y tercio excluso, en la medida en que se recuperan los paradigmas incidentes en la operación verbal, se recupera el horizonte de coherencia que el hablar, el decir cumple plenamente. En efecto, tu hijo es tu hijo y tu hijo no es tu hijo no son enunciados tautológicos ni contradictorios, pues el esquema oracional S ← P, con el sentido de soporte←aporte, tópico←comentario, tema←rema, impone matices derivados del rol sintagmático-posicional enunciativo-aseverativo, como ya hemos observado en otro lugar (1994:13-29). Todo enunciado es producto de la manifestación de la circuitería cerebral consagrada a la estructura sintáctico-gramatical así como de la orientación o sentido inferido de la memoria discursiva, en cuanto 152 acoplamiento de dos configuraciones esenciales, la sintagmático-perceptible y la discursivo-inteligible; para lo cual remito a los comentarios de S. Pinker y R. Schank en J. Brockman (1996:157-169), cuya lectura agradezco a la generosidad del Director de mi Departamento de Lengua y Lingüística General de la Universidad de Murcia, Dr. Perona. Entiendo el proceso sintagmático-enunciativo como un encadenamiento silogístico, con sentido etimológico y pleno del término, pues las palabras objeto de sintagmación se presentan como configuraciones perceptibles dotadas de configuración o memoria discursiva o utópico-referencial, en la medida en que la materia perceptible de las cadenas verbales se orienta solidaria o exigencialmente con respecto a la energía intelectivo-inferencial o discursiva. En convergencia con lo anterior y como claro anticipo de que el «conocimiento co-evoluciona con el conocedor y no como una representación exterior objetiva», al decir de Francisco Varela en John Brockman (1996:180), son clarificadoras las observaciones de Ortega, (1983 (1942), 6:414-415): «…un ejemplo de pensamiento: el silogismo. Es este un movimiento intelectual. En él se cumplen diversos «actos» de pensar, pero estos «actos» que integran el silogismo son inseparables y pertenecen a un pensamiento unitario. Al pensar la premisa inicial ya estamos en la unidad total «silogismo», porque la pensamos como premisa. En este primer acto se anticipa todo el silogismo, pero no sus partes como tales. Estas, la segunda premisa y la conclusión, están en la primera contenidas potencialmente. El segundo y tercer «acto» de pensar son, pues, la actualización de ese contenido potencial, pero el segundo, a la vez, reabsorbe de nuevo en potencialidad al primero, puesto que se refiere a él y lo conserva al suponerlo. El tercer «acto» se comporta lo mismo con los dos que le preceden. De esta manera el pensar va convirtiendo en acto lo que en él era antes potencia y va reabsorbiendo en potencia lo que de él fue antes en acto». El modo elemental o prototípico del decir es el paratácticoaseverativo. Se van enunciando diversos segmentos verbales como prefiguradores o configuradores de estados de cosas para hacer ver el conjunto de hechos o estados de cosas como integral de sentido inferencial resultante. Dicho proceso se fundamenta en la modalidad predicativoaseverativa de cada enunciado por elemental que este sea: «al pan pan»; «al vino vino», «café café», «perro ladrador, poco mordedor», «trabaja, vive de su trabajo, ahorra, paga sus impuestos: es un buen ciudadano», etc. Es importante al respecto considerar los siguientes planteamientos de T. Adorno: «Según Adorno –con las palabras de su biógrafo Stefan Müller-Doohm (2003:543)-, el contenido enunciativo de los poemas era puesto por Holderlin al servicio de su momento expresivo a través de un medio especial: a través de artísticas perturbaciones, parataxis […] que eluden la sintaxis que subordina a la jerarquía lógica». El lenguaje paratáctico es, para Adorno, el intento de suprimir la lógica de la sintaxis. De esa manera, el poema adquiere su dignidad a partir de lo artístico de la constitución 153 lingüística. Según formulaba Adorno en su conferencia –alude a «Parataxis. Zur späten Lyrik Hölderlins», Hölderlin quería ‘hacer hablar al lenguaje’». Más allá el hablante, en cuanto sujeto enunciador, puede tomar como objeto las relaciones planteables entre los diversos estados de cosas enunciados o enunciables y marcar dichas relaciones mediante marcadores morfológico-discursivos explícitos, mediante los cuales se invita al receptor a salir del ∅ sintáctico-paratáctico para orientarse a N relaciones sintácticas, por donde se hace circular las características planteables dentro del campo energético-intelectivo establecible entre los distintos bloques enunciativo-discursivos. Lo cual se puede hacer desde la sumación de enunciados, ya en forma «tautológica» o asertivo-esencializadora o desde la sustracción de los mismos, ya en forma de contradicción o negativoesencializadora, ya desde la inferenciación positiva o por modus ponens, o desde la inferenciación negativa o por modus tollens. Las «tautologías» y «contradicciones» como límites puramente formales de los valores de verdad de las proposiciones, según se plantea en el Tractatus (4.45-4.4661), son plenamente operativas en el comportamiento sintagmático-discursivo, como he señalado en otro lugar (1982:215-222), en cuanto sintagmaciones por identificación. Entre los 14 valores aseverativos o veritativos posibles, según lo planteado en el Tractatus (5.101), el sentido discursivo-inferencial o silogístico-intelectivo es análogo en francés y en español. Piénsese en enunciados como a.Si lo sé, no vengo ≡a.1.Si lo hubiera sabido, no hubiera venido ≡a.2.Si lo hubiera sabido, no habría venido ≡a.3.Lo hubiera sabido (y) no hubiera venido b.Si je l’avais sû, je n’étais pas venu ≡?b.1.Si je le sais, je ne viens pas ≡b.2.Je l’avais sû (et) je n’étais pas venu En efecto, más allá de la análoga figura interproposicional, las soluciones morfosintácticas son distintas, como se observa, dado que en a. se da una frecuencia distinta a la que se observa en b., y las alternativas presentan enunciados aseverativos diversos. 5. En el comportamiento verbal, las palabras van en busca de su sentido, siempre en el más allá, al otro lado del camino del hablar, nunca concluso, siempre en actividad proyectivo-predictiva, como resultado de la persistente dinámica dialéctica, que es el resultado de la «obligación de seguir pensando, para no sentirse perdido», para decirlo al modo orteguiano (9, 1960:352). 154 El ser humano experimenta la necesidad de decir, de hacer ver lo que es el caso, más allá de los datos de los sentidos, merced a la elaboración intelectiva de las más atrevidas imaginaciones, en función de los datos que van sucediéndose sin límite posible. De ahí la necesidad del aseverema que, en cada momento del intercambio verbal, configura todo decir orientándolo como una flecha hacia lo que es el caso, el hecho, el darse efectivo de estados de cosas. En efecto, como señala Francis Jacob (1970:294): «Nada nos dice que se vaya a conseguir alguna vez, no sólo por su complejidad, sino también porque, desde Gödel, se sabe que un sistema lógico nunca se basta para su propia descripción. <…> Por un lado, el programa prescribe con rigidez las estructuras, funciones y atributos; por otro, sólo determina potencialidades, reglas, marcos. En un caso impone, en el otro permite….Al aumentar la capacidad de respuesta a los estímulos aumentan los grados de libertad del organismo en la elección de respuestas. En el hombre, el número de respuestas posibles es tan elevado que cabe habar del «libre albedrío» tan querido de los filósofos. Sin embargo, la ductilidad tiene sus límites». La configuración aseverativa subyace a todos los enunciados, por elementales que estos sean. Así, en enunciados como A. y B., A. B. C. El día 14 de marzo de 2004 votan en España quienes sean españoles y mayores de 18 años; En esta zona se alojan residentes e invitados; En esta zona se alojan residentes o invitados; O está conmigo o contra mí. es fácil ver cómo el esquema aseverativo dialéctico-intelectivo que subyace en A. difiere del operante en B., y el de ambos difiere del que es operativo en C. En A. el esquema-matriz discursivo-intelectivo de su coherencia sintagmática, con el sentido otorgado por Aristóteles en De Anima, (II,3,414b,19) a la «facultad discursiva y el intelecto» se discrimina o identifica como coherente desde los valores de verdad o aseverativos correspondientes a la conjunción, en virtud de la cual si llamamos «ser españoles», p, y «mayores de 18 años», q, sabemos que «sólo siendo simultáneamente afirmativos son posibles los supuestos aseverativos de p y q», en función de la matriz noemático-discursiva subyacente, cuyas características intelectivo-veridictivas son las siguientes: 1/p.q p. q p. ∼q ∼p. q ∼p. ∼q + 1 0 0 0 p ≅ q 0/p.(∼q) 0/(∼p).q ∼q ∼p 0/(∼p).(∼q) En cambio, en B. el esquema discursivo-intelectivo que subyace es el 155 propio de la adjunción, cuyo recorrido dialéctico-intelectivo, siendo «ser residentes», p, y «ser invitados», q, nos permite saber que «no sólo si son simultáneamente afirmativos sino también siéndolo alternativamente, son posibles los supuestos aseverativos de p y q», en virtud de la matriz noemático-discursiva, cuyas características intelectivo-veridictivas son las siguientes: p. q p. ∼q ∼p. q ∼p. ∼q v 1 1 1 0 1/ p . q p q ≅ 1/p.(∼q) 1/(∼p). q ∼q ∼p 0/(∼p).(∼q) En C. el esquema discursivo-intelectivo que subyace es el propio de la disyunción, cuyo recorrido dialéctico, siendo «estar conmigo», p, y «estar contra mí», q , nos permite saber que «sólo uno de los supuestos aseverativos de p y q es posible», en función de la matriz noemática, que, siguiendo los planteamientos de K. Heger (1976), tiene las características aseverativas siguientes: p. q p. ∼q ∼p. q ∼p. ∼q / 0 1 1 0 0/ p . q p q ≅ 1/p.(∼q) 1/(∼p). q ∼q ∼p 0/(∼p).(∼q) Lo que le pasa a los marcadores simples es fácil comprobarlo con cualquier relación sintagmático-discursiva de segmentos verbales, puesto que, aunque el comportamiento verbal vaya más allá de las expectativas simbólico-formales, según lo señalado en otro lugar (1982), la operación verbal cabal no incurre en contradicción ni incoherencia, en la medida en que tengamos en cuenta su sentido integrado expresivo-significativo. 6. En consecuencia, como hemos señalado en otro lugar (Actas del V Congreso Internacional de Lingüística Contrastiva, de Leipzig, 2003), el ser humano desarrolla mecanismos aseverativos que van configurando los diversos momentos de su intercambio intersubjetivo, dialécticoconversacional o dialógico. En estos casos, tanto en francés como en español, se otorga al verbo, como gran relator u organizador enunciativoproposicional, la modalidad aseverativa que orienta directamente hacia los estados de cosas previsibles en positivo y, por el contrario, cuando se 156 configuran estados de cosas imposibles o como no siendo el caso, los verbos precisan de morfología negativa explícita. Pero pese a las grandes semejanzas en estos comportamientos discursivo-verbales, se pueden observar diferencias, en orden a una, si cabe, mayor ambigüedad del español frente a una mayor concreción por parte del francés. Me refiero a enunciados como el que aparece en la entrevista que Juan Carlos Rodríguez hace a Miguel Delibes en LA RAZÓN, 29-II-2004, a propósito de su obra, España 1936-1950: Muerte y resurrección de la novela española, de próxima aparición en la editorial Destino, donde se reflexiona sobre los distintos aspectos de la creación literaria y sobre las actitudes del autor de Los Santos Inocentes. En enunciados como el destacado más abajo, el contexto o memoria discursiva de los distintos momentos enunciativos va configurando el sentido aseverativo de cuanto se dice. El texto que destaco de la mencionada entrevista es el siguiente: «-Finalmente, este libro celebra el número 1.000 de la colección Áncora y Delfín, donde se ha publicado toda su obra narrativa. ¿Qué ha supuesto para usted esta estrecha vinculación a lo largo de 55 años? -Lo considero un premio a mi fidelidad. En mi vida he sido fiel a una mujer, a un periódico, a una editorial…., y me agrada que esas cosas no se olviden, aunque en el caso presente haya tenido que rebuscar y apelar a un «collage» para conseguir un libro». A la hora de citar en estilo directo las palabras de Miguel Delibes en la cabecera del texto, el entrevistador ha tenido buen tino al entrecomillar el buen sentido de las palabras del Académico: Delibes: «He sido fiel a una mujer, un diario y una editorial, y me agrada que eso no se olvide» En efecto, si el entrecomillado de la cita se hubiese hecho reproduciendo el enunciado introducido por la locución «En mi vida», el efecto de sentido presentado hubiese resultado ambiguo, cuando no contradictorio, con respecto a la memoria discursiva en la que se encuentran esas palabras, con incidencia directa en «Lo considero un premio a mi fidelidad». El encabezamiento, al desconectar del contexto sintagmáticodiscursivo (o co-texto), hubiese obligado a marcar el sentido dado por su autor a ese enunciado completo mediante el marcador de sentido siempre, [En mi vida siempre he sido fiel a una mujer,…]; de lo contrario, no se hubiese podido evitar la lectura posible con el sentido contradictorio respecto de lo dicho por su autor, en el sentido de [En mi vida jamás he sido fiel a una mujer,…]. De ahí, el buen criterio que percibimos en la decisión del entrevistador, que, a la hora de tomar las palabras de su entrevistado para titular su entrevista, ha sabido ser fiel a la energía noemático-cognitiva o sentido intelectivo más allá de la mera reproducción de la materia verbal, 157 que, siendo materialmente una reproducción literal, hubiese sido una burda tergiversación de su sentido integral, como hemos comentado. En francés, la traducción de este enunciado introducido por «Dans ma vie» no hubiese dado problemas a la hora de reproducir la traducción de esas palabras en un titular del tipo «Dans ma vie j’ai été fidèle à une femme,…». La traducción negativa hubiese sido una tergiversación o mala interpretación, «Dans ma vie je n’ai pas été fidèle à une femme,…» Más allá de estas configuraciones aseverativas de las construcciones verbales que se actualizan en la dinámica discursiva sin necesidad de morfema verbal ad hoc, como le ocurre al japonés, y más allá también de los lexemas intrínsecamente positivos o negativos, como algo/nada, alguien/nadie, todo/nada, siempre/nunca, vida/muerte, etc., como se ha señalado anteriormente, en 3., tanto el francés como el español poseen una morfología aseverativa específica, que en las dos lenguas presenta unos comportamientos tónicos y átonos que conviene analizar. Es verdad que en la configuración dialógica de los enunciados cualquier unidad lingüística envuelve o puede envolver capacidad predicativa y en tal caso el aseverema inherente a la operación enunciativa como tal debe ser postulado para cualquier enunciado con memoria discursiva, como ocurre a quien ofrece pan o vino, y se le responde que vino o pan: -¿Quieres pan o vino?/Voulez-vous du pain ou du vin? -Pan (¡por favor!)/Du pain (s’il vous plaît!) 7. El carácter integrado del estudio noemático-cognitivo del comportamiento discursivo-sintagmático que postulamos, no es ajeno a los planteamientos de F de Saussure, como lo muestran sus recientemente descubiertos Écrits de linguistique générale, según el texto establecido y editado por S. Bouquet y R Engler, (2002:272): «....c’est tout simplement de la linguistique qu’on nous offre sous le nom de stylistique. Oui, messieurs, tout simplement de la linguistique. Seulement, la linguistique j’ose le dire, est vaste. Notamment elle comporte deux parties: l’une qui est plus près de la langue, dépôt passif, l’autre qui est plus près de la parole, force active et origine véritable des phénomènes qui s’aperçoivent ensuite peu à peu dans l’autre moitié du langage». La configuración sintagmática está presente en Aristóteles, Retórica (III,5-6), al referirse a las 5 condiciones de hablar con coherencia y eficacia: «Una condición, pues, es el buen manejo de las conjunciones; la segunda es hablar con las palabras propias, y no con términos universales. La tercera, no servirse de palabras ambiguas, a no ser que se prefiera lo contrario <...> En cuarto lugar, guardar lo que Protágoras distingue sobre los géneros de las palabras, masculinas, femeninas y objetos <...> En quinto, expresar con exactitud lo múltiple y lo poco y lo uno » 158 Como en un rompecabezas, nadie piensa que ninguna pieza por separado sea la responsable de la figura holonímica resultante, no podemos desconocer que la figura global surge de la combinación de los componentes o entidades meronímicas. Los valores macrosintagmáticos producidos convienen tanto, si no más, al conjunto composicional resultante como a las entidades merológicas intervinientes, separadamente consideradas. 8. En el caso que nos ocupa, el /SI/ en castellano y, en su caso, en francés se encuentra llenando un paradigma deíctico-aseverativo subyacente a sus “alomorfos sintagmáticos”, desde el funcionamiento como”aseverema” tónico, convergente con el movimiento prototípico propio de la tensión I, la de la función aseverativa en su concreción, según G. Guillaume, como muestra morfológica del acuerdo intersubjetivo dentro del comportamiento verbal, hasta el funcionamiento como”aseverema” átono, en la medida en que su semismo deíctico-aseverativo se combina con el de las otras unidades con las que forma construcción sintagmática, convergente con el movimiento propio de la tensión II, la de la función aseverativa en proceso de integración o generalización: {{OUI/SI///SÍ}// {SI-///SI-}} Al observar el comportamiento verbal, a partir del paradigma morfológico-categoremático de la aseveración, nos podemos topar con síes afirmativos, síes irónicos, síes evidenciales, síes deliberativos, síes desiderativos, síes condicionales, síes interrogativos, etc., en la medida en que se obtiene una indudable rentabilidad de la tarea intelectiva del pensamiento organizador de los más variados enunciados, que se vale –sin quedar presa de ellas- de las intuiciones significativo-unitarias primarias de los segmentos verbales. El comportamiento análogo en otras lenguas, el latín (sic/si-), catalán (si/si-), italiano (si/se-), francés (oui-si/si-), portugués (sim/se-), alemán (jadoch/wenn--falls—ob—wie-), inglés (yes/if—whether-), griego (ναι/να-), euskera ( bai/ba-), etc., aunque nunca pueda probar nada, dada su extracción designativo-contrastiva, puede reforzar nuestra hipótesis del carácter lingüístico unitario de estas entidades, de las que la lengua en su dinámica discursiva obtiene una muy rica rentabilidad significativo-discursiva, en su 159 acomodación o asimilación al entorno dialógico-sintagmático en el que actúe, según se concrete en el SI tónico-autonómico o se generalice en el SI átono- o integrado sintagmáticamente, en función conjuntiva, subjuntiva o interjuntiva. 9. En un sentido prototípico o primario, SI se presenta como morfema dialógico-aseverativo anafórico, en virtud del cual el hablante muestra o da cuenta de su acuerdo o actitud aseverativa o concluyente con respecto a una cuestión previa. Pero el hablante puede entrar en otro tipo de valores donde el SI no es el exponente concluyente del testimonio aseverativo a una cuestión previamente planteada, sino el mediador –operador o, en su caso, marcador-, catafórico o anafórico-catafórico, de otra serie de valores complejos, emparentados con el semiotipo prototípico, en la medida en que el SI no es sino el componente meronímico de otra serie de valores inferenciales holonímicos, el anafórico-evidencial, el anafórico(-catafórico)argumental, el catafórico focalizado, tematizado, etc., etc. En tales casos, el valor inferencial del SI- no es sino silogístico, de acuerdo con su etimología, en cuanto inferido combinatorio-frásticamente. Teniendo en cuenta los valores sintagmático-discursivos emparentados en cuanto variantes discursivo-memorizadas o normativas, adaptando a mis propósitos actuales lo planteado en el Homenaje al Prof. Manuel Alvar, Institución “Fernando el Católico”, Zaragoza, el aseverema puede articularse del siguiente modo: /ASEVEREMA/ -en español/SI/ [SI] /NO/ [SI-] [NO-] [n] [] [ ←SI NO] // [SI NO-→] [NO] [n] [←SINO-] [SI/NO// SI-n / NO-n // [←SI NO]/[SI NO-→]// [←SINO] /Siendo n=variedades de 160 construcción sintagmática zaumásico-independiente, hipotáctica y diatáctica, para referir las llamadas optativas, completivas, condicionales, etc. /ASEVEREMA/-en francés- /OUI/ [(AFF)←OUI] [(NÉG)←SI] /NON/ [SI-] [NON PAS QUE] [n] [] [SI...NE...PAS→] [NE...PAS] [NON] [n] [←SINON QUE→] [←MAIS] [←SINON] n=variedades de construcción sintagmática zaumásico-independiente, hipotáctica y diatáctica, para referir las llamadas optativas, completivas, condicionales, etc:. 10. Para los diversos usos discursivos presentados por la memoria o competencia discursiva del español, remito a lo formulado en otro lugar (2003:135-156). De la vigencia de esta familia sistemático-discursiva en la conciencia lingüística de los hablantes pueden darse muchas otras muestras actuales, donde el SI se emplea, en términos sintagmático-discursivos, en las más diversas funciones sintagmáticas, como «enunciado autónomo» –que no independiente–, como «indicador argumentativo diatáctico» o interoracional –acomodando a nuestros propósitos los planteamientos de E. Eggs (1994:58-60)– o, en fin, como «indicador argumentativo hipotáctico» o suboracional, como aspectos fundamentales de la muy variada gramática sintagmático-discursiva de SI. Pero a la hora de dar cuenta de la operación discursivo-verbal, no podemos desdeñar ni el incremento significante producido por el comportamiento sintagmático-discursivo, cuando nos disponemos a ubicar e identificar el sentido global resultante –diversos sentidos discursivos de los que es componente SI-, ni podemos olvidar que el dinamismo sintagmático-discursivo no puede desvirtuar ni anular la identidad de las 161 unidades lingüísticas –nuestro SI como aseverema en cuanto unidad deíctico-aseverativa, operante tanto en construcciones tónicas como en construcciones átonas–, que pese a su respectividad esencial, tanto en la lengua como en el discurso, no por ello dejan de ser unidades verbales con identidad propia. Para terminar, permítaseme aludir a un comentario muy clarificador y anticipador de nuestras reflexiones, cual es el de Greimas (1983 (1976): 68-69): «La transformation peut être considérée, du point de vue paradigmatique, comme une catégorie sémantique (même si son investissement minimal la fait paraître comme un universel du langage) et projetée sur le carré dit sémiotique: S1 S2 /assertion/ /négation/ _____________ où ____________ /négation/ /assertion/ S2 S1 _____________ /négation/ = /assertion/ et ceci donne lieu à la définition interne de la contradiction: S1 et S2 sont contradictoires si S 2 = S1 et S1 = S2 ; la contradiction apparaît ainsi comme un cas particulier de la contrariété. Du point de vue syntaxique, c’est-à-dire du point de vue des opérations qui, effectuées sur le carré, se constituent en suites: _____________ / négation/ ≠ /assertion/ Ainsi l’exemple français de: S1 S2 oui non si S2 S1 montre bien que si n’est pas une simple assertion, mais un lexème chargé de «mémoire» et qui présuppose un énoncé de négation qui lui est antérieur. Le détour que nous venons d’effectuer a un double but. Il s’agit de justifier la projection, sur le carré, des catégories binaires (des contradictoires). Il s’agit aussi de marquer une différence de traitement entre la logique (qui est de nature phrastique et n’opère que par substitutions) et la sémiotique discursive (dont les énocés possèdent, de plus, une signification positionnelle)». Teniendo en cuenta que las condiciones semiótico-discursivas posicionales, sagazmente planteadas por Greimas, son análogas a las que 162 aquí consideramos como noemático-discursivas, podemos saturar el cuadrado semiótico tanto en francés como en español, sólo que con diferente morfología y, sobre todo, con distinta orientación o sentido aseverativo. Con lo cual, si se presenta no ya una mera proyección de formas sistemáticas, sino sus posibilidades aseverativas con memoria noemático-discursiva, los modelos polimórfico-polisémicos previsibles son francamente análogos: S1 ← oui S2 non→ S1 ← sí S2 no→ vs si! ←→ S2 ←→ non! S1 ¡sí!←→ S2 ←→¡no! S1 Si tenemos en cuenta los fundamentos noemáticos del proceso relacional sintagmático-discursivo que podemos cifrar en las tablas de veritativas, al modo de lo señalado en otro lugar (1982:46-73), cabe plantear distintos momentos anafóricos extradiscursivos e intradiscursivos del aseverema en ambas lenguas. En efecto, junto al aseverema deícticoanafórico afirmativo-veridictivo, oui (1.), el francés presenta el aseverema deíctico-anafórico afirmativo-contradictivo o contradiccional, si! (1.1.), mientras que el español, junto al aseverema deíctico-anafórico afirmativoveridictivo sí (I.), presenta el aseverema deíctico-anafórico afirmativocontradictivo ¡sí! (I.I.). Funcionamiento análogo presenta el aseverema deíctico-anafórico negativo, que en las dos lenguas se manifiesta de forma análoga, tanto en situación veridiccional, non/no, (2./II.), como en situación contradictiva, non!/¡no! (2.1./II.II). Dejando constancia de mi gratitud por su sabio asesoramiento a mi cuñada, Françoise Nicolas, Profesora de Francés de la Escuela Oficial de Idiomas de Alicante, véanse los siguientes enunciados: 1. 1.1. I. I.I. 2. 2.1. II. II.II. Avez-vous mangé?-Oui. Vous n’avez pas mangé?-Si! ¿Ha comido usted?-Sí. ¿No ha comido usted?-¡Sí! Avez-vous mangé?-Non. Vous avez mangé, n’est-ce pas?-Non! (bien sûr que non) ¿Ha comido usted?- No. ¿Usted no ha comido (no es cierto)?- ¡No! (¿Por qué tendría que haberlo hecho?) Para concluir, insistamos en que todo enunciado, por el hecho de serlo, asevera cuanto dice y por lo mismo puede ser evaluado sobre sus 163 propiedades veridictivas a partir del estado de cosas, de cuya configuración prototípica clasificatorio-esencializadora el enunciado es una prefiguración utópica. El encadenamiento paratáctico de enunciados responde a la necesidad articulatoria, de la que se hace virtud, en la medida en que el decir directo sin la intermediación de marcadores discursivos o metadiscursivos deja incólume la capacidad decidora de la lengua toda, como se observa en el decir poemático, en las descripciones, en los inventarios, en los resúmenes, etc., etc. No obstante, si todo enunciado autónomo es λογος, por el hecho de ser instrucción intersubjetiva bona fide o aseverativa, la concatenación sintagmática de enunciados se comporta como una suerte de silogismo, en sentido etimológico en cuanto enunciados concomitantes en un fenotexto o texto dado, y también en sentido inferencial pleno, si se tiene en cuenta el proceso inevitable de dinamización del genotexto, en cuya virtud la materia verbal configurada estético-perceptivamente se hermana y sustenta en su energía significativo- intelectiva o configuración noemática. BIBLIOGRAFÍA Almela Pérez, R. 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En este estudio sobre la llamada pasiva pronominal propongo examinar las tesis siguientes: (a) (b) (c) la construcción que se llama tradicionalmente pasiva pronominal no es una pasiva, ni formalmente, ni funcionalmente; la pasiva pronominal española y románica es una construcción inestable que sufre un cambio importante respecto a la conceptualización de la acción expresada; los idiomas romances que abordamos aquí (español, italiano y superficialmente el rumano) presentan etapas diferentes en el mismo desarrollo. 1. La hipótesis pasiva de las construcciones pronominales del tipo se venden libros y se cultiva el campo consideradas como equivalentes de la pasiva perifrástica con el V copulativo ser constituye el fundamento de la lógica de la gramaticografía tradicional en español y en la mayoría de las lenguas románicas. Véase a título ilustrativo la gramática de la Real Academia Española (1973:382): “La paz fue aceptada equivale a La paz se aceptó. Si el sujeto pasivo estuviese en plural, diríamos respectivamente, Las paces fueron aceptadas o Las paces se aceptaron.” Al mismo tiempo esta lógica es responsable de ciertas inconsistencias entre la actitud prescriptiva y el uso. Así la misma gramática de la Real Academia (1973:379) considera la presencia de un complemento de Agente como evidente: “La paz fue firmada por los embajadores” equivale a Se firmó la paz por los embajadores”. Una opinión semejante se nota en varias gramáticas, a pesar de que por + agente resulta extremadamente raro con la construcción pronominal (J. Alcina Franch / J. Blecua 1980:918-919). Otros autores consideran su uso con la pasiva pronominal como gramaticalmente incorrecto e inaceptable1. G. DeMello (1997:132) sugiere que los raros casos de SP marcados por por con un V 1 Para una visión global de la polémica, véanse W. Oesterreicher (1992:250-251) y J. De Kock / G. DeMello (1997:127-133). 166 pronominal se interpretan como adverbios (causa, instrumento o medio) más bien que como Agentes prototípicos. Verdad es que el SP contiene casi sin excepción un N pl, un colectivo o un referente genérico2, raras veces un N humano definido en sg. W. Oesterreicher (1992:253) llega a un conclusión similar: “auch im Spanischen ist der prototypische Agens im Prinzip in der se-Konstruktion mit passivischem Sinn nicht ausdrückbar”, pero “nichtprototypische <Agentes> wie die semantischen Rollen <Kraft>, <Causa>, <Instrument>, <Mittel>, <Konkomitanz> etc. können nämlich durchaus mit por konstruiert werden.”3 La hipótesis pasiva implica también que el objeto directo del V transitivo se transforma en sujeto y provoca obligatoriamente la concordancia del V pronominal. La gramática normativa es particularmente significativa a este propósito: “lo más intolerable sería: “Se olvida los beneficios”; “Se fertiliza los campos” (A. Bello / R. Cuervo 1970:267) y: “Hay otra incorrección que se está desarrollando modernamente, aun entre grandes escritores, de carácter bastante desagradable, y que consiste en poner el verbo en singular aun cuando la cosa que siga esté en plural” (Américo Castro citado por F. Marcos Marín 1980:291). En realidad la concordancia del V transitivo pronominalizado con su objeto directo inicial constituye el único argumento formal que permite a los gramáticos definir el SN como sujeto y consecuentemente la construcción pronominal como pasiva. En efecto, el SN que desencadena la concordancia manifiesta por otra parte todos los rasgos sintácticos y semánticos de un objeto más bien que de un sujeto. En primer lugar, ocupa casi siempre la posición postverbal. Sólo se admite en posición preverbal un SN definido, lo que además da frecuentemente lugar a una lectura causativa. Luego, la inmensa mayoría de los SN son indefinidos, no anafóricos e inanimados (cf. R. Hidalgo 1994:176). Estas propiedades caracterizan al objeto directo y lo diferencian del sujeto prototípico en el marco de un enfoque semántico y no discreto de la noción de transitividad y de sus argumentos. Por último, incluso un N genérico, que en función de sujeto exigiría en sg un artículo definido, se construye con un indefinido en la pasiva pronominal: Se bebe vino en el Mediterráneo. Es verdad que el SN sujeto de la pasiva pronominal raras veces tiene 2 Algo similar se concluye sobre el empleo excepcionalmente frecuente de este complemento en los textos jurídicos (cf. C. Sánchez López 2002:61). Cf. también el ejemplo bien conocido del título de una obra de J. Menéndez Pidal: Romances que se cantan por los Asturianos. 3 Nótese también el ejemplo que facilita Sánchez López (2002:51): Se prohibió fumar por orden gubernamental. 167 un referente humano y en el caso afirmativo suele posponerse al V: Se necesitan obreros calificados Un referente humano definido o individuado tiende a provocar una interpretación activa en las lenguas románicas si se antepone al V4: Los representantes se anuncian I testimoni si cercano Os monarcas acusam-se Por lo tanto en principio una lectura pasiva (no causativa) sólo es posible en posición postverbal, por lo menos en italiano, portugués y rumano: Si cercano i testimoni del incidente Acusam-se os pequenos industriais de que são um peso morto (E. Gärtner 1998:619) Inainte de a fi adusa martora se întreaba înculpatul En español, al revés, la misma construcción con sujeto humano pospuesto sólo se observa en los estadios antiguos del siglo XV al XVII. Véanse los ejemplos siguientes de A.Bello / R. Cuervo (1970:482): De tal manera consentía que se tratasen los andantes caballeros (Cervantes, Quijote) Degolláronse todos los enemigos a vista de la ciudad (Coloma, Guerras de los Estados Bajos) Hoy, como sabemos, el SN humano definido está marcado por la preposición a siguiendo las mismas reglas que rigen el empleo de a delante del objeto directo: Se acepta mejor al abuelo que al tío (Jim.) Se oprime a los pobres (Torrente Ballester, Filomeno a mi pesar, 130) Siempre este largo silencio después de que se nombraba a mamá (Martín Gaite, Entre visillos, 23) La gramática española explica la ocurrencia de a como una estrategia de desambiguación, como lo ilustra el comentario que se lee en la gramática de la Real Academia española (RAE 1973:382): “Por ejemplo, la frase ambigua Se obsequian las señoras se convierte en Se obsequia a las señoras, donde no hay duda posible”. A. Bello / R. Cuervo (1970:261) hacen una reflexión similar: “si el sujeto fuese un ser capaz de la acción significada por el verbo, la construcción ofrecería dos sentidos diversos, o tal vez ofrecería naturalmente el reflejo. ‘Se miraban los reyes como superiores a la ley’ pudiera significar o que se miraban a sí mismos o que 4 A menos que se trate de una construcción pasiva pronominal genérica del tipo: Las mujeres no se conocen nunca bien en los que el sujeto puede interpretarse asimismo como semi-agente (C. Sánchez López 2002:66-67). En este estudio no insistiremos en la posición de este tipo de construcción pronominal, que consideramos como una mera variante genérica de la pasiva pronominal con la misma trayectoria derivacional. 168 eran mirados; pero quizás más naturalmente lo primero.” Por el otro lado sorprende que el problema no se plantee en los mismos términos en las gramáticas de los demás idiomas romances, en los que la posición postverbal parece ser suficiente5. Es particularmente sorprendente en rumano que dispone, igual que el español, de una preposición (pe) para marcar el OD humano definido bajo condiciones análogas, pero que nunca recurre a esta preposición en la construcción pronominal pasiva6: se auzea cineva plescaind prin apa (Preda, orometii, 13) “Se oía a alguien chapotear en el agua” striga ca se vede jandarmul (Ibid. 336) “Gritó que se veía al guardia” Balosu nu se mai vazu (Ibid. 145) “Ya no se vio a Balosu” a no ser que la ocurrencia de a en español no sea la marca de un auténtico OD. El estatuto gramatical de este SN marcado por a está efectivamente controvertido en la tradición gramatical española. A se interpreta como la marca sea de un OD sea de un OI7. La primera solución es consecuente con la hipótesis pasiva, que opera por definición sobre una construcción transitiva. Se apoya además en la pronominalización: las formas acusativas lo(s), la(s) ocurren en la construcción pronominal, sobre todo en fem. (cf. los ejemplos de E. Alarcos Llorach 1994:209-211): Se la admitió sin reparos en la clase Impidieron que se lo tomase en serio como escritor [a él] El Coronel ha empalecido. Se lo nota tenso Su presencia está condicionada también geográfica y socialmente (cf. F. García González 1996:387-405) y considerada a menudo como una derogación de la norma8. La segunda solución concuerda con el desarrollo diacrónico: la pronominalización por las formas acusativas es mucho más reciente que la del dativo en la pasiva pronominal: “desde que aparecen con pronombre las frases verdaderamente impersonales, llevan le y les” (A. Bello / R. Cuervo 5 Cf. también las reservas formuladas a este propósito por A. Martín Zorraquino (1979:160-161). Cf. también Dumitrescu (1983). En rumano la pasiva pronominal no tiene la misma extensión que en las demás lenguas románicas. Se extiende a los verbos intransitivos, pero no a los verbos copulativos, ni a las oraciones pasivas (cf. Dobrovie-Sorin 1986, 1994, 1995). La diferencia entre rumano y español podría explicarse en parte por un comportamiento diferente del OD preposicional rumano (cf. E. Roegiest 2001) pero también por una conceptualización diferente de la pasiva pronominal (cf. infra). 7 Compárense p.ej. las opiniones divergentes de A. Bello / R. Cuervo (1970:266) y de A. Alarcos Llorach (1994:208-212) por una parte y de F. Marcos Marín (1980:290) por otra parte. 8 Cf. el comentario de A. Martín Zorraquino (1979:170-179). 6 169 1970: 483). El uso tradicional y la frecuencia general, incluso en fem. hacen concluir a R. Cuervo que el SN humano marcado por a debe ser analizado como OI. La explicación es a la vez diacrónica y sincrónica: por un lado le se hubiera generalizado por analogía con se le dice, se les ruega, y por el otro lado por la necesidad de diferenciación con relación a la construcción activa se lo quita, se lo entrega en que se representa al OI y lo al OD, tanto más que en la pasiva pronominal “la tradición sintáctica […] hacía sentir siempre un acusativo en el pronombre reflejo y no fué posible introducir otro acusativo.” (A. Bello / R. Cuervo 1970:485). Otra antigua teoría propuesta por Bello y recuperada recientemente atribuye la presencia del OI humano a rasgos inherentes a la pasiva pronominal: la pasivización se hace a partir de un paciente sobrentendido en se le admira, lo que explicaría al mismo tiempo la pasivización del verbo intransitivo a partir de un OD implícito o cognado (cf. Sánchez López 2002:40-41)9. Resulta curioso que bajo estas condiciones el V de la pasiva pronominal concuerde a veces en pl. con el SN humano definido marcado por a. Desde sus primeras manifestaciones en el siglo XV hasta hoy, el fenómeno pervive –aunque de manera reducida– tanto en el registro escrito como en la lengua hablada, como lo subrayan ampliamente los ejemplos aducidos por A. Martín Zorraquino (1979:163-166): Fue recibido con grandes juegos e danzas, como se suelen recebir a los reyes que de alguna conquista vienen victoriosos (Crónica Juan II) Orden por la que se nombran funcionarios de nuevo ingreso en el Cuerpo de Ingenieros de Minas a los aspirantes que se indican (Boletín Oficial, apud F. Marcos Marín 1980:281) el cuartel donde […] se han ajusticiado a varios criminales de guerra (R. Arenas: Otra vez el mar 57) Las explicaciones alegadas habitualmente para esta concordancia no son muy satisfactorias. Se trataría bien de una contaminación con la construcción sin a (Bello / Cuervo), bien de una vacilación de una construcción inestable (Cartagena), bien de una concordancia en pl. con un agente inespecífico subyacente (Schroten)10. 9 El planteamiento semántico y multifactorial de la transitividad en una aproximación lingüística cognitiva subraya el carácter gradual y no discreto del concepto gramatical de la (in)transitividad y permite así entrever varios grados de transitividad. 10 Esta última solución parece tanto más discutible que el V no se pone nunca en pl. cuando el SN humano se usa en sg. Para más detalles cf. A. Martín Zorraquino (1979:164-166). Además contrasta con la imposibilidad de hacer concordar atributos en pl. contrariamente al italiano donde el sujeto tácito se interpreta como pl. (cf. Sánchez López 2002:22): Non si è mai contenti / *no se está nunca contentos. 170 2. De la descripción precedente se concluye que por un lado el SN que la gramaticografía define como sujeto –basándose en la concordancia verbal– manifiesta un comportamiento poco subjetivo y que por el otro lado la misma concordancia se hace con SSNN que difícilmente pueden definirse como sujeto de modo que la concordancia tampoco es un indicio suficiente de subjetividad. Estas observaciones debilitan considerablemente la hipótesis pasiva. Una comparación con la pasiva perifrástica muestra efectivamente que la construcción pronominal sólo coincide parcialmente con los dominios funcionales que se suelen atribuir a la pasiva. En el marco de un análisis prototípico (cf. T. Givón 1982, 1990, F. Palmer 1994: 172, B. Primus 1999: 217), se reconoce generalmente que la pasiva canónica asume tres funciones fundamentales. (a) La función primaria la constituye la desagentivización o detopicalización (democión como tópico) del actante más dinámico (cf. Shibatani 1985: “defocusing of the Agent”). Son factores contextuales los que determinan esta democión: el Agente puede ser desconocido, obvio o sin interés para el locutor y consecuentemente ser relegado al segundo plano donde puede –aunque no debe– aparecer como rematizado. B. Primus (1999:219) especifica más: “a prototypical passive does not change the thematic structure of the predicate. A passive verb conveys the same thematic information as the corresponding active one, but it has a reduced argument structure.” Eso significa que el Agente no se realiza sintácticamente en el predicado11, pero que se mantiene como relación semántica del predicado pasivo12. (b) Simultáneamente el no Agente sufre una promoción pragmática o topicalización y una promoción sintáctica o subjetivización. Es sabido que la pasiva canónica es más natural si su sujeto es definido y anafórico (cf. e.o. R. Hidalgo 1994:171). La pasiva canónica implica pues una inversión de los roles temáticos y, en contraste con la construcción activa centrada en el participante más dinámico, la pasiva está centrada en el participante menos dinámico (cf. M. Manoliu 1994:88). 11 Citamos a B. Primus (1999:222-223): “The agent phrase surfaces in a non-argument position and receives its thematic interpretation by the preposition by.” et “prototypical passives ‘background’ the agent syntactically by reducing its primary structural position”. 12 Cf. también M. Manoliu (1994:94): “the plain passive demotes the Agent, but does not eliminate it from the underlying structure”, en que interpretamos la estructura subyacente (“the underlying structure”) como la estructura semántica de los roles temáticos. 171 (c) La pasiva implica una detransitivización de la acción en una perspectiva resultativa. Como el Agente acaba por ocupar una posición oblicua o adverbial, la desagentivización ocasiona una reducción de la valencia verbal. Desde este punto de vista no sorprenderá que la pasiva canónica sea formalizada generalmente por auxiliares estativos como ser/essere/être y un participio pasado. Claro está que la construcción pasiva es semánticamente menos transitiva, pues es más estática que la activa (cf. T. Givón 1982:34). La pasiva pronominal no participa de estos dominios funcionales. Está claro que la reflexivización de que resulta la pasiva pronominal repercute en las propiedades funcionales de la última13 y da cuenta de los contrastes con la pasiva canónica. Aunque sea de otra índole, sabemos que la reflexivización opera igualmente (lo mismo que la pasiva perifrástica) sobre la transitividad14. Así M. Selig (1998) subraya que la reflexivización se caracteriza particularmente por el hecho de que un solo referente asume dos roles semánticos distintos. Reduciendo de este modo la distancia referencial, la construcción reflexiva ocupa una posición intermedia en la escala de la transitividad semántica entre una proposición monoactancial y una proposición biactancial: “Reflexives in many languages have properties which can be explained by appealing to their intermediate status between one-argument and two-argument clauses” (P. Hopper & S. Thompson 1980:277). La construcción pronominal se emparenta pues con la pasiva porque se caracteriza igualmente por una detransitivización y por una reducción de la valencia verbal. En la pasiva pronominal y en otras construcciones pronominales, como las que se llaman tradicionalmente medias (la cuerda se rompe, las luces se apagan), la reducción actancial tiene por objeto al Agente15, pero esta desagentivización se distingue de la de la pasiva canónica por no haber inversión de roles: el Agente no está rematizado, sino eliminado o no implicado como rol temático16. Queda suprimido al nivel semántico. Este hecho explica por qué, en contraste con la pasiva canónica, la ocurrencia del Agente como objeto oblicuo marcado por la preposición por nunca se impuso con la pasiva pronominal. Aun así el participante activo puede presentarse al nivel pragmático, es decir en el contexto extralingüístico. 13 Cf. T. Givón (1995:75): “their structure still reflects many features of their earlier point of origin.” Cf. W. Oesterreicher (1992:243-244) quien recuerda la observación de E. Coseriu según la cual el significado de la reflexividad sería “l’inversion (ou négation) de la transitivité”. 15 Según J. Grimshaw (1990:156), los V pronominales se caracterizan como V inacusativos y por eso no llevan argumento externo al SV. 16 W. Oesterreicher (1992:253) lo formula como sigue: “Anders als das Passiv ist die grammatische Pseudoreflexivität in allen romanischen Sprachen grundsätzlich rezessiv, agensnegativ”. 14 172 Cualquier acción detransitivizada implica la existencia de una fuente de energía, cuyo prototipo es humano17. Lo confirma el hecho de que la pasiva pronominal no se aplica sino a acciones que presuponen imperativamente un participante activo humano18. Lo confirma también la ocurrencia posible de ciertos adverbios agentivos o de subordinadas finales que refieren a tal participante19: Se retrasó la reunión deliberadamente. Se retrasó la reunión para esperar a los que faltaban. Al mismo tiempo, el Paciente se topicaliza muy pocas veces, como lo demuestra R. Hidalgo (1994:180-183) quien observa que el Paciente (generalmente indefinido) de la pasiva pronominal lleva un valor elevado de distancia referencial y un valor de persistencia temática muy débil. Si a pesar de todo ocurre una topicalización del Paciente –únicamente posible con un SN definido– esa topicalización implica en la mayoría de los casos un proceso dinámico sin Agente, en el que el sujeto se interpreta virtualmente como el participante más activo (la puerta se abre sola, la cuerda se rompió sola, las luces se apagaron inesperadamente) o como un participante dotado de unas propiedades que contribuyen a la realización de la acción (este libro se vende fácilmente), de modo que puede ser concebido como teniendo cierto control sobre la acción20. De ahí se infiere que la construcción con se no está centrada ni en el Agente (como la activa), ni en el Paciente (como la pasiva), sino en la actividad misma, a la que se puede relacionar el Paciente. Prescindiendo de la fuente del proceso y detransitivizando la acción, la construcción pronominal focaliza el evento. Este análisis es compatible con el análisis propuesto por M. Manoliu (1994:88) y recuerda la observación de S. Fernández (1986:114-115), cuando opone la pasiva pronominal (se ve, se dice, etc.), que se concentra exclusivamente en la acción, a la 3a persona del pl. (ven, dicen, llaman) que incluye un realizador localizable fuera de las personas del discurso: Con el verbo ver, por ejemplo, la fórmula reflejo-pasiva suele realizar una total objetivación, remueve de nuestras representaciones la idea de sujeto que percibe: se 17 Todas las construcciones pasivas impersonales suponen universalmente un Agente humano. Como el primer uso de la lengua es el discurso, parece que los elementos no referenciales toman su referencia de los participantes en el discurso que son humanos por definición (cf. C. Sánchez López 2002:23). 18 E. García (1975:200) señala la inaceptabilidad de oraciones como *?se susurra en las ramas, *?se come heno en la finca. Cf. también C. Otero (1968:1844): “se usa esta partícula sólo cuando el verbo admite un sujeto humano que ha de dejarse inexpresado.*Se cuesta mucho no es posible en español y se rebuzna a menudo o se llueve a voluntad del interesado sólo son posibles en sentido traslaticio.” 19 Véase C. Sánchez López (2002:58-59) a la que prestamos los ejemplos citados. 20 Cf. M.Manoliu (1994:108) y la nota 4 supra. 173 ve(n) equivale muchas veces a aparece(n) […]. En cambio la 3a p. pl. actualiza el acto: ven (vieron, veían …) es el acto de sorprender, descubrir, observar, realizado por alguien en una situación determinada.21 Por consiguiente, ni formalmente, ni funcionalmente la pasiva pronominal puede ser puesta en un pie de igualdad con la pasiva canónica. Formalmente el V pronominal concuerda con un SN que lleva las marcas de un OD, incluso de un OI (en los raros casos en que el V pronominal concuerda con un SN marcado por a). Semánticamente, la construcción focaliza el evento y pragmáticamente prefiere proposiciones con una estructura tética22. Mientras que la pasiva perifrástica que por ser pacienteorientada conceptualiza la acción expresada desde una perspectiva resultativa, la llamada pasiva pronominal con concordancia verbal es proceso-orientada. Esta diferencia de organización conceptual da cuenta de lo que Mendikoetxea (1999:1670-1671) llama el uso más irrestricto de la pasiva pronominal. Los verbos intransitivos con objeto cognado (como dormir, hablar), los verbos de movimiento con objeto adverbial (como andar, correr), verbos con una completiva como OD (se dice que…), locuciones verbales con verbos léxicamente débiles (dar razón, dar una vuelta, etc.) aceptan el proceso de reorganización operado por se, pero no la aplicación de la pasiva perifrástica, porque con se el Paciente no se topicaliza y mantiene consecuentemente su posición postverbal. La pasiva pronominal representa pues un tipo particular de conceptualización, distinto de la pasiva, pero que recuerda formal y funcionalmente a una estructura tipológicamente ergativa, tal como la define e interpreta R. Langacker (1991:380-381). En el planteamiento cognitivo de R. Langacker (1991:291), la organización formal de una estructura ergativa que presenta al Paciente como el argumento no marcado y con el que concuerda el V, conceptualiza el proceso expresado como un evento que afecta a los actantes, en vez de como una acción dinámica vista a partir de la fuente de la actividad, o sea desencadenada por un Agente. La tipología española es particularmente sensible a este tipo de estructura ergativa, o quizá más correctamente a lo que los tipólogos llaman la partición intransitiva (split intransitivity)23: el hecho de que los 21 S. Fernández (1986:114). La aproximación funcional entre se ve(n) y aparece(n) confirma la posibilidad de un parentesco entre la pasiva pronominal y un enunciado tético, como la construcción presentacional. Según M. Manoliu (1994:110), esta similitud resulta de que la pasiva pronominal está centrada en el mismo evento. 22 Cf. C. Sánchez López (2002:54 nota 46). 23 Según B. Primus (1999:116-119) el fenómeno de los VV inacusativos con sujeto pospuesto como en alemán corresponde al fenómeno de la partición intransitiva. Rechaza la hipótesis ergativa en una lengua acusativa como el alemán, argumentando que el sujeto de los VV inacusativos no es un argumento primario o externo al SV, como sería el caso en una lengua tipologicamente ergativa. 174 argumentos de ciertos VV intransitivos (generalmente los VV inacusativos) se comportan como los Pacientes de los VV transitivos: faltan ejemplos interesantes, crecen amapolas en el campo. De la misma forma el español dispone de una estructura sintáctica pronominal peculiar para referir a procesos espontáneos (unplanned occurrences): Se le olvidó la llave Se le rompieron las gafas Se me acuerda tu carta El participante humano aparece como OI en vez de S, mientras el V concuerda con el Paciente (originariamente OD) que sigue marcado como tal por su posición postverbal. Así la desagentivización y la detransitivación operadas por se formalizan la falta de responsabilidad por parte del participante humano. La acción transitiva está conceptualizada como un evento «experimentado» que afecta a los actantes y no como un proceso causativo provocado por un Agente volitivo y responsable24. El paralelismo entre estas construcciones y la pasiva pronominal es obvio y podría además dar cuenta del uso enigmático de la marca dativa para referentes humanos (se le acepta, se les oprime, etc.). En vez de imputar el fenómeno a una eventual ambigüedad con se lo (< le lo), la desagentivización propia a la pasiva pronominal sería una condición suficiente para que cualquier argumento humano no volitivo aparezca como dativo, por analogía con las formalizaciones que se observan en las demás construcciones en las que falta un Agente volitivo25. En otros términos, las marcas del OI sirven para significar que el argumento humano y definido no asume la función de argumento más prominente, contrariamente a la interpretación prototípica. 3. En el marco del razonamiento que acabamos de elaborar, la concordancia verbal generalizada, la concordancia aberrante con el SN marcado por a y la pronominalización por le(s) hacen todas parte de la misma organización sintáctica que acabamos de denominar ergativa o de partición intransitiva. Estos hechos ya no están respetados en las etapas más recientes del español. El abandono de la concordancia verbal, la pronominalización por el acusativo tanto del referente humano como inanimado, la aplicación de se a VV intransitivos (se vive tranquilo, se habla de política) e inacusativos (se entra por aquí), a VV copulativos ((nunca se está seguro de nada) y a la 24 Cf. también R. Schmidt-Riese (1999) y J. Bechert (citado par B. Primus 1999:71) quien ve en esta construcción un nuevo tipo de organización formal. 25 Hasta cierto punto pero a partir de otras premisas, se confirma así la intuición de Bello/Cuervo (1970:266), según la cual le no representaría un OD, sino un OI. 175 pasiva (se sufre mucho cuando se es traicionado por los amigos), interpretados en la gramaticografía como impersonales en vez de pasivas, pertenecen a otra lógica gramatical y constituyen el desenlace diacrónico de la pasiva pronominal como construcción inestable. Cambia efectivamente la estructura conceptual del proceso, cuando el SN postverbal no desencadena la concordancia del V, se pronominaliza por un pronombre acusativo y cuando la reflexivización se aplica a cualquier construcción intransitiva (incluso a construcciones pasivas y copulativas): estos hechos señalan que ya no hay detransitivización y que la acción se concibe como potencialmente dinámica, enfocada como cualquier estructura acusativa, o sea a partir del iniciador, la fuente natural de la transmisión de actividad26. La desagentivización no implica más que la indeterminación del participante activo. La construcción pronominal conceptualiza esta vez una actividad que procede de un Agente inespecífico, pragmáticamente localizable. Desde ahora el Agente hace parte de la estructura argumental, aunque siga implícito. El clítico se, morfema verbal que como se sabe no asume el estatuto sintáctico de sujeto gramatical27 pasa por un marcador del sujeto inespecífico. Como la posición del participante activo está rellenada conceptualmente, resulta natural que el SN Paciente sea pronominalizado por un pronombre acusativo en vez de Ø o un pronombre nominativo. La misma conceptualización explica las restricciones bien conocidas (cf. C. Sánchez López 2002:47-48) con las formas no finitas del V: No habiéndose descubierto al culpable, resulta imposible determinar… No habiéndose trabajado lo suficiente,… ??No habiéndose llegado a tiempo de solucionar el conflicto,… *No siéndose feliz en el matrimonio,… *Habiéndose sido maltratado, es difícil volver a fiarse de nadie.28 Como con un V inacusativo, pasivo o copulativo se implica la misma indeterminación del Agente que la morfología de las formas verbales no finitas, sólo ocurrirá se pasivo en cuanto modifique la organización conceptual de la oración, o sea con un V transitivo o ergativo. 4. Si comparamos la construcción pronominal española con la italiana, se destacan, a pesar del paralelismo entre ambos idiomas, algunas divergencias menores sorprendentes. 26 De ahí que R. Hidalgo (1994:173) pone intuitivamente que la construcción impersonal sin concordancia verbal es al mismo tiempo la más activa. 27 Para más detalles cf. E. Roegiest / A. Spanoghe (1993:293-294) y C. Sánchez López (2002:20-21). 28 Los ejemplos provienen de C. Sánchez López (2002:48). 176 (1) En italiano el atributo del V cópula y el participio de la pasiva con essere y del passato prossimo de los VV intransitivos con auxiliar essere concuerdan en pl. mientras que el V se conjuga en sg.: Qui si è felici Quando si è vecchi, si resta all’ombra anche avendo dello spirito (Servo, apud Wehr 1995:182) Si è pagati dal ministero, non dalla regione (Cennamo 1993:40) Si è partiti all’alba (Cennamo 1993:39) En español, por el contrario, el atributo no concuerda en plural aunque sí tiende a aceptar la concordancia de género29: Hoy no se está segura en ningún sitio En vez de una referencia a un humano inespecífico, que justificaría una concordancia en plural como en italiano, se trata de una referencia virtual al locutor, lo que constituye una de las funciones estilísticas del pronominal impersonal condicionada por factores pragmáticos30. (2) El clítico si en italiano está más íntimamente ligado al lexema verbal que el clítico español que puede ser separado por otros clíticos: it. Lo si vede esp. Se le ve Además en italiano la posición de si depende de su función. Como pronombre reflexivo si precede a los demás clíticos; como marcador impersonal, si ocupa siempre la última posición cerca del V: se lo spiega (= se lo explica < le lo explica) vs lo si spiega (= se le explica). (3) En español se pasivo-impersonal es incompatible con el pronombre se de cualquier V pronominal. La secuencia se se es imposible. En italiano tampoco es aceptable la secuencia si si pero el italiano desarrolló un alomorfo ci que se combina con el pronombre si del V pronominal: it. Ci si lava esp. *Se se lava En este caso, la mayoría de los italófonos no aplican la concordancia con el SN (cf. L. Renzi 1988:1,106): Ci si compra molte cose inutili *Ci si comprano molte cose inutili (4) El italiano recurre a la construcción pronominal como equivalente de la 1ª persona pl. El morfema si se sustituye al sufijo –iamo y puede combinarse con el pronombre tónico de la 1a persona pl.: Andiamo a Roma = (noi) si va a Roma Noi ci si è bevuto una birra Si pensa prima sempre a noi stessi 29 30 Véase la encuesta efectuada por M.A. Martín Zorraquino (1979:210-212). Cf. M.A. Martín Zorraquino (1979:273 nota 101) y C. Sánchez López (2002:23). 177 En español también el locutor puede sustituir la 1ª o la 2ª persona por la construcción pronominal, pero el fenómeno no tiene ni la misma importancia, ni la misma función: se trata siempre de una estrategia pragmática consciente e intencional por parte del locutor31, contrariamente al italiano contemporáneo que gramaticalizó la referencia a la 1ª persona pl. por si impersonal a principios del siglo XX (cf. B. Wehr 1995:242). Todos los hechos peculiares del italiano y divergentes del español son al mismo tiempo innovaciones recientes y se observan en la lengua del norte, no en el sur (cf. B. Wehr 1995 y M. Cennamo 1997). Todos suponen la referencia a un participante activo. La marca del plural en el atributo o en el participio verbal y la posible equivalencia con la 1ª persona del plural sólo pueden justificarse por la referencia a un sujeto activo indeterminado y por lo tanto no individuado. Consecuentemente, como el morfema si es la marca de una proposición con S indeterminado, se puede destacar del paradigma de los pronombres objetos: por eso su posición sintáctica con relación al lexema verbal puede diferir de la del pronombre reflexivo si; por eso también puede desdoblarse con los verbos pronominales y tomar la forma de un alomorfo (ci si lava). De lo que precede se deduce que el italiano ha evolucionado más hacia una conceptualización dinámica de la construcción pronominal que el español y que valoriza más lo impersonal que lo pasivo/ergativo. Dos fenómenos más corroboran nuestra tesis. El italiano contemporáneo ha generalizado la pronominalización del SN por el acusativo (lo si vede, la si compra, le si mangia). Este uso, raro en italiano antiguo, es considerado hoy como perfectamente gramatical (Lepschy & Lepschy 1977:218) y aceptado por todos los italófonos (L. Renzi 1988: 1,102). Sabemos que el mismo fenómeno se manifiesta en español pero se limita generalmente a los SSNN humanos. La ocurrencia del pronombre acusativo es de todos modos menos sistemática que en italiano. Algo similar se observa con la concordancia del verbo. En ninguna variante española se generalizaría la no concordancia según M.A. Martín Zorraquino (1979:154155)32. Paralelamente la no concordancia es habitual en la lengua hablada del italiano del norte y del centro y la concordancia se restablece a partir de 31 Referimos al comentario de M.A. Martín Zorraquino (1979:269 nota 100): «aun en los casos en que se parece sustituir a la 1ª persona, la representación del yo es más tenue […] que cuando se usa uno […]. Para los ejemplos en que la construcción con se representa a tú (o usted), el proceso queda también atenuado». 32 Lo confirma un estudio de DeMello (1995) citado por C. Sánchez López (2002:36-37) y que analiza el corpus de la norma culta de las capitales hispanas. 178 la frontera meridional de la Toscana (cf. B. Wehr 1995: 189,194,233). La comparación entre el español y el italiano muestra que el italiano estándar y el italiano del norte han optado deliberadamente por una concepción agente-centrada, tipológicamente acusativa de la construcción pronominal. Una comparación con el rumano –que no podemos profundizar aquí– revelaría que este idioma se sitúa al lado opuesto al italiano en la escala proceso-centrado vs. Agente-centrado, como lo confirman los estudios de Dobrovie-Sorin (1986, 1994, 1995). En rumano la construcción pronominal con se sólo se aplica a VV transitivos o ergativos (a los que se puede atribuir un objeto cognado), no a los predicados atributivos o pasivos, e implica también la concordancia con un Paciente humano (cf. supra): *Nu se este niciodata multumit33 «No se está nunca satisfecho» *Adesea se e tradat de prieteni falsi «A menudo se es traicionado por falsos amigos» El mismo principio da cuenta del contraste entre el español y el italiano por un lado y el rumano por el otro lado con los VV de control: *Se încearca a lucra corect Se intenta trabajar correctamente *S-a promis a respecta dispozitiile Se prometió respetar las disposiciones *Se spera a ajunge la capatul drumului Se espera llegar al final del camino Estas construcciones exigen generalmente un Agente controlador del que el rumano no dispone porque conceptualiza la pasiva pronominal como un evento, y no como una acción dinámica a partir de un iniciador / controlador34. 5. Llegamos a las conclusiones siguientes. (a) La pasiva pronominal en romance es una construcción tipológicamente inestable que evoluciona desde una estructura conceptual proceso-centrada hacia una estructura Agente-centrada. Los desarrollos más recientes pertenecen a la segunda estructura que es tipológicamente acusativa. (b) De las tres lenguas consideradas el italiano estándar pasa deliberadamente a una conceptualización dinámica centrada en el Agente, mientras que el español, los dialectos italianos meridionales y sobre todo el rumano conservan mejor el carácter proceso-centrado de la construcción 33 34 Los ejemplos rumanos provienen de Dobrovie-Sorin (1995). Para más detalles referimos a Dobrovie-Sorin (1995:82-86). 179 pasivo-pronominal en conformidad con su tipología de partición intransitiva. (c) La tradición gramatical española preconiza un análisis proceso-centrado, aunque la lengua tiende cada vez más hacia la solución opuesta con participante activo inespecífico. 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Estos tres objetivos se materializarán en una base de datos relacional en MySQL, que estará integrada por oraciones anotadas y que se podrá consultar y modificar con FNDesktop,3 un conjunto de aplicaciones que permite realizar básicamente dos operaciones: 1. 2. anotar semántica y sintácticamente (Fig. 2) oraciones que previamente han sido extraídas de forma automática de un corpus textual y, posteriormente, importadas en formato XML a la base de datos; realizar consultas mediante una interfase web que permite acceder a la organización automática de la información resultante de la anotación 1 Quisiera darles las gracias a Rocío Donés, Jordi Duran, Mercedes García de Quesada, Paloma Garrido, Covadonga López Alonso, Lídia Moya y Marc Ortega por su colaboración. Este proyecto de investigación está financiado por el Ministerio de Ciencia y Tecnología de España (TIC2002-01338) y se está desarrollando en colaboración con el proyecto FrameNet de Berkeley, California. Quisiera expresar mi agradecimiento a Collin Baker, Michael Ellsworth, Charles Fillmore y Miriam R.L. Petruck, sin cuya ayuda me hubiera sido imposible llevar a cabo este proyecto. Finalmente, quisiera dar las gracias al Ministerio de Ciencia y Tecnología por las ayudas que me ha concedido para poder realizar estancias de investigación en el International Computer Science Institute. 2 http://gemini.uab.es/SFN/ 3 FNDesktop es un software desarrollado por el proyecto FrameNet de Berkeley, California. 182 semántica (Fig. 3 y 4); esta interfase permite realizar consultas sobre: • • descripción de las clases semánticas y sus respectivos argumentos conceptuales; anotación semántica de un predicado perteneciente a una clase semántica específica; este tipo de consulta permite visualizar las distintas construcciones sintácticas en las que aparecen los distintos argumentos semánticos y, también, combinaciones de argumentos asociados a dicho predicado. La base de datos de FrameNet se puede consultar asimismo con Spanish FrameSQL, una interfase web desarrollada por el Prof. Hiroaki Sato en la Universidad de Senshu (Japón). FrameSQL permite realizar consultas transversales, es decir, consultas sobre argumentos semánticos y/o construcciones sintácticas que se pueden realizar dentro de toda una clase semántica o, incluso, dentro de toda la base de datos. Los resultados del proyecto FrameNet Español serán de dominio público a partir de enero de 2006 y consistirán, como ya hemos señalado anteriormente, en una base de datos relacional en MySQL, que contendrá: 1. oraciones etiquetadas en función de la aparición en ellas de predicados específicos, que pueden ser tanto verbales, nominales como adjetivos; las descripciones semánticas de las clases semánticas a las que pertenecen los predicados analizados y los subcórpora de cada entrada debidamente anotados. 2. 3. Los resultados de FrameNet se podrán consultar vía web; asimismo, se podrá descargar de la red tanto la base de datos como el software para su consulta, con objeto de que los resultados del proyecto se puedan explotar también localmente. La base de datos de FrameNet español tendrá fundamentalmente dos aplicaciones: • • Desde un punto de vista lingüístico, se podrá usar como diccionario semántico online, pues incluirá definiciones de los predicados estudiados, descripciones de las clases semánticas a que pertenecen y tablas –organizadas automáticamente– que permitirán acceder a las oraciones anotadas, que ejemplificarán la realización sintáctica de los argumentos semánticos asociados a un predicado. Desde el punto de vista informático, se podrá usar como corpus de entrenamiento para aplicaciones de etiquetación semántica automática (Gildea y Jurafsky 2002). La interfase web de consulta de FrameNet Español se podrá enlazar con los resultados de otros proyectos de investigación de semántica léxica del español, como p.e., el proyecto ADESSE (Alternancias de Diátesis y Esquemas Sintáctico-Semánticos del Español)4 y, eventualmente, con otros bases de datos con información semántico-léxica del español, como p.e., los resultados sobre el español del proyecto EuroWordNet5, en la medida en 4 5 http://webs.uvigo.es/adesse/ http://www.illc.uva.nl/EuroWordNet/ 183 que la política de difusión y distribución de estos proyectos6 coincida con la de FrameNet Español, cuyos resultados, como hemos señalado anteriormente, serán de libre consulta y distribución. 2. EL CORPUS TEXTUAL DEL FRAMENET ESPAÑOL FrameNet Español utiliza un corpus textual de 350 millones de palabras7 como base textual para realizar las búsquedas de construcciones sintácticas y también para realizar extracciones automáticas de oraciones. Este corpus incluye tanto textos del español de América (60%) como del español europeo (40%)8. La consulta de las construcciones oracionales del corpus se realiza con XKWIC, una aplicación desarrollada por el Institut für Maschinelle Sprachverarbeitung de la Universidad de Stuttgart9, que se distribuye libremente con licencia. La etiquetación, lematización y especificación de las propiedades morfológicas flexivas de las palabras del corpus –tanto formas simples como locuciones– se ha realizado con una aplicación de transducción léxica, que utiliza un diccionario electrónico de 600.000 formas10. Este diccionario electrónico expandido se genera automáticamente a partir de un diccionario que contiene 93.000 lemas, concretamente: • • 68.000 lemas simples –i.e., cadenas de caracteres entre dos espacios en blanco, independientemente de que se puedan descomponer morfológicamente o no–, como p.e., amaríamos, libertad, allí, etc.; 25.000 lemas locutivos que no requieren información sintáctica para su identificación automática, como p.e., bombas atómicas, maestros de escuela, a troche y moche, etc. Los elementos léxicos que requieren información sintáctica para su identificación automática, como p.e., las locuciones verbales hacer caso omiso, levantar acta, etc., y los grupos preposicionales predicativos estar de 6 EuroWordNet no permite la distribución libre de sus resultados. Desgraciadamente, nos ha sido imposible utilizar el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) de la Real Academia Española (http://corpus.rae.es/creanet.html), ya que dicho corpus no está etiquetado e, incomprensiblemente, tampoco es de dominio público –ni siquiera parcialmente–, a pesar de haber sido desarrollado con dinero público. 8 Cf. http://gemini.uab.es/SFN/SFN_Corpus.html para un análisis detallado de la composición de este corpus. 9 http://www.ims.uni-stuttgart.de/ 10 La creación de los léxicos electrónicos, las primeras versiones de los programas de (1) generación automática de léxicos expandidos y (2) etiquetación y lematización automáticas de formas simples y locuciones han sido desarrollados gracias a la financiación concedida por (1) el Ministerio de Educación de España CAICYT (PB85-371), CICYT (PB87-780 y PB92-0635), y (2) el Ministerio de Obras Públicas y Transportes (TIC90-403). Los diccionarios electrónicos se pueden consultar en la red en: http://gemini.uab.es:8080/servlets-examples/busca_dico.html. 7 184 moda, estar en condiciones, estar a disposición, etc., se detectan automáticamente con ALIA (Algoritmo de Intersección de Autómatas) –cf. Ortega 2002–, un software de intersección de autómatas11 que permite realizar análisis sintácticos automáticos. ALIA usa la información de 2.300 transductores léxicos, que formalizan las propiedades léxicas y sintácticas que posibilitan el reconocimiento y la etiquetación automáticos de las locuciones verbales y los grupos preposicionales predicativos en español. La extracción automática de las construcciones sintácticas que ejemplifican los argumentos semánticos de los predicados estudiados se realiza también con ALIA, que, para realizar dicha extracción, utiliza un conjunto de transductores específicos asociados a cada predicado, que se construyen semiautomáticamente con una aplicación gráfica, a partir de las características de las construcciones detectadas en el corpus. 3. ARGUMENTOS SINTÁCTICOS Y COMPLEMENTOS ADJUNTOS La determinación sintáctica de los argumentos de un predicado se establece en función de determinadas propiedades formales que dicho predicado mantiene con sus argumentos: 1. 2. 3. la concordancia en número y persona entre el verbo predicativo y su primer argumento o el verbo de soporte y el primer argumento del predicado no verbal correspondiente; la selección de clases disjuntas de pronombres clíticos de tercera persona en la pronominalización de segundos argumentos, concretamente, lo, los, la, las para el objeto directo y le, les para el objeto indirecto; la selección de marcadores de argumentos como a, d e , en, etc., que introducen los segundos argumentos (objetos preposicionales) en el caso de algunos predicados verbales y no verbales. Sin embargo, además de los argumentos sintácticos, los predicados verbales y no verbales requieren argumentos con características conceptuales sistematizables, que están asociadas a clases de predicados. A menudo, estos argumentos son complementos adjuntos y, por tanto, no responden a ninguna de las propiedades formales mencionadas antes en 1., 2. y 3. Analicemos un ejemplo. Desde el punto de vista sintáctico, comentario en la oración Max le hizo un comentario a Eva es un nombre predicativo de dos argumentos. No obstante, cuando se hace un comentario, 11 El desarrollo del software de intersección de autómatas y su aplicación al análisis sintáctico automático, así como la construcción de transductores con información léxica para la detección de unidades léxicas locutivas se han desarrollado en el marco de los proyectos del Ministerio de Educación de España CICYT (TIC96-0804 y TIC1999-0753). 185 se debe realizar necesariamente sobre un tema12, independientemente de que dicho tema sea explícito, como p.e., sobre estas irregularidades en (1), o no sea explícito, como en (2): (1) (2) Max le hizo un comentario a Eva sobre estas irregularidades. Max le hizo un comentario a Eva. Asimismo, un comentario se puede hacer en un medio, como p.e. en la prensa en (3): (3) Max hizo un comentario sobre estas irregularidades en la prensa. Desde un punto de vista estrictamente sintáctico, el tema y el medio de las anteriores oraciones (1) y (3) no constituyen argumentos sintácticos de comentario, al menos, tal como los hemos definido anteriormente. Asimismo, estos adjuntos sintácticos pueden ser formalmente muy distintos, como se puede observar en (4): (4) Max hizo un comentario (sobre, a propósito de, en relación con, acerca de, etc.) estas irregularidades (en la prensa, por televisión, etc.). Los adjuntos sintácticos de la oración (4), i.e., (sobre, a propósito, en relación con, acerca de, etc.) estas irregularidades, y en la prensa, por televisión, etc., se podrían derivar sintácticamente mediante reducciones (cf. Subirats 2001:138-141). No obstante, una derivación sintáctica no podría dar cuenta del hecho de que, conceptualmente, comentario requiere complementos adjuntos que constituyen argumentos semánticos de dicho predicado y que tienen unas características conceptuales ligadas a la clase de predicados a la que pertenece, es decir, a la clase de predicados de comunicación. Por ello, la determinación de los argumentos de un predicado con criterios estrictamente sintácticos no coincide, en general, con la proyección sintáctica de sus argumentos conceptuales. Por este motivo, FrameNet parte de la caracterización conceptual de los predicados del léxico y estudia su proyección sintáctica como un reflejo de su estructura conceptual y, por tanto, se antepone la semántica a la sintaxis. 4. CLASES DE ARGUMENTOS SEMÁNTICOS Los argumentos semánticos de un predicado pueden ser básicamente de tres tipos: externos, implícitos e incorporados. Los argumentos conceptuales externos se manifiestan fuera del grupo o constituyente encabezado por el predicado analizado. En general, se trata de argumentos que satisfacen el requerimiento conceptual de un predicado y tienen las siguientes características sintácticas: 1. 12 Pueden ser primeros argumentos de: Los argumentos semánticos (o frame elements) aparecen en minúsculas y en cursiva. 186 • • • verbos predicativos en forma personal, como p.e. encantar en A Juan le encanta [la paella]Externo; nombres predicativos con verbo de soporte, como p.e. dar un ultimátum en [El presidente]Externo les dio un ultimátum a los terroristas o adjetivos predicativos, como p.e., ser rico en [Venezuela]Externo es rica en tradiciones; infinitivos que han sufrido una reducción, que ha elidido su primer argumento, como p.e. bajar en [Los políticos]Externo decidieron bajar los impuestos o firmar en [Le]Externo obligaron a firmar el contrato. Los argumentos conceptuales implícitos son aquellos que se han elidido y no se manifiestan como argumentos o adjuntos de un predicado. Con objeto de agrupar automáticamente las oraciones con el mismo requerimiento conceptual, independientemente de que sus argumentos sean o no explícitos, la anotación semántica utiliza etiquetas específicas para dar cuenta de la elisión de argumentos conceptuales. Establecemos una distinción básica entre tres tipos de elisión de argumentos conceptuales: 1. 2. 3. elisión de argumentos definidos, como p.e., la elisión de Juan como argumento de trabajar en Juan estudia por las mañanas y trabaja por las tardes; elisión de argumentos indefinidos, como en la oración Ya no se estila ser galante con las mujeres, en la que galante ha sufrido una reducción de su primer argumento indefinido; elisión de argumentos inducida por una construcción sintáctica, como p.e. la elisión de la causa o el agente en una oración como El barco se hundió por sí solo, en la que la construcción de se medio bloquea la posibilidad de que una causa o un agente aparezcan como argumentos de hundir. Llamamos argumentos incorporados a aquellos que se funden con un predicado. Así p.e., en la oración Les dispararon con una ametralladora, el constituyente independiente con una ametralladora especifica el arma utilizada. Por el contrario, en la oración Les ametrallaron, el arma no es un constituyente independiente, como en nuestro anterior ejemplo, sino que se ha incorporado al propio predicado verbal ametrallar. 5. CLASES CONCEPTUALES Y ARGUMENTOS SEMÁNTICOS Las clases semánticas en las que se pueden integrar los predicados del léxico forman una red que se puede estructurar conceptualmente, de forma tal que se pueden establecer relaciones de herencia de argumentos entre dichas clases. Estas subredes de herencia de argumentos permiten explicar las características semánticas más generales del requerimiento conceptual de los predicados del léxico. Así p.e., las características semánticas del verbo empujar están determinadas por sus argumentos conceptuales nucleares, es decir, un agente y un tema que realiza un 187 desplazamiento que se puede determinar en función de un origen, una trayectoria y una meta. Pero empujar pertenece a una clase semántica más general, concretamente, a la clase de los predicadoseventivos y, por ello, podemos considerar que empujar hereda de dicha clase los argumentos conceptuales no nucleares tanto temporales como locativos. Este hecho permite poner de manifiesto que las propiedades semánticas más generales, es decir, aquellas que afectan a múltiples clases semánticas, se pueden explicar por medio de las relaciones de herencia que se establecen en el marco de la red conceptual en la que se integran los predicados del léxico. La identidad en la selección de argumentos conceptuales configuran las características del significado del léxico de predicados e inducen su partición en clases semánticas. Así p.e., los predicados causativos de movimiento en español se caracterizan porque, en ellos, un agente es el causante de que un tema realice un desplazamiento, es decir, un agente mueve una figura en relación con una base. Sin embargo, dentro de este mismo esquema conceptual, existen distintas clases de predicados que ponen de relieve los diferentes argumentos conceptuales que integran dicho esquema. Así p.e., la clase conceptual de los predicados de colocación (placing), a la que pertenecería poner en la acepción que tiene en (5), evoca un esquema conceptualen el que un agente –María– desplaza un tema –las flores– en relación con una meta –sobre la mesa– y se enfatiza el tema que es desplazado por un agente: (5) María puso las flores sobre la mesa. Poner, por supuesto, no es el único predicado que tiene las características descritas, sino que existen otros, como colocar, situar, etc. Analicemos ahora la clase conceptual de separación (removing); esta clase incluye predicados como p.e. sacar en (6), que se refieren a un esquema en el que un agente –Eva– retira un tema –los libros– de un origen –las cajas–: (6) Eva sacó los libros de las cajas. Los predicados que pertenecen a la clase de separación –al igual que los pertenecen a la clase de colocación– enfatizan el tema. Nótese que existen otros predicados que evocan el mismo esquema conceptual que sacar, como p.e., extraer, extracción, descargar, etc. A diferencia de lo que sucede con los predicados pertenecientes a las clases de colocación y separación, en las que, como hemos señalado antes, se enfatiza el tema, los predicados de llenado (filling), como p.e. llenar en (7), en los que un agente –Max– desplaza un tema –los discos– a una meta –la caja–, enfatizan la meta, que suelen ser contenedores, áreas, etc.: (7) Max llenó la caja de discos. 188 Por el contrario, los predicados de la clase de vaciado (emptying), como p.e. vaciar en (8), en los que un agente –Max– retira un tema –de trastos– de un origen –la casa–realzan el origen: (8) Max vació la casa de trastos. Obsérvese que llenar y vaciar comparten sus respectivos esquemas conceptuales con otros predicados, como p.e., inundar, untar, etc., y desinflar, etc. La integración de los predicados del léxico en clases conceptuales no implica su homogeneidad absoluta desde el punto de vista de los aspectos conceptuales que caracterizan sus argumentos semánticos. Analicemos, p.e., las diferencias relacionadas con los argumentos semánticos de los predicados de movimiento que enfatizan la trayectoria que sigue un tema en su desplazamiento. Algunos predicados de esta clase indican la trayectoria en función de un alejamiento con respecto a la dirección de la trayectoria inmediatamente anterior al desplazamiento especificado por el predicado, p.e., girar, virar, etc.: (9) Max giró a la derecha para tomar la carretera principal. Otros predicados indican la trayectoria en relación con un camino lineal implícito, como p.ej., zigzaguear; otros, como desviarse, denotan la trayectoria del tema como un alejamiento de su trayectoria anterior, sin que el predicado realce la dirección de dicho alejamiento: (10) El avión se desvió de su ruta por causas desconocidas. Otros predicados, como cruzarse en (11), realzan la trayectoria de un tema en relación con la trayectoria de otro tema: (11) Max se cruzó con Eva por la calle. En otros casos, el verbo realza la trayectoria en relación (1) con el área por la que discurre dicha trayectoria, como en el caso de cruzar, atravesar, etc., o (2) con el límite de dicha área, p.e., bordear, esquivar, etc. Otros predicados de esta clase conceptual realzan la trayectoria del desplazamiento de un tema en relación con el tipo de curso que atraviesa dicho tema, como en el caso de vadear, que se utiliza únicamente para desplazamientos que atraviesen corrientes de agua, como ríos, etc. Otros predicados de la clase conceptual que estamos analizando evocan desplazamientos con trayectorias no orientadas, p.e., vagar, merodear, vagabundear, etc. Nótese que los predicados que especifican el curso o trayectoria en relación con los límites de un área, como bordear en (12): (12) Bordeamos el lago para llegar a la casa. pueden hacer referencia también a la forma física de un trayecto, como en (13), si bien en estos usos no se refieren al desplazamiento real de un tema y, por tanto, no existe movimiento propiamente dicho: 189 (13) La antigua carretera bordeaba el lago. Es importante distinguir los predicados como bordear de los anteriores ejemplos (12), (13), de predicados como bifurcarse, que solo se pueden utilizar para describir la forma de una trayectoria física, como en (15), o de una trayectoria metafórica, como en (16), pero no para hacer referencia al desplazamiento de un tema, como podemos observar en (17): (15) La carretera se bifurca después del puente. (16) A partir de aquel momento, nuestras vidas se bifurcaron para siempre. (17) *Max y Eva se bifurcaron a partir de aquel punto. 6. LAS CUATRO TAREAS FUNDAMENTALES EN LA CONSTRUCCIÓN DE UNA RED DE MARCOS CONCEPTUALES La primera tarea que se tiene que llevar a cabo en el proceso de construcción de la red de marcos conceptuales del léxico del español consiste en la identificación de los esquemas semánticos que configuran dicha red y los elementos conceptuales que permiten delimitar dichos esquemas. Paralelamente, es necesario determinar los elementos léxicos que podrían incluirse inicialmente en esta primera aproximación a la definición de un esquema conceptual junto con sus argumentos, puesto que dichos esquemas tienen que ser un reflejo de las características conceptuales del léxico. Por ello, FrameNet no propone esquemas conceptuales abstractos desvinculados del léxico, puesto que estos no permiten construir un análisis conceptual del léxico ni de su organización en redes semánticas. La segunda tarea en el proceso de creación de la red conceptual de predicados de FrameNet consiste en la identificación en el corpus de las distintas construcciones sintácticas que vehiculan el significado de los argumentos conceptuales asociados a cada uno de los predicados que integran una clase semántica determinada. Este proceso se realiza con la herramienta de consulta XKWIC (Fig. 1) que permite acceder al corpus textual de FrameNet, que incluye 350 millones de palabras (§ 2. en este artículo). A partir de la identificación de las construcciones sintácticas en las que aparece un predicado, se construyen semiautomáticamente gramáticas electrónicas con expresiones regulares (o autómatas), que permiten que el software ALIA (§ 1. en este artículo) realice una selección automática de todas aquellas construcciones del corpus que tienen las características formales especificadas en el autómata. Posteriormente, el sistema de creación de subcórpora –asociado a un predicado– selecciona aleatoriamente 30 ejemplos, entre los que los lingüistas posteriormente eligen algunas oraciones para anotarlas semántica y sintácticamente. 190 Fig. 1. Consulta de usos de sorprender en el corpus de FrameNet con la aplicación XKWIC En suma, el objetivo de este segunda tarea consiste en automatizar el proceso de extracción de aquellas oraciones que contienen determinadas proyecciones sintácticas de los argumentos conceptuales de un predicado para organizar y facilitar su posterior anotación semántica. La tercera tarea constituye el núcleo central del desarrollo de FrameNet: la anotación semántica y sintáctica semiautomática de las frases extraídas automáticamente del corpus en las que aparece un predicado en construcciones sintácticas previamente establecidas. Esta tarea se realiza con la aplicación FNDesktop, que ha sido adaptada al español (Fig. 2). Fig. 2. Anotación del nombre predicativo solicitud perteneciente a la clase conceptual de predicados de petición (request) con la aplicación FNDesktop 191 Como se puede ver en la Fig. 2, la aplicación FNDesktop se divide en un marco central y un menú. El menú es un marco de navegación, que da acceso directo a los principales objetos que integran la base de datos de FrameNet, i.e., las clases semánticas, sus argumentos conceptuales y las unidades léxicas que integran dichas clases. A su vez, el marco central alberga los objetos necesarios para llevar a cabo la etiquetación, i.e., las oraciones y las etiquetas semánticas. El menú incluye una lista de todas las clases conceptuales que integran la base de datos. Al pinchar sobre una clase conceptual, p.e., Request13 (petición) en la Fig. 2, se despliega la lista de sus argumentos semánticos y, debajo de ellos, aparece la lista de las unidades léxicas pertenecientes a la clase. Al pinchar sobre los elementos léxicos, p.e., solicitud en la Fig. 2, se despliega la lista de subcórpora asociados a dicho predicado que han sido extraídos automáticamente del corpus. El nombre de los subcórpora está en relación con las características de las construcciones sintácticas que los integran. Finalmente, al pinchar sobre los subcórpora, aparece, en el marco central, una lista de 30 oraciones, entre las que el lingüista puede elegir las que prefiere anotar semánticamente. Obsérvese que el marco central, que es donde se realiza la anotación, está dividido en tres secciones. En la sección superior, se encuentran las oraciones que se pueden seleccionar para su anotación. Pinchando una oración con el ratón, esta se despliega en la sección intermedia del marco central. Para llevar a cabo su anotación, se selecciona el constituyente que se quiere etiquetar y, en la sección inferior, se pincha el argumento semántico con el que se quiere anotar el constituyente seleccionado. Existen tres niveles de anotación, que permiten especificar (1) el argumento semántico, (2) su función sintáctica y (3) el tipo de constituyente. En la práctica, no es necesario especificar manualmente estos tres niveles de anotación, puesto que, al seleccionar la etiqueta correspondiente a un argumento semántico, como p.e., Speaker, Adressee, etc., la aplicación FNDesktop asigna automáticamente –con un margen de error muy bajo– su función gramatical, como p.e., External, Direct Object, etc., y el tipo de constituyente, p.e., NP, PP, etc. Por ello, la anotación semántica y sintáctica constituye un proceso semiautomático, puesto que, al asignar una etiqueta semántica a un constituyente, FNDesktop añade automáticamente la especificación de su función sintáctica y el tipo de constituyente. La cuarta y última tarea en el desarrollo del proyecto FrameNet consiste en la consulta vía web de la organización automática de los 13 Los nombres de las clases semánticas, así como el de sus argumentos conceptuales, están en inglés en la base de datos. 192 resultados de la anotación, tanto para verificar dicha anotación, como para examinar la caracterización semántica del predicado analizado. La consulta vía web se puede realizar con FNDesktop (Fig. 3) y, también, con la aplicación Spanish FrameSQL14 (Fig. 4). Una de las consultas más básicas que se puede efectuar con FNDesktop consiste en acceder a los resultados de la anotación de una unidad léxica, a partir de los argumentos conceptuales que han sido utilizados en su anotación, como p.e. en la Fig. 3: • • • en la columna de la izquierda, aparece el nombre de los argumentos conceptuales que han sido utilizados en la anotación del predicado solicitud; en la columna del centro, encontramos la especificación del número de oraciones anotadas en las que aparece el correspondiente argumento conceptual con enlaces que permiten acceder a las correspondientes oraciones anotadas; en la columna derecha, se especifica el tipo de constituyente y la función sintáctica de los argumentos semánticos especificados en la columna de la izquierda, con enlaces que permiten acceder a los ejemplos correspondientes. La aplicación Spanish FrameSQL permite realizar consultas más complejas sobre los resultados de la anotación de un predicado. Así p.e. en la Fig. 4, podemos observar el resultado de la consulta de la combinatoria de todos los argumentos conceptuales de la anotación semántica del nombre predicativo solicitud. Obsérvese que en la Fig. 4, FrameSQL especifica la posición que ocupa solicitud en relación con sus argumentos conceptuales e indica los verbos de soporte, junto con los auxiliares que intervienen en la formación de los tiempos verbales compuestos; asimismo, en la columna de la izquierda, aparece el número de predicados en los que aparece la combinación de argumentos especificada, con un enlace que permite visualizar el ejemplo correspondiente. En el caso de un nombre predicativo como solicitud, la detallada especificación combinatoria que ofrece FrameSQL nos permite distinguir fácilmente los usos con verbo de soporte, que se corresponden con las combinaciones especificadas en las 7 primeras filas de la Fig. 4, de las construcciones con reducción del verbo de soporte (cf. Subirats 2001:141-143), que aparecen en las filas 8-15, en las que podemos apreciar claramente cómo los argumentos semánticos aparecen siempre a la derecha del predicado. 14 Esta aplicación ha sido desarrollada por el Prof. Hiroaki Sato. 193 Frame Element Number Annotated Realizations(s) Addressee 6 exx PP.Comp 2 exx PP.Pobj 4 exx Manner 1 exx AVP.Mod 1 exx Medium 1 exx PP.Comp 1 exx Message 14 exx PP.Pobj 1 exx PPinf.Pobj 8 exx PqueSsubj.Pobj 5 exx Purpose 5 exx PPinf.Adct 4 exx PqueSsubj.Adct 1 exx Speaker 20 exx AJP.Ext 1 exx NP.Ext 1 exx PP.Adct 16 exx Poss.Ext 2 exx Time 1 exx NP.Mod 1 exx Fig. 3. Consulta de la realización sintáctica de los argumentos conceptuales de solicitud. 7. CONCLUSIONES El proyecto FrameNet proporcionará un mapa de la organización conceptual de léxico del español y ofrecerá, además, descripciones detalladas de la proyección de este mapa conceptual en el léxico de predicados del español. Asimismo, la anotación semántica y sintáctica de un número significativo de oraciones en las que aparecerán predicados del léxico del español pertenecientes a clases conceptuales muy diversas, como p.e., emoción, percepción, cognición, movimiento, comunicación, etc., permitirá poner de manifiesto las características específicas de la manifestación léxica de dicho mapa conceptual. La visualización vía web de la reorganización automática de la información de la base de datos de FrameNet mediante FNDesktop y FrameSQL, en función de las clases semánticas y sus argumentos, la combinatoria de argumentos, etc., proporcionará un diccionario semántico online, que abrirá nuevas perspectivas para el análisis cognitivo de las características semánticas de los predicados del léxico español. Asimismo, la posibilidad que ofrece FrameSQL de realizar consultas cruzadas y simultáneas sobre FrameNet en español y en inglés permitirá que nuestra base de datos se pueda usar como un diccionario semántico bilingüe online inglés-español y español-inglés, el cual, además de aplicaciones para la consulta humana, tendrá sin duda repercusiones en el desarrollo de sistemas de traducción automática basados en el análisis cognitivo del léxico. Finalmente, la creación de una base de datos con un número 194 significativo de oraciones anotadas con información semántica, sintáctica, categorial y léxica permitirá desarrollar nuevas aplicaciones en el ámbito del tratamiento automático del español, que no solo posibilitarán el desarrollo de nuevas tecnologías para el procesamiento semántico automático, sino también para las nuevas formas de tratamiento de la información textual que va a requerir el futuro desarrollo de la web semántica en español. Num FE/LUset (sort = FE; Request, solicitud, N, ) 01 haber_hacer + solicitud.N + Addressee + Purpose 01 hacer + solicitud.N + Addressee + Purpose 01 Speaker + hacer + solicitud.N + Addressee 02 Speaker + solicitud.N + Message 01 solicitud.N + hacer + Time + Speaker + Purpose 01 solicitud.N + irse_hacer + Addressee + Speaker 01 solicitud.N + irse_hacer + Medium + Addressee + Speaker 03 solicitud.N + Message 01 solicitud.N + Message + Speaker 01 solicitud.N + Addressee 01 solicitud.N + Manner + Speaker 01 solicitud.N + Purpose 03 solicitud.N + Speaker 08 solicitud.N + Speaker + Message 01 solicitud.N + Speaker + Purpose 27 Fig. 4. Combinaciones de argumentos conceptuales de las oraciones en las que aparece el nombre predicativo solicitud. BIBLIOGRAFÍA Báez, Valerio. 2002. Desde el hablar a la lengua. Prolegómenos a una teoría de la sintaxis y la semántica textual y oracional. Málaga: Ágora. Baker, Collin F.; Fillmore, Charles; Cronin, Beau. 2003. The Structure of the FrameNet Database. 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Cognición y percepción lingüísticas (2004): 197-212 CUANTIFICACIÓN ADVERBIAL GRADUAL DE LAS DIFERENTES CLASES SEMÁNTICAS VERBALES. UN ACERCAMIENTO COGNOSCITIVO Alejandra Vigueras Ávila <[email protected]> Centro de Lingüística Hispánica Instituto de Investigaciones Filológicas, UNAM I. INTRODUCCIÓN El propósito de este trabajo es analizar la cuantificación verbal de los adverbios de cantidad graduales: mucho, poco, bastante, demasiado, más y un poco, en relación con las clases semánticas verbales. No todas estas clases verbales: actividades, estados, logros y realizaciones1 son combinables con los cuantificadores adverbiales2, por lo tanto, se plantea la posibilidad de averiguar qué factores determinan su posibilidad de combinación. Una breve revisión que presento en (1) nos permite visualizar algunas restricciones. En (1.a), el verbo caminar se clasifica como un verbo de actividad y acepta ser cuantificado por mucho; en cambio, en (1.b) encontrar no acepta la misma cuantificación: 1. a. Gerardo camina mucho. b. *Gerardo encuentra mucho. A partir de estos ejemplos sostengo que los verbos de actividad aceptan cuantificaciones graduales (1.a); no así los adverbios de logro (1.b). A continuación presento algunas combinaciones entre los adverbios de cantidad graduales y las distintas clases semánticas de los verbos que nos permitirán proponer algunas correlaciones existentes entre el significado léxico del verbo y la composición semántica de los cuantificadores adverbiales graduales. 2. 3. Doña Julia nada mucho para tener buena condición física ACTIVIDAD Doña Julia sabe mucho, siempre está estudiando de todo ESTADO 1 A menos que señale otra referencia, las clases de verbos que considero en este capítulo son las propuestas por Vendler (1967) y retomadas por Dowty (1979) y por van Valin (1996). 2 En este capítulo continuaré trabajando con los adverbios que describí en el capítulo “Descripción semántica de los adverbios de cantidad”. 197 4. 5. 6. Doña Julia mejora mucho en primavera LOGRO * Doña Julia encuentra mucho siembre está buscando LOGRO * Doña Julia resuelve mucho el problema REALIZACIÓN En cuanto a las cuantificaciones graduales enlistadas de (1-6), encontramos que se combinan perfectamente con las actividades y con los estados, pero no con todos los logros, ni con las realizaciones. La distribución observada de (1-6) nos permite proponer que la configuración aspectual de los verbos va a tener una correlación importante con la composición semántica de los cuantificadores adverbiales. Algunos autores ya han abordado este tema como lo muestro brevemente a continuación. II. APROXIMACIONES AL PROBLEMA. Referido al español, el tema de la cuantificación adverbial de predicaciones verbales ha sido tratado brevemente por Delmonte (1995) y más detenidamente por Bosque y Masullo (1999). El primer autor describe el fenómeno en relación a las clases semánticas verbales, mientras que los segundos lo hacen desde un enfoque lexicalista. En este trabajo planteo la posibilidad de cuantificar las diferentes clases de verbos en relación con su carácter aspectual y propongo una explicación del fenómeno de la cuantificación desde el presupuesto de una perspectiva cognoscitiva: toda estructura semántica es una predicación que se caracteriza en relación con dominios cognoscitivos (Langacker, 89: 147). El fenómeno de la cuantificación, como otros fenómenos, se vale de expresiones que imponen una o varias imágenes en uno o en varios dominios, con este enfoque abordaré la cuantificación verbal. III. LA CLASIFICACIÓN SEMÁNTICA VERBAL Y 3 ADVERBIALES GRADUALES . LOS CUANTIFICADORES Un primer acercamiento al problema mediante el patrón general de la clasificación semántica de los verbos nos permite establecer tendencias de concurrencia con los cuantificadores adverbiales. En el cuadro que muestro a continuación observamos cómo se distribuyen ambas clases. 3 De acuerdo con la descripción de los adverbios hecha en el primer capítulo, los cuantificadores adverbiales graduales pueden ser de dos tipos: estrictamente graduales o graduales ubicados en el extremo superior de una escala. En esta sección me referiré a los estrictamente graduales como graduales, ya que los otros no pueden formar parte de este capítulo por no ser compatibles semánticamente con los verbos. 198 CUADRO 1: CUANTIFICADORES ADVERBIALES GRADUALES ACTIVIDADES Mucho Más Bastante Demasiado Poco un poco menos TOTAL ESTADOS 16 10 2 2 3 3 3 39 Mucho Más Bastante Demasiado Poco un poco indeciblemente TOTAL LOGROS (Achievements) mucho más bastante demasiado un poco TOTAL 15 4 2 2 2 1 1 27 REALIZACIONES (Accomplishments) 0 6 3 1 1 2 13 Totales de los cuantificadores adverbiales graduales: » Actividades » Estados » Logros » Realizaciones 39 27 13 0 Estas cifras nos permiten establecer la siguiente jerarquía: Actividades > estados > logros > *realizaciones En una primera mirada del cuadro 1 advertimos la compatibilidad de los cuantificadores graduales con los verbos de actividad y con los verbos de estado en mayor grado que con los verbos de logro y los verbos de realización. Sin duda esta apreciación es acertada, pero no deja de ser una afirmación general y, al mismo tiempo, limitada. Hay que explicar claramente por qué las actividades y los estados presentan frecuencias altas de combinación, por qué los logros ocupan un tercer lugar con pocas frecuencias y por qué las realizaciones no registraron ninguna ocurrencia. También atenderé el hecho de que en cada clase semántica verbal se encuentran diferencias entre las propiedades de los verbos que deben ser tomadas en cuenta para explicar la asociación entre el aspecto y la cuantificación adverbial. En la sección IV retomaré cada una de estas clases para establecer más puntualmente sus características y comportamientos gramaticales. 199 IV. LOS CUANTIFICADORES ADVERBIALES GRADUALES SEMÁNTICA VERBAL. UN ACERCAMIENTO PUNTUAL. Y LA CLASIFICACIÓN Al interior de las clases semánticas verbales existen diferencias en la composicionalidad verbal que determinan la posibilidad de combinación con los cuantificadores adverbiales. Cuando un verbo acepta un cuantificador adverbial gradual se obtienen diferentes lecturas de cuantificación, dependiendo del dominio que prevalezca en la combinación del verbo con el cuantificador. El dominio que predomine será el que determine el tipo de lectura de la cuantificación. Langacker (1991:87) sostiene que las propiedades, íntimamente relacionadas, de homogeneidad, expandibilidad, delimitación y reduplicabilidad, tanto en los nombres como en los verbos, son determinantes en su composicionalidad, lo que resulta fundamental para el fenómeno que estamos analizando, ya que las propiedades mencionadas son las que determinan los tipos de cuantificación que puedan tener los verbos. La homogeneidad consiste en tener el mismo componente semántico en cualquier parte de la región que ocupa el verbo; nadar o trabajar, por ejemplo, son verbos de actividad que, desde el inicio hasta el final, tienen una composición semejante. En un ejemplo como (7) el verbo trabajar presenta una configuración estática a través del tiempo: 7. Las voluntarias trabajamos en el hospital En general, los verbos de actividad y especialmente los verbos de estado poseen esta característica. La expandibilidad es la propiedad de mantener una composicionalidad constante, como una instancia válida de su categoría, en cualquier serie de estados, sea ésta grande o pequeña. El ejemplo (8) nos muestra esta propiedad: 8. Las voluntarias trabajamos en el hospital. En cualquier punto que tomemos el proceso de trabajar encontramos que sus estados componentes son idénticos, lo mismo sucedería con un verbo de estado como amar: 9. Mari ama a los perros y a los gatos. Tanto en los verbos de actividad como en los de estado la propiedad de expandibilidad es muy relevante. Para marcar un cambio en estas propiedades –homegeneidad y expandibilidad–, se necesita un reflejo en la sintaxis, por lo tanto, si se quiere señalar el inicio del proceso o del estado se debe usar un auxiliar incoativo, ya que no podemos incorporar a la estructura interna de trabajar el inicio del proceso (10 y 11): 200 10. 11. Las voluntarias empezamos a trabajar en el hospital. Mari empezó a amar a los perros y a los gatos después del accidente. Ni en empezar a trabajar, ni en empezar a amar tenemos la misma homogeneidad que en trabajar, pues estamos registrando un cambio de estado en el tiempo. Tampoco encontramos la propiedad de expandibilidad puesto que no hay constancia en todas las series del proceso, la serie del principio será diferente de las series subsiguientes. La siguiente propiedad que nos ocupa es la delimitación, fenómeno que consiste en tener bien definidos los lindes del proceso; ellos, además, se encuentran incluidos en el ámbito (scope) temporal de la predicación, como lo muestro en (12): 12. Rosa brinca la reata. Brincar es un verbo delimitado, el proceso tiene un principio y un fin perfectamente demarcados dentro de la predicación. En un verbo como brincar, una instanciación completa incluye sus puntos finales. En cuanto a la reduplicabilidad, se trata de una propiedad que va de la mano con la delimitación, pues esta última condiciona que exista la otra. La reduplicabilidad es una propiedad característica de los verbos que sufren, en su configuración semántica, un cambio a través del tiempo. Este cambio es un proceso que inicia, termina, vuelve a iniciar y a terminar en forma cíclica, dentro del ámbito de la predicación, como se ejemplifica en (13): 13. Rosa brinca la reata. En esta predicación nos imaginamos que Rosa da al menos dos o tres brincos, la acción de brincar se repite varias veces en la predicación porque brincar tiene la propiedad de la reduplicabilidad. La distribución del Cuadro 1 muestra ciertas tendencias de aceptación de los cuantificadores con los verbos, pero atendiendo a las cuatro propiedades (homogeneidad, expansibilidad, delimitación y reduplicabilidad), sugeridas por Langacker (1991: 87) y descritas anteriormente, veremos cómo la composicionalidad de los verbos determina su combinación con los cuantificadores adverbiales. IV.1 Los verbos de actividad y los cuantificadores adverbiales graduales En la sección III mostré los verbos de actividad con la frecuencia más alta de cuantificación adverbial gradual (cfr. Cuadro1). Este alto nivel de compatibilidad nos obliga a responder qué factor composicional de ambos grupos determina su posible combinación. A continuación explico algunos aspectos relevantes. 201 IV.1.1 La homogeneidad de las actividades. Los verbos de actividad tienen la propiedad de ser homogéneos en su interior. nadar, fumar, caminar, cuidar, correr, trabajar, hablar, presentan la misma estructura con el paso del tiempo, no cambian en su estructura interna como sí sucedería con romper: 14. Enrique nada mucho en los entrenamientos / *Enrique rompe mucho los tarros de cerveza. Nadar es homogéneo, como se podría apreciar en un ámbito de la predicación lo suficientemente grande. Sin duda nadar, visto como proceso, tiene propiedades distinguibles, a la manera de las subregiones de las que habla Langacker (1991: 71) en relación con los nombres de masa como pasto, pero tanto la homogeneidad de pasto como la de nadar no son cuestionables pues al ampliar el ámbito de la predicación no cambia la acción de nadar, como tampoco cambia la instancia de pasto. Una vez ampliado el ámbito, para el caso de nadar tendríamos nadar más o nadar mucho y para el caso de pasto tendríamos más pasto o mucho pasto. Sin embargo, las características de pasto no son idénticas a las de agua, como tampoco las características de nadar son idénticas a las de amar o temer. Vislumbramos en los casos de pasto y de nadar que su homogeneidad no es perfecta, nadar es menos homogéneo que amar y pasto es menos homogéneo que agua. Sin embargo, su comportamiento es homogéneo. IV.1.2 La expandibilidad de las actividades De especial importancia resulta el que los verbos de actividad, además de ser internamente homogéneos, sean expandibles, los concebimos como episodios que pueden alargarse y contraerse. Cuando se alargan se asemejan a los estados. Esta capacidad de extenderse es fundamental porque al alargar el tiempo de la actividad se puede percibir, además de la homogeneidad a través del tiempo, la posibilidad de continuarse. IV.1.3 Dominios predominantes en los verbos de actividad En el caso de los verbos de actividad, la unión de éstos con cuantificadores graduales, ofrece una serie de lecturas en las que resaltan los dominios temporal y locativo. En primer lugar, explico el caso del dominio temporal. Con los verbos de actividad este dominio ofrece al menos dos lecturas A cada una le corresponde una noción diferente. Cuando se trata del número de veces que 202 se repite la actividad de nadar, tenemos casos de iteratividad, como vemos en (15): 15. Nadar mucho = nadar todos los días / nadar poco = nadar de vez en cuando También podemos tener otra lectura en el dominio temporal pero ahora con noción de duratividad, es decir, en donde la cuantificación consiste en que la actividad dure mucho tiempo. En este caso tendríamos una interpretación como la de (16): 16. Nadar mucho = nadar cuatro horas / Nadar poco = nadar 10 minutos El segundo dominio que mencionamos es el locativo. En éste la distancia es la noción que nos importa y, en este caso, tenemos ejemplos como (17): 17. Nadar mucho = nadar 10 km / Nadar poco = nadar 100 m Finalmente, también podemos ubicar una lectura que cuantifique la realización de la actividad en relación con un punto de referencia ubicado en una escala como lo muestra (18): 18. Nadar mucho = nadar más de lo que debería, excede lo indicado por el instructor / Nadar poco = nadar menos de lo que debería, no se esfuerza ni un poquito. Para un verbo de actividad como trabajar tendríamos presentes el dominio temporal con un rasgo predominante iterativo ‘repetición de la acción’ y en el mismo dominio temporal, un rasgo predominante ‘durativo’, como en el caso de nadar. Según lo sostenido por Bosque en el trabajo mencionado al principio de este capítulo, en un verbo como trabajar tendríamos, además, una lectura que resalta la cuantificación del resultado de la acción de trabajar, es decir, de ‘lo efectuado’: Trabaja mucho = hace mucho trabajo, sin embargo, no creo que en trabajar mucho lo cuantificado sea el trabajo hecho como resultado de la acción de trabajar, como tampoco en maneja mucho sería el manejo lo cuantificado. Creo que lo cuantificable en sí son las acciones en sí de los verbos, no un elemento léxico. IV.1.4 Comer cuantifica algo más El verbo comer es un verbo de ingestión en el que la cuantificación predominante es la del objeto cognado del verbo, es decir, la comida. Lo mismo sucede con todos los verbos de ingestión y con otros verbos de objeto cognado: baila mucho, canta mucho. Este fenómeno está relacionado con la transitividad de esta clase verbos porque el objeto puede ser afectado significativamente por el verbo de manera cuantitativa gradual, como se ve en (19): 19. Rodrigo come mucho = Rodrigo come grandes cantidades de comida. 203 En (19) nos encontramos con lo propuesto por Krifka (89: 91) quien plantea que el objeto va siendo afectado conforme se desarrolla en el tiempo la acción del verbo. En consecuencia al añadir un cuantificador éste extenderá su ámbito tanto al verbo como al objeto, lo mismo sucede cuando se trata de un objeto cognado como (19). Por otro lado, este tipo de verbos puede ser cuantificado desde el dominio temporal con prominencia del rasgo iterativo, como sucede con los verbos de actividad que vimos anteriormente como correr, n a d a r y trabajar. En el ejemplo (20) tenemos un ejemplo de esta segunda lectura: 20. Rodrigo come mucho = Rodrigo come a cada rato IV.1.5 Llorar presenta prominencias diferentes En una actividad como llorar, el dominio de la iteratividad se pone en relieve al añadirle un cuantificador gradual. Esto obedece al hecho de que llorar es un verbo de actividad cuya composicionalidad establece una expandibilidad corta, --sobretodo si se compara con otro verbo de actividad como nadar--, y además, se presenta, para este caso, la característica de delimitación, que favorece la iteratividad. Con un verbo como llorar la prominencia de la homogeneidad pasa a un segundo término. El ejemplo (21) muestra esto: 21. Diana llora mucho / Diana llora poco La lectura que predomina es la que nos dice que Diana llora frecuentemente, o que llora muy esporádicamente, como sería el caso de Diana llora poco, pero una lectura durativa para (22) no sería nuestra primera opción: 22. Diana llora mucho = ? ‘Diana llora durante varias horas’ ni una lectura argumental como se propone en (23): 23. Diana llora mucho = * ‘Diana llora grandes cantidades de llanto’. IV.1.6. Breve recapitulación sobre las actividades En IV.1 intenté mostrar que la composición semántica de los verbos de actividad es básicamente homogénea y expandible, con excepciones del tipo de llorar que combinan la homogeneidad con la delimitación. También mostré que la cuantificación gradual de los verbos de actividad opera en diferentes dominios: en primer lugar, está el dominio temporal que presenta dos modalidades: una en la que predomina un rasgo de frecuencia y nos da como resultado una lectura iterativa y otra en la que el rasgo predominante es la duración de la actividad que nos proporciona una lectura durativa. 204 En segundo lugar, propuse como dominio característico de la combinación entre adverbios graduales y verbos de actividad el dominio locativo; en éste la noción de distancia es la predominante. En tercer lugar, tendríamos los dominios propios de los verbos transitivos como en el caso de comer que ubica en prominencia el objeto cognado al ser cuantificado y el último caso de los verbos de actividad del que me ocupé fue el de los verbos que si bien cumplen con el requisito de la expandibilidad presentan como característica principal de su componente semántico la delimitación y la reduplicabilidad. En estos casos, la lectura iterativa predomina, y aunque es un verbo de actividad, en su composición presenta características semejantes a las que veremos en los verbos de logro (achievements). IV.2 Los verbos de estado y los cuantificadores adverbiales graduales En nuestra revisión de la sección IV, mostramos la facilidad que tienen los verbos de estado para combinarse con los cuantificadores adverbiales graduales. Los estados comparten con las actividades las propiedades de no delimitación, de homogeneidad y de expandibilidad que favorecen la presencia de los adverbiales graduales. Verbos como parecerse, amar, querer, gustar, saber, conocer presentan estas cualidades de manera prototípica, es decir, son las mejores manifestaciones de ellas. IV.2.1 La homogeneidad de los verbos de estado De las cuatro clases semánticas verbales, los verbos de estado son los mejores representantes de la característica de homogeneidad: parecerse, amar, querer, gustar, saber, creer, tener y desear mantienen la misma configuración semántica a través del tiempo, como lo muestra (24): 24. Valeria se parece mucho a su papá. Parecerse es absolutamente homogéneo, aun cuando fijáramos un ámbito muy grande de la predicación. La homogeneidad de parecerse no presenta subregiones como sí sucedería con nadar; parecerse presenta las mismas propiedades en cualquier ámbito de la predicación sea cual sea su extensión; si ampliamos el ámbito tendremos el mismo estado de parecerse como pasaría con los nombres de masa como agua: tendríamos más y más agua con las mismas características4. 4 Sin embargo, en Se está pareciendo mucho a su papá lo que tenemos es la presencia de una escala en la que va subiendo el hecho de parecerse con la misma calidad. 205 IV.2.2. La expandibilidad de los verbos de estado La segunda característica de los verbos de estado es la expandibilidad. La composición semántica de esta clase verbal se mantiene a través del tiempo, es decir, si alargamos todo lo posible el ámbito de la predicación, los verbos de estado mantendrán su estructura semántica idéntica. En el caso de los verbos de estado, las propiedades de homogeneidad y de expandibilidad se presentan de manera conjunta, así que esto los hace un grupo idóneo para combinarse con los adverbiales graduales, pues éstos se caracterizan por expandirse sin conocer límite alguno. (25) ejemplifica esta combinación: 25. Valeria se parece mucho a Ricardo / Valeria se parece poco a Ricardo. IV.2.3 Dominios predominantes en la cuantificación de los verbos de estado La presencia del dominio mental de un participante de la predicación, que en ocasiones concuerda con el sujeto es fundamental en la cuantificación de los verbos de estado, este diminio mental contrasta con los dominios temporal y locativo, tan presentes en la cuantificación de los verbos de actividad. La ausencia de estos dominios propios de los verbos de actividad impide que tengamos lecturas iterativas, durativas, etc., con los verbos de estado, como vemos en (26): 26. * A Gonzalo le gusta mucho el teatro, cada fin de semana. (Eventiva o iterativa) *A Gonzalo le gusta mucho el teatro, todo el año. (Durativa) IV.2.4. De la imposibilidad de cuantificar a la dinamicidad de las predicaciones de los verbos de estado La cuantificación no es aceptada en algunos verbos de este grupo, como es el caso de existir, ser y tener. En (27) se muestra esta imposibilidad de combinarse con los graduales. 27. * Los demonios existen mucho / * Los demonios son mucho / * Los demonios tienen mucho. La explicación que doy para los casos de (27) es que los tres verbos carecen de rasgos como la iteratividad, la frecuencia, la duración o la distancia que permitan cuantificaciones temporales y locativas. Si bien cumplen plenamente con las características de homogeneidad y expandibilidad no hay posibilidad de gradación. 206 Otros verbos de estado, como creer, al menos en el dialecto mexicano, no aceptan cuantificación en su significado básico de ‘tener por verdadero algo’, como se muestra en (28): 28. *Cree mucho que tiene amibas En cambio, si revisamos el uso polisémico --creer en--´tener fe o tener confianza’, la presencia del dominio mental del experimentante adquiere prominencia al aceptar la cuantificación gradual, según se ve en (29): 29. Pili cree mucho en la Virgen de Guadalupe Algunos verbos de estado transitivos como querer exigen la presencia del objeto para aceptar la cuantificación debido a que mucho no es pronominal y requiere de sus dos argumentos como lo muestra (30): 30. Rosa quiere mucho a su papá / *Rosa quiere mucho Por otro lado, la cuantificación de un verbo de estado como saber tiene un comportamiento semejante al descrito anteriormente para comer que ubica en prominencia al objeto cognado del verbo: come mucho, cualquier cosa que tiene enfrente / sabe mucho, casi cualquier cosa que se le pregunta. Para el caso de la cuantificación de los verbos de estado, en IV.2 he descrito cómo la homogeneidad y la expandibilidad son propiedades de la composicionalidad semántica de esta clase de verbos. Por otro lado, he propuesto como dominio predominante en la cuantificación de esta clase semántica verbal el dominio mental, ya sea del experimentante o del benefactivo, siendo imposible la presencia de un dominio iterativo o durativo como en el caso de las actividades. El rasgo predominante que permite la cuantificación de los verbos de estado es la intensidad. IV.3. Los verbos de logro (achievements) y los cuantificadores adverbiales graduales Los verbos de logro presentan una configuración semántica diferente a los verbos de actividad y a los de estado. Estos últimos son homogéneos y no delimitados, mientras que los verbos de logro presentan una composición diferente, son heterogéneos y delimitados. IV.3.1. La heterogeneidad de los verbos de logro La heterogeneidad de los verbos de logro consiste en el cambio que éstos tienen a través del tiempo. Si en un verbo como llegar afocamos un ámbito suficientemente extenso, podemos ubicar una serie de segmentos y 207 cada segmento tiene una referencia distinta. La secuencialidad de llegar nos permite identificar varias fases, su contenido cambia de un momento a otro. IV.3.2. La delimitación de los verbos de logro En contraste con lo difuso o no delimitado de los verbos de estado y de las actividades, los verbos de logro tienen una nítida delimitación. En todo verbo de logro cada instanciación incluye los puntos finales del proceso. La delimitación de esta clase de verbos favorece, específicamente, la presencia del dominio iterativo, pues si tomamos un ámbito lo suficientemente grande podemos apreciar la repetición del proceso de este tipo de verbos, como sería el caso de (31): 31. Los niños se caen mucho mientras aprenden a caminar. En cuanto a las otras dos propiedades: la expandibilidad y la reduplicabilidad, son características de los verbos de logro, pero no se presentan en todos ellos, como podemos verlo en (32.a-.d): 32. a. Me acuerdo tanto de ella... como no sabes. (+Heterogéneo, +delimitado, +reduplicable. -expandible) b. Cambia un poco/mucho el estado mental. Terminar la carrera y trabajar poco. (+Heterogéneo, +delimitado, -reduplicable. -expandible) c. Sé que me ha servido para seguir adelante y mejorar cada día más. (+Heterogéneo, +delimitado, +expandible, -reduplicable) d. Oscureció un poco mientras caía la tormenta. (+Heterogéneo, +delimitado, +expandible, -reduplicable) En los ejemplos anteriores las características constantes de heterogeneidad y delimitación son evidentes, pues son procesos que implican varios cambios y tienen un principio y un fin; en cambio, la expandibilidad y la reduplicabilidad son variables, ya que la duración de los procesos es diferente: mejorar y oscurecer tienen una duración mayor que acordarse y cambiar; por otro lado, acordarse es un proceso casi instantáneo, lo que favorece la reduplicabilidad. IV.3.3 La expandibilidad de los verbos de logro. De crucial importancia resulta la propiedad de expandibilidad, ya que junto con la propiedad de reduplicabilidad permiten establecer diferencias al interior del grupo de los verbos de logro. Un verbo como morir, en su significado básico, no permite la expansión en el tiempo; pues no podríamos proponer una expresión como la de (33): 208 33. * Jonás murió dos veces. Morir es un verbo de logro que no permite la expandibilidad lo que obstaculiza la posibilidad de ser cuantificado. Una vez que el verbo morir llega al límite de la última secuencia, es imposible reiniciar el proceso. Mejorar en cambio, a pesar de ser heterogéneo y delimitado, permite la cuantificación gracias a que es expandible y esto le permite ubicarse en distintos puntos de una escala. IV.3.4 Dominios en la cuantificación de los verbos de logro. En (32.a), Me acuerdo tanto de ella... como no sabes, el cuantificador tanto opera en el dominio iterativo ‘repetición de la acción’ y éste toma prominencia. El verbo acordarse no se expande en el tiempo, no es el mismo en una serie de estados, sino que se reduplica en el tiempo debido a la cuantificación de tanto: “se acordó tantas veces de ti”. En 32. b cambia un poco el estado mental, no tenemos ni expandibilidad, ni reduplicación. En este caso la cuantificación de cambiar se ubica en el dominio escalar: lo cuantificado es la magnitud del cambio con respecto a una norma; además en cambiar está presente el rasgo instantáneo que se opone a la reduplicabilidad y a la expandibilidad. Para el caso de 32.c, mejorar cada día más, tenemos que, al ser expandible, la ubicación en distintos puntos de la escala que conlleva en su composición semántica, lo haga comparativo; además, se trata de un verbo que presenta reduplicabilidad. El último caso: oscureció un poco, presenta la misma configuración que mejorar, es expandible, no reduplicable. Lo que podemos concluir respecto de algunos verbos de logro como mejorar y oscurecer es que el tiempo procesal del cambio característico de estos verbos al ser mayor que en los instantáneos la escala que conllevan permite la ubicación de la cuantificaciòn en distintos puntos de la escala, por eso pueden ser cuantificados gradualmente. La composicionalidad semántica de los verbos de logro como lo señalé anteriormente, se caracteriza fundamentalmente por la heterogeneidad y la delimitación que favorecen la presencia de las cuantificaciones iterativas. Estas características se manifiestan perfectamente en los prototípicos verbos de logro de cambio de estado de conciencia como despertarse, en donde el dominio iterativo es el predominante en la cuantificación, (34) es un ejemplo de esto: 34. Carlitos se despierta mucho cuando tiene pesadillas = despierta muchas veces En el ejemplo anterior, la reiteración de despertarse motiva la cuantificación 209 en el número de veces que sucede la acción. En cambio, en el caso de dormirse, el dominio predominante es el durativo, como se aprecia en (35): 35. Mauri duerme mucho si viaja en autobús = duerme mucho tiempo Otro tipo de verbos de logro que no acepta la cuantificación gradual, como son los verbos de posesión (perder, adquirir, obtener y recibir), según se ejemplifica en 36. a-d: 36. a. Cualquier maestro pierde un poco la paciencia con ese grupo. b. ? Un líder adquiere mucho el reconocimiento del pueblo. c. ? Algunos artistas obtienen bastante el beneficio de la fama. d. ? Los escritores de ese momento reciben demasiado la influencia germana. La incompatibilidad de los verbos de logro de posesión con los cuantificadores graduales (36.b-c) parece explicarse por el hecho de que estos verbos no son ni expandibles ni reduplicables, lo que imposibilita el hecho de que la propiedad nuclear del verbo sea expandida o reducida por un elemento gradual. He expuesto como propiedades fundamentales para la cuantificación de los verbos de logro la heterogeneidad y la delimitación, asimismo he propuesto que la expandibilidad juega un papel fundamental en la cuantificación de algunos verbos de logro, ya que aquellos verbos de logro que poseen esta propiedad son más susceptibles de ser cuantificables (Morir versus mejorar). Los dominios predominantes en la cuantificación de los verbos de logro son el iterativo y el escalar. También mencioné el caso de la cuantificación durativa en este grupo verbal, aunque es menos frecuente que los dos mencionados anteriormente. Finalmente, señalé la cuantificación de verbos de logro de posesión como poco aceptable. IV.4. Los verbos de realización (acomplishments) y los cuantificadores adverbiales graduales Los verbos de realización al igual que los verbos de logro se caracterizan por ser heterogéneos y perfectamente delimitados. Sin embargo, a diferencia de los verbos de logro, las realizaciones no tienen la posibilidad de la expansión del verbo: fumarse un cigarro, escribir un poema, pintar la pared, hacer la tarea tienen como elemento prominente el objeto que es justamente el elemento que realza la delimitación e impide la expandibilidad que sería la propiedad susceptible de favorecer la cuantificación. Esta delimitación impuesta por el objeto de la realización entra en conflicto con la gradualidad no delimitada del cuantificador adverbial. Por lo tanto, la cuantificación gradual no es posible en el caso de las realizaciones. 210 CONCLUSIONES En esta exposición he tratado de mostrar las distintas posibilidades de cuantificación con las diversas clases semánticas verbales. En primer lugar, describí la composición semántica de los verbos de actividad como básicamente homogénea y expandible, señalando la existencia de casos como el verbo llorar que combinan la homogeneidad con la delimitación. También mostré que la cuantificación gradual de los verbos de actividad opera en diferentes dominios: el primero es el dominio temporal que presenta dos modalidades: una en la que predomina un rasgo de frecuencia y nos da como resultado una lectura iterativa y otra en la que el rasgo predominante es la duración de la actividad que nos proporciona una lectura durativa. En segundo lugar, propuse el dominio locativo, en éste la noción de distancia es la predominante. En tercer lugar, tendríamos los dominios propios de los verbos transitivos como en el caso de comer que ubica en prominencia el objeto cognado al ser cuantificado y el último caso de los verbos de actividad del que me ocupé fue el de los verbos que si bien cumplen con el requisito de la expandibilidad presentan como característica adicional de su componente semántico la delimitación y la reduplicabilidad (llorar). En estos casos, la lectura iterativa predomina, y aunque es un verbo de actividad, en su composición presenta características semejantes a las que presenté para los verbos de logro (achievements). En segundo lugar, me ocupé de la cuantificación de los verbos de estado: He descrito cómo la homogeneidad y la expandibilidad son propiedades fundamentales de la composicionalidad semántica de esta clase de verbos. Por otro lado, he propuesto como dominio predominante en la cuantificación de esta clase semántica verbal el dominio mental ya sea del experimentante o del sujeto y la importancia del objeto sobre el que recae también la cuantificación, siendo imposible la presencia de un dominio iterativo o durativo como en el caso de las actividades. Un rasgo predominante en la cuantificación de los verbos de estado es la intensidad. En tercer lugar, expuse como propiedades fundamentales para la cuantificación de los verbos de logro la heterogeneidad y la delimitación, asimismo he propuesto que la expandibilidad juega un papel básico en la cuantificación de los verbos de logro, porque aquellos verbos de logro que poseen esta propiedad son más susceptibles de ser cuantificables (Morir versus mejorar). Los dominios predominantes en la cuantificación de los verbos de logro son el iterativo, el escalar y el durativo, aunque éste último es menos frecuente, finalmente señalé la cuantificación de los verbos de 211 logro de posesión como poco aceptable. Por último, en relación con los verbos de realización mi propuesta consiste en que la delimitación impuesta por el objeto de la realización entra en conflicto con la gradualidad no delimitada del cuantificador adverbial, lo que impide la cuantificación gradual. BIBLIOGRAFÍA Bolinger, Dwight (1972): Degree words. The Hague: Mounton. Bosque, Ignacio / J.P. Masullo (1998): “On verbal quantification in Spanish” en Dullana, O. y F. Roca (eds.) Studies on the Syntax of Central Romance Language. Universitat de Girona, 9-63. Delmonte, Rodolfo (1995): “Lexical Representations, Event Structure and Quantification” en Quaderni Patavani di Linguistica. Dowty, David. (1979): Word Meaning and Montague Grammar. Dordrecht: Reidel. Krifka, Manfred (1989): “Nominal Reference, Temporal Constitution, and Quantification in Event Semantics” en Bartsch, R. / Benthem J. van / Emde Boas P. van (eds.) Semantics and Contextual Expression, Dordrecht-Holland: Foris Publications. Langacker, Ronald W. (1989): Foundations of Cognitive Grammar, Vol 1, Theoretical prerrequisites, Stanford University Press. Langacker, Ronald W. (1991): “Nouns and Verbs” en Concept, Image and Symbol. Berlin; New York: Mouton de Gruyter 212 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 213-217 INFERENCIAS DE SIGNIFICADO, COMPRENSIÓN Y METACOMPRENSIÓN LECTORA Magdalena Viramonte de Ávalos <[email protected]> Universidad Nacional de Córdoba, Argentina 1. ANTECEDENTES DE NUESTRA INVESTIGACIÓN Desde 1991 nos preocupa y ocupa, en la investigación, la problemática de la comprensión lectora. Tema de sensible interés social, particularmente desde la mirada de la educación sistemática. Hay una generalizada inquietud respecto al grado de competencia en lectura demostrado por los escolares de cualquiera de los ciclos del actual sistema educativo. Los docentes se encuentran con una valla de difícil superación cuando intentan revertir el déficit que observan pues están escasos de los instrumentos que hoy requiere la conduccion del proceso lector como actividad lingüístico-cognitiva. Se entiende por instrumentos desde una formación científica especializada hasta la tecnología de apoyo. Para colaborar con la superación de esas ausencias, se procuró, en una primera etapa, diseñar pruebas de comprensión que pudieran abrir, en el aula, una vía de orientación para detectar los puntos neurálgicos (V. de Avalos, M., A.M.Carullo de Díaz, M.Peronard 1995; V de Ávalos, M., A.M. Carullo de Díaz 1997). En etapas sucesivas, la incidencia de los factores socioeducativo, edad, sexo, escuela fueron centro de interés y de su estudio emergió la necesidad de atender a las diferencias socioeducativas y de edad para el desarrollo general de las actividades lecto-comprensivas en la escuela (V de Ávalos, M y A M Carullo de Díaz 1997). Por cuanto la incidencia de la estructuración textual de los libros escolares de estudio podía tener alguna consecuencia en el modo de operar con la comprensión, otra etapa de la investigación estuvo centrada en el análisis de las relaciones retóricas que se dan en los textos (M. Peronard, M.V de Ávalos, A.M. Carullo de Díaz, L.Gómez M. 1996). Desembocamos así en la ardua etapa de analizar las diferentes operaciones cognitivas que se ponen en juego a la hora de leer/comprender y procurar develar la manera cómo el adolescente las pone en práctica. La 213 tarea se realizó mediante instrumentos que intentaban recoger respuestas a preguntas inferenciales, entendiendo la inferencia como uno de los procesos superiores más productivos. Esto nos permitió, por un lado, un indicador de grados de dificultad y por otro, un amplio análisis de errores (Viramonte de Ávalos, M. comp. 2000). Sin embargo, el valor de incentivo hacia pasos sucesivos de toda investigación, nos puso en el umbral de otra pregunta ¿qué saben los alumnos de lo que es leer como actividad lingüística?¿qué “teoría” implícita tienen en sus mentes? ¿cuánto saben de ello? ¿de qué manera evoluciona la metacognición según se asciende en edad?. La respuesta a estas preguntas constituyó una etapa investigativa muy fructífera. Altamente significativo, como resultado, fue haber logrado un instrumento para estudiar el grado del metaconocimiento de la actividad de leer (Peronard, M., Velázquez, M., Crespo, N., Viramonte de Ávalos, M. 2002). El cuestionario exige el reconocimiento de alternativas (con fundamento en la Redescripción Representacional de Karmiloff-Smith 1992) sobre “campos” que se corresponden con categorías que hemos distinguido en nuestro esquema modélico (planificación, estrategia, evaluación, remedial, tarea, texto). 2. TAREA Y RESULTADOS Así las cosas –y esta vez como tarea personal, esto es, ya no en equipo- intentamos cruzar resultados de los estudios sobre comprensión y los relativos a la metacomprensión, sin que, en tal sentido, las perspectivas fueran halagüeñas (en pequeñas muestras, los resultados no arrojan datos de fehaciente relación entre comprensión y metacomprensión en el mismo sujeto). Sin embargo, planteos como los vigotskyanos que muestran una confianza en la capacidad autorreflexiva del ser humano nos llevaron a la hipótesis de que hay saberes que inciden en el proceso de construcción de los significados y de los sentidos del texto leído (v.gr. saber que el texto es una estructura jerárquica, que la finalidad propuesta y el monitoreo personal son nervios vitales, etc.). Hacker, Dunlosky y Graesser (eds. 1998) postulan la necesidad de ayudar al alumno a mejorar su capacidad de reflexionar acerca de su propia cognición, esto es, aumentar su capacidad cognitiva. Los avances teóricos llegados desde la lingüística textual y desde la psicología cognitiva han dejado al descubierto un lector y un escritor estratégico, interactivo con el texto (V Dijk y Kintsch 1983), con voluntad para la acción de leer y guiado por una finalidad. A esta literatura sumamos todo lo propuesto sobre metacognición 214 desde los trabajos pioneros de Flavell (1979, 1985) en adelante, a fin de ir acaudalando miradas, concepciones, vías de acceso que pudieran ser iluminadoras para nuestro trabajo. Decidimos entonces focalizar nuestra atención en la comparación de algunos de los resultados obtenidos, por un lado, por ejemplo, en inferencias léxicas y macroestructurales y, por otro, esto es, en metacomprensión, en las áreas estrategia, evaluación y remedial. Valga como ejemplo: Prueba de comprensión: ¿qué quiere decir inocua en el texto? Prueba de metacomprensión: ¿Cuándo no entiendo una palabra de lo que estoy estudiando, ¿qué hago? a) pienso si se parece a otra palabra que conozco, b) leo las palabras cercanas para ver si me ayudan a entenderla, c) la busco en el diccionario o le pregunto a alguien. El resultado de la comparación dejó a la vista que en el análisis realizado no se encontró significatividad estadística. Contando los casos de respuesta nula 2 Chi Crítico Sin contar los casos de respuesta nula Chi2 Crítico = 16,92 Roma 6 Gandhi 6 Roma I10 Gandhi I8 = 9,49 Roma 6 Gandhi 6 Roma I10 Gandhi I8 P1 1,4127 0,0458 P1 10,6576 2,60661 P1 0,5368 0,10541 P1 4,088651 2,451667 P2 P3 P4 P5 0,5399 18,913 4,2529 2,2056 P2 P3 P4 P5 7,83157 7,37663 7,27557 6,46288 P2 P3 P4 P5 0,32793 13,2246 3,57186 1,27756 P2 P3 P4 P5 6,302752 1,389284 3,933036 4,368053 2,382556 1,956391 3,308373 1,98486 P6 3,2774 1,3722 P7 0,9401 5,0289 P6 9,23411 3,65321 P6 3,2774 0,8371 P7 0,9401 4,12607 P6 3,84419 2,871795 3,6882 4,1409 0,1852 4,1802 3,65461 2,5304 4,34675 3,09753 2,784 1,3607 0,1852 4,1802 Análisis Estadístico Para cada grupo y para cada par, se realizó una tabla de doble entrada en la que se clasificaron a los sujetos de acuerdo con el puntaje obtenido en la pregunta de comprensión y en la de metacomprensión. Es decir que, en cada celda del cuerpo de la tabla se registra la cantidad de sujetos que obtuvieron en la pregunta de comrpensión, el puntaje indicado en la cabecera de la fila, y en la de metacomprención, el indicado en la cabecera de la columna. Las celdas de totales muetran las frecuencias marginales. Para cada tabla se determinó el valor del indicador estadístico CHI cuadrada, que ofrece la posibilidad de decidir si existe una correlación significativa entre las variables que se analizan. Se eligió realizar las pruebas a un nivel de significación alfa=0,05. Estos resultados motivaron en nosotros varias dudas, entre ellas y a partir de una básica hontestidad intelectual ¿Serán los instrumentos que hemos diseñado suficientes y adecuados para lo que estamos analizando? ¿Cuánta razón tiene la teoría que dice que “en el nivel más elevado del desarrollo del conocimiento de un dominio, las representaciones no sólo están definidas explícitamente sino que son accesibles a la reflexión consciente y verbalizable” (Karmiloff-Smith, 92, comentado en Mar Mateos 2001, p.49). Y una tercera pregunta que hace referencia a una de las variables de la investigación: el papel de la escuela: ¿Qué papel juega la 215 escuela en el desarrollo del conocimiento de un dominio tan fundante como el de las inferencias léxica y macroestructural? Debido a la experiencia acumulada tras largos años de trabajo en las escuelas y con los docentes, en este último interrogante detuvimos nuestra atención y nos movió a sospechar algunas causas, entre ellas, que este resultado tiene que ver con el discurso docente que itera enunciación de principios (v.gr “para hacer el resumen debo subrayar las ideas principales”) pero esto no garantiza que el alumnado haya logrado el “conocimiento del dominio”. 3. PROYECCIONES Guiar al alumno a comprender su proceso cognitivo, más allá y más acá del tema disciplinar que esté manejando, es el desafío que la escuela tiene por delante. Pero, para eso, debería poder postular un llamado por nosotros “triángulo axiológico” que aquí sólo enunciamos nominalmente y que aspira a ser la base de la propuesta programática con la que se pueda responder a la inquietud que nos generó el resultado arriba comentado. En un vértice, el valor de la llamada por B. Rogoff (1993:30), la “participación guiada”, basada en la intersubjetividad. “Los niños son aprendices del conocimiento, activos, en sus intentos de aprender, a partir de las observaciones y de la participación en las relaciones con sus compañeros y con miembros más hábiles de su grupo social”; en otro, el valor de la gramática como conocimiento especializado que implica habilidad metalingüística y metacognitiva de control sobre la lengua y, como tercer elemento, el valor del “cambio conceptual” a lo largo y a lo ancho de toda la escolaridad, esto es, llegar a la “reestructuración” (N. Rumelhart y Norman 1981) del pensamiento-acción para lo cual y siguiendo de Rodríguez Moneo, M. (1999:56), se necesita una insatisfacción respecto a las condiciones existentes, la nueva concepción debe tener sentido y ser significativa, debe resolver cuestiones que antes no tenían resolución y debe ser vista como un instrumento con poder explicativo para el futuro. BIBLIOGRAFÍA Antonijevic, N, y Chadwick, C. (1981/82) “Estrategias cognitivas y metacognición”, Revista de tecnología educativa, 7 (4), 307-321 Brown A., (1987), “Metacognition, executive control, self-regulation and other more mysterious mechanisms” Metacognition, Motivation and Understanding, F.E.Weinert y R.H. Kluwe, Editores, Hillsdale, NJ, Erlbaum Bruner, J.1991, Actos de significado: más allá de la revolución cognitiva, Madrid, Alianza 216 Burón O.J, 1988, La auto-observación (self-monitoring) como mecanismo de autoconocimiento y de adaptación, Tesis doctoral, Universidad de Deusto. Campione, J.C. Brown, A., Connell, M.L., (1989) “Metacognition: On the Importance of Understanding What You Are Doing”, en Charles R.I, Silver E. Reston The Teaching and Assessing of Mathematical Problem Solving, vol.3, Reston, Virginia, Lawrence Erlbaum Associates, National Council of Teachers of Mathematics, 93-114 Crespo, N., M. 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Cognición y percepción lingüísticas (2004): 218-223 ÍNDICE GENERAL DE LAS ACTAS DEL VI CONGRESO INTERNACIONAL DE LINGÜÍSTICA HISPÁNICA Desde 1978 y con una cadencia de cinco años, se celebran en Leipzig los Congresos Internacionales de Lingüística Hispánica. Si se juzga la cantidad y sobre todo la calidad de los especialistas que tomaron parte entre los días 8 y 12 de octubre de 2003 en el sexto de los encuentros, queda bien claro que se llegó a la culminación de tantos años de esfuerzos y compromiso de una persona: Gerd Wotjak. En este sexto congreso con el marco temático Descripción de la interfaz entre el léxico (la semántica léxica) y la sintaxis del español intentamos reunir trabajos que incorporaran enfoques y metodologías diferentes, de modo que se pudiera observar desde una perspectiva más allá de escuelas y enfoques únicos las coincidencias y diferencias pero también las posibilidades de mutua complementación que ofrecen los paradigmas más importantes para la descripción de sintaxis y de semántica léxica. La mayor parte de los congresistas llegó de España: unos eran investigadores ya reconocidos internacionalmente mientras que los otros eran representantes de una cualificada joven generación de investigadores. Junto con ellos, contamos con una treintena de hispanistas alemanes y también con colegas provenientes de Argentina, Méjico, Cuba, Chile, Perú, Japón, Bélgica, Dinamarca, Austria, Suiza y Polonia, lo que supuso una más que prometedora ocasión para el intercambio de conocimientos y resultados como también para buscar nuevos caminos y plantear nuevas preguntas. Ahora podemos enorgullecernos de presentar al público en cinco volúmenes temáticos un panorama bien amplio y cabal del estado de la cuestión en algunos de los ámbitos más importantes de la investigación lingüística en y sobre el español. 1. ALMELA PÉREZ, RAMÓN; RAMÓN TRIVES, ESTANISLAO Y WOTJAK, GERD (EDS.) (2004): F RASEOLOGÍA, UNIVERSIDAD DE MURCIA Y UNIVERSIDAD DE LEIPZIG. Distribución: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Murcia, c/ Actor Isidoro Máiquez, 9, Edificio Saavedra Fajardo, E-30007; Murcia (España). http://www.um.es/publicaciones/ 218 Esther Blasco Mateo: Similitudes entre perífrasis verbales de infinitivo con enlace y locuciones verbales de infinitivo Alberto Bustos Plaza: Poner en movimiento – in Bewegung setzen: verbos pseudocopulativos españoles frente a verbos funcionales alemanes Yolanda Congosto Martín: La presencia de unidades fraseológicas en el léxico náutico Ofelia Duo de Brottier: Unidades lingüísticas complejas en el discurso de investigación científica Mario García-Page: Colocaciones simples y complejas: diferencias estructurales Isabel González Rey: La noción de hapax en el sistema fraseológico francés y español Silvia Beatriz Kaul de Marlangeón: Evaluación de clichés del discurso paraepimónico Georges Kleiber: Petite sémantique des proverbes avec une vue spéciale sur leur statut de dénomination Kazumi Koike: Colocaciones complejas en el español actual Tomás Labrador Gutiérrez & Gonzalo Martínez Camino: Módulos fraseológicos: de busilis a bluyines Gonzalo Ortega Ojeda & María Isabel González Aguiar: En torno a la variación de las unidades fraseológicas Antonio Pamies & Olena Potápova: Metaphoric Competence and the Recognition of Idioms: an Experimental Approach Juan Manuel Pérez Vigaray & José Juan Batista Rodríguez: Composición nominal y fraseología Marina Luz Roa Arancibia: Fraseología oral en Chile: una propuesta metodológica Leonor Ruiz Gurillo: Las locuciones marcadoras del español: análisis y aplicaciones Ascensión Sierra: Rôle du nom propre dans la traduction français-espagnol des expressions imagées Encarnación Tabares Plasencia & José Juan Batista Rodríguez: Notas sobre fraseología jurídica comparada español-alemán Pablo Zamora Muñoz: Fraseología periférica e non solo María Teresa Zurdo: Panorama de los estudios fraseológicos en Alemania 2. FABER, PAMELA; JIMÉNEZ HURTADO, CATALINA Y WOTJAK, GERD (EDS.) (2004): LÉXICO ESPECIALIZADO Y COMUNICACIÓN INTERLINGÜÍSTICA, UNIVERSIDAD DE G RANADA Y U NIVERSIDAD DE LEIPZIG, SERIE GRANADA LINGVISTICA. Distribución: Método Ediciones, Calle Rector López Argüeta, 21, E-18001 Granada (España). http://www.metodoediciones.com/ Marek Baran: ¿Casualidad, mero instrumento de denominación o necesidad inherente? – El porqué de las metáforas en terminología Antonio Barcelona Sánchez: La presencia simultánea de la metonimia en múltiples niveles de análisis lingüístico: forma y significado, léxico y sintaxis, semántica y pragmática José María Bernardo & Manuel Pruñonosa: Terminología y cognición Francisco M. Carriscondo Esquivel: Las palabras y acepciones fantasma desde el punto de vista de la creatividad léxica 219 Guiomar Elena Ciapuscio: Las metáforas como recursos para el trabajo de producción discursiva en la comunicación especializada M. Magdalena Díaz Ferrán & Roquelina Beldarraín: Usos léxicos cubanos y creación en el español actual de Cuba María José Domínguez Vázquez: Sistematización de fenómenos terminológicos: una aproximación Pamela Faber & Carlos Márquez Linares: El papel de los recursos figurativos en la comunicación especializada Catalina Jiménez & Claudia Seibel: El lenguaje controlado para una definición variable: “no ambiguity through homonyms, no redundancy through synonyms” Linus Jung: Acerca del lexema y sus aportaciones textuales: un análisis lexicológico funcional Inés Kuguel: El significado de los nombres genéricos en el léxico de especialidad Carmen Llamas: La conformación del significado léxico creado a partir de metáfora: consideraciones semánticas y pragmáticas María del Pilar Mesa Arroyo: Funciones comunicativas y medios lingüísticos en correspondencia Marisa Montero Curiel: Telecreativisión Christiane Nord: Comunicarse funcionalmente en dos lenguas Elena M. Rojas Mayer: La creatividad en la comunicación cotidiana en el habla y en la prensa Pelegrí Sancho Cremades: La gramaticalización en los intensificadores: el caso del español menudo y del valenciano coloquial d’a xavo Claudia Seibel & Catalina Jiménez: El componente pragmático en la definición de las unidades terminológicas. Ejemplos del dominio oncológico Encarnación Tabares Plasencia: Estudio de la formación de palabras en el ámbito del derecho civil español María Isabel Tercedor Sánchez: Esquemas metafóricos en el español de la ciencia y la tecnología Patricia Vallejos Llobet: La metáfora en el discurso de las ciencias sociales en la Argentina Karin Vilar Sánchez: Diccionario de sinónimos funcionales Y W OT JAK , GERD (EDS.) (2004): C OGNICIÓN Y PERCEPCIÓN LINGÜÍSTICAS, UNIVERSIDAD DE V ALENCIA Y UNIVERSIDAD DE LEIPZIG. 3. SE R R A , ENRIQUE Distribución: Servicio de Publicaciones de la Universidad de Valencia, Calle Bachiller 1-1ª E-46010 Valencia (España). http://puv.uv.es/ Belén Alvarado, Elisa Barrajón, Jaime Climent, Susana Rodríguez & Larissa Timofeeva: Patrones espaciales: creación de estructuras lingüísticas Nicole Delbecque: El marco conceptual de los verbos de respuesta en español Renata Enghels & Eugeen Roegiest: Percepción visual y percepción auditiva: la naturaleza del objeto Francisco Hernández Paricio: Estructura léxico-conceptual y predicados de movimiento (acerca del predicado caer) Carlos Hernández Sacristán & Beatriz Gallardo Paúls: Relaciones léxicas: orientación 220 cognitiva en intervención logopédica Pablo Jiménez Jiménez: Estructura nominal y comprensión lectora Julia Kuhn: Aspectos psicolingüísticos en el análisis de los determinantes pocos y escasos Ángel López García: Una caracterización cognitiva de la actancia: ¿flujo pregnante o forma saliente? Ricardo Maldonado: ¿Voz media o voz antipasiva? Mirada cognoscitiva María Amparo Montaner Montava: Fundamentación cognitiva de las relaciones actanciales del español: Estudio comparativo de algunos verbos relacionados con el dominio de la transferencia de información Estanislao Ramón Trives: La parataxis en el horizonte de las construcciones aseverativas en español y en francés. Fundamentos noemático-cognitivos Eugeen Roegiest: Conceptualización y estructura argumental de la pasiva pronominal en español y en italiano Carlos Subirats Rüggeberg: FrameNet Español. Una red semántica de marcos conceptuales Alejandra Vigueras: Aspecto verbal y cuantificación adverbial gradual Magdalena Viramonte de Ávalos: Inferencias de significado, comprensión y metacomprensión lectora Y W OTJAK , GERD (EDS.) (2004): A LGUNOS DE LA DESCRIPCIÓN SINTÁCTICO-SEMÁNTICA, 4. CUARTERO OTAL, JUAN PROBLEMAS ESPECÍFICOS FRANK&TIMME. Distribución: Frank&Timme GmbH i.G.; Wittelsbacherstr. 27a; 10707 Berlin (Alemania). [email protected]; htpp://www.frank-timme.de/ Luis Amador Rodríguez & Juan Manuel Pérez Vigaray: Los derivados españoles en -ero/a Francisco Cortés Rodríguez & Ricardo Mairal Usón: La formación de palabras, de nuevo, como encrucijada: la interfaz semántica-morfología-sintaxis-fonología en el Modelo de Gramáticas Léxicas María Tadea Díaz Hormigo: Entre el léxico y la sintaxis: a propósito de la denominada sintaxis interna de las formaciones derivadas Martina Emsel: Enfoques semánticos en el estudio de la formación de palabras en español Raúl Fernández Jódar: El papel del léxico en el aprendizaje y la adquisición de lenguas primeras y segundas Guillermo Fernández Rodríguez-Escalona: Sustantivos eventivos en -miento María Pilar Garcés Gómez: Los marcadores del discurso en una teoría de sintaxis y semántica textual y oracional Dolores García Padrón: Variaciones gramaticales y denotativas de la familia de palabras de PART- en su manifestación categorial verbal Mabel Giammatteo: Alternancias temporales: los verbos durar y tardar Mabel Giammatteo, Hilda Albano &Adalberto Ghio: Clases de predicados y nominalización Salvador Gutiérrez Ordóñez: Diátesis no verbal Gerda Haßler: El uso evidencial de adverbios modales Laura Kornfeld: Ambigüedad categorial en construcciones de infinitivo Gonzalo Martínez Camino, Manuel Pérez Saiz & Tomás Labrador Gutiérrez: Una clasificación de verbos rectores según la selección del indicativo y el subjuntivo en el 221 verbo subordinado Ricardo Mairal Usón: La naturaleza de las reglas léxicas en la Gramática del Papel y la Referencia Alf Monjour: “La humillación de Don Franco a Don Juan”. Otra vez sobre la valencia nominal en español Wiaczesɹaw Nowikow: Sobre la relación entre las propiedades semánticas del núcleo regente, la negación y la selección del modo en las subordinadas sustantivas Isabel Pérez Jiménez & Norberto Moreno Quibén: Argumentos a favor de la centralidad de las nociones aspectuales en la interficie léxico-sintaxis: la correlación telicidadinacusatividad en español Minerva Rosas: Manejo léxico-semántico y habilidades de pensamiento en alumnos de 5° año de enseñanza general básica Enrique Serra Alegre & Montserrat Veyrat Rigat: A vueltas con el significado de los coordinadores Carsten Sinner: Pronombres incompatibles en castellano Teresa Solias Arís: Dobles sujetos y dobles objetos en español 5. WOTJAK , GERD Y C UARTERO, JUAN (EDS.) (2004): E NTRE SEMÁNTICA L É X I C A , TEORÍA DEL LÉXICO Y SINTAXIS , COLECCIÓN “STUDIEN ZUR ROMANISCHEN SPRACHWISSENSCHAFT U N D INTERKULTURELLEN KOMMUNIKATION”, VERLAG PETER LANG. Distribución: Peter Lang GmbH, Eschborner Landstrasse 42-50, D-60489 Frankfurt am Main (Alemania). http: //www.peterlang.com/ Hilda Albano: Enfoques y metodologías para describir la interfaz entre el léxico (la semántica léxica) y la sintaxis del español Miguel Albi Aparicio: Hacia un concepto ampliado de Teoría de Valencias Moisés Almela Sánchez: Aspectos de la adecuación de las técnicas de corpus para la descripción de campos léxico-asociativos Valerio Báez San José: Una teoría desde el hablar a las lenguas para la comparación lingüística de las unidades significativas Valeriano Bellosta von Colbe: Construcciones y esquemas sintácticos Nuria Campos Carrasco: Categorías semánticas y funciones sintácticas: el cambio categorial Miguel Casas Gómez: Semántica de la lengua y semántica del hablar: fenómenos y disciplinas implicadas en su delimitación Irene Castellón, Ana Fernández & Gloria Vázquez: La semántica oracional del español: perspectiva desde el léxico Juan Cuartero Otal: Un modelo de clasificación léxico-semántica de los complementos preposicionales del español Paul Danler: Los alrededores del “núcleo predicado-argumento” desde un enfoque formal y funcional Janet DeCesaris & Paz Battaner: Una cuestión de semántica léxica en los diccionarios del español bajo las fórmulas por extensión y en especial Janet DeCesaris & Elisenda Bernal: La gramática de los nombres de materia en los 222 diccionarios Pablo Devís Márquez: Algunos problemas en la teoría de los esquemas oracionales Luis Escoriza Morera: El discurso como elemento caracterizador de unidades léxicas Gérard Fernández Smith: La cohesión léxica y sus implicaciones para la semántica del texto José M. García Miguel, Lourdes Costas & Susana Martínez: Diátesis verbales y esquemas construccionales – Verbos, clases semánticas y esquemas sintáctico-semánticos en el proyecto ADESSE Eberhard Gärtner: Funciones semánticas de argumentos proposicionales en español Hilde Hanegreefs: Acerca de los verbos ver, mirar y observar: descripción lexicográfica y análisis de corpus César Hernández Alonso: El funcionalismo lingüístico: tendencias, corrientes y caminos abiertos Martin Hummel & Rolf Kailuweit: La sintaxis semántica, los esquemas sintácticosemánticos, la gramática de construcciones y los papeles temáticos Rocío Jiménez Briones & María Beatriz Pérez Cabello de Alba: La interfaz léxico-sintaxis desde una perspectiva léxico-funcional – ejemplificación de verbos que expresan sentimiento en español Luis Fernando Lara: ¿Es posible una teoría del léxico? Eva Lavric: Sistema, norma y habla en la semántica de los determinantes nominales españoles Martin Mehlberg: Las propiedades combinatorias de las unidades léxicas como base para la descripción de las medioestructuras semánticas verbales José Luis Mendívil Giró: El comportamiento variable de molestar: A Luisa le molesta que la molesten Luis Miranda Esquerre: Las solidaridades léxicas Marcial Morera: La gramática del léxico Yuko Morimoto & María Victoria Pavón Lucero: Estructura semántica y estructura sintáctica de las construcciones atributivas con ponerse y quedar(se) Borja Navarro Colorado: Una estructura de rasgos computacional para la presentación y adquisición automática de patrones sintácticos-semánticos en español Ana Rodríguez-Piñero Alcalá: Criterios delimitadores de los hechos de parasinonimia José F. Val Álvaro, Francisco Hernández Paricio, José L. Mendívil Giró & M. Carmen Horno Chéliz: Alternancias verbales: estructuras subeventivas y sintaxis léxica Carmen Varo Varo: Algunas observaciones sobre el comportamiento clasemático de los antónimos Gerd Wotjak: ¿Por qué arar el campo semasiológico y qué aparecerá detrás de la fachada medioestructural? 223 Serra & Wotjak (eds.) Cognición y percepción lingüísticas (2004): 224-226 ÍNDICE DE LAS ACTAS DE LAS V JORNADAS INTERNACIONALES DE LINGÜÍSTICA CONTRASTIVA Asimismo, durante los días inmediatamente previos al VI Congreso de Lingüística Hispánica, entre el 4 y el 7 de octubre de 2003, se celebraron también en Leipzig las V Jornadas Internacionales de Lingüística Contrastiva –comparación de lenguas románicas entre sí y con el alemán–, cuyas actas se van a publicar asimismo a finales de 2004. SCHMITT , CHRISTIAN Y W OTJAK , BARBARA (EDS.) ROMANISCH-DEUTSCHEN UND INNERROMANISCHEN VOLS.), ROMANISTISCHER VERLAG. (2004): S TUDIEN ZUM SPRACHVERGLEICH (2 Distribución: Romanistischer Verlag, Hochkreuzallee 46, D-53175, Bonn (Alemania). http: //www.rv-hillen.de/hsh.htm/ Tomo I Jörn Albrecht: Nochmals zum Begriff der Übersetzungsäquivalenz. Ein Versuch zur Ausräumung von Missverständnissen Eric Castagne: Le programme “Inter Compréhension Européenne” (ICE) ou comment utiliser la linguistique contrastive pour mieux se comprendre en Europe Nicole Delbecque: Iconicidad en la poesía de F. García Lorca y su traducción francesa Martina Drescher: Zur Rolle von funktionaler Äquivalenz und intralingualem Muster beim interlingualen Vergleich von Textsorten Brigitte Eggelte: Funktionen der Wortbildung – Eine Priorität bei der Vermittlung von DaF für Spanischsprecher Martina Emsel: Lokalisierungstypen bei denominalen Verben im Spanischen und ihre deutschen Entsprechungen Volker Fuchs: Von der Schwierigkeit, besonders stilrelevante Textstellen im Übersetzungsvergleich zu ermitteln Katrin Herget: Zur Rolle englischer Entlehnungen in portugiesischen Fachtexten der Informatik unter besonderer Berücksichtigung der Integrationsprozesse von Anglizismen in die portugiesische Sprache Carlos Hernández Sacristán: Cooperatividad y transculturalidad: un “tertium comparationis” en la solución de errores pragmáticos Maria Iliescu: Auf der Suche nach dem romanischen Prototyp Eva Lavric: Quel tertium comparationis pour la sémantique référentielle? Christian Lehmann: Zum Tertium Comparationis im typologischen Sprachvergleich Ángel López García: Der Sprachvergleich in biologischer Sicht 224 Consuelo Moreno Muñoz, Rosa Piñel & María Luisa Schilling: Frauen- und Männerrollen in ausgewählten DaF-Lehrwerken im Vergleich mit SaF-Lehrwerken María Naro Wirf: Deutsche und französische Komposita im Vergleich Christiane Nord: Gewogen – und für leicht genug befunden? Qualitätskriterien für die Kulturmittlung Wolfgang Pöckl: Anmerkungen zum Stand der Kontrastiven Textologie Holger Proschwitz: Substantivierung deutscher Adjektive im Französischen – Versuch einer übersetzungsorientierten, normativen Systematisierung Estanislao Ramón Trives: Fundamentos noemáticos de la comparación interlingual en relación con el comportamiento sintagmático del aseverema en español y en francés Ida Sonia Sánchez: Representaciones y contextualizaciones en la producción discursiva en traducción Harald Scheel & Sabine Schmitz: Der translationsorientierte Sprachvergleich als didaktisches Instrument. Überlegungen zur Gestaltung eines Übersetzerlehrbuchs Schmitt Christian: Sprachliche Globalisierung – diachronische und synchronische Problemfelder für die Romanistik Bernd Spillner: Kontrastive Linguistik – Vergleichende Stilistik – Übersetzungsvergleich – Kontrastive Textologie. Eine kritische Methodenübersicht Kerstin Störl: Zur Definition des Stilbegriffs als theoretisches Konzept der komparativen Stilistik Gisela Thome: Der Sprachvergleich in Übersetzungstheorie und Übersetzungspraxis Christian Timm: Die Bedeutung der Wortarten für die Klassifizierung subordinierter Sätze in den Grammatiken von Alarcos Llorach und Helbig/Buscha Médéric Vildebrand: L’apprentissage du vocabulaire dans une unité de formation universitaire Gerd Wotjak: Kognitive, kommunikative und kulturelle Aspekte des übersetzungsorientierten Sprachvergleichs Jakob Wüest: Die Illokutionshierarchie als Grundlage des Textsortenvergleichs Tomo II Miguel Albi Aparicio: Überlegungen zu einer kontrastiven Analyse der lexikalischen Bedeutung ausgewählter deutscher und spanischer Lokalverben Sabine Bastian & Françoise Hammer: Paralleltextvergleich und Übersetzung – Eine Beispielanalyse anhand der konklusiven Marker bref und en somme Juan Cuartero Otal: Gibt es im Spanischen und Französischen zwei Klassen von Fortbewegungsverben? Martine Dalmas: Der Widerspenstigen [erfolgreiche?] Zähmung. Partikeln und verwandte Widerspenstige im deutsch-französischen Vergleich Paul Danler: Sememisch perspektivierte, verbmorphologisch realisierte Zirkumstanten im Französischen, Italienischen, Portugiesischen und Spanischen Cornelia Döll: Morphosyntaktische Unterschiede zwischen dem europäischen und dem brasilianischen Portugiesischen – Zum Subjektausdruck in Parallelübersetzungen von Harry Potter and the Prisoner of Askaban María José Domínguez Vázquez: Die Präpositionen der Präpositivergänzung am Sprachenpaar Spanisch-Deutsch Hiltraud Dupuy-Engelhardt: Semantische Unterschiede im Übergangsbereich zwischen 225 ‚typischem‘ Verb und ‚typischem‘ Substantiv – Beobachtungen zum Verweis auf das Hörbare im Deutschen und Französischen Nicole Fernández Bravo: Le langage de l’expressivité et de l’émotion dans la traduction de textes allemands et français Gerda Haßler: Objektsprädikativa und direkte Objekte im Sprachvergleich: ein Beitrag zur Argumentstruktur von Verben Christine Hundt: Komparative Phraseologismen im Sprachvergleich Portugiesisch-Deutsch Vessela Ivanova: Zum Vergleich deutscher und spanischer Arbeitsverträge: Instrumentell und/oder dokumentarisch übersetzen? Catalina Jiménez & Claudia Seibel: Kommunikativ-funktionale und/oder kommunikativsemantische Beschreibungen des Terminus im Sprachenpaar Spanisch-Deutsch Linus Jung: Eine kontrastive Analyse zum kommunikativen Potential von Lexemen Rolf Kailuweit: Lokativalternanz bei transitiven Verben. Englisch, Französisch, Spanisch und Deutsch im Vergleich Birgit Kraus: Übersetzungen und Paralleltexte im Sprachvergleich – Möglichkeiten und Grenzen Juan Pablo Larreta Zulategui: Zur logisch-semantischen Valenz als Tertium Comparationis beim Vergleich verbaler Kollokationen (am Beispiel des Sprachenpaares DeutschSpanisch) Enrique Martín García: Las funciones comunicativas en algunos tipos de texto: análisis contrastivo Meike Meliss: Geräusch-Verben des Deutschen und Übersetzungsäquivalente im Spanischen Cristina María Moreira Flores: Zum Ausdruck des ‚höchsten Grades‘ im Deutschen und im Portugiesischen Daniela Pirazzini: Kollektive Sprachmuster im interkulturellen Vergleich: DeutschFranzösisch-Italienisch-Spanisch Aude Rebotier: Le présent futural en allemand et en français Blanca Segura García: Los falsos amigos en los fraseologismos en español y sus problemas de traducción Eva Stoll: Textsortenspezifische Übersetzungsprobleme – Phraseologismen in Stadtplanprospekten des Französischen, Italienischen, Spanischen, Englischen und Deutschen Kristel Van Goethem: La préposition à et ses correspondants romans (espagnol, italien) et germaniques (néerlandais, allemand) María Teresa Zurdo: La textualización de ‘silencio’ en alemán y en español 226