ANUARIO
de la Academia de Historia Militar
Nº 27, AÑO 2013
ANUARIO
ACADEMIA DE HISTORIA MILITAR
Año 2013, Nº 27
ANUARIO Nº 27
DIRECTORIO 2011 - 2014
Presidente
General Marcos López Ardiles
Vicepresidente
Dr. Isidoro Vásquez de Acuña y García del Postigo
Director
General Patricio Chacón Guerrero
Director
General Roberto Arancibia Clavel
Director
General Cristián Le Dantec Gallardo
Director
General John Griiths Spielman
Director
Brigadier Raúl Dinator Moreno
Director
Dr. Claudio Tapia Figueroa
MIEMBROS FUNDADORES
Guillermo Krumm S.
Juan Bancalari Z.
Héctor Barrera V.
Sergio Larraín E.
Luis Beas V.
Alberto Marín M.
Raúl Campusano K.
Mons. Joaquín Matte V.
Tomás Opazo S.
Washington Carrasco F.
Miguel Caviedes L.
Luis Ramírez P.
Víctor Chávez D.
Manuel Reyno G.
Ramón Elzo B.
Sergio Rodríguez R.
Rafael González N.
Carlos Valenzuela S.
Virgilio Espinoza P.
Juan Carlos Stack S.
Julio Von Chrismar E.
Luis Lobos B.
Mons. Florencio Infante D.
COMITÉ EDITORIAL
ANUARIO Nº 27, AÑO 2013
General Waldo Zauritz S.
Teniente Coronel Pablo Rodríguez M.
Señor Eduardo Arriagada A.
En la foto (izq. a der.): Mariano Navarrete, Arturo
Alessandri, Carlos Ibáñez y Marmaduke Grove.
NUESTRA PORTADA
REVISTA ANUARIO
Nuestra portada de este año hace referencia al seminario “Movimientos Militares de 1924-1925,
que nuestra corporación impartió el pasado 29 de
agosto de 2013.
La Revista Anuario es el órgano oficial de difusión
de la Academia de Historia Militar, la que fue creada el 9 de Agosto de 1977 como una corporación
de derecho privado sin fines de lucro, cuya finalidad es investigar y difundir la historia militar, con
énfasis en la de Chile y su Ejército.
La ocasión contó con la moderación del presidente
de la Academia de Historia Militar, general Marcos López Ardiles, quien presentó las interesantes
exposiciones a cargo de los señores Santiago Aránguiz Pinto, con el tema “El régimen parlamentarista y la cuestión social en Chile; del general Roberto Arancibia Clavel, y el tema “Las ocupaciones
y las preocupaciones de la oficialidad”. Posteriormente se sucedieron las ponencias de los señores
Harry Scott Herschkovics, con “La revolución de
los tenientes” y Enrique Brahm García, con “Carlos Ibáñez: la emergencia de un caudillo”, en una
segunda parte.
Las opiniones contenidas en los artículos que se
exponen en la presente publicación son de exclusiva responsabilidad de sus autores y no representan necesariamente el pensamiento de la Academia de Historia Militar.
La reproducción total y parcial de cualquiera de
los artículos contenidos en la presente edición, sin
la expresa autorización de la Academia, está prohibida. La revista se reserva el derecho de edición
y adaptación de los artículos recibidos.
El presente Anuario reproduce las conferencias
del general Roberto Arancibia Clavel y la de los
señores Enrique Brahm García y Harry Scott
Herschkovics.
Anuario de la Academia de Historia Militar
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Índice AnuArio
1. Nuestra Portada.
Pág. 7
2. Presentación.
Pág. 11
3. Despedida a nuestro ex-presidente, Mayor General Manuel Barros Recabarren
Pág. 14
4. Seminario “Movimientos Militares 1925-1924.”
a. La Revolución de los Tenientes.
Por Harry Scott Herschkovics.
Pág. 17
b. Carlos Ibáñez: La Emergencia de un Caudillo.
Por Enrique Brahm García.
Pág. 28
c. Ocupaciones y Preocupaciones de los Oficiales del Ejército entre 1891-1924.
Por Roberto Arancibia Clavel.
Pág. 36
5. La Previsión Militar desde el inicio de la emancipación hasta la creación de la Caja de
Previsión de la Defensa Nacional.
Por Raúl Dinator Moreno.
Pág. 44
6. El comandante Enrique Phillips Huneeus. Creador del primer Museo Militar y temprano
impulsor de la aviación (1859-1939).
Por Patricio Tupper León.
Pág. 76
7. De Revolucionarios a Libertadores. Los oficiales europeos y norteamericanos en el
Ejército de Chile. 1817-1830.
Por Douglas BarryWilkins y PatricioVergara Undurraga.
Pág. 87
8. La Historia Militar, rompiendo prejuicios.
PorValentinaVerbal Stockmeyer.
Pág. 132
9. Recuerdos de la Guerra Civil de 1891. Don Manuel María Aldunate Solar. Ministro de
Relaciones Exteriores en Campaña.
Por Carlos BaezaYávar.
Pág. 141
10. El Uniforme de un Ejército debe ser como la Bandera: Una insignia nacional histórica.
Anónimo, con ilustraciones de Fray Pedro Subercaseaux Errázuriz.
Pág. 153
Anuario de la Academia de Historia Militar
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lA HistoriA MilitAr,
roMPiendo Prejuicios
Por vAlentinA verBAl stockMeyer
Licenciada en Historia por la Universidad de los Andes y egresada de
magíster en la misma disciplina por la Universidad de Chile.
Profesora de la Universidad Viña del Mar en la asignatura de formación
general “La Guerra del Pacífico, Visiones desde Chile, Perú y Bolivia”.
Ha publicado el artículo “El motín de Talca del 21 de julio de 1827.
Contexto, acontecimiento y significado”, en Anuario de la Academia de
Historia Militar, N° 26, 2012, pp. 9-19. Correo electrónico: valeverbal@
gmail.com
La historia militar no tiene buena prensa en el mundo académico, particularmente en países de habla
hispana. El historiador español Enrique Martínez Ruiz se refiere a esta rama historiográfica como el
“patito feo de la historia política”.1 En nuestras tierras, el general Marcos López Ardiles –Presidente
de la Academia de Historia Militar– realiza una suerte de “alegato”2 a favor de la historiografía militar:
“Estamos muy lejos de pretender que la historia militar tenga un espacio privilegiado en el ámbito de la educación
superior, pero nos preocupa que esté relegada a una mínima manifestación, que a veces llega a la omisión absoluta”.3
Lo cierto es que muchos historiadores hacen historia militar sin reconocerlo abiertamente, o bajo otros
paraguas académicos. Por ejemplo, en Chile Leonardo León tiene estudios sobre el bajo pueblo en la
independencia, trabajando la presencia de dicho grupo en el Ejército (reclutamiento, deserciones, etc.).
Sin embargo, aparentemente, lo hace bajo el paraguas de la historia social y de la etnohistoria.4
Otro ejemplo: Carmen Mac Evoy, autora peruana, en su libro Guerreros civilizadores, trata el discurso y
accionar de Chile en la Guerra del Pacífico. Claramente, lo hace bajo el paraguas de la historia política.
1
2
3
4
132
MARTÍNEZ RUIZ, Enrique. “La eclosión de la historia militar”, en Stud. His., H.mod., 2003, p. 17.
Parafraseando al historiador francés René Rémond, quien en 1957 escribió un artículo titulado “Alegato por una historia abandonada”, en el que buscaba llamar la atención por el abandono, por parte de la historiografía, del estudio del tiempo reciente, dejándolo
entregado a periodistas, politólogos y sociólogos (citado por SAUVAGE, Pierre, “Una historia del tiempo presente”, en Historia Crítica, N° 17, julio-diciembre 1998, p. 62).
LÓPEZ ARDILES, Marcos. “Presentación”, en Anuario de la Academia de Historia Militar Nº 25, 2011, p. 7.
Cfr. LEÓN, Leonardo. “Ni patriotas ni realistas. El bajo pueblo durante la Independencia de Chile (1810-1822)”, Centro de Estudios Diego
Barros Arana, Santiago, 2012.
Anuario de la Academia de Historia Militar
Pero su libro entero aborda la Guerra del Pacífico.5 Y el estudio de las guerras, sean o no en perspectiva
estrictamente castrense, forman parte esencial de la historia militar, sobre todo si se tiene una perspectiva amplia de esta rama historiográfica.
Este artículo apunta a describir las principales razones del desprestigio de la historia militar en el mundo
civil, especialmente universitario, para luego responder dos preguntas: a) ¿Qué materias abarca la historia militar?, y b) ¿Quiénes pueden hacer historia militar? Finalmente, en la conclusión, se plantea una
invitación al mundo civil para acercarse, sin prejuicios, a un área tan apasionante del conocimiento del
pasado como es la historia militar.
DESPRESTIGIO DE LA hISTORIA mILITAR. ALGUNAS RAzONES
De la lectura de varios autores que reflexionan sobre el concepto de historia militar, es posible concluir
que el desprestigio de esta rama historiográfica, especialmente en países hispanoamericanos, como Chile, se debe a tres razones fundamentales. En primer lugar, ella se asocia con una visión clásica o tradicional de la historia. En segundo término, existe un cierto desprestigio de la historia narrativa, de los
acontecimientos. Y, finalmente, la razón quizás más evidente, es que la existencia, en algunos países de
Hispanoamérica –entre ellos, Chile– de crudas dictaduras militares, ha traído consigo un fuerte rechazo
a lo militar per se.
Da la impresión que la historiografía chilena no ha superado estas razones que, a la vez, se constituyen
en barreras, en barreras sociales y académicas. Sin embargo, a nivel internacional, ha pasado harta agua
bajo el puente y estas razones o barreras, han podido ser superadas.
La asociación de la historia militar con una visión clásica o tradicional de la historia, se expresa en que
esta rama se tiende a reducir al estudio de guerras y batallas: a lo que, algunas veces, se denomina “historia de tambores y trompetas”. Además, y por lo mismo, se asocia con una disciplina ejercida, de manera casi exclusiva, por militares, y con un fin didáctico para la preparación en torno a futuras guerras.6
Citemos in extenso al historiador español José Luis Martínez-Sanz, quien expresa de manera clara esta
situación:
[…] el género histórico que conocemos como historia militar ha recibido escasa o nula atención, y apenas
tiene cultivadores de prestigio en todo el mundo. Los miembros de la comunidad cientíica que trabajan en
esta temática lo hacen mezclándola con el género de relaciones internacionales, o como un colectivo más del
género de historia social, o con temas de reformas políticas o con otros géneros o corrientes. ¿Por qué? Sencillamente, porque muchos historiadores académicos y universitarios (especialmente en España) cometen el error de
minusvalorar la historia militar tomándola como una simple “historia de las batallitas”: con esa formulación
5
6
Cfr. MAC EVOY, Carmen, “Guerreros civilizadores. Política, sociedad y cultura en Chile durante la Guerra del Pacíico”, Ediciones Universidad
Diego Portales, Santiago, 2010.
Para este tema, véase: JIMÉNEZ RAMÍREZ, Diego, “Una perspectiva de la Historia Militar y su estudio por los militares”, en Memorial del Ejército de Chile, Nº 478, Santiago, 2006, pp. 24-31.
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despectiva pretenden asemejarla al tipo obsoleto de las antiguas “crónicas” medievales, con lo que la historia
militar quedaría –para ellos– conigurada como una forma de relato meramente narrativo, sin análisis ni
comparaciones sincrónicas o diacrónicas, con lo que resultaría un género ensayístico sin el carácter cientíico de
un trabajo histórico. Pero incluso quienes hacen esas despectivas críticas a la historia militar se equivocan, pues
el género de “historia de las batallas” no sólo es cientíico y reconocido como tal en la historiografía alemana
y anglosajona, sino que aún sigue muy prestigiado entre los autores europeos y norteamericanos, y empieza a
extenderse entre historiadores de Asia […]”.7
Por su parte, el desprestigio de la historia meramente narrativa o de los acontecimientos, tiene mucho
que ver con la irrupción, en el siglo XX, de la escuela de los Annales, que buscó la construcción de una
disciplina historiográfica que problematice el estudio del pasado, no reduciéndolo a la simple narración
de acontecimientos. Fue Lucien Febre (1878-1956), uno de los fundadores de esta escuela, quien señaló
que el historiador no estudia hechos, sino problemas.8 Esta razón o barrera se ha venido superando con
el tiempo. Hay muchos autores que argumentan que, más o menos problematizada, la historia siempre
es narrativa.9
Pero, más allá de esto, lo cierto es que se ha producido un resurgir de la historia narrativa, aunque,
como es de esperar, no en los mismos términos que la historia narrativa tradicional, decimonónica. En
esto tiene algo que ver el británico Lawrence Stone (1919-1999) con su artículo “El Renacimiento de la
narración”. En este trabajo, Stone echa en cara a sus colegas de décadas anteriores una historia de masas, sin rostros de carne y hueso.10 Lo importante es que, en el ámbito historiográfico, la nueva historia
narrativa no es igual que la anterior: hay una narración, pero a partir de ciertos problemas o preguntas
que se intentan responder.
Y, finalmente, sobre el desprestigio de la historia militar a partir de la existencia de procesos políticos
traumáticos, es importante distinguir entre la acción política de los militares en determinados períodos
históricos –la que puede ser política y moralmente reprobable, dependiendo de la visión ideológica que
se asuma– y la existencia (ni siquiera, la necesidad) del estamento militar a lo largo de toda la historia.
E, incluso, lo primero, debería ser motivo más que suficiente para querer estudiar el mundo de los
militares.
Si la historia militar estudia (como sí lo hace) la irrupción de los militares en política –el llamado militarismo–, y sus relaciones con la sociedad, ello no supone que sus cultores adhieran a priori a las acciones de tales sujetos. Del mismo modo en que, por ejemplo, el estudio de la historia de la criminalidad
no supone que los historiadores que se dedican a este objeto de estudio compartan o simpaticen con
7
8
MARTÍNEZ SANZ, José Luis. “La ‘historia militar’ como género histórico”, Cuadernos de Historia Contemporánea, 2003, p. 39.
Una buena explicación de esta escuela historiográfica, puede verse en BURKE, Peter, “La revolución historiográfica francesa. La
escuela de los Annales: 1929-1989”, Gedisa Editorial, Barcelona, 2006.
9 Hayden White es un ejemplo paradigmático con su obra “Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX”, Fondo de
Cultura Económica, 2010. La primera edición de esta obra es de 1973.
10 STONE, Lawrence. “The revival of narrative: Reflections on a New Old History”, en Past and Present, N° 85, 1979, pp. 3-24.
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los delitos y crímenes de los sujetos que son materia de sus trabajos. Los historiadores no están (o
no deberían estarlo) para estudiar solo las luces del pasado, sino también las sombras. Con esto no se
quiere decir que la acción histórica de los militares esté, en general, cubierta de sombras, sino que,
aunque lo estuviera, ello no sería razón para omitir el estudio de dicha acción.
¿qUé mATERIAS ABARCA LA hISTORIA mILITAR?
Aunque haya dejado de ser el único tema, el eje o “tema rey” de la historia militar sigue siendo la guerra.
¿Por qué? Porque, aunque se estudien los ejércitos en tiempos de paz, al fin y al cabo, ellos existen por y
para la guerra. Por ejemplo, si se estudia el militarismo –la participación de los militares en política– no
se debe olvidar que la función estricta de los militares es prepararse para la guerra, disuadir y actuar en
el caso en que ella se torne inevitable. La guerra, sea indirectamente, incluso en la historia militar de
carácter político, cumple un rol preeminente en esta rama historiográfica.
En este sentido, Jorge Pedraza, un alumno de Doctorado en España, citado por Martínez Sánz, enumera
las siguientes ramas de la historia militar: la guerra de los políticos, la guerra de los generales, la guerra
de los soldados, la guerra de los civiles y los resultados de la guerra.11 Por nuestra parte, y entendiendo
que la guerra es su objeto preeminente, preferimos hablar de las siguientes materias o ramas de la historia militar:
a) Historia militar de los políticos: Abarca desde la conducción internacional en tiempos de paz hasta
conducción estratégica de la guerra. Asimismo, y por ejemplo: la formación de gobiernos de unidad
nacional, el apoyo de la oposición a los presupuestos de defensa, etc. También se estudian los resultados de la guerra, los tratados de paz, etc.
b) Historia militar de los generales: Estudia las grandes campañas militares, las estrategias y tácticas adoptadas por los generales, por los estados mayores. Aquí cobra relevancia el género biográfico. Para el
caso de la Guerra del Pacífico en Chile, un ejemplo paradigmático, insuficientemente estudiado aún,
es el del general Manuel Baquedano.12
c) Historia militar de los soldados: En esta rama se estudia la vida cotidiana de los soldados, su instrucción, su participación en combate, etc. Se trata de una mirada no solo desde arriba, sino también
desde abajo. Puede decirse que la historia de los soldados, es la misma historia desde abajo aplicada
al mundo militar. En este sentido, la llamada historia desde abajo es descrita por Jim Sharpe como la
exploración de “las experiencias históricas de las personas cuya existencia tan a menudo se ignora, se da por
supuesta o se menciona de pasada en la corriente principal de la historia”.13
11 Cfr. MARTÍNEZ SANZ, José-Luis, op. cit., pp. 42 y 43.
12 Aunque merece ser destacada la obra de: Carmona, Jorge, “Baquedano”, Estado Mayor del Ejército de Chile, Santiago, 1978. Asimismo: VIAL, Gonzalo, “Arturo Prat - Manuel Baquedano”, El Mercurio, Santiago, 2007.
13 SHARPE, Jim, “Capítulo 2 Historia desde abajo”, en Autores varios, Formas de Hacer Historia, op. cit., p. 40.
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d) Historia militar de los civiles: Cada vez adquiere mayor importancia. Responde a la pregunta de cómo
la guerra influye en la población civil. Estudia, por ejemplo, el patriotismo, la sensación de victoria o derrota, la vida cotidiana, el desabastecimiento, el rol de la prensa, etc. Es indudable que las
guerras no se pelean solo en los campos de batalla, sino también en las ciudades. La actitud de la
población civil, su mayor o menor patriotismo y apoyo a la causa de la guerra en disputa, es clave
para el logro de los objetivos estratégicos que el Estado se plantea.
Ahora bien, dejando de lado a los sujetos principales que intervienen en las guerras, y ya mirando la
historia militar en un plano institucional, el historiador chileno (y general en retiro) Roberto Arancibia
Clavel distingue las siguientes tres ramas:
a) Historia militar operacional: Se trata de una categoría que incluye “el combate o los aspectos especíicamente
militares de la historia. Considera la logística, la táctica, la estrategia militar, el liderazgo y el estudio de las
campañas y de las biografías aplicadas a las operaciones”.14
b) Historia militar administrativa y técnica: Estudia las funciones y actividades profesionales de los cuerpos
militares, la estructura organizacional, el desarrollo de los armamentos, las influencias extranjeras,
etc.15
c) Los militares y la sociedad: Abarca temas como la relación de la autoridad civil con los militares, la
irrupción de los militares en la política, entre otros.16
Como se observa, la historia militar es mucho más que la mera narración de guerras y batallas. Si la guerra, en sí misma, forma parte de la historia de los Estados (en algunos casos, es clave en la formación de
las identidades nacionales),17 no debería, pues, considerarse como una rama menor de la historiografía.
¿qUIéNES PUEDEN hACER hISTORIA mILITAR?
Esta pregunta puede ser respondida desde dos visiones. Si lo hacemos desde una visión clásica o tradicional, diremos que la historia militar solo puede y debe ser cultivada por militares. Es la visión que, por
ejemplo, sostiene el militar Bernardino Parada Moreno en un artículo del Memorial del Ejército de Chile
del año 1941.
Distinguía Parada entre dos grandes tipos de historia: la historia central o vertebral y las historias especiales. La primera “toma a su cargo todos los acontecimientos del pasado que han tenido una signiicación simbólica
14 ARANCIBIA CLAVEL, Roberto, “La importancia del estudio de la historia militar para los oficiales del Ejército”, Memorial del Ejército,
N° 484, 2010, p. 149.
15 Cfr. Ibídem, p. 150.
16 Cfr. Ibídem.
17 Como lo sostiene Mario Góngora en su “Ensayo histórico de la noción del Estado en Chile en los siglos XIX y XX”, Ediciones La Ciudad,
Santiago, 1981, pp. 7-12.
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en la vida de un pueblo, de una raza, de un continente o del mundo. Ella hace caso sólo de lo importante, cualquiera
que sea la naturaleza del hecho: social, político, religioso, militar, artístico, etc.”. En cambio, “las historias especiales
nacen de la historia vertebral y profundizan todo aquel material que interesa a la especialidad respectiva, no importa
la situación del acontecimiento en tiempo y espacio”.18
Bajo esta distinción, Parada afirmaba: “hay que decirlo claramente: la historia militar no puede ser abordada
con criterio cientíico sino por militares, así como la historia social está reservada para los sociólogos. ¿Qué nos debe
importar entonces la opinión del aicionado en táctica y estrategia?”.19
Pero si la pregunta del epígrafe la hacemos desde una visión moderna, la respuesta es diametralmente
distinta: la historia militar puede (y debe) ser abordada tanto por civiles como por militares. E, incluso,
lo deseable es que esta tarea se efectúe en conjunto y de manera interdisciplinaria. Martínez Ruiz, para
el caso español, da cuenta de un importante “‘acercamiento’ entre historiadores profesionales y profesionales de
las armas atraídos por la historia, que se inluyen mutua y beneiciosamente, intercambian sus puntos de vista y colaboran entre ellos, siendo los escaparates de esa colaboración las actividades y publicaciones universitarias, así como
los Institutos de Historia y Cultura Militar e Historia y Cultura Naval”.20
En el caso de Chile, este acercamiento se ha dado, más que desde el ámbito universitario, desde las propias instituciones armadas. Un paradigma en este proceso ha sido la Academia de Guerra del Ejército
que, desde hace varios años, ha abierto sus posgrados al mundo civil. En particular, en el plano de la
historia militar, merece ser destacado el “Magíster en Historia Militar y Pensamiento Estratégico”, en el
que confluyen estudiantes civiles y militares. Este programa académico tiene, entre sus objetivos, “especializar a civiles y militares en la comprensión y relación de los principales hechos históricos militares y su efecto en
la evolución del pensamiento estratégico, tanto en el ámbito universal como nacional”.21
También, en la misma línea, merecen ser destacadas las diversas iniciativas de la Academia de Historia
Militar de Chile que apuntan a acercar esta rama historiográfica al mundo civil, por ejemplo: seminarios, cursos, y concursos para estudiantes universitarios. El “alegato” del general López Ardiles, referido
más arriba, da precisamente cuenta de este arduo trabajo.
18
19
20
21
PARADA, Bernardino, “Hacia un nuevo concepto de Historia Militar”, Memorial del Ejército de Chile, Nº 173, Santiago, 1941, p. 140.
Ibídem, p. 143.
MARTÍNEZ RUIZ, Enrique, op. cit., p. 22.
Academia de Guerra del Ejército de Chile, “Magíster en Pensamiento Militar y Pensamiento Estratégico”, Internet: http://www.
acague.cl/html/postgrado.php?id=1 [último acceso: 03 de agosto de 2013].
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CONCLUSIÓN
No obstante las iniciativas de acercamiento señaladas en el apartado anterior, y además de las razones
indicadas en el punto 1 de este trabajo, lo cierto es que no les resulta fácil a los civiles acercarse a la
historia militar, ya que “no poseen el bagaje de conocimientos militares, armamentísticos y tecnológicos suicientes
para abordar su estudio con seriedad y garantía”.22
Sin embargo, esta situación se presenta en todas las ramas de la historia. Por ejemplo, muchos historiadores civiles se están introduciendo en la historia de la ciencia, de la tecnología, de la medicina, etc.
Y, para estos temas, deben, a su vez, adentrarse en las disciplinas mismas que conforman sus objetos de
estudio. Por otro lado, en el ámbito de la historia militar, civiles y militares, tienen ventajas comparativas
que hace deseable que se complementen. Por ejemplo, los estudios tácticos de batallas pueden estar,
preferentemente, en manos de militares; y los estudios de la evolución institucional de los ejércitos, o
de la vida cotidiana de los soldados, son materias en que los civiles pueden desenvolverse sin mayores
dificultades. La historia militar, como ya se ha visto, es amplia; y en su seno caben tanto civiles como
militares.
Haciendo punto aparte de los prejuicios, dificultades o barreras que llevan a que los historiadores civiles
no hagan historia militar, no existe ninguna razón plausible para negarle a esta rama su carácter científico
y académico. La misma ampliación temática de la historia militar es una demostración de la necesidad de
que civiles participen de su desarrollo, y de que se trata de disciplina científica.
Sobre la existencia de una “nueva historia militar”, Martínez Ruiz señala: “Ese se ha traducido en una nutrida y valiosa producción historiográica, muy variada en temática y enfoques, enormemente rica en la utilización de
fuentes, rigurosa en el método y con unos aires viviicadores que la hacen muy prometedora, hasta el extremo de poderla considerar como ‘la mayor renovación historiográica’ producida en España en los lustros inales del siglo XX”.23
Se trata, como vemos, de un autor optimista. Quizás en Chile no podamos decir lo mismo. Sin embargo, siempre es el momento de –desde el ámbito universitario y civil– cruzar el río y atreverse a
estudiar un área de conocimiento historiográfico como es la historia militar. Por lo demás, cuestión
no poco importante, se trata de materias muy entretenidas y fascinantes. Materias que se encuentran
en “estado crudo”; que están ahí, esperando la llegada de historiadores civiles. Las fuentes inexploradas son muchas (diarios de campañas, memorias institucionales, entre otras).
La historia militar, en fin, es una disciplina en construcción. Hay que romper un conjunto de prejuicios.
Pero si la pasión es lo que mueve al historiador, ¿por qué no hacerlo?, ¿por qué negarse a este apasionante desafío?
22 MARTÍNEZ SÁNZ, José Luis, op. cit., p. 45.
23 MARTÍNEZ RUIZ, Enrique, op. cit., p. 22.
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BIBLIOGRAFÍA
1. Academia de Guerra del Ejército de Chile, “Magíster en Pensamiento Militar y Pensamiento Estratégico”, Internet: http://www.acague.cl/html/postgrado.php?id=1 [último acceso: 03 de agosto
de 2013].
2. ARANCIBIA CLAVEL, Roberto (2010). “La importancia del estudio de la historia militar para los
oficiales del Ejército”, Memorial del Ejército, N° 484.
3. BURKE, Peter (2006). La revolución historiográica francesa. La escuela de los Annales: 1929-1989, Gedisa Editorial, Barcelona.
4. CARMONA, Jorge (1978). Baquedano, Estado Mayor del Ejército de Chile, Santiago.
5. WHITE, Hayden (2010). Metahistoria. La imaginación histórica en la Europa del siglo XIX, Fondo de
Cultura Económica.
6. JIMÉNEZ RAMÍREZ, Diego (2006). “Una perspectiva de la Historia Militar y su estudio por los
militares”, en Memorial del Ejército de Chile, Nº 478, Santiago.
7. LEÓN, Leonardo (2012). Ni patriotas ni realistas. El bajo pueblo durante la Independencia de Chile (18101822), Centro de estudios Diego Barros Arana, Santiago.
8. LÓPEZ ARDILES, Marcos (2011). “Presentación”, en Anuario de la Academia de Historia Militar, N°
25.
9. MAC EVOY, Carmen (2010). Guerreros civilizadores. Política, sociedad y cultura en Chile durante la Guerra
del Pacíico, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago.
10. MARTÍNEZ RUIZ, Enrique (2003). “La eclosión de la historia militar”, en Stud. His., H.mod.
11. MARTÍNEZ SÁNZ, José Luis (2003). “La ‘historia militar’ como género histórico”, Cuadernos de
Historia Contemporánea.
12. PARADA, Bernardino (1941). “Hacia un nuevo concepto de Historia Militar”, Memorial del Ejército
de Chile, Nº 173, Santiago.
13. SAUVAGE, Pierre (1998). “Una historia del tiempo presente”, en Historia Crítica, N° 17, juliodiciembre.
14. SHARPE, Jim (1996). “Capítulo 2. Historia desde abajo”, en Autores varios, Formas de Hacer Historia,
Alianza Editorial, Madrid.
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139
15. STONE, Lawrence (1979). “The revival of narrative: Reflections on a New Old History”, en Past and
Present, N° 85.
16. VIAL, Gonzalo (2007). Arturo Prat - Manuel Baquedano, El Mercurio, Santiago.
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