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2020
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Events interact constantly between the United States of America and Iran, and the two parties constantly rub their presence in the Middle East, especially in Iraq and Syria. Where the two parties meet on common interests and separate on conflicting interests. Last week, the United States killed Qassem Suleimani, commander of the Qods Force in the Iranian Revolutionary Guard, the second figure in Iran, which was a blow and shock to the Iranians. The question remains about the possibility of engagement between the two sides and confrontation in an all-out war. This paper attempts to provide an illustration of the relationship between them and the potential for expected developments.
2023
The presence of metalworking tools in burials, hoards, and sanctuaries, from the Bell Beaker period until the Iron Age, invites the question of what link there was between the artisan and his tools, but also between the artisan and society. In these specific find contexts, tools not only provide technical evidence but also acquire a specific symbolic value, as they form part of certain rituals. For example, in the Late Iron Age of Continental Europe, these ritual aspects of artisanship relate to the profound upheavals in society that lead to the emergence of oppida. But tools are also technological items that answer to a specific need, and therefore should not be separated from their function and from the technical purpose for which they are employed. The “Metools” conference which was organised in Belfast in June 2016 as part of the HardRock project “Between a Rock and a Hard Place: context, function, and choice of early metalworking tools on Europe’s Atlantic façade” (Marie Skłodowska Curie, No. 623392) and the “Metal Ages in Europe” commission of the International Union of Pre- and Protohistoric Sciences (UISPP). Its aim was to shine a spotlight on the tools of the metalworker, whether in metal, stone, terracotta or organic materials, to follow their evolution from the appearance of metallurgy at the beginning of the Bronze Age to the Iron Age, as well as the place held by metalworking and its artisans in the economic and social landscape of the period. This volume brings together the various communications that were presented at the “Metools” international symposium to some sixty European researchers. It contains 12 papers by 22 authors. The papers, written in English and French, present new data from the British Isles, France, Germany, Spain, Italy and Corsica and cover a wide range of topics that make up some of the latest research on metalworking during the Bronze and Iron ages. Two projects involving experimental archaeology and various prospection methods used to detect open air metallurgy workshops are presented here. They underline the difficulty of identifying metalworking features in the archaeological record and give insight into why this is the case. Gold metalworking is the subject of two papers that give a comprehensive overview of the tools and the techniques required for this intricate and highly specialised artisanship. Other works shed light on the metalworking tools themselves found in domestic contexts, with detailed analyses of their use during specific stages of the metalworking process. Special emphasis is given to the rare tools found in hoards and their significance in these ritual contexts. This conference intended to provide a forum for developing a better understanding of the role metalworking and metalworkers played in society, and of the evolution of that role during the period conventionally referred to as the Metal Ages.
Academia Letters, 2022
This brief manuscript aims at delineating Myanmar's long-term oppressive and illegal strategy of dislocating Rohingya, and the attitude of the host-state Bangladesh, the regional and global superpowers, and instruments in this respect. The short article is designed by the qualitative method where information has been collected from different sources predominantly from scholarly articles. It aims at picturing the inhuman role of the material world to the persecuted Rohingya refugees. The manuscript has also suggested that the buzzword ''Rohingya issue" can be solved only if the Sino-Indian mutual understanding takes liberal steps with neutral support towards Bangladesh and Myanmar including asylum-seeker Rohingya refugees
Suy thận mạn- phải khắc phục khó khăn Thông tin quan trọng cần biết về suy thận mãn http://benhvienungbuouhungviet.com/suy-than-man-va-nhung-thong-tin-quan-trong-can-biet/ Suy thận cấp và những kiến thức cần biết http://benhvienungbuouhungviet.com/suy-than-cap-va-nhung-kien-thuc-can-biet/ Triệu chứng nào cảnh báo bệnh viêm cầu thận cấp http://benhvienungbuouhungviet.com/trieu-chung-nao-canh-bao-viem-cau-cap/
Una tarde extremadamente calurosa de principios de julio, un joven salió de la reducida habitación que tenía alquilada en la callejuela de S... y, con paso lento e indeciso, se dirigió al puente K... Había tenido la suerte de no encontrarse con su patrona en la escalera. Su cuartucho se hallaba bajo el tejado de un gran edificio de cinco pisos y, más que una habitación, parecía una alacena. En cuanto a la patrona, que le había alquilado el cuarto con servicio y pensión, ocupaba un departamento del piso de abajo; de modo que nuestro joven, cada vez que salía, se veía obligado a pasar por delante de la puerta de la cocina, que daba a la escalera y estaba casi siempre abierta de par en par. En esos momentos experimentaba invariablemente una sensación ingrata de vago temor, que le humillaba y daba a su semblante una expresión sombría. Debía una cantidad considerable a la patrona y por eso temía encontrarse con ella. No es que fuera un cobarde ni un hombre abatido por la vida. Por el contrario, se hallaba desde hacía algún tiempo en un estado de irritación, de tensión incesante, que rayaba en la hipocondría. Se había habituado a vivir tan encerrado en sí mismo, tan aislado, que no sólo temía encontrarse con su patrona, sino que rehuía toda relación con sus semejantes. La pobreza le abrumaba. Sin embargo, últimamente esta miseria había dejado de ser para él un sufrimiento. El joven había renunciado a todas sus ocupaciones diarias, a todo trabajo. En el fondo, se mofaba de la patrona y de todas las intenciones que pudiera abrigar contra él, pero detenerse en la escalera para oír sandeces y vulgaridades, recriminaciones, quejas, amenazas, y tener que contestar con evasivas, excusas, embustes... No, más valía deslizarse por la escalera como un gato para pasar inadvertido y desaparecer. Aquella tarde, el temor que experimentaba ante la idea de encontrarse con su acreedora le llenó de asombro cuando se vio en la calle. «¡Que me inquieten semejantes menudencias cuando tengo en proyecto un negocio tan audaz!-pensó con una sonrisa extraña-. Sí, el hombre lo tiene todo al alcance de la mano, y, como buen holgazán, deja que todo pase ante sus mismas narices... Esto es ya un axioma... Es chocante que lo que más temor inspira a los hombres sea aquello que les aparta de sus costumbres. Sí, eso es lo que más los altera... ¡Pero esto ya es demasiado divagar! Mientras divago, no hago nada. Y también podría decir que no hacer nada es lo que me lleva a divagar. Hace ya un mes que tengo la costumbre de hablar conmigo mismo, de pasar días enteros echado en mi rincón, pensando... Tonterías... Porque ¿qué necesidad tengo yo de dar este paso? ¿Soy verdaderamente capaz de hacer... "eso"? ¿Es que, p or lo menos, lo he pensado en serio? De ningún modo: todo ha sido un juego de mi imaginación, una fantasía que me divierte... Un juego, sí; nada más que un juego.» El calor era sofocante. El aire irrespirable, la multitud, la visión de los andamios, de la cal, de los ladrillos esparcidos por todas partes, y ese hedor especial tan conocido por los petersburgueses que no disponen de medios para alquilar una casa en el campo, todo esto aumentaba la tensión de los nervios, ya bastante excitados, del joven. El insoportable olor de las tabernas, abundantísimas en aquel barrio, y los borrachos que a cada paso se tropezaban a pesar de ser día de trabajo, completaban el lastimoso y horrible cuadro. Una expresión de amargo disgusto pasó por las finas facciones del joven. Era, dicho sea de paso, extraordinariamente bien parecido, de una talla que rebasaba la media, delgado y bien formado. Tenía el cabello negro y unos magníficos ojos oscuros. Pronto cayó en un profundo desvarío, o, mejor, en una especie de embotamiento, y prosiguió su camino sin ver o, más exactamente, sin querer ver nada de lo que le rodeaba. De tarde en tarde musitaba unas palabras confusas, cediendo a aquella costumbre de monologar que había reconocido hacía unos instantes. Se daba cuenta de que las ideas se le embrollaban a veces en el cerebro, y de que estaba sumamente débil. Iba tan miserablemente vestido, que nadie en su lugar, ni siquiera un viejo vagabundo, se habría atrevido a salir a la calle en pleno día con semejantes andrajos. Bien es verdad que este espectáculo era corriente en el barrio en que nuestro joven habitaba. La vecindad del Mercado Central, la multitud de obreros y artesanos amontonados en aquellos callejones y callejuelas del centro de Petersburgo ponían en el cuadro tintes tan singulares, que ni la figura más chocante podía llamar a nadie la atención. Por otra parte, se había apoderado de aquel hombre un desprecio tan feroz hacia todo, que, a pesar de su altivez natural un tanto ingenua, exhibía sus harapos sin rubor alguno. Otra cosa habría sido si se hubiese encontrado con alguna persona conocida o algún viejo camarada, cosa que procuraba evitar. Sin embargo, se detuvo en seco y se llevó nerviosamente la mano al sombrero cuando un borracho al que transportaban, no se sabe adónde ni por qué, en una carreta vacía que arrastraban al trote dos grandes caballos, le dijo a voz en grito:-¡Eh, tú, sombrerero alemán! Era un sombrero de copa alta, circular, descolorido por el uso, agujereado, cubierto de manchas, de bordes desgastados y lleno de abolladuras. Sin embargo, no era la vergüenza, sino otro sentimiento, muy parecido al terror, lo que se había apoderado del joven.-Lo sabía-murmuró en su turbación-, lo presentía. Nada hay peor que esto. Una nadería, una insignificancia, puede malograr todo el negocio. Sí, este sombrero llama la atención; es tan ridículo, que atrae las miradas. El que va vestido con estos pingajos necesita una gorra, por vieja que sea; no esta cosa tan horrible. Nadie lleva un sombrero como éste. Se me distingue a una versta a la redonda. Te recordarán. Esto es lo importante: se acordarán de él, andando el tiempo, y será una pista... Lo cierto es que hay que llamar la atención lo menos posible. Los pequeños detalles... Ahí está el quid. Eso es lo que acaba por perderle a uno... »-En esta casa comes, bebes, estás bien abrigado, y lo único que haces es holgazanear. »Y yo le pregunto: ¿qué podía beber ni comer, cuando incluso los niños llevaban más de tres días sin probar bocado? En aquel momento, yo estaba acostado y, no me importa decirlo, borracho. Pude oír una de las respuestas que mi hija (tímida, voz dulce, rubia, delgada, pálida carita) daba a su madrastra. »-Yo no puedo hacer eso, Catalina Ivanovna. »Ha de saber que Daría Frantzevna, una mala mujer a la que la policía conoce perfectamente, había venido tres veces a hacerle proposiciones por medio de la dueña de la casa. »-Yo no puedo hacer eso-repitió, remedándola, Catalina Ivanovna-. ¡Vaya un tesoro para que lo guardes con tanto cuidado! »Pero no la acuse, señor. No se daba cuenta del alcance de sus palabras. Estaba trastornada, enferma. Oía los gritos de los niños hambrientos y, además, su deseo era mortificar a Sonia, no inducirla... Catalina Ivanovna es así. Cuando oye llorar a los niños, aunque sea de hambre, se irrita y les pega. »Eran cerca de las cinco cuando, de pronto, vi que Sonetchka se levantaba, se ponía un pañuelo en la cabeza, cogía un chal y salía de la habitación. Eran más de las ocho cuando regresó. Entró, se fue derecha a Catalina Ivanovna y, sin desplegar los labios, depositó ante ella, en la mesa, treinta rublos. No pronunció ni una palabra, ¿sabe usted?, no miró a nadie; se limitó a coger nuestro gran chal de paño verde (tenemos un gran chal de paño verde que es propiedad común), a cubrirse con él la cabeza y el rostro y a echarse en la cama, de cara a la pared. Leves estremecimientos recorrían sus frágiles hombros y todo su cuerpo... Y yo seguía acostado, ebrio todavía. De pronto, joven, de pronto vi que Catalina Ivanovna, también en silencio, se acercaba a la cama de Sonetchka. Le besó los pies, los abrazó y así pasó toda la noche, sin querer levantarse. Al fin se durmieron, las dos, las dos se durmieron juntas, enlazadas... Ahí tiene usted... Y yo... yo estaba borracho. Marmeladof se detuvo como si se hubiese quedado sin voz. Tras una pausa, llenó el vaso súbitamente, lo vació y continuó su relato.-Desde entonces, señor, a causa del desgraciado hecho que le acabo de referir, y por efecto de una denuncia procedente de personas malvadas (Daría Frantzevna ha tomado parte activa en ello, pues dice que la hemos engañado), desde entonces, mi hija Sonia Simonovna figura en el registro de la policía y se ha visto obligada a dejarnos. La dueña de la casa, Amalia Feodorovna, no hubiera tolerado su presencia, puesto que ayudaba a Daría Frantzevna en sus manejos. Y en lo que concierne al señor Lebeziatnikof..., pues... sólo le diré que su incidente con Catalina Ivanovna se produjo a causa de Sonia. Al principio no cesaba de perseguir a Sonetchka. DespUés, de repente, salió a relucir su amor propio herido. «Un hombre de mi condición no puede vivir en la misma casa que una mujer de esa especie.» Catalina Ivanovna salió entonces en defensa de Sonia, y la cosa acabó como usted sabe. Ahora Sonia suele venir a vernos al atardecer y trae algún dinero a Catalina Ivanovna. Tiene alquilada una habitación en casa del sastre Kapernaumof. Este hombre es cojo y tartamudo, y toda su numerosa familia tartamudea... Su mujer es tan tartamuda como él. Toda la familia vive amontonada en una habitación, y la de Sonia está separada de ésta por un tabique... ¡Gente miserable y tartamuda...! Una mañana me levanto, me pongo mis harapos, levanto los brazos al cielo y voy a visitar a su excelencia Iván Afanassievitch. ¿Conoce usted a su excelencia Iván Afanassievitch? ¿No? Entonces no conoce usted al santo más santo. Es un cirio, un cirio que se funde ante la imagen del Señor... Sus ojos estaban llenos de lágrimas después de escuchar mi relato desde el principio hasta el fin. »-Bien, Marmeladof-me dijo-. Has defraudado una vez las esperanzas que había depositado en ti. Voy a tomarte de nuevo bajo mi...
Buildings in Society: International Studies in the Historic Era, 2018
Castellology, long dominated by studies of military interest, has moved into new areas of study in the last few decades. Castles are now viewed in light of social and cultural constructions, adding great wealth to the knowledge of the structures, their builders, and their inhabitants. Though this has been a sometimes contentious path of study (see Platt 2007 and Creighton and Liddiard 2008 for one example), in the last decade the studies of castles has increasingly sought to account for the social and cultural value of castles alongside more traditional views of military might. Castle keeps signify a notable part of an Anglo-Norman building campaign, placing symbolic marks over the landscape as well as providing a structure in which groups would congregate and live. Castle keeps also represent shifting spatial ideas, from largely one-storeyed, horizontal spaces seen previously to multi-storeyed vertical spaces containing similar social spaces but within one building. This article brings a spatial element to the study of castles. Using case studies of the Anglo-Norman castle keeps of England, ca 1100–1250, the technique of access analysis (Hillier and Hanson 1984) is applied to the spaces seeking patterns of access and the social meaning of the spaces formed in the castle keep. Previous work using indications of iconography and entrances has set a firm foundation for spatial studies of keeps (Dixon and Marshall 1993; Hicks 2009); this research approaches castle keeps through a different theoretical methodology in order to view the patterns of the spaces and their social interpretations. Access analysis indicates that keeps were meant to be experienced in a very specific way, implying, as Robert Liddiard has called it, a choreographed space (2005, 51). Ultimately, the research shows that applying spatial methods of research to keeps demonstrates another social element to consider when studying these buildings, exhibiting that there is still more to learn about castle keeps.
Rudy Rucker doesn't do his fellow panpsychists any favours. Or, at the very least, he doesn't do the more philosophically rigorous and less flamboyant panpsychists any favours. Despite saying that, I may be barking up the wrong tree in this piece anyway. Perhaps many of Rucker's claims aren't meant to be taken literally. Perhaps they're meant to be taken poetically, metaphorically or even spiritually. After all, Rucker is a novelist who's written over 20 science fiction or “cyberpunk” novels and many other works of fiction. He's also distantly related to Hegel: so that may also explain his flights of fancy. However, Rudy Rucker has studied mathematics at PhD level. He's been a professor of mathematics and written non-fiction books on scientific subjects. Rucker has also written non-fiction books on mathematics and physics; such as *Geometry, Relativity and the Fourth Dimension* and *Infinity and the Mind*. More relevantly to this piece, he wrote *The Lifebox, the Seashell, and the Soul*. Not only is Rucker attempting to show that all things have minds (or consciousness), he's also attempting to show us that all things have human-like minds (or human-like consciousness). Or, at the least, he's attempting to show us that the minds of rocks, particles, scraps of paper, etc. have self-reflection, memory, inner experiences and sensations - just like us! Thus he's going way beyond more subtle and more modest forms of panpsychism here. He's essentially heading towards pantheism or even animism. So even though Rudy Rucker's views will muddy the waters for at least some panpsychists, it may still be helpful to move his extreme views out of the way.
teoria pura del derecho mi favorito
Se revisan los mecanismos de producción de enfermedad en el curso de la infección viral y los mecanismos de inmunopatogénesis.
ASEAN and India: Partners of Integration in Asia. Proceedings of the 5th Roundtable of the ASEAN-India Network of Think Tanks (AINTT), Jakarta, 2018, ed. Prabir De, pp. 97-110, New Delhi: AIC-RIS. , 2020
Tasarım+Kuram, 2013
The Pakistan Development Review
Journal of The Marine Biological Association of The United Kingdom, 2008
2013 IEEE Frontiers in Education Conference (FIE), 2013
Studi dell’Ateneo di Scienze, Lettere, Arti di Bergamo 86, 2024
Angiologia e Cirurgia Vascular, 2014
Physical Review Research, 2020
Journal of Life Cycle Assessment, Japan, 2011
JMIR formative research, 2022
Biomedicines, 2022
International Journal of Obesity, 1999
Boletín de Investigaciones Marinas y Costeras, 2022