CULTURA(S) OBRERA(S) EN ESPAÑA1
Convocatoria para número monográfico de Kamchatka. Revista de análisis cultural
coordinado por Ángela Martínez-Fernández (UV)
No está todo dicho, está dicho lo de siempre
(ANTONIO ORIHUELA)
La denominación ‘clase obrera’ ha sido, a lo largo de la Historia contemporánea, un término discutido y
problematizado que ha servido, a grandes rasgos, para distinguir y agrupar al conjunto de asalariados desprovistos de
los medios de producción dentro de la sociedad capitalista. La terminología que popularizasen Marx y Engels a mitad
del siglo XIX ha ido variando, convirtiéndose frecuentemente en objeto de discusiones teóricas: ¿clase obrera, clase
trabajadora y proletariado funcionan como sinónimos?, ¿en qué momentos históricos sí y en cuáles no?, ¿por qué?, ¿a
qué factores responde la evolución del término? A su vez, la terminología de origen marxista ha sido reconducida con
fines políticos diferentes a los iniciales: desde su utilización por parte de agrupaciones obreras como aglutinadora de
reivindicaciones sociales de toda índole (sindicatos, partidos) hasta su total invisibilización por parte de las ideologías
que regentan el poder en la división de clases (borrado terminológico desde partidos conservadores). En el panorama
actual, la desubicación se ha generalizado hasta el punto de optar por una doble actitud que, en cualquier caso, ha
restado fuerza al ímpetu colectivo y universal del movimiento obrero: por un lado, el término ha comenzado a diluirse
en pro de otras formas lingüísticas acordes con nuevas realidades laborales (precariado, clase media empobrecida) y,
por otro, se ha restado potencialidad a su significante aglutinador. La ‘clase obrera’ se ha convertido en foco de
manipulaciones reduccionistas que han instrumentalizado su fuerza situándola en relación directa con partidos de
ideología conservadora; y, al mismo tiempo, se ha disputado recelosamente la cerrazón lingüística de sus fronteras, la
denominación ‘clase obrera’ ha quedado limitada, en muchos casos, a los llamados ‘trabajadores de cuello azul’,
aquellos que realizan un trabajo puramente manual y ligado a la industria.
Esta polarización de posiciones (desaparición-uso reduccionista), no sólo hace que la definición y la agrupación de
la propia clase obrera se disuelva en un desconcierto aislante, sino que además deja entrever fisuras a cada paso: ¿qué
factor es determinante a la hora de denominar(nos) clase obrera: el económico, el educativo, el geográfico? ¿En qué
grado de importancia debe actuar cada uno? ¿Si el sujeto percibe un salario superior al mínimo establecido, a pesar de
la conciencia de pertenencia, deja de considerarse obrero? ¿Cuando una persona de clase obrera toma la palabra en el
discurso público deja de pertenecer al conjunto de subalternos? Y, en ese caso, ¿puede la clase obrera estar
compuesta por sujetos no subalternos a pesar de continuar siendo explotados en la jerarquía capitalista? ¿Qué
conexiones y relaciones se dan entre las trabajadoras del sector servicios, hoy en auge, y los denominados ‘cuello
azul’? ¿En qué contextos han sido convocados los símbolos universales del obrerismo y para qué? ¿Quién tiene
potestad para definir/clasificar lo que consideramos ‘clase obrera’? Creemos, no obstante, que la respuesta individual
a estas preguntas generaría otra clasificación en el maremagnum teórico y crearía, nuevamente, compartimentos
estancos. Por ello, el objetivo de este monográfico consiste en rechazar las sentencias afirmativas/negativas e indagar
en la complejidad de los procesos, esto es: ver de qué forma ha evolucionado la terminología en un sentido político y,
sobre todo, la (auto)rrepresentación de los obreros y obreras a lo largo de la Historia contemporánea; qué motivos
políticos y culturales ha habido detrás del uso de la expresión ‘clase obrera’, cómo se han autodenominado los
colectivos en diferentes momentos históricos y por qué, qué canales de expresión pública han usado las obreras en la
defensa de sus libertades, en qué momentos y con qué medios ha sido rescatada la simbología obrera, hasta qué punto
el nuevo trabajador manual sigue identificándose con la expresión ‘clase obrera’, qué supone la aparición de nuevos
Desde la coordinación del monográfico y el Consejo de Redacción de la propia revista queremos agradecer profundamente a
Elías Taño el diseño para la portada de la convocatoria por su generoso trabajo que se ajusta a la perfección al proyecto cultural
colectivo del que participamos.
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términos sociológicos en el panorama para aludir a otras realidades sociales o, en definitiva, de qué manera y para qué
las condiciones materiales de partida de las obreras han sido visibilizadas en diversos momentos históricos. Todo ello,
desde luego, en relación directa con nuestro presente, donde una clase obrera cambiante y multi-étnica ensaya nuevas
formas de intervención social.
Por todo ello, el enfoque del monográfico pretende superar los límites de la categoría y poner el foco en el
desarrollo de las denominadas culturas obreras. Si entendemos la clase obrera como un conjunto social cambiante que
excede las definiciones cerradas y que se vislumbra y perfila con mayor claridad en las diversas prácticas culturales,
hay que recurrir entonces a las disputas por la representación que se llevan a cabo en el terreno cultural. Siguiendo a
Francisco de Luis Martín y Luis Arias González, no existe una cultura obrera única, del mismo modo que no existe la
cultura burguesa como un producto puro, abstracto y neutral (2002: 397), los productos culturales están siempre
atravesados de manera (in)consciente por otras producciones culturales procedentes de otras clases sociales. Los
autores distinguen, dentro de la variedad de propuestas, entre una subcultura obrera en la línea de la cultura
hegemónica (una cultura que sigue los parámetros artísticos burgueses) y una contracultura obrera que se opone a la
línea dominante y le rebate sus presupuestos: “Las clases sociales […] definidas por su situación en el proceso
productivo-social, no son capaces por sí solas de autoabastecerse culturalmente de forma completa y, sobre todo, les
resulta imposible sustraerse a la influencia de las otras estructuras culturales que las engloban e influyen. A lo más que
podemos aspirar es a darle la consideración tipológica de «subcultura» […] y a veces y en momentos muy concretos,
de «contracultura».” (2002: 397). Si las culturas obreras abarcan la diversidad de la colectividad social, son entonces
un espacio propicio para indagar en las contradicciones, las dudas, pero sobre todo los puntos en común que
mantienen viva una categoría hoy dispersa. Partiendo de esta idea central, proponemos un doble acercamiento: por un
lado (y prioritariamente) a las culturas obreras, para ver de qué forma se han desarrollado a lo largo del siglo XX y XXI
en España, qué presupuestos culturales han empleado para elaborar diferentes narrativas, de qué forma han
intervenido en la disputa por la representación obrera, qué simbologías han creado y cuáles han asumido como
propias, en definitiva, qué relaciones conflictivas se han dado entre la Cultura y los obreros. Pero, por otro lado,
proponemos también un acercamiento a todos aquellos productos culturales que se han aproximado, desde otros
lugares, a la intervención pública por la representación obrera. Así, en conjunto, trataremos de indagar en productos
culturales dispares que, de una u otra manera, intervienen en la disputa por la representación de los obreros y obreras,
por ejemplo: Manolito Gafotas, Somos Coca-Cola en lucha, Cachito (un asunto de honor), La mano invisible, Año
tras año, Tea rooms, El salario del gigante, Las que limpian los hoteles: historias ocultas de precariedad laboral,
Animales domésticos, Los lunes al sol, El jefe infiltrado y un largo etcétera. Entre unos productos culturales y los otros
hay un abismo cargado de matices representacionales que interpelan a elementos sociales y culturales. No se puede
intervenir, pensamos, en el debate sobre la clase obrera en general si sólo centramos el objetivo en la cultura
producida por los obreros, ya que esta es siempre minoritaria y recibe un grado de atención menor. Para comprender
a qué se oponen o qué esquemas siguen las culturas de los obreros, es necesario que ampliemos el foco y veamos qué
ocurre en torno a ello desde diferentes perspectivas. En definitiva, el horizonte del monográfico es, principalmente,
abordar el debate en torno a la ‘clase obrera’ desde una situación actual problemática que confiere a las culturas
obreras un espacio central en el descubrimiento de comportamientos, mentalidades, prácticas colectivas e ideologías.
La limitación geográfica a la que se adscribe el monográfico se corresponde con una necesidad de análisis concreto ya
que, pensamos, dentro del territorio español no se ha llegado todavía a forjar un debate de dimensiones similares a
Estados Unidos o Gran Bretaña. A pesar del principio de internacionalidad que aglutina al movimiento obrero, las
transformaciones del mismo y, sobre todo, sus culturas, varían en función del territorio. Por todo ello, urge centrar el
foco de atención en un espacio concreto, y en torno a ese eje vertebrador proponemos los siguientes núcleos
temáticos a modo de orientación:
1. De qué hablamos cuando hablamos de clase obrera
Si entendemos el lenguaje como un terreno en disputa, la (auto)denominación de la clase obrera/trabajadora/
proletariado debe ser el punto inicial en la indagación de su complejidad. Proponemos en este apartado varias
posibilidades en torno a las tensiones que rodean al concepto:
1. 1. La evolución del término desde el siglo XIX con un sentido político: usos y desusos de la terminología en
contextos determinados, problemáticas, el paso del ‘proletariado’ a la ‘working class’ y el nuevo ‘precariado’.
1. 2. De qué forma(s) los colectivos han afirmado o afirman su pertenencia a la clase obrera, en qué sentido
concreto se ha usado el término, con qué implicaciones lingüísticas-políticas.
1. 3. El problema de la identidad obrera. Relaciones identitarias conflictivas, procesos de desclasamiento.
2. Culturas obreras
Las culturas obreras, entendidas como aquellas manifestaciones culturales atravesadas por la connotación de clase,
intervienen en el campo cultural y dialogan o se oponen a la denominada Cultura con mayúscula, aquella considerada
como un conjunto indivisible de prácticas artísticas donde el origen social no interviene (2002: 395). El objetivo de
este apartado es contemplar la variedad que radica en las culturas obreras y las narrativas que se desprenden de las
diferentes problemáticas. Por ello, planteamos un primer apartado con cuestiones de cariz genérico:
2. 1. La discusión del concepto. Tensiones entre cultura(s) y clase social: “la visión del amo” en las culturas
obreras (Franz Fanon), asimilación de los discursos opresores por parte de las narrativas obreras, contraculturas
obreras.
2. 2. Clase y género: una relación conflictiva. La construcción de la feminidad dentro del movimiento obrero,
problemáticas entre organizaciones, el papel de la mujer dentro del anarquismo, socialismo, comunismo,
organizaciones obreras de mujeres, principales reivindicaciones y quejas con respecto a su integración en el
movimiento obrero. Análisis de productos culturales donde la clase y el género funcionan como base narrativa.
Maternidad y matrimonio, relaciones conflictivas de la mujer en espacios obreros. La construcción de la masculinidad
en el movimiento obrero, qué patrones estéticos e ideológicos masculinos circulan y a qué se oponen.
Homosexualidad y transexualidad obrera: conflictos y nuevos horizontes.
2. 3. Autorrepresentaciones de la clase obrera. El debate sobre la subalternidad: ¿puede hablar el sujeto
subalterno?, ¿qué sucede cuando un obrero/obrera accede al discurso público?. Los procesos de visibilización y
relación entre sujetos subalternos, actores invisibles. Procesos de agencia cultural: la ‘okupación’ de la palabra frente
a las narrativas oficiales (Cultura).
2. 4. Representaciones culturales de la clase obrera y de las formas variadas del trabajo: cine, literatura,
graffiti, música, teatro. El lugar del obrero/obrera en la Cultura oficial.
2. 5. Cultura visual obrera (cuadros, fotografías, álbumes familiares, carteles). Estéticas obreras en los cuadros,
las fotografías, los carteles republicanos, los álbumes familiares. Qué implicaciones políticas hay detrás de las
imágenes.
Por otro lado, urge recopilar de forma específica algunas prácticas culturales del pasado que, pensamos, son
centrales en el imaginario obrero colectivo:
2. 6. Espacios de culturas obreras: ateneos, cultura en las fábricas, teatro proletario, etc. Espacios de
socialización, discusión y producción obreras. Qué importancia tuvieron los ateneos en la construcción de la
colectividad obrera, qué evolución sufrieron dichos espacios, cómo se organizaban y se organizan. La paradoja de la
fábrica como espacio de explotación y colectividad obrera. El teatro proletario como escenario de las culturas obreras.
2. 7. ¿La nueva cultura? República y autocrítica desde presupuestos antiburgueses. La importancia de un
momento histórico como los años treinta en España, donde se alcanza un planteamiento intelectual-obrero que será
arrasado por el régimen franquista. La novela proletaria. El imaginario antiintelectual en procesos revolucionarios.
2. 8. Editoriales obreras: tomar la palabra en la producción del libro. La okupación del libro. Evolución de las
editoriales obreras: medios de producción, auge, desaparición.
En tercer lugar, la importancia de los espacios y las geografías habitadas por los obreros y obreras constituye un
punto concreto de reflexión central puesto que en muchos casos son los encargados de instaurar nuevas
territorialidades (Ludmer) y dotar de sentido político a espacios concretos. Por ello, planteamos dos ejes: por un lado,
aquel que entronca con las formas de relación en las comunidades marginadas, los territorios periféricos (barrios,
fábricas-vivienda); y, por otro, aquel que aborda los procesos migratorios y sus implicaciones sociales, ya sea a través
de la migración a otros países o por el recibimiento de migrantes dentro de las fronteras españolas.
2. 9. La música del barrio: rap, rock y otros estilos musicales con conciencia de clase. Culturas obreras desde
territorialidades marginales, la agencia de los subalternos a través de estilos musicales no-oficiales. Las bandas
sonoras del movimiento obrero.
2. 10. Culturas de las migraciones obreras. Qué narrativas han llevado o están llevando a cabo los sujetos
migrantes que, al salir del territorio español, desempeñan trabajos manuales: el fenómeno de las nanys españolas en
Inglaterra. Qué nivel de representación cultural están teniendo los migrantes en la cultura española, de qué forma se
integran los migrantes en la clase obrera del país receptor. Qué culturas están produciendo los migrantes dentro del
territorio español.
2. 11. Internacionalismo obrero: comparativas entre las culturas obreras españolas y las pertenecientes a otros
países. Vínculos políticos y culturales entre el movimiento obrero en América latina, EEUU, África, Asia y España.
¿Cuáles son las ideas-fuerza en las culturas obreras internacionales?
2. 12. Variedad cultural en los territorios del Estado español: lengua, nación y clase.
Y, por último,
2. 13. Combates por la memoria y la desmemoria: memorias subalternas, cultura y clase obrera, historia de un
olvido. De qué forma se está llevando a cabo el rescate de la memoria obrera, con qué medios (audiovisuales, orales,
escritos), qué símbolos se rescatan en la actualidad del movimiento obrero y con qué fines. Combates entre la
memoria institucional y la memoria obrera: ¿existe una memoria obrera institucional?
2. 14. La ‘clase obrera’ en la sociedad del espectáculo: el obrero como sujeto ridiculizado en programas de
máxima audiencia: Cámbiame, Hermano mayor, El jefe infiltrado. La domesticidad del obrero en la sociedad
neoliberal. Posibilidades de subversión, culturas antagonistas.
2. 15. La irrupción de Internet: nuevas formas de culturas obreras en la red.
3. Representaciones y autorrepresentaciones obreras inéditas
Por último, el tercer apartado del monográfico está pensado como una plataforma de materiales culturales que
continúe con la recopilación de nuevas narrativas obreras, ya sean visuales, textuales u orales. Se incluirán en este
punto todos los productos que, de una u otra forma, entren a formar parte del debate y la disputa por la
(auto)rrepresentación obrera: poemas, vídeos, guiones, relatos cortos, carteles, dibujos, etc. El objetivo es
complementar la reflexión teórica y habilitar un nuevo espacio de creación que sirva como lanzadera a otros diálogos
en torno a las culturas obreras. Retomando la cita del comienzo, “no todo está dicho, está dicho lo de siempre”,
invitamos pues a la creación y difusión de otras narrativas, de otros relatos, de otras formas, en definitiva, de
pensar(nos) como clase obrera.
CUESTIONES TÉCNICAS
Todos los artículos y materiales recibidos serán sometidos a un riguroso y exigente proceso de revisión y evaluación, deberán
ceñirse a las líneas temáticas y/o metodológicas expuestas en la convocatoria y ser originales e inéditos. Todos los artículos de
investigación recibidos por Kamchatka. Revista de análisis cultural serán sometidos al siguiente sistema de arbitraje:
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respecto a las áreas de investigación de la revista y sobre la conveniencia o no de continuar con el proceso de evaluación. Se
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dicha decisión.
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reconocido prestigio en el área de estudio del artículo. De acuerdo al sistema de evaluación por pares ciegos, cada artículo será
evaluado de forma anónima por dos evaluadores especialistas en el área de adscripción del artículo. En caso de que fuera
necesario, se llevaría a cabo una tercera lectura por otro evaluador externo. Dicha evaluación tendrá en cuenta la originalidad y
calidad científica de la propuesta, su aportación al campo de estudios en que se inscriba, su utilización de herramientas
metodológicas adecuadas, su coherencia y claridad expositiva y su interés para el desarrollo del análisis cultural. Se notificará por
escrito a todos aquellos autores cuyos artículos hayan sido desestimados por el Comité Científico los motivos de dicha decisión.
Del mismo modo, se notificarán las aceptaciones a aquellos que vayan a formar parte de la publicación con su artículo.
El proceso de evaluación en este monográfico será estándar, pero contará con la presencia de la coordinadora Ángela
Martínez-Fernández en todos los pasos y decisiones. Para que los artículos sean finalmente publicados deberán contar, además de
con la evaluación positiva de las revisiones anónimas, con el visto bueno de la coordinadora, que velará por que cada texto se
adecúe a las líneas propuestas en la convocatoria. Los artículos propuestos para su evaluación deben presentar los resultados de
una investigación científica inédita y deben regirse por los más altos estándares de rigor aceptados por la comunidad científica.
Las investigaciones presentadas estarán enmarcadas en el ámbito del análisis cultural en el contexto de los países de habla
hispana durante el siglo XX y las primeras décadas del XXI. De forma excepcional se aceptarán artículos que realicen
comparaciones con otros espacios culturales o que, por su cercanía geográfica o geopolítica, puedan servir para iluminar
cuestiones relacionadas con espacios culturales más amplios (p.ej. Brasil en el caso de Estudios Latinoamericanos, Portugal en el
caso de estudios peninsulares).
Kamchatka. Revista de análisis cultural aceptará artículos en español e inglés. Si la temática del artículo lo requiere, se
admitirán también artículos en otros idiomas, especialmente catalán, gallego, euskera y portugués. Los artículos deberán seguir
el modelo de redacción IMRyD (Introducción; Metodología; Resultados y Discusión) y seguir una metodología crítica y
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interior del campo que es objeto de nuestro análisis. Para evitar confusiones y referirnos a un equívoco común, Kamchatka no es
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