Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
1
POLICÍA COMUNITARIO: UN NUEVO TIPO DE POLICÍA.
Felipe Espinosa Torres*
“The basic mission for which the police exist is to prevent crime and disorder.”
Sir Robert Peel, 1829.
Las políticas modernas de seguridad pública, basadas en el paradigma de la prevención del
delito,1 requieren de un tipo especial de servidores públicos capaces de aplicarlas en el
terreno de los hechos, esto es, en las calles, las escuelas, los centros de trabajo e incluso –de
importancia fundamental- en el entorno familiar. La experiencia en países de los cinco
continentes, está demostrando que un nuevo tipo de policía, el policía comunitario, es el
servidor público idóneo para cumplir con esta importante tarea.
Aún cuando el nombre se utiliza indiscriminadamente para referirse a cualquier policía que
establezca, de una manera u otra, una cierta relación directa con los ciudadanos, la figura de
policía comunitario tiene características particulares que lo hacen ser diferente a los policías
tradicionales, incluyendo a aquellos que realizan sus actividades “a pié”, en los barrios de
las grandes ciudades. El policía comunitario es, realmente, un nuevo tipo de policía.
Para explicar lo nuevo del policía comunitario moderno, en las siguientes líneas se
presentan algunos antecedentes de su conformación, sus fundamentos teóricos y
conceptuales, su desarrollo y experiencias en diversas partes del mundo, principalmente en
Estados Unidos de América2, así como las posibilidades y perspectivas que tiene la policía
comunitaria para enfrentar exitosamente la inseguridad publica prevaleciente en América
Latina y, en especial, en nuestro país.
ORÍGENES: EL MODELO DE PEEL.
La policía moderna surgió en Inglaterra en 1829, al promulgarse el Acta del Parlamento
que aprobó la creación de la Policía Metropolitana de Londres (Scotland Yard), impulsada
*
Maestro por la Universidad Pública de Navarra, España. Profesor de Carrera de la UNAM. Ha sido Director
General de Política y Evaluación de Prevención del Delito del Gobierno del DF; Director de Prevención del
Delito de la PGR; y Coordinador General del Programa Estatal de Prevención del Delito en Guanajuato.
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
2
por Sir Robert Peel (1788 - 1850), quien era a la sazón Ministro del Interior (Home
Secretary).
Peel estableció 9 principios de actuación de la policía (“Principles of Law Enforcement”) y
el primero de ellos señala: “La misión básica de la policía, por la cual existe, es la
prevención del delito y el desorden”.3 En el mismo sentido, Sir Richard Mayne, uno de
los dos primeros Superintendentes de la Policía Metropolitana (el otro fue un Coronel
retirado, Sir Charles Rowan), escribió en 1829: “El objetivo principal de una policía
eficiente es la prevención del delito...”4
Además de resaltar la importancia de la prevención, los Principios de Peel hacen hincapié
en que el policía tiene que trabajar estrechamente con la comunidad, asegurar su apoyo y
participación, identificarse con los ciudadanos plenamente: “el policía es el pueblo y el
pueblo es la policía”; usar la fuerza sólo como última opción después de haber agotado los
mecanismos de la “persuación, consejo y advertencia”; respetar la ley con absoluta
imparcialidad; nunca usurpar las funciones del poder judicial. El último principio de Peel
afirma: “La prueba de la eficiencia de la policía es la ausencia del crimen y el desorden, no
la visible evidencia de acción policíaca enfrentándolo”.5
Desde su creación, los elementos de la Policía Metropolitana londinense fueron
organizados en grupos o patrullas preventivas; uniformados por primera vez (se les empezó
a conocer como “bobbies” o “peelers”, en referencia a su fundador), y asignados a los
barrios donde, además de la vigilancia, realizaban funciones como las de encender los
faroles de las calles, avisar en caso de incendios, gritar la hora (“dos veces por la mañana y
todas las necesarias”), así como proporcionar otros servicios públicos.
El enfoque preventivo, la cercanía con los ciudadanos, su control y supervisión por parte de
éstos, la separación de las funciones policíacas y las judiciales, así como el principio de la
profesionalización de sus integrantes, son algunas de las características de la Policía
Metropolitana inglesa que marcan el surgimiento de la policía moderna y, a la vez, sirven
como referente histórico para la nueva policía comunitaria.
Estos elementos innovadores del modelo “peeliano” influenciaron la formación y el
desarrollo de los diversos cuerpos policíacos del mundo occidental. En mayor o menor
medida, y en diferentes épocas, estos casi dos siglos de la policía moderna han estado
marcados por las ideas de Robert Peel y la experiencia de la Policía Metropolitana que él
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
3
fundó. Entre estos elementos, destacan dos que constituyen los pilares de la policía
comunitaria: la estrecha vinculación con los ciudadanos y la visión preventiva, integral de
la seguridad pública.
Por tanto, no es aventurado afirmar que la moderna policía comunitaria tiene sus orígenes
en la Policía Metropolitana inglesa. Lo que la policía comunitaria hace es simplemente
actualizar los principios de Peel que, en esencia, son los mismos que reivindica. Utiliza los
avances de la ciencia y de la técnica para desarrollar su misión, estrategia y funciones, pero
sus ejes continúan siendo los mismos que los de la original Policía Metropolitana. Son los
conceptos clásicos de la policía, pero puestos al día de hoy.
FUNDAMENTOS TEÓRICOS.
La existencia del policía comunitario se sustenta en el paradigma preventivo, el cual
considera que la delincuencia es resultado de la interacción de múltiples factores causales
(más adecuadamente denominados “factores de riesgo”), los que son de diversa índole:
económicos, sociales, familiares, culturales, políticos, laborales, educativos, psicológicos e
individuales.6
Este concepto de multicausalidad del fenómeno delincuencial es sumamente importante
para las políticas de seguridad pública y con aplicaciones prácticas inmediatas. Entre otras
cosas, implica:
a. Actuar en múltiples frentes, especialmente en tres ámbitos: familia, escuela y
vecindario, a fin de evitar la interacción de los factores causales de la delincuencia y
fortalecer los factores de protección.
b. Actuar desde múltiples frentes, es decir, reconocer que la lucha contra el fenómeno
delincuencial no es únicamente función de las instituciones de seguridad pública y de
procuración de justicia, sino también de las demás instancias de gobierno: salud,
educación, desarrollo social, desarrollo económico, cultura, deportes, vivienda, obras y
servicios públicos...
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
4
c. Actuar con la comunidad, considerando que sin una participación activa, organizada,
informada, voluntaria y eficaz de los ciudadanos, ninguna estrategia de intervención
integral contra la delincuencia –que implica la reconstrucción del tejido social- podrá
tener resultados exitosos.
Para Robert Trojanowics, uno de los impulsores de la policía comunitaria más reconocidos
en el ámbito internacional, los dos pilares de este tipo de policía, son: la teoría del
padrinazgo o consenso normativo (“normative sponsorship”) y la ciencia social crítica. 7
La primera sostiene que la mayor parte de la gente está, en principio, dispuesta a unirse y
cooperar con otros para satisfacer sus necesidades; el esfuerzo de una comunidad sólo será
respaldado por los ciudadanos si es normativo (dentro de los límites de los estándares
establecidos) para todas las personas y si los grupos de interés son incluidos. Es decir,
parte del supuesto de que es posible encontrar los puntos de convergencia entre los
ciudadanos e incluso entre los grupos con intereses diversos (políticos, religiosos,
culturales, deportivos, sociales, juveniles, laborales, etcétera) de la comunidad y lograr un
consenso para definir determinadas metas y comprometerse en su implementación.
La ciencia social crítica es definida por Brian Fay como una ciencia práctica que “inspira a
la gente para que se movilice socialmente a fin de corregir sus circunstancias políticas y
socio-económicas” y, de esta manera, lograr la satisfacción de sus necesidades.8 Tiene tres
conceptos centrales: educación, fortalecimiento y liberación.
A través de la educación se pretende, por una parte, que los ciudadanos reflexionen y
discutan sobre las causas que explican su particular problemática y, por otra parte, sean
conscientes de su capacidad potencial para cambiar dicha situación.
El fortalecimiento, de acuerdo a la ciencia social crítica, se refiere a la creación de una
“fuerza práctica” que estimula a la gente a movilizarse para mejorar su condición social.
No son los “expertos” quienes deciden las acciones a ser tomadas, sino son los propios
ciudadanos quienes toman las decisiones.
La liberación, según Fay, es el resultado de la acción social, de manera que los ciudadanos,
como grupo, deciden -en forma racional y libre- organizarse y ponerse en movimiento para
cambiar y mejorar su situación. El proceso de liberación contempla los siguientes pasos: la
reflexión colectiva, la definición de metas, la toma de decisiones, y la propia movilización
social.9
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
5
Lo anterior significa que la comunidad no se concibe como un ente pasivo, estático y
homogéneo, sino por el contrario, como un sujeto activo, dinámico y heterogéneo, cuya
colaboración es esencial para el funcionamiento de la policía comunitaria. Aún más: se
considera que la comunidad es resiliente natural (es decir, con capacidad para responder de
manera positiva ante situaciones agresivas o dañinas) y tiene la capacidad de identificar y
resolver sus propios problemas.10 Habría que agregar que, a nivel de las comunidades, el
factor protector contra la delincuencia de mayor importancia es lo que los sociólogos
definen como “capital social”,11 esto es, el grado de relaciones solidarias y de cooperación
existente entre los vecinos lo que, a su vez, es determinante para el fortalecimiento del
tejido social en esa comunidad. Precisamente en este elemento radica la fuerza de una
comunidad, y una comunidad fuerte se erige como el factor de prevención y disuasión más
efectivo contra la violencia y el delito.
Se puede concluir, entonces, que la policía comunitaria se apoya teóricamente en los
conceptos de carácter sociológico y criminológico expuestos aquí de manera resumida.
¿QUÉ ES LA POLICÍA COMUNITARIA?
Algunos funcionarios y jefes policíacos piensan que la estrategia de la policía comunitaria
significa simplemente asignar policías a una determinada zona urbana, presentarlos con los
vecinos (en el mejor de los casos), y dejarlos que hagan su trabajo como dios les dé a
entender. Los servidores públicos que razonan así, además de mostrar una ignorancia
supina, deforman y abortan las potencialidades de la policía comunitaria, frustrando tanto a
los ciudadanos como a los propios policías.
No. La policía comunitaria es otro tipo de policía, diferente a la tradicional, que implica un
cambio en la misión, organización, estrategia, funciones, control, evaluación y, por último
pero no lo último, en la cultura de la institución.
Una definición bastante aceptable de la policía comunitaria es la elaborada por la Oficina
del Procurador General de California: “La policía comunitaria es una filosofía, un tipo de
gestión y un diseño organizacional que promueve la solución proactiva de problemas y la
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
6
alianza de policía y comunidad para enfrentar las causas de la delincuencia y del temor
ciudadano, así como otros asuntos de interés para la comunidad.”12
En consecuencia, la misión de la policía comunitaria es la de “Proporcionar servicios
policiales descentralizados y personalizados, impulsando la participación de la comunidad
como ‘socia’ en el proceso de hacer que sus vecindarios sean lugares mejores y más
seguros para vivir y trabajar”.13 La palabra clave para cumplir con esta misión es:
confianza, por lo que también es adecuado expresar que la misión de la policía consiste
precisamente en ganarse la confianza del ciudadano para hacer de éste un aliado en la lucha
contra la delincuencia.
Los elementos básicos de la policía comunitaria14 que permiten diferenciarla de otros tipos
de policía que también desarrollan algún trabajo en la comunidad, son:
1. Estrategia basada en el paradigma de prevención del delito.
2. Participación ciudadana en la planeación, ejecución, supervisión y evaluación de los
programas de seguridad pública.
3. Método proactivo, opuesto al reactivo; solución de problemas con base en la propia
comunidad.
4. Descentralización de mandos, flexibilidad e inventiva en el trabajo de los policías.
Acorde con lo anterior, el rol del policía comunitario difiere del que desarrolla el policía
tradicional. Entre sus funciones innovadoras están las de impulsar la organización de los
ciudadanos; elaborar el diagnóstico socio-delincuencial y el mapa criminógeno del
territorio a su cargo; diseñar y ejecutar –conjuntamente con los ciudadanos- programas
preventivos de seguridad pública enfocados sobre todo a los niños y jóvenes; asesorar y
apoyar a los vecinos en sus gestiones ante otras instancias gubernamentales; conciliar
conflictos vecinales, intergrupales e, incluso intrafamiliares; coordinar acciones con los
servidores públicos de las áreas sociales, con los maestros y los padres de familia, así como
con los sacerdotes y ministros religiosos, empresarios, clubes deportivos, culturales y
sociales, asociaciones filantrópicas, organismos profesionales y, en general, con los
diversos grupos de la comunidad.
Al realizar este tipo de actividades, el policía comunitario no deja de ser policía.
Simplemente, se trata de un nuevo tipo de policía que desarrolla sus funciones en el ámbito
preventivo y, como medida extrema y extraordinaria, en el punitivo. Todo ello, aliado con
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
7
los ciudadanos, de manera que el policía comunitario es el vehículo eficaz, eficiente y
expedito de vinculación entre autoridades y ciudadanos en materia de seguridad pública y
prevención del delito. Para lograrlo, es imprescindible que el policía comunitario reciba
una capacitación específica que le proporcione herramientas para desarrollar sus nuevas
funciones de manera adecuada y efectiva.
En forma explícita, la policía comunitaria significa el reconocimiento de que las
instituciones de seguridad pública y de procuración de justicia no pueden -y no debenhacer su trabajo solas, sino que requieren de la colaboración activa de los ciudadanos. Las
comunidades cuentan con valiosos recursos para combatir eficazmente a la delincuencia,
que no tienen por qué ser desaprovechados. Esto es de tal importancia que se puede
afirmar que la participación ciudadana es una condición sine qua non podrán obtenerse
resultados exitosos en materia de seguridad pública.
Ahora bien, la participación de la comunidad en las tareas preventivas y de seguridad
pública no significa que los ciudadanos tomen la ley en sus propias manos. Lo que se
pretende es que la comunidad trabaje con la policía para identificar y priorizar problemas,
desarrollar e implementar respuestas efectivas y creativas, determinar la asignación de
recursos, evaluar y modificar –si es necesario- los programas y las acciones.
En síntesis, el Policía Comunitario es un policía de proximidad, es decir, cercano a los
ciudadanos, que no sólo está presente en la comunidad día con día sino que llega a ser parte
de ella, que conoce bien a sus habitantes, está al tanto de sus problemas y sus necesidades,
y que con su actuación cotidiana -como puente entre autoridades y vecinos- se gana su
confianza y logra que los ciudadanos se conviertan en sus aliados.
TRANSFORMACIÓN CULTURAL DE LA POLICÍA.
La misión del policía comunitario implica modificaciones sustanciales en la metodología y
en el quehacer tradicional de las instituciones policíacas: descentralización de mandos;
investigación socio-delincuencial; coordinación con otras instancias gubernamentales y no
gubernamentales; inventiva y flexibilidad en los programas y acciones; mecanismos “sui
generis” de control y evaluación...
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
8
El aplicar una estrategia de policía comunitario es un proceso complicado y multifacético
que va a encontrar obstáculos, inercias y resistencias en primer lugar en el propio cuerpo de
la policía, en especial, en el nivel de los jefes policíacos. Requiere, por tanto, de la firme
voluntad y el decidido apoyo de las más altas autoridades políticas y administrativas
(municipales, estatales y federales) para avanzar en este camino.
La policía comunitaria no puede establecerse a través de una simple modificación de la
policía existente. Su implementación implica profundos cambios en todos los niveles y en
todas las áreas de la institución, desde los altos mandos hasta los policías rasos y desde las
áreas de entrenamiento y capacitación hasta las operativas y tecnológicas.15
El cambio debe darse de arriba hacia abajo. El jefe de la policía o del organismo de
seguridad pública correspondiente tiene que ser –preferentemente- quien encabece la
transformación hacia la policía comunitaria. Su conducta -su actitud- determinará en gran
parte el ritmo y el modelo de reforma para la institución. La tarea a encarar por parte del
jefe de la policía “... es nada menos que cambiar la cultura fundamental de la
organización... Requiere de un liderazgo personal de considerable fuerza y
perseverancia.”16
Como ya se mencionó, una reforma de la envergadura de la policía comunitaria, enfrentará
inercias, resistencias, bloqueos y hasta abierta oposición dentro de la corporación. Esto
puede deberse a factores de diversa naturaleza, los que habrá de identificar a fin de tratarlos
adecuadamente. No es lo mismo si se enfrentan intereses creados o corrupción, que si se
trata de la incomprensión de la nueva metodología o de un franco y leal desacuerdo con
ella. Mientras que en el primer caso se justifica un combate enérgico y sin contemplaciones
contra tales vicios y elementos negativos de la corporación, en el segundo caso la actitud
debe ser la del diálogo, la explicación paciente y el convencimiento acerca de las virtudes
de la reforma.
Entre las modificaciones más importantes y que generan mayor resistencia y/o abierta
oposición al interior de las corporaciones, están: el enfoque preventivo del trabajo policial;
la descentralización de los mandos; y la supervisión ciudadana. La estrategia de prevención
del delito es considerada por algunos elementos policíacos como “blanda” e ineficaz para
combatir la delincuencia. Esto es erróneo: está plenamente demostrado que una estrategia
preventiva del delito bien planeada y aplicada, generalmente es más eficaz y “dura” que las
prácticas policíacas tradicionales.17
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
9
La descentralización de los mandos es determinante para la reforma policíaca ya que
contiene dos elementos fundamentales y estrechamente ligados entre sí: la democratización
y la eficacia. En efecto, con la policía comunitaria, la policía se democratiza al
“horizontalizar” los procesos de trabajo y, por ende, la toma de decisiones. La
descentralización significa que a los policías comunitarios se les confiere la facultad de
tomar decisiones en los aspectos operativos de su trabajo en la comunidad; tienen mayor
libertad de acción, pero también mayor responsabilidad y, al estar más ligados con la
comunidad, mejor control y evaluación. Esto es algo que no gusta a muchos jefes
policíacos que ven afectados así sus cotos de poder, base de sus intereses y prebendas
ilegítimas. No es casual que diversos autores, sobre todo latinoamericanos vean en este
aspecto de la policía comunitaria el instrumento para reducir y controlar los abusos y la
corrupción policial en la región.18
La supervisión de la policía comunitaria por parte de los ciudadanos deriva precisamente de
la cercanía que este tipo de policía tiene con la comunidad. Al trabajar conjuntamente
policía y ciudadanos, de manera natural se establece una supervisión al servidor público,
altamente compensada con el apoyo, colaboración y auxilio que prestan los ciudadanos al
policía comunitario. Justamente, en esta alianza con los ciudadanos radica la mayor
eficacia de la policía comunitaria. Por ello, los reformistas de la policía a nivel
internacional afirman que “... la rendición de cuentas y la capacidad de respuesta, aparte de
constituir valores básicos de la policía democrática, son claves para que el trabajo de la
policía sea eficaz.”19
Lo que se pretende es básico en cualquier sociedad democrática, pero de gran
trascendencia, sobre todo para un país como México que se encuentra en un proceso de
transformación democrática de sus instituciones: que la policía comunitaria se rija por los
principios de ejercicio democrático del poder los cuales establecen que “toda persona que
ejerce autoridad en nombre de una comunidad es responsable ante la comunidad por el
ejercicio de dicha autoridad”.20
Todo lo anterior marcha en paralelo con un cambio cultural en los cuerpos de policía. No es
un reto fácil, pero vale la pena intentarlo porque la experiencia internacional nos está
confirmando que es el camino correcto para lograr una policía eficaz, honesta, ética y
confiable para los ciudadanos.
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
10
LA EXPERIENCIA INTERNACIONAL.
Experiencias exitosas de la policía comunitaria están documentadas en diversos países:
Canadá, Estados Unidos, Japón, España, Inglaterra, Francia, Holanda, Australia, Nueva
Zelanda y Sudáfrica son buenos ejemplos de ello.21 En América Latina, aún cuando ha sido
apenas durante la última década que se comenzaron a aplicar modelos policiales
comunitarios, hay también experiencias muy valiosas en Chile, Brasil, Argentina,
Colombia, Puerto Rico y El Salvador,22 que justifican un análisis particular. En esta
ocasión, por los motivos ya comentados al principio del presente ensayo2 y por razones de
espacio, se comenta con más detalle la experiencia norteamericana.
En gran medida por su carácter anglo-sajón, el modelo policíaco de Peel fue adoptado en la
mayoría de las ciudades estadounidenses durante la segunda parte del siglo XIX.23
Posteriormente, la policía norteamericana atravesó por distintas etapas, crisis y reformas24 que no es el caso aquí reseñar- dando lugar a que en la segunda mitad del siglo XX se
iniciara un nuevo proceso de análisis y evaluación de la policía que condujo, finalmente, al
establecimiento de la policía comunitaria en un gran número de ciudades norteamericanas;
proceso que se ha venido desarollando durante los últimos 25 años.
En efecto, a mediados de los años 70 del siglo pasado, las autoridades estatales de New
Jersey iniciaron el “Programa de Vecindarios Sanos y Seguros” (Safe and Clean
Neighborhoods Program) a fin de mejorar la calidad de vida comunitaria en 28 ciudades de
ese Estado norteamericano. Como parte de ese programa, oficiales de la policía fueron
bajados de sus patrullas y asignados a caminar por las calles de los barrios.25
Este programa enfrentó la resistencia y el escepticismo –en el mejor de los casos- de
algunos de los jefes de la policía y de los propios oficiales: los primeros argumentaban que
con policías “de a pié” se reducía la capacidad de movilización y de respuesta rápida a las
llamadas de los ciudadanos; además, dificultaba el control sobre sus subordinados. Los
segundos se oponían a la medida por varios motivos: sería un trabajo más duro, estarían a la
intemperie, no podrían hacer “buenos arrestos”, etcétera.
Cinco años después de iniciado, el programa fue evaluado por la Police Foundation de
Washington, D.C., a través de un estudio controlado que se efectuó en la ciudad de Newark.
Los resultados del estudio mostraron, por un lado, que el programa no había logrado
disminuir los índices delictivos y, por otro, que los habitantes de los barrios donde este
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
11
programa fue aplicado se sentían más seguros que los de otros barrios, creían que la
delincuencia había disminuído y tenían una opinión más favorable de la policía que la
externada por ciudadanos de otros lugares. Por su parte, los policías participantes en el
programa expresaban mayor satisfacción por su trabajo, tenían una moral más alta y una
actitud más favorable hacia los ciudadanos que los policías tradicionales.26 Por tanto, al
considerarse exitoso el programa en cuanto a la percepción ciudadana y la actitud de los
policías participantes, se decidió ampliarlo a otros lugares del vecino país del norte.
Otra experiencia que dejó muchas enseñanzas, fue la de Flint, Michigan, en 1979, la cual se
inició en 14 áreas piloto que comprendían aproximadamente el 20% de la población de la
ciudad. 27 Las actividades de la policía fueron más allá de organizar vecinos vigilantes: los
policías actuaron como catalizadores en la formación de organizaciones ciudadanas,
articularon sus expectativas con las propias de la policía, establecieron conjuntamente
prioridades, iniciaron programas comunitarios y sociales y, además, relacionaron a la
comunidad con otras agencias gubernamentales. “Debido a que patrullaron e interactuaron
(con los ciudadanos) en las mismas áreas día tras día, semana tras semana, los policías
desarrollaron un alto grado de confianza con los residentes, lo que se tradujo en una
relación efectiva de cooperación.”28
En Flint los resultados se expresaron no sólo en una mejoría de la percepción ciudadana
sobre la actuación de la policía, sino también en una disminución significativa de los
delitos. A tal grado se manifestó el acuerdo de los ciudadanos con el programa de policía
comunitario, que votaron dos veces consecutivas un aumento de impuestos a fin de
mantener su funcionamiento. En la segunda votación, el incremento a los impuestos ganó
con una diferencia de 2 a 1, algo realmente insólito y que ilustra el hecho de que los
ciudadanos responden positivamente cuando aprecian que algo funciona, máxime si se trata
de un tema tan importante como el de la seguridad pública.
Poco tiempo después, durante los primeros años de la década de los 80, en varias ciudades
norteamericanas (Baltimore, Maryland; Madison, Wisconsin; y Newport News, Virginia)
los cuerpos policíacos iniciaron la estrategia de policía orientada a la solución de problemas
de la comunidad.29 Esta estrategia se inspira en los postulados del profesor emérito de la
Universidad de Wisconsin, Herman Goldstein,30 quien se convirtió en un decidido y
creativo impulsor del trabajo comunitario de la policía. El paradigma de seguridad pública
que está detrás de la estrategia de solución de problemas, es el de la prevención del delito.
Si la violencia y el desorden son resultado de la interacción de múltiples factores causales
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
12
(o de “riesgo”), entonces hay que actuar antes de que éstos produzcan sus indeseables
efectos. De esta manera, se estará actuando de manera proactiva y preventiva; y este es,
precisamente, el objetivo de la estrategia de solución de problemas implementada por la
policía comunitaria.31
La solución de problemas se basa en el supuesto de que “el delito y el desorden se pueden
abatir en áreas geográficas pequeñas, a través del estudio cuidadoso de las características de
los problemas en el área y la aplicación de los recursos apropiados...”32 Con tal propósito,
la policía aplica el modelo SARA, que es el acróstico (en inglés) de los 4 pasos propuestos
para la implementación adecuada de la solución de problemas con apoyo de la comunidad:
1.
2.
3.
4.
Identificación, selección y re-definición del problema.
Análisis del problema seleccionado.
Respuesta al problema planteado.
Evaluación de la respuesta y, en su caso, modificación de la misma.
Goldstein considera que la unidad básica del trabajo policíaco es el “problema”, el cual
define como un “cluster” de incidentes, es decir, un conjunto de situaciones similares (ya
sea de desorden, violencia o delincuencia) que se presentan repetidamente en una
determinada área. La estrategia consiste en no tratarlos como hechos aislados sino analizar
sus elementos comunes e identificar sus factores causales.33 De igual manera, no
considerarlos como hechos que se presentan de manera súbita e inesperada, sino como
procesos que tienen una historia, un inicio, un desarrollo y que, por tanto, es posible y
conveniente incidir sobre ellos a fin de evitar desenlaces violentos e incluso fatales. Al
actuar con este método, la policía comunitaria es más eficaz y eficiente; es proactiva y
preventiva; asimismo, soluciona problemas de la mano con los ciudadanos, lo que
contribuye a crear un círculo virtuoso de mayor confianza y cooperación entre policía y
comunidad.
Al dar resultados, la policía comunitaria está ganando terreno en Estados Unidos –como
también lo está haciendo en los países mencionados anteriormente. En especial, la creación
de la Oficina de Servicios Policiales Orientados a la Comunidad (COPS, por sus siglas en
inglés), dependiente del Departamento de Justicia norteamericano, ha redituado en un gran
impulso al modelo de policía comunitaria. Así, en el año 2001, COPS reportó la “adopción
del concepto por parte de 12 mil agencias y departamentos de policía de todos los
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
13
tamaños”, así como la contratación y entrenamiento de “miles de nuevos oficiales y
personal de apoyo” para las corporaciones policíacas en todo Estados Unidos.34
Ahora bien, no todos los departamentos de policía que reportan haber adoptado el modelo
de policía comunitario, lo han hecho realmente. Un estudio efectuado en 1994 por
Trojanowicz y colaboradores35 aporta datos en ese sentido: de 546 jefes de policía de
ciudades mayores de 50 mil habitantes o cuya corporación contaba con más de 100
oficiales, el 42% (229) de ellos manifestó que aplicaban un programa de policía
comunitario. No obstante, únicamente el 54% tenía un compromiso de transformar
totalmente la corporación al programa de policía comunitaria; sólo el 78% había asignado
oficiales comunitarios a barrios definidos; y, en promedio, apenas el 38.4% del total de sus
áreas jurisdiccionales era cubierto por su programa de policía comunitaria.
Por otra parte, la policía comunitaria está interviniendo con programas específicos para
enfrentar algunos de los problemas más graves que enfrenta la sociedad norteamericana y
en los que los métodos tradicionales de la policía no han mostrado ninguna efectividad. Es
el caso de la delincuencia, la violencia y la farmacodependencia juveniles, tanto en los
barrios de la grandes ciudades como en las escuelas, donde algunos datos ilustran sobre la
magnitud del problema:
¨ Sólo en 1999, estudiantes entre 12 y 18 años de edad fueron víctimas de más de 2.5
millones de delitos en las escuelas, de los cuales, alrededor de 186 mil fueron delitos
violentos graves.36
¨ En ese mismo año, el 10% de las escuelas públicas reportaron por lo menos un delito
violento grave a la policía.34
¨ Entre el 1° de julio de 1998 y el 30 de junio de 1999, hubo 47 muertes violentas en
escuelas de Estados Unidos,34 es decir, casi una por semana.
En este tipo de problemas, ganarse la confianza de los jóvenes y establecer un canal de
comunicación eficaz con ellos, constituyen los puntos nodales de una intervención exitosa.
En esa orientación es en la que trabaja la policía comunitaria. Se han diseñado y se están
aplicando un gran número de programas que están mostrando su eficacia (hay que recordar
que la creatividad es una de las características de la policía comunitaria). Sólo para
mencionar algunos: el programa “Imán” de las escuelas de policía (Police Magnet Schools),
mediante el cual jóvenes estudiantes desarrollan un programa curricular junto con la policía
comunitaria;37 el programa STOP (Violence-Students Taking on Prevention), diseñado y
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
14
conducido por jóvenes y enfocado exclusivamente hacia ellos; y uno de los programas más
conocidos, cuya aplicación se ha extendido a otros países: el D.A.R.E. (Drug Abuse
Resistance Education),38 que, como su nombre lo indica, es un programa preventivo y
educativo contra el uso de drogas (y también contra la violencia) entre niños y jóvenes.
Un factor positivo que se vive en Estados Unidos es el ambiente pro-reforma de la policía.
En tal contexto, la policía comunitaria es parte de una respuesta institucional a la severa
crisis de las políticas, estrategias y programas tradicionales de seguridad pública, que está
resultando exitosa, eficaz y gratificante para la policía y, lo más importante, para los
ciudadanos.
COMENTARIOS FINALES.
La policía comunitaria no es una panacea, pero sí es una alternativa creativa, eficaz,
democrática y moderna para contar con comunidades más sanas y seguras. Esta experiencia
habría que aprovecharla en nuestro país.
En México existe una rica tradición –desde los topiles en la época precolombina, los
“guardafaroleros” o serenos en las postrimerías de la colonia39 hasta los policías de barrio
en la era moderna- que se conserva en el colectivo popular y facilita la comprensión y
aceptación del policía cercano a la comunidad.
Así por ejemplo, un estudio realizado en noviembre de 1997, con una muestra
representativa de la población mayor de 15 años del Distrito Federal, reveló que el 63% de
los encuestados se mostró favorable a la creación de policías de barrio, los que fueron
definidos por los investigadores como “policías que estén siempre en la misma colonia y
que, por tanto, conozcan bien a los vecinos y los vecinos los conozcan a ellos”.40 Entre las
argumentaciones destacaron las de “que con los policías de barrio ‘se disminuiría la
delincuencia al haber vigilancia en las colonias’ (21%); así como que ‘se les tendría más
confianza, por ser conocidos’ (21%), y que ‘podrían conocer a los vecinos e identificar a
los extraños’ (16%).”38
Los esfuerzos para crear una policía comunitaria no son inéditos en México. Durante los
últimos años se han desarrollado valiosas e interesantes experiencias en varias partes del
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
15
país: Baja California Norte, Chihuahua, Querétaro, Guerrero, Estado de México, Nuevo
León, Distrito Federal, Guanajuato, por mencionar algunas de ellas, pero en ninguna parte
la policía comunitaria se ha consolidado. Sigue siendo una asignatura pendiente.
Probablemente la experiencia más avanzada en México de policía comunitaria fue la
coordinada por el autor de este ensayo en el estado de Guanajuato durante el año 2001.41 El
adiestramiento de 110 policías municipales formó parte de la implementación de un
“Programa de Prevención Integral del Delito”, que logró la participación concertada de los
tres niveles de gobierno y de las comunidades seleccionadas de siete municipios de la
región central del Estado: Guanajuato (capital), León, San Francisco del Rincón, Purísima
de Bustos, Silao, Manuel Doblado y Romita.
Sin pretender detallar la experiencia guanajuatense es pertinente mencionar que en los
municipios donde se llegó a implementar la fase operativa, los resultados fueron
sumamente positivos, tanto en la percepción ciudadana sobre la seguridad de su entorno
como en los índices delictivos en las colonias y barrios donde el programa se aplicó. Los
policías “comunitarios” participantes fueron pieza central en la implementación del
programa preventivo, lo que también originó en ellos entusiasmo, compromiso y
satisfacción por el nuevo enfoque y la innovadora organización de su trabajo.
En síntesis, es una experiencia que vale la pena ampliar y consolidar. El policía
comunitario juega un papel preponderante en la aplicación de las estrategias modernas y
eficaces de seguridad pública, con una visión integral de la criminalidad, con la aplicación
de estrategias preventivas y con una efectiva participación ciudadana. La experiencia
internacional de los últimos 30 años así lo demuestra. En México los tiempos son
favorables para recorrer el camino abierto por esta prometedora experiencia. Si se cultiva,
la semilla de la policía comunitaria dará frutos. Al tiempo.
[email protected]
1
2
En una colaboración previa publicada en “Este País” en el mes de diciembre de 2000, se abordó con
amplitud el tema del paradigma preventivo como eje de las políticas modernas de seguridad pública, por lo
que se recomienda su consulta.
La experiencia en Estados Unidos de América se toma como modelo de desarrollo del policía comunitario
por dos razones principales: 1. En los últimos 25 años, la policía comunitaria ha tenido un importante
desarrollo en ese país como estrategia moderna de seguridad pública, y 2. Existe la tendencia en México de
resaltar (y copiar) sólo los aspectos represivos de la policía norteamericana, soslayando el hecho de que el
paradigma punitivo se encuentra en crisis y que los métodos preventivos han venido demostrando su
eficacia, e imponiéndose paulatinamente en las estrategias de seguridad pública en el vecino país del norte
y, en general, en casi todo el mundo.
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
3
16
Melville L. A History of Police in England. Methuen, London, 1901.
Metropolitan Police Service. Brief definition and history of policing. (Extract from Instruction Book).
Metropolitan Police. London, England. 2001.
5
Melville L. Op. Cit.
6
Veáse: Comisión de Prevención del Delito y Justicia Penal – Naciones Unidas. Prevención del Delito.
Informe del Secretario General. E/CN.15/1999/3. Viena, 1999. // Peñaloza P, Espinosa F. Los desafíos de
la prevención del delito en América Latina. Este País. No. 116. Diciembre, 2000. // Sherman L. Thinking
about Crime Prevention. En: Sherman L et al. Preventig Crime: What works, what doesn't, what's
promising. A report to the United States Congress. University of Maryland, 1996. // Buvinic M, Morrison
A. Prevención de la violencia. Nota Técnica No.1. Características de la violencia. BID. Washington, D.C.
1999. // Londoño JL, Guerrero R. Violencia en América Latina. Epidemiología y costos. Documento de
Trabajo. R-375 – BID. Washington, D.C. 1999.
7
Trojanowics S, Trojanowics R. Theory of Community Policing. Community Policing Pages. Indiana State
University. 1998.
8
Fay B. Critical social science: Liberation and its limits. Cornell University Press. Ithaca, NY. 1987.
9
Ibidem.
10
Office of Attorney General. Community Oriented Policing & Problem Solving. Definition & Principles.
California Department of Justice. Sacramento, Cal. 1999.
11
Véase: Kennedy B et al. Social capital, income inequality, and firearm violent crime. Soc Sci Med 1998;
47(1):7-17. // Sampson R, Wilson W. Toward a theory of race, crime, and urban inequality. En: Crime
and Inequality, eds J. Hagan and R Peterson. Stanford University Press, Stanford, CA, 1995.
12
Office of Attorney General. Op. Cit.
13
Trojanowicz R, Sloan R, Bucqueroux B. Basic Issues in Training: A Foundation for Community Policing.
The National Center for Community Policing. Michigan State University. 1988.
14
Véase, por ejemplo: Trojanowicz R. The Philosophy and Role of Community Policing. The National Center
for Community Policing. Michigan State University. 1988. // Bayley DH. Community Policing: A Report
from the Devil’s Advocate. En: Community Policing: Rhetoric or Reality. Eds. J.R. Greene & S.D.
Mastrofski, Praegerr Publishers. New York, USA. 1988. // Kelling G, Moore M. The Evolving Strategy of
Policing. Perspectives on Policing No. 4. National Institute of Justice and John F. Kennedy School of
Government, Harvard University. Washington, D.C. 1988.
15
Community Policing Consortium. Understanding Community Policing. A Framework for Action. Bureau of
Justice Assistance. Washington D.C. 1994. Chapter 4.
16
Sparrow MK. Implementing Community Policing. Perspectives on Policing. National Institute of Justice
and John F. Kennedy School of Government. Harvard University. Washington, D.C. 1988.
17
Véase: Shermann L. Thinking about Crime Prevention y Policing for Crime Prevention. En:. Sherman L et
al. Preventing Crime: What Works, What Doesn´t, What´s Promising. A report to the United States
Congress. University of Maryland-National Institute of Justice. Washington, D.C. 1996. // Peñaloza P,
Espinosa F. Op. Cit.
18
Véase, por ejemplo: Fruhling H. La prevención del Crimen: Notas sobre la Justicia Penal y la Reducción
de Oportunidades para la Delincuencia. Documento presentado en la Conferencia “El Desafío de la
Violencia Criminal Urbana”. BID. Río de Janeiro, Brasil. Marzo de 1997. // De Mesquita P. Police
Reform in Latin-American Emerging Democracies: The Experience fo Brazil. Center for the Sstudy of the
Violence., Universidad de Sao Paulo. Sao Paulo, brasil. 1998.
19
Neild R. El rol de la policía en el control de la violencia. Nota Técnica No. 9. Banco Interamericano de
Desarrollo (BID). Washington, D.C.
20
Stenning P. Community Policing: Who’s in Control? Documento presentado en el Australian Insitute of
Criminology 1984 Seminar. Canberra, Australia. 1984.
21
Véase, por ejemplo: Scott M. Problem-Oriented Policing: Reflections on the First 20 Years. COPS.
Washington, D.C. October 2000. // Bayley D. The State of the Art in Community Policing: an
International Perspective. Documento presentado en la Conferencia “The Police and the Community”.
Australian Institute of Criminology. Octubre de 1990. Conference Proceedings. AIC; NO. 5. Canberra.
1992. // V Foro Europeo para Seguridad Urbana. Policías de Europa y Seguridad Urbana. París. 1996.//
Hope T. Community crime prevention in Britain: A strategic overview. Criminal Justice 2001; 1(4): 421439.
4
Espinosa F. Policía Comunitario: un nuevo tipo de policía. Revista “Este País”. No. 152. Diciembre, 2003.
22
17
Véase entre otros: CED. Taller Policía y Comunidad. Proyecto Policía y Sociedad Democrática. Cuadernos
del CED No. 30. Santiago de Chile. 1999. // Chinchilla L. Policía de Orientación Comunitaria: Una
adecuada alianza entre policía y comunidad para revertirla inseguridad. Ponencia presentada en el
Seminario “Diálogos sobre Convivencia Ciudadana” BID. Santiago de Chile. 13-15 de Octubre de 1999. //
Neild R. El rol de la policía en el control de la violencia. Nota Técnica 9. Banco Interamericano de
Desarrollo (BID). Washington, D.C.
23
Kelling G, Sousa W. Do Police Matter? An Analysis of the Impact of New York City’s Police Reforms.
Civic Report No. 22. Manhatan Institute for Policiy Research. New York, NY. December, 2002.
24
Kelling G, Moore M. The Evolving Strategy of Policing. Perspectives on Policing No. 4. National Institute
of Justice and John F. Kennedy School of Government, Harvard University. Washington, D.C. 1988
25
Kelling G. The Newark Foot Patrol Experiment. Police Fundation. Washington, D.C. 1981.
26
Wilson J, Kelling G. Broken Windows. The Police and neighborhood safety. The Atlantic Monthly 1982;
249 (3): 29-38.
27
Trojanowicz R et al. An Evaluation of the Neighborhood Foot Patrol Program in Flint, Michigan. The
National Neighborhood Foot Patrol Center, Michigan State University. East Lansing, Michigan, 1982.
28
Banas D, Tojanowicz R. Uniform Crime Reporting and Community Policing: An Historical Pespective.
National Center for Community Policing. Michigan State University. 1985.
29
COPS. Excellence in Problem-Oriented Policing: The 1999 a Herman Goldstein Award Winners. National
Institute of Justice. Washington, D. C. August, 2000 // COPS. Problem-Solving Tips. Guide to Reducing
crime and Disorder Through Problem-Solving Partnerships. National Institute of Justice. Washington, D.
C. June, 2002.
30
Goldstein H. Improving Policing: A Problem-Oriented Approach. Crime and Delinquency 1979; 25:236258.
31
Algunos autores establecen una diferencia entre la policía comunitaria y la policía orientada a la solución de
problemas, pero realmente estas diferencias son de matiz. De hecho, la mejor práctica es la que combina
ambos tipos de estrategia policial.
32
Community Policing Consortium. Understanding Community Policing. A Framework for Action. Chapter
3. Defining the Core Components of Community Policing. Bureau of Justice Assistance. Washington D.C.
1994.
33
Goldstein H. Problem-Oriented Policing. McGraw Hill. New York. 1990.
34
COPS. Mayors, Police Chiefs Turn Spotlight on Success of Community Policing. U.S. Department of
Justice COPS-Info/Press. Washington, D.C. Julio 18, 2001.
35
Trojanowicz R et al. Community Policing: A Survey of Police Departments in the United States. Federal
Bureau of Investigation (FBI)/ US Department of Justice. Washington, D.C. 1994.
36
Kaufman P, et al. Indicators of School Crime and Safety. US Department of Education and US Department
of Justice. Washington, DC Octubre, 2001.
37
Presman D, Chapman R, Rosen L. COPS Innovations. A closer Look. US Department of Justice-COPS.
Washington, D.C. Septiembrer, 2002.
38
Bureau of Justice Assistance. An Introduction to D.A.R.E.: Drug Abuse Resistance Education. Washington,
DC: U.S. Department of Justice, Office of Justice Programs. 1991.
39
Meraz C et al. La Policía en México. Breve Historia de un concepto y de una institución. Ediciones de la
Policía Federal Preventiva. México, D.F. 2000.
40
ZIMAT/Cinco. Percepción y expectativas ciudadanas ante el problema de seguridad en la Ciudad de
México. Noviembre, 1997. p. 12.
41
Espinosa F. Programa de Prevención Integral del Delito en el Estado de Guanajuato. Secretaría de
Gobierno de Guanajuato. Guanajuato, Gto. Febrero de 2002.