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Subalternos/as y subalternidades. Los/as " Heavys " en Tucumán. Una mirada subalterna sobre una manera (buscada) de ser subalternos/as Resumen En este trabajo se pretende reflexionar sobre el Heavy Metal como estilo musical, sus " cultores " (músicos y público), pero también sobre la situación del/la investigador/a, cuando este/a es parte de ese otro, otro totalmente subalterno. Estudiar a sus cultores, supone poner la mirada por un lado en sus estéticas, gestualidades, sociabilidades y formas de apropiarse de " sus " espacios, como así también en las corporalidades específicas que asumen. Supone partir de un bagaje de conocimiento propiciado por las distintas líneas epistémicas de estudios sobre juventudes, además de aquellos sobre consumo cultural. Intentaremos además, romper en estas reflexiones con dicotomías del tipo: masculino/ femenino o público/privado, dicotomías que omiten cruzar la categoría género con generación, etnia, clase, etc., tratando de mirar desde un punto subalterno un recorte de la realidad marcado por su identidad subalterna. Abstract This paper aims to reflect on Heavy Metal as a musical style, it's "cultores" (musicians and audience), but also about the situation of the researcher when he or she is a part of that other, of that completely subaltern other. To study it's "cultores" means to put our eyes on it's esthetics, gestures, sociability and the ways the appropriate of "their" spaces as well as the specific corporalities they assume. It means to start from an amount of knowledge provided by the different epistemic lines within youth studies and also the ones given about cultural consume. We will try to break into this ides with dichotomies such as masculine/femenine or public/private, that fail to cross the categories of gender with generation, ethnicity, class, etc.. All this will be done trying to look from a subaltern point of view a piece of reality marked by it's own subalternan identity.

Subalternos/as y subalternidades. Los/as “Heavys” en Tucumán. Una mirada subalterna sobre una manera (buscada) de ser subalternos/as Salvatierra Gustavo Nicolás Licenciado en Historia Fac. Filosofía y Letras – C.E.H.I.M. - U.N.T. Docente en las materias Etnología y Antropología Social (U.N.T.) Doctorando en Ciencias Sociales (UNT Alumno de la Diplomatura Superior de Estudios y Políticas de Juventud en América Latina (FLACSO Argentina) [email protected] Resumen En este trabajo se pretende reflexionar sobre el Heavy Metal como estilo musical, sus “cultores” (músicos y público), pero también sobre la situación del/la investigador/a, cuando este/a es parte de ese otro, otro totalmente subalterno. Estudiar a sus cultores, supone poner la mirada por un lado en sus estéticas, gestualidades, sociabilidades y formas de apropiarse de “sus” espacios, como así también en las corporalidades específicas que asumen. Supone partir de un bagaje de conocimiento propiciado por las distintas líneas epistémicas de estudios sobre juventudes, además de aquellos sobre consumo cultural.  Intentaremos además, romper en estas reflexiones con dicotomías del tipo: masculino/femenino o público/privado, dicotomías que omiten cruzar la categoría género con generación, etnia, clase, etc., tratando de mirar desde un punto subalterno un recorte de la realidad marcado por su identidad subalterna. Palabras clave: Heavy Metal- subalternidad- género- identidad-juventudes. Abstract This paper aims to reflect on Heavy Metal as a musical style, it's "cultores" (musicians and audience), but also about the situation of the researcher when he or she is a part of that other, of that completely subaltern other. To study it's "cultores" means to put our eyes on it's esthetics, gestures, sociability and the ways the appropriate of "their" spaces as well as the specific corporalities they assume. It means to start from an amount of knowledge provided by the different epistemic lines within youth studies and also the ones given about cultural consume. We will try to break into this ides with dichotomies such as masculine/femenine or public/private, that fail to cross the categories of gender with generation, ethnicity, class, etc.. All this will be done trying to look from a subaltern point of view a piece of reality marked by it's own subalternan identity. Key Words: Heavy metal-subalternity-gender-identity-youth I Si bien podemos visualizar a nivel mundial, los inicios del Heavy Metal -como estilo musical- en la década de 1970, en Tucumán encontramos las primeras bandas metaleras a principios de los ‘80, prácticamente en forma paralela con Buenos Aires y en general con las grandes ciudades de Argentina. Estudiar a sus cultores tanto varones como mujeres, supone poner la mirada entre otras cosas, en sus estéticas, gestualidades, sociabilidades y formas de apropiarse de “sus” espacios, como así también en las corporalidades específicas que asumen, teniendo presente en todo momento la heterogeneidad y complejidad que esta cultura, subcultura tribu o movida tiene. Supone partir de un bagaje de conocimiento propiciado por las distintas líneas epistémicas de estudios sobre juventudes, además de aquellas miradas que últimamente centran su interés en él consumo cultural de los distintos colectivos de jóvenes. Sin embargo, pretendemos discutir aquí la posibilidad de mirar esos/as jóvenes En el presente trabajo intencionalmente decidimos emplear un lenguaje donde los géneros queden nombrados por una barra entre ellos el/la sabiendo que solo reproduce una dicotomía genérica que obviamente excluye a personas que no entran en ella. Este aspecto el del lenguaje y como nombrar la diversidad es todo un debate en sí mismo. con otros ojos, con ojos subalternos, respetando el hecho de que para ellos/ellas la subalternidad es bandera, una bandera buscada, cuidada y defendida. La música crea identidad, y por tanto un nosotros para quien la vive. La mayoría de los estudios hasta aquí sobre grupos juveniles ligados a estilos musicales son llevados adelante a partir de una visión prácticamente taxonómica. Pero, ¿es acertado caracterizarlos/as como miembros de una Tribu Urbana?, ¿o justamente en ello estaríamos reproduciendo un gesto, una visión hegemónica que prevalece en las ciencias sociales?. Es decir, ¿no estaríamos reproduciendo nociones de una ciencia que perpetua distintas dicotomías absolutamente jerarquizadas? Pretendo en este trabajo, reflexionar sobre el heavy Metal, sus “cultores” (músicos y público), pero también sobre la situación del/la investigador/a, cuando este/a es un nativo de esa otredad, un otro totalmente subalterno. Es decir, puedo verdaderamente realizar un extrañamiento o solo reproduzco como una receta lo prescripto occidentalmente como pertinente para estos casos? ¿No es olvidarme de que mi mirada es también subalterna y por tanto habilitada? O acaso cuando un/a cientista elije su objeto de estudio no parte de un exhaustivo estudio de todo el material heurístico disponible, o asiste al campo participando directamente en numerosas ocasiones de ceremonias, rituales, etc. y con esto ¿no está en la práctica adquiriendo un conocimiento que en mí la ciencia occidental pone en tensión? Intentaremos además, romper en estas reflexiones con dicotomías del tipo: masculino/femenino o público/privado, dicotomías que omiten cruzar la categoría género con generación, etnia, clase, etc., tratando de mirar desde un punto subalterno un recorte de la realidad marcado por su identidad subalterna. II Estudiar grupos de jóvenes como grupos de pares, supone abrevar en un copus académico muy extenso. Desde las magníficas etnografías de las escuela de Chicago y Birmingham y sus debates a cerca de la antropología “en la ciudad y/o de la ciudad” en adelante y hasta nuestros días, el/los enfoques han ido girando siempre teniendo como centro a los/as jóvenes en grupo. Trabajos muy valiosos a los fines de un panorama completo de lo trabajado en relación al estudio de las juventudes: Arce Cortés Tania: “Subcultura, contracultura, tribus urbanas y culturas juveniles: ¿homogeneización o diferenciación?”. Nateras Dominguez Alfredo: “trayectos y desplazamientos de la condición juvenil contemporanea”.Kropff Laura: “Apuntes conceptuales para una antropología de la edad”. Trejo Sanchez José Antonio: “Sociología de la Juventud: breve estado de la cuestión”. Para América Latina específicamente: Pérez Islas José Antonio: “Trazos para un mapa de la investigación sobre juventud en América Latina”. Entre postergados y estigmatizados, negados y negativizados, desde los discursos, estudios e historias de los jóvenes, pasando por el consumo y sus estilos. Estos grupos, fueron progresivamente estudiados y tipificados bajo diversos conceptos: Subculturas, contraculturas, tribus urbanas y culturas juveniles. Así no es difícil ver como se terminaba encasillándolos en compartimentos prácticamente estancos a los que eran asignados de acuerdo a sus distintas características, algunas veces estéticas otras de comportamiento, consumos, actividades, etc. Sin embargo, homogeneizarlos como grupo etario, en sus consumos, en sus gustos, en sus estilos, en resumen en su forma de ser es un error. Justamente la diversidad es una de sus características principales de ahí que –y parafraseando a Mario Margulis- lo más pertinente sea hablar de juventudes y no de juventud. Cf. Margulis, Mario (Ed): “ La Juventud es más que una Palabra” Consideramos junto con Pablo Alabarces que “sólo es posible reponer un significado fuerte de lo popular, en este caso de la música popular, leyéndolo como la dimensión de lo subalterno en la economía simbólica. Entonces, nuestro análisis de la música popular debe pensarse en ese contexto en el que una distribución compleja y estratificada de los bienes culturales donde lo popular ocupa posiciones subalternas” Cf. Alabarces, Pablo: “Posludio: Música Popular, identidad, resistencia y tanto ruido (para tan poca furia)” Así este autor nos dice que debemos insistir en hablar de música popular, “con lo que el adjetivo introduce una articulación necesariamente de clase: aún con todas las dificultades que supone definir lo popular, el término insiste en designar de manera amplia el conjunto de las clases subalternas e instrumentales de una sociedad dada. En última instancia lo que queremos señalar es que incluso al interior del mismo campo de la música de tradición popular ópera con diferencias marcadas por la posición de clase del analista-necesariamente letrado- y de sus públicos: la música popular no es un territorio ajeno a los desniveles y las desigualdades que atraviesan cualquier sociedad. Idem. III “Somos los negros, somos los grasas pero conchetos no” Si los estilos musicales generan identidades/identificaciones no es menos sabido que el rock y sus variantes siempre han estado por lo menos, representados como lo rebelde. Así entre los estilos musicales incluidos en lo que podríamos nombrar como Rock, el Heavy Metal junto con el Punk son los que en mayor medida dejan en claro explícitamente esa postura. Como nos dice Silvia Martínez: “En un principio el heavy se vio como una versión progresivamente radicalizada del rock duro de aquel momento, con el cual seguiría compartiendo rasgos estilísticos básicos: la dureza en la interpretación vocal, la distorsión de la base guitarrística y un sonido global muy denso y agresivo.” Sigue la misma autora, “La relación acrítica que se establece entre la música heavy y una masa juvenil entendida como un grupo fácilmente manipulable desde una perspectiva sociológica simplista- nos permite explicar en buena medida el vaivén en la percepción pública de los seguidores heavies: si unas veces son considerados como un grupo altamente conflictivo y peligroso, otras son percibidos como poco más que víctimas de estrategias fácticas de control social. Como en tantas otras ocasiones, las críticas a esta música tienen en realidad en su punto de mira un objetivo más amplio: las acusaciones -no por ridículas menos ciertas- de música insana, incitadora al suicidio, diabólica y amoral, no se dirigen hacia un repertorio aséptico y aislado de un entorno social, sino que a través de la música, condenan un conjunto de elementos mucho más amplio y estigmatizan unos determinados valores, estética y actitudes.” Martínez Silvia: Heavies: ¿una cultura de transgresión? Ahora bien, desde su ideario, sus letras sus vestimentas y su estética en general nos remiten a la transgresión y la protesta. Asimismo el Henry es una música asociada una híper masculinidad, una visión muchas veces paradójica o contradictoria asociada a estéticas de este tipo y por otro lado una glamorosa androginia, en donde la mujer prácticamente no parecen lugares netamente públicos como podría ser el liderazgo de una banda sobre el escenario, reduciéndose en general su participación a todas aquellas tareas con marcado rol “secundario”, como por ejemplo la logística del show, la producción, o simplemente cobrar entradas. Sin embargo, no siempre es así, como lo indica Silvia Martínez García, “en la ecuación música popular más mujer su resultado puede muchas veces ser sorprendente, más allá de lo cuantitativo la mujer está asociada a estilos musicales mucho más “accesibles” tanto en sus estéticas, esos estilos espectaculares, como en la temática de sus letras y sus melodías”, pero lo cierto es que hoy la mujer tiene una presencia muy fuerte dentro del mundo metalero, no sólo como público, fans, groupies, sino también como instrumentistas y vocalistas, de hecho formando muchos casos banda integrada únicamente por ellas. Podríamos decir en este punto, que es un grupo juvenil (tribu urbana, subcultura, cultura juvenil), que se reivindica como subalterno, que reivindica la subalternidad pero que además busca SER subalterno como noción básica de pertenencia. Creemos oportuno aclarar que: “la noción de subalternidad surge para dar cuenta de la condición subjetiva de subordinación en el contexto de la dominación capitalista” 4 Modonesi Massimo: “Subalternidad, antagonismo, autonomía. Marxismo y subjetivación política”. Pp.26 Así con su discurso de autenticidad y anti moda, el heavy es percibido como una música alternativa, “under”, subalterna. Sin embargo esa subalternidad es buscada y sobre todo es defendido por sus cultores: “no se pertenece el mercado ni se es careta”. La posibilidad de situarse en posición de subalterno permite desarrollar acciones que pueden ser interpretadas por todos los involucrados, como destinada a señalar la relación de dominación o a modificarla. Entendemos aquí subalternidad de manera amplia, en un sentido político, de clase, étnico, de género o denominando extendidamente cualquier tipo de situación minoritaria. Sostenemos que la interpretación de esa posición y resistente puede ser producida tanto por los que ejercitan la acción como por aquellos que, por su posición hegemónica, sean sus destinatarios. Alabarce Pablo. Op. Cit. Precisamente una de las claves del éxito de la música heavy podría buscarse en la ambigüedad que hace posible identificarse con la transgresión que se le asocia y al tiempo adscribirse a una estética percibida como violenta y radical, sin que este hecho implique compromisos personales ilegales ni verdaderamente antisociales. IV Arribar al campo, que por otro lado es un campo conocido, vivido Es preciso aclarar que soy integrante como guitarrista de una banda Heavy Metal en la ciudad de San Miguel de Tucumán, de allí mi condición de “nativo” en el problema a investigar., plantea (me plantea), una serie de cuestiones de interrogantes: Como acatar el mandato de extrañamiento ante un objeto de estudio que me contiene como partícipe, como integrante? con el cual me identifico? La vigilancia epistémica –objetivar al sujeto que objetiva (Bourdieu dixit)- debe ser permanente, pero que debo vigilar? Sin lugar a dudas debo ojetivar y objetivarme, pertenecer a este colectivo me convierten en nativo y eso me da una visión privilegiada pues me convierte en un informante clave, pero plausible de estar sesgada de algún tipo de romanticismo. Sin embargo si los datos, si la información, si las fuentes están ahí, por qué no tomarlos?. Se sabe que la investigación no es neutral, sino más bien que él/la investigador/a esta condicionado/a por su historia y su subjetividad. Sin embargo considero que él “pertenecer” al colectivo estudiado, no sólo genera vínculos que favorecen al trabajo de campo como la reflexión posterior. Y si bien es cierto que los prejuicios existen no sirven para no sólo pensar, sino también para pensarnos como parte integrante del colectivo. Y como decíamos anteriormente, si el dato está ahí y sólo puedo aprehender más fácilmente por mi pertenencia pues ¿por porque no hacerlo?, siempre y cuando claro está, que vaya permanentemente cuidando los pasos a través de un terreno en el que fácilmente podría caer en lo épico. Por otro lado y como lo indica Pablo Alabarce “ es imposible analizar un fenómeno como la música popular por fuera de una dinámica de totalidad, que reponga el mapa de lo cultural completo y espeso, con sus desniveles y su jerarquía, con sus riquezas y sus precariedades, con sus zonas legítimas y las deslegitimizadas, en una sociedad determinada a riesgo de caer en una celebración del fragmento aislado”. Alabarces Pablo. Op. Cit. Algunas conclusiones Consideramos en primer lugar que,Trabajar con jóvenes implica dejar de suponer sujetos prácticamente parasitarios para verlos como verdaderos productores de cultura, así sea ésta subculturas o culturas subalternas/subalternizadas. Formar parte del colectivo metalero me permite contar con un bagaje extra, es como tener incorporado el lenguaje nativo propicio para la descripción densa, cuidándome de no caer en la autobiografía. Este grupo juvenil (y urbana, su cultura, cultura juvenil, estilo) se reivindica como subalterno, reivindica la subalternidad, se apropia de ella y la agita como bandera, como noción básica identitaria. La subalternidad como tal, es redifinida y valorada como capital, valioso en esa construcción identitaria donde nombrarlos/nos como una tribu urbana ayuda quizá a la comprensión/identificación del grupo en cuestión pero a la vez reproduce un discurso hegemónico que los medios masivos difunden vulgarizándolo, convirtiéndolo en sentido común. Sentido dicotómico una vez más: acá la sociedad allá, al frente, las tribus urbanas, acá el orden allá la disrupción, la violencia la anomia. Bibliografia Arce Cortés Tania: “Subcultura, contracultura, tribus urbanas y culturas juveniles: ¿homogenización o diferenciación?” En: http://www.scielo.org.ar/pdf/ras/v6n11/v6n11a13.pdf Bidaseca Karina: “Perturbando el texto colonial. Los estudios poscoloniales en América Latina”. Ed. Sb, Bs.As. 2010. Kropff Laura: “Apuntes conceptuales para una antropología de la edad”. En: AVA Revista de antropología. N°16, Misiones, Pp.171/187: (2009) Martinez Silvia: “Heavies: ¿Una cultura de transgresión?” En: http://www.injuve.es/sites/default/files/64tema7.pdf Modonesi Massimo: “Subalternidad, antagonismo, autonomía. Marxismo y subjetivación política”. Ed. Prometeo, Bs.As., 2010. Nateras Domínguez Alfredo: “Trayectos y desplazamientos de la condición juvenil contemporánea” En: http://www.elcotidianoenlinea.com.mx/pdf/12620.pdf Pérez Islas José Antonio: “Trazos para un mapa de la investigación sobre juventud en América Latina”. En: http://ddd.uab.cat/pub/papers/02102862n79/02102862n79p145.pdf Trejo Sánchez José Antonio: “Sociología de la Juventud: breve estado de la cuestión” Espacios Públicos. Toluca, México, Pp.157/170: (2005).