Capítulo 12 Comunidades acuáticas
El abc de las
interacciones
interespecíficas
Lectura 12.1
Dra. Elizabeth Ortega Mayagoitia
[email protected]
FES Iztacala, UNAM
Posgrado en Ciencias del Mar y Limnología
Introducción
¿Las interacciones bióticas como la competencia y la depredación tienen algún
efecto sobre la dinámica de las poblaciones o la estructura de una comunidad? ¿O
las comunidades naturales se estructuran únicamente por la influencia
de factores ambientales tales como el clima? Estas preguntas pueden parecer
ingenuas hoy en día, pero a lo largo de la historia de la ecología han sido el centro de
un intenso debate. Durante mucho tiempo se mantuvo la visión de que los factores
abióticos eran los más importantes en la estructuración de una comunidad, pero
durante las décadas de 1960 y 1970 este punto de vista cambió gracias al desarrollo
de la ecología teórica, especialmente de la ecología terrestre. Inicialmente fue la
competencia la interacción que recibió el crédito como la fuerza ordenadora más
importante, pero más tarde se reconoció el peso de otros procesos como la
depredación y la herbivoría. El panorama actual, más rico y completo admite la
integración de los factores abióticos y las interacciones bióticas en la modelación de
las comunidades, cada uno de los cuales difiere espacial y temporalmente en
importancia.
En esta sección se abordarán sucesivamente las interacciones de competencia, la
depredación, el parasitismo y la simbiosis, definiendo brevemente en qué consisten,
qué organismos están involucrados y qué consecuencias tienen para las poblaciones
que intervienen, atisbando un poco también en su repercusión en la estructuración
de las comunidades.
Competencia
El concepto de competencia ha sido y aún es, uno de los pilares de la ecología. El
interés en el estudio de esta interacción se ve reflejado en la gran cantidad de estudios
realizados en diversas escalas, a través de experimentos de campo y laboratorio y de
observaciones de patrones naturales, y sobre todos los tipos de organismos y sistemas.
Debido a esta multiplicidad de aproximaciones, se ha formulado un gran número de
definiciones del término “competencia”. En este texto se adoptará la enunciada por
Tilman (1982):
La COMPETENCIA es el efecto negativo que un organismo tiene sobre otro
consumiendo o controlando el acceso a un recurso con disponibilidad limitada.
Entonces, ¿qué son los recursos?
RECURSO: cualquier sustancia o factor que puede propiciar un incremento del
crecimiento poblacional conforme aumenta su disponibilidad, y que es consumido por
los organismos (Tilman, 1982).
Por lo tanto, los recursos incluyen nutrientes, luz, alimento, parejas, sitios para puesta de
huevos, espacios, etc. Es muy importante tener en mente que sólo los organismos que
requieren un mismo recurso competirán pero, además, que sólo lo harán si el
recurso está en una cantidad limitada. Si el recurso es tan abundante que no limita el
crecimiento de los consumidores, no habrá interacciones competitivas. Esto podría
ocurrir si, por ejemplo, las poblaciones de consumidores se mantienen a baja densidad
por otros factores como la depredación o por perturbaciones del medio físico.
La competencia puede ocurrir de dos maneras: cuando una especie explota los
recursos más eficientemente que la otra (competencia por explotación) o
cuando se presenta una interferencia mecánica directa con el competidor
(competencia por interferencia) (ver esquemas en las páginas siguientes).
Competencia por explotación
El ejemplo clásico de la competencia por explotación es el resultado de
los experimentos que Gause hizo con ciliadosy publicó en 1934. Cuando
estos ciliados (ambos del género Paramecium) eran cultivados por
separado ambos alcanzaban densidades altas.
Sin embargo, en cultivos mixtos, una de las dos especies era más
eficiente para explotar los recursos y la otra fue excluida.
Competencia por interferencia
+
En el panel de abajo, la línea roja
marca la tendencia del crecimiento
poblacional de Keratella cochlearis (un
rotífero) cuando crece en un cultivo sin
ningún competidor. La línea punteada
muestra cómo su población decrece
drásticamente cuando se cultiva junto
con el cladócero Daphnia galeata
mendotae.El decrecimiento se debe al
daño mecánico que al nadar y
alimentarse Daphnia produce al
rotífero.
+
Nicho ecológico y principio de exclusión
competitiva
El concepto de nicho ecológico introducido en el capítulo anterior es útil para
entender si los requerimientos de los organismos son parecidos o no, y predecir
si la competencia ocurrirá y con qué intensidad. Repasa ese concepto dado por
Lampert y Sommer y compáralo con el siguiente:
Nicho ecológico
Espacio multidimensional que incluye
todas las características ambientales
(bióticas y abióticas), dentro del cual
los individuos de una especie puede
sobrevivir, crecer y reproducirse
(Begon et al., 1996; Tokeshi, 1999).
Los organismos que usan los recursos limitantes de modo tan parecido que sus nichos
se sobrelapan, no serán capaces de coexistir de acuerdo con el principio de exclusión
competitiva.
Situación inviable: una de las especies será excluida.
especie 1
A
especie 2
Gama de recursos
Situación viable
especie 1
Gama de recursos
B
especie 3
Habilidades competitivas
La habilidad para ser un competidor eficiente no sólo difiere entre especies, sino también
dentro de individuos de una misma especie. La habilidad competitiva no es sólo una
medida de la habilidad para reducir la disponibilidad de un recurso limitante o para
interferir exitosamente con un competidor, sino que incluye también la habilidad para
tolerar reducciones en la disponibilidad de un recurso en disputa. Hay algunos factores
que afectan las habilidades competitivas de un organismo, incluyendo el tamaño de los
organismos y el consumo excesivo de recursos.
Tamaño. Los organismos pequeños generalmente pueden sobrevivir con una tasa de
abastecimiento de un recurso limitante más baja que los organismos de mayor tamaño.
Por otra parte, con el incremento de tamaño, la tasa de obtención y asimilación de
alimento aumenta más rápido que la tasa de respiración, por lo que probablemente los
organismos más grandes consumirán una parte proporcionalmente más grande de
recursos que los pequeños, y dominarán si la tasa de renovación de los recursos es alta
(ver gráfico en la siguiente página).
Resultados de un experimento de competencia entre un cladócero grande (Daphnia
pulex, círculos negros) y uno pequeño (Ceriodaphnia reticulata, círculos blancos). Ambas
especies sobrevivieron en cultivos monoespecíficos tanto en condiciones de alta y baja
concentración de recursos (a y b). Cuando crecen juntas, Daphnia fue excluida en la
concentración baja de alimento (c), pero se hizo dominante cuando el alimento era
abundante (d).
Consumo en exceso. Debido a que los recursos fluctúan con el
tiempo, asimilar y almacenar recursos que luego se puede volver
limitante, es una estrategia que confiere muchas ventajas. Este
consumo en exceso (“luxury uptake”) se presenta cuando el recurso
está en abundancia y se usa cuando es escaso, y es común en
bacterias, hongos, algas e incluso en plantas y animales superiores.
Ejemplos de sustancias almacenados por los organismos en ambientes
epicontinentales son:
Productores primarios:
Fósforo (en moléculas de polifosfato),
Carbono (en forma de almidones y azúcar)
Nitrógeno (proteínas, aminoácidos o nitratos).
Animales: Grasa (que es una fuente de energía)
Depredación y herbivoría
En un sentido muy amplio, la depredación puede definirse como el consumo de
organismos vivos y por lo tanto incluye la carnivoría y la herbivoría, así como al
parasitismo. En los ecosistemas terrestres, la depredación y la herbivoría
generalmente tienen distintas definiciones: en los primeros, la depredación es definida
estrictamente cuando un depredador consume organismos que ha matado primero. Un
herbívoro, en cambio, se alimenta de plantas a la que raramente les provoca la muerte
ya que consume sólo una porción de ella, como cuando un venado come las hojas de
un árbol. Sin embargo, en los ambientes acuáticos los “herbívoros” generalmente
ingieren la planta completa causándole la muerte inmediata, como Daphnia cuando
se alimenta de fitoplancton (que como se recordará generalmente es de un tamaño
mucho menor que el cladócero). Por lo tanto, con la excepción de los organismos
que se alimentan de macrofitas, los herbívoros acuáticos funcionalmente se
desempeñan como depredadores, de modo que hay menos diferencias entre la
depredación y la herbivoría en sistemas acuáticos que en ambientes terrestres.
Modos de alimentación de herbívoros
Los herbívoros se encuentran en hábitats pelágicos y bentónicos, y pueden ser
obtener su alimento mediante la filtración (si se encuentra suspendido en el agua),
colectándola o arrancándola de superficies o atacando individualmente cada partícula
alimenticia (raptores).
Una gran cantidad de los organismos filtradores son planctónicos, tales como los
cladóceros, copépodos, rotíferos, ciliados y flagelados heterotróficos, alimentándose
de algas y bacterias planctónicos. Los bentónicos incluyen muchos protozoos
(ciliados, amebas y flagelados heterotróficos), pero también organismos más grandes
como almejas y larvas de insectos.
Las algas que crecen sobre sustratos tales como hojas de macrofitas o la superficie
de los sedimentos están expuestos a una variedad de consumidores tales como
protozoos, caracoles y larvas de insectos.
Por otra parte, no todos los alguívoros se alimentan filtrando agua o colectando
partículas. Muchos copépodos ciclopoides, en contraste con los calanoides buscan y
seleccionan sus presas individualmente, tanto algas como animales. Por esa razón se
les considera más propiamente como omnívoros.
Modos de alimentación de depredadores
Existen dos estrategias básicas de alimentación entre los depredadores
acuáticos: depredación por emboscada y depredación activa.
La primera de estas estrategias también se denomina “sentarse y esperar”.
Los depredadores permaneces casi inactivos, a menudo dentro de
microhábitas estructurados y complejos (por ejemplo, entre macrofitas) hasta
que un organismo presa pasa por el lugar y es detectado. Mientras espera, el
gasto energético es bajo, pero después se utiliza una gran cantidad de
energía en el ataque. Generalmente, estos depredadores tienen un índice de
éxito elevado cuando se deciden a atacar. Un ejemplo son los peces
piscívoros del género Esox.
Los depredadores activos merodean en búsqueda de presas potenciales. Un
cazador de este tipo utiliza una gran cantidad de energía, en comparación con
los que simplemente esperan a que su presa aparezca. Además, el éxito de
capturas puede ser relativamente bajo. Esta estrategia es frecuente en peces
planctívoros, como los del género Gambusia.
Estas estrategias no son fijas, algunos depredadores acuáticos tienen una
flexibilidad bastante considerable ajustando su comportamiento según las
condiciones, por ejemplo, en la complejidad del hábitat o en la abundancia de
organismos presa.
Esox lucius, un depredador piscívoro que utiliza
la emboscada como estrategia.
Gambusia sp., un pequeño pez planctívoro que
depreda activamente.
Alimentación selectiva
“Alimentación selectiva” es un término que se aplica cuando un depredador se
alimenta de una presa en una proporción mayor a la esperada de acuerdo con
la disponibilidad relativa de ésta en el ambiente. Tal selectividad puede
cambiar la composición de la comunidad de presas desde una dominancia de
especies preferidas por el depredador (especies comestibles) hacia formas
“no preferidas” (incomestibles), y es una fuerza modeladora de los cambios
temporales en la composición del fitoplancton, por ejemplo.
Es importante tener en consideración el tamaño de los consumidores. Los
rotíferos seleccionan algas de tamaño más pequeño que el
macrozooplancton. Debido a que las densidades de rotíferos y de
macrozooplancton varían a lo largo del tiempo, podríamos esperar que las
algas pequeñas sean menos abundantes cuando los rotíferos dominan el
zooplancton (es decir, que son más abundantes que el macrozooplancton), y
viceversa. Esta situación se ejemplifica muy bien en la base de datos del lago
Ringsjön (Suecia), en el cual se observó una relación negativa entre la
proporción de rotíferos ( zooplancton “pequeño”) y macrozooplancton
(zooplancton “grande”) contra la proporción de algas “pequeñas” y “grandes”.
De esta manera la alimentación selectiva que ejercen los consumidores
puede tener efectos de largo alcance sobre la comunidad de presas.
La relación de tamaño entre el zooplancton y el fitoplancton, mostrando que la
dominancia del zooplancton pequeño (la proporción rotíferos/macrozooplancton
es alta) está relacionada con elevadas abundancias de algas grandes (la
proporción de algas pequeñas/grandes es alta).
Defensas contra la depredación
La depredación y la herbivoría son las principales fuentes de mortalidad para
muchos organismos acuáticos, y por lo tanto son factores importantes en la
estructuración en lagos y estanques, afectando las dinámicas poblacionales y la
estructura de la comunidad. A través de sus efectos letales directos, los
depredadores pueden controlar a las poblaciones de presas e incluso provocar
que las poblaciones de las presas se extingan localmente, afectando con ello los
patrones de distribución de las especies presa y la diversidad específica en un
sistema. Los depredadores también pueden cambiar la conducta de los
organismos presa, incluyendo cambios en el uso del hábitat, patrones de
actividad y alimentación, y esto puede tener efectos indirectos en sus patrones
de crecimiento y tasa de reproducción. La depredación puede por lo tanto ser
una fuerza selectiva poderosa y a lo largo del tiempo evolutivo los organismos
acuáticos han desarrollado muchas adaptaciones contra ella, incluyendo por
ejemplo estructuras de defensa, sustancias tóxicas y cambios en la conducta.
Estructuras de defensa. El gráfico inferior muestra ejemplos de organismos
que tienen defensas inducidas (es decir, muestran un cambio fenotípico en la
morfología de su cuerpo en respuesta a la presencia de un depredador). La
línea superior muestra la morfología de los organismos en ausencia de
depredadores y en la línea inferior, la morfología en presencia de los
depredadores. El alga Scenedesmus forma colonias más grandes en
presencia de herbívoros; los rotíferos forman espinas en presencia de otros
rotíferos depredadores; los dáfnidos forman dientes en el caparazón en
respuesta a depredadores invertebrados y espinas más largas y “cascos” en
respuesta a peces planctívoros; los renacuajos desarrollan colas más largas y
coloración roja con puntos negros cuando están expuestos a odonatos
carnívoros; las carpas desarrollan cuerpos más profundos en presencia de
peces piscívoros.
Cambios en la conducta. Abajo se muestra el reclutamiento de la especie
algal Gonyostumum semen del sedimento a la columna de agua en un
experimento de laboratorio. En los controles (C), donde no había zooplancton
(herbívoro) y el riesgo de ser comido es bajo, muchas células de G. semen
dejaron el sedimento y entraron en la columna de agua, mientras que en la
presencia de D. magna viva (Z) o muerta (ZD), las tasas de reclutamiento
fueron más bajas. La explicación más probable para esta conducta es que el
zooplancton excreta una sustancia en el agua que es detectada por las algas,
las cuales cambian su conducta para incrementar sus posibilidades de
supervivencia.
Parasitismo
El parasitismo es una relación depredador-presa en la que el “depredador” (el parásito)
es considerablemente más pequeño que su presa (el “huésped”) y vive en estrecha
asociación con este último. Los parásitos que viven dentro del huésped son llamados
endoparásitos, y aquellos que viven fuera del huésped reciben el nombre de
ectoparásitos. La mayor parte de los parásitos están más especializados en ciertos
huéspedes que los depredadores que se alimentan de una presa completa. Las
poblaciones de parásitos pueden crecer dentro o fuera del cuerpo de un mismo huésped
(como el caso de virus y bacterias), o pueden cambiar de huésped a lo largo de su ciclo
de vida.
La mayor parte de los parásitos pueden vivir solamente mientras se alimentan de su
huésped vivo. Si un parásito especialmente virulento mata a su huésped, su
población sobrevivirá en tanto sea capaz de infectar a otro organismo o población.
Esto ha conducido a que los parásitos que no poseen una alta movilidad, tienen una
virulencia baja. Simultáneamente, dentro de las poblaciones parasitadas la selección
natural ha llevado a la posesión de mecanismos que minimizan el daño producido por
los parásitos. Esta coevolución ha producido muchos parásitos “amables”.
Sin embargo, el parasitismo siempre causa una reducción en el crecimiento corporal
o de la población, dado que aún los parásitos más “suaves” usan energía y materia
que obtienen de su huésped. Cada tipo de parásito requiere de infectar directa o
indirectamente (a través de organismos intermediarios) a nuevos huéspedes. Por ello
en muchos libros de texto de ecología se asume que la frecuencia del parasitismo se
incrementa con la densidad de las poblaciones huésped. Sin embargo hay pocos
casos documentados que apoyen esta suposición.
No queda claro siempre si un “parásito” realmente daña a su huésped. Incluso se ha
encontrado que un tremátodo endoparasítico que vive dentro de Daphnia no tiene
efecto en la fecundidad del cladócero mientras no haya más de una o dos gusanos
por hembra.
Los casos mejor estudiados de relaciones parásito-huésped son investigaciones
que se han limitado a identificar al parásito, su ciclo de vida y la patología que
produce en el huésped. Hay pocos ejemplos donde se hayan estudiado los
efectos del parásito en la dinámica de la población del organismo infectado. Sin
embargo, hay algunos ejemplos de estas interacciones que han sido estudiadas a
profundidad, ya sea porque hay intereses económicos o de salud pública
involucrados, o bien por su valor como modelo evolutivo del parasitismo. A
continuación se presentan algunos ejemplos.
Parasitismo por hongos en el fitoplancton
El efecto que algunos hongos inferiores tienen sobre las algas fitoplanctónicas es un
ejemplo de parasitismo letal que puede conducir a la rápida desaparición de la
población huésped: casi todas las células infectadas mueren. Los parásitos producen
un gran número de esporas libre-nadadoras que aparentemente son tan móviles que
las algas no tienen mecanismos para reducir su virulencia.
Uno de los casos mejor estudiados es el parasitismo de Rhizophydium planktonicum
sobre la diatomea Asterionella formosa. La tasa de crecimiento de R. planktonicum es
tan alta comparada con la de la diatomea, que el parásito se extenderá rápidamente y
erradicará su población. La única posibilidad que tiene A. formosa es en temperaturas
por debajo de 3C, en las que el parásito reduce considerablemente su actividad.
Asterionella formosa (panel izquierdo) infectadas con el parásito Rhizophydium planktonicum (detalles
en el panel derecho). http://www.env.sci.toho-u.ac.jp/information/011123.html
Parásitos de Daphnia
Los aspectos evolutivos de las interacciones de Daphnia con sus parásitos han sido
especialmente bien estudiados. Daphnia tiene una gran variedad de microparásitos, la
mayor parte de ellos son bacterias, hongos y microsporidias que infectan la sangre,
tejido graso y la pared del tracto digestivo del huésped.
Un ejemplo típico es la levadura Metschnikowia bicuspidata. Las esporas de este
ascomiceto son ingeridas por Daphnia, penetran la pared del tracto digestivo y
germinan en la hemolinfa. Las esporas tienen forma de aguja y son bastante largas
(45 m). Después de algún tiempo llenan por completo la cavidad del cuerpo y
Daphnia tiene un aspecto opaco. A medida que la infección progresa la fecundidad
disminuye, y el huésped muere al término de 2 semanas. Las esporas son liberadas
del organismo muerto e infectan a nuevos huéspedes.
D. magna infectada por M. bicuspidata. El cladócero se encuentra en un estado muy avanzado de la
infección. Las esporas con forma de aguja (fotografía de la derecha) llenan la cavidad corporal, dándole
una coloración amarillenta con apariencia algodonosa. Más información en
http://www.evolution.unibas.ch/ebert/publications/parasitismdaphnia/index.htm
Los parásitos difieren en su grado de especificidad por un huésped. Sin embargo,
dentro de una misma especie o población existen diferencias genéticas en la
susceptibilidad a distintos parásitos. Esto hace que el modelo Daphnia-parásito sea
adecuado para el estudio de la “carrera armamentística” entre el huésped y el
parásito.
En estudios de laboratorio se ha verificado que los parásitos pueden tener
profundos efectos en la dinámica poblacional de Daphnia, en un nivel similar a
la competencia y la depredación. Sin embargo, aún no queda claro si los
parásitos pueden controlar la abundancia y estructura de las comunidades de
zooplancton en condiciones naturales, donde intervienen muchos otros factores
simultáneamente.
Simbiosis
En un contexto amplio, la simbiosis se define como una interacción entre organismos
que viven juntos sin hacerse daño el uno al otro.
Si la asociación es benéfica para las dos partes (mensurable por una mayor tasa de
crecimiento, menor mortalidad, etc.) la interacción es llamada mutualismo. El
mutualismo puede ser obligado, que es cuando los organismos no pueden sobrevivir
desasociados, o bien, facultativo, cuando uno o ambos organismos pueden sobrevivir y
reproducirse en solitario, pero se desempeñan mejor en la relación mutualista.
El comensalismo es la interacción en la que uno de los dos organismos se beneficia de
la asociación, mientras que para el otro es indiferente.
En general, el conocimiento de la frecuencia, intensidad e importancia de las relaciones
mutualistas en los cuerpos de agua epicontinentales es bastante reducido, y son
relativamente pocos los estudios que han involucrado estas interacciones, especialmente
si se compara con la abundancia de estudios sobre competencia y depredación. Hay sin
embargo unos pocos ejemplos de estas interacciones, típicamente entre un alga y una
planta o un invertebrado.
Simbiosis entre dos productores primarios
Azolla es un helecho que crece en la
superficie del agua. En sus pequeñas
hojas tiene cavidades especiales que
albergan individuos de una
cianobacteria nostocal, capaz de fijar
nitrógeno gaseoso. El helecho obtiene
todo, o casi todo el nitrógeno que
necesita de la cianobacteria, mientras
que el helecho provee a su simbionte
con sustancias orgánicas.
Información adicional en http://waynesword.palomar.edu/plnov98.htm
Las múltiples relaciones de Chlorella
Varios son los invertebrados acuáticos que forman estrechas relaciones simbióticas con
algas del género Chlorella, en las que las algas se mantienen dentro de las células de
sus huéspedes, los cuales pueden ser protozoos, esponjas o hidroides. Los procesos
nutricionales de los invertebrados y de las algas están íntimamente ligados. El
invertebrado provee a las algas con nutrientes (fósforo y/o nitrógeno) y dióxido de
carbono, mientras que los invertebrados se benefician de esta asociación aprovechando
las sustancias orgánicas que resultan de la fotosíntesis. Esta simbiosis permite que el
huésped no dependa completamente de fuentes externas de alimento para su
supervivencia y crecimiento, lo cual es una gran ventaja competitiva en ambientes donde
el alimento es escaso.
A
B
C
Los casos de relaciones simbióticas mejor conocidos son los que Chlorella tiene con ciliados.
Cada partícula verde dentro de la única célula que forma a Stentor (A) es una célula de Chlorella
que se conserva intacta dentro del ciliado (B). Paramecium bursaria es otro ciliado que establece
simbiosis con Chlorella.
El cnidario de agua dulce Hydra viridissmia
con el color verde intenso que le confiere la
gran abundancia de células de Chlorella.
Relaciones ambiguas
Hay algunas relaciones inter-específicas cuya naturaleza no es fácil
determinar. Un caso lo representan los epibiontes, organismos que crecen
sobre otros. Aparentemente los primeros utilizan a los segundos solamente
como sustrato de fijación. Si el organismo-sustrato no es dañado ni
beneficiado tendríamos un caso de comensalismo. Sin embargo, si los
epibiontes liberan células reproductivas de las que el organismo colonizado se
pueda alimentar, la relación sería de mutualismo. Pero si la abundancia de los
epibiontes fuera demasiado alta, el peso adicional que ello representa para un
copépodo pelágico – por ejemplo- consumiría energía que el animal ya no
podría utilizar para realizar otras funciones, como escapar de un depredador o
reproducirse ¿sería entonces un caso de parasitismo?
A
B
Colacium vesiculosum, un epibionte creciendo en la superficie de un copépodo
ciclopoide. (A) Detalle de una lámina de C.G. Ehrenberg con una larva nauplio y
un copépodo adulto. (B) Fotografía que muestra varias células de Colacium
adheridas a un copépodo in vivo.
Muchos autores de textos de limnología consideran que las relaciones simbióticas
juegan un papel muy menor – por no decir que nulo- en la estructuración de las
comunidades de agua dulce. En realidad, estas interacciones han sido muy poco
estudiadas y representan un campo fértil y abierto a la investigación. La última
palabra sobre su importancia en los ecosistemas aún no se ha dicho.