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El proceso de helenizacion y romanización

El proceso de helenización y romanización Con la expansión se inició el proceso de romanización, con las grandes construcciones, caminos y acueductos como vías de penetración de la misma.

El proceso de helenización y romanización Con la expansión se inició el proceso de romanización, con las grandes construcciones, caminos y acueductos como vías de penetración de la misma. 1. Romanización de los pueblos conquistados La ocupación de la tierra fue el primer paso de la conquista. Luego fue repartida entre los legionarios veteranos convertidos en “misioneros” de la romanidad, en la medida que civilizaban a los pueblos mediante la difusión del latín y la cosmovisión romana. El ejército constituía el principal instrumento oficial de romanización. La tarea fue más fácil en las ciudades cuyas elites dirigentes estaban prestas a adquirir los valores y costumbres romanas (por prestigio e interés). Los campesinos entraban en contacto con las influencias romanas por medio de impuestos, el reclutamiento forzoso, el dinero, los cultos, los impuestos, etc. 2. La penetración de la cultura griega en la romana La ocupación romana en Grecia modificó las características de la romanización: el traslado de una importante cantidad de intelectuales griegos que pasaron al servicio de la elite de Roma. Éstos intelectuales influyeron helenizando la primigenia cultura romana. 3. Las consecuencias internas de la helenización El gran crecimiento de la helenización dividió a los romanos en dos grupos antagónicos. Por un lado, los seguidores de Catón “el viejo”, defensor de un tradicionalismo representado por la defensa de las mores maiorum del “soldado-agricultor”, en contra de las nuevas ideas defendidas por los Escipiones. 4. Triunfo de la posición helenística A partir del triunfo de la posición helenística, la romanización fue equivalente a helenización. La civilización greco-romana era la civilización misma: uno no se romanizaba o se helenizaba sino que se civilizaba. La crisis de la República 1. La expansión del comercio mediterráneo; la depresión de la cultura; la cuestión social; pan y vino Esta expansión produjo enriquecimiento, ruina y desocupación. Enriquecimiento de un nuevo orden social: los equites (caballeros). La ruina de los pequeños y medianos agricultores: quienes perdieron sus campos tras los largos enfrentamientos; además Roma importaba trigo de las colonias a menor costo; y a su vez las guerras proporcionaron una mano de obra más barata, los esclavos. Desocupación de los campesinos: Todo esto provocó una despoblación de los campos y los campesinos fueron reemplazados por esclavos. Éstos emigraron a Roma en búsqueda de raciones de trigo que le permitieran mitigar el hambre. De esta forma, en medio de las consecuencias de las guerras aparecía la “cuestión social” vinculada a un proletariado parásito que recorría las calles de Roma en busca de diversión y sustento. A la vez se descubría que esto era bueno para las elecciones. Ésta fue la mentada Roma del pan y circo, que a su vez produjo la corrupción y la decadencia de las elites dirigentes. Hubo algunos intentos de solucionar esta problemática, a través de una serie de medidas como: La reforma institucional tendiente a una mayor participación popular. La reforma agraria destinada recuperar aquellos campesinos desocupados. 2. La cuestión social; los Graco; las primeras muertes políticas de la República Los hermanos Tiberio y Cayo Graco fueron los más destacados entre quienes pretendieron alcanzar dicho fin. Las presiones de ambos en torno al reparto de las tierras chocaron con una fuerte oposición del Senado. Esto culminó con la muerte de Tiberio y de Cayo a manos de sus enemigos. Todo ello condenó a Roma a un siglo de revolución crónica y de guerra civil intermitente. 3. Luchas civiles; Mario-Sila; Pompeyo-Julio César; Marco Antonio-Julio César Octaviano La imposibilidad de terminar con las luchas sociales llevó a las guerras civiles cuando la fuerza militar fue empleada a favor de las partes en que se dividía la elite romana. Mario-Sila (100-78 a.C.) En una primera ocasión, se enfrentó el populista Cayo Mario con el aristocrático Lucio Cornelio Sila. Mario había logrado una reforma militar que permitía una leva voluntaria de libertos y propietarios que pelearían por el botín que obtuviera su comandante en cada guerra exterior. Esta medida sepultó la tradicional mentalidad del “soldado-agricultor” y el ejército de milicias se convirtió en un ejército profesional (mercenario). Sila en cambio combatió por restaurar las antiguas prerrogativas implementando como mecanismo de solución una dictadura perpetua, lo que logró. Luego en el año 78 a.C. Sila renunció a la dictadura y se retiró del poder. Pompeyo-Julio César (78-44 a.C.) Una nueva lucha enfrentó a Cneo Pompeyo con Cayo Julio César. Pompeyo buscó rescatar los antiguos valores republicanos y una renovación que acercara a los romanos a soluciones de tipo personalista. Entretanto, Marco Tulio Cicerón predicaba en sus escritos públicos la necesidad de una armonía entre los órdenes a fin de alcanzar la estabilidad social. Alrededor del año 60 a.C. los tres políticos más encumbrados de cada uno de los órdenes firmaron un acuerdo para garantizar la gobernabilidad de la República, conocido como el Primer Triunvirato. De este modo, Julio César logró conquistar las Galias (59-49 a.C.) y un contingente militar que le fuera adicto para la toma del poder en Roma. En la historia, la adquisición de las Galias revistió importancia singular por constituir un dique que impedía la invasión del Imperio Romano por los germanos. En el año 49 a.C. el Senado designó a Pompeyo “cónsul sin colega” para defender sus ideales republicanos. Julio César reaccionó cruzando el río Rubicón y ocupando Roma por la fuerza militar. Ya en el poder intentó imponer su solución a la crisis: la monarquía helenística. Cinco años después, con motivo de su intento de proclamación como Rex, un grupo de republicanos liderados por Casio y Bruto lo asesinaron el 15/01/44 a.C. Marco Antonio-Cayo Julio César Octaviano La última guerra civil enfrentó a Marco Antonio, jefe de la caballería de César, con Cayo Julio César Octaviano. Ambos representaban mentalidades diferentes, el primero planeaba coronarse rey, mientras Octaviano buscaba afirmar una estructura política que le permitiera domar Roma, pero a partir del resguardo de los valores y tradiciones ancestrales. El siglo de Augusto: culto al Estado y plan político El Principado: una monarquía encubierta Luego de su victoria naval en Actium, en la costa occidental de Grecia, venciendo a Marco Antonio, y después de lograr que el Senado le restara todos los cargos públicos que ostentaba y que le declarara la guerra a Cleopatra. Cuando desembarcó en Egipto, Marco Antonio y Cleopatra se suicidaron y Egipto se convirtió en provincia romana. Cayo Julio César Octaviano se dedicó a reorganizar los cuerpos de la República romana, implementando su propia solución: el Principado. El sistema era una monarquía de hecho, pero con una cubierta republicana. Se trataba de una república dirigida por una autoridad militar, quien aclaraba su objetivo que se concretaba en poner las bases a la cosa pública, sana y salva, y que esos fundamentos permanecerían radicados en forma estable. Así, en el año 27 a.C. devolvió todos los poderes recibidos al Senado, afirmando que había acabado con la anarquía que devoraba a Roma durante un siglo. El Senado, temoroso de un regreso de las guerras civiles, se negó a aceptar su renuncia y le otorgó el título de “Augusto” (elegido de los dioses). Las obras públicas de Augusto Llevó a cabo una importante tarea de reconstrucción urbana evidenciada en el aspecto arquitectónico. Asimismo, las campañas de Julio César en la Galia habían añadido la región del norte de Francia; Augusto completó el proceso anexando los territorios alpinos y balcánicos hasta el Danubio y el mar Negro. La vuelta a la Roma tradicional: el culto al Estado Indudablemente el regreso a la Roma tradicional, eminentemente agraria y sobre fundamentos religiosos relacionados con el culto a los antepasados, fue su tarea más destacada. Para lograr esto convirtió el culto privado en un culto público, mediante el cual todo ciudadano debía reverenciar la imagen de su emperador, quien representaba al Estado romano. Este culto a la Roma eterna culminó con la figura de Augusto, celebrando la vida como el emperador de la grandeza romana. Las artes Para propagar su labor, Augusto se rodeó de una serie de poetas y escritores de primera línea, los cuales colaboraron en cantar las grandezas de Roma. La muerte de Augusto La reacción que produjo su muerte fue como haber sufrido una catástrofe. Mientras en Roma, Augusto ratificaba el orden romano en todo el Imperio y proclamaba la pax augustea, en Palestina nacía Jesús. Pax Augustea La Pax Augustea fue un período de paz en Roma que se caracterizaba por la paz interior y la paz exterior; que fue organizada por Octavio Augusto y mantenida durante dos siglos por sus sucesores.