Revista de la CECEL
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Los hospitales y su entorno II
SEPARATA
Guillem ROCA CABAU
LA UNIÓN DE LOS HOSPITALES ILERDENSES:
EL EXPEDIENTE DE 1447
Revista de la CECEL 18, 2018, pp. 31-54
ISSN: 1578-570-X
2018
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Revista de la CECEL, 18
2018, pp. 31-54
ISSN: 1578-570-X
LA UNIÓN DE LOS HOSPITALES ILERDENSES:
EL EXPEDIENTE DE 14471
Guillem ROCA CABAU
Universitat de Lleida
RESUMEN
A pesar de sus diferencias contextuales, los
procesos que llevaron a la construcción de los
hospitales generales en las ciudades mediterráneas son parecidos. Por ello, el volumen
custodiado en el Arxiu Capitular de Lleida,
con las gestiones realizadas para la unión de
los hospitales ilerdenses, es un caso representativo para la Corona de Aragón. Se presenta
aquí un estudio de las gestiones lideradas por
el obispo García Aznárez de Añón para realizar dicha unión.
ABSTRACT
Although the contextual differences, the
processes that lead to the construction of general hospitals in Mediterranean cities were
very similar. That is why the volume from the
Arxiu Capitular de Lleida, which shows the
works that ended with the union of Lleida’s
hospitals, is a representative example for the
Crown of Aragon. In this article we present
the study of that paperwork leaded by the
bishop García Aznárez de Añón to achieve
the hospitals’ union.
PALABRAS CLAVE
Lleida, hospital general, unión hospitalaria,
siglo XV, pobreza.
KEY WORDS
Lleida, general hospital, hospital union, fifteenth century, poverty.
1. INTRODUCCIÓN2
La Edad Media vio nacer una gran cantidad de centros hospitalarios que
se dispusieron por igual en zonas rurales y urbanas. A partir del siglo XII el
crecimiento urbano y el surgimiento de nuevas concepciones alrededor de la
pobreza —caracterizada a partir de ese momento por generar desconfianza
y tener un carácter itinerante— convirtieron los centros hospitalarios en
herramientas indispensables para el buen funcionamiento de la urbe. Llegados
al siglo XIV era impensable que una ciudad no estuviera bien provista de estos
establecimientos para acoger a los viajeros pobres que cruzaban sus muros.
1
2
Fecha de recepción: 11 de diciembre de 2018. Fecha de aceptación: 18 de diciembre de
2018.
Este trabajo se enmarca dentro del proyecto de investigación “Expresividad, sentimiento
y emoción (siglos XII-XV)” (HAR2016-75028-P). Además, quiero agradecer la ayuda
prestada por las archiveras del Arxiu Capituar de Lleida a la hora de consultar los
documentos.
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Guillem Roca Cabau
Pero estos pequeños hospitales nacidos en los albores de la Edad Media no
supieron adaptarse a los cambios sociales surgidos a finales de este periodo y
dieron lugar a una nueva forma asistencial, los hospitales generales.3
En la Corona de Aragón los hospitales generales —entendiendo estos
como la unión de pequeños hospitales o la creación ex novo de plataformas
asistenciales de mayor envergadura— vieron la luz a partir del siglo XV.4 Su
intención era tanto embellecer las ciudades como poner en práctica programas
dedicados a mejorar la salud y la seguridad de los conciudadanos.5 Por ello
los hospitales generales competían en belleza y orgullo con las edificaciones
góticas y en sus fábricas se esmeraban artistas de gran reconocimiento.6
Las nuevas arquitecturas hospitalarias —como explica el profesor Antoni
Conejo— estaban pensadas para ser motivo de orgullo ciudadano, en los
muros de los nuevos hospitales generales debía reflejarse la majestuosidad y
la solemnidad del gobierno municipal.7 Unos años después del inicio de las
obras del Hospital de la Santa Creu de Barcelona (1401), el primer hospital
general de la Corona de Aragón, su fábrica era alabada como lum, noblesa,
ornament, laor, glòria e amplitud;8 en este sentido, el consejo general de
Mallorca pedía la creación de un hospital que fuera hun notable hospital… així
com a Barchinona, propuesta que fue aprobada por Alfonso el Magnánimo en
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Aunque debemos matizar la influencia de la Peste Negra, los ciclos epidémicos recurrentes
y la aparición de una nueva concepción de la imagen del pobre conllevaron cambios en los
modelos asistenciales tanto urbanos como rurales. Francesco BIANCHI, Marek SLÓN, “Le
riforme ospedaliere del quattrocento in Italia e nell’Europa centrale”, Ricerche di storia sociale e religiosa, 35 (2006), pp. 12-13. Michel MOLLAT, Pobres, humildes y miserables en
la Edad Media, México, 1998. Carmen LÓPEZ, La pobreza en la España Medieval, Madrid,
1985; Carmen LÓPEZ, “Los pobres medievales: de la caridad al rechazo”, Historia 16, 97
(1984), pp. 43-50; Sofía Ana BUXÓ, “Iconografía de la pobreza en la pintura catalana de los
siglos XII-XV”, La pobreza y la asistencia a los pobres en la Cataluña medieval, vol. 2,
Manuel Riu, dir. Barcelona, 1982, pp. 49-79.
Antoni CONEJO, “’Lum, noblesa, ornament, laor, glòria e amplitud’: los hospitales y la renovada imagen de la ciudad bajomedieval”, Ciudad y hospital en el occidente europeo,
Teresa Huguet, Pere Verdés, Jon Arrizabalaga, Manuel Sánchez, eds., Lleida, 2010, p. 425;
Francesco BIANCHI, Marek SLÓN, “Le riforme ospedaliere…”, p. 11 En el caso italiano vemos ejemplos más precoces como Santa Maria dei Battuti en Treviso, Santa Maria Nuova
en Reggio Emilia y Santa Maria della Scala en Siena.
Juan Antonio BONACHÍA, “Entre la ‘ciudad ideal’ y la ‘sociedad real’: consideraciones sobre
Rodrigo Sánchez de Arévalo y la ‘suma de la política’”, Studia Historica. Historia Medieval, 28 (2010), p. 25.
Antoni CONEJO, “’Lum, noblesa, ornament…”, p. 428.
Op. cit, pp. 415-422; Antoni CONEJO, “‘En la present ciutat hun devot e solempne spital’. Un
estudi a quatre bandes sobre l’esplendor artística i arquitectònica dels hospitals baixmedievals”, L’assistència a l’edat mitjana, Flocel Sabaté, ed. Lleida, 2017, pp. 99-100.
Antoni CONEJO, “’lum, noblesa…”, p. 415.
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La unión de los hospitales Ilerdenses: El expediente de 1447
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1459;9 igualmente, los jurados de Valencia hablaban en 1482 de la necesidad
de construir un hospital general pidiendo que fuera devot e solempne;10 en
1464 el arzobispo de Tarragona anunciaba la unión de los dos hospitales de la
ciudad con la voluntad de examplar, embellir i engrandir un centro único.11
Aunque estas referencias pueden ser exageraciones del consistorio y deben
tratarse con cuidado, su existencia no deja de indicarnos la relevancia de estas
edificaciones y el cambio respecto al modelo asistencial anterior.12 Debemos
tener en cuenta que la mayoría de hospitales precedentes eran albergues que
en nada se diferenciaba de las casas construidas a su alrededor.13
2. EL SURGIMIENTO DE UNA NECESIDAD
Durante el siglo XIII, con la consolidación de las ciudades y el comercio,
se creó un nuevo espacio de reflexión y pensamiento espiritual.14 En este
nuevo escenario los pensadores surgidos de las órdenes mendicantes, sobre
todo los dominicos mediante la filosofía tomista, organizaron el nuevo modelo
urbano ideal.15 En ellos la caridad se dibujaba como una herramienta útil para
el gobierno de una ciudad; de hecho, no podemos obviar que la caritas es
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Citado por María José BORDOY, Esther CRUZ, “Notes per a l’estudi de l’hospital general de
Mallorca (segles XIV-XVI)”, Gimbernat, 37 (2002), pp. 117-118.
Citado por Antoni CONEJO, “’En la present ciutat…”, p. 99.
Citado por Josep BARCELÓ, Poder local, govern i assistència pública: el cas de Tarragona,
Tarragona (Tesis Doctoral), 2015, p. 133; el trabajo se ha convertido en el libro Josep BARCELÓ, Poder local, govern i assistència pública: l’Hospital de Sant Pau i Santa Tecla de
Tarragona, Tarragona: 2017.
Antoni CONEJO, “’lum, noblesa…”, pp. 415-416.
Ver el testamento de Guillem Vidal y Pere Serra en Guillem ROCA, Salubritat i salut pública
a la Lleida baix medieval: la gestió dels espais públics, la pobresa i els hospitals, Lleida
(Tesis doctoral), 2017, pp. 519-542.
Joan BUSQUETA, “Europa vers 1200: el movimient trinitari en el context d’una nova religiositat. El domini de ‘caritas’”, Ordes menors: els trinitaris d’Anglesola i Lleida, Guissona,
2012. 2012. Ver también Joan J. BUSQUETA, “La baixa edat mitjana: l’església de Lleida
en el seu marc històric i social (segles XIII-XV)”, Arrels Cristianes. Temps de consolidació. La baixa edat mitjana. segles XIII-XV, Francesc Fité, Prim Bertran, eds. Lleida, 2008,
pp. 21-54.
Sobre la importancia de las órdenes mendicantes ver: Walter ULLMANN, Historia del pensamiento político en la Edad Media, Barcelona, 1983; Lester K. LITTLE, Pobreza voluntaria y
economía de beneficio en la Europa medieval, Madrid, 1980; James W. BORDMAN, L’Orde
de la Mercè. El rescat de captius a l’Espanya de les Croades, Barcelona, 1990; Jon ARRIZABALAGA, “Asistencia, caridad y nueva ética de la responsabilidad colectiva ante la salud
y la pobreza en el espacio urbano occidental del antiguo régimen”, Ciudad y hospital en el
occidente europeo, Teresa Huguet, Pere Verdés, Jon Arrizabalaga, Manuel Sánchez, eds.
Lleida, 2014, pp. 27-48, esp. 29-33; Juan Antonio BONACHÍA, “Entre la ‘ciudad ideal’…”,
pp. 23-54.
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una de las virtudes teologales que acompañan la figura del buen gobierno que
Ambrogio Lorenzetti representó en el Palazzo Pubblico de Siena (1338-1339).16
En este sentido, debemos tener en cuenta —como indica la profesora Gabriella
Piccinni— que desde la historia hospitalaria la caritas tiene dos significados
lógicos, por un lado, como experiencia espiritual y, por otro lado, la caritas
como instrumento asistencial vinculado al gobierno municipal.17
Recurrimos al predicador franciscano Francesc Eximenis para mostrar
esta última cara de la caridad, la de la pubblica utilitas, es decir, una de
las herramientas para facilitar el bonum commune. Eiximenis fue un gran
partidario del estamento burgués y exhortó a los mercaderes a ser generosos
en la práctica de la caridad. Según él los mercaderes són tresor de la cosa
pública, e són menjar dels pobres (…) solament mercaders són grans
almoiners e grans pares e frares de la cosa pública;18 junto a Eiximenis otros
tratadistas se expresaron en términos parecidos.19 De esta forma, las órdenes
mendicantes crearon una nueva ética dedicada a solucionar los problemas
urbanos y cuya meta era la consecución del Bien Común.20 Este sistema apelaba
a las clases dirigentes del mundo urbano —juristas, mercaderes, notarios,
élites rurales…—, actores activos de este escenario, para que organizaran y
mejoraran las antiguas instituciones benéficas.21 La consolidación de gobiernos
urbanos más complejos durante el siglo XIII permitió la adquisición de
mayores responsabilidades por parte del patriciado urbano y el cuidado de los
pobres fue una de ellas.22 Por ello Eiximenis indicaba a los gobernantes de la
ciudad de Valencia en 1383 que debían regir los hospitales ya que ello es obra
d’espiritual misericordia;23 el concejo de Lleida ya lo hacía antes de 1228,
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Quentin SKINNER, El artista y la filosofía política: el Buen Gobierno de Ambrogio Lorenzetti, Madrid, 2009.
Gabriella PICCINNI, “I grandi ospedali urbani dell’Italia medievale: all’origine del welfare”,
L’assistència a l’edat mitjana, Flocel Sabaté, ed. Lleida, 2017, pp.146-147.
Francesc EIXIMENIS, Regiment de la cosa pública¸ ed. Daniel de Molins, Barcelona, 1927,
p. 10.
Ver por ejemplo el caso de Rodrigo Sánchez de Arévalo en: Juan Antonio BONACHÍA, “Entre
la ‘ciudad ideal’…”, p. 38.
Entendido este como la expresión ya planteada por Aristóteles en su Ethica ad Nichomacum: “la responsabilidad que tiene toda sociedad organizada de proporcionar a cada uno de
sus miembros lo necesario para su bienestar y felicidad como ciudadanos” (Jon ARRIZABALAGA, “Asistencia, caridad y nueva ética…”, p. 29).
Jon ARRIZABALAGA, “Asistencia, caridad y nueva ética…”, p. 30.
James W. BRODMAN, Charity and Welfare. Hospitals and the poor in Medieval Catalonia, Philadelphia, 1998, pp. 129-130; Joan J. BUSQUETA, “Lleida (1150-1300). Aproximación al proceso de maduración jurídica e institucional”, Revista de la CECEL, 12 (2012),
pp. 35-50.
Francesc EIXIMENIS, Regiment de la cosa pública, ed. Daniel de Molins, Barcelona, 1927,
p. 22. Sobre este tema ver también Antoni CONEJO, “‘lum, noblesa…”, p. 419.
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como aparece anotado en las Consuetudines Ilerdensis.24 En este sentido,
tenemos varios casos documentados de hospitales municipales a partir del
siglo XIII, ya fueran fundaciones directas o adquisiciones posteriores.25
Los testamentos son un buen testimonio de esta caridad útil para el bien
común. Las instituciones benéficas aparecen mencionadas en la gran mayoría
de testamentos ya que todos los ciudadanos procuraban favorecerlas en
función de sus posibilidades. La caridad se ejercía mediante la iglesia y bajo
la supervisión del obispo quien —en el caso barcelonés— aparecía en 1309
como gobernator ac generalis pauperum Christi administrator.26 En medio
de todas las instituciones benéficas citadas en los testamentos, los hospitales
aparecen a menudo como uno de los destinatarios favoritos de los legados.27
De hecho, muchos laicos adinerados no tuvieron suficiente con el papel de
simples benefactores y decidieron ejercer el rol de fundadores de hospitales,
una actividad que anteriormente era monopolio de la iglesia.28 En Lleida, ya en
1156, un matrimonio laico construyó un hospital al servicio de Dios y de los
pobres de Cristo, un hecho que se volvió a repetir a finales de ese siglo cuando
Pere Moliner fundó dos hospitales con la misma intención.29 Más tarde, en el
siglo XIV, volvemos a ver dos fundaciones laicas, el Hospital de Guillem Vidal
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29
Hospitalia et domus leprosorum sunt in gubernatione et regimine consulum et universitatis nostre (Guillem BOTET, Els costums de Lleida, ed. Joan J. Busqueta, Lleida: 1997, pp. 93, 103).
El concejo de la Seo d’Urgell estableció un hospital en 1247, el de Reus alrededor de 1250
y el de Tarragona en 1362. Igualmente vemos como Pere Desvilar en 1308 dio el control de
su hospital en Barcelona a las autoridades municipales, algo parecido pasó en Granollers y
en Manresa con los hospitales de Bertran de Seva y Pere Salvatge. Para estos y otros casos
ver: James W. BRODMAN, Charity and Welfare…, p. 130.
Carme BATLLE, Montserrat CASAS, “La caritat privada i les institucions benèfiques de Barcelona (segle XIII)”, La pobreza y la asistencia a los pobres en la Cataluña medieval¸ Manuel
Riu, dir. Barcelona, 1980, p. 118.
Op. cit. pp. 118-119 y 168; Joan J. BUSQUETA, Elena SARDOY, “Testaments del segle XII
conservats a l’arxiu municipal de Lleida: lectura diplomática i transcripció”, Gombau de
Camporrells, bisbe de Lleida a l’alba del segle XIII, Isidro Bango, Joan J. Busqueta, eds.
Lleida, 1996, pp. 115-143.
Debemos diferenciar entre estas fundaciones y las de nobles laicos anteriores ya que se
produjeron en un contexto espiritual completamente diferente. Por ejemplo, el conde de
Cerdanya instituyó un hospital en el 965 en el Coll de la Perxa y Arsenda d’Àger, esposa
de Arnau Mir de Tost, fundó los centros de Tost, Llordà, Montmagastre, Artesa de Segre
y Àger en 1068. James W. BRODMAN, Charity and Welfare…, pp. 30-31; Pere SANAHUJA,
Historia de la vila d’Àger, Barcelona, 1961 (doc. núm. 25); Para la espiritualidad: Lester K.
LITTLE, Pobreza voluntaria…, pp. 155-162; André VAUCHEZ, La espiritualidad del Occidente Medieval (siglos VIII-XII), Madrid, 1985, pp. 78-80.
Guillem ROCA, “El colapso del sistema hospitalario trecentista ilerdense: de camino hacia
la construcción del Hospital General de Santa Maria”, Revista de la CECEL, 16 (2016),
pp. 16-18.
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(1372) y el Hospital de Pere Serra (1395).30 Obviamente, el caso de Lleida no
es único, sucedió también en Huesca donde, a finales del siglo XII, aparecen
mencionados seis hospitales, tres de los cuales eran fundaciones laicas.31 En
Barcelona, Bernat Marcús fundó un hospital en 1166 y un siglo más tarde, a
finales del XIII, otro ciudadano laico, Pere Desvilar, dotó la ciudad con un
nuevo hospital en el llamado barrio de la Ribera.32 También en Mallorca, en
1233, Nuño Sanz fundó el Hospital de Sant Andreu, en 1343 el mercader Ramón
de Salellas fundó otro centro y el judío Sayt Mili fundó, mediante donación
testamentaria, un hospital para servir a la comunidad judía de Palma.33 En la
Valencia de 1311 vemos la fundación del hospital de Santa Maria, levantado
por el mercader Bernat dez Clapers, que quedó bajo tutela municipal;34 cerca
de la catedral de Zaragoza el médico Guillermo Fuert hizo construir un hospital
en 1315 dedicado a Santa Marta para acoger a peregrinos;35 en Cervera, entre
otros centros de fundación laica, encontramos el hospital de Berenguer de
Castelltort (1393)36; en Solsona el Hospital d’en Llobera (1411)37 y, a principios
del año 1300, Pedro Fernández de Híjar fundó un hospital en su villa y mandó
—mediante su testamento— la edificación de otros tres en: Fraga, Lécera y
Belchite.38 Obviamente, estas fundaciones no eran excepcionales, de hecho
podemos encontrar casos parecidos por toda la Corona de Aragón, pero no es
nuestra intención realizar aquí un catálogo de todos ellos.39
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Op. cit. pp. 24-26.
María Teresa IRANZO, “Asistencia pública y segregación social, el hospital de leprosos en
Huesca siglos XI-XIV”, Homenaje a Don Antonio Durán Gudiol, Huesca, 1995, p. 471.
Carme BATLLE, Montserrat CASAS, “La caritat privada...”, pp. 135-141.
Antoni CONTRERAS, “Asistencia hospitalaria en Mallorca bajomedieval siglos XIII-XV”,
Medicina Balear, 23 (2008), pp. 14-21; María José BORDOY, Esther CRUZ, “Notes per a
l’estudi...”, pp. 113-130.
Agustín RUBIO, “Una fundación burguesa en la Valencia medieval: El hospital de En Clapers (1311)” Dynamis. Acta Hispanica ad Medicinae Scientiarumque Historiam Illustrandam, 1 (1981): 17-49.
María Isabel FALCÓN, “Sanidad y beneficencia en Zaragoza en el siglo XV”, Aragón en la
Edad Media, 3 (1980): p. 190.
Agustí DURAN I SANPERE, Llibre de Cervera, Barcelona: 1977, pp. 227-232.
Enric BARTRINA, “Els quatre hosptials de Solsona”, Gimbernat: revista catalana d’història de
la medicina i de la ciència, 49 (2008), pp. 33-48; Ramon PLANES, L’hospital d’en Llobera.
Lectures d’història de Solsona, vol. 2, Solsona, 2016, pp. 27, 35. Para localizar más hospitales
en las tierras de Lleida y en la misma ciudad ver Guillem ROCA, Salubritat i salut pública…
Mª Teresa IRANZO, “Pobreza, enfermedades y símbolos del poder señorial en Híjar. El hospital de la Santa Cruz, 1300-1312”, Aragón en la Edad Media, 13 (1997), pp. 105-127;
Raúl VILLAGRASA, “Entre quatre rius. Hospitals al Baix Cinca i el Baix Segre a la baixa edat
mitjana”, Tres estudis històrics sobre el Baix Cinca i el Baix Segre, Fraga, 2016, pp. 9-61,
esp. 34-36. Sobre hospitales en Aragón Raúl VILLAGRASA, La red de hospitales en el Aragón
medieval (ss. XII-XV), Zaragoza, 2016.
Ver Antoni CONEJO, Asistencia i hospitalitat a l’edat mitjana. L’arquitectura dels hospitals
catalans: del gòtic al primer renaixement, Barcelona (Tesi doctoral), 2002, pp. 645-696.
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Justamente, para promover el Bien Común los laicos participaron del
fenómeno hospitalario desde finales del siglo XII cuando, mediante sus dádivas
y donaciones testamentarias, favorecieron la fundación de nuevos centros y
el mantenimiento de los antiguos. El hecho de que aparezcan tantas nuevas
fundaciones en este periodo nos indica la falta de centros —los benefactores
escogían los hospitales entre varias posibilidades caritativas— y la existencia
de un problema social que fue en aumento durante el siglo XV, la salud.40 No
obstante, la participación de los laicos en el mundo hospitalario no significó
una laicización del espacio ya que tanto la cura como el edificio siguieron, por
motivos lógicos, estrechamente vinculados al mundo espiritual.41
Garantizar la buena salud de los habitantes fue uno de los muchos dolores
de cabeza que tuvieron los concejos a partir del siglo XIII. No nos debe
parecer extraño ya que el normal funcionamiento de una urbe dependía de
la manufactura de bienes y de su posterior comercialización.42 Por lo tanto,
la buena salud tanto individual como colectiva debía preservarse a través
de distintos medios. En este sentido, las ordinaciones municipales de Lleida
en tiempos de peste son prueba de ello porque regulan varios aspectos de la
vida pública para garantizar la salud, desde la limpieza de las calles hasta
las procesiones religiosas pasando por la procedencia y el almacenaje de los
productos alimenticios.43 Para ello los conocimientos médicos salidos de
las universidades se convirtieron en un bien indispensable para el correcto
funcionamiento de la res publica y proliferaron por las urbes medievales
profesionales médicos como barberos, cirujanos, físicos y boticarios.44
Ya en el siglo XIII pobreza y enfermedad iban de la mano.45 En ese contexto
los hospitales se erigieron como una de las mejores herramientas para luchar
contra las nuevas necesidades del mundo urbano. De esta forma el hospital se
fue medicalizando al mismo ritmo que la sociedad aunque —como explica
40
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42
43
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45
Agustín RUBIO, “Una fundación burguesa…”, p. 18. Sobre las preocupaciones entorno de la
salud ver: Jon ARRIZABALAGA, “Asistencia, caridad y nueva ética…”, pp. 33-35.
Antoni CONEJO, “‘En la present ciutat…”, pp. 100-101; Carole RAWCLIFFFE, Urban bodies.
Communal health in late medieval English towns and cities, Woodbridge, 2013, pp. 331333; Sobre todo: John HENDERSON, The Renaissance Hospital: healing the body and healing
the soul, Yale, 2006.
Jon ARRIZABALAGA, “Asistencia, caridad y nueva ética…”, pp. 33-34.
Guillem ROCA, “Medidas municipales contra la peste en la Lleida del siglo XIV e inicios del
XV”, Dynamis, 38/1 (2018), pp. 15-39.
Carmel FERRAGUD, “La introducción de los practicantes de la medicina en los hospitales del
reino de Valencia durante la Baja Edada Media”, Ciudad y hospital en el occidente europeo,
1300-1700, Lleida, 2014, p. 305.
Op. cit. p. 306.
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Guillem Roca Cabau
Carmel Ferragud— el ejercicio de la sanidad en los centros hospitalarios iba
más allá de la medicina realizada por los titulados; debemos pensar en varias
personas, mayormente mujeres, que intervenían en múltiples procesos de
curación.46 Su labor, poco visible en la documentación, queda ensombrecida
por la presencia temprana de algunos físicos y cirujanos quienes, ya desde
finales del siglo XIII y principios del XIV, acudían a los hospitales para tratar
a los enfermos alojados;47 las visitas médicas se intensificarán a partir de la
segunda mitad del siglo XIV siendo mucho mayores durante la siguiente
centuria.48
A la vez se produjeron modificaciones en la concepción de la pobreza;
diferentes pensadores —como Eiximenis y Sánchez Arévalo— criticaron la
ociosidad y los falsos pobres, gentes que se aprovechaban del sistema para
vivir sin trabajar.49 Por ello, se legisló para evitar su proliferación, Jaime II
prohibió a prostitutas, tullidos, enfermos e invidentes holgazanear por la plaza
de Santa Anna de Barcelona; en 1322 se prohibió a los mendigos merodear
por la ciudad más de un día bajo pena de ser azotados y expulsados; Pedro el
Cruel, en las cortes de 1351, quiso evitar que se formaran grupos de mendigos
y obligó a todos a vivir del trabajo de sus manos exceptuando niños, ancianos
y enfermos;50 en 1325 los jurados de Valencia legislaron —por orden real—
contra quienes sots color de paupertat o de necessitat falsament acapten
incurriendo así en dos penas, por una lado la ociosidad y por otro quitar la
limosna de los pobres verdaderos.51 Curiosamente, en Lleida tenemos un
ejemplo contrario —aunque bastante clarificador— en 1436, ese año diferentes
comerciantes pidieron al concejo que aboliera la prohibición que pesaba sobre
el juego porque los barguants (bribones) evitaban pasar por la ciudad.52
46
47
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50
51
52
Op. cit. p. 308, 312-318. Sobre la medicalización de la sociedad medieval Michael R.
MCVAUGH, Medicine before the plague. Practitioners and their patients in the Crown of
Aragon, 1285-1345, Cambridge, 1993.
Bernat des Clapers dejó estipulado un pago de 50 sueldos anuales para pagar a un médico
que atendiera a los enfermos. Agustín RUBIO, “Una fundación burguesa…”, p. 20.
Carmel FERRAGUD, “La introducción de los practicantes…”, p. 318-321.
Es muy gráfico el capítulo 28 del Regiment de la cosa pública de Eiximenis titulado com
los inútils deuen ésser gitats, e hi deuen ésser sostenguts los pobres mendicants qui són
vers indigents (Francesc EIXIMENIS, Regiment…, p. 124-128). Igualmente, Sánchez Arévalo
critica los extranjeros que llegan a las ciudades sin aportar nada: “… en las cibdades y
provincias que reciben sin diferencia alguna a los estrangeros, ca las cibdades o provincias
padecen divisiones y discordias”, citado en Juan Antonio BONACHÍA, “Entre la ‘ciudad ideal’
y la ‘sociedad real’…”, p. 36.
James W. BRODMAN, Charity and Welfare…, p. 3;
Rafel NARBONA, “Leyes de pobres en la metrópoli. Mendigos, miserables, trabajadores en
Valencia, 1306-1462”, Clio y Crimen, 9 (2012), p. 208 (Documento núm. 4).
Cat. Arxiu Municipal de Lleida (a partir de ahora AML), Llibre d’Actes del Consell General, 1436-1437, reg. 413, fol. 14v.
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La unión de los hospitales Ilerdenses: El expediente de 1447
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Fig. 1. Detalle superior del
lado derecho del
retablo de Santa Lucía
(actualmente en la iglesia
de Sant Llorenç de Lleida).
Se observa a la santa
dando limosna a un grupo
de pobres entre el que se
distingue a niños, ancianos
y lisiados. (Foto: Arxiu
Capitular de Lleida.)
La urbe bajomedieval era un espacio de oportunidades y generó la llegada
de una gran cantidad de inmigración que debía ser controlada —sobre todo a
partir de 1348. Proliferaron así las políticas de control de la pobreza y un clima
de represión de la mendicidad que veía en los pobres extranjeros a posibles
criminales, a vagos y, lo más terrible, a portadores de enfermedades.53 Los
hospitales eran una herramienta útil para evitar que pobres y enfermos vagaran
53
Sobre este tema ver: María Isabel FALCÓN, “Sanidad y beneficencia…”, pp. 108-109; Rafel
NARBONA, “Leyes de pobres en la metrópoli…”, pp. 165-284. Es significativo que durante
el otoño de la Edad Media se popularizara el culto a San Roque, santo patrón con atributos
de pelegrino, que protegía de la peste y otras enfermedades contagiosas; no es casualidad
que su imagen adornara y diera nombre a muchos portales. Carmen BERLABÉ, “Iconografia
del pelegrí a les terres de Lleida”, El camí de Sant Jaume i Catalunya. Actes del congrés Internacional celebrat a Barcelona, Cervera i Lleida, els dies 16, 17 i 18 d’octubre de 2003,
Barcelona, 2007, pp. 267-275.
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Guillem Roca Cabau
por las calles. En 1341 el concejo de Valencia se quejaba de que en alcuns
spitals de la ciutat los malalts no són reebuts, e aquells qui reebuts hi són
no són provehits segons lur malaltia e necessitat…54; en Lleida una centuria
después, en 1436, se ordenó a los hospitaleros que acogieran tantos pobres
como cupieran en sus respectivos centros bajo pena de tres sueldos.55 En este
contexto el sistema hospitalario debía jugar un papel preeminente, pero se
encontraba agotado tras las sucesivas crisis y epidemias del siglo XIV; por
ello fue incapaz de responder a las nuevas necesidades sociales y económicas
aparecidas en el otoño de la Edad Media.56 En Barcelona las autoridades
civiles y eclesiásticas se reunieron el 1 de febrero de 1401 en la Casa del
Consell de Cent para exponer las condiciones nefastas, tanto económicas como
asistenciales, de los viejos centros medievales de la ciudad;57 parecidamente,
a principios del siglo XV, varios ciudadanos de Zaragoza expusieron a los
jurados la necesidad de crear un hospital general porque los anteriores eran
insuficientes para cubrir las necesidades del momento;58 en Lleida los miembros
del concejo se dirigieron al obispo con las siguientes palabras los spitals de
aquesta ciutat stan de present en molt gran desorde, axí dispargits com stan;59
también los jurados de Mallorca compartían las mismas inquietudes y, antes de
la fundación del hospital general en 1459, expresaron que serie cosa sancta e
molt útil si los dits hospitals eran units e de aquells tots fos fet un bon hospital e
que aquell fos bé administrat, una preocupación que elevaron al rey Alfonso el
Magnánimo quien, posteriormente, se hizo cofrade del hospital60; igualmente,
en el acta fundacional del Hospital de Santa Tecla de Tarragona (1464) se
dice: com en la dita ciutat hi ha dos hospitals nomenats l’un de la Seu i l’altre
Nou, els que són insuficients per les necessitats dels pobres concurrents, per
no tenir el necessari per a l’hospitalitat, i per lo dit son inservibles.61
54
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61
Citado por Agustín RUBIO, “Una fundación burguesa…”, p. 19 Documento completo en
Rafel NARBONA, “Leyes de pobres…” p. 208 (Documento núm. 10).
Ítem a la suplicació donada per rahó dels spitals de la ciutat. Acorda lo present Conseyl
que sie feta una crida pública que tot spitaler o spitalera e altre qualsevol regidor de spital
de la present ciutat haie e sie tengut recoylir en son spital tants pobres com hi venran que
cabre hi puxen. E si lo contrari serà feyt que encorregue en ban o pena de tres sous jaquesos quiscuna vegada que lo contrari sera fet. De la qual pena, amor ni gràcia, no·ls pugue
ésser feta. Guayada al mustafaç, la qual pena sie actoritzada (Cat. AML, Llibre d’Actes
del Consell General, 1436-1437, reg. 413, fol. 15r).
Francesco BIANCHI, Marek SLÓN, “Le riforme ospedaliere…”, p. 13.
Josep DANON, Visió histórica de l’Hospital General de la Santa Creu de Barcelona, Barcelona, 1978, p. 21
María Isabel FALCÓN, “Sanidad y beneficencia…”, p. 192.
Cat. AML, Llibre d’Actes del Consell General, 1444-1445, fol. 53r.
María José BORDOY, Esther CRUZ, “Notes per a l’estudi…”, pp. 117-118.
Citado por Josep BARCELÓ, Poder local, govern i assistència…, pp. 132-133.
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La unión de los hospitales Ilerdenses: El expediente de 1447
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Lógicamente, esta situación conllevó un replanteamiento del sistema
hospitalario y la creación de grandes edificios que se conocerían como
hospitales generales, principales o majors. Con ellos tuvo lugar un gran
cambio de la red asistencial, en la mayoría de casos los antiguos hospitales
fueron refundidos para crear el nuevo centro; en otros —como en Zaragoza—
la nueva fundación existió junto a los antiguos hospitales que languidecieron
hasta desaparecer.62 Este cambio de paradigma asistencial no se produjo
únicamente en los grandes núcleos habitados, vemos como de forma parecida
algunas villas aplicaron modificaciones similares.63
Si mencionamos únicamente las grandes ciudades de la Corona de Aragón
el primer centro de estas características fue el Hospital de la Santa Creu de
Barcelona en 1401, veinticuatro años más tarde nació el Hospital de Nuestra
Señora de Gracia en Zaragoza, en 1454 se puso la primera piedra del Hospital
General de Santa Maria de Lleida, el de Mallorca se construyó en 1446, el
Hospital de Santa Tecla de Tarragona el 1464 y el de Valencia en 1512 después
de un intento fallido a finales del siglo XV.64
A diferencia de los centros anteriores se trataba de construcciones pensadas
para realizar las funciones concretas de hospital,65 hecho que conllevó una
62
63
64
65
María Isabel FALCÓN, “Sanidad y beneficencia…”, pp. 192-193.
Frederic APARISI, Carmel FERRAGUD, “Hospitals rurals a la València baixmedieval: el cas de
l’hospital de Santa Llúcia d’Alzira”, Imago Civitatis. Hospitales y manicomios en Occidente, Josep M. Comelles, Antoni Conejo, Josep Barceló-Prats, eds. Tarragona-Barcelona,
2018, p. 38; Raúl VILLAGRASA, “Política hospitalaria en los concejos aragoneses del cuatrocientos”, Identidades urbanas Corona de Aragón – Italia. Redes económicas, estructuras
institucionales, funciones políticas (siglos XIV-XV), Paulino Iradiel, Germán Navarro, David Igual, Concepción Villanueva, eds. Zaragoza, 2016, pp. 163-176, esp. 164-167.
Mercedes GALLEN, “Los hosptiales de la Santa Creu de Barcelona y Nuestra Señora de Gracia de Zaragoza, dos modelos asistenciales para el hospital general de Valencia”, Aragón en
la Edad Media, 25 (2014), pp. 41-60.
Algunos hospitales anteriores se habían construido ex novo otros, en cambio, se ubicaban
en las casas de sus fundadores que destinaban todo el edificio, o una sola parte, a acoger
pobres y enfermos sin tener en cuenta las nuevas necesidades del edificio. El hospital de
Bernat dez Clapes se construyó en una finca que él tenía extramuros, en el camino de Sant
Julià (Agustín RUBIO, “Un hospital medieval según su fundador: el testamento de Bernat
dez Clapers (Valencia, 1311)”, Dynamis. 3 (1983), p. 377); en cambio, Pedro Fernández de
Hijar entregó unas casas que tenía extramuros en la calle del puente para hacer de hospital
(Mª Teresa IRANZO, “Pobreza, enfermedades…”, p. 107); en el caso de Lleida encontramos
casos parecidos al de Híjar cuando Guillem Vidal (1372) y Pere Serra (1395) dejaron sus
casas para albergar a pobres y peregrinos, aunque sus albergues estaban dentro de la ciudad
(Guillem ROCA, “El colapso del sistema hospitalario…”, pp.24-26). Otro ejemplo interesante es el del hospital de Jaume Bossera en Alzira, ver: en Frederic APARISI, Carmel FERRAGUD,
“Hospitals rurals...”, pp. 38-39.
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Guillem Roca Cabau
especialización progresiva tanto de los distintos centros como de sus espacios.66
En estos nuevos centros la medicina jugó un papel fundamental, no solo en la
cura de enfermos sino también en la situación del edificio y en la distribución
de las salas. No obstante, ya en el siglo XIV Francesc Eiximenis explicaba que,
para evitar infecciones, hospitales, leproserías, burdeles y tahurerías debían
ubicarse opuestas al origen de los vientos habituales de cada ciudad;67 un caso
más práctico lo vemos en 1378 cuando Pedro el Ceremonioso pidió que para
evitar infecciones el nuevo hospital de la cofradía de Sant Jaume de Valencia
se situara en un lugar poco concurrido y cerca de una puerta de la muralla.68
Siguiendo esta estela los nuevos hospitales generales buscaron establecerse
en zonas de paso, cerca de puertas y caminos principales y en lugares poco
poblados y aireados. El Hospital de la Santa Creu de Barcelona se construyó
en el Raval, lejos del centro urbano y donde se alzaba el antiguo Hospital d’en
Colom de propiedad capitular.69 El Hospital de Nuestra Señora de Gracia se
edificó en unas casas que el rey Alfonso V compró para tal propósito en el
barrio extramuros del Coso, muy cerca de la puerta Cinegia.70 Parecidamente,
el Hospital General de Mallorca empezó a construirse alrededor de 1460 en el
noroeste de la ciudad, en una zona poco poblada llamada Puig d’en Sitjar.71
66
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70
71
Con anterioridad ya se habían dado algunos casos de especialización en el mundo hospitalario, sobre todo en los centros dedicados a la acogida de leprosos y enfermos de ignis sacer;
además, como en el caso ilerdense, existían hospitales destinados únicamente a mujeres y
todos los hospitales separaban a sus usuarios por sexos. Pero a partir del siglo XV y con los
nuevos Hospitales Generales aparecieron áreas dedicadas a enfermos específicos y centros
concretos como el Hospital dels Folls de Valencia (1409). Raúl VILLAGRASA, “Política hospitalaria...”, pp.167-170; Francesco BIANCHI, Marek SLÓN, “Le riforme ospedaliere…”, p. 17.
Antoni CONEJO, “’Lum, noblesa, ornament…”, p. 420. Rodrigo Sánchez Arévalo, sin hablar
específicamente de hospitales, también explica algunos preceptos higiénicos para sanear
las ciudades basándose en la dirección de los vientos, la limpieza de aguas estancadas y la
provisión de agua limpia para el consumo, entre otros (Juan Antonio BONACHÍA, “Entre la
‘ciudad ideal’…”, pp. 30-34).
José RODRIGO, “Hospitales de Valencia en el siglo XV. Su administración, régimen interior
y condiciones higiénicas”, Revista de Archivos, Bibliotecas y Museos, 90 (1927), p. 564.
Antoni CONEJO, “’Lum, noblesa, ornament…”, p. 441.
María Isabel FALCÓN, “Sanidad y beneficencia…”, pp. 192-193; María Isabel FALCÓN, Zaragoza en el siglo XV. Morfología urbana, huertas y término municipal, Zaragoza: 1981,
pp. 24-25, 29-30. Además, en las ordenanzas del Hospital de Nuestra Señora de Gracia de
1496 se explicita que los enfermos deben estar limpios —al menos los pies— antes de ir
a la enfermería. Esta regla fue ampliada posteriormente cuando se envió una copia de las
constituciones al concejo de Valencia diciendo que al enfermo “lo squilan e lo limpian”
(Mercedes GALLENT, “Los hospitales de la Santa Creu…”, p. 50).
Albert CASSANYES, “Los primeros cincuenta años del Hospital General de Mallorca: desde
la fundación hasta la promulgación de las Ordenaciones (1456-1514)”, En la España Medieval, 41 (2018), pp. 133-153.
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La unión de los hospitales Ilerdenses: El expediente de 1447
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No podemos decir que fuera un modelo seguido por todos, al menos desde
un principio. El Hospital de Santa Maria de Lleida se empezó a construir en
Cappont, un barrio extramuros al otro lado del río, hasta que una crecida del
Segre se llevó los materiales apilados para las obras. Así se tomó la decisión
de construir el hospital intramuros, no obstante, se eligió el barrio de Sant
Llorenç —una zona con un poblamiento disperso— y se escogió un solar que
daba al río y tenía fácil acceso al agua.72 Igualmente, el Hospital de Santa Tecla
de Tarragona escogió como ubicación las antiguas dependencias del Hospital
de la Seu, erigido en 1171 cerca de la catedral;73 posteriormente, en 1588 y
por intervención del arzobispo Antonio Agustín —quien había sido también
obispo de Lleida—74, se emprendió la construcción de un nuevo hospital
alejado del centro de la ciudad, en la zona de la Rambla Vella, ya que:
“por hallarse construida dicha Casa en el centro de la misma ciudad,
y por esto deberse considerar muy perjudicial, no sólo a los enfermos,
sino también a todos los vecinos por el continuo peligro de pegarse las
enfermedades por la falta de transpiración de aires”75
A pesar de estas referencias resultaría una explicación simplista reducir
el surgimiento de los hospitales generales a razones médicas. Los objetivos
de los jurados y prelados que apoyaron estas instituciones era múltiples y se
centraban en adaptar el sistema hospitalario a los nuevos tiempos. La necesidad
de centralizar los recursos, aumentar la vigilancia sobre los administradores,
mejorar la atención a los enfermos y necesitados, controlar a los menesterosos,
rentabilizar la caridad ofreciendo un escaparte para la pobreza… todos estos
motivos eran igual de importantes en las causas que motivaron la creación de
los nuevos hospitales generales.76
3. EL EXPEDIENTE PARA LA UNIÓN DE LOS HOSPITALES ILERDENSES DE 1447
En el Arxiu Capitular de Lleida hemos localizado recientemente, en el
apartado referente a justicia (6), caja P7_M3_P5_C05, un documento sobre
la unión de los hospitales ilerdenses. Se encuentra en una caja junto con
72
73
74
75
76
Antoni CONEJO, L’Antic Hospital de Santa Maria, seu de l’Institut d’Estudis Ilerdencs, Lleida, 2002, pp. 61-65.
Josep BARCELÓ, Poder local, govern i assistència…, pp. 19-20.
Carme BERLABÉ, “La configuració d’una col·lecció de tapissos: la catedral de Lleida i els
seus bisbes al segle XVI”, Antoni Agustí bisbe de Lleida i arquebisbe de Tarragona (15171586). Aportacions entorn del marc sociocultural de Catalunya en la seva època, Lleida,
1995, pp. 189-214.
Citado por Josep BARCELÓ, Poder local, govern i assistència…, pp. 221-222.
Antoni CONEJO, “’Lum, noblesa, ornament…”, p. 423. Mercedes GALLENT, “Los hospitales
de la Santa Creu…”, p. 44, 51.
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Guillem Roca Cabau
otros tres documentos: un primer volumen de pocas páginas elaborado a raíz
de un conflicto con la comanda de Maella (Zaragoza), que tuvo lugar entre
1418-1419; un segundo volumen con varios procesos sin especificar fechados
en 1408 y un tercer legajo con un proceso contra el conde de Cardona por
unos censales en 1430. Junto a estos documentos se encuentra el volumen,
encuadernado en pergamino y sin título, donde se recogió la documentación
generada para unir los hospitales ilerdenses en un único centro en 1447.
Se trata de un volumen de 23 centímetros de ancho por 30 centímetros
de altura encuadernado reaprovechando un pergamino fechado en el año
1430; no obstante, actualmente solo se conserva la mitad de este pergamino
correspondiente a parte del lomo y la cubierta posterior. Está compuesto por
seis cuadernillos —el último mucho mayor que el resto—y tiene 354 páginas
numeradas entre páginas cosidas al volumen y añadidas entre las hojas, al final
del volumen queda un conjunto de folios sin numerar y en blanco. El texto
está escrito con letra del siglo XV y mezcla fragmentos en latín y catalán. El
contenido no sigue un orden cronológico como se observa al comprobar la
fecha de algunas cartas copiadas cuando fue necesaria su consulta.
Precede al documento en cuestión una copia de la carta que el Papa Eugenio
IV envió al obispo de Lleida García Azáres de Añón el 31 de marzo de 1446
autorizando la fundación del hospital. Se trata del mismo documento que
publicó Josep Perarnau rescatado del Archivo Vaticano.77 En el documento el
Papa razona que, dada la situación precaria de los hospitales anteriores y su
incapacidad para acoger los numerosos pobres que pasan por la ciudad, debe
estudiarse la posibilidad de construir un nuevo centro pro peregrinis et aliis
personis pauperibus. Para ello el Papa da su consentimiento para derogar las
voluntades de los fundadores y benefactores y unir las rentas y propiedades de
los hospitales que deberán servir de sustento a la nueva institución.78
Añadida en medio del volumen —completamente descontextualizada—
encontramos una carta de la reina María fechada el 23 de febrero de 1447 en
Barcelona y en la que se dirige personalmente al obispo. En ella, después de
leer los documentos papales, se muestra favorable a la unión de los hospitales
y pide al obispo que se ayude de los funcionarios públicos, tanto municipales
como reales, para la correcta realización del proyecto.79 Habiéndose sumado
77
78
79
Josep PERARNAU, “Documentació papal relativa als Països Catalans en quatre registres de
l’Archivio Segreto Vaticano”, Arxiu de Textos Catalans Antics, 15 (1996), pp. 430-432.
Cat. Arxiu Capitular de Lleida (a partir de ahora ACL), P7-M3-P5-CO5 (1387-1447),
fol. 1-4v.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 111. Debemos mencionar que posteriormente,
el 25 de agosto de 1453, la reina María firmó un documento aprobando la construcción del
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La unión de los hospitales Ilerdenses: El expediente de 1447
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Fig. 2. Primera página del documento con los restos del pergamino en el lomo e
imagen del interior del volumen con el inventario del Hospital de Sant Tomàs.
la autoridad real a la iniciativa y sabiendo que el municipio era ampliamente
favorable, el principal problema residía en justificar la unión a los hospitaleros
y administradores de los hospitales, quienes gozaban sin restricciones de
nuevo hospital y su administración y otorgando al nuevo centro los mismos privilegios que
tenía el Hospital de la Santa Creu de Barcelona. Antoni CONEJO, L’Antic Hospital de Santa
Maria…, pp. 242-243.
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Guillem Roca Cabau
la respectivas rentas. Para ello, en un principio, se prosiguió mediante la
realización de entrevistas a diferentes vecinos que conocían detalladamente
el estado de la red hospitalaria. Los escogidos fueron catorce vecinos entre
caballeros, menestrales, profesionales liberales y los portaleros de Sant Gili
y Sant Martí; todos ellos conocedores de las rentas y administración de los
centros por distintos motivos.80
En las gestiones previas que relataremos el concejo también tuvo un
papel preminente gracias al notario de autoridad real Bernat Antist, síndico
de la universidad de Lleida.81 Fue este notario el encargado de interrogar
a los testimonios haciéndoles veinte preguntas fijadas en un cuestionario
que sigue a la carta papal. Se trata de preguntas variadas que van desde la
importancia de la ciudad y la variada procedencia de las gentes que llegan a
ella —justificación necesaria para la construcción de un centro hospitalario de
tales características—, hasta cuestiones que ponen en duda la correcta gestión
de los hospitales existentes.
Por ejemplo, sobre la importancia de la ciudad el notario Pere Teixidor dice
que Lleida
és la primera ciutat del Principat de Cathalunya e precix e ha
costumat de precehir en totes coses singuament en Corts a totes les
altres ciutats de Cathalunya exceptat a la ciutat de Barcelona la
qual per potencia s’és sforçada de poch temps en çà. E que ell testis
és racional de la dita ciutat ha vist privilegis per los reys antepassats
atorgats per los quals clarament se mostre és cap de totes les ciutats
del Principat de Cathalunya.82
Curiosamente, otro de los testimonios, el caballero Lluís des Valls, hace
referencia a la antigüedad de la ciudad pues —como él explica— ja en temps
80
81
82
El listado es el siguiente: Pere Teixidor notario racional; Ferran Companys, habitante de la
ciudad; Pere Altet, notario de la Paeria; Miquel de Boixadors, caballero; Pere Vidal, portero
de Sant Gili; Bertomeu Pastor, notario; Pere Albalenc, peletero; Berenguer Pastor, notario;
Luis dez Valls, caballero; Jaume Vilar, seller; Joan Olius, boticario; Simó Torres, notario;
Vicent Cetrilla, habitante; Gonçal de Porró, portero de Sant Martí (Cat. ACL, P7-M3-P5CO5 (1387-1447), fol. 10-47v).
Se dice de él que es Bernardus Antist, publicus regia auctoritate notarius, sindicus, actor et
procurator assertus universitatis civitatis Ilerde (Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447),
fol. 1).
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 11 y v. Otro testimonio matiza esta idea diciendo que si las cortes se celebran en Barcelona entonces Lleida debe preceder a Barcelona
y será al revés si las cortes se celebran en Lleida (Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447),
fol. 16v).
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de Jurius Cessar e de Ponpel ere fundada, haciendo referencia a la batalla de
Ilerda relatada en De bello civili. Sobre la llegada de extranjeros a la ciudad y
para enfatizar la necesidad de un nuevo hospital, Pere Teixidor se expresó en
los siguientes términos:
[…] la deta ciutat de Leyda és camí per on los peregrins que
vénen de Alamanya, França, Italia et de les part de levant que han a
venir al sanctuari de Sent Jaume de Galicia passen per la dita ciutat
et axí matex los que vénen de ponent, çò és de los regnes de Castella,
Portogal, Navarra et de Aragó per anar als sanctuaris de Roma,
Iherusalem, Sent Pere de Roses, Sent Anthoni de Vianes, pug de
França, et Nostra Dona de Monserrat et diversos altres sanctuaris
o per devoció o per altres causes comunament fan aquelles vies
han a passar per la dita ciutat com aquell sia lo dret et mellor et
acostumat camí segons fama…83
Las siguientes preguntas sobre el estado de las rentas y propiedades de los
hospitales son de gran interés porque nos ofrecen una lista de los hospitales
existentes, su situación y algunos datos sumarios sobre su administración.
Primo l’espital apellat d’en Moliner al portal de Sent Anthoni,
espital dels pellicers al portal de les Botes, l’espital al carrer de
Sent Martí regit per los obrés de Sent Martí, l’espital dels texidors
al portal de Sent Salvador, l’espital del Sant Sperit al portal del
Carme, l’espital de les dones prop lo Portal Pintat, l’espital d’en
Serra a la Porta Ferriça, l’espital d’en Guillem Vidal àlies Coll al
Cappont, e l’espital dels capellans en la Çuda prop lo Collegi…84
Sobre la situación económica de los centros Pere Teixidor —igual que
el resto de entrevistados— no deja dudas sobre su precariedad fruto de la
situación de crisis económica que se ha agravado desde principios del siglo
XV.85 En cuanto se refiere a su administración ningún hospital se salva de las
83
84
85
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 11v-12. Es interesante recordar aquí las palabras de la reina María escritas en 1442 sobre la plaza de Sant Joan que corroboran la importancia que tenía la ciudad en el camino de Santiago a Roma: atès que ningún altre loch de
la ciutat pus honorós e més patent e vistós, no solament als habitants en la present ciutat,
més encara a totes les gents passants e anants de Roma a Sant Iaume… (Cat. AML, Llibre
Vert de la ciutat de Leyda, 1691, reg. 1370, fol. 426-428).
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 12-13.
[…] per les dites mortalitats e sterelitats de temps les propietats son diminuides en tant que
casi són en total en destrucció en gran part axí que los censos que solian haver cesan e han
cesat (Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 13v).
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críticas, la mala gestión parece recurrente en la historia hospitalaria y este
no es un caso aparte.86 Tanto Pere Teixidor como los demás explican que los
administradores, especialmente los del hospital de Bernat Coll, se han apropiado
de las rentas dejando los centros desatendidos, incluso cerrando las puertas a
los necesitados y limitando su estancia a un máximo de tres días. Solamente
algunos testimonios —no todos— salvan de las críticas a los hospitales dels
Pellicers, dels Teixidors y dels Capellans Pobres, de este último —por ser de
administración religiosa— desconocen su situación económica.87 En este punto
un testimonio da un dato interesante sobre la movilidad de los hospitaleros,
comenta que un antiguo hospitalero del Hospital de Magdalena —conocido
por su mala gestión— había pasado a ser hospitalero en Alcarràs.88
A pesar de la necesidad acuciante de reforma, que se percibe a través de
las declaraciones, ninguno de los testimonios es optimista con el futuro del
hospital general. Seguimos con el ejemplo de Pere Teixidor quien explica que
ni siquiera con las propiedades y rentas bien atendidas bastaría para hacer un
buen hospital, aunque concluye que el nuevo centro siempre sería mejor que
la precaria red hospitalaria existente.
[...] que spitals fos fet un spital ell testis no creu se pogués fer
bon spital ni notable de les rendes de aquells que tant són poques.
E los edificis tan simples e de pocha valor dels quals procehiria tan
pocha suma que no porian dar conpliment a tal spital (…). Bé creu
ell testis que se’n faria un convinent e raonable pus que seria de
més utilitat als peregrins e altres confluens pobres a la ciutat e serà
mellor aquell sols regit que no són tots axí com de present stan. E
que açò creu per çò que damunt ha di e deposat...89
Por lo tanto, ya no quedaban dudas sobre la necesidad del hospital y todo
se reducía a un tema puramente administrativo, recopilar las rentas propias de
cada centro que deberían servir para construir y mantener el nuevo hospital
86
87
88
89
Ya en 1226 Jacques de Vitry denunció la mala gestión de muchos hospitales y como muchos
de sus administradores se habían convertido en prósperos hombres de negocios a expensas
del dinero de los pobres (Antoni CONEJO, “‘En la present ciutat…”, p. 102-103). También
tenemos constancia de la mala gestión ejercida por el administrador del Hospital de Santa
Eulàlia del Camp de Barcelona, Bartomeu Descoll, alrededor del año 1300; este administrador hundió tanto la economía del centro como su reputación (Carme BATLLE, Montserrat
CASAS, “La caritat privada i les institucions…”: p. 142).
Los dos primeros casos son los hospitales de Magdalena y de Sant Tomàs, ambos fueron
hospitales parroquiales posteriormente administrados por cofradías. Guillem ROCA, “El colapso del sistema hospitalario…”, pp. 32-33.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 28 y v.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 14.
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La unión de los hospitales Ilerdenses: El expediente de 1447
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general.
Siguen a continuación los documentos sobre las propiedades, censos y
los testamentos de los fundadores. El primero en aportar la documentación
requerida por el obispo fue el Hospital de Bernat Coll —situado en el barrio
de Cappont— a finales de febrero. Se adjuntan: un inventario del hospital,
una carta del administrador Antoni Torres en la que explica que los censos
descritos, y que en parte sirven para el mantenimiento del hospital, no son
del centro sino de los herederos del fundador y por lo tanto ha dispuesto y
dispone de ellos para su propio beneficio, el testamento de Guillem Vidal —el
fundador— y un inventario post mortem de su albergue.90
Parece que el resto de administradores se negaron a colaborar y por ello,
el 4 de marzo, Bernat Antist pidió al obispo que reclamara la documentación
bajo pena de excomunión. Se adjunta entonces la carta del obispo en la que
da un término de 6 días para que compareguen davant nos per si o per sos
procuradors en nostre palau y entreguen la documentación requerida, a saber:
les institucions, testaments, fundació, cabreus, cartes e totes altres scriptures
faents per los dits spitals, rendes, drets e pertinencies d’aquells.91 La citación
fue anunciada por los rectores de las parroquias y se colgó en las puertas de
las iglesias donde el texto, decorado con el sello episcopal, se mostró más de
tres días.92
Después del toque de atención los siguientes en aportar la documentación
fueron los mayorales de la cofradía de pañeros, administradores del Hospital
d’en Serra. Estos, mediante una carta introductoria, se mostraron contentos
con la decisión, aunque solamente adjuntaron el testamento del fundador Pere
Serra. Él y Guillem Vidal fueron los dos últimos fundadores de hospitales
antes de la creación del Hospital General de Santa Maria, a través de sus
últimas voluntades tenemos una interesantísima descripción del panorama
hospitalario ilerdense y conocemos datos sobre la gestión, la limpieza y la
situación de estas instituciones.93
90
91
92
93
El centro fue fundado por Guillem Vidal quien, originariamente, mando emplazarlo en una
casa que tenía en la Plaza de la Cadena. Su heredero universal fue su nieto, Bernat Coll,
quien desechó la propuesta del abuelo y decidió construir el hospital en el barrio de Cappont. Guillem ROCA, “El colapso del sistema hospitalario…”, pp. 24-25.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 85-87v.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 125v.
Sobre los testamentos de los fundadores ver: Guillem ROCA, Salubritat i salut pública…,
pp. 519-542.
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Guillem Roca Cabau
Los frailes del Santo Espíritu no fueron tan colaborativos como los anteriores,
aportaron una bula papal de Inocencio III hecha en noviembre 1198.94 En ella
el Papa permitía a Guido de Montpellier —el fundador de la orden— y a sus
frailes construir oratorios y cementerios para enterrar a sus frailes, a sirvientes
y a los pobres que murieran en los hospitales y, además de otros privilegios,
garantizaba sus posesiones poniéndolas bajo protección papal y del obispo
de cada diócesis. Con esta bula renunciaban a la unión propuesta y buscaban
asegurar la carta donación de una casa en el barrio ilerdense de Magdalena
hecha por parte de Ramon Pere de Sanaüja, su mujer Maria y sus hijos Pere y
Ramon el 14 de enero de 1208 para edificar allí el Hospital del Sant Esperit.95
Se produjeron entonces nuevas dilaciones que entorpecieron el correcto
desarrollo del proyecto; ni los administradores ni sus procuradores
comparecieron delante del obispo y el síndico cuando estos lo requirieron.
Ante este comportamiento el obispo decidió utilizar su autoridad y ordenó
realizar inventarios de todos los centros al pavorde Montserrat Botella, al
presbítero Pere Eximeno, al beneficiado de la Seu Gabriel Peiró y al notario
Ramon Miralles.96 Ellos se encargaron de realizar el conjunto de inventarios
que completan el documento y que nos dan una imagen muy precaria de
los hospitales ilerdenses, tanto de sus propiedades y censos como del pobre
mobiliario que adornaba las estancias. A pesar de sus esfuerzos no pudieron
entrar en el Hospital del Sant Esperit donde el comendador, Nicolau Clavell,
les prohibió el paso y les entregó una cédula. La carta no tiene desperdicio y
evidencia el rechazo del comendador a participar en la empresa hospitalaria
común. En la cédula Clavell se muestra sujeto únicamente a la autoridad del
comendador de Montpellier y a la regla de la orden:
Per çò e altre se oppose a la dita unió no consentint en alguna
manera que lo dit monestir e casa del Sant Sperit sie unida ne agregada
ni encorporada ni ajustada als spitals seglas de la dita ciutat. Ni en
lur casa ni monestir ni proprietats e obres, béns ni questes de aquells
sie feta alguna novitat, preiudicii, derogació ni lesió ni als privilegis,
94
95
96
La orden había sido aprobada por el mismo Papa en abril de ese año. Prim BERTRAN,
“L’hospital del Sant Esperit de Lleida, segles XII-XV”, Anuario de Estudios Medievales,
17-19 (1987-1989), p. 319.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 114-123.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 124-127v. Sobre la pobreza de los centros
durante el s. XV ver como ejemplo: Frederic APARISI, “La cultura material de la salut i de
l’assistència. L’hospital de Santa Llúcia d’Alzira (1300-1600)”, Estudis sobre la història,
la geografia i el patrimoni cultural de la Ribera del Xúquer, Valencia, 2018, pp. 107-128.
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La unión de los hospitales Ilerdenses: El expediente de 1447
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libertats, imunitats, regles ni altres coses del dit monestir e casa de
Leyda ni al dit orde del Sant Sperit ans aquels tots romanguen e sien
conservats en ses virtuts, força e valor e fortitut, axí com tots temps
hi an stat e conservat fins al present dia com los dits monestir, casa
e orde no sien ni puxen ésser conpresos en la dita unió dels spitals
seculars per disposició de dret ni en altra manera.97
La carta finaliza con una amenaza muy clara sobre las intenciones del
comendador, pensaba llevar el litigio hasta el final y no se amedrentaba
ante la autoridad episcopal: de totes coses liccit és protestar les quals puxe
estimar, denunciar e manifestar al soperior del dit orde e sobre aquelles aver
regrés al Sant Pare apostòlich.98 Este será el inicio de una enemistad entre
el municipio y la orden del Santo Espíritu de Lleida que conducirá a varios
conflictos a lo largo del siglo XV. El incidente más grave se produjo en 1456
cuando el gobierno municipal, en un nuevo intento por centralizar la acción
hospitalaria, expulsó al comendador del Hospital del Sant Esperit y se ocupó
de la administración del centro hasta la solución del pleito.99
Antes de la sentencia que concluye el proceso encontramos el resto de
inventarios de los hospitales que van a convertirse en el Hospital General de
Santa Maria.100 El caso del Hospital de les Dones resulta paradigmático para
entender la falta de interés de los comendadores ante la unión hospitalaria.
Cuando los peritos cotejaron el inventario previamente entregado por los
administradores del centro con el suyo añadieron: el qual inventari foren
trobades realment en la entrada del dit spital les coses següents.101 Este hecho,
junto con la precariedad de los censos y rentas aportados, nos lleva a pensar en
un alto porcentaje de ocultaciones.
Los inventarios describen parcamente el interior de los centros. A través
de ellos tenemos una visión poco clara de su estructura interna, aunque nos es
fácil percibir la pobreza en la que se encontraban. En su mayoría son edificios
97
98
99
100
101
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 133-135v.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 135v.
Josep LLADONOSA, Manuel de Montsuar (1410-1491). Historia de un gran carácter al servicio de las instituciones leridanas, Lleida: Imprenta-Escuela Provincial, 1950, pp. 103-112;
Prim BERTRAN, “L’Hospital del Sant Esperit de Lleida...”, pp. 323-326; Guillem ROCA, Salubritat i salut pública…, pp. 278-283.
Contamos con los inventarios de los siguientes hospitales: de Bernat Coll, de les Dones, de
Magdalena, d’en Serra, de Sant Tomàs, de Sant Martí, d’en Moliner y dels preveres. No
aparece, como es lógico, el inventario de l’Hospital del Sant Esperit.
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 129v. Si bien el inventario aporta este dato no
se da más información sobre los documentos previamente aportados por el hospital, desconocemos en qué momento se entregaron y qué documentos.
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Guillem Roca Cabau
de dos plantas, pero en varios casos la superior no es propiedad del hospital. En
todos los centros el espacio de acogida se encontraba en la planta baja, lugar
dedicado también al almacenaje de objetos, mientras que el piso superior —en
los que había— albergaba la cocina y la despensa. La media de camas en los
hospitales ilerdenses era de 4’5, siendo el Hospital de Magdalena el que tenía
más, ocho lechos, mientras que otros centros únicamente contaban con dos
camas. Los pobres dormían mayormente en colgues, camas de poca calidad,
aunque también documentamos: colchones, llits de cordes y màrfegues.
La ropa que más abundaba era la de cama y se distingue en los inventarios
según su función, color, tejido y calidad. A juzgar por la afluencia de pobres
y pelegrinos, el número de camas y la cantidad de ropa inventariada los
lechos se compartían, algo sumamente habitual en la Edad Media. Otro gran
grupo de objetos son los de la cocina y aquellos muebles para el almacenaje.
Las cocinas que se describen eran pobres y a menudo estaban desprovistas
de todo lo necesario si las comparamos con las que se mencionan en otros
inventarios de la época.102 En ellas encontramos sobre todo útiles para cocinar
como morteros, ollas, asadores… en cambio son muy pocas las referencias a
cucharas o cuchillos ya que, suponemos, la mayoría de “clientes” viajaban con
sus cubiertos. Para el almacenaje encontramos baúles, arquibancos y sotspals
(para guardar ropa junto a la cama). Sorprendentemente son muy pocas las
referencias a objetos de culto, algo que sabemos era habitual y necesario para
la cura de los enfermos;103 únicamente se inventaría un retablo en el Hospital
de Sant Tomàs con la representación de un San Guillermo a caballo.104 No
obstante, debemos tener en cuenta que muchos de estos hospitales tenían
un oratorio contiguo —puede que incluso fuera visible desde el interior del
centro— y sabemos que en varios casos lo utilizaban como propio.105
La decisión final del obispo se hizo pública en una sentencia, copiada al
final del documento, el 31 de marzo de 1447. El texto decretaba la unión de los
antiguos hospitales en el futuro Hospital General de Santa Maria, esbozaba una
102
103
104
105
Para la comparativa se ha utilizado: Jordi BOLÒS, Imma SÀNCHEZ-BOIRA, Inventaris i encants
conservats a l’Arxiu Capitular de Lleida: (segles XIV-XVI), Barcelona, 2014.
Antoni CONEJO, “‘En la present ciutat…”, pp. 100-101.
El hospital recibía una doble invocación, San Tomás y San Guillermo, a pesar de que, como
sabemos, la más antigua y tradicional era la primera (Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (13871447), fol. 141v).
Guillem ROCA, Salubritat i salut pública..., pp. 288-293. Sucedía lo mismo en el Hospital
d’en Marcús de Barcelona donde la capilla, mencionada en una visita pastoral de 1306
por el obispo Ponç de Gualbes, estaba fuera del edificio. Esto no excluye la existencia de
elementos litúrgicos como altares y retablos en el interior. Dolors PIFARRRÉ, “Dos visitas
de comienzos del siglo XIV a los hospitales barceloneses d’en Colom y d’en Marcús”, La
pobreza y la asistencia a los pobres en la Cataluña medieval, Manuel Riu, ed., Barcelona,
1982, p. 84.
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Fig. 3. Interior del
Hospital General de
Santa Maria de Lleida
con la lápida conmemorativa (copia) de su
fundación en 1454.
administración conjunta entre el capítulo catedralicio y el concejo municipal
y, a pesar de derogar los testamentos y últimas voluntades para destinarlos
al nuevo hospital, respetaba los derechos y beneficios que los comendadores
tenían sobre los edificios, altares y oratorios de los antiguos hospitales.106
4. CONCLUSIONES
El volumen descubierto en el Arxiu Capitular de Lleida nos desarrolla con
detalle la cronología del proceso de unificación. Fue una gestión muy rápida,
un año después de recibir el permiso papal (1446) concluía la investigación
con la decisión del obispo ilerdense copiada al final del documento el 31 de
marzo de 1447. No obstante, las gestiones no empezaron hasta mediados de
febrero de 1447, justo después de que el obispo recibiera el apoyo de la reina
María, esposa de Alfonso el Magnánimo. El 1 de abril tenemos la confirmación
definitiva de esa decisión en las actas del capítulo citando attento instrumentum
quod fuit deliberatum per reverendum dominum episcopum et capitulum
parte una, et honorabiles paciarios et proceres dicte civitatis Illerde parte ex
altera.107
El primer hospital general se situó en el antiguo Hospital de Bernat Coll en el
barrio de Cappont, allí se empezaron a trasladar varios materiales para efectuar
las reformas necesarias y —como indica Antoni Conejo— ya funcionaba en
1448. La rapidez de estas primeras actuaciones terminó a raíz de dos crecidas
del río en 1452, cuando el Segre se llevó buena parte de esos materiales. A
partir de este momento se decidió trasladar el nuevo hospital intramuros, en la
llamada plaça de l’Almodí.108 La rapidez que había caracterizado las primeras
106
107
108
Cat. ACL, P7-M3-P5-CO5 (1387-1447), fol. 165-168.
Documento citado por Antoni CONEJO, L’antic Hospital de Santa Maria…, p. 239.
Op. cit. pp. 62-63
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actuaciones desapareció y, a partir de este momento, la construcción parece
ir excesivamente despacio. Posiblemente, la falta de implicación del nuevo
obispo ilerdense, Antoni Cerdà, tuvo mucho que ver.109
Como hemos visto, durante el proceso de unificación hospitalaria
aparecieron varias voces discordantes a pesar de que el proyecto contaba con
el beneplácito papal, episcopal, real y municipal. Viendo la evolución de la red
hospitalaria ilerdense esto no parece extraño y, seguramente, sucedió en varias
ciudades europeas ya que los administradores tenían un conjunto de derechos
adquiridos que no querían perder. Por ello, las gestiones para la creación de
los nuevos hospitales generales produjeron abundante documentación y, por
suerte, en el caso ilerdense se ha conservado en un único volumen que ha
evitado su dispersión. Por lo que sabemos se trata de un volumen singular
—para la Corona de Aragón y al menos de momento—, motivo por el cual,
junto con el profesor Joan J. Busqueta, estamos preparando una edición crítica
del texto completo. No obstante, sucedió lo mismo en el caso de Barcelona
donde se dice:
“[…] unieron y redujeron a un solo Hospital o casa que quisieron
y decretaron se llamase Hospital o casa de Santa Cruz que ha de
construirse Magnífico y espacioso donde está ahora el Hospital
llamado d’en Colom sito en el arrabal de la misma Ciudad y patios
circunvecinos; los indicativos Hospitales de pobres enfermos (…) y
todos y cada uno de sus bienes muebles, e inmuebles y semovientes,
derechos y acciones cualesquiera que fuere y en cualquier parte
donde se hallaren, según así quedó convenido, acordado y ordenado
entre los predichos Señor Obispo y Cabildo y los honorables
Consejeros y hombres de probidad”.110
El breve estudio presentado en las líneas superiores, aunque sintético, resulta
útil para comprender que, a pesar de sus diferencias contextuales, los procesos
que llevaron a la construcción de los hospitales generales en las ciudades
mediterráneas fueron parecidos. Por ello creemos que el texto del Arxiu
Capitular de Lleida puede representar un caso típico en la Corona de Aragón.
109
110
Op. cit. p. 63. Sobre el obispo Antoni Cerdà, un caso típico de absentismo episcopal ya
que muy posiblemente nunca llegó a residir en la ciudad de Lleida ver: Joan J. BUSQUETA,
Manuel de Montsuar contra l’autoritarisme, Lleida, 2011, pp. 51-54, 100-101; Albert CASSANYES, Antoni Cerdà (c. 1390-1459). Poder polític i promoció eclesiástica a mitjans del
segle XV, Lleida (Tesis doctoral) 2018.
Sigo la traducción hecha por el notario Pedro Arnau en 1911 de la escritura fundacional del
Hospital de la Santa Creu. Citado por Josep DANON, Visió histórica de l’Hospital…, p. 151.
El subrayado el mío.
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