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THE LADY KILLERS (2004) RE-PENSANDO EL SUR, TRASTOCANDO MITOS

RE-PENSANDO EL SUR, TRASTOCANDO MITOS: THE LADY KILLERS (2004) La comedia negra de Alexander Mackendrick es un clásico del cine, y un ejemplo de excelencia, tanto en el género de la comedia, como en el noir. La película es considerada una obra maestra; y las interpretaciones de Alec Guinnes, Katie Johnson, Herbert Lom y un joven Peter Sellers, son los pilares en los cuales Makendrick descansa para lograr que esta deliciosa comedia de desencuentros (arquitectónicos, tanto como de bromances) sea considerada uno de los grandes aciertos de los ahora difuntos estudios Ealing en los años cincuenta. La versión de los hermanos Coen, del año 2004, retoma algunos de los temas de la película original, utilizando el argumento para “provocar” a la audiencia. Como acostumbran Ethan y Joel, el dúo de guionista y director, adaptan la obra a su peculiar visión del mundo y a su “deformado” sentido del humor, por el medio de trasladar la comedia a la sociedad sureña de los años sesenta. Los Coen arrasan con todo. Tom Hanks, en el papel que representara Alec Guiness, es encantadoramente malo (tanto en su interpretación, como desarrollando al personaje que recuerda a uno de los padres de la patria del sur: el Coronel Sanders, de Kentucky Fried Chicken). Damon Wayans, en el papel del boy in the Hood, personifica todos los estereotipos negativos de los afro-americanos. Los Coen incluso consiguen atentar contra el “political correctness” con un coronel vietnamita, cuyas credenciales recuerdan sospechosamente a cualquiera de los asesinos de Pol Pot o a los miembros del Khmer Rouge. Este ensayo compara las dos versiones de The Lady Killer, poniendo énfasis en la forma en la que los hermanos Coen utilizan un clásico noir para re-pensar el Sur de Estados Unidos y trastocar mitos fundamentales en la cultura popular de su patria.

THE LADY KILLERS (2004) RE-PENSANDO EL SUR, TRASTOCANDO MITOS María Odette CANIVELL IE UNIVERSITY The Ladykillers o El Quinteto Mortal (1955) de Alexander Mackendrick es un clásico del cine y un ejemplo de excelencia, tanto en la categoría de comedia, como en el género noir. William Rose ganó un BAFTA por el guión original de la película, y obtuvo la nominación al Oscar por su libreto sobre unos atracadores incompetentes que acaban malparados gracias a la tenacidad de una anciana señora. El director Mackendrick, aunque nacido en Estados Unidos (Boston, 1912), creció en Escocia y empezó su carrera rodando comerciales para la firma J. Walter Thompson. A raíz de su éxito profesional, el Ministerio de Información británico le encargó la realización de películas de propaganda, destinadas a levantar la moral de la nación, pero cuyo objetivo principal era convencer a los norteamericanos que intervinieran en la segunda guerra mundial. En 1942, acompañó a las tropas aliadas como camarógrafo en la división de Guerra Psicológica, primero en Argelia y después en Italia, donde fue nombrado jefe de la unidad de cine. Fue el padrino de Roberto Rosellini, a quien le dio la luz verde para realizar Roma Ciudad abierta (1945). Terminada la contienda, se trasladó a los estudios Ealing, donde trabajó como guionista, Saraband for Death Lovers, (1948) y después como director, Whisky Galore, (1949); (The Man in The White Suit, (1951) por cuyo guión fue nominado para un Oscar; y Sweet Smell of Success (1957). “Para hacer películas en Hollywood, tienes que ser un buen negociador; desafortunadamente, yo nunca fui bueno para eso,” Feeney (2016, 41) señalaba Mackendrick as sus estudiantes cuando, después de trasladarse a Estados Unidos, aceptó ser decano de la facultad de cinematografía del California Institute of the Arts. En su taller de cine, dedicado a estudiantes de maestría, insistía en que para ser director es necesario crear personajes tridimensionales. El texto original reza: “Characters need to have backs to their heads and change in their pockets,” Citado en Feeney, (44, 2016) Todas las traducciones de idioma original son del autor del ensayo. En efecto, la película de McKendrick: The Ladykillers es un ejemplo excepcional de su teoría. En principio, esta comedia de atracos inglesa pareciera ser muy simple: Mrs. Louisa Alexandra Wilberforce (Katie Johnson) es una ancianita excéntrica que vive con sus loros en una casa semiderruida. La casa, reminiscente de la utilizada en el Gabinete del Dr. Caligari (1920), se encuentra en un barrio de clase media en Kings Cross, Londres. La viejecita Wilberforce se aburre, por lo que acude a la policía, como visitante habitual, para comentar sobre las idas y venidas de las personas “sospechosas” del barrio. El profesor Marcus, un personaje de aspecto siniestro representado por el gran actor dramático Alec Guinnes, llega a la casa de Mrs. Wilberforce para alquilar una habitación. Acompañado de una banda de malhechores, el gánster Louis Harvey, (Herbert Lom), el mayor Claude Courtney, (Cecil Parker), el paleto Harry Robinson, (Peter Sellers) y el ex boxeador One Round Lawson (Danny Green), los ladrones de guante blanco planean asaltar la estación de trenes de Kings Cross. Para disimular, Marcus convence a la viuda Wilberforce que forman parte de un quinteto musical, especializado en música clásica. Realizado el robo, los criminales persuaden a la ingenua buena señora de recoger el botín. Louisa lo hace, pero se da cuenta de que es dinero robado y amenaza al quinteto con denunciarlos. Los ladrones echan la suerte para ver quién mata a Mrs. Wilberforce, pero acaban matándose los unos a los otros y dejando el dinero en casa de la viuda quien intenta, sin éxito, devolvérselo a la policía. La película es considerada una obra maestra; y las interpretaciones de Alec Guinnes, Katie Johnson, Herbert Lom y un joven Peter Sellers, son los pilares en los cuales Mackendrick descansa para lograr que esta deliciosa comedia de desencuentros (arquitectónicos, tanto como “bromances”) sea considerada uno de los grandes aciertos de los ahora difuntos estudios Ealing, en los años cincuenta. La versión de los hermanos Coen, del año 2004, retoma algunos de los temas de la película original, utilizando el guión de Rose para “provocar” a la audiencia. Como acostumbran Ethan y Joel, el dúo de guionista y director, la obra se transforma para adaptarla a su peculiar visión del mundo y a su muy “deformado” sentido del humor. En efecto, esta comedia que algunos estudiosos del género noir llamaran una comedia gris, pues termina sin utilizar el carmín rojo de las masacres habituales, y con cierto delicioso sentido de “se lo tienen bien merecido los malos,” cambia de escenario y se traslada a una ciudad anodina del sur de Estados Unidos, bañada por el rio Mississippi. El cambio no es coincidencia, ya que los directores Coen utilizan la película con el propósito de retratar a la sociedad sureña de los años sesenta y setenta (aunque hay constantes referencias a los ochenta y los noventa, por ejemplo la mención del presentador de televisión afroamericano Montel Williams). Como acostumbran en su obra cinematográfica, Joel y Ethan Coen utilizan la comedia para resaltar los vicios, defectos y errores de la sociedad norteamericana, así como para comentar sobre la problemática historia racial de Estados Unidos. Con un sentido muy Bakhtiniano de la comedia, los Coen utilizan su particular óptica visual para criticar, a través del cine, fenómenos sociales que van desde el racismo, Oh Brother Where Art Thou?, (2000); la decadencia de la sociedad americana y el problema de las drogas, No Country for Old Men, (2007), así como el sistema corporativo y monopólico de los estudios de Hollywood, Hail Cesar¡ (2015). The Ladykillers (2004), es un ejemplo de lo anterior. Aunque no muy bien calificada por la crítica, la película destaca por la actuación de Tom Hanks como el profesor Goldthwaite Higginson Dorr, filólogo experto en Edgar Allan Poe, quien seduce a la viuda Marva Munson con pasajes del poema A Helen, y estrofas de El Cuervo, donde la obra maestra de Allan Poe se convierte en un corifeo que presagia el destino de los maleantes. Acompañado de un elenco estelar, Marlon Wayans, como Gawain MacSam; Irma P. Hall, como Marva Munson ( por cuyo papel la actriz ganara un premio especial del jurado en Cannes); J.K.Simmons, como Garth Pancake; Tzi Ma, como el General; Ryan Hurst, como Lump Hudson; Diane Delano, como Mountain Girl, y Jeremy Suarez, como el pequeño Gawain, Hanks re-crea un personaje, que se antoja estrambótico, como si fuera una fusión entre el famoso Colonel Sanders, de Kentucky Fried Chicken, mezclado con el personaje de Flannery O´Connor, Manley Pointer, si éste hubiera decidido tener hijos metafóricos con los protagonistas hiper jingoístas de Tennessee Williams y William Faulkner a la vez. Manley Pointer es un personaje que aparece en el cuento Good Country People. Porter es un vendedor ambulante de biblias quien enamora a la protagonista Hulga Hopewell. Pointer se “vende a sí mismo” como una buena persona (good country people), a pesar de ser un desalmado que toma ventaja de la gente a su alrededor. Como señala el crítico de cine, Roger Ebert, uno de los grandes fallos de la película es que Hanks carece de la capacidad camaleónica de Guinness para meterse adentro de la mente del profesor y dirigir a los demás personajes en la representación de una comedia, sin parecer que lo está haciendo. A pesar de lo anterior, y teniendo en cuenta que Hanks tenía que superar la extraordinaria actuación de Alec Guinnes, el actor norteamericano logra que Goldthwaite Higginson Dorr se convierta en un collage satírico que recrea, en un mismo cuerpo, las diversas personalidades de los personajes históricos y literarios que fueran mencionadas anteriormente. Mientras que el tono de la película de Mackendrick es discreto, sin utilizar lo estrambótico ni los gags del cine extravagante, que caracteriza a los Coen, para relatar la historia de Mrs. Munson y sus desalmados huéspedes, los personajes de los hermanos Coen, como en todas sus obras, son caricaturas estereotipadas de la realidad. Marlon Wayans, en su papel de Gawain MacSam, por ejemplo, representa al boyz in the Hood, el afroamericano resentido por el racismo descarado de la sociedad del sur de Estados Unidos y que decide retratarse ante el mundo “blanco” como un marero amante del hip hop urbano; mientras que Marva Munson, la apacible anciana, también afroamericana, parece una caricatura de Aunt Jemima, la mammy de Lo que el viento se llevó (1939). En 1898, la compañía R.T. Davis Milling Company contrató a Nancy Green, una ex esclava liberada después de la guerra, como portavoz de sus productos. La intención de los directivos era conseguir a alguien adecuado para representar el personaje de la mammy negra de la plantación, un ama de llaves gorda, bonachona y sumisa, quien cuida a los niños del amo blanco sin resentirse por su condición de esclava. Aunt Jemima es religiosa, de afable carácter y muy social. Canta mientras hace los pancakes que comen los niños, y, por supuesto, no habla mal de la esclavitud. El personaje se basa en una canción de 1875, Old Aunt Jemima, cuyo autor, Billy Kersand, era una mezcla de actor de vaudeville y juglar que visitaba los pueblos más pequeños de Estados Unidos con su espectáculo ambulante. La marca Aunt Jemima, que se conserva hasta nuestros día (la botella de miel de pancakes tiene la forma rechoncha de Aunt Jemima) es un estereotipo que muchos afro-americanos consideran racista y derogatorio, ya que acusan a Aunt Jemima de ser la contraparte femenina del personaje del tío Tom, de la obra antiesclavista La cabina del tío Tom, de Harriett Beecher Stowe (1852). Aunque la novela de Stowe defiende el abolicionismo, el personaje principal, el tío Tom, ha sido criticado por la comunidad afroamericana por su falta de coraje, así como por la forma dócil y obediente con la que se plantea su condición de esclavo. Los símbolos racistas en la película de los Coen no son casualidad. Aunque Ladykillers no fuera bien recibida por la crítica, The Guardián, por ejemplo, se pregunta por qué los hermanos Coen se empeñan en montar una adaptación del clásico de Mackendrick en el sur de Estados Unidos y con tan malos resultados (Peter Bradshaw, The Guardian, 25 Junio 2004); mientras que Todd McCarthy, de Variety, (2004) señala que el “souflle se le desmorona a los hermanos Coen en esta comedia negra” cuyo humor no llega a desarrollarse sino hasta la segunda parte de la película, los hermanos Coen utilizan un clásico del cine noir para plantear preguntas complicadas sobre temas que les preocupan en la América profunda. Como algunas otras de sus obras cinemáticas, Oh Brother Where Art Thou, por ejemplo, la película se mueve en muchos niveles. A primera vista, es una comedia siguiendo la pauta del clásico de Mckendrick: un robo, una viuda ingenua y desocupada, y malhechores que reciben su merecido. A lo anterior debemos añadirle el personaje de Tom Hanks, el profesor Goldthwaite vestido de blanco como la encarnación del coronel Sanders. Examinando esta alteración al guión original, que pudiera parecer ser coincidencia, la maraña se desenreda: El fundador de la cadena estadounidense de venta de pollo frito, Harland Sanders (1890-1980) ha sido acusado por la comunidad afroamericana de ser racista, y de promover, con su imagen estereotipada (el traje blanco con la moña negra, el bastón, que lo caracteriza) el paternalismo del amo de plantación que poseía a los esclavos sonriendo cuando los maltrataba. A pesar de que no existen indicios de que: Harland Sanders tuviera esclavos El coronel estuviera directamente relacionado con el Klu Klux Klan, como algunos miembros de la comunidad afroamericana afirman O que su intención al vestirse con su traje habitual fuera representar el papel de dueño de plantación Sanders, quien peleó en la guerra de Cuba falsificando su partida de nacimiento para que lo dejaran combatir, fue uno de los financistas de George Wallace, el candidato a la presidencia de EEUU que favorecía abiertamente la segregación. Tom Hanks representando a un personaje que recuerda la figura de Harland Sanders deja de parecer una coincidencia para convertirse en intencionalidad. Harland Sanders Por si las alusiones anteriores pudieran ser consideradas hechos aislados, al final de la película, la protagonista, Marva Munson, le deja todo el dinero del robo a la universidad Bob Jones. La universidad Bob Jones es una institución educativa de afiliación cristiana, cuyos vínculos con elementos racistas y de corte neo-nazi son bien conocidos en Estados Unidos. En efecto, esta institución de estudios superiores, que intenta justificar el racismo con citas bíblicas y estudios religiosos sobre la superioridad de la raza blanca, fue demandada por sus propios estudiantes por su falta de sensibilidad social (las autoridades de la universidad justificaron el acoso sexual a los estudiantes echándole la culpa a las víctimas de acoso sexual), así como por intolerancia, fanatismo religioso y por su afiliación a organizaciones cuyos objetivos claros y difundidos son la segregación racial. Lo anterior no es sorprendente, ya que Bob Jones, su fundador, sostenía que “los esclavos negros deberían estar agradecidos a los blancos por traerlos a Estados Unidos como esclavos, ya que de no haberlo hecho, todavía se encontrarían en las selvas de África sin haber podido conocer a Jesucristo.” Citado en la página web de la misma universidad, hasta que fueron obligados a pedir disculpas por su pasado racista. Aún así, la universidad sigue teniendo fama de utilizar políticas discriminatorias: http://www.jbhe.com/news_views/62_bobjones.html. Traducción del autor. ¿Por qué motivo, entonces, los hermanos Coen crean un personaje afroamericano en una comedia noir que: Ignora que la universidad Bob Jones no admite fácilmente a los afroamericanos Es una universidad racista dedicada al ethos del movimiento segregacionista Cree que los esclavos deben agradecer la esclavitud Es intolerante y predica valores anti-cristianos bajo una patina de lo que el claustro considera es un cristianismo virtuoso. Como señala Michael Joshua Rowin, tras la apariencia de una comedia de errores, The Ladykillers está plagada de referencias a la lucha por los derechos civiles de la población afroamericana en los años sesenta. Garth Pancake (cuyo nombre también puede ser una posible alusión a la miel Aunt Jemima), por ejemplo, le dice a Gawain MacSam (nombre escocés para un rapero) que ha peleado con los Freedom Riders, durante la época del movimiento de los derechos civiles, en los años sesenta. Marva Munson, por su parte, se queja de la música hippity hop y de la utilización de la palabra nigger 30 años después del asesinato de Martin Luther King. Rowin concluye que los Coen re-crean un problema de cara al público americano: Las generaciones que nacen después del movimiento de derechos civiles en Estados Unidos han olvidado lo que esto representó. Hay dos tipos de afroamericanos actualmente: los de antaño, como Marva Munson, que se refugian en un cristianismo malentendido, aún corriendo el riesgo de caer en las manos de organizaciones inescrupulosas, la universidad Bob Jones, por ejemplo, y que prometen el cielo con la excusa del culto a un Jesús exclusivamente para blancos; y las nuevas generaciones, que se apoyan en la agresión mal entendida de una música que usa términos derogatorios para sus mismos miembros utilizando lenguaje que es considerado un insulto por las generaciones de antaño (junk, nigger, booty…). Para subrayar este mensaje racista, los Coen utilizan varias armas, desde los nombre con alusiones claras a la lucha social en América del norte, hasta el vestuario de sus personajes, pasando por el uso del color para acentuar el tono dorado del Sur de los Estados Unidos. Mientras que la película de Mackendrick fue filmada en technicolor, realzando el contraste de Mrs. Wilberforce, en lavanda, y los miembros de la banda en colores opacos, para reforzar el concepto noir, los hermanos Coen filman en colores brillantes y claros una comedia noir, donde todos, menos Marva Munson, mueren y son llevados al vertedero municipal que se encuentra en una isla de basura en la mitad del río Mississippi, todo esto bajo el ojo avizor de un cuervo que parece decirle a los protagonistas malvados de la película el estribillo del poema El cuervo: Nevermore… (nunca más). En un twist muy característico del género noir, Katie Johnson, la actriz que representa a Mrs. Wilberforce, fue rechazada por los productores, ya que pensaban que la anciana era demasiado frágil para poder resistir los rigores de la película. La sustituta que finalmente contrataron para reemplazar a Johnson murió antes de empezar el rodaje. Por su parte, las alusiones al poema de Poe, El Cuervo, se encuentran a lo largo del film. Ya que este poema repite el estribillo de nunca más, a modo de corifeo, es plausible concluir que la frase también sea una alusión al pasado racista de la nación norteamericana, pasado que se ha puesto muy de relieve a raíz de los ocho años de la administración del primer presidente afroamericano de Estados Unidos, Barak Obama. El contraste entre ambas obras va más allá del uso del género noir, de la comedia satírica, o de los muchos símbolos que los Coen insertan en sus películas para hacer a la gente pensar. Tampoco está en la casa inclinada, que los estudios de Ealing construyera especialmente para el film de McKendricks en 1955, pensando en el cine del expresionismo alemán, ni en los ángulos casi neo-expresionistas que el director elige, o en el personaje, casi Caligari, de Guinness, sino que se encuentran en la presentación de pistas muy escondidas para un público que olvida con facilidad los problemas sociales y políticos que enfrenta (y enfrentan a) Estados Unidos, y quien ve en el cine, únicamente, un vehículo de escape a la realidad. Las películas de los Coen, sin embargo, poseen esa marca de agua, que escondida detrás de la comedia, te hace enfrentarte con el mundo circundante. En un escenario político en el que Donald Trump, fanático extremista cuya postura de discriminación social es ampliamente conocida dentro y fuera de Estados Unidos, la intención de los Coen de enseñar a la vez que divertir, adquiere un papel aún más serio y relevante. Bibliografía BRADSHAW, P. 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Ealing Studios ROWIN, M. J. Bob and Weave. The Ladykillers http://www.jbhe.com/news_views/62_bobjones.html . Artículos de periódico “Bob Jones University Apologizes for its Racist Past.”The Journal of Blacks in Higher education. http://www.jbhe.com/news_views/62_bobjones.html