CIENCIA, TECNOLOGIA Y SOCIEDAD
W. R. Daros
CONICET
Las formas del conocimiento
1.
La vida humana, en la concepción del filósofo José Ortega y Gasset, no es (salvando algunos
momentos excepcionales) ni cómica ni trágica: es
dramática, o sea, coloca a los seres humanos frente
a constantes problemas y les exige utilizar todas sus
fuerzas de imaginación, de invención, de racionalidad, de voluntad. En este contexto, el uso del conocimiento y su perfeccionamiento ha sido el arma
típica de la evolución cultural humana. Los hombres
actualmente no evolucionan creando nuevos órganos
biológicos, sino nuevos instrumentos de comprensión y cambio de la realidad que los rodea. El crecimiento humano y social pasa a través del desarrollo del conocimiento, entendido éste como la herramienta universal indispensable, para todo otro tipo
de desarrollo personal y social.
2.
Las sociedades humanas han pasado por
diversas formas de conocer y han avanzado con un
método que podría resumir diciendo que consiste en
conocer, dudar, errar y corregir los errores.
La forma mítica de conocer es quizás una
de las formas más primitivas y menos críticas de
enfrentar la realidad por medio del conocimiento. El
hombre con actitud mítica queda sorprendido ante su
mundo y, ante la escasez de conocimientos, no los
confronta sino que los asume como sagrados, como
verdaderos y justificadores de los acontecimientos y
sucesos tanto de origen natural como social e histórico. Los hombres con actitud mítica suponen que
hubo alguien que supo cómo se han originado y
cómo son las cosas. Por ello, el mito ofrecía (y aún
sigue ofreciendo a los hombres que siguen apreciando esta forma de conocer) una justificación de la
realidad remitiendo al conocimiento del origen: una
cosa o una norma social se explica conociendo el
origen de la misma. De aquí la importancia de las
genealogías respecto de los dioses, de las personas y
de las sociedades.
"El mito relata un acontecimiento
que ha tenido lugar en el tiempo primordial,
el tiempo 'fabuloso' de los comienzos. Dicho de otro modo, el mito cuenta cómo gracias a las hazañas de los seres sobrenaturales, una realidad ha venido a la existencia,
sea ésta la realidad total, el Cosmos, o so-
lamente un fragmento, una institución. Es
siempre pues el relato de una 'creación': se
narra cómo algo ha sido producido, ha comenzado a ser"1.
El mito es también la forma de justificar la
conducta social. Así, por ejemplo, entre los Navahos, las mujeres deben sentarse con las piernas
debajo de sí y de lado, y los hombres con las piernas
cruzadas delante de ellos, porque los ancianos dicen
que la primera mujer y el primer hombre, matador
de monstruos, se sentaron de esa manera.
Mas los mitos no narran sólo el comienzo
del mundo y de las cosas, sino que además predicen
cómo será el final: es a un tiempo conocimiento y
sabiduría, norma para la vida.
El mito, además, no es sólo un conocimiento, sino un conocimiento verdadero y vital. El
mito no es un conocimiento con el cual sólo se conoce o recuerda algo, sino que constituye una forma
de revivir, de actualizar una realidad. En esta concepción, la verdad se halla al inicio; es poseída por
mentes privilegiadas, y es transmitida y recreada
vivencialmente de generación en generación; y el
deformarla es considerada una actitud sacrílega. El
conocimiento pues se conserva y se transmite, y las
sociedades que poseen este tipo de conocimiento son
también conservadoras y dogmáticas. Incluso la
magia (que es la técnica del primitivo para dominar
las fuerzas incognoscibles) se transmite y posee un
poder eficaz por el mismo hecho de realizarla, sin
que a los hombres se les ocurra pensar si existe una
proporción entre el acto mágico (causa) y el efecto
que produce.
3.
Tras las formas de conocer se hallan ciertos
paradigmas mentales y sociales de considerar el
conocimiento en su valor integral: esos paradigmas
constituyen lo que podemos llamar las mentalidades, los supuestos implícitos para el aprecio o des1 ELIADE, M. Mito y realidad. Madrid, Guadarrama,
1989, p. 18. Cfr. FRANKFORT, H. y otros. El pensamiento prefilosófico. México, FCE, 1989. GIQUEAUX, E.
Hacia una nueva definición esencial del mito. Bs. As.,
Juárez, 1981. LEVY-BRUHL, L. La mentalidad primitiva.
Bs. As., La Pléyade, 1972. IBARRA GROSSO, D. Cosmología y mitología indígena americana. Bs. As., Kier,
1980.
2
precio de los conocimientos científicos: son paradigmas gnoseo-sociológicos. Así, por ejemplo, cabe
mencionar que al inicio de la época moderna occidental compitieron tres paradigmas de lo científico:
a) La mentalidad organicista suponía que el universo es un organismo viviente, donde cada parte
influye en la totalidad. Aristóteles, Galeno, Ptolomeo, W. Harvey, G. Fallopio veían tendencias e
intenciones y finalidades en todos los movimientos.
El hombre proyectaba la intencionalidad en todas las
cosas: tanto en el microcosmos como en el macrocosmos, las cosas se mueven o son movidas por una
finalidad en un contexto organizado, donde la misma palabra cosmos significa algo hermosamente
ordenado.
b) La mentalidad mágica suponía que Dios es un
gran mago realizador de maravillas, conocedor de
secretas relaciones existentes entre las cosas y sujetas a su voluntad. Los escritos atribuidos a Hermes
Trismegisto estaban de moda con sus libros llamados precisamente "herméticos". Para esta mentalidad, el conocimiento no es algo manifiesto y público, sujeto a discusión, sino algo que se transmite
entre iniciados. La alquimia y la cábala respondían a
esta forma de mentalidad y aportaron dos grandes
ideas: la que el sol, como un rey, es el centro del
universo; y la idea de que el universo posee una
armonía matemática: sus secretos están escritos por
Dios en un lenguaje matemático. Quien domine este
lenguaje dominará los poderes mágicos. La influencia de esta mentalidad alcanzó no sólo a Paracelso,
sino también a Copérnico, Kepler, los neoplatónicos
de Cambridge y al mismo Isaac Newton2.
c) La mentalidad mecanicista, que finalmente triunfó sobre las otras, implicó la concepción del mundo
considerado como una gran máquina de relojería.
No había, para los científicos sostenedores de esta
mentalidad, un alma del universo. El universo era
des-almado: era una gran máquina que poseía sus
propia leyes. N. Tartaglia, R. Descartes, T. Hobbes,
comenzaron a pensar al universo como compuesto
de átomos materiales y con relaciones constantes y
matemáticas que constituían sus leyes3.
4.
La época moderna se ha iniciado con una
nueva valoración en la capacidad de conocer del
hombre. El descubrimiento de América, el surgimiento de nuevas religiones, el conocimiento de
2 Cfr. KEARNEY, H. Orígenes de la ciencia moderna,
1500-1700. Madrid, Guadarrama, 1970, p. 40. DARÓS,
W. El concepto de "revolución científica" en la época
moderna en Razón e Inteligencia. Génova, Studio Editoriale di Cultura, 1984, p. 85-126. HARTMANN, F. Salud
y curación según Paracelso y el Esoterismo. Bs. As.,
Dédalo, 1987. HERMES, ALBERTO EL GRANDE y
otros. Textos básicos de alquimia. Bs. As., Dédalo., 1986.
HUTIN, S. La alquimia. Bs. As., Eudeba, 1973.
3 Cfr. WESTFALL, R. La construcción de la ciencia
moderna. Barcelona, Labor, 1980. SKLAIR, L. El conocimiento organizado. Barcelona, Labor, 1977.
otras culturas, el deseo de libertad, de acumulación
de riquezas, de poder y de gozo de la vida ya en esta
tierra, la construcción de nuevos instrumentos técnicos y un racionalismo creciente que confiaba en la
inteligibilidad del mundo y en la capacidad humana
para descubrirla, fueron algunos de los nuevos motivos que generaron el fenómeno de la ciencia moderna en Occidente.
Es interesante considerar que Oriente no
careció de conocimientos y de técnicas (como el
conocimiento de la brújula y la pólvora), pero no
produjo una forma de conocimiento semejante a lo
que ha sido la ciencia moderna.
"Sin la ayuda del papel, la imprenta, la
brújula y la pólvora, ¿cómo hubiera sido posible el paso del feudalismo al capitalismo?
En China, el papel existía ya en el siglo I de
nuestra era, y la imprenta en el VIII, evolucionando rápidamente a la imprenta de bloques móviles en el XI. La magnetización de
la aguja por la piedra imán se conocía mucho
antes de esa época...La pólvora, probablemente un producto de la alquimia taoísta,
aparece por primera vez a finales de la dinastía Thang, pero su usó con fines guerreros en
el período Wu Tai (siglo X de nuestra era),
cuatro siglos antes de que Occidente descubriera su utilidad similar"4.
Tampoco faltaron las técnicas en Oriente,
como las relacionadas con la porcelana y la seda, la
preparación de plásticos naturales, las técnicas de
los puentes en suspensión, de las esclusas de canales, la farmacopea, los arneses equinos, el telar para
tejidos labrados, el timón de popa, el tipo más primitivo de vacunación, la carretilla, se movieron de
oriente a occidente y no a la inversa, y Europa contrajo con China una gran deuda.
Sin embargo, cuatro grandes factores, el
geográfico, el ideológico, el social y el económico
no hicieron posible, en China, la democracia del
pensamiento y de acción que exige la ciencia moderna, la competencia de las ideas, el clima de duda
y la necesidad de la investigación y refutación de las
creencias ingenuas. El feudalismo chino y el europeo no eran diferentes; pero en China fue continuado por un burocratismo asiático, mientras que en
Occidente surgió un mercantilismo capitalista que
exigió para sobrevivir ideas nuevas, cambios e intercambios, comunicación y libertad de expresión y
verificación en los conocimiento. La aristocracia
china, armada de una buena burocracia, con el sistema de mandarines, impidió eficazmente la subida
al poder de la clase mercantil y de sus ideas bulliciosas, inquietas y pragmáticas, como sucedió lentamente en Occidente. El modo de proceder científico
4 NEEDHAM, J. La gran titulación. Ciencia y sociedad
en Oriente y Occidente. Madrid, Alianza, 1987, p. 152.
3
es en efecto un fenómeno individual y social, y no
puede ser explicado cabalmente fuera del contexto
de la sociedad.
Cabe recordar que un proceso similar se
había dado ya entre el 500 y 300 antes de nuestra
era, en las islas del mar Egeo. En aquél entonces,
pequeños centros comerciales intercambiaron libremente no sólo objetos sino ideas y discutieron creencias. Esas ciudades de las islas del Egeo se hallaban lejos de un poder político único, despótico, con
censura religiosa o ideológica, como sucedió con el
poderío persa y egipcio, donde no obstante el poder
y la riqueza de los mismos, no surgió ni la ciencia ni
la democracia. Por el contrario, en el Egeo, surgieron las primeras escuelas de Occidente: los alumnos
discutían las afirmaciones y creencias de sus maestros, y fueron abandonando la mentalidad mítica
para acercarse a una visión racional del mundo. La
filosofía y la ciencia han nacido de las creencias y
de las críticas a las creencias.
"La ciencia debe comenzar con mitos y con
la crítica de mitos; no con la recolección de
observaciones ni con la invención de experimentos, sino con la discusión crítica de mitos
y de técnicas y prácticas mágicas. La tradición científica se distingue de la precientífica
porque tiene dos etapas. Como la última lega
sus teorías; pero también lega una actitud crítica hacia ellas. Las teorías no se transmiten
como dogmas, sino más bien con el estímulo
de discutirlas y mejorarlas. Esta tradición es
helénica: se la puede hacer remontar a Tales,
fundador de la primera escuela (no quiero
significar 'la primera escuela filosófica', sino
simplemente 'la primera escuela') que no se
preocupó fundamentalmente por la conservación de un dogma"5.
5.
Pero en la época moderna, los europeos
creyeron en la capacidad de la luz natural de la razón, creyeron en la Ilustración y se atrevieron a
pensar autónomamente, con libertad, contra el poder
de los gobernantes despóticos del Estado y contra la
tradición cultural anterior. El filósofo Kant, que
sufrió también el rigor de la censura, lo ha dicho de
esta manera:
"La Ilustración consiste en el hecho por el
cual el hombre sale de la minoría de edad. Él
mismo es culpable de ella. La minoría de
edad estriba en la incapacidad de servirse del
5 POPPER, K. El desarrollo del conocimiento científico.
Conjeturas y refutaciones. Bs. As., Paidós, 1967, p. 63.
Cfr. POPPER, K. El busca de un mundo mejor. Barcelona,
Paidós, 1992, p. 134-154. GRAHAM, L. Between Sciences and Values. New York, University Press, 1991.
GRIFFITH, B.-BENSON, G. Scientific thought as dogmatism en International Journal of Science Education,
1994, n. 6, p. 625-638.
propio entendimiento, sin la dirección del
otro. El mismo es culpable de esta minoría de
edad, cuando la causa de ella no yace en un
defecto del entendimiento, sino en la falta de
decisión y de ánimo para servirse con independencia de él, sin la conducción del otro"6.
Lo que importó desde el Renacimiento
europeo en adelante fue buscar las leyes, esto es, las
constantes que se hallan escritas en la Naturaleza
con signos matemáticos. Desde entonces se fijó una
correlación entre la naturaleza y el entendimiento
humano. Ambos extremos de la correlación son
autónomos, pero sin embargo hay posibilidad de una
perfecta armonía en la que aparece la verdad, aunque ésta sea siempre precaria.
Para encontrar estas leyes no debemos colocar nuestras fantasías subjetivas en la naturaleza,
sino seguir el propio curso registrado mediante la
observación, el experimento, la medida, el cálculo.
Los conocimientos proceden de los datos de los
sentidos, pero el entendimiento los compara, los
enlaza y los cuenta7.
El sentido de la ciencia
6.
Francisco Bacon influyó no poco, al inicio
de la época moderna, en la concepción empírica e
inductiva de la ciencia. Bacon consideraba las ciencias de su tiempo como un juego meramente lógico
y verbal, pero sin contacto con la realidad, sin capacidad heurística de modo que no hacían nuevas conquistas ni extendían la industria. "La lógica en uso
es más propia para conservar y perpetuar los errores
que se dan en las nociones vulgares que para descubrir la verdad; de modo que es más perjudicial que
útil"8.
Bacon advierte, en 1620, que los científicos
de su época "ardían en deseos de llegar a los primeros principios para descansar: apenas han gustado de
la experiencia cuando ya la desdeñan". En consecuencia, este filósofo desconfía de las teorías como
de generalizaciones fantasiosas y precipitadas.
Bacon, por su parte, concibe la ciencia
como un procedimiento que parte de la observación
y en esta observación basa su verdad inicial y su
solidez. Él estimaba que de la experiencia y de los
hechos había que extraer las leyes, "elevándose pro-
6 KANT, I. Respuesta a la pregunta ¿Qué es la Ilustración? en KANT, I. Filosofía de la Historia. Bs. As, Nova,
1964, p. 58.
7 CASSIRER, E. Filosofía de la Ilustración. México,
F.C.E., 1986, p. 61. Cfr. LEOCATA, F. Del Iluminismo a
nuestros días. Bs. As., Ediciones Don Bosco, 1979.
8 BACON, F. Novum Organon. Bs. As., Hyspamérica,
1984, p. 28, n. 12.
4
gresivamente y sin sacudidas hasta los principios
más generales que alcanza en último término"9.
En consecuencia, Bacon inaugura, por oposición al método deductivo, la validez lógica del
método inductivo: "No tenemos, pues, confianza
más que en una legítima inducción"10.
Bacon, como buen empirista que es, admite
que la verdad está en los datos de los sentidos: se
basa en esos datos. A partir de la seguridad y verdad
de los datos sensibles es legítimo inducir una verdad
más general. "No conviene permitir que la inteligencia salte y se remonte de los hechos a las leyes
más elevadas y generales, tales como los principios
de la naturaleza". Bacon estima que sólo partiendo
de la verdad de los datos singulares se puede llegar
a nociones abstractas verdaderas, sólidas.
"Mucho habrá que esperar de las ciencias
cuando el espíritu ascienda por la verdadera
escala y por grados sucesivos, de los hechos
a las leyes menos elevadas, después a las leyes medias, elevándose más y más hasta que
alcanza al fin las más generales de todas. Las
leyes menos elevadas no difieren mucho de la
simple experiencia; pero esos principios supremos y muy generales que la razón en la
actualidad emplea están fundados sobre nociones abstractas y carecen de solidez"11.
7.
En nuestro siglo ha cambiado el sentido
que tiene la ciencia, o dicho más precisamente, el
sentido que tiene el proceder científico. Bacon era
fundamentalmente empirista. Estimaba que la mente
humana no poseía ideas innatas y los conocimientos
procedían de la realidad; pero esos conocimientos
frecuentemente eran asumidos con prejuicios (idola)
que generaban errores al leer los datos de la realidad
sensible. Por ello, lo más oportuno era proceder de
la observación, estableciendo tablas y mediciones de
los hechos y no precipitarse en generalizaciones.
Mas, de todos modos, Bacon estimaba que había que
partir de la verdad que procede de las observaciones
y remontarse, por inducción, de ellas hasta las leyes
generales.
La epistemología contemporánea pone en
duda este modo de pensar el sentido del proceder
científico. Karl Popper, en particular, ha asumido
una filosofía kantiana y sostiene que el hombre
(todo hombre) es siempre falible y que todos nuestros actos de conocimiento, desde la percepción
hasta los enunciados universales, deben ser tomados
como conjeturas y sometidos a refutación. La reali-
9 BACON, F. Novum Organon. O. c., p. 29, n. 19.
10 BACON, F. Novum Organon. O. c., p. 28, n. 14.
11 BACON, F. Novum Organon. O. c., p. 67, n. 104. Cfr.
BACON, F. Del adelanto y progreso de la ciencia divina
y humana. Bs. As., Lautaro, 1947, p. 211, 139. QUINTON, A. Francis Bacon. Madrid, Alianza, 1985, p. 82.
dad, en sí misma, no es cognoscible: a ella se le
agregan nuestras conjeturas. Hay que conciliar lo
dado por la realidad (complejo, caótico) mediante
los sentidos con lo puesto por la mente12. El planteamiento del problema es más importante que el
descubrimiento de las soluciones: éstas se encuentran mediante la lógica y la experimentación; pero
los problemas se plantean sólo con la imaginación,
con la invención de nuevas relaciones13. La realidad, tanto física como social, se presenta con una
complejidad e incertidumbre creciente; pero son las
hipótesis (incluso sobre el mismo caos) inventadas
por los hombres, las que tratan de darnos un sentido
al leer la realidad14. Desde el origen del mundo
físico, éste parece moverse desde el caos físico,
incierto e indeterminable; y desde el origen del
hombre, éste parece moverse desde el caos instintivo
(desde ello, según Freud); pero, si en algo hemos
avanzado, ello se debe a nuestro humano por interpretarlo mediante la invención de hipótesis.
El proceso científico comienza con la creación de hipótesis (y por ello es siempre hipotético) y
de ellas deduce consecuencias lógicas (y por ello es
deductivo). En una ciencia empírica, estas consecuencias deben llegar a ser formuladas como enunciados empíricos, los cuales sometidos a la realidad
deben ser refutables (esto es, de posible refutación),
aunque no siempre refutados de hecho.
8.
El inductivista supone el valor de la inducción (cuyo resultado es a veces verdadero y otras
veces es falso); pero no lo puede probar lógicamente. El inductivista piensa así: El principio de
inducción funcionó bien en la ocasión a, b, c, d, e,
f... Luego funciona siempre bien. Pero aquí se está
utilizando el principio de inducción para probar la
inducción. La experiencia no se justifica con la experiencia, ni un hecho en sí mismo (sin teoría alguna) se justifica con otro hecho en sí mismo.
Lógicamente el principio de inducción tampoco es sostenible. Desde un punto de vista lógico,
si la premisa de un razonamiento científico es verdadera, la conclusión si es correcta es verdadera. Pero
si la premisa de un procedimiento científico consiste
en la observación de un hecho particular (o de varios
hechos particulares), esta premisa no es necesariamente verdadera, por al menos dos motivos: a) porque todos somos falibles y podemos equivocarnos;
12 POPPER, K. Conocimiento objetivo. Un enfoque evolucionista. Madrid, Tecnos, 1974, p. 93. Cfr. DARÓS, W.
Realismo crítico y conocimiento en el pensamiento de
Popper en Pensamiento. Revista de Investigación e Información Filosófica, 1990, n. 182, p. 179-200. ARTIGAS,
M. Karl Popper: Búsqueda sin término. Madrid, Ed.
Magisterio Español, 1979, p. 117.
13 BERNAL, J. La ciencia en nuestro tiempo. México,
Nueva Imagen, 1989, p. 436.
14 Cfr. MORIN, E. Ciencia con conciencia. Barcelona,
Anthoropos, 1992, p. 318.
5
b) porque con frecuencia dos hombres que ven un
mismo objeto no ven lo mismo como lo prueban las
experiencias realizadas desde la psicología de la
Gestalt; sino que cada observador percibe en forma
acorde a sus experiencias pasadas y a sus intereses
personales, a su formación profesional, etc.
Por el contrario, Popper estima que la cuestión de inductivismo no es importante, porque pártase de donde se quiera, todo es criticable en ciencia
y todo se puede corregir15. No hay manera de encontrar un punto de partida verdadero y cierto, afirma Popper; pero esto no tiene importancia, pues el
proceder científico no es verdadero desde su inicio,
sino criticable, refutable y aun cuando un enunciado
científico resista a la refutación y sea corroborada
nuestra presunción de verdad, esa corroboración es
siempre provisoria.
9.
Popper estima que la ciencia tiene sentido
en la medida en que no se interesa sólo de cuestiones de hecho (de éste o aquél hecho particular observado), sino de cuestiones de justificación de las
teorías.
Las ciencias están constituidas por teorías;
éstas por hipótesis, y éstas a su vez son interpretaciones conjeturales para explicar problemas que se
refieren a hechos. Ahora bien, las hipótesis no son
hechos, sino suposiciones (enunciados universales)
que dan sentido a los hechos. Así, por ejemplo, si al
frenar el auto en el que viajamos, nos sentimos impulsados hacia adelante, decimos que este hecho
particular se explica si lo insertamos en la teoría de
la inercia (ley de inercia), la cual nos dice que todo
cuerpo en movimiento seguirá indefinidamente en
movimiento si no encuentra una fuerza que se le
oponga.
Lo que sostiene el epistemólogo Popper es
que las teorías, las hipótesis y las leyes no surgen de
una generalización mecánica de los hechos observados, sino que ellas son una creación del hombre, una
conjetura que debe ser justificada. Las creaciones no
se explican lógicamente a partir de hechos; éstos
constituyen sólo una motivación psicológica: no hay
reglas con resultados seguros para crear o inventar.
"No existe, en absoluto, un método lógico de tener
nuevas ideas, ni una construcción lógica de este
proceso"16.
15 POPPER, K. Conocimiento objetivo. O. c., p. 103.
MARTÍNEZ, J. Ciencia y dogmatismo. El problema de la
objetividad en Karl Popper. Madrid,Cátedra, 1989.
GIORDAN, A.- VECCHI, G. Los orígenes del saber. De
las concepciones personales a los conceptos científicos.
Sevilla, Diada, 1988. MALDONADO VELOZA, F. No
existe la inducción: La objección de Lakatos a Popper en
Interciencia, 1994, n. 5, p. 252-257.
16 POPPER, K. La lógica de la investigación científica.
Madrid, Tecnos, 1977, p. 31. SCHLANGER, J. L'invention intellectuelle. París, Fayard, 1993, p. 99-112.
La ciencia, como sostenía Albert Einstein,
es una aventura del pensamiento.
"La ciencia no es sólo una colección de
leyes, un catálogo de hechos sin mutua relación. Es una creación del espíritu humano
con sus ideas y conceptos libremente inventados. Las teorías físicas tratan de dar una
imagen de la realidad y de establecer su relación con el amplio mundo de las impresiones
sensoriales. Luego, la única justificación de
nuestras estructuras mentales está en el grado
y en la norma en que las teorías logren dicha
relación"17.
10.
En este sentido, la ciencia, si pretende ser
empírica, es un procedimiento que tiene dos aspectos: a) una invención aventurada con la cual buscamos dar la razón o causa de los hechos; y b) un intento de refutación de esa pretendida razón. Este
núcleo uniforme del proceder científico se aplica
luego a diversos sectores del saber disciplinar, por lo
que se generan diversas ciencias análogas. Todas las
ciencias, e incluso las humanidades, practican el
método de resolución de problemas, de las conjeturas y refutaciones; y la decisión de usar este método
con precisión hace que nuestra forma de conocer sea
científica; porque la ciencia no es una "cosa", ni una
cuestión de contenidos, sino una forma de conocer18.
El verdadero espíritu científico busca conocer la verdad: la verdad es una idea que lo guía, una
idea rectora, pues de otra manera el científico no
tendría motivo suficiente y racional para investigar,
para seguir los vestigios, las huellas, los efectos en
busca de las causas, la sustancia bajo los accidentes.
Pero dado que el hombre es falible no cree haber
hallado una verdad definitiva por más que encuentre
hechos que confirmen su teoría. Por miles de años la
mayoría de la gente creía que la tierra era plana, o
que el sol giraba alrededor de la tierra: el encontrar
más y más hechos o personas que creyeran en esto
no hacía más verdaderas esas creencias, aunque
generaran un consenso psicológico general más
fuerte. El consenso externo a la lógica de la ciencia
no es, como estima Thomas Kuhn, un criterio firme
de verdad o de cientificidad: a lo más constituye un
paradigma psico-social, una creencia colectiva entre
los científicos de una especialidad19. No es el mis17 EINSTEIN, A. La física, aventura del pensamiento.
Bs. As., Losada, 1974, p. 250.
18 POPPER, K. Sobre la teoría de la inteligencia objetiva
en Simposio de Burgos. Ensayos de Filosofía de la ciencia
en torno a la obra de Sir Karl R. Popper. Madrid, Tecnos,
1970, p. 232. POPPER, K. La lógica de la investigación
científica. O. c., p. 17.
19 Cfr. KUHN, TH. Estructuras de las revoluciones científicas. Madrid, F.C.E., 1975, p. 34. KUHN, TH. Objetividad, juicios de valor y elección de teoría en La tensión
6
mo paradigma el que genera una misma ciencia; sino
"las mismas reglas y normas de la práctica" (el método de resolver problemas, diría Popper) constituyen a esa forma de conocer en científica. En este
punto están de acuerdo tanto Popper como Kuhn:
para que unos conocimientos sean científicos debe
existir la decisión de aceptar de ciertas reglas metodológicas que los científicos estiman válidas, por
ejemplo, cuándo detenernos y aceptar un "enunciado
básico", digno de ser falsador de una teoría. "Siempre será un asunto a resolver por una convención o
una decisión el de a qué cosa hemos de llamar una
'ciencia' o el de a quién hemos de calificar de 'científico'."20.
Las afirmaciones universales que sólo son
corroboradas, pero que nunca dan pie para ser refutables, no pueden considerarse pertenecientes a la
ciencia empírica. Pueden constituir explicaciones
muy coherentes; pueden ser un sistema lógico no
contradictorio como lo son las lógicas y las matemáticas, mas no pueden pretender ser afirmaciones de
una ciencia empírica.
11.
Las ciencias nos ayudan a ser críticos: a
tener presente el criterio con el cual se da valor a los
conocimientos. Todo lo que un hombre afirma puede ser verdadero o falso. Lo importante en el proceder científico no se halla pues en la cuestión "de
dónde proceden los conocimientos" (estimando que
si la teoría proviene de la observación es buena, y si
es inventada no vale): lo importante es buscar medios para saber que un enunciado que pretende referirse a la realidad, puede ser alguna vez refutable
por la realidad, sometido a la prueba de la realidad.
Mientras resista esta prueba se lo tendrá por confirmado por ella, mas no por esto como absolutamente
verdadero.
En consecuencia, las teorías se valorizan
deductivamente, no inductivamente.
1. - "Una vez presentada a título provisorio
una nueva idea, aún no justificada en absoluto (sea una anticipación, una hipótesis, un
sistema teórico o lo que se quiera)
2. - Se extraen conclusiones de ella por
medio de una deducción lógica;
3. - Estas conclusiones se comparan entre sí
y con otros enunciados pertinentes, con el objeto de hallar relaciones lógicas (tales como
equivalencia, deductibilidad, compatibilidad,
o incompatibilidad, etc.) que existan entre
ellas...con lo cual se somete a contraste la coherencia interna de la teoría.
esencial. Estudios sobre la tradición y el cambio en el
ámbito de la ciencia.. México, F.C.E., 1982, p. 344.
20 POPPER, K. La lógica de la investigación científica.
O. c., p. 51, 99, 101, 104-106, 37. KLIMOVSKY, G. Las
desventuras del conocimiento cientifico. Bs. As., A-Z, p.
224.
4. - Tenemos luego la comparación con
otras teorías, que tiene por principal mira la
de averiguar si la teoría examinada constituiría un adelanto científico en caso de que sobreviviera a las diferentes contrastaciones a
que la sometemos.
5. - Finalmente viene el contrastarla por
medio de la aplicación empírica de las conclusiones que pueden deducirse de ella"21.
12.
Durante todo el tiempo que una teoría resiste la crítica de las contrastaciones exigentes y
minuciosas, y en el que no la deja anticuada otra
teoría en la evolución del progreso científico, podemos decir que la "demostrado su temple" o que está
corroborada por la experiencia. Mas debemos tener
presente que "las teorías nunca son verificables empíricamente"22: no hay en la ciencia empírica verdades definitivas, sino siempre conjeturas provisorias.
En su concepción moderna, las ciencias no
son depósitos de verdades, sino "investigaciones"
(In vestiga ire: seguir las huellas), buscar saber
cómo son las cosas. En el ámbito de la realidad,
nuestro conocimiento humano es precario. Sería una
suerte muy grande poseer muchas verdades definitivas acerca de nuestro mundo, pero dado que el hombre siempre es falible, nuestras conjeturas sobre de
la realidad son también humanas, siempre precarias.
Dicho de otra forma, podemos afirmar que el espíritu científico nunca es dogmático: no logra verdades
definitivas ni en sus teorías ni en sus enunciados
básicos ("hechos"). Los enunciados básicos, en
efecto, son enunciados empíricos fácilmente refutables, que los científicos asumen convencional y
provisoriamente sin discutir y por razones prácticas.
Pero todo hecho puede ser puesto en duda en cualquier momento. Por ello, tampoco existen en ciencia
hechos privilegiados23.
Los hechos se hallan también ellos cargados de teorías, de interpretaciones conjeturales,
aunque al ser empíricos y observables, deben ofrecer
un acceso más fácil a la falsación.
13.
Aprendemos algo acerca de la realidad a
partir de la advertencia de nuestros errores, no tanto
de las creencias en nuestras verdades; porque las
creencias siempre pueden ser verdaderas o falsas.
En consecuencia, las ciencias empíricas se
componen de dos tipos de enunciados:
21 POPPER, K. La lógica de la investigación científica.
O. c., p. 32.
22 POPPER, K. La lógica de la investigación científica.
O. c., p. 39. DARÓS, W. La ciencia como pensamiento
crítico según Carlos R. Popper, publicado en revista
Sapientia, Bs. As., 1982, Vol. 37, nº143, p.21-34.
23 POPPER, K. El desarrollo del conocimiento científico.
O. c., p. 276.
7
a) De enunciados públicos y universales (leyes, teorías, hipótesis, conjeturas) y
b) De enunciados públicos empíricos y básicos, esto
es, tomados por decisión como posibles falsadores
de las conjeturas.
El modo de validar la conjetura no se basa
en la observación o en la evidencia de lo observado
(lo que implica siempre un aspecto psicológico);
sino en un procedimiento lógico llamado modus
tollens, que posee la siguiente estructura: p se sigue
de t; pero sucede que no se da p, entonces no es
verdad t24: (t Öp) . ~ p Ö~ t. Por ejemplo: la competencia (p) se sigue del crecimiento económico y
humano real (t); pero no advertimos competencia
(no se da p); luego no hay crecimiento económico y
humano real (no es verdad t). También podríamos
aplicar esta estructura refutadora a la educación
formal y afirmar: la competencia (p) que se aprende
ya en la escuela, se sigue de una enseñanza que
facilita el pensamiento crítico (t); podríamos hacer
después una inferencia falsadora mediante el enunciado básico aplicado al proceso educativo: "en
nuestro sistema educativo argentino actual, en situaciones concretas y constantes, no se observa que se
aprenda a competir" (~p); luego podríamos afirmar
que no existe una enseñanza que facilita el pensamiento crítico (~t). Otro ejemplo puede ser éste: Que
todos los salmones Oncorhyncus Kisutch encuentren su ruta de vuelta a la arroyo natal (t) se sigue
del olor específicos de sus aguas (p); entonces se
puede proponer un experimento científico mediante
el enunciado básico y empírico que obstruyendo los
sacos olfatorios (~p) de los salmones, se puede evitar que encuentren su arroyo natal (~t).
14.
Como se advierte, el proceso de investigación propio de la ciencia, consiste en suponer (conjetura, teoría) una causa (p: variable independiente)
de la cual se sigue el efecto (t: variable dependiente); se intenta entonces observar un caso en
donde, no estando presente la presunta causa (~p),
no se justifica el efecto (~t) con lo cual lógicamente
se debe admitir que no se ha dado con la causa verdadera del efecto25.
Puede constatarse que las teorías científicas, con sus hipótesis o leyes, con sus enunciados
universales (t), "no son simplemente los resultados
de la observación". Aunque las teorías estén psicológicamente motivadas por los datos o hechos, los
científicos al crearlas o inventarlas superan los datos, los hechos, los fenómenos. Los hechos observados cumplen su cometido lógico en la posibilidad de
rechazo que ofrecen respecto de las teorías, y estimulan la necesidad de inventar otras.
24 POPPER, K. La lógica de la investigación científica.
O. c., p. 73.
25 LEÓN, O. - MONTERO, I. Diseño de investigaciones.
Madrid, McGraw-Hill, 1993, p. 17.
"Es necesario comprender que de las dos
explicaciones principales que podemos dar
del desarrollo de la ciencia, una carece de
importancia, mientras que la otra es importante. La primera explica la ciencia por acumulación de conocimientos: es como una biblioteca (o un museo) en crecimiento. Cuanto mayor sea el número de libros, tanto mayor será el conocimiento acumulado. La segunda explica la ciencia por la crítica: ella
crece por un método más revolucionario que
la acumulación, por un método que destruye,
modifica y altera todo, inclusive su instrumento más importante, el lenguaje en que se
formulan nuestros mitos y teorías".26
Advertimos, pues, que la ciencia o es lógica
o implica una cierta lógica (y por lo tanto se opone
al caos o a la mera acumulación estadística de datos)
aplicada (si se trata de ciencia empírica) a la realidad. La realidad motiva psicológicamente la invención de conjeturas, interpretaciones, leyes. De estas
leyes deducimos lógicamente consecuencias observacionales y son estas consecuencias las que refutan
o confirman nuestras creencias acerca de cómo es la
realidad.
"Al parecer, la mente humana ha de construir primero las formas de modo independiente, para luego poder hallarlas en las cosas. Las verdaderas proezas de Képler son un
ejemplo magnífico de esta aserción: el conocimiento no puede surgir de la experiencia
tan sólo, sino de la comparación de las invenciones del intelecto con los hechos observados"27.
Una lección del proceder científico: Aprendemos
de nuestros errores
15.
La forma del proceder científico nos ayuda,
a los individuos y a las sociedades, a advertir que
aprendemos de los errores28. No aprenden la sociedad y las personas que cometen siempre los mismos errores, que no aprenden a aprender. Por otra
parte aprender no es simplemente un proceso mental
sino una forma de ser permeable a la realidad, capaz
26 POPPER, K. El desarrollo del conocimiento científico.
O. c., p. 152.
27 EINSTEIN, A. Mis ideas y opiniones. Barcelona,
Bosch, 1981, p. 237. Cfr. DARÓS, W. Educación y cultura crítica. Rosario, Ciencia, 1988, p. 91-112. DARÓS,
W. Ciencia y teoría curricular en Enseñanzas de las
Ciencias de la Universitat Autònoma de Barcelona, 1996,
n. 14(1), p. 63-73.
28 Cfr. BERKSON, W. Learning from error: Karl Popper's psychology of learning. La Salle, Open Court Pub.
Co., 1984. DARÓS, W. Concepción popperiana del
aprendizaje, en Revista del Instituto de Investigaciones
Educativas, nº 61, 1988, p. 55-69.
8
de reconocer humildemente los errores, los propios
límites. Sólo está en condiciones de aprender quien
admite que no sabe.
Los seres humanos nacen con expectaciones innatas, ya desde el momento en que perciben.
Siempre aprendemos sobre nuestros conocimientos
previos que los tomamos como conjeturas o presunciones de lo que pasará29.
Mas nuestro saber no vale por el origen de
nuestro conocimiento; no vale por ser evidente o por
ser considerado como una expectativa innata: esa
expectativa puede carecer de valor de verdad, ser
sólo un deseo.
16.
La crítica a la teoría de la inducción hace
surgir una nueva concepción del aprendizaje. Éste es
considerado a la vez como un proceso personal y
social, de invención de hipótesis mediante conjeturas y de crítica intersubjetiva para eliminar los errores.
Aprender no es acumular conocimientos
verdaderos, sino implica más bien amar la verdad
buscándola sin término, criticando nuestras creencias, intentando refutarlas y reconociendo humildemente los errores. Todo aprendizaje y toda discusión
científica
"comienza con un problema (P1), al que
ofrecemos algún tipo de solución alternativa una teoría tentativa (TT); esta teoría es entonces sometida a crítica, en un intento de eliminación de error (EE); y, como en el caso de la
dialéctica, este proceso se renueva a sí mismo: la teoría y su revisión crítica dan lugar a
nuevos problemas (P2).
Posteriormente condensé todo esto en el
siguiente esquema: P1 ÖTT ÖEE ÖP 2.
La ciencia comienza con problemas y acaba
con problemas".30
El aprendizaje comienza con frecuencia de
algún problema práctico, esto es, acerca del funcionamiento de algo (un problema de técnica), pero
conjuntamente se halla un problema teórico: la exigencia de una nueva hipótesis, otra conjetura o teoría o interpretación (un problema de ciencia).
EL mismo proceder científico comienza
con problemas y termina generando nuevos problemas. Uno de ellos y de no poca importancia es el
sentido mismo que debe tener el proceder científico
en el contexto de la vida humana. "Para que una
civilización científica sea una buena civilización, es
necesario que el aumento de conocimientos vaya
acompañado de un aumento de sabiduría. Entiendo
por sabiduría una concepción justa de los fines de la
29 POPPER, K. Búsqueda sin término. Una autobiografía
intelectual. Madrid, Tecnos, 1977, p. 70.
30 POPPER, K. Búsqueda sin término. O. c., p. 179.
vida. Esto es algo que la ciencia por sí misma no
proporciona"31.
El sentido de la técnica y de la tecnología
17.
Llegamos de este modo a una temática
importante que tiene interesantes consecuencias: los
problemas (los hechos o fenómenos en conflicto)
surgen conjuntamente con las teorías o conjeturas
(con las cuales los hechos o fenómenos entran en
conflicto). Esto significa que las ciencias son sistemas de conocimientos conjeturales. Pero, además,
otra consecuencia interesante: los problemas prácticos (acerca de los medios y de como instrumentalizar recursos) interactúan con los problemas teóricos
(acerca de cómo son las cosas)32.
Ya desde muy antiguo se dividieron los
modos de conocer según la finalidad que se proponían los científicos al conocer. Se habló entonces de
ciencias teóricas (con las que un científico pretende
principalmente saber cómo son las cosas), de ciencias prácticas (con las que se intenta mejorar el
actuar de las personas, como en el caso de la ética, la
economía, la política), y de ciencias productivas
(cuya finalidad recae en un objeto exterior y con las
que se intenta crear medios para cambiar la naturaleza de las cosas y ponerlas a disposición del hombre)33.
18.
En un sentido amplio, el hombre actúa
siempre como un teórico, como un práctico y como
un técnico, aunque a veces, profesionalmente prima
una finalidad sobre la otra. Un técnico no puede
obrar sin ideas que orientan su acción; ésta a su vez
genera problemas de comprensión, repercutiendo
ambas sobre la conducta humana. Por ello la actitud
técnica es altamente humana: ella implica a todo el
hombre, a sus ideas, sus finalidades, su capacidad de
inventar medios, su industria para implementarlos,
su coraje para intentar cambiar la realidad y la
humildad de someter a la realidad social la realidad
por él inventada o transformada.
El animal está sujeto a sus instintos: ellos
son todo su saber. Con ellos se orienta buscando
alimentos y la satisfacción de sus necesidades; pero
31 ANDER-EGG, E. Acerca del pensar científico. Alicante, Humanitas, 1986, p. 152. Cfr. RUSSEL, B. La
perspectiva científica. Barcelona, Ariel, 1991. DARÓS,
W. El aprendizaje para una sociedad libre según P.
Feyerabend en Revista Española de Pedagogía, n. 82,
1989, p.99-111.
32 Cfr. SHEPTULIN, A. El método dialéctico del conocimiento. Bs.As., Cartago, 1983. POPPER, K. Búsqueda
sin término. O. c., p. 179.
33 Cfr. ARISTÓTELES. Metafísica. E, 1, 1025 b 22-24.
ARISTÓTELES. Ética a Nicómaco. VI, 3, 1139 b 18-24.
SANGUINETTI, J. La filosofía de la ciencia según Santo
Tomás. Pamplona, EUNSA, 1977, p. 207. DARÓS, W.
Epistemología y didáctica. Rosario, Matética, 1983, p. 55.
9
el animal está sometido a la naturaleza. El hombre,
por el contrario, ha descubierto que puede cambiar
algunos aspectos de las cosas naturales y ponerlas a
su disposición, al servicio de su proyecto de vida. El
hombre es capaz de inventar lo que no estaba en la
naturaleza o no estaba allí cuando le hacía falta: y
éste es el origen de la técnica. Por ello, Ortega y
Gasset ha definido a la técnica como "la reforma que
el hombre impone a la naturaleza en vista de la satisfacción de sus necesidades"34.
19.
El hombre no coincide con el mundo, por
eso puede intentar cambiarlo con la técnica (claro
está que esto no asegura que el cambio sea siempre
y necesariamente positivo y humanizador).
La técnica en su inicio fue quizás una técnica al azar: el hombre casi sin proponérselo advertía que un palo, que estaba allí en la naturaleza, podía servir de bastón y aliviar sus fuerzas o podía ser
empleado como lanza y arma de defensa. Por ello, al
no proponerse explícitamente inventar, la técnica, en
el mundo primitivo, es muy simple y los recursos
son escasos. La sociedad primitiva no se propone
cambiar el mundo físico y cultural, sino más bien
teme al mundo físico, repite sus tradiciones culturales; trata de adecuarse a él y prohibe, por temor, las
innovaciones.
En la época moderna, el conocimiento deja
de ser mítico y se convierte en un sistema organizado y evaluado de conocimientos. Esto posibilita un
actuar técnico con una intención explícita: ante un
saber preciso se buscan medios precisos, recursos
oportunos. No por casualidad surge en el Renacimiento (con Leonardo da Vinci que retoma la tradición olvidada de Arquímedes y la utilización de las
matemáticas) la profesión de ingeniero: esto es, del
hombre que por profesión desea usar su ingenio, su
capacidad de inventar medios para lograr lo que no
se produce natural o espontáneamente.
La invención era considerada en la antigüedad algo divino (Genius: dios tutelar entre los romanos): se suponía que el hombre al inventar estaba
inmerso en Dios (in-genio). También se suponía que
el ingenio era un don divino y no algo que se cultivaba, que se enseñaba y se aprendía35.
20.
A la técnica del azar siguió la técnica del
artesano. Se admitía entonces que las técnicas podían estudiarse y aprenderse, pero acentuaba aún la
importancia de la invención. El artesano estaba aún
34 ORTEGA Y GASSET, J. Meditación de la técnica.
Madrid, Revista de Occidente, 1977, p. 32.
35 Cfr. FRIEDMANN, G. El hombre y la técnica. Barcelona, Ariel , 19980, p. 84-90. DUCASSÉ, P. Historia de
las técnicas. Bs. As., Eudeba, 1983, p. 45. TIMM, A.
Pequeña historia de la tecnología. Madrid, Guadarrama
1981. BARRET, F. Historia del trabajo. Bs. As., Eudeba,
1981. BERNAL, J. Historia de las ciencias. México,
Nueva Imagen, 1992, p. 366-381.
atado al pasado y a la repetición de las técnicas: no
estaba abierto a posibles novedades. Varaba los
estilos de destrezas, inventaba instrumentos que son
prolongación de su brazo; pero casi no inventaba
máquinas.
Con la técnica moderna, por el contrario, el
hombre inventa máquinas; inventa lógicas de funcionamientos que actúan con relativa autonomía. El
hombre entonces pasa a ayudar a la máquina, la cual
aporta la mayor fuerza y actividad en el trabajo de
producción. Mas por entonces la ciencia y la técnica
se unen y se realimentan mutuamente generándose
un crecimiento científico-técnico exponencial.
21.
En nuestro siglo la ciencia y la técnica hicieron surgir la tecnología. En el período de la técnica moderna, el acento estaba aún puesto sobre la
ciencia (en la comprensión del mundo, que estaba
allí como un objeto de contemplación) y la técnica
era vista como una ciencia aplicada. Si por técnica
entendemos la habilidad para hacer una cosa (sea
esta cosa material o mental, por lo que podemos
hablar tanto de técnicas de meditación como de fabricación), por tecnología podemos entender, además de esa habilidad, la conciencia y el enfoque
explícito y científico del producir bienes materiales,
sociales, procesales (incluidos los de comunicación
y diversión) con recursos complejos. En la época actual, tecnológica, el acento se halla ubicado en la
explícita intención de producir bienes especialmente
materiales que son medios, instrumentos, para cambiar la realidad, para producir una realidad nueva.
Por ello no es raro advertir que, en nuestro siglo,
comienzan a perderse los límites que separan lo
natural de lo cultural o artificial, lo posible de lo
real. Por ejemplo, antes se consideraba que existían
especies naturales como el trigo y el sorgo; pero hoy
el hombre ha inventado especies híbridas o nuevas.
Antes el hombre se creía el depositario del pensar y
de la lógica; pero hoy ciertos programas de computación compiten con el hombre en ese ámbito y se
habla sin ningún temor de "inteligencias artificiales".
22.
La técnica es lo contrario de la adaptación
del sujeto al medio, propio de los animales; ella se
propone la adaptación del medio al sujeto. Y en la
época tecnológica esto se hace explícita, consciente
e intencionalmente.
"La tecnología, en términos generales, parece poder interpretarse como el conjunto de
las técnicas (procesos) y de las máquinas
(instrumentos o medios), en términos de organización conceptual general (es decir, científicamente elaborada) de todos los aspectos
10
y problemas involucrados en las 'extensiones'
del hombre en su totalidad"36.
El hombre contemporáneo enfoca su preocupación e interés en la creación de nuevos medios
(técnicas, recursos, productos). Nunca como hoy el
mundo del hombre ha sido un mundo de disponibilidades. Pero también nunca como hoy surge con
fuerza la preocupación filosófica de los fines: tenemos innumerables medios ¿pero para qué o para
quiénes?
Este problema puede llevarse hasta el paroxismo: el hombre no sólo pone al mundo (físico,
cultural) como medio a su disposición; sino que el
hombre comienza a darse cuenta de que él deberá
decidir qué desea ser él mismo en el futuro. Cada
vez más el hombre es producto del hombre, el hombre es el generador de su propio destino. El hombre
comienza a advertir que lo que él es no está en manos de la ciega biología o de las circunstancias históricas concebidas como un destino irreformable.
Los científicos contemporáneos están en el umbral
del dominio del código genético humano: están pensando en la posibilidad no sólo de manejar embriones, sino de producirlos o moldearlos según las características que deseen37. Nuestra especie no parece tener asegurada su sobrevivencia. ¿Hacia qué
tipo de hombre y de sociedad nos encaminamos? El
hombre se encuentra hoy en la disyuntiva de tener
que decidir qué va a hacer y qué va a ser; porque
hoy advierte (como no lo hacía antes de nuestro
siglo) que ni abandonándose a las fuerzas biológicas
está seguro.
"Sería erróneo pensar que el incontenible
progreso de la humanidad estaría asegurado
si se permitiera solamente a la selección natural actuar sin las trabas de la civilización. La
selección natural ni siquiera garantiza la supervivencia de la especie, sin hablar ya de su
mejoramiento. Los dinosaurios se extinguieron a pesar de que su evolución fue orientada
por la selección natural sin la ataduras de la
cultural. La selección natural es automática,
mecánica y ciega. Acarrea cambios genéticos
que no siempre, aunque con frecuencia, parecen tener el propósito de promover la supervivencia de la especie, oponiéndose a su extinción, y sin embargo, la selección natural
carece de finalidad. Sólo el hombre puede tenerla.
El ser humano si así lo desea, puede orientar su propia evolución...Al planificarse la
evolución humana, incluyendo la biológica,
la biología debe ser dirigida por la herencia
36 GOZZER, G. y otros. La educación tecnológica. Bs.
As., Ateneo, 1972, p. 4.
37 LEHNINGER, A. y otros. Panorama de la biología
contemporánea. Madrid, Alianza, 1990, p. 85-109.
espiritual y cultural del hombre. Aquí son indispensables la religión, la filosofía, el arte,
el conjunto de la sabiduría y de la experiencia
que ha ido acumulando la humanidad"38.
23.
La tecnología responde hoy a una necesidad impostergable: el bienestar. Al hombre no le es
suficiente el estar; necesita bien-estar. El concepto
de necesidad humana implica indiferentemente lo
objetivamente necesario y lo superfluo39. Las necesidades tienen en el hombre una elasticidad notable:
la necesidad del placer o del deporte, por ejemplo,
pueden llevarlo a sufrir increíbles penalidades al
escalar el Aconcagua. El estar bien es lo que le parece necesario, lo demás es superfluo. La tecnología
que hace posible el bienestar se ha convertido en
algo crecientemente necesario para el ser humano y
para ser humano. Entre la tecnología y la sociedad
se ha generado una dialéctica de mutua implicancia
y necesidad; se requieren mutuamente y alientan el
sentido de un bienestar creciente.
Pero el origen de la tecnología está en el ser
humano: ésta depende de la idea de bienestar que los
hombres generan, proponen y venden. Cada época
inventa su vida, lo que es un buen vivir y un bienestar. De hecho hoy la tecnología (en general o en
algún aspecto específico) ha entrado entre las asignaturas dignas de ser explícitamente estudiadas por
los alumnos40. El Consejo Federal de Cultura y
Educación (CFCE), al aprobar los CBC entiende por
"tecnología una actividad social centrada en el saber
hacer que mediante el uso racional, organizado,
planificado, y creativo de los recursos materiales y
de la información, propios de un grupo humano, en
cierta época, brinda respuesta a las necesidades y/o
demandas sociales en lo que respecta a la producción y uso de bienes, procesos y servicios'."41
38 DOBZANSKY, T. Herencia y naturaleza del hombre.
Bs. As., Losada, 1979, p. 177. Cfr. LORENZ, K. Consideraciones sobre las conductas animal y humana. Barcelona, Planeta-De Agostini, 1994, p. 223. CASTRODEZA,
C. Ortodoxia darwiniana y progreso biológico. Madrid,
Alianza, 1988, p. 182-200.
39 ORTEGA Y GASSET, J. Meditación de la técnica. O.
c., p. 37.
40 Cfr. GILBERT, J. K. Educación tecnológica: una
nueva asignatura en todo el mundo en Ensenãnza de las
ciencias, 1995, n. 1, p. 15-24.
41 ALBERGUCCI, R. Educación polimodal y trabajo en
Novedades Educativas, 1995, n. 58, p. 10. AZCUY, E. y
otros. Identidad cultural, ciencia y tecnología. Aportes
para un debate latinoamericano. Bs. As., García Cambiero, 1987. MANZANO, J. Tecnología educativa y educación tecnológica en Vela Mayor. Revista de Anaya
Educación, 1994, n. 3, p. 7-17. SARRAONA, J. Ciencia y
tecnología en educación en Revista de tecnología educativa, 1983, n. 2, p. 110-122.
11
24.
La integración de ciencia moderna y tecnología ha resultado fecunda para generar nuevas facilidades. El tiempo que transcurre entre un hallazgo
científico y su aplicación técnica es cada vez menor.
Esto indica que nuestro siglo está interesado en las
aplicaciones de los conocimientos para extraer de
ellos beneficios y, en lo posible, confort. Basten
algunos ejemplos para significar lo que afirmo: la
teoría de la fuerza expansiva del vapor se creó en
1665, pero para llegar a su aplicación en la máquina
de vapor transcurrieron 120 años. La teoría relacionada con la electricidad se genera en 1821, pero el
primer motor eléctrico, realizado en 1886, requirió
65 años para la aplicación técnica de la teoría. El
radar aparece teóricamente en 1925, pero sólo se
realiza 25 años después. La teoría de los circuitos
integrados se genera en 1958 y a sólo tres años ya se
realizan.
Por otra parte, la cantidad y la trascendencia de los inventos realizados solamente en nuestro
siglo son mayores que los logrados en toda la historia de la humanidad, por lo que bien puede llamarse
al nuestro el siglo de la tecnología.
El nuevo humanismo que subyace a la tecnología
25.
En la antigüedad se consideró que el Humanismo implica un estudio, casi filosófico, de reflexión sobre lo que era el hombre, recurriendo a los
escritos griegos y latinos, o en general literarios.
Hoy el estudio de lo que es o desea ser el hombre
implica, además, la reflexión teórica constante sobre
la práctica tecnológica: sobre lo que producimos,
sobre el modo en que producimos y nos produce, sin
desconocer para qué (tipo de hombre o sociedad) y
para quienes producimos (para todo hombre, para la
humanidad o para una élite).
26.
Tanto la ciencia como la tecnología pueden
convertirse en ideologías cuando se constituyen en
sistemas cerrados y pretenden imponerse como verdades absolutas, no sujetas a ningún juez. El proceso
ideológico consiste precisamente en una forma de
actuar teórico-práctica en la cual se suprime la capacidad de crítica de sus adeptos adoctrinados, haciéndoles creer que la posesión de la verdad da
derecho a suprimir la libertad humana para analizarla y juzgarla42.
"Ante todo, hay que comprender que las
ideologías están presentes por doquier, incluido el corazón de la ciencia, y que lo diferencia a la ciencia es que exige pruebas de refutación/verificación empírica, las cuales impiden que las teorías se cierren de manera du-
42 Cfr. DARÓS, W. Significación de la doctrina en educación en Epistemología y didáctica. O. c., p. 11-126. Cfr.
REBOUL, O. El adoctrinamiento, desintegrador de la
personalidad. Bs. As., Ateneo, 1981.
radera como doctrinas. Hay que comprender
igualmente que la ciencia progresa no sólo
por el establecimiento de lo verdadero (empírico), sino también por el reconocimiento
demostración del error (teórico)"43.
27.
Ahora bien, a las exigencias del proceder
científico, el proceder tecnológico añade aún la
comprobación del funcionamiento, en la realidad, de
lo que en teoría fue probado. Por ello el proceder
tecnológico exige más cualidades humanas, mayor
formación y concentración en el hombre. Teoría y
práctica deben armonizarse en el hombre: ninguna
facultad humana puede desentenderse de las otras.
"A pesar de su carácter material, las operaciones
tecnológicas dependen de esquemas formales"44. La
tecnología tiene su propia lógica y exige un desarrollo mental complejo, teórico-práctico: exige ideación, proyecto, ejecución acorde a un sistema de
funciones lógicas teórico-prácticas45. La fantasía, al
inventar, debe acompañarse de la memoria, de la
voluntad en proseguir la obra, de la coordinación
motora y social en la discusión y realización de la
obra. Ya no estamos en la época de una técnica primitiva donde era suficiente un actuar mecánico para
producir un objeto o reproducirlo en serie. La era de
la tecnología requiere la formación humana de todo
el hombre: hace surgir un nuevo humanismo.
"La tecnología es, evidentemente, un saber
sistemático, de carácter científico, y no un
conjunto de recetas y fórmulas que se aprenden. Concurre a la formación y a la maduración en el mismo sentido y con el mismo método que el saber científico... Es una ciencia
de síntesis, de corracionalidad, por lo tanto
más que de racionalidad; es decir, una organización de una pluralidad de racionalidades.
La tecnología, comparada con la técnica,
quiere reemplazar en el ámbito de la cultura
al empirismo de un trabajo manual y artesanal y se distingue del pensamiento científico
(destinado al conocimiento) en que ella está
destinada a producir"46.
43 MORIN, E. Ciencia con consciencia. Barcelona, Anthropos, 1992, p. 354.
44 LADRIERE, J. EL reto de la racionalidad. La ciencia
y la tecnología frente a las culturas. Salamanca, Sígueme,
1988, p. 58.
45 CANONGE, F. - DUCEL, R. La pédagogie devant le
progrès technique. Paris, PUF, 1985, p. 96-97.
46 GOZZER, G. y otros. La educación tecnológica. O. c.,
p. 94. Cfr. GARCÍA BACCA, J. Elogio de la técnica.
Venezuela, Monte Ávila, 1988. GALLI, E. Conocimiento
tecnológico, educación y tecnología en Revista Latinoamericana de Innovaciones Educativas, 1993, n. 12, p. 1346. JUFE, A. - SZULANSKI, F. Tecnología y educación
van de la mano en Consudec, 1995, n. 771, p. 20-22.
12
Frente a un objeto tecnológico existe un
proceso de enseñanza y de aprendizaje específico: es
necesario comprender la lógica y principios científicos que lo sustenta; los principios tecnológicos de
producción que implica, su diseño, su posibilidad de
construcción, recreación y aplicación47. Si aprender
un texto es reconstruir su lógica, aprender en el ámbito de la tecnología implica idear o reconstruir la
lógica científica a la que subyace y la lógica operatoria de producción, para pasar a su ejecución. El
idealismo y el gozo de las ideas se compensa aquí
con el realismo, con la prueba de la realidad en la
ejecución. El homo faber y el homo sapiens se dan
la mano. La tecnología requiere saber hacer, querer
hacer y poder hacer.
Requiere, además de recursos económicos:
- Percibir nexos entre necesidades y recursos.
- Transformar ideas en procedimientos y
aplicaciones concretas.
- Perseverar en la búsqueda de resultados.
- Generar estrategias para soluciones de problemas reales.
- Generar actitud crítica.
- Inventar soluciones alternativas.
Habilidad para:
- Utilizar instrumentos.
- Explorar la lógica de los medios.
- Planificar y graficar.
- Materializar ideas y crear procedimientos.
- Construir artefactos y manipularlos.
Actitud: Reflexiva, exploratoria activa y prospectada48.
28.
De este nuevo humanismo debe surgir una
nueva capacidad reflexiva sobre el sentido del pensar y hacer del hombre en una sociedad humana,
dentro de los límites de lo humano. Esto supone una
visión filosófica e integral del hombre en la sociedad. Herbert Marcuse en su tiempo49, y reciente47 LÓPEZ MARTÍNEZ, J. Evolución histórica en la
didáctica de la tecnología, como disciplina científica y
educativa en Revista de Ciencias de la Educación, Madrid, 1981, n. 108, p. 473. BRACHO, T. La formación
tecnológica en Revista Latinoamericana de Educación de
Adultos, 1994, n. 2, p. 67-101. PRADO, B. Capacitación,
ciencia y técnica en Revista Latinoamericana de Estudios
Educativos, 1984, n. 2, p. 199-234. SCHMUGLER, H.
Tecnologías parta la educación o educación para la
tecnología en Alternativas, 1993, n. 9, p. 265-281.
48 Cfr. GRAU, J. Tecnología y educación en Consudec,
1995, n. 769, p. 24-27. GILBERT, J. K. Educación tecnológica: una nueva asignatura en todo el mundo en Ensenãnza de las ciencias, 1995, n. 1, p. 19. LEBEAUME, J.
Logique d'authenticité et logique de compatibilité dans la
formation professionnelle des enseignants de technologie
en Les sciences de l'education, 1994, n. 1, p. 25-39..
49 Cfr. DARÓS, W. Racionalidad, ciencia y relativismo.
Rosario, Apis, 1980, p. 83-92. MARCUSE, H. El hombre
unidimensional. Ensayo sobre la ideología de la sociedad
industrial avanzada. Barcelona, Seix Barral, 1971, p. 62.
mente Jürgen Habermas, han criticado justamente el
proceso tecnológico como proceso ideológico siempre que encuadra al hombre en un contexto carente
de libertad para buscar el sentido verdadero de la
vida humana, imponiéndole uno ya prefabricado, en
el que renuncia incluso a la crítica, porque se siente
cómodo con los medios y la seguridad que la tecnología le ofrece, al precio de suprimir su libertad de
pensar el sentido de su vida50.
29.
Según Alvin Toffler, debemos prepararnos
para la tercera ola revolucionaria que libera la inteligencia y la voluntad humanas. La primera ola iniciada con la revolución agrícola, comenzó unos
8.000 años a. C. y se extendió hasta el 1700, fecha
en que la segunda ola, la producción industrial,
dominó hasta la mitad de nuestro siglo. La tercera
ola se inicia cuando, por primera vez estadísticamente en los EE.UU. (1955), los empleados en tecnología de servicios superan a los trabajadores manuales.
La segunda ola revolucionaria que estamos
dejando nos preparó para los análisis minuciosos,
pero concentrándonos en el árbol nos hizo perder de
vista el bosque, el sentido de la totalidad y finalidad
humana.
"La civilización de la segunda ola hizo
extraordinario hincapié en nuestra capacidad
para descomponer los problemas en sus elementos constitutivos; nos recompensó menos
frecuentemente por nuestra capacidad para
ensamblar de nuevo las piezas. La mayoría de
las personas son culturalmente más hábiles
como analizadoras que como sintetizadoras.
A ello se debe que nuestras imágenes del futuro (y de nosotros mismos en ese futuro) sean fragmentarias, casuales...y equivocadas.
Nuestra tarea aquí será pensar como generalistas, no como especialistas. Tengo la convicción de que nos encontramos en la actualidad al borde de una nueva Era de síntesis"51.
30.
Mas el nuevo humanismo requiere una
preparación para enfrentar situaciones complejas,
plurivariables, entretejidas en las que debe aparecer
un sentido y un sentido humano. Debemos prepararnos para enfrentar crisis que implican análisis de
dependencia mutua y pluricausal, no compuestas de
elementos fácilmente separables, sino de cientos de
influencias cooperadoras procedentes de docenas de
MARCUSE, H. La agresividad en la sociedad industrial
avanzada. Madrid, Alianza, 1979.
50 Cfr. HABERMAS, J. Ciencia y técnica como "ideaología". Madrid, Tecnos, 1992, p. 58.
51 TOFFLER, A. La tercera ola. Madrid, Orbis, 1986, p.
137. Cfr. KOURGANOFF, V. La cara oculta de la universidad. Bs. As., Siglo Veinte, 1983, p. 216.
13
fuentes independientes y superpuestas. En estos
casos, la inteligencia humana puede ayudarse grandemente de la computadora debido a su capacidad
para recordar e interrelacionar. "La inteligencia, la
imaginación y la intuición humanas seguirán siendo
en las décadas previsibles mucho más importantes
que la máquina. No obstante, cabe esperar que las
computadoras profundicen toda la concepción cultural de la causalidad, perfeccionando nuestra comprensión del carácter interrelacionado de las cosas y
ayudándonos a sintetizar totalidades provistas de
significado"52. Como consecuencia de ello, no sólo
se ampliará la memoria social, sino además se activará. Comenzamos a ver que el mundo es mucho
más complejo, dinámico y amplio que el provincialismo cultural lo dejaba ver.
Ciencia, tecnología y sociedad
31.
Un nuevo humanismo se requiere también
para preparar un nuevo ciudadano, capaz de exigir
participar y participar efectivamente en las decisiones políticas que afectan a todos los habitantes de la
Polis.
Los niveles alcanzados por las investigaciones científicas y tecnológicas, acompañadas de una
educación reflexiva y responsable, hacen posible
librar una batalla decisiva para terminar con el hambre y la miseria, creando condiciones para que todas
las personas tengan posibilidad de alcanzar niveles
de vida dignos del ser humano. Si la tecnología armamentista se dirigiera en la dirección de fomentar
la vida y la producción, y no la muerte y la destrucción, es mucho lo que se podría hacer transformando
los presupuestos. "El problema no resuelto es cómo
hacer que la ciencia y la técnica estén al servicio del
hombre; ésta es una cuestión que va más allá de la
ciencia: es un problema de decisión política"53.
Pero en la base de la decisión política, en un sistema
democrático, se halla la decisión de la ciudadanía.
32.
El proceder científico no puede separarse,
aun dentro de una relativa autonomía y libertad de
acción, de la aplicación tecnológica y de la sociedad
políticamente organizada, sin implicar un retroceso
relativo mutuo. Ciencia, tecnología y sociedad son
productos históricos que no responden a un destino
fatal sino a proyectos realizados por los hombres.
Ahora bien, por el objeto sobre el que recae
la acción tecnológica podríamos distinguir una tec52 TOFFLER, A. La tercera ola. O. c., p. 179. Cfr.
MUMFORD, L. Técnica y civilización. Madrid, Alianza,
1989, p. 23. BELL, D. El advenimiento de la sociedad
post-industrial. Un intento de prognosis social. Madrid,
Alianza, 1986, p. 391-422..
53 ANDER-EGG, E. Acerca del pensar científico. O. c.,
p. 50. DARÓS, W. Aprendizaje y educación en el contexto
del Humanismo en Teoría del aprendizaje reflexivo. Rosario, Irice, 1992, p. 233-266.
nología física (encargada en la producción de objetos físicos y materiales, como la construcción de un
aeropuerto, de una computadora, de aparatos de
medicina); de una tecnología social (encargada de
producir medios de comunicación e interacción
entre personas); y de una tecnología procesal (encargada de la producción de programas o paquetes
de información y aprendizajes conducidos, generadoras de modos de pensar, de valores).
La sociedad industrial ha priorizado la tecnología física y el fomento de la producción y del
consumo de objetos efectos de esa tecnología54.
Mas estos tres aspectos de la tecnología son solidarios entre sí: tienden a generar un tipo de hombre y
de sociedad que terminan actuando y pensando en
forma coherente con sus supuestos (facilitar el bienestar del hombre); pero sin explicitar -y de aquí su
posible aspecto ideológico- qué es y qué precio tiene
ese bien, y sin explicitar que todo bien no es, sin
más, un bien humano, un bien para la humanidad.
33.
Los pueblos, que en el proceso de vivir han
heredado la tradición de una forma de vivir, jerarquizando ciertos valores (por ejemplo, la vida familiar, las relaciones afectivas, el sosiego sobre la acumulación económica frenética), pueden sentirse
atraídos por los nuevos valores de la tecnología y
perder las raíces de su suelo. El mundo tiende entonces a convertirse en una gran aldea global, homogeneizándose en su visión y valoración de la forma de
vida humana.
En este contexto, los hombres no deberían
olvidar que son los valores humanos (los que nos
hacen hombres y nos diferencian de las bestias) que,
aun en su dinámica evolución, nos sirven de guía; y
que un producto de la acción del hombre no es necesariamente bueno o dañino sino en relación a estos
valores. Tampoco deberíamos olvidar la necesidad
que tenemos de la presencia de otras personas que
no piensen como nosotros. La pluralidad y diversidad cultural y de criterio, cuando se es falible, ayuda
a generar un pensamiento crítico: un pensamiento
que exige criterios de validación o refutación. Por
otra parte, esta pluralidad es la base de un pensar
políticamente democrático, el cual no asegura sin
más la verdad por la mayoría, pero ayuda a que la
mayoría no imponga la suya como verdad absoluta,
generando una sociedad cerrada a la experiencias
sociales55.
54 Cfr. CIRIGILIANO, G. Ciencia, tecnología, trabajo y
proyecto nacional. Bs. As., Docencia, 1986, p. 19. GIACAGLIA, M. La sociedad de consumo en Ciencia, Docencia y Tecnología, 1995, n. 9, p. 9-20.
55 DARÓS, W. Dos tipos de sociedad y de aprendizaje en
la concepción de Carlos Popper en Revista Española de
Pedagogía, 1987, n, 187, p. 543-560. Cfr. DRIVER, R. y
otros. Las ideas científicas en la infancia y en la adolescencia. Madrid, MEC-Morata, 1989.
14
34.
La confianza en que la ciencia y la tecnología resolverán los problemas humanos se ha extendido ampliamente. El intento de lograr una economía de abundancia, una sociedad sin conflictos
violentos, un hombre libre y una naturaleza dominada, ha generado otros problemas como la pobreza
y el hambre que ha crecido en muchos, en forma
proporcional a como creció la riqueza de los menos.
La libertad del hombre se ve acosada exteriormente
por una sofisticada tecnología de manipulación,
cercando al hombre en un narcisismo posmoderno; e
interiormente haciéndolo droga-dependiente o ludodependiente ante el aburrimiento existencial y la
carencia de sentido vital objetivo y social solidario.
Frecuentemente la ciencia y la tecnología,
por su carácter de medios (modelo instrumental),
son presentadas como social y políticamente neutrales, de modo que queda abierto su desarrollo indefinido. Mas se olvida con frecuencia que todos los
actos del hombre no sólo producen un efecto exterior (un producto externo), sino que revierten sobre
el hombre que lo produce y cambia su forma de ser.
En este sentido, nada de lo que hace el hombre es
inofensivo. "Ningún instrumento se agota en su
mera funcionalidad, cada instrumento remite al
sentido total del sistema cultural del que forma parte, y a su vez proyecta significados y valores más
allá del simple uso"56. La reflexión y la opción
sobre lo que es el hombre (y la sociedad) y lo que él
desea hacer con su vida permanece siendo objeto de
perenne reflexión si queremos dejar la minoría de
edad.
pulación de las facilidades tecnológicas no se realiza
con presión o violencia externa, sino con seducción
y placer que afecta a lo más íntimo de la persona: la
personalidad, la forma de ser individual y colectiva.
La persona que ha adquirido una forma de
ser (formación) adecuada al ser humano no sólo no
debe temer a la tecnología, sino que debe ver en ella
un mundo de instrumentos válidos para el desarrollo
social y personal.
36.
Los que tanto temen la fuerza del poder
económico del norte o del este, deben advertir que
hoy el poder no está en la materia prima, sino en el
capital humano y en su desarrollo intelectual, científico y tecnológico. El saber se limita con más y
mejor saber, no con la ignorancia; y lo mismo dígase de la ciencia y la tecnología. Porque todo uso y
abuso de los instrumentos lleva a poner al hombre el
problema de los fines y lo obliga a una decisión al
respecto, y a reconocer el valor de los derechos
humanos sobre todo otro valor.
"Lo que se le pide a la ciencia y a la tecnología es que vayan hasta el fondo en su propia crítica, hasta que se pongan de manifiesto
y se comprendan verdaderamente los límites.
No se trata de juzgarlas desde el exterior, sino de invitarlas a radicalizar el control que
pretenden imponerse de sus propios procesos
y a convertirse en jueces de sus propias creaciones"57.
El error no se halla en que la ciencia o la
tecnología no nos hacen felices, o no nos llevan a
amar a los demás solidariamente; el error se halla en
esperar esos valores humanos, que son finalidades
humanas, de los instrumentos. Lo injusto se halla en
presentar la ciencia y la tecnología como un beneficio para todos, cuando ocultamente se la utiliza para
acumular poder y dominio económico, social y político en favor de unos pocos. Siempre se está en la
encrucijada de creer que mayor progreso equivale
simplemente a mayor producción.
35.
Nos parece inaceptable, romántica y simplista, una crítica negativa a la técnica y a la tecnología, como si ellas fuesen la encarnación de lo malo
en nuestra civilización. Es en realidad simplista y
maniqueo proyectar fuera del hombre individual, en
la sociedad, todo lo negativo.
La ciencia y la tecnología siguen siendo
ámbitos instrumentales; pero como en todo producto
humano debemos advertir sus límites, y nuestros
límites; porque de lo contrario el instrumento se
convierte en algo válido en sí, esto es, en una finalidad. Mas no es el instrumento mismo el que se convierte en una finalidad, sino que la falla se halla
siempre en el hombre y en la sociedad de los hombres, que dejan de considerar que un medio no es
mas que un medio. Es por esto que la educación,
para un mundo tecnológico, tiene una relevancia
particular. Todo se aprende, y el hombre contemporáneo debe aprender a ubicarse en ese mundo, advirtiendo que él es el inventor, y que la ciencia y la
tecnología son sus creaturas.
Hoy como siempre la educación debe formar a toda la persona, sobre todo debe posibilitar
dar forma al interior de la persona; porque la mani-
57 LADRIERE, J. EL reto de la racionalidad. O. c., p.
184. FIDELIO, P. Ciencia, tecnología y desarrollo:
¿Hacia dónde vamos? en Aula Abierta, 1995, n. 30, p. 916.
58 POPPER, K. La lógica de las ciencias sociales. Mé-
56 LÓPEZ GIL, M. - DALGADO, L. La tecnociencia y
nuestro tiempo. Bs. As., Biblos, 1990, p. XI.
xico, Grijalbo, 1978, p. 19. PILAR BRITOS, M. Algunas
aproximaciones para pensar la relación entre epistemología y educación en Ciencia, docencia y tecnología.
1994, n. 7, p. 57-68.
37.
Sin embargo, no podemos privar al hombre,
al científico y al tecnólogo, de su partidismo sin privarle de su humanidad58. Pero entonces no cabe una
actitud recelosa hacia el poder de la ciencia y la
tecnología, sino ante la falta de desarrollo mental y
moral, de control objetivo; y ante la falta de decisión
15
y de uso moral que de ellas hace el hombre59. "Las
máquinas cibernéticas no gobiernan, sino a lo sumo
administran. Gobernar es decidir y, contrariamente a
una leyenda sostenida, no existe máquina de decisión, no hay máquina de gobernar"60. El poder
siempre es peligroso en manos de los hombres, porque el poder se presenta como lo que fundamenta de
hecho, arrasando con el derecho, dando al hombre
con poder la ilusión de que todo se funda en él, y él
en nada superior61.
No obstante, estos posibles desvíos de los
hombres contemporáneos, debemos reconocer la
grandeza de la aventura que ha significado el proceder científico y tecnológico. No hay ninguna especie, excepto la humana, que lo ha logrado y ello la
distingue. Nuestra evolución ya no se dará por un
natural despliegue de nuestra forma biológica, cuanto por el desarrollo de nuestra razón y de nuestros
valores y derechos humanos. Como siempre para el
hombre: en nuestras manos está el ser humanos. Lo
hermoso de la ciencia y la tecnología es que ya no
pueden se dejadas de lado en una sociedad humana;
y lo hermoso de la sociedad humana es que, sin ella,
aquéllas no existen, pierden su sentido62.
38.
Las responsabilidades sociales son compartidas, activa o pasivamente por todos: por los gobernados y por los gobernantes; pero de modo particular importa hacer comprender a cada generador de
ciencia o tecnología su responsabilidad de no dejar
de ser un ser humano y social, al hacerse investigador científico o tecnológico.
"La necesidad de auto-estudiarse que tiene la
ciencia (para reconocer límites morales y sociales) supone que los científicos (y poseedores de poder económico) quieran autoinvestigarse, lo que suponen que entren en
crisis, es decir, que descubran las contradicciones fundamentales a que llegan las actividades científicas modernas y particularmente
las conminaciones contradictorias a las que
se encuentra sometido todo científico que
confronta su ética del conocimiento con su
ética cívica y humana"63.
39.
La realidad social no es simple sino compleja. La articulación entre la investigación científica, la tecnología y el sentido humano de la vida
social, exige una reorganización del conocimiento,
mediante un grado superior de conocimiento que no
lo aporta el conocimiento cotidiano y ni la mera
técnica: implica un segundo grado reflexivo, un
conocimiento del conocimiento, para ubicar al hombre en el mundo científico-tecnológico, y a éste en la
humanidad del hombre.
"No basta enseñar a un hombre una especialidad. Aunque esto pueda convertirle en
una especie de máquina útil, no tendrá una
personalidad armónicamente desarrollada. Es
esencial que el estudiante adquiera una comprensión de los valores y una profunda afinidad hacia ellos. Debe adquirir un vigoroso
sentimiento de lo bello y de lo moralmente
bueno. De otro modo, con la especialización
de sus conocimientos más parecerá un perro
bien adiestrado que una persona armoniosamente desarrollada. Debe aprender a comprender las motivaciones de los seres humanos, sus ilusiones y sus sufrimientos, para lograr una relación adecuada con su prójimo y
con la comunidad"64.
Esta es la vieja y siempre nueva tarea de las
instituciones educativas.
+++++++
59 Cfr. DICKSON, D. Tecnología alternativa. Madrid,
Orbis, 1989, p. X. LASADA, M. Los límites de la ciencia
y la ciencia como límite en GUIBER, N. y otros. La razón
científica. Bs. As., Biblos, 1991, p. 21. LEFEBRE, H.
Hacia el cibernántropo. Una crítica de la tecnocracia.
Barcelona, Gedisa, 1990. GARCÍA PELAYO, M. Burocracia y tecnocracia. Madrid, Alianza, 1988, p. 42-50.
60 MEYNAUD, J. La tecnocracia ¿Mito o realidad?.
Madrid, Tecnos, 1988, p. 315.
61 Cfr. ROSSET, C. La anti naturaleza. Madrid, Taurus,
1994, p. 212-213.
62 Cfr. CALVO HERNANDO, M. La crisis de la tecnología. Desde la amenaza tecnológica hasta las alternativas energéticas y ecologistas. Barcelona, Bruguera, 1989.
221. COTTA, S. El desafío tecnológico. Bs.As., Eudeba,
1980, p. 82-83.
63 MORIN, E. Ciencia con consciencia. O. c., p. 53.
64 EINSTEIN, A. Mis ideas y opiniones. O. c., p. 58.
GARRITZ, A. Enfoque Ciencia-Tecnología-Sociedad en
la Enseñanza en Tarbiya, 1995, n. 9, p. 7-46.