3 GENERACIONES
La dinámica social es absolutamente precisa, no
dependiente de la voluntad humana, sino de la
acumulación cuantitativa de factores objetivos que
desencadenan, quiérase o no, radicales transformaciones
cualitativas. Semejante dialéctica es la piedra de toque con
que la Sociología puede comprender, interpretar, explicar
y vaticinar la marcha de los acontecimientos a lo largo de
toda la historia de la Humanidad. Ningún proceso, por
complejo que parezca, escapa a tal acierto. De manera
que, gracias a la capacidad de visión e interpretación que
me aporta la experiencia vivencial transcurrida durante
más de 60 años, puedo ofrecer una perspectiva presente
y futura de la realidad nacional.
Ese largo período de tiempo –más de medio sigloes marco suficiente para que tres generaciones de
cubanos –abuelos, hijos, nietos- hayan ocupado las filas
del protagonismo social en una sucesión presidida por las
expectativas que no se cumplen, los fracasos que se
justifican, la inmovilidad estructural que paraliza iniciativas
y voluntades… Pero, sobre todo, para que inevitables
factores objetivos se hayan acumulado cuantitativamente,
al punto de hacer inminente e inmediata la radical y
deseada transformación cualitativa, que ponga punto final
a ese fallido experimento social que es la Revolución
cubana…
El Autor
PEDRO FULLEDA BANDERA (1945)
Comunicador social, Ludólogo y Educador. Se desempeñó
como Periodista en temas históricos y culturales. Ha
impartido cursos y conferencias en diversos países de
Iberoamérica, en temas del desarrollo humano. Es creador
y coordinador de la Metodología FLEDO (Fragua Lúdica
Edad de Oro). Reside en Quito.
Pedro Fulleda Bandera
ENSAYO
Copyright © Pedro Fulleda Bandera. 2019
[email protected]
A: Gerardo, Walfrido, Daisy, Antonio, Alfonso.
¿También de la generación frustrada…?
Seguro que sí. Pero, sin dudas, menos que yo.
PRÓLOGO
“El pueblo más sensato, el que más medita sobre
sus intereses, tiene momentos desgraciados en que todo
se olvida y parece que la sociedad retrograda al estado de
barbarie. Ejemplos funestísimos nos han dado de esta
verdad las naciones más cultas, y no debemos presumir
que poseemos más cordura que todas ellas. Los
movimientos de un pueblo ilustrado y pacífico son siempre
una consecuencia de largos sufrimientos, o de repetidas
tentativas para exasperarlos, y siempre van acompañados
de la desesperación, que es la fuente de todos los
desastres” (Félix Varela Morales).
Nacido en la Cuba colonial de finales del siglo
XVIII, el presbítero Félix Varela Morales aportó a la
formación ideológica de sus conciudadanos notables
reflexiones en torno a los conceptos de independencia y
libertad, de soberanía y civismo, con lo que mereció el
calificativo de ser “el primero que enseñó a los cubanos a
pensar”. Sus extraordinarias apreciaciones sobre la
realidad de un pueblo sometido al vasallaje del
colonialismo y empeñado, por eso, en liberarse, son de tan
extraordinaria magnitud y alcance, que pueden ser
perfectamente aplicadas a la realidad actual, a más de 200
años de distancia, cuando ese mismo pueblo, fatalmente,
se debate entre el vasallaje al que le somete un régimen
totalitario, y sus ansias de libertad y progreso, en un mundo
que ya transita por la segunda década del Tercer Milenio.
El fenómeno de la Revolución cubana, que marcó
de manera indeleble a la historia de la Humanidad en la
segunda mitad del siglo XX, es el factor generador de una
diversidad de procesos sociológicos de notable magnitud,
1
como los de una indetenible diáspora millonaria de ese
pueblo caribeño, huyendo de la Isla en búsqueda de
horizontes de progreso y libertad; también los de una
población sometida a crudas limitaciones económicas,
políticas y legales, que convierten a esa sociedad, otrora
brillante en muchas áreas de la cultura, en algo muy
semejante al estado de barbarie donde la desesperación
es fuente de todos los desastres, como afirma Varela en la
cita anterior; y peor aún, la realidad, a veces
incomprensible, de una interacción generacional a lo largo
de 60 años de proceso político, donde el denominador
común parece ser una mezcla de frustración, indolencia,
búsqueda de culpables del desastre social, y en
consecuencia, la pérdida absoluta de valores humanos
como la dignidad, la honestidad, la solidaridad, el
respeto…
Pero, la dinámica social es absolutamente precisa,
no dependiente de la voluntad humana, sino de la
acumulación cuantitativa de factores objetivos que
desencadenan, quiérase o no, radicales transformaciones
cualitativas. Semejante dialéctica es la piedra de toque con
que la Sociología puede comprender, interpretar, explicar
y vaticinar la marcha de los acontecimientos a lo largo de
toda la historia de la Humanidad. Ningún proceso, por
complejo que parezca, escapa a tal acierto. De manera
que, gracias a la capacidad de visión e interpretación que
me aporta la experiencia vivencial transcurrida durante
más de 60 años, puedo ofrecer una perspectiva presente
y futura de esa realidad nacional.
Ese largo período de tiempo –más de medio sigloes marco suficiente para que tres generaciones de
cubanos –abuelos, hijos, nietos- hayan ocupado las filas
del protagonismo social en una sucesión presidida por las
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expectativas que no se cumplen, los fracasos que se
justifican, la inmovilidad estructural que paraliza iniciativas
y voluntades… Pero, sobre todo, para que inevitables
factores objetivos se hayan acumulado cuantitativamente,
al punto de hacer inminente e inmediata la radical y
deseada transformación cualitativa, que ponga punto final
a ese fallido experimento social que es la Revolución
cubana…
El Autor
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REVOLUCIÓN ES TRANSFORMAR EL EJERCICIO
DEL PODER
La capacidad de asimilación de todo elemento
participante en un determinado proceso natural o social
configura su potencialidad funcional, o ejercicio de su
poder en cierta forma y dentro de una particular esfera de
influencia. El poder, concebido como capacidad de
asimilación para el desarrollo, es inherente a todo lo
existente, vivo o no. De modo que, tanto en la naturaleza
como en la sociedad humana, las formas existenciales con
mayor poder pueden asimilar a otras menos poderosas,
que configuran sus esferas de influencias, y así se
desarrollan, lo que consiste en el tránsito de estadios
inferiores y menos complejos, a otros superiores y con
mayor complejidad.
Semejante tránsito es explicado por la dialéctica
como evolución cuantitativa, con la acumulación de
pequeños factores, provocando que en un determinado
momento y bajo ciertas circunstancias se produzca una
radical transición cualitativa, mediante la cual el objeto o
proceso cambiante se transforma en otra cosa, incluso en
su contrario. En resumen, los cambios cuantitativos
generan transformaciones cualitativas, y cuando eso
ocurre se pasa del proceso evolutivo (cuantitativo) al
revolutivo (cualitativo). De modo que una revolución es, en
esencia, un brusco salto cualitativo, gestor de
transformaciones radicales con las que se culminan
procesos cuantitativos acumulados durante períodos de
tiempo más largos.
La naturaleza brinda múltiples ejemplos de tal
fenómeno. El brutal movimiento sísmico es el resultado de
4
la acumulación, durante períodos prolongados de tiempo,
de tensiones entre placas tectónicas, las que llegado a un
determinado punto se liberan bruscamente, transformando
el contexto físico donde se producen y generando una
nueva realidad. En la dinámica de la vida, la evolución
natural de las especies con imperceptibles cambios físicos
como respuestas a la influencia del medio ambiente
(temperatura, humedad, vegetación…) es la causa de la
transformación revolucionaria en la biología terrestre, con
el surgimiento de especímenes mejor adaptados a las
nuevas condiciones ambientales. Aun cuando no es
adecuado aplicar mecánicamente en la sociedad humana
las mismas leyes que rigen a la naturaleza, pues aquella
está presidida, sobre todo, por la actividad psíquica,
consciente y voluntaria, de los seres humanos, sí es válido
considerar en ella la dinámica y la relación de causasefectos que se observan en los procesos naturales, por
cuanto, como demuestra la Filosofía, la causalidad es un
principio universal de la existencia material en todas sus
manifestaciones.
De manera que también en la sociedad humana la
acumulación de procesos evolutivos cuantitativos
desemboca
en
transformaciones
revolutivas
(revolucionarias) cualitativas, que provocan cambios
radicales en las relaciones sociales, particularmente en las
referidas al ejercicio del poder. Llegado a este punto se
puede afirmar que la revolución es una consecuencia
inevitable y, en todo caso, necesaria, del propio desarrollo
de la sociedad humana, sometida a procesos evolutivos
mediante el decursar de su capacidad de producción
energética, de su auge científico-técnico, de su
enriquecimiento ideológico y cognoscitivo, de la
masificación de sus formas y vías de comunicación y el
manejo de información, de la creación de una conciencia
5
colectiva cada vez más enriquecida y multifacética. En
resumen: del desarrollo de la cultura, como toda huella
dejada por el ser humano durante su tránsito por la
existencia. Y entonces se podrá comprender por qué los
hitos históricos en el decursar de la Humanidad son
identificados como revoluciones (neolítica, agrícola,
industrial, cibernética…)
Pero,
semejante
afirmación
conlleva,
ineludiblemente, la conclusión de que un proceso
revolucionario en la sociedad humana, así como ocurre en
la naturaleza, tendrá que ser resultado de una dinámica
social caracterizada por la acumulación de factores
cuantitativos que constituyen su causa. Lo que ha ocurrido
a lo largo de la historia de la Humanidad es que semejante
principio ha sido violado por líderes políticos empeñados
en
conducir
y
provocar
cambios
sociales,
desencadenando revoluciones cuando aún los factores
causales no se han acumulado de modo suficiente para
provocar un salto cualitativo en la situación histórica,
queriendo de tal modo forzar la aparición de un efecto que,
por la lógica natural de los procesos sociales, sería
inevitable en un mayor plazo.
Esta violación de la dinámica social sólo puede ser
posible de forma traumática, alterando la lógica del
funcionamiento colectivo, razón por la cual semejantes
intentos se llevan a cabo de manera violenta. Puede
suponerse que, siendo los procesos sociales inevitables
factores del desarrollo humano, las revoluciones, o
transformaciones radicales en el ejercicio del poder en la
sociedad, son también imparables y surgirían por sí
mismas. Pero, esto no es así, sobre todo por lo ya afirmado
en cuanto a que, a diferencia de la naturaleza, la sociedad
humana está condicionada por la voluntad consciente de
6
sus miembros, lo que introduce el factor motivacional en la
toma de decisiones.
De modo que, así como líderes “revolucionarios”
tienden a forzar los acontecimientos para generar
transformaciones sociales prematuramente, aun cuando
no existan las causas para ello, líderes “conservadores”
procuran frenar o escamotear procesos sociales evolutivos
que puedan provocar revoluciones, a fin de evitar
transformaciones en el ejercicio del poder, que pudieran
perjudicar sus intereses. Esa es la realidad social en la
mayor parte del planeta, cuando los gobernantes se
aferran al poder político con todos los recursos a su
alcance, frustrando el normal decursar de acontecimientos
cuantitativos que generarían transformaciones sociales. Y
así como sucede con los intentos revolucionarios
prematuros, también estos empeños por evitar los cambios
sociales necesarios, en una lógica relación de causasefectos, sólo pueden llevarse a cabo mediante la forma
más ineficaz de ejercicio del poder: la violencia.
En consecuencia, tanto la tendencia revolucionaria
prematura, como la tendencia conservadurista a ultranza,
acudirán a las acciones violentas. Y téngase en cuenta que
dicha forma universal de ejercicio del poder provoca una
consecuencia inevitable: violencia como reacción a la
violencia. Como afirmó el expresidente norteamericano
John F. Kennedy: “Los que hacen la revolución pacífica
imposible, harán inevitable la revolución violenta”.
Además de la violencia, un nuevo elemento entra a
formar parte de esta dinámica social: la riqueza, como
forma universal de ejercicio del poder que apareció cual
efecto de la Revolución agrícola a fines de la prehistoria de
la Humanidad. Entonces, el mayor éxito en la producción
de alimentos requeridos por la comunidad para su
7
subsistencia, gracias a la agricultura y la ganadería,
determinó la existencia de un excedente que, además de
valor de uso, adquirió valor de cambio, pues con él se
podía adquirir productos que la comunidad no creaba, pero
sus vecinos sí. Pueblos agrícolas y ganaderos
establecieron comercio con pueblos pescadores.
La existencia de tal excedente productivo generó la
riqueza en las comunidades humanas, primero de forma
colectiva, pero progresivamente de forma individual. Los
más ricos se erigieron en jefes, controlando según su
voluntad a los demás; y el empeño por poseer mayor
cantidad de riquezas fue la causa principal del saqueo de
unas tribus a otras, génesis de los conflictos bélicos en la
Humanidad. De modo que el afán por la riqueza resultó
generador de la violencia, ambas como formas universales
de ejercicio del poder. Y así hasta nuestros días…
Con la confrontación violenta entre clanes
primitivos para apropiarse de la riqueza ajena se generó
una nueva forma de propiedad: la de unos seres humanos
por otros. Los vencedores descubrieron que era más
ventajoso dominar a los vencidos que eliminarlos
físicamente, sometiéndolos a condiciones de trabajo
forzado, mano de obra con la que podrían incrementar la
obtención de riquezas. Surge así una formación
económico-social (término con el que la Economía política
identifica a estas etapas en la historia de la Humanidad)
diferente a la primitiva comunidad prehistórica: el
Esclavismo.
El paso de la comunidad primitiva al Esclavismo fue
un claro ejemplo de proceso revolucionario surgido por la
acumulación de cambios cuantitativos hasta provocar el
salto cualitativo renovador. Como consecuencia ocurrió la
primera división de la sociedad humana en clases sociales,
8
con esclavistas y esclavos, caracterizando al reinado de la
riqueza como forma universal de ejercicio del poder. El
Esclavismo, con la combinación de riqueza y violencia, fue
la expresión del ejercicio del poder que caracterizó a un
largo período en la historia de la Humanidad, desde las
primeras civilizaciones en África y Asia (Mesopotamia,
Egipto, Cercano y Medio Oriente, China…) hasta las
décadas iniciales de nuestra era (después de Cristo),
sirviendo de sustento político y económico a grandes
imperios de la antigüedad, como Grecia, Persia y Roma.
Su efecto como generador de riquezas fue tan grande, que
incluso sobrevivió a siglos posteriores, cuando, ya en las
etapas iniciales del Capitalismo, la explotación colonial y
expansionista en el Nuevo Mundo y África se basó en la
mano de obra esclava.
En Europa y en los pueblos más avanzados de
Asia las sociedades esclavistas fueron sustituidas por otro
tipo de formación económico-social en que el desarrollo
tecnológico propició el uso de mano de obra libre, pero
sometida a la subordinación a un señor dueño de toda la
riqueza y poseedor de todos los medios para ejercer la
violencia, en cuyo feudo debían los siervos subsistir y
trabajar. El Feudalismo desplazó revolucionariamente al
Esclavismo cuando las condiciones causales acumularon
cambios cuantitativos que generaron el definitivo salto
cualitativo. En África el Esclavismo subsistió incluso hasta
recientemente, dado el atraso tecnológico y cultural a que
fueron condenados sus pueblos por la colonización y el
aislamiento, mientras que, en América, donde el
Esclavismo se implantó tardíamente, el salto no fue hacia
el Feudalismo, sino ya directamente hacia una forma
superior de organización de la sociedad: el Capitalismo.
9
Con el Capitalismo, el reinado de la riqueza como
forma universal de ejercicio del poder en la sociedad
humana alcanzó su mayoría de edad, sosteniéndose en
las bases del gran desarrollo científico-técnico y la
globalización de las relaciones internacionales a partir de
los descubrimientos geográficos y la posterior Revolución
industrial. La sociedad capitalista llevó a los más altos
niveles de expresión, con sus antagonismos e
imbricaciones, las relaciones entre sus clases sociales
fundamentales: la burguesía y el proletariado, al extremo
de que una no puede existir sin la otra, pues incluso hasta
en las denominadas “dictaduras del proletariado”
inevitablemente surge una cierta “burguesía obrera”.
El Capitalismo es el sistema económico-social más
firmemente establecido y consolidado en la historia de la
Humanidad, pues, siendo el de más corta duración desde
su surgimiento y hasta el presente, gracias al colosal
desarrollo científico-técnico alcanzado sobre todo durante
el siglo XX, es durante su reinado donde se han obtenido
los mayores logros tecnológicos de la civilización humana,
que ya inició su despegue hacia las estrellas. Pasando por
sus etapas de Colonialismo, Capitalismo de libre
concurrencia,
Neocolonialismo,
Imperialismo,
y
Capitalismo monopolista de Estado, acumula suficiente
fundamento teórico y experiencia como para manipular el
curso de los acontecimientos sociales y evitar que la
acumulación cuantitativa de procesos causales genere un
inevitable tránsito cualitativo hacia una formación
diferente, que en las obras de pensadores sociales como
Carlos Marx es nombrada Comunismo. Sometido a
frecuentes crisis globales, el sistema capitalista encuentra
formas que le permiten renovar sus estrategias -como el
Liberalismo, la Socialdemocracia, el Neoliberalismo, entre
otras- y así calmar las aguas de una posible e indeseada
10
“revolución mundial”. Veamos una breve descripción de
tales etapas y estrategias:
El Colonialismo es la etapa de expansión de las
grandes potencias en la era de los descubrimientos
geográficos, cuando se apropiaron de los territorios
descubiertos por sus navegantes, convirtiéndolos en
colonias, y en esclavos a sus habitantes.
El Capitalismo de libre concurrencia es la etapa
gestora del sistema, correspondiendo al momento en que
cualquiera con iniciativas, tenacidad y algo de riqueza
podía emprender un negocio y entrar en la competencia
característica de la denominada sociedad de mercado.
Grandes futuros magnates iniciaron de tal forma sus
imperios.
El Neocolonialismo es resultado de las luchas por
la independencia en las colonias, que provocaron elevados
costos financieros y humanos a las metrópolis, las que
optaron por una nueva forma de dominación: concederles
la soberanía formal, pero reforzando el control económico
sobre ellas.
El Imperialismo surge como resultado del proceso
de concentración del capital, sustituyendo la libre
concurrencia por los grandes consorcios y monopolios
financieros, de modo que los destinos de las naciones
quedan en manos de unos pocos magnates imperiales.
Según Lenin: “…el monopolio, que nace única y
precisamente de la libre concurrencia, es el tránsito del
capitalismo a un orden social-económico más elevado”.
El Capitalismo monopolista de Estado ocurre
cuando los grandes monopolios financieros se apoderan
de las estructuras gubernamentales, principalmente a
11
través del capital militar industrial, abastecedor de las
fuerzas armadas y verdadero dueño absoluto del poder
desde las sombras.
El Liberalismo es la doctrina política, económica y
social que defiende la libertad del individuo y la mínima
intervención del Estado en esas esferas de la sociedad.
La Socialdemocracia es una corriente política
moderada que promueve la transformación de la sociedad
desde acciones parlamentarias y no mediante
movimientos populares.
El Neoliberalismo es una actualización del
Liberalismo, que deja la vida material de la sociedad en
manos privadas y anula la intervención del Estado,
limitándolo a un papel representativo en el plano de las
relaciones internacionales.
En décadas pasadas, cuando la violencia como
forma universal de ejercicio del poder tenía una presencia
notable en las estructuras capitalistas –sobre todo en sus
etapas de Colonialismo e Imperialismo, y bajo las
consecuencias de los conflictos territoriales de expansión
y las guerras mundiales-, era habitual que los regímenes
capitalistas buscarán con acciones violentas la solución a
crisis coyunturales, estableciéndose la práctica de los
golpes de estado y las dictaduras. Pero, como ya se sabe,
semejante ejercicio de la violencia por parte de los
opresores desencadenó la violencia de los oprimidos,
justificando el estallido de revoluciones en diversas partes
del planeta, como tentativas de cambios sociales
generalmente extemporáneos, pues el sistema capitalista
en esos escenarios no había agotado aún todas sus
posibilidades, y las condiciones cuantitativas no estaban
dadas para un total y definitivo tránsito cualitativo. Para
12
uno de los paradigmas de la violencia revolucionaria,
Ernesto “Che” Guevara, “la revolución no es una manzana
que cae cuando está podrida; la tienes que hacer caer”.
Esto es: esperar el natural efecto evolutivo no es lo
adecuado; la revolución consiste en sacudir violentamente
el árbol para que caiga la manzana, incluso sin madurar…
Tal fue el caso de las acciones insurreccionales en
Rusia, China, Egipto, Cuba, Bolivia, Argentina, Uruguay,
Perú, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Venezuela,
Guatemala, Brasil, Portugal… así como en numerosas excolonias asiáticas y africanas, ocurridas en el siglo XX. Las
que lograron alcanzar el poder político, se frustraron en el
largo plazo.
Con el desarrollo de la sociedad humana, sobre
todo desde fines del pasado siglo XX, una nueva forma
universal de ejercicio del poder se consolida a nivel
planetario: el saber. El auge de las herramientas
computacionales, de las nuevas tecnologías de la
información y la comunicación (TICs), particularmente
Internet, incorpora la gestión del conocimiento al alcance
de todos en las múltiples formas de la práctica social, lo
que incluye a la política y las ideologías. Las corrientes de
pensamiento político burgués rescataron ideas surgidas en
torno a la década del 60 del siglo XX, conocidas como
teorías de la convergencia, según las cuales, cuando con
el avance científico y tecnológico las sociedades más
avanzadas se aproximan en sus respectivos estadios de
desarrollo, también las concepciones políticas e
ideológicas se hacen coincidentes.
Para Marcuse, como para Galbraith, la
convergencia se origina en las necesidades especiales del
progreso tecnológico. Más modernamente va abriéndose
camino una teoría adyacente que es posible relacionar con
13
la tesis de la convergencia de los sistemas: la de la
revolución científica y técnica, que viene a afirmar el punto
de vista de que tales adelantos suponen un cambio
cualitativo en la forma de la organización social. Sin dudas,
en ambos casos encontramos teorías cuya función es de
carácter legitimario de formas específicas de dominación.
En el caso de la teoría de la sociedad postindustrial, de lo
que se trata, en principio, es de arrebatar toda
fundamentación a la actividad política consciente de los
seres humanos en un contexto de convivencia. La
sociedad postindustrial es una sociedad de alternativas
económicas y administrativas, una sociedad en la que
solamente opinan los expertos sobre parcelas específicas
de la realidad y en la que, evidentemente, el ámbito de la
totalidad de la vida humana se ha esfumado.
En cambio, la teoría de la revolución científicotécnica busca probar que el futuro de la sociedad está ya
contenido en el presente, que es un mero problema
cuantitativo y que no tiene sentido argumentar en favor de
transformaciones radicales del orden social, como las que,
por ejemplo, pudieran ser necesarias para convertir una
pretendida sociedad socialista en una comunista.
El expresidente ecuatoriano Rodrigo Borja escribió:
“A fines de los años 50 y durante la década de los 60 del
siglo XX los analistas de la situación mundial -Pitirim
Sorokin, Raymond Aron, Zbigniew Brzezinski, Samuel P.
Huntington, Jan Tinbergen, C. A. Zebot y E. Goodman,
entre otros- formularon la teoría de la convergencia, que
sostenía que no obstante las grandes diferencias políticas
y económicas y la animosidad entre las dos
superpotencias, su desarrollo científico, tecnológico e
industrial les conduciría hacia una creciente aproximación
en sus sistemas de gobierno y de organización social, en
14
el marco de una “desideologización” y despolitización entendidas no en el sentido de la muerte de las ideologías,
sino en la superación de los dogmatismos- llamadas a
privilegiar las cuestiones económicas y productivas sobre
las ideológico-políticas. Pitirim Sorokin, en los años 40,
dirigió su atención hacia ciertas similitudes sociológicas
que él encontraba entre los EE.UU. y la URSS por obra de
la interpenetración de valores, y pronosticó la evolución de
las dos sociedades hacia una forma sociocultural mixta.
Posteriormente los economistas Walter W. Rostow, John
Galbraith, Jan Tinbergen, Simon Kuznets y otros, después
de analizar el desarrollo socioeconómico de los dos países
concluyeron que estaba en marcha un proceso de
convergencia entre ellos a causa, entre otros factores, del
influjo mutuo. Encontraban que en Occidente se
adoptaban principios de planificación estatal y se
aplicaban políticas de interferencia del mercado y de
bienestar social, en tanto que en el bloque oriental se
harían concesiones a la economía de mercado y se
abrirían espacios para la elección de los consumidores.
Rostow profetizó que la sociedad soviética llegaría a una
época de consumo masivo y, con eso, asumiría ciertos
rasgos de las sociedades capitalistas de Occidente, por
encima de sus diferencias en los modos de producción y
en las relaciones de propiedad. El economista
norteamericano, que colaboró con el gobierno de John F.
Kennedy, supuso en 1960 que en un plazo de unos 35
años la Unión Soviética alcanzaría los niveles de
industrialización de Estados Unidos y entonces las dos
sociedades industriales tendrían varios rasgos comunes.
Eso, en realidad, no ocurrió, pero con el colapso del
marxismo como forma de organización social la
convergencia ha ido mucho más lejos de lo que él y los
otros economistas pudieron suponer. El economista
holandés Jan Tinbergen, en su folleto "Convergencia de
15
los sistemas económicos del Este y del Oeste" (1968),
anotó que esa convergencia se producía “como
consecuencia de la experiencia recogida por cada
sociedad dentro del ámbito de su propio sistema y no como
consecuencia del deseo de imitar al otro sistema”. La tesis
era que bajo la planificación matemática las decisiones de
los dos sistemas tenderían a aproximarse en cuanto a
productividad, formación de los precios, planeación
económica, atención a las demandas de los consumidores,
seguridad social, modernización de los aparatos
industriales y otros elementos de la economía, con lo cual
era de esperar una disminución en la intensidad del
conflicto entre el Este y el Oeste. Por supuesto que la
teoría de la convergencia fue frontalmente rechazada por
los ideólogos marxistas, que la calificaron como una “teoría
burguesa” contraria al materialismo histórico. Ellos
consideraron que la polarización entre los dos sistemas
era inevitable y que culminaría en el triunfo definitivo del
socialismo marxista sobre el capitalismo. La confrontación
Este-Oeste, con toda su carga ideológica, era para el
Secretario General del Partido Comunista y Primer
Ministro del gobierno soviético, Nikita Kruschov (18941971), una forma de la lucha de clases y, por lo mismo, no
había posibilidad alguna de una aproximación entre los
dos sistemas contendientes. Según la interpretación
marxista de la historia, no había espacio alguno de
convergencia entre el capitalismo -con su propiedad
privada sobre los medios de producción, la estructura
clasista de su sociedad y el desaforado interés de lucro de
los monopolios- y la sociedad socialista sin clases, en la
que se habían expropiado los instrumentos productivos.
Sin embargo, a finales del siglo el mundo tomó una
dirección diferente. La Unión Soviética colapsó bajo el
peso de sus errores -la estatificación total de los
instrumentos de la producción le condujo a la baja, hasta
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niveles insostenibles, de la cantidad y calidad de su
producción y a su incompetencia en el mercado
internacional globalizado-, mientras que Estados Unidos,
triunfadores de la guerra fría, asumieron el liderazgo en un
mundo unipolar”.
17
LA CONDICIÓN Y LAS NECESIDADES
HUMANAS SON ABSOLUTAS
Hay dos categorías imprescindibles para definir y
comprender al ser humano y sus acciones: la condición
humana y las necesidades humanas. La condición
humana está dada por la principal característica del ser
inteligente que habita el planeta como especie dominante,
y puede resumirse en su cualidad de ser social, que
requiere de la convivencia en colectivo para subsistir y
desarrollarse. Como expresó Daniel Goleman, psicólogo
norteamericano autor de la teoría de la Inteligencia
emocional: “El ser humano es un ser emocional, que
desarrolló el intelecto y aprendió a pensar”.
Por su parte, las necesidades humanas son
condiciones que el ser humano necesita satisfacer para
existir, y son esencialmente las siguientes: de
subsistencia, consistentes en alimentarse, abrigarse,
protegerse, y toda acción que le permita preservar su
existencia individual, por lo que tienen carácter
ontogenético; de desarrollo, consistentes en encauzar su
condición humana, comunicarse con los demás, adquirir
información y conocimientos, establecer vínculos
afectivos,
procrear,
propiciar
las
relaciones
interpersonales a escala social para la preservación y
evolución de su especie, por lo que tienen carácter
filogenético.
Estas categorías surten igual efecto en todos los
seres humanos, al margen de en qué sitio y bajo qué
condiciones económico-sociales vivan, sea en una
metrópolis postmoderna o en lo profundo de la selva
amazónica, tengan acceso a tecnologías de avanzada o
18
sobrevivan en extremo atraso cultural. Más aún: son
válidas para toda especie inteligente en cualquier rincón
del Universo, lo que hace posible nuestro contacto y
entendimiento con civilizaciones extraterrestres.
La
condición
humana
se
manifiesta
particularmente a nivel del individuo, de la persona,
mientras que las necesidades humanas actúan tanto sobre
el individuo (las de subsistencia) como sobre su familia y
la comunidad (las de desarrollo). De tal modo estas
categorías se imbrican con las esferas de influencia
correspondientes a los sistemas de poder en la sociedad.
La condición humana es una cualidad que se
estructura mediante la interacción de las personas con su
entorno, principalmente social. A diferencia de los
animales, que nacen dotados de cualidades físicas que les
permiten reaccionar con rapidez a los influjos externos, la
persona humana viene al mundo absolutamente
desprovista de recursos de subsistencia. Solamente el
acto reflejo de succión ante cualquier objeto introducido
entre sus labios, propio de los mamíferos para alimentarse,
y el llanto para expresar molestia, incomodidad o dolor,
son las herramientas genéticas con las que el recién
nacido ser humano se asoma a su realidad. De manera
que la relación de la persona humana con su entorno social
desde que nace es una necesidad ineludible, de la cual va
a depender la estructuración adecuada y armónica tanto
de su ser como de su razón de ser.
En el marco de su familia, como su inicial ámbito
de desempeño, la persona humana dispondrá de las
condiciones e interacciones necesarias para la
conformación progresiva de su personalidad, al mismo
tiempo que para su desarrollo físico e intelectual. La vida
humana se estructura allí tanto en su individualidad como
19
en su originalidad, en la medida en que su cuerpo material
y su alma espiritual se van desarrollando, según las
particularidades ontológicas de cada persona. El ámbito
familiar es un ambiente de aprendizaje constante y
efectivo, el que se ejecuta mediante la capacidad de
observación e imitación del pequeño ser humano,
sometido a la influencia de la conducta adulta que le rodea.
Es un proceso que se desarrolla de forma
consciente o involuntaria, según los casos, pero siempre
con idénticos resultados: el desarrollo de la inteligencia, la
apropiación de conceptos, la potenciación del
conocimiento sensitivo, el ejercicio de la voluntad, y en
definitiva la adquisición de importantes valores corporales,
espirituales y afectivos, que se irán consolidando en la
medida en que el individuo crece, con la progresiva
maduración de su personalidad. El proceso educativo, que
más adelante se extiende al ámbito social con la
incorporación del pequeño ser al sistema escolar, tiene la
misión fundamental de contribuir, de manera consciente e
intencionada, al desarrollo de los valores originarios que
están implícitamente dados por la propia condición
humana, a fin de estructurar, a partir de ellos, valores
finales acordes con las exigencias y normas de la sociedad
en que se vive.
En la medida en que dicho proceso de educación
en valores se desarrolla, surgen y consolidan en la
persona humana un conjunto de cualidades que
establecen el autocontrol de la personalidad, definen los
rasgos predominantes del carácter, y se erigen en virtudes
reconocidas por los demás como contribuciones del
individuo al bien social. La educación prepara al individuo
para la vida desde la más temprana edad, permitiéndole
adquirir, desarrollar y potenciar virtudes sobre la base de
20
su inteligencia y voluntad, con las cuales los valores
originarios alcanzan una dimensión adecuada a las
necesidades de la persona humana como ente activo en
sus ámbitos de desempeño, o esferas de influencia.
De tal modo, con el decursar de su formación
educativa y cultural el individuo no sólo adquiere
conocimientos y habilidades que le permitan un
desempeño profesional en la esfera laboral, sino sobre
todo se confirma en su condición humana, potencia sus
valores y desarrolla sus virtudes, aprende a controlar sus
pasiones, y a orientar adecuadamente su inteligencia y su
voluntad, lo que determina su verdadera dimensión ética y
la plenitud en el ejercicio de su espiritualidad,
caracterizándose sobre todo por las manifestaciones
francas y espontáneas de afectividad que presidirán todos
los campos de sus relaciones humanas.
Con la madurez, e insertándose ya en el ámbito del
desempeño laboral y otros de tipo comunitario (la vida
social, recreación, actividades profesionales, etc.), la
persona humana recibirá como respuesta a sus acciones
unas u otras expresiones de afectividad, según sean los
mensajes que transmita con su conducta. La permanente
y poderosa influencia de los valores originarios determina
que siempre el individuo caracterizado por una normal
conducta humana y civilizada procure la aceptación de sus
semejantes, sentirse parte del todo y nunca rechazado por
los demás. Y para lograrlo, el individuo permanentemente
estará revisando, consciente o involuntariamente, sus
acciones a fin de evaluar sus resultados y procurar las
modificaciones pertinentes.
La capacidad de autoevaluación es el recurso
psicológico más poderoso que poseen las personas para
consolidar y perfeccionar su condición humana. La
21
introspección, o examen de conciencia, es la más positiva
actitud y procedimiento que la persona humana puede
poner en práctica para procurar su mejoramiento
individual, pues, en este ejercicio no tienen cabida el
engaño o la simulación. Cada quien tiene aquí la
posibilidad real de conocerse tal cual es, tener pleno
acceso a sus verdaderos pensamientos y sentimientos,
aquellos que se cuida de ocultar a los demás, pero que no
pueden escapar a su propia visión interior.
No obstante, para alcanzar los mejores resultados
en este ejercicio de autoevaluación no basta con detectar
las limitaciones personales, ya que eso puede hacerlo todo
el mundo. Lo más importante es saber discernir qué de lo
que se descubre es lo bueno y qué es lo malo, lo cual sólo
podrá hacerse con efectividad aplicando una bien definida
escala de valores, contando con la inteligencia y el
discernimiento suficientes para encontrar las causas de
unas y otras tendencias, y finalmente disponiendo de la
voluntad necesaria para alcanzar el mejoramiento humano
con la aplicación de estrategias de comportamiento que
permitan incrementar los efectos positivos y erradicar los
negativos, en las actitudes y comportamientos.
De tal manera, la autoevaluación se estructurará en
una
eficaz
herramienta
individual
para
el
perfeccionamiento de la condición humana. Hacerlo
requiere de varias cualidades en la persona, como la
humildad, la sinceridad, la capacidad de aceptación, y en
definitiva
la
absoluta
disposición
hacia
el
perfeccionamiento, sobre la base de modelos ejemplares
de conductas que se asuman como paradigmas, lo cual se
construye, también, a través de un proceso de aprendizaje
en la sociedad.
22
La sociedad es la estructura básica de la
Humanidad, condición indispensable para su existencia y
desarrollo. La especie humana no es la única que vive en
sociedad, pues también lo hacen otras múltiples especies
animales, siendo destacada la organización social de
insectos como termitas, abejas y hormigas. Sin embargo,
el principal valor de la sociedad humana radica en que, si
bien surgió de una primigenia necesidad biológica,
instintiva y natural, con su desarrollo se transformó en una
alianza asumida consciente y voluntariamente por los
individuos que la conforman. De tal modo, se sustenta en
un determinado contrato social, o conjunto de normas que
sus miembros aceptan con beneplácito, pues de ello
depende la estabilidad y seguridad existencial de todos y
cada uno. Así se construye una relación holística, donde el
todo es mucho más importante y trascendental que la
simple suma de las partes, principio que debe ser la piedra
angular de la sociedad humana.
Es verdad incuestionable que, por el carácter
objetivo de la realidad, el ser humano piensa como vive, y
no vive como piensa. De modo que en la pirámide
estructural que configura a la sociedad, su base adquiere
necesariamente significado en cuanto a condiciones de
existencia material determinadas por la creación de
recursos para la supervivencia. Semejante base
económica, o infraestructura, se construye mediante la
existencia de determinados modos de producción, que son
las formas en que los seres humanos se han organizado
históricamente para aprovechar los recursos de la
naturaleza, creando y distribuyendo los bienes materiales
necesarios para subsistir.
Los modos de producción han ido cambiando a lo
largo de la historia humana, en correspondencia con la
23
evolución de la sociedad, teniendo como principal motor el
desarrollo de las fuerzas productivas por el avance
científico y tecnológico de la Humanidad. Sin una base
económica adecuada no son posibles la subsistencia y el
desarrollo, y pretenderlo sólo tiene un nombre: utopía.
Otra verdad incuestionable de la existencia
humana parte de la prédica cristiana de que “no sólo de
pan vive el hombre”. La Humanidad es, sobre todo, un
conglomerado de seres pensantes, dotados de conciencia
y espiritualidad, lo cual es su principal diferencia con todas
las otras especies animales. Si en su afán por dominar la
naturaleza para la creación de bienes materiales la
Humanidad creó la ciencia y la tecnología, en su ejercicio
intelectual los seres humanos han forjado la cultura. De
modo que la ciencia, la tecnología y la cultura son los tres
pilares que sustentan a la Humanidad.
El colosal edificio de la cultura humana constituye
la superestructura de la sociedad, donde residen
ideologías, creencias, valores, conocimientos, normas,
tradiciones, religión, historia, mitos y leyendas, arte, y
todas aquellas prácticas que propician al ser humano un
mayor conocimiento sobre su esencia individual y social.
Tal como la infraestructura es el corazón de la Humanidad,
que le aporta su energía vital, la superestructura es su
cerebro, que le dota de inspiración y guía espiritual. La
existencia de conciencia y espiritualidad, como elementos
que configuran la superestructura, condiciona a la
individualidad. El ser humano, lejos de ser una simple
pieza en la gran maquinaria de su especie es, sobre todo,
un compendio de la misma Humanidad, con su personal
historia y marco de relaciones que le hacen
particularmente insustituible.
24
Como ser biológico, cada ser humano nace
ontogenéticamente programado para subsistir, con
instintos de supervivencia que le permitan cumplir su
misión filogenética superior: contribuir a la preservación y
desarrollo de su especie. Proteger y desarrollar el ego en
función de necesidades comunes es la principal tarea de
cada individuo en la sociedad humana, lo cual exige no
sólo su preservación física, sino además su desarrollo
intelectual y cultural en general. Tal es la importancia del
individuo dentro de la sociedad, y un régimen que pretenda
anular al individuo en interés de lo colectivo estará
negando esta función, dañando el vital sentido de
pertenencia de cada persona al grupo humano, en
detrimento de este.
El proceso de creación de bienes materiales, que
se realiza en la base económica (o infraestructura) de la
sociedad, ha tenido diversas características históricas, en
dependencia del desarrollo científico-técnico de la
Humanidad, conformando los denominados modos de
producción. El elemento dinámico de cada modo de
producción son las fuerzas productivas, integradas por el
trabajo humano, los medios de producción, los objetos de
trabajo y las materias primas sobre las que se actúa. De
tal manera, en el esquema piramidal de la sociedad las
fuerzas productivas se vinculan con el papel del individuo,
como agente activo básico.
Por otro lado, el elemento regulador de cada modo
de producción son las relaciones de producción, que
caracterizan cómo influye la superestructura social en la
organización y ejecución de la labor productiva, lo que
depende, sobre todo, de las formas de propiedad sobre los
medios de producción, de trabajo y materias primas, así
como de la situación social de los grupos humanos (o
25
clases sociales) involucradas, y finalmente de las formas
de distribución de lo producido. Esta dinámica social es el
tema de la Economía política.
La creación de la cultura humana, como proceso
que configura a la superestructura social tiene una única y
poderosa herramienta: la educación. Ella puede ser formal
(la que se imparte en instituciones educativas) y no formal
o informal (la que se recibe en interacción con todos los
posibles agentes sociales, a partir de la familia). Ambos
tipos no son excluyentes entre sí, y tienen que
complementarse para alcanzar la máxima calidad en la
gestión educativa. De la educación formal se adquieren
sobre todo competencias para la gestión de gobierno. De
la no formal se adquieren capacidades para la gestión
social. En la gestión de gobierno es básico el desarrollo de
recursos institucionales para la legislación, la
administración, el control, así como la inclusión para la
toma de decisiones que involucren a la sociedad. En la
gestión social son esenciales la participación general, la
fiscalización de la gestión de gobierno, el disfrute de una
información mediática de calidad y de tecnologías
comunicacionales, el emprendimiento productivo a
diversas escalas, entre otros.
¿Qué resultados deben pretenderse con la gestión
educativa? Principalmente, la formación en valores, de
conciencia ciudadana, cultura política, y memoria histórica,
entre otros recursos supra-estructúrales que configuren a
la persona humana y enriquezcan a la sociedad. Una
persona puede definirse como “sujeto de naturaleza
corpóreo-espiritual que se desarrolla en la sociedad”. Por
la espiritualidad la persona tiene conciencia de sí, y
solamente ella puede decir “soy una persona”. El animal
no puede pensar “soy”. La persona, aunque compuesta, es
26
una, un único sujeto. La parte corpórea es semejante a la
del animal y simplemente aparece. La parte anímica es
espiritual y, gracias a ella, el ser humano puede volverse
sobre sí, saber que existe, darle sentido a su vida y a su
muerte. En lo esencial, los dos componentes abarcan todo
lo que corresponde a la naturaleza humana. Esta es la
dimensión ontológica.
La corporeidad de la persona tiene individualidad,
y además de un organismo biológico sustenta lo psíquico
como una realidad pre-ordenada a la convivencia. En el
cuerpo se inserta la herencia de nuestros progenitores. Por
la espiritualidad la persona es irrepetible, cada alma es
original y exclusiva, lo que da al ser humano una dignidad
que ninguno de sus semejantes puede sustituir. La vida
humana desde el punto de vista ontológico se caracteriza
por la unidad de la individualidad y la irrepetibilidad.
En sociedad se recibe la educación que nos ayuda
a conocernos mejor y a establecer relaciones con los
demás. En sociedad cada uno va desplegando su
naturaleza por medio de sus características personales. El
trato con otras personas y el contacto con un determinado
medio cultural influyen en el desarrollo y configuración de
la personalidad. Hay dos factores que ayudan al desarrollo
de la personalidad: la maduración biológica y el
aprendizaje.
Lo primero es un proceso autónomo, casi
independiente del medio, por el cual las potencialidades
del individuo (herencia) se van desarrollando
espontáneamente con el paso del tiempo. Lo segundo
puede definirse como cambio de conducta o rendimiento
como consecuencia de la asimilación de la experiencia
colectiva. El desarrollo de la personalidad no puede ser de
cualquier modo; la persona tiene una dimensión ética, que
27
consiste en la responsabilidad de alcanzar la perfección
que le corresponde como ser humano, partiendo de sus
posibilidades. A esto se le llama forjar el carácter. El ser
humano se enriquece porque su vida tiene inmanencia
(acciones cuyos efectos quedan dentro del sujeto): guarda
y conserva. Pero además tiene trascendencia, por cuanto
lo que realiza conlleva una intencionalidad que influye en
su entorno. Esta condición le obliga a que se ejercite en la
adquisición de virtudes, o hábitos operativos buenos, por
los que desarrolla satisfacción personal para hacer el bien.
Las virtudes facilitan el trato con los demás, y por tanto la
integración social.
Por la composición corpóreo-espiritual podemos
hablar de un ámbito sensitivo sustentado en el cuerpo y un
ámbito espiritual sustentado en la mente, en la conciencia
y en el alma. Además, como la persona establece relación
con el entorno, también podemos hablar del ámbito
cognitivo y del apetitivo. La persona inicia su relación con
el mundo por el conocimiento sensitivo. Los cinco sentidos
externos son las ventanas por las que se introduce lo
externo. Estos datos se recogen en los sentidos internos y
por ellos percibimos los objetos, formamos las imágenes y
las recordamos. Este proceso del conocimiento se
prolonga, pues la inteligencia, facultad espiritual, forma los
conceptos a partir de las imágenes sensibles.
Gracias a la inteligencia la persona puede
comprender la situación en sí, inventar soluciones
adecuadas, establecer juicios valorativos… para alcanzar
la verdad, que es el objetivo de esta facultad. Pero todo
conocimiento desencadena un apetito, un deseo que
satisfacer. El conocimiento sensorial desarrolla el apetito
sensitivo, y el conocimiento espiritual el apetito volitivo. El
apetito sensitivo se caracteriza por movimientos de
28
aceptación o de rechazo, denominados pasiones, las que
según su intensidad y duración pueden devenir en
emociones o en sentimientos.
Las emociones son reacciones globales, intensas
y breves ante situaciones inesperadas, y suelen tener un
correlato fisiológico. Los sentimientos son estados
emocionales difusos y duraderos, no fácilmente
detectables en cada persona. Por su parte, el apetito
volitivo busca el bien. Estamos hablando de la voluntad,
facultad espiritual caracterizada por el ejercicio de la
libertad. En este nivel la persona se auto-determina, es
plenamente dueña de sus actos, realiza lo propuesto por
la inteligencia, y se sirve de los apetitos sensitivos para
alcanzar con prontitud la meta fijada.
El conocimiento sensitivo desencadena el
conocimiento espiritual, y a la vez el apetito sensitivo. Si
en algún caso el apetito sensitivo es vehemente, puede
imposibilitar el recto ejercicio de la inteligencia y también
impedir el trabajo de la voluntad. Lo ideal es tener a la
inteligencia libre de impedimentos para evaluar los datos
del conocimiento. Así llegará a la voluntad la información
adecuada de la inteligencia, que podrá inducir a una buena
actuación.
Finalmente, es necesario mencionar el amplio
campo de la afectividad, entendiéndola como la
característica del ser psíquico de experimentar
íntimamente las realidades exteriores o de experimentarse
a sí mismo. La afectividad envuelve todos los aspectos de
la persona, pero lo más adecuado es encontrarla
desplazada hacia el ámbito espiritual, para lograr que este
conduzca al ámbito sensitivo. El problema de la madurez
consiste en evitar el desplazamiento e instalación de
afectividades en la zona sensitiva.
29
La madurez es una conquista individual constante,
es la capacidad de vivir la propia vida, pero especialmente
de sobrellevar tensiones, de dar y recibir. Una persona
madura acepta al otro y lo respeta, evita utilizarlo y ser
utilizada, sabe ver a los demás en su realidad sin caer en
idealismos, sabe encontrar el sitio que le corresponde en
cada una de sus relaciones sociales, de igualdad,
superioridad o inferioridad.
El reto de ser personas, es ser mejores seres
humanos. Esto se transfiere al ámbito de las ideas y las
acciones. Las ideologías se estructuran en función del bien
(son raras las que se proponen cultivar el mal), pero son
las actividades humanas las que expresan y evalúan la
certeza de las ideas. De buenas intenciones está
empedrado el camino del infierno, dice un viejo refrán, lo
que demuestra que lo comúnmente erróneo en el
quehacer humano no es cómo se piensa, sino cómo se
actúa…
Y esto es una absoluta verdad en las intenciones y
acciones de personas, erigidas líderes políticos, que han
encabezado movimientos de transformación social a lo
largo de la historia de la Humanidad. El análisis de los dos
siguientes ejemplos así lo demuestra…
30
RUSIA: LA DICTADURA DEL PROLETARIADO
Para los alemanes Carlos Marx y Federico Engels,
autores del “Manifiesto Comunista”, la revolución proletaria
que sustituiría al Capitalismo tendría que ser un fenómeno
global, ocurrir paralelamente en los países con economía
desarrollada, de todo el mundo. Pero, después de varias
intentonas fallidas, como la de los comuneros de París en
1871, parecería como si la revolución mundial jamás
ocurriría. La debacle humana y económica causada en
Europa por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) fue
causa de movimientos sociales contra los gobiernos
capitalistas en países involucrados en el conflicto. En el
plano ideológico revivió las ideas revolucionarias entre las
masas humildes y trabajadoras, a las que tocó la peor
parte en la guerra, sirviendo de “carne de cañón” en
cruentas batallas comandadas por arrogantes –y en
muchas ocasiones ineptos- oficiales de origen burgués.
Además de Alemania, uno de los principales
emporios de tales corrientes fue el Imperio ruso, gran
nación euro-asiática sometida a un arcaico régimen feudal
bajo el mandato del Zar. Rusia en el tránsito del siglo XIX
al XX era un país sumido en el mayor atraso tecnológico y
desigualdades sociales, consecuencia de una economía
básicamente agraria, regida por grandes terratenientes en
su extenso territorio, donde el campesinado existía en
condiciones próximas a la esclavitud. El potencial industrial
de la nación, concentrado en sus grandes ciudades, como
Moscú y San Petersburgo, distaba mucho del auge
tecnológico moderno alcanzado ya en metrópolis
capitalistas del occidente europeo. Bajo las crudas
condiciones climáticas de inviernos extremos y deshielos
destructores, las vulnerables y casi inexistentes rutas de
31
comunicación a través de su extensa geografía
condenaban al aislamiento a sus núcleos poblacionales.
Pero, a pesar de su atraso económico y social,
Rusia controlaba un gran imperio, sometiendo a
poblaciones vecinas en la multiplicidad étnica en torno al
Mar Negro y hasta Siberia. Como caudillo imperial, el zar
ruso Nicolás II, ascendido al trono en 1894, en 1905 se
había enfrascado en una guerra contra Japón, donde
Rusia perdió el 70% de su flota naval. Masas populares
descontentas por la tragedia bélica marcharon en San
Petersburgo hacia el Palacio de Invierno, sede del
Gobierno, y fueron recibidas con descargas de fusilería,
hecho que alimentó las chispas de la insurrección
proclamada por movimientos políticos como los socialrevolucionarios, mencheviques y bolcheviques, así como
llevó a extremos represivos la acción gubernamental. Una
gran huelga paralizó la industria local, instigada por los
líderes de izquierda (bolcheviques) Lev Davídovich
Bronstein, más conocido como Trotski, y Vladimir Ilich
Ulianov, cuyo sobrenombre era Lenin.
Un período de confrontación callejera en las
principales ciudades enfrentó al Gobierno zarista,
declaradamente dictatorial, con las fuerzas populares,
configurando un panorama de inestabilidad política como
precursor de un estallido revolucionario, lo cual se agudizó
cuando, en agosto de 1914, el Zar decretó la movilización
militar contra Alemania, lo que incorporó a Rusia en la
Primera Guerra Mundial. El ejército imperial ruso tuvo
éxitos iniciales en territorio austríaco; sin embargo, el
intento de avanzar sobre territorio alemán en dos frentes
condujo a graves derrotas, con la pérdida de más de dos
millones de hombres, y para 1915 ya estaba en retirada.
32
Las sucesivas derrotas rusas en la Primera Guerra
Mundial fueron una de las causas de la Revolución de
febrero de 1917 en Rusia. A partir de enero de ese año la
situación interna, empeorada por el curso desfavorable de
la guerra con Alemania y las instigaciones revolucionarias,
hicieron que el Parlamento ruso (Duma) cediera a la
presión popular y se formara un Gobierno provisional de
tipo burgués, liderado por Aleksandr Kérenski, ante el cual
el último Zar, Nicolás II, abdicó. Pero, estos
acontecimientos no satisfarían a los sectores más
extremistas de la oposición, representados por los
bolcheviques bajo el mando de Lenin.
Vladimir Ilich Ulianov nació en el seno de una
familia de clase media y en ascenso hacia una condición
de “pequeña nobleza” existente en la sociedad imperial
rusa de la época. Desde joven militó en la izquierda política
revolucionaria, siendo arrestado y exiliado en Siberia,
período en que su hermano mayor, Aleksandr, fue fusilado
por participar en un complot para asesinar al Zar. Luego se
exilió en varios países de Europa occidental, donde se
forjó como teórico del marxismo. En 1903 encabezó la
facción bolchevique (de mayoría) al fragmentarse el
Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR),
regresando a San Petersburgo cuando los sucesos de
1905, y viviendo etapas de clandestinidad en la
conducción del partido.
En 1914 empezó una campaña para transformar
la Primera Guerra Mundial en una revolución de todo el
proletariado en Europa, siguiendo la prédica de Marx, de
la insurrección simultánea en varios países. Pero, luego su
estrategia cambió, bajo la tesis de que la revolución
proletaria no tenía por qué ocurrir simultáneamente en el
mundo, sino que podía darse en aquel país considerado
33
en cierto momento como “el eslabón más débil de la
cadena capitalista”. Dada la realidad en la Rusia de esos
tiempos, Lenin concluyó que el viejo imperio era
justamente tal eslabón, y se empeñó en dar allí el primer
gran golpe a la burguesía.
Para eso perfeccionó su labor de líder político: creó
un vehículo de información y formación –el periódico
“Iskra” (chispa)-, fundó órganos de acción revolucionaria
–soviets (consejos populares)- en estamentos civiles y
militares de la sociedad rusa, configuró una estrategia para
la toma del poder político mediante la acción armada, y
dotó a sus seguidores con una convincente teoría, con
documentos como “Tesis de abril” y “El Estado y la
revolución”. En el primero expone sus propuestas
radicales en respuesta a la instauración del régimen
burgués de Kérenski tras los hechos de febrero de 1917.
En cuanto al segundo libro, escrito por Lenin entre agosto
y septiembre de 1917, mientras se encontraba en la
clandestinidad en Finlandia, en él explica que el Estado
constituye el instrumento para la dominación de una clase
sobre otra, y cómo la toma violenta de la maquinaria estatal
burguesa conduce a la dictadura del proletariado o
socialismo, un Estado que ejerce una dominación de clase,
sólo que en este caso quien manda es la masa mayoritaria
del pueblo, siendo, por tanto, una "dictadura" más
democrática y además transitoria.
Considerando ya existentes las condiciones para la
acción, Lenin decide abandonar su refugio finlandés y a
inicios de octubre de 1917 ingresa clandestinamente en
San Petersburgo, entonces capital de Rusia. La dirección
revolucionaria acuerda desencadenar las acciones en
ocasión del Segundo Congreso de los Sóviets, que debía
celebrarse dos semanas más tarde. Así, el 25 de octubre
34
(7 de noviembre, según el calendario gregoriano entonces
vigente en Rusia), bajo la consigna de “¡Todo el poder para
los soviets!”, se desencadena la insurrección con el asalto
al Palacio de Invierno, contando con el apoyo de la artillería
del crucero “Aurora” desde el río Neva. En toda la ciudad,
y en otras partes del país, los destacamentos de militares,
obreros y campesinos revolucionarios ponen fin al régimen
burgués de Kérenski, iniciando la primera “dictadura del
proletariado” en la historia de la Humanidad.
Pero, en 1991 –setenta y cuatro años después de
aquella gesta- la Unión de Repúblicas Socialistas
Soviéticas (URSS), nación surgida de las ruinas de la
Rusia zarista, se derrumbó, iniciándose una tendencia de
retorno al capitalismo, que se extiende hasta nuestros
días. Procuraré resumir ese proceso...
La teoría marxista sobre la revolución mundial
simultáneamente en las naciones más desarrolladas tenía
como correlato la certeza de que cualquier empeño aislado
por sustituir al viejo régimen social sería muy vulnerable
frente al cerco de las restantes potencias capitalistas,
empeñadas en aniquilarlo. Inmediatamente tras su
creación, el primer Estado de obreros y campesinos en la
historia sufrió las acciones armadas de los denominados
“guardias blancos” (llamados así en oposición al Ejército
Rojo, bolchevique), fuerzas creadas por los terratenientes
y militares desplazados, apoyados logísticamente y con la
intervención militar directa de Inglaterra, Estados Unidos,
Japón y Francia, principalmente, sumiendo a la nación en
una cruenta guerra civil entre 1917 y 1923.
El joven Estado estuvo a punto de sucumbir ante la
embestida de fuerzas contrarrevolucionarias desde el este,
el sur y el oeste, hasta que, en 1918, retirándose de la
Gran Guerra con la firma del tratado de Brest-Litovsk, que
35
le provocó la pérdida de grandes territorios en su frontera
occidental, y con la reorganización del Ejército Rojo de
Obreros y Campesinos (EROC), a fin de profesionalizar
sus fuerzas, se logró revertir la situación. Las ventajas más
importantes del Ejército Rojo sobre el Ejército Blanco eran
la disciplina y unidad de liderazgo. Mientras Lenin era el
líder indiscutido del partido bolchevique, Trotski era el
brillante organizador militar, dirigiendo las acciones en los
frentes de batalla como Comisario de Guerra.
Al terminar la Guerra Civil el saldo fue la pérdida de
alrededor de nueve millones de vidas humanas, y una
desastrosa situación económica y social al descender los
niveles productivos en la agricultura y la industria. El
establecimiento del denominado “comunismo de guerra”,
para asegurar el abastecimiento logístico a las tropas, llevó
la hambruna a la población civil. Alcanzada la paz, ante el
gobierno de los soviets surgió la urgencia de tomar
medidas drásticas para asegurar la supervivencia y el
desarrollo de la nación. En el plano económico se llevó a
cabo un acelerado proceso de desmontaje del sistema
capitalista, que por las características del país tenía su
mayor exponente en los terratenientes, con acciones como
la socialización forzosa de la agricultura, que atacó a la
propiedad privada en el campo, así como la aplicación de
la Nueva Política Económica (NEP), denominada por Lenin
como “capitalismo de Estado”, vigente hasta 1928, cuando
fue reemplazada por el primer Plan quinquenal, bajo el
régimen de Stalin.
En el plano político, ante su soledad como sistema
en el contexto global, se intensificó el propósito de
organizar y conducir al movimiento comunista a nivel
mundial con la creación, en 1919, de la Internacional
Comunista (III Internacional), que agrupaba a partidos
36
comunistas de distintos países, cuyo objetivo era luchar
por la supresión del sistema capitalista y el establecimiento
de la dictadura del proletariado y de la República
Internacional de los Soviets, como fijaba en sus estatutos,
emprendiéndose una abierta injerencia en la vida política
de las naciones, que sería motivo de permanentes críticas
y ataques al régimen soviético.
En el plano institucional, en diciembre de 1922 se
fundó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas
(URSS), con la fusión de Rusia, Transcaucasia, Ucrania y
Bielorrusia, como repúblicas federativas, en un solo
Estado bajo la dirección del Partido Comunista. De tal
modo, el nuevo régimen de obreros y campesinos mantuvo
intacta la relación de dominación del imperio ruso sobre
sus anteriores territorios, en los que más adelante
surgirían movimientos nacionalistas.
En medio de semejante proceso ocurrió la muerte
de Vladimir Ilich Lenin, en 1924, y ascendió al poder Iosif
Stalin, implantando un régimen de “terror revolucionario”
basado en el culto a la personalidad, que provocó el
encarcelamiento y muerte de muchas figuras militares y
políticas, entre ellas Lev Trotski, asesinado durante su
exilio en México. Stalin implementó la organización de la
vida económica y social del país mediante planes
quinquenales de desarrollo, aprovechando las grandes
fuentes de recursos naturales del territorio, para impulsar
la industrialización a gran escala. Así el viejo imperio
feudal, terrateniente, se transformó, en pocos años, en
nación industrializada bajo la dirección centralizada del
Estado, lo cual eliminó la competencia como estímulo de
la calidad.
El régimen soviético se vio sometido nuevamente a
una colosal prueba de fuego cuando, en junio de 1941, la
37
Alemania hitleriana desencadenó el plan “Barbarroja”,
invadiendo al país con poderosas fuerzas terrestres y
aéreas en el contexto de la Segunda Guerra Mundial,
iniciándose lo que se conoce como la “Gran guerra patria
del pueblo soviético”, que concluiría en 1945 con la derrota
del fascismo alemán y sus aliados tras grandes batallas
defensivas en Moscú, Leningrado y Stalingrado, ofensivas
como las del Volga, Kursk y Vístula-Oder, y finalmente el
asalto y toma de Berlín. Al precio de unos 27 millones de
vidas, la URSS emergió de la guerra convertida en
potencia militar, y logró consolidar su esfera de influencia
a países este-europeos ocupados por sus ejércitos en
campaña contra los alemanes (Polonia, Checoslovaquia,
Hungría, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia, Alemania
oriental).
En el denominado “bloque soviético” se
implantaron gobiernos comunistas, y el planeta quedó
dividido en dos poderes antagónicos (capitalismo y
socialismo), que lo pondría al borde de nuevas
confrontaciones bélicas y generaría otra forma de
enfrentamiento: la “Guerra fría”. Pero, al margen de la
tirantez y el enfrentamiento diplomático en la arena
internacional, la polarización de naciones y movimientos
sociales, el estallido de conflictos regionales y locales
auspiciados por uno u otro bando, y las crisis extremas
bajo la amenaza de las armas nucleares, la “Guerra fría”
fue sobre todo un escenario de confrontación económica y
tecnológica entre las dos grandes potencias mundiales:
Estados Unidos y la Unión Soviética, empeñada cada una
en demostrar la superioridad de su sistema político.
Cuarenta y seis años después de la terminación de
la Segunda Guerra Mundial, y setenta y cuatro de la
instauración de la dictadura del proletariado en Rusia, la
38
real confrontación de la “Guerra fría” terminó con la victoria
del sistema capitalista, cuando el 8 de diciembre de 1991
los presidentes de las repúblicas federativas soviéticas de
Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el Tratado de
Belavezha, que declaró oficialmente disuelta a la Unión
Soviética y el establecimiento de la Comunidad de Estados
Independientes (CEI), en su lugar.
En este acontecimiento, además de las causas
económicas, sociales y políticas, fue determinante el papel
de la personalidad en la historia, con la figura de quien
fuera joven Secretario General del Partido Comunista de
la URSS, en sustitución de los ya caducos miembros de la
gerontocracia partidista, Mijaíl Gorbachov, quien inició un
período de transición del viejo régimen a uno renovado
bajo los principios de la denominada perestroika, con una
apertura a la información y la libertad de expresión,
conocida como glasnost. Gorbachov también procuró
poner fin a la “Guerra fría”.
En la década de los 80 la Unión Soviética
abandonó sus nueve años de intervención militar en
Afganistán y retiró el apoyo militar a los antiguos Estados
este-europeos bajo su esfera de influencia, lo que provocó
la caída de varios gobiernos comunistas ante las ansias
populares de democratización y nacionalismo. Finalmente,
con el derribo del paradigmático “muro de Berlín” y con
ambas Alemania (Oriental y Occidental) persiguiendo la
unificación, el llamado “telón de hierro” se derrumbó. Tras
la renuncia de Gorbachov a su cargo de Presidente,
entregándolo al entonces mandatario de Rusia, Boris
Yeltsin, la Unión Soviética dejó de existir oficialmente el 25
de diciembre de 1991. Tanto en la antigua URSS, como en
las naciones antes integrantes del bloque soviético, y
reorganizadas como países independientes, se iniciaron
39
políticas de transición y retorno al capitalismo, que
incluyeron un acercamiento rápido al bloque occidental
encabezado por Estados Unidos, con lo que el panorama
geopolítico del planeta dio un giro hacia la unipolaridad. De
modo que se produjo un retroceso en el decursar de la
historia, inesperado, pero no injustificado.
Pese a sus logros en la carrera espacial, siendo la
primera nación en enviar a un ser humano al espacio
cósmico, la situación económica de la URSS estaba en
desventaja frente a su rival por excelencia, los Estados
Unidos de América. Habiéndose implantado el sistema
socialista de propiedad estatal sobre todos los medios de
producción, se eliminó uno de los resortes más efectivos
en la lucha por la calidad productiva: la libre competencia
en el escenario del mercado. Empeñado en una inevitable
lucha por la supervivencia, tras las experiencias de la
Guerra civil y la invasión nazi en la Segunda Guerra
Mundial, el Gobierno soviético puso el énfasis en la carrera
armamentista, procurando una paridad con sus
adversarios de la OTAN, lo cual conllevó a un abandono
significativo de las industrias básica y ligera, que sin
posibilidades de perfeccionar sus productos perdieron
competitividad en el mercado nacional e internacional.
Esto se vio reflejado de forma significativa en la esfera de
las comunicaciones y la informatización, donde la URSS
quedó a la zaga frente a los ingenios computacionales
creados en emporios de conocimientos, como Silicon
Valley.
Al calor de la revisión histórica, se puede afirmar
que la Rusia zarista no estaba aún preparada para el salto
cualitativo que representó la insurrección de octubre de
1917. El capitalismo sólo empezaba a despuntar en la
tierra de los zares, y aunque ciertamente era entonces el
40
eslabón más débil de la cadena capitalista, como anunció
Lenin, no estaban dadas aún allí las condiciones para
semejante experimento. Sin el agotamiento de las
posibilidades del capitalismo, una sociedad no puede dar
el salto hacia un nuevo modo de producción, socialista. En
la actualidad, Rusia está recorriendo un sendero de
reconstrucción económica y social con herramientas de la
sociedad de mercado, logrando, en diversas esferas,
sobre todo la militar, que el planeta alcance la necesaria
bipolaridad.
41
CUBA: LOS BARBUDOS DE FIDEL
Nació en el seno de una familia adinerada, el 13 de
agosto de 1926. Su padre, de origen gallego, fue un rico
terrateniente en tierras del nororiente cubano. Estudió en
colegios religiosos destinados a la burguesía, así como,
finalmente, concluyó la abogacía en la Universidad de La
Habana. En sus años estudiantiles se destacó como
dirigente juvenil, opuesto a la explotación capitalista que
había conocido desde la infancia en el feudo familiar, lo
que lo llevó a militar en agrupaciones al servicio de la clase
obrera y a emprender aventuras políticas en otras tierras
latinoamericanas. Así, organizó una expedición armada
contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en Santo
Domingo, que fracasó al intentarse la travesía marítima.
También viajó a Colombia para entrevistarse con el líder
del Partido Liberal Jorge Eliécer Gaitán, estando presente
cuando el “bogotazo”, motín popular consecuencia del
asesinato de este el 9 de abril de 1948. Evidentemente,
era un joven revoltoso…
Y para que un revoltoso se convierta en
revolucionario sólo hace falta una causa política que lo
entusiasme y justifique sus acciones. Y la encontró cuando
el Jefe del Ejército republicano en Cuba, Fulgencio Batista,
dio un golpe de estado el 10 de marzo de 1952, para
erigirse dictador, frustrando las aspiraciones del pueblo, de
promover un gobierno democrático mediante próximas
elecciones. Fue entonces Fidel Castro el individuo
necesario, en el lugar adecuado y en el momento
oportuno. Lo que requería la historia para iniciar una
leyenda con dimensiones de epopeya.
42
La historia de Cuba es la misma que la de todas las
naciones latinoamericanas: primero colonias de España
tras el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal
Colón en 1492. Luego, neo-colonias de Estados Unidos,
tras la promulgación, por el Presidente estadounidense
James Monroe, en 1823, de la doctrina que lleva su
nombre, donde declara: “América para los americanos”,
con el entendimiento de que “América” son todas las
naciones latinoamericanas, y “americanos” son justamente
ellos, los del Norte, marcando el territorio desde el río
Bravo hasta la Patagonia como esfera de influencia para
el pleno ejercicio de su poder imperial.
Quiso la historia que Cuba fuese la última tierra
americana en levantarse en armas contra la Corona
española. Diversas acciones reformistas en las Cortes
ibéricas llevaron a la Isla limosneras concesiones que
frenaron el espíritu independentista de los primeros
próceres cubanos y auparon el anexionismo, al extremo de
que se le concediese el denigrante título de “Muy noble y
muy leal Isla de Cuba”, por su supuesta fidelidad a la
monarquía española.
Cuando en la primera mitad del siglo XIX Simón
Bolívar, al norte de Sudamérica, y José de San Martín, al
sur, llevaban a cabo la épica independentista, el cura
Miguel Hidalgo lo hacía en México, y Francisco Morazán
en Centroamérica, pensadores ilustres, como el Padre
Félix Varela Morales, desde el exilio se empeñaban en
fomentar la convicción independentista entre los cubanos.
En el periódico “El Habanero”, fundado en Filadelfia en
1824, escribió: “Desearía ver a Cuba tan isla en lo político
como lo es en la naturaleza, (…) Cuba no debe esperar ya
nada de España…ni de nadie, debe liberarse por sí sola”.
43
Y ciertamente a la Isla no llegó la ola revolucionaria
bolivariana, a pesar de que en la voluntad del Gran
General estaba el proyecto de combatir por Cuba y Puerto
Rico. No fue hasta 1868 cuando en el seno de la clase
terrateniente cubana se concretó la voluntad libertaria, en
pos no sólo de la independencia nacional, sino además del
fin de la esclavitud a que eran inhumanamente sometidos
los negros africanos en la Isla. Correspondió a Carlos
Manuel de Céspedes, rico hacendado oriental, lanzar el
grito de “¡Viva Cuba libre!” el 10 de octubre de 1868,
iniciando una gesta que duraría 10 años, pero con la que
no se alcanzaría la independencia, aunque sí la abolición
de la esclavitud.
Sobrevino entonces una “tregua fecunda” de 17
años, entre 1878 y 1895. Fecunda, porque durante ese
período brilló la estrella de quien vino al mundo el 28 de
enero de 1853, quien finalmente encauzaría las ansias
libertarias del pueblo cubano hacia su definitiva
culminación, José Julián Martí Pérez. Nacido en La
Habana, de padre militar español, muy temprano en su
adolescencia comenzó a actuar en favor de la
independencia de Cuba, lo que le valió ser encarcelado y
sometido a trabajos forzados. Luego abandonaría la isla e
iría a España, donde concluyó estudios universitarios de
Jurisprudencia y Letras.
Radicado en Estados Unidos (después escribiría al
respecto: “Viví en el monstruo y conozco sus entrañas…”)
José Martí descolló como hombre de letras y político,
exponiendo ideas avanzadas sobre cómo llevar a cabo la
nueva gesta libertaria, destacándose su discurso “Los
pinos nuevos”, en que convocó a la unidad entre los
veteranos caudillos del 68-78 y la nueva generación de
patriotas, a la cual él pertenecía. Su logro mayor en ese
44
empeño fue la fundación del Partido Revolucionario
Cubano, como órgano político para la organización de la
contienda bélica. Sus escritos y discursos llamando a la
unidad por la causa independentista encontrarían oídos
receptivos en la emigración cubana radicada en Estados
Unidos y en otros países del continente.
José Martí, en su condición de Delegado del
Partido Revolucionario Cubano, fue reconocido como líder
político de la llamada “guerra necesaria”, que tendría al
generalísimo Máximo Gómez Báez y al lugarteniente
general Antonio Maceo Grajales como jefes militares,
ambos los más destacados caudillos de la Guerra de los
Diez Años, además de contar con otros veteranos
mambises residentes tanto en el exterior como en el
interior de Cuba, donde organizaban clandestinamente a
las fuerzas independentistas. Se forjó así la llamada
“expedición de Fernandina”, que en enero de 1895
pretendió llevar a Cuba, desde La Florida, un
destacamento armado para reiniciar la guerra, intento que
fracasó por una delación. Sin embargo, la llama de la
insurrección quedó encendida…
Así, el 24 de febrero de 1895, con el alzamiento en
el poblado de Baire, daría inicio la nueva jornada de luchas
por la libertad de Cuba. En sendas expediciones navales
desembarcarían en playas cubanas Martí y Gómez, así
como también Maceo y otros caudillos. Era para el líder
patriota la culminación de su misión, al extremo de que,
despreciando al peligro, el 19 de mayo de ese año marchó
cabalgando al combate, siendo derribado por una bala
española que acabó con su valiosa vida. Antes del fatídico
suceso había reiterado su vocación antimperialista en un
testamento político: “Ya estoy todos los días en peligro de
dar mi vida por mi país y por mi deber (…) de impedir a
45
tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan
por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza
más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta
hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser (…),
porque hay cosas que para lograrlas han de andar
ocultas…”
La prematura muerte en los campos de batalla de
José Martí y Antonio Maceo resultó un duro golpe para la
gesta independentista. Desde el “norte revuelto y brutal”
(como lo calificó Martí) los políticos aguardaban el
momento de apoderarse de la deseada Isla. Ya habían
adquirido, tiempo atrás, la península de Florida mediante
compra a España. Pero Cuba no estuvo nunca en venta,
pues la monarquía ibérica apreciaba su destacada
posición geográfica. La estrategia que aplicaron entonces
fue la de la “fruta madura”, proclamada en abril de 1823
por el presidente John Quincy Adams, según la cual “por
las leyes de gravitación política, Cuba, separada de
España, tiene que gravitar hacia la Unión americana”.
La gesta insurrecta mambisa puso a las tropas
coloniales españolas en la Isla en una situación de
inevitable derrota, sobre todo con la exitosa Campaña
Invasora de Oriente a Occidente, que llevó las batallas
hasta las mismas puertas de la ciudad capital. Para el
Gobierno norteamericano, los acontecimientos militares,
así como la muerte de Martí y Maceo, indicaban llegado el
momento de “poner la canasta bajo el árbol y provocar la
caída de la fruta dentro de ella”. Y para eso se valieron de
una estratagema que aceleró los acontecimientos…
El 15 de febrero de 1898 una explosión sacudió el
puerto de La Habana, cuando el acorazado
norteamericano “Maine”, de visita oficial en la isla, saltó por
los aires con saldo de 254 marineros y sólo 2 oficiales
46
muertos. Curiosamente, todo el resto de la oficialidad
disfrutaba, a esas horas, de un baile en la ciudad, dado en
su honor por las autoridades españolas, que negaron toda
responsabilidad con el acontecimiento, pero fueron
acusadas por la prensa y el Gobierno norteamericano de
haber realizado un atentado contra el navío, lo cual se
asumió como declaración de guerra. A todas luces parece
absurdo que la monarquía española decidiera embarcarse
en una aventura bélica contra Estados Unidos,
considerando la debacle económica y militar en que estaba
sumida.
Ha sido opinión muy extendida entre historiadores
cubanos y españoles que la explosión fue provocada por
los propios estadounidenses, como excusa para intervenir
en una guerra que ya estaba decidida. La “casualidad” de
que casi toda la oficialidad del navío estuviese ausente en
ese instante parece corroborar la sospecha de
autoagresión. Otros hechos en la historia norteamericana
demuestran cómo en función de intereses políticos han
sido capaces de atrocidades semejantes (¿remember
11S?). La Guerra hispano-americana (falazmente no se
incluyó en su nombre la participación cubana, aunque ya
el Ejército mambí era dueño absoluto de los campos de
Cuba) fue una contienda breve, dado el desgaste del
ejército español, cuyos hechos más notorios ocurrieron en
torno a la oriental ciudad de Santiago de Cuba, con
acciones terrestres, pero sobre todo con la destrucción de
la obsoleta flota española por el acoso y bombardeo de los
modernos buques de guerra yanquis.
A pesar de que la guerra fue ganada
principalmente por la participación de los mambises, el
general norteamericano Shafter impidió la entrada de los
cubanos en Santiago de Cuba, bajo el pretexto de
47
“posibles represalias”. Otro hecho vergonzoso fue que la
rendición española, con la firma del Tratado de París el 10
de diciembre de 1898, se realizó ante el Mando
norteamericano, sin intervención de los jefes cubanos, que
vieron cómo de tal modo les fue robada su revolución. En
consecuencia, Estados Unidos se apoderó de Cuba y otras
colonias españolas (Puerto Rico, Filipinas, Guam),
aplicando la teoría de “fruta madura”.
Hasta 1902 se mantendría la intervención
norteamericana en Cuba, año en que asumió la
Presidencia un Gobierno nacional presidido por Tomás
Estrada Palma. ¿Por qué Estados Unidos no decidió
permanecer en Cuba?, tal como lo hizo con Puerto Rico
(declarado después “Estado libre asociado”), Filipinas y
Guam (donde se mantuvo hasta la Segunda Guerra
Mundial). Fue tal vez un error de la política
norteamericana. Pero evidentemente prefirió la fórmula del
neocolonialismo, sustituyendo el control gubernamental
por el económico.
Con sucesivos gobernantes pro-norteamericanos,
exponentes de la burguesía criolla, Cuba se mantuvo
durante décadas bajo la dominación política y económica
yanqui, convertida en traspatio de placer, donde disfrutar
de paradisíacas playas y casinos, mientras su población
estaba sumida en el subdesarrollo y la miseria. Y así hasta
1952, cuando frente a las elecciones presidenciales un
partido político que se proclamaba heredero del Partido
Revolucionario Cubano creado por Martí, y por tanto se
calificaba como Auténtico, se mostraba como el favorito
del pueblo, con un programa de mejoras sociales –aunque
en ningún caso de transformaciones radicales-. La
oligarquía criolla sintió temor por eso y, con la anuencia del
Gobierno norteamericano, fraguó el asalto al poder
48
mediante un golpe de estado por parte del Jefe del Ejército,
el 10 de marzo de ese año, poniendo fin a las expectativas
de la población e instaurando una dictadura militar en el
país. La hora de Fidel Castro había llegado, y habría luego
demasiados motivos para que los oligarcas se
arrepintiesen de haberle dado esa oportunidad…
Con apenas 27 años de edad, el carismático líder
emprendió su cruzada hacia el poder político, motivado por
el enfrentamiento a la dictadura de Batista. Creó un
movimiento de jóvenes iluminados por sus ideas, llamado
Generación del Centenario, precisamente porque su
primera gran muestra de organización y empuje ocurrió el
28 de enero de 1953, en homenaje a los 100 años del
natalicio de José Martí, con una “marcha con antorchas”
(al estilo de las protagonizadas por los “camisas pardas”
hitlerianos) desde la Universidad de La Habana y por
diversas calles de la ciudad. Pero su mayor jugada se
fraguaba, no a la luz de las antorchas, sino en las sombras.
Con la tenacidad de un predestinado, seleccionó,
organizó y entrenó militarmente a un decidido grupo de
jóvenes de su movimiento, para llevar a cabo una acción
que estremecería los cimientos de la sociedad cubana y
marcaría el inicio de una nueva etapa en la historia
continental: el asalto al cuartel “Moncada”, la segunda
fortaleza militar de la isla, radicada en Santiago de Cuba.
Fue la madrugada del 26 de julio de 1953 cuando, en
medio de sus tradicionales festejos carnavalescos, la
ciudad que aportó el mayor número de generales a las
guerras de independencia despertó bajo el fragor de la
batalla. Un centenar de jóvenes, armados con fusiles de
bajo calibre, atacaron la fortaleza militar, bajo el plan
elaborado por Fidel de capturar armamento de guerra con
49
que llamar a la población al combate contra la dictadura
batistiana.
La acción militar fracasó por la superioridad
numérica y militar de los acuartelados, al perderse el factor
sorpresa. Muchos de los jóvenes asaltantes fueron
capturados, pero una orden recibida desde La Habana los
condenó a morir, siendo brutalmente asesinados 55
asaltantes. Fidel Castro salvó la vida sólo porque fue
apresado días después, tras su fuga hacia zonas
montañosas en torno a la ciudad, y por la intervención del
Nuncio Apostólico de Santiago de Cuba. Luego, en otras
ocasiones también la predestinación mantendría con vida
al joven líder.
La epopeya fallida del “Moncada”, así como la
singular autodefensa protagonizada por el abogado Fidel
Castro en el juicio a que fueron sometidos los
sobrevivientes, conocida como “La Historia me absolverá”,
configuraron la voluntad de lucha del pueblo cubano,
principalmente su juventud, contra la tiranía. Estando aún
el líder en prisión se creó el instrumento de la insurrección:
el “Movimiento 26 de Julio” (M-26-7), cuyas células
clandestinas cubrirían el territorio nacional.
Pese a haber sido condenado a 15 años de prisión
por los sucesos del “Moncada”, el 15 de mayo de 1955
Fidel Castro y otros moncadistas fueron puestos en
libertad con un indulto decretado por Batista (de lo cual
tendría luego razones para arrepentirse). Inmediatamente
exiliado en Estados Unidos y México, el grupo de
revolucionarios se dio a la tarea de preparar el regreso a
Cuba, esta vez con una expedición armada que haría de
las montañas orientales su escenario de luchas. Sus 82
hombres bajo el mando de Fidel Castro finalmente
recorrieron. en el yate “Granma”. la ruta entre Tuxpan
50
(México) y Las Coloradas (Cuba), a donde llegaron el 2 de
diciembre de 1956, y desde donde, con graves pérdidas
humanas y materiales en sorpresivos enfrentamientos con
el ejército gubernamental, alcanzaron la Sierra Maestra, la
mayor cordillera cubana.
En varias ciudades las células del M-26-7
recibieron con acciones armadas el desembarco. Con 12
sobrevivientes comenzaba a escribirse la leyenda de los
barbudos de Fidel… Muchas páginas pueden dedicarse a
describir la lucha guerrillera, primero en la Sierra Maestra
y luego extendida a otras regiones en el oriente, centro y
occidente de la Isla, donde alrededor de 800 combatientes
del Ejército Rebelde derrotaron a los más de 70 mil
soldados, fuerzas aéreas y navales, del Ejército
constitucional de Batista, que contaba con el apoyo
logístico de Estados Unidos. Baste decir que el 1 de enero
de 1959, poco más de 2 años después del desembarco del
yate “Granma”, el dictador optó por abandonar el país, y
días más tarde Fidel Castro, al frente de una victoriosa
columna verde olivo, entró en La Habana.
Fue el triunfo de la insurrección armada, al costo
de 20 mil vidas. Con el éxito de la insurrección se enfrentó
el reto más difícil: llevar a cabo la revolución. Luego de 60
años de aquel acontecimiento, resulta inevitable, e incluso
fácil, hacer una evaluación del proceso revolucionario
cubano hasta nuestros días, definiendo sus aciertos y sus
errores, considerando los factores políticos globales que
influyeron en su desarrollo en una u otra dirección,
teniendo en cuenta de modo destacado el papel de la
personalidad en la historia, a través de la icónica figura de
su máximo líder: Fidel Castro, ya desaparecido
físicamente.
51
La toma violenta del poder mediante las armas
provocó inevitablemente extremos de violencia. Violencia
contra violencia. Los llamados “tribunales revolucionarios”
dieron riendas sueltas al enjuiciamiento de ex-militares
acusados de crímenes contra la población durante la
dictadura, y condenados a morir por fusilamiento. Otros,
opuestos al nuevo régimen, optaron por esconderse en las
montañas y formar bandas armadas para reeditar la lucha
guerrillera. La anhelada paz, tras 7 años de
confrontaciones desde 1952, no llegó al pueblo cubano.
Pese al apoyo militar del Gobierno norteamericano a la
tiranía de Batista durante la insurrección, la revolución
cubana en sus inicios no fue declaradamente
antimperialista. Se planteaba como objetivos hacer
realidad el llamado “Programa del Moncada” expuesto por
Fidel Castro en su alegato “La Historia me Absolverá”,
donde la acción más radical parecía ser una reforma
agraria en beneficio del campesinado. En ningún lado se
hablaba de “dictadura del proletariado”, aunque en las
triunfantes filas rebeldes ya se movían intereses
marxistas-leninistas.
Evidentemente, los gobernantes norteamericanos
fueron sorprendidos por el curso de los acontecimientos en
Cuba, cuando se produjo allí la nacionalización de
empresas yanquis, y en respuesta se plantearon eliminar
la revolución por cualquier vía. Desde octubre de 1959 el
presidente Dwight Eisenhower aprobó acciones
encubiertas contra Cuba, propuestas por el Departamento
de Estado y la CIA, como ataques aéreos y navales.
También el objetivo de la eliminación física de Fidel Castro.
Las restricciones comerciales aumentaron, y EE.UU. dejó
de comprar azúcar cubano y de vender petróleo a la Isla.
52
Muchas familias de clase alta y media optaron por
abandonar el país ante la amenaza de las leyes
revolucionarias, buscando refugio en las cercanas costas
de Estados Unidos. La ciudad de Miami se convirtió en
centro de conspiraciones contra la naciente revolución,
hechos que tuvieron su máxima expresión en el
desembarco de Bahía de Cochinos (Playa Girón) en abril
de 1961, donde una fuerza expedicionaria organizada,
armada y apoyada logísticamente por Estados Unidos, fue
derrotada por el Ejército Rebelde y las milicias cubanas en
apenas 72 horas.
Mientras la tensión con Estados Unidos se
incrementó, su enemigo en la “Guerra fría”, la URSS, vio
en la Revolución cubana una oportunidad geopolítica y
jugó sus cartas para aprovecharla. En febrero de 1960 el
viceprimer ministro soviético Anastas Mikoyan visitó Cuba
para conceder un crédito de cien millones de dólares,
además de firmar tratados para la compra de azúcar y
venta de petróleo. El 8 de mayo de ese año se reanudaron
las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética,
interrumpidas por Batista en 1952. Por su parte, el 3 de
enero de 1961 el Gobierno norteamericano decidió romper
las relaciones diplomáticas con Cuba, luego que Fidel
Castro declarase: "Soy marxista-leninista y seré marxistaleninista hasta el último día de mi vida". Como rigen las
leyes de la Física, Cuba, expulsada de la órbita de EE.UU.
por la política norteamericana contra ella, se vio,
voluntariamente o no, arrojada a la de su rival ideológico y
militar: la Unión Soviética, relación que tuvo un punto
culminante cuando la crisis de los misiles nucleares
soviéticos en Cuba, en octubre de 1962, que puso al
mundo al borde de la guerra.
53
El espíritu audaz y carismático de Fidel Castro lo
convirtió en un adalid para el pueblo cubano, que lo siguió
en aventuras armadas intervencionistas en diversas
regiones latinoamericanas y africanas. Sus vibrantes
discursos enardecían el fervor revolucionario de la
población, que lo reconocía como un gran líder,
determinando las tendencias hacia el culto a su
personalidad. En una arenga pública premiada con
atronadores aplausos, emplazó así al Presidente de
EE.UU., George W. Bush: “Puesto que usted ha decidido
que nuestra suerte está echada, tengo el placer de
despedirme como los gladiadores romanos que iban a
combatir en el circo: Salve, César, los que van a morir te
saludan. Solo lamento que no podría siquiera verle la cara,
porque en ese caso usted estaría a miles de kilómetros de
distancia, y yo estaré en la primera línea para morir
combatiendo en defensa de mi patria”.
La muerte de Fidel Castro fue menos gloriosa.
Sucumbió a la enfermedad y el desgaste físico a la edad
de 90 años, el 25 de noviembre de 2016, luego de varios
años retirado del ejercicio del poder, aunque
indudablemente lo seguía ejerciendo tras bambalinas.
Poco queda ya de la generación que le siguió en el
“Moncada”, el “Granma” y la Sierra Maestra; los “barbudos
de Fidel”. La gloria de la Revolución cubana, que sirvió de
paradigma a todos los movimientos de izquierda en el
mundo, se apaga tras las brumas de su fracaso en la arena
económico-social. A 60 años del triunfo insurreccional,
tanto el inicial “Programa del Moncada” como las grandes
metas de la construcción socialista, son asignaturas
pendientes que los nuevos gobernantes cubanos se
empeñan aún en anunciar como objetivos en el mediano
plazo.
54
El fracaso productivo, muy evidente en las esferas
agrícola y azucarera en un país donde la naturaleza es
prolífica, la crisis financiera y la dualidad monetaria
insolubles, el eterno racionamiento de la canasta básica,
que lleva a extremos la cotidiana gestión alimentaria de la
población, el creciente deterioro del fondo habitacional en
las ciudades y en la transportación a todos los niveles, la
marcada pérdida de valores principalmente en las jóvenes
generaciones, con males como la prostitución y la
delincuencia, el éxodo de más de 2 millones de cubanos
que han preferido escapar de la traumática realidad del
país, resultan hoy cartas de presentación de una
revolución robada por los propios revolucionarios.
Sí, fueron los errores de los revolucionarios
cubanos, conducidos por Fidel Castro, los que condenaron
al fracaso a ese proceso que surgió como una leyenda con
dimensiones épicas. Bajo el fervor patriótico y la hipnosis
colectiva implementada por el carismático líder, en Cuba
han tenido cabida todos los males que caracterizan a los
regímenes totalitarios en cualquier parte del planeta a lo
largo de la historia:
a) El dogmatismo en las ideas. Primero la
revolución fue verde olivo, y luego se convirtió al rojo;
entonces, cualquier otro tono ideológico fue calificado y
combatido como revisionismo.
b) La intolerancia en el discurso. Hasta la
práctica religiosa fue atacada e incluso prohibida, por
considerarla opuesta al materialismo que sustentaba a la
teoría revolucionaria.
c) La intransigencia en la conducta. El llamado
centralismo democrático fue la forma oficial de anular el
55
ejercicio de la crítica, sólo posible en tiempo y lugar
convenientemente establecidos por los jefes.
d) La doble moral en el actuar. La dirigencia
revolucionaria instaba a la modestia, pero viviendo en
condiciones de privilegio, con lo que se hizo realidad la
creación de una “burguesía obrera” en la dictadura del
proletariado.
e) La demagogia en las campañas. Los planes de
acción gubernamentales generalmente terminaban en lo
mismo, y la dirigencia se especializó mucho más en
justificar los fracasos, que en cumplir.
f) La corrupción en los métodos. Todavía quedan
por descubrir los grandes fraudes cometidos por figuras
políticas, protegidos por el “secretismo” con que el
Gobierno cubano cubre sus acciones.
g) El culto a la personalidad. La imagen de Fidel
en los sitios públicos, su adoración por los niños en las
escuelas, la propaganda en torno a la infalibilidad de su
pensamiento, son algunas muestras…
h) El efecto rebote. La defenestración de un
funcionario tras cada fracaso, como el de la Zafra de los
10 millones. Nunca Fidel dijo “mea culpa”, aunque
aprobaba todas las decisiones.
i) El efecto fusible. El ejemplo más significativo:
el general Arnaldo Ochoa fusilado por negociar drogas con
Pablo Escobar en nombre de Cuba. ¿Qué jefe máximo
aprobó la operación y nunca pagó por eso?
j) El “nosotros” contra el “yo”. Decir “yo” en
lenguaje coloquial en Cuba se convirtió en mala palabra.
56
Hasta el novio, al pedir la mano de su novia, decía al padre:
“Nosotros queremos casarnos con su hija”.
k) El “mañana” contra el “hoy”. La consigna
principal en Cuba fue: “El presente es de lucha. El futuro
es nuestro”. Y cuando el futuro se convertía en presente,
la esperanza moría sin remedio.
l) La manipulación de la historia. Fidel citaba
mucho al Martí antimperialista. Pero nunca algo como: “Yo
sé de un penar profundo entre las penas sin nombre. La
esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo”.
m) “Conmigo o contra mí”. La sentencia “Con la
revolución todo, contra la revolución nada” fue una de las
más furibundas consignas, aplicada sobre todo en el
campo de la intelectualidad y el arte.
n) El infierno sin mí. De eso se encargaba la
propaganda política, que ponía a Fidel incluso como el
divino salvador ante la furia de la naturaleza; el líder frente
a los huracanes.
o) Último recurso: la dictadura. El régimen
fidelista es aún expresión de un totalitarismo ejercido con
la anuencia del pueblo, incapaz de oponerse al mismo
sistema que ayudó a construir y defender.
57
CREACIÓN DE UNA MENTALIDAD SUMISA
Para lograr que todo un pueblo sea incapaz de
oponerse al mismo sistema que ayudó a construir es
imprescindible un requisito: que la inmensa mayoría de la
población esté regida por una mentalidad sumisa,
dispuesta a obedecer en silencio, con la pérdida de esa
valiosa condición humana basada en la autoestima y el
instinto de supervivencia, para actuar como mansos
corderos camino al matadero.
¿Qué es y cómo se crea la mentalidad sumisa en
toda una población de millones de seres humanos?
En su libro “La formación de la mentalidad sumisa”
el comunicólogo español Vicente Romano García, lo
explica así: “El sistema dispone todavía de recursos que le
permiten prolongar su existencia. Así, aunque el poder
adquisitivo de los trabajadores se reduzca, son más los
que trabajan por menos dinero, mujeres y niños incluidos.
La jornada laboral se ha incrementado hasta niveles
desconocidos hace muchas décadas. A las familias con
varios miembros trabajando en precario por muchas horas
hay que sumar el pluriempleo. Si a todo esto se añade la
posibilidad de comprar a plazos, las tiendas de “Todo a 100
pesetas”, etc., se entenderá por qué las masas populares
siguen consumiendo a pesar de estar más explotadas.
Para consentir esta situación se requiere, claro está, un
esfuerzo enorme en mantener a la población
desinformada, para persuadirla de que no hay alternativa;
en suma, para tenerla material y espiritualmente sumisa.
Los dirigentes espirituales, los formadores de opinión,
desde la ´intelligentsia’ vendida hasta el Papa, saben
perfectamente que es más fácil engañar a una población
58
poco y mal informada que a otra ilustrada (…) Como se
sabe, la propaganda recurre con frecuencia a la mentira,
puesto que su función es la de influir en las emociones y,
sólo accesoriamente, la de informar”.
Pese a que Romano en esta cita se refiere a la
esfera económica de la sociedad, regida por la publicidad
para incentivar el consumismo, en su obra también
extiende el análisis al campo de la política y la acción
gubernamental, donde el fenómeno se da con métodos y
objetivos semejantes: el uso de la mentira, la
desinformación, la tergiversación de la realidad, para
generar un estado de sumisión material y espiritual en la
población objetivo.
Hay que decir que esta práctica no es exclusiva de
los gobiernos considerados totalitarios, sino que es común
a todos los gobiernos, de cualquier tendencia política,
diferenciándose sólo por ciertos matices en sus
procedimientos: unos más descarnados y otros más
solapados, pero en definitiva persiguiendo iguales
objetivos, porque la sumisión de los gobernados es el afán
común y principal de todos los gobernantes para el pleno
ejercicio de su poder.
Crear mentalidad sumisa en una población no es
propósito que se alcance mediante decretos o leyes
impuestas. Se requiere mucho más que eso. Es preciso
sembrar en la conciencia individual un mensaje que
condicione el pensamiento y lo encamine en la dirección
deseada por el manipulador. Puede decirse que es un
trabajo semejante al proceso educativo, pero con fines
opuestos, pues mientras este contribuye a desarrollar el
conocimiento, aquello pretende eclipsarlo. Para semejante
“lavado masivo de cerebros” se aplican diversos
procedimientos, siendo los principales:
59
a)
b)
c)
d)
e)
f)
La propaganda panfletaria.
La manipulación de la historia.
La tergiversación de la realidad.
La masificación de la conciencia social.
El culto a la personalidad.
Y sobre todo, el tiempo… mucho tiempo, mientras más,
mejor.
La propaganda panfletaria es en lo político lo que
la publicidad comercial en lo económico: una poderosa
herramienta de creación de mentalidad sumisa, de “lavado
de cerebros” para el condicionamiento de la conducta
social hacia los fines e intenciones del manipulador. Si con
la publicidad lo que se persigue es ganar más
consumidores de un determinado producto, con la
propaganda la intención es sumar incondicionales a una
determinada línea de pensamiento político-ideológico. La
principal diferencia entre ambas herramientas está en que
mientras para la publicidad lo esencial es la forma, la
presentación atractiva y cautivadora del producto, al
margen de la calidad del mismo, para la propaganda lo
básico es el contenido, el mensaje que se transmite,
aunque en muchas ocasiones eso ocurra de manera
burda, panfletaria, por haberse descuidado en alguna
medida la forma de transmisión.
La propaganda panfletaria es el instrumento
número uno en todo empeño de creación de mentalidad
sumisa, razón por la cual los círculos de poder se empeñan
en perfeccionarla y aplicarla con eficiencia en sus fines de
manipulación, invirtiendo para eso grandes capitales y
recursos humanos. Sin dudas el régimen nazi no habría
logrado su objetivo de arrastrar al pueblo alemán hacia una
devastadora y genocida guerra planetaria si Hitler no
hubiese escrito “Mein Kampf”, y tanto él como su Ministro
60
de Propaganda, Goebbels, no inundasen las plataformas
de opinión pública con discursos antisemitas que
prepararon el camino ideológico para el holocausto judío.
Y, equivalentemente, Fidel Castro no habría podido
construir un régimen con más de 60 años de permanencia
en el poder si no hubiese difundido “La historia me
absolverá”, y llenado en noches y madrugadas todas las
radioemisoras y canales de televisión cubanos, en cadena
nacional, con interminables discursos antiimperialistas y
llenos de utópicas promesas que no se cumplirían jamás.
El secreto está en el proceso mismo de la comunicación
social. Romano lo explica así:
“En la actualidad este adoctrinamiento multilateral
se efectúa en lo que M. McLuhan llamaba el “aula sin
muros”, esto es, mediante los llamados medios de
comunicación de masas. El consumo de medios, sobre
todo de televisión, constituye hoy un componente fijo de la
vida cotidiana en la mayoría de la sociedad. Como se sabe,
la cultura predominante es ahora la producida
masivamente por estos medios Esta “cultura de medios”
ha llegado a ser la experiencia cotidiana y la conciencia
común de la mayoría inmensa de la población. A esta
pertenecen el trato cotidiano con los medios y sus
contenidos, así como la forma de pensar y de sentir
determinada por ellos, los hábitos de leer, oír y ver, de
consumo y de comunicación, las modas y una buena parte
del lenguaje y de la fantasía (…) El objetivo ideal sería
convertirnos a todos en apéndices del mercado. Es lógico,
por tanto, que el reclamo comercial, la ‘publicidad’,
constituya uno de los componentes fundamentales de la
cultura actual”.
Semejante motivo justifica los afanes de regímenes
totalitarios por establecer y mantener el monopolio de la
61
comunicación social: sólo televisión y prensa afines, una
sola voz oficial, cero medios discordantes con los que se
pueda contrastar la información en busca de la verdad. Los
métodos para silenciarlos marcan diferencias entre las
dictaduras y las demagogias: las primeras lo hacen a
rajatablas… las segundas mediante una legislación
parcializada y engañosa. Pero, en definitiva, el fin que se
persigue es el mismo: controlar la opinión pública, lo que
pone en entredicho el manoseado slogan de la supuesta
“libertad de expresión”, que se reduce a la real libertad de
los propietarios de medios de comunicación para expresar
lo que conviene a sus intereses económicos, políticos, o
clasistas.
La manipulación de la historia es la segunda
herramienta en importancia para la creación de mentalidad
sumisa en toda una población. Se trata de construir la
versión de que los paladines de hoy son la continuidad de
los patrióticos héroes de ayer, de que la historia es sola
una, y la misma, desde los orígenes hasta el presente, tal
como se expresa en la frase fidelista: “Ellos, hoy, habrían
sido como nosotros; nosotros, entonces, habríamos sido
como ellos”, pronunciada el 10 de octubre de 1968, al
cumplirse 100 años del levantamiento mambí de Carlos
Manuel de Céspedes en “La Demajagua” para iniciar la
llamada Guerra de los Diez Años, por la independencia de
Cuba.
Fidel también comprendió que para convertir sus
ideas políticas en sangre y carne del pueblo cubano tenía
que emplear paradigmas diferentes a los clásicos del
comunismo –Marx, Engels, Lenin-, en general
desconocidos, e incluso rechazados, por el pensamiento
anticomunista pre-revolucionario del pueblo cubano, como
resultado
de
décadas
de
influencia
cultural
62
norteamericana. Y para eso, nada mejor que la imagen y
el pensamiento del más grande de los cubanos,
reverenciado por todos al margen de posturas ideológicas:
José Martí. Su primera acción fue atribuirle la autoría
intelectual del asalto al cuartel “Moncada”. Así afirmó en el
juicio en su contra por la fallida acción militar: “Nadie debe
preocuparse de que lo acusen de ser autor intelectual de
la Revolución, porque el único autor intelectual del asalto
al Moncada es José Martí, el Apóstol de nuestra
independencia”.
Fidel dijo entonces a quienes lo juzgaban: "Se nos
enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la
estrella solitaria y a cantar todas las tardes un himno cuyos
versos dicen que vivir en cadenas es vivir en oprobios y
afrentas sumidos y que morir por la patria es vivir. Por eso
vivirán siempre en el corazón y en las obras que una Cuba
diferente ha hecho en su nombre, aquellos jóvenes de la
Generación del Centenario que abonan la tierra que
quisieron para siempre libre y soberana, ellos cayeron por
ese pueblo que Martí quería cuando dijo: El pueblo más
feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos en la
instrucción del pensamiento y en la dirección de sus
sentimientos”.
Ya en pleno ejercicio del poder, evidentemente el
equipo de apoyo del Comandante en Jefe pasó
interminables jornadas seleccionando, en la extensa obra
literaria de Martí, frases donde el pensamiento martiano
estuviese acorde con la intencionalidad política de la
revolución socialista. Pero, igualmente, evadiendo otras
que pudiesen provocar reacciones adversas en la
población, como, por ejemplo, cuando el Apóstol de la
independencia sentenció que “…la esclavitud de los
hombres es la gran pena del mundo”. O, cuando en 1884,
63
en su escrito “La futura esclavitud”, alertó sobre el peligro
que corren los pueblos en manos del socialismo de
Estado:
“Todo el poder que iría adquiriendo la casta de
funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en
una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el
pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad
en esperanzas y provechos, para hacer frente a los
funcionarios enlazados por intereses comunes. Como
todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas
por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la
influencia enorme que naturalmente viene a los que
distribuyen algún derecho o beneficio. El hombre que
quiere ahora que el Estado cuide de él para no tener que
cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida,
por el tiempo y en la labor que pluguiese al Estado
asignarle, puesto que, a este, sobre quien caerían todos
los deberes, se darían naturalmente todas las facultades
necesarias para recabar los medios de cumplir aquellos.
De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo
del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se
llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo
es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio
sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la
comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo
su trabajo. Y como los funcionarios son seres humanos, y
por tanto abusadores, soberbios y ambiciosos, y en esa
organización tendrían gran poder, apoyados por todos los
que aprovechasen o esperasen aprovechar de los abusos,
y por aquellas fuerzas viles que siempre compra entre los
oprimidos el terror, prestigio o habilidad de los que
mandan, este sistema de distribución oficial del trabajo
común llegaría a sufrir en poco tiempo de los quebrantos,
violencias, hurtos y tergiversaciones que el espíritu de
64
individualidad, la autoridad y osadía del genio, y las
astucias del vicio originan pronta y fatalmente en toda
organización humana. ‘De mala humanidad —dice
Spencer— no pueden hacerse buenas instituciones’. La
miseria pública será, pues, con semejante socialismo a
que todo parece tender en Inglaterra, palpable y grande. El
funcionarismo autocrático abusará de la plebe cansada y
trabajadora. Lamentable será, y general, la servidumbre”.
No señor, semejantes ideas no convienen para
pregonar la continuidad histórica de los paladines actuales
respecto a los próceres de la independencia, con lo que
justificar y hacer valedero su accionar, ante los ojos del
pueblo. ¡Es preciso, por tanto, manipular la historia...!
La tergiversación de la realidad es el tercer
recurso para la creación de mentalidad sumisa en toda una
población. En su obra citada, Vicente Romano explica:
“Las técnicas para conseguir la uniformidad de las
opiniones, el pensamiento único, son muchas y muy
diversas (…) Son los propietarios de los medios de
comunicación y los directores puestos por ellos los que
tienen la capacidad de seleccionar y publicar, de dar a
conocer a los demás los aspectos de la realidad más
acordes con sus intereses. Los pocos tienen así el poder
de definir la realidad para los muchos y de producir las
informaciones que dificultan a la mayoría de los
ciudadanos el conocimiento y la comprensión de su
entorno, la sociedad en que viven, así como la articulación
y expresión de sus necesidades e intereses. En este
sentido, los medios pueden dirigir efectivamente la
percepción de la realidad cuando no se dispone de
informaciones en contrario, y, aunque los medios no
puedan moldear cada opinión, sí pueden enmarcar la
realidad perceptiva en torno a la cual se forman las
65
opiniones (…) El resultado es un pensamiento único,
uniforme, acrítico y, por consiguiente, la falsa conciencia”.
Todos los animales, incluyendo a la especie
humana, pueden percibir las influencias del entorno en que
se encuentran, como consecuencia de su capacidad
sensorial. En las especies no humanas la percepción tiene
como consecuencia inmediata la reacción ante el estímulo
percibido, lo cual es el rasgo característico del
comportamiento salvaje, que también compartieron las
primeras especies de homínidos. Pero, con el Homo
sapiens este rasgo de animalidad fue desapareciendo al
tiempo que la actividad racional se convirtió en filtro
intermedio entre la percepción y la acción: el ser humano
primeramente percibe a través de sensaciones,
inmediatamente racionaliza lo percibido y experimenta
emociones, y finalmente actúa según le indiquen, en cada
caso, los conocimientos adquiridos, con lo cual genera
experiencias que le ayudarán a tomar decisiones en
posteriores situaciones análogas.
En su relación con el entorno natural y el social el
ser humano recibe estímulos por su capacidad de
percepción, lo cual significa que es receptivo a los
mensajes que le llegan a través de sus órganos
sensoriales (vista, oído, olfato, tacto…). Esta percepción
genera sensaciones, positivas, negativas o neutras. Pero,
para que ellas adquieran un significado racional para el
individuo tienen que convertirse en sentimientos, como
resultado de un saber adquirido por estudios o experiencia
personal anterior. De modo que percibir y sentir son dos
momentos en el proceso de interacción del individuo con
la realidad. Lo primero tiene carácter concreto, físico y
sensorial, midiéndose según la capacidad de
funcionamiento orgánico del individuo, mientras lo
66
segundo tiene carácter abstracto, emotivo, cultural e
intelectual, y se mide con la escala de valores que posea
la persona como resultado de su formación integral, por su
educación y experiencias vivenciales.
La percepción pone al individuo en contacto con
una determinada realidad percibida, pero debido a sus
sentimientos él ejecutará un proceso mental para detectar
la realidad deseada. La primera es la que se recibe
involuntariamente, con sólo orientarse en el entorno y
apreciar la totalidad. La segunda consiste en buscar
conscientemente lo que se desea apreciar, en cuyo caso
la percepción estará regida por una intencionalidad
estimulada por sentimientos como el deseo y la voluntad.
Así que, desde la ciencia de la Comunicación
social, la tergiversación de la realidad consiste en someter
la realidad percibida a la búsqueda de una determinada
realidad deseada, cuyos parámetros son difundidos por
mensajes directos o subliminares, para que controlen el
acto comunicacional del individuo con su entorno social,
que pasa, de tal modo, de la percepción sensorial al sentir
emocional, el que por su carácter subjetivo es susceptible
de manipulación ideológica. Esto explica por qué dos
personas, según sus diferencias conceptuales, podrán
interpretar de formas muy diferentes una misma realidad,
como si esta careciese de objetividad. Conseguirlo es el
arma secreta de las demagogias…
La masificación de la conciencia social es el
cuarto recurso para la creación de mentalidad sumisa en
toda una población, y consiste en colectivizar al máximo el
pensamiento y las acciones, sustituir las necesidades y
aspiraciones individuales por tendencias colectivas muy
generales y frecuentemente indefinibles. En el campo de
la Sociología moderna es destacable al respecto la obra
67
del periodista norteamericano Alvin Toffler, autor de “El
cambio del poder”, trilogía donde aborda la influencia que
ejerce en la dinámica social la existencia de los que
denomina “sistemas de poder”, en sus diversas formas y
en determinados contextos o esferas de influencia.
Según el estudio, la interpretación del concepto no
se refiere a la actividad psíquica o social del hombre, pues,
la acepción del poder desde el punto de vista psíquico
alude a la capacidad de decisión y de acción, y en lo social
cae en el campo de las actividades económicas y políticas.
En ambos casos se trata de hechos marcados por la
voluntad consciente del ser humano, mientras que el
poder, concebido como capacidad de asimilación del
entorno para el desarrollo, es inherente a todo lo existente,
vivo o no, tanto en la naturaleza como en la sociedad,
donde se presenta según sus siguientes tres formas
evolutivas: violencia, riqueza, saber.
La violencia es la forma más generalizada de
ejercicio del poder, predominante en la naturaleza y única
en el campo de lo inanimado y de las formas de vida no
inteligente. Está presente en el riguroso cumplimiento de
las leyes físicas y en las brutales manifestaciones de la
supervivencia animal. Su patrón universal consiste en que
todas las formas de existencia basan su desarrollo en la
asimilación violenta de formas inferiores, en virtud de
poseer bien una mayor masa (ley de gravitación universal),
o mayor fortaleza o habilidades para actuar (ley de
selección natural de las especies). Es la menos versátil de
las formas del poder, así como también la menos efectiva,
porque genera, incuestionablemente, reacción. Aun las
formas más insignificantes de existencia oponen
resistencia a ser asimiladas violentamente por formas
superiores.
68
La riqueza es forma de poder propia de la sociedad
humana, donde se implantó siguiendo a la violencia, que
fue la predominante entre las hordas primitivas antes de la
aparición de las clases sociales como resultado de la
creación de un excedente productivo. Su patrón universal
consiste en que la menor o mayor posesión de recursos de
todo tipo determina el grado de influencia de unos
individuos sobre otros, en virtud de leyes económicas que
son la base de toda la organización administrativa de la
sociedad. El reinado de la riqueza como forma de poder en
la sociedad humana ha superado con creces al de la
violencia bruta, siendo la fundamental en nuestros días.
Está claro que una forma de poder no desplaza por
completo a la otra, y en la práctica común violencia y
riqueza se conjugan para determinar grados de poder
máximos, donde el volumen de participación de una y otra
formas marca el nivel de civilización y desarrollo alcanzado
por la sociedad. No está la riqueza al margen de generar
oposición. Por el contrario. Puede afirmarse que en la
práctica social la reacción al poder de la riqueza es el
detonador de la violencia.
Por último, el saber hace su aparición entre las
formas universales del poder, como atributo exclusivo de
la sociedad humana, de cuyo grado de civilización es fiel
indicador a partir de la aparición de individuos (sacerdotes,
curanderos, profetas, alquimistas...) que comenzaron a
jugar dentro del grupo social el papel de guías espirituales,
antecedentes de la inconmensurable obra del desarrollo
científico-técnico de la Humanidad. Su patrón universal
consiste en el respeto y grado de obediencia que impone
la presencia de quien sea capaz de comprender y
desencadenar fenómenos y procesos que escapan a la
comprensión general, en virtud de facultades o
conocimientos ocultos, o al menos no al alcance de
69
aquellos que aceptan ser asimilados. Es la forma más
versátil del poder, pues puede ser aplicada a toda
manifestación de la actividad humana, así como también
mover, mediante el convencimiento, la voluntad de los
individuos al cumplimiento de cualquier empeño con más
efectividad que como se lograría con la violencia o la
riqueza. También genera oposición, pero con un resultado
radicalmente diferente al de las otras formas del poder,
pues la confrontación de ideas que caracteriza a la lucha
por el conocimiento es la base del desarrollo de la
Humanidad. Así, la oposición al saber genera más saber,
lo que confiere a esta forma del poder una insuperable
calidad.
El segundo aspecto esencial que define al poder,
en sus diversas formas, es el alcance de su aplicación en
la sociedad humana, donde es posible determinar las
siguientes esferas de influencia:
El individuo, como ente primario de toda la
especie humana, es el punto de partida y piedra angular
en todo el sistema de aplicación del poder, o esferas de
influencia. Ningún análisis sociológico resultará efectivo si
no toma al individuo como el elemento fundamental, pues
todo conglomerado humano será la conjugación, que no la
suma, de factores individuales, especialmente de sus
necesidades, posibilidades e intereses.
La familia es la segunda gran esfera de influencia
en la aplicación del poder, donde concurren los intereses
y necesidades individuales de quienes la integran. Es el
soporte de la sociedad, ocupando un importante papel
intermedio entre esta y el individuo. El poder se ejerce
dentro de la familia en todas sus formas y alcanza a todos
sus miembros. Los padres emplean su poder para criar a
sus hijos, así como estos también lo hacen respecto a
70
aquéllos y entre sí. Y los adultos en el seno familiar rigen
sus normas de conducta por influjos del poder de una u
otra forma.
Finalmente está la comunidad, como culminante
esfera de influencia del poder en la sociedad humana,
pues toda persona civilizada gusta de vivir en colectividad
con sus semejantes. Es sobre todo en la sociedad donde
el individuo se realiza como ser humano a partir de la
formación recibida, en primera instancia, en su familia.
Puede
asegurarse
que
cuanto
esfuerzo
de
perfeccionamiento realiza el ser humano va justamente
dirigido a alcanzar y consolidar un lugar en el recuento
histórico de sus semejantes.
El poder en la comunidad, con independencia de
sus dimensiones (barrio, ciudad, país...) se manifiesta en
sus tres formas universales y alcanza en cada una de ellas
tal dimensión, que determina la existencia de actividades
humanas encargadas de su aplicación. Así, para la
administración de la violencia existen los órganos
represivos y judiciales encargados de velar por el respeto
a las leyes vigentes. De hecho, se trata de una forma sui
géneris de ejercicio del poder mediante la violencia, pues
basta la amenaza de su aplicación para que resulte
efectiva. Y de tal forma esta violencia preventiva, como
forma de poder del Estado, resulta indispensable
justamente para impedir que la violencia desenfrenada se
apropie de la vida de la comunidad, y en tal sentido es
aceptada por los ciudadanos. Pero si tal violencia oficial se
convirtiese en excesiva e injustificada, como en el caso de
las dictaduras, será rechazada por la comunidad y
generará, sin dudas, reacción en su contra.
En la comunidad el poder a través de la riqueza se
ejerce mediante las relaciones económicas entre las
71
personas, en virtud de lo cual unos serán empleados por
otros para producir bienes materiales y recibir en cambio
medios de subsistencia en forma monetaria. En las
condiciones del actual nivel de desarrollo de la Humanidad
estas relaciones económicas, o de producción, son
determinantes en cuanto al papel y posibilidades de los
individuos para incidir en su vida personal, de su familia y
de su comunidad, por lo que abarcan todas las esferas de
influencia del poder, y de ahí la gran importancia que ha
adquirido entre los hombres el objeto “dinero”, al punto de
ser erróneamente considerado como principal símbolo de
poder.
En la comunidad la aplicación de la riqueza como
forma del poder corresponde sobre todo a los diversos
tipos de dirección social adoptados por la civilización
humana, desde el jefe tribal hasta la actual organización
gubernamental. La existencia del Estado resulta, por tanto,
una necesidad en virtud de su papel de administrador de
riqueza en la comunidad. En la medida en que crecen las
dimensiones de esta, surge también la necesidad de
elevar el nivel de la forma organizativa de administración.
Por ejemplo: a nivel de toda la Humanidad se impone la
integración mediante instituciones intergubernamentales y
mundiales, los pactos y alianzas, que reafirman la
condición social del ser humano.
En cuanto al saber, cada vez su papel se agiganta
más como forma del poder en el seno de la comunidad
humana, anunciando que el desarrollo social apunta hacia
una nueva era, donde el conocimiento es la llave de paso.
En el presente siglo XXI ningún proceso económico,
político o social puede ponerse en marcha si no cuenta con
las poderosas herramientas de la información. El acopio y
procesamiento de datos, en magnitudes y velocidades
72
jamás soñadas, gracias a la computación, es factor de
eficiencia y éxito en todas las esferas de la actividad
humana. Y lo que actualmente son sólo pasos de una
especie que apenas comienza a despegar de su cuna
planetaria, será alucinante carrera para transitar hacia una
civilización de 2do Grado (según la “escala de
Kardashov”).
La creación de mentalidad sumisa requiere ignorar
tanto la interpretación del poder según las tres formas
mencionadas, como la estructura de esferas de influencia
en la sociedad. En consecuencia, se reduce la categoría
poder a su aplicación de acuerdo con la tendencia
predominante para el control de la población: violencia, si
se trata de una dictadura, o riqueza, si es una demagógica
democracia representativa. Es obvio que el saber quedará
definitivamente excluido, pues para que exista mentalidad
sumisa es imprescindible la ignorancia colectiva.
Para lograr una efectiva masificación de la
conciencia social, la interpretación de las esferas de
influencia es igualmente atropellada. Así, el individuo deja
de ser el ente primario y piedra angular en todo el sistema
de aplicación del poder, quedando absolutamente
subordinado a los intereses colectivos; la familia no será
más el soporte de la sociedad, función que pasará a las
instituciones oficiales; mientras que la comunidad se
consolida como la única esfera de influencia
definitivamente importante: lo colectivo sobre lo particular.
Semejante esquema de aplicación del poder, con
notables limitaciones y tergiversaciones tanto en cuanto a
sus formas como a sus esferas de influencia, tendrá como
resultado final la masificación de la conciencia social,
ignorándose, de paso, que esta categoría sociológica se
73
configura a través de tres indispensables componentes:
cultura política, principios ciudadanos y memoria histórica.
Cultura política para tener capacidad de evaluar el
discurso y las acciones de los diversos actores en la esfera
de la confrontación ideológica, descubrir las falacias en las
promesas irrealizables, evidenciar la demagogia en los
populismos, clarificar los intereses de las clases y grupos
sociales, reafirmando el sentido de pertenencia, asumir los
compromisos para una actuación coherente y basada en
valores éticos y morales, todo lo cual no tendrá cabida en
una mentalidad sumisa.
Principios ciudadanos para respetar la legalidad,
las normas de convivencia, el derecho ajeno y la
diversidad, ejercer la solidaridad y la ayuda mutua en las
más disímiles condiciones, cumplir las obligaciones
asumidas, tanto con las autoridades como con la sociedad
en general, sentir y mostrar la condición humana por sobre
todas las cosas, con honestidad y decoro.
Memoria histórica para vivir con orgullo las
tradiciones patrias, la gratitud a quienes se debe
independencia, libertad y progreso, así como el repudio a
los explotadores y tiranos, para evaluar con justeza el
presente a fin de no repetir sus errores en el futuro, honrar
a los símbolos de la nación, y mantener la convicción de
que la mayor dimensión de cada ser humano es la
Humanidad.
El culto a la personalidad es una consecuencia
inevitable, y muy conveniente, de todas las acciones antes
vistas para la creación de mentalidad sumisa. Considerar
al líder político como un poderoso guía espiritual,
insustituible e infalible, dueño de la verdad absoluta y de la
capacidad divina para movilizar cielo y tierra en pos de sus
74
intenciones, elimina por completo el ejercicio de la crítica
constructiva y la reflexión colectiva para la detección de
errores y el perfeccionamiento de la obra colectiva
emprendida. Hay líderes que fomentan semejante culto, y
otros que dicen oponerse a él, pero que en la práctica lo
consienten y estimulan, pues no hay fuerza más
cautivadora para la autocomplacencia que la vanidad
personal, lo que se puede manifestar en expresiones como
“conmigo o contra mí”.
Esta sentencia lleva a extremos peligrosos y
amenazantes la intolerancia y la intransigencia, cuando el
líder califica como enemigos a todos cuantos no
compartan sus ideas, y los trate en consecuencia como
tales, con el rigor que le permitan las leyes que él mismo
promueve. Crear enemigos en todos lados es una
estrategia que generalmente se emplea para justificar los
errores personales y manipular demagógicamente a los
seguidores. La concepción de la nación como una
“fortaleza sitiada” justifica todos los extremos políticos
asumidos supuestamente para defenderla, y es
fundamento de una expresión igualmente usual: “el
infierno sin mí”.
Como resultado de lo anterior, el líder se vale de
múltiples recursos oratorios y subliminales para sembrar
en los ciudadanos la certeza de que, “si ahora las cosas
van mal, sin mí estarán peor”. De modo que cualquier
pretensión de sustituirlo se verá ensombrecida por la
amenaza del infierno sin su presencia. Es el supremo
salvador, el designado por el destino o la divinidad, para
conducir a la nación hacia metas superiores, lo que sin él
sería imposible, Semejante prédica convirtió a Hitler en
führer de Alemania, y con él, en un verdadero infierno al
planeta Tierra, incluyendo a su país.
75
Y, sobre todo, el tiempo… mucho tiempo,
mientras más, mejor. Pues, por muchos recursos que se
pongan en acción, sin dudas crear una mentalidad sumisa
en toda una población de millones de personas no es tarea
de un día. Se requiere mucho tiempo de propaganda
panfletaria, manipulación de la historia, tergiversación de
la realidad, masificación de la conciencia social, y culto a
la personalidad para lograr ese objetivo. Por eso, los
gobiernos totalitarios tienen como su objetivo primordial
perpetuarse en el poder durante décadas, en los casos
extremos descarnadamente con el uso de la fuerza, como
regímenes dictatoriales, y en los más representativos
mediante maniobras electorales y leguleyas que
satisfagan sus aspiraciones políticas.
En la medida en que la conciencia social sea
controlada y una mentalidad cada vez más sumisa rija la
apreciación de la realidad por parte de la población, será
más viable la perpetuidad de semejante régimen. Varela lo
sentenció así:
“El hombre tiene derechos imprescriptibles de que
no puede privarle la nación, sin ser tan inicua como el
tirano más horrible. Más, ¿cuál es esta libertad…? (…) el
derecho de hacer todo lo que las leyes permitan. Pero si
estas, por el influjo de los gobernantes, llegan a
multiplicarse y atacar los derechos de los ciudadanos,
queda destruida la libertad individual y nacional de un
modo sensible, pues se obliga al pueblo a que ejerza su
tiranía sobre sí mismo, como un esclavo sin recursos para
evitar ese mal, pues sus representantes se garantizan con
la misma soberanía, y el pueblo no se atreve a contrariar
unas leyes que él mismo ha autorizado”.
76
NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS…
…ni cuerpo que lo resista. Así dice un viejo refrán,
pretendiendo llevar el optimismo de lo transitorio a
situaciones muy desagradables. En el caso de una
enfermedad, es obvio que el fin del prolongado mal estará
determinado, sobre todo, por la muerte del cuerpo
enfermo, en mucho menos de 100 años. En el caso de un
mal social, su agotamiento en un plazo menor a 100 años
no estará dado por el colapso de la nación a él sometido,
pues la historia demuestra que los pueblos son
indestructibles: son millones de seres humanos con total
capacidad para resistir y sobrevivir a las peores
situaciones, como lo demuestran las guerras mundiales
que han asolado al planeta. Aquí el mal estará condenado
a aniquilarse a sí mismo, víctima de sus propios errores,
como el escorpión que en medio de un círculo de fuego
decide clavarse la ponzoña y morir…
¿Cuánto tiempo hace falta para crear una
mentalidad sumisa en toda una población? Obviamente
décadas, durante las cuales el régimen totalitario
procurará por todos los medios mantenerse en el poder
para llevar a cabo los procedimientos de manipulación
antes vistos. Pero, una circunstancia inevitable se pondrá
en acción para que el mal no dure 100 años, a pesar de
que el cuerpo social sí pueda resistir durante ese tiempo o
más: es el tránsito generacional, la evolución natural de
la población, que, en cada etapa traerá consigo
circunstancias nuevas y transformadoras.
Puede considerarse que el tránsito generacional en
una población económica y socialmente promedio en el
globalizado mundo actual ocurrirá cada 20 años como cifra
77
redonda. Es lo que demora un infante luego de nacer, para
convertirse en un adulto laboralmente capacitado y ocupar
un puesto en la sociedad, así como biológicamente apto
para llevar a cabo su aporte reproductivo a la especie
humana. De modo que, y también en términos globales, en
un período de 60 años coexistirán 3 generaciones: abuelos
y abuelas – padres y madres – hijos e hijas. En cualquier
caso, los primeros con 60 años de edad, los segundos con
40, y los terceros con 20. Claro que se trata de un esquema
matemático simple, que no ocurre con frecuencia en la
vida real. Pero, lo que sí ocurre es que un mal social no
durará 100 años porque se agotará y extinguirá a sí mismo,
como máximo, en el contexto de 3 generaciones.
El régimen socialista, de “dictadura del
proletariado”, más extendido en el planeta fue el iniciado el
7 de noviembre de 1917 en Rusia, que originó a la Unión
de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y como
consecuencia de su expansión, al bloque de países
socialistas de Europa del Este, además de su influencia
geopolítica en escenarios de Asia, África y América Latina.
Pero, el 8 de diciembre de 1991 la URSS se desintegró,
víctima de sus propios errores, y las naciones
independientes que surgieron de sus cenizas adoptaron
economías de mercado, renunciando al socialismo real.
Un total de 74 años de existencia…
Aquí el mal no duró 100 años. Pero superó nuestro
cálculo de 60 para 3 generaciones en sucesión en el
enorme territorio euro-asiático. Eso puede explicarse
porque entre 1917 y 1923 (6 años) con la Guerra Civil, y
entre 1941 y 1945 (4 años) con la invasión nazi durante la
Segunda Guerra Mundial, la dinámica social en el país
estuvo paralizada por más de 10 años, con todos los
esfuerzos físicos, mentales y emocionales concentrados
78
en la cruenta batalla por la supervivencia, donde toda
acción totalitaria estuvo justificada por estados de
excepción. También se suman las tensiones de la Guerra
fría, para comprender que el experimento soviético no
sobrepasó 60 años en condiciones de paz global, durante
los cuales se produjo un riguroso tránsito generacional.
Ningún sistema socialista, tanto en Europa del Este
como en Asia, ha sobrepasado la cuenta de 3
generaciones, con excepción de Corea del Norte, donde el
totalitarismo se implantó en 1945, y ya existe durante 75
años, debido a que la creación de una mentalidad sumisa
en toda la población convirtió a sus ciudadanos en
verdaderas máquinas sin voluntad. ¿Durará 100 años allí
el mal…?
El otro caso significativo es el de la Revolución
cubana, ejerciendo el poder socialista totalitario sobre 11
millones de personas desde 1959 y hasta la fecha (61
años), y donde el patrón de 3 generaciones se aplica
fehacientemente. ¿Se aproxima aquí el momento en que
el escorpión acabe con su vida clavándose su propio
aguijón…? La experiencia histórica mundial parece
vaticinar que así será. Por sus características e
idiosincrasia nacional, con el pueblo cubano –latino,
explosivo e irreverente- no se ha logrado el resultado que
con el norcoreano –asiático, obediente y disciplinado-, por
lo que ningún cálculo predice que aquí el mal durará 100
años.
Parece que la única tabla de salvación del
castrismo en Cuba es la sobrevivencia de pocos miembros
de la llamada generación histórica, encabezados por Raúl
Castro (con casi 90 años, edad a la que murió su
emblemático hermano mayor). También el hecho de que
la oposición política al régimen, refugiada sobre todo en
79
territorio norteamericano, no ha sabido encontrar aún los
mecanismos adecuados para provocar cambios políticos y
sociales en el sistema cubano, y sigue aferrada a tácticas
de agresión, directa o solapada, con el efecto
contraproducente de causar rechazo e inclusive
posiciones de apoyo al Gobierno en gran parte de la
población, movida por sentimientos de identidad nacional
que la propaganda oficial se encarga de cultivar para
enfrentar la real política hostil gestada por todos los
presidentes norteamericanos desde 1959 hasta el
presente.
Barack Obama fue el más conciliador, y en
consecuencia, el más inconveniente a los intereses
gubernamentales cubanos de presentar a la Isla como una
permanente “fortaleza sitiada”. Al respecto, el 24 de junio
de 2019 la página web “Cuba SÏ”, editada en La Habana
con el objetivo de “reflejar una visión, lo más completa
posible, de la realidad cubana en que juegan un papel
protagónico los logros de las conquistas de la Revolución
en las esferas de la cultura, el deporte, la salud, la
educación y la economía”, publicó un extenso artículo que,
por su interés, reproduzco a continuación:
“Roberta Jacobson, sub secretaria de Estado para
el Hemisferio Occidental durante la administración del
presidente Barack Obama, y quien encabezó la delegación
yanqui durante las conversaciones con Cuba para
reanudar las relaciones diplomáticas, reconoció durante
una entrevista concedida a la BBC el pasado 20 de junio
de 2019, que la política de Obama hacia Cuba no fue un
regalo al gobierno de Castro.
“Para aquellos que aun creían en las buenas
intenciones del presidente Obama hacia Cuba, ahora
comprobarán que sólo buscaba derrocar el sistema
80
socialista con una estrategia más acaramelada, para
confundir y engañar, a partir del restablecimiento de las
relaciones diplomáticas y el reconocimiento de que años
de enfrentamiento de su país con la Isla no dieron los
resultados ambicionados por todas las administraciones,
desde que en 1959 Eisenhower iniciara la hostilidad
política contra Fidel Castro.
“Roberta Jacobson argumentó que la estrategia era
lograr que el gobierno de Raúl Castro diera paso a un
cambio de la economía socialista hacia la capitalista,
situación que no sucedió. Agregó que, para intentar
obtener sus propósitos, Obama aprobó una nueva
estrategia política que se fundamentó en establecer
intercambios, visitas de estadounidenses a la Isla, más
tecnología, y otras acciones, con el sueño de abrir la Isla
de forma tal que se pudiera avanzar políticamente
después.
“Por esas razones se confirma que lo hecho en
materia de relaciones diplomáticas, viajes, intercambios y
algunos acuerdos no fueron privilegios a la Revolución,
sino para ir socavando los principios socialistas desde
adentro, de forma inteligente, sutil y muy dulcificada.
“Jacobson retirada del mundo diplomático y
actualmente asesora principal del Albright Stonebridge
Group, en Washington, explicó que el presidente Trump no
entiende que la negociación del gobierno de Obama con el
régimen castrista fue una manera de ayudar al pueblo
cubano para cambiar la Isla desde abajo y no desde arriba.
“Existen especulaciones de que los contactos de la
administración Obama con funcionarios cubanos les
posibilitaron ejercer cierta influencia sobre estos, con el fin
de que apoyaran la nueva política y evitar las barreras a
81
los cambios, a partir de recomendaciones que pudo haber
realizado el consejero de Seguridad Nacional de la Casa
Blanca, Ben Rhodes, ya que, en el comunicado oficial del
gobierno de Estados Unidos, emitido el 17.12.2014, se
afirma: ‘La administración continuará implementando
programas de EE.UU. enfocados en promover el cambio
positivo en Cuba, y fomentará reformas en nuestro
compromiso de alto nivel con los funcionarios cubanos’.
“Esa estrategia no es nueva y tiene antecedentes
en lo que tramaba la CIA en 1967, cuando expusieron su
nueva dirección de trabajo contra Cuba, la que planteaba
entre otras cuestiones: ‘Debemos tratar de desarrollar
contactos dentro del círculo más íntimo de Castro (…)
saber más acerca de quiénes son sus asesores y qué
piensan’.
“El 15 de agosto de 1968 durante reunión llevada a
cabo con el Departamento de Estado para analizar las
próximas acciones contra Cuba, la CIA presentó un
conjunto de propuestas, entre ellas, abordar a los líderes
cubanos alrededor de Castro para asegurarles que
Estados Unidos no deseaban echar por tierra los logros de
la Revolución, y estaban preparados para cooperar con
ellos y apoyarlos en lo que fuera necesario, en un gobierno
post Castro… A cambio, la CIA les propondría trabajar
secretamente, que brindaran información y quizás ejecutar
acciones oportunas que acelerarán la sustitución de Fidel
Castro como líder del país.
“Ya alejada del Departamento de Estado, Jacobson
habló con más soltura al explicar parte de la estrategia
seguida en las negociaciones con la parte cubana,
confesando que: ‘Decir que no recibimos lo suficiente por
parte de los cubanos es entender mal la razón para iniciar
esa política’. Y auguró: ‘La actual estrategia de mi
82
gobierno, de estrangular al gobierno cubano no va a
funcionar, porque regresar a la misma política de los años
60 y 70 del siglo XX no ha funcionado. Tenemos que
recordar que otra de las razones de la política de la
administración Obama fue sacar el tema de Cuba como
irritante en nuestras relaciones con el resto de América
Latina, y eso fue un logro espectacular’.
“Durante sus visitas a La Habana, Roberta
Jacobson sostuvo encuentros con miembros de grupos
contrarrevolucionarios creados por la CIA para ejecutar
actos provocativos, estimulándolos a seguir las
orientaciones de los diplomáticos yanquis acreditados en
la entonces Sección de Intereses de Estados Unidos.
“La verdad siempre sale a flote, aunque realmente
Obama nunca ocultó sus verdaderas intenciones y declaró
públicamente que: ‘Los cambios introducidos en nuestra
nueva política potenciarán aún más nuestro objetivo de
empoderar al pueblo cubano… Estas medidas servirán
para fomentar aún más los contactos personales,
respaldar con mayor fuerza a la sociedad civil en Cuba.
Con la apertura de nuestra embajada podremos aumentar
considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano.
Tendremos más personal, y nuestros diplomáticos podrán
participar de manera más extensa en toda la isla, incluida
la sociedad civil y con los cubanos que buscan alcanzar
una vida mejor’.
La página web “Cuba SÏ” finaliza el artículo con la
siguiente afirmación: “De los yanquis nunca se podrá
esperar limpieza de actuación, respeto al derecho ajeno y
una relación transparente; sus pretensiones de apoderarse
de Cuba se mantendrán eternamente, tal y como plasmó,
en abril de 1823, el entonces secretario de Estado John
Quincy Adams, en carta remitida a un agente secreto en
83
Cuba, donde le orienta: ‘Usted comunicará privadamente
en notas confidenciales a este Departamento todas las
informaciones que le sea dable obtener con respecto a la
situación política de la Isla, a las miras de su Gobierno y a
los sentimientos de sus habitantes. Se mantendrá atento a
cualquier agitación popular, sobre todo aquellas que
puedan referirse a la cesión de la Isla por España a
cualquier otra potencia…’.
“Nada ha cambiado desde entonces, el objetivo es
el mismo, por eso nos alertaba José Martí: ‘Impedir a
tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan
por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza
más, sobre nuestras tierras de América”.
Y, siguiendo con las citas textuales, inserto a
continuación una tomada de la web INFOBAE con fecha 5
de enero de 2020, con la autoría del abogado y politólogo
Carlos Sánchez Berzaín, bajo el título “En 2020 la crisis es
en Cuba; llegó el tiempo de nuevos y terminales
maleconazos”. En ella se aborda el momento actual dentro
del esquema de 60 años, cuando pudiera ser que el
escorpión, bajo la angustia del cerco de fuego, se
aprestase a emplear su mortífera ponzoña contra sí
mismo…
“La situación económica, social y política de Cuba
presenta una realidad objetiva de miseria, crisis, violación
de los derechos humanos, opresión y descomposición de
tal gravedad, que el inicio del nuevo año indica que el 2020
la crisis es en Cuba. Un sistema económico comunista,
parasitario y corrupto, en una sociedad sometida, pero con
efervescencia creciente y cada vez más informada por la
revolución tecnológica, y una dirección política tiránica
agotada y con graves conflictos internos, concurren a un
tiempo de nuevos y terminales maleconazos.
84
“Cuba,
la
dictadura
exportadora
de
desestabilización y violencia, la que por más de seis
décadas provoca confrontaciones y derrocamientos, la que
hace guerrillas, terrorismo y narcotráfico, la actual jefe de
grupo de dictaduras de delincuencia organizada
transnacional denominada “castro-chavismo”, la que con
retórica antiimperialista es la más grande intervencionista
y agresora de la soberanía de los estados de las Américas,
inicia el año 2020 con todas las señales de que le llegó el
tiempo de tomar su propio veneno.
“El
término
“maleconazo”
describe
‘las
manifestaciones contra la dictadura producidas en Cuba el
5 de agosto de 1994, consideradas como la más seria
rebelión popular contra el régimen castrista’. El
maleconazo se atribuyó a la intercepción por parte de
autoridades cubanas de cuatro embarcaciones con
emigrantes cubanos que navegaban hacia las costas de
Estados Unidos sin autorización. La multitud se reunió en
el malecón de La Habana protestando, enfrentándose con
consignas contra el régimen comunista. La brutal represión
con elementos de la Seguridad del Estado, de civil, y la
presencia de Fidel Castro, que llamó a la gente a ‘ganar la
calles y derrotar a los apátridas’ logró someter la situación,
pero dejó la señal histórica de que la dictadura es
vulnerable.
“El maleconazo fue una revuelta espontánea que
se explica en la situación de miseria y privaciones
producidas por el ‘periodo especial en tiempo de paz’
desatado luego de la desaparición de la Unión Soviética,
que dejó al Estado parásito de Cuba en la indigencia, sin
poder atender las necesidades mínimas de la población.
Desde el punto de vista de la dictadura, el maleconazo es
la temida reacción popular que pone en riesgo su
85
indefinida permanencia en el poder, es la pesadilla que el
régimen no quiere se repita. La dictadura en Cuba tiene
terror de que vuelva y se multiplique el maleconazo.
“La realidad es que sin el petróleo de Venezuela,
sin el tráfico de personas con el sistema de médicos
esclavos y otros profesionales, con la pérdida de las
fuentes de dinero por la salida del poder de Lula y Roussef
en Brasil, de Correa en Ecuador, de Morales en Bolivia,
con las crecientes sanciones por violaciones a los
derechos humanos, y con su empecinamiento en
mantenerse sometiendo a Venezuela, la economía de
Cuba no puede sobrevivir incluso como el narco-estado
que inició en los 70 con Pablo Escobar y Roberto Suárez.
Las condiciones actuales de la dictadura son tan críticas
como las de los 90 y empeoran constantemente, pese al
alivio que pueden representar la complicidad de Argentina
con el nuevo gobierno Fernández/Kirchner, de México con
López Obrador, y de España.
“La revolución comunicacional que vive el mundo
por la tecnología de Internet, celulares y más, es un
instrumento de liberación de pueblos oprimidos, como el
cubano. El contacto con el mundo exterior a la Isla es un
elemento que deteriora la omnipotencia de la dictadura. La
decrepitud del liderazgo de la dictadura, con Fidel muerto
y con Raúl Castro forzado por la edad a traspasos
aparentes y parciales del poder, abrió las luchas -por los
privilegios y riquezas que la posición otorga- a las élites
corruptas de toda dictadura. La simulación de una reforma
constitucional y la nominación de un Primer Ministro
muestran los estertores de un sistema centralista y
totalitario que se desmorona por naturales disputas
sucesorias internas. Grupos de poder, familias, prebendas
86
y posiciones enfrentan dentro de la dictadura a nuevas
generaciones en la estructura de crimen organizado.
“Todo es debilidad interna y amenazas externas
crecientes para la dictadura de Cuba. Descubierta y
controlada su ofensiva para desestabilizar las democracias
en la región, su amenaza se vuelve en contra. Han
sofocado y disimulado múltiples protestas internas en los
últimos años, pero vienen más, que tienen naturaleza de
demandas sociales, económicas y de repudio al abuso
dictatorial. No es un tema ideológico, es un sistema
agotado. El tiempo de nuevos y terminales maleconazos
contra el castrismo en todo el territorio de Cuba ha llegado
y el 2020 lo probará”.
87
PRIMERA GENERACIÓN: LOS REDIMIDOS,
O LAS DIFICULTADES DEL DESARROLLO
Yo estaba próximo a cumplir 14 años de edad
aquel 1 de enero de 1959, cuando los “barbudos de Fidel”
bajaron de las montañas y ocuparon pueblos y ciudades
en la provincia de Oriente. Pegados a un viejo receptor de
radio en las primeras horas de la mañana, en casa todos
los miembros de mi familia habíamos escuchado la
alocución del Jefe de la Revolución convocando a la
huelga general para frustrar el golpe de Estado que el
General del ejército batistiano, Eulogio Cantillo, en
contubernio con la Embajada de EE.UU., estaba gestando
en La Habana para sustituir al dictador en fuga por una
junta de gobierno…
“Cualesquiera que sean las noticias procedentes
de la capital, nuestras tropas no deben hacer alto al fuego
por ningún concepto. Nuestras fuerzas deben proseguir
sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de
batalla. Acéptese solo conceder parlamento a las
guarniciones que deseen rendirse. Al parecer se ha
producido un golpe de Estado en la capital. Las
condiciones en que ese golpe se produjo son ignoradas
por el Ejército Rebelde. El pueblo debe estar muy alerta y
atender solo las instrucciones de la Comandancia General.
La dictadura se ha derrumbado como consecuencia de las
aplastantes derrotas sufridas en las últimas semanas, pero
eso no quiere decir que sea ya el triunfo de la Revolución.
Las operaciones militares proseguirán inalterablemente
mientras no se reciba una orden expresa de esta
Comandancia, la que solo será emitida cuando los
elementos militares que se han alzado en la capital se
pongan incondicionalmente a las órdenes de la jefatura
88
revolucionaria. ¡Revolución, sí, golpe militar, no! ¡Golpe
militar de espaldas al pueblo y a la Revolución, no, porque
solo serviría para prolongar la guerra! ¡Golpe de Estado
para que Batista y los grandes culpables escapen, no,
porque solo serviría para prolongar la guerra! ¡Golpe de
Estado de acuerdo con Batista, no, porque solo serviría
para prolongar la guerra! ¡Escamotearle al pueblo la
victoria, no, porque solo serviría para prolongar la guerra
hasta que el pueblo obtenga la victoria total! Después de
siete años de lucha la victoria democrática del pueblo tiene
que ser absoluta para que nunca más se vuelva a producir
en nuestra patria un 10 de marzo. Nadie se deje confundir
ni engañar. Estar alerta es la palabra de orden. El pueblo
y muy especialmente los trabajadores de toda la república
deben estar atentos a Radio Rebelde, y prepararse
urgentemente en todos los centros de trabajo para la
huelga general, para iniciarla apenas se reciba la orden, si
fuese necesario, para contrarrestar cualquier intento de
golpe contrarrevolucionario. ¡Más unidos y firmes que
nunca deben estar el pueblo y el Ejército Rebelde para no
dejarse arrebatar la victoria que ha costado tanta sangre!”
Era la primera vez que el timbre de voz, vibrante y
arrollador, de Fidel Castro llegaba a mis oídos, esta vez
con un mensaje de batalla por el triunfo definitivo de la
contienda que durante 6 años había convertido a mi
ciudad, Santiago de Cuba, en el epicentro de la lucha
armada revolucionaria. Primero, fue el asalto al
“Moncada”, el 26 de julio de 1953, luego las calles
ocupadas por combatientes del “M-26-7” vestidos de verde
olivo en la sublevación del 30 de noviembre de 1956,
después las noches con sorpresivos tiroteos y
explosiones, por el tenaz enfrentamiento de las milicias
clandestinas contra las fuerzas militares y policiales del
régimen batistiano en cualquier punto de la urbe. Así, se
89
suspendieron las clases por la inseguridad pública y andar
por las calles se convirtió en un riesgo mortal. Pese a ello,
mis humildes padres, un tabaquero y una costurera, tenían
que salir cada día a ganar el sustento con que alimentar a
sus 3 hijos, mientras que mi primo, junto a quien crecí y
por eso consideré mi hermano mayor, varias veces fue
víctima del maltrato policial por andar en las calles a
destiempo, luego de salir de su trabajo.
Seguramente por el sentimiento de rebeldía que
aquellos maltratos fueron sembrando en él –un joven de
19 años de edad-, apenas escuchó la alocución con el
llamado a la huelga revolucionaria situó en plena calle,
frente a la casa donde vivíamos, en la Trocha de los
tradicionales carnavales santiagueros, una vieja goma de
auto, a la que prendió fuego para obstaculizar de algún
modo el paso vehicular. Fue significativo que, algo más
tarde, un auto patrullero –al que conocíamos popularmente
como “microondas” por estar dotados con equipo de
radiocomunicación- llegó avanzando lentamente, y sus
ocupantes –un policía, un miembro del Ejército y otro de la
Marina, con sus respectivos uniformes azul, mostaza y
blanco, a los que la ocurrencia popular bautizó como “los
3 pegaditos”- prefirieron bordear el obstáculo y continuar
su camino, antes que bajar a retirarlo, con lo cual estaban
reconociendo tácitamente la derrota.
Pero, de ese día memorable aún faltaba lo mejor.
Fue al atardecer cuando la misma radio informó sobre la
entrada de los rebeldes a Santiago de Cuba, convocando
a la población a recibirlos en el parque “Céspedes”, frente
al Ayuntamiento, en el centro de la ciudad. En la tarde se
conoció que el cuartel “Moncada”, tras una negociación
entre Fidel Castro y el jefe de la plaza militar, coronel Rego
Rubido, se había entregado al comandante Raúl Castro,
90
quien tomó posesión de la fortaleza con un reducido grupo
de hombres, haciendo realidad el empeño que el 26 de
julio de 1953 costó la vida a decenas de combatientes.
Frente a mi casa pasaron varios camiones militares
conduciendo a la tropa moncadista hasta el cuartel de la
Policía marítima en la Alameda, junto a la bahía al sur de
la ciudad. Las personas saludaban eufóricas a los militares
que hasta hace poco las reprimían, y estos, en su mayoría
jóvenes desempleados reclutados como “carne de cañón”
para luchar contra los rebeldes, mostraban su alegría por
llegar con vida al final de las hostilidades. Era evidente que
los culpables de atropellos, torturas y crímenes contra la
población no aceptaron la rendición y pretendieron
escapar para evitar ser sancionados. Durante varios días
la ciudad fue escenario de enfrentamientos locales cuando
tales “esbirros” –como se les llamó- iban siendo
localizados y neutralizados por las fuerzas revolucionarias.
La noche del 1 de enero de 1959 estuve en el
parque “Céspedes” acompañando a mi tía, la única en mi
familia que había colaborado con la insurrección. La plaza
central de la ciudad estaba colmada, y las campanas de la
Catedral, frente al Ayuntamiento, replicaban con
entusiasmo. Desde allí era posible ver las cercanas
cumbres de la serranía de Boniato, que bordean por el
noreste la cuenca donde se asienta la ciudad, junto a la
bahía. Sobre la oscura silueta de las montañas se
observaba una serpiente de luz, moviéndose hacia abajo.
Eran los vehículos de la columna del Ejército Rebelde
acercándose.
Fue cerca de la medianoche cuando, finalmente, la
caravana verde olivo se detuvo frente al Ayuntamiento, y
poco después Fidel Castro se dirigió a la multitud desde el
balcón principal del edificio. Fue un discurso largo, de
91
varias horas en medio de la cálida noche santiaguera,
inaugurando una práctica que se haría habitual en la
retórica fidelista. Para los amantes de la historia
rememorar aquellas palabras puede ser un valioso recurso
para comprender e interpretar la evolución ideológica de la
Revolución cubana, encarnada en su máximo líder. Pero
no las reproduciré todas, en aras de la brevedad del texto.
Sólo aquellas que me permitan introducir observaciones al
respecto…
“Santiagueros, compatriotas de toda Cuba: ¡al fin
hemos llegado a Santiago! (aplausos). ¡Duro y largo ha
sido el camino, pero hemos llegado! (aplausos). Se decía
que hoy a las 2:00 de la tarde se nos esperaba en la capital
de la República, el primer extrañado fui yo, porque yo fui
uno de los primeros sorprendidos con ese golpe traidor y
amañado de esta mañana en la capital de la República.
Además, yo iba a estar en la capital de la República, o sea,
en la nueva capital de la República, porque Santiago de
Cuba será, de acuerdo con el deseo del Presidente
provisional, de acuerdo con el deseo del Ejército Rebelde
y de acuerdo con el deseo del pueblo de Santiago de
Cuba, que bien se lo merece, la capital. ¡Santiago de
Cuba
será
la
capital
provisional
de
la
República! (aplausos). Tal vez la medida sorprenda a
algunos, es una medida nueva, pero por eso ha de
caracterizarse, precisamente, la Revolución, por hacer
cosas que no se han hecho nunca. Cuando hacemos a
Santiago
de
Cuba
capital
provisional
de la
República sabemos por qué lo hacemos. No se trata de
halagar demagógicamente a una localidad determinada,
92
se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte
más firme de la Revolución1.
“La Revolución empieza ahora, la Revolución no
será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura
y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial, y en
qué mejor lugar para establecer el Gobierno de la
República que en esta fortaleza de la Revolución; para que
se sepa que este va a ser un gobierno sólidamente
respaldado por el pueblo en la ciudad heroica y en las
estribaciones de la Sierra Maestra, porque Santiago está
en la Sierra Maestra. En Santiago de Cuba y en la Sierra
Maestra tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas2.
“Pero hay, además, otras razones: el movimiento
militar revolucionario, el verdadero movimiento militar
revolucionario, no se hizo en Columbia. En ‘Columbia’ 3
prepararon un “golpecito” de espaldas al pueblo, de
espaldas a la Revolución y, sobre todo, de acuerdo con
Batista. Puesto que la verdad hay que decirla y puesto que
venimos aquí a orientar al pueblo, les digo y les aseguro
que el golpe de ‘Columbia’ fue un intento de escamotearle
al pueblo el poder y escamotearle el triunfo a la
Revolución. Y, además, para dejar escapar a Batista, para
dejar escapar a los Tabernilla, para dejar escapar a los
Pilar García y a los Chaviano, para dejar escapar a los
Salas Cañizares y a los Ventura. El golpe de ‘Columbia’
fue un golpe ambicioso y traidor que no merece otro
1
La provisionalidad le duró a Santiago de Cuba apenas una
semana, pues el 8 de enero Fidel al frente del Ejército Rebelde
entró en La Habana, y con su discurso en el Palacio Presidencial
devolvió a la urbe su condición de principal ciudad de la Isla.
2
Hoy Santiago de Cuba es sede del más consolidado y
reconocido movimiento opositor al castrismo.
3
Se trata de la fortaleza militar principal, en La Habana, donde
radicó el Estado Mayor del Ejército.
93
calificativo, y nosotros sabemos llamar las cosas por su
nombre y atenernos, además, a la responsabilidad. No voy
a andar con paños calientes para decirles que el general
Cantillo nos traicionó y no es que lo voy a decir, sino que
lo voy a probar. Pero, desde luego, lo habíamos dicho
siempre: no vayan a tratar a última hora a venir a resolver
esto con un ‘golpecito militar’, porque si hay golpe militar
de espaldas al pueblo, la Revolución seguirá adelante,
que esta vez no se frustrará la Revolución. Esta vez, por
fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al
poder. No será como en el 98 que vinieron los americanos
y se hicieron dueños de esto. Intervinieron a última hora y
después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García que
había peleado durante 30 años, no quisieron que entrara
en Santiago de Cuba. No será como en el 33 que cuando
el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba
haciendo, vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se
apoderó del poder e instauró una dictadura por once
años. No será como en el 44, año en que las multitudes
se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había
llegado al poder, y los que llegaron al poder fueron los
ladrones. Ni
ladrones,
ni
traidores,
ni
intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución.
“Pero, no querían que fuese así. En los instantes
mismos en que la dictadura se desplomaba como
consecuencia de las victorias militares de la Revolución,
cuando ya no podían resistir ni siquiera 15 días más, viene
el señor Cantillo y se convierte en paladín de la
libertad. Naturalmente, que nosotros nunca hemos estado
en una actitud de rechazar cualquier colaboración que
implicase un ahorro de sangre, siempre que los fines de la
Revolución no se pusiesen en peligro. Naturalmente, que
nosotros siempre hemos estado llamando a los militares
para buscar la paz, pero la paz con libertad y la paz con el
94
triunfo de la Revolución, era la única manera de obtener la
paz. Por eso, cuando el 24 de diciembre se nos comunicó
el deseo del general Cantillo de tener una entrevista con
nosotros, aceptamos la entrevista. Yo les confieso a
ustedes que, dado el curso de los acontecimientos, la
marcha formidable de nuestras operaciones militares, yo
tenía muy pocos deseos de ponerme a hablar de
movimientos militares; pero yo entendí que era un deber,
que nosotros los hombres que tenemos una
responsabilidad no nos podemos dejar llevar por las
pasiones. Y pensé que si el triunfo se podía lograr con el
menor derramamiento de sangre posible, mi deber era
atender las proposiciones que me hiciesen los militares.
“Fui a ver al señor Cantillo que vino a hablarme en
nombre del Ejército. Se reunió conmigo el día 28 en el
central ‘Oriente’, adonde llegó en un helicóptero, a las 8:00
de la mañana. Allí conversó con nosotros durante cuatro
horas, y yo sí que no voy a hacer una historia inventada ni
cosa que se parezca, porque tengo testigos excepcionales
de la entrevista. Allí estaba el Dr. Raúl Chibás, allí estaba
un sacerdote católico, allí estaban varios militares cuyos
testimonios no pueden ser puestos en duda por ningún
concepto. Allí, después de analizar todos los problemas de
Cuba, después de puntualizar todos los detalles, acordó el
general Cantillo realizar, de acuerdo con nosotros, un
movimiento militar revolucionario. Lo primero que le dije
fue esto, después de analizar bien la situación: la
situación del Ejército, la situación a que lo había llevado la
dictadura; después de aclararle que a él no le tenía que
importar Batista ni los Tabernillas ni toda aquella gente, no
le tenía que importar nada, porque aquella gente había
sido muy desconsiderada con los militares cubanos, que
aquella gente había llevado a los militares a una guerra
95
contra el pueblo, que es una guerra que se pierde siempre,
porque contra el pueblo no se puede ganar una guerra4.
“Después de decirle que los militares eran víctimas
de las inmoralidades del régimen, que los presupuestos
para comprar armamentos se los robaban, que a los
soldados los engañaban constantemente, que aquella
gente no merecía la menor consideración de los militares
honorables, que el Ejército no tenía por qué cargar con la
culpa de los crímenes que cometía la pandilla de los
esbirros de confianza de Batista, le advertí, le advertí bien
claramente, que yo no autorizaría jamás, por mi parte,
ningún tipo de movimiento que permitiese la fuga de
Batista. Le advertí que si Batista quería fugarse, que se
fugara enseguida y con él Tabernilla y todos los demás,
pero que mientras nosotros pudiéramos evitarlo, teníamos
que impedir la fuga de Batista. Todo el mundo sabe que
nuestro primer planteamiento en caso de un golpe militar,
para llegar a un acuerdo con nosotros, era la entrega de
los criminales de guerra, y esa era una condición esencial.
Y se podía haber capturado a Batista y a todos sus
cómplices. Y yo se lo dije bien claro, que no estaba de
acuerdo con que Batista se fuera. Le expliqué bien qué
tipo de movimiento había que hacer; que yo no
respaldaría, ni el ‘Movimiento 26 de Julio’ ni el pueblo
respaldarían un golpe de Estado, porque la cuestión es
que el pueblo es el que ha conquistado su libertad y nadie
más que el pueblo.
“La libertad nos la quitaron mediante un golpe de
Estado, pero para que se acabaran de una vez y para
siempre los golpes de Estado había que conquistar la
4
Los pueblos son indestructibles. ¿Lo tendrá en cuenta el
régimen antipopular en los tiempos actuales?
96
libertad a fuerza de sacrificio del pueblo, porque no
hacíamos nada con que dieran un golpe mañana y otro
pasado y otro dentro de dos años y otro dentro de tres
años; porque aquí quien tiene que decidir, definitivamente,
quién debe gobernar es el pueblo y nadie más que el
pueblo. Y los militares deben estar incondicionalmente a
las órdenes del pueblo y a la disposición del pueblo y a la
disposición de la Constitución, y de la ley de la República.
Si hay un gobierno malo que roba y que hace más de
cuatro cosas mal hechas, pues, sencillamente, se espera
un poco y cuando llegan las elecciones se cambia el mal
gobierno, porque para eso los gobiernos en los regímenes
constitucionales democráticos tienen un período de tiempo
limitado. Porque si son malos el pueblo los cambia y vota
por otros mejores5.
“La función del militar no es elegir gobernantes,
sino garantizar la ley, garantizar los derechos del
ciudadano. Por eso le advertí que golpe de Estado ¡no!,
movimiento militar revolucionario, ¡sí!, y no en ‘Columbia’,
sino en Santiago de Cuba (aplausos). Le dije bien claro
que la única forma de lograr la vinculación y la
confraternización del pueblo y de los militares y de los
revolucionarios, no era dando un ‘madrugonazo’ en
‘Columbia’, a las 2 o las 3 de la mañana, sin que nadie se
enterara, como acostumbran a hacer estos señores, sino
sublevando la guarnición de Santiago de Cuba, que era lo
suficientemente fuerte y estaba lo suficientemente bien
armada para iniciar el movimiento militar y sumar al
5
¡Ah caray! Por eso el régimen creo una pantomima electoral,
para que sigan siempre los mismos y nada cambie. Bueno, Fidel
lo aclara, eso sólo ocurre en los regímenes constitucionales
democráticos, con un período de tiempo limitado. No es el caso
cubano.
97
pueblo, y sumar a los revolucionarios a ese movimiento,
que en las circunstancias en que estaba la dictadura era
irresistible, porque de seguro que se sumarían de
inmediato todas las guarniciones del país, y eso fue lo que
se acordó. Y no solo se acordó eso, sino que yo le hice
prometer, porque él pensaba ir a La Habana al día
siguiente, y nosotros no estábamos de acuerdo, porque yo
le decía: ‘Es un riesgo que usted vaya a La Habana’. Él
decía: ‘No, no es ningún riesgo’. ‘Usted corre mucho
peligro de que lo detengan, porque esa conspiración…
aquí todo se sabe’. ‘No, yo estoy seguro que no me
detienen’. Y claro, cómo lo iban a detener si era un golpe
de Batista y de Tabernilla. Yo dije, bueno, o este hombre
lo tiene todo resuelto allí, lo controla todo, o este golpe es
un poco sospechoso. Y entonces le dije: ‘¿Usted me
promete que no se va a dejar persuadir en La Habana por
una serie de intereses que están detrás de usted, para dar
un golpe en la capital, usted me promete que no?’. Y me
dice: ‘Le prometo que no’. ‘¿Usted me jura que no?’. Y
me dijo: ‘Le juro que no’.
“Yo considero que lo primero que debe tener un
militar es honor, que lo primero que debe tener un militar
es palabra; y este señor ha demostrado no solo falta de
honor y falta de palabra, sino falta, además, de
cerebro. Porque un movimiento que pudo haberse hecho
desde el primer momento con todo el respaldo del pueblo
y con el triunfo asegurado de antemano, lo que hizo fue
dar un salto mortal en el vacío. Creyó que iba a ser
demasiado fácil engañar al pueblo y engañar a la
Revolución. Sabía algunas cosas, sabía que en cuanto
dijeran que Batista había agarrado el avión el pueblo se
iba a tirar a la calle loco de contento. Y pensaron que el
pueblo no estaba lo suficientemente maduro para distinguir
entre la fuga de Batista y la Revolución. Porque si Batista
98
se va, y se apoderan allá de los mandos los amigos de
Cantillo, muy bien pudiera ser que el doctor Urrutia tuviera
que irse dentro de tres meses también; porque, lo mismo
que nos traicionaban ahora, nos traicionaban luego. Y la
gran verdad es que el señor Cantillo nos traicionó a
nosotros antes de dar el golpe. Dije que lo demostraba, y
lo voy a demostrar.
“Se acordó con el general Cantillo que el
levantamiento se produciría el día 31 a las 3:00 de la
tarde. Se aclaró que el apoyo de las fuerzas armadas al
movimiento revolucionario sería incondicional al
Presidente que designasen los dirigentes revolucionarios,
y los cargos que a los militares les asignasen los dirigentes
revolucionarios. Era un apoyo incondicional el ofrecido.
Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las
3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago
de Cuba. Inmediatamente varias columnas rebeldes
penetrarían en la ciudad, y el pueblo, con los militares y
con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente,
lanzándose al país una proclama revolucionaria e
invitando a todos los militares honorables a unirse al
movimiento. Se acordó que los tanques que hay en la
ciudad serían puestos a disposición de nosotros, y yo me
ofrecí, personalmente, para avanzar hacia la capital con
una columna blindada. Los tanques me serían entregados
a las 3:00 de la tarde, no porque se pensase que había
que combatir, sino para prever en caso de que en
La Habana el movimiento fracasase y hubiese necesidad
de situar nuestra vanguardia lo más cerca posible de la
capital. Y, además, para prever que no se fueran a realizar
excesos en la ciudad de La Habana.
“Una serie de excesos han tenido lugar en la
capital:
saqueos,
tiroteos,
incendios. Toda
la
99
responsabilidad cae sobre el general Cantillo por haber
traicionado la palabra empeñada y por no haber realizado
el plan que se acordó. Creyó que nombrando capitanes y
comandantes de la policía —muchos de los cuales cuando
los habían nombrado ya se habían ido, prueba de que no
tenían la conciencia muy tranquila— iba a resolver la
cuestión. ¡Qué distinto, sin embargo, fue en Santiago de
Cuba! ¡Qué orden y qué civismo! ¡Qué disciplina
demostrada por el pueblo! Ni un solo caso de saqueo, ni
un solo caso de venganza personal, ni un solo hombre
arrastrado por las calles, ni un incendio. Ha sido admirable
y ejemplar el comportamiento de Santiago de Cuba, a
pesar de dos cosas: a pesar de que esta había sido la
ciudad más sufrida y que más había padecido el terror, por
lo tanto, la que más derecho tenía a estar indignada
(aplausos); y a pesar, además, de nuestras declaraciones
de esta mañana diciendo que no estábamos de acuerdo
con el golpe. Santiago de Cuba se comportó
ejemplarmente bien, y creo que será este caso de
Santiago de Cuba un motivo de orgullo para el pueblo,
para los revolucionarios y para los militares de la plaza de
Santiago de Cuba. Ya no podrán decir que la
Revolución es la anarquía y el desorden. Ocurrió en La
Habana por una traición, pero no ocurrió así en Santiago
de Cuba, que podemos poner como modelo cuantas veces
se trate de acusar a la Revolución de anárquica y
desorganizada (aplausos).
“Después de los acuerdos tomados, cuando
nosotros ya habíamos suspendido las operaciones sobre
Santiago de Cuba, porque el día 28 ya nuestras tropas
estaban muy próximas a la ciudad, y se habían realizado
todos los preparativos para el ataque a la plaza, de
acuerdo con la entrevista sostenida, hubimos de realizar
una serie de cambios, abandonar las operaciones sobre
100
Santiago de Cuba y encaminar nuestras tropas hacia otros
sitios, donde se suponía que el movimiento no estaba
asegurado desde el primer instante. Cuando todos
nuestros movimientos estaban hechos, la columna
preparada para marchar sobre la capital, recibo, unas
pocas horas antes, esta nota del general Cantillo, que dice:
‘Han variado mucho las circunstancias en sentido
favorable a una solución nacional’. Estaba asegurado el
triunfo, y esto era una cosa extraña que viniera a decir:
‘Han variado muy favorablemente las circunstancias’. Mi
respuesta inmediata fue esta: ‘El contenido de la nota se
aparta por completo de los acuerdos tomados, es ambiguo
e incomprensible. Y me ha hecho perder la confianza en
la seriedad de los acuerdos. Quedan rotas las hostilidades
a partir de mañana a las 3:00 p.m., que fue la fecha y hora
acordadas para el movimiento’ (aplausos).
“Además de la nota, que era muy breve, yo le
mando a decir al jefe de la plaza de Santiago de Cuba con
el portador de la misma, que si las hostilidades se rompían,
porque los acuerdos no se cumplían, y nos veíamos
obligados a atacar la plaza de Santiago de Cuba, entonces
no habría otra solución que la rendición de la plaza; que
exigiríamos la rendición de la plaza si las hostilidades se
rompían y el ataque se iniciaba por nuestra parte. Continúo
leyendo la carta del día 31 al señor Coronel jefe de la
plaza de Santiago de Cuba: ‘Personalmente puedo
añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo 6,
velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos
compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero
que estas honradas razones, que con todo respeto a su
dignidad
de
militares
les
expongo,
las
6
¿No le interesó el poder y lo mantuvo por más de 50 años…?
101
comprendan. Tengan la seguridad de que no están
tratando con un ambicioso ni con un insolente. Siempre he
actuado con lealtad y franqueza en todas mis
cosas. Nunca se podrá llamar triunfo a lo que se obtenga
con doblez y engaño. El lenguaje del honor que ustedes
entienden es el único que yo sé hablar (aplausos)’.
“En este estado estaban las conversaciones
cuando, tanto el coronel Rego Rubido, jefe de la plaza de
Santiago de Cuba, como yo, fuimos sorprendidos por el
golpe de Estado de ‘Columbia’ que se apartaba por
completo de lo acordado. Y lo primero que se hizo, lo más
criminal que se hizo, fue dejar escapar a Batista, a
Tabernilla y a los grandes culpables. Los dejaron escapar
con sus millones de pesos, los dejaron escapar con los 300
ó 400 millones de pesos que se han robado, y ¡muy caro
nos va a costar eso! Porque ahora van a estar desde
Santo Domingo y desde otros países haciendo
propaganda contra la Revolución, fraguando todo el daño
posible contra nuestra causa. Y durante muchos años los
vamos a tener ahí, amenazando a nuestro pueblo,
manteniéndolo en constante estado de alerta, porque van
a pagar y a fraguar conspiraciones contra
nosotros. Y todo por la debilidad, por la irresponsabilidad
y por la traición de los que promovieron el golpe
contrarrevolucionario de la madrugada de hoy.
“¿Qué hicimos nosotros? Tan pronto supimos del
golpe, nos enteramos por Radio Progreso, y a esa hora,
adivinando yo lo que se estaba fraguando, ya estaba
haciendo unas declaraciones, cuando me entero que
Batista se había ido para Santo Domingo. Yo
pensé: ¿será un rumor?, ¿será una bola? Y mando a
ratificar; cuando oigo la noticia de que, efectivamente, el
señor Batista y su camarilla se habían escapado y, lo más
102
bonito es que el general Cantillo decía que ese movimiento
se había producido gracias a los patrióticos propósitos del
general Batista, ¡los patrióticos propósitos del general
Batista!, ¡que renunciaba para ahorrar derramamiento de
sangre! ¿Qué les parece? Hay algo más todavía. Para
tener una idea de la clase de golpe que se preparó, basta
decir que a Pedraza lo había nombrado miembro de la
Junta y se fue (risas y gritos). Yo creo que no hay que
añadir nada más para ver la clase de intenciones que
tenían los golpistas. Y no nombraron al presidente Urrutia,
que es el Presidente proclamado por el Movimiento y por
todas
las
organizaciones
revolucionarias
(aplausos) 7 . Llamaron a un señor que es el más viejo,
nada menos, de todos los magistrados del Tribunal
Supremo, y sobre todo un señor que ha sido Presidente,
hasta hoy, de un Tribunal Supremo de Justicia, donde no
había justicia de ninguna clase.
“¿Cuál iba a ser el resultado de todo esto? Pues,
una revolución a medias, una componenda, una caricatura
de revolución. El señor Perico de los Palotes; lo mismo da
que se llame de una manera o de otra. Ese señor Piedra,
que a estas horas si no ha renunciado que se prepare, que
lo vamos a hacer renunciar en La Habana. Creo que no
dura las 24 horas. Va a romper un récord (risas y
aplausos). Designan a este señor, y muy bonito: Cantillo,
héroe nacional, paladín de las libertades cubanas, amo y
señor de Cuba, y el señor Piedra allí. Sencillamente
habíamos derrocado a un dictador para implantar otro. En
todos los órdenes, el movimiento de ‘Columbia’ era un
movimiento contrarrevolucionario, en todos los órdenes se
7
Menos de un año después, Fidel Castro promovió la destitución
de Manuel Urrutia, quien se mostró en desacuerdo con el curso
que se estaba dando a la recién nacida revolución.
103
apartaba del propósito del pueblo, en todos los órdenes
era sospechoso, e inmediatamente el señor Piedra hizo un
llamamiento, dijo que lo iba a hacer para llamar a los
rebeldes y una comisión de paz. Y nosotros tan tranquilos,
dejábamos los fusiles y lo dejábamos todo, y nos íbamos
allá a rendirle pleitesía al señor Piedra y al señor Cantillo.
Era evidente que tanto Cantillo como Piedra estaban en la
Luna. Estaban en la Luna, porque creo que el pueblo de
Cuba ha aprendido mucho, y los rebeldes hemos
aprendido algo.
“Esa era la situación esta mañana, que no es la
situación de esta noche, porque ha cambiado
mucho. Ante este hecho, ante esta traición, dimos
órdenes a todos los comandantes rebeldes de continuar
las operaciones militares, y de continuar marchando sobre
los objetivos; en consecuencia, inmediatamente dimos
órdenes a todas las columnas destinadas a la operación
de Santiago de Cuba a avanzar sobre la ciudad. Yo quiero
que ustedes sepan que nuestras fuerzas venían muy
seriamente decididas a tomar Santiago de Cuba por
asalto. Ello hubiera sido muy lamentable, porque hubiese
costado mucha sangre, y esta noche de hoy no sería una
noche de alegría como esta, y de paz como esta, y de
confraternidad como esta. Debo confesar que si en
Santiago de Cuba no se libró una batalla sangrienta se
debe, en gran parte, a la patriótica actitud del coronel del
Ejército José Rego Rubido, a los comandantes de las
fragatas ‘Máximo Gómez’ y ‘Maceo’, al jefe del Distrito
Naval de Santiago de Cuba, y al oficial que desempeñaba
el cargo de la jefatura de Policía. Todos contribuyeron a
evitar una sangrienta batalla y a convertir el movimiento
contrarrevolucionario de esta mañana en el movimiento
revolucionario de esta tarde. A nosotros no nos quedaba
otra alternativa que atacar, porque no podíamos permitir la
104
consolidación del golpe de ‘Columbia’ y, por lo tanto, había
que atacar sin espera. Y cuando las tropas marchaban ya
sobre sus objetivos, el coronel Rego hizo un viaje en el
helicóptero para localizarme. Los jefes de las fragatas
hicieron contacto con nosotros y se pusieron a las órdenes
de la Revolución (aplausos).
“Contándose ya con el apoyo de las dos fragatas,
que tienen un altísimo poder de fuego, con el apoyo del
Distrito Naval y con el apoyo de la Policía, convoqué
entonces a una reunión de todos los oficiales del Ejército
de la plaza de Santiago de Cuba, que son más de
100. Les dije a esos militares, cuando los invité a reunirse
conmigo, que yo no tenía la menor preocupación en
hablarles, porque sabía que tenía la razón, porque sabía
que comprenderían mis argumentos y que de esta reunión
se llegaría a un acuerdo. Y, efectivamente, en horas de la
noche, en los primeros momentos de la noche, nos
reunimos en el Escandel la casi totalidad de los oficiales
del Ejército de Santiago de Cuba, muchos de ellos
hombres jóvenes que se les ve ansiosos de luchar por el
bien de su país. Reuní a aquellos militares y les hablé de
nuestro sentimiento revolucionario, les hablé de nuestro
propósito con nuestra patria, les hablé de lo que queríamos
para el país, de cuál había sido siempre nuestra conducta
con los militares, de todo el daño que le había hecho la
tiranía al Ejército y cómo no era justo que se considerase
por igual a todos los militares, que los criminales solo eran
una minoría insignificante, y que había muchos militares
honorables en el Ejército, que yo sé que aborrecían el
crimen, el abuso y la injusticia.
“No era fácil para los militares desarrollar un tipo
determinado de acción; era lógico que cuando los cargos
más elevados del Ejército estaban en manos de los
105
Tabernilla, de los Pilar García, de los parientes y de los
incondicionales de Batista, y existía un gran terror en el
Ejército, a un oficial aisladamente no se le podía pedir
responsabilidad. Hay dos clases de militares —y los
conocemos bien—: los militares como Sosa Blanco,
Cañizares, Sánchez Mosquera, Chaviano, que se
caracterizaron por el crimen y el asesinato a mansalva de
infelices campesinos. Pero hubo militares que fueron muy
honrados en su campaña; hubo militares que jamás
asesinaron a nadie, ni quemaron una casa, como fue el
comandante Quevedo, que fue nuestro prisionero después
de una heroica resistencia en la batalla de Jigüe, y que hoy
sigue siendo comandante del Ejército, el comandante
Sierra, y otros muchos militares que jamás quemaron una
casa. A esos militares no los ascendían, a los que
ascendían era a los criminales, porque Batista siempre se
encargó de premiar el crimen. Tenemos el caso, por
ejemplo, del coronel Rego Rubido, que no le debe sus
grados a la dictadura, sino que ya era Coronel cuando se
produjo el 10 de marzo.
“El hecho cierto es que recabé el apoyo de la
oficialidad del Ejército de Santiago de Cuba, y la oficialidad
del Ejército de Santiago de Cuba le brindó su apoyo
incondicional a la Revolución cubana. Reunidos los
oficiales de la Marina, de la Policía y del Ejército se acordó
desaprobar el golpe amañado de ‘Columbia’ y apoyar al
Gobierno legal de la República, porque cuenta con la
mayoría de nuestro pueblo, que es el doctor Manuel
Urrutia, y apoyar a la Revolución cubana. Gracias a esa
actitud se ahorró mucha sangre, gracias a esa actitud se
ha gestado de verdad, en la tarde de hoy, un verdadero
movimiento militar revolucionario.
106
“Yo comprendo que en el pueblo hay muchas
pasiones justificadas. Yo comprendo las ansias de justicia
que hay en nuestro pueblo, y se cumplirá porque habrá
justicia. Pero yo le quiero pedir a nuestro pueblo, antes
que nada, calma. Estamos en instantes en que debemos
consolidar el poder, antes que nada. ¡Lo primero ahora es
consolidar el poder! Después reuniremos una comisión de
militares honorables y de oficiales del Ejército Rebelde
para tomar todas las medidas que sean aconsejables, para
exigir responsabilidad a aquellos que la tengan. ¡Y nadie
se opondrá!, porque al Ejército y a las Fuerzas Armadas
son a los que más les interesa que la culpa de unos
cuantos no la pague todo el cuerpo, y que no sea una
vergüenza vestir el uniforme militar, que los culpables sean
castigados para que los inocentes no tengan que cargar
con el descrédito. ¡Tengan confianza en nosotros!, es lo
que le pedimos al pueblo, porque sabemos cumplir con
nuestro deber.
“En esas circunstancias se realizó en la tarde de
hoy un verdadero movimiento revolucionario del pueblo, de
los militares y de los rebeldes, en la ciudad de Santiago de
Cuba. Es indescriptible el entusiasmo de los militares, y
en prueba de confianza les pedí a los oficiales que entraran
conmigo en Santiago de Cuba, ¡y aquí están todos los
oficiales del Ejército! (aplausos). ¡Ahí están los tanques a
disposición de la Revolución! ¡Ahí está la artillería a
disposición de la Revolución! ¡Ahí están las fragatas a
disposición de la Revolución! Yo no voy a decir que la
Revolución tiene al pueblo, eso ni se dice, eso lo sabe todo
el mundo. Yo decía que el pueblo, que antes
tenía escopeticas, ya tiene artillería, tanques y fragatas; y
tiene muchos técnicos capacitados del Ejército, que nos
van a ayudar a manejarlas, si fuese necesario. ¡Ahora sí
que el pueblo está armado! Yo les aseguro que si cuando
107
éramos 12 hombres solamente no perdimos la fe, ahora
que tenemos ahí 12 tanques… ¿cómo vamos a perder la
fe?
“Quiero aclarar que, en el día de hoy, esta noche,
esta madrugada, porque es casi de día, tomará posesión
de la Presidencia de la República, el ilustre magistrado,
doctor Manuel Urrutia Lleó (aplausos). ¿Cuenta o no
cuenta con el apoyo del pueblo el doctor
Urrutia? (aplausos y gritos). Pero, quiere decir, que el
Presidente de la República, el Presidente legal, es el que
cuenta con el pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó.
¿Quién
quiere
al
señor
Piedra
para
presidente? (abucheos y gritos de: “¡nadie!”). Si nadie
quiere al señor Piedra para presidente, ¿cómo se nos va a
imponer al señor Piedra para presidente? Si esa es la
orden del pueblo de Santiago de Cuba, que es el
sentimiento del pueblo de Cuba entera, tan pronto
concluya este acto marcharé con las tropas veteranas
de la Sierra Maestra, los tanques y la artillería hacia la
capital, para que se cumpla la voluntad del pueblo
(aplausos).
“Aquí estamos, sencillamente, a las órdenes del
pueblo. Lo legal en este momento es el mandato del
pueblo. Al Presidente lo elige el pueblo8 y no lo elige un
conciliábulo en ‘Columbia’, a las 4:00 de la madrugada. El
pueblo ha elegido a su Presidente y eso quiere decir que
desde este instante quedará constituida la máxima
autoridad legal de la República (aplausos). Ninguno de
los cargos ni de los grados que se han concedido de
acuerdo con la Junta Militar de la madrugada de
8
¿Qué pueblo eligió a Fidel, y luego a Raúl Castro, como
Presidentes de los Consejos de Estado y de Ministros; y
finalmente a Díaz Canel como Presidente de la República?
108
hoy tienen validez alguna. Todos los nombramientos de
cargos dentro del Ejército son nulos —me refiero a los
nombramientos que se han hecho esta mañana—; quien
acepte un cargo designado por la Junta traicionera de esta
mañana
estará
asumiendo
una
actitud
contrarrevolucionaria, llámese como se llame, y, en
consecuencia, quedará fuera de la ley. Tengo la completa
seguridad de que mañana todos los mandos militares de la
República habrán aceptado las disposiciones del
Presidente de la República. El Presidente procederá de
inmediato a designar a los jefes del Ejército, de la Marina y
de la Policía por los altos servicios que han prestado en
esta hora a la Revolución y por haber puesto sus miles de
hombres a la disposición de la Revolución. He
recomendado para jefe del Ejército al coronel Rego
Rubido (aplausos) 9 . Igualmente se designará como jefe
de la Marina a uno de los dos comandantes de la fragata
que primero se sumaron a la Revolución, y le he
recomendado al Presidente de la República que designe
para
jefe
nacional
de la
Policía al
comandante Efigenio Ameijeiras 10 , que ha perdido tres
hermanos, que es uno de los expedicionarios
del ‘Granma’ y uno de los hombres más capacitados del
ejército revolucionario. Ameijeiras está en operaciones en
Guantánamo, pero mañana él llega aquí (aplausos).
“Yo solo pido tiempo para nosotros y para el poder
civil de la República, a fin de ir realizando las cosas a gusto
del pueblo, pero poco a poco11. Solo le pido una cosa al
pueblo, y es que tenga calma (del público le
9
¡¿Cómo?! ¿Acaso no fue el comandante Camilo Cienfuegos el
designado? Una mentirilla más, Fidel…
10
¡Cierto… cierto!
11
De ahí seguramente tomó su hermano Raúl su conocido
slogan de: “Sin prisa, pero sin pausa…”
109
dicen: ‘¡Oriente federal, Oriente capital!’)12. ¡No!, ¡no!, la
República unida siempre y por encima de todas las
cosas. Lo que hay que pedir es justicia para Oriente
(aplausos). En todo, el tiempo es un factor importante. La
Revolución no se podrá hacer en dos días 13 ;
ahora, tengan la seguridad de que la Revolución la
hacemos. Tengan la seguridad de que por primera vez de
verdad la República será enteramente libre y el pueblo
tendrá lo que merece. El poder no ha sido fruto de la
política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de
nuestros compañeros. No hay otro compromiso que con
el pueblo y con la nación cubana. Llega al poder un
hombre sin compromisos con nadie, sino con el pueblo
exclusivamente. El Che Guevara recibió la orden de
avanzar sobre la capital no provisional de la República, y
el comandante Camilo Cienfuegos, jefe de la Columna 2
‘Antonio Maceo’ ha recibido la orden de marchar sobre la
gran Habana y asumir el mando del campamento militar de
‘Columbia’. Se cumplirán, sencillamente, las órdenes del
Presidente de la República y el mandato de la Revolución.
“¡De los excesos que se hayan cometido en La
Habana no se nos culpe a nosotros! Nosotros no
estábamos en La Habana. De los desórdenes ocurridos
en La Habana cúlpese al general Cantillo y a los golpistas
de la madrugada, que creyeron que iban a dominar la
situación allí. En Santiago de Cuba, donde se ha hecho
una verdadera Revolución, ha habido orden completo. En
Santiago de Cuba se han unido el pueblo, los militares y
los revolucionarios, y eso es indestructible. La jefatura del
12
Viejo reclamo de los orientales, cansados de ser la provincia
más heroica, más sacrificada, y la más olvidada, hasta el
presente.
13
Tampoco en 60 años han podido cumplir lo prometido.
110
Gobierno, la jefatura del Ejército y la jefatura de la
Marina estarán en Santiago de Cuba, y sus órdenes serán
de obligatorio cumplimiento a todos los mandos de la
República. Esperamos que todos los militares honorables
acaten estas disposiciones, porque el militar, antes que
nada, está al servicio de la ley y de la autoridad —no de la
autoridad constituida, porque muchas veces está una
autoridad mal constituida—, la autoridad legítimamente
constituida. Ningún militar honorable tiene nada que temer
de la Revolución. Aquí en esta lucha no hay vencidos,
porque solo el pueblo ha sido el vencedor. Ha habido
caídos de un lado y de otro, pero todos nos hemos unido
para darle el apoyo a la Revolución. Nos hemos dado el
abrazo fraternal los militares buenos y los revolucionarios
(aplausos).
“No habrá ya más sangre 14 . Espero que ningún
núcleo haga resistencia, porque aparte de ser una
resistencia inútil y una resistencia que sería aplastada en
pocos instantes, sería una resistencia contra la ley y
contra la República y contra el sentimiento de la nación
cubana. Ha habido que organizar este movimiento de hoy
para que no ocurra otra guerra dentro de seis
meses. ¿Qué pasó cuando el machadato? Pues, que
también un general de Machado dio un golpe y quitó a
Machado, y puso a un Presidente que duró 15 días; y
vinieron los sargentos y dijeron que aquellos oficiales eran
responsables de la dictadura de Machado, y que ellos no
los respetaban. Creció la efervescencia revolucionaria y
14
¿Cómo que no habrá más sangre? Si en la insurrección
murieron 20 mil personas, tras el 1 de enero hasta la fecha han
perdido la vida otros tantos: en la lucha contra alzados, sabotajes
y atentados, intentos de salidas ilegales, invasión a Girón,
intervenciones armadas en Angola y otros países, represión
policial…
111
expulsaron a los oficiales. Ahora no podrá ocurrir así;
ahora estos oficiales tienen el respaldo del pueblo, y tienen
el respaldo de la tropa, y tienen el prestigio que les da el
haberse sumado a un verdadero movimiento
revolucionario. Estos militares serán respetados y
considerados por el pueblo, y no habrá que emplear la
fuerza, ni habrá que andar con fusiles por la calle 15 , ni
metiéndole miedo a nadie, porque el verdadero orden, el
verdadero orden es el que se basa en la libertad, en el
respeto y en la justicia, y no en la fuerza. Desde ahora en
adelante el pueblo será enteramente libre y el pueblo sabe
comportarse debidamente, como lo ha demostrado hoy.
“La paz que nuestra patria necesita se ha logrado.
Santiago de Cuba ha pasado a la libertad sin que hubiera
que derramar sangre. Por eso hay tanta alegría, y por eso
es que los militares que en el día de hoy desoyeron y
desaprobaron el golpe de ‘Columbia’ para sumarse
incondicionalmente a la Revolución, merecen nuestro
reconocimiento, nuestra gratitud y nuestro respeto. Los
institutos armados de la República serán en el futuro
modelos de instituciones, por su capacidad, por su
educación y por su identificación con la causa del
pueblo. Porque los fusiles, de ahora en adelante, solo
estarán siempre al servicio del pueblo. No habrá más
golpes de Estado, no habrá más guerra, porque por eso
nos hemos preocupado, de que no ocurra ahora como
cuando Machado. No habrá privilegios para nadie. El
militar que tenga capacidad y tenga méritos será el que
ascienda, y no el pariente, el amigo, como ha existido
hasta hoy, que no se han respetado los escalafones. Para
15
Cuba es el país más militarizado de América Latina, con
millones de ciudadanos integrados en milicias y capacitados
para ocupar campos y ciudades con un fusil en las manos.
112
los militares se acabará, como se acabará para los
trabajadores, toda esa explotación de contribuciones
obligatorias, que en los obreros es la cuota sindical y en
los militares es el peso para la “Primera Dama”, y los dos
pesos para esto, y los dos pesos para lo otro, y les acaban
con el sueldo.
“Naturalmente, que el pueblo todo lo debe esperar
de nosotros, y lo va a recibir 16. Yo tengo la seguridad de
que tan pronto tome posesión y asuma el mando el
Presidente de la República decretará el restablecimiento
de las garantías y la absoluta libertad de prensa y todos
los derechos individuales en el país; y todos los derechos
sindicales, y todos los derechos y todas las demandas de
nuestros campesinos y de nuestro pueblo en general. No
nos olvidaremos de nuestros campesinos de la Sierra
Maestra y de los de Santiago de Cuba. No nos iremos a
vivir a La Habana olvidados de todos; donde yo quiero vivir
es en la Sierra Maestra17. Por lo menos, en la parte que
me corresponda, por un sentimiento muy profundo de
gratitud, no olvidaré a aquellos campesinos, y tan pronto
tenga un momento libre voy a ver dónde vamos a hacer la
primera Ciudad Escolar, con cabida para 20 mil niños. Y
lo vamos a hacer con la ayuda del pueblo. Los rebeldes
van a trabajar allí. Le vamos a pedir a cada ciudadano un
saco de cemento y una cabilla18. Y yo sé que obtendremos
la ayuda de nuestra ciudadanía. La economía del país se
¡Palabra cumplida!: esperar miseria, explotación, represión…
La mansión de Punto Cero, casa familiar de Fidel, así como
las de los más destacados personajes del castrismo, no está en
la Sierra Maestra, sino en exclusivos repartos residenciales de
La Habana.
18
¡Ya pensaba que las obras para el pueblo tendrían que
construirse solo con el esfuerzo popular y no del Estado!
16
17
113
restablecerá inmediatamente 19 . Cuidaremos las
comunicaciones y ya, desde Jiguaní hasta Palma Soriano
la línea telefónica está restablecida y la vía férrea será
restablecida 20 . Y habrá zafra en todo el país 21 y habrá
buenos salarios, porque yo sé que ese es el propósito del
Presidente de la República. Y habrá buenos precios
porque, precisamente, el miedo a que no hubiera zafra ha
levantado los precios del mercado mundial; y los
campesinos podrán sacar su café; y los ganaderos todavía
podrán vender sus reses gordas en La Habana22, porque
afortunadamente el triunfo ha llegado a tiempo, para que
no haya ruina de ninguna clase.
“No es a mí a quien le corresponde hablar de estas
cosas. Ustedes saben que somos hombres de palabra y
que lo que prometemos lo cumplimos. Y queremos
prometer menos de lo que vamos a cumplir, no más, sino
menos de lo que vamos a cumplir, y hacer más de lo que
ofrezcamos al pueblo de Cuba. No creemos que todos los
problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el
camino está preñado de obstáculos, pero nosotros somos
hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las
19
60 años después la economía cubana sigue maniobrando
para no naufragar, dependiendo del envío de remesas por parte
de los que se fueron, huyendo de la Revolución.
20
La telefonía cubana está entre las más atrasadas del mundo,
y el ferrocarril, el sistema de transporte más económico y
efectivo en una isla larga y estrecha, no es capaz de garantizar
viajes dignos y seguros entre el Occidente y el Oriente.
21
El régimen desmanteló el 50% de los centrales azucareros, y
hoy para entregar a la población una cuota normada de azúcar,
Cuba, otrora su primer exportador en el mundo, tiene que
comprarla a Brasil.
22
Hablar de venta de reses en Cuba es gran ofensa a la
inteligencia humana. Con excepción de los gobernantes, nadie
en la Isla puede consumir ganado vacuno, el tráfico de cuya
carne es sancionado por la ley.
114
grandes dificultades. Podrá estar seguro el pueblo de una
cosa, y es que podemos equivocarnos una y muchas
veces, lo único que no podrá decir jamás de nosotros es
que robamos, que traicionamos, que hicimos negocios
sucios, que usamos el favoritismo, que usamos los
privilegios 23. Y yo sé que el pueblo los errores los perdona,
y lo que no perdona son las sinvergüencerías, y los que
hemos tenido son sinvergüenzas.
“Al asumir como Presidente el magistrado, doctor
Manuel Urrutia Lleó, a partir de ese instante, cuando jure
ante el pueblo la Presidencia de la República, él será la
máxima autoridad de nuestro país. Nadie piense que yo
pretenda ejercer facultades aquí por encima de la
autoridad del Presidente de la República, yo seré el primer
acatador de las órdenes del poder civil de la República, y
el primero en dar el ejemplo 24 . Cumpliremos
sencillamente sus órdenes, y, dentro de las atribuciones
que nos conceda, trataremos de hacer lo más posible por
nuestro pueblo, sin ambiciones, porque afortunadamente
estamos inmunes a las ambiciones y a las vanidades.
“¡Qué mayor gloria que el cariño de nuestro
pueblo! ¡Qué mayor premio que esos millares de brazos
23
En Cuba hace mucho tiempo que la corrupción, los privilegios,
el desvío de recursos en beneficio personal, son males
consentidos. ¿Qué no permitiría, para mantener contentos a sus
acólitos, un Gobierno que promovió el tráfico de drogas con
Pablo Escobar, y luego culpó y fusiló, por semejante negocio
sucio, a un General, Héroe de la República?
24
Si Urrutia se creyó aquello, pronto comprendió su error,
cuando Fidel Castro provocó su renuncia para erigirse en único
y principal mandatario. Y aunque en Cuba hubo seguidamente
otro Presidente, Osvaldo Dorticós, jamás se promulgó su
superioridad jerárquica. Fue un subordinado útil, hasta que
decidió poner fin a su vida con un disparo.
115
que se agitan llenos de esperanza, de fe y de cariño hacia
nosotros! Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad ni
por la ambición, porque como dijo nuestro Apóstol: ‘Toda
la gloria del mundo cabe en un grano de maíz’, y no hay
satisfacción ni premio más grande que cumplir con el
deber como lo hemos estado haciendo hasta hoy, y como
lo haremos siempre. Y en esto no hablo en mi nombre,
hablo en nombre de los miles y miles de combatientes que
han hecho posible la victoria del pueblo. Hablo del
profundo sentimiento de respeto y de devoción hacia
nuestros muertos, que no serán olvidados. Los caídos
tendrán en nosotros los más fieles compañeros. Esta vez
no se podrá decir, como otras, que se ha traicionado la
memoria de los muertos, porque los muertos seguirán
mandando. Físicamente no están aquí Frank País, Josué
País, Pepito Tey, ni tantos otros, pero están moralmente,
están espiritualmente; y solo la satisfacción de saber que
el sacrificio no ha sido vano compensa el inmenso vacío
que dejaron en el camino.
“Pero también quiero aquí repetir lo que dije en ‘La
historia me absolverá’, y es que también velaremos porque
no les falten el sustento, ni la asistencia, ni la educación a
los hijos de los militares que han caído luchando contra
nosotros, porque ellos no tienen culpa de los horrores de
la tiranía. Y seremos generosos con todos porque, repito,
aquí no ha habido vencidos sino vencedores. Serán
castigados solo los criminales de guerra, porque ese es un
deber ineludible con la justicia. Y ese deber puede tener la
seguridad el pueblo que lo cumpliremos. Y cuando haya
justicia, no habrá venganza. Para que el día de mañana no
haya atentados contra nadie tiene que haber justicia
hoy. Como habrá justicia no habrá venganza ni habrá
odio. El odio lo desterraremos de la República, como una
sombra maldita que nos dejó la ambición y la opresión.
116
“Triste es que se hayan escapado los grandes
culpables. No faltan miles de hombres que quieran
perseguirlos, pero nosotros tenemos que respetar las
leyes de otros países. A nosotros nos sería fácil, porque
voluntarios tenemos de sobra para ir a perseguir a esos
delincuentes, y hombres que estén dispuestos a jugarse la
vida. Pero no queremos aparecer como un pueblo que
viole las leyes de los demás pueblos25; las respetaremos
mientras se respeten las nuestras. Es lógico, en primer
término, que los perseguidos políticos de Santo Domingo
tendrán aquí su mejor casa y su mejor asilo. Y los
perseguidos políticos de todas las dictaduras tendrán aquí
su mejor casa y la mayor comprensión, porque nosotros
hemos sido perseguidos políticos. Si Santo Domingo se
convierte en arsenal de la contrarrevolución, si Santo
Domingo se convierte en base de conspiraciones contra la
Revolución cubana, si esos señores se dedican desde allá
a hacer conspiraciones, más vale que se vayan pronto de
Santo Domingo, porque allí no van a estar tampoco muy
seguros. Y no seremos nosotros, es que los dominicanos
han aprendido el ejemplo de Cuba, y las cosas se van a
poner por allí muy serias.
“Vela por el curso y el destino de esta
Revolución la América entera. Toda ella tiene sus ojos
puestos en nosotros. Toda ella nos acompaña con sus
mejores deseos de triunfo. Toda ella nos respaldará en
nuestros momentos difíciles. Esta alegría de hoy no solo
es en Cuba, sino en América entera. Como nosotros nos
25
Cuba organizó acciones armadas en Dominicana, Venezuela,
Argentina, Bolivia, Granada… Dispuso recursos materiales y
humanos al servicio de la insurrección en Latinoamérica y África,
e intervino con grandes tropas en Marruecos, Angola y Etiopía.
Sus servicios de inteligencia vulneraron gobiernos e
instituciones en todo el planeta.
117
hemos alegrado cuando ha caído un dictador en la
América Latina, ellos también se alegran hoy por los
cubanos26.
“Ahora hablará el que quiera, bien o mal, pero
hablará el que quiera. No es como ocurría aquí, que
hablaban ellos solos y hablaban mal. Habrá libertad
absoluta porque para eso se ha hecho la Revolución,
libertad incluso para nuestros enemigos; libertad para que
nos critiquen y nos ataquen a nosotros, que siempre será
un placer saber que nos combaten con la libertad que
hemos ayudado a conquistar para todos. Nunca nos ofenderemos, siempre nos defenderemos y seguiremos solo
una norma: la norma del respeto al derecho y a los
pensamientos de los demás27.
“Voy a terminar (gritos de: “¡no!”). Voy a terminar
por hoy. Bueno, recuerden que tengo que marchar
inmediatamente, es mi obligación, y ustedes llevan
muchas horas parados. Veo tantas banderas blancas,
rojas y negras en los vestidos de nuestras compañeras,
que realmente se nos hace duro abandonar esta tribuna,
donde hemos experimentado, todos los que estamos aquí
presentes, la más grande emoción de nuestras vidas. No
26
Eso fue cierto hasta un determinado momento histórico. Hoy
las corrientes políticas de avanzada en Latinoamérica ven a
Cuba como ejemplo de lo que no se debe hacer, y por eso la
tendencia del llamado Socialismo del Siglo XXI, en
contraposición a la arcaica “dictadura del proletariado”, copiada
por Cuba a Rusia.
27
En su tumba, dentro de una piedra en el cementerio
santiaguero, Fidel Castro seguramente se burlará a carcajadas
de esta promesa: ¿libertad de expresión en un país con
unipartidismo, con una prensa y TV oficiales, una Asamblea
nacional sin oposición política, neutralización total de las voces
discordantes…?
118
podemos menos que recordar a Santiago de Cuba con
entrañable cariño. Las veces que nos reunimos aquí, un
mitin allá en la Alameda, un mitin acá en una avenida, en
Trocha, donde dije un día que si nos arrebataban los
derechos por la fuerza cambiaríamos las escobas por los
fusiles… Y resultó que tuvimos que cambiarlo todo: los
estudiantes sus libros y sus lápices por los fusiles, los
campesinos sus aperos de labranza por el fusil, y todos
tuvimos que cambiarlo todo por el fusil. Afortunadamente,
la tarea de los fusiles ha cesado. Los fusiles se guardarán
donde estén al alcance de los hombres que tendrán el
deber de defender nuestra soberanía y nuestros derechos.
“Pero, cuando nuestro pueblo se vea amenazado
no pelearán solo los 30 mil o 40 mil miembros de las
Fuerzas Armadas, sino pelearán los 300 mil, 400 mil o
500 mil cubanos, hombres y mujeres que aquí pueden
coger las armas. Habrá armas necesarias para que aquí
se arme todo el que quiera combatir cuando llegue la hora
de defender nuestra independencia. Porque está
demostrado que no solo pelean los hombres, sino pelean
las mujeres también en Cuba, y la mejor prueba es el
pelotón ‘Mariana Grajales’, que tanto se distinguió en
numerosos combates. Y las mujeres son tan excelentes
soldados como nuestros mejores soldados hombres
(aplausos). Organizamos las unidades de mujeres, que
demostraron que las mujeres pueden pelear. Y cuando en
un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las
mujeres, ese pueblo es invencible.
“Y esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho
con tanto sacrificio, nuestra Revolución, la Revolución del
pueblo, es ya hermosa e indestructible realidad ¡Cuánto
motivo de fundado orgullo! ¡Cuánto motivo de sincera
alegría y esperanza para todo nuestro pueblo! Yo sé que
119
no es aquí solo en Santiago de Cuba, es desde la punta
de Maisí hasta el cabo de San Antonio. Ardo en
esperanzas de ver al pueblo a lo largo de nuestro recorrido
hacia la capital, porque sé que es la misma esperanza, la
misma fe de un pueblo entero que se ha levantado, que
soportó paciente todos los sacrificios, que no le importó el
hambre, que cuando dimos permiso de tres días para que
se restablecieran las comunicaciones, para que no pasara
hambre, todo el mundo protestó. Es verdad, porque lo que
querían era lograr la victoria costara lo que costara. Y este
pueblo bien merece todo un destino mejor, bien merece
alcanzar la felicidad que no ha logrado en sus 50 años de
República; bien merece convertirse en uno de los primeros
pueblos del mundo, por su inteligencia, su valor, su
espíritu28.
“Nadie puede pensar que hablo demagógicamente,
nadie puede pensar que quiero halagar al pueblo. He
demostrado suficientemente mi fe en el pueblo, porque
cuando vine con 82 hombres a las playas de Cuba, y la
gente decía que nosotros estábamos locos y nos
preguntaban por qué pensábamos ganar la guerra, yo dije:
“porque tenemos al pueblo”. Y cuando fuimos derrotados
la primera vez, y quedamos un puñado de hombres, y
persistimos en la lucha, sabíamos que esta sería una
realidad, porque creíamos en el pueblo. Cuando nos
dispersaron cinco veces en el término de 45 días, y nos
volvimos a reunir y reanudar la lucha, era porque teníamos
fe en el pueblo. Tengo la satisfacción de haber creído
profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles
28
Aparentemente, el merecimiento del pueblo cubano es
escaso, porque esa felicidad y destino mejor que no alcanzaron
en 50 años de República, tampoco los han logrado en 60 de
revolución socialista.
120
inculcado esa fe a mis compañeros. Esa fe, que más que
una fe es una seguridad completa en todos nuestros
hombres. Y esa misma fe que nosotros tenemos en
ustedes es la fe que nosotros queremos que ustedes
tengan en nosotros siempre (aplausos).
“La República no fue libre en el 98 y el sueño de los
mambises se frustró a última hora. La Revolución no se
realizó en el 33 y fue frustrada por los enemigos de
ella. Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a
todos los revolucionarios, tiene a los militares
honorables. ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza,
que esta vez el triunfo está asegurado! Podemos decir con
júbilo que en los cuatro siglos de fundada nuestra nación
por primera vez seremos enteramente libres, y la obra de
los mambises se cumplirá.
“Hace breves días, el 24 de diciembre, me fue
imposible resistir la tentación de ir a visitar a mi madre, a
la que no veía desde hacía varios años. Cuando
regresaba por el camino que cruza a través de los Mangos
de Baraguá, en horas de la noche, un sentimiento de
profunda devoción a los que viajábamos en aquel vehículo
nos hizo detener allí, en aquel lugar donde se levanta el
monumento que conmemora la Protesta de Baraguá y el
inicio de la Invasión. En aquella hora, la presencia en
aquellos sitios, el pensamiento de aquellas proezas de
nuestras guerras de independencia, la idea de que
aquellos hombres hubiesen luchado durante 30 años para
no ver logrados sus sueños, para que la República se
frustrara, y el presentimiento de que muy pronto la
Revolución que ellos soñaron, la patria que ellos soñaron
sería realidad, nos hizo experimentar una de las
sensaciones más emocionantes que puedan concebirse.
Veía revivir a aquellos hombres con sus sacrificios, con
121
aquellos sacrificios que nosotros hemos conocido también
de cerca. Pensaba en sus sueños y sus ilusiones, que eran
los sueños y las ilusiones nuestras, y pensé que esta
generación cubana ha de rendir, y ha rendido ya, el más
fervoroso tributo de reconocimiento y de lealtad a los
héroes de nuestra independencia.
“Los hombres que cayeron en nuestras tres
guerras de independencia juntan hoy su esfuerzo con los
hombres que han caído en esta guerra; y a todos nuestros
muertos en las luchas por la libertad podemos decirles que
por fin ha llegado la hora en que sus sueños se cumplan.
Ha llegado la hora de que al fin ustedes, nuestro pueblo,
nuestro pueblo bueno y noble, nuestro pueblo que es todo
entusiasmo y fe, nuestro pueblo que quiere de gratis, que
confía de gratis, que premia a los hombres con cariño más
allá de todo merecimiento, tendrá lo que necesita. Y solo
aquí me resta decirles, con modestia, con sinceridad, con
profunda emoción, que aquí en nosotros, en sus
combatientes revolucionarios, tendrán siempre servidores
leales, que solo tendrán por divisa servirles. Muchas
gracias29”.
Aquella noche-madrugada, en medio de la multitud
que colmó el santiaguero parque “Céspedes”, yo, un
adolescente de 14 años, me asomé al encanto de la
triunfante Revolución cubana, como quien abre las
páginas de un libro lleno de hazañas maravillosas que
quisiera protagonizar. Sin dudas igualmente ocurrió con
millones de otros cubanitos a lo largo y ancho de la Isla.
Aún no se había inventado el “¡Patria o Muerte…
Venceremos!” con que cerraría sus posteriores discursos.
29
122
Pero, nosotros no fuimos la primera generación de mi
historia…
Esa generación, a la que tocó vivir los primeros 20
años de mi plazo de 60, fue la de mis padres. Como ya dije
antes, gente de pueblo extraordinariamente humilde,
condenados a subsistir en medio de una sociedad
caracterizada por la insolidaridad y la explotación, al igual
que millones de campesinos sin tierra, de jornaleros
vendiendo su sudor por unos pocos centavos, de maestros
sin escuelas, de mujeres forzadas a la prostitución para
poder mantener a sus hijos, de seres humanos jóvenes sin
porvenir, enfrentando la violencia que es el fruto seguro de
la desesperación. Para esa generación, que al triunfo de la
Revolución tenía no más de 40 años de edad, el cambio
social en Cuba fue un verdadero destello de redención.
Esa fue la generación de los redimidos, la que
recibió el efecto directo e inmediato de las primeras
medidas del Gobierno revolucionario, en la aplicación del
denominado “Programa del Moncada”, anunciado por Fidel
en su autodefensa “La historia me absolverá”. Los hechos
más significativos en esa etapa, que enmarco entre el
1959-60 y 1979-80, fueron los siguientes:
Tras los primeros meses de 1959, consumidos en
juicios sumarios y fusilamientos de militares batistianos
comprometidos en abusos y crímenes contra la población,
así como en purgas políticas, incluyendo la renuncia del
presidente Urrutia por diferencias con Fidel Castro, que a
partir de entonces asumió públicamente todo el poder, el
17 de mayo de 1959 se firmó en la Sierra Maestra la
anunciada Ley de Reforma Agraria, que fijó en 30
caballerías (402 hectáreas) el máximo de tierra en poder
de una persona, propinando de tal modo un duro golpe al
latifundismo que reinaba en los campos cubanos, incluso
123
con grandes extensiones en manos de empresas
norteamericanas. La ley dispuso la entrega de tierras a los
campesinos, hasta ese momento condenados a laborar
como aparceros en propiedad ajena, beneficiando a más
de 100 mil familias, constituyendo así la justa retribución
del Gobierno revolucionario al campesinado, que brindó
apoyo decisivo al Ejército rebelde durante la insurrección.
En mayo de 1960 Cuba y la URSS restablecieron
relaciones diplomáticas. En el primer convenio comercial
el Estado soviético se comprometió a vender petróleo a
Cuba a precios preferenciales. Las trasnacionales
estadounidense
se
negaron
a
refinarlo,
y
desde Washington se alzaron amenazas de eliminar la
cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano.
En respuesta, el 28 de junio de ese año el Gobierno
revolucionario intervino la refinería de la empresa
norteamericana Texaco, en Santiago de Cuba, y 3 días
después corrieron igual suerte las instalaciones de la
ESSO y la angloholandesa Shell, en La Habana. Estados
Unidos no demoró en aplicar la anunciada acción contra la
cuota azucarera, lo que provocó que el 5 de julio se
decidiese la nacionalización de bancos y otras empresas y
bienes foráneos en Cuba, por la vía de expropiación
forzosa, garantizando su indemnización. Fue el disparo de
arrancada, para que la ola confiscatoria se extendiese
también a todos los negocios privados, de cualquier
magnitud y sin importar la nacionalidad de sus dueños.
Bajo el slogan de “¡Se ñamaba…!” muchos empleados se
vieron de repente erigidos en administradores de centros
laborales con un único dueño: el Estado revolucionario,
redimidos al ser convertidos de fuerza laboral en fuerza
directriz.
El 28 de septiembre de 1960 se crearon los
Comités de Defensa de la Revolución (CDR), organización
124
de masas con la finalidad de establecer un sistema de
vigilancia revolucionaria a nivel de cada cuadra y zona
rural en todo el país. Jugarían un importante papel
organizativo y de control en múltiples campañas
vinculadas con la educación y la salud, pero sobre todo, en
la detección de actividad enemiga, sirviendo de ojos y
oídos a las instituciones de seguridad del Estado. Con los
CDR se instauró en la sociedad cubana un mecanismo de
suspicacia y desconfianza colectiva, por el cual todo el
mundo se preocupa porque sus acciones y palabras, bajo
control por ese medio, puedan llegar a sitios indeseados.
El 14 de octubre de 1960 fue aprobada la Ley de
Reforma Urbana, con cuya proclamación se cumplió la
última de las promesas de reforma anunciadas en el
“Programa del Moncada”. Se traspasó el fondo completo
de viviendas de alquiler en propiedad a sus
correspondientes habitantes, y los antiguos propietarios
fueron indemnizados por el Estado según el año de
construcción y monto del alquiler de la vivienda perdida, se
decretó la eliminación y prohibición de todos los
gravámenes hipotecarios sobre inmuebles urbanos, se
eliminó la institución legal del alquiler de viviendas, y se
prohibió toda forma de alquiler entre particulares. Tras la
Ley se comenzó a construir viviendas en los campos, para
obreros agrícolas y campesinos organizados en
cooperativas, y otros programas fueron dirigidos a las
ciudades,
surgiendo
centenares
de
nuevos
asentamientos, con decenas de miles de edificios
multifamiliares para las familias más necesitadas, que
pasaron de arrendatarios a propietarios de viviendas con
condiciones adecuadas. Así pudo mi familia abandonar la
casucha de toda su vida en la avenida Trocha, donde
transitó mi infancia y adolescencia, poco después de lo
cual el destartalado inmueble se desplomó.
125
El año 1961 comenzó con el inicio de la gran
Campaña Nacional de Alfabetización, con la cual se
propuso eliminar el analfabetismo de la Isla. Como parte
del “Programa del Moncada”, ya a principios de 1960 se
constituyó el contingente de maestros voluntarios,
integrado por 3 mil jóvenes que realizaron tareas de
alfabetización en las zonas montañosas. Uno de sus
miembros, el maestro negro Conrado Benítez, con sólo 18
años
de
edad,
fue
asesinado
por
bandas
contrarrevolucionarias en el Escambray, serranía del
centro de la Isla. Su nombre sirvió para bautizar, a inicios
de 1961, a la brigada de alfabetizadores conformada por
más de 105 mil jóvenes, en general menores de 18 años
de edad, que debidamente capacitados y equipados con
uniformes, manuales de alfabetización y farol para iluminar
las noches, fueron distribuidos por zonas rurales de todo
el país, conviviendo con la población campesina y
convirtiendo los bohíos en aulas al término de la jornada
laboral. Pese a su corta edad, no estuvieron al margen de
la violencia contrarrevolucionaria, contándose entre sus
víctimas a los jóvenes brigadistas Manuel Ascunce
Domenech y Delfín Sen Cedré.
A mediados de 1961 el ejército alfabetizador,
conformado por aproximadamente 178 mil alfabetizadores
populares, 30 mil brigadistas obreros y 100 mil “Conrado
Benítez” colmó la Isla de aprendizaje y enseñanza, con el
resultado final de la proclamación, el 22 de diciembre, de
Cuba
como Territorio
Libre
de
Analfabetismo,
reduciéndose este mal cultural al 3.9 por ciento, desde un
porcentaje superior al 20 en 1958 . Fue la primera gran
batalla para miles de adolescentes cubanos, incorporados
así en la nueva épica nacional, incluyéndome, con 16 años
de edad.
126
En medio de la campaña de alfabetización ocurrió
la invasión de la Brigada 2506, integrada por exiliados
cubanos en Estados Unidos, organizada, entrenada,
armada y apoyada militarmente por el Gobierno
norteamericano, en un intento por derrocar a la revolución.
Fue el 17 de abril de 1961, luego del bombardeo, el día 15,
a 3 aeropuertos cubanos para intentar destruir su flota
aérea, cuando en la región suroccidental de Ciénaga de
Zapata, tras cinco días de navegación desde
Centroamérica, se produjo el desembarco, en Playa
Girón y Playa Larga, de 1200 hombres, escoltados por
buques de guerra norteamericanos, así como el
lanzamiento de paracaidistas para crear cabezas de playa
al norte del área pantanosa. Su equipamiento era propio
de grandes operaciones militares, con 14 aviones de
transporte C-46 y C-54, 16 bombarderos ligeros B-26, 5
tanques M41, numerosos vehículos, cañones y morteros,
así como 8 barcos y 7 lanchas de desembarco.
La respuesta cubana, donde ya se esperaba la
invasión, fue inmediata, y grandes contingentes de
infantería, artillería y tanques, apoyados por los aviones
que sobrevivieron al ataque del día 15, convirtieron la
región en escenario de cruentos combates. La invasión
acabó en fracaso en menos de 72 horas. Fue aplastada
por las milicias obreras y las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR) de Cuba. Más de un centenar de
soldados invasores murieron y más de mil fueron
capturados, junto al copioso material bélico. La épica de la
revolución, alcanzó dimensiones colosales, proyectando la
imagen del Comandante en Jefe al frente de las
operaciones en el frente de batalla, lo que reforzaría el
culto a su personalidad.
127
Ya antes, el 16 de abril, en el sepelio a las víctimas
por los bombardeos a las bases aéreas, Fidel había
declarado el carácter socialista de la revolución, que dejó
de ser verde olivo para asumir el rojo de la dictadura del
proletariado, según la escuela rusa. "Lo que no pueden
perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí; lo que
no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la
entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de
sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba.
Eso es lo que no pueden perdonarnos: que hayamos
hecho una revolución socialista en las propias narices de
los Estados Unidos, ¡Y que esa revolución socialista la
defenderemos con esos fusiles…! ¡La defenderemos con
el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos
acribillaron a balazos a los aviones agresores!" Proclamó,
y la multitud concentrada en el cementerio de Colón, en La
Habana, apoyó sus palabras alzando los fusiles que
portaban, en espera de la invasión. De tal modo los
miembros de la generación redimida que pelearon en la
Ciénaga de Zapata lo hicieron conscientes de que
defendían un sistema socialista en Cuba.
Y esa decisión fue rotundamente reiterada cuando
18 meses más tarde, en octubre de 1962, esa misma
generación redimida se dispuso a la inmolación en una
conflagración nuclear, apoyando al gobierno durante la
llamada “Crisis de los misiles”, por la respuesta
norteamericana ante la presencia de proyectiles atómicos
soviéticos emplazados en la Isla. El país se puso en pie de
guerra. “Resistiremos el bloque, rechazaremos la
agresión”, convocaba Fidel a todo el pueblo, que se
disponía a defender a la revolución en costas, llanos,
montañas y en cada cuadra. Durante una semana el
pueblo se preparó para una posible invasión del Ejército
norteamericano. Miles de personas dieron su disposición
128
de dar la vida por defender la Patria, que en esta ocasión
estuvo al borde de una guerra nuclear. Los cohetes fueron
finalmente retirados, por acuerdo entre los mandatarios
Kennedy y Krushev, pero la posición inclaudicable de los
cubanos fue expresada en los “Cinco puntos” exigidos por
Fidel, donde se incluía el fin del bloque estadounidense a
la Isla.
La historia del bloqueo norteamericano a Cuba
configura uno de los capítulos más significativos de la
realidad cubana hasta nuestros días. El embargo
comercial,
económico
y
financiero de Estados
Unidos hacia Cuba fue impuesto en octubre de 1960,
como respuesta a las expropiaciones de compañías y
demás propiedades de los ciudadanos estadounidenses
en la Isla. Aunque inicialmente excluía alimentos y
medicinas, en febrero de 1962 las medidas se
endurecieron y las restricciones llegaron a ser casi totales.
Es el más prolongado que se conoce en la historia
moderna. Y a pesar del daño que efectivamente hace en
la gestión económica del sistema socialista cubano, es la
principal excusa del régimen para justificar sus errores,
que han convertido en desastre la vida nacional, de modo
que, tras los primeros logros que beneficiaron a la
generación redimida, se impuso la retórica de “las
dificultades del desarrollo motivadas por el criminal
bloqueo yanqui…”
No es preciso continuar mencionando hechos y
deshechos en los restantes años del período hasta 197980. Por el camino está la creación del Partido Comunista
de Cuba (PCC) en 1965, reafirmación del sistema
unipartidista y totalitario de gobierno, y la presencia de
tropas cubanas en Angola en 1975, momento cumbre en
la política intervencionista del régimen. Y, como colofón,
129
los sucesos de abril de 1980 en la embajada de Perú en
La Habana, donde 10 mil personas se refugiaron en
demanda de asilo político, dándose origen a la llamada
“flotilla de la libertad”, cuando más de 130 mil abandonaron
Cuba desde el puerto de Mariel, en embarcaciones de todo
tipo, magnificando una diáspora que se inició en 1959 y no
se detiene hasta nuestros días, con 2 millones de cubanos
dispersos por el mundo.
Muchos de la generación redimida también optaron
por la escapada, librándose de la manipulación. Pero la
gran mayoría decidió morir en la Isla, fieles a los recuerdos
de consignas que otrora los movilizaron. Encabezando
esta primera generación está lo que se conoce como la
“generación histórica”, formada por quienes participaron
en los hechos trascendentales que configuraron la historia.
En la URSS, son los que proclamaron el triunfo de los
soviets por las calles de San Petersburgo, cabalgaron en
las estepas rusas contra los guardias blancos, o llevaron
la bandera roja con la hoz y el martillo hasta el Reichstag
alemán en Berlín, al término de la Gran Guerra Patria. En
Cuba, la integran quienes asaltaron con escopetas el
cuartel “Moncada”, desembarcaron del yate “Granma” por
Las Coloradas, y llenaron de insurrección armada las
montañas, llanos y ciudades de la Isla. A ellos les
correspondió todo el honor, y también todos los privilegios
otorgados por el triunfo. Unos pocos de la generación
redimida también lograron escalar posiciones de privilegio
dentro del régimen, y conformar esa especie de burguesía
obrera que convive con la dictadura del proletariado.
Mis padres no estuvieron en ese grupo, aunque sí
fueron redimidos. Mi papá pasó a ocupar un puesto de
instructor en una gran fábrica de tabacos, en La Habana,
y mi mamá, sin el agobio de la miseria, pudo dejar de coser
130
pantalones y dedicarse a cuidar a su hijo menor
discapacitado. Ambos transitaron con tranquilidad los
últimos años de sus vidas. Y así, la mayoría de aquellos
seres humanos de la primera generación, ya ancianos, se
empeñaron en sobrevivir en medio de escaseces y
abandono total, dedicados a la venta informal de cualquier
artículo, con lo que compensar una mísera jubilación, inútil
para satisfacer sus necesidades vitales, aunque colmados
de una incomprensible “fidelidad”, resultado de la
mentalidad sumisa que les controló durante años,
ocupando cargos de vigilancia en los CDR de su cuadra y
perteneciendo a núcleos zonales del PCC, desde donde
combatir el “diversionismo ideológico” como amenaza para
la juventud.
Para ellos, la generación de mis padres, esa misma
juventud que habitualmente critican tiene un calificativo:
“los comecandela”. Aunque en ocasiones es mucho menos
educada y decide llamarlos de un modo más descriptivo:
“¡los comemier…!”
131
SEGUNDA GENERACIÓN: LOS FRUSTRADOS,
O EL DESARROLLO DE LAS DIFICULTADES
La segunda generación de mi historia, a la que
pertenezco, creció y se formó bajo la prédica
revolucionaria y el ejemplo de sus padres, al tiempo de
participar en tareas casi heroicas, como la Campaña de
Alfabetización, planes de becas, servicio militar obligatorio,
“zafra de los 10 millones”, misiones internacionalistas,
instrucción militar, movilizaciones agrícolas, microbrigadas
para construir viviendas, desfiles y conmemoraciones,
marchas antiimperialistas… todo bajo el acorde de
discursos y promesas que anunciaban: “¡El presente es de
lucha… el futuro es nuestro!”
Y la prometida visión del futuro guiaba nuestros
pasos; la visión de una nación próspera, hogar de un
pueblo culto y emprendedor, con todas las oportunidades
que la libertad de acción y de opinión puede brindar. Así lo
describían la propaganda oficial y los programas
educativos a todos los niveles, como parte de un
enmascarado plan para crear mentalidad sumisa en la
población, según lo cual éramos continuadores de los
mambises que nunca pretendieron nada para sí, sino para
la forja de una patria libre que dejar en herencia a sus hijos.
Sin dudas, tuvieron éxito. Nos moldearon en la
convicción de la fidelidad y la promesa de que “¡Seremos
como el Che!”, consigna que repiten los pequeños
escolares cubanos al iniciar la jornada diaria, en formación
ante la bandera nacional y el busto de José Martí. Pero se
equivocaron en lo esencial: ignoraron que toda juventud se
parece más a su tiempo que a sus padres, De tal modo mi
generación, a la vez de desandar los caminos ya trillados,
132
estuvimos pendientes de cualquier encrucijada, de una
nueva vía que nos condujera hacia un destino diferente, lo
que en la modernidad es el resultado de las tecnologías
que convierten al planeta en una aldea global.
En mi caso, había participado en la gran Campaña
Nacional de Alfabetización en 1961, como brigadista
“Conrado Benítez”, donde casi pierdo la vida por una
inundación en la zona en que me encontraba, hecho que
oculté a mis padres para que no decidiesen retirarme de
aquella, mi primera misión revolucionaria. Luego obtuve
una beca escolar para estudiar idioma ruso en La Habana,
en 1962, donde tuve una primera experiencia con la
“intelligentsia”. Desde el primer día de clases se nos
presentó una simpática profesora rusa, que de algún modo
nos hizo saber su total ignorancia del idioma español, por
lo que estábamos obligados a aprender ruso rápidamente
para poder comunicarnos con ella. Como método
pedagógico pareció correcto; pero, pronto observé que ella
no dejaba de estar presente en todas las reuniones y
actividades del alumnado, siguiendo atentamente desde el
final del aula los debates y planteamientos juveniles. Más
adelante, cuando en una de las clases “se le escapó” un
comentario que seguramente había escuchado así, tuve la
convicción de que ella sí sabía español, y había estado
espiándonos todo el tiempo, como en un estudio
sociológico sobre el comportamiento de jóvenes cubanos
para fines de formación de mentalidad sumisa, aplicando
un método de la KGB que copiarían las órganos de la
Seguridad del Estado, sobre todo cuando, cierta vez, en
una pared del centro educativo apareció pintado el
mensaje: “¡Cuba será la tumba de Rusia!”, por lo que todos
los alumnos pasamos a ser potenciales opositores.
133
Mis incipientes “méritos revolucionarios” me
llevaron -en 1965, con 20 años de edad- a ser empleado
como redactor en el periódico “Sierra Maestra”, órgano de
la revolución en la provincia de Oriente, iniciándose así
una de las etapas más extraordinarias de mi vida, que me
gusta recordar con crónicas desde el olvido, como la
siguiente…
“Todo acontecimiento muestra dos historias: una
que narra los hechos, y otra que recrea a los personajes.
La historia de hechos es realizada por historiadores, y se
difunde mediante libros de texto. La de personajes es
realizada por escritores, y toma forma a través de las
diversas expresiones de la literatura. La una sólo busca lo
trascendental. La otra se inspira en la cotidianidad
humana…
“Vinculado a mi existencia hay un acontecimiento
que marcó mi juventud, y que históricamente es abordado
como parte de la dinámica social que estremeció a mi
antillano país en la segunda mitad del siglo XX. Es la
historia del periódico ‘Sierra Maestra’, editado dentro de la
contienda revolucionaria que instauró la era Castro en
Cuba. El hecho histórico puede resumirse así: ‘Ante la
creciente desinformación de los medios oficiales del
régimen de Fulgencio Batista, se hacía imprescindible que
el Movimiento 26 de Julio buscara vías alternativas para
llegar con la verdad al pueblo. Es por eso que el 7 de
septiembre de 1957 se funda clandestinamente el
periódico Sierra Maestra para difundir la lucha del
movimiento revolucionario contra la tiranía y la verdad de
lo que reamente ocurría con la gesta revolucionaria’.
“Me propongo tratar aquí el acontecimiento
mediante los personajes, aquellos que coincidieron
conmigo en ese escenario desde los años 60 e inicios de
134
los 70 del pasado siglo, cuando el renovado edificio de la
calle Santa Lucía esquina a San Félix, en el centro de la
ciudad de Santiago de Cuba, albergó al órgano de prensa
de la Revolución en la entonces provincia de Oriente.
Como toda historia basada en figuras humanas, es una
remembranza de nombres y personalidades, convocando
a fantasmas de épocas pasadas, recordadas con agrado,
cuando nuestras manos, mentes y corazones se
enlazaban cada día, y hasta trescientas sesenta y cinco
veces cada año, para parir el fruto creativo que sabíamos
era esperado por la población al amanecer: el matutino
‘Sierra Maestra’; jornadas donde muchos, la mayoría
entonces muy jóvenes y todavía inexpertos, iniciamos el
arduo camino de la creación con la herramienta de la
palabra escrita.
“Siguiendo un orden jerárquico, citaré primero a
quienes tuvieron, en épocas diferentes desde mi
incorporación al medio y hasta mi salida de él, cargos de
Director: Roberto Pavón Tamayo, Heriberto Cardoso
Milanés, Wilfredo Rodríguez Cárdenas, Juan Varela
Pérez, Pedro Ríoseco López Trigo… En todos los casos,
ellos se ocuparon de dirigir un órgano de prensa
absolutamente político con la misión de mantenerlo
adecuadamente ensamblado a la maquinaria del poder,
por lo que sus aportes desde lo profesional son
cuestionables, dejando este encargo en manos de los jefes
de secciones. Por semejante causa brillaron poco los
Subdirectores, permitiéndome citar sólo a dos de ellos:
Eloy Concepción y Sergio Fernández, que en cuanto a
personalidad y relaciones humanas eran como las dos
caras de una moneda: anverso y reverso. Mientras el
Fernández era bonachón y sociable, el Concepción era
prepotente y altanero, ello debido, sin dudas, a que tenían
orígenes muy diferentes.
135
“Los que realmente hacíamos entonces
periodismo en ‘Sierra Maestra’ éramos los encargados de
las secciones de Información y Redacción, los reporteros
y redactores, fotógrafos, ilustradores y fomatistas, que
integraban sus filas. A ellos dedicaré mis remembranzas…
“Mi primer recuerdo es para Carlos Selva Yero,
decano de los periodistas santiagueros, quien fue mi
conductor cuando me inicié en esas lides. Su soberbia
imagen cubierta por canas de sabiduría emitía autoridad y
sapiencia, tanto en las cabinas de la emisora provincial
CMKC como en la redacción del matutino, donde se
encargaba de las notas y comentarios internacionales.
Más modesto en su decir, pero igualmente grande en su
desempeño, era Ernesto Hernández Soler, ocupando su
puesto de redactor y elaborador de titulares para la primera
página, con un obrar metódico y didáctico que le
acompañaría hasta el final de su existencia. Ambos eran
pilares en aquella redacción de mis inicios, junto a quienes
me complace situar al cronista de Santiago, Ramón
Cisneros Jústiz, con su enjundioso tratamiento periodístico
de la trova santiaguera, y a los más jóvenes, pero ya
buenos profesionales, Manet Calzadilla y Alexis Shelton.
“Debo mencionar ahora a los jefes de secciones
que más brillaron en mi contexto: José Fernández Vega
(Pepito) fue el primero en poseer un título universitario de
Periodismo en nuestro medio, como resultado de años de
estudio en la escuela superior del Partido, en La Habana,
cuando aún no existía la carrera en la Universidad de
Oriente. Esto, unido a su capacidad de liderazgo y
dedicación profesional, lo hicieron idóneo para encabezar
la sección de Información, que dirigía a los reporteros y
fotógrafos en la búsqueda diaria de noticias y la realización
de crónicas y reportajes en todos los rincones de la
136
provincia. También controlaba la labor de decenas de
corresponsales en los municipios del entonces gran
territorio oriental.
“Al frente de la sección de Redacción estaba Pedro
Fulleda Bandera, joven con singulares virtudes en lo
literario, que destacaba por su buen dominio idiomático y
rapidez en la escritura, recursos imprescindibles para su
misión de redactar notas y artículos, realizar correcciones
ortográficas y de estilo a todo cuanto se fuera a publicar, y
elaborar la primera página del periódico, su portada
informativa, en jornadas que se extendían hasta avanzada
la madrugada, cada día.
“La sección Internacional estaba entonces a cargo
de un mexicano radicado en Cuba, Juan Manuel López,
con sagaz capacidad para interpretar y resumir la
avalancha de notas llegadas por los teletipos, y elaborar
resúmenes acordes con la línea editorial del órgano de
prensa, contando con el valioso apoyo de su redactor,
Leonel Pérez Moya.
“El mundo de los deportes, que por razones de
espacio en el diario generalmente se reducía a media
página, era el reino de Mario Romaguera Garrido, más
conocido como ‘Berrinche’, por su siempre en guardia
disposición a la polémica cuando algo no le satisfacía o lo
estimaba contrario a su correcto desempeño profesional.
Un verdadero maestro…
“Pero, para hablar de maestros aquí es
imprescindible poner en primer plano a Rolando Castillo
Montoya, uno de los más notables reporteros de la prensa
cubana en nuestros tiempos. Sus frenéticos guiños y
movimientos nerviosos de sus dedos, como incontrolables
manías, delataban una personalidad en tensión, dispuesta
137
a saltar en la búsqueda de lo novedoso, lo que combinaba
con una rica experiencia vivencial que convertía sus
pláticas en valiosas clases de historia. También Ángel Luis
Beltrán, con mayor edad que la mayoría de imberbes
periodistas de nuestro colectivo, fue un inspirador por el
conocimiento de la historia.
“Otro reportero de grandes ligas era Sergio Maturell
Matos, cuya imagen de boxeador y su tenacidad a toda
prueba lo hacían adecuado para las misiones periodísticas
más riesgosas y sacrificadas. Una imagen ruda que
escondía el alma de un ser humano noble y fraternal. En
contraste, también había allí típicos intelectuales. Citaré
dos ejemplos: la doctora Norma Ferro, sapiencia y
circunspección en el tratamiento de temas educativos; y el
licenciado Alejandro Querejeta, especializado en asuntos
culturales, los que compartía con Reyna Vales y Susana
Reyes, muchachas santiagueras destacadas por su
sensualidad en un contexto dominado por varones.
“Como tromba marina en ese ambiente varonil era
la incursión nocturna de René Camacho, cuando buscaba
notas de prensa como corresponsal del principal diario
nacional del país, siempre con ocurrencias y bromas a flor
de piel, que le harían personaje inolvidable.
“En el área de los foto-reporteros contábamos con
uno de los mejores: Luis Arias, cuya voluminosa figura no
le restaba un ápice de agilidad para capturar con sus
cámaras el hecho noticioso. Después vino José de la Paz,
joven dispuesto a seguir el camino del maestro.
“El diseño gráfico y las ilustraciones eran las armas
de Ángel Quintana, nuestro caricaturista estrella y
formatista de las páginas del diario, cuando esto se hacía
a mano y no mediante herramientas informáticas. Su
138
colega Omar Dilú le complementaba con su labor, por la
que se ganó un lugar en el colectivo al margen de su
homosexualidad, que ejercía con ética y sin estridencias.
“También conocimos el dolor por la pérdida de
valiosos compañeros en accidentes. El primero fue Luis
Miranda Ruiz, reportero cuyo ascenso profesional fue
tronchado por una absurda muerte en plena juventud.
Años más tarde corrió igual suerte Manuel Húbert Villar,
cuando ya era reconocida figura del periodismo oriental.
Merecen ser homenajeados con respeto.
“En mi mente conservo el recuerdo de la entrada al
edificio donde radicó el diario, con la escalera que llevaba
a la segunda planta, donde estaban la dirección,
redacción, sala de reporteros, archivos y salón de actos.
Más arriba, en un pequeño tercer piso, se desempeñaba
el personal de administración, cuyo jefe más recordado fue
Juan Caballero, quien cierto día desapareció de nuestro
entorno, para ir a cumplir misiones de inteligencia. En la
planta baja estaban los talleres, presididos por la colosal
mole de la rotativa en que se imprimía el periódico cada
madrugada, las pesadas mesas de los emplanadores, y
los estridentes linotipos que convertían en líneas de plomo
las cuartillas de papel. Y un poco más abajo, el laboratorio
de fotografía y fotograbado. Me gustaba escapar de la
redacción y visitar los talleres, el alma tecnológica de
nuestro medio de prensa, donde compartía con personajes
como el negro Mesa, Vaillant, Bandera, Baquero, Ocaña y
su hijo ‘Ocañita’. Estar allí, en medio del ruido de los
equipos y el olor a plomo fundido, era como escuchar de
muy cerca los latidos del corazón de un ser querido.
“Sí. Porque si algo caracterizaba al ambiente en
nuestro diario de entonces era el ruido: el de los teletipos
y las máquinas de escribir en la redacción, el de las
139
cascadas de moldes metálicos cayendo por las canaletas
de los linotipos, y finalmente, el rugir de la rotativa
haciendo pasar las bobinas de papel por sus cilindros
entintados para dejar al final los ejemplares impresos y
doblados. ¡Es el grato ruido de la fabricación de periódicos
por siempre! Tal vez Ernest Hemingway y Gabriel García
Márquez, que hicieron de esta profesión el origen de sus
talentos literarios, podrían opinar así: ‘El silencio lo
necesitan las musas de la literatura. El periodismo requiere
del ruido de la vida. ¿Cómo puede hacerse periodismo en
medio del silencio tecnológico de las redacciones de
ahora…?’
“Esa pregunta la dejo para mis dos últimos
convidados, Miguel Ángel Gaínza y Joel Mourlot, quienes
se iniciaron en aquellos tiempos, fueron mis alumnos en
cursos de corresponsales -junto a otros inolvidables como
Alberto Rodríguez Fernández, Roger Aguilera Morales y
Joel Lachatagnerais Popa, herederos de la tradición
periodística tunera, forjada por el corresponsal estrella
Rossano Zamora (‘El Gallo’)-, donde aprenderían sobre
géneros periodísticos y los secretos del lead noticioso, y
en la actualidad siguen unidos al medio, como
profesionales de alto nivel y profesores de la disciplina en
la Universidad de Oriente. Por eso, ellos tienen puntos de
comparación, y creo que compartirán la idea de que hacer
periodismo exige un ambiente periodístico, de acción e
interacción dinámica, que el diario de entonces poseía,
además, por estar ubicado en el mismo corazón de la
ciudad, donde era fácil pulsar su ritmo y entrar en contacto
con los ciudadanos.
“Hoy todo es muy diferente. La gran provincia de
Oriente fue dividida en cinco territorios y perdió su
referencia político-administrativa, quedando sólo como un
140
contexto geográfico-cultural: la región oriental. Nuestro
querido periódico dejó de ser diario y se convirtió en
semanario, donde la ‘prosa de prisa’”, como calificó
Nicolás Guillén al periodismo, ahora se realiza con calma,
sin apuros ni tensiones, sin el ruido de teletipos, máquinas
de escribir o linotipos, mediante tecnología digital que
permite equivocarse infinitamente, pues siempre los
programas y aplicaciones pueden subsanar el error. Para
colmo, la ubicación del periódico ya no es el bullicioso y
accesible centro de la ciudad, sino un apartado rincón a su
entrada-salida, donde es difícil llegar hasta para quienes
laboran allí.
“¿Qué se perdió del hecho histórico? Diría que
mucho. Lo que puede ser comprendido por la dinámica
social que impone sus cambios inexorablemente. Pero, lo
que no puede ser aceptado es que se pierda también el
hecho humano, el recuerdo de quienes entregaron durante
años lo mejor de sí para elaborar, día a día, un medio de
prensa escrita que exigió de cada uno total dedicación,
espíritu de sacrificio, superación profesional y muchísimo
amor.
“Muchos de estos personajes ya no están
físicamente aquí, y a no pocos nos vendrá llegando en
corto tiempo la hora final. Es ley de la vida. Pero, mientras
quede alguno con capacidad para recordar se impone el
deber de rescatar, desde el olvido, aquellas jornadas y
acompañamientos que nos permitieron forjarnos como
periodistas, para siempre…”
Este nuevo período de 20 años, el de la segunda
generación, se extiende aproximadamente entre 19791980 y 1999-2000, etapa en que ocurrieron
acontecimientos trascendentales que marcarían no sólo el
141
destino de Cuba, sino de toda la Humanidad, con el inicio
del Tercer Milenio. Procuraré resumirlos a continuación…
La década del 80 fue la más próspera para el
modelo de sociedad y economía socialista emprendido en
la Cuba revolucionaria. Pero no gracias a eficiencia en la
administración empresarial del régimen, como único dueño
de todos los centros de producción, transporte,
comunicación y servicios, de cualquier importancia y
dimensión, en el territorio nacional. Fue debido al continuo
e indetenible flujo de recursos financieros, materiales y
militares con que la URSS apuntaló durante décadas al
país antillano, que, a 90 millas en el traspatio de Estados
Unidos, era la joya de la corona para el imperialismo
soviético en su tenaz rivalidad contra el norteamericano.
Cuba era miembro del CAME (Consejo de Ayuda
Mutua Económica), organismo de cooperación entre
países con regímenes comunistas, en torno a la URSS,
para fomentar las relaciones comerciales y promover la
división internacional del trabajo entre ellos, argumento por
el cual a la Isla le tocó el desfavorable papel de
suministrador de productos agrícolas y materias primas,
con lo que el empeño de industrialización del país quedó
relegado. Así que, si bien la pertenencia a la institución
benefició a Cuba en cuanto a fuentes seguras para la
adquisición de productos en diversas ramas con precios
convenientes y vías de intercambio, la perjudicó
definitivamente al hacer depender su economía de una
entidad transnacional, desestimulando su propio
desarrollo, con efectos devastadores años más tarde.
Un panorama de aquellos años ‘80 nos muestra
Luis Cino, en esta crónica publicada en agosto de 2014 en
la web CUBANET:
142
“Continuamente escucho a compatriotas que
idealizan la década del 80. Particularmente a comunistas
que se desmerengaron por hambre en el Periodo Especial
y a los que ahora les aletea el corazón gracias al zarévich
Putin. Añoran los tiempos de las becas en Kiev, Kirguizia
o Uzbekistán; los contratos del CAME para trabajar como
semiesclavos en Checoslovaquia o Alemania Oriental; los
relojes Poljot, los radios VEF y Selena, los televisores
Krim, las lavadoras Aurika, los tocadiscos Akkord y
Melodyia, los autos Moskvich para los autorizados a
comprarlos, el vodka Stolishnaya, los viajes a la URSS
como premios del programa de TV ‘9550’, las latas de
carne rusa y coles rellenas búlgaras, con bastante apio 30…
“También echan de menos los mercados
paralelos, los juguetes básicos, no básicos y dirigidos por
la libreta de la tienda, la carne de res que venía a la
carnicería cada nueve días por la libreta de
abastecimiento, la cerveza a 60 centavos, la tienda del
Palacio de los Matrimonios, la vuelta turística a Cuba por
250 pesos, o viajar a los países socialistas por 1500, los
zapatos plásticos, las camisas Yumurí, los pantalones
Jiquí, las revistas Sputnik y Novedades de Moscú, el
perfume Moscú Rojo…
“¿Nos conformábamos entonces con tan poco y tan
malo? ¿O es que las existencias de menesterosos que
llevamos hoy nos hacen caer en las trampas de la
memoria?
30
¡Un maravilloso país tropical, donde todo se da todo el año,
obligado a importar vegetales enlatados gracias a su
dependencia del CAME, mientras sus campos se llenaban de
marabú!
143
“Hoy que la revolución se vuelve borraja disuelta en
el agua de sentina del capitalismo mercantilistatimbirichero de Estado y con lineamientos, resulta patético
sentir nostalgias anticipadas por las supuestas bondades
de un sistema que no era ni siquiera regular. Solo que
parecía menos malo, porque procuraba guardar la forma y
que no fuera tan evidente la brecha entre los discursos y
la realidad. Ahora ni eso… Son pasmosos esos
nostálgicos que lloran los años ‘80 como un paraíso
perdido, y no recuerdan que entonces, aunque no existía
la dualidad monetaria, tampoco alcanzaba para mucho el
salario, la tenencia de dólares era un delito que se pagaba
con años de cárcel, al igual que entrar en tratos con
extranjeros para que te compraran algo en el diplomercado.
“La Universidad era sólo para revolucionarios,
y centenares de cubanos morían o quedaban mutilados en
Angola para mayor gloria de los jefazos, que jugaban a la
guerra por control remoto desde su bunker habanero. No
se enteraron esos nostálgicos que se violaban los
derechos humanos y que las cárceles, en condiciones aún
más dantescas que hoy –lo que es mucho decir- estaban
llenas de presos políticos. Muchos intelectuales
desmemoriados dicen echar de menos la activa vida
cultural de los ‘80, los muchos eventos, los debates en el
plano artístico que se distanciaban de la política cultural
del Estado. Olvidaron la suspicacia paranoica del régimen
en aquellos años contra los creadores, a los que no les
valió de mucho el empleo de un diluvio de símbolos,
símiles y metáforas. ¿Acaso ya nadie recuerda las
exposiciones clausuradas y cómo terminó Arte Calle? ¿La
brutal agresión de agentes del MININT mal disfrazados de
civiles contra un grupo de intelectuales, entre los que se
encontraba la poetisa Carilda Oliver, reunidos para una
144
lectura de poemas en la Librería El Pensamiento, en
Matanzas, en 1988? ¿Los papeles que le hicieron tragar a
la poetisa María Elena Cruz Varela antes de bajarla a
rastras por la escalera del edificio donde vivía en Alamar,
para llevársela detenida? ¿Las arremetidas policiales
contra freakies y rockeros? ¿Las brigadas de respuesta
rápida que vigilaban a los asistentes a los cines en que se
proyectaba ‘Alicia en el pueblo de Maravillas’, aquella
película de Daniel Díaz Torres que asustó tanto al régimen,
que faltó poco para que disolvieran el ICAIC?
“Si aquel hubiera sido un tiempo idílico, la
embajada de Perú en La Habana no se hubiera repletado
–hasta el tejado y la copa de los árboles- en solo horas, de
personas que huían del Edén revolucionario, ni varios
millares se hubieran ido por el Mariel en cuatro meses,
declarándose gusanos, putas, maricones, delincuentes,
antisociales, en fin, escoria y cualquier otra cosa que les
exigiesen que se declararan. Todo con tal de escapar. Y
eso, a pesar de la barbarie desatada por las turbas
azuzadas por el régimen. ¿Fue feliz una década que se
inició con los fascistoides mítines de repudio del verano de
1980 y concluyó con las purgas en el MININT, los juicios
estalinistas y los fusilamientos de la Causa Uno de junio
de 1989?
“Se me antoja jugar con el tiempo histórico, y estirar
o contraer la década, como si fuera el fuelle de un
melancólico acordeón —ruso, ¡faltaba más!– , pero no hay
modo: la década empezó mal y terminó peor, donde quiera
que ubiquemos su final. Así, se pudiese extender hasta
1991, cuando el fin del subsidio soviético lanzó a Cuba de
cabeza a la peor crisis de su historia. O acortarla y situar
su final en 1987, cuando el Comandante emprendió el
camino diametralmente opuesto a la perestroika en un
145
llamado ‘proceso de rectificación de errores y tendencias
negativas’.
“Luego que el máximo líder anunció, para
desconcierto de todos: ‘¡Ahora sí vamos a construir el
socialismo!’31, empezaron a vaciarse los mostradores de
las tiendas y los mercados, los salarios alcanzaron
menos, porque les aumentaron las normas a los que
trabajaban ‘vinculados’ y ‘por ajuste’, y la policía la
emprendió contra los ‘macetas’, los ‘merolicos’, los
artesanos de la Plaza de la Catedral y los ‘bandidos de Río
Frío’ de los mercados campesinos… Discúlpenme si
abuso de los términos, palabrejas y motes fidelistas de la
época, pero, ya que estamos nostálgicos…
“También pudiese ubicar el final de la década en
marzo de 1990, con el llamamiento del general Raúl Castro
al IV Congreso del Partido Comunista, o más bien, en
octubre de 1991, cuando dicho congreso, que fue
justamente lo contrario de lo que se esperaba, defraudó
todas las expectativas de sensatez. Luego fue el Periodo
especial, que como nunca lo han dado oficialmente por
terminado, se entronca con el actual desbarajuste. A
menudo oigo a muchos fidelistas convencidos quejarse de
todo lo que no pudo ser, y culpar al ‘bloqueo yanqui’, a ‘los
errores de los camaradas soviéticos’, a Gorbachov, a los
corruptos… Es muy duro dar el brazo a torcer y reconocer
que la vida entera se les fue, siguiéndole la rima a un
disparate. Todo lo que no ha sido es resultante de lo que
fue y del modo en que fue. También en los ‘80
31
Y, ¿qué carajo habíamos estado haciendo hasta
entonces…?
146
nunca escampó. Y aquellas aguas trajeron este lodazal,
en que hoy nos revolcamos”.
Para los de la primera generación, los redimidos,
dar el brazo a torcer es impensable, Ellos seguirán
culpando de la crisis nacional al bloqueo yanqui,
desconociendo que durante décadas la inagotable ayuda
soviética pudo permitir el desarrollo inteligente del país,
pese al bloqueo, si no se hubiese caído en la trampa del
CAME, o no se hubiesen dedicado cuantiosos recursos a
exportar la revolución, además de una creciente
corrupción en las esferas del poder. Pero, para los de la
segunda, la mía, el tiempo de las reflexiones estaba
llegando. Pese a que el régimen procuró, como parte de la
creación de mentalidad sumisa, mantener a la población
alejada de las nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones, privándola de Internet y de canales
internacionales de TV con que se pudiese asomar, como
por una rendija, a otras realidades, los viajes incluso a
países socialistas, ya en el auge de la perestroika rusa, y
diversas formas de intercambio profesional, fueron
teniendo un efecto indeseado: el avestruz, decidida a no
enterrar más su cabeza en la arena, agitó sus cortas alas
para lograr el milagro de volar y ver al mundo desde las
alturas…
Un acontecimiento dramático y sensacional
cerraría la década del 80, llenando de incertidumbre a la
población, así como a los incondicionales de la Revolución
cubana en todo el mundo: la Causa Uno por el delito de
narcotráfico. Quienes han visto la serie colombiana “Pablo
Escobar, el patrón del mal”, recordarán los capítulos donde
el “Cartel de Medellín” estableció vínculos con las máximas
autoridades cubanas para propiciar la entrada de cocaína
a Estados Unidos, acusación siempre calificada como
“mito contrarrevolucionario para desacreditar a la
147
Revolución”. Pero, de repente, los medios de
comunicación en Cuba anunciaron la detención y
enjuiciamiento del general Arnaldo Ochoa, que ostentaba
el título de “Héroe de la República” por sus exitosas
campañas militares en Angola y Etiopía, así como de otros
altos oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias
(FAR) y el Ministerio del Interior (MININT), acusados
precisamente de lo ya denunciado por la serie televisiva.
Pedro Schwarze publicó, el 27 de noviembre de
2016 en la página web “La Tercera”, el artículo “La Causa
Número Uno, los fusilamientos que barrieron con la
perestroika en Cuba”…
“El 13 de julio de 1989, en un potrero cerca de la
base aérea, al oeste de La Habana, un pelotón de 6
hombres puso fin a un proceso con el que el gobierno de
Fidel Castro hacía frente a un tiempo de cambios e
inestabilidad donde se mezclan elementos como el
narcotráfico, la perestroika soviética, los vientos de
reforma política y el derrumbe de los regímenes
comunistas de los países de Europa del Este. Ese día,
poco antes de las 2 de la madrugada, eran fusilados 4
militares cubanos, algunos de ellos de destacada y
reconocida trayectoria, como consecuencia de la llamada
Causa Número Uno.
“El
general
de
las
Fuerzas
Armadas
Revolucionarias (FAR) cubanas Arnaldo Ochoa, el coronel
del Ministerio del Interior (MININT) Antonio de la Guardia,
el mayor del MININT Amado Padrón, y el capitán de las
FAR Jorge Martínez, fueron ejecutados como
responsables de una supuesta operación de narcotráfico
con el Cartel de Medellín. El proceso impactó a la isla, ya
que el juicio sumario contra Ochoa y otros 13 acusados fue
televisado. Y la pena capital a la que fueron condenados
148
estos 4 militares fue confirmada por el Consejo de Estado
cubano, que presidía Fidel Castro.
“Junto con Bahía de Cochinos (1961) y la Crisis de
los Misiles (1962), sin duda este caso fue uno de los puntos
de inflexión a los que se vio sometida la revolución cubana
en los años que estuvo liderada por Fidel Castro, y de
alguna manera le permitió resistir al período que estaba
por venir: el fin de la Unión Soviética y de la ayuda que
provenía de esa potencia, y el comienzo del tiempo de la
escasez en el Período Especial.
“En la Causa Número 1 se ventilaron delitos como
alta traición a la patria, tráfico ilegal de cocaína, diamantes
y marfil, y utilización del espacio aéreo, el suelo y las aguas
cubanas para actividades de narcotráfico. Las
acusaciones contra estos militares y el hecho de que las
supuestas operaciones de narcotráfico fueron realizadas
sin la venia de la cúpula del poder han sido puestas en
duda en repetidas ocasiones.
“Según unas versiones, Fidel y Raúl Castro optaron
por este juicio y por el fusilamiento para evitar que el
gobierno estadounidense de George H. Bush, tras detectar
operaciones de narcotráfico entre oficiales cubanos y el
cartel que encabezaba el narco colombiano Pablo
Escobar, acusara internacionalmente al gobierno cubano
de estar implicado en esos negocios ilícitos.
“También se ha asegurado que Arnaldo Ochoa,
entonces uno de los generales más condecorados, que fue
nombrado "Héroe de la República de Cuba" y que formaba
parte del Comité Central del PC de Cuba, había ganado
demasiado protagonismo y admiración en la isla por sus
exitosas campañas militares y por su genio estratégico en
149
las guerras de Ogadén y Angola. Pero por más que
hubiesen pasado los años y Fidel ya no fuera el dirigente
juvenil de los 60, era muy difícil que Ochoa hubiese sido
tan popular (en un país donde los medios están
controlados y actúan a favor del máximo líder) para que
pudiese ser una amenaza para el liderazgo de los Castro.
“Pero no es posible obviar el momento
internacional en que se produjo y el proceso que se llevó
a cabo a continuación: la Causa Número Dos, que condujo
al desmantelamiento del poderoso Ministerio del Interior
cubano, que respondía a Fidel, y su sometimiento al poder
de Raúl Castro, el más alto General de las FAR.
“Aquí es donde entra a jugar la posible aparición de
los llamados "perestroikos", es decir, los dirigentes y
militares cubanos influidos por el proceso de reformas
soviético que había impulsado Mijail Gorbachov. No por
nada, la Causa Número Uno se produce pocos meses
después de la visita del entonces líder de la URSS a la isla,
en abril de 1989. Y algunos analistas sostienen que en el
MININT abundaban los partidarios de abogar por una
perestroika a la cubana.
“De hecho, 10 días antes de la llegada de
Gorbachov a Cuba, y pese al reconocido rechazo de Fidel
Castro al proceso de reformas soviética, el entonces
ministro del Interior, José Abrantes, declaró que ‘no hay
duda de que estamos en presencia de cambios’, y advirtió
que ‘no se pueden cerrar los ojos ante estos cambios’.
“De acuerdo a esta versión, la Causa Número Uno,
y luego la Número Dos, fueron más bien acciones para
acallar las voces que alentaban las reformas en la isla,
para lo cual no se iba a tener consideraciones, y como
150
ejemplo de ello fueron los fusilamientos de Arnaldo Ochoa
y Antonio de la Guardia, y las altas condenas al propio
Abrantes (quien murió en prisión en 1991) y el general
Patricio de la Guardia. Lo cierto es que luego de estos
procesos, Fidel eliminó cualquier posible disidencia, que le
permitió resistir a la más grave de las crisis económicas
que golpeó a la Revolución cubana”.
La gran pregunta sin respuesta que dejaron los
hechos de la Causa Uno es: ¿cómo en un país donde no
es posible mover un saco de cemento, o un tractor, o
cualquier cosa, sin la autorización de Fidel Castro por la
inmensa concentración del poder, un militar del máximo
rango, educado en la más férrea disciplina y respeto al
mando superior, iba a realizar contactos y negociaciones
con narcotraficantes internacionales sin estar autorizado
por sus jefes, en este caso, el Ministro de las FAR y el
Comandante en Jefe? ¡Es inconcebible y seguramente así
no ocurrió! Lo que seguramente ocurrió fue que,
autorizado para llevar a cabo la comprometida misión,
fuese advertido de que, si quedase en evidencia cargaría
con toda la responsabilidad, recibiendo, a cambio de su
silencio, la seguridad de que sería duramente sancionado,
mas no con la pena de muerte. Como se sabe, tal promesa
no se cumplió, pero el general Ochoa dio muestras de
absoluta fidelidad y hombría, al extremo de aceptar pagar
su falta con la vida. La impoluta imagen de honestidad del
régimen sufrió un golpe demoledor, que marcó
definitivamente a mi generación.
Pero, el hecho más trascendental en la etapa, que
representaría un “antes” y un “después” en la historia
contemporánea del mundo, tuvo lugar con la
desintegración de la Unión Soviética y el campo socialista
europeo…
151
Los últimos años de la década del ’80 en la URSS
estuvieron caracterizados por la agudización de problemas
económico-sociales debidos a la prolongada política de
centralización estatal correspondiente a la dictadura del
proletariado. El entonces Secretario general del Partido
Comunista (PCUS), Mijail Gorbachov, miembro de la
segunda generación que había desplazado a la primera
–la de la gerontocracia soviética formada por Krushev,
Brezhnev, Andropov, Chernenko…- inició un proceso de
apertura política y comunicacional, conocido como glasnot,
así como en lo económico-social, o perestroika, con lo que
se puso fin a la prohibición de partidos políticos opositores,
entre otras limitaciones al ejercicio de la libertad.
Los nuevos vientos que soplaban desde la
paradigmática nación del socialismo real eran precursores
de tormenta para la dirigencia política cubana, aferrada al
modelo de dictadura del proletariado con partido único,
sobre todo cuando el 2 de abril de 1989 el mandatario
soviético visitó La Habana, con la evidente intención de
promover su nueva concepción política. Pero, para dejar
sentada la postura oficial, Fidel Castro resumió que un
proceso como la perestroika no era posible en un país
situado a 90 millas de EE UU. “Cuba está más amenazada
por el capitalismo que los demás países socialistas”,
declaró. Disidentes políticos cubanos aprovecharon la
ocasión para entregar a Gorbachov una solicitud de retirar
el apoyo a Castro, a la vez de elogiarlo como “uno de los
grandes reformadores sociales de nuestro tiempo”, y
afirmar que “la inmensa mayoría del pueblo cubano
también desea cambios democráticos”.
En sesión solemne de la Asamblea Nacional
cubana el 4 de abril, con la presencia del mandatario
soviético, Fidel Castro dio la bienvenida al visitante, con un
152
discurso que es imperdible muestra de demagogia y
manipulación de la realidad, por lo que me permito
reproducir el siguiente fragmento…
“Hay un tercer punto relacionado con esta visita a
nuestro país y con la actividad del compañero Gorbachov.
Me refiero a sus esfuerzos denodados por hacer avanzar
el socialismo en su país, por impulsar, desarrollar y
perfeccionar el socialismo en su país; aplicando el enorme
potencial científico-técnico que ha acumulado la Unión
Soviética, superando atrasos tecnológicos, superando
dificultades en el campo económico. Dificultades que,
desde luego, en cierto sentido, son relativas, porque es un
país que ha avanzado enormemente, que ha llevado al
pueblo inmensos beneficios; pero que, desde luego, si se
aplican los recursos naturales y los recursos humanos de
ese país, podrían alcanzar niveles mucho más altos. El
compañero Gorbachov se esfuerza librando una batalla
dura, una batalla compleja, una batalla difícil en esta
dirección. Creo que nosotros lo podemos comprender
perfectamente, a partir de nuestra propia experiencia, a
partir de los esfuerzos que realizamos por perfeccionar la
obra de la Revolución para hacer más eficiente nuestro
trabajo, para superar dificultades y para superar errores.
“En muchos sitios en el mundo y entre muchas
personalidades políticas, podríamos decir también que
entre nuestros amigos periodistas, se han elaborado todo
tipo de teorías y especulaciones en relación con la visita
del compañero Gorbachov a Cuba, y yo no veo de dónde
podían surgir esas crisis de relaciones entre la URSS y
Cuba de que hablan, o esas desavenencias entre el
compañero Gorbachov y yo. A mí me parece que son
ilusiones que se hace alguna gente, puesto que en la
política internacional nosotros no tenemos ningún tipo de
153
diferencia o desavenencia con la Unión Soviética, y, en
cuanto a lo que cada cual hace en su país, nosotros no
tenemos ni hay razón para tener ningún tipo de
desavenencia con la Unión Soviética.
“Es que los que se imaginan que tales
desavenencias pudieran surgir parten de conceptos
absolutamente erróneos, de conceptos absolutamente
equivocados; parten del análisis simplista de la forma en
que en la Unión Soviética llevan a cabo su proceso de
reestructuración y de la forma en que nosotros llevamos a
cabo lo que hemos dado en llamar nuestro proceso de
rectificación, y la esencia de la cuestión es que ambos
países, ambos partidos, parten de los mismos principios:
de los principios de la aplicación del marxismo-leninismo a
las condiciones concretas de cada país.
“¿Y cómo se puede suponer que las medidas
aplicables en la URSS sean exactamente las medidas
aplicables en Cuba o viceversa? ¿Cómo se puede suponer
que dos países que tienen una enorme diferencia en
extensión, en población, dos países que tienen historias
muy distintas, culturas distintas, dos países que han tenido
problemas distintos, tengan que aplicar exactamente las
mismas fórmulas para la solución de los problemas, para
la solución de diferentes problemas? Bastaría citar algunos
ejemplos: en primer lugar, la revolución soviética lleva más
de 70 años; la Revolución Cubana acaba de cumplir 30
años.
“Todas las revoluciones han tenido problemas
serios, y los que tienen un poco de cultura política, y los
que han analizado la historia de las revoluciones,
empezando por la Revolución Francesa, saben, conocen
todos los tipos de problemas que tuvieron lugar y los
154
errores que cometieron aquellos revolucionarios. No tiene
nada de extraordinario que cualquier proceso
revolucionario cometa errores. Desde ese punto de vista,
es incuestionable que ocurrieron errores en el proceso
revolucionario de la Unión Soviética, según los criterios de
los propios soviéticos; pero nosotros no tuvimos algunos
tipos de fenómenos que ocurrieron en la Unión Soviética
en la época de Stalin. Realmente —como he dicho otras
veces— nosotros no hemos tenido ese tipo de problemas
asociados con aquella personalidad de la historia
soviética, a no ser que me consideren a mí —como he
dicho en algunas ocasiones— una especie de Stalin, y, en
ese caso, yo diría que todas mis víctimas gozan en nuestro
país de excelente salud.
“Nosotros no tuvimos los problemas de la
colectivización forzosa; no ocurrió nada parecido en este
país. Todavía nos quedan 650 mil hectáreas en manos de
71 mil propietarios individuales de tierra, a los que la
Revolución les dio la tierra, liberándolos de pago de renta,
de aparcería, etcétera; y les hemos dicho que pueden
estar toda la vida, todo el tiempo que quieran, ¡cien años
si quieren!, como propietarios individuales. Cuando
hicimos la segunda Ley de Reforma Agraria se proclamó
eso —de esto hace más de 25 años—, y ese principio se
ha cumplido al pie de la letra. Nosotros tenemos tres
formas de explotación de la tierra: la primera, y la más
importante, es la de las empresas estatales, sobre las
cuales recae el peso de las producciones fundamentales
en nuestro país, de producciones industriales y de
producciones alimenticias. En segundo término, las
cooperativas de producción agropecuaria, y, en tercer
lugar, los propietarios individuales de la tierra.
155
“Son problemas diferentes. Nosotros hicimos la
Reforma Agraria de un modo diferente: no repartimos la
tierra, mantuvimos las grandes extensiones como
unidades productivas —como yo he explicado al
compañero Gorbachov y a los compañeros soviéticos-. Si
nosotros hubiéramos repartido la tierra en pedacitos
habríamos acabado con la producción cañera de este país,
y la producción cañera, por el contrario, ha crecido
considerablemente desde el triunfo de la Revolución.
Nosotros no tendríamos forma, en ese caso, de aplicar las
grandes combinadas de caña y otros medios que hemos
construido con la colaboración de la Unión Soviética. Son
problemas diferentes. ¿No parece verdaderamente
absurdo pretender —como hacen algunas personas en el
extranjero— que nosotros apliquemos a un país de 10
millones de habitantes las fórmulas que hay que aplicar en
un país de 285 millones de habitantes, o que a un país de
110 mil kilómetros cuadrados apliquemos las fórmulas
para la construcción del socialismo que tiene que aplicar
un país de 22 millones de kilómetros cuadrados?
Cualquiera comprende que es un absurdo, cualquiera
comprende que es una locura, como sería una locura
pretender que nuestras fórmulas fuesen aplicables a un
país gigantesco, como es la Unión Soviética.
“Aquí casi nos vemos uno al otro todos los días, y
aquel es un país enorme, que cuando amanece en un
lugar está casi oscureciendo en el otro. Por lo tanto, es
arbitrario, es caprichoso, es absurdo y cualquiera
comprende que cada país tiene que aplicar sus propias
fórmulas en la construcción del socialismo, y creo que uno
de los grandes méritos políticos del compañero Gorbachov
es su defensa del principio irrestricto de que cada país
aplique las fórmulas para la construcción del socialismo,
que se adapten a las condiciones de ese país. Lejos de ser
156
un motivo de diferencia es un motivo de concordancia, es
un motivo de acuerdo. Todos recordamos los problemas
que tenía el movimiento revolucionario y el movimiento
socialista cuando pretendía analizar y juzgar lo que un país
socialista hacía dentro de su frontera. Eso trajo muchos
problemas, y problemas serios. Hoy cada país socialista
trata de perfeccionar el socialismo a partir de sus
interpretaciones de las ideas del marxismo-leninismo;
cada país trata de aplicar sus propias formas y sus propias
fórmulas, y el compañero Gorbachov ha sido abanderado
de esos principios. Es que cada país socialista es como un
laboratorio que está experimentando cómo llevar a cabo
sus objetivos políticos, económicos y sociales, y no puede
ser de otra forma.
“Hay algo más, si un país socialista quiere construir
el capitalismo tenemos que respetar su derecho a construir
el capitalismo, no podemos interferirlo, del mismo modo
que exigimos que nadie tiene derecho a interferir la
decisión soberana de cualquier país capitalista o semicapitalista del mundo desarrollado o del mundo
subdesarrollado, de construir el socialismo. De manera
que el principio de respeto irrestricto a la voluntad
soberana de cada pueblo y de cada país es una regla de
oro de los principios del marxismo-leninismo.
“Nuestras relaciones en todos los campos marchan
excelentemente bien y, desde luego, no es posible en una
ocasión como esta dejar de recordar la enorme
colaboración que hemos recibido de la Unión Soviética a
lo largo de estos 30 años, puesto que la colaboración
soviética surgió, prácticamente, con los inicios de la
Revolución. Nos sentimos orgullosos de muchas cosas, de
nuestros niveles de educación que están por encima de
cualquier otro país del Tercer Mundo; de nuestros niveles
157
de salud que están por encima de cualquier otro país del
Tercer Mundo, incluso, por encima de numerosos países
desarrollados. Nos sentimos orgullosos de la
mecanización de nuestra agricultura, de que hoy 70 mil
macheteros sea el máximo que necesita el país para hacer
una zafra, cuando en el año 1970 necesitábamos 350 mil,
lo que da una idea de cómo se ha elevado la productividad
en nuestros campos. Nos sentimos orgullosos de que
nuestros cultivos estén mecanizados, la preparación de la
tierra, del transporte; de que un gran número de
actividades, que antes significaban enormes sacrificios
para nuestro pueblo y para nuestros trabajadores, hoy
estén mecanizadas, humanizándose el trabajo de una
forma extraordinaria.
“Nos sentimos orgullosos de nuestro desarrollo
científico, de nuestros desarrollos industriales, de nuestros
desarrollos en todos los campos, y digo aquí con toda
honestidad, lo digo una vez más, que aunque considero
que nuestro pueblo habría sido capaz de todos los
sacrificios para defender la Revolución, la habría
mantenido y la habría defendido, no habríamos alcanzado
estos éxitos, de los cuales se enorgullece nuestro pueblo,
sin la generosa, sostenida y firme colaboración de la Unión
Soviética. No he mencionado lo que significó para nuestro
país la solidaridad soviética en el campo de los suministros
de equipos para nuestra defensa. No tendríamos la
seguridad que tenemos hoy, no habríamos podido
defender con la eficiencia que hemos defendido nuestra
Revolución, y quién sabe el precio que habría tenido que
pagar nuestro país, si cuando la invasión mercenaria de
Girón no hubiésemos tenido armas, que las habíamos
recibido, precisamente, de la Unión Soviética y de
Checoslovaquia. Si hoy disponemos de un nivel de
seguridad, de confianza, de capacidad de combatir por
158
nuestra justa causa, por nuestra libertad, por nuestra
independencia, fue también porque recibimos esa ayuda
generosa de la Unión Soviética. ¿De dónde habríamos
sacado nosotros recursos para reunir los equipos militares
con los cuales hemos tenido que enfrentarnos al más
poderoso imperio de la historia de la humanidad? Por eso
nuestra gratitud hacia el pueblo soviético, hacia el Partido
Comunista de la Unión Soviética y a la dirección de la
Unión Soviética, que hoy encabeza brillantemente el
compañero Gorbachov, será eterna, y lo menos que
podemos expresar en este día, desde lo más profundo de
nuestros corazones, es nuestro deseo de éxito al
compañero Gorbachov, al Partido Comunista y al pueblo
soviético, porque ese éxito no solo lo deseamos, sino que
lo necesitamos. Y no solo Cuba, ese éxito lo desean y lo
necesitan todos los pueblos del Tercer Mundo; ese éxito lo
desea lo mejor de la humanidad, y ese éxito lo necesita
toda la humanidad”.
Así como “deseo Fidel”, Gorbachov tuvo éxito en
sus intenciones políticas, y poco menos de 2 años
después, en diciembre de 1991, la URSS colapsó con la
firma del Tratado de Belavezha y el entonces Presidente
del Estado multinacional renunció a su cargo, lo que tuvo
un efecto directo en Cuba. La Isla perdió a su principal
aliado comercial, y poco después comenzó el llamado
“Periodo especial”, marcado por las restricciones, y se
recrudecieron las consecuencias del bloqueo impuesto por
EE UU.
El eufemísticamente denominado “Período
especial en tiempo de paz” fue, y aún sigue siendo, pues
nunca se decretó oficialmente su terminación, la más dura
etapa en la historia de 60 años de la Revolución cubana.
Con la desintegración de la URSS y del campo socialista
159
europeo, la desaparición del CAME, y el tránsito de las
otrora naciones aliadas hacia una economía de mercado,
Cuba se vio de repente privada de sus fuentes principales
de comercio internacional, a lo que contribuyó el
recrudecimiento de las medidas del embargo
norteamericano a la Isla. La depresión económica que
supuso el Período especial fue crudamente severa a
comienzos y mediados de la década de los 90, el PIB se
contrajo un 36% en el período 1990-93, pasando de 31,1
mil millones de dólares a sólo 19,8 mil millones, lo que
provocó urgentes reacondicionamientos en la agricultura,
la industria, el transporte, la salud, la educación y
el racionamiento de alimentos a la población, con la
consigna fidelista de “salvar la Patria, la revolución y el
socialismo”.
En la realidad cubana, que desde la generación
anterior había estado regida por la certeza de “las
dificultades del desarrollo”, surgió una nueva convicción: la
de “el desarrollo de las dificultades”, cuando de ningún
modo los objetivos se cumplen y la situación económica y
social de la población transita, inevitablemente, de mal a
peor. En medio de cortes de electricidad inesperados e
interminables, de ausencia de medios de transporte, de
escasez dramática de alimentos y medicinas… un
sentimiento de frustración, la pérdida de toda esperanza
sembrada por la utopía revolucionaria, fue creciendo cada
vez más en la apreciación de la realidad por parte de mi
generación, y los empeños partidistas de crear mentalidad
sumisa se vieron radicalmente encaminados a frecuentes
confrontaciones políticas que el régimen calificó como
“batalla de ideas”. A ella contribuyeron las manifestaciones
culturales, sobre todo la música, de gran preferencia por la
juventud cubana. Así, cualquier empeño por disfrutar de
“Imagine” o “Yesterday” fue calificado como diversionismo
160
ideológico, considerando a The Beatles como agentes
ideológicos del imperialismo. Pero, en Cuba tuvimos la
suerte de contar con el Movimiento de la Nueva Trova, un
excelente grupo de músicos y cantautores de mi
generación, que en sus inicios sufrieron acoso oficial por
sus temas contestatarios e irreverentes, pero que más
tarde terminarían, en general, contribuyendo con la
creación de mentalidad sumisa en la población, por lo que
fueron profusamente difundidos. Así quedaron en el
recuerdo temas como…
YA SE VA AQUELLA EDAD
Pablo Milanés
Ya se va aquella edad
Qué lindo fue, que despertar
fue sentir la inmensa sensación
de vivir en algo más
que en sueños ir.
Fue crecer, saber, dudar
hacer, buscar, pedir, brindar,
recorrer el último camino
que te lleva hacia tu propia identidad.
Ya se va aquella edad,
que al elegir te encontrarás
si soñar, frente a tu propia imagen
ya en un viaje del que jamás regresarás.
Y hoy se resiente el corazón
siento algo más que una ilusión.
Ya se va aquella edad
es algo nuevo que va entrando
se va imponiendo, lacerando
algún rincón de mi emoción.
161
Y aquí está, pues,
esa edad
que al elegir
te encontrarás
si soñar, frente a tu
propia imagen
ya en un viaje
del que jamás
regresarás.
Jamás.
CANCIÓN DE LOS CDR
Eduardo Ramos y Sara González
De cara a cara con el porvenir,
qué meta puede haber,
si no es la meta de vencer o morir.
En cada cuadra un comité,
en cada barrio revolución,
cuadra por barrio, barrio por pueblo,
país en lucha: revolución.
Desde las cuadras crece mi país,
se desarrolla y se proyecta así,
qué importa el reto, la respuesta es:
en cada cuadra un comité,
en cada barrio revolución,
cuadra por barrio, barrio por pueblo,
país en lucha: revolución.
Desde que el sol rompió su molde,
y el enemigo su consuelo,
ya desde entonces la respuesta fue:
en cada cuadra un comité,
en cada barrio revolución,
cuadra por barrio, barrio por pueblo,
país en lucha: revolución.
Desde la sierra a la ciudad,
tanto en el monte como en el mar,
cuadra por barrio, barrio por pueblo
a la vanguardia va el Comité.
162
EL NECIO
Silvio Rodríguez
Para no hacer de mi icono pedazos
Para salvarme entre únicos e impares
Para cederme un lugar en su parnaso
Para darme un rinconcito en sus altares
Me vienen a convidar a arrepentirme
Me vienen a convidar a que no pierda
Mi vienen a convidar a indefinirme
Me vienen a convidar a tanta mierda.
Yo no sé lo que es el destino
Caminando fui lo que fui
Allá Dios, que será divino
Yo me muero como viví.
Yo quiero seguir jugando a lo perdido
Yo quiero ser a la zurda más que diestro
Yo quiero hacer un congreso del unido
Yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro
Dirán que pasó de moda la locura
Dirán que la gente es mala y no merece
Más yo seguiré soñando travesuras
(acaso multiplicar panes y peces).
Yo no sé lo que es el destino
Caminando fui lo que fui
Allá Dios, que será divino
Yo me muero como viví.
Dicen que me arrastrarán por sobre rocas
Cuando la revolución se venga abajo
Que machacarán mis manos y mi boca
Que me arrancarán los ojos y el badajo
Será que la necedad parió conmigo
La necedad de lo que hoy resulta necio
La necedad de asumir al enemigo
La necedad de vivir sin tener163
precio.
Aunque la canción que más profundamente caló en
la conciencia política de mi generación es la siguiente, a
pesar de que su autor, Silvio Rodríguez, haya declarado
una y mil veces que su fuente de inspiración fue una
historia de amor, y no precisamente la que el deseo
popular le atribuye.
¡OJALÁ!
Silvio Rodríguez
Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan
Para que no las puedas convertir en cristal
Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo
Ojalá que la Luna pueda salir sin ti
Ojalá que la tierra no te bese los pasos
Ojalá se te acabe la mirada constante
La palabra precisa, la sonrisa perfecta
Ojalá pase algo que te borre de pronto
Una luz cegadora, un disparo de nieve
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte
Para no verte tanto, para no verte siempre
En todos los segundos, en todas las visiones
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda
Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz
Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado
Ojalá que el deseo se vaya tras de ti
A tu viejo gobierno de difuntos y flores
Ojalá se te acabe la mirada constante
La palabra precisa la sonrisa perfecta
Ojalá pase algo que te borre de pronto
Una luz cegadora, un disparo de nieve
Ojalá por lo menos que me lleve la muerte
Para no verte tanto, para no verte siempre
En todos los segundos, en todas las visiones
Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones
164
TERCERA GENERACIÓN: LOS
IRREVERENTES, O QUE APAGUE LA LUZ EL ÚLTIMO
Las canciones de la Nueva Trova fueron como un
catecismo ideológico para la más reciente generación de
cubanos, aquella que vivió en medio del Período especial,
viendo a sus padres remover cielo y tierra para asegurarles
lo más elemental en cuanto a alimentación y demás
condiciones de vida. Así crecieron mis 3 hijos, y así me
tocó la odisea de gestionarles un par de zapatos, un vaso
de leche, o el juguete deseado para el Día de Reyes…
Los de mi generación -la segunda, de la
frustración- debimos cumplir el inevitable deber de ser
padres y madres en la difícil preservación de la
supervivencia de nuestros hijos; pero tácitamente
renunciamos a la misión –que también corresponde a los
progenitores- de inculcarles doctrinas y líneas de
pensamiento, en gran parte porque el empeño cotidiano
para subsistir no dejaba margen a ninguna otra cosa, y
además, porque ya habíamos dejado de creer en ellas.
Cierta vez escribí:
“No porque tenga manchas, el Sol deja de ser el
Astro Rey. Y si bien, como escribió Martí, los agradecidos
no habrán de ver más que la luz, tampoco se puede
desconocer la existencia de las manchas. Estas ideas
vienen a mi mente, reflexiones sobre las que necesito
meditar. Poniéndolas en blanco y negro puedo analizarlas
mejor, llegar a conclusiones más precisas. Me niego a no
ejercer mi capacidad de pensar. Quiero actuar como un ser
humano y no como un robot. Sé bien en lo que creo. Y en
la medida en que someta mis creencias a la crítica de la
realidad, saldrán más fortalecidas. No serán la
consecuencia de un entusiasmo irracional, sino el
165
resultado de una convicción, de la confrontación entre lo
positivo y lo negativo que ellas contengan. ¡Eso es
dialéctico! La unidad y la lucha de contrarios, la negación
de la negación... La contradicción está presente en todos
los procesos de la existencia y la sociedad. Nada está al
margen. Por eso comencé con la referencia a la luz y a las
manchas en el Sol... lo positivo y lo negativo en el Astro
Rey. Lo que no es contradictorio no se desarrolla. Y el
desarrollo en cualquier proceso será siempre resultado de
ir superando sus contradicciones, de eliminar
progresivamente sus dificultades. Pero, ¿de qué se trata
en este caso... de las inevitables dificultades del
desarrollo... o del incomprensible desarrollo de las
dificultades? Creo que tendré que comenzar por intentar
aclarar esta contradicción”.
Por eso, nunca fue mi prioridad hablar a mis hijos
sobre la “épica revolucionaria”, aunque ciertamente no era
necesario, pues de eso se encargaban el programa
escolar desde la primaria, y la programación “infantil y
juvenil” de la televisión nacional, vehículos efectivos para
la creación de mentalidad sumisa. Yo estaba convencido,
por mi propia experiencia, que los jóvenes se parecen más
a su tiempo que a sus padres, y que por eso mis hijos
buscarían sus personales puntos de referencia y
paradigmas para trazar sus propios caminos, alejándose
de los recorridos por mí y por sus abuelos, siguiendo el
destino manifiesto previsto para la tercera generación.
Así, en la medida que crecían, haciéndose jóvenes,
viviendo las aventuras y desventuras de un período
socialmente convulso por “batallas de ideas, mítines de
repudio a la escoria que abandonaba el país, supuestas
amenazas de agresión yanqui a Cuba como fortaleza
sitiada, penalización de divisa extranjera, dualidad
166
monetaria, racionalización extrema de medios de
subsistencia…” esa generación, la de mis hijos, terminó
inmersa en la más profunda irreverencia.
Cantautores aportaron himnos a las nuevas
corrientes de pensamiento, como estos ejemplos…
NO HA SIDO FÁCIL
Pablo Milanés
Yo vine creciendo y me forje
Cual mi generación
Distinta a la de ayer
Soy continuidad de mi niñez
Que es hija del sudor
De los brazos que ame
Soy como quisieron ser
Pero tratando de ser yo
Ni menos mal, pero en verdad
Ni menos bien
No ha sido fácil tener una opinión
Que haga valer mi vocación
Mi libertad para escoger
Amo sin ver lo que en el futuro
Tenga que acontecer
Dejo el sentir más puro florecer
Ámame sin temor alguno
Que yo he de prometer
Fidelidad a mi modo de ser
167
GUILLERMO TELL
Carlos Varela
Guillermo Tell no comprendió a su hijo
que un día se aburrió
de la manzana en la cabeza.
Echo a correr y el padre lo maldijo
pues cómo, entonces,
probaba su destreza
Guillermo Tell, tu hijo creció.
Quiere tirar la flecha.
Le toca a él probar su valor
usando tu ballesta.
Guillermo Tell no comprendió el empeño
pues, quién se iba a arriesgar
al tiro de esa flecha.
Y se asustó cuando dijo el pequeño:
"Ahora le toca al padre
la manzana en la cabeza"
A Guillermo Tell no le gustó la idea
y se negó a ponerse
la manzana en la cabeza
diciendo que no era que no creyera
pero, qué iba a pasar si sale mal la flecha
Guillermo Tell, tu hijo creció.
Quiere tirar la flecha.
Le toca a él probar su valor
usando tu ballesta.
Guillermo Tell no comprendió a su hijo
que un día se aburrió
de la manzana en la cabeza.
168
¡Evidentemente la generación histórica no se
pondría jamás la manzana en la cabeza y entregaría la
ballesta a la generación nueva! El ejemplo de lo ocurrido
en la URSS, con Gorbachov, era demasiado amenazante
para la gerontocracia partidista. No obstante, hay que
reconocer que Fidel Castro mostró tendencias hacia el
inevitable relevo generacional. Sabía que llegaría el
momento de su declive vital, cuando otros, más jóvenes,
asumirían el mando, y puso manos a la obra para
prepararlos según sus concepciones. En realidad, el
porvenir del país no era lo que más le interesaba, sino
mantenerse gobernando hasta la muerte (¡lo logró!), así
como tampoco asumió el compromiso del traspaso de
poder según sucesión hereditaria, prueba de lo cual es que
ninguno de sus hijos ocupa en la actualidad cargos de
dirección en el Partido o el Estado. El más cercano a eso
fue su primogénito, Fidel Castro Díaz-Balart, quien recibió
críticas paternas y la democión de cargos, que le llevaron
a crisis emocionales y finalmente al suicidio.
¡Claro que Fidel Castro fue relevado por su
hermano menor, Raúl! Pero, ello es consecuencia de que
el benjamín de la familia fue su incondicional cómplice más
cercano en todas sus aventuras, ganándose con creces el
cargo de Vice en todo. A diferencia de Fidel, Raúl Castro
sí ha trabajado en la sucesión hereditaria, implantando en
diversas posiciones de poder a los miembros de la
“monarquía Castro-Espín”. Pero, para lograrlo debió
realizar varias maniobras, la más significativa de las cuales
fue desaparecer al conocido “Equipo de Coordinación y
Apoyo al Comandante en Jefe” y neutralizar a sus más
destacados miembros.
¿Qué fue esa estructura del poder fidelista?
Armando Mastrapa, en un artículo publicado el 30 de
169
noviembre de 2001 en la web ASCE (siglas del nombre en
inglés de la Asociación para el Estudio de la Economía
Cubana), la califica como un gobierno paralelo en Cuba.
Seguidamente veamos sus planteamientos…
“Fidel Castro, quien se encuentra en su
cuadragésimo segundo año en el poder y el dominio del
panorama político cubano, ha utilizado diferentes
mecanismos políticos para garantizar su dictamen sobre la
política cubana. Entre estos mecanismos se encuentran el
conflicto institucional, la rivalidad y el uso de estructuras
paralelas de gobierno, que han sido las claves exitosas
para perpetuar su control unilateral del gobierno de Cuba.
“El Equipo de Coordinación y Apoyo al
Comandante en Jefe (GCA) es una estructura paralela de
gobierno que ha sido, desde su inicio, el personal ejecutivo
de Fidel Castro, implementando y ejecutando sus
iniciativas políticas para el país. Funciona como una
estructura paralela de gobierno que responde solo a
Castro y es una extensión de su poder.
“El personal es un grupo de unas 20 personas que
sirven a Fidel Castro y con su autoridad llevan a cabo sus
programas y tareas concebidas. Sus oficinas están
ubicadas en el ‘Palacio de la Revolución’. Gustavo PérezCott afirma: ‘El equipo no es más que un reflejo de la
personalidad de la dirección de la Revolución, la dirección
del estado cubano en manos de Fidel, que responde a su
egocentrismo’. Norberto Fuentes, autor de ‘Dulces
Guerreros Cubanos’ y vinculado al servicio de inteligencia
de Fidel Castro hasta su partida de Cuba en 1994, afirma:
‘El grupo es una organización que da un cuerpo oficial y
legal a los deseos de Fidel... creado como una institución
para apoyar todo lo que él quiere’.
170
“Fidel Castro creó el Estado Mayor en 1975,
cuando los rusos, después del fracaso de la cosecha de
azúcar de 1970, lo obligaron a institucionalizar la
administración pública y el sistema político siguiendo el
patrón soviético. Castro les dio la impresión de ceder, pero
para continuar manejando a Cuba como un caudillo creó
este grupo y, a través de él, retuvo el control del
gobierno. Enrique Baloyra y Roberto Lozano sugieren: ‘A
fines de la década de 1970, los soviéticos estaban más
preocupados por mejorar el desempeño económico
sombrío y costoso de Cuba, y corregir las desviaciones del
sistema…’
“El personal es la ruta al pináculo del gobierno de
Cuba. Sus miembros más notables han sido Carlos Lage
Dávila (Vicepresidente del Consejo de Estado), quien en
algún momento fue su jefe, Yadira García Vera (miembro
del Politburó), Marcos Javier Portal León (ministro de
Industria Básica), y Felipe Pérez Roque (ministro de
Relaciones Exteriores), quien también se desempeñó
como jefe del Estado Mayor. El sitio web del gobierno
cubano enumera a Wilfredo López Rodríguez como el
actual jefe del Estado Mayor; sin embargo, Carlos
Valenciaga Díaz, quien en 1999 asumió el papel de
secretario personal de Fidel Castro, también es miembro y
quizás podría ser el nuevo jefe del Estado Mayor. Roberto
Damián Alfonso González también ha sido mencionado
como miembro actual.
“Un ejemplo de cómo el personal aborda los
proyectos especiales de Castro ha sido en el campo de la
biotecnología. Esta industria se gestiona bajo la
supervisión directa de Castro, con su Grupo de Apoyo y
Coordinación personal actuando en paralelo a la cadena
de mando formal. El personal de coordinación y apoyo de
171
Fidel Castro es un gobierno dentro del gobierno. Fue
creado como una estructura paralela por Castro para
garantizar que se implementen sus políticas y deseos,
para esquivar las estructuras institucionales del gobierno.
Castro confía en el personal para realizar las tareas que él
concibe”.
La figura más significativa del Grupo fue Carlos
Lage Dávila, quien desde una trayectoria como dirigente
universitario y de la juventud comunista llegó a ocupar el
cargo de Secretario de los Consejos de Estado y de
Ministros, siendo la cara visible, ejecutora de muchas
decisiones del Comandante en Jefe, hasta que en 2009
fue destituido de su puesto por Raúl Castro, acusado de
intentos de protagonismo político por encima de la máxima
dirección del país, así como de actos de corrupción. Pero,
la verdadera causa de su democión parece ser la expuesta
por la página “El Imparcial” el 23 de febrero de 2008…
“Modesto, estricto, riguroso y preciso, Carlos Lage
Dávila, con funciones similares a las que en otro país
recaerían en un Primer Ministro, aparece como el
candidato con más opciones a suceder a Fidel Castro por
detrás de su hermano Raúl. Este posible relevo del
Presidente de Cuba ha lidiado con algunos de los retos
más importantes de Cuba en los últimos años y es quizá la
figura más relevante de la jerarquía tras los hermanos
Fidel y Raúl Castro. Lage es, sin duda, una de las figuras
políticas de más peso en Cuba y es visto como futuro líder
de una nueva dirigencia de la revolución. Castro le dedicó
estas palabras en su mensaje de renuncia: ‘se trata de una
generación intermedia que aprendió junto a nosotros los
elementos del complejo, y casi inaccesible, arte de
organizar y dirigir una revolución’. Lage, hasta ahora una
suerte de Primer Ministro, ha sido el principal dirigente en
representar a Cuba en el exterior en los últimos años,
172
sobre todo desde que Fidel enfermó en julio de 2006 y
asumió el mando Raúl.
“Como vicepresidente y secretario de los Consejos
de Estado y de Ministros, y miembro del Buró Político del
Partido Comunista de Cuba (PCC), Lage es desde los
años ‘90 un hombre indispensable para entender el rumbo
de Cuba, y figura en todas las listas de candidatos a
suceder a Fidel Castro después de su renuncia. Su
nombramiento entre los seis hombres de confianza que,
junto con Raúl, dirigen el país desde que el líder cubano
delegó sus funciones en julio de 2006 debido a una
enfermedad intestinal, refrendó la importancia que Lage ha
tenido y tiene en el Gobierno. El protagonismo de Lage en
los últimos años en el panorama internacional, donde en
repetidas ocasiones representó al líder cubano, ha hecho
que él, junto con el canciller, Felipe Pérez Roque, se
convirtieran en la cara de la revolución fuera de la isla.
Formó parte del Equipo de Coordinación y Apoyo al
Comandante y en el Congreso del Partido de 1980 entró
en el Comité Central, y seis años después, en la siguiente
reunión del máximo órgano del PCC fue nombrado
miembro suplente del Buró Político.
“Cabeza visible, entonces, de las reformas
económicas, a él y a Raúl Castro se les atribuyen algunas
de las medidas aperturistas que emprendió el régimen
durante aquellos años de asfixia económica. Su presencia
se ha hecho habitual en las Cumbres Iberoamericanas, o
de la Unión Europea con América Latina y el Caribe, y a
las tomas de posesión de jefes de Estado”.
Es evidente que el benjamín, preparando la
sucesión dinástica del poder, se empeñase en sacarlo del
camino. Hoy día, tras un largo período de ostracismo,
laborando como profesional de la salud (por su condición
173
de médico) en un policlínico de La Habana, el otrora líder
comunista Lage Dávila pasará sus días finales como
capitalista, tras recibir una herencia por parte de los
fabricantes españoles de vinos y cavas Codorniú, para lo
cual debió dar una buena tajada al Estado cubano, a fin de
obtener lo que por lazos sanguíneos le correspondía.
Otro destacado defenestrado fue Roberto Robaina
González, quien ocupara la Cancillería entre 1993 y 1999,
con un estilo informal, casi “en mangas de camisa”, lo que
le hizo popular entre la juventud cubana de la época. Fue
destituido por Raúl Castro, y expulsado deshonrosamente
del PCC por "deslealtad, corrupción y auto-promocionarse
como candidato a líder del país en una eventual transición
poscastrista”, así como por contactos no oficiales con
empresarios extranjeros. Su destino ha sido menos
afortunado que el de Lage, dedicándose a la pintura de
grandes cuadros. En 2011 abrió un café temático con
exposición de sus pinturas, como negocio familiar.
En la Cancillería, Robaina fue sucedido por otro
fruto del experimento fidelista con la joven generación,
Felipe Pérez Roque. “Felipito” (como era popularmente
conocido) se mantuvo en el cargo hasta 2009, pues, el 2
de marzo de ese año fue destituido por Raúl Castro junto
con Carlos Lage y otra decena de dirigentes de la
Revolución, siendo reemplazado por Bruno Rodríguez
Parrilla (el actual Canciller). Luego se conoció que había
estado bajo investigación de la Seguridad del Estado por
una relación con un agente del Centro Nacional de
Inteligencia español.
Uno de los más connotados en la purga raulista fue
Otto Rivero Torres, quien de Primer Secretario nacional de
la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) fue designado por
Fidel para dirigir la denominada “Batalla de ideas”,
174
destinada a combatir las influencias ideológicas
capitalistas en la juventud cubana, a raíz de la campaña
nacional por la devolución de Elián González, niño
sobreviviente de una salida ilegal vía marítima, en 1999,
donde falleció su madre, y que estaba en Miami bajo el
amparo de familiares maternos. El padre, en Cuba,
reclamó el regreso del “balserito”, y esa confrontación
jurídica configuró intensas jornadas de manifestaciones en
Cuba, hasta lograrlo en abril de 2000. En ese contexto,
además de los proyectos de propaganda política y la
movilización de jóvenes para trabajos remunerados,
la “Batalla de ideas” también incluyó reparaciones y
renovaciones de hospitales e instituciones educativas que
se encontraban entre los objetos emblemáticos de la
Revolución. Como su coordinador nacional, Rivero
adquirió un poder superior al de los titulares de carteras
del Gobierno, y fue nombrado en diciembre de 2004
Vicepresidente del Consejo de Ministros.
Con el ascenso oficial de Raúl al poder en 2008, en
sustitución de Fidel, inhabilitado físicamente, la promoción
de funcionarios jóvenes, típica de la primera mitad de la
década de 2000, se detuvo, mientras que el énfasis en los
controles institucionales reemplazó a la “Batalla de ideas”,
antes que Rivero fuera excluido del Buró Político y del
Consejo de Ministros, en marzo de 2009. ¿Qué provocó la
gran purga juvenil de ese año, además del afán raulista por
despejar el camino al poder a sus descendientes
familiares? La web CIBERCUBA trató el tema el 30 de
agosto de 2016, en torno a quien llegara ser secretario
personal de Fidel…
“Entre el polvo de libros viejos y manuscritos
nacionales, se encuentra hoy el otrora secretario personal
de Fidel Castro, Carlos Valenciaga, relegado a un oscuro
175
departamento de la Biblioteca Nacional de Cuba en La
Habana. ¿El principio del fin? Cuando el joven Valenciaga
celebró el 16 de septiembre de 2006 una fiesta por su
cumpleaños, mientras el Presidente se debatía entre la
vida y la muerte, las imágenes que de allí saldrían servirían
luego para la destitución de Carlos Lage y de Felipe Pérez
Roque, así como de otros altos dirigentes, entre los que
figuran Otto Rivero, vicepresidente del Consejo de
Ministros; Fernando Remírez de Estenoz, del
Departamento de Relaciones Internacionales del PCC,
Martha Lomas, ministra de Inversión Extranjera, y Raúl de
la Nuez, titular de Comercio Exterior. En el video de esta
fiesta, cortesía de la Seguridad del Estado cubano y que
solo fue exhibido a los militantes del Partido Comunista,
Valenciaga se mostraba con una botella en la entrepierna
y una gorra de comandante sobre su cabeza, escenas que
luego Raúl Castro tildaría de “conducta indecente”.
Gerardo Arreola, en la web “La Jornada”, publicó el
29 de junio de 2009 una extensa exposición de aquellos
hechos, que resumo a continuación:
“La investigación que derribó a las figuras más
conocidas de la nueva generación de dirigentes cubanos
estalló con un anónimo que llegó a Raúl Castro hace tres
años, según los videos que a manera de informe se están
exhibiendo a puerta cerrada. Según personas que han
visto las filmaciones y las han relatado a ‘La Jornada’, el
anónimo reportaba que el médico Raúl Castellanos Lage,
asesor del Instituto de Cardiología y Cirugía
Cardiovascular y primo del entonces vicepresidente Carlos
Lage, se hacía notar por sus constantes y virulentas
críticas al gobierno. Los videos se basan en la
investigación de la Seguridad del Estado (Operación
Medusa), que a su vez está integrada con filmaciones,
176
fotografías y grabaciones directas y telefónicas. Se
exhiben a personal del gobierno, de las fuerzas armadas y
a militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de su
rama juvenil.
“Castellanos había trabajado en los años 80 del
siglo pasado con Carlos Aldana, el que fuera poderoso jefe
de asuntos ideológicos e internacionales del PCC, número
tres de la dirigencia y que cayó en desgracia en 1992.
Según relataron las fuentes, el informe mostró que la
vigilancia de Castellanos reveló rápidamente la relación
que tenía con Conrado Hernández, un amigo de Lage de
toda la vida y segunda pieza del caso. Hernández también
llamaba la atención, al moverse en los círculos oficiales
con gran soltura. Usando el nombre de Lage presionaba
para obtener información confidencial más allá de la
razonable para su ocupación de representante comercial
del gobierno del País Vasco.
“Un hecho fortuito puso bajo los reflectores,
además, a Carlos Valenciaga, jefe de despacho de Fidel
Castro desde 1999. Según las fuentes, el 16 de septiembre
de 2006 Valenciaga celebró su cumpleaños en un salón
del Palacio de la Revolución, cerca de donde el líder
cubano pasaba la fase más aguda de la enfermedad que
terminó por alejarlo de la actividad pública. La vigilancia
sobre Castellanos, Hernández y Valenciaga, activada con
diferencia de meses, condujo hasta Lage y otros
allegados, como el canciller Felipe Pérez Roque, el
vicepresidente del Consejo de Ministros Otto Rivero, y el
jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del
PCC, Fernando Remírez.
“De acuerdo con los relatos, Hernández aparece
filmado y con audio en la zona al aire libre del restaurante
177
‘El Templete’, el más popular entre los círculos
diplomáticos y empresariales de La Habana, concertando
su colaboración con un funcionario del Centro Nacional de
Información (CNI), el servicio español de inteligencia.
Hernández fue detenido el 14 de febrero pasado en el
aeropuerto, cuando salía para España, presuntamente con
informes sobre la evaluación cubana del proceso electoral
vasco que culminaría el primero de marzo.
“El 2 de marzo de 2009 Raúl Castro acusa
de deshonestos a Lage, Pérez Roque, Rivero y Remírez,
por negarse a reconocer las imputaciones que les hacía el
mandatario, antes de mostrar el material recopilado por la
Seguridad del Estado. Las inferencias posibles son que
hubo deslealtad con la dirigencia histórica, influyentismo y
privilegios que contradicen el discurso público de
austeridad.
“Castellanos fue grabado en su casa hablando con
Lage el 24 de febrero de 2008, horas después de que Raúl
fue electo jefe de Estado y de Gobierno, y José Ramón
Machado Ventura quedó como segundo de a bordo.
Castellanos sugiere que bien se pudo dañar a Machado,
cuando el ahora Vicepresidente primero se sometió a una
operación de arterias. El país lo iba a agradecer, agrega.
Lage habla de un liderazgo de fósiles y dinosaurios.
“El 2 de marzo de 2009 Raúl Castro informa que
Castellanos acaba de ser detenido. Señala una mesa
donde se apilan documentos, fotos y videos y dice que ahí
están las pruebas de todo el caso, para quien quiera
consultarlas. Raúl habla con indignación de la fiesta de
Valenciaga. Aparecen fotos del entonces secretario de
Fidel Castro con gorra militar y una botella bajo la
pelvis. En esa fiesta hubo obscenidades, dice el actual
178
Presidente cubano, recordando que, mientras tanto, su
hermano estaba entre la vida y la muerte.
“Los videos muestran la relación que mantenían los
involucrados: viajes de Rivero y su esposa al País Vasco,
auspiciados por Conrado, informes de Rivero a Conrado
sobre inversiones, reuniones del grupo en la finca de
Conrado, en la provincia de Matanzas, con comida y
bebida muy fuera del alcance del cubano medio, un río
desviado para beneficiar a la propiedad; informes políticos
de Remírez a Conrado, un pasaporte diplomático que
Pérez Roque le consigue en horas a Conrado, quien
aparentemente llegó incluso a recibir reportes de la salud
de Fidel Castro”.
Así fue de comprometida la situación en que
quedaron involucrados aquellos jóvenes dirigentes
ascendidos a importantes cargos dentro de la
“nomenclatura” partidista y del Estado revolucionario.
Ellos, miembros de la que nombro como segunda
generación en mi historia, cometieron, sin dudas, varios
importantes errores, el peor de los cuales fue ignorar que,
en un sistema de Gobierno totalitario, como el de Cuba,
nadie, en ningún escalón del poder, está exento de ser
minuciosamente controlado y vigilado por los órganos de
seguridad que responden solamente al máximo líder. Cada
paso, filmado, cada palabra, grabada. Y de tal forma desde
2006 se fue configurando un expediente que, finalmente,
dio a Raúl Castro, en 2009, la oportunidad de poner fin al
experimento fidelista de coquetear con una generación
distinta a la histórica. Para el benjamín, la única
generación digna de confianza (¡aunque no por eso al
margen de ser, también rigurosamente vigilada!) es la
formada por los viejos caudillos guerrilleros de la Sierra
179
Maestra y el Segundo Frente, hoy convertidos en
generales de las FAR, su personal guardia pretoriana…
Aquella supuesta, y frustrada, intentona de
“perestroika criolla” me sirve de inspiración para el
siguiente sainete, pero en 3 actos…
ACTO 1:
Para “matar” su aburrimiento, al Comandante en
Jefe se le ocurrió un juego: reunido con su Grupo de
Coordinación y Apoyo en un patio del Palacio Presidencial
quiso representar con ellos la historia del héroe suizo
Guillermo Tell. Uno a uno los paraba frente a sí, con un
mango en la cabeza (no una manzana, porque en Cuba no
hay; bueno, mangos ya tampoco, pero para Fidel sí
aparecía cualquier cosa), que desbarataba (el mango, no
la cabeza) con un certero disparo de su Makarov rusa de
9 mm. Fidel practicaba mucho y tenía buena puntería. Así
probaba la fidelidad, la confianza y el espíritu de sacrificio
de aquellos jóvenes. Pero un día, el más madurito del
grupo, Carlos Lage, seguramente con demasiados tragos
de esa botella con marca de fábrica “Pérez Troy.Co”
(vodka con fórmula rusa, pero de origen cubano) que
tomaba antes de someterse al juego macabro, le dijo…
-
Con todo respeto, Comandante, pero… ¿por qué no
cambiamos… usted con el mango y yo con la
Makarov…? Si algo falla, recuerde que soy médico.
Fidel sintió deseos de mandarlo a fusilar de
inmediato, pero, observando el entusiasmo que esas
palabras despertaron en el grupo, donde comenzaron a
tararear la polémica canción de Carlos Varela, contuvo su
180
ira y decidió darles un ejemplo de desprendimiento y
desinterés por el poder.
ACTO 2:
Emplazado por los juveniles miembros de su Grupo
de Coordinación y Apoyo, el Comandante en Jefe decidió
cambiar las reglas de su macabro juego a ser como
Guillermo Tell. Así que, acariciándose la barba, respondió:
-
¡Está bien! Así será. Pero con algunos cambios.
Diciendo y haciendo, mando a buscar y entregó a
Lage un tirapiedras32.
-
No contra un mango, sino contra una calabaza. ¡Y no
sobre mí, sino sobre un Comandante de la
Revolución…! ¡Jajajaaa…!
En aquel momento lamentó que el negro Almeida
estuviese muerto, pues, sería el ideal. Pero recordó al
guajiro de la Sierra, y lo mandó a buscar. Poco después,
en el patio del Palacio de la Revolución el escenario estaba
listo: Guillermo García con una calabaza sobre su cabeza,
de pie a 10 metros de distancia frente a Carlos Lage, quien
estiraba la banda elástica del tirapiedras, preparándose
para el disparo, mientras los demás miembros del Grupo
de Coordinación y Apoyo lo animaban con consignas
revolucionarias. Entonces ocurrió la “cagástrofe”. Debido
a la ira contenida, el tracto intestinal del Comandante no
pudo más, y allí mismo se fue literalmente en mierd…
32
Tirachinas. Según la RAE, horquilla de madera con mango, a
cuyos extremos se unen los de una banda de goma,
para estirarla y arrojar piedrecillas.
181
ACTO 3:
Por los gritos acudió Raúl, y quedó atónito ante al
espectáculo. Frenético, arrebató el tirapiedras a Lage, lo
entregó a su hijo, el coronel del MININT Alejandro Castro
Espín, que lo acompañaba, y de inmediato despojó de sus
credenciales a todos los miembros del Grupo fidelista,
expulsándolos a rajatablas del Palacio Presidencial.
-
¡¿Y tú te prestaste para esta pendejada…?! - reclamó
al tembloroso guajiro de la Sierra convertido en
Comandante de la Revolución.
¡El Jefe me lo ordenó…! –respondió el guajiro.
Y para castigarlo, lo mandó a una finca monte
adentro, a dedicarse a la cría de avestruces, en un nuevo
plan para la alimentación del pueblo.
-
APLAUSOS Y FIN
La tercera generación de mi historia, la de mis
hijos, cubre la etapa desde el 2000 hasta el presente.
Previamente, el panorama económico, político y social de
la Isla, además de por lo de siempre, estuvo presidido por
fugas masivas del territorio nacional, que después del
episodio de Mariel, en 1980, tuvo su punto culminante en
hechos como el hundimiento del remolcador “13 de marzo”
frente a la bahía de La Habana, en la madrugada del 13 de
julio de 1994, cuando las autoridades cubanas hicieron
naufragar la embarcación con 71 personas a bordo, 41 de
las cuales murieron, incluyendo a 12 menores de edad,
frustrando así el intento por abandonar el país. El 5 de
agosto de ese año estalló el “maleconazo”, la mayor
manifestación popular en Cuba contra el gobierno de Fidel
Castro, cuando miles de personas recorrieron varias zonas
del litoral habanero en protesta por la política oficial y la
182
represión a los intentos de salidas ilegales por mar. La
protesta fue conjurada por la presencia de Fidel con
fuertes contingentes de “respuesta rápida antimotines”,
formados por trabajadores de la construcción y por
militares vestidos de civil.
Como resultado, el 11 de agosto el gobierno
cubano ordenó a sus fuerzas de seguridad no impedir la
salida de balseros, lo que provocó un desenfrenado
torrente de embarcaciones de todo tipo arrojándose al
Estrecho de La Florida desde las costas cubanas, En solo
un mes, hasta el 11 de septiembre, 35 mil personas
abandonaron la isla en la llamada “crisis de los balseros”,
pretendiendo llegar a los Estados Unidos bajo el amparo
de la normativa de “pies secos/pies mojados” y la Ley de
Ajuste Cubano, que propiciaban su ingreso legal al
territorio norteamericano. Ese día, el gobierno cubano
restableció el control de sus fronteras, en respuesta a las
demandas de la administración estadounidense, que
declaró la emergencia migratoria por su incapacidad para
recibir semejante flujo de inmigrantes en las playas de
Florida. Fue el final de la crisis de los balseros, pero no de
la diáspora cubana iniciada en 1959.
La salida del país es la insurrección de la tercera
generación contra el régimen. Algún estudioso de la
historia nacional podría preguntarse: ¿cómo un pueblo con
tradición de lucha, que libró durante 30 años una campaña
independentista contra España, en el siglo XIX aún una de
las potencias militares del mundo, y que durante su vida
republicana combatió y derrocó dos regímenes tiránicos,
ha podido mantenerse inactivo durante décadas,
soportando un mal gobierno? La respuesta está en la
creación de mentalidad sumisa que el castrismo
emprendió como prioridad desde sus orígenes. Pero esto
183
tuvo efecto en la primera y segunda generaciones, mas no
en la tercera, caracterizada por la más intransigente
irreverencia.
Calificando despectivamente a hechos y palabras
de la primera generación, la de sus abuelos, y
descubriendo la más absoluta frustración en las actitudes
y conductas de la segunda, la de sus padres, los miembros
de la tercera generación optaron tácita y masivamente por
una decisión salomónica: apartarse de los empeños
políticos e ideológicos, abandonar los credos y practicar
una “fidelidad a su modo de ser”, empeñándose en sus
proyectos de vida, preparándose profesionalmente para
librar batallas económicas en cualquier escenario del
mundo, estimulados por el ensanchamiento de la visión y
el pensamiento que a nivel planetario propician las nuevas
tecnologías de la comunicación. Y así crecieron apolíticos,
pragmáticos, irreverentes…
El castrismo manipula esta tendencia, y califica al
éxodo cubano como emigración económica. Pretende
ignorar que cuando un ciudadano abandona su país para
buscar un futuro mejor, lo hace porque no cree en la
gestión de las autoridades locales para propiciárselo, y
esto conlleva, quiérase o no, una toma de posición política.
Así lo resumió el más grande los cubanos, José Martí:
“Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran”.
Pensamiento martiano que el castrismo oculta.
Por otro lado, hechos como la Causa Uno, con el
fusilamiento del general Ochoa y otros altos oficiales de las
FAR y el MININT, así como la defenestración de toda una
cúpula de jóvenes dirigentes en los hechos de 2009,
evidencian que el régimen defenderá su permanencia a
sangre y fuego, y no vacilará en lanzar los tanques contra
184
el pueblo en caso de sublevación. Los de la tercera
generación lo resumen afirmando que: “esto no hay quien
lo arregle, pero tampoco quien lo tumbe”. Parece que así
lo han podido comprobar muy bien los adversarios del
régimen, agrupados en la otra orilla. Doce
administraciones norteamericanas 33 se han enfrentado a
la Revolución cubana y no han podido aniquilarla.
¡Presidentes yanquis que, con su prepotencia y estupidez
(excepto Obama), han equivocado sus métodos de
confrontación al castrismo! Como muestra, dos ejemplos:
el bloqueo total a la Isla, y la Ley de Ajuste Cubano…
Durante décadas de subsidio soviético a la Isla, el
bloqueo total fue motivo de risa. Sólo con el período
especial tuvo efecto en el deterioro real de las condiciones
de vida de los cubanos, lo que se repite en la actualidad.
Pero, más que eso, siempre ha servido al régimen como la
gran excusa, la justificación constante y permanente para
todos sus desatinos, argumento fundamental en el
empeño de crear mentalidad sumisa en la población: “La
debacle no es culpa nuestra… ¡es porque estamos
bloqueados por los yanquis!” Una decisión inteligente sería
eliminar el embargo, o bloqueo, dejando sin excusas al
régimen, para que no tenga otra salida que aceptar
abiertamente sus errores. En cuanto a la Ley de Ajuste
Cubano, el régimen la esgrime como la única motivación
del éxodo, sobre todo de jóvenes inspirados por el “sueño
americano”, según lo cual no emigran porque no
encuentran en su país las condiciones mínimas para su
33
Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan,
Bush (padre), Clinton, Bush (hijo), Obama, Trump…
185
existencia y desarrollo, son perseguidos y acosados por
sus ideas políticas, o en definitiva porque quieren ejercer
su libertad de elección, sino porque la legislación permite
a los cubanos insertarse con facilidad en la sociedad
norteamericana, y por eso se van allá, como abejas al
panal. En realidad, el éxodo ha sido una válvula de escape
cuando las tensiones sociales ponen a la Isla al borde de
la explosión, con lo que favorece la permanencia del
régimen.
Sólo Obama fue capaz de apreciar esa realidad, y
por eso, antes de abandonar el poder desactivó una de las
herramientas favorables al éxodo: la norma de “pies
secos/pies mojados”, pretendiendo trabar así la válvula
con que el régimen se libera de tensiones. Es obvio que,
de haber tenido tiempo, habría provocado la eliminación
del embargo. Pero, eso no lo enrienden recalcitrantes
como Donald Trump…
Las administraciones norteamericanas han
elaborado infinidad de estrategias para eliminar a la
Revolución cubana, desde la eliminación física de sus
dirigentes, hasta la intervención militar a gran escala. Pero
en todo caso, cada plan ha tenido la respuesta de otro
plan. ¡Plan contra plan…!, como enseñó Martí. Y la
permanencia durante 60 años de la Revolución demuestra
que los suyos han sido más efectivos. Si bien la
estimulación del éxodo responde al plan imperial de privar
al régimen de fuerza de trabajo joven y calificada, el plan
revolucionario es que cada familia en la Isla tenga algún
miembro establecido en el extranjero34, que se encargue
Los cubanos dicen: “aquí para sobrevivir hay que tener FE”.
Pero no es la creencia religiosa, sino “Familiares en el
Extranjero”.
34
186
de enviarle ayuda económica. El envío de remesas es,
junto al turismo, una de las principales fuentes de ingreso
de divisas a Cuba, donde, por el dominio absoluto del
Estado sobre todas las ofertas de bienes y servicios, el
dinero va a parar a las arcas estatales.
Cuando llegado el momento mis hijos, ya adultos,
me comunicaron su deseo de emigrar, de ningún modo
intente convencerlos de lo contrario, pues, mi concepto
sobre la fidelidad, como miembro de la generación
frustrada, había cambiado. Antes bien, empleé mis
recursos para ayudarlos y que lo hicieran legalmente, con
el menor riesgo, empeño al que más adelante también me
uní. Pero, sin dudas, me duele que lo mejor de mi pueblo,
su juventud, necesite partir; mientras quienes se quedan
se ven sometidos a una creciente pérdida, no sólo de
condiciones de vida, sino de valores en una sociedad que
cada día sufre más las consecuencias de la violencia y la
deshumanización. Así escribió Félix Varela en 1835, con
plena vigencia en 2020:
“Lo que más debe desearse en la isla de Cuba, sea
cual fuere su situación, es que los hombres de provecho,
los verdaderos patriotas, se persuadan de que ahora más
que nunca están en la estrecha obligación de ser útiles a
la Patria (...) Hasta ahora el pecado político casi universal
en la Isla ha sido el de la indiferencia; todos han creído que
con pensar en sus intereses y familias han hecho cuanto
deben, sin acordarse de que estos mismos objetos de su
aprecio siguen la suerte de la Patria...”
A propósito del Presbítero que nos enseñó a
pensar, inspirador de buena parte de esta obra, el 14 de
marzo del 2012 se firmó el decreto donde el
papa Benedicto XVI, por medio de la Congregación para
187
las Causas de los Santos, declaró al Siervo de Dios Félix
Varela como Venerable, uno de los primeros pasos para
ser declarado Santo. En la homilía del Papa, en La
Habana, se señala que: “El Padre Félix Varela fue un
ejemplo preclaro de cómo un hombre de fe pueda aportar
a la construcción de una sociedad más justa... Varela nos
recuerda que no hay patria sin virtud”.
El abandono, el escape a la realidad, es una
reacción natural en la sociedad humana, vinculada con el
ejercicio del poder desde la familia. Así lo explico en este
fragmento de mi novela “El arco y las flechas”…
ABANDONO
- ¿Por qué no me preguntaste nada, y dejaste que fuera
papi quien hablase conmigo?
Karla, sentada en el piso de la vivienda, se
acomodó entre las piernas de la madre, que comenzó a
alisarle con suavidad el largo cabello. Ambas mujeres
estaban solas en la casa, pues Guillermo, como le era
habitual los días de asueto, había acudido a casa de Ulises
para sostener un encuentro de ajedrez. Mami sonrió, y
respondió en el tono cómplice que siempre caracterizó los
diálogos con su hija.
- Porque decidí esperar a que creyeses oportuno confiar
en nosotros, y decirlo por ti misma, sin sentirte interrogada.
A Karla le agradó aquella nueva muestra de
confianza por parte de su madre. Y, acariciándole ambas
piernas, le dijo con franqueza:
- Tú eres diferente a papi. Me entiendes mejor. Yo sé que
él lo hace porque se preocupa demasiado por mí... pero a
veces me hace sentir como una niña. Y yo ya no lo soy.
- Generalmente los papás son así con sus hijas...
intolerantes; no se resignan a verlas crecer. Cuando eras
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una bebé tu padre se levantaba varias veces en la noche
para revisar tu cuna, que estaba a los pies de nuestra
cama. Te arreglaba el mosquitero para que no entrase
ningún bicho... te cubría con la frazada, aunque no hiciera
frío. Tal vez no te hayas dado cuenta, pero todavía, cuando
estás aquí en la casa, él se levanta de madrugada y va
hasta tu cama para velarte el sueño... ¡incluso para ver
cómo respiras mientras duermes! Yo fui hija también de un
padre igual, y por eso aprendí esa lección. Pero, además,
hay algo que a veces tu papá no ha tenido muy en cuenta,
y es la necesidad de abrirte un espacio cada vez mayor en
las decisiones de la familia. En eso se basa el éxito del
diálogo intergeneracional con los adolescentes, como tú.
- ¿Cómo así? –Karla volvió, muy interesada, el rostro hacia
su madre.
- Pues, mira... hace unos meses leí un libro en que el autor
expone una novedosa teoría sobre el origen del juego en
los niños. ¡Tú jugaste muchísimo cuando niña!... y, ¿sabes
por qué los niños sienten el deseo de jugar?
- ¡Los niños solamente no, mima! A mí todavía me gusta
jugar... lo que pasa es que ya no tengo tiempo...
- Sí, ese es el problema cuando se va creciendo. Se
sacrifica la necesidad lúdica con la que nacemos los seres
humanos. Esa que nos impone el ejercicio de la libertad...
Hay en “La Edad de Oro” un pensamiento de Martí, que lo
expresa: “Los pueblos, lo mismo que los niños, necesitan
de tiempo en tiempo algo así como correr mucho, reírse
mucho y dar gritos y saltos. Es que en la vida no se puede
hacer todo lo que se quiere, y lo que se va quedando sin
hacer sale así, de tiempo en tiempo, como una locura”.
- ¡Caramba, mima... te lo sabes de memoria!
- Lo recuerdo bastante cuando preparo mis clases. Hace
falta leer mucho a Martí.
- Y... ¿qué tiene que ver eso con lo que me ibas a decir...?
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- Pues, que el ejercicio de la libertad es lo que realmente
nos hace seres humanos, y no animalitos en un corral, a
los que les das la comida y los llevas de un lado para el
otro, atados con una soga.
- Nosotros somos libres... ¿no es así? No somos colonia ni
de los españoles, ni de los yanquis, ni de los rusos... Eso
es lo que nos dice el profe de Historia.
- Hablo de la libertad en todos los sentidos. Pero sobre
todo en lo individual. En la posición del ser humano en la
sociedad, donde siempre hay que cumplir con las leyes,
por lo que no será jamás libertinaje. Así, la libertad es,
sobre todo, tener la posibilidad de hacer cuanto deseamos,
dentro de las normas que nosotros mismos hemos
decidido. Por eso, la libertad es un concepto relativo en el
marco social.
- ¿Qué quieres decir con eso?
- Ahora lo entenderás mejor. ¿Sabes lo que son los
sistemas de poder...?
- Pues... el capitalismo, el socialismo...
- No, no... Esas son formaciones económico-sociales.
Aunque también son sistemas de poder. Esto es algo
más... un concepto filosófico. Todo lo que existe, tanto en
la naturaleza como en la sociedad, está regido por los
sistemas de poder. Pero entendiendo como poder no la
manifestación de la política, sino la capacidad para realizar
algo. Por ejemplo: cuando la fuerza de gravedad puede
atraer a todo cuerpo situado en el espacio... ¡ese es su
poder!
- Voy entendiendo. Cuando papi no me deja ir sola a
alguna parte...
- Pues sí, ¡ese es parte de su poder! Y así ese poder se va
ejerciendo con diverso alcance, o esferas de influencia,
que es el campo donde se puede aplicar. La primera esfera
de influencia es uno mismo, pues cada cual puede decidir
personalmente sobre lo que quiere hacer...
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- Si tiene libertad...
- Naturalmente. Después hay otras esferas, que van
creciendo conformando sistemas, desde la familia, la
comunidad, la sociedad, la Humanidad... como las
matrioshkas rusas, esas muñequitas que se meten unas
dentro de otras.
- ¿Y entonces... dónde estamos nosotros?
- Todos los sistemas sociales de poder actúan sobre todos
los individuos. A menos que alguien decida vivir al margen
de la sociedad, como ermitaño, en una cueva. Por ejemplo:
tú vives en esta familia, que está en una comunidad, que
está en una sociedad, que pertenece a la Humanidad en
su conjunto. ¿Vas comprendiendo?
- Un poquito enredado... pero sí. ¿Y qué pasa con todo
eso?
- Lo interesante es que cada sistema de poder es como
una pirámide, donde la inmensa mayoría de sus miembros
está en la base, mientras que la cúspide sólo la ocupan
quienes dirigen el sistema. Es una posición de privilegio, a
la que casi todo el mundo quisiera llegar.
- Déjame ver si comprendí... en esta familia, por ejemplo,
el sistema lo dirigen papi y tú... y yo soy la única que está
en la base. ¡Pues, eso está muy mal!
- Ya veo que entendiste. ¡Claro que está mal! El niño, como
es pequeño, no puede participar en la dirección de su
familia; pero a medida que va creciendo, y se vuelve
adolescente, como tú, reclama su derecho a hacerlo.
Entonces, si los padres, que gobiernan ese sistema, no le
abren un espacio en la cima de la pirámide, el adolescente
tendrá que reaccionar, rebelándose como sea capaz.
- ¡Caramba, mima... se ve que eres maestra! ¡Qué claro lo
explicas todo!
- Los niños no pueden cambiar las cosas en su familia, y
por eso crean, con su imaginación y mediante el juego, un
mundo irreal, un sistema de poder propio para ejercer su
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libertad, y en el que sus esferas de influencia son ellos
mismos, sus juguetes, y sus compañeros de aventuras.
Pero los jóvenes sí tienen otras posibilidades. En realidad,
tienen dos caminos cuando no les permiten ocupar el lugar
que reclaman para la toma de decisiones en el sistema de
poder donde están: o intentar cambiar ese sistema, lo que,
cuando ocurre en la sociedad es la causa de las
revoluciones; o simplemente salen fuera de él para
refugiarse en otro, cuyas reglas estén más de acuerdo con
sus intereses. Por eso los jóvenes que no alcanzan sus
derechos junto a sus padres se van tempranamente de sus
casas, o se buscan pareja para crear una familia: su propio
sistema de poder, donde las reglas del juego serán
decididas por ellos mismos.
- Mima... ¿sabes una cosa? –Karla contempló a su madre
con una expresión grave en el rostro-. Ahora creo
comprender por qué tantos jóvenes quieren irse del país.
- ¿Qué estás diciendo, Karla? Yo estoy hablando de la
familia...
- Pero, como dijiste, eso se aplica a todo lo que existe, en
la naturaleza y en la sociedad. Si estamos en un sistema
de poder donde muchos quisieran alcanzar un lugar en la
cima, pero no tienen la posibilidad de llegar allí, pues... ¡no
les queda más remedio, mima, que salirse de él, porque
parece que cambiarlo es imposible!”
En efecto. Si no tienen posibilidad de cambiar el
sistema, los de la tercera generación han decidido salir
masivamente de él. Y… ¡que apague la luz el último!
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FIN DE LA HISTORIA…
Hoy una nueva generación se empina y anda: la de
los nietos. Los míos afortunadamente viven a plenitud en
otras tierras del mundo. Pero, para aquellos obligados a
permanecer en el infierno cubano, la realidad es
extremadamente dura. Cuba se debate en una crisis
semejante a la del “Período especial” de los años ’90, con
un gobierno que pretende conservar el poder en medio de
una debacle económica agravada por la pandemia global,
con el inconveniente, además, de que el arcaico proyecto
de creación de mentalidad sumisa en toda la población
fracasó. En una población parrandera y jodedora, como es
el pueblo cubano, la estricta máquina social al estilo
norcoreano no tiene la más mínima oportunidad…
Hoy se hace convicción popular lo que el Padre
Félix Varela proclamó en el siglo XVIII: “...sería imposible
demostrar que un pueblo está obligado a sacrificarse por
ser fiel a su ‘legítimo señor’, cuando este le abandona o no
puede favorecerle, y cuando ni él ni su amo (si es que los
pueblos tienen amo) sacan ninguna ventaja de semejante
sacrificio, sino el placer de que diga un rey: se sacrificó
todo un pueblo para que yo fuese su amo; ya no existe
para mí, pero tampoco existe para otros ni para sí mismo.
De sus moradores, unos perecieron en la guerra, otros han
buscado su seguridad en la fuga, y el resto llora sobre los
sepulcros de los que amaba, suspira por los que se le han
alejado, contempla las ruinas de toda su fortuna, pero al
final está cubierto de la gloria de la fidelidad...”
El panorama de muerte, ruina y fuga preside la
realidad de mi querido pueblo cubano, pero sin vestigios
de esa fidelidad que pretendieron enraizar en la conciencia
popular. Cuando los sobrevivientes de la generación
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histórica “disparan sus últimos cartuchazos”, está cercano
el momento en que el Presidente puesto a dedo por Raúl
se verá, desvalido y sin recursos, frente a la monarquía
Castro-Espín, que, dueña del poder económico (como ya
lo es) reclame el político. Entonces, la lucha por la
posesión de la Isla estallará, y los gobernantes no tendrán
más remedio que acudir a la forma menos efectiva de
ejercicio del poder: la violencia, que desencadena siempre
reacción en su contra.
¡Violencia contra violencia! Y no con la indeseada
e innecesaria intervención extranjera, sino la resultante de
un movimiento cívico-militar que, como “luz cegadora,
como disparo de nieve”, ponga fin al “viejo gobierno de
difuntos y flores”. Entonces, fatalmente, la sangre volverá
a bañar el paisaje cubano, en una guerra de las oligarquías
contra el pueblo. Pero, como dijo el mismo Fidel Castro en
su primer discurso público, lleno de afirmaciones ciertas y
promesas que no se cumplirían jamás, el 1 de enero de
1959 en Santiago de Cuba, del que fui testigo con 14 años
de edad: “…una guerra contra el pueblo es una guerra que
se pierde siempre, porque contra el pueblo no se puede
ganar una guerra”.
Y sin dudas el pueblo vencerá, concluyendo más
de 60 años de ignominia, cuando una nueva generación se
empine sobre el recuerdo de los redimidos, los frustrados
y los irreverentes, para comenzar un nuevo ciclo nacional
en esta hermosa isla del Caribe, abierta, por voluntad de
sus hijos, al más brillante porvenir…
¡Y así será el final de mi historia!
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BIBLIOGRAFÍA
FULLEDA BANDERA, Pedro: “El arco y las flechas”.
Editorial Amazon, Columbia, USA, 2019.
___________________: “La revolución robada”.
Editorial Amazon, Columbia, USA, 2019.
JETZSCHMANN, Horst; BURGER, Horts: “El
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MARTÍ PÉREZ, José: “Obras escogidas”,
Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989.
ROMANO, Vicente: “La formación de la
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VARELA MORALES, Félix: “Obras escogidas”,
Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977.
VARIOS MEDIOS DE PRENSA ESCRITA Y
PÁGINAS WEB.
195
196
ÍNDICE
PRÓLOGO
1
REVOLUCIÓN ES TRANSFORMAR
EL EJERCICIO DEL PODER
4
LA CONDICIÓN Y LAS NECESIDADES
HUMANAS SON ABSOLUTAS
18
RUSIA: LA DICTADURA DEL PROLETARIADO
31
CUBA: LOS BARBUDOS DE FIDEL
42
CREACIÓN DE UNA MENTALIDAD SUMISA
58
NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS…
77
PRIMERA GENERACIÓN: LOS REDIMIDOS,
O LAS DIFICULTADES DEL DESARROLLO
88
SEGUNDA GENERACIÓN: LOS FRUSTRADOS,
O EL DESARROLLO DE LAS DIFICULTADES
132
TERCERA GENERACIÓN: LOS IRREVERENTES,
O QUE APAGUE LA LUZ EL ÚLTIMO
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FIN DE LA HISTORIA…
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BIBLIOGRAFÍA
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