ISRAEL LIRA
EL LIBRO DORADO* DEL
CRISOLISMO
Resumen de escritos, columnas de opinión y artículos en
torno a la Cuarta Teoría Política Peruana
E D I T O R I A L C R I S O L I S T A1
LIMA♦PERU
MMXIX
¡Peruanos de todos los rincones de la patria, uníos!
_____________
* El denominativo de «Libro Dorado», hace alusión a la obra
de Carl Gustav Jung, sobre psicología del color; el dorado
simboliza al astro rey y como tal a las fuerzas que han
animado a nuestros ancestros por milenios. Una idea de
elevación hacia el astro solar, y como tal, de superación y
búsqueda de la armonía, que es la quintaesencia del
Crisolismo como teoría política peruana.
2
Primera Edición 2019
NOTA DEL EDITOR
La presente obra de El Libro Dorado del
Crisolismo de Israel Lira ha sido hecha a partir
de Textos Escogidos de Israel Lira, publicados en
ensayos, columnas de opinión y artículos en
formato tanto impreso como virtual.
Impreso en la República del Perú
3
4
SOBRE EL ALTO NACIONAL *
SOBRE LOS FUNDAMENTOS DEL ALTO
NACIONAL COMO INICIATIVA PAULATINA
DE UNA SUPERACIÓN DE LA DICOTOMÍA
IZQUIERDA-DERECHA
(Abril 2018)
Una de las preguntas neurálgicas que muchos
interesados en el surgimiento del Crisolismo1
dentro de la órbita de la Cuarta Teoría Política2,
han efectuado, es aquella relativa a la posición de
esta teoría dentro del espectro político tradicional
lineal o la llamada díada Izquierda-Derecha. ¿Es
el Crisolismo de Izquierda? ¿Es el Crisolismo de
Derecha? o ¿es acaso de Centro? Pues bien, la
respuesta es muy sencilla, y a la vez que traerá
consigo la formulación de posibles categorías
para denominar un nuevo fenómeno en la
política como lo es la Cuarta Posición, que en
realidad es la Primera (de la contemporaneidad),
para con ello evitar pensar que puede haber una
Quinta o Sexta Posición.
_____________
* Consideramos que la dicotomía Izquierda-Derecha
aún está en proceso de superarse, no es algo finiquitado,
sin embargo, los acontecimientos de la política
internacional contemporánea, reflejan que este proceso
ha iniciado, en tanto cada vez mayor son los casos en
los que una izquierda nacionalista tiene más en común
con la derecha no-liberal, al momento de una protesta
popular, teniendo como puntos de contacto el
patriotismo y la pertenencia a la pequeña burguesía con
conciencia proletaria, haciendo especial énfasis en el
fenómeno de los Chalecos Amarillos en Francia. Siendo
que se avizora una nueva dicotomía que enfrenta dos
categorías, Patriotismo y Globalismo.
5
La primera respuesta que siempre dábamos
ante tal interrogante, es que el Crisolismo como
teoría política peruana contemporánea, busca
alejarse de las viejas categorías de Izquierdas3 y
Derechas, en tanto considera a las ideologías
políticas a ellas vinculadas como caducas al
contexto actual, así como portadoras de unos
valores ajenos a las exigencias ontológicas del
hombre, haciendo específica alusión al
Liberalismo, y aunándonos a la crítica efectuada
a este último por Alain De Benoist4.
Sin embargo, nos dimos cuenta que ello no
era suficiente, y que era necesaria la creación de
una categoría novísima, para la comprensión
cabal de la postura crisolista dentro de un
espectro político de acción.
El Crisolismo concuerda con muchos
aspectos tanto de la izquierda, como de la
derecha política (no-liberal), pero rechaza tanto
sus equívocos, como sus versiones extremistas, a
su vez que considera que el centro no es una
posición en sí misma, sino que comparte la
opinión de Maurice Duverger5, en tanto lo
concibe como un punto geométrico, en donde
confluyen las posiciones moderadas, es decir que,
el centro, según sea el caso, es una posición
moderada de derecha (centro-derecha) o de
izquierda (centro-izquierda), aunque muchos
hablan de la construcción de una tercera vía o
social liberalismo o liberalismo social (centrocentro) que sería la ideología del centrismo, pero
ello solo en el plano teorético.
6
Sin perjuicio de lo mencionado, hay un
aspecto esencial del centrismo, que nos sirve para
la profundización de una nueva categoría dentro
del espectro político, y esta es la tendencia a la
armonía y la objetividad: «…se es centrista
porque se considera que las dos posiciones que
se oponen entre sí presentan elementos positivos
tan fuertes que justifican una síntesis o una
mediación, o porque se considera que ambos
contendientes están equivocados, en cuyo caso el
camino correcto consiste en situarse en el centro,
es decir, por encima de las partes»6
Gráfico 1
Espectro Político Tradicional de Eje Lineal Horizontal
Alto
Extrema Izquierda Izquierda Centro Derecha Extrema Derecha
Como se puede apreciar en la gráfica, lo «Alto» se encuentra en un
eje vertical, por encima de la línea horizontal del espectro político,
como manifestación de un ideal humano de superación y
evolución.
El Crisolismo ciertamente tiene ese espíritu,
por lo que guarda relación con el centrismo en
ese aspecto, pero está indudablemente en contra
de este, en tanto que en la práctica su base 1. es
la diada izquierda-derecha que se busca superar,
y 2. una tendencia a no tener una postura
claramente definida, por ello, el Crisolismo, que
sí es una postura ideológica, refrenda la frase de
la Cuarta Teoría Política de Dugin7, «más allá de
la izquierda y la derecha, pero contra el centro».
7
Siendo así que surge la categoría en la que se
encuentra el Crisolismo, lo «Alto», no en el
sentido atribuido por Pierre Ostiguy8 o Gianlucca
Iannone9, sino entendido como «por encima de
la izquierda y la derecha, pero que parte del único
aspecto positivo y rescatable del centro», en
referencia a esa tendencia de síntesis, pero
destinada a la superación, a una definitiva
evolución.
NOTAS
Neologismo creado para efectos de designar a
esta nueva teoría política de la contemporaneidad
peruana, que hace alusión al Perú como un crisol
de varios pueblos, ideas y tradiciones, que con lo
que mejor de sus particularidades enriquecen y
contribuyen a la construcción de la peruanidad.
1
«solo hay una solución: rechazar las teorías
políticas clásicas, tanto las derrotadas como las
triunfantes, demostrar imaginación, comprender
las realidades del nuevo mundo global, descifrar
correctamente los desafíos del mundo
postmoderno y crear algo nuevo, más allá de las
batallas políticas de los siglos XIX y XX. Este
enfoque es una invitación a desarrollar una
Cuarta Teoría Política más allá del comunismo,
del fascismo y del liberalismo» (Dugin, 2013,
p.24). A lo que nosotros aunamos, desde nuestro
particular contexto peruano, la premisa de más
allá del indigenismo y el hispanismo.
2
En torno al socialismo marxista clásico, nos
adscribimos a la tesis de Therborn y Bunge. Al
3
8
respecto y como sigue: «El triángulo del
marxismo clásico –el de la política, la ciencia
social y la filosofía– se ha roto y es poco probable
que vuelva a su condición original» (Therborn,
2008, p. 194-196). Por otro lado, «Marx y Engels
intentaron elaborar una ideología científica, a la
que llamaron socialismo científico. Pero solo
llegaron a mitad de camino porque conservaron
la dialéctica y gran parte del globalismo (holismo)
que heredaron de Hegel, y porque se aislaron de
la ´ciencia burguesa´ de su tiempo. Para peor, casi
todos sus discípulos contribuyeron a momificar
ese embrión de ideología científica. Al obrar de
esta manera dogmática frustraron el intento de
fusionar una ideología con la ciencia» (Bunge,
1985, p.132-133).
BENOIST, Alain (2002). «Critique de l’idéologie
libérale», Lausanne, Suisse: L’Age d’Homme. Al
respecto: «Pero el liberalismo no es sólo eso.
Históricamente, consiste sobre todo, como ha
observado Thierry Maulnier, en una
“reivindicación de la libertad para las nuevas
formas de poder que nacen frente al Estado y
para quienes las manejan” [La Societé nationale
et la lutte des classes, en Les cahiers de combat,
1937]. En otros términos, el liberalismo es la
doctrina por la que la función económica se
emancipó de la tutela de lo político y justificó esa
emancipación. Frente al Estado, el liberalismo se
manifiesta en una doble forma. De una parte,
hace de él una crítica violenta, glosa su
“ineficacia” y denuncia los “peligros del poder”.
De otra, y en una segunda etapa, se esfuerza por
hacerla bascular hacia la esfera económica, a fin
4
9
de despolitizarlo e invertir la antigua jerarquía de
las funciones. A medida que va desarrollándose,
la casta económica atrae a sí la sustancia del
Estado, subordinando poco a poco la decisión
política a los imperativos económicos. (…). De
hecho, una de las principales características de la
economía liberal es su indiferencia y su
irresponsabilidad frente a las herencias culturales,
las identidades colectivas, los patrimonios y los
intereses nacionales. La venta al extranjero de las
riquezas artísticas nacionales, la interpretación de
la “utilidad” en términos de rentabilidad
comercial a corto plazo, la dispersión de las
poblaciones y la organización sistemática de las
migraciones,
la
cesión
a
sociedades
“multinacionales” de la propiedad o la gestión de
sectores enteros de la economía y la tecnología
nacionales, la libre difusión de modos culturales
exóticos, la sumisión de los media a maneras de
concebir y de hablar ligados al desarrollo de las
superpotencias políticas o ideológicas del
momento, etc, son características de las
sociedades occidentales actuales que constituyen
la derivación lógica de la aplicación de los
principales postulados de la doctrina liberal. El
arraigo, que exige cierta continuidad cultural y
una relativa estabilidad en las condiciones de
vida, no puede menos que chocar con el leitmotiv
del nomadismo permisivo resumido en el
principio liberal laisser faire, laisser passer. Tales son
las bases del “error liberal”».
DUVERGER, Maurice. (1957). «Los Partidos
Políticos». Fondo de Cultura Económica.
5
10
BOBBIO, Norberto. (1982). «Diccionario de
Política». Siglo XXI de España Editores.
6
DUGIN, Alexander. (2013). «La Cuarta Teoría
Política». Ediciones Nueva República.
7
OSTIGUY, Pierre. (1997). «Peronismo y
antiperonismo: Bases socioculturales de la
identidad política en la Argentina». En: Revista de
Ciencias Sociales, Universidad Nacional de
Quilmes, Septiembre, pp. 133-215.
8
IANNONE, Gianlucca. (2010). «Entrevista».
En: Fuori dal Cerchio, de Nicola Antolini.
9
11
SOBRE EL CRISOLISMO *
SOBRE LOS PRINCIPIOS BÁSICOS DE LA
CUARTA TEORÍA POLÍTICA PERUANA
(Septiembre 2017)
Ciertamente el Crisolismo, como doctrina
filosófico-política, aun es un proyecto en
construcción, tanto en el aspecto teórico como
práctico. Sin perjuicio de ello, es la muestra
fidedigna de la evolución de «una retórica y una
práctica latente en la sociedad peruana
contemporánea, que va más allá del liberalismo,
el comunismo y el fascismo»1
Es por ello que es preciso, y para continuar
con esa evolución esbozada en un primer2 y
segundo3 ensayo, dejar en claro ciertos puntos
que se convierten en los pilares teoréticos de esta
doctrina política. Pilares que son necesarios
respetar dentro de los cánones epistemológicos
ya alcanzados, en tanto que el alejamiento de los
mismos o la realización de una labor
hermenéutica forzada puede devenir en una
tergiversación o en un ensalzamiento de
conceptos que el crisolismo no busca reivindicar.
_____________
* Artículo publicado el 06 de septiembre de 2017 en
la Red Científica «Academia».
12
El Crisolismo es ante todo una doctrina de
superación, dialéctica en toda su estructura. De
dicho enfoque hegeliano emanan sus principales
vértices, que son a saber, los siguientes:
I. Neoestructuralismo.- El crisolismo
considera a la realidad humana como un sistema
de relaciones intersubjetivas, fuente creadora de
estructuras y superestructuras, interconectadas
de tal manera que la particularidad de un hecho o
fenómeno afecta al universo de posibilidades, sin
embargo, el ser humano no se pierde en la
estructura, sino que es el elemento neurálgico de
la misma. Es por ello que nada puede ser visto de
una forma aislada sino siempre en su relación con
el conjunto, pero ello no necesariamente
menoscaba la trascendencia de un sujeto, hecho
o fenómeno como ente aislado, sino que
enriquece la investigación en tanto genera un
escenario propicio para el más objetivo contraste,
ya que particularidad y universalidad son
consideradas.
II. Epistemología política.- La política no
es más promesa debida o un mero sistema de
creencias, en particular de juicios de valor y
declaraciones de objetivos, sino el ejercicio del
poder para la ejecución de un fin trascendental
que tiene como principales herramientas a las
ciencias (naturales y sociales), como a las
humanidades, para generar una mayor
predictibilidad y sustentabilidad de las propuestas
políticas en el tiempo.
13
III.
Nacionalismo
auténtico.El
crisolismo, y partiendo de este enfoque
neoestructuralista, considera que el nacionalismo
como concepción pura, es decir, solo bajo la
interrelación de conceptos que confluyen en su
surgimiento, es la exaltación sana de la nación, la
patria y el Estado, en aras de lograr una Unidad, férrea
y monolítica.
Este concepto puro fluye de todas las
experiencias pragmáticas del nacionalismo
histórico (liberalismo, comunismo4 y fascismo),
en tanto se reconoce que el Nacionalismo es un
fenómeno universal, común a todos los pueblos
y transversal a las ideologías políticas5. Es por ello
que es el principal enemigo de la globalización.
Ante la homogeneidad totalizante y unipolar,
representa particularidades diferenciantes y
multipolares.
Asimismo, partiendo de este concepto puro,
genérico, universal, se plantea un concepto
específico, particular, para el caso peruano. Se
habla de un nacionalismo peruano, como exaltación
sana de una nación peruana, de una patria peruana y de
un Nuevo Estado peruano. Una nación y una patria
peruana, con base en el reconocimiento del
sincretismo cultural y racial, y un Nuevo Estado
peruano como manifestación de esta voluntad
sincrética, que auténticamente manifiesta la
voluntad de un volkgeist peruano.
IV. Democracia meritocrática.- El
crisolismo no es partidario de la dictadura, sino
tan solo como medida de excepción, pero en el
14
cauce normal de acontecimientos políticos, vela
por el ejercicio de una auténtica y real
democracia, que plasme esa voluntad nacional,
siendo que el medio para ello es, a consideración
de la teoría crisolista del gobierno, la meritocrácia para
la elección de cargos públicos, que asegure un
filtro mínimo de idoneidad para el ejercicio
político, y que coadyuve a contrarrestar la
improvisación.
V. Ontología peruanista.- El crisolismo
considera al igual que muchos teóricos de la
posmodernidad (Benoist, 2002; Dugin, 2013),
que refrendan a su vez las consideraciones
heideggerianas6, que la humanidad atraviesa un
momento antropológico sin precedentes, que se
caracteriza por un olvido progresivo del Ser,
entendido como Ser-Ahí o Vorhandenheit, es
decir, lo que hace que algo Sea en tanto que Es
en un espacio temporal determinado o
determinable. Es decir, que Es algo, que tiene una
identidad, unos valores, unas virtudes, un
paradigma, un ideal, etc, manifestado así como
Dasein.
El Dasein es todo lo que el hombre es, sus
ideas, su conocimiento y sabiduría, por ende,
Dasein auténtico –eigene–. La categoría de la
propia justificación del Ser, en toda su plenitud,
se pierde progresivamente, y es reemplazado por
un Dasein inauténtico –uneigene–, que para el
escenario internacional se configura en la idea de
la globalización como máquina de homogenización
de identidades que augura el posindividuo,
desarraigado, desvinculado, no sujeto a ninguna
15
nación, ni a ninguna idea en particular, ni a
ninguna idea trascendente, sin valores, sin
virtudes, y hasta sin género, solo bajo la dirección
del mercado y la visión del consumismo.
Extrapolando esto a nuestro particular
escenario peruano, nuestro Dasein inauténtico se
configura en la Marca Perú, como el intento de un
Estado posliberal de reducir lo que es Ser
Peruano, a un aspecto netamente económico y
consumista (gastronomía, turismo y fútbol),
mientras que nuestro Dasein auténtico, o eigene,
se configura en el ideal de la peruanidad,
entendiendo a la peruanidad como todo aquello
que hace que el peruano se autoperciba como tal,
tradiciones, costumbres, ideas, valores, cultura,
que parten de nuestras dos civilizaciones
principales, la andino-amazónica, y la hispánicoeuropea. Es por ello que de acuerdo a esta
ontología peruanista, habrían peruanos que
serían más conscientes que otros, como veremos
más adelante, respecto del hecho de sentirse y ser
tales: proto-peruanos, pre-peruanos y peruanos.
Sin embargo, este dasein inauténtico está creando
a los no-peruanos, aquellos que desearían haber
nacido en otro país, o les resulta indiferente haber
nacido aquí o en cualquier otro lugar. A todo ello
se antepone el Ereignis o evento, que no es sino el
retorno triunfal del Ser, del Dasein auténtico, de
la Peruanidad.
VI. Arqueofuturismo.- La paradoja del
hombre posmoderno está en encontrar un
equilibrio entre la idea de progreso y lo
tradicional. Mostrar una visión realista frente a la
16
tecnología sin que ello signifique optar por
posturas tecnofóbicas (tradicionalismo y
conservadurismo clásicos) y como mucho menos
tecnofílicas
acríticas
(tecnicismo
y
transhumanismo).
Para nosotros el ideal de progreso debe ser
integral. Esta postura equilibrada, consideramos,
es representada por el Arqueofuturismo.
En términos generales, la idea moderna de
progreso
fue
conceptualizada
como
«perfectibilidad indefinida del género humano»7,
que no admite ninguna regresión total (nicht mehr
gänzlich rückgängig, Kant, 1798) y en cierta manera,
esa es la idea de progreso que aún pervive bajo
una de sus formas: la globalización. Sin embargo,
la historia tal como refrendaron Tönnies, Weber
y Durkheim, refrenda el hecho que la idea de
progreso concebida de esa forma, esta
desconectada de la realidad, en tanto no abarca
otra idea, la de regresión, precisamente, que es
una etapa consustancial en el proceso de
evolución humana; resulta todavía más irónico
que la historia de la ciencia fuese a destruir la
imagen lineal del progreso científico8.
La idea de avance indefinido se quiebra frente
a la visión de un tiempo cíclico, sostenida por
pensadores como Spengler9, Toynbee10, y
particularmente por el enfoque científico-formal
de Delefou11 y su matemática de la historia, que
es un enfoque más realista frente al idealismo del
avance indefinido, remanente del hegelianismo,
17
de la unidad entre sujeto y objeto en el absoluto,
de la cual Marx no pudo desembarazarse.
Visto
lo expuesto, ¿Qué
es
el
Arqueofuturismo? Como decíamos, es una
postura equilibrada, que integra dialécticamente
dos categorías: Arcaísmo y Futurismo. Es una
teoría crítica de la modernidad, pero también de
la tradición, que parte de la siguiente tesis: «La
disputa entre “tradicionalistas” y “modernistas”
es ya estéril. Las tradiciones deben ser
expurgadas. Pues muchas de ellas son portadoras
de unos virus que ahora están explotando. En
cuanto a la modernidad, no tiene ningún futuro.
(…) Es el modernismo el que es un pasadismo.
No se tiene que volver al “tradicionalismo”
clásico, impregnado de folklorismo y soñador de
una vuelta al pasado. La modernidad ya es
obsoleta. El futuro tiene que ser “arcaico”, es
decir ni moderno ni pasadista»12.
Por arcaísmo Guillaume Faye no entiende una
regresión al pasado, sino al aprecio de los valores
que significaron el impulso fundante de la
civilización. Asimismo, por futurismo, entiende
el rechazo a la modernidad actual, a través del
espíritu de aventura que modifica la realidad
circundante ya sea a través de proyectos políticos
o de la tecnociencia. La idea de progreso en el
arqueofuturismo se configura en extender el ser
hacia un ideal sin dejar de mirar el punto de
partida, y en la práctica implica integrar una
visión épica al desarrollo tecnológico y científico.
Dentro de esta visión bien podrían encajar
personalidades como Leonardo Da Vinci, Isaac
18
Newton, Nikola Tesla y los contemporáneos que
siguen sus legados; no es la misantropía oculta en
el transhumanismo, alimentado por la idea de
progreso indefinido, que odia al ser humano
común, preso de sus debilidades biológicas, sino,
la reafirmación de un auténtico amor a la
potencialidad originaria humana como tal, en
tanto se es conciente que, la idea de progreso
moderna, como denunciaba Rousseau13, genera
seres materialmente ricos y técnicamente
poderosos, pero moralmente deleznables.
Por estos seis puntos, el crisolismo no puede
ser limitado a una visión liberal, neoliberal o
posliberal, ni socialista, ni comunista, ni fascista;
porque el crisolismo rescata las experiencias
históricas de cada teoría, rechaza sus equívocos,
se queda con sus aciertos, y crea su propio
camino, acorde a los nuevos tiempos y exigencias
del pueblo peruano.
El crisolismo, de otro lado, es peruanista,
auténticamente nacionalista, auténticamente
democrático, y la base de una cuarta teoría
política peruana y sudamericana, como iniciativa
de superación de izquierdas, ultraizquierdas,
centros, derechas y ultraderechas.
El crisolismo es una teoría política de la
sociedad peruana contemporánea, es por ello que
no puede, ni debe, ni deberá reivindicar ningún
proyecto político y/o gobierno del pasado,
porque es una doctrina del ahora. Pero al ser una
doctrina del ahora, y al configurarse como una
contemporaneidad alternativa, tampoco deberá
19
ceñirse a la reacción de los movimientos que
también
reivindican
contemporaneidades
alternativas o que creen hacerlo, sino que el
crisolismo planteara la suya propia, bajo sus
propios esquemas, y bajo sus propios
paradigmas.
NOTAS
LIRA, Israel. (2017). «Breve aproximación a los
fundamentos del crisolismo: de la posible
construcción de una Cuarta Teoría Política
Peruana e Iberoamericana». En: Revista de
Estudios Crisolistas. pp. 3-35.
1
Ibid.
2
LIRA, Israel. (2017). «Crisolismo y Cuarta
Teoría Política: estudios propedéuticos sobre las
bases metapolíticas y epistemológicas para una
nueva teoría política peruana». En: «Nihil Obstat»
Revista Española de Historia, Filosofía y
Metapolítica. Segundo Semestre. pp. 53-86.
3
Lo cual se denota y se reafirma en el
nacionalismo popular o de izquierda, prueba
fidedigna de que una ideología que en su vertiente
clásica negaba a la nación y a la patria y que
concebía al nacionalismo como una invención
burguesa que dividía al proletariado (C.Marx &
F.Engels, Pekin, 1975), en un segundo momento
tuvo que aceptar el hecho que los obreros se
sentían más identificados con su nación que con
su clase social y replantear la cuestión nacional en
términos socialistas (M.Rodinson, 1975),
4
20
surgiendo así los términos de, patriota iluminado,
el proletariado como clase nacional, nación
proletaria y de nacionalismo obrero, probando
así que las ideologías políticas (inclusive las de
base internacionalista) no pueden escapar al
tratamiento de la cuestión nacional y el
nacionalismo, manifestándose como hecho
inevitable. Peculiar es el caso del Kim-il-sungismo, Juchismo o «Idea Juche», que asocia el
socialismo marxista-leninista con una exaltación
de la nación y la patria coreana. Al respecto Kim
Jong Il en su escrito «Para Comprender Correctamente
el Nacionalismo» acota que: «El nacionalismo no
está en contradicción con el internacionalismo.
Internacionalismo es ayudarse, apoyarse y
solidarizarse entre los países y naciones. Dado
que existen fronteras entre los países y diferencias
de nacionalidades, y el proceso revolucionario y
constructivo se efectúa por unidad de la nación,
el internacionalismo representa las relaciones
entre los países, las naciones, y tiene como
premisa el nacionalismo. A decir verdad, un
internacionalismo marginado de la nación y
divorciado del nacionalismo no significa nada. Si
uno es indiferente al destino de su país y pueblo,
no puede ser fiel al internacionalismo. Los
revolucionarios de cada país deben ser leales al
internacionalismo mediante los empeños, ante
todo, por el desarrollo y la prosperidad de su
nación».
«Fueron nacionalistas los polacos cuando se
defendieron de la opresión zarista. Se
convirtieron en nacionalistas los comunistas
rusos para enfrentar la invasión alemana. Fueron
5
21
nacionalistas los fascistas italianos y los nazis que
invadieron Europa reclamando territorios para la
nación germánica. Las revoluciones francesa y
soviética se convirtieron en nacionalistas para
enfrentar a sus enemigos pero también lo
hicieron para oprimir o hegemonizar u
homogenizar a sus integrantes o partidarios
internos en búsqueda de unanimidad y
obediencia» (BEJAR, Hector. (2006). «Los
Nacionalismos»).
HEIDEGGER, Martin. (1953). «Ser y Tiempo».
Traducción, prólogo y notas por Jorge Eduardo
Rivera. Editorial Trotta.
6
CANGUILHEM,
Georges.
(1999).«La
decadencia de la idea de progreso». En: Rev.
Asoc. Esp. Neuropsiq., vol. XIX, n.º 72, p. 669.
7
Ibid. p.674.
8
SPENGLER, Oswald. (1918). «La decadencia
de occidente: bosquejo de una morfología de la
historia universal». V.1. & SPENGLER, Oswald.
(1923). «La decadencia de occidente: bosquejo de
una morfología de la historia universal». V.2.
9
TOYNBEE, J. Arnold. (1934). «Estudio de la
Historia». V.1. & TOYNBEE, J. Arnold. (1961).
«Estudios de la Historia». V.2.
10
DEULOFEU, Alexandre.
Matemática de la Historia».
11
(1967).
«La
22
FAYE,
Guillaume.
(1998).
Arqueofuturismo». Editorial Libropolis.
12
«El
ROUSSEAU, Jean-Jacques. (1750). «Discurso
sobre las ciencias y las artes».
13
23
SOBRE EL NACIONALISMO *
SOBRE LAS BASES FUNDAMENTALES DEL
NACIONALISMO AUTÉNTICO
(Julio 2018)
En la presente tocaremos una breve exposición
de la principiología mínima del nacionalismo
como concepto puro, o lo que es lo mismo, los
principios transversales positivos y que han
compartido todas las ideologías políticas en las
cuales el nacionalismo se ha manifestado y que
caben rescatar para la construcción de cualquier
proyecto político futuro:
I. La concepción ontológica de nación y
patria. La nación es un conjunto de personas que
conviven en un espacio geográfico determinado
que está delimitado por un territorio específico.
Sus miembros están cohesionados por elementos
identitarios a este espacio. Estos vínculos, no
solo ligan a los respectivos miembros de una
determinada comunidad, a esta, en un sentido
identitario, sino también, en un aspecto unitario.
Ello implica, que estos lazos no solo sirven para
la construcción de la identidad de la persona con
su país, sino también, para el re-conocimiento
con un connacional.
_____________
* Columna de Opinión publicada el 09 de septiembre
de 2018 en el Diario La Verdad.
24
En tanto inserto en la definición de nación,
está el territorio jurisdiccionalmente definido –
país–, el espacio geográfico en donde se
desenvuelve esa comunidad histórico-cultural.
Siendo que la patria es el espacio vital en donde
se desarrolla la nación, esta última, la población
del Estado y la depositaria de la soberanía. País
de una nación y patria, son así, sinónimos.
Como podemos ver el concepto de nación no
solo está delimitado por el aspecto territorial sino
también por ideales trascendentales relacionados
con vínculos de cohesión. Este aspecto unitario
e identitario, encierra el geist o espíritu de la
nación, en ello, las tradiciones, costumbres,
historia, ciencia, cultura, arte, filosofía, etc.
II.
El
reconocimiento
de
la
complementariedad de la dicotomía esencial
humana. El hombre es un ser complejo y
completo. Esta complejidad es característica
consustancial de la propia naturaleza humana,
como entidad racional. Este es completo porque
presenta dos factores esenciales que lo definen y
lo diferencian de todos los demás seres vivos. Por
un lado el hombre es un ser material, que tendrá
necesidades para su desarrollo como ente físico,
por otro lado, posee una parte psíquica, en donde
habita la esencia de la razón humana. Esta
segunda parte constitutiva del hombre tendrá
también necesidades, propias de ella, como el
arte, la ciencia y la filosofía. Componentes vértice
y verdaderos factores del desarrollo humano.
25
III. La búsqueda de la unidad nacional y
el bien común. Dependiendo del país en que
uno se encuentre, este factor unitario puede
variar, acoplándose a las realidades de las distintas
coyunturas. Pudiendo en un lado ser la etnia, en
otro ser la religión, en otro la historia, en otro la
clase, etc. Depende de la situación sociohistóricocultural del país, el de su factor de unidad.
La unidad nacional tiene como principal
objetivo, cohesionar a todos los miembros de
una determinada comunidad, tanto mayorías
como minorías, con el fin de encausar todas las
voluntades hacia el desarrollo de todas las
personas humanas que son parte de una
comunidad de intereses, sin perturbar sus deseos
de realización personal, asegurándose que estos
estén insertos en dicha realización de la
comunidad.
IV. Exaltación sana de la identidad
nacional. La valoración sana, en negación de
toda forma de extremismo, de las tradiciones,
costumbres e historia de los pueblos que forman
una comunidad nacional. Dicha exaltación no
versará sobre elementos cualesquiera de una
identidad superficial, sino, de una identidad
auténtica y trascendental. Un pueblo que no es
conciente de su identidad, que no valora su
pasado y su historia, está condenado a cometer
los mismos errores que garantizaron su retroceso
o estancamiento en un momento dado.
V. Exaltación sana de los valores militares
y las virtudes cívico-patrióticas. Tanto en la
26
guerra, como en la paz, la principal virtud de una
comunidad política es el amor a la patria,
mientras que la virtud propia de un Estado
Político, es el amor a la República. Dichas
virtudes son fundamentales para el desarrollo de
una comunidad de intereses, en tanto que, uno
no puede velar por la perfección de algo, si no
ama aquello que es objeto de la acción, lo
contrario es hipocresía y despecho; lo certero, es
la valoración sana y consecuente de esta virtud,
que es esencial para el desarrollo político,
económico y social de un pueblo.
VI. Ambientalismo inherente. El cuidado
del espacio vital donde ha de desarrollarse la
comunidad de fines. El cuidado y la armonía con
el entorno, es la negación de un ideal cartesiano
de nación como instrumento de dominación del
hombre sobre la naturaleza y significa más bien
una etapa superior del ideal de bien común, en
donde la naturaleza antes que objeto pasa a ser
sujeto al mismo nivel que el hombre, en tanto se
reconoce su esencia como ente vivo. La
naturaleza así entendida se convierte en madre o
Pachamama (en el pensamiento andino), y el
hombre en expresión particular de esta
universalidad que le da sustento a la misma
existencia humana.
VII. Internacionalismo auténtico1. El
nacionalismo
no
es
enemigo
del
internacionalismo, sino, al contrario, su sustento
básico, o de igual forma, «un internacionalismo
marginado de la nación y divorciado del
nacionalismo no significa nada»2.
27
VIII. Independencia, autosuficiencia y
autodefensa3. Independencia política: la
salvaguarda del interés nacional y la soberanía
popular como característica básica de todo
Estado soberano. «El derecho de cada hombre a
la independencia se expresa en forma
concentrada en el poder estatal»; Autosuficiencia
económica: si no hay independencia económica
no puede haber un concepto pleno de
independencia política, asimismo, «edificar una
economía nacional autosuficiente significa
levantar una economía que se sostenga en sus
propias bases, sin depender de otros…»;
Autodefensa militar: no se puede garantizar la
independencia y la autosuficiencia sin una
garantía militar que las defienda.
NOTAS
1Estos
dos principios concernientes al
internacionalismo y la independencia política
económica y militar, son rescatados de las
profundizaciones efectuadas por la Idea Juche.
Alcances que también han sido compartidos por
los nacionalismos a lo largo de la historia en
mayor o menor medida.
JONG IL, Kim. (1982). «Sobre la Idea Juche».
Articulo enviado el Seminario Nacional sobre la
Idea Juche en Conmemoración del 70
Aniversario del Nacimiento de Kim Il Sung.
Ediciones en Lenguas Extranjeras. Pyongyang,
Corea.
2
3Ibid.
28
SOBRE EL NACIONALISMO PERUANO *
SOBRE LOS LINEAMIENTOS GENERALES
DEL NACIONALISMO PERUANISTA
(Mayo 2017)
Finiquitada la esencia del auténtico nacionalismo,
cuya base principiológica consustancial se
identificó con la búsqueda del bien común, la
unidad nacional y la plena soberanía, se procede
a continuar con nuestro análisis, en tanto
profundizada la estructura, naturaleza y
manifestaciones del concepto genérico, ahora
nos centramos en nuestro caso específico, el
peruano, y en ello a que, si la base principal del
nacionalismo como concepto puro es la
búsqueda de la unidad nacional, pues se precisa
identificar –para hablar de un nacionalismo
peruano– cuál sería ese factor unitario del Perú
como nación, en tanto que muchos sustentan que
el Perú no es una nación, debido a que presenta
muchos problemas derivados de su falta de
homogeneidad racial y cultural1, por lo que sería
una Nación en construcción o una Nación por
venir2, a ello se aúnan las criticas marxistas, en
tanto se considera que el Perú aún –desde un
aspecto sociológico– no supera su etapa
de comunidad agraria, superación necesaria para
concebirse como sociedad –industrial–, la clásica
distinción entre el Gemeinschaft y el Gesselschaft3.
_____________
* Extracto del Ensayo «Breve aproximación a los
fundamentos del crisolismo». Publicado el 05 de mayo
de 2017 en la Revista Virtual Rusa «Geopolítica.ru».
29
Sin perjuicio de lo anterior, y en clara
aplicación de la ontología heideggeriana,
consideramos que el olvido del Ser del Peruano,
no genera per se la inexistencia de un ser auténtico,
que espera despertar al terreno de la consciencia,
el retorno de lo que significa e implica ser
peruano, y de que efectivamente no solo basta el
elemento cultural sino y sobretodo la
autopercepción del yo, lo que en clara alusión a
filosofía hegeliana, se configuraría en el hecho
que en estos momentos varios peruanos se
encuentran en un nivel muy bajo de conciencia
de su propia nacionalidad, es decir, son protoperuanos o pre-peruanos, en tanto que, y sobre
todo en las partes más urbanizadas, el otro no
significa autoreferencialidad de una misma identidad, sino,
alteridad, es decir, el otro como portador de una
identidad distinta, cuando en realidad es la
misma. No solo basta ser peruano, plano cultural, hay
que querer serlo, plano volitivo-político, parafraseado a
Fuenzalida4.
Todos
son
peruanos,
independientemente del hecho que no sean
conscientes de ello.
No se entienda a las categorías de proto y pre
peruanos como negación a la categoría de
peruano, este último como ciudadano plenamente
consciente de la trascendencia de pertenecer al Perú, sino
como estadios o etapas de conciencia de la
nacionalidad peruana, en tanto el (i) protoperuano (el que no tiene o solo tiene conciencia de
nacimiento), el (ii) pre-peruano (el que tiene
conciencia de nacimiento pero la circunscribe o
limita a un aspecto en particular ya sea cultural –
indigenismo, hispanismo–, económico –
30
pudiente, pobre– o político –izquierda, derecha,
negando el sincretismo y por ende un diálogo
interpolítico
e
intercultural)
y
el
(iii) peruano (consciente del sincretismo, la
interculturalidad y que valora elementos
trascendentales), comparten el hecho que todos
son peruanos, solo que con diferentes niveles de
concientización en torno a su identidad como
tales, es decir respecto de su ser como peruanos,
solo el último es su forma auténtica.
Es por ello que volver al ethnos se nos muestra
como imperativo, en tanto solo un análisis de los
aspectos etnográficos de nuestra nación, nos
ayudaran a comprender el grado de diversidad y
sincretismo existente, aspecto demoledor de toda
alienación, desidentificación y racismo.
Es por lo anterior, que nuestro planteamiento
llega a un nivel de teorización considerable, en
torno a la originalidad y diferenciación de la raza
humana, y de las particularidades de cada grupo
humano. No partimos precisamente de las tesis
del determinismo genético, de autores como
Murray & Herrnstein5, sino que acogemos la
postura de autores como Moreno Muñoz6,
Gould7, Lewontin8 y Medawar9, en donde a
través de una revisión crítico-filosófica,
abordamos el tema de la diferenciación humana
a partir de la genética de la conducta.
La diferenciación, lejos de ser un presupuesto
que algunos liberales peruanos califican
como contrario a la dignidad humana10, su
pleno entendimiento desde el punto de vista
31
crítico que parte de la filosofía de la biología y de
la genética de la conducta, al contrario de ir en contra
de esta –la dignidad humana–, la reafirma, puesto
que reconoce y revaloriza la originalidad de la
individualidad, que refrenda el hecho que cada
ser humano es un ser único, especial e
irrepetible, ya que no hay una relación o nexo
determinante entre un gen y la manifestación
fenoménica de comportamientos y/o habilidades
específicas. Ajeno pues, como veremos, a
cualquier intento de cosificación del hombre,
sino al ensalzamiento de su univocidad tanto
individual como colectiva.
Por lo que la persona humana se diferenciaría
tanto en su manifestación individual como en su
manifestación colectiva, es decir, y en esto último
como miembro de una particular, etnia y/o raza,
existiendo así una particularidad de la diferenciación y
una universalidad de la diferenciación, en ello, la
diferenciación del ser humano con otro ser
humano, y la diferenciación del ser humano en
tanto miembro de un grupo humano con
determinadas
características
fenotípicas,
respectivamente. Siendo precisamente de esta
realidad de la que parte la ficción de la igualdad
ante la ley, ante seres iguales en su desigualdad,
pero desiguales en sí mismos.
Derivado de este principio y aplicándolo a
nuestra realidad, se colige que el Perú está
compuesto por una enorme variedad de pueblos
y etnias, distintos, cada cual con sus determinadas
peculiaridades y factores constitutivos inherentes
y diferenciadores, y negarlo es fútil, ya que se ha
32
visto el fracaso de rechazar esa identidad y esa
cultura de cada pueblo forjador y adscrito a la
peruanidad, propiciado por las tres teorías de la
modernidad. El liberalismo clásico peruano que
imbuido de hispanismo y europeísmo
menospreciaba al indígena, el socialismo peruano
que imbuido de indigenismo menospreciaba al
criollo, y el fascismo peruano o urrismo que si
bien intento armonizar a indígenas, mestizos y
criollos, caería en el mismo juego atentando
contra la comunidad china y japonesa en el Perú.
El reconocimiento de la diferencia permite
conceptualizar el respeto mutuo. La negación de
las diferencias culturales, contrario sensu deviene en
alienación. La aceptación de las diferencias
culturales y el reconocimiento de la diversidad,
concluye el proceso histórico iniciado en el
Virreinato, que en lema de Carlos V se plasma en
la frase, Unidad en la Diversidad, tornándose ahora
en Unidad en la Peruanidad.
Este principio de unidad en la peruanidad
desemboca en una Teorética Peruanista, que se
centra en complementar dicho principio,
precisando conceptos que –partiendo de nuestra
investigación, consideramos– se encuentran
harto tergiversados y que han llevado a que tesis
que sustentan la negación de nuestra categoría de
nación por el solo hecho de que no contamos con
la homogeneidad racial y cultural antes
mencionada, calen en el ideario de
muchos «intelectuales» peruanos, sobretodo
sociólogos.
33
Conceptos como Nación, Identidad y Patria, son
redefinidos, y nos detenemos en la
profundización de su interrelación y su debida
contextualización con nuestro escenario
peruano, para continuar con el concepto
de Unidad Nacional, y empalmarlo con el concepto
de Peruanidad, esto último, harto mencionado y
usado en nuestra sociedad, pero nunca definido
de una forma precisa, lo cual se ha efectuado en
la presente:
I. Nación peruana: Comunidad humana
conformada por las etnias Criolla, Indígena,
Africana y Asiática, así como por la conjunción
de estas etnias entre sí y unificada política y
culturalmente por las particularidades de sus
propias identidades que se ven reflejadas en las
otras por el sincretismo o mestizaje, ya sea
cultural o racial.
II. Identidad peruana: La identidad peruana
es lo que hace que el peruano se autoperciba
como tal, siendo que esta identidad es la
peruanidad.
Pero esta identidad tiene una arista material y
otra inmaterial. En la primera podemos
encontrar todos los entes superficiales de
característica perecedera, como recursos y
riquezas naturales. Expresiones materiales
manufacturadas, como por ejemplo, expresiones
gastronómicas y demás componentes que son
parte de nuestro día a día; mientras que por el
otro lado tenemos al aspecto identitario en lo
34
socio-cultural, que hace referencia per se a la
peruanidad, entendida como identidad auténtica.
III. Patria peruana: Territorio que ocupa la
nación peruana.
IV. Peruanidad: Son todas las expresiones
de índole inmaterial en los aspectos, Social
(formas de organización y dicciones
comunitarias), Cultural (artístico, científico,
histórico, literario, filosófico, religioso, sistema
de creencias en el campo de las costumbres y la
tradición) y Político (ideas y cosmovisiones), que
se han acumulado a lo largo de los tiempos desde
la formación de la comunidad nacional peruana –
haciendo una clara distinción entre comunidades
ante-peruanas, (antes de la Independencia) y
peruanas, (después de la Independencia)–, un
período que se cuenta desde Caral hasta el
Virreinato del Perú y que trasciende en sus
tradiciones hasta nuestros días.
Visto los expuesto, se concluye que la unidad
del pueblo peruano, se constituye en el orgullo
derivado de la identidad propiciada por la Historia
Imperial (Reinos preincaicos, Tahuantinsuyo y
Virreinato
del
Perú),
Dicciones
Socioculturales (tradiciones y costumbres de los
diversos pueblos del Perú) y la Riqueza Material e
Inmaterial (Recursos naturales –Costa, Sierra y
Selva– y recursos intelectuales, esto último ligado
a la labor de la intelectualidad peruana,
producción cultural), que parte de nuestras dos
culturas nodrizas, la andino-amazónica y la
hispánico-europea y de los demás aportes de
35
otros pueblos que se han integrado a la nación
peruana11. Lo que termina haciendo del Perú una
Nación Pluricultural y Multicultural en la realidad físico
– geográfica (forma), pero en lo axiológico –pensamientos,
conceptos, ideas, tradiciones y costumbres (fondo) –
predominan las culturas nodrizas, es decir, la Andinoamazónica y la Hispánico-Europea, que terminan por
convertirnos en una Nación Bicultural. Es así que
todos los pueblos y etnias del Perú, son parte
indisoluble de este y por ende, aportan a su
engrandecimiento y a la ampliación de la
peruanidad con sus aportes.
Sin embargo, y como consecuencia de la
posmodernidad y de la hegemonía liberal, se ha
relacionado a la peruanidad solo con el aspecto
material de la identidad de la nación, trasladando
el terreno de la economía a todo trasfondo sociocultural y ontológico. Generando una identidad
de mercado, siendo que las consecuencias de
dicha tergiversación conceptual se plasman en los
siguientes 4 puntos:
§ Principales consecuencias de
tergiversación de la teorética peruanista:
la
1. Ídolos del mercado (Esperanza de
reconstrucción de la nacionalidad en
personalidades de espectáculos, derivado de la
pobreza moral de los líderes políticos).
2. Chauvinismo deportivo (Construcción
de la identidad y la unidad a partir de
sentimentalismos mediocres derivados de la fe
ciega en actividades deportivas como el futbol).
36
3. Patrioterismo gastronómico (Identidad y
orgullo falsos derivados de la exaltación
exacerbada de superficialísimos consumistas
como la gastronomía).
4. Vietnamización de las identidades12.Reemplazo de la identidad nacional por otras
identidades regionales o por subidentidades
tribales (tribus urbanas, equipos de futbol,
pandillas y barras bravas, etc).
Finalmente, se efectúan unos análisis
exegéticos adicionales a la tergiversación de la
teorética peruanista, y como la tergiversación de
las categorías que le dan sustento (Nación
peruana, identidad peruana, peruanidad), obtiene
trascendencia en nuestro país y en toda
Sudamérica, en tanto que podemos darnos
cuenta que esta situación no solo la vive el Perú,
ya que todas las identidades de las naciones de
Sudamérica han pasado (en mayor o menor
medida) de identidades culturales diferenciadas a
identidades de consumo homogenizantes (fútbol,
gastronomía y espectáculos).
En este continente están presentes la cultura
europea, la indígena y la conjunción de ambas; la
unidad en la diversidad es un principio aplicable
–en términos generales– a todo el ámbito de los
pueblos de América, en tanto todos –incluida la
región oeste y sur del Brasil durante el mandato
de Carlos V, con excepción de Venezuela que se
encontraba bajo jurisdicción del Virreinato de
Nueva España y del resto del Brasil que
pertenecía al Imperio portugués– pertenecieron al
37
Virreinato del Perú, por ende a una cultura en común, a
tradiciones en común y a un gran espacio territorial en
común, por ende, herederos de las tradiciones
propias de nuestros pueblos que nos definen
como miembros de una determinada comunidad
nacional pero, aún más importante, como
miembros de un tronco cultural bicéfalo.
NOTAS
1PORTOCARRERO,
Gonzalo (Editor). (2014).
«Perspectivas sobre el Nacionalismo en el Perú».
1era.Ed.IEP.
2TEJADA
GALINDO, Sergio. (2014). «La
Nación Por-Venir: el bicentenario y lo nacionalpopular en el Perú». 1era.Ed.Fondo Editorial
PUCP.
3NEIRA,
Hugo. (2013). «¿Qué es una Nación?».
1era. Ed. Fondo Editorial USMP.
4VOLLMAR
FUENZALIDA,
Fernando.
(2009). «La agonía del Estado-Nación: poder,
raza y etnia en el Perú contemporáneo». Fondo
Editorial del Congreso de la Republica.
5MURRAY,
Charles, HERRNSTEIN, Richard
J. (1994). «The Bell Curve».
6MORENO
MUÑOZ, Miguel. (1995). «La
determinación genética del comportamiento
humano. Una revisión crítica desde la filosofía y
la genética de la conducta». En: Gazeta de
Antropología, No. 11, articulo 06.
38
7GOULD,
S.J. (2010). «Desde Darwin:
Reflexiones sobre historia natural». Madrid,
Hermann Blume.
8LEWONTIN,
R.C. (1987). «The irrelevance of
heritability». Sciencie for the People, 6. pp. 23-32.
9MEDAWAR,
P. (1982). «Pluto’s republic».
Oxford, Oxford Univ. Press.
10«La
noción de la dignidad humana incluye el
núcleo existencial que es esencialmente común a
todos los seres de la raza humana. Debemos, con
respecto a la dimensión personal de la dignidad,
tener la obligación general de respetar, proteger y
descalificar
cualquier
procedimiento,
comportamiento o actividad que cosifique el
individuo… (…). La dignidad es el dogma y
fundamento de todo Estado Democrático de
Derecho. En la familia el hombre se realiza,
encuentra abrigo y protección. El no
reconocimiento de la dignidad implicaría
reconocer distinciones entre los hombres».
(Rospigliosi, 2011, p. 249-250).
11Tal
es el caso de la comunidad nikkei y la
comunidad italo-peruana, entre otras.
12Variación
nuestra de la tesis econiana sobre la
vietnamización del territorio. (ECO, Umberto.
«La Nueva Edad Media»)
39
SOBRE LA DEMOCRACIA *
HACIA UNA DEMOCRACIA
MERITOCRÁTICA
(Julio 2018)
Teniendo en claro el genérico nacionalismo, y su
particular manifestación peruanista, continuamos
con la definición del genérico democracia, para
efectuar la misma labor hermenéutica de
construir un concepto puro, que coadyuve a la
conceptualización de una democracia peruana,
sin embargo, y ya como el lector puede estar
ligeramente enterado, existe una concepción muy
gaseosa y multiforme de lo que la democracia es,
pudiendo entendérsela, ahora, no solo como
forma de gobierno sino también como cultura,
pensamiento político, sistema social, indicador de
desarrollo, etc.
_____________
* Extracto del Ensayo «Breve aproximación a los
fundamentos del crisolismo». Publicado el 05 de mayo
de 2017 en la Revista Virtual Rusa «Geopolítica.ru».
40
Es así que ante la multiplicidad de
concepciones de democracia y la infinitud de
modelos de democracia moderna, es preciso
también volver a un estadio inicial o puro del
concepto de democracia a partir de las
concepciones manejadas por Platón, Aristóteles,
Polibio, Cicerón y Santo Tomas, aunando a ello las
manifestaciones históricas de la democracia
como praxis, para hallar su quintaescencia, ello
debido al secuestro de dicha concepción por el
liberalismo y el posliberalismo, en tanto que la
actual teoría de la democracia, es la teoría de la
democracia liberal, que va desde esquemas
políticos1 hasta la aplicación de la teoría de juegos,
en lo que se conoce como teoría económica de la
democracia2, al respecto Santori afirma que:
«La tesis de las múltiples teorías se contrapone
a la teoría completa, a la teoría de conjunto; un
grupo de porciones de teoría, de subteorías
incompletas que caen en el clásico error del par
pro todo, de suplantar el todo por una parte. Por lo
tanto, y contrariamente, yo sostendré que la
teoría de la democracia (en singular) está dividida
únicamente por la discontinuidad que separa la
democracia de los antiguos de la democracia de
los modernos, y que esta última es
fundamentalmente una: la teoría de la democracia
liberal»3
El retorno a un concepto puro de democracia,
se hace imperativo, ante las falencias de
la democracia liberal en torno al principio básico de
la democracia como concepto literal4 que es la
plasmación de la voluntad del pueblo:
41
«Entre las grandes deficiencias que se
encuentran en los regímenes democráticos está
indudablemente la actuación de los partidos
políticos que, sujetos a la dinámica de los
intereses y combinados con una franca apatía por
parte de amplios sectores de la ciudadanía, han
devenido en la imposibilidad para afectar
intereses enquistados o desigualdades sociales
profundas. Así, han quedado sin ser consideradas
voces diversas de la sociedad, especialmente
aquellas de los grupos más marginados. Estos
problemas, sentidos con mayor intensidad en
democracias de reciente establecimiento, han
puesto de relieve que dejar la política únicamente
a los partidos y a los representantes lleva a que
los intereses de éstos se enquisten y se cartelicen
de espaldas a la sociedad. Por esta razón, desde
los años sesenta presenciamos un debate
alimentado por una multiplicidad de reflexiones
teóricas que buscan democratizar aún más la
democracia, así como encontrar elementos que
corrijan sus deficiencias»5
Esta situación recrudece aún más cuando el
papel de la ciudadanía se teoriza y se reduce solo
al mero acto de votar6.
Luego de dicho examen, se desemboco en un
concepto puro de democracia:
Democracia
(δημοκρατία):
Gobierno
Popular, es decir, forma de gobierno en donde el
pueblo reunido en asamblea plasma su voluntad
a través del ejercicio directo del poder –o a través
42
de espacios que puedan garantizar la
participación–, el cual reside en las manos del
mismo. Por lo que se puede verificar que nuestro
concepto de democracia auténtica es el concepto
de democracia directa o participativa, por oposición a
la democracia indirecta o representativa. Sin embargo,
ello no nos impide efectuar una síntesis dialéctica
entro dichas manifestaciones contradictorias para
solucionar las falencias propias de la democracia
y crear un nuevo concepto, en tanto la experiencia
pragmática es clara en señalar que, efectivamente
la democracia directa al igual que la participativa,
tampoco es perfecta, Sartori al respecto, nos dice
que:
«…la democracia indirecta, es decir,
representativa, no es solamente una atenuación
de la democracia directa; también es su
correctivo. Una primera ventaja del gobierno
representativo es que un proceso político
entretejido de mediaciones permite escapar a las
radicalizaciones
elementales
de
los
procedimientos directos. La segunda ventaja es
que también sin ¨participación total¨ la
democracia representativa subsiste siempre
como un sistema de control y limitación del
poder. Lo anterior permite a la sociedad civil,
entendida como sociedad prepolítica, como
esfera autónoma y conjunto auto-suficiente,
desarrollarse como tal»7.
El problema de la democracia liberal reside en
que convierte la participación ciudadana en
excepción, ya que busca la primacía de la ficción
del empoderamiento más que su efectiva
43
realización, convirtiéndose ya no en una
competencia de colectividades por el poder, sino
en una competencia de elites políticas
preestablecidas, en clara alusión al secuestro de la
política por los Partidos8, y a la invasión de la
economía al terreno de la política, con lo cual ya
no existirían Partidos Políticos, sino Empresas
Políticas sujetas al análisis costo-beneficio9
aunado al hecho que, sin un debido balance
ligado a aspectos de carácter meritocrático, el
principio de representatividad liberal en lugar de
servir a la plasmación de la voluntad popular, la
corrompe10.
De igual forma, la data recogida de las
llamadas democracias populares de los Estados
Socialistas en la época del socialismo real, tuvieron
deficiencias propias de la experimentación social,
en el sentido que en la práctica, la voluntad
popular se reemplazó paulatinamente por la
voluntad de un Comité Central, siendo la única
vía de participación política real, dentro de o en
la periferia de los respectivos Partidos
Comunistas.
Es por ello que bajo todas estas experiencias,
se propone un nuevo modelo de democracia de
carácter meritocrática, que sería el modelo de
democracia para el Perú, que sopese la praxis y
subsane las mencionadas falencias, en tanto los
respectivos gobiernos a lo largo de nuestra
historia, se han contagiado de dichas
imperfecciones propias de la praxis democrática.
Siendo que los fundamentos de esta democracia
meritocrática, serían los siguientes:
44
I. Los partidos políticos, no son las únicas
vías de participación política. Existen también
gran gama de cuerpos y actores sociales (Colegios
de Profesionales, Universidades, etc.) que
fácilmente podrían normar lo que atañe a su
especialidad y a sus ramas de actividad de manera
directa, en tanto especialistas en dichas materias.
Asimismo, una mayor diversidad de actores
dinamiza, garantiza y facilita la fiscalización.
II. La voluntad popular no puede
plasmarse sin meritocrácia. No puede
garantizarse la reinterpretación de la voluntad
popular
mediante
el
principio
de
representatividad per se, si el recurso humano que
postula al ejercicio de un cargo público, no está
preparado intelectual y moralmente, para dicha
labor.
III. La exigencia de meritocrácia no entra
en contradicción con el derecho a la
participación
política.
Contrario
al
pensamiento liberal, de que la exigencia de
requisitos mínimos al ejercicio de cargos públicos
atenta contra el derecho de participación política,
la meritocrácia no hace nada más que reafirmar
dicho derecho, puesto que mediante el
aseguramiento que buenos elementos del pueblo,
intelectualmente preparados y/o moralmente
intachables, sean los únicos autorizados a
postular y ser elegidos democráticamente, se
garantiza la efectiva plasmación de la voluntad
popular que es precisamente de donde nace
la ratio o la razón de ser del derecho de
participación política, al ser el objetivo principal
45
de todo gobierno auténticamente democrático, la
plasmación de las máximas aspiraciones y
exigencias del pueblo.
«Siendo
que
la
DEMOCRACIA
MERITOCRÁTICA, es precisamente la forma de
gobierno sustentada en el ejercicio de la soberanía popular
a través de varios órganos de participación y representación
–no solo Partidos Políticos– que se eligen por votación,
con requisitos meritocráticos mínimos para el ejercicio de
cargos públicos».
Finalmente, estos requisitos mínimos solo se
aplican a los que detentan precisamente a un
cargo público. No pueden requerirse a los
mismos votantes, ya que precisamente son ellos,
los que, en plasmación del principio de
representatividad
meritocrática,
trasladan
la
responsabilidad de la dirección política a un
tercero en virtud de sus proporcionales
capacidades, planteamientos y conocimientos.
NOTAS
1DAHL,
R. (1993). «La poliarquía. Participación
y oposición». REI. & DAHL, R. (1992). «La
democracia y sus críticos». Editorial Paidos.
2ARENDT,
Hannah. (1958). «The Human
Condition». Chicago and London, University of
Chicago Press; DOWNS, A. (1957). «An
Economic Theory of Democracy». New York.
Harper & Row; BUCHANAN, J.M. &
G.TULLOCK. (1962). «The Calculus of
Consent». Ann Arbor, University of Michigan
46
Press; RIKER, W.H. (1982). «Liberalism Against
Populism: A confrontation Between the Theory
of Democracy and the Theory of Social Choice»,
San Francisco. Freeman.
3SARTORI,
Giovanni. (2003). «¿Qué es la
Democracia? » Taurus.
4
Ibid.
5BAÑOS,
Jessica. (2006). «Teorías de la
democracia: debates actuales». Andamios.
Revista de Investigación Social, vol. 2, núm. 4,
junio, pp. 35-58.
6SCHUMPETER,
J.A. (1942). «Capitalism,
Socialism and Democracy», New York, Harper.
7SARTORI,
loc. cit.
8
PATEMAN, Carole. (1970). «Participation and
Democratic Theory». Cambridge: Cambridge
University Press.
9MÜLLER-SCHMID,
Peter Paul. (1978). «La
Justificación Ético-Social de la Democracia
Pluralista». En: UTZ,A.F.-STREFTHOFEN,
H.B. (Eds.) La Concepción Cristiana de la
Democracia Pluralista. Actos de un Simposio
Internacional en Madrid. Ed. Herder, Barcelona,
pp. 301 (Colección Studia Helvetica
Friburgensia, No.5, publicaciones de Unión de
Fribourg, Instituto Internacional de Ciencias
Sociales y Políticas).
47
10Las
democracias liberales pierden terreno frente
a las llamadas democracias iliberales que están
teniendo una mayor fortaleza política y
económica en la arena internacional. Al respecto:
«El vínculo entre democracia y capitalismo está
roto. Por lo tanto, es muy posible que nuestro
futuro se base en un "socialismo capitalista"
chino, definitivamente no en el socialismo con el
que estábamos soñando» (Slavoj Žižek: Will our
future be Chinese 'capitalist socialism'? publicado
en RT el 21.10.2018.). Por otro lado: «En el
transcurso de un cuarto de siglo, las democracias
liberales han pasado de una posición de fortaleza
económica sin precedentes a una posición de
debilidad económica sin precedentes. …(…). De
los 15 países del mundo con los ingresos per
cápita más altos, casi dos tercios son democracias
no liberales» (MOUNK, Yascha; FOA STEFAN,
Roberto. The End of the Democratic Century:
Autocracy's Global Ascendance, 2018).
48
SOBRE LA REPÚBLICA *
HACIA UNA SEGUNDA REPÚBLICA
PERUANA
(Julio 2018)
«El fin del Estado es, particularmente, la
seguridad»1, sumado a ello, «la misión del
soberano (sea un monarca o una asamblea)
consiste en el fin para el cual fue investido con el
soberano poder, que no es otro sino el de
procurar la seguridad del pueblo...»2
Después de esta pequeña disertación
hobbesiana nos asalta la pregunta, ¿y qué acontece si
un Estado ya no brinda esa seguridad por la cual se
realizó el contrato social que fundamenta y sobre el cual
reside el fin de su constitución? Obviamente al tema
de la seguridad se aúnan muchos otros, como el
aseguramiento de la existencia de mecanismos
que garanticen la protección de los derechos
fundamentales, así como el desenvolvimiento y
desarrollo de la persona dentro de una
comunidad de fines. El hombre y la sociedad, en
mutua relación, son pues, los fines supremos del
Estado.
_____________
* Columna de Opinión publicada el 15 de diciembre
de 2017 en el Diario La Verdad.
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Definitivamente, si es que el Estado ya no
puede garantizar dicha protección al ciudadano,
se pierde el nexo contractual que llevo a su
conformación, en consecuencia, nada ata al
ciudadano a este Estado fallido.
No hay nada de extraño en este pensamiento,
no hay nada de novedoso, no hay nada de ajeno;
cuando un sistema político deja de generar las
consecuencias esperadas que se derivan de su
normal desenvolvimiento, deja de ser tal. Si una
República funciona en la teoría, pero no se
manifiesta correctamente o no desemboca en los
resultados que sus presupuestos aseveran, ¿de
qué puede servirnos ello?
Esto como decíamos, es un pensamiento de
lo más común y de lo más lógico, que ante una
situación de ineficiencia institucional, se
anteponga la reconstrucción de la institución que
adolece de fallas. Dicho presupuesto así fue
aplicado por Francia, que ahora está en su Quinta
República; el proceso de reconstitución o
refundación de sistemas políticos tiene un muy
florido avance en Francia. Aunado a un factor de
renovación, está el factor de desarrollo y
constante adecuación a las necesidades y
requerimientos históricos de la población; la
primera república francesa, fue como consecuencia
de que el absolutismo ya había cumplido con su
ciclo histórico en ese país, dando paso a un
avance y desarrollo de nuevas formas de
concepción política que siguieron su formación
hasta la concepción de otras formas políticas
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como el Consulado y luego el 1er Imperio
Francés con Napoleón.
La segunda república vino a retornar ese orden
anti absolutista producto de la derrota
napoleónica y la reinstauración de la monarquía
borbónica en Francia, dando a su vez las bases a
otra nueva concepción política, el 2do Imperio.
La tercera república, después de la segunda
guerra mundial, basada en ese mismo espíritu,
sentó las bases de la Cuarta, y esta a su vez las de
la Quinta, siendo esta última la que aún sigue
vigente en Francia, y se seguirá reconstituyendo
la República en Francia cuantas veces así el
pueblo Francés lo determine, porque ello
responde a que el pueblo en ese país es
consciente que un sistema de gobierno político
no está para sí mismo, sino para servir al pueblo,
por ende, este cambiará cuantas veces cambien
las necesidades y las exigencias del pueblo así lo
demanden.
Si Francia que es el seno del sistema
republicano moderno lo ha hecho, ¿Por qué el
Perú también no puede hacerlo? ¿Acaso somos
un pueblo tan diferente al francés? Si bien las
múltiples diferencias de dicciones culturales e
idiosincrasia nos separan, algo que nos une es esa
voluntad revolucionaria y esa sensibilidad que
tiene nuestro pueblo ante las injusticias, el caos y
el desorden. Esa tenacidad, de que cuando se está
convencido plenamente de algo, se luchara hasta
quemar el último cartucho.
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Consideramos que ya el lector se puede ir
haciendo una idea de que estos valores y virtudes
no solamente son propios del pueblo francés y
peruano, sino de todos aquellos hombres y
mujeres idealistas que son parte de la élite moral
de sus respectivas comunidades nacionales, que
ahora lamentablemente no están en los gobiernos
de nuestros países, claro ejemplo de ello, sigue en
la cima Francia, las políticas del gobierno de
izquierda durante la presidencia de François
Hollande, generaron una ola de confrontación
que atentaba contra los mismos principios
fundamentales en los que se cimienta la
República Francesa, hablamos pues del ideario de
la Revolución de 1789, surgiendo así una
Contrarrevolución Francesa, a lo cual
recomendamos el interesante artículo al respecto
titulado ¿Está naciendo la Contra-revolución
Francesa? de Alejandro Ezcurra Naón3; quien
sabe, de aquí a unos cuantos años quizás vivamos
la reconstitución de la República Francesa en lo
que sería ya su Sexta República.
Como podemos ver, nada es fijo, todo es
mutable, todo cambia, todo sigue en movimiento
–como si el pantha rei de Heráclito tuviese
vigencia hoy más que nunca–; si es que el Perú,
realmente quiere avanzar como país, deberá
comenzar a poner en tela de juicio su sistema
republicano, que a todas luces ya no cumple con
los requerimientos por los cuales fue instaurado,
para ello no necesitamos ir más allá de lo que
actualmente vemos todos los días.
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Cuando se dice de un cuerpo enfermo y de la
medicina necesaria para sanarlo, se habla de un
reconstituyente, puesto que retorna al estado de
normalidad, algo que por causas externas o
internas había perdido dicho estado.
Nuestra República, en todos sus aspectos ya
no genera las consecuencias y efectos derivados
de un normal desenvolvimiento, sino de uno
anormal. Ello significa que hay, en nuestro
sistema republicano, elementos o factores que ya
están caducos, obsoletos y por ende generan la
enfermedad del sistema.
Es pues hora que el pueblo peruano, cual
médico, cure a nuestra enferma república,
reconstituyéndola a su estado de normalidad.
NOTAS
Thomas, “Leviatán, o de la materia,
forma y poder de una república eclesiástica y civil”.
Editorial Fondo de Cultura Económica.
1HOBBES,
2Ibid.
3A
lo que se aúnan las recientes protestas en
Francia contra el gobierno de Emamnuel
Macron.
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INDICE
SOBRE EL ALTO NACIONAL (Abril 2018)
5
SOBRE EL CRISOLISMO (Septiembre 2017)
I. Neoestructuralismo
II. Epistemología política
III. Nacionalismo auténtico
IV. Democracia meritocrática
V. Ontología peruanista
VI. Arqueofuturismo
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SOBRE EL NACIONALISMO (Julio 2018)
I. La concepción ontológica de nación y
patria
II.
El
reconocimiento
de
la
complementariedad de la dicotomía esencial
humana
III. La búsqueda de la unidad nacional y el
bien común
IV. Exaltación sana de la identidad nacional
V. Exaltación sana de los valores militares y
las virtudes cívico-patrióticas.
VI. Ambientalismo inherente
VII. Internacionalismo auténtico
VIII. Independencia, autosuficiencia y
autodefensa
24
SOBRE EL NACIONALISMO PERUANO
(Mayo 2017)
I. Nación peruana
II. Patria peruana
III. Identidad peruana
IV. Peruanidad
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SOBRE LA DEMOCRACIA (Julio 2018)
I. Los partidos políticos, no son las únicas
vías de participación política.
40
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II. La voluntad popular no puede plasmarse
sin meritocrácia.
III. La exigencia de meritocrácia no entra en
contradicción con el derecho a la
participación política.
SOBRE LA REPÚBLICA (Julio 2018)
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