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1978: Foucault y Hinkelammert sobre el neoliberalismo

2020, Revista Castalia n° 34 (1er. SEMESTRE) pp.109-130

https://doi.org/10.25074/07198051.34.1758

This essay exposes two receptions and readings about neoliberalism in within the early years of its transnational institutional implementation and its spread in the universities and academies. These two receptions are those of Michel Foucault and Franz Hinkelammert, the last one being a representative figure of the Latin American's critical theory. The essay will show an analysis and an explanation of both interpretations about the neoliberalism, that is also crossed by clearly different political experiences: while Foucault talks about neoliberalism from the context of his inquiries about the liberal governmentality and a distancing from the Marxism of his time, Hinkelammert will do it from the experience of the coup in Chile and the institutional implementation of the neoliberalism in that country. In this perspective, this essay has as argumentative line the point to which both authors come with their corresponding interpretations.

REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 1978: Foucault y Hinkelammert sobre el neoliberalismo1 Jorge Zúñiga M.* Universidad Nacional Autónoma de México (México D.F., México) RESUMEN Este ensayo expone dos recepciones y lecturas sobre el neoliberalismo a muy poco tiempo de su implementación institucional transnacional y de su propagación por las academias y universidades. Estas dos recepciones son las de MichelFoucaultyFranzHinkelammert,éste último representante de la teoría crítica latinoamericana. Elensayo muestra un análisis y explicación de ambas interpretaciones sobre el neoliberalismo, lo cual, también está atravesado por experiencias políticas claramente diferentes: mientras Foucault habla sobre el neoliberalismo desde el contexto de sus indagaciones sobre la gubernamentalidad liberal y un distanciamiento con el marxismo de su época, Hinkelammert lo hará desde la experiencia del golpe de Estado en Chile y la implementación institucional del neoliberalismo en ese país. En esta perspectiva, el presente ensayo tendrá como hilo conductor argumentativo el punto al cuál llegan estos autores con sus respectivas interpretaciones. Palabras clave: Michel Foucault, Franz Hinkelammert, biopolítica, neoliberalismo, teoría crítica latinoamericana. 1978: Foucault and Hinkelammert on neoliberalism ABSTRACT This essay exposes two receptions and readings about neoliberalism in within the early years of its transnational institutional implementation and its spread in the universities and academies. These two receptions are those of Michel Foucault and Franz Hinkelammert, the last one being a representative figure of the Latin American’s critical theory. The essay will show an analysis and an explanation of both interpretations about the neoliberalism, that is also crossed by clearly different political experiences: while Foucault talks about neoliberalism from the context of his inquiries about the liberal governmentality and a distancing from the Marxism of his time, Hinkelammert will do it from the experience of the coup in Chile and the institutional implementation of the neoliberalism in that country. In this perspective, this essay has as argumentative line the point to which both authors come with their corresponding interpretations. Keywords: Michel Foucault, Franz Hinkelammert, biopolitics, neoliberalism, Latin American’s critical theory. DOI: 10.25074/07198051.34.1758 1 * Artículo recibido: 05/06/2020. Artículo aceptado: 01/07/2020 Doctor en Filosofía por la Universidad de Frankfurt, Alemania. Mail: [email protected]. 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 109 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 INTRODUCCIÓN Cinco años después del golpe de Estado en Chile, se abre en la historia del pensamiento crítico una coincidencia: la presentación de dos lecturas sobre el neoliberalismo estadounidense. Se trata de las lecturas de Foucault y de Hinkelammert. La interpretación del catedrático del Collège de France se presentó durante el curso que ofreció entre 1978 y 1979 titulado Nacimiento de la biopolítica (Foucault, 2007), publicado décadas después de su fallecimiento2. Por su parte, la lectura hinkelammertiana fue expuesta en Las armas ideológicas de la muerte publicada en 1978 (Hinkelammert, 1978) y reeditada en 1981 (Hinkelammert, 19813) Ambas lecturas pueden considerarse los primeros esfuerzos y registros serios desde la filosofía y la discusión con las ciencias sociales en tratar de entender y explicar en qué consiste el pensamiento y las prácticas surgidas por ese pensamiento estadounidense económico que se estaba imponiendo llamado neoliberalismo. Teniendo esto en cuenta, la línea que guía el argumento del presente artículo será mostrar a dónde llegan estos autores con sus respectivas lecturas sobre el neoliberalismo. Así, lo que deberá mostrarse es que si bien el año de 1978 muestra una coincidencia entre estos dos autores, es también cierto que sus lecturas sobre el neoliberalismo exhiben diferencias sustanciales entre sí, mismas que enmarcan el objeto del presente ensayo. De este modo, en los siguientes apartados me concentraré, en primer lugar, a mostrar la lectura de Foucault sobre el neoliberalismo expresada fundamentalmente en Nacimiento de la biopolítica, y posteriormente expondré la lectura hinkelammertiana de Las armas ideológicas. Finalmente, presentaré algunas conclusiones que pueden extraerse de un contraste entre la analítica del poder neoliberal de Foucault y la teoría crítica latinoamericana de Hinkelammert. MICHEL FOUCAULT: DISCIPLINARIAS NEOLIBERALISMO, DESUJECIÓN Y PRÁCTICAS NO- En la analítica del poder de Foucault, como normalmente se le ha llamado a sus análisis sobre los sistemas de dominación institucionales, hay un capítulo que desconcierta: su recepción sobre el neoliberalismo en su curso de 1978-1979. Es un capítulo aún poco explorado si se le compara con los numerosos trabajos que se han dedicado a la disciplina y dominación de los cuerpos y a su crítica a las instituciones penales, psiquiátricas y educativas. Es un episodio que incluso aún suena desconocido en los estudios foucaultianos4, incluso en un contexto en el cual hay un auge de las discusiones sobre biopolítica y gubernamentalidad5. 2 Como es sabido, a finales del siglo pasado comenzaron a publicarse en francés los cursos de Michel Foucault en el Collège de France, abriéndose con ello nuevos capítulos en la historia del pensamiento del autor de Vigilar y castigar. 3 Para mantenerme fiel al espíritu del presente anrtículo estaré citando la primera edición de esta obra. 4 Dentro de los trabajos que se han orientado a explicar este capítulo de Foucault encontramos, principalmente, los trabajos de Audier (2014), Brown (2015), Castro-Gómez (2015) y De Lagasnerie (2015). Muy recientemente, por ejemplo, la Revista de Estudios Foucaultianos (CENALTES Ediciones) ha anunciado un número especial para junio de 2020 sobre las lecturas foucaultianas del liberalismo y el neoliberalismo. 5 En efecto, los estudios que se realizan con mayor frecuencia en tiempos recientes sobre Foucault, además de aquellos que versan sobre la dominación de los cuerpos, son aquellos sobre biopolítica y gubernamentalidad, avivados por la publicación de los cursos en el Collège de France de 1975-1976 (Foucault, 2000) y de 1977-1978 (Foucault, 2018). 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 110 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 Cómo llega Foucault a indagar sobre el neoliberalismo, es la pregunta que podría hacerse en primer lugar. Para tratar de dar una explicación a esto, habría que referirnos brevemente a dos líneas de interpretación. Por un lado, como parte de su análisis sobre el liberalismo y la gubernamentalidad y, por el otro, como resultado de su propia experiencia con las teorías críticas dominantes de su momento, específicamente con sus críticas al marxismo de su tiempo. Sobre el primer punto, hay que recordar que previo al curso de Nacimiento de la biopolítica (1978-1979), Foucault dedicó su curso de 1977-1978 (Seguridad, territorio, población) al análisis de la gubernamentalidad y las tecnologías de gobierno haciendo, a la vez, un análisis de cómo el liberalismo surge más como una tecnología del gobierno que como una ideología. El punto que guiará su indagación sobre la gubernamentalidad la expresará en su clase del 1 de febrero de 1978: “Lo importante, para nuestra modernidad, es decir, para nuestra actualidad, no es entonces la estatización de la sociedad sino más bien lo que yo llamaría ‘gubernamentalización’ del Estado. Vivimos en la era de la gubernamentalidad, descubierta en el siglo XVIII” (Foucault, 2018, p. 137). Cuando Foucault hace referencia al siglo XVIII tiene en mente el surgimiento del liberalismo, el cual es entendido como una tecnología de poder en el contexto del análisis de la gubernamentalidad. De esta forma afirma: […] ese postulado, y me refiero al principio fundamental de que la técnica política nunca debe despegarse del juego de la realidad consigo misma. El liberalismo, el juego: dejar que la gente haga y las cosas pasen, que las cosas transcurran, dejar hacer, pasar y transcurrir, significa esencial y fundamentalmente hacer de tal suerte que la realidad se desarrolle y marche, siga su curso de acuerdo con las leyes, los principios y los mecanismos que le son propios. (Foucault, 2018, p. 70) En esta medida y considerando la cita anterior: […] libertad, a la vez ideología y técnica de gobierno, debe comprenderse en el interior de las mutaciones y transformaciones de las tecnologías del poder. Y de una manera más precisa y particular, la libertad no es otra cosa que el correlato de la introducción de los dispositivos de seguridad. Un dispositivo de seguridad […] sólo puede funcionar bien con la condición de que se dé algo que es justamente la libertad, en el sentido moderno que [esta palabra] adopta en el siglo XVIII. (Foucault, 2018, p. 71)6 Lo que querrá mostrar Foucault es que el liberalismo es la racionalidad gubernamental que surge como alternativa a las formas verticales de gobierno. Esta gubernamentalidad no está fincada en la prescripción explícita de la acción del individuo sino en una serie de tácticas, técnicas y tecnologías de poder implementadas ciertamente para el gobierno de la sociedad, pero que no tienen en el 6 Esta idea sobre el liberalismo como tecnología de poder será consistente en Foucault. En una entrevista en 1982 con Paul Rabinow, dirá Foucault: “[Hoy] ya no nos preguntamos cuál es la forma de una racionalidad gubernamental que conseguirá penetrar el cuerpo político hasta en sus elementos más fundamentales. Sino más bien: ¿cómo es posible el gobierno? Es decir, ¿qué principio de limitación debe aplicarse a las acciones gubernamentales para que las cosas adopten al cariz más favorable, para que se ajusten a la racionalidad del gobierno y no requieren intervención? En este punto tercia la cuestión el liberalismo. Me parece que en ese momento resultó evidente que gobernar demasiado no era en absoluto gobernar: era inducir resultados contrarios a los deseados. Lo que se descubrió en la época –y fue uno de los grandes descubrimientos del pensamiento político de fines del siglo XVIII– es la idea de sociedad” (Foucault, 2013, p. 142-143). 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 111 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 centro de su acción la influencia del poder directamente sobre el individuo. De modo que la gubernamentalidad, como una nueva forma de ejercer el gobierno sobre la población, se antepondrá, por ejemplo, al poder pastoral, ampliamente criticado por Foucault: […] el pastorado [en el cristianismo, es] un arte de gobernar a los hombres y creo que por ahí debemos buscar el origen, el punto de formación y cristalización, el punto embrionario de esa gubernamentalidad cuya aparición en la política marca, a fines del siglo XVI y durante los siglos XVII y XVIII, el umbral del Estado moderno. El Estado moderno nace cuando la gubernamentalidad se convierte efectivamente en una práctica política calculada y meditada. (Foucault, 2018, p. 193) Que la gubernamentalidad sea una forma de poder meditada y calculada, significa que a través de tácticas, estrategias y tecnologías de gobierno se hace un cálculo en el arte del gobernar. Es así que en este contexto debe entenderse el surgimiento del liberalismo, entendido como la nueva razón gubernamental que comenzó a anteponerse a la razón de Estado. Por otra parte, al momento del curso de 1978-1979, cuando Foucault expone su recepción sobre el neoliberalismo, tenía ya un claro distanciamiento con el marxismo7. Las críticas de Foucault al marxismo de su época provienen desde diferentes aristas: desde la incapacidad del marxismo de asumir otros problemas diferentes a los de clase, hasta la necesidad histórica de despegarse de él como filosofía de Estado por la experiencia en el bloque soviético. Al respecto, Foucault menciona lo siguiente: Como el marxismo sólo funcionó como expresión de un partido político, el resultado es que diferentes problemas importantes que se suscitan en la sociedad real quedan barridos de los horizontes políticos […]. Tanto los partidos marxistas como los discursos marxistas tradicionales carecían de la facultad de tomar en consideración todos esos problemas que son, por ejemplo, los de la medicina, la sexualidad, la razón, la locura. (Foucault, 2013, p. 95) Además indica lo que sigue: Además, cuando se piensa en las actividades críticas que se desenvuelven de manera cotidiana en los países de Europa Oriental, la necesidad de terminar con el marxismo me parece obvia, sea en la Unión Soviética o en otros lugares. En otras palabras, vemos allí el elemento que permite superar el marxismo en cuanto filosofía de Estado. (Foucault, 2013, p. 95) Sin entrar a profundidad a las críticas que hace Foucault al marxismo, y sin analizar en qué medida él tiene razón o no en sus críticas, lo que nos interesa destacar es que ese distanciamiento estaba ya presente durante su curso Nacimiento de la biopolítica y, en esta medida, entender su interés por el liberalismo y el neoliberalismo. En esta dirección, señala De Lagasnerie: “Sólo podemos comprender el interés de Foucault por el neoliberalismo, cercano a veces a la fascinación, si cumplimos con una condición: romper con el hábito consciente en hacer de él una ideología conservadora o reaccionaria” (De Lagasnerie, 2015, p. 40). Lo que implica aquí De Lagasnerie es que 7 Hay varias partes en donde Foucault expresa sus crítica al marxismo, sin embargo podemos remitir para ello a la entrevista “Metodología para el conocimiento del mundo: cómo deshacerse del marxismo” en (Foucault, 2013, p. 87112). 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 112 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 justo el liberalismo y el neoliberalismo era visto por parte del marxismo como un pensamiento conservador. No podemos afirmar, por nuestra parte, que haya habido en Foucault una fascinación por el neoliberalismo, sin embargo, lo que podremos ver más adelante es que en Foucault hay una posición afirmativa sobre el neoliberalismo por verlo como una alternativa gubernamental frente al poder del Estado, de aquí su interés y su acercamiento al neoliberalismo. Aunque el curso de 1978-1979 se titula Nacimiento de la biopolítica, lo que menos hace Foucault en él es exponer en qué consiste propiamente la biopolítica y menos aun cuál es su origen o nacimiento. Esto es así porque, pese a sus intenciones, Foucault orienta el curso hacia una analítica del liberalismo y el neoliberalismo, lo cual, no obstante, no está fuera de su marco de interpretación. Foucault lo plantea de la siguiente manera: […] el análisis de la biopolítica sólo puede hacerse cuando se ha comprendido el régimen general de esa razón gubernamental […], ese régimen general que podemos llamar cuestión de la verdad, primeramente de la verdad económica dentro de la razón gubernamental; y por ende, si se comprende con claridad de qué se trata ese régimen que es el liberalismo, opuesto a la razón de Estado […], una vez que se sepa qué es ese régimen gubernamental denominado liberalismo, se podrá, me parece, captar qué es biopolítica. (Foucault, 2007, p. 41) De modo que durante el curso, lo que terminará haciendo Foucault es un análisis de la biopolítica neoliberal. Ahora bien, cuando Foucault se refiere al liberalismo, lo está haciendo de forma específica al liberalismo económico: aquel que comienza con los fisiócratas, continúa con Adam Smith y toma su forma contemporánea en el neoliberalismo. En efecto, este es el liberalismo que le interesará abordar a Foucault8. Se trata de rastrear la idea de gobierno económico comenzado por los fisiócratas pasando por la mano invisible de Smith y terminando con el mercado como espacio de realización de la individualidad. Lo que se da cuenta Foucault en esta indagación que viene haciendo desde su curso Seguridad, territorio, población es que los economistas, comenzando con los fisiócratas, empiezan a postular una forma e idea de gobierno distinta a la razón de Estado9. Con 8 Foucault distinguirá el liberalismo jurídico-político, el cual lo asocia aún con la razón de Estado, y el liberalismo económico el cual estaría más ligado al utilitarismo inglés: “Tenemos, por lo tanto, dos concepciones absolutamente heterogéneas de la libertad, una concebida a partir de los derechos del hombre [la concepción del liberalismo jurídicopolítico] y otra percibida sobre la base de la independencia de los gobernados [la concepción del utilitarismo inglés]. Yo no digo que el sistema de derechos del hombre y el sistema de la independencia de los gobernados son dos sistemas que se penetran, sino que tienen un origen histórico diferente y conllevan una heterogeneidad, una disparidad que, a mi entender, es esencial […] Dos caminos para constituir en el derecho la regulación del poder público, dos concepciones de la ley, dos concepciones de la libertad […] Y cuando hablo de dos caminos, cuando digo dos vías, dos concepciones de libertad, del derecho, no quiero decir que se trate de dos sistemas separados, ajenos, incompatibles, contradictorios, totalmente excluyentes entre sí; me refiero a que hay dos procedimientos, dos coherencias, dos maneras de obrar, si se quiere, heterogéneas” (Foucault, 2007, p. 61-62). Si bien para Foucault esta heterogeneidad de dos concepciones diferentes no significa la exclusión entre sí, lo que es también cierto es que su interpretación sobre el neoliberalismo deja ver más una postulación del gobierno basado en la independencia de los gobernados, encarnado en el libre mercado neoliberal, como alternativa de gobierno social. 9 Ciertamente, haciendo un análisis en conjunto del curso Seguridad, territorio y población uno puede dar cuenta que la idea de gubernamentalidad, esa forma de gobierno moderna que comienza a tener en el centro el cálculo, las tecnologías y las estrategias de gobierno, comienza a ser extraída a partir del análisis sobre los fisiócratas. De modo que si bien en su curso Defender la sociedad (1975-1976) se ve la crítica a Hobbes y la razón de Estado, en su siguiente curso (1977-1978) se rastreará la alternativa a la razón de Estado y el soberano. De modo que al analizar Foucault en su 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 113 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 esto no se quiere decir que no haya diferencias entre el liberalismo económico del siglo XVIII y del siglo XX. Ellas existen, y justo Foucault tratará de aprehender sus especificidades, sin embargo la tesis que debe entenderse es que Foucault encuentra que desde los fisiócratas hay entre los economistas una idea de gobierno diferente a la de razón de Estado (Foucault, 2018). Así es como también debe entenderse el neoliberalismo. En este sentido, ésta será una vertiente de análisis que abre Foucault con su analítica del poder liberal, pues muestra que cuando la línea liberal económica (distinta a la línea política en la cual hay una afirmación del Estado como espacio de gobierno y poder) habla de relaciones económicas no lo hace exclusivamente en un sentido estrictamente económico (relaciones de consumo, producción, comercialización, etc.) sino que esta línea de pensamiento está también pensando en que en las relaciones económicas hay también una gubernamentalidad, una forma de gobernar a la sociedad10. De esa forma, para Foucault, el mercado no es sólo un espacio de intercambio de mercancías, sino un espacio que direcciona la conducta del individuo y al hacer esto el mercado se abre como un espacio de gubernamentalidad. De modo que el desenvolvimiento del libre mercado es la encarnación de la idea del gobierno económico formulado primeramente por los fisiócratas. Esta nueva racionalidad gubernamental, además, sólo funciona a partir de las características propias del individuo y del mercado. O mejor dicho, el mercado como espacio de gobierno no pretende en ningún momento negar o alterar al sujeto en su individualidad o en la persecución de sus intereses. Por el contrario, el mercado respeta al individuo en ese sentido. La razón gubernamental en su forma moderna, la forma que se establece a comienzos del siglo XVIII, esa razón gubernamental que tiene por característica fundamental la búsqueda de su principio de autolimitación, es una razón que funciona con el interés. Pero éste ya no es, por supuesto, el del Estado íntegramente referido a sí mismo y que no busca más que su crecimiento, su riqueza, su población, su poder, como sucedía con la razón de Estado. Ahora, el interés cuyo principio debe obedecer la razón gubernamental es interés en plural, un juego complejo entre los intereses individuales y colectivos, la utilidad social y la ganancia económica; entre el equilibrio del mercado y el régimen del poder público. Es un juego complejo entre derechos fundamentales e independencia de los gobernados. El gobierno, o en todo caso el gobierno en esta nueva razón gubernamental, es algo que manipula intereses. (Foucault, 2007, p. 64). Y para dejar más claro el punto entre las formas de gobierno que a Foucault le interesa distinguir, señala él más adelante: Con mayor claridad, si se quiere, el tema es muy simple: digamos que en un sistema como el precedente, el soberano, el monarca, el Estado, ¿sobre qué tenía influjo? ¿Tenía derecho, estaba legitimado y tenía razones para disfrutar de influjo sobre qué? Pues bien, sobre las cosas, sobre las tierras. Con frecuencia, no siempre, el rey era considerado como propietario del reino. siguiente curso, de 1978-1979, el neoliberalismo, no es meramente un asunto de tratar de entender lo que él leía en los periódicos como lo afirma Wendy Brown (2015, p. 61) sino una línea de análisis congruente con lo que estaba desarrollando Foucault en los años previos. 10 En Nacimiento de la biopolítica dirá Foucault: “La fisiocracia era, por lo tanto, una crítica severa de toda esa reglamentación administrativa mediante la cual se ejercía el poder del soberanos sobre la economía” (Foucault, 2007, p. 328). 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 114 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 Y en ese concepto estaba autorizado a intervenir. O era, en todo caso, propietario de un dominio. Podía tener influjo sobre los súbditos porque éstos, como tales, mantenían con el soberano cierta relación personal que permitía a este último, cualesquiera fueran los derechos de los propios súbditos, tener ascendiente sobre todo. En otras palabras, había un influjo directo del poder bajo la forma del soberano, bajo la forma de sus ministros, un influjo directo del gobierno sobre las cosas y sobre las personas. A partir de la nueva razón gubernamental –y allí está el punto de desenganche entre la vieja y la nueva, la de la razón de Estado y la de la razón del menor Estado–, en lo sucesivo, el gobierno ya no tiene que intervenir, ya no tiene influjo directo sobre las cosas y las personas ni puede tenerlo, sólo está legitimado, fundado en el derecho y la razón para intervenir en la medida en que el interés, los intereses, los juegos de los intereses hacen que tal o cual individuo o tal o cual cosa, tal o cual bien o tal o cual riqueza o proceso, tenga cierto interés para los individuos, para el conjunto de éstos o para los intereses de tal o cual individuo enfrentados a los intereses de todos, etc. (Foucault, 2017, p. 65). Ahora bien, el paso del liberalismo económico del siglo XVIII al del siglo XX se da en el rechazo a la intervención del Estado. Si bien en el siglo XVIII la función de la mano invisible de Adam Smith puede entenderse como “la descalificación del soberano político” (Foucault, 2007, p. 327) y en esa medida, siguiendo con Foucault, la “economía política de Adam Smith, el liberalismo económico, constituye una descalificación de ese proyecto político de conjunto y, de manera, aún más radical, una descalificación de una razón política ajustada al Estado y su soberanía” (Foucault, 2007, p. 328), ahora con los neoliberales hay un enfrentamiento directo contra el Estado11, y de forma más específica, será ésta la versión del neoliberalismo estadounidense12 el cual se desarrollará a partir del rechazo a la política social de intervención estatal (Foucault, 2007)13. Nos dice Foucault: […] en el liberalismo clásico se pedía al gobierno que respetara la forma del mercado y dejara hacer. [En el neoliberalismo] el dejar hacer se invierte para transformarse en un no dejar hacer al gobierno, en nombre de una ley del mercado que permitirá juzgar y evaluar cada una de sus actividades […]. Es una suerte de tribunal económico permanente frente al gobierno. [Esos] 11 Un cuestionamiento que apunta Foucault sobre la mutación del liberalismo-capitalismo la expresa de la siguiente forma: “¿podrá el liberalismo transmitir su verdadero objetivo, vale decir, una formalización general de los poderes del Estado y de la organización de la sociedad sobre la base de una economía de mercado? ¿Puede el mercado tener un poder concreto de formalización para el Estado y para la sociedad? Ése es el problema importante, capital, del liberalismo actual [el neoliberalismo], y en esa medida éste representa, con respecto a los proyectos liberales tradicionales que vimos nacer en el siglo XVIII, una mutación de enorme trascendencia” (Foucault, 2007, p. 150). 12 Por las características del presente ensayo, no podremos abordar la distinción que hace Foucault entre lo que él llama neoliberalismo alemán y neoliberalismo estadounidense, pues en realidad Foucault continuará su analítica del poder neoliberal con la ejemplificación de cómo los análisis del neoliberalismo estadounidense colocan alternativas viables para la solución de asuntos sociales, siendo su análisis sobre el neoliberalismo alemán un preludio para ello. Considero que el interés sobre el neoliberalismo estadounidense le viene a Foucault por lo que él mismo afirma: “En Norteamérica, el liberalismo es toda una manera de ser y pensar. Es un tipo de relación entre gobernantes y gobernados mucho más que una técnica de los primeros destinada a los segundos” (Foucault, 2007, p. 254). Sobre el neoliberalismo alemán, véase: Foucault, (2007). 13 Este aspecto es necesario tenerlo en cuenta ya que para los ordoliberales, lo que Foucault identifica como neoliberales alemanes, el Estado sí puede intervenir en los asuntos económicos mediante la estimulación de la competencia. En el neoliberalismo alemán no se le prohibía al Estado intervenir, sino se le dejaba intervenir, siempre y cuando lo supiera hacer a partir de los principios económicos del mercado. Esto ya no es el caso del neoliberalismo estadounidense. 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 115 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 rasgos vuelven a encontrarse en el análisis que algunos neoliberales hicieron de la criminalidad (Foucault, 2007, p. 285 y ss.) Este tribunal económico comienza a constituirse como alternativa a la racionalidad gubernamental del Estado: […] el liberalismo alemán de los años 1948-1962 y el liberalismo norteamericano de la Escuela de Chicago. En ambos casos, el liberalismo se presentó, en un contexto muy definido, como una crítica de la irracionalidad característica del exceso de gobierno, y como el retorno a una tecnología de gobierno frugal, según habría dicho Franklin. (Foucault, 2007, p. 364) En efecto, la crítica al exceso de gobierno por parte del Estado será el punto central para entender el surgimiento de la gubernamentalidad defendida por el liberalismo económico. Hasta aquí hemos intentado mostrar cómo se perfila la recepción de Foucault sobre el neoliberalismo, la cual tiene que ver ante todo por mostrar esa otra forma de poder que ofrece el liberalismo económico. Ahora nos interesa mostrar en las siguientes líneas cómo ve Foucault operar al neoliberalismo con respecto a análisis concretos. Así, hablará Foucault, por ejemplo, sobre la criminalidad y el trabajo desde las prácticas postuladas por el neoliberalismo estadounidense. Es sugerente, por ejemplo, la forma que a partir de su análisis del neoliberalismo habla sobre la política del impuesto negativo como alternativa a las políticas del pleno empleo (Keynes): […] la idea de un impuesto negativo apunta en forma explícita a una acción: ¿una acción destinada a atenuar qué? Los efectos de la pobreza, y sólo ellos. Es decir que el impuesto negativo de ningún modo procura ser una acción que tenga por objetivo modificar tal o cual causa de la pobreza. Nunca actuará en el nivel de las determinaciones de la pobreza; simplemente en el nivel de sus efectos. (Foucault, 2007, p. 244) Y más adelante continuará: […] tenemos la constitución de una política económica que ya no está centrada en el pleno empleo, que sólo puede integrarse a la economía general de mercado si renuncia a ese objetivo del pleno empleo y a su instrumento esencial que es un crecimiento voluntarista. Se renuncia, por lo tanto, a todo eso para integrarse a una economía de mercado. Pero esto implica un caudal de población flotante, un caudal de población liminar, infra o supraliminar de determinada manera y hacerlo de tal modo que siempre pueda ser candidato a un empleo posible, si las condiciones del mercado lo exigen. Es un sistema muy distinto del que utilizó el capitalismo del siglo XVIII y el siglo XIX para construirse y desarrollarse, cuando tenía que vérselas con una población campesina que podía presentar una reserva perpetua de mano de obra. Cuando la economía funciona como en nuestros días, cuando la población campesina ya no puede constituir esa suerte de fondo perpetuo de mano de obra, es preciso constituirlo de una manera muy distinta. Y esa manera muy distinta es la de la población asistida, según una modalidad efectivamente muy liberal, mucho menos burocrática, mucho menos disciplinarista que un sistema que estuviera centrado en el pleno empleo e implementara mecanismos como los de seguridad social. En definitiva, se deja a la gente la posibilidad de trabajar si quieren y de no trabajar si no quieren. Existe sobre todo la posibilidad de no hacerlos trabajar si no hay interés 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 116 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 en que lo hagan. Se les garantiza simplemente la posibilidad de existencia mínima en cierto umbral, y así podría funcionar esta política neoliberal. (Foucault, 2007, p. 247-248)* De esta forma, Foucault ve en la política del impuesto negativo, la cual “de ningún modo procura ser una acción que tenga por objeto modificar tal o cual causa de la pobreza”, y que sólo funciona bajo las condiciones de mercado, una alternativa económica para las políticas laborales frente a la política de pleno empleo. Para Foucault, se puede trabajar en ese sistema de mercado cuando se quiera, afirmando así una forma no-disciplinaria de la división social del trabajo14: se trabaja cuando se quiere, cuando no, pues no. En este sentido, parece que Foucault, de pronto, está ofreciendo el cielo en la tierra vía las políticas de mercado. Parece afirmar también, implícitamente, la mano invisible que reconcilia los intereses de todos vía el mercado. Pero esto no es todo, Foucault continuará explorando los alcances explicativos y propositivos, según su lectura, del neoliberalismo. Veamos ahora cómo lo expone en su acercamiento a la teoría del capital humano: El famoso problema del despegue económico de Occidente en los siglos XVI y XVII: ¿acaso se debió a la acumulación de capital físico? Los historiadores son cada vez más escépticos con respecto a esta hipótesis. ¿No se debió justamente a la existencia de una acumulación, si – acelerada, además– pero de capital humano? Así, se nos invita a recuperar a la vez todo un esquema histórico y toda una programación de políticas de desarrollo económico que pueden orientarse y se orientan efectivamente hacia esos caminos. (Foucault, 2007, p. 273) Como lo hace la teoría del capital humano y sus representantes, ahora Foucault ha borrado de un plumazo la acumulación originaria del sistema capitalista, y sus acumulaciones originarias subsecuentes, y se siente cómodo con esa interpretación. De pronto, según Foucault, Occidente fue tan grandioso que con sus políticas orientadas a la formación de capital humano logró un despunte económico con respecto a sus colonias en Amerindia y en África. Foucault al menos nos invita a pensar que así fue, eliminando la historia del saqueo y robo del oro y de la plata de Amerindia y África así como la explotación humana contra los colonizados que murieron en las minas. Finalmente, Foucault lleva la supuesta potencialidad explicativa de la teoría de mercado al análisis de la delincuencia, tema que ha sido de sumo interés en Foucault a partir de sus trabajos sobre la prisión (Foucault, 1976 y 2016). Retomando los trabajos de Gary Becker sobre la criminalidad, Foucault indicará que la perspectiva neoliberal no se enfrenta a la problemática de la disciplina, de la prescripción, de la ley y el derecho y, con ello, tampoco de la criminalidad como tal; sino que a esa problemática se responde desde la idea del homo economicus15. De esta forma, Gary Becker le * N. del E.: Cursivas del autor. Más aún, por encima del umbral establecido “cada uno deberá ser para sí mismo o para su familia, en cierta forma, una empresa. Una sociedad formalizada como la empresa –y como la empresa competitiva– será posible por encima del umbral, y habrá simplemente un piso de seguridad, vale decir, la anulación de una serie de riesgos a partir de determinado umbral fijado por lo bajo” (Foucault, 2007, p, 247). A Foucault, parece, le agrada la sociedad del riesgo y del peligro neoliberal. 15 Una explicación y extensión de este análisis de la criminalidad en Foucault la ofrece De Lagasnerie (2015). 14 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 117 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 ofrece a Foucault los elementos para pensar formas no-disciplinarias para enfrentar la criminalidad. Foucault comienza a formularlo de la siguiente forma: […] creo que esos neoliberales [Gary Becker] podrían señalar lo siguiente: la culpa, el principio de deslizamiento en el derecho penal del siglo XVIII, fue la idea de Beccaria y de Bentham de que el cálculo utilitario podía cobrar una forma adecuada dentro de una estructura jurídica […]. La historia del derecho penal mostró que esa adecuación no podía alcanzarse. Es preciso entonces mantener el problema del homo economicus, sin aspirar a traducir de inmediato esta problemática en los términos y formas de una estructura jurídica. (Foucault, 2007, p. 290) ¿En qué consiste, pues, de formas más precisa la propuesta neoliberal? Consiste en el desplazamiento de la carga de responsabilidad hacia el individuo: Cuando los neoliberales dicen que el crimen es toda acción que hace correr a un individuo el riesgo de ser condenado a una pena […], el punto de vista ha cambiado. Nos situamos en la perspectiva de quien comete el crimen o va a cometerlo, y reservamos el contenido mismo de la definición. Se plantea la siguiente pregunta: ¿qué es el crimen para él, es decir, para el sujeto de una acción, para sujeto de una conducta o un comportamiento? Y bien, es lo que hace que se arriesgue a ser castigado. Como ven, este desplazamiento del punto de vista es, en el fondo, similar al efectuado con referencia al capital humano y el trabajo. (Foucault, 2007, p. 291-292) Aquí se refiere Foucault, también, a la tesis del capital humano que afirma que el salario visto no desde el capitalista, sino desde el propio trabajador, representa sólo un ingreso y nada más. De igual forma aquí hay un desplazamiento de perspectiva: ver algo no desde el lado de la estructura o el sistema, sino desde el punto de vista del trabajador. Este cambio de perspectiva es lo que está tratando de mostrar Foucault ahora en el caso de la criminalidad y la delincuencia: También en este caso se pasa entonces del lado del sujeto individual, pero sin precipitar en él, sin embargo, un saber psicológico, un contenido antropológico, así como cuando se habla del trabajo desde el punto de vista del trabajador […] Sólo se pasa del lado del sujeto mismo en la medida en que […] se lo puede tomar como el sesgo, el aspecto, la especie de red de inteligibilidad de su comportamiento que hace de éste un comportamiento económico. (Foucault, 2007, p. 292) En esta perspectiva, a dónde llega Foucault, en primer lugar, es a lo siguiente: Se pasará al plano del sujeto individual considerándolo como homo economicus, con esta consecuencia: si el crimen se define como la acción cometida por un individuo al correr el riesgo de ser castigado por la ley, verán que no hay entonces ninguna diferencia entre una infracción al código de circulación y un asesinato premeditado. Esto quiere decir asimismo que el criminal, según esta perspectiva, no está marcado ni interrogado en absoluto sobre la base de rasgos morales o antropológicos. El criminal es cualquier hijo de vecino. Es una persona cualquiera o, en fin, se lo trata como a cualquier otra persona que invierte en una acción, espera de ella una ganancia y acepta el riesgo de una pérdida. Desde este punto de vista, el criminal no es otra cosa que esto y no debe ser otra cosa que esto. En este sentido, se darán cuenta de que el sistema penal ya no tendrá que ocuparse de esa realidad desdoblada del crimen y el criminal […] El propio sistema penal, por lo tanto, no tendrá que enfrentarse con criminales, sino con 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 118 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 gente que produce ese tipo de acciones. En otras palabras, tendrá que reaccionar ante una oferta de crimen. (Foucault, 2007, p. 293) Ahora bien, bajo esta perspectiva de oferta de crimen, inversión en acción, y de las cuales se espera una ganancia o una pérdida, cabe preguntar a dónde quiere con esto llegar Foucault. […] la acción penal [para el neoliberalismo] debe ser una acción sobre el juego de las ganancias y las pérdidas posibles, una acción ambiental. Hay que actuar sobre el medio del mercado en que el individuo hace su oferta de crimen y encuentra una demanda positiva o negativa. Lo cual planteará el problema, del que hablaré la vez que viene, de la técnica y de esa nueva tecnología ligada, creo, al neoliberalismo, que es la tecnología ambiental o la psicología ambiental de los Estados Unidos. En segundo lugar, como ven […] lo que aparece en el horizonte de un análisis como éste no es de ningún modo el ideal o el proyecto de una sociedad exhaustivamente disciplinaria en la que la red legal que aprisiona a los individuos sea revelada y prolongada desde adentro por mecanismos, digamos, normativos. No es tampoco una sociedad en la que se exija el mecanismo de la normalización general y la exclusión de lo no normalizable. En el horizonte de ese análisis tenemos, por el contrario, la imagen, la idea o el tema-programa de una sociedad en la que haya una optimización de los sistemas de diferencia, en la que se deje el campo libre a los procesos oscilatorios, en la que se conceda tolerancia a los individuos y las prácticas minoritarias, en la que haya una acción no sobre los participantes del juego, sino sobre las reglas del juego y, para terminar, en la que haya una intervención que nos sea del tipo de la sujeción interna de los individuos, sino de tipo ambiental. (Foucault, 2007, p. 302-303) De la forma como lo hace con la propuesta de la teoría del capital y de la política de impuesto negativo, Foucault ve en el análisis neoliberal sobre la criminalidad y sus prácticas postuladas, una alternativa frente a la sociedad disciplinaria, alternativa que no postula la sujeción del sujeto, que no actúa sobre el sujeto mismo, sino que, según la lectura de Foucault, sobre las reglas del juego. Foucault lo que hace en los análisis presentados es rastrear el comportamiento del homo economicus en la teoría liberal de mercado, bajo la premisa de que en la teoría jurídico-política se acepta y postula una sujeción y atadura a la colectividad expresada en las leyes o el Estado. Así, lo que Foucault está viendo en el mercado es que este espacio de poder no postula sujeción alguna por parte del individuo, por el contrario, alienta su individualismo permitiéndole realizarse como individuo, es decir, no negándolo como tal, como sí lo hace el pensamiento jurídico-político. En resumen: contrario a la sujeción del individuo al Estado, a las leyes o una colectividad (ciudadanía, comunidad, Estado), Foucault deja entrever que el mercado se dibuja como un espacio de liberación y realización del individuo. Esto se ve de forma nítida cuando el autor de Historia de la sexualidad afirma lo siguiente: […] el homo economicus [a diferencia del homo judiricus] no se integra al conjunto del que forma parte, al conjunto económico, a través de una transferencia, [una] sustracción, [una] dialéctica de la renuncia, sino de una dialéctica de la multiplicación espontánea16. Esta diferencia, esta irreductibilidad del homo economicus al sujeto de derecho entraña […] una modificación 16 El espontaneísmo que Foucault tiene en mente es precisamente el de la mano invisible de Adam Smith. 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 119 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 importante en cuanto al problema del soberano y el ejercicio del poder soberano. En efecto, frente al homo economicus, el soberano no se encuentra en la misma posición que frente al sujeto de derecho. Este último puede, al menos en algunas concepciones o análisis, aparecer como el elemento limitador del ejercicio del poder soberano. En cambio, el homo economicus no se conforma con limitar el poder del soberano. Hasta cierto punto, lo hace caducar. ¿Y en nombre de qué decreta su caducidad? […] Lo hace caducar en cuanto pone de relieve en el soberano una incapacidad esencial, una incapacidad fundamental y central, una incapacidad de dominar la totalidad de la esfera económica. (Foucault, 2007, p. 332) Hasta aquí hemos querido mostrar la interpretación y recepción que Foucault dejó expresado en su curso de 1978-1979 en el Collège de France, haciendo notar que éste fue una continuación de sus investigaciones sobre la gubernamentalidad que comenzarían en el año de cátedra de 1977-1978. Ahora bien, en la siguiente sección concentraré mi atención a la recepción que desde otro locus epistémico hace, por el mismo tiempo en que Foucault se ocupa de la teoría de mercado neoclásica, Franz Hinkelammert. HINKELAMMERT: GOLPE DE ESTADO, FETICHISMO Y ECONOMÍA NEOCLÁSICA La recepción e interpretación de Franz Hinkelammert sobre el pensamiento económico neoliberal están fuertemente atravesadas por su experiencia durante el golpe de Estado de Chile, considerando que durante su niñez y su juventud temprana vivió el régimen nazi en Alemania, su país de nacimiento (Fernández & Silnik, 2012)17. Con el 11 de septiembre de 1973 Hinkelammert estaba viviendo el comienzo de un segundo régimen totalitario. Desde América Latina no puede hablarse de neoliberalismo si no es haciendo una obligada referencia al golpe de Estado chileno que abre las puertas al pensamiento de mercado neoliberal y con ello su rápida propagación en América Latina18. Así, la lectura y el desmenuzamiento del neoliberalismo en Hinkelammert no está al margen del golpe de Estado y la dictadura de Pinochet19. Lo que verá aquí Hinkelammert es la alianza que comienza a encubarse entre dictadura y libre mercado20. Él va incluso más lejos y además de esa alianza añadirá otro actor: la iglesia católica y su discurso teológico. En efecto, él verá que detrás de la violencia suscitada por los militares, hubo un discurso teológico que se esforzó por justificar el golpe de Estado y defender la propiedad privada frente a movimientos de inspiración marxista. Su relato y crítica a la participación de este tercer actor la expresará de forma inmediata a su exilio en Ideología de sometimiento (Hinkelammert, 1977), texto que fue escrito y terminado en 1974 y 17 En esta entrevista es interesante notar el paralelismo que hace Hinkelammert entre neoliberlaimos y régimen nazi, pasaje que debe ser leído con cuidado en sus argumentos. 18 La estrecha vinculación entre el golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 en Chile y el neoliberalismo ha estado siempre presente en el pensamiento crítico y la teoría crítica latinoamericana y será hasta las publicaciones de Naomi Klein (2017) y de David Harvey (2005) que esta vinculación comenzará a reconocerse ampliamente dejando de ser esa vinculación de eventos una interpretación exclusiva de la teoría crítica latinoamericana. 19 En una entrevista con Estela Fernández y Gustavo Silnik (2012) se puede ver el relato de Hinkelammert sobre su experiencia durante el golpe de Estado en Chile. 20 Esta relación entre mercado y dictadura es una línea que Hinkelammert perseguirá durante su obra posterior, de aquí que no sea casual el título de su último libro: Totalitarismo de mercado. El mercado capitalista como ser supremo (Hinkelammert, 2018). 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 120 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 publicado hasta 1977 (Fernández & Silnik, 2012). Este documento, a su vez, indica ya hacia donde orientará Hinkelammert sus posteriores trabajos. En el epílogo, ya al final del escrito, señala: La destrucción de la democracia parlamentaria en Chile demostró de manera irreprochable que el nuevo extremismo derechista había surgido desde una dirección en la cual no se lo había sospechado […] Compañías multinacionales, un sistema internacional de servicios secretos coordinados y, como su ejecutivo, un sistema internacional militar, habían puesto entre paréntesis la soberanía de todos los países capitalistas. Había surgido un único complejo internacional del mundo capitalista, que dejaba poco margen de acción a los Estados nacionales. (Hinkelammert, 1977, p. 174) Más adelante continuará: Pero según las leyes de funcionamiento de este nuevo complejo de poder, este nuevo extremismo determina la validez o no-validez de las constituciones; se arroga un derecho ilimitado de intromisión en los asuntos internos de todos los países del mundo, pone y quita gobiernos. Su criterio único es el de la integración en el sistema capitalista mundial. Esta es su ley, y constitución, otras no tiene. (Hinkelammert, 1977, p. 174) Es así que, si bien el objeto (y el interés del autor) era el discurso teológico y la participación de un sector de la iglesia católica chilena previo, durante y después del 11 de septiembre del 73, Hinkelammert avecinaba también la llegada de un nuevo reordenamiento del sistema mundocapitalista y de la propia economía global, que se expandía más allá de sus fronteras nacionales del centro, y en el cual serían ahora los mercados y el capital quienes decidieran qué gobierno es legítimo o no, así éste haya emanado por vías democráticas. Franz Hinkelammert desarrollará, de aquí en adelante, una constante crítica al pensamiento neoliberal; lo hará a partir de sus políticas económicas y, más aún, desde la epistemología subyacente a este pensamiento que se precia de ser estrictamente científico, objetivo y exacto. La maduración y desarrollo de esta crítica la veremos, principalmente, en Crítica de la razón utópica, publicada en 198421 (Hinkelammert, 1984). No obstante, es en Las armas ideológicas de la muerte22 en donde encontramos una aproximación crítica al liberalismo económico de libre mercado y de forma más específica hacia la apología del mercado de Milton Friedman23. Así, esta última obra mencionada contiene la recepción temprana de Hinkelammert sobre el pensamiento y las políticas de la economía neoclásica24 y marca, en una ruta muy diferente a la foucaultiana, su inevitable recepción crítica del reordenamiento global que el capitalismo mundial estaba ejecutando. 21 La segunda edición ampliada de esta obra será publicada casi veinte años después (Hinkelammert, 2002). Como lo hemos dicho, en la exposición de Las armas ideológicas citaremos la edición de 1978, y no la segunda edición de 1981, para mantenerme fiel al espíritu del presente escrito. 23 En la lectura de Hinkelammert, el pensamiento neoliberal es la maduración de un pensamiento social que vino desarrollándose entre autores importantes de la primera mitad del siglo XX como Max Weber, Friedrich von Hayek y Karl Popper. Esta interpretación se deja ver ya en Las armas ideológicas y adquirirá su desarrollo argumentativo en Crítica de la razón utópica y en Democracia y totalitarismo (Hinkelammert, 1987). 24 Será hasta Crítica de la razón utópica cuando Hinkelammert comenzará a hablar del término neoliberalismo, previo a esta obra encontramos más el término de “economía neoclásica”. 22 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 121 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 La aproximación de Hinkelammert al neoliberalismo en Las armas ideológicas será, en primer lugar, develando las relaciones fetichistas incubadas en las relaciones económicas y sociales que este pensamiento postula. Como Foucault, Hinkelammert también da cuenta del cambio de paradigma que representa la economía neoclásica. Sin embargo, para Hinkelammert este cambio de paradigma representa una inversión (fetichismo) de las relaciones entre el ser humano y el capital, entre el ser humano y los valores que el capitalismo debe inculcar en la consciencia para su reproducción. Partiendo del análisis del fetichismo de la mercancía de Marx, indica Hinkelammert: La teoría del fetichismo no se dedica […] al análisis de [las] instituciones específicas. Juzga toda la libertad del hombre a partir de sus posibilidades de vida o muerte: el ejercicio de la libertad es solamente posible en el marco de la vida humana posibilitada. (Hinkelammert, 1978, p. 1617) En este sentido, la teoría del fetichismo abre un método que le permite a la ciencia social, y a la filosofía, indagar y preguntar sobre las posibilidades reales del poder-vivir del ser humano en medio de relaciones sociales. Por ello es que Hinkelammert indica: […] análisis del fetichismo se dedica a las formas de ver y vivir las relaciones mercantiles, y no al análisis de la producción mercantil en cuanto su funcionamiento como coordinación de la división del trabajo. Este último análisis es un punto de partida del análisis del fetichismo, pero no su objeto. El análisis del fetichismo pregunta por el modo de ver y el modo de vivir las relaciones mercantiles. (1978, p. 18) Así, este tipo de análisis centra su atención en la vida del ser humano, a la forma como el sujeto vive las relaciones sociales y mercantiles. Su objeto no es la mercancía, sino la vida del ser humano; pregunta por la forma en que son vividas las relaciones sociales y no la forma cómo se relacionan las mercancías sustraídas de toda sustancia. Hinkelammert partirá de la teoría del fetichismo marxiana para intentar mostrar que la economía neoclásica es la maduración de la inversión de las relaciones sociales en las cuales el ser humano desaparece apareciendo, sin embargo, como primera instancia las relaciones mercantiles y en última la sobrevivencia del capital. Esta inversión se da por la transformación de objetos en sujetos el cual, a su vez, “es resultado de la forma mercantil de producción, que por su lado es consecuencia del carácter privado del trabajo” (Hinkelammert, 1978, p. 21). En este carácter fetichista de las relaciones sociales, éstas ahora se dan a través de las relaciones entre mercancías, y de aquí el fetichismo que ocultan las relaciones de mercado: las mercancías, y el mercado como espacio de relación entre ellas, dictan el modo de las relaciones sociales (Hinkelammert, 1978)25. 25 Para Hinkelammert, la teoría del fetichismo de Marx es la explicitación de la religiosidad que acompaña las relaciones de producción capitalista. Interpretando a Marx, dirá Hinkelammert: “la religiosidad que Marx descubre […], es aquella de la sacralización del poder de unos hombres sobre otros; y de las relaciones mercantiles entre los hombres, en nombre de las cuales unos se adjudican el poder sobre los otros. Es aquella religión que canoniza el derecho de unos a decidir sobre la vida o la muerte de los otros, y que proyecta tal poder hacia la propia imagen de Dios.”. (Hinkelammert, 1978, p. 19). Por razones de espacio no podemos continuar con la interpretación de Hinkelammert sobre el fetichismo de la mercancía de Marx, sin embargo remitimos al interesado a la primera parte de Las armas ideológicas. 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 122 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 Habiendo mostrado que la teoría del fetichismo visibiliza la invisibilidad de las relaciones sociales, Hinkelammert se acerca ahora a lo que él llamará, de forma irónica, “el fetichismo feliz de Milton Friedman” (Foucault, 1978, p. 99). Este capítulo lo comienza Hinkelammert de la siguiente forma: Si bien Max Weber había llegado a su concepto de la acción social a partir de la teoría neoclásica26, este concepto no coincide con las teorías correspondientes. La correspondencia con este concepto de acción social y la teoría económica, recién se produce en el caso de la escuela de Chicago. Aparece ahora una ciencia social homogénea que coincide en su negativa con cualquier posición racionalista de toda índole. Pero no se queda en la pura negativa. Declara ahora estas posiciones racionalistas como posiciones ‘utópicas’ y se transforma en un irracionalismo anti-utópico. (Foucault, 1978, p. 100)27 Nuestro autor se da cuenta, en 1978, de la transformación que sufrirá el concepto de racionalidad en el cambio de paradigma de la ciencia económica28. Se tratará del paso de una racionalidad material a una racionalidad formal. Ésta es entendida como un cálculo de costos y beneficios, como una proyección de la utilidad que puede traer para el sujeto sus acciones. En ella su criterio de acción es el producto marginal (las ganancias) que ciertas acciones pueden traer al individuo. De modo que, lo que bien advertirá nuestro autor, será que este cambio en el concepto de racionalidad viene acompañado de otra concepción de sujeto. El ser humano aquí ya no es un sujeto de necesidades sino un sujeto de preferencias: un sujeto que decide, atravesado por su ingreso, libremente sobre bienes29. Con respecto a la economía clásica y su crítica vía Marx, Hinkelammert expresa esta transformación del concepto de racionalidad de la siguiente forma: Marx se encuentra, pues, con una economía política que –aunque muy hipócritamente– afirma la vida del hombre como su meta; y su teoría del fetichismo muestra, efectivamente, que detrás de ese ropaje de vida está afirmando toda una filosofía de la muerte. La teoría económica neoclásica rompió con esta tradición y empezó progresivamente a socavar el concepto del sujeto económico y a transformarlo. Sustituye al sujeto necesitado por un sujeto con finalidades arbitrarias y así cambia la definición de la economía. Esta ya no es el lugar donde el hombre trabaja para satisfacer sus necesidades, sino que es ahora un proceso de elecciones y cálculos que se efectúan para lograr sus finalidades. (Hinkelammert, 1978, p. 101) Este cambio de paradigma económico, y las transformaciones conceptuales que formula, está acompañado de una totalización de las relaciones mercantiles. El ser humano al ser ahora un sujeto 26 Para Hinkelammert, la inversión fetichista de las relaciones sociales que terminará de madurar con la economía neoclásica, comienza en el siglo XX con Max Weber, quien invertirá el contenido de tres conceptos fundamentales de las ciencias sociales: economía, necesidades y acción social. (Hinkelammert, 1978). El concepto weberiano de acción social al cual hace referencia Hinkelammert señala que es la conducta humana en la cual el sujeto o los sujetos enlazan un sentido subjetivo. En esta concepción, sin embargo, no aparecen, dirá Hinkelammert, las “condiciones objetivas de la posibilidad de la acción” (Hinkelammert, 1978, p. 90). En esto ve Hinkelammert el preludio de la teoría de la acción racional de la microeconomía neoclásica cuyo criterio de decisión y acción son las preferencias del sujeto, el consumidor. La crítica a Weber será continuada en Democracia y totalitarismo (Hinkelammert, 1987, Parte II). 27 Este fragmento citado indica ya lo que se encontrará en Crítica de la razón utópica (Hinkelammert, 1984), a saber: una crítica al concepto de racionalidad de la economía neoclásica y al antiutopismo neoliberal expresado por von Hayek y por Friedman, así como aquel del Karl Popper. 28 En su exposición de 1978 Hinkelammert discutirá principalmente con Milton Friedman, a diferencia de Foucault quien incluirá el “neoliberalismo alemán” y a los discípulos de Milton Friedman, como Gary Becker. 29 Ciertamente, se trata aquí del sujeto de la microeconomía neoclásica. 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 123 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 de preferencias, es un sujeto que debe calcular sus acciones en función de la utilidad que ellas le puedan traer. Así, en él, hay dos sujetos que luchan entre sí: el sujeto de preferencias y el sujeto del cálculo (sujeto-portafolio). Esto se da de esta forma porque para Friedman la “oferta a corto plazo de trabajo para todos los usos es perfectamente inelástica: la oferta de trabajo disponible diariamente, si prescindimos de las correcciones por diferentes calidades de trabajo, es igual a 24 horas multiplicadas por el número de personas” (Friedman, 1966, p. 260, citado en Hinkelammert, 1978, p. 104). Visto así, para la economía neoclásica el sujeto es disponibilidad de trabajo 24 horas, es un sujeto que sus acciones las debe calcular en función de lo que deja de producir. Si ahora el sujeto de las preferencias quiere dormir –dice Hinkelammert–, el sujeto-portafolio hace diversos cálculos. Compra el ocio necesario para las ocho horas de sueño. El precio de las horas es el ingreso que el sujeto de las preferencias habría pagado en el caso de trabajarlas. (Hinkelammert, 1978, p.105) Lo que advierte Hinkelammert con esto es que la lucha entre el sujeto de preferencias y el sujetoportafolio expresa la conversión del sujeto necesitado en capital. Ahora el mismo sujeto se tiene que ver a sí mismo como capital; ya no es sólo el propio espacio de intercambio lo que se ve como mercado, sino la propia interioridad del ser humano. El sujeto, en el cual dos sujetos económicos luchan, es mercado. Esto, se trata para Hinkelammert, de una totalización de las relaciones y las decisiones humanas por parte de las relaciones mercantiles. Pues incluso no sólo se trata de que el sujeto se ve a sí mismo como capital, sino también verlo al otro en esos términos. El trabajador, así, pasa a ser capital humano que el empresario contrata, o bien, el hijo pasa a ser objeto de inversión a futuro por parte de los padres (Foucault, 1978). Que Friedman y los neoliberales vean todo en términos mercantiles, hasta las relaciones familiares, encuentra su posible explicación, según Hinkelammert, en el hecho de que el propio pensamiento neoliberal intenta “mostrar el alcance total y sin límites de las relaciones mercantiles […] El cálculo mercantil trata de absorberlo todo; y donde no puede establecer relaciones mercantiles efectivas, las establece por lo menos imaginarias. Se trata –continúa Hinkelammert– de un totalitarismo mercantil” (Hinkelammert, 1978, p. 107). Lo anterior no es todo, pues ello en sentido práctico y ético no es otra cosa que una cosificación del ser humano y sus relaciones con los otros. Hinkelammert llama a esta cosificación “denigración” que las relaciones mercantiles producen, pues en la inversión producida por el pensamiento neoliberal, el sujeto desaparece como ser humano y sujeto de necesidades, como un sujeto que, en primera instancia, debe tener la posibilidad de vivir para poder crear y construir cualquier tipo de relación social y humana posible. Pero esta denigración no se ve, o parece no verse, por parte parte de los autores neoliberales, pues desde “el punto de vista del autor [Friedman] no se trata de denigrar a nadie. El reduce solamente lo humano a lo mercantil, y esta acción la considera científica. Y si la ciencia denigra, el autor no tiene la culpa” (Hinkelammert, 1978, p. 107) Pero quien sí ve este acto inmoral es justo quien “se resiste a tal mercantilización” (Hinkelammert, 1978, p, 107). Se trata, entonces aquí, de la fetichización de las relaciones sociales, por una parte, y de la propia ciencia económica, por otra. Por eso es que, recordando lo anterior, el punto de partida de la crítica al neoliberalismo en Las armas ideológicas, es la teoría del fetichismo de Marx. 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 124 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 Ahora bien, el totalitarismo mercantil tiene sin embargo un objetivo político: mostrar que por medio del mercado se puede ofrecer solución a los problemas sociales sin necesidad de alguna intervención estatal. Hinkelammert lo dice así: “Se quiere mostrar la efectividad y el alcance ilimitado de las relaciones mercantiles, para poder argumentar el carácter no necesario de la intervención estatal y su responsabilidad en la generación de las crisis de los mercados” (Hinkelammert, 1978, p. 108). Y continúa: “Frente a la tendencia al intervencionismo estatal y a la planificación socialista, esta teoría económica se encierra en sí misma y busca soluciones teóricas que tengan validez dogmática a priori” (Hinkelammert, 1978, p, 108). La teoría neoliberal no discute siquiera si en ciertos momentos o crisis es necesaria la intervención económica del Estado, simplemente lo rechaza sin más. (Hinkelammert, 1978). Frente a lo anterior, la libertad defendida por el liberalismo económico neoclásico está desprovista de todo contenido material. Se trata de elegir por elegir, de actuar por actuar en relación a las preferencias del sujeto. Es una libertad que está sólo atravesada por el límite de ingreso y no por las necesidades materiales. Es una libertad formal en la medida en que asume la libertad de elegir sin preguntarse por la conditio humana de quien elige, preguntarse por la condición humana (siempre finita) del ser humano, llevaría la reflexión sobre las condiciones reales (materiales) sobre las que se ejerce la libertad. Pero estas preguntas no son de preocupación de los autores neoliberales justo por la inversión de las relaciones que han establecido y postulado, es la fetichización en la cual los objetos como la mercancía de pronto cobra vida frente al trabajador. El fetichismo del neoliberalismo lo expresa Hinkelammert de la siguiente forma: Pero la disolución del concepto de las necesidades, y por tanto, la exclusiva preocupación por los precios relativos, llevó a la conceptualización de un sujeto que solamente puede reclamar, en nombre de la racionalidad económica, la orientación según sus preferencias, jamás según sus necesidades. Pero transformando la racionalidad así definida en normal social, la racionalidad exige un comportamiento económico que excluya del cálculo el problema de las necesidades humanas. Tratando al hombre como una creación de las relaciones mercantiles, esta racionalidad económica exige ahora pasar por encima de las necesidades humanas. Mientras la racionalidad económica, como la economía política clásica la concibe, es satisfacción de necesidades en adecuación a las preferencias individuales, esta reformulación de la racionalidad la transforma en un ejercicio de la libertad de asesinar. Esta libertad en Friedman es ahora un deber de asesinar en la medida en que esta racionalidad es tratada como norma. De la economía clásica se deriva un derecho a los medios de vivir –y Marx lo deriva– mientras, de la teoría neoclásica se deriva un derecho a asesinar, y Friedman lo deriva. (Hinkelammert, 1978, p. 119) ¿De dónde surge esa libertad de asesinar? Del propio concepto de libertad y racionalidad del pensamiento neoliberal. Este pensamiento no se pronuncia por el tipo de preferencias que el sujeto puede elegir, siempre y cuando esté dentro de su límite de ingreso. Más aún, el criterio de acción no es la vida, sino la utilidad marginal, la ganancia. Así, si matar es más rentable en el futuro que posibilitar la vida, ¿qué más da?, es, en todo caso desde este pensamiento económico, una decisión perfectamente racional. Y esto no sólo vale para la decisión individual, sino igualmente para el propio capital que en sus propios términos se comporta de forma enteramente racional. Estas son, 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 125 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 así, las consecuencias de este pensamiento; si es más rentable para la sobrevivencia del capital la instalación de una dictadura o el socavamiento de la democracia en zonas geográficas fértiles para la apropiación y la acumulación originaria, lo hará en nombre de la racionalidad y la libertad. Estas consecuencias, como indica Hinkelammert, no se enuncian explícitamente en la teoría neoliberal, en específico por Milton Friedman, pero se derivan de ahí: de sus propios conceptos. Así lo expresa Hinkelammert: Como las instituciones son las que garantizan las relaciones mercantiles, el hombre –como Friedman lo ve– es sujeto, en tanto está reconocido como tal por el movimiento de las relaciones mercantiles. Lo cual implica que el hombre es la ‘creatura’ de las relaciones mercantiles y no su creador. La teoría neoclásica contiene esta tesis solamente como su consecuencia lógica, pero no como su convicción expresa. Expresamente mantiene una diferencia esencial entre capital y trabajo, y eso es lo que Friedman ataca en Marshall. Al tener el punto de partida neoclásico, Marshall tenía que quedarse con inconsecuencias del argumento para no caer en un antihumanismo patente. Friedman no le tiene miedo al antihumanismo declarado, y por tanto puede ser más consecuente a este respecto. (Hinkelammert, 1978, p. 109) Y esto lo puede ver él teniendo en frente un modelo social en el cual la teoría económica neoclásica no estuvo en ningún momento en conflicto con un golpe de Estado ni con la instalación de una dictadura. De aquí que la ciencia social fetichizada y sus categorías con las cuales percibe la realidad, devengan en armas ideológicas de la muerte. Por eso, en este sentido, a Hinkelammert se le hace imposible tomar al neoliberalismo como un pensamiento emancipador; por el contrario, se le hace imperativo mostrar la transformación epistemológica y política que le permite justificar un totalitarismo mercantil y la muerte del ser humano. Para terminar esta somera exposición de la recepción temprana del neoliberalismo de Hinkelammert en 1978, cabría hacer referencia al argumento más fuerte, a mi juicio, que explica el individualismo de la nueva ideología de mercado que se comenzó a imponer en Chile con el pensamiento de mercado y que después se expandirá hasta llegar al centro geográfico de Europa (España, Portugal, Grecia, Italia). Dicho argumento lo encontramos en Ideología de sometimiento (1977): El carácter individual del nuevo extremismo derechista es resultado del hecho de que el capitalismo ya es perfectamente incapaz de lograr alguna integración social a escala del sistema mundial. Ni la puede lograr con métodos del fascismo tradicional. Por eso su carácter “anticolectivista” –lo que en esta ideología perversa a la vez significa “antifascista”– y su exclusiva concentración sobre el individuo. Individuo mercantil e individuo torturado –pero siempre individuo. (Hinkelammert, 1977, p. 175) Para poner en perspectiva esto, que ya en sí parece esclarecedor, debe recordarse, por una parte, que el neoliberalismo de Friedman es, en su trabajo de formulación teórica, una crítica a los sistemas políticos colectivistas, encerrando en esta categoría tato el fascismo europeo de los años 30 como al socialismo soviético y chino del bloque socialista (Friedman, 1993). Y por otra parte, Hinkelammert hace referencia al individuo torturado ya que encuentra una transformación en las 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 126 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 formas de tortura y represión durante la dictadura chilena. Ésta no realizó actos colectivos atroces como los conocidos en la Alemania nazi, sino transformó los métodos de exterminio y represión colectiva en métodos de tortura individualizada, una tortura selectiva de sospechosos que volverán a salir “algunos meses después aterrorizados y paralizados en su posibilidad de resistencia. Pero volverán a salir a la sociedad desintegrada sin poner más en peligro su estabilidad” (Hinkelammert, 1977, p. 174-175). La tortura fue individualizada porque en Chile de 1973 “el nuevo extremismo derechista […] estabiliza la desintegración. Aprende a marginar grandes masas populares sin perder su estabilidad social. Por eso se concentra tanto en la tortura individual. Para él el hombre es de nuevo un individuo” (Hinkelammert, 1977, p. 174). Como podrá haberse notado, la recepción temprana hinkelammertiana avizora problemáticas políticas y económicas que la entrada del neoliberalismo desatará con su aparición transnacional. Esta lectura está fuertemente impregnada por las consecuencias que produce el neoliberalismo más que por las promesas que hace. No obstante, la discusión que Hinkelammert sostiene con este pensamiento económico-social se centra, principalmente, en los conceptos y postulados que éste defiende. Por eso Hinkelammert hace una revisión de las categorías con las que Milton Friedman se acerca a la realidad social. En Las armas ideológicas de la muerte encontramos, a su vez, ya varias líneas de investigación que Hinkelammert desarrollará en trabajos posteriores, como lo hemos indicado en varias partes de este texto. En él encontramos una recepción latinoamericana del neoliberalismo que, como podrá notarse, dista radicalmente del neoliberalismo feliz que se exponía en el Collège de France por el mismo tiempo. No se trata de una casualidad en el tiempo sino de posicionamientos que distan entre sí por las condiciones históricas y materiales sobre las cuales se ejercía la crítica y la analítica a un nuevo pensamiento social que se imponía en los años setenta del siglo pasado. CONSIDERACIONES FINALES Los cursos de Foucault de 1978-1979 (Nacimiento de la biopolítica) han despertado, en los últimos años, un interés sobre el neoliberalismo en la filosofía política y en la filosofía social. Este interés ha motivado que las líneas de discusión se amplíen en la filosofía social y la filosofía política. Este ambiente motivado por el curso de 1978-1979 de Foucault en el Collège de France es bienvenido. A su vez, esto motivó, en nuestro caso, abordar la lectura foucaultiana del neoliberalismo ofreciendo las líneas sustanciales que nos permiten hacer un contraste con la lectura hinkelammertiana. Ambas lecturas son tempranas como contemporáneas. Estas dos recepciones que interpretan el neoliberalismo en su inmediatez histórica nos sirve para tratar de lograr una claridad con respecto a la lectura foucaultiana, sobre la cual, considero, pasa desapercibido lo que el autor de Vigilar y castigar estaba realmente viendo en el neoliberalismo, a saber, una alternativa de gobierno no-disciplinaria. En esta medida coincidimos parcialmente con De Lagasnerie cuando dice que “reconstituir lo producido por el neoliberalismo [es], para Foucault, una táctica teórica que permite entrever la forma en que podría tomar una ofensiva contra la sociedad disciplinaria” (De Lagasnerie, 2015, p. 113). Es decir, Foucault encuentra en el 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 127 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 neoliberalismo una alternativa a la sociedad disciplinaria y de gubernamentalidad vertical conducida por una autoridad externa al sujeto. Lo que deja ver la lectura de Foucault, por otra parte, es que su interés por la teoría neoliberal no es una situación fortuita, como lo mencionamos arriba. El curso de 1978-1979 es congruente con lo que había elaborado en su curso del año pasado (Seguridad, territorio, población), y será de igual forma congruente con lo que vendrá después de sus indagaciones sobre el liberalismo clásico y contemporáneo, a saber: sus cursos e investigaciones sobre los antiguos griegos y romanos, en quienes, Foucault no encuentra la idea de ser gobernados: “La idea de que los hombres se los gobierna no es por cierto una idea griega y tampoco, me parece, una idea romana” (Foucault, 2018, p. 149). Esto se corresponde, además, con la máxima que recorre al liberalismo y sobre la cual Foucault da bien cuenta: la idea de no ser gobernado demasiado. Se pueden entender las razones por las cuales Foucault llega a sus pesquisas sobre el liberalismo económico, tomando a éste como un camino alternativo para Occidente en la historia de sus crisis políticas producidas por el exceso de gobierno, en palabras del autor de Historia de la sexualidad. Se pueden entender sus críticas y diferencias con el marxismo ortodoxo y dogmático. Pero de ahí a pensar que el individuo puede realizarse sin alienación y sumisión alguna en el mercado, es una tesis que es inadmisible. Eso sólo se puede afirmar si la antropología filosófica-económica del neoliberalismo no se pone en cuestión o, más aún, sobre la cual no se sospecha alguna crítica. Por su parte, la lectura hinkelammertiana nos permitió mostrar una interpretación del neoliberalismo que se publicaba a la hora que Foucault dedicaba sus cursos sobre el neoliberalismo, para contrastar el locus epistémico desde donde habla el autor de Las palabras y las cosas y Hinkelammert. Como lo tratamos de mostrar, el tipo de análisis presentado por Hinkelammert dista radicalmente del de Foucault. Desde los círculos foucaultianos podrá esgrimirse que justo lo que hace Hinkelammert es lo que no quería hacer Foucault, y menos aún basándose en conceptos y teorías provenientes del propio Marx. Sin embargo, no se trata de preferir por una u otra teoría cuasi de forma caprichosa, sino de sopesar los argumentos y las herramientas teórico-conceptuales que una teoría o interpretación nos puede ayudar para comprender, explicar y transformar la propia realidad. El resultado al cual podemos llegar después de lo anterior es que mientras Foucault interpreta el neoliberalismo como alternativa gubernamental, Hinkelammert lo interpreta como una ideología que justifica la violencia directa y discursiva contra el ser humano. Y en este asunto no se trata de preferir arbitrariamente por una u otra teoría, pues puede bien entenderse cuál de las dos interpretaciones de 1978 resiste la prueba de la realidad histórica devenida desde la incursión del neoliberalismo. Si optamos por la de Hinkelammert, entonces esto arroja un reto importante para los estudios foucaultianos: hacer una revisión del pensamiento de Foucault, y por muy seductor que parezca, y por muy de moda que esté, encontrar cómo fue que llegó a ver el neoliberalismo y, sobre todo, el libre mercado como una alternativa disciplinaria, en la cual, según él, se puede vivir. En este texto hemos arrojado algunas líneas ya. Lo hasta aquí expuesto abre, en todo caso, varias interrogantes y lineas que se habrán de continuar. 1978: FOUCAULT Y HINKELAMMERT SOBRE EL NEOLIBERALISMO JORGE ZÚÑIGA 128 REVISTA CASTALIA 34 | PRIMER SEMESTRE 2020 | pp. 109-130 ISSN: 0719-8051 BIBLIOGRAFÍA Audier, S. (2014). Foucault, le néolibéralisme et nous. 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