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El Libro Dorado del Crisolismo

2019, The Golden Book of Crisolism

Nuestro Departamento de Estudios en Filosofía y Política, a través del sello editorial de nuestro centro de investigación, comparte en descarga gratuita la reciente obra de su Jefe de Departamento, el joven investigador peruano Israel Lira, siendo que en esta oportunidad, se ha procedido a recopilar Textos Escogidos del mencionado investigador, publicados en ensayos, columnas de opinión y artículos, tanto en formato impreso como virtual, dando lugar a la obra que lleva por título "El Libro Dorado del Crisolismo", a manera de resumen esquemático y publicación de cabecera que sistematiza cerca de 3 años de investigación en un breve escrito de 55 páginas para su fácil lectura y asimilación. Esta obra será impresa en formato físico en una versión de bolsillo que estará disponible en las librerías peruanas en los próximos meses. Como bien se sabe, el Crisolismo pretende enarbolarse como un proyecto de Cuarta Teoría Política Peruana, que vaya más allá de los conceptos de Izquierdas y Derechas, más allá del Liberalismo, el Comunismo y el Fascismo, y más allá del Indigenismo y el Hispanismo. Rescatando los éxitos de estas teorías y rechazando sus errores históricos. En aras de configurar una teoría que fluya de nuestra realidad particular y no a la inversa, no se busca adaptar, sino, crear. Crear una idea directriz que brinde al Perú una visión de nación (tal cual como los países que al día de hoy son actores relevantes en la geopolítica internacional, las tienen, y a las cuales les deben, precisamente, su visión de futuro y su categoría de superpotencias emergentes). El Perú no cuenta con esta idea directriz y mucho menos con una visión de nación. Hecho demostrable empíricamente, en la falta de continuidad de las políticas de los gobiernos de turno, escenario que no le permite alcanzar al Perú, a la fecha, un grado de desarrollo político, económico y social superior, y que por sus particulares ventajas comparativas, ya debería de haber alcanzado, así como un nivel de potencia emergente, coadyuvando y facilitando a un proceso de integración de las naciones de sudamérica en una potencia continental.

ISRAEL LIRA EL LIBRO DORADO* DEL CRISOLISMO Resumen de escritos, columnas de opinión y artículos en torno a la Cuarta Teoría Política Peruana E D I T O R I A L C R I S O L I S T A1 LIMA♦PERU MMXIX ¡Peruanos de todos los rincones de la patria, uníos! _____________ * El denominativo de «Libro Dorado», hace alusión a la obra de Carl Gustav Jung, sobre psicología del color; el dorado simboliza al astro rey y como tal a las fuerzas que han animado a nuestros ancestros por milenios. Una idea de elevación hacia el astro solar, y como tal, de superación y búsqueda de la armonía, que es la quintaesencia del Crisolismo como teoría política peruana. 2 Primera Edición 2019 NOTA DEL EDITOR La presente obra de El Libro Dorado del Crisolismo de Israel Lira ha sido hecha a partir de Textos Escogidos de Israel Lira, publicados en ensayos, columnas de opinión y artículos en formato tanto impreso como virtual. Impreso en la República del Perú 3 4 SOBRE EL ALTO NACIONAL * SOBRE LOS FUNDAMENTOS DEL ALTO NACIONAL COMO INICIATIVA PAULATINA DE UNA SUPERACIÓN DE LA DICOTOMÍA IZQUIERDA-DERECHA (Abril 2018) Una de las preguntas neurálgicas que muchos interesados en el surgimiento del Crisolismo1 dentro de la órbita de la Cuarta Teoría Política2, han efectuado, es aquella relativa a la posición de esta teoría dentro del espectro político tradicional lineal o la llamada díada Izquierda-Derecha. ¿Es el Crisolismo de Izquierda? ¿Es el Crisolismo de Derecha? o ¿es acaso de Centro? Pues bien, la respuesta es muy sencilla, y a la vez que traerá consigo la formulación de posibles categorías para denominar un nuevo fenómeno en la política como lo es la Cuarta Posición, que en realidad es la Primera (de la contemporaneidad), para con ello evitar pensar que puede haber una Quinta o Sexta Posición. _____________ * Consideramos que la dicotomía Izquierda-Derecha aún está en proceso de superarse, no es algo finiquitado, sin embargo, los acontecimientos de la política internacional contemporánea, reflejan que este proceso ha iniciado, en tanto cada vez mayor son los casos en los que una izquierda nacionalista tiene más en común con la derecha no-liberal, al momento de una protesta popular, teniendo como puntos de contacto el patriotismo y la pertenencia a la pequeña burguesía con conciencia proletaria, haciendo especial énfasis en el fenómeno de los Chalecos Amarillos en Francia. Siendo que se avizora una nueva dicotomía que enfrenta dos categorías, Patriotismo y Globalismo. 5 La primera respuesta que siempre dábamos ante tal interrogante, es que el Crisolismo como teoría política peruana contemporánea, busca alejarse de las viejas categorías de Izquierdas3 y Derechas, en tanto considera a las ideologías políticas a ellas vinculadas como caducas al contexto actual, así como portadoras de unos valores ajenos a las exigencias ontológicas del hombre, haciendo específica alusión al Liberalismo, y aunándonos a la crítica efectuada a este último por Alain De Benoist4. Sin embargo, nos dimos cuenta que ello no era suficiente, y que era necesaria la creación de una categoría novísima, para la comprensión cabal de la postura crisolista dentro de un espectro político de acción. El Crisolismo concuerda con muchos aspectos tanto de la izquierda, como de la derecha política (no-liberal), pero rechaza tanto sus equívocos, como sus versiones extremistas, a su vez que considera que el centro no es una posición en sí misma, sino que comparte la opinión de Maurice Duverger5, en tanto lo concibe como un punto geométrico, en donde confluyen las posiciones moderadas, es decir que, el centro, según sea el caso, es una posición moderada de derecha (centro-derecha) o de izquierda (centro-izquierda), aunque muchos hablan de la construcción de una tercera vía o social liberalismo o liberalismo social (centrocentro) que sería la ideología del centrismo, pero ello solo en el plano teorético. 6 Sin perjuicio de lo mencionado, hay un aspecto esencial del centrismo, que nos sirve para la profundización de una nueva categoría dentro del espectro político, y esta es la tendencia a la armonía y la objetividad: «…se es centrista porque se considera que las dos posiciones que se oponen entre sí presentan elementos positivos tan fuertes que justifican una síntesis o una mediación, o porque se considera que ambos contendientes están equivocados, en cuyo caso el camino correcto consiste en situarse en el centro, es decir, por encima de las partes»6 Gráfico 1 Espectro Político Tradicional de Eje Lineal Horizontal Alto Extrema Izquierda Izquierda Centro Derecha Extrema Derecha Como se puede apreciar en la gráfica, lo «Alto» se encuentra en un eje vertical, por encima de la línea horizontal del espectro político, como manifestación de un ideal humano de superación y evolución. El Crisolismo ciertamente tiene ese espíritu, por lo que guarda relación con el centrismo en ese aspecto, pero está indudablemente en contra de este, en tanto que en la práctica su base 1. es la diada izquierda-derecha que se busca superar, y 2. una tendencia a no tener una postura claramente definida, por ello, el Crisolismo, que sí es una postura ideológica, refrenda la frase de la Cuarta Teoría Política de Dugin7, «más allá de la izquierda y la derecha, pero contra el centro». 7 Siendo así que surge la categoría en la que se encuentra el Crisolismo, lo «Alto», no en el sentido atribuido por Pierre Ostiguy8 o Gianlucca Iannone9, sino entendido como «por encima de la izquierda y la derecha, pero que parte del único aspecto positivo y rescatable del centro», en referencia a esa tendencia de síntesis, pero destinada a la superación, a una definitiva evolución. NOTAS Neologismo creado para efectos de designar a esta nueva teoría política de la contemporaneidad peruana, que hace alusión al Perú como un crisol de varios pueblos, ideas y tradiciones, que con lo que mejor de sus particularidades enriquecen y contribuyen a la construcción de la peruanidad. 1 «solo hay una solución: rechazar las teorías políticas clásicas, tanto las derrotadas como las triunfantes, demostrar imaginación, comprender las realidades del nuevo mundo global, descifrar correctamente los desafíos del mundo postmoderno y crear algo nuevo, más allá de las batallas políticas de los siglos XIX y XX. Este enfoque es una invitación a desarrollar una Cuarta Teoría Política más allá del comunismo, del fascismo y del liberalismo» (Dugin, 2013, p.24). A lo que nosotros aunamos, desde nuestro particular contexto peruano, la premisa de más allá del indigenismo y el hispanismo. 2 En torno al socialismo marxista clásico, nos adscribimos a la tesis de Therborn y Bunge. Al 3 8 respecto y como sigue: «El triángulo del marxismo clásico –el de la política, la ciencia social y la filosofía– se ha roto y es poco probable que vuelva a su condición original» (Therborn, 2008, p. 194-196). Por otro lado, «Marx y Engels intentaron elaborar una ideología científica, a la que llamaron socialismo científico. Pero solo llegaron a mitad de camino porque conservaron la dialéctica y gran parte del globalismo (holismo) que heredaron de Hegel, y porque se aislaron de la ´ciencia burguesa´ de su tiempo. Para peor, casi todos sus discípulos contribuyeron a momificar ese embrión de ideología científica. Al obrar de esta manera dogmática frustraron el intento de fusionar una ideología con la ciencia» (Bunge, 1985, p.132-133). BENOIST, Alain (2002). «Critique de l’idéologie libérale», Lausanne, Suisse: L’Age d’Homme. Al respecto: «Pero el liberalismo no es sólo eso. Históricamente, consiste sobre todo, como ha observado Thierry Maulnier, en una “reivindicación de la libertad para las nuevas formas de poder que nacen frente al Estado y para quienes las manejan” [La Societé nationale et la lutte des classes, en Les cahiers de combat, 1937]. En otros términos, el liberalismo es la doctrina por la que la función económica se emancipó de la tutela de lo político y justificó esa emancipación. Frente al Estado, el liberalismo se manifiesta en una doble forma. De una parte, hace de él una crítica violenta, glosa su “ineficacia” y denuncia los “peligros del poder”. De otra, y en una segunda etapa, se esfuerza por hacerla bascular hacia la esfera económica, a fin 4 9 de despolitizarlo e invertir la antigua jerarquía de las funciones. A medida que va desarrollándose, la casta económica atrae a sí la sustancia del Estado, subordinando poco a poco la decisión política a los imperativos económicos. (…). De hecho, una de las principales características de la economía liberal es su indiferencia y su irresponsabilidad frente a las herencias culturales, las identidades colectivas, los patrimonios y los intereses nacionales. La venta al extranjero de las riquezas artísticas nacionales, la interpretación de la “utilidad” en términos de rentabilidad comercial a corto plazo, la dispersión de las poblaciones y la organización sistemática de las migraciones, la cesión a sociedades “multinacionales” de la propiedad o la gestión de sectores enteros de la economía y la tecnología nacionales, la libre difusión de modos culturales exóticos, la sumisión de los media a maneras de concebir y de hablar ligados al desarrollo de las superpotencias políticas o ideológicas del momento, etc, son características de las sociedades occidentales actuales que constituyen la derivación lógica de la aplicación de los principales postulados de la doctrina liberal. El arraigo, que exige cierta continuidad cultural y una relativa estabilidad en las condiciones de vida, no puede menos que chocar con el leitmotiv del nomadismo permisivo resumido en el principio liberal laisser faire, laisser passer. Tales son las bases del “error liberal”». DUVERGER, Maurice. (1957). «Los Partidos Políticos». Fondo de Cultura Económica. 5 10 BOBBIO, Norberto. (1982). «Diccionario de Política». Siglo XXI de España Editores. 6 DUGIN, Alexander. (2013). «La Cuarta Teoría Política». Ediciones Nueva República. 7 OSTIGUY, Pierre. (1997). «Peronismo y antiperonismo: Bases socioculturales de la identidad política en la Argentina». En: Revista de Ciencias Sociales, Universidad Nacional de Quilmes, Septiembre, pp. 133-215. 8 IANNONE, Gianlucca. (2010). «Entrevista». En: Fuori dal Cerchio, de Nicola Antolini. 9 11 SOBRE EL CRISOLISMO * SOBRE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA CUARTA TEORÍA POLÍTICA PERUANA (Septiembre 2017) Ciertamente el Crisolismo, como doctrina filosófico-política, aun es un proyecto en construcción, tanto en el aspecto teórico como práctico. Sin perjuicio de ello, es la muestra fidedigna de la evolución de «una retórica y una práctica latente en la sociedad peruana contemporánea, que va más allá del liberalismo, el comunismo y el fascismo»1 Es por ello que es preciso, y para continuar con esa evolución esbozada en un primer2 y segundo3 ensayo, dejar en claro ciertos puntos que se convierten en los pilares teoréticos de esta doctrina política. Pilares que son necesarios respetar dentro de los cánones epistemológicos ya alcanzados, en tanto que el alejamiento de los mismos o la realización de una labor hermenéutica forzada puede devenir en una tergiversación o en un ensalzamiento de conceptos que el crisolismo no busca reivindicar. _____________ * Artículo publicado el 06 de septiembre de 2017 en la Red Científica «Academia». 12 El Crisolismo es ante todo una doctrina de superación, dialéctica en toda su estructura. De dicho enfoque hegeliano emanan sus principales vértices, que son a saber, los siguientes: I. Neoestructuralismo.- El crisolismo considera a la realidad humana como un sistema de relaciones intersubjetivas, fuente creadora de estructuras y superestructuras, interconectadas de tal manera que la particularidad de un hecho o fenómeno afecta al universo de posibilidades, sin embargo, el ser humano no se pierde en la estructura, sino que es el elemento neurálgico de la misma. Es por ello que nada puede ser visto de una forma aislada sino siempre en su relación con el conjunto, pero ello no necesariamente menoscaba la trascendencia de un sujeto, hecho o fenómeno como ente aislado, sino que enriquece la investigación en tanto genera un escenario propicio para el más objetivo contraste, ya que particularidad y universalidad son consideradas. II. Epistemología política.- La política no es más promesa debida o un mero sistema de creencias, en particular de juicios de valor y declaraciones de objetivos, sino el ejercicio del poder para la ejecución de un fin trascendental que tiene como principales herramientas a las ciencias (naturales y sociales), como a las humanidades, para generar una mayor predictibilidad y sustentabilidad de las propuestas políticas en el tiempo. 13 III. Nacionalismo auténtico.El crisolismo, y partiendo de este enfoque neoestructuralista, considera que el nacionalismo como concepción pura, es decir, solo bajo la interrelación de conceptos que confluyen en su surgimiento, es la exaltación sana de la nación, la patria y el Estado, en aras de lograr una Unidad, férrea y monolítica. Este concepto puro fluye de todas las experiencias pragmáticas del nacionalismo histórico (liberalismo, comunismo4 y fascismo), en tanto se reconoce que el Nacionalismo es un fenómeno universal, común a todos los pueblos y transversal a las ideologías políticas5. Es por ello que es el principal enemigo de la globalización. Ante la homogeneidad totalizante y unipolar, representa particularidades diferenciantes y multipolares. Asimismo, partiendo de este concepto puro, genérico, universal, se plantea un concepto específico, particular, para el caso peruano. Se habla de un nacionalismo peruano, como exaltación sana de una nación peruana, de una patria peruana y de un Nuevo Estado peruano. Una nación y una patria peruana, con base en el reconocimiento del sincretismo cultural y racial, y un Nuevo Estado peruano como manifestación de esta voluntad sincrética, que auténticamente manifiesta la voluntad de un volkgeist peruano. IV. Democracia meritocrática.- El crisolismo no es partidario de la dictadura, sino tan solo como medida de excepción, pero en el 14 cauce normal de acontecimientos políticos, vela por el ejercicio de una auténtica y real democracia, que plasme esa voluntad nacional, siendo que el medio para ello es, a consideración de la teoría crisolista del gobierno, la meritocrácia para la elección de cargos públicos, que asegure un filtro mínimo de idoneidad para el ejercicio político, y que coadyuve a contrarrestar la improvisación. V. Ontología peruanista.- El crisolismo considera al igual que muchos teóricos de la posmodernidad (Benoist, 2002; Dugin, 2013), que refrendan a su vez las consideraciones heideggerianas6, que la humanidad atraviesa un momento antropológico sin precedentes, que se caracteriza por un olvido progresivo del Ser, entendido como Ser-Ahí o Vorhandenheit, es decir, lo que hace que algo Sea en tanto que Es en un espacio temporal determinado o determinable. Es decir, que Es algo, que tiene una identidad, unos valores, unas virtudes, un paradigma, un ideal, etc, manifestado así como Dasein. El Dasein es todo lo que el hombre es, sus ideas, su conocimiento y sabiduría, por ende, Dasein auténtico –eigene–. La categoría de la propia justificación del Ser, en toda su plenitud, se pierde progresivamente, y es reemplazado por un Dasein inauténtico –uneigene–, que para el escenario internacional se configura en la idea de la globalización como máquina de homogenización de identidades que augura el posindividuo, desarraigado, desvinculado, no sujeto a ninguna 15 nación, ni a ninguna idea en particular, ni a ninguna idea trascendente, sin valores, sin virtudes, y hasta sin género, solo bajo la dirección del mercado y la visión del consumismo. Extrapolando esto a nuestro particular escenario peruano, nuestro Dasein inauténtico se configura en la Marca Perú, como el intento de un Estado posliberal de reducir lo que es Ser Peruano, a un aspecto netamente económico y consumista (gastronomía, turismo y fútbol), mientras que nuestro Dasein auténtico, o eigene, se configura en el ideal de la peruanidad, entendiendo a la peruanidad como todo aquello que hace que el peruano se autoperciba como tal, tradiciones, costumbres, ideas, valores, cultura, que parten de nuestras dos civilizaciones principales, la andino-amazónica, y la hispánicoeuropea. Es por ello que de acuerdo a esta ontología peruanista, habrían peruanos que serían más conscientes que otros, como veremos más adelante, respecto del hecho de sentirse y ser tales: proto-peruanos, pre-peruanos y peruanos. Sin embargo, este dasein inauténtico está creando a los no-peruanos, aquellos que desearían haber nacido en otro país, o les resulta indiferente haber nacido aquí o en cualquier otro lugar. A todo ello se antepone el Ereignis o evento, que no es sino el retorno triunfal del Ser, del Dasein auténtico, de la Peruanidad. VI. Arqueofuturismo.- La paradoja del hombre posmoderno está en encontrar un equilibrio entre la idea de progreso y lo tradicional. Mostrar una visión realista frente a la 16 tecnología sin que ello signifique optar por posturas tecnofóbicas (tradicionalismo y conservadurismo clásicos) y como mucho menos tecnofílicas acríticas (tecnicismo y transhumanismo). Para nosotros el ideal de progreso debe ser integral. Esta postura equilibrada, consideramos, es representada por el Arqueofuturismo. En términos generales, la idea moderna de progreso fue conceptualizada como «perfectibilidad indefinida del género humano»7, que no admite ninguna regresión total (nicht mehr gänzlich rückgängig, Kant, 1798) y en cierta manera, esa es la idea de progreso que aún pervive bajo una de sus formas: la globalización. Sin embargo, la historia tal como refrendaron Tönnies, Weber y Durkheim, refrenda el hecho que la idea de progreso concebida de esa forma, esta desconectada de la realidad, en tanto no abarca otra idea, la de regresión, precisamente, que es una etapa consustancial en el proceso de evolución humana; resulta todavía más irónico que la historia de la ciencia fuese a destruir la imagen lineal del progreso científico8. La idea de avance indefinido se quiebra frente a la visión de un tiempo cíclico, sostenida por pensadores como Spengler9, Toynbee10, y particularmente por el enfoque científico-formal de Delefou11 y su matemática de la historia, que es un enfoque más realista frente al idealismo del avance indefinido, remanente del hegelianismo, 17 de la unidad entre sujeto y objeto en el absoluto, de la cual Marx no pudo desembarazarse. Visto lo expuesto, ¿Qué es el Arqueofuturismo? Como decíamos, es una postura equilibrada, que integra dialécticamente dos categorías: Arcaísmo y Futurismo. Es una teoría crítica de la modernidad, pero también de la tradición, que parte de la siguiente tesis: «La disputa entre “tradicionalistas” y “modernistas” es ya estéril. Las tradiciones deben ser expurgadas. Pues muchas de ellas son portadoras de unos virus que ahora están explotando. En cuanto a la modernidad, no tiene ningún futuro. (…) Es el modernismo el que es un pasadismo. No se tiene que volver al “tradicionalismo” clásico, impregnado de folklorismo y soñador de una vuelta al pasado. La modernidad ya es obsoleta. El futuro tiene que ser “arcaico”, es decir ni moderno ni pasadista»12. Por arcaísmo Guillaume Faye no entiende una regresión al pasado, sino al aprecio de los valores que significaron el impulso fundante de la civilización. Asimismo, por futurismo, entiende el rechazo a la modernidad actual, a través del espíritu de aventura que modifica la realidad circundante ya sea a través de proyectos políticos o de la tecnociencia. La idea de progreso en el arqueofuturismo se configura en extender el ser hacia un ideal sin dejar de mirar el punto de partida, y en la práctica implica integrar una visión épica al desarrollo tecnológico y científico. Dentro de esta visión bien podrían encajar personalidades como Leonardo Da Vinci, Isaac 18 Newton, Nikola Tesla y los contemporáneos que siguen sus legados; no es la misantropía oculta en el transhumanismo, alimentado por la idea de progreso indefinido, que odia al ser humano común, preso de sus debilidades biológicas, sino, la reafirmación de un auténtico amor a la potencialidad originaria humana como tal, en tanto se es conciente que, la idea de progreso moderna, como denunciaba Rousseau13, genera seres materialmente ricos y técnicamente poderosos, pero moralmente deleznables. Por estos seis puntos, el crisolismo no puede ser limitado a una visión liberal, neoliberal o posliberal, ni socialista, ni comunista, ni fascista; porque el crisolismo rescata las experiencias históricas de cada teoría, rechaza sus equívocos, se queda con sus aciertos, y crea su propio camino, acorde a los nuevos tiempos y exigencias del pueblo peruano. El crisolismo, de otro lado, es peruanista, auténticamente nacionalista, auténticamente democrático, y la base de una cuarta teoría política peruana y sudamericana, como iniciativa de superación de izquierdas, ultraizquierdas, centros, derechas y ultraderechas. El crisolismo es una teoría política de la sociedad peruana contemporánea, es por ello que no puede, ni debe, ni deberá reivindicar ningún proyecto político y/o gobierno del pasado, porque es una doctrina del ahora. Pero al ser una doctrina del ahora, y al configurarse como una contemporaneidad alternativa, tampoco deberá 19 ceñirse a la reacción de los movimientos que también reivindican contemporaneidades alternativas o que creen hacerlo, sino que el crisolismo planteara la suya propia, bajo sus propios esquemas, y bajo sus propios paradigmas. NOTAS LIRA, Israel. (2017). «Breve aproximación a los fundamentos del crisolismo: de la posible construcción de una Cuarta Teoría Política Peruana e Iberoamericana». En: Revista de Estudios Crisolistas. pp. 3-35. 1 Ibid. 2 LIRA, Israel. (2017). «Crisolismo y Cuarta Teoría Política: estudios propedéuticos sobre las bases metapolíticas y epistemológicas para una nueva teoría política peruana». En: «Nihil Obstat» Revista Española de Historia, Filosofía y Metapolítica. Segundo Semestre. pp. 53-86. 3 Lo cual se denota y se reafirma en el nacionalismo popular o de izquierda, prueba fidedigna de que una ideología que en su vertiente clásica negaba a la nación y a la patria y que concebía al nacionalismo como una invención burguesa que dividía al proletariado (C.Marx & F.Engels, Pekin, 1975), en un segundo momento tuvo que aceptar el hecho que los obreros se sentían más identificados con su nación que con su clase social y replantear la cuestión nacional en términos socialistas (M.Rodinson, 1975), 4 20 surgiendo así los términos de, patriota iluminado, el proletariado como clase nacional, nación proletaria y de nacionalismo obrero, probando así que las ideologías políticas (inclusive las de base internacionalista) no pueden escapar al tratamiento de la cuestión nacional y el nacionalismo, manifestándose como hecho inevitable. Peculiar es el caso del Kim-il-sungismo, Juchismo o «Idea Juche», que asocia el socialismo marxista-leninista con una exaltación de la nación y la patria coreana. Al respecto Kim Jong Il en su escrito «Para Comprender Correctamente el Nacionalismo» acota que: «El nacionalismo no está en contradicción con el internacionalismo. Internacionalismo es ayudarse, apoyarse y solidarizarse entre los países y naciones. Dado que existen fronteras entre los países y diferencias de nacionalidades, y el proceso revolucionario y constructivo se efectúa por unidad de la nación, el internacionalismo representa las relaciones entre los países, las naciones, y tiene como premisa el nacionalismo. A decir verdad, un internacionalismo marginado de la nación y divorciado del nacionalismo no significa nada. Si uno es indiferente al destino de su país y pueblo, no puede ser fiel al internacionalismo. Los revolucionarios de cada país deben ser leales al internacionalismo mediante los empeños, ante todo, por el desarrollo y la prosperidad de su nación». «Fueron nacionalistas los polacos cuando se defendieron de la opresión zarista. Se convirtieron en nacionalistas los comunistas rusos para enfrentar la invasión alemana. Fueron 5 21 nacionalistas los fascistas italianos y los nazis que invadieron Europa reclamando territorios para la nación germánica. Las revoluciones francesa y soviética se convirtieron en nacionalistas para enfrentar a sus enemigos pero también lo hicieron para oprimir o hegemonizar u homogenizar a sus integrantes o partidarios internos en búsqueda de unanimidad y obediencia» (BEJAR, Hector. (2006). «Los Nacionalismos»). HEIDEGGER, Martin. (1953). «Ser y Tiempo». Traducción, prólogo y notas por Jorge Eduardo Rivera. Editorial Trotta. 6 CANGUILHEM, Georges. (1999).«La decadencia de la idea de progreso». En: Rev. Asoc. Esp. Neuropsiq., vol. XIX, n.º 72, p. 669. 7 Ibid. p.674. 8 SPENGLER, Oswald. (1918). «La decadencia de occidente: bosquejo de una morfología de la historia universal». V.1. & SPENGLER, Oswald. (1923). «La decadencia de occidente: bosquejo de una morfología de la historia universal». V.2. 9 TOYNBEE, J. Arnold. (1934). «Estudio de la Historia». V.1. & TOYNBEE, J. Arnold. (1961). «Estudios de la Historia». V.2. 10 DEULOFEU, Alexandre. Matemática de la Historia». 11 (1967). «La 22 FAYE, Guillaume. (1998). Arqueofuturismo». Editorial Libropolis. 12 «El ROUSSEAU, Jean-Jacques. (1750). «Discurso sobre las ciencias y las artes». 13 23 SOBRE EL NACIONALISMO * SOBRE LAS BASES FUNDAMENTALES DEL NACIONALISMO AUTÉNTICO (Julio 2018) En la presente tocaremos una breve exposición de la principiología mínima del nacionalismo como concepto puro, o lo que es lo mismo, los principios transversales positivos y que han compartido todas las ideologías políticas en las cuales el nacionalismo se ha manifestado y que caben rescatar para la construcción de cualquier proyecto político futuro: I. La concepción ontológica de nación y patria. La nación es un conjunto de personas que conviven en un espacio geográfico determinado que está delimitado por un territorio específico. Sus miembros están cohesionados por elementos identitarios a este espacio. Estos vínculos, no solo ligan a los respectivos miembros de una determinada comunidad, a esta, en un sentido identitario, sino también, en un aspecto unitario. Ello implica, que estos lazos no solo sirven para la construcción de la identidad de la persona con su país, sino también, para el re-conocimiento con un connacional. _____________ * Columna de Opinión publicada el 09 de septiembre de 2018 en el Diario La Verdad. 24 En tanto inserto en la definición de nación, está el territorio jurisdiccionalmente definido – país–, el espacio geográfico en donde se desenvuelve esa comunidad histórico-cultural. Siendo que la patria es el espacio vital en donde se desarrolla la nación, esta última, la población del Estado y la depositaria de la soberanía. País de una nación y patria, son así, sinónimos. Como podemos ver el concepto de nación no solo está delimitado por el aspecto territorial sino también por ideales trascendentales relacionados con vínculos de cohesión. Este aspecto unitario e identitario, encierra el geist o espíritu de la nación, en ello, las tradiciones, costumbres, historia, ciencia, cultura, arte, filosofía, etc. II. El reconocimiento de la complementariedad de la dicotomía esencial humana. El hombre es un ser complejo y completo. Esta complejidad es característica consustancial de la propia naturaleza humana, como entidad racional. Este es completo porque presenta dos factores esenciales que lo definen y lo diferencian de todos los demás seres vivos. Por un lado el hombre es un ser material, que tendrá necesidades para su desarrollo como ente físico, por otro lado, posee una parte psíquica, en donde habita la esencia de la razón humana. Esta segunda parte constitutiva del hombre tendrá también necesidades, propias de ella, como el arte, la ciencia y la filosofía. Componentes vértice y verdaderos factores del desarrollo humano. 25 III. La búsqueda de la unidad nacional y el bien común. Dependiendo del país en que uno se encuentre, este factor unitario puede variar, acoplándose a las realidades de las distintas coyunturas. Pudiendo en un lado ser la etnia, en otro ser la religión, en otro la historia, en otro la clase, etc. Depende de la situación sociohistóricocultural del país, el de su factor de unidad. La unidad nacional tiene como principal objetivo, cohesionar a todos los miembros de una determinada comunidad, tanto mayorías como minorías, con el fin de encausar todas las voluntades hacia el desarrollo de todas las personas humanas que son parte de una comunidad de intereses, sin perturbar sus deseos de realización personal, asegurándose que estos estén insertos en dicha realización de la comunidad. IV. Exaltación sana de la identidad nacional. La valoración sana, en negación de toda forma de extremismo, de las tradiciones, costumbres e historia de los pueblos que forman una comunidad nacional. Dicha exaltación no versará sobre elementos cualesquiera de una identidad superficial, sino, de una identidad auténtica y trascendental. Un pueblo que no es conciente de su identidad, que no valora su pasado y su historia, está condenado a cometer los mismos errores que garantizaron su retroceso o estancamiento en un momento dado. V. Exaltación sana de los valores militares y las virtudes cívico-patrióticas. Tanto en la 26 guerra, como en la paz, la principal virtud de una comunidad política es el amor a la patria, mientras que la virtud propia de un Estado Político, es el amor a la República. Dichas virtudes son fundamentales para el desarrollo de una comunidad de intereses, en tanto que, uno no puede velar por la perfección de algo, si no ama aquello que es objeto de la acción, lo contrario es hipocresía y despecho; lo certero, es la valoración sana y consecuente de esta virtud, que es esencial para el desarrollo político, económico y social de un pueblo. VI. Ambientalismo inherente. El cuidado del espacio vital donde ha de desarrollarse la comunidad de fines. El cuidado y la armonía con el entorno, es la negación de un ideal cartesiano de nación como instrumento de dominación del hombre sobre la naturaleza y significa más bien una etapa superior del ideal de bien común, en donde la naturaleza antes que objeto pasa a ser sujeto al mismo nivel que el hombre, en tanto se reconoce su esencia como ente vivo. La naturaleza así entendida se convierte en madre o Pachamama (en el pensamiento andino), y el hombre en expresión particular de esta universalidad que le da sustento a la misma existencia humana. VII. Internacionalismo auténtico1. El nacionalismo no es enemigo del internacionalismo, sino, al contrario, su sustento básico, o de igual forma, «un internacionalismo marginado de la nación y divorciado del nacionalismo no significa nada»2. 27 VIII. Independencia, autosuficiencia y autodefensa3. Independencia política: la salvaguarda del interés nacional y la soberanía popular como característica básica de todo Estado soberano. «El derecho de cada hombre a la independencia se expresa en forma concentrada en el poder estatal»; Autosuficiencia económica: si no hay independencia económica no puede haber un concepto pleno de independencia política, asimismo, «edificar una economía nacional autosuficiente significa levantar una economía que se sostenga en sus propias bases, sin depender de otros…»; Autodefensa militar: no se puede garantizar la independencia y la autosuficiencia sin una garantía militar que las defienda. NOTAS 1Estos dos principios concernientes al internacionalismo y la independencia política económica y militar, son rescatados de las profundizaciones efectuadas por la Idea Juche. Alcances que también han sido compartidos por los nacionalismos a lo largo de la historia en mayor o menor medida. JONG IL, Kim. (1982). «Sobre la Idea Juche». Articulo enviado el Seminario Nacional sobre la Idea Juche en Conmemoración del 70 Aniversario del Nacimiento de Kim Il Sung. Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pyongyang, Corea. 2 3Ibid. 28 SOBRE EL NACIONALISMO PERUANO * SOBRE LOS LINEAMIENTOS GENERALES DEL NACIONALISMO PERUANISTA (Mayo 2017) Finiquitada la esencia del auténtico nacionalismo, cuya base principiológica consustancial se identificó con la búsqueda del bien común, la unidad nacional y la plena soberanía, se procede a continuar con nuestro análisis, en tanto profundizada la estructura, naturaleza y manifestaciones del concepto genérico, ahora nos centramos en nuestro caso específico, el peruano, y en ello a que, si la base principal del nacionalismo como concepto puro es la búsqueda de la unidad nacional, pues se precisa identificar –para hablar de un nacionalismo peruano– cuál sería ese factor unitario del Perú como nación, en tanto que muchos sustentan que el Perú no es una nación, debido a que presenta muchos problemas derivados de su falta de homogeneidad racial y cultural1, por lo que sería una Nación en construcción o una Nación por venir2, a ello se aúnan las criticas marxistas, en tanto se considera que el Perú aún –desde un aspecto sociológico– no supera su etapa de comunidad agraria, superación necesaria para concebirse como sociedad –industrial–, la clásica distinción entre el Gemeinschaft y el Gesselschaft3. _____________ * Extracto del Ensayo «Breve aproximación a los fundamentos del crisolismo». Publicado el 05 de mayo de 2017 en la Revista Virtual Rusa «Geopolítica.ru». 29 Sin perjuicio de lo anterior, y en clara aplicación de la ontología heideggeriana, consideramos que el olvido del Ser del Peruano, no genera per se la inexistencia de un ser auténtico, que espera despertar al terreno de la consciencia, el retorno de lo que significa e implica ser peruano, y de que efectivamente no solo basta el elemento cultural sino y sobretodo la autopercepción del yo, lo que en clara alusión a filosofía hegeliana, se configuraría en el hecho que en estos momentos varios peruanos se encuentran en un nivel muy bajo de conciencia de su propia nacionalidad, es decir, son protoperuanos o pre-peruanos, en tanto que, y sobre todo en las partes más urbanizadas, el otro no significa autoreferencialidad de una misma identidad, sino, alteridad, es decir, el otro como portador de una identidad distinta, cuando en realidad es la misma. No solo basta ser peruano, plano cultural, hay que querer serlo, plano volitivo-político, parafraseado a Fuenzalida4. Todos son peruanos, independientemente del hecho que no sean conscientes de ello. No se entienda a las categorías de proto y pre peruanos como negación a la categoría de peruano, este último como ciudadano plenamente consciente de la trascendencia de pertenecer al Perú, sino como estadios o etapas de conciencia de la nacionalidad peruana, en tanto el (i) protoperuano (el que no tiene o solo tiene conciencia de nacimiento), el (ii) pre-peruano (el que tiene conciencia de nacimiento pero la circunscribe o limita a un aspecto en particular ya sea cultural – indigenismo, hispanismo–, económico – 30 pudiente, pobre– o político –izquierda, derecha, negando el sincretismo y por ende un diálogo interpolítico e intercultural) y el (iii) peruano (consciente del sincretismo, la interculturalidad y que valora elementos trascendentales), comparten el hecho que todos son peruanos, solo que con diferentes niveles de concientización en torno a su identidad como tales, es decir respecto de su ser como peruanos, solo el último es su forma auténtica. Es por ello que volver al ethnos se nos muestra como imperativo, en tanto solo un análisis de los aspectos etnográficos de nuestra nación, nos ayudaran a comprender el grado de diversidad y sincretismo existente, aspecto demoledor de toda alienación, desidentificación y racismo. Es por lo anterior, que nuestro planteamiento llega a un nivel de teorización considerable, en torno a la originalidad y diferenciación de la raza humana, y de las particularidades de cada grupo humano. No partimos precisamente de las tesis del determinismo genético, de autores como Murray & Herrnstein5, sino que acogemos la postura de autores como Moreno Muñoz6, Gould7, Lewontin8 y Medawar9, en donde a través de una revisión crítico-filosófica, abordamos el tema de la diferenciación humana a partir de la genética de la conducta. La diferenciación, lejos de ser un presupuesto que algunos liberales peruanos califican como contrario a la dignidad humana10, su pleno entendimiento desde el punto de vista 31 crítico que parte de la filosofía de la biología y de la genética de la conducta, al contrario de ir en contra de esta –la dignidad humana–, la reafirma, puesto que reconoce y revaloriza la originalidad de la individualidad, que refrenda el hecho que cada ser humano es un ser único, especial e irrepetible, ya que no hay una relación o nexo determinante entre un gen y la manifestación fenoménica de comportamientos y/o habilidades específicas. Ajeno pues, como veremos, a cualquier intento de cosificación del hombre, sino al ensalzamiento de su univocidad tanto individual como colectiva. Por lo que la persona humana se diferenciaría tanto en su manifestación individual como en su manifestación colectiva, es decir, y en esto último como miembro de una particular, etnia y/o raza, existiendo así una particularidad de la diferenciación y una universalidad de la diferenciación, en ello, la diferenciación del ser humano con otro ser humano, y la diferenciación del ser humano en tanto miembro de un grupo humano con determinadas características fenotípicas, respectivamente. Siendo precisamente de esta realidad de la que parte la ficción de la igualdad ante la ley, ante seres iguales en su desigualdad, pero desiguales en sí mismos. Derivado de este principio y aplicándolo a nuestra realidad, se colige que el Perú está compuesto por una enorme variedad de pueblos y etnias, distintos, cada cual con sus determinadas peculiaridades y factores constitutivos inherentes y diferenciadores, y negarlo es fútil, ya que se ha 32 visto el fracaso de rechazar esa identidad y esa cultura de cada pueblo forjador y adscrito a la peruanidad, propiciado por las tres teorías de la modernidad. El liberalismo clásico peruano que imbuido de hispanismo y europeísmo menospreciaba al indígena, el socialismo peruano que imbuido de indigenismo menospreciaba al criollo, y el fascismo peruano o urrismo que si bien intento armonizar a indígenas, mestizos y criollos, caería en el mismo juego atentando contra la comunidad china y japonesa en el Perú. El reconocimiento de la diferencia permite conceptualizar el respeto mutuo. La negación de las diferencias culturales, contrario sensu deviene en alienación. La aceptación de las diferencias culturales y el reconocimiento de la diversidad, concluye el proceso histórico iniciado en el Virreinato, que en lema de Carlos V se plasma en la frase, Unidad en la Diversidad, tornándose ahora en Unidad en la Peruanidad. Este principio de unidad en la peruanidad desemboca en una Teorética Peruanista, que se centra en complementar dicho principio, precisando conceptos que –partiendo de nuestra investigación, consideramos– se encuentran harto tergiversados y que han llevado a que tesis que sustentan la negación de nuestra categoría de nación por el solo hecho de que no contamos con la homogeneidad racial y cultural antes mencionada, calen en el ideario de muchos «intelectuales» peruanos, sobretodo sociólogos. 33 Conceptos como Nación, Identidad y Patria, son redefinidos, y nos detenemos en la profundización de su interrelación y su debida contextualización con nuestro escenario peruano, para continuar con el concepto de Unidad Nacional, y empalmarlo con el concepto de Peruanidad, esto último, harto mencionado y usado en nuestra sociedad, pero nunca definido de una forma precisa, lo cual se ha efectuado en la presente: I. Nación peruana: Comunidad humana conformada por las etnias Criolla, Indígena, Africana y Asiática, así como por la conjunción de estas etnias entre sí y unificada política y culturalmente por las particularidades de sus propias identidades que se ven reflejadas en las otras por el sincretismo o mestizaje, ya sea cultural o racial. II. Identidad peruana: La identidad peruana es lo que hace que el peruano se autoperciba como tal, siendo que esta identidad es la peruanidad. Pero esta identidad tiene una arista material y otra inmaterial. En la primera podemos encontrar todos los entes superficiales de característica perecedera, como recursos y riquezas naturales. Expresiones materiales manufacturadas, como por ejemplo, expresiones gastronómicas y demás componentes que son parte de nuestro día a día; mientras que por el otro lado tenemos al aspecto identitario en lo 34 socio-cultural, que hace referencia per se a la peruanidad, entendida como identidad auténtica. III. Patria peruana: Territorio que ocupa la nación peruana. IV. Peruanidad: Son todas las expresiones de índole inmaterial en los aspectos, Social (formas de organización y dicciones comunitarias), Cultural (artístico, científico, histórico, literario, filosófico, religioso, sistema de creencias en el campo de las costumbres y la tradición) y Político (ideas y cosmovisiones), que se han acumulado a lo largo de los tiempos desde la formación de la comunidad nacional peruana – haciendo una clara distinción entre comunidades ante-peruanas, (antes de la Independencia) y peruanas, (después de la Independencia)–, un período que se cuenta desde Caral hasta el Virreinato del Perú y que trasciende en sus tradiciones hasta nuestros días. Visto los expuesto, se concluye que la unidad del pueblo peruano, se constituye en el orgullo derivado de la identidad propiciada por la Historia Imperial (Reinos preincaicos, Tahuantinsuyo y Virreinato del Perú), Dicciones Socioculturales (tradiciones y costumbres de los diversos pueblos del Perú) y la Riqueza Material e Inmaterial (Recursos naturales –Costa, Sierra y Selva– y recursos intelectuales, esto último ligado a la labor de la intelectualidad peruana, producción cultural), que parte de nuestras dos culturas nodrizas, la andino-amazónica y la hispánico-europea y de los demás aportes de 35 otros pueblos que se han integrado a la nación peruana11. Lo que termina haciendo del Perú una Nación Pluricultural y Multicultural en la realidad físico – geográfica (forma), pero en lo axiológico –pensamientos, conceptos, ideas, tradiciones y costumbres (fondo) – predominan las culturas nodrizas, es decir, la Andinoamazónica y la Hispánico-Europea, que terminan por convertirnos en una Nación Bicultural. Es así que todos los pueblos y etnias del Perú, son parte indisoluble de este y por ende, aportan a su engrandecimiento y a la ampliación de la peruanidad con sus aportes. Sin embargo, y como consecuencia de la posmodernidad y de la hegemonía liberal, se ha relacionado a la peruanidad solo con el aspecto material de la identidad de la nación, trasladando el terreno de la economía a todo trasfondo sociocultural y ontológico. Generando una identidad de mercado, siendo que las consecuencias de dicha tergiversación conceptual se plasman en los siguientes 4 puntos: § Principales consecuencias de tergiversación de la teorética peruanista: la 1. Ídolos del mercado (Esperanza de reconstrucción de la nacionalidad en personalidades de espectáculos, derivado de la pobreza moral de los líderes políticos). 2. Chauvinismo deportivo (Construcción de la identidad y la unidad a partir de sentimentalismos mediocres derivados de la fe ciega en actividades deportivas como el futbol). 36 3. Patrioterismo gastronómico (Identidad y orgullo falsos derivados de la exaltación exacerbada de superficialísimos consumistas como la gastronomía). 4. Vietnamización de las identidades12.Reemplazo de la identidad nacional por otras identidades regionales o por subidentidades tribales (tribus urbanas, equipos de futbol, pandillas y barras bravas, etc). Finalmente, se efectúan unos análisis exegéticos adicionales a la tergiversación de la teorética peruanista, y como la tergiversación de las categorías que le dan sustento (Nación peruana, identidad peruana, peruanidad), obtiene trascendencia en nuestro país y en toda Sudamérica, en tanto que podemos darnos cuenta que esta situación no solo la vive el Perú, ya que todas las identidades de las naciones de Sudamérica han pasado (en mayor o menor medida) de identidades culturales diferenciadas a identidades de consumo homogenizantes (fútbol, gastronomía y espectáculos). En este continente están presentes la cultura europea, la indígena y la conjunción de ambas; la unidad en la diversidad es un principio aplicable –en términos generales– a todo el ámbito de los pueblos de América, en tanto todos –incluida la región oeste y sur del Brasil durante el mandato de Carlos V, con excepción de Venezuela que se encontraba bajo jurisdicción del Virreinato de Nueva España y del resto del Brasil que pertenecía al Imperio portugués– pertenecieron al 37 Virreinato del Perú, por ende a una cultura en común, a tradiciones en común y a un gran espacio territorial en común, por ende, herederos de las tradiciones propias de nuestros pueblos que nos definen como miembros de una determinada comunidad nacional pero, aún más importante, como miembros de un tronco cultural bicéfalo. NOTAS 1PORTOCARRERO, Gonzalo (Editor). (2014). «Perspectivas sobre el Nacionalismo en el Perú». 1era.Ed.IEP. 2TEJADA GALINDO, Sergio. (2014). «La Nación Por-Venir: el bicentenario y lo nacionalpopular en el Perú». 1era.Ed.Fondo Editorial PUCP. 3NEIRA, Hugo. (2013). «¿Qué es una Nación?». 1era. Ed. Fondo Editorial USMP. 4VOLLMAR FUENZALIDA, Fernando. (2009). «La agonía del Estado-Nación: poder, raza y etnia en el Perú contemporáneo». Fondo Editorial del Congreso de la Republica. 5MURRAY, Charles, HERRNSTEIN, Richard J. (1994). «The Bell Curve». 6MORENO MUÑOZ, Miguel. (1995). «La determinación genética del comportamiento humano. Una revisión crítica desde la filosofía y la genética de la conducta». En: Gazeta de Antropología, No. 11, articulo 06. 38 7GOULD, S.J. (2010). «Desde Darwin: Reflexiones sobre historia natural». Madrid, Hermann Blume. 8LEWONTIN, R.C. (1987). «The irrelevance of heritability». Sciencie for the People, 6. pp. 23-32. 9MEDAWAR, P. (1982). «Pluto’s republic». Oxford, Oxford Univ. Press. 10«La noción de la dignidad humana incluye el núcleo existencial que es esencialmente común a todos los seres de la raza humana. Debemos, con respecto a la dimensión personal de la dignidad, tener la obligación general de respetar, proteger y descalificar cualquier procedimiento, comportamiento o actividad que cosifique el individuo… (…). La dignidad es el dogma y fundamento de todo Estado Democrático de Derecho. En la familia el hombre se realiza, encuentra abrigo y protección. El no reconocimiento de la dignidad implicaría reconocer distinciones entre los hombres». (Rospigliosi, 2011, p. 249-250). 11Tal es el caso de la comunidad nikkei y la comunidad italo-peruana, entre otras. 12Variación nuestra de la tesis econiana sobre la vietnamización del territorio. (ECO, Umberto. «La Nueva Edad Media») 39 SOBRE LA DEMOCRACIA * HACIA UNA DEMOCRACIA MERITOCRÁTICA (Julio 2018) Teniendo en claro el genérico nacionalismo, y su particular manifestación peruanista, continuamos con la definición del genérico democracia, para efectuar la misma labor hermenéutica de construir un concepto puro, que coadyuve a la conceptualización de una democracia peruana, sin embargo, y ya como el lector puede estar ligeramente enterado, existe una concepción muy gaseosa y multiforme de lo que la democracia es, pudiendo entendérsela, ahora, no solo como forma de gobierno sino también como cultura, pensamiento político, sistema social, indicador de desarrollo, etc. _____________ * Extracto del Ensayo «Breve aproximación a los fundamentos del crisolismo». Publicado el 05 de mayo de 2017 en la Revista Virtual Rusa «Geopolítica.ru». 40 Es así que ante la multiplicidad de concepciones de democracia y la infinitud de modelos de democracia moderna, es preciso también volver a un estadio inicial o puro del concepto de democracia a partir de las concepciones manejadas por Platón, Aristóteles, Polibio, Cicerón y Santo Tomas, aunando a ello las manifestaciones históricas de la democracia como praxis, para hallar su quintaescencia, ello debido al secuestro de dicha concepción por el liberalismo y el posliberalismo, en tanto que la actual teoría de la democracia, es la teoría de la democracia liberal, que va desde esquemas políticos1 hasta la aplicación de la teoría de juegos, en lo que se conoce como teoría económica de la democracia2, al respecto Santori afirma que: «La tesis de las múltiples teorías se contrapone a la teoría completa, a la teoría de conjunto; un grupo de porciones de teoría, de subteorías incompletas que caen en el clásico error del par pro todo, de suplantar el todo por una parte. Por lo tanto, y contrariamente, yo sostendré que la teoría de la democracia (en singular) está dividida únicamente por la discontinuidad que separa la democracia de los antiguos de la democracia de los modernos, y que esta última es fundamentalmente una: la teoría de la democracia liberal»3 El retorno a un concepto puro de democracia, se hace imperativo, ante las falencias de la democracia liberal en torno al principio básico de la democracia como concepto literal4 que es la plasmación de la voluntad del pueblo: 41 «Entre las grandes deficiencias que se encuentran en los regímenes democráticos está indudablemente la actuación de los partidos políticos que, sujetos a la dinámica de los intereses y combinados con una franca apatía por parte de amplios sectores de la ciudadanía, han devenido en la imposibilidad para afectar intereses enquistados o desigualdades sociales profundas. Así, han quedado sin ser consideradas voces diversas de la sociedad, especialmente aquellas de los grupos más marginados. Estos problemas, sentidos con mayor intensidad en democracias de reciente establecimiento, han puesto de relieve que dejar la política únicamente a los partidos y a los representantes lleva a que los intereses de éstos se enquisten y se cartelicen de espaldas a la sociedad. Por esta razón, desde los años sesenta presenciamos un debate alimentado por una multiplicidad de reflexiones teóricas que buscan democratizar aún más la democracia, así como encontrar elementos que corrijan sus deficiencias»5 Esta situación recrudece aún más cuando el papel de la ciudadanía se teoriza y se reduce solo al mero acto de votar6. Luego de dicho examen, se desemboco en un concepto puro de democracia: Democracia (δημοκρατία): Gobierno Popular, es decir, forma de gobierno en donde el pueblo reunido en asamblea plasma su voluntad a través del ejercicio directo del poder –o a través 42 de espacios que puedan garantizar la participación–, el cual reside en las manos del mismo. Por lo que se puede verificar que nuestro concepto de democracia auténtica es el concepto de democracia directa o participativa, por oposición a la democracia indirecta o representativa. Sin embargo, ello no nos impide efectuar una síntesis dialéctica entro dichas manifestaciones contradictorias para solucionar las falencias propias de la democracia y crear un nuevo concepto, en tanto la experiencia pragmática es clara en señalar que, efectivamente la democracia directa al igual que la participativa, tampoco es perfecta, Sartori al respecto, nos dice que: «…la democracia indirecta, es decir, representativa, no es solamente una atenuación de la democracia directa; también es su correctivo. Una primera ventaja del gobierno representativo es que un proceso político entretejido de mediaciones permite escapar a las radicalizaciones elementales de los procedimientos directos. La segunda ventaja es que también sin ¨participación total¨ la democracia representativa subsiste siempre como un sistema de control y limitación del poder. Lo anterior permite a la sociedad civil, entendida como sociedad prepolítica, como esfera autónoma y conjunto auto-suficiente, desarrollarse como tal»7. El problema de la democracia liberal reside en que convierte la participación ciudadana en excepción, ya que busca la primacía de la ficción del empoderamiento más que su efectiva 43 realización, convirtiéndose ya no en una competencia de colectividades por el poder, sino en una competencia de elites políticas preestablecidas, en clara alusión al secuestro de la política por los Partidos8, y a la invasión de la economía al terreno de la política, con lo cual ya no existirían Partidos Políticos, sino Empresas Políticas sujetas al análisis costo-beneficio9 aunado al hecho que, sin un debido balance ligado a aspectos de carácter meritocrático, el principio de representatividad liberal en lugar de servir a la plasmación de la voluntad popular, la corrompe10. De igual forma, la data recogida de las llamadas democracias populares de los Estados Socialistas en la época del socialismo real, tuvieron deficiencias propias de la experimentación social, en el sentido que en la práctica, la voluntad popular se reemplazó paulatinamente por la voluntad de un Comité Central, siendo la única vía de participación política real, dentro de o en la periferia de los respectivos Partidos Comunistas. Es por ello que bajo todas estas experiencias, se propone un nuevo modelo de democracia de carácter meritocrática, que sería el modelo de democracia para el Perú, que sopese la praxis y subsane las mencionadas falencias, en tanto los respectivos gobiernos a lo largo de nuestra historia, se han contagiado de dichas imperfecciones propias de la praxis democrática. Siendo que los fundamentos de esta democracia meritocrática, serían los siguientes: 44 I. Los partidos políticos, no son las únicas vías de participación política. Existen también gran gama de cuerpos y actores sociales (Colegios de Profesionales, Universidades, etc.) que fácilmente podrían normar lo que atañe a su especialidad y a sus ramas de actividad de manera directa, en tanto especialistas en dichas materias. Asimismo, una mayor diversidad de actores dinamiza, garantiza y facilita la fiscalización. II. La voluntad popular no puede plasmarse sin meritocrácia. No puede garantizarse la reinterpretación de la voluntad popular mediante el principio de representatividad per se, si el recurso humano que postula al ejercicio de un cargo público, no está preparado intelectual y moralmente, para dicha labor. III. La exigencia de meritocrácia no entra en contradicción con el derecho a la participación política. Contrario al pensamiento liberal, de que la exigencia de requisitos mínimos al ejercicio de cargos públicos atenta contra el derecho de participación política, la meritocrácia no hace nada más que reafirmar dicho derecho, puesto que mediante el aseguramiento que buenos elementos del pueblo, intelectualmente preparados y/o moralmente intachables, sean los únicos autorizados a postular y ser elegidos democráticamente, se garantiza la efectiva plasmación de la voluntad popular que es precisamente de donde nace la ratio o la razón de ser del derecho de participación política, al ser el objetivo principal 45 de todo gobierno auténticamente democrático, la plasmación de las máximas aspiraciones y exigencias del pueblo. «Siendo que la DEMOCRACIA MERITOCRÁTICA, es precisamente la forma de gobierno sustentada en el ejercicio de la soberanía popular a través de varios órganos de participación y representación –no solo Partidos Políticos– que se eligen por votación, con requisitos meritocráticos mínimos para el ejercicio de cargos públicos». Finalmente, estos requisitos mínimos solo se aplican a los que detentan precisamente a un cargo público. No pueden requerirse a los mismos votantes, ya que precisamente son ellos, los que, en plasmación del principio de representatividad meritocrática, trasladan la responsabilidad de la dirección política a un tercero en virtud de sus proporcionales capacidades, planteamientos y conocimientos. NOTAS 1DAHL, R. (1993). «La poliarquía. Participación y oposición». REI. & DAHL, R. (1992). «La democracia y sus críticos». Editorial Paidos. 2ARENDT, Hannah. (1958). «The Human Condition». Chicago and London, University of Chicago Press; DOWNS, A. (1957). «An Economic Theory of Democracy». New York. Harper & Row; BUCHANAN, J.M. & G.TULLOCK. (1962). «The Calculus of Consent». Ann Arbor, University of Michigan 46 Press; RIKER, W.H. (1982). «Liberalism Against Populism: A confrontation Between the Theory of Democracy and the Theory of Social Choice», San Francisco. Freeman. 3SARTORI, Giovanni. (2003). «¿Qué es la Democracia? » Taurus. 4 Ibid. 5BAÑOS, Jessica. (2006). «Teorías de la democracia: debates actuales». Andamios. Revista de Investigación Social, vol. 2, núm. 4, junio, pp. 35-58. 6SCHUMPETER, J.A. (1942). «Capitalism, Socialism and Democracy», New York, Harper. 7SARTORI, loc. cit. 8 PATEMAN, Carole. (1970). «Participation and Democratic Theory». Cambridge: Cambridge University Press. 9MÜLLER-SCHMID, Peter Paul. (1978). «La Justificación Ético-Social de la Democracia Pluralista». En: UTZ,A.F.-STREFTHOFEN, H.B. (Eds.) La Concepción Cristiana de la Democracia Pluralista. Actos de un Simposio Internacional en Madrid. Ed. Herder, Barcelona, pp. 301 (Colección Studia Helvetica Friburgensia, No.5, publicaciones de Unión de Fribourg, Instituto Internacional de Ciencias Sociales y Políticas). 47 10Las democracias liberales pierden terreno frente a las llamadas democracias iliberales que están teniendo una mayor fortaleza política y económica en la arena internacional. Al respecto: «El vínculo entre democracia y capitalismo está roto. Por lo tanto, es muy posible que nuestro futuro se base en un "socialismo capitalista" chino, definitivamente no en el socialismo con el que estábamos soñando» (Slavoj Žižek: Will our future be Chinese 'capitalist socialism'? publicado en RT el 21.10.2018.). Por otro lado: «En el transcurso de un cuarto de siglo, las democracias liberales han pasado de una posición de fortaleza económica sin precedentes a una posición de debilidad económica sin precedentes. …(…). De los 15 países del mundo con los ingresos per cápita más altos, casi dos tercios son democracias no liberales» (MOUNK, Yascha; FOA STEFAN, Roberto. The End of the Democratic Century: Autocracy's Global Ascendance, 2018). 48 SOBRE LA REPÚBLICA * HACIA UNA SEGUNDA REPÚBLICA PERUANA (Julio 2018) «El fin del Estado es, particularmente, la seguridad»1, sumado a ello, «la misión del soberano (sea un monarca o una asamblea) consiste en el fin para el cual fue investido con el soberano poder, que no es otro sino el de procurar la seguridad del pueblo...»2 Después de esta pequeña disertación hobbesiana nos asalta la pregunta, ¿y qué acontece si un Estado ya no brinda esa seguridad por la cual se realizó el contrato social que fundamenta y sobre el cual reside el fin de su constitución? Obviamente al tema de la seguridad se aúnan muchos otros, como el aseguramiento de la existencia de mecanismos que garanticen la protección de los derechos fundamentales, así como el desenvolvimiento y desarrollo de la persona dentro de una comunidad de fines. El hombre y la sociedad, en mutua relación, son pues, los fines supremos del Estado. _____________ * Columna de Opinión publicada el 15 de diciembre de 2017 en el Diario La Verdad. 49 Definitivamente, si es que el Estado ya no puede garantizar dicha protección al ciudadano, se pierde el nexo contractual que llevo a su conformación, en consecuencia, nada ata al ciudadano a este Estado fallido. No hay nada de extraño en este pensamiento, no hay nada de novedoso, no hay nada de ajeno; cuando un sistema político deja de generar las consecuencias esperadas que se derivan de su normal desenvolvimiento, deja de ser tal. Si una República funciona en la teoría, pero no se manifiesta correctamente o no desemboca en los resultados que sus presupuestos aseveran, ¿de qué puede servirnos ello? Esto como decíamos, es un pensamiento de lo más común y de lo más lógico, que ante una situación de ineficiencia institucional, se anteponga la reconstrucción de la institución que adolece de fallas. Dicho presupuesto así fue aplicado por Francia, que ahora está en su Quinta República; el proceso de reconstitución o refundación de sistemas políticos tiene un muy florido avance en Francia. Aunado a un factor de renovación, está el factor de desarrollo y constante adecuación a las necesidades y requerimientos históricos de la población; la primera república francesa, fue como consecuencia de que el absolutismo ya había cumplido con su ciclo histórico en ese país, dando paso a un avance y desarrollo de nuevas formas de concepción política que siguieron su formación hasta la concepción de otras formas políticas 50 como el Consulado y luego el 1er Imperio Francés con Napoleón. La segunda república vino a retornar ese orden anti absolutista producto de la derrota napoleónica y la reinstauración de la monarquía borbónica en Francia, dando a su vez las bases a otra nueva concepción política, el 2do Imperio. La tercera república, después de la segunda guerra mundial, basada en ese mismo espíritu, sentó las bases de la Cuarta, y esta a su vez las de la Quinta, siendo esta última la que aún sigue vigente en Francia, y se seguirá reconstituyendo la República en Francia cuantas veces así el pueblo Francés lo determine, porque ello responde a que el pueblo en ese país es consciente que un sistema de gobierno político no está para sí mismo, sino para servir al pueblo, por ende, este cambiará cuantas veces cambien las necesidades y las exigencias del pueblo así lo demanden. Si Francia que es el seno del sistema republicano moderno lo ha hecho, ¿Por qué el Perú también no puede hacerlo? ¿Acaso somos un pueblo tan diferente al francés? Si bien las múltiples diferencias de dicciones culturales e idiosincrasia nos separan, algo que nos une es esa voluntad revolucionaria y esa sensibilidad que tiene nuestro pueblo ante las injusticias, el caos y el desorden. Esa tenacidad, de que cuando se está convencido plenamente de algo, se luchara hasta quemar el último cartucho. 51 Consideramos que ya el lector se puede ir haciendo una idea de que estos valores y virtudes no solamente son propios del pueblo francés y peruano, sino de todos aquellos hombres y mujeres idealistas que son parte de la élite moral de sus respectivas comunidades nacionales, que ahora lamentablemente no están en los gobiernos de nuestros países, claro ejemplo de ello, sigue en la cima Francia, las políticas del gobierno de izquierda durante la presidencia de François Hollande, generaron una ola de confrontación que atentaba contra los mismos principios fundamentales en los que se cimienta la República Francesa, hablamos pues del ideario de la Revolución de 1789, surgiendo así una Contrarrevolución Francesa, a lo cual recomendamos el interesante artículo al respecto titulado ¿Está naciendo la Contra-revolución Francesa? de Alejandro Ezcurra Naón3; quien sabe, de aquí a unos cuantos años quizás vivamos la reconstitución de la República Francesa en lo que sería ya su Sexta República. Como podemos ver, nada es fijo, todo es mutable, todo cambia, todo sigue en movimiento –como si el pantha rei de Heráclito tuviese vigencia hoy más que nunca–; si es que el Perú, realmente quiere avanzar como país, deberá comenzar a poner en tela de juicio su sistema republicano, que a todas luces ya no cumple con los requerimientos por los cuales fue instaurado, para ello no necesitamos ir más allá de lo que actualmente vemos todos los días. 52 Cuando se dice de un cuerpo enfermo y de la medicina necesaria para sanarlo, se habla de un reconstituyente, puesto que retorna al estado de normalidad, algo que por causas externas o internas había perdido dicho estado. Nuestra República, en todos sus aspectos ya no genera las consecuencias y efectos derivados de un normal desenvolvimiento, sino de uno anormal. Ello significa que hay, en nuestro sistema republicano, elementos o factores que ya están caducos, obsoletos y por ende generan la enfermedad del sistema. Es pues hora que el pueblo peruano, cual médico, cure a nuestra enferma república, reconstituyéndola a su estado de normalidad. NOTAS Thomas, “Leviatán, o de la materia, forma y poder de una república eclesiástica y civil”. Editorial Fondo de Cultura Económica. 1HOBBES, 2Ibid. 3A lo que se aúnan las recientes protestas en Francia contra el gobierno de Emamnuel Macron. 53 INDICE SOBRE EL ALTO NACIONAL (Abril 2018) 5 SOBRE EL CRISOLISMO (Septiembre 2017) I. Neoestructuralismo II. Epistemología política III. Nacionalismo auténtico IV. Democracia meritocrática V. Ontología peruanista VI. Arqueofuturismo 12 SOBRE EL NACIONALISMO (Julio 2018) I. La concepción ontológica de nación y patria II. El reconocimiento de la complementariedad de la dicotomía esencial humana III. La búsqueda de la unidad nacional y el bien común IV. Exaltación sana de la identidad nacional V. Exaltación sana de los valores militares y las virtudes cívico-patrióticas. VI. Ambientalismo inherente VII. Internacionalismo auténtico VIII. Independencia, autosuficiencia y autodefensa 24 SOBRE EL NACIONALISMO PERUANO (Mayo 2017) I. Nación peruana II. Patria peruana III. Identidad peruana IV. Peruanidad 29 SOBRE LA DEMOCRACIA (Julio 2018) I. Los partidos políticos, no son las únicas vías de participación política. 40 54 II. La voluntad popular no puede plasmarse sin meritocrácia. III. La exigencia de meritocrácia no entra en contradicción con el derecho a la participación política. SOBRE LA REPÚBLICA (Julio 2018) 49 55 56