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cuadernos de arquitectura virreina

editorial

Aun cuando procuremos centrarnos en una de sus épocas, como fue la del Virreinato de Nueva España, la Ciudad de México es, sin duda, uno de tantos temas inabarcables dada su amplitud y complejidad, sus riquezas y sus miserias, en una palabra, sus contrastes, que reflejan, indiscutiblemente, una inmensa gama cultural de convivencias o simplemente de yuxtaposiciones sociales y de etnias disímbolas; estratos de muy diversa índole cada uno de los cuales requiere de un hábitat específico para proteger sus formas acostumbradas de vida. Esto sucede aunque consideremos las concesiones necesarias de cada grupo hacia los demás y hacia las actividades comunitarias. Así era y así continúa siendo en la actualidad.

Como muchas otras ciudades iberoamericanas,fue centro fundamental de trasculturación de los distintos grupos indígenas, en tanto tuvieran capacidad de asimilación a los cambios, como de los españoles, de criollos y de mulatos, etcétera, etcétera, etcétera. Todos ellos mestizos en mayor o menor grado, por los requerimientos de la interacción que crea la convivencia continua. Ya hemos comentado antes que la división del mundo entre "rostros pálidos y pieles rojas", o entre "indios y españoles" resulta un esquema demasiado simplista que pudiera conducir a las aberrantes teorías racistas que todos repudiamos. No ha sido éste el caso de la Ciudad de México. Aunque enclavada en lo más encumbrado y céntrico del territorio, la capital fue el lugar obligado de paso entre Occidente, desde mucho más allá de la Península Ibérica y de la cultura del Renacimiento; a través del Océano Pacífico, la Mar del Sur que decían entonces, hacia Centroamérica y América del Sur, que enviarían sus productos en barco a Oaxaca y Acapulco, y en las exploraciones que alcanzarían Canadá y Alaska por el norte del Continente. Hacia poniente habrían de llegar a las Filipinas, China y Japón. Toda esta geografia revertería de manera directa en la Ciudad de México, desde donde se expandería hacia el interior del país, y de él hacia fuera, pasando también por la metrópoli, los productos y costumbres originarios de la propia tierra. La magnitud y trascendencia del intercambio fue tan amplia que no cabe todavía dentro de la comprensión del mexicano común moderno, más que muy parcialmente. También es cierto que esta época, cada vez más alejada de nuestra moderna manera de vivir, necesita de mayor estudio y difusión, aunque no falte quien pueda creer que ya lo sabe todo.

Así como sucede en las urbes pluriculturales, cada uno de los grupos humanos habitaría barrios propios, más próximos o más lejanos del centro citadino, para aislarse de la cultura de los demás, de la misma manera que en las ciudades mediterráneas, durante las épocas de tolerancia habían convivido israelitas, islámicos y cristianos. Parece ser que es muy dificil para el hombre vivir totalmente trasculturado de la sociedad que le da origen, y que las innovaciones en la forma de vida requieren de tiempo p~ra su aceptación cabal en lo profundo del ser.

La división en barrios que se dio entre los pobladores de la Ciudad de México, acentuada durante el siglo XVI, no puede interpretarse exclusivamente como de carácter racial y menos si el término racial conlleva o pretende conllevar connotaciones discriminatorias. Precisamente, dentro del todo que es la ciudad, los barrios representan las diferencias entre sus habitantes. Además, la capital del virreinato gozaría también de la representatividad de los grupos humanos del territorio, algunos de los cuales también habitaron la Ciudad de México. Según vemos, la asociación cultural es básica-cada uno vive a su manera-para la agrupación humana. Tal parece que no existe otra posibilidad.

Toda esta diversidad, aunada al i'!tenso devenir de los tres siglos del virreinato marcarían el rostro de la urbe con surcos cambiantes, unos apelmazados sobre los otros. Diferentes estilos arquitectónicos contiguos o sobrepuestos de manera sorprendente al transitar de un edificio al siguiente o entre las partes de uno mismo .

Si en su origen, el ahora llamado Centro Histórico de la capital se debió al agua, y es por ello que sin el agua se vuelve incomprensible nuestra ciudad, hoy se debe al espacio regular de su traza de damero, quebrado apenas por los vestigios de alguna antigua acequia, modificado por los diferentes ensanches pero unitario en su conjunto. Su personaje principal sigue siendo, pues, su espacio urbano, el cual ejerce su tiranía geométrica desde su mismo origen del siglo XVI. Es un tema sobre el cual es necesario insistir ya que se repite en buena parte dE las ciudades del país y del continente todo. Primero el agua y después el aire, aquí.

Sea este número doce de los Cuadernos de Arquitectura Virreina! un acercamiento a los temas mencionados de los barrios, del agua, del aire y de la trasculturación. Presentaremos también trabajos de su historia, sus personajes citadinos y de realizaciones edilicias de aquellos tiempos; pasaremos después al tema de la restauración, y, desde él, al preocupante asunto de la relación entre el Centro Histórico y el resto de la urbe, a su crecimiento desorbitado e incontrolado y su desarrollo futuro . ¿Cómo son las ciudades que queremos tener?

No sé si el lector comparte la experiencia de efectuar recorridos por la urbe virreina! y del México Independiente, donde siempre se descubren singulares arquitecturas, basta trasponer una puerta para ser sorprendido por soluciones arquitectónicas impensadas, de arquerías elegantes y patios señoriales, de tapices y azulejos, esculturas, vidrieras y yeserías de delicada factura, muy pocos de ellos han alcanzado la difusión o los libros, aun cuando es cuantioso lo publicado acerca de la ciudad.

Es por ello que, sin lugar a ninguna duda, podemos expresar que el Centro Histórico de la Ciudad de México, ahora en vías de recuperación en una de las actuaciones más amplias que jamás se hayan llevado a cabo, nos es todavía, en muy buena parte, desconocido; entre sus constantes resultan que siempre nos sorprende, que es inabarcable e imprevisible el encuentro, dada su multiplicidad. Aun así en esta recopilación y selección de investigaciones hacemos de la Ciudad de México el motivo central. Queremos señalar, en cuanto a la restauración de los edificios antiguos de la capital, en relación con los del interior del país, que durante la última década, la balanza de interés y de inversiones se ha cargado de/lado de la ciudad, prácticamente con exclusividad. Tal vez se deba al desconocimiento de las necesidades del interior por parte de quienes han ocupado los puestos públicos de decisión. La hoja no ha permitido ver el árbol ni el árbol/es ha dejado ver el bosque.

De cualquier manera, la organización nacional al respecto ha sido incompetente. Tal vez sea necesario, administrativamente, separar la gran ciudad, que bien pudiera allegarse recursos propios, del inmenso grupo de edificios y localidades menores de toda la República que han quedado en el abandono, porque la capital se está llevando todo el financiamiento . La Catedral de México, la Villa de Guadalupe y el Palacio Nacional, aún con toda su importancia, no son los únicos monumentos de interés en esta nación. Seguimos mostrando gran ineptitud en la atención del acervo arquitectónico histórico de México. Unicamente atendemos, o pretendemos atender, en ocasiones más con periodicazos que con acciones, los edificios en crisis, pero no exi te una actividúd sistemática ni continua.

En estos Cuadernos de Arquitectura Virreina/llevamos años denunciando esta situación de abandono de la arquitectura, en particular la del siglo XVI Por citar dos casos, Metztitlán en Hidalgo y no sólo el convento de los Santos Reyes, sino el de la Comunidad, y el antiguo Cabildo Indígena, único en pie del siglo XVI -Cuaderno número 7. La capilla abierta de San Pedro y San Pablo Teposcolula -Cuaderno número 10-, continúa desmoronándose piedra por piedra, y así sucesivamente.

Seguramente que el programa de Ciudades Coloniales resolverá algunas carencias. ¿Pero quién controla y atiende los edificios aislados? De momento nadie. Es indispensable que las nuevas autoridades nombradas, tanto en la flamante SEDESOL como en la SEP, presten la atención debida a estas carencias, no tanto en la formación de listas de inmuebles, puesto que muchas de ellas ya existen y sólo sería cosa de ordenarlas, como en acciones concretas de RESTAURACIÓN en los edificios de los pueblos alejados. los territorios parroquiales de la ciudad arzobispal~ roberto moreno de los arcos A sazoscuroeselorigendelasprim.itivasparroquiasdelaCiudad de México vuelta a fundar por el conqui tador Corté . Pero en e te acto, el de la refundación de la ciudad con la misma planta que le dieron sus primeros habitante , e donde se encuentra la más arcaica traza de distribución de la ciudad cri tiana. Para poder explicarla e preciso volver un poco a sus antecedentes en la podero a Ciudad de México antes de su cerco y toma por los europeos.• LA CIUDAD DE TEZCATLIPOCA Para el pensamiento prehispánico, permeado todo por su complejísima religión, la manifestación urbana, la ciudad, refleja en su planta al universo. Esta no es una característica propia de los indios mex.icanos, ya que se encuentra en muchas culturas orientales. Concebido por nuestros antepa ado el universo dividido en cuadrante o rumbo , a manera de una inabarcable flor de cuatro pétalos, sus ciudades, por lo general, adoptaban e a traza. La flor del universo, con su centro sagrado, se calca sobre la tierra para erigir la ciudad que albergará a los hombres, como aquélla alberga a los dioses en su constante dinámica de opuestos. He acabado por creer que cada pueblo prehispánico tiene como adoración principal un dios que lo vincula directa o indirectamente -a través de a(lvocaciones-con uno de los dos principios opuestos del primer desdoblamiento del dios único: Tezcatlipoca o Quetzalcóatl. Aunque ambos dioses son en el fondo, uno solo, encaman ambos la lucha de contrarios que sólo se resuelve en la instancia uprema de la identidad única, pero que se conciben subdivididos en cuatro para dar sentido a la dialéctica del movimiento universal.

Los mexicanos eran el pueblo de Tezcatlipoca en su advocación de Huitzilopochtli. Sus aliados de la triple alianza, Texcoco y Tlacopan, tienen la misma vinculación, por lo menos clarísima en el primer caso. 2 Sus primeros enemigos, la triple alianza de Cholula, Tlaxcala y Huexotzingo, tenían filiación de QuetzalcóatJ.3 Sus últimos y definitivos enemigo , los españoles, fueron también reconocidos como de la estirpe de Quetzalcóatl.

Pero la religión prehispánica mesoamericana era una especie de antiquísima confederación de dioses y pueblos, unida 4 *Este artículo fue publicado en la Gaceta Oficial del Arzobispado de México v. XXII, septiembre-octubre de 1982, nos. 9-10. Dado su interés lo incluimos en la presente recopilación. Contamos con la autorización del autor.

por la admi ión de la unicidad de los mitos. De e ta suerte, i bien unos pueblo son de Tezcatlipoca y otros de Quetzalcóatl en su primigenia filiación -cosa que le permite repetir la có mica lucha de contrarios en guerras rituales como la "florida" entre México y Tlaxcala o una menor de que adelante haré mención-reconocen y adoran al otro principio y le erigen templos y le rinden culto. Y es que el primer desdoblamiento del dios único Ipalnemohuani o Tloque Nahuaque es en do principios opuestos que e subdividen en cuatro en una alterna lucha que da su sentido al universo: dos Tezcatlipoca y dos Quetzalcóatls ubicados en los cuatro pétalo de la flor universal. Sus luchas habían dado origen y fin a cuatro soles o era de característica di tintas y el México prehi pánico vivía en el quinto sol, que era el resumen de todos los anteriores, lo que obligaba a repetir cotidianamente lo ritos de la lucha universal. 4 La dialéctica del universo, con u rejuego de dioses, rumbos, elementos, colores y demás, se ha reconstruido, a través de las fuentes, en la siguiente figura: NORTE TEZCATUPOCA SUR QUET7ALCOA TI. Figura 1 Sin embargo, tal distribución me parece dudo a. E tan difícil di cernir bien en estos temas que opto por eñalar que tal como pu e la figura 1 e como parece deben interpretar e la fuente , 5 pero que para los fines de la explicación de la planta religio a de la ciudad de México, con ervada por lo 'evangelizadores (y factible de reconstruir por sus te timonios) me parece mucho más razonable presuponer que los dioses opuestos e tán ju tamente en e quinas encontradas y que los ejes de la cruz son justamente lo de norte-sur y este-oeste, de tal manera que los rumbo son en realidad noroeste, noreste, suroe te y ure te, tal como mue tro en la figura 2.

Aunque quedo obligado a explicar en otra ocasión la razone de e ta preferencia, pienso que, de alguna forma, irve mejor para comprender la ciudad prehi pánica de que en este momento me ocupo.

Sabemo muy bien que en la peregrinación los mexicas se reconocían como pueblo de Huitzilopochtli (u na de las advocaciones de Tezcatlipoca, cuyo bulto también llevaban consigo) y que, al llegar el momento de la fundación de u ciudad, u dios les dijo: " ... 'por cuatro parte a en taos, repartíos, fundad eñoríos', y le obedecieron luego, e asentaron los mexicanos por cuatro parte ... ' Se repartieron a continuación lo calpulli con u dio e menore y bautizó el propio Huitzilopochtli a los cuatro campa o rumbo míticos con los nombres de Moyotlan, Teopan, Atzacualco y Cuepopan. 6 Como abemos por diversa fuente que, aparte del gran templo o 1 Este breve en ayo es un resumen muy comprimido de mi próximo libro Historia de la división parroquial de la ciudad de México: 1524de México: -1974, cuyo primer volumen estoy cerca de terminar. Mi deuda de gratirud por quienes lo han hecho po ible es muy grande. Mencionaré tan o lo a uno cuanto . Don Guillermo Porras Muñoz; admirado hi toriador y fino amigo, siempre me ha brindado su apiente auxilio. Monseñor Jorge Durán Piñeyro ha contribuido con mucho a mis investigaciones, lo mismo que el P. Antonio de Parres,párrocode la Santa Veracruz;el P. Reginaldo Tello, párroco de San Pablo; el P. Héctor Tello, párroco de Santa Cruz y Soledad y el P. José Olivares, párroco de Santa Catarina Mártir, quienes me han franqueado u archivo . Mi hijo Manuel ayudó no poco con los planos.Lamae traEisaFro tmeorientóenalgunos pectosde lahi toria de la Iglesia. Mención e pecial merecen el Mtro. André Lira con quien he comentado todo este trabajo y he di frutado del u yo -paralelo en alguna forma-sobre las parcialidade de indio y el Pbro. Dr. Juan Francisco López Félix, director de la Gaceta Oficial del Anobispado de México, cuya genero a ayuda me ha sido fundamental. A todo ellos y a quienes menciono en el libro, mi más rendida gratitud. 1 Fray Juan de Torquemada, Monarquía indiana . Introducción por Miguel León-Portilla. 3 v. 4a. ed . México, Editorial Porrúa, 1969. (Biblioteca Porrúa, 41 -43). Tezcatlipoca como dio princial de Texcoco en lib. Ill, cap. xxvn, V. 1,p. 305. 3 lbidem ,lib. U,cap. XLlX,v. 1,p. 162. Torquemada refiere que no valió a la triple alianza Tlaxcala-Cholula-Huexotzinco " la ayuda de su falso dios Quetzalcóatl". Camaxtle, dio de templo mayor que e ubicaba en el centro y Jo pequeño templos de cada calpulli en particular, erigían otros cuatro para los cuatro campa, me atrevo a creer que cada uno de estos barrio de México erigió uno y que han de corresponderse con alguna de la advocacione -masculinas o femeninas-de Benave nte Motolinía, Memorias o libro de las cosas de la Nueva Espaiia y de los naturales de ella. Edición de Edmundo O'Gorman . México, UNAM, Instituto de Investigaciones Históricas, 1971, p. 70 dice claramente que Tlaxcala, Huexotzinco y Cholula "adoraban un dio y lo tenían por principal, e l cual nombraban por tres nombres, conviene a aber, Camaxt/e, y de éste usaban más en Tlaxcala y Huexotzinco; llamábase a imi mo Quetzalcóatl y este nombre se u aba mucho en Cholula; también le nombraban Mixcóatf'. Para las filiaciones de lo pueblos con los dioses, aunque con distinta perpectiva que la que yo propongo: Alfredo López Austin , Hombredios. Religión y política en el mundo náhuat/. México, UNAM, In tituto de In vestigaciones Históricas, 1973, p. 47-77. 4 Roberto Moreno, "Lo cinco ole cosmogónicos", Estudios de Cultura Náhuatl, México, 1967, V. vn, p. 183-2 10. Las corre pondencia que en aquel entonce propu e on la siguientes: 1 er. sol: Tierra-Tezcatlipoca-negro-norte-nahui océlotl; 2o. sol: viento-Quetzalcóatl-blanco-oeste-nahui ehécat/; 3er. sol: fuego -Tialocatecuhtli (Tezcatlipoca)-rojo-este-nahui quiáhuitl; 4o. sol: agua-Chalchi uhd icue (QuetzaJcóatl)-amari llo-sur -na hui at l. 5 En la ineludible obra de Miguel León-Portilla (quien es mi gufa en el libro multimencionado, pero que no es re ponsable de los errores). La filosofía náhuatl estudiada en sus fuentes, México, UNAM, lnstiruto de In ve ligaciones Hi tórica . 1966, p. 111 , e da la identificación que parece más correcta de los colores y rumbos. 6 Tezcatlipoca o Quetzalcóatl. La forma del asentamiento ería la que se mostró en la figura 2 y se describe mejor en la figura 3.

Pero ocurrió un hecho, por demás misterioso, que dio al traste con la planta ideal de la ciudad y que otorgó a México una singularidad o tal vez incluso una aberración. Es el caso que unos cuantos mexicas, por razones que no he de tratar aquí, a los trece años de fundada la ciudad e separaron y fueron a instalar e en un islote al norte, el Xaltilloli o Tlatelolco, donde fundaron una ciudad, que no se puede calificar de gemela de Tenochtitlan en cuanto no se dividió en cuatro campa, si no que se limitó a asentar en orden cierto número de calpullis y estableció un solo templo enorme con la misma advocación de Huitzilopochtli-Tezcatlipoca, lo que convence que eran, si no del mismo grupo, de la misma filiación divina. En suma, eran hermanos y aunque alguna fuente los insulta, diciendo que "se fueron a establecer allá en Xaltilolco porque eran unos grandísimos bellacos, nada humanos y envidiosí irnos y así son ahora sus nietos, quienes no viven correctamente",' no nos debemos impresionar demasiado, pues consta que siempre los tlatelolcas combatieron como mexicas, formando una de las tres unidades de la triple alianza México-Tiacopan-Texcoco. Aparentemente se trató de una escisión de tipo polftico o económico, pero de ninguna manera religiosa, lo que se muestra, entre otras cosas, porque siguieron adorando al dios tribal Huitzilopochtli y, lo que es más, participaban de igual a igual en las ceremonias a este dios que se hacían en su ciudad hermana México-Tenochtitlan, y les correspondía la mitad del ídolo de semillas que se repartía en la fiesta de su advocación y la otra mitad e dividía entre los cuatro campa de Tenochtitlan, de lo que se infiere que Tlatelolco ni era ciudad por sí ni era una campa más de México. 8 De esta manera, la guerra o guerras que sometieron a los tlatelolcas bajo la égida tenochca tuvieron razones distintas a las religiosas y el binomio México-Tenochtitlan México-Tlatelolco es un ca-6 so curioso de ciudad cuya planta es una anómala flor de cinco pétalos como se muestra en la figura 3.

Pero sea como fuere, es un hecho que a e ta traza y división ocia!, política, cultural y religiosa se atuvo la ciudad cristiana, de que me ocuparé a continuación.

LA CIUDAD CRISTIANA DE LA SEPARACIÓN RACIAL:

1524-1772 Para poder presentar sumariamente el problema de la erección y desarrollo de la parroquias de la ciudad de México, es preciso que se tenga presente que la corona española, conqui tadora y pobladora de las tierras americanas, legisló en el entido de separar las "república "de indio y españoles, y que asimiló a esta última todas las raza no indias y los productos del mestizaje. Es también necesario recordar que la evangelización de tan enorme número de gentiles requirió de la utilización de religiosos de órdenes regulares, en tanto se creaba el suficiente número de clérigos seculares. Una de los temas poco estudiado de nuestra historia colonial es el de la larga lucha entre las órdenes regulares y el clero y las autoridades religiosas y civiles en torno a la secularización de curatos. Pero, por último, es de saber que los regulares, que tenían expresamente prohibida la función de párrocos, gozaban de una dispensa por la cual podían atender e impartir los Sacramento a los indios -pero ólo a ellos-y admini trarlos en parroquias que se conocían como doctrinas o curatos de indios. Esto es lo que da origen a la etapa de separación racial de nuestra historia de las parroquia : aunque los regulares sólo podrían atender a los indios, los seculares podían hacerlo con éstos y todos los demás grupos raciale .

Por lo dicho, fácilmente e comprenderá que hubo un largo tiempo en que la Ciudad de México tuvo dos di tribuciones parroquiales paralelas, una para la población indígena y otra para el resto de sus habitantes: españoles, mestizos, negros y casta , lo cual, bien vi to, implicaba una e pecie de privilegio para los nativos a no ser por la contraparte de que los tributos e les cobraban por el padrón parroquial. Incluso hubo un tiempo una parroquia de lengua para indios mixtecos o indígenas filipinos. Toda esta anómala si tuación proviene de las causas enunciadas ya y de un acto tra cendental del capitán Hernán Cortés: contra lo que le aconsejaron muchos hombres prudentes, resolvió repoblar la Ciudad de México conservando exactamente la misma planta y divi sión que tenía, con la única variante de que el cu&drángulo que ocupaba el templo mayor se amplió mucho y se le dio una "traza" para albergar a la república de e paño le . De esta manera, a la rareza de la ciudad prehispánica se añadió otra: ya no ólo era una ciudad por el agregado de dos ciudades hermanas, in o que se convirtió entre ciudades: la e pañola, al centro, rodeada por la de Tenochtitlan, a u vez flanqueada en el norte por la de Tlatelolco.

La nueva Ciudad de México tenía en lo civil tres autoridades : las de españoles (Ayuntamiento, Audiencia, virreyes) , en u centro, y las de indio en us extremo con los gobernadores y regimientos de Tenochtitlan y Tlatelolco. A toda la ciudad se le conservó el nombre de México (aunque los españoles, por estar en esa parte, le añadían Tenochtitlan); a las antiguas ciudades e las empezó a llamar barrios y posteriormente parcialidades, rebautizadas como San Juan Tenochtitlan y Santiago Tlatelolco. A los campa de la primera se les llamó también barrios o parro-quias, con sus nuevos nombres de Santa María Cuepopan, San Sebastián Atzacualco, San Juan Moyotla (sede del gobernador de la parcialidad) y San Pablo Teopan.

En lo religioso, la división parecería obvia: una parroquia en la ciudad española y cinco doctrinas en la de indios, lo que se puede ver en la figura 4.

La realidad fue distinta. Ocupémonos en primer lugar de la parroquia de españoles. Por diversos testimonios consta que varios clérigos acompañaron a las huestes conquistadora . De hecho, la capilla que erigieron éstas en una de las salas de palacio de Axayácatl (que les permitió descubrir el tesoro tan funesto a su ca u a) puede considerarse como una efímera protoparroquia de la ciudad. La primera después de la conqui ta, con advocación de Santiago, se puso o pretendió ponerse justo encima del derribado templo de Huitzilopochtli, al decir de Bernal Díaz.' El caso es que el Sagrario anduvo itinerante sus primeros años -las casas de Cortés, diversos ángulos de la plaza-hasta llegar a su actual y definitiva ubicación. Las funcione s parroquiales con tan por lo menos desde 1523 ó 1524, según testimonios aducidos por Marroqui. 10 Debemos creer que los límites territoriales e correspondían ju tamente con los de la traza, pero que se extenderían, como en efecto se extendieron, conforme la población e pañola desbordaba sus límites originales. En momento no determinado aún, cambió la advocación de esta parroquia a la de María Santísima de los Remedios .

En cuanto a las doctrinas de indios, su origen es mucho más confuso. Por un precioso texto de fray Toribio Motolinía venimos en conocimiento de que a la llegada de los doce primeros franci canos en 1524 se inició la doctrina entre los indios de la ciudad: " los indios de México y Tlatelolco se comenzaron de ayuntar, los de un barrio o feligresía un día y los de otro barrio otro día; y allí los iban los frailes a enseñar y a bautinr los niños; y donde a poco tiempo los domingos y fiestas se ayuntaban todos, cada barrio en su cabecera a donde tenían u salas antigua ... " AñadeMotoliníaquenoseenterraban allí sino en San Franci co el Viejo, ha taque e construyeron iglesias y que en esto "anduvieron los mexicanos cinco años m u y fríos o por e 1 embarazo de 1 os es paño les y obras de México o porque los viejo de lo mexicanos tenían poco calor. De pués de pasados cinco años [ 1529 ó 1530] despertaron muchos de ellos e hicieron igle ias y ahora [ 1540] frecuentan mucho las misas cada día y reciben los Sacramentos devotamente". 11 Estos fueron los principios del orden nuevo de la ciudad cristiana. Conforme se fueron construyendo las iglesias la situación tomó distinto cariz. Por lo pronto, las do grande feligresías de Tenochtitlan y Tlatelolco tuvieron doctrina, la primera alrededor de 1525 ó 1526 12 y la egunda poco después de 1527 13 con la construcción de los dos grandes conventos franciscanos de las parcialidades, el primero de los cuales admini tró a los indios en la famosa capilla de San Jo éde lo Naturales. Quiere esto decir que durante algunos años mientras paralelamente se con eguían uno a uno los Sacramentos para los indios-la triprutita Ciudad de México solamente tuvo la parroquia del Sagrario y las dos doctrinas de Tenochtitlan y Tlatelolco.

No tengo bien documentada la erección de las doctrinas de lo barrios o campa de Tenochtitlan, entre otras cosas porque di tinta fuentes las atribuyen a distintas personas. Los franciscanos dicen haber sido fundadas por fray Pedro de Gante " ... porque en aquellos cuatro barrio , como en cabeceras que eran de México, olían ellos tener en tiempo de su infidelidad los principales templos de us ídolos y pareció convenir que a donde hubo particular memoria y adoración de Jos demonios, la hubiese ahora de Jesucristo ... Lláman e estas cuatro iglesias 7 lbidem, p. 75-76. 8 Torquemada,op. cit.,lib. VI,cap. XXXVIH,v. Il, . El relato de torquemada nos informa que la estatua de granos y semillas que de pués se comían los mexicas y los tlatelolcas sufría la occisión ritual de manos del sacerdote Quetzalcóatl. 9 Bemal Díaz del Castillo, Historia verdadera de la conquista de la Nueva Espaíia, 2 v. México, Editorial Porrúa, 1960, cap. 91. 10 José María Marroqui, La ciudad de México, 3 v. México, Jesús Medina, editor, 1969, III, 545-548. 11 Fray Toribio de Benavente Motolinía, Historia de los indios de Nueva EspGIIa. Edición de Edmundo O'Gorman. México, Porrúa, 1969, p. 78 . 12 Josefina Muriel , "En tomo a una vieja polémica: erección de los dos primeros conventos de San Francisco en la ciudad de México", Eswdios de Historia Novohispana. México, 1978, v. 6, p. 7-38. u Santa María, y la vocación es la de la Asunción, San Juan Bautista, San Pablo y San Sebastián". 14 Háyalas erigido Cortés o la segunda Audiencia, como también se afirma, éste parece haber sido el origen real de las cuatro capillas; a saber, sustituir los templos mayores de los cuatro campa. Ya sus glifos posthispánicos conservados en el Códice Osuna 15 son enormemente significativos y nos ayudan, por cierto, a comprender mejor la ciudad prehispánica. El sentido de Santa María, la Asunción, representada por la corona es muy claro en su sustitución de Tonantzin-Cihuacóatl, de vinculación con Quetzalcóatl (Tlaxcala tenía la misma advocación cristiana), lo cual, de pasada, nos da una cierta explicación de la guerra ritual que a pedradas se hacia cada año (hasta los inicios del siglo XIX) entre los indios del barrio de Santa María y los tlatelolcas, lo que no ocurría en el también fronterizo barrio de San Sebastián.

La flecha representa a San Sebastián y su simbolismo de joven soldado parece una clara sustitución de Huitzilopochtli (como también lo es Santiago) o de Tezcatlipoca-Telpochtli. San Pablo, representado por la espada, tiene un significado que ignoro, aunque me atrevo a proponer que sustituye a Quetzalcóatl.

En el caso de San Juan (nombre del barrio y de la toda la ciudad de Tenochtitlan) el glifo que aparece en el Códice Osuna y se ratifica varias veces en el Códice Aubin, 16 representa la copa de San Juan Evangelista y, sin embargo, la relación citada arriba dice que la advocación es de San Juan Bautista. Esta extraña contradicción sólo se puede explicar por el testimonio de fray Bernardino de Sahagún, quien denuncia que en el pueblo de Tianquizmanalco, que tenía la advocación de San Juan Evangelista, en realidad seguían haciendo la fiesta de Tezcatlipoca-Telpochtli por la razón siguiente: "co mo a los predicadores oyeron decir que san Juan Evangelista fue virgen, y el tal en su lengua se llama telpochtli, tomaron ocasión de hacer aquella 8 fiesta como la solían hacer antiguamente ... " 17 Sabedores los franciscanos de esa idolatría quizá resolvieron cambiar la primitiva advocación de Tenochtitlan, aunque da la impresión de que para Sahagún ya era lo mismo, que cualquier de los dos San Juan representaba a Tezcatlipoca. De esta curiosa manera, la ciudad de Tezcatlipoca comenzó su vida cristiana conservando mucho de su división y sentido anterior.

Sea de esto lo que fuere, las cuatro capillas de Tenochtitlan devinieron en parroquias en el transcurso de los años siguientes a su construcción . Se atribuye a dos Sebastián Ramírez de Fuenleal esta erección y asignación de territorios, lo que bien puede ser atenta la real cédula de 20 de febrero de 1534 en laque el rey le ordenaba que en acuerdo con don fray Juan de Zumárraga y por haber sido informado de la "gran población de naturales que hay en esa ciudad de México y cómo para su conversión y policía convenía que además de las parroquias que en ella hay hechas se hagan otras de nuevo", proveyeran de hacerlas.18 A pesar de que carezco de documentos sobre estas erecciones, parece seguro que los franciscanos en realidad las tuvieron durante muchos años como vicarías de San José de los Naturales, de lo que se viene en conocimiento por los pleitos que se suscitaron hacia 1560 por la secularización de dos de ellas. De cualquier forma, la planta que se adoptó alrededor de 1534 deslindó los territorios de las cuatro feligresías de Tenochtitlan que con la de Tlatelolco dieron su traza cristiana a la ciudad indígena del resto del siglo XVI y es lo que se muestra en el plano l. Volvamos ahora a la ciudad de españoles.

Bien pronto la población blanca desbordó los límites de la taza, sobre todo hacia el norte y el poniente en procura de la zona de tierra más firme. El eje poniente de la calzada Tacuba se convirtió, además, en un sitio de importancia militar, por ser la salida más segura de la ciudad en caso de una rebelión indígena. El hecho es que la población "española" (con la inclusión de negros, mestizos y castas) creció tanto en tan poco tiempo que el ayuntamiento se preocupó por la insuficiencia del Sagrario para atender a toda la gente y solicitó al monarca la institución de cuatro parroquias más. Por cédula dell7 de abril de 1538 se aprobó lo que solicitaba la ciudad,l 9 aunque por entonces no tuvo efecto. A nueva solicitud del Ayuntamiento se reiteró la orden e19 de enero de 1541 , pero como e l arzobispoZumárrnga opinó en contra de las erecciones de las parroquias, 20 se suspendió la ejecución del mandato real, eguramente con la complacencia del monarca.

No fue sino hasta que el Ayuntamiento reiteró su peticiones en 1562 que se emitió real cédul a del 2 ele mayo de 1563 reviviendo el asunto. 21 Y con todo pasaron alguno. años para que, a nueva in tancia de las autoridades de la ciudad ante el vi rrey y el arzobi po-según acuerdo del cabildo de 28 uejunio de 1568-se lograra un sustancial avance. 22 A finales de 1568 e erigieron olamente do. parroquias más para españole : la Santa Yeracruz al ponienh: y Santa Catarina en el norte. Lo límites no parecen haber e fijado de de el principio, pero paulatinamente hubo acuerdo entre las tre parroquias obre ellos, de uerte que los tenemos ya bien documentado en 1614 por la actas de cabildo. 23 Como se verá por el plano 2, no iguieron una traza geométrica exacta, . ino que se u aron como lindes las acequias que atrave aban la ciudad. En línea general e , corre pondió al Sagrario e l centro, el este y parte del sur; tocó a la Santa Yeracruz el oeste y otra parte del ur, a más del noroe te; Santa Catarina quedó con el noreste.

Sin embargo, lo límite de la parroquias que aparecen en el plano 2 sólo dan idea de su juri ·dicción dentro de la Ciudad de México, pero en realidad abarcaban mucha poblaciones fuera de su recinto. Lamentablemente ólo tengo documentada la de la Santa Veracruz, que era enorme. Por testimonio de u párroco en un escrito de 1762 e sabe que administraba a lo españole que vivían en los pueblos de San Antonio de las Huerta , Tacuba, Tacubaya, San Angel, Mixcoac, Nativita , Coyoacán, San Agustín de las Cuevas (Tialpan), Chapultepec, Nonoalco, Molinos del Rey y de la Pólvora (Santa Fe) a más de lo barrios de la Ciudad de México. 24 El plano 3 muestra parte de tal exten ión jurisdiccional obre el célebre plano francés de N. Ferde 1715.

Lo de eos del Ayuntamiento, tan largamente peleados, se habían cumplido sólo de manera parcial. Yeremo adelante cómo iguió in istiendo, pero ya que nada logró sino hasta 1690, yen el ínterin sí hubo cambio en las parroquia de indios, debo volver a tratar de éstas.

Tenemos, pue , a partir de 1568, a la Ciudad de México con tres parroquias de españoles y cinco doctrinas de indios (o dos, con cuatro vicarías). La planta de los territorios de éstas, que e mo tróen el plano 1, había ufrido una modificación. Es el caso que, al igual que lo españoles salieron de la traza, los indios penetraron en ella, ya sea para servidumbre doméstica, ea para ejercer e l comercio o por otras razones, de tal suerte que lo límites juri ·diccionales de la doctrina de indio tuvieron que ampliarse hacia el centro de la ciudad simplemente prolongando lo eje de la cruz en que e la dividió. Esta ituación e mpestra en el plano 4.

A mediados del iglo XVI se encontraba en u apogeo el problema de la secularización de curatos, del que no me ocuparé aquí. Baste saber que lo arzobi pos seculares la pretendían a todo trance y que la corona e paño la titubeó mucho ante la razones que exponían éstos y las que daban las órdenes religiosa para conservar u doctrina . La o lución definitiva llegó a me-10 diados del iglo XVIJI, pero las batalla y escaramuza tuvieron repercusione en la situación de la doctrinas de la ciudad.

Hacia 1562 el arzobispo Montúfar había logrado eeularizar San Pablo y se la asignó al provi sor de naturales del arzobi pado.25 En 1569 lo franciscano e quejaban de que ya también le había quitado San Sebastián y que pretendía que fuemn parroquias para indio y españole " todo mezclado ". 26 En tanto el conflicto franci cano -arzobispo se agudizaba, lo agu tino se valieron de las vaci lacione del monarca para ólicitarle una doctrina en In Ciudad de México -y proponían San Pablo-que permitiera a sus estudiantes practicar el idioma mexicano en la predicación y admini !ración de acmmento , lo que fue ordenado por Felipe li el23 de diciembre de 1574. 28 A pe arde la protesta del arzobispo, entraron en su posesión, por acuerdo del virrey, el30dejuliode 1575.Z 9 Quizá los meno disgu tado con esto hayan ido los fra nci cano porque adquirían un fuerte aliado en us luchas, obre todo porque aún estaban en disputa las de m á doctrina de la ciudad. La cosas parecieron llegar a u fin con la real cédula de 6 de diciembre de 1583, dirigida a todos los prelado de India , por la cual y " porque conviene reducir e te negocio a su principio y que en cuanto fuere posible e re tituya al común y recibido u o de la lg le ia lo que toca a la dichas rectoría de parroquia y doctrina ... " e debía proceuer a la secu larización, pero mientras no hubie e clérigo idóneos e deberían repartir las doctrinas equitativamente e ntre la órdene . 30 No ob tante, poco después -seguramente por la fuerte. presione -el rey u. pendió su ejecución tras consulta con personas de " mucha · letras, prudencia e inteligencia", lo que comunicó al III Concilio Provincial Mexicano el 1 o. de junio de 1585_31 Fue seguramente e ta cédula la que puso fin a la disputa por la doctrina de San Sebastián. Los carmelita , recién llegados a México, recibieron la ermita de parte de los franciscanos, pero no la jurisdicción, que st: peleaba con el arzobi po y los párrocos de Santa Catarina. Con anuencia del virrey y el arzobi po se ocuparon de la fe ligresía indígena a partir de enero de 1586. Mantuvieron la doctrina por algunos años, pero, tras de algu nos incidente , la dejaron en poder de lo agustinos a partir de 1607. 32 Esto la po eyer011 hasta su secu larización en el siglo XVIII, con lo cual estuvo en sus manos todo el oriente de la ciudad de Tenochtitlan, así como los franci canos poseían todo el poniente.

En el siglo XVII se mantuvo así el e tado de cosa . Las únicas novedades en torno a las doctrinas de indios corrieron a cargo de las órdenes de San Agustín y Santo Domingo. La primera de ellas, que administraba San Pablo y San Sebastián, sin duda la porción de Tenochtitlan de mayor densidad de población nativa, pronto vio la necesidad de subdividir su doctrinas con la creación de una tercera. Como en todos los caso , los orígenes de este curato carecen de documentación accesible, pero por te timonios secundarios se pueden rastrear algunos datos. Se trata de Santa Cruz Contzinco, conocida hoy como Santa Cruz y Soledad de Nuestra Señora (advocación del primer curato del siglo XVIII esta última) erigida en 1633. Es obvio que la facilidad de u creación, sin los largo pleito habituales, estuvo dada porque u territorio e formó de otro curato agustino, 33 el de San Pablo, como puede cotejarse en el plano 5. Obsérvese también la reducción que tiene San Pablo de toda una hilera de casas en sus lím ites con San José del barrio de San Juan. Si no hay error en el plano 4, fue alguna compensación a los franci canos. El caso es que esta subdi vi ión inició la ruptura de la planta original de la ciudad cri tiana, que había durado cien años. La administración de Sacramentos debió iniciar e en Santa Cruz en los primeros meses de 1633, pues la primera acta de matrimonio tiene fecha de 27 de mayo de ese año. Se con ervó en manos de la orden, al igual que San Sebastián, hasta el año de 1750.

La novedad dominica, después de haber fraca ado en un plan para que se le asignaran los curato de Santa María y San Sebastián, -que recibió aprobación papal en 1571-fue la erección de una parroquia de lengua. Será fácil comprender que ·e había negado a lo dominicos una doctrina en la Ciudad de México en atención a que eran expertos en lenguas del sur de la Nueva E paña y no en mexicano. Según noticia de Sedano, usualmente exacto en la historia de las parroquias, los indios mixtecos, zapotecos y los comprendidos en la denominaciones de "extrm'agante " y "vago ", esto e , in parroquia fija , se congregaron hacia 161 O en una cofradía de la capilla de Nue tra Señora del Ro ario en Santo Domingo. Pronto devino en parroquia de lengua, pew los franciscano y lo agu tinos metieron pleito so pretexto de que eran indio que ya hablaban náhuatl. Por cédula de 1623, 1672 y 1676 se amparó a Jo dominicos. 34 La parroquia de Indios Extravagantes y Chinos (indígenas filipino ), 12 cuya documentación ignoro dónde para, existía como tal al tiempo del terrible motín de 1692, pues está publicado el informe que con tal motivo rindió fray Juan Pedrique sobre su doctrina, que dice componerse de indios "mixtecos, zapotecos, m estitlán, criollos y otras naciones" y que habitan en todos lo barrio de la ciudad. 35 Sedano remite a Cabrera y Quintero para probar su exi tencia todavía cuando el mat/azáhuat/ de 1736-1737 y calcula que se extinguió hacia 1753. 36 En cuanto a las parroquias de indios eso e todo para el siglo xvn. bespués de grandes esfuerzos e intento fallidos a todo lo largo del siglo XVII, en que hubo incluso un plan formal del visitador Carrillo para ubdividir la ciudad española en seis parroquias, frustrado por ia gran inundación de 1629, tenemo que llegar a 1690 para ver el obedecimiento -parcial otra vez-de una real cédula de 18 de junio de 1689 para que se erigieran tres parroquias más. 37 Su resultante fue la in titución de la parroquia de San Miguel el 2 1 de enero de 1690 en la ermita de San Luca , trasladada a su actual iglesia el 17 de agosto de 1692. 38 Por un tiempo fue ayuda de parroquia del Sagrario. Sus límites se dan en el plano 6, donde e puede apreciar que tocó a San Miguel el rumbo ureste con una acequia por linde. Con cuatro parroquias de españoles se mantuvo la Ciudad de México casi por oche nta años más.

LA CIUDAD NORMALIZADA Y SU ESTANCAMIENTO:

1772-1902 Quedó trazado a grandes rasgos el problema de la división de territorios parroquiales en la etapa de separación racial. El mayor obstáculo para cambiar la situac ión anómal::t de una ciudad con dos divisiones paralelas em el de la existencia de curatos en mano de regulare . La solución era sabida desde el siglo XVI; habí::tque ecularizarlos. Veamoscómoenfrentóel racionalismo diecioche co el problem::t. 3 1 Jbidem , p. 360-364. 32 P. Dionisio Victoria Moreno, Los cann~ .1as descal;ps y la conquista espirinl(l/ de México, 1585-1612. México, Porrúa, 1966 ral, 1974, III, 20-22 . 35 Edmundo O'Gorman, "Sobre los in onvenites de vi vir los indios en el centro de la ciudad", Boletín del Archivo Genera l de la Nación. México, 1 a. serie, t. IX, enero-marzo de 1938, no. 1, p. 1-34. 36 Sedano, op. cit. , II, 22. 37 Marroqui , op. cit., Ill, 556-557 . 38 Luis Vargas Guzmán, Breve noticia que contiene la historia de la funda ción de la parroquia de (

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A la verdad, los prelados seculare no habían quitado nunca el dedo del renglón; lo quepa aba era que el E tado español no tenía demasiada pri a y aunque con vaci lacione y pa o atrá , poco a poco imponía la política ecularizadora. Desde finales del iglo xvn se había definido de qué parte e taría el triunfo. Re taba con olidarlo paulatinamente. Para el ca o de la Ciudad de México sabemos por mucha fuente (y Marroquí lo recoge) que lo agu tinos dejaron us parroquia de Santa Cruz y Soledad y San Seba tián a Jos cura eculares en 1750. San Pablo lo cedieron al arzobi po Lorenzana poco má de 15 año de pués 39 y ca u ó un largo litigio. También hubo problemas con lo franci canos.

Porrea! orden de 1 o. de febrero de 1753, Fernando VI reiteró que se exonera e "enteramente a la religione "del cuidado de la doctrina y que conforme vacaran e le pusieran clérigos. El tono de la orden es muy duro, pues declara que e a unto de u única competencia e inhibe a toda la autoridade , desde el Con ejo de India y lo virreye abajo de e cuchar o admitir recur os en contrario. 40 En cuatro año tuvo que modificar un poco Jos término . Porrea! cédula de23 de junio de 1757 y para que u "providencias e ejecuten iempre con la suavidad posible", ordenó que no e proveyeran lo curato sino en ca o de vacante efectiva y en acuerdo del virrey y el arzobi popara certificar e de la idoneidad del u tituto ecular y, obre todo, que para que lo religio o pudieran recoger e en algún lugar y tuvieran manutención," e con erve a cada religión una o dos parroquias de las má pingües y en las que tienen convento de los que hace cabeza". 41 Esta fue la orden deci i a. A su cumplimiento obedece la ce ión de San Pablo por lo agu tinos y Santa Maríain aparente lucha-y San Jo é y Santiago por los franci canos.

El litigio de los franci canos por con ervar San José de los Naturales y Santiago Tlatelolco e inició de de 1758. El asunto es muy largo y complicado y me ocupo de él en otra parte. Lo que ino a cortarlo de manera ca i definitiva fue la llegada de franci co Antonio Lorenzana como arzobispo de México. En muy poco tiempo e empapó del problema y con enorme energía se pu o a ecularizarcuratos. Los de su ciudad arzobispal le intere aron mucho, porque bien pronto concibió la necesidad de una nueva divi ión . Ya el 25 de abril de 1767 daba un dictamen contrario a la petición franci cana de conservar San Jo é. 42 La petición era por gracia, dado que habían escogido para u perpetuación y como lo más pingües lo convento de Toluca y Texcoco, en Jos término de la orden de 1757. En 28 de diciembre informó Lorenzana de la secularización de San Pablo y remitió un exten o dictamen del párroco de la Santa Veracruz obre lo inconveniente de que Jos regulare conservaran San Jo é. 43 Paralelamente a sus ge tiones, informe y demás corre pondencia, el arzobi po Lorenzana había nombrado -igno de los nuevos tiempos ilustrados-al bachiller Jo é Antonio de Alzate, pre bítero aficionado a la ciencia naturale , física y matemática, para que e tudiara el probl ema de la ciudad y le propu iera un nuevo plan de distribución de territorio parroquiale . En obediencia de tal mandato, Alzate recopiló mapas 14 y de cripcione. topográfica y recorrió per onalmente todo lo barrio y callejone . Su informe, rendido el 23 de enero de 1769 hacía ver al arzobi po la grave dificultade de la doble pl anta exi tente , como el hecho de que una ola ca a, atraveada por una acequia, tenía tre párroco : lo del Sagrario y la Santa Veracruz para e pañole y el de San José para indios. Su propuesta e que en lugar de la diez existente (6 de indios y 4 de e pañole ) e ubdividiera la ciudad en trece parroquia , para dar territorio proporcionado y, por consiguiente congrua ba tan te para lo cura -ya todo seculares-en la forma iguiente: Sagrario, San Miguel, Santa Veracruz, Santa Catarina Mártir, Santa María, Salto del Agua {de nueva creación; en la actualidad en Regina Coeli), an Juan de la Penitencia (en u titución de San Jo é), Santa Cruz Acatlán o San Antón Tepito (de nueva creación), Santo Tomá (nuevo; se in taló en la capilla de la Palma), Santa Cruz, San Seba tián, San Pablo y Santiago Tlatelolco ( anta Ana, d spués de la secularización). A e to añadía una memoria y un plano, del que deri va el grabado que he venido usando para ilu trar este trabajo.

A Lorenzana le tomó do día remitir el proyecto de Al zate al virrey marqué de Croix,4-1 y a é te otros dos para enviar el proyecto, muy recomendado, al rey. 45 No e co a de eguir todo lo avatares de la eculariza ión de an Jo é y Santiago. Pe e a pro te ta po teriore , lo franci cano e avinieron e126 de febrero de 1769-un me m á tarde de la deci ion e del arzobispo-a quedar e con Toluca y Texcoco; y que en vi ta de que San José y Santiago e taban en u convento de San Franci co y Tlatelolco, que se mudaran de allí las parroquiale . 46 Con e to el camino de Lorenzana e taba llenado, de tal manera que, aunque lo trámite recibían todo género de e torbos, logró la aprobación del rey al nuevo plan de territorios parroquiale con cédula fechada el 12 de marzo de 1771. 47 Poco meno de un año tomó a Lorenzana poder llevar a feliz término u ge tión. E ta vez el problema fue con lo curas que se veían afectados por la reducción de sus territorios. Larga fueron las negociaciones y a lapo te todo quedó tal cual propu o Alzate, excepto por el triunfo de los cuatro curas del Sagrario, que lograron reducir en su beneficio el territorio de San Miguel y que e les dividiera u juri dicción en tre · icarías, de la que no vale la pena decir nada porque jamá ex.i tieron. Vencido lo ob táculo , Lorenzana pudo publicar u edicto de 3 de marzo de 1772 por el que a ignaba límite a todas las parroquias de México. 48 La nueva situación e plasma en el plano 7.

No e puede pa ar adelante in eñalar que e te acto repreenta el fin de la ciudad colonial regida por el principio de la eparación racial ; pero, lo que quizá e má importante, se iniciaba la ruptura con la forma que habían permanecido ubterráneas de la ciudad antigua. El racionali mo de Alzate y Lorenzana quizá no alcanzó a captar el grave golpe que con el reacomodo de barrio y parroquia y con la mezc la -aunque con libros sepa-rado -de e pañoles e indio había dado a los último vestigio de la ciudad de TezcatJipoca.

Hubo mucho problema para la implantación del nuevo si tema. Lo que importa, in embargo, e que se pa ó a una nueva etapa de e tancamiento que duró todo el iglo XIX en que por di tinta razones sociales, económicas y políticas no variaron nada los términos de lo territorios parroquiale fijados por Lorenzana. Lo único que debe mencionarse de importancia para el tema que no ocupa es que, por su proximidad al casco urbano, desde muy poco despué del edicto de redistribución, e habituó a con iderar dentro de la ciudad a San Antonio de las Huertas como la parroquia catorceava. En el doloro o y largo siglo XIX sólo a esta parroquia le sobrevino una mudanza. En 1862, so pretexto de la defensa de la garita de la Tlaxpana, el gobierno liberal de Benito 1 uárez ordenó u demolición. Se estableció la parroquial provisionalmente en la igle ia de San Cosme y allí permaneció.49 Los límites de San Antonio de las Huertas o SanCo me no on claro , ni lo podían ser, porque fue muy lento el proceso de aproximación de la ciudad hacia e a parroquia.

En urna, y aunque decirlo parezca precipitado, con todas su convul ione y problema religio o de otro tipo, el siglo XIX, para el tema de la divi ión parroquial de la ciudad de México, e un larguísimo letargo.

LA CIUDAD DEL SIGLO XX La paz porfuiana puso cimientos a la explosión demográfica en la ciudad. Ya de de los finale del iglo XIX se empezó a desdibujar la urbe diecioche ca. La "colonias" aparecían trazadas -con modelos europeos-como proyecto inmediatos para albergar nuevas ambicione de la cla e medias en formación. De una ciudad cuya población e contaba con centena de millar :ENEGA DE S ~TONIO ABAD a otra que e acerca a la decena de millón en tan ólo 80 año , se produjo una mudanza tan acelerada que ni siquiera los suce o revolucionarios representan un freno importante, sino al contrario. Quizá lo más difícil de este vértigo de crecimiento es la organización de la in titucione que permiten la vida urbana. Para la Iglesia el reto ha ido enorme y su actuación frente al problema ha ido prueba de vitalidad institucional. Como ha ta ahora no me ha sido dado estudiar cuidadosamente --como merece-la ituación del iglo XX, veo en el desarrollo de los territorio parroquiales de la ciudad do grandes etapas, que son la únicas que mencionaré aquí. El "' s.n P.tll6o ~ ) d«.n.tot )6 ~~ Wl Son..Loln&ucMt. )de("~ 19~1 ) ~toq&.M~ ck IMgUtt 1"10 t.m~GN~· 1 P*JtOqVII de mo 1 e~ c:Ofl r•~oón J*rf'lqt.NI 2~•C)e lt~ primer momento es de redistribución parroquial, a lo que . 1gue el crecimiento por agregación; al . egundo momento se lo 1uede llamar de reorganización pa toral.

No es poco lo que la ciudad había crecido en la última década del siglo XIX. Puede decirse que se iniciaba el proceso por el que la mancha urbana se extiende y devora lo antiguo pueblo que otrora la rodeaban. Por e te tiempo -1900-se trataba tan solo de pueblecito que tradicionalmente formaban parte de lo ejido de la ciudad o eran dependencias de las do parcialidade de indios: Nonoalco, la Concepción Tequipeuhca, Chapultepec. Había entonces que hacer frente al crecimiento. Por edicto dioce ano del 1 o. de mayo de 1902 el arzobi po Pró peroMaríaAlarcón y Sánchez de la Barquera 50 redi tribuyó los límites parroquiale y erigió nuevas parroquia y vicaría . . Con e to e cambió, de pués de 130 año cabale , la di visión de Lorenzana, "considerando --<lice-que de de entonces han cambiado no poco las circun tancias de nue tra ci udad arzobi!>pal, no ólo por haber aumentado la población, sLno por er hoy mucho má necesario redoblar el celo y la vigilancia pa toral. .. " Se aumentaron las parroquia del Sagrado Corazón de Jesú , Concepción Tequipeuhca, San Antonio Tomatlán y las vicarías de San Franci co Tepito, San Miguel Nonoalco, El Espíritu Santo, San Pedro, Campo Florido y San Antonio de la Huertas. Contamo , por suerte, con un plano impreso en 1904 que contiene esta divi ·ión y se publica aquí.S' Con leve variantes en cuanto a los límites que indica el edicto, permite 18 ver la nueva traza de la distribución parroquial. Lo importante es que a partir de ella y durante mucho. año se enfrentó el crecimiento por simple agregación. Todavía e puede ver la impronta de e a traza en la actual división parroquial.

En 1920 la ituación no había cambiado mucho. En edicto del arzobi po José Mora y del Río, de fecha 1 o. de marzo de e. e año, con el escalafón de la parroquias del arzobispado de México, aparecen siete parroquias más que en 1902, ca ·i todas las que entonces eran vicarías. Pero a partir de entonce el crecimiento fue cada vez más acelerado. o he logrado recabar la información pa o a paso, pero con algunos dato. puede dar e una idea de la magnitud del problema. En el precioso plano de 1956-1957 e regi tran 119 parroquia :en 44 años se aumentaron 95 parroquias más a la 24 de 1920. El ritmo exigía un cambio importante en entido cua litati vo.

La reorganización pa toral e dio entre 1964 y 1967 con la erecci ' n de gerencia o zonas de pastoral subdividida. en decanatos. Coincidió con un hecho de la mayor transcendencia: el arzobispado de México, de tan va tos límites en u origen, . e redujo a solo y todo el Di ·trito Federal. Con esto, entre otro · efectos, dejó de atender a la enorme población urbana que rebasa los límites civile , obre todo en el nore te. En ntras palabras, la Ciudad de México, para lo efectos de la hi toria de las parroquias, se redujo considerablemente.

El sistema de zona pa torale -decanatos-parroquias se encuentra en pr ceso. En el último plano-actualizadoa 198 1del moderno y más atareado Alza t.;, Mon eñor Jorge Durán Piñeyro, secretario del Consejo de Planificación y Estadística Eclesiá ·tica, se registran 8 zonas pa ·torales, 33 decanato , 3 12 parroquias y 3 vicarías fijas. El cambio cualitativo permitió enfrentar el crecimiento. Aparentemente entramo en una nueva etapa de desarrollo por agregación, pero e o ya ale de mi tema.

Para el historiador de la divi sión parroquial no es menos difícil enfrentar el vértigo del crecimiento del siglo XX. Metodológicamente implica una vuelta permanente a la fuentes de de el siglo XVI para registrar la historia de parroquialc de pueblo ab orbidos por la mancha urbana. Pero in duda el esfuerzo vale la pena. Con la ayuda de todos podré llevar a buen fin mi intento que es sólo primera piedra para cuando alguien escriba la historia espiritual de la ...

Barrio de Santiago

A1 observar con detenimiento los planos de la Ciudad de México de esa época y en particular el del levantamiento urbano de Diego García Conde, nos percatamos inmediatamente de la presencia de un gran espacio central ( Fig. 1 ), no sólo por u ubicación, sino porque de ahí emanaba la vida de la ciudad, y ahí se concentraba lo más importante; podríamos decir que el orden de los elementos que se ubican en el espacio tienen una direccionalidad hacia este punto. Esto no es un accidente, obedece a una estructura espacial a nivel geográfico y su origen se remonta al nacimiento de la Ciudad de México en 1519, un islote al centro y cuatro conexiones, una al Tepeyac, otra a Iztapalapa, una más a Tacuba y otra al embarcadero de San Lázaro; estos cuatro grand~s e importantes ejes funcionaban como conectores e paciales entre el exterior de la ciudad y la ciudad misma. En cada eje, lo elemento que lo integran tenían una secuencia particular, por ejemplo: el eje marcado con la A (Fig. 2), al norte, partiendo de la Plaza Central. En su trazo e ob ervan dos bloques, dos calles y sobreviene la Plaza de Santo Domingo. Esta se formaba por un ensanche aliado poniente de la calle y existía un "telón" constituido por la barda del Atrio del Templo de Santo Domingo. El espacio resulta extraordi nariamente armónico, por la relación que guardan sus elementos y la función para la que fue di eñado. Po teriormente e ob ervan cuatro bloques, otra apertura del espacio, es decir la Plaza de Santa Catarina, no tan importante como la anterior, pero sí de presencia respetable. Esta plaza es distinta en su trazo a la de Santo Domingo; u proporción es cuadrada. De pués de Santa Catarina le siguen cuatro calle con sus respectivos bloques y nuevamente un ensanche del e pacio, en este caso la Plaza llamada La Lagunilla. De este en anchamiento irregular e desprende en línea oblicua hacia el noroe te una callejuela que después de tres bocacalles desembocaba en un gran espacio casi tan grande como el de la Plaza Mayor, llamada Plaza de La Viznaga. En su extremo inferior izquierdo salía una calle que nos llevaba a la gran explanada, que era el Centro del Barrio de Santiago Tlatelolco. El eje denominado B (Fig. 3) es aquel que comunicaba a la Plaza Principal con la zona del antiguo embarcadero de San Lázaro. Esta comunicación espacial se iniciaba en el cruce de la calle de Seminario y Santa Teresa, se observa una pequeña callejuela que daba acceso al templo del mj mo nombre, el trazo continuaba por la calle del Hospicio de San Nicolás, pasando por la calle entonces llamada del Indio Triste, Venegas, y haciendo un paréntesis espacial modesto, de forma cuadrangular, conocido como la Plaza de la Santísima; el trazo proseguía por Maravilla y se encontraba un "accidente" en los paramentos. Ahí se localizaba La Pulquería de Celaya, ante de llegar a la zona de Mixcalco, donde finalmente la visual se fuga. El e pacio entonces crecía hasta encontrar sus límites en las cordillera que formaba la parte oriente de la cuenca de México. El eje llamado C (Fig. 4), es el que se desarrollaba al sur de la Plaza Mayor y tenía una estructura especial, porque el ritmo de las calles que lo atravesaban eran muy desiguales; por ejemplo, sin mediar más que el propio límite de la plaza, ju to donde se ubicara parte de la Acequia Real y al oriente del eje de la calle, se localizaba un gran espacio. Este es el que se dedica aún al mercado llamado del Volador. Despué· s de dos bloques, la calle de Jesús del Conde, ahí se encontraoan un par de plazas en esquinas contrapuestas. Estas eran la Plaza de Jesú y la Plaza de la Paja.

Figure 1

Fig. 4

Figure 2

Figure 3

Figure 4

Recreo

En djrección sur se pasaba el Puente de Minas, San Felipe de Jesús, Estampa de San Miguel, La Vende, y se llegaba de manera directa a la Plaza del Arbol , que se integraba a una mayor llamada del Rastre, ~:; ta a su vez con otras dos, la de San Lucas y la de la Capitanía de Necatitlán.

Des pué de este complejo sistema espacial, ocurría lo mi mo con el eje A, e fugaba el espacio con vista hacia el sur a partir de la garita de San Antonio Abad . Hasta e te momento hemos analizado los ejes A, B y C a partir de la Plaza y en un sentido centrífugo, sin embargo, creo que el análisis espacial de las vía cambia enormemente i e invierte el sentido del análisis. E to haremos con el eje D (Fig. ), que corresponde a la antigua Calzada de Tlacopan, compuesta por sus diferentes tramos. Nos situamos a la altura de la garita que, en e te caso se encuentra mucho más alejada que las de los ejes A y C, en paraje que se conocía como San Cosme. En él ya para e a época, se encontraban varias construcciones que conformaban un espacio amplio, recto y di continuo en sus paramentos, en medio del cual permaneció muchos año el Acueducto proveniente de Santa Fe. Esta misma característica e pacial se presentaba en el tramo de Buena Vista; en cambio, a la altura de Puente de Al varado y a partir de la plaza del gran Conjunto de San Fernando, la secuencia de volúmenes se densifica y entonces se acentúa la horizontalidad de los bloques, que e veía animada con la verticalidad de las torres y el colorido de las cúpulas. Tal sería la impresión de un viajero al pararse en la "boca" de la Plaza de San Fernando y observar más adelante y hacia la izquierda, a San Hipólito; un poco más adelante a la derecha, San Diego, y al avanzar e casos do bloques, la gran impre ión, un enorme e pacio confinado por importantes edificios, pero enriquecido en su ambiente y temperatura con cientos de árbol e colocados además conforme a un trazo en í mismo armónico. Toda e ta impre ión para el caminante de aquella época debió ser maravilloso, el bosque en la ciudad. Después de caminar poco menos de cien metros el supuesto caminante e percataría que a su izquierda ocurre algo, una nueva plaza, en esta ocasión con do templos: uno San Juan de Dio y otro que le da el nombre a la plaza, Santa Veracruz; alguno metro más, pero del lado contrario, se observaba la con trucción del antiguo convento de Santa 1 abe!. Se llegaba al final del Acueducto de Santa Fe, donde se localizaba la fuente de agua de la Mariscala. A partir de allí se pa aba a la calle de Santa Isabel. El espacio e transformaba al exi tir una gran reducción, dos volúmenes impre ionantes, lo limitaban una triple altura que haría entir al caminante un sentimie nto de opre ión que egurarnente e tran formaría en admiración por la magnificencia de las construcciones. Así mismo pasamos por los hospitales de San Andrés y Betlemitas.

Figure

. . . . . . ESPACIOS DE ALTO Vkl.Oit HisroRICO UR8AHO

En este último caso, la horizontalidad del volumen contrastaba con la torre del templo, ésta irrumpía el espacio. Más adelante, Santa Clara con u pesada cúpula, y con el remetimiento de paño que permite un en anche de la calle, cuyo objeto sin duda era dar un mayor e pacio al observador para que pudiera contemplar las portadas del templo. Más adelante nada e pecial, e pasaba por la calle hoy llamada de Motolinía y e llegaba a la esquina de Manrique, en donde nuevamente la volumetría indicaba algo, en esta ocasión la pre encía de una torrecilla que recortaba el cielo y nos marca que hemos llegado a lo que fuera la Antigua Alcaicería. Continuamo y a medida que vamo avanzando van mejorando yaumentandodealturalascon truccione , el espacio se hace un poco más reducido y de pronto se abre, de manera abrupta. Hacia nuestro costado derecho observamos primero un espacio magnífico de 280 vara en su lado corto, y 27 cerca de 400 en su lado largo. La vista se amplía hasta cuatro planos, lo espacios entre los volúmenes existentes se unen irremediablemente, es decir el verdadero espacio lo conforman los paramentos de las calles de Escalerillas, Seminario y Palacio, Portal de las Flores y Portal de Mercaderes. No obstante y dentro de este gran espacio aparecieron construcciones como la del Mercado del Parián y la misma Catedral y Seminario, que dan la sensación clara de que se encuentran dentro del espacio de la plaza.

Hasta este momento sólo he descrito los cuatro ejes principales, enunciando sus variaciones espaciales; in e mbargo, existen otras calles que formaban parte de la retícula, propia de esta ciudad en esta época. Tal es el caso de la calle del Reloj (Fig. 6), que como nos muestra el dibujo existen nueve calles y ocho bloques con un ritmo regular y casi al fi nal se localiza una plaza ubicada en la calle de Zapateros y el Reloj . Después de esta plaza hay dos bloques y e inicia el desdibuj amiento del espacio ha ta confundirse con la Plaza de San Antonio Tepito.

Figure 6

Otro verdadero eje lo constituía la acequia que penetraba hasta la Alhóndiga hoy Roldán, y que provenía del Canal de la Viga, pasaba por la compuerta de la Acequia Real; esta vía fluvial remataba en Alhóndiga o Primera de Santísi ma, con un ensanche escalonado y receptivo. Después se localiza el Templo y Plaza de la Santísima y a la siguiente calle, en el costado izquierdo, San Nicolás, un espacio cuadrangular que se constituyó posteriormente en la plaza también. Tres calles después se localiza la Plaza de San Juanko y un par de calles más hacia el norte la calle daba acceso a la Plaza de San Sebastián, que a su vez se ligaba con otros espacios. Este eje se interconectaba hacia el oeste con otros si temas, de la Plaza de la Santí ima se podía llegar a la Plaza del Carmen, hacia él por la calle de Mixcalco a la Plaza del mismo nombre, a la Plaza Loreto y más hacia el poniente con Plaza de la Cruz del Factor, la de Santo Domingo y la de la Concepción, la misma Plaza Principal y más adelante con la Alameda y Santa Veracruz.

En el sentido oriente-poniente, son notables las vías de San Jerónimo, iniciando su trazo con la Pulquería de los Pelos, pasando por la Plaza del Colegio de San Pablo, por el ensanche enfrente del templo de San Jerónimo a manera de plaza. Finalmente el trazo remataba con la Plaza de las Vizcaínas.

Con menos riqueza e n la variedad espacial está la vía de Regi na y Mesones.

He de crito los principales ejes de comunicación espacial con sus componentes más notables. A continuación e enuncia la tipología de los espacios más importantes que se han identificado en este análisis de la Ciudad de México al final del siglo XVITI. Como producto de este análisis podremos concluir en e ta etapa que la ciudad a finale del iglo xvrn, po eía un si tema de intercomunicación e pacial a través de cuatro ejes, que la comunicaban con el resto del sistema de la cuenca. También contaba con un sistema de calles principales, que contenían generalmente un ensanche, una plaza, plazoleta o varias combinaciones. E te sistema e aprecia en las figuras, en donde vemos los cuatro ejes principales, otras calles importantes como las del Apartado, San Ildefon o, Donceles, San Nicolás, La Estampa de Jesús, Regina, San Jerónimo y de norte a sur la del Coliseo del Reloj , Venegas y Santísima, principalmente.

En la expo ición de estos subsistemas se ha denotado la diversidad de los ritmos en cuanto a la ubicación de los bloques. En la parte central de la ciudad las variac iones de la calles son meno re , la proporción predominante de los espacios e rectangular, con tendencia a la proporción cuadrada. Una buena parte de los espacios abiertos tiene paramentos diversos; e observa una tendencia al trazo ortogonal de esto paramentos. Entre má céntricas on las pl azas, más regular es su conformación. Es frecuente observar el contraste de la hori zontalidad de los cuerpos limitantes, con la verticalidad de torres cúpu las, empezando por la Plaza Mayor, iguiendo por Santo Domingo, Santa Catarina, San Sebastián y Carmen, San Lázaro y muchas otras. Como ejemplo de esto mo tramos la conformación espacial de Santo Domingo (Fig. Il) y la de la Plaza Principal que merece mención especial (Fig. 1). En ella se di stingue un gran espacio envolvente tal y como lo describimos en la primera parte de este texto. Sin embargo, hay que acusar que dentro de este gran e pacio existían otros de carácter diferente, tal es el caso del Atrio de la Catedral, que marca una diferencia en el de la Plaza Mayor. Se puede pensar que el Atrio se constituyó como un espacio "preparatorio" para el ingre o o salida del templo. Le llamamos a e te e pacio "virtual", porque no existía una barrera física que impidiera la visual, sin embargo, existió una reja, que por tran parente permitió integrar los dos tipos de espacio. Por otro lado aquel trazo helíptico de la balaustrada con bancas que enmarcaban la Estatua Ecuestre de Carlos IV le creaba un ámbito especial a la escultura. Al interior se conformaba un espacio en el cual el observador se relacionaba en términos de escala con la estatua ecuestre del monarca. Otro espacio y sensación era la que se percibía estando fuera de la limitante . Ahíla relación era ya con los componente de la Plaza, la escala del espacio era mayor.

Por otro lado pode m o mencionar que las calles que componían la ciudad eran de 7 a 12 metros de ancho por lo regular, que la altura promedio se componía de planta baja, entresuelo y primer piso, alcanzando una altura aproximada a los 12 metros. Estas alturas combinada con la longitud de la cuadra, que era básicamente de dos dimensione , 100 y 200 varas . Conformaban las calles básicamente espacios que tendían a la horizontalidad, y que sí alcanzaban una liga con la e cala humana. Estas dimensiones también permitían una iluminación adecuada de los paramentos que a su vez proporcionaban una buena iluminación al interior de losedificios,con mucho mayor abundancia esto e daba en los ensanches, plazoletas o plazas. Esta lumino idad no sólo era útil para tomar luz para el espacio público, sino que permitió un factor má , la ornamentación de las ca as y templos tuvieron así forma de denotar la riqueza de su relieve y contrastes volumétrico . Otra de las características del espacio, ademá de la iluminación, e u direccionalidad. Ya hemo de crito en partes anteriore una de la manifestacione de esta djreccionalidad al describir la ubicación de lo ejes y del

•Jil

Pulquerla Celaya Plaza del Volador rrumpiéndo e por una gran boca donde e introducfan fuertes corrientes de aire que renovaban la atmósfera de esta parte de la cuenca. Nuevamente se levantaba una protuberancia montaña a que e conocfa como Sierra de Guadalupe; después de é ta, una nueva de pre ión por la que ingre aban los vientos dominantes y que fundía la vista con el magnífico lago de Texcoco; no podría pasar inadvertido el Peñón de los Baños y el Cerro de la E trella que fuera sitio e pecial de religiosidad en la época indígena y donde se llevaba a cabo la ceremonia del "FuegoNuevo",querenovabael espíritu de vida e inmortalidad de nue tro gran pueblo mexica. A las ya mencionadas calzadas se sumaba la del Tepeyac; todas ellas con una sorprendente nivelación, aunque un tanto polvo. a . Los ahuehuetes, eucaliptos, fresnos y ahuejotes delimitaban el camino; hacían 5entir la seguridad de su trazo, permitían que el viajero di frutara de la bondad de la sombra y le daban una e cala humana a e to largo camino . Al ob ervar la per pectiva panorámica que no ilustra una parte de e te magnífico "valle", no podemos sustraernos a la penetración que hacen torres y cúpula al espacio atmo férico, creando por un lado la en ación de que van en pos del ámbito cele te y por otro lado que e e cielo azul, esa ex ten iónlacu tre rematada por los volcanes, no podrían existir sin las siluetas de tan altas estructuras.

Era sin duda una preocupación ca i frenética de autoridades y gente de opinión de la época, el alineamiento de las construcciones considerándose entonces, que un remetimiento o protuberancia eran un defecto urbano. Se logró una gran unidad en las con trucciones. Sus paramentos eran lineal e en la mayoría de los casos; sobre ello e dibujaban múltiple ritmo de los vanos correspondiente a lo locale de renta de hospitales, colegio y aún palacete . Irrumpían la monotonía los herrajes de los balcones. Lo nichos marcaban referencia inequívoca en el e pacio ya que servían de referencia urbana. La grande portadas barroca. producían en cada plaza, edificios públicos y las mansione de ricos minero y comerciante , un deleite visual, y permitían uno de los pocos desenfrenos de la época. El cincelado de las diversas canteras que vestían de tonalidades sepias las fachadas de nuestra ciudad, las calle se identificaban con el color mismo de la tierra propia de e ta cuenca y de sus alrededores. El tezontle poco a poco vino ganando terreno, primero en basamentos prehi pánicos, de pué en los muros de cal y canto; su nobleza le permitió alternar con las mejores obra que aba e de cincel, pasión y conocimiento, expresaron la forma de sentir de una época. Antes de que Revillagigedo tomara la ciudad en sus manos, se hablaba de la inmundicia de las acequias, del agobio de la basura de la mezcla de vendimjas en plazas y paseos; la falta de seguridad por las noches hacía que mucho de e tos espacios no se pudieran disfrutar deambulando por las calle de recta traza y de señorío sin igual. Sin duda uno de los espacios má sorprendente desde aquella época lo fue la Alameda, flanqueada por magnífico edificios como el de Corpus Christi, San Diego, San Hipólito San Juan de Dios, Santa Yeracruz y Santa Isabel. La homogeneidad de este espacio no sólo radicaba en el trazo, sino 32 Fig. XXX en las alturas que, variando entre do y tre niveles, mantenían una armonía excepcional. Ya anteriormente e de cribió e te sitio y e definió como un "bo que en la ciudad"; no existía otro lugar semejante dentro de la antigua traza, su magnitud, su densidad, u humedad y su aroma lo hacían excepcional. El contra te se establecía con Jo iluminado de la céntricas calles, que a medida que e alejaba su trazo de la gran Plaza Central, eran víctima del "pecado urbanístico" de la época, el no alineamiento, la variación exagerada en los tipo y calidad de materia , y en la "de proporción" de u altura .

La di posición de la Plaza obedecía, ademá de otra co as a un requerimiento útil. E te era el aba to. Ahí es donde se hacía la "Plaza", donde el habitante má humilde recurría a mercar, donde los eñores y señora de la mejores familias también acudían, ya fuera en sus carruajes de ostentación o ya fuera e trenando el en baldosado promovido por Revillagigedo, no sin queja por los de balanceo producidos por sus tacones y Jo ajustado de u corsés. Sin embargo, todas las calles, directa o indirectamente, nos conducen al espacio urbano dedicado a la Plaza Principal má grande del continente. E te espacio, circundado de magníficos edificios dedicados al ervicio público y a la residencia de la más alta investidura política durante siglos, es sin duda el crisol y culminación de todas las emocione que pudieran producir en lo diferentes tipos de espacio que componen este armónico conglomerado urbano. Tal pareciera que este fuera el eje del continente y que los colosos Iztaccíhuatl, Aju coy Popocatépetl estuvieran observando la integridad de e te magnífico espacio creado igual por el indígena que por el hombre de ultramar, pero su tentado y nutrido diariamente por el me tizo que lo reclama como parte de u identidad. En 1991 se sigue conservando el gran espacio cultural hoy conocido como la Plaza de la Constitución. Esta ha sufrido diferentes transformaciones, algunas de ella positivas para su conformación y otras completamente nocivas a su unidad. Las que han resultado po itivas son la elirrunación del Mercado del Parián, a í como la balau trada y la e tatua ecue tre de Carlos IV. También ha sido conveniente la intervención del antiguo Palacio dd Ayuntamiento que. al incrementar su altura, resulta mejor proporcionado a las dimensione de la plaza; el nuevo edificio del Departamento sin ser una obra arquitectónica trascendental respeta el color, la textura y los ritmos de composición del antiguo Ayunta!.lliento, y forma una mancuerna muy aceptable ya que le da armonía al tratamiento del e pacio en ese paramento, al conservar además de lo anteriormente dicho el portal, que es una penetración de la plaza. El nuevo edificio del Departamento, al er su altura similar, se integra fe lizmente al espacio de la bóveda celeste. Más o menos en lo mi mos término pa a lo mismo con el Palacio Nacional. Al incrementarse un nivel y con lo paramento del antiguo Centro Mercantil y Monte de Piedad, corren la misma suerte lográndose resultado similare y desde el punto de vista espacial ba tante aceptables. La Catedral y Sagrario Metropolitanos, al haber sido despojado del emi nario, ganaron una presencia siendo perfectos "telone "al paramento de Guatemala y Semi nario. Ambos a la fecha han ufrido alteraciones; en el caso de Semi nario incluso la muti lación de e te "ciclorama" casi perfecto que daba fondo al Sagrario y la Catedral.

En la descripción de la e tructura espacial de la ciudad de inicios del iglo XIX aparecían cuatro ejes que significaban la estructura a la cual e ado aban otros elemento que formaban todo un istema de interconexión e pacial de una ciudad. Hoy las cosas han cambiado no sólo de c.leel punto de vista formal, ino en cuanto a su función. Aquí conviene recordar algunas de la consultas bibliográficas. Juan de la Encina y Edward T. White mencionan una liga inseparable entre la actividad y el e pacio.

Actualmente el Centro Histórico con erva alguno de los e pacios que describimos cuando hablamo de la ciudad del iglo XVIH-XIX en otros ca o di ver os e pacios han de aparecido y también exi ten situacione que han incorporado nuevo elemento espaciale que conforman en la actualidad un nuevo si tema e pacial que permita la interconexión peatonal y vehicular en el Centro Hi tórico. Lo ejes de Santo Domingo hasta Brasil permanecen en su trazo original. Por fortuna aún con tamo con la Plaza de Santo Domingo que es sin duda la que con erva el mayor número de elementos que le fueron caracterí ticos en esa época original; también con crvando su traza original no queda Santa Catarina.

En el caso del eje B subsi te u trazo original, la secuencia de las calle que lo atraviesan desde el siglo XVIII, a í mi mo la plazoleta que exi te en la esquina de Guatemala y San tí ima que hoy recibe este último nombre; actualmente ha desaparecido un pequeño ensanchamiento que estaba en la siguiente calle y de igual manera la antigua Plaza de Mixcalco hoy la ocupa el mercado del mismo nombre. La antigua Plaza de San Lázaro en aquello año de 1803, aún no conformada hoy, permanece con un trazo incierto y re idual de la Plaza de li1 Soledad y de una erie de predio afectado por lo i mo de 1985.

El eje C de aparece el predio y e pacio dedicado originalmente al Mercado del Volador. Más hacia el sur aún con erva u trazo original la Plaza de Jesú hoy llamada del Lic. Verdad. En contrapo ición a ésta ub iste todavía e l trazo y el e pacio de la antigua Plaza de la Paja. Tre calle más adelante aparece una nueva plaza que e abre a manera de atrio al frente del Templo de San Miguel y que marca lo límite actuale del perímetro "A" del Centro Hi tórico.

Este punto ha ido particularmente dañado de de el punto de vi ta e pacial, ya que no ólo e abrió la visual al continuar ha ta e e punto el viaducto de San Antonio Abad. Ademá e in. talaron ahí una erie de volúmenes irreverente a manera de edificios que han alterado la armonía de alturas que conformaban el espacio del sistema de las antiguas Plazas de La Garrapata, Del Arbol, del Ra tro y de San Lucas. Pasando al eje D, quizá de los menos alterados todavía, podemos disfrutar como una de las "puertas de acceso" al perímetro "A" del Centro Histórico, San Fernando. Aunque alteradas algunas de las alturas de los inmuebles que lo rodean, aún conserva cierta escala humana y una proporción entre sus elementos. San Hipólito, alterado y cruzado por Reforma, sin embargo un poco más hacia el oriente sigue siendo impresionante el juego espacial que le imprime la Alameda por un lado, a pesar de la total transformación de su paramento ur, cuya destrucción y altura se ve protegida por la presencia de los ya no tan numerosos árboles, pero que aún agregan un factor muy positivo a la ambientación de este eje hoy llamado A venida Hidalgo. Es notable la reciente recuperación del espacio y del amable ambiente que proporciona la Plaza de Santa Veracruz, que a pesar de ser víctima de los hundimientos diferenciales y ahora ser una plaza hundida, recuperó en su reciente restauración y limpieza, lurnino idad, transparencia (profundidad de espacio), todos ellos elementos y cualidades de un buen espacio urbano. Al trasponer el Eje Central, que en sí mismo e tablece una desvinculación entre una y otra parte, en el eje que analizamos e recobra esta pérdida al observar las cualidades de la Plaza Tolsá, espacio que no existía en la traza de 1803 y que sin embargo le viene a agregar al eje de Tacuba un espléndido remanso intermedio entre la Alameda y la conexión con la Plaza Principal. La altura de los inmuebles que la conforman es de escala "monumental", queriendo expresar con esto lo que White menciona al respecto en el capítulo 6 sobre el espacio (pág. 55) de su obra Sistemas de Ordenamiento: "la escala monumental surge al hacer que el tam011o del espacio sobrepase al requerido por las actividades que se van a desarrollar en él para expresar su 'grandeza' o rnonurnentalidad". Tal es el caso del espacio que genera el Correo, el Palacio de Comunicaciones y el Palacio de Minería. Después de esta plaza todavía se conserva el paramento de Betlernitas así corno una parte del antiguo Convento de Santa Clara. Sin embargo, en los tramos sub ecuente de este eje, particularmente en la esquina de Tacuba y Motolinía, se instalaron sentlos edificios cuya altura y apariencia a pesar de su elevación no inspiran el sentimiento de rnonurnentalidad por la mediocridad de su composición. L a ciudad virreina! de México en 1628, pintada en el plano de Juan Gómez de Trasmonte es singularmente extraña a la misma ciudad en 1992. Dos ciudades separadas por cuatro siglos y una obra que desaguó sus lagunas y definió su fisonomía actual. Perdimos la ciudad lacustre y la transparencia del valle circundo por la fortaleza de sierras cubiertas de espesos bosques de encinos, pinos y robles, por cuyas vertientes se deslizaban los ríos que llenaban las lagunas de México y Texcoco e invadían la ciudad con canales, acequias, zanjas y lagunillas.

En la ciudad lacustre de Trasmonte lo que más sorprende a la mirada e la inmensa laguna que le otorga su belleza. Circunda la villa la línea precisa del albarradón de San Lázaro, construido en 1555 a semejanza del de Nezahualcóyotl, con sus compuertas que dan salida a las aguas de las acequias y paso a las embarcaciones; separa y defiende la ciudad de las aguas resplandecientes y tranquilas pero también amenazantes.

Del bosque de ahuehuetes de Chapultepec, parte el acueducto de 900 arcos, construido en el año de 1620. Entra a la ciudad por la calzada de Tacuba llevando el agua fresca de los manantiales hasta los palacios y conventos de muros de tezontle y a las fuentes donde los aguadores la recogían para venderla. El aguador era un personaje popular en la Nueva España, conocido por los vecinos en los barrios donde vendía el agua.

LA INUNDACION DE 1629

Un año después de que Trasmonte pintó su plano, la ciudad se inundó por los siguientes cinco años con las lluvias torrenciales de 1629.

La ciudad fue devastada por la inundación y la catástrofe se extendió a sus habitantes. De los 80,000 indígenas murieron 30,000 y muchos de los 50,000 negros y mulatos y 16,000 españoles y criollos se salvaron emigrando a otras regiones.

Los dominicos nombraron a San Antonio Taumaturgo como " patrón de las aguas", pero aun así Tlaloc inundó las calles y las plazas y los vecinos aterrados cerraron sus tiendas, casas, palacios, conventos e iglesias adornados de alfarjes, y los carruajes y caballos dejaron de circular tomando su lugar las canoas que vogaban con los muertos por la inundación a los cementerios. La figura oscura de los frailes deambulaba por los canales ungiendo con la extremaunción a los moribundos.

El lago constituyó la amenaza a vencer por varias generaciones que trabajaron por expulsar el agua fuera del valle, y al desaguarla no supusieron la inmensa y decisiva tran sformación que se revertiría cuatro siglos después, en un esfuerzo descomunal por traerla de lugares cada vez más lejanos de la ciudad.

EL LAGO E1 valle de México se encuentra dentro de una grandiosa zona volcánica y cubre un área de 9,600 km cuadrados. Una cadena de altas montañas forman el ciclópeo muro que rodea la cuenca, impidiendo la salida natural de sus bgos. La gran planicie central tiene una altitud que oscila entre los 2,240 m en el sur y 2,390 en el norte. Esta cuenca cerrada contenía varios lagos que formaron un gran cuerpo de agua poco profunda, de aproximadamente 1 ,000 km .

Una característica del valle de México es que cuando caen tormentas en el noroeste y norte, pueden producir desastrosas inundaciones, mientras que lluvias prolongadas e inten as en el sur sólo crean un crecimiento de los ríos. Esto es porque en la sierra de Chichinautzi n, en el sur, cubierta de malpaís, geológicamente tan joven, al caer lluvias copiosas se infiltran y no producen escun·imientos extraordinarios como en el norte.

Así los ríos de Cuautitlán y Las Avenidas, en el norte, han sido los causantes de las inundaciones que sufrió la ciudad de México en 1449, 1465, 1555 y 1629; sólo la de 1865 fue causada por lluvias del sur. 38 El funcionamiento hidrológico en el valle de México a la llegada de los españoles, era el de una serie de lagos y lagunas rodeados por extensos bosques que cubrían las laderas montañosas y mantenían fijo el suelo a é las.

Los depósito de agua subterráneo llenos a u capacidad, mantenían el flujo en numerosos manantiales propiciando que la evaporación y la evapotran piración de los lago y la vegetación, mantuvieran un nivel de humedad estable en la atmósfera, nunca sujeto a variaciones bruscas de temperatura.

EL DESTINO DEL LAGO

En el mes de agosto de 1521, los soldados españoles al mando de Hemán Cortés conquistaron la ciudad de México y en menos de 50 año su fisonomía se transformó en la de una villa española con casas, palacios, conventos e iglesias. De la antigua ciudad sólo quedaron las calzadas y los canales principales.

Un área de 13 manzanas era la zona destinada a los blanco . En ella residían el alto clero, los magistrados, comerciantes, la aristocracia y la mayoría de los españoles.

La comunidad colonial indígena rodeaba a esta primera traza en una porción en forma de L que se conformaba con cuatro barrios: Atzacualco al noreste, Teapan-Xochimilco al sure te y San Juan Moyotla al suroeste. La conquista no sólo marcó una discontinuidad en la historia, sino también en el ambiente.

Las repercusiones por los nuevos asentamientos no se hicieron esperar: posiblemente la ignorancia hizo que destruyeran algunos muros del albarradón de Nezahualcóyotl que tenía 12,000 m de largo y 4 m de ancho, para dar pa o a las embarcaciones. Paralelamente se inició la de fore !ación de los bosques para cubrir las necesidades de construcción y combu tibie de las nuevas ciudades y edificios. Las áreas de cultivo sufrieron fuertes modificaciones como consecuencia de la implantación de nuevos cultivos, tecnologías agrícolas y la introducción de ganado.

Pero sin duda la modificación más grande se realizó por las grandes obras hidráulicas del valle: se construyeron presas, se rellenaron canales y realizaron nuevos conductos de agua; Cortés mandó reconstruir lo caños del acueducto que llevaban antes el agua desde Chapultepec. En 1525 se hizo la primera pila y caja repartidora de agua en el lugar conocido como la Mariscala. En 1526, Motolinía realizó una petición para que e hiciera un caño que hiciera llegar el agua al convento de San Francisco y en 1553, la escasez de agua propició la prolongación del canal de San Lorenzo hasta la fuente de Tlatelolco. En ese periodo la parte sur de la ciudad se aba tecía con el acueducto de Belén.

Las fuertes lluvias de 1555 inundaron la ciudad ante la sorpre a de los españoles, quiene de inmediato mandaron construir el albarradón de San Lázaro, que consi tía en un muro de piedra que daba la vuelta a la ciudad y en su construcción colaboraron todos los indígenas de la zona. Pero la más grande empresa preindustrial fue drenar la cuenca de México, convirtiéndola en cuenca abierta por medio de un túnel y un canal.

La ciudad de México sobrevivió a las inundaciones, pero el destino de sus lagos estaba marcado por el proyecto del de agüe del valle de México.

LA OBRA DEL DESAGÜE QUE DURO SOLO UN A~ O Francisco Gudiel y Ruy González presentaron el primer proyecto para las obras del desagüe del valle. El proyecto no e realizó en e a época ya que las lluvias menguaron, pero las indicaciones de la propuesta fueron las que se siguieron en la construcción del desagüe por er las acertadas.

El virrey Vela co arribó a la ueva España en 1590. En la misma flota venía por coincidencia Enrico Martínez y Juan Ruiz de Alarcón. El virrey Vela co ternero o de las inundaciones que se produjeron en 1579, 1580 y 1604 propu ose realizaran las obras para el desagüe; se presentaron varios proyectos y fue aprobado 2 "TE UXTITLA , MEXICO", ALO SO DE SA TA CRUZ, 1560 Aunque atribuidos a Santa Cmz, este plano por sus características pictográficas mantiene elementos de códice indígena. En el plano, la ciudad ya mestiza es cruzada por canales y calles, y protegida de las aguas por el albarradón de San Lázaro, sin faltar por supuesto las canoas tripuladas por indios pescadores y cazadores de p:íj.,ros.

3 "PLA DEL REAL DESAGÜE DE GUEGUETOCA", JOSE DE PA EZ, 1753 Para la realización de este plano que ha trascendido por su belleza, su autor se basó en la carta del valle de México delineada un siglo atrás por Carlos de Sigücnza y Góngora.

Representa el sur de la Ciudad de México y la población de Tul a al norte. La e cala gráfica está en 50 varas.

A un costado del plano hay una c~plicación acerca de las copiosas aguas de 9 ríos provenientes del suroeste del valle, que alimentaban los río Cuautitlán y Tepotzotlán, y desembocan a¡¡tes de las obras, en las lagunas de Citlaltepec y Zumpango, que también recibían las aguas de Pachuca. Todas e tas aguas producían desbordamientos hacia la laguna de Texcuco que se vertía irremediablemente en la ciudad.

Para evitar estos derrames se realizó la "prodigiosa obra", a través de la cual los ríos del norte desaguaban en el de TuJa.

En su parte final se menciona: "gracias a esta obra y a la inteligencia del eñor Domingo Tres Palacios y Escandón, la ciudad e vio altamente beneficiada.

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Proyecto de desagüe de la laguna de Texcuco ciCle Enrico Martínez, quien proponía que el de agüe e practicara de Huehuetoca a la laguna de Citlaltepec, con una distancia de 14, 50 vara . El fin de esta obra no dice Enrico Martínez es "el de quitar de la laguna de México el agua que fuese nece aria para asegurar a la ciudad de la inundación que se teme, y si por algún impedimento no se lograse el intento, e acomodase la obra para desaguar por ella la laguna de Zumpango." La propue la de Martínez coincidía con la de Gudiel.

Para con eguir la mano de obra e hicieron pregone , convocando a los negros, mulatos y me tizos ofreciéndole pago. Lo salarios de los indio ~:: ran de 5 reales por cinco días, un almud de maíz por emana, una libra de carne por día y la ida y vuelta a sus pueblos.

Se convenció a los vec ino para que prestasen a sus esclavos, a los que se les daría de comer. Para cubrir el costo de las obras se tasaron las casas y posesiones de la ciudad, dando por re ultado una estimación de 20'267,554 pe os de oro y como gravamen el uno por ciento.

La obra fue dirigida por el jesuita Juan Sánchez y Enrico Martínez, que ademá de er astrónomo, a trólogo, geógrafo, médico, ingeniero, arquitecto y escritor, era un ex-celente matemático. El29 de septiembre de 1607 el virrey Vela co da la primera azonada, y en meno de un año, el 17 de septiembre de 1608, el arzobispo bendecía la obra y junto con el virrey y En rico vieron correr las aguas por el tajo abierto de ochistongo.

En un informe de Enrico Martínez al rey se con igna: que de Zumpango a Nochistongo se con truycron 15,950 varas, de las cuales 7,670 vara eran de socavón en donde se abrieron 42 lumbreras cuadradas y la más profunda tenía 57 varas y 7,500 varas a tajo abierto, de la orilla de la laguna de Zumpango hasta Huehuetoca, con más de 13 varas de fondo. En un testimonio de la época e afirma que habían servido en la obra 4 7 1 ,514 indios, muriendo 2 1 y 1,644 indias cocineras.

El tajo de Nochistongo permitió que, a un año de iniciada la obra, el agua corriera franca hacia el mar sin amenazas que asolaran a la ciudad. Al mi smo tiempo se introdujeron cambios importantes para el equilibrio ecológico del valle. o solo salían la aguas negras y las de lluvia, si no también las aguas de los manantiales y lo lagos, pre fi gurando el desecamiento de la unidad lacustre cuya primera consecuencia fueron las tol vaneras.

Las crítica para En rico Martínez sobre el desagüe de Nochitongo no se hicieron esperar, a raíz del azolve y los derrumbe que se produjeron al no estar recubierta la obra y haberse hecho sólo una primera parte de su proyecto y no el de agüe total del valle. En rico Martínez fue juzgado en el año de 1624 y Juan Goméz de Tra monte formó parte del grupo que lo enjuició.

En el año de 1629 se ·le solicita a Enrico Martínez reparar algunas partes de la obra, pero en vez de esto e tapa la boca del desagüe y se rompe el vertedero, penetrando las agua de Cuautitlán a la laguna de Zumpango que desaguó en la de San Cristóbal y é ta en la de México, anegando irremediablemente la ciudad. Enrico muere viejo y enfermo en 1632. Con él concluye el periodo más trascendente de la grandiosa obra del desagüe del valle de Méx ico.

LAS OBRA OUE DURARO TRES SIGLO

En 1621 lkgó a gobernar la ueva E paña el marqué de Galvez y con él una catástrofe. Era el virrey hombre inflexible e incapaz de sufrir objeción alguna y al ob ervar la contradicciones de persona entendidas sobre la obra del desagüe, decidió la obra rcprc entando e ta medida el mayor desastre para la ciudad pues el día de San Mateo llovió durante 36 horas seguida causando la tremenda inundación de 1629, en que est'uvo la ciudad sei años anegada. El virrey de Galvez tuvo que alir huyendo ante el alboroto popul ar. En esta época e pcn ó en cambiar de a iento la ciudad, pero el proyecto se desechó in i tiéndo e en continuar el desagüe general del valle por Huehuetoca.

En 163 7 el marqués de Cadereyta se ocupó de las obras. Primero restauró la calzadas, albarrada y diques, así como el desazolve de 22,000 varas de acequ ias en la que trabajaron 20 mil indio y convocó a una junta que decidió que el desagüe de Huehuetoca e hiciera a canal abierto profundizándolo y enanchándolo para que además de la lagunas de Zumpango y Huehuetoca, también desaguaran la otra lagunas que tomaron el camino del valle. La novedad en este proyecto era que se abandonaba en definitiva la obra del ocavón y e tomaba la idea de que todo se hiciera a tajo abierto.

Por e te tiempo Gcmelli Carreri vi itó las obras del de agüe y dejó una constancia de lo que vio: "según queda dicho, secomenzó este trabajo en el año de 1637, siendo lo peor el que tienen que abrirse valles profundísimos para descubrir el antiguo lecho de las bóvedas que entonces hicieron cavando la tierra debajo, a la manera de los conejo ,todavía se trabaja diariamente, pero aún más en el tiempo de lluvias, por que en él la corriente de la aguas ayuda a llevar hacia abajo las piedras que se sacan, sin esto no bastarían muchos siglos para cumplir la obra. El modo que trabajan es el siguiente: fijan una gran viga a la orilla del río o cerca de las bóvedas, cuelgan de ellas muchas cuerdas a cuyas extremidadc atan a los indios por la cintura, y suspendidos van cavando la tierra o sacando las piedras a Jo largo del canal para hacerlas caer a la corrien-te, en donde muchas veces caen también ellos." En el año de 17 14 hubo un fuerte temblor que destruyó muchas obras del desagüe. El superintendente de la obra era el marqué de Villahetmo a. Entre 1742 y 1764 se realizaron obras de mantenimiento y se continuaron las obras del desagüe, a tajo abierto, a cargo de Fernando Tres Palacios y Escandón, superintendente de la obras del desagüe durante los virreinato del conde de Fuentclara, el conde de Revillagigedo, el marqués de la Amarillas, el marqués de Cruillas y el de Cajigal de la Vega.

Una vez más la Ciudad de México se encontraba anegada en el año de 1795 y Mier y Tres Palacios dieron inicio a la apertura de dos canales de 8,900 y 13 ,000 m para desaguar las lagunas de Zumpango y San Cristóbal , en el tajo de Huehuetoca. Este canal se llamó canal de Guadalupe, pero no dio el resultado ueseado, pues en ocasiones el agua revertía sobre la lagunas de Zumpango y San Cristóbal, y ésta sobre la de Tcxcoco.

De 1607 a 1798 se realizaron a tajo abierto un total de 15,000 vara : 7,000 varas abiertas por Enrico Martínez, 3,587 por Fray Luis Flores, 40 varas por el fiscal Martín Solí , 2,196 vara por Fray Manuel Cabrera y 2,677 por el Real Tribunal del Con ulado.

A principios del nuevo siglo el problema del de agüe no se había resuelto en definitiva, por lo que el virrey Iturrigaray invitó a Humboldt en 1804 a visitar las obras y de aquí un nuevo intento para el desagüe general, a través de un canal de 31,091 m que se iniciaba en el extremo noroeste del lago de Texcoco y tem1inaba en la compuerta de Vertideros en Huehuetoca, propuesto por Ignacio Castera .

Es dificil de cribir las obras hidráulicas durante la colonia, pero podemos concluir que la obra de desagüe del va lle de México se continuaron durante el siglo XIX , y que trajo un cambio fundamental y vertiginoso en las ideas y la vida social, política y económica de la ueva España.

EL DESTINO DE LA CIUDAD

La crítica situación política en la época independiente, agravada por los conflictos internacionales, hicieron que las obra del desagüe fueran casi abandonada . Un testimonio de la marquesa de Calderón de la Barca nos da una semblanza de la ruptura del equilibrio ecológico e hidráulico en el empeño de drenar artificialmente la cuenca y de aguar sus lagos.

De 1607 a 1830, se habían gastado ocho millones de pesos y la gran obra no ll egaba aún a su fin . Sin embargo, los límites de sus do lagos, el de Zumpango y el de San Cri tóbal , al norte del valle, se habían reducido, y el lago de Texcoco, el má hermoso de los cinco, dejó de recibir us derrames. De e te modo ha disminuido el peligro de las inundaciones; pero también ha disminuido el agua y la vegetación, y los suburbios de la ciudad, cubiertos una vez por el verdor de u jardines, no presentan en el día ino una costra de sa les eflorescentes. Especialmente lo llanos cerca de San Láza ro, que con su estéril blancura parecen el adecuado marco a las infortunadas víctimas de la lepra, encerradas detrás de las paredes de ese hospital.

En 1847 se decidió continuar la obras de desagüe y se presentaron dos proyecto para el desagüe total de la cuenca, uno de Francisco de Garay y otro de M.L. Smith. El proyecto má completo era el de Garay, cuya obra comprendía tres ataque simultáncvs: primero, un canal a cielo abierto de 39.5 km que comenzaría en el lago de Texcoco, termi nando en el extremo noroeste de llago de Zumpango, para después unirse con el túnel. Segundo, un túnel de casi 1 O km que arrancaría del borde de la laguna y terminaría en Tequixquiac, contando con 241umbreras 42 de entre 30 y 98 m de profundidad a intervalos de 400 m cada una. Tercero, el tajo de desembocadura, llamado de Tequixquiac.

La parte más sobresaliente del proyecto consistía en la referente a la propuesta del gran canal, cuyo objetivo principal era dominar las aguas del va lle de modo que la Ciudad de México y us poblaciones vecinas queda en al abrigo de una inundación. El canal , además recogería la aguas de lo ríos que encontrara en u curso.

La intervención france a hizo que se postergara el proyecto. El empuje final de las obras del desagüe e da a partir del momento en que Díaz se afianza al poder. El desarrollo de la obra estuvo en el inicio en las manos de Garay y después del ingeniero Luis E pinoza, que la llevó a su conclusión. La fase final de la obra del túnel y el gran canal es un mérito indudable de la técnica mexicana y en particular del ingeniero E pinoza, aunque en amha obras participaron compañías extranjera .

En febrero de 1894 se conduyó la última lumbrera del túnel, la número dos, y desde esa fecha , bajo la superficie de Tequixquiac se movían do ejército de obreros que un día en el me de agosto, entre gritos de júbilo se encontraron al dejar franco en toda su longitud, el túnel de Tcquixquiac. Con salvas de aJ1i Hería, repique y fuegos artificiale se inaguró el desagüe dd valle de México, el 17 de marzo de 1900.

A las 9:00a.m., el pre id ente Porfirio Díaz, acompañado de su gabinete, el cuerpo diplómatico y la junta directiva del desagüe, dio la orden de levantar las compuertas de San Lázaro que dan salida a los residuo ·y aguas de la ciudad, pord gran canal y el túnel de Tequixquiac, que es la continunción del canal; siendo este acto de inauguración el que solemniza la feliz conclusión de las obras destinadas a gobernar las aguas del valle de México. que desde los tiempos más antiguo ·han sido la causa de molestas y peligrosas inundaciones.

También felicitó al ingeniero Espinoza y a la junta directiva del desagüe por su invaluable servicio a la obra.

En una guía turística editada en e a época, aparece: Una gran modificación ha ufrido el valle de México, co11 la apertura del Gran Canal. Las aguas que anteriormente no podían salir de este recinto formando los lagos, hoy han quedado todos ellos reducido a Texcoco, disponiendo a nuestro antojo dar snlida a las aguas del valle cuando son abundantes o retenerlas para el riego de los campos cuando éstos lo necesitan.

Sin embargo, por increíbl e que parezca, omos partícipe de e ta historia con las obra del drenaje profundo, que e construye en nue tra ciudad desde hace má s de 30 año .

LA CIUDAD SI LAGO

En el año de 1877, Jo é María Vebsco e in taló en una tienda de campaña en uno de los cerro de la Villa de Guadalupc y desde ahí pintó la sutil luz y el aire del valle de México, y un lago menguante, disminuido,que iba perdi endo su agua respl andec ientes, dejando una ciudad in u lago . O la casa habitación de la ciudad de méxico en el siglo XVI. L a traza renacenti ta que para la Ciudad de México realizó Alonso García Bravo quedó incrustada en el corazón de México-Tenochtitlan. Dentro de ella vivieron los e pañoles y fuera los indígenas, que no cambiaron us costumbre y mantuvieron su tradicional forma de vida; us ca a , por tanto, respondieron a la mi m a solución que anteriormente habían tenido. La mayor parte eran jacales ue una sola habitación o cuando mucho de dos, una delante y otra atrás, que se utilizaban para dormir y guarecerse de la ll uvia y del frío, puesto que la mayor parte de las actividade tenía lugar al aire libre, ya que lo benigno del clima a í lo permitía. Estosjacales se levantaban en los tlalmilli, terreno de una uperficie de 500m 2 en promedio en los que se edificaba la habitación para la familia y e cultivaba la tierra para el sustento aprovechando la humedad con~tante del uelo gracias al sistema de chinampas que constituyo la mayor parte de la ciudad. 1 E te tipo de parcelación aparece claramente representado en el "Plano en papel de maguey" (ca. 1557 -1562) de la Biblioteca Nacional de Antropología e Hi storia.

El crecimiento de la familias por el crecimiento de los hijo obligó a aumentar el número de habitaciones en un mismo terreno, multiplicándose la casas que independiente entre sí y in conformar un conjunto armónico, delimitaban espacios irregulares adyacentes al área cu lti vable. Con esto urge un tipo de habitación colectiva para gru po relacionados por el parentesco, semejante al 'palacio" de Chiconautla y cuya consecuencias se manifie tan en los año po teriore a la onquista como se ob erva en diverso documento de la egunda mitad del iglo XVI. En e to conjuntos existía una ola cocina en que se preparaban lo alimento para toda la familia . sta solución fue conocida en el siglo x v l como ··corral oe indios", aplicando la acepción del término "corral" que lo define como espacio cerrado y descubierto, haciendo al u ión a las áreas libres entre las habitaciones, que son las que constituyen el elemento característico de la compo ición . Tipológicamente estas ca as son el antecedente más remoto de las vecindades, que mucho más tarde constituirían la más importante de las variantes de la habitación colectiva.

El tipo más importante de la casa habitación fue el de los señores principales, que podrían el a si ficarse como palacios. En su segunda Carta de Relación, Cortés describe así estas ca as un año antes de la toma de Tenochtitlan:

"Hay en esta gran ciudad muchas casas muy buenas y muy grandes y Jaca u a de haber tantas ca as principales es que todos los señores de la tierra, vasallos del dicho Moctezuma, tienen sus casas en la dicha ciudad y re id en en el la cierto tiempo del año y además de to hay en ella muchos ciudadanos ricos que tienen así mi mo muy buenas casas. Todas ellas, demás de tener muy bueno y grandes aposentamientos, tienen muy gentiles vergeles de flores diversas maneras, así en Jos apo entamientos altos como bajos". 2 El texto anterior da una idea de lo que fueron estas residencias, que constaron de dos pisos, privilegio de la nobleza, pues las casas del pueblo fueron siempre de uno solo y que conti luyeron la versión más desarrollada y monumental y también más monumental de la casa tenochca. Salvo algunas representaciones en códices posthispánicos como la del palacio de Texcoco del Mapa Quinatzin y la del palacio de Moctezuma del Códice Mendocino que pueden dar una idea aproximada de los palacios prehispánicos, no se cuenta con información confiable acerca de ellos, pues los restos que de ellas se pueden haber conservado e tán sepultados bajo construcciones posteriores.

LAS CASAS DEL SIGLO XVI

En lo solares en que se dividieron las manzanas de la traza de la nueva Ciudad construyeron sus casas los conquistadores y los primeros colonizadores aprovechando el material de los derruidos edificios y con la abundante mano de obra indígena: " ... la séptima plaga fue la edificación de la gran Ciudad de México, en la cual los primeros años andaba más gente que en la edificación del templo de Jerusalén ... porque los indios hacen las obras ... la piedra o viga que había menester cien hombres, traíanla cuatrocientos .. .'? Gracias a la abundancia de material y la sobrada mano de obra fue posible reconstruir la ciudad en un plazo relativamente corto, pero no e hizo en toda ella en forma simultánea, pues en el plano de Alonso de Santa Cruz aparece una densidad de construcción mayor en la manzanas cercana a la Plaza y sobre las calzadas en lo Jugare periféricos. Tomando como ejemplo el ángulo noroe te, en las cercanía del Convento de la Concepción y el puente del Zacate, lo que sería más tarde la plaza de la Concepción, hay grande espacios vacíos. Aún tomando en cuenta que los planos de esta época no pueden ser tomados como documentos exactos, e notable la mayor abundancia de edificios en determinados Jugare con respecto a otros. traza) más de cuatrocientas casas principales, que ninguna ciudad de E paña las tiene por tan gran trecho mejores ni má grandes; y todas son casa fuertes, por ser labrada de cal y canto ... " , 6 y se insiste en el carácter defensivo, pues" ... las casas de los indios quedan alrededor de este ca tillo, cuartel o ciudadela de los españoles, de modo que están cercados por todas partes ... "/ a lo que se añade lo que Cervantes de Salazar pone en boca de los interlocutores de su diálogo: las casas " ... según su olidez, cualquiera diría que no eran casas, sino fortalezas ... " " ... Así convino hacerlas al principio, cuando eran muchos los enemigos, ya que no se podía resguardar la ciudad, ciñéndola de torres y murallas". 8 No eran infundados los temores de un levantamiento indígena, y en los textos de la época se insiste constantemente en e las casas-fortalezas, pero no se cuenta con testimonios fehacientes de que efectivamente así fueran . Casi toda la ciudad hubo de ser reconstruida después de la fuerte inundación de 1629, y los restos de lo ed ific ios del siglo XV I, que por otra parte para la fecha de este desastre ya no conservaban los caractere primitivos, yacen a una pro fund idad de cuando menos tres metros bajo el ni vel de la reconstrucción. Para imaginar en fo rma aproximada lo que eran aque llas casas hay que recurrir a los planos de la Plaza Mayor que se conservan en el Archivo d~ Indias y que han aparecido y se han comentado en multitud de 46 publicaciones, pero a los que es indispensable hacer referencia para determinar el carácter, auténtico o no, de las fortal ezas urbanas. En el más antiguo , que presenta el a pecto de la Plaza a principios de la década de 1 560 se observa como rasgo común en todos los edifi cios que los paramentos de sus fa chada , incluida la Catedral, on aparentemente de sill ería, lo que, indudablemente, les da un aspecto ho co que no invita al espec tador a acercárse les y que desde luego hace que parezcan forta lezas, pero parece di fic il que hayan sido construidas con bloques de piedra pues el sistema constructivo de los muros, y no solamente en la cap ital fue comúnmente de cal y canto, e decir de mampostería de piedra irregular unida con mortero de cal. Los sillare olamente se emplearon para reforzar la ventanas en las plantas altas eran pocas y colocadas aparentemente en forma arbitraria, pero en realidad respondían a las necesidades de iluminación de las habitaciones y no a una composición de fachada . El aspecto visual era más cercano a la concepción medieval: un muro que constituyese una gran superficie en la que las ventanas fueran simples accidente .

En algunos casos, las almenas aparecen coronando las fachadas en lugar de balaustradas o pretiles. Desde luego, como solo contamos con el testimonio del plano de la Plaza Mayor es imposible saber si las había en otros edificios, aunque es de suponer que fuera así en las casas principales. Los cronistas, que tantas veces se preocupan por lo detalle , callan al respecto, pero si la intención era cumplir con las necesidades de la defensa llegado el caso, sería lógico que contaran con almenas. La duda de la intención defensiva surge cuando se observan los dos edificios almenados, ambos propiedad del Marqués, las Ca as Viejas y las Nuevas. Las dos presentan ese coronamiento, y en ambos ca o por error en el dibujo o porque así fueran en la realidad, aparecen las almenas más separadas entre sí de lo que exigían las necesidade militare , pues no ofrecían seguridad para quienes circularan por detrá de ellas, ya que presentarían al atacante el cuerpo descubierto y serían fácil blanco para los proyectiles enemigos. Puede en este caso tratarse más bien de un remate decorativo o imbólico del rango social del propietario. También en el palacio de Cortés en Cuerna vaca las almenas están muy separadas entre í y son demasiado angostas, lo que las hace inútiles como elementos militares. Esto hace que coincida la arquitectura urbana con la monástica a la que durante mucho tiempo se le aplicó la denominación de "convento fortaleza", conceplü totalmente superado hoy en día.

Algunas casas contaron con torres: " ... Adornan mucho la plaza cuatro torre ; las dos que están a las esquinas de la casa donde el virrey y oidore viven, que hizo el Marqués; la de la casa de Montejo y la de Joan Guerrero ... ": 1 Estas torres, de las que aparecen en el plano de las Casas Viejas, destacaban por encima de la altura uniforme de las casa de la ciudad, y siendo cuatro, y aun algunas más, como las dos del arzobispado, no proporcionarían mucha seguridad, máxime estando todas enclavada en el propio centro de la plaza. También en este caso como en el de las almenas y la suntuosidad de las fachadas deben haberse tenido más en cuenta la untuosidad de lo edificios, la vanagloria de lo propietarios y la significación urbana y social de la arquitectura que las meras necesidades defensivas.

Por lo que respecta a la altura, las casa generalmente eran de dos pisos, que " ... tampoco exceden de la altura debida, con el fin ... de que la demasiada elevación no les sea causa de ruina, con lo terremoto que ... suele haber en esta tierra; y también para que todas reciban el sol por igual , sin hacerse sombra unas a otras ... "," ... que la ca as no se hicieran muy alta .. . para que la ciudad fuese má salubre, no teniendo edificios elevadísimos que impidieran los diversos vientos que con ayuda del sol disipan y alejan las miasmas pe tíferas de la laguna vecina": 2 La altura uniforme no solamente era una precaución contra los terremotos ni se relacionaba con la salubridad, era también un Fachada de las Casas Viejas ( 1563 ): Las Casas Viejas de Cortés en 1563. Palacio con aspecto de forta/e:p torreada, co11 la fachada apare/llememe de sillería, que bien pudo haber sido solamente un esgrafiado sobre la superficie de/nutro. Las almenas, muy separadas entre sí tienen carftcter más decorati vo que militar. En la planta baja hay accesorias con enrradas menos imporumres que la puerro principal, enmarcada en una porrada plareresca. Vanos escasos y dispues/Os irregularmenre. Galería con columnas en forma de balausrre y rechwnbre plana que• recuerda la disposición semejame dl' los parios renacenrisras espwioles. medio para lograr la estética urbana. Mediante su altura, que no excedía la anchura de las calles, se contribuyó a la armonía de la ciudad y a dar una sensación de amplitud y de proporción. En relación con la altura debe mencionarse también, por último , la galería del tercer pi o de las Ca a Viejas, que las hacían sobresalir entre las demás. Era, si se atiende a la representación en el plano, un amplio mirador arquitrabado sobre columnas platere cas; esto fue excepcional en su momento y es algo que no vuelve a aparecer en un edificio habitacional hasta fines del siglo XVIII.

A fines del siglo aparece una nueva etapa expresiva. En el plano que data de 1596 aparecen los mismos edificios pero completamente transformados, lo que refleja indudablemente un cambio en la forma de vida. La apariencia militarcomo expresión de un lujo que no se había despojado totalmente de medievalismos ha dado paso a una armonía y un orden compo itivo de filiación manierista en el que hay regularidad, ritmo y homogeneidad en la composición de la fachadas. Aunque con seguridad ninguno de los dos planos debe haber ido totalmente fidedigno y en sus autores posiblemente haya dominado la imaginación sobre la exactitud, los cambios entre uno y otro son palpables: la arquitectura de los últimos años del siglo parece anunciare! advenimiento del barroco, aunque todavía no deja de ser demasiado austera. ( 1596): Llls Casas Viejas de Can és m 1596. El aspecro de la fachada ha cambiado norablemenre en relación a/ edificio de 1563. Aparece aquf la composición que rerá comiÍn en/a época barroca: el piso bajo con las accesorias fl(mqueando la pmm a princ-ipal. con las ven lanas del enrresuelo encima, u rrara de accesodas di' raw y p/aro; la ploma principal no presenra vanos, pasiblememe par descuido del dibujame. Sobre ésra, en los e.\7remns remara en rorres ya sin almenas, wrida.f por la galería, e/ememo que desaparecerá en épocas posreriores.

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Fachada de las Casas Viejas

Ahora ya no contamos con la ayuda de Cervantes de Salazar y no es posible llegar má lejo de lo que las imágenes indican, pero éstas hablan de una arquitectura más amable en la que las portadas han adquirido mayor pre tancia y marcan un eje de simetría que posiblemente no haya existido más que en la imaginación del dibujante, ya que la composición simétrica no fue, al menos en la época barroca algo que caracterizara a la arquitectura habitacional como tampoco parece haberlo sido antes de esta fecha. De todos modos la simetría de las fachadas da una nueva prestancia a los edificios.

Las Casas Viejas ya no tienen torre , la hay todavía en la casa de los Guerrero, pero han perdido el a pecto militar. Ahora son una especie de edículos de columnas clásica , ya no plateresca , con aspecto de miradore . En esta forma sobrevivirán en el barroco como una habitación en la azotea para gozar del aire fresco y asomar e a la calle y, lo mismo que las almena serán una prerrogativa de la nobleza, por lo que solamente habrán de existir en las residencia palaciega y en los edificios de gobierno, y iempre con sentido simbólico.

Esto puede decirse en cuanto a la evolución de las fachadas, pero ¿qué sucedió en cuanto a los espacios internos, a la olución de las plantas, a la distribu ión de las habitaciones? Poco puede decirse sobre esto que no entre en el terreno de lo especulativo, pues las referencias con que se cuenta on mínimas. Solamente por una comparación .on los iglos XVII y XVIII, y en el supuesto de que en el XVf haya existido ya una disposición parecida en vista de Jos antecedentes españole que 48 dan origen a la ca a urbana puede er imaginado en forma razonable lo que serían esto edificio en u interior.

El clima del valle de México permitió aplicar una solución parecida a laque e siguió en España en lugare con condicione semejantes, la que derivaba, a travé del tiempo, de la que habían dado las cultura clá ica , influyendo más profundamente sobre la penín ula ibérica la de la casa romana con la habitacione alrededor d lo patios que favorecían la vida hacia el interior, con e ca a comunicación con la calle, co a que se hizo má intensa por la influencia musulmana más exagerada a este respecto que obligaba a di. poner la casa en forma totalmente introvertida. Por e to adq• irieron gran importancia lo patios que se convirtieron en el centro de la vida domé ti ca, por lo que desde el punto de vi ta formal fueron lo más de tacado de la composición.

También tuvo importancia el patio en el México prehispánico, pero con un sentido di tinto. Los patio teotihuacanos, antecedente más remoto de lo de Tenochtitlan aun los porticado de la época tardía, no conforman una circulación continua alrededor del espacio abierto que a vece e tá ocupado por un adoratorio, si no e que é te se encuentre cerrando uno de lo lados del cuadrángulo. Se trata de patio cuya función era semejante a la plaza como lugar de reunión para la celebración religio a y no de lugar de convivencia. Entre los tenochca hubo este tipo de patio en u edificios más significativo , mientras que en el común de las ca as fue del tipo irregular que se produjo como re u hado de la agregación de nueva habitaciones al núcleo primitivo.

En las casa del iglo XVI el patio fue la parte nuclear del conjunto, con una preponderancia que habría de mantener e ha ta fines del virreinato. Posiblemente estaba rodeado por una circulación a su alrededor, a diferencia del patio barroco con galería entre lados y el cuarto cerrado por un muro. La casa del doctor López, cercana a anto Domingo y que vi itan lo tre personajes del diálogo de Cervantes, mereció como comentario " ... hermoso es el patio, y le adornan mucho las columna , también de piedra, que forn1an portale a los lado ... ". 13 Las habitaciones, en dos pi o , formaban crujías sobre el perímetro del patio, cuya circulaciones les daban acceso. La privadas ocupaban la planta alta pue toque en la baja la fachada estuvo ocupada por tienda , la "acce oria " que al igual que en las ca a de la antigua Roma producían rentas al propietario. En los dos plano a que se ha hecho referencia aparecen la Casas Viejas y a partir de entonces forman parte integral de la casa habitación. i el neocla ici mo, que rompió con tanto e quemas tradicionales, o al menos pretendió romper, abandonó'e ta solución que facÍlitaba también el ai !amiento de la habitación con respecto a la vía pública y daba privacía a la casa. o 13 Op. cit. p.48. de cómo sucumbió el barroco en la arquitectura novohispana: el caso de guerrero y torres.* ignacio gonzález-polo juan b. artigas: fotografías Durante los trescientos años que duró Nueva España, el criollo, al asimilar la cultura europea, bu có afano amente una expresión que al mismo tiempo que fuera propia, resultara equiparable con la occidental.

En este entido, en el terreno de las artes, al aceptar el criollo el molde barroco, encontró en la literatura y la arquitectura las manifestaciones má sohre alientes de su diferencia y su orgullo.

Mas si en la literatura , fue en donde halló este surgimiento, es en la arquitectura, donde logró su mayor alcance y lucimiento.

Asf, durante la últimas fa es del proce o evolutivo del barroco, se observa en la arquitectura novohispana un afán de experimentación que cuajó, en una corriente de especulación innovadora.

Las obras de Arrieta, Custodio Durán, Lorenzo Rodrfguez, Balbás, Sigüenza e Iniesta, entre otro , apuntaron hacia variante significativas del diseño y la función de los repertorios ornamentales.

Pero, en suma el arquitecto con quien culminó dramáticamente este proceso, fue Francisco Antonio Guerrero y Torres (1727-1792). 1 Si a alguien debe el nombre "de los Palacios" la Ciudad de México, ese es, sin duda, Guerrero y Torres, cuya versatilidad como gran proyectista produjo edificios domé ticos de la categoría de la residenci;l:de Jos condés .de. Santiago de-Cali¡naya, * Texto de la conferencia magistral sustentada por el autor en la Sociedad Mexicana de Geografía y E tadfstica, el día 23 de junio de 1992. Debidamente complementada para su publicación en este Cuaderno. la de los marque e del Jaral , los condes de San Mateo de Valparaíso, y las casas gemelas del mayorazgo de Guerrero, además de la del doctor Manuel de la Borda.

Inventor y empresario y maestro mayor de las obras del Real Palacio, la Catedral e Inquisición, Guerrero y Torres, a quien sólo restó el importantísimo cargo del maestro titular de las obra de la Nobilísima Ciudad, para tenerlo todo en lo que atañe a la máxima jerarquía a que podía a pirar en grado vitalicio un individuo de su profesión en Nueva España, fue el arquitecto de moda indi cutible en la Ciudad de México durante la década de los setenta del siglo XVIII.

De no ser por la irrupción del neoclásico, es probable que este arti ta hubiese dejado una e cuela de gran originalidad e tilfstica.

¿Cómo explicar esto a aquello que creen que la arquitectura, como otras manifestaciones del barroco, había ya agotado u po ibilidades creativas?

En lo e ca o quince años que imperó aproximadamente el barroco neóstilo 2 en la Ciudad de México ( 1770México ( -1785, se dio en un momento preciso y muy especial de la cultura mexicana, el paso a un nuevo orden en la arquitectura, que el neoclá icono dejó pro perar.

Durante esta última modalidad e empleó, con talento y e amalgamó en una ínte i con acento propio, el uso de materiales de nue tro paí y lo que trajo consigo la tradición mudéjar ampliamente desarrollada en cúpulas, azulejo y ajaracas. Igualmente e rompió con la rigidez estructural de plantas, e pacios y fachadas; se re tableció el uso de la columnas y las pilastras, y e explotó a la saciedad el empleo de la línea mixta y la moldura móvil.

La renuncia, pues, a un modo artístico tan entrañable a no otro como el barroco, que bien pudo correr paralelo o ser re petado como tal y no cancelado como condición inevitable para el cambio, ignificó el acceso a un arte culto, frío y convencional.

Lo propósito del neoclásico eran, bajo lo auspicio borbónicos del despoti mo ilu tracto, revivir las formas de la antigüedad clásica grecolatina, propugnar con rigidez "a la elevación de las costumbres y el buen gu to por las artes".

Sin embargo, cuando ese espíritu, cuyo origen provenía del academicismo francés, de pués de cruzare! océano encontró en América el gran aliento del barroco mexicano, alegre, innovador y atrevido, e ablandó en u rigidez, cobrando un ello original sui generis.

Por ello es bien significativo que en los edificio que produjo la primera generación -por no decir la única que hubo-de arti ta neoclásico "novohi pano , se encuentren a menudo resabios barrocos que lo di tinguieron notablemente de us maestro penin ulare , pe e a que también éstos llevaban con igo un barroquismo espacial evidente. 3 Un ejemplo excepcional, i acaso, e el del arquitecto coatepense José Damián Ortíz de Castro(l750-1793), autor del proyecto con que concluyó a su muerte. Manuel Tolsá, la solución del segundo cuerpo de las torres y el remate de la catedral de México, su mayor obra.

Ignacio Castera, dotado de gran actividad y arquitecto favorito del virrey, egundo conde de Revillagigedo, fue acre-2 Sobre dicho concepto para e ta modalidad véa e el artículo de Jorge Alberto Manrique, 'El neó tilo: la última carta del barroco mexicano". mente criticado por el ingeniero barceloné Miguel Costansó, por . u propen ione barroca . 4 Francisco Eduardo Tre guerras ( 1759-1833), prolífico, controvertido y disper o artista que e di tinguió en el Bajío como tallador, pintor, e cultor y arquitecto, fue objetado má de una vez por la Academia de San Carlos (que por cierto nunca lo reconoció como académico de mérito), por sus remini cencias barrocas. Si bien e el a icista, el barroqui mole fue connatural, porque iendo criollo, se funden en su obra principal diversas tendencias.

Así, en un artículo con su iniciale Tresguerras, llevado de u ver átil ingenio que se apartó sin duda del trillado camino del neoclásico, expre ó lo que igue en 1808, a propó ito de su obra la iglesia del Carmen de Celaya:

... no puede el autor convenirse con una monotonía insípida (entiénda e el neoclásico), y bien que condena la dema iada licencia que suele parar en extravagancia (entiénda. e el barroco), con todo, e acomoda con la naturaleza, porque de la variedad resulta la hermosura, y un orden desordenado y armonioso. 5

Lo cierto es que el neoclásico, arte ajeno y puritano, sin relieves y, en oca ione , cuando faltó el genio, acartonado y frío, no correspondió en nada, ni ha correspondido nunca a la idiosincracia mexicana.

52

Por ello, aunque hubo criollo que manife taron u repudio al barroco, no quiere decir nece ariamente que fuera una opinión unánime entre el público culto y popular mexicano de los siglos XVIII y XIX.

Dice el texto del Pensador Mexicano en el diálogo entre un francé y un italiano, acerca de nuestra catedral metropolitana:

Es la iglesia¡nayor del reino, no sólo de México. Su arquitectura no e delicada, pues le obra bastante cargazón. En el crucero tiene un pino que parece pina): hechura antigua y digna del desprecio del gu to del día; dentro tiene un tabemá ulo de plata de tosca hechura, que incluye dentro otro de oro, en el que lo más primoro o e el metal. Detrás de e ta pirámide o llámese cipré , e tá en la testera del templo, un retablo conocido por el Altar de los Reyes, que no es más que un acopio de leña, dorado a lo antiguo y bien indecente ... ' L_a mejor evidencia de que el neoclá ico no tuvo un apego popu lar, lo demue tra la proliferación de arti ta y arte anos, negro , indígena y españoles, que si n recato continuaron realizando obra barrocas hasta fines del virreinato.'

Hubo inclu o intelectuale criollos que cue tionando al arte barroco por u derroche y otro aspectos poco utilitario , no pudieron sustraer, sin embargo, su verdadera inclinación e tética tan manifiesta como espectadores en sus e critos.

Así, Antonio Alza te ( 1737-1799), el más prominente polígrafo de la época, se volcó en elogios de " monumento oberbio " como "el Colegio que nombran de las Vizcaína , que en la Ciudad de Méx ico", dice, "es uno de los edificios de . mayor con ideración que adornan a esta capital". 8 También hubo quienes si n ocultar su emoción artística alabaron, como el autor anónimo erudito de lo Acuerdos curiosos, a algunos retablo barrocos de la provincia:

... ostentan tanta eriedad, 1najestad y abundancia de fanta. ía, que junto a esto, u bellísimo y permanente dorado, no puede menos que agradar aun a los u jetos inteligente . 9

Que el gusto por el "arte viejo" no había muerto en 181 O, lo prueban lo tardío del en amblado del retablo sin dorar de laparroquia de Dolore en Guanajuato, y que el cura Hidalgo e encontrase pre ente o relacionado con la dedicación de iglesia como la de Guadal u pe de San Luis Potosí, o de San Felipe Neri de Querétaro.

Para botón bastan alguno párrafo como el que e lee en el populo o Calendario de Ga/ván , que a la letra dice, a propósito de los edificio que tenía nue tra capital con orgullo en 1829: adie puede ver sin admiración -exterior e interior-la Catedral y los templo de la Profesa, San Francisco, anto Domingo, San Agustín, Loreto y Jesús María ... Atraen también la atenci ón del viajero en línea de edificio : el Palacio de Gobierno ... los colegio de San lldefon o ... , el Colegio de Niña de San Ignacio conocido por las Vizcaínas, el Ho picio y otro ... 10 Aun bien entrado el siglo XIX, el gusto y el espíritu tradicionales per ·i tieron en gentes cu lta y letradas como el historiador Lucas Al amán ( 1792-1853), y como el autor del Pensil Americano, Ignacio Carrillo y Pérez ( 1765-1820), quien entre otras coa enunode usnumero o fa cículo edueledelade trucción en 1790 de la portada vieja de la Real y Pontificia Univer idad para unificar, dice, su fachada, con el eco "orden Toscano ... más propio para palacio de campo, entrada de jardine , etc." 11 o "digna de una troje, pero nunca de una Univer idad", agrega Francisco de la Maza.

El neoclásico tuvo un programa dual: destruir y suplantar, mientras que el barroco, en muchos ca os, hasta re cató elemento de obras anteriore y lo incorporó a su e tilo (v.g. In cabeza de serpiente prehispánica empotrada en el ba amento del palacio de los condes de Santiago, hoy M u eo de la Ciudad de México).

A partir de la constitución de la Academia de San Carlos "el tono dictatorial del acuerdo de ésta, aun acompañado --expresa Diego Angulo-por el gesto amable de la invitación, es tan indiscutible, que basta como muestra de cómo se imponía con pa o firme en Nueva España la intran igencia del neoclasicismo" . 12 Es muy sintomático que el neoclá ico, de en ti do internacional y en el caso de acento francés , hiciera aquí su presencia como un último extertor de coloniaje español a travé de la Real Academia de San Carlos. Pero lo es más aun que alguno lo aceptasen con una furia tal , como para destruir innumerables obras barrocas, sustituyéndola por otras expresiones -no siempre equiparables del nuevo espíritu ilu trado-cuando dicha institución creada en 1783, cerró sus puerta maltrechas justamente el año de la proclamación de nue tra independencia .

Los prejuicios con que se manejó dicha institución en u afán de fiscalizarlo todo -como un tribunal de la inquisición del arte-para imponer el neoclá ·ico, no dejaron ver belleza alguna fuera d~ las formas clá icas, y por ello fueron proscritas las demás, especialmente aquellas que más se apartaban de las que proclamaba el e píritu academici ·ta.

Como árbitro rector del "buen gusto" la Academia de San Carlos exigió en primer lugar que, "Todo los que se hayan reali7ado como arquitectos u hombres práctico en el oficio que no sean de la Academia", no pudieran construir in presentar ante en ella u examen facultativo, ni tampoco los que fueren académicos de mérito, sin antes haberpre entado para su aprobación su. planos. Para ello contó la in titución con un formidable aparato burocrático inflexible de cen ore , cuyo mejor aliado lo halló indirectamente en la capital en la Junta de Policía del Ayuntamiento Metropolitano, que no permitió ni siquiera a los di ·cípu lo más aventajados en la filas del neoclá ·ico se e capa- ran "con excesos notorios al atropello del alto respeto de sus personas" . 13 Uno a unodramáticamentelo arquitecto · barroco sucumbieron ante el radical embate opre orde la Academia de San Cario . Pero hubo quiene entre lo " neocl ásico "como el criollo Jo é del Mazo y Avilé , que por manife tare en franca rebeldía contra la actitud de la Academia: " no estamos en el iglo de sujetarno a la autoridad si no a la leye de la razón", fue suspendido de su grado de académico de mérito el 20 de noviembre de 1797. 14 Los má in urrectos entre los barrocos como Guerrero y Torres, prominente titular de la obra del Real Palacio, la Catedral e Inquisición, fueron duramente agredidos y humillados , objetados y multado ; con la amenaza creciente de retirarle u licencia si persi rían construyendo "contra las reglas del buen gusto". 15 La batalla del movimiento neoclá ico contra el arte barroco fue cabal y completa; no sólo lo reputó de mal gu to, ino de extravagante, producto de de varíos, ridículo, de arreglado, di paratado y reprobado por la buena arquitectura.

Por ello, José Manguino expresaba al rey el 2 de diciembre de 1784 que: 54 La ninguna sujeción de lo mae tro de arquitectura a la reglas que pre cribe este noble arte es el origen de la deformidad que e nota en los edificios público de e ta capital. Algunos de ellos se elevan a una altura que no pennite la notoria debilidad del terreno, con inminente riesgo de que e arruinen, y priven de la luz nece aria a las ca as inmediata , cuyos moradores viven en un racional conti· nuo obre alto, porque conocen el grave peligro que le cerca. Yue tra Alteza tiene un fiel te timonio de esta verdad en las do que labró el conde de San Mateo en las calle del Angel y San Francisco, y lo peor es que a u ejemplo e han con truido otra .

En toda e mira de atendida la elección y gu toen la decoración de la fachada , que es lo que con tituye la elegancia y hermo ura exterior de un edificio, y en muchas de ella e ven con horror un con fu a, desagradable mezcla de los tre órdene y de otro que no e conocen. La puerta y ventanas se colocan arbitrariamente i correspondencia ni imetría. Las e caleras son tan peligrosa como in ufrible , y la di tribución interior no ofrece aquel desean o y comodidad que fue el preci o objeto de u invención.

Finalmente, apenas se hallará ca a en que e puedan di tinguir con claridad lo diferente miembro que deben componerla, y en 13 Vid. mi artículo "La posición de lo criollo en la Academia de San Carlos ( 1785-1800)", en la revi ta Uni versidad de ninguna e advierte la menor proporción del todo con sus parte y de é tas con aquél, en que consiste la gracia de una buena construcción, cuyos defecto diman:m de que lo profe ore dan principio a la obra antes de combinar u ideas obre el papel, porque regularmente ignoran la delineación y dibujo geométrico, y de esta falta de combinación resulta precisamente la general monstruosidad de las fábricas que desfiguran las hermosas calle de e ta célebre capital del nuevo mundo, y sirven de ridículo asunto a lo ojos de todo hombre inteligente, de pué de haber co tado crecida urna a su dueño . Un abu o tan notable no se puede mirar con indiferencia, y, para cortarlo de raíz, acordó e ta Real Academia, en junta particular celehrada el día 26 de noviembre próximo anterior, representarlo a Vue tra Alteza, a fin de que e digne mandar pasar el correspondiente oficio al ilustre Cabildo de esta Nobilísima Ciudad, previniéndole que de ningún modo pem1ita que en lo sucesivo e empiece fábrica alguna de cualquiera cla e que sea, sin que preceda la presentación de lo re pectivos planos y aprobación de ellos, por la indicada Real Academia, imponiendo a los arquitectos la pena que juzgue oportuna en caso de contravención . Cuya providencia será ba tante por ahora, interín que los Estatuto que espera, reglen su gobierno y declaren las facultades que deben tener en esta parte_l 6 Y si bien es cierto que en 1790 los arquitectos barrocos más destacados fueron incorporados a San Carlos como 56 el del templo de San Jo é de Méx ico ( 1790), fru strado primero, con la enmiendas despiadada que se le hicieron , y luego, por el deceso del arti sta acaecido el 20 de diciembre de 1792. 21 Ciertamente el neocl ásico ignificó la despedida de una época y el inicio de otra. Pero, de e o a convenir que el tránsito de lo barroco a lo neocl ás ico, aparte de significar la irrupción de una moda , coincidió "con una mudanza radical en la forma de ser y de pensar de la sociedad novohispana", está de pensarse.

Podemos hablar sí, de una "renovación espiritual" y de una "modernidad ideológica", pero si n dejar de ser lo que somo , lo que siempre hemos sido su tanci almente desde la era prehispánica: propensos a la exuberancia, la emotividad, el colorido y la variedad. 12 Por ello, adentrar e en la significación del barroco no sería posible sin comprender la partici pación de los indígenas en l:l compleja estructuración de la ociedad colonia l novohi spana y su aportaciones, como la omnipresencia de un grandi oso pasado que repo aba en la mente de todo ellos.

La peculiar adaptación de lo indios a las· formas de vida occidental, a í como la interpretación que efectuaron de numero os aspecto de la realidad, en e pecial, a través de u trabajo, coadyuvaron a los cambio que implicaba e te proce o.

De ahí que só lo co n la fantasía e tética del barroco fue posible con truir, como lo hi zo con una orientación política el culto franci scano Jo é Joaquín Granados en sus Tardes 16 AHCM , Obras p1íblicas en general: 151 O a, ex p. 73 , fs. l -2v. 17 Archivo General de la Nación, México (en adelante citado AGN), Ayuntamielllvs: fs. 149-150. 18 /bid. 19 Vid . Ignacio Gonz<í lez-Po lo . "Gue rrero y Torre y la repe rcuió n de su obra: la Capilla del Poci to ( 1780) americanas (1778) , la hermosa arquitectura de un 'indiano edificio" en el que todo los glorioso pa ado , prehi pánico y e pañol del mexicano, e confunden y unifican en un arte "tequitqui"Y Y i bien es cierto que, subrepticiamente e tán lo propó ito de e te escritor en exaltar la perpetuación del gobierno españo l, al meno no llegó a lo excesos de "el Caballito" del eximio Tolsá, cuya pata izquierda pi a irrespetuosamente el águila y e l carcaj, blasón de nue tro antiguo imperio. En ese caso lo que sucedió -y en eso sí coincido plenamente con la erenidad de juicio del hi toriador Justino Fernández-, "que México e tan complejo y vigoro o como para cambiar su destino", y in embargo 'ha podido seguir iendo de otro modo ". Vi ta a í la cosas no exi te en nuestra hi toria " ni uspensión de er, ni fal ificación de ser, sino modo de ser iendo''.l 4 Por e llo, cuando el arte neoclásico llegó a México, ya corrían por sí en el ambiente ideológico, intelectual y cu ltural criollo, viento fre cos renovadore del pa ado.

Gracia a la información de la diferentes teoría revolucionaria europeas, al aburgue amiento de la ocicdad, a la contaminación de las tendencias filosófica materiali tas, etcétera, el barroco en la arquitectura tran formó u conciencia y se halló an ioso de novedade .

¿Pero, e to quiere decir que dicha renovación tenía su su tento en un modelo español o europeo? No, por ello, a diferencia del neoclásico que se inspiró en lo moldes estilísticos de la antigüedad griega, el barroco novohispano volvió sus ojos retro pectivamente a lo fundamento híbrido que lo sustentaban , enriqueciéndolos con originalidad.

El rompimiento ca i total con la tradición propia y el desvío del cur o natural, puede decirse que se produjo en México con la llegada del neoclá ico, pero no ante . Y au nque muchas cosas pasaron, en lo ocial, en lo político, lo económico y lo cu ltural, durante má de iglo y medio, ellas se enmarcaron siempre en cierto esquemas bá ico , ... asi invariable .

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De de el ·iglo XVII la Nueva España ansío a de justificar e como algo diferente de Europa y de España en particular, había optado por aferrar e a tradicione que ya había hecho propia y ofrecían una seguridad en término de conciencia.

En el momento en que el país ya no e tuvo tan seguro de u viejos valores, obre vino la cri is que provocó en el siglo XIX: la incertidumbre, la vacilaciones, el caos y el deslumbramiento por todo aquello que, justamente no era propio.

Por ello, el neocla ici mo a la po tre resultó en nue tro rriedio tan pa ajero y volátil, que ólo pueden computársele en el arte cuarenta años de exi tencia. ¿Quiere decirse con esto que de conozcamos los provecho o re ultado de este movimiento? De de luego que no. Con la Real Academia de Bella Arte de San Cario e manife tó en todo u e plendor el talento de Jo é Damián Ortíz, Ixtolinque, Alconedo, Fabregat, Gil y Tol á: e superaron técnicamente la artes y lo oficios en nuestro país, y nue tra capital, con e l vigoro o empeño del virrey egundo conde de Revillagigedo, e tran formó convirtiéndose en una de las primera del mundo por u concierto urbanístico y u limpieza in igual.

in embargo, con la Academia y el neoclásico e forjó también la fi ura que trajo como con ec ue~ci a una repercu ión profunda en la expre ión y la identidad de los mexicano .

Todo proceso histórico en ara del progre o, por muy obvio o complejo que é te parezca, requiere u tiempo para madurar. De ahí que " la insurgencia haya estado dominada en México ideológicamente -dice Brading-por mitos y principios firmemente arraigado en la cultura de los do siglo anteriores". 25 La in titucionalización del arte ha dicho con gran abiduría el historiador español don Juan Ortega y Medina, está condenada al fracaso: "los estilo cambian cuando surge la necesidad de cambiarlos; cuando una nueva en ibilidad estética brota nece ariamente por agotamiento de la anterior; cuando lo viejo y lo caduco ya no pueden dar má de í... Un e tilo perdura en tanto que la sen ibilidad estética de la ociedad no se siente acudida por un in tintivo, impulsivo e irrefrenable deseo de tran formación". 26 0 entre los libros y el andamio: melchor pérez de soto, arquitecto novohispano.

MELCHOR PEREZ DE SOTO, MAESTRO MAYOR DE

LA CA TE ORAL DE MEXICO Durante poco má de do años, entre el 8 de febrero de 1653 y el 16 de marzo de 1655, el arquitecto Pérez de Soto ocupó el cargo de mayor prestigio en la arquitectura virreina!: el de Mae tro Mayor de la Catedral de México. Hasta donde todo indica, a él correspondió ser el primer criollo que ocupara dicho pue to. En efecto, de pués de haber transcurrido más o menos un iglo, de de que e in tituyera ese nombramiento en la Nueva E paña, todos los arquitectos a quienes se les había otorgado el mi mo, habían sido peninsulares. Esta circun tancia otorga cierta singularidad al personaje del que se ocupan estas página .

De igual forma, la actuación de e te arquitecto destaca por haber alcanzado el cargo en la década cincuenta del iglo XVII, decenio que fuera de gran actividad constructiva en la catedral mexicana. En aquellos año se llevaron a cabo jmportantes obras en la edificación catedralicia, misma en la que tocó a Pérez de Soto tener participación directiva. Entre ellas estuvo un avance su tancial -tal vez definitivo-en el cierre de las 4 bóveda para cubrir los brazo del "crucero" en ese templo. Al respecto, hacia comienzos de 1655 este arquitecto declararía ante el tribunal del santo oficio, que había comprometido u palabra ante el virrey, Duque de Alburquerque, de que concluiría e a tarea en un máximo de 2 años. • Ello resultaba esencial, Estado actual de la Catedral de México, con la torre oriental en primer término, la que se concluyera de cerrar en su segundo cuerpo, bajo la maestría ma)or de Melchor Pérez de Soto ifoto 1991 ). toda vez que ya se habían terminado las 3 bóvedas de la nave mayor, que u tituyeron a la cubierta original de madera en aquel ternplo. 2 Asimismo, en ese tiempo se avanzó en la con trucción de la torre-campanario oriental del máxi mo templo novohispano. E ·a obra e había iniciado el primero de febrero de 1551 , a cargo del ingeniero mayor del reino: Juan Lozano. Ca i 4 años más tarde, el viernes 1 8 de diciembre de 1 654, con Pérez de Soto corno Mae tro Mayor, e cerró la bóveda del segundo cuerpo de dicha torre. Ese evento estuvo revestido de gran solemnidad, con la pre encia de autoridades civiles y eclesiástica . De suerte que " ... subió el virrey hasta el remate de ella y luego, por mano de don Fernando Altamirano, mayordomo de la obra y te orero de la caja real, se repartieron a los oficiales, peones y sobrestantes 200 pesos que les dio de u hacienda el virrey". 3 Aunque la conclusión definitiva de lo dos cuerpos de la torre se con umaría en realidad unos meses más tarde, el sábado 20 de marzo de 1655, 4 día después de la muerte de Melchor Pérez de Soto.

Acompañando la edificac ión de la torre estuvo la labor del tra lado de las campanas de la vieja catedral a la nueva. En particular, requirió considerable ingenio y esfuerzo el desplazamiento de la campana mayor, llamada doña María, con us 440 60 quintales de peso, equivalentes a más de 20 toneladas. Esta tarea e inició a la 4 de la tarde del martes 24 de marzo de 1654, cuando e inició su de censo de de el viejo campanario. Para esa operación, colocaron la campana en un castillejo de madera, el que se deslizó sobre unas planchas de metal, hasta llegar al nivel del suelo. Lo cierto es que dicha tarea había ido ometida a concurso público, al que e pre entaron cinco po tore : un hombre italiano, de la ciudad de Roma; un capitán apellidado Navarro, el arquitecto Murillo (hasta donde todo parece indicar, se trata de Diego López Murillo, tío materno del propio Pérez de Soto y que había destacado por su participación en la edificación del templo de Regina); el propio Maestro Mayor de Catedral y el mercedario Fray Diego Rodríguez. La propuesta de este último fue la que resultó triunfadora y, por tanto, obtuvo el contrato para el traslado de las campanas. 4 Como quiera que sea, tocó a Pérez de Soto supervisar la operación y repre entó una de sus primordiales preocupacione . A tal punto le inquietaba el trabajo que, desde su cautiverio en el calabozo de la inquisición, mandó a principios de 1655, un men. aje a sus colaboradore · en la obra, con ilustraciones de una maquinaria para subir las campana a la torre oriental, a í como otras in trucciones para la misma tarea.

De otra parte,la labor de Pérez de Soto, como correspondía a todo Maestro Mayor de la Catedral capitalina, representaba una considerable respon abilidad, toda vez que se trataba del edificio que bien podría considerarse el más importante de América, durante el periodo colonial. Importancia basada lo mismo en el volumen de la obra realizada, que estaba entre las más grandes del nuevo mundo, como en la riqueza rutística del inmueble, y lo objetos de arte atesorado en él. Más aún, debe destacarse que el nombramiento de Maestro Mayor era vitalicio y lo designaban y firmaban autoridades civiles de la más alta jerarquía. Entre é tas estaban el virrey, el presidente de la real audiencia, así como los oidore de la mi ma. 5 Sin embargo, por encima del prestigio inherente al cargo, la envergadura y la complejidad de la actividades a realizar de parte de quien lo ocupaba eran eminentemente técnicas, y por ello requerían de un especial nivel de calificación en cue tiones constructiva . Esto cobraba singular relevancia en un periodo en que la obra catedralicia estaba en su apogeo, en virtud de que, como vimos, para esos años se estaban cerrando las últimas bóvedas del edificio, al tiempo que e iban concluyendo otros elemento arquitectónicos fundamentale para la fábrica. Y en verdad era notable entonce el furor edificatorio con que se estaba ejecutando aquella obra. Manuel Toussaint hace un recuento de los progresos registrado hacia los comienzo de la egunda mitad del siglo XVII, y é to resultan por demás notables. 6 De cualquier forma, el primero de febrero de 1656, cuando aún no se concluía la obra de la catedral, e hizo la olemne dedicación del templo, atendiendo a que ya e lo había cubierto en su totalidad. Esto tuvo lugar al aiio siguie nte de la muerte de Pérezde Soto y e tuvo acompañado de grandes festividades por toda la ciudad, mi mas que e prolongaron durante cosa de do emanas y tuvieron un amplio concurso popular en los barrio y la plaza mayor. 7 No ob tante lo anterior, llama la atención que queden muy e ca as evidencias registradas, acerca de la pre encía de Pérez de Soto en el desarrollo de la obra de catedral. Tal vez por el hecho mismo de haber sido ometido a proce o por el santo oficio, u nombre fue minimizado. O quizá dos años hayan sido poco tiempo, como para dejar huella documental de la importancia de e a participación. Lo cierto es que en el libro de Martha Fernández sobre los mae tros mayores de la Catedral de México en el siglo XVII, se examinan 11 de los 15 que ocuparon e e cargo en aquel siglo. Entre los 4 que no examinó e a autora, estuvo Pérez de Soto. 8 Esta cuestión in duda reclama mayore e fuerzos de indagación futura en archivos, a fin de rastrear el nivel de participación de este arquitecto.

Ciertamente, lo que más se conoce de nue tro personaje e acerca de su proce o inquisitorial y de u descomunal biblioteca per onal. Toda vez que ambos asunto de u vida se encuentran ampliamente documentados, a raíz del propio proce o que siguiera el anto oficio contra el arquitecto. 9 De ahí deriva lo fundamental de la información que ha permitido eguir algunos rasgo de su trayectoria como Maestro Mayor de la Catedral. A imismo, con el re paldo de esa documentación se ha podido conocer su intervención como arquitecto en vario otro Torre campanario oriente de la Catedral de México con el primer y segundo cuerpos y parte del tercero (joto 1991 ).

México". Artes de México. México, No. 182-3, 1976, pág. 137-8. 6 Manuel Tou sai nt. La Catedral de México, Ed. Porrúa. México, 1973 (segunda edición), pág. 34. 7 Eugenio Noriega Roble . " La Catedral de México" . Artes de México. México, No. 182-3, 1976. También hay una detallada crónica de cribiendo el acontecimiento, en el libro de Guijo, O p. cit. Vol. 11, pág. 47 a 54. · 8 En realidad la autora alude un par de ocasiones a Pérez de oto en su trabajo, pero no e extiende en señalar las razone para excluirlo; alvo una referencia a que los 11 examinados por ella fueron, en su opinión, " ... los más importantes de la Ciudad de México para el egundo iglo virreina!" Martha Femández.Arquitecrura y gobiemo virreina/. IIE, UNAM. México, 1984, pág. 22. 9 AGN . "Causa criminal contra Melchor Pérez de Soto, astrólogo, sobre tener libros prohibidos de la astrología judiciaria y usar de Torre oriental de catedral en su estado actual desde el lado norte, con el 2o. y Jer. cuerpos, además de la bóveda, en forma de campana. Estas últimas, son posteriores a la época de Pérez de Soto (Foto C. Bolis).

inmuebles de la Nueva E paña. Precisamente, e ta cuestión es la que e delinea en el s ig uiente apartado.

OTRAS ACTIVIDADES ARQUITECTO ICAS DE

PEREZ DE SOTO El hec ho de alcanzar el más alto rango al que podía a pirar un mie mbro del gremio arquitectónico novohi pano de su tiempo, sin duda le brindó amplias oportunidade para e l desempeño de su oficio. Pero, ademá , ha de considerar e que, i e le nombró para el cargo máx imo de la obra catedralic ia fue porque, in lugar a duda había destacado en su trabajo de arquitecto dede algunos año ante del nombramiento. Más aún, tratándose de un pue toque hasta entonce no había ido ocupado por ningún nacido en América. Esto último le confiere cierta validez a u calidad como persona conocedora y practica nte de la acti vidad arquitectónica.

Entre la obra más importante en que intervino, se sabe, por ejemplo, que le toco realizar --o cuando meno supervi ar la realización de-varios trabajo en e l Palacio Virreina!, e n virtud de que el cargo de M ae tro Mayor de la Catedral u ponía 62 que lo era también de la casa reales. La tarea realizada por Pérez de Soto all í, consistió, básicamente, en hacer alguna repara-ciones al edificio. Acerca de ella, e l arquitecto llevó un regi tro (¿bitácora de obra?; ¿libro de cuentas de la misma'~) ha ta integrar un legajo, con hoja de medio pliego, hoy desaparecido. Ese legajo estaba fechado: 1653 y e con. igna su existencia e n la relación de libro y documentos que confi có el tribunal de l anto oficio al arquitecto a raíz de su detención. 10 Por la fecha del documento, e de supone r e que Pérez de Soto ya era Maestro Mayor de Catedral cuando realizó los trabajo del Palacio Virreina!. Otra de la acti idade que destacan en su práctica del oficio, fue la de lo peritajes que hizo a la con trucción del fuerte de San Juan de Ulúa, en el puerto de Veracruz. Esta tarea, probablemente la llevó a cabo hacia lo últimos año de la década 40 ó comienzo de la del 50, del ·iglo XVII. Así, en varia ocasiones le COJTespondió inspeccionar las obra de ampliación y mejoramiento de aquella fortificación . E l propio virrey en persona le había encomendado hacer e a upervi ión a las obra de la fortaleza y, en especial, " ... que reconocie e e l daño que tenía un lienzo de ella y de all í volvió a mes y medio a e ta ciudad''. 11 Obviamente, i e tuvo en e l puerto varia emanas su intervención, a í fuera sólo en calidad de inspección, tuvo alguna importancia en la ejecución de e a obras defensiva . lnclu o, como . e erá más adelante, en su biblioteca contaba con varia decenas de libro obre fortificacione . y otras con trucciones militare , lo que realza su preocupación por e te género arquitectó nico.

En un e ntido imilar al anterior, la documentación obre el proce o a Pérez de Soto registra u actividad como perito en otro campos. A í, lo tenemo a comienzos de lo año cincuenta inspeccionando una minasen Tete la. Este trabajo también le fue encomendado al arquitecto por el prnpio virrey. O bien, e obtie ne infonnación obre tarea ·imilare , e n un me n aje que el arquitecto envió a u mujer de de su celda en e l a nto oficio. Ese men aje fue interceptado por la autoridade y anexado al expediente y e n él Pérez de Soto alude a que había hecho la ta ación de alg una c;a a que e taba labrando Cri tóbal de O una, agregando que tal evaluación al referido colega, bien pudiera ser una de la ca u a que lo habían lle ado a pri ió n. De donde se infie re que la tasació n mencionada, no ha de haber ido muy favorable al trabajo de Osuna.

De igual forma, está documentada su participación e n obras de o tro · edificio de la capital novohi pana. E e l ca ·o de una venta na "de vidriera" que di ·eñó y con truyó para e l Colegio de San Pedro y an Pablo, perteneciente a la orden de la Compañía deJe ú . · o hay e lementos uficientes para cuanti ficar la magnitud de e ta obra para losjc u ita . Empero, e de suponerse que e trató de un trabajo de importancia, dado que Pérez de oto lo menciona e n u proce o. Tampoco está muy clara la fecha d.: realización de e tatarea, aunque probablemente haya itlo anterior a 1653; e decir, ante de que se nombrara al a rquitecto Mae tro Mayor de Catedral. Por e o mi mo año (fines de la década 40 ó comienzos de la 50 del iglo XVII) participó e n a lguna obras del convento de La Encarnación de la Ciudad de México. En el edificio de e ·a in. titución , le tocó editicar una ce lda para el alojamiento de la. cuñada de don Pedro Cabañas, que habían tomado lo hábito . 12 En ·urna, ha. ta donde todo indica, Pérez de Soto había adquirido, desde tiempo antes de u nombramiento, una " ... bien establecida reputac ión profesional". 13 Misma que debe haber ignificado para é ·te, que se le encomendaran múltiple trabajo de edificación y avalúo de inmuebles. Así, en el inventario de u libro · requi . ado. por el ·anto oficio, aparecen vario cuaderno ele cuenta. , de la obra que realizara e inclu o un abultado " ... ca11apacio de cuartillo intitulad : libro de lo que recibo y voy gastando ... (así como) ... dos libros de a cuartilla, de corte de pago de la obra que estaba atendiendo".•~ Probablemente é to hayan ido de lo trabajos en catedral.

ARQUITECTO DE TRADICIO FAMILI AR La formación de Melchor Pérez de oto como constructor y arquitecto fue producto de us antecedente. familiares inmediatos. Intervino en ello de manera deci ·iva la figura de u padre, Juan Pérez de Soto, de olicio albañil y carpintero. E te, un gallego nacido en la población de Tuy, era hijo de mode to. labradore . e embarcó a América . iendo muy joven, donde e hizo aparejador y aprendi ó carpintería para la edificación. Establecido en la ciudad de Cholula, el padre de nuestro e ludiado de arrolló varia tarea de tacadas interviniendo, entre otras, en la reconstrucción de la cubierta de la Capilla de lo · aturale o Capi lla Reul. 15 En 1606 nació Melchor Pérez de Soto en aquella ciudad cercana a la Puebla de lo Angele . Poco tiempo de pués de su naci miento, la familia e de plazó a la capital del virrei nato, en busca de mejore oportunidades. Y en efecto all í e abrían mayore po ·ibilidade. para cualquier oficio li gado a la con trucción, como le ocurrió al padre de Melchor, quien continuó con . u a tividad, sobre todo de carpintero. Así, intervino en iglesia como la Profesa, Santa Iné , el Santuario de Guadal u pe y el Colegio de Nuestra Señora de la Caridad. 16 Lo más e guro e que la ituación de la fami li a haya mejorado en la Ciudad de Méx ico, toda vez que el pequeño Melchor pudo eguir curso en la escuelas de Francisco Clavijo y Juan Becerril, en las que aprendió las primeras letra. , para pro eguir uno años más tarde, con lo estudios de lat ín. Nada má que é to lo interrumpió en definitiva, cuando todavía era casi un niño, a fin de seguir lo paso. de su padre. 17 Como es sabido, era de lo m á común de de la tradición del gremio medieva l, que lo hijos de lo arte ano heredaran el oficio, a vece por varia ge neraciones.

Por el lado materno, Pérez de Soto también tuvo importantes antecedentes en el oficio constructivo-arquitectónico. En efecto, un hermano de su madre, Diego López Murillo, era también arquitecto, con cierto reconoci miento en la Nueva E paña de aquello año . Por cierto que nue tro Mae tro Mayor eñaló a ese tío materno como uno de los po ible re pon ab le de u cauti verio en la inquisic ión. En el ya mencionado mensaje clandestino que envió a u espo a desde u celda, Pérez de Soto expre a ospecha acerca de dicho familiar, de quien pi en a que pudo haberlo denunciado, in fundamento , por razones de Segundo y tercer cuerpos de la torre campanario oriente de la Caredral de México, desde el ángulo sureste (joto 1991 envidia profesional. Co a que, por otra parte, deja ver que la relación con el hermano de su madre, no debe haber sido de lo más positivo en aquel entonce . Hay además otro elemento ~mportante que refuerzan la inclinación hacia el oficio arquitectónico de nuestro estudiado. Así, cuando en 1612 cumplió los 6 años de edad, er pequeño Melchor fue confirmado en la catedral, por el arzobi po Fray García Guerrera. Su padrino de confirmación, fue precisam.ente Sebastián Zamorano " ... un gran arquitecto que hubo en esa ciudad". 18 Además de que es de suponerse que a la ca a del joven criollo probablemente acudían otros practicantes de la actividad paterna. Ello bien pudo contribuir, si no a su aprendizaje, cuando menos a estimular su interés por la edificación.

Asimismo, un hermano de su espo a también e dedicó a la construcción. Incluso colabora directamente con el propio Pérez de Soto, ya de de ante de que éste fuera nombrado Maestro Mayor. Hay registro de esa colaboración en algunas de las visitas para inspeccionar obras en el interior del reino. En efecto, en el viaje ante señalado a las mina de Tete la, en el año de 1646, nue tro arquitecto acudió en compañía de su cuñado; y tal vez también lo hizo un poco antes, en la inspección a la fortaleza de San Juan de Ulúa. Empero, la relación cop el cuñado tiene lugar cuando Pérez de Soto ya goza de reconocí-

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Planta de las bóvedas, con las que cerraron en el tiempo de Melchor Pérez de Soto, de Manuel Toussaint. miento entre el gremio y la ociedad. Como ea, lo cierto es que el per onaje deci ivo en la vocación arquitectónica de Pérez de Soto lo constituyó u padre. Y aunque no se sabe con precisión a qué edad e inició, el proce o de aprendizaje de Melchor, éste debe haber sido de de temprana edad, inclu o desde los años en que el niño acudía a la e cuela.

LA BffiLIOTECA EXCEPCIONAL DE UN ARQUITECTO Si u pre encía en la arquitectura de aquel tiempo fue destacada, tanto o más lo fue la que tuvo como lector y coleccionista de libros. Casi 1600 volúmenes de u propiedad fueron regí trado en el inventario que levantó el santo oficio, cuando e tomó pre o a Pérez de Soto. Para tal efecto, durante varias emanas e tuvieron trabajando un actuario y un e cribano de e e tribunal en la ca a del arquitecto, para documentar la totalidad de su biblioteca. Tan cuantioso acervo lo itúa como el poseedor de la colección de libros más importante, en manos de un particular, para la Nueva E paña de u tiempo. Esto ha llevado a que algún estudio o considere que " . .".era uno de los hombre más culto de México". 1 , En concordancia con lo anterior, la tarea de nue tro per onaje como bibliófilo e la que m á e ha estudiado. Hasta hay una te-¡ doctoral que e ocupa del análisis de esa colección, a partir Como quiera que ea, e l conjunto de libros que conformaban la biblioteca del Mae tro M ayor de Catedral, era de lo má completo. De esa suerte, es inevitable concebirla en términos de un proyecto intelectual, cuyo autor muestra un evidente afán de erudición. Esto contribuye a hacer sobresaliente dicho acervo para la colonia en aque l tiempo, tanto por la cantidad de libros, como por la variedad de temas que lo integran. Lo mi mo incluye ciento de texto literario de di versos género y época , que libro religio os (má de la mitad de l acervo), libros obre viaje , biografía , historia, di versas ciencias natu-Bóvedas del crucero poniente en la catedral (foto 1991 ). ra les, astrología y fi lo ofía. Resulta bien cierto aquello de que " ... desde luego no es la biblioteca de un especialista que se interesaba solamente por los volúmenes añejos de u profesión".21 Antes bien, se advierte un amplio espectro de a untos, entre los que e encontraban algunos textos de lo más polémico en el mundo católico de aquel tiempo. Veamo en seguida los libros de arquitectura de esa biblioteca.

De manera destacada de ntro de la colección están los tratado de arquitectura. Estos suman varias decenas de ejemplares y compre nden los principales tratadi sta . En primer té rmino, está el trabajo de Vitrubio: Los JO libros de 19 Julio Jiménez Rueda. Herejías y supersticiones en la Nueva Espaiia. Los heterodoxos en México. UNAM, Imprenta Universitaria, México, 1946. arquitectura, del cual e con ignan 5 ejemplare ; uno en latín , otro en italiano y los restantes en castellano. De ig ual forma, cont aba con ejemplare del tratauo de León Bautista Alberti: De Re Aedificatoria, uno de ellos en italiano y el resto e n nuestra lengua; ademá de otro libro en italiano ·-c uyo autor no menciona el inventario-obre el arquitecto renacenti sta . Hay 3 ejemplares del tratado de Andrea Palladio: Los cuatro libros de Arquitectura: uno en italiano, otro en castellano y el tercero no queda claro en qué ll!ngua e tá e crito. Asimi smo están consignados tres ejemplares del tratado de Seba tián Serlio: Tercero y cuarto libro de arquitectura, los tres en castellano. De l libro de Jacome de Yignola: Regla de los cinco órdenes de architectura, tenía un ejemplar, de edición ca tellana .

La li sta también incluye los libros de los tratadi stas e pañoles. Así, del trabajo de Diego de S agredo: Medidas del Romano, se anotan dos ejemplares. De Diego López de Arenas: Bre1•e compendio de la carpintería de lo blanco, t;tmbién se registran dos ejemplares. Está también el texto de Juan de Arfe y Yillafañe : De varia conmiser;1ción para la escultura y arquitectura, con un ejemplar; al igual que varios manuales de albañilería u otros oficios ligados directamente a la construcción. Además está el tratado de Alberto Durero sobre geometría y pintura; el de Luca Paccioli: Ln divina proportione; o las Obras de Juan Mena. Se consigna también un ejemplar del libro de Fabio Yegecio: De Re Militar,junto con varias decenas de los de otro autores sobre fortificaciones y otras construccione militares.

Es importante tambié n e l alto número de obras que contiene la li sta (a lrededor de 50 títul os) dedicadas a la geometría y las matemáti cas. Allí aparecen dos ejem plares de Euclides, junto con otros autores más contemporáneos a Pérez de Soto, o bien de l renacimiento. Asi mi smo están decenas de textos que se ocupan de relojería, mecánica y de sol; de hidráulica; res istencia y propi edades de materiales en general y de lo de construcción en particular. En fin, toda una serie de cuestiones ligadas a la edificación o de ciencias que ayudan a la mi sma.

En total , el inventario se extiende por má de 94 páginas, en la edición impresa que hici era e l Archivo General de la Nac ión, sobre el manu scrito. Con igna 15921ibro y otros documentos. Sin embargo, cuando se fueron devolviendo varios lotes de la biblioteca a la viuda de Pérez de Soto, en las se manas sig uientes a la muerte del arquitecto, la suma de estos ascendió a 1663 títulos. Estos 71 libros extra, probablemente no fueron registrados por el actuario, cuando se los requi ó de la ca a del Maestro Mayor de Catedral.

Por último, resalta más aún la biblioteca de Pérez de Soto, si e la compara con la de otro arquitecto destacado del siglo XVII : Juan de Montero. Este, quien también fuera Mae tro Mayor de Catedral hac ia fines del referido siglo, murió en 1695. A su muerte se levantó un inventario de los bienes que había tenido en vida, entre los que e hallaban un total de " ... 20 libros de historias y tratado y sus herramien tas de trabajo". 22 Todo esto fue tasado en un valor de 8 pesos. Empero, lo que pone de manifiesto ese número de 20 libro --que ape na representan 66 poco más del 1% de los que tenía Pérez de Soto-es la descomunal importancia como bibliófilo de este último. En efecto solamente de tratados arquitectónico , Pérez de Soto más que duplica el total de los lihros de Montero.

PEREZ DE SOTO ¿TRATADISTA DE ARQUITECTURA? Un documento que se registra en el inventario es el que motivó la inclusión del presente apartado. Se trata ele un cuaderno manuscrito, con algunas hojas sueltas, en el que Pérez de Soto hace u·na refutación a un libro de Jerónimo Sánchez de Carranza. El inventario lo consigna en los siguientes términos: "Libro de a cuarto manuscrito, con algunas hojas sueltas, que comienza: Tratado de la destreza práctica en declaración de algunos lugares oscuros que tiene el libro de Jerónimo Sánchez de Carranza por estar en teórica, por e/ maestro Me/chor Pérez de Soto". 23 En primer término, llama nuestra atención que Pérez de Soto titul ara a su manuscrito como " tratado". ¿En verdad lo era? Es difícil saberlo sin tener el documento. Este desapareció, eguramente de pués que la mayoría del lote de libros dev ueltos a la viuda del arquitecto, fueron vendidos como papel por ésta. 24 Por tanto, sigue en pie la duda respecto al carácter tratadístico o no del documento. Por lo que deja ver el título, tal vez sólo era un documento de alegato en favor de la habilidad práctica y, en alguna medida, contra la "oscuridad" que presentaba, a los ojos del arqui tecto, el libro de Sánchez de Carranza. asunto relacionado con la lengua, que se inventariaron en su biblioteca. 25 En suma, aún en el caso de que el escrito en cue tió n no hubi era te nido importancia tratadí ·tica, es innegable que su u, tor tenía ·ingulare inquietude intelectua les o, cuando meno librescas. En consec ue ncia no se trata, en su caso, de l arquitecto exclusivame nte prác tico , que solía tener libro de tratadistas como un apoyo co mplementario a u actividad con tructiva. Antes bi en, estamos frente a una perso nalidad culta, para quien los tratados eran algo más que meros manuales de consulta. Si su manu sc rito era o no un tratado, si e elaboró con propó itos de impre ·ió n o sin ellos, no hace gran diferencia con respecto a la osten ible preocupación intelectual de este arquitecto cri o ll o. Después de todo re sulta significativo que, sin haber acudido a la educación formal más all á de los nive les básico , Pérez de Soto lograra conjuntar tal cantidad de libros; sobre todo dese mpeñando una actividad como la arquitectura, que e ntonce se ·ituaba de ntro del ámbito estri cto de lo artesanal.

EL PROCESO CONTRA MELCHOR PEREZ DE SOTO Ell3 de enero de 1655 por la mañana, fue arrestado el arquitecto Pérez de Soto. Durante poco má de dos me es estuvo confi nado en lo calabozos del anta oficio, hasta que el 16 de marzo de ese año -o la madrugada del 17fue asesi nado por su compa-ñero de celda. Este, un mestizo que no se encontraba bien de su facultades mentales se sui ci dó, ahorcándo e con una sábana, varios días después. Los cargos contra el arquitecto eran, en lo esencial, que se ded icaba a la práctica de la astrología judiciaria. 26 Vario testigos acudieron a declarar e n su contra, entre lo cuaJe estuvo uno de los estudi antes de latín , que Pére z de Soto había contratado como traductor de algunos textos.

Al momento de la muerte del arquitecto, el tribunal del anto oficio no había di ctado e nte ncia alguna en torn o al caso. Sin embargo, su exped ien te se había iniciado desde cinco años an te de u detención. El san to oficio había reci bido varias denuncia contra Pérez de Soto, en las que e indicaba quepo eía libro prohibidos de astrología judiciaria; o bien que había predecirlo diverso eventos que, supuestamente , luego ocurrieron. El a unto e complicó para e l Maestro Mayor de Catedral, a raíz de que hubieron más denuncia. en u contra; de tal uerte, que en la fecha apu ntada se ordenó u arre to.

En realidad el arquitecto nunca upo la causa real de u proce o y cautiverio. Como era acostumbrado, los inqui id ores sólo le pedían que con fesa e us crímenes, in indicarle cuále eran las ca u as de u detención.z' Ello se advierte de manera por demás elocuente en el mensaje que escribió tratando de hacer llegar a su e po a. Allí expone alguna conjetura obre las posibles razone por la que se hallaba pre o. Entre ella eñalaba con cierta insistencia las envidia de algunos de sus colegas con respecto a su cargo en la catedra l, las que consideraba que podían haberlos movido a inventarle falsos para perjudicarl o. Entre los posi bles re pon able menciona a Luis Gómez de Tras monte, quien por cierto, le sucedería en e l cargo de Mae tro Mayor y cuyo nombramiento le sería otorgado unos Entrnda oriente del crucero de la Catedrnl de México ifoto 1991). me es más tarde , hacia comienzos de 1655. Además de éste, señala a otros practicantes del oficio, como u propio tío, Diego López Muri llo, así como Cri tóbal de O una, Diego de Barrientos, Matías de Oliveira, " ... o alguno de los que quieren ser maestros mayores; o alguna mujer que, por no hacer caso de ella, en orden de venganza, hayan levantádome algún f~l. o testimonio". 28 Y en verdad, un puesto como el que Pérez de Soto tenía , era mu y codic iado en el gremio de los arquitectos novohispanos e 23 AG . Inventario ... Op. cit. pág. 8. 24 Leonor de Montoya, la vi uda, era analfabeta y solicitaba al anto oficio la devolución de los libros porque quería :" ... venderlos como papel usado porque parecen muchos y me encuentro en circun tancia muy precarias". directamente e llo pudo haber contribuido a acrecentar re enniento en su contra. Pero, además la propia actividad de la mstrucción en ocasione. se acompañaba de confl ictos legas o, cuando menos, llegaba a s u citar algún tipo de conformidad e ntre lo arquitectos y quiene los contrataban. e ahí que en el li stado de la biblioteca de nuestro arquitecto · encontrara un cuaderno " ... manuscrito forrado en pergami-J que tiene por título: 'libro donde e asienta lo que sega tó 1 pleito "'. 29 Empero, todo lo anterior no ignifica que e l origen de u oce o estuviera en conflicto derivados de u trabajo. Si no 1á bien, que éstos pudieron hacer más grave la situación rocesal del arquitecto. Después de todo, desde 1616 la 1quisición había promulgado un decreto, o pena de total exomunión prohibiendo la adivinación del futuro mediante ho-) copos. No ob tantee a di po ·ición , Pérez de Soto se había edicado algunas veces a ese tipo de práctica , además de su ádente interés por la astrología, aunque siempre alegó ante el ·ibunal que no creía en ellas y que su preocupación por la trología e taba ligada con la práctica de u oficio arquitec-)nico. De cualquier forma que hubiera ido, el desenlace ~ ultó lamentable. Pérez de Soto murió, después de h abers~:; Jmido durante semana. en una profunda depres ión. Como echo paradójico, unos meses despué de la muerte de Pérez e Soto, en el mismo año de 1655, se inauguró el edificio de :1 inquisición, en la plaza de Santo Domingo, de la capital ovohispana. 30 Un último asunto con re lación al proceso y cautiverio del ar-¡uitecto Pérez de Soto e refiere al sentido de responsabilidad ,rofesional que é te seguía teniendo desde su calabozo. Así, tdemás del mensaje que escribiera para su mujer, hizo otro les tinado a u colaboradores en la fábrica de catedral. Eran los lías en que e estaban instalando la campanas en la torre oriente le la catedral; de modo que mandó instrucciones, indicando :ómo debería ir la otabanca, encima de la cornisa, para realizar :sa operación. Más aún, incluyó en el mensaje un dibujo, que ya :asi e ha borrado, de cómo debería ser esa maquinaria. !\simi mo, indicaba las dimensione que dl!bería tener la ;otabanca, el tipo de piedra que e debería usar para ello y la F orma en que se la debería colocarY ~ONCLUSIONES En la Nueva España de Pérez de Soto Ja·arquitectura era una actividad em inentemente práctica. El status de quienes la realizaban era e l de artesanos. Y hasta en ocasione , algunos que destacaron en e e oficio eran anal fa betas. Esto, desde luego, no llegó a ocurrir en el caso de lo mae tro mayores de la Catedral de México. Hasta donde e sabe de ésto , todos eran personas que acudían a tratado de arquitectura, manuales de con trucción u otro libros, para el de empeño de us labores. Si la mayoría de e llos no tuvieron la má · mínima trayectoria inte lectual, todos e n cambio abían leer, e cribir, y hacer cuentas; aparte de contar con significativa experiencia en la a e ti vidade edificatoria o en artes ligada a las mi ma .

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Pérez de Soto viene a ser una uerte de sínte i entre la práctica y el intelecto, circunstancia que lo define con un perfil muy si ngular para u tiempo. Llegó a ser un artesano de tacado, sobre aliendo en la construcción y actividades ligadas a ella; al tiempo que lo hi zo en la conformación del acervo bibliográfico particu lar más importante del siglo XVII novohispano. Hombre de libro , como lector, fue asimismo hombre de planos y de andamio. No cabe guda que un decidido espíritu inquieto e movía dentro de él, al grado de impulsarlo a incursionar en campos prohibido por la in ·titución religio a. Esa inquietud k llevó a aventurar e por la astrología adivinatoria, olvidándo e de lo rie go que suponía u conocimiento y, sobre todo, u práctica.

Lo cierto es que la relación de lo arquitecto m á renombrado con los scctore. privilegiados de la sociedad colonial, Jos hacía personas públicas, que adquirían cierto nive l de reconocimiento. Así, como vimos aquí, nuestro Maestro Mayor recibía encargos del propio virrey o del obispo. A pe arde ello, era excepcional que un arquitecto novohispano del siglo XVII llegara a poseer una importante fortuna, como era el caso de quien se han ocupado estas páginas. En cambio, ese reconocimiento sí implicaba cierto compromisos frente a la colectividad. La notoriedad pública de un Mae tro Mayor, lo ponía ante lo ojos de la sociedad toda y en e pecial, ante los de las autoridade civiles y ecle iá tica .

Del mi. mo modo, es preciso no desatender a la existencia de rivalidades personales y/o profesionales entre los practicantes de un mismo oficio. En efecto, Jos maestros del gremio arquitectónico competían entre . í por las obras, obre todo por las más importantes. Empero, donde la competencia podía tornar e más decidida, era para ocupar e l cargo de Maestro Mayor en alguna catedral , dado que é te era vitalicio y significaba recibir el nombramiento de mayor prestigio arquitectónico de una ciudad. Este hecho, junto con otros aquí apuntado ·, bien pudo ocasionar --o cuando menos contribuir a-el desenlace de afortunado que tuvo quien e tu viera al frente de la obra catedralicia mexicana, en un periodo deci ivo de su construcció n. O 3 1 Romero de Terreros. Op. cit. pág. 32. BIBLIOGRAFIA Archivo General de la Nación. "Causa cri minal contra Melchor Pérez de Soto -astrólogo-sobre tener libros prohibidos de la astrología judiciaria y u ar de ell a". Ramo 6~ las figas compostelanas y la presenci de santiago en américa: la primera iglesia construida en méxico dedicada al apóstol y el primer convento franciscano asoci, ado a ella.

jorge olvera h .

• (,D ónde estuvo la primera iglesia que se construyó en la Ciudad de México a raíz de la conquista? ¿Dónde el primer convento franciscano asociado a ella?

Actualmente -a pesar de tema tan controvertido hasta fechas relativamente recientes-estamos ya en condiciones de poder contestar a estas preguntas. Sabemos ahora, por ejemplo, que dicha iglesia se construyó entre 1524 y 1525 y que fue dedicada a Santiago Apóstol.

"Después de la conquista -nos dice Al faro y Piña-1 esta es la primera iglesia que se fundó en la Ciudad de México. Estuvo situada al oriente a un lado de la Catedral. Al principio se llamo Santiago y erigida ya en parroquia, estuvo allí mucho tiempo la imagen de Nuestra Señora de los Remedios". 2 En el Escudo de Armas de México, párrafo 251 (Cabrera y Quintero 1981: 115, 252) se lee, que "D. Fernando Cortés dio orden a Juan Rodríguez de Villafuerte 3 para que erigiese casa a Nuestra Señora de los Remedios." Después dice que "A poco tiempo después de la conquista, tuvo el título de Santiago, que después per<lió permaneciendo el de Nuestra Señora de los Remedios."

Sabemos también quiénes pudieron ser sus primeros párroco : "Se cree que la expresada iglesia parroquial fue administrada por el clérigo D. Juan Díaz, como capellán que era del 70 ejército de Cortés, hasta el año de 1523 en que por nombramiento del emperador le sucedió el Br. Pedro Villagrán." 4 Precisando más sobre su ubicación, sabemos ahora que esta iglesia, poco después de construida, pasó a formar parte del primer convento franciscano que se estableció en la Ciudad de México y que este convento -gracias a las investigaciones de la Dra. Josefina Muriel (1978: Vol. VI, 18), después confirmadas porno otros como más adelante veremos-"estuvo situado en la manzana que actualmente forman las calles de Justo Sierra al norte, República de Guatemala al sur, del Carmen al oriente y de República de Argentina al poniente ... Esta manzanacontinúa la Dra. Muriel-la formó la traza que hizo Alonso García Bravo al prolongar la calzada de Tacuba pasándola por encima de un edificio que los españoles tenían especial interés en destruir, el sangriento templo de Huitzilopochtli" (Muriel 1978: Vol. VI, 9).

Los más antiguos vestigios de este primitivo convento se encuentran (cuando menos algunos y naturalmente el sitio mismo) localizados exactamente sobre el basamento piramidal del Templo de lo Caballeros AguiJa en el área del Templo Mayor de Tenochtitlan.

Ocho bases de columnas de su claustro original fueron descubiertas durante las recientes excavaciones del proyecto del Templo Mayor, llevadas a cabo por el notable arqueólogo mexicano, Eduardo Matos Moctezuma, quien con gran acierto tuvo a bien ordenar un levantamiento en planta de estos vestigios en la zona que denominó "patio colonial", que fue donde aparccieron(Matos Moctezuma 1982:julio a di c. 1981 ), ya que era la única fonna de rescatarlos mientras seguían las excavaciones exploratorias del gran Teocali (F ig. 1 ).

Con estos datos de localización del primitivo convento, ya fue posible ubicar la iglesia asociada a él, y con la excelente descripción de la misma, recogida por la Dra. Josefina Muriel (1978: VI , 9, 16-17) podemos ahora saber con exactitud que dicha iglesia y convento estuvieron localizados "en la manzana que actualmente fonnan las calles de Justo Sierra al norte, República de Gu~temala al sur, del Cannen al oriente y de República de Argentina al poniente."

Sabemos también que su construcción se pudo haber iniciado hacia 1524 pero la categórica afirmación de Mendieta ( 1945 : H, 65) que dice que se edificó en 1525, no deja lugar a duda : " La primera igle ia que hubo en toda las Indias -nos dice el propio Mendieta-de lo que se llama N u e va España y Perú, fue la da San Francisco de México (es decir, la del primer convento franciscano que hemos logrado loca liza r), la cual se edificó el año de mil quinientos ve inticinco con mucha brevedad, porque el gobernador Don Fernando Cortés puso en la edificación mucho calor, y por poca que pusiera bastara, según era la multitud de la gente ... "

Esta primitiva iglesia, como era de e perarse fue pequeña como el propio convento. "El arzobispo Moya de Contreras y la Audiencia -no dice la Dra . Josefina Muriel-la describen al rey en 1585 como una iglesia 'corta, angosta y antigua ' y los vecinos añaden que era 'pequeña, vieja y oscura' . Mendieta la describe a gra ndes rasgos, pero con exactitud . Nos dice que su cuerpo o sea la nave, estaba cubierto de madera 'y la capilla mayor de bóveda ( Fig. la), en ella pusieron las annas de Cortés; no porque él la hubiese edificado a su costa (que en aque llos tiempos, ni muchos años después, no se les pagaba a los indios los que trabajaban en edificios de igle ias, sino que cada pueblo hacía la suya, y aú n a las obra de Méx ico otros muchos pueblos ayudaron ... '" (Mendieta, loe. cit.). La capilla mayor o prebisterio, al cubrirse de bóveda "asu tó a los indios -nos dice la Dra. Muriel-por er la primera con truida en la Nueva España y fue hecha por un cantero de Castilla" (M uriel 1978: VI , 16).

Mendieta mi smo nos cuenta acerca de la impresión que recibieron lo indígena cuando e construyó e ta primera bóveda: " ... labraban sin hierro con olas pi edras co a muy de ver, después que tuvieron picos y escoda y los demá instrumento de hierro y vieron obra que los nuestro hacían, se aventajaron en gran manera, a í hacen y labran arcos redondos, escacianos y terciados, portada y ven tanas de mucha obra ... y han hecho muchas muy gen ti le igles ias y casas para españoles. 1 La mayoría de los autores que han tratado sobre la ubicación de la primera iglesia que hubo en la Ciudad de México, nunca consultaron para ello a Al faro y Piña, quien trae los datos de dicha igl esi:~ en su Relación descriptil•a ... Brtjoel rubro de Sagrario Mctropolitrtno, y no leyeron este inciso porque pensaron que era probablemente una repetición de lo que ya e había escrito sobre los :~ntecedentes del sagrario localizado en el área de la Catedral. Simplemente lo pasaron por alto. La primera iglesia que se construyó en México -como lo dice Alfaro y' Piña -fue tambié n el primer sagrario y la primera parroquia de la ciudad. 2 Si bien duran te la conquista se invocó muchas veces a Santiago Apóstol, como narra Bern a! Díaz del Casti llo, sin embargo, era natural y de esperarse que después de la advocación de Santiago la primiti va iglesia tomara tambi én lrt advocación de la Virgen de los Remedios, ya que Cortés mi smo traía por estandarte la imrtgen de esta Virge n y hasta es posible que después de la conquista la donara a esta primitiva capilla o parroquia que él mismo mandara con .>truir. 3 Cabrera y Quintero, Cayetano de. -Bowman ( 1964: 1, 14-95), Juan Rodrí guez de Villa fuerte "sin duda hermano o prtriente de Gonzalo Rodríguez de Villafuerte y originario de Salamanca, se encuentra en Cuba en 1518 ó 151 9 y en la conqui sta de México en 151 9 ó 1520. Fue capitán de Bergantín . Casado en la Ciudad de México en 1525, desbaratado en la conqu ista del los motines, capitán en la conqui sta de Yopelcingos, hacia 1530. Vecino de Zacatula en 1528 -1540". Boyd-Bowman no menciona , sin embargo, su profesión de arquitecto o constructor; con esto vemos que se daba mayo r importancia al carác ter castrense de los conquistadores y primeros pobladores de la Nueva España que a sus méritos académicos, oficios o profesiones. 4 Según Cabrera Quintero, apud Sigüenza y Góngora, " ... la primera iglesia que se erigió en México fue la parroquia en el mismo sitio que hoy es el cementerio de la Catedral (sic.), y que se llamó Santiago (que fue acaso donde se colocó la antrt imagen y donde, según lo anales de aquel conquistador, mandóCortésaJuan Rodríguez de Villa fuerte, ' que eri gie e ca a a Nra. Lo que ellos habían alcanzado y tuvieron en mucho cuando lo vieron ,fue hacer bóvedas y cuando e hizo la primera (que fue la capilla de la iglesia vieja de S. Francisco de México, por mano de un cantero de Castilla), maravillándose mucho de los indiosenvercosade bóveda, ynopodíancreersinoquea l quitar de los andamios y cimbra, todo había de venir abajo. Y por esto cuando e hubieron de quitar lo andamios, ninguno de ellos osaba andar por debajo ... " (Mendieta 1945 : III 61). Parece increíble, pero con solo estos datos podemos reconstruir en lo general, aquella primitiva iglesia -hoy desaparecida-no sólo formal sino estructuralmente. Al decir ' corta y angosta ... " el arzobispo y la Audiencia, y los vecinos "pequeña y oscura", nos están diciendo, sin querer que la iglesia era aparte de pequeña como era natural, de una ola nave, del tipo Hallenkirche, y de terrado sobre viguería de madera y con u prebisterio cubierto con bóveda, lo má probable de ladrillo; y 72 como se de cribe como' oscura" probablement~ sin ventanas. Su única iluminación debió proceder de una claraboya horizontal localizada en lo alto, en un escalonamiento formado por un prebi terio elevado con respecto a la nave, que sería más baja. E te i tema empleado en la baja Andalucía y e pecialmente en el Al-jarafe (Markman 1947: 540) de de el iglo XIII (llega al uevo Mundo primero a Chiapas y Centroamérica, y luego al norcentro de la ueva E paña en el iglo XVI y al no roe te ha ta los siglos XVII y XVIIl inclusive) se empleó para iglesias fortificadas que sólo tenían un vano de acceso (la puerta principal) y carecían de ventana , vulnerables a los ataques enemigos (Oivera 1989: 214).

Para dar una idea de este tipo de construcción re1igio a fortificada, reproducimos el corte longitudinal de una capilla de e te tipo de cubierta y excavada por el autor en León, Guanajuato hacia 1984-1985 (Fig. 2); así como otro corte longitudinal de la iglesia de San Miguel en anta Fe, uevo México, reproducido por Kubler en Religious Architecture of New Mexico 5 ( 1940: 80, fig. 28); con la al vedad de que estas construccione están cubierta , no con bóveda , ino con techo planos de viguería (Fig. 3).

Figure 28

Este sistema de iglesias cuya naves se cubren en techos de iguería en forma de alfarjes o artesonados, y los pre biterios con bóvedas rebajada o de crucería, tienen u origen en la España de la reconquista en que surge el arte mudéjar, que es la fusión del gótico cristiano con el arte del Islam. El mudéjar se manifiesta en todo el territorio de la reconquista, pero especial- 74 mente en la baja Andalucía donde aclquier un mayor énfa i . En aquella región la mezquita musulmanas, techadas con artesone o alfarjes, on convertida en igle ia cri tiana mediante el recurso de incorporar a aquello alones o naves un ~rebi terio o santuario, que se cubre con bóveda de crucería gótica y e agrega a una áb ide que e localiza en el extremo de la nave.

E te e quema se convierte en el plan bá ico para la construcción de la igle ia mudéjare de la baja Andalucía, para luego cr exportado a hiapas y Centroamérica en el iglo XVI (Markman 1974;Tossaint 1946). El i tema, despué de reconocer e u irtude , tanto en su lugar de origen, en la penín uta, como en la ueva E paña, principalmente como un medio económico el con truirigle ia con materiale regionale de bajo co lo (Markman: op. cit.), es llevado al norccntro y centro de la ueva E paña en el iglo XV!l por mi ionero je uita . Pero e lógico uponer que primero se empleara en la Ciudad de México, en la primera igle ia dedicada al Apó tol antiago, por er como e ha dicho, un medio rñpido y barato de con truir, pero principalmente por la condicione d in eguridad que aún prevalecían en aquello día tan cercano a la conqui ta.

Ha ta alguno detalles de la portada podemo imaginar (ya que e ta primitiva construcción fue totalmente de truida despué de que lo franci cano epa aron a su nue o e tablecimiento ), egúnlo datos que no dan croni ta como Torqucmada y Mendieta citados por la Dra. Muriel: ' Sobre la portada se pu ieron la am1a de Corté que el emperador le había concedido apena el 7 de marzo de 1525. La razón de ello, que no menciona Mendieta, fue que a él le debían el itio en que e levantaba y los indio con que contaron para edificarla".

A fin de dar una idea conjetural de cómo e vería parte de la portada de esta primiti a igle ia (primera parroquia y agrario de la iudad de Mé ico), reproducimo el e cudo de armas que Cario V concedió al conqui tad r y que e compone de cuatro cuartele , orla, lema y cimera (Fig. 4), cuyo elemento heráldicos debi ron extender e, con u timbre y lambrequín por buena parte de la portada, a la que debió bu car e -por la premura con la que e con truy · una solución sencilla. o entraremos en la de cripción de dicho elemento heráldico por ahora, por razones ob ia pero darcmo el dato de la once ión: abemos también, por dato de la Dra. Muriel, que al principio e ta igle ia era pobre y carecía de retablo, pero que con el tiempo tuvo uno, y ha ta abemos lo que repre entaba: " ab mo que Miguel de Dueña mercad r le dejó a u muerte 'el Relato del de cendimicnto de la cruz que es el de la Escudo de Armas de Hemán Cortés. oledad'. Adcmá el itio donde los indígena aprendieron a elaborarlo fue la escuela que fray Pedro (de Gante) e tablecería en el convento". E te dato e de primera importancia, toda cz que no revela dónde e tu o el primer Colegio de Arte de la ueva España. E ta con ideraciones preliminares, que aparentemente no han d viado del tema enunciado: La Figa Compo tela nas y la Presencia de Santiago en América, eran, in embargo, necesatia , toda vez que el pre ente trabajo e inédito y no hay antecedente claros di fundido obre esta primera iglesia dedicada al Apó tol Santiago, con truida en la ueva España en fecha temprana.

El dato que no a a llevar directamente a tratar obre las tiga compo telanas, e el que ya en otro en ayo hemo publicado (01 era 1992: 37, 41-42) y en el cual relatamo cómo precisamente en el área exca ada del Templo Mayor de lo aztecas, y en la zona correspondiente al Templo de los Caballeros AguiJa, fue descubierta una figa compostelana de azabache por el arqueólogo Franci co Hinojosa, en el nivel del siglo XVI.

¿Qué hacía aquella manita de azabache en el primer convento franci cano que se con truyó en Mé ico, dado que u principal utilidad era, de acuerdo a tradicione y creencias populares españolas, la de proteger a lo niños "contra el mal de ojo"? Pero para con te tara e ta dificil pregunta veamos qué otra persona podían llevar el azabache, aparte de lo niño . O ma y cull ( podían gastar "y ha de e timarse muy natural que hubiera de llevar e pue to si surtiese algún efecto de adorno personal .. .' Entre esta per onas mayores, las que má u aban manitas de azabache en collares de este mismo material, eran no sólo la campe inas española , sino también los lucían las dama de la nobleza y la abadesas, y hasta las infantas e infante , y las reinas mismas. o es caso in ólito el de la manita de azabache encontrada entre Jos ve tigio del primiti vo convento franci cano de la Ciudad de México; lo verdaderamente singular es el hecho de que se han hallado otra figa o manitas de azabache en excavaciones arqueológicas re a 1 izada en otros conventos franciscanos , como el caso de Santiago Tlatclolco en la Ciudad de México, donde " fue hallada arqueológicamente, dentro de un contexto po corte iano una figa de hueso o marfil , aproximadamente de unos 2.5 cm . de largo, con una perforación trnn ver al a la altura de la muñeca, para colgarse" (Kelly 1977: 24).

E ta manitas o figa no sólo e han hallado en la Ciudad de México, ino también arqueológicamente en la misione franci cana de onora, Texas y ucvo México, y aún recientemente en la ruina de un convento dominico de hiapa , pero ocupado po teriormente por franciscano . ¿ reía la mayoría de los frailes de la Orden Menor en e poder infalible de esto tali mane ? E tá bien que uno o dos de ello pudieran abrigar e ta creencia, pero no todo los misioneros franci canos que venían al uevo Mundo iban a traer liga para proteger e "contra el mal de ojo" y conservarlas ha ta e grado de llevár clas a la tumba.

o, e lo ería ab urdo. La verdadera razón y clave de a unto por lo cual esta manitas de azabache se encuentran invariablemente asociadas a entierros franciscanos o en igleias o capilla franci canas, no e por una creencia fetichi t de los franciscano en la virtud de poderles librar del "mal de ojo" ino porque el fundador de su orden, an Franci co de A í , hizo la peregrinación a antiago de Compo tela, en E paña, como ya e ha demo trado, para vi itar la tumba del Apó tol. Y era en ompostela donde e labraban la fa m o as liga de azabache, las cuales e con eguían allí y conservaban por lo peregrinos como recuerdo o souvenir, y como con tancia de u peregrinación a la tumba del Apóstol. Es por e ta poderosa razón que lo miembro de la Orden eráfica, a fin de emular a su fundador, hacían la peregrinación, desde lo lugares má remotos al ·antuario del Apóstol y con ervaban esto tali mane , que no amuleto , como reliquias, porque los má antiguo solían llevar una pequeña imagen del Apó tol tallada en otro extremo de la figa (La m. 1 ).

La aparición constante e ininterrumpida de la ligas en los e tablecimientos franci cano , revelada mediante cxcavacione arqueológicas, parece confirmar-ya de una manera incquÍ\Oca-la tradición de que an Francisco de A ís hizo efectivamente la peregrinación a antiago de ompo tela, E paña, iniciando a í y promoviendo con su ejemplo la peregrinación de su hermano de hábito al afamado antuario del Apóstol.

El simbolismo de la figa, como ya lo hemos exp li cado amplia y detalladamente en nuestro ensayo "Una tradición del Viejo Mundo común a Chiapas y Centroamérica, que e remonta a más de 2500 años ... " (Oivera 1992: 35-45), es el . mismo al través de todos los tiempo . En España, no sólo data de la Edad Media y la dominación árabe, sino que se remonta a la época romana y fenicia, y en otras latitudes, hasta Egipto. En una mano que ampare a los niños contra los malos espíritus, creían los egipcios. En el M u seo Ashmolean de Oxford se conserva un amuleto egipcio, de cerámica azul, con taladro para le vario colgado. Entre los objetos hallados en la cuevas de la necrópolis cartaginesa de Ibiza se han vi to dijes en forma de higa; a í vemo cómo el origen de la mano en higa o figa pudo ingresar a la península Ibérica y arraigar -obre todo en el norte de España, en Galicia y Asturias, procedente de Egipto, Fenicia o Cartago, al través de la conquista romana, ha ta esas regiones hispánica .

"En tumbas estruscas, nos dicen Os m a y Scull (1916: 8), han aparecido amu letos en forma de mano que pueden ser hasta de lo siglos X al V antes de Jesucri sto".

Pero no só lo se han hallado amuletos en forma de liga en las tumbas estruscas, ino que ha sido descubierta una magnífica pintura mural en la tumba estrusca de Tarquinia (Holloway 1986: V.90, 4, 447-452), que data de m(;'<iiado del siglo Vl ante de Cri to . En ella se ven dos figuras humanasjovene , que parece n danzar una hacia la otra. Una de ellas es blanca y la otra negra , como en negativo; pero la figura blanca del joven está haci éndole el signo de la mano en forma de cuerno (que ante del análi i de e te mural e creía un signo obsceno) a la figura negra que le aproxima. Como es una pintura mural de carácter funerario, se abe ahora que la figura blanca representa el alma del difunto y la negra la de un mal espíritu que trata de vencerla en su último trance postmortem.

En la tumba de la Leona, en Tarquinia hay una instancia específica en que una figura humana está haciendo el igno del cuerno contra "el mal de ojo". El cuerno aislado es también una potente arma para alejar "al ojo maligno" (como e puede ver en amuletos moderno que bien son individuales o en forma de media luna).

E ta parecería ser la má antigua representación de la mano en po tura de figa, pero pue to que también e han hallado amuleto de liga en Umrit. diremos que todo ellos tienen su origen y arrancan de tiempos bíblico . En Exodo 37: 25-28, Dios ordena: " alocarás el altar de oro para el incienso frente al arca de la Alianza . Se hará de madera de acacia recubi erta de oro. Tendrá dos cúbitos de alto un cúbito de largo y un cúbito de ancho. Tendrá cuatro cuerno o proyeccione en la cuatro esquinas sobre su superficie o tapa ... " Estos cuernos so n el ímbolo de "la fuerza y omnipotencia de Dios" (Lam. 2) .

El significado de la mano en higa o sea el puño cerrado y asomando el pulgar por entre el índice y el dedo de en medio, es el del cuerno, símbolo de la omnipotencia divina, desde la má remota antigüedad. "Como el principal adorno y defen a de muchos anímate está en sus cuernos, éstos son a menudo símbolo de fuerza, honor, victoria y poder", Deut. 33: 17 (Rand s/f: 161 -162).

Como los franciscanos sabían todo esto, no tenían empacho en conservar los talismanes de la figas de azabache como reliquias en recuerdo de su peregrinación al santuario del Apóstol Santiago y en homenaje al fundador de su orden, San Francisco de Asís.

Es por ello que sólo en conventos franciscanos yen ningunos otros se hallan estas figas de azabache a ociadas a entierro de los frailes de la Orden Seráfica.

El hallazgo, pues, de la figa de azabache, descubierta por el arqueólogo Francisco Hinojosa, en la zona contigua al sitio donde se encontraba el primer clau tro franciscano construido en México, confirma las excelentes investigaciones de la Dra. Josefina Muriel , que logró localizar el sitio del primer convento franciscano que se construyó en México, y con ello ayudó a la ubicación de la primera iglesia (primera parroquia y primer sagrario) construida en la Ciudad -V. 3, pp. 209, 183, 192-194, 191 , 177. -Madrid. Filgueira Valverde, José, 1950 Volvamos de nuevo al en ayo de Huizinga, del que no ervimos en la última lección. Aunque en e e e tudio se hacen poca cita obre lo que pudiéramos llamar "reali mo ético", parece que no erá ocio o o redundante el que ampliemo lo dicho a e e re pecto en la lección anterior con otro ejemplo , ademá de lo expuesto en la mi ma.

El primer ejemplo de ese reali mo ético que vamo a citar es algo crudo. Lo tomo preci amente de un famo o libro del mi mo Huizinga, "El Otoño de la Edad Media", entre acándolo del capítulo IX, que lleva por título "La Imagen de la Muerte".

Pero antes, y como preparación, e conveniente citar lo que dice el gran hi toriador holandé en relación con el entimiento de la muerte en la po trimería de la Edad Media. Dice a í: "El e píritu del hombre medieval enemigo iempre del mundo, se encontraba a gu to entre el poi voy lo gusano . En lo tratado religio o obre el meno precio del mundo, estaba n ya co nju rados todo los horro re de la de composición. Pero la pintura de lo detalles de e te e pectáculo vi no má tarde. Sólo hacia fines del siglo XIV se apoderaro n la artes plásticas de e e motivo". Ya vimos en la lección última cómo el pintor sevillano Valdé Leal, promediado el iglo XVII, lo tomaba de nuevo como expre ión de todo el gu to por los horrore de la po trimerías de la Edad Media. Bien es verdad que en E paña durante el Renacimiento y el Barroco el e píritu medieval iguió latiendo con energía. Y igue diciendo Huizinga: "era nece ario cie1to grado de fuerza expre iva realista para tratar ese tema acertadamente en la e cultura o la pintura y e ta fuerza se alcanzó en 1440. Hacia la mi ma época se propagó e e motivo ecle iá tico a la literatura popular. Hasta bien entrado el iglo XVI 80 -en España ha ta má tarde y en México ub i te todavía en forma humorística-e ve repre entado con abominable di ver idad en lo epulcro el cadáver denudo, com1pto o mrugado, con la mano y Jo pie retorcido y la boca entreabierta, con los gusanos pululando en u entrañas. El pensamiento gu taba detener e una y otra vez en e ta e panto a vi ión. ¿No e extraño -e pregunta ahora el hi toriador-que no dé nunca un pa o más, ni vea cómo la corrupción misma tiene también u término y e convierte en flore ?".

Se tuvo miedo a la vida, e la negaba, se negaba la belleza que hay en ella, porque la vida va unida a la caducidad, adolore , a tom1entos. "Un monje-leemo en Huizinga-creía haber dicho todo lo que había que decir mo trando la uperficialidad de la belleza corporal". Yaquívieneelejemploalquemer feríaante .Dejó e critoe e monje, menospreciador de todo lo encanto de la vida, la siguiente y muy desapacible línea : "La belleza del cuerpo -decía-e tá ólo en la piel. Pue si los hombre vi e en lo que hay debajo de la piel, a í como e dice que el lince de Beocia puede ver el interior, sentirían a coa la vi ta de la mujeres". Se equivocaba el buen fraile, porque el hombre abe muy bien lo que hay dentro del cuerpo y no se ve a imple vi ta, y no por e o iente a co por la mujeres bonitas ... a Dios gracias, podemos decir. ' Su lindeza -sigue diciendo e fra ilecon iste en muco idad y angre, en humedad y bi li . El que con idera todo lo que e tá oculto en la fo a nasales y en la garganta, o en el vientre, encuentra en toda parte inmundicias. Y i no podemos tocar con las punta de lo dedos una mucosidad o un excremento, ¿cómo podemos sentir deseos de abrazar el odre mi mo de los excrementos?" ¡Pobre fraile a cético y como debía andar de de compuesto para que e le ocunieran tale piropo o galantería ! Hoy e le mandaría a la clínica de un p iquiatra émulo de Freud. El, que tanta repugnancia sentía por la con titución del cuerpo humano, y sospechosamente por el cuerpo de la mujer, e olvidó que era obra de Dio y que e a estupenda máquina corporal, por decirlo así, que tanto le repugnaba, era todo una maravillosa creación. Así lo entendieron los renacentistas, una vez curados de sentimiento tan horrorosamente sombrío . Con tino observa Huizinga: "Hay, sin duda, en toda e tas reflexiones un espíritu enormemente materialista, que no puede soportar la idea de la caducidad de la belleza, sin dudar de la belleza mi m a". Y ob érvese cómo lamenta especialmente la belleza femenina (principalmente en la literatura, menos en las artes plástica).

"Porque la belleza, en el entido terrenal y humano, hay que negarla, hay que resolverse violentamente contra ella, hallándole un plinto repugnante sobre el que e ustenta. Y lo cierto es que mayor negación de la vida no cabe. Para ello se valieron aquellos espíritus asediosos y mi antrópicos de un reali mo desmesurado, de índole que rebaja a lo más ínfimo al er humano. Este realismo, por de agradable que no parezca y hasta no ca u e náu eas, como el de los existencialistas de nuestros días, es reali mo de tipo ético, pue va encaminado al aborrecimiento de la vida terrenal , perecedera, en favor de la otra vida, la supraterrenal y eterna, la vida en Dios".

Veamos otro ejemplo de ese mi mo tipo de realimo. Lo tomaremos del "Libro de la oración y meditación", de Fray LuisdeGranada(l504-1583). Estamo en la época renacen ti ta. El fraile español, granadino, gran escritor, gran orador, hombre de exqui ita ensibilidad, tiene mejor gusto que el fraile citado por Huizinga, y no incurre en exce os de de cripción realista. Sin embargo ... Refiriéndose a él ha escrito Azorín: "No es realista quien deforma -agrandándola-la realidad" .

Coincide en este punto con Huizinga. "En Fray Luis -agrega-hay un tino discreto, un tacto, un buen gusto, que le pre ervan de vi ione repulsivas. Es reali ta y no llega al alma. Lo que él nos pinta es la catá trofe inevitable de la fugitiva, cotidiana, existencia. Lo que él nos pone ante nuestros ojos es la fragilidad de nue tros días". Describe Fray Luis el fin del mundo y del hombre de esta manera." Así -diceestará el aire lleno de relámpagos y torbellinos, y cometas encendidos. La tierra estará llena de aberturas y temblorosos e pantos, los cuales se cree serán tan grandes, que ba tarán para derribar, no sólo las casa fuerte. y las torres soberbia , m á aun, hasta los monte y peñas arrancarán y tran formarán sus lugares", etc. Ahora trata del fin del hombre y de u carne perecedera. Ha muerto el pobre hombre, cumpliendo la ley natural y divina. Y llega el enterrador. "Luego abre un hoyo como de siete u ocho pies de largo -e cribe el P.

Granada-aunque sea para Alejandro Magno, que no cabía en el mundo, y con sólo esto se da allí el cuerpo por contento ... Luego el enterrador toma la azada y el pisón, y comienza a transtornar huesos sobre hueso , y tapiar encima la tierra muy tapiada". El lector comienza a impresionar e por medio de esta descripción reali ta pero todavía el fraile e critor ascético, que sabe graduar los efectos, tiene que tocar las fibras má íntimas y verdadera del humano corazón. "De esta manera -dice-le dejarán aposentado sus amigos en aquella ca a tan e trecha, en aquella tierra del olvido y . en aquella cárcel tan tenebro a, en la cual quedará acompañado de perpetua oledad", etc., etc.

No hemos de proseguir copiando tal descripción, si bien el gran fraile va desarrollando in crescendo la imagen de la muerte corporal y sus horrores. Para muestra, basta, como e dice, un botón.

Lo dos ejemplos citados nos declaran cómo el entimiento estético realista sostiene la intención ética del escritor y la va infiltrando en el corazón de lo lectores por medio de esas pinturas verbales.

Nos cumple volver de nuevo a Huizinga. Si bien en todo momento de nuestra digresión lo hemos tenido presente. Pu irnos nue tra atención, en la lección última, en algunos de sus conceptos obre el 81 realismo e tético, a saber: el " ilu trativo" y el "enfático'. Vimos entonces la significación que dio a esto dos términos y, para abreviar no voy a detenerme en repetirlo . Para Huizinga "el reali mo enfático", al que parece conceder la mayor importancia, y con harta razón, como ya vimos en la lección anterior "en el fondo es tan antiguo como el lenguaje mismo y las mismas arte plá tica ".Porque "toda palabra, toda imagen, sirven para expre ar algo que e concibe como realidad y trabaja con lo recurso de la elección ugestiva". Es evidente que todas las palabras expre an una realidad concreta, aun la de ignificado má ab tracto. pue por medio de la metáfora, o mejor dicho, de la transpo ición metafórica, alcanzaron esa ignificación. Puede habérsele borrado con el tiempo el cuño, e decir, u original en ti do metafórico pero lo filólogos aben bien de qué realidad, ensación e imagen concreta arrancan.

Sigue diciendo Huizinga: "Lo ejemplo de reali mo enfático que pudiéramo poner, tomado de la hi toria del arte y de la Literatura no . erían más que puntos culminantes de una erie de curvas". Una pintura de Velázquez, lo retrato de Felipe IV o de su enano de Corte, la Familia de Cario IV, de Goya, on ejemplos que no pueden ilustrar obre este punto. La ilu ión de la vida palpita en tales pinturas con singular energía pero no e una vida cualquiera, ino caracterí tica, concretamente definida, dotada de rasgo único y ignificativo , que indudablemente corresponden a cada uno de lo per onaje retratado en esas obras. Goya, queriéndolo o no, llega en alguno momento alacaricaturadelo personaje reale , obre todo en la efigie de la Reina María Luí a de Pararn; y lo mi mo en aquella especie de obe o muñeco, nacido para ser engañado, repleto de bondad o a necedad, que fue el Rey Cario IV, e po o de María Lui a.

Velázquez, en realidad, rara o ninguna vez llega a la caricatura corno Goya, pero ambo grande pintare y no grande porque lo digan ello , tienen el don de percibir los ra. go caracterí tico y m á reveladore de 82 la estructura física -y de añadidura de la psíquicade aquello seres, y trasladarlo al lienzo con un vigor y una obriedad expresivo y portento o .

"E caracterí tico -agrega Huizi nga-y al mismo tiempo plenamente compren ible, la gran homogeneidad del efecto realista en época y paise muy alejados los uno de los otros, lo mismo en el campo de las arte del dibujo como en la Literatura; pero e o e hi tóricamente equivocado. Ya dejamo indicado cómo aparece el realismo en los primero ve tigio del arte que no on conocidos, o ea, en el rupe tre y mobiliar prehi tórico. Todo hace creer in embargo, que a e e reali smo le antecediera el uso de forma ab tracta . Aun concediendo esto, de todo modo , e e reali mo aparece en tiempo remotí imo y aurorale de la cultura humana. Según creo, con lo que a e e propó ito llevamo expue to, queda en claro el concepto de realismo artí ticoen u diversa fa e ,quea umonecesitaríamo tomarnos mucho tiempo, exponer otras opiniones obre e e tema y argüir citando otros mucho ejemplo. ; pero no podemo tomarlo con tanta extensión pue el reali m o artí tico no e objeto de nuestro cur o y ólo aparece en él de una manera marginal.

He m o de vol ver de nuevo a Deonna, luego de e ta digre ión sobre e e tema. Y hemo de tomarlo preci amente en el punto o lugardondelodejamo . Veremo a í algo del juego entre real i m o e ideali m o, que e con tanteo ca i con tan te en la hi toria del arte." ... El reali mo -a evera e e autor-e de arrolla no solamente en la rama inferí ore d 1 arte por ejemplo, en la pinturas de lo va o. griego ino también en lo tipo superiore ". Vimo anteriormente que en el Egipto antiguo e l reali moe taba localizado en la obra pudiéramo llamar de arte demótico o popular, no afectando este real i m o in o muy ecundariamente al arte hierático y acerdotal de la altas cla e . O ea, de lo faraone u familia y lo alto dignatario de u Corte y acerdote de u templo , i bien ya vimo también que e había introducido en lo murales de las tumbas de los grandes señores. Lo mi mo parece suceder en la civilización helénica. "Las convenciones -observa Deonna-que atan el arte, se observan tanto más rigurosamente que la personas repre entada que proceden de los más altos rangos de las clases sociales. Porque la regla de la 'buena compañía' y del protocolo exigen una particular pre tancia". E tas convenciones y e to ca os, pueden verse a lo largo de la hi toria del arte, y también en el arte de nuestro día , aunque en él aparezcan un tanto atenuadas, sufren e taso las otra variantes, má o menos refinada según los tiempos; pero siempre actúan .

"En el arte egipcio la imágenes de los faraones o de los dio e son envaradas, rígidas, hierática , graves; pero el artista hubo de comunicar a los ro tros de lo e clavo , de los labriegos, de las danzarinas, un realismo más grande, siguiendo más de cerca a la naturaleza.

De modo que eso que llamamo ideali mo, idealización se aplica a lo dio e y las altas clase , que e creían altísimas, y iguen creyéndo e y si no e divinizan, como los faraones y los emperadore romanos, etc., e porque nuestra época repele tale altitudes en el hombre; pero la intención no les falta.

En cambio, en la llamada clase bajas se podía ejercer el reali mo, acercarse todo lo posible a la verdad natural. De m o de nuevo la palabra a Deonna; 'El ideali mo del iglo V, (a. de C.) aleja de sí todo lo accidental de las forma ; no quiere reproducir los rasgos individuale , elimina el paisaje, no quiere pintar sobre lo ro tro la pa iones que rebullen en el corazón humano, no la fealdad que de figura . Todo e o rasgo de reali mo les parecen indigno tanto de lo dio es como de los griegos del noble linaje, y los re erva para lo eres inferiores. E to podían er, por su linaje, sileno , átiros, centauros, seres todavía próximos a la animalidad, o bárbaro de preciado por los griego ; podían er por u condición ocial, tañedores de flauta, acróbata , cirqueros, hombres y mujeres del común; podían ser también, por su condición, gentes amigas de embriagar e, gente vulgar, de baja estofa, viejos, seres feos y deformes, según los concibe la enorme variedad de la naturaleza.

Vean cómo han cambiado los tiempos desde los días de la Grecia clá ica a lo del barroco y a los nuestros. Vean, por ejemplo, la obra de Velázquez, real izada para la Corte de la E paña . Junto a retratos de reyes, reinas, príncipes, prince as, y magnate , aparecen lo de aquellos que se llamó "alimaña de palacio", o sea, los enano , locos y bufone . E a tropilla de eres feo y deforme pululaba por los palacio de la época y estaba allí para divertir a lo grande de la tierra, del mi mo modo que la dama actuale bu can para u adorno y entretenimiento gatos de Angora, perrillos pekinese o cualquiera otra clase de e os animalillo que llaman perros faldero . Y la más refinada y snobs tienen extraña afición a los changos, sobre todo a la especie de lo titís, a quiene be uquean, acarician y perfuman. Vean también como lo tapiceros del siglo XVII, de Flandes, tejieron tapices con escena tabernaria de Tenier , y cómo Goya un siglo más tarde, decoró las estancia de los reyes de E paña con escenas de los matone , oliviantado por mujere de rompe y rasga.

Podemos imaginarnos que ese arte que entró de manera tan desconsiderada en las mansiones de los grandes de la tierra, pudieron aca o servir para lo mi mos efectos que los borracho en las casas de lo noble griegos. Cuenta la hi toria que esos nobles aco tumbraban a emborrachar a sus esclavos, como ejemplo para sus hijos, pues de ese modo pragmático podían ver la fealdad del vicio para que se apartaran de él. Tal vez fuera e o; pero lo más probable e que les divertía lo feo, lo deforme y lo chabacano y vulgar. Sucedió, pues, que la deformidad, la fealdad, lo teratológico, caía en gracia a los artistas y su clientela, y dos grandes pintore como Velázquez y Goya -entre otros menos geniale -, siguiendo corriente profunda del e píritu del pueblo e pañol entre democrática y anárquica , no dieron má importancia en el fondo -e téticamente, e entiende-a los reye y a los magnate que a la gente popular, y a lo bello que a lo feo y deforme.

En la altas clases de u tiempo pudieron tal vez hallar má ejemplo de deformidad y fealdad que en la mi mas cla es inferiore , en la que por u multitud hay de todo. El reali m o, el gu to por la realidad concreta, por la naturaleza había invadido también el espíritu de las cla es alta de esa épocas, lo cual no quiere decir que cuando e hacían retratar oficialmente por lo grande y mediano pintore no exigieran que se lecomunicaraaltoempaquereal o corte ano. Y en tales caso acontece haber no e casa diferencia entre lo vivo y lo pintado.

"E teduali mo-pro iguenue troautor-aparece tanto en la pintura como en la e cultura. En la centauromaquia de Olimpia, lo centauro tienen la faces brutale , pero los Lapitha aparecen tranquilo en medio del tumulto, y ólo alguno rasgos discretos traicionan en ello el dolor y la cólera. En el frontón de Ecnomaos, los sere inferiore , ervidores, anciano , son los únicos que tienen ro tro expresivos y actitudes familiare ".

Podemo ver en e tos ejemplo cómo alternan ideali mo y reali mo. Lo dio es y lo grandes de la tierra deben er bellos y serenos. No deben mo trar ningún sufrimiento ni ninguna alteración del ánimo, ninguna deformídad fí ica. La expre ión de lo movimiento del alma y de la formas vulgare y de la actitudes triviales, o humana , dema iado humanas, eso queda para la gente baja o para aquello sere que repre entan y imbolizan míticamente la animalidad humana.

Ma deberecalcarsequeestereali mo " no eráuna tendencia general del arte griego, no se impondrá a 84 todo Jos tipo , como no ea en la época helení tica. Ha ta entonces no veremo a los dio es y a los mortale de rango aparecer corroído por lo ufrimiento , tomar lo ra go caracterí ticos de la individualidad, repre entar con exactitud la diversa raza ; en una palabra, no se verá que todo los tipo artí tico toman el camino que habían ya tomado de antemano y conqui tado lo tipo inferiores". Entonce , en lo que afecta al arte helenístico, e entra en el pleno dominio del reali mo, que todo lo invade y todo lo domina, lo mi mo que ucedió en lo tiempo el barroco en la cultura de Occidente.

Aunque los ejemplo citado lo tomara Deonna del arte heleno, e te juego de lo ideal y lo real en el arte e da igualmente en otra parte . El arte gótico-v.gr.puede sum inistrarnos ejemplos corroborante .

"En el arte ideal del iglo XIII cristiano, en el que lo per onaje tienen la erenidad propia del iglo V pagano, el reali mo la fealdad de lo ra go quedan re ervado a lo mon truos, a los ere vile , a lo aldeano en Notre-Dame de Parí , pueden ver e rotro gro ero , la nariz chata, lo labio grue os, al lado de lo ángele de clá ica belleza. En lo retrato de niño del iglo XVI, los jóvene príncipes aparecen en actitude rígida , egún disponía la etiqueta del tiempo; pero lo hijo del pintor, o lo muchachos del arroyo, no asumen e te empaque rígido, e tirado y propio de hombrecito prematuro , y on reali ta . Para Deonna, por con iguiente, y la observación parece exacta, "el realismo comienza en lo tipo i nferiore ",y la naturaleza del asunto determina u pre encia o la rechaza. Ma debe tener e también en cuenta que exi ten época ha ta cierto punto puramente reali ta, de modo que el real i mo invade entonce todo lo campo del arte.

En la próxima lección comenzaremo a e tudiar, aunque ea de una manera umaria, otro a pecto de lo que e ha llamado ritmo evolutivo artí tic o . Ha ta entonce , pue . D escuela nacional de arquitectura cursos de seminario 1958.

lección 10 E s hora de que penetremo ya en aquel campo que Deonnade ignacon el nombre de ritmo evolutivos del arte, o mejor dicho, que volvemo nuevamente, luego de la anterior digresión obre el realismo artístico, a ese mismo campo. Al reanudar nuestras excursiones por él, nos ale primeramente al paso el "principio de similitud". Sería absurdo negar los influjos que un arte puede ejercer sobre otro. La hi toria está llena de casos de esa índole. "El mundo minoano o creten e --decía nuestro autor-tan profundamente original, sufrió, in embargo, la influencia de Egipto y Babilonia, como él ejerciera a su vez la suya sobre Egipto y otras muchas comarca . La Grecia auroral hizo muchos empréstitos en la civilización faraónica y en el Oriente asiático; pero, por acción de retomo, transmitió a ese Oriente arcaísmos y muchas formas y procedimientos. Má tarde, el arte helenístico es el re ultado de una fusión del antiguo e píritu jonio, medio oriental, con el e,spíritu propiamente helénico. La cultura artística romana es una mezcla del arte helenístico y del arte indígena de la península itálica, o sea, laltaliaactual. El arte Bizantino, como decía Choi y, e "el espíritu griego ejerciéndose en medio de una sociedad emiasiática obre elemento tomado de la vieja A ia; y el arte Bizantino mismo, e el iniciador del arte occidental".

Podemo tomar otro claro ejemplo de influjo de un arte en otro, in salimo del territorio mexicano, en el arte dicho colonial, en el del siglo XIX y en el actual. En eso artes, si los estudian, podrán hallar ejemplos de e 'ta intercomunicación de distintos arte , y aun también en el arte dicho precortesiano. Puede decir e que la intercomunicación es ley hi tórica del arte.

Porque, si hay algo que no ale al paso en la historia del arte, son preci amente estas intercomunicaciones. "Pero -observa Deonna-existen también coincidencias y toda la agacidad de lo arqueólogo debe ejercitarse en discernir si dos forma se parecen porque han nacido por coincidencia". El arqueólogo Pottier dejó dicho, a este propósito, que existen estas "coincidencias" porque la humanidad e eternamente una y se recomienza sin cesar; hay contactos e influencia porque en todas parte y siempre, el má fuerte influye en el más débil. Entre estos dos polos, coincidencia y contacto, o ciJa siempre la verdad histórica, que la ciencia moderna per igue con ardiente pa ión in que jamás pueda del todo haberla con eguido".

Por demás, algunos teórico e historiadores no se han detenido lo debido en la con ideración de las coincidencias. Las han atribuido generalmente a la imitación, o sea, al influjo de un arte en otro. De este modo han surgido algunas tesis y teorías como la llamada "pambabilinia" o "pamelimita" de Mogan, según la cual lo menores detalles de la cultura egipcia y egea proceden de Caldea. También surgió la teoría de la influencia exclu iva de Egipto en los comienzos del arte griego, o la de la influencia egea en el arte de la Europa del norte o de la China. "No podrán resolver e eso complejo problemas -según la opinión de Deonna-con tal manera de juzgar intransigente, ni sistematizar las influencias posibles".

Porque lo cierto es que pueden darse formas muy imilare en muy distintos lugares y en distintas épocas sin que hayan mediado entre ellos influencias y contactos. Y precisamente por e o los llamados "paJi genista "tienen en parte razón. El prehistoriador francés Déchelette a everaba, llamando al orden a los partidarios de explicarlo todo por influencia y contactos, que "cuanto más se avanza en el conocimiento de la civilizacione primitiva , má e reconocen los efectos constantes de un determinismo que rige el desenvolvimiento de la industria humana. ¿Qué pre-hi toriador erá tan osado hoy que se atreviera a explicar por una teoría "monogeni ta" las manos rojas de la cavernas australiana y la mano roja de la grutas perenaicas, las manos del Perú y las manos de la misma índole de Egipto? Y, in embargo, la mayor parte de esa analogías parecen ofrecer un criterio más neto, más caracterí tico, que el pulimento de los instrumentos de piedra o la forma circular de la cabaña. Nunca nos mostraremo dema iado circunspecto en toda conclusión relativa a las influencias exteriores".

Nono podemosextendermá enestetema.Peroserá conveniente observar que en nue tra cultura occidental obre las similitudes domina una trama de influencias, aunque también e produzcan en ella espontáneamente imilitudes sin relación directa, de influjo, de contacto, con ninguna otra forma exterior. Exi te un juego, muy difícil de di cernir en la culturas avanzada , entre e pontaneidad e imitación. Las coincidencias y imilitude , al er obra de arti tas de genio, uelen recibir tal elaboración que la hace di tinta . El genio transforma todo cuanto recibe en la mi terio a y activa cuenca de su espíritu. Los e tilos se forman por una e pecie de entramado de creacione in di viduale , por similitude y contactos. Los grandes e tilo , ya lo abemo , no on obra de un olo individuo, por genial que éste fuere; tienen mucho de colectivo.

Ahora bien, atendiendo al "principio de imilitud", in referimos a él de una manera directa, pues todavía no lo habíamos formulado en las lecciones anteriore , y iguiendo a Deonna, hubimos de ob ervar que exi tía una semejanza de tendencias entre el arte del iglo IV griego y el XIV cri tiano, y que estas semejanzas no hicieron ino acentuar e en los siglos po teriore , o sea, en el iglo III griego y en el XV cri tiano. En ambos iglo , volviendo por un momento al tema de las tres lecciones anteriores, el realismo correrá desembarazadamente, in la con-S6 tención que tuvo en la centurias anteriores. Caerá en el exceso, hasta que, al fin, e hubo de producir otra reacción idealista. De este modo tendremos en tiempo tan apartado y en artes tan diversos, corrientes artí tica que se muevan bajo conceptos y caractere estético similare .

Para que veamos de una manera aun má clara la actuación en la hi toria del arte del principio de imilitud, recurriremos nuevamente a la condiciones sociales dentro de la cuale e de arrolla y vive un determinado arte. Pongamos un ejemplo antiguo. En el pa o de la edad clá ica griega a la que inmediatamente le uceden, e a condicione sociale han variado notablemente. Aparece en el escenario de la hi toria helénica Alejandro el Magno hijo de Filipo de Macedonia. Bajo u formidable ímpetu guerrero de aparecen los e tado griego independiente ; e arrolla a los per a que parecían señorear; y e quiebra la separación entre griego y "bárbaros", es decir, entre griegos y orientale , entre la cultura helénica y la oriental. E ta dos cultura , ante adversas, se ponen ahora en contacto directo y e mezclan más que nunca, predominando en cierto modo la helénica, que era la cultura del conquistador. El heleni m o salta de la Grecia continental e isleña y del A ia Menor hacia los pueblos orientales, urgiendo a í la cultura que e ha llamado y llama helenística, radicada principalmente en la ciudade siria en Alejandría. Comienza una era co mopolita, en algún sentido parecido a la actual. Todos aquello pueblo se unifican bajo la mano dura y genial del conqui tador. Un poder absoluto, centrado en un solo hombre, ha u ti tu ido a la erie de podere particulare , de parramado por los territorios a iáticos y de la Helade, y con frecuencia enemigo entre í. A la muerte del conqui tador se proce aban de nuevo. "De esta manera -anotaba Deonna-, vol viendo la e palda a lo intere e del Estado, en cuya adrnini tra-ción no toma ya parte, el ciudadano no e preocupa más quede su intereses particulare , y el "individualismo" triunfa por toda partes en e ta nueva ociedad, en la cual la clase han quedado nivelada y cada individuo hace su camino por us propio medio , y en la que los aventureros y los advenedizos comienzan a jugar un papel de importancia, al mismo tiempo que el arte abandona los templo y e hace cómplice del lujo, a menudo de enfrenado, de lo particulare . La fuerte virtude de antaño han desaparecido; el patrioti mono inflama m~ lo corazones de los ciudadanos; el e ceptici mo e acrecienta y cunde por toda parte ".

Sucede e to en Grecia y lo pai e del oriente mediterráneo que e donde e de arrolla, a partir de Alejandro, la cultura dicha helení tica. Si atendemos a lo que ucede en el iglo XV en Italja, ob ervaremos fenómeno hi tórico parecido o emejantes. Se produce el mi mo hecho de concentración de podere en una mano que ha ta entonce e taban di per o y limitado . " ... El gran hecho -igue diciendo Deonna-que domina el cuatrociento 'e la tran formació n de la comuna' en 'señoría', y nace así la vida de la corte, la que impone nueva reglas de conducta, análogas a la que regían en la corte helení tica ". Se afirma la per onaJidad del individuo, e de vanecen la vieja tradicione patriótica y religio ·a , de modo que, egún dice Monnier en su excelente libro de Le Quattrocento, "el ideal de Dio , el ideal de la patria, el ideal de la familia, toda estas pieza capitale de la conciencia colectiva, que reforzaban a la humanidad como los contrafuerte a las fábrica de las igle ia y la levantaban en lo alto, embarazaron la tierra con su propio e combro ... Todos lo lazo e aflojaron, toda la cadena e rompí ron". El lujo, por u parte, creció y e incrementó por manera inaudita, y no hubo otra preocupación que la del propio y egoí ta biene tar. Lo grande rivalizan entre ello en el fasto y la pompa de u ca a y per o na . La fie tas de Lorenzo de Médicis en Florencia o la de la Corte de Ferrara han dejado memoria imperecedera, y recuerdan a la magníficas fie tas alegórica de los Tolomeos y Seléucidas. "En efecto -recalca Deonna-i intentamo evocar el recuerdo de lo Attálidas, de lo Seléucida , de los Legida , no se le puede repre entar de otra manera que con los ra go de los tirano italiano del siglo XV. Se hallan en con tante lucha lo uno con lo otro . Llevan a . la guerra, no ejército inflamado por el patriotismo, ino ejércitos de mercenario . Al mi mo tiempo, on fino letradoc, agrupan en torno suyo a los artista y literato , y en las bibliotecas y los mu eos de Pergamo y Alejandría e facilitan lo trabajo de lo sabio ".

Los intelectuales aparecen movido por un gran amor hacia el hecho concreto y po itivo, hacia la realidad mi ma. Las ciencias experimentale adquieren importancia; en realidad allí e echaron u ba es. Los arti ta y lo poetas dirigen u mirad a la clase hurniJde de la sociedad y 'Theocrito , Herodas, lo mi mo que durante el Renacimiento Pontano o Policiano hacen entrar en u escritos al pueblo entero, hirviente y natural".

Si queremos reforzar la breve pintura que hace Deonna del e tado de la ociedad italiana del siglo XV, en paralelo con la helení ti ca, podemo recurrir también, entre otro vario ru toriadore al gran crítico e hi toriador italiano del iglo XIX Francesco de Santi , el cual en u comentario a la Memorias de Guicciardini, escribe lo igui ente:

"Italia pereció porque los loco eran poquí imo y lo má eran sabio ... El ideal ya no era Farinata, eran lo Médici ; el escritor de e o tiempo no era Dante, ino France co Guicciardini. La ociedad e había tran formado: pulida, elegante, culta, erudita, de preocupada, amante del vivir tranquilo enamorada de lo placere del espíritu y de la imaginación, como lo entimo en lo ver o de Angelo Policiano. Toda seriedad y dignidad de objetivo había de aparecido de aquella insípida realidad. Patria, religión, libertad, honor, gloria, todo lo que e ti mula a los hombres a lo actos magnánimos y engrandece a las naciones, admitido en teoría, no tenía ya sentido en la vida práctica, ya no era el motivo de la vida ocia!. Y porque faltaron e tos estímulo , lo únicos que tienen la virtud de mantener vivo el carácter y el temple de las naciones, faltó después toda energía intelectual y toda la actividad en los usos y en los manesteres de la vida, y el paí terminó en aquel sopor, que nuestros vencedores trasladaron con burla inmortal a su vocabulario y llamaron do lee fa miente" . Como botón de muestra, basta con lo tran cripto; pero todo el estudio, que lleva por título El hombre de Guicciardini, es decir el italiano del Renacimiento, es un brillante análi is de un momento de máxima prosperidad e inventiva en lo intelectual y artí tico, momento que in embargo anuncia la caída rápida de un país. El Renacimiento italiano fue, por consiguiente, el fulgor de un relámpago.

Hay todavía otras varias semejanzas entre las do épocas dichas: la renacentista y la helenística. Una de ellas es que ambas época son aficionada al cultivo de la erudición. "La potencia creadora -afirma Deonna-declina, la originalidad se agota al mi mo tiempo que se debilita la conciencia moral y política". Que la potencia artística creadora declina y lo mismo la originalidad, en lo que respecta al siglo XV italiano, es algo que hay que tomarlo con infinitas reserva pues ese iglo es grandemente creador.

Ahora bien, es probable que Deonna e refiera, como parece ser, simplemente a los humanistas y a los que cultivaron entonce la quimera de la resurrección de la antigüedad, del arte y las letra grecorromanas, porque a e guido dice: "El apogeo de la civilización griega correspondió al siglo V a.C . corno el de la cristiana al iglo XIII d. C. luego la humanidad parecía agotada y qui o recoger e, de -88 can arde sus esfuerzo ; miró entonce hacia atrá y e puso a e tudiar el pa ado má bien que a intentar crear y mirar hacia el porvenir". A í urgieron legiones de humani ta , eruditos, gramático , filólogos, arqueólogos, comentari ta . "Como los griego helenísticos escrutan, comentan, critican lo escrito de u predecesore a partir de Homero, del mi mo modo los humanistas del Renacimiento se sumergen con delicia en la antigüedad hallada de nuevo. Viven entre lo grandes señores, trabajan en las bibliotecas, de deñan el habla popular, los dialectos sabroso , que dejan para la gente humilde para hablar y e cribir en latín, la lengua sabia de los letrados y hombres de ingenio". Formóse de esta manera una e pecie de mandarinato de hombre de letras, los cuales se comportaban con arrogancia y "creían que el mundo e taba pendiente y ligado a u fútile querella ". Conocidas son las disputa entre humani ta , en las que sin ningún miramiento ni decencia e arrojaban lo dicterio meno urbanos; pero, e o í, en la lengua abia, que era, claro está, el latín, a poder ciceroniano. Antes de que finara el Renacimiento, e habían de acreditado por su intemperancia y vanidad. De esta nueva concepción de las letras urgió un hecho de bastante gravedad que, de haber dominado, hubiera acabado con la cultura original de las letra y las artes. "Esta literatura de e cuela -anota Deonnade biblioteca, abia y cosmopolita, ya no es, como en el siglo V griego y en el XIII cristiano, la expre ión de la ciudad entera: ha dejado de er una literatura nacional. No e in pira ya en la aspiracione del pueblo y, en consecuencia, ya no e dirige a él, ino a la gente de la Corte, a lo letrado de profesión. Literatos y eruditos no on otra cosa que ciudadano de la República de las Letra y lo acontecimientos políticos no son para ello in o pretextos para rimar o para e cribir bello di cursos. Así e realiza en el mismo punto de la erudición de los dos periodo (los iniciado en el iglo IV griego y en el siglo XIV cristiano), la disociación entre la obra literaria y la realidad".

Ya veremo en u momento lo dos tipo de arte que se producen tanto en el iglo III griego como en el XV cri tiano. Pero ante , iguiendo también a Deonna, debemo notar que en ambos iglos la condición ocia! del arti ta, que ya había comenzado a ubir en el iglo IV griego y en el XIV cristiano, se afirmó más y más. Sus obras se cotizaron a precio elevado y e les colmó por parte de lo dominadore de lo pueblo , de los grandes de la época, de e peciale honore . Lo mi mo príncipes practicaban en ocasiones las artes. La vanidad de lo artistas fue creciendo como la clara de huevo batida. No se con agraron únicamente a sus artes. Se salieron de ella y cultivaron las letras, alguna ciencia y la didáctica: qui ieron hacer obra de teóricos, de precepti ta , y formularon principios y normas para u arte . Así, un Alberti, un Va ari, un Vignola e dan la mano a través de los siglos con un Xenócrates de Sycione y un Antigono de Carysto . Lo conocimientos de aquellos hombres fueron en cierto modo enciclopédico . "Si antígeno de Carystos, pintor y e cultor, había compue to biografías de filó ofo , Alberti fue a la vez humani ta, poeta, juri ta, arquitecto, pintor, escultor, matemático e ingeniero. Estos artista erudito hallaron en la literatura un ar enal de motivos nuevo para sus obras. Antes el arti ta estaba estrechamente ligado a la colectividad, era un producto suyo; no atendía má que a aquellos asuntos que abía podrían ser entendidos por todos, puesto que alían de la tradición y de las creencias religiosas; ahora ya no están sostenidos por la fe y el patriotismo de us antepa ados; quiere ante todo hacer obra original y cree alcanzarlo bu cando u inspiración en la obra literaria . De e ta manera se formó aquel arte tan literario, que bebe a plena boca en la erudición, convirtiéndo e, como la literatura, en el dominio de una minoría letrada. El abi moque se cavó entre el pueblo y el arte hubo de conducir al concepto del "atte por el arte;'.

El arte acabó cortando todas sus marras con el sentimiento del pueblo en que e producía e fue vaciando de pen amiento y se convirtió en puramente formal: la forma por la forma misma, sin ningún otro contenido que ella mi ma. Renuncia a u alta mi ión de otro tiempos. No trasmite ya al ignorante las verdades eternas, como lo hacía en lo templo del iglo V griego y en las catedrale del iglo XIII cri tiano.

E tas cue tione on bastante antigua . En lo históricamente conocido, he m o de dar la razón de Deonna cuando las hace arrancar del siglo IV a. C., o sea, cuando la cultura cosmopolita y mundana comenzó a desarrollar e y tener auge. No han surgido, pues, en nue tro días, como algunos quieren hacérnoslo creer, y el caso e que e a mi ma preocupación la vemos por lo demá aparecer con tantemente en la crítica del siglo XIX. Sucede a veces en la historia que e de cubre lo que ya era conocido de otra épocas, porque hemos olvidado, o desconocemos, e a e pecie de ritmo con que se desarrolla la hi toria universal.

Demos por terminada aquí la lección de hoy, puesto que tenemos que considerar otros aspecto de e te tema y otros tema de largometraje, por decirlo así. Quédese ello para la próxima o próximas lecciones. O Fachada norte. 90 el monumento a la raza, testimonio de una restauración. juan b. artigas C on el nombre popular de "Monumento a la Raza" se conoce el ed ilicio situado en la Ciudad de México, en el crucero de la avenida de lo In urgente orte y Calzada Vallejo, en la Delegación Cuauhtémoc. Es una de las imágenes distintiva de la capital. Monumento que todos hemos vi to "a lapa ada", muy de pri a por lo intrincado del nodo urbano en cuyo centro se sitúa y la cantidad de automóviles y camiones de pa ajeros y de carga que lo tran itan la veinticuatro horas del día . Todo ello quiere decir que, en realidad, no lo hemos visto nunca.

Se trata de un edificio dedicado a la Ciudad de México, aun cuando en la actua liJad quedan únicamente a la vi talos aspectos exteriores que rememoran la gran Tcnochtitlan, y pudiera pen ar e que ólo a ella se refiere la construcción; ciertamente, us formas externa , lo dos grande grupos e cultóricos situados al oriente y al poniente, la cuatro placas de bronce colocada en el nivel uperior y el águila con la serpiente obre el nopal de la cúspide, nos remontan a los tiempo prehi pánico y a la caída de la gran Tenochtitlan.

El vo lumen principal está dado por tre pirámide truncada obrepuestas y decreciente , de ba e cuadrada, orientadas u caras según los cuatro puntos cardinale . Al estar dividido el volumen principal entre secciones horizontales cada una de ella lleva un fri o de relieve inspirado en los de erpientes emplumadas del sitio arqueológico de Xochicalco. Culmina la "pirámide" en un dado que contiene cuatro placas de bronce, cada una de ellas con una efigie en relieve, el grabado de un glifo mexica y una in cripción literal, que dicen, re pectivamente: "Ytacohuatl, Rey de México", "Nezahualcóyotl, Rey de Texcoco" "Totoquihuatzin Rey de Tlacopan" y "Cuauhtémoc". Este último no lleva inscripción literal sino el grabado del glifo mexica del "aguila que desciende". Este pede tal da a iento a una escu ltura de la lucha del águila contra la erpiente sobre el nopal. Pieza magnífica.

En la cara sur de la pirámide se localiza la e calera central, entre do alfardas, que lleva ha ta la plataforma superior. En la ba e de la cara oriente e itúa un grupo e cultórico monumental de recia expre ividad plástica, con la leyenda 'Grupo Fundación de México" y Luis Lelo d Larrea, e cultor, 1940 '; por encima de él entre otra dos alfarda un tragaluz para iluminar el interior de la pirámide. El talud del poniente pre enta en u base otro grupo escultórico, no tan logrado plá ticamente como el oriental, con el nombre de' Grupo Defen a de Tenochtitlan" y la firma del mi mo autor con la mi ma fecha. La parte alta central de dicho talud se re uelve como en la cara oriental con un tragaluz entre alfardas.

En la fachada norte hay otro tragaluz central bajo el cual e abre la puerta de entrada al interior del monumento. Tanto en e tacara como en la opue la, el remate inferior de las al farda e re uelvc con una enorme cabezas de erpiente inspirada en los motivos imitare de la pirámide de Quetzalcóatl en Teotihuacan. La puerta e de lámina metálica con frisos de bronce de dibujo geométrico, de calidad artí ti ca, que interpretan lo fri o de Mitla, en Oaxaca egún vemo en 1940 el concepto de arte prehispánico fundía diferente culturas de lugare y tiempo también di tintos como Milla, Teotihuacan la gran tenochtitlan y Xochicalco; no se diferenciaban unos de otro como e hace hoy en día, porque el conocimiento e ha ampliado y e ha vuelto má profundo en cada una de aquella cultura .

Pero olvi ndo a lo monumentale grupo escultórico , el del oriente e una compo ición de figuras predominantemente verticale , con un feroz guerrero en el centro y otro dos próximo a él, uno a cada lado, también en pie. A un co tado aparece sentada una mujer fuerte con un niño en brazos, en el otro, una pareja d jóvene como el surgimiento de la vida. E una magistral interpretación del nacimiento de una ciudad y de un pueblo, de gran mérito artí tico. u po ición hacia el ol naciente acentúa el imboli modela repre entación.

El grupo del poniente rememora la derrota de los caballero águila y tigre entre varios guerrero herido y una mujer con un niño pequeño a u lado como signo de deva tación. Lapo ición del grupo corre pon de al ocaso del sol. Significa el heroísmo de quienes defienden con u propia vida las "forma de vida" que quieren para sí mi mos.

La cuatro placa de bronce del pede tal uperior e fundieron en Francia por''Thiebaut Freres Fondeur "y llevan la iniciale "J. F.C.' probablemente deJe ús F. Contrera , el conocido e cultor mexicano que en 1891 labró el de nudo femenino que lleva por título Malgré tout (a pe arde todo) en mármol blanco, que se encontraba un costado de la Alameda Central y que hoy puede di frutar e en el M u eo de Artes de la calle de Tacuba felizmente protegido de la intemperie. E to cuatro 91 92 bronces fueron elaborados para ocupar el frente del pabellón mexicano de la Feria de Parí de 1889*.

La e pléndida escultura superior con la temática del escudo de México fue elaborada, según sus inscripcione , por "G. Gardet, statuaire y marte/e para la maison Ph. Monduit ". Statuaire es estatuario el que hace estatuas, e decir el escultor. Marte/e quiere decir martillado, hecho a golpes de martillo, porque el material de la escultura es lámina de cobre.

Se trata de una escultura monumental de gran fuerza expre-'siva; de punta a punta de alas mide cinco metro y e enta y cinco centímetros, y del pico a la cola tres metros ochenta centímetros, mientras que la erpiente mide cinco metros y treinta centímetro de largo en su con tan te sinuosidad; la altura de ·de la base del pedestal al punto más alto es de cuatro metros diez centímetros. La obra e tá real izada en lámina de cobre obre retícula de acero; las placa de cobre se recortan a veces siguiendo el plumaje del ave, y otras, lleva líneas d~ remache , también metálico , que circunda la forma s para resaltar su hechura mecánica. e trataba de aplicar los procedimiento de la indu trialización al ervicio del arte, en un momento en que la tecnología debida a la Revolución lndu tria! mostraba su pujanza al pem1itir alcances nunca antes soñados por el hombre. Es el momento del empleo de la máquina de vapor y de la instalación de las vías férreas . Este grupo escultórico e fabricó por encargo del gobierno del general Porfirio Díaz, según se dice, para coronar el Palacio Legislativo, que ya sabe el lector que no se concluyó, que su estructura fue desmantelada y quedó convertido en el Monumento de la Revolución. Esta escultura mereciera ser colocada, a buen resguardo de la intemperie porque ya e tá deteriorada, y ituar sobre la pirámide un duplicado de material más resistente a la corro ión, porque desde abajo no e apreciable su calidad excepcional y únicamente se acabará de destruir.

La culminación de todo e te escenario es, pue , el águila con la serpiente sobre el nopal , además de por su posición, por su calidad artística y por u imboli mo. Son múltiples lo símbolos atribuidos al águila en toda las culturas, y todos ellos coinciden en destacar la altura de su vuelo como la elevación del espíritu. Se identifica con el sol, el calor vital, el origen del día y por lo tanto de la vida. Es, en suma, luz, vitalidad y acción, elevación y dominio, la pasión espiritual.

La serpiente como reptil e ha interpretado como lo terreno y como la energía pura y sola. Es también el ser protector de las fuentes de vida y de la inmortalidad, y se identifica frecuentemente con las fuerzas de la destrucción. En algunas representaciones prehi pánicas la serpiente ha sido muerta y cuelga exánime del pico del ave. El grupo del Monumento a la Raza la pre enta como un animal poderoso en plena lucha. ¿Por quién tomaremos partido, por el águila o por la serpiente, por la convergencia de cualidades del águila o por la multiplicidad de simboli mos de la serpiente? Tal vez en ocasiones venza una de ella y otras veces la otra, quizá la periodicidad de la victoria ea cíclica.

Al nopal se atribuyen los símbolos de la tierra, dellugardonde se nace, del mundo donde se lleva a cabo la batalla del ave y del reptil , donde todo acontece. La dureza queda di minuida 94 por su flores y su fruto , y su propia savia es fuente de regeneración. E el elemento e table que emerge de la tierra y del agua.

El fatalismo expresado en el "Grupo de la defensa de Tenochtitlan" propiciaría el triunfo de la destrucción sobre la vida, la victoria de las fuerzas negativas. Sin la lucha del águila y la serpiente que culmina toda la composición, la e peranza quedaría eliminada y con ella la acción de la voluntad del hombre.

El Monumento a la Raza no acababa en lo externo ya que en su interior cobijaba la ciudad virreina!, la otra etapa preparatoria de la ciudad actual. Esta continuidad e te renacer desde la propia destrucción nos reporta al simboli m o del A ve Fénix, ave mítica del tamaño del águila que "cuando veía cercano u fin, formaba un nido de madera y resinas aromáticas, que exponía a los rayos del sol para que ardieran y en cuyas rama e consumía. De la médula de sus huesos nacía otra ave fénix ... "Simboliza la periódica destrucción y recreación" ya que "todos po eemos en nosotros un fénix que no permite sobrevivir a cada instante y vencer a cada una de la muerte que llamamo ueño o cambio" (Cirlot). Tal ha sido el renacer de la Ciudad de México, de de la ceniza de la gran Tenochtitlan, de de las inundaciones del siglo XVII y de de lo temblores de tierra, y ... aquí estamos. Aquí eguimo estando, porque poseemo los sentidos de permanencia y de tra cendencia.

Pues bien, las etapas artísticas de construcción de cemento annado y vidrio, de fundido de bronce para la Feria de París de 1889y de cobre amartillado e tán repre entadas en el Monumento a la Raza. Se buscaba la exaltación romántica del indigenismo mexicano, aun cuando la expresión neoclá ica del gusto artí tico obligaba a los ademane grandilocuente de los reye antiguo , y el cuerpo humano se con truía con la plenitud de lo verdaderos apolos de la antigüedad clásica. o deja de ser intere ante que el mexicano e hiciera repre entar a veces como indígena prehíspánico y otras como español, según es el ca o del kiosco de la Alameda de Santa María de la Ribera, en el cual se recurrió a las formas de la arquitectura hispanomusulmana. E claro que el mexicano está entre ambo polo , a veces má próximo a un extremo que al otro, aunque también es claro que no es ninguno de los dos, que e él mismo y es en él donde debe de buscarse, si es que esta búsqueda per igue el fin de encontrar e.

El proyecto del conjunto monumental se debe al ingeniero Francfsco Borbolla, según un informe del arquitecto Miguel Angel Cela quien me proporcionó el dato. La construcción e efectuó con lo materiales constructivo de avanzada en 1940. Sobre una estructura de viga de acero, que siguen la inclinación de lo taludes, e colocaron placas de concreto armado que dan el tem1inado exterior, quedando aparente el material; los frisos se realizaron con revoltura de cemento blanco, arena y polvo de mármol, también aparente igual que los terminado de las cuatro cabezas de serpiente y de lo do monumentale grupos escultóricos. El relato de la eñora Amparo Alegría, viuda del escultor Luis Lelo de Larrea, nos da a conocer que en el interior de la pirámide se instaló un museo de la Ciudad de México, cuya pieza fundamental era una gran maqueta del centro de la capital. Había en él, además, otras esculturas de Lelo de Larrea.

Lo traga luce fueron originalmente de block de vidrio sustentado por una cuadrícula de lámina metálica. Cemento, vidrio y acero, materiales del momento; bronce y cobre en los relieves y en la escultura superior, respectivamente.

El conjunto puede incluir e dentro de la corriente denominada Art-Decó que e tuvo en boga en Europa entre la dos guerras mundiales, si bien se encuentra imbuido por las corriente nacionali ta que a fines dd siglo XlXoriginaron el Modernismo o Art-ouveau; posee, ademá , cierta do i de romanticismo, que con i te en buscar inspiración en formas alejadas, ya ea en el tiempo o a la distancia de la actualidad en que se vive.

En 1940 no había muchos museos en la Ciudad de México, por ello el hueco interior de la pirámide se pen ó como museo de la ciudad. El e pacio interno e tablecía la diferencia entre un monumento, para er vi to desde el exterior, y un edilicio, que debe ser utilizado, también interiormente. En 1940 e podía entrar al edificio, más tarde, antes de 1962, el monumento fue convertido en fuente y se construyeron los estanques de lo costado norte y sur, además de que e colocaron surtidores en lo alto de los tres escalones de la pirámide y el agua re balaba por los taludes inclinados; e iluminaba por la noche con luces de colores. El escurrimiento constante del agua dañó el edificio y las bombas colocadas en su interior cambiaron el uso del recinto interno.

A partir Jel último bime tre de 1987 y durante el primero de 1988, la Delegación Cuauhtémoc llevó a cabo obra de re tauración en el monumento, cuya dirección quedó a cargo del su crito. Los trabajo cubrieron, a grandes ra go , los siguientes a pecios.

Una vez verificado que la e tructura del edificio se encontraba en buenas condiciones se procedió a efectuar limpieza del exterior de lo taludes de la pirámide, retirando la suciedad acumulada durante cerca de treinta años y una capa de pintura que, egún alguien comentó, fue fabricada e pecialmente con la cual e había pretendido impermeabilizar las superficie ; seguramente trabajó eficientemente durante algún tiempo.

Se efectuaron una serie de calas con substancias químicas y se detern1inó el empleo de removedores y de chorro de agua a pre ión, sobre las superficie de cemento normal. También se resanaron grietas y se inyectaron fisuras en toda la superficie. Los fri os de los taludes, una vez limpios, e resanaron y consolidaron; en ocasiones fue necesario afianzar parte desprendidas de la placas de concreto que formaban la base de apoyo en los taludes. Hubo que rehacer algunos fragmentos de fri o, de varios metros cuadrados de extensión, tomando modelo de la erpientes en buen estado, haciendo moldes; a í había ocurrido con los originales y así se llevó a cabo la reposición. Donde la de trucción era grande se prefirió reponer a con olidar y re anar, ya que fue factible utilizar lo i temas constructivo y los materiales iguales que los originales.

El acabado de las fachada e realizó con hidrofugante para evitar, dentro de lo posible, la penetración del agua a la e tructura; este procedimiento no alteraba los acabado aparente con que fue concebido el monumento en 1940. Se acabaron en blanco lo fri o dado que este es su material de construcción y se dejó en gris el hormigón norn1al. Cuando llegamos al edi-En estas dos páginas, detalles de "los cuatro reyes",firma del fundidor y detalle del friso de la puerta metálica durante el proceso de la limpieza. 96 ficio toda las superficies eran grises por la suciedad, en tono uniforn1e, sin contra te , tono acrecentado por la capa de pintura.

Las cabezas blancas de serpiente del arranque de las al fardas e tán construidas obre muro de tabique que dan apoyo a las formas. En u parte superior se habían colocado unas tapa de cemento blanco, so tenidas por dos viguetas de madera, ya deteriorada· el acabado final e obreponía a dichas tapas. Dicha capa exterior e taba agrietada por intemperización, con zonas desprendidas, aunque era posible recuperar la totalidad de la forrha, máxime que el modelo se repite cuatro veces.

Al destapar las cabezas de erpiente el interior hueco estaba lleno de polvo y tierra acumulados, suciedad y humedades. Se acuñaron lo muros de la estructura de tabique y fueron aplanado por dentro con impermeabilizante integrado, sobre una malla metúlica como apoyo. Se pusieron viguetas de concreto a cambio de las de madera y se proporcionó al ida para el agua que, a pesar de todas las providencia tomada , puclie e penetrar a la estructura. Por fuera, estas cabezas, e consolidaron e repu ieron grietas y repu ieron lo fragmentos faltan tes, dándoles el acabado en blanco para así reintegrar u estructura continua. Se impregnó el exterior con agua de cal para afianzar lo blanco de las forma .

La consolidación de los grupos escultóricos monumentales e llevó a cabo de manera semejante a la descrita, resanando u estructura interna laberíntica, de muros de tabique, adecuados para dar la forn1a externa. Sobre dicha base, muy irregular, e habían fijado las placa de concreto armado, y nosotros lo hicimos con las que estaban desprendida . La afinación exterior se realizó con mortero de cemento blanco y polvo de mármol, iguiendo el procedimiento original. Es en esta capa externa donde, a veces, hubo que remodelar y dar continuidad a la formas, dados su de ga·;te y deterioro, y su parte faltantes, en particular en la prominencias o zonas delicadas y más expuesta al desgaste natural y al deterioro por la acción del hombre.

Las tres capas del procedimiento de elaboración producen, necesariamente y con el paso del tiempo, otro tantos cuerpos con coeficiente de dilatación diferentes dado lo cual e separan Arriba: Firma del escultor. En medio: Proceso de limpieza. Abajo: El autor a vuelo de aguila. 98 unas de otras. Presentaban humedades y agrietamiento y deprendimiento de exteriores.

Las escultura habían perdido los fragmentos más expueto , según u posición y delicadeza de ejecución. En algunos lugares e habían practicado re anes -y esto ocurría en todo el edifici que i bien protegieron temporalmente no formaban parte con el conjunto de la obra. Por todas las razones anteriores e efectuaron diversas pruebas y calas para diagno ticar con precisión los daño de cada una de las pnrtes y proceder a definir los procedimiento que cada una requería. En el ca o de repo icione. de parte faltantes se llevaron a cabo diferente modelados, procedimientos de cimbrado y de fijación de la partes nuevas a las exi ten tes. A í fue con dedos, pies, mano , cabezas, fragmento de rostro , como parte más expresivas de la forma. Se atendió a las ugerencia de la fonna existente para que isualmente e integrasen en continuidad todos los elementos. o se efectuó ningún cambio, ni de concepto ni de detalle. E así como merece e pecial mención la labor escultórica llevada a cabo en e_ tos grupos monumentale , tanto por u minucio idad como por la mano de obra empleada. El equipo de trabajo en obra estuvo coordinado por el arquitecto Gabriel Salazar, el restaurador Miguel Angel A brego y el escultor Alejandro Moral e ; contamos además con la abia ase oría del arquitecto Ramón M. Bonfil y del químico Luis Torres.

Lo tres grandes tragaluces del inmueble fueron originalmente de bloques de vidrio de 30x30x 1 O centímetros, sostenidos por una cuadrícula metálica que forma parte de la estructura general. Muchos de lo vidrios estaban roto y la gruesa lámina e tructural degradada en capas por la oxidación; la piezas de madera en que apoyaron lo bloque también e hallaban en mala condiciones. Fue necesario retirar toda la pieza de vidrio, ya estuviesen entera o rota ; e adquirieron las piezas nece arias para completar el tragaluz de la fachada norte, mientras que en las otra do e substituyó el material por vidrio plano, ante la imposibi lidad de adquirir material como el original. La limpieza del soporte metálico e rea lizó con discos de abrasi o y con la aplicación de chorro de arena a presión, para aplicar inmediatamente antioxidante y pintura de acabado. Para fijar los vidrio plano de ub titución al nivel de acabado se soldaron ángulos de hierro a la distancia requerida de la uperficie, enseguida fue colocado el vidrio con m a tique y un doble sello exterior. El mismo acabado se proporcionó a los bloques originale .

Las cuatro placa de bronce de lo reyes mexicas y el águila superior también estaban pintada , como protección de emergencia co11tra la intemperie. El criterio de re tauración con i ·tió en destacar la calidad de lo metale , su colorido y pátina naturales y protegerlos con bamiz que será nece ario revi ar y renovar periódicamente, dado que hasta cie11o punto on imprevisibles los efecto de la polución atmo férica y de la lluvia ácida en un lugar con la contaminación de la Ciudad de México.

Por la magnitud del águila y la expo ición al calor del sol, obre todo en la parte superior de la ab y del cuerpo del ave, la contracciones y dilataciones de la lámina de cobre on con-siderables y actúan constantemente sobre la líneas de ensamble de las piezas con que está construida; se aplicó sobre dichas juntas, material elástico con objeto de que absorba los movimientos diferenciale entre las diferentes placas. El grupo del águila con la serpiente sobre el nopal había perdido algunas partes, como son dos pencas del nopal y la cabeza de la serpiente. Fueron rehechas con lámina de cobre con un procedimiento de martillado a fuego, sobre c·imbras de concreto armado; estas últimas fueron extraída de modelados previos en plastilina y yeso que permitieron corregir las formas y adecuarlas a las existentes, y defin ir los procedimientos de fijación al resto de la estructura. Datos estos que dejamos consignados como testimonio necesario en este género de intervencione .

En agosto de 1992 habían sido retiradas del monumento las cuatro placas de bronce de Jesús F. Contreras para acarles duplicado que quedaron instalados en el recientemente creado Museo Militar, situado en la calle de Tacuba y Filomeno Mata, en la antigua capilla del convento de Betlemitas. Las 100 grande placas pueden verse desde la calle. Ciertamente que los relieves serán mejor apreciado en su nuevo de tino.

In istimos en que el bello conjunto upcrior debe reinstalarse en otro lugar, aunque no a la intemperie. o es posible que nadie que no haya subido hasta el águila pueda imaginar la calidad de la e cultura, en su forma y en su excepcional elaboración; es, ademá , el símbolo de México. Mientra tanto tendremos que contentamos con las fotografia que aquí presentamos que, aunque se tomaron de cerca, no son má que un pálido reflejo dd original. Y el original seguirá iendo como hasta ahora, silueta a la distancia.

Un buen lugar parn ella sería aquel que permitiera verla desde arriba y de de abajo para apreciarla cabalmente, y mejor que un museo sería un espacio público, concurrido y techado. Podría quedar muy bien dentro de buena arquitectura moderna, siempre y cuando se recuerde que toda obra de arte condiciona un espacio estético a u alrededor que puede realzarla si e tá bien logrado, o puede anularla en caso contrario. Colocarla en el lugar adecuado sería una recuperación importante para la Ciudad de México. O informe del estudio realizado a los tres remates de la fachada poniente del edificio de la ex-aduana.

luís torres monte l. DATOS GENERALES DEL PROBLEMA ÜBRA: Ree tructuración y Re taurnción de la Secretaría de Educación Pública.

OBJETO DE ESTUDIO : Tre remates barroco de principios del iglo XVIIl que coronan la fachada poniente del edificio de la antigua aduana, ituado en la calle de República de Bra ' il donde e aloja parte de la Secretaría de Educación Pública.

MOTIVO DEL ESTUDIO: El estado avanzado de deterioro que pre entan los remates, con decapado, corración ( ic), ero ión, suciedad superficial, etc., que han oca ionado pérdida parcial de nervaduras y otro e lemento labrados importantes, para dar un dictamen sobre el tratamiento de con ervación del material constructivo que lleve a la re tauración adecuada de los remates.

ANTECEDENTES A solicitud de los arquitecto Ramón Bonfil Castro y Carlos

Martínez Hortigosa, responsables de e tablecer lo criterio. de restauración del edificio de la ex-aduana por parte de ICONSA e INAH respectivamente, se realiza el siguien te estudio para dictaminar sobre la condición de lo tre remates de la fachada poniente del edificio, de acuerdo a las iguicntes instrucciones anotadas en la bitácora de la obra. Para lograr este objetivo e ha efectuado el e tudio detallado de los tre remate durante los días 24, 26, 27 y 28 Je diciembre. Se procede a la redacción del pre ente informe lo día 28 al31 de diciembre y del2 al 8 de enero. Se entrega el pre ente informe con carácter de preliminar al tratamiento, en virtud que puede ervir para la realización del mi . mo.

Se ha tomado un registro fotográfico tan com pleto como e po ible, para documentar el e tado de con ervación de lo tres remates. Lo negativo están a di posición de lo intereado para sacar copias.

DESCRIPCIÓN DE LOS REMATES

Los remates se nomhran izquierdo, central y derecho en relación a un observador ituado de frente al edifico, y la de cripción de los e lemento emplea la mi ma convención de citar la parte en relación al observador, de manera que el remate izquierdo e el que está al norte y el derecho e locali za hacia el ur del edificio.

Los remates izquierdo y derecho on prácticamente idénticos, constan de do frontone quebrado , uno inferior recto y otro uperior curvo que enmarcan un tablero centra l donde e encuentran motivo decorativos, limitado a lo lados por uno roleo encillo. pero de nervadura grue a, que terminan en la parte inferior en una espiral completa, mientras la parte superior está formada por una voluta simple y pequeña. A cada lado del remate se encuentran sendos florones . Los roleos de ambos remates se encuentran restaurados en "piedra pl ástica" e color muy claro y, tomando en consideración lo encillo de la nervadura que los forma, podemos asumir que es dudoso ean copia del motivo original.

El remate central es una especie de "rosetón" decorado con guirnaldas, rosetas y roleos, y tiene al centro un reloj de sol en mármol , donde se ve la ombra, a causa de suciedad diferencial , de un águi la; los números están labrado en el mármol y se han incrustado con una argamasa blanca. Este remate no está flanqueado por florones, sino que tiene do de los pináculos normales que sirven de remate al resto de la superfiie superior de la pared. Ambos pináculos están restaurados en "piedra pl ástica" .

. l. De cripción del remate izquierdo La comisa del frontón recto, situada en la parte inferior del remate, mide en su parte más ancha 5 .O m y el remate tiene una altura total aproximada de 3.76 m, desde la parte inferior de la comisa del frontón bajo, hasta la parte superior del frontón alto. El ancho del retablo central es de 2.12 metro , pero en la parte 'inferior se abre hasta unos 2.51 metros. El frontón inferiores recto, quebrado con aleros diagonales de 1.65 m de largo aproximado.

En la parte central del tablero, sobre una peana de nubes bajo un do el de donde caen unas tela a forma de pabellón, que están sostenida en cada flanco por un ángel alado, se encuentra la representación del Señor San José con el Niño Jesús y báculo florecido . El Niño Jesús toma al Señor San José con su mano derecha y con la otra ostiene las guirnaldas laterales que descienden de la cintura de los ángeles, estando ésta formadas por flores y roleo que se continúan hasta la arte inferior, abajo de la peana de nubes, y que en el centro, justamente bajo la peana, dan lugar a la formación de un nudo o concha. Toda la escena queda enmarcada por el dosel , el pabellón de telas, las guirnaldas y la concha, e tan do apoyada en u parte inferior en un friso de media caña. Se anota que considerando la e tatura humana media en la época de talla de este remate, el Señor San José y el Niño están repre entado de tamaño natural, pues San Jo é mide 1.53 m, estatura muy cercana a la media de la época.

El frontón uperior es curvo y abierto, con u alero uperiore en forma de cuartos de círculo casi perfecto, con un radio de giro de 0.7 m. Bajo cada cuarto de círculo hay media valva dt concha, formada con siete u ocho acanaladuras. En el campo central del frontón hay un e pací o vacío que tiene alcentro una perforación de sección cuadrada, dando la impresión de que se trata de una caja donde se introducía la espiga de algún elemento iconográfico o decorativo faltante, quizás trabajado originalmente en piedra. blanco, por lo cual re alta del re to del monumento, cuyo material constructivo e color gris amarillento o rojizo. El rosetón está descansando obre una peana que con. ta de una cornisa de si lueta compue taque tiene en la parte superior un friso escalonado de cinco grada , en las cuale se po ando ángel e que a manera de portaestandnrte ll evan en us manos el bor-de circular de la moldura que enmarca al reloj de sol. El remate mide en <;u parte más ancha 1.96 m y tiene una altura de 2.23 m a partir de la corni a media de la peana, que sumada a la parte inferior de é ta da una altura total aproximada de 3.04 m. La peana, in contar los frisos escalonado upcriores, mide 0.81 m de altura desde su base, y tiene un ancho máximo de 2.26 a la altura de la cornisa. La base de la peana con ta de do cuerpo . El menor, más hacia el frente, mide 1.25 m de largo, El otro se encuentra remetido en ángu lo recto y mide en su base 1.76 m; e abre en línea curva hacia aiTiba hasta el máximo largo de la cornisa media.

El reloj tiene grabado · los números y e tán incrustados con una pa ta blanca que los hace muy notables a la vista. Se observa que lo dígitos ólo incluyen aquellos que por la orientación de la fachada hacia el poniente, se ría po ible leer, pue. las horas anteriores a la doce del día no arrojarían ombra con esa orientación. Se ob erva con mucha claridad la silueta de un águila, que e marca en el mármol acausade una suciedau diferencial , pues por cierto tiempo tuvo sobre la uperficie meno sucia, la obrepo ición, posiblemente en metal , del e cudo nacional.

Sentados sobre los friso uperiore de la peana e encuentran do infantes. Quizás do ángele , aunque no están alado , que so tienen con la mano opuesta aliado al que e encuentran, a la media caña del 'enmarcado circular" que tiene el reloj de ol, mientras que con la otra mano sostienen la manta que amanera de vestido, de cansa sobre u regazo y se enreda hacia la e palda. Atrá de cada uno de lo infantes, está una especie de poste o asta de sección circular, que se eleva ha ta la parte uperior de la roseta, en la cual se enredan hojas y flores, que termina en la parte uperior en una espiral que e enro ca hacia el centro, habiendo en el espacio que queda entre las espirales, el ro tro de un' querubín". Alrededor del reloj de sol, formando un arco que se inicia a partir de la cabeza de los infante , sale unaguirnaldade flore . Asimi mo, abajod la cara y e piral es de la parte uperior, y sobre el arco de flore descrito, e encuentra una guirnalda con espirales floreadas. Hacia el lado externo de las espirales superiore , exi ten enda rosetas y bajo ellas, a e palda de los ángele hay guirnalda y roleos floreado · descendentes. En la parte media superior del rosetón, sobre la cara del querubín , hay un remate que no puede apreciarse perfectamente desde lo andamios, pero que parece un florón en miniatura.

De ·cripción del remate derecho

El remate derecho tiene una forma general idéntica al de la izquierda, con medidas ligeramente diferentes, pero con el frontón curvo uperior más peraltado, de manera que en vez de cuarto de círculo, los alero on cuarto de elip e, pues la 106 altura es de 0.93 m mientras que la base del arco es de 0.70 m. Otra diferencia notable es que el tablero es liso y no tiene ninguna escena labrada, posiblemente a causa de haber ido eliminada en el pasado. La descripción del do el, pabellón, guirnaldas y concha que enmarcan al tablero central e idéntica a la exi tente en el remate del norte, pero la parte central del tablero no tiene la repre entación de escena alguna. La imilitud del marco de guirnalda , con las del tablero izquierdo sugiere por si metría, que en el derecho í debió exi tir otra escena religiosa que fue raspada.

La medidas son ligeramente diferentes a las del otro remate, teniendo un largo a la altura de la corni a mayor del frontón recto de 5.18 m y 2.66 m en la abertura de los aleros inclinados, teniendo una altura total de 3.66 m. La principal diferencia con el alero izquierdo consiste en el mayor peralte del frontón superior curvo, donde, con el fin de compensar la forma del sector oval , las nervad uras radiales de la valva on sólo 5 y e curvan en vez de ser recta. , siendo esta curvatura muy notable en la valva del lado izquierdo. Se nota también que la concha se encuentra obre un campo Ji ·o que ha sido resanado completamente con " piedra plástica" y la acanaladura y nervadura inferiores de la concha del lado derecho on tambi én reposicione en "piedra plástica". El campo entre las conchas presenta un resane completo con argamasa blanca y no mue tra resto del material con ·tructivo origi nal, ni hay evidencia del posible e lemento que pudiera haberse encontrado en esa área.

El enmarcado q ue hace e l relieve labrado de dose l, pabelló n, guirnaldas, roleos y la concha inferior es idéntico al del remate izquierdo, pero se encue ntra má s degradado. También ex isten en los vérti ·e superiores los ánge les que so tienen el pabell ón y las gu irn aldas, pero ésto no e encuentran alados en cambio, e l ánge l izquierdo e tá exuado y hay cierta ev idencia para deduci r que el ánge l derecho también lo estuvo.

Se ob ervan sobre la parte li sn del tablero muchas rayaduras, que apoyan la suposición que el motivo ex istente ori gi nal fue eliminado. Los tres sillare inferiores, y el illar superior central abajo del do el, on de color amarillento y de tamaño mayor a los otros sillares del remate, que on más pequeño y de color grisáceo. E to hace su poner que e to sillares y las guirnaldas, que se encuentran muy degradadas, pertenecen a diferente época.

Descri pción del material constructivo

En general se ob ervan cinco diferente materiales con tructivos: 1) La cantera, que tiene do variantes: 1 a) Cantera gris con menor grado de me teori smo y, 1 b) Cantera amarillenta, con mayor meteori zación.

2) El mármol de la placa del reloj de ol.

3) El mortero de junta y raj ueleado. 4) La piedra plá tica. 2.4.1 . La cantera es una piedra volcánica que tiene inclu -sione de fragmento ligeramente erosionados de otros materiales pétreos, ptincipalrnente de ba. alto negro. Es una piedra cris-talina de grano fino, de color gris amarillento que caracteriza a la ande itacristalina con inclusiones de fragmento ligeramente ero ionado de una roca volcánica con alto contenido de mineraJe ferromagne ianos; hay también inclusión de otros materiales pero son meno notable y abundante . E ta de cripción sugiere que la piedra procede de las cantera d.: la zona de los Remedios del Municipio de Naucalpan, conocida como piedra Chiluca por proceder de la cantera a. í llamada pero que ahora se ha agotado. En la actualidad, la piedra de Los Remedios, procede de do cantera activa . E tas Lre canteras e localizan dentro de una mi ma formación geológica, aunque la caracterí tica de cada manto on ligeramente diferente . La canteras en expl tación on Echegaray y el Púlpito del Diablo. En la actualidad la piedra procedente del Púlpito del Diablo tiene inclusiones finas, de 1 a 3 mm, de minerales ferromagne iano , mientra que la piedra de Echegaray no las presenta y es má amarillenta. 2.4.1.1. Una de la variantes de la piedra de con trucción de los remate , pre ente principalmente en el remate izquierdo, tiene lo fragmento incluido de tamaño que varía entre 5 ó 6 cm. lo má grandes, y entre 1 y 2 mm, para la inclu iones má finas . Podría el a ificar. e como una andesita cristalina, pues a pesar de la inclu ione no tiene veteado ni la evidencia vi ual de tratar e de una tova, o ea que no e una roca sedimentaria piroclástica, siendo muy parecida a lo canto que proceden de la cantera del Púlpito del Diablo. En comparación con la otra variante, éste e de color gri áceo y presenta un menor grado de deterioro.

2.4.1 .2. La otra piedra, que está repre entada en algunos illares y en mucha de las piedras con labrado, e una piedra de grano muy fino, con pequeña inclu ione de mineraJe ferromagne iano y de co lor amari ll ento, indicando un mayor grado de deterioro, iendo má parecida a lo actuule si li are que se obtienen de la cantera de Echegaray. E ta piedra denota una mayor anti güedad y posiblemente es la que fue colocada en la construcción original, mientras que la piedra de. crita con an terioridad es posi bl emente una piedra empleada en una restauración po teri or. 2.4.2. El mármol de la placa del reloj de sol es de color blanco, e tá formado por un cri tal fi no muy blanco, y aparenta no tener veta o manchas de co lor negro. Su uperficie se encuentra muy sucia con mugre que con ta de polvo y hollín , se observa que e marca en forma diferencial en la fi gura de un águila, ev idenciando que el tiempo de expo ición de e a superficie al medio ambien te fue diferente , por habe r e tado c ubierto por una placa que tenía la forma de ese animal. 2.4.3. Los si li are se encuentran unidos con un mortero de cal que incluye en algunas juntas pequeñas pi edras para hacer un rajueleado. Este material de rajueleado e· tezontle o en ocasiones resi nto negro. No todas las j unta incluyen estos fragmentos de piedra, indicando posiblemente que el junteo con diferentes morteros es de diferentes épocas. 2.4.4. Lo faltante a la piedra han ido resanados con un mortero a ba~e de ca l, cemento y arena , de color muy blanco, diferentes al de la piedra. Se hace notable que la piedra aún en el caso de resane antiguo , y a pesar de la ucicdad acumul ada por el pa o del ti empo, no llega a igualarse y confundir e con la piedra del material constructivo. E ta piedra plástica es más dura que la original, posee mucho menor poro idad que la piedra y mortero originales y en consecuencia, e degrada lentamente y por lo mismo se ensucia muy poco y no llega a confundirse con la piedra anti gua.

CONDICIQNES DEL AMBIENTE EN EL CENTRO HISTÓRICO DE LA CIUDAD DE MÉXICO

La Ciudad de Ml!x ico ha sido e ludi ada a profundidad y seconocen con mucha precisión las condiciones ambientales. En los estudio climáticos y de co ntaminación ambienta l efectuados por SEDUE y la UNAM, la Zona Metropolitana de la Ciudad de México se ha dividido en ci nco regiones geográficas que son: dencia que durante los últimos 20 año ha ex istido notable tendencia a au mentar, siendo má correc to pen aren una temperatura med ia anual superior a los 15"C en el Centro Hi tórico. Durante la última parte del iglo XIX y la primera parte del iglo XX, la zona cercana al edi ficio, localizada hacia el norte y ori ente del mi mo, tuvo importante de arrollo indu -trial y comercial, de manera que au nque si n alcanzar lo altos ni veles de contaminación actu ales, el edifi cio ha estado expue lo, como otros edificios importantes del Centro Hi stórico, a diferentes forma de contaminac ión ambi ental. Durante lo últimos años además ha desaparec ido la mayoría de las área ve rdes en el Centro Hi stórico. El comportamiento diario de las variaciones de temperatura y humedad relati va a la ¡,temperi e en la Ciudad de México, sigue un patrón carac terí ti co repetiti vo, ólo alt erado a CatL.: de la llu vias. El ciclo e guido por e to ca mbi o es el siguiente: la temperatura máxima ocurre a medi o día, entre las 12 y la 4 de la tarde, aunque la mayor parte de los máximos e tán entre 1 y 2, siendo los me. es más cálido mayo y junio, donde e alcanzan máx imas en tre 24 y 3 1 oc, aunqu e el verano suele alcanzar la · temper.ttu ras promedio má · altas. En la noche hay un enfriamiento progre ivo, existen mínimos hacia la 6 de la mañana. Lo me es de in vierno son los má frío , exi ·tiendo temperaturas máx imas de 15-16 ''C a medio día y mínima cercanas a oo en la madrugada.

La humedad relativa e tá ligada a e te ritmo pero con maximos y mínimos invertidos, siendo las horas más seca entre mediodía y las 4 de la tarde y el momento más húmedo entre las 3 y 6 de la mañana. La humedad relati va se altera con la lluvia pero la · área no expue tasa la precipitación plu via l directa presentan en el invierno variac ión entre 50 y 100% y en el verano entre 15 y 60%. Cuando hay llu via constantes, la humedad presenta valore constantes muy prolongados del orden del 70%, por24horasoa un tiempo mayores. El vcranoe la e tación más cálida y variable, mientra que el invierno e la más fría y e table. Los cambios extremo en un mi mo día on del orden de24-25°C y 85-86%dehumedad. Ca i todas las noche de temporada de llu vias alcanzan 100% de humedad relativa (de agosto a septiembre), es decir se llega al punto de rocío y hay condensación de agua en la madrugada. La velocidad de variación de humedad es de más o menos 5%/hora. Se estima que a cau a de la concentración de edificios y el hecho de e tar si tuada la ciudad en una cuenca cerrada, prácticamente rodeada por montañas, la circulación del aire es e casa en el Centro Hi ·tórico, iendo la velocidad del viento de 8 km/hr la mayor parte del año. Estas característica hacen que In extinción de contaminantes sea extremadamente lenta. Además, por la frecuentes inversiones térmicas características de los me es fríos, e dificulta In extinción de los producto nocivos hacia la alta atmósfera, con el aumento de la concentración de contaminantes.

E' te informe pre enta los resultados de la contaminación de óxidos de nitrógeno (NO, 0 2 , NxO), bióxido ele azufre (S0 2 ) y partículas de sólido totales, cuando e di sponen de lo dato ·, hasta lo año de 1990. Se anotan también datos de lluvia ácida con u conductividad eléctrica.

Lo dato son extraídos principalmente de los artículos proporcionados por el Dr. Humberto Bravo y colaboradore , de la Sección de Contaminación Ambiental del Centro de Ciencias de la Atmó fera de la UNAM, del Reporte Interno de la M en C, lleana Vela co Ayala de la UAM Iztapalapa y del libro en prensa "E tudio de las condiciones climatológicas en el Museo Nacional de Antropología" de las restauradoras Ma. Olvido Moreno y Frida Montes ele Oca (la bibliografía . e incluye al final del informe). Se presenta la Tabla No. 1 de la conwminación atmosférica en la Ciudad de Méx ico en 1983, tomada de Bravo y Colaboradores ( 1987), para comparar con lo datos que e anotan más adelante.

Las pa11ículas suspendidas totale. en la zona centro de la ciudad pre en tan niveles medios, del orden de 100 a 250 J..lg/m 3 anuale . Estos valores on tomados de la e tnción Museo de Monitoreo de SEDUE, localizada en el centro de la ciudad. Se observa el iguiente patrón durante los últimos años: en 1974 aproximadamente 85 pg/m 3 que superan la norma aceptada de 75 para que sea aire aceptable para la salud, hay un aumento progre ivo hasta 1979, donde el valor anual alcanza valore · de 240 J..lg/m 3 tomando valore variables durante 1980 a 1982, donde alcanzan un máximo de 270 J..lg/m 3 , mostrando una tendencia a la baja durante lo año. reciente , con concentracio- México, 1983(Bravo: 1987 nes del orden de 200 1Jg/m 3 , pero se mantienen arriba de la norma de calidad de aire. Se observa que las partículas su pendida tienen aumento notable de humo en el Centro Histórico. Su efecto sobre los materiales de con trucción erá consecuencia de su adherencia, siendo la partículas más peligrosas el humo. En general, la porción que se precipita de estas par-tículas es de naturaleza alcalina, y la precipitación total mostrará en la lluvia una acidez menor si no se separa la precipitación seca. La región más contaminada es el noreste a causa del desecamiento del lago de Texcoco, pero se ob erva disminución por la recuperación de los espejos de agua, que ha producido abatimiento de contami nantes sólidos en la zona centro.

En la tabla No. 2 se presenta la compo ición de la lluvia ácida, utilizando los valores de la e tación de monitoreo del aeropuerto, que es la más cercana di ponible del Centro Histórico, publicadas en el trabajo citado de Bravo (1987, 12), actualizado hasta 1989 para la Ciudad Universitaria.

En la tabla mencionada, los valores que tienen la letra H se refieren a la precipitación húmeda , que no incluye las partículas que por lo general son de naturaleza alcalina y bajan la acidez; los valores con una T incluyen la precipitación total. Los datos anteriores a 1985 son de la precipitación total y dan menor acidez.

Las tendencias anuales de la contaminación de S0 2 muestran máximos en los cuatrimestres de invierno, siendo nTás bajos los valores detectados en el verano. En la publicación de Bravo et. al. (1990:-135.4) La tendencia diaria de lo contaminantes muestra una di minución nocturna, que e inicia desde la tarde hasta las 7 u 8 de la mañana, con incremento para llegar al máximo hacia mediodía. La contaminación está relacionada con la actividad de vehículo , con la temperatura y la radiación ultravioleta, pues el patrón muestra relación directa con la actividad humana y la insolación. Los más alto valores ocurren durante el invierno por la inver ión térmica, la falta de lluvias y de vientos. Se concluye que la contaminación sí repre enta un peligro para los materiales pétreo en el Centro Histórico, siendo más afectado por la lluvia ácida, el mármol. La piedra de Los Remedio (Echegaray, Chiluca y Púlpito del Diablo) es poco atacada, in embargo, la hidrólisis prc ente en los sillares más antiguos, indica que la lluvia ácida sí e tá tran formando con lentitud a lo feldespatos y los componentes ferromagne ianos, pues a causa de u alta porosidad (próxi ma al 16%) y permeabilidad, son accesible al agua de lluvia en forma moderada. Lo óxido de hierro e di uelven a un pH abajo de 5.6 y como puede ver e la lluvia tiene promedios inferiores a 5.0. El tezontle, el recinto y la piedra braza del pedregal on poco afectadas por las condiciones de la Ciudad de México.

EXÁMEN MEGASCÓPICO Y MESOSCÓPICO DE LOS REMATES

Se efectuó un examen tan completo como fue posible de lo tre remate , tanto a simple vi ta como a 1 O aumento , para caracterizar lo problemas de deterioro pre ente en cada uno de sus elementos. Se hizo el levantamiento de esto deterioros y e efectuó la toma de fotografías de condición a color. En p1imer lugar se pre en tan cada uno de lo deterioros identificados, en punto apat1e se de criben lo deterioro presentes en cada uno de lo tres remate .

4.1.

Co tra de suciedad con polvo y hollín Las superficie de talla original presentan una costra de color negro muy compacta, sobre la cual se ha depo itado polvo y hollín. La costra e una típica capa superficial de deterioro de la piedra, formada por una capa dura que se ha desarrollado por la disolución de los minerales cementante del núcleo, por acción de la lluvia acidulada con ácido carbónico formado por la hidróli i del CO, armo férico di uelto, y que precipitan uperficiaimente d-urante la evaporación del agua. La costra mide más o menos 1 mm de e pesor e incluye polvo y hollín de la contaminación sólida. Se local iza sobre casi toda , las superficies horizontale y sobre zona uperiores de la talla aunque é ta ean curva , a cau a de la depo ición del polvo y hollín y a que la in olación produce hacia arriba la evaporación del agua de lluvia.

Superficie de piedra corroída

Mucha superficie verticales de la piedra labrada, obre todo aquellas de talla original antigua, pre entan la pérdida progreiva de la co tra dura de crita en el punto anterior, quedando entonces expuesta a la intemperie la superficie poco con i tente que ha perdido la costra superficial, con tendencia a la pulverización. La corro ·ión y pérdida de costra e produce por acción del viento, por la fuerza impul ora de la lluvia, por la tensión superficial del agua al evaporarse y por la pre ión que ejercen al cristalizar internamente los componente. oluble e hidrolizados. Esta superficie pulverulenta y azucarada es muy deleznable y está ufriendo un proceso con·o ivo, descrito como "corro ión" en la literatura hispana que produce pérdida progreiva de material del núcleo y parte de la uperficie con talla antigua.

Estallamiento

Algunas áreas de la piedra, a causa de la cri. talización profunda de lo componente soluble que generan presiones internas, están sufriendo una eclosión o reventado que genera "grietas", "exfoliación o decapado" y "estallamiento" de la superficie y parte interna de la piedra. Este proce o se observa en alguna par-tes de la piedra antigua en contacto con la "piedra plástica" que se empleó en los re anes y reposiciones, pues a causa de haberse empleado cemento, este material es menos poroso y más duro y se protege a causa de la mayor friabilidad de la piedra original, que e la que se degrada.

Hidróli i

La piedra más antiguas y las superficies inferiore de alero. , cornisas, etc., donde e acumula el agua de lluvia y e dificulta la evaporación de la mi ·ma por er uperficie protegidas del sol y el viento, e tán u friendo un proceso de hidrólisi de lo componente con hierro (entre ellos los minerales de color negro que on de naturaleza ferromagnesiana). En el proceso la piedra se colorea de amarillo por la formación de limonita, iendo evidencia que hay un proceso de "limonitización", por tran formación durante la hidrólisi de los minerales con hierro, en arcillas limoníticas.

Disolución y arenización de mortero

Lo morteros e tán ufriendo un procc o complejo de di olución y areniznción por la reacción de los componente calcáreo con la lluvia ácida, dejando la juntas expue ta a la acumulación de la humedad por e tar dejando hueco en las parte abiertas donde el material del mortero e ha perdido.

Causas del deterioro

El deterioro es consecuencia ele los procesos naturale de hidrólisis acelerada por la presencia de lluvia ácida. No hay intluencia directa de la actividad vandálica del hombre, pero la actividad normal de la zona y el gran número de autotransportcs que circulan produciendo emanacione contaminante , son la principal cau a del deterioro, incluyendo también la vibraciones por temblare y circulación de ehículos que aceleran los desprendimient s del material con tructivo deleznable. En la actualidad la paloma no e tán pre entes porque han ido ahuyentadas por la pre. encía de los trabajadore , pero debemo asumir que muchos de lo procesos de corrosión e hidrólisis han sido a i ·tidos por los excremento y deyeccione de esto volátile , que ahora e encuentran en otros edificio vecino . No e notan procesos importantes de biodeterioro, aunque se puede a umirqueacau aclelacontaminacióncon azufre, las tiobacterias deben e tar colaborando a los proceso químicos. Se pudo identificar en uno de lo remate la pre encia de líquene de lo géneros crusto a, pero é to microorganismos no se de arrollan en zona contaminadas con compuestos de azufre.

CONDICIÓN DE LOS REMATES

A continuación e de cribe con brevedad el deterioro encontrado en cada uno de los remates iguiendo con la convención de descripción anotada al principio de e te informe.

Condición del remate izqu ierdo

El remate izquierdo o norte presenta en general buena condición, preservando gran cantidad del relieve que e encuentra en el tablero central. Podemos anotar lo sigui ente deterioro :

Faltantes : Los roleos laterale. del tablero central, que han sido resanado ; toda la uperfic ie po terior, también re anada, nervadura y acanaladu ras de la concha izquierda , las tre inferiores se encuentran totalmente perdidas; part de la acanaladura y nervadura de la valva izquierda, algunas de las nervadura están re anadas; parte del brazo izquierdo y el pecho del ángel izquierdo; parte derecha del tablero central , abarcando parte de la caja o perforación.

Pátina o costra negra : Dosel y pa11e del pube llón y guirnalda en la parte uperior hori zontal; frontón superior, in inc lu ir la concha ; aleros del front ' n inferior en . u parte uperior; floronc ; parte uperiore de la guirnalda y roleos; áreas en bajorrelieve de ambos per onaje , Corrosión : Cara y cuerpo del eñor San Jo é y el iño, muy notabl e en us cara y cuerpo , sobre los vestidos · superficies verticale de la guirna ld a en sus tramos de cendcntes· cara y parte de lo cuerpos dt: lo ánge les; amba conc ha ; la concha inferior y la gui rnalda en su parte hori zontal inferior. Se ob erva en la cara del iño un retoque rec iente para re altar las faccione de la cara que presentan pérdida importante por la corrosión.

Estallamientos: Decapado en la partesuperiordcltablerodel frontón cu rvo, cerca de la concha derecha, parte superior del roleo derecho, incluyendo grieta, re ane y parte del núcleo del remate, brazo izquierdo del ángel ; moldura inferior del do el.

Hidrólisis: Notable en la molduras inferiore de lo alero del frontón recto, distribuido en ca i toda la talla dd tablero, obre la partes inferiore protegidas del sol y la lluvia, florone ·, alguna. moldura de lo frontone y u aleros.

Grietas: En las unione de los roleo re anados co n el tablero central , sobre todo en el lado izquierdo, parte uperior del roleo derecho; grietas en las moldura de ambo alero del frontón inferior.

Pérdida de mortero en las juntas : Generalizando en el tablero central y en sus tall as; muy notabl e en los vertidos dd Niño y del Señor San José, sobre la cara de ánge l derecho y de San Jo é y en el empotre de los florones.

Condición del remate central

Faltan/es : El remate central presenta muy pocos faltantc , e encuentra muy completo, lo. pin áculo laterale on totalmente resanado , lo mi smo que la parte po terior del remate; hay fa ltante importante de la cornisa medi a de la peana, el ángu lo del primer cuerpo de la corni sa en el lado derecho; prese nta tre perforacione rectangulare en la primera mold ura uperi or de la peana, e paciada unos 40 cm; pérdida por estall amiento en la moldura uperior izquierda, en la parte inferior de !aju nt a, faltante en el roleo uperior derecho e izqui rdos.

Pátina o costra negra: La co tra negra e tá muy generalizada, salvo en las partes perdidas y en la ección inferior de la peana, la placa de mármol presenta uciedad pero no tiene la costra negra.

112 Corrosión : La corrosión e muy esca a en la superficie labrada a causa de la ex istencia de la co 'Ira, que aunque presenta en la tall a del florón un a pecto negruzco ha protegido a la uperficie. Sólo e observa e te proceso en alguno de los faltante anotados en la guirnalda, espirales y rosetas ya anotados; e tá prese nte en la parte inferior de la peana que no tiene costra negra.

Estallamientos : En la ari ta derecha del primer cuerpo de la peana, en la roseta superiores derecha e izquierda, en In e piral superi or derecha e izquierda y en el remate central uperior del ro etón pequeño e tallamientos en la cabeza dd querubín, etallamie nto menores en la ba e de la pea na; peq ueño e tall ami entos y ero iones en algu no deta lle de los role guirna ldas y hoja de la guirna lda.

Hidrólisis : La hidrólisi s e gene rali zada en todos lo si llare , pero a causa de la pátina negra y a la acció n protectora de ésta. o hay gran tran formación química de lo mineraJe constitutivos de la roca ; e ob erva con claridad en la parte inferior de la peana.

Grietas: Son esca as ; se observa entre algunos illare que han perdido el cementante y a cau a de Yibracione , pero sin rotura de piedra ; existe una separación importante entre la cornisa media y el primer cuerpo inferior de la peana; hay una grieta importante en la junta vertical entre los do · primero sillare derechos de la ba e de la peana.

Pérdida de mortero enlasjrmtas : E te remate pre enta una mayor parte de pérdida de mortero, posibleme nte porque e el que ha sido menos intervenido en el pa ado y no se efectuó en re tauracione anteriores ningún rajueleo o rejunte. La pérditla de junta se ob erva con frecuencia en Jugare donde hay e tallamiento, decapado o pérdida de talla ; e ta pérdida e ob ervan también en la tres pieza de la laja de m{trmol del reloj de ol.

Condición del remate derecho

Faltantes: Los dos roleo latera le del frontón central y la parte po tcrior que e encuentran totalmente resanado ; parte central del fron tón curvo upe ri or, también resanada , así como la áreas li sa alrededor de las do alva ; tela del pabe ll ón en aria porcione , on re ane en piedra plástica parte inferior del marco de guirnaldas, . obre todo en la porción horizontal y en la concha inferior· pérdidas de parte importante de los florones , con resane , faltan te en la moldura inferiore · de ambos alero del frontón recto; pérdida menores en mucha parte del enmarcado de guirnaldas, en hojas, flore y roleo .

Pátina o costra negra : La co tra negra está pre ente en la mayor parte de las superficie plana o curva de l remate principa lmente aque lla · que e tán orientada haci a arriba, como la uperficie uperior de alero y corni ·as de ambos fron tones, tall a uperior de la guirnalda , y en casi roda la parte exi rente de los flo rones.

Corrosión : Se pre ·e nt a en la ba e de lo fl orone y en otra parte de lo mi smo obre la superficie ve rti ca l de la talla de la guirna lda y la concha en el travesaño inferior de la mi ma y en la moldura inferiores de los alero del fron tón inferior.

Esta/lamientos : Sobre la parte inferior de la guirnalda , con grie tas, faltante , decapado, corrosió n y eclo ió n importante, posible me nte asi ti da po r la pre. encía de un resa ne an terior muy duro que propició la ec losión de algun a porcione de la gu irnalda. Las mo lduras inferiores de lo aleros de! fro ntó n rec to, parte de amba va lvas en las concha del frontón superior.

Hidrólisis : La hidróli si e tá pre en te e n forma notab le en la moldura inferiores de los e lementos uperiores del frontón recto, y en los tre ·illares descritos anteri ormente; se observa asi mi smo e n va ri a de las porcione má degradadas de lo tloreos de l marco de g uirnalda.

Grietas : E n a mbo aleros recto de l frontón inferior, pero o n muy importantes e n e l e le me nto horizon tal inferior de la guirna ld a que e nmarca e l tablero central , do nde hay varios frag me nt os de talla a punto de desprenderse, existie ndo inclu so alg un os fragme ntos de hojas o flores que ya se han de prendido.

Faltantes de mortero en lasjuntas: Posiblemente por haber

ido intervenido e n época relativamente reciente, e te remate presenta muy poca pérdida de mortero en la juntas, iendo notables é ·tas en la uperfície inclinada de los miembro superiores del frontón recto .

Otros deterioros : Este remate presenta una mancha y una eríe de perforacione abajo de la moldura que so tiene el marco de guirnalda; on cinco línea o curas horizontales, marcadas con suciedad de la contami nación y un conjunto de hilera inc linada de cinco perforaciones de clavo. Estos J eterioros se deben a una instalación eléctrica que tuvo e l remate en el pasado. En la cornisa del fron tón cu rvo existe en forma excepcional la pre encía muy débil de líquenes del género cru tosa.

6. PROPUESTA DE TRATAMIENTO En virtud de l análi sis efectuado a los deterioros y problemas que presentan lo remates, que han sido de critos en lo dos punto anteriore , e recomienda la realización de las siguientes operacione para efectuar el tratami ento de esto remate : reemplazo de piedra muy degradada si n importa ncia decorativa o artística y que presenta un estado avanzado de deterioro, limpieza de la mugre sobre la pátina negra, rejunteado, e liminación de material deleznable obre parte a re anar, consolidación e hidrofugación de la piedra, re ane e integración de faltantes.

6.1 El criterio para la remoción de los sillares y elementos degradados El criterio recomendado a eg uir para e fectuar reemplazos por piedra nueva debe ser el iguiente: la piedra no debe te ner parte de talla ni decoración labrada importante, deben ser si llares y/o e le mentos de carga, separación o soporte, su e tado de deterioro hace más segura y es nec~.: sa ri o su reemplazo cuando los e le mentos decorativo de tall a están tan degradados que ya no aportan nada al aspecto estético del elemento decorativo. La decisión debe ser tomada rápidamente de común acuerdo entre lo arquitectos responsab les de los criterio de re tauraci ón y e l uscrito. 6.2. Limpi eza Se debe efectuar la limpi eza de todas aquella uperfic ie de piedra que conservan co tra negra o pátina con uciedatl ; la limpieza debe er localizada, hecha por operario cuidado o y no debe tocar las área donde la costra negra e encuentre perdida, pues en esas parte se encuentra expuesta la uperfície degradada, y la fricción de la limpieza provocaría la pérdida de porcione originales con talla y rel ieves importantes.

La limpieza se reali zará con una solución de un detergente no iónicd, un producto etoxilado de nonil fenol como elli apol N, agepón, tritón x 100, surfac pol , etc. empleando una concentración de 1 g/1 en agua de preferencia destilada. El procedimie nto a seguir será el siguiente: 1) Humectación de la uperficie a limpi ar con el líquido de limpieza.

2) Humectación prolongada de la superficie a limpi ar, previniendo la evaporación por cubrir 1!1 área a limpi ar con polietile no flexible , se deja el máximo tiempo que permite una jornada de trabajo.

3) Limpieza por acción mecánica con escobeta o cepi ll o de ixtle o de raíz, se hace ólo la fricción requerida para la limpieza, y re tri ngiendo el trabajo mecánico a la zona con co tra negra. 4) El proceso se inicia e n la parte uperior del remate, sin dejar secar hasta el momento en que se compl eta el frotado . 5) Enjuague lo más perfecto posible para eliminar al máximo los restos del detergente.

6.3 . Rej unteo Se recomienda la reali zación del rejunteo de la . iguiente manera: 1) Sólo . e procederá a la realización del rejunteado o rajueleado de aquella juntas cuyo mortero se encuentre en mal estado.

2) Se removerá el máximo posible del mortero antiguo.

3) Se empleará un mortero blando aba e de cal, cemento y arena, empleando piedra molida del mi mo tipo para ayudar a la igualación de l color en la junta con el resto de la piedra en el remate. Se recomienda una mezcla de partida para ajustar conforme a las nece idades del trabajo de 8:2: 1, con cemento blanco y cal apagada. 4) Si e emplean fragmento de piedra para rajuelco, que ésta ea tezontle o recinto. 6.4. Re moció n de piedra de leznable Cuando e tenga que efectuar la integrac ión de parte faltan te con piedra pl á tica, obre porciones de piedra origi na l, e reconda verificar si la uperfic ie tiene la solidez requerida para poder reci bir, 1 re ane sin que u fragilidad facilite la caída del mi mo pero kniendo mucho cuidado de verificar que la remoción no está elimin ando parte de talla importante; ésta debe consolidarse a toda co ta, fijar e con resina epóxica, pero no remover e. La remoción se detendrá cuando la piedra original mue tre suficien te re i tencia para recibir el resane .

. Consolidación e hidrofugación

La piedra degradada debe consolidarse con una re in a de ilicón olegomérica, un iloxano tipo ilicato de eti lo (se recomienda en e pecialla marca Wacker), empleando e l con olidante OH. Este se aplicará de la siguiente manera: 1) La piedra debe estar lo más seca posible y fría.

2) Se aplicará por escurrimiento desde la parte superior, o por impregnac ió n se cubre la parte a tratar con estopa impregnada del consolidante.

3) Se recomie nda trabaj ar en la tarde o noche. 4) Se recomienda e mplear el consolidante OH disue lto en nafta al l Oó 15%. 5) Tomar precaucione extremas e n contra del fuego pues el consolidante, lo mismo que e l hidrofugante, on inflamable . 6) La aplicación Jel con olidante requiere que se cubra con lámina flexible de polietileno, para prevenir la evaporación y aumentar la penetración. 7) Después de la aplicación del consolidante se deja completar la reacción de hidrólisis del mismo, antes de aplicar el hidrofugante. 8) El hidrofugante recomendado es e l llamado Hidrofugante 290 de la compañía Wackcr; e aplicará siguiendo el mi. mo procedimiento que el recomendado para el consolidante.

6.6 Compensación de faltantes y fijado de fragmentos y grietas Para la integración de fa ltante e recomienda el empleo de piedra plástica iguiendo la ugerencia que se ha expresado para el mortero de resane.

Las grietas existentes de deben adherir con una resina epóxica tixotrópica; e recomienda el producto colmasol de la Compañía SIKA. Inyectado o escurrido a partir de la abertura de la grieta. Para efectuar la inyección e efectuarán perforaciones de unos 5 mm de diámetro, espaciadas uno 40 cm si la abertura es grande; e coloca una fracción de tubo de plástico en el hueco, 114 dejando una saliente de .5 a 1 cm y se inyecta la resina con una aguja hipodérmica; e debe tener precaución extrema pue los escurrimientos de resina podrían er impo iblc de remover 111 dañar la piedra original. D la conservación de argamasa en la capilla de "la conchita". coral garcía valencia E, barroco en argamasa 1 fue una de las expre ion e regionales dd barroco me icano. Se caracteri za tanto por el tipo de ornamentación como por el material con que e llevó a cabo y e si ngul ariza por la decoración en relieve, cuya eje ución y tratamiento de formas se deben principalmente a la creati vidad de arti ta indígena .

BIBLIOGRAFIA

Este género lo constituyen la obras que adornan lo exteriore de edificio : portada , arco atriale. , torres, fachada princi pales, etc.

No se ha preci ado el momento en que comienza a producirse el barroco en argamasa, ni el centro de irradiación de e ta expresión. Sin embargo, Guadalupe de la Torre comenta que "fue durante la primera mitad del iglo xvrr cuando se utilizó por primera vez y e alcanzó u mCu.imo de arrollo en el ·iglo iguiente". 2 Re pecto a u posible relación con el barroco e pañol, Manuel Tou aint con idera que alguno elemento decorativo fueron una herencia e pañola de tradición mu ulmana. 3 Pero Marco Díaz, de ·pués de analizar vario eje mplo sevillano aclara que "todas [esas] obra . on tan per onales y diferenciada de lo mexicano que sólo se pueden \'incular por la profusión decorativa que permite el mate rial '.~ La argama a e un material dúctil consti tuido por cal, arena y agua, a los que , eventualmente, se les agregaba fibra vegetales. Una vez endurecido producía un material resistente a la intemperie, el cual era enca lado y policromado.

Técnicamente, e trabajó tanto por modelado, obre un núcleo de piedra, madera o ladri llo, como por moldeado, para motivos repetiti vo . En cuanto a u factura, lo relieve produ-cid os variaban en u espesor por lo cual, Guadal u pe de la Torre lo ha cla ificado en tre tipo . 5 1) El relieve que ape na. sobre ale del paño y que utiliza forma menuda y delicada .

2) El relieve de mayor volumen pero plano.

3) El relie e de volúmene muy obre aliente y entrante muy pronunciada , de perfile redondeado y carno o y de alta calidad de modelado.

Lo relieve del barroco en argama a on todos de autor anóni mo. Sus creadore ·"concibieron obras que reflejaban sus predileccione devocionale , u gusto por la exhuberancia formal y su peculiar entido del co lor, obrando con entera libertad artí tica. Al realizar su trabajo, la fanta ía de los arti ·ta e dejó llevar in cortapi a por una e pontánea elección de forma natural e y simbólica del repertorio barroco. Además, e inspiraron en modelo de obra urbana , tomando de ell a elemento formal e que re interpretaron y pla maron con libertad , ceñido o no a las norma artí tica . A í, en mucho itios encontramo monumentos excepcionale y capricho o , producto de un a libert ad e ingenuidad carente de principio , que se permitió olucione formaJe de gran originalidad". 6 ' Gundalupe de la Torre, "El barroco en argamasa", pp. 'J':J'L-'Jf:J 1. 2 Ibídem,p. 953 . 3 Ibídem, p. 954. La decoración en argamasa fue acogida con entusiasmo en varias regiones de la Nueva España y aplicada tanto obre edificios civi le como religio o . En e l Estado de México, el Valle de Texcoco e uno de lo centros donde la argamasa fue una constante. El relieve en este material es la nota más popular de la arquitectura texcocana. 7 Ejemplo de ello son: los arco atriales de Texompan y Papalotla, la portada de la Trinidad y la de la capilla de San Felipe.

En el e tado de More lo la monumental fachada del santuario de Jesús Nazareno en Tepalzingo es un e. pléndido repre entante. En la Sierra Gorda de Querétaro los templos franciscanos de Conca, Tilaco, Jalpan, Tancoyol y Landa presentan magnífica portada de este género.

En la región poblana e encuentra otro de los centros má importante del barroco en argamasa. En Zacapechpan, municipio de Cholula, e localiza un ejemplar, al parecer único, en cuya portada e combinaron la pintura mural y el relieve en argamasa. La ciudad de Atlixco 8 contiene uno de los conjuntos más interesante de templos decorado con argamasa como la capilla de la Tercera Orden y el templo de la Maced.

En el e tado de Tlaxcala, la obra más importante es e l santuario de la Virgen de Ocotlán, en la ciudad capital. En el de Veracruz, e l de Santa Gertrudis en Orizaba. En Chiapa., Santo Domingo en San Cristóbal de las Ca as.

En e l Di strito Federa l, en la zona ur, encontramo vario ejemplos de arquitectura civi l con fachadas decorada con argamasa. En e ll a el e lemento ornamental que predomina es la ajaraca 9 y las podemo ob ervar tanto en San Angel como en Coyoacán. En cuanto a arquitectura religio a, tenemos las portadas del templo de la Magdalena Contreras y la capilla de la Concepción en Coyoacán, mejor conocida por "La Conchita", ambas de factu ra y diseño muy semejante.

En el edificio de "La Conchita" lo relieve en argama a están pre ente tanto en la portada como en las cuatro cara. exteriores de las torres y una pequeña sección de l muro testero. Como típica decoración del siglo XVIII, e tá constituida por diverso tipo de e lementos forma les, entre los que e encuentran los mixtilíneos , los quebrados y lo figurativos. Los mixtilíneos conforman ajaracas en la portada; los quebrado , e tría zigzaguean te en la jambas de las torre , y los figurativo los encontramos como flores di ver as, roleos vegeta le , querubines, anagramas y representaciones astrale . En la portada, con excepción de lo e lemento. quebrado se conjugan todo estos tipo · de elementos forma le , los cuales e encuentran dominado bajo la fuerte pre encía de dos grandes oportes e típites.

Técnicamente, en la decoración de e ta capi ll a encontramo argama~a trabajada tanto por mode lado como por moldeado. La moldeada e tá presente en los elementos repetitivos, como las ajaraca de lo paño latera les de la portada o las estría de las torre . La moldeada la observamos en la decoración fitomorfa de las en juntas del arco ele ingre o o las estípites, a í como en el conju nto de anagramas del muro testero. Todo e te trabajo de argama a se encontraba, originalmente, encalado y policromado en azul , ocre y rojo, predominando e te último. Policromía de la cual sólo se con ervan algunos re to .

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El estado de deterioro de la argama a era ba tante grave. El material había sido atacado, básicamente, por tre ti pos de agentes de deterioro: físico-químico , biológicos y humano.

El agente físico-químico má importante era la contaminación ambiental y, aunados a ella, la vibración y el viento. El ataque de la acidez ambiental había degradado el material cementante, o ea, la cal, llegando en el exterior a la falta de cohesión extrema y la pulverización total. En el interior, entre la capa de argamasa y la mampostería, además de la falta de cohe ión, la intensa y constante vibración del tránsito vehicular ocasionaba desprendimientos, formaba cámaras de aire, desmoronamientos y deformaciones del repellado.

La acelerada degradación del material había oca ionado grandes pérdidas, dejando de cubierta la mampo tería. Las juntas de la mampostería, realizadas con una mezcla semejante de argamasa, también sufrieron el mismo deterioro. En con ecuencia, paulatinamente se perdió el junteo, permitiendo la filtración de lluvia ácida al interior de los muros con las conabida consecuencias.

Como agente de deterioro de tipo biológico, encontramos, ademá de lo líquenes, a las hormigas. En este ca o una e pecie de hormiga, al parecer nocla ificada, que excavando a nivel de repellado, e le veía circulando debajo de las zonas recubiertas con argamasa. Su presencia se uspendió con la llegada de la primavera, momento en el que, por u ciclo vital se transfomlaron en coleópteros y emigraron a otro lugar. Lo cual fue razón suficiente para invalidar, ante la administración, toda in ve ligación obre u ataque, control o exterminio.

A la pé ima condicione de con ervación antes eñalada , se sumaba el deterioro oca ionado por la intervención de supuestos restauradores, quienes habían intentado la con olidación de la argamasa durante la temporada de trabajo del año anterior. Para ello, habían aplicado, superficialmente, algún tipo de acrilato en emul ión que si bien endureció la uperficie también selló el poro del material y, en consecuencia, el muro no tran piró, se acumuló humedad debajo del material plá tico y se empezaron a desprender grandes secciones de e a capa endurecida. Afortunadamente sólo intervinieron la fachadas de la torres que dan a la bóveda y el conjunto de anagramas del muro te tero.

Así la cosas, la nueva propuesta de con ervación se iniciaba con la eliminación de la intervención anterior y la realización de la investigación y las pruebas pertinentes para su correcta conservación.

Respecto a la intervención anterior no se localizó registro alguno, pero después de algunas pruebas e detectó el tipo de material empleado y la forma de eliminarlo ca i en su totalidad.

Arriba: Fachada principal (ajaracas entre el nicho central y la ventana izquierda). Estado antes del proceso. Abajo: Fachada principal (ajaracas entre el nicho central y la ventana izquierda). Estado después del proceso.

Po · teriormente e realizaron pruebas de compo ición y color para la pa ta de resane y ribeteo. Lo componentes de lapa ta fueron: cal hidratada, arena-lavada y cernida-, pigmento mineral , agua de ti lada y emu l ión acrílica diluida a bajo porcentaje. Ante de aplicar la pa ·ta en laguna y borde. , ésto e humedecían con agua de tilada alcoholizada, terminando el proce o con una cuidadosa limpi..:za del excedente.

Paralelamente se realizaba la inve tigación obre el material con o lidante. Se llevaron a cabo 51 pruebas con diferentes método y materiales, entre lo cua le estaban : cal viva, cal hidratada, bicarbonato de sodio .Y si 1 icato de sodio. Cada uno de e ll os e probaron en mezcla de diferentes proporciones y reforzado con un agente tenso-activo. Las mezcla fueron aplicadas tanto en caliente como en frío sin obtener lo objetivos de eados de cohesión y a lta penetración. Se procedió entonce a la inve ·tigación de consolid an tes di uelto en solventes de baja ten ión superficial. Entre e llos se localizó un esterde silicio de la ca a Wacker Mexicana con característica ideales para el ca o: afinidad con lo materiale con tituyente de la argamasa, alta penetración, resistencia a lo ácidos y no ob trucción de los poros de l material. La. prueba de laboratorio se llevaron a cabo en el In titulo de Investigaciones Antropológica de la UNAM con la a esoría del Ingeniero Torres. Las prueba in si tu fueron a eso radas por el señor Roland Hilde l, Gerente Técnico de Wacker Mexicana. El re u hado de la etapa de inve tigac ión fue atisfactorio, determinándose aplicar el con olidante por el sistema de venocli ·i .

Los elemento decorativos que habían perdido la capa de repellado y cuyo grado de deterioro no permitía u fijado al muro, fueron previamente con olidados por aspersión . Una vez curado el con olidante, e procedió a reponer el repellado para fijarlo al muro. Algunos fragmento fueron de prendido por el si tema de bisagra ante de u fijado. Este i tema se utilizó también para fragme ntos desprendidos de menor tamaño, los cuale e adhirieron a la mampo !ería con la misma pa ta de re ane mediante presión prolongada. La presión se mantenía con flejado de tabla obre el área a adherir, anclando lo · puntos de ten ión en las laguna cercana .

Alguno fragmen to aislados, a punto del desplome, fueron de prendido por el método Stacco a Macelo, consolidados y recolocados en su itio.

En las fachadas poniente y no11e de la torre , el estado de deterioro de la argamasa era todavía má grave porque, ademá de todos los daño comentados, e taban expue tasa lo viento dominantes. La erosión eólica había hecho verdaderos e tragos sobre ellas. Lo pequeño fragmento de pintura mural , re istentemente adheridos y protegido bajo los corni amiento , habían perdido todo rastro de repellado. A esto fragmento e les veló y desprendió para reponer el repellado perdido y recolocarlos en u itio por flejado.

Elequipodecon ervacióne tuvoconstituidoportre Re tauradores : Elena Barrios, Javier Godín y Lui Cisniega, quiene estaban a istidos por tre ayudante : Mónica Suárez, Alejandra Nieto y Osear Picazo. Al grupo de Restauradore , inicial y temporalmente, e unieron lo Re tauradores: Luz de Lourdes Yelázquez, remanda Yeg:1 y Charles Dabó, asistidos por Verónica Hernández y Enrique Tabira.

El personal de trabajo se encontrab:1 distribuido por el monumento en varios equipos de dos o tres integrantes. Cada uno ele los grupos realizaba diferentes procesos egún el área de t;·abajo. Conforme se terminaba la inyección, el fijado, el re ane y el ribeteo, e procedía a la consolidación. Como recordarán, el istema de aplicación del consolidante fue el de venoclisis, ya que era la única forma de asegurar la impregnación total del material. Para controlar el grado de impregnación, el velado protector e cuadriculó y, dentro ele la cuadrícula se eñalaron lo puntos de inyección. Cada punto e perforó con broca de joyero y taladro manual para evitar el estrellamiento de la argamasa. El grado ele impregnación también e regulaba por la relación espesor-consolidante por área determinada.

Una vez impregnada una sección, la cual se mantenía cubierta con polietileno para retardar la evaporación, se cubría con compresas de solvente para lavar y absorber excedentes de consolidante. Terminado el curado se retiraba la tela del velado de protección mediante compre as de o! vente y se procedía a integrar el tono dJ! los re anes alterados por el consolidante. Para concluir se aplicó un hidrofugante que, por falta de presupue to, sólo cubrió la . ección de anagramas del muro testero.

El área total consolidada fue de 59m 2 . El área total resanada fue de 17m 2 • El ribeteo alcanzó 320m, lo mismo que el junteo.

La conservación de la argamasa de este edificio estuvo sujeta a tre principio bá ico : 1) Pre ervación del material en u e. tado actu:1l de deterioro. Torre, Guadalupe de la, "El barroco en argamasa", en Historia del arte mexicano, t. 7, México, Eclit. Salva!, 1982, il ., pp. 952-967. interrelación de la arquitectura y el entorno social.

maría dulce de mattos alvarez oweena camille fogarty : reportaje fotográfico Á 1 hacer un análisis retrospectivo de la vida del hombre en e te planeta a lo largo de la hi storia, se puede uno percatar de que muchos proceso de cambio se han dado de forma "natural" y gradual y que el ser humano fue dominando al medio en la medida que su conocimiento en relación a la naturaleza e fue profundizando. Cada descubrimiento o cada nuevo in trumento utilizado representó un avance en su dominio sobre el entorno. Sin embargo, desde el momento más primitivo, ha demostrado que es el único ser capaz de captar y analizar el medio circundante y po teriormente tran formarlo . E to proceso de transfo rmación, ocurridos a lo largo de la hi toria y que tienen al ser humano como centro, no necesariamente han ido rápido , exito o y concluyentes; mucho de ellos, realizados a ba e de experimentos, pudieron explicar en su momento, fenómenos ante inexplica-El reportaje fotográfico que acompaña este e crito cubre diversos aspectos de la ciudad actual; parte del mi smo ilu tra el artícu lo siguiente. Gracias a la agudeza visual de la autora, la imágene expresan, por sí mismas, algunas de la diaria vivencia de la urbe moderna . Todas las fotografía on toma actuale de la Ciudad de México.

bies; pero con el avance de la ciencia, e pudo verificar que algunas de estas explicaciones no eran las más cercanas o acorde a la realidad. También e pudo detectar que muchos de e to de cubrimientos han llevado al hombre a situaciones muy difíciles de controlar. Sin re tar importancia a lo cambio graduales por lo cuaJe ha pasado la humanidad y in querer implificar los grandes momentos históricos de nuestro antepa ado , no parece importante re altar dos grandes procesos en épocas más recientes que han provocado cambio rápido en la humanidad; nos referimo a la Revolución Industrial en el siglo xvm y al proce o de urbanización masiva del iglo XX, acompañado de un de arrollo tecnológico sin precedentes.

En el presente siglo, los cambio han sido cualitativa y cuantitativamente tan importante que mucha veces resulta difícil percatarnos de u profundidad y analizarlos en su globalidad, a í como en u e pecificidad. Esto, frecuentemente nos lleva a vi ualizar e te proceso superficialmente o como algo fuera de nuestro alcance, pero además, aparentemente ajeno a nue tra vida cotidiana y a nuestro contexto.

Si reflexionamos sobre nue tro entorno en el sig lo XX podemo constatar que de una población emi nentemente rural en el principio del mi mo, hoy estamos inmersos en la ciudad que má crece en el mundo, la cual dispone de una zona metropolitana con un sinnúmero de problemas diario , tales como tran porte, contaminación, vivienda, trabajo, subempleo, basura, etc., con amplias zona periféricas con sus conocido "cinturone de pobreza", con e caso recur os de infraestructura e interminables problemas.

Es evidente que el hecho de contar con una población eminentemente urbana trae como con ecuencia la necesidad de la creación y concentración de recursos fí ico de infrae tructura urbana, los cuales provocan movimientos ociales y culturale importantes en la vida de la población, resultantes de la nece idad de adaptación al nuevo medio. Muchas vece , la intención inmediata y directa aparente no es la de provocar transformaciones importante en la forma de vida ocial de la población, ino de buscar mejores condiciones económicas para el de arrollo del paí , pero el cambio global, aunque m á lento e · inevitable.

Es importante considerar también que a lo largo de este iglo, como ya e mencionó anteriormente, la tecnología mundial ha avanzado de tal manera, que frecuentemente no nos percatamo de que el aparato o la máquina rige gran parte de nuestra vida. A título de ejemplo, mencionaremos nada má aquellos que entran a los hogares, como la televisión el aparato de sonido ofi ticado, la vi-deoca etera, el teléfono celular, el nintendo, la computadora, el horno de microondas, etc. Todos son elaborados por el hombre y teóricamente con el fin de proporcionarle biene tar.

Hoy caminar por la ca lle tiene un enfoque diferente que al principio del siglo; el concepto de "barrio" se ve alterado entre otros factores por lo ejes vi ale que rompen su e ·tructura interna; la mi ma presencia de gran número de automóvil emuchos de ell os en la banquetas, dificultando desde el paso de l peatón-cambia no sólo la configuración de la ciudad, sino propicia condi-:iones diferentes de interrelac ión ocial. Lo mismo sucede con la exi tenci a de :alles cerradas, a veces, con un policía :ontrolando la entrada· al privatizar este !Spacio, e red uce el concepto de call e .omo lugar público y común, dando ac-:eso solamente a un determinado grupo :le per onas.

Es evidente que la complejidad de !Sta situación ex ige soluciones de con-128 junto y específicas, también complejas. Por esta razón, las diferente áreas de conocimi ento tienen el gran reto de buscar nuevas alternati va que permitan dar por lo meno algunas respue ta al problema. ¿Cuál sería el papel de la arquitectura en e ·te contexto? Este erá el tema del pre ente ensayo.

EL PAPEL DE LA ARQUITECTURA l . Perspecrims. Considerar la arquitectura, por lo menos parcialmente• como una conciencia aplicada, nos ll eva para u análisi , a tomar en cuenta dos perspectiva fundamentale :

a. La perspectiva de la evolución intema, e decir los cambio de lenguaje e pecífico y configurador de la realidad dd h~:~ho arquitectónico y las causa de renovación intema. propia de su lenguaje.

Para ejemplificar e ta afirmación se puede mencionar la arquitectura egipcia, la del renacimi ento, la mode rna, etc., con u característica formaJe y técnica propia y su fundamento teó-ri o específico que las hacen diferenciar unas de otra .

b. Las cau. as ex ternas, es decir, u aparición e inserción en el contexto social más am plio, que demandan de esta área de conocimiento nuevas alternativas de olución.

Como ejemplo, e puede mencionar la Revolució n Indu strial, la cual provoca la transformación de la relacione sociales al evidenciar su efectos, sobre todo en lo relacionado a lo problt:mas planteados por la ciudades industriales, por los cambio en lo si ·tema prod ucti vo y con tructivo , por el urgi miento de nuevas relacione económica y ociales, personificadas en la masas proletarias y por el afianzamientos de la cla es y relaciones de propiedad burgue. a, entre otro aspectos. E importante resaltar que e ta dos perspectivas fundamentales expre an "los problema y dificultade · de la historia de la arquitectura que es esencialmente historia de cosas entrelazadas con la vida de los hombre ; no tanto y no ólo hi storia de la humanidad a través de sus testimonios como agente transformador de la corteza terre tre, sino también historia del extraordinario tejido que el tiempo ha formado ent re el hombre y las forma. arti ficia le de u propio ambi ente; hi toria de épocas definidas en . í mi smas, pero también historia de un coloquio que se ha desarrollado entre ge nerac ione di tantes en el tiempo y el espacio". 2 2. ContextualiY1ción . Lo estudi osos de la arquitec tura han men ionado ampliamente que uno de us objetivo primordiale se refiere a la ati facción de una nece idad humana. Ya Alberti en u obra "De Re Aedificatoria" menciona que 'la arquitectura nace de la neces idad; es al principio una re pueta co ncreta a las ex igencia má eleo es el objeti vo de este trabajo reflexio· nar i la arq uitectura e arte o ciencia, o si hay prepondernncia de una obre otra. Eto implicaría reabrir una discu ión que con ideramo muy importante, pero, para la cual aun lo arquitecto no han podido dar una re puesta definitiva. mentales del hombre y más tarde e convierte en in trumento para hacer más cómoda la vida y para expre arel poder y la riqueza" . 3 E. te mi smo autor menciona que " la casa es símbolo de la familia, condición de su existencia hitórica, e identifica con la institución familiar protegiendo su cohesión y su misma existencia".~ En lo relacionado a la vivienda, otro autor afirma ser "el espacio de influencia donde las relaciones entre el hombre y su entorno se e tablecen de forma más inmediata y directa. Con tituye el habitat donde el hombre viene a refugiar e del mundo exterior. Representa e l círcul o de apropiación per onal que cualquier hombre tiene como lugar de refugio y protección y le pone muros, techo y puerta . Ademá de la protección contra e l calor y el frío, del aislam ie nto de la ob ervac ión ajena y de los ruidos ex teriore , estos e lemento delimitado establecen los concepto de " mi casa", e l "adentro" y el "afuera", e l " mundo privado" y el " mundo compartido o público". 5 E evidente que la obra arquitectó nica no se reduce a la vivienda, s ino que di spone tambi é n, principalmente de una infinidad d e equipamiento urbano , e l cual permite al hombre desarrollar una serie de actividades transitorias y públicas que so n parte de su vida formativa o profe ional o aquéllas re lacionadas a aspecto culturales, recrea ti vo y de cu lto . Nos referimos a unidades educacionale , centros de trab ajo, ed ificios gube rnamentale s, ho spita le s, centros de espectáculos, templo reli gioso , etc.

A partir de esta premisas y en ba e a los conceptos antes mencionados, coinc idimos con la corriente teórica que afirma que esta área de conocimiento se preocupa por una categoría particular de necesidade que es mucho má compleja y amplia que la necesidad material de protegerse. E to implica que el objetivo primordial de conformar y concretar estructuras arquitectónicas se vincula directamente a la satisfacción de nece idades que demandan espacio con características e pecífica , en las cuales e pueden de arrollar una o má funcione concreta .

Pero, la solución a e ta necesidades espacia les sólo erá global si puede abarcar toda las exigencia del hombre para la realización concreta de sus actividades; es decir, debe satisfacer no sólo las necesid ades materi ales , si no también las e pirituales.

A í, la funcionalidad de la obra está vinculada a tres aspectos fundamentales: re pender a las necesidades de protección del medio externo, a las demandas de su movimiento en e l espacio para la concretización de sus actividade y finalmente las relacionadas con la apropiación del espacio satisfaciendo necesidades de comunicación , sean ellas culturales, psicológicas o estéticas.

Concebir la arquitectura desde este punto de vista en donde la acción de u o toma una connotación mucho más amplia y compleja, conlleva a bu car el significado de la obra arquitectónica.

Conforme afirma Segre, " los sistemas arquitectónicos asumen u significado a través de determinada estructuras en imágenes que se dan en el proceso de articulación significativa de su elementos componente , acordes a la realidad objetiva; a lo recu rsos materiale y valore que condicionan u conformación. Si los sistemas arquitectónicos y urbano materiali zan la satisfacción de determinados sistemas de problemas o necesidades que se plantea el hombre en una soc iedad específica y bajo la afluencia de los factores inherentes a un de arrollo económico-social determinado, es lógico que la relación entre el hombresujeto y la arquitectura-objeto se produzca fundamentalmente a travé de la acción de uso". 6 Tomar al hombre como centro de esta relación implica afirmar que el u o que e dé a la obra arquitectónica depende principal mente de cómo el usuario, a través de sus pautas de compo11amiento la conciba, la perciba y la interprete.

Así, la significación e refiere entre otros factores, a la rel ac ión entre la obra arquitectónica como istema de ignos y su uso a través de las pautas de comportamiento.

"Esta signifi ación asume un carácter complejo y llena lugar en diferentes niveles y su comprensión se producirá desde los más e lementales y primarios, los más directos y eviden tes, ha ta los más complejos y elaborado . . Esto e debe a l doble carácter de lo istema en u uso; la arquitectura tiene una finalidad práctica en la medida que actúa como contenedor de la más disímilc actividades human as, pero también constituye una expresión artística, refleja determinado valore estéticos; por tanto el hombre e puede si tuar ante ella como usuario-espectador, y es a partir de este doble uso que se generan diferentes nivel es de significación ; lo ignificado directo vinculados a la función práctica que tiene la arquitectura y los ignificados más 130 elaborados o complejo , reflejo de lo valores ideológicos-culturale que condi c ionan la obras". 7

Despué de haber contex tuali zado la arquitectura como un importante atisfa ctor de necesidades humanas, consideramo reJevante agregard análi si de cómo e ta área de conocimiento ofrece y proporciona transformaciones físicas en e l medio natural.

Si retomamos el proceso hi tórico, vemo que en un principio, el hombre di sponía solamente del medio natural para atisfacer us necesidade . Las obras de la naturaleza le proporcionaban la condicione bá icas para obrevivir. Como ya hemo me ncionado anteriormente, una de la meta. fundamentales de u vida ha ido la de conocerla para dominarla y gradualmente ir ampliando este conocimiento y evidentemente irlo transformando. E te proceso, a medida que se va volviendo más complejo va exigiendo del hombre más tran formac ione y una de la muy im-portante es cómo el medio natural e va transformando; on la con trucc ión de casa y edificios el pai saje natural cambia profundamente. La utilización del suelo para el cu lti vo programado también proporciona cambios cualitativamente importante. En otras palabra el hombre se apropia del medio natural para tran formarlo y la arq uitectura ha sido una de las principale responsables de e ta transformació n.

Es evidente que gracias a este proceso transformador de la naturaleza se pueden dl.!lectar la grandes obras contruidas, ya que la arquitectura tiene el gran privilegio de ·er una de la expreione importante de lo nivele · de civi li zación y cultura de lo diferentes pueblos en di tinta · épo as.

Federico Silva afirma que "la arquitectura e ·tá hecha de formas ma ·i a , públicas, abierta. , con las que e expre a una com un idad y nos habla de la esca la espiritual de su hombres; si de alguna manera la sociedad refleja lo que es su estructura , grado de desarrollo económico, organi zación, hábi tos, gu tos, etc., e a través de su edificios. Técnicas, materiale , soluciones formule · hablan de formas de vida, lo mi m o en sus relacione más compleja , como en cue tio nc muy obvias '. 8 Sin e mbargo, la transformación de un medio natural en uno artificial, también trae como consecuencia la necesidad de búsqueda de formas armónica y estéticas que propici an una vi ·ión agradable del propio medio. E decir, las características externas y apariencia. del objeto arquitectónico son de gran importancia, ya que la percepción vi ·ual : más agra-dable cuando e te bjeto pre enta orden, armonía proporción, coherencia entre formas , textura y cromatología pre ente en ellos, e decir connotacione. de ti e. tético. n e to no e quita la importancia de la funciona lidad de la casa o edi li cio y de sus con di ion e de uso, pero tiene n que e tar acompañados de los factore ante mencionado .

3. La arqui1ectura en el siglo XX. Podemo afirmar que la formación y de arrollo de la ciudades no on característica de nue tro siglo, pero el crecimiento anárquico y de ordenado de las grande ciudades, í lo es. Sin querer reducir los grande. problema. económico y ociales tan complejos que este siglo presenta a imples problemas de diseño arquitectónico reconocemo ·que los cambio que el entorno fí ico constantemcnte proporciona, tiene con ecuencia · no sólo de de el punto de vista de la ciudad mi ma, ino que ocasiona un diálogo diferente de lo habitante con ella, demandando un proceso de adaptación con !ante al nuevo medio circundante.

Al tomar como contexto la Ci udad de Méx ico, ve mo la ex i tencia de una multipli cidad de fuctore externo -a la arquiter:tura que han oca ionado un . innúmero de cambio en la conformación física de la mi ma. Entre mucho otro e puede referir a un proce o mi gratorio rural-urbano de los pequeños pu eblo. a la mediana y gran ci udad en bu ca de satisfactore de sobrcvivencia, ya que es en d Distrito Federal en donde se concentra el poder político, eco nóm ico y soc ial; con ecuentemente en e ta área e tán concentrados el gran parque indutri al, lo recur os de infrae tructura de alud , recreac ión y educación, etc.

E. to, aunado al de arrollo interno de la arquitectura , oca iona que la ciudad crezca no sólo en exten ión , sino también en sentido verti ca l; que las vía pública permitan la co muni cación de la ciudad de punta a punta, para que lo vehículo puedan circ ul ar; que gran número de la vivienda individuale o de veci ndad con toda us virtude de eco nomía e in terrelación o ial vayan iendo u tiruida. por condominio y lo patio por e racionamiento o elevadore .

Hasta hoy me resulta muy significativa la afirmación de un ociólogo bra ileño al referirse a la gran Sao Paulo de lo etenta -vivimos en unanuevaselvaendonde lo ani males por dominar on los creado por el propio hombre: a falto, vehículo motorizados, grandes obra de concreto, ía pública interminables, grande industria contaminantes, etc. ¿Podrá el hombre controlar ·u propia obra?

Como afirma Norberg chulz la idea de fijar centro o lugare (proximidad), direccione o recorridos (continuidad) y zonas o territori os (circunscripcione ) son elemento fundamenta le para el er humano de de el punto de vi:.ta p icológico y social. La arquitectura recoge y mantiene e to elemento como re pue ta a la nece idade ante mencionada ; inicialmente en relación a la vivienda y po teriormente vinculada al complejo proce o urbano que in olucra a las grande ciudade . 9 Sin embargo, hoy a nombre de la funciona lidad y modernidad de la ci u-dad , e to -concepto son profundamente alterados.

El centro de la ci udad con ·u magnífica e tructura arquitectóni ca , hoy tiene un ignificado muy diferente de lo que repre entó por alguno siglo . Solamen te para ejemplifica r, el Pal acio Nacional está situado en el centro y a pe ar de er ha ta nue tro dfa un ímbo lo del Poder Ejecutivo, el Presiden te ólo lo utiliza en itua ione excepcionale como ciertas ceremoni a oficia le . Lo mi . mo sucede con la C..ttedral y con otro gran número de edificios arquitectónicos.

La zona o el barrio deja de ser o por lo menos pa a a ser de una manera meno importante, un centro de interrelación ocial, en donde las per ona por conocer. e mutuamente podían caminar tranquil amente por la ca lle , o permitir que us hijo e recrearan de una forma tranquila y ocializada por la tarde .

Lo mismo u cede con el recorrido e decir, la calle ; alguna dejan de erto-talmente públicas y otra ofrecen peligros que obligan a la reducción de las caminatas a la estrictamente necesarias. A e to e añaden las grandes distancias a recorrer, las cuales exigen el uso del automóvi l o de tran porte público , en donde el anonimato e el factor preponderante. Inclusive en esto recorridos e puede vislumbrar una cantidad de imágenes visuales relacionadas a la publicidad nunca antes visto.

A partir de e ta reflexiones cabría indagar cuál e el papel que viene desempeñando la arquitectura en tal contexto. Conforme a fuma Carlos Lira, "la Ciudad de México, al igual que mucha otra capitule del mundo, ha tenido que intentar dar solución y re puesta a una erie de necesidade diversificadas que el modo de vida actual ha hecho indispensable. Si la arq uitectura obedece a una serie de condicionante económicas, política , ociale , religiosas, tecnológicas, etc. no es difícil entender, para quienes vivimos en esto últimos años del siglo XX, la comple-132 jidau que implica dar re pue ·ras arquitectónicas adecuadas a tan di ímbola y aun contradictorias condicionantes". 10 Gracias a esta complejidad, actualmente en México se puede hablar de una diversidad arquitectónica muy amplia, orientada por lo menos hacia dos vertientes. La primera se refiere a la vivienda, la cual se presenta en múltiples manifestaciones: edificios, condominios horizontales, casas individuales, multifamiliares, etc., y que buscan dar respuesta a la numerosa gama de necesidades de las diferentes clases sociales. Estas manifestaciones tan diversificadas permiten hablar de una tipología específica de dicha vertiente.

Sin embargo, es importante resaltar que la problemática de la vivienda de la Ciudad de México no sólo ha sido de cantidad como también de calidad, lo que ha afectado el modo de vida y las tradiciones de la población. Para mencionar apenas un factor generador de este problema, podemos percatarnos que una u e la consecuencias del creci miento de me urado de la ciudad y de su zona metropolitana e refiere a la disponibilidad y al paccio que adquiere11 lo terreno . Estapucdeserunadela m. tiples razones por la cuales la utiliza, aón racional del espacio se vuelve una de la prioridade má apremiantes, principalmente en las viviendas para la cla e media y la de e ca os recurso ; consecuentemente, la reducción del espacio interno es casi inevitable.

Para dar un ejemplo de la afirmación anterior, analicemo qué ucede con la cocina mexicana. El quehacer culinario en México e complejo y laborioso y exige un espacio diferente al de la culturas en donde la actividad culinaria e mucho má imple y menos elaborada. Además, buena parte de la actividad ocial y económica del mexicano gira alrededor de la comida. Los de ayuno · de negocio y de convivio, las actividadc religiosas y ociale , tale · como el ro merito de Semana Santa, el mole tradicional de la bodas, Jo tamales de Primera Comunión ·on alguna de estas muchas manifestacione . A pesar de reconocer que este problema tiene una variedad amplia de cau aJes, nos permitimos preguntar si la reducción tan drástica del espacio relativo a la comida seguirá permitiendo la elaboración de platillos laboriosos y complicados, o poco a poco erán sustituido por aquellos semi o completamente indu ·trializado .. La egunda vertiente e refiere a lo equipamiento públicos y privado · de prestación de servicios, los cuales demandan la creación o reorganización de espacio que puedan re ponder a las múltiples necesidades generadas por las nuevas actividades. Nos rcferimo a lo · centro médico , educacionales, computacionale , recreati vos, comerciales, indu triales, guarderías, hoteles, etc. Algunos de ellos no on originados en e. te siglo, pero en él adquieren una nueva dimensión y demandan de la ar-9 Con. últe e a Chr. orberg Schulz. Arquitectura Occidental, pp. 225 y 226.

' 0 Lira, Cario . . Para una Hi~·toria de la Arquiteclllm Mexicana , p. 183. quitcctura la creación y reorganización del e pa io interno para dar cabida a nueva funciones, la cuale , en la mayoría de lo ca os, traen implícita la utili zación de por lo meno una cantidad razonable de aparatos y maquinaria resu ltante del avanzado y novedoso dearrollo tecnológico. Gracia a la diver idad anteriormente men ionada y a la búsqueda que la teoría y práctica arquitectóni a: han de arrollado para dar re pue ta al complejo conjunto dt.: nueva nece ·idades originada en el siglo XX, actualmente e puede hablar que la arquitectura en México ha adquirido un carácter pluralista. En relación a e te a pecto, Cario Lira afirma que: "e. importante eñalar el hecho de que, tal vez, las múltiple. direcciones que la arquitectura está tomando, no . ean má que el lógico re ultado de la compleja nece. idades del hombre actual. E natural entonce. que en una sociedad económica política y socialmente conflictiva como la nuestra , con u mi ta y ademá culturalmente caóti a por el bombardeo constante de i temas de vida diferentes a lo propio , la necesidade arquitectónicas can de una variedad tal, que difícilmente podrán er cubierta bajo un único criterio. La multiplicidad de nece idades y la ampli a gama de per pecti a egún la u ale ésta son considerada , han dado a la arquitectura un carácter pluralista ... Sin embargo, el pluralismo de la arquitectura contemporánea, ·e refleja más clarame nte en edificios comercial e , de ofic inas, de espectácu lo , etc. e · decir, en lugares en lo cua le. el hombre de arroll a una se rie de actividade tra n itoriasydecarácterpúblico". 11 Para fi nali zar e te ensayo, consi deramos importante enfatizar que a pesar de todo el proce o de búsqueda que ha recorrido la arquitectura (co mo las demás área de conoci miento) aú n hacen fa lta nuevos y l::!rgo cami no por explorar. omo ya e mencionó a lo largo de e ·te trabajo, los proce o rápido · y mucha vece · incontrolable de urbaniza ión por lo cua les ha pasado este iglo, lo. diferente proce ·o y nivele de desarrollo que han viven iado lo pai e · del continente y la evo! u ión interna y propia de la arq uitectura, aún no se han podido conci liar para ofrecer una re pue ta global Llcl espacio arquitectónico en lo que e refiere al e pacio físico y e piritual de l hombre. En el mundo actual no sólo es evidente el dominio de va lor de cambi o obre el valor de u o humano, individual y soci:-.1 de la obra arquite tónica, sino que además e ta área de cono imiento no ha podido ofrecer aún , respue ta globale y generali zada que proporcionen la creación de obra en donde el hombre viva de una manera digna y e apropie de un espacio que le ofrezca una vida ana y agradable desde el punto de vista físico y emocional. Este problema ·e vuelve todavía má ~u mplejo, cua ndo e analiza el proce o de crecimiento de la pequeñas y grande ciudade que son una rea lidad inherente al iglo XX .

o parece muy oportuna la reflexión de Cario Lira al afirmar que: 'en e te e rado de co a , debemo partir entonce , del hecho de que la arquitectura siempre ha ido reflejo de la ociedad que la genera portal moti vo, la arquitectura actual no e más que la re: puesta lógica a una ociedad en crisi y e a í reflejando e t:l cri is, como cubre realmente u univer al y ance tral fu nción"_l 2

De esta manera, al asu mir que la arquitectura es un a de las área de conoc imi e nto qu e e ·tá directamente vincul ada a la tran, formación de la ociedad, adquiere e pecial importanin u bú. queda actu al y pro pectiva en lo que e relaciona a técnicas y herramientas cie ntífica. que proporcionen la activación de mecani mo tecnológico y creacione e tética que puedan contribuir no ólo a u de arrollo interno, sino ademá al conocimiento e intervención en lo procesos del contexto ocial má amplio. Al tomar en cuenta esta interrelación, la arquitectura podrá ofrecer nueva alternati a de olución a las compleja demanda de la o iedad actual. O moria y Utopía en La Arquitectura Mexicana . Tilde Editores. México, 1990. Cuaderno de Arquitectura y Conservación del Patrimonio Artístico. México, 1990. Noelle, Louise. Agustín Hernández. UNAM. México, 1988. Paulhans, Peters. La Ciudad Peatonal. Editorial Gustavo Gilli, S.A., Barcelona, 1979. Portoghesi, Paolo. El Angel de la Historia , Ed. Herman Blume, Madrid, 1985 Segre, Roberto y Cárdena , Eliana.

Crítica Arquitectónica Parámetros Bá-sicos para el Análisis Crítico de la Arquitectura en Cuaderno Arqui tectura Docencia 2, UNAM. Méx ico, Octubre, 1986. Solano Donoso, Jesús. Dise1 io, Arte y Función . Salvat Edi tare , S.A. España, 1985. Schulz Norberg, Christian. Arquitectura Occidental. Ed. Gustavo Gilli , S.A., 1979 eventos Con motivo de la celebración del quinto centenario del ini io de la fusión cultural en América, la Sociedad de Alumno de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Iberoamericana ha convocado a arquitectos, poetas, filósofos e historiadores para elaborar una revi ión histórica que, sin culpables ni víctima , genere una óptica objetiva e interior para presentar una posicion clara al re pecto, así como alternativa para la ana evolución de nuc ·tra cultura.

Con este evento celebramos no sólo el contacto entre do culturas que conocen el mundo dc~de muy diferentes a pectos, si no también el proce o que inicia con e te encuentro y hasta la fecha sigue generando una diversidad de puntos de vi ta que es necesario conciliar hacia una visión del futuro má unitaria y comprometida.

Como marco histórico a esta celebración, vivimo el fin del milenio, pecu li ar era en la que todo el planeta atravie a por una intensa etapa de tranformación que involucra todos los aspecto de la naturaleza humana. E nece ario que América Latina se adapte de manera óptima a estos cambio, etableciéndo e en una posición de de la cual pueda proyectarse una perspectiva mejor de la que hasta ahora conocemo y que depende en gran medida de nue ·tra capacidad de diálogo crítico donde e revelen las deficiencias que calan nuetra naturaleza.

OBJETIVOS GE ERALES

-Identificar lo valores culturales propios a la arquitectura latinoamericana y plantear alternativas LIBRO ARQUITECTURA, DISEÑO Y ARTE Intervienen treinta de la m á importantes empre as editoria les y di stribuidora de libro de arq uitectura, di eño y arte, tanto nacionales como extranjeras, exponiendo cerca de 2000 títul os que u ted podrá admirar y adquirir a precios accesible en e ta importante mue tra bibliográfica.

EX POS ICION COLECTLY A DE ARTE UNIYERSIT ARIO

Con el afán de crea r un espacio alternati vo a la ex presión artística de alumnos y profesores de la U. I.A ., el Taller de Arquitectura abre sus puertas a la expos ición de trabaj o de arquitectura y di sciplinas complementari a como fotografía, pintura, escultura y textile .

EXPOSICION INDUSTRIAL

Participan en e ta mue tra veinte empresas relacionadas a la construcción que exponen, de manera personalizada a arquitectos y estudiantes, tanto su producto como u ervicio ·, poniéndo e a sus órdene para faci litar el quehacer arquitectónico cotidiano. O el orden visual en la arquitectura y el urbanismo o cuando la norma es: la ausencia de normas. juan b. artigas e iertamente que el título de e ta mesa "Alternativa arquitectónicas contemporáneas" e por demás sugerente y plantea una erie de incógnitas en las que todos hemos tenido que pensar a través del ejercicio profesional y a fuerza de andar en lo diferente medio urbanos de nuestro paí y de otro itio . . Hoy, como resultado del compromiso adquirido de inquirir esto temas en voz a lta no podemo ya posponer una erie de experiencia y de juicios al respecto, aunque ean estrictamente de índole personal. Ni tampoco tan per anales, ni más bien todo lo contrario. Tema é te que afecta tanto al arquitecto en u mesa de trabajo como a la sociedad entera que disfruta o padece lo aciertos o de aciertos del proyecto individual y de su adecuación al entorno.

... Y va de cuento. En una ocasión, con motivo de un viaje a San Antonio, Texas, me a omaba por la ventanilla del avión poco antes de de cender en el campo aéreo. Debajo de mí, en medio del paisaje árido había un diminuto desarrollo urbano con el trazo de calles y lotes, aparecía con la nitidez de un dibujo obre el papel. Podría dibujarlo de memoria. Lo que más me asombro es que aquella realización tenía límite preci os. Sí, una línea perimctral definida, perfecta. Y ¡Oh a ombro! la do o tres ca as ya edificada quedaban, cada una, dentro de u terrenos. No había ninguna construcción a la vi ta, definitiva o temporal, fuera del trazo geométrico, ni ningún coche abandona-do convertido en chatarra, ni ningún puesto de jícama .

Realmente me sorpre ndi ó , no lo van a creer ustedes, que cada cosa estuv iera en su sitio. Ya estaba convencido que tal precisión sólo podría e ncontrarse en los mecanismos de relojería. Resultaba que e l orden, la organización, eran po ibles. Mi incertidumbre no tenía límites ¿A qué planeta habíamos llegado? Había entonces a lgo más, mucho más, además de " echarle ganasmuchas ganas-" al a unto que uno tuviera que re olver. ¡Vaya, quiero decir que no ba ta con las ganas! Que la arquitectura es asunto de orden individual personal-profesional, pero a la vez de organización multigremial: arquitectos-ingenierourbanistas-juristas-políticos, y, claro está, de crecimiento demográfico; repercute en toda la sociedad porque va a incidir directamente de manera vivencia! en todo los usuarios, de cada uno de lo edificios y de la localidad entera.

Ya no sé si interpreté bien el título genérico de esta reunión "Alternativas arquitectónicas contemporáneas", porque sin proponérmelo con cientemente, tal vez por deformación profe ional, deduje: la única "altcmativaarquitcctónicacontemporánea'' es hacer las co as bien, es hacer buena arquitectura y urbani mo, con la uficiente calidad e tética para que contribuya a que " ·e esté bien" en los lugares, para que la vida sea digna de su nombre.

No sé si lo que está ocurriendo físicamente en el centro del país ea lo correcto, ustedes juzgarán. Voy a narrar alguna vivencia muy reciente :el jueves 12 de marzo fui a un lugar del municipio de Toluca que hasta hace poco tiempo era un pueblo, a San Andrés Cuexcontitlán, ya conurbado con la capital del Estado de México. Pero ¿conurbado cómo?

Ocurre que buena parte de los pueblos de México tienen un urbani mo muy particular, en el cual la ca a familiar e ubica dentro del terreno de cultivo y, por ello, la casas no se alíncan obre las calles. Puede uno marchar por alguna de ellas in percibir que aquello ea un pueblo, como me pasó a mí una vez en Morelos, en el pueblo de Mariaca, hará ahora treinta años, caminaba entre dos cercas de piedra, bajo la arboleda, in ver ninguna vivienda, porque éstas quedaban en el interior del huerto y no aparecían a la vista. Era una delicia el fre cor e imponía el ilencio del lugar.

San Andrés C uexcontitlán pasó de una urbanización de viviendas sobre diminutos terrenos de labranza, a formalizar e en pueblo con caas, a veces una junto a la otra, y con call es trazadas y pavimentadas, y como la mayor parte de la casas no abían que ocurriría e te cambio, cada una e quedó donde e taba haciendo ca o omiso de lo trazos geométricos. Hoy aquel lo no tiene orden ni concierto, e l día de mi vi ita había un tractor preparando un terreno para sembrar una de la mejores esquinas de la plaza principal. El caos de conurbación capital -pueblo, pueb lo Excélsior, martes 25 de agosto de 1992, De la Torre.

tras pueblo, primero ll enando los co ·tactos de la ca rretera de co municac ión y poco de pu és la di ·ranci a en tre di cha vía y los tér min os de las dife rentes localid ade s va en aume nto por in stantes. Se es tán acaba nd o los pueblo de México. Algui e n dij o qu e Méxi co e mpezaba en los ca minos de terracería , pero ese Méxi co es tá cada vez más di stant e. Lo vall es se han ll e nado de bl oq ues de ce men to. La zo na indu stri al de Toluca ll ega desde hace tiempo has ta Lerm a, es fác il que su extensión supe re la de vivienda de la ca pital del Estado. ¿Es to es el prog reso?

Yendo desde Puebla haci a Tepeaca, la conurbación que igue el camino se ex tiende por decenas de kilómetros en la mi rn a carretera de dos carril es que daba servicio hace cuarenta años. Es un fraca o rotundo de nue tro desarrollo urbano y de nuestra planificación regiona l. Lo centros urbanos tradi cionale están sobre aturados, pero corno ti enen 138 serviCIOS hay que ec harl es todo el peso encima hasta que rev ienten ¿no habría po ibilidad de equ ilibrar el desarrollo? Y qué dec ir de la conurbac ión de Ecatepec con los muni cipios aledaño . En la vía Méx ico-Texcoco ya se acabó el campo . Y no hay duda que todo esto es una alternativa , rea l, contemporánea que no qui siéramos pero que ahí está, aunque el término de arquitec tónico le quedaría grande. El deterioro de la cali dad de vida es notabl e, aunque habría que preguntar a los habitante s conurbados si sus fam ilias viven mejor que hace cincuent a año . En todo caso la ca lidad de vida es relati va a los diferentes grupos sociales del país, y hacen fa lta arquitec tos que comprendan y res uelva n las neces idades de cada uno de ell os.

Ahora bi en, en México estamos acostumbrados a vi vir en ciudades un número considerable de sus habit antes; siempre ha sido así. Zacatecas, Oaxaca, V erac ruz, Puebla, Mérida, Tl axca la, San Cristóba l de Las Casas, Guanajuato, Cuernavaca, Taxco, lugare que vnn pronto n cumplir ci nco siglo. ele vida. Ciudade de importancia a nivel continental e intercontinent al. Lo que haría una ciudad se ría u capacidad de concentrar, concel}trar, los grupos soc iales con mnyor pos ibil idad de de arro ll o, poder e influencia en el medio ge neral, de concentración de conocimi ento, ele oportunid ad de vida. Grandes ciudades por us ni veles de comunicación y de comercio, por la reuni ón del capital, por u capacidad de servicios.

Y no todo en nuestras ciudades tradici onales so n sin sabore . Le recomi end o que se den un a vuelta por Zacatecas o Tl aco talpan , Oaxaca o Vi ll aherm osa. En la capital de In República se van recuperando zona completas co mo es la acera norte de la Alameda Central; ha recobrado la esca la que había perdi do en pre encia de edificios detona nte · que el tembl or del 85 nos hi zo el favor de quitar. Ha vuelto a esta secc ión el orden vis ual y destacan su. ed ifi cios an ti guos magníficos. No otros, seres ele asfalto, que siempre hemos holl ado el ce mento aún tenemos lu ga re donde pa ea r. Sobre todo ahora que pretendemos dotar de vida al Ce ntro Hi stóri co de la iudad de Méx ico y que en buena parte e empieza a lograr.

Con motivo de la restauración del edificio que albergará la Casa de Tabasco en la Ciudad de México, acudo al centro de la capi tal dos o tre · veces por se man a ¡Qué ciud ad tan se ñora! No acabaría uno de desc ubrir las maravi ll as de patios que hay en ell a, cada rincón es una sorpresa de calidad arquitectóni ca. Aqu í sí que hay arqui tectura , las más de las veces ignorada .

Cierto que los vendedores ambulantes pueden acabar, si se les deja, con cualqui er . itio. Qué bueno que los están retirando. No e. pos ible que todo espacio hab it ab le, con todos los ·erv icios de urbani zación, sea in va lidado por puestos de jícamns y por chatarra, por más que las jícamas nos gusten y que el automóvi l sea nece. ari o. No es posible que cada uno haga lo que qui era , cuando quiera, como y donde quiera . Voy a referirme a una ciudad in ambuluntaj e. Es asu nto de orden y conc ierto.

La gran arquitectura del centro de la Ciudad de México empieza e n e l "espacio urbano", en su relación ancho de ca lle-altu ra de las construcciones, entre ca lles, pl aza y alameda . Se convi erte el e pacio urbano e n e l actor principal de esto lugares. ¿Podríamo imag in ar una ti enda de hot dogs y hamburguesas ocupando e l itio de l Palacio de Minería, con use tacionamiento a la vi ta y u anuncio giratorios en lo alto, in respetar los alineami entos, con los edificios dejados caer en cualquier parte del terreno? Son dos conceptos e. pacíale antitético . Precisamente To lsá conocía perfectamente la planitud que debían presentar lo ed ifi cios dentro de la traza de nuestras ciudades, siguiendo e l a lin ea mi e nto. Su virtuosi mo e cu ltórico le llevó a de arrollar infinidad de planos en pocos centímetros de profundidad para no romper la uperficie vertical de la calle. Por eso e l ve tíbulo de l Palacio de Minería se creó hacia dentro y no hacia fuera del volumen. Por eso la Teresas de Que rétaro tienen también plana su fachada. Por eso e l Neoclásico de nuestras ciudade es diferente del de Estados Unido , donde los ed ificios se proyectaban de bulto, en terrenos j ard inados cuyas fachadas no tienen por qué seguir los trazos de la acera .

Pue bien , no tenemos iquiera que imag in ar un de orden semeja nte al que no queríamos de los '·perros ca lientes" ; hay algunos relati va mente cerca del Palacio de Minería. Habrán pasado u tedes por la esquina de Puente de Al varado y Paseo de la Reform a, sobre Reform a a la g lorieta del Caballito, en e l lado poniente. ¡Qué desqui ciamiento de volúmene y de formas , texturas, colore etcétera, de todo lo que nos enseña la buena arquitectura! Una diminuta ca a con man ardas que e quedó ch ica , debajo de la paredes más o menos pretencio a de edificios má a ltos, feísimos. El ce ntro de la composición visual es un letrero luminoso que vomita una interminable carrera de letras y puntos su pensivos , más veloces que los claxonazo , luce de emáforo , cerrone ¿Surgirá la belleza de la Ciudad?

Excélsior, miércoles 2 de septiembre de 1992, De la Torre.

de coches vecinos para dar vuelta o no darla. Toda la de licia de la gran metrópoli junta. Le entra a uno más prisa todavía.

En la mi ma esquina de la ciudad pero una cuad ra antes ahora circulando por Reforma h acia ChapuJtepec. Vemos a nuestra iJ:J;¡H'ierc.lit un a ~ri e de edificios nuevos, uno grande de color co mo rosadito, como de cartón , que no respeta a lin ea mi e~to s, aliendo en pico hac ia fuera y hacia de ntro, hac ia donde pudo, porque ningún e leme nto visua l lo fija en ningú n siti o. Nada tiene que ver en ca lidad de materi al, ni e n dimen ionami ento de ve ntanas, ni en la relac ión mac izo-vano, con ninguno de lo de alrededor. Si de toros se trata ·e le ped iríamo a l torero que brindara un burel de rega lo. Si se hubiera tratado intenciona lme nte de produc ir de azón formal, no e hubiera conseguido con más éx ito.

Surge la pregunta ¿acaso no ex isten normas de ordenami ento vi ual ? Parece ser que no. Todo esto en la que pretende ser la más "elegante" vía de comunicación de la capital. e olvidó aquí el cuidado de l espacio urbano: se olvidó lo principal. ¿Y qué opinan ustedes del mamotreto que levantó un periódico en la ca lle de Bucarcli , esviajado con respecto. del plttno de Ja calle? ¿Tan mal e laboradas están las normas que permiten tales aberrac iones? E e l cao visuai.' Por lo visual se llega a lo vivencia ) y ese sabor nos lo ll evamos con nosotros y llega a formar parte de nuestra percepc ión de l mundo. Podríamos ll egar a convertirnos en lo mi smo, es como i a uno le aliera una oreja en el lugar de la nariz. La armonía de l entorno incide po itivamente en la manera de vivir.

Acabemo de entrar de una vez al Centro Hi tórico de la capital. Insistimos en que si se de truyera su espacio arquitectó nico, a escuadra y cordel, se perdería su orden. Ahí e tá e l bombazo de l Templo Mayor e perando que algún arquitecto aporte la solución plás tica o

O Parque Nacional o Fraccionamiento

Excélsior, martes 22 de septiembre de 1992, De La Torre que e convoque a un concurso internacional para recuperar el espacio cívico de la Plaza Mayor.

Lo cierto es que, en términos generales, e está bien en el centro de la ciudad, es acogedor. Todavía se encuentra todo en el lugar, igue iendo centro comercial de primera importancia. Es acertado plantar árboles en él porque se humaniza el espacio. La inmediatez entre calles, plazas y espacios interiores es definitiva, es lugar de entrar y al ir con naturalidad, de pasear, de comunicación con las amistades o con los eventos que en él se organizan, escuchar un concierto, tomar una copa en La Opera, o café con una banderilla en el E la, antiguo Tupinamba; la delicia de lo churros con chocolate de El Moro para los niño . Buenos restaurantes. Esta relación entre el dentro y el fuera del e pacio urbano se da en nue tras ciudades tradicionale como no se da en los barrios modernos, donde todo esta separado, donde la vida es má ai lada, 140 donde hay que tra ladar e para convivir. Peri ur y tanta plaza comerciales on para pa ar y para comprar, no son preci amente Jugare para quedarse, para vivirlo , y los centro urbanos tradicionale urbanos í lo son. No é ha ta qué punto los arquitectos hemos analiL.ado e tos fenómenos, pero en ello re ide el éxito o el fraca o de mucho proyectos.

Los zócalo de las ciudade reunían toda las actividade , mientra que las plazas moderna on e pecializadas, las hay de educación en nue tra universidades, para ir al cine, para comprar y vender, en general son para una sola actividad; hoy cada co a nos queda aparte de la demás, antes estaban juntas. ¿Será posible y conveniente recuperar aquellas caracterí tica ?.

El Centro Hi tórico se continúa en barrios populares en tre de us co tado . Lo que podríamos llamar La Gran Ciudad se sigue hacia la Alameda , ahora en vías de recuperación, decíamo , en u tramo norte. Se seguía la ciudad -e eguía, decimos ahora, porque el temblor del 19 de eptiembre de 1985 la convirtió en páramo-a través de la Avenida Juárez ha tala glorieta del Caballito, esta última también recuperada. En laAvenidaJuárez se paseaba muy bien. De de el Zócalo y la calle de Madero e continuaba por Juárez, llena de edificios de reunión de convivencia, de ir a bu car novia, con la arboleda enfrente. El Hotel del Prado fue el lugar de la vida citadina. Me acuerdo que lo perro de Arquüectura eran llevado al Pasaje del Prado a pedir limosna en aquellos elegantes y vitales lugarejos. De de el iglo XVI la Alameda norma la vida de esta ección de la urbe.

Juárez era el nodo de unión entre el centro de la ciudad y el desarrollo urbano de este iglo, de de u inicio . E una sección que e necesario, indi pen able, recuperar, porque e rompió la continuidad, la vida cívica se partió en do dejando el hueco de la Avenida Juárez enmedio. ¿Qué opinan u tedes del absurdo parque "del llanto", monumento al m a oqui mo, en el lugar donde otrora bullía el Hotel Regí , centro de reunión de lo vi itantes del interior del paí , con u bare bohemios y comercio , rodeado de alas de cine? Hoy está convertido en lugar para carpas y tiendas de campaña, algo a í como un trailer park -pero in erlo--, en el punto más caro de la capital, lleno de manifestantes que allí pernoctan protestando por algo, por lo que sea, con razón o sin razón. ¿Hay algo o alguien que pueda satisfacer toda las causa de prote ta? ¿Cómo e po ·ible que no e resuelva esta ituación? ¿Cualquiera puede hacer lo que quiera, donde quiera, cuando quiera y como quiera? ¿A co ta de lo que ea? ¿No tenemos lo demá derecho a tener una ciudad que valga la pena? Volvemos a la jícama y a la chatarra. De no haber habido en Méxicoquienesderrumbaranjacale para construir fábricas, hospitales y e cuelas, el México moderno no existiría. Pareciera que e aprueba el culto al desorden y a la falta de normatividad bajo el pretexto de la democracia, y la democracia no e el de orden. La civitas es, exactamente, todo lo contrario. Quienes pretenden el derecho de cubrir la calle con alfombrasdechácharas y chacharitas pi otean el derecho de los habitante del país a transitar y convivir en las calles, a poder entrar y salir comodamente de los edificios.

Y es que el centro de la Ciudad de México es recuperable. Ahora más que nunca, después de la destrucción del si mo del ochenta y cinco. E una ocasión única, no se volverá a presentar. Hay voluntad política de recuperar el Centro Hi tórico y posibilidade de inver ión económica -no la vayamo a alejar-. Los particulare e tamo convencido y tomamo papel activo en ello, y es que todo somos particulare , hasta los político cuando e les acaba la chamba. Hay aciertos e n la recuperación de la ciudad que no deben er invalidado , por ejemplo ante los problema todavía no re uelto del " mog", problema . que tendrán que resolver e con ventiladore ya ean de a pa o de rúnele . E un problema de física, de circulación de ma a de aire y de redi tribución nacional de la industria. ¿Leonardo da Vinci no hubiera ya preparado vario proyecto ? Habrá que uccionar donde e té el mog no donde no e té.¿ Tal vez un ventilador metido en un avión o en un Zep lín? Habrá que echarle imaginación y ciencia al asunto. Todo de(ltnderá, en primera y en última in tancia de las olucione concretas, y éstas de la normas vi uales que se fije cada uno para resolver lo proyectos, de la capacidad de lo arquitectos e ingenieros en lo individual, y de su preparación profe ional para el análisi arquitectónico. De la capacidad de los gremios para organizar la medida correcta , también en el orden vi ual, porque tal vez la norma preví ta en legislacione anteriore no ean útile , tal vez bloqueen la olución de alguna de e tas nece idades. La voluntad política en estos aspectos ha demo trado e tar pre ente.

Como pueden ustedes darse cuenta, hay mucho que hacer en nue tro medio. E nece ario reflexionar con tan temen te en e tos uce o cotidiano porque en todo repercuten profesioni taso no. Analizar lo que e tá pasando e el único camino para inventar el porvenir, para

Marabunta

Excélsior, sábado 14 de noviembre de 1992, Luis Xavier. crear una arquitectura que permita una vida digna para una vida que alga la pena ser vivida. Pero ni en lo individual ni como grupo e puede ni e ético hacer lo que uno quiera, donde, cuando y como uno quiera. Todo e cue tión de aceptar las normas del juego.

Hasta aquí la conferencia dictada en la Semana de Arquitectura que organizaron e tudiantes de la Univer idad Iberoamericana. Ante u publicación, quiero agregar una noticia y una reflexión.

Otra manera de controlar el smog ería no producirlo ¿Imagina el lector la recuperación de' la región m á transparente del aire" en México, y en otra ciudade contaminada como Atena y Estambul, o en lo grande conglomerado humano del Bra il? Se comenta a ciertos nivele que e ha inventado un motor para automóvi le que reduce coniderablemente el con umo de ga olina y con él, la producción de smog. Sería deseable que u inventore encontra-ran cómo comercializarlo con base en un beneficio de carácter social y no exclu ivamente de venta a quienes ólo ven por u propio lucro.

Sería intere ante que e ta publicación irvie e para comprobar la veracidad del hallazgo científico y promover su aplicación. Este es otro ca o en el que se requerirá de voluntad polftica y valor ante el cambio, cambio que tendrá que llegar. Pudiera tratar e de un pa o de cierta tra cendencia , porque no ganamo nada con esconder la cabeza bajo la arena. E nece ario hacer frente al progreso, y aunque todo cambio implica el rompimiento de un equilibrio e tablecido, el nuevo equilibrio e alcanza de manera natural, como reacción ante la nueva nece idades creadas. Poder repirar en nuestra ciudades contaminada ería un logro con iderable que redundaría en la peregrina, que buscaba el sitio elegido por sus dioses para la ubicación de su principal centro ceremonial, encuentra en 1325 su destino y construye su propio territorio sobre el pequeño islote en donde un águila parada sobre un nopal devoraba a una serpiente. Los mexicas construyen ahí sus templos, casas y palacios ligando la ciudad construida en e llago con la tierra firme, mediante tres calzadas y consolidando así a Tenochtitlan como el centro político, religioso, cultural y comercial del vasto Imperio Azteca.

En 1519 cruzando el océano llegan los españoles en enormes casas que andan sobre el agua y conquistan a los aztecas en 1521 . Sobre las ruinas de la ciudad indígena, cuyo esquema sirvió de base a la nueva traza de Alonso García Bravo, se construye la nueva Ciudad de México, incorporada al Imperio Español y que pronto se constituiría como centro de la Nueva España, con un radio de acción cultural y comercial que llegará al Oriente, a las Filipinas, a Europa y al resto de América. La religión indígena subsiste, pero se ve fuertemente trastocada o sustituida por la fe católica; el horizonte urbano cambió a templos, conventos y palacios.

En el siglo XIX, con la lucha por la Independencia y la Reforma se cambia la estructura social y política del país. Nos con-verti mos en una República Federal, cuyo centro político sigue siendo la Ciudad de México. Estos cambios modifican también su estructura urbana; tras las leyes de Reforma se abren calles y desaparecen conventos.

La zona que hoy conocemos como Centro Histórico de la Ciudad de México, en 1900 era toda la Ciudad de México; su población no llegaba a 400 mil habitantes y su superficie era de aproximadamente 1 O kilómetros cuadrados.

En 1940 se registra un a población de un millón 700 mil personas que ocupan una superficie de 117 kilómetros cuadrados. En esta época no se le ll amaba Centro Histórico, sólo centro, y era realmente el centro a donde la población acudía para efectuar sus compras, a realizar algún trámite a las 146 oficinas de gobierno, a los eventos culturales, a la Universidad . Había más viviendas que ahora de diferentes estratos sociales y un sistema de transporte elemental pero eficiente de tranvías y autobuses.

A partir de esa fecha se inicia el crecimiento acelerado de la ciudad como producto del modelo económico, la migración rural y el descenso de la mortalidad hasta llegar en 1990 a una población de 15 millones de habitantes que ocupan una superficie de 1250 kilómetros cuadrados.

La compleja problemática que presenta el centro H1stonco es causada fundamenta lmente por este acelerado proceso de crecimiento de los últimos 50 años, ya que no se ha generado una estructura urbana adecuada para disminuir la presión de una población diez veces mayor a la de 1940.

Algunos de los principales impactos negativos que sufrió el Centro Hi stórico durante este proceso son los siguientes:

• Una gran parte de las principales actividades económicas y sociales abandonaron el centro, lo que propició un proceso de deterioro fisico que formó un círculo vicioso: deterioro fisico , abandono de actividades y edificios, o usados con actividades tan poco rentabl es que no sólo no contribuían a su mantenimiento sino que aceleraban su deterioro, Jo que provocaba más abandono y más deterioro. Con e te proceso aumentó la inseguridad, el deterioro de la imagen urbana y el decaimiento del turismo en la zona. • No toda la acti vidad económica abandonó el centro, se quedaron algunos giros de comercio al mayoreo y especializado que al ir creciendo fueron demandando mayor espacio y causando la destrucción de los edificios al adecuarlos como bodegas. • En lo que respecta a la vivienda, e observó un proceso de expulsión obre todo de la población de ingre os medio y altos, que no estaba dispuesta a vivir en una zona deteriorada y in servicios habitacionales, y salió a buscar una localización alternativa que le proporcionara un mejor nivel de vida. • Dentro de e te proceso general, otro factor a considerar fue la salida de la Univer idad y de las actividades ociales, ha-bitacionales y culturale que de ella se derivaban; e to fue un impacto negativo muy fuerte para el Centro Hi tórico. • La expansión del istema vial de la ciudad mantuvo su centro en esta zona y la mayoría de las principales arterias que lo conforman continuaron dirigiéndo e al centro y provocó que el 50% de lo vehículos que lo cruzan sean de paso y lo hagan por una traza que no permite el movimiento fluido de vehículos, complicándose con la maniobra de carga y descarga, así como las invaciones del arroyo por el comercio ambulante. • El abandono de los espacios y la insuficiencia de alternativa de empleo propiciaron que aumentara desproporcionadamente el comercio ambulante y que se localizara anárquicamente, instalándose en zonas que entorpecen el tránsito vehicular y peatonal, en áreas con uso de suelo incompatibles o en sitios de uso colectivo. • Una dificultad adicional es la naturaleza del mercado inmobiliario, que hace que los monumentos tengan en general una menor rentabilidad que otro edificio . Si consideramos que la zona está deteriorada, el espacio construido es limitado y el trabajo de restauración en oca iones e más caro que la construcción normal , es evidente que el potencial económico del edificio es menor. A lo anterior debe agregar e que por u antigüedad lo problema jurídicos de los monumentos son mayore y además la respuesta de la burocracia ante una olicitud de licencia o permi o de construcción suele ser aún más compleja, tardada y llena de obstáculos que en los edificio convencionale . • Ante esto se requieren nuevos mecani mo y una nueva actitud de la burocracia para pasar de su tradicional actitud de control a una función de promoción de nueva actividade en edificios restaurados, que no explique por qué no e puede, sino cómo sí e puede.

El efecto conjunto de los factore mencionado rompió el equilibrio de las funciones urbana y provocó el proce o de deterioro del Centro Hi tórico, que e vio agravado por el limitado enfoque que prevaleció durante mucho años bajo el cual la re tauración y mantenimiento del Centro Hi tórico era una responsabilidad del gobierno. Esta visión no sólo tuvo la limitación de los recursos financiero ; también estaba limitada por el uso público final de lo edilicios que ca i icmpre tenían que er oficinas públicas o mu eo .

Los esfuerzos por detener el proce o de deterioro del Centro H i tórico no on nuevo . En primer lugar tenemos que destacar el programa propuesto por Don Jo é de Iturriaga a principio de 1960; la acciones que en el marco de la Olimpiada Cu ltural de 1968 se realizaron en la que figuraban de manera particular la restauración de la plaza de mayor valor ubicadas dentro del primer cuadro de la ciudad. Se intervinieron la plazas de Loreto, Sto. Domingo, Regina San Fernando, Santa Yeracruz, Santa Catarina y otras.

A principio de los años 70' , e realizó una nueva intervención en la zona centro de la ciudad con un proyecto de Renovación Urbana que buscaba la unificación de materiales y equipamiento. Así se intervinieron las calle de Yenustiano Carranza, 16 de Septiembre, Madero, 5 de Mayo, Tacuba, Palma, Isabel la Católica, Motolinía, Bolívar, Filomena Mata, Gante, Juárez e Hidalgo.

Derivado del descubrimiento de la Coyolxauhqui y d..: exploracione arqueológicas posteriore del Templo M a) or, el 11 de abri l de 1980 el Poder Ejecutivo Federal expide un decreto que declara a e taparte de la ciudad como Zona de Monumento Hi stóricos y crea el Consejo del Centro Histórico, integrado por diferente miembros del sector público para proponer la coordinación de las actividades que requiera la recuperación, protección y conservación de la zona.

En e te decreto se delimita la zona del Centro Hi tórico de la Ciudad de México. Abarca 668 manzanas y 1436 edilicios de valor monumental en una uperficie de 9.1 kilómetros cuadrado dividida en dos perímetros: el "A" con una uperficie de 3.2 kilómetros cuadrados, que es el área de mayor concentración de monumentos y comprende lo que fue la ciudad ha ta el inicio de la independencia, y el perímetro' B" con 5.9 kilómetros cuadrado de extensión. Tiene como función el amortiguar los efecto del resto de la gran urbe y correponde al movimiento que tuvo ha ta finales del siglo pa ado.

Algunas de las accione más importantes de principios de lo 80's on lo siguientes:

• Se construyó la Central de Tran porte de Pa ajero Oriente. • Se destinó la antigua Penitenciaría de Lecumberri al Archivo Genera l de la ación. • Se con truyó la Central de Aba topara trasladar la bodegas que e taban en el barrio de la Merced. • El Gobierno Federal llevó a cabo importante obras de retauración del Palacio Nacional y varios templos del centro.

A partir de 1984 se refuerza el decreto que dio origen a la zona denominada Centro Hi tórico, aumentando el número de lo integrante del Consejo, creando una Vocalía Ejecutiva. El reconocimiento internacional al Centro Histórico de la Ciudad de México se formaliza en la Convención General de la UNESCO que en diciembre de 1987 lo declara "Patrimonio de la Humanidad".

El Centro Hi tórico fue de la zona de la ciudad má afectada por lo si mos del 19 y 20 de eptiembre de 1985, sobre todo a lo edilicio de vivienda popular. El programa de Renoación Habitacional Popular que se implementó para la reconstrucción de las viviendas dañada por lo terremotos permitió la intervención en el Centro Hi tórico de aproximadamente 800 inmueble , incluyendo 109 edificios catalogados como monumento , y demostraron que í se puede atender e ta demanda de la zona y que la vivienda es un elemento estratégico para el equilibrio urbano, dándole vida y eguridad a la zona despué de que cierran los comercios y oficinas.

PARA CONSERVAR EL CENTRO HI TORICO Hace década que no exi lían imultáneamente condiciones tan favorables para revertir el proceso de deterioro del Centro Hi tórico y será muy grave que no las aprovechemos porque de pués puede er demasiado tarde. oncretamente nos referimo a lo iguientes factores.

• EJtiste un consenso en la sociedad y el gobierno en relación a la necesidad impo tergable de hacer el máximo esfuerzo porrevertirel proce o de deterioro del Centro Histórico. Hata el momento no hemos encontrado a nadie que e té en contra de un proyecto de esta naturaleza que no permite conervar nue tra raíces y afirmar nuestra identidad nacional en un momento en que el mundo e tá cambiando aceleradamente. • Producto del mejoramiento de la economía del país, la ciudad registra la mayor invt-rsión inmobiliaria de lo últimos 25 años y aunque esta in ver ión no se ubica de manera natural y automática en el centro, antes bien tiende a localizarse en otras zonas de la ciudad como Reforma, Polanco y Santa Fe, es necesario atraer al meno una parte al centro, para impulsar su recuperación. • En lo que hay que hacer, en general todos e tamo de acuerdo; ya ca i nadie piensa en una re tauración de mu eo. Todos estamos de acuerdo en que el centro debe ser un lugar de actividades variadas donde puedan convivir comercios, oficinas, restaurantes, hoteles y viviendas para distinto grupo sociales.

Mas que un plan en el sentido tradicional del término, el Programa iEchame una manita! es una convocatoria para promover la participación con un enfoque integral que busca superar la visión que considera el a pecto monumental como único y aislado, y toma en cuenta lo procesos económicos y sociales para atraer in ver iones que ofrezcan una rentabilidad atracti va y permitan intervenciones de calidad en los edificios y propiciar la participación directa de los re idente del Centro Hitórico y de todos los interesados en su con ervación para lograr tener una cobertura masiva y amplia.

El primer paso de este Programa fue dado por la sociedad civil que en diciembre de 1990 con tituyó el Patronato de l Centro Histórico de la Ciudad de México, A.C., integrado por distinguidos repre entantes de diferentes ectores sociale : comerciantes, banqueros, empresarios, pcriodi ta y profe ioni ta , etc., que manifestaron su di po ición a poner todo su esfuerzo para apoyar el rescate del Centro Histórico de la Ciudad de México. E te Patronato de la sociedad civil con tituyó el Fideicomi o del Centro Hi tórico de la Ciudad de México, como un organi mo privado encargado de la operación del Programa: i Echa me una manita! , que el ll de marzo de 1991 e anunció ante el Presidente Carlos Salina de Gortari.

El objetivo principal del fideicomiso es promover y e timular la participación ocia! a través de apoyo financi ero incentivos fi cale , ase oría técnica, facilidade admini trativa , para que local por local, edificio por edificio y calle por calle e logre rescatar nuestro patrimonio hi tórico y cu ltural.

Por los re ultados que e han obtenido podemos afirmar que en el Centro Hi tórico de la Ciudad de México está en 148 marcha el inicio de una nueva tendencia para su recuperación como lo prueban lo siguiente dato :

• Exi ·ten 428 obras de di fe rente tipo y magnitud en el(\ ntro Hi tórico, con una inver ión superiora lo 800 mil mili .ne de pe o . La participación en las obras del sector pri ado aumentó del40% en 1990 al 85% en 1992. En e160% de las manzanas del perímetro "A" dt!l Centro Hi tórico e tamos atendiendo al menos una olicitud y e tamos trabajando parcial o totalmente en el 15% de los edificio que conforman el Perímetro "A". • Se está trabaj ando en el rescate de la imagen urbana iniciando con la calles de Tacuba y de 5 de Mayo. Con e te programa e e tán atendiendo los a pecios de banquetas, pavimento , alumbrado público, mobiliario, anuncios y, fachada y e peramos concluirlo en febrero del año próximo. • El gobierno de la ciudad ha emprendido un ambicioso programa para reubicaren plazas comerciales a los comerciante ambulantes del Perímetro "A" del entro Hist órico· ha ta el momento se ha iniciado la con trucción de 8 plazas para alojar 3 500 pequeño comerciante . • Está en operación un programa con la pa11icipación de lo vecinos para mantener u vivienda . A la fecha e ha intervenido en 34 condominios con aproximadamente 660 viviendas, que en su mayoría fueron con tmida hace 6 año por los programas emergentes de vivienda y que ya requerían de mantenimiento para evitar entrar en un proce o de deterioro. • Con la iniciativa de pcr ona que no residen en el Centro Hi stórico pero que le intere a participar, e llevó a cabo un programa de limpieza de plaza , fuentes, fachadas de igleias y mu eo ; nos reunimos en 26 oca ione con un gmpo de má o meno 120 per o na los sábado de cada do semanas para trabajar en coordinación con el In titulo Nacional de Antropología e Historia y la Delegación Cuauhtémoc del Departamento del Di trito Federal. • Con la participación de lo restaurantcros del Centro Hi tórico e han organizado evento m en ualc para recordar fecha histórica , promover la convivencia ciudadana y la promoción del Centro Hi tórico· este año e realizaron 1 O evento . • Otro programa que está funcionando e el de recolección de trebejo de la azoteas, con lo que se busca evitar que e acumulen objeto y ba ura que ob truyen la bajada pluviales generando encharcamiento y obrecarga en los techo . A travé de los jefe de manzana de cada zona preví tase convoca a los re identes para que lo ábado algan a tirar su trique . e han hecho recorrido durante 16 ábado y se han recolectado 1 12 camionc . • En lo que re pccta a la actividadc culturales también e está trabajando. Enjulio e inauguró el M u eo Jo é Lui Cuevas· en el edificio del antiguo olcgio de ri to e organizar n 7 evento de Poe ía y Mú ica; de pué de 25 año que no e realizaba, el14 de noviembre e efectuó con gran éxito y la a itencia de má de 1 000 per o na , el Baile de Máscara en la Academia de San Carlos que marca el reinicio de una de las tradicione del Centro; la emana pa ada el Pre idente de la República inauguró la exposición: México: esplendores de 30 siglos, en el Antiguo Colegio de San Ildefonso. • En los primeros meses del año próximo entrará en operación un Circuito Turístico para promover que la población vuelva a visitar el Centro Histórico. Proporcionaremos los servicios para recorrer en un vehículo especial tipo tranvía sus calles principales. Con este circuito se define simultáneamente un área para impulsar inversiones en actividades que promuevan la restauración de sus edificios.

Lo resultados anteriores se han logrado porque contamos con los instrumentos que conforman un paquete que hace atractiva la participación de los interesados en la conservación del Centro Histórico, y que se opera con un esquema de atención sin mostrador para todos los solicitantes.

La atención sin mostrador se brinda a través de un ejecutivo de proyecto que se encarga del seguimiento permanente de todo el proceso y es el conducto único para ayudar a los particulares a conseguir el financiamiento en los bancos, obtener los incentivos que el gobierno otorga, los permisos y licencias que se requieran, y canalizar el apoyo técnico especializado, dependiendo del tipo de obra y las necesidades de cada propuesta de intervención.

El paquete que se ofrece a los particulares interesados en la intervención de sus inmuebles e conforman con los siguientes elementos.

FfNANCIAMIENTO

El esquema crediticio opera con recursos de acional Financiera a través de seis bancos de primer piso: Banamex, Bancomer, Serfin, Somex, Cremi y Banpeco, los cuales tienen sucur ales específicas para apoyar a los interesados en llevar a. cabo acciones para la recuperación, protección, conservación y desarrollo del Centro Hi tórico.

La evaluación de la solicitud de financiamiento se realiza conforme a las políticas crediticias de cada institución en función de la viabilidad del proyecto, un flujo de efectivo que permita su pago y la existencia de una garantía que lo respalde con bienes inmueble , avales o finanzas.

El crédito se puede de linar a inversiones fijas y necesidades de capital de trabajo, lasta as de interés son preferenciales y no e tán sub idiadas; los programas diseñados para canalizar la inver iones en los inmuebles son:

• Re tauración, Rehabilitación y Construcción de Inmuebles.

Restaurando o rehabilitando total o parcialmente los inmueble destinados a actividades comerciales y de servicios, así como promoviendo el aprovechamiento de lotes baldíos. • Reacondicionamiento de E tablecimientos Comerciales y de ervicios. Realizando el mejoramiento de locales comerciales y de servicios (tienda , restaurantes, cantina , farmacias, ferreterías, e tacionamiento , hoteles, talleres, etc.)" mediante la adqui ición de mobiliario y equipo, así como el acondicionamiento de aparadores, instalaciones y servicios sanitarios.

• Restauración de Fachadas y Rehabilitación de Obras Exteriores (Imagen Urbana) Realizando trabajos de restauración de fachadas, reparación y aprovechamiento de muros colindantes y bardas, reordenamiento de anuncios y publicidad, arreglo y reparación de cortinas, toldos o marquesinas, etc.

fNCENTIVOS FISCALES En la Ley del Impuesto sobre la Renta, publicada en el Diario Oficial de la Federación, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público autoriza:

• Reducción de la depreciación inmobiliaria de 20 a lO años, es decir el 1 0% anual en vez del 5%. • Si se trata de una deducción anticipada, se autoriza el 77% de la inversión en un solo año en vez del 51%.

El Departamento del Distrito Federal otorga un subsidio equivalente al l 00% por concepto de:

• Impue to Predial • Impuesto sobre adquisición de inmuebles • Contribución de mejoras • Derechos de expedición de licencias de construcción • Inscripción en el Registro Público de la Propiedad.

Estos incentivos se aplican a los inmuebles catalogados que obtengan el Certificado de Re tauración que expide la Coordinación General de Reordenación Urbana y Protección Ecológica del Departamento del Distrito Federal.

A la fecha se han tramitado subsidios para apoyar a 44 obras e timadas en 140 mil millones de pesos.

SISTEMA DE TRANSFERENCIA DE POTENCIALIDAD El Departamento del Distrito Federal reconoce el potencial de construcción no utilizado por las fincas patrimoniales, permitiendo la transferencia del potencial no construido a un inmueble de otra zona de la ciudad, el cual pagará lo derechos a través del Fideicomiso de Transferencia de Potencialidad, mismos que se destinarán a la re tauración de las fincas originales que transfirieron su potencialidad.

PROYECTOS GRA TUJTOS Cuando consideramos que el solicitante tiene una propuesta viable y en función del tipo de obra ya sea de restauración, obra nueva, acondicionamiento de locales comerciales, rediseño de anuncios o intervención en las fachadas .

Hasta el momento, con e te esquema de trabajo se han elaborado cerca de 100 proyectos con más de 30 consultores diferente . Durante 1991 y 1992 e tos proyectos los paga el fideicomiso y, en ca o de que la propue ta sea aceptada, el proyecto ejecutivo es por cuenta del inversionista. E te esque-ma de trabajo evita los riesgos de la inversión mal canalizada y eleva la calidad de las obras.

FACILIDADES ADMINISTRATIVAS

Todos los trámites relacionados con las obras a ejecutar en el Centro Histórico se gestionan a nombre del propietari o en las oficinas del fideicomiso. Al inicio de las opl.!raciones del fideicomiso, era necesario recorrer entre 5 y 1 O ventanillas donde se presentaban entre 8 y 1 O requisitos y por lo menos 25 juegos de planos para obtener los permisos y licencias correspondientes.

Ahora los procedimientos se han ido ajustando en función del volumen, la experiencia y di posición de Jos organi smos involucrados en la expedición de las licencias de obra y todos los trámites que de ahí se derivan . Hemos logrado reducir hasta 4 veces el tiempo que se requería para obtener una licencia.

En el fideicomiso se apoya la gestión de los siguientes trámites: josé ramón moreno AUSTERIDAD FRENTE A DESPILFARRO R eclamar a finales de los años setenta, una política de austeridad para la ciudad y el territorio, no era más que poner de manifiesto la preocupación de ámbitos culturales y profesionales por la crisis generalizada de la ciudad y el reconocimiento que el urbanismo especulativo y despilfarrador de las últimas décadas, era el gran responsable de la destrucción patrimonial de un elevado número de ciudades europeas.

Es entonces cuando la tensión entre centro y periferia se hace más eviden-te al comprobarse la inadecuada relación entre ambos. La paradoja de un centro consolidado carente de población y una periferia reciente con graves déficits de infraestructura y equipamientos, no hace sino acentuar la falta de vertebración y entendimiento entre ambos sectores urbanos.

La crisis de la ciudad toca fondo. No existe sensibilidad política para dimensionar la gravedad del problema ni mecanismos legales suficientemente contundentes.

En general, el centro de las ciudades sigue un proceso de abandono por parte de la clase dominante que prefiere vivir en urbanizaciones privilegiadas del extrarradio, enajenando de paso sus propiedadeswbanasalespeculadormáscercano. De esta forma, caen edificios de gran interés que son sustituidos por conjuntos de viviendas plurifamiliares ajenos a las constantes tipológicas tradicionales o por edificios del sector servicios que van terciarizando implacablemente el núcleo central de las ciudades históricas en Europa Occidental.

CENTRO Y PERIFERIA De este modo, vienen a coexistir en este territorio central, una población envejecida y de escasos recursos que apenas puede mantener su propia vivienda, con un creciente desarrollo de edificios administrativos o sucursales bancarias o, en el mejor de los casos, algún inmueble residencial que, desde luego, elude respe-tar parámetros tradicionales adecuados al lugar.

De otra parte, la periferia se ha masificado con modelos tipo lógicos de dudosa condición urbana, para acoger migraciones rurales atraídas por una ensoñada mejora de la calidad de vida.

El fenómeno de la especulación se produce, pues, en ese doble ámbito que constituye la esencia de la ciudad: en la periferia, constituyendo viviendas de muy baja calidad constructiva y arquitectónica, con total ausencia de dotaciones y en muchas ocasiones, de infraestructura. En el centro, destruyendo el modelo y alterando los usos.

La segregación espacial toma carta de naturaleza. La ciudad es el reflejo territorial de la lucha de clases, identificándose perfectamente áreas espaciales con formas de vida. Territorio y nivel de renta, en plena concordancia.

MONUMENTO Y CIUDAD La reflexión teórica que se produce a lo largo de los setenta, promueve un cambio radical de posición ante la ciudad.

La presión cultural y social hace mella en la acción administrativa, que genera cambios legislativos.

No sólo se cuestiona la planificación wbana que se ha realizado en la etapa posterior a la última gran guerra sino que, desde el ámbito patrimonial, la noción de monumento se enriquece con nuevas aportaciones que van a incorporarse al discurso del nuevo quehacer wbanístico.

En efecto, a lo largo del siglo XX se han sucedido encuentros de especialistas en los que se ha ido definiendo y perfeccionando la temática relacionada con el denominado Patrimonio Histórico-Artístico.

No es hasta 1954 que en la Convención de la Haya, se define por primera vez el concepto de "bien cultural" expresado de la forma siguiente:

"Se consideran bienes culturales, cualquiera que sea su origen o su propietario: a) Los bienes muebles o inmuebles que presenten una gran importancia para el patrimonio cultural de los pueblos, tales como los monumentos de arquitectura, arte o historia, religiosos o laicos, los sitios arqueológicos, los conjuntos de construcciones en tanto que presenten ellos un interés artístico o histórico. b) Los edificios cuyo destino principal y efectivo sea el de conservar o exponer los bienes culturales muebles definidos en la línea anterior. e) Los centros que contengan un número considerable de bienes cultu-raJes definidos en los apartados anteriores y denominados centros monumentales."

En Venecia, en el año 1964, se e tablecen criterio de actuación para la correcta interpretación de las épocas presentes en cada "bien cultural" a fin de respetarlas o enfatizada sin detrimento del entendimiento global del objeto de intervendón.

Más adelante, en octubre de 1975 y en Amsterdam, la visión del monumento incluye grupos de edificios, pueblos tradicionales, entornos, etc, introduciendo el concepto renovador de "con ervación integrada".

Es en Quito, precisamente, yen 1977, cuando se llega a la definición de "Centro Histórico" como el referente de "asentamientos humanos vivos, fuertemente condicionados por una estructura fisica pro veniente del pasado y reconocibles como representativos de la evolución de un pueblo".

Ya se reconoce no sólo el valor patrimonial de una morfología edificada, reducida muchas veces al epitelio del conjunto, sino al concepto tipológico que responde a usos y formas de vida, y por tanto a complejas relaciones culturales y sociales que han generado los centros de nuestras ciudades.

Se trata por fin , de una conservación integral de los núcleos históricos en que puede tener igual peso la significación ambiental de una calle que el reconocimiento monumental de un edificio.

La planificación integral de cualquier sector urbano pasa por un entendimiento globalizado del problema. Ya no es válido plantear soluciones parciales a conflictos sectoriales.

Hay un rechazo generalizado al "zoning" uniformador del planeamiento preexistente y por otra parte una puesta en valor de la planificación cuidadosa, flexible y de pequeña escala.

FINAL DE ETAPA El empuje que supone la fonnulación de una doctrina urbanística en que la austeridad es la clav.: y en la que se contienen criterios razonables de regeneración de la ciudad dañada, coincide con 152 las crisis energéticas de principios de la década, que acaban bruscamente con la etapa desarrollista promovida por un capital incipiente e inculto. E el momento oportuno para que el poder civil reconozca lo evidente y promue va un nuevo o corregido marco legal que impida la total destrucción de los centros histórico , dando lugar a normas de tipo cautelar que van resolviendo, al menos parcialmente, algunas de las contradicciones que inevitablemente se presentan.

Desde una legislación básica y posibilitadora, se puede planificar. Los poderes públicos precisan el plan para legitimar, en un si tema democrático, las aspiraciones de la mayoría.

El plan pern1ite el establecimiento de estrategias urbanas y de mecanismos compen atorios que pueden mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos, a travé del rescate de plusvalías desde lo privado hacia lo colectivo.

LA EXPERlE CIA ESPAÑOLA En E paña, todo comienza a cambiar cuando e aprueba la nueva Constitución en 1978 refrendando los anhelos democratizadores de la población que ya conoce, desde el año anterior, lo primeros pasos de ayuntamientos elegidos libremente.

Desde el principio, los ayuntamientos proceden a revisar su planificación urbanística. Hay dos criterios, al menos, coincidentes: deben limitar e al máximo las tendencias expansionistas de las ciudades y deben protegerse inmediatamente los centros históricos.

Por un lado, restricción del suelo urbanizable que, en lo últimos tiempos era el instrumento básico del promotor especulativo; y, por otro, suspensión cautelar de licencia de con trucción en el Centro Histórico y en áreas singulares del territorio municipal, con el doble objetivo de frenar la de trucción patrimonial y de tener tiempo suficiente para la elaboración del planeamiento especial que garantizara, al menos transitoriamente, una adecuada intervención en el tejido urbano consolidado.

Se produce, por tanto, una vuelta a la ciudad heredada, una mirada cuida-do a a las áreas centrales, una recuperación del atractivo perdido para ciertas capas sociales que prefieren adquirir y restaurar edificios de carácter tradicional, para vivir otra vez en ! núcleo hi tórico.

En la década de los ochenta, España desarrolla una legislación que pern1ite un tímido de. pegue de la acción rehabilitadora con un marco de ayudas financieras que, aunque in uficientes y de compleja tramitación burocrática, sirven para ir transformando progre ivamente el modelo de politica de vivienda que se había mantenido hasta entonce , basado esencialmente en la producción de viviendas de nueva planta. DESCENTRALIZACIÓN ADMINISTRATIVA Es entonces cuando el escenario del poder competen ial cambia radicahnente en el país, al transferir el estado central numerosas competencias a las comunidades autónoma , en un proceso descentralizador que ha modificado en gran medida la acción planificadora y de ge tión en los campo del urbanismo y la vivienda.

En estos momentos, las competencias exclusivas en estas materia corre ponden a las regiones o comunidades autónomas, que di sponen de órganos legislativos y de gobierno para desa rrollar lo que mejor convenga a cada territorio en concordancia con una planificación económica que sigue correspondiendo al gobierno central.

El gobierno central es, por tanto, quien e tablece el marco económico general de la política de vivienda, señalando fundamentalmente los tipos de ayudas financieras a que tienen derecho los usuario o adquirientes.

A partir de este marco básico, negociado previamente con las comunidades autónomas, son éstas la que diseñan su propia política aplicando los recurso económicos, procedentes del estado o de su exclusiva recaudación, en el sector habitacional de acuerdo con un programa de gobierno y con un control presupuestario por parte del parlamento regional. DISTRIBUCION COMPETENCIAL Así, en poco menos de diez años, se ha ido perfeccionando una estructu ra administrativa que tiene tres niveles básicos: estado centra l, comunidades autónomas y ayuntamientos.

El estado central planifica económicamente y distribuye recursos en función de dé ficit contra tado ; las comunidades autónomas, diseñan y legislan la política concreta y gestionan su propio presupuesto; los ayuntamientos son órganos colaboradores de esa política, cooperando en diversas materias con la región (tale como obtención del déficit municipal, aportación de suelo para la construcción de vivienda , gestión en la contratación o promoción de obras y defi nición de los futuro usuarios de las viviendas con truidas o rehabilitadas).

Los ayuntamientos, a u vez, on competentes en la planificación urbanística de su terri torio, con un control poste rior de legalidad por parte de la comunidad autónoma.

De esta forma , son los ayuntamiento los que proponen y elaboran sus propios planes de ordenación urbana, en los que defi nen las áreas de la ciudad y la estrategias a medio plazo (ocho años) para cada una de ellas. En los estudio previos es donde se detectan los dé ficit s infraestructurales, de equipamientos y de viviendas, así como la cualificación del parque inmobiliario (estado de con ervación, viviendas vacantes, etc.).

PLANEAMIENTO ESPECIAL E AREAS CENTRALES

Lo habitual es que el Centro Hi tórico de una ciudad mediana o grande, quede delimitado mediante un plan especial, que a pesar de sus características de cierta ingularidad, ha de ir vinculado y articu lado con el resto del territorio, para no perder la noción de globalidad que debe presidir cualquier instrumento de planificación urbana.

En general , el diagnóstico que ofrecen los cascos centrales de nuestras ciudades corresponde en cierta medida con el análi is que se hacía anteriormente: patrimonio degradado, edificios repre-sentativos del sector terciario; intervencione de nueva planta con tipología inadecuada ; déficits de reposición en redes básicas y en elementos de mobil iario urbano, etc, etc.

Al mi mo ti empo, la pob lación que se mantuvo en ellos, presenta característica de envejecimiento, con muy baja densidad habitacional de e ca a movilidad y con bajo recur os económico .

Sin embargo, la vis ión contrastada de un Centro Histórico permite diagnosticar la presencia de mucho factores positivo : la imagen urbana como elemento primordi al de recuperación; el mantenimi ento de la e tructura tipológica resi dencial y repre entativa· la baja tasa de ocupación que perm itirá la incorporación de nueva pobl ac ión; o la pervivenc ia de estructuras comerciales que provocan la atracción puntual de habitantes de otros sectores.

La convicción, por fin , de reconocer que un centro urbano recuperado y renovado es capaz de ofrecer una mejor calidad de vida.

LA T lCIA TIVA PRIVADA En España, ya puede comprobar e la veracidad de esta afinnación . En diez años, mucha áreas centrale e han renovado o están en fase de recuperación, con una oferta residencial de sufi ciente calidad como para que la rentabilidad quede a egurada. En estos último s tiempos, una buen parte del negocio inmobiliario está radicado en la intervención en áreas centrales· desde supuestos más respetuosos que los de antaño, obligados -de de luego--por normas y reglamentos municipales que así lo establecen.

El sector pri vado interviene en el área central de de la promoción general o de de la iniciativa individual.

En el primer caso, si el promotor cumple las condiciones establecidas en las ñormas sobre vivienda (superficie, precio de venta, dest inatario , etc.) pu ede acogerse a ayudas financieras que establ ece el estado.

Sin embargo, las máximas ayuda son personalizadas hacia el futuro usuario. Si é te accede a una vivienda construida por un promotor que cum-pie, a su vez, con lo establecido tiene opción a una serie de beneficios ( subvención a fondo perdido; préstamos con intereses privilegiados; beneficios fiscales, etc.), si por su parte demuestra fehacientemente una determinada situación sociocconómica.

Se trata de dirigir las ayudas públicas hacia los sectores más necesitados. La "ayuda a la piedra" que era la característica principal de políticas ant eriores por la "necesidad" de que el sector de la con trucción actuará como locomotora de la economía, ha dado pa o a la ayuda per analizada.

La iniciativa indi vidual, de la familia que quiere rehabilitar u propi a vivienda, tiene una serie de ayuda y beneficios fi scale que pueden reducir a la mitad el costo real de la obras a realizar.

Las ayuda públicas que provienen del estado, pueden compl ementa rse con la procedentes de la comunidad autónoma o del propio ayuntamiento.

LA INICIA TfV A PÚBLICA Al sector público le corre ponde una tarea múltiple en lo que se refiere a su intervención en la área centrales de las ciudades.

Esa primera re ponsabilidad de la planificación municipal es exclusiva de la inici ativa pública, a través de lo s ay unt amientos o sus oficinas de gestión.

En algunos casos, el pl an especial que se realiza sobre esta área, tiene su propia gerencia desde la que se planifica y gestiona con una cierta autonomía del poder municipal en lo que se refiere al ámbito administrativo, buscando una mayor agilidad y eficacia que la administración ordinaria.

El plan especial debe incorporar entre sus documentos un plan de etapas y el correspondiente estudio económico en el que se reflejan y evalúan las actuaciones previstas, así como el agente público que se responsabiliza de su finan ciac ión. Por ejemplo, un plan especial en una ciudad del litoral, puede prever actuaciones en la franja costera que deba sufragadas la administración central, ya que ella es la competente. Puede, asimismo, establecer accione de rehabilitación de viviendas o promociones de nueva planta en vivienda pública, cuya competencia y financiación corre ponde a la comunidad autónoma. Y puede, en fin diseñar espacios público o renovar rede de infraestructura con lo presupuestos municipales.

PLANEAMIENTO Y GESTIÓN Todo plan debe ser un instrumento negociado entre toda las administracione competentes, a umiendo cada una el grado de re ponsabiliJad (e onómica, fundamentalmente) que le corre ponda, en el plazo de tiempo que el plan e tablezca. Y, todo ello, coordinadamente a través de la gerencia o la oficina del plan especial.

En el caso concreto de vivienda, la acción pública debe presentar e como ejemplificadora de lo que se pretende realizar.

o se debe actuar exce ivamente obre el territorio ya que debe mantener el equilibrio con la iniciativa privada y sobre todo con las pautas de integración social.

La iniciativa pública directa ha de resolver el problema de los más necesitado , ofreciendo un producto adecuado y digno.

Existe un gran campo de acción: desde el aprovechamiento de vacío urbanos en que la acción expropiatoria permita su ad cripción al patrimonio público hasta la ayudas económicas personalizadas para la rehabilitación de viviendas degradadas.

Desde la reutili zació n de edificios de titularidad pública para equipamiento o viviendas, ha ta la implantación de e cuelas-taller para la recuperación de oficios y la autoconstrucción rehabilitadora.

Desde facilitar proyectos técnicos elaborados por funcionarios, hasta organizar en cada barrio una pequeña oficina de información y asesoramiento a lo ciudadanos.

La intervención en el patrimonio de las áreas centrales precisa: descentralización, diversidad de instrumentos, flexibilidad admini trativa , gestión permanente y gestores con imaginación y capacidad creativa.

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REHABILITACIÓN PÚBLICA

De toda esta gama de po ibilidades de actuación , convendría destacar la rehabilitación del patrimonio público edificado como objeto de acción pnontaria, como incentivo y como modelo.

La comprobación de cómo, tras una intervención pública en un área central, se puede generar una acción renovadora en su entorno, es la ba e J e partida para generar confianza y promover imu ltáneamcnte operaciones de mayor escala con un claro respaldo social.

Hay, en e te tipo de acción pública, algunos factore que convendría de tacar.

En el ca o de e di licio re idenciales, hay que establecer el mantenimiento de los actuales pobladores como regla básica. La posibilidad de operaciones combinada que permitan un realojo transitorio no debe upon r el desarraigo definitivo del barrio original, ni la egregación espacial de la población.

La acción rehabilitadora sobre edificio de uso colectivo (mercados, escuelas ... ) o residenciales de titularidad pública, debe lograr un equilibrio entre la preservación de tipologías tradicionales y su adecuación a formas actuales de vida y comportamientos.

La intervención en inmuebles considerado como biene cultura le no debe atender sólo al edificio, sino tambié n a su entorno, en la búsqueda razonable de una conservación integral que no deje al monumento ai lado del contexto.

La combinación de la acción pública con la iniciati va privada bajo el marco regulador del plan puede resultar satisfactoria i e diferencia claramente de de el principio la 'clientela" de cada operador.

FINANCIACIÓN DEL PLAN La experiencia española demuestra que las capa socia l e de menores recursos deben ser atendida exclusivamente porel ectorpúblico medianteoperaciones directa de viviendas de nueva planta o de acciones rehabilitadoras que e ofrecen en alquiler con una renta mensua l no superior al 1 0% de lo ingresos familiares .

Los recur os públicos para finan ciar el pl aneamiento pueden provenir de la distintas administracione en razón de lo convenio que se realicen durante la elaboración del documento para que tengan cumplido reflejo en el plan de etapas y en el estudio económico-financiero.

Por otra parte, la ge tión activa del plancamiento general de una ciudad, puede y debe obtener recursos económico y patrimoniales como pa1.:. financiar una cierta proporción de las inversione públicas.

La ce iones obligatoria de los particulare para la localización de equipamientos o la forn1tilas de "aprovechamiento medios" en edificabilidad permiten a los ayuntamientos un amplio margen de maniobra , obre todo en lo referente al mercado de suelo.

Para que la ge tión de un plan resulte posible, ha de exi tir no ólo una clara voluntad política de llevarlo a cabo, sino un en tram ado legi lativo que garantice la legalidad y la viabilidad de las e trategias marcadas.

En España difícilmente podrían haber e desarrollado experiencias urbana de cierta calidad, i no e hubiera contado con una Ley del uelo, como norma básica del planeamiento, y con una profunda revi ión y reforma de la leyes fi cale , que han dado la posibilidad de que la administracione pública dispusieran de recur o económico uficiente como para hacer viable la voluntad política de acometer la renovación urbana de sus ciudades y, en concreto, de sus áreas centrales.

A partir de aquí , el objetivo final de recupe ración del sec tor se establece según estrategias diver ificada que tienen como principios bá ico aquellos que tienden a conseguir la máxima rentabilidad social del patrimonio edi ti cado, respetando el tejido urbano consolidado y la e tructura poblaciona l e tabili zada.

PARTICIPACIÓN CIUDADANA Contar con el apoyo ciudadano e otra de la s regla imprescindible en e to procesos de renovación urbana . La información y divulgación de las distinta fa es del pluneamiento y posterior gestión deben refrendarse con la opinión y participación de los pobladores, en primera instancia, y de la ciudad entera, posteriormente.

Articular democráticamente la participación puede er tan importante como gestionar adecuadamente el plan. Conseguir que la ciudadanía y la acción de gobierno vayan en la misma dirección, es garantía del éxito final.

A MODO DE CONCLUSIÓN La complejidad de estos procesos de renovación, en que la actuación se centra en tejidos urbanos consolidados con una determinada composición social, determina que la intervención pública ha de ser extremadamente cuidadosa en el diseño del plan y permanentemente activa en su gestión, lo que exige una dedicación constante de equipos pluriprofesionales bajo el patrocinio del poder local.

La dificultad inicial de obtención de recursos, no debe ser paralizadora de la acción pública.

La experiencia confirma que una primera inversión en la renovación de infraestructuras, es suficiente como para generar expectativas de mercado. Que una experiencia pública que demuestre la viabilidad económica de una operación rehabilitadora sirve de niodelo al sector privado. Que una presión social organizada es capaz de generar mecanismos imprevistos de recuperación urbana.

De todas formas, la experiencia europea y más concretamente la de España en esta última década en la que, efectivamente, se ha producido un cambio de modelo sobre el tratamiento de la ciudad, revalorizando las áreas centrales y reequipando las periferias no es necesariamente transportable a las grandes ciudades de América Latina, en las que los ----, problemas de saldos migratorios, tasas demográficas, niveles de tugurización, concentración de la pobreza y graves restricciones presupuestarias, alcanzan proporciones desconocidas en Europa.

La diferencia de escala es tan sustancial, que podría invalidar la metodología expuesta, al menos en los aspectos má concretos.

Sin embargo, la necesidad de contar con instrumentos legales de tipo urbanístico y fiscal que permitan una planificación democrática capaz de rescatar plusvalías para la colectividad y de organizar un territorio equilibrado en el que sea posible la convivencia, sería suficiente para iniciar una efectiva recuperación de las áreas centrales en las ciudades de la región. o

Sevilla, España

Febrero /992.

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ENCUENTRO INTERNACIONAL

el centro histórico de quito.

dora arízaga guzmán L a preocupación de tratar sobre la conservación y preservación del patrimonio histórico cultural, se ha convertido en un tema de debate y discusión importante y permanente, que está tomando cada vez más fuerza y conciencia, no solo a nivel de técnicos sino que la prensa, los políticos y otros sectores de opinión lo han incorporado como una preocupación cotidiana, superando ampliamente conceptos que hasta hace poco se circunscribían al momento aislado y su entorno. En la actualidad se habla de zonas, áreas o centros históricos, como parte fundamental de integración al estudio de la política urbana de la ciudad, concepto que tiene que ver no solo con la territorialidad o con los aspectos funcionales y fisicos, sino que considera lo económico, lo social, lo cultural, lo ecológico y la gestión. El caso de Quito, uno de los centros más grandes y mejor conservados de Latinoamérica, no está ausente de los problemas comunes y similares que caracterizan a los centros hjstóricos. El abandono del habitante tradicional, la migración campesina, los problemas de tráfico y contaminación ambiental, la venta ambulante, la situación de usos y funciones, la falta de identidad y de interés de los sectores que ocupan el centro, se pueden anotar como los problemas más importantes que se tienen que enfrentar en la conservación de los centros históricos. Estos aspectos deben ser tratados por constituir elementos que provocan la continua agudización del 156 deterioro urbano-arquitectónico y por las deplorables condiciones de vida de la población que allí habita.

En este marco interesa presentar la experiencia llevada a cabo por la Municipalidad de Quito, en la que se puede decir que se está p.romoviendo la institucionalización del desarrollo y conservación del centro, a través de la asistencia técnica, finaciamiento y actuación, todo esto inmerso en la concepción de la planificación urbana del Plan de Distrito Metropolitano de la ciudad de Quito, al que se ha incorporado la temática de los Centros Históricos y del análisis nacional que considera el respeto a las identidades étnico-culturales.

CARACTERIZACION DEL CENTRO HISTORICO DE QUITO El centro de Quito y su área o zona histórica se desenvuelven entre una continua contradicción, en donde coexisten la riqueza cultural e histórica manifestada en su traza urbana, su arquitectura, su paisaje, con la pobreza social y económica, y en donde están vigentes la cultura del pasado y del presente.

Se podría decir que es un centro de heterogeneidades determinadas por sus actividades, usos y estructura social.

Se debe entender también que las áreas históricas están inmersas en la crisis urbana y de gobemabilidad de la ciudad, por lo que no debe abstraerse de las condiciones sociales globales.

Es por esto que el centro debe entenderse como un centro de todos los pobladores de la ciudad, y que su disfrute no puede ni debe ser exclusivo de sus habitantes o de sus propietarios y mucho menos de los agentes externos. Se debe propender a que sea un centro democrático, y mucho más cuando se habla del Centro de Quito como Patrimonio de la Humanidad, aspecto que ha sobrepasado los márgenes de la sociedad local y nacional y se ha convertido en internacional.

De allí que se busca una ciudad diferente venida de la diferencia y que transite hacia la diferencia; es decir una ciudad que respete las identidades culturales y sociales. Queremos una ciudad que respete el pasado histórico, que construya desde hoy un futuro socialmente equilibrado. Que permita una vida digna, justa y creativa. Que respete la naturaleza. Una ciudad que expresa el derecho a la ciudad. Una ciudad democrática. Queremos una ciudad más humana, donde los niños, los jóvenes, los ancianos, organizadamente (la ciudadanía) hagan suya su ciudad y su futuro. Es por ello un problema para la mayoría y una responsabilidad de todos.

Bajo estos parámetros, la política de actuación en el centro se inscribe en la propuesta general sobre la ciudad, definida por la Municipalidad en términos del derecho de la ciudad democrática sobre la base de tres principios: democratización, descentralización y participación.

• Democratización: conseguir una mayor representación de la sociedad local tendiente a la autoge tión • Descentralización: el proceso de centralización característico de los procesos de urbanización en el paí , han llevado a profundizar las diferencia entre los sectores de la ciudad, por lo que se hace necesario hacer de la ciudad una ciudad con policentralidad, es decir, crear varios centros sin que se pierdan las caracterí ticas del centro hi tórico que además de centro urbano es el centro político del paí . • Participación: recuperar una práctica ocial enraizada, que viene desde tiempos prehi pánicos, las minga , lascomuna , los ayllus y que han sido relegados por las administraciones sin tomaren cuenta que son agentes urbano con mayor importancia en su constitución y desarrollo.

OBJETIVOS GE ERAL ES DE LA MUNICIPALIDAD DE QUITO PARA EL CENTRO HISTÓRICO l. Pre ervar el patrimonio histórico cultural: e pretende proteger y recuperar el conjunto de valores culturales, como rescate del proceso urbano global y como la sínte is nece aria entre el pasado y el futuro deseado. 2. Potenciar el de arrollo socioeconómico: entendido como el impulso de los procesos de mejoramiento de las condiciones de vida de la población, la supervivencia y dinamización de las di ver as identidades y culturas. 3. Reafirmar la diversidad: siendo producto de la diversidad y de las diferencias, se bu ca que en la ciudad y en u centro histórico, se reafirme esa diversidad social y cultural. 4. Fortalecer la identidad nacional: la preservación y conservación del patrimonio cultural deberán er entendido comoelementosnece ario para el de arrollo de la identidad nacional. S. Vigorizar la pre encía del gobierno local municipal en el centro hi tórico de Quito: el contacto del organismo administrador y planificador de la ciudad, con los residentes y lo usuarios del centro histórico es un mecanismo decisivo para orientar las políticas de intervención e involucrar a la población en la defensa de su patrimonio. 6. Impulsar la descentralización: mediante la organización legal administrativa y territorial más eficiente, considerando los diferentes niveles necesarios de gestión, legislación y planificación del territorio y los servicios, dentro del propósi to de desconcentración que plantea la nueva estructura policéntrica del distrito metroplitano. 7. Disminuir la sobreutilización del centro: plantear las acciones más apropiadas para equilibrar la presión funcional de la ciudad sobre el centro hi tórico, en atención de los márgene que pueda soportar su estructura.

ESTRATEGIAS

La acción planificadora está concebida no como una acción lineal ino como un proceso continuo de retroalimentación entre lo propuesto y lo obtenido, tratando de superar la planificación 11ica con la incorporación de los órdenes económico y ocial. Se ocupa de e ta instancia el Plan Mae tro de la Dirección de Planificación. También se adoptó como e trategia, la planificación por proyectos como una manera de iniciar un proceso de actuación en el área, mediante la ejecución y realización de e ludios, programas y proyecto e pecíficos. La entidad encargada de llevar a cabo esta e trategia es el Fondo de Salvamento, unidad que maneja recursos económicos creados por el Congreso acional con el fin de restaurar, conservar y proteger lo biene hitóricos, artísticos religiosos y cultura le de la ciudad de Quito.

EL PLAN Como actuación de la política de planificación por proyecto , se inició la elaboración del e tu dio del plan maestro de rehabilitación de los centros históricos, bu cando en é te que se compaginen los valore históricos con lo problemas de carácter socioeconómico que caracteriza el área central, aspectos que lo hacen diferente a las otras zona de la ciudad por lo que se plantea como premi a la intervención, la preservación y el desarrollo, lo que implica por un lado la rehabilitación del patrimonio histórico cultural y por otro el mejoramiento de la calidad de vida de la población.

El propósito central u objetivo general del estudio es el de proporcionar, dentro del marco técnico-poi ítico del Plan de Distrito Metropolitano, las líneas generales y operativas de intervención para orientar y unificar institucionalmente las acciones relativas a la rehabilitación, con ervación y desarrollo de las áreas históricas de Quito, en sentido integral, considerando aspectos culturale , ocioeconómicos, medio-ambientale , urbanísticos, arquitectónicos y administrativos.

1 ámbito de análisis comprende el territorio, correspondiendo a la evolución histórica que le ha dado el carácter de centro, como los elementos naturales, flora y fauna e inclusive los hitos culturales como la tradición, fie tas, co lumbre y otras.

El plan contiene cuatro áreas: socioeconómica, histórica, urbana y arquitectónica. Para el efecto se han utilizado varias unidades de análi i , dependiendo del carácter y tipo del estudio especí tic o; los predios y edificios en la definición tipológica y en la valorización arquitectónica; lo espacios urbanos en la caracterización del sistema urbaní tico, subsistemas e paciales y actividades urbana ; los barrio , en el modo de vida colectiva en la cohesión social, en la identidad urbana y en la evolución de la ciudad; las áreas homogéneas, en la convergencia de aspectos físicos, funcionales y ociales; las zona , áreas y sectores en los equipamiento , infraestructuras y caracterización general; las unidades socioculturales en la caracterización de si tios ecológicos, arqueológicos, comunas y población con identidad colectiva.

Estas unidades de análisi van configurando una metodología para el estudio y el planeamiento de áreas históricas con cualidades muy particulares con re pecio al planeamiento general, como es la decisiva importancia que tienen, en el proce o global, los in-ventanos de arquitectura civil y monumental y el inventario de los proyectos institucionales en el área de estudio así como el peso de los aspectos normativos y la especificidad de las unidades de análisis, entre otras.

Como producto del plan se generan líneas de acción, programas y proyecto integrales en: l. Propuesta de ordenamiento urbano o territorial del Centro Histórico. 2. Protección y rehabilitación del patrimonio arquitectónico. 3. Programa de desarrollo y apoyo a la vivienda.

4.

Programa de desarrollo y apoyo al turi mo. 5. Empleo y capacitación. 6. Programa de equipamiento urbano, espacios públicos y áreas de preservación.

MARCO LEGAL E INSTITUCIONAL Como producto del plan se cuenta con una ordenanza general que define los criterios de actuación en lo referente a usos de suelo, zonificación, agregación y subdivi ión, propiedad horizontal o compartida, normas generales de intervenciónenedificio ,calles, plazas, conjuntos, normas particulares y especiales, procedimientos de trámites, requisitos y estímulos. Quizá lo más relevante de esta ordenanza es la creación de un fondo para rehabilitación de viviendas, destinado exclusivamente a la concesión de créditos para la rehabilitación de edificaciones protegidas que serán utilizadas en vivienda. Este fondo se nutre con el producto de la venta de edificabilidad adicional de la que señala el Reglamento Urbano de Quito, en otras zonas de la ciudad ya determinadas como apropiadas para un mayor crecimiento. También se cuenta con el Código de Arquitectura y Urbanismo Ordenanza del Comercio Informal, que tiende a organizar y contribuir al desarrollo del comercio minorista en espacios de circulación pública, sin afectar al patrimonio o al medio ambiente; mejorar la calidad de los servicios de las ventas callejeras; y propender a descentralizar la actividad comercial callejera creando 158 las condicione materiales y organizativas en otros Jugare de la ciudad.

El municipio cuenta con instancias para la gestión importantes como la Comisión Municipal del Centro Hi tórico que ti ene repre entantes de distintos sectores sociales (partidos políticos, iglesia, Colegio de Arquitectos) representantes de la comunidad que su misión principal es de decisión política; la Fundación Capiscana, creada para promover los valores culturale y obtener financiamiento, y cuenta con representantes de distintos sectores de la sociedad civil; la Dirección de Planificación, como ya se señaló, se ocupa de los planes y programas, administración y asesoría, a través de la Oficina del Centro Histórico y recientemente, al incorporarse la Comisaría, del control y sanción de las acciones, y el Fondo de Salvamento, que se ocupa de la ejecución de programas y proyectos.

ACTUACIONES DEL FONDO DE SALVAMENTO

Como ya se dijo anteriormente, a la par que se realizaba el Plan Maestro de Conservación del Centro Histórico de Quito, se han realizado operaciones paralelas a manera de planificación de proyecto , con la ejecución de obras y realización de programas, proyecto e pecífico que contaban con financiamiento proveniente del gobierno nacional, cercano a los US $ 3' 000,000dedólares fondocreadoaraíz de los sismos del 5 y 6 de marzo del año 1987 denominado Fondo de Salvamento del Patrimonio Cultural, cuya administración está encargada a la Municipalidad de Quito. Inicialmente e te fondo debería de servir para superar la emergencia y a futuro para la conservación, protección y restauración de lo bienes históricos, artístico , religiosos y culturale de la ciudad de Quito.

Los recursos asignados debían tener una duración de tres años (para los años 1988, 1989 y 1990). Hoy gracias a trámites realizados por la Municipalidad de Quito ante el parlamento y a una mayor conciencia ciudadana, se ha creado un impuesto sobre la renta de los contribuyentes del cantón Quito, el 6%, lo que hace que exi tan recur os perma-nente cercanos al millón y medio de dólares anuales. A esto hay que sumar la consecución de créditos de organismos nacionale e internacionales y el apoyo de gobiernos amigos como el caso de España y Bélgica, quienes han financiado algunos proyectos que han permitido desarrollar varios programas en el Centro Hi tórico de Quito.

Lo programas y proyectos real izado han sido enfrentado como acciones posibles de ser llevados a cabo en corto plazo con el carácter de demostrativos, buscando que las intervenciones generen resultados tendientes a la transformación paulatina de las zonas hi tóricas intervenidas, y que puedan replicarse en otros sitios. Todo esto dentro del concepto demantenerel equilibrio entre con ervación y de arrollo, bajo el objetivo fundamental de la rehabilitación integral del centro histórico de Quito, y de las políticas planteadas por el Plan, lo que implica la rehabilitación del patrimo ni o histórico-cultural , el mejoramiento d~ la calidad del ambiente urbano y de la vida de los habitantes y usuarios del centro.

OBJETIVOS ESPECIFICOS

Bajo los conceptos anteriormente anotados, al Fondo de Salvamento planteó los siguientes objetivo específicos que normarían su actuación: • Potenciar lo valores socioeconómico , culturales, ambientales y arquitectónicos del centro, a fin de elevar la calidad de vida de la población que vive y usa el centro.

• Promover un proceso sostenido de rehabilitación, que inicialmente dependa de la inversión y gestión municipales , pero que al volverse financieramente atractivo, se convierta en una actividad compartida con el sector privado bajo la supervisión y normas de la Municipalidad. • Intervenir en edificios nucleados, que por sus características específicas puedan constituirse en elementos generadores y demostrativos del proceso iniciado, en el que se advierta el esfuerzo de las in tituciones públicas y privada , y e evidencien las vol untade y compromisos asumidos. • Complementar la rehabilitación de los inmueble y del ambiente urbano con la dotación ymejorade equipamiento, redes de infraestructura, medios de transporte, espacios públicos y culturales, con la finalidad de mantener el criterio de integridad. • Lograr que las propuestas y proyectos que se realicen en el centro, sean un aporte en la continuidad de la hi toria. • Consideramos que tenemos una obligación con ésta, y más aun terminando el siglo XX, pues si partimos de que el centro de ha caracterizado por ser el cúmulo y la sumatoria de los distintos momentos sociopolíticos y económicos, su arquitectura ha permanecido para recordamos y enseñamos lo que hemos sido y lo que somos. • Tratar de que todos los proyectos resuelvan los estándares que exigen la vida moderna, y que a través de su lectura arquitectónica se evidencie la convivencia del presente y del pasado sin competencia entre ellos. • Compartir la experiencia de la rehabilitación y de las intervenciones con la mayor cantidad de técnicos y de la población en general, y conseguir que sus aspiraciones, propuestas, comentarios, críticas, etc., permitan el orientar y/o reorientar las políticas de intervención, contribuyendo así a la defensa de la con ervación del centro como una tarea socialmente compartida. • Generar empleo y crear mano de obra especializada, con el fin de mantener la tradición de técnicas constructivas en vías de desaparición y su correcta utilización .

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