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Francisco Piria

Francisco Piria: etnógrafo del futuro

Así aprendieron a ser pequeños los que vinieron al mundo para ser grandes de nacimiento". (Piria,1898:167)

Francisco Piria: Etnógrafo del futuro La novela de anticipación “El socialismo triunfante. Lo que será mi país dentro de 200 años” Marcelo Rossal (CEIU) Ruben Tani “Así aprendieron a ser pequeños los que vinieron al mundo para ser grandes de nacimiento”. (Piria,1898:167) Introducción El presente trabajo se ubica en el marco de una investigación a propósito de las relaciones entre el campo intelectual y el campo del poder cuando comienza a configurarse en su forma moderna el Estado uruguayo1. En este contexto, el caso de Francisco Piria (1847-1933) interesa especialmente en función de su condición de intelectual que incursionó en el campo de la crítica política y cultural, al tiempo que era uno de los empresarios más exitosos de su tiempo. Solía ocurrir que los intelectuales trabajaban desde el gobierno o eventualmente contra él: la relación del intelectual respecto del campo del poder -en el seno del campo del poder, como sector dominado- se puede visualizar en otros agentes de una manera «tradicional»2. El caso de Piria es diferente. Ajeno al campo del poder por la vía de la política y el gobierno -no detentó cargos políticos- era agente del poder de pleno hecho puesto que poseía una fortuna que lo hacía ineludible. Si bien este trabajo considera los aportes de Arturo Ardao, Real de Azúa y Angel Rama, se trata de realizar un estudio de la relación entre el intelectual, el campo del poder y el espacio social. Francisco Piria fue un empresario con aspiraciones explíci1. La investigación a la que remitimos es “Campo del poder y campo intelectual en el Uruguay (1875-1915)”. Producto de la misma son los trabajos: “Varela y Rodó: dos actitudes culturales complementarias del imaginario uruguayo”y “La antropología escolar y el mito euhemerístico” (2000; 2001). 2. Ejemplo de lo que afirmamos lo constituye el caso de José Pedro Varela (1845-1879), el «Reformador» de la escuela primaria uruguaya. Actúo en política junto a los intelectuales principistas, pasando luego a dirigir, desde el gobierno de Latorre, los asuntos relativos a la Educación Pública. 73 tas de ser recordado en la posteridad3. Los empresarios, esto es, los dominantes económicos son agentes «de hecho» del campo del poder en tanto que carece de importancia la legitimación política para que sean referentes en la acción de los gobernantes: son ineludibles en el marco del capitalismo. Además de ser promotor turístico e intelectual, Francisco Piria se dedicó especialmente al negocio de los bienes raíces entre otras inversiones y emprendimientos. Hijo de inmigrantes italianos, nació en Montevideo el 21 de agosto de 1847. En su niñez es enviado a Italia donde es educado por su tío, un sacerdote jesuita. A los 12 años regresa a Montevideo, donde instala una casa de remates a la que publicita de forma innovadora. En 1873 cambió de negocio dedicándose a los bienes raíces: inició la venta a gran escala de terrenos a inmigrantes europeos, permitiendo el pago en cuotas mensuales. En los suburbios de Montevideo loteó grandes extensiones de tierra, trazando plazas, calles y barrios. En 1890 funda la ciudad de Heliópolis, luego Piriápolis. Distante de Montevideo 110 km., Piria construyó allí una gran infraestructura hotelera, portuaria, minera y agroindustrial en el territorio que abarca desde Pan de Azúcar hasta el Cerro San Antonio, departamento de Maldonado. Elementos del pensamiento utópico 74 El Socialismo triunfante. Lo que será mi país dentro de 200 años (de Francisco Piria), es una novela de anticipación que tiene influencia de las obras de Julio Verne, al tiempo que es contemporánea de Looking Backward, 2000-1887 de Edward Bellamy4. Realiza una descripción de los progresos técnicos similar a la de las novelas de ciencia ficción moderna, donde se predicen con exactitud adelantos científicos. Así como Verne escribió sobre cohetes espaciales, submarinos, helicópteros, aire acondicionado, misiles dirigidos e imágenes en movimiento, también mucho antes de que aparecieran estos inventos, Piria escribe sobre autos y vehículos aéreos que funcionan en base a aire comprimido, instrumentos inalámbricos de comunicación a escala global y nuevas fuentes de energía, especialmente energía solar. En la citada obra Piria expone una doctrina didáctica vinculada al socialismo utópico de Saint-Simon, Fourier, Owen y Bellamy. El protagonista de El socialismo triunfante despierta en un Uruguay de fines del siglo XXI (en el 2098). Se trata de una época en la que se han realizado los sueños urbanísticos de los utopistas sociales, especialmente la idea de unir el campo con la ciudad5. Según K. Mannheim, sólo debe considerarse utópico aquel pensamiento que trasciende la realidad de su época e intenta destruir total o parcialmente el orden de cosas predominante en su momento histórico: “Cada época permite la aparición de aquellas 3. Y logra ello también en la utopía de su novela El socialismo triunfante: “... Acaso el genio no brota espontáneo en todas las partes del mundo? Aquel hombre á quien aludes, fue el precursor de nuestros grandes fomentistas; fue el que leyó en el porvenir y comprendió la vitalidad inmensa de vuestra época. Hoy, comparado á nuestros emprendedores, sería un pigmeo; en tu edad fue un coloso: planteó la más vasta y benéfica de las operaciones de tierras del Río de la Plata”. (1898:231). 4. Publicada en 1888, 10 años antes que la de Piria, la novela de Bellamy tuvo gran repercusión en Estados Unidos y Europa y fue traducida a diversa lenguas. La novela anticipa obras de H. G. Wells, cuya famosa Máquina del tiempo es de 1895. La novela de Bellamy no describe la ciudad de Boston, sino una ciudad que posee un bienestar colectivo, sin corrupción, trabajo infantil ni ejército, que ofrece la posibilidad de escuchar música ejecutada en un centro social apropiado a tales efectos. Anticipa la radio igual que Piria. Bellamy dice que aunque Looking Backward es una novela fantasiosa pretende ser un pronóstico serio de acuerdo a los principios de la evolución de la próxima etapa del desarrollo social e industrial de la humanidad. 5. En Piriapolis tal aspiración es llevada a la práctica, procurando Piria establecer un continuo en la labor agro industrial portuaria y balnearia; con una idea de urbanización que contemplaba las diferentes formas de utilización de la tierra. ideas y valores en los que están contenidas, en forma condensada, las tendencias no realizadas y no consumadas, que representan las necesidades de esa época” (1966:268). Considerando que la irrealidad de la utopía radica en la imposibilidad total de identificación con un sistema de poder político dado, S. Vilar afirma que si bien los propósitos utópicos sufren variaciones respecto a la situación y contexto social, comparten la negación crítica al presente en nombre de un futuro más feliz, proyección de la capacidad crítica y anticipadora de nuevos territorios (1985:20). Las tendencias utópicas han dominado la mente occidental en diferentes épocas y la aspiración utopista de la inteligencia humana comienza en Grecia y se produce dondequiera llegue la exacerbación del racionalismo. Pese a no compartir la consideración de la utopía a modo de aspiración heurística de la inteligencia humana, a los propósitos del presente trabajo resulta interesante detenerse en la particular conexión dialéctico-histórica entre utopía y razón referida. En este sentido, la razón moderna que postula Piria opone el socialismo razonado al socialismo anárquico. Según P. Burger la «mitología de la razón» es equivalente a una «nueva religión: la última obra, la más grande, de la humanidad». (1996:211) Es en este sentido que Piria anuda a las diferentes religiones en base a la racionalidad de la fraternidad universal. La Razón deja de oponerse a las religiones fundamentando la fusión de razón y verdad, ejemplos de ello es el Tribunal de Pública Moralidad, omnisciente y justo, y por ende, inapelable. Esta institución figurada por Piria se asemeja al Gran Hermano orwelliano. Afirma Piria en su novela: “El Tribunal de Pública Moralidad todos saben que existe, todos conocen sus benéficos efectos; nadie ignora sus inmensas ramificaciones; su acción se extiende en todas las poblaciones, hasta en el mismo hogar está; y nadie lo ve, respondió el anciano.” (1898:187) En síntesis, la fraternidad universal moderna propuesta por Piria se construye bajo la mirada atenta del Estado-Razón omnipresente. Elementos del mito prospectivo: el socialismo progresista En la novela de Piria aparece realizado el Estado Cisplatino, unidad regional integrada a un mundo sin fronteras, un estado de cosas en el cual no hay ejércitos ni Policía; no hay impuestos más allá de los que gravan el usufructo de la tierra. Los hijos de los ciudadanos son educados exclusivamente por el Estado a partir de los cinco años de edad y hasta los 15, la jornada de trabajo demanda dos horas diarias, la herencia es limitada a un mínimo y la tenencia de la tierra no puede pasar de 10 hectáreas, la práctica de diversas religiones y creencias es contemplada tanto como las ciencias ocultas. En esta utopía se ha eliminado la propiedad sobre los bienes de producción a gran escala y la humanidad ha vencido todas las enfermedades, aumentando extraordinariamente la expectativa de vida. Las ideas sociales se concentran principalmente en la Cuarta Jornada6 en la que el protagonista recorre la ciudad fantásticamente urbanizada de Montevideo. Allí se describe a la Confederación Universal que supone la eliminación de las fronteras y por consiguiente la fraternidad universal. Asimismo, se relata el proceso de revolución política y económica que se origina a partir de la eliminación de las aduanas, del pro6. La novela se estructura en 6 «Jornadas», que analogan el viaje de Piria al futuro con la semana de la Creación a la que le falta el descanso dominical. 75 teccionismo y la introducción del libre cambio universal. Se trata de una proceso de adelantos políticos, sociales y tecnológicos que configuran el socialismo razonado de Piria e incluye una reforma agraria gradual, basada en la progresiva eliminación de la herencia sobre los bienes y producción, especialmente sobre la tierra. La imaginación que critica la realidad o el futuro que interpela al pasado Retomando temas de sus obras anteriores publicadas en 1880 y 1886, Piria elabora un análisis orgánico de varios aspectos de la realidad política, económica y social desde 1875. Por ejemplo, en la Tercera Jornada, realiza críticas a las contradicciones de la estructura vigente en los gobiernos de fines del siglo XIX. Analiza el sistema electoral de la época de la siguiente manera: “Enfeudado en el poder el partido dominante, para perpetuarse en él excogitaba de su inagotable repertorio de fraudes electorales todo un arsenal de cienciagatuna-electoral, mofándose así del pueblo, obstaculizando con todos los medios fraudulentos a su alcance el libre voto, y recurriendo a la violencia y a la fuerza para ahogar el sufragio libre cuando el fraude no daba resultado” (1898:83). 76 Piria, en obras anteriores donde no se ahorra de criticar al sistema político uruguayo de fines del siglo XIX, considera que los hábitos políticos no respetan la Constitución que rige el país y señala el desequilibrio de los poderes del Estado, donde el Poder Judicial es débil frente al poder Ejecutivo y al Legislativo. El partido dominante se perpetuaba mediante un continuo repertorio de fraudes electorales, obstaculizando el voto libre con todos los medios fraudulentos a su alcance, pero también recurriendo a la fuerza cuando el fraude no daba resultado. Piria considera que el mayor enemigo de la democracia son los partidos sin ideales, sin más propósito que el apoderarse del poder y de los empleos públicos, asegurándose así las elecciones para gobernar el país. En su obra Un pueblo que ríe, afirma: “Los pilares y las llaves de este edificio gubernativo lo constituyen un reducido círculo de partidarios de pega, muchos de ellos, que todo lo aprueban y lo aplauden incondicionalmente, mientras venga la paga. Gran número de estos señores forman la titulada opinión pública que ha servido a los Varela, a los Latorre, sirven hoy a Santos por la misma razón que servirán mañana a cualquier Diablo: son una especie de lavativas de hospital, que a todos van bien: a todo se amoldan. (...) Para sostener ese mecanismo, se necesita dinero, muchísimo dinero; (...). Entonces para conseguir dinero se aumentan los impuestos... Consecuencia lógica: merma el consumo: La vida cara trae aparejada la emigración”. (1886:158) Para fomentar el desarrollo de la producción industrial, la educación y la salud locales, Piria considera beneficiosa la descentralización política: no puede aceptarse que la producción local se destine exclusivamente a satisfacer las demandas de la capital: “Pues lo que se ha hecho ha sido sacar rentas por medio de múltiples y gravosos impuestos -abandono completo de la viabilidad-, centralización de todas las rentas departamentales, lo que constituye una verdadera usurpación, pues a los Departamentos apenas se les da la policía, y una fórmula de Junta y un poco de Instrucción mal paga. ¿Y quieren que progresen cuando ni un centavo se les deja para invertirlo en las más indispensables mejoras?” (1886:99) En definitiva la novela de anticipación integra los análisis críticos económicos, políticos y sociales de sus obras anteriores en contraposición a un proyecto alternativo que descubre otros aspectos: religiosos, estéticos, tecnológicos y también la alquimia. El campo intelectual y el poder simbólico En términos de Bourdieu podría decirse que Piria7 es un especialista en el trato con los bienes simbólicos: era un agente del campo del poder, dominante económico con vínculos inevitables respecto al poder político. Recibió reconocimiento como empresario, fundador de barrios y balnearios, pero no como intelectual. Aún así puede afirmarse que su práctica discursiva manifiesta el proceso de diferenciación social que se estaba produciendo en la sociedad uruguaya8. Cabe considerar a Piria como un agente social perteneciente a un campo intelectual, como José Pedro Varela o como Ángel Floro Costa9. Esto conduce a seguir no una lectura interna de las obras de Piria, sino un análisis de lo enunciado enmarcado en sus condiciones sociales de producción. Así, Piria representa un momento en el proceso de configuración estatal, en el sentido de su creciente complejidad, siendo esto parte del desenvolvimiento de la diferenciación en el campo del poder y en el campo intelectual. Asimismo, cuando examina el fenómeno de la educación y establece consideraciones acerca de las responsabilidades y limitaciones del Estado, Piria critica la modernización económica y tecnológica impulsada por la reforma vareliana: aunque meritoria en ciertos aspectos, la educación común continúa reproduciendo las desigualdades sociales: “La instrucción del pueblo era la bandera que desplegaba a los cuatro vientos la tendencia liberal (...) La educación común sobre las bases de la mentira era un mal”. (1898:98) Tanto Varela como la «sociedad de amigos de la educación» son agentes productores de teoría en el campo intelectual reconfigurado a partir de 1875 y son también agentes concretos de la producción del Estado. Piria realiza observaciones críticas a propósito de los agentes, de las funciones y de las instituciones del Estado en el proceso de construcción moderna de las mismas (esto es, entre 1875 y 1898) así como también ofrece consideraciones acerca del futuro. Demostrando un cabal conocimiento de las investigaciones realizadas en la época. Tiene una actitud cuidadosa respecto a datos y estudios existentes; en otras obras se recogen cuadros con datos de inmigración, producción y exportaciones, datos relacionados con su incansable actividad empresarial. En épocas de la juventud de Piria, en momentos del «dominio» de los principistas, los intelectuales participaban mayoritariamente del campo del poder, integraban el 7. Piria editó 20.000 ejemplares de su obra Un pueblo que ríe, «para ser distribuidos gratuitamente entre todos los hombres trabajadores y amantes del progreso que existen en la República, á los que va dedicado este folleto». El «folleto» era un libro de 223 páginas. Esto deja en claro el interés de Piria en convertir capital económico en capital simbólico y cultural. 8. Hasta Vaz Ferreira, primer uruguayo «productor simbólico de tiempo completo», los intelectuales solían ser además políticos, empresarios, ganaderos, periodistas, profesionales: Roxlo, Rodó, Reyles, Zorrilla de San Martín, Gallinal, Figari, etc., son ejemplos de lo que decimos. 9. Intelectual y político contemporáneo de Piria; vivió largos años de exilio en Buenos Aires. 77 Parlamento, ocupaban cargos ministeriales y hasta la Presidencia (J. Ellauri). En la época del primer impulso modernizador del Estado que coincide con la administración de Latorre, los intelectuales comienzan a ser considerados en función de la producción de instituciones estatales. En especial, con el desarrollo del aparato educativo, se incorporan nuevos y numerosos re-productores simbólicos, que pasan a integrar el campo intelectual en su proceso de acelerada y diferenciación social. En ese momento histórico la figura de Piria demuestra la todavía importante presencia del intelectual diletante y polifacético en el preciso momento en que habría de comenzar su declive. “¿Soy aún un habitante del siglo XIX?” En función de la situación política dominante así como respecto al proceso de diferenciación social pueden distinguirse en forma preliminar, tres etapas en el proceso de desarrollo del campo intelectual uruguayo contemporáneos a Piria10: 1) Militarismo (1876-1887): José Pedro Varela, José Pedro Ramírez, Carlos María Ramírez, Francisco Antonio Berra, Carlos de Castro, Prudencio de Pena. 2) Post-militarismo (1887-1903): Eduardo Vásquez Acevedo, Martín C. Martínez, Prudencio Vázquez y Vega, Ángel Floro Costa, Francisco Bauzá, Juan Zorrilla de San Martín, Orestes Araújo. 3) Primer Batllismo (1903-1915): Eduardo Acevedo Díaz, Carlos Reyles, Pedro Figari, Carlos Roxlo, José Enrique Rodó, Carlos Vaz Ferreira, Orestes Araújo, Alberto Nin Frías, Emilio Frugoni. 78 La mayor parte de los nombres que figuran en esta nómina, se vinculan con la educación o tienen una preocupación por ella, son docentes universitarios o han creado instituciones educativas. Sin embargo, las relaciones entre los intelectuales que participan de una u otra forma en el gobierno no son siempre armónicas. Si bien existía una insistencia en la escolarización, los esfuerzos gubernamentales eran limitados y llevados adelante con una actitud que no tiene como objetivo el desarrollo económico y social del país, afirma Piria en una visión retrospectiva que hace en su novela: “Por otra parte, un buen sistema de educación no significa solamente tener escuelas elementales en las que se enseñara a leer y escribir (...) un buen sistema de instrucción y educación crea, con las escuelas industriales, hábiles obreros; multiplica la industria y el comercio; los perfecciona con la enseñanza científica...” (1898:119). La importancia de los aspectos educativos, vinculada a la conformación del sistema estatal y cultural, tiene en la crítica “utópica” de Piria una interpretación dirigida hacia el futuro -el año 2098- que nos hace participar en la construcción de una sociedad que es a la vez real y posible en el juego de la dispersión en el archivo (Foucault, 1995:235). Su obra presenta otro caso que plantea la tensión entre una concepción estadocéntrica y una propuesta descentralizadora. Se puede situar el pensamiento de Piria 10. Cabe aclarar que el encuadramiento de los intelectuales presentados se basa en función de los vínculos de los mismos en el seno del campo del poder. Por ejemplo Vásquez Acevedo es rector de la Universidad desde fines del periodo militarista, pero su obra más saliente se concluye en el periodo que le sigue. como enfrentado al marco del centralismo gestado desde el Decreto-Ley de Educación Común del Gobierno Latorre (Araújo, 1911:485). Esta tensión involucra a los intelectuales que hemos mencionado en las tres etapas, todos ellos agentes importantes en el proceso de diferenciación y complejidad del espacio social que tiene lugar a partir de la modernización que inaugura para el Uruguay un nuevo estadio en el proceso de la civilización (Elias). Desde el punto de vista de la antropología, éste puede considerarse un proceso de evolución de las «técnicas corporales» (Mauss)11. Bourdieu y Foucault coinciden en la preocupación por el campo social incorporado en uno y el poder moldeando al cuerpo en el otro. Ambos se muestran de acuerdo que tras la «reproducción» adviene la resistencia y la subversión, la posibilidad de producir la historia: “el hombre fue industrial, mejoró su manera de vivir, pero trabajó más; mejor dicho, la industria convirtió al hombre en máquina.” (Piria, 1898: 157) El interés de Piria en la formación intelectual y corporal se expresa especialmente cuando se refiere al sistema educativo del año 2098. Según las etapas que propone Piria en su utopía, la educación primaria se da de los 5 a los 9 años. A las cinco toman un baño, a las seis desayunan, se recrean, corren, hacen gimnasia, a las seis entonan el himno al Creador, luego: “Es un encanto ver aquellos pequeños talleres de juguetería, en donde se forman ebanistas, mecánicos, joyeros, relojeros, -talleres a vapor con pequeñas máquinas movidas por aire comprimido,-escultores, pintores. Lo que me llamó más tarde mi atención, fue el pequeño campo de experimentación agraria, en donde el niño de siete años hacia experimentos sobre el cultivo intensivo y sobre los extensivos. El campo de experimentación lo constituía un pedazo de tierra de diez metros cuadrados, verdadera miniatura en su distribución, en las que se admiraban las futura dotes del futuro agricultor”. (1898: 142-3) La educación secundaria va de los 9 años a los 15. Los jóvenes se perfeccionan en los estudios superiores: historia, astronomía, geología, física, química, matemáticas, economía política, mecánica, agronomía y nociones de derecho público. (1898: 148) La enseñanza superior va de los 15 a los 21 años: Si quieren “perfeccionarse en alguna especialidad del saber humano, ya sea la cirugía como en la química, física, letras, leyes, derecho, economía política, agricultura, enología, ingeniería en sus diversas ramificaciones, éste puede hacerlo libremente en los politécnicos nacionales o en las facultades científicas particulares”. (1898:152) A salir del secundario el estudiante recibe un diploma en el que consta la orientación elegida; a los 21 años rinde el último examen que le habilita al desarrollo de una vida dedicada al estudio, aunque la formación científica se suele desarrollar completamente antes de los 21 años.(1898: 152) En el Uruguay real de Piria la enseñanza laica, gratuita y obligatoria se dedica a iniciar a niños y jóvenes en la escritura, en las nociones de matemáticas y lecciones librescas, pero... “Las escuelas educaban a la juventud para, en su casi totalidad, obtener medianías: un lustre falso, un barniz de ideas generales, y en el fondo mucha petulancia. (...) Los enemigos más encarnizados de los pueblos fueron siempre los analfabetos, los burocráticos, los profesores ignorantes, los políticos niños o de mala fe, los diplo11. Ver Tani y Rossal, La antropología escolar y el mito euhemerístico, Anuario de Antropología, 2001. 79 máticos imposibles, los generales de cartón, y la inacabable retahíla de simples ciudadanos convertidos en jefes y oficiales por favor especial de los mandones imbéciles, cuando no usurpadores de los dineros públicos, que de esa manera repartían a la marchante los dineros de los pueblos trabajadores entre sus cohortes de paniaguados”. (1898:116-7) F. Piria narra en su novela que casi todos los Departamentos de la República tiene Facultades o Institutos Superiores y allí surgen científicos criollos que compiten con los extranjeros en cuanto a invenciones, construcciones y creaciones. Este cuerpo de funcionarios de un estado descentrado y dinámico, relativo a la producción de riquezas y conocimiento, supone cierta configuración geopolítica y demográfica del país que difiere de la realidad que el autor critica. Así, afirma en su novela: “La humanidad en tu época se preocupaba muy poco del mañana; marchaba adelante, en verdad, pero fija la mirada en el pasado, en el cual se inspiraba para resolver los problemas del porvenir, sin tener en cuenta que ni las generaciones del presente se asemejan en un todo a las del pasado y ni las de mañana tendrán en rigor nada de absoluto con las de hoy”. (1898: 169) 80 Este contraste entre el pasado y el futuro interpela en la ficción al personaje Fernando -Francisco (Piria)- e inquieta al lector cuando el narrador le hace participar en una etnografía nativa12, capaz de interpretar la cultura de una misma comunidad en el futuro, valiéndose de textos y documentos no ficcionales. Esta práctica señala que el «estar allí» combina un conjunto de hipótesis prospectivas con una interpretación retrospectiva. Piria propone una evolución independiente de la comunidad uruguaya, un desarrollo sostenido interesado en el proceso educativo y cultural del Uruguay, lo que incluye el análisis de la política fundacional supuesta por la Reforma Escolar. Su interés no disocia los estudios económicos de los estudios culturales y de los fenómenos educativos. Por el contrario, tanto sus obras de análisis social así como su pionera novela de anticipación exponen las relaciones entre el campo educativo y el campo cultural. Así, no resulta extraño que Piria considere negativamente una educación que reproduce conocimientos cristalizados respecto al aprendizaje de lenguas: Mucho latín, mucho griego que no aprendían nunca, y poquísima gramática y ortografía en muchos casos. (1898:150) Se trata de una observación que refiere a la importancia del conocimiento eficaz de la lengua materna y relaciona su concepto de autonomía cultural con su correlativa autonomía lingüística: “De nuestro antiguos modismos, que habíanse ido incorporando a las costumbres nacionales, surgió paulatinamente y con el transcurso de los años, una nueva lengua muy distinta de la sancionada por la Academia Española, de la cual se independizaron las Repúblicas del Río de la Plata con su nuevo y gran diccionario rioplatense, confeccionado por la Argentina, el Uruguay y el Paraguay el año 1988”. (1898:153). Este reconocimiento de una “nueva lengua” no resulta excesivamente optimista si consideramos que en 1889 se publica primero en Salto y luego en Montevideo en 1890, el Vocabulario rioplatense razonado de Daniel Granada, primero en utilizar el concepto ”folklore” en Uruguay según Lauro Ayestarán (1957:XVI). 12. Ver Tani, R., ¿Es posible una antropología hermenéutica?. Montevideo, FHCE, 2001. Todo el empeño que pone Piria en analizar las potencialidades que aquella “Atenas” debería desarrollar, parece estar referido a conjurar uno de los efectos perversos de la ambigüedad que surge de la independencia política sin independencia cultural: “¡Ingratitud! ¡Moderna Atenas, proscribía al día siguiente de haber endiosado a sus hombres consulares, a sus patriotas; el destierro era a veces la recompensa: siempre el olvido!” (1898:151). Esta expresión enfática parece confirmar el desconocimiento que ha sufrido su obra por las prácticas intelectuales que tienen por cometido reproducir el “orden del discurso” en la conformación de nuestro Canon. Quizá esto demuestre que el análisis prospectivo que realiza Piria de la distintos aspectos que conforman nuestra cultura “presente” explica el desarrollo recurrente de una matriz euro-céntrica subdesarrollada . 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