ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
© De los dibujos y textos, sus autores.
© De fotografías: sus autores.
Todos los derechos reservados.
All rights reserved.
AUTORES
Ricardo Mar
Ramiro Matos
José Alejandro Beltrán-Caballero
COORDINACIÓN EDITORIAL
Ricardo Mar
José Alejandro Beltrán-Caballero
DISEÑO y MAQUETACIÓN
Tiago Rodrigues
ACD-Proyectos
IMPRESIÓN y ACABADOS %ȍƲϯǁƲǶƲȍNjȐ
EDICIÓN UMinho Editora 2021
LUGAR DE PUBLICACIÓN Braga 2021
DEPÓSITO LEGAl 491311/21
ISBN ISBN 978-989-8974-51-8
eISBN 978-989-8974-52-5
DOI https://doi.org/10.21814/uminho.ed.41
ARQUITECTURA
Y URBANISMO
DEL CUSCO
INKA
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2021
Calle Pantipata en el sector meridional
del Cusco (Foto: R. Mar).
Esta calle conserva los muros laterales que
sostenían las terrazas de estabilización de la
pendiente natural del terreno. Los bloques
de piedra de las escaleras originales han
sido sustituidos. Sin embargo y con una
pendiente similar, éstas debían existir ya en
época inka.
A Leonardo Alcayhuaman (†), colega y amigo.
Serpientes Inkas esculpidas en la fachada del beaterio de las Nazarenas, Cusco (Foto: J.A. Beltrán-Caballero).
III
EL OMBLIGO DEL
MUNDO: EL CENTRO
SAGRADO EN LA
CAPITAL INKA
E
n este capítulo presentamos una aproximación al urbanismo del centro administrativo y religioso del
Cusco Inka que incluye los datos recogidos por los investigadores de la arqueología cusqueña en más
de un siglo de intenso trabajo histórico. El encauzamiento de los ríos Saphi y Tullumayo delimitó
un territorio preciso que fue modelado con un complejo sistema de terrazas. Las pendientes del
terreno, los lugares percibidos como expresiones sagradas de la naturaleza y el sistema de caminos
que accedían a la ciudad determinaron la posición y el trazado de los espacios abiertos, las calles, los recintos y
DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹/ǷǯƲ৹ा৹CȚNjȐȗȍƲ৹ƲȊȍǽΗǡǶƲǁǡǾǷ৹ƲDZ৹ȚȍǀƲǷǡȐǶǽ৹Θ৹DZƲ৹ƲȍȌȚǡȗNjǁȗȚȍƲ৹LJNjDZ৹ǁNjǷȗȍǽ৹LJNjDZ৹ȚȐǁǽ৹/ǷǯƲ৹
parte de los datos recogidos por la arqueología, sin embargo, para su interpretación hemos contado también con
las crónicas coloniales, los documentos de archivo, la comparación etnohistórica y el análisis de otros conjuntos
administrativos o ceremoniales Inkaicos.
Lo que damos en llamar “ciudad” en el contexto andino, es en realidad un Centro Sagrado que nace como
expresión simbólica de un poder centralizado. Aquellos que viven en las zonas agrarias se trasladan al Centro
Sagrado con ocasión de los grandes festivales. En estos centros la explanada central se convierte en el escenario
imprescindible para acoger la concentración temporal de la población (Niles 1984). Para el caso del Cusco, tanto
Gasparini-Margolies (1977) como Santiago Agurto (1980) reconocieron los límites de la gran explanada Inka.
Ambos recuerdan que su topografía actual está delimitada por la fachada de construcciones Inkas, al menos en
tres de sus lados. No es sorprendente si observamos la organización urbanística de otros centros administrativos
Inkas como Huanuco Pampa (Morris y Thompson 1970) o Pumpu (Matos 1994).
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO:
EL CENTRO SAGRADO DE LA CAPITAL INKA
INTRODUCCIÓN
El centro histórico del Cusco es un cuadrilátero irregular de cerca de 200 Has de extensión situado en la cabeǁNjȍƲ৹LJNjDZ৹ȍǣǽ৹sƲȗƲǷƲΘ৹ॲqNjȍ৹ƲȍȗƲ৹ȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁƲ৹NjǷ৹NjDZ৹ǷNjΗǽ৹ϯǷƲDZॳा৹৹DZǽȐ৹ǽǬǽȐ৹LJNjDZ৹ΑǡȐǡȗƲǷȗNj৹ǁǽǷȗNjǶȊǽȍƳǷNjǽष৹NjȐ৹ȚǷ৹ȊƲǡȐƲǬNj৹
cultural dominado por la silueta de las iglesias y palacios coloniales que conviven con las construcciones de época repuǀDZǡǁƲǷƲ৹Θ৹ǁǽǷȗNjǶȊǽȍƳǷNjƲा৹ƲǬǽ৹NjȐȗǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȐNj৹NjǷǁȚNjǷȗȍƲǷ৹DZƲȐ৹NjȐȗȍȚǁȗȚȍƲȐ৹/ǷǯƲǡǁƲȐ৹ȌȚNj৹NjǷ৹ȐȚ৹ǘȍƲǷ৹ǶƲΘǽȍǣƲ৹ǁǽǷȗǡǷțƲǷ৹
delimitando las calles y plazas, y determinan la topografía de la ciudad. La información turística, las guías y los paneles
informativos sugieren que los límites de la antigua capital fueron los ríos Saphi y Choke-Chaka/Tullumayo, encauzados
por los Inkas y cubiertos con bóvedas de cemento durante la primera mitad del siglo XX. Estos son, en realidad, sólo
los límites del Centro Sagrado y Representativo del Cusco. La capital Inka incluía además una extensa red de barrios y
ƲȐNjǷȗƲǶǡNjǷȗǽȐ৹ǁȚΘǽȐ৹ȍNjȐȗǽȐ৹ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁǽȐ৹ȐNj৹NjΗȗǡNjǷLJNjǷ৹LJNjȐLJNj৹DZƲȐ৹ǁȚǶǀȍNjȐ৹ȌȚNj৹LJǽǶǡǷƲǷ৹NjDZ৹qƲDZDZNj৹LJNjDZ৹ȚȐǁǽ৹ǞƲȐȗƲ৹ȐȚ৹ϯǷƲDZ৹
en Angostura (Niles 1987, 1992; Agurto 1980; Hislop 1990).
A lo largo de este capítulo presentamos los elementos que nos permiten proponer una reconstrucción hipotéȗǡǁƲ৹LJNjDZ৹ǁǽǷǬȚǷȗǽ৹LJNj৹ȗNjȍȍƲΝƲȐष৹ȍǣǽȐ৹ǁƲǷƲDZǡΝƲLJǽȐष৹ȊDZƲΝƲȐष৹NjDZ৹ȐǡȐȗNjǶƲ৹LJNj৹ǁƲDZDZNjȐष৹LJNj৹DZǽȐ৹ȍNjǁǡǷȗǽȐ৹Θ৹NjLJǡϯǁǡǽȐष৹ΒƲǯƲȐ৹Θ৹ȗǽLJǽ৹ȗǡȊǽ৹
de estructuras que conformaron el urbanismo del Centro Sagrado de la capital del Tawantinsuyu (Ver resumen general
en Fig. 3.32). Partiendo de la documentación arqueológica disponible, elaboramos los planos de la ciudad en los que
se incluye la posición de los restos arqueológicos conservados. Comenzaremos, naturalmente, por las primeras obras
medioambientales que exigió la refundación Inka del Cusco: la canalización de las aguas, el saneamiento de los humedales y la estabilización del terreno. Para urbanizar y organizar este espacio, tanto en los sectores de la ladera montañosa
como a lo largo de los barrancos de los ríos, el terreno tuvo que ser estabilizado con un sistema de terrazas escalonadas.
DZ৹ǁƲȚǁNj৹ȍNjǁȗǡDZǣǷNjǽ৹LJNj৹DZǽȐ৹ǷȚNjΑǽȐ৹ǁƲǷƲDZNjȐ৹LJNjȗNjȍǶǡǷǾ৹DZƲ৹ǽȍǡNjǷȗƲǁǡǾǷ৹LJNj৹DZƲȐ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ȌȚNj৹DZǽȐ৹ϲƲǷȌȚNjƲǀƲǷा৹=ǽȐ৹ǶȚȍǽȐ৹LJNj৹
ǁǽǷȗNjǷǁǡǾǷ৹ȌȚNj৹DZƲȐ৹ȐǽȐȗNjǷǣƲǷ৹ȐNj৹ǁǽǷȐȗȍȚΘNjȍǽǷष৹ǁǽǶǽ৹NjȐ৹DZǾǘǡǁǽष৹ȍǡǘȚȍǽȐƲǶNjǷȗNj৹ȊƲȍƲDZNjDZǽȐ৹ƲDZ৹NjǷǁƲȚΝƲǶǡNjǷȗǽ৹ƲȍȗǡϯǁǡƲDZा
Antes de continuar, debemos hacer una aclaración sobre la nomenclatura que estamos usando. Estamos llamanLJǽ৹ঐqƲDZDZNj৹LJNjDZ৹sƲȗƲǷƲΘष৹Ʋ৹DZƲ৹ǁȚNjǷǁƲ৹LJNjDZ৹ȍǣǽ৹LJNjȐLJNj৹ȐȚ৹ǁƲǀNjǁNjȍƲ৹ȐǽǀȍNj৹[ƲȌȐƲΘΒƲǶƲǷष৹ǞƲȐȗƲ৹ȐȚ৹ǁǽǷϲȚNjǷǁǡƲ৹ǁǽǷ৹NjDZ৹ȍǣǽ৹qǡDZcanota. Un recorrido de unos 40 kilómetros de longitud que en algunos puntos alcanza los 15 kilómetros de anchura.
Considerando la altitud y el recorrido de los ríos, puede ser dividido en tres cuencas menores o sub-cuencas. Utilizaremos el término “Cuenca o Valle de Cusco” para referirnos a la parte superior del valle, que se extiende desde la cabecera del río, delimitada por las laderas de los cerros Pikchu y Saqsaywaman, hasta su estrechamiento en Angostura. La
“Cuenca de Oropesa” corresponde a la parte intermedia del valle, mientras que la “Cuenca de Lucre” es la parte inferior
Θ৹ȐNj৹NjΗȗǡNjǷLJNj৹ǞƲȐȗƲ৹DZƲ৹ȊƲȍȗNj৹ϯǷƲDZ৹LJNjDZ৹ΑƲDZDZNjष৹ȍǽLJNjƲǷLJǽ৹DZƲ৹DZƲǘȚǷƲ৹LJNj৹sƲȍǯƲȊƲΘ৹ƲǷȗNjȐ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǽǷϲȚNjǷǁǡƲ৹ǁǽǷ৹NjDZ৹qǡDZǁƲǷǽȗƲा৹=ǽȐ৹
barrios y asentamientos que formaban la capital del Tawantinsuyu se extendieron por toda Cuenca o Valle del Cusco.
Las fuentes escritas coloniales indican que los primeros españoles que entraron en el Cusco vieron la ciudad
transformada por Pachacútec después de su victoria sobre los Chankas, con nuevas construcciones y una población al
servicio del Estado (Sarmiento de Gamboa 30-32; Betanzos 12-16; Rostworowski 2001 [1953]: 169-178). Estas mismas
fuentes indican que la ocupación humana existía en Cusco desde mucho antes, tal como lo demuestran las evidencias
ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁƲȐष৹NjǷ৹LJǽǷLJNj৹ȚǷ৹ǁǽǷǬȚǷȗǽ৹LJNj৹NjȗǷǡƲȐ৹Θ৹ǁǽǶȚǷǡLJƲLJNjȐ৹ǞƲǀǡȗƲȍǽǷ৹DZƲ৹ΝǽǷƲ৹ƲǷȗNjȐ৹LJNj৹DZƲ৹ƲϯȍǶƲǁǡǾǷ৹LJNjDZ৹ȊǽLJNjȍ৹/ǷǯƲा
64
La documentación más antigua en el valle del Watanay se remonta al periodo arcaico (9.500-2.500 a.C.) y se
DZǡǶǡȗƲ৹ƲDZ৹ǞƲDZDZƲΝǘǽ৹ȐNj৹ȊȚǷȗƲȐ৹LJNj৹ϲNjǁǞƲ৹Θ৹ǽȗȍƲȐ৹ǞNjȍȍƲǶǡNjǷȗƲ৹LJNj৹ȐǣDZNjΗ৹NjǷǁǽǷȗȍƲLJƲȐ৹NjǷ৹NjΗȊDZǽȍƲǁǡǽǷNjȐ৹LJNj৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹ॲƲȚNjȍष৹
Jones Klink 2018). Solamente el yacimiento de Kasapata, en la Cuenca del Oropesa, ofrece evidencias más completas
de su ocupación por grupos de cazadores-recolectores del arcaico tardío. Con todo, las primeras aldeas de agricultores
ǁǽȍȍNjȐȊǽǷLJNjǷ৹Ʋ৹DZƲȐ৹ǁȚDZȗȚȍƲȐ৹BƲȍǁƲΑNjDZDZNjष৹ǞƲǷƲȊƲȗƲ৹Θ৹WǽȗƲǁƲDZDZNj৹ॲࡳाࡶࡱࡱ৹Ʋााঃࡷࡱࡱ৹LJााॳष৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲLJƲȐ৹Θ৹NjȐȗȚLJǡƲLJƲȐ৹Ȋǽȍ৹
primera vez por Manuel Chávez Ballón (Barreda Murillo 1982) y John Rowe (1944). Durante mil quinientos años los
asentamientos se fueron multiplicando por todo el valle del Watanay. Las cerámicas y objetos descubiertos en las excavaciones mostraban su creciente complejidad social.
Leyenda y textos del dibujo:
Ciudad / la gran Ciudad cabeza
y corte real de los doce reyes
ingas, Santiago del Cuzco, en
medio del reino y obispado /
Sincasurco pucara suchona / San
Blas / Uiropaccha / San Cristóbal
/ Pingollonopata / Curicancha
/ Carminca / Huacaypata /
Cusipata / Quispicancha /
Uatanay mayo uno / Uacapunto
/ San Sebastián cachi / Sancayuari
/ Illapacancha / Cusicancha /
Pinasuasi / Cantocmoyo / Belén
/ Pomachupan / Cantoc uno /
capital / corte del Inga.
Figura 3.1 El centro del Cusco en la representación de la ciudad por Guamán Poma de Ayala (Biblioteca Real de Dinamarca).
Guamán Poma de Ayala nació probablemente en San Cristóbal de Sandondo, Virreinato del Perú, alrededor de 1534. Era descendiente de una noble familia yarovilca de Huánuco. Escribió El primer nueva Corónica y buen gobierno entre 1585 y 1615, aunque no fue
publicado hasta el siglo XX. El manuscrito de la “Corónica” se había conservado en la Biblioteca Real de Dinamarca desde principios de los años 1660. En 1908 se realiza una primera publicación al ser encontrado por el erudito alemán Richard Pietschmann. La
“Corónica” es en realidad una extensa carta dirigida a Felipe III. En ella se presentan múltiples temáticas que van desde la creación del
mundo hasta la propuesta de una sociedad utópica. Realiza un recorrido histórico del territorio peruano y además critica los abusos de
autoridad de sacerdotes y corregidores. Incluye además la historia y genealogía de los Inkas. Es el primer cronista indígena que asimila
plenamente el castellano, nos aporta la visión indígena del mundo andino y permite reconstruir la sociedad peruana después de la
conquista. El manuscrito original incluye 398 dibujos descriptivos. En ellos se presenta la imagen visual más completa que tenemos
del modo de vida inka, que por entonces estaba desapareciendo: vestidos, herramientas, armamento y todo tipo de costumbres. Las
DZƳǶǡǷƲȐ৹ȗƲǶǀǡnjǷ৹ǡǷǁDZȚΘNjǷ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǡǷǯƲȐा৹ȐȗǽȐ৹LJǡǀȚǬǽȐ৹ॲǁǽǶǽ৹NjDZ৹ȌȚNj৹ȊȍNjȐNjǷȗƲǶǽȐ৹NjǷ৹NjȐȗƲ৹ȊƳǘǡǷƲॳ৹ǷǽȐ৹ƲΘȚLJƲǷ৹Ʋ৹NjǷȗNjǷLJNjȍ৹ǁǾǶǽ৹ȐNj৹
percibía en el siglo XVI-XVII la ciudad del Cusco y su arquitectura. Poma de Ayala no llegó a ver la capital en época inka. Por ello,
dibuja la imagen que tenía la ciudad en su época (circa 1600). Los rótulos del dibujo hacen referencia a la topografía inka mezclados
con lugares ya cristianizados de la ciudad como San Cristóbal o San Blas.
65
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
66
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Cuando los Wari llegaron a la región (600-800
d.C.) encontraron una población de agricultores organizada en sociedades de jefatura, que ejercían su poder a
partir de algunos centros privilegiados que dominaban
las tres cuencas (Covey 2014). Probablemente, el potencial agrícola y la importante población del valle atrajeron
el interés de los Wari. La región fue controlada desde el
600 d.C. con la fundación del asentamiento de Pikillacta
(McEwan 2005) y se prolongó hasta su destrucción por
incendio en torno al año 1000 d.C.
2003). En el Qolqampata, las excavaciones en profundidad han documentado también construcciones Killke
ǀƲǬǽ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽǷȐȗȍȚǡLJǽȐ৹NjǷ৹NjȐȗǡDZǽ৹/ǷǯƲ৹ǡǶȊNjȍǡƲDZ৹ॲqƲlencia Zegarra 1984). Finalmente, en Saqsaywaman, donde Rowe (1944) recuperó numerosos materiales Killke,
en años posteriores se han podido descubrir dos grandes
recintos rectangulares y alargados, situados en el extremo
meridional del cerro, cuya posición cronológica muestra
la antigüedad del centro político-religioso.
A lo largo de los cuatro siglos que siguieron al colapso del poder Wari (1.000-1.400 d.C.) se consolidó en
toda la región un mosaico étnico de pueblos diferenciados
cuyos nombres conocemos por los cronistas coloniales y
porque en algunos casos son todavía comunidades vivas
(wankas, collas, chankas, etc.). Al sur de la cuenca del
Cusco (Paruro) se encontraban los chillque, los masca y
los tambo. Los mayu, equero, cancu, conchacalla y anta
ocupaban la pampa de Anta. En la región de Chinchero
se situaban los ayarmaca, cuya importancia es subrayada
por las fuentes escritas (Rostworoski 1970). El registro arqueológico de este largo periodo de formación concluye
con un tipo particular de cerámica que los arqueólogos
han denominado Killke y que en la Cuenca de Cusco es el
antecesor de la cerámica Inka. De hecho, numerosos autores atribuyen a esta cerámica el papel de fósil indicador del
proceso de formación del Estado Inka (Rowe 1944, 1961;
Ravines 1970; Rivera Dorado 1971; González Corrales
1984; Bauer 2018).
En el momento en el que los Inka aparecen en el
Cusco, muchos elementos de la topografía Killke fueron
incorporadas en el asentamiento Inka. Los datos arqueológicos sugieren que los lugares sagrados con sus espacios
construidos, que incluían una gran plaza (Awkaypata) extendida en torno al ushnu principal, el viejo santuario del
sol o Intikancha, que cambió su nombre para denominarse
Qorikancha, el conjunto de Saqsaywaman y, podemos suponer, algunos elementos naturales como grandes rocas y
fuentes de agua, se remontan a dicho periodo. De la misma
forma, algunos de los viejos caminos que hacían parte de la
red de comunicación regional seguirían formando parte del
asentamiento y se incorporarían al proyecto de la re-fundación de la capital en época de Pachacútec. Un buen ejemplo
de esto último es la calle Triunfo, donde recientes excavaciones descubrieron un gran muro de 30 metros de longitud que se prolongaba en dirección a Hatunrumiyok. Este
muro Killke es la prueba arqueológica de que el camino ya
existía antes del trazado Inka de la ciudad y coincide con el
camino troncal del Qhapaq Ñan hacia el Antisuyu.
Los primeros hallazgos del estilo Killke fueron
hechos por Rowe, durante sus excavaciones en las terrazas de Qorikancha, que por entonces se conocía como El
Canchon de Qorikancha. En su primer informe Rowe
habla de “estilo El Canchon”; luego del descubrimiento
LJNjDZ৹ Ȑǡȗǡǽ৹ ǘNjǽǘȍƳϯǁǽ৹ <ǡDZDZǯNjष৹ NjDZ৹ ǶǡȐǶǽ৹ ƲȚȗǽȍ৹ DZǽ৹ ȍNjঃǀƲȚȗǡΝƲ৹
con el nombre de estilo Killke. En el Qorikancha se documentaron niveles arqueológicos con abundante cerámica
aunque no aparecieron restos de construcciones asociadas
(Rowe 1944). Bajo el Hotel Libertador y en la calle Zetas
se encontraron nuevamente niveles arqueológicos Killke,
esta vez asociados con restos de construcciones (González
Corrales 1984). En el Kusikancha, bajo los pavimentos de
DZƲȐ৹ǯƲǷǁǞƲȐ৹ȌȚNj৹ǗǽȍǶƲǷ৹NjDZ৹ǘȍƲǷ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹/ǷǯƲ৹ƲȊƲȍNjǁǡNjȍǽǷ৹
otros muros, esta vez asociados con canales hidráulicos,
lamentablemente sin datación precisa (San Román Luna
La gran reforma del asentamiento tuvo lugar, probablemente, en época de Pachacútec. Los datos arqueolóǘǡǁǽȐ৹ ȊƲȍNjǁNjǷ৹ ǁǽǷϯȍǶƲȍDZǽ৹ ƲȊǽΘƲǷLJǽ৹ DZƲ৹ ǡǷȗNjȍȊȍNjȗƲǁǡǾǷ৹ LJNj৹
la historiadora María Rostworowski (1953, Reed. 2001).
Apoyándose en los relatos de los cronistas Juan de Betanzos
(Suma y Narración de los Incas, 1557) y Pedro Sarmiento
de Gamboa (Historia de los Incas, 1572) Rostworowski
reconstruye el papel que debió jugar el Inka vencedor de
los Chankas en la reorganización urbanística del Cusco.
Pachacútec ordenó “despoblar la ciudad trasladando sus
moradores a los pueblecitos cercanos. Las casas ruinosas se
derribaron, quedando en su lugar solo un llano… y tomando los cordeles solemnemente, trazó el propio Inka el nuevo plano de la ciudad, ayudado por sus orejones y curacas,
y rodeado de un brillante séquito” (Rostworowski 2001:
178-9, siguiendo a Betanzos, cap. XVI).
67
Figura 3.2 La iglesia colonial de Santo Domingo construida sobre el Qorikancha, templo de culto al sol en época Inka
(Foto: J.A. Beltrán-Caballero).
Según lo corroboran los trabajos arqueológicos aquí llevados a cabo, el Qorikancha se construyó sobre un santuario anterior al dominio
del valle por parte de los Inka. Este tipo de continuidad en el reconocimiento e inclusión de lugares sacros e infraestructuras pre-Inkas será
uno de los componentes de la nueva ciudad capital del Tawantinsuyu.
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
El espacio de la nueva ciudad, un asentamiento urbano denso y monumental, fue delimitado por dos ríos
canalizados: el Saphi y el Tullumayo y modelado por un
complejo sistema de terrazas sostenidas en grandes muros
de contención que regularizaron las pendientes del terreno. En los extremos de esta gran unidad, que se extendía
LJNjȐLJNj৹[ƲȌȐƲΘΒƲǶƲǷ৹ǞƲȐȗƲ৹DZƲ৹ǁǽǷϲȚNjǷǁǡƲ৹LJNj৹DZǽȐ৹LJǽȐ৹ǁƲȚces en el lugar denominado Pumaqchupan (La Cola del
Puma), se encuentran dos conjuntos ceremoniales que los
cronistas españoles llamaron “casas del sol” y que hemos
comentado anteriormente como elementos de la antigua
topografía Killke. Incluían diversas wakas, plazas interioȍNjȐष৹ǯƲǷǁǞƲȐष৹ǶțDZȗǡȊDZNjȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹Θ৹ȊDZƲȗƲǗǽȍǶƲȐ৹LJNjȐȗǡǷƲLJǽȐ৹
a mantener la religión solar del Estado Inka. Eran a la vez
ȐNjLJNj৹LJNj৹DZƲ৹ƲLJǶǡǷǡȐȗȍƲǁǡǾǷ৹NjȐȗƲȗƲDZ৹Θ৹ȍNjȐǡLJNjǷǁǡƲ৹ǽϯǁǡƲDZ৹LJNjDZ৹[Ʋpan Inka gobernante. El conjunto inferior (hurin Cusco)
era el Qorikancha mientras que el superior (hanan Cusco)
era Saqsaywaman. En el punto medio situado entre ambos se ubicó la gran plaza (Awkaypata) destinada a acoger
a las multitudes convocadas a los festivales y ceremonias
que garantizaban la salud y continuidad del Estado.
En un lugar privilegiado del tejido urbano y abierto por una sola entrada hacia la gran plaza, se construyó el
Hatunkancha, el recinto de mayores dimensiones de todo
el Cusco, destinado a importantes funciones estatales que
incluía la casa de las vírgenes del sol o Acllawasi. Los datos
arqueológicos, los cronistas coloniales y la topografía de la
ciudad histórica permiten ubicar en el entorno inmediato
de Awkaypata una serie de recintos que sirvieron de sede
LJNj৹DZǽȐ৹LJǡNjΝ৹ूƲΘDZDZȚȐू৹ǽ৹ǗƲǶǡDZǡƲȐ৹ȍNjƲDZNjȐ৹ॲȊƲǷƲǁƲȐॳ৹ȌȚNj৹ǗǽȍǶƲban la elite Inka del Cusco (Hernández Astete 2008). Los
ǁȍǽǷǡȐȗƲȐ৹ ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹ ǡLJNjǷȗǡϯǁƲȍǽǷ৹ NjȐȗǽȐ৹ ȍNjǁǡǷȗǽȐ৹ ǁǽǷ৹ DZǽȐ৹
palacios de los sucesivos gobernantes Inkas. Sin embargo,
desde la lógica de la organización social Inka, estos recintos deberían ser entendidos como sedes representativas de
las panacas, los linajes asociados con los sucesivos Sapan
Inka. Pensando desde una perspectiva europea los cronistas confundieron los gobernantes con sus respectivos
grupos familiares (ayllus).
68
El gran asentamiento estuvo organizado en base a
tres tipos de vías bien diferenciadas por su anchura y trazado (Agurto 1980). Las calles principales eran los cuatro
caminos troncales del Qhapaq Ñan desde su nacimiento
en Awkaypata y las dos vías ceremoniales que nacían del
Qorikancha. Una comunicaba con Awkaypata y la otra se
dirigía a Saqsaywaman. Las calles secundarias separaban
los recintos entre sí, mientras que las calles terciarias eran
los callejones que distribuían la circulación en el interior
de los recintos.
Los cronistas coloniales hacen numerosas refeȍNjǷǁǡƲȐ৹Ʋ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȌȚNj৹ǗǽȍǶƲǀƲǷ৹NjDZ৹NjǷȗȍǽ৹[ƲǘȍƲLJǽ৹Θ৹
Representativo de la capital. Como veremos en este capítulo, la ubicación y delimitación arqueológica de los
ȗNjǶȊDZǽȐष৹ ΒƲǯƲȐष৹ ƲLJǽȍƲȗǽȍǡǽȐ৹ Θ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ LJNjȐǁȍǡȗǽȐ৹ Ȋǽȍ৹ DZǽȐ৹
cronistas son todavía objeto de debate entre los arqueólogos. Los textos coloniales presentan en ocasiones serias
contradicciones en su narración de la historia Inka e incluso en la presentación de la cronología de la dinastías
Inkas que a veces son poco creíbles (Ogburn 2012). No
ȐǡNjǶȊȍNj৹ ƲΘȚLJƲǷ৹ ϯǬƲȍ৹ ǁǽǷ৹ ǁȍǡȗNjȍǡǽ৹ ǽǀǬNjȗǡΑǽ৹ DZƲ৹ ǁȍǽǷǽDZǽǘǣƲ৹
de los elementos arqueológicos que se han conservado
NjǷ৹NjDZ৹qƲDZDZNj৹LJNjDZ৹ȚȐǁǽष৹ǶƳȐ৹ƲDZDZƳ৹LJNj৹ȐȚ৹ǘNjǷnjȍǡǁƲ৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲción como obra Inka. Resulta todavía difícil establecer
las etapas que siguieron las construcciones en la capital
del Tawantinsuyu. El plano del Cusco dibujado por Max
Uhle en 1900 y conservado en Berkeley (Alfaro, Matos,
NjDZȗȍƳǷঃƲǀƲDZDZNjȍǽष৹BƲȍ৹ࡳࡱࡲࡵश৹ࡳࡲॳ৹ȊȍǽȊǽǷNj৹DZƲ৹ǁDZƲȐǡϯǁƲǁǡǾǷ৹
tipológica de los muros Inkas indicando su distribución
por la ciudad e intentando asociarlos con los sucesivos gobernantes Inkas. Fue el intento temprano de un estudio
arquitectónico que por otra parte quedó inconcluso.
Ƿ৹ ȍNjƲDZǡLJƲLJष৹ ǁǽǶǽ৹ ƲϯȍǶƲ৹ ǁǽǞNjȍNjǷȗNjǶNjǷȗNj৹ :NjƲǷ৹
Pierre Protzen, un siglo después del estudio de Uhle,
ȊǽǁǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNjDZ৹ȚȐǁǽ৹ȊȚNjLJNjǷ৹ȐNjȍ৹ƲȗȍǡǀȚǡLJǽȐ৹ǁǽǷΑǡǷcentemente a un determinado gobernante Inka (2000:
201). Las diferentes técnicas constructivas utilizadas en
DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹Ƿǽ৹ǞƲǷ৹ȐNjȍΑǡLJǽ৹ǞƲȐȗƲ৹ƲǞǽȍƲ৹ǁǽǶǽ৹ǡǷLJǡǁƲLJǽȍ৹
cronológico. Por el contrario, parece que están asociadas
ǁǽǷ৹ DZƲ৹ ǗȚǷǁǡǾǷ৹ LJNjDZ৹ NjLJǡϯǁǡǽ৹ NjǷ৹ NjDZ৹ ǁǽǷȗNjΗȗǽ৹ LJNj৹ DZƲ৹ ȊDZƲǷǡϯcación urbana Inka. El cuidadoso tallado de los sillares
rectangulares que se utilizaron para construir los muros
del Qorikancha, expresan la importancia del lugar y no
la fecha de su construcción, que a su vez tiene su paralelo
en el muro perimetral del Hatunkancha y en las fachadas
de Awkaypata (Muros del Portal de Panes y del Portal
de Belén). Por otro lado, la mayor parte de los muros de
contención que sostienen las terrazas que organizan la topografía de la ciudad están realizados con mampostería
ȍțȐȗǡǁƲ৹ǡȍȍNjǘȚDZƲȍा৹[ǽDZǽ৹NjǷ৹DZƲȐ৹NjȐȌȚǡǷƲȐ৹ǽ৹ƲDZ৹LJNjϯǷǡȍ৹ȊȚNjȍȗƲȐष৹
nichos o ventanas, el aparejo se vuelve mucho más cuidadoso, como no podría ser de otro modo, dada la distinta
función estructural que cumplía.
eȍǀƲǷǡȐǶǽष৹ ȊDZƲǷǡϯǁƲǁǡǾǷष৹ ȍƲǁǡǽǷƲDZǡLJƲLJ৹ Θ৹ LJǡȐNjǼǽ৹
urbano han sido invocadas como argumentos de peso
para explicar el modo en que los Inkas construyeron el
centro de su capital (Agurto 1980, 1987; Hislop 1990).
Se trata sin embargo de una perspectiva modernista que
no tiene en cuenta las formas y estrategias originales que
a lo largo de milenios había generado el urbanismo en los
Andes centrales. Antes de presentar la documentación
arqueológica del Cusco Inka, conviene precisar algunos
criterios a la hora de hablar de conceptos como aldea, ciudad, asentamiento, llajta y urbanismo entre los Inkas.
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
En este punto debemos recordar que la idea de ciudad tal como se ha consolidado en la tradición arqueológica del siglo XX, nace de las propuestas de Gordon Childe
(1936) y Karl Wittfogel (1960). El primero formuló la
teoría de la revolución neolítica (10.000 a.C.) que habría
producido la aparición de la aldea de campesinos, los cuales crearon las bases para la sucesiva revolución urbana,
dando lugar al nacimiento de la ciudad y el urbanismo.
El segundo propuso que la aparición del Estado fue consecuencia de las condiciones que requerían los grandes
sistemas de regadío. La coordinación de masas de población para realizar obras públicas habría sido el origen de
las llamadas “sociedades hidráulicas”.
Para ambos autores la ciudad era equivalente a civilización. Un espacio bien delimitado por murallas, rigurosamente ordenado por un sistema de calles, a poder ser
regulares. En su centro físico, llámese ágora, foro o plaza
ǶƲΘǽȍष৹ ȐNj৹ ǁǽǷǁNjǷȗȍƲǀƲǷ৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ǶǽǷȚǶNjǷȗƲDZNjȐ৹ LJNjDZ৹
poder religioso (templo o catedral) y político (los palacios
de la élite gobernante). Este espacio central estaba rodeaLJǽ৹Ȋǽȍ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNjȐȗǡǷƲLJǽȐ৹ƲDZ৹ǁǽǶNjȍǁǡǽ৹Θ৹ƲDZ৹ǶNjȍǁƲLJǽा৹
El resto de la ciudad se dispondría de forma circular con
las zonas productivas separadas de las residenciales y una
ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹ȌȚNj৹LJNjǀNjȍǣƲ৹ȐȚȊNjȍƲȍ৹DZƲȐ৹ࡲࡱ৹ǞNjǁȗƳȍNjƲȐ৹Θ৹ȚǷƲ৹Ȋǽblación de al menos 5.000 habitantes. Siguiendo el estructuralismo imperante en la cultura europea de entonces,
la ciudad se caracterizaría por su distribución en espacios
funcionalmente especializados.
La revolución cultural que dio vida a esta espeǁǣϯǁƲ৹ǡLJNjƲ৹LJNj৹ǁǡȚLJƲLJ৹ȐNj৹ȊȍǽLJȚǬǽ৹NjǷ৹HȍǡNjǷȗNj৹BNjLJǡǽष৹ǁǽǷ৹
el auge de las ciudades sumerias y los primeros imperios
despóticos de Asia. La cultura griega a partir del siglo
VIII a.C. aportó un nuevo modelo de organización política igualitaria, asociado a una renovada idea de ciudad:
la polis democrática. La formación de la República Imperial romana y su imparable expansión en el siglo II a.C.
habría generado nuevos modelos urbanísticos: la ciudad
romana (civitas). Su cristianización en el siglo IV d.C.
y el comienzo del feudalismo como modo de producción nos conducirían a la ciudad medieval europea. Ésta
habría evolucionado entre los siglos XV y XVI dando
ǽȍǡǘNjǷ৹Ʋ৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹ǶǽLJNjȍǷƲ৹ȊDZƲǷǡϯǁƲLJƲ৹NjǷ৹ȐȚȐ৹LJǡǗNjȍNjǷȗNjȐ৹
ǶǽLJƲDZǡLJƲLJNjȐा৹ ȐȗNj৹ ǗȚNj৹ NjǷ৹ LJNjϯǷǡȗǡΑƲ৹ NjDZ৹ ǶǽLJNjDZǽ৹ ȚȍǀƲǷǽ৹
que las potencias coloniales europeas introdujeron en
América.
Así, la idea de “ciudad”, sus orígenes y su oposición a la “aldea” se ha consolidado a partir de la evolución
LJNjDZ৹ȚȍǀƲǷǡȐǶǽ৹NjȚȍǽȊNjǽा৹eǷƲ৹ǁǡȍǁȚǷȐȗƲǷǁǡƲ৹ȌȚNj৹LJǡϯǁȚDZȗƲ৹
el empleo de ambos términos al estudiar la evolución de
los asentamientos en otras tradiciones culturales.
Ƿ৹NjDZ৹ǁƲȐǽ৹NjȐȊNjǁǣϯǁǽ৹LJNjDZ৹ȚȍǀƲǷǡȐǶǽ৹/ǷǯƲष৹NjDZ৹ȗNjǶƲ৹
no es fácil de explicar, ya que en los Andes centrales los
asentamientos complejos tienen una antigüedad comparable a la del modelo urbano europeo que hemos comentado. Graziano Gasparini y Louise Margolies (1977:
72) pensaban que los Inkas no fueron constructores de
ciudades. Lo atribuyen al fuerte control que trataron de
imponer en los territorios sometidos. Consideraban que
los centros administrativos no debían contar con la autonomía asociada a la civilización urbana.
Por su parte, John Hislop reconocía en la introducción de su libro Inka Settlement Planning (1990: 2)
que había evitado el uso de los términos city y urban, sustituyéndolos por state settlement o state instalation. En
cambio, Adriana Von Haggen y Craig Morris usaron el
término incluso en el título de su volumen The Cities of
the ancient Andes (1987). En su primer capítulo (p.28)
se preguntan si los centros ceremoniales andinos, desde
Áspero y Pachacamac pueden ser descritos como ciudades. Su conclusión se inserta en un debate mucho más
amplio: ¿Cómo usar el término ciudad en las sociedades
preindustriales? Consideran que la idea de “ciudad” es un
ǁǽǷǁNjȊȗǽ৹ȊȍǽȊǡǽ৹LJNj৹ǁƲLJƲ৹ǡǷLJǡΑǡLJȚǽ৹ȌȚNj৹ȍNjϲNjǬƲ৹DZƲȐ৹ǡǶȊȍNjsiones que han dejado las ciudades en las que se ha viviLJǽष৹NjȐ৹LJNjǁǡȍ৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹ǶǽLJNjȍǷƲा৹৹ǁǽǷȗǡǷȚƲǁǡǾǷ৹ǬȚȐȗǡϯǁƲǷ৹
llamar ciudades a los centros ceremoniales andinos: por
su extensión y por estar dotados de arquitectura monuǶNjǷȗƲDZा৹ $ǡǷƲDZǶNjǷȗNjष৹ ȊȍǽȊǽǷNjǷ৹ ȚǷ৹ ǁȍǡȗNjȍǡǽ৹ LJNjǶǽǘȍƳϯǁǽश৹
5.000 habitantes sería el límite mínimo para que podamos
hablar de ciudad.
Por su parte, José Canziani, en su volumen Ciudad y Territorio en los Andes (2009), también utiliza el
término en su título. En las conclusiones (pp. 514-517)
considera como urbanismo inicial las tempranas manifestaciones de arquitectura monumental en los asentamientos de la costa peruana. El desarrollo de los asentamientos
NjǷ৹NjDZ৹ȊNjȍǡǽLJǽ৹ǡǷȗNjȍǶNjLJǡǽ৹NjȐ৹ǁƲDZǡϯǁƲLJǽ৹ǁǽǶǽ৹ȚȍǀƲǷǽ৹Θ৹ȐȚȐ৹
ǁNjǷȗȍǽȐ৹ǁǽǶǽ৹ǁǡȚLJƲLJNjȐा৹ȐȊNjǁǣϯǁƲ৹Ʋ৹ǁǽǷȗǡǷȚƲǁǡǾǷ৹DZƲȐ৹ǁƲracterísticas de los modelos urbanos regionales: por una
ȊƲȍȗNjष৹ȐȚ৹NjΗȗȍNjǶƲLJƲ৹ϲNjΗǡǀǡDZǡLJƲLJ৹ȊƲȍƲ৹ȊǽLJNjȍ৹ƲLJƲȊȗƲȍȐNj৹Ʋ৹DZƲȐ৹
condiciones ambientales y sociales de la variada geografía
andina, y por otra, su relación directa con la producción
agrícola materializada en canales, andenes, caminos y ediϯǁǡǽȐ৹ LJNj৹ ƲDZǶƲǁNjǷƲǬNj৹ ǁǽǶǽ৹ DZƲȐ৹ ȌǽDZȌƲȐा৹ ৹ DZǽ৹ ȌȚNj৹ ƲǼƲLJNj৹ DZƲ৹
ǶǽǷȚǶNjǷȗƲDZǡLJƲLJ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȐƲǘȍƲLJǽȐ৹ǁǽǶǽ৹ǗǽǁǽȐ৹LJNj৹
ordenación de la población y de su capacidad de movilización social.
El arqueólogo Krzysztof Makowski en recientes
publicaciones (2003, 2007, 2008) ha revisado los distintos
enfoques metodológicos que la cuestión urbana ha tenido en los estudios andinos. Makowsky repasa el punto de
69
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
vista de numerosos andinistas respecto a la cuestión urbana Collier (1960), Rowe (1963), Hardoy (1968, 1972),
Lumbreras (1989), Burger (1992), Schaedel (1988) e Isbell (1988). Con las correspondientes matizaciones, en todos ellos reconoce el modelo evolutivo de Gordon Childe
y Wittfogel.
gestión del agua mediante canalizaciones (Beltrán-Caballero 2013), la construcción de andenerías para modelar
DZƲ৹ȗǽȊǽǘȍƲǗǣƲ৹ॲ,ΘȐDZǽȊ৹ࡲࡺࡺࡱॳष৹DZƲ৹ȗȍƲȐǗǽȍǶƲǁǡǾǷ৹LJNj৹DZƲȐ৹Ʋϲǽraciones rocosas (wankas) para convertirlas en lugares de
culto (Gavazzi 2010), rodeadas por plataformas elevadas y
ǯƲǷǁǞƲȐष৹ƲȐǽǁǡƲLJƲȐ৹Ʋ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȍNjȊȍNjȐNjǷȗƲȗǡΑǽȐ৹ॲCƲǡȍ৹ࡳࡱࡲࡶॳा
Efectivamente, para estos autores, la fase pre-urbana del formativo andino equivaldría a las aldeas de la revolución neolítica en Oriente Medio, organizadas mediante
sociedades de jefatura. Asimismo, consideran que en los
Andes centrales, al igual que en las ciudades sumerias de
Mesopotamia, la evolución social de las comunidades hacia la aparición del Estado habría conducido a la posterior revolución urbana, con la aparición de ciudades con
centros monumentales y funciones de mercado respecto
a una red de aldeas campesinas secundarias. Como conclusión, la revolución urbana se habría dado en los Andes
centrales durante el periodo intermedio, entre los siglos
VII-IX d.C., asociada con la evolución de los cacicazgos
hacia la formación del Estado, fecha que coincide con
el origen de los Wari. Finalmente, el descubrimiento de
asentamientos complejos y monumentales en los Periodos Arcaico (Precerámico) y Formativo (Periodo Inicial
y Horizonte Temprano) ha hecho que algunos de estos
ƲȚȗǽȍNjȐ৹ȍNjǶǽǷȗNjǷ৹NjDZ৹ǷƲǁǡǶǡNjǷȗǽ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹ƲDZ৹ϯǷƲDZ৹LJNjDZ৹
Periodo Formativo sin cuestionar el modelo de urbanismo que se estaba aplicando.
Ollantaytambo se situó en el lugar donde el río
Patakancha desemboca en el Valle Sagrado del Urubamba
(Kendall 1991; Protzen 2005). El asentamiento fue plaǷǡϯǁƲLJǽ৹ NjǷ৹ ǗȚǷǁǡǾǷ৹ LJNj৹ DZƲ৹ ǁǽǶȊDZNjǬƲ৹ ȗǽȊǽǘȍƲǗǣƲ৹ LJNjDZ৹ DZȚǘƲȍ৹
(Hislop 1990: 136; Gasparini, Margolies 1977: 73-74).
Los dos ríos fueron canalizados para prevenir inundaciones. Sobre el promontorio rocoso que domina la unión de
ambos valles (Cerro Bandolista) se situó el templo principal elevado en lo alto. Estaba formado por una sucesión
de plataformas escalonadas y recintos techados, adosados
a la cresta rocosa que domina visualmente el valle del
Urubamba (Protzen 2005: Figs. 3.8 y 3.12). El conjunto
incluía varios templos secundarios. Manantiales naturales
y bocatomas de agua construidas remontando la corriente del Patakancha alimentaban una red de canales. Éstos
recorrían desde lo alto el conjunto sagrado y descendían
atravesando los andenes que modelaban la ladera rocosa.
Los canales siguen todavía hoy el trazado de las escaleras
que atraviesan los andenes. A los pies de la formación rocosa, junto al cauce canalizado del Patakancha, se construyó una plaza ceremonial llamada Manyaraki (Aprox. 70 x
ࡸࡱ৹Ƕॳ৹ǁȚΘƲȐ৹ǗƲǁǞƲLJƲȐ৹NjȍƲǷ৹LJNjϯǷǡLJƲȐ৹Ȋǽȍ৹LJǽȐ৹ǯƲDZDZƲǷǯƲȐ৹Θ৹
diez recintos rectangulares cubiertos. Estaban alternados
por, al menos, cuatro puertas monumentales de doble
jamba que alcanzan los 5 metros de altura. Comunicaban
con recintos asociados a rocas sacralizadas y un complejo sistema de fuentes rituales adosadas a la pared rocosa
del río (Hislop 1990: Fine Water Systems in Cuzco-Areas
Sites, pp.133-136). Desde las puertas de la plaza, un recorrido ritual remontaba las escaleras de los empinados andenes labrados en la pendiente de la montaña y permitía
alcanzar el templo y sus dependencias situadas en lo alto.
El debate sobre las etapas que siguió el desarrollo
del urbanismo en los Andes centrales es excesivamente
amplio para nuestro propósito que es acercarnos al urbanismo Inka del Cusco. Como hemos observado en las
páginas precedentes, la idea de urbanismo desarrollada
por la tradición europea no nos sirve para comprender el
ǶǽLJǽ৹ǁǽǶǽ৹DZǽȐ৹/ǷǯƲȐ৹ȊDZƲǷǡϯǁƲȍǽǷ৹DZƲ৹ǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹LJNj৹ȐȚȐ৹
asentamientos. Si analizamos el urbanismo Inka en lugares como Ollantaytambo o Chinchero, vemos que fueron
construidos a partir de dos condiciones fundamentales:
por una parte, la imperiosa y consciente necesidad de plaǷǡϯǁƲȍ৹ DZǽȐ৹ LJǡȐȗǡǷȗǽȐ৹ NjȐȊƲǁǡǽȐ৹ LJNjDZ৹ ƲȐNjǷȗƲǶǡNjǷȗǽ৹ ȗNjǷǡNjǷLJǽ৹
NjǷ৹ ǁȚNjǷȗƲ৹ DZƲȐ৹ ǁǽǷLJǡǁǡǽǷNjȐ৹ ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲȐ৹ LJNjDZ৹ DZȚǘƲȍष৹ Θ৹ Ȋǽȍ৹
otra, la también imperiosa necesidad de integrar en esta
ȊDZƲǷǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ȚȍǀƲǷƲ৹DZƲȐ৹ǶƲǷǡǗNjȐȗƲǁǡǽǷNjȐ৹ȐƲǘȍƲLJƲȐ৹LJNj৹DZƲ৹ǷƲturaleza. Los dos casos muestran distribuciones diferentes, producto de topografías distintas, que sin embargo,
desarrollan las mismas estrategias medioambientales: la
La colina-santuario con su plaza y dependencias
anexas se situaron a oeste del Patakancha y fue denominada Araqhama (Gijaba 1984). Al otro lado de la corriente
se situaron las construcciones residenciales (Qosqo’ayllu).
Formaban un tejido de kanchas distribuidas por una retícula de calles grosso modo regular, adaptada a la forma
trapezoidal del espacio (Hislop 1990: Ortogonal and
70
Figura 3.3 Vista del conjunto de andenes de Chinchero (Foto: J.A. Beltrán-Caballero).
Se trata de uno de los asentamientos más importantes en la estructura territorial del Gran Cusco. Uno de los elementos más llamativos de
este conjunto construido en tiempos de Topa Yupanqui, es su sistema de terrazas en forma de “U” en el que los andenes forman salientes
que abrazan las rocas siguiendo la secuencia en la que estas van apareciendo. Varias de estas rocas presentan signos inequívocos de haber
sido lugares de culto. Esculpidas y construidas, fueron transformadas en espacios religiosos.
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
71
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Fig. 3.4 Vista de la llajta Inka de
Ollantaytambo (Foto: A. Rifà).
Ollantaytambo es un ejemplo de
asentamiento Inka que continua
habitado y ha conservado su originario
trazado arquitectónico. Aunque el
auge del turismo ha puesto en riesgo
la conservación de este conjunto,
Ollantaytambo sigue siendo un excelente
NjǬNjǶȊDZǽ৹LJNj৹ȊDZƲǷǡϯǁƲǁǡǾǷ৹/ǷǯƲ৹ȌȚNj৹ȐNj৹
ȐȚȐȗNjǷȗƲ৹NjǷ৹DZƲȐ৹ǁǽǷLJǡǁǡǽǷNjȐ৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲȐ৹
del lugar y se adapta a este contexto.
Algunos de los elementos claves de esta
estrategia fueron la gestión de los cursos
de agua, la construcción de andenerías o
el reconocimiento de hitos en el paisaje
como elementos sacros.
72
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
73
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Radial Patterns, pp. 191-222). Las calles longitudinales están acompañadas por canales laterales por los que circula
todavía el agua (Protzen 2005: 65-94). De este modo, el
asentamiento encaramado a ambas orillas del río secundario (Patakancha), dejaba libre todo el valle del Urubamba
para el desarrollo de andenerías agrícolas. Su construcción
combinó formas radiales con trazados curvos “gráciles”.
Los andenes integraron al menos 4 rocas que fueron esǁȚDZȊǡLJƲȐ৹ Θ৹ NjLJǡϯǁƲLJƲȐ৹ Ȋǽȍ৹ ȐȚ৹ ΑƲDZǽȍ৹ ȍNjDZǡǘǡǽȐǽा৹ ৹ ǷȗȍNj৹ NjDZDZƲȐ৹
destaca el conjunto ceremonial de Q’ellu Raqay (Protzem
2005: 125-143).
WওNjDZDZȚ৹XƲȌƲΘ৹NjȐ৹ȚǷƲ৹ȐǽϯȐȗǡǁƲLJƲ৹ǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹Ǘǽȍmada por varios patios cerrados comunicados por puertas
de doble jamba decorados con numerosos nichos trapezoidales. Por su planta compleja y excelente acabado constructivo ha sido considerada una construcción palacial.
Fue ubicado sobre un pequeño promontorio que dominaba directamente el cauce canalizado del Urubamba. Los
andenes agrarios que modelaban la topografía natural del
valle forman en este sector un callejón ligeramente curvo;
sirve a su vez de desagüe a los canales que recorren las calles de Qosqo’ayllu. El denominado “Callejón” comienza
formando un espacio abierto de 60 metros de anchura
delimitado por dos muros de contención decorados con
una serie de más de 30 puertas ciegas ligeramente trapezoidales. El muro oriental es el mejor conservado y tiene
a sus espaldas una serie de celdas o pequeñas habitaciones
separadas por gruesos muros con nichos. El callejón tiene un recorrido de 750 metros y soluciona con terrazas
escalonadas los 50 metros de desnivel hasta alcanzar el
cauce del Urubamba. Su forma recuerda a menor escala
DZƲ৹ ǁǽǷϯǘȚȍƲǁǡǾǷ৹ LJNj৹ ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ ȌȚNj৹ NjǷǁǽǷȗȍƲǶǽȐ৹ NjǷ৹ bǡȊǾǷ৹
ॲNjDZȗȍƳǷঃƲǀƲDZDZNjȍǽ৹ ࡳࡱࡲࡴॳा৹ Ƿ৹ NjDZ৹ NjΗȗȍNjǶǽ৹ ϯǷƲDZ৹ LJNjDZ৹ ƲDZDZNjjón, las terrazas orientales que forman la vaguada giran en
ángulo recto para adaptarse a los andenes que delimitan el
cauce del Urubamba. De este modo resaltan y envuelven
el promontorio que sirvió de basamento a Q’ellu Raqay.
En este caso, resulta admirable la combinación de gestión
hidráulica, andenerías y sensibilidad paisajística de la que
hicieron alarde los ingenieros Inkas. Todo ello coronado
Ȋǽȍ৹ȚǷ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ȌȚNj৹ȐǡǷȗNjȗǡΝƲ৹DZǽȐ৹ΑƲDZǽȍNjȐ৹ǡǷȗȍǣǷȐNjǁǽȐ৹LJNj৹ȐȚ৹
ƲȍȌȚǡȗNjǁȗȚȍƲश৹ ȚǷ৹ NjLJǡϯǁǡǽ৹ ȐǡǷǘȚDZƲȍ৹ Θ৹ ȐǽϯȐȗǡǁƲLJǽ৹ ǗǽȍǶƲLJǽ৹
por la combinación compleja de formas simples.
74
Un caso diferente es el asentamiento de Chinchero. Su planta en poco o nada se parece a la de Ollantaytambo. Sin embargo, su diseño se rigió por los mismos
principios urbanísticos. La meseta de Chinchero, desde
el punto de vista geológico, es parte de la formación Yuncaypata que incluye también el Parque Arqueológico de
Saqsaywamán (Gregory 1916; Kalafatovich 1953). Se
trata de una masa caliza de 200 metros de espesor (3.8004.000 m.s.n.m.) que se levanta al noroeste del Cusco y
que está separada del valle del Watanay por el cerro Sinqa.
La laguna de Piuray situada a los pies del cerro recoge las
aguas de la meseta y desagua en el Urubamba a través de
la quebrada del río Urquillos. Así como el valle de Chacán es el límite de la meseta hacia el Cusco, la quebrada de
Urquillos es su límite hacia el Valle Sagrado. La quebrada
gira en torno al cerro Antaqasa, situado al borde de la meseta de Chinchero, en cuya ladera se sitúa el asentamiento
Inka y el pueblo moderno. La cumbre rocosa del cerro
fue esculpida y convertida en una waka. Al norte del mismo existían lagunas y humedales, hoy prácticamente desaparecidas, que alimentaban el torrente llamado Parqo.
Éste excavó en la masa caliza de la meseta una quebrada
llamada Chinkana Wayqo para entregar sus aguas directamente al río Urqillos. La erosión del agua dejó una serie de grandes rocas alineadas en la ladera de la quebrada
Chinkana Wayqo. Estas rocas emergentes en la ladera del
cerro Antaqasa fueron percibidas como wankas y constituyeron la referencia sacra fundamental para establecer el
ƲȐNjǷȗƲǶǡNjǷȗǽ৹LJNj৹ǞǡǷǁǞNjȍǽ৹ॲ,ǡȐDZǽȊ৹ࡲࡺࡺࡱश৹ࡲࡲࡲष৹ϯǘा৹ࡵाࡸॳा৹
Los ingenieros Inkas, después de canalizar el torrente,
envolvieron esta serie de rocas con un sistema de terrazas en forma de “U”. Los andenes forman salientes que
abrazan las rocas siguiendo la secuencia en que estas van
apareciendo. Al menos tres de estas rocas presentan signos inequívocos de haber sido lugares de culto esculpidos
y construidos. Fueron transformadas en espacios religiosos. Como wakas han recibido los nombres de Chinkana,
bǡȗǡǁƲǁƲ৹Θ৹UȚǶƲǁƲǁƲा৹[ǽǀȍNj৹NjȐȗƲ৹țDZȗǡǶƲ৹ȐNj৹NjȐǁȚDZȊǡNjȍǽǷ৹ϯguras de puma.
Chinchero fue excavado y estudiado por un equipo español entre los años 1968-71 (Alcina 1976). El reciente estudio de Stella Nair (2015: At Home with the
Sapan Inka: Architecture, Space, and Legacy at Chinchero) recoge sus trabajos y los posteriores realizados por
los arqueólogos del Ministerio de Cultura peruano. Nair
ǁNjǷȗȍƲ৹ȐȚȐ৹ȍNjϲNjΗǡǽǷNjȐ৹NjǷ৹DZƲ৹ǡǷȗNjȍȊȍNjȗƲǁǡǾǷ৹LJNj৹ǞǡǷǁǞNjȍǽ৹
como una residencia de élite Inka.
La documentación que acompaña ambos volúmenes permite comprender la compleja elaboración del paisaje que en Chinchero realizaron los constructores Inkas.
Las terrazas se extienden en continuidad a lo largo de un
kilómetro de quebrada modelando completamente su vertiente sur. En su extremo occidental, las terrazas giran en
ángulo recto rodeando el cerro Antaqasa. De este modo
forman una gran plataforma de poca inclinación en la ladera del cerro. Apoyados en esta gran plataforma, los andenes superiores se prolongan horizontalmente hacia el cerro
Θ৹ǁǽǷǁDZȚΘNjǷ৹NjǷ৹ȚǷ৹ǁǽǷǬȚǷȗǽ৹LJNj৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNj৹ȊȍNjȐȗǡǘǡǽॄ৹NjȐȗƳǷ৹
caracterizados por su cuidada construcción, presencia de
puertas de doble jamba y decoración interior con serie de
ǷǡǁǞǽȐ৹ȗȍƲȊNjΝǽǡLJƲDZNjȐ৹ॲCƲǡȍ৹ࡳࡱࡲࡶश৹ࡲࡲঃࡹࡷॳा৹ȐȗǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȐNj৹
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura 3.5 Planta general del conjunto arqueológico de Ollantaytambo ॲǡǀȚǬǽश৹UȍǽȗΝNjǷ৹ࡳࡱࡱࡶश৹ϯǘा৹ࡲाࡲࡺॳा
extienden linealmente coronando las andenerías. Están
organizados en torno a dos plazas escalonadas. La inferior
y más grande, denominada Capellanpampa, estaba en directo contacto con los andenes y las wakas de la quebrada.
La plaza superior, gracias a su integración como atrio de
la iglesia colonial de Monserrate (Siglo XVI) sigue todavía en uso. En época Inka estaba rodeada por los recintos
monumentales y sus fachadas decoradas con una serie de
grandes nichos trapezoidales que todavía subsisten.
ȐȗƲ৹ȊDZƲΝƲ৹ƲȗNjȍȍƲΝƲLJƲ৹NjȍƲ৹NjDZ৹Ǘǽǁǽ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNj৹
prestigio que los cronistas citan como la residencia del
Inka Tupac Yupanqui. Detrás de la misma, en dirección
sur y aprovechando la suave pendiente de la ladera se extiende una retícula de calles casi ortogonal que delimita
un sistema de recintos de planta romboidal. Debían estar
ǽǁȚȊƲLJǽȐ৹Ȋǽȍ৹ǯƲǷǁǞƲȐ৹NjLJǡϯǁƲLJƲȐा৹Ȑ৹NjDZ৹NjȐȊƲǁǡǽ৹ȍNjȐǡLJNjǷǁǡƲDZ৹
que completaba el asentamiento. Un sistema de canales
recorría las calles como lo hacía en Ollantaytambo. Eran
dirigidos hacia el norte para regar las terrazas y, a través
LJNjDZ৹ƲDZDZNjǬǾǷ৹ƲȍȍǡǀƲ৹ǁǽǶNjǷȗƲLJǽष৹LJNjȐƲǘȚƲȍ৹ϯǷƲDZǶNjǷȗNj৹NjǷ৹NjDZ৹
torrente Parqo.
En conclusión, las terrazas y andenerías del torrente Parqo formaban un monumental basamento panoȍƳǶǡǁǽ৹ ȌȚNj৹ ȐNjȍΑǣƲ৹ LJNj৹ ȐǽȊǽȍȗNj৹ Ʋ৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ LJNj৹ ȊȍNjȐȗǡǘǡǽ৹
(Fig. 3.6). Éstos dominaban el paisaje desde lo alto de la
ladera. El dibujo publicado por José Canziani (2009: 461,
ϯǘा৹ࡶࡱࡴॳ৹Θ৹DZƲȐ৹ǗǽȗǽǘȍƲǗǣƲȐ৹ƲnjȍNjƲȐ৹LJNj৹DZƲȐ৹ƲǷLJNjǷNjȍǣƲȐ৹DZǽ৹ǶȚNjȐtran elocuentemente. Podemos reconstruir su destacada
volumetría con las inclinadas cubiertas de paja e incluso
las plataformas y construcciones religiosas asociadas con
las wakas. A sus espaldas, de modo discreto, se extendía
el tejido de calles y kanchas donde habitaba y producía la
población de Chinchero. Los ingenieros Inkas de Tupac
Yupanqi diseñaron el conjunto a partir de la forma natural del territorio y lo modelaron como si se tratase de una
gigantesca escultura. Su extraordinaria habilidad fue saber integrar con ello los espacios representativo-religiosos
y los residenciales-productivos en un urbanismo complejo y a la vez de una admirable simplicidad.
Podríamos seguir analizando otros asentamientos
Inkas de la región cusqueña como Pisac, Machu Picchu,
Choquequirao, Patallacta o Uchuy Qosqo. Todos ellos
presentan plantas muy diferentes, producto de topografías dispares. No existen dos asentamientos Inka iguales
ni dos barrios dentro del mismo asentamiento que sean
idénticos Hyslop (1990). Sin embargo es posible precisar
algunas estrategias urbanísticas Inkas. Fueron las mismas
que hemos encontrado en Ollantaytambo y Chinchero y
se resumen en los siguientes seis puntos:
1 - Adaptación del modelo urbanístico a la topografía natural. Ésta se consigue mediante tres estrategias
combinadas: la gestión del agua con una red jerarquizada
75
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Figura 3.6 Vista aéra de terrazas Inkas en la llajta Chinchero (Foto: Bridges 1990).
Figura 3.7 Reconstrucción del sistema de terrazas Inkas del Cusco (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
Estaban destinadas a organizar el espacio entre el rio Saphi y Tullumayo y permitir su urbanización. Algunos de los muros de contención
NjȐȗƳǷ৹ǞǽΘ৹NjǷ৹LJǣƲ৹Ʋ৹DZƲ৹ΑǡȐȗƲष৹ǽȗȍǽȐ৹ȐNj৹NjǷǁȚNjǷȗȍƲǷ৹ǁȚǀǡNjȍȗǽȐ৹Ȋǽȍ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹Θ৹ȍNjȊȚǀDZǡǁƲǷǽȐा৹=Ʋ৹ȍNjǘȚDZƲȍǡǁƲǁǡǾǷ৹LJNj৹DZƲȐ৹ȊNjǷLJǡNjǷȗNjȐ৹Ʋ৹
través de sistemas ortogonales como los de Chinchero son evidentes en el trazado de las terrazas del Cusco.
de canales, el modelado del terreno con muros de contenǁǡǾǷ৹Θ৹ȐǡȐȗNjǶƲȐ৹LJNj৹ƲǷLJNjǷNjȍǣƲȐष৹Θ৹ϯǷƲDZǶNjǷȗNj৹DZƲ৹ǡǷȗNjǘȍƲǁǡǾǷ৹
de la red de caminos principales.
76
2 - Manipulación de las rocas percibidas como manifestaciones sagradas, esculpidas e integradas con distintas
construcciones. Las wankas son objeto de atención particular que se concreta en la construcción adosada de plataformas elevadas, kanchas y recintos cubiertos. De este
modo se convierten en los referentes del paisaje cultural
construido.
ࡴ৹ ঃ৹ ȐȗƲǀDZNjǁǡǶǡNjǷȗǽ৹ LJNj৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ȍNjȐǡLJNjǷǁǡƲDZNjȐ৹ Θ৹
administrativos de la élite gobernante asociados con las
wakas principales como lugares de culto y buscando que
ȐȚȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǘǽǁNjǷ৹LJNj৹ȚǷƲ৹ȊǽȐǡǁǡǾǷ৹ȊƲǡȐƲǬǣȐȗǡǁƲ৹LJǽǶǡǷƲǷȗNj৹
en el paisaje urbano. Estas construcciones se distinguen
por su arquitectura de prestigio realizada con unidades
simples (recinto rectangular y kancha descubierta) pero
ǁǽǶǀǡǷƲLJƲȐ৹LJNj৹ǶǽLJǽ৹ǁǽǶȊDZNjǬǽा৹ǽǶǽ৹ȐǡǘǷǽ৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲȗǡvo se reconoce la técnica constructiva, las puertas de doble
jamba y los nichos trapezoidales.
4 - En el centro del asentamiento se establece una plaza ceremonial que sólo a veces está asociada directamente con las construcciones representativas. Las funciones
rituales de la plaza requieren instalaciones religiosas esȊNjǁǣϯǁƲȐ৹Θ৹ǽǀDZǡǘƲǷ৹ƲDZ৹ȗȍƲΝƲLJǽ৹LJNj৹ΑǣƲȐ৹ǁNjȍNjǶǽǷǡƲDZNjȐ৹ȌȚNj৹DZƲ৹
comunican con los lugares de culto y sus espacios representativos asociados.
5 - El espacio restante del asentamiento, así compartimentado, se distribuye entre los grupos de parentesco y
linajes que organizan socialmente la comunidad. Ello se
77
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
concreta normalmente en el desarrollo segregado de los
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȍNjȐǡLJNjǷǁǡƲDZNjȐ৹Θ৹ȊȍǽLJȚǁȗǡΑǽȐ৹NjǷ৹ΝǽǷƲȐ৹ȐNjǁȚǷLJƲȍǡƲȐ৹
LJNjDZ৹ƲȐNjǷȗƲǶǡNjǷȗǽ৹ȌȚNj৹Ƿǽ৹ǡǷȗNjȍϯNjȍNjǷ৹ǁǽǷ৹DZǽȐ৹NjȐȊƲǁǡǽȐ৹Ʋǘȍǣcolas. La circulación en estos espacios se resuelve mediante
ǁƲDZDZNjǬǽǷNjȐष৹NjȐǁƲDZNjȍƲȐ৹Θ৹ΑǣƲȐ৹ȐNjǁȚǷLJƲȍǡƲȐा৹=ǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ƲȐǡǘnados a cada grupo familiar forman un recinto unitario,
a veces con una sola entrada y con pasillos de circulación
ǡǷȗNjȍǷǽȐ৹ȌȚNj৹ȊȚNjLJNjǷ৹ȐNjȍ৹LJNjϯǷǡLJǽȐ৹ǁǽǶǽ৹ΑǣƲȐ৹ȗNjȍǁǡƲȍǡƲȐा
ࡷ৹ঃ৹[Nj৹ȗȍƲȗƲ৹LJNj৹ȚǷ৹ȐǡȐȗNjǶƲ৹ȚȍǀƲǷǣȐȗǡǁǽ৹ϲNjΗǡǀDZNjष৹ȌȚNj৹ǁƲȍNjǁǣƲ৹LJNj৹ǶǽLJNjDZǽȐ৹ǗǽȍǶƲDZNjȐ৹ȊȍNjϯǘȚȍƲLJǽȐ৹Θ৹ȌȚNj৹Ȋǽȍ৹NjDZDZǽ৹Ƿǽ৹
ȊȚNjLJNj৹ ȐNjȍ৹ ȍNjLJȚǁǡLJǽ৹ Ʋ৹ ȚǷƲ৹ ǁDZƲȐǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁƲ৹ Ȋǽȍ৹
tipos o por modelos formales. El término de “lenguaje arquitectónico y urbanístico” se adapta mucho mejor a su
análisis. El diseño de los asentamientos Inkas fue resuelto
con un léxico de formas construidas elementales: andenes,
recintos rectangulares, kanchas, kallankas, plaza rectangular, tambo-wasi, colcas, ushnu, aclla-wasi, etc. La relación
entre estas formas elementales se basaba en las reglas gramaticales que hemos enunciado en los puntos 1 a 5. Un
lenguaje que permitió conformar paisajes culturales variados y complejos que fueron capaces de explotar los recursos formales de una topografía a veces difícil y abrupta.
Como resultado, la cultura Inka nos ofrece un urbanismo
ȐǽϯȐȗǡǁƲLJǽ৹Θ৹ȊȍǽǗȚǷLJƲǶNjǷȗNj৹ƲǷǁDZƲLJǽ৹NjǷ৹DZƲ৹ȊNjȍǁNjȊǁǡǾǷ৹ȐƲgrada de la naturaleza.
LAS TERRAZAS DEL TULLUMAYO-CHOQUECHACA
Describiremos en primer lugar las terrazas que
modelaban el barranco del río Choquechaca-Tullumayo.
Desde la Waka Sapantiana (Calle Siete Borreguitos) el río
Choke-Chaka desciende encauzado por dos muros de
contención que forman un canal de 2 metros de anchura en el centro de la calle aun uso. Sus paredes internas
son visibles a través de las rejas metálicas de los sumideros.
Están construidas con mampostería de piedra “sedimentaria” formada por hiladas regulares de bloques rectangulares bien canteados de unos 15 cm de altura. A cada
lado del canal se dejó un paso de circulación de 2,5 metros de tal manera que la calle alcanzaba los 7-8 metros
de anchura. El canal sigue una línea rigurosamente recta
durante 800 metros (Hasta el Hotel Munay Wasi), para
girar después en dirección de Limaqpampa. Actualmente
la canalización es subterránea, aunque en época Inka corría a cielo abierto.
78
La calle con el canal descubierto en su centro, se
situaba en el eje del primitivo barranco del río. Para estabilizar la pendiente lateral del terreno se construyó un
sistema de terrazas escalonadas a cada lado de la vaguada.
En la vertiente cusqueña del barranco el desnivel fue regularizado con tres andenes rigurosamente paralelos al eje
del canal. En la otra vertiente, que corresponde al barrio
de San Blas, se desarrolló un sistema similar de terrazas escalonadas (Ver Fig. 5.24: “Topografía Inka del barrio de
San Blas”). El desnivel solucionado por las tres terrazas de
la vertiente cusqueña oscila entre los 10 y los 15 metros de
ƲDZȗȚȍƲा৹=Ʋ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZ৹Θ৹ȍNjȊȚǀDZǡǁƲǷƲ৹ǞƲ৹ǗǽȐǡDZǡΝƲLJǽ৹
la topografía de las tres terrazas a lo largo de un recorrido
lineal que abarca las calles Ladrillos, Siete Culebras, Hatunrumiyoq, Santa Mónica y Cabrakancha y alcanza los
800 metros de longitud. La primera terraza apenas tiene
4,5 metros de anchura, la segunda tiene 9 y la tercera 14.
Juntas ocupan una franja continua y paralela al canal que
concluye en un estrecho callejón de apenas 2 metros de
anchura, elevado respecto al río. Sus dos paredes laterales
se han conservado de forma discontinúa y están cubierȗƲȐ৹Ȋǽȍ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ǞǡȐȗǾȍǡǁƲा৹=Ʋ৹ǁƲDZDZNj৹UƲǶȊƲ৹LJNj৹DZƲ৹DZǡƲǷΝƲ৹
conserva parte de su trazado como demuestra la esquina
Inka que se ha conservado en el ángulo con la calle Cabrakancha. Este callejón Inka reaparece en uno de los tramos de la calle Inka Roca y lo volvemos a encontrar, esta
vez en sección, en las calles Siete Culebras y Ladrillos.
Contamos con varias excavaciones que han documentado la antigua sección de estos andenes. El primero
ȐNj৹DZNjΑƲǷȗƲǀƲ৹ǁǡǷǁǽ৹ǶNjȗȍǽȐ৹ȐǽǀȍNj৹NjDZ৹ȊNjȍϯDZ৹ƲǁȗȚƲDZ৹LJNj৹DZƲȐ৹ǁƲDZDZNjȐ৹
Tullumayo y Choquechaca, sostenido por un muro que
es todavía visible en muchos puntos. Se han conservado
restos de tres puertas (dos de ellas de doble jamba: Figura 3.8) que permitían acceder a la primera terraza a través
de una escalera. El límite de la segunda terraza sólo se ha
conservado en algunos locales y corresponde al muro de
ǗǽǷLJǽ৹ LJNj৹ DZƲ৹ NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ ǶǽLJNjȍǷƲॄ৹ ȐǡȍΑNj৹ LJNj৹ ǁǽǷȗNjǷǁǡǾǷ৹ ƲDZ৹
terreno y reutiliza bloques Inkas (Figura 3.11).
Además de los muros paralelos al río, también se
han conservado algunos muros transversales. Permiten
reconstruir la volumetría de las terrazas como un sistema
LJNj৹ ǁƲǬǽǷNjȐ৹ ȍNjǁȗƲǷǘȚDZƲȍNjȐ৹ NjȐǁƲDZǽǷƲLJǽȐ৹ ȌȚNj৹ ƲȐǁNjǷLJǣƲǷ৹ ϲƲǷqueando el cauce del río (Figura 3.10). Contamos con
ejemplos similares bien conservados en Tipón, Chinchero
y Huchuy Qosqo. Como el terreno adquiere mayor pendiente a medida que el cauce remonta la ladera, las terrazas
segunda y tercera van adquiriendo mayor altura a partir
de las calles Hatunrumiyoq, Siete Culebras y Ladrillos. La
continuidad de estos andenes era interrumpida por varios
callejones perpendiculares al río que concluían con escaleras empinadas (Siete Borreguitos, Ladrillos, Siete Culebras
y Santa Mónica). Las calles Hatunrumuyoq y Cabrakancha también interrumpen las terrazas, pero por su menor
pendiente no necesitaron una escalera para transitar.
Las tres terrazas escalonadas cambian de forma a
partir de la calle Cabrakancha para adaptarse al giro del
canal del Tullumayo en dirección a Limaqpampa. A la
altura del Hotel Munay Wasi, probablemente, existía otro
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
79
Figura 3.8 Puertas Inkaicas de doble jamba
abiertas en las terrazas del Choke-Chaka.
Figura 3.9 Muro de contención de las
terrazas del río Choke-Chaka
(Fotos: J.A. Beltrán-Caballero).
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
80
Fig. 3.10 Reconstrucción de las terrazas Inkas en el Centro Histórico del Cusco (Dibujo: R. Mar, J.A. Beltrán-Caballero).
Las estrategias para la ocupación y organización de la nueva capital comenzaron con la construcción de un sistema coordinado de canales
que permitieran la evacuación correcta de las aguas de lluvia (Saphi y Choquechaca-Tullumayo) y un extenso sistema de terrazas que
garantizara la estabilidad del terreno. En la zona central las terrazas sirvieron de apoyo a las construcciones Inkas. Aunque estas fueron en
ȐȚ৹ǶƲΘǽȍ৹ȊƲȍȗNj৹LJNjȐȗȍȚǡLJƲȐ৹Ȋǽȍ৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹NjȐȊƲǼǽDZƲष৹DZǽȐ৹ǷȚNjΑǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹ǁǽǷȐNjȍΑƲȍǽǷ৹DZƲȐ৹ΑǡNjǬƲȐ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ȊƲȍƲ৹ȐȚ৹ǗȚǷLJƲǁǡǾǷा৹%ȍƲǁǡƲȐ৹
Ʋ৹NjDZDZǽ৹ȐNj৹ǞƲǷ৹ǁǽǷȐNjȍΑƲLJǽ৹ȐȚϯǁǡNjǷȗNjȐ৹NjDZNjǶNjǷȗǽȐ৹ǁǽǶǽ৹ȊƲȍƲ৹ȊȍǽȊǽǷNjȍ৹ȚǷƲ৹ǡLJNjƲ৹ǘNjǷNjȍƲDZ৹LJNjDZ৹ǶǽLJǽ৹NjǷ৹ȌȚNj৹NjDZ৹ȊƲǡȐƲǬNj৹ǷƲȗȚȍƲDZ৹ǗȚNj৹ȗȍƲȐǗǽȍǶƲLJǽ৹
por los ingenieros Inkas. En el sector de San Blas y la zona de San Francisco-San Pedro las terrazas estaban destinadas a funciones agrícolas.
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
callejón transversal que se dirigía hacia la calle San Agustín. El sistema concluye en la calle Abracitos que era la
salida de uno de los caminos troncales del Qhapaq Ñan a
través de la plaza de Limaqpampa.
Entre la calle Abracitos y la Avenida Garcilaso
(300 metros) la pendiente del terreno natural fue solucionada con un sistema completamente diferente. Siete
hileras de plataformas escalonadas remontan todavía
hoy la pendiente desde el Tullumayo hasta alcanzar la
calle Awacpinta que servía de límite a los recintos de las
“Casas del Sol” del Qorikancha (Figuras 3.20 y 3.21). Corresponde a 17 recintos, algunos cuadrados y otros recȗƲǷǘȚDZƲȍNjȐष৹LJNjϯǷǡLJǽȐ৹Ȋǽȍ৹ȚǷƲ৹ȍNjȗǣǁȚDZƲ৹LJNj৹ǁƲDZDZNjǬǽǷNjȐ৹LJNj৹ࡳषࡶ৹
metros de anchura. Están delimitados por muros Inkas de
tosca mampostería poligonal (Agurto 1987: 170). Tres de
los seis callejones que remontaban la pendiente hasta la
calle Awacpinta se conservan todavía: Inticahuarina, callejón Tres Cruces y Pantipata. Este último está todavía
ϲƲǷȌȚNjƲLJǽ৹Ȋǽȍ৹DZǽȐ৹ǶȚȍǽȐ৹/ǷǯƲȐ৹ȌȚNj৹ȐǽȐȗNjǷǣƲǷ৹DZǽȐ৹ȍNjǁǡǷȗǽȐ৹
escalonados y, por su pendiente, conserva las escaleras que
eran propias del originario sistema de circulación Inka. A
partir de la Avenida de Garcilaso el canal prosigue hasta
UȚǶƲȌǁǞȚȊƲǷ৹ϲƲǷȌȚNjƲLJǽ৹ΘƲ৹Ȋǽȍ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹LJNj৹ǁȚDZȗǡΑǽा
LAS TERRAZAS DEL RÍO SAPHI (AV. DEL SOL)
El río Saphi fue canalizado al igual que el Tullumayo. Como su caudal era mucho mayor, la anchura del
canal alcanza entre 4 y 5 m. La canalización Inka comenzaba con el inicio de la actual calle Saphi. En este sector,
la pendiente de la ladera en dirección a Saqsaywaman es
abrupta. De hecho, la primera calle que remonta la ladera es la calle Amargura que conserva todavía sus escaleras
para salvar un desnivel de más de 30 metros. En estos primeros 500 metros de recorrido lineal, el canal no circula
por el centro de la calle sino que se adosa a su fachada oeste. En las fotos de inicios del siglo XX se aprecia la fachada
con contrafuertes del convento de Santa Teresa, bañada
por las aguas del Saphi.
La fachada de la calle Saphi en este sector está
ǗǽȍǶƲLJƲ৹Ȋǽȍ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZ৹Θ৹ȍNjȊȚǀDZǡǁƲǷƲष৹ƲȊǽΘƲLJƲ৹
en un sistema de terrazas de origen Inka y que sólo conocemos de forma fragmentaria. Los antiguos andenes
comenzaban cerca del río Saphi y remontaban la ladera
en dirección a Saqsaywaman hasta alcanzar el actual colegio Salesiano donde se han conservado algunos muros de
contención Inka (Figura 3.10). La carretera-calle Teodoro
Huaylupo (Don Bosco) es moderna y corta oblicuamente
los vestigios de las terrazas Inkas.
A pesar del estado fragmentario de los muros de
contención es posible reconstruir su trazado hipotético.
Se trataba de un sistema de muros en zigzag muy diferente
del que hemos descrito en el río Tullumayo. Su parte baja
ǞƲ৹ȐǡLJǽ৹ǽǁȚȊƲLJǽ৹Ȋǽȍ৹ƲDZǘȚǷǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǞǡȐȗǾȍǡǁǽȐ৹ǁǽǶǽ৹NjDZ৹
que forma la esquina de la calle Amargura (Siglo XIX). A
partir de este punto se suceden varios hoteles modernos
(Hostal Saphi, casas Inkas…) que ocultan en sus patios
posteriores los muros Inkas. La construcción del último
de ellos, el Hotel Sheraton, ha estado envuelto en poléǶǡǁƲ৹Ȋǽȍ৹DZƲ৹ȊȍNjȐNjǷǁǡƲ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjȐȗǽȐ৹ƲǷLJNjǷNjȐा৹=Ʋ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹
moderna concluye en un gran parqueadero delimitado al
fondo por un gran muro de contención Inka de 6 metros
de altura y 50 de longitud.
A partir de la Cuesta de la Amargura, el terreno
horizontal contiguo al canal del Saphi se va extendiendo
progresivamente hasta la calle Teqseqocha donde alcanza los 50 metros de anchura. A sus espaldas la empinada
pendiente natural asciende unos 60 metros de altura atravesando las calles Qoricalle y Suecia hacia el templo de San
Cristóbal y el Qolqampata. Todo el terreno está ocupado
Ȋǽȍ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹LJNjDZ৹ȐǡǘDZǽ৹x/x৹ȌȚNj৹ȐNj৹NjȐǁƲDZǽǷƲ৹ȍNjǶǽǷȗƲǷLJǽ৹
la pendiente. En este sector se han realizado varias excavaciones arqueológicas de urgencia que han mostrado muros coloniales de contención que toman el trazado de las
antiguas terrazas Inkas.
Los pocos fragmentos de andenes antiguos conȐNjȍΑƲLJǽȐ৹NjǷ৹DZǽȐ৹ǶȚȍǽȐ৹LJNj৹ǗǽǷLJǽ৹LJNj৹DZƲ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZ৹
y republicana de ambas calles, dibujan una forma zigzagueante que sigue grosso modo las curvas de nivel de la
ǁǽDZǡǷƲा৹ ȐȗƲȐ৹ ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ ȐȚǀNjǷ৹ DZƲ৹ DZƲLJNjȍƲ৹ ȐǽȊǽȍȗƲǷLJǽ৹ NjLJǡϯcaciones de diferentes épocas hasta alcanzar la calle San
Cristóbal. A pesar de que los datos rigurosamente Inkas
son extremadamente limitados, es posible reconstruir un
sistema de terrazas en zigzag que se prolongaba en dirección a la Plaza de Armas hasta alcanzar el gran muro Inka
en “L” que forma la esquina de la calle Teqseqocha. Por
su forma y posición es probable que rodease algún tipo de
roca que haría parte del terreno natural. A partir de este
punto las calles Suecia y Qoricalle remontan la ladera hasta las escaleras de la calle Amargura, siguiendo un trazado
que actualmente no muestra ninguna evidencia de tipo
/ǷǯƲ৹ॲΑNjȍ৹DZǽȐ৹LJƲȗǽȐ৹ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁǽȐ৹NjǷ৹DZƲ৹ϯǘȚȍƲ৹ࡴाࡲࡹ৹Θ৹ȐȚ৹ȍNjǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹NjǷ৹DZƲ৹ϯǘȚȍƲ৹ࡴाࡲࡹॳा৹
A medida que el río desciende en dirección a la
Plaza de Armas la topografía natural se va suavizando. A
la altura de la calle Espaderos comienza una gran explanada que alcanzaba los 250 m de anchura máxima. Fue
ocupada por dos grandes plazas Inkas separadas por el río:
Awkaypata y Kusipata (Rowe 2003: 231-235). Dos sectores bien diferenciados en cuanto a su uso durante las
ceremonias que allí tenían lugar. Las dos plazas estaban
separadas por el canal del río Saphi. El límite de Awkaypata hacia el interior de la ciudad Inka es una abrupta
81
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Figura 3.11 Muro de contención de terraza en la zona de Pumacurco (Foto: A. Rifà).
Aunque el muro ha sido restaurado en muchas ocasiones, en su base se conserva el característico aparejo Inka. Como se aprecia en la imagen, se ha
ǁǽǷȐNjȍΑƲLJǽ৹ǘȍƲǁǡƲȐ৹Ʋ৹ȐȚ৹ȚȗǡDZǡΝƲǁǡǾǷ৹ǁǽǶǽ৹ǀƲȐNj৹LJNj৹ƲȊǽΘǽ৹ȊƲȍƲ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐष৹ȍNjȊȚǀDZǡǁƲǷǽȐ৹Θ৹ǶǽLJNjȍǷǽȐा
pendiente natural que dividían en dos zonas la topografía
del Cusco y que hoy en día corresponde al llamado Balcón
Cusqueño y la Cuesta del Almirante.
A partir del inicio de la calle Plateros el canal de
[ƲȊǞǡ৹ NjȐ৹ ǁȚǀǡNjȍȗǽ৹ Ȋǽȍ৹ NjLJǡϯǁƲǁǡǽǷNjȐ৹ ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹ Θ৹ ȍNjȊȚǀDZǡcanas de tal modo que atraviesa transversalmente las calles Espaderos y Del Medio en su punto central. Se trata
LJNj৹DZƲȐ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǽǷNjȐ৹ǽȍLJNjǷƲLJƲȐ৹Ȋǽȍ৹UǽDZǽ৹LJNj৹HǷLJNjǘƲȍLJǽ৹NjǷ৹
1559 que dividieron físicamente el espacio de Awkaypata
y Kusipata. Las nuevas construcciones de 1559 cubrieron
el canal hasta la calle Mantas. A partir de este punto el río
prosigue recto bajo la Avenida del Sol hasta llegar a Pumaqchupan donde se une al canal del Tullumayo.
82
El espacio que se extiende entre la calle Mantas y la
LJNj৹ϲǡǘǡLJǽȐ৹Ʋ৹DZǽ৹DZƲȍǘǽ৹LJNj৹DZƲ৹ΑNjǷǡLJƲ৹LJNjDZ৹[ǽDZ৹NjȐȗƳ৹ǽǁȚȊƲLJǽ৹
ȐǾDZǽ৹ Ȋǽȍ৹ LJǽȐ৹ ǘȍƲǷLJNjȐ৹ ǁǽǷǬȚǷȗǽȐ৹ ƲȍȌȚǡȗNjǁȗǾǷǡǁǽȐश৹ NjDZ৹ NjLJǡϯcio de los Jesuitas con su gran iglesia colonial y el conjunto
moderno del Palacio de Justicia. El primero se asentó sobre
el Amarukancha y el segundo ocupa una serie de terrazas
poco pronunciadas, que debían salvar tan sólo cinco metros de desnivel. Llegan hasta la calle Loreto, antiguo callejón del sol (Intik’Ijllu). En la terraza más interior se ha
conservado un notable muro Inka decorado con nichos
que debía formar parte de una serie de tres grandes recintos rectangulares alineados con el Intik’Ijllu. Se ha conservado el muro Inka que concluía esta serie de terrazas a la
ƲDZȗȚȍƲ৹LJNj৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹ϲǡǘǡLJǽȐा৹ȐȗƳ৹ǁƲDZDZNj৹NjȐ৹ȚǷƲ৹ȊȍǽDZǽǷǘƲǁǡǾǷ৹
de Cabrakancha y Maruri. Se trata de un eje circulatorio
Inka que comunicaba en línea recta el Saphi con el TulluǶƲΘǽ৹ॲ=Ʋ৹ϯǘȚȍƲ৹ࡴाࡳࡲ৹ǶȚNjȐȗȍƲ৹DZƲ৹ȍNjǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹LJNj৹LJǡǁǞǽ৹
trazado rectilíneo).
৹ȊƲȍȗǡȍ৹LJNj৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹ϲǡǘǡLJǽȐ৹NjDZ৹ȗNjȍȍNjǷǽ৹ȐȚǀNj৹NjǷ৹ƲDZtura en dirección a la Pampa del Castillo (9-10 metros de
LJNjȐǷǡΑNjDZॳा৹DZ৹ǡǘȚƲDZ৹ȌȚNj৹NjǷ৹NjDZ৹ȍNjȐȗǽ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJष৹DZƲ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹
moderna que cubre esta zona conserva la topografía de las
terrazas Inkas. De hecho, la calle Pampa del Castillo está levantada sombre un elevado muro de contención que es todavía visible en algunos de los patios interiores (Fig. 3.21).
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
El pavimento de la Avenida del Sol en esta zona se
encuentra, aproximadamente, un metro por encima de su
antigua cota. Por lo tanto, las casas que forman la fachada
de la Avenida se apoyan sobre una primera terraza que se
levantaba apenas un metro respecto el nivel de encauzamiento del río. En este espacio, todas las parcelas (lotes
NjLJǡϯǁƲLJǽȐॳ৹ǁǽǷǁDZȚΘNjǷ৹NjǷ৹ȚǷ৹LJNjȐǷǡΑNjDZ৹LJNj৹ǁƲȐǡ৹ȗȍNjȐ৹ǶNjȗȍǽȐ৹LJNj৹
ƲDZȗȚȍƲ৹ȌȚNj৹LJNjϯǷNj৹DZƲ৹ȊȍǽǗȚǷLJǡLJƲLJ৹LJNj৹NjȐȗƲ৹ȊȍǡǶNjȍƲ৹ȗNjȍȍƲΝƲा৹
ȚǷȌȚNj৹Ƿǽ৹ǞƲ৹ȐǡLJǽ৹ȊǽȐǡǀDZNj৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲȍ৹ȍNjȐȗǽȐ৹ǶƲȗNjȍǡƲDZNjȐ৹LJNj৹
DZǽȐ৹ǶȚȍǽȐ৹LJNj৹ǁǽǷȗNjǷǁǡǾǷ৹/ǷǯƲȐष৹ȐȚ৹ȊǽȐǡǁǡǾǷ৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲ৹ȐNj৹
ǞƲǁNj৹NjΑǡLJNjǷȗNj৹Ȋǽȍ৹NjDZ৹ǁƲǶǀǡǽ৹LJNj৹ǁǽȗƲ৹NjǷ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹Ƕǽdernos. A partir de esta línea se levanta la segunda terraza,
que llega hasta el límite actual de la calle Pampa del Castillo. Se trata de un muro de contención de ente cinco y
seis metros de altura que sostiene las fachadas modernas
de dicha calle. Las puertas abiertas en estas fachadas dan
acceso a escaleras que descienden estos cinco metros.
Como la calle Pampa del Castillo fue ensanchada en
época moderna, este muro de contención no corresponde
al límite de la calle Inka; por ello tiene que ser interpretado
como el límite de una antigua terraza Inka. En realidad, los
únicos muros disponibles para delimitar el trazado urbano
de esta calle Inka se han conservado en la fachada opuesta
de la calle actual (muros del Kusikancha). Aparecen sostenidos por una acera peatonal levantada 1,5 m respecto a la
calzada de circulación de los coches. Por lo tanto, el asfalto
por el que circulan los coches está por debajo de la antiǘȚƲ৹ΑǣƲ৹/ǷǯƲा৹UǽLJNjǶǽȐ৹ƲϯȍǶƲȍ৹ȌȚNj৹ȊƲȍƲ৹NjǷȐƲǷǁǞƲȍ৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹
Pampa del Castillo fue necesario rebajar su antiguo nivel
desmontando la última de las terrazas que miraban hacia el
río Saphi. Esta operación implicó la destrucción del muro
de contención (1,5 m. de altura) que originalmente habría
servido de límite a la calle Inka y cuyos cimentos deberían
estar bajo el asfalto de la calle moderna.
Así, es posible reconstruir entre la calle Pampa del
Castillo y Avenida del Sol un sistema de terrazas Inkas
en forma de cajones rectangulares escalonados que debía
concluir en la calle Arrayán (Figs. 3.20 y 3.21). Estas terraΝƲȐ৹ƲǁȗȚƲDZǶNjǷȗNj৹NjȐȗƳǷ৹ǽǁȚȊƲLJƲȐ৹Ȋǽȍ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹LJNjDZ৹ȊNjȍǣǽdo republicano. Los muros de contención no prosiguen al
otro lado de la calle Arrayán donde comienzan las terrazas
del Qorikancha que tienen un trazado completamente diferente (Zanabria 1998). Por ello es probable que debajo
LJNj৹ NjȐȗƲ৹ ǁƲDZDZNj৹ ȐNj৹ NjǷǁȚNjǷȗȍNj৹ ȚǷ৹ NjDZNjǶNjǷȗǽ৹ ȗǽȊǽǘȍƳϯǁǽ৹ ȊƲȍƲ৹
solucionar el encuentro entre ambos sistemas de terrazas.
Quizá una rampa o una escalera Inka para comunicar la
plazoleta de Santo Domingo, antigua Intipampa, con la
Avenida del Sol atravesando los jardines sacros.
Contamos solamente con datos de una excavación
ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁƲ৹NjǷ৹DZƲȐ৹ȊƲȍǁNjDZƲȐ৹NjLJǡϯǁƲLJƲȐ৹LJNj৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹ȍȍƲΘƲǷ৹
(Astete 1984). En esta se descubrieron los restos de un re-
servorio que puede estar relacionado con el antiguo uso
agrario de estas terrazas o con la fuente sagrada y las canalizaciones que podemos ver en el extremo norte de las
ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹LJNjDZ৹WǽȍǡǯƲǷǁǞƲष৹ƲDZ৹ǽȗȍǽ৹DZƲLJǽ৹LJNj৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹ϲǡǘǡLJǽȐा৹
Es posible pensar que las terrazas del Qorikancha se extenLJǣƲǷ৹ǞƲȐȗƲ৹ƲDZǁƲǷΝƲȍष৹Ȋǽȍ৹DZǽ৹ǶNjǷǽȐष৹DZƲ৹ƲǁȗȚƲDZ৹ǁƲDZDZNj৹ϲǡǘǡLJǽȐा
La parte principal de las andenerías del Qorikancha han sido restauradas y dejadas a la vista. Están formadas por cinco muros escalonados que dibujan una extensa
curva continua que llega hasta la actual Avenida de Garcilaso de la Vega. Un gran muro escalonado soluciona el
desnivel producido por la apertura de esta avenida. Su traΝƲLJǽ৹NjȐ৹ǶǽLJNjȍǷǽ৹Θ৹ǁǽǡǷǁǡLJNj৹ǁǽǷ৹NjDZ৹ϯǷƲDZ৹ȊȚǷȗǡƲǘȚLJǽ৹LJNjDZ৹
triángulo estrecho y alargado que forma el centro del Cusco Inka. A partir de este punto debían comenzar los campos de cultivo que se extendían a lo largo de 300 metros
hasta llegar hasta Pumaqchupan, punto en que se juntaba
el cauce de ambos ríos y concluía el espacio sagrado de la
capital Inka. Se trata muy probablemente de los antiguos
Jardines del Sol destinados a la celebración del cultivo del
maíz (Bejar 1990).
Las fuentes coloniales, en particular Garcilaso de
la Vega, aportan una imagen exagerada de sus riquezas en
oro. Una descripción más verosímil es transmitida por
Pedro Pizarro, quien a su llegada al Cusco pudo ver los
jardines sacros intactos:
࣮LjȇॗȭǷǡȌȠȓॗȢȰǡॗǗǡȇǡǖȣLjǖLjȍॗȦȰȦॗφǡȦȭLjȦॗȢȰǡॗǡȣLjȍॗǡȍॗǡȇॗLjȒȓॗȭȣǡȦॗ
veces, cuando sembraban las sementeras, cuando las cosían
y cuando hacían orejones, henchían este güerto de cañas de
maíz hechas de oro, con sus mazorcas y hojas”.
(Pedro Pizarro 1986 [1571]: 92).
=ƲȐ৹LJǽȐ৹ȊȍǡǶNjȍƲȐ৹ϯNjȐȗƲȐ৹ǗǽȍǶƲǀƲǷ৹ȊƲȍȗNj৹LJNjDZ৹ǁƲDZNjǷLJƲȍǡǽ৹ƲǘȍƲȍǡǽ৹Θ৹DZƲ৹ȗNjȍǁNjȍƲ৹ȊȚNjLJNj৹ȐNjȍ৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲLJƲ৹ǁǽǷ৹DZƲ৹ϯNjȐta del Huarachicuy, el rito de transición a la edad adulta
de los jóvenes Inkas (orejones).
TOPOGRAFÍA Y TERRAZAS EN EL TRAZADO
URBANO DEL CUSCO INKA
El espacio delimitado por las terrazas que acabamos de describir en los cauces de los ríos Saphi y Tullamayo formaba un triángulo alargado de 2 kilómetros de
longitud y una anchura máxima de 500 metros. Era un teȍȍNjǷǽ৹NjǷ৹ȊNjǷLJǡNjǷȗNj৹LJNj৹ȚǷƲȐ৹ࡷࡱ৹,ƲȐ৹LJNj৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNjा৹[ƲǷȗǡƲǘǽ৹
Agurto realiza una estimación más restrictiva atribuyendo 40 Has al centro del Cusco (Descrito como “Núcleo
básico del sector central” Agurto 1980: 117).
Para poder ocupar cómodamente el lugar los constructores Inkas procedieron a estabilizar la pendiente
con un sistema de muros de contención que delimitaban
83
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
84
Figura 3.12 (Arriba) Muro de contención en la calle Teqsecocha (Foto A. Rifà).
Solo se conserva una esquina del potente muro de aterrazamiento que, posiblemente, pudo rodear un saliente rocoso a manera de waka en
la actual calle Teqsecocha. Colina arriba, este muro proseguía siguiendo la forma de las curvas de nivel. El muro realizaba un quiebro de
90 grados en dirección hacia Awkaypata para enlazar con los muros que sostienen el Balcón Cusqueño y que forman un zigzag hasta
la cuesta del Almirante.
Figura 3.13 (Abajo) Muro de contención en el interior del Hostal San Blas (Foto A. Rifà).
Conserva su bella mampostería Inka y servía de apoyo a una de las terrazas agrarias de la zona de San Blas.
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
grandes terrazas rectangulares. Las terrazas comienzan
detrás de la parroquia de San Cristóbal (Qolqampata) y
descienden escalonadamente hasta Santo Domingo (Qorikancha). Esta ladera en pendiente estaba dividida en dos
sectores por un fuerte desnivel natural que en algunos puntos superaba los 20 metros de altura. Corresponde a la posición actual del mirador del Balcón Cusqueño y estaba asoǁǡƲLJƲ৹ǁǽǷ৹DZƲ৹ƲϲǽȍƲǁǡǾǷ৹LJNj৹ǘȍƲǷLJNjȐ৹ȍǽǁƲȐ৹Θ৹ǗȚNjǷȗNjȐ৹LJNj৹ƲǘȚƲा
Las terrazas del centro urbano del Cusco entre San
Cristóbal y Awkaypata (Fig. 3.10)
Las calles del centro urbano del Cusco Inka comenzaban en torno a San Cristóbal y descendían siguiendo la pendiente natural que fue escalonada mediante
grandes terrazas. Las construcciones comenzaban en las
terrazas cercanas a la Waka Sapantiana y al Qolqampata.
Éste último, retenido como el palacio del propio Manco
Qhapaq, ocupaba una serie de tres terrazas escalonadas
detrás de San Cristóbal. Delante del Qolqampata el terreno natural formaba una explanada sostenida por un saliente del terreno. Este espacio está ocupado actualmente
por la parroquia de San Cristóbal. Una gran prominencia
rocosa sostiene su campanario. Esta prominencia destaca
en la pendiente regular de la ladera y está rodeada por muros de contención Inka todavía visibles.
Desde este punto, la pendiente de la ladera fue organizada en grandes plataformas horizontales de forma
rectangular recortando el terreno natural mediante muros de contención. Esta estrategia de diseño urbano se reconoce en la calle Waynapata. Esta sostenida por sistema
formado por dos elevados muros de contención escalonados que recortan la pendiente del terreno natural para
crear una plataforma horizontal que se prolonga hasta la
calle Córdoba de Tucumán y la Casa del Almirante. Este
sector concluía con los citados muros en zigzag asociados
con el desnivel natural del balcón Cusqueño.
Los muros del Balcón Cusqueño y de la Catedral
(Figs. 3.14 y 3.37)
La reconstrucción después del terremoto de 1950
LJNj৹ƲDZǘȚǷǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȌȚNj৹ǗǽȍǶƲǷ৹DZƲ৹ǗƲǁǞƲLJƲ৹ǷǽȍȗNj৹LJNj৹DZƲ৹ǁƲlle Suecia puso al descubierto un potente muro de más de
cinco metros de altura, construido con grandes bloques
poligonales de caliza. Corría por la pared trasera de los
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȐǽȐȗNjǷǡNjǷLJǽ৹DZƲ৹ȗNjȍȍƲΝƲ৹LJNjDZ৹ƲǞǽȍƲ৹DZDZƲǶƲLJǽ৹ƲDZǁǾǷ৹
Cusqueño y fue dejado a la vista en tres puntos: el actual
Hotel del Prado Inn, la cafetería adyacente y una agencia
de turismo. El muro aparece dibujado en el plano del informe de Kubler (1952) y en el publicado por Santiago
Agurto (1980) y prosigue por el fondo de los locales que
se abren hacia la plaza Awkaypata debajo de la plazoleta
del Tricentenario. En esta zona el muro aparece muy alterado por las reconstrucciones post-Inkas, aunque se puede
reconocer la reutilización de bloques antiguos de piedra.
Continúan bajo la cuesta del Almirante hasta alcanzar el
jardín situado detrás de la catedral (Fig. 3.35). Allí giran y
se dirigen hacia la plataforma que delimitan los muros de
diorita verde de Hatunrumiyoq, donde terminan.
La excavación del inmueble 348 de la Calle Suecia
(Zapata 2003) aportó nuevos datos que ayudan a dibuǬƲȍ৹ǁǽǷ৹ǶƲΘǽȍ৹ȊȍNjǁǡȐǡǾǷ৹DZƲ৹ƲǷȗǡǘȚƲ৹ǁǽǷϯǘȚȍƲǁǡǾǷ৹LJNjDZ৹ȐǡȐtema de terrazas. En el patio del inmueble se descubrió
una puerta monumental Inka (Fig. 3.15) con una escalera
abierta entre dos muros paralelos a la calle Suecia (publicado por primera vez por Vargas Paliza 2007:79). Uno de
los muros efectúa un giro en ángulo recto, para dirigirse
hacia la calle Suecia y desaparecer bajo las construcciones del inmueble. Si relacionamos todos estos datos con
los gruesos muros de contención de factura colonial que
todavía se conservan en la zona, coincidimos con Ian Farrington (2010: 93) al reconocer que la terraza del colegio
San Francisco de Borja estaba sostenida en época Inka por
una serie de tres muros escalonados en zigzag, asociados al
menos con una puerta monumental. La cuidadosa obra
poligonal de caliza y la factura ciclópea de la puerta con su
escalera, son obras análogas a los muros de Saqsaywaman
(Lee 1986; Protzen 1987-89).
Después de atravesar la Cuesta del Almirante los
ȗȍNjȐ৹ǶȚȍǽȐ৹ǘǡȍƲǷ৹NjǷ৹ƳǷǘȚDZǽ৹ȍNjǁȗǽ৹ȊƲȍƲ৹ȐǽȐȗNjǷNjȍ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȌȚNj৹ϲƲǷȌȚNjƲǷ৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹ǾȍLJǽǀƲ৹LJNj৹bȚǁȚǶƳǷा৹Ƿ৹NjȐȗNj৹
tramo quedan ocultos por la capilla de la Sagrada Familia,
anexa a la catedral. Reaparecen en el jardín trasero de la
Catedral donde giran nuevamente para dirigirse a la calle
Triunfo. Están separados por apenas tres metros de la pared que cierra la cabecera de la sede arzobispal. La factura
actual de los muros de contención es moderna ya que fueron reconstruidos para garantizar la seguridad del templo
ॲ$ǡǘा৹ࡴाࡴࡶ৹Ʋ৹ࡴाࡴࡸॳा৹[ǡǷ৹NjǶǀƲȍǘǽष৹ȐNj৹ǁǽǷȐNjȍΑƲǷ৹DZǽȐ৹ȐȚϯǁǡNjǷtes indicios para pensar que existían ya en época Inka: el
propio desnivel, los muros Inkas que se prolongan hasta
la calle Palacio y los bloques de factura Inka reutilizados.
Desde el punto de vista de la topografía Inka, estos muros
nos permiten delimitar la gran terraza que se extendía a la
altura de Awkaypata y que acabó siendo ocupada por la
construcción de la catedral.
Las terrazas entre Awkaypata y el Qorikancha
Como hemos visto, los muros escalonados de la
calle Suecia fueron construidos para estabilizar el desnivel
abrupto que cortaba transversalmente el terreno destinaLJǽ৹Ʋ৹DZƲ৹ȍNjঃǗȚǷLJƲǁǡǾǷ৹LJNjDZ৹ȚȐǁǽा৹Ƿ৹DZƲȐ৹ϯǘȚȍƲȐ৹ࡴाࡸ৹Θ৹ࡴाࡲࡱ৹
ǶǽȐȗȍƲǶǽȐ৹ǁǽǶǽ৹NjȐȗǽȐ৹ǶȚȍǽȐ৹LJǡΑǡLJNjǷ৹DZƲ৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲ৹ LJNjDZ৹ ȚȐǁǽ৹ NjǷ৹ LJǽȐ৹ ȐNjǁȗǽȍNjȐ৹ ǀǡNjǷ৹ LJǡǗNjȍNjǷǁǡƲLJǽȐा৹ DZ৹
sector superior, de mayor inclinación natural, se extiende
desde el Balcón Cusqueño hasta Qolqampata y el inferior,
85
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
de poca inclinación, que comienza en Awkaypata y se extiende hasta incluir el Qorikancha.
A partir de la calle Triunfo se extiende una superϯǁǡNj৹ǁǽǷ৹ȚǷƲ৹ȊNjǷLJǡNjǷȗNj৹ǶƳȐ৹DZǡǘNjȍƲ৹ॲ$ǡǘा৹ࡴाࡸॳष৹NjǷ৹NjDZ৹ȌȚNj৹ȐNj৹
asentaron la plaza Awkaypata, el recinto del Hatunkancha
y algunos de los recintos de las panacas (Qassana y Amarukancha, p.e.). El terreno fue regularizado con terrazas
ǶȚΘ৹ ȐȚƲΑNjȐ৹ ƲLJƲȊȗƲLJƲȐ৹ Ʋ৹ DZƲ৹ ǗǽȍǶƲ৹ LJNj৹ DZƲȐ৹ NjLJǡϯǁƲǁǡǽǷNjȐा৹
Después del Hatunkancha se extienden las dependencias
de todo tipo que orbitaban en torno al Qorikancha y las
kanchas y wakas asociadas con las panacas de Hanan Qosqo. La documentación arqueológica está recogida en las
ϯǘȚȍƲȐ৹ࡴाࡲࡷ৹Θ৹ࡴाࡲࡸा
86
UƲȍƲ৹ϯǬƲȍ৹DZƲ৹ȗǽȊǽǘȍƲǗǣƲ৹LJNj৹NjȐȗƲȐ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ǀƲǬƲȐ৹ǁǽǷȗƲǶǽȐ৹ ǁǽǷ৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ /ǷǯƲȐ৹ LJNj৹ DZƲ৹ ǁƲDZDZNj৹ [ƲǷȗƲ৹ ƲȗƲDZǡǷƲ৹
Angosta, los muros aparecidos en el patio interior de la
casa Concha, la calle Maruri y la inclinación de las calles
Romeritos y Awaqpinta. Esta última concluye con las
escaleras y muros de la Avenida Garcilaso. Aunque estos
țDZȗǡǶǽȐ৹ȐǽǷ৹LJNj৹ǗƲǁȗȚȍƲ৹ǶǽLJNjȍǷƲष৹ϯǬƲǷ৹NjDZ৹ȊȚǷȗǽ৹NjǷ৹NjDZ৹ȌȚNj৹
debía concluir el asentamiento, antes de que el cauce de
DZǽȐ৹ LJǽȐ৹ ȍǣǽȐ৹ ǁǽǷϲȚΘƲ৹ NjǷ৹ UȚǶƲȌǁǞȚȊƲǷा৹ =Ʋ৹ ϯǘȚȍƲ৹ ࡴाࡳࡶ৹
presenta los datos Inkas y la posición de los muros modernos de la Av. Garcilaso. Persiste la duda de si estos muros
existían ya en época Inka.
MANANTIALES, QOCHAS, ROCAS, WAKAS Y
LUGARES SAGRADOS
La topografía del Cusco la poblaban muchos lugares sagrados. Así nos lo recuerda Polo de Ondegardo:
“la Ciudad del Cuzco era casa y morada de dioses, e
ansí no avía en toda ella fuente ny paso ny pared que no
dixesen que tenya mysterío como paresçe en cada manyfestaçion de los adoratoríos de aquella Ciudad”.
(Polo de Ondegardo 1916a [1571]: 55)
Si bien las evidencias arqueológicas para demostrarlo son ciertamente muy escasas, uno de los indicios
más importantes son los tres puntos singulares en el trazado oblicuo de los muros de contención de la calle Suecia
ya descritos y que constituyen anomalías en el trazado toȊǽǘȍƳϯǁǽ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹/ǷǯƲा৹[Ț৹ǁǽǷϯǘȚȍƲǁǡǾǷ৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲ৹
sugiere que estos lugares fueron percibidos como manifestaciones de la naturaleza que debían ser respetadas en el
proceso de re-urbanización del centro del Cusco. Como
veremos, en el caso de la esquina de la calle Tecseqocha y
la Plaza del Tricentenario se trata de una hipótesis de trabajo. En el caso del Hatunrumiyoq su nombre quechua
nos permite asegurarlo.
Si examinamos el recorrido completo de los muros
de contención escalonados entre la calle Suecia y la Catedral, vemos que se extienden oblicuos y en zigzag con tres
salientes que sobresalen en a la topografía de esta parte
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura 3.14a (página anterior) Los muros ciclópeos de la calle Suecia (Foto izq.:
R. Mar; dcha. Vargas Paliza 2007, p.81).
En el interior de las construcciones históricas de la Calle Suecia, hoy transformadas en
hoteles y locales comerciales, se conservan
los muros de contención Inkas construidos
para estabilizar el gran desnivel del Balcón
Cusqueño. Destaca el tamaño de los grandes bloques utilizados.
Figura 3.14b (izquierda) Gran puerta
con bloques poligonales y escalinata
(Foto: Vargas Paliza 2007, p.79).
Descubierta al excavar el patio del inmueble
348 de la calle Suecia (2001-2002). Destaca
la calidad de los muros y el tamaño de los
bloques utilizados. Sus características y
disposición es similar a las portadas con
escalera que conocemos en Saqsaywaman.
de la ciudad. Aunque actualmente se encuentran comȊDZNjȗƲǶNjǷȗNj৹ ǁȚǀǡNjȍȗǽȐ৹ Ȋǽȍ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ৹ ǶǽLJNjȍǷǽȐष৹ ȐȚ৹ ǗǽȍǶƲ৹
y posición sugiere que fueron grandes rocas del terreno
natural que condicionaron el trazado de los muros de las
terrazas. Para la construcción del sistema de terrazas las
ȍǽǁƲȐ৹LJNjǀǡNjȍǽǷ৹ȐNjȍ৹ȗȍƲǀƲǬƲLJƲȐ৹Θ৹NjǷǘDZǽǀƲLJƲȐ৹ǁǽǷ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹Θ৹
plataformas sacras.
El primero de estos salientes está delimitado por el
muro angular de la calle Teqseqocha (Foto en Fig. 3.13) y
el segundo corresponde a la plazoleta triangular del Tricentenario. Entre ambos se extienden los muros en zigzag
de la calle Suecia. Ya hemos comentado que prosiguen
por debajo de la cuesta del Almirante para rodear la gran
fábrica de la Catedral, perdiendo altura progresivamente
hasta desaparecer en la calle Triunfo a la altura de la calle
Herrajes. Junto a este lugar situamos el tercer saliente, precisamente la gran plataforma del actual Museo Arzobispal, llamado en época Inka Hatunrumiyoq (Documentación en Fig. 3.15). El carácter singular de los dos primeros
puntos se deduce indirectamente del trazado irregular de
las terrazas y de la topografía del terreno. El tercer caso
(Museo Arzobispal) es una plataforma elevada de época
Inka perfectamente conservada. Las fuentes coloniales y
la tradición atribuyen a este lugar la localización del “palacio” de Inka Roca. Sin embargo, ha sido interpretado en
últimos estudios -creemos que de forma acertada- como
una waka o tal vez un ushnu (Anglés Vargas 1978: 113;
Vargas Paliza 2007).
Hatunrumiyoq (Figura 3.15) es una gran plataforma de planta rectangular, sostenida por muros construidos con grandes bloques de diorita verde que se cuentan
entre los más espectaculares muros Inkas del Cusco. Se
eleva cinco metros por encima de las calles circundantes y
carecía de aperturas de acceso en los tres lados que han llegado hasta nuestros días. En 1977 se derrumbó una parte
del muro meridional (Vargas Paliza 2007), y dejó a la vista
los vertidos de tierra y piedras que rellenaban la parte posterior de la plataforma. En la zona libre de construcciones
coloniales, se han conservado algunos restos de muros que
formaban parte de las construcciones Inkas que se alzaban
sobre la plataforma. La esquina exterior de un recinto se
apoya todavía sobre los bloques de diorita verde (Foto en
ϯǘȚȍƲ৹ࡴाࡲࡷॳा
La importancia de su ubicación se refuerza con el
hecho que el camino troncal del Antisuyu se desplaza a lo
largo de una de sus paredes ciegas (calle Hatunrumiyoq,
prolongación de la calle Triunfo). El acceso a la plataforma sólo podía estar situado en la fachada desparecida del
NjLJǡϯǁǡǽ৹ ȌȚNj৹ LJƲ৹ Ʋ৹ DZƲ৹ ƲǁȗȚƲDZ৹ ǁƲDZDZNj৹ ,NjȍȍƲǬNjȐ৹ Θ৹ ȌȚNj৹ NjǷ৹ DZƲ৹ Ʋǁtualidad es un muro de factura colonial que sustituyó al
primitivo muro Inka. Ésta calle es un segmento de la vía
ceremonial Inka que comunicaba Saqsaywaman y Qorikancha (Pumacurco). En este sentido, adquiere un parȗǡǁȚDZƲȍ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲLJǽ৹NjDZ৹ȗȍƲΝƲLJǽ৹LJNj৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹bȍǡȚǷǗǽ৹NjǷ৹njȊǽǁƲ৹
Inka: su anchura va creciendo desde los tres metros en su
inicio junto a Awkaypata hasta alcanzar los veinte metros
87
Fig.3.15 Hatunrumiyoc o el denominado “Palacio
de Inka Roca” (Fotos: A. Rifà, R. Mar, J.A. BeltránCaballero. Dibujos: R. Mar/ J.A. Beltrán-Caballero
a partir de Alfaro et al. 2014, El urbanismo inka del
Cusco, Nuevas aportaciones৹ϯǘा৹ࡶࡶॳा
El denominado “Palacio de Inka Roca” era en realidad
una gran plataforma ceremonial construida con un
extraordinario aparejo de diorita verde. Su nombre
en quechua, Hatunrumiyoc sugiere que se trataba en
ȍNjƲDZǡLJƲLJ৹LJNj৹ȚǷ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ȍǡȗȚƲDZष৹ȗƲDZ৹ΑNjΝ৹ȚǷ৹ȚȐǞǷȚष৹ǁȚΘƲ৹
forma conviene mejor a la naturaleza de los restos
arqueológicos.
Después de varios cambios de propiedad en los primeros repartos de solares del Cusco colonial, el conjunto
acabó albergando el palacio del Marqués de San
Juan de Buena Vista; actualmente alberga el Museo
Arzobispal.
El palacio fue construido sobre una gran plataforma
localizada en una posición privilegiada del antiguo
espacio urbano Inka sostenida por grandes muros de
contención de diorita verde de aparejo poligonal que
incluyen la célebre piedra de los 12 ángulos. Además
de estos (tres) muros perimetrales se ha conservado la
esquina de un recinto rectangular que se alzaba sobre
la plataforma.
Aunque se ha considerado por mucho tiempo que era
la sede del palacio del Inka Roca, hoy se piensa que era
ȊDZƲȗƲǗǽȍǶƲ৹ǁNjȍNjǶǽǷǡƲDZ৹LJNj৹ȚȐǽ৹ȍNjDZǡǘǡǽȐǽा৹[Ț৹ǁǽǷϯǘȚración arquitectónica y su antigua denominación
(hatunrumiyoq o gran piedra) son argumentos que
apoyan una interpretación ceremonial asociada con
DZƲ৹ȐƲǁȍƲDZǡΝƲǁǡǾǷ৹ǶǽǷȚǶNjǷȗƲDZ৹LJNj৹ȚǷƲ৹ƲϲǽȍƲǁǡǾǷ৹ȍǽǁǽȐƲ৹
(waka). Vargas Paliza (2007) sugiere que pudo tratarse
de un ushnu considerando su similitud con la construcción que recibe este nombre en Vilcashuaman.
89
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
90
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura 3.16 Plano Arqueológico del Centro
Histórico del Cusco entre San Cristobal y
Awkaypata (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
Color rosa para las excavaciones arqueológicas
consideradas en el estudio; color negro para los muros
Inkas; en rojo a puntos la reconstrucción del urbanismo Inka y en gris la topografía actual.
14: Excavaciones en Casa Concha. Una kallanca y 2
recintos que debían estar organizados en torno a una
kancha (Paz, Allcontor 2002; García Calderón 2005).
15: Hotel Marriot, antiguo convento de San Agustín.
Una kancha (?) con dos recintos y una calle Inka
(Oberti 2008). En gris hemos dibujado la planta del
convento. La iglesia fue destruida por los cañones del
mariscal Gamarra y tenía una planta particular,
16: Hotel Casa Andina Catedral: muros de una
kallanka en el interior del Hatunkancha. Es paralela a
la kallanka de Casa Concha.
17: Excavación bajo el asfalto de la Calle Triunfo: Se
descubrió un gran muro killke y la entrada de callejón
Inka hacia el interior del conjunto catedralicio (tal vez
el Uchullo). Esta calle corresponde al camino troncal
hacia el Antisuyu.
18: Muro Inka, posiblemente asociado a una de las
kanchas de Uchullo (Román 2008). Está asociado con
los muros Inkas decorados con nichos de los locales
comerciales de la calle Palacio.
19: Hotel Monasterio: restos de un posible recinto
asociado con una kancha. Se descubrieron también
restos de las terrazas hacia el Tullumayo.
20: Hotel Nazarenas: restos de dos kanchas Inkas
y los muros del callejón que limita las terrazas del
Tullumayo (Colque 2001).
21: Excavación en la Plaza de Armas bajo la fuente
central. Apareció un largo muro que podía haber
formado parte del ushnu de Awkaypata (?).
22: Excavación en la calle Suecia, inmueble 348.
Aparecieron los muros de contención en zigzag y una
puerta monumental similar a las de Saqsaywaman.
23: Excavación en la calle Purgatorio. Aparecieron
los muros dobles de contención que sostienen la calle
Waynapata y algunos indicios que sugieren la posición
de un callejón Inka.
ࡳࡵश৹ΗǁƲΑƲǁǡǾǷ৹ȊƲȍƲ৹ƲLJƲȊȗƲȍ৹ȚǷ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ǞǡȐȗǾȍǡǁǽ৹Ʋ৹ȚȐǽ৹
hotelero en el ángulo de Pumacurco con Ladrillos.
Muros Inkas de una posible kancha y muros de contención de la terraza.
26: Excavación para la adecuación de la gerencia de
Ciudad Histórica de la Municipalidad del Cusco.
Aparecieron muros Inkas de contención de terraza.
27: Excavación en la calle Mantas. Apareció el canal
Inka del rio Saphi y dos escaleras en mampostería
ϯǷƲ৹ȊƲȍƲ৹LJNjȐǁNjǷLJNjȍ৹ƲDZ৹ǁƲȚǁNj৹LJNjȐLJNj৹ΒǯƲΘȊƲȗƲ৹Θ৹ȌȚNj৹
LJNjǀǣƲǷ৹ϲƲǷȌȚNjƲȍ৹NjDZ৹NjȐȗȍǡǀǽ৹LJNj৹ȚǷ৹ȊȚNjǷȗNj৹ȐǽǀȍNj৹NjDZ৹ǁƲnal. También se documentaron restos de una posible
plataforma ritual. Se trata de una situación similar a la
documentada en la plaza Rimacpampa.
delante del acceso a la plataforma del posible ushnu; este
trazado oblicuo de la calle Inka permitió crear una pequeña
plazoleta delante del acceso a la plataforma. En esta hipótesis, una gran roca esculpida debería corresponder al sector
ocupado por el actual claustro del Museo Episcopal.
Los ceques y el Centro Sagrado
Bernabé Cobo, cuando enumera la lista de lugares
sagrados de los ceques, incluye 53 wakas situadas dentro
del Centro Sagrado. Todas sus plazas contaban con varias
ΒƲǯƲȐा৹Ƿ৹DZƲ৹ǁDZƲȐǡϯǁƲǁǡǾǷ৹LJNj৹bǽǶ৹~ǡȚLJNjǶƲ৹ॲࡲࡺࡷࡵष৹ࡲࡺࡶࡶॳ৹Θ৹
Brian Bauer (1998) corresponden a los números CH-5: 4;
CH-8: 3; AN-5: 1; QO-2: l. Cobo sitúa también algunas
wakas en las calles principales del Cusco (CH-5: 3; CH-6:
3), aunque no queda claro en todos los casos qué grupo o
linaje Inka era responsable del mantenimiento del culto.
bƲǶǀǡnjǷ৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ƲȐǽǁǡƲLJǽȐ৹ ǁǽǷ৹ DZƲ৹ ȍNjDZǡǘǡǾǷ৹ Θ৹ ƲLJǶǡnistración del Estado contaban con sus propias wakas. El
grupo más importante estaba directamente relacionado
con el punto de inicio de los ceques. Cuatro wakas estaban situadas dentro del Qorikancha (CH-2:1, CH-3:1,
CU-1:1, CU-5:1) y quince en su entorno inmediato.
Cuatro tenían el nombre de Tampukancha (QO-3:l; QO6:l; QO-9:l; CU-5:1). Los lugares asociados con el mito
de Manco Qhapaq y su esposa-hermana Mama Ocllu se
encuentran también en las inmediaciones del Qorikancha
(QO-6:l, QO-8:l, QO-9:l; CU-5-1; CU-7:1). Asimismo,
los lugares de la defensa de la ciudad ante el ataque de los
Chankas dieron lugar a nueve wakas.
También el Hatunkancha, directamente asociado
con el poder estatal, contaba con sus wakas (CH-3: 2;
CH-3: 3; CH-4: 2). En su interior estaba situado el Pukamarka (CH-5: 2) donde se rendía culto a Illapa / Chuquilla, cuyos sacerdotes realizaban su baño ritual en la
paqcha de Awkaypata. Mama Ocllo era venerada en uno
de los estanques-fuente (Tiqsicocha) que hemos visto en
Awkaypata (CH-3: 3). Sherbondy (1982) nos recuerda
que la plaza contaba con otra paqcha situada en el Qassana que era también una waka (CH-6, 5) asociada con
el agua. El término Pukamarka podría ser simplemente
DZƲ৹LJNjȐǡǘǷƲǁǡǾǷ৹LJNj৹ȚǷ৹ǘȍȚȊǽ৹LJNj৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNjDZ৹,ƲȗȚǷǯƲǷǁǞƲ৹
por su color rojo: en su interior se hallaba el santuario urbano dedicado a Wiraqocha Pachayachachiq (CH-6:2),
mientras que su wawki, una piedra que tenía una forma
redondeada (AN-1:2), se alzaba junto al Qorikancha. Finalmente, otras divinidades como el Wanakawri que era
un importante apu, también tenía su santuario. Era un
jardín denominado Mancochuqui (CH-8:2). Sabemos
que miraba al río Saphi, probablemente en dirección a la
posición de la montaña sagrada.
Las wakas del Centro Sagrado debían ser muchas
más. En particular si tenemos en cuenta que también
91
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
92
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura 3.17 Reconstrucción de la parte meridional del Cusco Inka con la distribución de
DZǽȐ৹ȊȍǡǷǁǡȊƲDZNjȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹(Dibujo: R. Mar/J.A.
Beltrán-Caballero).
El corazón social del Cusco Inka era sin dudas
Awkaypata. Sus límites pueden ser precisados con
los datos arqueológicos. Los muros Inkas del Portal
de Panes corresponden al Cassana y los del Portal de
Belén al muro del recinto del Hatunkancha.
Garcilaso de la Vega describe en torno a la plaza tres
“galpones”, espacios alargados de grandes dimensiones que pueden ser interpretados como kallankas
destinadas a usos diferentes y que debían ser el esceǷƲȍǡǽ৹ǁǽǶȊDZNjǶNjǷȗƲȍǡǽ৹LJNj৹DZƲȐ৹ϯNjȐȗƲȐ৹ȌȚNj৹ȐNj৹ǁNjDZNjǀȍƲǀƲǷ৹
en Awkaypata. Al norte se situaba el “galpón” del
Cassana. Sus restos son visibles en los locales comerciales del Portal de Panes (Inkarail) y en el interior del
centro comercial “Los Ruiseñores” que ocupa la cuadra o manzana de casas actuales. Los fragmentos de
muros Inkas conservados en el centro comercial sugieren la existencia de varias kanchas. La fachada sur de la
plaza estaba ocupada por el Amarukancha (La kancha
de las Serpientes) con su correspondiente “galpón”.
Corresponde al solar ocupado por el conjunto de la
Compañía de Jesús. Finalmente, Garcilaso cita un
tercer “galpón” situado a oeste de la plaza. Fue utilizado como primera Catedral antes de la construcción
del gran templo colonial. Distintas fuentes coloniales
asocian este lugar con los términos de Kiswarkancha,
Ochullo y Cuiusmanco, aunque existen dudas sobre
NjDZ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲLJǽ৹LJNj৹NjȐȗǽȐ৹ȗnjȍǶǡǷǽȐा
Un cuarto gran espacio debía ser el Qora Qora, situado en la zona norte de la plaza, del que no tenemos
ninguna evidencia arqueológica. El solar fue entregado a Gonzalo Pizarro y estaba situado entre las calles
Suecia y Procuradores.
El “palacio” o “casas” de Waskar, adjudicado en el
Reparto de Solares a Diego de Almagro, es citado en
la zona del actual Palacio del Almirante.
Finalmente, el Qolqampata, citado como el “palacio”
de Manco Qhapac se situaba detrás de San Cristóbal
y cuenta con restos Inkas monumentales todavía visibles. Garcilaso nos recuerda que contaba con un gran
“galpón”, el cuarto que él llegó a ver en la ciudad.
contaban con wakas propias los recintos (kanchas y ediϯǁǡǽȐॳ৹ƲȐǽǁǡƲLJǽȐ৹ǁǽǷ৹DZǽȐ৹DZǡǷƲǬNjȐ৹ȍNjƲDZNjȐ৹ॲȊƲǷƲǁƲȐॳ৹Θ৹ȌȚNj৹DZǽȐ৹
cronistas asimilan a “palacios”. El Qassana contaba con
su waka que era mantenida por el propio linaje (CH-6,
4). Lo mismo ocurría con los lugares sagrados asociados
con la memoria de cada Inka. Pachacútec recibía homenaje sagrado en el Condorkancha (CH-3: 4) y en la piedra
esculpida que él había hecho colocar en el Qolqampata
(CH-4,4). Su linaje veneraba en el Kusikancha la memoria
de su lugar de nacimiento (CH-5: 1) y en el Qora Qora
(CH-5: 5) el lugar donde dormía. Wayna Qhapaq tenía
ȐȚ৹ΒƲǯƲ৹NjǷ৹NjDZ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹LJNj৹UȚǶƲǁȚȍǁǽ৹ॲ,ঃࡴषࡶॳा৹bƲǶǀǡnjǷ৹
era una waka el lugar donde había dormido este Inka, llamado Cugitallis (CH-8:4). Finalmente contamos con la
memoria de Curi Ocllo que recibía veneración en Qolqampata (CH-4:3).
Más de trescientos lugares sagrados fueron inventariados en el entorno del Cusco por Cristóbal de
Albornoz, Bernabé Cobo y Polo de Ondegardo. Sin emǀƲȍǘǽष৹DZƲȐ৹LJǡϯǁȚDZȗƲLJNjȐ৹ȌȚNj৹NjǷǁȚNjǷȗȍƲǷ৹DZǽȐ৹ǡǷΑNjȐȗǡǘƲLJǽȍNjȐ৹
ȊƲȍƲ৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲȍ৹NjȐȗƲȐ৹ΒƲǯƲȐ৹ॲ~ȚǡLJNjǶƲ৹ࡲࡺࡷࡵष৹ࡲࡺࡺࡶॄ৹ƲȚNjȍ৹
ࡲࡺࡺࡹॳ৹LJNjǶȚNjȐȗȍƲǷ৹DZƲ৹ȗNjǶȊȍƲǷƲ৹NjϯǁƲǁǡƲ৹ȌȚNj৹LJNjǶǽȐȗȍƲȍǽǷ৹
primeros españoles como “extirpadores de idolatrías”.
Contamos sin embargo, con una waka situada en el borde
noreste del espacio urbano del Centro Sagrado, relativamente bien conocida, que ayuda a restituir la forma que
tenían los lugares marcados por la presencia material de la
naturaleza sacralizada. Se trata de la waka Sapantiana. Van
de Guchte (1990:93) describe sumariamente la roca esculȊǡLJƲ৹ ȊȍǽȊǽǷǡNjǷLJǽ৹ ȐȚ৹ ǡLJNjǷȗǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ ǁǽǷ৹ DZƲ৹ ȌȚǡǷȗƲ৹ ΒƲǯƲ৹
del cuarto ceque denominada Guarnankancha, aunque
Sherbondy (1982: 49) sugiere que esta waka podría ser un
segmento del río Tullumayo antes de entrar en el Cusco.
La waka Sapantiana está situada junto al inicio
NjǷǁƲȚΝƲLJǽ৹ LJNjDZ৹ ȍǣǽ৹ bȚDZDZȚǶƲΘǽ৹ Θ৹ ȐNjȍΑǣƲ৹ ƲLJNjǶƳȐ৹ ȊƲȍƲ৹ ϯǬƲȍ৹
el límite sacro del espacio urbano. Aunque sólo se han
conservado algunos pocos segmentos de muros, subsisten
ȐȚϯǁǡNjǷȗNjȐ৹ ǡǶȊȍǽǷȗƲȐ৹ NjǷ৹ DZƲ৹ ȍǽǁƲ৹ ȐƲǘȍƲLJƲ৹ ȊƲȍƲ৹ ȐƲǀNjȍ৹ ȌȚNj৹
en época Inka estaba completamente rodeada por construcciones. Algunos indicios en la parte norte sugieren la
presencia de una escalera que habría permitido acceder a
una plataforma superior apoyada sobre la roca. Las improntas que han quedado en la roca permiten dibujar el
recinto que se extendía sobre la plataforma rocosa. No se
han conservado evidencias de canales de libación o salientes esculpidos en la roca sobre la plataforma, como ocurre
en otras wakas del entorno del Cusco (Pino Matos 2005;
Staller 2008). No es sorprendente, ya que la actividad de
los “extirpadores de idolatrías” debió ser más intensa en la
propia ciudad. La waka Sapantiana estaba asociada adeǶƳȐ৹Ʋ৹ȚǷƲ৹ǗȚNjǷȗNj৹LJNj৹ƲǘȚƲष৹ƲțǷ৹ƲǁȗǡΑƲष৹ȌȚNj৹ǷǽȐ৹ȍNjϯNjȍNj৹ƲDZ৹
simbolismo hidráulico de su posición.
93
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Figura 3.18 Plaza de Armas del Cusco (Foto: A. Rifà).
En época Inka, la gran explanada Awkaypata-Kusipata era el lugar de encuentro de multitudes. Los trabajos de saneamiento que aquí se
llevaron a cabo, permitieron dotar a la ciudad de un lugar adecuado para alojar al gran número de personas que aquí se reunirían durante las
ǁNjDZNjǀȍƲǁǡǽǷNjȐ৹ȌȚNj৹ǶƲȍǁƲǀƲǷ৹NjDZ৹ǁƲDZNjǷLJƲȍǡǽ৹ƲǘȍǣǁǽDZƲा৹ƲDZDZNjȐ৹Θ৹ǁƲǶǡǷǽȐ৹ǁǽǷϲȚǣƲǷ৹NjǷ৹NjȐȗNj৹ȊȚǷȗǽ৹Θ৹DZǽ৹ǁǽǷNjǁȗƲǀƲǷ৹ǁǽǷ৹DZǽȐ৹DZȚǘƲȍNjȐ৹ȐƲǁȍǽȐ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚdad. Aunque su tamaño se vio reducido durante la colonia, la actual Plaza de Armas del Cusco sigue siendo el centro neurálgico de la ciudad.
94
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
95
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
AWKAYPATA
La vida cotidiana en el antiguo Cusco giraba en
torno a la gran explanada ceremonial, de forma cuadrangular, llamada Awkaypata. John Rowe nos ha dejado un
excelente estudio sobre sus características en época Inka
(2003). En ésta plaza tenían lugar las ceremonias políticas y religiosas más importantes del Tawantinsuyu. Una
pequeña parte de esta gran explanada estaba pavimentada con losas, sin embargo, en su mayor extensión estaba
cubierta con arena de mar traída desde la costa. Estamos
frente a una explanada dual, con dos sectores separados
por el río Saphi, donde cada uno tenía un nombre relacionado con la función que prestaban: Awkaypata y Kusipata. Algunos cronistas indican que Awkaypata era el
nombre original de la actual Plaza de Armas, y equivale
a “plaza de los ensayos de guerra” o a “plaza principal”
ॲNjȍȍǾǷঃUƲDZǽǶǡǷǽ৹ࡳࡱࡱࡵॳॄ৹ǶǡNjǷȗȍƲȐष৹<ȚȐǡȊƲȗƲ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȍǣƲ৹
“plaza placentera/contenta” (actual Plaza del Regocijo).
Esta denominación se sustenta en el hecho que después
de las grandes ceremonias que tenían lugar en el sector
Awkaypata, la población se concentraba en el sector KusiȊƲȗƲ৹ȊƲȍƲ৹DZDZNjΑƲȍ৹Ʋ৹ǁƲǀǽ৹ȐȚȐ৹ϯNjȐȗƲȐष৹ǁǽǶNjȍ৹Θ৹ǀNjǀNjȍा৹Ƿ৹njȊǽǁƲ৹
colonial, los autores españoles pronto comenzaron a referirse al sector Kusipata como “Tianquez” (“mercado”
en lengua náhuatl de México). Esto nos puede hacer pensar, que en tiempo del Inka, este sector estaba dedicado a
una suerte de mercado, para intercambio de bienes. Los
andinos denominaban también “catu”, que de la misma
ǶƲǷNjȍƲ৹ΑNjǷLJȍǣƲ৹Ʋ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȍ৹ঐǶNjȍǁƲLJǽ৹ȊƲȍƲ৹ǡǷȗNjȍǁƲǶǀǡǽ৹LJNj৹
bienes” (Bauer 2008: 227). Respecto a las funciones de
un mercado en el sector Kusipata tenemos dos ilustrativas
noticias trasmitidas por los cronistas:
“era esta gran ciudad, pueblo de cien mil casas, y en cada
una vivían dos o tres moradores, y aun diez, y de cinco en
cinco días se hacía mercado en una plaza ancha y luenga
llamada Kusipata, endonde al presente está fundado el convento de Ntra. Sra. De las Mercedes, que es el primero que
se fundó en esta dicha ciudad; cabían en la dicha plaza cien
ȌǷȇॗȠǡȣȦȓȍLjȦࢠॗǗLjǝLjॗȓφǗǷȓॗ͕ॗǗLjǝLjॗȌǡȣǗLjǝǡȣǹLjॗȭǡȍǹLjॗȦȰॗȇȰǮLjȣॗ
señalado, a la cual dicha plaza llaman los indios catu; en la
cual hay de ordinario muchas mercancías de todos géneros,
en donde van unos y otros a rescatar [comerciar]”
(Fray Martín de Murúa 1946 [1590]: 368-369).
96
“al poniente del arroyo [Saphi] está la plaza que llaman
Kusipata, que es andén de alegría y regocijo… …en ella
están los indios e indias que con sus miserias hacían en
ȌǷȦॗȭǷǡȌȠȓȦॗȓφǗǷȓȦॗǝǡॗȌǡȣǗLjǝǡȣǡȦॗȭȣȓǗLjȍǝȓॗȰȍLjȦॗǗȓȦLjȦॗȠȓȣॗ
otras; porque en aquel tiempo no había uso de moneda
labrada, ni se labró en los veinte años después; era como
feria o mercado, que los indios llaman catu”
(Garcilaso de la Vega2004 [1609]: 444-445).
La posición de la explanada coincidía con un humedal que tuvo que ser saneado para la refundación de la
ciudad. Una noticia recogida por Cieza de León comenta
un aspecto importante del sitio y nos indica el recuerdo
que tenían los propios Inkas:
࣮LjȇǮȰȍȓȦॗǝǡॗȇȓȦॗǷȍǝǷȓȦॗȍLjȭȰȣLjȇǡȦॗLjφȣȌLjȍॗȢȰǡॗǝȓȍǝǡॗǡȦȭLjǖLjॗ
la grande plaza, que es la misma que agora tiene, había
ȰȍॗȠǡȢȰǡȒȓॗȇLjǮȓॗ͕ॗȭȣǡȌǡǝLjȇॗǝǡॗLjǮȰLjॗȢȰǡॗȇǡȦॗǡȣLjॗǝǷφǗȰȇȭȓȦȓॗ
ȠLjȣLjॗǡȇॗȇLjǖȣLjȣॗȇȓȦॗǡǝǷφǗǷȓȦॗǮȣLjȍǝǡȦॗȢȰǡॗȢȰǡȣǹLjȍॗǗȓȌǡȍ͚Ljȣॗ
͕ॗǡǝǷφǗLjȣࢠॗȌLjȦॗǗȓȌȓॗǡȦȭȓॗǭȰǡȦǡॗǗȓȍȓǗǷǝȓॗȠȓȣॗǡȇॗȣǡ͕ॗ[ǷȍǗǴǷॗ
Roca, procura con ayuda de sus aliados y vecinos deshacer
aquel palude, cegándolo con grandes losas y maderos gruesos, allanando por encima donde el agua solía estar, de tal
manera, que quedó como agora lo vemos”
(Cieza de León 1880 [1553]: 59).
La noticia del saneamiento del humedal es recogida
siglos después de la construcción de la plaza y se asocia con
el gobernante Sinchi Roca. Aunque su precisión cronológica es discutible, no podemos excluir que en el incierto
tiempo anterior a la guerra de los Chankas este gobernante
Inka hubiese canalizando las surgentes y circulación subterránea en el área de la actual Plaza de Armas, para utilizar
su agua. El trazado y construcción de la explanada no puede separase en términos prácticos de la canalización de los
ríos y por tanto de la urbanización de la ciudad. La forma
ϯǷƲDZ৹Θ৹DZǽȐ৹DZǣǶǡȗNjȐ৹ǗǣȐǡǁǽȐ৹LJNj৹ΒǯƲΘȊƲȗƲ৹ǗȚNjȍǽǷ৹ȍNjȐȚDZȗƲLJǽ৹LJNj৹
la canalización del cauce del Saphi y de la estabilización de
las pendientes del terreno con andenerías en la calle Suecia.
Ambas intervenciones de ingeniera Inka formaron parte
de la transformación agraria del valle que las fuentes atribuyen a la re-fundación del Cusco.
Jeanette Sherbondy (1982:15-16) recogió en sus
trabajos las fuentes coloniales que recuerdan el papel primordial del agua en relación a la gran plaza. Estas indican
que la zona pantanosa se extendía también al otro lado del
Saphi ocupando Kusipata. Por ello, los ingenieros Inkas
tuvieron que atravesar el pantano con los muros de encauzamiento del río y realizar vertidos de tierra para nivelar la
ΝǽǷƲा৹ǶǀƲȐ৹ǽȊNjȍƲǁǡǽǷNjȐ৹NjΗǡǘǡNjȍǽǷ৹ϯǷƲDZǶNjǷȗNj৹ǁȍNjƲȍ৹LJȍNjǷƲjes por debajo del pavimento como recoge la célebre noticia
LJNj৹ȐȗNjȗNj৹ॲࡲࡺࡳࡵश৹ࡶࡶॳ৹ȌȚǡNjǷ৹ƲϯȍǶƲ৹NjǷ৹ȐȚ৹ǁȍǾǷǡǁƲ৹ǞƲǀNjȍ৹ΑǡȐȗǽ৹
un sistema de drenaje subterráneo cubierto con losas que
desaguaba la plaza en el canal del Saphi (Sherbondy 1982).
La tradición popular hacía nacer todos los manantiales que habían alimentado el humedal de Awkaypata
de una mítica laguna subterránea situada debajo de la
ciudad (Sherbondy 1982b:13). Su continua presencia en
la historia del centro del Cusco prueba su origen geológiǁǽष৹ƲȐǽǁǡƲLJǽ৹ǁǽǷ৹DZƲ৹ǁǽǷϯǘȚȍƲǁǡǾǷ৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲ৹LJNjDZ৹ȗNjȍȍNjǷǽा৹
En época Inka, cuando el abrupto desnivel (de cuya base
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura 3.19 Reconstrucción de Awkaypata en época Inka (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
Además de los tres “galpones” (kallankas) citados por Garcilaso, Qassana (1), Amarukancha (2) y Kiswarkancha (3) hemos dibujado el
Qora-Qora (4) con la forma de una gran kallanka perpendicular a la plaza. Hemos incluido otros elementos como el Ushnu central (5),
el Sunturwasi (6) y las plataformas elevadas (7) delante de la Catedral. Los muros en zigzag de la calle Suecia (8), las casas de Waskar (9), el
Qolqampata (10) aparecen en la ladera coronada por Saqsaywaman (11) cuya presencia debía ser dominante en todo el paisaje urbano.
manaba el agua) fue modelado con los muros de contención en zigzag, se procedió además a construir dos estanȌȚNjȐ৹ȊƲȍƲ৹NjDZ৹ǁǽǷȗȍǽDZ৹LJNj৹DZǽȐ৹ƲϲǽȍƲǶǡNjǷȗǽȐा৹ȐȗǽȐ৹bǡǁȐǡǁǽǁǞƲ৹
ȐNj৹ NjǷǁǽǷȗȍƲǀƲǷ৹ NjǷ৹ NjDZ৹ ǡǷȗNjȍǡǽȍ৹ LJNj৹ ȐNjǷLJǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ Θ৹ NjȍƲǷ৹
considerados huacas principales (Cobo 1956: 170). Más
allá de su asociación con Mama Ocllo y del recuerdo de
los mitos de fundación Inkas, desde el punto de vista toȊǽǘȍƳϯǁǽ৹ǷǽȐ৹ǡǷȗNjȍNjȐƲ৹ȍNjǁǽȍLJƲȍ৹ȐȚ৹ȍNjDZƲǁǡǾǷ৹ǁǽǷ৹NjDZ৹LJNjȐǷǡΑNjDZ৹
natural que fue revestido con los muros de contención de
la calle Suecia. Sherbondy (1982b:15) cita también otros
manantiales que llegaban a inundar la Catedral hasta que
fueron saneados con canales de desagüe en el siglo XVIII.
ȐȗNjȗNjा৹[ƲǀNjǶǽȐ৹ȌȚNj৹DZƲ৹ǽȊNjȍƲǁǡǾǷ৹ϯǷƲDZ৹ǗȚNj৹NjDZ৹ΑNjȍȗǡLJǽ৹LJNj৹ƲȍNjna de playa para nivelar la plaza (Polo de Ondegardo 1916a
[1571]:109). Con ello se resolvía un problema de índole
práctica, facilitar la evacuación del agua, y otro simbólico,
convertir el centro del que salían los caminos troncales del
Qhapaq Ñan en una metáfora del océano (Sherbondy
1982b) y homenaje a ticsi Wiracocha, el gran creador.
Estos trabajos necesariamente tuvieron que estar
asociados con el saneamiento de la plaza (después de canalizar el Saphi) y la construcción de los desagües que cita
“En tiempo de los Inkas aquellas dos plazas estaban hechas una; todo el arroyo estaba cubierto con vigas gruesas
y encima de ellas losas grandes para hacer suelo, porque
Aunque los sectores Awkaypata y Kusipata estaban separados por el recorrido del río Saphi, físicamente
constituían una unidad ya que el paso del río, al parecer,
NjȐȗƲǀƲ৹ǁȚǀǡNjȍȗǽ৹ȐNjǘțǷ৹DZǽ৹ƲϯȍǶƲ৹%ƲȍǁǡDZƲȐǽ৹LJNj৹DZƲ৹qNjǘƲश
97
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
98
Figura 3.20 Reconstrucción de la gran plaza ceremonial (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
Divida en dos sectores por el río Saphi, el sector Awkaypata, dentro de los límites sagrados del Cusco, estaba reservada a los miembros
de los linajes Inkas del Cusco. En el sector Kusipata, fuera de dichos límites, se situaban los curacas y las wakas provenientes de las demás
regiones del Tawantinsuyu.
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
LjǗȰǝǹLjȍॗȭLjȍȭȓȦॗȦǡȒȓȣǡȦॗǝǡॗ͎LjȦLjȇȇȓȦॗLjॗȇLjȦॗφǡȦȭLjȦॗȠȣǷȍǗǷȠLjȇǡȦॗ
que hacían al Sol, que no cabían en la plaza que llamamos principal; por esto la ensancharon con otra, poco
menos grande que ella. Cubrieron el arroyo con vigas,
porque no supieron hacer bóveda. Los españoles gastaron
la madera y dejaron cuatro puentes a trechos, que yo
alcancé, y eran también de madera. Después hicieron tres
de bóveda, que yo dejé. Aquellas dos plazas en mis tiempos no estaban divididas, ni tenían casas a una parte y a
otra del arroyo, como ahora las tienen”
(Garcilaso de la Vega2004 [1609]: 444).
Cerca del centro de Awkaypata se hallaba un ushnu (usno) o plataforma pétrea cuadrangular y de múltiples niveles, con una escalera en uno de los lados (Zuidema
1980; Aveni 1981; Hyslop 1990); se trata de una plataforma de observación para rituales de la élite. Según Agurto
esta plataforma ceremonial en forma de pirámide truncada se debía parecer al ushnu de Vilcashuamán. Como
forma constructiva procedería de los reinos Yungas de la
zona costeña, una vez fueron conquistados por los Inkas
(Agurto 1987:70). Albornoz lo describe como un “pilar
de oro donde bevían al Sol en la plaça” (Albornoz, 1967
[1580]: 26). Puede ser que Pedro Pizarro también hable
de ella o de un elemento similar cubierto de oro:
“Tenían también delantes de estos muertos unos canxilones
grandes (que ellos llamaban birques) de oro, u de plata, u
de barro, cada uno como quería, y aquí echaban la chicha
que al muerto le daban […] Pues llenos estos birques, los
derramaban en una piedra rredonda que tenían por ydolo, en mitad de la plaça y hecha alrededor una alberca pequeña, donde se consumía por unos caños que ellos tenían
hechos por debaxo de tierra. Esta piedra tenía una funda
de oro que encaxaba en ella y la tapaba toda, y asimismo
tenía hecho una manera de buhihuelo de esteras texidas,
rredondo, con que la cubrían de noche. […] Para donde
asentaban este bulto que ellos dezían hera el sol, tenían
puesto en la mitad de la plaça un escaño pequeño, todo
guarnesçido de mantas de pluma muy pintadas, y aquí
ponían este bulto […] todas estas çeniças que quedaban de
estos fuegos que hazían, las echaban en este pilón que digo
estaba en mitad de la plaça y piedra redonda a manera
de teta donde echaban la chicha”
(Pizarro, 1978 [1571]: 89-91).
fundadores, con mezcla y piedra, lo allanaron y pusieron
como agora está. Desta plaza salían cuatro caminos reales;
en el que llamaban Chichasuyo se camina a las tierras
de los llanos con toda la serranía, hasta las provincias
de Quito y Pasto. Por el segundo camino que nombran,
Condesuyo, entran las provincias que son subjetas a esta
ciudad y a la de Arequipa. Por el tercero camino real, que
tiene por nombre Andesuyo, se va a las provincias que caen
en las faldas de los Andes y a algunos pueblos que están
pasada la cordillera. En el último camino destos, que dicen
Collasuyo, entran las provincias que llegan hasta Chile.
De manera que, como en España los antiguos hacían división de toda ella por las provincias, así estos indios, para
contar las que había en tierra tan grande, lo entendían
por sus caminos”
(Cieza de León, 2000 [1553]: 323).
Este gran espacio abierto localizado en el Centro
Sagrado del Cusco estaba rodeado por un entramado de
ǁƲDZDZNjȐ৹NjȐȗȍNjǁǞƲȐ৹NjǷ৹DZƲȐ৹ȌȚNj৹ȐNj৹ȐǡȗȚƲǀƲǷ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȍNjȊȍNjsentativos de la elite Inka, las dependencias del Estado y
los principales santuarios.
En 1548 el Cabildo dio licencia para construir casas y tiendas a lo largo del Saphi, separando las dos partes de la explanada original y cortando la relación física y
visual entre ellas. Así, mientras que el tamaño del sector
Awkaypata no sufrió mayores cambios durante el virreinato, el sector Kusipata fue ocupado no solo por la línea
de casas que separó los dos sectores, sino por la construcción de la caja real en el sitio que hoy ocupa el Hotel Cusco; el espacio que no se construyó lo ocupa la actual Plaza
del Regocijo.
La gran explanada constituía el punto de inicio de
los cuatro caminos que se dirigían desde el Cusco hacia los
cuatro suyos o distritos que formaban el dominio Inka.
Lo describe con precisión Cieza de León:
LA SEDE DEL PODER ESTATAL Y EL CULTO AL
SOL
La canalización del Saphi y del Tullumayo, acompañada de la construcción de andenerías, fue una operación unitaria de ingeniería pensada para estabilizar el
terreno del Centro Sagrado del Cusco. En total se construyeron más de 8 kilómetros de canales delimitados por
muros. La altura de las paredes de los canales variaba entre
los 4 y 6 metros de altura. Si suponemos una altura media
LJNj৹ࡶ৹Ƕ৹ǷǽȐ৹LJƲ৹ȚǷƲ৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹LJNj৹ࡵࡱाࡱࡱࡱ৹Ƕࡳ৹LJNj৹ǶȚȍǽȐ৹ǁǽǷȐtruidos. A ello debemos sumar el enlosado del fondo del
ǁƲǷƲDZ৹ॲȌȚNj৹Ƿǽ৹LJNjǀǣƲ৹ǀƲǬƲȍ৹LJNj৹DZǽȐ৹ࡳࡴाࡶࡱࡱ৹Ƕࡳ৹LJNj৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNjा৹
Saphi: 5 Km x 3,5 m de anchura = 17.500 m2; Tullumayo: 3 Km x 2 m de anchura = 6.000 m2) y la construcción
de los puentes. Además, se tuvo que sanear el humedal de
Awkaypata-Kusipata (3-4 Has).
“En el comedio cerca de los collados della, donde estaba lo
más de la población, había una plaza de buen tamaño, la
cual dicen que antiguamente era tremedal o lago, y que los
La construcción de las terrazas del Choquechaca-Tullumayo implicó levantar entre 6 y 8 Km lineales
de muros de contención. Si suponemos una media de
99
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
100
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Fig. 3.21 Carta arqueológica del Cusco entre la
calle Maruri y Pumacchupan (Dibujo: R. Mar/J.A.
Beltrán-Caballero).
Color rosa para las excavaciones arqueológicas consideradas en el estudio; negro para los muros Inkas; en
rojo a puntos la reconstrucción del urbanismo Inka y
en gris la topografía actual.
1. Calle Awakpinta. Excavación para instalación de un
hotel. Sólo se documentó el límite de la calle Inka.
2a. Calle Intikawarina. Excavación por la construcción de un hotel. Aparecieron esquinas de dos
recintos que formaban parte de una kancha.
2b. Aparcamiento de vehículos en la calle
Intikawarina. En el fondo del solar se conserva un muro Inka con varios nichos trapezoidales que formaba
ȊƲȍȗNj৹LJNj৹DZƲ৹ǗƲǁǞƲLJƲ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍ৹LJNj৹ȚǷ৹NjLJǡϯǁǡǽष৹ȊȍǽǀƲǀDZNjmente parte de una kancha.
3. Claustro de Santo Domingo. Las excavaciones
NjǷ৹NjDZ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹ȊNjȍǶǡȗǡNjȍǽǷ৹
descubrir las estructuras casi completas de la kancha
principal del Qorikancha, santuario principal en todo
el Tawantinsuyu de la religión solar de los Inkas.
4. Intipampa. Las excavaciones debajo del pavimento
de la plaza permitió descubrir niveles arqueológicos del
periodo killke y un gran muro Inka en la calle Zetas.
5. Hotel Libertador. Las excavaciones para la
adecuación del hotel descubrieron muros de dos
kanchas Inkas cuya fachada se encontró en la ya citada
excavación de la calle Zetas (Num.4). Por debajo de
los niveles Inkas aparecieron restos y materiales del
periodo killke.
6. Limacpampa Grande. Las excavaciones descubrieron
las paredes del canal del Tullumayo, con una escalera para bajar al cauce del río. Adosados al canal se descubrieron los restos de un muro que sostenía una plataforma
ceremonial que ocupaba el centro de la plaza Inka.
7. Cusikancha. Las excavaciones en distintos solares
situados entre la calle Maruri, Pampa del Castillo,
Plazoleta de Santo Domingo y Romeritos descubrieron
los restos de nueve kanchas que forman un conjunto
arquitectónico unitario. Por debajo de los niveles Inkas
se descubrieron estructuras y niveles de época killke.
8. Calle Tullumayo. Excavación provocada por
la reforma del hotel Munaywasi. Aparecieron las
improntas de la prosecución de las terrazas Inkas en el
punto donde el río gira.
9. Calle San Agustín. Excavación de un solar en el que
aparecieron niveles Inkas sin estructuras asociadas.
10. Calle Tullumayo. En el fondo de la parcela se
descubrieron restos del callejón que culminaba las
terrazas agrarias del río.
11. Banco Wiese. La excavación para la instalación
del banco descubrió los restos de una posible kancha
de las que ocupaban el interior del Hatunkancha.
Apareció también la continuación del muro perimetral con su hilera de nichos.
12. Centro comercial Ima Sumaq. La excavación
no descubrió restos Inkas aunque aparecieron los
nichos de la cara interior del muro perimetral del
Hatunkanacha.
4 m de altura estamos hablando de 28.000 m2 de muros
construidos. En cambio, la construcción de las terrazas del
Saphi requirió un trabajo menor. Entre el Qorikancha y
Awkaypata se tuvieron que levantar unos 2 Km lineales
(4 andenes x 500 m) de muros con una media de 3 m de
ƲDZȗȚȍƲा৹DZDZǽ৹ǷǽȐ৹LJƲ৹ࡷाࡱࡱࡱ৹Ƕࡳ৹LJNj৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹LJNj৹ǶȚȍǽ৹ǁǽǷȐtruido. Entre Awkaypata y las Teresianas (800 m de longitud) la estabilización de la pendiente hacia San Cristóbal
requirió un mínimo de 5 andenes, lo que supuso 6 Km
lineales de muros de contención. Dado que en este sector
el desnivel es mayor, debemos suponer una media de 6 m
de altura para los andenes. Resultan 36.000 m2 de superϯǁǡNj৹ǁǽǷȐȗȍȚǡLJƲा৹Ƿ৹ȗǽȗƲDZष৹DZǽȐ৹ǁƲǷƲDZNjȐ৹Θ৹DZƲ৹NjȐȗƲǀǡDZǡΝƲǁǡǾǷ৹LJNj৹
la ladera de los dos ríos exigieron un mínimo de 70.000
m2 de muros construidos.
La estabilización del cauce del Saphi y del Tullumayo tuvo que ser complementada con las terrazas que
organizan el interior del espacio urbano interior desde San
Cristóbal (Qolqampata) hasta Santo Domingo (QorikanǁǞƲॳा৹DZ৹ǁƳDZǁȚDZǽ৹LJNj৹DZƲ৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹LJNj৹ǶȚȍǽȐ৹ǁǽǷȐȗȍȚǡLJƲ৹ȊƲȍƲ৹
NjDZDZǽ৹ȍNjȐȚDZȗƲ৹ǶNjǷǽȐ৹ϯƲǀDZNj৹Ȋǽȍ৹DZƲ৹ǡǷǗǽȍǶƲǁǡǾǷ৹ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡca limitada de que disponemos. En cualquier caso, entre
Qolqampata y Waynapata había un desnivel de unos 60 m
de altura y se tuvieron que construir tres hileras limitadas
por las calles Resbalosa, Arco Iris y Pumacurco (80, 100 y
45 metros de separación respectiva) con un mínimo de seis
plataformas por hilera. Algunas de las plataformas fueron
rehundidas en el terreno y otras fueron construidas sobre
rellenos de tierra. En ambos casos el desnivel a salvar era el
mismo. La obra fundamental fueron los muros que sostenían la pendiente y puede ser evaluada en torno a los
13.500 m2 (225m x 60m) de muro construido. Los muros laterales de las plataformas (36 unidades) se debían
desarrollar escalonadamente y supusieron unos 5.400 m2
(36 ud. x 150 m2). El gran muro doble que sostiene Waynapata tiene una longitud de 220 m y una altura media
12 metros. Lo que nos da una aproximación de 2.640 m2
construidos. Finalmente, los muros escalonados entre la
Calle Suecia y la calle Triunfo equivalen a unos 380 m lineales que deben salvar un desnivel medio de 12 metros,
lo que equivale a 4.560 m2 de muro construido. Dado el
carácter aproximativo de estas mediciones, podemos descartas los muros interiores de contención del Hatunkacha
y de la zona del Kusikancha. Por lo tanto la estimación
para la zona de terrazas interiores es de unos 26.100 m2.
En resumen, el cálculo orientativo de la construcción que supuso la gestión del agua (canales) y del
terreno (terrazas) para urbanizar el centro de la capital
debió sobrepasar los 100.000 m2 (113.600 m2) de muros construidos. Si a ello añadimos los movimientos de
tierra que fueron necesarios para completar la obra (sin
ǁǽǷȗƲȍ৹DZƲ৹ǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹Ƿǡ৹NjDZ৹ǁǽǷǬȚǷȗǽ৹LJNj৹
101
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
102
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Fig. 3.22 Restitución de terrazas y recintos Inkas en torno al Qorikancha, las Casas
del Sol y el Kusikancha (Dibujo: R. Mar/J.A.
Beltrán-Caballero),
En color verde se han marcado las zonas que probaǀDZNjǶNjǷȗNj৹Ƿǽ৹NjȐȗƲǀƲǷ৹ǁȚǀǡNjȍȗƲȐ৹Ȋǽȍ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷा৹=ƲȐ৹
terrazas sacras del Qorikancha se extendían más allá
de la actual calle Arrayan acompañando la avenida del
Sol hasta el Amarukancha.
La posición actual de la calle Arrayan nos impide
conocer bien la relación de los jardines sacros del
Qorikancha con los muros de aterrazamiento que
sostienen la calle Pampa del Castillo. Es probable que
una rampa (o escalera) comunicase Intipamapa con el
ǁƲȚǁNj৹LJNjDZ৹[ƲȊǞǡ৹ॲΑा৹LJNjDZ৹[ǽDZॳा৹eǷƲ৹ȐǽϯȐȗǡǁƲLJƲ৹ǗȚNjǷȗNj৹
ritual fue descubierta delante de los muros curvos del
Qorikancha.
A lo largo de la calle Awakpinta contamos con datos
para reconstruir una malla de recintos cuadrangulares delimitados por callejones que, en algunos
casos, todavía conservan sus paredes Inkas. De un
modo más o menos parcial han sido descubiertos
entre las calles Pantipata, Awakpinta, Inticawarina y
Abracitos. Los recintos se prolongaban hasta la actual
avenida Garcilaso. En dos casos podemos restituir su
ocupación interior con kanchas. El desnivel hacia la
Av. Tullumayo debía estar organizado mediante plataformas escalonadas cuyos niveles se conservan todavía.
Es probable que estos recintos sirviesen de sede a los
linajes de Hurin Qusco, tal como cita Betanzos al
referirse a Pachacútec:
“mandó que “poblasen desde las Casas del Sol para
abajo, hacia la junta de los dos rios, en aquel espacio de
casas que entre los dos rios se hicieron, y desde las Casas
del Sol para abajo, al cual sitio mando que se llamase
Hurin Cuzco, que dice “lo bajo del Cuzco” , y el remate
postrero de la punta desto, mando que se nombrase
Pumap Chupan, que dice “cola de Leon”
(Betanzos 1968 [1551]: 48).
Saqsaywaman), podemos hacernos una idea de lo que
supuso el gran proyecto de refundación de Pachacútec.
Estas cifras, a pesar de ser meramente orientativas y que
ȐNj৹ȍNjϯNjȍNjǷ৹ȐǾDZǽ৹ƲDZ৹ǁNjǷȗȍǽ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJष৹ȍNjϲNjǬƲǷ৹DZƲ৹NjȐǁƲDZƲ৹LJNj৹
la obra acometida. Si sumamos las andenerías agrarias y
los canales que se construyeron en toda la cuenca del río,
estamos frente a un proyecto de Estado que sólo fue posible contando con la mano de obra procedente de todas las
regiones del por entonces naciente Imperio Inka.
El Centro Sagrado del Cusco fue la sede de la adǶǡǷǡȐȗȍƲǁǡǾǷ৹ LJNjDZ৹ ȐȗƲLJǽ৹ Θ৹ Ȋǽȍ৹ NjDZDZǽ৹ ǗȚNj৹ ǬȚȐȗǡϯǁƲǀDZNj৹ NjDZ৹ NjȐǗȚNjȍΝǽ৹ ȌȚNj৹ ȐȚȊȚȐǽ৹ ȐȚ৹ NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ NjǷ৹ ȚǷ৹ DZƲȊȐǽ৹ ȗƲǷ৹ ǁǽȍȗǽ৹
de tiempo. Hablaremos más adelante de las noticias recogidas por los cronistas en torno a esta monumental obra.
ǞǽȍƲ৹ǷǽȐ৹ȍNjǗNjȍǡȍNjǶǽȐ৹Ʋ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȌȚNj৹NjǷ৹ȗǽLJƲ৹NjDZ৹ƳȍNjƲ৹
fueron destinados a la gestión religiosa y administrativa
del Estado Inka.
El sector inferior del triángulo que forma el Cusco, espacio cercano a la unión de los dos ríos, fue el lugar
escogido para refundar, sobre nuevas bases religiosas y
arquitectónicas, el viejo templo del sol (Intikancha). Las
dependencias de servicio del santuario fueron organizadas
con base a una serie de kanchas que rodeaban completamente el núcleo religioso, un recinto revestido de metales
preciosos que adquirió una nueva denominación: Qorikancha. Descrito por las fuentes coloniales como “Casas
del Sol”, es interpretado como el principal santuario de la
religión del Tawantinsuyu.
En el extremo opuesto y más elevado del espacio
de la ciudad, sobre el cerro que abrazaban los dos ríos al
descender hacia el valle, se construyó otro gran santuario
dedicado también al culto solar: Saqsaywaman. Las excavaciones han descubierto un denso conjunto de construcciones rodeado por los célebres muros ciclópeos en
zigzag. Los cronistas coloniales lo describieron como una
ǗǽȍȗƲDZNjΝƲ৹LJNjǀǡLJǽ৹Ʋ৹ȐȚ৹ȊǽȐǡǁǡǾǷ৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲ৹Θ৹Ʋ৹DZǽȐ৹ঐȗǽȍȍNjǽnes” y “murallas” que recordaban los castillos medievales
europeos. Sin embargo, sabemos que el Cusco Inka no
necesitaba una defensa militar de este tipo, de hecho nunca la tuvo. Son las mismas fuentes coloniales las que nos
aclaran que Saqsaywaman también era “casa del sol”, que
contaba con enormes almacenes de todo tipo de bienes
y que servía de residencia al propio Sapan Inka; tres actividades que se asocian sin duda alguna a las funciones
representativas de la capital del Estado Inka.
La posición de ambos conjuntos religiosos, situados en los polos opuestos del tejido urbano, fue determinada por la estructura general de la ciudad. Dada
la importancia de la organización dual en las tradiciones
ƲǷLJǡǷƲȐष৹ȍNjϲNjǬƲLJƲ৹NjǷ৹DZƲ৹LJǡΑǡȐǡǾǷ৹NjǷ৹LJǽȐ৹ǶǡȗƲLJNjȐ৹LJNjDZ৹NjȐȊƲǁǡǽ৹
103
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
sagrado cusqueño, no es sorprendente que las casas del
sol de Hurin Cusco (Qorikancha) tuviesen su necesario
complemento en las casas del sol de Hanan Cusco (Saqsaywaman).
Qorikancha, Saqsaywaman y Awkaypata fueron
tres escenarios fundamentales en la vida urbana de la gran
ǁƲȊǡȗƲDZ৹ /ǷǯƲा৹ XǡȗȚƲDZNjȐष৹ ϯNjȐȗƲȐ৹ Θ৹ ȗǽLJǽ৹ ȗǡȊǽ৹ LJNj৹ ǁNjȍNjǶǽǷǡƲȐ৹
tuvieron lugar en sus espacios abiertos. Por ello, las calles
que comunicaban estos tres lugares jugaron un papel importante en la organización urbanística de su centro. El
recorrido ceremonial que unía las dos “Casas del Sol”, el
Qorikancha y Saqsaywaman, era una línea recta que recorría las actuales calles de San Agustín, Herrajes, Palacio
y Pumacurco. Por su parte, Awkaypata comunicaba con
el Qorikancha mediante una línea “casi” recta que corresponde a las actuales calles Loreto (Intik’Ijllu) y Pampa del
Castillo. Ambos ejes de circulación presentan una anchura que sobrepasa ligeramente los tres metros, dimensión
que contrasta con las vías secundarias (P.e. calle Romeritos) que apenas sobrepasan los dos metros y los callejones
de distribución interna de los recintos con 1-1,5 m de anchura (P.e. en el Kusikancha).
DZ৹bƲΒƲǷȗǡǷȐȚΘȚ৹ȐNj৹ǬȚȐȗǡϯǁƲǀƲ৹NjǷ৹NjDZ৹ǁƲȍƳǁȗNjȍ৹NjȐȗƲȗƲDZ৹
de la religión solar: el Sapan Inka era el hijo del sol. No
sería sorprendente, por tanto, que las dos “casas del sol”
del Cusco fuesen a la vez la sede representativa del Estado teocrático. Ello explicaría el monumental conjunto de
[ƲȌȐƲΘΒƲǶƲǷष৹ǁǽǷ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹Θ৹ƲDZǶƲǁNjǷNjȐ৹ȌȚNj৹ǁǡȗƲǷ৹DZǽȐ৹
cronistas y su posición dominante en el paisaje.
En este sentido, el recinto del Qorikancha tendría
también el potencial para albergar funciones comparables
a las de Saqsaywaman. Si tenemos en cuenta la dimensión territorial del Tawantinsuyu, su gran población y los
enormes recursos productivos integrados en una administración centralizada, es inevitable concluir que el aparato del Estado debía contar en el Cusco con numerosos
NjLJǡϯǁǡǽȐा৹[ƲǀNjǶǽȐ৹ȌȚNj৹ǬȚǷȗǽ৹Ʋ৹ΒǯƲΘȊƲȗƲष৹ƲDZ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍ৹LJNjDZ৹
recinto del Hatunkancha, se situaban diversas dependencias estatales. Así, las dos casas del sol (hurin y hanan) y
el Hatunkancha son hoy por hoy los mejores candidatos
para ubicar la sede de la administración del Estado Inka
en el Cusco.
104
EL QORIKANCHA: LA CASA DEL SOL EN HURIN CUSCO
Las fuentes coloniales son unánimes al situar el
templo del Sol o Qorikancha en el lugar donde en época colonial se asentaría el convento de Santo Domingo.
Por su importancia religiosa y política ha sido objeto de
numerosos estudios arqueológicos y antropológicos. Estos comienzan con los trabajos pioneros de Uhle (1930)
y Chávez Ballón (1952), prosiguen con los estudios de
Ladrón de Guevara (1967) asociados a la restauración
del monumento después del terremoto de 1950 y llegan hasta las monografías publicadas en los últimos
decenios: Bejar Navarro (1990), quien en 1970 realizó
extensas excavaciones destinadas a la supresión de algunas dependencias del antiguo convento dominico, y el
estudio arquitectónico de Puelles Escalante (2005). Para
una presentación exhaustiva de las fuentes coloniales y
LJNj৹ DZƲ৹ LJǽǁȚǶNjǷȗƲǁǡǾǷ৹ ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁƲ৹ LJNj৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ Θ৹ DZƲȐ৹
excavaciones arqueológicas recientes nos remitimos a lo
publicado por dichos autores.
=ǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ǁǽǷȐNjȍΑƲLJǽȐ৹ ǀƲǬǽ৹ [ƲǷȗǽ৹ ǽǶǡǷǘǽ৹
fueron construidos con bloques rectangulares trabajados
(Puelles Escalante 2005). Forman una kancha, paralela a
la calle Awacpinta, que alojaba los principales cultos de la
religión del Estado. Ladrón de Guevara (1967) encontró
su límite norte bajo la plaza de Santo Domingo y Bejar
Navarro (1990) encontró las trazas de los muros que completaban los recintos de la kancha. Uhle (1930) sugiere la
existencia de una segunda kancha bajo el segundo clausȗȍǽष৹ ȌȚNj৹ ȐǡǷ৹ NjǶǀƲȍǘǽ৹ Ƿǽ৹ ǗȚNj৹ ǁǽǷϯȍǶƲLJƲ৹ NjǷ৹ DZǽȐ৹ ȗȍƲǀƲǬǽȐ৹
de restauración de Ladrón de Guevara. Sin embargo, es
posible que esta segunda kancha hubiese estado bajo el denominado “Canchón”, en el jardín del convento ocupado
actualmente por una escuela. Las excavaciones realizadas
en 1990 habrían suministrado algunas evidencias materiales de la misma.
Las terrazas curvas que se extienden delante del
Saphi han sido objeto de varios trabajos arqueológicos.
Hemos comentado ya que las terrazas están interrumpidas por la apertura de la calle Arrayán, que no existía en
época Inka. Arminda Gijaba (1990) encontró dos fuentes a los pies del torreón curvo, una de las cuales presenta
ȚǷ৹ ȐǽϯȐȗǡǁƲLJǽ৹ LJǡȐNjǼǽ৹ ȍǡȗȚƲDZ৹ ǁǽǷ৹ ǁƲǷƲDZNjȐ৹ ǁȚȍΑǽȐ৹ LJNj৹ ȍNjǁǽȍȍǡLJǽ৹LJǡΑNjȍǘNjǷȗNj৹ȌȚNj৹ǁǽǷϲȚΘNjǷ৹NjǷ৹ȚǷ৹ȍNjȐNjȍΑǽȍǡǽ৹ȍNjǁȗƲǷǘȚDZƲȍा৹XNjϲNjǬƲǷ৹DZƲ৹ǶǡȐǶƲ৹ǡǷȗNjǷǁǡǽǷƲDZǡLJƲLJ৹ǁNjȍNjǶǽǷǡƲDZ৹ȌȚNj৹
conocemos bien en otros conjuntos Inkas como Tipón
o Pisac (Hislop 1990). Esta fuente estaba asociada con
ȍNjȐȗǽȐ৹LJNj৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹/ǷǯƲȐ৹ƲȐNjǷȗƲLJǽȐ৹ȐǽǀȍNj৹DZƲȐ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ॲ~Ʋnabria 1997). Finalmente, en 1997 se realizaron nuevas
excavaciones que descubrieron una rampa que comunica
DZƲȐ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ǁǽǷ৹NjDZ৹WǽȍǡǯƲǷǁǞƲष৹ǁǽǷϯȍǶƲǷLJǽ৹ȐȚ৹ǡǷȗNjȍȊȍNjtación como el jardín sagrado que citan las fuentes coloniales. Las memorias de excavación recogen el hallazgo de
objetos votivos y conjuntos funerarios realizados en estas
excavaciones.
La inserción urbanística del Qorikancha
Como hemos comentado, del conjunto sacro
partían dos vías ceremoniales que conducían, una hacia
Awkaypata a través de Pampa del Castillo y Loreto, y la
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
otra hacia Saqsaywaman, recorriendo el trazado recto de
las calles San Agustín, Herrajes, Palacio y Pumacurco. La
primera vía ceremonial nacía en Intipampa y estaba asociada con los jardines sacros del Saphi y el Kusikancha. Su
trazado en ángulo está íntimamente ligado con la delimitación de los nueve recintos del Kusikancha. La segunda
vía correspondía al eje urbano que unía Intipampa (Pza.
de Santo Domingo) y Limaqpampa. Aunque el trazado
de la calles Zetas y Abracitos es ya de época colonial, las excavaciones realizadas en su subsuelo han documentado el
trazado antiguo de la calle y han demostrado además que
la plaza Limaqpampa Chica formaba parte de las terrazas
del Tullumayo, aunque no se han encontrado restos de
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹/ǷǯƲȐ৹ॲȍȍǽΘǽ৹ࡳࡱࡱࡶॳा
Bernabé Cobo (1990: 66) nos da el antiguo nombre de la actual plaza Limaqpampa: Hurin Awkaypata. Se
sitúa junto al canal del río Tullumayo y se extendía más
allá del río, aunque no contamos datos arqueológicos para
conocer sus límites precisos. Debía extenderse a lo largo de
la calle Arcopunco, antiguo camino troncal hacia el Collasuyu. La plaza jugaba un papel ceremonial en algunas de
DZƲȐ৹ǶƳȐ৹ǡǶȊǽȍȗƲǷȗNjȐ৹ϯNjȐȗƲȐ৹ǁǽǶǽ৹NjDZ৹ΒƲȍƲǁǞǡȌȚΘ৹ॲƲȚDZNjǷƲȐ৹
2014) y en la presentación del nuevo Sapan Inka al pueblo
(Sarmiento 2007: 173). Además correspondía a la principal entrada al centro urbano. Cobo (1990: 66) nos recuerda que contenía un ushnu (“una piedra llamada Usno”)
que era la primera waka del quinto ceque hacia el Collasuyu. Las recientes excavaciones realizadas en la plaza han
documentado restos de la plataforma ritual del ushnu que
ocupaba el centro de la plaza y parte de la escalera de acceso (Benavente 2009).
En la plaza Intipampa encontramos un segmento
de muro Inka que actualmente da forma a la esquina de
inicio de la calle Awacpinta delante del Qorikancha. Por
su posición formaba parte de uno de los 21 recintos Inkas
que se extendían entre la calle Awacpinta y el Tullumayo. Como veremos más adelante, las crónicas coloniales
sitúan en estos recintos la sede de los linajes de Hurin Cusco. La extraordinaria calidad del muro de diorita verde
que forma la esquina, grandes bloques cuidadosamente
ȗȍƲǀƲǬƲLJǽȐष৹ȐȚǘǡNjȍNj৹ȌȚNj৹ȐNj৹ȗȍƲȗƲǀƲ৹LJNj৹ȚǷ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹LJNj৹ǘȍƲǷ৹
valor simbólico (Niles 1999). Su posición en un ángulo
del Intipampa debe ser relacionada con las referencias de
los textos coloniales, en particular Bernabé Cobo, a la presencia en esta plaza de diversos lugares religiosos (Cobo
ࡲࡺࡷࡵ৹ ४ࡲࡷࡶࡴ५ष৹ ࡺࡳश৹ ࡲࡸࡱॳा৹ bǽLJƲ৹ DZƲ৹ ȊDZƲΝƲष৹ ǁǽǷ৹ ȐȚȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹
adyacentes, debía estar impregnada de simbolismo sacro.
De hecho, su límite meridional era el propio Qorikancha.
Rowe (1944: 26) coloca la puerta en esta fachada bajo la
puerta del convento, mientras que Bejar la sitúa bajo la
nave de la iglesia (1990: 107). En cualquier caso, el límite
norte de la plaza era el conjunto de nueve kanchas llama-
do Kusikancha, separadas por una red de estrechas calles
Inkas que daban acceso directo a la plaza; algo que nos
obliga a discutir el valor religioso de estas nueve kanchas.
Kusikancha
Delante del Qorikancha se reservó una extensa
plataforma horizontal que se extendía entre la actual calle
Maruri e Intipampa; estaba limitada en sus dos extremos
por las terrazas escalonadas que descendían hacia el río
Saphi y el Tullumayo. Gran parte de esta plataforma fue
ǽǁȚȊƲLJƲ৹ Ȋǽȍ৹ ȚǷ৹ ǁǽǷǬȚǷȗǽ৹ ȚǷǡȗƲȍǡǽ৹ LJNj৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ǁȚΘƲ৹ LJNjnominación antigua han transmitido las fuentes escritas
coloniales como Kusikancha: nueve kanchas con recintos
perimetrales rigurosamente ortogonales, delimitados por
una malla de pequeños callejones (Vargas Paliza 2007).
Es probable que estas kanchas alojasen dependencias ceremoniales y administrativas del gran templo del Sol, el
Qorikancha.
El conjunto formaba una unidad urbana que en
época colonial fue ocupada perimetralmente por numerosas construcciones. Sin embargo, su zona central perǶƲǷNjǁǡǾ৹ȐǡǷ৹NjLJǡϯǁƲȍ৹ǞƲȐȗƲ৹NjDZ৹ȐǡǘDZǽ৹x/x৹ǁȚƲǷLJǽ৹ƲǁǽǘǡǾ৹DZƲȐ৹
dependencias de un cuartel militar. Gracias a la demolición de las construcciones militares en los últimos decenios del siglo XX, salieron a la luz los restos arqueológicos
ȌȚNj৹ ǞƲǷ৹ ȊNjȍǶǡȗǡLJǽ৹ LJNjϯǷǡȍ৹ DZƲ৹ ȊDZƲǷȗƲ৹ LJNjDZ৹ ǁǽǷǬȚǷȗǽा৹ Ƿtes de la demolición del cuartel militar, disponíamos de
ǁȚƲȗȍǽ৹NjΗǁƲΑƲǁǡǽǷNjȐ৹ƲȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁƲȐ৹ǁǽǷ৹ȍNjȐȗǽȐ৹LJNj৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹
Inkas. De hecho, Santiago Agurto ya las había documentado, intuyendo además que formaban parte de un sistema coherente (Agurto 1980: 73-77; Vargas Paliza 2007).
La primera excavación corresponde a la construcǁǡǾǷ৹LJNj৹ȚǷ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ǶǽLJNjȍǷǽ৹ǬȚǷȗǽ৹Ʋ৹DZƲ৹NjȐȌȚǡǷƲ৹LJNj৹DZƲȐ৹ǁƲDZDZNjȐ৹
BƲȍȚȍǡ৹Θ৹UƲǶȊƲ৹LJNjDZ৹ƲȐȗǡDZDZǽॄ৹ƲǁȗȚƲDZǶNjǷȗNj৹ƲDZǀNjȍǘƲ৹ǽϯǁǡǷƲȐ৹
y la sede del Colegio Profesional de Abogados. Los vestigios de época Inka se conservan a la vista en la planta baja
LJNjDZ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹Θ৹ȐNj৹ȊȍǽDZǽǷǘƲǷ৹NjǷ৹DZƲȐ৹ǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǽǷNjȐ৹ǞǡȐȗǾȍǡcas que forman la fachada de la calle Pampa del Castillo.
Algunas son casonas señoriales realizadas en los primeros
años de la Colonia. Sus grandes puertas cubiertas con dinteles monolíticos son obra de artesanos Inkas que trabajaban ya para comitentes españoles. La segunda excavación
corresponde a una de estas casonas, rehabilitada para su
uso académico por la Universidad de San Ignacio de LoΘǽDZƲा৹ =Ʋ৹ ȍNjȐȗƲȚȍƲǁǡǾǷ৹ LJNjDZ৹ NjLJǡϯǁǡǽ৹ ǞƲ৹ LJNjȐǁȚǀǡNjȍȗǽ৹ ǶȚȍǽȐ৹
con puertas trapezoidales y arquitectura de nichos cuyo
trazado en planta es coherente con los restos del Colegio
de Abogados. Se trata de un buen ejemplo de rehabilitación histórica que ha puesto en valor los restos Inkas. Es
la misma situación que encontramos en la tercera zona de
excavación. Se trata de la rehabilitación de un palacio colonial para su adecuación como hotel (hotel Unaytambo),
105
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
106
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
NjLJǡϯǁǡǽ৹ ȌȚNj৹ ǽǁȚȊƲ৹ DZƲ৹ NjȐȌȚǡǷƲ৹ LJNj৹ DZƲ৹ ǁƲDZDZNj৹ XǽǶNjȍǡȗǽȐ৹ ǁǽǷ৹
la Plaza de Santo Domingo (antigua Intipampa), actualmente accesible por una puerta Inka trapezoidal de doble
jamba. La entrada es de extraordinaria calidad y conserva
completo el dintel que la cubría. Además, los muros que
ǗǽȍǶƲǷ৹DZƲȐ৹ǗƲǁǞƲLJƲȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹LJNjDZ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ȐNj৹ȐȚȐȗNjǷȗƲǷ৹Ȑǽbre paramentos Inkas con sus nichos interiores que han
sido recuperados en dos habitaciones del hotel.
Estas excavaciones, por su posición perimetral,
ofrecían una información fragmentaria y discontinua de
las antiguas construcciones Inkas. Solo con el derribo de
DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǶǡDZǡȗƲȍNjȐ৹ȌȚNj৹ǽǁȚȊƲǀƲǷ৹NjDZ৹ǁNjǷȗȍǽ৹LJNj৹DZƲ৹ǶƲǷzana moderna, aparecieron los datos necesarios para integrar todos los vestigios en un plano coherente y reconstruir el tejido urbano de una extensa zona de la antigua
capital. La instalación en este sector de la sede regional del
antiguo Instituto Nacional de Cultura (INC, actualmente Ministerio de Cultura), impulsó la radical restauración
de las construcciones Inkas y su transformación en un
parque arqueológico urbano. Estos trabajos arqueológicos, tan importantes para la interpretación de este sector
de la antigua capital, han sido presentados en una primera
publicación (Vargas Paliza 2007) y son actualmente objeto de estudio por arqueólogos que participaron en las
excavaciones. Con todo y a la espera de la publicación deϯǷǡȗǡΑƲ৹LJNj৹DZǽȐ৹ȗȍƲǀƲǬǽȐष৹ȐNj৹ǁǽǷǽǁNjǷ৹ΘƲ৹DZƲȐ৹ȊȍǡǷǁǡȊƲDZNjȐ৹DZǣǷNjƲȐ৹
LJNj৹DZƲ৹ȍNjǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹/ǷǯƲȐष৹ȌȚNj৹LJNj৹ǞNjǁǞǽ৹
coinciden con las propuestas de restitución recogidas en
los estudios de Santiago Agurto.
Figura 3.24 (Arriba) reconstrucción hipotética del
Qorikancha con los recintos que debían coronar las terrazas
sagradas del sol (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
La hipótesis que nos parece más verosímil es que una hilera de
cuatro kanchas comunicadas coronase las terrazas sagradas de la
Avenida del Sol sirviendo de marco arquitectónico a las necesidaLJNjȐ৹LJNjDZ৹ǘȍƲǷ৹ȐƲǷȗȚƲȍǡǽा৹ǽǷ৹ȗǽLJǽष৹ǁǽǶǽ৹ȐNj৹NjΑǡLJNjǷǁǡƲ৹NjǷ৹DZƲ৹ϯǘȚȍƲ৹
de la derecha no contamos con datos arqueológicos para sustentar
esta hipótesis.
Figura 3.23 (Dcha.) Las documentación arqueológica del
106 sector meridional del Cusco Inka (Dibujo: R. Mar/J.A.
Beltrán-Caballero).
El Qorikancha como sede principal de la religión estatal Inka debía
ǁǽǷȗƲȍ৹ǁǽǷ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹Θ৹ǯƲǷǁǞƲȐ৹LJNjȐȗǡǷƲLJǽȐ৹Ʋ৹ƲDZǀNjȍǘƲȍ৹NjDZ৹ȊNjȍȐǽǷƲDZ৹LJNjDZ৹
servicio del santuario. Las actividades religiosas requerían la consȗƲǷȗNj৹ƲϲȚNjǷǁǡƲ৹LJNj৹ƲǷǡǶƲDZNjȐ৹LJNjȐȗǡǷƲLJǽȐ৹ƲDZ৹ȐƲǁȍǡϯǁǡǽ৹Θ৹DZƲ৹ǘNjȐȗǡǾǷ৹LJNj৹DZƲȐ৹
tierras del Sol debía contar con personal administrativo responsable
encargado de mantener las cuentas con ayuda de los qhipus.
La rigurosa planimetría del conjunto del Kusikancha suministra los indicios necesarios para reconstruir el proceso de su construcción. En primer lugar fue
necesario concluir el terraplenado de la gran terraza horizontal delimitada en sus extremos por las andenerías de
los dos ríos. Establecidas las dos vías ceremoniales (Pampa del Castillo y San Agustín) se pudo reservar el espacio para los nueve recintos del Kusikancha y plantear
sobre el terreno el trazado ortogonal de las kanchas. Para
NjDZDZǽष৹ȊƲȍȗǣƲǷ৹LJNj৹ȚǷ৹ǶǽLJNjDZǽ৹NjȐȗƳǷLJƲȍ৹LJNjϯǷǡLJǽ৹Ȋǽȍ৹ǁȚƲȗȍǽ৹
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ǁǽǷ৹ ȊƲȐǡDZDZǽȐ৹ ǁNjǷȗȍƲDZNjȐ৹ Θ৹ LJǡǶNjǷȐǡǽǷNjȐ৹ ǡLJnjǷȗǡǁƲȐ৹
que rodeaban un espacio cuadrado. El espacio disponible hasta llegar al límite oblicuo de las terrazas del río
Saphi (actualmente la calle Pampa del Castillo) permitió
distribuir tres hileras formadas cada una por tres kanchas, separadas por una retícula de estrechos callejones.
Como la Pampa del Castillo sigue la línea de las terrazas
del Saphi que es de trazado oblicuo, no quedó espacio
para completar las tres últimas kanchas. Su trazado fue
ȊNjȍLJǡNjǷLJǽ৹ƲǷǁǞȚȍƲ৹Ʋ৹ǶNjLJǡLJƲ৹ȌȚNj৹ȐNj৹ȍNjLJȚǁǣƲ৹DZƲ৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹
urbana disponible.
107
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Vargas Paliza (2007) propone incorporar una
cuarta hilera de kanchas que estarían situadas entre la
calle Romeritos y San Agustín. Sin embargo, las excavaciones del hotel Libertador (González Corrales 1984:
ϯǘा৹ࡳॳ৹ǗȍNjǷȗNj৹Ʋ৹DZƲ৹ȊDZƲΝƲ৹LJNj৹[ƲǷȗǽ৹ǽǶǡǷǘǽ৹ॲNjǷȗȍNj৹DZƲȐ৹ǁƲDZDZNjȐ৹
Romeritos y San Agustín) muestran una distribución de
espacios que no coincide con las alineaciones del Kusikancha. En estas excavaciones se documentaron muros
de cronología Inka y algunas evidencias de la ocupación
Killke, anteriores por tanto a la reconstrucción Inka de
la ciudad, que se relacionan con las halladas bajo el pavimento de la Plaza de Santo Domingo.
El sector meridional del Cusco
El sector que acabamos de presentar, ocupa buena
parte de la zona baja de la ciudad (Hurin Qusqu). Para
su interpretación funcional es fundamental recordar el
importante papel urbano que debían jugar las “casas del
sol” organizadas en torno al Qorikancha. Conviene en
este punto destacar que las fuentes coloniales subrayan
la importancia y cantidad del personal al servicio del santuario. El sacerdote de mayor jerarquía en la religión Inka
era el Willaq Uma, que en quechua puede ser traducido como “cabeza de los presagiadores”. El término fue
trascrito por los cronistas españoles como “Vila Oma”,
aunque el padre Bernabé Cobo lo traduce correctamente
como “adivino”. Cristóbal de Molina nos indica que era
la segunda persona en la jerarquía política del Tawantinsuyu, solo después del propio Sapan Inka, denominándolo “siervo del Sol”. Presidía las celebraciones religiosas
dedicadas al Inti, era responsable de las observaciones
ƲȐȗȍǽǷǾǶǡǁƲȐ৹ǷNjǁNjȐƲȍǡƲȐ৹ȊƲȍƲ৹ϯǬƲȍ৹NjDZ৹ǁƲDZNjǷLJƲȍǡǽ৹Θ৹ȐȚȊNjȍΑǡsaba mediante una jerarquía de ayudantes el cuidado de
cientos de wakas y templos existentes en Cusco y en las
provincias del Tawantinsuyu.
108
En el Qorikancha se alojaban muchos de los ídolos
ȗȍƲǣLJǽȐ৹ȊƲȍƲ৹ǡǷǁǽȍȊǽȍƲȍ৹Ʋ৹DZƲ৹ȍNjDZǡǘǡǾǷ৹ǽϯǁǡƲDZ৹Θ৹LJNj৹NjȐȗƲ৹ǶƲnera aumentar el control de las poblaciones que se incorporaban al Tawantinsuyu. El Huíllac Uma debía estar al
servicio de esos ídolos como si de seres vivos se tratara. La
Casa del Sol era la sede principal del numeroso aparato
religioso que les asistía. Para el mantenimiento de estas
funciones religiosas, el Estado había reservado importantes recursos bajo la denominación de “Tierras del Sol”. Su
administración debía incluir personal especializado, capaz
de trabajar con los khipu, (khipu kamayuq), que también
debían residir en las dependencias del conjunto sagrado.
El santuario debía contar además con depósitos
(qolqas) para almacenar todo tipo de bienes, corrales para
ǘȚƲȍLJƲȍ৹DZǽȐ৹ƲǷǡǶƲDZNjȐ৹LJNjȐȗǡǷƲLJǽȐ৹Ʋ৹DZǽȐ৹ǷȚǶNjȍǽȐǽȐ৹ȐƲǁȍǡϯǁǡǽȐ৹
que allí se debían celebrar, habitaciones para el personal de
servicio, talleres para la producción principalmente tejidos
y otros bienes. Finalmente, la fabricación de “chicha”, la
ǀNjǀǡLJƲ৹ ȐƲǘȍƲLJƲ৹ ȚȗǡDZǡΝƲLJƲ৹ ȍNjǘȚDZƲȍǶNjǷȗNj৹ NjǷ৹ DZƲȐ৹ ϯNjȐȗƲȐ৹ ƲȐǽciadas al culto, cuya producción debía estar garantizada
por un importante contingente de mamaconas alojadas
también en las dependencias adscritas a la Casa del Sol.
Se ha llegado a estimar en más de 4.000 individuos el personal adscrito a la gran casa del Sol (Molina el Amagrista
1968 [1553]:75). En cualquier caso, las fuentes coloniales
son unánimes a la hora de valorar las importantes funciones que concentraba el santuario (Pachacútec Yamqui
1968:302; Polo 1916a:96; Sarmiento 1942:130; Cieza
1986:79-82; Garcilaso 1985:128-129; Pizarro 1978:90;
Cobo 1964:T2,168; Mena 1967:93 citado por Hyslop
1990:45; Betanzos 1968:32).
Existen además otras consideraciones que nos
pueden ayudar a delimitar las dependencias sagradas de la
gran Casa del Sol de Hurin Qusqu, en particular la funcionalidad de la plaza situada a las puertas del santuario,
Intipampa. Dos textos de Garcilaso hacen referencia al
valor ritual de este espacio urbano:
“una gran plaza que había delante del templo [Intipampa] donde hacían sus danzas y bailes todas las provincias y
naciones del reino, y no podían pasar de allí a entrar en el
templo y aún allí no podían estar calzados”
(Garcilaso, 1985:129).
“hecha la ceremonia iban todos a la Casa del Sol, y doscientos pasos antes de llegar a la puerta se descalzaban
todos, salvo el rey, que no se descalzaba hasta la misma
puerta del templo. El Inka y los de su sangre entraban
dentro (...) los curacas como indignos de tan alto lugar (...)
quedaban fuera, en una gran plaza que hoy está ante la
puerta del templo”
(Garcilaso, 1985: 244).
En el primer texto se subraya la importancia de la
plaza y en el segundo se aportan las pruebas de su elevada
jerarquía en el uso del espacio urbano (Miño 1994), reǗǽȍΝƲLJƲ৹Ȋǽȍ৹ȚǷƲ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȗǡΑƲ৹ȍNjǗNjȍNjǷǁǡƲ৹Ʋ৹DZƲȐ৹ǁNjDZNjǀȍƲǁǡǽǷNjȐ৹
del solsticio de junio (Inti Raimi). Es cierto que Garcilaso
constituye una fuente literaria tardía respecto a otros auȗǽȍNjȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹ȌȚNj৹Ƿǽ৹ȍNjǁǽǘNjǷ৹NjȐȗƲ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȗǡΑƲ৹ǬNjȍƲȍȌȚǡzación religiosa del espacio urbano del Cusco. Sin embarǘǽष৹NjDZ৹ȗNjΗȗǽ৹LJNj৹BǽDZǡǷƲ৹NjDZ৹DZǶƲǘȍǡȐȗƲ৹ॲࡲࡺࡷࡹशࡸࡶॳ৹ǁǽǷϯȍǶƲ৹
la visión transmitida por Garcilaso. Queremos destacar
que los doscientos pasos de espacio sagrado equivaldrían
a 250 m (Miño 1994:58). Garcilaso escribe desde España
muchos años después de abandonar el Cusco, por lo tanto
no podemos atribuir un valor catastral a este dato. Aun
así, es evidente que Garcilaso sabía que el espacio sagrado
de la Casa del Sol se extendía al menos un centenar de metros en torno al Qorikancha. En realidad, Leonardo Miño
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura. 3.25
Reconstrucción del
Kusikancha (Dibujo: R.
Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
(Arriba) Reconstrucción
volumétrica de los antiguos
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽǷ৹ȐȚȐ৹ǡǷǁDZǡǷƲLJƲȐ৹
cubiertas de paja.
(Izq.) A partir de los datos de
la excavación arqueológica
se ha podido reconstruir la
planta completa del conjunto:
nueve recintos organizados
en torno a kanchas, separados
por estrechos callejones. El
trazado se adapta al perímetro marcado por las dos vías
ceremoniales principales.
109
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
(1994:58-60) es el autor que mejor ha captado las implicaciones urbanas de todas estas referencias: la única conclusión posible es que las dependencias de la Casa del Sol
incluyeran también el conjunto arquitectónico del KusiǯƲǷǁǞƲा৹Ȑǣ৹DZǽ৹ǁǽǷϯȍǶƲȍǣƲ৹DZƲ৹ȊȍǽDZǽǷǘƲǁǡǾǷ৹LJNj৹DZǽȐ৹ǬƲȍLJǡǷNjȐ৹
sacros que se extienden sobre las terrazas del río Saphi.
Existe un indicio complementario que hace referencia a las funciones religiosas del sector que se extendía entre Maruri e Intipampa: la entrada monumental a
la ciudad a través de la calle Kabrakancha. Se abre interrumpiendo las terrazas del Tullumayo y está subrayada
por dos esquinas construidas con grandes bloques de
diorita verde. Este dato sugiere que se trataría del acceso
a una zona con gran simbolismo religioso. Si esta lectura
es cierta, los espacios que se extienden a lo largo de la calle San Agustín también habrían formado parte del gran
conjunto religioso de las Casas del Sol. Corresponderían a
los cinco recintos que reconstruye Farrington (2013:198ࡳࡱࡳॄ৹ ϯǘाࡹाࡳष৹ Ȋाࡲࡹࡶॳ৹ Ʋ৹ ǁƲLJƲ৹ DZƲLJǽ৹ LJNj৹ DZƲ৹ ǁƲDZDZNj৹ [ƲǷ৹ ǘȚȐȗǣǷ৹
entre Maruri y Limaqpampa Chica. Utiliza para ello los
datos de las excavaciones del hotel Libertador y la parcelaǁǡǾǷ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐा
110
HATUNKANCHA: LA SEDE DEL PODER INKA
Hatunkancha sería la antigua denominación que
según las crónicas coloniales tendría el conjunto formado por patios y calles separados del sistema viario general,
con varias unidades menores o “recintos vecinales” en su
interior. Esta Gran Kancha es mencionada por Miguel de
Estete (1924:45) y Pedro Pizarro (1985:88, 127) como un
gran recinto cerrado completamente por una pared alta y
ǶƲǘǷǡϯǁƲष৹ȐǡȗȚƲLJǽ৹ǬȚǷȗǽ৹Ʋ৹DZƲ৹NjȐȌȚǡǷƲ৹ǷǽȍNjȐȗNj৹LJNj৹ΒǯƲΘpata y que era accesible por una sola puerta. Hablamos
entonces de un auténtico barrio segregado en el corazón
del Cusco, en cuyo interior coexistían diversos tipos de
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǁǽǷ৹DZȚǘƲȍNjȐ৹LJNj৹ǁȚDZȗǽष৹ǗȚNjǷȗNjȐष৹ΒƲǯƲȐ৹Θ৹ǁǽǷǬȚǷȗǽȐ৹
representativos como el Acllawasi (La casa de las vírgenes
del Sol), el Pucamarca (el recinto rojo) y dos templos, uno
dedicado al dios creador (Ticsi Wiracocha) otro al Trueno
(Illapa). Esto implicaba que era sede de funciones estataDZNjȐ৹ǶȚΘ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȗǡΑƲȐा৹Ȑ৹ȊȍǽǀƲǀDZNj৹ȌȚNj৹DZƲ৹ȊȍǽȊǡƲ৹ǁǽDZDZƲष৹DZƲ৹
sagrada esposa del hijo del sol, tuviese un importante protagonismo en este sector segregado de la ciudad. En cualquier caso, las dimensiones del conjunto y su posición en
el espacio urbano nos indican que el Gran Recinto tuvo
un importante protagonismo en el diseño del nuevo Cusco de Pachacútec. En la organización de los espacios ceremoniales de la ciudad, su importancia fue subrayada por
la apertura de su, quizá, única puerta hacia Awkaypata.
El muro perimetral del Hatunkancha
Hemos comentado que uno de los recorridos procesionales más importantes del urbanismo del Cusco, era
el que comunicaba las plazas de Awkaypata (Plaza de Armas) e Intipampa (Santo Domingo). Desde Awkaypata,
el inicio del recorrido procesional comenzaba en la calle
Loreto, antiguamente dedicada al Sol (Intik’ijllu). Esta ha
conservado tanto su primitiva estructura y como ambas
fachadas Inkas en casi todo su recorrido: hacia el oeste
los muros del antiguo Amarukancha (Recinto de las serpientes); hacia el este es recorrida en toda su longitud por
uno de los muros Inkas de mayor calidad y mejor estado
de conservación de todo el Cusco. Es una monumental
ǗƲǁǞƲLJƲ৹ȍNjƲDZǡΝƲLJƲ৹ǁǽǷ৹ϯǷƲ৹ǶƲǶȊǽȐȗNjȍǣƲ৹LJNj৹ǀDZǽȌȚNjȐ৹ȍNjǘȚlares de andesita, que alcanza los 8 metros de altura. En
el inicio de la calle, el muro gira en ángulo recto y sirve
de fachada interior a uno de los pórticos de la Plaza de
Armas formando las portadas de los locales comerciales.
El muro prosigue a lo largo de la fachada de la plaza hasta alcanzar la calle Santa Catalina Angosta donde gira en
ángulo recto. En tiendas de ropa, joyerías y restaurantes
se ve perfectamente conservada la cara interior del muro,
decorada por una secuencia continua de 55 nichos de
medidas idénticas (55 cm de altura x 40 cm de anchura
máxima) distribuidos regularmente. Hasta ahora no se ha
encontrado ninguna evidencia Inka de muros interiores
de compartimentación. La calle Santa Catalina Angosta,
aunque de trazado colonial, corresponde probablemente
a la gran puerta de acceso al recinto que cita Pedro Pizarro
(1978 [1571]:127). Coincidía en época Inka con una de
las esquinas de la gran plaza ceremonial (Awkaypata).
En la calle Loreto el muro prosigue a lo largo de
todo su recorrido y se interrumpe bruscamente por la
ǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹LJNjDZ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ǶǽLJNjȍǷǽ৹ǁǽǷ৹DZǽǁƲDZNjȐ৹ǁǽǶNjȍǁǡƲDZNjȐ৹
que forma la esquina de la calle Maruri. Esta construcción
ocupa todo el espacio libre hasta alcanzar la calle ArequiȊƲष৹LJNj৹ȗȍƲΝƲLJǽ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZा৹[ǽǀȍNjȊƲȐƲLJǽ৹NjDZ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ǁǽǶNjȍǁǡƲDZ৹
y la calle Arequipa, el muro Inka reaparece de nuevo como
fachada de la sede del Scotiabank. La construcción de este
NjLJǡϯǁǡǽष৹ǶǽLJǡϯǁƲǷLJǽ৹NjDZ৹ǁƲȐNjȍǾǷ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZ৹ȌȚNj৹ǞƲǀǣƲ৹ȊNjȍȗNjnecido a los Astete, ha dejado en su fachada interior, libre
y restaurada, la cara interior del muro con su serie continua de nichos regulares. Sobrepasado el banco, el muro
prosigue su recorrido hasta alcanzar la calle San Agustín.
Allí tenemos un nuevo giro que dirige el muro hacia la
calle Triunfo. En la calle Triunfo el muro se interna en la
NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ ǶǽLJNjȍǷƲ৹ ȊƲȍƲ৹ ȍNjƲȊƲȍNjǁNjȍ৹ NjǷ৹ DZƲ৹ NjȐȌȚǡǷƲ৹ LJNj৹ DZƲ৹
calle Herrajes.
Así, las calles Loreto, Maruri, San Agustín, Herrajes y Triunfo son los límites de este gran recinto cerraLJǽा৹CƲȗȚȍƲDZǶNjǷȗNj৹NjΗǡȐȗNjǷ৹ǷȚǶNjȍǽȐƲȐ৹ȊȚNjȍȗƲȐ৹Θ৹ǽȍǡϯǁǡǽȐ৹
LJNj৹NjLJǡϯǁƲǁǡǽǷNjȐ৹LJNj৹njȊǽǁƲ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZ৹Θ৹ȍNjȊȚǀDZǡǁƲǷƲ৹ȌȚNj৹ǡǷterrumpen la continuidad del muro Inka. Recordemos
que las calles Arequipa, Santa Catalina y Ruinas, que actualmente interrumpen su perímetro, no pertenecen al
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
trazado Inka de la ciudad. Diferentes autores como Zuidema, Hyslop, Farrington y Agurto habían percibido que
se trataba de un espacio segregado. Agurto lo denomina
“barrio central” (1980:143), y el estudio de Ian Farrington, que incluye la mejor documentación arqueológica,
NjȐȊNjǁǡϯǁƲ৹DZƲȐ৹ǞǡDZƲLJƲȐ৹LJNj৹ǀDZǽȌȚNjȐ৹ȍNjǘȚDZƲȍNjȐ৹LJNj৹ƲǷLJNjȐǡȗƲ৹ȌȚNj৹
se han conservado en cada uno de los puntos de su recorrido (2010b; 2013).
Si reconstruimos las partes del muro que han desaparecido, se dibuja un gran recinto casi rectangular de 200
Η৹ࡲࡹࡱ৹Ƕ৹LJNj৹DZƲLJǽष৹ȌȚNj৹ǽǁȚȊƲǀƲ৹ȚǷƲ৹ȐȚȊNjȍϯǁǡNj৹ǁNjȍǁƲǷƲ৹Ʋ৹DZƲȐ৹
4 Has. La serie de nichos que fueron esculpidos en la cara
interior a lo largo de todo su recorrido de 750 m aprox.,
es un detalle arquitectónico que muestra la particular calidad de este gran muro perimetral. A los ya mencionados,
visibles en los locales comerciales de uno de los pórticos de
la Plaza de Armas, hay que sumar los de algunos tramos
de muro en la calle Triunfo y los del interior de establecimientos hoteleros de la calle San Agustín. Sin embargo, la
ȐNjȍǡNj৹ǶƳȐ৹DZƲȍǘƲष৹ࡳࡺ৹ǷǡǁǞǽȐष৹ǞƲ৹ȐǡLJǽ৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲLJƲ৹NjǷ৹NjDZ৹ȐNjǘȚǷLJǽ৹ǁDZƲȚȐȗȍǽ৹LJNj৹[ƲǷȗƲ৹ƲȗƲDZǡǷƲ৹ॲ<ȚǀDZNjȍ৹ࡲࡺࡶࡴशࡳࡳष৹ϯǘाࡳࡸॳॄ৹NjȐ৹
decir, en la cara interior del muro de la calle Loreto a más
de cinco metros sobre la cota de la calle. Sin embargo, 30
metros hacia el sur (Centro comercial Yma Sumaq, esquina con Maruri) los nichos aparecen a tan sólo 2 m sobre
la cota de la calle. Así, los espacios asociados a los nichos
en el interior del recinto se situaban en forma escalonada
siguiendo la pendiente del terreno. Esto indica que en algunas sectores este gran muro perimetral debió funcionar
también como muro de contención para sostener plataformas interiores.
El interior del Hatunkancha
Según describe Garcilaso (1960 [1609]:122-123)
el Hatunkancha estaba dividido por “callejuelas” y “plazuelas” que formaban varios recintos o conjuntos interiores. Aunque el recinto se extiende sobre una de las zonas
menos inclinadas del Cusco, sus enormes dimensiones hacen que el desnivel del terreno alcance 8 metros en el recorrido de la calle Loreto y 13 en San Agustín-Herrajes. Las
hiladas de los bloques del muro siguen la pendiente del
terreno, como es habitual en este tipo de construcciones.
Sin embargo, tenemos que suponer que en su interior los
niveles de circulación debían ser horizontales. Las series
de nichos abiertos hacia el interior, comentadas anteriormente, son un indicador arqueológico que nos permite
conocer las cotas de circulación internas.
El interior del Hatunkancha era un sistema urbano autónomo, tal como muestran los cronistas al describir
el Acllawasi (Garcilaso 1960 [1609]: 122-123). Si observamos la planta del conjunto, vemos que en el sector norte
los muros Inkas de dos grandes estructuras (que pueden
ser interpretadas como los muros de dos kallankas), forman un sistema de orientación girado respecto a los muros perimetrales. Podemos suponer que en esta parte del
ȍNjǁǡǷȗǽ৹NjΗǡȐȗǡǾ৹ȚǷ৹NjDZNjǶNjǷȗǽ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȗǡΑǽ৹LJNj৹ƲDZǘțǷ৹ȗǡȊǽ৹ȌȚNj৹
ǶǽȗǡΑǾ৹LJǡǁǞƲ৹ƲǷǽǶƲDZǣƲ৹NjǷ৹DZƲ৹ǽȍǡNjǷȗƲǁǡǾǷ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐॄ৹
tal vez uno de los templos que citan los cronistas en el
Hatunkancha (Albornoz o.c.). Uno de los muros de dichas kallankas es el que hace parte del hotel Casa Andina,
muro de excelente factura, con varias puertas y nichos trapezoidales interiores que se prolonga hacia una de las aceras en la calle Santa Catalina Angosta (Figs. 2.5 y 3.31). El
muro de una segunda kallanka, paralelo al anteriormente
comentado, es en la actualidad la fachada de la llamada
“Casa Concha”: una serie de muros Inkas conservados en
considerable altura e incorporados a las fachadas del palacio colonial.
Las kallankas debían delimitar un espacio abierto
al interior del Hatunkancha. Sus fachadas contaban con
puertas enfrentadas y dirigidas hacia dicho espacio abierto de más o menos 50 metros de ancho, el cual organizaba
las circulaciones al interior del Gran Recinto. Este espacio
está ocupado actualmente por tres casas coloniales de la
calle Santa Catalina Ancha situadas enfrente de la Casa
Concha. El Libro Primero de los Cabildos de la Ciudad
del Cuzco hace referencia a este espacio abierto al referirse
al reparto de solares entre los conquistadores:
“[se adjudicó a] Francisco Mexia regidor un solar en Hatun Kancha que tiene por linderos puerta de dicho Atun
Kancha e de la otra parte la calle del Sol e la Plaça delantera que tiene hasta la callejuela de Apocamarca” (Rivera
Serna 1965).
ȚǷȌȚNj৹ DZƲȐ৹ ǡǷLJǡǁƲǁǡǽǷNjȐ৹ ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲȐ৹ ȐǽǷ৹ ǁǽǶǽ৹
siempre ambiguas, el documento podría indicar que la
“Plaça delantera” sería este espacio abierto que se extendía entre las dos kallankas que se pueden reconstruir con
los datos arqueológicos y “la callejuela de Apocamarca”
como el nombre antiguo de “Angosta de Santa Catalina”,
una calle Inka, estrecha, y de ahí su nombre colonial.
Además de estos restos, contamos con un cierto
número de excavaciones que aportan información comȊDZNjǶNjǷȗƲȍǡƲा৹ǽǷȗƲǶǽȐ৹ǁǽǷ৹LJƲȗǽȐ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȗǡΑǽȐ৹NjǷ৹NjDZ৹ȐȚpermercado Gatos y en la discoteca Muki. La excavación
NjǷ৹ NjDZ৹ ȐNjǘȚǷLJǽ৹ ȊƲȗǡǽ৹ LJNjDZ৹ NjLJǡϯǁǡǽ৹ LJNjDZ৹ ƲǷǁǽ৹ sǡNjȐNjष৹ NjǷ৹ DZƲ৹
calle Maruri, descubrió restos de muros a la altura de la
calle Arequipa. En la Casa Concha (Santa Catalina Ancha) además de los muros de la kallanka de fachada, las
excavaciones han documentado una zona de ocupación
Inka bajo el primer patio, probablemente una kancha situada detrás de la kallanka, y dos muros pertenecientes a
dos recintos Inka bajo el segundo patio colonial; apareció
111
Figura 3.26 El Hatunkancha y las excavaciones de Casa Concha (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
ǽǷȐȗȍȚǡLJǽ৹Ȋǽȍ৹UƲǁǞƲǁțȗNjǁ৹ǁǽǶǽ৹ȐNjLJNj৹LJNj৹ƲDZǘȚǷǽȐ৹LJNj৹DZǽȐ৹ǶƳȐ৹ǡǶȊǽȍȗƲǷȗNjȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNjDZ৹ȐȗƲLJǽष৹NjDZ৹,ƲȗȚǷǯƲǷǁǞƲ৹NjȐȗƲǀƲ৹ǁNjȍǁƲLJǽ৹Ȋǽȍ৹ȚǷ৹
gran muro con una sola entrada. El famoso muro de la calle Loreto (Intik’jlli) era uno de sus lados. Formaba un espacio segregado en
el interior de la ciudad, albergaba el Acllawasi, un conjunto denominado Pumamarcay y el templo de Kiswar Kancha dedicado Tiqsi
Wiracocha, donde Pachacútec colocó la estatua del gran hacedor. Este conjunto unitario fue desmembrado con el reparto de solares entre
los españoles y el trazado de las calles Arequipa y Santa Catalina Ancha.
también un conjunto funerario con un ajuar de extraordinaria riqueza. Finalmente una excavación en la calle
bȍǡȚǷǗǽ৹ǡLJNjǷȗǡϯǁǾ৹LJǽȐ৹ǶȚȍǽȐ৹/ǷǯƲा
112
En los sectores sur y oeste del Hatunkancha los
escasos restos documentados siguen rigurosamente la
orientación del gran muro perimetral. Asimismo, esta es
la orientación de dos ejes internos (norte-sur) que pueden ser restituidos a partir de los indicios conservados en
las construcciones coloniales. El primero es el callejón,
actualmente desaparecido, que corría al este de la casa
Concha y del que se conserva su trazado fosilizado en el
parcelario colonial. El segundo es la calle Arequipa (Citado por Paredes 1999), ensanchada en época colonial pero
que conserva una esquina redondeada en el célebre muro
de Santa Catalina dibujado por Squier. Si interpretamos
esta esquina como un cruce viario, es posible proponer
la hipótesis de una malla interna formada por estrechos
callejones paralelos a los muros perimetrales, que pudo
organizar el espacio meridional del Hatunkancha mediante recintos cuadrangulares. Cada recinto debía tener
su propia cota de circulación adaptada a la pendiente del
terreno, lo que explicaría las diferencias que hemos citado
en la posición de los nichos interiores.
Esta organización del espacio habría permitido
LJǡȐȗȍǡǀȚǡȍ৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ǡǷȗNjȍǡǽȍNjȐ৹ ȐǡǘȚǡNjǷLJǽ৹ LJǽȐ৹ ȊǽȐǡǀDZNjȐ৹
pautas: organización con base en una retícula de kanchas, modelo que conocemos bien para el Kusikancha,
ǽ৹ DZƲ৹ ƲDZǡǷNjƲǁǡǾǷ৹ LJNj৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ȍNjǁȗƲǷǘȚDZƲȍNjȐ৹ ƲǡȐDZƲLJǽȐ৹ ȊNjȍǽ৹
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
113
Figura 3.27 Las esquinas aún visibles del Hatunkancha (Fotos: R. Mar/J.A.Beltrán-Caballero).
Se conservan en las esquinas de las calles C.Triunfo/Pza. de Armas (1); C.Loreto/Pza. de Armas (2); C.Triunfo/C.San Agustín (3);
C.Maruri/C.San Agustín (4).
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
ǽȍǘƲǷǡΝƲLJǽȐ৹ NjǷ৹ ϯDZƲȐ৹ ȌȚNj৹ ȊȍǽȊǽǷNj৹ $ƲȍȍǡǷǘȗǽǷ৹ ॲࡳࡱࡲࡱƲॳा৹
Los restos del segundo patio de la Casa Concha sugieren su reconstrucción como una kancha. Sin embargo,
las restantes excavaciones en el interior del Hatunkancha
Ƿǽ৹ǞƲǷ৹ƲȊǽȍȗƲLJǽ৹ȐȚϯǁǡNjǷȗNjȐ৹LJƲȗǽȐ৹ȊƲȍƲ৹ȊȍǽȊǽǷNjȍ৹ȚǷƲ৹Ǟǡpótesis argumentada. En cualquier caso, parece cierta la
idea de que el gran muro perimetral, decorado a lo largo
de todo su interior por una serie continua de nichos, no
LJNjǀǣƲ৹NjȐȗƲȍ৹ȐNjȊƲȍƲLJǽ৹ȗǽȗƲDZǶNjǷȗNj৹LJNj৹DZƲ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍा৹
En particular si tenemos en cuenta la existencia de terrazas interiores cuyos extremos necesariamente debían llegar a contactar con el muro perimetral. Ambas hipótesis,
retícula de kanchas y alineación de recintos rectangulares
simples en hilera cuentan con paralelos en la tradición urbanística Inka.
El Acllawasi
Por los datos que aportan Miguel de Estete (1924:
45) y Pedro Pizarro (1985: 88, 127), y por la descripción
que realiza Garcilaso (1960 [1609]: 121-122, 262) sabemos que el Acllawasi, la casa de las vírgenes del sol o “Casa
de las mujeres escogidas”, estaba situada en el interior del
Hatunkancha, probablemente en la zona ocupada actualmente por el Monasterio de Santa Catalina. En este conjunto vivían las mujeres seleccionadas en todo el territorio
del Imperio, como tributo de los pueblos conquistados,
para cumplir ciertas tareas para el Estado, como la manuǗƲǁȗȚȍƲ৹LJNj৹ȗNjǬǡLJǽȐ৹ϯǷǽȐ৹ॲǯȚǶȊǡॳष৹ȊȍNjȊƲȍƲǁǡǾǷ৹LJNj৹ǁǽǶǡLJƲ৹Θ৹
bebida para los dignatarios, entre algunos quehaceres, inclusive servían como concubinas del Inka o como premios
a curacas sometidos. Estas mujeres se llamaban acllas,
mientras que las de mayor edad, que cumplían diferenȗNjȐ৹ǗȚǷǁǡǽǷNjȐ৹NjǷ৹DZƲȐ৹ǁNjȍNjǶǽǷǡƲȐ৹ǽϯǁǡƲDZNjȐ৹Θ৹NjȍƲǷ৹ǘȚǣƲ৹ȊƲȍƲ৹
las jóvenes, eran llamadas mamaconas. Se calcula que el
recinto en mayor extensión tenía un área de 8000 m2 de
acuerdo a la estimación de Agurto (1987), posiblemente
disponía de un granero, ya que en el recinto había talleres de producción, desde la elaboración de chicha para las
ϯNjȐȗƲȐ৹Θ৹ǁNjȍNjǶǽǷǡƲȐष৹ǞƲȐȗƲ৹DZǽȐ৹ȗNjǬǡLJǽȐ৹ǯȚǶȊǡा
Pedro del Barco fue dueño de parte del Acllawasi
(Rivera Serna 1956), y más adelante, parte del complejo
resultó destruido durante el cerco del Cusco. En 1605 el
resto de muros serían arrasados cuando las monjas dominicas fundaron el convento de Santa Catalina. Garcilaso
de la Vega es el cronista colonial que brinda la información más completa al respecto:
114
“al oriente de Amarukancha, la calle del Sol en medio,
está el barrio llamado Acllahuaci, que es casa de escogidas,
donde estaba el convento de las doncellas dedicadas al Sol,
de las cuales dimos larga cuenta en su lugar, y de lo que yo
LjȇǗLjȍǗǢॗǝǡॗȦȰȦॗǡǝǷφǗǷȓȦ࢚ॗXǡȦȭLjॗǝǡǗǷȣॗȢȰǡॗǡȍॗǡȇॗȣǡȠLjȣȭǷȌǷǡȍȭȓॗ
cupo parte de aquella casa a Francisco Mejía, y fue lo que
sale al lienzo de la plaza, que también se ha poblado de
tiendas de mercaderes. Otra parte cupo a Pedro del Barco y
otra parte al Licenciado de la Gama, y otras a otros, de que
no me acuerdo”
“Es así que un barrio de los de aquella ciudad se llamaba
Acllahuaci, quiere decir, “casa de escogidas”. El barrio es el
que está entre las dos calles que salen de la plaza mayor, y
van al convento de Santo Domingo, que solía ser casa del
sol. La una de las calles es la que sale del rincón de la plaza, a mano izquierda de la iglesia mayor, y va norte-sur.
Cuando yo salí de aquella ciudad el año de mil y quinientos
y sesenta, era esta calle la principal de los Mercaderes. La
otra calle es la que sale del medio de la plaza donde dejé la
cárcel, y va derecha al mismo convento dominico, también
norte-sur. Al frente de la casa salía a la plaza mayor, entre
las dos calles dichas, y las espaldas de ella llegaban a la calle
que las atraviesa de oriente a poniente; de manera que estaba hecha isla entre la plaza y las tres calles; quedaba entre
ella y el templo del sol otra isla grandísima de casas, y una
plaza grande que hay delante del templo”
࣮ȦȭLjॗǗLjȦLjॗLjȇǗLjȍǗǢॗ͕ȓॗLjॗ͎ǡȣॗǡȍȭǡȣLjॗǝǡॗȦȰȦॗǡǝǷφǗǷȓȦॗ
que sola ella y la del Sol, que eran dos barrios, y otros cuatro
galpones grandes, que habían sido casas de los Reyes Inkas,
respetaron los indios en su general levantamiento contra
los españoles, que no las quemaron (como quemaron todo lo
demás de la ciudad), porque la una había sido casa del Sol,
su Dios, y la otra casa de sus mujeres y las otras de sus Re͕ǡȦ࢚ॗbǡȍǹLjȍॗǡȍȭȣǡॗȓȭȣLjȦॗǮȣLjȍǝǡ͚LjȦॗǝǡॗȦȰॗǡǝǷφǗǷȓॗȰȍLjॗǗLjȇȇǡȂLjॗ
angosta, capaz de dos personas, la cual atravesaba toda la
casa. Tenía la calleja muchos apartados a una mano y otra,
ǝȓȍǝǡॗǴLjǖǹLjॗȓφǗǷȍLjȦॗǝǡॗȇLjॗǗLjȦLjॗǝȓȍǝǡॗȭȣLjǖLjȂLjǖLjȍॗȇLjȦॗȌȰȂǡres de servicio. A cada puerta de aquéllas había porteras de
ȌȰǗǴȓॗȣǡǗLjȰǝȓࢠॗǡȍॗǡȇॗȱȇȭǷȌȓॗLjȠLjȣȭLjǝȓॗLjȇॗφȍॗǝǡॗȇLjॗǗLjȇȇǡȂLjॗ
estaban las mujeres del Sol, donde no entraba nadie. Tenía
la casa su puerta principal como las que acá llaman puerta
reglar, la cual no se abría sino para la Reina y para recibir
las que entraban para ser monjas.
Al principio de la calleja, que era la puerta del servicio de la casa, había veinte porteros de ordinario para llevar
y traer hasta la segunda puerta lo que en la casa hubiese de
entrar y salir. Los porteros no podían pasar de la segunda
puerta, so pena de la vida, aunque se lo mandasen de allá
adentro, ni nadie lo podía mandar, so la misma pena.
Tenían para servicio de las monjas y de la casa quinientas mozas, las cuales también habían de ser doncellas,
hijas de los Inkas del privilegio, que el primer Inka dio a los
que redujo a su servicio, no de los de la sangre real porque
no entraban para mujeres del Sol, sino para criadas. No
querían que fuesen hijas de alienígenas, sino hijas de Inkas,
aunque de privilegio. Las cuales mozas también tenían sus
Mamacunas de la misma casta y doncellas, que les ordenaban lo que habían de hacer. Y estas Mamacunas no eran
sino las que envejecían en la cosa, que, llegadas a tal edad,
les daban el nombre y la administración como diciéndoles:
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Fig. 3.28 El muro perimetral del Hatunkancha (Fotos: R. Mar y L.Cuba).
El Callejón del Sol con la cara exterior del muro.
115
Hileras de nichos al interior del muro en el jardín del monasterio de Santa Catalina. Estos mismos nichos aparecen en el interior de todas las secciones de
muro que se han conservado tanto en la Pza. de Armas como en las calles Triunfo y San Agustín.
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Figura 3.29 Elementos arqueológicos incorporados a la Casa Concha (Fotos: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
Puertas tapiadas de la fachada (arriba) y nichos interiores de la kallanka (abajo). Subsisten dudas sobre el carácter Inka o neo-Inka de estos
muros. El aparejo sugiere su carácter tardío sin embargo la tipología apunta a su consideración como obra Inka.
"Ya podéis ser madres y gobernar la casa". En el repartimiento que los españoles hicieron para sus moradas de
las casas reales de la ciudad del Cusco, cuando la ganaron,
cupo la mitad de este convento a Pedro del Barco, de quien
LjǝǡȇLjȍȭǡॗǴLjȣǡȌȓȦॗȌǡȍǗǷȔȍॗࣞǭȰǡॗȇLjॗȠLjȣȭǡॗǝǡॗȇLjȦॗȓφǗǷȍLjȦࣞॗ
y la otra mitad cupo al Licenciado de la Gama, que yo
alcancé en mis niñeces, y después fue de Diego Ortiz de Guzmán, caballero natural de Sevilla que yo conocí y dejé vivo
cuando vine a España”
(Garcilaso de la Vega, 2004 [1609]).
116
El Pucamarca
Cieza de León cita la existencia de un recinto
denominado Pucamarca, que era “tan grande como el
Hatunkancha” y que fue construido también por Pachacútec (Cieza de León 1880 [1553]: 86). Garcilaso traduce
su nombre: “llámase aquel barrio Puca Marca; quiere decir: barrio colorado” (Garcilaso 2004 [1609]: 440) y nos
indica su posición a partir de las casas de Diego Maldonado. Cuando Garcilaso era un joven habitante de la ciudad
del Cusco, las calles carecían todavía de un nombre coloǷǡƲDZ৹ǁǽǷȐǽDZǡLJƲLJǽा৹Uǽȍ৹NjDZDZǽष৹ȊƲȍƲ৹LJNjȐǁȍǡǀǡȍ৹ƲDZǘȚǷǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹
Inka recurre al lugar de residencia de conocidos vecinos.
Para ubicar el Pucamarca, Garcilaso cita tres casas situadas en tres manzanas distintas. La primera es un
espacio colindante con el Monasterio de Santa Catalina,
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
antiguo Acllawasi, ocupado por las casas del citado Maldonado. Enfrente, esto es, al otro lado de la calle Arequipa, se sitúan las casas de Girón. Finalmente, delante de
ellas, por tanto al otro lado de la calle Santa Catalina, se sitúan las casas de Antonio Altamirano, que deberían coincidir con la actual posición de la casa Concha. Nuestro
problema es que las casas de Altamirano quedan ubicadas
dentro del recinto que hemos reconstruido arqueológicaǶNjǷȗNjा৹=Ʋ৹țǷǡǁƲ৹ȐǽDZȚǁǡǾǷ৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲ৹NjȐ৹DZƲ৹ȊȍǽȊȚNjȐȗƲ৹Ȋǽȍ৹
Santiago Agurto: en realidad el recinto de Pucamarca se
encontraba en el interior del gran recinto del Hatunkancha (Agurto 1980: 143).
Existe una razón para explicar la confusión de Cieza de León: en su época el Hatunkancha (Gran Recinto)
había sido ya cortado por dos calles coloniales (Arequipa y
Santa Catalina). Desde su percepción, el sector occidental
(Casas de Maldonado y actual ubicación del Monasterio
de Santa Catalina) había formado un recinto, mientras
que el sector oriental (Casa de Antonio Altamirano) se
ȊNjȍǁǡǀǣƲ৹ǁǽǶǽ৹ȚǷ৹ȍNjǁǡǷȗǽ৹ȐNjȊƲȍƲLJǽ৹ǡLJNjǷȗǡϯǁƲLJǽ৹ǁǽǷ৹NjDZ৹UȚcamarca (recinto Rojo).
LA SEDE DE LA ÉLITE CUSQUEÑA: LOS RECINTOS DE LAS PANACAS
Además del Hatunkancha las fuentes coloniales
proporcionan información de otros recintos del Cusco
Inka. Pedro Sancho de la Hoz, secretario de Francisco
Pizarro, al hablar de las construcciones que rodeaban la
plaza, cita:
"alrededor de ella hay cuatro casas de señores que son las
principales de la ciudad, pintadas y labradas y de piedra, y la mejor de ellas es la casa de Guaynacaba cacique
viejo, y la puerta es de mármol blanco y encarnado y de
ȓȭȣȓȦॗǗȓȇȓȣǡȦॗ͕ॗȭǷǡȍǡॗȓȭȣȓȦॗǡǝǷφǗǷȓȦॗǝǡॗLj͚ȓȭǡLjȦॗȌȰ͕ॗǝǷǮȍȓȦॗ
de verse...”
(Sancho de la Hoz 1962, [1534]: 89).
Esta referencia al palacio del Inka Wayna Qhapaq
es recogida también por Bernabé Cobo:
“La quinta guaca era el palacio de GuaynaQhapaq,
llamada Cajana, dentro del cual había una laguna nombrada Ticcococha, que era adoratorio principal y adonde se
ǴLjǗǹLjȍॗǮȣLjȍǝǡȦॗȦLjǗȣǷφǗǷȓȦ࣯
(Cobo 1964 [1653]: 172).
117
Figura 3.30 La kallanka de la calle Santa Catalina Angosta
(Fotos: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
(arriba) Prolongación del muro de la Kallanka en la calle Santa
Catalina Angosta. (abajo) Esquina de un recinto Inka en la actual
calle Arequipa.
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Tradicionalmente, en los estudios sobre el urbanismo del Cusco, se ha interpretado de manera literal
estas referencias de las crónicas a los palacios de los sucesivos gobernantes Inkas. Aparentemente, cada Sapan
Inka habría abandonado la panaca formada su padre,
para constituir una propia (Rostworowski, 1983; Zuidema, 2004: 278-279).
=ƲȐ৹ȊƲǷƲǁƲȐष৹ȗƲǶǀǡnjǷ৹LJNjǷǽǶǡǷƲLJƲȐ৹ूƲΘDZDZȚȐ৹ȍNjƲDZNjȐूष৹
estaban formadas por la población Inka de sangre organizada como familias extendidas que tenían un ancestro
común y que formaba parte de la élite dominante. Las
crónicas recogen el nombre del Inka antecesor y de su panaca, su denominación y las referencias a la posición de su
sede en el entorno de la gran plaza ceremonial. La Carta
ȍȌȚNjǽDZǾǘǡǁƲ৹ LJNj৹ DZƲ৹ ǁǡȚLJƲLJ৹ ॲqNjȍ৹ ƲǷNjΗǽॳ৹ ȊNjȍǶǡȗNj৹ ǡLJNjǷȗǡϯcar hipotéticamente los muros perimetrales de lo que
pudieron ser diez recintos que englobaban en su interior
diversas construcciones. Si cruzamos estos datos con la información transmitida por los textos coloniales es posible
ǡLJNjǷȗǡϯǁƲȍDZǽȐ৹ǁǽǷ৹DZƲȐ৹ȐNjLJNjȐ৹ǶǽǷȚǶNjǷȗƲDZNjȐ৹LJNj৹DZƲȐ৹ȊƲǷƲǁƲȐा৹
En su conjunto eran la expresión pública del Cusco como
sede exclusiva de la élite Inka.
Este esquema de estructura urbana puede ser matizado debido a estudios recientes, en particular los trabajos
de Hernández Astete, en torno al número y función política de las panaca. Para Astete la interpretación tradicional
del término y su repercusión en la topografía del Cusco se
apoya casi exclusivamente en el texto de Pedro Sarmiento
de Gamboa, publicado en 1572 (Hernández Astete 2008:
31). Sin embargo, otra tradición literaria más antigua que
inicia con la obra de Juan de Betanzos, Suma y Narración
de los Inkas (1551) y que fue recogida sucesivamente
por fray Domingo de Santo Tomas (Santo Tomas 1951
[1560]: 128-129) y el padre Bartolomé de Las Casas (1892
[1550]), muestra un panorama muy diferente:
118
"El barrio y parte Huanancuzquo, que era el principal,
subdividió en cinco barrios o partes: al uno y principal
nombró Qhapaq ayllo, que quiere decir «el linaje del
Rey»; con éste juntó gran multitud de gente y parte de
la ciudad, que fuesen de aquel bando; al segundo llamó
Iñaca panaca; el tercero Cucco panaca; el cuarto Aucayllipanaca, el quinto Vicaquirau panaca ... ...Asimismo la
parte y bando segundo y principal de la ciudad que llamó
de Rurincuzco, barrio de abajo del Cuzco, subdividió en
otras cinco partes o parcialidades: a la primera llamó
Uzcamayta... ...a la segunda nombro Apomaytha... ...a la
tercera parcialidad o bando puso nombre Haguayni...
...al cuarto barrio nombró Rauraupanaca... ...al quinto
barrio llamó Chimapanaca...
(Las Casas, 1892; Cap. XVII).
Más allá de las discrepancias respecto a la denomiǷƲǁǡǾǷ৹LJNj৹ǁƲLJƲ৹ȊƲǷƲǁƲ৹ǽ৹LJNj৹ȐȚȐ৹ǶǽLJǽȐ৹LJNj৹ϯDZǡƲǁǡǾǷ৹ǗƲǶǡDZǡƲȍष৹ǷǽȐ৹ǡǷȗNjȍNjȐƲ৹ȐȚǀȍƲΘƲȍ৹DZƲ৹ƲϯȍǶƲǁǡǾǷ৹ȌȚNj৹NjDZ৹ȐǡȐȗNjǶƲ৹ǗȚNj৹
establecido en el momento de la refundación de la ciudad
por Pachacútec. Tomando esta referencia por buena, con
todos los problemas que plantea valorar las contradicciones internas del discurso colonial, deberíamos concluir
que no habría habido un progresivo crecimiento del número de panacas. Por lo tanto, las referencias de los croǷǡȐȗƲȐ৹Ʋ৹ूDZƲȐ৹ǁƲȐƲȐू৹LJNj৹ȚǷǽ৹Ț৹ǽȗȍǽ৹[ƲȊƲǷ৹/ǷǯƲ৹LJNjǀNjȍǣƲǷ৹ȐNjȍ৹
interpretadas como el recuerdo que los descendientes de
cada panaca conservaban de sus antepasados ilustres.
=ǽȐ৹ ǷǽǶǀȍNjȐ৹ LJNj৹ DZǽȐ৹ ूǀƲȍȍǡǽȐू৹ ǽ৹ ूȊƲȍǁǡƲDZǡLJƲLJNjȐू৹
que cita Las Casas, serían el recuerdo muy deformado de
los recintos monumentales que desde la refundación del
Cusco habrían servido de sede y asiento a cada uno de los
grupos familiares (ayllus) de sangre Inka (panacas) que
componían la elite social del Tawantinsuyu, reorganizada
por Pachacútec, y a los cuales estaba destinado el privilegio de residir en el corazón de la ciudad santa.
Expondremos a continuación los datos disponibles para la reconstrucción de algunos de estos recintos.
=ƲǶNjǷȗƲǀDZNjǶNjǷȗNjष৹Ƿǽ৹NjȐ৹ȊǽȐǡǀDZNj৹ϯǬƲȍ৹DZƲ৹ȊǽȐǡǁǡǾǷ৹LJNj৹LJǡNjΝ৹
recintos, como correspondería al número de ayllus de
sangre establecidos por el gran refundador de la ciudad.
Tampoco sabemos si una misma panaca llegó a disponer
de más de un recinto. En cualquier caso, es seguro que las
panacas disponían del usufructo de tierras y tenían bajo
su cargo el mantenimiento de las huacas asociadas con estas tierras y con el suministro de agua necesario para su
explotación.
Ƿ৹ǁȚƲDZȌȚǡNjȍ৹ǁƲȐǽष৹DZǽȐ৹ǁȍǽǷǡȐȗƲȐ৹ǁǽǡǷǁǡLJNjǷ৹ƲDZ৹Ʋϯȍmar que la organización urbana del Cusco se basaba en
ूǀƲȍȍǡǽȐू৹ǀǡNjǷ৹LJNjDZǡǶǡȗƲLJǽȐ৹ȌȚNj৹ǡǷǁDZȚǣƲǷ৹ǁǽǷǬȚǷȗǽȐ৹LJNj৹ǁƲsas asociados con el nombre de los distintos Sapan Inka.
El caso más evidente es el del gran conquistador PachaǁțȗNjǁा৹ǡȐȗǡǷȗǽȐ৹ƲȚȗǽȍNjȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹ȍNjϯNjȍNjǷ৹ȌȚNj৹ǁǽǷȐȗȍȚΘǾ৹
tres de los recintos que se repartieron los conquistadores
españoles y aportan datos de su funcionalidad. En casos
NjȐȊNjǁǣϯǁǽȐष৹ DZƲ৹ ƲȍȌȚNjǽDZǽǘǣƲ৹ ǷǽȐ৹ ȊNjȍǶǡȗNj৹ LJƲȍ৹ ǁǽǷȐǡȐȗNjǷǁǡƲ৹
material a los datos escritos.
El Qassana
El Qassana era un recinto monumental situado sobre el costado norte de Awkaypata (Pizarro, 1978 [1571]:
87-88; Garcilaso 2004 [1609]: 335). Su límite occidental
llegaba hasta del borde del Saphi. Su límite oriental pudo
coincidir con la calle Procuradores, aunque no tenemos
evidencias seguras. Contamos con escasos datos arqueológicos para la reconstrucción del Qassana: los muros de
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura 3.31 El gran recinto del Hatunkancha formado por los muros de la calle Loreto, Maruri, San Agustín y Triunfo, y
ȊȍǽȊȚNjȐȗƲ৹ǞǡȊǽȗnjȗǡǁƲ৹LJNj৹DZƲ৹ȍNjǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹LJNj৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȐǡȗȚƲLJǽȐ৹NjǷ৹ȐȚ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍ (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
El Hatunkancha era un recinto segregado en el interior del Cusco, accesible sólo por una puerta abierta hacia Awkaypata (Calle
Sta. Catalina Angosta). En su interior se situaba el Aclawasi, reservado a las vírgenes del sol y otras dependencias y templos como el
Pumamarca. Se han conservado restos de algunas de las kallancas interiores (Casa Concha) y restos fragmentarios de los recintos y callejoǷNjȐ৹ȌȚNj৹ǽȍǘƲǷǡΝƲǀƲǷ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹NjǷ৹ȐȚ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍा৹ǽǷȗƲǀƲ৹ǁǽǷ৹ǷȚǶNjȍǽȐƲȐ৹ΒƲǯƲȐा৹DZ৹ǷǽǶǀȍNj৹LJNj৹ƲDZǘȚǷƲȐ৹NjȐ৹ǁǽǷǽǁǡLJǽ৹Ȋǽȍ৹DZƲ৹LJǽǁȚǶNjǷȗƲǁǡǾǷ৹
colonial. Es posible que incluyese una pequeña plaza interior delante de la actual Casa Concha.
ϯǷǽȐ৹ǀDZǽȌȚNjȐ৹NjȐǁȚƲLJȍƲLJǽȐ৹LJNj৹ƲǷLJNjȐǡȗƲ৹ȌȚNj৹ǁǽǷǗǽȍǶƲȍǣƲǷ৹
la fachada que daba a la gran explanada y de la que se han
conservado en algunos fragmentos en los locales comerciales que abren a la actual Plaza de Armas en el Portal
de Panes; y algunos muros documentados en el interior
del centro comercial Los Ruiseñores. Existen sin embargo
fuentes indirectas conservadas en el parcelario de la ciudad histórica y las descripciones recogidas en las fuentes
coloniales que nos permiten proponer alguna hipótesis de
su restitución.
Garcilaso (2004 [1609]: 335) nos recuerda que
en su época la kallanka del Qassana era la más grande del
Cusco Inka que por algún tiempo había sobrevivido. La
propia narración nos permite deducir que se situaba junto a la plaza, por lo que ha sido reconstruida formando su
fachada norte (Gasparini, Margolies 1977:59). En la pared
ǶNjLJǡƲǷNjȍƲ৹LJNjDZ৹ƲǷȗǡǘȚǽ৹ूƲǗnj৹XǽǶƲूष৹ǞǽΘ৹NjǷ৹LJǣƲ৹ȚǷƲ৹ȗǡNjǷda de ropa, el muro gira en toda su altura antes de alcanzar
la calle Saphi mostrando interiormente tres nichos trapezoidales. Además, conocemos dos tramos de muros en el
interior del centro comercial que forman un estrecho corredor paralelo a la fachada de la plaza situado a 25 m de
distancia. Si suponemos que la kallanka alcanzaba el límite de la calle Procuradores, podemos reconstruir un gran
espacio unitario rectangular de 25 x 70 m que habría estado techado con una gran cubierta a dos aguas de madera y
paja. Estas dimensiones se aproximan a las que recordaba
119
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
120
Figura 3.32 Reconstrucción virtual del Centro Sagrado del Cusco Inka visto desde el sector meridional (R. Mar/J.A.
Beltrán-Caballero).
En primer término, el conjunto de las “Casas del Sol” del Qorikancha apoyadas sobre las terrazas curvas que todavía hoy se pueden ver a lo
DZƲȍǘǽ৹LJNj৹DZƲ৹ΑNjǷǡLJƲ৹LJNjDZ৹[ǽDZा৹DZ৹ǗǽǷLJǽष৹NjDZ৹ǁǽǷǬȚǷȗǽ৹LJNjDZ৹<ȚȐǡǯƲǷǁǞƲ৹Θ৹DZƲȐ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ȌȚNj৹LJNjϯǷǡȍǣƲǷ৹DZƲ৹ȊNjǷLJǡNjǷȗNj৹Ʋ৹DZǽ৹DZƲȍǘǽ৹LJNj৹DZǽȐ৹ǁƲȚǁNjȐ৹LJNj৹DZǽȐ৹ȍǣǽȐा
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Garcilaso en su crónica. A estos datos hemos de añadir los
pequeños segmentos de muro documentados detrás de la
posible kallanka. Incluyen algunas esquinas que debían
ǁǽȍȍNjȐȊǽǷLJNjȍ৹Ʋ৹DZǽȐ৹LJǡȐȗǡǷȗǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȌȚNj৹ǗǽȍǶƲǀƲǷ৹ȊƲȍȗNj৹
del conjunto. Hemos ensayado una posible distribución
de los mismos considerando la hipótesis, no demostrada,
de que formaban agrupaciones en forma de kanchas. La
ƲȗȍǡǀȚǁǡǾǷ৹Ʋ৹$ȍƲǷǁǡȐǁǽ৹UǡΝƲȍȍǽ৹LJNj৹ǁȚƲȗȍǽ৹ूȐǽDZƲȍNjȐू৹ȌȚNj৹Ǘǽȍmaban parte del Qassana en el reparto de la ciudad (Rivera Serna 1965: 447 y 469), aparentemente independientes
de la gran kallanka, sugiere precisamente una distribución
del espacio por kanchas. Lamentablemente, la documentación disponible de las escasas excavaciones realizadas en
la zona no aporta ninguna información adicional.
Amarukancha
DZ৹ ǶƲȍȚǯƲǷǁǞƲ৹ ǽ৹ ूXNjǁǡǷȗǽ৹ LJNj৹ DZƲ৹ [NjȍȊǡNjǷȗNjू৹ NjȐ৹
situado por las fuentes coloniales enfrentado al Qassana
en el lado opuesto de Awkaypata (Bauer 2008: 243-246).
Sarmiento de Gamboa (1963 [1572]: 113 y 151), Cabello de Balboa (1951 [1586]: 395) y Blas Valera (1950 [ca.
1585]: 145) indican que la Compañía de Jesús fue construida sobre su antigua ubicación, asociándolo con Waskar, el penúltimo Inka antes de la conquista. Sin embargo,
Garcilaso en los Comentarios Reales (I.7.10 y II.1.32) lo
atribuye a Wayna Qhapaq.
=Ʋ৹ ǞǡȐȗǽȍǡƲ৹ LJNj৹ DZǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ ȌȚNj৹ DZDZNjǘƲȍǽǷ৹ Ʋ৹ ǽǁȚȊƲȍ৹
los jesuitas ofrece algunos indicios para reconstruir la ocupación Inka en este sector de la ciudad. Si consideramos el
ǗȍNjǷȗNj৹LJNjDZ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹ǞǡȐȗǾȍǡǁǽ৹ǞƲǁǡƲ৹DZƲ৹ƲΑNjǷǡLJƲ৹LJNjDZ৹[ǽDZष৹ȐNj৹ȍNjconoce el basamento macizo de un gran muro de contención colonial reforzado con arcos de descarga construido
con bloques Inkas reutilizados. Concluye en un estrecho
callejón incorporado a las propiedades jesuíticas, que puede ser interpretado como residuo de una parcelación anterior. Se trata probablemente de un elemento heredado
del sistema de propiedades establecido en el siglo XVI con
el primer reparto colonial del Amarukancha. Es probable,
Ȋǽȍ৹ȗƲǷȗǽष৹ȌȚNj৹LJǡǁǞǽ৹ǁƲDZDZNjǬǾǷ৹ǶƲȍǁƲȐNj৹NjǷ৹njȊǽǁƲ৹/ǷǯƲ৹NjDZ৹ϯnal de los andenes que se extendían delante del río Saphi,
hoy en día ocupados por el Palacio de Justicia. A partir de
estos indicios es posible realizar una propuesta del antiguo perímetro que ocupaba el Amarukancha: la calle Saphi, Awkaypata, Loreto y el citado callejón. En el interior
de este gran cuadrilátero sólo contamos con los datos de
una excavación realizada en el claustro de la Compañía.
Aparecieron allí dos muros Inkas, uno de ellos en ángulo,
que por su posición en planta debían corresponder a dos
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJǡǗNjȍNjǷȗNjȐा
ȐȗǽȐ৹NjȐǁƲȐǽȐ৹NjDZNjǶNjǷȗǽȐ৹ȐǽǷ৹ǡǷȐȚϯǁǡNjǷȗNjȐ৹ȊƲȍƲ৹ȍNjconstruir la planta del conjunto. Sabemos sin embargo,
ȌȚNj৹ ǁǽǷȗƲǀƲ৹ ǁǽǷ৹ ȚǷ৹ ǘȍƲǷ৹ ूǘƲDZȊǾǷू৹ ॲǯƲDZDZƲǷǯƲॳ৹ ƲDZǘǽ৹ ǶƳȐ৹
pequeño que el del Qassana (Garcilaso 2004 [1609]:
ࡴࡴࡶॳा৹[ǡ৹ȐȚȊǽǷNjǶǽȐ৹ȌȚNj৹DZƲ৹ǯƲDZDZƲǷǯƲ৹ϲƲǷȌȚNjƲǀƲ৹DZƲ৹ǗƲǁǞƲda de la gran plaza (Gasparini, Margolies 1977:59), detrás
de ella queda el espacio justo para restituir la posición
de cuatro kanchas simétricas, integrando en el plano los
LJǽȐ৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ LJǽǁȚǶNjǷȗƲLJǽȐ৹ Ȋǽȍ৹ DZƲ৹ NjΗǁƲΑƲǁǡǾǷ৹ LJNjDZ৹ ǁDZƲȚȐtro. Un problema diferente es el que plantea la parcela
estrecha y alargada que se extiende entre la calle Loreto
y el palacio de Justicia. Sólo se ha conservado el muro de
fachada, muy transformado en época colonial, pero que
en su sector norte presenta una serie de nueve nichos traȊNjΝǽǡLJƲDZNjȐा৹[Nj৹ȗȍƲȗƲ৹LJNj৹DZƲ৹ȊƲȍNjLJ৹DZƲȗNjȍƲDZ৹LJNj৹ȚǷ৹DZƲȍǘǽ৹NjLJǡϯǁǡǽ৹
/ǷǯƲ৹ȌȚNj৹ϲƲǷȌȚNjƲǀƲ৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹=ǽȍNjȗǽा৹ƲLJƲ৹ȐȚ৹ȊǽȐǡǁǡǾǷ৹NjǷ৹
la parcela, queda el espacio justo para colocar otros dos
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǡLJnjǷȗǡǁǽȐ৹ǞƲȐȗƲ৹ƲDZǁƲǷΝƲȍ৹DZƲ৹ǁƲDZDZNj৹ϲǡǘǡLJǽȐा৹[ǡ৹NjȐȗƲ৹
ǞǡȊǾȗNjȐǡȐ৹ǗȚNjȐNj৹ǁǽǷϯȍǶƲLJƲष৹NjȐȗƲ৹ȊƲȍǁNjDZƲ৹ȗȍǡƲǷǘȚDZƲȍ৹ǞƲǀȍǣƲ৹
sido ocupada por tres kanchas de idéntica longitud pero
de anchura decreciente.
Kiswarkancha
Pedro Pizarro (1921 [1571]: 250) nos cuenta que
había una gran sala en el sector norte de la plaza donde se
albergaron Almagro y otros españoles al entrar al Cusco.
Era una gran kallanka que albergó la Iglesia Mayor y la
primitiva Casa del Cabildo (Rivera Serna 1956: 33). Fue
destruida en 1559, al iniciarse la catedral bajo la dirección
LJNj৹UǽDZǽ৹LJNj৹HǷLJNjǘƲȍLJǽा৹DZƲȐ৹qƲDZNjȍƲ৹ॲࡲࡺࡶࡱ৹४ࡲࡶࡹࡶ५शࡲࡵࡵॳ৹ƲϯȍǶƲ৹ȌȚNj৹NjDZ৹ूǘƲDZȊǾǷू৹NjȍƲ৹NjDZ৹ȗNjǶȊDZǽ৹LJNj৹bǡǁȐǡ৹qǡȍƲǁǽǁǞƲष৹Ʋϯȍmación que entra en contradicción con Garcilaso (2004
४ࡲࡷࡱࡺ५शࡵࡴࡺঃࡵࡵࡱॳष৹ȌȚǡNjǷ৹ƲϯȍǶƲ৹ȌȚNj৹NjȍƲǷ৹DZƲȐ৹ǁƲȐƲȐ৹LJNjDZ৹/ǷǯƲ৹
Viracocha. Bauer (2008:241) deduce que probablemente
Valera equivocó el nombre del Inka Viracocha con el dios
homónimo. Otras fuentes lo denominan Kiswarkancha o
Ochullo y aparece citado en el Libro Primero del Cabildo: “Señalose al alcalde Beltran de Castro un solar en las
casas donde agora esta llamada Ochullo linderos la iglesia mayor y la Plaça de frontera y la calle del cacique de
otra parte” (Rivera Serna 1956: 33). Según Murúa (1992
४ࡲࡷࡲࡷ५शࡲࡱࡹॳ৹ NjDZ৹ ूȊƲDZƲǁǡǽू৹ eǁǞȚDZDZǽ৹ ǞƲǀǣƲ৹ ȐǡLJǽ৹ LJNj৹ sƲΘǷƲ৹
WǞƲȊƲȌ৹Θ৹ूƲDZ৹ȊȍNjȐNjǷȗNj৹NjȐ৹DZƲ৹/ǘDZNjȐǡƲ৹BƲΘǽȍ৹NjǷ৹NjDZ৹ȚΝǁǽूा
Entre las terrazas que rodean la Catedral y la calle
Palacio los datos arqueológicos permiten reconstruir un
conjunto de seis grandes recintos separados por estrechos
callejones de 1,5 m de anchura. Las recientes excavaciones
en la calle Triunfo han puesto a la vista el inicio de uno
de ellos y en las fachadas de la calle Palacios se conservan
otros dos. Algunos muros adosados a la pared interior de
DZǽȐ৹ȍNjǁǡǷȗǽȐ৹ȊȍȚNjǀƲǷ৹ȌȚNj৹DZƲ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǾǷ৹NjȍƲ৹ȊNjȍǡǶNjȗȍƲDZष৹ǁǽǷ৹
un acceso axial. Si tenemos en cuenta la descripción del
Libro Primero del Cabildo que acabamos de citar, uno de
ellos debería corresponder al solar entregado a Beltrán de
Castro dentro del denominado Ochullo. En conclusión,
Ȑǡ৹ǁǽǷȐǡLJNjȍƲǶǽȐ৹DZƲ৹ȊǽȐǡǁǡǾǷ৹LJNj৹DZƲ৹ǯƲDZDZƲǷǯƲ৹LJNj৹ूqǡȍƲǁǽǁǞƲू৹
121
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
122
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
al pie de las terrazas y los seis recintos que hemos descrito,
la única conclusión es que estamos ante una unidad comparable a las que habrían ocupado el Qassana y el Amarukancha como una de las sedes de las panacas cusqueñas.
Otros recintos urbanos
Las descripciones coloniales prosiguen su interminable lista enumerando donde vivían las personas más
conocidas del primer Cusco colonial. La conquista había
producido la expulsión masiva de la antigua elite Inka.
Los nuevos habitantes todavía no se habían apropiado del
espacio urbano con un sistema de referencias simbólicas.
El recurso más efectivo fue referirse al lugar donde vivían
los vecinos españoles más importantes. Como las parcelas
cambiaban de propietario, el sistema iba perdiendo preciȐǡǾǷ৹ȊƲȍƲ৹ϯǬƲȍ৹NjDZ৹DZȚǘƲȍ৹NjǗNjǁȗǡΑǽ৹NjǷ৹ȌȚNj৹ȐNj৹NjǷǁǽǷȗȍƲǀƲǷ৹DZǽȐ৹
ƲǷȗǡǘȚǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹/ǷǯƲा৹ȐȗNj৹NjȐ৹ȚǷ৹ȍNjϲNjǬǽ৹LJNj৹DZǽȐ৹ǁƲǶǀǡǽȐ৹
que se fueron produciendo a medida que la ciudad colonial tomaba forma sobre las construcciones Inka.
Desde el punto de vista de la estructura del Cusco,
es fundamental retener que cinco lugares descritos por los
ǁȍǽǷǡȐȗƲȐ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZNjȐ৹ȊȚNjLJNjǷ৹ȐNjȍ৹ϯǬƲLJǽȐ৹NjǷ৹DZƲ৹ȗǽȊǽǘȍƲǗǣƲ৹LJNj৹
la ciudad: Qassana, Qora Qora, Amarukancha, las casas
de Waskar, de Viraqocha Inka y de Wayna Qhapaq. Sin
embargo, es conveniente tener en cuenta, que estos no
NjȍƲǷ৹ ȊƲDZƲǁǡǽȐ৹ NjǷ৹ NjDZ৹ ȐǡǘǷǡϯǁƲLJǽ৹ NjȚȍǽȊNjǽ৹ LJNjDZ৹ ȗnjȍǶǡǷǽश৹ Ƿǽ৹
eran la residencia de un personaje político, perteneciente
a la familia real. En el equivalente andino, fueron la sede
de cinco de las diez panacas o ayllus reales reorganizados
por Pachacútec si seguimos al padre Bartolomé de Las Casas. Por su posición asociada al Awkaypata debían corresponder a las estructuras sociales de mayor prestigio. En
el espacio restante, estarían ubicadas las sedes de las cinco
panacas diferentes a las del Sapan Inka, siempre y cuando
NjDZ৹ȗNjΗȗǽ৹LJNj৹ƲȍȗǽDZǽǶnj৹LJNj৹DZƲȐ৹ƲȐƲȐ৹ȍNjϲNjǬƲȐNj৹ȚǷƲ৹ȗȍƲLJǡǁǡǾǷ৹
histórica probable.
En cualquier caso, sabemos que el reordenamiento de la ciudad dispuesto por Pachacútec se basó en un
nuevo orden que involucró a todos los grupos sociales
que formaban parte de la élite del poder Inka. Los Inkas
de sangre, reconocidos como la élite gobernante, fueron
agrupados en las panacas reales. Cada una de ellas descendía de un ancestro común, un Sapan Inka. Al parecer se
establecieron reglas y normas de residencia, así como para
el uso de indumentarias, extensivas a todos los demás
grupos sociales, en particular a los ayllus de los pueblos
ƲDZǡƲLJǽȐ৹ ॲ/ǷǯƲȐ৹ LJNj৹ ȊȍǡΑǡDZNjǘǡǽॳा৹ UǽȐǡǀDZNjǶNjǷȗNj৹ LJNjϯǷǡNjȍǽǷ৹ NjDZ৹
ámbito que debían ocupar en la ciudad capital, cada uno
de esos grupos de población, incluyendo los desplazados
por la mita.
La relación social entre las panacas se articulaba
mediante banquetes y festejos que debían ser ofrecidos
en sus propias sedes. El intercambio y la reciprocidad
eran el escenario de rituales compartidos entre los grupos. Era el lugar y el momento de la negociación, donde
se acordaban las alianzas y la redistribución de bienes de
prestigio dentro del grupo. El banquete jerárquico y ritual ofrecido socialmente es la forma más frecuente de
organizar las relaciones de poder en las sociedades preindustriales (Hayden 2010).
Cada una de las grandes panacas reales recibió su
propio espacio en el interior de la ciudad sacralizada. Estos
posiblemente fueron delimitados por un muro perimetral
Θ৹NjǷ৹ȐȚ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍ৹ȐNj৹ǁǽǷȐȗȍȚΘNjȍǽǷ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNjȐȗǡǷƲLJǽȐ৹Ʋ৹
mantener la vida social y religiosa de las panacas, focalizada en el culto a las wakas e ídolos propios de cada panaca,
y en el cuidado de los fardos funerarios de sus ancestros
más prestigiosos, en particular la momia del Sapan Inka
que daba origen a la propia panaca. Los almacenes, talleres de producción y áreas de trabajo se organizaron en reǁǡǷȗǽȐ৹ȍNjǁȗƲǷǘȚDZƲȍNjȐ৹ƲȐǽǁǡƲLJǽȐ৹Ʋ৹DZƲȐ৹ǯƲǷǁǞƲȐा৹=ƲȐ৹ϯNjȐȗƲȐ৹LJNj৹
reciprocidad o ayni, se realizaban en las kallankas, recintos
de grandes dimensiones y elevados techos que dominaban
el paisaje urbano del gran Centro Sagrado. Los cronistas
percibieron el carácter unitario de cada uno de estos conjuntos y los interpretaron como el palacio (en sentido occidental y no andino) del personaje más importante de la
panaca: el Inka fundador de la misma.
Las sedes de las panacas son descritas como conǬȚǷȗǽȐ৹ LJNj৹ NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ LJNjDZǡǶǡȗƲLJǽȐ৹ ǁǽǷ৹ ȚǷ৹ ǶȚȍǽ৹ ȊNjȍǡǶNjȗȍƲDZ৹
con muy escasos accesos (a menudo con sólo uno). En el
interior del recinto, pueden aparecer múltiples vías de circulación para acceder de un patio a otro. Sin embargo, la
circulación estaba restringida en función de la categoría
jerárquica de los usuarios, normalmente expresada por
la indumentaria y los atributos del vestuario. Entre los
distintos recintos se dejaron pasillos de circulación. Eran
ΑǣƲȐ৹ঐƲǶȚȍƲDZDZƲLJƲȐष৹ϲƲǷȌȚNjƲLJƲȐ৹Ȋǽȍ৹ƲDZȗǽȐ৹ǶȚȍǽȐ৹Θ৹ȌȚNj৹Ƿǽ৹
siempre comunican con los recintos que se van repitiendo
123
Figura 3.33 Distribución posible de los recintos de las panacas en el plano del Cusco Inka (Dibujo R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
=Ʋ৹LJǡȐȗȍǡǀȚǁǡǾǷ৹LJNj৹DZƲȐ৹ȐNjLJNjȐ৹LJNj৹DZƲȐ৹ঐȊƲǷƲǁƲȐ৹ȍNjƲDZNjȐ৹ȌȚNj৹ǗǽȍǶƲǀƲǷ৹DZƲ৹njDZǡȗNj৹ǁȚȐȌȚNjǼƲ৹NjǷ৹DZƲ৹ȊDZƲǷȗƲ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹NjȐ৹ȚǷ৹ȗNjǶƲ৹LJǡϯǁȚDZȗƲLJǽष৹
por una parte, por el debate actualmente abierto en torno a su interpretación histórica, y por otra, por la confusión de los cronistas al
considerarlas como los “palacios” de los sucesivos gobernantes Inkas.
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
Figura 3.34 Nicho de la fachada del Qoloqampata (Foto: A. Rifà).
a cada lado de la calle, como ilustra bien el ejemplo del
Callejón del Sol entre el Hatunkancha y el Amarukancha.
Sólo daban acceso a ciertos puntos privilegiados del paisaje urbano: la plaza (pata en quechua, diferente de la kancha) y la calle ceremonial distinguible del callejón interno.
124
La kallanka y el ushnu fueron símbolos del Imperio Inka, instalados en todas provincias y lugares de prestigio, indicadores a su vez de la presencia del Estado Inka
y del poder cusqueño. (Hislop 1990). Encontramos ejemȊDZǽȐ৹ǶƲǘǷǣϯǁǽȐ৹LJNjȐLJNj৹bǽǶNjǀƲǶǀƲ৹NjǷ৹NjDZ৹ǷǽȍȗNj৹ॲǁȚƲLJǽȍॳष৹
hasta Potremo de Payogasta (Argentina) en el sur. La
kallanka de Incallajta (Bolivia) es uno de los más grandes
con 70 x 25 m (Lara 1967), con una cubierta de estructura
de madera de una sola luz. Su construcción debió exigir
la importación de troncos de considerables dimensiones
desde la selva.
En conclusión, el alargado espacio en pendiente
que se extendía entre los dos templos del Sol (Qorikancha
Figura 3.35 Angulo de un recinto Inka en el jardín situado
detrás de la catedral (Foto: R. Mar).
Podría corresponder a un elemento arquitectónico del recinto
denominado Qiswarkancha o Uchullo.
y Saqsaywaman) fue concebido como el Centro Sagrado,
donde se focalizaba la vida política, religiosa y administrativa del poder Inka. Una vez que fue reservado el espacio
destinado a las dependencias de la administración estatal
del Tawantinsuyu con la construcción del recinto del
Hatunkancha, el espacio libre que dejaron las plazas, las
wakas y las dos vías ceremoniales sirvió para el establecimiento de los recintos de las panacas: la residencia de su
élite sacerdotal y guerrera.
LOS CAMINOS DEL QHAPAQ ÑAN EN EL
CENTRO DEL GRAN CUSCO
La ambiciosa expansión del Tawantinsuyu por los
territorios de los Andes y su organización administrativa
se apoyó en una extensa red de caminos que fue conocida
como Qhapaq Ñan o Camino del Inka. Estratégicamente
ȊDZƲǷǡϯǁƲLJƲ৹ȊƲȍƲ৹ȚǷǡȍ৹DZƲȐ৹ȊȍǽΑǡǷǁǡƲȐ৹ǁǽǷ৹ȚȐǁǽष৹NjǷ৹ȐȚ৹ȍNjcorrido articulaba centros administrativos, asentamientos
humanos, centros de almacenaje, de producción agrícola
y de manufacturas.
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Figura 3.36 Muros de terrazamiento escalonado situados detrás de la Catedral (Foto: R. Mar).
[Ț৹ǡǷȗNjȍȊȍNjȗƲǁǡǾǷ৹NjȐȗƳ৹ȍNjDZƲǁǡǽǷƲLJƲ৹ǁǽǷ৹DZǽȐ৹LJƲȗǽȐ৹LJNj৹DZǽȐ৹ǁȍǽǷǡȐȗƲȐा৹ȐȗǽȐ৹ȍNjϯNjȍNjǷ৹ȌȚNj৹DZƲ৹ȊȍǡǶNjȍƲ৹ǡǘDZNjȐǡƲ৹ǁȍǡȐȗǡƲǷƲ৹ǗȚNj৹ȚǷ৹ঐǘƲDZȊǾǷ৹ॲǯƲDZDZƲǷǯƲॳ৹
que se abría hacia la Awkaypata. Más adelante fue sustituido por la Catedral. Este espacio aparece asociado con el Cuiusmanco, citado
como la “audiencia de indios”.
El Camino es un logro técnico sorprendente llevado a cabo por las culturas que se asentaron en los Andes,
de las cuales tomaría el testigo la cultura Inka. La gran variedad de escenarios naturales que caracteriza los Andes,
los accidentes naturales, la diversidad medioambiental, los
diferentes anchos de calzada que requería el camino según
su uso y el mantenimiento de una red que según algunas
estimaciones sobrepasaba los 25.000 km., fueron algunos
de los retos que hacen de esta obra una de las más importantes llevadas a cabo en el mundo preindustrial. La admiración que causó esta red entre los primeros europeos que
visitaron el Tawantinsuyu, quienes la compararon con el
sistema viario desarrollado por los romanos en el Viejo
Mundo, va más allá de los aspectos tecnológicos dado el
papel del Qhapaq Ñan como estructurador de la cultura a
través de la cohesión territorial.
Los indicadores arqueológicos demuestran que la
red de caminos que estructuró el Qhapaq Ñan, tuvieron
ǁǽǶǽ৹ƲǷȗNjǁNjLJNjǷȗNj৹NjDZ৹ȗȍƳϯǁǽ৹LJNj৹ȊȍǽLJȚǁȗǽȐ৹NjǷȗȍNj৹DZƲ৹ǶǽǷȗƲ-
ña y la costa que se desarrolló en los Andes desde el llamado Período Formativo. La enorme extensión del Imperio
Wari en el Período Intermedio presupone la existencia
temprana de un sistema de comunicaciones bien consolidado; su organización política centralizada y militarista
sin duda exigió el desplazamiento de tropas y suministros.
Finalmente, los grandes santuarios como el de Pachacamac en la costa, el de Pariacaca en los Andes Centrales o
al de Chavín de Huántar, es una demostración indirecta
de la frecuente circulación de personas y bienes entre los
diferentes territorios andinos (Ávila, 1966).
La capacidad organizativa del Estado Inka se basó
en la gestión centralizada de la producción y de los recursos humanos. Para su aplicación en la complicada topografía de los Andes fue necesario reforzar el sistema de
transporte y la movilidad de las poblaciones afectadas por
las decisiones de la administración Inka. Dada la compleja
topografía de la región andina, esta estructura permitía el
transporte de la producción agraria, obtenida en las tierras
125
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
que se reservaba el Estado, para su depósito en los centros
administrativos regionales. También permitía la movilización de tropas, el traslado masivo de contingentes de
población (mitmaq o mitimaes) para cumplir el trabajo
comunal y que con frecuencia llevaba a lugares distantes
Θष৹Ȋǽȍ৹ȐȚȊȚNjȐȗǽष৹DZƲ৹ǁǡȍǁȚDZƲǁǡǾǷ৹LJNj৹ǽϯǁǡƲDZNjȐ৹ƲLJǶǡǷǡȐȗȍƲȗǡΑǽȐ৹
encargados de controlar la integración de las distintas poblaciones sometidas al poder Inka (Rostworowski 2009
[1988]). Ante todo, fue un instrumento de la administración estatal y aunque su construcción y mantenimiento
eran responsabilidades de los grupos locales, su organización respondía a la voluntad del poder central.
No existe unanimidad en la evaluación de los kilómetros de red viaria que era gestionada en el momento
del apogeo del Tawantinsuyu. Hyslop (1984), uno de los
principales investigadores del tema, considera que no eran
menos de 30.000 km. Otras estimaciones más optimistas
elevan esta cifra hasta los 50.000 Km. Del Cusco, centro
administrativo, religioso, político y económico del Tawantinsuyu, salían los caminos que conectaban los inmensos
territorios bajo control Inka. Estos se extendían desde la
frontera de Ecuador con Colombia hasta la primera mitad de Chile y norte Argentina; un territorio que cubría
alrededor de 7 millones de kilómetros cuadrados. Al interior del Valle del Cusco los caminos estructuraban una red
que reproducía a pequeña escala aquella del Qhapaq Ñan.
Conectaba asentamientos y zonas de cultivo con el Centro Representativo y con los demás asentamientos fuera
de los límites del valle.
126
Esta infraestructura contó a su vez con todo un sistema de puentes que permitían su continuidad cruzando
desde pequeños torrentes a ríos como el Vilcanota-Urubamba o el Apurímac. Los de troncos solucionaban el
paso sobre distancias cortas; cuando el cauce era de mayor tamaño conocemos el desarrollo de puentes de tablas
apoyados sobre pilares de madera que podían presentar
ΑƲȍǡǽȐ৹ǽǬǽȐ৹ǽ৹NjȐȊƲǁǡǽȐ৹DZǡǀȍNjȐ৹ȊƲȍƲ৹ȊNjȍǶǡȗǡȍ৹NjDZ৹ϲȚǬǽ৹LJNj৹ƲǘȚƲा৹
Para anchuras mayores se recurría a la tecnología de cables
formados por sogas. La solución más simple eran los denominados Huaros, Uruyas u Oroyas (como se llamaban
en algunas regiones del actual Ecuador). Dos sogas de cáǼƲǶǽ৹ॲǶȚΘ৹NjȐȊNjȐƲȐ৹Θ৹ȗNjǬǡLJƲȐ৹ǁǽǷ৹ϯǀȍƲȐ৹LJNj৹ঐǁǞƲΒƲȍॳ৹NjȍƲǷ৹
tendidas sobre un cauce atándolas a los árboles gruesos de
la ribera y se circulaban caminando sobre la soga inferior y
sujetándose a la soga que servía de guía. El cronista Bernabé Cobo describe este sistema como una gruesa maroma
confeccionada con ramas delgadas y correosas como mimbre, trenzadas de tres en tres hasta alcanzar un diámetro de
unos cincuenta centímetros (Cobo 1956, t. II, cap. XIII).
En la actualidad, quizá el único ejemplo es el de
Q’eswachaka, que cruza el río Apurímac en un punto a
unos 110 Km. al sureste del Cusco. Finalmente, también
LJNjȐƲȍȍǽDZDZƲȍǽǷ৹DZƲ৹ȗNjǁǷǽDZǽǘǣƲ৹LJNj৹ȊȚNjǷȗNjȐ৹ϲǽȗƲǷȗNjȐ৹ǁǽǶǽ৹NjDZ৹
conocido puente sobre el río Desaguadero en el Lago
Titicaca, construido con cañas de totora trenzadas que
forman una plataforma encima de las aguas del lago.
=ǽȐ৹ǁȍǽǷǡȐȗƲȐ৹LJNjDZ৹ȊNjȍǣǽLJǽ৹ǁǽDZǽǷǡƲDZ৹ȍNjϲNjǬƲȍǽǷ৹ȗƲǶbién la realidad social del camino. Los tambos, dado su
importante papel de apoyo a la circulación, también reϲNjǬƲǀƲǷ৹DZƲ৹NjȐȗȍƲȗǡϯǁƲǁǡǾǷ৹ȐǽǁǡƲDZ৹/ǷǯƲा৹=ǽȐ৹LJǡǀȚǬǽȐ৹LJNj৹%ȚƲmán Poma de Ayala ilustran esta realidad, tanto como las
“Ordenanzas” dictadas por el oidor Gregorio González
en donde se asignaba a los grupos de trabajo unos determinados tambos para su hospedaje durante la temporada
de trabajo.
Este documento de 1567 ofrece una visión de
cómo los modos de producción en la primera colonia
mantienen las estructuras Inkas; al parecer estos grupos
de trabajadores aún estaban establecidos en sus regiones
históricas. También en el citado documento se hace una
relación de los tambos, quiénes los servían y a quién estaban destinados, un sistema que no se concentraba sobre una vía principal, exclusivamente, sino que estarían
dispersos por el territorio (Rostworowski 1987). Aún en
época colonial, algunas de estas infraestructuras continuaron cumpliendo su propósito, como en el caso de los
llamados “mesones virreinales” que cubrían la ruta entre Cusco y Quito (Guaman Poma 1936; Ordenanzas de
Tambos hecha por Vaca de Castro en 1543/1908).
No existe consenso respecto a las distancias que
podría haber entre uno y otro tambo. Son ilustrativos
los relatos de Hernando Pizarro y Cristóbal de Mena. El
primero, en una carta al Rey Carlos I fechada en 1533,
escribe que en la ruta costera que llevaba al santuario de
Pachacamac había encontrado varios lugares dedicados al
hospedaje del Inka en sus desplazamientos al santuario
(ver Fernández de Oviedo, t. XII: 87). El segundo habla
LJNj৹LJǡȐȗƲǷǁǡƲȐ৹NjȐȊNjǁǣϯǁƲȐश৹LJǽȐ৹DZNjǘȚƲȐ৹NjǷȗȍNj৹DZǽȐ৹ȗƲǶǀǽȐ৹ȌȚNj৹
se encontraban entre la costa y Cajamarca (Porras Barrenechea 1937).
Así, las comunicaciones sin duda fueron un factor determinante en la cohesión del territorio. El camino
soportaba un auténtico servicio de mensajería que estaba a cargo de los chaskis. Estos eran mensajeros quienes
mediante un sistema de relevos se desplazaban entre las
chaskiwasi (o casa del chaski), distribuidas a lo largo del
camino a distancias de unos 2.5 km entre sí. El soporte
de los mensajes podría ser oral o algún sistema de registro y control desarrollado por la administración Inka.
Estos podían ser los khipu o tokapus. El chaski permitía además el transporte rápido de objetos destinados a
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
Fig. 3.37 Los caminos Inkas del Cusco (Dibujo: R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
En rojo los caminos troncales del Qhapaq Ñan.
En amarillo los caminos secundarios.
DZƲ৹ njDZǡȗNjा৹ Ȑ৹ ǀǡNjǷ৹ ǁǽǷǽǁǡLJƲ৹ DZƲ৹ ƲϯȍǶƲǁǡǾǷ৹ ȍNjǁǽǘǡLJƲ৹ NjǷ৹ DZƲȐ৹
crónicas españolas en la que se anota que el Inka podía
comer pescado fresco en el Cusco traído desde costa a
través de este sistema.
En realidad, el Camino del Inka era mucho más
que una vía de comunicación. Como si fueran los hilos
de un khipu, el camino, con todos sus ramales, permitía
situar las personas y los asentamientos en el territorio. El
propio Cieza de León nos lo recuerda en uno de sus texȗǽȐ৹ǁȚƲǷLJǽ৹ƲϯȍǶƲ৹ȌȚNj৹ঐDZǽȐ৹/ǷǯƲȐ৹ǁǽǶȊȍNjǷLJǡNjȍǽǷ৹ǽ৹ǁǽǷcibieron su imperio mediante caminos, y no mediante
provincias” (Hyslop 1990:58).
CONCLUSIÓN: DISEÑO Y PLANEAMIENTO EN
LA RE-CONSTRUCCIÓN DEL CUSCO INKA
El Centro Sagrado de la capital Inka era por sí
mismo una metáfora cosmológica: dual, tridimensional
y cuadripartita. Estaba delimitado por el cauce canalizado de los ríos Saphi y Tullumayo. Ambos descendían
ϲƲǷȌȚNjƲǷLJǽ৹NjDZ৹ǁNjȍȍǽ৹LJNj৹[ƲȌȐƲΘΒƲǶƲǷष৹ǁǽǷϯǘȚȍƲǷLJǽ৹ȚǷ৹
triángulo estrecho y alargado, cuyo centro fue ocupado
por la gran explanada ceremonial. En torno a esta, Santiago Agurto reconstruye una malla de calles rectilíneas
formada por cuatro arterias longitudinales (N-S) y seis
transversales (Agurto 1980: 142). Esta malla delimita
“grandes unidades urbanas” dentro de las que se dibuja “una cuadricula de callejas y callejones, uno de cuyos
127
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
típicos ejemplos está formado por el Callejón de Romeritos” (Agurto 1980: 143-44). Callejones secundarios como
el de Romeritos o el de Siete Culebras, que alcanza 2 m de
anchura, forman parte de retículas que rellenan sectores
urbanos bien delimitados por las vías principales (3-4 m
de anchura).
Sin embargo, este sistema de calles jerarquizadas
por su anchura no responde a la estructura de una auténtica malla. Si consideramos la topografía del terreno,
ΑNjǶǽȐ৹ ȌȚNj৹ NjȐȗNj৹ ȐǡȐȗNjǶƲ৹ LJNj৹ ǁƲDZDZNjȐ৹ ǁǽǷϯǘȚȍǾ৹ Ƿǽ৹ ȚǷƲ৹ ȐǡǷǽ৹
varias “mallas” cuyos puntos de giro son tanto los ejes
“longitudinales” como los “transversales” que cruzan la
ǁǡȚLJƲLJा৹LJǡϯǁǡǽȐ৹Θ৹ǁƲDZDZNjǬǽǷNjȐ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍNjȐ৹LJNj৹ǁƲLJƲ৹ȍNjǁǡǷȗǽ৹ȐNj৹
ordenaban en base a tramas ortogonales independientes
como lo sugieren los sensibles cambios de orientación de
muros y callejones entre un recinto y otro. Muchas de
las arterias Inkas son interrumpidas por desniveles, anLJNjǷNjȐ৹Θ৹NjǷ৹ƲDZǘȚǷǽȐ৹ǁƲȐǽȐ৹Ȋǽȍ৹ƲǷȗǡǘȚǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐा৹ǘȚȍȗǽष৹
en su obra posterior (1987), matiza este intento por dar
una coherencia moderna a la “traza urbana” de la ciudad
Inka. Reconoce uno de los aspectos más importantes del
ঐȊDZƲǷNjƲǶǡNjǷȗǽ৹/ǷǯƲ৹NjDZ৹ǁȚƲDZ৹ঐNjȐȗƲǀƲ৹ǗȚNjȍȗNjǶNjǷȗNj৹ǡǷϲȚNjǷciado por los accidentes naturales y por las obras que
estabilizaban la geografía del lugar”, para añadir a continuación que en el caso del Cusco “la cuadricula original
se deforma pegándose a las anfractuosidades del terreno,
las calles serpentean adhiriéndose a las sinuosidades de las
ǁȚȍΑƲȐ৹ ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲȐ৹ Θ৹ DZǽȐ৹ NjȐȊƲǁǡǽȐ৹ ƲǀǡNjȍȗǽȐ৹ ȐNj৹ NjȐǁƲDZǽǷƲǷ৹
siguiendo los dictados de las andenerías” (Agurto 1987:
106). Sus pequeñas desviaciones o interrupciones nacen
precisamente del necesario respeto que se debía a los accidentes naturales. De las nueve “arterias” descritas por
Agurto solo tienen continuidad las que corresponden a
los caminos troncales del Qhapaq Ñan cuando atraviesan la ciudad. La clave para explicar el sistema viario del
Cusco es precisamente el equilibrio entre adaptación a la
topografía natural y el trazado de calles rectas que no son
rigurosamente paralelas.
128
Hyslop en su excelente obra “Inka Settlement
Planning” (1990: 192-195) presenta mallas urbanas Inka
que siguen pautas de organización ortogonal, romboidal
o radial: Ollantaytambo, Chinchero, Hatuncolla, ChuǁȚǡȗǽ৹ Θ৹ bǽȍƲȗƲ৹ DZȗƲ৹ ॲBǽȌȚNjǘȚƲॳा৹ ȐȗǽȐ৹ ǁƲȐǽȐ৹ LJǡϯNjȍNjǷ৹
del Cusco por su tamaño y por la topografía del terreno.
Hyslop considera el caso del Cusco como paradigma ortogonal, siguiendo la interpretación de Agurto. Paradójicamente, en las conclusiones (p.221) Hyslop reconoce la
escasez de ejemplos ortogonales Inka y la falta de información para el centro del Cusco. José Canziani (2009:
444) mantiene la misma ambigüedad cuando anota que
“la trama del Cusco fue sustancialmente ortogonal” aunque deformada por la geografía del lugar. Más allá de los
términos que apliquemos al espacio urbano del Cusco, es
evidente que la construcción del sistema de terrazas condicionó la organización de los espacios y la distribución de
los sectores urbanos. Como ya hemos observado, los conǁNjȊȗǽȐ৹ LJNj৹ ǁǡȚLJƲLJ৹ Θ৹ ȚȍǀƲǷǡȐǶǽ৹ ǞƲǷ৹ ȌȚNjLJƲLJǽ৹ ϯǬƲLJǽȐ৹ Ȋǽȍ৹
su papel en el desarrollo de la cultura urbana occidental.
৹DZƲ৹ǞǽȍƲ৹LJNj৹LJNjϯǷǡȍ৹ȚȐǽȐ৹Θ৹ǗȚǷǁǡǽǷNjȐ৹NjǷ৹DZǽȐ৹ǘȍƲǷLJNjȐ৹ƲȐNjǷtamientos andinos resulta mucho más efectivo el término
de “centro administrativo-religioso”. El centro es el lugar
en el que se consensua la comunidad y la cooperación entre los distintos agentes sociales (De Marrais et al. 1996:
16). El festival y las ceremonias de reciprocidad, como el
banquete compartido y ritualizado, son su mayor expresión social. Un sistema social complejo para lograr una
vida en harmonía entre los seres humanos y la naturaleza.
El núcleo religioso, socio-político y administrativo
que formaba el corazón de la capital del Tawantinsuyu,
NjȍƲ৹ȚǷ৹ƲȐNjǷȗƲǶǡNjǷȗǽ৹LJNjǷȐǽ৹NjǷ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǽǷNjȐष৹NjǷ৹ǞƲǀǡȗƲǷȗNjȐ৹
y monumental en su arquitectura. El antiguo asentamiento fue transformado para instalar el gran centro del nuevo
Estado Inka. El registro de los datos arqueológicos y el
análisis de la información contenida en las crónicas coloniales, nos han permitido ir precisando la estructura urbana del centro representativo del antiguo Cusco. Gracias
a ello es posible reconstruir algunas de las estructuras. El
agua, la topografía, los lugares y las expresiones de la naturaleza, percibidos como sagrados, y el sistema de caminos
que accedían a la ciudad determinaron la posición de los
NjȐȊƲǁǡǽȐ৹ƲǀǡNjȍȗǽȐष৹DZƲȐ৹ǁƲDZDZNjȐष৹DZǽȐ৹ȍNjǁǡǷȗǽȐ৹Θ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐा৹
El proceso que siguieron los ingenieros Inkas para
materializar la nueva ciudad debió comenzar por la gestión y evacuación del agua, canalizando los torrentes y
saneando las zonas pantanosas. Para esto fue necesario en
primer lugar canalizar los ríos Saphi y Tullumayo, enlosar
sus cauces y construir puentes con bloques monolíticos
que permitían atravesarlos y acceder al interior del Centro
Sagrado. Seguidamente, regularizar y estabilizar mediante
terrazas escalonadas y muros de contención las pendientes del terreno paralelas a los ríos. Por último, construir
un complejo sistema de terrazas para evitar estabilizar el
terreno y dotar al nuevo asentamiento del suelo necesaȍǡǽ৹ȊƲȍƲ৹DZƲȐ৹ǷȚNjΑƲȐ৹NjLJǡϯǁƲǁǡǽǷNjȐा৹ȐȗƲȐ৹ȗNjȍȍƲΝƲȐ৹ȍNjȐȊNjȗƲȍǽǷ৹
las grandes rocas, manantiales y demás lugares de carácter
sacro conformando lugares ceremoniales. La canalización
y las terrazas fueron pensadas como un sistema constructivo unitario. La gestión de todo ello implicó una doble
consideración, práctica y simbólica. El agua, sangre de los
apus, debía ser conservada como una waka en el sistema
de referencias sacras de la ciudad. Se preparaba el terreno
ȊƲȍƲ৹ȗȍƲΝƲȍ৹DZƲȐ৹ǁƲDZDZNjȐ৹Θ৹ǁǽDZǽǁƲȍ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐष৹ȊNjȍǽ৹Ʋ৹DZƲ৹ΑNjΝ৹ȐNj৹
construían y registraban los lugares sagrados que caracteriΝƲȍǣƲǷ৹ϯǷƲDZǶNjǷȗNj৹NjDZ৹ȚȐǁǽ৹ǁǽǶǽ৹ȚǷƲ৹ঐǁǡȚLJƲLJ৹ȐƲǁȍƲDZǡΝƲLJƲा
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
La organización en terrazas estableció dos uniLJƲLJNjȐ৹ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲȐ৹ȌȚNj৹ǶƲȍǁƲȍǽǷ৹DZƲ৹ȊǽȐǡǁǡǾǷ৹LJNj৹ȚǷ৹ǘȍƲǷ৹
espacio ritual destinado a los principales ceremoniales
del poder Inka: la gran explanada Awkaypata-Kusipata.
ȐȗƲ৹ ǷȚNjΑƲ৹ ǁǽǷϯǘȚȍƲǁǡǾǷ৹ ȗǽȊǽǘȍƳϯǁƲ৹ ȗȚΑǽ৹ NjǷ৹ ǁȚNjǷȗƲ৹ NjDZ৹
trazado de las dos vías ceremoniales que conectaban los
santuarios del sol entre sí y con Awkaypata-Kusipata. En
torno a ésta se asentaron grandes recintos urbanos como
el Qassana, el Hatunkancha y el Amarukancha. Tanto las
vías ceremoniales, como el trazado de los cuatro caminos
troncales del Qhapaq Ñan fueron claves para marcar tanto los límites de la plaza, como de los lugares que serían
ocupados por las grandes células cuadrangulares encajaLJƲȐ৹LJNj৹ǗǽȍǶƲ৹ϲNjΗǡǀDZNjा৹Ƿ৹ƲDZǘȚǷǽȐ৹ǁƲȐǽȐ৹ȐƲǀNjǶǽȐ৹ȌȚNj৹ǗȚNjron delimitadas por un muro perimetral. Cada una de
estas estaba organizada con su propia malla de callejones
ǽȍȗǽǘǽǷƲDZNjȐ৹ȌȚNj৹LJƲǀƲ৹ƲǁǁNjȐǽ৹Ʋ৹DZǽȐ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ǡǷȗNjȍǡǽȍNjȐा
Uno de los rasgos diferenciales del urbanismo Inka
que nos permite apreciar mejor su dimensión social, es la
jerarquización y el control en el acceso a los espacios colectivos fundamentales. El Centro Sagrado del Cusco estaba
separado por los dos ríos canalizados y los puentes que los
ƲȗȍƲΑNjȐƲǀƲǷ৹ǁǽǷȐȗǡȗȚǣƲǷ৹NjDZ৹ϯDZȗȍǽ৹ȐǽǁǡƲDZ৹NjǷ৹DZƲ৹ǬNjȍƲȍȌȚǡΝƲǁǡǾǷ৹
del espacio sacro de la capital. El río Tullumayo, en el inicio de la actual cuesta de San Blas, era atravesado por el
puente del camino troncal al Antisuyu que a través de la
actual calle Triunfo llegaba hasta uno de los ángulos de
Awkaypata. Desde Rimacpampa dejaba el Centro Sagrado
el ramal del Qhapaq Ñan que llevaba hacia el Collasuyu,
coincidiendo con una plataforma ritual dentro de la plaza
y una escalera ceremonial de acceso a las aguas del río. Este
camino se prolonga en el interior del Centro Sagrado para
acceder a Intipampa a través de la calle Zetas. Recientemente, las excavaciones en la calle Mantas han documentado lo que podría ser el punto de inicio del camino troncal del Contisuyu: el estribo del puente integrado con la
ȊƲȍNjLJ৹LJNjDZ৹ǁƲǷƲDZ৹/ǷǯƲष৹ϲƲǷȌȚNjƲLJǽ৹Ȋǽȍ৹LJǽȐ৹NjȐǁƲDZNjȍƲȐ৹LJNj৹ȗƲDZDZƲ৹
ϯǷƲ৹ȌȚNj৹ȊNjȍǶǡȗǣƲǷ৹LJNjȐǁNjǷLJNjȍ৹ƲDZ৹ǁƲȚǁNj৹LJNjDZ৹[ƲȊǞǡा৹DZ৹DZȚǘƲȍ৹
aparece asociado con indicios de la presencia cercana de
una waka. Finalmente, el trazo exacto del camino troncal
hacia el Chinchaysuyu atravesaba por el río Saphi, aunque
por ahora es controvertido. En cualquier caso, conocemos
su paso por la Calle Conquista.
En el Centro del Cusco los caminos troncales del
Qhapaq Ñan después de atravesar los puentes se transformaban en las calles principales de circulación. En su
trazado se adaptaron a la geometría de las terrazas escalonadas, es decir siguiendo dos directrices ortogonales. Los
caminos troncales al Contisuyu y al Antisuyu después de
cruzar respectivamente los puentes del Saphi y del Tullumayu formaban una vía recta que corresponde a las calles
actuales de Hatun Rumiyok, Triunfo, Mantas y Espinar
y que atravesaba transversalmente la ciudad. Los otros
dos caminos troncales acaban directamente en Awkaypata. Además existía un cierto número de caminos rituales.
Uno de ellos, señalado por Donato Amado, es la prolongación de la calle Suecia. Se dirigía hacia Saqsaywaman
acompañado de un canal de agua que alcanzaba el río
Chacán. Este recorrido ritual está asociado con la memoria del Inka Roca y su papel en el descubrimiento de aguas
subterráneas y en el saneamiento del humedal que había
existido en Awkaypata.
Hemos comentado ya que existían dos caminos
rituales que tuvieron mayor importancia en la organización interna del Centro Sagrado y que todavía siguen
funcionando como calles en el Cusco contemporáneo.
El primero es la vía que comunicaba el Qorikancha con
Saqsaywaman, las dos principales “Casas del Sol” de la religión estatal Inka. Es una calle de trazado rectilíneo cuyo
recorrido urbano inicia en la Waka Sapantiana y desciende a lo largo del asentamiento hasta llegar a Intipampa.
Su antiguo nombre “Pumacurco” (La espina dorsal del
Puma) es sintomático por su simbolismo. Actualmente
corresponde a las calles Pumacurco, Herrajes y San Agustín. La segunda calle ritual es la vía que comunica Awkaypata con Intipampa, las dos plazas más importantes en el
interior del Centro Sagrado. Actualmente corresponde al
callejón del Sol y la calle Pampa del Castillo.
La gran explanada central formada por Awkaypata y Kusipata era el punto de encuentro simbólico entre
ambas partes de la ciudad (Hurin y Hanan). Estaba dividida por el canal del Saphi. Awkaypata estaba dentro del
espacio sagrado y Kusipata fuera. De ésta gran explanada
partían los cuatro caminos dirigidos a los cuatro suyus. Su
concepción arquitectónica era muy diferente a las plazas
NjȚȍǽȊNjƲȐा৹[Ț৹ǡǶƲǘNjǷ৹ΑǡȐȚƲDZ৹Ƿǽ৹NjȐ৹LJNjϯǷǡLJƲ৹Ȋǽȍ৹DZƲ৹ǘNjǽǶNjtría o la arquitectura de las fachadas y templos. Se trata
de un espacio arquitectónico “abierto, público y central“,
LJNjϯǷǡLJǽ৹Ȋǽȍ৹DZƲȐ৹ΑǡȐȚƲDZNjȐ৹ƲDZ৹ȊƲǡȐƲǬNj৹Θ৹Ȋǽȍ৹DZƲ৹ǡǷȗNjȍȊȍNjȗƲǁǡǾǷ৹
/ǷǯƲ৹LJNjDZ৹ϯȍǶƲǶNjǷȗǽ৹ǁNjDZNjȐȗNjा৹[Nj৹ǞƲ৹LJƲLJǽ৹NjǷ৹DZDZƲǶƲȍ৹Ʋ৹NjȐȗNj৹
espacio “plaza”. Sin embargo, debemos recordar que los
términos castellanos de plaza y ángulo “no tienen un equivalente en lengua quechua y resultan inapropiados” (Gavazzi 2010). Plaza en quechua se traduce como “pata”, un
espacio abierto, de cualquier forma y cualquier tamaño.
SI el espacio es cerrado por muros, de casa o cerco, el término utilizado es kancha. Por eso Kusipata era la plaza de
regocijo. Ángulo en quechua es un término descriptivo y
se llama kuchu. Ésta palabra se usa para cualquier ángulo,
desde el codo en el brazo hasta el ángulo en las paredes, en
una cornisa, una esquina, etc.
El espacio abierto que organiza el centro de un
asentamiento Inka servía para reunir a toda la población
129
Figura 3.38 Diseño y planeamiento
en la Ref undación del Cusco
Inka (Dibujo: R. Mar/J.A.
Beltrán-Caballero).
Los sistemas de terrazas, andenerías y las
dos vías ceremoniales A y B.
130
NjǷ৹ǽǁƲȐǡǽǷNjȐ৹ȐǡǘǷǡϯǁƲȗǡΑƲȐ৹LJNjDZ৹ǁƲDZNjǷLJƲȍǡǽा৹৹LJǡǗNjȍNjǷǁǡƲ৹LJNj৹
las plazas históricas europeas no estaban dominadas por
las fachadas cerradas de los principales templos, catedrales
ǽ৹NjLJǡϯǁǡǽȐ৹LJNj৹ǘǽǀǡNjȍǷǽ৹ǁǽǶǽ৹DZƲ৹ȐNjLJNj৹ǶȚǷǡǁǡȊƲDZा৹=Ʋ৹ǘȍƲǷ৹
plaza Inka era un espacio abierto a la perspectiva del paisaje natural. Dada su función ceremonial, contaba con los
NjLJǡϯǁǡǽȐ৹ȌȚNj৹ȊNjȍǶǡȗǣƲǷ৹ƲȍȗǡǁȚDZƲȍ৹NjDZ৹ǁƲDZNjǷLJƲȍǡǽ৹LJNj৹ϯNjȐȗƲȐ৹Θ৹
celebraciones. En el centro el ushnu o plataforma ceremonial y en su perímetro espacios cubiertos que servían de
escenario complementario a los actos que tenían lugar en
la plaza. En asentamientos Inkas de carácter muy diferente, como sería un centro administrativo (Huanuco Pampa
y Pumpu) o una antigua población (Huchuy Qosqo), las
fachadas de la plaza central están formadas por largas y
grandes kallankas que tenían un protagonismo principal
en las celebraciones que se desarrollaban en la plaza.
Pero el Cusco Inka iba mucho más allá de su Centro Sagrado. Éste era al foco de un sistema complejo de
canales, terrazas, caminos, asentamientos y campos agrícolas que se extendían por el valle y más allá de este. La arqueología muestra un sistema que se prolongaba más allá
de los dos ríos canalizados. Su canalización formó parte de
una operación medioambiental de mucho más impacto:
el saneamiento del humedal que ocupaba la base del valle.
Para ello se canalizaron los cinco principales torrentes que
Figura 3.39 Diseño y planeamiento
en la Ref undación del Cusco
Inka (Dibujo: R. Mar/J.A.
Beltrán-Caballero).
El trazado del Hatunkancha y de los
recintos de las panacas reales.
descendían de la cabecera. Sus aguas fueron desviadas hacia un punto de la ladera sur donde serían evacuadas graǁǡƲȐ৹Ʋ৹DZƲ৹ǁǽǷȐȗȍȚǁǁǡǾǷ৹LJNjDZ৹ǁƲǷƲDZ৹ƲȍȗǡϯǁǡƲDZ৹ȌȚNj৹ǗǽȍǶƲ৹NjDZ৹ȍǣǽ৹
Watanay. El aporte de tierras desde fuera del valle permitió
crear una red de andenerías combinadas con canales que
transformó el antiguo humedal y los terrenos adyacentes
en campos de cultivo irrigados. La importancia de las
obras hidráulicas que se acometieron en los valles andinos
ȌȚNjLJƲ৹ ȍNjϲNjǬƲLJƲ৹ NjǷ৹ ǷȚǶNjȍǽȐƲȐ৹ ǷƲȍȍƲǁǡǽǷNjȐ৹ ȌȚNj৹ ȍNjǁǽǘNjǷ৹
el origen mítico de muchas de estas obras. El Cusco nos
ofrece un ejemplo extraordinario de cómo las condiciones
de este difícil medio fueron gestionadas para desarrollar
un asentamiento que albergaba miles de habitantes, según
comentan las fuentes españolas, en un equilibrio estable
con el medio natural y en condiciones de sostenibilidad
ǡǷϯǷǡȗƲǶNjǷȗNj৹ǶNjǬǽȍNjȐ৹ȌȚNj৹DZƲȐ৹LJNj৹DZƲ৹ǁǡȚLJƲLJ৹ǁǽǷȗNjǶȊǽȍƳnea (Regal Matienzo 2005). Lo más sorprendente, es que
esta obra fue el resultado de la voluntad de un personaje
extraordinario: Pachacútec Inka Yupanqui.
131
III. EL OMBLIGO DEL MUNDO: EL CENTRO SAGRADO EN LA CAPITAL INKA
132
Figura 3.40 Reconstrucción virtual del Centro Sagrado del Cusco Inka (R. Mar/J.A. Beltrán-Caballero).
ARQUITECTURA Y URBANISMO DEL CUSCO INKA
133