Academia.eduAcademia.edu

3 GENERACIONES

3 GENERACIONES La dinámica social es absolutamente precisa, no dependiente de la voluntad humana, sino de la acumulación cuantitativa de factores objetivos que desencadenan, quiérase o no, radicales transformaciones cualitativas. Semejante dialéctica es la piedra de toque con que la Sociología puede comprender, interpretar, explicar y vaticinar la marcha de los acontecimientos a lo largo de toda la historia de la Humanidad. Ningún proceso, por complejo que parezca, escapa a tal acierto. De manera que, gracias a la capacidad de visión e interpretación que me aporta la experiencia vivencial transcurrida durante más de 60 años, puedo ofrecer una perspectiva presente y futura de la realidad nacional. Ese largo período de tiempo –más de medio sigloes marco suficiente para que tres generaciones de cubanos –abuelos, hijos, nietos- hayan ocupado las filas del protagonismo social en una sucesión presidida por las expectativas que no se cumplen, los fracasos que se justifican, la inmovilidad estructural que paraliza iniciativas y voluntades… Pero, sobre todo, para que inevitables factores objetivos se hayan acumulado cuantitativamente, al punto de hacer inminente e inmediata la radical y deseada transformación cualitativa, que ponga punto final a ese fallido experimento social que es la Revolución cubana… El Autor PEDRO FULLEDA BANDERA (1945) Comunicador social, Ludólogo y Educador. Se desempeñó como Periodista en temas históricos y culturales. Ha impartido cursos y conferencias en diversos países de Iberoamérica, en temas del desarrollo humano. Es creador y coordinador de la Metodología FLEDO (Fragua Lúdica Edad de Oro). Reside en Quito. Pedro Fulleda Bandera ENSAYO Copyright © Pedro Fulleda Bandera. 2019 [email protected] A: Gerardo, Walfrido, Daisy, Antonio, Alfonso. ¿También de la generación frustrada…? Seguro que sí. Pero, sin dudas, menos que yo. PRÓLOGO “El pueblo más sensato, el que más medita sobre sus intereses, tiene momentos desgraciados en que todo se olvida y parece que la sociedad retrograda al estado de barbarie. Ejemplos funestísimos nos han dado de esta verdad las naciones más cultas, y no debemos presumir que poseemos más cordura que todas ellas. Los movimientos de un pueblo ilustrado y pacífico son siempre una consecuencia de largos sufrimientos, o de repetidas tentativas para exasperarlos, y siempre van acompañados de la desesperación, que es la fuente de todos los desastres” (Félix Varela Morales). Nacido en la Cuba colonial de finales del siglo XVIII, el presbítero Félix Varela Morales aportó a la formación ideológica de sus conciudadanos notables reflexiones en torno a los conceptos de independencia y libertad, de soberanía y civismo, con lo que mereció el calificativo de ser “el primero que enseñó a los cubanos a pensar”. Sus extraordinarias apreciaciones sobre la realidad de un pueblo sometido al vasallaje del colonialismo y empeñado, por eso, en liberarse, son de tan extraordinaria magnitud y alcance, que pueden ser perfectamente aplicadas a la realidad actual, a más de 200 años de distancia, cuando ese mismo pueblo, fatalmente, se debate entre el vasallaje al que le somete un régimen totalitario, y sus ansias de libertad y progreso, en un mundo que ya transita por la segunda década del Tercer Milenio. El fenómeno de la Revolución cubana, que marcó de manera indeleble a la historia de la Humanidad en la segunda mitad del siglo XX, es el factor generador de una diversidad de procesos sociológicos de notable magnitud, 1 como los de una indetenible diáspora millonaria de ese pueblo caribeño, huyendo de la Isla en búsqueda de horizontes de progreso y libertad; también los de una población sometida a crudas limitaciones económicas, políticas y legales, que convierten a esa sociedad, otrora brillante en muchas áreas de la cultura, en algo muy semejante al estado de barbarie donde la desesperación es fuente de todos los desastres, como afirma Varela en la cita anterior; y peor aún, la realidad, a veces incomprensible, de una interacción generacional a lo largo de 60 años de proceso político, donde el denominador común parece ser una mezcla de frustración, indolencia, búsqueda de culpables del desastre social, y en consecuencia, la pérdida absoluta de valores humanos como la dignidad, la honestidad, la solidaridad, el respeto… Pero, la dinámica social es absolutamente precisa, no dependiente de la voluntad humana, sino de la acumulación cuantitativa de factores objetivos que desencadenan, quiérase o no, radicales transformaciones cualitativas. Semejante dialéctica es la piedra de toque con que la Sociología puede comprender, interpretar, explicar y vaticinar la marcha de los acontecimientos a lo largo de toda la historia de la Humanidad. Ningún proceso, por complejo que parezca, escapa a tal acierto. De manera que, gracias a la capacidad de visión e interpretación que me aporta la experiencia vivencial transcurrida durante más de 60 años, puedo ofrecer una perspectiva presente y futura de esa realidad nacional. Ese largo período de tiempo –más de medio sigloes marco suficiente para que tres generaciones de cubanos –abuelos, hijos, nietos- hayan ocupado las filas del protagonismo social en una sucesión presidida por las 2 expectativas que no se cumplen, los fracasos que se justifican, la inmovilidad estructural que paraliza iniciativas y voluntades… Pero, sobre todo, para que inevitables factores objetivos se hayan acumulado cuantitativamente, al punto de hacer inminente e inmediata la radical y deseada transformación cualitativa, que ponga punto final a ese fallido experimento social que es la Revolución cubana… El Autor 3 REVOLUCIÓN ES TRANSFORMAR EL EJERCICIO DEL PODER La capacidad de asimilación de todo elemento participante en un determinado proceso natural o social configura su potencialidad funcional, o ejercicio de su poder en cierta forma y dentro de una particular esfera de influencia. El poder, concebido como capacidad de asimilación para el desarrollo, es inherente a todo lo existente, vivo o no. De modo que, tanto en la naturaleza como en la sociedad humana, las formas existenciales con mayor poder pueden asimilar a otras menos poderosas, que configuran sus esferas de influencias, y así se desarrollan, lo que consiste en el tránsito de estadios inferiores y menos complejos, a otros superiores y con mayor complejidad. Semejante tránsito es explicado por la dialéctica como evolución cuantitativa, con la acumulación de pequeños factores, provocando que en un determinado momento y bajo ciertas circunstancias se produzca una radical transición cualitativa, mediante la cual el objeto o proceso cambiante se transforma en otra cosa, incluso en su contrario. En resumen, los cambios cuantitativos generan transformaciones cualitativas, y cuando eso ocurre se pasa del proceso evolutivo (cuantitativo) al revolutivo (cualitativo). De modo que una revolución es, en esencia, un brusco salto cualitativo, gestor de transformaciones radicales con las que se culminan procesos cuantitativos acumulados durante períodos de tiempo más largos. La naturaleza brinda múltiples ejemplos de tal fenómeno. El brutal movimiento sísmico es el resultado de 4 la acumulación, durante períodos prolongados de tiempo, de tensiones entre placas tectónicas, las que llegado a un determinado punto se liberan bruscamente, transformando el contexto físico donde se producen y generando una nueva realidad. En la dinámica de la vida, la evolución natural de las especies con imperceptibles cambios físicos como respuestas a la influencia del medio ambiente (temperatura, humedad, vegetación…) es la causa de la transformación revolucionaria en la biología terrestre, con el surgimiento de especímenes mejor adaptados a las nuevas condiciones ambientales. Aun cuando no es adecuado aplicar mecánicamente en la sociedad humana las mismas leyes que rigen a la naturaleza, pues aquella está presidida, sobre todo, por la actividad psíquica, consciente y voluntaria, de los seres humanos, sí es válido considerar en ella la dinámica y la relación de causasefectos que se observan en los procesos naturales, por cuanto, como demuestra la Filosofía, la causalidad es un principio universal de la existencia material en todas sus manifestaciones. De manera que también en la sociedad humana la acumulación de procesos evolutivos cuantitativos desemboca en transformaciones revolutivas (revolucionarias) cualitativas, que provocan cambios radicales en las relaciones sociales, particularmente en las referidas al ejercicio del poder. Llegado a este punto se puede afirmar que la revolución es una consecuencia inevitable y, en todo caso, necesaria, del propio desarrollo de la sociedad humana, sometida a procesos evolutivos mediante el decursar de su capacidad de producción energética, de su auge científico-técnico, de su enriquecimiento ideológico y cognoscitivo, de la masificación de sus formas y vías de comunicación y el manejo de información, de la creación de una conciencia 5 colectiva cada vez más enriquecida y multifacética. En resumen: del desarrollo de la cultura, como toda huella dejada por el ser humano durante su tránsito por la existencia. Y entonces se podrá comprender por qué los hitos históricos en el decursar de la Humanidad son identificados como revoluciones (neolítica, agrícola, industrial, cibernética…) Pero, semejante afirmación conlleva, ineludiblemente, la conclusión de que un proceso revolucionario en la sociedad humana, así como ocurre en la naturaleza, tendrá que ser resultado de una dinámica social caracterizada por la acumulación de factores cuantitativos que constituyen su causa. Lo que ha ocurrido a lo largo de la historia de la Humanidad es que semejante principio ha sido violado por líderes políticos empeñados en conducir y provocar cambios sociales, desencadenando revoluciones cuando aún los factores causales no se han acumulado de modo suficiente para provocar un salto cualitativo en la situación histórica, queriendo de tal modo forzar la aparición de un efecto que, por la lógica natural de los procesos sociales, sería inevitable en un mayor plazo. Esta violación de la dinámica social sólo puede ser posible de forma traumática, alterando la lógica del funcionamiento colectivo, razón por la cual semejantes intentos se llevan a cabo de manera violenta. Puede suponerse que, siendo los procesos sociales inevitables factores del desarrollo humano, las revoluciones, o transformaciones radicales en el ejercicio del poder en la sociedad, son también imparables y surgirían por sí mismas. Pero, esto no es así, sobre todo por lo ya afirmado en cuanto a que, a diferencia de la naturaleza, la sociedad humana está condicionada por la voluntad consciente de 6 sus miembros, lo que introduce el factor motivacional en la toma de decisiones. De modo que, así como líderes “revolucionarios” tienden a forzar los acontecimientos para generar transformaciones sociales prematuramente, aun cuando no existan las causas para ello, líderes “conservadores” procuran frenar o escamotear procesos sociales evolutivos que puedan provocar revoluciones, a fin de evitar transformaciones en el ejercicio del poder, que pudieran perjudicar sus intereses. Esa es la realidad social en la mayor parte del planeta, cuando los gobernantes se aferran al poder político con todos los recursos a su alcance, frustrando el normal decursar de acontecimientos cuantitativos que generarían transformaciones sociales. Y así como sucede con los intentos revolucionarios prematuros, también estos empeños por evitar los cambios sociales necesarios, en una lógica relación de causasefectos, sólo pueden llevarse a cabo mediante la forma más ineficaz de ejercicio del poder: la violencia. En consecuencia, tanto la tendencia revolucionaria prematura, como la tendencia conservadurista a ultranza, acudirán a las acciones violentas. Y téngase en cuenta que dicha forma universal de ejercicio del poder provoca una consecuencia inevitable: violencia como reacción a la violencia. Como afirmó el expresidente norteamericano John F. Kennedy: “Los que hacen la revolución pacífica imposible, harán inevitable la revolución violenta”. Además de la violencia, un nuevo elemento entra a formar parte de esta dinámica social: la riqueza, como forma universal de ejercicio del poder que apareció cual efecto de la Revolución agrícola a fines de la prehistoria de la Humanidad. Entonces, el mayor éxito en la producción de alimentos requeridos por la comunidad para su 7 subsistencia, gracias a la agricultura y la ganadería, determinó la existencia de un excedente que, además de valor de uso, adquirió valor de cambio, pues con él se podía adquirir productos que la comunidad no creaba, pero sus vecinos sí. Pueblos agrícolas y ganaderos establecieron comercio con pueblos pescadores. La existencia de tal excedente productivo generó la riqueza en las comunidades humanas, primero de forma colectiva, pero progresivamente de forma individual. Los más ricos se erigieron en jefes, controlando según su voluntad a los demás; y el empeño por poseer mayor cantidad de riquezas fue la causa principal del saqueo de unas tribus a otras, génesis de los conflictos bélicos en la Humanidad. De modo que el afán por la riqueza resultó generador de la violencia, ambas como formas universales de ejercicio del poder. Y así hasta nuestros días… Con la confrontación violenta entre clanes primitivos para apropiarse de la riqueza ajena se generó una nueva forma de propiedad: la de unos seres humanos por otros. Los vencedores descubrieron que era más ventajoso dominar a los vencidos que eliminarlos físicamente, sometiéndolos a condiciones de trabajo forzado, mano de obra con la que podrían incrementar la obtención de riquezas. Surge así una formación económico-social (término con el que la Economía política identifica a estas etapas en la historia de la Humanidad) diferente a la primitiva comunidad prehistórica: el Esclavismo. El paso de la comunidad primitiva al Esclavismo fue un claro ejemplo de proceso revolucionario surgido por la acumulación de cambios cuantitativos hasta provocar el salto cualitativo renovador. Como consecuencia ocurrió la primera división de la sociedad humana en clases sociales, 8 con esclavistas y esclavos, caracterizando al reinado de la riqueza como forma universal de ejercicio del poder. El Esclavismo, con la combinación de riqueza y violencia, fue la expresión del ejercicio del poder que caracterizó a un largo período en la historia de la Humanidad, desde las primeras civilizaciones en África y Asia (Mesopotamia, Egipto, Cercano y Medio Oriente, China…) hasta las décadas iniciales de nuestra era (después de Cristo), sirviendo de sustento político y económico a grandes imperios de la antigüedad, como Grecia, Persia y Roma. Su efecto como generador de riquezas fue tan grande, que incluso sobrevivió a siglos posteriores, cuando, ya en las etapas iniciales del Capitalismo, la explotación colonial y expansionista en el Nuevo Mundo y África se basó en la mano de obra esclava. En Europa y en los pueblos más avanzados de Asia las sociedades esclavistas fueron sustituidas por otro tipo de formación económico-social en que el desarrollo tecnológico propició el uso de mano de obra libre, pero sometida a la subordinación a un señor dueño de toda la riqueza y poseedor de todos los medios para ejercer la violencia, en cuyo feudo debían los siervos subsistir y trabajar. El Feudalismo desplazó revolucionariamente al Esclavismo cuando las condiciones causales acumularon cambios cuantitativos que generaron el definitivo salto cualitativo. En África el Esclavismo subsistió incluso hasta recientemente, dado el atraso tecnológico y cultural a que fueron condenados sus pueblos por la colonización y el aislamiento, mientras que, en América, donde el Esclavismo se implantó tardíamente, el salto no fue hacia el Feudalismo, sino ya directamente hacia una forma superior de organización de la sociedad: el Capitalismo. 9 Con el Capitalismo, el reinado de la riqueza como forma universal de ejercicio del poder en la sociedad humana alcanzó su mayoría de edad, sosteniéndose en las bases del gran desarrollo científico-técnico y la globalización de las relaciones internacionales a partir de los descubrimientos geográficos y la posterior Revolución industrial. La sociedad capitalista llevó a los más altos niveles de expresión, con sus antagonismos e imbricaciones, las relaciones entre sus clases sociales fundamentales: la burguesía y el proletariado, al extremo de que una no puede existir sin la otra, pues incluso hasta en las denominadas “dictaduras del proletariado” inevitablemente surge una cierta “burguesía obrera”. El Capitalismo es el sistema económico-social más firmemente establecido y consolidado en la historia de la Humanidad, pues, siendo el de más corta duración desde su surgimiento y hasta el presente, gracias al colosal desarrollo científico-técnico alcanzado sobre todo durante el siglo XX, es durante su reinado donde se han obtenido los mayores logros tecnológicos de la civilización humana, que ya inició su despegue hacia las estrellas. Pasando por sus etapas de Colonialismo, Capitalismo de libre concurrencia, Neocolonialismo, Imperialismo, y Capitalismo monopolista de Estado, acumula suficiente fundamento teórico y experiencia como para manipular el curso de los acontecimientos sociales y evitar que la acumulación cuantitativa de procesos causales genere un inevitable tránsito cualitativo hacia una formación diferente, que en las obras de pensadores sociales como Carlos Marx es nombrada Comunismo. Sometido a frecuentes crisis globales, el sistema capitalista encuentra formas que le permiten renovar sus estrategias -como el Liberalismo, la Socialdemocracia, el Neoliberalismo, entre otras- y así calmar las aguas de una posible e indeseada 10 “revolución mundial”. Veamos una breve descripción de tales etapas y estrategias: El Colonialismo es la etapa de expansión de las grandes potencias en la era de los descubrimientos geográficos, cuando se apropiaron de los territorios descubiertos por sus navegantes, convirtiéndolos en colonias, y en esclavos a sus habitantes. El Capitalismo de libre concurrencia es la etapa gestora del sistema, correspondiendo al momento en que cualquiera con iniciativas, tenacidad y algo de riqueza podía emprender un negocio y entrar en la competencia característica de la denominada sociedad de mercado. Grandes futuros magnates iniciaron de tal forma sus imperios. El Neocolonialismo es resultado de las luchas por la independencia en las colonias, que provocaron elevados costos financieros y humanos a las metrópolis, las que optaron por una nueva forma de dominación: concederles la soberanía formal, pero reforzando el control económico sobre ellas. El Imperialismo surge como resultado del proceso de concentración del capital, sustituyendo la libre concurrencia por los grandes consorcios y monopolios financieros, de modo que los destinos de las naciones quedan en manos de unos pocos magnates imperiales. Según Lenin: “…el monopolio, que nace única y precisamente de la libre concurrencia, es el tránsito del capitalismo a un orden social-económico más elevado”. El Capitalismo monopolista de Estado ocurre cuando los grandes monopolios financieros se apoderan de las estructuras gubernamentales, principalmente a 11 través del capital militar industrial, abastecedor de las fuerzas armadas y verdadero dueño absoluto del poder desde las sombras. El Liberalismo es la doctrina política, económica y social que defiende la libertad del individuo y la mínima intervención del Estado en esas esferas de la sociedad. La Socialdemocracia es una corriente política moderada que promueve la transformación de la sociedad desde acciones parlamentarias y no mediante movimientos populares. El Neoliberalismo es una actualización del Liberalismo, que deja la vida material de la sociedad en manos privadas y anula la intervención del Estado, limitándolo a un papel representativo en el plano de las relaciones internacionales. En décadas pasadas, cuando la violencia como forma universal de ejercicio del poder tenía una presencia notable en las estructuras capitalistas –sobre todo en sus etapas de Colonialismo e Imperialismo, y bajo las consecuencias de los conflictos territoriales de expansión y las guerras mundiales-, era habitual que los regímenes capitalistas buscarán con acciones violentas la solución a crisis coyunturales, estableciéndose la práctica de los golpes de estado y las dictaduras. Pero, como ya se sabe, semejante ejercicio de la violencia por parte de los opresores desencadenó la violencia de los oprimidos, justificando el estallido de revoluciones en diversas partes del planeta, como tentativas de cambios sociales generalmente extemporáneos, pues el sistema capitalista en esos escenarios no había agotado aún todas sus posibilidades, y las condiciones cuantitativas no estaban dadas para un total y definitivo tránsito cualitativo. Para 12 uno de los paradigmas de la violencia revolucionaria, Ernesto “Che” Guevara, “la revolución no es una manzana que cae cuando está podrida; la tienes que hacer caer”. Esto es: esperar el natural efecto evolutivo no es lo adecuado; la revolución consiste en sacudir violentamente el árbol para que caiga la manzana, incluso sin madurar… Tal fue el caso de las acciones insurreccionales en Rusia, China, Egipto, Cuba, Bolivia, Argentina, Uruguay, Perú, Colombia, El Salvador, Nicaragua, Venezuela, Guatemala, Brasil, Portugal… así como en numerosas excolonias asiáticas y africanas, ocurridas en el siglo XX. Las que lograron alcanzar el poder político, se frustraron en el largo plazo. Con el desarrollo de la sociedad humana, sobre todo desde fines del pasado siglo XX, una nueva forma universal de ejercicio del poder se consolida a nivel planetario: el saber. El auge de las herramientas computacionales, de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TICs), particularmente Internet, incorpora la gestión del conocimiento al alcance de todos en las múltiples formas de la práctica social, lo que incluye a la política y las ideologías. Las corrientes de pensamiento político burgués rescataron ideas surgidas en torno a la década del 60 del siglo XX, conocidas como teorías de la convergencia, según las cuales, cuando con el avance científico y tecnológico las sociedades más avanzadas se aproximan en sus respectivos estadios de desarrollo, también las concepciones políticas e ideológicas se hacen coincidentes. Para Marcuse, como para Galbraith, la convergencia se origina en las necesidades especiales del progreso tecnológico. Más modernamente va abriéndose camino una teoría adyacente que es posible relacionar con 13 la tesis de la convergencia de los sistemas: la de la revolución científica y técnica, que viene a afirmar el punto de vista de que tales adelantos suponen un cambio cualitativo en la forma de la organización social. Sin dudas, en ambos casos encontramos teorías cuya función es de carácter legitimario de formas específicas de dominación. En el caso de la teoría de la sociedad postindustrial, de lo que se trata, en principio, es de arrebatar toda fundamentación a la actividad política consciente de los seres humanos en un contexto de convivencia. La sociedad postindustrial es una sociedad de alternativas económicas y administrativas, una sociedad en la que solamente opinan los expertos sobre parcelas específicas de la realidad y en la que, evidentemente, el ámbito de la totalidad de la vida humana se ha esfumado. En cambio, la teoría de la revolución científicotécnica busca probar que el futuro de la sociedad está ya contenido en el presente, que es un mero problema cuantitativo y que no tiene sentido argumentar en favor de transformaciones radicales del orden social, como las que, por ejemplo, pudieran ser necesarias para convertir una pretendida sociedad socialista en una comunista. El expresidente ecuatoriano Rodrigo Borja escribió: “A fines de los años 50 y durante la década de los 60 del siglo XX los analistas de la situación mundial -Pitirim Sorokin, Raymond Aron, Zbigniew Brzezinski, Samuel P. Huntington, Jan Tinbergen, C. A. Zebot y E. Goodman, entre otros- formularon la teoría de la convergencia, que sostenía que no obstante las grandes diferencias políticas y económicas y la animosidad entre las dos superpotencias, su desarrollo científico, tecnológico e industrial les conduciría hacia una creciente aproximación en sus sistemas de gobierno y de organización social, en 14 el marco de una “desideologización” y despolitización entendidas no en el sentido de la muerte de las ideologías, sino en la superación de los dogmatismos- llamadas a privilegiar las cuestiones económicas y productivas sobre las ideológico-políticas. Pitirim Sorokin, en los años 40, dirigió su atención hacia ciertas similitudes sociológicas que él encontraba entre los EE.UU. y la URSS por obra de la interpenetración de valores, y pronosticó la evolución de las dos sociedades hacia una forma sociocultural mixta. Posteriormente los economistas Walter W. Rostow, John Galbraith, Jan Tinbergen, Simon Kuznets y otros, después de analizar el desarrollo socioeconómico de los dos países concluyeron que estaba en marcha un proceso de convergencia entre ellos a causa, entre otros factores, del influjo mutuo. Encontraban que en Occidente se adoptaban principios de planificación estatal y se aplicaban políticas de interferencia del mercado y de bienestar social, en tanto que en el bloque oriental se harían concesiones a la economía de mercado y se abrirían espacios para la elección de los consumidores. Rostow profetizó que la sociedad soviética llegaría a una época de consumo masivo y, con eso, asumiría ciertos rasgos de las sociedades capitalistas de Occidente, por encima de sus diferencias en los modos de producción y en las relaciones de propiedad. El economista norteamericano, que colaboró con el gobierno de John F. Kennedy, supuso en 1960 que en un plazo de unos 35 años la Unión Soviética alcanzaría los niveles de industrialización de Estados Unidos y entonces las dos sociedades industriales tendrían varios rasgos comunes. Eso, en realidad, no ocurrió, pero con el colapso del marxismo como forma de organización social la convergencia ha ido mucho más lejos de lo que él y los otros economistas pudieron suponer. El economista holandés Jan Tinbergen, en su folleto "Convergencia de 15 los sistemas económicos del Este y del Oeste" (1968), anotó que esa convergencia se producía “como consecuencia de la experiencia recogida por cada sociedad dentro del ámbito de su propio sistema y no como consecuencia del deseo de imitar al otro sistema”. La tesis era que bajo la planificación matemática las decisiones de los dos sistemas tenderían a aproximarse en cuanto a productividad, formación de los precios, planeación económica, atención a las demandas de los consumidores, seguridad social, modernización de los aparatos industriales y otros elementos de la economía, con lo cual era de esperar una disminución en la intensidad del conflicto entre el Este y el Oeste. Por supuesto que la teoría de la convergencia fue frontalmente rechazada por los ideólogos marxistas, que la calificaron como una “teoría burguesa” contraria al materialismo histórico. Ellos consideraron que la polarización entre los dos sistemas era inevitable y que culminaría en el triunfo definitivo del socialismo marxista sobre el capitalismo. La confrontación Este-Oeste, con toda su carga ideológica, era para el Secretario General del Partido Comunista y Primer Ministro del gobierno soviético, Nikita Kruschov (18941971), una forma de la lucha de clases y, por lo mismo, no había posibilidad alguna de una aproximación entre los dos sistemas contendientes. Según la interpretación marxista de la historia, no había espacio alguno de convergencia entre el capitalismo -con su propiedad privada sobre los medios de producción, la estructura clasista de su sociedad y el desaforado interés de lucro de los monopolios- y la sociedad socialista sin clases, en la que se habían expropiado los instrumentos productivos. Sin embargo, a finales del siglo el mundo tomó una dirección diferente. La Unión Soviética colapsó bajo el peso de sus errores -la estatificación total de los instrumentos de la producción le condujo a la baja, hasta 16 niveles insostenibles, de la cantidad y calidad de su producción y a su incompetencia en el mercado internacional globalizado-, mientras que Estados Unidos, triunfadores de la guerra fría, asumieron el liderazgo en un mundo unipolar”. 17 LA CONDICIÓN Y LAS NECESIDADES HUMANAS SON ABSOLUTAS Hay dos categorías imprescindibles para definir y comprender al ser humano y sus acciones: la condición humana y las necesidades humanas. La condición humana está dada por la principal característica del ser inteligente que habita el planeta como especie dominante, y puede resumirse en su cualidad de ser social, que requiere de la convivencia en colectivo para subsistir y desarrollarse. Como expresó Daniel Goleman, psicólogo norteamericano autor de la teoría de la Inteligencia emocional: “El ser humano es un ser emocional, que desarrolló el intelecto y aprendió a pensar”. Por su parte, las necesidades humanas son condiciones que el ser humano necesita satisfacer para existir, y son esencialmente las siguientes: de subsistencia, consistentes en alimentarse, abrigarse, protegerse, y toda acción que le permita preservar su existencia individual, por lo que tienen carácter ontogenético; de desarrollo, consistentes en encauzar su condición humana, comunicarse con los demás, adquirir información y conocimientos, establecer vínculos afectivos, procrear, propiciar las relaciones interpersonales a escala social para la preservación y evolución de su especie, por lo que tienen carácter filogenético. Estas categorías surten igual efecto en todos los seres humanos, al margen de en qué sitio y bajo qué condiciones económico-sociales vivan, sea en una metrópolis postmoderna o en lo profundo de la selva amazónica, tengan acceso a tecnologías de avanzada o 18 sobrevivan en extremo atraso cultural. Más aún: son válidas para toda especie inteligente en cualquier rincón del Universo, lo que hace posible nuestro contacto y entendimiento con civilizaciones extraterrestres. La condición humana se manifiesta particularmente a nivel del individuo, de la persona, mientras que las necesidades humanas actúan tanto sobre el individuo (las de subsistencia) como sobre su familia y la comunidad (las de desarrollo). De tal modo estas categorías se imbrican con las esferas de influencia correspondientes a los sistemas de poder en la sociedad. La condición humana es una cualidad que se estructura mediante la interacción de las personas con su entorno, principalmente social. A diferencia de los animales, que nacen dotados de cualidades físicas que les permiten reaccionar con rapidez a los influjos externos, la persona humana viene al mundo absolutamente desprovista de recursos de subsistencia. Solamente el acto reflejo de succión ante cualquier objeto introducido entre sus labios, propio de los mamíferos para alimentarse, y el llanto para expresar molestia, incomodidad o dolor, son las herramientas genéticas con las que el recién nacido ser humano se asoma a su realidad. De manera que la relación de la persona humana con su entorno social desde que nace es una necesidad ineludible, de la cual va a depender la estructuración adecuada y armónica tanto de su ser como de su razón de ser. En el marco de su familia, como su inicial ámbito de desempeño, la persona humana dispondrá de las condiciones e interacciones necesarias para la conformación progresiva de su personalidad, al mismo tiempo que para su desarrollo físico e intelectual. La vida humana se estructura allí tanto en su individualidad como 19 en su originalidad, en la medida en que su cuerpo material y su alma espiritual se van desarrollando, según las particularidades ontológicas de cada persona. El ámbito familiar es un ambiente de aprendizaje constante y efectivo, el que se ejecuta mediante la capacidad de observación e imitación del pequeño ser humano, sometido a la influencia de la conducta adulta que le rodea. Es un proceso que se desarrolla de forma consciente o involuntaria, según los casos, pero siempre con idénticos resultados: el desarrollo de la inteligencia, la apropiación de conceptos, la potenciación del conocimiento sensitivo, el ejercicio de la voluntad, y en definitiva la adquisición de importantes valores corporales, espirituales y afectivos, que se irán consolidando en la medida en que el individuo crece, con la progresiva maduración de su personalidad. El proceso educativo, que más adelante se extiende al ámbito social con la incorporación del pequeño ser al sistema escolar, tiene la misión fundamental de contribuir, de manera consciente e intencionada, al desarrollo de los valores originarios que están implícitamente dados por la propia condición humana, a fin de estructurar, a partir de ellos, valores finales acordes con las exigencias y normas de la sociedad en que se vive. En la medida en que dicho proceso de educación en valores se desarrolla, surgen y consolidan en la persona humana un conjunto de cualidades que establecen el autocontrol de la personalidad, definen los rasgos predominantes del carácter, y se erigen en virtudes reconocidas por los demás como contribuciones del individuo al bien social. La educación prepara al individuo para la vida desde la más temprana edad, permitiéndole adquirir, desarrollar y potenciar virtudes sobre la base de 20 su inteligencia y voluntad, con las cuales los valores originarios alcanzan una dimensión adecuada a las necesidades de la persona humana como ente activo en sus ámbitos de desempeño, o esferas de influencia. De tal modo, con el decursar de su formación educativa y cultural el individuo no sólo adquiere conocimientos y habilidades que le permitan un desempeño profesional en la esfera laboral, sino sobre todo se confirma en su condición humana, potencia sus valores y desarrolla sus virtudes, aprende a controlar sus pasiones, y a orientar adecuadamente su inteligencia y su voluntad, lo que determina su verdadera dimensión ética y la plenitud en el ejercicio de su espiritualidad, caracterizándose sobre todo por las manifestaciones francas y espontáneas de afectividad que presidirán todos los campos de sus relaciones humanas. Con la madurez, e insertándose ya en el ámbito del desempeño laboral y otros de tipo comunitario (la vida social, recreación, actividades profesionales, etc.), la persona humana recibirá como respuesta a sus acciones unas u otras expresiones de afectividad, según sean los mensajes que transmita con su conducta. La permanente y poderosa influencia de los valores originarios determina que siempre el individuo caracterizado por una normal conducta humana y civilizada procure la aceptación de sus semejantes, sentirse parte del todo y nunca rechazado por los demás. Y para lograrlo, el individuo permanentemente estará revisando, consciente o involuntariamente, sus acciones a fin de evaluar sus resultados y procurar las modificaciones pertinentes. La capacidad de autoevaluación es el recurso psicológico más poderoso que poseen las personas para consolidar y perfeccionar su condición humana. La 21 introspección, o examen de conciencia, es la más positiva actitud y procedimiento que la persona humana puede poner en práctica para procurar su mejoramiento individual, pues, en este ejercicio no tienen cabida el engaño o la simulación. Cada quien tiene aquí la posibilidad real de conocerse tal cual es, tener pleno acceso a sus verdaderos pensamientos y sentimientos, aquellos que se cuida de ocultar a los demás, pero que no pueden escapar a su propia visión interior. No obstante, para alcanzar los mejores resultados en este ejercicio de autoevaluación no basta con detectar las limitaciones personales, ya que eso puede hacerlo todo el mundo. Lo más importante es saber discernir qué de lo que se descubre es lo bueno y qué es lo malo, lo cual sólo podrá hacerse con efectividad aplicando una bien definida escala de valores, contando con la inteligencia y el discernimiento suficientes para encontrar las causas de unas y otras tendencias, y finalmente disponiendo de la voluntad necesaria para alcanzar el mejoramiento humano con la aplicación de estrategias de comportamiento que permitan incrementar los efectos positivos y erradicar los negativos, en las actitudes y comportamientos. De tal manera, la autoevaluación se estructurará en una eficaz herramienta individual para el perfeccionamiento de la condición humana. Hacerlo requiere de varias cualidades en la persona, como la humildad, la sinceridad, la capacidad de aceptación, y en definitiva la absoluta disposición hacia el perfeccionamiento, sobre la base de modelos ejemplares de conductas que se asuman como paradigmas, lo cual se construye, también, a través de un proceso de aprendizaje en la sociedad. 22 La sociedad es la estructura básica de la Humanidad, condición indispensable para su existencia y desarrollo. La especie humana no es la única que vive en sociedad, pues también lo hacen otras múltiples especies animales, siendo destacada la organización social de insectos como termitas, abejas y hormigas. Sin embargo, el principal valor de la sociedad humana radica en que, si bien surgió de una primigenia necesidad biológica, instintiva y natural, con su desarrollo se transformó en una alianza asumida consciente y voluntariamente por los individuos que la conforman. De tal modo, se sustenta en un determinado contrato social, o conjunto de normas que sus miembros aceptan con beneplácito, pues de ello depende la estabilidad y seguridad existencial de todos y cada uno. Así se construye una relación holística, donde el todo es mucho más importante y trascendental que la simple suma de las partes, principio que debe ser la piedra angular de la sociedad humana. Es verdad incuestionable que, por el carácter objetivo de la realidad, el ser humano piensa como vive, y no vive como piensa. De modo que en la pirámide estructural que configura a la sociedad, su base adquiere necesariamente significado en cuanto a condiciones de existencia material determinadas por la creación de recursos para la supervivencia. Semejante base económica, o infraestructura, se construye mediante la existencia de determinados modos de producción, que son las formas en que los seres humanos se han organizado históricamente para aprovechar los recursos de la naturaleza, creando y distribuyendo los bienes materiales necesarios para subsistir. Los modos de producción han ido cambiando a lo largo de la historia humana, en correspondencia con la 23 evolución de la sociedad, teniendo como principal motor el desarrollo de las fuerzas productivas por el avance científico y tecnológico de la Humanidad. Sin una base económica adecuada no son posibles la subsistencia y el desarrollo, y pretenderlo sólo tiene un nombre: utopía. Otra verdad incuestionable de la existencia humana parte de la prédica cristiana de que “no sólo de pan vive el hombre”. La Humanidad es, sobre todo, un conglomerado de seres pensantes, dotados de conciencia y espiritualidad, lo cual es su principal diferencia con todas las otras especies animales. Si en su afán por dominar la naturaleza para la creación de bienes materiales la Humanidad creó la ciencia y la tecnología, en su ejercicio intelectual los seres humanos han forjado la cultura. De modo que la ciencia, la tecnología y la cultura son los tres pilares que sustentan a la Humanidad. El colosal edificio de la cultura humana constituye la superestructura de la sociedad, donde residen ideologías, creencias, valores, conocimientos, normas, tradiciones, religión, historia, mitos y leyendas, arte, y todas aquellas prácticas que propician al ser humano un mayor conocimiento sobre su esencia individual y social. Tal como la infraestructura es el corazón de la Humanidad, que le aporta su energía vital, la superestructura es su cerebro, que le dota de inspiración y guía espiritual. La existencia de conciencia y espiritualidad, como elementos que configuran la superestructura, condiciona a la individualidad. El ser humano, lejos de ser una simple pieza en la gran maquinaria de su especie es, sobre todo, un compendio de la misma Humanidad, con su personal historia y marco de relaciones que le hacen particularmente insustituible. 24 Como ser biológico, cada ser humano nace ontogenéticamente programado para subsistir, con instintos de supervivencia que le permitan cumplir su misión filogenética superior: contribuir a la preservación y desarrollo de su especie. Proteger y desarrollar el ego en función de necesidades comunes es la principal tarea de cada individuo en la sociedad humana, lo cual exige no sólo su preservación física, sino además su desarrollo intelectual y cultural en general. Tal es la importancia del individuo dentro de la sociedad, y un régimen que pretenda anular al individuo en interés de lo colectivo estará negando esta función, dañando el vital sentido de pertenencia de cada persona al grupo humano, en detrimento de este. El proceso de creación de bienes materiales, que se realiza en la base económica (o infraestructura) de la sociedad, ha tenido diversas características históricas, en dependencia del desarrollo científico-técnico de la Humanidad, conformando los denominados modos de producción. El elemento dinámico de cada modo de producción son las fuerzas productivas, integradas por el trabajo humano, los medios de producción, los objetos de trabajo y las materias primas sobre las que se actúa. De tal manera, en el esquema piramidal de la sociedad las fuerzas productivas se vinculan con el papel del individuo, como agente activo básico. Por otro lado, el elemento regulador de cada modo de producción son las relaciones de producción, que caracterizan cómo influye la superestructura social en la organización y ejecución de la labor productiva, lo que depende, sobre todo, de las formas de propiedad sobre los medios de producción, de trabajo y materias primas, así como de la situación social de los grupos humanos (o 25 clases sociales) involucradas, y finalmente de las formas de distribución de lo producido. Esta dinámica social es el tema de la Economía política. La creación de la cultura humana, como proceso que configura a la superestructura social tiene una única y poderosa herramienta: la educación. Ella puede ser formal (la que se imparte en instituciones educativas) y no formal o informal (la que se recibe en interacción con todos los posibles agentes sociales, a partir de la familia). Ambos tipos no son excluyentes entre sí, y tienen que complementarse para alcanzar la máxima calidad en la gestión educativa. De la educación formal se adquieren sobre todo competencias para la gestión de gobierno. De la no formal se adquieren capacidades para la gestión social. En la gestión de gobierno es básico el desarrollo de recursos institucionales para la legislación, la administración, el control, así como la inclusión para la toma de decisiones que involucren a la sociedad. En la gestión social son esenciales la participación general, la fiscalización de la gestión de gobierno, el disfrute de una información mediática de calidad y de tecnologías comunicacionales, el emprendimiento productivo a diversas escalas, entre otros. ¿Qué resultados deben pretenderse con la gestión educativa? Principalmente, la formación en valores, de conciencia ciudadana, cultura política, y memoria histórica, entre otros recursos supra-estructúrales que configuren a la persona humana y enriquezcan a la sociedad. Una persona puede definirse como “sujeto de naturaleza corpóreo-espiritual que se desarrolla en la sociedad”. Por la espiritualidad la persona tiene conciencia de sí, y solamente ella puede decir “soy una persona”. El animal no puede pensar “soy”. La persona, aunque compuesta, es 26 una, un único sujeto. La parte corpórea es semejante a la del animal y simplemente aparece. La parte anímica es espiritual y, gracias a ella, el ser humano puede volverse sobre sí, saber que existe, darle sentido a su vida y a su muerte. En lo esencial, los dos componentes abarcan todo lo que corresponde a la naturaleza humana. Esta es la dimensión ontológica. La corporeidad de la persona tiene individualidad, y además de un organismo biológico sustenta lo psíquico como una realidad pre-ordenada a la convivencia. En el cuerpo se inserta la herencia de nuestros progenitores. Por la espiritualidad la persona es irrepetible, cada alma es original y exclusiva, lo que da al ser humano una dignidad que ninguno de sus semejantes puede sustituir. La vida humana desde el punto de vista ontológico se caracteriza por la unidad de la individualidad y la irrepetibilidad. En sociedad se recibe la educación que nos ayuda a conocernos mejor y a establecer relaciones con los demás. En sociedad cada uno va desplegando su naturaleza por medio de sus características personales. El trato con otras personas y el contacto con un determinado medio cultural influyen en el desarrollo y configuración de la personalidad. Hay dos factores que ayudan al desarrollo de la personalidad: la maduración biológica y el aprendizaje. Lo primero es un proceso autónomo, casi independiente del medio, por el cual las potencialidades del individuo (herencia) se van desarrollando espontáneamente con el paso del tiempo. Lo segundo puede definirse como cambio de conducta o rendimiento como consecuencia de la asimilación de la experiencia colectiva. El desarrollo de la personalidad no puede ser de cualquier modo; la persona tiene una dimensión ética, que 27 consiste en la responsabilidad de alcanzar la perfección que le corresponde como ser humano, partiendo de sus posibilidades. A esto se le llama forjar el carácter. El ser humano se enriquece porque su vida tiene inmanencia (acciones cuyos efectos quedan dentro del sujeto): guarda y conserva. Pero además tiene trascendencia, por cuanto lo que realiza conlleva una intencionalidad que influye en su entorno. Esta condición le obliga a que se ejercite en la adquisición de virtudes, o hábitos operativos buenos, por los que desarrolla satisfacción personal para hacer el bien. Las virtudes facilitan el trato con los demás, y por tanto la integración social. Por la composición corpóreo-espiritual podemos hablar de un ámbito sensitivo sustentado en el cuerpo y un ámbito espiritual sustentado en la mente, en la conciencia y en el alma. Además, como la persona establece relación con el entorno, también podemos hablar del ámbito cognitivo y del apetitivo. La persona inicia su relación con el mundo por el conocimiento sensitivo. Los cinco sentidos externos son las ventanas por las que se introduce lo externo. Estos datos se recogen en los sentidos internos y por ellos percibimos los objetos, formamos las imágenes y las recordamos. Este proceso del conocimiento se prolonga, pues la inteligencia, facultad espiritual, forma los conceptos a partir de las imágenes sensibles. Gracias a la inteligencia la persona puede comprender la situación en sí, inventar soluciones adecuadas, establecer juicios valorativos… para alcanzar la verdad, que es el objetivo de esta facultad. Pero todo conocimiento desencadena un apetito, un deseo que satisfacer. El conocimiento sensorial desarrolla el apetito sensitivo, y el conocimiento espiritual el apetito volitivo. El apetito sensitivo se caracteriza por movimientos de 28 aceptación o de rechazo, denominados pasiones, las que según su intensidad y duración pueden devenir en emociones o en sentimientos. Las emociones son reacciones globales, intensas y breves ante situaciones inesperadas, y suelen tener un correlato fisiológico. Los sentimientos son estados emocionales difusos y duraderos, no fácilmente detectables en cada persona. Por su parte, el apetito volitivo busca el bien. Estamos hablando de la voluntad, facultad espiritual caracterizada por el ejercicio de la libertad. En este nivel la persona se auto-determina, es plenamente dueña de sus actos, realiza lo propuesto por la inteligencia, y se sirve de los apetitos sensitivos para alcanzar con prontitud la meta fijada. El conocimiento sensitivo desencadena el conocimiento espiritual, y a la vez el apetito sensitivo. Si en algún caso el apetito sensitivo es vehemente, puede imposibilitar el recto ejercicio de la inteligencia y también impedir el trabajo de la voluntad. Lo ideal es tener a la inteligencia libre de impedimentos para evaluar los datos del conocimiento. Así llegará a la voluntad la información adecuada de la inteligencia, que podrá inducir a una buena actuación. Finalmente, es necesario mencionar el amplio campo de la afectividad, entendiéndola como la característica del ser psíquico de experimentar íntimamente las realidades exteriores o de experimentarse a sí mismo. La afectividad envuelve todos los aspectos de la persona, pero lo más adecuado es encontrarla desplazada hacia el ámbito espiritual, para lograr que este conduzca al ámbito sensitivo. El problema de la madurez consiste en evitar el desplazamiento e instalación de afectividades en la zona sensitiva. 29 La madurez es una conquista individual constante, es la capacidad de vivir la propia vida, pero especialmente de sobrellevar tensiones, de dar y recibir. Una persona madura acepta al otro y lo respeta, evita utilizarlo y ser utilizada, sabe ver a los demás en su realidad sin caer en idealismos, sabe encontrar el sitio que le corresponde en cada una de sus relaciones sociales, de igualdad, superioridad o inferioridad. El reto de ser personas, es ser mejores seres humanos. Esto se transfiere al ámbito de las ideas y las acciones. Las ideologías se estructuran en función del bien (son raras las que se proponen cultivar el mal), pero son las actividades humanas las que expresan y evalúan la certeza de las ideas. De buenas intenciones está empedrado el camino del infierno, dice un viejo refrán, lo que demuestra que lo comúnmente erróneo en el quehacer humano no es cómo se piensa, sino cómo se actúa… Y esto es una absoluta verdad en las intenciones y acciones de personas, erigidas líderes políticos, que han encabezado movimientos de transformación social a lo largo de la historia de la Humanidad. El análisis de los dos siguientes ejemplos así lo demuestra… 30 RUSIA: LA DICTADURA DEL PROLETARIADO Para los alemanes Carlos Marx y Federico Engels, autores del “Manifiesto Comunista”, la revolución proletaria que sustituiría al Capitalismo tendría que ser un fenómeno global, ocurrir paralelamente en los países con economía desarrollada, de todo el mundo. Pero, después de varias intentonas fallidas, como la de los comuneros de París en 1871, parecería como si la revolución mundial jamás ocurriría. La debacle humana y económica causada en Europa por la Primera Guerra Mundial (1914-1918) fue causa de movimientos sociales contra los gobiernos capitalistas en países involucrados en el conflicto. En el plano ideológico revivió las ideas revolucionarias entre las masas humildes y trabajadoras, a las que tocó la peor parte en la guerra, sirviendo de “carne de cañón” en cruentas batallas comandadas por arrogantes –y en muchas ocasiones ineptos- oficiales de origen burgués. Además de Alemania, uno de los principales emporios de tales corrientes fue el Imperio ruso, gran nación euro-asiática sometida a un arcaico régimen feudal bajo el mandato del Zar. Rusia en el tránsito del siglo XIX al XX era un país sumido en el mayor atraso tecnológico y desigualdades sociales, consecuencia de una economía básicamente agraria, regida por grandes terratenientes en su extenso territorio, donde el campesinado existía en condiciones próximas a la esclavitud. El potencial industrial de la nación, concentrado en sus grandes ciudades, como Moscú y San Petersburgo, distaba mucho del auge tecnológico moderno alcanzado ya en metrópolis capitalistas del occidente europeo. Bajo las crudas condiciones climáticas de inviernos extremos y deshielos destructores, las vulnerables y casi inexistentes rutas de 31 comunicación a través de su extensa geografía condenaban al aislamiento a sus núcleos poblacionales. Pero, a pesar de su atraso económico y social, Rusia controlaba un gran imperio, sometiendo a poblaciones vecinas en la multiplicidad étnica en torno al Mar Negro y hasta Siberia. Como caudillo imperial, el zar ruso Nicolás II, ascendido al trono en 1894, en 1905 se había enfrascado en una guerra contra Japón, donde Rusia perdió el 70% de su flota naval. Masas populares descontentas por la tragedia bélica marcharon en San Petersburgo hacia el Palacio de Invierno, sede del Gobierno, y fueron recibidas con descargas de fusilería, hecho que alimentó las chispas de la insurrección proclamada por movimientos políticos como los socialrevolucionarios, mencheviques y bolcheviques, así como llevó a extremos represivos la acción gubernamental. Una gran huelga paralizó la industria local, instigada por los líderes de izquierda (bolcheviques) Lev Davídovich Bronstein, más conocido como Trotski, y Vladimir Ilich Ulianov, cuyo sobrenombre era Lenin. Un período de confrontación callejera en las principales ciudades enfrentó al Gobierno zarista, declaradamente dictatorial, con las fuerzas populares, configurando un panorama de inestabilidad política como precursor de un estallido revolucionario, lo cual se agudizó cuando, en agosto de 1914, el Zar decretó la movilización militar contra Alemania, lo que incorporó a Rusia en la Primera Guerra Mundial. El ejército imperial ruso tuvo éxitos iniciales en territorio austríaco; sin embargo, el intento de avanzar sobre territorio alemán en dos frentes condujo a graves derrotas, con la pérdida de más de dos millones de hombres, y para 1915 ya estaba en retirada. 32 Las sucesivas derrotas rusas en la Primera Guerra Mundial fueron una de las causas de la Revolución de febrero de 1917 en Rusia. A partir de enero de ese año la situación interna, empeorada por el curso desfavorable de la guerra con Alemania y las instigaciones revolucionarias, hicieron que el Parlamento ruso (Duma) cediera a la presión popular y se formara un Gobierno provisional de tipo burgués, liderado por Aleksandr Kérenski, ante el cual el último Zar, Nicolás II, abdicó. Pero, estos acontecimientos no satisfarían a los sectores más extremistas de la oposición, representados por los bolcheviques bajo el mando de Lenin. Vladimir Ilich Ulianov nació en el seno de una familia de clase media y en ascenso hacia una condición de “pequeña nobleza” existente en la sociedad imperial rusa de la época. Desde joven militó en la izquierda política revolucionaria, siendo arrestado y exiliado en Siberia, período en que su hermano mayor, Aleksandr, fue fusilado por participar en un complot para asesinar al Zar. Luego se exilió en varios países de Europa occidental, donde se forjó como teórico del marxismo. En 1903 encabezó la facción bolchevique (de mayoría) al fragmentarse el Partido Obrero Socialdemócrata Ruso (POSDR), regresando a San Petersburgo cuando los sucesos de 1905, y viviendo etapas de clandestinidad en la conducción del partido. En 1914 empezó una campaña para transformar la Primera Guerra Mundial en una revolución de todo el proletariado en Europa, siguiendo la prédica de Marx, de la insurrección simultánea en varios países. Pero, luego su estrategia cambió, bajo la tesis de que la revolución proletaria no tenía por qué ocurrir simultáneamente en el mundo, sino que podía darse en aquel país considerado 33 en cierto momento como “el eslabón más débil de la cadena capitalista”. Dada la realidad en la Rusia de esos tiempos, Lenin concluyó que el viejo imperio era justamente tal eslabón, y se empeñó en dar allí el primer gran golpe a la burguesía. Para eso perfeccionó su labor de líder político: creó un vehículo de información y formación –el periódico “Iskra” (chispa)-, fundó órganos de acción revolucionaria –soviets (consejos populares)- en estamentos civiles y militares de la sociedad rusa, configuró una estrategia para la toma del poder político mediante la acción armada, y dotó a sus seguidores con una convincente teoría, con documentos como “Tesis de abril” y “El Estado y la revolución”. En el primero expone sus propuestas radicales en respuesta a la instauración del régimen burgués de Kérenski tras los hechos de febrero de 1917. En cuanto al segundo libro, escrito por Lenin entre agosto y septiembre de 1917, mientras se encontraba en la clandestinidad en Finlandia, en él explica que el Estado constituye el instrumento para la dominación de una clase sobre otra, y cómo la toma violenta de la maquinaria estatal burguesa conduce a la dictadura del proletariado o socialismo, un Estado que ejerce una dominación de clase, sólo que en este caso quien manda es la masa mayoritaria del pueblo, siendo, por tanto, una "dictadura" más democrática y además transitoria. Considerando ya existentes las condiciones para la acción, Lenin decide abandonar su refugio finlandés y a inicios de octubre de 1917 ingresa clandestinamente en San Petersburgo, entonces capital de Rusia. La dirección revolucionaria acuerda desencadenar las acciones en ocasión del Segundo Congreso de los Sóviets, que debía celebrarse dos semanas más tarde. Así, el 25 de octubre 34 (7 de noviembre, según el calendario gregoriano entonces vigente en Rusia), bajo la consigna de “¡Todo el poder para los soviets!”, se desencadena la insurrección con el asalto al Palacio de Invierno, contando con el apoyo de la artillería del crucero “Aurora” desde el río Neva. En toda la ciudad, y en otras partes del país, los destacamentos de militares, obreros y campesinos revolucionarios ponen fin al régimen burgués de Kérenski, iniciando la primera “dictadura del proletariado” en la historia de la Humanidad. Pero, en 1991 –setenta y cuatro años después de aquella gesta- la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), nación surgida de las ruinas de la Rusia zarista, se derrumbó, iniciándose una tendencia de retorno al capitalismo, que se extiende hasta nuestros días. Procuraré resumir ese proceso... La teoría marxista sobre la revolución mundial simultáneamente en las naciones más desarrolladas tenía como correlato la certeza de que cualquier empeño aislado por sustituir al viejo régimen social sería muy vulnerable frente al cerco de las restantes potencias capitalistas, empeñadas en aniquilarlo. Inmediatamente tras su creación, el primer Estado de obreros y campesinos en la historia sufrió las acciones armadas de los denominados “guardias blancos” (llamados así en oposición al Ejército Rojo, bolchevique), fuerzas creadas por los terratenientes y militares desplazados, apoyados logísticamente y con la intervención militar directa de Inglaterra, Estados Unidos, Japón y Francia, principalmente, sumiendo a la nación en una cruenta guerra civil entre 1917 y 1923. El joven Estado estuvo a punto de sucumbir ante la embestida de fuerzas contrarrevolucionarias desde el este, el sur y el oeste, hasta que, en 1918, retirándose de la Gran Guerra con la firma del tratado de Brest-Litovsk, que 35 le provocó la pérdida de grandes territorios en su frontera occidental, y con la reorganización del Ejército Rojo de Obreros y Campesinos (EROC), a fin de profesionalizar sus fuerzas, se logró revertir la situación. Las ventajas más importantes del Ejército Rojo sobre el Ejército Blanco eran la disciplina y unidad de liderazgo. Mientras Lenin era el líder indiscutido del partido bolchevique, Trotski era el brillante organizador militar, dirigiendo las acciones en los frentes de batalla como Comisario de Guerra. Al terminar la Guerra Civil el saldo fue la pérdida de alrededor de nueve millones de vidas humanas, y una desastrosa situación económica y social al descender los niveles productivos en la agricultura y la industria. El establecimiento del denominado “comunismo de guerra”, para asegurar el abastecimiento logístico a las tropas, llevó la hambruna a la población civil. Alcanzada la paz, ante el gobierno de los soviets surgió la urgencia de tomar medidas drásticas para asegurar la supervivencia y el desarrollo de la nación. En el plano económico se llevó a cabo un acelerado proceso de desmontaje del sistema capitalista, que por las características del país tenía su mayor exponente en los terratenientes, con acciones como la socialización forzosa de la agricultura, que atacó a la propiedad privada en el campo, así como la aplicación de la Nueva Política Económica (NEP), denominada por Lenin como “capitalismo de Estado”, vigente hasta 1928, cuando fue reemplazada por el primer Plan quinquenal, bajo el régimen de Stalin. En el plano político, ante su soledad como sistema en el contexto global, se intensificó el propósito de organizar y conducir al movimiento comunista a nivel mundial con la creación, en 1919, de la Internacional Comunista (III Internacional), que agrupaba a partidos 36 comunistas de distintos países, cuyo objetivo era luchar por la supresión del sistema capitalista y el establecimiento de la dictadura del proletariado y de la República Internacional de los Soviets, como fijaba en sus estatutos, emprendiéndose una abierta injerencia en la vida política de las naciones, que sería motivo de permanentes críticas y ataques al régimen soviético. En el plano institucional, en diciembre de 1922 se fundó la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), con la fusión de Rusia, Transcaucasia, Ucrania y Bielorrusia, como repúblicas federativas, en un solo Estado bajo la dirección del Partido Comunista. De tal modo, el nuevo régimen de obreros y campesinos mantuvo intacta la relación de dominación del imperio ruso sobre sus anteriores territorios, en los que más adelante surgirían movimientos nacionalistas. En medio de semejante proceso ocurrió la muerte de Vladimir Ilich Lenin, en 1924, y ascendió al poder Iosif Stalin, implantando un régimen de “terror revolucionario” basado en el culto a la personalidad, que provocó el encarcelamiento y muerte de muchas figuras militares y políticas, entre ellas Lev Trotski, asesinado durante su exilio en México. Stalin implementó la organización de la vida económica y social del país mediante planes quinquenales de desarrollo, aprovechando las grandes fuentes de recursos naturales del territorio, para impulsar la industrialización a gran escala. Así el viejo imperio feudal, terrateniente, se transformó, en pocos años, en nación industrializada bajo la dirección centralizada del Estado, lo cual eliminó la competencia como estímulo de la calidad. El régimen soviético se vio sometido nuevamente a una colosal prueba de fuego cuando, en junio de 1941, la 37 Alemania hitleriana desencadenó el plan “Barbarroja”, invadiendo al país con poderosas fuerzas terrestres y aéreas en el contexto de la Segunda Guerra Mundial, iniciándose lo que se conoce como la “Gran guerra patria del pueblo soviético”, que concluiría en 1945 con la derrota del fascismo alemán y sus aliados tras grandes batallas defensivas en Moscú, Leningrado y Stalingrado, ofensivas como las del Volga, Kursk y Vístula-Oder, y finalmente el asalto y toma de Berlín. Al precio de unos 27 millones de vidas, la URSS emergió de la guerra convertida en potencia militar, y logró consolidar su esfera de influencia a países este-europeos ocupados por sus ejércitos en campaña contra los alemanes (Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Bulgaria, Rumania, Yugoslavia, Alemania oriental). En el denominado “bloque soviético” se implantaron gobiernos comunistas, y el planeta quedó dividido en dos poderes antagónicos (capitalismo y socialismo), que lo pondría al borde de nuevas confrontaciones bélicas y generaría otra forma de enfrentamiento: la “Guerra fría”. Pero, al margen de la tirantez y el enfrentamiento diplomático en la arena internacional, la polarización de naciones y movimientos sociales, el estallido de conflictos regionales y locales auspiciados por uno u otro bando, y las crisis extremas bajo la amenaza de las armas nucleares, la “Guerra fría” fue sobre todo un escenario de confrontación económica y tecnológica entre las dos grandes potencias mundiales: Estados Unidos y la Unión Soviética, empeñada cada una en demostrar la superioridad de su sistema político. Cuarenta y seis años después de la terminación de la Segunda Guerra Mundial, y setenta y cuatro de la instauración de la dictadura del proletariado en Rusia, la 38 real confrontación de la “Guerra fría” terminó con la victoria del sistema capitalista, cuando el 8 de diciembre de 1991 los presidentes de las repúblicas federativas soviéticas de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron el Tratado de Belavezha, que declaró oficialmente disuelta a la Unión Soviética y el establecimiento de la Comunidad de Estados Independientes (CEI), en su lugar. En este acontecimiento, además de las causas económicas, sociales y políticas, fue determinante el papel de la personalidad en la historia, con la figura de quien fuera joven Secretario General del Partido Comunista de la URSS, en sustitución de los ya caducos miembros de la gerontocracia partidista, Mijaíl Gorbachov, quien inició un período de transición del viejo régimen a uno renovado bajo los principios de la denominada perestroika, con una apertura a la información y la libertad de expresión, conocida como glasnost. Gorbachov también procuró poner fin a la “Guerra fría”. En la década de los 80 la Unión Soviética abandonó sus nueve años de intervención militar en Afganistán y retiró el apoyo militar a los antiguos Estados este-europeos bajo su esfera de influencia, lo que provocó la caída de varios gobiernos comunistas ante las ansias populares de democratización y nacionalismo. Finalmente, con el derribo del paradigmático “muro de Berlín” y con ambas Alemania (Oriental y Occidental) persiguiendo la unificación, el llamado “telón de hierro” se derrumbó. Tras la renuncia de Gorbachov a su cargo de Presidente, entregándolo al entonces mandatario de Rusia, Boris Yeltsin, la Unión Soviética dejó de existir oficialmente el 25 de diciembre de 1991. Tanto en la antigua URSS, como en las naciones antes integrantes del bloque soviético, y reorganizadas como países independientes, se iniciaron 39 políticas de transición y retorno al capitalismo, que incluyeron un acercamiento rápido al bloque occidental encabezado por Estados Unidos, con lo que el panorama geopolítico del planeta dio un giro hacia la unipolaridad. De modo que se produjo un retroceso en el decursar de la historia, inesperado, pero no injustificado. Pese a sus logros en la carrera espacial, siendo la primera nación en enviar a un ser humano al espacio cósmico, la situación económica de la URSS estaba en desventaja frente a su rival por excelencia, los Estados Unidos de América. Habiéndose implantado el sistema socialista de propiedad estatal sobre todos los medios de producción, se eliminó uno de los resortes más efectivos en la lucha por la calidad productiva: la libre competencia en el escenario del mercado. Empeñado en una inevitable lucha por la supervivencia, tras las experiencias de la Guerra civil y la invasión nazi en la Segunda Guerra Mundial, el Gobierno soviético puso el énfasis en la carrera armamentista, procurando una paridad con sus adversarios de la OTAN, lo cual conllevó a un abandono significativo de las industrias básica y ligera, que sin posibilidades de perfeccionar sus productos perdieron competitividad en el mercado nacional e internacional. Esto se vio reflejado de forma significativa en la esfera de las comunicaciones y la informatización, donde la URSS quedó a la zaga frente a los ingenios computacionales creados en emporios de conocimientos, como Silicon Valley. Al calor de la revisión histórica, se puede afirmar que la Rusia zarista no estaba aún preparada para el salto cualitativo que representó la insurrección de octubre de 1917. El capitalismo sólo empezaba a despuntar en la tierra de los zares, y aunque ciertamente era entonces el 40 eslabón más débil de la cadena capitalista, como anunció Lenin, no estaban dadas aún allí las condiciones para semejante experimento. Sin el agotamiento de las posibilidades del capitalismo, una sociedad no puede dar el salto hacia un nuevo modo de producción, socialista. En la actualidad, Rusia está recorriendo un sendero de reconstrucción económica y social con herramientas de la sociedad de mercado, logrando, en diversas esferas, sobre todo la militar, que el planeta alcance la necesaria bipolaridad. 41 CUBA: LOS BARBUDOS DE FIDEL Nació en el seno de una familia adinerada, el 13 de agosto de 1926. Su padre, de origen gallego, fue un rico terrateniente en tierras del nororiente cubano. Estudió en colegios religiosos destinados a la burguesía, así como, finalmente, concluyó la abogacía en la Universidad de La Habana. En sus años estudiantiles se destacó como dirigente juvenil, opuesto a la explotación capitalista que había conocido desde la infancia en el feudo familiar, lo que lo llevó a militar en agrupaciones al servicio de la clase obrera y a emprender aventuras políticas en otras tierras latinoamericanas. Así, organizó una expedición armada contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en Santo Domingo, que fracasó al intentarse la travesía marítima. También viajó a Colombia para entrevistarse con el líder del Partido Liberal Jorge Eliécer Gaitán, estando presente cuando el “bogotazo”, motín popular consecuencia del asesinato de este el 9 de abril de 1948. Evidentemente, era un joven revoltoso… Y para que un revoltoso se convierta en revolucionario sólo hace falta una causa política que lo entusiasme y justifique sus acciones. Y la encontró cuando el Jefe del Ejército republicano en Cuba, Fulgencio Batista, dio un golpe de estado el 10 de marzo de 1952, para erigirse dictador, frustrando las aspiraciones del pueblo, de promover un gobierno democrático mediante próximas elecciones. Fue entonces Fidel Castro el individuo necesario, en el lugar adecuado y en el momento oportuno. Lo que requería la historia para iniciar una leyenda con dimensiones de epopeya. 42 La historia de Cuba es la misma que la de todas las naciones latinoamericanas: primero colonias de España tras el descubrimiento del Nuevo Mundo por Cristóbal Colón en 1492. Luego, neo-colonias de Estados Unidos, tras la promulgación, por el Presidente estadounidense James Monroe, en 1823, de la doctrina que lleva su nombre, donde declara: “América para los americanos”, con el entendimiento de que “América” son todas las naciones latinoamericanas, y “americanos” son justamente ellos, los del Norte, marcando el territorio desde el río Bravo hasta la Patagonia como esfera de influencia para el pleno ejercicio de su poder imperial. Quiso la historia que Cuba fuese la última tierra americana en levantarse en armas contra la Corona española. Diversas acciones reformistas en las Cortes ibéricas llevaron a la Isla limosneras concesiones que frenaron el espíritu independentista de los primeros próceres cubanos y auparon el anexionismo, al extremo de que se le concediese el denigrante título de “Muy noble y muy leal Isla de Cuba”, por su supuesta fidelidad a la monarquía española. Cuando en la primera mitad del siglo XIX Simón Bolívar, al norte de Sudamérica, y José de San Martín, al sur, llevaban a cabo la épica independentista, el cura Miguel Hidalgo lo hacía en México, y Francisco Morazán en Centroamérica, pensadores ilustres, como el Padre Félix Varela Morales, desde el exilio se empeñaban en fomentar la convicción independentista entre los cubanos. En el periódico “El Habanero”, fundado en Filadelfia en 1824, escribió: “Desearía ver a Cuba tan isla en lo político como lo es en la naturaleza, (…) Cuba no debe esperar ya nada de España…ni de nadie, debe liberarse por sí sola”. 43 Y ciertamente a la Isla no llegó la ola revolucionaria bolivariana, a pesar de que en la voluntad del Gran General estaba el proyecto de combatir por Cuba y Puerto Rico. No fue hasta 1868 cuando en el seno de la clase terrateniente cubana se concretó la voluntad libertaria, en pos no sólo de la independencia nacional, sino además del fin de la esclavitud a que eran inhumanamente sometidos los negros africanos en la Isla. Correspondió a Carlos Manuel de Céspedes, rico hacendado oriental, lanzar el grito de “¡Viva Cuba libre!” el 10 de octubre de 1868, iniciando una gesta que duraría 10 años, pero con la que no se alcanzaría la independencia, aunque sí la abolición de la esclavitud. Sobrevino entonces una “tregua fecunda” de 17 años, entre 1878 y 1895. Fecunda, porque durante ese período brilló la estrella de quien vino al mundo el 28 de enero de 1853, quien finalmente encauzaría las ansias libertarias del pueblo cubano hacia su definitiva culminación, José Julián Martí Pérez. Nacido en La Habana, de padre militar español, muy temprano en su adolescencia comenzó a actuar en favor de la independencia de Cuba, lo que le valió ser encarcelado y sometido a trabajos forzados. Luego abandonaría la isla e iría a España, donde concluyó estudios universitarios de Jurisprudencia y Letras. Radicado en Estados Unidos (después escribiría al respecto: “Viví en el monstruo y conozco sus entrañas…”) José Martí descolló como hombre de letras y político, exponiendo ideas avanzadas sobre cómo llevar a cabo la nueva gesta libertaria, destacándose su discurso “Los pinos nuevos”, en que convocó a la unidad entre los veteranos caudillos del 68-78 y la nueva generación de patriotas, a la cual él pertenecía. Su logro mayor en ese 44 empeño fue la fundación del Partido Revolucionario Cubano, como órgano político para la organización de la contienda bélica. Sus escritos y discursos llamando a la unidad por la causa independentista encontrarían oídos receptivos en la emigración cubana radicada en Estados Unidos y en otros países del continente. José Martí, en su condición de Delegado del Partido Revolucionario Cubano, fue reconocido como líder político de la llamada “guerra necesaria”, que tendría al generalísimo Máximo Gómez Báez y al lugarteniente general Antonio Maceo Grajales como jefes militares, ambos los más destacados caudillos de la Guerra de los Diez Años, además de contar con otros veteranos mambises residentes tanto en el exterior como en el interior de Cuba, donde organizaban clandestinamente a las fuerzas independentistas. Se forjó así la llamada “expedición de Fernandina”, que en enero de 1895 pretendió llevar a Cuba, desde La Florida, un destacamento armado para reiniciar la guerra, intento que fracasó por una delación. Sin embargo, la llama de la insurrección quedó encendida… Así, el 24 de febrero de 1895, con el alzamiento en el poblado de Baire, daría inicio la nueva jornada de luchas por la libertad de Cuba. En sendas expediciones navales desembarcarían en playas cubanas Martí y Gómez, así como también Maceo y otros caudillos. Era para el líder patriota la culminación de su misión, al extremo de que, despreciando al peligro, el 19 de mayo de ese año marchó cabalgando al combate, siendo derribado por una bala española que acabó con su valiosa vida. Antes del fatídico suceso había reiterado su vocación antimperialista en un testamento político: “Ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país y por mi deber (…) de impedir a 45 tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso. En silencio ha tenido que ser (…), porque hay cosas que para lograrlas han de andar ocultas…” La prematura muerte en los campos de batalla de José Martí y Antonio Maceo resultó un duro golpe para la gesta independentista. Desde el “norte revuelto y brutal” (como lo calificó Martí) los políticos aguardaban el momento de apoderarse de la deseada Isla. Ya habían adquirido, tiempo atrás, la península de Florida mediante compra a España. Pero Cuba no estuvo nunca en venta, pues la monarquía ibérica apreciaba su destacada posición geográfica. La estrategia que aplicaron entonces fue la de la “fruta madura”, proclamada en abril de 1823 por el presidente John Quincy Adams, según la cual “por las leyes de gravitación política, Cuba, separada de España, tiene que gravitar hacia la Unión americana”. La gesta insurrecta mambisa puso a las tropas coloniales españolas en la Isla en una situación de inevitable derrota, sobre todo con la exitosa Campaña Invasora de Oriente a Occidente, que llevó las batallas hasta las mismas puertas de la ciudad capital. Para el Gobierno norteamericano, los acontecimientos militares, así como la muerte de Martí y Maceo, indicaban llegado el momento de “poner la canasta bajo el árbol y provocar la caída de la fruta dentro de ella”. Y para eso se valieron de una estratagema que aceleró los acontecimientos… El 15 de febrero de 1898 una explosión sacudió el puerto de La Habana, cuando el acorazado norteamericano “Maine”, de visita oficial en la isla, saltó por los aires con saldo de 254 marineros y sólo 2 oficiales 46 muertos. Curiosamente, todo el resto de la oficialidad disfrutaba, a esas horas, de un baile en la ciudad, dado en su honor por las autoridades españolas, que negaron toda responsabilidad con el acontecimiento, pero fueron acusadas por la prensa y el Gobierno norteamericano de haber realizado un atentado contra el navío, lo cual se asumió como declaración de guerra. A todas luces parece absurdo que la monarquía española decidiera embarcarse en una aventura bélica contra Estados Unidos, considerando la debacle económica y militar en que estaba sumida. Ha sido opinión muy extendida entre historiadores cubanos y españoles que la explosión fue provocada por los propios estadounidenses, como excusa para intervenir en una guerra que ya estaba decidida. La “casualidad” de que casi toda la oficialidad del navío estuviese ausente en ese instante parece corroborar la sospecha de autoagresión. Otros hechos en la historia norteamericana demuestran cómo en función de intereses políticos han sido capaces de atrocidades semejantes (¿remember 11S?). La Guerra hispano-americana (falazmente no se incluyó en su nombre la participación cubana, aunque ya el Ejército mambí era dueño absoluto de los campos de Cuba) fue una contienda breve, dado el desgaste del ejército español, cuyos hechos más notorios ocurrieron en torno a la oriental ciudad de Santiago de Cuba, con acciones terrestres, pero sobre todo con la destrucción de la obsoleta flota española por el acoso y bombardeo de los modernos buques de guerra yanquis. A pesar de que la guerra fue ganada principalmente por la participación de los mambises, el general norteamericano Shafter impidió la entrada de los cubanos en Santiago de Cuba, bajo el pretexto de 47 “posibles represalias”. Otro hecho vergonzoso fue que la rendición española, con la firma del Tratado de París el 10 de diciembre de 1898, se realizó ante el Mando norteamericano, sin intervención de los jefes cubanos, que vieron cómo de tal modo les fue robada su revolución. En consecuencia, Estados Unidos se apoderó de Cuba y otras colonias españolas (Puerto Rico, Filipinas, Guam), aplicando la teoría de “fruta madura”. Hasta 1902 se mantendría la intervención norteamericana en Cuba, año en que asumió la Presidencia un Gobierno nacional presidido por Tomás Estrada Palma. ¿Por qué Estados Unidos no decidió permanecer en Cuba?, tal como lo hizo con Puerto Rico (declarado después “Estado libre asociado”), Filipinas y Guam (donde se mantuvo hasta la Segunda Guerra Mundial). Fue tal vez un error de la política norteamericana. Pero evidentemente prefirió la fórmula del neocolonialismo, sustituyendo el control gubernamental por el económico. Con sucesivos gobernantes pro-norteamericanos, exponentes de la burguesía criolla, Cuba se mantuvo durante décadas bajo la dominación política y económica yanqui, convertida en traspatio de placer, donde disfrutar de paradisíacas playas y casinos, mientras su población estaba sumida en el subdesarrollo y la miseria. Y así hasta 1952, cuando frente a las elecciones presidenciales un partido político que se proclamaba heredero del Partido Revolucionario Cubano creado por Martí, y por tanto se calificaba como Auténtico, se mostraba como el favorito del pueblo, con un programa de mejoras sociales –aunque en ningún caso de transformaciones radicales-. La oligarquía criolla sintió temor por eso y, con la anuencia del Gobierno norteamericano, fraguó el asalto al poder 48 mediante un golpe de estado por parte del Jefe del Ejército, el 10 de marzo de ese año, poniendo fin a las expectativas de la población e instaurando una dictadura militar en el país. La hora de Fidel Castro había llegado, y habría luego demasiados motivos para que los oligarcas se arrepintiesen de haberle dado esa oportunidad… Con apenas 27 años de edad, el carismático líder emprendió su cruzada hacia el poder político, motivado por el enfrentamiento a la dictadura de Batista. Creó un movimiento de jóvenes iluminados por sus ideas, llamado Generación del Centenario, precisamente porque su primera gran muestra de organización y empuje ocurrió el 28 de enero de 1953, en homenaje a los 100 años del natalicio de José Martí, con una “marcha con antorchas” (al estilo de las protagonizadas por los “camisas pardas” hitlerianos) desde la Universidad de La Habana y por diversas calles de la ciudad. Pero su mayor jugada se fraguaba, no a la luz de las antorchas, sino en las sombras. Con la tenacidad de un predestinado, seleccionó, organizó y entrenó militarmente a un decidido grupo de jóvenes de su movimiento, para llevar a cabo una acción que estremecería los cimientos de la sociedad cubana y marcaría el inicio de una nueva etapa en la historia continental: el asalto al cuartel “Moncada”, la segunda fortaleza militar de la isla, radicada en Santiago de Cuba. Fue la madrugada del 26 de julio de 1953 cuando, en medio de sus tradicionales festejos carnavalescos, la ciudad que aportó el mayor número de generales a las guerras de independencia despertó bajo el fragor de la batalla. Un centenar de jóvenes, armados con fusiles de bajo calibre, atacaron la fortaleza militar, bajo el plan elaborado por Fidel de capturar armamento de guerra con 49 que llamar a la población al combate contra la dictadura batistiana. La acción militar fracasó por la superioridad numérica y militar de los acuartelados, al perderse el factor sorpresa. Muchos de los jóvenes asaltantes fueron capturados, pero una orden recibida desde La Habana los condenó a morir, siendo brutalmente asesinados 55 asaltantes. Fidel Castro salvó la vida sólo porque fue apresado días después, tras su fuga hacia zonas montañosas en torno a la ciudad, y por la intervención del Nuncio Apostólico de Santiago de Cuba. Luego, en otras ocasiones también la predestinación mantendría con vida al joven líder. La epopeya fallida del “Moncada”, así como la singular autodefensa protagonizada por el abogado Fidel Castro en el juicio a que fueron sometidos los sobrevivientes, conocida como “La Historia me absolverá”, configuraron la voluntad de lucha del pueblo cubano, principalmente su juventud, contra la tiranía. Estando aún el líder en prisión se creó el instrumento de la insurrección: el “Movimiento 26 de Julio” (M-26-7), cuyas células clandestinas cubrirían el territorio nacional. Pese a haber sido condenado a 15 años de prisión por los sucesos del “Moncada”, el 15 de mayo de 1955 Fidel Castro y otros moncadistas fueron puestos en libertad con un indulto decretado por Batista (de lo cual tendría luego razones para arrepentirse). Inmediatamente exiliado en Estados Unidos y México, el grupo de revolucionarios se dio a la tarea de preparar el regreso a Cuba, esta vez con una expedición armada que haría de las montañas orientales su escenario de luchas. Sus 82 hombres bajo el mando de Fidel Castro finalmente recorrieron. en el yate “Granma”. la ruta entre Tuxpan 50 (México) y Las Coloradas (Cuba), a donde llegaron el 2 de diciembre de 1956, y desde donde, con graves pérdidas humanas y materiales en sorpresivos enfrentamientos con el ejército gubernamental, alcanzaron la Sierra Maestra, la mayor cordillera cubana. En varias ciudades las células del M-26-7 recibieron con acciones armadas el desembarco. Con 12 sobrevivientes comenzaba a escribirse la leyenda de los barbudos de Fidel… Muchas páginas pueden dedicarse a describir la lucha guerrillera, primero en la Sierra Maestra y luego extendida a otras regiones en el oriente, centro y occidente de la Isla, donde alrededor de 800 combatientes del Ejército Rebelde derrotaron a los más de 70 mil soldados, fuerzas aéreas y navales, del Ejército constitucional de Batista, que contaba con el apoyo logístico de Estados Unidos. Baste decir que el 1 de enero de 1959, poco más de 2 años después del desembarco del yate “Granma”, el dictador optó por abandonar el país, y días más tarde Fidel Castro, al frente de una victoriosa columna verde olivo, entró en La Habana. Fue el triunfo de la insurrección armada, al costo de 20 mil vidas. Con el éxito de la insurrección se enfrentó el reto más difícil: llevar a cabo la revolución. Luego de 60 años de aquel acontecimiento, resulta inevitable, e incluso fácil, hacer una evaluación del proceso revolucionario cubano hasta nuestros días, definiendo sus aciertos y sus errores, considerando los factores políticos globales que influyeron en su desarrollo en una u otra dirección, teniendo en cuenta de modo destacado el papel de la personalidad en la historia, a través de la icónica figura de su máximo líder: Fidel Castro, ya desaparecido físicamente. 51 La toma violenta del poder mediante las armas provocó inevitablemente extremos de violencia. Violencia contra violencia. Los llamados “tribunales revolucionarios” dieron riendas sueltas al enjuiciamiento de ex-militares acusados de crímenes contra la población durante la dictadura, y condenados a morir por fusilamiento. Otros, opuestos al nuevo régimen, optaron por esconderse en las montañas y formar bandas armadas para reeditar la lucha guerrillera. La anhelada paz, tras 7 años de confrontaciones desde 1952, no llegó al pueblo cubano. Pese al apoyo militar del Gobierno norteamericano a la tiranía de Batista durante la insurrección, la revolución cubana en sus inicios no fue declaradamente antimperialista. Se planteaba como objetivos hacer realidad el llamado “Programa del Moncada” expuesto por Fidel Castro en su alegato “La Historia me Absolverá”, donde la acción más radical parecía ser una reforma agraria en beneficio del campesinado. En ningún lado se hablaba de “dictadura del proletariado”, aunque en las triunfantes filas rebeldes ya se movían intereses marxistas-leninistas. Evidentemente, los gobernantes norteamericanos fueron sorprendidos por el curso de los acontecimientos en Cuba, cuando se produjo allí la nacionalización de empresas yanquis, y en respuesta se plantearon eliminar la revolución por cualquier vía. Desde octubre de 1959 el presidente Dwight Eisenhower aprobó acciones encubiertas contra Cuba, propuestas por el Departamento de Estado y la CIA, como ataques aéreos y navales. También el objetivo de la eliminación física de Fidel Castro. Las restricciones comerciales aumentaron, y EE.UU. dejó de comprar azúcar cubano y de vender petróleo a la Isla. 52 Muchas familias de clase alta y media optaron por abandonar el país ante la amenaza de las leyes revolucionarias, buscando refugio en las cercanas costas de Estados Unidos. La ciudad de Miami se convirtió en centro de conspiraciones contra la naciente revolución, hechos que tuvieron su máxima expresión en el desembarco de Bahía de Cochinos (Playa Girón) en abril de 1961, donde una fuerza expedicionaria organizada, armada y apoyada logísticamente por Estados Unidos, fue derrotada por el Ejército Rebelde y las milicias cubanas en apenas 72 horas. Mientras la tensión con Estados Unidos se incrementó, su enemigo en la “Guerra fría”, la URSS, vio en la Revolución cubana una oportunidad geopolítica y jugó sus cartas para aprovecharla. En febrero de 1960 el viceprimer ministro soviético Anastas Mikoyan visitó Cuba para conceder un crédito de cien millones de dólares, además de firmar tratados para la compra de azúcar y venta de petróleo. El 8 de mayo de ese año se reanudaron las relaciones diplomáticas con la Unión Soviética, interrumpidas por Batista en 1952. Por su parte, el 3 de enero de 1961 el Gobierno norteamericano decidió romper las relaciones diplomáticas con Cuba, luego que Fidel Castro declarase: "Soy marxista-leninista y seré marxistaleninista hasta el último día de mi vida". Como rigen las leyes de la Física, Cuba, expulsada de la órbita de EE.UU. por la política norteamericana contra ella, se vio, voluntariamente o no, arrojada a la de su rival ideológico y militar: la Unión Soviética, relación que tuvo un punto culminante cuando la crisis de los misiles nucleares soviéticos en Cuba, en octubre de 1962, que puso al mundo al borde de la guerra. 53 El espíritu audaz y carismático de Fidel Castro lo convirtió en un adalid para el pueblo cubano, que lo siguió en aventuras armadas intervencionistas en diversas regiones latinoamericanas y africanas. Sus vibrantes discursos enardecían el fervor revolucionario de la población, que lo reconocía como un gran líder, determinando las tendencias hacia el culto a su personalidad. En una arenga pública premiada con atronadores aplausos, emplazó así al Presidente de EE.UU., George W. Bush: “Puesto que usted ha decidido que nuestra suerte está echada, tengo el placer de despedirme como los gladiadores romanos que iban a combatir en el circo: Salve, César, los que van a morir te saludan. Solo lamento que no podría siquiera verle la cara, porque en ese caso usted estaría a miles de kilómetros de distancia, y yo estaré en la primera línea para morir combatiendo en defensa de mi patria”. La muerte de Fidel Castro fue menos gloriosa. Sucumbió a la enfermedad y el desgaste físico a la edad de 90 años, el 25 de noviembre de 2016, luego de varios años retirado del ejercicio del poder, aunque indudablemente lo seguía ejerciendo tras bambalinas. Poco queda ya de la generación que le siguió en el “Moncada”, el “Granma” y la Sierra Maestra; los “barbudos de Fidel”. La gloria de la Revolución cubana, que sirvió de paradigma a todos los movimientos de izquierda en el mundo, se apaga tras las brumas de su fracaso en la arena económico-social. A 60 años del triunfo insurreccional, tanto el inicial “Programa del Moncada” como las grandes metas de la construcción socialista, son asignaturas pendientes que los nuevos gobernantes cubanos se empeñan aún en anunciar como objetivos en el mediano plazo. 54 El fracaso productivo, muy evidente en las esferas agrícola y azucarera en un país donde la naturaleza es prolífica, la crisis financiera y la dualidad monetaria insolubles, el eterno racionamiento de la canasta básica, que lleva a extremos la cotidiana gestión alimentaria de la población, el creciente deterioro del fondo habitacional en las ciudades y en la transportación a todos los niveles, la marcada pérdida de valores principalmente en las jóvenes generaciones, con males como la prostitución y la delincuencia, el éxodo de más de 2 millones de cubanos que han preferido escapar de la traumática realidad del país, resultan hoy cartas de presentación de una revolución robada por los propios revolucionarios. Sí, fueron los errores de los revolucionarios cubanos, conducidos por Fidel Castro, los que condenaron al fracaso a ese proceso que surgió como una leyenda con dimensiones épicas. Bajo el fervor patriótico y la hipnosis colectiva implementada por el carismático líder, en Cuba han tenido cabida todos los males que caracterizan a los regímenes totalitarios en cualquier parte del planeta a lo largo de la historia: a) El dogmatismo en las ideas. Primero la revolución fue verde olivo, y luego se convirtió al rojo; entonces, cualquier otro tono ideológico fue calificado y combatido como revisionismo. b) La intolerancia en el discurso. Hasta la práctica religiosa fue atacada e incluso prohibida, por considerarla opuesta al materialismo que sustentaba a la teoría revolucionaria. c) La intransigencia en la conducta. El llamado centralismo democrático fue la forma oficial de anular el 55 ejercicio de la crítica, sólo posible en tiempo y lugar convenientemente establecidos por los jefes. d) La doble moral en el actuar. La dirigencia revolucionaria instaba a la modestia, pero viviendo en condiciones de privilegio, con lo que se hizo realidad la creación de una “burguesía obrera” en la dictadura del proletariado. e) La demagogia en las campañas. Los planes de acción gubernamentales generalmente terminaban en lo mismo, y la dirigencia se especializó mucho más en justificar los fracasos, que en cumplir. f) La corrupción en los métodos. Todavía quedan por descubrir los grandes fraudes cometidos por figuras políticas, protegidos por el “secretismo” con que el Gobierno cubano cubre sus acciones. g) El culto a la personalidad. La imagen de Fidel en los sitios públicos, su adoración por los niños en las escuelas, la propaganda en torno a la infalibilidad de su pensamiento, son algunas muestras… h) El efecto rebote. La defenestración de un funcionario tras cada fracaso, como el de la Zafra de los 10 millones. Nunca Fidel dijo “mea culpa”, aunque aprobaba todas las decisiones. i) El efecto fusible. El ejemplo más significativo: el general Arnaldo Ochoa fusilado por negociar drogas con Pablo Escobar en nombre de Cuba. ¿Qué jefe máximo aprobó la operación y nunca pagó por eso? j) El “nosotros” contra el “yo”. Decir “yo” en lenguaje coloquial en Cuba se convirtió en mala palabra. 56 Hasta el novio, al pedir la mano de su novia, decía al padre: “Nosotros queremos casarnos con su hija”. k) El “mañana” contra el “hoy”. La consigna principal en Cuba fue: “El presente es de lucha. El futuro es nuestro”. Y cuando el futuro se convertía en presente, la esperanza moría sin remedio. l) La manipulación de la historia. Fidel citaba mucho al Martí antimperialista. Pero nunca algo como: “Yo sé de un penar profundo entre las penas sin nombre. La esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo”. m) “Conmigo o contra mí”. La sentencia “Con la revolución todo, contra la revolución nada” fue una de las más furibundas consignas, aplicada sobre todo en el campo de la intelectualidad y el arte. n) El infierno sin mí. De eso se encargaba la propaganda política, que ponía a Fidel incluso como el divino salvador ante la furia de la naturaleza; el líder frente a los huracanes. o) Último recurso: la dictadura. El régimen fidelista es aún expresión de un totalitarismo ejercido con la anuencia del pueblo, incapaz de oponerse al mismo sistema que ayudó a construir y defender. 57 CREACIÓN DE UNA MENTALIDAD SUMISA Para lograr que todo un pueblo sea incapaz de oponerse al mismo sistema que ayudó a construir es imprescindible un requisito: que la inmensa mayoría de la población esté regida por una mentalidad sumisa, dispuesta a obedecer en silencio, con la pérdida de esa valiosa condición humana basada en la autoestima y el instinto de supervivencia, para actuar como mansos corderos camino al matadero. ¿Qué es y cómo se crea la mentalidad sumisa en toda una población de millones de seres humanos? En su libro “La formación de la mentalidad sumisa” el comunicólogo español Vicente Romano García, lo explica así: “El sistema dispone todavía de recursos que le permiten prolongar su existencia. Así, aunque el poder adquisitivo de los trabajadores se reduzca, son más los que trabajan por menos dinero, mujeres y niños incluidos. La jornada laboral se ha incrementado hasta niveles desconocidos hace muchas décadas. A las familias con varios miembros trabajando en precario por muchas horas hay que sumar el pluriempleo. Si a todo esto se añade la posibilidad de comprar a plazos, las tiendas de “Todo a 100 pesetas”, etc., se entenderá por qué las masas populares siguen consumiendo a pesar de estar más explotadas. Para consentir esta situación se requiere, claro está, un esfuerzo enorme en mantener a la población desinformada, para persuadirla de que no hay alternativa; en suma, para tenerla material y espiritualmente sumisa. Los dirigentes espirituales, los formadores de opinión, desde la ´intelligentsia’ vendida hasta el Papa, saben perfectamente que es más fácil engañar a una población 58 poco y mal informada que a otra ilustrada (…) Como se sabe, la propaganda recurre con frecuencia a la mentira, puesto que su función es la de influir en las emociones y, sólo accesoriamente, la de informar”. Pese a que Romano en esta cita se refiere a la esfera económica de la sociedad, regida por la publicidad para incentivar el consumismo, en su obra también extiende el análisis al campo de la política y la acción gubernamental, donde el fenómeno se da con métodos y objetivos semejantes: el uso de la mentira, la desinformación, la tergiversación de la realidad, para generar un estado de sumisión material y espiritual en la población objetivo. Hay que decir que esta práctica no es exclusiva de los gobiernos considerados totalitarios, sino que es común a todos los gobiernos, de cualquier tendencia política, diferenciándose sólo por ciertos matices en sus procedimientos: unos más descarnados y otros más solapados, pero en definitiva persiguiendo iguales objetivos, porque la sumisión de los gobernados es el afán común y principal de todos los gobernantes para el pleno ejercicio de su poder. Crear mentalidad sumisa en una población no es propósito que se alcance mediante decretos o leyes impuestas. Se requiere mucho más que eso. Es preciso sembrar en la conciencia individual un mensaje que condicione el pensamiento y lo encamine en la dirección deseada por el manipulador. Puede decirse que es un trabajo semejante al proceso educativo, pero con fines opuestos, pues mientras este contribuye a desarrollar el conocimiento, aquello pretende eclipsarlo. Para semejante “lavado masivo de cerebros” se aplican diversos procedimientos, siendo los principales: 59 a) b) c) d) e) f) La propaganda panfletaria. La manipulación de la historia. La tergiversación de la realidad. La masificación de la conciencia social. El culto a la personalidad. Y sobre todo, el tiempo… mucho tiempo, mientras más, mejor. La propaganda panfletaria es en lo político lo que la publicidad comercial en lo económico: una poderosa herramienta de creación de mentalidad sumisa, de “lavado de cerebros” para el condicionamiento de la conducta social hacia los fines e intenciones del manipulador. Si con la publicidad lo que se persigue es ganar más consumidores de un determinado producto, con la propaganda la intención es sumar incondicionales a una determinada línea de pensamiento político-ideológico. La principal diferencia entre ambas herramientas está en que mientras para la publicidad lo esencial es la forma, la presentación atractiva y cautivadora del producto, al margen de la calidad del mismo, para la propaganda lo básico es el contenido, el mensaje que se transmite, aunque en muchas ocasiones eso ocurra de manera burda, panfletaria, por haberse descuidado en alguna medida la forma de transmisión. La propaganda panfletaria es el instrumento número uno en todo empeño de creación de mentalidad sumisa, razón por la cual los círculos de poder se empeñan en perfeccionarla y aplicarla con eficiencia en sus fines de manipulación, invirtiendo para eso grandes capitales y recursos humanos. Sin dudas el régimen nazi no habría logrado su objetivo de arrastrar al pueblo alemán hacia una devastadora y genocida guerra planetaria si Hitler no hubiese escrito “Mein Kampf”, y tanto él como su Ministro 60 de Propaganda, Goebbels, no inundasen las plataformas de opinión pública con discursos antisemitas que prepararon el camino ideológico para el holocausto judío. Y, equivalentemente, Fidel Castro no habría podido construir un régimen con más de 60 años de permanencia en el poder si no hubiese difundido “La historia me absolverá”, y llenado en noches y madrugadas todas las radioemisoras y canales de televisión cubanos, en cadena nacional, con interminables discursos antiimperialistas y llenos de utópicas promesas que no se cumplirían jamás. El secreto está en el proceso mismo de la comunicación social. Romano lo explica así: “En la actualidad este adoctrinamiento multilateral se efectúa en lo que M. McLuhan llamaba el “aula sin muros”, esto es, mediante los llamados medios de comunicación de masas. El consumo de medios, sobre todo de televisión, constituye hoy un componente fijo de la vida cotidiana en la mayoría de la sociedad. Como se sabe, la cultura predominante es ahora la producida masivamente por estos medios Esta “cultura de medios” ha llegado a ser la experiencia cotidiana y la conciencia común de la mayoría inmensa de la población. A esta pertenecen el trato cotidiano con los medios y sus contenidos, así como la forma de pensar y de sentir determinada por ellos, los hábitos de leer, oír y ver, de consumo y de comunicación, las modas y una buena parte del lenguaje y de la fantasía (…) El objetivo ideal sería convertirnos a todos en apéndices del mercado. Es lógico, por tanto, que el reclamo comercial, la ‘publicidad’, constituya uno de los componentes fundamentales de la cultura actual”. Semejante motivo justifica los afanes de regímenes totalitarios por establecer y mantener el monopolio de la 61 comunicación social: sólo televisión y prensa afines, una sola voz oficial, cero medios discordantes con los que se pueda contrastar la información en busca de la verdad. Los métodos para silenciarlos marcan diferencias entre las dictaduras y las demagogias: las primeras lo hacen a rajatablas… las segundas mediante una legislación parcializada y engañosa. Pero, en definitiva, el fin que se persigue es el mismo: controlar la opinión pública, lo que pone en entredicho el manoseado slogan de la supuesta “libertad de expresión”, que se reduce a la real libertad de los propietarios de medios de comunicación para expresar lo que conviene a sus intereses económicos, políticos, o clasistas. La manipulación de la historia es la segunda herramienta en importancia para la creación de mentalidad sumisa en toda una población. Se trata de construir la versión de que los paladines de hoy son la continuidad de los patrióticos héroes de ayer, de que la historia es sola una, y la misma, desde los orígenes hasta el presente, tal como se expresa en la frase fidelista: “Ellos, hoy, habrían sido como nosotros; nosotros, entonces, habríamos sido como ellos”, pronunciada el 10 de octubre de 1968, al cumplirse 100 años del levantamiento mambí de Carlos Manuel de Céspedes en “La Demajagua” para iniciar la llamada Guerra de los Diez Años, por la independencia de Cuba. Fidel también comprendió que para convertir sus ideas políticas en sangre y carne del pueblo cubano tenía que emplear paradigmas diferentes a los clásicos del comunismo –Marx, Engels, Lenin-, en general desconocidos, e incluso rechazados, por el pensamiento anticomunista pre-revolucionario del pueblo cubano, como resultado de décadas de influencia cultural 62 norteamericana. Y para eso, nada mejor que la imagen y el pensamiento del más grande de los cubanos, reverenciado por todos al margen de posturas ideológicas: José Martí. Su primera acción fue atribuirle la autoría intelectual del asalto al cuartel “Moncada”. Así afirmó en el juicio en su contra por la fallida acción militar: “Nadie debe preocuparse de que lo acusen de ser autor intelectual de la Revolución, porque el único autor intelectual del asalto al Moncada es José Martí, el Apóstol de nuestra independencia”. Fidel dijo entonces a quienes lo juzgaban: "Se nos enseñó a querer y defender la hermosa bandera de la estrella solitaria y a cantar todas las tardes un himno cuyos versos dicen que vivir en cadenas es vivir en oprobios y afrentas sumidos y que morir por la patria es vivir. Por eso vivirán siempre en el corazón y en las obras que una Cuba diferente ha hecho en su nombre, aquellos jóvenes de la Generación del Centenario que abonan la tierra que quisieron para siempre libre y soberana, ellos cayeron por ese pueblo que Martí quería cuando dijo: El pueblo más feliz es el que tenga mejor educados a sus hijos en la instrucción del pensamiento y en la dirección de sus sentimientos”. Ya en pleno ejercicio del poder, evidentemente el equipo de apoyo del Comandante en Jefe pasó interminables jornadas seleccionando, en la extensa obra literaria de Martí, frases donde el pensamiento martiano estuviese acorde con la intencionalidad política de la revolución socialista. Pero, igualmente, evadiendo otras que pudiesen provocar reacciones adversas en la población, como, por ejemplo, cuando el Apóstol de la independencia sentenció que “…la esclavitud de los hombres es la gran pena del mundo”. O, cuando en 1884, 63 en su escrito “La futura esclavitud”, alertó sobre el peligro que corren los pueblos en manos del socialismo de Estado: “Todo el poder que iría adquiriendo la casta de funcionarios, ligados por la necesidad de mantenerse en una ocupación privilegiada y pingüe, lo iría perdiendo el pueblo, que no tiene las mismas razones de complicidad en esperanzas y provechos, para hacer frente a los funcionarios enlazados por intereses comunes. Como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o beneficio. El hombre que quiere ahora que el Estado cuide de él para no tener que cuidar él de sí, tendría que trabajar entonces en la medida, por el tiempo y en la labor que pluguiese al Estado asignarle, puesto que, a este, sobre quien caerían todos los deberes, se darían naturalmente todas las facultades necesarias para recabar los medios de cumplir aquellos. De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo. Y como los funcionarios son seres humanos, y por tanto abusadores, soberbios y ambiciosos, y en esa organización tendrían gran poder, apoyados por todos los que aprovechasen o esperasen aprovechar de los abusos, y por aquellas fuerzas viles que siempre compra entre los oprimidos el terror, prestigio o habilidad de los que mandan, este sistema de distribución oficial del trabajo común llegaría a sufrir en poco tiempo de los quebrantos, violencias, hurtos y tergiversaciones que el espíritu de 64 individualidad, la autoridad y osadía del genio, y las astucias del vicio originan pronta y fatalmente en toda organización humana. ‘De mala humanidad —dice Spencer— no pueden hacerse buenas instituciones’. La miseria pública será, pues, con semejante socialismo a que todo parece tender en Inglaterra, palpable y grande. El funcionarismo autocrático abusará de la plebe cansada y trabajadora. Lamentable será, y general, la servidumbre”. No señor, semejantes ideas no convienen para pregonar la continuidad histórica de los paladines actuales respecto a los próceres de la independencia, con lo que justificar y hacer valedero su accionar, ante los ojos del pueblo. ¡Es preciso, por tanto, manipular la historia...! La tergiversación de la realidad es el tercer recurso para la creación de mentalidad sumisa en toda una población. En su obra citada, Vicente Romano explica: “Las técnicas para conseguir la uniformidad de las opiniones, el pensamiento único, son muchas y muy diversas (…) Son los propietarios de los medios de comunicación y los directores puestos por ellos los que tienen la capacidad de seleccionar y publicar, de dar a conocer a los demás los aspectos de la realidad más acordes con sus intereses. Los pocos tienen así el poder de definir la realidad para los muchos y de producir las informaciones que dificultan a la mayoría de los ciudadanos el conocimiento y la comprensión de su entorno, la sociedad en que viven, así como la articulación y expresión de sus necesidades e intereses. En este sentido, los medios pueden dirigir efectivamente la percepción de la realidad cuando no se dispone de informaciones en contrario, y, aunque los medios no puedan moldear cada opinión, sí pueden enmarcar la realidad perceptiva en torno a la cual se forman las 65 opiniones (…) El resultado es un pensamiento único, uniforme, acrítico y, por consiguiente, la falsa conciencia”. Todos los animales, incluyendo a la especie humana, pueden percibir las influencias del entorno en que se encuentran, como consecuencia de su capacidad sensorial. En las especies no humanas la percepción tiene como consecuencia inmediata la reacción ante el estímulo percibido, lo cual es el rasgo característico del comportamiento salvaje, que también compartieron las primeras especies de homínidos. Pero, con el Homo sapiens este rasgo de animalidad fue desapareciendo al tiempo que la actividad racional se convirtió en filtro intermedio entre la percepción y la acción: el ser humano primeramente percibe a través de sensaciones, inmediatamente racionaliza lo percibido y experimenta emociones, y finalmente actúa según le indiquen, en cada caso, los conocimientos adquiridos, con lo cual genera experiencias que le ayudarán a tomar decisiones en posteriores situaciones análogas. En su relación con el entorno natural y el social el ser humano recibe estímulos por su capacidad de percepción, lo cual significa que es receptivo a los mensajes que le llegan a través de sus órganos sensoriales (vista, oído, olfato, tacto…). Esta percepción genera sensaciones, positivas, negativas o neutras. Pero, para que ellas adquieran un significado racional para el individuo tienen que convertirse en sentimientos, como resultado de un saber adquirido por estudios o experiencia personal anterior. De modo que percibir y sentir son dos momentos en el proceso de interacción del individuo con la realidad. Lo primero tiene carácter concreto, físico y sensorial, midiéndose según la capacidad de funcionamiento orgánico del individuo, mientras lo 66 segundo tiene carácter abstracto, emotivo, cultural e intelectual, y se mide con la escala de valores que posea la persona como resultado de su formación integral, por su educación y experiencias vivenciales. La percepción pone al individuo en contacto con una determinada realidad percibida, pero debido a sus sentimientos él ejecutará un proceso mental para detectar la realidad deseada. La primera es la que se recibe involuntariamente, con sólo orientarse en el entorno y apreciar la totalidad. La segunda consiste en buscar conscientemente lo que se desea apreciar, en cuyo caso la percepción estará regida por una intencionalidad estimulada por sentimientos como el deseo y la voluntad. Así que, desde la ciencia de la Comunicación social, la tergiversación de la realidad consiste en someter la realidad percibida a la búsqueda de una determinada realidad deseada, cuyos parámetros son difundidos por mensajes directos o subliminares, para que controlen el acto comunicacional del individuo con su entorno social, que pasa, de tal modo, de la percepción sensorial al sentir emocional, el que por su carácter subjetivo es susceptible de manipulación ideológica. Esto explica por qué dos personas, según sus diferencias conceptuales, podrán interpretar de formas muy diferentes una misma realidad, como si esta careciese de objetividad. Conseguirlo es el arma secreta de las demagogias… La masificación de la conciencia social es el cuarto recurso para la creación de mentalidad sumisa en toda una población, y consiste en colectivizar al máximo el pensamiento y las acciones, sustituir las necesidades y aspiraciones individuales por tendencias colectivas muy generales y frecuentemente indefinibles. En el campo de la Sociología moderna es destacable al respecto la obra 67 del periodista norteamericano Alvin Toffler, autor de “El cambio del poder”, trilogía donde aborda la influencia que ejerce en la dinámica social la existencia de los que denomina “sistemas de poder”, en sus diversas formas y en determinados contextos o esferas de influencia. Según el estudio, la interpretación del concepto no se refiere a la actividad psíquica o social del hombre, pues, la acepción del poder desde el punto de vista psíquico alude a la capacidad de decisión y de acción, y en lo social cae en el campo de las actividades económicas y políticas. En ambos casos se trata de hechos marcados por la voluntad consciente del ser humano, mientras que el poder, concebido como capacidad de asimilación del entorno para el desarrollo, es inherente a todo lo existente, vivo o no, tanto en la naturaleza como en la sociedad, donde se presenta según sus siguientes tres formas evolutivas: violencia, riqueza, saber. La violencia es la forma más generalizada de ejercicio del poder, predominante en la naturaleza y única en el campo de lo inanimado y de las formas de vida no inteligente. Está presente en el riguroso cumplimiento de las leyes físicas y en las brutales manifestaciones de la supervivencia animal. Su patrón universal consiste en que todas las formas de existencia basan su desarrollo en la asimilación violenta de formas inferiores, en virtud de poseer bien una mayor masa (ley de gravitación universal), o mayor fortaleza o habilidades para actuar (ley de selección natural de las especies). Es la menos versátil de las formas del poder, así como también la menos efectiva, porque genera, incuestionablemente, reacción. Aun las formas más insignificantes de existencia oponen resistencia a ser asimiladas violentamente por formas superiores. 68 La riqueza es forma de poder propia de la sociedad humana, donde se implantó siguiendo a la violencia, que fue la predominante entre las hordas primitivas antes de la aparición de las clases sociales como resultado de la creación de un excedente productivo. Su patrón universal consiste en que la menor o mayor posesión de recursos de todo tipo determina el grado de influencia de unos individuos sobre otros, en virtud de leyes económicas que son la base de toda la organización administrativa de la sociedad. El reinado de la riqueza como forma de poder en la sociedad humana ha superado con creces al de la violencia bruta, siendo la fundamental en nuestros días. Está claro que una forma de poder no desplaza por completo a la otra, y en la práctica común violencia y riqueza se conjugan para determinar grados de poder máximos, donde el volumen de participación de una y otra formas marca el nivel de civilización y desarrollo alcanzado por la sociedad. No está la riqueza al margen de generar oposición. Por el contrario. Puede afirmarse que en la práctica social la reacción al poder de la riqueza es el detonador de la violencia. Por último, el saber hace su aparición entre las formas universales del poder, como atributo exclusivo de la sociedad humana, de cuyo grado de civilización es fiel indicador a partir de la aparición de individuos (sacerdotes, curanderos, profetas, alquimistas...) que comenzaron a jugar dentro del grupo social el papel de guías espirituales, antecedentes de la inconmensurable obra del desarrollo científico-técnico de la Humanidad. Su patrón universal consiste en el respeto y grado de obediencia que impone la presencia de quien sea capaz de comprender y desencadenar fenómenos y procesos que escapan a la comprensión general, en virtud de facultades o conocimientos ocultos, o al menos no al alcance de 69 aquellos que aceptan ser asimilados. Es la forma más versátil del poder, pues puede ser aplicada a toda manifestación de la actividad humana, así como también mover, mediante el convencimiento, la voluntad de los individuos al cumplimiento de cualquier empeño con más efectividad que como se lograría con la violencia o la riqueza. También genera oposición, pero con un resultado radicalmente diferente al de las otras formas del poder, pues la confrontación de ideas que caracteriza a la lucha por el conocimiento es la base del desarrollo de la Humanidad. Así, la oposición al saber genera más saber, lo que confiere a esta forma del poder una insuperable calidad. El segundo aspecto esencial que define al poder, en sus diversas formas, es el alcance de su aplicación en la sociedad humana, donde es posible determinar las siguientes esferas de influencia: El individuo, como ente primario de toda la especie humana, es el punto de partida y piedra angular en todo el sistema de aplicación del poder, o esferas de influencia. Ningún análisis sociológico resultará efectivo si no toma al individuo como el elemento fundamental, pues todo conglomerado humano será la conjugación, que no la suma, de factores individuales, especialmente de sus necesidades, posibilidades e intereses. La familia es la segunda gran esfera de influencia en la aplicación del poder, donde concurren los intereses y necesidades individuales de quienes la integran. Es el soporte de la sociedad, ocupando un importante papel intermedio entre esta y el individuo. El poder se ejerce dentro de la familia en todas sus formas y alcanza a todos sus miembros. Los padres emplean su poder para criar a sus hijos, así como estos también lo hacen respecto a 70 aquéllos y entre sí. Y los adultos en el seno familiar rigen sus normas de conducta por influjos del poder de una u otra forma. Finalmente está la comunidad, como culminante esfera de influencia del poder en la sociedad humana, pues toda persona civilizada gusta de vivir en colectividad con sus semejantes. Es sobre todo en la sociedad donde el individuo se realiza como ser humano a partir de la formación recibida, en primera instancia, en su familia. Puede asegurarse que cuanto esfuerzo de perfeccionamiento realiza el ser humano va justamente dirigido a alcanzar y consolidar un lugar en el recuento histórico de sus semejantes. El poder en la comunidad, con independencia de sus dimensiones (barrio, ciudad, país...) se manifiesta en sus tres formas universales y alcanza en cada una de ellas tal dimensión, que determina la existencia de actividades humanas encargadas de su aplicación. Así, para la administración de la violencia existen los órganos represivos y judiciales encargados de velar por el respeto a las leyes vigentes. De hecho, se trata de una forma sui géneris de ejercicio del poder mediante la violencia, pues basta la amenaza de su aplicación para que resulte efectiva. Y de tal forma esta violencia preventiva, como forma de poder del Estado, resulta indispensable justamente para impedir que la violencia desenfrenada se apropie de la vida de la comunidad, y en tal sentido es aceptada por los ciudadanos. Pero si tal violencia oficial se convirtiese en excesiva e injustificada, como en el caso de las dictaduras, será rechazada por la comunidad y generará, sin dudas, reacción en su contra. En la comunidad el poder a través de la riqueza se ejerce mediante las relaciones económicas entre las 71 personas, en virtud de lo cual unos serán empleados por otros para producir bienes materiales y recibir en cambio medios de subsistencia en forma monetaria. En las condiciones del actual nivel de desarrollo de la Humanidad estas relaciones económicas, o de producción, son determinantes en cuanto al papel y posibilidades de los individuos para incidir en su vida personal, de su familia y de su comunidad, por lo que abarcan todas las esferas de influencia del poder, y de ahí la gran importancia que ha adquirido entre los hombres el objeto “dinero”, al punto de ser erróneamente considerado como principal símbolo de poder. En la comunidad la aplicación de la riqueza como forma del poder corresponde sobre todo a los diversos tipos de dirección social adoptados por la civilización humana, desde el jefe tribal hasta la actual organización gubernamental. La existencia del Estado resulta, por tanto, una necesidad en virtud de su papel de administrador de riqueza en la comunidad. En la medida en que crecen las dimensiones de esta, surge también la necesidad de elevar el nivel de la forma organizativa de administración. Por ejemplo: a nivel de toda la Humanidad se impone la integración mediante instituciones intergubernamentales y mundiales, los pactos y alianzas, que reafirman la condición social del ser humano. En cuanto al saber, cada vez su papel se agiganta más como forma del poder en el seno de la comunidad humana, anunciando que el desarrollo social apunta hacia una nueva era, donde el conocimiento es la llave de paso. En el presente siglo XXI ningún proceso económico, político o social puede ponerse en marcha si no cuenta con las poderosas herramientas de la información. El acopio y procesamiento de datos, en magnitudes y velocidades 72 jamás soñadas, gracias a la computación, es factor de eficiencia y éxito en todas las esferas de la actividad humana. Y lo que actualmente son sólo pasos de una especie que apenas comienza a despegar de su cuna planetaria, será alucinante carrera para transitar hacia una civilización de 2do Grado (según la “escala de Kardashov”). La creación de mentalidad sumisa requiere ignorar tanto la interpretación del poder según las tres formas mencionadas, como la estructura de esferas de influencia en la sociedad. En consecuencia, se reduce la categoría poder a su aplicación de acuerdo con la tendencia predominante para el control de la población: violencia, si se trata de una dictadura, o riqueza, si es una demagógica democracia representativa. Es obvio que el saber quedará definitivamente excluido, pues para que exista mentalidad sumisa es imprescindible la ignorancia colectiva. Para lograr una efectiva masificación de la conciencia social, la interpretación de las esferas de influencia es igualmente atropellada. Así, el individuo deja de ser el ente primario y piedra angular en todo el sistema de aplicación del poder, quedando absolutamente subordinado a los intereses colectivos; la familia no será más el soporte de la sociedad, función que pasará a las instituciones oficiales; mientras que la comunidad se consolida como la única esfera de influencia definitivamente importante: lo colectivo sobre lo particular. Semejante esquema de aplicación del poder, con notables limitaciones y tergiversaciones tanto en cuanto a sus formas como a sus esferas de influencia, tendrá como resultado final la masificación de la conciencia social, ignorándose, de paso, que esta categoría sociológica se 73 configura a través de tres indispensables componentes: cultura política, principios ciudadanos y memoria histórica. Cultura política para tener capacidad de evaluar el discurso y las acciones de los diversos actores en la esfera de la confrontación ideológica, descubrir las falacias en las promesas irrealizables, evidenciar la demagogia en los populismos, clarificar los intereses de las clases y grupos sociales, reafirmando el sentido de pertenencia, asumir los compromisos para una actuación coherente y basada en valores éticos y morales, todo lo cual no tendrá cabida en una mentalidad sumisa. Principios ciudadanos para respetar la legalidad, las normas de convivencia, el derecho ajeno y la diversidad, ejercer la solidaridad y la ayuda mutua en las más disímiles condiciones, cumplir las obligaciones asumidas, tanto con las autoridades como con la sociedad en general, sentir y mostrar la condición humana por sobre todas las cosas, con honestidad y decoro. Memoria histórica para vivir con orgullo las tradiciones patrias, la gratitud a quienes se debe independencia, libertad y progreso, así como el repudio a los explotadores y tiranos, para evaluar con justeza el presente a fin de no repetir sus errores en el futuro, honrar a los símbolos de la nación, y mantener la convicción de que la mayor dimensión de cada ser humano es la Humanidad. El culto a la personalidad es una consecuencia inevitable, y muy conveniente, de todas las acciones antes vistas para la creación de mentalidad sumisa. Considerar al líder político como un poderoso guía espiritual, insustituible e infalible, dueño de la verdad absoluta y de la capacidad divina para movilizar cielo y tierra en pos de sus 74 intenciones, elimina por completo el ejercicio de la crítica constructiva y la reflexión colectiva para la detección de errores y el perfeccionamiento de la obra colectiva emprendida. Hay líderes que fomentan semejante culto, y otros que dicen oponerse a él, pero que en la práctica lo consienten y estimulan, pues no hay fuerza más cautivadora para la autocomplacencia que la vanidad personal, lo que se puede manifestar en expresiones como “conmigo o contra mí”. Esta sentencia lleva a extremos peligrosos y amenazantes la intolerancia y la intransigencia, cuando el líder califica como enemigos a todos cuantos no compartan sus ideas, y los trate en consecuencia como tales, con el rigor que le permitan las leyes que él mismo promueve. Crear enemigos en todos lados es una estrategia que generalmente se emplea para justificar los errores personales y manipular demagógicamente a los seguidores. La concepción de la nación como una “fortaleza sitiada” justifica todos los extremos políticos asumidos supuestamente para defenderla, y es fundamento de una expresión igualmente usual: “el infierno sin mí”. Como resultado de lo anterior, el líder se vale de múltiples recursos oratorios y subliminales para sembrar en los ciudadanos la certeza de que, “si ahora las cosas van mal, sin mí estarán peor”. De modo que cualquier pretensión de sustituirlo se verá ensombrecida por la amenaza del infierno sin su presencia. Es el supremo salvador, el designado por el destino o la divinidad, para conducir a la nación hacia metas superiores, lo que sin él sería imposible, Semejante prédica convirtió a Hitler en führer de Alemania, y con él, en un verdadero infierno al planeta Tierra, incluyendo a su país. 75 Y, sobre todo, el tiempo… mucho tiempo, mientras más, mejor. Pues, por muchos recursos que se pongan en acción, sin dudas crear una mentalidad sumisa en toda una población de millones de personas no es tarea de un día. Se requiere mucho tiempo de propaganda panfletaria, manipulación de la historia, tergiversación de la realidad, masificación de la conciencia social, y culto a la personalidad para lograr ese objetivo. Por eso, los gobiernos totalitarios tienen como su objetivo primordial perpetuarse en el poder durante décadas, en los casos extremos descarnadamente con el uso de la fuerza, como regímenes dictatoriales, y en los más representativos mediante maniobras electorales y leguleyas que satisfagan sus aspiraciones políticas. En la medida en que la conciencia social sea controlada y una mentalidad cada vez más sumisa rija la apreciación de la realidad por parte de la población, será más viable la perpetuidad de semejante régimen. Varela lo sentenció así: “El hombre tiene derechos imprescriptibles de que no puede privarle la nación, sin ser tan inicua como el tirano más horrible. Más, ¿cuál es esta libertad…? (…) el derecho de hacer todo lo que las leyes permitan. Pero si estas, por el influjo de los gobernantes, llegan a multiplicarse y atacar los derechos de los ciudadanos, queda destruida la libertad individual y nacional de un modo sensible, pues se obliga al pueblo a que ejerza su tiranía sobre sí mismo, como un esclavo sin recursos para evitar ese mal, pues sus representantes se garantizan con la misma soberanía, y el pueblo no se atreve a contrariar unas leyes que él mismo ha autorizado”. 76 NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS… …ni cuerpo que lo resista. Así dice un viejo refrán, pretendiendo llevar el optimismo de lo transitorio a situaciones muy desagradables. En el caso de una enfermedad, es obvio que el fin del prolongado mal estará determinado, sobre todo, por la muerte del cuerpo enfermo, en mucho menos de 100 años. En el caso de un mal social, su agotamiento en un plazo menor a 100 años no estará dado por el colapso de la nación a él sometido, pues la historia demuestra que los pueblos son indestructibles: son millones de seres humanos con total capacidad para resistir y sobrevivir a las peores situaciones, como lo demuestran las guerras mundiales que han asolado al planeta. Aquí el mal estará condenado a aniquilarse a sí mismo, víctima de sus propios errores, como el escorpión que en medio de un círculo de fuego decide clavarse la ponzoña y morir… ¿Cuánto tiempo hace falta para crear una mentalidad sumisa en toda una población? Obviamente décadas, durante las cuales el régimen totalitario procurará por todos los medios mantenerse en el poder para llevar a cabo los procedimientos de manipulación antes vistos. Pero, una circunstancia inevitable se pondrá en acción para que el mal no dure 100 años, a pesar de que el cuerpo social sí pueda resistir durante ese tiempo o más: es el tránsito generacional, la evolución natural de la población, que, en cada etapa traerá consigo circunstancias nuevas y transformadoras. Puede considerarse que el tránsito generacional en una población económica y socialmente promedio en el globalizado mundo actual ocurrirá cada 20 años como cifra 77 redonda. Es lo que demora un infante luego de nacer, para convertirse en un adulto laboralmente capacitado y ocupar un puesto en la sociedad, así como biológicamente apto para llevar a cabo su aporte reproductivo a la especie humana. De modo que, y también en términos globales, en un período de 60 años coexistirán 3 generaciones: abuelos y abuelas – padres y madres – hijos e hijas. En cualquier caso, los primeros con 60 años de edad, los segundos con 40, y los terceros con 20. Claro que se trata de un esquema matemático simple, que no ocurre con frecuencia en la vida real. Pero, lo que sí ocurre es que un mal social no durará 100 años porque se agotará y extinguirá a sí mismo, como máximo, en el contexto de 3 generaciones. El régimen socialista, de “dictadura del proletariado”, más extendido en el planeta fue el iniciado el 7 de noviembre de 1917 en Rusia, que originó a la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), y como consecuencia de su expansión, al bloque de países socialistas de Europa del Este, además de su influencia geopolítica en escenarios de Asia, África y América Latina. Pero, el 8 de diciembre de 1991 la URSS se desintegró, víctima de sus propios errores, y las naciones independientes que surgieron de sus cenizas adoptaron economías de mercado, renunciando al socialismo real. Un total de 74 años de existencia… Aquí el mal no duró 100 años. Pero superó nuestro cálculo de 60 para 3 generaciones en sucesión en el enorme territorio euro-asiático. Eso puede explicarse porque entre 1917 y 1923 (6 años) con la Guerra Civil, y entre 1941 y 1945 (4 años) con la invasión nazi durante la Segunda Guerra Mundial, la dinámica social en el país estuvo paralizada por más de 10 años, con todos los esfuerzos físicos, mentales y emocionales concentrados 78 en la cruenta batalla por la supervivencia, donde toda acción totalitaria estuvo justificada por estados de excepción. También se suman las tensiones de la Guerra fría, para comprender que el experimento soviético no sobrepasó 60 años en condiciones de paz global, durante los cuales se produjo un riguroso tránsito generacional. Ningún sistema socialista, tanto en Europa del Este como en Asia, ha sobrepasado la cuenta de 3 generaciones, con excepción de Corea del Norte, donde el totalitarismo se implantó en 1945, y ya existe durante 75 años, debido a que la creación de una mentalidad sumisa en toda la población convirtió a sus ciudadanos en verdaderas máquinas sin voluntad. ¿Durará 100 años allí el mal…? El otro caso significativo es el de la Revolución cubana, ejerciendo el poder socialista totalitario sobre 11 millones de personas desde 1959 y hasta la fecha (61 años), y donde el patrón de 3 generaciones se aplica fehacientemente. ¿Se aproxima aquí el momento en que el escorpión acabe con su vida clavándose su propio aguijón…? La experiencia histórica mundial parece vaticinar que así será. Por sus características e idiosincrasia nacional, con el pueblo cubano –latino, explosivo e irreverente- no se ha logrado el resultado que con el norcoreano –asiático, obediente y disciplinado-, por lo que ningún cálculo predice que aquí el mal durará 100 años. Parece que la única tabla de salvación del castrismo en Cuba es la sobrevivencia de pocos miembros de la llamada generación histórica, encabezados por Raúl Castro (con casi 90 años, edad a la que murió su emblemático hermano mayor). También el hecho de que la oposición política al régimen, refugiada sobre todo en 79 territorio norteamericano, no ha sabido encontrar aún los mecanismos adecuados para provocar cambios políticos y sociales en el sistema cubano, y sigue aferrada a tácticas de agresión, directa o solapada, con el efecto contraproducente de causar rechazo e inclusive posiciones de apoyo al Gobierno en gran parte de la población, movida por sentimientos de identidad nacional que la propaganda oficial se encarga de cultivar para enfrentar la real política hostil gestada por todos los presidentes norteamericanos desde 1959 hasta el presente. Barack Obama fue el más conciliador, y en consecuencia, el más inconveniente a los intereses gubernamentales cubanos de presentar a la Isla como una permanente “fortaleza sitiada”. Al respecto, el 24 de junio de 2019 la página web “Cuba SÏ”, editada en La Habana con el objetivo de “reflejar una visión, lo más completa posible, de la realidad cubana en que juegan un papel protagónico los logros de las conquistas de la Revolución en las esferas de la cultura, el deporte, la salud, la educación y la economía”, publicó un extenso artículo que, por su interés, reproduzco a continuación: “Roberta Jacobson, sub secretaria de Estado para el Hemisferio Occidental durante la administración del presidente Barack Obama, y quien encabezó la delegación yanqui durante las conversaciones con Cuba para reanudar las relaciones diplomáticas, reconoció durante una entrevista concedida a la BBC el pasado 20 de junio de 2019, que la política de Obama hacia Cuba no fue un regalo al gobierno de Castro. “Para aquellos que aun creían en las buenas intenciones del presidente Obama hacia Cuba, ahora comprobarán que sólo buscaba derrocar el sistema 80 socialista con una estrategia más acaramelada, para confundir y engañar, a partir del restablecimiento de las relaciones diplomáticas y el reconocimiento de que años de enfrentamiento de su país con la Isla no dieron los resultados ambicionados por todas las administraciones, desde que en 1959 Eisenhower iniciara la hostilidad política contra Fidel Castro. “Roberta Jacobson argumentó que la estrategia era lograr que el gobierno de Raúl Castro diera paso a un cambio de la economía socialista hacia la capitalista, situación que no sucedió. Agregó que, para intentar obtener sus propósitos, Obama aprobó una nueva estrategia política que se fundamentó en establecer intercambios, visitas de estadounidenses a la Isla, más tecnología, y otras acciones, con el sueño de abrir la Isla de forma tal que se pudiera avanzar políticamente después. “Por esas razones se confirma que lo hecho en materia de relaciones diplomáticas, viajes, intercambios y algunos acuerdos no fueron privilegios a la Revolución, sino para ir socavando los principios socialistas desde adentro, de forma inteligente, sutil y muy dulcificada. “Jacobson retirada del mundo diplomático y actualmente asesora principal del Albright Stonebridge Group, en Washington, explicó que el presidente Trump no entiende que la negociación del gobierno de Obama con el régimen castrista fue una manera de ayudar al pueblo cubano para cambiar la Isla desde abajo y no desde arriba. “Existen especulaciones de que los contactos de la administración Obama con funcionarios cubanos les posibilitaron ejercer cierta influencia sobre estos, con el fin de que apoyaran la nueva política y evitar las barreras a 81 los cambios, a partir de recomendaciones que pudo haber realizado el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Ben Rhodes, ya que, en el comunicado oficial del gobierno de Estados Unidos, emitido el 17.12.2014, se afirma: ‘La administración continuará implementando programas de EE.UU. enfocados en promover el cambio positivo en Cuba, y fomentará reformas en nuestro compromiso de alto nivel con los funcionarios cubanos’. “Esa estrategia no es nueva y tiene antecedentes en lo que tramaba la CIA en 1967, cuando expusieron su nueva dirección de trabajo contra Cuba, la que planteaba entre otras cuestiones: ‘Debemos tratar de desarrollar contactos dentro del círculo más íntimo de Castro (…) saber más acerca de quiénes son sus asesores y qué piensan’. “El 15 de agosto de 1968 durante reunión llevada a cabo con el Departamento de Estado para analizar las próximas acciones contra Cuba, la CIA presentó un conjunto de propuestas, entre ellas, abordar a los líderes cubanos alrededor de Castro para asegurarles que Estados Unidos no deseaban echar por tierra los logros de la Revolución, y estaban preparados para cooperar con ellos y apoyarlos en lo que fuera necesario, en un gobierno post Castro… A cambio, la CIA les propondría trabajar secretamente, que brindaran información y quizás ejecutar acciones oportunas que acelerarán la sustitución de Fidel Castro como líder del país. “Ya alejada del Departamento de Estado, Jacobson habló con más soltura al explicar parte de la estrategia seguida en las negociaciones con la parte cubana, confesando que: ‘Decir que no recibimos lo suficiente por parte de los cubanos es entender mal la razón para iniciar esa política’. Y auguró: ‘La actual estrategia de mi 82 gobierno, de estrangular al gobierno cubano no va a funcionar, porque regresar a la misma política de los años 60 y 70 del siglo XX no ha funcionado. Tenemos que recordar que otra de las razones de la política de la administración Obama fue sacar el tema de Cuba como irritante en nuestras relaciones con el resto de América Latina, y eso fue un logro espectacular’. “Durante sus visitas a La Habana, Roberta Jacobson sostuvo encuentros con miembros de grupos contrarrevolucionarios creados por la CIA para ejecutar actos provocativos, estimulándolos a seguir las orientaciones de los diplomáticos yanquis acreditados en la entonces Sección de Intereses de Estados Unidos. “La verdad siempre sale a flote, aunque realmente Obama nunca ocultó sus verdaderas intenciones y declaró públicamente que: ‘Los cambios introducidos en nuestra nueva política potenciarán aún más nuestro objetivo de empoderar al pueblo cubano… Estas medidas servirán para fomentar aún más los contactos personales, respaldar con mayor fuerza a la sociedad civil en Cuba. Con la apertura de nuestra embajada podremos aumentar considerablemente nuestro contacto con el pueblo cubano. Tendremos más personal, y nuestros diplomáticos podrán participar de manera más extensa en toda la isla, incluida la sociedad civil y con los cubanos que buscan alcanzar una vida mejor’. La página web “Cuba SÏ” finaliza el artículo con la siguiente afirmación: “De los yanquis nunca se podrá esperar limpieza de actuación, respeto al derecho ajeno y una relación transparente; sus pretensiones de apoderarse de Cuba se mantendrán eternamente, tal y como plasmó, en abril de 1823, el entonces secretario de Estado John Quincy Adams, en carta remitida a un agente secreto en 83 Cuba, donde le orienta: ‘Usted comunicará privadamente en notas confidenciales a este Departamento todas las informaciones que le sea dable obtener con respecto a la situación política de la Isla, a las miras de su Gobierno y a los sentimientos de sus habitantes. Se mantendrá atento a cualquier agitación popular, sobre todo aquellas que puedan referirse a la cesión de la Isla por España a cualquier otra potencia…’. “Nada ha cambiado desde entonces, el objetivo es el mismo, por eso nos alertaba José Martí: ‘Impedir a tiempo con la independencia de Cuba, que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América”. Y, siguiendo con las citas textuales, inserto a continuación una tomada de la web INFOBAE con fecha 5 de enero de 2020, con la autoría del abogado y politólogo Carlos Sánchez Berzaín, bajo el título “En 2020 la crisis es en Cuba; llegó el tiempo de nuevos y terminales maleconazos”. En ella se aborda el momento actual dentro del esquema de 60 años, cuando pudiera ser que el escorpión, bajo la angustia del cerco de fuego, se aprestase a emplear su mortífera ponzoña contra sí mismo… “La situación económica, social y política de Cuba presenta una realidad objetiva de miseria, crisis, violación de los derechos humanos, opresión y descomposición de tal gravedad, que el inicio del nuevo año indica que el 2020 la crisis es en Cuba. Un sistema económico comunista, parasitario y corrupto, en una sociedad sometida, pero con efervescencia creciente y cada vez más informada por la revolución tecnológica, y una dirección política tiránica agotada y con graves conflictos internos, concurren a un tiempo de nuevos y terminales maleconazos. 84 “Cuba, la dictadura exportadora de desestabilización y violencia, la que por más de seis décadas provoca confrontaciones y derrocamientos, la que hace guerrillas, terrorismo y narcotráfico, la actual jefe de grupo de dictaduras de delincuencia organizada transnacional denominada “castro-chavismo”, la que con retórica antiimperialista es la más grande intervencionista y agresora de la soberanía de los estados de las Américas, inicia el año 2020 con todas las señales de que le llegó el tiempo de tomar su propio veneno. “El término “maleconazo” describe ‘las manifestaciones contra la dictadura producidas en Cuba el 5 de agosto de 1994, consideradas como la más seria rebelión popular contra el régimen castrista’. El maleconazo se atribuyó a la intercepción por parte de autoridades cubanas de cuatro embarcaciones con emigrantes cubanos que navegaban hacia las costas de Estados Unidos sin autorización. La multitud se reunió en el malecón de La Habana protestando, enfrentándose con consignas contra el régimen comunista. La brutal represión con elementos de la Seguridad del Estado, de civil, y la presencia de Fidel Castro, que llamó a la gente a ‘ganar la calles y derrotar a los apátridas’ logró someter la situación, pero dejó la señal histórica de que la dictadura es vulnerable. “El maleconazo fue una revuelta espontánea que se explica en la situación de miseria y privaciones producidas por el ‘periodo especial en tiempo de paz’ desatado luego de la desaparición de la Unión Soviética, que dejó al Estado parásito de Cuba en la indigencia, sin poder atender las necesidades mínimas de la población. Desde el punto de vista de la dictadura, el maleconazo es la temida reacción popular que pone en riesgo su 85 indefinida permanencia en el poder, es la pesadilla que el régimen no quiere se repita. La dictadura en Cuba tiene terror de que vuelva y se multiplique el maleconazo. “La realidad es que sin el petróleo de Venezuela, sin el tráfico de personas con el sistema de médicos esclavos y otros profesionales, con la pérdida de las fuentes de dinero por la salida del poder de Lula y Roussef en Brasil, de Correa en Ecuador, de Morales en Bolivia, con las crecientes sanciones por violaciones a los derechos humanos, y con su empecinamiento en mantenerse sometiendo a Venezuela, la economía de Cuba no puede sobrevivir incluso como el narco-estado que inició en los 70 con Pablo Escobar y Roberto Suárez. Las condiciones actuales de la dictadura son tan críticas como las de los 90 y empeoran constantemente, pese al alivio que pueden representar la complicidad de Argentina con el nuevo gobierno Fernández/Kirchner, de México con López Obrador, y de España. “La revolución comunicacional que vive el mundo por la tecnología de Internet, celulares y más, es un instrumento de liberación de pueblos oprimidos, como el cubano. El contacto con el mundo exterior a la Isla es un elemento que deteriora la omnipotencia de la dictadura. La decrepitud del liderazgo de la dictadura, con Fidel muerto y con Raúl Castro forzado por la edad a traspasos aparentes y parciales del poder, abrió las luchas -por los privilegios y riquezas que la posición otorga- a las élites corruptas de toda dictadura. La simulación de una reforma constitucional y la nominación de un Primer Ministro muestran los estertores de un sistema centralista y totalitario que se desmorona por naturales disputas sucesorias internas. Grupos de poder, familias, prebendas 86 y posiciones enfrentan dentro de la dictadura a nuevas generaciones en la estructura de crimen organizado. “Todo es debilidad interna y amenazas externas crecientes para la dictadura de Cuba. Descubierta y controlada su ofensiva para desestabilizar las democracias en la región, su amenaza se vuelve en contra. Han sofocado y disimulado múltiples protestas internas en los últimos años, pero vienen más, que tienen naturaleza de demandas sociales, económicas y de repudio al abuso dictatorial. No es un tema ideológico, es un sistema agotado. El tiempo de nuevos y terminales maleconazos contra el castrismo en todo el territorio de Cuba ha llegado y el 2020 lo probará”. 87 PRIMERA GENERACIÓN: LOS REDIMIDOS, O LAS DIFICULTADES DEL DESARROLLO Yo estaba próximo a cumplir 14 años de edad aquel 1 de enero de 1959, cuando los “barbudos de Fidel” bajaron de las montañas y ocuparon pueblos y ciudades en la provincia de Oriente. Pegados a un viejo receptor de radio en las primeras horas de la mañana, en casa todos los miembros de mi familia habíamos escuchado la alocución del Jefe de la Revolución convocando a la huelga general para frustrar el golpe de Estado que el General del ejército batistiano, Eulogio Cantillo, en contubernio con la Embajada de EE.UU., estaba gestando en La Habana para sustituir al dictador en fuga por una junta de gobierno… “Cualesquiera que sean las noticias procedentes de la capital, nuestras tropas no deben hacer alto al fuego por ningún concepto. Nuestras fuerzas deben proseguir sus operaciones contra el enemigo en todos los frentes de batalla. Acéptese solo conceder parlamento a las guarniciones que deseen rendirse. Al parecer se ha producido un golpe de Estado en la capital. Las condiciones en que ese golpe se produjo son ignoradas por el Ejército Rebelde. El pueblo debe estar muy alerta y atender solo las instrucciones de la Comandancia General. La dictadura se ha derrumbado como consecuencia de las aplastantes derrotas sufridas en las últimas semanas, pero eso no quiere decir que sea ya el triunfo de la Revolución. Las operaciones militares proseguirán inalterablemente mientras no se reciba una orden expresa de esta Comandancia, la que solo será emitida cuando los elementos militares que se han alzado en la capital se pongan incondicionalmente a las órdenes de la jefatura 88 revolucionaria. ¡Revolución, sí, golpe militar, no! ¡Golpe militar de espaldas al pueblo y a la Revolución, no, porque solo serviría para prolongar la guerra! ¡Golpe de Estado para que Batista y los grandes culpables escapen, no, porque solo serviría para prolongar la guerra! ¡Golpe de Estado de acuerdo con Batista, no, porque solo serviría para prolongar la guerra! ¡Escamotearle al pueblo la victoria, no, porque solo serviría para prolongar la guerra hasta que el pueblo obtenga la victoria total! Después de siete años de lucha la victoria democrática del pueblo tiene que ser absoluta para que nunca más se vuelva a producir en nuestra patria un 10 de marzo. Nadie se deje confundir ni engañar. Estar alerta es la palabra de orden. El pueblo y muy especialmente los trabajadores de toda la república deben estar atentos a Radio Rebelde, y prepararse urgentemente en todos los centros de trabajo para la huelga general, para iniciarla apenas se reciba la orden, si fuese necesario, para contrarrestar cualquier intento de golpe contrarrevolucionario. ¡Más unidos y firmes que nunca deben estar el pueblo y el Ejército Rebelde para no dejarse arrebatar la victoria que ha costado tanta sangre!” Era la primera vez que el timbre de voz, vibrante y arrollador, de Fidel Castro llegaba a mis oídos, esta vez con un mensaje de batalla por el triunfo definitivo de la contienda que durante 6 años había convertido a mi ciudad, Santiago de Cuba, en el epicentro de la lucha armada revolucionaria. Primero, fue el asalto al “Moncada”, el 26 de julio de 1953, luego las calles ocupadas por combatientes del “M-26-7” vestidos de verde olivo en la sublevación del 30 de noviembre de 1956, después las noches con sorpresivos tiroteos y explosiones, por el tenaz enfrentamiento de las milicias clandestinas contra las fuerzas militares y policiales del régimen batistiano en cualquier punto de la urbe. Así, se 89 suspendieron las clases por la inseguridad pública y andar por las calles se convirtió en un riesgo mortal. Pese a ello, mis humildes padres, un tabaquero y una costurera, tenían que salir cada día a ganar el sustento con que alimentar a sus 3 hijos, mientras que mi primo, junto a quien crecí y por eso consideré mi hermano mayor, varias veces fue víctima del maltrato policial por andar en las calles a destiempo, luego de salir de su trabajo. Seguramente por el sentimiento de rebeldía que aquellos maltratos fueron sembrando en él –un joven de 19 años de edad-, apenas escuchó la alocución con el llamado a la huelga revolucionaria situó en plena calle, frente a la casa donde vivíamos, en la Trocha de los tradicionales carnavales santiagueros, una vieja goma de auto, a la que prendió fuego para obstaculizar de algún modo el paso vehicular. Fue significativo que, algo más tarde, un auto patrullero –al que conocíamos popularmente como “microondas” por estar dotados con equipo de radiocomunicación- llegó avanzando lentamente, y sus ocupantes –un policía, un miembro del Ejército y otro de la Marina, con sus respectivos uniformes azul, mostaza y blanco, a los que la ocurrencia popular bautizó como “los 3 pegaditos”- prefirieron bordear el obstáculo y continuar su camino, antes que bajar a retirarlo, con lo cual estaban reconociendo tácitamente la derrota. Pero, de ese día memorable aún faltaba lo mejor. Fue al atardecer cuando la misma radio informó sobre la entrada de los rebeldes a Santiago de Cuba, convocando a la población a recibirlos en el parque “Céspedes”, frente al Ayuntamiento, en el centro de la ciudad. En la tarde se conoció que el cuartel “Moncada”, tras una negociación entre Fidel Castro y el jefe de la plaza militar, coronel Rego Rubido, se había entregado al comandante Raúl Castro, 90 quien tomó posesión de la fortaleza con un reducido grupo de hombres, haciendo realidad el empeño que el 26 de julio de 1953 costó la vida a decenas de combatientes. Frente a mi casa pasaron varios camiones militares conduciendo a la tropa moncadista hasta el cuartel de la Policía marítima en la Alameda, junto a la bahía al sur de la ciudad. Las personas saludaban eufóricas a los militares que hasta hace poco las reprimían, y estos, en su mayoría jóvenes desempleados reclutados como “carne de cañón” para luchar contra los rebeldes, mostraban su alegría por llegar con vida al final de las hostilidades. Era evidente que los culpables de atropellos, torturas y crímenes contra la población no aceptaron la rendición y pretendieron escapar para evitar ser sancionados. Durante varios días la ciudad fue escenario de enfrentamientos locales cuando tales “esbirros” –como se les llamó- iban siendo localizados y neutralizados por las fuerzas revolucionarias. La noche del 1 de enero de 1959 estuve en el parque “Céspedes” acompañando a mi tía, la única en mi familia que había colaborado con la insurrección. La plaza central de la ciudad estaba colmada, y las campanas de la Catedral, frente al Ayuntamiento, replicaban con entusiasmo. Desde allí era posible ver las cercanas cumbres de la serranía de Boniato, que bordean por el noreste la cuenca donde se asienta la ciudad, junto a la bahía. Sobre la oscura silueta de las montañas se observaba una serpiente de luz, moviéndose hacia abajo. Eran los vehículos de la columna del Ejército Rebelde acercándose. Fue cerca de la medianoche cuando, finalmente, la caravana verde olivo se detuvo frente al Ayuntamiento, y poco después Fidel Castro se dirigió a la multitud desde el balcón principal del edificio. Fue un discurso largo, de 91 varias horas en medio de la cálida noche santiaguera, inaugurando una práctica que se haría habitual en la retórica fidelista. Para los amantes de la historia rememorar aquellas palabras puede ser un valioso recurso para comprender e interpretar la evolución ideológica de la Revolución cubana, encarnada en su máximo líder. Pero no las reproduciré todas, en aras de la brevedad del texto. Sólo aquellas que me permitan introducir observaciones al respecto… “Santiagueros, compatriotas de toda Cuba: ¡al fin hemos llegado a Santiago! (aplausos). ¡Duro y largo ha sido el camino, pero hemos llegado! (aplausos). Se decía que hoy a las 2:00 de la tarde se nos esperaba en la capital de la República, el primer extrañado fui yo, porque yo fui uno de los primeros sorprendidos con ese golpe traidor y amañado de esta mañana en la capital de la República. Además, yo iba a estar en la capital de la República, o sea, en la nueva capital de la República, porque Santiago de Cuba será, de acuerdo con el deseo del Presidente provisional, de acuerdo con el deseo del Ejército Rebelde y de acuerdo con el deseo del pueblo de Santiago de Cuba, que bien se lo merece, la capital. ¡Santiago de Cuba será la capital provisional de la República! (aplausos). Tal vez la medida sorprenda a algunos, es una medida nueva, pero por eso ha de caracterizarse, precisamente, la Revolución, por hacer cosas que no se han hecho nunca. Cuando hacemos a Santiago de Cuba capital provisional de la República sabemos por qué lo hacemos. No se trata de halagar demagógicamente a una localidad determinada, 92 se trata, sencillamente, de que Santiago ha sido el baluarte más firme de la Revolución1. “La Revolución empieza ahora, la Revolución no será una tarea fácil, la Revolución será una empresa dura y llena de peligros, sobre todo, en esta etapa inicial, y en qué mejor lugar para establecer el Gobierno de la República que en esta fortaleza de la Revolución; para que se sepa que este va a ser un gobierno sólidamente respaldado por el pueblo en la ciudad heroica y en las estribaciones de la Sierra Maestra, porque Santiago está en la Sierra Maestra. En Santiago de Cuba y en la Sierra Maestra tendrá la Revolución sus dos mejores fortalezas2. “Pero hay, además, otras razones: el movimiento militar revolucionario, el verdadero movimiento militar revolucionario, no se hizo en Columbia. En ‘Columbia’ 3 prepararon un “golpecito” de espaldas al pueblo, de espaldas a la Revolución y, sobre todo, de acuerdo con Batista. Puesto que la verdad hay que decirla y puesto que venimos aquí a orientar al pueblo, les digo y les aseguro que el golpe de ‘Columbia’ fue un intento de escamotearle al pueblo el poder y escamotearle el triunfo a la Revolución. Y, además, para dejar escapar a Batista, para dejar escapar a los Tabernilla, para dejar escapar a los Pilar García y a los Chaviano, para dejar escapar a los Salas Cañizares y a los Ventura. El golpe de ‘Columbia’ fue un golpe ambicioso y traidor que no merece otro 1 La provisionalidad le duró a Santiago de Cuba apenas una semana, pues el 8 de enero Fidel al frente del Ejército Rebelde entró en La Habana, y con su discurso en el Palacio Presidencial devolvió a la urbe su condición de principal ciudad de la Isla. 2 Hoy Santiago de Cuba es sede del más consolidado y reconocido movimiento opositor al castrismo. 3 Se trata de la fortaleza militar principal, en La Habana, donde radicó el Estado Mayor del Ejército. 93 calificativo, y nosotros sabemos llamar las cosas por su nombre y atenernos, además, a la responsabilidad. No voy a andar con paños calientes para decirles que el general Cantillo nos traicionó y no es que lo voy a decir, sino que lo voy a probar. Pero, desde luego, lo habíamos dicho siempre: no vayan a tratar a última hora a venir a resolver esto con un ‘golpecito militar’, porque si hay golpe militar de espaldas al pueblo, la Revolución seguirá adelante, que esta vez no se frustrará la Revolución. Esta vez, por fortuna para Cuba, la Revolución llegará de verdad al poder. No será como en el 98 que vinieron los americanos y se hicieron dueños de esto. Intervinieron a última hora y después ni siquiera dejaron entrar a Calixto García que había peleado durante 30 años, no quisieron que entrara en Santiago de Cuba. No será como en el 33 que cuando el pueblo empezó a creer que una Revolución se estaba haciendo, vino el señor Batista, traicionó la Revolución, se apoderó del poder e instauró una dictadura por once años. No será como en el 44, año en que las multitudes se enardecieron creyendo que al fin el pueblo había llegado al poder, y los que llegaron al poder fueron los ladrones. Ni ladrones, ni traidores, ni intervencionistas. Esta vez sí que es la Revolución. “Pero, no querían que fuese así. En los instantes mismos en que la dictadura se desplomaba como consecuencia de las victorias militares de la Revolución, cuando ya no podían resistir ni siquiera 15 días más, viene el señor Cantillo y se convierte en paladín de la libertad. Naturalmente, que nosotros nunca hemos estado en una actitud de rechazar cualquier colaboración que implicase un ahorro de sangre, siempre que los fines de la Revolución no se pusiesen en peligro. Naturalmente, que nosotros siempre hemos estado llamando a los militares para buscar la paz, pero la paz con libertad y la paz con el 94 triunfo de la Revolución, era la única manera de obtener la paz. Por eso, cuando el 24 de diciembre se nos comunicó el deseo del general Cantillo de tener una entrevista con nosotros, aceptamos la entrevista. Yo les confieso a ustedes que, dado el curso de los acontecimientos, la marcha formidable de nuestras operaciones militares, yo tenía muy pocos deseos de ponerme a hablar de movimientos militares; pero yo entendí que era un deber, que nosotros los hombres que tenemos una responsabilidad no nos podemos dejar llevar por las pasiones. Y pensé que si el triunfo se podía lograr con el menor derramamiento de sangre posible, mi deber era atender las proposiciones que me hiciesen los militares. “Fui a ver al señor Cantillo que vino a hablarme en nombre del Ejército. Se reunió conmigo el día 28 en el central ‘Oriente’, adonde llegó en un helicóptero, a las 8:00 de la mañana. Allí conversó con nosotros durante cuatro horas, y yo sí que no voy a hacer una historia inventada ni cosa que se parezca, porque tengo testigos excepcionales de la entrevista. Allí estaba el Dr. Raúl Chibás, allí estaba un sacerdote católico, allí estaban varios militares cuyos testimonios no pueden ser puestos en duda por ningún concepto. Allí, después de analizar todos los problemas de Cuba, después de puntualizar todos los detalles, acordó el general Cantillo realizar, de acuerdo con nosotros, un movimiento militar revolucionario. Lo primero que le dije fue esto, después de analizar bien la situación: la situación del Ejército, la situación a que lo había llevado la dictadura; después de aclararle que a él no le tenía que importar Batista ni los Tabernillas ni toda aquella gente, no le tenía que importar nada, porque aquella gente había sido muy desconsiderada con los militares cubanos, que aquella gente había llevado a los militares a una guerra 95 contra el pueblo, que es una guerra que se pierde siempre, porque contra el pueblo no se puede ganar una guerra4. “Después de decirle que los militares eran víctimas de las inmoralidades del régimen, que los presupuestos para comprar armamentos se los robaban, que a los soldados los engañaban constantemente, que aquella gente no merecía la menor consideración de los militares honorables, que el Ejército no tenía por qué cargar con la culpa de los crímenes que cometía la pandilla de los esbirros de confianza de Batista, le advertí, le advertí bien claramente, que yo no autorizaría jamás, por mi parte, ningún tipo de movimiento que permitiese la fuga de Batista. Le advertí que si Batista quería fugarse, que se fugara enseguida y con él Tabernilla y todos los demás, pero que mientras nosotros pudiéramos evitarlo, teníamos que impedir la fuga de Batista. Todo el mundo sabe que nuestro primer planteamiento en caso de un golpe militar, para llegar a un acuerdo con nosotros, era la entrega de los criminales de guerra, y esa era una condición esencial. Y se podía haber capturado a Batista y a todos sus cómplices. Y yo se lo dije bien claro, que no estaba de acuerdo con que Batista se fuera. Le expliqué bien qué tipo de movimiento había que hacer; que yo no respaldaría, ni el ‘Movimiento 26 de Julio’ ni el pueblo respaldarían un golpe de Estado, porque la cuestión es que el pueblo es el que ha conquistado su libertad y nadie más que el pueblo. “La libertad nos la quitaron mediante un golpe de Estado, pero para que se acabaran de una vez y para siempre los golpes de Estado había que conquistar la 4 Los pueblos son indestructibles. ¿Lo tendrá en cuenta el régimen antipopular en los tiempos actuales? 96 libertad a fuerza de sacrificio del pueblo, porque no hacíamos nada con que dieran un golpe mañana y otro pasado y otro dentro de dos años y otro dentro de tres años; porque aquí quien tiene que decidir, definitivamente, quién debe gobernar es el pueblo y nadie más que el pueblo. Y los militares deben estar incondicionalmente a las órdenes del pueblo y a la disposición del pueblo y a la disposición de la Constitución, y de la ley de la República. Si hay un gobierno malo que roba y que hace más de cuatro cosas mal hechas, pues, sencillamente, se espera un poco y cuando llegan las elecciones se cambia el mal gobierno, porque para eso los gobiernos en los regímenes constitucionales democráticos tienen un período de tiempo limitado. Porque si son malos el pueblo los cambia y vota por otros mejores5. “La función del militar no es elegir gobernantes, sino garantizar la ley, garantizar los derechos del ciudadano. Por eso le advertí que golpe de Estado ¡no!, movimiento militar revolucionario, ¡sí!, y no en ‘Columbia’, sino en Santiago de Cuba (aplausos). Le dije bien claro que la única forma de lograr la vinculación y la confraternización del pueblo y de los militares y de los revolucionarios, no era dando un ‘madrugonazo’ en ‘Columbia’, a las 2 o las 3 de la mañana, sin que nadie se enterara, como acostumbran a hacer estos señores, sino sublevando la guarnición de Santiago de Cuba, que era lo suficientemente fuerte y estaba lo suficientemente bien armada para iniciar el movimiento militar y sumar al 5 ¡Ah caray! Por eso el régimen creo una pantomima electoral, para que sigan siempre los mismos y nada cambie. Bueno, Fidel lo aclara, eso sólo ocurre en los regímenes constitucionales democráticos, con un período de tiempo limitado. No es el caso cubano. 97 pueblo, y sumar a los revolucionarios a ese movimiento, que en las circunstancias en que estaba la dictadura era irresistible, porque de seguro que se sumarían de inmediato todas las guarniciones del país, y eso fue lo que se acordó. Y no solo se acordó eso, sino que yo le hice prometer, porque él pensaba ir a La Habana al día siguiente, y nosotros no estábamos de acuerdo, porque yo le decía: ‘Es un riesgo que usted vaya a La Habana’. Él decía: ‘No, no es ningún riesgo’. ‘Usted corre mucho peligro de que lo detengan, porque esa conspiración… aquí todo se sabe’. ‘No, yo estoy seguro que no me detienen’. Y claro, cómo lo iban a detener si era un golpe de Batista y de Tabernilla. Yo dije, bueno, o este hombre lo tiene todo resuelto allí, lo controla todo, o este golpe es un poco sospechoso. Y entonces le dije: ‘¿Usted me promete que no se va a dejar persuadir en La Habana por una serie de intereses que están detrás de usted, para dar un golpe en la capital, usted me promete que no?’. Y me dice: ‘Le prometo que no’. ‘¿Usted me jura que no?’. Y me dijo: ‘Le juro que no’. “Yo considero que lo primero que debe tener un militar es honor, que lo primero que debe tener un militar es palabra; y este señor ha demostrado no solo falta de honor y falta de palabra, sino falta, además, de cerebro. Porque un movimiento que pudo haberse hecho desde el primer momento con todo el respaldo del pueblo y con el triunfo asegurado de antemano, lo que hizo fue dar un salto mortal en el vacío. Creyó que iba a ser demasiado fácil engañar al pueblo y engañar a la Revolución. Sabía algunas cosas, sabía que en cuanto dijeran que Batista había agarrado el avión el pueblo se iba a tirar a la calle loco de contento. Y pensaron que el pueblo no estaba lo suficientemente maduro para distinguir entre la fuga de Batista y la Revolución. Porque si Batista 98 se va, y se apoderan allá de los mandos los amigos de Cantillo, muy bien pudiera ser que el doctor Urrutia tuviera que irse dentro de tres meses también; porque, lo mismo que nos traicionaban ahora, nos traicionaban luego. Y la gran verdad es que el señor Cantillo nos traicionó a nosotros antes de dar el golpe. Dije que lo demostraba, y lo voy a demostrar. “Se acordó con el general Cantillo que el levantamiento se produciría el día 31 a las 3:00 de la tarde. Se aclaró que el apoyo de las fuerzas armadas al movimiento revolucionario sería incondicional al Presidente que designasen los dirigentes revolucionarios, y los cargos que a los militares les asignasen los dirigentes revolucionarios. Era un apoyo incondicional el ofrecido. Se acordó el plan en todos sus detalles: el día 31, a las 3:00 de la tarde, se sublevaría la guarnición de Santiago de Cuba. Inmediatamente varias columnas rebeldes penetrarían en la ciudad, y el pueblo, con los militares y con los rebeldes, confraternizaría inmediatamente, lanzándose al país una proclama revolucionaria e invitando a todos los militares honorables a unirse al movimiento. Se acordó que los tanques que hay en la ciudad serían puestos a disposición de nosotros, y yo me ofrecí, personalmente, para avanzar hacia la capital con una columna blindada. Los tanques me serían entregados a las 3:00 de la tarde, no porque se pensase que había que combatir, sino para prever en caso de que en La Habana el movimiento fracasase y hubiese necesidad de situar nuestra vanguardia lo más cerca posible de la capital. Y, además, para prever que no se fueran a realizar excesos en la ciudad de La Habana. “Una serie de excesos han tenido lugar en la capital: saqueos, tiroteos, incendios. Toda la 99 responsabilidad cae sobre el general Cantillo por haber traicionado la palabra empeñada y por no haber realizado el plan que se acordó. Creyó que nombrando capitanes y comandantes de la policía —muchos de los cuales cuando los habían nombrado ya se habían ido, prueba de que no tenían la conciencia muy tranquila— iba a resolver la cuestión. ¡Qué distinto, sin embargo, fue en Santiago de Cuba! ¡Qué orden y qué civismo! ¡Qué disciplina demostrada por el pueblo! Ni un solo caso de saqueo, ni un solo caso de venganza personal, ni un solo hombre arrastrado por las calles, ni un incendio. Ha sido admirable y ejemplar el comportamiento de Santiago de Cuba, a pesar de dos cosas: a pesar de que esta había sido la ciudad más sufrida y que más había padecido el terror, por lo tanto, la que más derecho tenía a estar indignada (aplausos); y a pesar, además, de nuestras declaraciones de esta mañana diciendo que no estábamos de acuerdo con el golpe. Santiago de Cuba se comportó ejemplarmente bien, y creo que será este caso de Santiago de Cuba un motivo de orgullo para el pueblo, para los revolucionarios y para los militares de la plaza de Santiago de Cuba. Ya no podrán decir que la Revolución es la anarquía y el desorden. Ocurrió en La Habana por una traición, pero no ocurrió así en Santiago de Cuba, que podemos poner como modelo cuantas veces se trate de acusar a la Revolución de anárquica y desorganizada (aplausos). “Después de los acuerdos tomados, cuando nosotros ya habíamos suspendido las operaciones sobre Santiago de Cuba, porque el día 28 ya nuestras tropas estaban muy próximas a la ciudad, y se habían realizado todos los preparativos para el ataque a la plaza, de acuerdo con la entrevista sostenida, hubimos de realizar una serie de cambios, abandonar las operaciones sobre 100 Santiago de Cuba y encaminar nuestras tropas hacia otros sitios, donde se suponía que el movimiento no estaba asegurado desde el primer instante. Cuando todos nuestros movimientos estaban hechos, la columna preparada para marchar sobre la capital, recibo, unas pocas horas antes, esta nota del general Cantillo, que dice: ‘Han variado mucho las circunstancias en sentido favorable a una solución nacional’. Estaba asegurado el triunfo, y esto era una cosa extraña que viniera a decir: ‘Han variado muy favorablemente las circunstancias’. Mi respuesta inmediata fue esta: ‘El contenido de la nota se aparta por completo de los acuerdos tomados, es ambiguo e incomprensible. Y me ha hecho perder la confianza en la seriedad de los acuerdos. Quedan rotas las hostilidades a partir de mañana a las 3:00 p.m., que fue la fecha y hora acordadas para el movimiento’ (aplausos). “Además de la nota, que era muy breve, yo le mando a decir al jefe de la plaza de Santiago de Cuba con el portador de la misma, que si las hostilidades se rompían, porque los acuerdos no se cumplían, y nos veíamos obligados a atacar la plaza de Santiago de Cuba, entonces no habría otra solución que la rendición de la plaza; que exigiríamos la rendición de la plaza si las hostilidades se rompían y el ataque se iniciaba por nuestra parte. Continúo leyendo la carta del día 31 al señor Coronel jefe de la plaza de Santiago de Cuba: ‘Personalmente puedo añadirle que el poder no me interesa, ni pienso ocuparlo 6, velaré solo porque no se frustre el sacrificio de tantos compatriotas, sea cual fuere mi destino posterior. Espero que estas honradas razones, que con todo respeto a su dignidad de militares les expongo, las 6 ¿No le interesó el poder y lo mantuvo por más de 50 años…? 101 comprendan. Tengan la seguridad de que no están tratando con un ambicioso ni con un insolente. Siempre he actuado con lealtad y franqueza en todas mis cosas. Nunca se podrá llamar triunfo a lo que se obtenga con doblez y engaño. El lenguaje del honor que ustedes entienden es el único que yo sé hablar (aplausos)’. “En este estado estaban las conversaciones cuando, tanto el coronel Rego Rubido, jefe de la plaza de Santiago de Cuba, como yo, fuimos sorprendidos por el golpe de Estado de ‘Columbia’ que se apartaba por completo de lo acordado. Y lo primero que se hizo, lo más criminal que se hizo, fue dejar escapar a Batista, a Tabernilla y a los grandes culpables. Los dejaron escapar con sus millones de pesos, los dejaron escapar con los 300 ó 400 millones de pesos que se han robado, y ¡muy caro nos va a costar eso! Porque ahora van a estar desde Santo Domingo y desde otros países haciendo propaganda contra la Revolución, fraguando todo el daño posible contra nuestra causa. Y durante muchos años los vamos a tener ahí, amenazando a nuestro pueblo, manteniéndolo en constante estado de alerta, porque van a pagar y a fraguar conspiraciones contra nosotros. Y todo por la debilidad, por la irresponsabilidad y por la traición de los que promovieron el golpe contrarrevolucionario de la madrugada de hoy. “¿Qué hicimos nosotros? Tan pronto supimos del golpe, nos enteramos por Radio Progreso, y a esa hora, adivinando yo lo que se estaba fraguando, ya estaba haciendo unas declaraciones, cuando me entero que Batista se había ido para Santo Domingo. Yo pensé: ¿será un rumor?, ¿será una bola? Y mando a ratificar; cuando oigo la noticia de que, efectivamente, el señor Batista y su camarilla se habían escapado y, lo más 102 bonito es que el general Cantillo decía que ese movimiento se había producido gracias a los patrióticos propósitos del general Batista, ¡los patrióticos propósitos del general Batista!, ¡que renunciaba para ahorrar derramamiento de sangre! ¿Qué les parece? Hay algo más todavía. Para tener una idea de la clase de golpe que se preparó, basta decir que a Pedraza lo había nombrado miembro de la Junta y se fue (risas y gritos). Yo creo que no hay que añadir nada más para ver la clase de intenciones que tenían los golpistas. Y no nombraron al presidente Urrutia, que es el Presidente proclamado por el Movimiento y por todas las organizaciones revolucionarias (aplausos) 7 . Llamaron a un señor que es el más viejo, nada menos, de todos los magistrados del Tribunal Supremo, y sobre todo un señor que ha sido Presidente, hasta hoy, de un Tribunal Supremo de Justicia, donde no había justicia de ninguna clase. “¿Cuál iba a ser el resultado de todo esto? Pues, una revolución a medias, una componenda, una caricatura de revolución. El señor Perico de los Palotes; lo mismo da que se llame de una manera o de otra. Ese señor Piedra, que a estas horas si no ha renunciado que se prepare, que lo vamos a hacer renunciar en La Habana. Creo que no dura las 24 horas. Va a romper un récord (risas y aplausos). Designan a este señor, y muy bonito: Cantillo, héroe nacional, paladín de las libertades cubanas, amo y señor de Cuba, y el señor Piedra allí. Sencillamente habíamos derrocado a un dictador para implantar otro. En todos los órdenes, el movimiento de ‘Columbia’ era un movimiento contrarrevolucionario, en todos los órdenes se 7 Menos de un año después, Fidel Castro promovió la destitución de Manuel Urrutia, quien se mostró en desacuerdo con el curso que se estaba dando a la recién nacida revolución. 103 apartaba del propósito del pueblo, en todos los órdenes era sospechoso, e inmediatamente el señor Piedra hizo un llamamiento, dijo que lo iba a hacer para llamar a los rebeldes y una comisión de paz. Y nosotros tan tranquilos, dejábamos los fusiles y lo dejábamos todo, y nos íbamos allá a rendirle pleitesía al señor Piedra y al señor Cantillo. Era evidente que tanto Cantillo como Piedra estaban en la Luna. Estaban en la Luna, porque creo que el pueblo de Cuba ha aprendido mucho, y los rebeldes hemos aprendido algo. “Esa era la situación esta mañana, que no es la situación de esta noche, porque ha cambiado mucho. Ante este hecho, ante esta traición, dimos órdenes a todos los comandantes rebeldes de continuar las operaciones militares, y de continuar marchando sobre los objetivos; en consecuencia, inmediatamente dimos órdenes a todas las columnas destinadas a la operación de Santiago de Cuba a avanzar sobre la ciudad. Yo quiero que ustedes sepan que nuestras fuerzas venían muy seriamente decididas a tomar Santiago de Cuba por asalto. Ello hubiera sido muy lamentable, porque hubiese costado mucha sangre, y esta noche de hoy no sería una noche de alegría como esta, y de paz como esta, y de confraternidad como esta. Debo confesar que si en Santiago de Cuba no se libró una batalla sangrienta se debe, en gran parte, a la patriótica actitud del coronel del Ejército José Rego Rubido, a los comandantes de las fragatas ‘Máximo Gómez’ y ‘Maceo’, al jefe del Distrito Naval de Santiago de Cuba, y al oficial que desempeñaba el cargo de la jefatura de Policía. Todos contribuyeron a evitar una sangrienta batalla y a convertir el movimiento contrarrevolucionario de esta mañana en el movimiento revolucionario de esta tarde. A nosotros no nos quedaba otra alternativa que atacar, porque no podíamos permitir la 104 consolidación del golpe de ‘Columbia’ y, por lo tanto, había que atacar sin espera. Y cuando las tropas marchaban ya sobre sus objetivos, el coronel Rego hizo un viaje en el helicóptero para localizarme. Los jefes de las fragatas hicieron contacto con nosotros y se pusieron a las órdenes de la Revolución (aplausos). “Contándose ya con el apoyo de las dos fragatas, que tienen un altísimo poder de fuego, con el apoyo del Distrito Naval y con el apoyo de la Policía, convoqué entonces a una reunión de todos los oficiales del Ejército de la plaza de Santiago de Cuba, que son más de 100. Les dije a esos militares, cuando los invité a reunirse conmigo, que yo no tenía la menor preocupación en hablarles, porque sabía que tenía la razón, porque sabía que comprenderían mis argumentos y que de esta reunión se llegaría a un acuerdo. Y, efectivamente, en horas de la noche, en los primeros momentos de la noche, nos reunimos en el Escandel la casi totalidad de los oficiales del Ejército de Santiago de Cuba, muchos de ellos hombres jóvenes que se les ve ansiosos de luchar por el bien de su país. Reuní a aquellos militares y les hablé de nuestro sentimiento revolucionario, les hablé de nuestro propósito con nuestra patria, les hablé de lo que queríamos para el país, de cuál había sido siempre nuestra conducta con los militares, de todo el daño que le había hecho la tiranía al Ejército y cómo no era justo que se considerase por igual a todos los militares, que los criminales solo eran una minoría insignificante, y que había muchos militares honorables en el Ejército, que yo sé que aborrecían el crimen, el abuso y la injusticia. “No era fácil para los militares desarrollar un tipo determinado de acción; era lógico que cuando los cargos más elevados del Ejército estaban en manos de los 105 Tabernilla, de los Pilar García, de los parientes y de los incondicionales de Batista, y existía un gran terror en el Ejército, a un oficial aisladamente no se le podía pedir responsabilidad. Hay dos clases de militares —y los conocemos bien—: los militares como Sosa Blanco, Cañizares, Sánchez Mosquera, Chaviano, que se caracterizaron por el crimen y el asesinato a mansalva de infelices campesinos. Pero hubo militares que fueron muy honrados en su campaña; hubo militares que jamás asesinaron a nadie, ni quemaron una casa, como fue el comandante Quevedo, que fue nuestro prisionero después de una heroica resistencia en la batalla de Jigüe, y que hoy sigue siendo comandante del Ejército, el comandante Sierra, y otros muchos militares que jamás quemaron una casa. A esos militares no los ascendían, a los que ascendían era a los criminales, porque Batista siempre se encargó de premiar el crimen. Tenemos el caso, por ejemplo, del coronel Rego Rubido, que no le debe sus grados a la dictadura, sino que ya era Coronel cuando se produjo el 10 de marzo. “El hecho cierto es que recabé el apoyo de la oficialidad del Ejército de Santiago de Cuba, y la oficialidad del Ejército de Santiago de Cuba le brindó su apoyo incondicional a la Revolución cubana. Reunidos los oficiales de la Marina, de la Policía y del Ejército se acordó desaprobar el golpe amañado de ‘Columbia’ y apoyar al Gobierno legal de la República, porque cuenta con la mayoría de nuestro pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia, y apoyar a la Revolución cubana. Gracias a esa actitud se ahorró mucha sangre, gracias a esa actitud se ha gestado de verdad, en la tarde de hoy, un verdadero movimiento militar revolucionario. 106 “Yo comprendo que en el pueblo hay muchas pasiones justificadas. Yo comprendo las ansias de justicia que hay en nuestro pueblo, y se cumplirá porque habrá justicia. Pero yo le quiero pedir a nuestro pueblo, antes que nada, calma. Estamos en instantes en que debemos consolidar el poder, antes que nada. ¡Lo primero ahora es consolidar el poder! Después reuniremos una comisión de militares honorables y de oficiales del Ejército Rebelde para tomar todas las medidas que sean aconsejables, para exigir responsabilidad a aquellos que la tengan. ¡Y nadie se opondrá!, porque al Ejército y a las Fuerzas Armadas son a los que más les interesa que la culpa de unos cuantos no la pague todo el cuerpo, y que no sea una vergüenza vestir el uniforme militar, que los culpables sean castigados para que los inocentes no tengan que cargar con el descrédito. ¡Tengan confianza en nosotros!, es lo que le pedimos al pueblo, porque sabemos cumplir con nuestro deber. “En esas circunstancias se realizó en la tarde de hoy un verdadero movimiento revolucionario del pueblo, de los militares y de los rebeldes, en la ciudad de Santiago de Cuba. Es indescriptible el entusiasmo de los militares, y en prueba de confianza les pedí a los oficiales que entraran conmigo en Santiago de Cuba, ¡y aquí están todos los oficiales del Ejército! (aplausos). ¡Ahí están los tanques a disposición de la Revolución! ¡Ahí está la artillería a disposición de la Revolución! ¡Ahí están las fragatas a disposición de la Revolución! Yo no voy a decir que la Revolución tiene al pueblo, eso ni se dice, eso lo sabe todo el mundo. Yo decía que el pueblo, que antes tenía escopeticas, ya tiene artillería, tanques y fragatas; y tiene muchos técnicos capacitados del Ejército, que nos van a ayudar a manejarlas, si fuese necesario. ¡Ahora sí que el pueblo está armado! Yo les aseguro que si cuando 107 éramos 12 hombres solamente no perdimos la fe, ahora que tenemos ahí 12 tanques… ¿cómo vamos a perder la fe? “Quiero aclarar que, en el día de hoy, esta noche, esta madrugada, porque es casi de día, tomará posesión de la Presidencia de la República, el ilustre magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó (aplausos). ¿Cuenta o no cuenta con el apoyo del pueblo el doctor Urrutia? (aplausos y gritos). Pero, quiere decir, que el Presidente de la República, el Presidente legal, es el que cuenta con el pueblo, que es el doctor Manuel Urrutia Lleó. ¿Quién quiere al señor Piedra para presidente? (abucheos y gritos de: “¡nadie!”). Si nadie quiere al señor Piedra para presidente, ¿cómo se nos va a imponer al señor Piedra para presidente? Si esa es la orden del pueblo de Santiago de Cuba, que es el sentimiento del pueblo de Cuba entera, tan pronto concluya este acto marcharé con las tropas veteranas de la Sierra Maestra, los tanques y la artillería hacia la capital, para que se cumpla la voluntad del pueblo (aplausos). “Aquí estamos, sencillamente, a las órdenes del pueblo. Lo legal en este momento es el mandato del pueblo. Al Presidente lo elige el pueblo8 y no lo elige un conciliábulo en ‘Columbia’, a las 4:00 de la madrugada. El pueblo ha elegido a su Presidente y eso quiere decir que desde este instante quedará constituida la máxima autoridad legal de la República (aplausos). Ninguno de los cargos ni de los grados que se han concedido de acuerdo con la Junta Militar de la madrugada de 8 ¿Qué pueblo eligió a Fidel, y luego a Raúl Castro, como Presidentes de los Consejos de Estado y de Ministros; y finalmente a Díaz Canel como Presidente de la República? 108 hoy tienen validez alguna. Todos los nombramientos de cargos dentro del Ejército son nulos —me refiero a los nombramientos que se han hecho esta mañana—; quien acepte un cargo designado por la Junta traicionera de esta mañana estará asumiendo una actitud contrarrevolucionaria, llámese como se llame, y, en consecuencia, quedará fuera de la ley. Tengo la completa seguridad de que mañana todos los mandos militares de la República habrán aceptado las disposiciones del Presidente de la República. El Presidente procederá de inmediato a designar a los jefes del Ejército, de la Marina y de la Policía por los altos servicios que han prestado en esta hora a la Revolución y por haber puesto sus miles de hombres a la disposición de la Revolución. He recomendado para jefe del Ejército al coronel Rego Rubido (aplausos) 9 . Igualmente se designará como jefe de la Marina a uno de los dos comandantes de la fragata que primero se sumaron a la Revolución, y le he recomendado al Presidente de la República que designe para jefe nacional de la Policía al comandante Efigenio Ameijeiras 10 , que ha perdido tres hermanos, que es uno de los expedicionarios del ‘Granma’ y uno de los hombres más capacitados del ejército revolucionario. Ameijeiras está en operaciones en Guantánamo, pero mañana él llega aquí (aplausos). “Yo solo pido tiempo para nosotros y para el poder civil de la República, a fin de ir realizando las cosas a gusto del pueblo, pero poco a poco11. Solo le pido una cosa al pueblo, y es que tenga calma (del público le 9 ¡¿Cómo?! ¿Acaso no fue el comandante Camilo Cienfuegos el designado? Una mentirilla más, Fidel… 10 ¡Cierto… cierto! 11 De ahí seguramente tomó su hermano Raúl su conocido slogan de: “Sin prisa, pero sin pausa…” 109 dicen: ‘¡Oriente federal, Oriente capital!’)12. ¡No!, ¡no!, la República unida siempre y por encima de todas las cosas. Lo que hay que pedir es justicia para Oriente (aplausos). En todo, el tiempo es un factor importante. La Revolución no se podrá hacer en dos días 13 ; ahora, tengan la seguridad de que la Revolución la hacemos. Tengan la seguridad de que por primera vez de verdad la República será enteramente libre y el pueblo tendrá lo que merece. El poder no ha sido fruto de la política, ha sido fruto del sacrificio de cientos y de miles de nuestros compañeros. No hay otro compromiso que con el pueblo y con la nación cubana. Llega al poder un hombre sin compromisos con nadie, sino con el pueblo exclusivamente. El Che Guevara recibió la orden de avanzar sobre la capital no provisional de la República, y el comandante Camilo Cienfuegos, jefe de la Columna 2 ‘Antonio Maceo’ ha recibido la orden de marchar sobre la gran Habana y asumir el mando del campamento militar de ‘Columbia’. Se cumplirán, sencillamente, las órdenes del Presidente de la República y el mandato de la Revolución. “¡De los excesos que se hayan cometido en La Habana no se nos culpe a nosotros! Nosotros no estábamos en La Habana. De los desórdenes ocurridos en La Habana cúlpese al general Cantillo y a los golpistas de la madrugada, que creyeron que iban a dominar la situación allí. En Santiago de Cuba, donde se ha hecho una verdadera Revolución, ha habido orden completo. En Santiago de Cuba se han unido el pueblo, los militares y los revolucionarios, y eso es indestructible. La jefatura del 12 Viejo reclamo de los orientales, cansados de ser la provincia más heroica, más sacrificada, y la más olvidada, hasta el presente. 13 Tampoco en 60 años han podido cumplir lo prometido. 110 Gobierno, la jefatura del Ejército y la jefatura de la Marina estarán en Santiago de Cuba, y sus órdenes serán de obligatorio cumplimiento a todos los mandos de la República. Esperamos que todos los militares honorables acaten estas disposiciones, porque el militar, antes que nada, está al servicio de la ley y de la autoridad —no de la autoridad constituida, porque muchas veces está una autoridad mal constituida—, la autoridad legítimamente constituida. Ningún militar honorable tiene nada que temer de la Revolución. Aquí en esta lucha no hay vencidos, porque solo el pueblo ha sido el vencedor. Ha habido caídos de un lado y de otro, pero todos nos hemos unido para darle el apoyo a la Revolución. Nos hemos dado el abrazo fraternal los militares buenos y los revolucionarios (aplausos). “No habrá ya más sangre 14 . Espero que ningún núcleo haga resistencia, porque aparte de ser una resistencia inútil y una resistencia que sería aplastada en pocos instantes, sería una resistencia contra la ley y contra la República y contra el sentimiento de la nación cubana. Ha habido que organizar este movimiento de hoy para que no ocurra otra guerra dentro de seis meses. ¿Qué pasó cuando el machadato? Pues, que también un general de Machado dio un golpe y quitó a Machado, y puso a un Presidente que duró 15 días; y vinieron los sargentos y dijeron que aquellos oficiales eran responsables de la dictadura de Machado, y que ellos no los respetaban. Creció la efervescencia revolucionaria y 14 ¿Cómo que no habrá más sangre? Si en la insurrección murieron 20 mil personas, tras el 1 de enero hasta la fecha han perdido la vida otros tantos: en la lucha contra alzados, sabotajes y atentados, intentos de salidas ilegales, invasión a Girón, intervenciones armadas en Angola y otros países, represión policial… 111 expulsaron a los oficiales. Ahora no podrá ocurrir así; ahora estos oficiales tienen el respaldo del pueblo, y tienen el respaldo de la tropa, y tienen el prestigio que les da el haberse sumado a un verdadero movimiento revolucionario. Estos militares serán respetados y considerados por el pueblo, y no habrá que emplear la fuerza, ni habrá que andar con fusiles por la calle 15 , ni metiéndole miedo a nadie, porque el verdadero orden, el verdadero orden es el que se basa en la libertad, en el respeto y en la justicia, y no en la fuerza. Desde ahora en adelante el pueblo será enteramente libre y el pueblo sabe comportarse debidamente, como lo ha demostrado hoy. “La paz que nuestra patria necesita se ha logrado. Santiago de Cuba ha pasado a la libertad sin que hubiera que derramar sangre. Por eso hay tanta alegría, y por eso es que los militares que en el día de hoy desoyeron y desaprobaron el golpe de ‘Columbia’ para sumarse incondicionalmente a la Revolución, merecen nuestro reconocimiento, nuestra gratitud y nuestro respeto. Los institutos armados de la República serán en el futuro modelos de instituciones, por su capacidad, por su educación y por su identificación con la causa del pueblo. Porque los fusiles, de ahora en adelante, solo estarán siempre al servicio del pueblo. No habrá más golpes de Estado, no habrá más guerra, porque por eso nos hemos preocupado, de que no ocurra ahora como cuando Machado. No habrá privilegios para nadie. El militar que tenga capacidad y tenga méritos será el que ascienda, y no el pariente, el amigo, como ha existido hasta hoy, que no se han respetado los escalafones. Para 15 Cuba es el país más militarizado de América Latina, con millones de ciudadanos integrados en milicias y capacitados para ocupar campos y ciudades con un fusil en las manos. 112 los militares se acabará, como se acabará para los trabajadores, toda esa explotación de contribuciones obligatorias, que en los obreros es la cuota sindical y en los militares es el peso para la “Primera Dama”, y los dos pesos para esto, y los dos pesos para lo otro, y les acaban con el sueldo. “Naturalmente, que el pueblo todo lo debe esperar de nosotros, y lo va a recibir 16. Yo tengo la seguridad de que tan pronto tome posesión y asuma el mando el Presidente de la República decretará el restablecimiento de las garantías y la absoluta libertad de prensa y todos los derechos individuales en el país; y todos los derechos sindicales, y todos los derechos y todas las demandas de nuestros campesinos y de nuestro pueblo en general. No nos olvidaremos de nuestros campesinos de la Sierra Maestra y de los de Santiago de Cuba. No nos iremos a vivir a La Habana olvidados de todos; donde yo quiero vivir es en la Sierra Maestra17. Por lo menos, en la parte que me corresponda, por un sentimiento muy profundo de gratitud, no olvidaré a aquellos campesinos, y tan pronto tenga un momento libre voy a ver dónde vamos a hacer la primera Ciudad Escolar, con cabida para 20 mil niños. Y lo vamos a hacer con la ayuda del pueblo. Los rebeldes van a trabajar allí. Le vamos a pedir a cada ciudadano un saco de cemento y una cabilla18. Y yo sé que obtendremos la ayuda de nuestra ciudadanía. La economía del país se ¡Palabra cumplida!: esperar miseria, explotación, represión… La mansión de Punto Cero, casa familiar de Fidel, así como las de los más destacados personajes del castrismo, no está en la Sierra Maestra, sino en exclusivos repartos residenciales de La Habana. 18 ¡Ya pensaba que las obras para el pueblo tendrían que construirse solo con el esfuerzo popular y no del Estado! 16 17 113 restablecerá inmediatamente 19 . Cuidaremos las comunicaciones y ya, desde Jiguaní hasta Palma Soriano la línea telefónica está restablecida y la vía férrea será restablecida 20 . Y habrá zafra en todo el país 21 y habrá buenos salarios, porque yo sé que ese es el propósito del Presidente de la República. Y habrá buenos precios porque, precisamente, el miedo a que no hubiera zafra ha levantado los precios del mercado mundial; y los campesinos podrán sacar su café; y los ganaderos todavía podrán vender sus reses gordas en La Habana22, porque afortunadamente el triunfo ha llegado a tiempo, para que no haya ruina de ninguna clase. “No es a mí a quien le corresponde hablar de estas cosas. Ustedes saben que somos hombres de palabra y que lo que prometemos lo cumplimos. Y queremos prometer menos de lo que vamos a cumplir, no más, sino menos de lo que vamos a cumplir, y hacer más de lo que ofrezcamos al pueblo de Cuba. No creemos que todos los problemas se vayan a resolver fácilmente, sabemos que el camino está preñado de obstáculos, pero nosotros somos hombres de fe, que nos enfrentamos siempre a las 19 60 años después la economía cubana sigue maniobrando para no naufragar, dependiendo del envío de remesas por parte de los que se fueron, huyendo de la Revolución. 20 La telefonía cubana está entre las más atrasadas del mundo, y el ferrocarril, el sistema de transporte más económico y efectivo en una isla larga y estrecha, no es capaz de garantizar viajes dignos y seguros entre el Occidente y el Oriente. 21 El régimen desmanteló el 50% de los centrales azucareros, y hoy para entregar a la población una cuota normada de azúcar, Cuba, otrora su primer exportador en el mundo, tiene que comprarla a Brasil. 22 Hablar de venta de reses en Cuba es gran ofensa a la inteligencia humana. Con excepción de los gobernantes, nadie en la Isla puede consumir ganado vacuno, el tráfico de cuya carne es sancionado por la ley. 114 grandes dificultades. Podrá estar seguro el pueblo de una cosa, y es que podemos equivocarnos una y muchas veces, lo único que no podrá decir jamás de nosotros es que robamos, que traicionamos, que hicimos negocios sucios, que usamos el favoritismo, que usamos los privilegios 23. Y yo sé que el pueblo los errores los perdona, y lo que no perdona son las sinvergüencerías, y los que hemos tenido son sinvergüenzas. “Al asumir como Presidente el magistrado, doctor Manuel Urrutia Lleó, a partir de ese instante, cuando jure ante el pueblo la Presidencia de la República, él será la máxima autoridad de nuestro país. Nadie piense que yo pretenda ejercer facultades aquí por encima de la autoridad del Presidente de la República, yo seré el primer acatador de las órdenes del poder civil de la República, y el primero en dar el ejemplo 24 . Cumpliremos sencillamente sus órdenes, y, dentro de las atribuciones que nos conceda, trataremos de hacer lo más posible por nuestro pueblo, sin ambiciones, porque afortunadamente estamos inmunes a las ambiciones y a las vanidades. “¡Qué mayor gloria que el cariño de nuestro pueblo! ¡Qué mayor premio que esos millares de brazos 23 En Cuba hace mucho tiempo que la corrupción, los privilegios, el desvío de recursos en beneficio personal, son males consentidos. ¿Qué no permitiría, para mantener contentos a sus acólitos, un Gobierno que promovió el tráfico de drogas con Pablo Escobar, y luego culpó y fusiló, por semejante negocio sucio, a un General, Héroe de la República? 24 Si Urrutia se creyó aquello, pronto comprendió su error, cuando Fidel Castro provocó su renuncia para erigirse en único y principal mandatario. Y aunque en Cuba hubo seguidamente otro Presidente, Osvaldo Dorticós, jamás se promulgó su superioridad jerárquica. Fue un subordinado útil, hasta que decidió poner fin a su vida con un disparo. 115 que se agitan llenos de esperanza, de fe y de cariño hacia nosotros! Nunca nos dejaremos arrastrar por la vanidad ni por la ambición, porque como dijo nuestro Apóstol: ‘Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz’, y no hay satisfacción ni premio más grande que cumplir con el deber como lo hemos estado haciendo hasta hoy, y como lo haremos siempre. Y en esto no hablo en mi nombre, hablo en nombre de los miles y miles de combatientes que han hecho posible la victoria del pueblo. Hablo del profundo sentimiento de respeto y de devoción hacia nuestros muertos, que no serán olvidados. Los caídos tendrán en nosotros los más fieles compañeros. Esta vez no se podrá decir, como otras, que se ha traicionado la memoria de los muertos, porque los muertos seguirán mandando. Físicamente no están aquí Frank País, Josué País, Pepito Tey, ni tantos otros, pero están moralmente, están espiritualmente; y solo la satisfacción de saber que el sacrificio no ha sido vano compensa el inmenso vacío que dejaron en el camino. “Pero también quiero aquí repetir lo que dije en ‘La historia me absolverá’, y es que también velaremos porque no les falten el sustento, ni la asistencia, ni la educación a los hijos de los militares que han caído luchando contra nosotros, porque ellos no tienen culpa de los horrores de la tiranía. Y seremos generosos con todos porque, repito, aquí no ha habido vencidos sino vencedores. Serán castigados solo los criminales de guerra, porque ese es un deber ineludible con la justicia. Y ese deber puede tener la seguridad el pueblo que lo cumpliremos. Y cuando haya justicia, no habrá venganza. Para que el día de mañana no haya atentados contra nadie tiene que haber justicia hoy. Como habrá justicia no habrá venganza ni habrá odio. El odio lo desterraremos de la República, como una sombra maldita que nos dejó la ambición y la opresión. 116 “Triste es que se hayan escapado los grandes culpables. No faltan miles de hombres que quieran perseguirlos, pero nosotros tenemos que respetar las leyes de otros países. A nosotros nos sería fácil, porque voluntarios tenemos de sobra para ir a perseguir a esos delincuentes, y hombres que estén dispuestos a jugarse la vida. Pero no queremos aparecer como un pueblo que viole las leyes de los demás pueblos25; las respetaremos mientras se respeten las nuestras. Es lógico, en primer término, que los perseguidos políticos de Santo Domingo tendrán aquí su mejor casa y su mejor asilo. Y los perseguidos políticos de todas las dictaduras tendrán aquí su mejor casa y la mayor comprensión, porque nosotros hemos sido perseguidos políticos. Si Santo Domingo se convierte en arsenal de la contrarrevolución, si Santo Domingo se convierte en base de conspiraciones contra la Revolución cubana, si esos señores se dedican desde allá a hacer conspiraciones, más vale que se vayan pronto de Santo Domingo, porque allí no van a estar tampoco muy seguros. Y no seremos nosotros, es que los dominicanos han aprendido el ejemplo de Cuba, y las cosas se van a poner por allí muy serias. “Vela por el curso y el destino de esta Revolución la América entera. Toda ella tiene sus ojos puestos en nosotros. Toda ella nos acompaña con sus mejores deseos de triunfo. Toda ella nos respaldará en nuestros momentos difíciles. Esta alegría de hoy no solo es en Cuba, sino en América entera. Como nosotros nos 25 Cuba organizó acciones armadas en Dominicana, Venezuela, Argentina, Bolivia, Granada… Dispuso recursos materiales y humanos al servicio de la insurrección en Latinoamérica y África, e intervino con grandes tropas en Marruecos, Angola y Etiopía. Sus servicios de inteligencia vulneraron gobiernos e instituciones en todo el planeta. 117 hemos alegrado cuando ha caído un dictador en la América Latina, ellos también se alegran hoy por los cubanos26. “Ahora hablará el que quiera, bien o mal, pero hablará el que quiera. No es como ocurría aquí, que hablaban ellos solos y hablaban mal. Habrá libertad absoluta porque para eso se ha hecho la Revolución, libertad incluso para nuestros enemigos; libertad para que nos critiquen y nos ataquen a nosotros, que siempre será un placer saber que nos combaten con la libertad que hemos ayudado a conquistar para todos. Nunca nos ofenderemos, siempre nos defenderemos y seguiremos solo una norma: la norma del respeto al derecho y a los pensamientos de los demás27. “Voy a terminar (gritos de: “¡no!”). Voy a terminar por hoy. Bueno, recuerden que tengo que marchar inmediatamente, es mi obligación, y ustedes llevan muchas horas parados. Veo tantas banderas blancas, rojas y negras en los vestidos de nuestras compañeras, que realmente se nos hace duro abandonar esta tribuna, donde hemos experimentado, todos los que estamos aquí presentes, la más grande emoción de nuestras vidas. No 26 Eso fue cierto hasta un determinado momento histórico. Hoy las corrientes políticas de avanzada en Latinoamérica ven a Cuba como ejemplo de lo que no se debe hacer, y por eso la tendencia del llamado Socialismo del Siglo XXI, en contraposición a la arcaica “dictadura del proletariado”, copiada por Cuba a Rusia. 27 En su tumba, dentro de una piedra en el cementerio santiaguero, Fidel Castro seguramente se burlará a carcajadas de esta promesa: ¿libertad de expresión en un país con unipartidismo, con una prensa y TV oficiales, una Asamblea nacional sin oposición política, neutralización total de las voces discordantes…? 118 podemos menos que recordar a Santiago de Cuba con entrañable cariño. Las veces que nos reunimos aquí, un mitin allá en la Alameda, un mitin acá en una avenida, en Trocha, donde dije un día que si nos arrebataban los derechos por la fuerza cambiaríamos las escobas por los fusiles… Y resultó que tuvimos que cambiarlo todo: los estudiantes sus libros y sus lápices por los fusiles, los campesinos sus aperos de labranza por el fusil, y todos tuvimos que cambiarlo todo por el fusil. Afortunadamente, la tarea de los fusiles ha cesado. Los fusiles se guardarán donde estén al alcance de los hombres que tendrán el deber de defender nuestra soberanía y nuestros derechos. “Pero, cuando nuestro pueblo se vea amenazado no pelearán solo los 30 mil o 40 mil miembros de las Fuerzas Armadas, sino pelearán los 300 mil, 400 mil o 500 mil cubanos, hombres y mujeres que aquí pueden coger las armas. Habrá armas necesarias para que aquí se arme todo el que quiera combatir cuando llegue la hora de defender nuestra independencia. Porque está demostrado que no solo pelean los hombres, sino pelean las mujeres también en Cuba, y la mejor prueba es el pelotón ‘Mariana Grajales’, que tanto se distinguió en numerosos combates. Y las mujeres son tan excelentes soldados como nuestros mejores soldados hombres (aplausos). Organizamos las unidades de mujeres, que demostraron que las mujeres pueden pelear. Y cuando en un pueblo pelean los hombres y pueden pelear las mujeres, ese pueblo es invencible. “Y esta Revolución, compatriotas, que se ha hecho con tanto sacrificio, nuestra Revolución, la Revolución del pueblo, es ya hermosa e indestructible realidad ¡Cuánto motivo de fundado orgullo! ¡Cuánto motivo de sincera alegría y esperanza para todo nuestro pueblo! Yo sé que 119 no es aquí solo en Santiago de Cuba, es desde la punta de Maisí hasta el cabo de San Antonio. Ardo en esperanzas de ver al pueblo a lo largo de nuestro recorrido hacia la capital, porque sé que es la misma esperanza, la misma fe de un pueblo entero que se ha levantado, que soportó paciente todos los sacrificios, que no le importó el hambre, que cuando dimos permiso de tres días para que se restablecieran las comunicaciones, para que no pasara hambre, todo el mundo protestó. Es verdad, porque lo que querían era lograr la victoria costara lo que costara. Y este pueblo bien merece todo un destino mejor, bien merece alcanzar la felicidad que no ha logrado en sus 50 años de República; bien merece convertirse en uno de los primeros pueblos del mundo, por su inteligencia, su valor, su espíritu28. “Nadie puede pensar que hablo demagógicamente, nadie puede pensar que quiero halagar al pueblo. He demostrado suficientemente mi fe en el pueblo, porque cuando vine con 82 hombres a las playas de Cuba, y la gente decía que nosotros estábamos locos y nos preguntaban por qué pensábamos ganar la guerra, yo dije: “porque tenemos al pueblo”. Y cuando fuimos derrotados la primera vez, y quedamos un puñado de hombres, y persistimos en la lucha, sabíamos que esta sería una realidad, porque creíamos en el pueblo. Cuando nos dispersaron cinco veces en el término de 45 días, y nos volvimos a reunir y reanudar la lucha, era porque teníamos fe en el pueblo. Tengo la satisfacción de haber creído profundamente en el pueblo de Cuba y de haberles 28 Aparentemente, el merecimiento del pueblo cubano es escaso, porque esa felicidad y destino mejor que no alcanzaron en 50 años de República, tampoco los han logrado en 60 de revolución socialista. 120 inculcado esa fe a mis compañeros. Esa fe, que más que una fe es una seguridad completa en todos nuestros hombres. Y esa misma fe que nosotros tenemos en ustedes es la fe que nosotros queremos que ustedes tengan en nosotros siempre (aplausos). “La República no fue libre en el 98 y el sueño de los mambises se frustró a última hora. La Revolución no se realizó en el 33 y fue frustrada por los enemigos de ella. Esta vez la Revolución tiene al pueblo entero, tiene a todos los revolucionarios, tiene a los militares honorables. ¡Es tan grande y tan incontenible su fuerza, que esta vez el triunfo está asegurado! Podemos decir con júbilo que en los cuatro siglos de fundada nuestra nación por primera vez seremos enteramente libres, y la obra de los mambises se cumplirá. “Hace breves días, el 24 de diciembre, me fue imposible resistir la tentación de ir a visitar a mi madre, a la que no veía desde hacía varios años. Cuando regresaba por el camino que cruza a través de los Mangos de Baraguá, en horas de la noche, un sentimiento de profunda devoción a los que viajábamos en aquel vehículo nos hizo detener allí, en aquel lugar donde se levanta el monumento que conmemora la Protesta de Baraguá y el inicio de la Invasión. En aquella hora, la presencia en aquellos sitios, el pensamiento de aquellas proezas de nuestras guerras de independencia, la idea de que aquellos hombres hubiesen luchado durante 30 años para no ver logrados sus sueños, para que la República se frustrara, y el presentimiento de que muy pronto la Revolución que ellos soñaron, la patria que ellos soñaron sería realidad, nos hizo experimentar una de las sensaciones más emocionantes que puedan concebirse. Veía revivir a aquellos hombres con sus sacrificios, con 121 aquellos sacrificios que nosotros hemos conocido también de cerca. Pensaba en sus sueños y sus ilusiones, que eran los sueños y las ilusiones nuestras, y pensé que esta generación cubana ha de rendir, y ha rendido ya, el más fervoroso tributo de reconocimiento y de lealtad a los héroes de nuestra independencia. “Los hombres que cayeron en nuestras tres guerras de independencia juntan hoy su esfuerzo con los hombres que han caído en esta guerra; y a todos nuestros muertos en las luchas por la libertad podemos decirles que por fin ha llegado la hora en que sus sueños se cumplan. Ha llegado la hora de que al fin ustedes, nuestro pueblo, nuestro pueblo bueno y noble, nuestro pueblo que es todo entusiasmo y fe, nuestro pueblo que quiere de gratis, que confía de gratis, que premia a los hombres con cariño más allá de todo merecimiento, tendrá lo que necesita. Y solo aquí me resta decirles, con modestia, con sinceridad, con profunda emoción, que aquí en nosotros, en sus combatientes revolucionarios, tendrán siempre servidores leales, que solo tendrán por divisa servirles. Muchas gracias29”. Aquella noche-madrugada, en medio de la multitud que colmó el santiaguero parque “Céspedes”, yo, un adolescente de 14 años, me asomé al encanto de la triunfante Revolución cubana, como quien abre las páginas de un libro lleno de hazañas maravillosas que quisiera protagonizar. Sin dudas igualmente ocurrió con millones de otros cubanitos a lo largo y ancho de la Isla. Aún no se había inventado el “¡Patria o Muerte… Venceremos!” con que cerraría sus posteriores discursos. 29 122 Pero, nosotros no fuimos la primera generación de mi historia… Esa generación, a la que tocó vivir los primeros 20 años de mi plazo de 60, fue la de mis padres. Como ya dije antes, gente de pueblo extraordinariamente humilde, condenados a subsistir en medio de una sociedad caracterizada por la insolidaridad y la explotación, al igual que millones de campesinos sin tierra, de jornaleros vendiendo su sudor por unos pocos centavos, de maestros sin escuelas, de mujeres forzadas a la prostitución para poder mantener a sus hijos, de seres humanos jóvenes sin porvenir, enfrentando la violencia que es el fruto seguro de la desesperación. Para esa generación, que al triunfo de la Revolución tenía no más de 40 años de edad, el cambio social en Cuba fue un verdadero destello de redención. Esa fue la generación de los redimidos, la que recibió el efecto directo e inmediato de las primeras medidas del Gobierno revolucionario, en la aplicación del denominado “Programa del Moncada”, anunciado por Fidel en su autodefensa “La historia me absolverá”. Los hechos más significativos en esa etapa, que enmarco entre el 1959-60 y 1979-80, fueron los siguientes: Tras los primeros meses de 1959, consumidos en juicios sumarios y fusilamientos de militares batistianos comprometidos en abusos y crímenes contra la población, así como en purgas políticas, incluyendo la renuncia del presidente Urrutia por diferencias con Fidel Castro, que a partir de entonces asumió públicamente todo el poder, el 17 de mayo de 1959 se firmó en la Sierra Maestra la anunciada Ley de Reforma Agraria, que fijó en 30 caballerías (402 hectáreas) el máximo de tierra en poder de una persona, propinando de tal modo un duro golpe al latifundismo que reinaba en los campos cubanos, incluso 123 con grandes extensiones en manos de empresas norteamericanas. La ley dispuso la entrega de tierras a los campesinos, hasta ese momento condenados a laborar como aparceros en propiedad ajena, beneficiando a más de 100 mil familias, constituyendo así la justa retribución del Gobierno revolucionario al campesinado, que brindó apoyo decisivo al Ejército rebelde durante la insurrección. En mayo de 1960 Cuba y la URSS restablecieron relaciones diplomáticas. En el primer convenio comercial el Estado soviético se comprometió a vender petróleo a Cuba a precios preferenciales. Las trasnacionales estadounidense se negaron a refinarlo, y desde Washington se alzaron amenazas de eliminar la cuota azucarera cubana en el mercado norteamericano. En respuesta, el 28 de junio de ese año el Gobierno revolucionario intervino la refinería de la empresa norteamericana Texaco, en Santiago de Cuba, y 3 días después corrieron igual suerte las instalaciones de la ESSO y la angloholandesa Shell, en La Habana. Estados Unidos no demoró en aplicar la anunciada acción contra la cuota azucarera, lo que provocó que el 5 de julio se decidiese la nacionalización de bancos y otras empresas y bienes foráneos en Cuba, por la vía de expropiación forzosa, garantizando su indemnización. Fue el disparo de arrancada, para que la ola confiscatoria se extendiese también a todos los negocios privados, de cualquier magnitud y sin importar la nacionalidad de sus dueños. Bajo el slogan de “¡Se ñamaba…!” muchos empleados se vieron de repente erigidos en administradores de centros laborales con un único dueño: el Estado revolucionario, redimidos al ser convertidos de fuerza laboral en fuerza directriz. El 28 de septiembre de 1960 se crearon los Comités de Defensa de la Revolución (CDR), organización 124 de masas con la finalidad de establecer un sistema de vigilancia revolucionaria a nivel de cada cuadra y zona rural en todo el país. Jugarían un importante papel organizativo y de control en múltiples campañas vinculadas con la educación y la salud, pero sobre todo, en la detección de actividad enemiga, sirviendo de ojos y oídos a las instituciones de seguridad del Estado. Con los CDR se instauró en la sociedad cubana un mecanismo de suspicacia y desconfianza colectiva, por el cual todo el mundo se preocupa porque sus acciones y palabras, bajo control por ese medio, puedan llegar a sitios indeseados. El 14 de octubre de 1960 fue aprobada la Ley de Reforma Urbana, con cuya proclamación se cumplió la última de las promesas de reforma anunciadas en el “Programa del Moncada”. Se traspasó el fondo completo de viviendas de alquiler en propiedad a sus correspondientes habitantes, y los antiguos propietarios fueron indemnizados por el Estado según el año de construcción y monto del alquiler de la vivienda perdida, se decretó la eliminación y prohibición de todos los gravámenes hipotecarios sobre inmuebles urbanos, se eliminó la institución legal del alquiler de viviendas, y se prohibió toda forma de alquiler entre particulares. Tras la Ley se comenzó a construir viviendas en los campos, para obreros agrícolas y campesinos organizados en cooperativas, y otros programas fueron dirigidos a las ciudades, surgiendo centenares de nuevos asentamientos, con decenas de miles de edificios multifamiliares para las familias más necesitadas, que pasaron de arrendatarios a propietarios de viviendas con condiciones adecuadas. Así pudo mi familia abandonar la casucha de toda su vida en la avenida Trocha, donde transitó mi infancia y adolescencia, poco después de lo cual el destartalado inmueble se desplomó. 125 El año 1961 comenzó con el inicio de la gran Campaña Nacional de Alfabetización, con la cual se propuso eliminar el analfabetismo de la Isla. Como parte del “Programa del Moncada”, ya a principios de 1960 se constituyó el contingente de maestros voluntarios, integrado por 3 mil jóvenes que realizaron tareas de alfabetización en las zonas montañosas. Uno de sus miembros, el maestro negro Conrado Benítez, con sólo 18 años de edad, fue asesinado por bandas contrarrevolucionarias en el Escambray, serranía del centro de la Isla. Su nombre sirvió para bautizar, a inicios de 1961, a la brigada de alfabetizadores conformada por más de 105 mil jóvenes, en general menores de 18 años de edad, que debidamente capacitados y equipados con uniformes, manuales de alfabetización y farol para iluminar las noches, fueron distribuidos por zonas rurales de todo el país, conviviendo con la población campesina y convirtiendo los bohíos en aulas al término de la jornada laboral. Pese a su corta edad, no estuvieron al margen de la violencia contrarrevolucionaria, contándose entre sus víctimas a los jóvenes brigadistas Manuel Ascunce Domenech y Delfín Sen Cedré. A mediados de 1961 el ejército alfabetizador, conformado por aproximadamente 178 mil alfabetizadores populares, 30 mil brigadistas obreros y 100 mil “Conrado Benítez” colmó la Isla de aprendizaje y enseñanza, con el resultado final de la proclamación, el 22 de diciembre, de Cuba como Territorio Libre de Analfabetismo, reduciéndose este mal cultural al 3.9 por ciento, desde un porcentaje superior al 20 en 1958 . Fue la primera gran batalla para miles de adolescentes cubanos, incorporados así en la nueva épica nacional, incluyéndome, con 16 años de edad. 126 En medio de la campaña de alfabetización ocurrió la invasión de la Brigada 2506, integrada por exiliados cubanos en Estados Unidos, organizada, entrenada, armada y apoyada militarmente por el Gobierno norteamericano, en un intento por derrocar a la revolución. Fue el 17 de abril de 1961, luego del bombardeo, el día 15, a 3 aeropuertos cubanos para intentar destruir su flota aérea, cuando en la región suroccidental de Ciénaga de Zapata, tras cinco días de navegación desde Centroamérica, se produjo el desembarco, en Playa Girón y Playa Larga, de 1200 hombres, escoltados por buques de guerra norteamericanos, así como el lanzamiento de paracaidistas para crear cabezas de playa al norte del área pantanosa. Su equipamiento era propio de grandes operaciones militares, con 14 aviones de transporte C-46 y C-54, 16 bombarderos ligeros B-26, 5 tanques M41, numerosos vehículos, cañones y morteros, así como 8 barcos y 7 lanchas de desembarco. La respuesta cubana, donde ya se esperaba la invasión, fue inmediata, y grandes contingentes de infantería, artillería y tanques, apoyados por los aviones que sobrevivieron al ataque del día 15, convirtieron la región en escenario de cruentos combates. La invasión acabó en fracaso en menos de 72 horas. Fue aplastada por las milicias obreras y las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba. Más de un centenar de soldados invasores murieron y más de mil fueron capturados, junto al copioso material bélico. La épica de la revolución, alcanzó dimensiones colosales, proyectando la imagen del Comandante en Jefe al frente de las operaciones en el frente de batalla, lo que reforzaría el culto a su personalidad. 127 Ya antes, el 16 de abril, en el sepelio a las víctimas por los bombardeos a las bases aéreas, Fidel había declarado el carácter socialista de la revolución, que dejó de ser verde olivo para asumir el rojo de la dictadura del proletariado, según la escuela rusa. "Lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es que estemos aquí; lo que no pueden perdonarnos los imperialistas es la dignidad, la entereza, el valor, la firmeza ideológica, el espíritu de sacrificio y el espíritu revolucionario del pueblo de Cuba. Eso es lo que no pueden perdonarnos: que hayamos hecho una revolución socialista en las propias narices de los Estados Unidos, ¡Y que esa revolución socialista la defenderemos con esos fusiles…! ¡La defenderemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores!" Proclamó, y la multitud concentrada en el cementerio de Colón, en La Habana, apoyó sus palabras alzando los fusiles que portaban, en espera de la invasión. De tal modo los miembros de la generación redimida que pelearon en la Ciénaga de Zapata lo hicieron conscientes de que defendían un sistema socialista en Cuba. Y esa decisión fue rotundamente reiterada cuando 18 meses más tarde, en octubre de 1962, esa misma generación redimida se dispuso a la inmolación en una conflagración nuclear, apoyando al gobierno durante la llamada “Crisis de los misiles”, por la respuesta norteamericana ante la presencia de proyectiles atómicos soviéticos emplazados en la Isla. El país se puso en pie de guerra. “Resistiremos el bloque, rechazaremos la agresión”, convocaba Fidel a todo el pueblo, que se disponía a defender a la revolución en costas, llanos, montañas y en cada cuadra. Durante una semana el pueblo se preparó para una posible invasión del Ejército norteamericano. Miles de personas dieron su disposición 128 de dar la vida por defender la Patria, que en esta ocasión estuvo al borde de una guerra nuclear. Los cohetes fueron finalmente retirados, por acuerdo entre los mandatarios Kennedy y Krushev, pero la posición inclaudicable de los cubanos fue expresada en los “Cinco puntos” exigidos por Fidel, donde se incluía el fin del bloque estadounidense a la Isla. La historia del bloqueo norteamericano a Cuba configura uno de los capítulos más significativos de la realidad cubana hasta nuestros días. El embargo comercial, económico y financiero de Estados Unidos hacia Cuba fue impuesto en octubre de 1960, como respuesta a las expropiaciones de compañías y demás propiedades de los ciudadanos estadounidenses en la Isla. Aunque inicialmente excluía alimentos y medicinas, en febrero de 1962 las medidas se endurecieron y las restricciones llegaron a ser casi totales. Es el más prolongado que se conoce en la historia moderna. Y a pesar del daño que efectivamente hace en la gestión económica del sistema socialista cubano, es la principal excusa del régimen para justificar sus errores, que han convertido en desastre la vida nacional, de modo que, tras los primeros logros que beneficiaron a la generación redimida, se impuso la retórica de “las dificultades del desarrollo motivadas por el criminal bloqueo yanqui…” No es preciso continuar mencionando hechos y deshechos en los restantes años del período hasta 197980. Por el camino está la creación del Partido Comunista de Cuba (PCC) en 1965, reafirmación del sistema unipartidista y totalitario de gobierno, y la presencia de tropas cubanas en Angola en 1975, momento cumbre en la política intervencionista del régimen. Y, como colofón, 129 los sucesos de abril de 1980 en la embajada de Perú en La Habana, donde 10 mil personas se refugiaron en demanda de asilo político, dándose origen a la llamada “flotilla de la libertad”, cuando más de 130 mil abandonaron Cuba desde el puerto de Mariel, en embarcaciones de todo tipo, magnificando una diáspora que se inició en 1959 y no se detiene hasta nuestros días, con 2 millones de cubanos dispersos por el mundo. Muchos de la generación redimida también optaron por la escapada, librándose de la manipulación. Pero la gran mayoría decidió morir en la Isla, fieles a los recuerdos de consignas que otrora los movilizaron. Encabezando esta primera generación está lo que se conoce como la “generación histórica”, formada por quienes participaron en los hechos trascendentales que configuraron la historia. En la URSS, son los que proclamaron el triunfo de los soviets por las calles de San Petersburgo, cabalgaron en las estepas rusas contra los guardias blancos, o llevaron la bandera roja con la hoz y el martillo hasta el Reichstag alemán en Berlín, al término de la Gran Guerra Patria. En Cuba, la integran quienes asaltaron con escopetas el cuartel “Moncada”, desembarcaron del yate “Granma” por Las Coloradas, y llenaron de insurrección armada las montañas, llanos y ciudades de la Isla. A ellos les correspondió todo el honor, y también todos los privilegios otorgados por el triunfo. Unos pocos de la generación redimida también lograron escalar posiciones de privilegio dentro del régimen, y conformar esa especie de burguesía obrera que convive con la dictadura del proletariado. Mis padres no estuvieron en ese grupo, aunque sí fueron redimidos. Mi papá pasó a ocupar un puesto de instructor en una gran fábrica de tabacos, en La Habana, y mi mamá, sin el agobio de la miseria, pudo dejar de coser 130 pantalones y dedicarse a cuidar a su hijo menor discapacitado. Ambos transitaron con tranquilidad los últimos años de sus vidas. Y así, la mayoría de aquellos seres humanos de la primera generación, ya ancianos, se empeñaron en sobrevivir en medio de escaseces y abandono total, dedicados a la venta informal de cualquier artículo, con lo que compensar una mísera jubilación, inútil para satisfacer sus necesidades vitales, aunque colmados de una incomprensible “fidelidad”, resultado de la mentalidad sumisa que les controló durante años, ocupando cargos de vigilancia en los CDR de su cuadra y perteneciendo a núcleos zonales del PCC, desde donde combatir el “diversionismo ideológico” como amenaza para la juventud. Para ellos, la generación de mis padres, esa misma juventud que habitualmente critican tiene un calificativo: “los comecandela”. Aunque en ocasiones es mucho menos educada y decide llamarlos de un modo más descriptivo: “¡los comemier…!” 131 SEGUNDA GENERACIÓN: LOS FRUSTRADOS, O EL DESARROLLO DE LAS DIFICULTADES La segunda generación de mi historia, a la que pertenezco, creció y se formó bajo la prédica revolucionaria y el ejemplo de sus padres, al tiempo de participar en tareas casi heroicas, como la Campaña de Alfabetización, planes de becas, servicio militar obligatorio, “zafra de los 10 millones”, misiones internacionalistas, instrucción militar, movilizaciones agrícolas, microbrigadas para construir viviendas, desfiles y conmemoraciones, marchas antiimperialistas… todo bajo el acorde de discursos y promesas que anunciaban: “¡El presente es de lucha… el futuro es nuestro!” Y la prometida visión del futuro guiaba nuestros pasos; la visión de una nación próspera, hogar de un pueblo culto y emprendedor, con todas las oportunidades que la libertad de acción y de opinión puede brindar. Así lo describían la propaganda oficial y los programas educativos a todos los niveles, como parte de un enmascarado plan para crear mentalidad sumisa en la población, según lo cual éramos continuadores de los mambises que nunca pretendieron nada para sí, sino para la forja de una patria libre que dejar en herencia a sus hijos. Sin dudas, tuvieron éxito. Nos moldearon en la convicción de la fidelidad y la promesa de que “¡Seremos como el Che!”, consigna que repiten los pequeños escolares cubanos al iniciar la jornada diaria, en formación ante la bandera nacional y el busto de José Martí. Pero se equivocaron en lo esencial: ignoraron que toda juventud se parece más a su tiempo que a sus padres, De tal modo mi generación, a la vez de desandar los caminos ya trillados, 132 estuvimos pendientes de cualquier encrucijada, de una nueva vía que nos condujera hacia un destino diferente, lo que en la modernidad es el resultado de las tecnologías que convierten al planeta en una aldea global. En mi caso, había participado en la gran Campaña Nacional de Alfabetización en 1961, como brigadista “Conrado Benítez”, donde casi pierdo la vida por una inundación en la zona en que me encontraba, hecho que oculté a mis padres para que no decidiesen retirarme de aquella, mi primera misión revolucionaria. Luego obtuve una beca escolar para estudiar idioma ruso en La Habana, en 1962, donde tuve una primera experiencia con la “intelligentsia”. Desde el primer día de clases se nos presentó una simpática profesora rusa, que de algún modo nos hizo saber su total ignorancia del idioma español, por lo que estábamos obligados a aprender ruso rápidamente para poder comunicarnos con ella. Como método pedagógico pareció correcto; pero, pronto observé que ella no dejaba de estar presente en todas las reuniones y actividades del alumnado, siguiendo atentamente desde el final del aula los debates y planteamientos juveniles. Más adelante, cuando en una de las clases “se le escapó” un comentario que seguramente había escuchado así, tuve la convicción de que ella sí sabía español, y había estado espiándonos todo el tiempo, como en un estudio sociológico sobre el comportamiento de jóvenes cubanos para fines de formación de mentalidad sumisa, aplicando un método de la KGB que copiarían las órganos de la Seguridad del Estado, sobre todo cuando, cierta vez, en una pared del centro educativo apareció pintado el mensaje: “¡Cuba será la tumba de Rusia!”, por lo que todos los alumnos pasamos a ser potenciales opositores. 133 Mis incipientes “méritos revolucionarios” me llevaron -en 1965, con 20 años de edad- a ser empleado como redactor en el periódico “Sierra Maestra”, órgano de la revolución en la provincia de Oriente, iniciándose así una de las etapas más extraordinarias de mi vida, que me gusta recordar con crónicas desde el olvido, como la siguiente… “Todo acontecimiento muestra dos historias: una que narra los hechos, y otra que recrea a los personajes. La historia de hechos es realizada por historiadores, y se difunde mediante libros de texto. La de personajes es realizada por escritores, y toma forma a través de las diversas expresiones de la literatura. La una sólo busca lo trascendental. La otra se inspira en la cotidianidad humana… “Vinculado a mi existencia hay un acontecimiento que marcó mi juventud, y que históricamente es abordado como parte de la dinámica social que estremeció a mi antillano país en la segunda mitad del siglo XX. Es la historia del periódico ‘Sierra Maestra’, editado dentro de la contienda revolucionaria que instauró la era Castro en Cuba. El hecho histórico puede resumirse así: ‘Ante la creciente desinformación de los medios oficiales del régimen de Fulgencio Batista, se hacía imprescindible que el Movimiento 26 de Julio buscara vías alternativas para llegar con la verdad al pueblo. Es por eso que el 7 de septiembre de 1957 se funda clandestinamente el periódico Sierra Maestra para difundir la lucha del movimiento revolucionario contra la tiranía y la verdad de lo que reamente ocurría con la gesta revolucionaria’. “Me propongo tratar aquí el acontecimiento mediante los personajes, aquellos que coincidieron conmigo en ese escenario desde los años 60 e inicios de 134 los 70 del pasado siglo, cuando el renovado edificio de la calle Santa Lucía esquina a San Félix, en el centro de la ciudad de Santiago de Cuba, albergó al órgano de prensa de la Revolución en la entonces provincia de Oriente. Como toda historia basada en figuras humanas, es una remembranza de nombres y personalidades, convocando a fantasmas de épocas pasadas, recordadas con agrado, cuando nuestras manos, mentes y corazones se enlazaban cada día, y hasta trescientas sesenta y cinco veces cada año, para parir el fruto creativo que sabíamos era esperado por la población al amanecer: el matutino ‘Sierra Maestra’; jornadas donde muchos, la mayoría entonces muy jóvenes y todavía inexpertos, iniciamos el arduo camino de la creación con la herramienta de la palabra escrita. “Siguiendo un orden jerárquico, citaré primero a quienes tuvieron, en épocas diferentes desde mi incorporación al medio y hasta mi salida de él, cargos de Director: Roberto Pavón Tamayo, Heriberto Cardoso Milanés, Wilfredo Rodríguez Cárdenas, Juan Varela Pérez, Pedro Ríoseco López Trigo… En todos los casos, ellos se ocuparon de dirigir un órgano de prensa absolutamente político con la misión de mantenerlo adecuadamente ensamblado a la maquinaria del poder, por lo que sus aportes desde lo profesional son cuestionables, dejando este encargo en manos de los jefes de secciones. Por semejante causa brillaron poco los Subdirectores, permitiéndome citar sólo a dos de ellos: Eloy Concepción y Sergio Fernández, que en cuanto a personalidad y relaciones humanas eran como las dos caras de una moneda: anverso y reverso. Mientras el Fernández era bonachón y sociable, el Concepción era prepotente y altanero, ello debido, sin dudas, a que tenían orígenes muy diferentes. 135 “Los que realmente hacíamos entonces periodismo en ‘Sierra Maestra’ éramos los encargados de las secciones de Información y Redacción, los reporteros y redactores, fotógrafos, ilustradores y fomatistas, que integraban sus filas. A ellos dedicaré mis remembranzas… “Mi primer recuerdo es para Carlos Selva Yero, decano de los periodistas santiagueros, quien fue mi conductor cuando me inicié en esas lides. Su soberbia imagen cubierta por canas de sabiduría emitía autoridad y sapiencia, tanto en las cabinas de la emisora provincial CMKC como en la redacción del matutino, donde se encargaba de las notas y comentarios internacionales. Más modesto en su decir, pero igualmente grande en su desempeño, era Ernesto Hernández Soler, ocupando su puesto de redactor y elaborador de titulares para la primera página, con un obrar metódico y didáctico que le acompañaría hasta el final de su existencia. Ambos eran pilares en aquella redacción de mis inicios, junto a quienes me complace situar al cronista de Santiago, Ramón Cisneros Jústiz, con su enjundioso tratamiento periodístico de la trova santiaguera, y a los más jóvenes, pero ya buenos profesionales, Manet Calzadilla y Alexis Shelton. “Debo mencionar ahora a los jefes de secciones que más brillaron en mi contexto: José Fernández Vega (Pepito) fue el primero en poseer un título universitario de Periodismo en nuestro medio, como resultado de años de estudio en la escuela superior del Partido, en La Habana, cuando aún no existía la carrera en la Universidad de Oriente. Esto, unido a su capacidad de liderazgo y dedicación profesional, lo hicieron idóneo para encabezar la sección de Información, que dirigía a los reporteros y fotógrafos en la búsqueda diaria de noticias y la realización de crónicas y reportajes en todos los rincones de la 136 provincia. También controlaba la labor de decenas de corresponsales en los municipios del entonces gran territorio oriental. “Al frente de la sección de Redacción estaba Pedro Fulleda Bandera, joven con singulares virtudes en lo literario, que destacaba por su buen dominio idiomático y rapidez en la escritura, recursos imprescindibles para su misión de redactar notas y artículos, realizar correcciones ortográficas y de estilo a todo cuanto se fuera a publicar, y elaborar la primera página del periódico, su portada informativa, en jornadas que se extendían hasta avanzada la madrugada, cada día. “La sección Internacional estaba entonces a cargo de un mexicano radicado en Cuba, Juan Manuel López, con sagaz capacidad para interpretar y resumir la avalancha de notas llegadas por los teletipos, y elaborar resúmenes acordes con la línea editorial del órgano de prensa, contando con el valioso apoyo de su redactor, Leonel Pérez Moya. “El mundo de los deportes, que por razones de espacio en el diario generalmente se reducía a media página, era el reino de Mario Romaguera Garrido, más conocido como ‘Berrinche’, por su siempre en guardia disposición a la polémica cuando algo no le satisfacía o lo estimaba contrario a su correcto desempeño profesional. Un verdadero maestro… “Pero, para hablar de maestros aquí es imprescindible poner en primer plano a Rolando Castillo Montoya, uno de los más notables reporteros de la prensa cubana en nuestros tiempos. Sus frenéticos guiños y movimientos nerviosos de sus dedos, como incontrolables manías, delataban una personalidad en tensión, dispuesta 137 a saltar en la búsqueda de lo novedoso, lo que combinaba con una rica experiencia vivencial que convertía sus pláticas en valiosas clases de historia. También Ángel Luis Beltrán, con mayor edad que la mayoría de imberbes periodistas de nuestro colectivo, fue un inspirador por el conocimiento de la historia. “Otro reportero de grandes ligas era Sergio Maturell Matos, cuya imagen de boxeador y su tenacidad a toda prueba lo hacían adecuado para las misiones periodísticas más riesgosas y sacrificadas. Una imagen ruda que escondía el alma de un ser humano noble y fraternal. En contraste, también había allí típicos intelectuales. Citaré dos ejemplos: la doctora Norma Ferro, sapiencia y circunspección en el tratamiento de temas educativos; y el licenciado Alejandro Querejeta, especializado en asuntos culturales, los que compartía con Reyna Vales y Susana Reyes, muchachas santiagueras destacadas por su sensualidad en un contexto dominado por varones. “Como tromba marina en ese ambiente varonil era la incursión nocturna de René Camacho, cuando buscaba notas de prensa como corresponsal del principal diario nacional del país, siempre con ocurrencias y bromas a flor de piel, que le harían personaje inolvidable. “En el área de los foto-reporteros contábamos con uno de los mejores: Luis Arias, cuya voluminosa figura no le restaba un ápice de agilidad para capturar con sus cámaras el hecho noticioso. Después vino José de la Paz, joven dispuesto a seguir el camino del maestro. “El diseño gráfico y las ilustraciones eran las armas de Ángel Quintana, nuestro caricaturista estrella y formatista de las páginas del diario, cuando esto se hacía a mano y no mediante herramientas informáticas. Su 138 colega Omar Dilú le complementaba con su labor, por la que se ganó un lugar en el colectivo al margen de su homosexualidad, que ejercía con ética y sin estridencias. “También conocimos el dolor por la pérdida de valiosos compañeros en accidentes. El primero fue Luis Miranda Ruiz, reportero cuyo ascenso profesional fue tronchado por una absurda muerte en plena juventud. Años más tarde corrió igual suerte Manuel Húbert Villar, cuando ya era reconocida figura del periodismo oriental. Merecen ser homenajeados con respeto. “En mi mente conservo el recuerdo de la entrada al edificio donde radicó el diario, con la escalera que llevaba a la segunda planta, donde estaban la dirección, redacción, sala de reporteros, archivos y salón de actos. Más arriba, en un pequeño tercer piso, se desempeñaba el personal de administración, cuyo jefe más recordado fue Juan Caballero, quien cierto día desapareció de nuestro entorno, para ir a cumplir misiones de inteligencia. En la planta baja estaban los talleres, presididos por la colosal mole de la rotativa en que se imprimía el periódico cada madrugada, las pesadas mesas de los emplanadores, y los estridentes linotipos que convertían en líneas de plomo las cuartillas de papel. Y un poco más abajo, el laboratorio de fotografía y fotograbado. Me gustaba escapar de la redacción y visitar los talleres, el alma tecnológica de nuestro medio de prensa, donde compartía con personajes como el negro Mesa, Vaillant, Bandera, Baquero, Ocaña y su hijo ‘Ocañita’. Estar allí, en medio del ruido de los equipos y el olor a plomo fundido, era como escuchar de muy cerca los latidos del corazón de un ser querido. “Sí. Porque si algo caracterizaba al ambiente en nuestro diario de entonces era el ruido: el de los teletipos y las máquinas de escribir en la redacción, el de las 139 cascadas de moldes metálicos cayendo por las canaletas de los linotipos, y finalmente, el rugir de la rotativa haciendo pasar las bobinas de papel por sus cilindros entintados para dejar al final los ejemplares impresos y doblados. ¡Es el grato ruido de la fabricación de periódicos por siempre! Tal vez Ernest Hemingway y Gabriel García Márquez, que hicieron de esta profesión el origen de sus talentos literarios, podrían opinar así: ‘El silencio lo necesitan las musas de la literatura. El periodismo requiere del ruido de la vida. ¿Cómo puede hacerse periodismo en medio del silencio tecnológico de las redacciones de ahora…?’ “Esa pregunta la dejo para mis dos últimos convidados, Miguel Ángel Gaínza y Joel Mourlot, quienes se iniciaron en aquellos tiempos, fueron mis alumnos en cursos de corresponsales -junto a otros inolvidables como Alberto Rodríguez Fernández, Roger Aguilera Morales y Joel Lachatagnerais Popa, herederos de la tradición periodística tunera, forjada por el corresponsal estrella Rossano Zamora (‘El Gallo’)-, donde aprenderían sobre géneros periodísticos y los secretos del lead noticioso, y en la actualidad siguen unidos al medio, como profesionales de alto nivel y profesores de la disciplina en la Universidad de Oriente. Por eso, ellos tienen puntos de comparación, y creo que compartirán la idea de que hacer periodismo exige un ambiente periodístico, de acción e interacción dinámica, que el diario de entonces poseía, además, por estar ubicado en el mismo corazón de la ciudad, donde era fácil pulsar su ritmo y entrar en contacto con los ciudadanos. “Hoy todo es muy diferente. La gran provincia de Oriente fue dividida en cinco territorios y perdió su referencia político-administrativa, quedando sólo como un 140 contexto geográfico-cultural: la región oriental. Nuestro querido periódico dejó de ser diario y se convirtió en semanario, donde la ‘prosa de prisa’”, como calificó Nicolás Guillén al periodismo, ahora se realiza con calma, sin apuros ni tensiones, sin el ruido de teletipos, máquinas de escribir o linotipos, mediante tecnología digital que permite equivocarse infinitamente, pues siempre los programas y aplicaciones pueden subsanar el error. Para colmo, la ubicación del periódico ya no es el bullicioso y accesible centro de la ciudad, sino un apartado rincón a su entrada-salida, donde es difícil llegar hasta para quienes laboran allí. “¿Qué se perdió del hecho histórico? Diría que mucho. Lo que puede ser comprendido por la dinámica social que impone sus cambios inexorablemente. Pero, lo que no puede ser aceptado es que se pierda también el hecho humano, el recuerdo de quienes entregaron durante años lo mejor de sí para elaborar, día a día, un medio de prensa escrita que exigió de cada uno total dedicación, espíritu de sacrificio, superación profesional y muchísimo amor. “Muchos de estos personajes ya no están físicamente aquí, y a no pocos nos vendrá llegando en corto tiempo la hora final. Es ley de la vida. Pero, mientras quede alguno con capacidad para recordar se impone el deber de rescatar, desde el olvido, aquellas jornadas y acompañamientos que nos permitieron forjarnos como periodistas, para siempre…” Este nuevo período de 20 años, el de la segunda generación, se extiende aproximadamente entre 19791980 y 1999-2000, etapa en que ocurrieron acontecimientos trascendentales que marcarían no sólo el 141 destino de Cuba, sino de toda la Humanidad, con el inicio del Tercer Milenio. Procuraré resumirlos a continuación… La década del 80 fue la más próspera para el modelo de sociedad y economía socialista emprendido en la Cuba revolucionaria. Pero no gracias a eficiencia en la administración empresarial del régimen, como único dueño de todos los centros de producción, transporte, comunicación y servicios, de cualquier importancia y dimensión, en el territorio nacional. Fue debido al continuo e indetenible flujo de recursos financieros, materiales y militares con que la URSS apuntaló durante décadas al país antillano, que, a 90 millas en el traspatio de Estados Unidos, era la joya de la corona para el imperialismo soviético en su tenaz rivalidad contra el norteamericano. Cuba era miembro del CAME (Consejo de Ayuda Mutua Económica), organismo de cooperación entre países con regímenes comunistas, en torno a la URSS, para fomentar las relaciones comerciales y promover la división internacional del trabajo entre ellos, argumento por el cual a la Isla le tocó el desfavorable papel de suministrador de productos agrícolas y materias primas, con lo que el empeño de industrialización del país quedó relegado. Así que, si bien la pertenencia a la institución benefició a Cuba en cuanto a fuentes seguras para la adquisición de productos en diversas ramas con precios convenientes y vías de intercambio, la perjudicó definitivamente al hacer depender su economía de una entidad transnacional, desestimulando su propio desarrollo, con efectos devastadores años más tarde. Un panorama de aquellos años ‘80 nos muestra Luis Cino, en esta crónica publicada en agosto de 2014 en la web CUBANET: 142 “Continuamente escucho a compatriotas que idealizan la década del 80. Particularmente a comunistas que se desmerengaron por hambre en el Periodo Especial y a los que ahora les aletea el corazón gracias al zarévich Putin. Añoran los tiempos de las becas en Kiev, Kirguizia o Uzbekistán; los contratos del CAME para trabajar como semiesclavos en Checoslovaquia o Alemania Oriental; los relojes Poljot, los radios VEF y Selena, los televisores Krim, las lavadoras Aurika, los tocadiscos Akkord y Melodyia, los autos Moskvich para los autorizados a comprarlos, el vodka Stolishnaya, los viajes a la URSS como premios del programa de TV ‘9550’, las latas de carne rusa y coles rellenas búlgaras, con bastante apio 30… “También echan de menos los mercados paralelos, los juguetes básicos, no básicos y dirigidos por la libreta de la tienda, la carne de res que venía a la carnicería cada nueve días por la libreta de abastecimiento, la cerveza a 60 centavos, la tienda del Palacio de los Matrimonios, la vuelta turística a Cuba por 250 pesos, o viajar a los países socialistas por 1500, los zapatos plásticos, las camisas Yumurí, los pantalones Jiquí, las revistas Sputnik y Novedades de Moscú, el perfume Moscú Rojo… “¿Nos conformábamos entonces con tan poco y tan malo? ¿O es que las existencias de menesterosos que llevamos hoy nos hacen caer en las trampas de la memoria? 30 ¡Un maravilloso país tropical, donde todo se da todo el año, obligado a importar vegetales enlatados gracias a su dependencia del CAME, mientras sus campos se llenaban de marabú! 143 “Hoy que la revolución se vuelve borraja disuelta en el agua de sentina del capitalismo mercantilistatimbirichero de Estado y con lineamientos, resulta patético sentir nostalgias anticipadas por las supuestas bondades de un sistema que no era ni siquiera regular. Solo que parecía menos malo, porque procuraba guardar la forma y que no fuera tan evidente la brecha entre los discursos y la realidad. Ahora ni eso… Son pasmosos esos nostálgicos que lloran los años ‘80 como un paraíso perdido, y no recuerdan que entonces, aunque no existía la dualidad monetaria, tampoco alcanzaba para mucho el salario, la tenencia de dólares era un delito que se pagaba con años de cárcel, al igual que entrar en tratos con extranjeros para que te compraran algo en el diplomercado. “La Universidad era sólo para revolucionarios, y centenares de cubanos morían o quedaban mutilados en Angola para mayor gloria de los jefazos, que jugaban a la guerra por control remoto desde su bunker habanero. No se enteraron esos nostálgicos que se violaban los derechos humanos y que las cárceles, en condiciones aún más dantescas que hoy –lo que es mucho decir- estaban llenas de presos políticos. Muchos intelectuales desmemoriados dicen echar de menos la activa vida cultural de los ‘80, los muchos eventos, los debates en el plano artístico que se distanciaban de la política cultural del Estado. Olvidaron la suspicacia paranoica del régimen en aquellos años contra los creadores, a los que no les valió de mucho el empleo de un diluvio de símbolos, símiles y metáforas. ¿Acaso ya nadie recuerda las exposiciones clausuradas y cómo terminó Arte Calle? ¿La brutal agresión de agentes del MININT mal disfrazados de civiles contra un grupo de intelectuales, entre los que se encontraba la poetisa Carilda Oliver, reunidos para una 144 lectura de poemas en la Librería El Pensamiento, en Matanzas, en 1988? ¿Los papeles que le hicieron tragar a la poetisa María Elena Cruz Varela antes de bajarla a rastras por la escalera del edificio donde vivía en Alamar, para llevársela detenida? ¿Las arremetidas policiales contra freakies y rockeros? ¿Las brigadas de respuesta rápida que vigilaban a los asistentes a los cines en que se proyectaba ‘Alicia en el pueblo de Maravillas’, aquella película de Daniel Díaz Torres que asustó tanto al régimen, que faltó poco para que disolvieran el ICAIC? “Si aquel hubiera sido un tiempo idílico, la embajada de Perú en La Habana no se hubiera repletado –hasta el tejado y la copa de los árboles- en solo horas, de personas que huían del Edén revolucionario, ni varios millares se hubieran ido por el Mariel en cuatro meses, declarándose gusanos, putas, maricones, delincuentes, antisociales, en fin, escoria y cualquier otra cosa que les exigiesen que se declararan. Todo con tal de escapar. Y eso, a pesar de la barbarie desatada por las turbas azuzadas por el régimen. ¿Fue feliz una década que se inició con los fascistoides mítines de repudio del verano de 1980 y concluyó con las purgas en el MININT, los juicios estalinistas y los fusilamientos de la Causa Uno de junio de 1989? “Se me antoja jugar con el tiempo histórico, y estirar o contraer la década, como si fuera el fuelle de un melancólico acordeón —ruso, ¡faltaba más!– , pero no hay modo: la década empezó mal y terminó peor, donde quiera que ubiquemos su final. Así, se pudiese extender hasta 1991, cuando el fin del subsidio soviético lanzó a Cuba de cabeza a la peor crisis de su historia. O acortarla y situar su final en 1987, cuando el Comandante emprendió el camino diametralmente opuesto a la perestroika en un 145 llamado ‘proceso de rectificación de errores y tendencias negativas’. “Luego que el máximo líder anunció, para desconcierto de todos: ‘¡Ahora sí vamos a construir el socialismo!’31, empezaron a vaciarse los mostradores de las tiendas y los mercados, los salarios alcanzaron menos, porque les aumentaron las normas a los que trabajaban ‘vinculados’ y ‘por ajuste’, y la policía la emprendió contra los ‘macetas’, los ‘merolicos’, los artesanos de la Plaza de la Catedral y los ‘bandidos de Río Frío’ de los mercados campesinos… Discúlpenme si abuso de los términos, palabrejas y motes fidelistas de la época, pero, ya que estamos nostálgicos… “También pudiese ubicar el final de la década en marzo de 1990, con el llamamiento del general Raúl Castro al IV Congreso del Partido Comunista, o más bien, en octubre de 1991, cuando dicho congreso, que fue justamente lo contrario de lo que se esperaba, defraudó todas las expectativas de sensatez. Luego fue el Periodo especial, que como nunca lo han dado oficialmente por terminado, se entronca con el actual desbarajuste. A menudo oigo a muchos fidelistas convencidos quejarse de todo lo que no pudo ser, y culpar al ‘bloqueo yanqui’, a ‘los errores de los camaradas soviéticos’, a Gorbachov, a los corruptos… Es muy duro dar el brazo a torcer y reconocer que la vida entera se les fue, siguiéndole la rima a un disparate. Todo lo que no ha sido es resultante de lo que fue y del modo en que fue. También en los ‘80 31 Y, ¿qué carajo habíamos estado haciendo hasta entonces…? 146 nunca escampó. Y aquellas aguas trajeron este lodazal, en que hoy nos revolcamos”. Para los de la primera generación, los redimidos, dar el brazo a torcer es impensable, Ellos seguirán culpando de la crisis nacional al bloqueo yanqui, desconociendo que durante décadas la inagotable ayuda soviética pudo permitir el desarrollo inteligente del país, pese al bloqueo, si no se hubiese caído en la trampa del CAME, o no se hubiesen dedicado cuantiosos recursos a exportar la revolución, además de una creciente corrupción en las esferas del poder. Pero, para los de la segunda, la mía, el tiempo de las reflexiones estaba llegando. Pese a que el régimen procuró, como parte de la creación de mentalidad sumisa, mantener a la población alejada de las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones, privándola de Internet y de canales internacionales de TV con que se pudiese asomar, como por una rendija, a otras realidades, los viajes incluso a países socialistas, ya en el auge de la perestroika rusa, y diversas formas de intercambio profesional, fueron teniendo un efecto indeseado: el avestruz, decidida a no enterrar más su cabeza en la arena, agitó sus cortas alas para lograr el milagro de volar y ver al mundo desde las alturas… Un acontecimiento dramático y sensacional cerraría la década del 80, llenando de incertidumbre a la población, así como a los incondicionales de la Revolución cubana en todo el mundo: la Causa Uno por el delito de narcotráfico. Quienes han visto la serie colombiana “Pablo Escobar, el patrón del mal”, recordarán los capítulos donde el “Cartel de Medellín” estableció vínculos con las máximas autoridades cubanas para propiciar la entrada de cocaína a Estados Unidos, acusación siempre calificada como “mito contrarrevolucionario para desacreditar a la 147 Revolución”. Pero, de repente, los medios de comunicación en Cuba anunciaron la detención y enjuiciamiento del general Arnaldo Ochoa, que ostentaba el título de “Héroe de la República” por sus exitosas campañas militares en Angola y Etiopía, así como de otros altos oficiales de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y el Ministerio del Interior (MININT), acusados precisamente de lo ya denunciado por la serie televisiva. Pedro Schwarze publicó, el 27 de noviembre de 2016 en la página web “La Tercera”, el artículo “La Causa Número Uno, los fusilamientos que barrieron con la perestroika en Cuba”… “El 13 de julio de 1989, en un potrero cerca de la base aérea, al oeste de La Habana, un pelotón de 6 hombres puso fin a un proceso con el que el gobierno de Fidel Castro hacía frente a un tiempo de cambios e inestabilidad donde se mezclan elementos como el narcotráfico, la perestroika soviética, los vientos de reforma política y el derrumbe de los regímenes comunistas de los países de Europa del Este. Ese día, poco antes de las 2 de la madrugada, eran fusilados 4 militares cubanos, algunos de ellos de destacada y reconocida trayectoria, como consecuencia de la llamada Causa Número Uno. “El general de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) cubanas Arnaldo Ochoa, el coronel del Ministerio del Interior (MININT) Antonio de la Guardia, el mayor del MININT Amado Padrón, y el capitán de las FAR Jorge Martínez, fueron ejecutados como responsables de una supuesta operación de narcotráfico con el Cartel de Medellín. El proceso impactó a la isla, ya que el juicio sumario contra Ochoa y otros 13 acusados fue televisado. Y la pena capital a la que fueron condenados 148 estos 4 militares fue confirmada por el Consejo de Estado cubano, que presidía Fidel Castro. “Junto con Bahía de Cochinos (1961) y la Crisis de los Misiles (1962), sin duda este caso fue uno de los puntos de inflexión a los que se vio sometida la revolución cubana en los años que estuvo liderada por Fidel Castro, y de alguna manera le permitió resistir al período que estaba por venir: el fin de la Unión Soviética y de la ayuda que provenía de esa potencia, y el comienzo del tiempo de la escasez en el Período Especial. “En la Causa Número 1 se ventilaron delitos como alta traición a la patria, tráfico ilegal de cocaína, diamantes y marfil, y utilización del espacio aéreo, el suelo y las aguas cubanas para actividades de narcotráfico. Las acusaciones contra estos militares y el hecho de que las supuestas operaciones de narcotráfico fueron realizadas sin la venia de la cúpula del poder han sido puestas en duda en repetidas ocasiones. “Según unas versiones, Fidel y Raúl Castro optaron por este juicio y por el fusilamiento para evitar que el gobierno estadounidense de George H. Bush, tras detectar operaciones de narcotráfico entre oficiales cubanos y el cartel que encabezaba el narco colombiano Pablo Escobar, acusara internacionalmente al gobierno cubano de estar implicado en esos negocios ilícitos. “También se ha asegurado que Arnaldo Ochoa, entonces uno de los generales más condecorados, que fue nombrado "Héroe de la República de Cuba" y que formaba parte del Comité Central del PC de Cuba, había ganado demasiado protagonismo y admiración en la isla por sus exitosas campañas militares y por su genio estratégico en 149 las guerras de Ogadén y Angola. Pero por más que hubiesen pasado los años y Fidel ya no fuera el dirigente juvenil de los 60, era muy difícil que Ochoa hubiese sido tan popular (en un país donde los medios están controlados y actúan a favor del máximo líder) para que pudiese ser una amenaza para el liderazgo de los Castro. “Pero no es posible obviar el momento internacional en que se produjo y el proceso que se llevó a cabo a continuación: la Causa Número Dos, que condujo al desmantelamiento del poderoso Ministerio del Interior cubano, que respondía a Fidel, y su sometimiento al poder de Raúl Castro, el más alto General de las FAR. “Aquí es donde entra a jugar la posible aparición de los llamados "perestroikos", es decir, los dirigentes y militares cubanos influidos por el proceso de reformas soviético que había impulsado Mijail Gorbachov. No por nada, la Causa Número Uno se produce pocos meses después de la visita del entonces líder de la URSS a la isla, en abril de 1989. Y algunos analistas sostienen que en el MININT abundaban los partidarios de abogar por una perestroika a la cubana. “De hecho, 10 días antes de la llegada de Gorbachov a Cuba, y pese al reconocido rechazo de Fidel Castro al proceso de reformas soviética, el entonces ministro del Interior, José Abrantes, declaró que ‘no hay duda de que estamos en presencia de cambios’, y advirtió que ‘no se pueden cerrar los ojos ante estos cambios’. “De acuerdo a esta versión, la Causa Número Uno, y luego la Número Dos, fueron más bien acciones para acallar las voces que alentaban las reformas en la isla, para lo cual no se iba a tener consideraciones, y como 150 ejemplo de ello fueron los fusilamientos de Arnaldo Ochoa y Antonio de la Guardia, y las altas condenas al propio Abrantes (quien murió en prisión en 1991) y el general Patricio de la Guardia. Lo cierto es que luego de estos procesos, Fidel eliminó cualquier posible disidencia, que le permitió resistir a la más grave de las crisis económicas que golpeó a la Revolución cubana”. La gran pregunta sin respuesta que dejaron los hechos de la Causa Uno es: ¿cómo en un país donde no es posible mover un saco de cemento, o un tractor, o cualquier cosa, sin la autorización de Fidel Castro por la inmensa concentración del poder, un militar del máximo rango, educado en la más férrea disciplina y respeto al mando superior, iba a realizar contactos y negociaciones con narcotraficantes internacionales sin estar autorizado por sus jefes, en este caso, el Ministro de las FAR y el Comandante en Jefe? ¡Es inconcebible y seguramente así no ocurrió! Lo que seguramente ocurrió fue que, autorizado para llevar a cabo la comprometida misión, fuese advertido de que, si quedase en evidencia cargaría con toda la responsabilidad, recibiendo, a cambio de su silencio, la seguridad de que sería duramente sancionado, mas no con la pena de muerte. Como se sabe, tal promesa no se cumplió, pero el general Ochoa dio muestras de absoluta fidelidad y hombría, al extremo de aceptar pagar su falta con la vida. La impoluta imagen de honestidad del régimen sufrió un golpe demoledor, que marcó definitivamente a mi generación. Pero, el hecho más trascendental en la etapa, que representaría un “antes” y un “después” en la historia contemporánea del mundo, tuvo lugar con la desintegración de la Unión Soviética y el campo socialista europeo… 151 Los últimos años de la década del ’80 en la URSS estuvieron caracterizados por la agudización de problemas económico-sociales debidos a la prolongada política de centralización estatal correspondiente a la dictadura del proletariado. El entonces Secretario general del Partido Comunista (PCUS), Mijail Gorbachov, miembro de la segunda generación que había desplazado a la primera –la de la gerontocracia soviética formada por Krushev, Brezhnev, Andropov, Chernenko…- inició un proceso de apertura política y comunicacional, conocido como glasnot, así como en lo económico-social, o perestroika, con lo que se puso fin a la prohibición de partidos políticos opositores, entre otras limitaciones al ejercicio de la libertad. Los nuevos vientos que soplaban desde la paradigmática nación del socialismo real eran precursores de tormenta para la dirigencia política cubana, aferrada al modelo de dictadura del proletariado con partido único, sobre todo cuando el 2 de abril de 1989 el mandatario soviético visitó La Habana, con la evidente intención de promover su nueva concepción política. Pero, para dejar sentada la postura oficial, Fidel Castro resumió que un proceso como la perestroika no era posible en un país situado a 90 millas de EE UU. “Cuba está más amenazada por el capitalismo que los demás países socialistas”, declaró. Disidentes políticos cubanos aprovecharon la ocasión para entregar a Gorbachov una solicitud de retirar el apoyo a Castro, a la vez de elogiarlo como “uno de los grandes reformadores sociales de nuestro tiempo”, y afirmar que “la inmensa mayoría del pueblo cubano también desea cambios democráticos”. En sesión solemne de la Asamblea Nacional cubana el 4 de abril, con la presencia del mandatario soviético, Fidel Castro dio la bienvenida al visitante, con un 152 discurso que es imperdible muestra de demagogia y manipulación de la realidad, por lo que me permito reproducir el siguiente fragmento… “Hay un tercer punto relacionado con esta visita a nuestro país y con la actividad del compañero Gorbachov. Me refiero a sus esfuerzos denodados por hacer avanzar el socialismo en su país, por impulsar, desarrollar y perfeccionar el socialismo en su país; aplicando el enorme potencial científico-técnico que ha acumulado la Unión Soviética, superando atrasos tecnológicos, superando dificultades en el campo económico. Dificultades que, desde luego, en cierto sentido, son relativas, porque es un país que ha avanzado enormemente, que ha llevado al pueblo inmensos beneficios; pero que, desde luego, si se aplican los recursos naturales y los recursos humanos de ese país, podrían alcanzar niveles mucho más altos. El compañero Gorbachov se esfuerza librando una batalla dura, una batalla compleja, una batalla difícil en esta dirección. Creo que nosotros lo podemos comprender perfectamente, a partir de nuestra propia experiencia, a partir de los esfuerzos que realizamos por perfeccionar la obra de la Revolución para hacer más eficiente nuestro trabajo, para superar dificultades y para superar errores. “En muchos sitios en el mundo y entre muchas personalidades políticas, podríamos decir también que entre nuestros amigos periodistas, se han elaborado todo tipo de teorías y especulaciones en relación con la visita del compañero Gorbachov a Cuba, y yo no veo de dónde podían surgir esas crisis de relaciones entre la URSS y Cuba de que hablan, o esas desavenencias entre el compañero Gorbachov y yo. A mí me parece que son ilusiones que se hace alguna gente, puesto que en la política internacional nosotros no tenemos ningún tipo de 153 diferencia o desavenencia con la Unión Soviética, y, en cuanto a lo que cada cual hace en su país, nosotros no tenemos ni hay razón para tener ningún tipo de desavenencia con la Unión Soviética. “Es que los que se imaginan que tales desavenencias pudieran surgir parten de conceptos absolutamente erróneos, de conceptos absolutamente equivocados; parten del análisis simplista de la forma en que en la Unión Soviética llevan a cabo su proceso de reestructuración y de la forma en que nosotros llevamos a cabo lo que hemos dado en llamar nuestro proceso de rectificación, y la esencia de la cuestión es que ambos países, ambos partidos, parten de los mismos principios: de los principios de la aplicación del marxismo-leninismo a las condiciones concretas de cada país. “¿Y cómo se puede suponer que las medidas aplicables en la URSS sean exactamente las medidas aplicables en Cuba o viceversa? ¿Cómo se puede suponer que dos países que tienen una enorme diferencia en extensión, en población, dos países que tienen historias muy distintas, culturas distintas, dos países que han tenido problemas distintos, tengan que aplicar exactamente las mismas fórmulas para la solución de los problemas, para la solución de diferentes problemas? Bastaría citar algunos ejemplos: en primer lugar, la revolución soviética lleva más de 70 años; la Revolución Cubana acaba de cumplir 30 años. “Todas las revoluciones han tenido problemas serios, y los que tienen un poco de cultura política, y los que han analizado la historia de las revoluciones, empezando por la Revolución Francesa, saben, conocen todos los tipos de problemas que tuvieron lugar y los 154 errores que cometieron aquellos revolucionarios. No tiene nada de extraordinario que cualquier proceso revolucionario cometa errores. Desde ese punto de vista, es incuestionable que ocurrieron errores en el proceso revolucionario de la Unión Soviética, según los criterios de los propios soviéticos; pero nosotros no tuvimos algunos tipos de fenómenos que ocurrieron en la Unión Soviética en la época de Stalin. Realmente —como he dicho otras veces— nosotros no hemos tenido ese tipo de problemas asociados con aquella personalidad de la historia soviética, a no ser que me consideren a mí —como he dicho en algunas ocasiones— una especie de Stalin, y, en ese caso, yo diría que todas mis víctimas gozan en nuestro país de excelente salud. “Nosotros no tuvimos los problemas de la colectivización forzosa; no ocurrió nada parecido en este país. Todavía nos quedan 650 mil hectáreas en manos de 71 mil propietarios individuales de tierra, a los que la Revolución les dio la tierra, liberándolos de pago de renta, de aparcería, etcétera; y les hemos dicho que pueden estar toda la vida, todo el tiempo que quieran, ¡cien años si quieren!, como propietarios individuales. Cuando hicimos la segunda Ley de Reforma Agraria se proclamó eso —de esto hace más de 25 años—, y ese principio se ha cumplido al pie de la letra. Nosotros tenemos tres formas de explotación de la tierra: la primera, y la más importante, es la de las empresas estatales, sobre las cuales recae el peso de las producciones fundamentales en nuestro país, de producciones industriales y de producciones alimenticias. En segundo término, las cooperativas de producción agropecuaria, y, en tercer lugar, los propietarios individuales de la tierra. 155 “Son problemas diferentes. Nosotros hicimos la Reforma Agraria de un modo diferente: no repartimos la tierra, mantuvimos las grandes extensiones como unidades productivas —como yo he explicado al compañero Gorbachov y a los compañeros soviéticos-. Si nosotros hubiéramos repartido la tierra en pedacitos habríamos acabado con la producción cañera de este país, y la producción cañera, por el contrario, ha crecido considerablemente desde el triunfo de la Revolución. Nosotros no tendríamos forma, en ese caso, de aplicar las grandes combinadas de caña y otros medios que hemos construido con la colaboración de la Unión Soviética. Son problemas diferentes. ¿No parece verdaderamente absurdo pretender —como hacen algunas personas en el extranjero— que nosotros apliquemos a un país de 10 millones de habitantes las fórmulas que hay que aplicar en un país de 285 millones de habitantes, o que a un país de 110 mil kilómetros cuadrados apliquemos las fórmulas para la construcción del socialismo que tiene que aplicar un país de 22 millones de kilómetros cuadrados? Cualquiera comprende que es un absurdo, cualquiera comprende que es una locura, como sería una locura pretender que nuestras fórmulas fuesen aplicables a un país gigantesco, como es la Unión Soviética. “Aquí casi nos vemos uno al otro todos los días, y aquel es un país enorme, que cuando amanece en un lugar está casi oscureciendo en el otro. Por lo tanto, es arbitrario, es caprichoso, es absurdo y cualquiera comprende que cada país tiene que aplicar sus propias fórmulas en la construcción del socialismo, y creo que uno de los grandes méritos políticos del compañero Gorbachov es su defensa del principio irrestricto de que cada país aplique las fórmulas para la construcción del socialismo, que se adapten a las condiciones de ese país. Lejos de ser 156 un motivo de diferencia es un motivo de concordancia, es un motivo de acuerdo. Todos recordamos los problemas que tenía el movimiento revolucionario y el movimiento socialista cuando pretendía analizar y juzgar lo que un país socialista hacía dentro de su frontera. Eso trajo muchos problemas, y problemas serios. Hoy cada país socialista trata de perfeccionar el socialismo a partir de sus interpretaciones de las ideas del marxismo-leninismo; cada país trata de aplicar sus propias formas y sus propias fórmulas, y el compañero Gorbachov ha sido abanderado de esos principios. Es que cada país socialista es como un laboratorio que está experimentando cómo llevar a cabo sus objetivos políticos, económicos y sociales, y no puede ser de otra forma. “Hay algo más, si un país socialista quiere construir el capitalismo tenemos que respetar su derecho a construir el capitalismo, no podemos interferirlo, del mismo modo que exigimos que nadie tiene derecho a interferir la decisión soberana de cualquier país capitalista o semicapitalista del mundo desarrollado o del mundo subdesarrollado, de construir el socialismo. De manera que el principio de respeto irrestricto a la voluntad soberana de cada pueblo y de cada país es una regla de oro de los principios del marxismo-leninismo. “Nuestras relaciones en todos los campos marchan excelentemente bien y, desde luego, no es posible en una ocasión como esta dejar de recordar la enorme colaboración que hemos recibido de la Unión Soviética a lo largo de estos 30 años, puesto que la colaboración soviética surgió, prácticamente, con los inicios de la Revolución. Nos sentimos orgullosos de muchas cosas, de nuestros niveles de educación que están por encima de cualquier otro país del Tercer Mundo; de nuestros niveles 157 de salud que están por encima de cualquier otro país del Tercer Mundo, incluso, por encima de numerosos países desarrollados. Nos sentimos orgullosos de la mecanización de nuestra agricultura, de que hoy 70 mil macheteros sea el máximo que necesita el país para hacer una zafra, cuando en el año 1970 necesitábamos 350 mil, lo que da una idea de cómo se ha elevado la productividad en nuestros campos. Nos sentimos orgullosos de que nuestros cultivos estén mecanizados, la preparación de la tierra, del transporte; de que un gran número de actividades, que antes significaban enormes sacrificios para nuestro pueblo y para nuestros trabajadores, hoy estén mecanizadas, humanizándose el trabajo de una forma extraordinaria. “Nos sentimos orgullosos de nuestro desarrollo científico, de nuestros desarrollos industriales, de nuestros desarrollos en todos los campos, y digo aquí con toda honestidad, lo digo una vez más, que aunque considero que nuestro pueblo habría sido capaz de todos los sacrificios para defender la Revolución, la habría mantenido y la habría defendido, no habríamos alcanzado estos éxitos, de los cuales se enorgullece nuestro pueblo, sin la generosa, sostenida y firme colaboración de la Unión Soviética. No he mencionado lo que significó para nuestro país la solidaridad soviética en el campo de los suministros de equipos para nuestra defensa. No tendríamos la seguridad que tenemos hoy, no habríamos podido defender con la eficiencia que hemos defendido nuestra Revolución, y quién sabe el precio que habría tenido que pagar nuestro país, si cuando la invasión mercenaria de Girón no hubiésemos tenido armas, que las habíamos recibido, precisamente, de la Unión Soviética y de Checoslovaquia. Si hoy disponemos de un nivel de seguridad, de confianza, de capacidad de combatir por 158 nuestra justa causa, por nuestra libertad, por nuestra independencia, fue también porque recibimos esa ayuda generosa de la Unión Soviética. ¿De dónde habríamos sacado nosotros recursos para reunir los equipos militares con los cuales hemos tenido que enfrentarnos al más poderoso imperio de la historia de la humanidad? Por eso nuestra gratitud hacia el pueblo soviético, hacia el Partido Comunista de la Unión Soviética y a la dirección de la Unión Soviética, que hoy encabeza brillantemente el compañero Gorbachov, será eterna, y lo menos que podemos expresar en este día, desde lo más profundo de nuestros corazones, es nuestro deseo de éxito al compañero Gorbachov, al Partido Comunista y al pueblo soviético, porque ese éxito no solo lo deseamos, sino que lo necesitamos. Y no solo Cuba, ese éxito lo desean y lo necesitan todos los pueblos del Tercer Mundo; ese éxito lo desea lo mejor de la humanidad, y ese éxito lo necesita toda la humanidad”. Así como “deseo Fidel”, Gorbachov tuvo éxito en sus intenciones políticas, y poco menos de 2 años después, en diciembre de 1991, la URSS colapsó con la firma del Tratado de Belavezha y el entonces Presidente del Estado multinacional renunció a su cargo, lo que tuvo un efecto directo en Cuba. La Isla perdió a su principal aliado comercial, y poco después comenzó el llamado “Periodo especial”, marcado por las restricciones, y se recrudecieron las consecuencias del bloqueo impuesto por EE UU. El eufemísticamente denominado “Período especial en tiempo de paz” fue, y aún sigue siendo, pues nunca se decretó oficialmente su terminación, la más dura etapa en la historia de 60 años de la Revolución cubana. Con la desintegración de la URSS y del campo socialista 159 europeo, la desaparición del CAME, y el tránsito de las otrora naciones aliadas hacia una economía de mercado, Cuba se vio de repente privada de sus fuentes principales de comercio internacional, a lo que contribuyó el recrudecimiento de las medidas del embargo norteamericano a la Isla. La depresión económica que supuso el Período especial fue crudamente severa a comienzos y mediados de la década de los 90, el PIB se contrajo un 36% en el período 1990-93, pasando de 31,1 mil millones de dólares a sólo 19,8 mil millones, lo que provocó urgentes reacondicionamientos en la agricultura, la industria, el transporte, la salud, la educación y el racionamiento de alimentos a la población, con la consigna fidelista de “salvar la Patria, la revolución y el socialismo”. En la realidad cubana, que desde la generación anterior había estado regida por la certeza de “las dificultades del desarrollo”, surgió una nueva convicción: la de “el desarrollo de las dificultades”, cuando de ningún modo los objetivos se cumplen y la situación económica y social de la población transita, inevitablemente, de mal a peor. En medio de cortes de electricidad inesperados e interminables, de ausencia de medios de transporte, de escasez dramática de alimentos y medicinas… un sentimiento de frustración, la pérdida de toda esperanza sembrada por la utopía revolucionaria, fue creciendo cada vez más en la apreciación de la realidad por parte de mi generación, y los empeños partidistas de crear mentalidad sumisa se vieron radicalmente encaminados a frecuentes confrontaciones políticas que el régimen calificó como “batalla de ideas”. A ella contribuyeron las manifestaciones culturales, sobre todo la música, de gran preferencia por la juventud cubana. Así, cualquier empeño por disfrutar de “Imagine” o “Yesterday” fue calificado como diversionismo 160 ideológico, considerando a The Beatles como agentes ideológicos del imperialismo. Pero, en Cuba tuvimos la suerte de contar con el Movimiento de la Nueva Trova, un excelente grupo de músicos y cantautores de mi generación, que en sus inicios sufrieron acoso oficial por sus temas contestatarios e irreverentes, pero que más tarde terminarían, en general, contribuyendo con la creación de mentalidad sumisa en la población, por lo que fueron profusamente difundidos. Así quedaron en el recuerdo temas como… YA SE VA AQUELLA EDAD Pablo Milanés Ya se va aquella edad Qué lindo fue, que despertar fue sentir la inmensa sensación de vivir en algo más que en sueños ir. Fue crecer, saber, dudar hacer, buscar, pedir, brindar, recorrer el último camino que te lleva hacia tu propia identidad. Ya se va aquella edad, que al elegir te encontrarás si soñar, frente a tu propia imagen ya en un viaje del que jamás regresarás. Y hoy se resiente el corazón siento algo más que una ilusión. Ya se va aquella edad es algo nuevo que va entrando se va imponiendo, lacerando algún rincón de mi emoción. 161 Y aquí está, pues, esa edad que al elegir te encontrarás si soñar, frente a tu propia imagen ya en un viaje del que jamás regresarás. Jamás. CANCIÓN DE LOS CDR Eduardo Ramos y Sara González De cara a cara con el porvenir, qué meta puede haber, si no es la meta de vencer o morir. En cada cuadra un comité, en cada barrio revolución, cuadra por barrio, barrio por pueblo, país en lucha: revolución. Desde las cuadras crece mi país, se desarrolla y se proyecta así, qué importa el reto, la respuesta es: en cada cuadra un comité, en cada barrio revolución, cuadra por barrio, barrio por pueblo, país en lucha: revolución. Desde que el sol rompió su molde, y el enemigo su consuelo, ya desde entonces la respuesta fue: en cada cuadra un comité, en cada barrio revolución, cuadra por barrio, barrio por pueblo, país en lucha: revolución. Desde la sierra a la ciudad, tanto en el monte como en el mar, cuadra por barrio, barrio por pueblo a la vanguardia va el Comité. 162 EL NECIO Silvio Rodríguez Para no hacer de mi icono pedazos Para salvarme entre únicos e impares Para cederme un lugar en su parnaso Para darme un rinconcito en sus altares Me vienen a convidar a arrepentirme Me vienen a convidar a que no pierda Mi vienen a convidar a indefinirme Me vienen a convidar a tanta mierda. Yo no sé lo que es el destino Caminando fui lo que fui Allá Dios, que será divino Yo me muero como viví. Yo quiero seguir jugando a lo perdido Yo quiero ser a la zurda más que diestro Yo quiero hacer un congreso del unido Yo quiero rezar a fondo un hijo nuestro Dirán que pasó de moda la locura Dirán que la gente es mala y no merece Más yo seguiré soñando travesuras (acaso multiplicar panes y peces). Yo no sé lo que es el destino Caminando fui lo que fui Allá Dios, que será divino Yo me muero como viví. Dicen que me arrastrarán por sobre rocas Cuando la revolución se venga abajo Que machacarán mis manos y mi boca Que me arrancarán los ojos y el badajo Será que la necedad parió conmigo La necedad de lo que hoy resulta necio La necedad de asumir al enemigo La necedad de vivir sin tener163 precio. Aunque la canción que más profundamente caló en la conciencia política de mi generación es la siguiente, a pesar de que su autor, Silvio Rodríguez, haya declarado una y mil veces que su fuente de inspiración fue una historia de amor, y no precisamente la que el deseo popular le atribuye. ¡OJALÁ! Silvio Rodríguez Ojalá que las hojas no te toquen el cuerpo cuando caigan Para que no las puedas convertir en cristal Ojalá que la lluvia deje de ser milagro que baja por tu cuerpo Ojalá que la Luna pueda salir sin ti Ojalá que la tierra no te bese los pasos Ojalá se te acabe la mirada constante La palabra precisa, la sonrisa perfecta Ojalá pase algo que te borre de pronto Una luz cegadora, un disparo de nieve Ojalá por lo menos que me lleve la muerte Para no verte tanto, para no verte siempre En todos los segundos, en todas las visiones Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones Ojalá que la aurora no dé gritos que caigan en mi espalda Ojalá que tu nombre se le olvide a esa voz Ojalá las paredes no retengan tu ruido de camino cansado Ojalá que el deseo se vaya tras de ti A tu viejo gobierno de difuntos y flores Ojalá se te acabe la mirada constante La palabra precisa la sonrisa perfecta Ojalá pase algo que te borre de pronto Una luz cegadora, un disparo de nieve Ojalá por lo menos que me lleve la muerte Para no verte tanto, para no verte siempre En todos los segundos, en todas las visiones Ojalá que no pueda tocarte ni en canciones 164 TERCERA GENERACIÓN: LOS IRREVERENTES, O QUE APAGUE LA LUZ EL ÚLTIMO Las canciones de la Nueva Trova fueron como un catecismo ideológico para la más reciente generación de cubanos, aquella que vivió en medio del Período especial, viendo a sus padres remover cielo y tierra para asegurarles lo más elemental en cuanto a alimentación y demás condiciones de vida. Así crecieron mis 3 hijos, y así me tocó la odisea de gestionarles un par de zapatos, un vaso de leche, o el juguete deseado para el Día de Reyes… Los de mi generación -la segunda, de la frustración- debimos cumplir el inevitable deber de ser padres y madres en la difícil preservación de la supervivencia de nuestros hijos; pero tácitamente renunciamos a la misión –que también corresponde a los progenitores- de inculcarles doctrinas y líneas de pensamiento, en gran parte porque el empeño cotidiano para subsistir no dejaba margen a ninguna otra cosa, y además, porque ya habíamos dejado de creer en ellas. Cierta vez escribí: “No porque tenga manchas, el Sol deja de ser el Astro Rey. Y si bien, como escribió Martí, los agradecidos no habrán de ver más que la luz, tampoco se puede desconocer la existencia de las manchas. Estas ideas vienen a mi mente, reflexiones sobre las que necesito meditar. Poniéndolas en blanco y negro puedo analizarlas mejor, llegar a conclusiones más precisas. Me niego a no ejercer mi capacidad de pensar. Quiero actuar como un ser humano y no como un robot. Sé bien en lo que creo. Y en la medida en que someta mis creencias a la crítica de la realidad, saldrán más fortalecidas. No serán la consecuencia de un entusiasmo irracional, sino el 165 resultado de una convicción, de la confrontación entre lo positivo y lo negativo que ellas contengan. ¡Eso es dialéctico! La unidad y la lucha de contrarios, la negación de la negación... La contradicción está presente en todos los procesos de la existencia y la sociedad. Nada está al margen. Por eso comencé con la referencia a la luz y a las manchas en el Sol... lo positivo y lo negativo en el Astro Rey. Lo que no es contradictorio no se desarrolla. Y el desarrollo en cualquier proceso será siempre resultado de ir superando sus contradicciones, de eliminar progresivamente sus dificultades. Pero, ¿de qué se trata en este caso... de las inevitables dificultades del desarrollo... o del incomprensible desarrollo de las dificultades? Creo que tendré que comenzar por intentar aclarar esta contradicción”. Por eso, nunca fue mi prioridad hablar a mis hijos sobre la “épica revolucionaria”, aunque ciertamente no era necesario, pues de eso se encargaban el programa escolar desde la primaria, y la programación “infantil y juvenil” de la televisión nacional, vehículos efectivos para la creación de mentalidad sumisa. Yo estaba convencido, por mi propia experiencia, que los jóvenes se parecen más a su tiempo que a sus padres, y que por eso mis hijos buscarían sus personales puntos de referencia y paradigmas para trazar sus propios caminos, alejándose de los recorridos por mí y por sus abuelos, siguiendo el destino manifiesto previsto para la tercera generación. Así, en la medida que crecían, haciéndose jóvenes, viviendo las aventuras y desventuras de un período socialmente convulso por “batallas de ideas, mítines de repudio a la escoria que abandonaba el país, supuestas amenazas de agresión yanqui a Cuba como fortaleza sitiada, penalización de divisa extranjera, dualidad 166 monetaria, racionalización extrema de medios de subsistencia…” esa generación, la de mis hijos, terminó inmersa en la más profunda irreverencia. Cantautores aportaron himnos a las nuevas corrientes de pensamiento, como estos ejemplos… NO HA SIDO FÁCIL Pablo Milanés Yo vine creciendo y me forje Cual mi generación Distinta a la de ayer Soy continuidad de mi niñez Que es hija del sudor De los brazos que ame Soy como quisieron ser Pero tratando de ser yo Ni menos mal, pero en verdad Ni menos bien No ha sido fácil tener una opinión Que haga valer mi vocación Mi libertad para escoger Amo sin ver lo que en el futuro Tenga que acontecer Dejo el sentir más puro florecer Ámame sin temor alguno Que yo he de prometer Fidelidad a mi modo de ser 167 GUILLERMO TELL Carlos Varela Guillermo Tell no comprendió a su hijo que un día se aburrió de la manzana en la cabeza. Echo a correr y el padre lo maldijo pues cómo, entonces, probaba su destreza Guillermo Tell, tu hijo creció. Quiere tirar la flecha. Le toca a él probar su valor usando tu ballesta. Guillermo Tell no comprendió el empeño pues, quién se iba a arriesgar al tiro de esa flecha. Y se asustó cuando dijo el pequeño: "Ahora le toca al padre la manzana en la cabeza" A Guillermo Tell no le gustó la idea y se negó a ponerse la manzana en la cabeza diciendo que no era que no creyera pero, qué iba a pasar si sale mal la flecha Guillermo Tell, tu hijo creció. Quiere tirar la flecha. Le toca a él probar su valor usando tu ballesta. Guillermo Tell no comprendió a su hijo que un día se aburrió de la manzana en la cabeza. 168 ¡Evidentemente la generación histórica no se pondría jamás la manzana en la cabeza y entregaría la ballesta a la generación nueva! El ejemplo de lo ocurrido en la URSS, con Gorbachov, era demasiado amenazante para la gerontocracia partidista. No obstante, hay que reconocer que Fidel Castro mostró tendencias hacia el inevitable relevo generacional. Sabía que llegaría el momento de su declive vital, cuando otros, más jóvenes, asumirían el mando, y puso manos a la obra para prepararlos según sus concepciones. En realidad, el porvenir del país no era lo que más le interesaba, sino mantenerse gobernando hasta la muerte (¡lo logró!), así como tampoco asumió el compromiso del traspaso de poder según sucesión hereditaria, prueba de lo cual es que ninguno de sus hijos ocupa en la actualidad cargos de dirección en el Partido o el Estado. El más cercano a eso fue su primogénito, Fidel Castro Díaz-Balart, quien recibió críticas paternas y la democión de cargos, que le llevaron a crisis emocionales y finalmente al suicidio. ¡Claro que Fidel Castro fue relevado por su hermano menor, Raúl! Pero, ello es consecuencia de que el benjamín de la familia fue su incondicional cómplice más cercano en todas sus aventuras, ganándose con creces el cargo de Vice en todo. A diferencia de Fidel, Raúl Castro sí ha trabajado en la sucesión hereditaria, implantando en diversas posiciones de poder a los miembros de la “monarquía Castro-Espín”. Pero, para lograrlo debió realizar varias maniobras, la más significativa de las cuales fue desaparecer al conocido “Equipo de Coordinación y Apoyo al Comandante en Jefe” y neutralizar a sus más destacados miembros. ¿Qué fue esa estructura del poder fidelista? Armando Mastrapa, en un artículo publicado el 30 de 169 noviembre de 2001 en la web ASCE (siglas del nombre en inglés de la Asociación para el Estudio de la Economía Cubana), la califica como un gobierno paralelo en Cuba. Seguidamente veamos sus planteamientos… “Fidel Castro, quien se encuentra en su cuadragésimo segundo año en el poder y el dominio del panorama político cubano, ha utilizado diferentes mecanismos políticos para garantizar su dictamen sobre la política cubana. Entre estos mecanismos se encuentran el conflicto institucional, la rivalidad y el uso de estructuras paralelas de gobierno, que han sido las claves exitosas para perpetuar su control unilateral del gobierno de Cuba. “El Equipo de Coordinación y Apoyo al Comandante en Jefe (GCA) es una estructura paralela de gobierno que ha sido, desde su inicio, el personal ejecutivo de Fidel Castro, implementando y ejecutando sus iniciativas políticas para el país. Funciona como una estructura paralela de gobierno que responde solo a Castro y es una extensión de su poder. “El personal es un grupo de unas 20 personas que sirven a Fidel Castro y con su autoridad llevan a cabo sus programas y tareas concebidas. Sus oficinas están ubicadas en el ‘Palacio de la Revolución’. Gustavo PérezCott afirma: ‘El equipo no es más que un reflejo de la personalidad de la dirección de la Revolución, la dirección del estado cubano en manos de Fidel, que responde a su egocentrismo’. Norberto Fuentes, autor de ‘Dulces Guerreros Cubanos’ y vinculado al servicio de inteligencia de Fidel Castro hasta su partida de Cuba en 1994, afirma: ‘El grupo es una organización que da un cuerpo oficial y legal a los deseos de Fidel... creado como una institución para apoyar todo lo que él quiere’. 170 “Fidel Castro creó el Estado Mayor en 1975, cuando los rusos, después del fracaso de la cosecha de azúcar de 1970, lo obligaron a institucionalizar la administración pública y el sistema político siguiendo el patrón soviético. Castro les dio la impresión de ceder, pero para continuar manejando a Cuba como un caudillo creó este grupo y, a través de él, retuvo el control del gobierno. Enrique Baloyra y Roberto Lozano sugieren: ‘A fines de la década de 1970, los soviéticos estaban más preocupados por mejorar el desempeño económico sombrío y costoso de Cuba, y corregir las desviaciones del sistema…’ “El personal es la ruta al pináculo del gobierno de Cuba. Sus miembros más notables han sido Carlos Lage Dávila (Vicepresidente del Consejo de Estado), quien en algún momento fue su jefe, Yadira García Vera (miembro del Politburó), Marcos Javier Portal León (ministro de Industria Básica), y Felipe Pérez Roque (ministro de Relaciones Exteriores), quien también se desempeñó como jefe del Estado Mayor. El sitio web del gobierno cubano enumera a Wilfredo López Rodríguez como el actual jefe del Estado Mayor; sin embargo, Carlos Valenciaga Díaz, quien en 1999 asumió el papel de secretario personal de Fidel Castro, también es miembro y quizás podría ser el nuevo jefe del Estado Mayor. Roberto Damián Alfonso González también ha sido mencionado como miembro actual. “Un ejemplo de cómo el personal aborda los proyectos especiales de Castro ha sido en el campo de la biotecnología. Esta industria se gestiona bajo la supervisión directa de Castro, con su Grupo de Apoyo y Coordinación personal actuando en paralelo a la cadena de mando formal. El personal de coordinación y apoyo de 171 Fidel Castro es un gobierno dentro del gobierno. Fue creado como una estructura paralela por Castro para garantizar que se implementen sus políticas y deseos, para esquivar las estructuras institucionales del gobierno. Castro confía en el personal para realizar las tareas que él concibe”. La figura más significativa del Grupo fue Carlos Lage Dávila, quien desde una trayectoria como dirigente universitario y de la juventud comunista llegó a ocupar el cargo de Secretario de los Consejos de Estado y de Ministros, siendo la cara visible, ejecutora de muchas decisiones del Comandante en Jefe, hasta que en 2009 fue destituido de su puesto por Raúl Castro, acusado de intentos de protagonismo político por encima de la máxima dirección del país, así como de actos de corrupción. Pero, la verdadera causa de su democión parece ser la expuesta por la página “El Imparcial” el 23 de febrero de 2008… “Modesto, estricto, riguroso y preciso, Carlos Lage Dávila, con funciones similares a las que en otro país recaerían en un Primer Ministro, aparece como el candidato con más opciones a suceder a Fidel Castro por detrás de su hermano Raúl. Este posible relevo del Presidente de Cuba ha lidiado con algunos de los retos más importantes de Cuba en los últimos años y es quizá la figura más relevante de la jerarquía tras los hermanos Fidel y Raúl Castro. Lage es, sin duda, una de las figuras políticas de más peso en Cuba y es visto como futuro líder de una nueva dirigencia de la revolución. Castro le dedicó estas palabras en su mensaje de renuncia: ‘se trata de una generación intermedia que aprendió junto a nosotros los elementos del complejo, y casi inaccesible, arte de organizar y dirigir una revolución’. Lage, hasta ahora una suerte de Primer Ministro, ha sido el principal dirigente en representar a Cuba en el exterior en los últimos años, 172 sobre todo desde que Fidel enfermó en julio de 2006 y asumió el mando Raúl. “Como vicepresidente y secretario de los Consejos de Estado y de Ministros, y miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba (PCC), Lage es desde los años ‘90 un hombre indispensable para entender el rumbo de Cuba, y figura en todas las listas de candidatos a suceder a Fidel Castro después de su renuncia. Su nombramiento entre los seis hombres de confianza que, junto con Raúl, dirigen el país desde que el líder cubano delegó sus funciones en julio de 2006 debido a una enfermedad intestinal, refrendó la importancia que Lage ha tenido y tiene en el Gobierno. El protagonismo de Lage en los últimos años en el panorama internacional, donde en repetidas ocasiones representó al líder cubano, ha hecho que él, junto con el canciller, Felipe Pérez Roque, se convirtieran en la cara de la revolución fuera de la isla. Formó parte del Equipo de Coordinación y Apoyo al Comandante y en el Congreso del Partido de 1980 entró en el Comité Central, y seis años después, en la siguiente reunión del máximo órgano del PCC fue nombrado miembro suplente del Buró Político. “Cabeza visible, entonces, de las reformas económicas, a él y a Raúl Castro se les atribuyen algunas de las medidas aperturistas que emprendió el régimen durante aquellos años de asfixia económica. Su presencia se ha hecho habitual en las Cumbres Iberoamericanas, o de la Unión Europea con América Latina y el Caribe, y a las tomas de posesión de jefes de Estado”. Es evidente que el benjamín, preparando la sucesión dinástica del poder, se empeñase en sacarlo del camino. Hoy día, tras un largo período de ostracismo, laborando como profesional de la salud (por su condición 173 de médico) en un policlínico de La Habana, el otrora líder comunista Lage Dávila pasará sus días finales como capitalista, tras recibir una herencia por parte de los fabricantes españoles de vinos y cavas Codorniú, para lo cual debió dar una buena tajada al Estado cubano, a fin de obtener lo que por lazos sanguíneos le correspondía. Otro destacado defenestrado fue Roberto Robaina González, quien ocupara la Cancillería entre 1993 y 1999, con un estilo informal, casi “en mangas de camisa”, lo que le hizo popular entre la juventud cubana de la época. Fue destituido por Raúl Castro, y expulsado deshonrosamente del PCC por "deslealtad, corrupción y auto-promocionarse como candidato a líder del país en una eventual transición poscastrista”, así como por contactos no oficiales con empresarios extranjeros. Su destino ha sido menos afortunado que el de Lage, dedicándose a la pintura de grandes cuadros. En 2011 abrió un café temático con exposición de sus pinturas, como negocio familiar. En la Cancillería, Robaina fue sucedido por otro fruto del experimento fidelista con la joven generación, Felipe Pérez Roque. “Felipito” (como era popularmente conocido) se mantuvo en el cargo hasta 2009, pues, el 2 de marzo de ese año fue destituido por Raúl Castro junto con Carlos Lage y otra decena de dirigentes de la Revolución, siendo reemplazado por Bruno Rodríguez Parrilla (el actual Canciller). Luego se conoció que había estado bajo investigación de la Seguridad del Estado por una relación con un agente del Centro Nacional de Inteligencia español. Uno de los más connotados en la purga raulista fue Otto Rivero Torres, quien de Primer Secretario nacional de la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) fue designado por Fidel para dirigir la denominada “Batalla de ideas”, 174 destinada a combatir las influencias ideológicas capitalistas en la juventud cubana, a raíz de la campaña nacional por la devolución de Elián González, niño sobreviviente de una salida ilegal vía marítima, en 1999, donde falleció su madre, y que estaba en Miami bajo el amparo de familiares maternos. El padre, en Cuba, reclamó el regreso del “balserito”, y esa confrontación jurídica configuró intensas jornadas de manifestaciones en Cuba, hasta lograrlo en abril de 2000. En ese contexto, además de los proyectos de propaganda política y la movilización de jóvenes para trabajos remunerados, la “Batalla de ideas” también incluyó reparaciones y renovaciones de hospitales e instituciones educativas que se encontraban entre los objetos emblemáticos de la Revolución. Como su coordinador nacional, Rivero adquirió un poder superior al de los titulares de carteras del Gobierno, y fue nombrado en diciembre de 2004 Vicepresidente del Consejo de Ministros. Con el ascenso oficial de Raúl al poder en 2008, en sustitución de Fidel, inhabilitado físicamente, la promoción de funcionarios jóvenes, típica de la primera mitad de la década de 2000, se detuvo, mientras que el énfasis en los controles institucionales reemplazó a la “Batalla de ideas”, antes que Rivero fuera excluido del Buró Político y del Consejo de Ministros, en marzo de 2009. ¿Qué provocó la gran purga juvenil de ese año, además del afán raulista por despejar el camino al poder a sus descendientes familiares? La web CIBERCUBA trató el tema el 30 de agosto de 2016, en torno a quien llegara ser secretario personal de Fidel… “Entre el polvo de libros viejos y manuscritos nacionales, se encuentra hoy el otrora secretario personal de Fidel Castro, Carlos Valenciaga, relegado a un oscuro 175 departamento de la Biblioteca Nacional de Cuba en La Habana. ¿El principio del fin? Cuando el joven Valenciaga celebró el 16 de septiembre de 2006 una fiesta por su cumpleaños, mientras el Presidente se debatía entre la vida y la muerte, las imágenes que de allí saldrían servirían luego para la destitución de Carlos Lage y de Felipe Pérez Roque, así como de otros altos dirigentes, entre los que figuran Otto Rivero, vicepresidente del Consejo de Ministros; Fernando Remírez de Estenoz, del Departamento de Relaciones Internacionales del PCC, Martha Lomas, ministra de Inversión Extranjera, y Raúl de la Nuez, titular de Comercio Exterior. En el video de esta fiesta, cortesía de la Seguridad del Estado cubano y que solo fue exhibido a los militantes del Partido Comunista, Valenciaga se mostraba con una botella en la entrepierna y una gorra de comandante sobre su cabeza, escenas que luego Raúl Castro tildaría de “conducta indecente”. Gerardo Arreola, en la web “La Jornada”, publicó el 29 de junio de 2009 una extensa exposición de aquellos hechos, que resumo a continuación: “La investigación que derribó a las figuras más conocidas de la nueva generación de dirigentes cubanos estalló con un anónimo que llegó a Raúl Castro hace tres años, según los videos que a manera de informe se están exhibiendo a puerta cerrada. Según personas que han visto las filmaciones y las han relatado a ‘La Jornada’, el anónimo reportaba que el médico Raúl Castellanos Lage, asesor del Instituto de Cardiología y Cirugía Cardiovascular y primo del entonces vicepresidente Carlos Lage, se hacía notar por sus constantes y virulentas críticas al gobierno. Los videos se basan en la investigación de la Seguridad del Estado (Operación Medusa), que a su vez está integrada con filmaciones, 176 fotografías y grabaciones directas y telefónicas. Se exhiben a personal del gobierno, de las fuerzas armadas y a militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC) y de su rama juvenil. “Castellanos había trabajado en los años 80 del siglo pasado con Carlos Aldana, el que fuera poderoso jefe de asuntos ideológicos e internacionales del PCC, número tres de la dirigencia y que cayó en desgracia en 1992. Según relataron las fuentes, el informe mostró que la vigilancia de Castellanos reveló rápidamente la relación que tenía con Conrado Hernández, un amigo de Lage de toda la vida y segunda pieza del caso. Hernández también llamaba la atención, al moverse en los círculos oficiales con gran soltura. Usando el nombre de Lage presionaba para obtener información confidencial más allá de la razonable para su ocupación de representante comercial del gobierno del País Vasco. “Un hecho fortuito puso bajo los reflectores, además, a Carlos Valenciaga, jefe de despacho de Fidel Castro desde 1999. Según las fuentes, el 16 de septiembre de 2006 Valenciaga celebró su cumpleaños en un salón del Palacio de la Revolución, cerca de donde el líder cubano pasaba la fase más aguda de la enfermedad que terminó por alejarlo de la actividad pública. La vigilancia sobre Castellanos, Hernández y Valenciaga, activada con diferencia de meses, condujo hasta Lage y otros allegados, como el canciller Felipe Pérez Roque, el vicepresidente del Consejo de Ministros Otto Rivero, y el jefe del Departamento de Relaciones Internacionales del PCC, Fernando Remírez. “De acuerdo con los relatos, Hernández aparece filmado y con audio en la zona al aire libre del restaurante 177 ‘El Templete’, el más popular entre los círculos diplomáticos y empresariales de La Habana, concertando su colaboración con un funcionario del Centro Nacional de Información (CNI), el servicio español de inteligencia. Hernández fue detenido el 14 de febrero pasado en el aeropuerto, cuando salía para España, presuntamente con informes sobre la evaluación cubana del proceso electoral vasco que culminaría el primero de marzo. “El 2 de marzo de 2009 Raúl Castro acusa de deshonestos a Lage, Pérez Roque, Rivero y Remírez, por negarse a reconocer las imputaciones que les hacía el mandatario, antes de mostrar el material recopilado por la Seguridad del Estado. Las inferencias posibles son que hubo deslealtad con la dirigencia histórica, influyentismo y privilegios que contradicen el discurso público de austeridad. “Castellanos fue grabado en su casa hablando con Lage el 24 de febrero de 2008, horas después de que Raúl fue electo jefe de Estado y de Gobierno, y José Ramón Machado Ventura quedó como segundo de a bordo. Castellanos sugiere que bien se pudo dañar a Machado, cuando el ahora Vicepresidente primero se sometió a una operación de arterias. El país lo iba a agradecer, agrega. Lage habla de un liderazgo de fósiles y dinosaurios. “El 2 de marzo de 2009 Raúl Castro informa que Castellanos acaba de ser detenido. Señala una mesa donde se apilan documentos, fotos y videos y dice que ahí están las pruebas de todo el caso, para quien quiera consultarlas. Raúl habla con indignación de la fiesta de Valenciaga. Aparecen fotos del entonces secretario de Fidel Castro con gorra militar y una botella bajo la pelvis. En esa fiesta hubo obscenidades, dice el actual 178 Presidente cubano, recordando que, mientras tanto, su hermano estaba entre la vida y la muerte. “Los videos muestran la relación que mantenían los involucrados: viajes de Rivero y su esposa al País Vasco, auspiciados por Conrado, informes de Rivero a Conrado sobre inversiones, reuniones del grupo en la finca de Conrado, en la provincia de Matanzas, con comida y bebida muy fuera del alcance del cubano medio, un río desviado para beneficiar a la propiedad; informes políticos de Remírez a Conrado, un pasaporte diplomático que Pérez Roque le consigue en horas a Conrado, quien aparentemente llegó incluso a recibir reportes de la salud de Fidel Castro”. Así fue de comprometida la situación en que quedaron involucrados aquellos jóvenes dirigentes ascendidos a importantes cargos dentro de la “nomenclatura” partidista y del Estado revolucionario. Ellos, miembros de la que nombro como segunda generación en mi historia, cometieron, sin dudas, varios importantes errores, el peor de los cuales fue ignorar que, en un sistema de Gobierno totalitario, como el de Cuba, nadie, en ningún escalón del poder, está exento de ser minuciosamente controlado y vigilado por los órganos de seguridad que responden solamente al máximo líder. Cada paso, filmado, cada palabra, grabada. Y de tal forma desde 2006 se fue configurando un expediente que, finalmente, dio a Raúl Castro, en 2009, la oportunidad de poner fin al experimento fidelista de coquetear con una generación distinta a la histórica. Para el benjamín, la única generación digna de confianza (¡aunque no por eso al margen de ser, también rigurosamente vigilada!) es la formada por los viejos caudillos guerrilleros de la Sierra 179 Maestra y el Segundo Frente, hoy convertidos en generales de las FAR, su personal guardia pretoriana… Aquella supuesta, y frustrada, intentona de “perestroika criolla” me sirve de inspiración para el siguiente sainete, pero en 3 actos… ACTO 1: Para “matar” su aburrimiento, al Comandante en Jefe se le ocurrió un juego: reunido con su Grupo de Coordinación y Apoyo en un patio del Palacio Presidencial quiso representar con ellos la historia del héroe suizo Guillermo Tell. Uno a uno los paraba frente a sí, con un mango en la cabeza (no una manzana, porque en Cuba no hay; bueno, mangos ya tampoco, pero para Fidel sí aparecía cualquier cosa), que desbarataba (el mango, no la cabeza) con un certero disparo de su Makarov rusa de 9 mm. Fidel practicaba mucho y tenía buena puntería. Así probaba la fidelidad, la confianza y el espíritu de sacrificio de aquellos jóvenes. Pero un día, el más madurito del grupo, Carlos Lage, seguramente con demasiados tragos de esa botella con marca de fábrica “Pérez Troy.Co” (vodka con fórmula rusa, pero de origen cubano) que tomaba antes de someterse al juego macabro, le dijo… - Con todo respeto, Comandante, pero… ¿por qué no cambiamos… usted con el mango y yo con la Makarov…? Si algo falla, recuerde que soy médico. Fidel sintió deseos de mandarlo a fusilar de inmediato, pero, observando el entusiasmo que esas palabras despertaron en el grupo, donde comenzaron a tararear la polémica canción de Carlos Varela, contuvo su 180 ira y decidió darles un ejemplo de desprendimiento y desinterés por el poder. ACTO 2: Emplazado por los juveniles miembros de su Grupo de Coordinación y Apoyo, el Comandante en Jefe decidió cambiar las reglas de su macabro juego a ser como Guillermo Tell. Así que, acariciándose la barba, respondió: - ¡Está bien! Así será. Pero con algunos cambios. Diciendo y haciendo, mando a buscar y entregó a Lage un tirapiedras32. - No contra un mango, sino contra una calabaza. ¡Y no sobre mí, sino sobre un Comandante de la Revolución…! ¡Jajajaaa…! En aquel momento lamentó que el negro Almeida estuviese muerto, pues, sería el ideal. Pero recordó al guajiro de la Sierra, y lo mandó a buscar. Poco después, en el patio del Palacio de la Revolución el escenario estaba listo: Guillermo García con una calabaza sobre su cabeza, de pie a 10 metros de distancia frente a Carlos Lage, quien estiraba la banda elástica del tirapiedras, preparándose para el disparo, mientras los demás miembros del Grupo de Coordinación y Apoyo lo animaban con consignas revolucionarias. Entonces ocurrió la “cagástrofe”. Debido a la ira contenida, el tracto intestinal del Comandante no pudo más, y allí mismo se fue literalmente en mierd… 32 Tirachinas. Según la RAE, horquilla de madera con mango, a cuyos extremos se unen los de una banda de goma, para estirarla y arrojar piedrecillas. 181 ACTO 3: Por los gritos acudió Raúl, y quedó atónito ante al espectáculo. Frenético, arrebató el tirapiedras a Lage, lo entregó a su hijo, el coronel del MININT Alejandro Castro Espín, que lo acompañaba, y de inmediato despojó de sus credenciales a todos los miembros del Grupo fidelista, expulsándolos a rajatablas del Palacio Presidencial. - ¡¿Y tú te prestaste para esta pendejada…?! - reclamó al tembloroso guajiro de la Sierra convertido en Comandante de la Revolución. ¡El Jefe me lo ordenó…! –respondió el guajiro. Y para castigarlo, lo mandó a una finca monte adentro, a dedicarse a la cría de avestruces, en un nuevo plan para la alimentación del pueblo. - APLAUSOS Y FIN La tercera generación de mi historia, la de mis hijos, cubre la etapa desde el 2000 hasta el presente. Previamente, el panorama económico, político y social de la Isla, además de por lo de siempre, estuvo presidido por fugas masivas del territorio nacional, que después del episodio de Mariel, en 1980, tuvo su punto culminante en hechos como el hundimiento del remolcador “13 de marzo” frente a la bahía de La Habana, en la madrugada del 13 de julio de 1994, cuando las autoridades cubanas hicieron naufragar la embarcación con 71 personas a bordo, 41 de las cuales murieron, incluyendo a 12 menores de edad, frustrando así el intento por abandonar el país. El 5 de agosto de ese año estalló el “maleconazo”, la mayor manifestación popular en Cuba contra el gobierno de Fidel Castro, cuando miles de personas recorrieron varias zonas del litoral habanero en protesta por la política oficial y la 182 represión a los intentos de salidas ilegales por mar. La protesta fue conjurada por la presencia de Fidel con fuertes contingentes de “respuesta rápida antimotines”, formados por trabajadores de la construcción y por militares vestidos de civil. Como resultado, el 11 de agosto el gobierno cubano ordenó a sus fuerzas de seguridad no impedir la salida de balseros, lo que provocó un desenfrenado torrente de embarcaciones de todo tipo arrojándose al Estrecho de La Florida desde las costas cubanas, En solo un mes, hasta el 11 de septiembre, 35 mil personas abandonaron la isla en la llamada “crisis de los balseros”, pretendiendo llegar a los Estados Unidos bajo el amparo de la normativa de “pies secos/pies mojados” y la Ley de Ajuste Cubano, que propiciaban su ingreso legal al territorio norteamericano. Ese día, el gobierno cubano restableció el control de sus fronteras, en respuesta a las demandas de la administración estadounidense, que declaró la emergencia migratoria por su incapacidad para recibir semejante flujo de inmigrantes en las playas de Florida. Fue el final de la crisis de los balseros, pero no de la diáspora cubana iniciada en 1959. La salida del país es la insurrección de la tercera generación contra el régimen. Algún estudioso de la historia nacional podría preguntarse: ¿cómo un pueblo con tradición de lucha, que libró durante 30 años una campaña independentista contra España, en el siglo XIX aún una de las potencias militares del mundo, y que durante su vida republicana combatió y derrocó dos regímenes tiránicos, ha podido mantenerse inactivo durante décadas, soportando un mal gobierno? La respuesta está en la creación de mentalidad sumisa que el castrismo emprendió como prioridad desde sus orígenes. Pero esto 183 tuvo efecto en la primera y segunda generaciones, mas no en la tercera, caracterizada por la más intransigente irreverencia. Calificando despectivamente a hechos y palabras de la primera generación, la de sus abuelos, y descubriendo la más absoluta frustración en las actitudes y conductas de la segunda, la de sus padres, los miembros de la tercera generación optaron tácita y masivamente por una decisión salomónica: apartarse de los empeños políticos e ideológicos, abandonar los credos y practicar una “fidelidad a su modo de ser”, empeñándose en sus proyectos de vida, preparándose profesionalmente para librar batallas económicas en cualquier escenario del mundo, estimulados por el ensanchamiento de la visión y el pensamiento que a nivel planetario propician las nuevas tecnologías de la comunicación. Y así crecieron apolíticos, pragmáticos, irreverentes… El castrismo manipula esta tendencia, y califica al éxodo cubano como emigración económica. Pretende ignorar que cuando un ciudadano abandona su país para buscar un futuro mejor, lo hace porque no cree en la gestión de las autoridades locales para propiciárselo, y esto conlleva, quiérase o no, una toma de posición política. Así lo resumió el más grande los cubanos, José Martí: “Cuando un pueblo emigra, sus gobernantes sobran”. Pensamiento martiano que el castrismo oculta. Por otro lado, hechos como la Causa Uno, con el fusilamiento del general Ochoa y otros altos oficiales de las FAR y el MININT, así como la defenestración de toda una cúpula de jóvenes dirigentes en los hechos de 2009, evidencian que el régimen defenderá su permanencia a sangre y fuego, y no vacilará en lanzar los tanques contra 184 el pueblo en caso de sublevación. Los de la tercera generación lo resumen afirmando que: “esto no hay quien lo arregle, pero tampoco quien lo tumbe”. Parece que así lo han podido comprobar muy bien los adversarios del régimen, agrupados en la otra orilla. Doce administraciones norteamericanas 33 se han enfrentado a la Revolución cubana y no han podido aniquilarla. ¡Presidentes yanquis que, con su prepotencia y estupidez (excepto Obama), han equivocado sus métodos de confrontación al castrismo! Como muestra, dos ejemplos: el bloqueo total a la Isla, y la Ley de Ajuste Cubano… Durante décadas de subsidio soviético a la Isla, el bloqueo total fue motivo de risa. Sólo con el período especial tuvo efecto en el deterioro real de las condiciones de vida de los cubanos, lo que se repite en la actualidad. Pero, más que eso, siempre ha servido al régimen como la gran excusa, la justificación constante y permanente para todos sus desatinos, argumento fundamental en el empeño de crear mentalidad sumisa en la población: “La debacle no es culpa nuestra… ¡es porque estamos bloqueados por los yanquis!” Una decisión inteligente sería eliminar el embargo, o bloqueo, dejando sin excusas al régimen, para que no tenga otra salida que aceptar abiertamente sus errores. En cuanto a la Ley de Ajuste Cubano, el régimen la esgrime como la única motivación del éxodo, sobre todo de jóvenes inspirados por el “sueño americano”, según lo cual no emigran porque no encuentran en su país las condiciones mínimas para su 33 Eisenhower, Kennedy, Johnson, Nixon, Ford, Carter, Reagan, Bush (padre), Clinton, Bush (hijo), Obama, Trump… 185 existencia y desarrollo, son perseguidos y acosados por sus ideas políticas, o en definitiva porque quieren ejercer su libertad de elección, sino porque la legislación permite a los cubanos insertarse con facilidad en la sociedad norteamericana, y por eso se van allá, como abejas al panal. En realidad, el éxodo ha sido una válvula de escape cuando las tensiones sociales ponen a la Isla al borde de la explosión, con lo que favorece la permanencia del régimen. Sólo Obama fue capaz de apreciar esa realidad, y por eso, antes de abandonar el poder desactivó una de las herramientas favorables al éxodo: la norma de “pies secos/pies mojados”, pretendiendo trabar así la válvula con que el régimen se libera de tensiones. Es obvio que, de haber tenido tiempo, habría provocado la eliminación del embargo. Pero, eso no lo enrienden recalcitrantes como Donald Trump… Las administraciones norteamericanas han elaborado infinidad de estrategias para eliminar a la Revolución cubana, desde la eliminación física de sus dirigentes, hasta la intervención militar a gran escala. Pero en todo caso, cada plan ha tenido la respuesta de otro plan. ¡Plan contra plan…!, como enseñó Martí. Y la permanencia durante 60 años de la Revolución demuestra que los suyos han sido más efectivos. Si bien la estimulación del éxodo responde al plan imperial de privar al régimen de fuerza de trabajo joven y calificada, el plan revolucionario es que cada familia en la Isla tenga algún miembro establecido en el extranjero34, que se encargue Los cubanos dicen: “aquí para sobrevivir hay que tener FE”. Pero no es la creencia religiosa, sino “Familiares en el Extranjero”. 34 186 de enviarle ayuda económica. El envío de remesas es, junto al turismo, una de las principales fuentes de ingreso de divisas a Cuba, donde, por el dominio absoluto del Estado sobre todas las ofertas de bienes y servicios, el dinero va a parar a las arcas estatales. Cuando llegado el momento mis hijos, ya adultos, me comunicaron su deseo de emigrar, de ningún modo intente convencerlos de lo contrario, pues, mi concepto sobre la fidelidad, como miembro de la generación frustrada, había cambiado. Antes bien, empleé mis recursos para ayudarlos y que lo hicieran legalmente, con el menor riesgo, empeño al que más adelante también me uní. Pero, sin dudas, me duele que lo mejor de mi pueblo, su juventud, necesite partir; mientras quienes se quedan se ven sometidos a una creciente pérdida, no sólo de condiciones de vida, sino de valores en una sociedad que cada día sufre más las consecuencias de la violencia y la deshumanización. Así escribió Félix Varela en 1835, con plena vigencia en 2020: “Lo que más debe desearse en la isla de Cuba, sea cual fuere su situación, es que los hombres de provecho, los verdaderos patriotas, se persuadan de que ahora más que nunca están en la estrecha obligación de ser útiles a la Patria (...) Hasta ahora el pecado político casi universal en la Isla ha sido el de la indiferencia; todos han creído que con pensar en sus intereses y familias han hecho cuanto deben, sin acordarse de que estos mismos objetos de su aprecio siguen la suerte de la Patria...” A propósito del Presbítero que nos enseñó a pensar, inspirador de buena parte de esta obra, el 14 de marzo del 2012 se firmó el decreto donde el papa Benedicto XVI, por medio de la Congregación para 187 las Causas de los Santos, declaró al Siervo de Dios Félix Varela como Venerable, uno de los primeros pasos para ser declarado Santo. En la homilía del Papa, en La Habana, se señala que: “El Padre Félix Varela fue un ejemplo preclaro de cómo un hombre de fe pueda aportar a la construcción de una sociedad más justa... Varela nos recuerda que no hay patria sin virtud”. El abandono, el escape a la realidad, es una reacción natural en la sociedad humana, vinculada con el ejercicio del poder desde la familia. Así lo explico en este fragmento de mi novela “El arco y las flechas”… ABANDONO - ¿Por qué no me preguntaste nada, y dejaste que fuera papi quien hablase conmigo? Karla, sentada en el piso de la vivienda, se acomodó entre las piernas de la madre, que comenzó a alisarle con suavidad el largo cabello. Ambas mujeres estaban solas en la casa, pues Guillermo, como le era habitual los días de asueto, había acudido a casa de Ulises para sostener un encuentro de ajedrez. Mami sonrió, y respondió en el tono cómplice que siempre caracterizó los diálogos con su hija. - Porque decidí esperar a que creyeses oportuno confiar en nosotros, y decirlo por ti misma, sin sentirte interrogada. A Karla le agradó aquella nueva muestra de confianza por parte de su madre. Y, acariciándole ambas piernas, le dijo con franqueza: - Tú eres diferente a papi. Me entiendes mejor. Yo sé que él lo hace porque se preocupa demasiado por mí... pero a veces me hace sentir como una niña. Y yo ya no lo soy. - Generalmente los papás son así con sus hijas... intolerantes; no se resignan a verlas crecer. Cuando eras 188 una bebé tu padre se levantaba varias veces en la noche para revisar tu cuna, que estaba a los pies de nuestra cama. Te arreglaba el mosquitero para que no entrase ningún bicho... te cubría con la frazada, aunque no hiciera frío. Tal vez no te hayas dado cuenta, pero todavía, cuando estás aquí en la casa, él se levanta de madrugada y va hasta tu cama para velarte el sueño... ¡incluso para ver cómo respiras mientras duermes! Yo fui hija también de un padre igual, y por eso aprendí esa lección. Pero, además, hay algo que a veces tu papá no ha tenido muy en cuenta, y es la necesidad de abrirte un espacio cada vez mayor en las decisiones de la familia. En eso se basa el éxito del diálogo intergeneracional con los adolescentes, como tú. - ¿Cómo así? –Karla volvió, muy interesada, el rostro hacia su madre. - Pues, mira... hace unos meses leí un libro en que el autor expone una novedosa teoría sobre el origen del juego en los niños. ¡Tú jugaste muchísimo cuando niña!... y, ¿sabes por qué los niños sienten el deseo de jugar? - ¡Los niños solamente no, mima! A mí todavía me gusta jugar... lo que pasa es que ya no tengo tiempo... - Sí, ese es el problema cuando se va creciendo. Se sacrifica la necesidad lúdica con la que nacemos los seres humanos. Esa que nos impone el ejercicio de la libertad... Hay en “La Edad de Oro” un pensamiento de Martí, que lo expresa: “Los pueblos, lo mismo que los niños, necesitan de tiempo en tiempo algo así como correr mucho, reírse mucho y dar gritos y saltos. Es que en la vida no se puede hacer todo lo que se quiere, y lo que se va quedando sin hacer sale así, de tiempo en tiempo, como una locura”. - ¡Caramba, mima... te lo sabes de memoria! - Lo recuerdo bastante cuando preparo mis clases. Hace falta leer mucho a Martí. - Y... ¿qué tiene que ver eso con lo que me ibas a decir...? 189 - Pues, que el ejercicio de la libertad es lo que realmente nos hace seres humanos, y no animalitos en un corral, a los que les das la comida y los llevas de un lado para el otro, atados con una soga. - Nosotros somos libres... ¿no es así? No somos colonia ni de los españoles, ni de los yanquis, ni de los rusos... Eso es lo que nos dice el profe de Historia. - Hablo de la libertad en todos los sentidos. Pero sobre todo en lo individual. En la posición del ser humano en la sociedad, donde siempre hay que cumplir con las leyes, por lo que no será jamás libertinaje. Así, la libertad es, sobre todo, tener la posibilidad de hacer cuanto deseamos, dentro de las normas que nosotros mismos hemos decidido. Por eso, la libertad es un concepto relativo en el marco social. - ¿Qué quieres decir con eso? - Ahora lo entenderás mejor. ¿Sabes lo que son los sistemas de poder...? - Pues... el capitalismo, el socialismo... - No, no... Esas son formaciones económico-sociales. Aunque también son sistemas de poder. Esto es algo más... un concepto filosófico. Todo lo que existe, tanto en la naturaleza como en la sociedad, está regido por los sistemas de poder. Pero entendiendo como poder no la manifestación de la política, sino la capacidad para realizar algo. Por ejemplo: cuando la fuerza de gravedad puede atraer a todo cuerpo situado en el espacio... ¡ese es su poder! - Voy entendiendo. Cuando papi no me deja ir sola a alguna parte... - Pues sí, ¡ese es parte de su poder! Y así ese poder se va ejerciendo con diverso alcance, o esferas de influencia, que es el campo donde se puede aplicar. La primera esfera de influencia es uno mismo, pues cada cual puede decidir personalmente sobre lo que quiere hacer... 190 - Si tiene libertad... - Naturalmente. Después hay otras esferas, que van creciendo conformando sistemas, desde la familia, la comunidad, la sociedad, la Humanidad... como las matrioshkas rusas, esas muñequitas que se meten unas dentro de otras. - ¿Y entonces... dónde estamos nosotros? - Todos los sistemas sociales de poder actúan sobre todos los individuos. A menos que alguien decida vivir al margen de la sociedad, como ermitaño, en una cueva. Por ejemplo: tú vives en esta familia, que está en una comunidad, que está en una sociedad, que pertenece a la Humanidad en su conjunto. ¿Vas comprendiendo? - Un poquito enredado... pero sí. ¿Y qué pasa con todo eso? - Lo interesante es que cada sistema de poder es como una pirámide, donde la inmensa mayoría de sus miembros está en la base, mientras que la cúspide sólo la ocupan quienes dirigen el sistema. Es una posición de privilegio, a la que casi todo el mundo quisiera llegar. - Déjame ver si comprendí... en esta familia, por ejemplo, el sistema lo dirigen papi y tú... y yo soy la única que está en la base. ¡Pues, eso está muy mal! - Ya veo que entendiste. ¡Claro que está mal! El niño, como es pequeño, no puede participar en la dirección de su familia; pero a medida que va creciendo, y se vuelve adolescente, como tú, reclama su derecho a hacerlo. Entonces, si los padres, que gobiernan ese sistema, no le abren un espacio en la cima de la pirámide, el adolescente tendrá que reaccionar, rebelándose como sea capaz. - ¡Caramba, mima... se ve que eres maestra! ¡Qué claro lo explicas todo! - Los niños no pueden cambiar las cosas en su familia, y por eso crean, con su imaginación y mediante el juego, un mundo irreal, un sistema de poder propio para ejercer su 191 libertad, y en el que sus esferas de influencia son ellos mismos, sus juguetes, y sus compañeros de aventuras. Pero los jóvenes sí tienen otras posibilidades. En realidad, tienen dos caminos cuando no les permiten ocupar el lugar que reclaman para la toma de decisiones en el sistema de poder donde están: o intentar cambiar ese sistema, lo que, cuando ocurre en la sociedad es la causa de las revoluciones; o simplemente salen fuera de él para refugiarse en otro, cuyas reglas estén más de acuerdo con sus intereses. Por eso los jóvenes que no alcanzan sus derechos junto a sus padres se van tempranamente de sus casas, o se buscan pareja para crear una familia: su propio sistema de poder, donde las reglas del juego serán decididas por ellos mismos. - Mima... ¿sabes una cosa? –Karla contempló a su madre con una expresión grave en el rostro-. Ahora creo comprender por qué tantos jóvenes quieren irse del país. - ¿Qué estás diciendo, Karla? Yo estoy hablando de la familia... - Pero, como dijiste, eso se aplica a todo lo que existe, en la naturaleza y en la sociedad. Si estamos en un sistema de poder donde muchos quisieran alcanzar un lugar en la cima, pero no tienen la posibilidad de llegar allí, pues... ¡no les queda más remedio, mima, que salirse de él, porque parece que cambiarlo es imposible!” En efecto. Si no tienen posibilidad de cambiar el sistema, los de la tercera generación han decidido salir masivamente de él. Y… ¡que apague la luz el último! 192 FIN DE LA HISTORIA… Hoy una nueva generación se empina y anda: la de los nietos. Los míos afortunadamente viven a plenitud en otras tierras del mundo. Pero, para aquellos obligados a permanecer en el infierno cubano, la realidad es extremadamente dura. Cuba se debate en una crisis semejante a la del “Período especial” de los años ’90, con un gobierno que pretende conservar el poder en medio de una debacle económica agravada por la pandemia global, con el inconveniente, además, de que el arcaico proyecto de creación de mentalidad sumisa en toda la población fracasó. En una población parrandera y jodedora, como es el pueblo cubano, la estricta máquina social al estilo norcoreano no tiene la más mínima oportunidad… Hoy se hace convicción popular lo que el Padre Félix Varela proclamó en el siglo XVIII: “...sería imposible demostrar que un pueblo está obligado a sacrificarse por ser fiel a su ‘legítimo señor’, cuando este le abandona o no puede favorecerle, y cuando ni él ni su amo (si es que los pueblos tienen amo) sacan ninguna ventaja de semejante sacrificio, sino el placer de que diga un rey: se sacrificó todo un pueblo para que yo fuese su amo; ya no existe para mí, pero tampoco existe para otros ni para sí mismo. De sus moradores, unos perecieron en la guerra, otros han buscado su seguridad en la fuga, y el resto llora sobre los sepulcros de los que amaba, suspira por los que se le han alejado, contempla las ruinas de toda su fortuna, pero al final está cubierto de la gloria de la fidelidad...” El panorama de muerte, ruina y fuga preside la realidad de mi querido pueblo cubano, pero sin vestigios de esa fidelidad que pretendieron enraizar en la conciencia popular. Cuando los sobrevivientes de la generación 193 histórica “disparan sus últimos cartuchazos”, está cercano el momento en que el Presidente puesto a dedo por Raúl se verá, desvalido y sin recursos, frente a la monarquía Castro-Espín, que, dueña del poder económico (como ya lo es) reclame el político. Entonces, la lucha por la posesión de la Isla estallará, y los gobernantes no tendrán más remedio que acudir a la forma menos efectiva de ejercicio del poder: la violencia, que desencadena siempre reacción en su contra. ¡Violencia contra violencia! Y no con la indeseada e innecesaria intervención extranjera, sino la resultante de un movimiento cívico-militar que, como “luz cegadora, como disparo de nieve”, ponga fin al “viejo gobierno de difuntos y flores”. Entonces, fatalmente, la sangre volverá a bañar el paisaje cubano, en una guerra de las oligarquías contra el pueblo. Pero, como dijo el mismo Fidel Castro en su primer discurso público, lleno de afirmaciones ciertas y promesas que no se cumplirían jamás, el 1 de enero de 1959 en Santiago de Cuba, del que fui testigo con 14 años de edad: “…una guerra contra el pueblo es una guerra que se pierde siempre, porque contra el pueblo no se puede ganar una guerra”. Y sin dudas el pueblo vencerá, concluyendo más de 60 años de ignominia, cuando una nueva generación se empine sobre el recuerdo de los redimidos, los frustrados y los irreverentes, para comenzar un nuevo ciclo nacional en esta hermosa isla del Caribe, abierta, por voluntad de sus hijos, al más brillante porvenir… ¡Y así será el final de mi historia! 194 BIBLIOGRAFÍA  FULLEDA BANDERA, Pedro: “El arco y las flechas”. Editorial Amazon, Columbia, USA, 2019.  ___________________: “La revolución robada”. Editorial Amazon, Columbia, USA, 2019.  JETZSCHMANN, Horst; BURGER, Horts: “El proceso de la investigación sociológica”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1992.  MARTÍ PÉREZ, José: “Obras escogidas”, Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989.  ROMANO, Vicente: “La formación de la mentalidad sumisa”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2005.  SHKLOVSKI, I.S.: “Universo, vida, intelecto”, Editorial Científico-técnica, La Habana, 1979.  TOFFLER, Alvin: “El cambio del poder”, Plaza & Janes, Barcelona, 1990.  VARELA MORALES, Félix: “Obras escogidas”, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1977.  VARIOS MEDIOS DE PRENSA ESCRITA Y PÁGINAS WEB. 195 196 ÍNDICE PRÓLOGO 1 REVOLUCIÓN ES TRANSFORMAR EL EJERCICIO DEL PODER 4 LA CONDICIÓN Y LAS NECESIDADES HUMANAS SON ABSOLUTAS 18 RUSIA: LA DICTADURA DEL PROLETARIADO 31 CUBA: LOS BARBUDOS DE FIDEL 42 CREACIÓN DE UNA MENTALIDAD SUMISA 58 NO HAY MAL QUE DURE CIEN AÑOS… 77 PRIMERA GENERACIÓN: LOS REDIMIDOS, O LAS DIFICULTADES DEL DESARROLLO 88 SEGUNDA GENERACIÓN: LOS FRUSTRADOS, O EL DESARROLLO DE LAS DIFICULTADES 132 TERCERA GENERACIÓN: LOS IRREVERENTES, O QUE APAGUE LA LUZ EL ÚLTIMO 165 FIN DE LA HISTORIA… 193 BIBLIOGRAFÍA 195 197