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ATENCIÓN PRIMARIA DE LA SALUD
EN TIEMPOS DE CRISIS
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ATENCIÓN PRIMARIA
DE LA SALUD
EN TIEMPOS DE CRISIS
Experiencias de un equipo de salud
en el conurbano de Buenos Aires
Betina Freidin
Matías S. Ballesteros
Mercedes Krause
Agustín D. Wilner
Ana Vinitsky
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Atención Primaria de la Salud en tiempos de crisis: experiencias
de un equipo de salud en el conurbano de Buenos Aires / Betina
Freidin… [et al.]. – 1a ed ampliada. – Ciudad Autónoma de Buenos
Aires: Betina Freidin, 2020. 200 p.; 20 x 13 cm.
ISBN 978-987-86-4756-2
1. Atención Primaria de Salud. I. Freidin, Betina.
CDD 362.042
ISBN: 9789878647562
Imagen de tapa: Carola Noguer
Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son
responsabilidad exclusiva del/los autor/es.
Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
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Índice
Agradecimientos y prólogo ..........................................................9
1. Introducción.............................................................................. 11
2. La atención primaria de la salud en el contexto
argentino......................................................................................... 35
3. El desborde asistencial en el centro de atención
primaria de la salud y el establecimiento de prioridades .. 57
4. Medicamentos, tratamientos integrales para
pacientes diabéticos y vacunas. Estrategias frente a los
faltantes, frustraciones y reclamos .......................................... 91
5. La articulación con otros niveles de atención y el
trabajo en red............................................................................... 129
Conclusiones ............................................................................... 157
Bibliografía................................................................................... 175
Anexo ............................................................................................. 189
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Agradecimientos y prólogo
Agradecemos a la Secretaría de Ciencia y Técnica de la
Universidad de Buenos Aires (UBA) y a la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica del Ministerio de Ciencia y Tecnología –recientemente rejerarquizado
como tal– por los respectivos subsidios de investigación
que nos otorgaron para realizar el estudio en el que se basa
este libro, que tiene como sede institucional el Instituto de
Investigaciones Gino Germani de la UBA.
Nuestro muy especial agradecimiento a las y los integrantes del equipo del centro de atención primaria de la
salud (CAPS) público donde realizamos el trabajo de campo,
en el conurbano norte de la provincia de Buenos Aires,
quienes, con extrema generosidad, nos brindaron su tiempo, interés y la mejor de las disposiciones para que pudiéramos hacer las entrevistas. Para respetar el anonimato, no
podemos mencionar sus nombres; tampoco el CAPS ni el
barrio o la localidad. A ellas y a ellos dedicamos el presente libro.
Camila Mosteiro participó del trabajo de campo y de
las distintas instancias de la sistematización de los datos, así
como en una versión preliminar del análisis de estos.
Agradecemos a Carola Noguer por su colaboración
con el diseño de la tapa del libro.
Concluimos el trabajo de campo a fines de julio del
año 2019. Los testimonios del equipo de salud del CAPS
reunidos en este libro muestran la vulneración de derechos
generada por la aplicación de las políticas regresivas de los
últimos años y los efectos perniciosos para la salud para
gran parte de la población que reside en su área programática. Con el cambio de gobierno nacional en el mes de
diciembre se produjo una reorientación de la política de
salud pública, que incluyó la declaración de la emergencia
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9
10 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
sanitaria, decisión política que, esperamos, ayudará a revertir las profundas inequidades sociales en el acceso a la salud
que se consolidaron en los últimos años. También se han
comenzado a implementar políticas de protección social
y redistributivas que, anhelamos, contribuirán a aliviar el
deterioro de las condiciones de vida de los grupos sociales
más vulnerables.
Las autoras y los autores
Buenos Aires, diciembre de 2019
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1
Introducción
Los programas nacionales que proveen de recursos al primer nivel
de atención como medicamentos, capacitaciones, financiamiento de
profesionales, que nutren la red de centros de salud estatales, nuestro principal lugar [como médicos generalistas] en el sistema, están
en un momento de funcionamiento débil, sin formar parte de
acciones priorizadas y con sus redes en un deterioro visible. A esto
se agrega algo muy importante que […] los que trabajamos en la
capilaridad del sistema, en la frontera de la comunidad con el sistema de salud, venimos advirtiendo en este tiempo y es el impacto
que estas políticas [de ajuste] están teniendo en las comunidades,
que han visto disminuida en forma importante su calidad de vida
al aumentar la pérdida de puestos de trabajo, al reducirse la capacidad adquisitiva de los salarios, con la consiguiente caída en sus
capacidades de autodeterminación, siendo estos factores claramente
determinantes de la situación de salud de la población
Alasino, 2019: 4
El objetivo de este libro es analizar las experiencias y visiones de los integrantes del equipo de un centro de atención
primaria de la salud (CAPS) en relación con su trabajo en un
barrio popular de la periferia norte del conurbano bonaerense, correspondiente a la región sanitaria V. Más específicamente, a lo largo de los capítulos indagamos cómo la
crisis económica y social que ha deteriorado las condiciones
de vida de la población impacta en el trabajo asistencial y
comunitario que el equipo realiza en el barrio, en un contexto de limitada disponibilidad de recursos profesionales
e insumos. Consideramos, asimismo, condiciones de más
largo plazo, referidas al trabajo en red de los servicios de
salud en el territorio que, junto con las características de las
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12 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
políticas sanitarias nacional, provincial y local, condicionan
el trabajo cotidiano del equipo de salud y el acceso, la continuidad y la integralidad de la atención de los pacientes.
Realizamos el trabajo de campo desde marzo hasta fines de
julio del año 2019, como parte de una investigación cualitativa mayor en curso con vecinas y vecinos del barrio
sobre el cuidado de la salud, acreditada y financiada por la
Universidad de Buenos Aires (UBA) y la Agencia Nacional
de Promoción Científica y Tecnológica1.
Conocer las experiencias y visiones del equipo de salud
sobre su trabajo en el primer nivel de atención en un barrio
en el que gran parte de su población vive en condiciones
de vulnerabilidad sociosanitaria adquiere particular relevancia en un contexto de profundización de la crisis socioeconómica que atraviesan el país y la provincia de Buenos
Aires, en particular (ODSA, 2017, 2019b; Roffler y Arroyo, 2019), con altos niveles de desempleo, precarización
laboral y disminución de la capacidad adquisitiva del ingreso, en un contexto de fuerte retracción de la economía y
alta inflación que ha incrementado de manera sostenida el
número de hogares en situación de pobreza. También es
relevante considerando las políticas sanitarias nacionales
que, a partir de la crisis de 2001-2002, priorizaron el fortalecimiento del primer nivel de atención y la asignación de
recursos financieros y humanos a través de distintos programas, pero que, en los últimos años, sufrieron reorientaciones, fuertes recortes presupuestarios y retrasos en las
entregas de insumos que afectaron el acceso de los grupos más vulnerables a recursos de salud esenciales (como
medicamentos y vacunas) y las condiciones de trabajo de
los trabajadores del sector (Ceriani y Kanterewicz, 2019;
1
Proyecto UBACyT, programación 2018, código 20020170100024, “Experiencias de cuidado de la salud en la periferia de Buenos Aires: desigualdad
social, territorio y cultura”, y proyecto PICT 2017, código 1391, “Desigualdad social, cultura y salud en un barrio de la periferia de Buenos Aires”, con
sede institucional en el Instituto de Investigaciones Gino Germani de la
UBA.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 13
Chiara, 2019). Consideramos, asimismo, las características
de las políticas provinciales y locales sanitarias, con sus
continuidades y cambios a lo largo de los últimos años, las
que, en un marco institucional de gestión descentralizada,
imprimen su especificidad y su complejidad al trabajo de los
equipos de salud en el territorio. Siguiendo a Moro (2012:
57), la conformación del subsector público en el conurbano
de Buenos Aires ha llevado a que en el nivel territorial se
entrecrucen las jurisdicciones nacional, provincial y municipal con competencias de regulación y gestión de recursos
humanos y servicios, así como para el diseño de políticas
sectoriales, lo que constituye un entramado institucional
sin un planteo claro de funciones para cada jurisdicción. El
análisis del trabajo de los profesionales en el primer nivel de
atención, a su vez, se enmarca en un contexto más general
para los trabajadores del sector salud, que –como lo documentan Novick y Rosales (2006: 34)– se ha caracterizado
por el avance de la precariedad laboral y el deterioro de
las condiciones de trabajo, la extensión de la jornada y la
intensidad del trabajo y la desintegración de los equipos de
salud, con el consecuente deterioro en las prácticas y en la
calidad de atención.
El libro está organizado del siguiente modo. En el capítulo 1, desarrollamos la perspectiva teórica que sustenta
los objetivos de la investigación, la metodología seguida y
las características del barrio y del CAPS donde llevamos
a cabo el estudio.
En el capítulo 2, caracterizamos la estrategia de la
atención primaria de la salud (APS) desde su institucionalización, a fines de los años setenta por parte de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el lugar que ocupan
los CAPS y su trabajo articulado con otros efectores de
mayor complejidad asistencial. Describimos brevemente las
características del sistema de salud argentino, las políticas
de descentralización sanitaria que se sucedieron desde los
años setenta y la especificidad que presenta la gestión sanitaria en la provincia de Buenos Aires. Incluimos, asimismo,
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14 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
un apartado sobre la política nacional de jerarquización y
fortalecimiento de la estrategia de APS que tomó impulso a partir del año 2003, como consecuencia de la crisis
socioeconómica de los años 2001-2002 y de la declaración
de la emergencia sanitaria, con el desarrollo de planes y
programas orientados a priorizar el acceso a los servicios
y a medicamentos esenciales y una sección sobre las continuidades y los retrocesos ocurridos durante la gestión del
gobierno de Mauricio Macri (2015-2019), con recortes presupuestarios y demoras en las entregas que afectaron a los
distintos programas, decisiones políticas que acompañaron
la desjerarquización del Ministerio de Salud como secretaría, que pasó, como tal, a la órbita del Ministerio de Desarrollo Social. Referimos, asimismo, a algunos aspectos de la
política sanitaria bonaerense de este período con impacto
negativo para la población de menores recursos.
En los capítulos 3, 4 y 5 presentamos los resultados del
trabajo de campo con el equipo de salud. El capítulo 3 se
centra en las características de la demanda de atención en
un contexto de deterioro de las condiciones de vida de gran
parte de la población del barrio, lo que los entrevistados
caracterizan como un desborde asistencial –que se agudiza
en los meses de invierno por la estacionalidad epidemiológica–, y en cómo dicho contexto impacta en la dinámica
de trabajo del equipo de salud por no contar con suficientes recursos humanos, así como en las distorsiones en las
tareas de APS que se producen al tener que administrar
la “sábana corta”. En un escenario de desborde asistencial
se organizan los llamados “operativos”, por la falta de disponibilidad de turnos programados para cubrir una gran
cantidad de controles de salud obligatorios requeridos para
el cobro de asignaciones y planes sociales, y ante los cuales
los médicos generalistas muestran ciertas reticencias. Destacamos, asimismo, el mejor funcionamiento del área de
salud materno-infantil y las condiciones institucionales y
organizativas que lo facilitan.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 15
En el capítulo 4 abordamos cómo los médicos manejan
la falta de medicamentos –una problemática recurrente del
sector público, que se agudizó en los últimos años con los
recortes y demoras en las entregas del programa Cobertura
Universal de Salud (CUS)-Medicamentos (ex-Remediar)– y
cómo esto repercute en el trabajo cotidiano de los profesionales y genera inequidad en el acceso a recursos de salud
básicos de cuidado para los pacientes. Una sección aborda las limitaciones que enfrentan los médicos generalistas
para la atención integral de los pacientes diabéticos, quienes
–además del acceso gratuito a fármacos y otros insumos–
requieren, para el manejo de la enfermedad, poder participar de actividades de promoción y prevención que brinde
el equipo de salud. Estas actividades se han visto muy restringidas no solo por la necesidad de racionar los recursos
humanos en un contexto de desborde asistencial, sino también por obstáculos que imponen las políticas municipales
de contratación y capacitación del personal de salud. Se
suma el deterioro de las condiciones de vida de la población
al aumento de los niveles de pobreza y de inseguridad alimentaria, que llevan a que los médicos tengan que adaptar
estrategias terapéuticas y consejerías para no quedar “fuera
de foco”. Tanto en este capítulo como en el 3, los testimonios de los miembros del equipo de salud muestran sentimientos de frustración e indignación ante la vulneración
del derecho a la salud de amplios sectores de la población
que atienden y por los límites que enfrentan para hacer su
trabajo en APS, con los replanteos como agentes de salud
y los dilemas ético-profesionales que conllevan. Una última
sección analiza los trastornos que generan los faltantes de
vacunas obligatorias y cómo proceden las enfermeras para
priorizar la vacunación de los grupos más vulnerables y, al
mismo tiempo, alentar al resto a completar el calendario
por diferentes medios.
En el capítulo 5 nos focalizamos en las experiencias
del equipo de salud con la red de atención en la que se
inserta el CAPS. Analizamos las consecuencias que tiene el
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16 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
funcionamiento deficitario en la articulación con los efectores de referencia, y con las instancias de gestión de la
región sanitaria, para las derivaciones a especialistas, estudios complementarios, la realización de trámites para medicamentos especiales y otros recursos para los pacientes.
Hacemos foco en el funcionamiento de las vías formales de
articulación y en los mecanismos informales que movilizan
los profesionales para gestionar el acceso, pero también, en
ocasiones, los mismos pacientes. Vemos cómo las fallas en
la articulación con los establecimientos de segundo nivel
e instancias de gestión municipal y provincial repercuten
en un trabajo adicional para el equipo y las consecuencias
que tienen para la continuidad e integralidad de la atención
de los pacientes. Damos cuenta, asimismo, de lo que los
médicos describen como un “desdibujamiento” de los niveles de atención por déficits en el segundo nivel que generan
una sobrecarga de tareas asistenciales para el CAPS. Las
preferencias de atención de algunos pacientes, que consideran la “salita” como su lugar de referencia para cuadros
que requieren atención en una guardia hospitalaria, también contribuyen a dicho desdibujamiento. Incluimos en
este capítulo las dificultades en la articulación con el subsector de las obras sociales (el PAMI, en particular) para
el acceso a prestaciones para la población afiliada, lo que
también redunda en un trabajo adicional para el equipo de
salud para poder gestionar el acceso a la atención. Finalmente, damos cuenta de las áreas en las que la articulación
funciona correctamente y se constituye como un recurso
para la integralidad y la continuidad de la atención de los
pacientes. Un último capítulo está dedicado a las conclusiones del estudio.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 17
Perspectiva teórica
Comprender el accionar del equipo de salud del CAPS, con
los significados y lógicas que sus miembros le atribuyen,
requiere tener en cuenta que sus integrantes se desempeñan
en un marco institucional definido por las políticas públicas
y los programas de salud que implementan. Las funciones y
metas de salud pública por cumplir en el CAPS se sitúan en
la estrategia de APS e implican la interacción del personal
con actores de otros establecimientos de salud y niveles de
atención, autoridades sanitarias de distintas jurisdicciones
y agentes e instituciones de otros sectores estatales. Los
miembros del equipo de salud, de acuerdo con sus funciones en la gestión, el rol y la formación profesional, desarrollan sus actividades a partir de rutinas, procedimientos
reglados y normas y según los recursos humanos, materiales y tecnológicos con los que cuentan, así como a las
características de la población bajo su área programática.
Sus acciones están enmarcadas en procesos institucionales y de gestión específicos que contemplan el escenario
local e imprimen una dinámica particular atendiendo a las
ideas, las valoraciones y los intereses que guían sus acciones
(Pagnamento, 2014). Como lo especifican Bianco y Grigaitis
(2005: 17-18), la estructura organizativa del equipo supone
objetivos comunes y una división del trabajo según disciplinas relevantes para cada problemática abordada y los
niveles de responsabilidad y las características sociodemográficas y culturales de la población. Entre las responsabilidades del equipo se encuentran: la gestión del efector
en distintos niveles político-institucionales del sector y de
otros sectores comunitarios y extracomunitarios; el diseño
de proyectos de investigación, capacitación e intervención;
la planificación y la coordinación de actividades; el monitoreo y la evaluación, y la administración. Estas tareas suponen relaciones de poder entre los miembros del equipo para
potenciar la capacidad operativa y promover la autonomía
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18 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
de las acciones. Siguiendo a Kalinsky y Arrúe (1996: 13),
en el quehacer cotidiano del equipo de salud se constituyen
“zonas virtuales de negociación” en dos direcciones:
En la primera, los equipos de salud van adecuando las normas
institucionales, que son las que dirimen lo correcto de lo que
no lo es, a las necesidades y posibilidades que enfrentan, ya
sea como simple vía de sobrevivencia o como una estrategia crítica. En la segunda dirección, incorporan activamente
contenidos y expectativas del grupo-paciente.
El siguiente esquema sintetiza las condiciones locales
y extralocales que contextualizan el trabajo del equipo del
CAPS.
En nuestra investigación, partimos de una perspectiva
interaccionista de las organizaciones, que toma los aportes
de la sociología del trabajo y analiza lo que sucede dentro
de ellas poniendo el foco en cómo las interacciones y los
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 19
significados proveen el fundamento para pensar sobre el rol
constitutivo de los agentes en los ámbitos organizacionales
(Hallett et al., 2009). El trabajo es visto como construido
localmente a partir de arreglos institucionales y premisas
(assumptions) culturales y facilitado por dinámicas grupales.
Los autores aclaran que
aunque las relaciones y reglas burocráticas pueden determinar la forma de su trabajo, los interaccionistas exploran
cómo la gente, con todo el desorden presente en las experiencias vividas [the attendant messiness of lived experience], define,
negocia, realiza –o esquiva hacer– el trabajo en la práctica
(Hallett et al., 2009: 6).
En este quehacer en las organizaciones, algunas preguntas orientativas del análisis interaccionista son las
siguientes: ¿cómo los agentes interpretan el trabajo que
hacen?, ¿cómo se identifican o no se identifican con la tarea
que realizan en relación con su “self”?, ¿qué acciones estratégicas llevan a cabo como personas experimentadas y calculadoras en el marco de expectativas formales e informales
de actuación?, ¿cómo los patrones de interacción constituyen órdenes negociados que modelan el trabajo resultante?
El trabajo en las organizaciones es considerado significativo, formador de la identidad, influyente en la construcción
de la organización para el monitoreo externo y como un
proceso reflexivo entre los trabajadores.
La perspectiva interaccionista contribuye al enfoque
de las “instituciones habitadas” (inhabiting institutionalism)
que reconoce el carácter obstinado, las limitaciones y el rol
constitutivo que las instituciones y organizaciones imponen
en el comportamiento, pero que también las infunde de
dinámicas grupales, interacciones y significados (Hallett et
al., 2009: 6-7). La organización es tanto una fuerza independiente y autónoma como una arena para la acción (2009:
33). Fine (1993: 67) remarca que los teóricos del nuevo
institucionalismo han incorporado una comprensión cualitativa y cultural sobre cómo las condiciones de trabajo
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20 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
están ligadas al análisis de los campos organizacionales y las
estructuras económicas. Bechky (2011), en la misma dirección analítica, señala que, en las organizaciones, las personas no responden directamente a las estructuras sociales, sino a las situaciones de trabajo y ocupacionales que
encuentran y a su interpretación de estas y que el enfoque
de las “instituciones habitadas” permite observar cómo las
organizaciones se relacionan con los entornos.
Se destaca el trabajo interpretativo de los actores situados en escenarios específicos de trabajo. Lipsky (2010)
refiere los grados de discrecionalidad que puede acarrear la
variedad de interpretaciones de una norma o una política
pública en las instituciones encargadas de prestar servicios públicos. Para este autor, los actores poseen un grado
de discreción considerable, que puede incluso modificar la
política pública de cuya implementación están encargados.
Más aún, son capaces de determinar, mediante su accionar,
el acceso efectivo a beneficios o programas públicos, a la vez
que son productores de expectativas sobre los servicios y
beneficios gubernamentales que se puedan desarrollar para
una comunidad determinada (Lipsky, 2010: 4). Por su parte,
Maynard-Moody y Musheno (2012: 16) argumentan que las
reglas y normas constituyen la definición operativa sobre
cómo deben hacerse las cosas, incluida la implementación
de políticas públicas, pero que la tensión entre ellas y las
situaciones que se presentan a quienes tienen que implementarlas en el terreno crea las condiciones para que la
“forma correcta” sea negociada situacionalmente. Los autores proponen el concepto de “improvisación pragmática”
para dar cuenta de cómo en esta dinámica de negociación situacional se producen equidades e inequidades. La
improvisación pragmática pone en primer plano la noción
de agencia enfatizada por Sewell (1992, cit. en MaynardMoody y Musheno, 2012: 19) siguiendo la formulación de
Giddens sobre la dualidad de la estructura, entendida esta
como las reglas, los roles y los recursos que moldean y dotan
de significado las acciones de los agentes, quienes pueden
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 21
recrear y modificar las prácticas y estructuras existentes.
La naturaleza y la expresión de la agencia en las organizaciones, a su vez, dependen de la posición, la formación
y el trabajo que realizan los agentes (Maynard-Moody y
Musheno, 2012: 19).
La interpretación de las normativas y la elección
de cursos de acción también tienen un componente
emocional. Siguiendo a Zietsma y Toubiana (2018), las
emociones de los actores, entendidas como una producción colectiva e intersubjetiva, son fundamentales para
comprender lo que significa estar en una institución y lo
que se considera que es correcto hacer ante las situaciones que se presentan. Así, el compromiso emocional de
los actores con las instituciones implica que esta relación incluya componentes identitarios y juicios morales
sobre la legitimidad de distintos cursos de acción (Zietsma y Toubiana, 2018). Es decir, las emociones no solo
afectan su valoración de las instituciones que habitan,
sino que también son un componente de peso para
comprender su accionar.
Con estas premisas como puntos de partida, a lo
largo de los capítulos desarrollamos cómo los miembros
del equipo de salud, de acuerdo con su rol y su formación profesional, evalúan su trabajo en APS; qué dificultades encuentran, especialmente en los últimos años,
de profundización de la crisis socioeconómica que atraviesa el país y de reorientación de políticas sanitarias
nacionales y locales, incluidos los recortes presupuestarios sufridos en algunos programas; qué metas efectivamente pueden cumplir y cuáles no y cómo impacta esto
en su trabajo cotidiano y sus identidades como trabajadores de la salud, qué estrategias desarrollan; y qué
condiciones locales facilitan u obstaculizan su trabajo
en el territorio y la articulación con otros efectores.
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22 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Metodología
Realizamos un estudio cualitativo con entrevistas en
profundidad con el equipo de salud del CAPS de un
barrio en el que habíamos conducido un estudio previo
durante los años 2015 a 2017. En dicha oportunidad,
realizamos grupos focalizados con mujeres adultas del
barrio sobre distintas problemáticas vinculadas al cuidado de la salud2. Para poder realizar los grupos tuvimos
varios encuentros con miembros del equipo de salud
del CAPS (la dirección, residentes de medicina general,
promotoras y agentes territoriales) y varios referentes
barriales e institucionales3. Mediante estos encuentros,
pudimos profundizar en la problemática sociosanitaria del barrio, además de organizar la logística para
realizar los grupos focalizados en diferentes organizaciones e instituciones barriales y contextualizar los
relatos obtenidos en las conversaciones grupales con las
mujeres del barrio.
En el año 2019, volvimos al barrio con un nuevo
proyecto, continuidad del anterior, con el propósito de
hacer entrevistas individuales e incluir varones adultos.
Antes de realizar las entrevistas con las vecinas y los
vecinos, contactamos nuevamente al equipo del CAPS
para tener su visión sobre cómo estaba el barrio y cómo
estaban funcionando el centro de salud y las postas.
Considerando la profundización de la crisis social y
económica que estaba atravesando el país, más específicamente, queríamos indagar en estas entrevistas con
el personal sobre la organización del CAPS y de las
postas, las características de la demanda de atención, los
2
3
Proyecto UBACyT 2014-2017, 20020130100594, “Desigualdad social,
cultura y salud: recursos y prácticas cotidianas frente al imperativo del
cuidado”, con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani.
El trabajo de campo del estudio previo se desarrolla en detalle en Freidin et al. (2018).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 23
programas de atención primaria que implementan y las
actividades comunitarias que desarrollan en su área programática, así como algunos inconvenientes que encuentran para llevarlas a cabo. También indagamos sobre
el trabajo en red con otros establecimientos locales de
dependencias municipal y provincial. Realizamos ocho
entrevistas a nueve integrantes del equipo de salud (dos
entrevistas fueron colectivas y las restantes, individuales) entre los meses de marzo y julio, según se detalla.
FECHA
ROL
Marzo
Dirección y enfermera
Abril
Enfermera y médico generalista
Mayo
Médica generalista
Mayo
Enfermera
Junio
Obstétrica
Julio
Encargada de la farmacia
Julio
Trabajadora social
Julio
Médico generalista
El punto de partida para realizar las entrevistas con
el equipo de salud fue la sistematización del material
sobre el barrio y los servicios de salud locales que habíamos reunido en el estudio previo (mediante entrevistas,
documentos elaborados por el CAPS, relevamiento de
la prensa local y sitios de Internet). Las dos primeras
entrevistas que realizamos, en marzo del año 2019,
fueron más abiertas, y a partir de las temáticas identificadas planificamos una guía semiestructurada para
los posteriores encuentros. Cabe destacar que hicimos
ajustes de la guía para cada sucesiva entrevista teniendo
en cuenta la tarea desempeñada y el perfil profesional
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24 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
de los distintos miembros del equipo de salud. También
tuvimos gran flexibilidad en la utilización de la guía
atendiendo a factores contextuales de cada encuentro
(Fontana y Frey, 2005).
La investigación contó con el aval del Comité de
Ética del Instituto de Investigaciones Gino Germani de
la UBA, que revisó la carta de consentimiento informado que entregamos a cada entrevistada y entrevistado,
en la que consignamos el carácter voluntario de la participación en el estudio, el resguardo de la información
brindada para garantizar la confidencialidad y el anonimato en el tratamiento de la información. Los nombres
de los y las entrevistadas/os han sido modificados y no
damos a conocer el nombre del barrio ni de la localidad
en la que se encuentra el CAPS.
Grabamos las entrevistas digitalmente y las desgrabamos verbatim. A medida que íbamos haciendo
las entrevistas y leyendo las desgrabaciones, elaboramos memorandos para evaluar el trabajo de campo y
reorientarlo, y también una síntesis temática de cada
entrevista para sistematizar el material. Finalizado el
trabajo de campo, confeccionamos una matriz con todo
el material previamente sistematizado y varios diagramas conceptuales que facilitaron el análisis temático
(Maxwell, 1996; Freidin, 2017). Con excepción de una
entrevista que hicimos en un bar, condujimos las restantes en el CAPS y en una de las postas, en los momentos
de descanso durante la jornada laboral, lo que nos permitió hacer observaciones del lugar y recorrer el barrio
en varias oportunidades, en las que notamos algunos
cambios desde nuestra última visita, a fines del año 2017
(más calles asfaltadas, la erradicación de un basural a
cielo abierto, la inauguración de una nueva plaza, obras
en marcha con tuberías de cloacas).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 25
Características del barrio
El barrio donde está localizado el CAPS se encuentra en
un partido del segundo cordón del conurbano bonaerense,
en la zona norte, en una localidad en la conviven urbanizaciones cerradas con diversas modalidades de hábitat popular. Al oeste, el barrio está delimitado por una autopista
y casi en su límite norte, está atravesado de este a oeste
por una ruta nacional; más allá quedan un par de cuadras
edificadas y, luego, un descampado de propiedad privada.
Al este, el barrio está circundado por el río Reconquista, el
segundo río más contaminado del país –luego de la cuenca
del río Matanza-Riachuelo–, que recibe contaminantes de
orígenes domiciliario e industrial (Curutchet et al., 2012: 3).
Al sur, el límite es un cerco de alambre y una zanja que
rodea un muro levantado por un barrio cerrado. De este
modo, el barrio se encuentra delimitado como una pequeña
área de trazado urbano residencial rodeada en gran parte
de cercos y zanjas.
A su vez, de este a oeste, el barrio está atravesado
por un arroyo parcialmente entubado que desemboca en el
río Reconquista; el denominado “zanjón” diferencia un lado
“mejor” y otro “peor” del barrio, en términos socioterritoriales. Esta distinción está presente en las descripciones y
vivencias de sus residentes sobre la segregación y las calidades de vida en uno y en otro lado del zanjón (Freidin
et al., 2018; 2020).
Las diferencias se evidencian en la infraestructura y en
los servicios públicos. En nuestras visitas al barrio, observamos calles asfaltadas y veredas elevadas y anchas con pasto
del lado “mejor”, mientras que del lado “peor” aún quedan
algunas pocas calles sin asfaltar (para fines de 2017 habían
avanzado las obras de pavimentación por las demandas de
los vecinos al municipio), las veredas de las calles asfaltadas
se encuentran al mismo nivel que las calles y, aunque varias
se fueron entubando y rellenando, todavía persisten algunas
zanjas pequeñas que no están tapadas y que generan riesgos
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26 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
de contaminación y de accidentes, así como obstáculos para
la circulación de personas y vehículos, incluidas las ambulancias. Este lado también tiene mayores desventajas en la
accesibilidad al transporte público y a rutas y autopistas.
Además, concentra mayores niveles de inseguridad por violencia callejera y robos domiciliarios, según la experiencia
de sus residentes, así como actos de vandalismo y robos en
algunas de las postas sanitarias. La mayor iluminación de las
calles también marca una diferencia, especialmente en las
más cercanas al río Reconquista, cuyos vecinos continúan
reclamando al municipio que mejore el servicio.
Hasta hace muy poco tiempo, las plazas también se
encontraban solo en la zona “mejor” del barrio. Si bien con
el entubamiento de un tramo del arroyo se parquizó un área
común a ambos lados, se construyó un circuito para hacer
ejercicio y se instalaron juegos para niños, la posibilidad de
realizar caminatas y circular en bicicleta a lo largo del espacio verde se ve facilitada del lado “mejor” al contar con un
sendero asfaltado. Se suma a las desventajas territoriales el
hecho de que la única línea de colectivo que recorre y llega
hasta el “fondo” del barrio circula del lado “mejor”, por una
calle lateral al arroyo semientubado (otros colectivos circulan por la ruta). Para usar este servicio, los vecinos del otro
lado tienen que cruzar por las zonas parquizadas o pasarelas
construidas sobre el zanjón (que han sido señaladas como
peligrosas por los numerosos episodios de inseguridad que
relatan los vecinos).
Las diferencias entre las distintas áreas también se
reflejan en la oferta comercial. Quienes viven del lado
“mejor” tienen la ventaja y la comodidad de contar con una
avenida comercial más próxima a sus domicilios, con una
mayor cantidad de negocios más diversificados. También
hay una mayor oferta de escuelas primarias y jardines de
infantes y establecimientos para practicar actividad física
y deporte –incluido el polideportivo municipal– y mayor
proximidad a los hospitales y delegaciones municipales.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 27
Por otro lado, mientras que en la zona “mejor” las
viviendas tienen conexión a la red pública de gas, del lado
“peor” no todas las viviendas cuentan con este servicio y
tienen que usar garrafas, con el consecuente gasto para las
familias y los potenciales riesgos para la salud del uso de
gas envasado. Incluso, las familias que no pueden costear la
compra de garrafas queman leña con madera, lo que constituye una fuente de contaminación del aire en el interior
de la vivienda. Las distintas zonas del barrio comparten el
hecho de no tener cobertura de red cloacal. Cuando se inauguró, años atrás, la primera parte de la obra de entubamiento del arroyo, las autoridades municipales anunciaron en
medios periodísticos locales el “fin del estigma” que pesaba
sobre el barrio, junto con el efecto positivo de la obra para
la disminución del riesgo ambiental. El espacio recuperado
y urbanizado se presentaba como una interfaz para unir a
los vecinos de ambos lados del zanjón y, así, superar las
divisiones socioterritoriales. Se anunció en ese momento el
inicio de la obra de red fina de cloacas, que se conectaría
con el colector que estaba construyendo la empresa Agua
y Saneamientos Argentinos (AySA). Pasaron varios años ya,
y la red fina de cloacas prometida por la gestión municipal
aún no llegó al barrio. Cuando realizamos el trabajo de
campo con el equipo de salud, entre marzo y fines de julio
del año 2019, meses de campaña electoral para la elección
de autoridades nacionales, provinciales y municipales, se
estaban haciendo obras de entubamiento en algunas calles
de uno y otro lado del arroyo. Los entrevistados no sabían
a ciencia cierta de qué tipo de obra pública se trataba, pero
creían que la tubería apilada en las calles correspondía a la
instalación de cloacas.
En la parte más vulnerable del lado “peor”, las viviendas
se fueron levantando sobre terrenos rellenos con cascotes y residuos, cercanos al canal principal y bordeando el
río Reconquista; espacios descampados que anteriormente
eran pequeñas lagunas. Los terrenos también se diferencian de uno y del otro lado del zanjón por su tamaño. Del
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28 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
lado “peor”, es común que haya más de una casa por lote
donde residen padres e hijos que van armando su propio
núcleo familiar. Se distinguen distintas áreas según el tipo
de viviendas (la mayoría, con paredes y pisos de material,
pero algunas de ellas son precarias, de tipo casilla) y el
trazado urbano (unas pocas calles aún no están asfaltadas,
otras no están señalizadas y hay pequeñas áreas que no
cuentan con trazado de manzanas ni numeración postal
de las viviendas). Algunos terrenos bajos son inundables,
especialmente los más cercanos al río Reconquista y a la
urbanización cerrada. Las quemas de basura son frecuentes
en esta área por deficiencias en el servicio de recolección
de la basura. Se suma la presencia de animales sueltos, que
rompen las bolsas de basura y las desparraman en la calle.
En una zona de esta área se construyeron viviendas sociales
(casas y departamentos), y se la denomina localmente como
“el barrio nuevo”.
El área más vulnerable y relegada del barrio corresponde a la que habitan los denominados “carreros” (personas
que generan ingresos por la recolección de cartones y materiales reciclables, para lo que se valen de carros desplazados
por caballos), que se concentran espacialmente en una calle
de una extensión de aproximadamente tres cuadras. Los
carreros viven en casillas de materiales precarios y, aunque
en algunos lotes hay varias viviendas conectadas por pequeños pasillos, la zona no tiene una estructura espacial típica
de villa, pues cuenta con trazado de manzanas y la calle está
asfaltada. El agua en sus viviendas la obtienen de la red a
través de mangueras que conectan a la canilla que está en
la calle. Cuentan con cableado eléctrico y, desde mediados
de 2017, con medidores, lo que les permite tener luz en
las viviendas mediante la compra de tarjetas prepagas a la
empresa privada proveedora del servicio.
La información georreferenciada del Censo de
Población y Vivienda del año 2010 para el barrio, disponible en la plataforma “Poblaciones” del Observatorio
de la Deuda Social (ODSA) de la Universidad Católica
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 29
Argentina (UCA) para la localidad, que incluye cerca de
20 radios censales, permite visualizar la heterogeneidad
en las condiciones de vida según la concentración de
hogares con al menos una necesidad básica insatisfecha
(NBI). Del lado “mejor” y del lado “peor” del canal semientubado, en la zona más próxima al CAPS, entre el 10
y el 15 % de los hogares tienen al menos un indicador de
NBI (alrededor de 150 hogares), mientras que del lado
“peor”, a una distancia media del CAPS, se encuentra
en esa situación entre el 15 y 25 % de los hogares
(200 hogares aproximadamente), y más hacia el fondo
del barrio –tomando como referencia la ubicación del
CAPS–, aproximadamente 500 hogares tienen al menos
una NBI y la concentración de hogares en esa situación
supera el 25 % de esa área.
Hace unos años, los residentes de medicina general
y de trabajo social del CAPS realizaron un análisis de
la situación integral de salud (ASIS), que incluyó una
encuesta realizada en el año 2013 con una muestra probabilística en uno de los sectores relegados del barrio,
correspondiente al área programática de una de las postas (no incluyó la denominada “zona de los carreros”).
Dicho relevamiento nos permite caracterizar a los residentes de esa área en cuanto a educación formal, inserción en el mercado de trabajo, condición migratoria y
situación habitacional y comparar estos indicadores con
los del conjunto de los partidos del Gran Buenos Aires
(GBA) según el Censo Nacional de Hogares, Población
y Viviendas del año 2010. En esta área, un tercio de
las personas encuestadas residen en viviendas con hacinamiento crítico y cerca del 10 % de las viviendas son
casillas, ranchos o piezas en inquilinatos, frente al 7,5 %
y al 3,9 %, respectivamente, del conjunto del GBA. Con
relación al perfil educativo, entre las personas de 25
años y más de esta zona del barrio, alrededor del 20 %
no finalizó el nivel primario, y menos del 25 % terminó
estudios secundarios, mientras que, en el conjunto de
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30 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
los partidos del GBA, esos porcentajes corresponden al
12,4 % y al 40,9 %. La tasa de desocupación superaba
para el año 2013 el 10 %, y el porcentaje de trabajadores
en relación de dependencia y cuentapropistas que no
realizan aportes jubilatorios casi alcanzaba a la mitad,
mientras que en el GBA esos porcentajes correspondían
al 6,9 % y 36,1 %, respectivamente, para el año 2010.
Por su parte, el porcentaje de extranjeros superaba el
20 %, de los cuales aproximadamente tres cuartos eran
paraguayos, mientras que, en el conjunto del GBA, los
extranjeros constituyen el 7,6 % y los paraguayos, el
45 % de ellos. Respecto de la cobertura de salud, el
61 % de las personas encuestadas solo contaba con la
del sector público, mientras que los datos censales para
el conjunto de los partidos del GBA arrojaban una
cifra de 38,3 %4. En síntesis, el perfil educativo y las
condiciones habitacionales, laborales y de cobertura de
salud de los residentes de esta zona son peores que los
del conjunto de los partidos del GBA y es más alto el
porcentaje de extranjeros.
Cabe destacar que se trata de un barrio con
una importante historia de movilización y organización
comunitaria en torno a diversas problemáticas locales
y demandas de salud, como lo han sido la creación de
comedores comunitarios y de varias postas sanitarias
ubicadas en las zonas de mayor vulnerabilidad sanitaria,
con consultorios para la atención de niños y adultos, y
el desarrollo de actividades de salud comunitaria desde
el CAPS, con la participación de referentes barriales
y organizaciones.
4
La proyección de la población con cobertura pública exclusiva para el
conjunto de los partidos del GBA para el año 2017 es del 40 %, y para
el municipio donde se encuentra el CAPS es cercana al 36 % (Red
Pública de Salud AMBA, 2017).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 31
El CAPS y las postas
Desde hace unos años, el CAPS se relocalizó en un extremo
del barrio, en el terreno donde nace el bulevar que el municipio parquizó cuando realizó la obra de entubamiento parcial del arroyo central. Tiene como área programática una
población de aproximadamente 40.000 personas.
El equipo de salud es interdisciplinario y está integrado
por profesionales formados en medicina general, ginecología, pediatría, odontología, psicología, trabajo social, enfermería y obstetricia (licenciadas). Cuenta, además, con una
encargada de la farmacia y empleadas administrativas y de
limpieza. Las enfermeras son vecinas del barrio, al igual que
la persona responsable de la dirección, lo que refuerza el
anclaje territorial de este efector de primer nivel de atención. El CAPS también cuenta con un servicio de extracción
de muestras de laboratorio, a cargo de una extraccionista
que asiste una vez por semana (el material se lleva para su
análisis a los hospitales municipal o provincial de referencia, según los estudios requeridos), y un ecografista con un
equipo portátil, que también concurre al centro de salud
una vez a la semana. Desde hace unos años, se imparten en
este centro de salud programas de residencia en medicina
general y en trabajo social.
El CAPS es un edificio moderno, en muy buen estado
de conservación y condiciones de limpieza; es amplio y
luminoso y está construido sobre en un terreno parquizado.
Cerca de la entrada, en una calle lateral asfaltada, hay una
parada de la única línea de colectivos que recorre el barrio
de punta a punta a lo largo del arroyo central semientubado,
que, de acuerdo con el testimonio de los vecinos, tiene una
frecuencia de 15 minutos. En lo relativo a la infraestructura edilicia, el CAPS cuenta con una sala de enfermería,
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32 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
vacunatorio, varios consultorios y la farmacia5. Un anexo
recientemente inaugurado se destina para usos múltiples,
que incluyen las clases de las residencias, las actividades de
promoción y los talleres para embarazadas. El horario de
atención es de 8 a 19, aunque –según nos informaron desde
la Dirección– abren sus puertas a las 7 de la mañana para
que la gente que va arribando pueda esperar a ser atendida dentro de las instalaciones. La sala de espera es amplia,
con varias filas de sillas. Una cartelera electrónica anuncia
los turnos. En las paredes hay anuncios de actividades del
CAPS y del barrio. Fuera del edificio hay una pequeña área
con juegos para niños, y en la sala de espera también hay
juguetes y mobiliario infantil para su entretenimiento.
Cuando realizamos el trabajo de campo, en el año 2019,
no había promotoras de salud, cuya contratación depende
del municipio, recurso del que sí disponían con anterioridad6. Tampoco contaban con servicio de clínica médica porque la profesional a cargo había renunciado hacía
un tiempo y su puesto no había sido reemplazado, lo que
significaba en la práctica una disminución del plantel de
médicos. La estimuladora temprana también había dejado su puesto en el CAPS hacía unos pocos meses; aún
sin reemplazo, que depende del área de Educación del
municipio, este cargo vacante impactaba negativamente en
5
6
La cantidad de consultorios supera ampliamente el promedio de consultorios de los CAPS de los municipios del GBA, según datos del año 2017. Sin
embargo, si se considera el partido donde está el CAPS, la cantidad de
población priorizada por consultorio de CAPS –esto es, la potencialmente
usuaria– supera la cantidad recomendada (1750 personas) para los CAPS
(Red Pública de Salud AMBA, 2017).
Según un estudio realizado en el año 2017 con una muestra de municipios
del GBA, el número de promotores de salud en los CAPS es insuficiente, y
en más de la mitad de los casos el sistema de contratación es poco estable, ya
que es mediante una beca (Red Pública de Salud AMBA, 2017: 66). “La falta
de promotores de salud es homogénea en los municipios analizados, siendo
esta una función esencial en la APS. A mediano plazo, se requiere no solo la
mejora en sus condiciones laborales, sino también la planificación de unidades formadoras de este recurso” (2017: 68).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 33
la realización de consultas colectivas que venía haciendo
semanalmente en conjunto con una de las enfermeras y los
padres de niños que necesitan de este cuidado.
Las consultas en el CAPS son con turnos programados
asignados por ventanilla o por teléfono (mediante una línea
gratuita centralizada del municipio) y por demanda espontánea, que funciona todos los días por la mañana y por la
tarde. El área de salud de la mujer, además, habilita la consulta espontánea todos los días para la realización de pruebas de Papanicolaou. El personal del CAPS cuenta con una
historia clínica electrónica implementada por el municipio,
que, en opinión del equipo de salud, facilita el seguimiento
de los pacientes internamente y su atención en otros efectores de dependencia municipal.
El barrio tiene varias postas de salud en las que trabaja
parte del equipo del CAPS, incluidos los residentes de medicina general y de trabajo social, en colaboración con referentes barriales que asisten en la organización de los turnos
y en tareas de recaptación y de promoción. Con excepción
de una de ellas, localizada en un centro de jubilados, las postas están ubicadas, como dijimos, en las zonas de mayor vulnerabilidad sociosanitaria. Solo una de ellas, próxima a un
terraplén donde se emplazaba un basural clandestino a cielo
abierto recientemente erradicado y donde viven los carreros, no es parte de otra organización territorial ni cuenta
con apoyo de la Iglesia o de “padrinos” de las urbanizaciones
privadas lindantes. En palabras de una de las enfermeras, se
trata de la posta “guacha [huérfana] del barrio”, que surgió
de la necesidad y de las carencias de la gente. Otras dos postas funcionan en un comedor comunitario, donde también
se brinda apoyo escolar, y en una asociación civil.
Los turnos en las postas se asignan de manera presencial, un día al mes por la mañana, con lo que se garantiza la
atención programada durante el mes, lo que, según la experiencia del equipo de salud, disminuye el ausentismo. La
cantidad de turnos médicos disponibles es limitada, debido
a que las postas funcionan para consultas solo uno o dos
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34 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
días por semana, de mañana o de tarde. Se prioriza el control del niño sano y se evita que se formalice una demanda
espontánea, ya que ese servicio se ofrece en el CAPS que
cuenta con el equipamiento y los insumos necesarios. Cada
posta tiene un coordinador o coordinadora con un margen
de autonomía y flexibilidad para la organización de su operatoria, con lo que se busca ir acomodando las actividades
de atención y promoción a las necesidades y demandas de
la población de su área de influencia. En una de las postas, por ejemplo, desde hacía dos meses, uno de los cuatro
días del mes se destinaba al control del niño sano; otro, al
seguimiento de pacientes adultos con patologías crónicas; el
tercero, a operativos de control de la salud de los niños para
la firma de libretas para la Asignación Universal por Hijo
(AUH) y para trabajadores de cooperativas con planes sociales financiados por la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES), y el cuarto, al seguimiento de niños y
adolescentes con patologías que requieren de consultas más
largas (los turnos en las postas se programan cada 20 minutos). Los talleres, a cargo de los residentes –que rotan por las
distintas postas– y de otros miembros del equipo de salud,
se van organizando según las problemáticas de interés que
los vecinos anotan en una pizarra (se los ha realizado sobre
métodos anticonceptivos, tuberculosis, suicidio de adolescentes y jóvenes y adicciones). También en esa posta se brindan talleres y actividades de reciclaje, pintura y jardinería
para niños y adolescentes, a cargo de una referente barrial y
con la participación de los residentes. Otra de las postas se
organizó inicialmente alrededor del eje “salud de la mujer”,
y actualmente cuenta con consultorios de medicina general
y talleres sobre la problemática de género y violencia, de los
que participan miembros del equipo del CAPS.
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2
La atención primaria de la salud
en el contexto argentino
Las características de la atención primaria de la salud
y la articulación de redes de atención
La lógica de funcionamiento de los centros de atención
primaria de la salud hay que entenderla en el marco de la
atención primaria de la salud (APS) y las redes de atención.
La estrategia de APS como tal se difunde e institucionaliza
con la Declaración Alma-Ata, de la Organización Mundial
de la Salud (OMS), con la meta de alcanzar la “salud para
todos”, aunque existen experiencias de APS previas a la
declaración (Feo, 2012; Rovere, 2012). Entre sus principales
propuestas se destaca la concepción de
la salud como derecho fundamental del ser humano señalando la responsabilidad del Estado para garantizarla, la universalidad y la integralidad como elementos claves de la organización del cuidado […], la organización y participación de
la comunidad como componente central de la construcción
social de la salud […] [y] la necesidad de recursos humanos
apropiados (Feo, 2012: 353).
Se establecen como prioridades para alcanzar el objetivo de salud para todos la equidad, la eficacia y la eficiencia (Bianco y Grigaitis, 2005: 15). De forma más específica, y siguiendo a Bengochea (2001: 9), las características
centrales de una estrategia basada en la APS son “integral (bio-psico-social), integrada (promoción, prevención,
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35
36 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
tratamiento, rehabilitación y reinserción social), continuada
y permanente, activa, accesible, trabajo en equipo, comunitaria y participativa, programada y evaluable, docente e
investigadora”.
Sin embargo, siguiendo a Bertolotto et al. (2012: 363),
el término APS reviste una considerable polisemia, de forma
tal que, bajo su paraguas, en Argentina “se han cobijado
un conjunto de dispositivos de atención provenientes de
diferentes tradiciones de la salud pública, entretejidos a su
vez por los disímiles modelos políticos que se sucedieron en
Argentina antes y después de 1978”. Bajo el nombre de APS,
durante las décadas de 1980 y 1990 se realizaron políticas
focalizadas en determinados grupos poblacionales a partir
de programas sanitarios, centradas únicamente en el primer
nivel de atención, sin garantizar su conexión con el resto del
sistema sanitario (Ase y Burijovich, 2009: 35) y desvinculando la salud de los determinantes sociales (Bertolotto et al.,
2012: 363). En este sentido, cabe señalar que, desde el año
2003, la estrategia de APS ha sido fuertemente promovida
por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la
OMS, retomando la propuesta de integralidad (OPS, 2005;
2007; 2010; OMS, 2008; véanse también Haggerty et al.,
2009: 377; Ase y Burijovich, 2009: 38)7.
La visión integral de la APS incluye la conformación de
redes de atención (OPS, 2005; 2010). Estas suponen centros
del primer nivel que se encuentran articulados y complementados con centros de segundo y de tercer nivel y tienen
como objetivo “cubrir la atención de todas las necesidades
7
Bianco y Grigaitis (2005: 21) señalan que el carácter integral de la estrategia
de APS está vinculado con dos temáticas. Por un lado, implica el reconocimiento de la complejidad de las problemáticas de salud-enfermedad (que
incluyen procesos biológicos, económicos-políticos, ideológicos, culturales
y subjetivos), así como la complejidad que requieren las respuestas a estas
problemáticas. Por el otro, implica una “práctica simultánea de las distintas
instancias del proceso de atención, esto es, de promoción de mejores condiciones de salud, de prevención de daños, enfermedades o eventos no deseados y de asistencia para paliarlos o solucionarlos una vez ocurridos” (Bianco
y Grigaitis, 2005: 21).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 37
de la comunidad” (Ase y Burijovich, 2009: 34), incluidos
servicios de promoción y prevención, de diagnóstico, de
tratamiento, de rehabilitación y de cuidados paliativos para
una población y un territorios definidos (Crojethovic y
Ariovich, 2018: 174)8.
La conformación de las redes de atención permite
aumentar la eficiencia y la eficacia de los servicios al evitar
duplicaciones de acciones, así como fortalecer la capacidad
resolutiva gracias a la complementariedad (MSAL, s. f. a:
19). Lo central de las redes de atención es “articular una
continuidad en los procesos asistenciales, independientemente del lugar donde se presten y concentrando los recursos necesarios para su mejor disponibilidad a los pacientes”
(s. f. a: 54). De esta forma, las redes son una estrategia idónea para superar –o, al menos, atenuar– la fragmentación,
que es una característica común a la mayoría de los sistemas
de salud latinoamericanos y genera falta de coordinación de
los niveles de atención, duplicación de servicios, capacidad
ociosa, barreras en el acceso y problemas para garantizar
la continuidad en la atención (OPS, 2010: 22-23). La OPS
(2010: 11) considera las redes de atención como una expresión operativa de la APS a nivel de los servicios de salud, ya
que contribuyen a la realización de varios de los elementos
esenciales de la estrategia, como “la cobertura y el acceso
universal; el primer contacto; la atención integral, integrada y continua; el cuidado apropiado; la organización y [la]
gestión óptimas; la orientación familiar y comunitaria, y la
acción intersectorial, entre otros”.
8
El término niveles de atención “refiere a una forma escalonada de organización y prestación de los servicios de salud para lograr un equilibrio en su
cantidad y variedad disponibles para satisfacer las necesidades de la población”. Así, mientras que el primer nivel tiene a cargo las acciones más elementales del sistema, el segundo y el tercer nivel dan cuenta de un “grado de
complejidad y especialización ascendente que actúa sobre la base de referencia detectada en el primer nivel” (Ase y Burijovich, 2009: 33).
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38 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
El primer nivel de atención cobra particular importancia en la estrategia de APS, ya que debe ser la puerta
principal de entrada al sistema de salud para la consulta de
todos los nuevos problemas de salud y el lugar donde se
resuelvan la mayoría de ellos. Por lo anterior, ha de estar lo
más cerca posible de donde la gente vive, trabaja o estudia, a
la vez que tiene una función importante en la coordinación
de la continuidad de la atención y del flujo de información a
lo largo de todo el sistema de atención de salud (OPS, 2007:
12). Los centros del primer nivel deberían ser el eje para
asegurar la iniciación y continuación de la atención preventiva, curativa y de rehabilitación (Haggerty et al., 2009: 380;
Ase y Burijovich, 2009: 34; Lago et al., 2013: 42). Además, en
coordinación con el resto del sistema, deben realizar actividades de promoción y prevención de la salud, incentivar
la participación comunitaria y coordinar acciones con otros
sectores u organizaciones que tengan influencias sobre los
determinantes de la salud (Haggerty et al., 2009: 380).
En la evaluación del desempeño de los servicios de
salud y tomando como modelo sanitario la estrategia de
la APS, Starfield (1992; 2001) estudia el primer contacto
(centro o profesional concreto como “puerta de entrada”
al sistema) y la amplitud o integralidad de la red (gama
extensa y articulada de todos los servicios que la población
necesita). También la continuidad de la atención (entre el
usuario y el centro de salud o profesional, lo que implica que “la atención se provea como una sucesión ininterrumpida de hechos” y esté centrada en la persona antes
que en la enfermedad) y la coordinación entre proveedores
(enlace entre los distintos servicios, que incluye un seguimiento del usuario).
Con relación al estudio del funcionamiento de las redes
de atención en el subsector público de Argentina, Stolkiner
et al. (2011: 2813) sostienen que, si bien la gran mayoría de
los CAPS se encuentran en red con centros de mayor complejidad para la derivación de pacientes, en la práctica, las
formas de funcionamiento de esas redes varían fuertemente
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 39
y no suelen estar “prestablecidos los tiempos de espera ni
funcionalizadas las vías de operación que garanticen la continuidad de los cuidados”. En este sentido, Chiara (2019: 73)
destaca que uno de los problemas estructurales que afrontan los establecimientos públicos del primer nivel de atención del conurbano bonaerense está relacionado con las
posibilidades para garantizar derivaciones a especialistas,
solicitar estudios complementarios o resolver internaciones
(programadas o de urgencias/emergencias). Las cuestiones
relativas a la coordinación y a la oportunidad en las respuestas a estas cuestiones tienen alta centralidad en la agenda de
salud en los municipios.
También en esta línea, a partir de un estudio de redes
de atención del conurbano bonaerense, Crojethovic y Ariovich (2018: 191-193) señalan que la mayoría de las redes no
cuentan con presupuesto propio para su desarrollo y que
el espacio de la coordinación interinstitucional no siempre está formalmente instituido, lo que genera importantes limitaciones para su funcionamiento. Además, destacan
que, si bien en la mayoría de las redes hay establecimientos del primero, el segundo y el tercer nivel de atención,
la organización de ellas está caracterizada por ser “hospitalcéntrica”, ya que se considera los hospitales como los
nodos centrales de las redes. A su vez, encuentran que,
salvo excepciones, las redes no generan vínculos entre instituciones públicas e instituciones de la seguridad social o
privadas. A pesar de las limitaciones señaladas, las autoras
también plantean que las redes aumentan
la escala de las intervenciones, facilitando la circulación de
ciertos insumos e información y vinculando territorios con
distintas capacidades y equipamientos para responder a las
necesidades de salud […] [Y] coordinan –fundamentalmente–
servicios de diagnóstico y tratamiento para mejorar el acceso
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40 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
y proporcionar una atención más integral, tendiendo puentes entre la población y los efectores de salud (Crojethovic
y Ariovich, 2018: 191).
Como lo señalamos, en la estrategia de APS, el primer
nivel debe funcionar como “puerta de entrada” al sistema y,
en caso de ser necesario, derivar a centros de mayor complejidad (de segundo o tercer niveles), lo que se denomina
“referencia”. A su vez, los centros de mayor complejidad
deben brindar información sobre la salud de la o el paciente referenciado/a a los establecimientos del primer nivel
para que puedan realizar un seguimiento del caso, lo que se
denomina “contrarreferencia”. La inexistencia de determinados profesionales de la salud en un CAPS puede deberse a
que este se encuentra en red con otros establecimientos que
cuentan con esos recursos humanos y pueden brindar esos
servicios a los usuarios. Sin embargo, la presencia de determinados servicios en los CAPS da cuenta de la importancia
que las distintas jurisdicciones les brindan como parte de
la estrategia de APS y está fuertemente vinculada con la
accesibilidad (Yanko et al., 2012). Por ejemplo, si para utilizar servicios de salud mental u odontológicos la población
debe trasladarse a hospitales de referencia, aumentan las
barreras en el acceso debido a los mayores costos y tiempos
de traslado, a la vez que los centros no cuentan con dichos
profesionales para realizar actividades de promoción, prevención y educación sanitaria (Ballesteros, 2016b). Además,
cuando no existe una posibilidad de referencia efectiva (no
solo formalmente, sino que funcione en la práctica), los
establecimientos del primer nivel dejan de ser la “puerta de
entrada” al sistema y se transforman en el único servicio
disponible para la población con menos recursos. En estos
casos, más que atención primaria, Testa (1988) plantea que
se trata de una atención “primitiva” de la salud.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 41
Características del sistema de salud argentino
y de la provincia de Buenos Aires
Argentina tiene un sistema de salud segmentado en el
que conviven distintos sistemas de aseguramiento (público,
seguridad social y privado), fragmentado (sin articulación
entre los distintos subsectores en su interior), superpuesto,
heterogéneo y con desigual calidad en la atención. El acceso
a los servicios y el subsector de atención al que acude la
población están fuertemente relacionados con el tipo de
cobertura (privada, de la seguridad social o pública) que
los individuos y los grupos familiares poseen, lo que, a la
vez, depende de su inserción en el mercado de trabajo y
su capacidad de pago (voluntaria o por aportes salariales)
(Maceira, 2009; Cetrángolo, 2014).
Dado que gran parte del financiamiento del sistema
proviene de las contribuciones y los aportes que realizan
los trabajadores registrados y sus empleadores, este está
influenciado por los ciclos de la economía y del mercado
de trabajo del país (principalmente, por la evolución de
los niveles de desempleo, trabajo registrado, asalarización y
salario real)9. Cuando aumenta el número de trabajadores
registrados, se incrementa el porcentaje de la población que
aporta a las obras sociales –y también que deriva aportes a
las empresas de medicina prepagas– y, por lo tanto, el de
las personas cubiertas, a la vez que desciende el número de
usuarios del sector público. Además, si aumenta el salario
real, se incrementa el promedio de la cápita por afiliado
(Ballesteros, 2016a).
Otra característica del sistema es la superposición de
la utilización de los servicios de salud entre los subsectores, ya que quien solo cuenta con la cobertura pública
9
Las estimaciones oficiales indican que el 9,4 % del producto bruto interno
(PBI) corresponde al gasto del país en salud. De ese total, el 41,8 % corresponde al sector de la seguridad social (obras sociales); el 28,7 %, al sector
público, y el 29,5 % es gasto privado (MSYDS, 2019a: 19).
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42 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
también puede atenderse en el ámbito privado pagando de
su bolsillo. Por otro lado, la deficiencia en las prestaciones
de algunas obras sociales genera que sus afiliados atiendan algunas de sus necesidades de salud en el subsector
público o contraten seguros privados según su capacidad
de pago (Belmartino, 2005; Ballesteros, 2015). A la vez, en
muchas zonas periféricas, los únicos prestadores cercanos
son públicos, por lo que también atienden a población afiliada a una obra social o prepaga (Chiara, 2019). Todo lo
anterior genera una fuerte estratificación social y disparidad territorial en el acceso a los diversos subsectores, y son
los sectores sociales estructuralmente más desfavorecidos
los que, en mayor proporción, son atendidos de forma subsidiaria en el sector público (Testa, 1988; Tobar et al., 2006;
PNUD, 2011; Ballesteros, 2015).
Cabe señalar que en el sector público existen tres jurisdicciones: nacional, provincial y municipal. Siguiendo a
Cetrángolo y Goldschmit (2018a: 2), la nación tiene la función de la conducción del sector en su conjunto a partir de
la implementación de normas, la elaboración de programas
y la ejecución de acciones. Los gobiernos provinciales cuentan con total autonomía en materia de políticas de salud, ya
que los lineamentos del nivel nacional tienen solamente un
valor indicativo y dependen en gran medida de las políticas,
las decisiones y los recursos jurisdiccionales (Cetrángolo y
Goldschmit, 2018a: 2). Dado que no existe una legislación
que exija un monto mínimo del presupuesto nacional para
destinar a salud, cada jurisdicción define con total libertad
qué presupuesto se destina al sector, así como los servicios
que cubre y sus competencias (Tobar et al., 2006).
En este sentido, son muchos los antecedentes que destacan las grandes heterogeneidades territoriales en lo que
respecta a la distribución y a los recursos humanos disponibles en el primer nivel de atención del sector público
con relación a la población potencialmente usuaria (Tobar
et al., 2006; Remediar, 2007; Maceira et al., 2010; Lago et al.,
2013; Ballesteros, 2016b) y que estas son particularmente
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 43
importantes en la provincia de Buenos Aires (Maceira et
al., 2010; Lago et al., 2013; Ballesteros, 2016b). Junto con
Córdoba, son las dos únicas provincias donde prácticamente la totalidad de los CAPS dependen de los municipios, mientras que, en el resto, estos establecimientos son
en su mayoría de dependencia provincial. Según datos del
Registro Federal de Establecimientos de Salud (REFES), es
municipal el 94 % de los 2505 establecimientos públicos de
salud que se encuentran en la provincia de Buenos Aires
en agosto de 201910. La cantidad de establecimientos de
dependencia provincial es marginal; sin embargo, tiene a
su cargo hospitales (33) de mayor complejidad y tamaño
que los municipales (39), lo que explica que el 58 % de las
camas de hospitales públicos sean provinciales y el 37 %,
municipales (Chiara, 2019: 72).
La gran heterogeneidad en la oferta del primer nivel
de atención del sector público en la provincia de Buenos
Aires se debe en gran medida a que la descentralización
total de los servicios del primer nivel en los municipios
se dio en el marco de una débil coordinación del sector
y sin una definición provincial sobre las prestaciones que
deben brindar los CAPS11, todo ello, en el marco de una
ley de coparticipación que desincentiva financieramente la
atención en los centros del primer nivel y premia los modelos sanitarios basados en los centros de mayor complejidad
(Barbieri, 2007; Chiara et al., 2010; Chiara, 2012; 2019; Di
10
11
SISA, <https://bit.ly/3amXBaO>. Consulta: 17 de agosto de 2019. No se
consideraron las categorías colegio, droguería, farmacia, establecimiento no
asistencial ni establecimiento de salud complementario.
Siguiendo a Chiara et al. (2008: 7) la descentralización de los CAPS no estuvo acompañada por un “modelo prestacional que instituyera los niveles a ser
garantizados por cada una de las unidades territoriales menores, dando
lugar a una oferta de servicios de salud diversa y fragmentada; organizada
desde prioridades y orientaciones muy diferentes”. Las definiciones sobre
qué prestaciones brindan los CAPS y bajo qué condiciones las realizan
dependen de los municipios e incluso de los mismos establecimientos de
salud en el marco de una escasa capacidad de control y regulación del Estado provincial (Chiara et al., 2008: 10).
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44 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Virgilio, 2012). En este sentido, Barbieri (2007: 59) plantea
que los municipios se enfrentan a la contradicción de “hacer
las cosas bien desde el punto de vista del sistema de salud
(prevención y promoción, evitar la internación, acortar los
días de internación, nuevas formas de atención) y compatibilizarlo con no perder coparticipación”. La falta de recursos públicos de salud en el conurbano, y particularmente
en algunos municipios, genera que parte de su población
se traslade a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)
para atenderse (ODSA, 2019b).
La provincia organiza su sistema sanitario agrupando
los 134 municipios en 12 regiones. La división está vigente
desde el año 1966 y permite desconcentrar la cartera de
salud provincial en niveles intermedios de gestión. Siguiendo a Chiara (2012: 84), a pesar de que el Gobierno provincial genera la principal fuente de financiamiento de los
servicios de salud a través de la coparticipación provincial,
su rol como actor en el subsistema público se fue debilitando con el tiempo, por lo que también se fue “desdibujando”
el papel de las regiones sanitarias.
Políticas de fortalecimiento del primer nivel
de atención post crisis del año 2001
Como lo señalamos, el sistema de salud depende en gran
medida de la dinámica económica del país y, en particular,
del mercado laboral, ya que los niveles de asalarización,
desempleo, trabajo registrado y salario real de los trabajadores inciden en los niveles de la población afiliada y de
los recursos con los que cuentan las aseguradoras (principalmente, las obras sociales) (Ballesteros, 2016a). En este
sentido, la profunda crisis argentina de 2001-2002 impactó
fuertemente sobre los servicios de salud. Para comenzar,
se rompió la cadena de pagos de medicamentos, insumos
y servicios tercerizados de los hospitales y hubo demoras
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 45
en los pagos a los trabajadores del sector, que respondieron con paros y reclamos judiciales (Chiara, 2012: 71). Para
aliviar la crisis financiera, en el año 2002 se restringieron
las prestaciones cubiertas por el Plan Médico Obligatorio (a
partir del Decreto n.º 486/2002) y las obras sociales aumentaron los copagos que sus beneficiarios tenían que pagar
para acceder a los servicios (Báscolo, 2008: 11). Lo anterior
impactó negativamente en la equidad del acceso a los servicios de salud, a la vez que generó un aumento aún mayor
de la población usuaria del subsector público (Tobar et al.,
2006; Chiara, 2012). El subsector público pasó a atender a la
creciente población que había perdido la cobertura de salud
asociada al empleo formal o que no podía pagar el copago
para acceder a las prestaciones.
El período iniciado en 2003 estuvo marcado por una
recuperación económica del país que permitió aumentar la
población con cobertura de obra social y prepaga (Ballesteros, 2016a). Se volvieron a elevar los aportes obligatorios
al esquema de seguridad social, lo que revirtió las medidas tomadas en los años noventa (Báscolo, 2008: 10), y se
produjo un aumento del salario real12. Se generó un alivio
financiero al subsector de las obras sociales que permitió
que mejorasen sus prestaciones, lo que, a su vez, contribuyó
a que descendiera la población que concurría a los establecimientos públicos (Ballesteros, 2015).
En cuanto a las políticas nacionales sanitarias, durante
el período 2003-2015 –siguiendo al PNUD (2011: 9)– se
desarrollaron planes con la prioridad de garantizar el acceso de los grupos más vulnerables o de mayor riesgo a servicios y medicamentos, como la Ley de Prescripción de Medicamentos por Nombre Genérico, el Programa Remediar, el
12
A partir del Decreto n.º 2609, del año 1993, y del Decreto n.º 495, del año
1995, se redujeron “los aportes hacia la seguridad social como resultado de
una medida que se adecuaba a la política macroeconómica del período, buscando reducir el costo de la mano de obra como estrategia [para] mejorar los
niveles de competitividad de los salarios formales” (Báscolo, 2008: 10). A
partir del año 2007 se revirtió esa medida.
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46 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Plan Nacer/Programa Sumar y el Programa de Salud Sexual
y Procreación responsable. Se buscó garantizar una cobertura básica de determinados servicios a la población de todo
el país. Además, dichos programas –junto con el Programa
Médicos Comunitarios (actualmente denominado Programa de Equipos Comunitarios)– tuvieron como principal o
única instancia de ejecución los CAPS, lo que jerarquizó
el primer nivel de atención y permitió que el ministerio
nacional regresase como actor en el entramado de los servicios de salud (Chiara, 2013). La política de jerarquización
del primer nivel de atención fue parte del Plan Federal de
Salud del año 2004, que planteó como eje de las políticas
del subsector público a la APS y se propuso priorizar la
construcción de redes de atención (Stolkiner et al., 2011:
2810; Lago et al., 2013: 42).
Una de las políticas de mayor impacto en materia
de salud fue el Programa Remediar (desde el año 2017
pasó a denominarse Cobertura Universal de Salud [CUS]Medicamentos), que provee un conjunto de medicamentos
esenciales a la población que consulta a través de los CAPS
de forma gratuita e integral (para todo el tratamiento de la
enfermedad). Siguiendo a Chiara (2013: 34), el hecho de que
el Remediar se ejecutase a través de los CAPS fue el instrumento más eficaz para dirigir la atención hacia el primer
nivel al reorientar a parte de la población que anteriormente se atendía a través de los hospitales públicos. Cuantitativamente, esto se evidencia en que la cantidad de consultas
en los CAPS y recetas cubiertas por el Remediar se incrementó considerablemente desde que empezó a implementarse el programa (en promedio, un 81 % la demanda espontánea y un 71 % la programada entre el 2002 y el 2007)
(Remediar, 2007: 34). Además, debido al alto porcentaje que
los medicamentos se llevan del gasto de bolsillo de la población en salud, especialmente en los hogares de menores
recursos, la entrega de medicamentos gratuitos en el primer
nivel de atención del subsector tuvo un importante impacto
redistributivo (Cerezo et al., 2015). Sin embargo, Bertolotto
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 47
et al. (2012: 372) tienen una posición más crítica sobre el
impacto del programa, y plantean que la contrapartida del
aumento del acceso a los medicamentos es que ha generado
que Argentina sea “uno de los países que más ha medicalizado y medicamentalizado la APS del mundo”. En los últimos
años, el CUS-Medicamentos ha tenido importantes discontinuidades en la entrega de medicamentos, lo que genera
grandes dificultades en el primer nivel de atención13.
Con relación al Programa Médicos Comunitarios
(actualmente, Programa de Equipos Comunitarios-CUS),
destacamos que tuvo como objetivo principal “fortalecer la
estrategia de APS, como política de Estado, en los sistemas
locales de salud”14. El programa brinda becas de apoyo y
capacitación o solo de capacitación. La primera de ellas permitió que los médicos becados tuvieran asignadas 25 horas
de trabajo en los CAPS y 10 horas para realizar trabajos
en la comunidad y concurrir a talleres presenciales (Chiara, 2012: 94). Además de médicos, el programa incluyó a
enfermeros, odontólogos, trabajadores sociales, psicólogos
y agentes sanitarios (Valdez, 2015: 19). Desde el año 2004
y hasta fines de 2014, el Programa Médicos Comunitarios
formó a 16.000 personas, entre profesionales de la salud y
no profesionales. Para fines del año 2015, 11.000 se encontraban activas (Valdez, 2015: 21). Actualmente, el programa
financia y capacita a 9000 recursos humanos, que incluyen
agentes sanitarios/as, auxiliares de enfermería, promotores/as de salud, médicos/as, psicólogos/as, odontólogos/
13
14
Según Ceriani y Kanterewicz (2019: 122), pasaron de entregar 13.228.405
envases de medicamentos en 2015 a 6.158.871 en 2016, 10.633.668 en 2017
y 8.242.417 en 2018.
MSAL, <https://bit.ly/2XHyk8J>. Consulta: 16 de agosto de 2015. Actualmente, el programa continúa con el mismo objetivo, pero, en lugar de decir
“en los sistemas de salud”, dice “en el marco de la Cobertura Universal de
Salud”.
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48 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
as, enfermeros/as profesionales, trabajadores/as sociales,
obstétricas y agentes sanitarios/as, entre otros perfiles que
constituyen los equipos de APS15.
En este período también se implementó el Plan Nacer/
Programa Sumar, un seguro público de salud que brinda
cobertura “para su población objetivo respecto de un conjunto de prestaciones priorizadas”16. Comenzó brindando
aseguramiento a mujeres embarazadas y a sus hijos sin
obra social o prepaga del Noreste Argentino (NEA) y del
Noroeste Argentino (NOA); luego, incluyó el resto de las
regiones del país y se extendió para toda la población hasta
los 64 años. Además, amplió las prestaciones cubiertas e
incorporó las cirugías de cardiopatías congénitas, el tratamiento de patologías prevalentes y la cobertura perinatal
de alta complejidad (Valdez, 2015: 19). Siguiendo a Repetto
y Potenza Dal Masetto (2011: 37), este programa cambió
la lógica del financiamiento por presupuesto hacia el pago
según resultados. Los recursos se transfieren a las provincias, el 40 % en función de objetivos y el 60 % según los
padrones de beneficiarios captados. A su vez, las provincias les pagan a los efectores, que destinan los recursos a
equipamiento, infraestructura, incentivos hacia los recursos
humanos o insumos.
Cabe destacar que el PNUD (2011) da cuenta de este
plan como un aspecto positivo de la política de salud
post-2003, ya que garantiza el acceso a los servicios de
salud a una población vulnerable y de riesgo. En cambio,
Basile (2013: 13-15) lo enmarca como parte de una reforma
impulsada por organismos internacionales –principalmente el Banco Mundial– en toda Latinoamérica, que busca
la expansión del mercado de la salud a partir del subsidio
de la demanda (asegurando a la población que no puede
15
16
Argentina.gob.ar, <https://bit.ly/3bpVp3S>. Consulta: 10 de octubre de
2019.
MSAL, <https://bit.ly/2xD2jDW>. Consulta: 24 de agosto de 2015. Actualmente, bajo el nombre Programa de Equipos Comunitarios.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 49
pagar y, de esa forma, transformándola en “consumidora”
de salud) en lugar de financiar una mejor oferta de servicios
públicos. A diferencia de otros países, como Chile y Colombia, donde estas reformas llevan más tiempo y tienen un
impacto mucho mayor o de “alta intensidad”, en Argentina
es más reciente y hasta el momento ha tenido un impacto
de baja intensidad (Basile, 2013: 18). Como veremos a continuación, los fundamentos de la política de la CUS lanzada
posteriormente, durante el gobierno de Mauricio Macri,
está en línea con una reforma que apunta a subsidiar la
demanda. Por su parte, Chiara (2013: 34) considera que este
modelo sanitario del seguro público expresado en el Plan
Nacer/Programa Sumar coexiste con otro que fortalece la
oferta pública y se expresa en los programas Remediar y
Médicos Comunitarios. Si bien estos programas focalizados
están basados en distintos modelos sanitarios, coinciden en
fortalecer el primer nivel de atención.
Destacamos también que algunos de los requisitos de
estos programas le han permitido al Ministerio de Salud
nacional, durante el período 2003-2015, incidir en las condiciones de prestación de los servicios en los CAPS y, de
esta forma, fortalecer su función “rectora” (Tobar et al.,
2006; Chiara et al., 2008; Gómez et al., 2012); por ejemplo,
estableciendo la gratuidad de la atención en los establecimientos del primer nivel de atención que reciben botiquines con medicamentos del Programa Remediar. Por otro
lado, el desarrollo de estas políticas ha generado que el Estado nacional aumentase su participación en el gasto público
en salud17.
17
Siguiendo a Repetto y Potenza Dal Masetto (2011: 35), el Estado nacional
pasó de aportar el 14,5 % del gasto público en salud en 2000 al 18,3 % en
2009, mientras que las provincias pasaron del 69,2 % al 68,1 % y los municipios, del 16,3 % al 13,6 %. Para 2015, se estima que la nación concentró el
21 % del gasto; las provincias, el 63 %, y los municipios, el 17 % (Cetrángolo
y Goldschmit, 2018a: 7). Para 2017, la estimación indica que la nación gastó
el 18,5 %; las provincias, el 66,7 %, y los municipios, el 14,8 % (MSYDS,
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50 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Período 2015-2019: CUS, recortes y debilitamiento
de la rectoría del Estado nacional
Durante la gestión de gobierno de Mauricio Macri
(2015-2019), específicamente en el año 2016, se estableció
la CUS (Decreto de Necesidad y Urgencia n.º 908/2016). El
proyecto de la CUS implicaba la extensión de la cobertura
a través del aseguramiento para la población que contase
únicamente con cobertura pública. Esta población pasaría
a contar con la cobertura de seguros públicos y el Estado
nacional financiaría su atención en los establecimientos de
cualquier jurisdicción (Ase, 2018: 242).
La iniciativa ha sido cuestionada debido a que reformas
realizadas en otros países de Latinoamérica, basadas en
propuestas similares, muestran que la cobertura no abarca la integralidad de las necesidades en salud, sino que se
cubre un conjunto mínimo de prestaciones (Basile, s. f.); no
son compatibles con la estrategia de APS ni con acciones
preventivas en general (Basile, s. f.; De Ortúzar, 2019) y
acrecentaron la fragmentación del sistema, ya que la competencia público-privada por la captación de los pacientes/recursos del aseguramiento “no mejoró el acceso ni la
calidad de atención en salud y acrecentó [la] transferencia
pública al sector privado” (Basile, s. f.: 1). Sin embargo, no
hubo precisiones sobre qué prestaciones cubriría ni cómo
se implementaría la CUS (Soberanía Sanitaria, 2017), y en
la práctica se presenta “casi como una consigna (el logo
CUS aparece junto al del Ministerio en toda documentación o acto de gobierno) que atraviesa absolutamente todas
las actividades que desarrolla el Ministerio de Salud” (Ase,
2018: 240). En este sentido, la implementación de la CUS
fue muy limitada.
2019a: 20). A pesar de las modificaciones en los porcentajes de los gastos,
en todos los períodos las provincias se hicieron cargo de la mayor parte del
gasto del subsector público.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 51
Durante este período hubo una continuidad en muchas
políticas públicas y muchos programas nacionales de salud,
aunque, como vimos, algunos cambiaron de nombre y quedaron englobados bajo la nomenclatura de la CUS (por
ejemplo, del Remediar al CUS-Medicamentos), así como
sufrieron desfinanciamiento y retrasos de las partidas presupuestarias que generaron problemas para su funcionamiento (FSS, 2018a; Bianchi et al., 2019; Chiara, 2019;
Ceriani y Kanterewicz, 2019). A los problemas de funcionamiento generados por la discontinuidad en la entrega del
programa CUS-Medicamentos mencionados anteriormente se agregaron recortes en unidades sanitarias móviles18,
en el área de salud sexual y reproductiva (que incluye la
entrega de métodos anticonceptivos)19, en el Programa de
Equipos Comunitarios-CUS (FSS, 2018a; Ceriani y Kanterewicz, 2019), en los programas de inmunización (lo que
generó faltantes de dosis de distintas vacunas, principalmente de la antimeningocócica [Menveo])20 (FSS, 2019a),
en el Programa de Prevención y Control de Enfermedades
Endémicas y el Programa Nacional de Chagas (Ceriani y
Kanterewicz, 2019) y el desfinanciamiento en los hospitales
públicos de dependencia nacional (Bianchi et al., 2019: 13;
Ceriani y Kanterewicz, 2019: 125). Lo anterior se explica
18
19
20
Estos recortes se dieron en el marco del Programa Atención Sanitaria en el
Territorio, que, a partir de las unidades sanitarias móviles, como parte de la
estrategia de APS y en articulación con los municipios, buscaba fortalecer
los sistemas de salud locales realizando tareas de asistencia y promoción. En
este caso, además de los recortes, lo llamativo fueron los elevados niveles de
subejecución del programa (Ceriani y Kanterewicz, 2019: 121).
Según Ceriani y Kanterewicz (2019: 120), “en 2015 se distribuyeron 32
millones de métodos anticonceptivos, mientras que en 2016 solo se distribuyeron nueve millones; en 2017, 22 millones, y en 2018, casi 26 millones”.
Según un informe de Soberanía Sanitaria (FSS, 2019a: 10), los recortes en las
entregas de vacunas afectaron particularmente a la provincia de Buenos
Aires. Durante el año 2018, de las 20 vacunas del Calendario Nacional de
Vacunación, a la provincia de Buenos Aires llegó la totalidad de las dosis
requeridas solo para tres de ellas. Para las restantes 17, la provisión de la
“nación estuvo muy por debajo de los requerimientos de la provincia”. El
caso de la antimeningocócica es paradigmático, ya que solo llegó el 40 % de
las dosis solicitadas.
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52 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
en parte debido a que, según datos oficiales del Ministerio
de Hacienda de la Nación, entre 2015 y 2019 la ejecución
del presupuesto en la función salud se redujo un 22 %21.
Siguiendo un informe de Soberanía Sanitaria (FSS, 2018a),
el recorte presupuestario en diversos programas que durante el período 2003-2015 fortalecieron el primer nivel de
atención tuvo el efecto de debilitar este nivel y la estrategia
de APS en su conjunto. También debilitó la capacidad de
rectoría de la nación, ya que los cambios generaron que se
delegasen acciones a las provincias y los municipios (Ceriani y Kanterewicz, 2019: 120).
En línea con lo anterior, durante el año 2018 se produjo
la desjerarquización del Ministerio de Salud de la Nación,
que pasó a ser una secretaría bajo la órbita del Ministerio de Salud y Desarrollo Social. Este cambio contribuyó a
la pérdida de la capacidad de rectoría del Estado nacional
sobre el sistema de salud (Bianchi et al., 2019; Ceriani y
Kanterewicz, 2019).
Por otro lado, cabe señalar que durante el período se
produjo una importante disminución del poder adquisitivo
promedio de la población argentina, explicada por la caída
del salario real de los trabajadores (Wahren et al., 2018; Foggia, 2019) y de las jubilaciones (CEPA, 2019), que, nominalmente, aumentaron en menor medida que la inflación. Las
consecuencias de esto sobre el sistema de salud son dobles.
Por un lado, desciende el monto real que recaudan las obras
sociales por afiliado, ya que este es un porcentaje fijo del
salario (y de las jubilaciones, en el caso de PAMI). Ello
genera que las obras sociales, al igual que en otros momentos históricos (Belmartino, 2005; Báscolo, 2008; Ballesteros,
2015), recurran a incrementar o incorporar los copagos y a
restringir la cantidad de prestadores. Como consecuencia,
aumenta la población con cobertura de obra social o prepaga que se atiende en el sector público. A su vez, el aumento
de la desocupación (INDEC, 2019) también genera que haya
21
Chequeado, <https://bit.ly/2xIhJqH>. Consulta: 22 de noviembre de 2019.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 53
población que perdió su cobertura y, por lo tanto, debe
atenderse en el sector público. Por otro lado, la pérdida del
poder adquisitivo también está vinculada con una caída en
las condiciones de vida de la población y un aumento de la
pobreza (Wahren et al., 2018; ODSA, 2019a), y es abundante
la literatura que demuestra que una de las consecuencias
de estos procesos es el aumento de la carga de morbilidad
y el deterioro de la salud de la población (WHO, 2007;
ALAMES, 2008; Phelan et al., 2010). En este sentido, se destaca que –según datos del Observatorio de la Deuda Social
(ODSA, 2019b)– empeoraron la autopercepción de la salud
y el malestar psicológico de la población residente en el área
metropolitana de Buenos Aires (AMBA) y, en particular, de
los grupos más vulnerables.
Con relación a la provincia de Buenos Aires, hubo un
retroceso en la infraestructura hospitalaria, ya que la provincia pasó de tener 1,74 camas cada 1000 habitantes en
el año 2011 a tener 1,60 camas cada 1000 habitantes en el
año 2017 (datos de la Dirección Provincial de Estadística
y Poblaciones proyectados por el INDEC, cit. en Ceriani y
Kanterewicz, 2019: 124). A ello se le suma que se interrumpió la construcción de seis hospitales de alta complejidad
y de varios centros de medicina nuclear, que había comenzado durante la gestión anterior (Ceriani y Kanterewicz,
2019: 124). Esto ocurrió en el marco de un recorte del presupuesto provincial, lo que, según la CTA (2019: 1), generó
que “la partida destinada a salud en el reparto global para
el año 2019 [sea] la más baja de la historia” en la provincia
de Buenos Aires.
Cabe destacar, asimismo, que en el año 2016 el
Gobierno de la ciudad de Buenos y el de la provincia de
Buenos Aires anunciaron el Programa Red Pública de Salud
AMBA como “un programa integral de fortalecimiento y
mejoría de la calidad del servicio que prestan los centros de APS” (Decreto n.º 1090-GPBA-1822). En el caso de
22
Dateas, <https://bit.ly/2XMB4S4>. Consulta: 14 de noviembre de 2019.
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54 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
la provincia de Buenos Aires, un decreto del año 2018
(n.º 1090-GPBA-18) especifica que, a fin de la ejecución y
puesta en funcionamiento de la red, la provincia deberá suscribir convenios específicos con los municipios. La provincia se compromete a destinar partidas para el incremento
salarial y la incorporación de nuevo personal del primer
nivel, mejoras en infraestructura de los CAPS, la implementación de una historia clínica electrónica e insumos para el
desarrollo de actividades comunitarias. El financiamiento
de la provincia es por un plazo de 60 meses y con porcentajes decrecientes: “a) 100 % durante los primeros 24 meses.
b) 75 % del mes 25 al 36. c) 50 % del mes 37 al 48. d) 25 %
del mes 49 al 60” (Decreto n.º 1090-GPBA-18). Debido a
este esquema de financiación decreciente, Chiara (2019: 74)
plantea que “abre distintas preguntas acerca de su sostenibilidad, en un contexto de recesión que, de no revertirse,
terminará profundizando las diferencias en las capacidades
que tendrán a futuro los municipios para garantizar esos
compromisos financieros”.
Características del primer nivel de atención
en el municipio donde realizamos nuestro estudio
En cuanto a la situación del municipio del CAPS donde
realizamos nuestra investigación, un informe elaborado por
los gobiernos nacional, provincial y de la ciudad de Buenos
Aires en el año 2017 sobre la situación del primer nivel de
atención del AMBA nos permite realizar una comparación
con relación al promedio de los municipios del conurbano
en distintas dimensiones. El municipio se caracteriza por
tener indicadores levemente mejores que la media de los
municipios del conurbano en cuanto al porcentaje de población que cuenta únicamente con cobertura pública y que
reside en villas o asentamientos, así como a la tasa de mortalidad infantil (Red Pública de Salud AMBA, 2017: 18-29).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 55
Además, tiene un mayor porcentaje que la media de los
municipios del conurbano de establecimientos del primer
nivel en buen estado edilicio, que cuentan con depósito
de farmacia, baños para personas con movilidad reducida, salón de usos múltiples (SUM) y una variada cantidad
de equipamiento médico (cardiodesfibrilador, equipamiento para realizar ecografías, electrocardiógrafo, equipo de
odontología y ambulancia) (2017: 44-54) y de infraestructura tecnológica (2017: 95-105).
El municipio también tiene mejores resultados que
la media de los municipios del conurbano en cuanto a la
mayoría de los indicadores de organización y gestión de la
APS, como el porcentaje de CAPS que cuentan con áreas
programáticas, sistemas de turnos programados por teléfono e Internet y actividades comunitarias extramurales,
así como un mayor promedio de días por semana de oferta de distintas especialidades (como atención de adultos,
de niños, ginecológica, etc.) (Red Pública de Salud AMBA,
2017: 79-89). En cambio, tiene peores indicadores en cuanto a la cantidad de personas potencialmente usuarias por
CAPS y por consultorios que la media de los municipios del
conurbano23. Además, cuenta con uno de los peores resultados en cuanto al indicador de accesibilidad geográfica de
presencia de vías de tren o autopistas sin cruce peatonal en
las inmediaciones del CAPS (2017: 32-42).
23
En el informe se la considera “población priorizada”; es aquella que más
posiblemente utiliza los servicios de salud públicos e incluye “la sumatoria
de personas con cobertura pública exclusiva, aquellas con el programa
nacional denominado Incluir Salud y una proporción de personas con prepaga u obra social que utilizan el sistema público” (Red Pública de Salud
AMBA, 2017: 20).
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3
El desborde asistencial en el centro
de atención primaria de la salud
y el establecimiento de prioridades
Cómo atender una mayor demanda de atención
con los recursos profesionales disponibles
Según los testimonios de los integrantes del equipo de
salud, en el barrio ha crecido la población sin cobertura de
obra social, producto del aumento del desempleo y la precarización laboral, y, concomitantemente, aumentó la demanda de atención en el CAP, tanto espontánea como de turnos
programados. Al mismo tiempo, la planta de profesionales
no fue modificada de manera acorde para responder a las
mayores y cambiantes demandas de la población. Es más:
algunos cargos que quedaron vacantes y no fueron reemplazados con nuevos nombramientos, como lo señalamos
en el capítulo introductorio, significaron una reducción
de hecho del plantel profesional. Los médicos generalistas
paulatinamente se han visto en la situación de tener que
disminuir o eliminar sus horas comunitarias destinadas a
actividades de promoción y prevención en el CAPS y en las
postas –que realizaban junto con otros integrantes del equipo, referentes barriales y agentes territoriales– y en algunas
organizaciones barriales. Son principalmente los residentes
en medicina general quienes continúan con esas tareas porque es parte de su formación y están incluidas en la programación curricular. El “desborde asistencial” también afecta
a las trabajadoras sociales, que se ven sobrecargadas en su
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57
58 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
trabajo de gestión de recursos en detrimento de las actividades de promoción. En este escenario, como veremos a lo
largo del capítulo, la dirección del CAPS interpreta que ha
ocurrido un cambio de paradigma en la política sanitaria del
municipio orientada a cubrir la demanda asistencial, y los
médicos generalistas se plantean diversos dilemas alrededor
de su rol y su capacidad de intervención en el territorio.
En conjunto, buscan garantizar el acceso a la atención de
niños y adultos estableciendo prioridades en un contexto
de insuficientes recursos humanos para el trabajo en APS.
Describimos, asimismo, en este capítulo el funcionamiento del área de salud materno-infantil en el CAPS, que, en
contraste con el escenario anteriormente descripto, muestra cómo las decisiones y prioridades de inversión pública
en salud permiten mejorar la calidad, la integralidad y la
continuidad de la atención para este grupo poblacional.
Como lo manifestaron diferentes miembros del equipo,
el CAPS se caracterizó históricamente por una alta demanda espontánea, que en los últimos años ha ido en aumento
–y no así los recursos disponibles para responder a ella–.
Por pérdidas de puestos de trabajo formal y la cobertura
de obra social, por la disminución del poder adquisitivo
de los ingresos de los hogares en el contexto de la crisis
socioeconómica nacional, por la disminución de efectores y
prestaciones cubiertos por las obras sociales y por la poca
accesibilidad a los servicios de PAMI es mayor la población
que busca atenderse en el sector público. El CAPS busca
responder al aumento de la demanda asistencial, pero sin
contar con más recursos profesionales:
Es muy difícil conseguir que te habiliten un cargo […]. Fue
creciendo la demanda, viniendo más gente sin obra social,
más gente que se quedó sin trabajo… Entonces, acude más
gente a su centro de salud. Entonces, eso [la cantidad de cargos] no creció: la gente sigue siendo la misma y la necesidad
sigue cambiando. [Los integrantes del equipo de salud] seguimos siendo los mismos (Dirección del CAPS).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 59
La estrategia de APS requiere “recursos adecuados y
sostenibles” basados en la planificación de las intervenciones y en el estado de la salud de la comunidad de cada territorio, “incluidos los recursos de tipo más estructural (por
ejemplo, instalaciones, personal, equipamiento, suministros
y medicamentos), así como los presupuestos de operación
necesarios para prestar una atención preventiva y curativa
de gran calidad e integral” (OPS, 2007: 15). Dado que la cantidad de cargos del CAPS no se ha adaptado en los últimos
años a los cambios producidos en la demanda de atención
de la población de su área programática, actualmente los
recursos disponibles no alcanzan para atender las necesidades de la comunidad de acuerdo con los lineamientos de la
APS. Desde el municipio y el CAPS deben evaluar dónde
destinar los escasos recursos humanos y qué actividades
y poblaciones priorizar, lo que se vuelve particularmente crítico en el otoño y el invierno por la estacionalidad
epidemiológica correspondiente a las infecciones respiratorias agudas (IRA):
En el invierno, tenemos que utilizar recurso humano para
la atención de la enfermedad prevalente de la estación […],
el IRA; entonces, necesitamos más recurso humano: pediatra,
generalista, enfermería. Entonces, lo que es la atención en
posta se reduce, lo que es consultorio del adulto se reduce,
pediatría se reduce. Y, en esa reducción, tenemos que priorizar qué vamos a reducir. ¿Vamos a reducir la atención al
recién nacido? ¿O por ahí al de dos años, el consultorio de
pediatría, que por ahí es un chico que ya tiene controles?
Tenemos que ir priorizando, digamos, los grupos de riesgo
(Natalia, enfermera).
Natalia explica que el equipo de salud se encuentra
“entre la espada y la pared” ante la presión de responder
a una demanda asistencial que lo desborda y decidir qué
priorizar durante esos meses. Se genera así una situación de
suma cero, en la que el CAPS debe administrar lo que el Dr.
Bruno denominó como “la sábana corta”:
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60 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
[El de] los lunes a la tarde, que es el horario [en el que] yo hago
consultorios, en realidad es mi horario comunitario, que es
[cuando] nos juntábamos a planificar y armar las cosas, y ya
me pongo pacientes, ya tengo turnos […]. Falta, por ejemplo,
control del niño sano: bueno, me pongo dos horas para hacer
control del niño sano […], y ya es como que esas horas, ya
de comunitario… Volver a retomar… querés volver a dejar
horas libres para retomar y te faltan horas-médico, o sea, falta
también personal como para que esas horas [comunitarias]
no se pierdan […]. Por la cantidad de población que tenés, te
están faltando horas-médico, horas de pediatría, entonces te
dicen: “Bueno, esto es como la sábana corta”, sacás de un lado
[para poner en el otro] (Dr. Bruno).
Así, la necesidad de hacer frente a una mayor demanda
asistencial fue, en primer lugar, en detrimento del trabajo
comunitario durante los meses de IRA, pero también de las
consultas preventivas y los controles en consultorio, como
veremos más adelante. Desde la Secretaría de Salud del
municipio se recomienda a los CAPS que durante los meses
de IRA dediquen todos sus recursos a reforzar la atención
de la demanda espontánea, aun cuando ello implique cerrar
las postas sanitarias y cancelar los talleres y otras actividades de prevención y promoción:
En la época de invierno quieren que no haya ninguna actividad comunitaria, que no haya talleres, que no haya postas, y
solo atender la demanda, reforzar la demanda al máximo. No
tiene mucho sentido. Incluso, en alguna época, la estrategia
fue bajar la cantidad de turnos programados para solo atender demanda respiratoria (Dra. Teresa).
Susana, trabajadora social, también cuestiona la orientación de la política municipal:
En realidad, como que es la mirada de la Secretaría [de Salud],
digamos; como poner todas las fichas en dar respuesta a la
mayor demanda, que de verdad son los niños enfermos. Lo
que pasa es que tenés una población que tiene que seguir
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 61
haciéndose los controles […]. Hoy, el modelo que está es
como mucha gente enferma, pero, digo, también está lo otro,
que, si no, por esos meses se cierra y no tenés como ni dónde
acompañar, digamos.
En una entrevista que realizamos en septiembre del
año 2017 con la dirección del CAPS y una de las médicas
generalistas, nos explicaron que los cambios en la distribución entre horas comunitarias y horas de atención de
demanda espontánea se debían principalmente a la estacionalidad epidemiológica. Durante los meses de IRA, las horas
comunitarias se suspendían y se retomaban en primavera:
Empezamos a retomar ahora que vienen, digo, los días más
lindos. Las caminatas, los controles colectivos –les decimos
nosotros–, los talleres. En época de epidemia, esto se anula
bastante porque se aboca a la demanda, pero ahora ya terminamos la epidemia –le decimos la epidemia de IRA– y
empezamos a hacer el trabajo nuevo…, a retomar los trabajos
comunitarios en la comunidad (Dirección del CAPS).
Hasta hace unos años, se llevaban a cabo actividades
comunitarias basadas en los ejes propios de la APS (salud de
la mujer, adultos, niños) y otros vinculados con el territorio
y la realidad sociosanitaria del barrio (salud socioambiental,
juventudes) en las que participaban tanto los médicos generalistas como enfermeras, residentes y otros profesionales
del equipo. Entre otras actividades, se organizaban caminatas grupales en el circuito aeróbico próximo al CAPS,
jornadas de recolección de basura en determinadas cuadras, talleres de promoción de la salud en escuelas y otras
instituciones del barrio, consultas colectivas sobre distintas
problemáticas como hipertensión, diabetes o estimulación
temprana y consejerías para el cese de tabaquismo, así como
talleres y charlas sobre adicciones y suicidio adolescente.
Las intervenciones se llevaban a cabo en el CAPS y en las
postas, e incluso en las casas de algunos de los vecinos –es
el caso de las charlas sobre la problemática del suicidio
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62 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
entre adolescentes y jóvenes24–. Natalia, enfermera, describe cómo estaban organizados por ejes y deja ver la nostalgia que le genera la pérdida de estos espacios de trabajo
interdisciplinario:
Estábamos divididos por equipos, digamos. A veces, alguno
formaba parte de más de un equipo, justamente por la transdisciplina –como trabajamos todos– y porque algunos trabajamos con niños, con adultos, con embarazadas… Pero,
bueno, esto nos llevaba a poder priorizar los recursos en esas
áreas donde por ahí veíamos que estaban como necesitando
más atención o disposición de turnos. […] Hacíamos captación y seguimiento de las patologías crónicas de un adulto,
actividades también de prevención, de promoción. Era tan
lindo… (Natalia, enfermera).
Cuando comenzamos el trabajo de campo, en marzo
del año 2019, en el CAPS solamente se mantenían los talleres semanales de métodos anticonceptivos e interrupción
legal del embarazo (ILE) y las consultas colectivas de estimulación temprana. Los entrevistados coinciden en que,
lamentablemente, las actividades de intervención interdisciplinarias vinculadas con los distintos ejes se fueron “diluyendo” ante los cambios en la demanda:
Antes, uno participaba de actividades en jardines o en otros
efectores haciendo […] actividades grupales, trabajando con
los chicos acerca de cuestiones de salud, de autocuidado; trabajando hábitos saludables, sobre todo. Y, bueno, esas cosas
han ido, obviamente, quedando relegadas porque las necesidades pasan por otro lado (Dr. Luis).
24
Al elevarse los casos de suicidios en el barrio se identificó su vinculación con
autolesiones y problemáticas de consumo entre adolescentes que concurrían a una misma escuela y residían en unas pocas cuadras. Se conformó
entonces una red a nivel municipal para abordar los suicidios y la prevención de adicciones en adolescentes, de la que participaron un psicólogo, una
universidad privada, organizaciones barriales y miembros del CAPS.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 63
Según este médico generalista, la estacionalidad en la
organización de su trabajo se fue disipando y la posibilidad
de dedicar horas al trabajo comunitario se fue perdiendo
aun fuera de los meses de IRA. Lo que sí pueden retomar, pasada la época invernal, son los controles de salud
en el CAPS:
En los últimos años, la variabilidad [estacional] ha disminuido; está, pero no es como antes, que uno…, no sé, decías: “Uy,
vamos a aprovechar –ya cuando llegaba el calorcito– para
volver a hacer alguna actividad grupal, o esto o lo otro, un
taller”… Es como que la demanda de atención… Capaz, de
control, ahí emergen más los controles. Entonces, es como
que uno termina estando abocado a otro tipo de demanda,
que no es la demanda espontánea, pero sí es la demanda “no,
porque necesito el control porque me lo pidieron en el colegio” o “necesito hacerle el control al nene porque, si no, no
puedo firmar la libreta de la Administración Nacional de la
Seguridad Social (ANSES)” (Dr. Luis).
Según lo resalta la Dirección, el cambio fundamental
en los últimos años no fue la disolución de los ejes, en sí
mismos, como forma de organización en equipos interdisciplinarios y con objetivos en común, sino la disminución
del trabajo comunitario que los ejes incluían. Ello debido,
como vimos, a la mayor demanda asistencial en el CAPS y
a la decisión centralizada desde la Secretaría de Salud del
municipio, que se describe como un cambio “de paradigma”,
“un cambio de política y salud”. Comparando la situación
actual con la de hace algunos años, desde la Dirección nos
explican que
había mucho trabajo comunitario y, ahora, la verdad [es] que
hubo un cambio de paradigma a nivel central y se fueron
como diluyendo ciertas cosas […]. Antes teníamos un bloque
de horas comunitarias, que seguimos en las postas. Siguen en
las postas el trabajo y esas conquistas, pero no tenés ese bloque de horas comunitarias… Sí la resi[dencia] lo tiene porque
ya viene así de programa (Dirección del CAPS).
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64 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
El trabajo de promoción de la salud se encuentra casi
exclusivamente a cargo de los residentes, quienes, como
parte de su formación en medicina general y en trabajo
social, organizan actividades en el CAPS, en las postas y en
diferentes organizaciones barriales. El Dr. Bruno describe
más extensamente lo que significó en la práctica la “disolución” de los ejes en términos de horas comunitarias, con
la pérdida del tiempo disponible para la planificación de
actividades extramurales y talleres en el CAPS:
No es [una] disolución; en general, estamos con una idea
homogénea de cómo trabajamos […]. Trabajamos más o
menos de la misma manera, con los mismos programas, con
el mismo tipo de formación. Lo que nos está costando es
juntarnos para hacer algún programa en conjunto, es decir,
algún taller, salir, digamos, al terreno, salir al campo, por
decir, a hacer alguna visita […]. Antes había un grupo que
se dedicaba a hacer el eje adulto; tenía horas comunitarias,
tenía un momento [en el que] no se atendía y estabas acá o
a un costadito planificando actividad para talleres, lo que sea
[…]. Era un horario que estaba fuera de la agenda y estaba
reservado para planificar cosas en función de la comunidad o
alguna actividad que [hicieras] acá en el centro. Eso se perdió
porque la demanda también… (Dr. Bruno).
Frente al ideal del centro de salud como puerta de
entrada al sistema sanitario, con gran poder de resolución
de las necesidades concretas de la población no solo a través de la atención asistencial integral y longitudinal, sino
también mediante la promoción y la prevención, los relatos
del equipo muestran una situación en la que en el centro
de salud “queda poquito” del trabajo comunitario de APS.
En palabras del Dr. Luis, los médicos se han convertido
en “máquinas asistenciales” con menor disponibilidad para
implementar el trabajo extramural de prevención y promoción y afianzar el anclaje territorial del trabajo del equipo.
En su caso particular, por ejemplo, cuando le preguntamos por las reformas recientes en una de las postas, él nos
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 65
contestó que solo las conocía por fotos y por lo que le
había comentado una de las enfermeras. Antes concurría a
esa posta cuando se organizaban talleres, pero ahora “hace
mucho que para el lado de [esa posta] no voy. Paso a veces,
pero… Por eso también se perdieron estos grupos que se
armaban. A veces, uno conocía otras postas cuando armaba
las charlas” (Dr. Luis).
Como resume el Dr. Luis, sus posibilidades de recorrer
las distintas partes del barrio y conocer sus problemáticas
de primera mano son sumamente limitadas y “se extrañan”.
De las áreas más alejadas de la posta que él coordina, ubicada del lado “mejor” del barrio, solo tiene una imagen reflejada por los pacientes a través del trabajo en el consultorio:
Betina: –¿Y el barrio cómo lo ves?
Dr. Luis: –Eh… El barrio lo veo menos, te lo resumo con eso
[…]. Uno está muy abocado a lo asistencial […]. Veo lo que
llega [al consultorio], o sea, yo tengo una realidad reflejada
del barrio. Pero sí…
Betina: –Claro, no caminás el barrio. Como nos decía una
promotora, hay que caminar el barrio. ¿Ya no?
Dr. Luis: –No, no, eso se extraña, eso se extraña; eso, la verdad, sí, yo lo siento. Te permite estar mucho más cerca de la
gente, ahí ves la realidad de las cosas.
Siguiendo a Gofin y Gofin (2007: 178), los servicios
sanitarios con orientación comunitaria deben atender la
salud de todos los miembros de la comunidad, “tanto de
los que utilizan sus servicios como de los que no los utilizan”, mediante el trabajo extramural y la participación en
actividades de promoción del cuidado y mejora de la salud
de toda la población dentro de su área programática. Dada
la mayor demanda de atención asistencial programada y
espontánea en el CAPS, el trabajo de los médicos generalistas se ha ido centrando en la atención de las patologías de quienes logran acceder a los servicios de salud. Por
ello perciben una distorsión de su trabajo respecto de su
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66 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
formación en medicina general para el trabajo en APS: “No
estás haciendo medicina general, estás trabajando como clínico a destajo para tapar un malestar” (Dr. Bruno).
En paralelo, también se discontinuó el trabajo de odontología comunitaria infantil que se hacía en una de las postas, que luego requería seguimiento con turnos en el CAPS
que, en algunos casos, no se efectivizaban por ausentismo.
Las condiciones precarias de contratación de los odontólogos, ante la presión por una mayor productividad medida
por turnos asignados y efectivizados en el CAPS, desincentivaron el trabajo en la posta, como lo explica la Dra. Teresa:
Odontología tiene una coordinación aparte [en el municipio].
Les piden horas de prevención, pero, en su momento, […]
había que ocupar las horas del centro de salud más asistenciales, [lo] que era un tema más estadístico, de que si atienden
poca gente empiezan a rajar odontólogos […]. El odontólogo
responde al jefe de centro, pero también responde a su coordinador, y el coordinador le dice: “Mirá que están teniendo
baja productividad, así que tenés que… En la ‘turnera’ tenés
que superar con sobreturnos, que no tengas ausentes”, entonces, ahí […] te tienen que ver laburar; si no, te van a rajar.
Así como sucede con las horas comunitarias de los
médicos generalistas, las horas de consultorio programado en el CAPS para controles de adultos y “niños sanos”
también se encuentran dentro del escenario de suma cero
porque la demanda espontánea “te come” (Dra. Teresa). La
enfermera Natalia explica que, incluso, a veces tienen que
recortar turnos de pediatría en época invernal “para poner
en la demanda espontánea porque tenemos más chicos que
vienen enfermos, que vienen con neumonía, bronquiolitis,
crisis de asma…, y lo normal de todo el año…, ¿no?”. Según
lo describe el Dr. Bruno, la relegación de los controles en
los meses de mayor incidencia de las IRA, que se reorientan hacia las postas –que, como veremos, atienden en días
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 67
y horarios muy restringidos–, generan “deudas” para los
niños sanos mayores de dos años, que pueden llegar a quedar sin controles de salud por hasta tres años:
Te vas organizando en función de la demanda que haya en
el momento. Ahora, por ejemplo, en la época de IRA, bueno,
los consultorios de niño sano no se hacen más… o se deriva directamente a que saquen turno en las postas. Entonces,
todo lo que es demanda, y quizás el pediatra que hacía control
de niño sano en este horario esté haciendo un refuerzo de
la demanda para atender de a dos [médicos] la demanda que
venga de enfermedades respiratorias […]; por ejemplo, [niños]
mayores de dos años, que quizás necesiten un control anual y
vengan bien de peso y demás, bueno, [a] esos se los refiere a
las postas; entonces, ahí uno después viene con la deuda [del]
chico, que pasa dos, tres años [en los] que no se [lo] controla
porque no consiguen turno (Dr. Bruno).
El Dr. Luis fue aún más contundente. De acuerdo con
su testimonio, los controles en el centro de salud no se
suspenden solamente durante la época en que aumentan
los casos de IRA, sino que desde 2017 o 2018 se han suspendido permanentemente, por lo cual quedaron los niños
mayores de dos años virtualmente “egresados” del sistema
de salud público:
[En el CAPS] Se prioriza [el control de niños] de cero a
dos años. El tema es que esos chicos [mayores de dos años]
pasan a ser como egresados del sistema de salud […]. Son
como medidas de emergencia, porque si vos disponés de este
recurso humano y tenés una cantidad de chicos que siguen
naciendo y todo, y tenés que elegir entre los de tres y cuatro o
que tengan controles los recién nacidos o los bebés menores
de un año, tiene lógica. Es lamentable, pero… (Dr. Luis).
Los controles de salud tienen que realizarse en las postas, donde la cantidad de turnos se encuentra muy limitada
por la franja horaria de atención y el área geográfica de
influencia. Solamente en algunos casos, y por interés de
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68 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
las madres de los niños mayores de dos años, los médicos
se ponen a disposición para continuar el seguimiento de
sus hijos en el CAPS, para lo que les garantizan un turno
mediante una orden médica.
Los miembros del equipo de salud reconocen la lógica
de priorizar lo urgente en un contexto de “sábana corta”.
Pero, al mismo tiempo, apuntan a los riesgos que implica
dejar a pacientes sanos sin turnos para el seguimiento de
controles preventivos, no solo de niños, sino también de
adultos. La Dra. Teresa lo ilustra con el ejemplo de una
mujer que accede a un control de salud, pero que vuelve
pasado el año con los estudios complementarios solicitados:
Vino al turno, y “te tenés que hacer este laboratorio, y esta
mamografía y este pap, qué sé yo, y traé los resultados”. Y
viene con un año de estos resultados, el año pasado alguien
me los pidió. Es complejo, es como… Es eso: sentís que como
actor de salud no estás haciendo nada.
El testimonio muestra cómo se utilizan ineficientemente los escasos turnos disponibles para controles y
recursos para realizar los estudios complementarios y se
genera frustración tanto para la paciente como para la
médica, que, sin éxito, destinan tiempo y esfuerzo a un chequeo de rutina y, un año más tarde, deben volver a iniciar
todo el procedimiento.
Los controles preventivos y el seguimiento de pacientes con patologías crónicas o discapacidades se sostienen
en las postas, las cuales se mantienen abiertas durante todo
el año por decisión de la dirección del CAPS y a pesar de
las recomendaciones municipales. Allí se evita la demanda espontánea y, como lo señalamos, se organizan talleres
y actividades comunitarias, principalmente a cargo de los
residentes. Vemos, de este modo, el grado de autonomía en
la organización del CAPS y de las postas a su cargo frente
a la línea de política sanitaria promovida por el municipio,
que recomienda cerrar las postas durante los meses de IRA:
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 69
Dra. Teresa: –La idea de ellos, del secretario nuevo de salud,
es: en invierno se cierran las postas y atienden la demanda. Y
[la dirección del CAPS] dice: “No, podemos tener las postas
abiertas y mantener la demanda igual y responder a todo
aquel que viene”. Y lo hacemos, de hecho.
Betina: –¿Y cómo dan abasto, cómo hacen?
Dra. Teresa: –Y… te quemás un poquito, sí, ¿no? Te quemás,
obvio. Y a algunos les tendrás que decir que no, pero… A
ver, no creo que queden miles de personas por fuera. No
nos pasa a nosotros, [el CAPS] no trabaja de una manera en
que la gente venga a las cinco de la mañana a hacer fila para
conseguir un turno. No pasa eso. Lo que sí no tiene la gente
es turnos programados, o sea, viene a buscar un turno para
pediatría: “No, no hay. Vení el 15, que se abren las agendas”, y
viene el 16 y no hay más.
Como lo explica la Dra. Teresa, tanto las decisiones
municipales como las tomadas desde el CAPS tienen consecuencias sobre la organización y la accesibilidad a los servicios de salud, y, al mismo tiempo, sobre las tareas y condiciones laborales de los médicos, que terminan “quemados”.
Las postas también conservan cierto margen de autonomía para su organización interna. Cada una de ellas se
encuentra bajo la coordinación de una médica o un médico
generalista, quien puede tomar decisiones sobre su operatoria y actividades. Para algunos, es la oportunidad de acercar
su labor a los ideales de la APS frente a las restricciones del
trabajo en el CAPS que describimos. El Dr. Luis es contundente: “La posta es como mi espacio de resistencia, en el
cual todavía tengo la bandera bien puesta, y, como coordino
la posta, es como que tengo mi área de autonomía y ahí
las reglas las manejo yo”. Una de las decisiones tomadas
como coordinador de esa posta fue la de eliminar su área
geográfica de influencia en la asignación de los turnos:
Con la secretaria […] de la posta […], acordamos y dijimos:
“Bueno, dada la situación actual, cómo está todo, lamentablemente, abramos”, por más que sabíamos que se nos iba
a desbandar. “Abramos”, y al que llegó a acceder al turno:
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70 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
“Disponemos de treinta turnos”, y, bueno, “[démoselos a] los
que llegaron primero a acceder al turno, vengan de donde
vengan, y no [nos pongamos] en ‘modo juez’: ‘No, vos vivís de
acá para allá’”. Porque [detrás] de cada persona tenés toda una
historia de todos los lugares [por los] que vino rebotando, [en
los] que no pudo acceder a un turno (Dr. Luis).
Cada una de las postas que dependen del CAPS fueron
ubicadas en las zonas del barrio más vulnerables y más alejadas del centro de salud, con su área geográfica de influencia específica. Este emplazamiento “lo más cerca posible
de donde la gente vive” (OPS, 2007: 12) tiene por objetivo
garantizar un acceso equitativo a los servicios de salud y
desarrollar lazos de confianza y participación social. Ahora bien, esta posta en particular se encuentra ubicada en
una zona residencial relativamente favorecida y cercana
al CAPS, por lo que actualmente la división por áreas de
influencia podría convertirse en una barrera para la atención de niños sanos que viven fuera de ella y tampoco
pueden acceder al CAPS para sus controles preventivos por
falta de turnos
porque primero era: “Bueno, no, les damos el turno a los
que vivan de la ruta para allá”, porque, justamente, cada posta
tiene su área programática. El tema es que el centro de salud
abarca un área, que estarían afuera las postas, ¿no? Y después
de los dos años, acá [en el CAPS] ya no se dan turnos de
pediatría (Dr. Luis).
En las postas, los turnos se otorgan una vez por mes de
forma presencial para evitar los olvidos e inasistencias. Los
niños que logran acceder a los turnos para una consulta, que
se efectiviza dentro del mes en que fue solicitada, tienen sus
controles de salud al día y sus libretas firmadas para que
sus padres puedan cobrar planes sociales y asignaciones.
Sin embargo, “cuando empieza a hervir la demanda” (Dra.
Teresa) para la firma de los certificados escolares, aptos físicos o libretas para cobrar las asignaciones y planes sociales,
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 71
tienen que organizar los llamados “operativos” en el centro
de salud y días destinados a ese fin en las postas, como
veremos en la siguiente sección.
Cambios en las necesidades y demandas
en un contexto de crisis socioeconómica
Al describir los cambios en la atención del CAPS en los
últimos años, la palabra desborde aparece reiteradamente en
los testimonios de los entrevistados del equipo de salud.
Como vimos, por un lado, refieren el “desborde asistencial”
al que se encuentran abocados ante la mayor demanda en el
CAPS, una problemática común a lo observado en otros de
estudios de caso en CAPS del país (Mansilla, 2008), pero que
adquiere su especificidad en el contexto local y el momento en el que realizamos nuestro estudio. Las trabajadoras
sociales y enfermeras, por otro lado, refieren el “desborde
familiar” en el que se encuentra parte de la población y
cómo repercute en su salud. Notan que algunas problemáticas sociales se han generalizado y agudizado: la conformación de hogares extendidos incorporando a familiares
que no pueden sostener su vivienda, familias que viven en
situación de hacinamiento, adultos que deben cumplir largas jornadas laborales fuera del hogar y dejan a los niños
sin cuidado parental o de otro adulto responsable, situaciones de abuso y de violencia de género y familiar, mujeres
solas con numerosos hijos a cargo en situaciones de alta
vulnerabilidad socioeconómica y, sobre todo, la inseguridad alimentaria, la disminución de los ingresos familiares
y la pérdida de puestos de trabajo. Estas condiciones de
vida han producido cambios en los cuadros de salud que
ven en el CAPS, incluidos recaídas y el agravamiento de
condiciones crónicas:
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72 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
El deterioro de la salud…, porque lo que vemos mucho también en la demanda espontánea es gente que está teniendo
recaídas en las enfermedades o picos de presión. Todas, cosas
producto de no poder tomar los remedios, de no poder comer
lo que necesitan comer, de muchas cuestiones también de
crisis, trastornos de ansiedad, y pánico y pérdida de trabajo, violencia […]. Todo el combo que trae no poder tomarte
la medicación, quedarte sin trabajo, no poder comer bien
(Natalia, enfermera).
Las condiciones de vida deterioradas tienen su impacto
en la salud mental y la emocional de las personas que recurren al CAPS: “La gente viene como mucho más exaltada,
mucho más demandante, mucho más desbordada” (Susana, trabajadora social). Los profesionales notan una mayor
cantidad de adultos que se acercan con trastornos de ansiedad, depresión y abuso de sustancias al ver su capacidad de
subsistencia seriamente comprometida. Como muestran los
datos del Observatorio de la Deuda Social (ODSA, 2019c:
9), entre 2010 y 2018, la población de aglomerados urbanos
argentinos que percibe ingresos por debajo de la línea de
pobreza sufrió el doble de sintomatología ansiosa y depresiva que la población no pobre. En el CAPS, estas problemáticas son a veces abordadas por los médicos generalistas
durante la consulta, recetando ansiolíticos a pacientes a los
que atienden hace un tiempo y en situaciones puntuales o
bien abordando problemáticas de consumo desde la perspectiva de reducción de riesgos y daños. Los dos psicólogos
no dan abasto –uno de ellos, incluso, estuvo con licencia
por un tiempo prolongado sin ser reemplazado– y atienden los cuadros más complejos o a quienes se acercan, por
recomendación de su médico generalista, en la franja horaria semanal de admisión sin turno programado. A algunos
pacientes se los tendría que derivar al único centro de salud
municipal que cuenta con un equipo de salud mental que
incluye psiquiatría. No obstante, como abordaremos con
mayor detalle en el capítulo 5, tanto en el CAPS como en el
otro efector el tratamiento es de muy difícil acceso debido a
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 73
la saturación de turnos, lo que hace virtualmente imposible
cubrir la demanda de admisión y seguimiento de los pacientes que requieren asistencia psicológica o psiquiátrica. Asimismo, los pacientes que han podido acceder a la atención
psiquiátrica se encuentran empadronados para recibir su
medicación en el establecimiento de salud municipal. Ellos
podrían encontrarse estabilizados hasta su control anual,
pero, debido a los faltantes de psicofármacos y a la ausencia
de una guardia psiquiátrica hospitalaria en el municipio, en
algunos casos sus cuadros se agravan y acuden descompensados al CAPS. Las trabajadoras sociales colaboran en el
abordaje de estos pacientes.
Por otra parte, entre las tareas propias de las trabajadoras sociales como parte de los equipos interdisciplinarios de APS se encuentran tanto el trabajo asistencial como
el de prevención, anticipación y diseño de programas de
intervención, así como actividades de educación para la
salud, investigación y docencia, entre muchas otras iniciativas que tienen por objetivo mejorar la calidad de vida de
la población y promover el autocuidado (Castillo Charfolet
y Abad González, 1991; Abreu Velázquez y Mahtani Chugani, 2018). Como lo señalamos en la sección anterior, las
trabajadoras sociales del CAPS, al igual que los médicos
generalistas, se ven desbordadas por sus tareas asistenciales
y de acompañamiento, en detrimento de la captación y el
seguimiento de familias en riesgo y el trabajo territorial y de
promoción. Su rol actualmente se ve más bien reducido al
de escuchar las demandas, gestionar los recursos y asesorar
sobre los servicios sociales. Como lo describe Susana, parte
de su área programática históricamente estuvo conformada por familias en situación de pobreza estructural a las
que brindaban su asistencia. No obstante, en los últimos
años, ante la masiva pérdida de puestos de trabajo y fuentes
de ingresos, fueron aumentando también las demandas de
acceso a los efectores públicos y a planes sociales por parte
de otros sectores de la clase trabajadora que antes estaban
integrados al mercado de trabajo formal:
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74 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Yo hace ocho años que estoy [en el CAPS], y tenés como
una población o cierta zona del barrio donde [se] vive […]
una situación de vulnerabilidad y, no sé, pobreza estructural, podríamos decirle, de años, pero este último tiempo se
sumó un montón de gente que no era parte de esa población
y viene con otras demandas […]. Me acuerdo, una vuelta,
[de] que atendí una familia… [Trabajaban en] una fábrica,
[una] pareja, y se habían quedado los dos sin trabajo…, como
que te llegó el telegrama ayer y hoy viniste totalmente desbordado, como qué recursos, qué plan, qué [hay]… (Susana,
trabajadora social).
Susana explica que aumentó la demanda de acceso a
programas habitacionales, de asistencia alimentaria y de
transferencias monetarias por parte de quienes perdieron
su trabajo formal y, también, de trabajadores que vieron
su poder adquisitivo fuertemente disminuido25. Ellos se
encuentran con dificultades para acceder a los programas
que, en principio, están destinados a desocupados y trabajadores no registrados:
Les piden, por lo general, la negativa de ANSES, que certifica
que no tienen un trabajo estable, digamos. Pero es todo un
tema porque la verdad [es] que, en estos últimos años, mucha
gente con un trabajo estable, por decirlo de alguna manera,
también solicitaba […] acceder. Digo, una persona que tiene
cuatro pibes y gana $ 15.000 es […] obvio que no puede […]
cubrir, y muchos hasta pagando un alquiler […]. Mucha gente
de PAMI también, solicitando […] la asistencia alimentaria,
viste, es como… […] Tampoco tiene garantizada ni siquiera
[…] la alimentación. Entonces, es como que estos últimos
años fue como una cuestión ahí como de mucha demanda y
como de poca respuesta, digamos, a la demanda de las familias (Susana, trabajadora social).
25
La gestión de recursos habitacionales está a cargo de los agentes territoriales
contratados por el municipio y no de las trabajadoras sociales del CAPS. Los
agentes territoriales dependen del área de desarrollo social.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 75
Ante los cambios en las demandas que reciben en
el CAPS, las trabajadoras sociales habilitan un espacio de
escucha y acompañamiento más allá de la gestión de recursos que efectivamente pueden realizar para las familias que
se acercan a solicitar ayuda:
Lo que se abre es más un espacio de escucha, que no tiene
que ver ni con la psicología ni con la gestión puramente
del recurso […], es una actitud como más de escucha. Nosotros no estamos para resolver […], ni siquiera el caso más
social del mundo […] vamos a resolver, digamos: podemos
como acompañar. Primero, escuchar, acompañar y articular
todas las vías que tengamos como disponibles, sin generar
ninguna expectativa de “te vamos a conseguir un laburo”, “te
vamos a conseguir una casa”, porque, digo, la gente viene con:
“Bueno, ¿qué me vas a dar?”. Entonces, digo, me parece que
primero [tenemos que] escuchar […] y acompañar (Susana,
trabajadora social).
Desde el municipio y el CAPS se busca responder a
la gran demanda de controles de salud obligatorios, producto de, por un lado, la mayor necesidad de asignaciones
no retributivas y programas sociales (Asignación Universal por Hijo [AUH], Asignación por Embarazo para Protección Social, cooperativas de trabajo, Hacemos Futuro)
que requieren de firmas de libretas y certificados y, por el
otro, la escasa disponibilidad de atención programada para
controles de salud. En los momentos de alta demanda de
firmas, como suelen serlo el inicio del ciclo lectivo para los
certificados escolares o las fechas límites para la entrega de
libretas para cobros por la ANSES, la falta de disponibilidad
de turnos para controles de salud se vuelve crítica:
Así como la AUH, para que la cobren, tiene que estar firmada
por el centro de salud y por la escuela –como que garantizás que el chico tuvo acceso a un control de salud, a un
abordaje integral de su salud y una educación, digamos, para
que le demos dos mangos y que con eso mejore su vida–,
bueno, al que está en la cooperativa se le pide un examen
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76 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
de salud anual. Claro, te vienen diez trabajadores: “Ya, ya,
ya porque la ANSES me lo pide para el lunes y yo aparte
tengo que laburar y tengo que ir a buscar a los chicos a la
escuela” (Dra. Teresa).
Para descomprimir estas situaciones que, en términos
operativos, son urgentes se organizan días de controles y
vacunación en los que
se los pesa, se los mide, se les toma la presión, se ve si
tienen algún problema en particular de salud [y se trata] de
darles las derivaciones correspondientes y se les aclara que
se les firman todos los papeles [pero] que el próximo control sí o sí es por consultorio, con un mayor detenimiento
(Úrsula, enfermera).
Estos “operativos” se programan según la demanda, es
decir, una vez detectada la necesidad por la falta de turnos
programados para control. En uno de los operativos, por
ejemplo, se otorgaron 72 turnos a niños y adolescentes de
entre 3 y 18 años sin una patología. En algunas de las postas
también se realizan operativos, más acotados, pero más frecuentes (por ejemplo, una vez por mes). Otras veces, la iniciativa se enmarca en un programa municipal y se instalan
en las plazas del barrio móviles de salud y zoonosis y stands
para realizar trámites de otras áreas municipales. En esas
oportunidades, el centro de salud también realiza los controles y completa el calendario de vacunación obligatorio.
De este modo, la agenda del CAPS y de las postas se
va acomodando a las necesidades de la población, para lo
que hay que derivar ocasionalmente horas de trabajo de los
médicos y enfermeras hacia los operativos. Como advierte
Goldschmit (2018: 20), el establecimiento de condicionalidades en salud por parte de programas sociales y prestaciones de la seguridad social suele provocar un incremento
en la demanda de los servicios de salud, y es estratégica
la coordinación multisectorial para fortalecer la atención
en aquellas localidades con una numerosa población de
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 77
destinatarios. Desde el Ministerio de Salud de la Nación
se afirma que los establecimientos y equipos de salud son
los “principales responsables de la provisión de los servicios” que forman parte de la integración de los programas
sociales, pero, al mismo tiempo, se reconoce que lograr solidez institucional en dicha articulación continúa siendo un
desafío (MSAL, 2013b: 6, 11). En la práctica, los profesionales de la salud se encuentran posicionados como implementadores, ya que son ellos quienes “deben hacer que la política funcione en el terreno de la realidad” (Migdal, 2011: 108)
y, en consecuencia, tienen que hacer frente a los problemas
que los objetivos y requisitos oficialmente establecidos les
traen en su día a día laboral. Por ejemplo, ante la necesidad
de firmar las libretas de la AUH, algunas madres concurren
al operativo que organiza el CAPS sin sus hijos, lo que genera una tensión alrededor de su estatus de control de salud y
el hecho de convertirse en un mero acto burocrático: “Hay
gente que viene a firmar las libretas, que decís: ‘Bueno, es
un control de salud’, le ponés las vacunas. ‘¿Y el paciente?’
‘Ah, está en casa. Era para firmar…’” (Dr. Bruno).
En el caso de los trabajadores de las cooperativas que
deben presentar un certificado médico de control anual
para el cobro de planes sociales, la firma de libretas sanitarias podría constituirse en una oportunidad para el equipo
de salud de captar un grupo poblacional, el de los adultos
jóvenes que trabajan, que es difícil que se acerque a los servicios de salud para controles. La tensión para los médicos
entre firmar la libreta como un trámite y tratar a los jóvenes como sujetos de salud mediante una atención integral
vuelve a plantear el interrogante sobre qué rol terminan
cumpliendo los médicos generalistas ante las exigencias de
certificación de los programas y planes:
Empieza a surgir un ‘bueno, ¿se lo firmamos, no se lo firmamos?’. Yo el otro día me calenté y dije: ‘La verdad es que es la
gente con la que siempre queremos trabajar’. Ya que les exigen
eso, que les den el día y que vengan al control y abordemos la
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78 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
problemática. ¿Y qué les vas a cambiar? No sé si les vamos a
cambiar algo, pero si les firmo un papel, ¿para qué estudié? O
sea, no entiendo; o sea, ¿para qué hacés APS? (Dra. Teresa).
Las contradicciones que experimentan los médicos no
son algo particular ni extraordinario de este CAPS. Ambort
y Straschnoy (2018), cuando retoman a Garcés (2015),
explicitan que los agentes comprenden las contraprestaciones –como el control de salud y la vacunación– dentro
de una lógica de derecho a la asistencia donde se mezclan
prescripciones normativas sobre el derecho a la salud con
una idea de asistencia a las poblaciones objetivo. Asimismo,
la penalidad por no cumplir con las condicionalidades en
salud probablemente agravaría las condiciones de vulnerabilidad de la población receptora, lo que entra en conflicto
con la perspectiva de aseguramiento de derechos (Goldschmit, 2018: 20). Así, en la práctica de los operativos, los
médicos se encuentran en un constante dilema entre firmar
libretas sin poder hacer un control de salud exhaustivo en
un espacio y tiempo adecuados o no hacerlo y perjudicar a
los beneficiarios que necesitan la asignación monetaria:
Esta semana fue la discusión, entre ‘no hay turnos para
libretas’, ‘firmemos libretas’, bueno, ‘firmémoselas, la gente
necesita los dos mangos’. Ya sé que los necesita, y no soy yo
quien deba poner la barrera, o sea, ‘no, no te la firmo porque
tus hijos no tienen control’, entonces no cobran, entonces
empeoró su vida. ‘Bueno, te la firmo, andá y cobrá.’ ¿Y qué le
mejoré? O sea, yo, ¿para qué estoy ahí en el medio? Sacame
del medio, que sea algo entre el Estado y la gente. O sea, ¿para
qué me ponés a mí como actor si no puedo cumplir con un
trabajo? Solo te firmo y te sello, pero no hice nada en realidad,
no vale nada ese sello (Dra. Teresa).
Siguiendo a Moro (2015: 70), la definición de actores
en salud refiere tanto a personas como a colectivos o grupos
sociales, pero incluye necesariamente “ciertos atributos y
recursos estratégicos que les permiten tener capacidad de
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 79
incidir o influir en las políticas”. Es decir, la capacidad de ser
agentes de cambio trabajando en APS depende en gran parte de los recursos disponibles. Los operativos, como vimos,
podrían constituirse en potenciales instancias de captación
de una población que habitualmente no concurre al CAPS
para que accedan a una atención integral y sostenida en
el tiempo o para favorecer el acceso a un control de salud
“verdadero” de quienes lo solicitan, pero no pueden efectivizarlo cuando la “turnera” está saturada o “bloqueada”
para destinar el recurso médico a la demanda espontánea.
Pero –como lo sostiene la Dra. Teresa–, al incorporarse las
condicionalidades en salud sin los recursos profesionales
suficientes para su implementación, su agencia para intervenir en esta dirección se ve disminuida. En los operativos, los médicos generalistas no se reconocen como actores
“haciendo algo” o “mejorando” la vida de los pacientes. Por
el contrario, se pone en evidencia su incapacidad resolutiva
en función de las metas de APS y su formación en medicina
general cuando participan de jornadas que buscan suplir la
enorme falta de turnos para controles de salud. En el mismo
sentido, el Dr. Luis comenta que los operativos, al no ser
verdaderos controles de salud, contradicen su formación en
medicina general y tienen un efecto negativo sobre qué es
lo que se está comunicando a los pacientes que constituye
un control de salud. Para resolver este conflicto, afirma que
él decide “participar del operativo de una manera diferente”
y dedicarle 20 minutos a cada paciente, como lo haría en
un turno programado, aunque ello le implique prolongar
su jornada laboral o atender a menos pacientes que el resto de los médicos que participan de la jornada. Esta decisión, nuevamente, muestra los márgenes de autonomía y las
prácticas de resistencia al interior del equipo de salud:
[El operativo] va como en detrimento de todos mis principios. […] A mí, algo que me molesta […] es… No puedo ser
hipócrita con la gente. […] No existe dentro de mis bases,
entonces, no puedo reproducir cosas que, desde mi punto de
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80 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
vista, son hipócritas. Entonces, cuando a mí me han asignado
capaz un operativo acá, en el centro de salud, de firma de
libretas, para mí era… Me ponían 15 y, bueno, para mí eran
15 controles de salud como se los hago a cualquier otro chico
que viene con un turno programado conmigo. Porque no es
“ah, respira, sí, pesa tanto, mide tanto, dame la libreta, listo,
chau, nos vemos el año que viene”. Eso es mentirle a la gente
en la cara, desde mi punto de vista; es hacerle creer que el
chico está controlado. Esos chicos no están controlados, no
tienen un seguimiento (Dr. Luis).
Como vemos a través de las entrevistas, el equipo de
salud adopta una actitud militante como trabajadores del
sector público. Mientras que por una mayor cantidad de
población sin cobertura que busca atenderse en el CAPS se
configura una sobrecarga en la atención asistencial, y por la
crisis socioeconómica que sufren los pacientes se deterioran sus condiciones de vida, se agravan los cuadros clínicos
y cambian las necesidades de la población, los médicos, por
su parte, buscan responder con su trabajo a dichas mayores
y nuevas demandas y, al mismo tiempo, mantener ciertos
estándares propios de su formación. A pesar de su esfuerzo,
su rol como médicos generalistas que trabajan en APS se
ve distorsionado por el ritmo y las tareas del trabajo diario.
Un ejemplo de ello son los controles de salud mediante
los operativos y cómo se llevan a cabo. Por otra parte, el
esfuerzo mancomunado del equipo para sostener el trabajo
en las postas de manera continua a lo largo del año muestra
su compromiso para poder garantizar, con los insuficientes
recursos profesionales disponibles y las demás restricciones
señaladas, el derecho a la continuidad y la integralidad de la
atención de grupos que quedarían excluidos.
El equipo de salud tiene conciencia de que, en un contexto de escasos recursos, debe suspender algunas iniciativas propias del trabajo en APS. Pero, al mismo tiempo,
la decisión de priorizar lo urgente y a la población con
mayores riesgo sanitario o vulnerabilidad social conlleva un
dilema ético-profesional complejo de resolver. En el caso
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 81
de los médicos, los lleva a contraponer sus valores e ideales
de intervención con las posibilidades de trabajo concretas y
en un contexto macrosocial muy complejo, que los excede
como actores en salud. En este sentido, el Dr. Luis refiere
la necesidad de construir un espacio de reflexión colectiva y de “catarsis” para el equipo, más allá de los diálogos
informales que se generan sobre la dinámica de trabajo en
la que están inmersos:
Esto no es de un día para otro, está –como decía– influenciado por un montón de factores; el punto es, a largo plazo, qué
tipo de atención a uno le gustaría dar […]. Nos faltan, como
equipo, espacios de intercambio. Sea hasta para hacer catarsis, pero también lo necesitamos. Entonces, a veces queda en
algún comentario de pasillo, en algún ratito de almuerzo, que
uno trata de bajar un poco la carga, porque uno […] trabaja
con situaciones muy complejas. Y también uno es sensible
a lo que pasa: yo creo que […] estar trabajando en atención
primaria te requiere estar predispuesto a determinadas cosas;
no me parece que la atención primaria sea para cualquiera,
así como el hospital no me parece que sea para cualquiera y,
por eso, cada uno decide en qué lugar trabajar (Dr. Luis).
La salud materno-infantil como prioridad de salud
pública
Tras la crisis del año 2001, en Argentina hubo un fuerte
deterioro de los indicadores laborales, socioeconómicos y
de salud de la población que incluyó el aumento de las
tasas de mortalidad materna e infantil en los años 2002 y
2003 (MSAL, 2012: 5; 2013b: 5). En este contexto, el Plan
Nacer se instrumentó en el año 2004 en las provincias del
Noreste Argentino (NEA) y el Noroeste Argentino (NOA)
y se extendió en 2007 a todo el país (MSAL, 2013b). Su
objetivo era “disminuir el componente sanitario de la morbimortalidad materno-infantil” fortaleciendo el subsector
público y, en particular, el primer nivel de atención de
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82 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
la salud a través de una serie de prestaciones altamente
costo-efectivas por nomenclador y la implementación de
un mecanismo de pagos por desempeño sanitario (Goldschmit, 2018: 3)26. Entre las metas sanitarias (o trazadoras) del
programa se encuentran la atención temprana y el seguimiento del embarazo, el cuidado neonatal, el seguimiento de niños sanos (incluida la equidad intraprovincial), la
cobertura de vacunas, etc. (MSAL, 2013a). Su impacto fue
relativamente inmediato, ya que redujo la tasa de mortalidad infantil entre 2005 y 2010 un 17 % a nivel nacional
y un 24 % en las provincias del norte, y la brecha entre
ambas, un 48 % (MSAL, 2012: 6). Como vimos en el capítulo 2, tras esta primera experiencia evaluada como exitosa,
el plan amplió la atención incorporando cardiopatías congénitas y embarazos de alto riesgo junto con servicios de
neonatología de alta complejidad y, mediante el Programa
Sumar, a niños y adolescentes de hasta 19 años y mujeres y
hombres hasta los 64 años. Asimismo, se pasó incremental
y gradualmente a un esquema de cofinanciamiento entre
la nación y las provincias, dentro del cual estas últimas se
comprometieron a no reemplazar sus fondos por los recursos públicos provinciales previamente invertidos en salud
(Goldschmit, 2018). Desde las provincias se transfieren a los
efectores pagos por prestación susceptibles de ser utilizados en rubros preacordados según metas provinciales (por
ejemplo, incentivos y contratación de personal, insumos,
mantenimiento) (Goldschmit, 2018: 5). El Plan Nacer/Programa Sumar constituye así una fuente de financiamiento complementaria que busca influir mediante incentivos
monetarios y no monetarios en el comportamiento de los
equipos de salud (MSAL, 2013b: 6).
26
El financiamiento lo proveyó el Banco Mundial y lo administró el Gobierno
nacional, que transfirió a las provincias un 60 % de los fondos por inscripción de la población beneficiaria al programa y el 40 % restante, a partir del
cumplimiento de las metas sanitarias (o trazadoras) (MSAL, 2012; 2013a).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 83
Desde el año 2009, el Plan Nacer/Programa Sumar se
vinculó a la AUH, un programa que se inserta en una nueva lógica de gestión de las políticas públicas (Goldschmit,
2018). Por un lado, en tanto transferencia monetaria, se
aleja de las transferencias de bienes en especie vigentes hasta el momento. Y, por otro, es una forma de transferencia
semicondicionada, ya que retiene el 20 % de la asignación
hasta la comprobación del cumplimiento de los requisitos.
Asimismo, incorpora las condicionalidades en salud y educación con el objetivo de detener la transmisión intergeneracional de la pobreza, promover el bienestar psicofísico
de la población e inducir el registro de los nacimientos
y la acreditación de la identidad mediante el documento
nacional de identidad (DNI) (Goldschmit, 2018: 3)27. Según
el Ministerio de Salud, el Plan Nacer/Programa Sumar,
junto con la AUH y la Asignación por Embarazo, pasaron
a conformar una estrategia integrada de protección social
que “impacta en el acceso y los cuidados de la salud” de
las mujeres en edad reproductiva y la población neonatal e
infantil (MSAL, 2012: 6).
Según los entrevistados, el área de salud maternoinfantil y de salud de la mujer del CAPS cuenta con los
recursos necesarios para el trabajo asistencial y, también,
el de prevención y promoción. El equipo en el CAPS que
trabaja en esta área se encuentra conformado por tres obstétricas que trabajan en colaboración con una ginecóloga, cuatro médicos generalistas, los residentes de medicina general, las enfermeras y la encargada de la farmacia.
27
Desde entonces, el Plan Nacer/Programa Sumar comenzó a valerse de la
condicionalidad de la AUH como un impulso para la inscripción obligatoria
de niños destinatarios de la asignación (Goldschmit, 2018: 3). A ello se
sumó, en el año 2011, la Asignación por Embarazo para Protección Social,
consistente en una transferencia monetaria totalmente condicionada (afecta
el 100 % del ingreso) al seguimiento y los controles del embarazo y la inscripción de los recién nacidos en el Plan Nacer. Con las asignaciones, la inscripción de niños en el Plan Nacer/Programa Sumar creció un 70 %; la inscripción de embarazadas, un 13,3 %, y la cantidad de niños con controles de
salud completos aumentó un 12 % (MSAL, 2012: 6).
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84 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Se realizan el control del embarazo hasta las 32 semanas
y las pruebas de Papanicolaou por demanda espontánea y
mediante atención programada y colposcopías programadas con la ginecóloga.
Respecto de la salud perinatal, buscan captar a las
embarazadas precozmente y tener el primer control antes
de las 12 semanas, y ya durante ese primer control del
embarazo –con test positivo realizado en el CAPS o en su
casa– incorporan a las mujeres al Plan Sumar para que ellas
puedan solicitar la Asignación por Embarazo en la ANSES.
Durante aproximadamente tres cuartas partes del embarazo, el control se realiza en el mismo CAPS con prioridad
en la asignación de turnos y sobreturnos y sin necesidad
de concurrir a otros efectores para exámenes de rutina
como las ecografías y los análisis de sangre. El municipio
cuenta con un ecógrafo y una técnica de laboratorio que
visitan el CAPS una vez por semana y entregan sus resultados en línea vía la historia clínica electrónica (HCE). Para
exámenes de mayor complejidad, como el scan fetal, desde el CAPS se deriva a las pacientes al segundo nivel de
atención y se programa un turno con meses de anticipación. Los resultados también son accesibles en línea para
el equipo de salud.
En caso de ausentarse la paciente embarazada a un
turno programado, una obstétrica (anteriormente, las promotoras de salud) busca reprogramar el control dentro de la
misma semana, o la siguiente, para asegurar su seguimiento28. Puede ocurrir que ya no sigan controlando el embarazo
en el CAPS, sino en otro efector, pero “tratamos, por ahí, de
asegurarnos a ver qué es lo que pasa” (Tamara, obstétrica).
Luego, al cumplirse las 32 semanas de embarazo, las pacientes se derivan al hospital municipal de referencia o bien a
28
Actualmente no hay promotoras de salud en el CAPS debido a problemas de
contratación del municipio. Hasta hace aproximadamente dos años, contaban con dos promotoras de salud, residentes en el barrio, que se encargaban
de relevar la situación de salud de la población y visitar a los pacientes para
su captación o recaptación y para distribuir bolsas de alimentos y pañales.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 85
uno provincial (según su preferencia) para cumplir allí con
los últimos controles, el monitoreo y el parto. Después del
parto, las pacientes y sus bebés vuelven a atenderse en el
CAPS con un turno programado a los siete días del nacimiento y continúan con los controles preventivos hasta los
dos años de edad del niño, que incluyen la provisión de 2
kilos de leche de fórmula por mes.
Asimismo, las obstétricas están a cargo del curso de
preparto para mujeres embarazadas, que fue recientemente
restituido cuando sumaron una tercera obstétrica al equipo,
dado que, cuando una de ellas estuvo ausente por licencia,
entre dos no pudieron sostenerlo: “Te come mucho el tema
de la atención y no tenés tiempo como para poder abrir
otros espacios” (Tamara, obstétrica). Ahora, este taller se
realiza en un nuevo espacio amplio del CAPS, con calefacción y refrigeración, que se utiliza como salón de usos
múltiples (SUM). Este espacio significa una gran ventaja de
accesibilidad respecto del polideportivo municipal donde
se realizaban los cursos de preparto anteriormente29. Aun
así, la participación de las mujeres se reduce en los meses
más fríos y se reaviva en primavera, probablemente por no
contar con movilidad propia.
La reincorporación de una tercera obstétrica, además,
les permitió ampliar la atención hacia la planificación familiar y la salud sexual y reproductiva: “Como ya por ahí está
un poco más cubierto obstetricia, abrimos más salud de la
mujer” (Tamara, obstétrica). Dentro de lo que se considera
salud de la mujer se incluyen el programa de virus de inmunodeficiencia humana (VIH) e infecciones de transmisión
sexual (ITS) –aunque en el CAPS se atienden mayormente
casos de sífilis– y el programa de salud sexual y reproductiva, que promueve la planificación familiar y provee
29
El polideportivo municipal se encuentra sobre el límite norte del barrio. Se
accede a él atravesando una ruta por un puente peatonal en altura y –quienes viven en la parte “peor” del barrio– un zanjón parcialmente entubado e
identificado como inseguro.
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86 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
métodos anticonceptivos. Asimismo, entre las actividades
de promoción de la salud de la mujer se organizan talleres
sobre métodos anticonceptivos y violencia de género en
las postas y talleres de formación de promotoras de salud
sexual en el bachillerato popular del barrio. Se conformaron, además, una red de referentes barriales para el acompañamiento de víctimas de violencia de género que se reúne
todas las semanas en una de las postas y un espacio semanal
de consulta en el CAPS sobre ILE. Este último se encuentra
a cargo de médicos residentes, trabajadoras sociales y una
médica generalista. Se trata de un espacio de consejería,
información y acompañamiento de las pacientes en la toma
de decisión y el proceso de interrupción del embarazo. Allí
se atienden consultas espontáneas y se deriva a las pacientes
que llegan angustiadas al primer control prenatal.
En suma, la evaluación que hacen del funcionamiento
del eje tanto la obstétrica como la enfermera entrevistadas
es muy positiva, pero hay que tener en cuenta que dicho
eje se ve fortalecido por los recursos propios del CAPS en
articulación con otros servicios del municipio. Entre estos
últimos se encuentran el laboratorio y el ecógrafo ambulantes, la provisión de leche para los bebés y las compras
ante faltantes de métodos anticonceptivos provenientes de
programas provinciales y nacionales. Del municipio reciben
también los reportes de serologías positivas para citar y
seguir a los pacientes desde el CAPS dentro del programa
de VIH e ITS, así como los reportes de nacimientos dentro
de su área programática para captar y hacer los controles
de los recién nacidos. Por último, el municipio implementó
la HCE unificada entre los efectores públicos municipales,
evaluada por el equipo de salud como un excelente recurso
que mejora la comunicación, permite tomar decisiones más
rápidamente, simplifica el recorrido de los pacientes por el
sistema de salud y facilita su adherencia a tratamientos y
controles. La HCE permite atender en el CAPS a pacientes
ajenos al barrio contando con la información necesaria para
proveerles su medicación, vacunación o el seguimiento de
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 87
sus patologías. En pacientes del programa de salud sexual
y reproductiva, las entregas de su método anticonceptivo
quedan registradas, lo que permite controlar su adherencia
y, después de tres meses sin retiros, exigir una nueva consulta para continuar recibiéndolo. Durante los operativos,
la HCE posibilita agilizar los controles del carnet de vacunación, así como identificar pacientes dentro de la población de riesgo para vacunarlos sin necesidad de una orden
médica, lo que descomprime la demanda en consultorio,
de por sí saturada. Durante el embarazo, el posparto y los
controles de bebés menores de dos años, la HCE permite
identificar inmediatamente a quienes han faltado a algún
control y reprogramar su cita por ventanilla, sin necesidad
de que la obstétrica o la promotora llamen o visiten en su
domicilio a la paciente:
Las administrativas tienen como un poco más de… “aceite”
en eso y lo pueden hacer. O sea, es como que llegan más
rápido ellas, a veces, que nosotras. Hay veces [en] que yo tengo una paciente ausente, vengo mañana para querer llamarla
y reprogramar[le la cita] y ya [la] reprogramaron las chicas
porque pasó por ventanilla antes, o porque trajo al bebé a
vacunarlo o porque vino por guardia (Tamara, obstétrica).
Al mismo tiempo, la HCE facilita la captación de un
creciente número de pacientes con sífilis, que deben tratarse tanto ellas como sus parejas. El mayor seguimiento
de estas pacientes hasta completar las tres dosis necesarias
de penicilina reduce el riesgo de contagio y reinfecciones y
previene la transmisión perinatal de sífilis congénita:
Nosotros podemos dejar un mensaje; por ejemplo, acá, en el
sistema, yo dejo: “Paciente con VDRL positiva, sífilis positiva,
que no vino a su control”. Entonces, [a] cualquier persona
que ponga el documento de esa paciente [le] va a saltar ese
cartel que yo hice. Entonces, aparece […] en ventanilla, y dice:
“Citar paciente”, o “Paciente que es sífilis positiva, darle un
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88 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
turno”, por ejemplo, ¿no? Y, bueno, cualquiera que ingresa el
documento de esa paciente, inmediatamente ya la captamos
(Tamara, obstétrica).
Son varios los autores que destacan que la introducción
de las nuevas tecnologías de información y comunicación
puede mejorar la atención primaria de la salud al disminuir
las barreras burocráticas y permitir avanzar en la articulación entre niveles de atención y tomas de decisiones clínicas
más informadas (Palomo et al., 2012). En el caso estudiado,
y según la perspectiva de las profesionales de la salud que
allí trabajan, la HCE claramente ha mejorado la atención en
el CAPS y el trabajo en red con otros efectores del municipio del segundo nivel de atención (este tema se desarrolla
en el capítulo 5). A ello se suman mejoras en el funcionamiento del hospital municipal materno-infantil inaugurado
hace pocos años, a donde derivan con turno a las pacientes
embarazadas para exámenes de mayor complejidad y para
el seguimiento de los embarazos de alto riesgo:
Tienen […] más camas y tienen más lugar y, además, también
han aumentado la cantidad de médicos que hacen alto riesgo,
entonces ya tienen […] más especialistas y hacen […] otro
tipo de controles que, antes, nosotros no podíamos derivar
porque no tenían alto riesgo ahí. Ahora ya lo están pudiendo
hacer, o sea, ahora ya hay muchas pacientes de alto riesgo que
nosotros derivamos a nuestro hospital porque ya […] tienen
cómo sostenerlo (Tamara, obstétrica).
Cuentan también con una agenda abierta de turnos
en el hospital provincial para derivar los partos de mujeres que así lo prefieran y para embarazos de alto riesgo
o patologías cervical o mamaria, que antes no se atendían
en el hospital municipal de referencia. “La conexión con
el hospital [provincial] es bastante más fluida que antes.
Antes era más difícil”, explica Tamara. Todos los factores
que describimos en esta sección favorecen la integralidad,
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 89
la continuidad, la coordinación y la captación en el área de
salud materno-infantil y demuestran la importancia de las
prioridades políticas de inversión en salud.
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4
Medicamentos, tratamientos integrales
para pacientes diabéticos y vacunas
Estrategias frente a los faltantes,
frustraciones y reclamos
La provisión de medicamentos
La falta de medicamentos es una problemática cotidiana
que afrontan los médicos generalistas que trabajan en el
CAPS, que se agrava en un contexto de mayor demanda
de atención de vecinos que perdieron su cobertura de obra
social por desempleo o por la precarización de sus condiciones de trabajo y que vieron disminuida la capacidad
adquisitiva de sus ingresos, como señalamos en los capítulos anteriores30. De manera similar a la gestión de medicamentos de los otros centros de salud del GBA (Red Pública
30
La recesión económica y el crecimiento de la inflación empeoraron las condiciones de empleo y los ingresos en el año 2018. Durante el primer trimestre de 2019, el desempleo alcanzó el 12,5 % en los partidos del Gran Buenos
Aires (GBA) y fue el más elevado en los últimos 15 años. Se estima que más
de cuatro millones de personas tienen ingresos inferiores a la línea de
pobreza, lo que afecta especialmente los hogares con presencia de menores
de edad (Gamallo, 2019: 17). En los 24 partidos del conurbano, en el año
2019, el 28,2 % de los hogares estaban bajo la línea de pobreza y el 6,4 %, en
situación de indigencia (Roffler y Arroyo, 2019: 105). La cobertura de salud
pública exclusivamente entre los habitantes del conurbano norte era de
34,6 % en el año 2018 y, en el año 2019, la cifra ascendió a 41,9 % (Salvia,
2019: 13).
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91
92 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
de Salud AMBA, 2017), los fármacos que el CAPS recibe
provienen de programas nacionales (Cobertura Universal
de Salud [CUS]-Medicamentos, ex-Remediar) y provinciales (PRODIABA, PROEPI, PROBAS, PROGEMA), de las
compras que realiza el municipio según el pedido mensual
que hace el CAPS y, también, de muestras que entregan
los laboratorios.
Los miembros del equipo de salud que entrevistamos
coinciden en afirmar que, si bien siempre tuvieron faltantes
y se trata de un problema de largo plazo en el sector público,
no obstante, esto se agudizó en los últimos años: “Yo creo
que siempre pasó, o sea, nunca estuvimos bárbaro; en salud
siempre hay baches, agujeros, faltantes, años, y años y años
de que pase. [Pero] Yo creo que empeoró, sí, muchísimo”
(Dra. Teresa). Del programa CUS-Medicamentos, estiman
que están recibiendo un 20 % del botiquín que se les enviaba mensualmente durante la gestión del Gobierno nacional
anterior31. El Dr. Bruno es elocuente sobre el déficit en la
provisión de medicamentos esenciales:
En el 2010, acá Remediar dejaba 23 cajas. El mes pasado
[abril de 2019] dejó tres […]. Siempre faltaban tratamientos. Había algunos antibióticos que no faltaban; por ejemplo,
31
Este programa reemplaza y continúa las líneas de acción del anterior programa, Remediar. El objetivo de dicho programa fue garantizar el acceso
gratuito de la población sin cobertura formal de salud a medicamentos esenciales que dan respuesta a la mayoría de los motivos de consulta ambulatoria. A diferencia de otros programas, el Remediar no tiene criterios de elegibilidad de los beneficiarios, quienes pueden acceder a los medicamentos en
tanto acudan al CAPS de su lugar de residencia para buscar atención médica
y se les prescriba un medicamento incluido en el botiquín, que retiran de la
farmacia del CAPS con la firma de una receta específica. El programa contempla el mecanismo del clearing, que consiste en la redistribución de medicamentos sobrantes entre los distintos centros de salud de la jurisdicción. La
información sobre faltantes o drogas agotadas es consignada por los médicos y odontólogos en cada una de las recetas prescriptas que se entregan
mensualmente para retroalimentar la base nacional de datos del programa
(Kremer, 2007). Desde el año 2009, el Remediar incorporó progresivamente
el envío de medicamentos e insumos médicos de otros programas (véase
Anexo).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 93
cefalexina [para] adultos: eso siempre había. Si querías algo
más complejo, ya era otro tipo de pedido. Pero ahora no
hay ni cefalexina.
Respecto de la provisión de botiquines del programa,
la información publicada por el ex Ministerio de Salud de
la Nación muestra un descenso progresivo a nivel nacional
desde el año 2013 en la entrega de botiquines y tratamientos, que se agudizó en el año 201832, y evidencia, además,
algunos faltantes de drogas incluidas en el vademécum del
programa (FSS, 2017: 2). Los datos del partido donde se
encuentra el CAPS siguen esta tendencia: en el año 2013 se
entregaron más de 1300 botiquines, mientras que, en 2018,
la cifra descendió a menos de 100033.
Margarita, encargada de la farmacia del CAPS, nos
ejemplifica la situación de faltante de tratamientos tomando
el caso de la demanda de ibuprofeno que tuvieron en el
mes de junio del 2019. De acuerdo con la necesidad de esa
droga, se requerían 60 cajas y contaban solo con 30. Este
déficit tuvieron que informarlo al programa nacional para
que incluyera el doble de cajas en el siguiente envío, que
podía demorar hasta dos meses en llegar al CAPS:
Te manda la doctora: “Ibuprofeno” [en el formulario del
ex-Remediar], “ibuprofeno suspensión”. Bueno, este mes me
mandaron 30 [cajas], pero hubo 60 pacientes. Ellos [los médicos] tienen que seguir haciendo el [ex-]Remediar, y yo, acá
abajo [en el formulario], pongo, ponele… El código de ibuprofeno es 27, entonces pongo: “27, 0, 0”, que es que no hay
[para informar al programa del faltante]. Porque ya [hubo]
30 recetas antes, ya los di y se terminaron [las] 30 [cajas de
ibuprofeno] que ellos mandaron. Después, 30 o 40 recetas
van a ir: “0, 0, 0, 0”, que significa que ya no hay, que ya no
las tengo [las cajas de ibuprofeno]. Entonces, dentro… No
es que me va a venir el mes que viene: dentro de un mes o
32
33
SIR, <https://bit.ly/2zkykkR>.
Ibídem.
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94 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
dos, [entonces] van a llegar estas recetas [los formularios que
envían al programa] y […] van a modificar más y, en vez de
mandar 30, [mandarán] 60 o 90 [cajas de] ibuprofeno.
El desfasaje producido hasta la entrega del nuevo botiquín puede suplirse en parte con un pedido que hace el
CAPS a la farmacia central del municipio y que se va a retirar en el día. Pero aun con esta provisión más inmediata, en
ocasiones no se llega a cubrir la demanda de medicamentos
esenciales. Como explica Margarita, “cuando no hay por un
lado, hay por el otro, y a veces no hay por ninguno de los
dos lados”. Aunque las muestras que dejan los laboratorios
en el CAPS son escasas, en algunos casos ayudan a suplir el
faltante de la provisión pública de fármacos. La Dra. Teresa
comenta que, si bien la “atención primaria no es el lugar
preferido por los visitadores, así que muchas muestras no
tenemos”, con este aporte de los laboratorios pueden llegar a cubrir el tratamiento mensual de un o una paciente.
“La parte de muestras no se cuenta, no se contabiliza, pero
muchas veces […] vino el visitador y te dejó una caja de
losartán y le garantizás al paciente la medicación del mes”.
Margarita lo corrobora cuando refiere la importancia de
las muestras que les deja un laboratorio, aunque vaya muy
poco al CAPS:
Y si no tenemos muestras gratis, unos visitadores, que nos
traen de Roemmers, nos traen hasta 20 cajas llenas de mucha
medicación buenísima. Vienen, ponele, una vez al año. Pero
de esas 20 cajas nos traen… ponele, en cada cajita [hay] cinco
a diez o hasta a veces 30 comprimidos. Vos imaginate: si tenemos cuatro o cinco cajas solamente de enalapril, ahí tengo
como para medio año; más lo que me da [el ex-]Remediar,
más lo que me trae la municipalidad, ahí andamos perfecto.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 95
Durante la entrevista pudimos corroborar la importancia de este aporte cuando un visitador médico del laboratorio Montpellier pasó por la farmacia para dejar dos bolsas
con productos, entre ellos, metformina, diclofenac, cremas
de uso dermatológico y vitaminas.
Médicos que hacen “malabares” y pacientes
en búsqueda de medicamentos
Ante el faltante de algunos medicamentos, los médicos
generalistas tienen que hacer “malabares” –como lo indicó
gestualmente el Dr. Bruno– para buscar que los pacientes
no queden sin medicación y evitar que tengan que comprarla de su bolsillo, pero a costa de un tiempo adicional
para tratar de resolver cada situación particular que resta
tiempo de atención en el consultorio (de por sí, ya muy
escaso). En el caso de pacientes de demanda espontánea que
requieren tratamiento con antibióticos, el profesional en
ocasiones tiene que llamar a la farmacia, o interrumpir la
consulta y dirigirse personalmente hasta allí, para averiguar
qué drogas hay disponibles en el CAPS y armar un esquema
que podría ser más simple para la o el paciente si contara
con las de primera elección:
Yo llamo a la farmacia y les digo: “Mirá, necesito antibióticos
de tal y tal, ¿hay?”. “Hay este, no; hay este, no; hay este, sí.”
“Bueno, listo.” Vas buscando el esquema antibiótico que más
te cierra […]. Con lo que tenés de los laboratorios, con lo
que puedas hacer a veces de lo que encontrás acá, que queda
de muestras o que haya alguna alternativa, hay. O sea, en
general [son pocos] los pacientes que se van sin tratamiento
porque decís: “Mirá, no tengo nada para darte”, cuando son
tratamientos más complejos. Pero, en general, hay; pasa que
te demanda una investigación en tiempo de buscar por todos
lados. Yo, a veces, voy hasta la farmacia como para explicarle
lo que yo quiero darle [al paciente] a la farmacéutica; a veces,
capaz que tiene la marca, pero no sabe […] bien si esa droga
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96 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
es la que yo quiero. Te molestás, yo dejo la demanda, me voy
allá, empiezo a ver: “Bueno, junto este, junto este, junto este”,
“bueno, tomate este”, o “tomate estos tres días, vemos si para
el viernes, ponele, viene y completamos el esquema”, o sea,
uno va como armando el tratamiento. Pero bueno, te saca
tiempo […]. Vos podrías recetar, “vaya a la farmacia, retire la
medicación, haga el tratamiento”, y listo (Dr. Bruno).
Para los pacientes con patologías crónicas que están
empadronados en el CAPS, los cambios del esquema de
fármacos que no dependen de criterios clínicos, sino de
déficits en la continuidad del abastecimiento, pueden tener
efectos negativos para la adherencia. Los médicos tienen
que alternarles el esquema “según lo que hay” cuando van a
buscar la medicación. Si bien se logra la meta de la continuidad del tratamiento, la alternancia genera desorientación
para algunos pacientes:
La verdad [es] que es una ensalada para el paciente porque
hay pacientes muy mañosos, a veces, [a los] que les cambiás
el color de la pastilla, el tamaño, la forma o “esta, mire, no se
toma cada ocho: esta se toma, ahora, cada doce”. Y es como
que, bueno, resolvés en el momento que sigan manteniendo
su medicación –o, por lo menos, los efectos de la medicación– para que no se te desfase con algún medicamento, pero
la verdad [es] que, después, no terminan entendiendo por qué
esta es ahora, volvieron a tomar la anterior, pero cómo la
tomaban… la que le cambiaron a la anterior (Dr. Bruno).
En este escenario, la Dra. Teresa refiere la “sobrecarga”
evitable que recae en pacientes polimedicados para distintos problemas de salud que tienen que reacomodarse a
nuevas pautas de ingesta de los fármacos, lo que a veces
conlleva confusiones que complican el seguimiento de las
indicaciones, más allá de la buena voluntad de los pacientes
para adaptarse al nuevo esquema:
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 97
La adherencia se complica porque es difícil entender. O sea,
el que está polimedicado… Qué sé yo, tenés pacientes que
tienen un diurético, un antihipertensivo, un betabloqueante
y, aparte, tienen la metformina y la NPH, y para el colesterol
y la Aspirineta, y [les das] algo para el estómago… y tenés diez
medicaciones. Y no hay enalapril y no hay hidrocloro. Ah,
pero tengo losartán con… o valsartán con otra cosa, combinado. Y vos decís: “Bueno, es más o menos el mismo efecto”, y
se lo cambiás. O sea, a vos, en tu cabeza, que hiciste Fármaco I,
Fármaco II, Cardio, te cierra un poco la idea, pero al paciente
le decís: “Bueno, ahora te vas a llevar… No te podés llevar
esto, te llevás estas dos cosas, pero esto, que lo tomabas una
vez por día, tomalo este a la mañana y este, a la noche… Ah, si
te quedaron unas cajas de este, entonces estos dos no lo tomes
y tomá esto solo”. Es un quilombo, o sea, no es subestimarlo
al paciente, es sobrecargarlo […]: “Ah, pero ¿usted no me dijo
que este no lo tomase?”. “No, ese era el más importante.”
El faltante a veces se puede suplir con medicación que
está disponible en la farmacia del hospital municipal de
referencia y que los pacientes pueden ir a retirar allí. En
estos casos, el tiempo y el esfuerzo extras también recaen
en ellos, que tienen que desplazarse hasta el establecimiento
con la receta “blanca” del médico del CAPS para obtener
la medicación cuando es en este primer nivel de atención
donde debería garantizarse la accesibilidad a los fármacos
esenciales34. La Dra. Teresa agrega ejemplos cotidianos que
se le presentan en la demanda espontánea:
34
El tiempo para desplazarse del CAPS al hospital municipal es aproximadamente de 40 minutos en colectivo. Las dificultades económicas que tienen
los pacientes para cargar la tarjeta SUBE, requisito para trasladarse en
transporte público en todo el país, fueron remarcada en las entrevistas que
hicimos con el equipo de salud. Según un informe de la Universidad Nacional de Avellaneda (UNDAV), desde el año 2016 el transporte de corta distancia verificó un aumento promedio acumulado de casi el 500 % (Gamallo,
2012). La tarifa social establece un 55 % de descuento en el transporte público a jubilados y pensionados, personal de trabajo doméstico, ex combatientes de la guerra de Malvinas y titulares de programas asistenciales.
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98 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Por ejemplo, yo, cuando hice la demanda [espontánea] ahora,
el miércoles y el jueves, y la llamé [a la encargada de la farmacia], [pregunté:] “Qué hay, qué no hay”, y me dijo: “Bueno,
ibuprofeno no hay, o sea, hacele la receta blanca, no la del
[ex-]Remediar, para que vaya a buscar al hospital. Difenhidramina no hay, tal antibiótico no, ese no hay…”. ¿Entendés?
“Cefalexina no hay, mandalo al hospital.”
Las situaciones descriptas ponen en evidencia déficits y
distorsiones en la implementación de políticas de atención
primaria de la salud (APS) orientadas a garantizar la accesibilidad de fármacos de manera gratuita y cuyo propósito
es redirigir la atención desde el hospital hacia los CAPS, en
este caso, derivadas de recortes en los envíos de los botiquines y tratamientos del programa CUS-Medicamentos
que allí se entregan. Si bien los profesionales entrevistados
demuestran tener una gran capacidad resolutiva ante los
inconvenientes que se les van presentando en este escenario
de falta de recursos, el costo para ellos es restar tiempo de
atención en el consultorio. Además, depende de la buena
voluntad de los médicos que los pacientes puedan acceder
a la medicación sin costo de bolsillo cuando la accesibilidad
debería estar garantizada por el Estado. Para los pacientes,
los faltantes implican un tiempo adicional de traslado hacia
el hospital y poder costearlo, sea que se desplacen en transporte público o en remís. Cuando tampoco la droga está
disponible allí, tienen que dirigirse a otro CAPS, a otros
establecimientos de segundo nivel municipales o provinciales del partido y, agotadas estas instancias, pagarla de
su bolsillo. El Dr. Luis explica el “ruido” y la frustración
que genera en los profesionales de APS trabajar en estas
condiciones de inequidad social en el acceso a la salud:
Cuando vos le das una indicación a la mamá de algo que
tendría que hacer, ya sea por su salud o por la de su hijo o
de cualquier familiar, y uno va y revuelve la farmacia entera
acá tratando de encontrarlo y no disponés [de eso], sabés que
lo último que te queda decirle es que lo tiene que comprar. Y
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 99
a veces es duro también saber que esa persona se va a ir a la
casa sin nada, o con una evaluación y sin poder hacer lo que
falta para que pueda tener un beneficio el paciente. Esas son
las cosas que nos hacen […] mucho ruido.
Siguiendo a Osorio et al. (2011, cit. en Spinelli et
al., 2013: 21), cuando en las organizaciones de salud los
profesionales se enfrentan cotidianamente con la escasez
de recursos para realizar su trabajo, estas circunstancias
redundan en sufrimiento y desgastes físico y emocional.
Las emociones y los estados de ánimo son el producto del
quehacer cotidiano y de las interacciones que se entablan en
las organizaciones (Zietsma y Toubiana, 2018); en este caso,
debemos considerar los efectos de las políticas sanitarias y
de las condiciones de vida de la población sobre su salud
como un componente de gran peso para comprender las
vivencias de los integrantes del equipo de salud.
Desde la farmacia del CAPS pueden facilitar la circulación de los pacientes por otros efectores para que retiren la medicación recetada sin costo, ya que –por sistema–
pueden averiguar si ellos tienen stock. Durante la entrevista
con la encargada, Margarita, ella nos mostró cómo con el
software del municipio, que hacía poco le habían instalado
en su computadora y estaba aprendiendo a usar, puede rápidamente comprobar si en la farmacia central del hospital
municipal está la medicación prescripta. Corroborada la
disponibilidad, ella le avisa por teléfono al encargado para
que la reserve. “Si yo la mando sin mirar hasta acá, a la señora le hago perder tiempo, boleto [uso de la tarjeta SUBE],
y me va a decir cualquier cosa menos gracias. Entonces,
bueno, nos manejamos con esto.”
Margarita también se fija si hay drogas en la farmacia
central cuando vienen usuarios de otros servicios para ver si
pueden retirarla en el CAPS y ellos no tienen stock. Cuando
estábamos haciendo la entrevista, una mujer de mediana
edad vino a la farmacia con una receta del hospital provincial de referencia, donde –según nos comentó Margarita–
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100 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
nunca tienen medicamentos para que ellos puedan referir
a los pacientes del CAPS cuando tienen faltantes. Se generó el siguiente diálogo entre la paciente y la encargada de
la farmacia:
Margarita [mirando la receta]: –Meprednisona. Cuesta $ 967
[según tiene anotado la mujer en la receta]. No, no hay en el
hospital [municipal] para que vayas [ahí] tampoco [corrobora
por sistema], y acá tampoco.
Paciente: –¡Me muero!
Margarita: –No sé cómo… Quizás vayas a otro lado, a otro
lugar, y, si lo tienen, te lo dan.
Paciente: –¿Adónde voy a ir?
Margarita: –Y qué sé yo…, no, no sé.
Paciente: –Este [otro remedio de la receta] tampoco.
Margarita: –Omeprazol tampoco.
Paciente: –¿Nada, diclofenac cero?
Margarita: –Tampoco.
Paciente: –Bueno, eso no importa, pero lo otro [la meprednisona] es importante, ¿qué voy a hacer?
El sistema permite ver el stock disponible de cualquier
efector municipal. Margarita primero se fijó si los medicamentos estaban disponibles en el CAPS y, luego, en la
farmacia central. Como no lo estaban, la paciente no pudo
acceder en el CAPS ni en el hospital a la medicación recetada. Solo logró retirar un anticonceptivo inyectable mensual en el CAPS por encontrarse empadronada, ya que las
mujeres que lo están pueden retirar los anticonceptivos en
cualquier servicio de salud del municipio.
Cuando realizamos la entrevista con el Dr. Luis, a fines
de julio de 2019, nos comentó que hacía unos meses había
recibido un talonario de recetas del Programa Medicamentos de Primer Nivel (MPN), pero que él no lo había usado
por estar en contra de un sistema de copagos que atenta
contra el acceso gratuito a medicamentos para los pacientes
sin cobertura de salud y que implica un cambio de las reglas
de juego respecto del Programa Remediar al tercerizarse y
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 101
mercantilizarse la provisión de fármacos. Desde su punto
de vista, no usar el talonario es una forma de resistir el
cercenamiento del derecho a la salud en un contexto de
grave deterioro de las condiciones de vida de las familias
que asisten al CAPS y a las postas:
Y ahora, los últimos meses, que lanzaron […] este programa
de medicamentos para el primer nivel de atención que,
bueno, es… Desde el ministerio de… No, no hay más ministerio: Secretaría de Salud, que hacen como unos talonarios que,
si uno le hace [al paciente] con ese talonario la medicación, le
hacen un descuento de un 45 %, creo, y si es beneficiario de la
Asignación Universal, creo que se va a un 60 % ese descuento.
Pero [esto] implica que el paciente tenga que pagar para acceder, sea más o sea menos […]. Es un cambio de paradigma que,
bueno, limita… Programa Medicamentos de Primer Nivel
[…]. Es como que se cambian las reglas de juego […]. Yo tengo
el talonario dentro de la carpeta, te digo la verdad: todavía
no lo usé […]. Es desfinanciar el propio Estado y tercerizarlo.
Es una tercerización de las cosas, es como que el que quiera
tener acceso a la salud, que lo pague. Entonces, bueno, son
cambios de paradigma. Bueno, yo, puntualmente, la verdad,
no… Veo las cosas de otra manera.
Efectivamente, impulsado por la industria farmacéutica, el programa MPN se puso en vigencia a comienzos del
año 2019 mediante un convenio de los laboratorios nacionales con las farmacias adheridas que el Gobierno incorporó como un beneficio de la Administración Nacional de
la Seguridad Social (ANSES) para los grupos sociales más
vulnerables. Inicialmente, estuvo destinado a los beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) y a los
adultos mayores de 65 años, y posteriormente se extendió
a los de otros planes y programas (Asignación por Embarazo, Hacemos Futuro, Proyectos Productivos Comunitarios,
Plan Nacional de Protección Social, Programa Más Vida,
Programa de Ingreso Social con Trabajo), con vigencia hasta
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102 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
el 30 de septiembre de 201935. Los descuentos en las farmacias adheridas oscilan entre el 40-50 % de los medicamentos del vademécum para patologías agudas y el 70 % para
crónicas (cabe aclarar que, según la información disponible
en línea a principios de septiembre de 2019, en el partido del CAPS solo hay cuatro farmacias adheridas). El o la
paciente, además, tiene que pagar $ 20 por receta cuando
realiza la compra.
El convenio se firmó en un contexto económico de
fuerte caída de la venta de medicamentos por el elevado
incremento de su costo y, en el caso del PAMI, de restricciones del vademécum y de la disminución del porcentaje
de cobertura de fármacos que antes tenían una reducción
del 100 %. Los precios de los medicamentos sufrieron un
aumento acumulado superior al 180 % de noviembre del
año 2015 a noviembre del año 2018, por arriba de la inflación acumulada en el mismo período y frente a la fuerte
caída de la capacidad adquisitiva de los salarios y de los
planes sociales (FSS, 2019b: 3). Con una importante difusión masiva del programa desde fines de agosto y durante
el mes de septiembre, con campañas gráficas y televisivas,
este “beneficio” de la ANSES motorizado por el sector privado representó un gran retroceso respecto de la provisión pública y gratuita de medicamentos en el primer nivel
de atención que se había implementado con el Programa
Remediar. Es importante tener presente que el plan MPN
estaba dirigido a los hogares de menores ingresos, que son
los que, proporcionalmente, destinan la mayor parte de sus
recursos a financiar la adquisición de medicamentos y que
habían sido beneficiados con la política de gratuidad de fármacos esenciales de uso ambulatorio basada en el concepto
de medicamento como bien social (MSAL, s. f. b).
35
ANSES, <https://bit.ly/2yDHoAJ>. Consulta: 12 de septiembre de 2019.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 103
Limitantes para el tratamiento integral
de los pacientes diabéticos: reclamos y frustraciones
de los médicos generalistas
La medicación para los pacientes diabéticos empadronados
en el CAPS proviene del programa PRODIABA, del programa CUS-Medicamentos, de las compras que realiza el
municipio y de las muestras de laboratorios36. Las insulinas
análogas escasean en el CAPS; su stock depende de las muestras de los laboratorios y de envíos especiales del municipio. Algunos pacientes también las donan cuando dejan de
utilizarlas. La encargada de la farmacia nos comenta que,
por ejemplo, algunos pacientes del CAPS que empiezan a
atenderse por PAMI dejan en la farmacia los sobrantes de
“lapiceras” y que otros donan sobrantes cuando les modifican el tratamiento.
La insulina que provee el PRODIABA es la de acción
rápida y la NPH (neutral protamine Hagedorn, por sus siglas
en inglés), que son frasquitos con jeringas de dosis mucho
menos precisas que cuando se administran con las lapiceras
y con agujas más grandes y más dolorosas. Solo excepcionalmente el programa envía lapiceras para embarazadas o
personas con problemas de visión o discapacidad. Esto lleva
a que algunos pacientes insulinodependientes sean renuentes a usar la NPH, especialmente aquellos que perdieron su
cobertura de salud por desempleo o porque empezaron a
36
En la provincia de Buenos Aires, la Ley 11.620, sancionada en el año 1994,
se propuso mejorar la calidad de vida de los pacientes diabéticos, y en 1996
se implementó el Programa Provincial de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento del Paciente Diabético (PRODIABA), que incluye la provisión gratuita de fármacos a pacientes sin cobertura o sin recursos (Elorza et al.,
2012). También incluye el acceso gratuito a las tiras reactivas para la medición de la glucosa en la sangre. Cabe mencionar que, entre los derechos
sociales de sus ciudadanos, la Constitución de la provincia incluye la salud y
agrega que el medicamento, en su condición de bien social, integra ese derecho (Orchuela, 2008).
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104 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
trabajar de manera informal y que antes disponían de lapiceras sin costo de bolsillo, o a que corran el riesgo de que la
dosis no sea la correcta cuando se aplican la insulina:
Pasa que el frasco [de la NPH] es como muy arcaico, en el
sentido de la dosis que vos estás poniendo. En la lapicera,
vos podés poner de a dos unidades; en el frasco, cinco, diez,
quince, como que la jeringa es tan chiquita y hay pacientes que tienen diabetes y ni siquiera miran bien cuánto se
están poniendo, y es un riesgo la cantidad de unidades que
se ponen (Dr. Bruno).
La falta de lapiceras también dificulta la aceptación de
los pacientes que hasta el momento recibían tratamiento
oral y tienen que empezar a inyectarse insulina. Para los
médicos, no contar con lapiceras implica un mayor trabajo
de “convencimiento” y de “educación” en la administración
precisa de la dosis, lo que les resta tiempo para brindar una
atención más integral durante la consulta:
La verdad [es] que vienen muy tronados a veces, como que
decís “bueno, no se van a agarrar una hipoglucemia porque ya
vienen con glucemias altas”, pero la verdad es que es muy…
rudimentario el sistema para la época que vivimos, que sería
mucho más fácil tener las lapiceras, que es más fácil reeducar
al paciente [porque] la aguja es mucho más chiquita. Digamos,
[hay] muchos pacientes que no quieren pincharse porque
saben que no tienen ni cobertura, y lo único que tienen es
el frasquito y con una jeringa que duele […]. La indicación
tuya es: “[Aplicate] insulina, no hay más medicamento [oral]
para darte”. Y, bueno, algunos aceptan; otros, no; otro [dice:]
“No, yo sigo tomando así”, y, bueno, tratás de convencerlo
o tratás de citarlo en un mes, dos meses, [de] volver a controlarlo para tratar de hacerle empatía con el sistema, para
vos [probárselo], para que vea que no duele tanto. [Hay que]
tratar de hacer esas cosas, pero te llevan mucho tiempo de
consultorio… Además, es el doble de trabajo la educación, y
sacarle los miedos y empezar a trabajar con el paciente lo que
realmente le atendés, la patología (Dr. Bruno).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 105
No solo el tratamiento disponible no es el más seguro
ni amigable para la o el paciente e implica una sobrecarga
de trabajo para los médicos –además de atentar contra una
atención más integral en el espacio de la consulta–, sino
que, a veces, se quedan sin stock de insulina en el CAPS. Si
bien Margarita considera que están recibiendo más medicación del PRODIABA, aun así hay días en los que se quedan
sin NPH y los pacientes tienen que ir a retirarla en la farmacia central del hospital municipal. También ocurre que
a veces entregan la medicación a personas que la necesitan
aunque no figuren en el padrón (en el CAPS hay alrededor
de 300 pacientes empadronados). Esta acción discrecional,
aunque basada en la empatía y la solidaridad, también genera discontinuidades en el stock:
Y, a veces, sí, con esa ayuda [las donaciones de los pacientes]
inclusive nos quedamos sin insulinas porque cada vez hay
más diabéticos que vienen. “Ay, vengo del Paraguay, allá no
me quieren dar, no me atienden, pero yo uso esta.” Y, bueno,
ponele, si tenemos que usar 30 frascos de insulina para los
pacientes que nosotros tenemos, y en esos 30 se irían…,
ponele, “vengo de[l hospital provincial] y allá no me quieren
dar o no hay”, o “tengo a mi tía, que se quedó sin insulina y
PAMI todavía no le da”, y, entonces, de esos 30 que tenemos,
bueno, una para acá, una para acá, una para allá, y a veces
por eso nos quedamos sin insulina: para tapar huecos que…,
bueno, que vienen de repente.
Cuando la disponibilidad de insulina es insuficiente,
el seguimiento de los pacientes diabéticos a lo largo del
tiempo puede verse afectado, y esta es una de las principales
metas de la APS. Esta dificultad es parte, como veremos, de
un engranaje de escasez de recursos que afecta la calidad de
la atención y limita, asimismo, la capacidad de acciones de
prevención del equipo de salud del CAPS. La Dra. Teresa
comenta que puede perder sentido la indicación de que acudan al centro de salud para las consultas de control: “‘Tenés
que venir a los controles de tu diabetes porque, si no, no
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106 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
te podemos dar la insulina.’ ‘Pero, igual, cuando vengo no
hay insulina.’ ‘Tenés razón’”. Se suma la problemática de
largo plazo del faltante de glucómetros y, sobre todo, de
tiras reactivas, provistas por el programa provincial y por
compras excepcionales del municipio, que algunos pacientes tienen que utilizar varias veces al día y que tienen un
costo elevado si tienen que pagar las tiras de su bolsillo37:
Con la insulina, sí, es un problema bastante complejo. Como,
más o menos, las provisiones de insulina relativamente se
están sosteniendo, lo que cuesta mucho es el tema de los
glucómetros, que es lo que le permite a la gente medirse para
ver qué valores viene manejando. Ese es el gran problema
eterno de los pacientes diabéticos. O vienen muy limitados,
o capaz los laboratorios te ofrecen los aparatos a un costo
ínfimo, pero después el real costo está en las tiras, y es algo
de lo cual depende el paciente insulinizado sí o sí para el
tratamiento (Dr. Luis).
Según nos explica Margarita, en el año 2019 recibieron
los glucómetros del PRODIABA pedidos el año anterior,
pero persiste el faltante de tiras reactivas, aunque la provisión de insumos para los pacientes diabéticos, a su entender, ha mejorado:
El año pasado los pedimos por PRODIABA y están viniendo
recién este año. Te viene el aparato, pero después hay que
luchar [para] que compren las tiras porque […] te salen hasta
$ 500 las 50 tiras, y hay personas que se miden cuatro veces al
día, ¿entendés? Eso es lo que está costando más al municipio:
las tiras reactivas […]. Estuvieron como seis meses sin venir
tiras reactivas, y ahí nos las vimos negras, ¿viste?, porque no
hay, no hay, no hay, no hay; no compra, región V no compra,
no manda, y bueno. Y después resolvieron que cambiaran
los aparatos. Quizás los aparatos fueran más económicos,
37
Domínguez Mon (2017) documenta las movilizaciones y acciones judiciales
llevadas a cabo en el año 2009 contra el Gobierno de la provincia de Buenos
Aires emprendidas por grupos de pacientes de varios centros de salud del
conurbano para reclamar la provisión gratuita de tiras reactivas.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 107
por eso los cambiaron, y, bueno, y ahora también estamos
como que cada 15 días tengo que pedir tiras reactivas para
los pacientes que se quedan sin [ellas]. Por ahora vamos bien,
mucho mejor que otros años –con las tiras reactivas, ¿eh?–,
pero todavía se nota que hay un poco de desfasaje con que
no vengan siempre.
La falta de tiras reactivas complica el tratamiento de
los pacientes y condiciona la estrategia terapéutica de los
médicos. El Dr. Luis comenta que prescribe la dosis de
insulina considerando un “margen de seguridad” cuando
el paciente no cuenta con tiras para el monitoreo diario
de su nivel de glucosa en sangre. En estas condiciones de
funcionamiento de los servicios de salud, considera que los
médicos se encuentran haciendo “prevención cuaternaria”,
es decir que con la intervención médica buscan hacer el
menor daño posible a los pacientes, algo muy alejado de
las metas de la APS38:
Dr. Luis: –Que eso a veces es una discusión permanente
porque uno sigue a un paciente insulinizado y [dice:] “¿Hasta
dónde lo llevo?”. Porque es ¿qué?, ¿hasta que…? O sea, ¿yo
sigo aumentando la insulina que le doy hasta que tenga síntomas de hipoglucemia? Es una locura. O capaz me dicen:
“No, yo me puedo medir una vez a la semana”. Y, la verdad,
no alcanza. Capaz sí a un paciente tenerlo en rango objetivo,
sería entre 80 y 100 de glucemia; capaz, a un paciente que no
se puede medir, yo llego a 130 y ahí me quedé para tener un
margen de seguridad. Porque si esa persona no se va a poder
medir, es muy delgada la línea entre no pasarlo…
Betina: –Y el riesgo para el paciente, ¿no?
Dr. Luis: –Totalmente.
38
La prevención primaria tiene como objetivo disminuir la incidencia de la
enfermedad y la secundaria está orientada a la detección precoz de la enfermedad y su tratamiento oportuno para controlarla, mientras que con la prevención terciaria se busca minimizar los sufrimientos causados al perder la
salud, facilitar la adaptación de los pacientes a problemas incurables y contribuir a prevenir o a reducir al máximo las recidivas de la enfermedad (Vignolo et al., 2011: 12-13).
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108 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Betina: –O sea, prevención secundaria, cero.
Luis: –No, estamos en el tiempo de la prevención cuaternaria,
de tratar de hacer el menor daño posible. Porque decís: “El
sistema de salud termina generando un daño”, es una cosa
de locos39.
La capacidad para realizar acciones de prevención del
equipo de salud a través de talleres también está limitada
por las políticas locales para la contratación de recursos
profesionales y para su capacitación para favorecer la accesibilidad a un cuidado integral del paciente diabético. Por
ejemplo, hay un solo podólogo en todo el municipio (recordemos que solo el CAPS tiene cerca de 300 pacientes diabéticos empadronados). Esta circunstancia restringe la posibilidad de hacer talleres de prevención en el CAPS y, también,
la consulta clínica de seguimiento con el podólogo, que
debe realizarse fuera del barrio, en un centro asistencial
de segundo nivel (siempre que haya cupo). Contar con los
recursos profesionales necesarios en el CAPS –decisión que
depende de la política de contratación del municipio– no
solo facilitaría el trabajo preventivo de los médicos, sino
que también incentivaría la participación de los pacientes
diabéticos40.
El escenario de trabajo se complica aún más para el
equipo de salud, que, ante la mayor demanda de atención
asistencial, enfrenta la disyuntiva de racionar las horas de
trabajo clínico o las de trabajo de promoción y prevención,
problemática más general que desarrollamos en el capítulo
anterior, cuando los entrevistados refieren las decisiones y
dilemas que implican administrar la “sábana corta” en el
CAPS, especialmente durante los meses de IRA. La Dra.
39
40
La prevención secundaria en pacientes diabéticos está orientada a prevenir
complicaciones crónicas de la diabetes. Se logra asegurando una terapia farmacológica e intervenciones no farmacológicas óptimas.
El trabajo etnográfico de Domínguez Mon (2017) en un CAPS del conurbano bonaerense documenta la importancia de los talleres con pacientes
diabéticos para desarrollar colectivamente capacidades para el autocuidado.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 109
Teresa se explaya sobre esta tensión que atraviesa el trabajo cotidiano de los médicos generalistas en el caso de los
pacientes diabéticos:
La parte más preventiva y de promoción de salud con los
diabéticos es súper importante. Entonces, decís: “Bueno, de
las seis horas comunitarias, tres horas me las dejo para hacer
un taller de pie diabético”. Citás a los adultos, ¿cuántos te
vienen? Ocho. Es un éxito, si fuera eso. Pero después tenés
40 personas pidiendo turno, ¿y dónde las metés? Entonces,
empezás a disminuir la franja de taller y empezás a aumentar
la franja de atención. Y, de repente, te come: la asistencia te
come. Y te das cuenta de que no puede depender de vos. Si
hubiera una política, como más municipal, de decir: “Pongamos el recurso de todos los lunes [contar con] un podólogo,
una enfermera y un médico y [que hagan] talleres de pie
diabético con atención integral dentro del taller”, tendrías un
poco más de audiencia.
Por otro lado, los cursos de capacitación para actividades de promoción que ofrece el municipio para el personal
médico se realizan fuera del horario laboral. Esta circunstancia limita que puedan hacerlos si se considera el horario
extendido de trabajo en el CAPS de varios de ellos o bien
el horario reducido que allí cumplen y el pluriempleo. El
pluriempleo caracteriza a los profesionales de la salud en el
país (Maceira y Cejas, 2010) y en el primer nivel de atención
en el GBA (Red Pública de Salud AMBA, 2017), en el marco
del deterioro de largo plazo de la situación laboral de los
trabajadores de la salud y de las condiciones de contratación
(Novick y Rosales, 2006; Spinelli et al., 2013).
Se suma a estos limitantes la falta de respuestas estatales para problemáticas sociales y estructurales que afectan
la calidad de vida de gran parte de la población que acude
al CAPS y que impactan negativamente en su salud. En las
entrevistas que hicimos, el equipo de salud mencionó la
malnutrición –que incluye la obesidad, la anemia y la desnutrición– entre los principales problemas sociosanitarios
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110 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
de las familias del barrio que afectan tanto a los niños como
a los adultos41. El Dr. Luis afirma que la obesidad ha pasado
a ser una patología prevalente producto de la hiperindustrialización de los alimentos, que ha generado un acceso
a productos de menor costo en detrimento de la calidad,
una pauta de consumo agravada en los últimos años por la
crisis económica y el incremento del costo de los alimentos
saludables. La inseguridad alimentaria es algo que el equipo
de salud ve a diario, especialmente en los adultos42:
Matías: –¿Cambió algo en el tipo de consulta al mismo tiempo con la crisis social en la que estamos, sentís que…?
Dra. Teresa: –Ah, sí. El tema de las comidas, sobre todo. O
sea, [en el] adulto. Con el niño no te pasa tanto, o por ahí no lo
41
42
La evidencia internacional muestra que existe una doble carga de malnutrición en los sectores sociales más empobrecidos: la derivada de la inseguridad alimentaria y la desnutrición, que genera una mayor exposición a contraer enfermedades infecciosas y retrasos madurativos por carencias
nutricionales, y la generada por el menor consumo de alimentos protectores
de la salud frente a enfermedades crónicas no transmisibles (entre ellas, la
diabetes) y factores de riesgo, que se observa en la mayor incidencia de obesidad infantil y sobrepeso en adultos, especialmente entre las mujeres (OMS,
2003: 19-20).
La inseguridad alimentaria grave está asociada al concepto del hambre. Las
personas que sufren inseguridad alimentaria moderada padecen incertidumbre en cuanto a su capacidad para obtener alimentos y se han visto obligadas a aceptar menos calidad o cantidad en los alimentos que consumen. Es
posible que las personas que padecen inseguridad alimentaria moderada no
sufran hambre necesariamente, pero carecen de un acceso regular a alimentos nutritivos y suficientes, por lo cual presentan mayor riesgo de diversas
formas de malnutrición y mala salud, y esto es levemente más prevalente
entre las mujeres que entre los hombres (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2019: 27). Los datos para la Argentina muestran que, para el total de la
población, la inseguridad alimentaria grave se incrementó del 5,8 % en el
período 2014-2016 al 11,3 % en el período 2016-2018 (sic.), y que, considerada junto con la inseguridad moderada, se incrementó del 19,1 % al 32,1 %
(14 millones de personas), respectivamente (2019: 136). Ante esta situación,
en el mes de septiembre del año 2019, el Congreso de la nación sancionó la
Ley n.º 27.519 de Emergencia Alimentaria Nacional, que prorrogó hasta el
31 de diciembre de 2022 la emergencia que había sido dispuesta por el
decreto del Poder Ejecutivo nacional en el año 2002. La ley estableció el
incremento de las partidas presupuestarias destinadas a políticas públicas
nacionales de alimentación y nutrición.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 111
expresan tanto de esa manera porque creo que se busca más,
bueno, “lo llevo a algún comedor” o… La prioridad siempre
de comida va a ser para el niño; en cambio, cuando vos te
enfrentás al alimento del adulto: “Y yo como lo que puedo,
y a veces no como y a veces no ceno”. Y eso no te dicen que
lo hacen con sus hijos; probablemente, si hay cena se la dan
a los chicos. Entonces, el adulto no cena, o no almuerza o ni
en pedo hace cuatro comidas. Hay pacientes que te dicen: “Y,
pero, ¿verdura? No, me da para… la bolsa que me da el agente
territorial, y lo que puedo comprar [es para zafar]”.
La alimentación es fundamental en el manejo de la diabetes, en cuanto al tipo de dieta y la frecuencia de la ingesta, pero muchos de los pacientes diabéticos adultos que se
atienden en el CAPS carecen de los recursos económicos
para acceder a una alimentación acorde a sus necesidades
de salud, y los programas gubernamentales de asistencia alimentaria son insuficientes e inadecuados43. Los alimentos
frescos “son tesoros”, se lamenta la Dra. Teresa al referirse a
la dificultad de acceso de los grupos más vulnerables a una
alimentación saludable a través del subsidio municipal:
Dra. Teresa: –Por ahí, les hacés un resumen, se lo llevan al
agente territorial y acceden a una bolsa de mercadería.
Betina: –¿De mercadería fresca?
Dra. Teresa: –No, la mercadería es un aceite, un arroz, todo
lo que no puede comer el diabético […]. Yo, en seis años y
medio, creo que hubo dos o tres trámites de fresco, en los que
nos decían: “Identifiquen diez familias –entre 40.000 habitantes– que necesiten”, y les daban, en tres veces, una cantidad de mercadería que no les daba la heladera para recibirla.
43
Los determinantes sociales son centrales para el desarrollo de la diabetes de
tipo 2. La incidencia y la prevalencia de esta enfermedad están socialmente
estratificadas al tener las personas de menores ingresos y menor educación
formal de 2 a 4 más probabilidad de desarrollarla que las personas con
mayor ventaja estructural (Hill et al., 2013: 68). Por tratarse de una enfermedad compleja, los autores destacan la importancia de la implementación de
políticas sanitarias horizontales y verticales intersectoriales de asignación
de recursos para los grupos sociales más vulnerables.
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112 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Entonces, se aliaban con algún vecino que tuviera freezer: “Te
dejo algo de mercadería, guardámela”. Entonces hacían eso,
pero si pasó dos veces en seis años y medio… Por lo menos,
que me haya llegado a mí.
Este cuadro de situación refleja la problemática sintetizada por Aguirre (2011: 59) sobre cómo el Estado, a
través de los programas alimentarios asistenciales, contribuye a reforzar las carencias de los hogares con menores
ingresos producidas por los precios del mercado (con alimentos más caros para ricos, densos en micronutrientes,
y con productos más baratos para pobres, fuertes en carbohidratos). Refiriéndose a las intervenciones post crisis del
año 2001, Aguirre concluye que “los programas asistenciales sumaron más a lo que ya era abundante y, antes que
complementar, ofrecieron más de lo mismo”. La situación
de asistencia alimentaria gubernamental durante el período
de nuestro estudio reprodujo este círculo vicioso, en un
contexto de deterioro de la calidad de vida de los grupos
más vulnerables con el aumento en el precio de los alimentos saludables (frutas, verduras, lácteos y carnes) que obliga
a las familias a reemplazarlos por productos de peor calidad
nutricional (FSS, 2018c), a contramano de las recomendaciones internacionales de los programas de protección para
el acceso de la población más desfavorecida a alimentos
nutritivos (FAO, FIDA, OMS, PMA y UNICEF, 2019; Roffler y Arroyo, 2019)44.
44
Según un informe de la Fundación Soberanía Sanitaria del año 2018, el
Observatorio de Políticas Públicas de la UNDAV registró que el aumento
del precio de los alimentos en el país en 2018 fue de hasta el 100 %. El incremento de los costos se tradujo en reducciones del consumo de carne a los
niveles más bajos de los últimos 50 años y del consumo de frutas y verduras,
lo que generó que solo el 6 % de la población consumiera las porciones recomendadas en las guías nutricionales, y en una caída del 6,4 % en el consumo
de leche, que llegó a valores que no se registraban desde el año 2003 (FSS,
2018c). Según Roffler y Arroyo (2019: 105), la inflación durante la administración nacional de Mauricio Macri superó el 200 %, mientras que el precio
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 113
Susana, trabajadora social del CAPS, califica el programa local de entrega de bolsones de alimentos, que depende
de la Secretaría de Desarrollo Social del municipio, como
muy insuficiente para cubrir las necesidades alimentarias
de las familias con mayores carencias del barrio: “La bolsa
[que se entrega una vez al mes], nada, no te alcanza ni para
una semana. Tiene productos no tan malos, pero, digamos,
no entran […] carnes, lácteos ni verduras”. Desde la dirección del CAPS concuerdan en lo insuficiente de la ayuda
para las familias: “Como la necesidad aumentó, la bolsa quedó muy mínima [en cuanto a] la ayuda, pero sigue existiendo…”. Si bien para las personas con un diagnóstico médico
que requiere una alimentación especial puede gestionarse
el pedido en el centro nutricional del municipio, el trámite
no pueden iniciarlo las trabajadoras sociales desde el CAPS,
sino que la o el paciente o su familia tienen que hacerlo en
una localidad cercana, lo cual le implica un esfuerzo adicional de traslado para la gestión. Por otra parte, existe un programa municipal de asistencia alimentaria para personas
con bajo peso que incluye un vale para adquirir productos
frescos, pero en las entrevistas nos informaron que, si bien
“figura en los papeles”, no está funcionando realmente porque no hay cupo para acceder al beneficio. En paralelo, los
comedores barriales no dan abasto para atender la demanda
y han visto disminuidos los aportes que reciben tanto del
Estado como de distintas organizaciones no gubernamentales y de “padrinos” de los barrios privados lindantes. Como
lo describió Natalia, enfermera del CAPS, tienen que hacer
“magia” priorizando a los niños y a los ancianos: “Con sus
restricciones, con fundaciones que dejan de aportar, con el
Estado que deja de proveer ayuda y, bueno, se hace lo que
se puede… Hacen magia [los comedores]”.
de los alimentos sobrepasó ese valor, lo que afectó a los sectores más
pobres, cuyo consumo está ligado a bienes básicos para la alimentación
y la subsistencia.
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114 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Frente a las graves restricciones materiales en las que
viven muchas de las familias del barrio, en el ámbito del
consultorio, los médicos generalistas se encuentran con la
dificultad de tener que informar sobre una dieta adecuada
para el manejo de la diabetes sabiendo que muchos pacientes tienen escasa capacidad para hacerla. Buscan resolver
esta contradicción tratando de alcanzar un balance entre
el seguimiento de un régimen ideal y la realidad social
del paciente, acompañándolo para que pueda hacer algunos pequeños cambios que lo ayuden a mejorar su condición de salud:
Es complicado cuando tenés que indicarle, a veces, el tratamiento a un paciente diabético. Terminás, a veces, “en la
medida de lo posible” […]. A veces es más fácil hacer un guiso que comer solo verdura y carne. Pero, bueno, desde mi
punto de vista como médico, [el paciente] tiene que saber qué
puede comer y qué no [puede comer], como para tener todas
las herramientas, para [decidir], en el momento de cocinar,
qué cosa puede reemplazar con otra como para que decaiga menos, y, en todo caso, saber las proporciones y cuánto
puede comer en el caso de que no pueda cambiar: “De un
guiso, bueno, de un guiso no te podés comer dos platos. Podés
comer esto [gesto de menor cantidad], que para vos, para tu
patología, no te va a hacer tan mal”… Entonces, [hay que]
tratar de brindarle toda la información […]. Uno va también
entendiendo, a veces, cuando el paciente no cumple las metas
que uno se pone con el tratamiento y, bueno, mientras que no
esté descompensado, a veces dice: “Bueno, refuerzo algunas
cosas”, y uno entiende, a veces, [cuando] le dicen: “No pude
respetar la dieta porque no me da”. Entonces, si [el paciente]
viene con [el nivel de glucosa] un poco más alto, bueno; primero, [hay que] darle tiempo [para] que se organice o mejorar un poquito más todo el refuerzo del acompañamiento,
como para decir: “Bueno, vamos a ver qué otras alternativas tenemos a lo que venís comiendo y cómo te preparás la
comida”. A veces, con lo mismo, cocinando de manera diferente el mismo producto, a veces tiene otro efecto; entonces, también es difícil entender cómo cocinarse cuando [uno]
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 115
no puede cambiar las cosas; también ayuda mucho que, con
lo que tiene, [el paciente] pueda también llegar a la misma
meta (Dr. Bruno)45.
Es en el marco de estas múltiples restricciones que los
médicos generalistas reflexionan sobre su rol como agentes
de salud en el primer nivel de atención. El Dr. Luis refiere
explícitamente a la necesidad de tolerar la frustración frente
a una realidad social muy compleja con la que conviven a
diario y que ha empeorado en los últimos años, que los lleva
a hacer adaptaciones en las estrategias terapéuticas “para
no quedar fuera de foco” y a repensar su práctica profesional en el marco de las múltiples determinantes macrosociales del proceso de salud enfermedad-atención-cuidado.
La imagen de mirarse al espejo que utiliza el entrevistado
condensa la reflexión sobre la distancia entre la formación
disciplinaria y el ideal de intervención en APS y la realidad
en la que vive gran parte de la población que atienden en
el CAPS y en las postas:
Hoy en día, es como que uno trata de adaptar ciertas estrategias, como tratar de ajustarlas un poquito a la situación
actual porque es como que…, por ejemplo, […] cosas que
45
En una entrevista grupal que realizamos con dos médicas y un médico generalistas sobre la situación de la APS en el área metropolitana de Buenos
Aires (AMBA), en el marco del encuentro Diálogos 2019, organizado por
nuestro equipo de investigación en el Instituto de Investigaciones Gino
Germani en el mes de octubre, una de ellas comentó que el deterioro de las
condiciones de vida es tan grande para algunos pacientes diabéticos que en
la consulta les cuentan que fríen la comida porque la cocción es más rápida
que si la hacen al horno y así ahorran en el consumo de gas de garrafa. En
este contexto de necesidad y privación, la adaptación de la recomendación
sobre la dieta es que vuelvan a usar el mismo aceite si no pueden evitarlo,
pero que lo hagan menos veces, en lugar de “tenés que comer, no sé, carne
sin grasas con una ensalada, pocas cosas con harina, mucha fruta”. Se trata
de recomendaciones de mínima que puedan llegar a implementar. Frente a
la imposibilidad económica de realizar la cantidad de comidas recomendadas, la insistencia es que coman algo, lo que tengan. “Estás trabajando en:
‘Comé’, para un paciente diabético: ‘No tengas un bache de alimentación. No
me importa: si querés, clavate pan, no me importa, pero no tengas un bache
de alimentación’.”
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116 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
uno capaz aconsejaría o algo pueden llegar a quedar hasta
fuera de… de foco […]. Entonces, es como que uno trata de, a
veces, ponerse un espejo delante y siempre reflexionar sobre
la práctica que uno está realizando en el primer nivel para ver
si [es] acorde a las expectativas que uno tiene, si está ajustada
a lo mejor que uno le puede ofrecer al paciente, y eso nos
lleva a repensarnos. Porque mismo muchas veces, uno, que
ya conoce el entramado familiar, la situación social, a veces,
tal vez hacer una consejería alimentaria cuando capaz pueden
estar compartiendo un plato de comida al día resulta un poco
fuera de foco. Entonces, otro de los puntos con los cuales uno
convive es con muchas cosas; no es resignarse, sino, capaz,
tolerar la frustración. Porque es como que hay muchas cosas
que van mucho más allá del alcance que uno puede tener
como integrante del equipo de salud en el consultorio, ¿no?,
que dependen de muchísimas otras variables más macro que
micro, por llamarlas de alguna manera. Así que ese es un
ejemplo que se vive muy frecuentemente.
Con una postura crítica similar, la Dra. Teresa refiere las restricciones para realizar trabajo comunitario con
los pacientes diabéticos apuntando a entender la patología, la intervención del equipo de salud y el cuidado personal desde su determinación social y política, tratándose
de premisas básicas de la formación en medicina general
para el trabajo en APS (Bianco y Grigaitis, 2005; FrancoGiraldo, 2015)46. A partir del compromiso disciplinario y
46
En un artículo sobre la construcción de la identidad colectiva de los médicos
generalistas agrupados en la Federación Argentina de Medicina General
como actor social y movimiento social por la salud, se señala que “encontramos en la estrategia de APS un marco conceptual e ideológico que nos permitió –como en un espejo– poder pensarnos y corregir rumbos, al mismo
tiempo que fue parte medular de nuestros discursos y reclamos al Estado, y
aún más: dada la polisemia en su definición, también nos permitió imaginar
‘el lugar de trabajo’ o el ‘lugar propio’ haciendo del primer nivel de atención
(PNA) nuestra casa y, en nuestras prácticas, incorporar lo preventivo y lo
promocional en un rango de importancia similar a lo asistencial. Ha sido y
es aún nuestro gran marco ideológico, que nos permitió, desde allí, sumarnos a otras concepciones con particularidades diferentes, como la medicina
social latinoamericana y todas sus vertientes y el movimiento de salud
colectiva. Este camino nos marcó y también nos diferenció en esos momen-
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 117
el posicionamiento político como agentes de salud, la Dra.
Teresa hace un reclamo explícito sobre la necesidad de
políticas intersectoriales que mejoren las condiciones de
vida de las familias más vulnerables para que el equipo de
salud pueda intervenir en el nivel microsocial y brindarles
a los pacientes herramientas para el manejo cotidiano de
su enfermedad:
¿Cómo le explicás [al paciente] que por un bien mayor hay
que prevenir ciertas cuestiones cuando de la mano de esa
prevención está la educación, que seguramente formalmente
no recibió; está la alimentación, a la que no puede acceder por
falta de recursos, y hay una estructura –digamos– de red que
no tiene? Entonces, es como… ¿Qué quiero hacer? Y, quiero
que el Estado solucione las necesidades básicas del paciente
para poder sentarme con él a debatir su enfermedad: eso sería
lo ideal. Es pensar: “Bueno, esta es tu enfermedad”. Te la doy
a conocer, pero sabiendo que desde tu estructura educativa
podés entender lo que quiero decirte […]. ¿Cómo hago para ir
al barrio y decir: “Bueno, vamos a hacer un taller de alimentación?”. “Ah, ¿dónde está la comida?”, te van a preguntar. Lo
primero, o sea, a vos te quema todo esto.
Los testimonios muestran que los sentimientos de
indignación y frustración atraviesan el trabajo cotidiano del
equipo médico al enfrentar múltiples restricciones y distorsiones para poder cumplir su rol como trabajadores de la
salud en prevención y promoción con una población que,
además de tener una enfermedad crónica grave si no es
adecuadamente tratada y controlada, sufre múltiples privaciones y vulneraciones en su derecho al acceso a la salud,
concebida esta en su integralidad. Se suman un escenario
institucional local atravesado por numerosas falencias en
la coordinación asistencial con otros efectores municipales
tos de otras concepciones sanitarias y de la salud, como la de medicina
clínica de modelo flexneriano, los médicos de familia, las propuestas más
tecnocráticas, mercantilizadoras o biologicistas que han recorrido la historia sanitaria argentina” (Brouchoud, 2019: 6).
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118 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
y provinciales (como veremos en el próximo capítulo) y
una política de salud municipal que en muchos aspectos
no facilita el trabajo médico en el territorio, piedra angular de la APS:
El acceso no lo tiene que generar el médico. El médico necesita la herramienta para favorecer el acceso, en todo caso,
pero el acceso lo tiene que generar el municipio […]. Entonces, ¿qué quiero hacer con trabajo comunitario? Capacitarme para llegar a la gente, y que acompañe el municipio con
recursos (Dra. Teresa).
Su reclamo apunta a la complejidad de lo social para
comprender el proceso de salud-enfermedad-atencióncuidado, que requiere contar con el recurso médico adecuado para cada situación particular reconociendo los diferentes niveles de resolución involucrados (Forti et al., 2019: 13).
Tuberculosis: las condiciones para crear ambientes
de atención amigables47
A diferencia de los inconvenientes que enfrentan cuando
hay faltantes de medicamentos esenciales y para el cuidado
integral de los pacientes diabéticos, el acceso a la medicación está garantizado para los pacientes con tuberculosis
(TBC). Cuentan con las drogas adecuadas provistas por el
Programa Nacional de Tuberculosis y, actualmente, con el
régimen medicamentoso simplificado:
Nosotros contábamos con triple asociación, que son tres drogas y etambutol aparte; igual, de eso, por ahí [el paciente] tiene
que tomar cuatro pastillas por día, de cuatro a seis. Y ahora
47
La tuberculosis es una enfermedad asociada con la pobreza y la marginación
social. Requiere, para su control y su erradicación, abordar las condiciones
económicas, sociales y políticas que conducen a la infección y al desarrollo
de la enfermedad y garantizar el acceso a intervenciones médicas efectivas,
que incluyen las técnicas de diagnóstico y las drogas actuales (WHO,
2017: 2).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 119
nos dieron la cuádruple, empezó a llegar la cuádruple, que
es una sola pastilla, pero… Perdón: digamos, es una pastilla
[con] las cuatro medicaciones, pero, por ahí, por la dosis [el
paciente] tiene que tomar tres [pastillas al día]. Pero, bueno,
vas bajando: de 12 a seis, a cuatro, a tres [pastillas], y mejoran
un poco la adherencia y la tolerancia (Dra. Teresa).
La Dra. Teresa explica que en el CAPS pueden resolver
las necesidades de atención del paciente con TBC porque
confluyen varios factores: además de no tener faltantes de
medicación porque se la entregan en tiempo y forma, cuentan con turnos asegurados para el seguimiento médico e
incluso con visitas domiciliarias. Mediante estos facilitadores, el CAPS ofrece “un círculo amigable” para que el
paciente pueda completar el tratamiento (que dura entre
seis meses y un año):
La adherencia muchas veces también depende del vínculo
que tengas con el paciente, o sea, depende [de] cómo vos
te manejes, qué accesibilidad le des cuando viene a buscar
la medicación, si tenés una enfermera que diga: “Ah, sí, vos
tomás tal cosa”, baja y se fija, o sea, si hay como un circuito
amigable para el paciente: el paciente viene, no tiene que
esperar tres horas para que le den la medicación y, entonces,
no espera y se va. Y el médico tiene el turno para atenderlo,
sí, y eso lo generamos [en el CAPS] o sea, el paciente [con]
TBC viene, retira la medicación en tiempo y forma y se lo ve
en cualquier momento del día, si yo estoy; si no, yo tengo la
agenda de los lunes para verlos, o sea, creo que sí, los vamos
a ver a la casa (Dra. Teresa).
Ahora bien, este escenario de atención tan favorable
estaría facilitado por lo que la Dra. Teresa considera que es
una situación de infradiagnóstico de la enfermedad. En el
CAPS ven alrededor de diez pacientes por año, una cifra
que considera bajísima cuando la compara con la cantidad
diaria de pacientes con esta patología que diagnosticaban
en el CAPS donde hizo su residencia en medicina general,
diez años atrás, en otro partido del conurbano bonaerense.
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120 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Considera que hay una falta de diagnóstico temprano por
falta de personal con mayor capacitación en la patología y
por la ausencia de un bioquímico en el CAPS que pueda
hacer la prueba de esputo en el momento en que reciben
al paciente con el cuadro sintomatológico: “Si el 4 % de la
población estuviera diagnosticada [con] TBC y [estuviera]
en tratamiento, seguramente nos fallaría”. Se suma una falla
en la coordinación desde el municipio, que no informa a
todos los CAPS de los casos registrados en el hospital de
referencia para que puedan hacer su seguimiento en el nivel
territorial y el de sus familias: “Siempre que hay un caso,
va a haber otro, seguro”.
Vulnerabilidad, prioridades y sobrecargas ante la falta
de vacunas
El trabajo de vacunación en el CAPS responde a políticas
nacionales de salud que buscan fortalecer la prevención primaria a través del acceso gratuito y universal a la vacunación como una prioridad en APS. En este sentido, el Calendario Nacional de Vacunación sumó diez vacunas entre
2003 y 2015 (FSS, 2018b) y se estableció como un requisito
para trámites diversos no solo de niños, sino también de
adultos48. En enero del año 2017 se amplió nuevamente el
calendario de vacunación al sumar tres vacunas: la Menveo,
contra el meningococo (con tres dosis a los tres, cinco y 15
48
En el año 2018 se sancionó la Ley de Control de Enfermedades Prevenibles
por Vacunación, la cual viene a reemplazar la Ley de Vacunaciones de 1983
refrendando el nuevo Calendario Nacional de Vacunación y estableciéndolo
como un requisito para trámites diversos no solo de niños, sino también de
adultos, como la tramitación de programas sociales, asignaciones familiares
y asignaciones no retributivas; el ingreso y el egreso del ciclo lectivo, o la
renovación del DNI, el pasaporte y la licencia de conducir, entre otros (Ley
n.º 27.491, 2018). Como parte de la reglamentación de dicha ley, se aprobaron en 2019 los formatos digitales para el carnet unificado de vacunación
(Resolución n.º 1951, 2019) y para la identificación unívoca de pacientes
(Resolución n.º 2524, 2019).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 121
meses o una única dosis a los 11 años); la vacuna contra el
virus del papiloma humano (HPV, por sus siglas en inglés),
para varones de 11 años (dos dosis), y la vacuna contra el
neumococo, para mayores de 65 años y personas de 5 a 64
años con factores de riesgo. En el mismo comunicado oficial en el que se anuncian los cambios se resalta que “Argentina tiene uno de los calendarios de vacunación más amplios
y completos del mundo”, que incluye vacunas para todas las
etapas del ciclo vital, lo cual constituye “una transición de la
vacunación del niño a toda la familia” (MSAL, 2017).
El servicio de vacunación e inmunización del CAPS
funciona a través del vacunatorio a cargo de las enfermeras, los operativos para firmas de libretas y certificados y
las jornadas de vacunación para la tercera edad contra la
neumonía y la gripe que se realizan en el polideportivo del
barrio. Como resalta una de las enfermeras, estas jornadas
de vacunación constituyen un beneficio para los pacientes,
que, en lugar de tener que acercarse al centro de salud en
época invernal, pueden vacunarse en el marco de su rutina
de actividad física y corriendo menores riesgos de contagio
de enfermedades infecciosas que en la sala de espera del
CAPS. Asimismo, esto se logra gracias a una “buena relación” institucional, fruto del trabajo comunitario conjunto
con el polideportivo y a través de una red de organizaciones
barriales históricamente activa:
El día viernes, yo fui a vacunar al polideportivo a la tercera
edad, por eso te digo […] que trabajamos en conjunto y está
bueno porque, de repente, que vayan los abuelos al centro de
salud no es molestia, pero también en la sala de espera, hasta
que llega el turno de ellos, están en contacto con personas que
están portando virus, bacterias, esperando ser atendidas en
una demanda espontánea; entonces, no es la idea, y por eso, te
digo, coordinamos y, de hecho, a mí me tocó justo el viernes
ir y vacunar a la tercera edad en su horario de actividad física
en el poli[deportivo] (Úrsula, enfermera).
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122 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
A los grupos de riesgo y adultos mayores, además, se
les adapta el carnet de vacunación por iniciativa individual
de una de las enfermeras y en coordinación con la dirección
del CAPS a fines de agilizar los controles y promover la
adherencia al calendario de vacunación:
Para entregar a los pacientes: ahora, que estamos con el tema
de la gripe, vienen muchos abuelos [a los] que les falta la
[vacuna contra la] neumonía y, entonces, no saben cuál les
falta; entonces, yo, por ejemplo, me invento lo que le entrego
al abuelo: “Prevenar 13”… Entonces, le digo: “Bueno, antigripal de este año, la que le aplico; el año que viene, venga con
el mismo papelito, ya le marco la otra, le firmo, le sello y,
después, lo plastifica. Le sirve…”. […] voy formulando, no sé,
en mi mente qué puedo darle para que sea entendible para el
paciente, comprensible para mí y agilizado porque, si no, hay
que registrar en muchos lugares; entonces, nos beneficiamos
todos. Y, bueno, el centro de salud me permite todas esas
cuestiones (Úrsula, enfermera).
Pese a las acciones llevadas desde el CAPS para agilizar y facilitar el acceso a la vacunación, los profesionales también identifican la falta de algunas vacunas en el
primer nivel de atención cuya provisión es responsabilidad del Estado nacional, que debe comprar y distribuir las
dosis necesarias a través de las provincias49. En particular,
49
Los faltantes de vacunas vienen siendo reclamados desde el año 2017 por
ministerios de salud provinciales y otros actores del sector, como el Consejo
Federal de Salud, la Comisión Nacional de Inmunizaciones, la Fundación
Centro de Estudios Infectológicos, la Fundación Huésped y la Fundación
Soberanía Sanitaria, entre otros. En agosto de 2018 se emitió un comunicado oficial, según el cual “las dificultades en la adquisición y entrega” propiciaron la decisión de posponer la dosis de los 11 años de Menveo “hasta contar con la disponibilidad necesaria” (MSYDS, 2018). Es decir que, sin mediar
el acto administrativo correspondiente, esta se suspendió solo un año después de su incorporación al calendario, en enero de 2017. Sin embargo, los
faltantes aún no se han resuelto. En abril de 2019, la problemática fue abordada por la Cámara de diputados, que elevó un pedido de informes al Poder
Ejecutivo Nacional sobre la falta de entrega de vacunas, en el que se aprecia
que “lo desarticulado en la entrega de vacunas por parte del Ministerio de
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 123
refieren el faltante de dosis de las vacunas triple bacteriana acelular, contra el HPV y, más aún, la Menveo. De
esta última, aseguran las dos enfermeras entrevistadas que
están recibiendo, una vez por semana, de cinco a diez dosis,
que resultan absolutamente insuficientes: “En diez minutos
se fueron” (Úrsula, enfermera). Este tipo de “entrega por
goteo”, denunciada también por la Cámara de diputados de
la nación, genera diversos perjuicios tanto para el equipo
de salud como para los pacientes. Desde el CAPS animan
a los pacientes a volver y completar la vacunación, pero
buscan minimizar las pérdidas de tiempo y dinero que les
implicaría tener que volver una y otra vez. Les proveen un
contacto telefónico, les informan sobre los días de entrega
y se ven obligados a administrar las pocas vacunas que reciben dando prioridad a los bebés que no tienen ninguna de
las tres dosis que les corresponden y a quienes no tienen
cobertura médica:
Ya hubo como dos meses [en los] que no había; entonces,
bueno, les explicamos a las mamás los días [en] que ingresan
acá, en [el barrio], las vacunas, […] que ese es el día clave
para llamar y preguntar si llegó la vacuna porque, si no, están
todos los días yendo, viniendo, gastando en boleto, ¿viste?,
o acercándose con la criatura. Y, bueno, se les explica que
apenas haya se les va a aplicar, pero por el momento no
hay (Úrsula).
Salud y Desarrollo Social de la Nación se viene gradualmente agravando,
y ya comienza a hacer sentir sus efectos en todas las provincias de nuestro
país” (Expediente n.º 0574-D-2019). En el mismo expediente se solicita
a las autoridades “reafirmar la vacunación como una política de Estado
sustancial” en el marco del derecho universal a la salud, “manteniendo claro
el natural estatus de gratuita y obligatoria” (Expediente n.º 0574-D-2019).
Al mismo tiempo, se aprobó un proyecto de resolución que insta al Poder
Ejecutivo Nacional a tomar las medidas necesarias para proveer las vacunas
faltantes (Expediente n.º 1226-D-2019). Mientras tanto, desde el Ministerio
de Salud y Desarrollo Social se admitió, en junio de 2019, “una demora de
parte del laboratorio productor”, pero se niega la crítica situación y se aclara
que “no hay faltante de vacunas, las dosis necesarias han sido entregadas en
todo el país” (MSYDS, 2019b).
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124 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Respecto de los pacientes que no tienen prioridad ante
los faltantes, las enfermeras les explican la situación a los
familiares y los alientan a aplicarse la vacuna por otros
medios. Este es el caso de quienes tienen cobertura de obra
social, la cual debe cubrir gratuitamente las vacunas hasta
el primer año de vida:
A veces, hay personas que tienen la obra social y también
se les explica que el bebé hasta el año tiene la cobertura de
vacuna en la obra social, y algunas saben, otras desconocían,
dicen que los mandan al centro de salud. Si nosotros tenemos,
no nos afecta que ellos tengan obra social o no [la tengan]:
se aplica [la vacuna]. Pero les explicamos esto: “Justo ante
este faltante, por ahí vos tenés la posibilidad de pedirla en la
obra social”. Lo poquito que entra [de la Menveo], lo damos
al que no tiene. Y, bueno, [hubo] muchos que comprendieron, fueron, explicaron y, obviamente, vinieron contentos:
“¿Sabés que tenías razón? ¡Me dieron la vacuna para mi bebé!”
(Úrsula, enfermera).
Los niños de 11 años tampoco tienen prioridad frente
a los faltantes de vacunas. Dado que el mayor grupo de riesgo ante la enfermedad meningocócica invasiva es el de los
bebés menores de un año, la estrategia implementada por
el Ministerio de Salud nacional en 2017 incluía una única
dosis a adolescentes, con el objetivo de disminuir la portación y proteger de forma indirecta a la población. En 2018,
ante los faltantes, se pospuso su aplicación para “proteger a
los lactantes, que son la población más vulnerable de enfermar” (MSYDS, 2018). En el CAPS, las enfermeras informan
esta estrategia a las familias y les recomiendan evaluar la
posibilidad de pagar la vacuna de su bolsillo o incluso hacer
una colecta entre conocidos para poder costearla, ya que la
vacuna sigue siendo obligatoria:
A los chicos de 11 años, como es la única dosis, entonces…
Está mal lo que yo voy a decir, pero le explicamos a la mamá:
“Mirá que tienen prioridad los bebés”. De todas maneras, si
hay posibilidad –hay familia grande, hay amigos copados– de
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 125
hacer una vaquita, es una única dosis. “Si conseguís –como le
decimos al de la obra social– si no te la cubre, te hace un descuento importante la obra social y podés. Es una única dosis
y después, hasta los 21, el nene ya no necesita más vacunas, o
sea que es como que cerrás una etapa, ¿viste? Si se puede; si no
se puede, la seguís persiguiendo toda la semana.” Y hay gente
que responde favorablemente: “Sí –dice–, si gasto en otras
cosas, gasto en esto…”. “¡Bárbaro!” (Úrsula, enfermera)50.
Si bien algunos pacientes comprenden las dificultades
que enfrenta el CAPS para disponer de la cantidad necesaria
de vacunas, en ocasiones las enfermeras también se encuentran exigidas por parte de algunos padres que “se desesperan” al recurrir al centro de salud para cumplir con la
vacunación y encontrarse con una negativa. Según Úrsula,
ello se relaciona con un clima general de desborde emocional por el deterioro de las condiciones de vida (véase el
capítulo 3), al que se suma la falta de insumos en el CAPS,
como medicamentos y vacunas y –más esporádicamente–
la leche. Encontrarse en este escenario de tener que racionar los escasos recursos y de interactuar con familias que,
por la desesperación, se alteran significa para las enfermeras
un desgaste emocional. Ellas intentan “demostrar” que no se
trata de mala voluntad ni desidia, sino de un faltante real:
Ay, ¡te duele el alma! Les mostrás los remitos (nosotros nos
manejamos mucho con remitos) porque, a veces, la gente, en
la necesidad, también, ¿viste?, se pone alterada, en el sentido
de “dame, me tenés que dar”, pero no tengo. Lo mismo pasa
con la vacuna. Hay faltantes en vacuna y te dice: “¿Cómo no
me das, no me querés vacunar?”, “No, no es que…”. Y, entonces, vos mostrás la fecha, los pedidos, lo que te resuelven
ellos cuando te dan la medicación o la vacuna y no hay […];
ese es un poco el amparo, también, de poder mostrarle a la
gente que uno hace lo mejor que puede, pero si no [tiene]
el recurso… (Úrsula).
50
Al preguntarle por el costo de la vacuna, nos respondió que salía “$ 3800, sin
descuento; es lo último que nos dijo una mamá”.
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126 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
En el relato de Úrsula vemos que parte del tiempo que
debería dedicar a la vacunación y a sus otras tareas debe
destinarlo a justificar los faltantes, a mostrar los pedidos del
centro de salud en comparación con los remitos y a “ampararse” en su buena voluntad y disposición a pesar de la falta
de recursos. Así, también debe reorganizar el calendario
de vacunación caso por caso, contemplando los retrasos y
los intervalos mínimos y máximos entre dosis, junto con el
apoyo emocional y explicaciones frente a la preocupación y
los miedos de los padres por las consecuencias que pueden
tener las demoras en la administración de la vacuna:
Y se les explica; por ejemplo, ahora, el tema de la vacuna
Menveo, que entró a calendario y es la que más falta, es la que
más te piden los papás y se asustan porque como es algo que
entró nuevo a calendario se desconoce un poco y tienen miedo [de] que a la criatura le pase algo […]. Vienen al cuarto mes
a darle otras vacunas, al quinto mes vienen y preguntan y, si
no hay, hay que seguir esperando hasta que haya. Y si le dimos
[una vacuna] tarde –por ejemplo, la del tercer mes por ahí se
la dimos junto con la de los cuatro–, les explicamos también
que no tengan miedo, que no le vamos a dar [la siguiente
dosis] a los cinco [meses de vida] porque, por ejemplo, en el
caso particular de Menveo, tiene una interferencia mínima de
ocho semanas. Entonces, se le va a dar un poquito más tarde
y les ponemos con lápiz negro cuándo tienen que regresar, de
esta fecha en adelante (Úrsula, enfermera).
Los faltantes también complican las certificaciones.
Durante los operativos de control de salud y vacunación,
las enfermeras se ven ante la disyuntiva de cómo firmar la
libreta de niños que no tienen el calendario de vacunación
completo debido a los faltantes en la provisión, pero que
sí han asistido al control de salud: “[A ese niño] se le pone
‘completo’, porque no es que no lo trajo a vacunar porque
no lo hizo. O se le pone ‘en curso’, como que está haciendo
un calendario en curso” (Natalia, enfermera).
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 127
En definitiva, la falta de recursos para sostener las
estrategias de inmunización plasmadas en la ampliación del
Calendario Nacional de Vacunación entre 2003 y 2017 y la
ley de vacunaciones (2018) trae aparejadas múltiples complicaciones en el trabajo de las enfermeras en el CAPS. Ellas
deben orientar a los padres para lograr el cumplimiento
del calendario minimizando los costos que implican volver
una y otra vez al CAPS en busca de las dosis faltantes y
buscando otras fuentes de acceso a las vacunas. Además,
deben reprogramar el calendario caso por caso y acompañarlos mostrándoles confianza ante sus miedos y desesperación por no contar con la cobertura reglamentaria para
vacunar a sus hijos. En el caso de la vacuna Menveo, la
dirección del CAPS considera que para la población del
barrio es imposible costear la vacuna de manera privada
y, por lo tanto, concluye irónicamente sobre la inequidad
que generan los faltantes al insinuar que la disminución en
las entregas significa una política de recorte en el derecho
a la vacunación gratuita para los niños sin cobertura: “Es
incomprable para un laburante que tiene cuatro pibes […].
Hablamos de $ 5000, una mujer se fue a averiguar… No es
algo accesible. Y, claramente, es una política de salud clara,
¿no?” (Dirección del CAPS).
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5
La articulación con otros niveles
de atención y el trabajo en red
Fallas en la red: articulación deficiente y búsqueda
de alternativas para los pacientes
CAPS tiene como efectores de segundo nivel de referencia
un hospital general provincial localizado en el municipio
y uno municipal de atención materno-infantil. Para determinados servicios, la derivación se hace a otros establecimientos municipales. En algunos casos, cuando no se puede
resolver la derivación en el partido, también se articula con
la región sanitaria V. Las dificultades y la falta de coordinación asistencial del CAPS con otros efectores fueron
mencionadas por los profesionales entrevistados con relación a situaciones diversas: el seguimiento de pacientes con
tuberculosis (TBC), problemáticas de salud mental que no
pueden resolverse en el primer nivel y que requieren de
atención psiquiátrica, la consulta con otros especialistas, la
realización de estudios diagnósticos, tratamientos de mayor
complejidad y cirugías.
Estas dificultades para la coordinación asistencial en
muchas ocasiones redundan en que los plazos para la atención en el segundo nivel sean muy prolongados, lo que
afecta la continuidad y la integralidad de la atención. Por
otro lado, el equipo enfrenta las dificultades que implican
los trámites que realizan las trabajadoras sociales para gestionar recursos (sillas de ruedas, medicación especial, etc.)
para los pacientes del CAPS. Se suma a los obstáculos que el
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130 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
hospital de referencia provincial no utilice la historia clínica
electrónica (HCE) unificada implementada por el municipio, lo que afecta también la integralidad, la coordinación
y la continuidad de la atención. Por su parte, los profesionales refieren algunas situaciones en las que interviene la
región sanitaria V como una problemática más que como
una vía de solución; por ejemplo, para que el municipio
decida pagar por determinados tratamientos –que, en principio, no se pueden proveer a través de los prestadores de
la red local– es necesario contar primero con la respuesta
negativa de la provincia. Aun sabiendo que la respuesta será
negativa, es necesario pasar por esa instancia, y ello puede
demorar varios días o semanas la resolución, que en determinadas situaciones reviste urgencia.
Las fallas en la articulación y la coordinación con otros
efectores se superponen con el incremento de la demanda
a la que el CAPS debe atender, agravada a su vez por las
limitaciones de recursos profesionales en el primer nivel
de atención. La insuficiente cantidad o la inexistencia de
determinados recursos profesionales caracterizan el segundo nivel, al punto tal de que no es posible derivar para la
atención con determinadas especialidades dentro del municipio o incluso en municipios vecinos. Por ejemplo, cuando realizamos el trabajo de campo no había endocrinólogo ni cirujano vascular en hospitales del partido, mientras
que había un solo podólogo, un solo establecimiento con
urólogo y dos psiquiatras en un centro especializado de
reciente apertura.
A partir de las experiencias relatadas por los miembros del equipo de salud vemos cómo los problemas de
coordinación en la red local de efectores generan una gran
ineficiencia en el manejo de recursos públicos, a lo que se
agregan recursos humanos y materiales insuficientes. Este
conjunto de factores contribuye a generar las demoras anteriormente mencionadas. Determinadas experiencias negativas de atención en el segundo nivel también llevan a
que muchos usuarios intenten evitar concurrir a dichos
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 131
establecimientos en situaciones en las que correspondería
su utilización. En palabras del Dr. Luis, los problemas en
la operatoria de la red y el mal funcionamiento de determinados servicios del segundo nivel generan un “desdibujamiento” de los niveles de atención, por lo que debe afrontar
el primer nivel –como veremos más adelante– problemas
correspondientes al segundo. En determinadas ocasiones,
ante la imposibilidad de respuestas efectivas por parte de
la red, los pacientes se deben trasladar a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) o localidades lejanas para
atenderse (lo que puede tener importantes consecuencias
para su vida familiar y laboral). A lo anterior se agregan
los problemas de articulación con los otros subsectores y
el deterioro de los servicios ofrecidos por las obras sociales (en particular el PAMI), lo que genera que algunos de
sus afiliados se vuelquen al sector público. Sin embargo, si
bien estos pacientes pueden concurrir al CAPS para atenderse, tener una cobertura les significa no poder utilizar
otros servicios del sector público ni, en principio, tampoco
recibir medicamentos gratuitos en el CAPS (aunque, como
veremos, hay excepciones).
Esta compleja combinación de factores incrementa los
riesgos de salud para los usuarios, lo que tiene, en algunas situaciones, consecuencias potencialmente muy graves.
También afecta el trabajo del equipo de salud, en la medida en que requiere esfuerzos adicionales para lograr derivaciones o realizar trámites que sobrecargan su actividad
diaria, ya intensificada por el aumento de la demanda asistencial en el CAPS y los recursos limitados con los que
cuenta. Cabe señalar que las fallas en la red de atención de
la mayoría de los servicios se hacen más evidentes cuando se contrastan con el buen funcionamiento que tiene la
red de atención perinatal. Es por ello que, a continuación,
comenzamos presentando casos testigos relatados por el
equipo de salud en los que se visibilizan de forma conjunta
varios de los problemas mencionados y, luego, mostramos
el contraste con el funcionamiento de dicha red.
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132 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Trámites, derivaciones y estudios: incertidumbre
y búsqueda de alternativas
La gestión de trámites
La gestión de trámites es una parte importante de la actividad diaria del CAPS, intensificada por la coyuntura socioeconómica, que, de acuerdo con los integrantes del equipo
de salud, agrava la urgencia y las diversas necesidades de
la población usuaria. Esta tarea comprende principalmente
la gestión de recursos (sillas de ruedas, audífonos, lentes,
etc.) y es llevada a cabo por las trabajadoras sociales. Cada
uno de los trámites que realiza el equipo de salud pueden
requerir la interacción con dependencias de distintas jurisdicciones (municipal, provincial y nacional) y su resultado
es muchas veces incierto.
Los trámites para el pedido de estudios no se limitan
a los pacientes del CAPS. Por el contrario, “hay pacientes que vienen de otros lados” (Dra. Teresa) con estudios
pedidos por especialistas de otros efectores. Estos pedidos
son tomados por las trabajadoras sociales del CAPS, que,
luego, piden a los médicos que firmen la solicitud. La Dra.
Teresa remarca en este caso la particularidad de verse en la
situación de tener que estar “firmando trámites de pacientes
que no ves, que los vio algún especialista en algún lado y
que les pidió un estudio que no se hace acá”, y, al respecto,
se pregunta “por qué no se lo hizo el especialista directamente, por qué se lo tengo que hacer yo, que ni lo conozco
al paciente. Eso es lo más loco”. Así, en estas frases puede
observarse cómo la falta de respuesta de otros efectores de
salud implica que los miembros del equipo de salud de este
CAPS se vean en situaciones en las que funcionan como
“gestores del acceso”. Es decir, el equipo de salud recibe
demandas vinculadas a la gestión de trámites, recursos o
atención con especialistas que, como en el ejemplo, llegan
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 133
incompletas al CAPS y ve su trabajo recargado para encauzar estas demandas que, luego, podrán ser resueltas allí mismo o en otros efectores.
En este sentido, cabe remarcar que en la provisión de
la atención puede producirse un compromiso para garantizar el acceso, en el que miembros de los equipos realizan esfuerzos que están “fuera” de sus funciones. Para ello,
no solo agotan las vías formales, sino que también movilizan recursos informales u orientan sobre la utilización de
recursos por parte de los pacientes.
Asimismo, el tiempo que requerirá cada trámite tampoco se conoce de antemano. Esto resulta en un trabajo adicional no solo para los pacientes (que deben acudir en distintas oportunidades a cada dependencia y volver al CAPS),
sino también para las trabajadoras sociales que realizan los
seguimientos de cada caso. Desde el campo de la administración pública, la incertidumbre es considerada como
una amenaza para la implementación de políticas o servicios públicos en la medida en que afecta la ejecución de
rutinas operativas; los actores desconocen la fluidez con la
que operarán las acciones y sus efectos, y, en contextos de
cooperación, genera asimetrías de información (Cortázar
Velarde, 2005). El grado de incertidumbre influye sobre la
capacidad de previsión y planificación del equipo de salud
del CAPS. Siguiendo a Dorado (2005), la incertidumbre
dificulta el seguimiento de rutinas y la capacidad de proyectar las consecuencias de algunas acciones. No obstante,
la incertidumbre aquí se relaciona con la experiencia cotidiana en el CAPS, ya que el equipo anticipa el resultado que
tendrán los mecanismos formales de articulación o de pedido de trámites, aunque no puede establecer cuánto tiempo
llevará tener una respuesta. Pero aun teniendo un “plan B”,
deben primero transitar ese circuito, lo que añade tiempo y
esfuerzo al proceso de atención.
De acuerdo con los testimonios del equipo de salud, en este
proceso de gestión se presentan situaciones similares a las de
la articulación con el hospital provincial de referencia (como
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134 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
veremos en la próxima sección). Aun sabiendo que el pedido
del trámite será rechazado, los usuarios deben ir a la dependencia correspondiente para, recién entonces, poder intentar realizar el trámite en una dependencia de otra jurisdicción. Susana,
trabajadora social, relata cómo funciona el procedimiento para
gestionar una medicación especial:
Y lo que es el ministerio [provincial]… Lo que pasa es que son
muchos papeles; por ejemplo, para un trámite de medicación,
el médico tiene que llenar tres formularios. [Con] eso se arma
un legajo, se lleva al ministerio, [para lo] que el municipio,
por lo general, viaja una vez por semana a la región [V], que
está en San Martín; hay una auditoría médica que evalúa si
toda la documentación está en regla, si el diagnóstico coincide, si la medicación, si la dosis… Si está todo bien, quizás la
medicación en un mes la [tengas]. […] Una vez que entraste,
por lo general llega mes a mes, pero, digamos, si llega y le
dicen: “No, porque no entra el diagnóstico, porque no está
en…”, vuelve con una negativa, y vos, con esa negativa, tenés
que volver a iniciar un trámite, pero en nación. Como que
no podés saltear el municipio e ir a nación porque nación te
dice: “No, no. Vos tenés que pasar por provincia para poder
acceder a un trámite”.
Derivaciones para estudios complementarios
y atención con especialistas
Los problemas en la articulación con el hospital provincial de
referencia son recurrentes e implican que el equipo de salud del
CAPS deba manejarse con un considerable margen de incertidumbre en torno a la resolución de las derivaciones para estudios complementarios por falta de equipamiento o de su mantenimiento. Por ejemplo, el hospital provincial es el que recibe
la mayor cantidad de pedidos de tomografías y algunos de resonancias dentro del municipio, pero, al decir de la Dra. Teresa, “solo ellos saben cuándo y cómo funciona[n]”. La falta de
información sobre el funcionamiento de algunos servicios del
segundo nivel y de lo que sucede con los pacientes que allí se
referencian fue comentado reiteradamente por los miembros
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 135
del equipo de salud (más adelante veremos ejemplos). Este es
otro punto que muestra una fuerte falencia en el funcionamiento de la estrategia de APS en el territorio, ya que una de las principales funciones del primer nivel es la de coordinar la información sobre la atención y la salud de los pacientes en los distintos
servicios (Starfield, 1992; OPS, 2007).
Cuando los trámites que implica la derivación hacia otro
efector para hacerse un estudio no tienen éxito, redundan en
una pérdida de tiempo para el paciente y para el equipo. El
rechazo de la derivación habilita nuevos canales de acción,
como la intervención de la región sanitaria de la que depende el municipio. Sin embargo, la Dra. Teresa señala que, por
ejemplo, incluso conociendo de antemano el resultado negativo
que tendrá el pedido a la región sanitaria, deben iniciarlo para
que, recién entonces, recibida la respuesta, el municipio se haga
cargo de cubrir el estudio que necesita hacerse el paciente. El
paciente, por su parte, “se puede morir en el medio, obvio”, u
optar por el pago de bolsillo en un efector privado para acelerar
los tiempos de espera:
Dra. Teresa: –O sea, es un trámite que hacemos sí o sí nosotros, no te reciben al paciente. O sea, vos tenés que hacer
una encuesta social, un anexo [en el que] pedís la práctica,
un resumen de historia clínica y estudios de los últimos tres
meses para una resonancia, por ejemplo, ¿no?, porque [el
resonador] de [nombre del hospital provincial de referencia]
ponele que no andaba. Entonces, todo eso […] lo mandás por
Secretaría, y Secretaría lo lleva solamente los días martes a
región V. Cuando llegue allá te darán la respuesta. “No tenemos resonador para ofrecerte.” Por ahí la respuesta llega al
mes y [es esa]; entonces, el municipio te dice: “Bueno, ¿qué
tan importante es que lo haga?”, y lo paga el municipio. Pero
tenés que justificar.
Betina: –¿Pero eso cuánto tiempo le lleva al paciente de
espera?
Dra. Teresa: –Y sí, se puede morir en el medio, claro, obvio.
O dice: “No, ¿sabés?, me cansé y me lo pago”. Pasa.
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136 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Los criterios de urgencia pueden diferir entre el municipio o los efectores provinciales y el equipo de salud del
CAPS que decide una derivación. Un ejemplo de esto son las
consultas con especialistas del segundo nivel, que implican
la articulación con distintos efectores a partir del procedimiento de referencia y contrarreferencia. En particular, es
llamativo el caso del hospital municipal materno-infantil,
que también presenta obstáculos, incluso a pesar de los
mecanismos establecidos para el pedido de turnos desde el
CAPS. La Dra. Teresa explica que “a veces tenés que estar
meses para sacar un turno”. Para acelerar los tiempos de
espera se piden turnos con carácter urgente, que a veces son
rechazados por el efector municipal: “No, no, no te aceptan.
‘Es urgente’, no, no tiene criterio –te dicen–, no, ese no es un
criterio para urgencia. ‘Bueno, que espere un año más, qué
sé yo’”. La situación contrasta con el mecanismo existente
para sacar turnos en el CAPS desde ese hospital, ya que
desde allí tienen acceso a la agenda del CAPS a través del
sistema digital de gestión municipal y pueden obtener un
turno para el paciente en la misma consulta.
Al conversar sobre los obstáculos para conseguir turnos para cirugías en los hospitales ubicados en el municipio, la Dra. Teresa comenta que la alternativa por la que
optan algunas familias es la de trasladarse hacia alguno de
los hospitales pediátricos ubicados en CABA, a instancias
del equipo de salud del CAPS, que les recomienda dirigirse
allí y les hace un resumen clínico para facilitar la atención.
“Sí, la gente termina yendo, si [el paciente] es niño, a algún
hospital pediátrico, pero vos le decís: ‘Andate a un hospital
pediátrico’, y le hacés un resumen y que vaya”, señala. Cabe
resaltar que el paciente no va con una derivación formal
por parte del profesional, lo que da cuenta nuevamente de
las falencias de la red de atención para garantizar la integralidad de la atención de acuerdo con la urgencia y el
nivel de complejidad que esta requiera. En la misma línea,
el Dr. Luis nos cuenta que en determinadas circunstancias
sus pacientes deben atenderse en hospitales pediátricos de
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 137
alta complejidad de CABA, pero no solo por las demoras
en los turnos, sino también por los recursos con los que
cuentan esos establecimientos y de los que no disponen
localmente: “A veces hay recursos [de los] que capaz no se
dispone acá, en el municipio, y sí o sí hay que apoyarse [en]
algún hospital pediátrico de Capital”. Sin embargo, el entrevistado señala que intenta limitar la derivación a dichos
efectores para los casos muy necesarios, ya que, en muchas
circunstancias, el traslado de los niños con sus padres puede
tener consecuencias negativas para la organización familiar
(véase el capítulo 3).
En busca de los especialistas: viajes, contactos
informales y resolución de las “urgencias”
Incluimos a continuación un ejemplo que ilustra algunas
de las situaciones descriptas más arriba. Tomando como
base el detallado relato de la Dra. Teresa sobre un
paciente que tenía TBC y era diabético, armamos el
esquema 1. En él se visibiliza cómo las fallas en la articulación no solo constituyen una barrera para el acceso
a los servicios que puede tener graves consecuencias
para la salud del paciente, sino que, además, hace perder
tiempo y recursos al paciente, a los profesionales y al
sector público. La TBC la pudieron tratar exitosamente
en el CAPS. Sin embargo, a partir de una ecografía
Doppler realizada en otro centro de salud municipal,
identificaron que el paciente tenía dos arterias obstruidas en las piernas, lo que, por tratarse de una persona diabética, podía provocar una amputación sin un
tratamiento apropiado y oportuno. El paciente necesitaba urgentemente realizarse una angiografía (estudio
para examinar los vasos sanguíneos) para poder, luego,
realizarse una angioplastia. Como dicho estudio debe
solicitarlo un cirujano vascular –recurso que no había
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138 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
en el hospital provincial de referencia ni en los efectores
municipales de segundo nivel–, desde el CAPS la médica
no pudo hacer ninguna derivación dentro del municipio.
Como el paciente tenía un familiar que trabajaba en el
área de mantenimiento de un hospital de un municipio
cercano que contaba con el especialista, pudo conseguirle el turno. Este lo atendió y le dio una orden para
realizarse el estudio. Puso “angioplastia urgente”, pero
no le gestionó un turno.
El paciente volvió al CAPS, y como la Dra. Teresa
sabía de la urgencia de la intervención y que el paciente
contaba con la ayuda de su hija –quien, “por suerte, se
movía mucho”–, le indicó que, mientras ella gestionaba
la derivación a través de la región sanitaria provincial,
cuya sede está en un partido no vecino, probase ir
directamente allí con la orden, ya que el trámite para
la derivación se demoraría: “Ese martes iba a ser feriado, recién […] el otro martes iba a salir [del CAPS]”.
En la región sanitaria le contestaron a la hija: “De
pacientes no recibimos nada”, por lo que tuvieron que
esperar 15 días la respuesta al pedido del estudio por
la vía burocrática. Aun sabiendo que la respuesta sería
negativa, la necesitaban para solicitar que el municipio
financiase el estudio diagnóstico. Ante la negativa de la
región V, la Dra. Teresa se enteró –de manera informal, a través de una funcionaria municipal– de que un
establecimiento de alta complejidad y de dependencia
mixta (nacional y provincial), ubicado en el otro extremo del conurbano bonaerense (a más de dos horas en
automóvil y más de tres horas en transporte público),
podría realizar el estudio. “En el medio, nos enteramos
[de] que [el hospital de dependencia mixta] tenía un
mail para sacar turnos y que funcionaba. Nos tiramos el
lance, escribimos un mail: ‘Necesitamos una angiografía
para este paciente’.” Este establecimiento aceptó hacer
el examen diagnóstico, pero bajo la condición de que
el paciente llegara en ambulancia. Como el miércoles
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 139
siguiente saldría una ambulancia por otro paciente, solicitaron que la compartieran, pero esto no fue permitido
por el municipio, ya que por norma debe haber un
paciente por ambulancia. Debieron sacar un turno para
el día siguiente. Finalmente, el paciente pudo hacerse
el estudio y le dieron un turno para la angioplastia
(nuevamente, debió ir con una ambulancia gestionada
desde el CAPS). Este proceso tomó tres meses. La Dra.
Teresa considera que si ella, la funcionaria municipal y
la familia no se hubieran movilizado como lo hicieron,
agotando vías formales e informales, el desenlace habría
sido dramático para el paciente: “El municipio le dice
al paciente: ‘Y, bueno…, yo qué sé, que te corten las
piernas. Te doy la silla de ruedas…’”.
Esquema 1. Acceso a servicios de salud del paciente diabético teniendo
en cuenta la red de derivación del CAPS
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140 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
El relato evidencia cómo las fallas en la articulación
de la red de efectores ponen en grave riesgo la salud del
paciente si se considera que el trabajo en red
es una modalidad de organización de la oferta de servicios y
su criterio central de calidad está dado por la capacidad de
conectar o planificar con el fin de ordenar o racionalizar la
estructura prestacional disponible (MSAL, s. f. a: 55).
Si el paciente y la médica del CAPS no lograban movilizar sus redes personales y conseguir el turno con el cirujano
vascular, desde el CAPS no había una vía formal para dar
una solución a través de la red local de prestadores, lo que
muestra las falencias de la implementación de la estrategia
de APS y de esta red de atención. La necesidad de que el
paciente movilice diferentes recursos (económicos y sociales para contactar a especialistas) para poder satisfacer sus
necesidades de atención da cuenta de las limitaciones de
acceso que existen para la población más vulnerable (Frenk,
1985)51. A pesar de la buena voluntad del equipo de salud
del CAPS, las fallas en la articulación y la derivación de
pacientes dejan a estos últimos en situaciones de gran vulnerabilidad. Si pueden afrontar el gasto que requiere el
pago de un efector privado para realizarse un estudio o si
disponen de los medios para trasladarse hacia otro efector
público para “autogestionar” su acceso a la salud, entonces
tendrán más chances de lograr el acceso a los servicios.
51
En una entrevista grupal que realizamos con dos médicas y un médico
(todos generalistas) en el marco de una actividad del Instituto de Investigaciones Gino Germani en el año 2019, y a la que referimos en el capítulo 4,
una de ellas reforzaba esta situación afirmando que “en el sistema de salud
argentino –y no hablo de otros porque no viví otros tanto–, tu camino y tu
salud van a depender de voluntades personales, y eso está mal, es algo que
deberíamos erradicar”, al mismo tiempo que decía que la cantidad de médicos que hacen ese esfuerzo adicional para facilitar el acceso es la minoría. La
misma médica señalaba que, incluso en el caso de que hubiese buenas voluntades, es muy difícil que estas se sostengan en el tiempo por la cantidad de
esfuerzo que requieren, juicio con el que coincidían los otros dos participantes.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 141
Estas condiciones para el acceso a la atención contradicen
los principios de APS para garantizar el derecho al nivel
de la salud más alto posible y que sea apropiada, integral e
integrada. Este último principio requiere de la coordinación
entre todas las partes del sistema de salud para garantizar
la satisfacción de las necesidades de salud de la población
y su atención a lo largo del tiempo, así como a través de
los diferentes niveles y lugares de atención sin interrupción
(OPS, 2007: 26).
En este sentido, entendemos que las falencias en la red
de atención también ponen de relieve el componente discrecional por parte de los miembros de los equipos de salud
para la implementación de políticas y el funcionamiento de
los servicios públicos (Lipsky, 2010), y cómo este margen de
acción incide para que los pacientes accedan a la atención o
no lo consigan. Otros autores evitan referirse a situaciones
de este tipo en términos de discrecionalidad y argumentan
que las prácticas de los empleados públicos están definidas
por una improvisación pragmática, habilitada por el espacio existente entre el orden normativo y las necesidades
del ciudadano-cliente, que produce equidades e inequidades con sus acciones (Maynard-Moody y Musheno, 2012).
Al margen de estos matices, la experiencia relatada y las que
desarrollamos a continuación muestran cómo, en un contexto de fragmentación de las redes de atención, la agencia
de los integrantes del equipo de salud constituye un elemento de peso para comprender cómo pueden acceder los
pacientes del CAPS a los niveles de atención de mayor complejidad. Cabe señalar también que este caso refleja cómo
la falta de articulación hace desperdiciar al paciente tiempo
y recursos, ya que él y sus familiares debieron circular por
distintos efectores del conurbano para realizarse estudios y
conseguir órdenes. También se incrementan los riesgos de
daños a la salud del paciente, con sus posibles consecuencias
para su calidad de vida y su capacidad de subsistencia. Al
mismo tiempo, hace perder valiosos recursos al Estado: por
un lado, el tiempo invertido por la profesional del CAPS
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142 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
para lograr la gestión del estudio con distintos efectores
y en varias instancias jurisdiccionales y para conseguir las
ambulancias; por el otro, el recurso que implica llevar a un
paciente en ambulancia a un establecimiento ubicado a más
de dos horas de distancia en dos ocasiones distintas (para el
estudio diagnóstico y para la intervención).
El caso descripto, asimismo, da cuenta de cómo las
posibilidades de atención y resolución de los problemas
de salud dependen del territorio. Posiblemente la atención
habría resultado más sencilla si el paciente hubiese vivido
cerca del hospital de alta complejidad en el que le hicieron
la angiografía y la angioplastia o en una región sanitaria
en la que funcionara una red con la posibilidad de realizar
derivaciones a un cirujano vascular. En este sentido, Moro
(2012) resalta las fuertes diferencias que hay en los recursos hospitalarios entre municipios del conurbano. Si bien
las redes de atención deberían atenuar estas desigualdades,
Ariovich y Crojethovic (s. f.) destacan las importantes diferencias en los servicios, prestaciones brindadas y problemáticas de salud atendidas según la región sanitaria a la que
pertenecen las redes.
Salud mental: el “agujero negro” y las derivaciones
informales
La atención en salud mental también contempla derivaciones por las características del plantel profesional en el primer nivel de atención. Así, para los pacientes que requieren
una consulta psiquiátrica, el Dr. Bruno explica que,
primero, en general acá tenemos psicólogos que, a veces, te
dan una mano para decir: “Bueno, el paciente está para hacer
terapia o no, o directamente para hacer una derivación con
psiquiatría”, y en general el psicólogo deriva [al paciente], con
una consulta, directamente con una nota a psiquiatría para
que lo tomen y lo puedan medicar.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 143
Estas derivaciones se hacen sobre la base de los criterios de cada profesional, que tiene en cuenta qué tipo de
contención que necesita el o la paciente y dónde podría
obtenerla según la disponibilidad de turnos. Si bien el hospital provincial de referencia cuenta con un servicio de psiquiatría y hay psiquiatras en un centro de salud municipal
de segundo nivel recientemente inaugurado, los miembros
del equipo entrevistados señalan que es difícil acceder a
la atención en ellos o realizar una derivación por falta de
turnos. Por esto, las derivaciones de los casos de mayor
urgencia se hacen al efector que tenga un turno más rápido,
que puede ser otro CAPS cercano (solo si es para psicología,
ya que no hay psiquiatras en los CAPS), y según los vínculos profesionales de los psicólogos del CAPS: “Depende de
dónde tenga la referencia, a veces, el psicólogo” (Dr. Bruno).
Cabe destacar, sin embargo, que existe un mecanismo
para conseguir turnos: “Eso es rápido, vas con una nota y
te lo toman en el servicio [del hospital provincial de referencia]”, como explica el Dr. Bruno. No obstante, señala
que, a veces, esos turnos se limitan a dar una contención
mínima y se vuelve a citar al paciente, que retorna al CAPS,
y desde allí tienen que hacer nuevamente el pedido formal
de un turno. Esta situación se agrava por la saturación de
la demanda de atención en salud mental que actualmente
tiene el CAPS, es decir, la derivación resulta “exitosa” en
la medida en que se refiere al paciente para su atención en
otro efector; sin embargo, esta derivación resulta, al mismo
tiempo, “defectuosa” en la medida en que la referencia no
resuelve la necesidad del paciente: por el contrario, solo se
le da una contención mínima.
Las miradas de los médicos generalistas sobre la atención en salud mental distan de ser uniformes. Por ejemplo,
la Dra. Teresa explica que el centro de salud mental municipal inaugurado recientemente iba a nuclear toda la atención
en salud mental y la gestión de psicofármacos. Las derivaciones a ese centro de salud se hacen través del CAPS y allí
otorgan el turno para la atención, pero la doctora comenta
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144 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
que no están dando turnos “porque ya están saturados”.
Agrega que en el hospital provincial de referencia hay un
equipo de salud mental, compuesto por una psicóloga y una
trabajadora social, que puede abordar distintas situaciones
y, eventualmente, hacer la derivación al psiquiatra, pero no
comprende cómo funciona esa derivación. En palabras de la
Dra. Teresa: “Para mí es un agujero negro la parte de salud
mental, no entiendo cómo funciona”. En tanto, el Dr. Luis
comenta que, para él, la atención en psiquiatría muestra
algunos avances, en particular con el tratamiento de adicciones. Al respecto, destaca que, a su juicio, “con relación a
los años previos se avanzó en ese tema”, y que el municipio
está conformando equipos para el tratamiento de adicciones y cree que “se está por abrir un centro de rehabilitación”.
Es decir, las visiones sobre la atención en salud mental difieren entre los médicos y muestran un panorama complejo en
el que las derivaciones pueden ser por vías informales, ya
que los testimonios coinciden en que las vías formales para
conseguir turnos se encuentran saturadas. Asimismo –de
acuerdo con lo dicho por el Dr. Bruno–, aun en los casos
en que consiguen turnos para la atención, esto no garantiza
que la demanda sea resuelta o encauzada de acuerdo con las
necesidades de los pacientes.
Las vías formales de la articulación: referencia,
contrarreferencia e historia clínica electrónica
Otro de los problemas de la articulación entre efectores
está relacionado con el mecanismo de referencia y contrarreferencia, ya que, en muchas ocasiones, la información de los pacientes va desde el CAPS –en el formulario
correspondiente– a los establecimientos de mayor complejidad, pero, luego, no vuelve de dichos establecimientos al
CAPS. Que el segundo nivel transmita la información al
primer nivel es central para la APS, ya que se espera que
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 145
desde allí se realice un seguimiento del paciente, para lo
que es fundamental contar con la información completa de
su historia clínica (Starfield, 1992: 766). La transmisión de
información de pacientes entre establecimientos tiene que
volcarse en el formulario de referencia y contrarreferencia
establecido por el municipio, pero, según el Dr. Luis, en “el
99 % de los casos nos viene vacío [del hospital provincial
de referencia]”, al punto de que “nos emocionamos cuando
[…] llega un formulario completo”. Esto implica que muchas
veces los médicos deban respaldarse en la información que
les trasmite el o la paciente, quien debe recordar las indicaciones que recibió en los otros efectores. El testimonio
de la Dra. Teresa es contundente al señalar que ni siquiera
pueden conseguir que los médicos (de dicho hospital) den a
los pacientes una “notita” con sus indicaciones:
Dra. Teresa: –Sí, te viene lo que viene y te dice el paciente:
“Ah, no, sí; me dijo que me hiciera esto, que me hiciera esto,
que me hiciera esto”. “Bueno, a ver qué te puedo tramitar
desde acá.”
Betina: –Lo que le dijo, no es que te lo escribe el médico ni
viene por correo interno como…
Dra. Teresa: –No, no, y [al paciente] le pedís por favor: “Decile
que te haga una notita”. No, no pasa.
El Dr. Bruno también es muy ilustrativo al respecto al
señalar que, al enviar un paciente a este efector, ni dentro
del mismo hospital “saben dónde está”, con lo que hace
referencia a la falta de una historia clínica unificada y digitalizada. Por el contrario, explica que, en este efector, cada
servicio tiene su propia historia clínica, lo que agrava la
fragmentación de la atención e impide la comunicación
entre los servicios: “O sea, vos vas; un paciente derivado
a atenderse por Dermatología tiene una historia clínica;
va a atenderse por Cardiología, tiene otra historia clínica”
(Dr. Bruno).
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146 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Como ya señalamos, en el municipio funciona una
HCE unificada para todos los establecimientos bajo su
dependencia. De esta forma, desde el CAPS pueden acceder
a ella y ver qué informó el profesional que atendió a un
paciente en cualquier otro establecimiento municipal. Cabe
destacar que, según la información que recabamos en las
entrevistas con el equipo del CAPS, la HCE no abarca la
totalidad de los servicios de los efectores municipales y que
la información que se carga varía de acuerdo con cada efector. Por ejemplo, para el hospital municipal de referencia se
cargan la atención en guardia, los estudios de laboratorio
y la atención de algunas especialidades –por ejemplo, neurología–, pero no se registran las internaciones: el paciente externado vuelve al CAPS con su epicrisis. El servicio
de emergencias por ambulancias, por su parte, solo registra que se asistió a determinado paciente, pero no consigna mayor información. Para otros efectores municipales la
información puede ser más exhaustiva, como se refleja en
los testimonios de la enfermera Natalia y del Dr. Bruno:
Natalia: –[Si un paciente] vino a la demanda [espontánea] acá,
queda en la historia: vino, queda en la historia; se vacunó,
queda en la historia; va allá al [efector municipal especializado], queda en la historia; va al [otro efector municipal
especializado]…, está todo ahí, veo todo.
Bruno: –Si fue al [otro efector municipal especializado], si fue
al laboratorio, si hizo “kinesio”, si fue al [efector municipal
especializado], si se hizo el control de salud o si vino a la
guardia, por qué vino, o sea, todo eso se escribe, se ve. Si fue el
[servicio de emergencia municipal] a la casa en una urgencia,
queda registrada la visita.
La implementación de la HCE fue valorada positivamente en todas las entrevistas que realizamos, ya que
permite ahorrar tiempo en la consulta y hace más ágil la
atención. Como vimos en el capítulo 3, una de las enfermeras pone como ejemplo a un paciente asmático que solicita
una vacuna y que no se atiende en el CAPS, lo que habilita
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 147
la verificación de la información y, en este caso, permite
conocer al equipo de salud su historial de salud y atención.
De acuerdo con lo que cuenta el Dr. Bruno, la HCE también se combina con otras herramientas como el Triage de
guardia. Así, en la demanda espontánea, los médicos pueden
consultar los motivos de consulta de cada paciente a través de la historia clínica para ordenar los casos de acuerdo
con su prioridad:
Nosotros tenemos un pequeño Triage, que, en realidad, no es
un Triage, sino que por lo menos sabemos por qué consulta el
paciente […]. En la “turnera”, digamos, en la historia clínica,
nosotros podemos ver por qué consulta; entonces, no es que
uno llama un número y te toca cualquier cosa, sino que uno
va seleccionando un paciente como para ordenar un poco la
demanda, lo más agudo, y en general les da prioridad a los
chicos menores de dos años, pero bueno, siempre te queda
alguno ahí afuera que está perdido (Dr. Bruno).
La obstétrica Tamara también considera la historia clínica unificada como un instrumento que facilita la atención,
en la medida en que permite conocer el historial de atención
de cada paciente, especialmente de las mujeres que no se
suelen atender en el CAPS. A diferencia del resto de los servicios, en la atención obstétrica sí cuentan con información
del hospital provincial de referencia, aunque solo figura si
la paciente fue a control del embarazo o a salud de la mujer
(más adelante volveremos sobre la atención obstétrica).
Atención deficiente en el segundo nivel: la sobrecarga
del CAPS y el “desdibujamiento” de los niveles
de atención
Los entrevistados señalan que a los problemas de articulación, las demoras en la atención y la escasez de recursos
profesionales en el segundo nivel de atención se les suman
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148 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
experiencias negativas de atención vinculadas con malos
tratos, falta de consideración para con el paciente y problemas de acceso. Por ejemplo, el Dr. Luis nos cuenta el caso
de una paciente con infección urinaria que atendió unos
días antes de que lo entrevistásemos. Antes de concurrir al
CAPS, la paciente fue al hospital municipal, donde esperó
tres horas en la guardia para que, finalmente, no la atendieran. Se dirigió entonces a un establecimiento municipal de
segundo nivel de un partido vecino, donde también esperó
tres horas y no la atendieron. Luego, volvió a su partido
para ir al hospital provincial, donde le dijeron que no la
podían atender por guardia sin una derivación de un CAPS.
Finalmente, la atendieron en el CAPS, por lo que la paciente
estaba “agradecida”. Si bien el Dr. Luis entiende la lógica por
la que la atención de una paciente con infección urinaria
se puede postergar debido a que no es una urgencia, expresa indignación por el hecho de que no se le informe a la
paciente la situación para que pueda decidir qué hacer:
Estaba con una infección urinaria. No es una urgencia, no; no
es una urgencia, pero también, si uno le informa al paciente,
le dice: “Esto es una guardia, te vamos a atender. Lo tuyo no
es prioritario: capaz te atendemos en una hora [o] te atendemos en cinco; no lo podemos saber porque acá se prioriza
la urgencia”, al menos la gente puede disponer de la información y, con la información, decidir qué hace: “Me quedo
esperando o intento en otro lado”. A eso me refería también
con lo que hablaba antes, de la hipocresía. A mí, esas cosas
como que me superan.
En la elección del efector donde concurrir para resolver las necesidades de salud intervienen las experiencias
previas con los servicios de salud (Andersen, 1995; Ricketts
y Goldsmith, 2005) y, en particular, los tiempos de espera para la atención (Ballesteros y Freidin, 2015; Freidin et
al., 2019). En este sentido, los médicos relatan que, debido
a experiencias previas negativas que incluyen problemas
de acceso, demoras en la atención, malos tratos o falta de
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 149
recursos humanos o insumos, muchos vecinos acuden al
CAPS para problemáticas por las que deberían concurrir a
establecimientos de un mayor nivel de complejidad y con
demandas que exceden los recursos con los que cuenta el
establecimiento. Explican también que, dado que tienen la
“salita” como lugar de referencia y les gusta cómo los tratan
allí, en ocasiones acuden personas en situaciones agudas,
como un infarto o un accidente cerebrovascular (ACV), circunstancias en las que deberían haber ido directamente a
una guardia hospitalaria, que cuenta con la infraestructura
y el equipamiento para poder asistirlas. En esos casos, en
el CAPS intentan estabilizar al paciente hasta que llega la
ambulancia para la derivación. Estas son situaciones en las
que el primer nivel actúa en la práctica como un segundo
nivel. Sumadas a las experiencias descriptas en los capítulos
3 y 4, sobre las dificultades del equipo de salud para realizar
atención preventiva y trabajo comunitario (que queda reducido casi exclusivamente al trabajo en las postas) debido a la
gran cantidad de trabajo por demanda espontánea, llevan a
que el Dr. Luis plantee que hay de facto un “desdibujamiento” de los niveles de atención:
Dr. Luis: –Nosotros somos un centro de atención primaria.
En la práctica, la gente usa o dispone del centro de salud
como si fuese un segundo o un tercer nivel porque acá tenemos en la demanda situaciones que nos exceden para manejarlas acá: infartados, personas con ACV…
Betina: –Pero ¿qué? ¿Vienen directo acá?
Dr. Luis: –Vienen directo para acá, que decís: “Pero te pediste
un remís, ¿por qué no fuiste directamente para el hospital?”,
pero la referencia la tienen acá. “No, porque acá me gusta
cómo me atienden.” “Pero es una situación con riesgo de
vida.” “Sí, pero en la salita…” Entonces se desdibujan también
los niveles de atención.
Betina: –¿Y ustedes qué hacen? Tienen que llamar a la ambulancia…
Dr. Luis: –Pedimos la derivación, tratamos de estabilizar a
los pacientes hasta que la derivación llega; es un tema, la
verdad, es un tema.
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150 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Betina: –Sí, además, no tienen acá muchos recursos, no hay
cardiólogo…
Luis: –No, es un primer nivel de atención, tenemos… Para
el primer nivel, disponemos de lo que tenemos que tener,
[pero] para esas situaciones no tenés imágenes, no tenés laboratorio porque no corresponde tampoco para un centro de
salud, y es difícil.
El Dr. Bruno señala que no es solo la decisión de los
pacientes de buscar como primera opción el CAPS lo que
lleva al desdibujamiento de los niveles, sino que también
desde el hospital a veces se derivan pacientes al primer nivel
que en realidad requieren una atención de mayor complejidad. Según el entrevistado, en ocasiones en el hospital
resuelven “la urgencia del momento” y derivan los pacientes
nuevamente al primer nivel y, luego, ellos tienen que volver
a hacer la referencia:
Entonces, pacientes que necesitan complejidad de un nivel
secundario se dirigen al hospital; el hospital resuelve la
urgencia del momento, pero los termina mandando a veces
acá y, bueno, vas viendo. A veces, enviás [al paciente] de
vuelta para allá con una nota aclarando que necesita otro
tipo de atención.
La articulación con otros subsectores: PAMI y otras
obras sociales
A las dificultades de articulación entre efectores y jurisdicciones del subsector público se suman las de coordinación con el subsector de las obras sociales, problema
también de larga data vinculado con la segmentación del
sistema de salud (Belmartino, 2005). Sin embargo, lo particular de este contexto es que los entrevistados cuentan
que ha aumentado la atención en el CAPS de población
con cobertura de obra social (particularmente del PAMI)
debido al deterioro de las prestaciones que estas brindan
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 151
(recorte de prestadores, copagos, deficiencia en la calidad
de determinados servicios, etc.52). Estos pacientes tienen
barreras para acceder a distintos servicios del sector público, como la realización de estudios diagnósticos o la recepción de medicamentos, debido a que debería brindárselos
su cobertura de salud.
La Dra. Teresa comenta que atienden algunos pacientes
con cobertura del PAMI, ya que estos consideran que los
médicos de cabecera que brinda la obra social no los atienden correctamente y los hacen padecer esperas muy prolongadas en el consultorio:
La gente de PAMI no va a PAMI, o sea, hay un flujo de pacientes de PAMI que te dicen: “No, pero el médico de cabecera me
hace la receta y listo, no me ve”, y te vienen descompensados,
realmente. “Y tengo que esperar cuatro horas para que me
haga las 20 recetas que me tiene que hacer, pero no me va a
atender, me va a hacer las recetas.”
Si bien en el CAPS los atienden, en principio no pueden
darles la medicación que llega a través de los distintos programas porque corresponde a las personas que no tienen
cobertura. Es por ello que solo pueden darles las muestras que dejan los laboratorios, e intentan que los pacientes
realicen los trámites correspondientes para que el PAMI les
52
El aumento de la población con cobertura de obras sociales que concurre a
establecimientos públicos debido al deterioro de las prestaciones se ha producido en otros contextos de crisis económicas de Argentina (Tobar et al.,
2006; Chiara, 2012). En este sentido, Tobar (s. f., cit. en Stolkiner, 2009: 12)
plantea que el rol protagónico que tiene el subsector público en los contextos de crisis demuestra que es el único de los subsectores del sistema de
salud con características anticíclicas. Por otro lado, cabe destacar que es frecuente que en las zonas periféricas del conurbano bonaerense los CAPS
municipales sean los únicos prestadores de salud debido a que los establecimientos privados suelen localizarse en las áreas centrales (Chiara, 2019), por
lo que la población con cobertura de obra social o prepaga suelen optar por
utilizarlos dada su mayor accesibilidad geográfica.
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152 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
brinde los medicamentos. De todas formas, hacen excepciones cuando, por su situación de vulnerabilidad, la o el
paciente no puede hacer la gestión:
Después conocés la realidad social del paciente y sabés que
no va a ir porque está solo, porque no puede movilizarse, qué
sé yo, o por… Hay mil motivos, y se le da la medicación por
más que sea del programa (Dra. Teresa).
Su testimonio resalta lo dicho anteriormente sobre la
discrecionalidad que los agentes de salud tienen en la práctica como implementadores de políticas públicas y los principios solidarios en los que se sustenta.
Los afiliados del PAMI también tienen dificultades
cuando los derivan para realizarse estudios diagnósticos. El
efector municipal en el que se realizan gran parte de los
estudios (que está tercerizado), en principio, solo atiende
a quienes viven en el municipio y no tienen cobertura de
salud. Quienes tienen cobertura de PAMI no capitan en
dicho prestador y les corresponde otro establecimiento, por
lo tanto, no los atienden. Es nuevamente en el CAPS donde
se busca facilitarles el acceso:
Entonces, vos lo atendés, le pedís los estudios. Y ahora cada
vez el de PAMI tiene más trabas porque va al [establecimiento
de diagnóstico] y, por ahí, le dicen: “No, pero usted no capita
acá; entonces, no se lo hacemos”. Y el [establecimiento de
diagnóstico] se supone que es municipal, les tendría que hacer
todo a todos, pero, como está tercerizado, cobra una cuota y,
si no sos del [municipio] […], tenés que pagar. Si tenés obra
social, la tenés que declarar, pero en PAMI quizás no te toque
ahí. Todo es una burocracia (Dra. Teresa).
El hecho de que todo sea “una burocracia” refleja la
sobrecarga que se genera a partir del déficit de atención en
un sector (PAMI, por ejemplo) cuyos afiliados deben acudir
al sector público. Pero, al corresponderles la atención vía su
obra social, encuentran barreras para atenderse en el sector
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 153
público, que son gestionadas por los médicos del CAPS. De
esta manera, vemos aquí otra instancia del trabajo de los
médicos (y del equipo del CAPS) como “gestores de acceso”
para la atención de la salud.
No todo son obstáculos: la articulación como recurso
Como lo desarrollamos en el capítulo 3, a diferencia de
lo que sucede con la mayoría de los servicios, la red de
atención perinatal funciona de forma articulada a nivel institucional y cuenta con los recursos suficientes para brindar una atención integral de las pacientes y sus bebés. Esta
red de atención incluye el CAPS, los hospitales de referencia municipal y provincial y, en algunos casos, la opción
de derivar casos complejos a efectores especializados de
CABA. La posibilidad de planificar turnos con mayor tiempo que para otros tipos de atención se transforma en una
ventaja, ya que, por ejemplo, se piden con tiempo los turnos
para el scan fetal en el hospital municipal y se evitan demoras en la realización del estudio.
Las mujeres hacen el seguimiento del embarazo hasta
la semana 32 y los controles posparto en el CAPS con las
licenciadas en obstetricia. También se realizan allí la mayoría de las ecografías y las extracciones para los estudios de
laboratorio. Al CAPS van una vez por semana un ecógrafo
móvil y una técnica que realiza extracciones de sangre, que
dependen del municipio. Para utilizar dichos servicios, las
embarazadas tienen prioridad y, en caso de no haber turno
para la fecha en la que necesitan realizarse el estudio, se
les facilita un sobreturno. A su vez, las obstétricas tienen
un acceso rápido a los resultados a través de un sistema
online. Además de lo anterior, en el salón de usos múltiples
(SUM) del CAPS se brindan cursos de preparto. Por último,
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154 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
en caso de que una paciente falte a una consulta de control, las empleadas administrativas se encargan de llamarla
y reprogramar el turno.
A partir de la semana 32 se realiza la derivación al hospital municipal materno-infantil o al provincial de referencia, según la preferencia de la paciente. Tamara, obstétrica
del CAPS, nos cuenta que la articulación con el hospital
provincial mejoró mucho en el último tiempo. Disponen de
una agenda abierta para referir a las pacientes que sean de
alto riesgo o tengan alguna patología que no puedan atender en el hospital municipal de referencia (señala también
que el hospital municipal amplió su atención y ahora no
deben derivar todas las pacientes de alto riesgo al hospital
provincial53). Luego del parto, una vez que reciben el alta,
desde el hospital se les gestiona un turno en el CAPS para
realizar allí el primer control posparto, a la semana. Por otra
parte, el hospital municipal materno-infantil también puede derivar casos que no pueda resolver hacia otros efectores
provinciales de mayor complejidad o a efectores ubicados
en CABA. No obstante, este tipo de derivaciones se realiza
únicamente a través del hospital. El equipo de salud del
CAPS no puede realizarlas de manera directa.
Lo distintivo de la red de servicio de atención perinatal
es que existe una articulación entre distintos efectores y
niveles garantizada de forma institucional. Ello la exceptúa de las fallas en la articulación señaladas en los apartados previos, que están relacionadas con grandes falencias
institucionales. Si bien en algunos de estos otros servicios
existe una buena articulación, esta depende en gran parte
de las iniciativas de los profesionales y no de mecanismos
institucionalizados; por ejemplo, el Dr. Bruno nos cuenta
que la articulación con el servicio de cuidados paliativos
53
La ampliación del hospital municipal permitió que pudieran derivar a más
mujeres a este efector. Antes de esta ampliación no solo había menos prestaciones (como la atención de alto riesgo), sino que la escasez de personal y de
camas implicaba que se debiera derivar a la amplia mayoría de mujeres hacia
el hospital provincial.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 155
del hospital de referencia provincial es buena. Sin embargo,
esta se da de manera muy informal, por la buena predisposición y comunicación con los profesionales del servicio:
Nos referenciamos con paliativos [del hospital provincial],
que eso sí funciona…, digo…, en la comunicación…, sí. Más
sale del propio médico de paliativos decir: “Bueno, te dejo
mi celular” que que haya un servicio que se conecta con
el municipio. Es: “Cualquier cosa, me llamás. Yo te veo. Si
necesitás asistencia, necesitás una mano, vengo, te lo miro,
lo vemos juntos”, pero es una cosa que sale del médico que
hace paliativo en [el hospital provincial de referencia] más
que que haya un servicio, que tengas vos un teléfono como
para referenciarte.
El funcionamiento del área de trabajo social también
presenta una situación más fluida respecto de la articulación con otros centros de salud y con la comunidad. Un
ejemplo de esto es el espacio de encuentro entre trabajadoras sociales de otros centros de salud, que se realiza una
vez por semana en el centro de atención vecinal del municipio. Allí se capacita a promotoras de salud en cuestiones
de género y salud mental con el objetivo de que las mujeres
puedan acompañar algunas situaciones que se dan en el
barrio. Así, en este espacio se articula una red por fuera de
los efectores de salud, pero coordinada desde ellos. También
funciona un equipo de emergencias sociales, dependiente
del área de promoción social del municipio, con el que
las trabajadoras sociales del CAPS y las promotoras tienen
contacto. Este equipo opera en los horarios en los que el
CAPS está cerrado (también funciona los feriados), posee
un móvil que le permite ir al barrio en cualquier situación
que lo requiera y está conectado a los servicios de emergencias municipales.
Otro de los recursos comunitarios con los que el CAPS
se articula es la red barrial, en la que participan organizaciones sociales y la Iglesia, entre otras. Esta red sirvió de recurso para abordar una problemática de suicidio adolescente y
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de jóvenes en el barrio durante el año 2018. Por otra parte,
la articulación del CAPS con la delegación municipal se da
de forma periódica, pero por motivos puntuales. Si bien
la dirección del CAPS participa de una reunión mensual
de gestión con la delegación y otros efectores municipales, “por lo general, tiene que ver con más cuestiones de
mantenimiento, para llamarlas de alguna manera” (Susana,
trabajadora social).
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Conclusiones
En este libro presentamos las experiencias y perspectivas
del equipo de salud de un centro de atención primaria sobre
su trabajo en un barrio del norte del conurbano bonaerense.
Pudimos ver cómo en su práctica cotidiana enfrentan una
serie de dificultades producto de problemas estructurales
del sector salud y que se agravan por la crisis socioeconómica que atraviesa el país. Los testimonios de los integrantes
del equipo que entrevistamos dan cuenta de un impacto
doble: por un lado, la disminución de los recursos de la
población usuaria acentúa la demanda asistencial que recibe el CAPS; por el otro, el ajuste llevado adelante por el
Gobierno nacional y el provincial en el período 2015-2019
redujo los recursos del CAPS y de los efectores que forman
parte de la red pública de servicios sanitarios en la que está
inserto. En los testimonios también se reflejan condiciones
de más largo plazo, como las deficiencias en la coordinación asistencial entre efectores de los distintos niveles de
atención o la falta de especialistas dentro de la jurisdicción.
Esta situación configura el complejo contexto en el que el
equipo de salud lleva adelante su práctica.
Describimos en primer término las características del
sistema de salud argentino –y, en particular, en el conurbano bonaerense– que determinan que la resolución de
las necesidades de salud de la población dependan en gran
medida de la cobertura de salud, de la localización geográfica y de los recursos que puedan movilizar (dinero, tiempo, capacidad de traslado, capitales social y cultural, entre
otros). En el sector público, en particular, existen grandes heterogeneidades territoriales en los recursos sanitarios con los que cuentan los municipios (propios y por la
coparticipación provincial), así como en las estrategias sanitarias que desarrollan. Si bien las redes de atención buscan
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158 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
aminorar estas desigualdades, las diferentes capacidades
de intervención, características y recursos de que dispone
el Gobierno provincial en las distintas regiones sanitarias
agregan nuevos niveles de heterogeneidades territoriales en
el acceso a los servicios de salud.
Aunque señalamos el carácter histórico de esta problemática, el período en el que realizamos el trabajo de campo
es particularmente crítico. Por un lado, debido a que el
sector público cuenta con menos recursos por los recortes
presupuestarios del Estado nacional y del provincial hacia
el sector, que generaron problemas en el funcionamiento
de distintos programas y un retroceso en la infraestructura
hospitalaria. Ello, a su vez, tuvo como consecuencia revertir
dos procesos favorecidos por la política nacional del período 2003-2015: la jerarquización del primer nivel de atención (ya que muchos programas lanzados en el período y
que continúan vigentes se implementan de forma exclusiva
en este nivel) y la capacidad de rectoría del Ministerio de
Salud de la Nación (que fue degradado al rango de Secretaría). A lo anterior se le suma la caída del salario real de
los trabajadores registrados y de los jubilados, que generó
menos recursos para las obras sociales (una menor cápita
por afiliado), que implementaron copagos y restringieron
los prestadores de servicios. Es por ello que aumentaron los
afiliados de obras sociales (particularmente de PAMI) que se
atienden en el sector público, lo que incrementó la demanda
de muchos servicios que ya se encontraban colapsados.
El otro agravante del contexto analizado es que, debido
a la crisis económica que atraviesa el país, parte de la población cuenta con menos recursos para resolver sus necesidades de salud. Amplios sectores vieron disminuida su
capacidad financiera para resolver de manera privada, esto
es, “pagando de su bolsillo”, sus necesidades no cubiertas
por el sector público o de la seguridad social, pero también para gastar dinero y destinar tiempo movilizándose en
busca de soluciones entre diferentes efectores. Además, la
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 159
crisis económica produjo un deterioro en las condiciones
de existencia que tuvo un impacto en la salud psicofísica
de la población.
En el capítulo 3 describimos cómo los miembros del
equipo de salud notan un empeoramiento de las condiciones de vida y de trabajo de la población del barrio que
derivó en una mayor demanda de atención en el CAPS,
tanto espontánea como programada, y también cambios y
agravamientos en las condiciones de salud y problemáticas
sociales de los pacientes y en el barrio en general. Ante el
aumento de la demanda asistencial, fueron disminuyendo
las actividades de promoción de la salud en el CAPS, así
como los turnos para controles programados, sobre todo
en épocas de infecciones respiratorias agudas (IRA), pero
también fuera de ellas. En los meses de otoño e invierno,
con la epidemia de enfermedades respiratorias agudas, en
el CAPS se encuentran “entre la espada y la pared” y tienen que decidir hacia dónde dirigir los recursos disponibles
según la evaluación del equipo de salud de lo que es más
urgente y prioritario y teniendo en cuenta las recomendaciones de política sanitaria del municipio. Estas últimas
priorizan la demanda espontánea durante esos meses, aunque ello implique sacrificar horas de trabajo comunitario,
controles preventivos y otras actividades de promoción. El
trabajo comunitario queda casi exclusivamente a cargo de
los médicos residentes en las distintas postas, como parte
de su formación en medicina general.
El desborde asistencial afecta tanto a los médicos generalistas como a las trabajadoras sociales y a las enfermeras, quienes cotidianamente hacen un gran esfuerzo para
adaptar su labor a la mayor demanda y a las condiciones
de vida de la población. Se ven obligados a administrar
la “sábana corta”. Los recursos disponibles son escasos, la
planta de profesionales se encuentra congelada, ya que el
municipio no asigna nuevos nombramientos, e incluso disminuida porque no se reemplazan los cargos de profesionales que renuncian o toman licencias prolongadas. Además,
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160 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
han sufrido las políticas de ajuste en el primer nivel de
atención en lo que refiere a la provisión de medicamentos,
vacunas e insumos y se ven afectados indirectamente por
la falta de equipamiento y de especialistas en el segundo
nivel. Pese a las directivas municipales para los meses de
IRA, la decisión de mantener abiertas las postas, tomada por
la dirección del CAPS y el equipo de salud, muestra un margen de “resistencia” y autonomía para poder allí destinar
recursos profesionales para atender las necesidades de salud
de quienes quedan fuera de la “sábana corta”. Esta decisión,
aunque orientada por principios de equidad en el acceso a
la salud y compromiso con la atención primaria de la salud,
no obstante, genera una sobrecarga laboral y “queme” para
algunos de los profesionales.
En el CAPS logran atender a una mayor cantidad de
población sin cobertura y con nuevas demandas por la crisis
socioeconómica, pero lo hacen con numerosas dificultades
y a costa de relegar parte de su trabajo en APS. Distintos profesionales muestran su inquietud y su incomodidad
ante la brecha que se ha producido entre su trabajo y su
formación en APS. A nivel general, la dirección del CAPS
considera que ha habido un cambio de paradigma en las
políticas de salud que, en lugar de fortalecer el primer nivel
de atención mediante medidas compensatorias, los obliga a
atender una mayor demanda en el marco de una situación
de desborde por la insuficiencia de recursos. Los médicos
generalistas, por su parte, consideran que se han convertido en “máquinas asistenciales” que “tapan un malestar”
sin poder dedicar el tiempo necesario para brindar una
atención integral a los pacientes y relegando actividades de
promoción y prevención con el anclaje territorial propia
de la APS. Se ha generado así una distorsión de su trabajo, que los aleja de su formación en medicina general y
los limita, en cambio, a la práctica de una clínica médica
“a destajo”, lo que produce cierto malestar y frustración.
La percepción de sí mismos como “máquinas asistenciales”
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 161
puede entenderse como el resultado de la doble presión
que ejerce el recorte presupuestario y la mayor demanda
asistencial que recibe el CAPS.
En este contexto, el significado que el equipo atribuye
a su práctica en el CAPS y las postas se configura y actualiza
a través de las situaciones que se presentan día a día. La
conjunción de las falencias estructurales del sector salud y
la coyuntura socioeconómica promueve un escenario en el
que los médicos generalistas expresan un conflicto entre el
trabajo que realizan y su formación e identidad profesionales. También se ve afectado el significado que le atribuyen
al CAPS, bajo estas circunstancias, como organización del
primer nivel de atención en la que se desempeñan, ya que
son las personas que habitan las instituciones las que les
atribuyen fuerza y significación, lo que varía de acuerdo con
el contexto institucional y social en el que desarrollan su
práctica (Hallett y Ventresca, 2006).
Con la organización de los “operativos” se busca dar
respuesta a una demanda de controles que “hierve” en épocas de inicio del ciclo lectivo y en las fechas límite para
cumplir con las condicionalidades en salud exigidas para el
cobro completo de asignaciones monetarias y planes sociales. Estos operativos buscan minimizar las penalidades por
no cumplir con los controles de salud ante la falta de turnos disponibles para hacerlo en el CAPS, lo que podría
agravar las condiciones de vida de una población ya sumamente vulnerable. No obstante, generan conflictos éticoprofesionales a los médicos generalistas, quienes consideran que, al no hacerse con el detenimiento necesario, no
son verdaderos chequeos de salud y ven así disminuida su
labor a un acto burocrático y no médico. La decisión de
los médicos de firmar el control se desarrolla en un marco
de restricciones impuesto, por un lado, por las autoridades municipales, que “bajan” hacia los CAPS la directiva de
organizar los operativos, y, por otro lado, por las urgencias
de la población. Siguiendo a Hallett et al. (2009: 6), podemos decir que, en su práctica, el equipo define y negocia el
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162 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
trabajo que realiza a partir de las interacciones del día a día,
no solo con las autoridades municipales, que definen parte
de los marcos normativos, sino también con las demandas
de la población. Retomando la visión sobre la discrecionalidad de la acción de los actores del sector público de Lipsky
(2010), esta no es un producto exclusivo de la coyuntura o
de cada situación. Por el contrario, el componente discrecional de los cursos de acción está informado por aspectos
ético-profesionales e identitarios, condicionados estos, a su
vez, por la misma coyuntura y la situación concreta. Por
un lado, el equipo debe responder a la obligación de realizar los operativos en el marco de una urgencia social y de
las indicaciones del municipio para resolver esta demanda.
Esta situación deja márgenes de autonomía acotados, en los
cuales la “resistencia” puede darse a través de la realización
de una menor cantidad de controles con mayor exhaustividad –como en el caso del Dr. Luis–, pero no deja ser una
“negociación” de los criterios impuestos por las autoridades
sanitarias. En esta forma de resistencia a la normativa y a
la respuesta organizativa impuesta por el municipio no solo
está en juego el cuidado que se le brinda a la o el paciente, sino qué se le está comunicando que es un control de
salud. Por otro lado, en lo que respecta a las demandas de la
población, el margen de decisión es aún menor, ya que los
integrantes del equipo reconocen la necesidad de los beneficiarios de contar con el cobro completo de las asignaciones
familiares y las condicionalidades de los planes sociales.
En contraste con la situación de desborde y de “sábana
corta” descripta, el área de salud materno-infantil del CAPS
cuenta con los recursos necesarios para garantizar la captación y el seguimiento de pacientes embarazadas y recién
nacidos y también de pacientes con infecciones de transmisión sexual (ITS), en especial sífilis, cuyos casos han ido
en aumento. Es decir, contando con la decisión política
de fortalecer la atención primaria para reducir la mortalidad infantil y el cuidado perinatal con recursos específicos
para el área provenientes del Plan Nacer/Programa Sumar
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 163
y otros programas nacionales, provinciales y municipales,
el equipo dedicado a la salud materno-infantil puede ejercer la APS incluyendo tanto tareas asistenciales como de
prevención y promoción de la salud. Además, en lo que
respecta a salud de la mujer, logran realizar los controles
de Papanicolaou tanto por demanda espontánea como programada y brindan atención sobre planificación familiar,
métodos anticonceptivos e interrupción legal del embarazo
(ILE), entre otros temas.
Como vimos en el capítulo 4, entre las restricciones
para el trabajo cotidiano de los médicos se encuentran los
faltantes de medicamentos. Se trata de una problemática
recurrente del sector público que se agudizó en los últimos
años, con los recortes y demoras en las entregas de fármacos esenciales del programa Cobertura Universal de Salud
(CUS)-Medicamentos (ex-Remediar), orientado a fortalecer
el acceso universal y gratuito en el primer nivel de atención
a las personas que solo cuentan con cobertura pública. Si
bien el municipio realiza compras para suplir el faltante,
en un contexto de aumento de la demanda asistencial en el
CAPS, el déficit no solo impide garantizar la accesibilidad
para los pacientes, sino que va en detrimento del trabajo de
los profesionales al restarles tiempo de consulta que debe
destinarse en cada caso a resolver la estrategia terapéutica por seguir. La imagen de tener que “hacer malabares”
es elocuente y da cuenta del esfuerzo adicional que realizan los médicos para tratar de garantizar este derecho a
los pacientes, que, según los testimonios del equipo, queda
en muchas ocasiones vulnerado. Los faltantes llevan a los
pacientes y a sus familiares a tener que circular por distintos establecimientos municipales y provinciales, con los
tiempos y costos monetarios de traslado que esto conlleva.
Este “peregrinaje” puede ser infructuoso y desalentador, y
terminar en un gasto de bolsillo o en que no se pueda seguir
el tratamiento indicado, en un contexto de disminución de
los ingresos familiares e incremento sostenido de los costos
de los fármacos y del gasto para trasladarse.
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164 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Para los pacientes polimedicados por patologías crónicas, aun cuando puedan acceder a la medicación gratuita,
los cambios en las prescripciones “según lo que haya” en
la farmacia constituyen una sobrecarga evitable que atenta
contra la adherencia a los tratamientos y pone en riesgo
la salud del paciente cuando genera desorientación y confusión sobre su ingesta. Las limitaciones que enfrentan los
médicos generalistas para la atención integral de los pacientes diabéticos son múltiples. En cuanto a los insulinodependientes, las restricciones en el acceso a insulina –especialmente la que se presenta como lapiceras–, glucómetros y
tiras reactivas no solo vulneran su derecho al tratamiento
y calidad de vida, consagrado por la legislación provincial,
sino que también van en detrimento de la continuidad de la
atención a través de consultas de seguimiento en el CAPS.
En este escenario restrictivo y de riesgo evitable para el o la
paciente, como uno de los profesionales lo expresó, se ven
en la situación de buscar hacer el menor daño a través de
las intervenciones médicas, es decir, de hacer prevención
“cuaternaria”, una acción muy alejada de las metas de APS.
El manejo de la diabetes también requiere poder participar
de actividades colectivas de promoción y prevención que
brinde el equipo de salud para capacitar a los pacientes para
el cuidado integral, las que se han visto muy restringidas
no solo por la necesidad de racionar los recursos humanos
y turnos programados en un contexto de desborde asistencial, sino también por obstáculos que imponen las políticas
municipales de contratación y capacitación del personal de
salud del primer nivel de atención.
El deterioro de las condiciones de vida de la población,
con el aumento de los niveles de pobreza, malnutrición e
inseguridad alimentaria y la ausencia de programas de asistencia alimentaria acordes a las necesidades de salud de los
grupos más vulnerables, lleva a que los médicos tengan que
adaptar estrategias terapéuticas y consejerías para no quedar “fuera de foco”. Los testimonios muestran sentimientos
de frustración e indignación con los que conviven en su
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 165
trabajo cotidiano ante la vulneración del derecho a la salud
de amplios sectores de la población que atienden y por los
límites que enfrentan para hacer su trabajo en APS, con
los replanteos como agentes de salud y los dilemas éticoprofesionales e identitarios que conllevan. En el caso de los
médicos generalistas, por su formación disciplinaria, ponen
en primer plano los múltiples determinantes macrosociales del proceso de salud-enfermedad-atención-cuidado y
hacen un reclamo explícito de políticas intersectoriales que
mejoren la calidad de vida de la población para poder ellos
intervenir en el nivel microsocial.
En el capítulo 4 también describimos cómo funciona el
servicio de vacunación del CAPS luego de haberse ampliado
el Calendario Nacional de Vacunación desde el año 2003
hasta el año 2017. Entre las acciones que buscan promover
la vacunación en el barrio se encuentran los operativos, las
jornadas de vacunación de la tercera edad en el polideportivo municipal y la adaptación de los carnets de vacunación para cada grupo poblacional. Sin embargo, la labor del
equipo de enfermeras a cargo del vacunatorio se ha visto
perjudicada por los faltantes en las entregas de dosis necesarias de las vacunas triple bacteriana acelular, contra el
virus del papiloma humano (HPV, por sus siglas en inglés) y
la Menveo. Los faltantes, responsabilidad del Estado nacional, significan una vulneración del derecho a la vacunación
de la población de menores recursos, que no puede costear
las vacunas de forma particular ni cuenta con cobertura de
obra social. Según la dirección del CAPS, ello significa una
política de salud clara en cuanto al desfinanciamiento del
sector público y la vulneración del derecho a la salud. Así
como ocurre con los médicos y trabajadoras sociales ante el
desborde asistencial, familiar y de salud mental, los faltantes
de vacunas obligan a las enfermeras a establecer prioridades
basadas en lo más urgente y no en la totalidad de las demandas y a acompañar a las familias ante la falta de recursos
suficientes para ejercer la APS según los lineamientos de
universalidad, gratuidad y atención de las necesidades de
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166 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
toda la comunidad. En ambos casos, las decisiones tomadas
por el equipo de salud buscan maximizar el acceso a la
vacunación aunque ello implique un desgaste emocional y
diversos dilemas ético-profesionales al comparar su labor
cotidiana con sus ideales de formación en APS.
En el capítulo 5 vimos los problemas que genera la
falta de coordinación entre efectores desde la perspectiva
de los profesionales que trabajan en el CAPS. Las fallas en
el trabajo en red incluyen plazos prolongados para la atención en el segundo nivel, imposibilidad de derivar a determinados servicios dentro del municipio o en municipios
cercanos y dificultades con la contrarreferencia del efector
del segundo nivel al del primer nivel. Las dificultades de
resolución a través de la red de atención local llevan a que,
en determinadas ocasiones, los profesionales les recomienden a sus pacientes dirigirse a establecimientos ubicados en
la Ciudad Autónoma de Buenos Aires a pesar de que son
conscientes de que ello puede generar trastornos importantes en la organización familiar, tanto para los traslados
como para cuando los cuadros requieren internación. Por
su parte, el Ministerio de Salud de la provincia, a través
de la región V, es señalado como un elemento que dificulta
la articulación cuando una de sus atribuciones es garantizar el trabajo en red entre los efectores. Todo lo anterior
obstaculiza la continuidad y la integralidad de la atención,
limita la posibilidad de seguimiento de pacientes por parte
del CAPS y genera ineficiencias en el manejo de los recursos
públicos. A su vez, se produce un “desdibujamiento” de los
niveles de atención y el primer nivel debe resolver problemas correspondientes al segundo a costa de relegar tareas
propias vinculadas con la atención preventiva y el trabajo comunitario. Por otro lado, las fallas en la articulación
también implican un trabajo extra para los médicos y trabajadoras sociales, ya que deben dedicar un mayor tiempo a
los casos que requieren derivaciones complejas, incluso realizando trámites cuyo resultado negativo pueden anticipar.
Como vimos en el caso del paciente que debía realizarse
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 167
una angiografía con carácter de urgencia, las demoras producidas por las fallas en la red de atención pueden resultar
en el agravamiento de los cuadros de pacientes con serias
condiciones de salud.
La firma de trámites o pedidos de estudios incompletos
(iniciados por profesionales de otros efectores) también
resulta una sobrecarga para el trabajo diario del CAPS y una
distorsión de este. Sobresale aquí el relato de la Dra. Teresa,
quien explica que debe firmar trámites de pacientes que no
conoce cuando el cuidado longitudinal de la o el paciente es
un principio rector de la APS. De allí que, en ocasiones, los
médicos revistan el rol de “gestores del acceso”, ya que su
accionar se vincula con la necesidad de obtener una firma
para poder encauzar un trámite antes que con su conocimiento técnico y profesional. Aunque, como en el caso de la
Dra. Teresa, estos episodios puedan traer aparejados sentimientos de frustración o de enojo, los médicos eligen firmar
esos trámites para no imponer obstáculos adicionales a la
atención de la salud de esos pacientes.
En este marco, las falencias de los efectores de referencia, así como la sobrecarga que implica el pedido de
trámites, tienen consecuencias sobre las motivaciones e
identificaciones de los integrantes del equipo de salud. Si
bien sus testimonios muestran que realizan esfuerzos adicionales para garantizar el acceso a la atención de la salud
de sus pacientes, la firma de trámites de pacientes desconocidos tiene consecuencias sobre la manera en que los
médicos ven su propia práctica y los lleva a reflexionar
acerca de su rol en los servicios de salud o la pertinencia
de su formación con relación a algunas tareas que realizan. La falta de respuesta de otros efectores, por su parte,
acrecienta el esfuerzo que se requiere por parte de ellos
e implica una mayor exigencia sobre el compromiso del
equipo. En este sentido, a pesar de que tengan un carácter
diferente al de la sobrecarga asistencial, estas actividades
también colisionan con los componentes identitarios del
plantel médico y generan desgaste. Este escenario no es
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168 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
privativo del CAPS seleccionado, sino que refleja un cuadro
de situación más general en el sector salud, integrado por
un trabajador “sobredemandado, polivalente, y multifuncional […], situaciones que sin duda redundan en la calidad
de la atención y en la salud de los propios trabajadores”
(Spinelli et al., 2013: 22).
Estos factores contribuyen a que, en ocasiones, por la
problemática estructural del sistema de salud –sumada al
aumento de la demanda de atención por la crisis socioeconómica–, el equipo de salud se vea en situaciones en las
que debe resolver demandas sin los recursos necesarios y
sin la respuesta de otros efectores e instancias de gestión.
En este escenario, los integrantes del equipo hacen lo que
consideran justo y posible y dedican mayor tiempo y esfuerzo cuando la situación lo requiere. Para ello, movilizan los
recursos que tienen a su alcance y articulan con actores
de otros establecimientos en la medida de lo posible (en
muchas ocasiones, mediante mecanismos informales y contactos profesionales y personales). A pesar de estas iniciativas y esfuerzos, la demanda queda en ocasiones irresuelta
por las fallas de la red de atención. Así, deja a los pacientes en situaciones de mayor vulnerabilidad e implica que
el acceso a la salud dependa en la práctica de la capacidad
de agencia del equipo de salud y de los usuarios y de los
recursos de los que estos últimos dispongan.
En el marco de un contexto en que las falencias en
la articulación entre efectores es señalada sistemáticamente
por los profesionales entrevistados, la implementación de
la historia clínica electrónica (HCE), que permite compartir
la información de los pacientes entre los distintos efectores
municipales, es señalada como un instrumento que facilita
la coordinación asistencial, permite ahorrar tiempo en la
consulta, hace más ágil la atención, simplifica el recorrido
de los pacientes por el sistema de salud y facilita su adherencia a tratamientos y los controles. A pesar de algunas
limitaciones en su implementación (no incluye el hospital provincial de referencia ni abarca la totalidad de los
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servicios de los efectores municipales y la información que
se carga varía de acuerdo con cada efector y profesional),
los entrevistados coinciden en señalar los beneficios de la
incorporación de la HCE. A su vez, cabe señalar que –a
diferencia de lo que ocurre con el resto de los servicios–
destacan el buen funcionamiento y los recursos suficientes que tiene la red de atención perinatal. Si bien existen
otros servicios en los que hay una buena articulación entre
el primero y el segundo nivel (por ejemplo, con cuidados
paliativos), lo distintivo de la red de atención perinatal es
que la coordinación de efectores no depende de la buena
voluntad de los profesionales, sino que se encuentra facilitada de forma institucional.
Sintetizando, los testimonios de los integrantes del
equipo de salud revelan un escenario de trabajo muy complejo: con faltantes de insumos, medicamentos y vacunas,
ineficiencias y falta de articulación de la red de atención
y mayores necesidades sociosanitarias de la población que
busca atención en el CAPS. Estos factores interactúan de
modo tal que producen escenarios críticos en los que se
combinan desventajas sociales y demandas de la población
con una capacidad de resolución limitada por parte del
equipo de salud. Los objetivos y el trabajo del equipo en APS
se ven en gran parte distorsionados o, al menos, se tornan
más difusos. Si –de acuerdo con Bianco y Grigaitis (2005)–
la estructura organizativa de los equipos de salud en la
estrategia de APS supone objetivos comunes y una división
del trabajo de acuerdo con las disciplinas y las características de la población e integra actividades como la gestión del
efector en distintos niveles político-institucionales y la planificación y coordinación de actividades, entre otras, varios
de estos objetivos y funciones son de difícil cumplimiento
en el contexto actual.
En general, los testimonios también muestran –tal
como señalan Novick y Rosales (2006)– un incremento en
la intensidad del trabajo de los profesionales del equipo. A
pesar de los esfuerzos realizados, no siempre es posible dar
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170 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
resolución a las necesidades de los pacientes. Los médicos
ajustan sus consejos y recomendaciones de cuidado para
no quedar “fuera de foco” o se ven en situaciones en las
que deben resignar sus propios criterios sobre los controles de salud para no obstaculizar el cobro de una asignación familiar. El correlato emocional de estas situaciones
se expresa en sentimientos de frustración e indignación al
enfrentar situaciones que no pueden resolver o resuelven a
medias. Estas emociones no son solo cuestiones particulares, sino estados producidos en parte por el contexto social
y por la política de ajuste en el sector salud. Recuperando
la perspectiva intersubjetiva de las emociones de Zietsma y
Toubiana (2018), podemos entender entonces el correlato
emocional de la coyuntura socioeconómica, la política de
salud y la realidad institucional del CAPS, que condicionan
los cursos de acción que sus integrantes toman y la reflexión
que hacen sobre su práctica.
Los miembros del equipo de salud se encuentran
actuando como intermediarios de los efectos de la política
de ajuste en el sector salud. Así, su accionar muchas veces
puede marcar la diferencia entre el acceso o la imposibilidad de acceder a la atención o la obtención de un recurso. El equipo busca el modo de compensar o revertir los
obstáculos para la accesibilidad a servicios y recursos. En
esta mediación observamos elementos de discrecionalidad
(por ejemplo, al no utilizar los talonarios del Programa
Medicamentos de Primer Nivel) y también de “improvisación pragmática” (Maynard-Moody y Musheno, 2012) en la
interacción con agentes de otras organizaciones y, en algunas ocasiones, con los mismos pacientes al explicarles las
razones de los faltantes de recursos y recomendarles cursos
de acción. Como señalan dichos autores, en este proceso de
improvisación no solo se producen equidades, sino también
inequidades (Maynard-Moody y Musheno, 2012) por descansar en la voluntad, los criterios y la capacidad de agencia
de los miembros del equipo de salud, lo que implica que
demandas similares puedan ser resueltas en algunos casos
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 171
y en otros eso no sea posible. A los pacientes, la falta de
recursos del CAPS –incluidas las horas-médico para turnos
programados de controles y para actividades comunitarias–
y de la red de atención les genera numerosos inconvenientes que atentan contra su salud.
Los relatos de los integrantes del equipo de salud del
CAPS que reunimos en nuestro estudio muestran cómo
viven la crisis del sector, agravada por la coyuntura crítica
socioeconómica. A lo largo de los capítulos, buscamos rescatar los aspectos comunes que atraviesan los testimonios,
como también los matices que se presentan en las visiones y
las experiencias cotidianas frente a situaciones que recortan
los márgenes de acción, pero que no necesariamente los
clausuran. Esperamos que este libro, a partir del caso estudiado correspondiente a un efector público del conurbano
bonaerense, pueda ayudar a la formulación y la implementación de políticas, en las instancias de decisión y gestión
correspondientes, que contribuyan a mejorar las condiciones de trabajo de los equipos de salud en el primer nivel
de atención y a asignar recursos y desarrollar mecanismos
de gestión que favorezcan una mejor articulación de las
redes asistenciales para potenciarlas como recurso para el
cuidado integral y continuo de los pacientes. Si bien a través de los testimonios recuperamos una visión microsocial
del fenómeno, consideramos que estos pueden contribuir
a generar un mayor interés por estudios que reconstruyan
las perspectivas de los actores inmersos cotidianamente en
la problemática y complementar los análisis de las políticas
públicas a escalas más macro.
Por otra parte, cabe señalar algunas de las limitaciones
de este estudio. En primer lugar, al focalizarnos sobre los
relatos de los profesionales que trabajan en el primer nivel
de atención, presentamos aquí un panorama del sector
salud desde sus puntos de vista y experiencias. Es decir,
no podemos dar cuenta de cómo evalúan la situación del
sector los trabajadores de los demás niveles de atención. Las
miradas sobre los trabajadores de otros niveles (y sobre el
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172 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
funcionamiento de los efectores de esos niveles) reflejan las
percepciones y experiencias de los integrantes del CAPS en
el que realizamos nuestro trabajo de campo.
Tampoco incluimos en el trabajo de campo a la totalidad de los integrantes del equipo de salud del CAPS. La
ajustada agenda de algunos de los profesionales hizo imposible que se pudieran concertar entrevistas sin interferir
en sus horarios de trabajo. A fin de no generar mayores obstáculos para la atención, optamos por realizar las
entrevistas solo con aquellos integrantes a los que pudimos
entrevistar en alguno de sus tiempos de descanso o que nos
ofrecieron algún horario conveniente para ellos.
A modo de cierre, destacamos que la voluntad y el
compromiso del equipo de profesionales son actualmente
dos de los recursos más importantes con los que cuenta este CAPS ante las deficiencias en el acompañamiento
del Estado nacional y del provincial y también, en varios
aspectos, del municipal. Que la política de APS descanse
en gran parte en la buena voluntad de los equipos de los
CAPS u otros efectores es inaceptable. Por el contrario,
es necesario potenciar su compromiso e incentivarlo, así
como su capacidad resolutiva, a través del otorgamiento de
recursos materiales suficientes y condiciones laborales adecuadas, que incluyan el reemplazo de los puestos vacantes
y la apertura de nuevos cargos para satisfacer el volumen
de la demanda asistencial, entre otros. La literatura indica la necesidad de mejorar las condiciones de trabajo de
los recursos humanos del primer nivel de atención, entre
los que se observa una alta rotación y quienes consideran que están en una situación de desventaja en cuanto a
oportunidades de progreso y capacitación respecto de los
profesionales que se desempeñan en el ámbito hospitalario
(Tobar et al., 2006). Es necesaria, asimismo, una política
sanitaria provincial y municipal que mejore y fortalezca el
funcionamiento de las redes de atención de modo tal que
las derivaciones para estudios, consultas con especialistas
e intervenciones puedan garantizarse en tiempo y forma.
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Por otro lado, también es necesario agilizar la dinámica de
gestión de trámites en las distintas jurisdicciones para el
acceso a múltiples recursos de salud. De ello dependerá la
implementación de una estrategia de APS integral que pueda desarrollar las metas que se propone en el sector público
y, por lo tanto, garantizar el derecho a la salud para los
grupos sociales más vulnerables.
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Anexo
Incluimos en este anexo la descripción de los programas
y planes nacionales y provinciales mencionados en el
libro para brindar un mayor detalle.
Cobertura Universal de Salud (CUS)-Medicamentos
(ex-Remediar)54
Según información publicada por el ex Ministerio de
Salud de la Nación en su sitio web, este programa nacional, que se implementó en el año 2016, reemplaza y
continúa las líneas de acción del Programa Remediar:
Brinda acceso gratuito a los medicamentos esenciales para
el primer nivel de atención en los establecimientos de salud
de todo el país, con financiamiento en su mayor parte del
tesoro nacional. A través de la adquisición y distribución
de los medicamentos e insumos sanitarios en los centros
de atención primaria y hospitales (cuando el tratamiento de
pacientes crónicos lo requiera) se busca integrar diferentes
niveles de atención, y contribuir a la eliminación de todo tipo
de barreras que pudieran existir para acceder al tratamiento
de calidad que necesiten. Se busca asimismo la capacitación
de los profesionales de la salud y del recurso humano, con
un enfoque en atención primaria, calidad, terapéutica racional y cuidado de medicamentos, y el fortalecimiento de las
54
Fuentes: Programa Nacional Municipios y Comunidades Saludables (2015).
Boletín Virtual, 2(8). Recuperado de <https://bit.ly/3ayAOsz>; MSAL (s. f.).
Cobertura Universal de Salud-Medicamentos garantiza tu derecho a la
salud brindando acceso gratuito a medicamentos esenciales en todo el país.
Recuperado el 29 de septiembre de 1029 de <https://bit.ly/3cM5rwa>;
MSAL (s. f.). Remediar + Redes. Recuperado el 1 de octubre de 2019 de
<https://bit.ly/351sFvE>.
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189
190 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
estructuras provinciales de gestión de medicamentos e insumos sanitarios, mediante la distribución de equipamiento
informático y mobiliario (MSAL, s. f.).
El Programa Remediar se implementó en el año
2002 para enfrentar la emergencia sanitaria que atravesaba el país como un plan centralizado con financiamiento del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Se buscaba reducir el impacto del gasto de bolsillo en
medicamentos en el presupuesto de las familias más
pobres y la inequidad en el acceso a los fármacos esenciales (Kremer, 2007). Este programa no tiene criterios de elegibilidad de los beneficiarios, quienes pueden
acceder a los medicamentos en tanto acudan al centro
de atención primaria de la salud (CAPS) de su lugar de
residencia y se les prescriba un medicamento incluido
en el botiquín, que retiran de la farmacia del CAPS.
En el marco del programa, también se buscaba fortalecer el modelo de atención primaria de la salud (APS)
y la gestión participativa (Maceira et al., 2005: 2). El
Remediar incorporó progresivamente el envío de medicamentos e insumos médicos del Programa Nacional de
Salud Sexual y Procreación Responsable; de la Dirección
Nacional de Sida, Enfermedades de Transmisión Sexual,
Hepatitis y Tuberculosis; del Programa Nacional de
Control de Enfermedades Inmunoprevenibles; del Programa Nacional de Control de la Tuberculosis y Lepra,
y del Programa Nacional de Chagas, entre otros.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 191
Programa de Prevención, Diagnóstico y Tratamiento
del Paciente Diabético de la Provincia de Buenos Aires
(PRODIABA)55
El PRODIABA es un programa que depende del Ministerio
de Salud de la Provincia de Buenos Aires. A partir de la Ley
n.º 11.620, del año 1994, que propone mejorar la calidad de
vida de las personas con diabetes, se implementó en 1996
este programa provincial con el fin de preservar el derecho
de las personas que padezcan diabetes a la atención integral,
oportuna y eficiente. Desde abril del año 1999, se encarga
de otorgar insulina inyectable, antidiabéticos orales, agujas, jeringas para la aplicación de insulina y tiras reactivas
para determinar el nivel de glucosa en sangre y cuerpos
cetónicos en orina, como también aparatos de medición a
la población destinataria. Este programa está orientado a
todas las personas que padezcan la enfermedad crónica diabetes y no posean ninguna cobertura de salud. Para acceder
a él se debe concurrir al servicio social del hospital o CAPS,
en el cual el paciente debe completar una encuesta en la
que deje constancia de que no tiene cobertura social. Previamente se requiere la consulta con un médico diabetólogo
que diagnostique la enfermedad.
Programa de Epilepsia (PROEPI)56
Creado a fines del año 2004, el PROEPI es un programa que se ocupa de entregar gratuitamente dos tipos de
medicación para controlar la epilepsia. Por un lado, otorga
55
56
Fuente: Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires (s. f.). Qué es el
PRODIABA. Recuperado el 6 de mayo de 2020 de <https://bit.ly/2YzQLwu>.
Fuente: Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires (s. f.). Programa
de Prevención de la Epilepsia (PROEPI). Recuperado el 2 de octubre de 2019
de <https://bit.ly/3bEQPP2>.
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192 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
“drogas clásicas”, como carbamazepina, clonazepam, clobazam, fenobarbital, fenitoína y ácido valproico, a quienes así
lo precisen. Por otra parte, en aquellos casos en que así se
requiera por justificación médica, brinda “drogas de segunda línea o nuevas drogas anticonvulsivantes” como oxcarbazepina, lamotrigina, vigabatrina y topiramato. La población
destinataria son aquellas personas que tienen epilepsia y
no poseen cobertura social ni recursos para acceder a los
medicamentos necesarios. Para ser beneficiario del PROEPI
se debe iniciar la gestión en el servicio social del hospital
o CAPS dejando constancia de la imposibilidad de adquirir
medicamentos y de la falta de cobertura social. Luego se
realiza una consulta con un médico neurólogo y se retira
fácilmente la medicación correspondiente. Si bien este programa –que depende del Ministerio de Salud– es nacional,
también está implementado en algunas provincias, como
Buenos Aires, Santa Fe y Salta, entre otras.
Programa para el Asma Infantil57
Este programa nacional fue creado en el año 2005 y
se encarga de dar a sus beneficiarios drogas para tratar
el asma, como salbutamol, meprednisona y budesonide,
y aerocámaras. Contando con el carnet del programa
se garantiza la entrega del tratamiento por un año,
con posibilidad de renovación. Para recibir el carnet,
el familiar a cargo del paciente debe presentarse en el
hospital o CAPS con fotocopia del documento nacional
de identidad (DNI) del menor de edad. Debe firmar
una declaración jurada en la que reconozca vivir en la
República Argentina y que no posee cobertura social.
De esta manera, el médico va a completar una planilla
57
Fuente: MSAL (s. f.). Asma infantil. Recuperado el 3 de octubre de 2019 de
<https://bit.ly/2x5ALqA>.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 193
con los datos del paciente para adherirlo al programa.
En las provincias de Buenos Aires y Mendoza, entre
otras, también se crearon programas provinciales para
el asma infantil.
Programa Nacional de Control de Tuberculosis y Lepra
(PNCTByL)58
Desde mayo del año 2014, se encarga de la programación, la gestión y la administración de los recursos
y las actividades para el control de dicha enfermedad
en la población del territorio nacional y provincial. Se
trata de controlar la enfermedad desde una concepción de derechos humanos, con el objetivo de evitar la
discriminación y la estigmatización. El trabajo de este
programa se descentraliza mediante referentes en las
24 jurisdicciones y se constituyen así programas provinciales de tuberculosis. Este programa nacional busca
asegurar la protección socioeconómica del paciente que
padece tuberculosis, la continuidad de su tratamiento y
de cualquier otro tipo de riesgo proveniente de dicha
enfermedad. En el mismo hospital o centro de salud
donde reciba el tratamiento, el paciente puede solicitar
ser beneficiario de este programa. Los requisitos son no
poseer ninguna cobertura social y haber residido en el
país durante los últimos dos años, como mínimo.
58
Fuentes: Dirección de Sida, Enfermedades de Transmisión Sexual, Hepatitis
y TBC (2018). Boletín Sobre Tuberculosis en la Argentina, 1(1). Recuperado el 2
de octubre de 2019 de <https://bit.ly/2xWkFjz>; Ministerio de Salud de la
Provincia de Buenos Aires (s. f.). Programa de TBC (Tuberculosis). Recuperado el 3 de octubre de 2019 de <https://bit.ly/2zlldjd>.
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194 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
Programa de Prevención de las Infecciones
Respiratorias Agudas (IRA)59
Desde el año 2002 se implementó el programa provincial
IRA. Se encarga de la entrega de forma gratuita de medicación broncodilatadora, como salbutamol, budesonide
y meprednisona, y aerocámaras espaciadoras. A su vez,
durante los meses de invierno (de mayo a septiembre), lo
anterior se ve reforzado con la Campaña IRA, en la cual
hospitales, centros de salud y postas se enfocan principalmente en la demanda espontánea. Esto se debe a que son
meses en los cuales las infecciones respiratorias aumentan.
Asignación Universal por Hijo para Protección Social
(AUH)60
Este plan nacional de la Administración Nacional de la
Seguridad Social (ANSES) entró en vigor en octubre del año
2009 y se encarga de entregar una transferencia monetaria
al padre o madre que viva con hasta cinco hijos menores de
18 años de edad y que, asimismo, se encuentre desocupado/
a, sea un/a trabajador/a no registrado/a, un/a trabajador/
a del servicio doméstico, monotributista o esté inscripto/
a en algún programa de trabajo (Hacemos Futuro o Manos
a la Obra, entre otros). La mensualidad la cobra uno solo
de los padres y se trata de priorizar a la madre. Para poder
cobrarla en su totalidad es necesario presentar de manera
anual la Libreta de Asignación Universal de cada hijo, en la
cual se acreditan la asistencia a la escuela y los controles de
salud correspondientes.
59
60
Fuente: Consejo Nacional de Coordinación de Políticas Sociales (2019).
Tablero de planes, programas sociales y prestaciones de la seguridad social.
Recuperado el 30 de septiembre de 2019 de <https://bit.ly/2VYwCgq>.
Fuente: ANSES (s. f.). Asignación Universal por Hijo. Recuperado el 3 de
octubre de 2019 de <https://bit.ly/3eOsnwC>.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 195
Asignación por Embarazo para Protección Social61
El plan que lleva adelante la ANSES, que se implementa
desde abril del año 2011, otorga un cobro mensual desde
las 12 semanas de embarazo a todas aquellas trabajadoras
informales, desocupadas, trabajadoras de servicio doméstico o inscriptas en alguno de los programas Hacemos Futuro
(Argentina Trabaja, Ellas Hacen), Manos a la Obra u otros
programas del Ministerio de Trabajo. Sus requisitos, además de lo anterior, son cumplir con los controles médicos
agendados y estar inscripta en el Programa Sumar (este
último requisito exceptúa a las trabajadoras del servicio
doméstico, las trabajadoras de temporada y las monotributistas sociales).
Plan Más Vida62
Es un programa del Ministerio de Desarrollo Social de la
provincia de Buenos Aires que se implementó en el año
1994 con la denominación Plan Vida. Con este plan se
busca garantizar la provisión de alimentos y nutrientes
fundamentales en los primeros años de vida. Se realizan
capacitaciones con el fin de fortalecer las funciones de las
agentes territoriales en la detección, la orientación, el asesoramiento, la contención y el acompañamiento de las familias frente a las problemáticas sociales que estas atraviesan.
La población destinataria del programa son aquellas familias en condiciones de vulnerabilidad social, embarazadas,
madres puérperas y niños hasta los seis años de edad. Su
objetivo principal es mejorar las condiciones de nutrición,
61
62
Fuente: ANSES (s. f.). Asignación por Embarazo para Protección Social.
Recuperado el 3 de octubre de 2019 de <https://bit.ly/2xbtjug>.
Fuente: Ministerio de Desarrollo Social de la Provincia de Buenos Aires
(s. f.). Plan Más Vida. Recuperado el 3 de octubre de 2019 de <https://bit.ly/
2W1YyjU>.
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196 • Atención primaria de la salud en tiempos de crisis
crecimiento y desarrollo de la población materno-infantil.
Para ello, se entrega a los destinatarios una tarjeta de débito
del Banco Provincia, entidad a la cual se les transfiere el
dinero. Asimismo, mediante el trabajo territorial realizado
conjuntamente con otros organismos nacionales, provinciales, municipales u organizaciones se propone facilitar
un abordaje integral de las problemáticas particulares de
cada comunidad asistida. Las familias beneficiarias del plan
deben presentar la siguiente documentación: DNI del responsable adulto y certificados de nacimiento y de vacunación de los niños. En el caso de las embarazadas, deben
presentar el certificado de embarazo con la fecha probable de parto.
Plan Hacemos Futuro (ex Programa Argentina TrabajaIngreso Social con Trabajo [PRIST])63
Este plan nacional es llevado a cabo por la ANSES. A partir
de él se busca financiar obras de infraestructura menores
asociadas al patrimonio comunitario, hábitat y desarrollo
urbano. Desde febrero del año 2018, promueve la finalización de la educación obligatoria (primaria y secundaria).
Asimismo, busca fomentar el desarrollo de las personas con
el objetivo de aumentar las oportunidades de insertarse en
el mundo del trabajo. De este modo, se brinda herramientas
para que los beneficiarios puedan capacitarse y mejorar, asimismo, sus condiciones de empleabilidad. En primer lugar,
se busca ofrecer ayuda para finalizar el primario o la secundaria. Luego, se capacita a los integrantes en oficios que les
interesen y, al finalizar la formación, se obtiene el Certificado de Formación Integral (CEFI). Asimismo, se ayuda a los
beneficiarios del programa a insertarse en el mundo laboral
63
Fuente: ANSES (s. f.). Hacemos Futuro. Recuperado el 3 de octubre de 2019
de <https://bit.ly/354DFIX>.
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Atención primaria de la salud en tiempos de crisis • 197
brindándoles herramientas para tener más oportunidades.
Para ser parte de Hacemos Futuro se pide la documentación
de estudios primarios o secundarios –ya sean completos o
en curso– y el Certificado de Control de Salud con firma
y sello de un médico matriculado en cualquier centro de
atención primaria u hospital o en el sanatorio de la obra
social. Todos los años se debe volver a presentar la documentación requerida.
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