ENERGÍA DE LA
BIOMASA
1. INTRODUCCIÓN Y SITUACIÓN
ACTUAL
OBJETIVOS
- Estudiar la evolución de la biomasa, sus orígenes y su empleo con fines energéticos.
- Conocer el alcance de las posibilidades de la biomasa para la producción de energía y su
situación actual en Europa y en España.
- Evaluar las ventajas e inconvenientes de la biomasa como fuente energética.
1.1 Concepto de biomasa
El término de biomasa, en sentido amplio, se refiere a cualquier tipo de materia
orgánica que haya tenido su origen inmediato como consecuencia de un
proceso biológico.
Así pues, el concepto de biomasa comprende tanto a los productos de origen
vegetal como a los de origen animal. El denominador común por el que ambos
reciben el nombre único de biomasa es porque la materia orgánica proviene,
directa o indirectamente, del proceso de fotosíntesis: por ello, la biomasa se
presenta de manera periódica y no limitada en el tiempo y, por tanto, de forma
renovable.
Figura 1.1
La biomasa dentro del contexto de las energías renovables. Fuente:
modificado a partir de la reseña bibliográfica nº 6.
En la actualidad, se ha aceptado el término biomasa para denominar al grupo
de productos energéticos y materias primas de tipo renovable que se originan a
partir de la materia orgánica formada por vía biológica. Quedan excluídos de
este concepto, los combustibles fósiles o los productos orgánicos derivados de
ellos, aunque también tuvieron un origen biológico en épocas remotas.
La biomasa es una de las formas de energía renovable, cuyo origen es propiamente solar.
El término biomasa se utiliza también en el campo de la Ecología para expresar
la materia orgánica total presente en un ecosistema determinado, y en
Microbiología Industrial para referirse a la cantidad de microorganismos
presentes en un fermentador o producidos en un cultivo.
1.2 Evolución de la biomasa como primera fuente de energía de
la humanidad
La biomasa, conjuntamente con la energía solar, han representado las únicas
fuentes de energía utilizadas por el hombre durante la mayor parte de la
historia de la humanidad. Antiguamente, la madera era el combustible más
ampliamente utilizado para cubrir las necesidades de calor e iluminación, tanto
en el ámbito doméstico como en las distintas aplicaciones industriales
existentes hasta el momento. Asimismo, gran parte de las actividades
realizadas por el hombre y por los animales requerían un consumo de biomasa
que, posteriormente, se transformaba en trabajo muscular.
Esta situación cambió a mediados del siglo pasado con la utilización masiva de
los combustibles fósiles para fines energéticos, especialmente del carbón.
Posteriormente, durante el segundo tercio del siglo XX, el carbón cedió su
hegemonía al petróleo, como fuente de energía por excelencia.
Sin embargo, incluso en nuestros días, la biomasa sigue abasteciendo a una
gran parte de la demanda energética mundial, sobre todo, en los Países en
Vías de Desarrollo (PVD), donde este tipo de fuente cubre cerca del 40% de la
demanda energética.
Según estimaciones del Banco Mundial, la biomasa es actualmente la principal fuente de
energía de unos 2.250 millones de personas.
No fue hasta 1973, con motivo de la crisis del petróleo, que se tomó conciencia
de la necesidad de la utilización de otras fuentes de energía diferentes a los
combustibles fósiles. El ritmo de producción de este tipo de combustibles y las
evaluaciones de sus reservas, determinan la importancia que está teniendo, a
escala mundial, la búsqueda de energías alternativas.
Al igual que en otros tipos de energías renovables, la biomasa ha adquirido un
papel importante como fuente energética. Se predice que la captación directa
de energía solar y la fusión nuclear serán capaces de solucionar
definitivamente el problema de aprovisionamiento mundial de energía. Sin
embargo, el largo período de espera necesario para desarrollar la tecnología
que permita su uso masivo y el interés por la diversificación energética, han
hecho pensar en la utilización de otros tipos de recursos renovables.
1.3 Naturaleza de la biomasa
La biomasa está compuesta principalmente por hidratos de carbono, lípidos y
proteínas o prótidos, en una proporción relativamente variable, según su origen
animal o vegetal.
Por ejemplo, la biomasa animal, a diferencia de la vegetal, tiene un escaso
contenido en hidratos de carbono, y un mayor contenido proteico y lipídico.
En la biomasa vegetal, la materia orgánica está constituida en su mayoría por
hidratos de carbono, principalmente en forma de compuestos lignocelulósicos o
amiláceos y, en menor proporción, por lípidos y compuestos orgánicos
nitrogenados (básicamente proteínas).
Figura 1.2
Componentes referidos a materia seca de un tejido vegetal no
especializado. Fuente: elaboración propia.
Asimismo, de cada uno de los principios inmediatos, tan sólo un porcentaje de
éstos será capaz de suministrar el 100% de la energía. Por ejemplo, de cada
100 gr de proteína, únicamente 55 gr proporcionarán la máxima energía posible
atribuible a este componente, es decir, 4 kcal/gr ; de la misma manera, por
cada 100 gr de lípidos, tan sólo 77 gr darán 9 kcal/gr y, finalmente, de cada 100
gr de carbohidratos, 97 gr suministrarán el máximo posible, es decir 4 kcal/gr.
Es interesante destacar que la biomasa proteica posee un valor económico
bastante mayor que la hidrocarbonada, a pesar de que el contenido calórico de
ambas sea semejante.
Los hidratos de carbono son los que proporcionan una mayor eficiencia energética de todos los
principios inmediatos.
En general, los principios inmediatos no se reparten por igual en todos los
órganos de los vegetales. De esta manera, las semillas de las leguminosas son
ricas en proteínas, los frutos de las especies oleaginosas en lípidos, la raíz de
la remolacha azucarera en glúcidos, etc.
La biomasa vegetal recibe diferentes calificativos, según el compuesto o grupo
de compuestos predominantes en su constitución. En efecto, como los hidratos
de carbono son los principios más abundantes en este tipo de biomasa, la
clasificación se realiza atendiendo a la forma en la que se encuentran
prioritariamente estos compuestos (tabla 1.1).
BIOMASA VEGETAL HIDRATOS DE CARBONO EN FORMA DE:
Lignocelulósica
- Lignina.
- Celulosas (hemicelulosa y holocelulosa).
Amilácea
- Polisacáridos de reserva (almidón o inulina).
Azucarada
- Azúcares monosacáridos (glucosa o fructosa, principalmente).
- Disacáridos (sacarosa).
Tabla 1.1
Clasificación de la biomasa en función de la forma en la que se encuentran
prioritariamente los hidratos de carbono.
No obstante, la biomasa vegetal también se puede clasificar según su
contenido hídrico. De esta forma, se puede distinguir entre:
a) Biomasa seca. Aquella que posee menos de un 13% de humedad.
b) Biomasa semiseca o fresca. Se caracteriza por un mayor contenido
de agua que la anterior (un tejido vegetal fresco puede llegar a tener un
porcentaje superior al 90% de humedad).
c) Biomasa oleaginosa. Es importante resaltar que algunos tipos de
biomasa contienen un abundante contenido en aceite (las pipas de
girasol, por ejemplo, pueden tener más de un 50% de su peso en seco).
Otros grupos de plantas, conocidas como laticíferas (látex), tienen
hidrocarburos y esteroles como productos específicos de su metabolismo.
De todas formas, aunque la proporción relativa de los compuestos lipídicos en
las plantas oleaginosas y laticíferas es superior a la normal, siempre están en
una pequeña proporción con relación a la biomasa total de las plantas que los
producen.
1.4 Formación de la biomasa
La biomasa energética puede entenderse como el conjunto de compuestos
orgánicos, de origen vegetal o animal, incluyendo todos los materiales
procedentes de su transformación natural o artificial, susceptibles de ser
utilizados con fines energéticos. Entre éstos se citan los residuos agrícolas y
forestales, cultivos energéticos, residuos animales, residuos industriales y
urbanos, etc.
Figura 1.3
Proceso de generación de la biomasa. Fuente: modificado a partir de la
reseña bibliográfica nº 6.
La energía que se puede obtener de la biomasa proviene, en última instancia,
de la luz solar. En efecto, gracias a la fotosíntesis, los organismos autótrofos
combinan el carbono del CO2 atmosférico con el hidrógeno del H2O que captan
del suelo. De esta reacción bioquímica se obtiene materia orgánica en forma de
glúcidos (compuestos muy energéticos), y se libera oxígeno a la atmósfera.
A mediados del siglo XIX se formuló la ecuación fundamental de la fotosíntesis:
La materia orgánica obtenida de los procesos fotosíntéticos constituye lo que
se denomina producción primaria.
La producción primaria es la cantidad de materia orgánica producida por los organismos
autótrofos en una unidad de área y en un período de tiempo determinado.
Figura 1.4
La fotosíntesis transforma la energía solar en energía química. Fuente:
elaboración propia.
Por medio de este proceso bioquímico, la energía solar se convierte en energía
química acumulada en diferentes compuestos orgánicos (polisacáridos,
grasas), para ser incorporada y transformada por los organismos heterótrofos,
incluyendo al hombre que, a su vez, la convierte mediante procedimientos
artificiales para obtener bienes de consumo.
Figura 1.5
Principales vías de aprovechamiento de la energía solar absorbida por una
planta. Fuente: modificado a partir de la reseña bibliográfica nº 1.
Desde un punto de vista de aprovechamiento energético, la biomasa se
caracteriza por tener un bajo contenido en carbón, y altas concentraciones de
oxígeno y compuestos volátiles. Estos últimos, formados por cadenas largas
del tipo CnHm en presencia de dióxido de carbono, monóxido de carbono e
hidrógeno, suponen alrededor de las 2/3 partes del poder calorífico de la
biomasa.
El poder calorífico de la biomasa depende de su naturaleza y de su grado de humedad. De
esta manera, los valores de los poderes caloríficos se pueden dar en base seca o en base
húmeda.
En general, se puede considerar que los poderes caloríficos de la biomasa
oscilan entre las 3.000 kcal/kg y las 3.500 kcal/kg para los residuos
lignocelulósicos, entre 2.000 kcal/kg y 2.500 kcal/kg para los residuos urbanos,
y hasta las 10.000 kcal/kg para los combustibles líquidos provenientes de
cultivos energéticos.
Estas características, juntamente con el bajo contenido en azufre de la
biomasa, la convierten en un producto especialmente atractivo para su
aprovechamiento energético.
1.5 Biomasa para fines energéticos
Las moléculas orgánicas de la biomasa contienen energía acumulada en sus
enlaces susceptible de ser liberada en los procesos de combustión. Tal y como
se ha mencionado con anterioridad, dicha energía procede de la luz solar
captada por los vegetales en el proceso fotosintético, el cual da pie a la
reducción del carbono mineral y posibilita la formación de los distintos tipos de
moléculas orgánicas, a través de los complejos mecanismos metabólicos de los
seres vivos.
La materia orgánica integrante de la biomasa puede proporcionar su energía de
forma directa, por combustión, o bien a través de compuestos originados por
transformación de la biomasa primaria (alcoholes e hidrocarburos), que
también devuelven la energía que contienen en sus enlaces al ser oxidados, ya
sea en motores de explosión o en quemadores diseñados a tal efecto.
La concepción moderna de la utilización de la biomasa con fines energéticos
supone la aplicación de los conocimientos científicos y técnicos que se poseen
en la actualidad, para optimizar el proceso de captación y acumulación de la
energía solar a través de la fotosíntesis, y el desarrollo de procedimientos, a
nivel industrial, que sean capaces de transformar económicamente la biomasa
en un combustible fácilmente utilizable.
El empleo de la biomasa con fines energéticos necesita de un proceso previo
con el fin de transformar la biomasa en la materia prima idónea para su
posterior tratamiento, según sea la naturaleza final del combustible deseado.
De esta forma, pueden utilizarse los siguientes tipos de procedimientos:
- Mecánicos (astillado, trituración, compactación).
- Termoquímicos (pirólisis y gasificación).
- Biotecnológicos (microbianos o enzimáticos).
- Extractivos.
Para obtener los siguientes tipos de combustibles:
Sólidos:
- Leña sin procesar.
- Astillas.
- Pellets.
- Briquetas.
- Triturados finos (menores de 2 mm).
- Carbón vegetal.
Líquidos1:
- Alcoholes.
- Biohidrocarburos.
- Aceites y ésteres derivados de ellos.
1
Gaseosos:
- Gas de gasóleo.
- Biogás.
- Hidrógeno.
Los biocarburantes serán objeto de dedicación exclusiva en el capítulo 5.
1.6 Posibilidades energéticas de la biomasa a nivel global
De las posibilidades de la biomasa para proporcionar energía cabe destacar:
1. El contenido calórico de la biomasa, producida anualmente en toda la
biosfera, gracias a los procesos de fotosíntesis, se estima en 68,08 Gtep
(tabla 1.2). Esta cifra supera con creces la demanda energética de la
humanidad, que según estimaciones de la Agencia Internacional de la
Energía, era de 9,35 Gtep en 1995; es decir, aproximadamente 7,3
veces menor que la producida en toda la biosfera.
2. Las necesidades alimenticias anuales de una población mundial de
6.000 millones de habitantes (a razón de 6.000 kcal/día) serían 1,314 x
1016 kcal, lo que representa menos de un 2% de la producción
fotosintética mundial. Queda, por tanto, un amplio margen para dedicar
gran parte de la biomasa producida a la obtención de energía.
3. Las tierras cultivadas ocupan en la actualidad el 2,7% de la superficie
terrestre y contribuyen a la producción de la biosfera en solamente un
5%. Una cuarta parte de la biomasa producida en las tierras cultivadas
se utiliza como alimento, empleándose el resto en la fabricación de
productos industriales (fibras principalmente) y en la formación de
biomasa residual.
ECOSISTEMA
Superficie ocupada (%)
BIOMASA (Gtep)
Existente Producción anual
Océanos
70,8
1,56
22
Bosques
11,2
680
31,96
Prados y estepas
4,7
29,6
7,56
Cultivos agrícolas
2,7
5,6
3,64
Desiertos y tundras
9,8
7,4
1,12
Aguas continentales
0,8
12,04
1,8
100%
736,2
68,08
TOTAL
1 t biomasa seca = 0,4 tep.
tep: Tonelada Equivalente de Petróleo.
Superficie total de la biosfera = 5,10·10 8 km2.
Tabla 1.2
Estimación de la biomasa existente y de la producción anual de biomasa en
los diferentes ecosistemas de la biosfera.
4. La eficiencia energética de la fotosíntesis a nivel de la biosfera total es
muy baja, del orden del 0,05%. Sin embargo, a nivel de laboratorio, se
ha demostrado que pueden alcanzarse porcentajes de eficiencia 100
veces superiores en las condiciones adecuadas. Es evidente que
dedicando una parte del esfuerzo investigador a los estudios sobre la
fotosíntesis, se podría mejorar el rendimiento de este proceso y, como
consecuencia inmediata, se aumentaría la producción total de biomasa.
5. El cultivo de la tierra con fines energéticos abre nuevas perspectivas
para la utilización de una gran cantidad de superficies que hoy son
consideradas como marginales para los cultivos agrícolas tradicionales.
De esta manera, además de revalorizar las tierras improductivas, se
ayudaría a solucionar el problema de la ocupación de mano de obra
precisamente en las zonas más pobres y necesitadas de puestos de
trabajo.
6. La utilización de la biomasa producida con fines energéticos en los
propios países consumidores eliminaría la dependencia del mercado
exterior, invirtiendo en el propio país el coste de la producción de la
biomasa. La principal ventaja de la utilización de una fuente de energía
renovable dependiente del propio país estriba, aparte del ahorro de
divisas, en la independencia del exterior en cuanto a la planificación del
consumo energético.
7. Tanto el cultivo de la biomasa con fines energéticos, como los
procesos de transformación de ésta en combustibles de fácil utilización
por el hombre, no requieren el apoyo de nuevas tecnologías sofisticadas
o pendientes de contrastar. Se trata, pura y simplemente, de aplicar (de
manera lógica y racional) los conocimientos científicos y técnicos que se
poseen en la actualidad, enfocándolos con un criterio energéticoeconómico y adecuados a las nuevas circunstancias.
1.7 Evolución y perspectivas de la biomasa como fuente de
energía
A finales de la década de 1970, la biomasa se empezó a considerar como una
potencial fuente de energía. En el transcurso de estos años, han ocurrido una
serie de profundos cambios en los sectores energético, agrícola y
medioambiental, que han motivado que lo que entonces se vislumbraba como
una posibilidad, hoy se perfile como una alternativa real para un futuro más o
menos inmediato.
Hasta ahora, el principal incremento en la utilización de la biomasa como fuente
de energía se ha basado en la de tipo residual; sin embargo, en la actualidad,
los cultivos energéticos se contemplan como una posible alternativa para
solucionar, en parte, los problemas derivados de las producciones
excedentarias del sector agrícola, especialmente en la Unión Europea.
Durante la década de 1980, el sector agrícola estuvo caracterizado por un
aumento constante en las producciones de los cultivos tradicionales, como
consecuencia de una mejora continua de las técnicas de laboreo, junto con la
siembra de nuevas variedades mejor adaptadas a cada zona. Concretamente,
en Europa, la producción de cereales pasó de 3,77 t/ha en 1980 a 4,77 t/ha en
1990 (un incremento del 26,5%), con un crecimiento de la población europea
de tan sólo un 3% ( de 318,2 a 327,7 millones de habitantes) durante ese
mismo período. Esta situación llegó a originar un serio problema a causa de la
producción sistemática de excedentes de productos alimenticios en algunas
regiones, mientras que en otras, los incrementos de producción no se lograban
con tanta facilidad.
Esta tendencia al aumento de la productividad de los cultivos tradicionales se
ha producido de forma general en todos los países, tanto en los desarrollados
como en los que están en vías de serlo.
La saturación de la demanda de los productos alimenticios y, por tanto, la
generación sistemática de excedentes agrícolas, hace necesaria la búsqueda
de nuevos mercados para colocar las producciones agrícolas.
En este sentido, hay que pensar necesariamente en el sector energético, ya
que el consumo de energía es varias veces superior al de alimentos,
expresados ambos en térmicos calóricos. A nivel mundial, la relación media
entre el consumo de energía per cápita y el de alimentos es de 20,5, oscilando
entre los 6,7 de los PVD y los 111,1 de Canadá, donde el consumo de energía
per cápita es máximo.
En cuanto a las repercusiones medioambientales, los combustibles
procedentes de la biomasa generada en plantaciones energéticas son inocuos
a efectos de contribuir al efecto invernadero, ya que todo el CO2 producido en
la "quema" de dichos combustibles ha sido previamente fijado de la atmósfera,
incluso en mayor proporción, ya que no toda la biomasa formada se destina a
la combustión (una gran parte de ella suele quedar inmovilizada en el suelo
después de la recolección).
Por este motivo, la utilización de los biocombustibles en sustitución de los
combustibles fósiles puede ser una de las vías para frenar el deterioro
ambiental, provocado por el incremento de anhídrido carbónico en la
atmósfera.
1.8 Situación actual en la Unión Europea
En el año 2000, la biomasa supuso el 54% de la contribución de las energías renovables
a la producción de energía primaria de la UE con aproximadamente 47,3 Mtep.
En referencia a los países productores de energía a partir de biomasa, Francia ocupó el
primer lugar gracias a una política de incentivos físcales favorables, con
aproximadamente un consumo de 9.800 ktep/año, lo que representó el 20,7% del total
de la UE en ese año. A continuación, se situaron Suecia y Finlandia, que cuentan con
unos excelentes recursos en esta materia y un gran desarrollo en los sistemas de
calefacción de distrito y de aplicación industrial. España ocupó el sexto lugar con cerca
de 3.600 ktep producidos, repartidos por un igual entre el sector doméstico e industrial
(figura 1.6).
La utilización principal de la biomasa es para usos domésticos y térmicos.
En lo que concierne a los tipos de biomasa, la mayor parte de la producción de energía
corresponde a los residuos de madera, con aproximadamente 20·106 tep/año.
Con la situación actual, el potencial de la biomasa en forma de energía se estima en
unos 135·106 tep/año, a pesar de que un cálculo más realista situaría esta cifra en
aproximadamente 70·106 tep/año.
Las estimaciones realizadas para el año 2010 sitúan la contribución de la biomasa en 62
Mtep, bastante menos que el objetivo acumulado1 del Libro Blanco, cifrado en 135
Mtep.
En la figura 1.6 se ilustra el consumo de biomasa en la UE durante el año 2000.
Figura 1.6 Consumo de biomasa en la UE, en Mtep, durante el año 2000. Fuente: modificado a
partir de la reseña bibliográfica nº 5.
Las previsiones apuntan hacia un crecimiento en el uso de la biomasa en los próximos
años con nuevos programas de investigación y desarrollo sobre la aplicación de
sistemas de pirólisis y gasificación.
El aprovechamiento de la biomasa para la producción de energía ha crecido
algo más de un 30% en la UE durante los últimos diez años.
Teniendo en cuenta el gran beneficio medioambiental que representa la utilización de
residuos sólidos urbanos (en adelante RSU), cabe destacar que actualmente existen 304
plantas de incineración2 de los RSU a gran escala en Europa, las cuales tienen una
capacidad total instalada de 8.800 MW y eliminan un total de 50 millones de toneladas
de residuos. El 70% de esta producción de energía se dedica a la calefacción
centralizada (sobre todo en los países del norte), mientras que el 30% restante se emplea
en la producción de electricidad.
El número de plantas de incineración de RSU ha bajado de las 415 existentes en 1993 a
las 304 actuales, debido a los siguientes factores:
- Se ha llegado a la vida útil de la planta.
- Muchas plantas han cerrado debido a las normas de emisiones impuestas por la
Directiva de incineración de la UE de 1996 (96/61/CE de 24 de septiembre) y la
Directiva 2000/76/EC relativa a la incineración de residuos.
- Todas las plantas deben incorporar sistemas de recuperación de la energía producida
para poder cumplir con la misma Directiva.
- Desde finales de los años 80, la tendencia ha consistido en construir plantas cada vez
más grandes con el fin de reducir los costes unitarios.
1
El Libro Blanco no diferencia entre las diferentes formas de biomasa.
Hay que aclarar que el Libro Blanco no considera este tipo de sistema como una fuente de energía
renovable.
2
1.8.1 Biogás
Durante el año 2000, los 15 países de la UE produjeron 2304 ktep de biogás, lo
que representa el 5% de toda la energía producida a partir de la biomasa. A
este respecto, el Reino Unido es el país más avanzado con cerca de 897 ktep.
Se estima que esta fuente de energía representa una producción explotable de
18 Mtep para el año 2020 y que, en la actualidad, ya se ha superado el objetivo
de la Campaña de Despegue del Libro Blanco de la Comisión Europea (1.000
MW antes del año 2003). Sin embargo, para poder alcanzar el objetivo del
Libro Blanco, estimado en 15 Mtep para el año 2010, será necesario un
aumento del 30% anual. Este crecimiento será muy difícil de mantener, aunque
es de esperar que el aprovechamiento energético del biogás producido por las
instalaciones de tratamiento de residuos cobre mucha más importancia, según
se vayan reforzando las mediciones ambientales sobre estas actividades.
En la tabla 1.3 se ilustra la producción de biogás en la UE durante el año 2000.
País
Producción (ktep)
País
Producción (ktep)
Luxemburgo
2
España
101
Grecia
2
Suecia
120
Portugal
7
Países Bajos
143
Finlandia
17
Italia
143
Irlanda
24
Francia
167
Austria
36
Alemania
525
Bélgica
48
Reino Unido
897
Dinamarca
72
España
101
Tabla 1.3
Producción de biogás en la UE durante el año 2000. Fuente:
Eurobserver.
1.8.2 Biocarburantes
Durante el año 2000, tan sólo hubo tres países productores de bioetanol en la
UE: Francia, España y Suecia. En este sentido, Francia ocupa el primer lugar
en cuanto a volumen producido con un crecimiento anual del 18% desde 1992,
la mayor parte del cual se destina a ETBE. Sin embargo, en un futuro próximo
se espera que España alcance el primer puesto gracias a las numerosas
plantas que se encuentran en fase de construcción.
En referencia a la producción de biodiesel, Francia es líder con una
producción anual de 328.600 t, de las que 20.000 t se exportan a Alemania.
Asimismo, se han anunciado nuevos proyectos que permitirán aumentar su
producción cerca del millón de toneladas.
En la tabla 1.4 se muestra la producción de biocarburantes en la UE por países
durante el año 2000.
Bioetanol
(t)
ETBE
(t)
Biodiesel
(t)
91.000
193.000
328.600
-
-
246.000
España
80.000
170.000
-
Suecia
20.000
-
-
Italia
-
-
78.000
Austria
-
-
27.600
Bélgica
-
-
20.000
191.000
363.000
700.200
País
Francia
Alemania
Total
Tabla 1.4
Producción de biocarburantes en la UE por países durante el año 2000. Fuente:
Eurobserver.
Las tendencias actuales de aumento de producción de biocarburantes apuntan
a una producción aproximada de 4,8 millones de toneladas para el año 2003,
cifra que coincide con el objetivo de la Campaña de Despegue para el Libro
Blanco. Sin embargo, será difícil alcanzar el objetivo del 2010 si no se aumenta
la actual tasa de crecimiento; para poder suministrar el 7% del consumo de
carburantes, tal y como exige el Libro Blanco, será necesario alcanzar una
producción anual de 17 millones de toneladas, mientras que las previsiones
apuntan a una cifra de 11, 7 millones.
1.8.3 Política de la unión europea en relación al aprovechamiento de
la biomasa
Desde hace más de veinte años, la Comisión de la CE, a través de su Dirección General
de Investigación, Ciencia y Desarrollo (DG XII), viene impulsando toda una serie de
programas en relación al aprovechamiento energético de la biomasa (Bioenergy 19801984, Energy from biomass 1985-1988, JOULE 1989-1992, JOULE II 1993-1994,
Thermie -vigente en la actualidad-, entre otros). Fruto de esta preocupación constante ha
sido la realización de numerosas reuniones científicas y técnicas sobre esta materia,
además de multitud de Conferencias Internacionales sobre esta fuente energética.
El Programa AIR (Agriculture and Agroindustry Including Fisheries), lanzado
conjuntamente por la DG VI (Agricultura), la DG XII (Investigación, Ciencia y
Desarrollo) y la DG XIV (Pesca) de 1991 a 1994, recoge, entre otros, los temas
relativos a la producción y aprovechamiento de la biomasa para fines no alimenticios. El
actual Programa Marco también sigue considerando este tema.
Según estimaciones publicadas por la DG XII de la Comisión de la UE, cerca de 20
millones de hectáreas de tierras de cultivo, y entre 10 y 20 millones de hectáreas de
tierras marginales, podrían ser destinadas a la producción de biomasa hacia el año 2000.
En este mismo trabajo se estima que el consumo actual de biomasa representa el 2,5%
en el balance energético de la UE, pudiendo llegar potencialmente a un 15%.
Una de las acciones más significativas emprendidas por la Comisión de la UE en
materia de Agroenergía ha sido la "propuesta de Directiva" realizada en febrero de 1992
(directiva Scrivener) en la que se proponía la reducción en un 90%, como mínimo, de
los impuestos especiales que gravan los carburantes de origen vegetal.
Tras su revisión de febrero de 1994, dicha propuesta fue modificada en el sentido de
hacer que la medida fuera voluntaria (en lugar de obligatoria), que la exención del 90%
se considerase como la máxima posible, y que al cabo de 10 años de entrada en vigor de
la directiva, el impuesto especial fuese el 20% del que gravaría el carburante al que
reemplazase, incrementándose en un 10% cada 5 años hasta alcanzar el nivel del 50%.
En la actualidad, dicha medida está pendiente de aprobación por el Consejo; no
obstante, algunos países como Francia ya han tomado la iniciativa y han librado
totalmente de impuestos a los biocarburantes que se producen en su territorio.
1.9 Ventajas e inconvenientes de la biomasa como fuente de
energía
Tal y como se ha mencionado con anterioridad, la biomasa es una vía indirecta
de captación de la energía solar. Su rendimiento es muy bajo (como máximo el
1% de la energía solar incipiente); sin embargo, su interés ha crecido en los
últimos años por las diversas ventajas que presenta respecto de la captación
directa de energía solar:
Las inversiones necesarias (laboreo, simientes, etc.) son mucho
menores que las requeridas por la captación física.
La captación biológica es una técnica menos elitista. Esto permite una
independencia científica para mucho países. Asimismo, al poderse
adaptar a instalaciones a pequeña escala, permite también la
independencia energética en centros consumidores, tales como
agricultores, ganaderos, etc.
La producción de biomasa es adaptable a todos los climas y suelos: por
ello, es útil para todos los países.
La generación de residuos urbanos e industriales se ha incrementado
mucho en los últimos años, de tal manera que su gestión y tratamiento
suponen uno de los principales problemas ambientales de nuestra
sociedad. La producción de energía a partir de estos residuos permite
evitar ciertos problemas medioambientales, y constituye una opción
limpia y efectiva para su eliminación.
Sin embargo, hay que tener en cuenta también algunos inconvenientes que
presenta la biomasa como fuente de energía:
El principal obstáculo que presenta su utilización es su vinculación
directa hacia el campo de la alimentación y ésta, a escala mundial, es
deficitaria. Si unimos a esto el hecho de que las zonas de producción y
de consumo de alimentos tienden a desequilibrarse, los razonamientos
de orden ético deberían poner en duda ciertos programas.
La comercialización de varios tipos de biomasa entra en competencia
directa con otros mercados, además del alimenticio, que también deben
ser considerados.
Finalmente, otro inconveniente que se presenta frecuentemente en
trabajos sobre este tema es el de la correcta evaluación económica de
los productos obtenidos de la biomasa.
Puntos a destacar
1.- Se define la biomasa como el grupo de productos energéticos y
materias primas de tipo renovable originados a partir la materia orgánica
formada por vía biológica.
2.- La biomasa se compone de hidratos de carbono, lípidos y proteínas,
en una proporción variable, según su origen vegetal o animal.
3.- Entre la biomasa susceptible de ser aprovechada energéticamente
cabe citar los residuos agícolas y forestales, cultivos energéticos,
residuos animales, RSU, etc.
4.- La fotosíntesis es el mecanismo fundamental, por el que los
organismos autótrofos como las plantas producen oxígeno y materia
orgánica que, posteriormente, será aprovechada por los organismos
heterótrofos.
5.- La utilización de la biomasa con fines energéticos necesita de un
proceso previo antes de su utilización como combustible en los sistemas
convencionales. Estos procedimientos pueden ser mecánicos,
temoquímicos, biotecnológicos y extractivos.
6.- El cultivo de la tierra con fines energéticos supone revalorizar gran
cantidad de superficies marginales para los cultivos agrícolas
tradicionales.
7.- La utilización de los biocombustibles en sustitución de los
combustibles fósiles puede significar una de las vías para frenar el
deterioro ambiental.
8.- La biomasa se utiliza principalmente en la UE para fines domésticos
y térmicos.
9.- Existen una serie de programas en relación al aprovechamiento
energético de la biomasa, destinados a potenciar su producción dentro
del marco de la UE, merced a incentivos fiscales y explotación de tierras
marginales.
10.- En España, el principal consumo de biomasa es para fines
domésticos, siendo la combustión la principal vía de utilización.
11.- La biomasa presenta una serie de ventajas en su aprovechamiento
como fuente energética, tales como una mayor independencia
energética respecto del exterior, su adpatación a todo tipo de suelos y
climas, la eliminación de RSU, etc.; sin embargo, también presenta
algunos inconvenientes relacionados sobre todo por su competencia
directa con el mercado agroalimentario.
2. TIPOS DE BIOMASA
OBJETIVOS
- Conocer las principales formas de clasificación de la biomasa.
2.1 Clasificación de la biomasa atendiendo a su origen
En función de su origen, una de las posibles clasificaciones que pueden
realizarse de la biomasa es la siguiente:
Biomasa natural.
Biomasa residual.
Cultivos energéticos.
Otras formas de biomasa.
2.1.1 Biomasa natural
Se considera biomasa natural a aquella que se produce en los ecosistemas
naturales sin la intervención humana, por ejemplo, en bosques, matorrales,
herbazales, etc.
Si bien este recurso ha sido tradicionalmente explotado, este tipo de biomasa
no parece ser la más adecuada para su aprovechamiento energético masivo,
ya que podría originar una rápida degradación de los ecosistemas naturales.
Una explotación intensiva de este recurso (como ocurre en ciertas zonas del
tercer mundo o en áreas con problemas de superpoblación) conduce a daños
que pueden resultar irreparables.
Figura 2.1
Biomasa de origen natural.
De esta manera, en principio, debería ser respetada como tal, formando una
reserva biológica natural. Sin embargo, se podrían aprovechar los residuos de
las partes muertas o, en los casos de intervención humana, los restos de podas
y aclareos, lo que evitaría posibles incendios, pero siempre respetando al
máximo el equilibrio y la estabilidad de los ecosistemas. Únicamente se puede
aceptar una intervención humana siempre que se ejerza una presión menor
que la capacidad de regeneración del ecosistema (como ha ocurrido
históricamente con las leñas obtenidas de los bosques).
A pesar de ello, este tipo de biomasa es actualmente una fuente energética de
gran importancia en ciertas zonas rurales y en los países en vías de desarrollo.
2.1.2 Biomasa residual
En la práctica, en cualquier actividad humana se genera una cierta cantidad de
residuos o subproductos.
La biomasa residual engloba a todos aquellos residuos o subproductos
producidos de forma antropogénica. De esta forma, los principales materiales
de este tipo utilizables como biomasa con fines energéticos pueden tener
orígenes muy diversos:
Agrícolas.
Forestales.
Procedentes de las explotaciones ganaderas (estiércol).
Derivados de las industrias agroalimentarias.
Propios de las industrias forestales de transformación de la madera.
Otros materiales que quedan incluidos dentro de este grupo son los
denominados residuos biodegradables, correspondientes a:
Efluentes ganaderos.
Efluentes de aguas residuales.
Lodos de depuradoras, etc.
Asimismo, también se contemplan en esta clasificación una parte de los
denominados Residuos Sólidos Urbanos o RSU (correspondiente a los restos
de alimentos, plásticos, papel, etc.).
Figura 2.2
Composición de los residuos sólidos urbanos en España.
La utilización de este tipo de biomasa ofrece en principio perspectivas
atrayentes, aunque limitadas, siendo en general más importante la
descontaminación que se produce al eliminar estos residuos que la energía
que se puede generar con su aprovechamiento. En muchos casos, sin
embargo, a escala local, puede hacer autosuficiente desde el punto de vista
energético, a las instalaciones que aprovechan sus propios residuos, tales
como granjas, industrias papeleras, serrerías o depuradoras urbanas.
2.1.3 Cultivos energéticos
Los cultivos energéticos corresponden a aquellos que se realizan con el fin
exclusivo de obtener materiales destinados a su aprovechamiento energético.
Las características de este tipo de cultivos son:
- Su alta producción por unidad de superficie y año.
- La limitación de los cuidados al cultivo.
Tal y como se verá en el capítulo 4, las especies dedicadas a producir biomasa
con fines energéticos pueden ser de tipo herbáceo o leñoso, en competencia
con las especies utilizadas en cultivos agrícolas tradicionales o en
aprovechamientos silvícolas clásicos.
Los cultivos susceptibles de ser utilizados como productores de energía deben
de estar seleccionados de acuerdo con la premisa general de obtener de
forma rentable la máxima cantidad posible de energía neta compatible con
las condiciones edafoclimáticas de cada zona. Esto implica que el balance
energético de la producción sea positivo respecto a la energía tradicional
empleada en las operaciones de cultivo, recolección y preparación del
biocombustible.
Los cultivos energéticos, realizados con la finalidad de producir biomasa
transformable en combustible (en lugar de producir alimentos, como ha sido la
actividad tradicional de la agricultura) son ya realidad en algunos países,
principalmente en Brasil y Estados Unidos, que enfocan la producción de caña
de azúcar y maíz, respectivamente, a la obtención de etanol para carburante de
automoción.
En Europa, también se está avanzando en esta actividad en los últimos años,
siendo los ésteres derivados de los aceites de colza, los biocarburantes que
mayor desarrollo tienen de todos los que se pueden obtener de las
producciones agrícolas.
2.1.4 Otras formas de biomasa
En este apartado quedan incluidos gran variedad de compuestos, aunque en
general carecen de la importancia que tienen el resto de los materiales
contemplados en los apartados anteriores. Entre estos, se pueden destacar:
- Los excedentes agrícolas.
- Los recursos que se producen de forma puntual en el tiempo. Por
ejemplo, los correspondientes a materiales de derribo, restos
procedentes de actividades no energéticas (desmontes,
excavaciones...), que pueden ser utilizados también con fines
energéticos.
Finalmente, en una especie de cajón de sastre, es necesario recordar otros
materiales, tales como la cera de abeja de las velas o las grasas animales en
candiles y quinqués, que se han utilizado como fuente energética en
aplicaciones específicas.
2.2 Clasificación de la biomasa según su viabilidad energética
Otra manera de clasificar la biomasa es en función de su viablidad como fuente
energética, la cual se verá condicionada por las diferencias tecnológicas y
económicas resultantes a la hora de evaluar las diversas variedades existentes.
En este caso, se pueden establecer tres categorías diferentes de biomasa:
residuos, cultivos energéticos terrestres y, finalmente, cultivos energéticos
acuáticos.
2.2.1 residuos
Como ya se ha comentado anteriormente, en cualquier actividad humana se
genera una cierta cantidad de residuos o subproductos. Dichos materiales se
caracterizan por su valor económico positivo, negativo o nulo:
- Positivo: el residuo tiene otra valoración posible distinta de la
energética (por ejemplo, en el caso de la paja).
- Nulo: no existen utilizaciones alternativas, como ocurre en el caso de
los residuos forestales.
- Negativo: las propiedades contaminantes o higiénicas exigen su
depuración. Este es el caso, entre otros, de los efluentes de aguas
residuales, los efluentes ganaderos, los RSU, etc.
En el caso de estudiar la posibilidad de utilizar residuos para la producción de
energía, se deben tener en cuenta las características y condicionantes
siguientes:
- Varios tipos de residuos juegan un papel importante en la agricultura
como aporte de nutrientes tanto inorgánicos (NPK), como orgánicos
(ácidos húmicos). La utilización energética de los residuos debe prever
la sustitución de este cometido.
- La producción de la mayor parte de los residuos no es constante en
todas las épocas del año. Además, algunos de ellos son inestables y
exigen una transformación inmediata sin posibilidad de almacenamiento.
- La rentabilidad del aprovechamiento de los residuos está fuertemente
condicionada por los costes de recogida y transporte hasta la instalación
de transformación. Estos costes dependen, a su vez, de la densidad de
producción (dispersión) y de la densidad energética del propio residuo
(relación del contenido energético en función del volumen o la masa,
según cuál sea el factor limitante).
- El contenido de humedad determinará el tipo de tratamiento más
adecuado. En el caso de los residuos secos, éstos se adaptan mejor a
procesos termoquímicos; en cambio, en el caso de las biomasas
húmedas, son preferibles los tratamientos bioquímicos.
Los principales residuos susceptibles de aprovechamiento energético son los
siguientes:
Residuos urbanos.
Residuos agrícolas y forestales.
Residuos de explotaciones ganaderas.
Residuos de industrias agroalimentarias (IAA).
2.2.1.1 Residuos urbanos
Los residuos urbanos comprenden los RSU y los lodos de depuración.
La gran ventaja para su aprovechamiento energético es su buena regularidad
(en cantidad y composición), así como su concentración de aprovisionamiento.
Además, la necesidad de tratarlos viene regida por su capacidad contaminante
y, por tanto, la valorización energética es una de las vías para su eliminación.
El tratamiento que parece ser el más aceptado en la actualidad es la
combustión total para producir calor (o electricidad vía vapor de agua). Se
realizan también ensayos de gasificación y licuefacción, pero el desarrollo de la
tecnología está mucho menos desarrollada.
Se admite que del 1% al 2% de las necesidades energéticas de un país desarrollado pueden
ser cubiertas gracias a la combustión de los RSU.
Otra de las modalidades que entra cada vez más en competencia con la
valorización energética es la recuperación de algunos constituyentes. En el
caso de metales magnéticos y vidrio, su eliminación es necesaria para los
tratamientos de combustión o similares; no obstante, el papel, que también se
recupera, supone una parte muy importante del contenido energético de los
residuos urbanos. Asimismo, los estudios sobre el tema prevén también la
recuperación de los plásticos en un futuro no muy lejano.
Figura 2.3
Gestión integral de los residuos sólidos urbanos.
2.2.1.2 Residuos agrícolas y forestales
A este grupo corresponden, entre otros, la paja, el bagazo de maíz, las ramas y
las cortezas de los árboles.
En la figura 2.4 se presenta una distribución aproximada de la explotación de la
biomasa de los árboles. Al utilizar sólo los troncos de los árboles, y si
descontamos la corteza y el serrín producido en su manipulación, se tiene que
el aprovechamiento es inferior al 50% del total de la biomasa del árbol.
Figura 2.4
Distribución porcentual aproximada de la biomasa total de los árboles.
El carácter seco de estos residuos aconseja las vías termoquímicas para su
tratamiento. Su débil densidad energética y de producción encarece el
transporte a grandes instalaciones de transformación.
En general, la combustión en pequeños locales para la producción de calor es
la utilización más rentable. Sin embargo, para grandes explotaciones, la
gasificación y la licuefacción pueden llegar a ser ventajosas.
2.2.1.3 Residuos de explotaciones ganaderas
Los residuos de las explotaciones ganaderas comprenden, principalmente,
todos los tipos de estiércol. La recuperación de estos residuos puede
considerarse factible en un 30%.
En la tabla 2.1 se presentan los datos de producción en España para los cuatro
grupos principales.
Especie
Tabla 2.1
(tm/año)
%
Bovino
39.800
60,2
Porcino
17.700
22,2
Ovino y caprinos
9.800
14,8
Aves
1.850
2,8
Producción anual de estiércol en España. Fuente: Facultad de Ciencias
Químicas de San Sebastián, Universidad del País Vasco.
Las principales características del estiércol son su carácter húmedo y su alto
contenido en nutrientes para la agricultura: por ello, se aconseja la
biometanización1 como proceso más adecuado para recuperar su contenido
energético, ya que los lodos producidos mantienen intacto el poder nutriente de
los residuos tratados. Asimismo, otra de las ventajas de la biometanización del
estiércol es que necesita poca inversión y puede adaptarse perfectamente a
pequeñas explotaciones.
2.2.1.4 Residuos de las industrias agroalimentarias (IAA)
Este tipo de residuos tiende a aumentar con el grado de desarrollo de la
sociedad. Al igual que los residuos de explotaciones ganaderas, son de
naturaleza húmeda y, por lo tanto, se adaptan bien a la biometanización. El alto
contenido en proteínas de algunos de estos residuos (por ejemplo, en las
fábricas de queso) hace que su recuperación sea interesante para la
alimentación animal.
1
La biometanización es un proceso de conversión de la biomasa en energía, basado en un proceso de digestión anaerobia. Se
tratará más extensamente en el capítulo 6.
2.2.2 cultivos energéticos terrestres
Se consideran cultivos energéticos terrestres aquellos que, teniendo como fin
primordial la producción de energía, se plantan sobre tierra. Distinguiremos
dentro de él dos apartados: la silvicultura y la agricultura.
2.2.2.1 La silvicultura
El 50% de la producción mundial de madera se utiliza como materia prima para
la construcción, y para la fabricación de mobiliario y papel. El resto se quema
directamente para producir energía. Sin embargo, en los países del Tercer
Mundo, el porcentaje de madera quemada puede llegar a un 95%.
Las superficies boscosas del mundo disminuyen a un ritmo de 12 millones de
hectáreas por año. En el año 2000, se calcula que habrá de un 5% a 20%
menos de bosques, en tanto que las necesidades no energéticas de la madera
doblarán las que había en el año 1985.
De todos estos datos, se deduce que la silvicultura clásica no puede ser
considerada como una fuente de energía. Por el contrario, habrá que pensar en
sustituir gran parte de la madera actualmente quemada por otras fuentes de
energía para satisfacer las necesidades del hombre.
No obstante, existe una silvicultura diferente, desarrollada con el objetivo de
optimizar la producción de biomasa con fines energéticos: los cultivos de
rotación corta (CRC). Éstos utilizan la propiedad que tienen ciertos árboles de
reproducirse a partir del tocón que queda tras la tala (álamo, eucaliptus, chopo,
sauce, etc.), o bien a partir de las raíces (aliso, etc.).
Figura 2.5
Ejemplo de chopo como cultivo de rotación corta (CRC).
La tala produce la maduración de las yemas situadas por debajo del corte.
Estas yemas, desde el principio de la primavera, utilizan los azúcares
almacenados en las raíces para desarrollarse rápidamente. Esta técnica
implica la tala de la madera relativamente joven y la utilización de todas las
partes situadas por encima del corte (tronco, ramas, hojas, corteza, etc.) en
lugar de utilizar únicamente el tronco, como en la silvicultura clásica.
Este sistema tiene la ventaja de poder producir biomasa en invierno, lo que es
imposible en otros cultivos anuales, y podría asegurar la alimentación en
continuo de una instalación de transformación.
El rendimiento máximo actualmente alcanzado para una producción a gran
escala es de 6-9 toneladas de materia seca por hectárea y año (tms/ha·año).
En este sentido, un proyecto sueco prevé una producción de 20 tms/ha·año
para el año 2015, mientras que el proyecto francés ALTER, menos optimista,
estima producir 12 tms/ha·año para el año 2050.
La limitación más importante de esta técnica la constituyen los terrenos de
cultivo. En efecto, se estima que una explotación rentable de este tipo necesita
de 10.000 a 20.000 ha en unas condiciones climáticas y edáficas relativamente
exigentes (como son 600 mm anuales de precipitación, terreno agrícola y no
más del 30% de pendiente): en definitiva, la localización de estos terrenos
compite directamente con las plantaciones agrícolas clásicas.
Las investigaciones actualmente en desarrollo se dirigen hacia dos vertientes:
- Mejora de las especies, con el fin de aumentar los rendimientos y la
adaptación a diferentes tipos de suelos y climas.
- Fabricación de maquinaria específica para este tipo de cultivos.
A pesar de las limitaciones anteriormente citadas, varios países se han lanzado
en ambiciosos programas de desarrollo. Cabe citar a Irlanda, que prevé la
sustitución de las tuberas (fuente clásica de aprovisionamiento de energía) de
este país, que están a punto de agotarse, por CRC. Otros países seriamente
interesados en esta técnica son Suecia y Francia.
Por último, cabría citar el bosque bajo (matojos, arbustos, etc.), que supone
una gran reserva de biomasa en muchos países y que no se utiliza
actualmente. Por ejemplo, en Francia existen 5 millones de hectáreas que en
una explotación racional podrían producir de 0,5 a 5 t/ha·año. Otra vía de
utilización propuesta sería cortar la actual vegetación y sustituirla por CRC.
Las principales objeciones que presentan estas soluciones son de orden
ecológico, pues el monte bajo supone, para muchos países industrializados,
uno de los ecosistemas relativamente salvajes.
2.2.2.2 La agricultura
Los diferentes tipos de cultivos susceptibles de un posible aprovechamiento
energético pueden clasificarse en:
- Cultivos fermentables. Producen etanol por fermentación de los
azúcares.
- Cereales: maíz, trigo, cebada, sorgo, etc.
- Tubérculos: patata, pataca, tupinambo.
- Raíces y plantas azucareras: remolacha, sorgo azucarero, caña de
azúcar, etc.
- Material celulósico: tallo de maíz, caña de provenza, caña común, etc.
- Cultivos oleaginosos. Tal y como se verá más adelante, ciertos
motores diesel pueden funcionar con aceites de origen vegetal. Se
puede citar el girasol, la colza, etc.
- Biomasa productora de hidrocarburos. Pueden obtenerse
hidrocarburos (tipo triteopeno) directamente del látex de ciertas plantas
(euphorbias).
2.2.3 Cultivos energéticos acuáticos
La gran limitación de este tipo de cultivos proviene de la baja concentración de
nutrientes de las aguas marinas.
Dentro de estos tipos de cultivos hay que considerar, además de las superficies
marinas, la posibilidad de utilizar superficies de agua continentales, tanto
naturales (lagos, lagunas, etc.) como artificiales.
La idea general de todas las explotaciones acuáticas es la de integrar la
producción de biomasa y su transformación en combustible dentro de la misma
explotación. El proceso más adaptado es la biometanización y, en
consecuencia, los combustibles producidos son el metano o el metanol.
Otra característica de la biomasa acuática es el alto contenido proteico
(susceptible de utilizaciones nutritivas) y de productos de interés como materias
primas (farmacológicas, cosmética, etc.).
2.2.3.1 Explotaciones marinas
Se prevé la implantación de grandes granjas marítimas para el cultivo de algas
y su transformación "in situ" a biogás. Los estudios económicos realizados
demuestran la necesidad de explotar superficies de 40.000 ha como mínimo
para obtener rentabilidad. Existe, en la actualidad, una granja experimental en
la costa californiana. Se produce principalmente metano, sales utilizables como
abono en tierra y residuos reciclables como nutrientes del propio cultivo de
algas.
2.2.3.2 Explotaciones sobre tierra
Constituyen los llamados MLC (Mariculture on land). Son mucho más
abordables desde el punto de vista de realización técnica que las explotaciones
marinas. Asimismo, una característica importante es la utilización de terrenos
actualmente no empleados por la agricultura (sobre todo litorales marinos).
Otra gran ventaja es la posibilidad de utilizar aguas residuales como fuentes de
nutrientes, presentando el proceso un alto poder descontaminante.
Entre las diferentes especies estudiadas, la más interesante en la actualidad es
el jacinto de agua, debido a su alto poder descontaminante. Permite ser
cultivado en condiciones muy variadas y su producción por hectárea y año
puede llegar a 154 t. En ensayos ya realizados se ha demostrado que una
laguna de 1 ha en crecimiento rápido puede absorber el nitrógeno y el fósforo
producidos por 800 habitantes, siendo fijados, además, contaminantes como
metales pesados, fenoles o pesticidas, de forma que el agua tratada puede ser
utilizada en piscicultura.
Figura 2.6
Jacinto de agua (Eichhornia crassipes).
Por otro lado, los rendimientos energéticos de la explotación conjunta
producción-transformación son excelentes: si el producto final es metano, se
obtiene 18 veces la inversión energética, y se reduce a 9 veces si se trata de
metanol.
Un caso particular digno de mención es el del Botryoccocus braunii. Se trata de
un alga unicelular de agua dulce que tiene la propiedad de producir y acumular
hasta un 80% de su peso en hidrocarburos. Dichos hidrocarburos se pueden
extraer en gran parte por simple tratamiento mecánico. Los resultados, a escala
de laboratorio, son muy esperanzadores.
Puntos a destacar
1.- La biomasa se puede clasificar de formas diferentes, atendiendo a su
origen o según su viabilidad energética.
2.- En los ecosistemas naturales (bosque, matorrales, herbazales) se
produce la denominada biomasa natural, cuyo origen no está
determinado por las actividades humanas.
3.- La biomasa residual se genera de forma antropogénica en
explotaciones agrícolas, forestales, ganaderas, RSU, etc.
4.- Los cultivos energéticos se realizan exclusivamente con el fin de
obtener materiales destinados a su aprovechamiento energético.
Normalmente, estan constituidos por especies de tipo herbáceo y
leñoso.
5.- Por regla general, los RSU se "queman" para producir calor o
electricidad (valorización energética). Sin embargo, también es
interesante la recuperación y el reciclaje de estos productos
(valorización material).
6.- Dentro de los cultivos energéticos terrestres se puede distinguir la
silvicultura, que tiene que ver con el manejo y gestión de los bosques; y
la agricultura, productora de los biocarburantes.
7.- Los cultivos de rotación corta constituyen un caso particular de
silvicultura, en la que se utilizan especies de ciclo reproductivo rápido,
como los sauces, chopos, robinias, etc., para su aprovechamiento
energético tras su tala.
8.- Los cultivos energéticos acuáticos pueden desarrollarse en áreas
marítimas, gracias al cultivo de algas para su posterior conversión a
biogás, o merced a explotaciones sobre tierra firme.
3. BIOMASA RESIDUAL
OBJETIVOS
- Estudiar las características de las diferentes formas de biomasa residual.
- Conocer las aplicaciones, procedencias y gestión del biogás en su empleo como combustible.
3.1 Introducción
De todos es sabido el nivel alarmante que está alcanzando la generación de
residuos, producto de la actividad humana. Esta preocupante situación ha
despertado la conciencia de la sociedad hacia uno de los problemas que, de no
ser gestionado de forma correcta, puede derivar en graves riesgos
medioambientales y perjuicios a la salud humana. Las causas que han
incrementado este problema podrían fundamentarse en el crecimiento
demográfico e industrial y la concentración de la población en las grandes
ciudades.
En épocas anteriores, los residuos no planteaban problemas de contaminación
y, mediante procesos de autodepuración, la propia naturaleza se encargaba de
integrarlos, de nuevo, en el medio natural. Actualmente, los residuos generados
son tan numerosos y se presentan tan concentradamente, que la capacidad de
autodepuración no es suficiente y hay que aplicar distintas técnicas de
tratamiento.
Por otro lado, hay que destacar los esfuerzos realizados durante los últimos
años para desarrollar tratamientos que aprovechen al máximo las posibilidades
de los residuos, sin centrarse exclusivamente en su desaparición.
3.2 Clasificación de la biomasa residual
La biomasa residual comprende todos aquellos residuos o subproductos
generados fruto de la actividad humana. La tabla 3.1 ilustra una posible
clasificación de la biomasa residual desde el punto de vista del
aprovechamiento energético.
BIOMASA RESIDUAL
· Forestal
· Agrícola
· Industrias forestales
Biomasa residual seca
· Industrias agrícolas
· Residuos Sólidos Urbanos
· Residuos ganaderos
Biomasa residual húmeda
· Residuos agroindustriales
· Aguas residuales
Tabla 3.1
Clasificación de la biomasa residual desde el punto de vista del
aprovechamiento energético.
3.2.1 Biomasa residual seca
Tal y como se ha comentado en el apartado anterior, la biomasa residual seca
engloba, por un lado, los residuos forestales, agrícolas, y sus industrias; y, por
otro lado, los RSU.
3.2.1.1 Residuos forestales
Bajo la denominación de residuos forestales se agrupan todos aquellos que
normalmente se generan en el desarrollo de actividades propias de estos
sectores.
De esta forma, los residuos de origen forestal pueden clasificarse en:
- Residuos procedentes de tratamientos silvícolas. Surgen como
consecuencia de las actividades de explotación forestal, y de la
necesidad de realizar trabajos de mantenimiento y mejora de los
bosques y masas forestales mediante podas, limpieza de matorrales,
etc.
Estos trabajos generan unos residuos (leñas, ramas y matojos), que
deben ser retirados, pues constituyen un factor de riesgo muy importante
en la propagación de plagas e incendios forestales. Una parte
importante de los residuos generados en estas labores es quemado "in
situ" por falta de una política adecuada de aprovechamiento, o bien por
las dificultades inherentes a su extracción del monte.
Dados los elevados costes que acarrea la realización de estos trabajos,
la posibilidad del aprovechamiento energético de los residuos retirados
puede suponer un ingreso que facilite la realización de este tipo de
actividades, por otro lado, tan beneficiosas para el monte. Aún así, cabe
destacar que en la situación energética actual, los precios de la energía
no son suficientes para cubrir los costes que generaría la realización de
estos trabajos con fines exclusivamente energéticos.
- Residuos procedentes de la corta de pies maderables. Se generan
en la limpieza de los pies maderables, y constituyen cerca de la tercera
parte del árbol.
Según el diagrama de Yung, de un árbol medio se obtiene:
- Raberón (5%)
- Ramas (15%)
- Fusta maderable (60%)
- Tocones y raíces (20%)
De momento, la utilización de tocones y raíces es muy restringida, por lo
que únicamente se considera como biomasa forestal residual, el raberón
y las ramas. Se debe tener en cuenta que una parte de las ramas de
diámetro superior a 7,5 cm se utiliza en las industrias de fabricación de
tableros o conglomerados.
Tal y como sucedía en el caso anterior, si no se retiran a tiempo, se
convierten en un factor de alto riesgo. El hecho de que estos residuos se
generen dentro de una actividad comercial puede permitir su recogida,
mejorando sus posibilidades de utilización en el campo energético.
Adicionalmente, el volumen de los residuos generados es variable en función
de las características de los materiales requeridos por las industrias, al poder
suministrarse la madera descortezada, cortada, astillada, etc.
Ambos grupos de residuos se generan por necesidades directamente
forestales; sin embargo, hasta el momento, son materiales que no tienen una
calidad suficiente para otras aplicaciones que no sean las propiamente
energéticas.
No se catalogan como residuos forestales los combustibles provenientes del
aprovechamiento tradicional de masas forestales, que suministran leñas para
consumo doméstico o de pequeñas industrias, y que son una buena parte de la
biomasa utilizada hoy día.
Recurso
Residuos
forestales
Proceso generador
Residuos
Destino
Tratamientos silvícolas
(entresacas, clareos, podas).
Pies no maderables,
ramas, matorrales...
Combustibles.
Cortas de pies maderables.
Copas, ramas, raberón...
Combustibles.
Industrias de la
madera.
Tabla 3.2
Origen, procesos, y tipos de residuos y subproductos forestales.
3.2.1.2 Residuos agrícolas
Los residuos agrícolas más importantes pueden clasificarse en dos grupos:
residuos de podas de cultivos leñosos y residuos de cultivos herbáceos.
Residuos de podas de cultivos leñosos
En este grupo se incluyen la leña de poda de los olivos, vides y árboles frutales
como almendros, naranjos, manzanos, etc.
Los olivos precisan de podas bioanuales, que generan leñas (de diámetro
superior a 7 cm) aprovechadas como combustible doméstico. Producen
también ramas o ramones, que generalmente son amontonados e incinerados
en el campo sin sacarles ningún provecho; puntualmente, sin embargo, se
emplean para alimentación animal.
Los viñedos se podan anualmente, y los sarmientos se emplean, de forma
ocasional, como combustible doméstico.
Las podas de árboles frutales son incineradas en el campo. Si el tamaño de las
ramas es lo suficientemente grande, se utilizan también como combustible
doméstico.
Residuos de cultivos herbáceos
A este grupo pertenecen los residuos de cultivos de interés industrial, textil u
oleólico (algodón, tabaco, girasol, remolacha, etc.) y los residuos de los
cereales, tanto de invierno como de primavera (trigo, cebada, avena, centeno,
arroz, maíz, sorgo, etc.).
Al igual que los residuos de podas, éstos tienen carácter estacional y es
preciso, en general, retirarlos del campo. En muchos casos se procede a su
eliminación sobre el propio terreno "in situ", aunque también se utilizan para la
alimentación y cuidado animal (piensos y camas). La utilización de las pajas del
cereal de grano es muy variable, según las diferentes regiones.
En el caso de los cereales de invierno (trigo, cebada, centeno, etc.) se
generan como residuos las pajas que, en ciertas ocasiones, quedan en el
campo y no son empleadas.
De los cereales de primavera cabe destacar el maíz, que genera el zuro1,
empleado alternativamente en la alimentación animal y como combustible, y el
cañote (tallo).
Los cultivos herbáceos industriales incluirían plantas muy diversas (tabaco,
algodón, remolacha, girasol, etc.). De todos ellos, únicamente las plantas
oleaginosas pueden tener un interés energético aunque, en la realidad, parte
de sus residuos quedan en el campo tras la recolección.
Figura 3.1
El zuro del maíz puede emplearse como combustible o en el campo de la
alimentación animal.
La característica común de todos estos residuos agrícolas es su estacionalidad.
Al tratarse de residuos procedentes de procesos agrícolas, su generación es
puntual; es decir, se generan en un intervalo corto de tiempo. Asimismo,
excepto en algunos casos, deben ser retirados del campo también en un
intervalo corto de tiempo para evitar posibles plagas o incendios y no interferir
en otras actividades agrícolas. Esta característica hace más compleja su
utilización para fines energéticos a gran escala, ya que se requerirían sistemas
de manipulación o almacenamiento que permitieran la utilización de los
sistemas de modo continuo.
Recurso
Proceso generador
Residuos
Destino
Podas de cultivos leñosos.
Restos de podas,
ramas, ramones.
Combustibles.
Alimentación
animal.
Restos de cultivos herbáceos
industriales (algodón, tabaco,
oleaginosas,...).
Plantas verdes,
tallos y otros restos.
Alimentación
animal.
Combustibles.
Fertilizantes.
Cereales de invierno (trigo,
cebada,...).
Pajas.
Alimentación
animal.
Camas de
ganado.
Combustibles.
Cereales de primavera (maíz,
sorgo,...).
Tallos, zuros,
cascarillas.
Combustibles.
Alimentación
animal.
Residuos
agrícolas
Tabla 3.3
Origen, procesos, y tipos de residuos y subproductos agrícolas.
3.2.1.3 Residuos de industrias forestales
Los residuos de este apartado se pueden agrupar en dos grupos, en función
del tipo de transformación que se realiza en la madera:
- Residuos procedentes de la industria de primera transformación de la
madera (aserraderos, fábricas de tableros, fábricas de pasta de papel,
etc.).
- Residuos procedentes de la industria de segunda transformación de la
madera (carpintería, fábricas de muebles, embalajes, etc.).
Cabe destacar que todas las actividades industriales del sector de la madera
generan residuos susceptibles de ser empleados como combustibles. Aún así,
el destino final del residuo (combustible, vertido o materia prima) viene
determinado, principalmente, por la cantidad de residuos generados por cada
establecimiento o bien por la distribución geográfica de las factorías.
De esta manera, cuando un establecimiento genera un gran volumen de restos
de madera, o varios de ellos se concentran en un área determinada, los
residuos son recogidos y aprovechados como materias primas en otras
industrias del ramo. En el caso contrario, suelen ser empleados como
combustibles para uso doméstico o industrial en las zonas circundantes.
Figura 3.2
Troncos de madera apilados para su empleo en las industrias de
transformación.
De todos los establecimientos del sector de la madera, los más importantes por
la cantidad de residuos o subproductos generados son las industrias de
primera y segunda transformación de la madera.
Industria de primera transformación de la madera
a) Aserraderos. En estos establecimientos se generan:
- Serrines. Suponen hasta el 15% de la madera procesada.
Según su calidad y características, se emplean como materia prima o
combustible. Ocasionalmente, también pueden utilizarse para la limpieza
o cama para el ganado.
- Costeros y recortes. Al igual que en el caso anterior, constituyen
aproximadamente un 15% de la madera procesada.
Previa molienda, son empleados como materia prima en otras industrias
forestales (papel, fábricas de tableros, etc.), o bien como combustible.
- Cortezas. Constituyen un 10% del volumen total. Sin embargo, esta
proporción varía enormemente en función de la clase de madera
procesada. Su destino más habitual es el empleo como combustible.
b) Fabricación de productos de corcho. Dentro de la industria del
corcho, el proceso que mayor cantidad de residuos genera es la
fabricación de tapones. Los residuos derivados del proceso de
fabricación se emplean en otras industrias del corcho (aglomerados,
forros, aislantes), excepto el polvo del corcho. Este residuo, en general,
constituye el único desecho importante y se vierte o se emplea como
combustible.
Los procesos de elaboración de productos de corcho tienen un consumo
térmico, que se suple gracias a los propios residuos y, en muchos casos,
con otras biomasas de origen vegetal.
c) Fabricación de pasta de papel. Las industrias de este sector
presentan importantes consumos térmicos, que son cubiertos en gran
parte a partir de residuos generados en los propios establecimientos.
Los combustibles más empleados son las cortezas, serrines y las lejías
negras.
Las lejías negras o licores negros representan en este sector una parte
muy importante del consumo y, en su combustión, se combinan la
necesidad de recuperación de las materias primas minerales contenidas
en el licor negro, y el aprovechamiento energético del proceso para la
generación de vapor y agua caliente para la fabricación.
Dado el gran tamaño de la mayoría de estas industrias y el importante
volumen de materiales disponibles para su aplicación energética, en la
mayoría de los casos el aprovechamiento de los mismos incluye la
generación eléctrica, mediante turbinas de vapor en sistemas de
cogeneración.
Industria de segunda transformación de la madera
- Fabricación de productos elaborados de madera. Estos
establecimientos generan diversos tipos de residuos derivados de los
procesos de fabricación Los residuos más usuales son serrines,
recortes, polvo de lijado, centros de desenrollo, chapas de mala calidad,
etc. Estos residuos se emplean nuevamente como materia prima, o bien
como combustibles en la propia industria.
En dichos establecimientos pueden existir importantes necesidades
energéticas térmicas en prensas, secaderos y calefacción, lo que da
sentido a la utilización de los residuos como combustibles.
Origen
Residuos de
industrias
forestales
Tabla 3.4
Proceso generador
Residuos
Destino
Aserraderos.
Serrines, virutas,
costeros, cortezas.
Industrias de la madera.
Combustibles.
Productos
semielaborados de
madera.
Serrines, astillas,
virutas, curros,
recortes, cortezas.
Industrias de la madera.
Camas de ganado.
Combustibles.
Productos de corcho.
Panas de baja calidad. Otras industrias del
Polvo de corcho.
corcho.
Corcho negro.
Combustibles.
Fabricación de muebles
de madera.
Serrines, virutas,
recortes.
Industrias de la madera.
Combustibles.
Fabricación de piezas
de tornería, molduras, y
otros.
Serrines, virutas.
Industrias de la madera.
Camas de ganado.
Combustibles.
Fabricación de pasta y
papel.
Cortezas, serrines,
licores negros, lodos
de depuradora.
Combustibles.
Generación de biogás.
Origen, procesos, y tipos de residuos y subproductos (industrias forestales).
3.2.1.4 Residuos de industrias agrícolas y agroalimentarias
La mayor parte de los subproductos generados por las industrias agrícolas y
agroalimentarias no deben tener la consideración de residuos, ya que en
muchas ocasiones son realmente materias primas que encuentran su
aplicación en otras industrias. De dichas aplicaciones, merecen destacarse por
su importancia cuantitativa:
- La fabricación de aceite de oliva. Como subproducto se genera el
orujo graso, que raramente se emplea como combustible, y los
alpechines, líquidos de gran poder contaminante.
La modificación de los sistemas de producción del aceite de oliva,
mediante la introducción de sistemas de prensa continua, ha generado
un nuevo tipo de residuo, denominado alperujo, y que resulta de la
asociación del orujo graso y de los alpechines.
- La extracción de aceite de orujo de aceituna. El aceite contenido en
el orujo graso, proveniente de las almazaras, se extrae mediante
disolventes, quedando como residuo el orujillo. Este compuesto se
emplea como combustible en la propia factoría y, tradicionalmente, en
cerámicas y almazaras. También puede emplearse como abono o para
la fabricación de carbones. Residuos procedentes del refino, como las
oleínas, se destinan a la alimentación animal. En el caso de que la
materia prima que llega a la extractora sea alperujo, puede obtenerse
aceite de oliva directamente por centrifugación, además de por los
métodos anteriormente mencionados, una vez realizado el secado del
alperujo.
Las posibilidades de aplicación energética de los residuos obtenidos por
esta vía son algo más complejas a causa de las características del
material, empleándose instalaciones de aprovechamiento térmico,
basadas en sistemas de combustión en hogares de lecho fluidizado.
- La extracción de aceites de semillas. En este área tiene mayor
interés el aceite de semilla de girasol, tanto por la cantidad de aceite
procesado, como por la posibilidad de obtener un residuo: la cáscara,
que puede quedar incorporada en la torta de la que se extrae el aceite y
que presenta gran interés para la alimentación animal, o bien ser
empleada directamente como combustible, según los precios de
mercado, tanto en el propio establecimiento como en otras industrias.
- La elaboración de frutos secos. Las cáscaras de piñón, almendra,
avellana, etc., suelen tener aprovechamiento energético directo en el
sector industrial y también en el sector doméstico. Algunos residuos
(cáscaras de almendra) pueden ser empleados como materia prima en
la elaboración de ciertos productos químicos.
- Las industrias vinícolas. La mayor parte de los subproductos (orujos,
lías, vinos de segunda prensa) se destinan a las alcoholeras. Sólo los
raspones procedentes del despalillado pueden llegar a emplearse como
combustible.
- La elaboración de alcoholes etílicos. En las plantas alcoholeras se
aprovechan los residuos de las industrias vínicas, obteniéndose alcohol,
o cuando las circunstancias del mercado son favorables, aceite de
granilla. Del hueso de la uva (granilla) se extrae aceite y se genera
orujillo, empleado como combustible. Las pieles (hollejos) pueden ser
destinadas a la alimentación animal. También es posible la obtención de
biogás a partir de los residuos líquidos. El residuo sólido conjunto,
denominado orujo desalcoholizado, tiene aplicaciones energéticas en las
propias industrias, siendo un combustible especialmente apto dada su
baja humedad.
Figura 3.3
Las cáscaras de los piñones encuentran su utilidad en aplicaciones
energéticas dentro de los sectores doméstico e industrial.
- La industria conservera. En general, todos los residuos, tanto
animales como vegetales se destinan a la elaboración de piensos, a
excepción de los huesos de los frutos, que se emplean para la
extracción de aceites y esencias, o bien como combustible doméstico, y
ciertos residuos animales, que incluidos en los efluentes de los
establecimientos, se emplean en los procesos de generación de biogás.
- La fabricación de cerveza y malta. Los residuos principales son el
bagazo, aprovechado para la alimentación animal o la obtención de
biogás, y los lodos de depuración, aprovechables también para este
último fin.
Origen
Residuos de
industrias agrícolas y
agroalimentarias
Proceso
generador
Residuos
Destino
Fabricación de
aceite de oliva.
Orujo graso,
alpechines,
alperujo.
Extracción de aceites.
Extracción de
aceites de
orujo.
Orujillo, oleínas.
Combustibles.
Alimentación animal.
Extracción de
aceites de
semillas.
Cáscaras, tortas
agotadas.
Alimentación animal.
Combustibles.
Sacrificio de
ganado.
Sebos, recortes de
piel.
Materia prima.
Otras industrias.
Preparación de
arroz.
Cascarilla, cilindro.
Combustibles.
Alimentación animal.
Fabricación de
azúcar.
Melazas, bagazos,
lodos de
depuradora, pulpa
agotada.
Alimentación animal.
Generación de biogás.
Elaboración de
frutos secos.
Cáscaras, pieles.
Combustibles.
Extracción de aceites y
esencias.
Industria
vinícola.
Raspones, orujos,
lias, vinazas.
Destilación de alcohol.
Combustibles.
Fabricación de
alcoholes
etílicos.
Granilla, hollejo,
orujillo, vinazas.
Alimentación animal.
Generación de biogás.
Tabla 3.5
Fabricación de
conservas
animales.
Residuos frescos.
Materias primas.
Otras industrias.
Generación de biogás.
Fabricación de
conservas
vegetales.
Residuos frescos,
huesos, semillas,
pieles.
Materias primas, otras
industrias, alimentación
animal, extracción aceites y
esencias, combustibles.
Elaboración de
cerveza y
malta.
Bagazo, lodos de
depuración.
Alimentación animal.
Generación de biogás.
Industria del
café.
Marros, cascarilla.
Combustibles.
Preparación del
algodón.
Semillas, restos de
desmontado.
Alimentación animal.
Combustibles.
Origen, procesos, y tipos de residuos y subproductos (industrias agrícolas y
agroalimentarias).
3.2.1.5 Residuos sólidos urbanos
Los residuos sólidos urbanos se definen como aquellos materiales que se
generan en las actividades de producción, transformación y consumo, dentro
de los núcleos de población, y que no poseen valor económico. Es decir, se
producen como consecuencia de actividades tales como:
- Domiciliarias.
- Comerciales y de servicios.
- Limpieza viaria, zonas verdes y recreativas.
- Abandono de animales muertos, muebles, enseres y vehículos.
- Industriales y de la construcción, así como las agrícolas y ganaderas,
que se producen en las zonas clasificadas con arreglo a la ley del suelo,
como las urbanas y urbanizables.
La generación de este tipo de residuos alcanza en la actualidad cantidades tan
importantes, que si no fueran gestionados adecuadamente se convertirían en
un problema de primera magnitud.
La valorización de este tipo de biomasa residual puede seguir dos caminos
diferentes: material y energética. La primera, está basada en la recuperación
directa de ciertos componentes que aparecen de forma constante en los
residuos; y la valorización energética, se fundamenta en el aprovechamiento de
su energía interna, por transformación en otra fuente de energía.
Procedencia de los RSU
Considerando los distintos orígenes de generación, dentro del núcleo urbano,
los residuos presentan características diferentes. De este modo, se pueden
distinguir:
a) Residuos domiciliarios:
1
- Residuos procedentes de la vivienda. Representan la parte más
importante de los residuos domiciliarios y son, en general, los que más
se asocian con la idea generalizada de RSU.
- Residuos procedentes de la limpieza viaria. Su recogida suele ser
independiente de los residuos domiciliarios.
- Residuos procedentes de establecimientos industriales y
comerciales. Aquí se considera la fracción asimilable a urbanos.
b) Residuos voluminosos. Son materiales de desecho de origen
doméstico que, por su forma, volumen o peso, son difíciles de ser
recogidos y/o transportados por los servicios de recogida
convencionales. Por ejemplo, muebles, colchones, electrodomésticos,
etc.
c) Residuos comerciales. Están constituidos por los residuos propios
de la actividad de los diferentes circuitos de distribución de bienes y de
consumo (residuos orgánicos de mercado, etc.).
d) Residuos sanitarios. Proceden de clínicas, hospitales, ambulatorios,
laboratorios de análisis clínicos y establecimientos similares. Pueden, a
su vez, subdividirse en residuos sanitarios asimilables a urbanos, que
representan aproximadamente el 75% y los desechos específicos que
provienen de curas, quirófanos, etc., y que representan el 25% restante.
Éstos últimos se caracterizan por la presencia de gérmenes patógenos y
de restos de medicamentos diversos, por lo que deben seguir otro tipo
de tratamientos.
e) Residuos de construcciones y demoliciones. Tienen su origen en
obras, reparaciones, etc. Principalmente, están compuestos de
escombros, ladrillos y maderas.
Constituye la parte de la mazorca que queda tras desgranarla.
3.2.2 Biomasa residual húmeda
Se entiende por biomasa residual húmeda aquella que aparece de forma
indeseada, como resultado de una actividad humana, y que debido a la
naturaleza orgánica y contenido en agua, es susceptible de ser tratada
mediante un proceso biológico.
La biomasa residual húmeda se puede identificar con las aguas residuales de
tipo orgánico, teniendo en cuenta algunas excepciones en las que la
concentración en sólidos es muy elevada, impidiendo que pueda ser
transportada como un líquido, por ejemplo, en el caso de los estiércoles.
La característica más importante de esta biomasa es su carácter residual y, por
tanto, la carencia de valor en las circunstancias en que se genera, siendo
necesaria su eliminación para evitar el deterioro del medio.
Dentro del conjunto de toda la biomasa, la de tipo residual húmeda presenta las
siguientes ventajas:
- No existen costes de producción.
- Su utilización evita o mitiga la contaminación.
- Se genera de forma concentrada.
Si bien en el contexto energético global sus posibilidades son modestas, de
forma puntual en la propia fuente generadora del residuo, su utilización puede
llegar a suponer un importante ahorro energético.
Los procesos biológicos de aprovechamiento más significativos del potencial
energético de la biomasa residual húmeda son:
- Digestión anaerobia.
- Compostaje y producción de enmiendas agrarias.
- Obtención de proteína (SCP).
- Alimentación animal.
- Desarrollo de cultivos (jacinto de agua, lenteja de agua).
De todos estos tratamientos, la digestión anaerobia y el compostaje son los
más empleados, encontrándose desarrollados a escala comercial. Asimismo,
es necesario destacar que estos procesos no se llevan a cabo con fines
energéticos, sino medioambientales.
La digestión anaerobia se aplica, fundamentalmente, a residuos líquidos y, de
forma más esporádica, a residuos sólidos, pues éstos son más apropiados para
compostaje.
La biomasa residual húmeda se puede dividir en tres categorías, en función de
su origen:
Agropecuario. Constituyen los residuos originados en explotaciones
ganaderas, que incluyen los restos de animales vivos (heces, desechos),
y que pueden ser tratados en pequeñas plantas asociadas a las
explotaciones donde se generan, o bien centralizar su tratamiento en
grandes instalaciones que proporcionen servicio a comarcas enteras.
Industrial. En este grupo se engloban los residuos originados en
diversas actividades de la industria y que, por tanto, son de tipologías
muy diferentes. Por ejemplo, las industrias agroalimentarias destacan
por la importancia y diversidad de sus residuos (almazaras, papeleras,
lácteas, etc.).
Urbano. Dentro de este apartado se tienen las aguas y lodos residuales,
originados en los núcleos de población y en las plantas de depuradoras,
respectivamente.
3.2.2.1 Residuos ganaderos
Los residuos ganaderos son aquellos que se generan en las explotaciones
intensivas. Este tipo de desechos debe ser especialmente controlado por el
volumen que suponen, sin embargo, la manera localizada y concentrada en
que se producen, hace más fácil su necesaria eliminación y más factible su
posible aprovechamiento.
Sólidos:
ORGÁNICOS
estiércol
piensos caducados
excedentes de forrajes
Pastosos: gallinaza
Líquidos:
purines
Animales muertos.
Asimilables a municipales.
INORGÁNICOS Tóxicos y peligrosos.
Otros.
Tabla 3.6
Tipos de residuos ganaderos.
El empleo tradicional de estos residuos ha sido como fertilizante de las tierras
de labor durante años. No obstante, esta situación ha ido cambiando
recientemente, debido a la aplicación cada vez más extendida de los
fertilizantes inorgánicos y de la separación entre agricultura y ganadería, para
convertirse en actividades intensivas. Este hecho ha llevado a la ruptura del
equilibrio entre ambas y, en consecuencia, a la generación de grandes
cantidades de residuos, por lo que es necesario un sistema de eliminación de
los mismos para evitar el deterioro del medio.
La biomasa residual de origen ganadero está básicamente circunscrita a las explotaciones
porcinas y vacunas.
Algunas ganaderías como la ovina no se suelen tomar en consideración, bien
sea por tratarse de explotaciones extensivas o porque el volumen de residuos
que originan no es muy elevado. En estas explotaciones perdura todavía un
cierto equilibrio con la agricultura, lo cual evita la producción de focos
contaminantes.
Especie Censo (x106) Peso medio (kg)
Peso total (x106)
(kg)
Bovinos
5
350
1750
Ovinos
19,2
30
576
Porcinos
4
60
744
Gallinas
54
1,2
64,8
Tabla 3.7
Características diferenciales de las ganaderías españolas.
Tipología y características de los residuos ganaderos
Los residuos ganaderos pueden tomar un aspecto sólido o líquido, según su
naturaleza. De esta forma, los residuos sólidos presentan las siguientes
características:
- Se denominan, de forma general, estiércol.
- Están formados por mezclas de deyecciones y camas de ganado.
- Las ganaderías bovina y ovina son las principales generadoras de
estiércol.
- La recuperación puede considerarse factible entre un 30% y un 40%.
Y de los residuos líquidos se puede decir:
- Incluyen deyecciones y aguas de lavado.
- Se suelen identificar con el purín, aunque para algunos autores, este
término excluye las aguas de lavado.
- El purín se asocia generalmente con las explotaciones porcinas, si bien
en las granjas de vacuno existen también estos residuos.
Las características medias de los distintos residuos se comparan en la tabla
3.8.
Parámetro
Bovino Ovino Porcino Aviar
Sólidos totales (%)
14
25
5
15
Sólidos volátiles (%)
10
18
3
10
Nitrógeno mg/l)
5
8
5
13
Fósforo (mg/l)
2
8
2
10
Potasio (mg/l)
3
10
3
7
DBO15 (mg/l)
30
33
30
70
1
Mide la cantidad de oxígeno necesario para oxidar la materia orgánica biodegradable presente en el agua residual al cabo de
5 días.
Tabla 3.8
Composición media de los residuos ganaderos.
Debe tenerse en cuenta que todos los valores bibliográficos son orientativos, ya
que las características reales de los residuos dependen, no sólo de las
especies ganaderas, sino también de las operaciones de explotación, ya que
éstas pueden diferir de unas a otras en aspectos tales como el volumen de
agua de lavado utilizado, la alimentación, el empleo de productos sanitarios, los
desinfectantes, etc.
Aprovechamiento de los residuos ganaderos
Tal y como se ha mencionado con anterioridad, los procesos biológicos de
aprovechamiento del potencial energético de la biomasa residual húmeda, a
escala comercial, más significativos son la digestión anaerobia y el
compostaje.
De forma general, se puede establecer que los residuos líquidos se
transforman mediante el proceso de digestión anaerobia en continuo, dando
lugar a la generación de biogás, mientras que el estiércol se utiliza en
agricultura mediante la producción de compost, o bien son digeridos
anaeróbicamente en procesos discontinuos.
Como datos orientativos, en la tabla 3.9 se comparan las producciones medias
de biogás de las distintas especies ganaderas.
Ganado
Residuo Materia orgánica
Biogás
(l/día)
(kg/día)
(m3/kg·mat. org.)
1 vaca
50
4,8
0,27
1 cerdo
10
0,35
0,4
1 cabra/oveja
40
3
0,25
100 gallinas ponedoras
7
4
0,25
Tabla 3.9
Producción de biogás en función de la materia orgánica del residuo.
3.2.2.2 Residuos industriales
La biomasa residual de origen industrial se identifica habitualmente con las
aguas residuales de origen agroalimentario que, para su depuración, se
someten a procesos biológicos. Existen, además, otros vertidos industriales,
tales como los procedentes de las factorías de papel e industrias farmacéuticas
que, según el tipo de proceso industrial que los genere, pueden también ser
tratados biológicamente.
Los procesos biológicos para el tratamiento de estas aguas residuales, que se
caracterizan por su elevado contenido en materia orgánica, pueden ser
agrupados en dos grandes categorías: anaerobios y aerobios.
En general, se podría decir que, para aguas con elevada carga orgánica se
emplean sistemas anaerobios, y para aguas no muy contaminadas, sistemas
aerobios. En la práctica, suele emplearse una combinación de ambas técnicas,
ya que son complementarias.
La utilización de los sistemas anaerobios conlleva un aprovechamiento
energético de los residuos, debido a la generación de metano que tiene lugar
en el proceso, gas combustible que puede ser aprovechado energéticamente.
Características de las aguas residuales de diversas industrias
Papeleras.
Las industrias papeleras generan diferentes efluentes en el proceso de
fabricación del papel. Además, las características de este tipo de aguas
residuales son muy diversas, dependiendo de la materia prima empleada, así
como del tratamiento aplicado para producir la pasta.
Figura 3.4
Circuito que sigue el agua en una fábrica de papel.
Asimismo, existen diferencias de contaminación importantes, sobre todo si se
utilizan o no técnicas de blanqueo. En efecto, el efluente del blanqueo con cloro
es el más contaminante, debido a su contenido en carga orgánica
(organoclorados, fundamentalmente) y toxicidad.
Almazaras.
La industria de la extracción del aceite de oliva origina un vertido denominado
alpechín, que se identifica con el agua de vegetación de la aceituna.
El alpechín constituye entre el 40-45% del fruto, presentando su composición
los siguientes valores medios:
- Sólidos totales 17%
- Sólidos volátiles 14%
- pH 4,5-5
- DQO 80.000 mg/l
- DBO5 60.000 mg/l
Estos valores varían según los autores y dependen básicamente del proceso
seguido en la molturación de la aceituna.
De los datos expuestos anteriormente, se deduce el elevado poder
contaminante del alpechín que, en términos de producción, es de 60-70 g
DBO5/litro de aceite. Asimismo, la acidez de este residuo y la presencia en él
de compuestos polifenólicos, que en general son inhibidores biológicos, hace
que sea un vertido de difícil degradación.
Destilerías.
Las aguas residuales generadas en las destilerías reciben el nombre de
vinazas, y sus características dependen del tipo de licor a destilar: vino o
melazas de caña de azúcar.
- Destilerías de vino. En este caso, el alcohol vínico se puede obtener a
partir de:
- Vinos de mala calidad o excedentes.
- Fermentado de pellejo y granilla.
- Fermentado de los poros del vino.
Según el producto inicial, los vertidos varían entre 5 y 50 litros de vinaza
por litro de alcohol destilado.
Las vinazas son ácidas y poseen una temperatura superior a los 50ºC.
La concentración de DQO oscila alrededor de los 40.000 mg/l.
- Destilerías de melazas de caña de azúcar o remolacha. La cantidad
de vinaza que se genera oscila entre 10 y 15 litros de vinaza por litro de
alcohol destilado.
La carga orgánica es superior a las vínicas, con una DQO de 60.000
mg/l.
Cerveceras.
En la industria cervecera se originan aguas residuales procedentes de la
cocción, germinación, envasado, etc., que son las más cargadas de
contaminantes, y aguas procedentes del enfriamiento y condensación, que
aportan altos volúmenes poco contaminantes.
Las características de estos vertidos dependen del proceso de fabricación
empleado. A continuación, se dan las características medias de estas aguas
residuales:
- Sólidos totales 500-1000 mg/l
- pH 7-9,5
- DQO 4.000-5.000 mg/l
- DBO5 2.000-3.000 mg/l
Azucareras.
Los vertidos de las azucareras de remolacha proceden, fundamentalmente, del
transporte y lavado de la remolacha, y de la condensación de vapores.
A lo largo de la campaña remolachera, las aguas se van enriqueciendo en
materia orgánica hasta alcanzar valores de 5.000 mg/l de DBO5 y 8.000 mg/l de
DQO.
Los vertidos tienen carácter estacional, ya que las fábricas trabajan durante
cuatro meses al año.
Lácteas.
Las aguas residuales de las industrias lácteas pueden proceder de plantas
embotelladoras o de aquellas que realizan algún tipo de transformación
(mantequilla, queso, etc.). De todas ellas, las que presentan un mayor interés
para su aprovechamiento son las fábricas de queso, puesto que suponen los
vertidos más concentrados.
En la industria quesera, es práctica común la recuperación de la lactosa de los
vertidos y su posterior utilización como aditivo alimentario. Cuando esta
recuperación no se realiza, el suero de quesería constituye un vertido muy
apropiado para ser transformado mediante digestión anaerobia, obteniéndose
elevadas producciones de metano. Cuando no existe recuperación de lactosa,
dicho suero presenta una concentración de la DQO comprendida entre 50.00070.000 mg/l.
Fábricas de levadura.
Las aguas residuales de este tipo de industrias presentan la siguiente
composición media:
- Sólidos totales 1.000 mg/l
- pH 5,7
- DQO 15.000-20.000 mg/l
- DBO5 12.000-14.000 mg/l
Industrias conserveras.
- Frutas y legumbres. Las aguas residuales proceden del lavado de las
materias primas y del procesado de las mismas. Se suelen generar
grandes caudales, ya que los consumos de estas industrias son
elevados.
Materias primas pH
Sólidos
DBO5 Sólidos en suspensión
disueltos
(mg/l)
(mg/l)
(mg/l)
Tomates
4,9
1.150
450
2.500
Guisantes
4,7
2.710
300
6.000
Espinacas
7
280
580
1.700
Remolacha roja
6
1.500
1600
5.800
Melocotones
7,6
1.400
600
3.000
Albaricoques
7,6
200
260
1.800
Tabla 3.10 Composición de los vertidos de la industria conservera para distintas
materias primas.
- Pescado. Las aguas residuales generadas por estas industrias
proceden del lavado de materias primas, lavado de equipos,
descongelados, desangrado, cocederos y esterilización. De todas ellas,
las aguas procedentes de cocederos son las que presentan una mayor
carga de DQO (50.000 mg/l) y contenido en sólidos en suspensión
(2.700 mg/l), aunque son las que aportan un menor volumen al vertido
total, del orden de un 4%. Tienen, además, un pH levemente ácido y se
vierten a una temperatura de 90ºC. Estos vertidos presentan, como
característica particular, un elevado contenido en cloruros.
A lo largo de todo el proceso, se van generando las diferentes corrientes
que se vierten a distintas horas del día, aportando cada una de ellas una
carga orgánica variable. Este hecho supone que las características del
vertido global se verán afectadas por las corrientes que se estén
vertiendo en cada momento. En la práctica, lo que suele hacerse es una
segregación de los diferentes vertidos, tratando las aguas de los
cocederos de manera independiente al resto.
- Mataderos. Originan un efluente muy variado en su composición y
concentración, no solamente de un día para otro, sino incluso, a lo largo
del mismo día, en función de la operación desarrollada en el matadero.
Las aguas residuales contienen sangre, trozos de carne, pelos, uñas,
grasa, excrementos y contenido de panzas. La sangre, al igual que las
grasas, se recupera para obtener una serie de subproductos como
albúmina, harina de sangre o suero.
Una vez separados los sólidos voluminosos, las aguas tienen la
siguiente composición media:
- Sólidos totales 4.000 mg/l
- Sólidos volátiles 2.000 mg/l
- pH 2.500 mg/l
- DQO 1.000 mg/l
- DBO5 250 mg/l
3.2.2.3 Aguas residuales urbanas
Las aguas residuales originadas en los núcleos urbanos son,
fundamentalmente, de origen doméstico, existiendo en algunos casos aportes
industriales.
El volumen de aguas residuales generado por una población se estima en
función de la dotación de agua por habitante y día, que depende del grado de
desarrollo del país y del tamaño de la ciudad.
En España, la dotación media oscila entre 200 y 400 litros de agua por habitante y día.
Los parámetros que caracterizan un agua residual urbana son la DBO 5 y los
sólidos en suspensión. Por término medio se generan 70 g de DBO 5 por
habitante y día, y 90 g de sólidos suspendidos, también por habitante y día.
Estos valores, junto con la dotación de agua, permiten estimar el volumen y
concentración del vertido de una población, conocido el número de habitantes.
Figura 3.5
Proceso de depuración de aguas residuales urbanas de la ciudad de LLeida.
La concentración media de DBO5 oscila entre 150-400 mg/l y los sólidos
suspendidos suponen alrededor de 200-300 mg/l. Por tratarse de vertidos
diluidos con un bajo contenido en materia orgánica, los procesos que se
aplican a estas aguas tienen exclusivamente una finalidad depurativa y no de
aprovechamiento. Sin embargo, en el proceso de depuración de las aguas
urbanas, se originan unos lodos con alta concentración en materia orgánica
que, habitualmente, se someten a un proceso de digestión anaerobia para la
obtención de metano.
La cantidad de lodo generada es del orden del 1% del caudal de agua tratada.
El parámetro más utilizado en su caracterización es el porcentaje de sólidos
totales, que oscila entre el 2 y 8%, de los cuales entre un 60 y 80% son
volátiles.
3.3 El biogás
El biogás es un combustible que se obtiene por transformación de los residuos
biológicos degradables, basado en el proceso de fermentación anaerobia.
Residuos
biodegradables
Proceso generador
Residuos
Destino
Residuos de animales vivos.
Yacijas, purines,
estiércoles...
Abonos.
Generación de
biogás.
Residuos de animales muertos.
Sangre, huesos,
sebos, pellejos...
Otras ind.
alimetarias.
Alimentación
animal.
Generación de
biogás.
Depuración de efluentes
urbanos, y de industrias
agrícolas y forestales.
Lodos de
depuradora.
Aguas residuales
urbanas.
Combustibles.
Generación de
biogás.
Tabla 3.11 Origen, procesos, y tipos de residuos y subproductos biodegradables.
Los residuos biodegradables pueden tener orígenes y características muy
variables, aunque todos se caracterizan por poseer un muy alto contenido en
humedad.
Los aspectos a tener en cuenta a la hora de evaluar las distintas posibilidades
del biogás son:
- La generación del biogás como subproducto en instalaciones con
fines no energéticos, sino medioambientales. En este tipo de
instalaciones, la actividad energética forma parte del conjunto de los
procesos, y el biogás se puede generar como subproducto en diferentes
fases de los tratamientos realizados. Por esta razón, las posibilidades de
obtención de biogás y de su aprovechamiento, están siempre en función
de las condiciones de trabajo de las instalaciones no energéticas.
- La relación que existe entre la energía que se introduce en el proceso y
la realmente aprovechada oscila entre un 20% y un 35%.
Ocasionalmente, se puede tener la posibilidad de habilitar instalaciones
destinadas a la incineración de los residuos desecados, producidos en el
tratamiento, y mejorar así los rendimientos energéticos (incineración de lodos
de depuradora).
3.3.1 Origen y tratamiento del biogás
El biogás puede originarse en dos tipos de actividades bien diferenciadas:
- Biogás de vertedero.
- Biogás procedente de tratamiento de efluentes.
3.3.1.1 Biogás de vertedero
En un vertedero controlado, el biogás se genera a partir de la descomposición
de la materia orgánica contenida en los RSU enterrados.
La gestión del biogás se efectúa para:
- Evitar los problemas derivados de la difusión del metano dentro del
vertedero, con el consiguiente peligro de explosiones o
autocombustiones.
- Llevar a cabo una extracción controlada, necesaria a causa de los
peligros que entrañan para el medio ambiente atmosférico las emisiones
de metano.
En la tabla 3.12 se pueden ver los compuestos gaseosos mayoritarios
producidos en un vertedero, y que forman parte del biogás. Tal y como se
observa, el metano y el dióxido de carbono constituyen los principales gases
procedentes de la descomposición anaerobia de los componentes
biodegradables de los RSU.
Componente
Metano
Dióxido de carbono
Nitrógeno
Oxígeno
Sulfuros, disulfuros,, mercaptanos, etc
Amoníaco
Hidrógeno
Monóxido de carbono
Constituyentes en cantidades traza
Característica
Temperatura
Densidad específica
Contenido en humedad
Poder calorífico superior, kcal/m 3
1
% (base volumen seco)1
45-60
40-60
2-5
0,1-1,0
0-1,0
0,1-1,0
0-0,2
0-0,2
0,01-0,6
Valor
37-67ºC
1,02-1,06
Saturado
890-1.223
La distribución porcentual exacta variará según la antigüedad del vertedero.
Tabla 3.12 Compuestos gaseosos mayoritarios producidos en un vertedero controlado.
Si se analiza la generación de biogás en un período, se observa como la
producción y composición del mismo varía con el paso del tiempo:
- En la primera fase se produce un ajuste inicial en la que los
componentes orgánicos biodegradables sufren una descomposición
microbiana en condiciones aerobias mientras son depositados en el
vertedero, y durante los primeros días de depósito.
- En la segunda fase comienza a disminuir el oxígeno y, por tanto, a
desarrollarse las condiciones anaerobias. Al mismo tiempo, se reduce la
concentración de nitrato y de sulfato al actuar como receptores de
electrones.
- La tercera fase constituye la fase ácida, y es donde se acelera la
actividad microbiana, dando lugar a cantidades importantes de anhídrido
carbónico y a pequeñas cantidades de gas de hidrógeno.
- La siguiente fase corresponde a la de fermentación del metano. En
esta etapa, los microorganismos anaerobios producen como resultado
de su actividad metano y anhídrido carbónico, predominantemente.
- La fase de maduración del vertedero se produce después de la
conversión del material inorgánico biodegradable en metano y anhídrido
carbónico. En esta etapa disminuye significativamente la producción de
biogás, puesto que ya se han descompuesto la mayoría de las
fracciones biodegradables, quedando tan sólo las fracciones de
degradación lenta (hasta 50 años o más) como la goma, los textiles o la
madera.
Figura 3.6
Variación de la composición de los gases a lo largo del tiempo en un
depósito controlado de RSU. Fuente: reseña bibliográfica nº 8.
A pesar de que el biogás puede emerger a la atmósfera de forma natural, es
imprescindible darle una salida controlada, pues existe el peligro de que se
acumule en espacios cerrados y exista un inminente peligro de explosión (a
concentraciones entre el 5% y el 15% es explosivo).
Con este fin, se construye en el vertedero un sistema de pozos de captación de
biogás. Estas instalaciones tienen una doble utilización: en primer lugar, limpian
los vertederos y, en segundo lugar, se trata este gas adecuadamente para que
sea liberado a la atmósfera sin ningún peligro de contaminación
(desgasificación pasiva) o se recoge para transformarlo en energía
(desgasificación activa).
Tal y como se puede observar en la figura 3.7, en la desgasificación pasiva,
los dispositivos están formados por unos pozos de grava, cuyo diámetro está
comprendido entre los 20 cm y 1 metro, donde se recoge el biogás y se
traspasa a unas tuberías de plástico, que lo transportan hasta la torre de
evacuación de gases. Es allí donde se lleva a cabo el proceso de
desodorización de los gases mediante un filtro de carbón activo.
En este caso, se ha ilustrado el ejemplo de un dispositivo de recogida de
biogás vertical. También hay que reseñar que existen dispositivos basados en
el mismo funcionamiento, pero que poseen tuberías de recolección del gas de
forma horizontal.
Figura 3.7
Dispositivo de recogida, desodorización y evacuación de los gases
producidos en un vertedero controlado (desgasificación pasiva).
Además de la emisión del biogás a la atmósfera, también existe la opción de
recuperar su energía para otros usos (desgasificación activa).
En este caso, el gas extraído pasa a las estaciones de regulación y medida. A
partir de ahí, se extraen los condensados a través de un centrifugado, ya que el
gran contenido en humedad del biogás entorpecería el proceso de
recuperación energética.
Por último, el biogás pasa a unos grupos generadores que transforman este
gas en energía eléctrica y térmica. Dichos grupos generadores funcionan con
una mezcla de biogás y de gas natural. Una vez obtenida la energía eléctrica,
ésta se transfiere a la red eléctrica general.
Dependiendo de la dimensión del vertedero, estas instalaciones se pueden
amortizar en un período comprendido entre los 2 y los 3 años.
Figura 3.8
Esquema de una estación de recuperación de energía, a partir del biogás
producido en un vertedero.
De esta forma, el biogás de vertedero puede ser utilizado como combustible
para la generación de:
- Energía eléctrica, a partir de motores alternativos, con la posibilidad
de aprovechar, además, la energía térmica de los gases de combustión
y de refrigeración de los motores (cogeneración).
- Energía térmica para satisfacer el consumo de distintos equipos
existentes en los vertederos para el tratamiento o incineración de
diferentes tipos de residuos.
- En determinados casos se ha planteado la posibilidad de suministrar
este gas a establecimientos próximos con el fin de satisfacer las
necesidades energéticas, dándose incluso el caso de introducirlo en las
redes de distribución del gas canalizado para su uso generalizado.
3.3.1.2 Biogás procedente de tratamiento de efluentes
Uno de los principales problemas con que se encuentran las Estaciones
Depuradoras de Aguas Residuales Urbanas (EDAR) son los costes de
mantenimiento y explotación. Se ha visto que, independientemente de los
costes de construcción, los costes de mantenimiento pueden superar a los de
explotación.
Las plantas de tratamiento de aguas residuales son importantes consumidoras
de energía eléctrica, pero al mismo tiempo, producen fangos orgánicos que
constituyen una fuente energética susceptible de ser aprovechada.
De esta manera, el biogás procedente de la digestión anaerobia de los fangos
tratados en una depuradora presenta una mayor diversidad en su composición
que el de vertedero, atendiendo sobre todo a las características del propio
efluente.
La degradación, en estas condiciones, de la materia orgánica presente en los
fangos se verifica en varias etapas, y se produce gracias a la acción de dos
tipos diferentes de bacterias: acetogénicas y metanogénicas (figura 3.9).
Figura 3.9
Diagrama de las etapas de la digestión anaeróbica de fangos tratados en
una depuradora. Fuente: reseña bibliográfica nº 10.
Así, las principales etapas en la formación del biogás son las siguientes:
- Hidrólisis. En esta fase se verifica la rotura de las cadenas de
polímeros, generándose azúcares simples, aminoácidos y ácidos
grasos.
- Fase de fermentación. Se producen alcoholes y ácidos orgánicos de
cadena más larga.
- Acetogénesis. Transforma los ácidos en acetatos, hidrógeno y dióxido
de carbono.
- Metanogénesis. En esta etapa se descompone el ácido acético, se
realiza la absorción del hidrógeno y se genera el metano. Esta fase es la
que controla la velocidad del proceso y, por lo tanto, el tiempo de
retención hidráulica o la capacidad de tratamiento, medido en caudal de
efluente por unidad de tiempo.
Por otro lado, algunos de los parámetros más importantes que deben definirse
para las instalaciones de aprovechamiento de este compuesto son:
- El régimen de temperaturas en el que opere la instalación, que puede
ser mesofílico (entre 35ºC-40ºC) o termofílico (entre 50ºC-60ºC). La
temperatura del proceso condiciona la velocidad del mismo.
Adicionalmente, cabe la posibilidad de utilizar el propio biogás generado
como fuente de energía para el calentamiento de los reactores.
- El pH de los efluentes, que debe estar comprendido entre 6,2 y 8,
para los procesos que se verifican habitualmente en este tipo de plantas.
- Una relación C/N de 30/1.
- El tiempo de retención hidráulica, pues a la hora de diseñar las
instalaciones debe tenerse en cuenta que la capacidad de los reactores
es el producto entre el caudal diario y el tiempo de retención: por
ejemplo, para un caudal del efluente de 20 m3/dia y un tiempo de
retención de 10 días, la capacidad del reactor debe ser de 200 m 3. Para
los procesos más habituales en el ámbito industrial, estos tiempos
oscilan entre 10 y 20 días.
- La presencia de sustancias tóxicas en los efluentes (metales
pesados, aceites de automoción, gasóleo, etc.) influye negativamente en
el proceso, pudiendo llegar a paralizarlo, con lo que se haría necesario
realizar una nueva siembra de elementos bacterianos.
- La presencia de nutrientes en los efluentes, tales como P, K, etc.,
también inciden en las condiciones del proceso.
Todos estos parámetros, así como la definición de la calidad de las aguas, una
vez realizado su tratamiento, hacen necesario un estudio detallado para cada
caso, siendo extraordinariamente difícil aplicar las mismas soluciones en
instalaciones distintas.
Los tipos de digestores que se pueden utilizar son los siguientes:
- Discontinuo convencional. Resulta el más sencillo, aunque carece de
control del proceso y tiene tiempos de retención elevados.
- Mezcla completa. Este sistema está provisto de mecanismos de
mezcla para homogeneización y sistemas de calefacción. Admite
mayores cargas que los reactores discontinuos y, asimismo, presenta
menores tiempos de retención.
- Contacto. En este digestor se produce una realimentación de los lodos
decantados con el fin de conseguir una mejora en la flora bacteriana,
aumentando las posibilidades de producción energética. Este tipo de
dispositivo es adecuado para residuos de baja concentración.
- Filtro anaerobio. Este reactor se halla provisto de un filtro, realizado
con materiales inertes, en el que se retienen los microorganismos
responsables del proceso de digestión.
Figura 3.10 Sistemas anaerobios de mezcla completa con y sin recirculación del fango.
Estos dispositivos constituyen los tipos básicos de reactores, existiendo la
posibilidad de realizar combinaciones entre ellos, e incluso, de realizar diseños
específicos (siempre basados en los principios anteriormente mencionados)
para aplicaciones concretas, como puede ser la compartimentación o
zonificación del reactor
3.3.2 Aspectos económicos de la producción de biogás
Tal y como se ha mencionado con anterioridad, la producción del biogás se
realiza dentro de otras actividades cuyos principales objetivos no son
propiamente energéticos; es decir, los criterios económicos de las instalaciones
no están basados en los aspectos de energía, que sean de aplicación para el
conjunto de las instalaciones.
Aún así, en el momento de considerar la posibilidad producir biogás, se deben
tener en cuenta los siguientes aspectos:
- El incremento en las inversiones de una planta de tratamiento, que
pueda imputarse al aprovechamiento energético, no supera el 20% de
las mismas en la mayoría de los casos.
- Los ingresos que se producen en la planta pueden proceder de otras
actividades no relacionadas con la energía, por lo que la actividad
energética es un complemento a los ingresos de la planta, pudiendo
mejorar la rentabilidad de la misma o contribuyendo a reducir sus costes
de explotación o mantenimiento.
- Para el caso de plantas de biogás con posibilidades de exportar a la
red los excedentes eléctricos producidos, es de aplicación lo que se
expone en el Real Decreto 2818/1998, relativo a la generación eléctrica
con biomasa y otros tipos de energías renovables.
Puntos a destacar
1.- La producción de biomasa residual alcanza en la actualidad niveles
alarmantes: por ello, se hace imprescindible una gestión correcta de los
residuos, potenciando su valorización y minimización.
2.- La biomasa residual se puede clasificar en seca (forestal, agrícola, e
industrias relacionadas) o húmeda (efluentes ganaderos,
agroindustriales y aguas residuales).
3.- Los residuos procedentes de tratamientos silvícolas como leñas,
ramas y matojos deben ser retirados con el objeto de evitar la
propagación de plagas e incendios. Sin embargo, en la mayoría de los
casos no se realiza un aprovechamiento energético de estos materiales.
4.- Los residuos de las industrias forestales de tratamiento de la madera
pueden ser aprovechados como materias primas en otras empresas del
ramo, o bien en forma de combustible para uso doméstico o industrial.
5.- Los RSU tienen diferentes orígenes de generación dentro del núcleo
urbano: domiciliarios, voluminosos, comerciales, sanitarios (asimilables a
urbanos), y los procedentes de construcciones y demoliciones.
6.- La biomasa residual húmeda (purines, aguas residuales de industrias
y urbanas), por su contenido orgánico y de agua, puede ser tratada de
forma biológica para su aprovechamiento.
7.- Los principales tratamientos que recibe la biomasa residual húmeda
son la digestión anaerobia y el compostaje. La primera se aplica a
residuos líquidos para la producción de biogás, mientras que el
compostaje, se emplea para el acondicionamiento y enmienda del
terreno.
8.- Las aguas residuales de origen industrial pueden ser tratadas por
procedimientos aeróbicos o anaeróbicos, aunque es preferible utilizar
estos últimos para efluentes con alta carga contaminante.
9.- Un agua residual urbana se caracteriza por la DBO5 y su contenido
en sólidos en suspensión.
10.- El biogás, compuesto básicamente por metano, procede de los
procesos de digestión anaerobia originados en los vertederos y
tratamiento de efluentes residuales. Su producción a partir de los fangos
de depuradora en el digestor consta de diversas etapas: hidrólisis,
acetogénesis y metanogénesis.
4. CULTIVOS
4.1 Evolución de la agricultura
A lo largo de la historia, las especies vegetales de interés agrícola han sido
seleccionadas, según sus posibilidades de producir alimentos de forma
rentable. Este hecho ha significado que solamente unas pocas especies de
plantas superiores -entre las más de 250.000 existentes-, hayan podido ser
objeto de la agricultura extensiva.
Se calcula que el hombre ha cultivado unas 3.000 especies para fines
alimenticios, de las que solamente unas 150, lo han sido a escala comercial.
Hoy en día, puede decirse que la alimentación de la humanidad está basada en
unos 20 cultivos diferentes, de los que 3 de ellos solamente (trigo, arroz y maíz)
ocupan el 34,3% de la superficie agrícola mundial, y producen el 42% (en peso)
de la totalidad de alimentos que se obtienen anualmente.
En los últimos años, la agricultura mundial -especialmente la europea- se ha
caracterizado por un incremento constante en las producciones de los cultivos
anuales destinados a la alimentación, de tal forma que se han venido
generando sistemáticamente excedentes de productos alimentarios, lo que ha
supuesto un grave problema para la economía de la UE. Este hecho ha
originado que en la nueva PAC (Política Agraria Común) se fomente e incentive
el abandono de las tierras de cultivo para los productos alimentarios
tradicionales, y se potencien las utilizaciones alternativas de dichas tierras.
Figura 4.1
La situación excedentaria de productos alimenticios supone un gran
problema económico para la UE.
El excedente de productos alimenticios, junto con la modificación de los hábitos
alimentarios, el abandono de la población del ámbito rural, la apertura de los
mercados internacionales, etc., nos ha llevado a una situación en la que hay
una gran disponibilidad de superficie agrícola (anteriormente cultivada) en
desuso.
4.2 Cultivos Energéticos
Los cultivos energéticos son aquellos cultivos agrícolas o forestales, realizados
con fines de aprovechamiento puramente energético.
Las especies dedicadas a producir biomasa con motivaciones energéticas
pueden ser de tipo herbáceo o leñoso y, en ocasiones, pueden coincidir con
especies utilizadas en cultivos agrícolas tradicionales o en aprovechamientos
silvícolas clásicos, pero en general, la fitotecnia y el manejo de las plantaciones
variará sensiblemente respecto a los planteamientos clásicos.
En consecuencia, los cultivos destinados a producir biomasa con fines
energéticos deben tener unas características y cumplir unas condiciones que
les diferencien fundamentalmente de los cultivos alimentarios. Estas diferencias
vendrán motivadas por los distintos objetivos que se pretendan conseguir con
ambos tipos de cultivos.
4.2.1 características y Diferencias de los cultivos energéticos
respecto de los tradicionales
Los cultivos energéticos deben cumplir dos condiciones fundamentales:
- Desde el punto de vista energético, se plantea la necesidad de
ofrecer un balance energético positivo. Con este fin, se deben producir
elevados rendimientos en biomasa cosechable, y con un mínimo de
inputs energéticos (labores, riegos, abonos...). Consecuentemente, los
cultivos energéticos deben estar enfocados hacia grandes producciones
por unidad de superficie en cortos períodos de tiempo, con el fin de
compensar el menor valor añadido de los usos energéticos frente a los
alimentarios y por unidad de producto.
- Desde el punto de vista económico, se plantea la necesidad de
obtener un balance económico positivo. Para que la producción sea
económicamente rentable, deben alcanzarse elevados rendimientos en
biomasa con bajos costes en la producción, recolección,
almacenamiento y procesado para su transformación.
En cuanto a las principales diferencias existentes con los cultivos alimentarios,
cabe destacar:
- En los cultivos energéticos se considera como producto toda la
biomasa recolectable, mientras que en los cultivos tradicionales suele
tener valor comercial únicamente una parte determinada (por ejemplo,
las semillas, los frutos o los tubérculos), siendo el resto de la biomasa
cosechada, de tipo residual con escaso o nulo interés económico.
- Los cultivos energéticos se valoran fundamentalmente por el contenido
calórico del producto cosechado, mientras que los cultivos tradicionales
tienen otra escala de valoración en la que influyen muy directamente las
características químicas y organolépticas del producto. Por este motivo,
las especies que se cultiven en las "plantaciones de energía" deben ser
distintas a las cultivadas tradicionalmente, ya que éstas han sido
seleccionadas fundamentalmente por las características alimenticias de
su biomasa, en lugar de hacerlo por sus posibilidades energéticas.
Muchas de las especies que hoy están consideradas como malas
hierbas, incluso las tóxicas o nocivas, pueden pasar a ocupar un primer
plano como productoras de biomasa energética.
- De entre las plantas silvestres que rinden elevadas producciones de
biomasa, existen algunas especies adaptadas a vivir en zonas áridas por
haber desarrollado un sistema radicular potente y un metabolismo
específico que les posibilita vivir en condiciones mucho más drásticas
que las plantas cultivadas de forma tradicional. Por esta razón, muchas
de las tierras que hoy están consideradas como marginales, podrían ser
cultivadas con fines energéticos siempre que se eligieran las especies
adecuadas.
- La implantación de los centros de transformación de la biomasa cerca
de los campos de cultivos energéticos posibilitaría la reutilización de los
nutrientes minerales que quedan como residuo del proceso de
producción de combustible, ya que podrían ser devueltos al terreno con
un bajo coste. Este tipo de reciclado de nutrientes no puede ser
realizado normalmente en los cultivos tradicionales, pues la producción
suele ser exportada y consumida lejos del centro productivo, lo que
imposibilita la recuperación de los elementos minerales y, por tanto, es
preciso reponer la fertilidad del suelo mediante abonos sintéticos, que
representan inputs energéticos considerables.
Cultivos energéticos
Cultivos tradicionales
Producto
- Se considera como producto toda la
biomasa recolectable.
- El producto suele ser una parte determinada de
la biomasa recolectada (por ejemplo, las semillas,
los frutos o los tubérculos).
Especies
- Se escogen en función de sus
posibilidades energéticas, es decir, de su
contenido calórico.
- Se escogen principalemente por sus
características químicas y organolépticas.
Muchas especies que hoy están consideradas como malas hierbas, incluso las tóxicas o
nocivas, pueden pasar a ocupar el primer plano como productoras de biomasa energética.
Tierras
- Cualquier tipo de tierra en la que sea
cultivable alguna especie de la que poder
sacar energía.
- Tierras en las que puedan subsistir las especies
para el consumo humano.
Nutrientes minerales
- Recuperados y utilizados al tener lugar
el proceso de transformación cerca de los
campos de cultivo.
Tabla 4.1
- No son recuperables y, por tanto, se utilizan
abonos sintéticos para recuperar la fertilidad del
suelo.
Diferencias entre los cultivos energéticos y los tradicionales.
Otra característica importante de los cultivos energéticos son los beneficios
medioambientales que supone su empleo, siempre que se planteen de un
modo razonable:
- Evitan el abandono de tierras, impidiendo o limitando la degradación de
los suelos, que podría conducir a la desertificación de los mismos y,
además, puede contribuir a frenar el despoblamiento de extensas áreas
rurales.
- Contribuyen a la reducción de los impactos ambientales, derivados de
la explotación energética de otros recursos (como los combustibles
fósiles), ya que los cultivos energéticos son una fuente de tipo renovable
con escaso impacto ambiental en sus diferentes fases de utilización.
4.3 Aplicaciones de los cultivos energéticos
De forma general, los cultivos energéticos se destinan principalmente a:
- La producción de calor.
- La producción de electricidad.
- La producción de biocarburantes.
Las dos primeras aplicaciones son comunes a otros tipos de biomasa
(aplicaciones térmicas y eléctricas), sin embargo, su gran interés radica en lo
que se refiere a la producción de biocombustibles líquidos para el transporte.
Una de las grandes ventajas de los cultivos energéticos frente a otros tipos de
biomasa es el hecho de provenir de una plantación, con unas condiciones
determinadas de antemano, y con unas posibilidades de comercialización
similares a otros productos agrícolas, aunque siempre a una escala mucho
menor.
En el caso de las aplicaciones de cultivos energéticos vinculadas a las plantas
de aprovechamiento, la posibilidad de la utilización del producto para la
producción eléctrica o térmica, hace innecesaria la creación de redes de
mercado, al existir (sobre todo para el caso de generación eléctrica) diversas
reglamentaciones que regulan la venta de energía producida a las compañías
distribuidoras o a los usuarios.
Por esta razón, aunque cabe la posibilidad de comercializar la biomasa
procedente de los cultivos energéticos como otros combustibles, dada la
situación actual del mercado, se considera como una alternativa más favorable
la asociación de cultivos energéticos a plantas de producción de electricidad
y/o calor.
4.4 Tipos de cultivos energéticos
Teniendo en cuenta las posibles aplicaciones de los cultivos energéticos, éstos
pueden separarse en dos grandes grupos que, a su vez, pueden subdividirse
en otras dos categorías:
- Cultivos destinados a su aplicación energética con las menores
modificaciones posibles (normalmente aplicados en sistemas de
combustión), y que engloba a los productos agrícolas o forestales
destinados a la producción de materiales lignocelulósicos. Se
contemplan dentro de este grupo:
- Los cultivos leñosos o forestales de rotación corta.
- Los cultivos herbáceos.
- Cultivos destinados a la producción de los denominados
biocombustibles1. Se dividen en dos grupos:
- Los cultivos amiláceos/azucarados, para la producción de etanol.
- Los cultivos oleaginosos, para la producción de biodiesel.
En este capítulo nos centraremos principalmente en el primer grupo, es decir,
en los cultivos energéticos destinados a la producción de materiales
lignocelulósicos.
1
La elaboración de biocombustibles tendrá un tratamiento íntegro en el siguiente capítulo, a la hora de hablar de los
biocarburantes.
4.4.1 Cultivos forestales de rotación corta
Los cultivos forestales de rotación corta o CFRC1 son un tipo especial de
plantaciones de especies arbóreas, dedicadas a la producción masiva de
biomasa. La técnica aplicada consiste en la corta de los árboles en turnos muy
breves -para los estándares habituales de las aplicaciones forestales-, que
oscilan de 2 a 5 años, dejando rebrotar a las cepas para repetir la operación al
finalizar otro ciclo.
Este tipo de cultivos no es en absoluto novedoso, ya que se viene realizando a
lo largo de la historia, tanto para destinos energéticos en los tallares
(plantaciones de chopos para la producción de leñas o mimbreras), como fines
no energéticos en las plantaciones de sauce para la obtención de mimbres.
Figura 4.2
Ejemplo de un sauce como cultivo forestal de rotación corta.
Teniendo en cuenta los objetivos que se persiguen con este tipo de cultivos, la
puesta en marcha de una plantación de estas características requiere de las
siguientes premisas:
- Laboreo previo a la fase de plantación. Con esta actividad se
persiguen los siguientes objetivos:
- Mejorar las condiciones de crecimiento del cultivo.
- Controlar la aparición de malas hierbas, sobre todo en las primeras
fases del cultivo.
- Mejorar las condiciones del suelo previamente a la plantación de las
estaquillas.
- Producción de las estaquillas. Las estaquillas son porciones de
brotes de un año, con un diámetro comprendido entre 1 cm y 3 cm, y
una longitud aproximada de 20 cm. Se obtienen en vivero, o bien a partir
de la propia plantación, pero siempre del clon seleccionado para realizar
el cultivo.
Normalmente, no se suelen plantear problemas de abastecimiento de
estaquillas, pero en el caso de las plantaciones asociadas a centrales de
producción eléctrica (de varios miles de hectáreas), es necesario
asegurarse el suministro de estos brotes, antes del inicio de la
plantación.
- Definición del marco de plantación. El marco de plantación
determina la densidad de plantas que se pueden acoger, y debe ser
optimizado para permitir la máxima producción de biomasa posible. Las
densidades mayores que se barajan son de hasta 10.000 plantas/ha
(equivalente a 1 planta/m en un espacio de 2 m x 0,5 m), descendiendo
hasta las 2.500 plantas/ha (en marcos de 2 m x 2 m).
Parece evidente que a mayor densidad de plantación, se produciría una
mayor producción de biomasa; sin embargo, en la práctica, este
parámetro viene determinado también en función de otros factores:
- La fuerza de los rebrotes.
- La competencia entre las propias plantas.
- Los índices de ocupación del suelo, que inciden negativamente, según
aumenta la densidad de la plantación, y más como en el caso que nos
ocupa, en el que las raíces de las cepas permanecen durante todo el
período de vida de la plantación.
- El modo de explotación de la plantación (maquinaria a emplear,
necesidades de acceso, grosor máximo utilizable por las cortadoras o
astillados, etc.).
- Las características geográficas del emplazamiento. En función de la
especie elegida y de la climatología, puede resultar interesante orientar
las líneas de mayor espaciamiento para obtener el máximo de radiación
solar, siempre que dicha orientación no suponga un conflicto con la
topografía.
- Las inversiones para la puesta en marcha de la explotación, ya que
densidades superiores suponen tambien gastos iniciales mayores.
- Definición del turno de corta. Se define como turno de corta, al
tiempo que transcurre entre dos cortas sucesivas.
Este parámetro debe quedar definido antes de prever las explotaciones,
ya que el ritmo de plantación de los cultivos es el que controla la puesta
en marcha de la central de producción eléctrica y, en definitiva, su
funcionamiento. No obstante, en ciertos casos, puede resultar
recomendable una cierta flexibilidad en el turno de corta, para hacer
frente a demandas o excedentes puntuales en la disponibilidad de la
biomasa.
El criterio a seguir siempre es el de la máxima producción, observando
que turnos muy cortos agotan la capacidad de rebrote de las cepas, y
por el contrario, turnos muy largos pueden llegar a asfixiarlas por una
excesiva acumulación de biomasa.
4.4.1.1 Requisitos y condiciones de emplazamiento
Por otro lado, este tipo de cultivos (en especial, los clones) debe cumplir una
serie de requisitos:
- Facilidad para enraizar de estaquilla. Los cultivos se realizan a partir
de las estaquillas. Si por cualquier motivo se plantea la necesidad de
sustituir las estaquillas defectuosas, los costes del cultivo se dispararían.
- Rápido crecimiento inicial. Un rápido crecimiento inicial mejora el
rendimiento de la estaquilla desde el primer año.
- Alta capacidad de producción de biomasa. Los ingresos del cultivo
provienen de la venta de los materiales producidos, es decir, de la
cantidad de biomasa generada.
- Alta capacidad de rebrote y larga duración de las cepas. De esta
manera, se reducen los costes de plantación, consiguiendo el mayor
número posible de cortas en condiciones de máxima productividad.
- Resistencia a enfermedades y plagas. Una buena resistencia a
enfermedades y plagas reduce las necesidades de cuidados de los
cultivos.
- Máxima adecuación a las características edafoclimáticas. Es
importante elegir la especie adecuada al clima y al suelo, con el fin de
reducir las necesidades agronómicas y de riegos.
Y en cuanto a las condiciones de emplazamiento:
- Los terrenos han de estar situados a altitudes inferiores a los 1.200 m.
- Los suelos deben ser ligeros y frescos, no excesivamente ácidos ni
calizos (pH entre 6 y 7,5), pero tampoco demasiado pedregosos.
- Preferentemente, deben ser zonas de regadío, ya que el conjunto de
las precipitaciones y los riegos debe alcanzar los 3.000 m 3/Ha. Aunque
parezca excesivo, hay que recordar que las necesidades de otros tipos
de cultivos extensivos, como el maíz o las patatas, superan los 5.000
m3/Ha. Adicionalmente, existe la posibilidad de utilizar aguas no aptas
para el riego de productos destinados a la alimentación. Los riegos se
realizan únicamente en los meses más secos (de junio a septiembre),
espaciados entre 15 días y un mes, en función de las necesidades del
cultivo.
- En el caso de cultivos destinados a realizar el suministro de biomasa a
una central eléctrica de 10 MWe de potencia, será necesario disponer de
una superficie de 3.000 Ha alrededor de la central térmica.
Dentro del ámbito puramente energético, se han llevado a cabo multitud de
experiencias con especies y clones distintos, existiendo una bibliografía muy
extensa sobre las mismas. En el entorno de la UE se están realizando ya
plantaciones industriales asociadas a centrales de producción eléctrica, o bien
para suministro de astillas con fines energéticos en plantas de calefacción
centralizada. La mayoría de estas plantaciones corresponden a distintos tipos
de sauces, que son especialmente adecuados para los climas de los países del
Norte de Europa, pioneros en este tipo de actividades.
Tabla 4.2
Especie
Producción
(t·s./ha·año)
Eucalipto
10-15
Chopo
12-20
Sauce
8-15
Robinia
6-15
Coníferas
5-6
Ailanto
6-15
Acacia
4-12
Plátano
8-20
Producciones de cultivos forestales de rotación corta. Fuente: "Energía de
la biomasa". IDAE.
Los acondicionamientos edafoclimáticos de España son muy variables de unas
regiones a otras, por lo que a priori no debe descartarse ninguna de las
especies que pueden utilizarse para llevar a cabo CFRC. A continuación, se
destacan algunas de las especies de mayor potencial en nuestro país:
- Robinia (Robinia pseudoacacia). Su principal ventaja reside en la
capacidad que tiene de soportar el clima mediterráneo, con escasas
precipitaciones, y su adaptación a los suelos de secano. Además,
contribuye a mejorar las condiciones edáficas.
- Ailanto. Al igual que la Robinia, es resistente a las condiciones
climatológicas de la mayoría de los secanos de la península.
- Eucalipto. Su gran ventaja radica en el profundo conocimiento que se
tiene sobre sus técnicas de producción.
- Chopo. Como en el caso del eucalipto, se posee una dilatada
experiencia y conocimiento en cuanto a sus modos de cultivo. Asimismo,
es característica de esta especie sus grandes posibilidades de
aplicación en cuanto a superficie disponible, a pesar de que en la
mayoría de los casos, debe asociarse a superficies de regadío.
En referencia a los factores económicos que afectan a los cultivos forestales
de rotación, se pueden destacar los siguientes:
- La rentabilidad de los cultivos de rotación es inferior a la de otro tipo de
plantaciones: por ello, los CFRC se plantean como opciones alternativas
o para terrenos marginales.
- Debe asegurarse la disponibilidad del suelo durante toda la vida útil de
la plantación, con el fin de mejorar los rendimientos económicos, ya que
como se ha mencionado anteriormente, el proceso de plantación de las
estaquillas es el que mayor incidencia tiene en cuanto a las actividades
agrícolas.
- La rentabilidad económica de los CFRC es mayor que la de los cultivos
forestales ordinarios, al contemplar plazos de tiempo mucho más cortos,
logrando así varios rendimientos económicos en pocos años; a
diferencia de un único rendimiento a largo plazo, como ocurre con los
cultivos forestales convencionales.
De una forma general, pueden extraerse los siguientes criterios o conclusiones:
1
- La plantación podría realizarse con densidades inferiores a las 5.000
plantas por hectárea, sin pérdidas en la producción.
- En función del tamaño de la explotación, puede considerarse necesaria
la adquisición de maquinaria específica para la realización de las labores
agrícolas, especialmente en lo que se refiere a las tareas de corta y
astillado. Para el caso de pequeñas explotaciones, en las que trabaje
directamente el propio agricultor, puede ser interesante la utilización de
su propia maquinaria, aún a costa de requerir una mayor intensidad de
mano de obra.
- Los turnos que podrían considerarse más adecuados rondarían los
cuatro años.
- La corta se realiza desde el principio del otoño hasta la aparición de las
primeras yemas en las cepas. Este largo período de tiempo de
recolección permite operar a las centrales y a los agricultores con una
mayor flexibilidad. Además, durante esta época del año, la ocupación de
la mano de obra en el campo es reducida, por lo que la incidencia de los
CFRC en este aspecto es tremendamente positiva.
- Las producciones esperables en este tipo de cultivos, y para las
condiciones establecidas, se sitúan entorno a las 20 t de materia seca
por ha/año. Sin embargo, la variación de estas condiciones,
principalmente en lo que afecta a la disponibilidad de recursos hídricos,
estimados en unas necesidades de 3.000 m3 /ha, afecta a las
producciones finales de biomasa. La limitación de las posibilidades de
riego puede reducir de tal modo la producción de biomasa en la
plantación hasta el punto de hacerla inviable, ya que existe una relación
directa entre el agua disponible y la producción de material. Para unas
condiciones medias, con limitaciones en cuanto a las posibilidades de
riego, las producciones pueden caer por debajo de las 10-12 t/ha.
- La duración de la plantación puede establecerse como mínimo en 12
años, es decir, tres cortas. No obstante, en la mayoría de los casos
puede pensarse en plazos sensiblemente mayores.
En inglés, Short Rotation Forestry Crops (SRF).
4.4.2 Cultivos herbáceos
Además de los cultivos forestales de rotación corta, existen cultivos herbáceos
que, por alguna de sus características, son especialmente interesantes con
vistas a su utilización como cultivos energéticos. Dentro de éstos pueden
encontrarse:
- Cultivos que en principio podrían considerarse como convencionales.
Por ejemplo, cultivos agrícolas tradicionales, cuyos productos se
destinan a fines energéticos, en lugar de alimentarios (caña de azúcar,
maíz, sorgo dulce, pataca, patata, remolacha, etc.).
- Cultivos específicos de producción de biomasa entre los que se
encuentran el miscanto, la cynara, la caña de Provenza o la euforba,
entre otros muchos.
En este segundo grupo, por la incidencia que puede tener en España, dadas
las características climáticas más habituales, se destaca la Cynara
cardunculus, conocida también como cardo lleno o alcuacil, que puede
considerarse especialmente adaptada a este tipo de condiciones.
4.4.2.1 Cultivo energético de la Cynara cardunculus
El cultivo energético de la Cynara está basado en variedades de la especie
Cynara Cardunculus, de tipo rústico perenne, capaces de experimentar un
importante desarrollo vegetativo, incluso en las condiciones más adversas.
Este cardo es una especie adaptada a tierras de secano, que puede sembrarse
en las superficies que quedan libres tras la retirada de los cereales de invierno
(trigo, cebada), y que aprovecha de un modo eficiente los recursos hídricos
disponibles en el suelo.
Las posibilidades actuales de cultivo de la Cynara se basan en sistemas de
producción agrícolas, totalmente mecanizados. Al tratarse de un cultivo
perenne (de 10 a 15 años) se reducen los costes de plantación, mejorando de
este modo la rentabilidad económica para su explotación.
Figura 4.3
Cynara cardunculus.
Otra importante ventaja que se obtiene es la posibilidad de conseguir dos
cosechas al año: la primera, a realizar en invierno, puede alcanzar en ciclos
sucesivos las 40 tm de materia verde, con la posibilidad de su empleo en la
alimentación animal o como fuente energética (una vez desecada). La
segunda, en condiciones óptimas, produce entre 15 y 20 t/ha de biomasa con
fines combustibles, y entre 1.000 kg y 2.500 kg de semilla rica en aceite,
susceptible de ser empleada en la producción de biocarburantes, destinando a
la alimentación animal los subproductos resultantes.
Los costes de producción, incluyendo todas las labores de subsolado, aboneo,
gradeo, siembra, entresaca, siega y aplicación de herbicidas e insecticidas, son
los equivalentes a cualquier otra actividad agrícola.
Frente a dichos costes, la producción de más de 30 tm/año de biomasa puede
suponer unos ingresos considerables, ya que ésta puede retribuirse siempre
por encima de 1 céntimo de euro/kg. Además, las posibilidades de utilización
de la semilla mejoran todavía más el rendimiento económico del cultivo.
Puntos a destacar
1.- Tradicionalmente, la política agraria de la UE se ha basado en un
incremento constante de las producciones anuales de los cultivos, lo que
ha dado pie a situaciones excedentarias y, en consecuencia, al
desarrollo de programas para la utilización alternativa de las tierras de
labor.
2.- Los cúltivos energéticos, que pueden ser de tipo herbáceo o leñoso,
deben cumplir unas condiciones que los diferencien de las plantaciones
agrícolas tradicionales desde un punto de vista energético y económico.
3.- Las aplicaciones de los cultivos energéticos son: la producción de
calor, electricidad y, especialmente, la fabricación de biocarburantes
líquidos para el transporte.
4.- En este contexto, tienen gran profusión los cultivos forestales de
rotación corta para la generación de biomasa a gran escala.
5.- Los cultivos forestales de rotación corta requieren de unas ciertas
premisas previas a su plantación: laboreo, producción de estaquillas,
definición del marco de plantación y, finalmente, definición del turno de
corta. Asimismo, este tipo de cultivos debe cumplir unas condiciones de
adaptación, de emplazamiento y de tipo económico.
6.- Dentro de los cultivos herbáceos, también pueden considerarse de
interés algunas plantaciones agrícolas tradicionales (caña de azúcar,
maíz, sorgo,...) y, en especial, el cardo lleno o alcuacil (Cynara
cardunculus).
5. BIOCARBURANTES
OBJETIVOS
- Conocer el proceso de síntesis y las diferentes aplicaciones de los bioalcoholes como
combustible de automoción.
- Aprender las diversas tipologías y características de los bioaceites a la hora de su utilización
en los motores diesel.
5.1 Introducción
La producción y uso de combustibles líquidos derivados de la biomasa en el
sector del transporte constituyen, tras la generación de calor y electricidad, la
mayor aplicación comercial de este recurso renovable. Dada su utilización
principal, se suele denominar a los productos involucrados con el nombre
genérico de biocarburantes, término que será empleado indistintamente con el
de biocombustibles líquidos para designar a los mismos.
Se conoce como biocarburantes al conjunto de combustibles líquidos
provenientes de distintas transformaciones de la biomasa, que pueden
utilizarse como combustibles en aplicaciones diversas:
- Combustión para la producción de calor aplicable a la calefacción
urbana, a procesos industriales o a la generación de electricidad.
- La carburación en motores térmicos, tanto de explosión como de
combustión interna.
- El empleo de biocombustibles para ser utilizados en turbinas de gas
para la producción de electricidad (actualmente en desarrollo).
Los biocarburantes son un tipo muy específico de biomasa, cuya aplicación a
gran escala es un fenómeno relativamente reciente, a pesar de que hayan
existido importantes experiencias previas en distintas épocas y países.
Todavía hoy y previsiblemente en un futuro próximo, la cantidad de energía que
aportarán los biocarburantes en el conjunto de las aplicaciones energéticas de
la biomasa será relativamente pequeña; sin embargo, su calidad como
combustible y las importantes implicaciones sociales y medioambientales que
se derivan de su utilización dotan de una especial importancia a esta
alternativa.
Actualmente, la producción mundial de biocarburantes puede estimarse en
unos 20.000 millones de litros anuales, que corresponden mayoritariamente a
bioetanol. Este producto es, con diferencia, el biocombustible más
comercializado.
Brasil y los EE.UU. producen y consumen, conjuntamente, alrededor del 80% del bioetanol
empleado como carburante.
Tal y como se ha mencionado con anterioridad, el momento actual de los
biocarburantes está relacionado con la situación política del sector agrario,
afectado por la denominada nueva Política Agraria y otras reglamentaciones,
relativas a la producción y comercialización de productos agrícolas (GATT,
Acuerdos de Blair House).
La producción de materias primas para su empleo en biocarburantes surge
como necesidad para mantener productivas (con la consiguiente generación de
ingresos) las tierras retiradas de la producción agroalimentaria.
5.1.1 Ventajas e inconvenientes de la utilización y producción de
biocarburantes
Las principales ventajas de la utilización y producción de los biocarburantes
son:
- En las escalas actualmente previstas (utilización de cultivos
procedentes de tierras de retirada o cultivos marginales), no se producen
alteraciones significativas en los mercados energéticos. Es decir, una
elevada incidencia en el ámbito agrícola tiene relativamente pequeñas
consecuencias en el mercado energético.
- La introducción de ciertos tipos de carburantes dentro del mercado de
los combustibles convencionales no requiere la realización de
infraestructuras, al poderse utilizar las ya existentes. En el caso de ser
necesarias modificaciones en dichas infraestructuras, éstas son siempre
de pequeño alcance.
- Los biocarburantes presentan importantes ventajas medioambientales
frente a los combustibles fósiles convencionales.
- Al tratarse de un recurso energético local, se mejoran las posibilidades
de autoabastecimiento energético.
- La utilización de los biocarburantes supone la introducción de una
fuente energética renovable (la biomasa) en un sector como el de los
transportes, extraordinariamente dependiente de los combustibles
fósiles.
Sin embargo, y pese a las indudables ventajas que plantea la producción y
utilización de los biocarburantes, éstos cuentan con un inconveniente que en la
práctica puede limitar todas sus posibilidades de aplicación:
- Los costes económicos que puede representar esta alternativa son
muy superiores a los asociados a los combustibles fósiles
convencionales.
La solución pasa por conseguir para los biocarburantes exenciones fiscales de
impuestos especiales que gravan a los combustibles para la automoción, ya
que actualmente estos impuestos suponen más de la mitad del precio de los
combustibles fósiles. En este caso, los precios de venta de los biocarburantes
se encontrarían en el entorno de la competitividad.
5.1.2 Tipos de biocarburantes
En el estado de desarrollo e implantación comercial actuales, el campo de los
biocarburantes está dividido en dos grandes categorías de compuestos:
a) Bioalcoholes. Comprenden aquellos alcoholes originados a partir de
biomasa. A este grupo pertenecen el metanol, bioetanol y el
etiltercbutileter (ETBE).
- Metanol [CH3(OH)]1. También denominado alcohol metílico, se obtiene
de forma tradicional por destilación de la madera, aunque actualmente
se produce a partir del gas natural o derivados del petróleo.
El metanol ofrece unas grandes propiedades como combustible, tanto
como aditivo para gasolinas en distintas proporciones de mezcla, como
carburante para motores de altas prestaciones (aviones, vehículos de
competición, etc.).
Una variante del metanol es el MTBE (metiltercbutileter), que resulta
un compuesto derivado etérico del metanol, generalmente de origen
fósil, utilizado profusamente como aditivo oxigenado en las gasolinas sin
plomo.
- Bioetanol o etanol [CH3-CH2(OH)]. También denominado alcohol
etílico, se obtiene a partir de la fermentación alcohólica de los
monosacáridos.
- Etiltercbutileter (ETBE). Constituye un derivado del etanol, también
utilizado como combustible de motores en mezclas con la gasolina,
obtenido mediante reacción del alcohol etílico con el isobuteno.
b) Bioaceites. Se engloban en esta categoría los aceites vegetales y
sus ésteres derivados.
- Aceites vegetales. Son ácidos grasos de cadena larga, que se extraen
por diversos procedimientos físicos a partir de semillas, frutos u otras
partes de las plantas oleaginosas.
- Ésteres de aceites vegetales. Su obtención se lleva a cabo mediante
la reacción de transesterificación, por la que los ácidos grasos de los
aceites reaccionan con un alcohol -metanol, en los procesos
comerciales-, para dar lugar a los alquilésteres derivados.
La producción industrial de biocarburantes se lleva a cabo comercialmente
mediante los procesos y tecnologías utilizados por industrias agroalimentarias
(alcoholeras, azucareras, feculeras y de extracción de aceites) y de productos
químicos (glicerineras petroquímicas).
En determinados casos, sin embargo, es posible la introducción de
modificaciones en las condiciones operativas de los mismos con el fin de lograr
una reducción de costes y energía, y unos productos finales de una calidad
más adecuada para su empleo como combustibles.
1
Debido a que la producción de metanol con fines energéticos a partir de la biomasa ha sido abandonada, no se profundizará
en su estudio.
5.1.3 Materias primas agrícolas
Las materias primas empleadas por la industria para la obtención de los
biocombustibles líquidos estudiados provienen de cultivos dedicados
específicamente a este fin, o bien son excedentes de cosechas agrícolas o
residuos de la industria azucarera.
Un detalle significativo es la utilización de especies agrícolas "convencionales",
como el trigo, la cebada, el girasol o la colza, con fines energéticos. Este hecho
puede resultar contradictorio a la vista de los requisitos que deben cumplir los
cultivos energéticos, según se puso de manifiesto en el capítulo anterior. Las
principales ventajas que conllevaría la utilización de las especies anteriormente
mencionadas serían:
- Se trata de especies cuyas técnicas de cultivo son profundamente
conocidas por los agricultores.
- Es especialmente interesante la posibilidad de destinar los medios de
producción (tractores, implementos agrícolas, etc.) en igualdad de
condiciones que en las explotaciones destinadas a fines alimentarios,
pudiéndose además simultanear ambas actividades durante la fase de
explotación.
Figura 5.1
El aceite de girasol puede emplearse como sustituto de los combustibles
fósiles en los motores diesel.
- Este tipo de cultivos se plantea como alternativa a la no-producción;
por lo tanto, aunque su rentabilidad económica de cara al ciclo agrícola
sea pequeña, siempre será mayor que la ausencia total de ingresos.
Para el caso de explotaciones en las que sea el propio agricultor quien
realice las labores, supone un incremento de su tiempo de ocupación y,
por lo tanto, de sus ingresos.
5.1.4 Utilización de los biocombustibles
Tal y como se ha comentado con anterioridad, el principal campo de utilización
de los bioaceites y bioalcoholes es como combustible para vehículos, en
sustitución de los productos petrolíferos habituales en el sector del transporte,
tanto como únicos productos, o bien formando parte de mezclas.
Otra posible aplicación, que también está siendo estudiada para estos
productos, es su empleo como combustible en motores fijos y turbinas para la
generación eléctrica, si bien en este campo su competitividad con los productos
fósiles es todavía menor que en la aplicación estudiada.
5.2 Bioalcoholes
5.2.1 Reacciones y rendimientos globales de formación del
bioetanol y del ETBE
Las reacción de obtención de bioetanol y las cantidades estequiómetricas que
intervienen se muestran en la reacción [5.1]:
En realidad, en la producción de bioetanol, el rendimiento obtenido en los
diferentes procesos es inferior al teórico, debido a que una pequeña parte de
los azúcares es utilizada por los microorganismos que intervienen en la
reacción para su crecimiento.
En cuanto al ETBE, en la reacción [5.2] se muestra que para la obtención de 1
kg de este biocombustible se precisan, aproximadamente, 0,45 kg de etanol.
En cualquier caso, los rendimientos de los productos finales dependerán,
dentro de ciertos límites, de las condiciones impuestas en los diversos
procesos comerciales.
5.2.2 Producción de bioetanol
La producción industrial de bioetanol se lleva a cabo a partir de:
- Compuestos azucarados, como el mosto de la uva, la remolacha o la
caña de azúcar. El etanol también se puede obtener por medio de
melazas o jarabes, productos residuales de la fabricación del azúcar, y
que contienen entre un 50-55% de azúcares fermentables.
- Productos amiláceos originados por la hidrólisis del almidón, como
las patatas, la pataca, la cassava y, sobre todo, los granos de cereales
(maíz en los Estados Unidos y trigo en la UE).
En un futuro, existe la posibilidad -hoy todavía en desarrollo- de producir
bioetanol a partir de:
- Biomasa lignocelulósica, a través de la fermentación de los
hidrolizados ácidos o enzimáticos de materias primas, como los residuos
agrícolas y forestales, de mucho menor coste que las anteriores.
En el panorama actual relacionado con el ámbito agrícola de la U.E., los
cultivos de mayor interés son los cereales y la remolacha. Por ejemplo, los
condicionantes agronómicos del cultivo de la remolacha (características del
suelo, costes de producción) y otros factores propios del proceso de producción
de etanol a partir de la remolacha (posibilidades de almacenaje, generación de
residuos) hacen que para el caso de España la mayoría de las iniciativas se
inclinen hacia los cereales como materia prima para la obtención del etanol.
5.2.3 Procesos de obtención de bioalcoholes
5.2.3.1 Producción de bioetanol
La producción del etanol a partir de cereales incluye procesos tanto físicos
como biológicos. Genéricamente, la producción de bioetanol a partir de las
materias primas antes citadas comprende:
i. Fase de pretratamiento de las materias primas (a veces incluye una
hidrólisis).
ii. Etapa de fermentación.
iii. Destilación del alcohol contenido en los fermentados.
Figura 5.2
Diagrama de procesos de producción del etanol. Fuente: modificado a
partir de la reseña bibliográfica nº 6.
Como residuo líquido, resultante de la destilación de los fermentados, se
obtienen las denominadas vinazas, que contienen los microorganismos, ya
muertos por calor, producidos durante la fermentación.
Las vinazas deben ser sometidas a un proceso de depuración previo a su
vertido, con el fin de reducir convenientemente su alta DBO. Esta operación
puede llevarse a cabo mediante procesos aerobios o bien por digestión
anaerobia, de la que se obtiene biogás, producto cuya utilización energética
sirve para mejorar el balance energético de la producción de biocarburantes.
A menudo, el tratamiento de las vinazas consiste en una concentración de las
mismas hasta un 55-60% de sólidos y su utilización para alimentación animal,
con lo que se aprovechan las vitaminas y nutrientes solubles no fermentables
contenidos en las materias primas, así como los de las propias levaduras de
fermentación. Este proceso es más común en el caso de las vinazas obtenidas
en la producción de bioetanol a partir de cereales vía seca, debido a su alto
grado en nutrientes y vitaminas.
Los procesos industriales para la obtención de bioetanol son diversos y
dependen fundamentalmente del tipo de materia prima elegida: biomasas
azucaradas o productos amiláceos y granos de cereales.
En el caso de biomasas azucaradas, con azúcares solubles y directamente
fermentables, el proceso consiste, de forma general, en:
1. Extracción con agua caliente de los azúcares solubles. Si la
materia prima está constituida de caña de azúcar, los tallos se muelen
inicialmente, separando el jugo rico en azúcares solubles, de la parte
lignocelulósica que, posteriormente, se lava con agua caliente y se
prensa para agotar los azúcares.
El residuo sólido resultante es el denominado bagazo, que constituye
alrededor de un 40-45% del peso fresco inicial de los tallos, y que puede
utilizarse como material lignocelulósico para la producción de calor de
proceso y electricidad.
Si la materia prima está compuesta por tubérculos de la remolacha,
éstos se dividen en piezas de tamaño y forma muy específicos,
denominados "cosetas", que posteriormente se verán sometidos a una
extracción con agua caliente a reflujo en los extractores. Esta operación
es la más costosa en términos de inversión y gasto energético de todas
la que componen el proceso
Se obtiene como subproducto la pulpa de los tubérculos que,
previamente desecada, se dedica a la alimentación animal.
2. Fermentación directa de los azúcares.
3. Destilación, para separar el etanol de las vinazas.
En el caso de que la materia prima se constituya de productos amiláceos
(almidón u otros poliazúcares, como la inulina) y granos de cereales, el
proceso es idéntico al caso anterior, con la salvedad de que el pimer paso debe
ser una hidrólisis con enzimas específicas, que rompan dichas fracciones con
el fin de obtener glucosa fermentable para las levaduras.
5.2.3.2 Producción de bioetanol a partir de granos de cereales
La producción del etanol genera dos co-productos de interés comercial: por un
lado, los denominados DDGS (del inglés "Destilled Dried Grain Solubles"), que
no son más que las vinazas, de interesante aplicación dentro del mercado de
los piensos, dada su riqueza en proteína; y, por otro lado, el CO2 que se
produce durante los procesos de fermentación, y que encuentra su utilidad
dentro de las bebidas gaseosas como materia prima.
El proceso de producción de etanol a partir de granos de cereales se realiza
mediante dos procedimientos distintos: por vía húmeda y por vía seca.
La ténica por vía húmeda es el método más empleado en la actualidad por la
industria almidonera y de producción de fructosa.
Se basa en un remojo inicial del grano dentro de una solución acuosa de SO 2
al 0,1-0,2%, lo que produce un reblandecimiento del material, que favorece la
separación posterior de las distintas fracciones que componen el grano del
cereal y que presentan una utilidad industrial.
Además de la vinaza y del CO2, se obtienen otros subproductos de gran valor
añadido, debido a su alto contenido en vitaminas del grupo B y proteínas de
alta calidad (gluten), que poseen numerosas aplicaciones en cosmética,
fabricación de alimentos infantiles y dietéticos, fabricación de piensos, aditivos
vitamínicos y nitrogenados en procesos de fermentación industrial, etc.
En la práctica, la producción de bioetanol por vía húmeda presenta diferentes
inconvenientes:
- Es un procedimiento complejo, con un gran número de operaciones y
de subproductos finales, lo cual supone elevados costes de inversión
inicial y, sobre todo, una gran sensibilidad del coste de producción del
biocarburante y de los precios de los subproductos del proceso en
mercados distintos al energético.
- La producción masiva de bioetanol a partir de cereales podría influir
muy negativamente sobre el precio actual en el mercado de dichos
subproductos, como el gluten, aceite de germen, etc., lo que
determinaría una reducción del beneficio por venta de subproductos y un
perjuicio a las actuales industrias que los fabrican como productos
principales de proceso.
Por estas razones, en los Estados Unidos, país en el que ya existe una
importante producción de bioetanol a partir de maíz, se está implantando cada
vez más en las industrias de este sector un proceso alternativo al anterior
denominado "vía seca", con el que se produce alrededor de un 40% del
bioetanol destinado a combustible.
El procedimiento por vía seca es una versión muy simplificada de la anterior, y
consiste en llevar a cabo una molienda del grano y posterior hidrólisis de la
masa total obtenida sin ningún tipo de separación o bien, a lo sumo, con una
separación del gluten tras la fase de molienda. Así, la fermentación se realiza
en un medio que, además de almidón hidrolizado, contiene el resto de los
componentes del grano, incluida la fracción lignocelulósica (salvado) y otros
insolubles.
El proceso carece de los inconvenientes citados anteriormente pues, en
general, como único producto residual se obtienen las vinazas de destilación
que, previa desecación, pueden utilizarse para la elaboración de piensos, ya
que poseen un alto contenido en proteína (al menos un 27% en las vinazas
procedentes del maíz), aceites esenciales y vitaminas.
En cualquier caso, la conveniencia de uno u otro proceso vendrá dada por
factores tales como el tamaño y producción de la planta, el precio posible de
venta de los subproductos, etc.
5.2.3.3 Proceso de producción del ETBE
La obtención del ETBE se realiza en instalaciones petroquímicas anejas o
próximas a refinerías de petróleo en las que se obtiene el isobuteno como
subproducto.
El proceso se lleva a cabo a 8-10 atm de presión y a unos 220-250ºC,
utilizándose catalizadores metálicos.
El proceso descrito de obtención de ETBE es totalmente análogo al utilizado
por la industria petroquímica en la fabricación del MTBE (metiltercbutileter),
aditivo ya utilizado en la gasolina sin plomo, pudiéndose de hecho, producir
ambos productos en la misma planta petroquímica, introduciendo únicamente
adaptaciones de poca importancia que exigen una inversión relativa muy
pequeña.
5.2.4 Aplicaciones de los bioalcoholes
Las aplicaciones que encuentran los bioalcoholes (etanol y ETBE) dentro del
campo de los biocarburantes son de dos tipos:
- Empleados como único combustible, tanto en motores diesel (eso sí,
profundamente modificados) como de gasolina (en este caso requieren
un grado de reforma mucho menor, siendo, a veces, innecesaria).
- Utilizado en mezclas, en forma de aditivos.
5.2.4.1 Utilización de bioalcoholes como unico combustible
Bioetanol
El etanol, como único combustible, posee unas excelentes propiedades
utilizado en motores con ciclo Otto, principalmente. Asimismo, se caracteriza
por su alto índice de octano y su elevado calor latente de vaporización. Estas
características le permiten trabajar con un índice de compresión del motor más
alto que en el caso de las gasolinas.
Este hecho redunda en una mayor eficiencia del motor de etanol, que
contrarresta parcialmente, en cuanto a consumo, los efectos producidos por el
inferior poder calorífico del biocombustible.
De esta manera, a pesar de poseer un poder calorífico un 35% inferior al de los
combustibles fósiles, el consumo de un motor específicamente diseñado con
etanol es tan sólo un 10-15% superior a uno de gasolina, supuestas iguales las
prestaciones de ambos.
Sin embargo, entre las características más desfavorables del uso del etanol
puro como combustible figuran:
- Problemas con determinados tipos de carrocerías sensibles al etanol.
- Miscibilidad del etanol en agua, lo que significa que en presencia de
agua se deshace la disolución etanol-gasolina.
- Su alta volatilidad ocasiona una mayor peligrosidad en el manejo del
biocarburante.
- Su elevado punto de autoignición, mucho mayor que el de la gasolina,
determina problemas de arranque en frío, que obliga a instalar en los
vehículos de etanol un pequeño depósito adicional de gasolina para la
iniciación de la marcha.
- El empleo de alcohol hidratado (95,5ºGL), por su mayor corrosividad,
hace necesaria la adopción de cambios en los materiales de muchos
componentes del motor, incluidos los cilindros, con objeto de poder
adaptarlos al nuevo combustible. Por lo tanto, el motor de gasolina sólo
podría ser razonablemente convertido para su funcionamiento con
alcohol anhidro (99,6ºGL).
Las propiedades mencionadas hacen que la utilización de bioetanol en motores
diseñados para gasolina sea factible técnicamente pero no viable
económicamente, dado que se requerirían profundas modificaciones de los
motores convencionales a fin de evitar los efectos disolventes y corrosivos del
etanol sobre los materiales en contacto con él, y sobre todo, de adaptar su
diseño a las características del biocombustible. Además, el mismo motor no
podría funcionar con los carburantes indistintamente.
A pesar de ello, las ventajas que supone la utilización de estos combustibles
superan a los inconvenientes, y se basan principalmente en los aspectos
medioambientales. Aún así, las circunstancias anteriormente mencionadas
determinan que, en la práctica, la utilización del bioetanol como único
combustible de vehículos sólo esté difundida en países como Brasil, donde la
capacidad productora es muy alta en relación con el consumo de gasolina.
Este hecho ha posibilitado la existencia en aquel país de una amplia flota de
vehículos movidos exclusivamente con bioetanol, ya que poseen unos motores
construidos con unas especificaciones adecuadas para el biocarburante, tanto
en el diseño de componentes como en materiales, permitiendo la utilización de
alcohol hidratado cuyos costos de fabricación son menores que los del anhidro.
ETBE
En cuanto al ETBE, tiene unas características parecidas a las del etanol,
aunque sus costos de producción son más altos: por ello, no se utiliza como
único combustible, encontrando su aplicación más ventajosa en mezclas con
gasolina; aplicación en la que presenta ventajas muy interesantes frentes al
etanol.
5.2.4.2 Utilización de bioalcoholes en mezclas
El etanol y el ETBE forman parte de aquellos productos conocidos como
aditivos oxigenados de la gasolina, utilizados para incrementar su octanaje. De
esta forma, se logra evitar la adición de sales de plomo, con la consiguiente
reducción de las emisiones y la posibilidad de utilizar catalizadores.
Entre estos productos, también se encuentran otros de naturaleza orgánica
(tolueno, xileno y benceno), que presentan problemas en su aditivación debido
a las potenciales propiedades cancerígenas que poseen.
Bioetanol
La utilización del etanol como aditivo oxigenado de la gasolina presenta
numerosos inconvenientes:
- Los problemas derivados de la baja solubilidad del alcohol en la
gasolina.
- En presencia, incluso de pequeñas cantidades de agua, se puede
producir (especialmente en climas fríos) una separación de la mezcla en
dos fases, con desplazamiento del agua por parte del alcohol. La
ocurrencia de este fenómeno produce graves problemas de corrosión y
de funcionamiento del motor. Por este motivo, debe evitarse cualquier
contacto de las mezclas con el agua durante las operaciones de
transporte y almacenaje.
- Su volatilidad es muy superior a la de la gasolina, por lo que su adición
a la misma puede comprometer las especificaciones del combustible, y
causar riesgos adicionales durante el transporte y almacenaje de las
mezclas.
Todas estas circunstancias hacen que la utilización de etanol en mezcla con la
gasolina se lleve a cabo siempre con el alcohol en forma anhidra (99,6ºC), lo
cual encarece notablemente el precio del biocarburante.
ETBE
Los inconvenientes antes reseñados del empleo del etanol como aditivo
oxigenado para las gasolinas hacen que aumente el interés por su derivado, el
ETBE. Entre las razones que determinan dicho interés se encuentran:
- Su volatilidad, muy inferior a la del etanol y a la de la propia gasolina.
- Presenta una mayor solubilidad en la gasolina que el etanol.
- Posee todas las ventajas del etanol para la aplicación considerada.
- Asimismo, la logística y propiedades son muy similares a las del otro
compuesto de origen fósil, que ya se está utilizando como aditivo
oxigenado en las gasolinas sin plomo: el MTBE, producto que se obtiene
actualmente de la síntesis del metanol a partir del gas natural.
La utilización del ETBE en forma de aditivo oxigenado para las gasolinas no
plantea ningún inconveniente, y puede sustituir de modo ventajoso a los
compuestos que en la actualidad se vienen utilizando para la gasolina sin
plomo (MTBE). Hoy en día, la adición a la gasolina de ETBE está autorizada en
los Estados Unidos hasta un 15% en volumen y hasta un 10% en la UE.
Los proyectos de producción, y uso del etanol y derivados en España, se basan
en esta opción, ya que permite una utilización del producto a mayor escala, sin
plantearse la necesidad de modificaciones en la red de suministro de
carburantes o posibles incidencias en el funcionamiento de los vehículos.
5.3 Bioaceites
Los bioaceites se obtienen a partir de aceites vegetales de distintas
procedencias y pueden dedicarse, en principio, a la sustitución de combustibles
para motores diesel.
Es necesario destacar que los primeros motores de ciclo diesel se prepararon
para su funcionamiento con aceites vegetales, aunque esta idea fue cayendo
en desuso a medida que fue aumentando la disponibilidad del petróleo. Las
sucesivas crisis energéticas transcurridas desde principios del siglo XX hicieron
volver la mirada hacia este tipo de combustibles, encontrándose la limitación a
su desarrollo en los costes de producción, y en ciertos problemas técnicos para
su utilización directa en motores diesel convencionales.
Sin embargo, sus alquilésteres derivados, de propiedades más idóneas, tal y
como se verá más adelante, encuentran en la actualidad una aplicación
comercial significativa para el uso citado.
5.3.1 Reacciones y rendimientos globales de formación de los
bioaceites
La reacción de transesterificación, que da lugar a los metilésteres derivados de
aceites vegetales, se produce como consecuencia de la reacción del aceite
vegetal con el metanol:
Tal y como se indica, a partir de 1 kg de aceite se obtiene la misma cantidad,
aproximadamente, de metiléster derivado, así como unos 110 g de glicerina
como subproducto principal.
Al igual que en el caso de los bioalcoholes, estos rendimientos son orientativos
y dependerán, entre ciertos límites, de las condiciones impuestas por los
diversos procesos comerciales.
5.3.2 Producción de aceites vegetales
Los cultivos oleaginosos que pueden destinarse a este tipo de aplicaciones son
la colza, la soja y el girasol, dada la experiencia existente en su cultivo dentro
del ámbito agrícola del entorno europeo. En otros entornos geográficos, como
Asia o África también pueden resultar especialmente interesante el aceite de
palma.
Actualmente, las materias primas agrícolas más utilizadas comercialmente son:
- La colza en la UE (existe, además, un importante potencial para el
girasol en los países de la cuenca mediterránea).
- La soja en los Estados Unidos.
5.3.3 Procesos de obtención de aceites vegetales y metilÉsteres
derivados
Los actuales procesos para la producción a escala industrial de aceites
vegetales con miras a su uso como combustibles no difieren básicamente de
los clásicamente empleados por las industrias alimentarias, que basan sus
operaciones en un prensado inicial de las semillas o frutos oleaginosos, para
posteriormente, proceder a la extracción del aceite restante en la torta de
prensado, mediante solventes orgánicos.
De este modo, se obtiene un aceite bruto sin refinar, que si bien puede ser
utilizado directamente como combustible, requiere de la realización de
profundas transformaciones en los motores o, en su caso, la utilización de
motores específicamente diseñados a tal efecto.
Al igual que en alimentación, las posibilidades de utilización de los aceites en
motores convencionales mejoran con el refino del aceite bruto, el cual se basa
en tres operaciones fundamentales:
- Degomado. En esta etapa se produce la eliminación de la lecitina y de
otros fosfolípidos, con el fin de aumentar la pureza química del aceite y
de disminuir su viscosidad.
- Decoloración.
- Desodorización. Con esta operación se evita el olor y sabor
desagradables.
Las dos últimas operaciones sirven para mejorar la calidad alimenticia del
producto, y suelen llevarse a cabo con filtros de carbón activo.
Este refino es especialmente interesante con vistas a posibles aplicaciones a
realizar en el punto de producción o en países en vías de desarrollo con
problemas de abastecimiento.
5.3.3.1 Transesterificación
El proceso que mayores ventajas plantea a la hora de ampliar el campo de
aplicación de los bioaceites es la denominada transesterificación. Mediante
este procedimiento, se obtiene el metiléster -también denominado "biodiesel"-,
que se emplea como sustituto del gasóleo (combustible fósil).
En la figura 5.3 se muestra el diagrama de procesos de producción de
metiléster.
Figura 5.3
Diagrama de procesos de producción de metiléster. Fuente: modificado a
partir de la reseña bibliográfica nº 6.
El proceso de transesterificación consiste en la sustitución de la glicerina
(agrupa tres cadenas de ácidos grasos) por metanol (se asocia a una única
cadena de ácido graso), llevándose a cabo una vez obtenido el aceite. El
procedimiento consta de las siguientes etapas:
a) Se hace reaccionar el aceite vegetal con metanol en presencia de un
catalizador ácido o básico en condiciones suaves de temperatura y
presión (80-90ºC, 1 atm). Dicho procedimiento es análogo a los
utilizados en la industria glicerinera, para la obtención de glicerina como
producto principal.
b) Tras la reacción, el producto principal se separa del resto de
subproductos que se encuentran en el medio y, especialmente, de la
glicerina y del metanol residual.
Esta etapa es fundamental debido a que la presencia, incluso en
pequeñas cantidades, de la glicerina contribuye a dificultar el filtrado en
frío del biocombustible.
Es muy importante conseguir metilésteres de adecuada pureza con el fin de evitar problemas a
su paso por los elementos filtrantes del motor y, en general, de los sistemas de distribución y
almacenaje.
En cuanto al metanol, aunque contribuye a paliar el efecto descrito, su
presencia como contaminante ocasiona un incremento en la volatilidad
de los metilésteres, lo que ocasiona un aumento en la peligrosidad del
manejo de los mismos.
La presencia de los compuestos citados es, por tanto, un punto fundamental
que hay que considerar a la hora de definir las especificaciones de los
biocarburantes y que, en general, tiende a restringirse al máximo.
Las distintas fases del proceso de fabricación proporcionan dos productos de
gran interés o co-productos:
- La torta agotada, que constituye el conjunto de los materiales molidos
que quedan una vez extraído el aceite, muy rico en proteínas, y
especialmente apreciado para la producción de piensos.
- La glicerina resultante de la transesterificación. Es un producto que
presenta un gran número de aplicaciones (evidentemente no
energéticas) en distintos ámbitos y que, además, tiene un alto valor
añadido.
Aparte del evidente interés económico que presentan dichos co-productos,
cuya comercialización es fundamental para asegurar la viabilidad de las plantas
de producción y la competitividad de los precios del biocarburante, existe un
interés energético; pues encontrar aplicaciones para todos los materiales
procedentes del cultivo, mejora de un modo notable el balance energético del
conjunto de la actividad.
Las ventajas que conlleva la producción del éster metílico o biodiesel son las
siguientes:
- Aproxima enormemente las propiedades del biocarburante a las del
combustible fósil a sustituir (gasóleo).
- Se consigue un producto de características homogéneas.
- Permite la utilización del biocarburante en motores sin modificar.
El biodiesel ha sido empleado en diferentes tipos de vehículos y en distintas
concentraciones (mezclado con el gasóleo en proporciones que oscilan desde
el 5%, hasta combustibles 100% biodiesel), sin que se hayan podido detectar
problemas de importancia en la práctica totalidad de los casos.
5.3.4 Aplicaciones de los aceites vegetales y de sus derivados
Al igual que los bioalcoholes, las aplicaciones que encuentran los aceites
vegetales dentro del campo de los biocarburantes son de dos tipos:
- Empleado como único combustible.
- Utilizado en mezclas, en forma de aditivos.
5.3.4.1 Utilización de los aceites vegetales y del biodiesel como
unicos combustibles
Aceites vegetales
Los aceites vegetales presentan características muy diferentes a las
especificaciones del gasóleo:
- Viscosidad y punto máximo de filtración en frío (POFF) mucho más
elevados.
- Índice de cetano más bajo que el del derivado petrolífero.
Por ello, técnicamente, estos productos no pueden utilizarse ni como único
combustible ni en mezclas con el gasóleo en motores diesel convencionales
pues, además de poder causar diferentes daños y un ensuciamiento importante
de los cilindros del motor y de los inyectores, determinan unos índices de
emisiones más elevados.
De esta forma, la utilización de aceites vegetales puros se encuentra
restringida al empleo de motores diesel de diseño especial, dotados de una
precámara de combustión en la que se inyecta directamente el combustible
(motores tipo W de Deutz-Fahr), o bien en motores Elsbett de comportamiento
semidiabático. En ambos casos, se trata de motores de precio muy superior a
los convencionales y cuya utilización sólo es viable en circunstancias y casos
muy concretos.
Debido a los motivos anteriormente reseñados, el uso significativo de estos
combustibles puros en sustitución del gasóleo parece, análogamente al caso
del bioetanol, poco viable bajo un punto de vista práctico.
No obstante, esta situación podría cambiar si se adoptaran las siguientes
medidas:
- La producción masiva (en principio poco factible) que hiciera posible la
introducción en el mercado de un número importante de vehículos
especialmente diseñados para estos productos.
- La utilización en flotas cautivas de tractores y maquinaria agrícola o
autobuses. Aún así, dichas flotas deberían soportar los mayores costos
de fabricación de los motores, por lo que actualmente la viabilidad de
esta alternativa parece aparcada hasta que no se consigan precios
competitivos de los vehículos movidos con el biocarburante respecto de
los diesel convencionales. En este contexto, las actividades comerciales
sobre la utilización en vehículos de estos productos se llevan a cabo hoy
día en torno a los metilésteres derivados de los mismos.
Biodiesel
A diferencia de los aceites vegetales, el biodiesel presenta unas características
físicas y químicas mucho más similares al gasóleo. De esta forma, la
sustitución del gasóleo como único combustible en motores diesel
convencionales se consigue con tan sólo pequeñas modificaciones, derivadas,
fundamentalmente, de las propiedades solventes de los metilésteres.
Debido a sus propiedades solventes, los metilésteres atacan a materiales como
el caucho, empleado en los conductos para el gasóleo: por ello, se requiere un
cambio de juntas y conductos del motor por otros materiales como el teflón,
invulnerables al biocarburante. Asimismo, en general, se hace preciso reducir
el período de cambio de aceite de los motores.
En diferentes ensayos realizados se ha constatado, con algunos tipos de
motor, una ligera pérdida de potencia y un consumo mayor (alrededor de un 24%) de combustible en los vehículos movidos por metilésteres. Probablemente,
las características de filtración en frío y el punto de enturbiamiento suponen los
mayores problemas para la utilización de estos productos.
Así, por ejemplo, el metiléster de colza cumpliría con las especificaciones
españolas para el gasóleo, incluso en invierno, pero no las exigidas en un país
más frío como Francia.
En el caso del metiléster de aceite de girasol, no se cumpliría ninguno de los
dos valores especificados para el gasóleo. Sin embargo, en cualquier caso,
existe la posibilidad, tal y como se lleva a cabo con el propio gasóleo, de
emplear aditivos adecuados que corrijan estos problemas.
La utilización de biodiesel como producto puro es factible, sobre todo en flotas
cautivas de vehículos que, tras las modificaciones ya mencionadas, podrían
funcionar con el nuevo combustible.
5.3.4.2 Utilización de los aceites vegetales y biodiesel en
mezclas
Aceites vegetales
En cuanto a los aceites vegetales, ya se ha mencionado que su utilización
como productos puros en mezclas con gasóleo no es, en general, aceptable en
motores diesel convencionales.
Biodiesel
Los metilésteres derivados o biodiesel, por su parte, son solubles en el gasóleo
en cualquier proporción:
- En pequeñas cantidades, inferiores a un 10% en volumen, la adición de
estos productos al gasóleo no cambia significativamente las propiedades
y el comportamiento del combustible final.
- En cantidades superiores a un 20% es aplicable para estos productos,
en cuanto a modificaciones precisas del motor y a emisiones, lo
mencionado en el apartado anterior cuando se usan como único
combustible.
Figura 5.4
Biodiesel de girasol en autobuses. El vehículo funciona con una mezcla de
gasóleo y biocombustible en proporción 70/30. Fuente: reseña bibliográfica
nº 4.
A diferencia de lo que ocurre con el etanol y con el ETBE, la adición de
derivados de aceites vegetales al gasóleo no sirve, por lo general, para
incrementar sensiblemente el índice de cetano de éste. En consecuencia,
cuando se utilizan en pequeñas proporciones, cabe considerar a estos
biocombustibles como meros sustitutivos de los productos petrolíferos y no
como aditivos y mejorantes de alto valor añadido.
5.4 Diferentes Programas de los biocarburantes
5.4.1 Plan Proalcohol de Brasil
El Plan Nacional de Alcohol de Brasil nace en 1975 a raíz de la primera crisis
del petróleo, y con el objetivo de sustituir totalmente la gasolina de los
automóviles por bioetanol producido, fundamentalmente, de la caña de azúcar.
En dicho Plan se incluyeron:
Inversiones para la realización de las plantas de producción de
bioetanol.
Ayudas y subsidios para los cultivadores de caña.
Ayudas económicas para los usuarios.
Y permitió al país:
La creación de empleos directos en zonas rurales de Brasil.
Durante el período de 1978 a 1986, la generación de unos beneficios
que prácticamente doblaban los costes de las inversiones realizadas
durante el mismo lapso de tiempo.
Un ahorro en divisas, al sustituir el 65% de gasolina por el biocarburante.
Un gran fomento en el desarrollo de la industria brasileña, en sectores
como el de destilerías y la fabricación de vehículos de alcohol.
En los últimos años, el interés en el Plan Proalcohol ha decrecido debido a
diversos factores tales como:
- El hallazgo de yacimientos de petróleo en el país.
- Los bajos precios del combustible fósil.
- La elevación de los precios del azúcar por la crisis de Cuba.
- Las subvenciones del programa.
En estas circunstancias, el número de ventas de vehículos de alcohol ha
disminuido muy considerablemente, aunque la producción del biocarburante se
ha estabilizado en la actualidad en unos 10 millones de metros cúbicos.
Entre las actuaciones actuales, se encuentran:
- La potenciación económica de las plantas de producción de etanol,
gracias a incentivos para la venta de energía eléctrica producida en sus
plantas de cogeneración.
- La creación de un estándar para todas las gasolinas basado en
mezclas con un 10% de etanol.
- La creación de un nuevo combustible formado por etanol, metanol y
gasolina, equivalente al etanol puro.
5.4.2 Programa de bioetanol en Estados Unidos
El caso de los EE.UU. es significativamente distinto al de Brasil, ya que las
motivaciones para su desarrollo fueron de índole agrícola y medioambiental.
El Programa promueve la producción de bioetanol para su uso como
combustible en automoción, comercializado en mezcla al 10% con la gasolina.
La promulgación de la denominada "Clean Air Act", en 1991, supuso la
potenciación de esta actividad, llegando a representar la mezcla el 8% del
mercado total de combustibles.
La materia prima principal para la producción de bioalcohol en este país son los
granos de cereales, fundamentalmente, el maíz.
La capacidad de producción de etanol alcanzó durante 1993 los 5,7 millones de metros cúbicos
en los EE.UU.
La promulgación de nuevas leyes restrictivas para la utilización de
combustibles fósiles en áreas contaminadas o especialmente sensibles, y de
distintos programas de investigación en los propios vehículos, han permitido un
notable crecimiento del mercado, así como han posibilitado unas expectativas
de igualdad de costes con los derivados del petróleo a medio plazo.
5.4.3 Programa de biocarburantes de la Unión Europea
La evolución histórica de la biomasa como combustible en la UE sigue la
siguiente cronología:
- Principios de la década de 1980: Se plantea la posibilidad de
producción de bioetanol combustible a partir de los productos
excedentarios de remolacha, trigo y vino causado por una Política
Agraria inadecuada.
- 1985: Plan del Consejo de Ministros de la CEE para la producción de
bioetanol, que contempla llegar a sustituir hasta un 25% de la gasolina
gastada en la CEE.
- 1986: Rechazo del plan anterior por el Parlamento Europeo por
demasiado costoso.
- Período de transición en el que sólo se realizan actividades de I+D y
alguna demostración en torno a nuevos cultivos alcoholígenos.
- 1992: Propuesta de Directiva "Scrivener" para la detaxación del
bioetanol, aceites vegetales y derivados, en su uso como carburantes,
en por lo menos un 90% de los impuestos especiales que gravan a los
productos fósiles en la Unión Europea. Las razones para tal propuesta
son los beneficios medioambientales y el empleo en las zonas rurales,
como consecuencia del cultivo de biomasa no alimentaria en tierras
abandonadas por la PAC.
Sin embargo, esta Directiva cuenta, actualmente, con muy pocas
posibilidades de ser aceptada finalmente. Aún así, se favoreció la
implantación de diversas medidas como la posibilidad de dejar libertad a
los estados miembros para detaxar en lo que consideren oportuno a los
biocarburantes.
En la actualidad, prácticamente todos los países de la UE han establecido medidas fiscales que
pueden desgravar, aunque de forma restringida, a proyectos piloto.
Respecto a este último tema, los países que han desarrollado una política más
ambiciosa en ese sentido son Francia, Italia, Alemania y Austria. De esta
manera, las medidas fiscales son aplicables a los siguientes productos:
- Etanol obtenido por fermentación de productos agrícolas (bioetanol),
tales como melazas de azucareras, cereales, patata, patacas o
remolacha, tanto en utilización directa para sustituir parcial o totalmente
a la gasolina, como en derivados obtenidos por transformaciones
químicas (ETBE, por ejemplo) para aumentar el octanaje de gasolina.
- Metanol de origen agrario en utilización directa o tras su transformación
química, con aplicaciones análogas al etanol. El metanol se produce por
tratamiento termoquímico (gasificación catalítica) de biomasa
lignocelulósica tales como leñas, pajas, bagazos, residuos agrícolas o
forestales, etc. Uno de los derivados del metanol que se puede utilizar
como aditivo para aumentar el octanaje de las gasolinas es el MTBE.
- Aceites vegetales obtenidos a partir de plantas oleaginosas en general
y, en especial, de colza o girasol que, tras su esterificación con
alcoholes (metanol, principalmente), originan un producto que en Francia
han denominado "diester" (contracción de diesel y éster), que puede
sustituir al gasoil carburante.
La reducción de la tasa fiscal a los biocarburantes viene favorecida por los
siguientes efectos económicos, derivados de su producción y consumo a nivel
nacional:
- Creación de empleo y la consiguiente reducción de subvenciones de
paro.
- Generación de impuestos en el propio proceso productivo que se
desarrolla íntegramente en el país.
- Ahorro de divisas en la importación de petróleo.
- Aumento del PIB.
Según estimaciones de la Comisión de la UE, existe la posibilidad de utilizar de
forma inmediata, 4.278.000 ha de tierras "congeladas" ("set aside") para la
producción de unos 80 millones de hectolitros de biocarburantes (equivalente a
unos 7 millones de tep).
Sin embargo, el futuro del Programa es preocupante siempre que no se logren
acuerdos para implantar Directivas y desarrollar la legislación (de obligado
cumplimiento para todos los países miembros), con el objetivo de lograr una
sustitución de un 15% de los combustibles fósiles de transporte por
biocarburantes para el año 2005.
Dentro del ámbito estatal, esta situación ya está contemplada gracias a una
normativa para permitir, bajo determinadas condiciones, esta detaxación.
Es necesario destacar que la reducción de estos impuestos no se plantea como
permanente, siendo una medida de carácter temporal, incrementándose de
modo progresivo los posibles impuestos a partir de un momento dado, una vez
alcanzadas las condiciones óptimas de funcionamiento de las industrias de
producción (pues parece lógico que la producción en masa y la mejora de los
rendimientos permita una reducción sustancial de los costes).
El hecho de la detaxación no tiene que suponer necesariamente una merma en
los ingresos del estado, ya que la exención contribuye a la creación de rentas y
generación de empleo en nuevas actividades industriales, que en este caso sí
reportan ingresos.
Puntos a destacar
1.- Los biocarburantes o biocombustibles constituyen el conjunto de
combustibles líquidos provenientes de diferentes transformaciones de la
biomasa, y que pueden emplearse como combustible en aplicaciones
diversas, especialmente en el sector del transporte.
2.- La utilización de biocarburantes presenta numerosas ventajas, sobre
todo en cuanto a respecto al medio ambiente e independencia
energética. Sin embargo, sus costes asociados representan un
obstáculo difícil de salvar.
3.- Los biocarburantes se dividen en dos grandes grupos: bioalcoholes
(metanol, bioetanol, ETBE) y bioaceites (aceites vegetales y sus ésteres
derivados). Normalmente, los procedimientos de obtención son los
mismos que los utilizados en las industrias agroalimentarias y de
productos químicos.
4.- El bioetanol puede obtenerse principalmente a partir de compuestos
azúcarados o productos amiláceos procedentes de la hidrólisis del
almidón, en un proceso que consta de tres etapas: pretratamiento,
fermentación y destilación.
5.- Las vinazas constituyen los residuos orgánicos procedentes del
proceso de destilación de los fermentados. Con el fin de reducir su alta
DBO deben someterse a un proceso de digestión aerobia o anaerobia;
en este último caso, puede obtenerse biogás para mejorar el rendimiento
energético de la operación.
6.- El proceso de producción del ETBE se realiza en industrias
petroquímicas próximas a refinerías de petróleo, donde se obtiene el
isobuteno como subproducto.
7.- Los bioalcoholes pueden utilizarse como un único combustible, o bien
como aditivos de la gasolina para incrementar su octanaje.
8.- Al igual que los bioalcoholes, los bioaceites pueden emplearse como
un único combustible, o bien mezclados con el gasóleo en los motores
tipo diesel.
9.- En la actualidad, existen diferentes programas de biocarburantes en
Brasil, Estados Unidos y la Unión Europea.
6. PROCESOS DE
TRANSFORMACIÓN DE LA
BIOMASA EN ENERGÍA
OBJETIVOS
- Aprender las principales características de los procesos físicos, químicos, biológicos y
termoquímicos (combustión, gasificación y pirólisis).
- Conocer las diferentes formas de tratamiento de los RSU: reciclaje, compostaje e
incineración.
6.1 Introducción
Del conjunto de materiales que componen la biomasa pueden obtenerse una
gran variedad de productos, comparables en calidad y número a los derivados
del carbón y del petróleo, de interés para su uso energético, agrícola e
industrial.
A pesar del enorme potencial que presentan las rutas de conversión de la
biomasa, tan sólo un número relativamente reducido de éstas tienen en la
actualidad una aplicación comercial, debido a dos causas fundamentales:
- La falta de viabilidad de estos procedimientos, especialmente
asociados en la mayoría de los casos, al alto coste de las materias
primas.
- El poco desarrollo de los procesos y tecnologías precisos para verificar
las transformaciones necesarias.
En este sentido, los pilares básicos sobre los que en estos momentos se
sustenta la viabilidad futura de este recurso son:
- La investigación y el desarrollo tecnológico de nuevos procedimientos
para la utilización de la biomasa, así como profundizar en el
conocimiento de las rutas de conversión ya existentes.
- La investigación de nuevas aplicaciones y productos.
- La consecución de materia primas de un menor costo a las actuales.
En muchos casos, la investigación se desarrolla paralelamente a otras áreas,
cuyos resultados tienen aplicaciones semejantes. Así ocurre, por ejemplo, con
la fermentación y la combustión de la biomasa, donde se están asimilando las
nuevas tecnologías incorporadas por las industrias agroalimentarias y del
sector térmico del carbón, respectivamente.
Sin embargo, las características específicas de los materiales biomásicos hace
que no siempre las conclusiones sobre la viabilidad de estos procesos y
tecnologías sean aplicables de la misma forma al recurso renovable y, en todo
caso, suele ser precisa una adaptación notable de unos y otras a las realidades
y nuevos usos de las materias primas biomásicas.
A continuación, se introducen los principales procesos de conversión de la
biomasa y un breve análisis de la situación actual del desarrollo tecnológico de
los mismos.
6.2 Tipos de procesos
Atendiendo a la naturaleza del agente principal que produce la transformación,
pueden distinguirse cuatro tipos de procesos de conversión de la biomasa:
físicos, químicos, biológicos y termoquímicos.
Figura 6.1
Principales vías de conversión de la biomasa. Fuente: elaboración propia a
partir de la reseña bibliográfica nº 10.
6.2.1 Procesos físicos
Este tipo de procesos se basan en la actuación de diferentes agentes físicos
sobre la biomasa. En general, están asociados a fases primarias de
transformación, dentro de lo que suele denominarse fase de
acondicionamiento o preparación de la biomasa para su aprovechamiento
energético posterior.
Las principales características de estos tipos de procesos son:
- No producen cambios sustanciales en la composición química de
las biomasas tratadas; si bien, en ocasiones, producen una separación
de las distintas fracciones biomásicas. Esta particularidad es la que los
diferencia del resto de procesos.
- Su finalidad principal consiste en dar lugar a productos que
presenten características más favorables que la biomasa original, de
acuerdo con los requisitos de las etapas posteriores del proceso de
transformación.
Dentro de los procedimientos físicos pueden incluirse:
- El fraccionamiento mecánico, en sus diversas facetas de picado o
cortado, astillado, molienda, etc.
- La extracción de componentes biomásicos por difusión, utilizando
agua u otros agentes químicos como extractantes.
- La filtración por prensado o centrifugación.
- La compactación por acción mecánica para la producción de pellets1 y
briquetas. Asimismo, se incluye como operación muy importante en
diferentes procesos el secado de la biomasa:
- De carácter natural, basado en el oreo al aire de los materiales o
mediante los procesos termoenergéticos que ocurren en el interior de los
montones de biomasa.
- De tipo forzado, que se produce al poner en contacto la biomasa con
aire seco y caliente generado de forma artificial.
En los procesos de acondicionamiento de la biomasa se suelen emplear dos o
más de estos métodos, combinándolos a fin de optimizar dicha preparación y
lograr así un producto de características precisas.
1
Pequeños cilindros (entre 7 mm y 20 mm de diámetro y de 25 mm a 60 mm de longitud) limpios y muy manejables, que
resultan de someter a la biomasa a un proceso de extrusión.
6.2.2 Procesos químicos
Los principales procesos químicos de conversión de la biomasa se pueden
dividir en dos grupos:
a) Degradación o digestión química. Generalmente, tiene lugar por
medio de una hidrólisis de los componentes de la biomasa para dar
lugar a compuestos más simples.
- La rotura de las cadenas de poliazúcares (almidón, celulosa,
hemicelulosa) da lugar a monosacáridos (compuestos de gran interés en
la obtención de productos energéticos, como el bioetanol).
- La hidrólisis de la lignina proporciona derivados fenólicos muy
apreciados por la industria química para la fabricación de plásticos,
resinas, etc.
- Los productos resultantes de la degradación de materiales
lignocelulósicos se utilizan en la fabricación de la pasta del papel.
b) Transesterificación de aceites vegetales. Consiste en una reacción
de los aceites con alcoholes como metanol y etanol, para dar lugar a
ésteres, denominados genéricamente biogasóleos o biodiesel, debido a
que se pueden utilizar en motores diesel en sustitución del gasóleo.
6.2.3 Procesos biológicos
Se llevan a cabo por la acción directa sobre la biomasa de microorganismos
(fermentaciones) o de sus enzimas que, generalmente, tienen también un
origen microbiano.
Dada la enorme diversidad de rutas biológicas microbianas, este tipo de
procesos presenta un gran número de posibilidades para:
- La generación de biocombustibles (bioetanol).
- La producción de productos químicos (ácidos orgánicos, alcoholes,
cetonas y polímeros de diferente naturaleza).
- El tratamiento de residuos orgánicos. Los ejemplos más significativos
en este caso son:
- La digestión o fermentación anaerobia de residuos urbanos,
agroindustriales y ganaderos, para dar lugar al biogás.
- El compostaje, o fermentación aerobia termófila que, aplicada a
residuos agrícolas, forestales, ganaderos y urbanos, da lugar al
compost, producto que puede emplearse como mejorante y fertilizante
de los suelos.
El rendimiento energético de estos procesos, en relación con el valor también
energético de las biomasas utilizadas como materia prima es bajo, por lo que
suelen presentar una viabilidad económica inferior a la de otro tipo de
transformaciones como las termoquímicas. Este hecho se debe a la elevada
especificidad de la acción enzimática sobre tan sólo determinadas fracciones
de biomasa.
6.2.3.1 Biometanización o digestión anaerobia
La digestión anaerobia es un proceso biológico, mediante el cual la materia
orgánica, en ausencia de oxígeno y por la acción de determinadas bacterias, se
degrada en una serie de productos gaseosos (biogás), además de otros
compuestos sólidos (lodos biológicos) para la producción de compost.
Figura 6.2
Residuos agrícolas triturados y su aspecto tras ser transformados en
compost.
El biogás obtenido normalmente contiene una elevada fracción de metano
(entre un 50% y un 70%), lo que permite su aprovechamiento energético
directamente como combustible, o bien mediante su combustión en motores de
gas para la generación de electricidad.
De esta forma, la digestión anaerobia tiene una elevada fiabilidad para tratar
diversas categorías de residuos, como lodos de depuradoras o residuos
agrícolas y ganaderos. Asimismo, se multiplican por toda Europa las
instalaciones de aprovechamiento del biogás liberado por la descomposición de
la materia orgánica en vertederos, un sistema que, además de recuperar parte
del contenido energético de los residuos, evita las emisiones, los olores, y el
riesgo de incendio en los depósitos controlados de residuos.
Los principales parámetros que caracterizan al proceso de digestión son: la
temperatura a la cual se origina el residuo, la demanda química y biológica de
oxígeno, y la presencia de sólidos y otros compuestos incluidos en los residuos
(nitrógeno, fósforo, azufre...).
6.2.4 Procesos termoquímicos
Los procesos termoquímicos están basados en la transformación química de la
biomasa que se produce al someterla a altas temperaturas (300ºC-500ºC).
Dichos procedimientos dan lugar a calor o a biocombustibles, cuya principal
utilización actual es la producción de calor y electricidad.
Las etapas que se llevan a cabo cuando un material biomásico se calienta en
un recinto cerrado son las siguientes:
- Fase inicial:
- Proceso de secado por evaporación del agua contenida en el recinto.
- Liberación de los componentes volátiles de la biomasa.
- Fase intermedia (a medida que se eleva la temperatura del medio):
- Reacciones de crackeo o descomposición de sus moléculas en otras
más simples.
- Fase final:
- Reacciones en las que los productos resultantes de la fase anterior
interaccionan entre sí y con los componentes de la atmósfera en la que
tenga lugar la reacción, para dar lugar a los productos finales.
Por medio de un control de las condiciones de proceso -principalmente, de la
temperatura y de la composición de la atmósfera de interacción-, es posible
dirigir la reacción hacia la obtención de productos diferentes, lo que da lugar a
los tres procesos principales de conversión termoquímica de la biomasa:
combustión, gasificación, pirólisis y licuefacción.
6.2.4.1 Combustión
La combustión se produce en la atmósfera oxidante de aire u oxígeno, para
proporcionar (en caso de que sea completa) como únicos productos:
- Dióxido de carbono.
- Agua.
- Sales minerales (cenizas).
De esta reacción, se desprende calor en forma de gases calientes, que pueden
ser aprovechados como fuente energética en un ciclo de vapor convencional o
de turbina de gas1 (figura 6.3).
Figura 6.3
Ciclo de vapor con turbina de gas simple. Fuente: elaboración propia a
partir de la reseña bibliográfica nº 1.
La energía liberada en la combustión de biomasa viene dada por el calor que
se produce al romperse los enlaces entre las moléculas que la forman. Si se
conoce la composición elemental de la biomasa, se puede estimar la calor que
se desprende en kcal/kg:
donde C, H, O y S representan, en tanto por uno, la proporción en peso de
carbono, hidrógeno, oxígeno y azufre (despreciable en la mayoría de los
casos), respectivamente.
Por otro lado, la combustión de la biomasa, en comparación con la de otros
compuestos sólidos, se caracteriza por:
- Tener un bajo punto de ignición.
- Una gran velocidad de combustión.
- Las bajas necesidades de aire de combustión, a causa del elevado
contenido de oxígeno de la biomasa. Los requerimientos son,
principalmente, de aire secundario, destinado a la combustión de los
gases.
La distribución de temperaturas en la zona de combustión tiene una
importancia crítica, ya que permitirá o evitará la generación de gases
potencialmente contaminantes.
Las principales ventajas de esta tecnología se encuentran en el hecho de poder
procesar unos residuos que pueden ser muy heterogéneos, de dimensiones
variables y con un grado de humedad de hasta el 60%.
La combustión directa de la biomasa es el proceso hoy en día más desarrollado y difundido
para su utilización energética.
La tecnología de la combustión ha experimentado un importante progreso en
los últimos años. Actualmente, los procesos de combustión de biomasa
permiten alcanzar rendimientos energéticos de entre el 65% y el 95%,
dependiendo de la existencia o no de recuperadores de calor durante el
procedimiento.
Básicamente, un proceso de combustión está integrado por los siguientes
elementos:
- El quemador.
- La cámara de combustión.
- La caldera (de vapor, agua caliente o fluido térmico).
Existen tecnologías diversas, normalmente clasificadas según la forma del
material que debe arder. De esta manera, los principales sistemas utilizados
son: el tornillo sin fin, las parrillas y, finalmente, los quemadores ciclónicos
(para combustibles pulverizados con bajo contenido de humedad). Asimismo,
estas tipologías pueden complementarse con recuperadores auxiliares de calor
(por precalentamiento) y sistemas de depuración de gases y extracción de
cenizas.
Entre los sistemas de combustión, cabe destacar también el desarrollo de
tecnologías de lecho fluido, que consisten en hacer circular aire de combustión
a una velocidad suficiente como para permitir la suspensión de las partículas
de combustible, que arderán en el seno de esa misma corriente.
6.2.4.2 Gasificación
La gasificación es, en realidad, una combustión incompleta de la biomasa en
presencia de una cantidad controlada de agentes oxidantes.
Este proceso se origina al someter a la biomasa a una temperatura entre 600ºC
y 1.500ºC en una atmósfera pobre de oxígeno, en la que la cantidad disponible
de este compuesto está por debajo del punto estequiométrico; es decir, del
mínimo necesario para que se produzca la reacción de combustión completa,
descrita en el apartado anterior.
Cuando se utiliza aire como agente gasificante, se origina como producto
principal un gas combustible de bajo poder calorífico (en torno a 4.000 kJ/Nm3),
cuyos componentes principales son:
- Monóxido de carbono.
- Dióxido de carbono.
- Hidrógeno.
- Metano.
Además del aire, el agente oxidante puede ser también aire enriquecido con
oxígeno, oxígeno puro, una mezcla de vapor de agua y oxígeno, etc.
Generalmente, el gasificador consiste en un lecho móvil o en un lecho fluido,
atmosférico o presurizado. Desde el punto de vista fenomenológico, lo que
diferencia un gasificador de otro es el perfil de temperaturas en su interior y la
velocidad de transferencia de calor hacia las partículas sólidas.
Gasificador en lecho fluidizado
El gasificador en lecho fluidizado se caracteriza por que el sólido es mantenido
en suspensión (fluidizado) mediante el gas.
Este sistema proporciona distribuciones homogéneas de temperatura, y
velocidades elevadas de transferencia de calor y materia. Asimismo, necesita
un equipamiento relativamente simple siempre que se opere a presión
atmosférica.
Las altas velocidades de transferencia garantizan un contacto sólido-gas
eficiente y, consecuentemente, favorecen las reacciones en la interfase gassólido y la fase gas. El control preciso de la fluidodinámica del sistema permite
conseguir distribuciones óptimas de temperatura y concentraciones.
Gasificador en lecho móvil
El gasificador en lecho móvil se caracteriza por desplazarse el sólido o
combustible de forma muy lenta.
Existen dos posibilidades de funcionamiento:
- Corrientes paralelas. En este caso, el sólidos y el gas se mueven en
el mismo sentido, normalmente descendente.
- A contracorriente: En esta disposición, el sólido y el gas se mueven
en sentidos contrarios, ascendente para el gas y descendente para el
sólido.
En los gasificadores de lecho móvil se producen fuertes diferencias de
temperatura entre los extremos físicos del equipo. Por lo tanto, dentro de un
mismo gasificador, pueden tener lugar diferentes fenómenos; de esta forma,
pueden distinguirse zonas de combustión, de gasificación, de pirólisis y de
secado. Este hecho comporta una minimización difícil de los alquitranes
obtenidos, en los casos en que el objetivo sea la producción de gas.
Las principales ventajas de la gasificación respecto a la combustión son:
- El volumen de gases generado es mucho más pequeño, del orden del
25%, y, por tanto, su depuración es más fácil y más económica.
- El gas resultante de la gasificación de la biomasa puede quemarse,
directamente o mezclado con otros combustibles compatibles, en una
caldera para generar calor o bien, utilizarse como combustible de
motores de expansión y turbinas de gas que estén acopladas a un
alternador para producir electricidad o trabajo mecánico.
Entre los procesos más interesantes cabe citar:
- Producción de metano. Se utiliza gas de síntesis (H2O/CO3=) sobre
un catalizador a base de Ni o Fe. La reacción se desarrolla a alta presión
y temperatura.
- Producción de metanol. El proceso de ICI, que utiliza un catalizador a
base de cobre, ha desplazado completamente el antiguo procedimiento
a base de óxido de zinc y cromo. La reacción se lleva a cabo a 50 bar y
300ºC.
- Producción de alcoholes superiores. A temperaturas más altas que
las necesarias para la reacción anterior (350ºC-475ºC), y añadiendo
álcalis al catalizador, se obtiene una mezcla compleja de alcoholes
superiores.
- Producción de hidrocarburos líquidos (síntesis Fischer-Tropsch).
Consiste en hacer pasar el gas de síntesis sobre un catalizador de hierro
(con álcalis y promotores estructurales del tipo alúmina, silice...) a
temperaturas correspondientes entre 220ºC y 370ºC, y a presiones
controladas en función de las condiciones de trabajo.
- Producción de gasolina de alto índice de octano (proceso MOBIL).
Este revolucionario procedimiento permite producir gasolinas de alto
índice de octano directamente a partir de metanol.
6.2.4.3 Pirólisis
Se denomina de forma genérica, y quizás inadecuada, al proceso consistente
en una descomposición térmica de la biomasa en ausencia total de oxígeno, es
decir, en el vacío, o en presencia de una atmósfera inerte (con ausencia de
agentes oxidantes).
En la pirólisis se produce la descomposición térmica de los residuos y se
obtiene una mezcla formada por:
- Combustibles volátiles (hidrocarburos y compuestos alifáticos) en fase
líquida.
- Combustibles volátiles en fase gaseosa.
- Residuo de carbón.
La fracción gaseosa puede ser utilizada como aportación energética en el
mismo proceso, mientras que los líquidos (aceites, agua pirolítica y alquitranes)
y el sólido de tipo carbonoso pueden ser empleados posteriormente como
combustibles o materias primas.
Dentro del proceso pirolítico pueden distinguirse cuatro etapas:
a) Pérdida de agua y otros productos volátiles hasta los 200ºC.
b) Descomposición de los productos menos estables entre los 100ºC y
250ºC para proporcionar H2O, CO2 y CO. Los destilados acuosos se
enriquecen en ácido acético y metanol.
c) Reacción de descomposición principal, fuertemente exotérmica, que
comienza a 275ºC y lleva la masa reaccionante a 300ºC o 350ºC.
d) A partir de 300ºC la destilación es de nuevo exotérmica. Se producen
los alquitranes.
Los productos de reacción pueden ser clasificados de la siguiente forma:
- Sólidos (25%-30%): formados principalmente por carbón vegetal.
- Líquidos (40%-55%): formados por un líquido piroleñoso. Se separa en
dos fases: una solución acuosa (ácido acético, metanol, fenoles, etc.), y
los alquitranes (aceites pesados, brea, cresol, etc.).
- Gas (10%-15%): constituido por CO, CO2, H2 e hidrocarburos ligeros.
La proporción de dichos productos varía notablemente en función de la materia
prima, condiciones de operación y diseño de la instalación. Así, cuando el
producto deseado sea primordialmente el carbón vegetal, el proceso deberá
ser lento a temperaturas de entre 300ºC y 500ºC, empleando los gases para
secar previamente la biomasa y reciclando los líquidos para mejorar el
rendimiento.
Los procesos rápidos (a veces menos de un segundo) y a temperaturas
elevadas (800ºC -1200ºC) rinden productos constituidos por una mezcla de
sustancias orgánicas (hidrocarburos, aldehidos, alcoholes, cetonas, ácidos
orgánicos, etc.), a veces de aspecto aceitoso, y siempre de bajo pH y elevada
viscosidad, que se denominan genéricamente líquidos o aceites de pirólisis.
Al contrario de lo que ocurre en los procesos biológicos en los que la acción
microbiana o enzimática se lleva a cabo siempre en un medio acuoso, en los
procedimientos termoquímicos se utilizan biomasas "secas", es decir, con un
bajo contenido en humedad, dado que la evaporación del agua supone un
gasto de energía que afecta muy negativamente a su balance energético.
Las ventajas más importantes de la pirólisis sobre los métodos biológicos son:
- En los procesos de pirólisis se actúa sobre la totalidad de los
componentes de la biomasa, produciendo altos rendimientos energéticos
y de productos finales cuando se emplean las tecnologías adecuadas
(tabla 6.1).
- Su inespecificidad, es decir, los resultados finales son aplicables a una
gran variedad de materiales.
Estas circunstancias hacen que junto con la combustión, sea en la actualidad,
el procedimiento más utilizado por su mayor viabilidad económica.
Combustible intermedio
(%)
Calor
(%)
Electricidad o trabajo
mecánico (%)
-
65-95
20-35
Pirólisis (aceites)
65-80
60-70
22-30*
Gasificación
65-80
60-75
22-28**
Digestión anaerobia
20-35
18-30
7-12
Fermentación
alcohólica
20-30
15-25
5-10
Proceso
Combustión
* Los aceites utilizados en térmica convencional. El rendimiento sería muy superior de poder ser utilizados en motores o
turbinas.
** En instalaciones pequeñas con motogeneradores. El redimiento sería muy superior en grandes instalaciones con ciclos de
generación avanzados.
Tabla 6.1
Datos indicativos sobre el rendimiento energético (energía útil / energía
aportada en biomasa) de diversos procesos de conversión de la biomasa.
Fuente: "La biomasa: Fuente de energía y productos para la agricultura y la
industria". Ciemat.
6.2.4.4 Licuefacción
La licuefacción es un proceso que tiene como objetivo la producción directa de
combustibles líquidos por reacción de un gas reductor (CO/H2, H2) con diversas
biomasas lignocelulósicas.
Existen en la actualidad abundantes procesos en vía de investigación, que
pueden ser agrupados en:
- Tratamientos en medios acuosos en presencia de un catalizador del
tipo carbonato de sodio. El gas reductor es una mezcla de CO/H2.
- Tratamiento en medio orgánico (tetralina, fenol, productos de
reciclado...) en presencia de un catalizador de hidrotratamiento. El gas
reductor, en este caso, es el hidrógeno.
Este tipo de proceso se encuentra a un nivel tecnológico de desarrollo mucho
menor que las otras vías clásicas termoquímicas.
6.2.4.5 Problemática de los procedimientos termoquímicos
Los problemas más importantes que se plantean a la hora de llevar a cabo
estos procesos son:
- La necesidad de inmensas instalaciones para obtener una rentabilidad
económica. Por ejemplo, la producción de metanol es rentable a partir
de 1.000 t/día. Este hecho está en contraposición con los requerimientos
de pequeñas explotaciones locales, que aconsejan la baja densidad de
producción de muchos tipos de biomasa.
- El rendimiento energético global entre la materia prima (por ejemplo,
madera) y el producto final (metanol, gasolina...) es extremadamente
bajo.
El carbón es todavía más rentable que la biomasa para todos estos procesos,
pero incluso éste tiene una rentabilidad dudosa frente al petróleo o el gas
natural en la fabricación de gran parte de los productos citados (metanol,
alcoholes superiores, gasolina, etc.).
1
El principio de funcionamiento del ciclo con turbina de gas es similar al ciclo convencional, excepto que en este caso son los
gases calientes a alta presión (y no el vapor) los que producen trabajo en la turbina.
6.3 El tratamiento de los residuos sólidos urbanos
En el transcurso de estos últimos años, el aumento constante de la producción
de residuos, especialmente en las grandes ciudades y sus urbanizaciones, ha
agravado la problemática medioambiental y ha hecho que prácticamente todos
los países se hayan planteado qué política es la adecuada para gestionarlos.
Uno de los elementos comunes de las nuevas estrategias adoptadas ha sido la
consideración de la minimización y el reciclaje como caminos idóneos para
optimizar la gestión de residuos y racionalizar el aprovechamiento de los
recursos.
Una táctica fundamental para reducir la generación de residuos la constituyen:
a) Las tecnologías de producción limpias.
b) El diseño de productos que respeten el medio ambiente a la hora
de utilizarlos, y en el momento de eliminarlos.
c) El reciclaje, que tiene un gran interés tanto desde el punto de vista de
aprovechamiento de los recursos naturales, como desde el punto de
vista energético.
Asimismo, estas opciones resuelven solamente una parte del problema, ya que
una vez agotadas las vías de reducción y reciclaje, es necesario prever
sistemas para tratar de forma adecuada las fracciones residuales no
aprovechables antes de su vertido final. Dentro de estos tratamientos, se
encuentran:
- Los sistemas de destrucción térmica con recuperación energética.
Este tipo de procesos se presentan como una alternativa válida y
consolidada, sobre todo por lo que se refiere a ciertos tipos de residuos
como las basuras urbanas y la biomasa residual.
Lógicamente, el objetivo prioritario tiene que ser la eliminación con la
mínima repercusión medioambiental. Siguiendo este criterio, las
instalaciones de incineración han evolucionado progresivamente para
adaptarse a una legislación ambiental cada vez más restrictiva, y,
gracias a la recuperación de la energía contenida en los residuos,
permiten optimizar los costes de operación del tratamiento, reduciendo
el volumen destinado al vertedero.
Partículas sólidas
totales (mg/Nm3)
Alemania
(a)
Suecia
Suiza
Japón
EEUU (e)
CE
(g)
CE
(i)
CE
(j)
30
20
50
80
37,5
200
100
30
CO (ppm)
80
100
--
--
50-150
100
100
80
CIH (mg/Nm3)
50
100
30
400480
95% de
eliminación
250
100
50
FH (mg/Nm3)
2
--
5
--
--
--
4
2
SO2 (mg/Nm3)
100
(d)
500,
incl.
NOx
--
85% de
eliminación
--
300
300
NOx como NO2
500
--
ver
SO2
--
120-200
--
--
--
Dioxinas y furanos,
como 2.3.7.8.
TCOD
(b)
Plantas
nuevas
0,1
mg/Nm3
--
--
5-30 (f)
mg/Nm3
(h)
(h)
(h)
Orgánicos totales,
clase I (mg/Nm3)
20
--
--
--
--
20
20
20
0,2 (c)
0,0,8 (Hg
sólo)
0,2
--
--
--
0,2
0.2
Pb+Cr+Cu+Mn
--
--
--
--
--
--
5
5
Ni+As
--
--
--
--
--
--
1
1
11%
10%
11%
12%
7%
11%
11%
11%
Hg+Cd+Tl,
(mg/Nm3)
Corrección
(% O2 seco)
a) Se requieren quemadores adicionales y zona de postcombustión con temperatura mínima de 800ºC.
b) Deben minimizarse emsiones de carcinógenos y compuestos orgánicos altamente tóxicos.
c) Sin incluir vapor. Límite de partículas + vapor de Hg 0,1 mg/Hm3.
d) Límites en la norma 6GYCRR 255-1.
e) NSP (1989) para incineradores nuevos de 250 ST/d o mayores.
f) Dibenzopidioxinas y dibenzofuranos totales desde tetra a octaclorado.
g) Para incineradores nuevos de menos de 1 t/h.
h) 2 segundos a 850ºC con 6% O2, mínimos.
i) Para incineradores nuevos de 1 a 3 t/h.
j) Para incineradores nuevos de más de 3 t/h.
Tabla 6.2
Niveles de emisiones permitidas en las plantas de incineración de residuos
sólidos urbanos.
- Procesos de tratamiento avanzados que permiten recuperar
energéticamente los residuos con una mínima producción de
afluentes gaseosos: la pirólisis, la gasificación o la licuefacción de
residuos son algunas de estas tecnologías.
Con este tipo de tecnologías se pueden obtener productos combustibles
susceptibles de almacenaje y transporte. Esta es una ventaja importante
en relación con la incineración, ya que no obliga a utilizar en los
alrededores de la instalación de tratamiento la energía térmica obtenida.
Además, los productos generados por estos procesos tienen
propiedades muy similares a las de los combustibles convencionales,
cosa que hace que puedan ser consumidos en turbinas de gas o en
motores térmicos de cogeneración o de automoción.
Actualmente, estas tecnologías se encuentran a las puertas del
desarrollo comercial y, junto con las nuevas técnicas de incineración,
pueden constituir una vía muy interesante para la valorización energética
de residuos en los próximos años.
6.3.1 Reciclaje y compostaje de los RSU
Las plantas de reciclaje y compostaje de residuos sólidos urbanos están
constituidas por tres partes fundamentales: recepción y almacenaje, separación
de subproductos, y compostaje de la materia orgánica.
Figura 6.4
Ciclo energético de los RSU.
Una vez separados los elementos no adecuados para la fermentación, la
materia orgánica se somete a un proceso de fermentación bajo cubierta, con
recuperación de lixiviados, ventilación forzada y un sistema de extracción y
tratamiento de aire.
El proceso de fermentación es de tipo aerobio, es decir, con presencia de aire,
que produce la acción de ciertos microorganismos presentes de forma natural
en la materia prima.
La acción de estos microorganismos produce un aumento de la temperatura del
substrato que llega a alcanzar, en condiciones extremas, los 70ºC. Esta
circunstancia motiva a su vez la desaparición de ciertos elementos biológicos
patógenos. Durante este proceso se pierde aproximadamente el 30%-40% en
peso sobre la materia orgánica inicial, debido básicamente a la disminución de
la humedad.
El producto resultante de la fermentación de estas sustancias orgánicas es el
denominado compost.
6.3.2 Incineración de los RSU
La incineración es una de las técnicas básicas utilizadas en los países
industrializados para el tratamiento de los residuos. Desde una perspectiva
amplia, esta técnica se enmarca dentro de lo que se puede llamar gestión
global optimizada de los residuos, un proceso que integra diversas
oportunidades de actuación.
La incineración es un proceso de combustión controlada de los RSU, que finaliza al
transformarse la fracción combustible de estos residuos en materiales inertes y gases.
Una instalación de incineración de residuos concebida, diseñada y explotada
siguiendo técnicas avanzadas es un servicio que comporta las ventajas
siguientes:
- La reducción del volumen de las basuras puede llegar al 95%, si se
recuperan las escorias del horno.
- El impacto ambiental es muy reducido, si se utilizan técnicas modernas
de lavado de gases y se respeta la normativa existente
- La superficie que ocupa la instalación de incineración es muy reducida.
- El proceso se caracteriza por una gran fiabilidad y un buen control,
gracias a la automatización y a la experiencia operacional acumulada.
Todas estas razones han hecho que la tecnología de incineración sea muy
apreciada, favoreciendo una amplia difusión en los países industrializados.
Está claro que cualquier desarrollo de esta tecnología tiene que respetar estas
características básicas. En este sentido, los rendimientos energéticos que se
obtienen en las plantas de incineración con aprovechamiento del calor de
combustión se pueden considerar como subproductos interesantes de la
tecnología, pero en ningún caso pueden ser el objetivo del tratamiento.
6.4 Estado de desarrollo de las tecnologías de conversión de la
biomasa
Se entiende por desarrollo industrial, la disponibilidad de tecnología suficiente
para la creación de plantas industriales, independientemente del factor de
rentabilidad económica, que dependerá de circunstancias locales como el
precio y cantidad de biomasa disponible.
La tabla 6.3 indica el estado de desarrollo tecnológico actual de los principales
tipos de procesos de conversión de la biomasa. Tal y como puede observarse,
existen diferentes procesos que cuentan con una tecnología que puede
considerarse a un nivel industrial.
En el campo energético, aparte de los procesos de tipo físico o físicoquímico que, en realidad, como ya se ha mencionado, no suelen ser sino
operaciones dentro de procesos más complejos, los procedimientos que
poseen un mayor desarrollo tecnológico son la combustión directa y la
fermentación de la biomasa (ya desarrollados a escala comercial). Sin
embargo, la implantación de opciones más limpias y eficientes, y el desarrollo
de nuevas aplicaciones, deberán dotar a estos procesos de una mayor
competitividad en los próximos años.
Tipo de procesos
Estado de la tecnología
Fisicos
Industrial.
Químicos
Hidrólisis de poliazúcares
(ácidos o bases)
Demostración Industrial: I+D sobre nuevos
procesos.
Hidrólisis de la lignina
Industrial (Producción de vainillina).
I+D sobre nuevos procesos.
Fabricación de pasta de
papel
Industrial.
I+D sobre nuevos procesos más limpios.
Esterificación de aceites
vegetales
Preindustrial.
Combustión
Termoquímicos
Biológicos
Tabla 6.3
Pirólisis
Industrial (Producción de carbón vegetal).
Piloto demostración (Aceites pirólisis).
I+D hidrogeneración aceites.
Gasificación
Industrial en aplicaciones térmicas.
Predemostración en aplicaciones eléctricas.
I+D sobre procesos catalíticos.
Microbiológcos
(fermentaciones)
Industrial.
I+D sobre nuevos procesos y nuevos
microorganismos.
Enzimáticos
Industrial.
I+D sobre nuevas enzimas.
Estado actual de desarrollo de las tecnologías de transformación de la
biomasa.
Del resto de los procesos termoquímicos, la gasificación, que en un futuro
puede ser la tecnología alternativa a la combustión para la generación eléctrica
de biomasa, ha alcanzado ya un desarrollo tecnológico industrial en usos
térmicos, con alguna aplicación eléctrica en el ámbito comercial para pequeños
gasificadores de lecho fijo y de corrientes paralelas (capacidad < 500 kW e).
Sin embargo, y salvo esta excepción, la gasificación encuentra su campo más
prometedor en las aplicaciones para la producción de electricidad con sistemas
de alta eficacia en instalaciones de tamaño superior a 10 MW e, utilizando ciclos
avanzados de desarrollo propios de la tecnología de generación eléctrica.
Como ejemplo, la gasificación catalítica para la producción de gas de poder
calorífico medio (15-17.000 MJ/Nm3) apta para la síntesis de metanol y
amoníaco está en una fase muy activa de investigación y desarrollo.
Por su parte, la pirólisis posee una tecnología ampliamente desarrollada a
nivel comercial en su aplicación destinada a la generación de carbón vegetal, si
bien en su faceta de producción de aceites para su empleo como combustible,
se halla en fase de planta piloto de gran tamaño. En este sentido, existen
varias instalaciones en países como Canadá y Estados Unidos. Por último, tan
sólo se encuentra en fase de I+D el proceso de hidrogenación de estos
compuestos para la producción de gasolinas sintéticas de vehículos.
Relacionada con el aprovechamiento energético de la biomasa está la
transesterificación de aceites vegetales, que actualmente cuenta con un
desarrollo en fase preindustrial avanzada con diferentes plantas de
demostración comercial en Europa y Estados Unidos. El proceso precisa
todavía de una cierta definición en sus operaciones, con el objeto de lograr su
optimización.
Por último, de los procesos de degradación química de los polímeros de la
biomasa, sólo la digestión para la producción de papel y algún otro proceso
como la hidrólisis con bases de lignina para producir vainillina o la hidrólisis
ácida del almidón -hoy ya sustituida por procesos enzimáticos-, han logrado
conseguir un desarrollo comercial.
En la actualidad, y en el ámbito de laboratorio, se está trabajando en torno a
pretratamientos de tipo físico-químico y químico, con el objetivo de lograr un
fraccionamiento y degradación selectiva de los polímeros de la lignocelulosa,
que rinda productos de calidad y pureza adecuada a las numerosas
aplicaciones. Estos productos podrían encontrar un mercado importante en la
industria química de síntesis (plásticos, resinas), de fabricación de muebles
(aglomerados), e incluso en la industria del automóvil, donde la lignina de
determinadas características podría ser un excelente componente en la
fabricación de baterías para absorber la solución de ácido sulfúrico.
La tabla 6.4 ilustra los procesos de transformación de biomasa, los productos
de posible obtención y, finalmente, la aplicación de los mismos.
Tipos de procesos
Productos
Aplicaciones
Calor.
Utilización directa e indirecta de
calor.
Alquitranes.
Líquidos piroleñosos.
Carbón vegetal.
Gas.
Como precursores en la
industria química.
Generación de calor y vapor.
Combustibles para usos
domésticos e industriales.
Sustitutción de aceites
combustibles
Gasificación
Gas.
Generación de calor y
electricidad.
Producción de metanol y
amoníaco.
Sustitución de gas natural.
Licuefacción
Metanol y gasolinas sintéticas, a
partir de intermedios de pirólisis y
gasificación.
Utilización como combustibles
líquidos y activos de gasolinas.
Hidrólisis
Utilización de azúcares para
uso directo y materia prima de
Jarabes azucarados (de hexosas y
fermentaciones diversas.
pentosas).
Obtención de combustibles y
Residuo de lignina.
compuestos químicos, a partir
de lignina.
Combustión
Pirólisis
Fermentaciones
directas
Producción química: etanol,
butanol, acetona.
Sustratos modificados
microbiológicamente.
Precursores de la industria
química o farmacéutica.
Aditivos de gasolinas.
Sustitución de combustibles.
Alimentación animal.
Fertilizantes y acondicionantes
de suelos.
Fermentaciones de
hidrolizados de
biomasa
Productos químicos: etanol,
butanol, acetona, ácido cítrico,
ácido acético, etc.
Proteína de microorganismos.
Precursores de la industria
química o farmacéutica.
Aditivos de gsolinas.
Sustitución de combustibles.
Alimentación humana o animal.
Digestión anaerobia
Biogás.
Residuo modificado
microbiológicamente.
Utilización como combustible.
Depuración de residuos
contaminantes.
Fertilizantes de suelos.
Tabla 6.4
Procesos de transformación de la biomasa, productos de posible obtención,
y aplicaciones de los mismos.
Puntos a destacar
1.- La biomasa puede transformarse en gran cantidad de productos de
interés para su uso energético, agrícola e industrial, comparables en
calidad y cantidad a los derivados del carbón.
2.- En la conversión de la biomasa intervienen procesos físicos o de
acondicionamiento, químicos, biológicos o termoquímicos.
3.- Los procesos físicos consisten en un fraccionamiento de la biomasa
original, de tal manera que presente unas características más favorables
para las etapas posteriores de su transformación.
4.- Los procedimientos químicos consisten en reacciones de hidrólisis o
en interacciones entre aceites y alcoholes para obtener biodiesel de
automoción.
5.- Los procesos biológicos se basan en la actuación de
microorganismos sobre la biomasa con el fin de producir, entre otras
cosas, biogás y compost (biometanización).
6.- Los procedimientos termoquímicos consisten en someter la biomasa
a altas temperaturas en una atmósfera oxidante de oxígeno
(combustión); incompleta de oxígeno (gasificación) o carente de oxígeno
(pirólisis).
7.- Los principales inconvenientes de los procesos termoquímicos son,
por un lado, la necesidad de grandes infraestructuras para obtener una
rentabilidad económica y, por otro lado, los rendimientos energéticos
extremadamente bajos.
8.- La minimización y el reciclaje son dos aspectos muy importantes en
la gestión integral de los RSU.
9.- Normalmente, los países industrializados optan por la incineración de
los RSU, ya que bien gestionada, presenta una serie de ventajas que
hacen que sea la opción más atractiva.
10.- La combustión directa y la fermentación de la biomasa son los
procedimientos que poseen en la actualidad un mayor desarrollo
tecnológico. No obstante, se prevé que otros procesos como la
gasificación o la pirólisis ganen en competitividad en los próximos años.
7. APLICACIONES Y EXPERIENCIAS
OBJETIVOS
- Conocer las diferentes aplicaciones de producción de electricidad y de tipo térmico
(domésticas e industriales) de la biomasa, así como algunos aspectos económicos relativos a
su utilización.
7.1 Introducción
Tal y como se ha mencionado en capítulos precedentes, las aplicaciones de la
biomasa para fines energéticos se basan en la producción de calor,
electricidad, o la generación de combustibles para automoción.
Sectores
Doméstico
Consumo biomasa
%
1.991.323 54,98
Fabricación de pasta y papel
694.426 19,17
Madera, muebles y corcho
369.910 10,21
Alimentación, bebidas y tabaco
357.202
7,1
Cerámicas, cementos y yesos
130.005
3,59
Biogás
78.489
2,17
Otras actividades industriales
53.243
1,47
Elaboración de productos químicos
13.100
0,36
Otros
34.477
0,95
3.622.175
100
TOTAL
Tabla 7.1
Consumo de Biomasa en España por sectores a finales de 1997.
A finales de 1997, según fuentes del IDAE, el 55% del consumo de biomasa en
España correspondió a usos domésticos y, prácticamente, el 45% restante se
debió a aplicaciones dentro del sector industrial.
En este sentido, caben destacar las industrias de pasta y papel (19,7%), las
industrias de la madera, muebles y corcho (10,21%), y las industrias de
alimentación, bebidas y tabaco (7,10%), que suponen prácticamente el 80% del
total de las aplicaciones en la industria española.
7.2 aplicaciones de la biomasa
Las aplicaciones energéticas de la biomasa se centran en el aspecto térmico
(sector industrial y doméstico), eléctrico, y en el sector del transporte.
Aquí nos referiremos a los dos primeros empleos de la biomasa, pues su uso
en el sector del transporte se explicó con detalle en el capítulo 5, dedicado
íntegramente a los biocarburantes.
7.2.1 Aplicaciones térmicas
7.2.1.1 Sector industrial
La combustión de materiales leñosos para la producción de energía térmica no
es algo nuevo dentro del sector industrial. La tecnología empleada ha ido
evolucionando a lo largo de estos años, al introducir profundas mejoras
enfocadas principalmente a dos aspectos: el desarrollo de nuevos sistemas de
combustión y la especialización en cada tipo de combustible existente.
Las aplicaciones térmicas industriales más comunes se basan en la
combustión de materiales leñosos para su utilización en hornos, secaderos y
calderas.
Aplicaciones en hornos
Tradicionalmente, la utilización de materiales leñosos como combustible en
hornos para la fabricación de ladrillos y bovedillas ha significado una práctica
habitual dentro del sector cerámico.
No obstante, el gas natural está desplazando a la biomasa en algunas
industrias, a pesar de resultar un combustible con un precio altamente
competitivo. Este aspecto es importante en un sector en el que los costes
energéticos tienen una fuerte repercusión sobre el coste final de los productos.
La biomasa como combustible se puede aplicar en diferentes clases de hornos
cerámicos, como los de tipo Hoffman y los de tipo túnel.
En los hornos tipo Hoffman, se utilizan grupos de combustión, al igual que
para otros tipos de combustibles sólidos. Sin embargo, en algunos casos es
necesario llevar a cabo ciertas variaciones para adaptarlo al material
combustible. Un aspecto importante a tener en cuenta en la utilización de este
tipo de hornos es que su distribución de temperaturas debe ser vertical, con el
fin de obtener una buena cocción de todos los ladrillos de la pila.
Por otro lado, la biomasa empleada en los hornos tipo túnel debe sufrir un
pulverizado y secado del material previo a su utilización en quemadores para
sólidos de pequeña granulometría.
En determinados tipos de cerámica, además, puede añadirse la biomasa
(siempre que se trate de granulometrías lo suficientemente pequeñas) al barro
con el que se fabrican las piezas cerámicas.
Aplicaciones en secaderos
Estas operaciones se llevan a cabo tanto en el sector cerámico, como en el de
la madera, para el secado de partículas.
La utilización de la biomasa es factible tanto en secaderos de tipo directo como
de tipo indirecto.
- Los secaderos de tipo indirecto son combustores que producen aire
caliente mediante un intercambiador. En este tipo de instalaciones no
hay contacto entre los gases procedentes de la combustión con los
empleados para el secado de los productos.
- En los secaderos de tipo directo, los gases procedentes de la
combustión se utilizan directamente en el secado del material; para ello,
deben atemperarse los humos de la combustión, por lo que ésta debe
realizarse con un gran exceso de aire.
Actualmente, existe un interesante campo de desarrollo en las actividades
relacionadas con el secado de productos agrícolas; en este caso, puede
asociarse la materia prima a secar con residuos generados en el mismo
proceso, y que muy bien pueden ser aprovechados como combustible.
Aplicaciones en calderas
La utilización de la biomasa como combustible en calderas no requiere, en
principio, la adaptación de la caldera propiamente dicha, ya que ésta consiste
básicamente en un intecambiador gas-líquido. Sin embargo, en ocasiones se
requieren ciertas adaptaciones o modificaciones en el conjunto de la
instalación:
- El diseño del hogar, que es el recinto donde tiene lugar la combustión,
presenta variaciones sustanciales cuando se utiliza este tipo de
combustible. De esta manera, existe una gran variedad de tecnologías y
procedimientos para incinerar la biomasa con múltiples variantes:
- Hogares de parrilla horizontal fija. Es un sistema apropiado para
materiales en los que predominan partículas pequeñas y bajas
humedades.
- Hogares de parrilla inclinada fija. Constituye el sistema más versátil
en cuanto a las características de granulometría y humedad del
combustible a incinerar. No obstante, a partir de una determinada
capacidad, o para materiales que forman cenizas, la parrilla se suele
hacer móvil.
- Hogares de parrilla móvil. Comprende tanto parrillas inclinadas como
horizontales. Son apropiadas para el caso de que el material lleve una
proporción apreciable de inertes, o si el resultado de la combustión va a
producir una gran cantidad de cenizas. El movimiento, al tiempo que
desplaza el combustible, retira las cenizas evitando la formación de
escorias.
- Hogares de lecho fluidizado. Permiten incinerar una amplia variedad
de tipologías de combustibles con una gran adaptación al proceso,
obteniendo mejoras en cuanto al rendimiento. En este caso, la
combustión de la biomasa se realiza mediante una suspensión formada
por la propia biomasa, sus cenizas y algún elemento inerte, que actúa
como propagador de la combustión; todos estos elementos se
encuentran fluidizados por corrientes de aire introducidas en el hogar
desde su parte inferior.
- La adaptación de calderas existentes para mejorar la combustión se
produce para mejorar la potencia y realizar la combustión de forma
completa, pues la "quema" de materiales leñosos presenta tasas de
combustión bajas. Entre estas modificaciones cabe destacar:
- La adopción de volúmenes de hogar más elevados y tiempos de
residencia grandes.
- La posibilidad de implantar un antehogar para mejorar la combustión,
dependiendo del volumen de la cámara de combustión ya existente.
Asimismo, deben instalarse ventiladores de tiro inducido, ya que la
cámara de combustión tiene que trabajar siempre en depresión.
- En instalaciones para gasóleo o fuel es necesario adaptar un hogar
previo, en cuyas paredes se pueden disponer tubos y canalizar los
gases de combustión de la caldera.
- Las características físicas de la biomasa hacen que los gases
procedentes de la combustión contengan partículas en suspensión.
Dichas partículas pueden depositarse en los tubos, creando problemas
de pérdida de cargas y ensuciamiento y, como consecuencia de ello, en
la transferencia de calor. Existen distintas soluciones o combinaciones
de las mismas para solucionar este problema como pueden ser la
adopción de diversos sistemas de limpieza, las modificaciones parciales
en la disposición de los tubos, etc.
Evaluación económica y rentabilidad de la inversión
La utilización de la biomasa como fuente energética se debe, principalmente, a
dos aspectos en relación al tema económico:
- La supresión de costes (canon de vertido, costes de manipulación, etc.)
derivados de la eliminación del residuo.
- La rentabilidad económica para la aplicación de la biomasa frente a los
combustibles convencionales.
Cualquier estudio para la viabilidad de la biomasa como combustible debe
partir del cumplimiento de alguno de estos dos factores.
Además, en el estudio económico de la viabilidad de la utilización de biomasa
como combustible, se debe tener en cuenta:
- La inversión. Resulta entre un 20% y un 100% superior a la necesaria
en el caso de empleo de los combustibles fósiles convencionales. Este
aumento se deriva principalmente de los sistemas de gestión del
combustible y de la alimentación automática (silos, tolvas, cintas
transportadoras...). Por otro lado, puede resultar adecuado la
implantación de equipos para realizar la amoldación del combustible, lo
que puede encarecer todavía más la instalación.
- El precio del combustible. Siempre en comparación respecto al del
combustible fósil a sustituir.
- Los costes de operación. A menudo resultan superiores, debido a la
necesidad de utilizar un mayor número de motores, con un consumo
superior de electricidad. Sin embargo, parte de dicho consumo podría
verse compensado por la no utilización de bombas y precalentadores, tal
y como ocurre en el caso del fueloil.
- Adaptación del equipo y/o combustible. Al tratarse de equipos que
pueden consumir en un año cantidades de combustible, que representan
varias veces su valor de adquisición, es mejor adaptar el equipo al
combustible y no al contrario, ya que siempre resulta beneficioso realizar
las mínimas operaciones posibles al combustible.
- Instalaciones contraincendios. Al ser la biomasa menos peligrosa en
su manipulación que otro tipo de combustibles, pueden obtenerse ciertos
ahorros en el diseño y mantenimiento de este tipo de instalaciones.
La rentabilidad de las instalaciones industriales alimentadas con biomasa viene
determinada principalmente por la diferencia de inversiones y el precio del combustible
en comparación con los combustibles fósiles convencionales.
7.2.1.2 Sector doméstico
La utilización de la biomasa como fuente energética para usos domésticos se
basa en la calefacción. Esta aplicación se puede llevar a cabo de forma
individual, colectiva, o mediante sistemas de calefacción centralizados, en
consonancia con una serie de aspectos:
- Las distintas técnicas disponibles, aplicables a cada caso, que, por
cuestiones de tamaño y de la propia aplicación, varían enormemente de
un caso a otro.
- Las posibilidades de acceso a los combustibles como la biomasa, que
son diferentes según se trate de aplicaciones individuales, colectivas o
municipales.
- Los distintos tipos de combustibles que pueden ser empleados en cada
uno de los casos.
Aplicaciones domésticas individuales
Las aplicaciones domésticas individuales son, con toda seguridad, la aplicación
de la biomasa más extendida actualmente en toda la geografía española.
Existen variaciones regionales tradicionales en su aplicación, pero su común
denominador es su finalidad principal: la producción de calor para calefacción.
Los equipos correspondientes a estas aplicaciones pueden separarse en dos
grandes grupos:
- Equipos o instalaciones con una bajo rendimiento energético.
Formados principalmente por estufas "tradicionales" tipo "bote", con
escasa o nula posibilidad de control de la combustión y chimeneas de
obra.
Este tipo de equipos se comercializa generalmente en empresas que no
tienen ninguna relación con el sector energético, como ferreterías o
empresas de suministros para la construcción.
- Resto de equipos con un aceptable rendimiento energético. Entre
los que cabe destacar:
- Los compactos de chimeneas y recuperadores de calor (empotrables o
no).
- Las cocinas-estufas, con posibilidad de control de aire primario y
secundario.
- Las calderas para sólidos.
Este tipo de equipos tiene un rendimiento energético que puede llegar al
85%. Se comercializan preferentemente en establecimientos
especializados, ya que en la mayoría de los casos es necesario la
presencia de especialistas de cara a su instalación.
Las características técnicas de este tipo de equipos, en cuanto a su
eficiencia energética como por su capacidad de suministrar unas
prestaciones equivalentes, hace que puedan ser una alternativa frente a
otros sistemas de calefacción.
Evaluación económica y rentabilidad de la inversión
El estudio de la viabilidad económica se centra en el segundo grupo de
instalaciones, ya que supone una alternativa a otros tipos de calefacción. Al
igual que en el caso industrial, cualquier estudio económico sobre la alternativa
de la biomasa como combustible deberá estar basado en el precio del
combustible y en el coste de la inversión necesaria.
- El precio del combustible. Supone la principal ventaja económica de
la utilización de la biomasa en aplicaciones domésticas individuales. En
efecto, los beneficios de su utilización, respecto a otras formas de
empleo de combustibles, son:
- La estabilidad del precio, ya que éste no está sujeto a las
oscilaciones económicas mundiales, como ocurre en el caso de los
combustibles fósiles, ni a las alteraciones basadas en su fiscalidad.
- La posibilidad de recurrir a distintos suministradores y tipos de
biomasa.
- Las diferentes formas de almacenamiento.
- La diferencia de precio con respecto al gasóleo-C, que es su directo
competidor en este tipo de aplicaciones. Se debe tener en cuenta que el
precio de los diferentes tipos de biomasa es muy variable, así como
también lo es en función del sistema de suministro.
Combustibles
Leñas de
encina
Costeros de
pino
Euros/kg (sin
transporte)
Euros/kg (con
transporte)
Observaciones
0,09-0,12
0,13
El transporte incluye descarga y
almacenado.
,,,
0,08
Comprado por camiones
enteros.
Briquetas
Pellets
0,08-0,18
0,10-0,24
,,,
0,10
Precio con transporte según
cantidades.
Suministrado con contrato.
Tabla 7.2 Comparación de precios de combustibles.
- El coste de la inversión. En este caso, se debe tener en cuenta la
diferencia entre la inversión realizada para los equipos de biomasa y la
que correspondería a las convencionales.
Puede afirmarse, en general, que existe una relación directa entre el
rendimiento de los equipos y su coste, aunque también se encuentran
influidos por aspectos distintos del energético, y que plantean graves
dificultades a la hora de su valoración económica, como los criterios
estéticos, decorativos, funcionales, etc.
El precio de la inversión varía, como en el caso del combustible,
enormemente, yendo desde costes prácticamente nulos (para las
chimeneas de obra, que se adquieren con la vivienda) hasta costes más
o menos elevados según el tipo de instalación a realizar.
Como norma general, sin embargo, puede decirse que este tipo de
equipos es más barato de instalar que sus equivalentes de gasóleo, al
necesitar menor cantidad de elementos auxiliares (depósitos, tuberías,
etc.).
Así, la rentabilidad de una instalación de estas características para su uso
doméstico viene determinada por la compensación mediante el bajo coste del
combustible con respecto a la inversión realizada, generalmente superior a un
sistema tradicional.
7.2.1.3 Aplicaciones domésticas colectivas
Actualmente, en el ámbito estatal, no es habitual la existencia de instalaciones
colectivas de calefacción funcionando con biomasa. La realidad es que las
posibilidades de la biomasa en este tipo de aplicaciones sólo es factible
cuando se trata de adaptar calderas colectivas de carbón a combustibles
derivados de la biomasa, en competencia con otras fuentes energéticas como
pueden ser el gasóleo-C, el gas o la electricidad.
La adaptación que se propone actualmente cuenta con muchas mejoras
técnicas, consiguiéndose una combustión completa y una mejora sustancial en
el rendimiento energético del equipo, frente a la instalación anterior.
Estas mejoras permiten plantear sustituciones de combustible "kilo a kilo"; es
decir, un kilogramo de biomasa (con un contenido energético de unas 3.700
kcal/kg) sustituye a un kilogramo de carbón (con un PCI de unas 6.500 kcal/kg),
radicando en este hecho una de las principales ventajas de este tipo de
aplicaciones, pues el coste de la biomasa es inferior al del carbón.
La mejora de la instalación, además de la incidencia que tiene en los aspectos
energéticos y económicos es especialmente beneficiosa en el capítulo
medioambiental, al ser los residuos y las emisiones de la combustión de la
biomasa mucho menos perjudiciales que los correspondientes a los del carbón.
Evaluación económica y rentabilidad de la inversión
Dentro del apartado correspondiente a los costes, se deben evaluar:
- El coste de la realización de una instalación de adaptación. Viene
determinado, en su mayor parte, por el quemador y también por las
instalaciones auxiliares (eléctrica, aislamientos térmicos, instalaciones
contra incendios, obra civil...).
En conjunto, la inversión global puede encontrarse entre los 5409 y 7813
euros.
- El coste del combustible. Actualmente, en la mayoría de los casos, el
coste del suministro de carbón supera las 150 €/t, existiendo biomasa en
el mercado a precios muy inferiores, y con unas características que la
hacen idónea para este tipo de aplicaciones (cáscara de almendra,
cáscara de avellana, hueso de aceituna desgrasado), o incluso
preparada específicamente para estos sistemas (pellets obtenidos a
partir del serrín de madera).
En la mayoría de los casos, el precio de este tipo de combustibles se
encuentra por debajo de las 108 €/t, aunque está fuertemente
influenciado por los costes del transporte.
Otra posibilidad que se ha planteado recientemente es el contrato del
suministro de calor para calefacción o ACS, mediante unas condiciones
y unos precios pactados de antemano por la comunidad de vecinos y el
suministrador, que es el encargado de realizar las gestiones
correspondientes al combustible y evitar las posibles variaciones que
pudieran afectar a los mercados de la biomasa.
Finalmente, la evaluación de la rentabilidad de este tipo de instalaciones se
basará en la recuperación de la inversión inicial realizada, con respecto a los
ahorros producidos con el cambio de combustible, durante la vida útil de la
instalación.
7.2.1.4 Aplicaciones domésticas centralizadas
Se conoce como calefacción centralizada (en inglés District Heating) al
sistema de suministro de calefacción basado en una única planta que abastece
a varios edificios mediante un sistema de tuberías que los une a la planta
central. Este tipo de sistemas tiene un grado de penetración muy variable en
los distintos países, siendo en los países del norte de Europa (Dinamarca,
Suecia, Finlandia) donde su implantación es más importante.
Para el caso de las aplicaciones de calefacción centralizada alimentada con
biomasa puede darse el caso de plantas destinadas únicamente a la
producción térmica o que produzcan simultáneamente electricidad y calor.
En esencia, una instalación de calefacción centralizada cuenta con:
- Una planta central, cuyo tamaño puede variar desde capacidades de
suministro de unos cuantos usuarios hasta centenares de miles de
viviendas.
- Un sistema de distribución, formado por conducciones de ida y
retorno (de diámetros variables en función del caudal), instalados
generalmente en paralelo.
- Varios puntos de consumo, que constituyen los dispositivos
mediante los cuales se abastece al usuario, generalmente gracias a
intercambiadores de calor y/o acumuladores.
El diseño de una planta de este tipo de instalaciones deberá tener en cuenta
los siguientes aspectos:
- Las condiciones climáticas de la zona, en el caso de instalaciones que
produzcan simultáneamente calor y electricidad.
Dadas las condiciones climáticas que imperan en la mayoría de las
regiones españolas, las centrales destinadas a la producción de
electricidad y calor deben estar diseñadas de tal modo que pueda
funcionar sin utilizar la red de calefacción como circuito de refrigeración,
o bien con cargas variables en el circuito de calefacción.
- La curva de distribución de la demanda.
- El suministro a nuevos clientes que se incorporen al servicio con
posterioridad a la puesta en marcha.
Figura 7.1
Esquema de una red de calefacción centralizada para ACS y servicio de
calefacción alimentada por biomasa. Los datos corresponden a una
instalación de Cuéllar (Segovia). Fuente: modificado a partir de la reseña
bibliográfica nº 2.
En principio, los sistemas de calefacción centralizada pueden utilizar como
fuente energética distintos tipos de combustible (carbón, gas, biomasa...), o
incluso calores residuales procedentes de factorías o de centrales térmicas.
Actualmente, se considera que la calefacción centralizada es un camino de
especial interés para la biomasa, ya que además de ser un nuevo mercado,
permite la comercialización del producto (el calor producido) en los casos que
el aprovechamiento esté vinculado a los procesos de obtención de combustible.
Para el caso de España, en lo que al tipo de biomasa se refiere, además de los
residuos agrícolas tienen especial interés los combustibles obtenidos del
entorno forestal (residuos de podas, talas y clareos), contribuyendo, por otro
lado, a la mejora del estado de las masas forestales.
Aspectos económicos y rentabilidad de la inversión
Las instalaciones de calefacción centralizada deben plantearse como
inversiones a largo plazo, por lo que no deben esperase rentabilidades
inmediatas. Aún así, desde el punto de vista de las administraciones, se deben
tener en cuenta otros aspectos no estrictamente económicos:
- La generación de empleo en la zona.
- La mejora del medio ambiente.
- La mejora de las condiciones de vida doméstica.
- La preservación de las masas boscosas (en el caso de utilizar residuos
forestales).
En el estudio económico y de rentabilidad propiamente dicho, se deben tener
en cuenta:
- Las inversiones, tanto para la realización de la planta térmica como de
la red de calefacción. Se debe significar que la inversión correspondiente
a ésta última supera ampliamente la de la central térmica.
- Los gastos de operación, como los sistemas de tratamientos de aguas,
los consumos eléctricos de las diferentes bombas que dotan de presión
al circuito (de relativa importancia), y otros gastos derivados de la
manipulación del combustible (por si fueran necesarios). Los costes de
personal pueden tener escasa incidencia siempre que se trate de
instalaciones suficientemente automatizadas o monitorizadas, no siendo
necesario en muchos casos la presencia física del operador más que en
operaciones específicas (carga y descarga de silos, operaciones de
encendido...), excepto en el caso de instalaciones de gran tamaño
donde puede ser necesario la presencia de un maquinista.
- Debido a la extensión de la red de distribución, se hace necesario
contar con un presupuesto específico y una importante dotación anual
para el mantenimiento.
Un modo de solucionar estos costes sería recurriendo a planes
periódicos de reforma y revisión, con la incorporación a la red de
tuberías de dispositivos capaces de detectar las posibles anomalías en
el servicio que, eventualmente, pudiesen desembocar en averías.
- Los ahorros derivados de la diferencia de los precios de
combustible, de los consumos energéticos, y de la no existencia de
cuotas de conexión, de mantenimiento y servicio. El precio del
combustible debe ser tal que permita ofertar al usuario un servicio de
calefacción por debajo de los precios que obtendría utilizando su propio
sistema.
De todas formas, como ya se ha comentado anteriormente, la introducción de
este tipo de instalaciones tiene unas finalidades que no son de tipo económico
exclusivamente.
7.2.2 Aplicaciones eléctricas
La transformación de la biomasa en energía eléctrica se puede llevar a cabo
mediante:
- Combustión directa de la biomasa para producción de un fluido
(generalmente, vapor), en el que su energía térmica se transforma en
energía mecánica en una turbina.
- Transformación de la biomasa mediante procesos bioquímicos
(biogás) o termoquímicos (pirólisis, gasificación). La biomasa se
transforma en un combustible fluido que puede ser empleado, bien en
motores alternativos o bien en turbinas de gas.
La producción de energía eléctrica puede estar asociada a centrales eléctricas
o a plantas de cogeneración, en industrias o actividades que puedan consumir
el calor residual.
El rendimiento de las centrales eléctricas alimentadas con biomasa es el
principal factor que se emplea en su evaluación. Consiste en stablecer una
comparación entre la energía que entra al ciclo (100%) con la finalmente
obtenida en forma de electricidad o de calor.
Como ya se ha comentado, el PCI habitual en la mayoría de las biomasas es
de unas 3.200 kcal/kg. Debido a que 1 kWh son 860 kcal, el contenido
energético de la biomasa puede estimarse en unos 3,7 kWh. En consecuencia,
para un rendimiento del 30%, por cada kg de biomasa que se utilice, podríamos
conseguir 1,1 kWh de energía.
En la tabla 7.3 pueen observarse los rendimientos eléctricos, según el tipo de
aplicación buscada.
Rendimientos
Ciclo de vapor
hel(%)
- Cogeneración electricidad y calor en centrales de pequeña potencia (<5MW).
18-22
- Cogeneración electricidad y calor en centrales de media y alta potencia (>5MW)1. 20-25
1
- Generación eléctrica en centrales trabajando en condensación.
25-32
Otros sistemas
hel(%)
- Aprovechamiento en motores alternativos.
30
- Gasificación de biomasa y utilización en central de ciclo combinado (P>5MW).
37
Los rendimientos globales en plantas de cogeneración son mayores a los mostrados al añadir, al rendimiento eléctrico, el
obtenido por la aplicación térmica del calor.
Tabla 7.3
Rendimientos eléctricos brutos.
7.2.2.1 Tipos de aplicaciones eléctricas
Ciclos de vapor
En esta modalidad, la biomasa se conduce hacia el hogar de combustión,
donde al quemarla, se generan los gases calientes que se aprovechan en la
caldera y en el recalentador para producir vapor a alta presión y elevada
temperatura. A su vez, el vapor se lleva hasta la turbina, que mueve el
alternador para la generación de electricidad. De la turbina, el vapor puede
condensarse (para plantas exclusivamente de producción eléctrica) o extraerse
total o parcialmente para ser utilizado como vehículo energético en otras
aplicaciones (cogeneración). Los condensados se conducen a un
desgasificador y, posteriormente, son reintroducidos en forma líquida
nuevamente en la caldera, para reiniciar otro ciclo.
Figura 7.2
Ciclo de vapor convencional. Fuente: modificado a partir de la reseña
bibliográfica nº 1.
La tecnología empleada en las centrales de biomasa con ciclo combinado de
vapor (incorporan una turbina de gas, cuyos gases de salida alimentan un ciclo
de vapor) está ampliamente contrastada, no existiendo diferencias significativas
(salvo en lo concerniente al tamaño de las plantas) con las centrales eléctricas
de vapor convencionales.
Motores
En este contexto quedan incluidas distintas tecnologías, entre las que destaca
la gasificación y su aprovechamiento en motores alternativos (baja potencia), o
en grandes centrales de ciclo combinado.
El rendimiento eléctrico y el rendimiento global de estas instalaciones son más
altos que los correspondientes a centrales con ciclo de vapor. La principal
desventaja de este tipo de sistemas radica en el hecho de su limitada
implantación comercial, aunque existen interesantes perspectivas a corto y
medio plazo.
7.2.3 Determinación de las características de la planta
7.2.3.1 Dimensionamiento
El tamaño de la planta se encuentra condicionado por dos factores:
- Las necesidades energéticas a cubrir. En este aspecto se tiene en
cuenta únicamente la cantidad de combustible necesario.
- La cantidad de combustible disponible. Constituye el caso más
frecuente, y corresponde a aplicaciones relacionadas directamente con
el recurso energético, bien por tratarse de residuos o subproductos
propios del establecimiento, o bien por estar vinculadas a la obtención
del mismo.
Para definir el tamaño de la planta es necesario, en primer lugar, valorar el
combustible disponible en cantidad, calidad y tiempo.
- Cantidad. La cantidad de biomasa disponible puede verse influenciada
por factores climáticos o de mercado, existiendo importantes variaciones
de unos años a otros.
- Calidad. Las propiedades de la biomasa pueden variar mucho de una
época a otra, o bien de un año a otro, en el caso de materiales
generados anualmente.
- Tiempo. Se refiere a la variabilidad estacional de la biomasa, para el
caso de recursos de procedencia agrícola (con períodos anuales de
cosecha) o con imposibilidad de obtener el combustible en determinados
períodos por causas climáticas o condicionantes del propio recurso, en
el caso de cultivos o residuos de aprovechamiento agrícola.
7.2.3.2 Gestión del recurso de la biomasa
Uno de los factores que pueden considerarse cruciales a la hora de establecer
las condiciones de funcionamiento de la planta será la gestión del recurso de la
biomasa, desde el momento de su producción hasta su aprovechamiento final.
Ésta se verá afectada por los siguientes condicionantes:
- La decisión de los sistemas de tratamiento a emplear, así como la
posibilidad de realizarlos en el punto de producción del recurso, en
puntos intermedios o en la propia planta.
- La adecuación de los sistemas de aprovechamiento energético a los
combustibles para mantener un rendimiento idóneo en el conjunto de las
instalaciones, y para prevenir las posibles averías que pudieran
derivarse de la utilización de combustibles inadecuados para la
instalación. Es decir, si existe también la posibilidad de utilizar diferentes
combustibles, ésta debe plantearse a la hora de diseñar los sistemas de
aprovechamiento energético.
7.2.3.3 Emplazamiento
En el momento de elegir el emplazamiento de la planta deben tenerse en
cuenta factores como los ambientales (cercanía a núcleos de población, daños
sociales, impacto ambiental, etc.), las infraestructuras necesarias (accesos,
conexión a la red eléctrica...) o las disponibilidades de agua (producción de
vapor o refrigeración), entre otros.
7.2.4 Evaluación económica y rentabilidad de la inversión
Las inversiones varían en función de:
- El tamaño de la planta, ya que existe un importante factor de escala en
este tipo de instalaciones; de esta manera, el coste de las inversiones se
reduce a medida que las plantas son mayores, o bien se incrementa
para industrias más pequeñas.
- Las alternativas elegidas, incluso en función del propio combustible.
Los costes asociados a la generación eléctrica pueden desglosarse en:
- Coste del combustible. Se encuentra valorado en pesetas por unidad
de contenido energético, lo que puede incidir en la viabilidad de una
planta, ya que representa aproximadamente el 50% de los costes. Este
peso del precio del combustible se ve afectado también por el
rendimiento energético en la instalación, por lo que cuanto mayor sea el
coste del combustible más necesario se hace acudir a soluciones
energéticamente más eficientes.
- Coste de operación y mantenimiento. Este factor debe ser
minimizado, empleando sistemas de alta fiabilidad y reduciendo al
máximo posible todas aquellas operaciones que inciden al alza sobre
este tipo de costes. En principio, puede estimarse que para una planta
de características medias dichos costes suponen el 20% del coste global
de producción del kWh eléctrico.
- Coste de capital. Puede llegar a representar el 30% de los costes de
producción del kWh eléctrico. En este caso, es necesario optimizar el
diseño de la planta para conseguir un compromiso entre la eficiencia
energética (para reducir los costes del combustible), el diseño óptimo
(para minimizar los costes de O+M) y la propia inversión, siendo
necesario encontrar el punto intermedio que satisfaga del modo más
adecuado las tres necesidades.
En buena parte de los casos que se plantean habitualmente, esta
solución de compromiso es imposible, por lo que hay que recurrir a
subvenciones, que pueden ser capitales (para reducir los costes
derivados de la inversión inicial) o bien relacionadas con el proceso de
producción del combustible.
Los ingresos generados dentro de las plantas de producción eléctrica pueden
presentarse de varias formas:
- En plantas de generación eléctrica o cogeneración no conectadas a la
red eléctrica, el ahorro en la factura energética se produce por la
utilización de sistemas energéticos propios.
- En las instalaciones de generación eléctrica o cogeneración, asociadas
a establecimientos consumidores de energía y conectadas a la red, por
una parte se obtiene el ingreso derivado de la energía no adquirida;
y, por otra, existe la posibilidad de ceder el excedente eléctrico generado
a la red. Actualmente, ésta última opción es la más frecuente y la que
presenta unos mejores índices en cuanto a la valorización económica de
la energía producida.
- En las plantas de cogeneración eléctrica o de cogeneración
conectadas a la red, los ingresos posibles son los derivados de la venta
o cesión del calor a terceros y la venta de la energía eléctrica a la
compañía, según el marco establecido por la legislación y las tarifas
vigentes.
A la hora de plantear los posibles ingresos, se hace necesario destacar
la importancia de obtener un valor comercial por el calor producido.
Los ingresos derivados de la venta de energía eléctrica a las compañías del ramo vienen
regulados en la actualidad por el R.D. 2818/98.
7.3 Instalaciones ejemplo
A continuación se presentan una serie de casos prácticos reales de utilización
de la biomasa como combustible para diversas aplicaciones.
7.3.1 Aprovechamiento de residuos agrícolas como combustible de
un secadero en una industria agroalimentaria
Como ejemplo de aprovechamiento de los residuos agrícolas como
combustible, se presenta a continuación el caso de la Industria Francisco
Fabregat, S.A., situada en Torregrossa (Pla d'Urgell), y que tiene como
actividad principal la deshidratación de alfalfa y de otros productos agrícolas.
La producción anual es de 65.000 Tm.
La materia prima llega con un contenido de humedad de entre un 25% y un
40%, y se seca con aire caliente hasta que alcanza el 12%. Una vez
deshidratada, se empaqueta directamente o bien se compacta en forma de
gránulos o briquetas y, posteriormente, se comercializa como producto para la
alimentación del ganado.
El proceso productivo de esta industria tiene un carácter marcadamente
estacional, ya que el proceso de deshidratación sólo se lleva a cabo durante
unos ocho meses al año, cosa que produce una cierta infrautilización de las
instalaciones. Por eso, se creyó interesante aprovechar la línea de fabricación
de briquetas durante los meses que no funciona para elaborar un combustible a
partir de residuos agrícolas procedentes de los cultivos de la zona.
Este combustible residual permitiría alimentar el proceso de secado, que
concentra la mayor parte del consumo energético de la empresa y supone una
parte significativa de los costes productivos. Para hacerlo posible, en 1987 se
sustituyó una antigua unidad de secado, que funcionaba con fuel-oil, por un
equipo capaz de consumir el nuevo combustible.
Los residuos agrícolas que quedan en los campos, una vez finalizada la
cosecha (paja, tallos de girasol, caña de maíz, etc.) se recogen y se
transportan hasta la fábrica, donde permanecen hasta que, una vez finalizada
la temporada de producción, se introducen en una de las líneas de fabricación.
Las briquetas que se obtienen se utilizan como combustible en el proceso de
deshidratación. El poder calorífico de este tipo de combustible oscila entre las
3.000 y las 4.000 kcal/kg.
Cabe decir que el coste de la recogida y la transformación de la biomasa en
combustible puede superar, en determinadas ocasiones, el de ciertos
combustibles residuales procedentes de otras industrias agroalimentarias
(cáscara de almendra, huesos de oliva, etc.). Por este motivo, se combina el
uso de briquetas con el de otros residuos vegetales, en función de su
disponibilidad y de su precio en el mercado.
La planta de deshidratación tiene un rendimiento energético un 30% más
elevado que antes y consume anualmente unas 30.000 Tm de biomasa de
procedencia diversa. El ahorro económico derivado del cambio de combustible
y del aumento de la eficiencia energética del proceso ha sido del orden del
37%.
7.3.2 Centro Integral de Valoración de Residuos del Maresme
La comarca del Maresme, con una población de 280.000 habitantes -durante la
época veraniega prácticamente se duplica- genera anualmente alrededor de
170.000 toneladas de residuos. En el año 1985, 17 municipios junto con la
Diputación de Barcelona constituyeron el Consorcio para el Tratamiento de
Residuos Sólidos Urbanos del Maresme, el cual construyó en Mataró una
planta de reciclaje y compostaje para tratar y aprovechar los recursos
valorables de los RSU.
Aún y los buenos resultados de la planta -hasta 1993 se recuperaron más de
367.000 toneladas de productos-, un 70% de los residuos tratados tenían que
ser enviados a vertederos controlados fuera de la comarca, cosa que
comportaba un elevado gasto económico y un fuerte impacto medioambiental.
Además, para dar servicio a los municipios del norte del Maresme era
necesario ampliar la capacidad de la planta.
Para resolver el problema, definitivamente, se incorporaron en el Consorcio el
Consejo Comarcal del Maresme y el resto de municipios de la comarca excepto Tiana y Montgat, que gestionan sus residuos mediante los servicios de
la Entidad Metropolitana de Barcelona-, y se decidió construir un centro de
valoración de residuos que incluyese la planta de reciclaje y compostaje mejorada y ampliada-, una sección de trituración de muebles y residuos
voluminosos, y una central de recuperación energética para producir energía
eléctrica, aprovechando la fracción combustible de los residuos que se puede
reciclar. Actualmente, la totalidad de los RSU del Maresme se tratan en el
Centro Integral de Valoración de Residuos, inaugurado en noviembre de 1994,
el cual tiene una capacidad de tratamiento de 190.000 toneladas anuales de
RSU.
El proceso de tratamiento de las basuras se inicia cuando los camiones de
recogida las descargan en la nave de recepción de la planta de reciclaje.
Inmediatamente, pasan a las cintas de selección, donde unos operarios retiran
los residuos voluminosos y los materiales aprovechables (vidrio, papel y cartón,
etc.). Las basuras restantes se hacen circular por un tambor rotativo donde se
separa la materia orgánica, que es enviada a unos silos de fermentación para
fabricar compost.
Paralelamente, de la fracción inorgánica se sacan manualmente otros
materiales como son plásticos y chatarra magnética. El rechazo restante, junto
con los residuos voluminosos previamente triturados, se conduce mediante una
cinta transportadora hasta la fosa de la central de recuperación energética, la
cual tiene un volumen de 6.000 m3 -es decir, una capacidad de 3.000
toneladas-. La central de recuperación energética consta de dos conjuntos
idénticos formados por un horno, una caldera de recuperación, un sistema de
limpieza de gases y un filtro electroestático.
Desde el interior de la fosa, dos grúas puente equipadas con cucharas tipo
pulpo realizan la carga de las TREMUGES de alimentación: una vez los
residuos entran en la TREMUJA, caen en el interior del horno por gravedad. La
combustión se realiza sobre unas parrillas en forma de escalones móviles que
hacen avanzar los residuos y al mismo tiempo les dotan de un movimiento de
rotación para asegurarse una combustión completa.
Tal y como exige la normativa de la UE, tanto el horno como la caldera han
sido diseñados de manera que los gases resultantes de la combustión
permanezcan como mínimo durante dos segundos a una temperatura superior
a los 850ºC, con lo que se destruyen los productos contaminantes como las
dioxinas que se puedan haber formado durante la combustión. Cuando la
temperatura de los hornos baja por debajo de los 850ºC, unos quemadores
auxiliares de gas natural se ponen en funcionamiento. Seguidamente, los
gases de combustión pasan a unas calderas de recuperación con una
capacidad de producción unitaria de 25,4 t/h de vapor sobrecalentado a 61 bar
y 380ºC. El vapor obtenido se aprovecha para accionar un grupo
turboalternador de una potencia de 11,6 MW y la energía eléctrica conseguida
se envía a la red. Una vez se ha utilizado, el vapor se conduce a unos
aerocondensadores y se recupera para el circuito de alimentación de las
calderas.
Para reducir las emisiones contaminantes, los humos, que salen de cada
caldera, a una temperatura de 200ºC, se someten a un lavado químico en dos
absorbedores por vía semihúmeda, en los que se dispersa una solución de
hidróxido cálcico que reacciona con los compuestos ácidos de los humos (S y
Cl) y forma un residuo completamente seco que se recoge en la base de los
equipos. Además, el enfriamiento de los humos a causa de la evaporación del
agua de dilución del hidróxido cálcico también provoca una precipitación de los
metales pesados. Una vez lavados químicamente y enfriados a 140ºC, los
gases pasan por unos electrofiltros para limpiarlos de partículas sólidas en
suspensión. Finalmente, con ayuda de un ventilador de tiro forzado, se envían
a la atmósfera a través de una chimenea de 45 m de altura.
La central de recuperación energética, que puede tratar hasta 20 t/h de
residuos, produce anualmente 65.000 MWh de energía eléctrica. Asimismo,
cabe tener en cuenta que el hecho de que se aproveche una fuente residual
como son las basuras domésticas supone u ahorro de energía primaria, al cual
hay que añadir el derivado de la reintroducción en el mercado de toda una serie
de productos reciclados que, por otro lado, sería necesario elaborar a partir de
recursos naturales, con un consumo de energía mucho más elevado. La
cantidad de energía ahorrada gracias a la recuperación y comercialización de
los materiales recuperados de los RSU se evalúa en unos 33.500 MWh/año.
7.3.2.1 Características principales del Centro Integral de
Valoración de Residuos del Maresme
Datos generales:
- Capacidad de tratamiento (RSU): 190.000 t/año.
- Potencia total instalada: 2.600 kW.
- Superficie edificada: 11.700 m2.
Planta de reciclaje y compostaje:
- Capacidad de reciclaje: 25 t/h.
- Régimen de trabajo: 311 días/año.
- Capacidad sección de compostaje: 25 t/día.
- Tiempo de producción del compost: 28 días.
Central de Recuperación Energética
- Número de líneas de combustión: 2.
- Capacidad mecánica de cada horno: 10 t/h.
- Producción de cada caldera de vapor: 25,4 t/h.
- Presión de trabajo: 61 bar.
- Temperatura del vapor: 380ºC.
- Potencia del alternador: 11.600 kW.
- Consumo de hidróxido cálcico: 30 kg/t de RSU.
7.3.3 Aprovechamiento energético del biogás obtenido de aguas
residuales urbanas
En la mayoría de las grandes y medianas depuradoras de aguas residuales
urbanas de ciudades superiores a 40.000 habitantes, se obtiene biogás según
el siguiente proceso:
- Las aguas residuales entran en el sedimentador primario, donde se
recoge en el fondo un tercio de la carga entrante.
- El oxigenador convierte en agua y lodo casi toda la carga restante.
- El sedimentador secundario separa en el fondo estos nuevos lodos y el
agua depurada sale de la parte superior.
- Los lodos separados en los dos sedimentadores pasan al digestor
anaeróbico, donde se produce una fermentación que reduce el
porcentaje de lodos y se produce biogás con una proporción del 60%70% de metano.
Este biogás puede aprovecharse en calderas para la producción de vapor o de
agua caliente (en parte, en la propia planta depuradora para el calentamiento
de los digestores u otros usos de calefacción), o bien mediante sistemas de
cogeneración que permitan obtener, por un lado, energía eléctrica y, por otro
lado, energía térmica (en forma de agua caliente), con lo que se obtiene una
rendimiento total superior.
Las características del biogás producido deben estudiarse, pero en general
puede asegurarse que requerirá un sistema de depuración de ácido sulfhídrico
presente en el mismo.
El ácido sulfhídrico en el biogás procedente de la digestión anaeróbica de lodos
de plantas depuradoras de aguas residuales puede alcanzar valores del 0,2%
hasta el 0,8%, por lo que no se puede utilizar el combustible directamente en
calderas motores de gas o en turbinas sin una depuración previa.
7.3.3.1 Características de las instalaciones efectuadas en la
planta depuradora de aguas residuales urbanas de Reus
Con objeto de promover el aprovechamiento energético del biogás, C.G.E.
conjuntamente con el Centro de Estudios para la Energía y SEARSA (empresa
explotadora de la planta depuradora) se procedió a la instalación de una planta
de cogeneración piloto que sirviera de base para el aprovechamiento integral
en una segunda fase.
Se instaló un aparato de cogeneración TOTEM que ha funcionado más de
6.000 horas correctamente, siempre que las condiciones del gas eran
adecuadas en cuanto a cantidad y calidad. Los problemas más usuales eran
referentes al gasómetro de almacenamiento que, cuando estaba casi vacío,
provocaba entradas de aire. Además, el biogás contenía ácido sulfhídrico (de
2.500 p.p.m. a 4.500 p.p.m.), que no era depurado adecuadamente por el filtro
de virutas de hierro instalado primeramente.
Características del equipo de cogeneración.
- Consumo de biogás 8 m3/h
- Potencia eléctrica suministrada 15,02 kWe a 380 V
- Potencia térmica suministrada 39,3 kWt
- Rendimiento eléctrico 0,27
- Rendimiento térmico 0,70
- Rendimiento global 0,97
- Emisión de CO 0,06% en volumen
- Motor de combustión interna 903 cm3
- Generador eléctrico Asíncrono
- Nivel sonoro 70 dBA
Aprovechamiento energético del biogás mediante
cogeneración.
Mediante cogeneración con el equipo instalado se obtiene un rendimiento en
energía eléctrica del 27% y en energía térmica del 70%.
Tanto la energía eléctrica como la térmica se aprovechan íntegramente en la
propia planta depuradora, lo que permite obtener un pay-back de unos 14
meses a los precios actuales.
Puntos a destacar
1.- El aprovechamiento de la energía de la biomasa encuentra su
aplicación en aspectos térmicos (producción de calor en el sector
industrial y doméstico), de generación de electricidad y como
combustible de automoción.
2.- En las aplicaciones térmicas industriales, la biomasa puede ser
empleada en hornos, secaderos y calderas. A menudo, resulta
conveniente adaptar la caldera a las condiciones del combustible que se
va a emplear, con el fin de mejorar la potencia y el rendimiento.
3.- En el estudio de la viabilidad de la biomasa como fuente energética
debe considerarse la inversión inicial y el precio del combustible, en
comparación con los métodos tradicionales basados en combustibles
fósiles.
4.- La explotación de la biomasa en el ámbito doméstico se centra en
aplicaciones para calefacción, ya sea individuales, colectivas o en
sistemas centralizados, según distintas técnicas y posibilidades.
5.- Los sistemas de calefacción domésticos colectivos basados en la
biomasa sólo son viables en calderas de carbón adaptadas a tal fin.
6.- La calefacción centralizada o de distrito consiste en una sola planta,
que abastece a numerosos puntos de consumo, gracias a un sistema de
distribución formado por conducciones.
7.- Las aplicaciones eléctricas de la energía de la biomasa se basan en
la combustión directa para su aprovechamiento en un ciclo de vapor
convencional, o en la transformación termoquímica y bioquímica para la
producción de biogás.
8.- El tamaño de una instalación que utiliza como combustible el recurso
de la biomasa para la producción de electricidad debe condicionarse a
las necesidades energéticas que debe cubrir y a la cantidad de
combustible disponible.
9.- Es interesante contemplar la posibilidad de amortizar gastos,
vendiendo la energía eléctrica producida a la compañía eléctrica, según
el R.D. 2818/98.
8. IMPACTO AMBIENTAL
OBJETIVOS
- Adquirir una idea de las principales repercusiones del aprovechamiento energético de la
biomasa con respecto al medio ambiente.
8.1 Introducción
El consumo energético mundial actual se sitúa entorno a los 11.500 MTEP/año
y se estima que crecerá por encima de los 13.000 MTEP/año durante los
próximos diez años.
La producción de esta energía se obtiene a partir de materiales de origen fósil
en su mayor parte, y está asociada a la liberación de una enorme cantidad de
emisiones cuya acción tiene múltiples e importantes efectos negativos sobre
los ecosistemas. Esta situación se ve agravada por la carencia de soluciones
satisfactorias para su tratamiento y eliminación, pues en ocasiones, como
ocurre en el caso del CO2 o de los residuos de las centrales nucleares, ni
siquiera existen soluciones satisfactorias para su adecuado tratamiento y
eliminación.
Por otro lado, el progresivo agotamiento de los combustibles hoy más utilizados
(principalmente, fósiles) hace que los planificadores energéticos se planteen
cada vez de forma más urgente la necesidad de evitar los productos residuales
derivados de la producción energética.
Las posibles soluciones a esta situación apuntan hacia tres vías principales
como son:
- El ahorro energético.
- La mejora de la eficiencia en los procesos de producción y consumo
energético.
- El incremento del empleo de las energías renovables.
La actual tendencia alcista del consumo energético mundial (debido
principalmente al fuerte incremento en la demanda de energía previsible en los
PVD) no parece que pueda ser paliada, en términos globales, por las dos
primeras soluciones.
Ante esta situación, una mayor implantación de las energías renovables se
presenta como un elemento imprescindible y de gran significación, tanto para
aumentar la independencia de los combustibles tradicionales, como para evitar
los efectos insostenibles a medio plazo que estos pueden producir sobre el
medio ambiente.
En este contexto, la utilización de la biomasa para la obtención de energía en
sustitución de productos fósiles puede jugar un papel relevante en este campo.
Algunos de los grandes objetivos medioambientales sobre los que la utilización
de este recurso energético puede incidir de una manera significativa son:
- La reducción del efecto invernadero.
- La reducción de la lluvia ácida.
- La disminución de emisiones del sector transporte.
Sin embargo, la producción y uso de la biomasa también conlleva diferentes
aspectos medioambientales adversos, como la liberación de una serie de
emisiones contaminantes. Por lo tanto, para poder llegar a conclusiones
determinantes sobre el impacto ambiental real, resultante de la introducción
masiva del recurso renovable, es preciso conocer a fondo estas emisiones.
La complejidad del ciclo energético que presentan los materiales biomásicos
hace que los efectos medioambientales que su utilización produce sean muy
numerosos, y que su evaluación sea difícil de llevarse a cabo. Además, existe
un gran número de factores de tipo climatológico, geográfico, tecnológico, etc.
y, generalmente, de tipo local, que influyen de una manera definitiva sobre los
resultados finales de dichas evaluaciones.
En este contexto, la gran variabilidad de criterios de valoración adoptados en
los estudios de impacto medioambiental, ha ocasionado que diferentes trabajos
sobre un mismo objetivo en este campo ofrezcan a menudo resultados muy
diferentes e incluso contrapuestos.
Así, para poder determinar con exactitud sus implicaciones medioambientales y
las opciones más adecuadas para lograr los máximos beneficios
medioambientales de su uso, será preciso llevar a cabo un importante esfuerzo
investigador en los próximos años.
8.2 Emisiones a la atmósfera
La combustión y, en general, la conversión energética de la biomasa, produce
emisiones variables de sólidos y de productos transportados, tanto por aire
como por agua.
Entre los sistemas de conversión, uno de los más importantes, al menos a
medio plazo, será su combustión directa para calefacción doméstica o para
producir vapor.
El nivel de las emisiones, como en el caso de los sistemas térmicos
convencionales, dependerá del tipo y escala de la tecnología utilizada.
Como en el caso del carbón, la biomasa puede ser quemada de varias formas:
desde hogares abiertos de baja eficacia, hasta lechos fluidizados de alto
rendimiento. Igualmente, el nivel de las emisiones puede ser controlado
mediante las tecnologías que se usan para la combustión del carbón; por
ejemplo, las partículas se pueden retener mediante ciclones, lavadores
húmedos, filtros de mangas o precipitadores electrostáticos. Tal y como es de
suponer, estas técnicas sólo serán factibles desde el punto de vista económico
para grandes unidades.
8.2.1 Emisiones al aire
La conversión de la biomasa puede producir cantidades importantes de
emisiones al aire. Hay grandes diferencias entre los procesos de conversión
biológica o de vía química húmeda y los que utilizan la combustión o
tratamientos térmicos, aunque algunas etapas de los procesos húmedos
desarrolladas a altas temperaturas necesiten plantas de calefacción y, por
consiguiente, se parezcan algo a los sistemas de combustión.
El sulfuro de hidrógeno se produce en cierta cantidad durante la digestión
anaerobia de residuos animales y, en menor extensión durante la pirólisis de
residuos agrícolas.
El etanol puede pasar a la atmósfera durante la fermentación alcohólica.
El dióxido de carbono se produce en todas las combustiones y en los procesos
de fermentación; el monóxido de carbono en las combustiones; los óxidos de
azufre en las plantas de fermentación, de pirólisis y de combustión directa; los
óxidos de nitrógeno y la emisión de partículas están vinculados a la mayoría de
procesos de conversión. Además, por combustión, pirólisis y gasificación,
pueden ser producidos un gran númro de compuestos orgánicos.
8.2.1.1 Partículas
Al quemarse la biomasa se producen grandes cantidades de cenizas volantes,
que pasan a los gases de chimenea. Aunque la emisión de estas partículas
puede ser evitada casi por completo mediante el uso de tecnologías de control,
la combustión incontrolada de biomasa puede producir cantidades más
grandes de partículas por unidad de energía producida, que los sistemas
convencionales de combustión de carbón. Como las tecnologías de control de
emisión de partículas no se incorporan, probablemente a unidades de
combustión pequeñas, el impacto ambiental principal puede venir del uso
exhaustivo de instalaciones de combustión de leña domésticas.
8.2.1.2 Dióxido de carbono
En teoría, el uso de la biomasa no debería aumentar la cantidad de dióxido de
carbono libre en la atmósfera (como en el caso de los combustibles fósiles), ya
que el CO2 vertido será exactamente igual al tomado durante el crecimiento de
las plantas.
Esto es parcialmente cierto bajo condiciones de estado estacionario (es decir,
cuando la cantidad quemada es igual a la cantidad crecida). No obstante,
durante el período en que se estén transformando en energía grandes
cantidades de la vegetación ya existente, los niveles de anhídrido carbónico
libre aumentarán.
Además, hay que tener en cuenta la retención del carbono en el suelo como
materia orgánica y el hecho de que el uso exhaustivo de la biomasa tenderá, a
través de varios mecanismos, a disminuir rápidamente tal contenido orgánico.
8.2.1.3 Óxidos de azufre
El azufre no está presente en la biomasa en grandes cantidades. La producción
de óxidos de azufre deberá ser considerablemente menor en la combustión de
biomasa que en las unidades que queman carbón; en órdenes de magnitud
comprendidos entre 1 y 10.
8.2.1.4 Monóxido de carbono y otras emisiones gaseosas
La emisión de monóxido de carbono en los quemadores de biomasa es
superior a la de los de carbón, aunque depende mucho de la propia técnica de
la combustión.
Las emisiones procedentes de los incineradores de residuos urbanos
presentan problemas medioambientales. Incluso después de su clasificación,
dichos residuos presentan una importante heterogeneidad y contienen
productos indeseables. Un peligro particular es la presencia de plásticos y de
compuestos clorados en general. La combustión de estos materiales produce
compuestos orgánicos altamente tóxicos, frecuentemente halogenados,
incluyendo las dioxinas, dibenzofuranos, etc., así como ácido clorhídrico en
grandes cantidades, si se quema PVC. Además, el HCl interfiere con los
precipitadores electrostáticos.
Existe preocupación por la presencia de compuestos de dioxina en las cenizas
volantes y en los gases de chimenea de los incineradores de RSU. El origen de
la dioxina no es bien conocido; algunas pueden encontrarse en la corriente de
residuos, pero la mayor parte, probablemente, se forma durante el proceso de
combustión.
8.3 La biomasa y el efecto invernadero
Se conoce como efecto invernadero al aumento de la temperatura de la
biosfera producida por la capacidad de ciertos gases que componen nuestra
atmósfera de reflejar hacia la superficie terrestre las radiaciones de onda larga,
que son irradiadas desde la misma hacia el espacio exterior dejando, sin
embargo, pasar sin dificultad la radiación de onda más corta que, proveniente
del sol, llega hasta la Tierra.
Si bien este fenómeno es el que ha permitido el desarrollo de la vida, tal y
como la conocemos en nuestro planeta, la acción del hombre ha provocado un
desequilibrio en la proporción de estos gases en la atmósfera, así como la
aparición de otros gases nocivos de tipo antropogénico.
Como consecuencia se ha producido un incremento del efecto invernadero,
cosa que ha provocado un aumento de la temperatura de la tierra.
En la tabla 8.1 se indican los gases de efecto invernadero más importantes, así
como sus concentraciones en la atmósfera y su contribución relativa estimada
actual al recalentamiento terrestre. Como puede observarse, todos los gases
invernadero, excepto los CFC's, tienen una relación más o menos directa con la
biomasa.
Concentración atmosfera
(ppm)*
Gases
Contribución al incremento
temperatura %
1800
1989
2040**
Anhídrido carbónico
280
350
450/600
50
Metano
0,7
1,7
2,3/3,6
15
Óxidos de nitrógeno
0,28
0,3
0,33/0,42
10
Freones, CFCs
0
6.10-4
20/80. 10-4
20
Otros (vapor de agua, ozono,
etc.)
---
---
---
5
Aumento de la temperatura
media de la atmósfera
0
+0,5ºC
+2ºC/+5ºC
-
* Partes por millón.
** Concentración estimada de seguir tendencia actual.
Tabla 8.1
Concentración en la atmósfera de los principales gases que producen efecto
invernadero desde el comienzo de la era industrial y contribución actual
estimada al sobrecalentamiento. Fuente: Boletín de la Fundación Europea
de la Energía. Febrero, 1990.
En la tabla 8.2 se indican las principales causas, tanto naturales como
antropogénicas, que los originan.
Gas
Causas
Dióxido de carbono
(CO2)
Utilización de combustibles fósiles, deforestación.
Metano (CH4)
Degradación de materia orgánica en cultivos de arroz y terrenos
húmedos.
Emisiones en la digestión de rumiantes y termitas.
Vertederos controlados.
Óxido nitroso (N2O)
Prácticas agrícolas (abonos nitrogenados).
Utilización de combustibles.
Emisiones naturales del suelo (denitrificación).
CFCs (CF11, CF12)
Utilización de refrigerantes.
Limpieza de componentes electrónicos.
Embalaje isotermo.
Ozono (O3)
Emisiones de compuestos orgánicos volátiles (VOCs) en la utilización
de combustibles.
Tabla 8.2
Algunas de las principales causas que originan la producción de gases
invernadero.
El dióxido de carbono (CO2) se produce como emisión neta a la atmósfera por:
- La combustión de los productos fósiles.
- Los procesos de utilización de la biomasa ligados a una disminución de
la cantidad total de la misma en la biosfera, como ocurre en los procesos
de deforestación.
Hasta hace poco se tenía a este gas como a un compuesto de nulo efecto
medioambiental. En la actualidad se le considera como el principal gas
causante del efecto invernadero, al que contribuye, aproximadamente, con un
55% del calentamiento de la biosfera producido por dicho efecto.
La concentración de gas, y debido a las causas anteriormente mencionadas, ha
pasado de unas 280 ppm en 1800, al principio de la era industrial, hasta las
350 ppm en 1989. Según algunos autores (Spitzer et al, 1992) para poder
mantener el nivel de CO2 en la atmósfera en torno a 580 ppm, que es el nivel
considerado máximo admisible por los ecosistemas en los próximos cien años,
se precisaría reducir el consumo de energías fósiles en un 40% respecto al
valor de 1988.
En cuanto al metano (CH4), constituye el tercer gas invernadero en
importancia. Se origina en la naturaleza durante los procesos de
descomposición anaerobia de la materia orgánica que ocurren en las zonas
pantanosas, ambientes acuáticos, y en los vertederos de RSU y plantas de
digestión anaerobia. Otra fuente importante de metano la constituyen los
procesos de digestión anaerobia que ocurren en el interior del aparato digestivo
de rumiantes y termitas, y ya sólo con importancia secundaria, se forma en los
procesos de combustión, incluido el de la biomasa.
En definitiva, el origen actual de este gas, aunque notablemente antropogénico,
no está significativamente ligado a procesos de utilización energética de la
biomasa que, en todo caso, contribuyen a su eliminación.
En esta situación, la biomasa puede jugar un papel muy importante, no sólo en
el control, sino también en la disminución de la cantidad de CO 2 liberado a la
atmósfera por el sector energético. Como puede deducirse de lo hasta aquí
expuesto, la producción y uso de la biomasa, junto con la detención del
proceso de deforestación de bosques tropicales, constituyen una de las
soluciones más realistas y de mayor potencial para lograr actuar eficientemente
contra el actual incremento del efecto invernadero, provocado por el aumento
de las concentraciones atmosféricas de CO2, en su vertiente, no sólo de
control, sino de corrección de tal efecto.
8.4 Contaminación del agua
El principal impacto sobre el agua proviene de la demanda química y
bioquímica de oxígeno del agua vertida, tanto por los procesos húmedos como
por los de combustión de las biomasas. Estos últimos producen, además,
sólidos en suspensión y compuestos metálicos, a nivel de trazas.
Muchos efluentes líquidos pueden ser usados en la industria de los fertilizantes
-lodos procedentes de las fermentaciones anaerobias-, como materias primas
químicas, etc. Si se abandonan, pueden ser causa de serios problemas
ambientales.
Se debe prestar especial atención a los compuestos líquidos producidos en la
gasificación y la pirólisis de la biomasa, que se separan como condensados
acuosos (acético, fenol, furfural, etc.), como alquitranes o aceites insolubles en
agua, o quedan impregnados los residuos sólidos (ceniza, mineral, carbonilla).
Todos ellos son potenciales contaminantes del agua y algunos presentan
propiedades cancerígenas. En efecto, también están presentes el benceno,
naftaleno, antraceno, benzopireno, tolueno, xilenos y pequeñas cantidades de
aldehidos, cetonas, ácidos carboxílicos, ésteres, compuestos heterocíclicos de
oxígeno y nitrógeno, aromáticos policíclicos y otros. Son peligrosos, porque a
pesar de la insolubilidad de algunos de ellos, se dispersan en el agua
absorbidos en partículas y pueden ser muy nocivos para la salud humana, una
vez incorporados a la cadena alimentaria.
El fenol -soluble en agua- inhibe o destruye las funciones vitales.
Afortunadamente, a pequeñas concentraciones, algunos contaminantes de las
aguas pueden ser biodegradables en el agua o en el suelo.
8.5 Residuos sólidos urbanos
Los combustibles biomásicos para hornos, gasificadores, etc., pueden ser
turba, madera, residuos agrícolas y forestales, residuos de industrias agrarias,
etc. Las operaciones corrientes de preparación, tales como el secado, y la
reducción de tamaño y clasificación, pueden producir ruido polvo y olores.
Tal y como se ha indicado, durante la combustión de la biomasa se producen
grandes cantidades de cenizas fijas y volantes. A diferencia de las de
combustión de carbón, éstas tienen menos sustancias tóxicas. En todo caso,
su vertido puede originar contaminación grave en las aguas, debido a los
metales pesados (plomo, cadmio) y a sustancias orgánicas tóxicas. Si se
esparce por suelos agrícolas, la alcalinidad de la ceniza puede aumentar el
potencial de crecimiento en suelos ácidos, pero puede ser negativo en suelos
calizos.
Los lodos residuales de la fermentación anaerobia proporcionan una buena
fuente de fertilizante orgánico.
Las cenizas procedentes de la combustión de basuras urbanas pueden
contener muchas sustancias tóxicas (incluidas dioxinas), aunque debe
recordarse, que de no haber sido quemada, posiblemente hubiera sido
finalmente vertida, quizá de forma incontrolada.
8.6 Residuos agrícolas y forestales
La recolección de residuos agrícolas o forestales para la producción energética
puede causar paulatinamente la degradación del suelo, disminuyendo el
contenido orgánico del mismo, aumentando su erosión y la lixiviación de los
fertilizantes sintéticos.
La característica más beneficiosa de estos residuos es que mantienen el
humus del suelo y proporcionan protección a la superficie.
Los residuos agrícolas y forestales actúan sobre:
- El control de la erosión por el agua y el viento.
- El suelo como almacén de nutrientes.
- Estabilizan la estructura del suelo y mejoran su textura.
- Reducen la densidad del suelo y aumentan su filtrabilidad, la retención
de humedad y la capacidad de intercambio iónico.
- Proporcionan energía para la actividad de los microorganismos, factor
esencial para la fertilidad del suelo.
La actividad de los microorganismos asociados a la putrefacción de materias
orgánicas proporciona un almacenamiento provisional de nitrógeno en el suelo
y previene su pérdida por lixiviación durante el otoño e invierno. Esto quiere
decir que deberán ser aplicadas grandes cantidades de agua y de fertilizantes,
lo cual acelerará el paso de los nitratos a los acuíferos y cursos de agua.
Por otro lado, las labores de limpieza y mejora del monte son necesarias, entre
otras, por razones fitosanitarias y de prevención de incendios. La ejecución de
estos trabajos presenta las siguientes ventajas:
- Favorece la regeneración natural de la masa principal.
- Facilita la reforestación artificial o natural.
- Posibilita el crecimiento del arbolado.
- Mejora la calidad del arbolado.
- Disminuye enormemente el peligro de plagas.
- Facilita el resto de las operaciones silvícolas.
- Incrementa la capacidad de aprovechamiento.
- Facilita los movimientos por el monte.
- Incrementa el hábitat de cierta fauna silvestre.
- Mejora estéticamente el monte.
- Aumenta la capacidad de acogida recreativa.
De cara a la conservación del medio ambiente es importante destacar el hecho
de que la ejecución de los trabajos silvícolas debe realizarse de forma
selectiva, analizando en cada actuación la conveniencia e intensidad de los
mismos. Teniendo en cuenta que la mejora y el buen estado del monte tienen
que ser prioritarios con respecto a cualquier interés económico o energético.
De no ser así, pudiera ocurrir que algunas de las ventajas anteriormente
señaladas, se conviertan en serios inconvenientes y se ponga en peligro la
riqueza que representa el monte.
Así, una aplicación no adecuada de las operaciones silvícolas puede tener
algunas repercusiones negativas con respecto a la utilización de la tierra con
fines específicamente de producción de cultivos. Cabe esperar que sea
necesario el uso de grandes cantidades de agua, fertilizantes, pesticidas, etc.,
con la consiguiente contaminación de las aguas subterráneas y otros
problemas socio-ambientales derivados de la agricultura de monocultivo:
- Contaminación intensa debida a los procesos de fabricación de los
fertilizantes sintéticos.
- Reducción de la resistencia a las plagas y enfermedades.
- Reducción de la reserva genética.
- Pérdidas de las reservas de aguas subterráneas.
- Reducción de la superficie disponible para los usos agrícolas normales
de producción de alimentos.
- Compactación del terreno, con disminución de las filtraciones de agua
y aumento de la escorrentía, y por tanto, de la erosión.
- Disminución de la captación de nutrientes y empobrecimiento del suelo.
- Desplazamiento o desaparición de determinado tipo de fauna.
Además de una redistribución entre las tierras cultivadas o no y las destinadas
a usos energéticos, se requeriría una infraestructura de carreteras,
reconversión de instalaciones, construcción de nuevas plantas, etc., siendo
alterados los ecosistemas terrestres. En los bosques degradados disminuirían
las poblaciones de pequeños mamíferos y aves. Grandes cortes y clareos
también afectan a los animales de caza. La reducción del hábitat puede tener
severas repercusiones para especies en peligro, así como para las rutas
migratorias.
La temperatura y el contenido de nutrientes de los cursos de agua pueden
verse alterados por la recolección. La vida acuática se verá adversamente
afectada al aumentar la cantidad de sólidos en suspensión, sedimentos, iones
químicos resultantes de la lixiviación y al disminuir los flujos en las zonas bajas.
Por otro lado, la desaparición de grandes cantidades de suelo puede afectar
tanto a la calidad como a la cantidad de agua disponible. La cobertura terrestre
no reduce la velocidad de escorrentía, y ayuda a la filtración de capas más
profundas y disminuye también la velocidad de deshielo de la nieve caída. En
casos extremos, la perturbación de este terreno superficial puede causar
inundaciones en áreas hundidas.
El almacenamiento de la biomasa recogida también puede acarrear problemas
medioambientales. Las pilas de madera pueden ser una fuente de
contaminación por sus lixiviados a la superficie o a las aguas subterráneas. La
descomposición de la corteza y el ácido tánico formado deben ser controlados.
Además, pueden emanar olores al pudrirse la biomasa recogida y almacenada
para su uso posterior.
8.6.1 Control medioambiental
Teniendo en cuenta todos estos aspectos, se pueden considerar diferentes
posibilidades para controlar el impacto medioambiental debido a la producción
de biomasa, tanto por la recolección de sus residuos, como por la nueva
biomasa.
Los tratamientos irán dirigidos a:
- El control de la erosión del suelo, por ejemplo mediante la elección del
sistema de cosecha. La corta moderada y selectiva produce velocidades
de erosión mucho más pequeñas que los sistemas de corte severos, en
condiciones de pendiente o de lluvia. Si se requiere una corta por
razones económicas o de silvicultura, la tala por franjas o parcelas
causará menos erosión que el corte muy bajo, en casi todas las
condiciones.
- Las operaciones selvícolas usadas en períodos de rotación largos -del
orden de 20 a 50 años- precisarán menos cantidad de productos
químicos agrícolas y de otras adiciones, y podrían soportar sistemas de
árboles mixtos. La productividad bajaría, pero la mayoría de los demás
valores del ecosistema se verían beneficiados.
8.7 Cultivos energéticos
Los cultivos energéticos presentan, además de todas las ventajas que puede
representar la sustitución de otras fuentes energéticas, varios aspectos que
pueden considerarse de especial interés para la conservación del medio
ambiente, tales como:
- Se trata de cultivos que generalmente requieren unas condiciones de
labor menos exigentes que los destinados a usos alimentarios, lo que se
traduce en menores exigencias de fertilizantes, herbicidas o plaguicidas,
evitando por una parte el posible impacto que se genere en su
producción y, por otra, los peligros de contaminación del medio natural, y
sobre todo, de los acuíferos.
- Posibilita el mantenimiento del nivel de vida rural, evitando el abandono
de los pueblos en el ámbito agrario.
- Evita la erosión o degradación de los suelos, que puede derivarse del
abandono de las tierras de labor.
- Al poder plantear el tipo de cultivo en función de las condiciones
climáticas y agrícolas se reducen las necesidades de riegos, de lo que
se deriva un menor consumo de agua que puede destinarse a otros usos
y una menor necesidad de realización de infraestructuras hidráulicas o
de consumos energéticos en los procesos de obtención del agua.
- En ciertos casos, como el de los cultivos forestales de rotación corta, al
tratarse de cultivos forestales pueden generarse nuevos hábitats para la
fauna salvaje, siempre que ésta sea compatible con las demás
actividades del entorno.
- Puesto que los cultivos energéticos se plantean dentro de proyectos
que en la mayoría de los casos se desarrollan dentro de un entorno
regional, se evita el impacto que puede suponer la realización de nuevas
infraestructuras para el transporte de los recursos energéticos o de la
energía producida (al contrario de lo que ocurre con los gasoductos y
oleoductos, por ejemplo).
8.8 Biocarburantes
Puesto que las materias primas para la producción de los biocarburantes
provienen de la realización de cultivos energéticos, éstos se benefician de
todos los aspectos comentados anteriormente para las fases agrícolas de este
tipo de cultivos.
Además, el empleo de combustibles procedentes de la biomasa en motores de
vehículos presenta importantes ventajas medioambientales en aquellos lugares
con intensa presencia de automóviles, como los grandes núcleos de población.
Puede considerarse como altamente beneficiosa la posibilidad de sustituir las
mezclas antidetonantes (que contienen plomo e hidrocarburos aromáticos) por
compuestos oxigenados producidos a partir de los bioalcoholes, o simplemente
la sustitución (total o en proporciones determinadas) de la gasolina por etanol.
Para el caso de la rama de los biocarburantes basada en la sustitución del
gasóleo por derivados de aceites vegetales es muy interesante el hecho de la
desaparición de las emisiones de dióxido de azufre (SO2), ya que
prácticamente los aceites vegetales están libres de azufre.
Como aspecto también común a ambos tipos de biocarburantes, destaca el
hecho de que al contrario de lo que ocurre con los combustibles provenientes
del petróleo, los biocarburantes son biodegradables, por lo que no existe la
posibilidad de impactos importantes derivados de vertidos accidentales. Esta
característica de la biodegradabilidad los hace idóneos para su utilización en
zonas donde se pretenda limitar al máximo el impacto derivado del uso de
combustibles (como en reservas naturales o parques naturales), o en los
motores de embarcaciones que se muevan por cursos de agua o embalses
que, en última instancia, puedan dedicarse al consumo humano.
8.9 Resumen y conclusiones
Emisiones al aire:
Partículas.
CO2, SOx, NOx, dioxinas, furanos, HCl, HAP, Benzopireno (BaP),
metales (Hg).
Para grandes sistemas existen tecnologías para controlar las emisiones
gaseosas en las plantas de combustión (incineración), pirólisis o gasificación.
Habrá que controlar la emisión de polvo, organoclorados, inorgánicos de flúor y
metales pesados.
Sin embargo, debido a que los combustibles de la biomasa pueden ser
utilizados en aplicaciones pequeñas y descentralizadas, la capacidad para
reducir o controlar estas emisiones (tecnologías específicas, altas chimeneas)
es menor que en el caso de grandes instalaciones químicas o de energía
centralizada.
Residuos sólidos:
Cenizas.
Cenizas volantes.
Materiales pesados de sustancias tóxicas.
Contaminación del agua:
Las cenizas de los procesos térmicos y termoquímicos pueden
contaminar las aguas por su contenido en metales pesados (plomo,
cadmio).
Los efluentes de los procesos húmedos de biomasas se caracterizan por
su elevada DBO. Para los vertidos de plantas de alcohol, entre otras, se
pueden aplicar técnicas de oxidación biológica, digestión anaerobia, o de
uso como fertilizantes.
Necesidades de terreno:
Mayores que para los combustibles convencionales, equipos más caros
y de mayor tamaño.
Riesgos para la salud:
Peligros de incendio, inhalaciones de sustancias tóxicas y accidentes
laborales en ls diferentes etapas de los procesos de conversión
(metanol, etanol, HCl, H2S).
Emisiones accidentales, fugas, explosiones y fuegos, son
potencialmente un riesgo adicional para la salud de personas en las
proximidades de la planta.
Los vehículos movidos por alcohol o con mezclas gasolina-alcohol
producen menos contaminación atmosférica aérea y emisiones de
plomo. No obstante, generan una mayor cantidad de aldehidos. El
impacto de este tipo de contaminación no es del todo bien conocido.
La extensión de todos los posibles efectos adversos depende del tipo de
proceso (hornos, reactores, digestores), su capacidad, condiciones de
operación, tipo de utilización, materias alimentadas, de la adecuada utilización
o no de sistemas para el tratamiento y control de todos los productos de
vertido. De este modo, se podrá evitar, en buena parte, el daño que ya está
siendo soportado por la biosfera, debido a la explotación en tiempos pasados
de determinadas formas de energía, como las basadas en las derivadas de la
combustión directa del carbón.
Puntos a destacar
1.- Las soluciones para minimizar el impacto ambiental asociado a la
producción de energía se basan en el ahorro energético, la mejora de la
eficiencia de los procesos y el incremento en el uso de las energías
renovables.
2.- Los materiales biomásicos presentan un ciclo energético complejo,
cuyos efectos medioambientales son difíciles de evaluar, lo que ha
llevado a resultados contradictorios sobre un mismo tema.
3.- Aunque depende del proceso, las emisiones a la atmósfera
producidas por la combustión de biomasa se componen generalmente
de partículas y cenizas volantes, dióxido de carbono, óxidos de azufre y
monóxido de carbono .
4.- La contaminación del agua se puede producir como consecuencia del
vertido de efluentes utilizados en la industria de los fertilizantes y
derivados acuosos resultantes de los procesos de gasificación y pirólisis.
5.- Se deben gestionar adecuadamente las cenizas procedentes de la
combustión de las basuras urbanas, por la gran cantidad de dioxinas y
sustancias tóxicas que contienen.
6.- La recolección de residuos agrícolas o forestales para su
aprovechamiento energético contribuye a la erosión del suelo,
aumentando la escorrentía y favoreciendo su degradación. Por otra
parte, es necesario realizar tareas de recogida y limpieza del monte para
evitar incendios y favorecer la regeneración natural.
7.- Una de las ventajas que presentan los cultivos energéticos es el
aprovechamiento de las tierras marginales de labor, con lo que se evita
la erosión y el abandono de los pueblos en el ámbito agrario.
8.- Los biocarburantes presentan sus mayores ventajes en los lugares
donde se concentran una mayor cantidad de vehículos, como en los
núcleos de población. De este modo, se eliminarían las emisiones de
SO2 en la ciudades, ya que los aceites vegetales están prácticamente
libres de azufre.
BIBLIOGRAFÍA
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