DIARIO DE CAMPO 2
NUEVA ÉPOCA / OCTUBRE-DICIEMBRE 2010
Antropología
y Literatura
Niños y niñas
jornaleros de México
Valentina Glockner Fagetti
COORDINACIÓN NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA / INSTITUTO NACIONAL DE ANTROPOLOGÍA E HISTORIA
Consejo Nacional para la Cultura y las Artes
Diario de Campo
Nueva época, núm. 2, octubre-diciembre 2010
Consuelo Sáizar
Presidenta
Director
Francisco Barriga
Instituto Nacional de Antropología e Historia
Consejo Editorial
Alfonso de Maria y Campos
Carmen Morales
Director General
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Saúl Morales
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Secretario Administrativo
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Diseño
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Director de Publicaciones, CND
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Investigación iconográfica
Benigno Casas
Mariana Zamora
Subdirector de Publicaciones Periódicas, CND
Apoyo secretarial
Agradecimientos:
Juana Flores
A Valentina Glockner Fagetti, por habernos
permitido la reproducción de su obra fotográfica
Envío zona metropolitana y estados
que forma parte de la sección “Portafolio”.
Marco A. Campos, Fidencio Castro,
A Xabier Lizarraga Cruchaga, quien nos facilitó
Concepción Corona, Omar González
los dibujos de su autoría que ilustran la sección
Graciela Moncada y Gilberto Pérez
“Quehaceres” (elaborados originalmente para
el libro Las brujas son mujeres, México,
Edición de la Sabana, 2010).
Diario de Campo, nueva época, núm. 2, octubre-diciembre de 2010, es una publicación trimestral editada por el
Instituto Nacional de Antropología e Historia, Córdoba 45, col. Roma, C.P. 06700, Deleg. Cuauhtémoc, México, D.F.
Editor responsable: Héctor Toledano. Reservas de derechos al uso exclusivo núm.: en trámite. ISSN: en trámite.
Licitud de título: en trámite. Licitud de contenido: en trámite. Domicilio de la publicación: Insurgentes Sur 421,
séptimo piso, col. Hipódromo, C.P. 06100, México, D.F. Imprenta: Offset Santiago, S.A. de C.V., Río San Joaquín
436, col. Ampliación Granada, C.P. 11520, México, D.F.
Este número se terminó de imprimir el XX de XX de 2010, con un tiraje de 1 500 ejemplares.
Índice
Presentación 3
QUEHACERES
CARA A CARA
El cerro, la culebra y el Divino Rostro. Narrativa
otomí en la Sierra de las Cruces 4
Invito a que se acerquen y disfruten la belleza
de la literatura indígena.
Entrevista con Miguel León-Portilla 67
Efraín Cortés Ruiz
Miño: el devorador de hombres 8
Fidel Camacho Ibarra / Jaime Enrique Carreón Flores
Narrativa e identidad étnica entre los pjiekakjoo 14
Reyes Luciano Álvarez Fabela
EXPEDIENTE
Antropología y Literatura
Entrañamientos: apropiación/consubstanciación 19
Eva Grosser Lerner
Alma Olguín Vázquez
INCURSIONES
Elio Masferrer, Jaime Mondragón, Georgina Vences (coords.),
Los pueblos indígenas de Puebla. Atlas etnográfico, México, INAH/
Gobierno del Estado de Puebla, 2010, 472 pp. 71
Jaime Mondragón Melo
Zaid Lagunas Rodríguez, Población, migración y mestizaje en México:
época prehispánica-época actual, México, INAH (Premios INAH), 2010,
416 pp. 72
Patricia Olga Hernández Espinoza
Un juego que da muerte, un juego que da vida 26
Francisco Amezcua Pérez
Carlos Montemayor y Gabriel Vargas, dos intrusos
en la antropología 33
José Sanmartín Esplugues, Raúl Gutiérrez Lombardo, Jorge Martínez
Contreras, José Luis Vera Cortés (coords.), Reflexiones sobre la violencia,
Madrid, Siglo XXI/Instituto Centro Reina Sofía, 2010, 445 pp. 73
Gloria Falcón Martínez
Francisco Javier Guerrero
Líneas de sombra y trazos de escritura:
literatura y antropología 38
Raymundo Mier G.
PORTAFOLIO
Niños y niñas jornaleros de México: los rostros
de una infancia invisibilizada 46
Valentina Glockner Fagetti
COSTUMBRE
II COLOQUIO SOBRE MÚSICA DE GUERRERO, EL FANDANGO Y SUS
VARIANTES 75
IV MESA REDONDA. EL CONOCIMIENTO ANTROPOLÓGICO E HISTÓRICO
SOBRE GUERRERO 75
III ENCUENTRO DE LENGUAS EN PELIGRO: LOS HABLANTES TIENEN
LA PALABRA… 75
Miño: el devorador de hombres
Fidel Camacho Ibarra*
Jaime Enrique Carreón Flores**
El grupo otomiano del Estado de México —mazahuas, oto-
lo cómico en el origen del universo. La narrativa sobre es-
míes, matlatzincas y tlahuicas— se caracteriza por ser par-
te animal se halla ampliamente difundida entre los grupos
te de un amplio contexto económico y político, un rasgo
indígenas del Altiplano y su presencia se ha documenta-
que configura su cultura y permite comprender que mu-
do al menos desde el siglo
chas de sus manifestaciones expresan una matriz que
ticipación transgresora en sucesos de orden cosmogónico
XVI,
donde se constata su par-
otorga sentido a una forma de ver e interpretar el univer-
(Olivier, 1999: 113). En especial, debemos a este mismo
so. Se trata de un grupo en el que gran parte de la transmi-
autor el conocimiento de un vínculo entre Huehuecóyotl
sión de este conocimiento privilegia las formas narrativas,
—una de las deidades más importantes del panteón oto-
cuya continuidad perdura en la memoria de las generacio-
mí— y Tezcatlipoca, quien solía adoptar la figura de este
nes mediante la reinvención y actualización de su realidad
animal (Olivier, 2004). Por tanto, la estrecha asociación
social. La tradición oral es un ejemplo claro de ello, pues
del coyote con conceptos referentes al mundo de los an-
la ontología subyacente en las historias que se escuchan
tiguos dioses mesoamericanos, sin duda, otorga un papel
frente a la mesa o alrededor del fogón remite a un marco
muy específico a este personaje y permite comprender el
conceptual acerca del espacio y tiempo, la naturaleza de
significado de sus aventuras. El miño, como se le conoce
los seres y la dinámica del cosmos. En particular, la pre-
en mazahua, es un animal protagónico al que se mencio-
sencia de animales con volición propia para interactuar
na en espacios cotidianos a través de narraciones de ex-
frente a los hombres, proporciona una oportunidad de re-
periencia. Estos relatos aluden momentos en los cuales la
flexión sobre la estructura simbólica y sus conexiones con
ambigüedad o liminalidad permite el contacto entre esos
la cosmovisión.
seres y los hombres, donde su actuar nocturno y su natu-
Entre los mazahuas y otomíes, la presencia de un cuer-
raleza voraz contrasta con su adaptabilidad a los intereses
po narrativo referido al coyote proporciona una imagen
de los hombres, hasta el grado, incluso, de presentarse co-
similar a la del trickster, un personaje mítico que expre-
mo un ser ridiculizado.
sa un comportamiento apegado a la astucia, el engaño y
El corpus narrativo
*
Proyecto Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el Nuevo Milenio, CNA-INAH. Equipo Regional Estado de México.
[email protected]
**
Proyecto Etnografía de las Regiones Indígenas de México en el Nue-
vo Milenio, CNA-INAH. Equipo Regional Estado de México. jaimecarreon@
andar en el monte durante la noche, están expuestos a te-
prodigy.net.mx
ner un encuentro con este animal; un encuentro que, según
La información incluida en este texto proviene de datos recabados en
las referencias, paraliza al hombre, defeca en el sombrero
campo en los siguientes pueblos mazahuas del Estado de México: San
del individuo o bien abusa sexualmente de él y posterior-
Pedro Potla, Temascalcingo; San Nicolás Guadalupe y Fresno Nichi,
8
Numerosas son las narraciones en las que los hombres, al
San Felipe del Progreso; San Antonio Pueblo Nuevo, San José del Rin-
mente provoca consecuencias en la naturaleza anímica de
cón, y Loma de Juárez, Villa de Allende.
los hombres:
DIARIO DE CAMPO
Decían los abuelitos que lo encontraban en el camino
se lo carga, haz de cuenta que así nomás va pasando y
y hasta echan su popo en su sombrero, como no llevan
como que se lo va a [echar en el hombro] y se va. Ni se
nada, ¿con qué se iban a defender? Que le echaban su
mueven los animales, nada; así, que corran o que inten-
sombrero así [en el suelo] y el coyote llegaba y le echa-
ten de correr, al contrario, como que bien que se acomo-
ba su popo. El coyote tiene su babita, te echa y […] Con-
dan y ni se le caen, no se le caen, así como los perritos
taban los abuelitos que si te encontraba en el camino te
no se le caen (San Antonio Pueblo Nuevo, 2009).
echa su popo en su sombrero. Los abuelitos madrugaban mucho, por eso encontraban a los coyotes. Puede
También existen otros relatos donde se muestra al coyo-
ser suerte o destino el que encuentra al coyote (San Pe-
te como una criatura ingenua y susceptible de ser objeto de
dro Potla, 2009).
bromas y engaños, aunque como hemos dicho, se observa
su naturaleza extrahumana:
En otros momentos, las narraciones señalan que el coyote
se aventura hasta acercarse a las casas de los pueblos para
Siempre le hacían trampa, que no querían que viviera el
robar borregos y llevárselos cargando, ya que le atribuyen
coyote. Una vez que le hicieron trampa en una peña, en
fortaleza física sobrehumana:
una peña grandísima. Entonces platicaron entre los conejitos, según: “vamos a ir a detener esa peña, porque
Él [coyote] escucha, como ahorita, que digas: “ah, ese
sé que va a venir [el coyote] y nos va a agarrar a uno de
animal está rependejo pa’ qué se llevó mis cosas o que
nosotros, vamos a ir a atajar, vamos a hacer trampa,
se llevó mi pollo, ahorita que lo vea lo [voy a matar]”.
ahí siempre pasa el Tío ese”. Fueron a atajar todos así,
Pero si le tienes miedo, él llega y se lo lleva y se lo lle-
en fila, en la peña. Entonces, no tardó, pasó el coyote:
va. Aunque anda por ahí, ese pasa corriendo y como que
“¿qué hacen ahí, Tsimu? —siempre decía Tsimu— ¿qué
hacen allí?”. Dicen: “¿qué vamos a hacer aquí, Tío?, estamos atajando la peña porque se va a caer, se va a venir pa’ abajo, entonces la vamos a atrancar. Ayúdenos
por favor”. Tonto el coyote, entonces empezó a atrancar su pie, que cómo hace sus pies para atrás, ya capaz
que va a agarrar. “Detenle fuerte Tío, es que se va a venir
la peña, por favor”. Que salió uno, como ya tenían plan
que iban a hacer, que salió uno: “ahorita vengo, voy a ir
a traer de comer, ya tengo mucha hambre, ¿no piensan
ir a comer?”, salió el conejito. Según, dice uno: “ya tardó, no viene”, entonces empezaron a decir [los demás]:
“¡cómo no viene!, ¡órale, tengo mucha hambre!”. Hasta
que se va uno por uno, uno por uno, hasta que se terminó [la fila]. Que ya solito se quedó el coyote, “¡ay!, cómo
no vienen, creo que no es cierto, me engañaron”. Que
de repente lo dejó a un lado, para un lado y vio la peña,
pues sigue igual, nunca se cayó la peña.
Entonces, que llegó el zopilote para que se llevara
definitivamente al coyote porque no lo querían, que se
lo llevara. Haz de cuenta que se lo llevó por allá, subió
bien alto, alto, alto, el zopilote. Que de repente que lo
suelta, que se cae hasta abajo, se quebró todos los huesos, que se rodó, total, ya se hizo pedazos todo el coyote. Pero que vino el cuervo, vino el cuervo, y dijo: “¿qué
será?”, pero que había muchos animales allí, que ya lo
estaban comiendo, “¿qué será el que está ahí?”. Que ya
QUEHACERES
9
se bajó el cuervo, entonces ya vino a juntar los huesos y
la estructura social de este grupo (Lupo, 2008). Si la perso-
lo vino a arreglar otra vez bien, bien, bien; lo acomodó
na llega a encontrárselo por el camino, antes que proferir-
otra vez los huesos, los juntó, todo, todo, todo, según, y
le ofensas y azuzarlo, buscará su protección. Al dirigírsele
volvió a revivir otra vez el coyote. Eso es lo que contaba
en mazahua, la persona le pedirá que no le haga daño y
mi difunta abuelita (San Pedro Potla, 2009).
que más bien lo cuide, porque ambos andan buscando en
el monte; en caso contrario, el coyote podrá paralizarlo
La volición que se le reconoce al coyote adquiere diversos
con su baba, pedo, aire o vaho y abusará sexualmente de
matices cuando en otros relatos la principal acción por la
la persona. En mazahua el medio para dominar a los hom-
que se revela como un animal sagrado se circunscribe al
bres se percibe casi siempre como un olor que despide de
ámbito del control comunitario. En primer lugar, el miño
su boca o trasero, al cual lo consideran como algo fétido y
recibe los nombres de Palecito, Pale, Ué o Vé, Ueue, Eve-
agrio, a veces parecido al de una tortilla quemada. En su
vé, Ué Pale, Etsin Ué, La Yo’go, Viishí y Tío, términos que
lengua, los nombres antes referidos en español se desig-
lo ubican como alguien que cuida del pueblo. En efecto,
nan de distintas maneras entre los que destacan: ‘kelku-
hoy en día se le concede un lugar especial entre los san-
ñí, ajio’k’ e ijiiol. De este modo, consideran que el coyote,
tos, pues se dice que el coyote es mandado por ellos pa-
tanto el aliento y gas que despide así como su carne, col-
ra realizar tareas específicas de control social (Camacho y
millo y piel, es portador de propiedades que puede trans-
Carreón, inédito). En segundo lugar, también se le recono-
ferirlas a los hombres:
ce la carácterística de agencialidad o de un actuar marcado por el tipo de carácter de las relaciones que distinguen
Que el colmillo del coyote es muy bueno para suerte,
para el pleito. Que si tienes un pleito duro, por decir, te
llevan al municipio así, a declarar o a encerrar, que no
pasa nada, nada. Sacas el diente del coyote, o sea que
tú metas la mano [a donde ocultas el objeto], y que con
eso hipnotizas a la autoridad; eso dicen, quien sabe si es
cierto (San Pedro Potla, 2009).
Incluso, señalan que cuando su carne es ingerida proporciona fortaleza física a los enfermos para volverlos inmunes a
otros elementos que amenazan la existencia:
Una de mis cuñadas también se espantaba con cualquier cosita, se espantaba con cualquier cosita. Cuando
yo agarré este animal se fue por un pedazo, se lo comió,
se lo tomaba en té con un pedazo y dice que sí le ayudó. Yo vi varias personas que padecían del paludismo.
Un amigo se estaba muriendo y el puro huesito [del coyote], el puro hueso, con un pedazo de tlacoache y no
sé qué otras yerbas le metió. Pues el muchacho se regresó porque estaba para morirse. Me dice: “véndeme
un pedazo [de carne de coyote], carnal, véndemelo” [...]
No le dije dos veces: se fue […]. Y ahorita el muchacho
vive, ahora sí que vive para contarlo (San Antonio Pueblo Nuevo, 2009).
O en otros casos, en caso de ingesta en exceso, puede provocar comportamientos antisociales que atentan contra el
orden social preestablecido:
10
DIARIO DE CAMPO
La carne de coyote te pone agresivo, incluso, loco. Tam-
ces, pues no; estuvo batallando, batallando para ganar
bién para el que se enferma mucho, o que le echan mal
a nosotros. Que después le dijo el borrego, o sea el car-
de ojo, con ese se compone. El bebé chillaba, chillaba,
nero, “si me vas a comer, si me quieres comer, cómeme
vomitaba, tenía diarrea. Luego le eché carne de coyote
yo te doy mi cuerpo para que lo comas, pero primero te
y se le quitó; se me pasó tantito porque es hasta un po-
vas a parar ahí en una esquina y vas a abrir la boca”. En-
co agresivo (San Pedro Potla, 2008).
tonces, el coyote se fue a sentar así, abrió la boca; pero,
¿qué no ves que el carnero se echa luego [hacia atrás]
La sacralidad del coyote
y se va a cuernazos? Entonces, se fue así y le chingó
la boca y ya no pudo pasar el borrego, ¿cómo iba a pa-
Las conexiones que se suscitan de los rasgos anterio-
sar con todo y cuernos? Entonces es cuando ya perdió,
res sólo pueden explicarse a la luz de su vínculo con lo
ya no nos hizo nada a nosotros, ya fue cuando ganó a
sagrado. Las siguientes narrativas muestran al coyo-
los animales [para comerlos] y él perdio” (San Nicolás
te en tiempos primigenios como un devorador potencial
Guadalupe, 2009).
de hombres, cuando las principales deidades de carácter
masculino le concedieron la destrucción de la humanidad.
El siguiente relato expone las dos entidades que intervie-
Sólo con la intervención de la deidad femenina, represen-
nen subsecuentemente en la condenación y salvación de
tada por la virgen María, el coyote es burlado y la huma-
los hombres, en este caso protagonizadas por la Santí-
nidad recupera su derecho a la existencia. Para el coyote,
sima Trinidad, quien concede el permiso al coyote para
este hecho lo envuelve en una situación de inanición, cu-
devorar a los hombres, y Jesucristo, el que aparece co-
ya sobrevivencia lo conducirá a una búsqueda desespera-
mo defensor de la humanidad. Destaca el modo buro-
da para conseguir alimento. Finalmente, después de pasar
crático e inapelable del poder que sustenta el “papel”, el
por distintos episodios que lo exhiben como un animal
escrito mediante el cual el coyote pueda o no cumplir su
embaucado y tonto, consigue el permiso de la virgen pa-
cometido:
ra sustituir a los hombres por borregos y guajolotes. Una
sustitución simbólica que continúa operando en diversos
Platicaban antes los abuelos, que habló [el coyote] con
contextos, principalmente rituales, entre los hombres y el
la Santísima Trinidad, que le dieron el permiso para co-
dueño del monte. El siguiente relato enfatiza las burlas
mer a la gente. Pero a Jesucristo no le pareció eso, que
hechas a coyote:
dijo: “¿cómo crees que tú vas a comer a la gente del Señor?, ¿sabes qué?, ¿qué te vamos a hacer?, te vamos a
Según dicen que ése [el coyote] luchó con Dios. Cuan-
dar un animalito”. Ya le dieron las borregas, le dieron
do Dios formó el mundo, ése traía una orden también.
los pollos, guajolotes, eso ya fue su alimento. Nomás
Si él iba a ganar entonces nos iba a comer a todos, co-
que él tenía un papel, que se lo hicieron, y ese papel,
mo come a los animales: pollos, borregos, todo eso.
platicaban los abuelos, los de más allá, que le decían:
Pero él perdió, entonces, Dios, que ya le dijo: “¿sabes
“mira, ¿sabes qué?, no te vamos a dar eso, vete a ver el
qué?, no quiero que vayas a comer a mis hijos, mejor
papel en un hoyo de un ratón, ahí lo vas a encontrar. Y
te voy a dar una caja, la vas a destapar hasta otro la-
empezó a rascar, a rascar y nunca lo pudo encontrar.
do”. Y ya después le dieron esa caja, que esa ya tenía
Nunca, no lo encontró. Y aunque lo iba a encontrar ya
el chingo de abejas, entonces, el coyote la fue a des-
lo hubiera hecho pedazos al rascar el nido. “Ahora sí,
tapar y cuando vio la caja, eran puras abejas y se llenó
me obligo de comer los pollos, los borregos” [que di-
todo su pelo, que lo fueron a revolcar todo hasta allá.
jo el coyote]. Y ya se fue al monte (Anónimo, San José
Y ya después, que vino otra vez, que según dice: “no,
del Fresno, 2009).
pues eran puras abejas, pues aquí no había nada”, “no te
preocupes, ahí te va otra caja, vete”. Entonces fue, que
En el relato que presentamos a continuación se vislumbra
le dieron otra caja, pero era de puras ratas, y las ratas
la manera cómo la virgen María pudo recuperar el permiso
se escaparon [al abrirla], se echaron a correr pues no
que le habían dado al coyote para devorar a la humanidad
agarró ni una. Bueno, que así jugaron, así, a querer a
pero, a cambio de ello, en cierta manera, le fue concedida
ganar; pero como Dios no nos dejó a nosotros, enton-
“su sabiduría”. Platican dos mujeres mazahuas:
QUEHACERES
11
–Que dicen que el coyotito le dio su rótulo a la virgen
litro, hasta que se acabó el cántaro. Se acabó el cán-
María, porque nos iba a comer a nosotros. Que luego di-
taro, entonces se cayó el coyote ahí. Entonces, María,
cen que la virgen María vendía su pulquito y que luego le
¿qué hizo ella?, pues dice: “la oportunidad que tengo
dijo: “¡ay! María está bien sabroso tu pulque, haber: de-
ahorita, le voy a quitar el papel”, lo tenía aquí el papel
me otro trago”, dijo el coyote. Y se emborrachó, perdió
[en las orejas]. Que lo fue a levantar al coyote: “¡leván-
su papelito que le había dado el Señor. Y luego se lo es-
tate Ué!, dice, ¡levántate Tío!, ya vámonos, ya es tar-
condieron, se lo metieron abajo de la tuza; sí, lo escon-
de”. Lo levantaba pero con su otra mano lo metía en
dió el papel adentro de la tuza.
la bolsa, logró sacar el papel: “¡vámonos!”. Así conta-
–¿De los hoyos de la tuza?, pregunto.
ba mi abuelita. Dice que se fue María, pero el coyote se
–Sí, de la tierra.
quedó ahí, no se quiso levantar, se fue María. Y ya de
–Que por eso ya no nos comió y si no, dicen que por
ahí, llegó [a su casa], hizo azufre y le prendió lumbre y
eso nos iban a comer. Que le dijo: “creo que está sabro-
metió el papel adentro. Entonces, al siguiente día, que
so tu pulque, María, a ver ven, dame otro trago”, y le qui-
fue temprano [el coyote]: “¡ay!, ya no aguanto mi pan-
taron su papelito, que según porque nos iba a comer.
za, María” —no le decía “María” sino “Tsimu”. Haz de
–Por eso Diosito le dio toda su sabiduría.
cuenta que es como “cariño” o “niña”— “¿no viste mi pa-
–Por eso Diosito le dio todos los animalitos, le dio to-
pel?, ¿y ahora qué voy a comer?, ya no aguanto mi pan-
do, todo (San José del Fresno, 2009).
za”, así le decía, “ya no aguanto, tengo mucha hambre,
¿qué voy a comer?”, “no sé, ya te dieron permiso, ya
A continuación se muestra el sufrimiento que pasó el coyo-
te dieron tu papel, yo no sé si lo perdiste, es tu proble-
te por haber perdido el “papel”, y la manera en que la virgen
ma”. Pero así decía, ya cuando estaba hecho cenizas su
María, después de haber protegido a la humanidad, lo ayu-
papel. Contaban así los difuntos abuelitos. Que varias
dó, a su vez, para que no muriera de hambre:
cosas le hicieron al coyote para que no viniera el coyote. Entonces, de ahí, que insistía, insistía: “¿qué voy a
Pues sí fue real. Según al coyote le dieron permiso,
comer?, ¿qué voy a comer?, ya no tengo, ya no tengo
ahora sí que Jesús, para que a nosotros nos iba a co-
[qué comer], dice, tengo mucha hambre, ya no aguan-
mer, a todos, porque nosotros no entendemos. Él se
to más”, “no sé, ya te dieron tu oportunidad, no supis-
fastidiaba. Entonces, la virgen María que se molesta
te aprovechar”.
ella porque ya le habían dado permiso al coyote pa-
Ya después le mandaron, como estaba la cerca
ra que comiera a su hijo, de la virgen María. Se eno-
grandísima, la cerca que había, le dijeron que le fuera
jó ella, entonces, lo que hizo […] ya no sé a dónde fue
a morder al caballo que estaba: “sáltale esa cerca, si no
a conseguir pulque, a según, en un cántaro. Me imagi-
saltas pues […] te vas a ir a comer el caballo, ya es tu
no que pasó por ahí abajo, por el camino. Que pasó ahí
comida porque ya no tengo qué darte”. Bueno, se fue.
y no tardó, que pasó el coyote. Ya pasaba: “ah, tú an-
Pero le dio de patadas, le dio patadas. Entonces esta-
1
das aquí, Tsimu —como hablaban así, “Tsimu”— dice.
ba un burro, también le dijeron que le fuera a morder a
Y contestaba María: “sí, estoy aquí vendiendo tantito
ese burro. Ése sí dio patada y tiró su diente. Entonces
pulque”. Pero ella ya tenía la idea para quitar la car-
ya la fue a visitar: “¿sabe qué, Tsimu?, no se deja, ya se
ta que ya le habían dado permiso para comer a los hi-
cayó mi diente, qué hago”. Dice: “pues ya perdiste tu
jos de María.
oportunidad, si no pues ni modo”, que dijo así. Enton-
Entonces ella buscó la manera para que no nos co-
ces ya estuvo pensando la virgen: “qué hago, qué ha-
miera a nosotros. Se emborrachó al coyote. Que le dio
go”, entonces ya fue a decirle que agarrara un borrego,
un jarrito, “pruébalo, dice, a ver si está bueno”. Enton-
de esos que tiene sus cuernos; pero que le dio un to-
ces, el coyote probó, estaba suave el pulque: “¡ay!, sí
pe nada más. Que vino a quejar otra vez, pero enton-
está bueno, dice, dame otro litro”. Acabó el litro, otro
ces que ya se enojó: “¡qué más te voy a dar!, ¡qué más
te voy a dar!, si ya no tengo nada, la única oportuni-
1
Tsimu es el nombre de la jícara en la que se solía servir el pulque. Según
algunas personas, se representaba en la danza de malinches interpre-
12
dad que tengo, dice, si vas a brincar esa cerca —estaba
tada por mujeres. A veces lo traducen como “madre”, “niña” o “cariño”,
grandísima la cerca— si vas a saltar esa cerca pasa ese
como se expone más adelante en la narración.
lado y ve a agarrar el macho [el guajolote], es lo único
DIARIO DE CAMPO
que tengo”. Que saltó con todas sus fuerzas, saltó, se
cayó en las piedras, entonces fue a agarrar al macho,
se lo echó al hombro. Esa fue su primera vez (San Pedro Potla, 2009).
La muestra de narrativas precedentes muestran la figura
del coyote con una fuerte ambigüedad; por un lado aparece como devorador de hombres y, por el otro como un
ser ingenuo. Este carácter tiene sus momentos de expresión; la noche donde se vuelve voraz, y el día que lo muestra como tonto. Además, el campo narrativo presenta otro
rasgo que caracteriza las andanzas de este animal: su conexión con el mundo de los dioses y santos, donde ocupa
un lugar específico para interactuar con y contra los hombres; especialmente, sostienen que cuando un hombre no
cumple con un servicio religioso, el santo enviará al coyote para que éste coma sus guajolotes y borregos. Asimismo, su función se encuentra estrechamente ligada con
los rasgos que caracterizan la zona mazahua del Estado
de México: una estructura católica fuertemente incrustada en el discurso del universo ideológico que ordena las
relaciones políticas y económicas del grupo mazahua con
otros actores sociales que componen la formación económica de la región.
La tradición oral aparece como un espacio donde se
conjugan los elementos que caracterizan la cotidianidad
te grupo mantiene un cuerpo de narraciones bastante ri-
de este grupo, tan cargado al fatalismo, que es rescata-
co e interesante para ser estudiado por los antropólogos,
da por los santos. Se entiende por qué el coyote establece
razón por la que este documento es una invitación para
un convenio con dios para destruir a la humanidad, y có-
profundizar en el estudio del coyote u otros seres y enti-
mo ese plan se frustra por intervención de la virgen María.
dades que caracterizan el universo de la tradición oral en-
A partir de los comentarios se desprende que este arre-
tre los mazahuas.
glo, aún quedando en el ámbito de la posibilidad, es suficiente para constituir un nuevo convenio tácito donde
Bibliografía
entran en juego los santos y supeditado a ellos el coyote, quien ya no es dirigido contra la humanidad entera si-
Camacho, Fidel y Jaime E. Carreón, “Jerarquía y control social:
no sólo contra aquellas personas que no cumplen con el
aproximaciones al nahualismo mazahua”, México, Coordina-
culto a los santos:
ción Nacional de Antropología-INAH (Proyecto Etnografía de las
Regiones Indígenas en el Nuevo Milenio), inédito.
Dios lo manda [al coyote] cuando te quiere llevar tus
Lupo, Alessandro, “Teorías sobre la conciencia, la acción y la en-
animales; por ejemplo, una promesa, San Antonio, que
fermedad”, conferencia dictada en el marco del Seminario
ya se viene acercando la fiesta y si te toca la fiesta y si
Nacional de Etnografía, México, Coordinación Nacional de An-
uno se desanima luego, luego te llega y se lleva tus animales, es como una ofensa que le haces [al santo] (San
Antonio Pueblo Nuevo, 2009).
tropología-INAH, 2008.
Olivier, Guilhem, “Huehuecóyotl, ‘Coyote Viejo’, el músico transgresor. ¿Dios de los otomíes o avatar de Tezcatlipoca?”, México, ECN, 1999, vol. 30, pp. 113-132.
Los datos que presentamos son, pues, una selección de
narrativas en torno a una figura particular, sin embargo es-
_______, Tezcatlipoca. Burlas y metamorfosis de un dios azteca, México, FCE, 2004.
QUEHACERES
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