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Lider y jefe

Los dotes de liderazgo de Isabel II son incuestionables y van mucho más allá de las ideas o tendencias políticas de las últimas décadas. Carismática, excelentemente bien formada en liderazgo y dirección y altamente cualificada para tratar todos los frentes de un poderoso país, la reina Isabel es una de las figuras políticas, una de las líderes mundiales más influyentes de los últimos años.

Isabel II Los dotes de liderazgo de Isabel II son incuestionables y van mucho más allá de las ideas o tendencias políticas de las últimas décadas. Carismática, excelentemente bien formada en liderazgo y dirección y altamente cualificada para tratar todos los frentes de un poderoso país, la reina Isabel es una de las figuras políticas, una de las líderes mundiales más influyentes de los últimos años. En este sentido, recuerdo la definición del filósofo Peter Drucker: “Gestión es hacer las cosas bien, liderazgo es hacer las cosas”. Isabel II se vio obligada a reinar a los 25 años, sin experiencia en todo lo referente al mundo real, debido a la insuficiente instrucción que le proporcionaron sus padres. ¿Y qué hizo? Escuchar a los antiguos funcionarios y ministros, reconvertirse, y empezar a entender los problemas nacionales e internacionales. Tenía una auténtica sed de aprender. Además de codearse de personas experimentadas, nunca menospreció a los rivales y adoptó grandes decisiones, pero siempre después de reflexionar concienzudamente. Al mismo tiempo, supo reaccionar con firmeza ante las urgencias. ¿Se equivocó? Sí, muchas veces, pero me quedo con su capacidad para superar las crisis. Como monarcas absolutos de nuestras vidas, todos deberíamos encontrar inspiración para el liderazgo, incluso en personajes tan distantes de nuestras realidades y metas. Porfirio Díaz José de la Cruz Porfirio Díaz Mori,1​ conocido como Porfirio Díaz (Oaxaca de Juárez, Oaxaca, 15 de septiembre de 1830-París, Francia, 2 de julio de 1915), fue un militar mexicano que ejerció el cargo de presidente de México en siete ocasiones. En total ocupó la presidencia de México por 30 años, una extensión sin precedentes, y cuyo lapso, en la historia de México, es denominado como Porfiriato. El porfiriato fue una etapa particularmente difícil en la vida política mexicana, dado que un único jefe político gobernó con puño de hierro la nación. Incluso cuando la presidencia de la nación fue ocupada durante cuatro años por otro militar, el general Manuel González, fue Porfirio Díaz quien tiró de los hilos del poder, retomando abiertamente el mandato enseguida.