fundamentos en humanidades
Fundamentos en humanidades
Universidad Nacional de San Luis
Año V - N° I (9/2004) 119/130 pp.
Juez y parte en el gobierno universitario1
Carlos Mazzola
Daniel Jaume
Universidad Nacional de San Luis
E-mail:
[email protected]
Resumen
Se analiza la toma de decisión en el Consejo Superior (C.S.) de la Universidad
Nacional de San Luis, como órgano máximo de gobierno. El análisis básico se
hace desde la relación Juez y Parte, que caracteriza a los miembros de dicha
institución.
Palabras Claves
Universidad, Toma de Decisión, Juez y Parte
Abstract
The is analyzed taking of decision in the Superior Council, of the National University of San Luis, as government’s maximum organ. The basic analysis is made
from the relationship Judge and it Leaves that characterizes the members of this
institution.
Key words
University, Taking of Decisión, Judge and it Leaves
En la vida universitaria, la relación entre ser juez y ser parte, tiene muchos
espacios en donde ambos planos se solapan. Destacaremos el espacio de mayor poder político para la toma de decisiones que es el C.S. El tema es también
1 El presente trabajo ha sido presentado al IV Encuentro de la universidad como Objeto de Estudio.
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una cuestión crucial en varias instancias más, como por ejemplo las evaluaciones en los concursos: ¿No es parte por ejemplo un miembro de un jurado que
evalúa a aspirantes para colaborar en el dictado de una asignatura en donde él
es el principal responsable?, ¿O cuando un jurado comparte un área de trabajo
con uno de los aspirantes, pero no así con otros?, ¿ No se hallan estos otros en
desventaja?. En otras situaciones no menos complejas como la evaluación de
proyectos, que tras el eufemismo de la experticia de la comunidad de pares, en
realidad muchas veces se encubre un proceso de auto legitimación de corporaciones. (Saguier 2004.
Por ello si podemos aportar al esclarecimiento del vinculo juez y parte, estaremos aportando no sólo a la toma de decisiones, sino también a muchas instancias claves de la vida universitaria.
Analizar la toma de decisiones en el C.S., órgano máximo de gobierno de casi
todas las universidades Argentinas, remite a las discusiones llevas a cabo en
términos de colegialidad como toma de decisiones. ( J. Victor Baldridge, David V.
Curtis, George P. Ecker, y Gary L. Riley), y en Argentina a Pujadas y Duran (2002),
Bianco (2001), Chiroleu (2001), entre otros.
Se puede pensar en una relación, dual entre dos planos: El campo universitario y el C.S.. Entre el campo y el consejo, uno podría suponer que hay un proceso de reproducción de las estructuras, ya que existe una importante literatura que
sostiene que la instancia de tomas de decisiones reproduce la estructura de las
condiciones. Es decir, la superestructura es un espejo que consolida la estructura, o bien, en términos de política y poder, en donde el campo es el espacio de
configuración de las relaciones de poder y el consejo el espacio de la configuración de las relaciones políticas, es decir, la política como eco del poder.
Sin embargo también se han producido importantes criticas a éste modelo reproductor argumentando básicamente las instancias de mediación entre un plano y otro.
Sostenemos, que si bien se reproducen ciertas estructuras de poder en el
ámbito de representación política en el C.S.- como son la estructura de facultades, claustros y agrupaciones políticas – el espacio de reproducción es tan distinto que no podemos pensar que una instancia es análoga a la otra, con la única
diferencia que en el C.S. las relaciones de poder se expresan por medio de los
representantes. Por otra parte, pero en un mismo sentido, no se puede perder de
vista que el campo universitario es el espacio en donde emergen las problemáticas y el espacio del consejo es donde debe intentarse resolver las mismas. Podríamos incluso, tal vez exagerando, decir que un espacio es el lugar del conflicto
y otro del consenso.
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Pensar entonces la especificidad de cada plano conjuntamente con las instancias de mediación entre uno y otro, es una tarea pendiente y compleja.
La formación de la agenda es un proceso que puede ser concebido precisamente como de mediación entre un plano y otro. El mismo ha sido caracterizado
como uno de los momentos claves del gobierno (Aguilar Villanueva 1993, Cox
1993, Chiroleu 2004)
Ningún gobierno quiere ni puede atender todas las problemáticas que tanto
estructural como coyunturalmente se le presentan. Existe un inevitable proceso
de selección de temas o problemas - para la problemática que estudiamos en el
C.S.: expedientes que son tratados - es decir que pasan a formar parte de la
agenda, otros sufren la exclusión de no ser abordados; muchas veces por la
imposibilidad practica de hacerlo, pero muchas otras veces por una decisión estratégica de no hacerlo.
La jerarquización o selección que la gestión realiza sobre los problemas y los
convierte en temas a tratar es en parte una tarea de decisión política realizada
por ella misma, pero es también indudable que excede la órbita de la toma de
decisión ya que hay problemas que son traídos por otros agentes con capacidad
de poner en el marco institucional o en la opinión publica los temas.
El tratamiento de los temas por parte del C.S. se realiza previa labor de incorporación de los mismos al orden del día, el proceso de selección emprendido por
la gestión, que lo realiza con anterioridad a la sesión del cuerpo, consiste en gran
parte de los casos en un análisis de cálculos políticos en función de la previsibilidad que el cuerpo dará a tal problemática y como tales debates afectaran a la
gestión misma.
Ello significa que la toma de decisión - lo que implica ponerse en el rol de juezpara seleccionar que temas formaran parte de la agenda, se realizan en virtud del
supuesto costo que tiene para la gestión en tanto parte del problema.
Es indudable que la situación ideal de cualquier gestión seria no tener que resolver ningún problema. Lo que supondría una situación ideal. A pesar de que todos
sabemos que ello es imposible, no deja de operar como aquello que se desearía, y
no por una afinidad al romanticismo rousoniano, sino porque en la mayoría de los
casos la resolución de conflictos supone tomar algo mas de partido por una de las
partes en conflicto y quedar entonces mejor con unos que con otros, es decir que en
el calculo político muchas veces resolver problemas puede implicar perder capital
político. Es decir que en ocasiones ser juez implica costos como parte.
No se puede obviar que el solapamiento entre ser juez y parte se produce en
virtud de la autonomía universitaria, la que gracias a ella somos los mismos miem-
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bros del campo quienes tomamos las decisiones que hacen a la conducción del
mismo. Para no quedarnos con que inevitablemente todos somos jueces y partes, debemos dar cuenta de las mediaciones que intervienen entre la instancia de
decidir y la de ser miembro de la comunidad o campo en donde recae la decisión.
Es importante, antes de continuar con la conceptualización, que nos representemos la siguiente articulación entre C.S y campo:
Existe una distinción clásica en las ciencias políticas (Cox 1993, Beck 1999, Chiroleu 2004) que distingue tres acepciones del concepto de política: polity, politics, policy.
Polity hace referencia a la institucionalidad de la política, siendo el Estado la
institución por excelencia. Politics hace referencia a la lucha, la discusión, la competencia en el campo político, por la obtención del poder. Policy se refiere a la
diversidad de opciones que orienta o confronta la toma de decisiones. Estos tres
conceptos de política nos sirven para tomarlos como los tres niveles de la política. Tres niveles que son similares a los de Clark. (autoridad, disciplina/ establecimiento y creencias)
Figura 1
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Es más interesante tomar la tríada del concepto de política en tanto que da
mayor consistencia conceptual a la distinción
Figura 2
Estas tres acepciones de la política proponemos pensarlas en relación a la
Figura 1, ya que podemos vincular la polity como el ámbito del C.S., la policy
como la acción mediadora de los consejeros y la politics como el campo universitario lo que implica el espacio de concreción de las estructuras y el poder.
Estos tres planos, también pueden entenderse como tres momentos de la
dinámica del CS. La primera, se trata de determinar, o informar lo que ha sucedido en el campo de juego. Lo que sucede depende de las relaciones de fuerza, de
la lucha en el campo. Cuando el C.S. escribe una norma, generalmente empieza
estableciendo lo visto. El segundo momento o plano, se trata de hallar el modelo
o marco de lo que sucedió, se compara allí el modelo o norma con el problema.
En las normativas esto se denomina considerandos. Y luego se arriba a una
decisión, la que siempre intenta la unanimidad de criterios por parte de quienes
deciden, pero si ello no es factible se opta por votar y resolver por mayoría.
Figura 3
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Especificidad, complejidad y solapamiento de los planos
Cada una de éstas instancias de las tres acepciones de la política tiene su propia
especificidad y complejidad. Así por ejemplo el espacio del campo, como Bourdieu
(1997) nos indica, es una configuración de posiciones en virtud de la posesión
del capital específico que allí se juega. Lo que nosotros rescatamos de Bourdieu
no es el vinculo lineal entre posición y toma de posición, sino la complejidad y
lucha por las posiciones en virtud de un capital especifico, ya que como venimos
planteando hay mediaciones entre el poder y la decisión - entre ser juez y parte Las posiciones que se ocupan en el campo tienen su propia lucha de intereses, y por
ello la toma de posiciones que se asume al respecto son tomas de posición interesadas,
pero no toda toma de posición hace referencia a la lucha de posiciones, ni toda las luchas
por posiciones son luchas que se extienden en todo el campo y en todos los jugadores.
Cuando uno observa en los distintos niveles institucionales del campo: Departamento, facultad, rectorado, como un mismo tema puede ser de feroces luchas simbólicas en
un plano y en otros de mínimo interés, es pertinente preguntarse por qué sucede así.
Un ejemplo típico de ello sucede con los planes de estudios o más concretamente aún con la modificación de los planes de estudios. Hemos podido registrar
en éste sentido una constante; es típico que en los niveles cercanos a las asignaturas, en nuestra institución: áreas y departamentos, las discusiones o luchas
son interminables, ahora cuando el tema es tratado por otro nivel más distante de
los responsables de tener que ejecutar las practicas que sostienen esas disciplinas, el problema se enfría y si es más distante aun sucede que lo que fue motivo
de meses de debate, apenas interesa. Hemos registrado como la modificación de
planes ha llevado un año de discusión en el seno de los departamentos, uno o
dos días de debate en el espacio de las facultades y unos segundos en el C.S.
Las disciplinas como dice Burton Clark (1993) están fragmentadas y generan
fragmentaciones, los establecimientos en cambio dan el soporte de unidad. Pero
no debemos creer que por las divisiones disciplinares es que confrontamos, y
que tal confrontación se atempera por las creencias que subyacen en las instituciones. Entendemos que la lógica es precisamente inversa. Las diferencias disciplinares hacen que las relaciones entre los profesionales de distintas formaciones sea análoga a la de vecinos de una comunidad cualquiera, es decir relaciones de pura exterioridad y cooperación. Lo que nos acerca y nos hace colisionar
se debe a aquello que tienen en común los jugadores. Las disciplinas pueden
conformar el capital especifico del campo universitario, pero dicho capital tiene la
particularidad de sobrepasar el espacio institucional y de ser además un capital
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inagotable, cuyas transacciones no implican en la mayoría de los casos su agotamiento. Muy distinto es el caso de los recursos materiales que subyacen en el
campo, éstos recursos son acotados, limitados y por consiguiente la lucha, aunque eufemísticamente, se da por ellos y no por paradigmas disciplinares.
El rol básico de la institución (polity) es articular ambos planos. Esto tiene una
gran complejidad; una de las cuestiones básicas que articula la institución consiste
en establecer reglas de cambio entre lo que el docente da y lo que recibe por ello.
Otras de las cuestiones no menos importante se refieren a determinar quienes son los que participan del campo, tanto docentes como alumnos.
La lucha por el manejo de la institucionalidad, por establecer las reglas de
juego, para ser juez de la parte que me interesa, es tal que la misma puede lograr
neutralizar incluso ciertas pautas esperables. Es esperable por ejemplo que exista
competencia por la apropiación de los recursos y que exista cierto grado de cooperación disciplinar, lo que no implica ausencia de competencias, pero por legitimación de las reglas se pueden consolidar cuerpos corporativos; una vez constituida las corporaciones también acotan el margen de decisión de las reglas, ya
que esos cuerpos conforman poder propio y por consiguiente son limitaciones
que las practicas o competencias reciben.
La cooperación es posible, no porque los agentes parezcan desinteresados,
sino porque sus anclajes de intereses son distintos, por consiguiente la cooperación puede ayudar a acrecentar su poder para obtener mayores réditos en sus
anclajes institucionales propios.
Por esto la distancia y mediaciones que se producen entre un plano y otro,
hacen que vaya variando el compromiso de los consejeros.
En una discusión sobre un plan de estudio, es muy simple llegar a acuerdos,
siempre y cuando la decisión la tomen quiénes están distantes de dichas modificaciones. No ha sido así el caso que ha tenido que ver con las elecciones de
autoridades en la universidad y todo lo relacionado a ello como: los marcos regulativos, cronogramas, oficialización de listas, y un conjunto de decisiones que han
tenido que tomar los consejeros.
En la sesión extraordinaria de la sesión del día 22-06-04 la que se convoca
para resolver cuestiones electorales de ultimo momento, en virtud de que las
elecciones se llevarían a cabo el día 25 del mismo mes2 , uno de los temas que
2 Esta sesión tiene la virtud de ser extraordinaria no tan solo por haber sido convocada en fecha fuera
el cronograma habitual sino porque la misma se desarrolla de modo diferente, desde aspectos
externos como la presencia de publico observando, hasta la de los medios de comunicación local.
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Tabla 1: Tabla de votación de los miembros del C.S.
acapara el debate es un pedido de reconsideración elevado por un grupo de no
docentes que no habían sido incorporados al padrón electoral, y el C.S. se había
expedido con anterioridad en el sentido de que no correspondía la inclusión, ya
que había concluido el periodo de tachas e inclusiones que estipula el cronograma electoral.
Otro de los tema, casi idéntico, fue el pedio de inclusión por parte de un grupo
de graduados de la Facultad de Físico-matemática para ser incorporados al padrón, también fuera de término.
Tanto el grupo de no docentes como el de graduados, justifican su pedido de
inclusión argumentando que el error por no figurar en el padrón no ha sido de
ellos, sino de la administración universitaria.
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A pedido del Consejero docente de la Facultad de Físico-matemática, se pide
votación nominal, en ambos casos. La primera votación consiste en ratificar la
decisión del C.S. de no incorporar en el padrón a los no docentes. Votar por Si,
significa hacer lugar a la incorporación al padrón (Se trataría de una reconsideración) y No significa ratificar la decisión ya tomada. La segunda votación es por la
incorporar al padrón al grupo de graduados que lo estaba solicitando. Si significa
incorporar al padrón, y No significa no incorporarlos (Cuadro 1).
Salta a la vista que hay consejeros que votan de una manera en una situación
y de otra ante una situación casi idéntica. El argumento con que se defienden de
la acusación de votar de acuerdo a la conveniencia y no en rigor a una convicción
o regla, es que se trata de situaciones distintas, ya que los graduados no son
miembros que trabajan en la universidad, mientras que los no docentes sí. Es
decir esta diferencia le permite a unos votar en un caso en un sentido y en otro de
otra manera.
Ante la insistencia de algunos consejeros acusando a otros de que son juez y
parte, aparece otro argumento, cual es, que son todos jueces y parte y en este
sentido deberían abstenerse todos de decidir, y por consiguiente no podrían resolver nada; entonces coinciden en seguir tomando decisiones. Lo que no aceptan es que sea otra instancia la que toma esas decisiones, como podría ser la
Junta Electoral de la universidad la instancia que entiende en estos casos.
La división que el C.S. establece entre la Junta Electoral y el propio cuerpo es
que la primera debe ser la responsable de la instrumentalización de la elección y
la segunda, o sea ellos, la que toma las decisiones políticas. (Si trazamos una
analogía con un crimen diríamos: autor material y autor intelectual)
Pero la sesión extraordinaria del día 22 fue también extraordinaria, no tan sólo
por debatir desde las 9 hs hasta las 20,30 hs., ni por estar tres días antes de la
elección discutiendo si incluían en el padrón a grupos, más o menos conveniente
a un sector u otro, sino que además continuaron debatiendo (ya que lo venían
haciendo en sesiones anteriores) la ruptura en la Facultad de Química de una
agrupación estudiantil: Franja Morada. El tema simple y llanamente se trataba de
decidir cual de los dos grupos de alumnos se quedaba con el sello de Franja
Morada para ir con éste a las elecciones del día 25. Los argumentos estaban
puestos en ver qué avales de qué organismo presentaban unos y otros, así unos
sostenían el apoyo de la Federación regional, otros de la nacional, entonces los
anteriores presentan también documentación con esos apoyos, hay acusaciones
de documentación apócrifa, etc. A esto se suma que uno de los representantes
de estos grupos estudiantiles es miembro también del C.S., el resto de los conse-
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jeros que no se ven apoyados por dicho grupo le solicitan en forma reiterada que
debe abandonar el recinto por ser juez y parte de la discusión. Obviamente la
respuesta es que son todos jueces y parte. La contra ofensiva consiste en atenerse al reglamento del C.S. el que establece las implicancias cuando éstas son
directas, es decir cuando la propia persona o familiar directo esta relacionado con
el tema que se debate. Es decir que los argumentos de unos giran en torno a lo
legal (reglamento interno), mientras que el de otros en torno a lo que es supuestamente legitimo: “Estamos todos implicados”.
Precisamente esta distinción entre lo legal y lo legitimo es la que también se
debe analizar en ésta tensión de ser juez y parte en la toma de decisiones y en el
campo.
El C.S. es en tanto – polity - una instancia legal que trasfiere dicha legalidad a
la toma de decisiones – policy -, pero con ello no basta ya que se requiere de la
fuerza o poder que brinda el reconocimiento, o legitimidad que los miembros del
campo le atribuye a tal decisión – Politics Las acusaciones cruzadas de ser juez y parte evidentemente quitan legitimidad a las decisiones, sobre todo a quienes se ven afectados por la misma, por
consiguiente lo que sucede es que no se resignan a acatar la decisión.
Si consideramos además que ésta situación se enmarca en una institución
que posee entre otras características la de ser una “anarquía organizada”(Cohen
y March,1962) e instituciones con autoridades débiles, el marco que se conforma
en definitiva es que el campo de juego, que supone aceptar las reglas de juego,
se torna en un campo de lucha, en el cual la ley imperante es la del más fuerte.
La prueba de cómo se fue complejizando el proceso electoral, lo dio el día
mismo de la elección, el que desemboco en un escándalo. La misma debió suspenderse en virtud de que las boletas llegaron 4 horas tarde a las del inicio del
acto electoral, y cuando se observaron se encontró que muchas de ellas estaban
mal confeccionadas. Mas allá de que muchos buscaban manos negras, a nuestro entender se trato de la irresponsabilidad del C.S. por estar decidiendo el tema
de las inclusiones, las listas, etc. tres días antes de la elección, con lo cual la
Junta Electoral quedo acotada a ese breve tiempo para confeccionar y mandar a
imprimir más de 150 listas. Es decir, retomando la metáfora del crimen uno fue el
autor material y otro el ideológico.
El C.S. no le reconoce autoridad a la Junta para tomar decisiones políticas; se
olvidan los consejeros que por mas que integren el órgano máximo de gobierno
de la institución o campo universitario, bajo un sistema electoral que permite las
reelecciones de autoridades, los miembros de dicho cuerpo son Jueces y parte
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de las decisiones que toman, en tanto que son también candidatos de listas,
apoderados, dirigentes, etc.
Contextualizando lo descrito con el marco conceptual que venimos trabajando, tenemos que decir que el ejemplo último descrito, es un caso claro de cómo
quienes deciden, asumiendo el rol de jueces, son parte interesada de las decisiones que se toman, ya que dichas decisiones tienen que ver con la lucha en el
campo de juego, en la que ellos son también jugadores.
Lo interesante de la conceptualización planteada, es que como venimos diciendo desde un principio la relación C.S. / campo, o Policy/ politics, esta mediada por la dimensión institucional, es decir por las reglas, por las normas, por los
espacios institucionalmente consagrados precisamente para articular la decisión
con la estructura. Y, precisamente como conclusión al trabajo planteamos la
necesidad de establecer como regla de juego en el campo universitario la proscripción a las reelecciones, dado que allí se encuentra en muchos casos, como el
que acabamos de analizar, el acoplamiento de la posición de juez con la incumbencia de parte.
Se trata de una obviedad que cualquier simpatizante de fútbol lo sabe muy
bien: no puede el árbitro ser también un jugador.
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