JOHN J. ESTRADA
El presente artículo trata de algunos aspectos
éticos y legales de la experimentación
biomédica. Analiza las normas existentes y
pone de presente la necesidad de códigos
precisos que regulen la experimentación
en
humanos y en animales. Se da especial
atención a los aspectos prácticos de la
obtención del consentimiento
legal de los
individuos que van a ser sujetos de
experimentación
biomédica ya la
conformación
y responsabilidades
de los
comités institucionales
para la ética en dicha
investigación.
Se incluye además una lista de
referencias para aquéllos que quieran
profundizar en el tema.
PALABRAS
ETICA
CLAVES
E INVESTIGACION
EXPERIMENTACION
INVESTIGACION
BIOMEDICA
EN
HUMANOS
y EN
ANIMALES
INTRODUCCION
E
n muchas de las profesiones se han promulgado códigos de ética que, en la mayorfa de
los casos, parten de las mismas sociedades de profesionales y se basan más que todo en las relaciones de éstos con sus clientes, sus empleados y el
público en general. Dichos códigos regulan los de-
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rechos de autoría, los honorarios, la propaganda, la
confidencialidad y los errores cometidos en el ejercicio de la profesión. Es importante distinguir entre
lo que es ético y lo que es legal. La ética se refiere a
los principios de un individuo o grupo de individuos,
mientras que lo legal se relaciona con reglas e implica sanciones para quienes no las cumplan. La legislación sobre la práctica de la medicina en Colombia
es relativamente nueva: la Ley 23 de 1981, por la
cual se dictan normas en materia de ética médica, y
el Decreto reglamentario 3.380 del mismo año son
los que regulan dicha práctica. Ellos son piezas fundamentales para el análisis ya que tienden a regular
el ejercicio de la profesión, dejando estrecho campo a las decisiones propias de los pacientes. En
cuanto a la investigación médica, el artículo 3Q del
capítulo I, de la Ley 23 únicamente declara que "el
médico se ajustará a los principios metodológicos y
éticos que salvaguardian los intereses de la ciencia
y los derechos de la persona, protegiéndola del sufrimiento y manteniendo incólume su integridad".
Estos principios son generales y, si se quiere, abstractos. Los conceptos antes mencionados (intereses de la ciencia, derechos de la persona,
sufrimiento e integridad) requieren definiciones precisas. De ahí parte la necesidad de discutir a fondo
el caso de la ética en la investigación biomédica.
Dr. JOHN J. ESTRADA, Profesor Asistente, Sección de Inmunología, Departamento de Microbiología y Parasitología, Facultad
de Medicina, Universidad de Antioquia, Medellín, Colombia.
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Aunque el presente artrculo no pretende ahondar en
los aspectos filosóficos de la experimentación médica ni discutir las distintas aproximaciones a la ética,
sr plantea la necesidad de tener reglas concretas
para la utilización de seres humanos y de animales
como objetos de experimentación médica.
LA INVESTIGACION
MEDICA
V EL PROGRESO
SOCIAL
Si reconocemos que el avance científico ha sido el
mayor aporte al progreso del hombre, también es
preciso reconocer que tal avance debe estar sujeto
a ciertas regulaciones. Lo anterior adquiere particular
importancia si consideramos que la medicina posee
muchísimas formas de alterar la vida humana, acortándola o extendiéndola por medios tecnológicos. En
el laboratorio o en el medio ambiente, la evolución
puede ser manipulada por medio de alteraciones del
código gen ético. El nacimiento de progenies descendientes de dos primates no humanos, genéticamente
diferentes, inducido artificialmente, plantea serios
cuestionamientos sobre el potencial científico y sus
aplicaciones. Existe entonces la posibilidad de crear
quimeras, productos de cruces entre animales y humanos (1,2). Los procesos en mención son, hoy en
día, objeto de grandes debates públicos, principalmente en los países líderes en investigación. Día a día
hay más interés y participación del público en debates alrededor del aborto, la fertilización in vitro, la
prolongación artificial de la vida, el tratamiento de
pacientes en estado terminal y la participación en la
experimentación biomédica. Pueden oírse voces con
respecto al tratamiento humano de los pacientes y
sus derechos y, con seguridad, se oirán con más
frecuencia en nuestro medio. En muchos de los casos la responsabilidad moral ha recaído en los médicos o en el personal de las instituciones tratantes.
Hoy en día los pacientes reclaman el derecho a
participar en las decisiones concernientes a su estado de salud y el de ser árbitros de los aspectos
morales en lo que a ellos atañe. El desarrollo tecnológico ha planteado la dicotomía entre los componentes de la tecnología y los valores individuales y
sociales. Independientemente de la discusión sobre
cuáles son dichos valores y quién los determina, es
necesario reconocer que los principios éticos del
profesional o de la institución pueden no ser suficientes para salvaguardar los derechos de los pacientes.
S8
Esto tiene particular importancia en nuestra medicina, en la que la responsabilidad del tratamiento está
repartida entre los diferentes especialistas.
El campo de la investigación biomédica no escapa
a las disquisiciones anteriores. En su libro Introducci6n al Estudio de la Medicina Experimental, Claude
Bernard (1865) exponra: "el principio de la moral
médica y quirúrgica consiste en no realizar en un ser
humano un experimento que pueda causarle daño en
cualquier grado, aunque los resultados puedan representar avances cientrficos y mejorra en la salud de
otro". Si analizamos la práctica terapéutica actual
podemos concluir que muchos de los procedimientos médico-quirúrgicos entrañan algún riesgo. En el
campo de la experimentación biomédica en humanos, es importante evaluar los posibles beneficios
que cada proyecto traerra al individuo ya la sociedad
de tal forma que se justifiquen los riesgos. Cabrra
preguntarnos: ¿cuál es el Irmite para considerar una
manipulación como riesgosa? ¿cuáles son los parámetros para considerar un avance cientrfico como
algo beneficioso para la sociedad? ¿quién define los
riesgos? ¿quién determina lo que es beneficioso para
la sociedad? Estas son preguntas que los científicos
no podemos evitar; antes bien: tratar de responderlas
enriquecerra nuestro trabajo.
Ciertamente, son muchas las personas que tienen
derecho propio a responder tales preguntas; me atreverra a decir que los investigadores, aunque juegan
un papel primordial, no deberran ser árbitros definitivos en tales discusiones. Además, hay muchos factores de tipo polrtico, cultural, filosófico y religioso
que afectarran las respuestas dependiendo de la situación y del lugar. Las mismas aproximaciones a la
ética están sujetas a estos factores.
En 1946 el Proceso de Nuremberg puso al descubierto los casos de uso de personas, contra su voluntad, en experimentación biomédica en la Alemania
Nazi. Tales experimentos fueron conducidos por
científicos prestantes bajo aprobación oficial. Consecuencia directa de tales conductas fue la aprobación,
por parte de la comunidad internacional, de las Declaraciones de Ginebra en 1948 y de Helsinki en 1964
(3,4). La última de ellas únicamente da recomendaciones a los médicos que están haciendo investigación clrnica. Aunque general, y con conceptos que
pueden pecar de abstractos, constituye un gran
avance y contribuye a diferenciar la investigación
clrnica combinada con la atención profesional de la
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investigación clínica no terapéutica. Sin embargo, ha
habido muchos casos de experimentación biomédica con plena violación de los derechos humanos. El
uso de prisioneros en experimentación no es nuevo
en la historia de la medicina: en tiempos antiguos los
reyes persas entregaban a los médicos, con propÓsitos científicos, hombres condenados, y los trabajos
clásicos de Herofilus y Erasistratus en Egipto se
basaron en disecciones hechas en criminales. En el
mundo moderno se ha recurrido al uso de personas
pertenecientes a minorías raciales, prisioneros, pacientes recluídos en hospitales mentales y soldados.
Esta situación fue la causa de la promulgación de
regulaciones específicas con el fin de proteger los
derechos básicos de las personas implicadas. De
tales regulaciones, este autor cita las que son de su
conocimiento (5-8). Dos aspectos deben destacarse
aquí: el primero es la evidencia de tratamientos indebidos que, en aras del progreso científico, fueron
infligidos a los sujetos de experimentación; ello provocÓ la reacción pública y obligó a la promulgación
de medidas proteccionistas. El segundo se relaciona
con la existencia de este tipo de prácticas de experimentación biomédica en algunos países o instituciones que carecen de regulaciones al respecto.
Si aceptamos que en una u otra forma los sujetos
en mención no poseen todas las garantías para definir su propio destino, ¿qué podríamos decir de las
personas no confinadas? Grandes y sonadas discusiones han puesto en evidencia los daños potenciales
y reales de drogas, productos químicos usados en
alimentos y pesticidas. En el presente caso podríamos alegar que la población en general no ejerce una
vigilancia eficaz sobre los efectos de tales productos
en el organismo, así los mismos hayan sido sometidos a estudios previos con el fin de evaluar sus
acciones. Uaman la atención la falta de regulación
bien definida y la carencia en nuestro país de controles efectivos para ello, lo cual ha favorecido la realización de estudios científicos mal diseñados y no
controlados, bajo el patrocinio de casas comerciales.
No podemos olvidar que el progreso social está
necesariamente ligado a la investigación. Los avances científicos aportados por variadas disciplinas
han permitido, por ejemplo, el desarrollo de métodos de agricultura intensiva, de armas contra los
agentes infecciosos y adelantos en la cirugía de los
trasplantes de órganos. Siguiendo con este último
ejemplo, es larga la lista de descubrimientos
pre-
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vios que permitieron tales avances; entre otros podrfamos citar: la anestesia. la cirugfa extracorpórea.
la electrofisiología. la inmunología. las técnicas quirÚrgicas y el advenimiento de los antibióticos.
HACIA
UNA ETICA
EFECTIVA
El carácter neutral y democrático del trabajo científico ha influfdo para que él mismo y su método sean
considerados como ejemplo de lo que pudiera llamarse ético. El diseño de los protocolos y su revisión,
el escepticismo frente a los resultados y la replicación
y validación de los mismos son procesos sometidos
a ciertos controles y reglas establecidos universalmente por la misma comunidad cientffica. La búsqueda de la verdad es la meta única del cientffico. Es
cierto que la ciencia tiene carácter neutral pero las
aplicaciones de sus descubrimientos pueden estar
controladas por intereses ajenos a ella. De otra parte,
el campo cientff~o está sujeto a presiones que contaminan tales cualidades. Las instituciones dedicadas al trabajo cientffico tienen interés en obtener dineros para
esta actividad, los cuales sirven al mismo tiempo para
financiar sus gastos de funcionamiento. Hay presión
sobre los investigadores que deben producir y publicar resultados para poder ser tenidos en cuenta a la
hora de otorgar auxilios o, incluso, para que se les
contrate o promueva. En muchos de los casos la
remuneración del profesional depende de la financiación de sus propias investigaciones. Tratándose de
la investigación biomédica, dichas presiones pueden
tener consecuencias devastadoras para los sujetos
de experimentación y la comunidad en general. En
su libro Traidores a la verdad (Betrayers of the Truth)
Broad y Wade hacen un análisis fascinante ya la vez
descarnado, generoso en ejemplos bien documentados, sobre la falsedad que puede presentarse en el
trabajo cientffico.
La relación médico-paciente tiene un carácter especial con una gran carga de paternalismo y altrufsmo. Muchos de los actos del médico, aunque bien
intencionados hacia el individuo o la sociedad, promocionan al mismo tiempo sus propios intereses. Tal
situación puede verse también en otros profesionales
de la salud. La esencia de la práctica médica consiste
en que el doctor realiza aquéllo que "es bueno para
el paciente". En los trabajos de experimentación con
humanos se requiere obligatoriamente la participación de profesionales de la medicina. Es importante
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entonces establecer la diferencia entre la relación
médico-paciente basada en el diagnóstico y la administración de la terapia especffica, es decir, el servicio
prestado por el profesional, y la relación cuando se trata
de un trabajo de investigación. En el segundo caso no
puede haber imposición de valores por parte del investigador a los sujetos de la experimentación. La administración de una terapia diferente o de un nuevo
procedimiento puede ser producto de una idea brillante, aunque particular, del investigador, el cual puede en
determinado momento hacer primar sus consideraciones personales sobre las de otras personas con el fin
de probar la efectividad de su tratamiento. En la medida
en que el concepto salud-enfermedad se ha modificado, es obvio que han entrado en juego muchos factores
económicos y políticos, que hoy en día son tenidos en
cuenta para la definición de salud pero que están por
fuera de la disciplina terapéutica y aún de las ciencias
biológicas.
Cualquier código que pretenda legislar sobre los
aspectos éticos de la investigación biomédica estará
sujeto a gran discusión. Sin embargo, los puntos
planteados anteriormente deben servir para sustentar la necesidad de reglas y procedimientos que
garanticen el bienestar y el respeto a los sujetos de
experimentación. Los protocolos de investigación en
humanos deben cumplir con los siguientes puntos:
A. Dar información completa a los participantes
sobre la importancia y los alcances del estudio;
para ello debe recurrirse a personas y mecanismos
que garanticen la asimilación cabal de dicha información poniéndola a nivel del entendimiento del
participante.
B. Especificar cuándo el trabajo se está haciendo
con el fin exclusivo de contestar una nueva pregunta,
de instituir un tratamiento nuevo o de encontrar alternativas para tratamientos ya existentes o convencionales.
C. Durante la realización del proyecto se les
debe dar a los sujetos de experimentación la oportunidad de preguntar y garantizarles respuestas
oportunas.
D. En cualquier momento el investigador o los
sujetos investigados pueden, por voluntad propia,
suspender la investigación. Tal decisión no deberá
afectar en ningún momento las relaciones médicopaciente o las existentes con las instituciones dispensadoras de servicios médicos, en las que se esté
llevando a cabo el proyecto.
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E. Hay que informar y explicar al sujeto la naturalela de los procedimientos que se van a llevar a cabo
y sus riesgos; también explicarle y consignar por
escrito cuáles serían los tratamientos de las complicaciones que pudieran resultar de la experimentación
y qué garantías tiene de que obtendrá dichos tratamientos.
F. La investigación debe estar supervisada en todo
momento por profesionales certificados y competentes.
G. Con el fin de evitar errores hay que establecer
protocolos y niveles de decisión específicos.
H. Deberá obtenerse previamente el libre consentimiento escrito de los sujetos de experimentación.
En menores de edad u otras personas con autonomía
disminuída el consentimiento escrito lo dan sus representantes legales.
I. El protocolo de investigación y su desarrollo
deben ser evaluados y supervisados por comités
institucionales para la investigación en humanos.
En años recientes se han establecido algunos mecanismos para regular la experimentación en seres humanos. El más conocido y familiar a este autor lo
constituyen las Directrices para la protección de humanos sujetos a investigaciones biomédicas y del comportamiento (9,10). Tal regulación es obligatoria en los
Estados Unidos y aplicable a investigaciones financiadas por instituciones de dicho país pero sus principios
son reconocidos internacional mente. Estas directrices
y las conclusiones contenidas en el Reporte Belmont
(11), que dieron origena las primeras, son documentos
de estudio yanálisis, obligatorios para todos aquél/os
involucrados directamente o interesados en la investigación biomédica. El Reporte Belmont plantea y discute tres principios que deben gobernar tal investigación,
a saber: respeto a las personas, justicia y beneficencia.
El mismo documento plantea la aplicación de dichos
principios a través de procedimientos concretos como el
libre consentimiento y el proceso de la selección de los
sujetos para experimentación biomédica. Debido a que
los cambios tecnológicos y el avance científico son procesos dinámicos, es importante destacar que dichas
regulaciones están sujetas a revisión por parte de comisiones permanentes.
EL LIBRE CONSENTIMIENTO
El libre consentimiento es la aceptación por escrito del que va a participar como sujeto de expe.
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rimentación; es un documento fundamental que
constituye un acuerdo entre el investigador, la institución y el investigado y especifica las responsabilidades de las partes en el proceso científico. Debe
contemplar además, en forma concreta, los aspectos
mencionados anteriormente. Si una de las responsabilidades de cualquier persona es contribuir al bienestar comunitario a través del avance científico, esta
contribución debe hacerse bajo compromisos claros. La firma que estampa el paciente que va a ser
hospitalizado, por medio de la cual autoriza a los
miembros de la institución a practicar cualquier procedimiento que consideren necesario, no constituye
consentimiento legal para convertirlo en sujeto de
experimentación biomédica.
El consentimiento escrito no puede obtenerse
bajo presiones y es conveniente que el investigador
delegue ciertos pasos de su obtención en personas
capacitadas y suficientemente informadas, para no
introducir el prejuicio implrcito en la autoridad del
investigador, con mayor razón, si éste es un médico.
El documento debe ser aprobado por el comité
institucional para la investigación biomédica. En la
obtención de un consentimiento válido existe la obligación moral de los investigadores de proveer información que facilite la decisión libre por parte de
los sujetos de experimentación.
Esta información
debe ser clara, comprensible y en el lenguaje de
los participantes. Los investigadores, conscientes
de la actividad especial que representa la experimentación en humanos, no pueden excusarse de
la obligación de informar basados en los pretextos
de que las personas no entienden o de que la
información puede serles dañina. El consentimiento escrito, que contempla las obligaciones y responsabilidades de las partes, se convierte en un
instrumento que facilita las decisiones y coloca el
peso de las mismas en un punto intermedio entre
los investigadores y los sujetos de experimentación.
COMITES INSTITUCIONALES PARA LA ETICA
EN LA INVESTIGACION BIOMEDICA
La experiencia
de otros
países
ha demostrado
la
importancia y efectividad de los comités institucionales,
para garantizar que las prácticas de experimentación
biomédica
en humanos y en animales se rijan por
códigos éticos. Las agencias estatales o fundaciones
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que financian la investigación biomédica exigen que
los investigadores se ajusten a ciertos procedimientos de control, uno de los cuales es el funcionamiento
de tal comité en las instituciones donde ellos laboran.
Esta práctica, lejos de socavar la independencia del
investigador, ha traído como consecuencia una mayor sensibilidad entre los investigadores, un mayor
respeto a la libre determinación ya la dignidad de los
sujetos de experimentación y la institución de procedimientos de interventoría pública.
En muchas ocasiones pueden presentarse conflictos entre las instituciones y el público en general. La
aplicación de alta tecnología en el hospital puede
entrar en conflicto con los valores individuales o
sociales, lo cual es sólo un ejemplo de lo intrincado
del tema. Me atrevería a decir que hasta el momento
nuestras instituciones hospitalarias, consciente o inconscientemente, han desempeñado las funciones
de "agentes de la moralidad". Dado que las instituciones
no son inmunes a las decisiones irracional es, al abuso
del poder o a la usurpación de los derechos individuales
o colectivos, es importante definir los alcances y funciones de los comités institucionales. Estos deben garantizar una representación de las opiniones técnicas y
sociales. ¿Cómo encontrar ese punto medio? Dado que
las complejidades de la tecnología moderna llevan a la
superespecialización, ¿cuántos y cuáles técnicos deben conformar los comités? De otro lado, es difícil
determinar quién o quiénes pueden representar al
público en general. Estas preguntas no deben constituirse en impedimento para conformar los comités,
sino en punto de partida para su creación.
Un ejemplo de comité institucional para la ética en
la investigación biomédica lo constituye el Comité de
Revisión Institucional (Institutional Review Board o
IRB), especificado en las regulaciones para la protección de humanos (10). Debido a la limitación de
espacio, es imposible transcribir todos los apartes
relacionados con su conformación y funciones en
vista de lo cual aconsejaría al lector estudiarlo en
detalle. El comité debe tener al menos cinco miembros con preparación y experiencia suficientes para revisar y aprobar todas las investigaciones que
se realicen en la institución y que involucren humanos; no podrá estar constituído únicamente por
miembros de un mismo sexo o de una misma
profesión; debe incluir, además, al menos una persona cuyos intereses principales no sean científicos (abogados, tratadistas de la ética, miembros
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del clero o de otras instituciones de la comunidad) y
otro que no esté relacionado con las instituciones en
donde se va a llevar a cabo la investigación ni sea
familiar de alguno de los empleados de las mismas.
De ser necesario, el comité podrá invitar individuos
con la competencia adecuada para evaluar un proyecto en particular; estos invitados no deben tener
derecho al voto en las decisiones del comité.
El comité institucional de ética en la investigación
debe ser autónomo y las instituciones garantizarán
todas las facilkjades materiales para su funcionamiento.
Le corresponde aprobar las investigaciones de su ingerencia, rechazarlas o exigir modificaciones antes de su
aprobación. También revisar y aprobar el consentimiento legal escrito. Debe poseer, además, los mecanismos
para ejercer una supervisión constante, garantizando el
cumplimiento de las reglas. Esta supervisión se hace,
por ejemplo, a través de la exigencia de informes peri6dicos como requisito para renovar los permisos otorgados a las instituciones ya los investigadores para
adelantar el proyecto.
Necesariamente, lo estipulado arriba requiere toda una legislación a nivel nacional con el fin de crear
un sistema único de regulación de la investigación
biomédica. Las instituciones y los investigadores deben estar sujetos a la supervisión de un organismo
nacional. Sin embargo, un buen comienzo lo constituye la creación, en los hospitales y en las facultades
de medicina, de mecanismos garantes de prácticas
éticas en la investigación.
EXPERIMENTACION
BIOMEDICA
EN
ANIMALES
Si el debate sobre la investigación biomédica en
seres humanos ha sido bastante candente, no menos
lo ha sido la utilización de animales. Los mismos conceptos expuestos anteriormente pueden aplicarse en
el presente caso. En años recientes han surgido grupos
proteccionistas que han llegado incluso a la liberación
de toda clase de animales confinados en laboratorios y
en las facultades de medicina. Bastante interesante ha
sido la polémica entre los defensores de la experimentación en animales y los contrarios a la misma (12, 13).
Sin embargo, debo insistir en el beneficio que para la
humanidad ha representado la práctica de la experimentación en animales. En este campo sr que se requiere con urgencia legislación en nuestro pars. Son
vergonzosas las condiciones a que se somete a los
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animales en nuestras facultades de medicina. No se
tienen en cuenta consideraciones sobre el espacio
ffsico para el confinamiento, las condiciones ambientales, la dieta, la anestesia, etc. Las instituciones
requieren, para el caso de los animales, comités
semejantes a los descritos en la sección anterior.
Entidades como las Sociedades Protectoras de Animales y el Instituto Nacional para los Recursos Naturales Renovables (INDERENA) juegan un papel
importante en la determinación de normas y controles al respecto. Remito al lector al estudio de las
referencias relacionadas (14, 15) ya la lectura del libro
The role of animales in biomedical research, el cual
contiene aspectos filosóficos y de aplicación práctica
en este campo.
SUMMARY
ETHICS IN BIOMEDICAL RESEARCH
The present article addresses some ethical and
legal aspects of biomedical research. It
analyzes the existing regulations and gives
reasons for the need of precise guidelines to
regulate experimentation
in humans and
animals at our institutions.
Special attention is given to the importance of
obtaining legal informed consent from the
subjects of biomedical research and to the
conformation and duties to be assigned to
institutional review boards.
Aspects related to the use of animals in
experimentation
are also discussed. A list of
references is given for those who want to delve
further into this subject.
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NOTA
AÑADIDA
DURANTE
LA PRUEBA
Durante la edici6n del presente artículo el Congreso
biano promulg6
Estatuto
contempla
Colom-
la Ley 84 de 1989, por la que se adopt6
Nacional
aspectos
de Protecci6n
relacionados
de los Animales.
el
Esta ley
con la experimentaci6n
en
animales.
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