LAS COMARCAS
OCCIDENTALES
Lucía Prieto Borrego*
Las comarcas occidentales de la provincia de Málaga conocen desde las primeras
décadas del siglo XX un intenso movimiento societario de carácter obrerista y republicano
a partir del que se impulsara la creación de partidos y sindicatos de clase en los años
treinta. El protagonismo adquirido por las organizaciones republicanas de izquierda
y del Partido Socialista Español en los ayuntamientos junto con el activismo de un
potente movimiento anarquista, impulsan una intensa actividad reivindicativa
fuertemente contestada por la patronal agraria, que está en la base de la conflictividad
laboral que tiene lugar en la zona durante los años de la II República.
Las organizaciones republicanas
antes de 1931
La comarca más occidental de la provincia de
Málaga, situada entre el Campo de Gibraltar y la
Serranía de Ronda contempla, en la primera década
del siglo XX la emergencia de un movimiento asociativo de carácter republicano y obrero impulsado por
la legislación de 1887 y activado desde los focos
republicanos de la capital, reorganizados, según ha
señalado el profesor Arcas, a partir de 19011.
En este contexto hay que situar la aparición en
Marbella de la asociación Mar y Ti e rr a. Creada en la
primavera de 19022, aparece definida en sus re g l amentos como una sociedad de trabajadores. En efecto, su base social está compuesta por jorn a l e ros del
campo y mineros, sectores que conforman la mayoría
de la población asalariada de Marbella. A estos grupos
se suma una pequeña representación de oficios diver*
sos: zapateros, tejeros, barberos y carpinteros y, en
menor medida, pescadores, un sector que se caracteriza por mantenerse al margen del movimiento asociativo de carácter reivindicativo. Igualmente obrera y
republicana es la Sociedad Obrera de Instrucción y
Socorros Mutuos desde la que se lleva a cabo un proyecto de instrucción, contenido ya en el programa de
Mar y Ti e rr a y que a su vez comparten con las sociedades obreras de la época, que incorporan los procesos de autoeducación entre los objetivos propuestos3.
A lo largo de 1903 tras una intensa campaña desarrollada en la provincia para impulsar el republicanismo, se crean organizaciones obreras en Estepona,
Fuengirola, Casares y Mijas4, su carácter interclasista
queda de manifiesto en la heterogeneidad de su
composición social: «médicos, propietarios e industriales y muchos trabajadores»5, como en Estepona,
y en la estrategia de presentar candidatos obreros
para las elecciones de concejales, como en Casares6.
Universidad de Málaga.
Extracto de la Revista Jábega nº 94, año 2003. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
Las comarcas occidentales
Estos núcleos nutren la militancia obrera de organizaciones reivindicativas posteriores como La Emancipación, creada en 1907, que en Marbella constituye el puente entre el obrerismo republicano y el anarcosindicalismo de los años treinta.
En la primera década del siglo XX se extiende por
algunas zonas de la provincia un conjunto de asociaciones, autodenominadas apolíticas en las que convergen liberales, republicanos y obreros con el objetivo de combatir el caciquismo, que tiene en los
ayuntamientos, a partir de las prácticas de las oligarquías locales, su más acabada expresión.
Las llamadas Juntas de Defensa Administrativa, nacidas a partir de 19067, se integran desde 1909 en una
organización de ámbito provincial, llamada La Regional, entre su objetivos se encuentra una de las
más recurrentes reivindicaciones del republicanismo
histórico, la abolición del impuesto de Consumos8.
La composición de La Regional mantiene el carácter
interclasista de las asociaciones republicanas –en sus
juntas directivas, junto a los representantes de corporaciones y asociaciones empresariales aparece el
anarquista Cristóbal Grima y republicanos como Diego
Martín Rodríguez, Miguel del Pino Ruiz, Rafael Zambrana Quiguisela o Francisco Castro Martín9– y representa el continuismo de la alianza entre obrerismo y
republicanismo que se da a principios de siglo en La
Federación Malagueña –a la que estaba adherida Mar
y Tierra–. El movimiento se implanta en la zona occidental de la provincia de Málaga a partir de la creación de Las Juntas de Defensa de Mijas y Marbella10.
Aunque en sus estatutos, ambas organizaciones acatan el sistema político vigente y rechazan cualquier
acción reivindicativa, en Marbella esta organización
se convierte en una plataforma de movilización contra el caciquismo local, en la que se integra la militancia del tejido asociativo republicano anterior y
desde la que se canalizan las reivindicaciones obreras
frente a los intereses empresariales, representados en
la zona por «The Marbella Iron Ore C&L» y por la
Sociedad «San Pedro Alcántara».
El carácter político de las Juntas de Defensa Administrativa se manifiesta en la presentación de candidaturas en las elecciones municipales de 1909 que
impulsarían la promoción de candidatos republicanos en los ayuntamientos de las grandes ciudades.
En Marbella, la detención del médico Félix Jiménez
Iglesia parroquial de Nuestra Señora de los Remedios de
Estepona, incendiada el 20 de febrero de 1936 (Foto:
Joaquín Atencia, 1941, Legado Temboury).
de Ledesma, presidente de la organización, durante el
proceso electoral da lugar a una movilización sin precedentes, protagonizada por mujeres de los barrios
populares. La magnitud de la represión –más de sesenta personas encarceladas– activa a nivel provincial una
campaña política de La Regional, utilizada una vez más
para erosionar el caciquismo local11.
La Junta de Defensa de Marbella es el punto de partida del republicanismo moderado a partir de la implantación en este municipio del Partido Reformista de
Melquíades Álvarez –es común a ambas organizaciones la confianza en la posibilidad de sustituir la lucha
de clases por soluciones armónicas– lo que no deja de
constituir un hito en la historia del republicanismo
malagueño.
La vinculación del reformismo a Marbella se produce
a través del doctor Félix Jiménez de Ledesma, quien
crea el partido en la ciudad en 1913. Impulsado por
intelectuales de la Institución Libre de Enseñanza, su
falta de apoyo social se explica por su carácter elitista. Su importación a Málaga desde su núcleo original
asturiano es posible que se deba a un hombre de la
Institución, Domingo de Orueta y Duarte, cuya familia representa en la Málaga de principios de siglo la
elite científica e intelectual que impulsó la Sociedad
de Ciencias. Desde este espacio científico, el doctor
Jiménez de Ledesma posiblemente tomó contacto
con el reformismo.
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El Partido Reformista, que en Marbella en la segunda década del siglo XX representa el continuismo del
primer republicanismo, se enfrenta en la batalla electoral de 1918 por la representación del distrito CoínMarbella al heredero del cacicato liberal, el diputado
Eduardo Ortega y Gasset12. Será el grupo moretista
del Partido Liberal y no, paradójicamente, el Partido
Reformista el que en Marbella protagonice la quiebra
del sistema caciquil, al constituirse el Partido Republicano Radical Socialista (PRRS) en la formación política que más concejales obtiene en las elecciones
municipales del 12 de abril de 193113.
Casares es junto a Marbella el pueblo de la comarca
que conoce una mayor actividad societaria en las primeras décadas del siglo XX. Si, en el panorama político de la zona, la creación del Partido Reformista constituye una singularidad, no lo es menos la creación en
Casares –donde existen desde 1910 varios centros
obreros republicanos– de un Centro Regionalista
Andaluz14, que funciona entre 1918 y 1926. Si bien el
andalucismo mantiene su presencia en la localidad
hasta la República, cuando el Centro Andaluz se conv i e rte en Agrupación Liberalista15, su implantación
debió ser limitada a un restringido círculo pequeño
b u rgués, dada la potencialidad en aquel municipio del
obrerismo, primero republicano y después marxista.
proclamado concejales elegidos por el artículo 29 de
la Ley Electoral que establecía la elección automática
de las candidaturas sin oponentes, determinó la celebración de una nueva consulta electoral el 31 de
mayo, también en los pueblos donde se hubiesen
denunciado irregularidades durante el proceso electoral. Casares, Istán, Ojén, Mijas, Benalmádena, Marbella y parcialmente Fuengirola hubieron de elegir
nuevas corporaciones17.
En la mayoría de los ayuntamientos las comisiones
gestoras designadas por el Gobierno Civil, entre tanto
se constituían las nuevas corporaciones, están integradas por republicanos o por personas procedentes de
f o rmaciones antidinásticas como en Casares, donde al
primer poder local de la República se incorporan dos
andalucistas18 o, como en Marbella, un socialista19.
Las elecciones municipales del 12 de abril, en los distritos Coín-Marbella y Gaucín-Estepona, dieron el
triunfo a los candidatos dinásticos presentados bajo
las distintas denominaciones que identificaban a las
varias familias monárquicas tanto del partido conservador como del liberal. En los pueblos del interior:
Benahavís, Istán, Ojén, Benalmádena, Coín, Manilva,
Gaucín y Casares, los ayuntamientos surgidos de las
elecciones son de total filiación monárquica. En los
pueblos costeros –Estepona, Marbella y Fuengirola–
salen sin embargo concejales republicanos16, pre c i s amente compartiendo el triunfo con monárquicos del
sector albista, que en estas elecciones sigue manteniendo la tendencia de la tradicional hegemonía en los
distritos de la familia política liderada por Eduardo
Ortega y Gasset, en el distrito Coín-Marbella.
A partir del 14 de abril de 1931 se produce la implantación rápida y generalizada de los partidos republicanos en toda la comarca. Los denominados Centros
I n s t ructivos Obre ros llamados: Justicia, en Istán;
Libertad en Marbella; Libertad Obrera en Ojén y la
Juventud de Alianza Republicana en Fuengirola, todos
ellos pertenecían a Alianza Republicana20, la formación
que representa la continuidad con el republicanismo
histórico y que sin embargo terminará dando cobert ura a los sectores políticamente más moderados del
espacio político republicano situados a la derecha del
PRRS. Éste, creado en el otoño de 1930, acoge a algunos grupos de las clases medias y populares: artesanos,
tenderos, empleados públicos, pero también a dueños
de medianas explotaciones agrarias –algunos se
encuentran entre los mayores contribuyentes del municipio– y habían formado parte de las clientelas políticas
de la familia Chinchilla, cuyo pariente Eduardo Ortega
y Gasset las mantiene en el primer ayuntamiento de la
República a través del PRRS21. El continuismo de «los
viejos políticos» en los ayuntamientos republicanos es
un hecho admitido en la comarca, Marbella no constituye una excepción. En Mijas, tras las elecciones, los
socialistas colaboran con los republicanos radicales,
tras la reorganización del PRRS por parte del cacique
local22, mientras que en Casares, el primer alcalde
republicano, Francisco Salas Pérez, también organizador del PRRS, pertenecía a la misma familia que venía
ocupando el poder local durante la Restauración.
La proclamación de la República, y la consiguiente
anulación de las elecciones allí donde se hubieran
El mantenimiento por parte de estos grupos de las
habituales prácticas caciquiles, facilitadas en parte
El primer bienio republicano: La frustración
de una esperanza
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Las comarcas occidentales
por un funcionariado caracterizado por su adscripción y fidelidad a las tradicionales oligarquías locales,
que en ayuntamientos como el de Marbella reproducen los atávicos enfrentamientos entre las antiguas
clientelas monárquicas, explican el rápido deterioro
de algunas de las corporaciones locales, ya durante
el primer bienio y el divorcio cada vez más evidente
del republicanismo con los sectores populares, progresivamente inclinados a los partidos y sindicatos de
clase. Esta tendencia es evidente en Marbella y en
Casares, municipios en los que en 1932 llegan a los
ayuntamientos concejales socialistas 23, pre s e n t e s
también en Mijas y Fuengirola desde las elecciones
de 193124.
El sindicalismo de clase estaba solidamente implantado en la zona desde dos décadas antes. El sindicalismo socialista estaba representado en La Federación
Obrera de Mineros y Oficios Varios El Progreso de
Marbella, y que junto a La Sociedad de Mineros y
Oficios Varios El Despertar de Ojén habían organizado las huelgas de 1919 en la mina de «El Peñoncillo»25, la principal explotación minera de la provincia, propiedad de «The Marbella Iron Ore C&L». Uno
de los dirigentes de El Progreso crea en 1931 la Unión
Local de Trabajadores de Estepona, afecta a la UGT26.
Según las memorias de Manuel Cortés, secretario de
la Agrupación Socialista de Mijas, en aquella localidad la sección de la Federación Nacional de
Trabajadores de la Tierra (FNTT), en el momento de su
creación, tras la caída de la dictadura de Primo de
Rivera, contaba con quinientos afiliados27, frente a
un minoritario sindicalismo anarquista.
La CNT fue, sin embargo, la fuerza dominante en
Marbella a lo largo de toda la República, con una
filiación oscilante entre los cuatrocientos y los seiscientos socios. Pese a su carácter estrictamente sindical, sus militantes llevaron a cabo intensas campañas políticas relacionadas con el funcionamiento de
la corporación municipal, su activismo se manifestó
en la organización de movimientos de desobediencia
civil, boicots y huelgas en el sector minero. Su área
de influencia quedó limitada a la ciudad de Marbella,
mientras que los trabajadores –alrededor de quinientos– de las dos grandes explotaciones agrarias del
municipio –la de San Pedro Alcántara y la de El
Ángel– en manos de dos sólidas empresas, se organizan en la FNTT de la UGT. El sindicato socialista se
crea en la Colonia en 1932 sobre las bases de un sindicato agrícola28. Su actividad, mucho más sistemática que la de la CNT, se orientó hacía el control del
cumplimiento de la legislación agraria en el municipio, tanto a través de los concejales que el PSOE tiene
en la corporación desde 1932 como de su intervención en la Comisión Local de Policía Rural29.
La creación del Radio Comunista de Casares30 es temprana en relación a las restantes poblaciones, donde el
PCE no se organiza sino hasta las vísperas de la guerra
civil. Ya en el acto de constitución, a principios de noviembre de 1931, que contó con la presencia del joven
dirigente Rodrigo Lara31, se manifestó la divergencia
con los partidos republicanos. En esos momentos la situación en uno de los pueblos de la provincia donde
más agudamente se manifestaría la violencia política
durante la guerra civil era ya muy conflictiva.
En 1932 se crea en Casares un frente único de clara
orientación marxista y revolucionaria en el que converge la militancia de las diversas asociaciones obreras existentes en la localidad. Entre los iniciadores de
la nueva organización se encuentran futuros dirigentes de los organismos que gestionaran el proceso
revolucionario en el pueblo durante la guerra civil,
como los hermanos Trujillano Caravante32. El carácter
marxista de La Defensa del Trabajo33 explica el rápido
abandono de la organización de la militancia del
antiguo Centro Andaluz y su reorganización en el
mismo año de 1932, siguiendo la tendencia general
del movimiento ya como Agrupación Liberalista de
Andalucía34, mientras que su vocación hegemónica
sobre los sectores obreros puede relacionarse con la
tardía creación de la CNT ya en marzo de 193635, cuando las organizaciones anarquistas adquieren un gran
protagonismo en la organización de las huelgas agrarias de la comarca.
Movilización y conflictividad
Entre los sectores obreros que desde principios de
siglo habían venido apoyando a los partidos y organizaciones republicanas desde las que se habían impulsado las futuras organizaciones sindicales, la República
provocó tantas expectativas como decepciones.
En apenas dos años quedo rota la alianza interclasista, que había configurado en los pueblos de la
comarca ayuntamientos de hegemonía republicana,
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Instalaciones en Marbella de la compañía minera, «The Marbella Iron Ore C & L», propietaria de la mina de
hierro «El Peñoncillo», donde se dieron las primeras experiencias asociativas y reivindicativas de la comarca
(Foto: Serrano Lima, A. (coord.), Imágenes de Marbella IX: «La Minería», Catálogo de la Exposición de
fotografías de la Asociación «Cilniana» para Defensa y Difusión del Patrimonio Histórico de la Costa
Occidental, Marbella, 2004, p. 53).
dando lugar a un proceso de polarización que fortalecía tanto a las organizaciones sindicales que incrementaban su militancia desde la deserción de las
bases –fundamentalmente del radical-socialismo–
como de la derecha católica apoyada por los sectores
más conservadores del Partido Radical, cuya presencia en los ayuntamientos, no pocas veces, era debida
a una hábil instrumentalización del republicanismo
que había permitido su mantenimiento en el poder
local desde el que no dudaron en obstaculizar el proyecto social de la República. Ello daba lugar a la exasperación de los sindicatos y a la desconfianza, alentada sobre todo por los anarquistas, de la operatividad de la legislación sociolaboral puesta en marcha
por el ministerio de Largo Caballero.
En la comarca, uno de los primeros conflictos de
amplia repercusión en la prensa se desarrolló en el
sector minero cuando a poco de proclamarse la
República la dirección de la compañía inglesa que
explotaba la mina de hierro de «El Peñoncillo» anunció su cierre. En realidad, la empresa cuyos cargos
directivos se habían distinguido por su mentalidad
colonial y por su oposición a cualquier tipo de intervencionismo no estaba dispuesta a tolerar la imposición de los pactos laborales previstos en la nueva
legislación. En su decisión de no seguir explotando el
yacimiento, donde pocos años antes se habían realizado algunas mejoras, debió de estar presente el
recuerdo de las huelgas de 1919 cuando la conflictividad redujo considerablemente la producción.
Tanto en Marbella como en Ojén, fue la CNT la org a n ización más beligerante contra la empresa minera.
Entre el verano de 1931 y principios de 1932 se desarrolló una campaña en la que, apoyada también por
los socialistas, participó el conocido activista Paulino
Díez36. Durante este primer conflicto se asentó la
influencia de la CNT sobre los obreros de Marbella, la
celebración de mítines y las movilizaciones eran utilizadas por los líderes locales y por activistas como Mateo
Grima37, para divulgar entre la población los elementos
constitutivos del ideario anarquista –entre ellos el naturismo, arraigado entre algunos anarquistas del pueblo–
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y llevar el conflicto social a la sala de plenos, donde
los anarquistas de la localidad acostumbraban a intervenir en las sesiones municipales exigiendo a los concejales su intervención en la cuestión laboral.
La firma de las bases del trabajo agrario y la gestión
del empleo fueron las causas de la mayor parte de la
conflictividad en la comarca. Un enfrentamiento social
que tiene carácter generalizado y que ha sido explicado no exclusivamente desde el enfrentamiento entre
propietarios, labradores y campesinos, sino en relación
a diversas líneas antagónicas que afectaron a toda la
sociedad ru r a l38.
En los dos primeros años de la República los salarios
medios del sector agrícola experimentaron un considerable aumento con respecto a los vigentes en 193139.
En el municipio de Marbella el jornal medio de un jornalero pasó de 4,18 a 4,50 pesetas en 193340, en Mijas
se alcanzaron las 5 pesetas y según el secretario de la
FNTT durante los períodos de trabajo se permitieron
descansos de veinte minutos, que consiguieron atenuar el cansancio de las extenuantes jornadas que, por
primera vez, eran reguladas41.
Sin embargo, las condiciones pactadas en los Jurados
Mixtos se alteraron con frecuencia y los trabajadores
respondían con la huelga o la ocupación de las fincas. En Casares se pagaban salarios que aún después
del aumento pactado –de 9 a 11 reales42– seguían
estando por debajo de otros pueblos de la comarca.
Aun así las organizaciones obreras denunciaron el
incumplimiento del pacto, el trabajo fue abandonado, trescientos obreros con miradas de «odio o desesperación»43 recorrían amenazantes el pueblo. El
ayuntamiento, integrado por andalucistas y republicanos, recurrió como en el resto de los pueblos a la
Guardia Civil. La organización de un frente común
sería la respuesta de las activas organizaciones obreras que responsabilizaban a los republicanos de tibieza cuando no de complicidad con los patrones.
La aplicación de la legislación que pretendía regular
el mercado de trabajo no fue menos conflictiva. El
paro seguía siendo un problema de carácter estructural, en la zona la mayor parte de la tierra cultivable
estaba en manos de un pequeño grupo de propietarios44; las crisis de trabajo eran recurrentes tanto en
los pueblos del interior como en la costa donde los
pescadores en los pueblos de Estepona, Marbella y
Fuengirola vivían expuestos a las variaciones meteorológicas que en condiciones adversas les obligaban
simplemente a mendigar.
Desde el Ministerio de Trabajo se desarrolló un ambicioso proyecto encaminado a la reforma de las relaciones laborales y al establecimiento de nuevas medidas que sustituyeran el paternalismo, de prácticas
tan humillantes para el trabajador como el reparto
de jornaleros en paro durante las crisis de trabajo. Un
sistema que fue sustituido por un impuesto especial
–un recargo de la décima parte sobre la Contribución
Territorial y Urbana–, para la atención al paro obrero.
En toda la comarca se proyectó un esperanzador programa de obras públicas: la construcción del puerto
en Estepona o de carreteras que terminaran con el
aislamiento ancestral de pueblos casi incomunicados
con la costa como Istán y Casares. Pero con frecuencia la adjudicación de las obras se convirtió en fuentes de conflicto, como en Marbella, donde los sindicatos acusaron al ayuntamiento de favorecer a personas cercanas a los partidos republicanos45 y donde la
CNT pretendió gestionar directamente las obras del
camino vecinal Marbella-Istán.
La intervención de los sindicatos en el mercado de trabajo, a través de la intermediación de las Bolsas de
Trabajo Municipales y de las llamadas Bolsas de Colocación Obrera, fue a menudo rechazada por los dueños de las fincas que interpretaban la ley de forma
muy distinta a como los centros obreros la divulgaban
entre los trabajadores. Los patronos acostumbrados a
elegir entre una demanda siempre excedentaria, trataban de evitar a quienes temían o a quienes consideraban poco dóciles. Los trabajadores, por su parte, se
dirigían a las fincas en pequeños grupos y comenzaban un trabajo que el dueño no había solicitado. Estas
ocupaciones se dieron en Ojén, en Mijas y en Fuengirola. En este municipio, se produjeron enfrentamientos en las propiedades de los Saenz de Tejada,
después de que los dueños no permitieran trabajar a
los obreros de Mijas46.
En las grandes explotaciones agrarias, la resistencia a
emplear a los trabajadores que enviaban los sindicatos
era mucho más sistemática. En el verano de 1932, la
dirección de la «Sociedad Colonia San Pedro Alcántara»
–una de las fincas con mayor capacidad de empleo de
toda la comarca– negaba al ayuntamiento de Marbella
la necesidad de mano de obra ajena a la explotación,
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cuando según la costumbre de aquí los hombres iban de
finca en finca por su cuenta buscando trabajo, los dueños les decían: 'Id a pedírselo a la República, (…)»48.
Vista de la Plaza y calles de Casares en 1934.
(Foto: González Edo, Legado Temboury).
donde trabajaban más de cuatrocientos obreros de
forma permanente, y exigía una cualificación para
d e t e rminadas tareas que los obreros enviados por los
sindicatos no poseían. La intervención del Gobernador
Civil en el conflicto que llegó a prohibir el trabajo de las
mujeres en la finca –algo que era habitual en las familias de San Pedro Alcántara– puso de manifiesto la
inoperatividad de la intermediación de los ayuntamientos en el mercado de trabajo.
En Mijas también hubo de intervenir la autoridad
provincial que autorizó a la FNTT a hacerse cargo de
la cosecha de 1932 después de que los propietarios
se negaran a recogerla, era el boicot patronal a la Ley
de Laboreo Forzoso47. La memoria oral de los campesinos, recogida en el caso de Mijas por Ronald
Fraser da cuenta de un rechazo que, interpretado
por los jornaleros como una provocación, explica el
clima de tensión permanente:
«Antes de la guerra los señoritos tenían su centro en
Casas Nuevas y los pequeños propietarios, vamos los
que tenían un poco menos, también se reunían con
ellos. Y allí fue donde ellos organizaron el boicot al sindicato. Y nosotros tuvimos que org a n i z a rnos para obligar a los propietarios a admitir obreros a la fuerza.
Trabajando al tope, que se le llamaba. El sindicato preparaba las listas y, según fuese de grande la finca, pues
mandabas tantos hombres. 'Aquí no necesitamos obreros' decían los dueños. 'Ya pueden pudrirse las viñas que
a nosotros nos da igual'. 'Pues muy bien, si no necesitáis
obreros para trabajar, vais a pagarles por no hacer nada'.
Y si no nos pagaban nuestro jornal del día, sabían que
al final tendrían que pagarnos doble. Antes de eso,
La colonia agrícola de El Ángel, una finca situada a orillas de Río Verde, dedicada casi exclusivamente a cultivos de regadío, era un inmenso vergel de naranjos y
cañas dulces, parte de sus tierras se dejaron sin labrar
c o n v i rtiéndolas en pasto para el ganado. En esta finca,
como en su vecina de San Pedro Alcántara, donde la
FNTT era el sindicato hegemónico, la Comisión de
Policía Rural, una vez aprobada la Ley de Reform a
Agraria, denunció, en la primavera de 1933, las deficiencias de una explotación que hasta años anteriores
había funcionado a pleno rendimiento.
Al filo de 1933, si por parte de las organizaciones
agrarias socialistas se seguía forzando la aplicación
de la ley en el medio rural y se planteaban alternativas para conseguir tierras de los cauces legales que
permitía la República, los anarquistas dejaron de lado
cualquier tipo de negociación y orientaron sus estrategias hacia la organización de la huelga general y
hacia las tácticas de la acción directa.
En Marbella, a partir de enero, los militantes de la CNT
ocupaban directamente los lugares de trabajo sin
esperar el arbitraje del ayuntamiento. En unos
momentos en los que reaparecía la conflictividad en la
mina –donde en el proceso de desmantelamiento de
las instalaciones trabajaban los antiguos mineros– y el
sindicato contaba con casi seiscientos afiliados49, los
anarquistas se lanzaron a una huelga general en la
que forzaron la paralización de cualquier actividad: la
leña que alimentaba los hornos de las panaderías fue
d e s t ruida, los automóviles inmovilizados y las fuentes
públicas ocupadas para impedir el abastecimiento de
agua a los domicilios particulares, incluso se impidió a
las mujeres llenar los cántaros50. Paralelamente se
acentuaba la presión de los sindicalistas sobre las fincas del término municipal. Aterrados, los propietarios
y el ayuntamiento, presidido entonces por un re p u b l icano moderado, exigieron una respuesta contundente a la autoridad provincial. El pueblo fue literalmente
tomado por guardias de asalto llegados de la capital y
la sede de la CNT clausurada. La represión sobre algunos de los anarquistas más conocidos por su activismo
fue implacable, la cúpula de la CNT local fue detenida
y sus miembros encarcelados51. La represión generaba nuevas protestas que incrementaron durante el
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Las comarcas occidentales
verano la suspensión de los sindicatos52, era el pre l udio de lo que esperaba a las organizaciones obreras
cuando antes de finalizar el año las derechas accedieron al poder.
No menor resistencia que a la legislación social de la
República se opondría a su proceso de laicización,
por parte de los grupos católicos que a lo largo de
1932 emprenden una campaña organizativa tanto
desde sus organizaciones como desde su gestión en
los ayuntamientos en los que mantienen alguna
representación, como en el de Marbella, donde Acción Popular (AP) obtiene una concejalía en 1932. Su
activismo será visible con ocasión de la campaña
electoral de 1933 donde es muy relevante la participación de las mujeres católicas que cuentan con secciones femeninas de AP en Marbella y en Estepona53.
Pero la aplicación de unas leyes y normativas –que a
diferencia de las leyes agrarias contaban con un
mayor consenso en los ayuntamientos– modificó ciertas pautas de conducta y al alterar una ritualidad hondamente arraigada constituyeron para gran parte de
la población la representación más evidente de los
cambios que se estaban produciendo. En los pueblos
las campanas que desde las iglesias marcaban el
ritmo de las horas, que anunciaban el tiempo del ocio
y del trabajo, dejaron de sonar. Las ceremonias religiosas se redujeron al mínimo y en algunos ayuntamientos como en el de Marbella se intentó que los
entierros religiosos fueran gravados con un arbitrio
especial y que las imágenes de devoción –muy extendidas en pequeñas hornacinas en las calles de la ciudad– fueran retiradas.
El proceso de laicización emprendido era percibido
por los católicos simplemente como un agravio. La
propaganda de Acción Popular, dirigida a las mujeres
se centraba fundamentalmente en el rechazo a la Ley
de Divorcio y al Matrimonio Civil, medidas que se
consideraban un ataque a la familia cristiana y la más
evidente manifestación de lo que, desde la iglesia y
sus apoyos, se consideraba el desorden moral de la
República. Unas impresiones que, procesadas desde,
en los casos de los testimonios personales, la subjetividad, y, en los institucionales, desde la intencionalidad, nos permiten acceder al ambiente creado en
los pueblos tras las medidas secularizadoras:
«(…) Se acabaron los bautizos, los matrimonios canónigos y los entierros de los que morían iban con la sola
solemnidad de la bandera republicana y sus asistentes
y los que rechazaban esto, no tenían ni acompañamiento ni aun conductores fuera de los familiares y la
facilidad de las uniones entre los jóvenes excusaba eso
de contraer matrimonio (…)»54
Los informes de los párrocos son igualmente ilustrativos de la rápida asimilación por parte de lo sectores
obreros de las medidas que permitieron establecer
pautas de vida privada al margen de la injerencia de
la iglesia. Por poner un ejemplo, con respecto al pueblo de Istán, se decía que existían casos de concubinato, matrimonios civiles y niños sin bautizar por «la
rebeldía e ignorancia de los padres socialistas»55.
Al finalizar la guerra, los relatos de los sacerdotes sobre
lo ocurrido en las respectivas parroquias referían cómo
diariamente «se legalizaban matrimonios» y se celebraban bautizos. En la Colonia de San Pedro Alcántara,
según informaba su párroco al Obispado en 1938:
«(…) Antes de la guerra eran cinco los hombres que
cumplían con el precepto dominical, hoy pasan de
ciento (…). Veintiocho familias vivían amancebadas,
hoy todas han contraído matrimonio canónico, se han
bautizado más de setenta niños que no eran bautizados, han hecho la Primera Comunión unos treinta
jóvenes de ambos sexos entre los quince y los veinte
años. Ha habido un cambio favorable de costumbres
siendo ya nulos los escándalos públicos (…)»56
Pero, en ocasiones, también los sacerdotes se hicieron
eco de la dificultad de recristianizar a los vencidos, al
reconocer que si muchas parejas de hecho aceptaron
el matrimonio religioso fue para cobrar el subsidio
Pro-Combatiente o beneficiarse de la protección que
el Nuevo Estado reservaba a las familias católicas. Por
otra parte, la evidencia en los registro civiles de nombres ajenos al santoral cristiano durante los años de la
República manifiesta la aceptación de parte de la población de una cultura laica que se materializó en las prácticas y comportamientos tan minuciosamente descritos
por los que más empeño pusieron en combatirlos.
Por el contrario, el activismo de los sindicatos, la permanente reivindicación y la movilización frente a la
resistencia de los propietarios agrarios forjaban una
nueva cultura política que se iba perfilando en unos
comportamientos que los identificaban y los diferenciaban de los grupos con los que habrían de enfren-
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jábega 94
tarse de forma definitiva en el 1936. Comportamientos y conductas que en los pueblos donde todos
se conocían fueron minuciosamente recordados en
el momento de la venganza. De nuevo, el afán condenatorio del juez municipal de Casares ha dejado
sin pretenderlo un gráfico testimonio de la esperanza de tantos en convertirse en hombres nuevos:
«(…) Los llamados centros poseían bibliotecas de la
clase más ponzoñosa, libros del libre pensar contra
toda creencia en sus páginas, periódicos en abundancia de los más ligados a sostener la lucha de clases y
alentar la huelga revolucionaria y la destrucción, algunas de sus páginas eran tan gratas a algunos de los
más jóvenes que se les vio largas horas llevándolos en
la memoria y ser aplaudidos y admirados cuando por la
noche los recitaban a su público, como si fuese discurso suyo nacido de sus convencimientos, en fin, un estado general de embriaguez socialista y más comunistas
en que las mujeres eran las más enfurecidas. (…)»57
Pero al filo del otoño de 1933 la descomposición de
la coalición gobernante era total, el mantenimiento
del pacto con los socialistas era rechazado por un
sector del PRRS en unos momentos en los que el PSOE
agotaba las posibilidades del reformismo burgués y
abogaba por la lucha de clases. En ayuntamientos
como el de Marbella, la desintegración del PRRS, era
el reflejo a nivel municipal del deterioro del partido,
afectado por varias escisiones58. La crisis gubernamental, derivada de las elecciones para el Tribunal de
Garantías, desemboca en la convocatoria de elecciones para el 19 de noviembre de 1933, su resultado
marcará una orientación de los ayuntamientos en
sentido opuesto al del bienio anterior.
De la Reacción a las vísperas de la Revolución
El mantenimiento de la conflictividad en el campo y la
presión de los sindicatos activarán la organización de
asociaciones patronales que entre 1932 y 1934 e m e rgen en toda la comarca, aglutinan los apoyos de AP y
en menor medida del Partido Agrario, este más re spaldado en las comarcas de Archidona y Antequera.
AP se encuentra constituida desde 1932, en Marbella,
Estepona, Istán, Ojén, Fuengirola y Mijas59. En el primer trimestre de 1935 en Estepona, Fuengirola y
Marbella se crea el Bloque Agrario60. Junto a estos partidos, los círculos de labradores, los jóvenes de Acción
Católica y las mujeres organizadas desde las parro-
quias integran un sólido frente antirrepublicano en el
que terminará incorporándose el Partido Radical.
El acercamiento del republicanismo histórico hacia la
derecha católica puede ser explicado en términos de
solidaridad de clase. En este aspecto como en otros
muchos los comportamientos observables a escala
local son esclarecedores. A medida que el conflicto
agrario se radicalizaba era mayor la incomodidad de
los concejales republicanos; estos, procedentes en su
mayoría de los grupos medios, eran también cultivadores directos y en cualquier caso hubieron de asumir el arbitraje entre unos patronos obstruccionistas
y unos trabajadores impacientes. Cada vez que los
jornaleros eran levantados de una finca por la
Guardia Civil, con las herramientas de trabajo cargadas al hombro buscaban al alcalde y en nombre de la
República pedían jornales. La prensa obrera y la propaganda sindical acusaron sistemáticamente, desde
los primeros días de la República, a los concejales
republicanos de inhibición y connivencia con los
patronos. No era cierto, desde los ayuntamientos se
pusieron en marcha todos los mecanismos que la ley
establecía para llevar a cabo las reformas, pero la
persistencia de la crisis de trabajo y el mantenimiento de las deplorables condiciones de vida de los jornaleros exasperaban a unos sectores para quienes los
concejales republicanos representaban en sus comportamientos cotidianos y en sus hábitos de vida
–más próximos a los patronos, con quienes en los
pueblos compartían los espacios de ocio como los
cafés o los casinos– una imagen que a menudo identificaban con el explotador. Por su parte, los obreros
desafiantes, apostados en las plazas sujetando azadones y hoces ociosas, eran la representación de una
amenaza de la que había que defenderse apoyando
a los partidos que defendían las tradicionales garantías del orden social, la propiedad y la iglesia.
Las causas del resultado de unas elecciones que dieron un giro a la vida política de la República son
conocidas, si bien no debe desdeñarse la que atiende al propio sistema electoral, al menos en lo que a
las alianzas se refiere61. Tanto en Málaga capital
como en la provincia, estas se materializan en la
segunda vuelta, celebrada en diciembre de 193362, al
presentar radicales y cedistas una candidatura única
que termina imponiéndose en todos los pueblos de
la comarca a excepción de Fuengirola y Marbella. La
dispersión del voto dada la representatividad de casi
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Las comarcas occidentales
todos los partidos republicanos en la mayor parte de
los pueblos, puede explicar el descalabro de unas
opciones cuyos candidatos no pasan a la segunda
vuelta y que sin embargo no parecen trasladar sus
apoyos a la candidatura socialista. Si esta se impone
en Marbella, es debido al comportamiento del electorado de las colonias agrícolas de El Ángel y San
Pedro Alcántara, auténticos feudos de la FNTT que
logran salvar para la izquierda el espacio político, disputado en el casco urbano de la ciudad de Marbella
por el abstencionismo propuesto por la CNT.
POBLACIÓN
COALICIÓN DE
SOCIALISTAS (%)
DERECHAS (%)
CASARES
63,64
36,36
MANILVA
58,57
41,43
ESTEPONA
85,23
14,77
BENAHAVÍS
80,69
19,31
ISTÁN
68,66
31,34
MARBELLA
43,33
56,67
OJÉN
99,80
0,20
MIJAS
61,45
38,55
FUENGIROLA
38,15
61,85
BENALMÁDENA
92,30
7,70
FUENTE: Elaboración propia según los datos obtenidos del BOP
de Málaga, Suplemento al n.º 296 de 10 de diciembre de 1933.
La victoria electoral de la derecha permitió a los propietarios no sólo acentuar las resistencias a la legislación vigente en materia agraria sino presionar a las
fuerzas políticas que ahora les representaban para
derogarla. Pero en su ámbito más inmediato, las actuaciones sobre el movimiento sindical no se retrasaron,
los patronos simplemente dejaron de tener en cuenta
en materia de jornadas, horarios y salarios lo que en el
período anterior, bajo la presión de los sindicatos, habían aceptado. Una situación que es gráficamente evocada en los recuerdos de un anarquista de Marbella:
«(…) La explotación de los trabajadores se forzó, la
duración de la jornada de trabajo sobrepasó todas las
establecidas por las normas anteriormente, lo que tuvo
como consecuencia privar de empleo a un gran número de obre ros agrícolas. (…) mientras que un reducido
g rupo de trabajadores se extenuaba trabajando, la
mayoría estaba en el paro más desmoralizante: Los primeros sudaban sangre y agua bajo la perm a n e n t e
amenaza del despido, los segundos arrastraban su
inactividad y sus cuerpos enflaquecidos por los callejones de Marbella y a lo largo de los muros de piedra que
rodeaban las viñas. La miseria, el vientre vacío, la policía siempre presente, la denuncia, todo un halo de
opresión se abatía sobre el pueblo trabajador. (…)»63
La ofensiva patronal contra las asociaciones obreras
implicaría el abandono de la línea sindical y derivó
hacia una actuación cada vez más violenta: robos e
incendios de cortijos y cosechas y atentados contra
los propietarios y políticos del Partido Radical. La
cúpula de la CNT de Marbella y algunos socialistas
–acusados de actos terroristas contra el alcalde– permanecieron encarcelados hasta el triunfo del Frente
Popular. No sólo la militancia obrera, también los
republicanos de izquierda quedaron sometidos a la
estrecha vigilancia del capitán de la Guardia Civil,
Manuel Gómez Cantos, que aprovechó el agradecimiento y el apoyo que con motivo de la Revolución
de Asturias recibía de los propietarios en el «Casino
de Marbella» para preparar la minuciosa venganza
que en el treinta y siete alcanzó no sólo a sindicalistas de Marbella sino también de Estepona y Ojén.
A nivel municipal, el segundo bienio republicano
contempló la arribada al poder local de personas cercanas al partido gobernante. En 1934 los radicales,
que aún conservaban su antigua definición, formaron parte de las comisiones gestoras que sustituyeron en muchos pueblos a los ayuntamientos democráticos. Desde estos nuevos poderes fue promocionado el funcionariado más dócil, hábilmente instrumentalizado para obstaculizar la labor administrativa
de los ayuntamientos y utilizar en provecho de los
propietarios los programas republicanos de obras
municipales o inclinar, a través de sus representantes
en las Comisiones de Paro Forzoso a su favor, la gestión del mercado de trabajo. En Casares, por ejemplo, durante esta etapa, las obras del camino vecinal
Estepona-Gaucín quedaron bajo el control técnico
del abogado Emilio Gil Infante64, uno de los mayores
contribuyentes del municipio y presidente del Partido
Republicano Radical65.
Es en esta etapa y no a partir del golpe militar de julio
cuando germina un odio de clase, largamente larv ado en los grupos que vienen enfrentándose desde
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1931. Muchas de las víctimas de la represión ejercida
AP s u rge la militancia que constituirán las bases de
en la comarca, durante la etapa republicana de la
g u e rra, fueron cedistas y radicales de las gestoras del
34. Con ellos fueron también asesinados los funcionarios y profesionales técnicos que les auxiliaron en el
control del poder municipal durante el segundo bienio. Ello desdice la espontaneidad de la re p resión o su
carácter indiscriminado y por el contrario revela la
naturaleza política de la violencia, estrechamente
relacionada en el ejercicio de uno y otro bando con lo
o c u rrido en los pueblos durante la República.
Falange68, partido que no tiene arraigo en la comarca
durante los años de la República.
16 de febrero de 1936, los partidos de clase y los sin-
Una vez repuestos los ayuntamientos republicanos,
tras el cese de las gestoras, a los alcaldes se les confiere una gran autonomía, al permitírseles por orden
g u b e rnativa la gestión de la colocación de obreros en
las fincas del término municipal. La tensión del primer
bienio emerge de forma aún más aguda que en el
período anterior, en un momento en que la crisis de
trabajo era total tras un invierno durísimo de lluvias y
tempestades que habían arruinado la cosecha de aceitunas y patatas y amenazaba también la de cereales.
dicatos se re o rganizan dispuestos ahora al desarrollo
pleno del programa republicano. La polarización de
las fuerzas políticas se pone de manifiesto en la cada
vez menor visibilidad de los partidos republicanos
que, pese a la creación de Izquierda Republicana (IR)
en Casares, Marbella, Estepona, Benahavís y Mijas66,
son eclipsados ante el empuje del activismo tanto en
la calle como en los ayuntamientos del PSOE y ahora
también de los Radios del PCE –en Benalmádena,
Mijas, Estepona, Sabinillas, San Pedro Alcántara y
Marbella– y la Juventud Socialista –en San Pedro
Alcántara–, creados meses antes de la guerra civil67.
Mientras que de las activas formaciones juveniles de
El 15 de mayo, en plena zafra, los sindicatos declararon las huelgas en las colonias agrícolas de San Pedro
Alcántara y El Ángel y en la hacienda Guadalmina,
propiedad de los Goizueta. En las bases de trabajo
presentadas para la recolección de caña, se pedía
una jornada máxima de seis horas y unos salarios
para los cortadores de hasta 11,50 pesetas, la abolición de las segadoras y la prohibición de contratar a
trabajadores de otras localidades. Paralelamente, la
CNT, declaraba en Marbella la «Huelga de las
Criadas» llamando a la movilización a las mujeres del
S e rvicio Doméstico y la «Huelga de los Chóferes». En
Tras la victoria del Frente Popular en las elecciones del
Recolección de la caña dulce en la colonia agrícola de San Pedro Alcántara, donde la amenaza de huelga en
plena zafra puso en peligro la producción de azúcar en la primavera de 1936. (Foto facilitada por José Luis
Casado Bellagarza)
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Las comarcas occidentales
las grandes haciendas del término municipal se sucedieron los conflictos, los piquetes de la UGT impedían
que el ganado fuera alimentado, en la colonia de El
Ángel, los animales a punto de morir de sed, se precipitaban contra los vallados buscando el río.
La conflictividad persistió hasta las vísperas de la guerra,
una fenomenología que tuvo carácter generalizado y
que a medida que avanzaba la primavera mostraba la
potencialidad de las organizaciones obreras, auténticos
poderes de facto en los pueblos desde el 16 de febrero.
De la misma manera que se forzaba la aplicación real de
la legislación social del primer bienio, desde los ayuntamientos se tomaron medidas tendentes a la culminación del interrumpido proceso de secularización. Pero si
durante la República, las tensiones entre los grupos de
cultura laica y religiosa –al menos con carácter general
en la comarca– no se habían manifestado de forma violenta, tras el triunfo del Frente Popular se producen los
primeros ataques contra los edificios religiosos. Uno de
los más virulentos episodios anticlericales tuvo lugar en
Estepona, el mismo día en que tomó posesión la nueva
Corporación que presidía el socialista Félix Troyano69:
«(…) a las 17 horas del día 20 recibió aviso el Jefe de
Línea de Estepona que unos 1.500 hombres se encontraban en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de
los Remedios, rompiendo los cristales unos y otros
penetrando en el interior prendiendo fuego; que al
momento salió el referido Oficial con fuerza para
dicho sitio encontrándose que los revoltosos habían
abandonado el edificio, después de haber incendiado
por diferentes partes la planta baja dedicándose auxiliado por el personal a sofocarlo, no pudiendo debido
a la gran extensión del mismo, habiendo quedado
totalmente destruido, (…)
»Que posteriormente quemaron la Ermita del Calvario,
originándose en la población un desconcierto grande y
un miedo profundo, por presenciar todos los ciudadanos, (…) que la fuerza de Carabineros se había re t i r ado del servicio y que la fuerza de este Instituto no tenía
atendidos dichos servicios por ser muchos para la poca
fuerza de que se compone el puesto y estar atendido
el cuartel y Fábrica de Luz, siendo el pánico y momento de angustia mayor, cuando por voz pública, se decía
que quemarían las dos iglesias restantes y el Hospital,
esto unido con la salida de una Guardia Cívica de 150
h o m b res con brazaletes rojos en el brazo derecho,
todos de elementos de la Casa del Pueblo dirigidos por
el Alcalde Señor Troyano (…)»70
También en Casares, en la misma fecha, fue ocupada la ermita de San Sebastián –situada en la plaza del
pueblo– y convertida en Centro Obrero71. En otros
pueblos ya el culto no se reanudó, tal y como sucedió en Ojén, donde hubo un intento de quemar la
iglesia en marzo.
La efervescencia política y el activismo sindical se
manifestaban en los dos meses previos a la tragedia
en la organización de mítines y actos de afirmación
sindical contra las cada vez más insistentes sospechas
de conspiraciones derechistas72 y en la celebración de
multitudinarias asambleas. Un ambiente representado en toda una iconografía, que para el pueblo de
Casares ha sido gráficamente descrita:
«(…) Aumentaban ya las banderas rojas frente a las
tricolores del primer bienio, salían las especiales rojas
con la hoz y el martillo y en los entierros concurrían las
mujeres con algo rojo y hasta a los chicuelos se les
enseñaba a levantar el puño en alto (…)»73
Que se complementa en las letras de las canciones,
firmemente ancladas en la memoria de quienes las
oyeron:
«La bandera roja se levanta,
el obrero la empieza a batir,
los burgueses todos se amedrentan,
los tiranos tendrán que morir.
Los burgueses que son egoístas
hacen desprecio a la humanidad,
serán barridos por los socialistas
al alto grito de la libertad.
Guerra, guerra, declara el obrero.
Guerra, guerra, declara al burgués.
Guerra, guerra, declara la tropa
de Madrid, Barcelona y Jerez.
¡Abajo los burgueses! que ya no campan más,
que todo el mal que han hecho,
lo tienen que pagar,
que pagar, que pagar, que pagar.»
Y que entonadas, en las calles y plazas, por hombres
y mujeres al ritmo del himno republicano de Riego,
anunciaban que agotado el sueño de la República se
aproximaba la utopía de la revolución.
Extracto de la Revista Jábega nº 94, año 2003. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
jábega 94
NOTAS
pación Liberalista de Andalucía en Casares».
En Fuengirola: 8 Monárquicos y 7 Republicanos. En Marbella: 6 Albistas, 5 Romanonistas, 4 Republicanos, 1 Socialista
y 1 Independiente, el primer alcalde de la República sería José
Martínez Esmorís, antiguo dirigente reformista, que se había
presentado a las elecciones municipales como candidato
socialista. PRIETO BORREGO, L., «Las Elecciones Municipales del
12 de abril de 1931 en Marbella», Jábega, 70, p. 61. En Estepona ganaron los republicanos: 7 Albistas y 12 Republicanos,
el alcalde será Ramón García Vázquez, iniciador del PRRS en la
localidad, constituido, al igual que en Marbella, en el último
trimestre de 1930. Archivo Municipal de Málaga (AMM), El
Cronista, 30/04/1931 y AHPM-GC-A, C. 923, «Centro del Partido
Republicano Radical Socialista».
17
AMM, Boletín Oficial de la Provincia (BOP) de Málaga,
Extraordinario de 18 de mayo de 1931. En la relación de pueblos que han de celebrar nuevas elecciones no figura
Marbella, sin embargo, esta omisión se debe a un error reconocido desde el Gobierno Civil, que al día siguiente, mediante oficio, ordena al ayuntamiento dé por convocadas las elecciones. Fuengirola debía elegir los concejales correspondientes al distrito de Los Boliches, además de las vacantes que se
produjeran por dimisión.
18
En Casares, la Comisión Gestora, estará compuesta por
Antonio Sáenz Guerrero, presidente del Centro Andaluz en
1930, Francisco Rojas Carrasco –también del grupo constituyente del Centro Andaluz en 1930– y Francisco Salas Pérez
que junto a Francisco Rojas son los iniciadores y firmantes del
reglamento del PRRS, el 20 de abril. Archivo Municipal de
C a s a res (AMC), Actas Capitulares (AA. CC.), Sesión del
31/05/1931 y AHPM-GC-A; C. 917, Centro Regionalista Andaluz.
Andalucía para sí, para España y la Humanidad. Sección de
Casares y C. 875, «Reglamento del Partido Republicano
Radical Socialista de Casares».
19
La Comisión Gestora de Marbella estuvo compuesta por un
socialista, José Almengual y dos republicanos: el radical Juan
Medina Ezquerro y Antonio López Gómez, uno de los más
activos impulsores del radical-socialismo. PRIETO BORREGO, L.,
Marbella…, p. 33.
20
AHPM-GC-A, C. 877; «Reglamento de la Juventud de Alianza
Republicana de Fuengirola»; C. 926, «Centro Instructivo
Obrero 'Justicia' de Istán»; C. 928, «Centro Instructivo Obrero
'Libertad' de Marbella» y C. 931, «Alianza Republicana
'Libertad Obrera' de Ojén».
21
La misma tendencia de mantener la influencia en los antiguos cacicatos de obediencia liberal a través del PRRS se manifiesta en la presentación para las Cortes Constituyentes de
Eduardo Ortega y Gasset como candidato por Ciudad Real, uno
de los feudos electorales de su tío Rafael Gasset Chinchilla,
varias veces Ministro de Fomento, durante la Restauración.
22
FRASER, R., Escondido. La vida de Manuel Cortés, México,
1973, p. 169.
23
En Marbella tras una elección parcial de concejales, José
Almengual y Esteban Guerrero, en Casares, José Trujillano
Caravante.
24
En Mijas la mayoría fue para los socialistas. El joven Manuel
Cortés fue elegido concejal y renunció a la alcaldía para que
la ocupase un compañero más experimentado. FRASER, R.,
16
1
ARCAS CUBERO, F., El republicanismo malagueño durante la
Restauración (1875-1923), Córdoba, 1985.
2
PRIETO BORREGO, L ., «Republicanismo, Obrerismo y
Caciquismo: Marbella (1900-1910)», en Actas del III Congreso
de Historia de Andalucía. Córdoba, 2001, Andalucía
Contemporánea Tomo III, Córdoba, 2003, pp. 429-441.
3
MORALES MUÑOZ, M., «Asociaciones obreras de Instrucción
en Málaga (1892-1919)», en Coloquio hispano-francés. Clases
Populares, cultura, educación. Siglos XIX y XX. 1987. Madrid,
1989, 403-437.
4
Durante el verano de 1903, se constituyen el Centro Obrero
Republicano de Fuengirola y el Centro Republicano Obrero de
Estepona y se inician contactos con el Centro Obrero de Mijas
y con los republicanos de Casares, donde en febrero de 1910
el C e n t ro Obre ro pasa a denominarse Unión Obrera
Republicana. Archivo de la Sociedad Económica de Amigos
del País de Málaga (ASEAP), El Popular, julio-agosto de 1903 y
Archivo Histórico Provincial de Málaga, Sección Gobierno
Civil, Serie Asociaciones (AHPM-GC-A), Caja (C.) 917, «Unión
Obrera Republicana (antes Centro Obrero)».
5
El Popular, 24/07/1903.
6
El Popular, 3/08/1903.
7
En la provincia de Málaga, la de constitución más temprana
de las localizadas hasta el momento, es la de La Junta de
Defensa de Málaga, en el último trimestre de 1906. AHPM-GCA, C. 853, «La Junta de Defensa de Málaga».
8
Tanto La Junta de Defensa de Málaga como La Regional, con
Pedro A. Rozo –iniciador de estas asociaciones– a la cabeza,
participan activamente en la lucha contra el odioso impuesto
desde principios de 1907. En agosto de 1910, las más de treinta sociedades malagueñas fusionadas «sólo esperan que La
Regional señale el día de la proyectada manifestación».
GÓMEZ CHÁIX, P., Ensayos de Política Municipal: La supresión
y el restablecimiento del Impuesto de Consumos, Madrid,
1930, p. 176.
9
AHPM-GC-A, C. 928, «La Regional: Asociación de Defensa
Administrativa».
10
AHPM-GC-A, C. 928, «Sociedad Junta de Defensa Administrativa de Marbella» y C. 930, «Sociedad Junta de Defensa
Administrativa de Mijas».
11
PRIETO BORREGO, L., «Félix Jiménez de Ledesma: el médico
de los pobres. Un reformista en Marbella», Cilniana, 17, pp.
27-44.
12
En 1918, por el distrito Coín-Marbella, se proclamaría diputado Eduardo Ortega y Gasset con 4.866 votos frente a los
2.331 obtenidos por el candidato reformista, Domingo Orueta
y Duarte, El Regional, 1/03/1918.
13
PRIETO BORREGO, L., Marbella: los años de la utopía. Estudio
de una Comunidad Andaluza (1931-1936), Marbella, 1994.
14
AHPM-GC-A, C. 917, Centro Regionalista Andaluz. Andalucía
para sí, para España y la Humanidad. Sección de Casares.
15
En la primavera de 1930, se reorganiza el Centro Andaluz,
e n t re sus organizadores se encuentra Francisco Rojas
Carrasco que será el secretario de la Agrupación Liberalista de
Andalucía en Casares, constituida en septiembre de 1932.
AHPM-GC-A, C. 917, «Centro Andaluz de Casares» y «Agru-
Extracto de la Revista Jábega nº 94, año 2003. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
Las comarcas occidentales
Escondido…, p. 139. En Fuengirola sería alcalde Fernando
García Cerdá, iniciador de la Agrupación Socialista. AMM,
Amanecer, 3/01/1932 y AHPM-GC-A, C. 924, «Agrupación
Socialista de Fuengirola».
25
RAMOS PALOMO, M. ª D., Burgueses y proletarios malagueños. Lucha de clases en la crisis de la restauración (1914-1923),
Córdoba, 1991, pp. 323-326.
26
Miguel Martín Nieto fue activista y socio fundador de La
Emancipación en Marbella, en julio de 1907; iniciador tanto
de la creación de las organizaciones socialistas –El Progreso de
Marbella, en enero de 1919 y la Unión Local de Trabajadores
de Estepona, en julio de 1931– como de la Sociedad de
Oficios Varios La Defensa de Marbella –organización que
mantiene una clara vinculación con La Emancipación– y que,
en 1936, se convertirá en uno de los dirigentes de la FAI en
Marbella.
27
FRASER, R., Escondido…, p. 166.
28
La Unión Agraria de San Pedro Alcántara, un sindicato no
clasista, fue constituido a instancias del médico de la Colonia,
don Guillermo López de Bustamante, el 2 de agosto de 1931.
AMM, Vida Gráfica, 10/08/1931.
29
PRIETO BORREGO, L., Marbella…, pp. 98-117.
30
AHPM-GC-A, C. 917, «Radio Comunista de Casares».
31
Amanecer, 5/11/1931.
32
Juan, Francisco y José Trujillano Caravante son iniciadores
de La Defensa del Trabajo: Juan, es vocal de la primera junta
directiva; Francisco, es el contador a su disolución, en marzo
de 1936 y José, además, es uno de los iniciadores del Centro
Obrero Agrario –en 1930–, convertido tras la proclamación de
la República en el Centro de Estudios Sociales. Juventud
Obrera Socialista y presidente de del PSOE en 1934. AHPM-GCA; CC. 821 y 822, Actas de Constitución y Disolución, respectivamente de la «Sociedad Obrera 'La Defensa del Trabajo' de
Casares»; y C. 917, Centro Obrero Agrario-Centro de Estudios
Sociales. Juventud Obrera Socialista y Agrupación Socialista.
33
AHPM-GC-A, C. 917, «Reglamento de la Sociedad Obrera 'La
Defensa del Trabajo' de Casares».
34
AHPM-GC-A, C. 917, Agrupación Liberalista de Andalucía en
Casares.
35
La Defensa del Trabajo se disuelve el 8 marzo de 1936. Su
comisión liquidadora reparte el pequeño mobiliario, libros y
enseres de su propiedad, en partes iguales, entre las dos
sociedades obreras que se reconocen en la localidad en ese
momento: el Sindicato Único de Oficios Varios y la
Agrupación Socialista. Una semana después, su presidente,
Francisco Floria Ledesma, será el secretario de la mesa constituyente del sindicato afecto a la CNT-AIT. AHPM-GC-A, C. 822,
«Acta de Disolución de La Sociedad Obrera 'La Defensa del
Trabajo'» y C. 917, «Sindicato Único de Oficios Varios de
Casares».
36
El sindicalista Paulino Díez fue detenido y encarcelado en
febrero de 1932 -un mes después de su intervención en el
mitin de Marbella- por su participación en las huelgas de
m i n e ros de Fígols, en Cataluña. DÍEZ, P., Un Anarco
Sindicalista de Acción. Memorias, Caracas, 1976, 159.
37
El verdadero nombre de este dirigente del Sindicato de
Oficios Varios de Marbella era Antonio Morcillo Vázquez,
seguramente tomó el seudónimo del anarquista malagueño
Cristóbal Grima.
Véase MONTAÑÉS, E., «Crisis agrícola y reformismo republicano: La instauración de la negociación colectiva en la campiña andaluza, 1931-1933», Estudios Regionales, 49, 1997, pp.
133-160.
39
Archivo de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación
de Málaga (ACCM), Memoria Comercial, 1931, p. 367.
40
Archivo Municipal de Marbella (AMMA), AA. CC., Sesiones
de 28/01/1933 y 10/01/1935.
41
FRASER, R., Escondido…, p. 163.
42
Amanecer, 12/11/1931.
43
Amanecer, 20/11/1931.
44
En el Partido Judicial de Marbella presenta mayor concentración territorial -referente a las fincas mayores de 250 Ha. el
término de Istán, donde el 87% lo ocupan 4 fincas; en Ojén,
el 83% lo ocupan sólo 3 fincas; en Marbella 5 fincas ocupan
el 36,50%; en Benalmádena 2 fincas ocupan el 67%; en Mijas
7 fincas ocupan el casi el 41%; en Benahavís 11 fincas ocupan
el 89% y 2 de ellas 7.303 Ha. En el Partido de Estepona, en
Casares –que es el término que más extensión tiene– 3 fincas
ocupan más del 32% y en Estepona 3 fincas ocupan más del
37%, una sola ocupa 1.434 Ha; en Manilva el 45% del término pertenece a 3 fincas. CARRIÓN, P., Los Latifundios en
España. Su importancia, origen, consecuencias y solución,
Madrid, 1932, p. 267.
45
Sobre las infracciones cometidas por el ayuntamiento de
Marbella en las obras del camino vecinal Marbella-Istán, véase
PRIETO BORREGO, L., «Regeneración Municipal e Irregularidad
Administrativa en el Ayuntamiento de Marbella (1931-1936)»,
en Actas del 1er Congreso: El Republicanismo en La Historia
de Andalucía, Priego de Córdoba, 2001, 419-437.
46
Amanecer, 16/01/1932.
47
Las resistencias de la patronal agraria a la legislación republicana son analizadas en casi todos los estudios de carácter
local realizados sobre la República, entre otros los realizados
por LÓPEZ LÓPEZ, A., El Boicot de la derecha a las reformas de
la Segunda República. La minoría agraria, el rechazo constitucional y la cuestión de la tierra, Madrid, 1984; FLORENCIO, A.,
«Patronal y Sindicatos ante la legislación agraria de la II
República: Sevilla (1931-1933)», Revista de Historia
C o n t e m p o r á n e a, 1, pp. 123-140 y COBO ROMERO, F.,
Labradores, campesinos y jornaleros. Protesta social y diferenciación interna del campesinado jiennense en los orígenes
de la guerra civil (1931-1936), Córdoba, 1992.
48
FRAFER, R., Mijas. República, Guerra y Franquismo en un
pueblo andaluz, Barcelona, 1985, p. 65.
49
AMMA, «Correspondencia Oficial», Informes de la Policía
Rural, 1933.
50
El Popular, 16/03/1933.
51
La Unión Mercantil, 22/03/1933.
52
Véase MAURICE, J., El anarquismo andaluz. Campesinos y
sindicalistas, 1868-1936, Barcelona, 1989.
53
En Estepona, la Agrupación Femenina de Acción Nacional,
fue constituida el 19 de abril de 1932, sus dirigentes fueron:
Aurelia Borrego, viuda de Duffo; Dolores Rodríguez Werner y
Luz Guitard. AHPM-GC-A, C. 922, «Acta de Constitución de la
Agrupación Femenina de Acción Nacional de Estepona». En
Marbella, se crea la sección femenina de AP en mayo de 1932,
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Extracto de la Revista Jábega nº 94, año 2003. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)
jábega 94
dirigida por María de los Ángeles Rodríguez de Rivera
Chicote, quien jugaría un papel muy activo en la trayectoria
del partido. PRIETO BORREGO, L., Marbella…, p. 89.
54
INFANTE GARCÍA, J. C., Unos apuntes, especie de crónica
referente al pueblo de Casares, Original manuscrito. Se trata
de una crónica de la historia del pueblo de Casares, escrita
por un magistrado de la localidad quien según su propio testimonio fue designado para ejercer de Juez Municipal durante la República. Escrita en mayo de 1938, la crónica sirve a su
autor para autoexculparse de cualquier connivencia con las
autoridades republicanas, dado que se vio obligado a aceptar
el cargo.
55
Archivo Municipal de Istán (AMI), «Información en santa
Visita Pastoral sobre el estado de la Parroquia de Istán»,
21/01/1936.
56
Archivo Histórico Diocesano de Málaga (ADM), Sección II:
Málaga, «Informes sobre el estado de las parroquias del
Obispado, conventos, etc., con referencia a los años 19361941», Legajo (L.) 12, Pieza (P.) 8, «Feligresía de San Pedro
Alcántara filial de Marbella».
57
INFANTE GARCÍA, J. C., Unos apuntes…
58
Véase AVILÉS FARRÉ, J., La izquierda burguesa en la II
República, Madrid, 1985.
59
AHPM-GC-A; CC. 922, 924, 926, 928, 930 y 931, Acción
Popular de Estepona, Fuengirola, Istán, Marbella, Mijas y
Ojén, respectivamente.
60
AHPM-GC-A, CC. 872, 924 y 928, Bloque Agrario de
Estepona, Fuengirola y Marbella, respectivamente.
61
Véase GARCÍA GARCÍA, C., «Sistema electoral y sistema de
partidos en la Segunda República», en MORALES MUÑOZ, M.
(ed.), La Segunda República. Historia y memoria de una experiencia democrática, Málaga, 2004, pp. 17-38.
62
Para las elecciones de 1933 en Málaga véase, BARRANQUERO TEXEIRA, E., «El Frente Único Antifascista de Málaga en
1933 como primera experiencia de Frente Popular», en AA.
VV., Estudios sobre la II República en Málaga, Málaga, 1986,
pp. 177- 204 y VELASCO GÓMEZ, J., «Elecciones de 1933 en
Málaga», Jábega, 29, pp. 22-38.
63
CHAUMETTE, R., A. Machuca. Marbella. Térmoignage
recueilli. Palaiseau. Biografía de A. Machuca Ortiz, miembro
de la Junta Directiva del Sindicato Único de Oficios Varios de
la CNT-AIT en Marbella durante la II República.,
Mecanografiado en francés, Palaiseau, 1973.
64
AMC, AA. CC., Sesión del 26/05/1934.
65
AHPM-GC-A., C. 917 , C e n t ro Republicano Radical de
Casares.
66
El partido de IR se constituye en Casares en 1934, en
Marbella en 1935 y en Estepota, Benahavís, Ojén y Mijas en
1936, AHPM-GC-A.; CC. 911, 917, 923, 928, 930, y 931, Izquierda
Republicana de Benahavís, Casares, Estepona, Marbella, Mijas
y Ojén.
67
Entre marzo y junio de 1936 se constituyen los Radios
Comunistas de estas localidades y respecto a las Juventudes
Socialistas, en Estepona se habían constituido en enero de
1934 y en abril de 1936 se constituyen en San Pedro Alcántara.
AHPM-GC-A.; C. 873.
68
En Marbella la Juventud de Acción Popular (JAP), se constituyen en enero de 1936, siendo uno de sus iniciadores
Francisco Cantos Gallardo, que más tarde se convertiría en el
jefe local de Falange. AHPM-GC-A.; C. 877, «Reglamento de la
Juventud de Acción Popular de Marbella».
69
Félix Troyano Uceda ya había sido alcalde en 1932, procedía
del radical-socialismo. En los informes realizados por el jefe
local de Falange, en agosto de 1937, es acusado de ser un
Marxista peligrosísimo y el Autor directo de la quema de la
Iglesia y de cuantas anomalías se cometieron en este pueblo.
Los testimonios orales, sin embargo, señalan que salvó a
gente e impidió que hubiese más muertes. Archivo Histórico
Municipal de Estepona (AHME), L. F-1, Expediente 57 y cinta
n. º 2.
70
AHPM-GC-Sucesos, C. 12.643, «Informe sobre los sucesos
ocurridos en Estepona», 28/02/1936.
71
Archivo Histórico Nacional (AHN), C. 1.059 (1), Folio (F.)
3.613, «Causa General» de Casares.
72
El 22 de febrero fueron detenidos en Marbella varios jóvenes de la JAP y de Acción Católica acusados de conspiración
fascista tras ser sorprendidos en el interior de una iglesia, acusados –sin que nunca se confirmara– de ocultar armas. AMM,
«Correspondencia Oficial», 1936.
73
INFANTE GARCÍA, J. C., Unos apuntes…
Extracto de la Revista Jábega nº 94, año 2003. © Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga (www.cedma.com)