ETNICIDAD EN LA PREHISTORIA NEOLÍTICA.
UN ESTUDIO COMPUTACIONAL
Joan Anton Barceló*, Igor Bogdanovic* y Florencia Del Castillo**
Resumen: El objetivo de este trabajo es presentar la simulación computacional de un modelo teórico sobre las dinámicas
de etnicidad, construido sobre referentes etnoarqueológicos comparables al grado de desarrollo de las sociedades humanas
del VI y V milenio en la Península Ibérica. Intentamos explicar y justificar el uso de los conceptos de etnicidad y diversidad cultural como categorías dentro del campo de la simulación computacional, cuya aplicación dinámica puede proyectarse dentro del campo de la arqueología de sociedades cazadoras-recolectoras y en su transformación hacia sociedades
neolíticas.
Palabras Clave: Etnicidad, Diversidad Cultural, Simulación Computacional, Cambio Social.
Abstract: The aim of this work is to present a computer simulation about a theoretical model on the dynamics of ethnicity built
over ethnoarchaeological references comparable with the degree of development of human societies of the VI-V millennium in the
Iberian Peninsula. We try to explain and justify the use of ethnicity and cultural diversity as a category applied within the field
of computer simulation, whose dynamics can be projected within the field of archeology of hunter-gatherer societies and their transformation into Neolithic societies.
Keywords: Ethnicity, Cultural Diversity, Computer Simulation, Social Change.
La naturaleza del problema: Etnicidad como diferenciación cultural
La identidad étnica es una de las múltiples formas de la
identidad colectiva, y se adscribe según unos criterios variables pero concretos a un grupo de personas que se consideran a sí mismas y son consideradas por otras personas,
como verdaderamente diferentes (Barth 1969; Cohen
1978; Comaroff y Comaroff 1992, 1999; Hall 1997b;
Hutchinson y Smith 1996; Norval 1999; Van der Berghe
1981; Vermeulen y Govers 1997; Yeros 1999a, 1999b).
Entre las principales propiedades de esa diferencia cabe
mencionar una herencia que se supone común y unas características culturales específicas, compartidas entre los y
las integrantes del grupo. La emergencia de esa forma de
identificación es la consecuencia de diferentes procesos
históricos y mecanismos sociales que actúan en el seno de
las redes de interacción. La etnicidad no es una realidad
ontológica, sino epistemológica – no es un objeto en el
mundo, es una perspectiva sobre el mundo (Brubaker
2004: 79).
Nos interesa analizar las diferentes maneras en que la diferenciación social se ha ido configurando y ha sido asumida por parte de los propios agentes de la realidad estudiada, proponiendo de este modo una investigación
objetiva del modelo de formación histórica de grupos que
se consideran homogéneos en algo (que es lo que denominan “cultura”). Así pretendemos llegar más allá de la definición etnográfica y su énfasis en la auto-identificación,
y sobre todo pretendemos distinguir explícitamente el uso
político contemporáneo de las identidades impuestas1. De
ahí que el énfasis de nuestra investigación se dirija a:
1.Analizar las dinámicas objetivas de lo que se ha dado en
llamar “cultura”
2.Comprender cómo el patrón cambiante de mecanismos
de interacción social ha contribuido, a lo largo de la historia, a la determinación del modo en que los grupos
humanos se han configurado.
* Universidad Autónoma de Barcelona. Barcelona, España.
[email protected],
[email protected]
**Agencia Española de Cooperación Internacional y Desarrollo - Universidad Autónoma de Barcelona. Barcelona, Spain.
[email protected]
1 Concepto desarrollado en el trabajo de tesis doctoral de Igor Bogdanović (2011): La instrumentalització del passat en el present.La
construcció de les identitats col.lectives dels Balcans centrals en la història
de l’arqueologia sèrbia. Lleida en julio 2011, UAB.
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FIGURA 1. Dinámicas Sociales y
Formación de la Etnicidad
Uno de los principales problemas con el que nos enfrentamos, aún hoy en arqueología, es la herencia de la
arqueología histórico-cultural, fundamentalmente en el
uso de la ecuación unidad tipológica = la unidad cultural = grupo/colectivo = grupo étnico (Bogdanović 2011:
57). Así nos hemos limitado a llevar a cabo clasificaciones materiales para descubrir presuntos límites culturales, como sustitutos de grupos étnicos. La historia
de la investigación del neolítico no está exenta a este
problema, todavía continúan las diferenciaciones entre
regiones culturales o incluso áreas lingüísticas en el próximo oriente y en el subcontinente europeo (Kozlowski y Aurenche 2005). Pero ¿por qué debemos cuestionar esta interpretación tan usual? Consideramos que
la tan frecuentemente utilizada tipología de artefactos
no puede ponerse en relación directa con los procesos
sociales de diferenciación cultural, ya que en las tipologías la subjetividad del investigador impone agrupaciones que nunca existieron en el pasado. El problema
no está en el concepto de similitud, ya que la etnicidad
se expresa en términos de semejanza cultural. Ahora
bien, lo que el arqueólogo o arqueóloga percibe como
semejante no tiene por qué ser lo mismo que en el pasado se percibió como semejante, es decir que el criterio de semejanza aplicado hoy no es el mismo criterio
significativo que en el pasado. Por ese motivo, si pretendemos determinar grupos de personas que se sentían más semejantes entre sí que con personas de otros
grupos, debemos adoptar métodos de análisis de semejanza que sean objetivos. La Estadística y las ciencias
de la computación nos ofrecen esos métodos, obviamente no hay nada nuevo en ello, pues estos métodos
tienen más de 50 años de tradición en Arqueología,
como por ejemplo los métodos adoptados desde la biología evolutiva de análisis cladístico, que permiten analizar el componente temporal de las agrupaciones de
elementos similares (Barceló 2009).
La etnicidad tiene un aspecto temporal e histórico fun-
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damental, porque de todas las identidades políticas y culturales que podemos asumir, es aquella que se transmite simbólicamente de generación a
generación. Matemáticamente hablando hemos de considerar que esa
transmisión es no lineal y no monotónica. La estadística y las ciencias de
la computación por sí mismas, no resuelven el problema, es correcto objetivar el cálculo de similitud pero primero debemos decidir qué elementos
materiales conforman la semejanza cultural. No cualquier
evidencia material, ni cualquier descripción de la evidencia material nos proporcionará evidencia acerca de
cómo la interacción social configuró grupos culturalmente homogéneos en el pasado. Se trata en este caso de
abordar la polémica distinción entre rasgos estilísticos o
funcionales del registro arqueológico, polémica aún no resuelta, en donde algunos investigadores afirman que es la
diversidad de rasgos estilísticos la que permite visualizar
las diferencias de etnicidad, mientras que otros aseguran
que es la semejanza y regularidad en los rasgos funcionales la que ayuda a determinar qué grupos son internamente más homogéneos culturalmente hablando. Un
problema añadido a la hora de diferenciar grupos culturalmente diferentes es la excesiva importancia que se da
a barreras topográficas y a la diversidad ecológica. La etnografía nos permite afirmar que no hay una correlación
entre homogeneidad territorial y homogeneidad cultural,
ya que un mismo grupo suele explotar diferentes zonas
ecológicas o grupos heterogéneos habitar el mismo territorio. Los rasgos y barreras geográficas constituyen más
bien puntos de referencia y zonas de convergencia, más
que barreras separadoras de grupos.
Si el objeto de estudio que nos proponemos abordar es la
semejanza cultural, entonces debemos replantearnos
como definimos a la cultura. La unidad de estudio no es
el artefacto separado de la acción social, sino el suceso histórico, la acción de trabajo por la cual la naturaleza fue
transformada. Y esa acción puede ser descrita en términos
de los efectos que ha dejado en ciertas evidencias materiales que se han conservado hasta nosotros por diferentes razones. La etnografía demuestra que la etnicidad
está en perpetua negociación, por lo que en el presente las
diferencias entre naciones y lenguas no está correlacionada
con diferencias culturales. Si queremos visualizar la etnicidad en el pasado no debiéramos basarnos en los tipos
tradicionales ni en las que aún se insiste en llamar culturas arqueológicas.
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Modelo e Implementación
Especialmente importante en nuestra investigación es la
explicación de los mecanismos de interacción social, esto
es, cómo la gente se puso en contacto con otra gente, intercambiando información de manera colectiva y modificando su actividad como consecuencia de la actividad de otros grupos humanos. Por el interés en las
dinámicas de interacción social decidimos utilizar la
metodología de Modelización Basada en Agentes
(ABM) como una forma de construir una sociedad artificial (Epstein 2007). Estos sistemas son efectivos para
la representación de la interacción entre agentes y para
comprender los comportamientos emergentes de estas
interacciones de los sistemas sociales complejos a través
del tiempo (Doran et al. 1994; Gilbert 1995). Entendemos que ABM constituye una herramienta muy importante para observar y registrar la conducta posible de
una actividad social explorando con modelos abstractos
y simplificados de los sistemas sociales, validados a partir de la comparación de los resultados de la simulación
con el registro material disponible. De este modo, el pasado se hace accesible a través del filtro de una imitación
construida por razonamiento inverso, es decir, a partir
de los efectos materiales observables de las acciones humanas que tuvieron lugar en el pasado y que se han conservado en el presente en el registro arqueológico (Barceló 2009). No estamos interesados en crear un
programa informático que imite a las bandas de cazadores recolectores, nuestra simulación intenta poner en
evidencia los mecanismos que subyacen a la dinámica de
la organización social.
En nuestro caso tampoco pretendemos determinar la
existencia de grupos étnicos concretos en el registro arqueológico del neolítico europeo, o en otros contextos
geográficos y (pre)histórico, nuestra interés se centra en
analizar las condiciones en las que diferentes y distantes
grupos humanos estructuraban y expresaban su colectividad y su identidad colectiva. Se trata pues de elaborar un modelo teórico más que una investigación empírica, a partir de la construcción de una representación
de sistemas del mundo real, una imitación de ese pasado, un modelo al que poder interrogar, implementado
de este modo un mundo virtual.
Supuestos del modelo
El trabajo que aquí presentamos es un primer acercamiento al fenómeno de la diversidad cultural en cazadores recolectores partiendo desde una perspectiva económica que supone que:
- el éxito de las actividades de cooperación dentro de un
grupo promueve la existencia de dicho grupo
- los rasgos culturales dividen a los grupos en base al trabajo compartido, esta colaboración facilita la difusión
de rasgos culturales reforzando la identidad étnica
- la distancia geográfica debilita los lazos sociales en el
tiempo promoviendo la diferenciación cultural y la etnogénesis.
Los datos etnográficos han sido simplificados, implementando sólo dos tipos de actividades económicas: recolección, que es una tarea individual, y caza, que sólo es
posible cuando miembros de diferentes unidades domésticas culturalmente similares cooperan. Los agentes
tienen una identidad cultural distintiva, modelada como
un espacio dimensional q con k rasgos culturales diferentes. Las similitudes culturales se miden en términos del
número relativo de dimensiones culturales compartidas.
Consecuentemente, dos grupos familiares se consideran
como pertenecientes al mismo grupo étnico si son culturalmente similares, es decir, si su similitud cultural está
por encima de un umbral crítico, que también se define
como parámetro del modelo. A diferencia de la primera
actividad, la acción de cazar se ve afectada por los rendimientos marginales decrecientes en relación con el nú-
mero de hogares cooperantes (otro parámetro del modelo). Para encontrar los cooperantes, los hogares deben
interactuar con otros dentro de una vecindad local simple (cuyo radio es un parámetro modelo), dentro de los
límites permitidos por sus similitudes culturales percibidas.
Los elementos empleados para explicar las acciones sociales que tuvieron lugar en la prehistoria son productos
(gente, bienes, información), acciones (trabajo, acción social) y acontecimientos (el contexto en el que la actividad
tiene lugar) organizados de modo tal que podamos registrar cómo se han ido produciendo cambios –regular o
irregularmente- desde el inicio del proceso hasta su conclusión. Las consecuencias de estos efectos no son obvias,
nos son procesos que puedan anticiparse a partir de las
condiciones iniciales establecidas en la diagramación del
modelo. Las condiciones en las que finaliza el proceso son
los efectos, las consecuencias dinámicas de los supuestos
o hipótesis utilizados en la construcción del modelo. Las
regularidades macroscópicas emergentes a partir de la
interacción de los agentes del sistema, son explicadas por
una enumeración de la actividad de las conductas sociales que las produjeron (Sawyer 2005).
En el caso concreto de la etnicidad entre grupos de cazadores-recolectores en proceso de cambio, consideramos
una población constante de agentes (unidades domésticas o households que, a grandes rasgos, coinciden con familias extensas), que se mueven al azar en un territorio determinado a la búsqueda de recursos consumibles e
interactúan con otros agentes situados en el mismo terri-
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torio y que tienen un mismo lenguaje para incrementar
las probabilidades de subsistencia. Los agentes individuales (familias) no tienen información completa acerca
de los otros grupos en la población; sólo pueden diferenciarse o asemejarse a otros agentes en su vecindad e interactuar con ellos en función del grado de similitud cultural entre ellos. Si interactúan, aumenta su probabilidad de
supervivencia, si no interactúan las aleatoriedades implícitas en la consecución de la subsistencia les afectan más
directamente, hasta llegar, en casos, a su desaparición.
En nuestra sociedad artificial, la fragmentación étnica depende fundamentalmente de los retornos derivados de la
cooperación en el trabajo. Para niveles pequeños de este
parámetro no hay un beneficio significativo en actividades colectivas que implique muchas unidades domésticas
de producción y reproducción, por lo que un grupo familiar tendrá tantas oportunidades viviendo sólo que
configurando poblaciones agregadas. En estas circunstancias, la simulación muestra muchos grupos culturalmente diferenciados subsistiendo por sí mismos y sin intercambiar rasgos culturales, cuya evolución queda en
manos de la deriva aleatoria que se va incrementando de
ciclo en ciclo. Por el contrario, cuando las probabilidades
de supervivencia de un agente son mucho mayores al emprender acciones de cooperación (caza colectiva, primitivas formas de ganadería o agricultura), distintas formas de
agregación emergen provocando un aumento en las modas estadísticas de rasgos culturales (más allá del umbral
de la deriva genética) cuya diferenciación es compensada
por la cada vez mayor imitación de rasgos en grupos de
agentes cada vez mayores (hasta el límite de la capacidad
de carga del territorio).
En nuestro modelo, los agentes sociales no sólo sobreviven mediante la adquisición de subsistencia sino que deben participar en eventos y relaciones sociales con el fin
de tener la oportunidad de cooperar con los demás, de ahí
que la probabilidad individual de supervivencia aparezca
condicionada por diversos factores sociales. La probabilidad inicial de sobrevivir expresa la cantidad de recursos
en el territorio, su accesibilidad, etc. y depende del contexto ecológico y climático; no tiene por qué ser constante,
ya que puede cambiar estacionalmente, o puede estar sujeta a catástrofes ambientales. Los valores iniciales de
probabilidad son siempre modificados por diversos factores sociales, como es la cantidad de tiempo dedicado al
trabajo. Eso significa que la probabilidad a posteriori de
supervivencia variará para cada agente en la simulación,
mientras que la probabilidad inicial es fija para todos los
agentes. Los dos factores que inciden más directamente
en diferenciar la probabilidad a posteriori de la a priori
son: los factores tecnológicos (eficiencia de los medios de
producción) y los factores sociales (cantidad de fuerza de
trabajo). En condiciones de estabilidad tecnológica sí y
sólo sí el agente se encuentra en el vecindario de otro
agente, ambos tienen el mismo objetivo (coherencia cultural) y se pueden comunicar (semejanza lingüística), la
probabilidad a posteriori de supervivencia de ambos aumentará en proporción al número de agentes que cooperen en un área dada.
Para la implementación del modelo hemos utilizado el
software Net-Logo 4.1 (http://ccl.northwestern.edu/netlogo/), que permite programar modelos computacionales y llevar a cabo simulaciones experimentales para resolver problemas que incluyen el desarrollo y la
comprensión de sistemas complejos. Entre los parámetros que el usuario puede configurar para explorar dinámicas alternativas definimos los siguientes (Barceló et al.
2010a): número de familias, radio de vecindad entre las
unidades familiares, proximidad cultural, dimensión cultural, rasgos culturales, probabilidad de difusión cultural
y de mutación, subsistencia, devolución de la cooperación, excedente y esperanza de vida.
Evolución de la simulación
Cuatro de los estados posibles del sistema:
a. En un principio todas las familias mantienen fuertes
vínculos culturales y de cooperación económica.
b.En un segundo estado, los distintos grupos se separan del
núcleo original con movilidad inicialmente azarosa,
emergiendo las primeras evidencias de orden social no
aleatorio. Los cambios aleatorios en el vector “cultural”
se van acumulando, lo que provoca el aumento de la diferencia y la disminución de la frecuencia de interacción.
c. En el tercer estado aparecen nuevos grupos locales, entre los que circula la cooperación económica, pero no
se configuran territorios con fronteras fijas excluyentes,
porque aún quedan flujos interactivos indirectos, no a
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nivel de todo el grupo, sino entre ciertos miembros de
un grupo local y otros individuos de otro grupo local.
Algunos agentes empiezan a sentir los efectos sociales de
la segregación al no poder configurar grupos de colaboración, así como al disminuir sensiblemente la probabilidad de éxito en la caza por estar limitados a su propia fuerza de trabajo.
d.En el cuarto estado, hemos simulado un cambio brusco
en el desarrollo tecnológico, como la adopción de un
medio de transporte (por ejemplo la adopción del caballo). La simulación registra un aumento de la fusión
de grupos y del mestizaje cultural, desapareciendo la
mayoría de grupos segregados que progresivamente se
van integrando en nuevo macro grupo.
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Primeros resultados
La etnicidad como propiedad emergente
Los grupos resultantes de la simulación no coinciden con
las maneras tradicionales de conceptualizar las culturas arqueológicas ni las etnias etnográficas. La simulación pone de
manifiesto que la etnicidad es una propiedad emergente
de la dinámica del grupo social. No es la consecuencia directa de la movilidad territorial, porque es mediada por la
historia de interacciones previas que determinado grupo
humano ha ido construyendo, el grado de semejanza cultural, las ventajas derivadas de la cooperación, esto es, de
actividades que implican necesidades de fuerza de trabajo,
de material y/o de información que exceden las de la
unidad doméstica y los costes que supone el aumento concomitante de los riesgos de conflicto social.
Nuestro modelo se encuentra en la línea del modelo de
Diseminación Cultural de Axelrod (1997) pero con algunas diferencias importantes. En nuestro caso el sistema
económico está se basa en la perpetua movilidad de los
agentes en búsqueda de medios de subsistencia. Pero esta
movilidad no es estrictamente azarosa porque depende de
la probabilidad de éxito en las actividades económicas
condicionadas por las prácticas sociales. Los agentes programados constituyen entidades dinámicas con racionalidad limitada, que deciden la mejor forma de subsistir por
medio de la caza individual y las prácticas de caza colectiva. La identidad grupal emerge cuando la interacción social es limitada por la estructura de los lazos sociales y por
la distancia geográfica. Los lazos sociales elegidos, formados y fragmentados a través del movimiento, del éxito
en la caza o por los emparejamientos, lo cual modifica la
frecuencia de distribución de los comportamientos a través de las poblaciones de agentes.
La demografía no es el principal factor causal de
la dispersión poblacional.
Nuestro modelo sugiere que la diferenciación social no es
la consecuencia directa del crecimiento demográfico ni la
defensa de los propios intereses, la heterogeneidad es
condicionada por el interjuego entre los beneficios de la
cooperación y de la distancia geográfica dentro de las economías móviles.
Resulta de gran interés comparar los resultados de nuestra simulación con los del modelo de Onda de Avance de
Ammermann y Cavalli-Sforza (1971, 1973), revisitado
por Bellwood y Renfrew (2002), Fort (2010), entre otros.
Este modelo explica la expansión de un gen en la población, radialmente y de forma aleatoria y continua. En este
modelo el motor desencadenante es la propia introducción de la agricultura que se traduce en una aumento exponencial de la población hasta llegar a un umbral de insostenibilidad que no se puede superar con la tecnología
disponible; una vez alcanzado este umbral, la única manera de crecer es migrar hacia nuevos territorios, estimándose un desplazamiento de 18 km por cada generación (considerando generaciones de 25 años).
A diferencia de la descripción tradicional de la onda de
avance, creemos que el motor desencadenante no fue
tanto la agricultura en sí misma, como las ventajas derivadas de actividades que requieren mayores flujos de
fuerza de trabajo entre grupos y una mayor intensidad de
los mecanismos de interacción. Por lo tanto, el Neolítico
no sería una mera radiación aleatoria que generó diferenciación cultural por simple sustitución de población,
sino que creemos que los cambios en los medios de producción produjeron nuevas configuraciones de grupos en
la medida en que la necesidad de nuevos contactos modifica formas de subsistencia anteriores. La cultura se difunde a través de un proceso de imitación local, con un
grado de probabilidad fijo, cada agente copia algún rasgo
cultural de entre los más frecuentes en el grupo local al que
pertenece. De este modo, crece la homogeneidad y la coherencia emergiendo grupos que pueden llegar a resultar
culturalmente homogéneos. Debemos tener en cuenta
que esos mismos rasgos culturales han evolucionado a través de mutación específica. De este modo representamos
la acción individual en el proceso de conformación y deformación del consenso cultural. Con esto asumimos
que la proximidad geográfica y la mayor probabilidad de
interacción social entre agentes espacialmente próximos
aseguran que todos los miembros de un grupo no adaptan su cultura, sino que cambian siempre en una misma
dirección. En el caso de la introducción de un elemento
foráneo como el caballo que cambia los patrones de movilidad e interacción, no implica necesariamente un aumento demográfico, por lo cual los factores de movilidad
grupal no serían consecuencia directa de la introducción
de nuevos elementos culturales ni responderían a los clásicos mecanismos de difusión.
Confrontación del Modelo
Modelamos porque buscamos explicaciones que nos permitan comprender las variables implicadas, las causas y
los efectos de los fenómenos sociales y de las consecuencias arqueológicas. Una de las cuestiones centrales dentro
de la simulación social es cuál es el tipo de evidencia que
uno debe considerar como generadora de los fenómenos
observados y cuál debe considerarse como válida. El he-
cho de haber generado un mundo virtual dentro del cual
la etnicidad emerge a pesar de que las poblaciones permanecen fijas, donde no tienen peso las barreras topográficas combinando la simplicidad requerida por la modelación, nos ha permitido producir un experimento
histórico, a partir de los datos arqueológicos y etnográficos de las sociedades cazadoras recolectoras de la Patago-
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nia, este caso histórico preciso nos ofrece una oportunidad de examinar la lógica interna del modelo teórico.
Lo que en el modelo teórico son probabilidades a apriorísticas, en el modelo testeado son valores empíricos de
los recursos disponibles, distribuidos en un área geográfica específica, dentro de un intervalo de tiempo preciso.
Este conjunto de datos es importado en el modelo como
una base de datos SIG, de forma tal que los agentes teóricos programados de acuerdo al modelo, puedan moverse, sobrevivir e interactuar dentro de un reemplazo del
ambiente real, generando datos que puedan ser comparados con los conocidos etnoarqueológicamente. El hecho de utilizar datos etnoarqueológicos para probar la validez empírica de algunas de las trayectorias de los
mundos virtuales, significa un análisis intenso y una
comparación de los datos simulados con los datos empíricos sobre macro-comportamientos dentro de una
escala histórica específica.
Los datos arqueológicos pueden ser utilizados de varias
formas, tanto como datos para la construcción de los modelos como medios de falsificación y prueba de los modelos arqueológicos. Cuando son utilizados de esta manera la investigación se centra en el estudio de situaciones
históricas particulares, es decir, situaciones desde la cual
han derivado los datos. Un ejemplo de este tipo de trabajo es el desarrollado por Kohler y Gummerman (2000)
sobre la calibración del modelo clásico de Sugarscape, referente al modelo arqueológico de los Anazasi. El modelo
propuesto “Village Ecodynamics” analiza la historia particular de un territorio, recreando un modelo más realístico denominado modelo Anazasi, capaz de imitar la trayectoria histórica de las aldeas dentro de un espacio y un
tiempo determinado.
Existen otros ejemplos como el proyecto Enkimdu
(Christiansen y Altaweel 2006a), el cual utiliza datos de
procesos naturales concretos (clima, hidrología, evolución
del suelo, dinámica poblacional, etc.) e información histórica sobre procesos sociales (prácticas de agricultura y
ganadería, comportamientos de parentesco, intercambio, etc.) con el fin de probar hipótesis históricas sobre el
desarrollo de la agricultura y ganadería, así como la formación de los estados en el cercano oriente.
En nuestro caso para contrastar el modelo propuesto trabajamos en dos líneas diferentes:
- Contrastación con datos etnoarqueológicos. Entre los
distintos casos investigados está el de los cazadores-recolectores en Patagonia en el momento en que su dinámica social se transformó como resultado de colonización. Primero a partir de un contacto indirecto
mediante la introducción, apropiación, domesticación
e intercambio del caballo y segundo por las nuevas
formas de interacción social intra e inter grupal, provocadas por las nuevas rutas ganaderas de intercambio
y por el aumento de las relaciones de conflicto con la
colonia y los nuevos estados-naciones configurados durante el siglo XIX .Patagonia constituye un laboratorio
histórico único para desmontar viajes y caducadas visiones de las sociedades cazadoras-recolectoras tradicionalmente vistas como “adaptadas” a unos recursos
constantes, pero que en realidad fueron capaces de
transformar sus mecanismos de interacción social sin
que su modo de producción cambiará drásticamente
(Barceló et al. 2009a; del Castillo et al. 2010).
- También consideramos la contrastación arqueológica de
los resultados de la simulación, modificando el programa actual de manera que genere un registro arqueológico virtual, que sea comparable con el registro
arqueológico empíricamente documentado (del Castillo et al. 2011).
Conclusiones
Nuestro modelo de simulación representa un primer
paso de un proyecto de investigación mucho más ambicioso que intenta simular los mecanismos de toma de decisiones sociales, económicas y políticas de los grupos cazadores-recolectores. De todas maneras, los resultados
preliminares nos permiten considerar una explicación alternativa sobre la diversidad cultural en la prehistoria. La
simulación puede tener poca semejanza con las sociedades cazadoras-recolectoras reales, pero esto es la consecuencia de construir modelos bottom up, los cuales buscan los mecanismos sociales subyacentes, dando como
resultado o prediciendo la forma actual en la que el grupo
se organiza.
La etnicidad es un proceso constante de renegociación
tanto por las adscripciones externas como por las autoidentificaciones, esto no significa que la etnicidad sea inventada por las personas, no es artificial, lo que en este
trabajo intentamos fundamentar es que la etnicidad es un
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proceso emergente a partir de los procesos históricos de
interacción, tanto por el grado de similitud cultural,
como de los beneficios derivados por las actividades de cooperación y los costos generados por los conflictos sociales internos. Nuestro modelo y la calibración realizada sobre la base de datos patagónicos se basa en el supuesto de
que los comportamientos sociales son regulados por normas que configuran que las interacciones entre individuos
que comparten creencias, reciben más beneficios que las
interacciones realizadas con aquellos con los que no
comparte creencias. De todas formas, compartir normas
sociales es el resultado histórico del número previo de
interacciones y este número también es la consecuencia
de las múltiples posibilidades de los grupos de seleccionar
estrategias grupales de trabajo y de subsistencia individual.
Los grupos cooperativos deberían ser más productivos y
también deberían tener ventajas sobre los menos cooperativos. Sin embargo ningún beneficio se logra sin costo
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y cuando el número de individuos dentro de un grupo se
incrementa, surgen las desigualdades en relación a la distribución de bienes lo cual aumenta la probabilidad de fisión grupal.
La dialéctica histórica de fusión y fisión de los grupos sociales constituye una característica importante del cambio
social. De este modo, podemos entender la formación
prehistórica de las fronteras lingüísticas y culturales especialmente en el caso de una relativa homogeneidad económica. Más que aislamiento geográfico y adaptación local, sugerimos que la irregularidad en los flujos de
interacción es una consecuencia de la variación de la productividad en la cooperación económica y en el trabajo
colectivo que habría afectado la reproducción social.
No existe ninguna duda de que la etnicidad étnica es un
fenómeno complejo, por lo tanto es necesario considerar
más información social e histórica sobre la etnogénesis de
grupos cazadores-recolectores. Pero, se vuelve útil en una
primera instancia comprender los modelos simples como
el que hemos propuesto en este trabajo, para entender
como diversas hipótesis pueden actuar en formalizaciones
sociales más complejas.
Agradecimientos
Esta investigación se enmarca en el proyecto
HAR2009-12258, “Experimentación y desarrollo de técnicas avanzadas de inteligencia artificial para la simulación computacional de la dinámica social y la evolución
histórica”. Queremos expresar nuestro agradecimiento
a los restantes investigadores e investigadoras del proyecto, así como a Laura Mameli, Francesc J. Miguel,
Xavier Vila, Juan M. Galán, Jose I. Santos y José
Cuesta, co-autores del programa de simulación que
aquí se cita a título de ejemplo. Partes de la investigación han recibido financiación del proyecto CSD201000034 «Social and environmental transitions: Simulating the past to understand human behaviour
(SimulPast)» convocatoria CONSOLIDER-INGENIO 2010. Ministerio de Ciencia e Innovación
(www.simulpast.es).
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