Luis de Guzmán y familia
Pepe Rey (2011)
https://veterodoxia-peperey.es/2011/03/luis-de-guzman-y-familia/
Luis de Guzmán fue el vihuelista más famoso en el siglo XVI. Su figura es
recordada y elogiada por Juan Bermudo, Paulo Giovio, Francisco Bermúdez de
Pedraza, Prudencio de Sandoval, Luis Zapata y algunos cronistas anónimos. Y,
sin embargo, no se ha conservado ninguna obra suya y apenas conocemos datos
de su vida. Precisamente el dato que todos repiten con más o menos detalle es la
fecha y circunstancia de su muerte: 1 de mayo de 1528 en la batalla naval que
tuvo lugar en el golfo de Salerno, frente a Nápoles, entre las armadas española y
veneciana. Poco puedo añadir aquí a lo ya publicado por John Griffiths1 y Pilar
Ramos2 sobre la biografía de Luis de Guzmán, salvo alguna referencia mínima,
que es más curiosidad que otra cosa. Lo más interesante vendrá después y será
situar al vihuelista en su entorno familiar. Pero antes veamos las curiosidades
biográficas.
John GRIFFITHS, Guzmán, Luis de. DMEH, Madrid: SGAE, 2000, vol. 6, p. 169-170.
Pilar RAMOS, La Música en la Catedral de Granada en la primera mitad del siglo XVII: Diego de
Pontac. Granada: Diputación Provincial, 1994, vol. 1, pp. 56-57.
1
2
El burlesco cronista don Francés de Zúñiga menciona a Luis de Guzmán en
un contexto que no resulta fácil de explicar. Al comentar algunos sucesos
ocurridos en 1523, redacta un largo párrafo que comienza así:3
El Emperador entró [=debatió] muchas veces con los grandes que ahí nos
hallamos sobre lo que se debía hacer para engordar a don Alonso de Fonseca,
arzobispo de Santiago…[a continuación pone varios objetivos del debate
igualmente disparatados, entre otros el siguiente] …y para que Luis de
Guzmán tenga vihuela de suyo, pues no está en ser el mejor músico del
mundo, sino en que le hagan ejecución de bienes perdidos, si se los hallaren,
o que muestre a tañer al licenciado Aguirre o al Adelantado de Granada…
Es difícil entender lo que quiere decir el bufón-cronista con su enrevesado
lenguaje cargado de segundos sentidos. Parece aludir a que la situación
económica del vihuelista no era muy boyante y empleaba más esfuerzos en
recuperar sus bienes –“perdidos” sin que sepamos por qué razón– que “en ser el
mejor músico del mundo”. Podría aludir, incluso, a que sus bienes hubieran sido
embargados por la Inquisición –como luego veremos que le ocurrió a su padre en
1506– porque el licenciado Aguirre aludido, a quien recomienda que dé clase de
vihuela, no es otro que el alavés Ortuño Ibáñez de Aguirre, alto funcionario de la
corte del Emperador y de su total confianza, que era miembro del Consejo de la
Inquisición, además de pertenecer al Consejo Real. Lorenzo Galíndez de Carvajal
en el informe que redactó para Carlos V sobre los integrantes del Consejo Real
describió al licenciado Aguirre como “hombre limpio, porque es hidalgo y ha
entendido en la Inquisición. Es hombre fiel: tiene medianas letras y buena
experiencia, aunque en muchas cosas no tiene moderación ni con los superiores
ni con los iguales, y es hombre de opinión”. No parece haber, pues, connotación
musical alguna, sino política o de algún otro tipo. De cualquier modo, la
interpretación del pasaje resulta difícil.
Al otro personaje que sale a colación, Gutierre de Cárdenas, adelantado de
Granada, alude don Francés en otros varios lugares de su crónica. En uno de
ellos lo relaciona con la famosa campana de Velilla, que se tañía ella sola para
anunciar sucesos extraordinarios:
3 Don Francés de ZÚÑIGA, Crónica burlesca del Emperador Carlos V, ed. José Antonio Sánchez
Paso. Salamanca: Universidad de Salamanca, 1989, p. 108.
En estos tiempos en el reino de Aragón, en cierto lugar que se llama Bililla […]
milagrosamente, de suyo, se tañó una campana que allí había; quieren decir
que fue porque […] acaso, o desdicha, don Gutierre de Cárdenas, adelantado
de Granada, en este año pagó sus deudas, promesas y libranzas de manera
que así criados como otras gentes fueron de él malcontentos. Por estas cosas
e por otras muchas acaecidas, la dicha campana se tañó. Este adelantado
de Granada, yendo el Emperador a Ocaña, le mandó un caballo que le
estimaba en dos mil ducados, y hallóse que este caballo no nació de allí a
tres años.4
De la ironía del cronista deducimos que don Gutierre vivía por encima de
sus posibilidades y prometía más de lo que podía dar. Por eso resultaba ser, –
irónicamente, claro está– la persona a la que Luis de Guzmán debía acudir para
solventar sus problemas económicos.
Sea cual fuere la intención precisa del cronista, lo más interesante de la
cita estriba en situar al vihuelista en el entorno cortesano. Por lo que se nos dice
de él, no se trata de un músico asalariado al servicio de algún noble –como
pudieron serlo Narváez, Valderrábano o Fuenllana–, sino de un personaje
integrado en la nobleza cortesana, aunque sin apenas medios económicos.
Seguramente su enrolamiento en la armada del virrey de Nápoles en 1528 fue
consecuencia de tales dificultades económicas.
La otra cita que aporto aquí a la biografía de Luis de Guzmán es todavía
más anecdótica y circunstancial. En el Ms. 18220 de la Biblioteca Nacional, de
Madrid, se copia la siguiente historieta:
Fue Luis de Guzmán una vez a ver a Garci Sánchez [de Badajoz] y rogándole
que dijese alguna cosa con la vihuela, dijo Garci Sánchez:
–Todo lo que dijere ha de ser sobre mí.
Y dijo Garci Sánchez:
García, uno de los
que viven vida contenta,
4
Don Francés de ZÚÑIGA, op. cit., p. 144.
en poco cargo sin vos
al día sancto en que Dios
os ha de tomar la cuenta;
que a tiempo del relatar
la sentencia leda y triste
podéis vos muy bien hablar
qué cuenta te puedo dar
de aquello que no me diste.5
La anécdota se refiere, sobre todo, a Garci Sánchez y en ella Luis de
Guzmán es solo un personaje secundario. Para nosotros lo importante es que
sitúa a Guzmán en un plano de igualdad con el mítico Garci Sánchez de
Badajoz.6 Son figuras a las que se atribuyen anécdotas de todo tipo, porque han
pasado ya a la vida de la fama, a la que aspiraban los poetas y músicos de la
época.
El nombre de Luis de Guzmán es bastante frecuente en el siglo XVI y ello
puede dar pie a errores cuando las menciones no son suficientemente específicas.
A veces las apariencias engañan bastante. El cordobés Juan Rufo, otro bufónescritor, incluye entre sus apotegmas la siguiente anécdota: 7
Estando de camino para Italia don Luis de Guzmán, derretido por amores de
una dama de Palacio, de quien andaba declarado servidor, le pidió [a Juan
Rufo] una letra, que se cantase otro día, a propósito de que no esperaba
volver con vida, según iba aquella jornada. Y en el espacio que bastó para
escribillos, compuso estos versos, a quien el vulgo ha dado tantos padres
como letras tienen:
El dolor que me destierra,
ese me habrá de enterrar,
¿cómo vivirá en la mar
José FRADEJAS LEBRERO, Más de mil y un cuentos del Siglo de Oro. Madrid: Iberoamericana, 2008,
p. 165.
6 Emilio ROS-FÁBREGAS, “«Badajoz el Músico» y Garci Sánchez de Badajoz. Identificación de un
poeta-músico andaluz del Renacimiento”, en Música y literatura en la España de la Edad Media y
del Renacimiento, Virginie DUMANOIR (dir.), Madrid: Casa de Velázquez, 2003, pp. 55-75.
7 Juan RUFO, Las seiscientas apotegmas y otras obras en verso, ed. de Alberto Blecua. Madrid:
Espasa Calpe, 1972, p. 109.
5
quien deja el alma en la tierra?
Hase dicho cuándo, cómo y por quién se hizo este villancico, porque no ha
faltado quien lo aplique a diferentes propósitos, ni poetas que lo prohijen.
La anécdota parece encajar perfectamente con el fatal viaje a Italia de
nuestro vihuelista, pero hay un problema de fechas: el viaje tuvo lugar en 1528 y
Juan Rufo nació en 1547. La he traído a colación porque es bonita y me gusta y
porque muestra que los nombres son pistas que hay que seguir pero que con
frecuencia juegan a desviarnos del camino verdadero. Algo de esto ha ocurrido
hasta ahora con el nombre de Luis de Guzmán. Estoy seguro de que más de uno
ha rastreado infructuosamente entre las infinitas ramas de los guzmanes a ver de
cuál colgaba nuestro personaje. Y, aunque existe relación de parentesco con
alguna de ellas, al final han resultado ser pistas más seguras los López y los
Núñez, como veremos a continuación.
La pista seguida para recoger los datos que se exponen aquí proviene de un
lugar insospechable: una edición lionesa de 1782 de los tres libros del De situ
orbis de Pomponio Mela. Al final de la misma el editor incluye como apéndice una
biografía de Fredenandus Nonnius Pintianus –o sea, Hernán Núñez vallisoletano–
redactada por Andrea Schottus, debido a que el célebre humanista español
conocido como «el Comendador griego» fue un excelente editor y comentarista del
texto latino.
Casi como remate de la nota biográfica se incluye la siguiente frase:
Habuit & fratres duos summi ingenii viros, in Mathematicis Joannem, &
Ludovicum in Musicis excellentem; hic in mari mediterraneo ex Italia rediens,
cum a Gallis bello Italico triremis oppugnaretur, strenue pugnans, gloriose
periit.
[Tuvo también dos hermanos del más alto ingenio, Juan excelente en
matemáticas y Luis en música; este pereció gloriosamente en el mar
mediterráneo al volver de Italia peleando valientemente cuando su galera
fue atacada por los franceses durante la guerra de Italia.]
Aunque después de dos siglos y medio la noticia ya está algo deformada, no
hay duda de que se refiere a nuestro vihuelista. Y, una vez confirmado el
parentesco entre Hernán Núñez de Toledo y Luis de Guzmán, la tarea de
completar el entorno familiar ha sido relativamente sencilla.
La madre: Luisa de Guzmán
En la mencionada Vita de Hernán Núñez redactada por Andrés Escoto se
describe al humanista como “oriundo de la ilustrísima famila de los guzmanes”,
sin más especificaciones. El apellido Guzmán le venía por parte de la madre,
Luisa de Guzmán. Es notable el poco aprecio que los hijos hicieron del apellido
paterno. No he conseguido saber a qué familia Guzmán en concreto pertenecía
Luisa de Guzmán, pero con seguridad tenía un cierto grado de nobleza. Alonso de
Palencia en sus Anales de la Guerra de Granada se limita a calificarla como
“hermosa, noble y virtuosa señora”.8
En 1506 se vio obligada a reclamar ante la Inquisición cordobesa las rentas
sobre el aceite que pertenecían a su marido y que habían sido embargadas. Para
su reclamación contó con el apoyo del rey Fernando el Católico, según se deduce
de diversos documentos.9
Por lo que sabemos hasta ahora, tuvo cuatro hijos varones y dos hembras.
El original manuscrito está en latín, Annales belli Granatensis, pero la única edición consultable
es la traducida por Antonio PAZ Y MELIÁ, Guerra de Granada, Madrid: Revista de Archivos, 1909,
reeditada por la Universidad de Granada, 1998, p. 265.
9 «Salamanca, 7 de enero de 1506. El rey al arzobispo Diego de Deza: que desembargue todos los
bienes del tesorero Ruy López, a fin de que su mujer, Dª Luisa de Guzmán, pueda mantener las
fortalezas de que era alcaide su marido… Este otro día vos escreví rogándovos que fiziésedes
desenbargar a Doña Luisa de Guzmán, muger del thesorero Ruy López, la renta que tiene su
marido, porque toviese con qué sostener a ella e a su casa e dar recabdo en las fortalezas que
están a su cargo del dicho su marido; e diz que solamente le habéis mandado desenbargar un
ducado cadaldía.»
«Toro, 21 de febrero de 1506. El Consejo de la General Inquisición de los inquisidores de Córdoba
y Jaén: que den en depósito a Doña Luisa de Guzmán todas las propiedades de su marido el
tesorero Ruy López, para los efectos reseñados en la cédula regia del 7 de enero de 1506. Aneja al
requerimiento hecho por Juan Saravia a Juan Sánchez de la Tesorería y a Rodrigo de Córdoba
Gallaque el 13 de mayo de 1506.»
«Salamanca, estando en ella el rey Don Fernando, nuestro señor, el 2 de marzo de 1506. Señores
Juan Sánchez de la Thesorería e Rodrigo de Córdoba Gallaque. Yo, Juan Saravia, en nombre e
como procurador que soy de Doña Luisa de Guzmán, mi señora, muger del thesorero Ruy López,
os digo que sabéis que vosotros, señores, habéis resçebido de la fieldad e medidas del azeite d’esta
dicha ciudad, qu’es del dicho thesorero.» Vid. Juan GIL, Los conversos y la Inquisición sevillana,
Sevilla: Universidad de Sevilla, 2003, pp. 317 y ss.
8
El padre: Ruy López de Toledo
Se desconoce su origen familiar, aunque Andrés Escoto lo califica como
“padre nobilísimo”. Las primeras noticias sobre él lo sitúan en 1477 con un cargo
económico-administrativo secundario en la corte castellana. 10 Protegido por el
tesorero Fernán Núñez, ocupó el puesto de “contador” en 1479. Más adelante
será tesorero y pertenecerá al grupo de personas más cercano a los reyes y más
influyente. El perspicaz Alonso de Palencia11 (en la traducción de Paz y Meliá) se
refiere a él como “encargado a la sazón de muchos negocios, principalmente de la
tesorería. Este, obtenida por suerte la Orden de la caballería y casado con doña
Luisa de Guzmán, hermosa, noble y virtuosa señora, estaba ansioso de
encumbrarse, y como era conocida su condición de advenedizo, se esforzaba por
imitar las hazañas de los guerreros”. El hecho es que durante las campañas de la
guerra granadina participó activamente en varias acciones bélicas, por lo que
aparece con frecuencia mencionado en las crónicas. Reproduciré en resumen uno
de los hechos que lo hicieron famoso en 1487 durante el asedio a Málaga:
Un moro que se llamaba Abrahen Algerbí natural de la ciudad de Guerba que
es en el Reyno de Túnez […] concibió en su ánimo de se disponer a la muerte
por matar al rey y a la reina […] Los cristianos fallaron aquel moro e
lleváronlo preso al marqués de Cádiz. E preguntándole algunas cosas, le
respondió que era Moro santo e que sabía las cosas que habían de acontecer
en aquel cerco, porque Dios se las había revelado. Preguntóle el marqués si
sabía cuándo y cómo se había de tomar aquella ciudad, y respondió que bien
sabía cómo y hasta cuánto tiempo se tomaría, pero que Dios le mandó que no
lo dijese a otra persona salvo al rey y a la reina en su secreto […] Y los que lo
traían metiéronle en una tienda cercana a la tienda del rey, donde posaba
doña Beatriz de Bobadilla, marquesa de Moya, y otra dueña que se decía
doña Felipa, mujer de una caballero que se llamaba don Álvaro de Portugal,
hijo del duque de Berganza, con las cuales a la hora estaba aquel don Álvaro.
El moro, como no sabía la lengua, creyó según el aparato y vestiduras que
10 Para completar datos sobre Ruy López véase Helen NADER, «The Greek Comander Hernán Núñez
de Toledo, Spanish Humanist and Civic Leader», Renaissance Quarterly, Vol. 31, No. 4 (Winter,
1978), pp. 463-485.
11 Alonso de PALENCIA, Guerra de Granada, trad. de D. A. PAZ Y MELIÁ, Madrid, Revista de Archivos,
1909, reed. por la Universidad de Granada, 1998, p. 265.
vido a don Álvaro y a la marquesa, que aquellos serían el rey y la reina: y
poniendo en obra su propósito, sacó aquel terciado e dio a aquel caballero
don Álvaro una gran cuchillada en la cabeza, de la cual llegó a punto de
muerte, y tiró otra cuchillada a la marquesa por la matar y con la turbación
que hubo no le acertó, y diérales otros golpes, salvo que un tesorero de la
reina, que se llamaba Ruy López de Toledo, que estaba a la hora hablando
con la marquesa, tuvo esfuerzo para socorrer aquel peligro y se abrazó con el
moro y le tuvo tan fuerte los brazos, que no pudo hacer más tiros y luego fue
hecho pedazos de la gente que le rodeaban.12
Su participación en hechos de guerra hace comentar a Jerónimo Zurita
que de hombre de negocios y de hacienda se había hecho soldado y capitán:
y alguna vez le vieron los del ejército pelear tan denodada y valientemente,
que solía decir el Cardenal de España a la reina que tenía en aquel su real
otro Judas Macabeo.13
El comentario del cardenal, por demás elogioso, alude irónicamente a la
condición de judío converso de Ruy López, que le acarrearía problemas con la
Inquisición de Córdoba años después, como ya he reseñado. Sin duda, esa es la
razón por la que los hijos evitarán el apellido del padre y preferirán el Guzmán de
la madre.
Una vez finalizada la guerra granadina, Ruy López formó parte del consejo
de la ciudad y fue nombrado alcaide de la fortaleza de Bentomiz o Abentomir, en
la actual provincia de Málaga.
El hermano mayor: Hernán Núñez de Toledo y de Guzmán, el Comendador
griego
Junto con Antonio de Nebrija (1441-1522), del que fue discípulo, es el
humanista español más importante de la primera mitad del siglo XVI. No es
Hernando del PULGAR, Crónica de los Señores Reyes Católicos Don Fernando y Doña Isabel de
Castilla y de Aragón. Valencia: Benito Monfort, 1780, pp. 314-315.
13 Jerónimo ZURITA, Los cinco libros postreros de la segunda parte de los Anales de la Corona de
Aragón. Zaragoza: Juan de Lanaja, 1610, Tomo IV.
12
necesario extenderse aquí en su biografía, porque Internet suministra abundante
información, comenzando por el artículo de la Wikipedia. Nació en 1475 en
Valladolid –aunque otros sitúan su nacimiento en Illescas (Toledo)–, por lo que
con frecuencia se firmó o fue llamado Pinciano, creando alguna confusión con
otro escritor posterior que también gustaba de llamarse así. Su nombre quizá se
deba a haber sido apadrinado por el tesorero de Enrique IV, Fernán Núñez,
protector de su padre, Ruy López. Durante su vida usó los apellidos paterno y
materno, además de los apodos por los que fue conocido. Recibió una buena
educación y a los quince años Fernando el Católico le concedió el título de
caballero o comendador de la Orden de Santiago. Entre 1490 y 1498 residió en
Bolonia, donde se impregnó de la cultura humanística. Su conocimiento de las
lenguas clásicas, además del hebreo y el árabe, le valió el sobrenombre de
Comendador griego. De vuelta a España, residió en Granada, donde estaba su
familia, trabajando como preceptor al servicio del conde de Tendilla, gran
protector de la cultura, que también había residido en Italia como embajador.
Ocupó las cátedras de Retórica y de Griego en la recién fundada Universidad
Complutense, pero tuvo que abandonarla por problemas derivados de la guerra
de las Comunidades. En 1523 sucedió a Nebrija como catedrático de Griego de la
Universidad de Salamanca, en la que también enseñó Retórica y Hebreo. Murió
en esa ciudad en 1553. Tuvo en gran aprecio la lengua romance, en la que
publicó varias obras, sobre todo los Refranes de la lengua castellana (Salamanca,
1555), que es la mejor recopilación de este género en el siglo XVI.
Fue hombre de rara personalidad, no exento de rarezas, como que nunca
cenó y en sus ochenta años de vida jamás recurrió ni hizo caso a los médicos.
Nicolás Antonio lo describe así (en traducción de Juan Ortega Rubio): “Fue célibe,
casto, cortés, festivo en el decir, pero sin malicia y acérrimo reprensor de los
vicios. En las conversaciones familiares usaba con gran oportunidad de los
refranes castellanos, que había coleccionado cuando avanzó la edad como
honesto recreo de estudios más profundos, por lo cual todos los que gustaban del
trato y ameno estudio concurrían a porfía a su casa”.14
14
Nicolás Antonio, Bibliotheca hispana nova. Madrid: Ibarra, 1788, T I, p. 382.
Dos hermanas: María de Ávalos y Bernardina de Silva
En la iglesia de Santo Domingo, de Granada, existe una lápida que dice:
AQUÍ YAZEN LAS DEVOTAS Y RELIGIOSAS SEÑORAS DOÑA MARÍA DE
ÁVALOS Y DOÑA BERNARDINA DE SILVA, DONZELLAS HIJAS DE RUI
LÓPEZ DE TOLEDO, TESORERO DE LOS REYES CATÓLICOS, LAS QUALES
DEJARON A ESTA CASA ESTA SANTÍSIMA IMAJEN DE NUESTRA SEÑORA
DE ESPERANÇA Y FUNDARON Y DOTARON ESTA CAPILLA EN QUE SU
IMAGEN FUESE PUESTA. AÑO 1558. REEDIFICOSE AÑO 1598.
Está muy claro: Ruy López, padre de Luis de Guzmán, tuvo dos hijas
llamadas María de Ávalos y Bernardina de Silva, que murieron solteras. ¿Eran
hijas también de Luisa de Guzmán? ¿A qué se debe el drástico cambio de
apellidos? Difícil saberlo.
Otros dos hermanos: Juan y Pedro de Guzmán
En la Vita de Hernán Núñez citada al principio se menciona a un hermano
suyo llamado Juan, “excelente en las matemáticas”. ¿Juan de Toledo, Juan de
Guzmán?
Por otra parte, Gonzalo Fernández de Oviedo, cronista del emperador, en
una Relación de lo sucedido en la prisión del rey de Francia, desde que fue traido
en España, por todo el tiempo que estuvo en ella, hasta que el emperador le dio
libertad… cuenta lo siguiente:
Desde el mes de diciembre del año de 1523 […] hasta el año de 1526 […] yo
residí en la corte de S. M. […] pero todavía deseando entender bien […] las
otras cosas que por causa de mis viajes e ausencias no habían venido a mi
noticia, quiso Dios que topé en Castilla algunos caballeros, que habían
discurrido por Italia, y que eran amigos e conocidos de antes, en especial
Pedro de Guzmán, hijo del tesorero Ruy López y hermano del docto varón el
maestro Hernán Núñez, caballero de la orden militar de Sanctiago…15
Hace tiempo indagué en la posibilidad de identificar a este Pedro de
Guzmán con un poeta del entorno sevillano, del que aparecen copiadas unas
pocas obras en varios cancioneros. Jerónimo de Urrea, Luis Zapata, Juan de la
Cueva y Juan de Mal Lara le dedican sendos elogios. Puede que este poeta sea el
mismo Pedro de Guzmán al que, como cuenta Prudencio de Sandoval, “llamaban
Pedro de Noche, por las canciones que componía y solía cantar en tinieblas
dulcemente”. De cualquier forma, aunque las fechas lo harían posible, no se trata
de la persona que buscamos aquí, porque, según Gonzalo Argote de Molina
(Principio y sucesión de la real casa de los Manueles16), “Pedro de Guzmán que
llamaron don Pedro de noche, por la dulzura de su garganta y suavidad de su
música, que tuvo sobre todos los que entonces había en Castilla, la cual
solamente de noche ejercitaba. Fue hijo de don Pero Núñez de Guzmán, alguazil
mayor de Sevilla, descendiente de la casa de Orgaz”.
Con este último hermano, que también adoptó el apelllido materno, se
completa el sucinto cuadro familiar del vihuelista Luis de Guzmán.
Conclusión mínima
Luis de Guzmán pertenecía a una familia noble, bien relacionada en la
corte, aunque con el problema de tener el padre sangre judía. Los hijos recibieron
una buena educación y algunos viajaron a Italia. La familia se estableció en
Granada a partir de 1492, pero eso no significa que todos los hijos (6 en total)
nacieran allí. De hecho, el mayor nació en Valladolid en 1575. No sabemos el
lugar que ocupaba Luis de Guzmán entre los hermanos.
Colección de Documentos Inéditos para la Historia de España, eds. Srs. Marqueses de PIDAL y D.
Miguel SALVÁ. Madrid: Viuda de Calero, 1861, Tomo XXXVIII, p. 463.
16 Véase D. Juan Manuel, El libro de Patronio o El Conde Lucanor. Barcelona: Juan Oliveres, 1853,
p. 183.
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