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Prólogo a "La iniciativa probatoria del Juez" de Luis Alfaro.

LUIS ALFARO VALVERDE La iniciativa probatoria del juez Racionalidad de la Prueba de Oficio Prólogo Dr. Jordi Ferrer Dr. Giovanni Priori Prólogo (i) l derecho es un fenómeno social. Esta es una airmación que dada su evidencia puede resultar intrascendente mencionarla. Pero si a partir de ella relexionamos, preguntándonos: en casi doscientos años de existencia como República, ¿qué derecho hemos construido en el Perú? La frase comienza a encontrar dramática vigencia. Su fuerza nos lleva a contrastarla con una realidad que ha vivido y vive de espaldas al Derecho, y por ende, del proceso y la justicia. E La ocasión de prologar un libro que se escribe muy cerca de cumplir esos doscientos años es la ocasión para relexionar sobre el papel que ha tenido la academia peruana en la construcción de un derecho para nuestra sociedad. Tenemos que comenzar a construir una doctrina procesal peruana. Una doctrina que sea capaz de representar lo mejor de la doctrina procesal universal, comprendiendo las instituciones jurídicas de los diversos sistemas jurídicos y que sea capaz de asimilarlos, criticarlos para que sea la base de una construcción y aportes propios. La relexión jurídica debe estar acompañada de una relexión histórica, económica, ilosóica, sociológica, antropológica y hoy, incluso, hasta sicológica, para dotar a nuestra sociedad de las mejores herramientas para alcanzar la realización de sus valores. Una doctrina que vaya más allá del análisis de una norma o de repetir lo que dice la jurisprudencia, una doctrina que sea capaz de hacerle frente críticamente a las enseñanzas de la doctrina extranjera, conociéndola, pero no repi- 17 Giovanni Priori tiéndola y una doctrina que sea responsable al proponer soluciones adecuadas para los problemas que nos aquejan. A pocos años de cumplir el bicentenario de nuestra existencia como República independiente, debemos relexionar sobre si hemos sido capaces de construir una disciplina procesal y, por lo tanto, un proceso desde el Perú para el Perú, o simas bien hemos sido meros receptores o, peor aun, solo divulgadores de construcciones jurídicas foráneas. Los peruanos debemos ser capaces de construir un proceso que responda a nuestros problemas, idiosincrasia y realidad. Auguro que cerca a nuestro bicentenario seamos capaces de lograr el diseño de un proceso a partir de lo que nos ha regido en estos casi doscientos años, que dé cuenta de nuestros problemas, expectativas, esperanzas y frustraciones. Un proceso para el Perú desde el Perú. En estos casi doscientos años de historia republicana hemos sido víctimas de guerras, de terrorismo, dictaduras, escasez, hiperinlación, corrupción, discriminación y una profunda desigualdad social. A nivel judicial, hemos visto las más variadas formas de afectación a la independencia del Poder Judicial. Pero también, nos hemos sobrepuesto a guerras, hemos sobrevivido al terrorismo, hemos sabido hacerle frente a crisis económicas y dictaduras, estamos luchando por una sociedad cada vez más justa con el respeto de los derechos de todos; pero aun no somos capaces de revertir los problemas de corrupción, ni hemos aprendido a luchar ante las diversas formas de afectar la independencia judicial.No hemos sido capaces, en suma, de diseñar un proceso que permita la efectiva realización de los derechos de los peruanos. La construcción de un proceso peruano es tarea fundamental de nuestra buena doctrina, aquella conocedora de las instituciones jurídicas, de los valores que el proceso debe conseguir, de los estudios de la doctrina comparada, pero también de nuestra jurisprudencia, nuestra legislación y nuestra doctrina, así como de nuestra tradición y nuestros problemas. La doctrina peruana actual tiene sobre sus hombros doscientos años de insatisfacción e injusticia, se nos exige por ello reaccionar. 18 Prólogo (ii) El libro que tengo ahora el honor de prologar integra esa joven y buena doctrina. Estudia una institución que en los últimos años ha estado en el centro del debate nacional, a partir de lo que ha sido su regulación en el Perú en sus códigos procesales, así como el tratamiento que sobre ella ha hecho nuestra tradicional doctrina. El profesor Alfaro, nos recuerda en este magníico libro la regulación histórica de la iniciativa probatoria del juez, así como a nuestros autores nacionales que han estudiado la legislación que en su momento ha regido el Perú. Acude críticamente a la jurisprudencia y a la doctrina nacional, pero se asiste también de la mejor doctrina comparada. Conociendo la realidad de la práctica jurisdiccional analiza con probada solvencia los problemas que ella ha planteado, formulando acertadas propuestas para hacerles frente. Este libro además de tratar sobre un tema de vibrante actualidad, nos presenta un modelo metodológico que debe servir de guía para el tratamiento de los estudios procesales en el Perú. Sobre el tema, dejo al lector que se aproxime a él y descubra el modo como magníicamente ha sido planteado por el autor, con formulaciones inteligentes y bien fundamentadas, aportando conclusiones y recomendaciones indispensables para quien se aproxima al estudio de la disciplina procesal y para quien ejerce el derecho. Es la metodología, en la que ahora me quisiera detener. El libro parte de un estudio histórico de la regulación de la institución en el Perú. No se trata solo de un aspecto normativo, recopilando las normas que la regulaban, sino que se aproxima a las normas antes vigentes, a partir de los autores nacionales coetáneos con las normas que analizan. A partir de esa relexión histórica ingresa al estudio de la regulación de la iniciativa probatoria del juez en nuestra legislación actual y critica las modiicaciones que esta regulación ha tenido. En el análisis y crítica se apoya en la doctrina nacional, así como en la extranjera. Inmediatamente después, enfrenta los problemas que la aplicación de esta institución ha tenido en el Perú. Debo destacar aquí un mérito particular en haber sabido identiicar 19 Giovanni Priori los verdaderos problemas de la institución en el Perú, e ir más allá de los debates ideológicos que son los que han marcado los estudios de esta institución. Plantea los problemas y los enfrenta, formulando soluciones bien fundamentadas respecto a ellos. Inmediatamente después, aborda dogmáticamente la institución a partir de dos problemas fundamentales: aquel que proviene de la ilosofía del derecho y el modo de fundamentar la racionalidad de las iniciativa probatoria del juez en la elaboración del razonamiento judicial, y el problema que proviene desde la teoría de los derechos fundamentales: como se explica a partir de ellos esta institución. El profesor Alfaro es un joven investigador y docente. Hoy nos presenta una obra que estoy seguro marcará un hito en la historia del derecho procesal peruano, contribuyendo con su método y el tema tratado a construir un derecho procesal peruano, que contribuya a la solución de los verdaderos problemas de los ciudadanos. Su juventud produce admiración por el trabajo logrado, pero también expectativa por las obras que todavía nos seguirá regalando. Unas últimas palabras en el prólogo. El derecho procesal peruano requiere investigadores y profesores como Luis Alfaro, no solo por sus cualidades intelectuales y solvencia académica que el lector puede fácilmente apreciar leyendo el libro, sino también por sus magníicas cualidades personales: una humildad que lo engrandece como persona, y un don de gente que despierta en quienes lo conocemos un gran afecto. 20