COLECCIÓN DIÁSPORA
Ciencias de las Religiones
Dirigida por Juan José Tamayo
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Carta encíclica “Fratelli tutti”
Carlos Mendoza-Álvarez (Coord.)
Hacia un diálogo entre espiritualidades
Félix Placer Ugarte
Disputas religiosas en una comunidad afrobrasileña tradicional
José Antonio Boareto
La brújula rota de la masculinidad
Joan Sanfélix Albelda
Roberto Casales García y Livia Bastos Andrade
La cuestión de Dios, con todo lo que esta implica, es una de esas preguntas que no se
pueden evadir sin, por eso, renunciar también a hacer auténtica filosofía, más allá de
que cada uno tenga o no sus propias creencias religiosas. No es raro, en consecuencia,
que entre los filósofos que abordan directamente esta serie de problemáticas y cuestiones, exista una amplia diversidad que va, no sólo de los que son creyentes a los que
no lo son, sino también a diversas creencias religiosas que inclusive dialogan entre sí.
A través de cada uno de los capítulos que componen el presente libro, así, se ofrece al
lector una cierta aproximación histórica al problema de Dios y la trascendencia, cara
a comprender no sólo la amplia diversidad de propuestas que se pueden encontrar a
lo largo y ancho de la historia de la filosofía, sino también una mirada a las diversas
problemáticas que están, sea directa o indirectamente, relacionadas con la cuestión
de Dios.
Editores
Religiones y espiritualidades en diálogo
José Luis Marqués Utrillas
Mujeres, hombres y catolicismo en la España
contemporánea. Nuevas visiones desde la
Historia
Inmaculada Blasco Herranz
La Máquina Reaccionaria. La Lucha Declarada
a los Feminismos
María Ávila Bravo Villasante
Sentires Emergentes y Fe
AAVV
Masculinidades igualitarias y alternativas.
Procesos, avances y reacciones
Anastasia Téllez Infantes
Javier Eloy Martínez Guirao
Joan Sanfélix Albelda
De la Iglesia colonial al cristianismo liberador
en América Latina.
Juan José Tamayo
Crítica y liberación.
Ellacuría y la realidad histórica
Héctor Samour
DIOS Y LA FILOSOFÍA
Deconstruyendo la masculinidad.Cultura,
género e identidad.
Javier Eloy Martínez Guirao
Anastasia Téllez Infantes
Joan Sanfélix Albelda
(Editores)
DIOS Y LA FILOSOFÍA
Una aproximación histórica al problema
de la trascendencia
Imagen de portada: “Personalidad (es)”
Autor: Ricardo Enríquez Ramírez
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DIOS Y LA FILOSOFÍA
Una aproximación histórica al problema
de la trascendencia
COMITÉ CIENTÍFICO DE LA EDITORIAL TIRANT HUMANIDADES
Manuel Asensi Pérez
Catedrático de Teoría de la Literatura y de la Literatura Comparada
Universitat de València
Ramón Cotarelo
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración de la Facultad de Ciencias Políticas
y Sociología de la Universidad Nacional de Educación a Distancia
M.ª Teresa Echenique Elizondo
Catedrática de Lengua Española
Universitat de València
Juan Manuel Fernández Soria
Catedrático de Teoría e Historia de la Educación
Universitat de València
Pablo Oñate Rubalcaba
Catedrático de Ciencia Política y de la Administración
Universitat de València
Joan Romero
Catedrático de Geografía Humana
Universitat de València
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones
Universidad Carlos III de Madrid
Procedimiento de selección de originales, ver página web:
www.tirant.net/index.php/editorial/procedimiento-de-seleccion-de-originales
Editado:
ROBERTO CASALES GARCÍA
LIVIA BASTOS ANDRADE
DIOS
Y LA FILOSOFÍA
Una aproximación histórica
al problema de la trascendencia
tirant humanidades
Ciudad de México, 2022
Copyright ® 2022
Todos los derechos reservados. Ni la totalidad ni parte de este libro puede reproducirse o transmitirse por ningún procedimiento electrónico o mecánico, incluyendo
fotocopia, grabación magnética, o cualquier almacenamiento de información y
sistema de recuperación sin permiso escrito de los autores y del editor.
En caso de erratas y actualizaciones, la Editorial Tirant Humanidades publicará
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Este libro será publicado y distribuido internacionalmente en todos los países
donde la Editorial Tirant lo Blanch esté presente.
Director de la colección:
Juan José Tamayo
Director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones
Universidad Carlos III de Madrid
© Varios autores
© TIRANT HUMANIDADES
EDITA: TIRANT HUMANIDADES MÉXICO
Av. Tamaulipas 150, Oficina 502
Hipódromo, Cuauhtémoc
06100 Ciudad de México
Telf.: +52 1 55 65502317
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ISBN: 978-84-19286-36-9
MAQUETA: Innovatext
Imagen de portada: “Personalidad (es)”
Autor: Ricardo Enríquez Ramírez
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Juan Pablo Aranda
Livia Bastos Andrade
Mauricio Beuchot
Jacob Buganza
Roberto Casales García
J.-Martín Castro-Manzano
Emanuele Costa
Marcelo D. Boeri
Alexandre de Pomposo García-Cohen
Sonia E. Rodríguez
Catalina Elena Dobre
Francisco Fernández Labastida
Urbano Ferrer Santos
Pedro García Casas
Gabriel González Nares
Jorge Medina
Adriana Menassé
Rubén Pereda
Rómulo Ramírez Daza y García
Paniel Reyes Cárdenas
Roberto Rivadeneyra
Carlos Román Dávila Suazo
Arturo Romero Contreras
Alejandro Sada
Rubén Sánchez Muñoz
Ignacio Yarza
Índice
INTRODUCCIÓN ...................................................................................
17
Roberto Casales García y Livia Bastos Andrade
1.
MUERTE Y VISIBILIDAD EN PLATÓN. ARMONÍA Y TRASCENDENCIA...................................................................................
21
Roberto Rivadeneyra
1.
2.
3.
4.
5.
2.
EL CUERPO COMO CÁRCEL ................................................
CUERPO Y ALMA COMO PUROS.........................................
CUERPO Y ALMA COMO IMPUROS ....................................
EL TEMOR A LA MUERTE Y LA FALTA DE TONO .............
LA MUERTE COMO DEVELACIÓN DEL SER......................
21
24
27
30
36
ARISTÓTELES Y LA TRASCENDENCIA ...................................
41
Rómulo Ramírez Daza y García
1.
2.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
DIMENSIÓN PERSONAL E INTERPERSONAL DE LA
TRASCENDENCIA .................................................................
¿TRASCENDENCIA DEL ALMA? ..........................................
TRASCENDENCIA POLÍTICA ...............................................
TRASCENDENCIA HISTÓRICA ............................................
CONCLUSIONES ...................................................................
42
44
47
50
56
EPICURO Y LOS HABITANTES DE SU JARDÍN .....................
61
3.
4.
5.
6.
3.
41
Livia Bastos Andrade
1.
2.
3.
4.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
QUIÉNES PUEDEN ENTRAR EN EL JARDÍN .....................
AQUÍ LOS DIOSES NO ENTRAN ........................................
CONCLUSIONES ...................................................................
61
63
75
86
4. EL ESTOICISMO Y SU “TRASCENDENCIA INMANENTISTA”:
¿ES POSIBLE TRASCENDER SIN SALIR DEL MUNDO CORPÓREO? ..........................................................................................
93
Marcelo D. Boeri
1.
INTRODUCCIÓN: EN QUÉ SENTIDO EL OXÍMORON
“TRASCENDENCIA INMANENTISTA” PUEDE SER RAZONABLE ...................................................................................
93
9
2.
EL DIOS ESTOICO COMO CAUSA INMANENTE DEL
COSMOS.................................................................................
MUERTE Y “TRASCENDENCIA” COMO “PERSISTENCIA”
OBSERVACIONES CONCLUSIVAS: ¿POR QUÉ PREOCUPARSE POR LA MUERTE SI, EN CIERTO MODO, SEGUIREMOS EXISTIENDO? ..........................................................
112
PLOTINO Y LA TRASCENDENCIA DEL UNO ..........................
119
3.
4.
5.
99
104
Ignacio Yarza
1.
2.
3.
6.
PLATÓN Y LA TRASCENDENCIA DEL PRINCIPIO ............
EL UNO TRASCENDENTE DE PLOTINO ...........................
UNA TRASCENDENCIA HERIDA .........................................
120
125
129
LA TRASCENDENCIA COMO DESCUBRIMIENTO Y LA
PERSONA COMO RAZÓN DE SER EN EL PENSAMIENTO DE
MAIMÓNIDES ...............................................................................
135
Alexandre de Pomposo García-Cohen
1.
2.
3.
4.
5.
7.
LA KABBALAH TEÓRICA .....................................................
EL MÉTODO MAIMONIDIANO ...........................................
TRASCENDENCIA: CONCIENCIA DE UNA NECESIDAD ..
PERSONA: IMAGEN Y SEMEJANZA ...................................
CONCLUSIÓN ........................................................................
137
140
143
147
151
SEVERINO BOECIO A LA BÚSQUEDA DE DIOS EN LA FILOSOFÍA, LA TEOLOGÍA CRISTIANA Y EL CONSUELO. ...........
155
Gabriel González Nares
1.
2.
3.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
BREVE SEMBLANZA BIOGRÁFICA DE BOECIO ................
EL DIOS DE LOS FILÓSOFOS NEOPLATÓNICOS: SER
UNO Y BIEN TRASCENDENTAL ..........................................
EL DIOS REVELADO: LOS PROBLEMAS TRINITARIOS Y
CRISTOLÓGICOS EN LOS OPUSCULA SACRA ....................
EL DIOS QUE CONSUELA EN MEDIO DEL DOLOR Y EL
SUFRIMIENTO ......................................................................
155
156
LA IMPRONTA ANSELMIANA....................................................
177
4.
5.
8.
158
166
171
J.-Martín Castro-Manzano
1.
2.
10
INTRODUCCIÓN ...................................................................
EL ARGUMENTO DE ANSELMO .........................................
2.1. Premisa mayor: la estrategia ........................................
2.2. Premisa menor: el principio anselmiano .....................
177
178
179
181
3.
4.
9.
LA IMPRONTA ANSELMIANA .............................................
CONCLUSIONES ...................................................................
184
187
DIOS EN SANTO TOMÁS DE AQUINO: EL ITINERARIO ANALÓGICO-ICÓNICO DE LA MENTE HUMANA HACIA DIOS ...
189
Mauricio Beuchot
1.
2.
3.
4.
5.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
DE DEO...................................................................................
DE TRINITATE .......................................................................
EN LA ESCRITURA ................................................................
EN LAS POLÉMICAS DE LOS PADRES CONTRA LOS HEREJES .....................................................................................
EN LA SÍNTESIS DE SANTO TOMÁS ..................................
REFLEXIÓN TEOLÓGICO-ANALÓGICA .............................
CONCLUSIÓN ........................................................................
189
190
194
195
10. DIOS Y HOMBRE: UNA MIRADA DESDE PASCAL..................
205
6.
7.
8.
195
199
201
202
Roberto Casales García
1.
2.
3.
INTRODUCCIÓN: LA CONDICIÓN HUMANA SEGÚN
PASCAL...................................................................................
LA MISERIA DEL HOMBRE SIN DIOS: AGITACIÓN Y REPOSO ......................................................................................
LA GRANDEZA DEL HOMBRE CON DIOS: EL CORAZÓN
Y SU APUESTA POR LA EXISTENCIA DE DIOS ..................
11. DE LA TRAMA CAUSAL DE LAS COSAS A LA POTENCIA INFINITA DE LA SUBSTANCIA, EL DIOS DE SPINOZA .............
205
209
216
223
Carlos Román Dávila Suazo
1.
2.
3.
4.
5.
INTRODUCCIÓN ..................................................................
LA TRAMA CAUSAL DE LAS COSAS ...................................
LAS FIGURAS MALDITAS DE LO DIVINO ..........................
EL DIOS DE SPINOZA ..........................................................
RESPUESTAS DESDE LA EXCOMUNIÓN, LA POTENCIA
INFINITA DE LA SUBSTANCIA ............................................
223
225
229
233
12. TRANSCENDENCE AND IMMANENCE IN ANNE CONWAY .
247
241
Emanuele Costa
13. EL DIOS DE LEIBNIZ ...................................................................
263
Rubén Pereda
1.
EL DIOS DE LAS DEMOSTRACIONES.................................
265
11
2.
3.
LA ESENCIA DE DIOS ...........................................................
DIOS Y EL MUNDO ...............................................................
269
276
14. LA INCÓMODA PERO IMPRESCINDIBLE “B” EN EL ABSOLUTO SCHELLINGUIANO ...........................................................
283
Arturo Romero Contreras
1.
2.
PRESENTACIÓN ....................................................................
SCHELLING, PENSADOR DEL ABSOLUTO ........................
2.1. El absoluto como globalidad y conectividad ................
2.2. El absoluto como pensamiento en sí de lo otro ...........
2.3. El absoluto como libertad .............................................
2.4 El absoluto como lo determinado ................................
UNA EXTRAÑA EXTRAÑA B ...............................................
283
286
288
289
289
291
294
15. LA COMPRENSIÓN DE DIOS EN EL PENSAMIENTO DE
KIERKEGAARD .............................................................................
307
3.
Catalina Elena Dobre
“EL GRAN TERREMOTO” ..............................................................
309
16. CHARLES SANDERS PEIRCE Y LA REALIDAD DE DIOS .......
331
Paniel Reyes Cárdenas
1.
2.
CHARLES SANDERS PEIRCE ................................................
EL CUERPO DE CREENCIAS DEL PRAGMATISMO PEIRCEANO ...................................................................................
3. METAFÍSICA CIENTÍFICA: LOS UNIVERSOS DE LA EXPERIENCIA Y LA ARQUITECTÓNICA .................................
4. CATEGORÍAS CENO-PITAGÓRICAS ...................................
5. LAS CATEGORÍAS: 1,2,3 .......................................................
5.1. Primeridad.....................................................................
5.2. Segundidad ....................................................................
5.3. Terceridad ......................................................................
6. MODOS DE INFERENCIA Y ‘MUSEMENT’ .........................
7. LOS TRES MOMENTOS DEL ‘MUSEMENT’ ......................
8. REALISMO ESCOLÁSTICO CONTRA NOMINALISMO .....
9. LA REALIDAD DE DIOS EN EL PENSAMIENTO DE PEIRCE ............................................................................................
10. EL ARGUMENTO OLVIDADO Y LA REALIDAD DE DIOS .
10.1. La realidad de Dios .......................................................
10.2. Dios es personal y amoroso ..........................................
11. CONCLUSIÓN ........................................................................
12
332
333
335
341
342
343
343
343
345
347
348
348
349
350
351
353
17. HUSSERL Y LA TRASCENDENCIA DE DIOS ............................
355
Urbano Ferrer Santos
1.
2.
PLANTEAMIENTO ................................................................
DE LAS OTRAS TRASCENDENCIAS A LA TRASCENDENCIA DE DIOS ..........................................................................
INTENTOS DE APROXIMACIÓN A DIOS DESDE LA CONCIENCIA REDUCIDA .............................................................
3.1. El valor moral y la trascendencia de Dios ....................
3.2. La teleología como vía de acceso a Dios .......................
3.4. Del alter ego a la Persona divina ..................................
3.5. La trascendencia en la vía ética del amor.....................
CONCLUSIONES ...................................................................
361
361
363
365
368
370
18. PERSONA HUMANA Y DIOS. NOTAS SOBRE EL FENÓMENO RELIGIOSO EN EDITH STEIN .............................................
375
3.
4.
355
355
Rubén Sánchez Muñoz
1.
2.
3.
4.
5.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
EL FENÓNEMO RELIGIOSO ................................................
PERSONA E INTERIORIDAD ...............................................
ÁNIMO Y PERSONA ..............................................................
CONCLUSIONES ...................................................................
375
376
382
388
393
19. ¿CÓMO SE APROXIMA LEVINAS AL MISTERIO DE DIOS? .
397
Jorge Medina
1.
2.
3.
LA CRÍTICA AL PENSAMIENTO INMANENTISTA DE LO
DIVINO...................................................................................
UNA PRIMERA APROXIMACIÓN NO INMANENTISTA A
DIOS: DESCARTES ................................................................
UNA SEGUNDA APROXIMACIÓN NO INMANENTISTA A
DIOS: LA TRADICIÓN HEBREA ...........................................
20. JOHN HENRY NEWMAN Y LA VALIDEZ DE LA CERTEZA
RELIGIOSA ....................................................................................
397
399
404
409
Alejandro Sada
1.
2.
3.
4.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
LA NATURALEZA DEL ASENTIMIENTO ............................
2.1. Incondicional ................................................................
2.2. Absoluto ........................................................................
LOS LÍMITES DE LA INFERENCIA FORMAL EN CONTRASTE CON EL ASENTIMIENTO ......................................
EL SENTIDO ILATIVO ..........................................................
409
414
414
418
421
426
13
4.1. El razonamiento probable ............................................
4.2. La mente implícita y explícita ......................................
4.3. La operación del sentido ilativo ...................................
CONCLUSIÓN ........................................................................
426
430
433
438
21. LA NOCIÓN DE DIOS EN EL PENSAMIENTO DE FRANZ
ROSENZWEIG ...............................................................................
443
5.
Adriana Menassé
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
NOTAS PERSONALES ..........................................................
EL ANTEMUNDO ..................................................................
EL PAGANISMO.....................................................................
EL MUNDO REVELADO .......................................................
LAS CLAVES...........................................................................
EN SÍNTESIS .........................................................................
443
444
448
450
452
454
457
22. TRASCENDENCIA Y TEOLOGÍA POLÍTICA EN EL PENSAMIENTO DE JOSEPH RATZINGER ...........................................
461
Juan Pablo Aranda
1.
2.
CONTINGENCIA, TRASCENDENCIA Y PARADOJA ..........
TEOLOGÍA POLÍTICA Y TRASCENDENCIA .......................
2.1. Las fuentes del pensamiento de Ratzinger .................
2.2. La crítica ratzingereana a la teología política .............
LA TRASCENDENCIA EN RATZINGER ..............................
3.1. El trabajo del cristiano en el mundo ...........................
3.2. La vida futura: un esbozo ............................................
RATZINGER HOY .................................................................
461
465
465
468
472
472
476
478
23. LA IDEA DE DIOS EN ROSMINI ..................................................
483
3.
4.
Jacob Buganza
1.
2.
3.
4.
5.
INTRODUCCIÓN ...................................................................
LENGUAJE Y DISCURSO SOBRE DIOS ...............................
LA DEMOSTRACIÓN DE LA EXISTENCIA DE DIOS ..........
LA NATURALEZA DE DIOS ..................................................
CONCLUSIÓN ........................................................................
483
485
489
492
499
24. EL CRISTIANISMO NO RELIGIOSO DE GIANNI VATTIMO.
DEBILITAMIENTO DEL SER, SECULARIZACIÓN Y KÉNOSIS DIVINA ....................................................................................
503
Francisco Fernández Labastida
1.
14
GIANNI VATTIMO Y EL PENSAMIENTO DÉBIL ................
503
2.
3.
1.1. Razón “fuerte” y violencia ............................................
1.2. La muerte del Dios moral, sin superación del nihilismo
1.3. Distorsión-aceptación (Verwindung) del nihilismo y
de la metafísica..............................................................
1.4. Una verdad flexible y maleable: caritativa ...................
LA SECULARIZACIÓN COMO DESTINO DEL CRISTIANISMO....................................................................................
2.1. Desactivación de la violencia mimética .......................
2.2. La kénosis divina...........................................................
2.3. La edad del Espíritu Santo ............................................
2.4. La secularización, culminación natural del Cristianismo ..
¿UN CRISTIANISMO “INTRASCENDENTE”? .....................
25. TRASCENDENCIA DE LA PERSONA EN LA ACCIÓN EN KAROL WOJTYŁA .............................................................................
505
507
511
514
517
517
519
520
521
523
529
Pedro García Casas
1.
TRASCENDENCIA DE LA PERSONA EN LA ACCIÓN: ESTRUCTURA PERSONAL DE LA AUTODETERMINACIÓN .
LA INTEGRACIÓN DE LA PERSONA EN LA ACCIÓN........
529
540
26. TAYLOR Y LA TESIS DEL DESENCANTAMIENTO DEL
MUNDO: DE FUENTES DEL YO A LA ERA SECULAR ..............
543
2.
Sonia E. Rodríguez
1.
2.
3.
4.
5.
TAYLOR Y LA CUESTIÓN RELIGIOSA .................................
EL DESENCANTAMIENTO DEL MUNDO ..........................
DEL DESENCANTAMIENTO AL GRAN DESARRAIGO ......
EL YO DEL MUNDO DESENCANTADO ..............................
TRASCENDENCIA Y REENCANTAMIENTO ......................
543
546
550
554
559
15
10. Dios y hombre: una mirada
desde Pascal
Roberto Casales García
UPAEP, Universidad
“Las pruebas metafísicas de Dios están tan alejadas del razonamiento
de los hombres y tan embrolladas que impresionan poco, y aunque pudiesen servir a algunos, sólo les servirán durante el instante en que ven esa
demostración, pero una hora después temen haberse equivocado”, Pascal,
Pensamientos, §190-543.
1. INTRODUCCIÓN:
LA CONDICIÓN HUMANA SEGÚN PASCAL
A diferencia de otras concepciones sobre la trascendencia presentes
a lo largo de la modernidad temprana, como lo son la de Descartes,
Spinoza o Leibniz, la propuesta de Pascal se encuentra profundamente
marcada por su experiencia religiosa, en especial por dos sucesos biográficos que influyeron de manera decisiva en su conversión religiosa1:
por un lado, su primer encuentro con la teología jansenista en 1646 a
través de los hermanos Deschamps, quienes estaban vinculados directamente con el monasterio de Port-Royal2; por otro lado, la conversión
o experiencia extática que tuvo durante la noche del 23 de noviembre de 1654, la cual fue documentada por Pascal en un texto conocido
1
2
Para estudiar su biografía y conocer más sobre el contexto en el que se desenvuelve, véase: Rogers, B., “Pascal’s life and times”, en: Hammond, N. (ed.), The
Cambridge Companion to Pascal, Cambridge: Cambridge University Press, 2003,
pp. 4-19.
Cf. Villar Ezcurra, A., “Blaise Pascal, pensar sin límites”, en: Pascal, B., Pensamientos, Madrid: Gredos, 2012, pp. XV-XVII.
como el Memorial.3 Basta observar algunas líneas de este texto para
dar cuenta del cambio que se produjo en Pascal a partir de esta experiencia, como cuando afirma: “Dios de Abraham, Dios de Isaac, Dios
de Jacob, no de los filósofos y de los sabios”; o cuando dice: “no se le
encuentra más que por las vías enseñadas en el Evangelio”4. En este
sentido, no es raro que Jean Guitton, al contrastar el pensamiento de
Leibniz con el de Pascal, afirme que “el acto de fe, tal como la tradición
del cristianismo lo ha concebido sin desmayo, está mejor justificado en
Pascal que en Leibniz”5. Tampoco lo es encontrarnos con pasajes como
el fragmento 424-278, donde afirma que “El corazón es el que siente
a Dios y no la razón. He aquí en lo que consiste la fe. Dios sensible al
corazón, no a la razón”6; o pasajes como el fragmento 44-82, en donde sostiene que “aquel que sólo quisiera seguir a la razón sería un loco de
remate”7.
De acuerdo con la filosofía apologética de Pascal, la relación del
ser humano con Dios, tal y como trataremos de indagar a lo largo
de este trabajo de investigación, está sujeta a la duplicidad y ambivalencia propia de la condición humana, cuya grandeza y miseria se
encuentran íntimamente relacionadas, cara a comprendernos como
seres necesitados de Dios. Para Pascal es claro que, así como el ser
humano se encuentra en un estado de miseria “sin Dios”, de igual
forma podemos afirmar que la felicidad sólo es asequible al hombre
“con Dios”, de modo que, incluso cuando “la naturaleza está corrompida por la naturaleza misma”, nos damos cuenta, “por la Escritura”,
“que hay un Reparador”8. Esa duplicidad y ambivalencia se muestra
cuando reflexionamos sobre el “puesto que ocupa [el ser humano] en
3
4
5
6
7
8
206
Cf. Villar Ezcurra, A., “Blaise Pascal, pensar sin límites”, pp. XXII-XXIII; véase
también: Clarke, D., “Blaise Pascal”, en: The Standford Encyclopedia of Philosophy
(Fall 2015 Edition), URL: https://plato.stanford.edu/entries/pascal/
Pascal, B., Pensamientos, trad. por De Dampierre, C.R., Madrid: Gredos, 2012,
§913, p. 314. Citado en adelante como: Pensamientos.
Guitton, J., Pascal y Leibniz. Estudio sobre dos tipos de pensadores, trad. por Barinaga, J.M., Madrid: Encuentro, 2011, p. 117.
Pensamientos, §424-278, p. 154.
Pensamientos, §44-82, p. 31.
Pensamientos, §6-60, p. 24.
Roberto Casales García
el cosmos”, ya que aquí, tal y como señala Alicia Villar, “la desproporción define al ser humano”9: “ardemos en deseos de encontrar unos
fundamentos sólidos, una última base firme para edificar sobre ella
una torre que se eleve hasta el infinito, pero todos nuestros cimientos se resquebrajan y la tierra se abre hasta los abismos”, de modo
que “nuestra razón siempre queda decepcionada por la inconstancia
de las apariencias”10. De ahí que el uso adecuado de la razón exija
“saber dudar donde es preciso, afirmar donde es preciso” y someterse “donde es preciso”, ya que “el que no lo hace así no comprende la
fuerza de la razón” y termina “asegurando todo como demostrativo,
por no estar ducho en demostración”, o bien “dudando de todo, por
no saber en lo que hay que someterse”, o “sometiéndose a todo, por
no saber dónde hay que juzgar”11.
Esto quiere decir que el ser humano debe situarse en un punto intermedio respecto al uso de la razón, pues, por un lado, “si sometemos todo a la razón, nuestra religión no tendrá nada de misterioso y
sobrenatural”, al mismo tiempo que, por otro lado, “si ofendemos los
principios de la razón, nuestra religión será absurda y ridícula”12. Tal
y como se aprecia en el fragmento 1001 de sus Pensamientos, una opinión recogida por su sobrina y biógrafa, Marguerite Périer, la filosofía
cartesiana es una muestra significativa de lo primero, en cuanto que
Descartes, según Pascal, “hubiera querido, en toda la filosofía, poder prescindir de Dio; pero no ha podido evitar, para poner el mundo en movimiento,
hacer que le diese un capirotazo; después de esto ya no necesita a Dios para
nada”13. Incluso cuando Pascal concuerda con el cartesianismo en adscribir el uso de la razón al método geométrico, —en cuanto que, como
sostiene en Del espíritu geométrico, “aquello que sobrepasa a la geome-
9
10
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Villar Ezcurra, A., “La espiritualidad de Pascal: los tres órdenes de realidad: cuerpo, espíritu, caridad”, en: Thémata. Revista de Filosofía, no. 63, 2021, p. 134.
Pensamientos, §199-72, p. 89.
Pensamientos, §170-268, p. 79.
Pensamientos, §173-273, p. 79.
Pensamientos, §1001, p. 363. Para un análisis más detallado sobre las diferencias
entre Pascal y Descartes, véase: Villar Ezcurra, A., “El yo inasible de Pascal frente
a la fortaleza del sujeto cartesiano”, en: Isegoría. Revista de Filosofía Moral y Política, no. 42, 2010, pp. 265-278.
Dios y hombre: una mirada desde Pascal
207
tría nos sobrepasa”14—, reconoce que “la misma geometría nos sitúa
ante ideas como la de infinito, referido al movimiento, al número, al
espacio extenso y al tiempo, que abre la mente humana a la consideración de «otras maravillas»” y “permite que el ser humano se estime en
su justo precio”, apertura a lo infinito que, sin embargo, “nunca podrá
ser colmada por ciencia alguna”15. Razón por la cual Pascal termina
subordinando la razón al corazón, no sólo porque “el corazón tiene sus
razones que la razón no conoce”16, sino también porque “la razón sólo
demuestra y deduce a partir de principios que son intuidos, sentidos
por el corazón”17.
Pascal, según Albert Béguin, trata de “despertar a este durmiente,
de abrirle los ojos a este ciego voluntario, de hacerle reconocer que
su universo racional es una mentira, que la realidad viviente no tiene
nada en común con semejante construcción”, cara a hacerle comprender que “el corazón humano exige respuestas que la ciencia es incapaz
de darle”18. Para comprender los alcances de esta concepción antropológica y su respectiva noción de trascendencia, así, es necesario realizar dos cosas: en primer lugar, articular la concepción paradójica del
hombre que aparece en sus Pensamientos; en segundo lugar, mostrar
cómo la dialéctica misma entre la miseria y la grandeza, entre el divertimento y el reposo, nos conduce a descubrir su grandeza en el corazón
humano y su peculiar apertura a la trascendencia: “la fe es diferente de
la prueba. Ésta es humana y aquélla es un don de Dios. Justus ex fide
vivit. Ésa es la fe que Dios mismo pone en el corazón, cuya prueba es a
menudo el instrumento, fidex ex auditu, pero esa fe está en el corazón
y no hace decir scio, sino Credo”19. Aquella peculiaridad de la condición
humana que descubrimos en Pascal, por tanto, nos conduce a descu-
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Pascal, B., Del espíritu geométrico, trad. por De Dampierre, C.R., Madrid: Gredos,
2012, p. 269.
Villar Ezcurra, A., “El yo inasible de Pascal frente a la fortaleza del sujeto cartesiano”, p. 267.
Pensamientos, §423-277, p. 154.
Villar Ezcurra, A., “El yo inasible de Pascal frente a la fortaleza del sujeto cartesiano”, p. 268.
Béguin, A., Pascal, trad. por Almeda, J., México: FCE, 2014, p. 68.
Pensamientos, §7-248, p. 24.
Roberto Casales García
brir su miseria y vacuidad sin Dios, y a redescubrir su grandeza en su
estar necesitado de Dios, lo cual nos permite releer la apuesta pascaliana no ya como un mero cálculo racional, sino como una exigencia
propia del corazón humano que descubre su felicidad en su relación
con la divinidad: Pascal reconoce, en este sentido, “que sin Dios no hay
una verdad plena, y sin inmortalidad no hay satisfacción honda: no
puede haberla si todo es pasajero”20.
2. LA MISERIA DEL HOMBRE SIN DIOS:
AGITACIÓN Y REPOSO
“La posición de Pascal, una vez más, es diferente. Según el autor de los
Pensamientos, ni siquiera el espíritu puede imaginar en el hombre la grandeza
sin la miseria, y la miseria sin la grandeza, toda vez que la grandeza proviene
de la miseria, y la miseria de la grandeza. Sin grandeza, no hay miseria; sin
miseria, no hay grandeza. Retomemos el símil de los platillos de la balanza: si
un platillo no desciende, no asciende el otro”, Strowski, Les Pensées de Pascal,
1965, p. 119.
“¿Qué debo hacer? Sólo veo oscuridades por todas partes. ¿Creeré que no
soy nada? ¿Creeré que soy dios?”, Pascal, Pensamientos, §2-227.
Para el autor de los Pensamientos y de las Provinciales, lo propio de
la condición humana radica en su ser ambivalente y paradójico, un ser
que, como señala Béguin, “no es ni todo ni nada, que es algo entre
estos dos absolutos del ser y de la nada, y en cierto modo móvil entre
el uno y el otro, acercándose o alejándose de los dos polos según se lo
considere desde tal o cual punto de vista”21. Si privamos al ser humano de sus distracciones, así, lo veremos “languidecer de tedio”, ya que
en ese estado, según Pascal, “se dan cuenta entonces de su vaciedad
sin conocerla; porque es ser muy desgraciado sufrir una tristeza insoportable tan pronto como nos vemos reducidos a mirarnos a nosotros
20
21
Villar Ezcurra, A., “Blaise Pascal, pensar sin límites”, p. CVII. Cabe señalarse que
el tema de la apuesta de Pascal se omite a lo largo del trabajo, razón por la cual se
reserva para futuras investigaciones.
Béguin, A., Pascal, p. 21.
Dios y hombre: una mirada desde Pascal
209
mismos y a no divertirnos de ello”22. Nos damos cuenta de nuestra
propia pequeñez y miseria cuando reflexionamos sobre la poca duración de nuestra vida, cuando consideramos “el pequeño espacio que
ocupo e incluso que veo sumido en la infinitud inmensa de los espacios
que ignoro y que me ignoran”23. Sin embargo, al mismo tiempo que
nos damos cuenta de nuestra propia pequeñez y miseria, descubrimos
nuestra propia grandeza, ya que, como sostiene en el fragmento 114397, “ser miserable es saberse miserable; pero es ser grande saber que
se es miserable”24. Al compararnos con la inmensidad del cosmos, en
efecto, reparamos en nuestra propia pequeñez y miseria, pues “¿qué es
el hombre en el infinito?”25 —“abandonado a sí mismo, como perdido
en este rincón del universo, sin saber quién le ha puesto en él, lo que
ha venido a hacer, lo que será de él al morir”26—. Sin embargo, el hecho
mismo de poder considerar y reflexionar sobre nuestra propia pequeñez y miseria nos revela nuestra grandeza, ya que, por más que sea
“sólo una caña, la más débil de la naturaleza”, por más que sea polvo
cósmico, siempre frágil y vulnerable, el ser humano “es una caña que
piensa” y que, al hacerlo, “sabe que muere” y conoce “la ventaja que el
universo tiene sobre él”27.
Ser conscientes de nuestra peculiar condición humana, en especial de esta ambivalencia o duplicidad entre la miseria y la dignidad
de nuestra existencia, según el pensador francés, es fundamental para
poder estimar nuestro ser en su justa medida, amando su capacidad
para hacer el bien, pero despreciando, al mismo tiempo, su carencia de
verdad28: “el hombre es naturalmente crédulo, incrédulo; cobarde, temerario”29. Pascal, en este sentido, se da cuenta de que el ser humano
constantemente tiende a ocultar o a desconocer su propia miseria —y,
por tanto, su genuina grandeza—, y por eso mismo lo incita a conocer-
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Pensamientos, §36-164, p. 29.
Pensamientos, §68-205, p. 40.
Pensamientos, §114-397, p. 52.
Pensamientos, §199-72, p. 86.
Pensamientos, §198-639, p. 84.
Pensamientos, §200-347, p. 92. Véase también: Pensamientos, §113-348, p. 52.
Cf. Pensamientos, §119-423, p. 53.
Pensamientos, §124-125, p. 54.
Roberto Casales García
se: “hay que conocerse a sí mismo. Aunque sólo sirviese para encontrar
la verdad, nos sirve por lo menos para ordenar nuestra vida, y no hay
nada más justo”30. De ahí que, tal y como sostiene Alicia Villar, “la vanidad y la superficialidad llevan a ocultar o desconocer la duplicidad
del alma humana que Pascal extrema hasta la hipérbole”31, puesto que
“si nuestra condición fuese realmente feliz no habría que distraernos
de pensar en ella”32. Si bien Pascal advierte que “la naturaleza del hombre no consiste en avanzar siempre: tiene sus idas y sus retrocesos”33,
nos encontramos ante la necesidad de salir de ese estado de vanidad
y vanagloria: “somos tan presuntuosos que quisiéramos ser conocidos
de toda la tierra, e incluso de las gentes que la habiten cuando ya no
estemos en ella. Y somos tan vanos, que la estimación de cinco o seis
personas que nos rodean nos alegra y nos contenta”34.
Es peligroso hacer ver demasiado al hombre lo semejante que es a los animales, sin demostrarle su grandeza. Y también es peligroso hacerle ver demasiado su grandeza y su bajeza. Es aún más peligroso dejarle en la ignorancia de
lo uno y de lo otro; en cambio es muy conveniente hacerle ver lo uno y lo otro.
// No conviene que el hombre crea que es igual a los animales ni a los ángeles,
ni que ignore lo uno y lo otro, sino que sepa lo uno y lo otro.35
Pascal busca, pues, un cierto equilibrio: “si se ensalza, le humillo. //
Si se humilla, le ensalzo. // Y le contradigo siempre. // Hasta que comprenda // que es un monstruo incomprensible”36. Si es verdad que “la
naturaleza apoya a la razón impotente y le impide disparatar hasta tal
extremo”, el extremo propio del pirronismo, entonces debemos cuestionarnos “¿qué quimera es, pues, el hombre? ¿Qué novedad, qué monstruo, qué caos, qué montón de contradicciones, qué prodigio?”, hasta
llegar a reconocer “qué paradoja sois para vosotros mismos”, puesto que
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Pensamientos, §72-66, p. 41.
Villar Ezcurra, A., “La espiritualidad de Pascal: los tres órdenes de realidad: cuerpo, espíritu, caridad”, p. 135.
Pensamientos, §70-165, p. 41.
Pensamientos, §27-354, p. 27.
Pensamientos, §120-148, p. 54.
Pensamientos, §121-418, p. 54.
Pensamientos, §130-420, p. 56.
Dios y hombre: una mirada desde Pascal
211
“el hombre sobrepasa infinitamente al hombre”37. Es así que descubrimos, entre la bajeza y la grandeza del ser humano, su peculiar condición paradójica, ante la cual no podemos permanecer neutros, ya que
quien “piense permanecer neutral será pirroniano por excelencia”38.
Aquella condición paradójica de nuestra existencia, así, nos conduce a
reflexionar que, por un lado, “si el hombre hubiese estado corrompido,
no hubiese tenido nunca ninguna idea de la verdad ni de la felicidad”,
al mismo tiempo que, por otro lado, “como somos desgraciados, y más
que si no hubiese grandeza en nuestra condición, tenemos una idea de
la felicidad y no podemos alcanzarla. Sentimos una imagen de la verdad
y sólo poseemos la mentira”39. De ahí que, como sostiene William Wood,
“inmersos como estamos en la paradoja de la grandeza y miseria, los
seres humanos caídos inevitablemente se comprometen en conductas
paradójicas como mentirse a sí mismos”40, tal y como observamos en su
paradójica búsqueda del reposo por agitación —que es lo que en otros
textos hemos llamado “la paradoja de Pascal”41—.
De acuerdo con el fragmento 136-139 de sus Pensamientos, “toda
la infelicidad de los hombres procede de una sola cosa que consiste
en que no sabemos quedarnos tranquilos en un cuarto”42; algo que,
sin embargo, nos parece insoportable en cuanto que, al estar “en
total reposo, sin pasiones, sin ocupaciones, sin diversiones, sin interés”, nos damos cuenta de nuestra propia “nulidad”, “abandono”,
“insuficiencia”, “dependencia”, “impotencia” y “vacío”43. Razón por
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Pensamientos, §131-434, pp. 57-58. En este mismo sentido nos encontramos con
el fragmento 620-146, donde afirma que “el hombre está hecho evidentemente
para pensar. Es toda su dignidad y todo su talento; y todo su deber es pensar
como es debido. Ahora bien, el orden del pensamiento es empezar por uno mismo y por su autor y su fin” (Pensamientos, §620-146, p. 235).
Pensamientos, §131-434, p. 57.
Pensamientos, §131-434, p. 59.
Wood, W. Blaise Pascal on Duplicity, Sin, and the Fall. The Secret Instinct, Oxford:
Oxford University Press, 2013, pp. 146-147.
Cf. Casales, R., “Desigualdad, indiferencia y descarte. Reflexiones sobre la pandemia de COVID19 en México y Latinoamérica”, en: V.A., COVID México, México:
Torres y Asociados, 2020, pp. 120-121.
Pensamientos, §136-139, p. 61.
Pensamientos, §622-131, p. 236.
Roberto Casales García
la cual el ser humano suele creer que su “único bien…consiste… en que
se les divierta de pensar en su condición, bien por medio de una ocupación
que les aleje de ese pensamiento, bien por algún sentimiento agradable y
nuevo que les ocupe, o por el juego, la caza, algún espectáculo apasionante
y, finalmente, por eso que llamamos diversión”44. En este sentido, según Pascal, al no poder remediar la muerte, la ignorancia y nuestra
miseria, ideamos una forma para ser felices, a saber, “no pensar en
ellas”45, gracias a lo cual, en palabras del filósofo francés, “corremos
despreocupados hacia el precipicio después de haber puesto algo
ante nosotros para que no nos deje verlo”46. Incluso cuando somos
conscientes de que la verdadera felicidad no consiste en ninguna de
estas formas de divertimento, antes de tener que “pensar en nuestra
desgraciada condición”, que es a lo que irremediablemente nos conduce el reposo, preferimos “el ajetreo que nos aparta de pensar en
ello y nos divierte”47. De ahí que, según Pascal, el error de quienes
piensan así, no consista en buscar el tumulto por divertimento, sino
en buscarlo “como si la posesión de las cosas que buscan debiese hacerles
verdaderamente felices, y en eso es en lo que se tiene razón de acusar su
búsqueda de las cosas vanas… Creen buscar sinceramente el reposo y
sólo buscan en realidad la agitación”48.
La paradoja se observa cuando reparamos en que, así como tenemos un “instinto secreto” que nos inclina “a buscar la diversión y la
ocupación en el exterior, que procede de la percepción de sus miserias
continuas”, de igual forma tenemos “otro instinto secreto, resto de la
grandeza de nuestra primera naturaleza”, que nos hace darnos cuenta de que “la felicidad sólo reside, en realidad, en el reposo y no en
el tumulto”49. Lo paradójico de la condición humana, en este sentido,
consiste en darse cuenta de que “de esos dos instintos contrapuestos
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Pensamientos, §136-139, p. 62.
Pensamientos, §133-168, p. 61. Más adelante, en el fragmento 138-166, añade
que “la muerte es más fácil de soportar sin pensar en ella” (Pensamientos, §138166, p. 66).
Pensamientos, §166-183, p. 78.
Pensamientos, §136-139, pp. 62-63.
Pensamientos, §136-139, p. 64.
Pensamientos, §136-139, p. 64.
Dios y hombre: una mirada desde Pascal
213
se forma en ellos un proyecto confuso que se oculta a su vista en el
fondo de su alma y les induce a tender al reposo y a la agitación”50 o,
mejor dicho, a creer que podemos buscar el reposo en la agitación, el
tumulto y el divertimento. De ahí que Pascal advierta dos cosas: por
un lado, que “la mayor de nuestras miserias” consiste en creer que “la
única cosa que nos consuela de nuestra miseria es la diversión”, so pretexto de que “es lo que nos impide pensar en nosotros y lo que nos hace
perdernos insensiblemente”, cuando, en realidad, “sin esto nos aburriríamos y ese aburrimiento nos empujaría a buscar un medio más
efectivo para salir de él, pero la diversión nos distrae y nos hace llegar
insensiblemente a la muerte” 51; por otro lado, que aun cuando “nuestra naturaleza está en el movimiento” y “el reposo total” nos parece “la
muerte”52, “si estuviésemos solos… Buscaríamos la verdad sin vacilación”53, aunque esto nos condujera a reflexionar sobre nuestra propia
miseria, ya que esto nos permitiría darnos cuenta de que “si el hombre
fuese feliz, lo sería tanto más cuanto menos divertido estuviese, como
los santos y Dios”54.
Somos seres erráticos que, de acuerdo con Pascal, en lugar de pensar sobre su propio ser y todo lo que esto conlleva —nuestra vacuidad,
nuestra miseria, etc.—, preferimos el divertimento como forma de
ocultarnos a nosotros mismos nuestra condición: “buscamos el reposo
atacando algunos obstáculos y, cuando lo hemos superado, el reposo se
nos hace insoportable por el tedio que engendra. Hay que salir de él y
mendigar el tumulto”55. Nuestra propia grandeza y dignidad, aquellas
que descubrimos cuando pensamos sobre nuestra condición, no nos
parecen suficientes para alcanzar la felicidad y por eso buscamos distraernos con el tumulto y el ajetreo del día a día, como ocurre cuando
ocupamos todo nuestro “pensamiento con la preocupación de bailar
bien”, sin darnos cuenta de que esto, en el fondo, daña nuestra “ale-
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Pensamientos, §136-139, p. 64.
Pensamientos, §414-171, p. 147.
Pensamientos, §641-129, p. 239.
Pensamientos, §151-211, p. 76.
Pensamientos, §132-170, p. 60.
Pensamientos, §136-139, p. 64.
Roberto Casales García
gría al ocupar [nuestra] alma en preocuparse de ajustar sus pasos a la
cadencia de la melodía… en vez de dejarle gozar tranquilamente de la
contemplación de la gloria majestuosa que le rodea”56. De ahí que a los
hombres se les agobie “desde la infancia con el cuidado de su honor, de
su fortuna, de sus amigos y encima con el cuidado de la fortuna y del
honor de sus amigos; se les abruma con negocios, con el aprendizaje de
lenguas y de ejercicios… se les dan cargos y ocupaciones que les hacen
trabajar desde que despunta el día”57, creyendo que con eso se les prepara para la vida y para su propia felicidad.
Esto se hace peculiarmente patente en el fragmento 143-464,
donde se ve cómo, en esa búsqueda del reposo por agitación, terminamos volcándonos al exterior: “nuestro instinto nos hace sentir que
tenemos que buscar nuestra felicidad fuera de nosotros. Nuestras pasiones nos empujan al exterior, aunque los objetos no se ofreciesen
para excitarlas. Los objetos del exterior nos tientan por sí mismos y
nos llaman aunque no pensemos en ellos”58. Si queremos hacer justicia al nosce te ipsum socrático, que nos invita a buscar nuestra felicidad no en las cosas exteriores, cuanto en nuestro interior, debemos
quitarles a los hombres “todas esas preocupaciones, porque entonces
se verían a sí mismos, pensarían en lo que son, de dónde vienen,
adónde van”59. Quien hace esto, de acuerdo con un breve opúsculo
de 1653:
Comienza por extrañarse ante la ceguera en la que ha vivido. Y, cuando
considera, por una parte, todo el tiempo durante el cual ha vivido sin reflexionar de este modo, así como la gran cantidad de personas que viven en esta condición y, por otra parte, la invariable manera como el alma, por ser ella misma
inmortal, no puede dar con su felicidad entre cosas perecederas, que la muerte
no dejará de arrebatarle, entra en un estado de santa confusión y de extrañeza
que le aportan una turbación de lo más saludable.60
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Pensamientos, §137-142, p. 66.
Pensamientos, §139-143, p. 67.
Pensamientos, §143-464, p. 68.
Pensamientos, §139-143, p. 67.
Pascal, B., Acerca de la conversión del pecador, trad. por Falcó, R., México: FCE,
2010, p. 22.
Dios y hombre: una mirada desde Pascal
215
3. LA GRANDEZA DEL HOMBRE CON DIOS:
EL CORAZÓN Y SU APUESTA POR LA EXISTENCIA
DE DIOS
“Los hombres tienen desprecio de la religión. Tienen odio y temor de que
sea verdadera. Para remediarlo hay que empezar por demostrar que la religión no es en modo alguno contraria a la razón. Venerable. Inspirar respeto
hacia ella; hacerla luego amable, hacer desear a los buenos que sea verdadera y
después demostrar que es verdadera. // Venerable porque ha conocido bien al
hombre. // Amable porque promete el verdadero bien”, Pascal, Pensamientos,
§12-187.
“El Eclesiastés (7,17) demuestra que el hombre sin Dios está en la ignorancia de todo y en una desgracia inevitable, porque es ser desgraciado querer y no
poder. Pero él quiere ser feliz y estar seguro de alguna verdad. Y, sin embargo,
no puede saber ni no querer saber. No puede ni siquiera dudar”, Pascal, Pensamientos, §75-389.
Quien se encuentra en ese estado de perplejidad se da cuenta de
que, al depositar su felicidad en el mundo, según Pascal, por más que
“las cosas mundanas pudieran ofrecer algún placer sólido, lo cual infinidad de experiencias tan funestas como continuas nos muestra ser
falso”, se percata también de que “es de una necesidad ineludible que
termine [el alma] por verse despojada de todos los objetos de su felicidad, y que, por lo tanto, si pudieron satisfacerla, no podrán hacerlo
por siempre… ya que ésta no puede exceder los límites de esta vida”61.
Al percatarse de esto, el alma “se encamina hacia la búsqueda del bien
verdadero” y “se dispone a buscarlo por encima de ella”, elevación que
“atraviesa todas las criaturas y no puede detener el impulso de su corazón si no ha llegado hasta el mismísimo trono de Dios, ante el cual
comienza a encontrar su quietud y ese bien que es lo más amable y que
sólo puede serle retirado si así lo consiente”62. Por más que todos los
seres humanos tiendan a buscar la manera de ser felices, según sostiene en el fragmento 148-425 de sus Pensamientos, “una prueba tan
larga, tan continuada y tan uniforme debiera convencernos de nuestra
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Pascal, B., Acerca de la conversión del pecador, p. 22.
Pascal, B., Acerca de la conversión del pecador, pp. 22-23.
Roberto Casales García
impotencia para llegar al bien por nuestros esfuerzos”, así como convencernos también de que “esta avidez y esta impotencia”, “ese abismo
infinito”, por tanto, “sólo puede ser llenado por un objeto infinito e
inmutable, es decir, por el mismo Dios”63. En otras palabras, es preciso
que se le demuestre “que hay un Dios; que estamos obligados a amarle;
que nuestra verdadera felicidad consiste en estar en Él y nuestro único
mal en estar separados de Él; que reconozca que estamos llenos de tinieblas que nos impiden conocerle y amarle; que al obligarnos nuestro
deber a amar a Dios y al alejarnos de Él nuestras concupiscencias, estamos llenos de iniquidad”64.
Nos percatamos, sin embargo, de dos cosas: por un lado, que nuestra mera razón es insuficiente para conocerle y amarle, en cuanto que
la razón misma es consciente de que “hay infinidad de cosas que la
rebasan” y, “si las cosas naturales la rebasan, ¿qué se dirá de las sobrenaturales?”65; por otro lado, que así como “el conocimiento de nuestra
miseria sin el de Dios produce la desesperación”, asimismo “el conocimiento de Dios sin el de nuestra miseria produce el orgullo”66, razón
por la cual resulta “útil para nosotros que Dios esté oculto en parte y
descubierto en parte”67. Esto último nos descubre algo más de nuestra
condición, cara a comprender la relación que, según Pascal, existe entre Dios y el hombre, a saber: “que Dios ha puesto señales perceptibles
en la Iglesia para hacerse reconocer por aquellos que le buscan sinceramente; y que, sin embargo, las ha ocultado de tal suerte que sólo será
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Pensamientos, §148-425, pp. 69-70.
Pensamientos, §149-430, p. 71.
Pensamientos, §188-267, p. 81. Dada esta finitud, según Ernst Cassirer, “nos vemos obligados a reconocer, de modo general, que toda explicación racional falla
ante el problema que tenemos delante” y, por lo mismo, “tratar de deducir la
solución de un principio único y supremo, equivaldría a no resolver el problema,
sino a negarlo y descartarlo, a desconocer el originario e irremediable dualismo
del que cobramos conciencia en la pugna de nuestra naturaleza consigo misma”
(Cassirer, E., El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas I.
El renacer del problema del conocimiento. El descubrimiento del concepto de la naturaleza. Los fundamentos del idealismo, trad. por Roces, W., México: FCE, 2018, pp.
527-528).
Pensamientos, §192-527 p. 83.
Pensamientos, §446-586, p. 165. Véase también: Pensamientos, §444-557, p. 165.
Dios y hombre: una mirada desde Pascal
217
visto por aquellos que le buscan con toda su alma”68. Se trata, pues, de
un Deus absconditus respecto del cual el hombre se muestra, a la vez,
como digno e indigno de Él69, razón por la cual en el fragmento 450494 termina afirmando que es “necesario que la verdadera religión enseñase la grandeza, la miseria, inclinase al aprecio y al desprecio de
uno mismo, al amor y al odio”70.
Si hay un solo principio de todo, un solo fin de todo —todo por él, todo
para él— es preciso entonces que la verdadera religión nos enseñe a no adorar
más que a él y a no amar más que a él. Pero como nos encontramos en la imposibilidad de adorar lo que no conocemos y de no amar más que a nosotros,
es preciso que la religión que instruya estos deberes, nos instruya también de
esas imposibilidades y nos diga igualmente los remedios. Nos informe de que
por un hombre se perdió y se rompió la relación entre Dios y nosotros, y que
por un hombre se ha reparado esa relación. // Nacemos tan contrarios a este
amor de Dios, y es tan necesario, que sería preciso que naciésemos culpables,
o Dios sería injusto.71
A pesar de que en su Del espíritu geométrico mostraba una cierta reverencia por las verdades fundamentales y evidentes de la matemática,
mostrando con ello una cierta cercanía al racionalismo cartesianismo
de su época, el Pascal de los Pensamientos, en su afán de construir una
apologética del cristianismo, sitúa al corazón y a la fe por encima de la
razón72, ya que “la fe dice lo que los sentidos no dicen, pero no lo contrario de lo que ven; está encima, no contra”73. El filósofo francés, en
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Pensamientos, §427-194, p. 154.
Cf. Pensamientos, §449-556, p. 166.
Pensamientos, §450-620, p. 168. Véase también: Pensamientos, §210-451, p. 95.
De acuerdo con Carmen Herrando, a partir de aquí se sigue que, en Pascal, “la
vida de fe oscila entre el ocultamiento y el desvelamiento, que viene a ser como
decir entre la pobreza del hombre y la grandeza de un Dios que se deja hallar a la
luz de esta actitud humilde, que es la actitud por excelencia del cristiano” (Herrando, C., “Blaise Pascal”, en: Fernández-Labastida, F. & Mercado, J.A. (eds.),
Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL: http://www.philosophica.info/
archivo/2018/voces/pascal/Pascal.html).
Pensamientos, §205-489, p. 93.
Cf. Cassirer, E., El problema del conocimiento en la filosofía y en la ciencia modernas
I, p. 531.
Pensamientos, §185-265, p. 81.
Roberto Casales García
este sentido, sostiene que, así como el espíritu tiene su método, “que
es por principio y demostración”, “el corazón tiene otro”, el “método
de la caridad”, el cual consiste “principalmente en la digresión sobre
cada punto que tiene relación con el fin, para demostrarlo siempre”74.
De ahí que, según Antonio Gómez Robledo, el corazón se asocie con el
noûs aristotélico, en el sentido de un “intellectus principiorum”75, que
no se opone a la razón, pero, en cierto sentido, la desborda. Se trata,
en palabras de Romano Guardini, de “una estructura humana fundamental a través de la cual se capta el amor y la verdad”, i.e., “el órgano
que capta el valor del ser”76. De ahí que en el fragmento 110-282, Pascal afirme que: “conocemos la verdad, no solamente por la razón, sino
también por el corazón”, en cuanto que gracias a éste “conocemos los
primeros principios y es en vano que el razonamiento, que no tiene
ninguna parte en ello, trate de combatirlos”77. Por más impotente que
sea la razón, esta impotencia de alguna forma se ve compensada por las
verdades del corazón, i.e., por el conocimiento de primeros principios
en los cuales debe apoyarse y basarse todos nuestros razonamientos78.
En este mismo sentido, Pascal afirma que, mientras que las proposiciones se deducen, los primeros principios se sienten, y ambas con
certeza, “aunque con diferentes medios”, razón por la cual “es tan inútil y tan ridículo que la razón pida al corazón pruebas de sus primeros
principios para querer aceptarlos, como sería ridículo que el corazón
pidiese a la razón un sentimiento de todas las proposiciones que ésta
ha demostrado para querer aceptarlas”79. Con esto, en particular, el
filósofo francés no quiere decir que debamos negarle toda certeza a
la razón, en cuanto que ésta es fundamental tanto para comprender
nuestra constitución, como para la adquisición de ciertos conocimien-
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Pensamientos, §298-283, p. 121.
Cf. Gómez-Robledo, A., Estudios pascalianos, México: FCE-El Colegio Nacional,
1992, p. 37.
Guardini, R., Pascal o el drama de la conciencia cristiana, Buenos Aires: Emecé,
1955, p. 160.
Pensamientos, §110-282, p. 51.
Cf. Pensamientos, §110-282, p. 51.
Pensamientos, §110-282, pp. 51-52.
Dios y hombre: una mirada desde Pascal
219
tos que “sólo pueden ser adquiridos por el razonamiento”80. Se trata,
por tanto, de una impotencia que sirve “para humillar a la razón —que
quería juzgarlo todo— pero no para oponerse a nuestra certidumbre”,
de modo que es necesario que los seres humanos se abran a una lógica del corazón que, al permitirles conocer y desenmascarar su propia
condición, se vuelve no sólo consciente de su fragilidad, sino también,
como sostiene Catalina Elena Dobre, de su necesidad de Dios81. Por
más que la razón nos puede ofrecer algunas pruebas sobre la existencia de Dios, éstas se muestran del todo insuficientes para abrirnos al
ámbito propio de la fe, “una fe que nace en el corazón, y no una fe argumentada y demostrada racionalmente”, que nos “habla de un Dios
vivo y no del dios de los filósofos o de los sabios”82:
Y esta es la razón por la que a aquellos a quienes Dios ha dado la religión
por sentimiento de corazón son bienaventurados y están muy legítimamente
convencidos. Pero a aquellos que no la tienen, nosotros sólo podemos dársela
por razonamiento, en espera de que Dios se la dé por sentimiento de corazón,
sin el que la fe no es más que humana, e inútil para la salvación.83
Gracias al corazón, en efecto, el ser humano es capaz no sólo de
encontrarse cara a cara con la miseria y grandeza de su propia condición —“de suerte que”, según el fragmento 131-434, “si podemos
llegar a conocernos, no es por las altivas agitaciones de nuestra razón,
sino por la simple sumisión de la razón”84—, sino también la posibilidad de entablar una cierta relación y comunidad con Dios, “porque la
comprensión de los bienes prometidos depende del corazón, que llama
«bien» a lo que ama”85. Así como “de todos los cuerpos juntos no sabríamos hacer surgir un pequeño pensamiento”, por ser “de un orden
diferente”, de igual forma “de todos los cuerpos y espíritus no se sabría
sacar un impulso de verdadera caridad”, ya que “esto es imposible y de
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Pensamientos, §110-282, p. 52.
Cf. Dobre, C.E., “Pascal y Kierkegaard. La lógica del corazón y la fe como pasión”,
en: Metafísica y Persona, núm. 18, 2017, p. 159.
Dobre, C.E., “Pascal y Kierkegaard. La lógica del corazón y la fe como pasión”, p. 165.
Pensamientos, §110-282, p. 52.
Pensamientos, §131-434, p. 60.
Pensamientos, §255-758, p. 103.
Roberto Casales García
un orden distinto, sobrenatural”86. Es por esto mismo que el corazón
nos conduce no a un Dios calculador o geómetra, cuanto a un Dios vivo
que sólo puede conocerse, en opinión de Pascal, a través de la figura
de Jesucristo, tal y como se observa, en conclusión, en el fragmento
189-547:
Sólo conocemos a Dios por J.C. Sin ese mediador se suprime toda comunicación con Dios. Por J.C. conocemos a Dios. Todos aquellos que han pretendido conocer a Dios y demostrarlo sin J.C. sólo tenían pruebas impotentes. Pero
para probar a J.C. tenemos las profecías, que son pruebas reales y palpables.
Y esas profecías, al haberse cumplido y demostrado como verdaderas por el
resultado, prueban la certeza de esas verdades, y son, por lo tanto, pruebas de
la divinidad de J.C. En Él conocemos, por lo tanto, a Dios. Fuera de ahí y sin la
Escritura, sin el pecado original, sin mediador necesario, prometido y venido,
no se puede demostrar irrefutablemente a Dios, ni enseñar buena doctrina ni
buena moral. Pero por J.C. y en J.C. demostramos a Dios y enseñamos la moral
y la doctrina. J.C. es por lo tanto, el verdadero Dios de los hombres.87
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