SEMINARIO EVANGÉLICO DE PUERTO RICO
ESPIRITUALIDAD SOCIAL: UNA PASTORAL SOLIDARIA CON EL
PRÓJIMO
MONOGRAFÍA DE INTEGRACIÓN
EN CUMPLIMIENTO PARCIAL DE LOS REQUISTOS
DEL CURSO COLQ IV- 0004
CONSEJERA: AGUSTINA LUVIS NUÑEZ, Ph. D.
POR
IRAIDA M. ÁLVAREZ CARRASQUILLO
SAN JUAN, P.R.
ABRIL, 2016
TABLA DE CONTENIDO
Introducción
1.
2.
La Espiritualidad Social en la Tradición Bíblica
3
4-13
1.1
Exégesis Bíblica Ester 7:1-6
4
1.2
Exégesis Bíblica Lucas 3:10-14
9
La Espiritualidad Social en tres periodos históricos y su teología
12-20
2.1
San Francisco de Asís, Edad Media
13
2.2
Juan Wesley, La Reforma
15
2.3
Elsa Támez, Tiempo Contemporáneo
18
3.
Otros teólogos contemporáneos y sus aportes a la Espiritualidad Social
20-22
4.
Aplicación Pastoral
22-25
Conclusión
26
Bibliografía
28
2
INTRODUCCIÓN
Nuestra intención en este trabajo monográfico es explorar el tema de la espiritualidad
social desde la perspectiva de la solidaridad como acción social que se hace palpable en
el amor al prójimo. Nuestro quehacer responde a una preocupación genuina sobre la
comprensión vaga que se tiene del concepto espiritualidad y su dimensión social.
Observamos que a esta se le ha circunscrito a una práctica religiosa que en la soledad
busca la perfección distanciándose de la acción social guiada por el amor al prójimo.
Olvidan en su búsqueda que la espiritualidad es una manera concreta de vivir el
evangelio, animada e iluminada por el Espíritu.1
Por ser un tema de esencial importancia y el norte de toda experiencia de fe que
pretende ser relevante y pertinente a sus tiempos, es nuestro propósito investigar a
profundidad lo enseñado por la Biblia sobre el tema tanto en el Antiguo Testamento
como el Nuevo Testamento. Además, nuestro análisis revelará el desarrollo del tema y la
forma en que la Iglesia lo trabajó a través de la historia. Por tanto, nuestro esfuerzo
constará de: 1) un análisis del tema en tres periodos de la historia: Edad Media, Reforma
y Tiempo Contemporáneo; 2) un análisis exegético de dos pasajes bíblicos, Ester 7:1-6 y
Lucas 3: 9-14; y 3) reflexionaremos sobre cómo fue desarrollado el tema por los teólogos
contemporáneos y la forma en que se traduce a la práctica pastoral en sus diferentes
contextos.
Nuestra investigación se fundamentará en una base teológica la cual nos facultará para
discernir el deseo del corazón de Dios y su actuar en nuestras vidas, comunidad de fe, y
sociedad. De tal forma obtendremos una amplia comprensión sobre los diferentes modos
en los que podemos ser colaboradoras y colaboradores del Reino de Dios; promoviendo
así la justicia como aspecto clave de la espiritualidad social. Es nuestro anhelo que este
trabajo sirva de guía y arroje luz a toda aquella persona que desee caminar en solidaridad
con el oprimido y marginado, nuestro prójimo.
1
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Verbo Divino:
Navarra, 1984), 79.
3
1. LA ESPIRITUALIDAD SOCIAL EN LA TRADICIÓN BÍBLICA
El encuentro con Dios en la historia solo es posible a través de la espiritualidad, pues
en cierto modo esta es una manera de situarse frente a Dios y frente a las realidades del
ser humano en su experiencia de vida.2 Es una experiencia del Espíritu que empodera
todas las áreas de la vida3 logrando así una transformación interior en el ser humano que
da sentido y abre, de acuerdo a Leonardo Boff, nuevos campos de experiencia rumbo al
corazón y al misterio de todas las cosas.4 Por tanto, la espiritualidad cristiana puede ser
descrita como obediencia a Dios, un seguimiento de Jesús en el poder del Espíritu5 que
toma en cuenta las vivencias, los sufrimientos y la esperanza de los pobres. En palabras
de Jon Sobrino, “la liberación y la espiritualidad no se excluyen, sino que se reclaman
mutuamente como práctica y Espíritu”.6
1.1 Exégesis Bíblica Ester
A. Contexto Histórico
Considerando el contexto histórico del libro de Ester, originalmente un texto hebreo
conocido como Texto Masorético al cual varias versiones griegas y latinas le hicieron
adiciones7, José Vílchez explica que se redactó como una novela de ficción8 y responde a
la necesidad de fundamentar la celebración de la fiesta de los Purim.9 Esta
2
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Verbo Divino:
Navarra, 1984), 79.
3
Eldin Villafañe, “El Espíritu liberador, hacia una ética social Pentecostal hispanoamericana”,
(Buenos Aires: Nueva Creación, 1996), 145.
4
Leonardo Boff, “Espiritualidad, un camino de transformación”, (Río de Janeiro: Sal Terrae,
2001), 20.
5
Eldin Villafañe, “El Espíritu liberador, hacia una ética social Pentecostal hispanoamericana”,
(Buenos Aires: Nueva Creación, 1996), 145.
6
Jon Sobrino, “Liberación con Espíritu, apuntes para una nueva espiritualidad”, (Santander: Sal
Terrae, 1985), 57.
7
José Vilchez, “Rut y Ester” (Navarra: Verbo Divino, 1998), 81.
8
Ibid., 186.
9
Ibid., 192.
4
conmemoración que tiene lugar durante los días catorce y quince del mes de Adar y
honra la memoria del pueblo judío que enfrentó la realidad dura y cruel de la diáspora
denominándoles testigos de un acto liberador de su Dios al no abandonarlos, y venir en su
ayuda en la angustia.10
El concepto de la espiritualidad social en el libro de Ester es indispensable para
nuestro trabajo, así que analizaremos la forma en que se interpreta el tema a través de
todo el relato. De cara a la realidad de opresión y marginación vivida por el pueblo judío
de la diáspora, la espiritualidad social percibe la realidad de injusticia creando conciencia
y orientando sus acciones a una indignación ética; enojo que les permitió transigir, tolerar
y convivir o pactar con la injusticia.11 Es decir, una experiencia del Espíritu que da vida a
lo que Anselm Grün y Meinrad Dufner llaman una espiritualidad desde abajo;
espiritualidad que responde sobre qué se debe hacer cuando todo parece perdido y busca
incansablemente juntar los fragmentos rotos de la realidad que vive.12
B. Contexto Vital
El libro de Ester, considerado uno de los cinco rollos y leído en la fiesta judía
“purim” como un recordatorio de la presencia salvadora de Dios en medio de su pueblo13,
es una caracterización cautelosamente diseñada de las realidades sociales y culturales
experimentadas por el pueblo judío que vivía en el exilio en los días del rey Asuero.14 Es
un relato de la diáspora que de acuerdo a Timothy S. Laniak demuestra la posibilidad y
ofrece dirección a aquellas y aquellos que viven en un país extraño de cómo ser leales a:
la herencia de su pueblo, a su Dios como esperanza de liberación, y a la certeza de que
José Vilchez, “Rut y Ester” (Navarra: Verbo Divino, 1998), 189.
Pedro Casaldáliga y José M. Vigil, “Espiritualidad de la Liberación”, (Santander: Sal Terrae,
1992), 55.
12
Anselm Grün y Meinrad Dufner, “Una espiritualidad desde abajo, el diálogo con Dios desde el
fondo de la persona”, (Madrid: S.A. de Edicione, 2012), 10.
13
Ana Laura Castillo y Gabriel Fierro, “Ester, Judit, Rut, Tobías. Apócrifos del Antiguo
Testamento”, (Navarra: Verbo Divino, 2009), 25.
14
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998), 6.
10
11
5
como pueblo pueden vivir de una forma creativa y gratificante.15 Es por esto que el libro
de Ester, argumenta Ana Laura Castillo y Gabriel Fierro, es considerado un modelo para
los judíos de la diáspora de cómo se ha de enfrentar una crisis en el exilio.
C. Comentario Exegético de Ester 7: 1-6
Para comprender la espiritualidad social de Hadasa es importante considerar las
palabras de Dufner y Grün cuando citan una expresión de los monjes, “La oración
auténtica brota de las profundidades de nuestras miserias y no de las cumbres de nuestras
virtudes.”16 Al igual que la expresión anterior, escogimos la espiritualidad de Hadasa
como modelo para la espiritualidad social por entender que esta mujer descubrió en la
pobreza de los suyos un lugar privilegiado desde donde mirar e interpretar la historia y la
ocasión donde ubicar su praxis transformadora.17 Su ideología, al igual que la del pueblo
latinoamericano, eligió las militancia como actitud de servicio solidario a la causa de su
pueblo18 y la exigencia de realización social para la causa de los suyos.19
Su actitud militante exhibía lo descrito por Pedro Casaldáliga y José M. Vigil, “…
irradia mística, contamina a los demás con su apasionada entrega, chorrea esperanza.”20
Por lo tanto, esta mujer rompió con los intereses viciados de las estructuras que
dominaban la sociedad en la cual vivía para demostrar que su interés no coincidía con el
de los opresores ni mucho menos con el de los oprimidos pasivos. Su espiritualidad le
exigía unir fuerzas con los pobres de espíritu en solidaridad con su sufrimiento, pues les
entendía como libres e iguales.21 Como resultado, hizo suya la causa de su pueblo y
decidió develar ante la corte su identidad étnica como una contada entre los marginados.22
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998), 6.
Anselm Grün y Meinrad Dufner, “Una espiritualidad desde abajo, el diálogo con Dios desde el
fondo de la persona”, (Madrid: S.A. de Ediciones, 2012), 9.
17
Pedro Casaldáliga y José M. Vigil, “Espiritualidad de la Liberación”, (Santander: Sal Terrae,
1992), 83.
18
Ibid., 88.
19
Ibid., 90.
20
Ibid., 91.
21
Ibid., 103.
22
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998), 96.
15
16
6
E
n los primeros dos versos de la narrativa Ester 7:1-6 se presenta, de acuerdo a José
Vílchez, una perícopa que comprende dos preguntas del rey y dos respuestas de la reina
Ester en un diálogo.23 El relato sugiere que Hadasa estratégicamente esperó el momento
en que sus invitados estuviesen satisfechos por los manjares del banquete y los exquisitos
vinos provocando la impaciencia del rey respecto a su petición. De modo que permitió
que fuese la euforia del momento la que llevara al rey con copa de vino en manos a
pronunciar las mismas preguntas hechas con anterioridad a la mujer que gozaba de su
favor, ¿Cuál es tu demanda? Aunque sea la mitad del reino, te será otorgada.24 Demostró
una de las cualidades descritas por Casaldáliga y Vigil de la militancia, “… una fina
sensibilidad para detectar los intereses del pueblo, los desafíos, los peligros, las
oportunidades, el Kairos…”25
En el verso tres, observa Vílchez, que el uso de los títulos entre la pareja real en medio
de la conversación va mucho más allá de los estándares de etiqueta y respeto usados en la
corte. Hadasa enhebró su petición y demanda con dos condicionales de pura cortesía26
con el fin de forjar un límite que miembro de la corte por poderoso que fuese podría
transgredir. Es decir, la reina apeló al favor personal hallado ante los ojos del rey no solo
por sus acciones sino por el amor que el monarca le profesaba27; pues de ser concedida su
petición pendía su vida y la de los suyos. Esto demuestra su posición como reina en la
corte no le inhibió de sentirse vitalmente unida al destino histórico de su pueblo.28
Es en el verso 4 que Hadasa pronuncia la denuncia a la injusticia que estaba próxima a
cometerse e identifica el móvil del crimen premeditado con las siguientes palabras,
“hemos sido vendidos, yo y mi pueblo, para ser destruidos, para ser muertos y
exterminados.” En un acto hábil de diplomacia la reina se proyecta dispuesta a aceptar
calladamente la esclavitud como un acto de lealtad a su rey. Sin embargo, solo un motivo
José Vilchez, “Rut y Ester” (Navarra: Verbo Divino, 1998), 326.
Ibid., 327.
25
Pedro Casaldáliga y José M. Vigil, “Espiritualidad de la Liberación”, (Santander: Sal Terrae,
1992), 91.
26
José Vilchez, “Rut y Ester” (Navarra: Verbo Divino, 1998), 328.
27
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998),
109.
28
José Vilchez, “Rut y Ester” (Navarra: Verbo Divino, 1998), 328.
23
24
7
le obligaba a revelar la razón de su silencio; evitar un daño irreparable al rey. Laniak
argumenta que vender al pueblo judío como esclavo sería un beneficio directo a las arcas
reales convirtiéndoles en manos de obra barata pero a su vez un agravio al honor del rey,
pues su reina correría la misma suerte.29 Peor aún, si se les condenaba a muerte el reino
perdería un gran número de súbditos libres que aportaban al desarrollo económico con
sus tributos.30
Por tanto, la denuncia de Hadasa revela un agravio directo a la persona del rey y a los
intereses económicos de su reino. Laniak indica que en el momento en que la reina dejó
al descubierto su identidad étnica y el peligro que corría su pueblo lo hizo con un
propósito dual. Esta buscaba provocar que el rey protegiera su honor salvando a su
esposa de un enemigo común y su vez desenmascarara a Amán como el verdugo de su
pueblo.31 De acuerdo a Vílchez había implícito en esta aseveración un reproche al rey,
pues en un imperio Medo-Persa el monarca es el único dueño, señor de todos los súbditos
y responsable por los decretos promulgados en su territorio–.32
Por consiguiente, el monarca se hizo cómplice del autor intelectual del crimen por su
negligencia de: confiar ciegamente entregándole el anillo real para validar el decreto y
otorgar el dinero ofrecido a cambio de la vida del pueblo a Amán. La denuncia esbozada
por Hadasa es vista por Laniak como una perspicaz por la forma en que esta presentó los
hechos eximiendo al rey del peso total de la culpa. En consecuencia, en los versos cinco y
seis podemos observar la forma en que fue presentada la evidencia ante el rey le llevó a
que no pudiese concebir lo sucedido como nada menos que un acto de traición hacia su
persona33, pues la responsabilidad recae sobre Amán al encubrir las verdaderas razones
que justificaban el edicto y sus consecuencias.
La espiritualidad de Hadasa es testimonio de que el amor solidario al prójimo requiere
29
113.
30
31
110.
32
33
112.
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998),
José Vilchez, “Rut y Ester” (Navarra: Verbo Divino, 1998), 329.
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998),
José Vilchez, “Rut y Ester” (Navarra: Verbo Divino, 1998), 328.
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998),
8
una entrega radical y una lucha incansable a favor de la liberación.34 Por ser su
espiritualidad una social le fue inevitable no identificarse con el dolor de su pueblo y
hacerse prójimo enfrentando para lograr la liberación la renuncia a ella misma. El relato
de su vida y acciones demuestran que la liberación necesita de práctica y espíritu, pues la
práctica que es guiada por el Espíritu encamina al ser humano hacia un encuentro con el
Dios de los oprimidos.35 El que dejó su vida es una prueba irrefutable de que el amor
liberador, el acercamiento al Dios de los pobres y las acciones en favor de la causa de los
marginados provoca que las liberaciones históricas avancen hacia la plenitud del reino de
Dios.36
1.2 Exégesis Bíblica Lucas 3:10-14
D. Contexto Histórico
El evangelio según Lucas es considerado una obra anónima en la cual el autor, un
cristiano de la segunda o tercera generación conocedor de las tradiciones literarias del
Antiguo Testamento, basa su redacción en el testimonio de testigos oculares.37 Esta obra
evangélica fundamentada en tres fuentes principales, Marcos, Q y una tercera fuente que
no fue necesariamente un documento escrito.38 Esta obra fue dirigida a una audiencia
mayoritariamente gentil39 con la finalidad de presentar a Jesucristo como redentor que en
un acto de profundo amor y solidaridad no dejó en el olvido a los gentiles, a los pobres, ni
a los marginados40. Esta atención misericordiosa que lleva a identificar este relato como
el evangelio de los pobres y de la renuncia absoluta41 deja al descubierto los rasgos
Jon Sobrino, “Liberación con Espíritu, apuntes para una nueva espiritualidad”, (Santander: Sal
Terrae, 1985), 45.
35
Ibid., 42.
36
Ibid., 37.
37
Joseph A. Fitzmyer, “El evangelio según Lucas” Vol. I, (New York: Ediciones Cristiandad, 1981),
71.
38
Ibid., 121.
39
José Schmid, “El evangelio según San Lucas”, (Barcelona: Editorial Herder, 1965), 38.
40
Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer y Roland E. Murphy, “Comentario Bíblico San
Jerónimo” (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1972), 299.
41
Ibid., 300.
34
9
característicos espiritualidad: acciones solidarias que por ser guiadas por el amor son
incapaces de reproducir aquellos actos que marginan y oprimen para reconocer la
dignidad a todo ser humano.
El concepto de la espiritualidad social en el libro de Lucas es de vital importancia para
nuestro trabajo, pues la espiritualidad que se exhibe en este evangelio está directamente
relacionada a la dimensión social de los grandes movimientos históricos de una época y a
la historia concreta.42 Por lo tanto, su mayor exigencia es que nos introduzcamos en la
historia según la perspectiva de Dios.43 John Sobrino lo expresa de la siguiente forma,
“Se trata de que la espiritualidad del pueblo pobre, lo fundamental de su fe y de su
esperanza, sus valores espirituales concretos, su generosa entrega por amor, configuren la
espiritualidad de todos y le den su corrección concreta.44 Es decir, el actuar del Espíritu
resulta en una libertad que permite al ser humano recobrarse a sí mismo a través de la
solidaridad hacia los demás.45
E. Comentario Exegético Lucas 3:10-14
La narrativa del evangelio de Lucas comienza su primera sección del relato
identificando la labor mesiánica de Jesús a través de la predicción de Juan el Bautista. Su
intención, argumenta Carrol Stuhlmueller, es descartar una idea que circulaba en el
cristianismo primitivo de identificar a Juan como un antagonista abierto de Jesús46 y de
vez ofrecer un resumen de lo que Juan predicó en distintas ocasiones.47 Por ser
característico de Lucas el suavizar las expresiones duras en su narrativa48 identifica a la
audiencia que le escucha como ‘las multitudes’ y no se refiere a ellos como lo hacen los
Jon Sobrino, “Liberación con Espíritu, apuntes para una nueva espiritualidad”, (Santander: Sal
Terrae, 1985), 69.
43
Ibid., 74.
44
Ibid., 77.
45
Ibid., 78.
46
Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer y Roland E. Murphy, “Comentario Bíblico San
Jerónimo” (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1972), 323.
47
Ibid., 326.
48
Ibid., 327.
42
10
otros evangelios cuando les describen como ‘fariseos, saduceos y escribas’.49 Además, se
valió de términos escatológicos tales como ‘víboras’ y ‘enseñado a huir de la ira
venidera’ para acusarles de ser personas dominados por el mal en el tiempo de la lucha
final y les exige una conversión sincera a Dios en su predicación.50 Por lo tanto, dicho
arrepentimiento debía ser evidente en los ‘frutos dignos de penitencia’ descritos como
buenas obras. 51 Acciones que no son obras humanas, sino lo que Stuhlmueller describe
como la acción mediante la cual Dios infunde la fe –lo que produce la vida en el pueblo
elegido–.52 Solo de esta forma podrían llegar a ser como un árbol que escapa de ser
cortado de raíz y echado al fuego por no dar buen fruto.
A la luz de lo antes mencionado nos es posible analizar a profundidad los versos que
nos ocupan en nuestra investigación. El esfuerzo del evangelista por identificar los ‘frutos
dignos de penitencia’ con obras que resultan de la fe infundida por Dios revela: el aspecto
universal de la salvación53 y una demanda a los religiosos de algo más que un elevado
sentido de religiosidad. Sus expresiones destilan cierta ironía al recriminar el orgullo
innato de los religiosos de su tiempo54, pues estos no reflejaban los requerimientos éticos
de la religión que profesaban al explotar abiertamente al prójimo. 55 De acuerdo a
Fitzmyer lo radical de la predicación escatológica de Juan en estos versos encuentra
continuidad en las acciones éticas y sociales tales como: asistencia al necesitado,
honestidad en los negocios y equidad en la aplicación de la justicia56; dimensión social de
la espiritualidad. Erick Franklin observa en su artículo al Oxford Biblie Commentary
sobre el evangelio de Lucas que esta es la razón por la cual el mensaje da lugar a
Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer y Roland E. Murphy, “Comentario Bíblico San
Jerónimo” (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1972), 326.
50
Ibid., 327.
51
Ibid.
52
Ibid.
53
Ibid.
54
Ibid., 321.
55
Erick Franklin, “Luke”, The Oxford Bible Commentary. Edited by John Barton
and John Muddiman, (Oxford Press: New York, 2001), 922.
56
Joseph A. Fitzmyer,“El evangelio según Lucas. Traducción y comentario.” Vol. II., (New York:
Ediciones Cristiandad, 1981), 322.
49
11
obligaciones éticas57 que favorecen una disposición desinteresada y un afecto genuino por
los demás58, el verdadero significado del arrepentimiento.59
El verso 10 relata la respuesta que provocan las enseñanzas de Juan el Bautista en su
audiencia. De acuerdo a William Hendriksen, la pregunta referente a qué deben hacer al
respecto refleja un sentimiento de culpa que los agobiaba por el requerimiento de
abandonar la antigua vida.60 Oportunidad que en el verso 11 es aprovechada por el autor
para mostrar a Juan el Bautista introduciendo las exigencias liberadoras de la
espiritualidad social cuando dice a la multitud: “El que tiene dos túnicas, dé al que no
tiene; y el que tiene qué comer, haga lo mismo”. Es vital entender que la túnica era, según
Hendriksen, una prenda usada tanto por hombres como por mujeres debajo del manto
para protegerse del frío y cabía la posibilidad de que se tuviese más de una como reserva
por si se necesitaba en un futuro.61 Por lo tanto, la acción de entregar al prójimo una de
sus túnicas y dar de comer a quien no tiene exigía, en mi opinión, abandonar la seguridad
de tener provisión para el futuro. En otras palabras, la salvación de la ira venidera estaba
reservada por todo aquel que se muestre solidario en la distribución compartida de los
recursos fundamentales para la existencia.62
Acto seguido el relato identifica en el verso 12 específicamente de entre la audiencia a
unos publicanos que escuchaban la predicación preguntando a Juan el Bautista qué
debían hacer por su deseo de ser bautizados. Es indispensable conocer que este grupo
eran personas mal vistas tanto por los judíos como por los gentiles por haber pagado una
suma de dinero al imperio romano por el privilegio de cobrar impuestos por las
Erick Franklin, “Luke”, The Oxford Bible Commentary. Edited by John Barton
and John Muddiman, (Oxford Press: New York, 2001), 922.
58
Joseph A. Fitzmyer,“El evangelio según Lucas. Traducción y comentario.” Vol. II., (New York:
Ediciones Cristiandad, 1981), 322.
59
Ibid., 320.
60
William Hendriksen, “Comentario al Nuevo Testamento, el evangelio según San Lucas”, (Libros
Desafío, 2002), 162.
57
Ibid.
Joseph A. Fitzmyer,“El evangelio según Lucas. Traducción y comentario.” Vol. II., (New York:
Ediciones Cristiandad, 1981), 322.
61
62
12
exportaciones e importaciones de mercancías que pasaran por la región.63 Su ocupación
se centraba en colaborar con el imperio opresor recogiendo los impuestos y robando a sus
conciudadanos.64 A estos se le dirigió en el verso 13 una respuesta concisa, “No exijáis
más de lo que os está ordenado”65. Curiosamente no les exhorta a abandonar su profesión
, sino a no abusar de la autoridad y huir de la extorsión por ser una forma de explotación
66
y opresión.67 En palabras de Jon Sobrino, “Al Dios de la vida, la creación, de la justicia y
la liberación se le accede por afinidad de la práctica de dar vida y propiciar la justicia”.68
Este consejo fue extendido en el verso 14 a los soldados ante su pregunta de qué hacer
para mostrar frutos de arrepentimiento. A estos les exhorto con las siguientes palabras,
“No hagáis extorsión a nadie, ni calumniéis; y contentaos con vuestro salario69”. Respecto
a este grupo Brown, Fitzmyer y Murphy observan que estos no eran tropas adscritas al
ejercito del procurador romano o la guardia de Herodes Antipas; sino la escolta armada
de los publicanos. 70 Por tanto, el requerimiento para estos era que no obligaran
violentamente a nadie a entregar su dinero. Era su deber no abusar del poder que les
concedía su posición71 dejando a un lado la avaricia y contentarse con el salario justo que
recibían.72
63
William Hendriksen, “Comentario al Nuevo Testamento, el evangelio según San Lucas”, (Libros
Desafío, 2002), 163.
64
Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer y Roland E. Murphy, “Comentario
Bíblico San Jerónimo” (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1972), 327.
65
Lucas 3:13 RVR
66
Joseph A. Fitzmyer,“El evangelio según Lucas. Traducción y comentario.” Vol. II., (New York:
Ediciones Cristiandad, 1981), 322.
67
Ibid.
68
Jon Sobrino, “Liberación con Espíritu, apuntes para una nueva espiritualidad”, (Santander: Sal
Terrae, 1985), 46.
69
Lucas 3:14 RVR
70
Raymond E. Brown, Joseph A. Fitzmyer y Roland E. Murphy, “Comentario
Bíblico San Jerónimo”, (Madrid: Ediciones Cristiandad, 1972), 327.
71
Erick Franklin, “Luke”, The Oxford Bible Commentary. Edited by John Barton
and John Muddiman, (Oxford Press: New York, 2001), 922.
72
Joseph A. Fitzmyer,“El evangelio según Lucas. Traducción y comentario.” Vol. II., (New York:
Ediciones Cristiandad, 1981), 322.
13
2. ESPIRITUALIDAD SOCIAL EN TRES PERIODOS HISTÓRICOS Y SU
TEOLOGÍA
2.1 San Francisco de Asís, Edad Media
Giovanni Bernardone, conocido en Asís por el apodo de Francisco73 e hijo de un
hombre exitoso en el lucrativo negocio del comercio74, nació en un momento crítico de la
historia en el cual una nueva fuerza socioeconómica, mercaderes con un gran poder
adquisitivo por su posición ventajosa en el lucrativos comercio y su capacidad de
acumular bienes y dinero, ganaban terreno en la inminente transición del sistema
económico actual al capitalismo. Absorbido por los placeres desmedidos que ofrece la
opulencia de un mundo enajenado a la pobreza, Francisco vivió sin preocupación alguna
gozando de los banquetes y placeres que su posición social acomodada le garantizaba.75
Sin embargo, un cambio notable ocurrió en su vida luego de una expedición militar y
varias enfermedades que le llevaron a estar al borde de la muerte.76 Dichas experiencias
que le llevaron a sentir un descontento con la vida fácil77 son descritas por Boff como un
periodo de crisis que le forzó a reflexionar de forma distinta provocando un vacío en su
espíritu.78 A medida que empeoraba su crisis vocacional fue apartándose de los negocios79
, se hacia notable en él una misericordia hacia los desposeídos de la sociedad y una
compasión hacia los pobres.80 No obstante, no fue hasta que escuchó una misa en la
Iglesia Porciúncula sobre el envío que hace el evangelio a las misiones a quien lo escucha
que Francisco descubrió su verdadera vocación: proclamar y vivir el evangelio, siguiendo
a Jesús y viviendo en la pobreza como los apóstoles.81
Justo González,“Historia del Cristianismo. Desde la era de los mártires hasta la era de los sueños
frustrados”,Tomo I., (Editorial Unilit: Miami, 2008), 508.
74
Ibid., 507.
75
Leonardo Boff, “San Francisco de Asís, ternura y vigor”, (Sal Terrae: Santander, 1982), 101.
76
Justo González,“Historia del Cristianismo. Desde la era de los mártires hasta la era de los sueños
frustrados”, Tomo I., (Editorial Unilit: Miami, 2008), 508.
77
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Navarra: Verbo
Divino, 1984), 71.
78
Leonardo Boff, “San Francisco de Asís, ternura y vigor”, (Santander: Sal Terrae, 1982), 101.
79
Ibid.
80
Ibid.
81
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Navarra Verbo Divino,
73
14
Es decir, comprendió gradualmente que Cristo es la fuente inextinguible del Espíritu y
solo el Espíritu, argumenta Hubaut, nos faculta para recibir las enseñanzas del evangelio
y nos abre el camino del diálogo con Dios a través de la oración.82 Dicha experiencia del
Espíritu provocó en Francisco de Asís que los excluidos de la sociedad se le hicieran
próximos y tuvieran para él un nombre, un apellido, un rostro, unas manos, unos deseos y
unas necesidades. 83 Dicho de otro modo, Dios se hizo real en su vida al encontrarse con
él en la experiencia de este mundo con los otros.84
Fue ese encuentro, en mi opinión, lo que le llevó no solo a acercase sino a vivir con
ellos y escucharle con atención. Su compasión era tal que abandonó la seguridad de su
hogar para vivir con leprosos, curar sus heridas, vestirlos con sus ropas, donar de su
dinero para sus cuidados. Más aún, se pronunció en contra de la visión jerárquica feudal
llamando a todos los seres humanos hermanos.85 Su encuentro con el mundo de los
excluidos y marginados de la sociedad, explica Hubaut, trastornó su ‘jerarquía de valores’
86
y a partir de ese momento le fue inevitable escoger ser solidario con la causa de los
despreciados sufriendo en carne propia la injusticia social que vivía su generación.87 En
palabras de Boff, “se deshacía en amor por ellos88 pues en ellos y ellas veía a Cristo, el
siervo doliente.89
En cuanto al tema de la Espiritualidad Social, Francisco de Asís consideraba que la
espiritualidad debía ser liberadora y no una enajenada de la realidad social que viven los
seres humanos90; pues de no ser así está en completa disonancia con el reino de Dios.91
1984), 13.
82
Ibid., 54.
83
Ibid., 70.
84
Leonardo Boff, “Experimentar a Dios, la transparencia de las cosas”, (Santander: Sal Terrae,
2002), 11.
85
Leonardo Boff, “San Francisco de Asís, ternura y vigor”, (Santander: Sal Terrae, 1982), 42.
86
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Navarra: Verbo
Divino, 1984), 13.
87
Ibid., 71.
88
Leonardo Boff, “San Francisco de Asís, ternura y vigor”, (Santander: Sal Terrae, 1982), 102.
89
Ibid., 44.
90
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Navarra: Verbo
Divino, 1984), 80.
91
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Navarra: Verbo
Divino, 1984), 80.
15
Por tanto, una espiritualidad solo es viva si se traduce en obras inspiradas por el Espíritu.
92
Es decir, el responder a las exigencias del Espíritu se circunscribe a un reconocimiento
de que el evangelio es Cristo con sus dichos y acciones en la condición histórica en la
vivió y nos hizo cercano el reino de Dios y su justicia, la pobreza.93 Pobreza histórica que
es identificada por Boff como un sacramento, pues Jesús la asumió voluntariamente
como el camino escogido para mezclarse entre los seres humanos.94
Por tanto, la pobreza –virtud que desprecia los bienes y el amor desmedido hacia
ellos– para San Francisco de Asís era el lugar privilegiado que le permitía hacerse pobre
por solidaridad y realizar las obras del Espíritu para poder ser participe de sus angustias y
esperanzas.95 Solo así era posible encarnar su amor, pues su pobreza brotaba del amor y
le conducía a el.96 Esto es evidente en las palabras que Francisco de Asís dirigió a un
obispo molesto al ver que le servían unos trozos de pan negro para la comida, “Se agrada
Dios en la pobreza, y sobre todo cuando la mendicidad es más voluntaria. Pues yo tengo
como dignidad real y nobleza insigne el seguir aquel Señor que, siendo rico, se hizo
pobre por nosotros.”97 Su espiritualidad social no pudo jamás desvincular al malherido
rostro de Jesús del rostro de los marginados y marginadas98 víctimas de una sociedad
guiada por una sed insaciable de riquezas. Su antídoto fue la cruz como la medida del
amor y una llamada a amar al límite de las fuerzas.99
2.2 Juan Wesley, La Reforma
La
Reforma se constituyó una época de total conmoción en la historia de Inglaterra.
La Iglesia establecida en ese tiempo gozaba de una completa soberanía manejando a su
Ibid., 63.
Leonardo Boff, “San Francisco de Asís, ternura y vigor”, (Santander: Sal Terrae, 1982), 45.
94
Ibid., 97.
95
Ibid.
96
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Navarra: Verbo
Divino, 1984), 74.
97
Leonardo Boff, “San Francisco de Asís, ternura y vigor”, (Santander: Sal Terrae, 1982), 45.
98
Michel Hubaut, “El camino franciscano, la alegría de vivir el evangelio”, (Navarra: Verbo
Divino, 1984), 118.
99
Ibid., 117.
92
93
16
antojo todos los asuntos con un poder incuestionable y escasa piedad. La Iglesia eligió
reemplazar las vestiduras de santidad por los mantos sacerdotales y las suplicas en
oración ya no se hacían con el ardor de saber que se dirigen al crucificado.100 En palabras
de W. McDonald, “la espiritualidad estaba casi sepultada y se temía que no resucitara”.101
En días tan inciertos como estos nació Juan Wesley, hijo de Samuel Wesley rector de la
parroquia de Epworth y Susana Wesley una mujer devota que tenía un excelente dominio
del griego, el latín y el francés102, dando señales desde muy temprana edad de su fe en
Cristo. No solo cursó estudios en el Colegio Cristo en Oxford, sino que aún siendo
estudiante fue ordenado diácono, asistió a su padre con las tareas ministeriales en la
Parroquia donde él servía y más tarde se convirtió en director del Colegio Lincoln.103
Vivía ejerciendo meticulosamente las disciplinas espirituales, ayudaba a los pobres y
visitaba a los enfermos. Sin embargo, albergaba una angustia en su corazón por el doble
ánimo que le llevaba a recurrir a Dios solo en los momentos difíciles.104 La intranquilidad
que producía en su ser el cúmulo de actos religiosos y la falta de una experiencia del
Espíritu se disiparon al leer el Prefacio a los Romanos de Lutero en la reunión en la calle
Aldersgate y sentir un ‘fuego extraño’ que le provocaba una confianza plena en Cristo.105
En su corazón surgió la certeza de que sus pecados fueron perdonados, estaba fuera del
alcance de la ley de la muerte y el pecado, y era libre de testificar a viva voz lo que su
corazón sentía.106
Charles Yrigoyen explica que dicha experiencia del Espíritu hizo consiente a Juan
Wesley de que la verdadera santidad interior debe ser palpable a través de una santidad
exterior.107 Por tanto, Wesley comprendió a raíz de este encuentro que la espiritualidad
que se halla falta de una dimensión social solo es una creencia o doctrina que reclama
poseer los medios para la salvación y ser un camino para la misma. Dicho de otra manera,
W. McDonald, “El Wesley del pueblo”, (Mexico: Casa Unida de Publicaciones, 1985), 12.
Ibid., 12.
102
Ibid., 13.
103
Ibid., 17.
104
Ibid., 32.
105
Ibid., 36.
106
Ibid.
107
Charles Yrigoyen, “John Wesley, la santidad de corazón y vida”, (E.U.: Iglesia Metodista Unida,
1996), 46.
100
101
17
vislumbró que las obras de piedad tales como escudriñar las Escrituras, la oración, los
Sacramentos, el servicio religioso en la Iglesia, y la adoración carecen de valor sin las
obras de misericordia. Es por esto que proclamó sin reservas a lo largo de su vida que la
“fe sin obras de amor es la gran plaga del cristianismo”.108
Su espiritualidad se convirtió en una social modelando lo que Boff llama las
cualidades del espíritu humano –el amor, la compasión, la capacidad de perdonar y la
tolerancia.109 Por considerar el mundo su parroquia exhortó a toda aquella persona que le
escuchara a través de sus sermones o escritos a vestir la desnudez, saciar el hambre,
visitar a quienes estaban en prisión o enfermos, enseñar al ignorante, apoyar al extranjero,
desaprobar lo malo, y a animar a quien hacía lo bueno.110 Este amor al prójimo expresado
a través de obras de misericordia debía incluir a todas y todos sin excepción de personas
y sin tomar en cuenta lo particular de la situación; pues es en la marginación y ola presión
que más necesario se hace el evangelio del perdón y la experiencia del cuidado de Dios
por manos de otros.111 En consecuencia, los verdaderos frutos de la experiencia del
Espíritu se mostraban verdaderos en actos de solidaridad.
En su lucha solidaria por los derechos humanos Wesley favoreció la igualdad en todos
los aspectos. En primer lugar, fracturó la ideología machista que en sus días marginó a las
mujeres y abrió para ellas un espacio en el cual podían ejercer sus dones públicamente.
En su sermón “Visitando a los enfermos” Wesley se dirige a las féminas citando Gálatas
3: 28 para recordarles que ‘no hay varón ni mujer en Cristo Jesús’. Por lo tanto, no solo
no hay diferencia sino que comparten la responsabilidad del servicio. No concebía
posible que una mujer permitiera que se degradara su dignidad, pues al igual que los
hombres son criaturas racionales y hechas a la imagen de Dios. Por consiguiente, no
debían ignorar el llamado celestial de hacer bien a todos. En palabras de Wesley, “ellas
Charles Yrigoyen, “John Wesley, la santidad de corazón y vida”, (E.U.: Iglesia Metodista Unida,
1996), 46.
109
Leonardo Boff, “Espiritualidad, un camino de transformación”, (Santander: Sal Terrae, 2002),
24.
110
Charles Yrigoyen, “John Wesley, la santidad de corazón y vida”, (E.U.: Iglesia Metodista Unida,
1996), 46.
111
Ibid., 51.
108
18
deben participar, es apropiado y justo, y su forzosa obligación”.112
2.3 Elsa Támez, Tiempo Contemporáneo
La
espiritualidad en su esencia posee un vínculo directo con el sentido de la vida
manifiesto en una vida digna, expresa Raúl Vidales.113 Premisa que Elsa Támez, teóloga y
biblista mejicana, a defendido hasta el cansancio a través de su aportación a la formación
teológica de un sinnúmero de estudiantes en diferentes universidades y de sus escritos
sobre teología de la liberación y teología feminista. Esfuerzos que cobran sentido cuando
en su ensayo "Descubriendo rostros distintos de Dios" revela que en su formación fue
‘pobre y feliz’. Támez expresa que la experiencia del Espíritu que marcó su vida no
solamente fue conocer al Dios de los pobres, sino al Dios que se escurre del templo para
manifestarse en las calles.114 Por lo tanto, el motivo de su lucha activa constará en
denunciar a través de una espiritualidad social la primera huella de la justicia que procede
de Dios, la recuperación de la imagen de Dios donde aguarda la muerte.115 En sus
palabras, “… sentir la pulsación de Dios en los infiernos y experimentar la gracia en el
basurero.”116
Támez sostiene que lo que trasgrede la imagen de Dios en los seres humanos es la
aspiración egoísta del ser humano de acumular sin intención alguna de cubrir las
necesidades básicas de las mayorías.117 Los rostros de estas mayorías, conocidos como
los pobres, han sido deformados por acciones que deshumanizan y justifican la opresión
de acuerdo a la identidad étnica, el color de la piel, la clase social y el género. Gustavo
Gutiérrez añade sobre este grupo que son como quienes no son contados como seres
Charles Yrigoyen, “John Wesley, la santidad de corazón y vida”, (E.U.: Iglesia Metodista Unida,
1996), 49.
113
Elsa Támez, “Contra toda condena, la justificación por la fe desde los excluidos”, (Costa Rica:
Editorial Departamento Ecuménico de Investigaciones, 1991), 46.
114
Elsa Támez, “Descubriendo rostros distintos de Dios", Teoría, crítica e historia,
http://www.ensayistas.org/critica/liberacion/TL/autores/tamez.htm, (consultado el 7 de marzo de 2016).
115
Elsa Támez, “Contra toda condena, la justificación por la fe desde los excluidos”, (Costa Rica:
Editorial Departamento Ecuménico de Investigaciones, 1991), 149.
116
Ibid.
117
Ibid., 144.
112
19
humanos –particularmente en el caso de la mujer de estos grupos por ser doblemente
explotada, oprimida y desestimada–.118 Desde la perspectiva de Támez a las féminas les
es arrebatada su dignidad, son oprimidas y marginadas en diversos niveles de acuerdo a
su clase social y su color; no por algo que hayan hecho, sino por su género.119 Peor aún, la
discriminación que sufre la mujer es superior a la que experimenta el hombre pues no
solo padece el discrimen del ideal machista, sino la exclusión por parte de su misma raza.
120
Viven en carne propia un estigma, legado de la sociedad androcéntrica, que lacera su
identidad. En consecuencia, es forzada a defender sus posturas y sus actos para verse no
insignificante ante el hombre.121
Támez señala que las mujeres al igual que el resto de los excluidos tienen la
posibilidad de recuperar su dignidad en el ejercicio de adentrarse en un diálogo con el
Dios que presta oído al clamor de los desamparados de la sociedad. Este acto de fe en la
solidaridad de Dios provoca que: 1) las y los excluidos encuentren semejanza entre sus
memorias y la vida y muerte de Jesús de Nazaret en el calvario; 2) perciban como se
revela la justicia de Dios; e 3) identifiquen los rasgos de la injusticia del reino de la
muerte.122 Por tanto, sus vivencias no solo comienzan armonizan con los relatos de aquel
Dios-humano que levantó su voz en protesta ante las injusticias, sino que escuchan la voz
de Dios conjuntamente con las suyas en un reclamo de justicia.123 Como resultado se les
hace conscientes de que dignidad es tomada de la imagen de Dios mismo y son parte
integral del proyecto de Dios.
El fin último de este proceso de concienciación en la mujer, particularmente en el
ámbito eclesial, es que se deje al descubierto la realidad de discrimen y subordinación al
hombre que viven. Es decir, crear en ellas una urgencia por construir un modelo de
liderato que desde su feminidad forje una relación igualitaria y justa. Susana Sánchez
Elsa Támez, “Contra toda condena, la justificación por la fe desde los excluidos”, (Costa Rica:
Editorial Departamento Ecuménico de Investigaciones, 1991), 45.
119
Ibid., 46.
120
Elsa Támez, “Contra toda condena, la justificación por la fe desde los excluidos”, (Costa Rica:
Editorial Departamento Ecuménico de Investigaciones, 1991), 47.
121
Ibid.
122
Ibid., 151.
123
Ibid., 152.
118
20
advierte que la dignidad de la mujer le ubica en una posición igual al hombre en derechos
y responsabilidades. Por lo tanto, solo la integración igualitaria en todos los campos
–sociedad, familia, política, Iglesia, economía, etc.– situará a la mujer en un lugar digno
como creación de Dios e igual al hombre desde los inicios.124 Para romper con la
tradición eclesial que declara que la mujer solo es apta para apoyar la estructura de
dominio patriarcal debemos: facilitar la apertura en los procesos de decisiones y los
cargos administrativos, erradicar los impedimentos en relación a la ordenación al
ministerio, animar a los ministros varones a que contribuyan a través de la enseñanza y
predicación a sensibilizar a las congregaciones con el propósito de que acepten la
vocación y el rol ministerial de la mujer, y que se subraye las luchas que día a día la
mujer libra en las comunidades de fe.125
3.
OTROS TEÓLOGOS CONTEMPORÁNEOS Y SUS APORTES A LA
ESPIRITUALIDAD SOCIAL
Cada detalle en lo antes expuesto nos exige llevar a cabo una reflexión teológica
profunda que desbarate tanto nuestras ideas preconcebidas como los prejuicios que han
guiado por tanto tiempo nuestras acciones. Nos urge alcanzar una transformación
completa de nuestro entendimiento a cerca del tema de la espiritualidad.
Leonardo Boff indica que conquistar la libertad en estos aspectos, condición para la
experiencia126, nos permite interiorizar la realidad y situarnos próximos a los demás.127
Por tal razón, el pronunciarnos a favor de este esfuerzo nos ofrece la posibilidad de hacer
un compromiso que sirve a Dios en el prójimo y nos permite tomar postura en la práctica
de nuestra experiencia de fe. Osadía que resulta en la capacidad de conocer a Dios a
Susana Sánchez, “Más allá del púlpito, la pastoral compasiva de la Iglesia. Un grito de
sufrimiento y un signo de esperanza: Una pastoral caribeña con ojos de mujer para el siglo XXI”.
(Editorial Letra Gráfica: Santo Domingo, 2003), 176.
125
Susana Sánchez, “Más allá del púlpito, la pastoral compasiva de la Iglesia. Un grito de
sufrimiento y un signo de esperanza: Una pastoral caribeña con ojos de mujer para el siglo XXI”.
(Editorial Letra Gráfica: Santo Domingo, 2003), 177.
126
Leonardo Boff, “Experimentar a Dios”, (Río de Janeiro: Sal Terrae, 2002), 42.
127
Ibid., 44.
124
21
través de la experiencia del amor aún en medio de la brevedad de la vida y por encima de
las limitaciones de la condición humana. Boff indica que es solo de esta forma que se
logra acceso a otro tipo de vida; una vida espiritual.128
Jon Sobrino describe este resurgir del tema de la espiritualidad en la Iglesia como un
esfuerzo que responde a la necesidad de restaurar –experiencia espiritual que provoca un
encuentro con Dios mismo y su voluntad– el mosaico eclesial hallado roto en nuestros
días.129 Este acercamiento que conserva la experiencia del Espíritu como su norte, no
busca legitimar en la pastoral a burócratas de lo sagrado130 ni institucionalizarse como
forma de poder.131 Además, por estar vinculado directamente con el amor y la compasión
hacia el prójimo exige a la espiritualidad, para que sea pertinente y relevante, se convierta
en una social a través de la solidaridad.
Ricardo Sepúlveda Alancastro denuncia que la solidaridad que urge es la que de
primera instancia se acerca al dolor y desde esa proximidad mira al ser humano herido
considerando que es su hermana o hermano al que debe amar como a sí mismo.132 En su
reflexión a cerca de esta parábola este se plantea la siguiente pregunta a cerca de los
representantes de la religión: ¿Sabrán oír el grito de quienes, habiendo sido golpeados y
expoliados, han sido asimismo escondidos por las autoridades para limpiar el rostro de
una ciudad que entonces quedará peor al momento de sus partidas a los “templos” de sus
trabajos pastorales? Me parece una excelente pregunta que no solo nos exhorta a
reflexionar, sino a evaluar nuestro caminar en el seguimiento de Jesús. En consecuencia,
servir a Dios es identificar al prójimo como aquella persona marginada que hallas en el
camino que le urge tu compañía, precisa de tus recursos y en muchas ocasiones no
comparte tu misma fe.
José María Vigil interpreta que esta dimensión liberadora que se resiste a coexistir con
Leonardo Boff, “Experimentar a Dios”, (Río de Janeiro: Sal Terrae, 2002),72.
Jon Sobrino, “Liberación con Espíritu, apuntes para una nueva espiritualidad”, (Santander: Sal
Terrae, 1985), 60.
130
Leonardo Boff, “Espiritualidad, un camino de transformación”, (Río de Janeiro: Sal Terrae,
2001), 32.
131
Leonardo Boff, “Espiritualidad, un camino de transformación”, (Río de Janeiro: Sal Terrae,
2001), 31.
132
Ricardo Sepúlveda Alancastro, “El buen samaritano: parabola de la solidaridad”, RIBLA 16
(1993), consultado el 12 de marzo de 2016, http://claiweb.org/index. php/miembros- 2/revistas-2/17-ribla.
128
129
22
los sistemas de opresión da vida a una nueva conciencia y reconoce a la humanidad como
el prójimo a liberar.133 Esta innovadora experiencia espiritual sirve como proceso de
gestación de una nueva actitud ante la pluralidad de las religiones134, pues las considera
como una obra de Dios mismo e incapaces de captar el misterio de Dios 135. Guiados por
la tolerancia como su postura central perciben lo sagrado no reducido a un pueblo sino en
completamente afinidad con la humanidad.136 Vigil indica que no es una perdida de
identidad. Todo lo contrario, es un esfuerzo por perforar las fronteras del
desconocimiento para dar paso al espíritu pluralista de la misión enfocada en el Dios del
Reino y el Reino de Dios.137 En un diálogo solidario, vivencia en la que se aprende y se
enseña, se deja de un lado el deseo de que el otro adopte nuestras creencias para que
desde su fe sea una mejor persona.138
4. APLICACIÓN PASTORAL
La realidad rota de nuestra sociedad ha hecho del ser humano una víctima pasiva de la
tecnología y del sistema económico dominante –los cuales se rigen por un sistema de
valores cambiante– que le obliga a vivir cautivo del ahora y desconectado de la historia,
establece Henri Nouwen.139 En mi opinión, su existencia ha sido condenada a un andar
sin rumbo que busca a tientas encontrar un camino, una razón de ser, una esperanza, una
espiritualidad fecunda…
Las pastoras y pastores –por su rol profético– ante esta realidad opresiva deben
anunciar las buenas nuevas de salvación, pronunciarse abiertamente en contra de las
estructuras de opresión y denunciar los males que afligen la sociedad.140 Dicho esfuerzo
José María Vigil, “Por los muchos caminos de Dios. Desafíos del pluralismo religioso a la
teología de la liberación. (Ecuador: Verbo Divino, 2003), 154.
134
Ibid., 140.
135
Ibid.
136
Ibid.
137
José María Vigil, “Por los muchos caminos de Dios. Desafíos del pluralismo religioso a la
teología de la liberación. (Ecuador: Verbo Divino, 2003), 144.
138
Ibid.
139
Henri Nouwen,“El sanador herido”, (Madrid: Doubleday, 1971), 22.
140
Susana Sánchez, “Más allá del púlpito, la pastoral compasiva de la Iglesia. Un grito de
sufrimiento y un signo de esperanza: Una pastoral caribeña con ojos de mujer para el siglo XXI”.
133
23
compasivo debe provocar que se promueva en las comunidades de fe el amor al prójimo
y las acciones solidarias como hechos concretos de justicia.141 Estas gestiones son
descritas por Álvaro Quiroz Magaña como una transformación que resulta en una praxis
liberadora; la cual corresponde a las particularidades socio-culturales y a las necesidades
de la comunidad de fe.142 En palabras del Dr. Beck, una demostración de que una relación
íntima con Dios nos mueve a compasión por nuestro prójimo y convierte esa compasión
humana en un encuentro con Dios.143
Susana Sánchez advierte que las carencias que fracturan la realidad de nuestra
sociedad no solo afectan directamente la humanidad, sino el rol pastoral y los ministerios
eclesiales.144 Esto es evidente en el hecho de que en muchas ocasiones las pastoras y
pastores olvidan la vocación de su llamado, dan la espalda a los pobres y eligen mostrar
solidaridad hacia los sistemas injustos y opresivos. Respecto a esta realidad en el
ministerio pastoral en la Iglesia, Grün y Dufner señalan que por muchos años solo han
reservado a los pobres “las migajas”.145 Por tanto, es impostergable que la espiritualidad
de aquellas y aquellos que sirven en la pastoral se convierta en una espiritualidad social.
El primer aspecto de mi propuesta sugiere se adopte un modelo pastoral liberador que
sea: 1) guiado por una experiencia del Espíritu que resulte en una espiritualidad social; 2)
orientado por una reflexión teológica e inclusiva; y 3) en su praxis se permita entender su
compromiso para con el prójimo como solidaridad. Solo así redescubrirán la dimensión
profética de su vocación, se convertirán en la voz de quienes han sido silenciados146 y
(Editorial Letra Gráfica: Santo Domingo, 2003), 48.
141
Ibid., 49.
142
Alvaro Quiroz Magaña,“Eclesiología en la teología de la liberación”, (Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1983), 321.
143
Susana Sánchez, “Más allá del púlpito, la pastoral compasiva de la Iglesia. Un grito de
sufrimiento y un signo de esperanza: Una pastoral caribeña con ojos de mujer para el siglo XXI”.
(Editorial Letra Gráfica: Santo Domingo, 2003), 46.
144
Susana Sánchez, “Más allá del púlpito, la pastoral compasiva de la Iglesia. Un grito de
sufrimiento y un signo de esperanza: Una pastoral caribeña con ojos de mujer para el siglo XXI”.
(Editorial Letra Gráfica: Santo Domingo, 2003), 149.
145
Anselm Grün y Meinrad Dufner, “Una espiritualidad desde abajo, el diálogo con Dios desde el
fondo de la persona”, (Narcea, S.A. de Ediciones: Madrid, 2012), 118.
146
Alvaro Quiroz Magaña,“Eclesiología en la teología de la liberación”, (Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1983), 324.
24
prescindirán de las limitaciones que imponen una religiosidad vacía.147 En adición, la
praxis liberadora que hemos propuesto debe tener como estandarte una oposición tenaz a
la tentación de proveer remedios temporales a los males que aquejan a los pobres.
El ministerio pastoral debe pronunciarse a favor –tanto en su discurso como en sus
prácticas– de los movimientos que luchan por la justicia social, igualdad de derechos y
equidad. Referente a esto Javier Garrido expresa que es necesario humanizar a la persona,
comprender que su dignidad es sagrada y entender que su libertad fue diseñada en el
marco de una relación cercana con Dios.148 En otras palabras, la fe debe estar
condicionada al ejercicio de acercarse con la intención de observar y reconocer un
prójimo herido en toda aquella persona que lucha en contra de la marginación. En mi
opinión, no basta con repartir dádivas a los pobres como símbolo de santidad mientras se
margina por raza, color y género.
Por tanto, el quehacer del ministerio pastoral debe materializarse en una lucha que: 1)
erradique de su discurso el lenguaje sexista y las imágenes altamente autoritarias y
masculinas representativas de Dios en la tradición cristiana; 2) rectifique las estructuras
eclesiales patriarcales haciéndolas inclusivas para que favorezca la igualdad de
oportunidad a todas y todos; y 3) reconozca la marginación que todavía sufre la mujer en
el ejercicio del ministerio y en la toma de decisiones en los diferentes aspectos eclesiales.
El segundo aspecto de mi propuesta aspira a que las acciones antes mencionadas
encuentren fundamento y continuidad en la predicación liberadora. Justo L. González y
Catherine G. González señalan que existe una dinámica de poder, de la cual las pastoras y
pastores deben ser consientes, entre quien emite la predicación y quien la acoge. Estos
indican que en el contexto de la predicación son muchas más las oportunidades que
tienen los poderosos para dirigirse a los pobres, que las que tienen los pobres para
dirigirse a los poderosos.149 Un ejemplo concreto de esto, subraya González y González,
Alvaro Quiroz Magaña,“Eclesiología en la teología de la liberación”, (Salamanca: Ediciones
Sígueme, 1983), 323.
148
Javier Garrido, “Evangelización y espiritualidad, el modelo de la personalidad”, (Santander: Sal
Terrae, 2009), 23.
149
Justo L. González and Catherine G. González, “Liberation Preaching: The Pulpit and the
Oppressed”. Edited by William D. Thompson. (Nashville: Abingdon, 1981), 94.
147
25
es que las mujeres y las minorías son generalmente más bíblicos en su predicación por ser
conscientes de que no tienen ningún estatus dado por la sociedad y el efecto que
provocará su identidad étnica en la acogida que tenga su mensaje.150
De cara a esta realidad exhorto a que el foco de la predicación en las comunidades de
fe sea el Jesús compasivo e inclusivo que nos presentan los evangelios, y no el Cristo
glorificado sentado en un trono blanco que solo interesa reinar. Suplico se cree
conciencia en las comunidades de fe: la realidad discriminatoria en las estructuras
eclesiales, se fomente la presencia en el púlpito de la mujer y las minorías étnicas que
viven con los estigmas que nos impone la sociedad, y se anime a quienes sirven en la
pastoral a adquirir una educación teológica que le permita mirar su realidad con los ojos
renovados de una fe inclusiva. Es mi deseo que la presencia de las minorías en el altar
sirva no solo como un hecho concreto de justicia, sino como una inspiración a las
minorías en la congregación al descubrirse aptos para ejercer el llamado que les fue
hecho por Dios.
El tercer y último aspecto de mi propuesta pretende acompañar la predicación
liberadora de un proceso de transformación integral a través del acompañamiento
espiritual. Referente a este aspecto de la capellanía, Grün y Dufner exhortan no se dirijan
los esfuerzos del aconsejado a eliminar las faltas o a evitar las recaídas. Todo lo
contrario, deben centrarse en considerar cada suceso como una experiencia espiritual
fundamental.151 Karl Rahner lo explica como sigue, “En la experiencia de las propias
limitaciones e impotencias se hace más clara la vivencia de la acción del Espíritu.152 Por
lo tanto, la consejería debe dirigir el proceso de acompañamiento hacia una adopción del
Espíritu como su guía interior.153
Por consiguiente, entiendo favorable se estructure como extensión de la pastoral un
proyecto de capellanía que atienda las necesidades de consejería. Por su labor de
Justo L. González and Catherine G. González, “Liberation Preaching: The Pulpit and the
Oppressed”. Edited by William D. Thompson. (Nashville: Abingdon, 1981), 95.
151
Anselm Grün y Meinrad Dufner, “Una espiritualidad desde abajo, el diálogo con Dios desde el
fondo de la persona”, (Narcea, S.A. de Ediciones: Madrid, 2012), 106.
152
Ibid., 72.
153
Javier Garrido, “Evangelización y espiritualidad, el modelo de la personalidad”, (Santander: Sal
Terrae, 2009), 334.
150
26
representar lo sagrado en los diferentes contextos deberán ofrecer, desde una perspectiva
ecuménica y de una forma tolerante e inclusiva, asesoramiento espiritual a los feligreses y
a la comunidad. Su labor será un intento de crear consciencia de que cuando se afirman
las acciones del Espíritu el ser humano: se siente aceptado por Dios, accede a su consuelo
y recupera el sentido de la vida. El fin último de este proyecto es que tanto quien aconseja
como quien recibe el consejo comprendan lo dicho por Boff, “El amor humano es
revelación, más aún, es comunicación de ese amor más grande”154.
Leonardo Boff,“Experimentar a Dios, la transparencia de todas las cosas”, (Río de Janeiro: Sal
Terrae, 2002), 102.
154
27
CONCLUSIÓN
Al culminar nuestra búsqueda referente a la espiritualidad social en la tradición
bíblica, la historia de la Iglesia y en las aportaciones de los diferentes teólogos;
concluimos que un conocimiento profundo del tema acompañado de una praxis
liberadora es pertinente a los retos que nos presenta la realidad vivida en nuestros días.
En nuestro análisis exegético comprendimos lo dicho por Boff, “Los portadores
permanentes de la espiritualidad son las personas consideradas corrientes vulgares, que
viven la rectitud de la vida y el sentido de la solidaridad y que cultivan el espacio sagrado
del Espíritu”.155
En nuestro primer trabajo exegético sobre el relato de Ester, reflexionamos sobre lo
necesaria que fue la experiencia del Espíritu en la vida de Hadasa al momento de
denunciar las injusticias e idear un plan estratégico que no escatimaría como perdida ser
alcanzada por la muerte.156 Esta mujer con cada una de sus acciones, nos presentó un
desafío. Quien se acerca a lo sagrado a través de la experiencia del Espíritu no solo
piensa y habla ese encuentro; lo hace real en una entrega solidaria a su prójimo. De igual
forma, en las exigencias éticas de las enseñanzas de Juan el Bautista en el pasaje de
Lucas comprendimos que la salvación solo es posible en la solidaridad que se niega a ser
partícipe de las injusticias. Tal como lo expresa Boff, para encontrarse con Dios y
entregarle el corazón es necesario negar aquellas expresiones construidas por el
imaginario religioso.157
En conclusión, afirmamos que la marginación es una expresión de la falta de justicia y
un mal social que se debe confrontar con algo más que discursos carentes de acciones
concretas. Por consiguiente, la Iglesia debe tomar acciones que dejen al descubierto el
pecado estructural que predomina en nuestra sociedad y condenar abiertamente la fe
Leonardo Boff, “Espiritualidad, un camino de transformación”, (Río de Janeiro: Sal Terrae,
2001), 15.
156
Timothy S. Laniak, “Shame and Honor in the Book of Ester”, (Georgia: Scholars Press, 1998), 91.
157
Leonardo Boff,“Experimentar a Dios, la transparencia de todas las cosas”, (Río de Janeiro: Sal
Terrae, 2002), 8.
155
28
tóxica que a cambio de dinero e influencia lo valida. Debe perseguir que su quehacer
muestre los signos irrefutables de la espiritualidad social –una experiencia del Espíritu
que no le permita olvidar la realidad que vive su comunidad de fe y una reflexión
teológica que le sirva de brújula y le anime a moverse a favor de los despreciados de la
sociedad–.
Finalmente, optar por una espiritualidad social es armarnos con una actitud solidaria
con un propósito dual; amar a nuestro prójimo como defensa y rescate de la marginación
que sufre, y protegernos de una espiritualidad vacía que no nos hace aptos para colaborar
con el Reino de Dios y su justicia.
29
BIBLIOGRAFÍA
Boff, Leonardo. “Espiritualidad, un camino de transformación”. Río de Janeiro: Sal
Terrae, 2001.
______. “Experimentar a Dios, la transparencia de todas las cosas”. Río de
Janeiro: Sal Terrae, 2002.
______. “San Francisco de Asís ternura y vigor”. Santander: Sal Terrae, 1982.
Brown, Raymond E. “Introducción al Nuevo Testamento. Cuestiones preliminares,
evangelios y obras conexas”. Madrid: Editorial Trotta, 2002.
Brown, Raymond E., Fitzmyer, Joseph A. y Murphy, Roland E. Comentario
Bíblico San Jerónimo. Madrid: Ediciones Cristiandad, 1972.
Casaldáliga, Pedro y Vigil, José M. “Espiritualidad de la Liberación”. Santander: Sal
Terrae, 1992.
Castillo, Ana Laura y Fierro, Gabriel. “Ester, Judit, Rut, Tobías. Apócrifos del Antiguo
Testamento”. Navarra: Verbo Divino, 2009.
Fitzmyer, Joseph A. “El evangelio según Lucas”., Vol. I. New York: Ediciones
Cristiandad, 1981.
______. “El evangelio según Lucas. Traducción y comentario”., Vol. II. New
York: Ediciones Cristiandad, 1981.
Franklin, Erick. Luke. The Oxford Bible Commentary. Edited by John Barton
and John Muddiman. New York: Oxford Press, 2001.
Garrido, Javier. “Evangelización y espiritualidad, el modelo de la personalidad”.
Santander: Sal Terrae, 2009.
30
Grün, Anselm y Dufner, Meinrad.“Una espiritualidad desde abajo, el diálogo con Dios
desde el fondo de la persona”. Madrid: Narcea, S.A. de Ediciones, 2012.
González, Justo. “Historia del Cristianismo. Desde la era de los mártires hasta la era de
los sueños frustrados.”, Tomo I. Miami: Editorial Unilit, 2008.
González, Justo L. and González, Catherine G.“Liberation Preaching: The Pulpit and the
Oppressed”. Edited by William D. Thompson. Nashville: Abingdon, 1981.
Hubaut, Michel. “El camino franciscano la alegría de vivir el evangelio”. Navarra:
Verbo Divino, 1984.
Laniak, Timothy S. “Shame and Honor in the Book of Ester”. Georgia: Scholars Press,
1998.
McDonald, W. “El Wesley del pueblo”. México: Casa Unida de Publicaciones, 1985.
Nouwen, Henri. “El sanador herido”. Madrid: Doubleday, 1971.
Sánchez, Susana. “Más allá del púlpito, la pastoral compasiva de la Iglesia. Un grito de
sufrimiento y un signo de esperanza: Una pastoral caribeña con ojos de mujer
para el siglo XXI”. Santo Domingo: Editorial Letra Gráfica, 2003.
Schmid, José. “El evangelio según San Lucas”. Barcelona: Editorial Herder, 1965.
Sepúlveda Alancastro, Ricardo. “El buen samaritano: parábola de la solidaridad”
RIBLA 16 (1993). Consultado el 12 de marzo de 2016. http://claiweb.org/index.
php/miembros- 2/revistas-2/17-ribla
Sobrino, Jon. “Liberación con Espíritu, apuntes para una nueva espiritualidad”.
Santander: Sal Terrae, 1985.
Támez, Elsa. “Descubriendo rostros distintos de Dios". TEORÍA, CRÍTICA E
HISTORIA. http://www.ensayistas.org/critica/liberacion/TL/autores/tamez.htm,
(consultado el 7 de marzo de 2016).
31
______. “Contra toda condena, la justificación por la fe desde los excluidos”. Costa
Rica: Editorial Departamento Ecuménico de Investigaciones, 1991.
Quiroz Magaña, Álvaro. “Eclesiología en la teología de la liberación”. Salamanca:
Ediciones Sígueme, 1983.
Vigil, José María. “Por los muchos caminos de Dios. Desafíos del pluralismo religioso a
la teología de la liberación”. Ecuador: Verbo Divino, 2003.
Vílchez, José. “Rut y Ester”. Navarra: Verbo Divino, 1998.
Villafañe, Eldin. “El Espíritu liberador, hacia una ética social Pentecostal
hispanoamericana”. Buenos Aires: Nueva Creación, 1996.
Yrigoyen, Charles. “John Wesley, la santidad de corazón y vida”. E.U.: Iglesia
Metodista Unida, 1996.
32