LAS MEZQUITAS DE ARCILA (MARRUECOS): MIHRABS
Y QUIBLAS
The mosques of Asilah (Morocco): mihrabs and quiblas
Jaime VERGARA-MUÑOZ y Miguel MARTÍNEZ-MONEDERO
[email protected] y
[email protected]
Universidad de Granada y Universidad de Granada
BIBLID [0544-408X]. (2018) 67; 227-245
Resumen: La ciudad de Arcila (Marruecos) cuenta con una de las medinas más interesantes del norte de África. Su arquitectura religiosa constituye básicamente su patrimonio monumental que se reparte entre 3 tipos de santuarios: mezquitas, zagüías y morabitos. Son
en total 16 edificios que fueron someramente estudiados durante el Protectorado Español,
pero que desde entonces, poco o nada se ha avanzado sobre ellos. En el presente artículo se
estudian sus mihrabs y quiblas (elementos arquitectónicos imprescindibles del rito islámico, sobre el que bascula su configuración espacial interior). Se analizan los ejemplos encontrados, aportando una primera y novedosa clasificación tipológica y formal.
Abstract: The city of Asilah (Morocco) has one of the most interesting North African medinas. Its religious architecture is, basically, its monumental heritage which is divided into
three types of sanctuaries: mosques, zawāyā and murābiṭūn. They are in total 16 buildings that were briefly studied during the Spanish Protectorate, but since then little or no
progress has been made on their description and classification. In this article its mihrab and
quibla (essential architectural element of the Islamic rite on which the inner spatial configuration swivels) are studied and analyzed to propose a first novel classification, both typological and formal.
Palabras clave: Mihrab. Mezquita. Arquitectura religiosa. Arcila. Marruecos.
Key words: Mihrab. Mosque. Religiosus architecture. Asilah. Morocco.
Recibido: 20/11/2016 Aceptado: 04/07/2017
INTRODUCCIÓN
El patrimonio arquitectónico más importante de una ciudad islámica es, por lo
general, de carácter religioso. En la medina de Arcila (costa atlántica del norte
marroquí) existen, entre amā‘as1, zagüías2 y morabitos, dieciséis lugares de culto que han acaparado la actividad artística de este pueblo a lo largo de su historia
y, de los cuales, apenas se conoce nada.
El estudio histórico de estos santuarios se hace poco menos que imposible al
no disponer de fuentes informativas documentales (archivos, registros, etc.) que
1. Mezquita.
2. Zaouia o zāwiiya, lugar de reunión de cofradía religiosa. Edificio con sepulcro destinado a convento escuela coránica y hospedería gratuita. Pequeña mezquita u oratorio.
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despejen incógnitas tales como, momento y motivos de su construcción, su evolución en el tiempo, modificaciones, reconstrucciones, reformas, reedificaciones,
etc. Las únicas noticias que disponemos son las que nos facilitan los historiadores
de la ciudad3 y que, salvo algún caso aislado, no son más que una simple enumeración o una ligera descripción.
El renovado interés que hoy se manifiesta hacia la arquitectura hispanomusulmana nos lleva a apreciar estas modestas construcciones. En este cometido
descubrimos que el conocimiento que de ellas tenemos es muy pobre. Si las grandes mezquitas urbanas de al-Andalus y del Magreb occidental son hoy en día relativamente bien conocidas4, la documentación sobre los santuarios de estas pequeñas poblaciones como Arcila es, en cambio, muy escasa y fragmentaria.
Así como en Tetuán, la arquitectura popular religiosa fue exhaustivamente estudiada por Llonch Gurrea y recientemente publicada5. En el caso de Arcila,
Chauen o Alcazaquivir, los únicos trabajos que existen son los estudios ―no publicados― que Alfonso de Sierra Ochoa6 realizó entre 1956 y 1966 y que empleamos como base de partida en el presente estudio7.
En general, todos estos santuarios constituyen un patrimonio monumental de
gran valor arquitectónico. No son, en forma alguna, grandes monumentos, si no
modestísimas construcciones surgidas de la devoción de un pueblo, que dan a la
vez testimonio de su acervo popular. Construidas con escasos medios; remendadas a lo largo de su historia por múltiples circunstancias, ampliadas y modificadas, en definitiva, cuando era necesario, con el único objetivo de dar servicio y
dignidad a sus costumbres y ritos.
3. J. C. Babiano; M. Lago, y F. García. Asilah. Evolución urbana de la ciudad. Sevilla: Consejería
de Obras Públicas y Transportes de la Junta de Andalucía, 2001; G. Gozalbes Busto. “Arcila en la
Edad Media”. Cuadernos de la Biblioteca Española de Tetuán, 23-24 (1981), pp. 149-176; A Nakhli.
Caracterización y problemática del espacio urbano histórico marroquí: La medina de Asilah. Tesis
doctoral. Madrid: Universidad Complutense, 2009.
4. Gracias a los trabajos de C. Ewert, F. Hernández Giménez, B. Pavón Maldonado y L. Torres Balbás en España, J. Caillé, C. Ewert. B. Maslow y H. Terrasse en Marruecos.
5. A. Bravo Nieto. “Arquitectura religiosa de Tetuán: un recorrido literario por una ciudad del occidente musulmán”. En J. A. Llonch Gurrea (ed.). Arquitectura popular religiosa del Norte de Marruecos: Tetuán. Melilla: UNED, 2015, pp. 13-21.
6. Arquitecto municipal de Tetuán entre 1945 a 1948 y de 1955 a 1956. El archivo de Sierra Ochoa
está fragmentado. El trabajo de campo que realizó para catalogar el conjunto artístico de las principales ciudades del Norte de Marruecos (Arcila, Tetuán, Chauen, Alcazaquivir, etc.), es propiedad de los
autores del artículo, así como las fotografías publicadas que forman parte del archivo. El resto de material está en la Biblioteca Española de Tetuán; en la Sala África (Colección García Figueras) de la
Biblioteca Nacional y en la Escuela de Arquitectura de Barcelona.
7. J. Vergara-Muñoz y M. Martínez-Monedero. “José Antonio Llonch. Una biografía vital”. En J. A.
Llonch Gurrea (ed.). Arquitectura popular religiosa del Norte de Marruecos: Tetuán. Melilla: UNED,
2015, pp. 23-30.
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ANTECENDENTES HISTÓRICOS
La ciudad de Arcila, o Asilah, se encuentra situada en la costa atlántica de
Marruecos, al sur de Tánger y al norte de Larache. Localizada en la llanura de
Utauien, extremo septentrional de la región del Garb, con diversos promontorios
de escasa altitud, está cruzada por varios ríos que la inundan periódicamente, provenientes de la cadena montañosa del Rif. En sus alrededores se hayan los pueblos de al-Homer, Tlat-Rissana y Had al-Gharbiya, en donde se sitúa el emplazamiento arqueológico de Zilis8.
La muralla de su medina fue comenzada a construirse en el siglo IX, con la
dinastía Idrisí; y reconstruida, ya bajo la dinastía Omeya9, por el califa al- akam
II (961-976), que la rodeó con una muralla para protegerla de posibles ataques.
También la dotó de una mezquita de cinco naves “…que las olas alcanzaban
cuando el mar estaba agitado”. Pues su puerto, que ofrecía un buen refugio a los
barcos, poseía un espigón de sillería que se desplegaba en arco para proteger el
muelle.
Zan tas, Meriníes y Waṭṭasíes siguieron a los Omeyas en el gobierno de la
ciudad hasta bien entrado el s. XV, cuando los portugueses, con Alfonso V de
Portugal “El Africano”, toman también las ciudades de Arcila y Tánger. Bajo el
gobierno portugués se reconstruyeron las murallas, con sillería de piedra, y las
fortificaron con sólidas torres y una atalaya de observación. Con estas reformas,
la fortaleza, ahora bien protegida, se convirtió en centro comercial en la ruta del
oro sahariano10.
Portugueses, españoles y sa‘díes se la disputaron en las décadas siguientes,
hasta que en 1691 fue reconquistada por el ‘al wí Mulay Ism ‘īl. Repoblada entonces con gentes del Rif, se reconstruye la mezquita, la medersa y los baños, para llevar, desde entonces, una más modesta existencia hasta el s. XIX. Bombardeada por austriacos y españoles durante este siglo, en 1911 fue ocupada por el
ejército español al mando de Fernández Silvestre, que destruyó la mehala de
Raysūnī. En ese momento, la ciudad se limitaba a unos torreones portugueses y
8. Revisados, entre otros, los trabajos de: A. Ladrón de Guevara. Arcila durante la ocupación portuguesa, 1471-1549. Tánger: Imprenta África, 1940; M. D. Rodríguez Gómez. “La evolución
urbanística medieval de los principales fondeaderos del Habat según los viajeros y otras fuentes: II.
Belyunech, Qsar Segir, Tánger y Arcila”. Miscelánea de Estudios Árabes y Hebraicos. Sección
Árabe-Islam, 54 (2005), pp. 169-201; J. B. Vilar Ramírez. Mapas, planos y fortificaciones hispánicos
de Marruecos (s. XVI-XX). Madrid: Ministerio de Asuntos Exteriores, 1992.
9. En el año 933, los habitantes de Arcila, solicitaron la ayuda, y posteriormente entregaron la ciudad, del califa omeya de Córdoba ‘Abd al- Ra m n III al-N ṣir (912-961), para deshacerse de los idrisíes.
10. Las guarniciones atrincheradas en esta fortaleza sufrieron múltiples acosos por parte tanto de los
sultanes gobernantes, como del famoso príncipe de Xauen, Mulay Brahim.
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algunos paramentos de murallas medio derruidas, que pertenecía a la cabila de
Garbía.
Desde 1912 hasta 1956 Arcila quedó bajo el Protectorado Español. Fueron los
años en los que se inició el reconocimiento de los valores histórico-artísticos de
su patrimonio arquitectónico. El arquitecto Alfonso de Sierra Ochoa y su discípulo, Llonch Gurrea, articularon durante esos años, por vez primera, un proceso de
investigación tipológica y formal de su arquitectura religiosa que no verá la luz
entonces, pero servirá de base para siguientes aportaciones documentales11.
Finalizado el Protectorado Español, y ya bajo el régimen marroquí, en 1978
una nueva etapa se inicia con la creación del Mussem cultural y artístico, organizado por la asociación cultural Al Muhit12.
11. J. A. Llonch Gurrea (ed.). Arquitectura popular religiosa del Norte de Marruecos: Tetuán. Melilla: UNED, 2015.
12. S. Al-Radi. “Rehabilitation of Asilah”. En J. Steele (ed). Architecture for Islamic societies today.
London: Academy Editions, 1994, pp. 161-200.
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Figura 1: La Medina de Arcila: localización de las mezquitas
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LAS MEZQUITAS DE LA MEDINA
De las murallas y la casba, mandadas construir por al-Q sim Ibn Idrīs y Mūsà
Ibn Abī l-‘ fiya, en los siglos IX y X, no se conservan restos algunos. Las que
hoy subsisten son mandadas construir por Alfonso V de Portugal, llevadas a cabo
entre finales del siglo XV y principios del XVI, bajo la dirección de Diego Boytac, arquitecto militar de la corona portuguesa.
Esta muralla, con forma de paralelogramo, se extiende a lo largo de una superficie de siete hectáreas y cuenta con cinco puertas, de diferentes épocas. Dos de
ellas, la B b al- awmar (Puerta de la Villa o de Tierra) que se abre bajo una de
las torres y la B b al-Ba r (Puerta del Mar o de la Rivera), son portuguesas. Entre
las torres y baluartes se encuentran la Coracha (burŷ al-Ba r), construida entre los
años 1508 y 1516 como refuerzo y zona de avituallamiento, gracias a su posición
avanzada sobre el mar; y la Torre de Menagem (burŷ al-Qamra), levantada en
1509 y situada en la plaza de Sīdī ‘Alī ibn Handūš, donde domina toda la ciudad13. Es un vestigio del palacio del gobernador portugués que se edificó en el
mismo lugar donde se encontraba el marroquí, levantado en época medieval.
Junto al mar se encuentra el Palacio de Raisuni, que es un caserón de aspecto
hispano morisco; y también el cementerio musulmán y el mausoleo con la tumba
de Sīdī A mad al-Manṣūr, sa‘dí que reconquistó la ciudad tras la batalla de los
tres reyes.
Como se ha expuesto, los santuarios del norte de Marruecos no son, en forma
alguna, grandes monumentos, sino modestas construcciones, de indudable interés
arquitectónico, siquiera por sus intrincadas soluciones espaciales dentro de la
trama urbana de sus medinas14. Según los tipos funcionales de la arquitectura religiosa islámica, los dieciséis edificios que encontramos en la medina de Arcila
pertenecen a tres de los usos clásicos del rito islámico: 1º, las amā‘as (mezquitas
propiamente dichas), en las cuales, en ocasiones, podemos encontrarnos con el
sepulcro de algún ilustre varón; 2º, las zagüías (escuelas u oratorios), en ocasiones muy importantes, si bien, en su mayor parte, son modestas propiedades de
alguna de sus muchas cofradías religiosas, en las que abundan los enterramientos
de cofrades; y finalmente 3º, los morabitos (o santuarios), cuyo origen es, precisamente, el sepulcro venerado de algún virtuoso santo, o en alguna ocasión santa.
En Arcila, la clasificación de sus santuarios entre una y otra tipología no es
muy clara, por dos motivos. En primer lugar, porque se dan diversas combinacio13. A. Darias Principe. “Refurbishing the Keep of Asilah Castle (Morocco): A Controversial Intervention”. Prostor: Znanstveni Časopis za Arhitekturu i Urbanizam, 21, 1 (45) 2013, pp. 44-55.
14. A. de Sierra Ochoa. “La mezquita del Baja en Tetuán”. Cuadernos de la Biblioteca de Tetuán,
16 (1977), pp. 47-58; y “La mezquita de Rif Al Andalus”. Cuadernos de la Biblioteca de Tetuán, 1718 (1978), pp. 156-164.
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nes entre ellos. Encontramos así, por ejemplo, mezquitas con enterramiento; zagüías con una gran sala de oración, que las puede convertir, funcionalmente, en
amā‘as; e incluso otras clasificaciones fruto de la mixtura de las anteriores, como zagüías-morabitos u otras. Y, en segundo lugar, porque la utilización que se
hace de algunos santuarios no se corresponde con aquella para la que fueron concebidos. Se da el caso de simples santuarios en los que la devoción por el santón
allí enterrado los ha convertido en punto de reunión de sus adeptos, pasando a ser
una pequeña zagüía. O simples zagüías que, con tipología de mezquita de barrio,
acaban mezclando diferentes usos.
En cualquier caso, la clasificación que se aporta de las 3 tipologías referidas
( amā‘as, zagüías y morabitos), como la más consecuente tras su estudio detenido es la presentada en la figura 2.
Figura 2: Clasificación tipológica de los santuarios de Arcila
LOS MIHRABS DE LAS MEZQUITAS DE LA MEDINA DE ARCILA
El mihrab es un elemento común e imprescindible en todo edificio religioso
islámico. La condición establecida para su ubicación es la de encararse hacia un
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lugar geográfico determinado: La Meca. Esta orientación justifica la presencia de
una quibla que enmarca tal dirección15.
Conceptual y arquitectónicamente se puede decir que el santuario islámico
existe a partir del momento en el que el muro de la quibla y el mihrab se sitúan en
un lugar determinado, estableciendo en la “apropiación” de ese lugar, de este
modo, un espacio destinado a la oración, sin necesidad de ninguna otra limitación
del entorno16.
En Arcila, la composición general de sus mihrabs es más bien modesta y
sencilla, como sucede igualmente en las mezquitas de pequeñas ciudades y
núcleos rurales de al-Andalus17. No obstante, los mihrabs de Arcila presentan una
forma diferenciable respecto a otros santuarios de al-Andalus, por ciertos
aspectos comunes y reconocibles.
En la figuras 3, 4 y 5 se recogen los 13 mihrabs encontrados en los 16
santuarios. Se incluye también el atípico de Tiyania (nº 10) que no siendo más
que una pequeña hornacina es considerada como mihrab, más por su uso que por
su configuración actual; y los dos encontrados en Sidi Embarek (nº 09).
Todos los mihrabs están situados en el interior del templo. Sólo en un caso —
āmi‘at Lalla Sa‘īda (nº 05)—, el mihrab proyecta su volumen hacia el exterior,
sobre la fachada que lo aloja. Y sólo hay una mezquita en la que la indicación de
quibla aparece, indicado de modo previo, en el patio anterior (nº 11), formado por
un sencillo nicho excavado en el muro anterior a la qubba18.
15. N. Khoury. “The Mihrab: from text to form”. International Journal of Middle East Studies, 30, 1
(1998), pp. 1–27; P. Serjeant. “Mihrab”. Bulletin of the Scholl of Oriental and African Studies, XXII,
(1959); N.Khoury. “The Mihrab image: commemorative themes in medieval Islamic architecture”.Muqarnas, 9 (1992), pp. 11-28.
16. J. Dickie (Yakub Zaki). “Dios y la Eternidad: mezquitas, madrasas y tumbas”. En M. Georges
(ed). La arquitectura del mundo islámico. Madrid: Alianza Editorial S.A., 1985.
17. S. Calvo. “Las Mezquitas de pequeñas ciudades y núcleos rurales de al-Andalus”. 'Ilu, Revista
de Ciencias de las Religiones, Anejos X (2004), p. 55, y Las Mezquitas de al-Andalus. Almería: Fundación Ibn Tufayl de Estudios Árabes, 2014.
18. En el Norte de Marruecos, cuando el mihrab es exterior ─habitualmente situado en el patio─ se
le conoce como ‘anaza. Su finalidad es marcar la quibla para los fieles que rezan en el patio, algo muy
habitual cuando se llena la sala de oración o la climatología lo permite. Puede ser simplemente, un
encuadre del arco de la nave axial que da al patio, un rehundido, u otro mihrab exterior.
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Figura 3: Plantas de las mezquitas, descripción gráfica de los mihrabs
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Figura 4: Plantas de las mezquitas, descripción gráfica de los mihrabs
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Figura 5: Plantas de las mezquitas, descripción gráfica de los mihrabs
ANÁLISIS VOLUMÉTRICO: PLANTA, SECCIÓN, ALZADO
Al ser el mihrab un elemento volumétrico, para el análisis se atiende a su proyección en planta, sección y alzado.
Planta:
Según su planta, los mihrabs encontrados se pueden clasificar en cuatro tipos
(figura 6):
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— El tipo I dispone de una planta, más o menos profunda, de cinco lados, que
también podría definirse como de esquinas ochavadas, aunque realmente en pocos casos tiene el ángulo a escuadra. Este modelo lo reconocemos en los mihrabs
nº 02, 03, 04, 06 y 09 (1).
— El tipo II, semejante al anterior, pero con la variante de que las jambas de la
embocadura sobresalen ligeramente, formando un quiebro en los laterales del nicho. Podría ser definido como el más característico de Arcila, ya que se repite,
con ligeras variantes, en la gran mayoría de los nichos. Este modelo lo encontramos en nº 01, 05, 07, 09 (2) y 11 (aunque sea extremadamente plano). Dentro del
mismo tipo II, pero con una ligera variante, encontramos el nº 08 y 12. En ellos,
en lugar de sobresalir las jambas, se le han adosado unas columnas pareadas de
mármol, procedimiento muy utilizado en la arquitectura hispano musulmana.
— Podemos reconocer otro modelo de mihrab, el tipo III, con muy poca profundidad, y que sólo se encuentra en la nº 10.
— Y finalmente, las mezquitas nº 13 y 14 presentan un nicho decorativo, o una
hornacina.
Figura 6: Clasificación de los mihrabs según el desarrollo en planta
Sección:
Las secciones varían fundamentalmente según la profundidad del nicho y la
decoración aplicada. Para el estudio se realiza una división en: paños inferiores,
paños superiores y remates:
— Los paños inferiores: son todos lisos, excepto en 03, 08, 09, que tienen esta
zona revestida con un zócalo, que no suele llegar hasta la moldura superior, y es,
por lo general, del mismo tipo que el de la sala (de madera o cerámico).
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— Los paños superiores: en ellos suele situarse, cuando la hay, la mayor parte de
la decoración interior del mihrab, ya sea esculpida en estuco o simplemente pintada.
— Remates: como remate del prisma que conforma el mihrab se encuentran varias soluciones características:
— La primera es la combinación de semibóvedas, como por ejemplo encontramos en nº 03, 04, 12.
— La segunda se configura por casquetes semiesféricos agallonados. El casquete de gallones más complejo es el de nº 09 (1).
— La tercera la conforman sólo dos casos que, excepcionalmente, se rematan
con cupulitas. Una es el de la mezquita nº 09 (2) y la otra es la modestísima
mezquita nº 06.
— Y finalmente, una última solución nº 08, en el que el remate del mihrab está
formado por una bóveda completa.
Alzado:
Los alzados de los mihrabs, en el muro de la quibla, manifiestan el contraste
entre la lisura de la superficie del muro que lo recibe y su ornamentación. El elemento básico que lo distingue, respecto al plano del muro, es el arco de embocadura. A veces, este arco cobija una arquivolta que se suele recuadrar con un alfiz.
Los arcos de embocadura son, en su gran mayoría, arcos de herradura apuntados, aunque en algunos el apuntamiento no sea muy pronunciado, por lo que se
aproximan mucho al medio punto como en nº 07 y 10. Todos sin excepción son
de perfil liso.
El arranque del arco queda acordado con las paredes de las jambas por medio
de una moldura que son los extremos de las molduras interiores de los nichos.
Existen pequeñas variantes como, por ejemplo, la sustitución de la nacela por un
cuarto bocel, cosa que ocurre en el mihrab de nº 05. En otros, que no aparece esta
moldura, es sustituida por una pequeña ménsula, como en nº 06. O en nº 08 en la
que el arco, se apoya sobre los ábacos de las columnas.
Entre las arquivoltas se cobijan algunos de los arcos de embocadura con angrelados simples de medio punto nº 07, apuntado nº 01, o mixtilíneo nº 02, 09 (2)
y 12), siendo estos dos últimos trilobulados. Los lóbulos suelen estar recortados
simplemente en los abultamientos.
En el caso de las arquivoltas múltiples, cada una suele ser diferente a aquella
que cobija. Las hay con dos, como en nº 01 y 12, en la que la primera contiene un
angrelado simple y la otra un simple arco de herradura apuntado.
Todos los arcos, menos el rudimentario nº 10, están enmarcados dentro de un
alfiz. Este recuadro, que se observa rehundido, está limitado, en los mihrabs más
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sencillos, con canto vivo, pero en la mayoría se presenta bordeado por una moldura de nacela y regleta, en sus dos laterales y en la parte superior. Muchas de las
albanegas no tienen decoración y son lisas. Otras poseen, en la parte superior, una
cenefa que debió estar decorada pero que ahora no se conserva el detalle. En nº
03, 06 y 12 la cenefa posee una decoración más densa y aparece encima del arco,
y a modo de cortinaje en los laterales. Los alfices se conservan lisos y sin decoración excepto en nº 04 que está rematado por una cenefa de arquitos ciegos mixtilíneos. Y en nº 03, que se conserva unas cerámicas con caligrafía en las albanegas.
Situadas directamente encima del alfiz aparecen pequeños arcos, algunos ciegos, otros abiertos, con celosías o simplemente enrejados. Sólo son reconocibles
en tres mezquitas: la nº 05, que son triples y abiertos al exterior; y en nº 08 y 09
(2), que son cerámicos.
ESTUDIO DIMENSIONAL
Para este estudio se han realizado mediciones de los 13 mihrabs, cuyos datos
se muestran en la figura 7. El estudio se realiza sobre los trazados reguladores del
hueco del nicho; el del alfiz; y el del rectángulo envolvente del conjunto del mihrab. También se comprueban las proporciones que regulan las plantas de los nichos y la envolvente del conjunto, así como el grado de apuntamiento del arco y
el tipo de herradura (figura 8).
De los mihrabs de Arcila, sólo tres casos (nº 10, 13 y 09 (1)) presentan los arcos de embocadura con su línea de centros situada a un cuarto, o en su entorno, de
la sagita. Por debajo de esta cota se sitúan los 10 restantes, manifestando el tipo
de arco marroquí19 más usado en este enclave. El grado de apuntamiento de estos
arcos20, o la distancia entre sus centros, recorre una amplia variedad que va desde
los que se aproximan al arco de medio punto (nº 07, 10), a aquellos que sus centros están muy separados, lo que conlleva un mayor apuntamiento (nº 04, 06).
Una gran parte de los casos están situados en la zona en que la separación tiene
un valor comprendido entre una quinta y una séptima parte de la cuerda.
La traza reguladora del rectángulo envolvente del conjunto, en 12 casos, es la
del rectángulo de oro, o del doble cuadrado, llegando en sólo un ejemplo, la zagüía nº 10, a la de algo más de tres veces la anchura.
19. En el grado de herradura la relación entre la sagita y el derrame es igual a tres (S/D = 3)
20. En Marruecos son corrientes los módulos resultantes de cinco, seis y siete divisiones, que llevan
los nombres de tulut, jumusi, sudusi y sabi´i, respectivamente. Se corresponden a la relación entre la
cuerda (C) y el módulo de separación entre sus centros (M): Equilátero (c/m =1); Tulut (c/m= 3); Jumusi (c/m= 5); Sudusi (c/m= 6); Sabi-i (c/m = 7); Medio punto (m=0).
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Por último, en las plantas de los nichos existe un ligero predominio de la forma cuadrada, aunque se dan también los rectángulos apaisados y los alargados.
Figura 7: Cuadro resumen de datos
Figura 8: Descomposición gráfica de los trazados reguladores
SOBRE LA CONSTRUCCIÓN Y ORIENTACIÓN DE LAS QUIBLAS
La liturgia islámica impone la obligación de realizar los rezos en dirección a
La Meca. Ello implica que las salas de oraciones deben guardar esta orientación,
establecida por el muro de la quibla, señalizado por el mihrab.
Las formas de construir las quiblas son las mismas en todas las mezquitas
estudiadas, constituyendo la característica más acentuada el uso de técnicas
familiares a toda el área mediterránea (como el tapial y el adobe). Se destacan varios
elementos, algunos de carácter constructivo y otros de orientación.
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Constructivamente el muro de la quibla es igual a los muros maestros. Se asienta
sobre un pequeño zócalo, que se levanta formando muros de albañilería de hasta 70
cm. Normalmente se construían con mampostería no concertada, rejuntada con
argamasa de barro. Sobre esta estructura basamental se erguía el resto del santuario,
construido ya con un muro que seguía la técnica del tapial, de construcción más
asequible, ya fuese con barro como argamasa o incluyendo algo de cal, en el mejor
de los casos. Las jambas y algunas esquinas se reforzaban con sillares o ladrillos.
Los muros se revocaban y se encalaban interior y exteriormente. La necesidad de
protegerlos de la acción de los agentes atmosféricos, especialmente de la lluvia,
recomendaba su encalado.
El pavimento sobre el que se sitúa la quibla es variado, distinguiéndose cuatro tipos de suelo: el piso argamasado a la que se le añadía un poco de almagre, que le
confería un ligero tono rosado; el suelo de las lajas de esquisto (utilizado indistintamente en varios compartimentos, incluso en caso de pavimentar el patio central); el
suelo de ladrillo, destinado a los santuarios más importantes; y la tierra batida, como
opción preferida para pavimentar algunos morabitos de construcción más pobre.
La determinación de dicha dirección se realiza por métodos astronómicos, en
donde, por medio de tablas, se puede encontrar la orientación prácticamente desde cualquier punto físico sobre la superficie terrestre. Es de suponer que este ha
sido el sistema empleado para determinar la orientación de los santuarios de Arcila.
Para hacer una comprobación sobre este extremo, se ha llevado a cabo una determinación de la dirección de La Meca, teniendo en consideración las coordenadas geográficas de Arcila. Ello ha dado como resultado los 97º sureste (medición
en grados sexagesimales). Luego se ha comprobado la orientación de cada uno de
los oratorios. Según se observa en el gráfico (figura 9), la mayoría de las quiblas
se encuentran agrupadas en torno al límite de los 31º, lo cual hace pensar que la
orientación haya podido realizarse según las hipótesis de D. A. King y J. Samsó,
es decir con los muros de las quiblas paralelos a la cara noroccidental de la Kaaba, cuya orientación es de 30º al este del Sur21. O simplemente son coincidentes
con el muro de la quibla de la mezquita de Córdoba que mantiene esa dirección.
21. D. A. King. “The orientation of medieval Islamic religious architecture and cities”. Journal for
the History of Astronomy, 26 (1995), pp. 255-263; A. Jiménez. “La qibla extraviada”. Cuadernos de
Madinat al-Zahra, 3 (1991), pp. 189-209; M. Ruis. La alquibla en al-Andalus y al-MAgrib al-Aqsa.
Barcelona, 2000, pp. 122-131.
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67 (2018), 227-245
LAS MEZQUITAS DE ARCILA (MARRUECOS): MIHRABS Y QUIBLAS
Figura 9: Orientación de las quiblas (medición en grados sexagesimales)
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CONCLUSIÓN
La obligatoriedad de realizar las plegarias y la direccionalidad hacia donde
hay que dirigir la oración son unos determinantes litúrgicos que condicionan la
arquitectura religiosa islámica. El mihrab y la quibla son elementos esenciales
con los que se resuelven estos condicionamientos litúrgicos.
De los 16 edificios religiosos estudiados en la medina de Arcila, podemos
realizar la siguiente clasificación:
— Seis amā‘as localizadas en la Medina, de las que se pueden distinguir a su
vez cuatro subgrupos: 1, la Aljama o Mezquita mayor, en la que se leen las
órdenes y nombramientos reales (nº 02 en la figura 3); 2, la de Jutba y que
disponen de mimbar, como (referencia nº 09); 3, las “de barrio”, en las que se
realizan las cinco oraciones diarias, (nº 06 y 07); y por último 4, los oratorios, en
los que sólo se realizan algunas oraciones al ser, por lo general, particulares.
— Cinco zagüías que se pueden clasificar en dos subgrupos: aquellas que son
sedes de las Cofradías de implantación nacional (nº 08 y nº 13) o supranacional
(nº 10), y las de Cofradías de tipo local o gremial (nº 01 y nº 03)
— Cinco morabitos o santuarios, que son enterramientos de venerados santones.
Entre ellos se puede distinguir dos subgrupos: los urbanos, simples
enterramientos (nº 11, 13 y 14), y los de extrarradio, por lo general, situados en
los arrabales de la ciudad o en los caminos que conducen a ella (nº 15 y 16).
Encontramos 13 mihrabs repartidos en 12 edificios de los 16 estudiados. La
disposición en planta de los 16 ejemplos presenta una ocupación generalmente
trapezoidal. Sin embargo hay dos excepciones de plantas con un trazado
relativamente regular, que son la mezquita nº 02 y 05 (referencia a la figura 3).
Suele predominar la anchura a la profundidad, excepto en la planta de nº 01, 03 y
12 (referencia a la figura 3 y 5), que se desarrollan en profundidad.
Los mihrabs y las quiblas los encontramos en las salas de oraciones. Todas
responden a una organización muy sencilla. De planta trapezoidal con naves
paralelas al muro de la quibla y organizadas por crujías en número variable que
suele oscilar entre dos y tres; aunque también las hay de cinco (como la nº 02), y
de una como la nº 07. Centrado en el muro de la quibla se haya el preceptivo
mihrab. Pero no siempre en su mismo centro, pues en la nº 02 está evidentemente
descentrado. Las quiblas se encuentran agrupadas en torno al límite de los 31º.
Paralelas a la cara noroccidental de la Kaaba o simplemente coincidentes con el
muro de la quibla de la mezquita de Córdoba.
Tras el estudio de los 13 ejemplos referidos puede concluirse que el mihrab de
la Medina de Arcila presenta una sencilla configuración arquitectónica en la que
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predomina la planta poligonal, de cinco lados22. En todos los casos el mihrab es
bien reconocible, en el muro de la quibla, a excepción de los santuarios nº 15 y
16, donde, a pesar de tenerlo, es difícilmente identificable. En nº 13 y 14 se usa
como mihrab una pequeña hornacina, lo cual es atípico respecto al resto de casos.
El mihrab tipo II, con ligeras variantes, es el más utilizado. Se trata de un elemento de planta más o menos profunda, de cinco lados, con las jambas de la embocadura que sobresalen ligeramente, formando un quiebro en los laterales del nicho.
Las características del trazado geométrico de los mihrabs son variadas (Figura
10): los nichos tienden a la planta cuadrangular; el grado de apuntamiento de los
arcos es más próximo a una sexta parte en la relación sagita y derrame; el grado
de herradura de los arcos es del tipo marroquí; y el trazado regulador de la envolvente del nicho se sitúa entre el rectángulo de oro o el doble cuadrado.
Figura 10: Trazados reguladores constitutivos
22 En el artículo de S. Calvo. “Las Mezquitas de pequeñas ciudades y núcleos rurales de alAndalus”, se señala, a diferencia del Norte de Marruecos, que en las mezquitas rurales de al-Andalus
las tres formas básicas más habituales son: los semicirculares, cuadrangular al interior y los poligonales.
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