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Language, CapitaLism, CoLoniaLism: towards a CritiCaL History

2018, Circula. Revue d'idéologies linguistiques

Revue: Circula, numéro 8-Ideologías en obras sobre la lengua española (ss. XV-XX) Pages: 153-159

Titre: Monica Heller y Bonnie McElhinny (2017), LANGUAGE, CAPITALISM, COLONIALISM: TOWARDS A CRITICAL HISTORY, Toronto, University of Toronto Press, 310 p. [ISBN 97-81-44-260620-3] Auteur(s): Juan Antonio Ennis, CONICET-Universidad Nacional de La Plata Revue: Circula, numéro 8 - Ideologías en obras sobre la lengua española (ss. XV-XX) Pages: 153 - 159 ISSN: 2369-6761 Directeurs: : Francisco Escudero Paniagua, Carlos Villanueva García, Carmen Quijada Van den Berghe, José Jesús Gómez Asencio URI: http://hdl.handle.net/11143/15556 Circula : revue d’idéologies linguistiques, no 8 Comptes rendus/Recensioni/Reseñas Monica Heller y Bonnie McElhinny (2017), Language, Capitalism, Colonialism: Towards a Critical History, Toronto, University of Toronto Press, 310 p. [ISBN 97-81-44-260620-3] Juan Antonio Ennis, CONICET-Universidad Nacional de La Plata juanennis @ conicet . gov . ar Hay un primer punto de apoyo para el lector en el centro mismo del título, en la preposición que define la direccionalidad del trabajo, y más allá de toda formalidad retórica, describe con precisión el esfuerzo que el mismo viene a traducir. Este volumen es en primer lugar una historia, y el modo de construirse, de definir su derrotero, no hace más que honrar el calificativo de “crítica”. Sin embargo, esa misma lucidez crítica lo hace optar, metodológicamente, por una perspectiva que se mueve hacia ese horizonte y no lo presupone de antemano. En primera persona y en presente, sin escamotear el origo de la enunciación, Heller y McElhinny fundan su indagación crítica de la relación entre lengua, política, saberes y discursos en la sencilla pero determinante pregunta acerca de qué es lo que vincula a la lengua con la desigualdad y la diferencia social (p. xv), y en un posicionamiento político-epistemológico claro como el de la radical hope, y a partir de allí persiguen las huellas del entramado que define el título –lengua, capitalismo, colonialismo– desde la lingüística misionera hasta el presente, a partir de las coordenadas teórico-metodológicas que diagrama el primer capítulo. En el mismo se reconoce una deuda intelectual con un libro fundamental en la tradición crítica en la que se escribe este volumen, Voices of Modernity, de Bauman y Briggs (2003). En la propia introducción (p. 16) se ofrece una clara explicación de la estructura del libro, pensada como un contrapunto en el que tres capítulos (2, 3 y 6) dan cuenta del modo en que el capitalismo mercantil, industrial, nacional y colonial, respectivamente, dan forma a la diferencia y la desigualdad, mientras los capítulos siguientes se encuentran enfocados en la crítica de estos procesos. El modo en el cual esto sucede se explica desde las primeras líneas del capítulo inicial, en la medida en la cual se plantea como núcleo mismo del libro el examen de cómo las ideas acerca del lenguaje contribuyen a la construcción de la diferencia y la desigualdad –y no necesariamente viceversa. La invocación de la figura tutelar de Raymond Williams hace explícita una impronta metodológica llevada adelante de manera consecuente, por parte de investigadoras en buena medida inscriptas en una línea de trabajo que desde comienzos de los 90 al menos viene incorporando ese materialismo cultural crítico en el estudio de lo que a grandes rasgos se ha dado en llamar ideologías lingüísticas de manera tan sólida como productiva. Este trabajo es consecuente en ese aspecto, observando cómo las cuestiones relativas al lenguaje se incorporan al proceso social material más amplio, preCircula : revue d’idéologies linguistiques, no 8 154 suponiendo que el interés en la lengua proviene del hecho de que la misma reviste un cierto valor, y si lo hace es porque se encuentra ligada al modo en el cual se producen, circulan, y se consumen toda clase de productos, incluyendo allí el hecho mismo de su consideración como tales: “We need therefore to look at the nature of the economic and political activities in which language is bound up. In order to understand our present conditions, we need to situate them in the intermeshed histories of capitalism and colonialism” (p. 3). Luego del capítulo introductorio, el libro se organiza en tres partes. La primera de ellas, titulada “Language, intimacy and empire” consta de dos capítulos, dedicados a distintos aspectos de la relación histórica entre lengua e imperialismo. El primero de ellos, “Language and imperialism I: Conversion and kinship”, se propone discutir las raíces, causas y caminos del colonialismo, a partir de un abordaje inicial de los términos centrales de la discusión (colonialismo, imperialismo, poscolonialismo, descolonización) para luego ocuparse más extensamente de lo que llaman dos estudios de caso: el de la colaboración de la Iglesia y las monarquías bajo las condiciones del capitalismo mercantil, que da lugar al desarrollo de la lingüística misionera –concentrándose especialmente en los siglos XVI y XVII en la América española y las Filipinas–, y el de la emergencia de la filología comparada en el siglo XIX como un giro en la producción de conocimiento acerca del lenguaje, a partir del cual, dentro de líneas de estudio concebidas como científicas y seculares, persiste una comprensión “espiritual” del objeto, para cuyas filiaciones se sigue apelando a modos de comprensión provenientes de la tradición bíblica. En ese sentido, el juego de las equivalencias y la capacidad de conversión ofrecen una base común para el trabajo religioso del misionero y el secular del lingüista. El enfoque de las autoras privilegia, por sobre el orientalismo de Said, una perspectiva más cercana a la de Trautmann, donde es el cruce, diálogo y juego de apropiaciones entre la tradición religiosa y filológica europea y la hindú lo que permite explicar el aporte del hallazgo de William Jones al desarrollo de la lingüística moderna, y al mismo tiempo dan cuenta del camino seguido por esta misma –como ciencia predominantemente alemana– a lo largo del siglo XIX a partir de los giros observados en las políticas lingüísticas y educativas del Imperio Británico, donde la imposición del inglés coincide con las políticas necesarias a la expansión propiciada por la revolución industrial (p. 56). El capítulo 3, segundo de esta primera sección, se titula “Language and imperialism ii: Evolution, hibridity, history”, y se ocupa del giro secularizante operado a partir de la crítica de los modelos expuestos en el capítulo anterior, a lo largo del siglo XIX y comienzos del XX. De este modo, la teoría evolucionista se habría apoyado en la filología comparada, pero procurando a su vez reemplazar la autoridad divina con la autoridad científica, del mismo modo que la emergente democracia liberal intentaba reemplazar la autoridad clerical y aristocrática con la conformación de la esfera pública burguesa (p. 58). El recorrido planteado, desde el darwinismo y sus variantes, pasando por los desafíos planteados por las lenguas “mixtas” hasta los límites y alcances de la antropología norteamericana paradigmáticamente representada por Franz Boas, permite consolidar el entramado histórico entre los avatares de las representaciones lingüísticas, su desarrollo y sostén científico, su alcance político y social, y la participación –más que mera contemporaneidad– en los avatares de un sistema capitalista en constante expansión y adaptación. Circula : revue d’idéologies linguistiques, no 8 155 La segunda parte del libro, “The contradictions of language in industrial capitalism” está asimismo compuesta de dos capítulos. El primero de ellos “Language and European notions of nation and state” ofrece una síntesis eficaz y actualizada de la abundante investigación que en las últimas décadas ha podido desarrollarse en torno a la relación entre lengua y nación. La relación entre los avatares políticos, económicos y tecnológicos que motorizan la preocupación por el “pueblo” en sus modos de intersección y diferenciación con el público y el mercado, que impulsan los procesos de estandarización en más de un plano (entre ellos, el lingüístico) necesarios para la consolidación y el funcionamiento de la burocracia estatal y la legitimación de la desigualdad social, son los factores interrogados aquí para describir a partir de una larga tradición de investigación en este terreno, cómo el establecimiento de formas autoritativas estandarizadas de la lengua contribuyó a afianzar el poder de la burguesía frente a la aristocracia y las clases populares. En el tránsito de las filiaciones feudales a las nacionales, la lengua tenía un papel clave que desempeñar. El capítulo tiene el mérito de sintetizar en pocas páginas y a través de un sólidamente articulado sistema de (para decirlo nuevamente en términos de filiación williamsiana) palabras-clave un universo complejo de problemas sin empobrecerlo ni perder de vista la interconexión entre sus elementos: desde la función de regimentación de los censos, los procesos de estandarización y la lectoescritura, hasta la estandarización a través de instrumentos lingüísticos y dispositivos pedagógicos, y la producción de una ciudadanía diferencial en la que se integran. El capítulo siguiente, “Internationalism, Communism and Fascism: Alternative Modernities” integra un complejo conjunto de problemáticas partiendo del carácter común a todas de reacción frente al nacionalismo y el imperialismo que dominan la alta modernidad decimonónica en sentido amplio. Partiendo de una imagen de promoción del esperanto como vía hacia la igualdad, recogida de las calles de París en 2013, el capítulo comienza con el examen del fenómeno de la lenguas auxiliares internacionales como recurso destinado a superar las barreras entre lenguas nacionales que el siglo XIX se había empeñado en afianzar, para luego ocuparse de la lingüística bajo el comunismo soviético y finalmente bajo el fascismo. El denominador común a los desarrollos bajo ambos regímenes es el de su condición de “secuelas del nacionalismo modernista” (p. 124). El capítulo, tal como lo establecen las autoras desde un comienzo, apunta a establecer el carácter de parteaguas de la Segunda Guerra Mundial, en tanto el temor a seguir la vía del nazismo hacia el genocidio habría desacreditado en gran medida a la lingüística romántica y nacionalista, permitiendo explicar así su inmediato eclipse detrás de las dimensiones estructurales de la teoría lingüística dominante (p. 126). La tercera parte, “Brave New Worlds: Language as Technology, Language as Technique” se compone de tres capítulos en los que el arco cronológico trazado por el volumen se va acercando al presente, desde la inmediata posguerra hasta una forma nuevamente problematizada, desde una perspectiva de-colonial, del origo de la enunciación del volumen. El capítulo 6, “The cold war: Surveillance, Structuralism, and security”, precedido por una imagen del expediente correspondiente a Roman Jakobson en los archivos del FBI, ofrece un lúcido análisis del modo en el cual el clima de la Guerra Fría propició el desarrollo de las formas dominantes de la lingüística en la posguerra, sobre Circula : revue d’idéologies linguistiques, no 8 156 todo teniendo en cuenta la relación entre el modelo generativista y las posibilidades de su empleo en sistemas de procesamiento automatizado de datos. La separación del lenguaje de la sociedad y su conversión en herramienta o instrumento, el silenciamiento de las voces críticas existentes y la integración de las ciencias del lenguaje en el vuelco de la labor científica hacia un desarrollo tecnológico que permitiera ganar la batalla entre el capitalismo y el comunismo, aparecen como ejes articuladores del capítulo, que desde sus primeras páginas deja en claro que, si bien las diferencias existentes eran sensibles, la supresión del disenso y la concentración en enfoques científicos y sobre el lenguaje como una herramienta fueron características propias tanto de los estudios desarrollados en los EEUU como en aquellos provenientes de la Unión Soviética. El capítulo 7, “On the origins of ‘Sociolinguistics’: Democracy, development and emancipation”, presenta otra cara de la lingüística en tiempos de la Guerra fría. El contraste es claro: mientras el capítulo anterior llevaba como pórtico un documento borroneado y anotado, una hoja del archivo correspondiente a Roman Jakobson en los registros del FBI, la imagen que abre este es la de John Gumperz y sus colaboradores e informantes en la India en 1956. En este sentido, la atención puesta sobre el desarrollo de la sociolingüística la vincula con el impulso dado en la posguerra al desarrollo y la descolonización como vías para conjurar la posibilidad de retorno a la combinación de depresión económica y enfrentamientos nacionalistas que había conducido a las guerras mundiales. De este modo, las autoras ofrecen un detallado y lúcido análisis del desarrollo de la sociolingüística tanto a partir de su infraestructura conceptual como de sus avatares institucionales, políticos y económicos, en el marco de las políticas –esencialmente sustentadas en nociones modernas de progreso lineal sustentado en el desarrollo científico y su aplicación– de desarrollo financiadas por las fundaciones asociadas a las grandes corporaciones norteamericanas como Rockefeller o Ford. El capítulo 8, “Language in late capitalism: Intensifications, unruly desires, and alternative worlds” oficia de conclusión, cerrando el arco trazado en el hic et nunc de la enunciación, y allí donde en un comienzo era la experiencia e intereses en primera persona de las investigadoras lo que contribuía a introducir la problemática, aquí será la imagen de los Grandes Lagos de Norteamérica según su cartografía y nomenclatura decolonial (Nayaanonibiimaang Gichigamiin), tal como es trazada en el proyecto de Charles Lippert y Jordan Engel1, como parte de un programa más amplio, la propuesta de re-imaginar en otros términos el mundo, incorporar otras formas de pensarlo, percibirlo, concebirlo, para tratar de habitarlo de otro modo (p. 229). Tras una presentación sintética y efectiva de las condiciones dispuestas por el capitalismo tardío y las transformaciones que el mismo –y el conjunto de discursos que lo sostienen, aquello que conocemos como neoliberalismo– imponen en el modo de ser el lenguaje, vivir en él, adquirirlo e intercambiarlo, las autoras presentan –del mismo modo que lo hicieron con las corrientes anteriores, desde la lingüística misionera hasta la sociolingüística– dos líneas de trabajo o escuelas que, en buena medida, constituyen el antecedente y marco inicial de este mismo tipo de trabajos. De este modo, señalan, partiendo de los aportes y relecturas de Foucault, Gramsci, Said, Volóshinov y Williams, emergen en la década del 90 dos corrientes críticas 1. https://decolonialatlas.wordpress.com Circula : revue d’idéologies linguistiques, no 8 157 particularmente influyentes. Por un lado, en Europa Occidental, se establece la del análisis crítico del discurso, fundado en tradiciones filológicas europeas de análisis textual; por otro lado, en Estados Unidos se desarrolla el estudio de las ideologías lingüísticas (p. 235). A lo largo del capítulo, estas corrientes son asimismo situadas en su contexto económico, político y social de emergencia, pasando por ellas también el cepillo a contrapelo de una mirada crítica atenta a cuestiones de género, clase y etnicidad, sin por ello perder la perspectiva sobre la variabilidad de las percepciones e intervenciones posibles en cada momento y lugar. Situado en el presente, el capítulo vuelve sobre su espacio de enunciación y trata de abrir una perspectiva hacia el futuro, con cierto optimismo que quizás, desde otras miradas, pueda parecer algo excesivo en cuanto a la posibilidad de pensar el mundo, y con él lenguas y espacios más allá del orden del capitalismo tardío omnipresente, pero que no deja de guardar una lucidez alerta justamente a la fragilidad y situación de cada posición de enunciación. En suma, el volumen aporta una guía útil para conocer los problemas relativos a la lengua, las disciplinas ocupadas en su estudio y su incidencia en la ingeniería política y social de su objeto. No es un libro pionero en eso, pero sí probablemente el primero que logra una perspectiva de conjunto sintética y convincente que logra mostrar una historia de la disciplina que es a la vez la de su objeto, sus actores y los escenarios en que se desenvuelve, una lingüística y una lengua que no siguen una lógica interna, sino una sólo muy relativamente autónoma, inmersa y participando en la historia. Es una mirada enfocada en las líneas centrales, metropolitanas de esta historia, eso está claro, pero también es una historia que se hace cargo constantemente de su lugar de enunciación y no presume en absoluto de una mirada totalizante, que no cabría en absoluto en su enfoque. El retorno estratégicamente recurrente al origo de la enunciación y sus condiciones tiene el mérito de prever constantemente al lector contra eso, revela una conciencia del sesgo propio de toda mirada, y desde allí, ofrece una guía completa, lúcida e inteligente para entender la lengua en la historia –que es, por supuesto, un género del presente. Circula : revue d’idéologies linguistiques, no 8 158 Bibliografía Bauman, Richard y Charles L. Briggs (2003), Voices of Modernity: Language Ideologies and the Politics of Inequality, Cambridge, Cambridge University Press. Circula : revue d’idéologies linguistiques, no 8 159