NEOINSTITUCIONALISMO
1era. parte
Tras varias décadas de centrar el estudio en el individuo, olvidándose de las instituciones que enmarcan sus comportamientos, tanto la sociología, como la economía y la Ciencia Política han vuelto su mirada hacia ellas a partir de los años 90. Este resurgir del interés por el estudio de las instituciones encuentra su lugar a través de un enfoque denominado “neoinstitucionalismo”, que adopta la etiqueta de “nuevo” para destacar que existen diferencias sustantivas tanto en la propia definición de instituciones, como en los enfoques teóricos y las técnicas de análisis utilizadas.
La renovada preocupación por las instituciones, que atraviesa a la Ciencia Política, la sociología, los estudios organizacionales, la historia y la economía, se enfoca fundamentalmente en la incidencia que éstas tienen sobre los resultados sociales y políticos.
Son denominadores comunes de esta perspectiva los siguientes puntos:
1- Los agentes individuales y los grupos persiguen sus proyectos en un contexto constreñido colectivamente.
2- Esos constreñimientos, que son creados y recreados continuamente, toman la forma de instituciones, patrones organizados de normas y roles socialmente construidos, y conductas socialmente prescriptas.
3- Dichos constreñimientos son en algunos aspectos ventajosos para los individuos y grupos en la persecución de sus proyectos particulares.
4- Los mismos factores contextuales que constriñen las acciones de los individuos y los grupos también moldean sus deseos, preferencias y motivos.
5- Esos constreñimientos, normalmente tienen raíces históricas, residuos de acciones y decisiones pasadas.
6- Los constreñimientos preservan, representan, e imparten diferentes recursos de poder a los distintos individuos y grupos.
7- Las acciones individuales y grupales, contextualmente constreñidas y socialmente moldeadas, son el motor que conduce la vida social.
El denominado neoinstitucionalismo, teóricamente debe situarse como una reacción frente a las perspectivas conductistas y estructuralistas de las ciencias sociales para las cuales los resultados sociales eran el resultado de las conductas individuales, o bien eran el reflejo de las determinaciones estructurales. Así, el neoinstitucionalismo surge como una reacción al considerar en un extremo al sujeto como un actor autónomo y todo poderoso, mientras en el otro como absolutamente sujetado por estructuras que marcan sus posibilidades de acción.
El neoinstitucionalismo intenta demostrar la necesidad de combinar la agencia (como la capacidad de los individuos de cambiar la estructura) y la estructura misma para explicar los resultados sociales (incluyendo a los estrictamente sociales, a los políticos y a los económicos).
Por otra parte, paralela a esta discusión, se desarrolla una disputa entre comunitaristas y liberales. Mientras los liberales priorizan los modelos iluministas de agencia humana (los individuos son racionales, libre pensadores, universalistas, etc.), los comunitaristas, enfatizan el entramado de relaciones sociales en que dichos individuos están insertos (los procesos de socialización, las tradiciones de las que son parte, etc.). No obstante, también en la discusión teórica entre ambas posturas se observa una flexibilización de las posiciones típicas: los liberales reconocen los constreñimientos sociales a las conductas, mientras que los comunitaristas dan cuenta de los márgenes de libertad de los actores más allá de su enraizamiento en relaciones sociales. Es este intento de síntesis, justamente, una de las características distintivas entre el nuevo y el viejo institucionalismo. Claramente se identifica el viejo institucionalismo -en las distintas disciplinas- como una vertiente de análisis que ponía la mira en las instituciones olvidando a los actores. En términos de la tensión entre agencia y estructura se puede decir que el viejo institucionalismo da cuenta de estructuras sin actores.
Probablemente, más allá de estas cuestiones comunes generales, existen entre los distintos enfoques neoinstitucionalistas múltiples diferencias, que adquieren características distintivas según sea la disciplina en la que se utiliza el enfoque. En este sentido, el neoinstitucionalismo se constituye en una unidad de análisis multidisciplinario que intenta combinar acción y estructura en el análisis de los resultados sociales, presentando diferencias significativas en su aplicación, diferencias que están relacionadas estrechamente con los recorridos de las disciplinas que la aplican. Es importante recalcar que los enfoques analíticos que emplean a las instituciones como unidad de análisis no son homogéneos en la concepción de éstas, por lo que se aclara que la acepción aquí empleada es aquella desarrollada por el enfoque neoinstitucional en su acepción más general, pues incluso éste en sí mismo es también heterogéneo.
Es por ello que podemos pensar que en el neoinstitucionalismo, como unidad de análisis multidisciplinario, convergen diferentes enfoques que tratan de dar cuenta de su definición de instituciones, de actores, de la relación entre instituciones y actores, y de las explicaciones del cambio y la persistencia de las instituciones. La nueva manera de abordar el estudio de las instituciones ya no pone el acento únicamente en los aspectos formales o legales (considerando a las instituciones como organizaciones jurídicas) sino que centra su interés en otras cuestiones, tales como hasta qué punto las instituciones influyen, condicionan, estructuran o determinan las preferencias y estrategias de los actores y las consecuencias que producen sobre los resultados del juego político.
DISCIPLINA
VIEJO INSTITUCIONALISMO
NEO INSTITUCIONALISMO
Historia
Historia de las instituciones sociales, políticas y económicas.
Esta visión privilegió la historia de las instituciones políticas, la cual se torno en historia social a su vez que se tornaba en historia de la vida diaria.
Crítica al estructural-funcionalismo en historia. Combina un enfoque amplio con uno estrecho, el análisis de las grandes instituciones sociales (familia, Iglesia, empresa, etc.) con el análisis de agencias estatales en forma estrecha. Los trabajos de Evans, Rueschemeyer y Skoopol (1979); Steinmo, Thelen y Longstreth (1992), y Skoopol (1992) son buenos ejemplos de ellos.
Característica distintiva: Quizás la cuestión distintiva de esta perspectiva es agregar la dimensión temporal al análisis, cómo el pasado incide en el presente y en el futuro.
Abordaje: si bien analizan las instituciones sociales, su principal preocupación es la historia de instituciones particulares en una particular coyuntura histórica
Sociología
En sus principales corrientes teóricas, la sociología tradicionalmente tuvo como principal objeto el análisis de las instituciones. No obstante, sobre todo en las versiones durkheimniana y marxista, se observa una preeminencia de las estructuras en la configuración de las conductas individuales.
Se retoma la preocupación de los clásicos por la influencia de las instituciones en la constricción de las conductas, pero desde otros supuestos normativos.
Frente a las posiciones conservadoras del viejo institucionalismo que tienden a asociar estructuras e instituciones con su función para la estabilidad social, el nuevo institucionalismo
aquí presenta posiciones diversas:
1- Una más radicalmente estructuralista relacionada con las teorías de la estructuración (Giddens, 1995; Lukes, 1974)
2- Otra que reconoce la autonomía de los actores, pero entramada en relaciones sociales intermedias entre el actor y las macroestructuras. El rol de la familia, la sociedad civil, las relaciones obrero-patronales y los enfoques de redes son ejemplo de ello (Granovetter, 1985; Berger y Luckman, 1986, Putnam (1993); Cohen y Arato (1992); Okin, (1989); Pateman, (1989).
Característica Distintiva: la característica principal es la preocupación por “el colectivo”. El
viejo institucionalismo se preocupó por ver cómo las entidades colectivas crearon instituciones que moldean las conductas, el nuevo en cambio se preocupa por la forma en que los actores enraizados en dichas estructuras moldean sus creencias y preferencias.
Economía
Está basado principalmente en el paradigma neoclásico, en la economía de actores egoístas, racionales, en síntesis maximizadores.
Los principales antecedentes del institucionalismo en la economía daban cuenta de la manera en que instituciones como los derechos de propiedad modelan la vida económica.
De esta manera tiraban por tierra el ideal de los mercados libres, demostrando que en realidad éstos están dominados por grupos que tienen el poder de moldear los resultados del mercado
Hay un resurgimiento del interés por las instituciones económicas.
Los casos de North (1995) y Williamson (1989) quizás son los más representativos.
Se esfuerzan en demostrar que el funcionamiento del ideal del mercado libre depende de arreglos institucionales que lo hacen posible. Las instituciones reducen los costos de transacción porque hacen a las conductas de los otros predecibles. Asumen (a diferencia de la perspectiva neoclásica) que el pasado influye sobre el presente (“path dependence”).
Característica distintiva: la preocupación por las condiciones de la elección individual y social.
Ciencia Política
Está representado por los estudios tradicionales sobre gobierno y Estado, que veían a la administración pública desde un enfoque normativo en donde los miembros de las instituciones públicas se caracterizan por la neutralidad de sus acciones.
Procura explicar que las decisiones individuales (desde una perspectiva conductista o de “rational choice”) no pueden ser explicadas sin la referencia al marco institucional más amplio en que ellas están insertas.
Característica distintiva: es la preocupación por el poder, por la capacidad de una persona
o grupo de controlar las acciones de los otros. Las instituciones juegan un rol determinante
en esta tarea: hacen las cosas más fáciles para algunos y más difíciles para otros. Entre los principales representantes se encuentran: Shepsle (1989), Weingast (1996), Pzeworsky (1995), Elster (1999), Evans (1995), Linz (1994) Knight (1992); Ostrom
En principio, establezcamos que el neoinstitucionalismo tiene como tronco a la economía neoclásica. Esta escuela económica considera como protagonista de la economía al sujeto y no a agregados sociales como la nación, la clase social como postulaban los clásicos. Para los neoclásicos estos sujetos tienen: a) preferencias racionales hacia los resultados que pueden ser identificados y asociados con un valor; b) los individuos maximizan la utilidad y las firmas maximizan la ganancia; c) las personas actúan independientemente en base a información completa y relevante. En sus ramas crecen supuestos que no eran admitidos, tales como:
la información asimétrica: se entiende como problema de información asimétrica cuando uno de los involucrados en una transacción no conoce toda la información y el otro involucrado puede esconderla;
los costos de transacción: son aquellos en los que los individuos se incurren al realizar una acción dentro de una organización;
los derechos de propiedad y contratos: se emplean en la solución de conflictos entre individuos bajo el supuesto de que al existir una clara asignación de éstos, tanto los costos como los beneficios serán adjudicados eficientemente
los mecanismos de coordinación: se emplean en la solución de problemas de acción colectiva, pues no sólo es necesaria la cooperación entre los actores sino también su coordinación.
Es por las características de éste árbol, por lo que Douglass North ha concebido esta teoría como reconciliadora entre la ciencia económica y las otras ciencias sociales.
La relevancia de las instituciones -tanto instituciones políticas tradicionales como el poder legislativo, el sistema legal, los partidos políticos, y hasta el Estado mismo, cuanto instituciones económicas como la empresa, instituciones religiosas como la iglesia, instituciones sociales como los sindicatos o clubes, y algunas recientes como las ONG- estriba, sea cual fuere el tipo de gobierno, en que conforman el principal medio y pivote a través del cual se estructuran los sistemas políticos, y además, de manera especial, nuestras practicas políticas, conductas, reglas, normas, rutinas, códigos y naturalmente los procesos de socialización, participación e interacción social y política.
El neoinstitucionalismo supone un intento de superar, o al menos de completar, el individualismo metodológico, tan poderoso en los años 70 y 80, al afirmar que no existe un actor individual sino sujetos que actúan dentro de complejos tramos institucionales.
En la Ciencia Política el institucionalismo tradicional, de tipo formal y legalista, tuvo un importante desarrollo a partir del estudio del Estado considerado éste como una estructura de dominación en la que se asienta el poder político y cuyo análisis tuvo un marcado carácter descriptivo y normativo. Con el nuevo institucionalismo se producen explicaciones mas sistemáticas alrededor de los actores, los procedimientos, la racionalidad, los costos de transacción y naturalmente los fines. Las instituciones son reglas del juego, es decir, limitaciones construidas por el hombre que estructuran incentivos en el intercambio político, económico y social. Éstas proporcionan una estructura estable, pero no necesariamente eficiente, a la interacción humana; de ahí que su función principal sea la de reducir la incertidumbre que genera la información asimétrica e imperfecta entre los individuos. La estructura o marco institucional está conformado por institucionales formales (creadas por acuerdos) e informales (derivadas de las costumbres). El espacio o arena en el que interactúan los individuos es llamado organización. Las organizaciones son grupos de individuos enlazados por alguna identidad común hacia ciertos objetivos. Existe una co-dependencia entre el desempeño de estas organizaciones y el del marco institucional. Así, el desempeño de las organizaciones involucra los costos generados del monitoreo del cumplimiento del marco institucional por parte de los individuos, a la vez que éstos deben absorber los costos de transacción derivados de la realización de una acción dentro de las organizaciones y su marco institucional. Finalmente, el cambio institucional es el concepto que nos permitirá observar las categorías antes mencionadas en su aplicación y precisar sus cualidades.